Los cancioneros musicales españoles El término Cancionero mantiene una falta de definición y un uso aparentemente arbitrario que no facilita su uso, excepto como nombre más popular de algunas de esas recopilaciones. Por ello, al inicio del proyecto Cancioneros Musicales Españoles definimos lo que en el entorno del proyecto se entendía por Cancionero, por Musical y por Español, tal como se detalla en el capí- tulo correspondiente. Lo que sigue en este apartado es, siempre, respetando tal definición. Durante el siglo XVI la elaboración de cancioneros musicales fue extraordinaria, como co- rresponde a un siglo, el de oro, en el que la producción artística en general y musical en parti- cular mantuvo un altísimo nivel, tanto en cantidad como en calidad. Como ya se ha dicho, la composición musical venía de antiguo, pero en el siglo XVI se ob- serva una explosión en cuanto al número de autores, al número de sus obras y en lo que se refie- re a la alta calidad de unos y otras, que sin duda se extendió a lo largo del XVII. A la ya existente elaboración de manuscritos se suma desde los primeros años del XVI la imprenta musical, dando otra explicación al auge de estas recopilaciones musicales, sin dejar de ser una muestra de estatus, aunque el indicador del nivel económico se ve algo afectado por esa cierta popularización que la imprenta permite. Lamentablemente, los desastres naturales o accidentales, las guerras, la mala intención, la avaricia y el desconocimiento e ignorancia, han dado lugar a que muchas otras recopilaciones hayan desaparecido para siempre o se encuentren perdidas o escondidas. Y no es una informa- ción gratuita: existe evidencia documental de estas pérdidas, por ejemplo los inventarios de al- gunas catedrales que relacionan detalladamente manuscritos o impresos, de los que hoy no se sabe si fueron destruidos o simplemente están «perdidos». Pero, a pesar de esas pérdidas, quizás muy superiores a los libros que conocemos y que podemos consultar, lo cierto es que tenemos conocimiento de autores y de obras que nos hacen disfrutar de unas emociones que, de otra forma, ni siquiera conoceríamos. Citamos a continuación una lista de cancioneros musicales, algunos con una sucinta des- cripción, pero entiéndase que esta relación está muy lejos de ser exhaustiva y que no muestra necesariamente un orden de prelación. Sin ser exhaustiva, o precisamente por ello, este centenar de ejemplos sirve de indicador de las dimensiones del tesoro cultural que nos ha llegado. 1. Agenda defunctorum de Juan Vásquez, Sevilla, 1556. Se compone de 18 obras del Officium defunctorum y 9 de la Missa pro defunctis. 2. Antiphonarium de 1589. Es uno de los primeros 10 libros musicales editados en Sudamérica. 3. Arte novamente inventada para aprender a tanger. Gonzalo de Baena. Lisboa, 1540. Contiene 61 obras de los siguientes autores: A. de Baena (11), Juan de Anchieta (1), Badajoz (1), Gonzalo de Baena (2), Pedro de Escobar (3), Juan García de Basurto (1), Cristóbal de Morales (1), Francisco de Peñalosa (3), Alexander Agricola (1), Antoine Brumel (1), Caron (1), Loyset Compère (6), Antoine de Févin (1), Mathieu 56 Gascongne (1), Josquin des Prez (14), Jacobus Obrecht (3) y Johannes Ockeghem (3), además de 7 anónimos. 4. Ávila, Archivo de la catedral, ms. 2 (libro de facistol 1). Aunque este libro de facistol fue confeccionado alrededor de 1700, mucho des- pués del ámbito temporal del presente trabajo, es incluido en esta relación ya que su contenido es copia de otro libro de facistol del siglo XVI, recordándonos que, en ocasio- nes, hay que alejarse en el tiempo para encontrar obras de nuestros músicos de épocas anteriores. Contiene 15 obras, a saber: 2 misas, 1 misa de Requiem, 8 Magníficat, 1 Oficio de Difuntos, 2 himnos y 1 motete. Los autores son: Sebastián Aguilera de Heredia (8), Rodrigo de Ceballos (1), Cristóbal de Morales (1), Oleac y Serra (1) y Roldán (1). 5. Barcelona, Biblioteca de Catalunya M 681. Se trata de un manuscrito de la primera mitad del siglo XVI; en una reencuaderna- ción se guillotinaron los márgenes, por lo que se perdieron los nombres de los autores. Parece que fue recopilado en Vich, y contiene 39 obras de los siguientes autores: Juan de Anchieta (1), Jean l’Héritier (1), Cristóbal de Morales (1), Francisco de Peñalo- sa (1), Josquin des Prez (3), Pierre de La Rue (1), además de 31 anónimos. 6. Biblioteca de Bartolomé March, ms. 6832. Contiene 82 obras, distribuidas de la siguiente forma: 22 misas, 1 misa de Re- quiem, 18 Magníficat, 1 Te Deum, 4 himnos, 25 motetes, 11 piezas españolas secula- res. Juan García de Basurto (1), Carreira (1), Mateo Flecha el Viejo (3), Nicolas Gombert (1), Francisco Guerrero (2), Francesco de Layolle (1), Andreas López (3), Cristóbal de Morales (37), Jean Mouton (3), ¿Diego? Ortiz (1), Hilaire Penet (1), Rein (1), Jean Richafort (1), Claudin de Sermisy (1), Philippe Verdelot (1), además de 22 anónimos y una obra de autoría discutida. 7. Cancionero musical del Enzina. Se incluye este título en la relación de cancioneros, porque es preciso conocer la existencia, posiblemente por costumbre de algunos de nuestros musicólogos, de algunos cancioneros que se me permitirá calificar de virtuales, ya que originalmente no existen físicamente, ni en manuscrito ni en impreso; consiste en la recopilación moderna de las obras de un autor que nunca estuvo en un cancionero de un solo autor, obras disemina- das por otros cancioneros, pero con la nota común de ser de un mismo autor. En nuestro caso, se trata de la recopilación de las obras del literato y músico Juan del Encina, considerado padre del Teatro Español y uno de los más importantes músicos de la época de los Reyes Católicos. En su caso, el cancionero es la recopilación de sus obras musicales. 57 Dada la estrecha relación de textos y músicas, y especialmente del Teatro y la música, que caracteriza al arte español desde el XVII hasta el XX, también existen can- cioneros de este tipo, cuya figura aglutinante no es el músico sino el literato, como los cancioneros musicales de Lope de Vega o el de Góngora. 8. Cancionero de Uppsala. Universitetsbibliotek, Carolina Rediviva, Uppsala Utl.vok.mus.tr. 611. Publicado en Venecia, en 1556, bajo el título de Villancicos de diversos autores, a dos, y a tres, y a quatro, y a cinco bozes, agora nuevamente corregidos. Ay mas ocho tonos de canto llano, y ocho tonos de canto de organo para que puedam aprovechar los que a cantar començaren. Contiene 70 obras, incluyendo, tal como indica el título, ocho tonos de canto lla- no y ocho tonos de canto de órgano, que no tienen texto, y que son las grandes ignora- das, ya que prácticamente en ningún lugar se hace referencias a ellas. De las 54 obras restantes podemos decir que son 12 villancicos profanos a dos vo- ces, 14 villancicos a tres voces (12 profanos y 2 de navidad), 22 villancicos a cuatro vo- ces (12 profanos y 10 de navidad) 6 villancicos profanos a cinco voces, y en cuanto a las lenguas incluidas, 48 son en castellano, 4 en catalán y 2 en galaico-portugués. Todas las obras son anónimas excepto una, «Dezilde al cauallero», de Nicolas Gombert. Las concordancias con otras fuentes permiten saber que entre los autores re- cogidos están Bartomeu Cárceres, Gabriel Mena, Juan Aldomar, Juan del Encina, Juan Vásquez, Mateo Flecha el Viejo, Nicolas Gombert y Pedro de Pastrana. Evidentemente las obras son anteriores al año de la edición. Teniendo en cuenta que algunos de los autores reconocidos, y otros a los que se atribuyen algunas obras del cancionero, fallecieron con bastante anticipación a la edición del libro, como Juan del Encina (†1529), Gabriel Mena (†antes de 1531), Bartomeu Cárceres (†1546) o Mateo Flecha el Viejo (†1553), considerando que la recopilación fue impulsada en la corte de Fernando de Aragón, duque de Calabria y Virrey de Valencia (1488-1550) y valorando también los tiempos de elaboración de la recopilación, se puede decir con poco margen de error, pero sin más exactitud, que se trata de música de la primera mitad del siglo XVI e, incluso, de finales del XV. Este cancionero presenta muchas concordancias con el de Gandía, en cuanto a origen, autores y obras, con la particularidad de que las obras que coinciden, serían la versión a lo «humano» en Uppsala y a lo «divino» en Gandía. 9. Cancionero Musical de Alquézar, ms. 1. Custodiado en Colegiata de Santa María la Mayor de Alquézar, tiene entre sus au- tores a Francisco Guerrero, Melchor Robledo, Joan Pau Pujol o Philippe Rogier; con- tiene 3 misas, 1 misa de Requiem, 1 kirie, 2 credos, 1 Te Deum, 1 cántico, 3 salmos, 1 himno y 5 motetes. 58 10. Cancionero Musical de Barcelona. Biblioteca de Cataluña, M 454. Recopilado entre finales del siglo XV y 1525, se le supone un origen barcelonés. Se le considera la fuente más importante para el estudio de la música en la corte de la corona de Aragón. Contiene 126 obras, 29 de las cuales son de texto español, de las que 11 son anó- nimas y el resto de Pedro Juan Aldomar, Lope de Baena, Juan del Encina, Lucas Fernández, Mateo Flecha el Viejo, Gabriel, Alonso de Mondéjar, Cristóbal de Morales, Pedro de Pastrana y Francisco de Peñalosa. Con obras en latín, obras de los autores ex- tranjeros, Antoine de Févin, Jean Mouton, Johannes Martini, Gaspar van Weerbeke, Johannes Ockeghem, Antoine de Busnoys (o Busnois), Noel Bauldeweyn, Jacob Obrecht, Johannes Ghiselin-Verbonet, Josquin des Prez, Loyset Compère, Johannes Wreede (Juan de Urrede), Clément Janequin y Nicolaus Craen. 11.
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