VARIACIONES EN LA Cinco Voces para una Historia Viva

María Alejandra Silnik

Mendoza – Argentina 2005

Derechos Reservados

A René Benguiat 1778, Filadelfia: Si él hubiera nacido mujer*

"De los dieciséis hermanos de Benjamín Franklin, Jane es la que más se le parece en talento y fuerza de voluntad. Pero a la edad en que Benjamín se marchó de casa para abrirse camino, Jane se casó con un talabartero pobre, que la aceptó sin dote, y diez meses después dio a luz su primer hijo. Desde entonces, durante un cuarto de siglo, Jane tuvo un hijo cada dos años. Algunos niños murieron, y cada muerte le abrió un tajo en el pecho. Los que vivieron exigieron comida, abrigo instrucción y consuelo. Jane pasó noches en vela acunando a los que lloraban, lavó montañas de ropa, bañó montoneras de niños, corrió del mercado a la cocina, fregó torres de paltos, enseñó abecedarios y oficios, trabajó codo a codo con su marido en el taller y atendió a los huéspedes cuyo alquiler ayudaba a llenar la olla. Jane fue esposa devota y viuda ejemplar; y cuando ya estuvieron crecidos los hijos se hizo cargo de sus propios padres achacosos y de sus hijas solteronas y de sus nietos sin amparo. Jane jamás sintió el placer de dejarse flotar en un lago, llevada a la deriva por un hilo de cometa, como suele hacer Benjamín a pesar de sus años. Jane nunca tuvo tiempo de pensar ni se permitió dudar. Benjamín sigue siendo un amante fervoroso, pero Jane ignora que el sexo puede producir algo más que hijos. Benjamín, fundador de una nación de inventores, es un gran hombre de todos los tiempos. Jane es una mujer de su tiempo, igual a casi todas las mujeres de todos los tiempos, que han cumplido su deber en esta tierra y ha expiado su parte de culpa de la adición bíblica. Ella ha hecho lo posible por no volverse loca y ha buscado en vano, un poco de silencio. Su caso carecerá de interés para los historiadores."

* Galeano, E. (1988) Memoria del Fuego II / Las Caras y las Máscaras. Siglo XXI, Argentina. Índice Preludio Introducción

Las Variaciones Alieda Verhoeven 15 Irma Salinas de Neme (Quitita) 27 Vilma Emilia Rúpolo 37 Marcela Agua 57 Victoria Olivencia 72

PRELUDIO Dos años después, tal vez ahora sí, las chicas vean la luz. Esto suena a salir de la cárcel. Oh! Por aquí va un poco la cosa. Resulta que estas cinco mujeres fueron elegidas azarosamente entre un grupo mayor cuidadosamente armado, para iniciar un proyecto más ambicioso* que naufragó... Fue lo que se pudo en aquellos tormentosos tiempos (2002/3) de hundimientos masivos. Ahí quedó todo. Añejándose en un cajón del escritorio. Luego de la guarda, este también exquisito zumo de mendocina, nos devuelve algo nuevo. No es exactamente lo mismo que se entregó a aquél forzoso descanso. Sabores, colores, aromas, texturas, encontraron una armoniosa e inesperada amalgama. Una alquimia de espíritus femeninos que, luego del tiempo transcurrido, desde el reposo y la luz controlada, revelan nada menos que parte de la historia de este rincón del mundo. Y como todo tiene que ver con todo, de la Historia. Al escuchar-las todas juntas, estas voces generan melodías, armonías y desarmonías significativas. El modo de vivir las mismas cosas desde lugares tan diferentes... Un cuento posible, entre muchos otros podría tener las siguientes personajas.

 Una niña de meses que por arte de magia, de un día para otro, pierde a su papá. Se lo tragó vaya a saber qué dragón.

 Una vecina, un poco más grande que nunca supo que esto pasaba al lado de su casa.

 Una señora que venía de muy lejos y algo sabía de otras guerras, se dio cuenta de que había muchos niños a quienes un maligno e invisible monstruo estaba robándoles a sus padres, madres, tías, tíos abuelas y abuelos. Decidió ocuparse de cuidarles su alegría; salir al campo, jugar, aprender a escucharse y a hacer cosas juntos.

 Otra señora que no creía en fantasías pero un día le tocó verle la cara al monstruo, llevándose a su vecina a los empujones.

 Una muchacha que conoció una apestosa e innombrable guarida... Fin; nada más. Salimos a buscar y conocer diferentes modos de transitar la identidad femenina y volvimos, entre otras tantos tesoros con algunos de los múltiples modos en que la dictadura militar en Argentina (1976 - 1983) marcó la vida y los cuerpos. El azar, decía, hizo que estas cinco damas que hoy se cruzan por las calles de esta ciudad, vengan de andar aquellos caminos del bosque (des)encantado. De estos recorridos nos hablan. Cada cual de sus heridas hizo vida, trabajo, arte y esperanza. Y, así es la trama social, quien más lejos estaba del ojo del ciclón, de alguna manera, se ocupa de evitar más bajas. Una porción de un postre de milhojas llamado Mendoza - Argentina 2003, en el que se juntaron capas con rellenos políticos, generacionales, económicos, históricos, de género, geográficos, sociales. En fin, la vida. Lo personal es político dijeron aquellas primeras feministas. A juzgar por la trama de este cuento real, parece que es así. La mesa está servida. Vino y postre para todos y todas. Bienvenidas y bienvenidos a estas vidas.

Mendoza, 30 de noviembre de 2005

* El proyecto inicial consistía en una recopilación de Cartas de Mujeres Mendocinas Contemporáneas, en particular las intercambiadas entre amigas, que serían presentadas a partir de una breve entrevista.

INTRODUCCIÓN EN PRINCIPIO * Cartas de navegación. Cartas de vinos. Cartas de tarot. Cartas de amor. Cartas. Con estampilla: ese trocito rectangular de papel que une los corazones del remitente y el destinatario. Estas palabras, dichas así con tanta formalidad, remiten a locatario y locador; dos extraños que, por serlo, establecen en un contrato a qué se comprometen y durante cuánto tiempo. Las cartas que compartiremos fueron parte de un contrato, sí. Pero tan sólido que ninguno de sus detalles necesitó nunca ser escrito ni firmado. Aquí la firma llega siempre después de un te quiero, te extraño, te abrazo fuerte, o en casos más formales: mis más cordiales saludos. Pues sí, digámoslo, nos referimos a esa clase de cartas, también de amor, que se escriben entre amigos; amigas en este caso. Esa clase de correspondencia en la que dos seres distantes en cualquiera de las maneras posibles, no sólo en el espacio, deciden responderse mutuamente. Decir esto en Argentina durante los primeros años del siglo XXI, arrasados por los grandes vendavales que nos acorralan, en medio de los cuales los valores son los primeros en convertirse en piezas de museo, suena entre pueril y absurdo. Justamente de eso queremos hablar, de lo que parece inútil y descartable en medio de los grandes temas. Como parte de las charlas que las mujeres mantenemos entre nosotras en un café, por teléfono, en la cocina en medio de una reunión, y también por carta. Ojalá para muchos esto ya suene redundante, cacofónico, remanido, verdad de perogrullo y todas esas cosas; me refiero a que hombres mujeres no somos iguales y no tenemos porqué serlo. La diferencia nos enriquece si nos animamos a dejarla entrar. El tema es que en general los espacios públicos, con excepción de algunas pocas tareas ligadas al servicio (enfermeras, maestras, trabajadoras sociales, sociedades de beneficencia) han sido ancestralmente transitados por el género masculino y lógicamente, se manejan con sus respectivos códigos. Como en un club de fútbol, si llega una mujer lo primero que se hará será burlarse y tratar de que se vaya lo antes posible. Pero si tiene agallas y se queda, ya algunos se animan a descubrir quién es. De ahí en más es la historia del aprendizaje de la convivencia; ellos y ella tendrán que aprender a conocerse. Este lugar que correspondería a la cultura oficial, incluyendo en ella el trabajo, la política, las instituciones de toda clase, tiene sus leyes, a las que las mujeres, del modo que pudimos, con el correr del tiempo, fuimos intentando adaptarnos. Algunas como buenas niñas que jamás molestarían al padre (que de los más autoritarios de entre ellos está plagado este estatuto) en medio de su siesta, ni en ningún otro momento. Otras proponiéndole toda clase de seducciones para que se levante. Y las más malas, impidiendo de cuantas maneras nos fue posible, la llegada al cuarto o la más mínima tranquilidad para pensar en dormir; molestamos todo lo que pudimos.

* Como se dijo, el eje inicial del trabajo, vinculado al intercambio epistolar entre amigas, sufrió modificaciones. Del mismo modo, algunos otros aspectos del formato previsto contrastan con lo que se propone en esta Introducción. Hemos optado por no alterar el espíritu que dio origen al proyecto, tanto aquí como en las entrevistas. En lo referido al tema Cartas en particular, la decisión obedece por un lado a que los comentarios nos resultan de valor en sí mismos en tanto muestran algo más de quien los expresa. Por otro, entendemos que han cobrado importancia en tanto pintura de época. Es notable que, si bien en aquél momento este tópico resultaba un tanto anacrónico, no lo era al nivel que se nos presenta hoy, apenas dos años después.

Estas leyes con sus respectivos y minuciosos incisos dicen cosas como que de los temas personales no se habla en lugares serios, que las emociones implican debilidad y por ende, sino se han podido extirpar, deben ocultarse, y así una cantidad de bondades. Mientras tanto en la vida real de todo el mundo, pero tal vez más en la de las mujeres, a las que todo esto nos resulta justamente más natural, pasan otras cosas. Ese lugar de intimidad, de entre casa, de ninguna pose, es el que circula entre nosotras en general y entre amigas de manera magnificada. Las mujeres somos más un montón de cosas y menos otras tantas, que los varones. Pero eso otro, para la cultura oficial, está invisibilizado; simplemente no existe. De lo contrario, cuando no puede dejar de verse, cae en el lapidario es cosa de mujeres que, dicho de determinada manera, implica que no merece la menor atención. Por ejemplo uno de los tópicos es que hablamos mucho. Sin duda en relación al estilo de comunicación que se da habitualmente entre los hombres, lo nuestro resulta monstruoso. Ellos tienden a ser más concretos y concisos. Nosotras, en cambio, tendemos a irnos por las ramas y a hablar de varias cosas a la vez; pero casi siempre acerca de lo que estamos viviendo, lo que nos pasa, lo que sentimos. Tendemos a estar muy conectadas a los afectos y nos gusta compartirlo. Somos detallistas. Puede estar todo muy bien, pero si hay algunos cómos que no nos cierran, todo se complica y de eso hablamos. Se sabe que el género femenino tienen más conexiones neurológicas entre los centros cerebrales del habla y los emocionales, que los varones. Esto explica de algún modo los eternos desacuerdos, sobre todo dentro de la pareja. Las mujeres reclamamos no saber nunca del todo que les pasa a nuestros hombres y ellos se sienten perseguidos y acosados, no sabiendo qué es lo que se espera de ellos, o qué debieran haber dicho cuando, una vez más, optaron por no decir nada. Además de estas aproximaciones fisiológicas que confirman una tendencia masculina más vinculada al hacer y una femenina ligada al sentir, no podemos desconocer todo el andamiaje cultural que presta poca o ninguna atención al desarrollo emocional del varón. Se espera de él eficiencia, inteligencia, perseverancia; pero todo aquello vinculado a su vida afectiva generalmente queda muy descuidado. Al menos fue así hasta no hace mucho más de 20 años. Esta vida afectiva mucho tiene que ver con hablar de lo que le pasa, para lo cual previamente tiene que saberlo. Para las mujeres esto no sólo surge con algo más de naturalidad sino que también se lo promueve. Vamos creciendo así en dos mundos paralelos, que al encontrarse se descubren con idiomas ininteligibles. Y así sigue la cadena; lo que no logra circular por dentro de la pareja se cuestiona, analiza y da vueltas entre amigas. Para ello nos valemos de todos los medios, pero como los tiempos son cada vez menos, para algunas el teléfono es casi un apéndice de la mano. Pero a veces las amigas se van lejos, o nosotras, o surgió un entredicho, o necesitamos decirnos algo que no nos animamos cara a cara, y aquí parece la carta como una aliada de fierro para seguir en contacto. Que es esto lo que necesitamos y de manera vital.

Aclarando El mundo es ancho y para todos, sin embargo hasta mediados del siglo XX y particularmente en una provincia del interior de un país latinoamericano, el espacio público para la mujer era en extremo reducido. No en vano la expresión mujer pública significa lo que significa. Sin embargo desde lugares más o menos invisibles, según los casos, y más o menos a contramano de las convenciones, otras cosas pasaron. Fue viéndose todo lo que una mujer puede ser y hacer, además de madre y ama de casa, como la tradición indica. Algunas de las participantes de este proyecto nacieron allá por el año veinte. Otras vivieron sus escasos veinte con mucho dolor; cárcel, exilio y persecuciones fueron su pan de cada día. Para otras sus últimos veinte años representan lo más significativo de la propia producción. Así que bien podría llevar por título Veinte años no es nada. Algo de todo esto intentaremos mostrar en este libro. Lo haremos contando un fragmento de la historia de estas mujeres, pero de manera un tanto oblicua. En realidad lo harán ellas mismas dejándose ver desde su faceta de amigas y a través de cartas que han escrito y recibido. La idea es entonces, con la muy digna excusa de profundizar sobre el casi extinguido género epistolar y los particulares vericuetos de la amistad entre mujeres, simplemente hablar de y hacer hablar, a algunas mujeres de este tiempo y este lugar. Es verdad que no todo necesita ser dicho en palabras. En general las damas tenemos una enorme sensibilidad para el lenguaje no verbal; es decir gestos, posturas corporales, la ropa, los tonos de voz, etc. Obviamente entre amigas esto se exacerba y nos intuimos a veces sin tan siquiera habernos visto. La voz en el contestador telefónico, el brillo en los ojos o un cambio de peinado suelen decirnos más que mil palabras. Paradójicamente no sólo hablamos mucho, sino que también nos entendemos sin palabras. Evidentemente debemos reconocer que, como algunos infames dicen por ahí, somos de otro planeta. Aparecen aquí mujeres consagradas o reconocidas públicamente por diversas razones. En principio es una especie de homenaje y reconocimiento. Por otro lado, como hecho cultural, creemos que puede ser de interés que ellas muestren, y que el resto de la gente conozca, otro lado de sí mismas menos público. Rescatando un poco aquello de la Historia de la Vida Privada, tan en boga en estos tiempos. En una ciudad pequeña y conservadora como la nuestra, en la que todos sabemos demasiado de los demás, y seguramente no lo verdaderamente importante, es este un atajo que puede permitirnos mirarnos y conocernos de otro modo. Seguramente aparecerán situaciones, lugares y personas que de una u otra manera conocemos, y tendremos la posibilidad de mirarlas desde un nuevo perfil. Uno que no es el lógico, elaborado y sesudo, sino el que estas mujeres han compartido en la intimidad con alguien para quien no necesitaban máscaras. Desde ahí suponemos que para el resto puede resultar revelador mirarnos en ese espejo donde también está nuestro rostro; en toda su belleza y dignidad y también en las miserias, que bienvenido sea iluminarlas para que su sombra no siga alimentándose de nuestra luz. Como comunidad también puede darnos la posibilidad de reconocer y celebrar lo que entre todos somos capaces de hacer. El camino es personal y se transita con el propio esfuerzo, pero gracias a infinitas manos que nos van alentando, aconsejando o alimentando de tantas maneras. Están también las otras; aquellas a las que, vaya a saber porqué, en el reparto de papeles les toca obstruir, impedir, cerrar. A la larga son las que permiten, abren, y dan la posibilidad de descubrir los otros caminos; pulir la determinación, encontrar la creatividad, y en definitiva reconocer a los verdaderos aliados, sobre todo los internos. DE LAS AMIGAS Descubrimos en alguien a una amiga cuando comienza a circular una corriente de confianza, complicidad y afecto. La amistad entre pares, al estar tan llena de intimidad, tiene un lugar casi fundamental en la construcción de la subjetividad femenina. Atendiendo a esto podríamos decir entonces que juntas aprendemos casi todo, fundamentalmente cada una de sí misma. Aprendemos básicamente de la entrega, en un tipo de vínculo que no se parece a ningún otro. Por algo se dice que los amigos son los hermanos que uno elige. Se genera allí una calidad de sostén afectivo que, por momentos, es el único. En general suelen haber menos proyecciones y expectativas que dentro de la familia y la pareja, lo que sin duda da mucha libertad. Esto en las relaciones más o menos equilibradas y sanas, pero las hay de todo tipo y color. Entre amigas, en el encuentro y la compañía, se sostiene la propia historia y una referencia aún en medio de dificultades que vuelven todo confuso. Allí encuentra un lugar lo que a veces no se comparte con nadie más. La fuerza y la debilidad que no todos nos conocen. Los miedos, las dudas, los fracasos, los descubrimientos, la alegría, los logros. Allí se alientan, se celebran, se acompañan y, cuando hace falta, se curan las heridas Es cierto que nuestra autoestima tiende a esfumarse, cuando nuestras hermanas de la vida nos hacen ver lo que preferíamos evitar; aunque a la larga no nos quede más que agradecerles. Pero se despereza de comodidad cuando disfrutamos del amor y nos permitimos ser, con mucho menos reproches y exigencias que en casi todas las otras relaciones. Una va viviendo a la vez la propia vida y la de las amigas, lo cual es un caudal de vivencias nada despreciable. Alguna se anima antes a algo y nos lo descubre; o le pasan cosas que son impensables para nosotras y sobre las cuales tenemos enormes prejuicios. Pero como lo escuchamos de boca de alguien a quien queremos y respetamos, nos permitimos otro acercamiento. En general se aprende de casi todo lo que no hemos atravesado todavía, a través de una vocera que nos merece la mayor de las confianzas; o a la que conocemos lo suficiente como para recortar los excedentes y aproximarnos a la verdad de los hechos. Justo es reconocer también, que uno no deja de ser humano para convertirse en amigo santo de alguien; vamos con toda nuestra carga de miedos e ignorancias. Los amigos, las más de las veces, ayudan a disiparlos; aunque en algunas ocasiones contribuyen a que se dispare lo peor de cada uno. Paradójicamente es en la relación de amistad donde en ocasiones uno se permite cosas que jamás le haría a cualquier otro mortal. Hay una suerte de contrato de amor incondicional sobre el que nos recostamos; pero cuando es demasiado seguido los resortes se resienten y hasta pueden romperse. También ocurre, cómo que no, lo contrario. Una amistad entre mujeres puede transformarse en vínculo de pareja, al igual que en cualquier otro espacio en donde dos personas tienen la posibilidad de descubrirse y quererse Capítulo aparte merecen las amistades para toda la vida que, aunque duela, son contadas. Es bastante difícil que dos personas crezcan en sentidos parecidos y a lo largo de los años puedan mantener cosas básicas en común. Estas relaciones muchas veces se sostienen más por el profundo afecto que las ha cimentado, que por lo que resulta posible compartir en el presente. Algunas otras, definitivamente no soportan el paso del tiempo y quedan en el camino Sí es más frecuente que en distintas épocas vayan apareciendo relaciones que, a diferencia de las de larga data, tienen una solidez basada más en la intensidad de lo vivido, a veces en poco tiempo. Así como uno va descubriendo espacios nuevos dentro de sí, van apareciendo seres con quienes compartirlos; lo que no significa que todo lo demás deje de estar ni de ser importante. Simplemente, como los ambientes de una casa, se van agregando a medida que hacen falta.

DE LAS CARTAS El tipo de comunicación que aparece en las cartas no se repite en ninguna otra instancia del encuentro entre las personas. Quien escribe está en un altísimo grado de intimidad consigo mismo y a la vez conectado profundamente con el otro ausente. Esto determina la aparición de ciertos temas que tal vez cara a cara no sean tocados, o un modo de abordarlos que esta extraña situación de soledad compartida, sí facilita. Hasta aquí no habría diferencia por ejemplo con grabar un cassette para alguien. Pero la lengua escrita tiene, además su especificidad. En general para la comunicación oral, estamos muy apoyados en la gestualidad, la mirada, los matices en la voz, etc. En las cartas todo esto desaparece, dando lugar a otra clase de recursos, o generando la necesidad de recrearlos de maneras nuevas. Aparece algo de cada cual que no se alcanza a conocer en los otros modos del encuentro. La verdad es que ya casi no se escriben cartas. Me arriesgaría a ligar este hecho a la aceleración en la que vivimos y la consecuente superficialidad en muchos aspectos que ello implica. Escribir una carta implica detenerse, tomar contacto con uno, con la propia realidad y desear ser recibido por otro; compartir... El estilo de vida actual, tecnología mediante, genera muchos sustitutos de la comunicación verdadera en los que en general quedamos atrapados. A partir del acceso generalizado al correo electrónico, el chat y el fax, con los dos primeros sobre todo, se dice que hay un revival de la comunicación por escrito. También son cartas. De alguna manera facilitan y agilizan la cosa pero las diferencias son enormes. En primer lugar, no es lo mismo escribir a mano y sobre un papel que teclear una computadora. Son también abismales la diferencia entre recibir una carta, un mail o un fax. Los dos últimos sirven, son rápidos, útiles, pero pierden hondura; en general son más impersonales. Uno se sienta y escribe un mail en cualquier momento, en medio de lo que sea, con la misma actitud con la que escribe un informe laboral. Para escribir una carta hacen falta otras condiciones que se traslucen en lo que se dice y cómo. Desde la propia experiencia, la profundidad de la comunicación en una misma relación, en las etapas de cartas y las de correo electrónico, varió años luz. La inmediatez ha ido restando profundidad. Creo que el hecho de guardar la carta en un sobre, despacharla, esperar que llegue y que sea respondida, tiene su magia. Esperar cada día, husmear debajo de la puerta o en el buzón; o sorprendernos cuando menos lo esperamos, con alguien querido que llega desde su puño y letra, habiendo hecho un largo viaje y pasado por muchas manos que lo hicieron posible. Resulta algo inigualable. Incluso el no tener la certeza de que efectivamente llegará a destino, tiene lo suyo. Es arrojar a un mar de posibilidades nuestro deseo de que alguien reciba lo que nos detuvimos a preparar para él. Una carta acerca, pero también es cierto que hace realidad la distancia; probablemente por ello es que muchas veces no escribimos. Para no conectarnos con el dolor que nos produce que el otro no esté. Dentro del sobre enviamos y recibimos pedazos nuestros. Manos y brazos para acariciar y abrazar. Lo que llega es a veces tan profundo, que no encontramos desde dónde responder. Otras, no hay nada más que agregar. Una carta es un buen reflejo de alguien; muestra quién es verdaderamente. A quién sea que esté dirigida, habla de la profundidad de sus convicciones, la manera en que se vincula con sus emociones, el respeto por la persona a la que se dirige, sus intereses, su sinceridad, sus gustos y opiniones, entre otras tantas cosas. Cuando la misiva está dirigida a una amiga, se trasluce el tipo de vínculo que esta persona ha generado, los temas que elige compartir, con quién y de qué manera. A su vez, las que recibimos, nos muestran cómo fuimos vistos por alguien en un momento determinado. Es en este ir y venir donde, en parte, se conforma la trama de afectos que nos han convertido en quienes somos hoy. Desde su diálogo epistolar, podremos vislumbrar un costado diferente de aquel por el cual conocemos a cada una de las invitadas a este crucero. Simplemente otro perfil que completa su imagen, dándonos la posibilidad de adentrarnos en una esfera más personal.

DE LAS ELEGIDAS Podría decirse que en la selección hemos adoptado un criterio exitista. En parte es así porque estamos reconociendo y homenajeando a mujeres que transitaron un camino en el que se han destacado y esto tiene su mérito. Lo tiene en un país tan particular como la Argentina y en una provincia de las características de la nuestra. Lo tiene por ser mujeres y haber aprendido a arreglárselas en un mundo en donde el espacio público no nos esperaba con los brazos abiertos para cedernos un lugar. Fue necesario construirlo desplegando estrategias, puliendo codos y secando lágrimas. Las habrá también para quienes la cosa resultó fluida o al menos sin obstáculos particulares referidos a lo genérico. Bienvenidas y a aprender de ellas. Optamos por ámbitos y edades muy variadas, para que pudiera mostrarse un abanico lo más amplio posible, de realidades femeninas que conviven en tiempo y espacio. Para estas mujeres, de esta ciudad, de estos últimos 50 años, las cosas ocurrieron de una determinada manera para que llegaran a ser quienes son en cada una de sus tareas. Porque no tuvieron más alternativa, porque a pesar de que no era lo que se esperaba de ellas lo hicieron igual, porque hicieron lo que todos esperaban pero no se animaban, porque patearon el tablero y empezaron de nuevo cuando parecía ya todo perdido, y aún por lo que nunca pudieron y el resto de los y las lectoras sí. Hubo costos y elecciones, o al revés. Simplemente la vida. La de otros, sobre todo cuando son tan cercanos, algo nos muestra también de la nuestra. Decidimos incluir también mujeres que ya no están entre nosotros, por el legado que han dejado, al que nos interesa homenajear y redescubrir desde la mirada de sus amigas a la distancia. A la vez, la mayoría de ellas, desarrollaron su tarea en la primera mitad del siglo, lo cual, sin lugar a dudas, en algunos aspectos debe haber sido tanto más duro que en la actualidad y es interesante enterarnos de dónde venimos. Esto no pretende ser científico, riguroso, exacto y mucho menos definitivo. Es simplemente uno de los tantos recortes posibles que, como una parte del todo, algo dice de él. Estas mujeres entonces, algo dicen de Mendoza y fundamentalmente de los mendocinos. Unas más señoras, otras más guarras; algunas de derechas, otras no. Algunas del más puro establishment, otras definitivamente no. Cada una a su modo y en cada uno de los entrecruzamientos, que los ha habido y fuertes, son parte de la trama de la cultura de este rincón del mundo y es esto lo que tenemos ganas de contar. Tal vez pintando la aldea...

María Alejandra Silnik 2003

LAS VARIACIONES

ALIEDA VERHOEVEN Gustos y dis-gustos: Lo que más descanso me da a nivel mental es trabajar en el jardín atender mi pasto, atender las flores y por otro lado trabajar con las abejas; también el bordado. Autodefinición: muy estructurada / emprendedora / incansable / comprometida en la defensa de los derechos de las personas / juguetona / sensible / típica girl scout: siempre lista, para un problema o una diversión / siempre tengo proyectos. Lección más importante en los últimos tres años: No acabamos de aprender a ser realmente humanos porque a partir de sistema actual, centrado en tener y poder para dominar a la gente, se nos ha instalado el miedo a ser libres en las decisiones, incluidas las personales. Mujeres significativas: Abuela. Madre. Tía Alieda. Otra tía. Esther Sáinz Moore su madre adoptiva. Srta. Zwart, maestra de 4º grado.

Utrecht - Holanda: 1938. Pastora de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina. Co-fundadora de la Fundación Ecuménica de Cuyo. Miembro del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH). Cursa el Doctorado en Teología Feminista en la Universidad de San Francisco – California.

Fuimos a un bar porque la oficina estaba fría. Pidió que calentaran su café con leche, que de tanto hablar se había enfriado. En su casa de Chacras de Coria, no había gas y fue el tema, cómo calentar el agua para el mate y cómo calentar el cuarto, su cuarto, donde nos encontramos la segunda vez. Varios mitos que cayeron juntos. 1º: los nórdicos y por extensión los holandeses, no tienen frío con nuestro frío, 2º: ellos son fríos. No puedo evitar agradecer que alguien tan frío haya venido al sur para calentarnos el alma. De esto tanto más sabrán los refugiados, los presos, los hijos de desaparecidos que supo arropar en medio de la peor intemperie, cuando nadie quería enterarse. Calidez, sensibilidad, ojos siempre mojados y mirando de frente. Claridad, profundidad, todo tan físico, en la señora pastora del norte. Con el tono gringo pegado junto con el no es cierto, che? Valiente y alegre, viva. A punto de partir a Holanda a celebrar los 75 años de una de sus hermanas, pero llegando de sorpresa. Uno más de sus juegos. Una familia de 11 hermanos; con muchas privaciones en la Holanda de la segunda guerra mundial. 5 mujeres que se escriben, se bordan, se regalan, viviendo en varias puntas del mundo y encontrándose cada tanto. Hermanas y hermanos que Alieda multiplica en su ser Pastora, feminista y militante de derechos humanos. Algo de Evita que tal vez se le coló en las sangre, junto con los niños argentinos que un día llegaron al barrio. Ese día toda la tribu jugaba al fútbol con nuestra niña en el gol, el arco. La biblioteca de autoras mujeres, los tapices a varias manos con sus hermanas y los dibujos de su padre arquitecto, son los trofeos que muestra con más orgullo en su casa. Junto a ellos, sus primeros zapatitos bellamente pintados por una de las hermanas. Pequeños, tiernos y gastados; tal vez pre-anunciando los tantísimos andares de estos pies adultos y alegres. En el hogar de Alieda no hace nada de frío.

Cuando nacieron mis hermanas mellizas en el 41, yo era chiquititita, tenía 3 años y en ese tiempo se acostumbraba todos los partos en la casa. Me llamaron para que fuera

D a conocer a mis hermanas y en el momento que estoy con mi mamá y sus dos bebés, veo Recuerdos caer un avión encendido. Esa A imagen la tengo así. Así! Recuerdo muchas otras cuestiones, como la alarma del ataque aéreo en mitad de la noche y que tenías que ir aun búnker para esconderte.

En el 51 la república Argentina bajo el liderazgo del excelentísimo señor General Juan Domingo Perón, mandó a hacer no sé cuantos trenes en Holanda, que hasta el día de hoy se llaman los coches holandeses. La fábrica de esos trenes estaba en mi ciudad natal, a pocas cuadras de casa. Las familias argentinas que fueron, los ingenieros que el ferrocarril mandaba para hacer el control de la construcción de semejante cantidad de trenes, vivieron casi en la misma cuadra de mi casa. Tenían ellos 3 niños. Eran tres familias. Nosotros éramos una tribu de 11. IDENTID Esto fue memorable, un 23 o 24 de mayo, estaba yo jugando al fútbol con mis hermanos frente a mi casa y como se supone que las mujeres no debían correr yo siempre estaba en el gol, atajando pelotazos. Entonces aparecen estos tres niños con los que no podíamos entendernos, pero ellos decían, fútbol y se metieron a jugar. Jugaban bien, todo el mundo contento y yo atajándolos. Al día siguiente era 25 de mayo y ellos tenía una fiesta, yo pensé que era un cumpleaños; nos vinieron a buscar a todos a queEl Peronismo Holandés fuéramos a celebrar. No entendíamos nada pero lo que vimos eran empanadas, que no sabíamos qué eran, una carne preparada como arrollado de no sé dónde. Una cantidad de comida impresionante, y más que nada ¡Coca Cola! que en mi casa no podíamos comprar porque éramos muchísimos. Entonces nos invitaron a comer y nosotros chochos. El día siguiente era el cumpleaños de mi mamá que es LA fiesta, y de mi hermano Roberto. Los chicos argentinos, ni lerdos ni perezosos vieron desde afuera que teníamos una mesa puesta y mucha comida, y no hubo quién les pudiera decir que no podían entrar. Entonces mi hermano se había vestido de Chaplin. Entonces los chicos empezaron: ¡Chaplin! ¡Chaplin!, y se metieron en la casa.

Ellos tenían una profesora universitaria que les daba holandés y los chicos me llamaban a mí para que yo les leyera y repitiera * con ellos La Razón de mi Vida De Zin Van Mijn Leven que la señora había traducido para ellos. A su vez ellos me enseñaron a leer en castellano, en ese libro. Ellos leían y yo repetía. Después conocí Argentina porque me invitaron ellos, ahí aprendí a conocer qué era el peronismo, aunque todavía no lo entiendo del todo.

Soy emprendedora, cuando me tiro en un tema que me fascina, soy incansable hasta lograr los objetivos. También muy comprometida y preocupada por la justicia y la protección de la persona. Siempre estoy buscando formas a través de las cuales uno puede acompañar ySo y proponer formas de protección y proyección de la persona. Eso me parece que es la característica que me ha marcado en esta provincia. Emprendedora en la forma de organizar instituciones que puedan dar respuesta a las necesidades de los distintos grupos.

* “La Razón de mi Vida” en holandés. Es el título de un libro autobiográfico de Eva Perón. Soy juguetona, no dejo nunca de jugar; con el perro, la gata, los vecinos, los niños del vecindario. Los chicos vienen a mi casa y dicen: Alieda, podemos jugar a ese juego holandés? Incesantemente vienen a jugar. En nuestro país es una costumbre inventar juegos paraHaceres entretenerte en las larguísimas tardes o noches del invierno. Hace poco unos vecinos se mudaron y el hijo mayor vino y me pidió que le hiciera un juego igual a ése porque quiere seguir jugando. El juego se llama sjoelen. Me emociona.

Me gusta mucho bordar con punto cruz y me pasa que mientras se va formando, por ejemplo el árbol, con cada puntada, pienso en el tronco de la dinastía de fulano, luego el cielo, el agua, que no puede faltar nunca... Y me acuerdo de las inundaciones, y cada cosa tiene..., y vas bordando y vas evocando la memoria, pero también el futuro, proyectando. Generalmente me tomo 45 minutos o una hora, y es casi como si fuera una oración.... es muy bonito.

Cuando me enteré del Doctorado en Teología Feminista, inmediatamente escribí porque dije, mi carrera de pastora ha sido muy atípica. He aprendido muchísimo trabajando como pastora en un Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH), trabajando con los perseguidos, con los presos, ex -presos, con los familiares de los detenidos desaparecidos y esa fue una pastoral muy diferente a la que uno hace cuando está en la comunidad eclesial. Mi tarea pastoral teológica ha sido en elDecisión campo de los derechos humanos y me pareció que esto ameritaba un trabajo de estudio y sistematización. Cuando me inscribí en primer lugar me mandaron a decir de la universidad, que era demasiado vieja. Les respondí que cuando yo era joven no existía una cátedra para teología feminista porque nadie hablaba de eso. Resulta que ahora soy vieja, mi experiencia quedará en el olvido. ... A vuelta de mail me dijeron: estás aceptada. (risas)

Fui mucama en una familia inglesa, desde el 58 hasta el 60. Porque mi papá decidió que el inglés era un lenguaje del futuro, y que si uno quería ir a algún lado tenía que hablar inglés. Había una vecina nuestra que había ido a trabajar con otra familia y mi papáTareas dijo: Esa chica ha ido a trabajar en Inglaterra, andá a hablar con ella, preguntá cómo es la cosa y decile que vos querés ir a Inglaterra. Uno trabajaba en la casa de mucama e iba a estudiar inglés en la Universidad de Cambridge.

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A los 22 años estaba trabajando como secretaria de la Cónsul General de Colombia en Amsterdam.

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Soy la primera mujer pastora de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina y tuve que batallar bastante con algunas personas de esa iglesia. No venía explícitamente con esa idea a la Argentina, aunque tal vez, sí genéticamente; porque todos mis abuelos, bisabuelos, tatarabisabuelos y mis tíos, son pastores. En la formación uno tiene que ser ordenado como diácono y después como presbítero. Cuando yo estaba por ser ordenada, vino uno de esos ancianos pastores y dijo: UstedPastora l está mal ubicada, porque usted es diaconisa y esta es la cola para ordenar a los pastores. Respondí: Yo voy a ser pastora. Dijo: No!!! Pero dentro de las congregaciones en las que he estado, ha sido muy respetuosa la gente. Creo que tuve a favor que en EEUU ya había mujeres pastoras y mi primera asignación, fue en la Primera Iglesia Metodista de Bs. As., que era de habla inglesa. Ahí fui pastora por primera vez y me aceptaron bien. La formación fue en el Instituto superior de Educación Teológica de Bs. As. que en aquel entonces se llamaba la Facultad Evangélica de Teología. Tuve unos profesores excepcionales. Tengo que dar gracias al Rector del seminario que me dijo que me presentara para ser pastora, porque había hecho exactamente los mismos estudios que los varones y con un perfecto rendimiento. Por eso no tiene porqué achicarse.

Vine a Mendoza, en el 71, llegué para el aluvión prácticamente Cuando supieron que venía para acá, unos grandes amigos de Bs. As., me recomendaron que me contactara acá con dos personajes. Un era Ezequiel Ander Egg que trabajaba con los campamentos estudiantiles y el otro Mauricio Amílcar López, un hombre de gran trayectoria en el movimiento estudiantil cristiano. Junto con ellos y algunas otrasMilitancias personas, creamos el Instituto por la Liberación y Promoción Humana (ILPH). Norma Zambonni junto con su esposo y otra gente tenían su instituto y nos abrieron el lugar para que pudiéramos trabajar. Ahí empezamos. También teníamos discusiones con los sacerdotes del 3er mundo, todos los jueves a la noche. Ellos se juntaban a discutir. Lideraban Oscar Bracelis, Rubén Dri, un montón de gente muy fuerte. Estaba el padre Pérez, Jorge Contreras y Enrique Dussel, él era más el filósofo. A toda esa gente la conocí en esa época. Después del Golpe de Estado en Chile llamaron del Consejo Mundial de Iglesias, pidiendo para que yo fuera a visitar las Iglesias en Santiago y otros lugares y que constatara cómo estaba la situación. Y si fuera posible, preparar un lugar para recibir eventuales refugiados. Entonces toda la Iglesia se propuso como lugar de recepción de refugiados. Nosotros en realidad no sabíamos lo que estábamos haciendo, porque cuando vinieron colectivos. colectivos y colectivos...... Simultáneamente trabajábamos con los refugiados y procurábamos trabajar en esta opción del ILPH, hasta que empezaron a perseguirnos y secuestrarnos a nosotros.

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En el año 2001 todos los niveles de las iglesias estuvimos con el primer ministro de Holanda, con la representante de Holanda ante la Convención de los derechos humanos para hablar de la persistente necesidad de apoyo para la defensa de los derechos humanos en la República Argentina. Junto con Pocha Camín fuimos invitadas por las iglesias de allá a hablar de esto. Te digo que fue una gira impresionante y todavía estamos recibiendo ayudas y consultas. Con esto se está apoyando parte de las investigaciones de las Abuelas de Plaza de Mayo, en la búsqueda de datos y difusión de sus tareas para seguir ahondando en la masacre que se hizo en la República Argentina

Las mujeres paren la vida y tienen un vínculo con la vida que nos es filosófico, es desde los ovarios. No en vano son nueve meses de abrigar una vida y de proyectar una vida, de producir las hormonas y todas las sustancias psíquicas, físicas y biológicas que tiene un ser humano. Entonces, cuando la vida es amenazada, y eso Maternidades lo podés ver en cualquier lugar del mundo, son las mujeres que empiezan a proteger y a reclamar por la verdad y la justicia. Este es uno de los ejes de la Teología Feminista; básicamente diría que no es cerebral, es vivencial, y me da piel de gallina cuando lo digo, porque yo nunca fui mamá. Pero me imagino que en el momento del parto debe sentir una especie de potencia más allá del dolor y por eso se banca el dolor; la potencia en el proceso de creación de una nueva vida. Por eso las Madres están en la Plaza de Mayo, para protestar contra el aborto de la vida de esos jóvenes, porque eso fue un aborto cruel. Fue abortada la vida de 30 mil argentinos y las que desde los ovarios fueron a la Plaza de Mayo, son ellas.

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No estoy de acuerdo con que sea indispensable para una mujer tener hijos. Una puede ser progenitora de ideas y de acciones que son tan importantes como eso. No quiere decir que no me hubiera gustado tener un hijo; pero no lo tengo, no fue mi camino y no tengo por qué lamentarme. Yo opté por este camino. No quiere decir que no estuviera enamorada. Tuve por lo menos dos novios. Uno secuestrado desaparecido, Mauricio López. No sé si hubiéramos hecho pareja al final, porque uno no sabe. Pero tengo mi casa siempre llena de niños: ¿Nos prestas la carpa ?¿Podemos hacer un camping? ¿Nos prestás tal juego? He dirigido muchísimos campamentos con los niños de desaparecidos, todos los años. Desde que empieza la problemática busqué crear un espacio de contención y proyección de los niños de los desaparecidos y los refugiados. Se llenó la iglesia. Tengo miles de fotos de esos campamentos.

Ser feminista hoy, es ser empedernidamente contestataria a las cosas que están dadas en la sociedad como naturales y como deben ser, de acuerdo al pensar, el hacer y el sentir del varón, que excluye más del 50%de los seres humanos que formamos la comunidad. Entonces por eso hay que ser feminista; porque hay que ayudar a las mujeres y a los varones a eliminar los prejuicios ancestrales que nos Feminismo impusieron las religiones. Necesitamos crear una sociedad de mutuo respeto, desafío y contención. Porque la creación del mundo entero, seamos teólogas o no teólogas es para que todos y todas podamos disfrutar de los frutos de la creación, y que sean reconocidas las capacidades diversas de los seres humanos, varón y mujer. Esto también quiere decir que si hay un varón que tiene un don especial de diseñar y bordar u tapiz, nadie le va a decir que es maricón. Y cuando una mujer tiene la capacidad de diseñar un edificio de 25 pisos en el que estén atendidas todas las familias y le sale bien, no es ninguna machona. Es una persona que ha recibido de la creación esos dones que deben ser respetados, admirados y aplaudidos. Me parece que eso es la esencia de lo creativo. Llámese que lo diga un dios cristiano o que lo diga el dios de los musulmanes o de los shiítas o de lo que fuera. Eso es ecumenismo. No es los católicos y los protestantes que se juntan. Es mucho más allá. Creo que la divinidad varón-mujer tiene en mente eso cuando habla de la creación.

Creo que unos de los puntos más álgidos para los hombre hoy, es atreverse a sacarse su armadura, es decir todos los mandatos que la sociedad les ha impuesto....Ellos también carecen. Porque este mundo contemporáneo les ha Hombres enseñado que para ser varón hay que ser de una determinada manera y !Ay de ti! si tenés tal gesto, porque ya sos un maricón. Pero yo he decidido que es una tarea tienen que hacer ellos(risas).

Acabo de hacer una lista con nombre y apellido de las mujeres que me formaron en mi vida. Eran 28 o 38. (Busca en su cartera, pero no están.) No puede ser casual que me preguntes esto ahora; es la gran diosa Gaia con sus manos. Estaba la abuela que no conocí, mi tía Alieda, mi mamá, (Queda impresionada y Referentes me pide que apague.) Bueno, me sigo poniendo piel de gallina. Mi propia mamá que era amorosa, después mi tía que trabajaba en una gran institución en Amsterdan. Me invitaba en el verano a trabajar con ella a atender a las enfermeras de un hospital. Eran diaconisas y tenían una gran casa a lado del hospital en la que tenía cada una su pieza y yo ganaba dinero para estudiar, trabajando todas las vacaciones en ese hospital, atendiendo a las enfermeras. Era como la versión protestante de las monjas, pero mucho menos estricto. Esta hermana de mi mamá dirigía todo esto. Ella falleció hace muy poquito y era una mujer que yo admiraba. Ella no olvidaba nunca un cumpleaños y te traía un regalito. Una gran mujer. Creo que mi mama me formó mucho y también otra tía, hermana de mi mamá, donde me parece que yo encontré la vocación para ser pastora por que su esposo era pastor de la Iglesia Metodista en Inglaterra. Hay otra mujer que es mi mamá argentina, Esther Sáinz la esposa del pastor de la iglesia metodista de Córdoba, que me acogió cuando tuve problemas con la familia argentina que había conocido en Holanda y me invitó a visitar el país. Me había enfermado de tifus y ellos me cuidaron durante meses en el hospital y en su casa. Ellos habían buscado en todos los lados de Córdoba algún libro en Holandés para que yo pudiera leer. Bueno, ¿a que no sabés de quien eran los libros que consiguieron?. De Pearl Buck, eran libros escritos por ella sobre una misionera que trabaja en la China. Eran cuatro libros que me los devoré.

Con Joke Hubrechtse, Beatrix Hazer, Nelly Van den Bosh éramos el cuarteto, desde el tercer grado. Hacíamos picardías, íbamos caminando a la escuela, jugábamos al S voley con los chicos de la primaria, íbamos a patinar juntas en hielo y también patinábamos en los otros patines. Había siempre algún chisme también... Allá todos los años hacíamos un paseo en bicicleta por Holanda con todo el curso y llevábamos

GA la carpita. No jugábamos mucho a las muñecas, porque yo tenía esta constitución familiar con dos hermanas mayores y luego vienen tres varones. Entre mis hermanas mayores y yo había un tiempo de años... Ellas ya estaban en la secundaria prácticamente cuando yo nací, yo era la mimada pero jugaba con los varones. MI Aprendí a jugar al fútbol, al voley. Siempre era todos juntos, no había muchos grupos de niñas y varones muy diferenciados. A Con esa camada, como hace tantos años que no estoy en Holanda no he alimentado la relación. De todos modos ahora voy a ver una amiga que es entrañable, pero es a partir también de un compromiso social muy fuerte en el campo de los derechos humanos. Se llama Ruud van Hoogevest y es la Coordinadora a nivel mundial del trabajo con los refugiados. Hace mucho que no la veo.... mucho, mucho. Y eso va a hacer también uno de esos encontronazos; porque hemos luchado juntas, ella en una punta y yo acá... todo lo que significó el refugio de los chilenos. Y estoy así, casi como... muy entusiasmada. Hay también dos o tres mujeres chilenas refugiadas que ya están de vuelta, que cuando vienen a Mendoza paran en mi casa junto con sus compañeros.

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Hay lazos de amistad que hemos tejido, he tejido o que se han tejido solos... de muchos años. Otros como que se han desvanecido durante la historia. Pero vos decís..., nombramos...amigas holandesas, ...... ojalá las pudiera encontrar. Porque también una pierde contacto, no solamente epistolar, la gente se mueve de un lado a otro. Siempre he tenido amigas en muchísimos lados, con muy buen intercambio y acompañamiento. La amistad prácticamente siempre se ha tejido, a partir de intereses comunes o de influencias comunes, de apuestas a una tarea creativa. O si no a nivel afectivo. Ahí una se encuentra de pronto en un ámbito con una persona con quien...., es como si saltara una chispa de electricidad, como diciendo .... ¡algo tenemos en común!. Alguna parte de nuestra vida participa en estado de retro- alimentación de energía ¿no?. Energía afectiva, energía mental, energía corporal.... Hay muchos amigos varones también.

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Vivimos en una cultura del tener, o de querer tener y de imponer; es un gran vacío. Entonces, encontrar... otra... loca; porque somos locas! Justamente encontrarte con alguien como Safina*, y me pongo a llorar otra vez, es algo maravilloso. Sentarme a charlar con ella... y pensar que hoy ella iba a estar acá, entonces, bueno sí... es tremendo. Iba aSa fina Buenos Aires y si no pasaba una tarde con ella, charlando o haciendo, cualquier cosa, era como si no hubiera ido. Era como una alimentación y retro-alimentación. Ocurre que hay muchas personas que son muy pobres; lo único que quieren saber es: Bueno tal cosa, ya está, ya lo hemos discutido, bueno..., cuándo me van a pagar. ¡Es un problema! ¿No es cierto?

Me vuelve esta señora que me invitó a venir a la Argentina; siempre tuvimos algo especial. En Holanda yo creo que mi punto de contacto con esta gente era la amistad con ella. Como un entender, un no sé qué, no lo podría decir.... y cuando yo vine a vivir con ellos hacíamos caminatas.... íbamos al cine.... A pesar de la diferencia de edad, nos podíamos entender muy bien. después de muchos años fui a hablar con ella y pudimos reencontrarnos. Todavía vive y ahora la llamé justo para su cumpleaños.

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Soy criada en un ámbito religioso bastante conservador...... Yo acá me he soltado más porque con el tiempo uno va diciendo: A mi me importa un bledo, yo soy como soy, al que le gusta bien, y si no les gusta... Yo no voy escondiendo nada, pero tampoco ando levantando bandera.L yn Hay una idea que se ha tenido, donde todo lo que está vinculado con el sexo, que no sigue el camino dispuesto por el Señor Todopoderoso, supuestamente, es abominable. Yo nunca he escondido nada.... y chau.

La relación con Lyn data del año 60. Yo me desperté a la realidad sexual mía en la década del 60, cuando fui becada para estudiar teología en Estados Unidos. Ella estaba en la misma universidad que yo y ahí nos conocimos, y ahí descubrí eso (risas) ¿Qué es eso?. ¿Qué es esto? me preguntaba. ¿Cómo puede ser? No puede ser. Bueno, pero pasó. Pero jamás se me hubiera.... pasado por la cabeza Siendo pareja, siguieron siendo amigas? Y mirá si...... hasta el día de hoy (risas). Largo tiempo.... ¿Siguen juntas? Lyn, ahora está en Estados Unidos, hace un año, porque está acompañando a dos hermanas que no están bien de salud.... pero ya vuelve, y creo que cuando yo venga de Holanda ... ¿Está contenta con eso? ¡Y sí, más vale! Si hemos vivido juntas, hemos hecho todo juntas. Nos conocemos hacen más de cuarenta años; ella vino acá en el 62. (Saca una caja con sus diarios de esa época y me muestra) Esto lo ha hecho la Lyn, agosto del 67, junio del 68, entonces ella me da esto a la despedida. Es como un diario de todas las huevadas que hacíamos juntas mientras estábamos allá: qué es la amistad, qué es el verdadero amor, una carta del 68. Esta es una carta que le mando a ella en el 69...

* Safina Newbery: dirigente feminista, representante del movimiento Católicas por el Derecho a Elegir, fallecida pocos días antes del momento en que se realiza la entrevista (junio de 2003). Yo creo que la carta deja una especie de ADN, de lo que uno es. El lenguaje, es testimonio de todo lo psicofísico y mental de una persona. La letra fluye, desde acá (señala el corazón), pasa por acá (señala la cabeza) y vos tenés un instrumento para escribir, que es tu mano. Entonces en una carta, vas expresando aquellos sentires y saberes, además de emociones, que te provoca o evoca, el pensar en la persona que está lejos. Se intenta transmitir lo más esencial que uno está viviendo en el lugar, donde está. Tengo las cartas que me mandaron mi mamá y mi papá. Cuando vos tomás de pronto hoy ésa carpeta, y buscás la fecha en que cumplía años alguno de ellos, es como

CARTAS decir, mi papá pensaba esto, decía esto. A veces ADN de lo que uno es son cartas muy..... bueno si, estamos todos bien...., pero en otros momentos te llega como una especie de mensaje de aquello que alimentaba espiritual, mental y físicamente a la persona que te está escribiendo. Me parece que son legados de vida, de pensamiento y de amor que no se ven en muchos lados. Menos en la televisión que hoy ocupa tanto espacio. Creo que esos símbolos de letras que vos podés recuperar, son como la sangre de la espiritualidad y de la mentalidad de las personas. Es como un documento sagrado. Me pasa que muchas veces he pensado en tirar todas esas cajas y carpetas con cartas. Pero siento que cada una de esas relaciones y cada carta es como un punto cruz en un bordado; no puede faltar. La carta es más íntima, más personalizada que el e-mail. Sí, puedo escribir igual a mano que en la máquina. Pero el e-mail, te permite abundar un pensamiento; una tarjeta no, la carta puede ser muy... Pero ahora con el e-mail es más fácil sentarte y empezar a escribir, dejar fluir libremente... desde la sesera lo que querés comunicar.

Sí internet es así... te quedás con los mensajes que vos querés ver. Este viene de mi hermana, este viene de la Lyn, este viene la Ciriza,... vos vas seleccionando. Este sistema electrónico, lógicamente, acelera mucho la posibilidad de comunicación. Puedo comunicarme con mis hermanas, en Nueva Zelanda, en Holanda o donde quiera que estén; es una gran ventaja y porMail vs. Carta supuesto mucho más barato que hablar por teléfono. Pero recibir una carta con la letra de tu hermana en una tarjetita es otra cosa; la tengo, la puedo mirar y disfrutar. Ah! Esto me gustó , bueno lo puedo poner ahí. Es diferente, porque es como una permanente presencia de un gesto del cariño, de amor, de recuerdo. Un mensaje... que es lindo. Porque es bonito, me vas a decir que no es hermoso? Además tiene un hermoso mensaje porque está manuscrito, entonces es diferente. Porque es como que... vos acá.. este testimonio, ha agarrado una tarjeta y ha escrito: así, así y se ha sentado a escribir para vos. El mail lo puede leer cualquiera, es muy impersonal, hoy se te mete cualquiera en tu mensaje, por teléfono, y yo no sé hasta qué punto es seguro mandar a decir un montón de cosas. Sin embargo, éstas son tarjetas que me ha mandado la Lyn; esto... ¡es mío! Tengo cajas llenas. Vienen dos o tres por semana.

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Abrigo la expectativa y la esperanza de que a pesar de todos lo medios electrónicos que existen, haya en las mujeres sobre todo, la voluntad de alimentar la relación de amistad a Esperanza nivel personal. Porque es en el toque personal y corporal del verdadero encuentro, en donde lo más profundo del ser humano y del alma se nutre. ... porque sino todo eso se va. La conversación que ha llegado profundo, sí queda grabada acá (señala su corazón, otra vez), y acá en los ojos...porque yo te veo la cara. Digo sobre todo en la mujer, por que hoy en general no sólo trabaja y estudia, sino que tiene una sobre-exigencia a nivel de su familia, de estar siempre en medio del arreglo de la casa y todas las demandas. Desde el esposo, desde el niño, hasta la nieta, hasta el nieto, de estar dando y entregando y entregando, y muchas veces no recibe el gesto de reconocimiento. Y necesita incorporar la vivencia de que ella es persona con afectos, con sabiduría. Casi todas las madres, en todo el mundo, están dando, dando, dando..... y muy pocas reciben afectivamente la retro-alimentación que necesitan para sentirse verdaderamente persona, amada, respetada, admirada Yo veo muchas mujeres tristes, cansadas... y pocas personas le reconocen su tarea. Entonces si puede recibir de fulana de tal una linda carta, una linda tarjeta, un lindo mensaje: te tengo presente, ... seguí adelante., sos una gran mujer, etc., es otra cosa. Eso da mucha fuerza. La verdad es que la sociedad cada vez más está explotando la energía vital de las mujeres, pero no se las reconoce lo suficiente.

Q UITIT A

NEME

Soy de la época: del bolero Gustos y dis-gustoss: Lo que más disfruto es estar en mi casa, leer y cocinar. Es mi relax; cuando me siento muy pasada de revoluciones, me pongo a cocinar y preparo comidas para meter en el freezer. O me voy, me encierro en mi espacio; ahí escribo, leo, coso; me gusta transformar ropa. Me enoja mucho la desorganización, pero no soy neurótica. Me encantan los niños, adoro a mis hijos, adoro a mis nietos, adoro a los niños. Me gusta mucho la gente. Autodefinición: Ordenada / organizada / demasiado locuaz / más humilde con los humildes, pero más soberbia que los soberbios / leonina totalmente definida / optimista / autocrítica / totalmente kamikaze / sociable / extrovertida. Lección más importante en los últimos tres años: Que no vivíamos en un país del Primer Mundo, vivíamos en un país con dificultades y creo que lo comparto con la gente en general. También que, como todo en la vida, la forma de lograr resultados es unirse. Mujeres significativas: Abuela paterna, Juana de Arco, Madre Teresa de Calcuta

Córdoba - Argentina: 1939. Profesora de Lengua Española. Docente. Fundadora y Presidenta de la Fundación para la Asistencia de las Víctimas Inocentes de Mendoza (FAVIM). Miembro de la Plataforma Interamericana de Derechos Humanos, Económicos, Sociales y Culturales. Líder de AVINA Foundation (Ciudadanía Responsable – Capital Social). Fellow de ASHOKA (Red Mundial de Emprendedores Sociales).

Intensa. Puro fuego. Pequeña, pero gigante. Una madre que apuntala cientos de hijos como una manera de sostenerse sin el suyo. La garra del león y también la mansedumbre. Creyente. Dispuesta a enfrentarse a quien sea, pero también a generar manadas. Una cordobesa a quien le han costado un poco las montañesas costumbres mendocinas. Del Liceo Militar y los desfiles de modelos, hasta Estela Carlotto, el Observatorio de la Democracia, las Consultorías Jurídicas Barriales, los convenios con el Banco Mundial y una carta sin empacho al Papa, ha recorrido un largo camino. Hija y nieta mimada por una abuela-madre que ocupa el centro de su vida, de su mesa y de su hogar. Con la pluma, la palabra, los valores y otros alimentos imprescindibles, como los que se sirven con plato y mantel, fue formando a su pequeña. La que hoy no se queda con la palabra en la boca ni tolera que los demás lo hagan. Cada cosa en su lugar y como debe ser. Clara, precisa, ordenada. Allá tan lejos estaba enseñándole a transmutar su dolor. Habrá quienes no estén de acuerdo con alguno de sus modos u opiniones. Pero nadie podrá negar lo que ha generado a través de su tarea social. Todo es opinable. Pero mientras se opina, no todos hacen. Quitita, sí. Sin poder desprenderse de la madre y de escuela, tal vez. No tolerando el desorden, pero tampoco la sumisión. Obligando, a veces, a pararse en sus propios pies al caído. Empezó cuidando quemados en los hospitales y siguió con lo mismo. Leyendo la ley y acompañando a los dolientes a pelear por ella. Despierta, alegre, atenta a todo. Madre. Ojalá algún día en algún lado, junto con Nito para piropearla, pueda verse con su solera de breteles finitos. Una vez que sus pechos y su pecho, hayan cumplido la tarea de alimentar, de este lado de la vida.

Toda la vida me gustó mucho escribir. A mí me formó una abuela que vivía con nosotros, era la madre de mi padre. Ella escribía poesías y, me las hacía recitar; leíamos también a Bufano, las rimas de Bécquer, y todas esas..., o sea que vengo de una familia donde la letra y el libro han estado presentes siempre. Me gusta mucho leer; casi no veo televisión. Esta era una abuelaza, había una relación espectacular entre ella y yo; es la imagen de la abuela de rodete, la abuela del cuento... Divino... A veces me digo: Yo para mis nietas no soy esa abuela, qué lástima... (risas) Ella hacía dulces unos dulces famosos de zapallo y kinotos en almíbar. En aquellas épocas se vivía muy en las casas, y muy intensamente dentro de las casas. Por eso yo te digo que lamento profundamente, pero no puedo ser la abuela que yo tuve, con mis nietas. Trato de ser la abuela que ellas necesitan, de llevarlas a un Mc Donald’s de vez en cuando, esas cosas de los tiempos modernos; también de regalonearlas o tenerlesA buelaza los domingos cosas ricas, esas cosas. Pero no esa abuela que yo tuve. Tuve el privilegio de la abuela de cuento. Cinco años estuve como hija única, y única nieta, así que IDENTIDAD imaginate lo que fue mi niñez. Era una persona con mucha personalidad y tenía incorporado muy fuertemente el tema de los valores. A la noche, dormíamos una al lado de la otra; ella tenía el cabello largo y se lo peinaba, se lo cepillaba. Y entonces mientras ella se cepillaba, rezábamos; luego yo tomaba mi cuaderno de poesías y ella me daba los tonos para recitar. Tengo una ortografía espectacular, porque realmente en eso no me perdió pisada, me formó mucho en cuanto a la parte humanística. Sus padres habían tenido una estancia en la provincia de Buenos Aires, en Coronel Pringles, o sea ella tuvo una formación te diría de gente de campo, pero gente con un nivel cultural alto.

La mesa por ejemplo, desde que yo me acuerdo, en mi casa tengo una mesa de dos platos. Pero no porque fuéramos potentados, vivíamos de un sueldo. Pero en mi casa jamás dejó de ponerse un mantel y dos platos. Actualmente somos dos personas y en este momento se debe ver como muy no sé qué, pero es tan natural para mí llevar dos platos: entrada y plato principal. Son cosas que uno no se da cuenta, pero cuando las vas contando te das cuenta que vienen desde adentro y desde esa formación que ahora parecerá muy acartonada. En casa aunque seamos dos personas, se pone una mesa y se cocina. Yo cocino, me fascina la cocina, dejo siempre a medio hacer la comida del día anterior. Llego a la una y media y termino lo que haga falta. A mí mi abuela me formó en que cada cosa, tiene su razón de ser. Y no es de acartonada, viste que yo de acartonada no tengo nada, pero es algo que lo has mamado entonces como lo mamás, no te lo podés sacar de encima.

Mis hijas heredaron eso... Es que en mi casa la familia siempre comió en el comedor principal. Mi casa la uso entera, y mis hijos se acostumbraron a usarla entera. No para las visitas, no tengo el comedor de visitas, ni el living de visita. Se come... Los domingos vienen mis hijos y esa mesa se abre, se amplía; nosotros comemos en el comedor, pero toda la vida. Y a lo mejor voy y vuelvo de la cocina, porque yo tengo empleada nada más que dos días a la semana. Pero no me molesta.

Yo me siento a comer y me siento a comer. No es que sea comilona, pero cada cosa en su lugar, los cubiertos como tienen que ser... Y esas cosas; eso es mi abuela (risas). Una de sus hermanas llegó a ser Secretaria de la Congregación de Misericordia en la República Argentina, monja. Ellas fueron criadas con institutrices, ¿te das cuenta? En la estancia donde vivían tenían profesores para ellos. Cuando yo nací eso ya era historia antigua. Se criaron en un ámbito muy especial, muy refinado. La nieta le salió no tan refinada (risas). Pero yo creo que eso tiene que haberlos marcado para esa época. Fueron criadas, no para el bordado; mi abuela no era de las que bordaban, mi abuela no la ibas a ver con un tejido, un bordado, no, no, no. A mi abuela la ibas a ver con un lápiz, un papel y con un libro, leyendo.

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Mi mamá ha sido una mujer muy activa pero para afuera de su casa. Como mi abuela era la que guiaba la casa, ella era muy salidora; le fascinaba salir. Hasta que cayó enferma era muy dirigente; cumple en agosto 85 años. Sí fue de acompañarnos mucho en cuanto a todo lo que fuera social; era de la cooperadora de las escuelas donde íbamos, ella iba a las reuniones de madres..., pero como mi abuela o mi papá dirigían los deberes, la comida y la casa, mi mamá paseó toda su vida.

Se llevaban muy bien, porque en realidad mi mamá era otra niña, otra hija. Se casó Mi mamá era otra niña muy jovencita y como que le gustaba poco la casa; ella nunca llevó una casa, a lo mejor porque no la formaron. También viene de una familia en la que ella era la más chica después de nueve años, entonces fue muy super regalona. Se casó sin saber cocinar una milanesa. Sí, nos cosía... Pero siempre que existiera todo lo rápido. En eso he salido a mi mamá. Todo lo que fuera rápido, ágil; ella buscaba las respuestas, ella iba y nos buscaba las cosas a la librería. Cuando me casé nos vinimos a Gath&Chaves en aquel entonces, y el ajuar me lo armó en un día, compró sábanas... (risas)... chau, listo y a otra cosa...

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Quitita viene de mi papá porque cuando yo nací dicen que era menudita y en vez de decir: ¡Ay, qué chiquitita!, dijo: ¡Ay, mi quitita! Y quedó. Yo amo el Quitita. Siento mucho más placer cuando me dicen así, que Irma. Irma se llama mi madre también, pero me suena tan duro a mí. Mientras que Quitita tiene una razón tan sentimental para mí y fue una expresión de amor de mi padre que quedó. Quitita No, no tengo problema con la edad. Tengo una nieta de casi 18 años, tengo hijos de cuarenta y tanto, me casé con veinte, sacá la cuenta... (risas) Tengo 64 ahora, los cumplo a fin de mes. ¿Cuál es el problema? Nunca me hice una cirugía plástica ni pensaría hacérmela jamás por mucha plata que tuviera.

Así como me ves, estoy siempre. Por ahí algún polvito, así una cosa de noche, pero nada más. y eso fue siempre, siempre. Con decirte que le digo a mi marido que yo no lo engañé nunca porque él me conoció en una pileta de natación, en malla, pelos mojados, sin maquillaje... así, sin ningún tema de ocultamiento. Cuando era un poco más joven y había alguna fiesta especial, tenía que contratar a una maquilladora para que me maquillara, porque yo soy un desastre, no tengo idea de las pinturas ni de los colores.

Mis hijas se arreglan mejor. Aprendieron por las suyas, pobrecitas, porque de su madre jamás. Te cuento una anécdota: cuando se iba a casar Sandra, mi hija mayor, llamamos a una maquilladora, así que por supuesto la esperamos todas a cara lavada. Y empieza a maquillarme a mí. Entonces me maquilla la chica y cuando termina se va para atrás y dice: ¡Ay, cómo cambia esta señora!, ella misma (risas). Cuando voy a los canales de televisión ya me conocen las chicas, las maquilladoras, acá en el Canal 9. Entro y me dicen: Ya sé un poquito en la nariz por el brillo y nada más (risas). Mirá si con este estilo voy a tener que dejar de decir la edad. Pesaba 42 kilos cuando me casé; era pechugona y flaca, pero porque también las mujeres de esa época tenían mucho más busto que ahora. Yo veo ahora cuando alguna se hace las lolas, como dicen, yo digo: Qué imbécil. Porque fue siempre mi suplicio; nunca logré usar una solerita de breteles finitos. Me voy a morir sin darme el gusto. § No sé bordar, no sé coser, no sé nada de esas cosas. Cocinar me encanta, pero el resto, nooo... mi abuela me terminaba los puntos cruz en el Colegio de Monjas (risas).

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Estuve en la Facultad de Filosofía y Letras de Córdoba, tengo una Licenciatura en Literatura Española, un título intermedio. Cuando me vine acá pasé a la Filosofía de la UNC, después me casé y no seguí la carrera, no completé.

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Yo disfruto siempre, siempre. Es una cosa que desde niñita he sido muy sociable y muy extrovertida. En casa el espíritu de lo sociable está muy presente. Y me muevo cómodamente en cualquier espacio. Siempre digo: Ante el único que me arrodillo en este mundo es el Papa, es el único ser que me va a hacer bajar la cabeza y arrodillarme. Porque así lo siento. Y este Papa. Soy profundamente católica, pero te quiero decir que este es un Papa que yo adoro, un Papa que lo venero. Tiene para mí algo con lo que me siento muy identificada. Soy profundamente religiosa... pero no soy de ir todo el dia a misa ni cosas por el estilo. Yo hablo con Dios y listo. Mi sacerdote confesor es el Padre Contreras; te das cuenta de cómo pienso respecto al tema.

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Con los soberbios... Cuando hay una persona con chapa o altanería conmigo perdió... Sale el león, sale el signo, te puedo asegurar; soy leonina totalmente definida. Incluso si me tengo que mostrar soberbia, me muestro soberbia, aunque por dentro no lo soy, pero me muestro. Saco la garra del león.

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Yo armo un proyecto y lo armo en el papel. El papel a mí me permite pensar, tacho y vuelvo a hacerlo. En serio hija... El papel... o sea, ese artículo que vos leíste en el diario yo lo hice a las cuatro de la mañana. ¿Por qué? Porque, tengo varios libros en mi mesa de luz, pero tengo lápiz y papel. Como no soy de un dormir tipo adolescente, ocho horas seguidas, cuando me acuesto masticando una idea, de pronto tac, me desperté a las cuatro de la mañana y agarré el lápiz y papel, bajé despacito –para no despertar a mi marido-, me puse al lado de la estufa, ta-ta-ta, y me pongo a escribir. Eso lo hago seguido, también me despierto a leer.

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Como mi casa era el centro de reuniones, ha pasado por mi casa toda esta camada de políticos y dirigentes que eran amigos de mis hijos. Era fama de que siempre había comida. Claro, yo hacía comidas porque nunca sabía cuántos íbamos a ser. Mis nietas siguen con la misma postura de mis hijos, siempre agregan amigas, amigos, a la casa de la Quitita y el Beli porque nunca le ponemos mala cara, nunca va a faltar comida, gracias a Dios, ¿no?...

En mi casa los temas religión y política jamás se han hablado y menos en una mesa. Esa es una norma que tenemos. No se tocan porque son dos temas muy conflictivos y en una familia lo que hay que evitar son los temas conflictivos, máxime que son todos maduros, grandes, padres y madres de familia. Entonces hay muchos temas, los niños, los colegios de los niños, hay infinidad de temas que se tocan en una familia.

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No, no soy neurótica. Si hay algo que me parece de cuarta es que haya que entrar a una casa y que haya patines para no pisar los pisos encerados... No, no, eso... La casa yo la uso, pero me da doble trabajo porque la recontraorganizo. Pero si tengo que pisar un piso lo piso y los sillones del living se usan.

Tengo una hermana que vive en Tunuyán, nos llevamos cinco años de diferencia; cuando fuimos grandes mis padres se apoyaron mucho en mí. Mi papá por ejemplo, que tuvo algunas caídas, así de salud y eso, cuando se descomponía en vez de decir: Llamá al médico, decía: Llamá a la Quitita. Siempre fui, por mi personalidad, un poco el puntal de mi casa. Cuando mi mamá enviudó se apoyó totalmente en mí. Siempre mis padres se apoyaron mucho en mí. Mi hermana, es una niña más calma, más tímida, muy regalona de mi mamá y entonces también fue una niñita muy entre cristales y no tiene la personalidad... La que resuelve los problemas en la casa, la ejecutiva siempre he sido yo, por carácter hija. Con mi madre me Puntal llevo fantástico, pero somos dos caracteres totalmente diferentes. Ahora mi hermana tiene un problema y me llama a mí. Sigo siendo el puntal. Ahora te digo que a veces la mochila la arrastro...

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Desde jovencita fui de San Camilo de Levi, una organización que trabaja con quemados en los hospitales. Primero en Córdoba y después acá en Mendoza. Leía a los quemados, a mí me tocaba la sala de quemados del hospital Emilio Civit. Siempre fue muy inquieta entonces, me gustaba estar en algún espacio donde algo podía hacer.

Soy una acelerada, la mía es una personalidad del ya. Necesito resolver todo lo más pronto posible y que me lo facilite algo, como puede ser un teléfono. Por eso casi no escribo cartas. A mí los problemas se me presentan y yo tengo que buscarles la solución ya. Y si tengo deseos de hablar con alguien tomo el teléfono y hablo ya... (risas) Y si tengo que retar a alguien lo reto ya. No me guardo nada. No soy de las que está masticando una bronca, o un problema. Si tengo algo con alguien voy derecho a la persona y se lo digo. Ya

Creo mucho en el diálogo y siento que en eso soy buena. Por difícil que sea la situación, yo encaro, no le escapo al bulto. Siempre. Aún de niña en las relaciones de colegio, o con los profesores. Nunca he sido Nada se habla en los pasillos imprudente, nunca he sido violenta. Siempre le digo a la gente: uno no tiene que guardarse las cosas, los entripados, adentro. Esa es mi forma de caminar por la vida te diría. Lo hago con mi marido, con mis hijos, con mis amigos, en mi trabajo con la gente... a veces un poco más violento, pero se los digo. Acá en esta Fundación hay una consigna: Nada se habla en pasillos. Si yo tengo un problema con alguien, me encierro en esta oficina, en la otra, en donde fuere, con cualquiera de ellos que lo tenga, y a hablar señores a calzón quitado.

Por ejemplo con mis chicos, cuando estaban en el Liceo, cualquier macanazo que se mandaban, llamaban a la mami; la mami iba y peleaba con los milicos. En cambio mi marido es más sereno, más maduro, más ingeniero. Yo iba y decía esto no puede ser, por tal y tal cosa y me plantaba.... milicos hijos de su madre... (risas) § Militares

En la época del Proceso, yo te digo una cosa, a veces pienso y se me pone la piel de gallina. Tenía los hijos chicos, o sea que era una época en donde el contacto con la parte política no lo teníamos. Mi marido ingeniero y trabajador independiente, no dependía, no era funcionario, yo era docente y criaba a mis hijos. Sinceramente cuando yo veo los horrores que pasaron, los sufrimientos de las madres, yo digo: ¿Cómo no me di cuenta? Porque vivíamos en un mundo muy nuestro, en eso egoístas a lo mejor.

En dos oportunidades a nosotros nos podría haber pasado algo bastante serio con ese Proceso. Cuando vivíamos en San Juan, vivía enfrente a nuestro departamento un chico abogado de la UOM, justicialista, de una familia muy conocida de San Juan, su esposa también. Este matrimonio tenía dos nenas. Una noche llegamos y estaban la policía y el Ejército. Entonces entramos: Permiso, permiso. Y yo digo: ¿Qué pasa? Porque me di cuenta que era de enfrente, digo: ¿qué pasó?. Entonces abro la puerta de mi departamento nuevamente, me cruzo y le golpeo la puerta y me abre un militar que estaba ahí. Entonces estaba María Luisa, la chica, llorando. Quitita, Quitita – dice- lo han secuestrado a Jorge, al marido. Entonces yo ahí ya me metí adentro. Me cerraron la puerta y ya no pude salir más de adentro del departamento. Ahí yo vi lo que era un allanamiento. Le estaban bajando todo, le rajaban los colchones, buscando no sé qué. A todo esto se la llevan a ella y me dice: Quitita yo le pido por favor, usted quédese con las nenas. Estaban las nenas y la empleada. Me quedé hasta el día siguiente ahí adentro.

La madre de esa chica, era hermana de la esposa de Mor Roig, que fue Ministro de Economía. Él se salva en esa primera vez por esa razón, lo llevan a Devoto. Queda preso, pero no desaparecido. Pero en esa oportunidad... tuvimos el teléfono intervenido y otras tantas cosas. Esa fue una. Otra vez mi marido venía con mi cuñado de San Rafael y se le atravesó un auto en medio de la ruta; baja un milico con una ametralladora. Abajo y a revisarlos. Cuando se dio cuenta de la situación dijo: Bueno, yo soy fulano de tal y soy muy amigo del Coronel tal, que era el director del Liceo Militar. Esas dos experiencias sí me hicieron ver que algo pasaba, pero no la masacre que ha sido...Quedaron como aisladas, pero uno ya se iba dando cuenta de que había violencia, que había poder ahí.

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En Mendoza había dos colegios a los cuales mandar los hijos varones: Maristas o el Liceo; como mis hijos no querían los curas, no había otra opción. El Colegio Nacional en ese entonces era de muy mala fama. Entonces si quería una formación académica buena, tenías esos dos colegios hija, no tenías otra opción. Yo no los mandé porque amaba a los militares. Incluso el Nito, que falleció, siempre decía: Si vos querés no tener un hijo militar, tenés que mandarlo al Liceo y se le acabó la vocación.

Soy muy amiga de Estela Carlotto* y de la Línea Fundadora de Madres de Plaza de Mayo. Con Hebe de Bonafini no coincido con sus formas de llevar adelante los temas. También tengo muy buenas relaciones con el MEDH**. Nunca nos hemos sentido –ni nosotros, ni creo ellos- que estamos usurpando espacios. No, porque porMadres y Abuelas ejemplo ellos acá trabajan principalmente en todos los temas que son de la época del Proceso. Y después trabaja mucho con mujeres en terreno y en comedores, etc., etc. Nosotros no hacemos nada de eso. La conozco a Alieda***, somos amigas. Y ahora está la presidenta que es Rosita Goldar, con quien estamos compartiendo un espacio que tiene que ver con Poder Social y Ciudadanía.

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Cuando llegué a Mendoza, y me metí en este tema de las organizaciones, comencé a ver algo que me parecía una falencia muy grande, que ahora se está reduciendo; es que cada una trabaja en un kiosco, cada una en lo suyo: Esto es lo mío. Yo conseguí este dinero. Yo no te digo de dónde viene. Yo no te informo.

La mujer tiene un sentimiento muy especial, y por algo Dios la hizo madre. Tiene ese sentimiento de protección, de ayuda, mucho más fuerte que el hombre. El hombre está armado –y la sociedad lo armó- para llevar el pan a la mesa de su hogar. Entonces lo armó para la lucha, pero una lucha externa. En cambio la mujer dentro del hogar ya va creando las herramientas que le permiten manejar la familia, la relación con sus hijos. Bueno, eso es lo que pasa mucho enProyección del hogar las organizaciones. Todas están creadas con el objetivo de ayudar al otro, en cualquier espacio. Por eso hay más mujeres, porque tenemos nuestro instinto de madre en todo lo que hacemos, y el instinto de madre es de protección, de brindar amor, de cuidado, de la búsqueda de lo mejor para los hijos. Entonces en las organizaciones las mujeres empezamos a generar proyectos. Hay una proyección del hogar en las organizaciones.

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Estoy convencida de que la mujer cuando se pone en los espacios públicos, en general sobresale. Las mujeres son muy inteligentes, tienen una mirada de abanico. ¿Vos te has dado cuenta que una mujer mientras cocina, lava; y mientras lava, plancha; y mientras plancha, conversa con el hijo? Bueno, cuando está en un espacio público la mujer se comporta igual, escucha a uno, habla con el otro y escribe a la vez. Y sabe lo que pasa atrás. Hay una percepción femenina que el hombre no la va a poder tener nunca y hay mujeres muy brillantes. La mujer no es más inteligente, pero sí más aguda en sus criterios.

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Hay que ser observadora. Yo miro mucho a los ojos de las personas, yo miro siempre a la cara. Y cuando vos mirás a la cara, los ojos, la expresión, reflejan en la gente todo lo que piensa por dentro, porque a veces es inconciente. Yo observo, mientras hablo observo.

Admiro a Juana de Arco y venero mucho a la Madre Teresa de Calcuta. Mujeres que siempre han estado tratando de hacer lo suyo, por un lado o por el otro, pero con

* Presidenta de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo ** Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos *** Alieda Verhoeven integrante del MEDH. mucha fuerza. Que se han exigido a sí mismas y no han mirado el peligro... ahí me defino

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Discrepo totalmente con el tema de los fundamentalismos. Yo siempre sostengo que el fundamentalismo donde lo ubiques es dañino. Entonces, las feministas... una cosa es que una mujer tenga conciencia de que es mujer y reclame todas sus obligaciones y derechos de mujer. Otra cosa es pelear porque soy mujer, entonces como soy mujer todo el mundo tiene que aceptar lo que yo digo. No, de ninguna manera yo apoyo a las feministas. Una cosa es apoyar los derechos de la mujer y que sí la mujer Feminismo pueda tener su espacio y su lugar, pero en igualdad. Las mujeres de mi familia han tenido presencia, pero... pero no... Toda exageración es mala y yo cuando veo esas ultra-feministas me parece que es ir en contra de la naturaleza. En una charla decía: Tienen que mirarse, empezar lo que es uno como persona, fuera de lo que es mujer, como persona se debe amar profundamente y se debe respetar profundamente para que los demás lo amen y lo respeten a uno mismo. El respeto por uno mismo –yo se lo he dicho siempre a mis hijas- no lo tienen que perder. A mis hijos en general, pero más a mis hijas mujeres. Entonces cuando vos te respetas irradiás ese respecto, porque también respetas al otro. Entonces no se te viene encima algo negativo. Hay una sociedad machista, sí señor, pero que eso algunas mujeres lo sufren porque tienen ganas de sufrir.(risas) Claro, porque la sumisión es si tenés ganas de ser sumiso. O sea, en un matrimonio, si vos querés decirle a tu marido un sí y a lo mejor no estás tan convencida, pero vos sabés que es evita una pelea, le podés decir un sí. Pero le das la vuelta y después hacés lo que querés. (risas) Es una cosa de inteligencia pues, hija mía. Y eso lo tenemos las mujeres y si lo sabemos usar te puedo asegurar que... Por ejemplo, se tiene la imagen de que la sociedad árabe, es una sociedad muy machista. Pero cuando vos te metés en el interior de los hogares, hay un matriarcado fuertísimo. La madre en su hogar, en su ámbito, es dueña y señora. Se hace lo que la madre ordena. La relación La mujer árabe marca la cancha con el marido es de sumisión, pero el marido es de puertas para afuera... pero este es mi hogar. Yo siempre digo que la mujer árabe marca la cancha. Está muy equivocada la gente que cree que la sociedad árabe es una sociedad machista. El hombre hace ver que es el dueño de su hogar.

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A mis hijos siempre desde muy chiquititos los sentamos en la mesa, no eso de que los chicos comen aparte y toda esa historia no, nosotros siempre... porque los niños debían participar de la conversación y tenían voz y voto. Pero hasta actualmente el abuelo se sienta en la punta de la mesa, mi marido, y mis hijos ni discuten el tema. Automáticamente se sientan y no es que se lo hayamos impuesto. Así como yo te cuento de los platos, así también nuestra familia está conformada así. Hay una cabeza, sí señor, hay una cabeza. Pero no porque sea una cabeza mi marido va a ser el matón del siglo y se va a imponer.

Hay un antes y un después del Nito. Pero más que en mi personalidad, hay un antes y un después en mi vida, en mi vida social, en mi vida de conocimiento del lugar donde vivía. Tengo una razón por la cual me peino así (cabello recogido con una cola). Lo tomé en su momento por una razón sentimental. Mi hijo me había elogiado, diciéndome que me quedaba lindísimo para su gusto, entonces yo empecé a peinarme así y ahora ya lo adopté porque es lo más cómodo que se pueda suponer. Ya es parte de mi personalidad, me siento con él muy identificada. Hay todo un proceso en el duelo que uno hace. Y en ese proceso querés rescatar algunas cosas a través de actitudes, de formas. Me costó muchísimo, por ejemplo en casa cocinar los repollitos de Bruselas que a él le apasionaban, Nito entonces cada vez que yo veía repollitos de Bruselas... Me costó años, años, hasta que un día dije: No, esto a él no le gustaría. Entonces uno empieza a funcionar un poco con lo que le gustaría o no a ese hijo, que vos hicieras. Y después lo adquirís como un hábito, como un... Ya te sentís cómoda dentro de ese esquema. Cuando se van a otro mundo, ese otro mundo tal vez es mucho mejor, entonces vos te levantás, hablás con Dios y decís: Bueno Dios, si vos dispusiste que Nito se fuera... Yo te aseguro que está mucho mejor que acá. Pero eso lo tenés que ir asumiendo, te lleva tiempo. Yo llevo once años. Entonces ya he hecho gran parte de mi duelo, ya puedo hablar de muchos temas que antes no podía. Pero la vida fue un antes y un después. Y cuando puse la Fundación fue más todavía un antes y un después. Porque me paso de lunes a viernes acá. Por ejemplo vos me hablás de ir a un desfile de modelos y yo ya me veo a años luz. ¿Por qué? No es que no lo haya hecho en su momento. Porque cuando uno viene acá adentro y llega la gente y te cuenta los dramas de su vida, vos no te podés sentar en un desfile de modelos. Empecé a conocer una realidad que no conocía. Y cuando te cacheteó esa realidad, vos no podés volver a la otra. Si no salís de ese círculo, lo podés hacer e ignorás, como en la época del Proceso y todo eso. Porque si vos ignorás podés vivir de otra forma, pero Una realidad que te cuando vos dejaste de ignorar y palpaste la cachetea realidad no volvés, no podés volver.

En lo íntimo yo aprendí a dejar acá lo que es de acá, y aprendí porque me lo tuvieron que enseñar. Cuando yo puse la Fundación hay una psicóloga que también sufrió la pérdida de una hermana, con muchos años de profesión, y cuando yo empecé, ella empezó a notar que me hacía esponja de la cosa, porque todavía estaba muy fresquita con lo mío. Era mi dolor más la mochila del dolor de los otros. Y con varias charlas con ella, incluso mucho café de por medio te diría, porque no eran charlas de consultorio, no era terapia, era charla de amigas, aprendí a dejar acá lo que es de acá. Y en mi casa ni mis hijos ni mi marido saben qué pasa acá. Se enteran por los diarios.

Mi hogar para mí es algo muy especial; mi hogar es el ámbito donde yo voy a sentirme contenida, el ámbito donde yo desarrollo mi vida de familia, como madre, como esposa, como abuela.

He tenido acá hasta esposas de jueces con problemas de violencia; pero puedo separar perfectamente. El que viene acá es una víctima, empecemos por ahí. Que ya se haya animado a venir merece el más absoluto respeto; es como si vinieran a un confesionario, esa es una regla inclaudicable de la Fundación. FAVIM, yo siempre digo que nace de un sentimiento. Nace desde esas amansadoras que tuve en los tribunales, en donde empecé a ver todo el tema de la falta de justicia. Pero no esa falta de justicia como una palabra más, sino que en la justicia hay inequidad. Porque aquel que puede pagar un abogado, y un abogado defensor bueno, tiene justicia. Pero el humilde, la persona que tiene que deambular buscando un defensor de pobres y ausentes, ... ese no tiene nada, pasan los años... Nadie lo atiende bien, no lo ven como persona, no lo ven como víctima, no lo ven... Aparece como un ser que no tiene lenguaje suficiente para hablar con un juez, que noF.A. V.I.M. tiene el nivel cultural en donde te parás delante de otra persona y decís: Momentito, usted así no me habla. Entonces ahí tomé decisiones y fue por un hecho muy puntual. Un día estaba sentada en un banco esperando que llegara el juez; iba todos los días, y entraba a hablar con él, le gustara o no. Porque hay una cosa que la gente no sabe, que no se da cuenta: que los jueces tiene la obligación de recibir a la persona. Es el juez el que te tiene que escuchar, no el escribiente, no el secretario. Y un señor muy humilde se acerca, y me dice: ¿Señora, me puedo sentar a su lado? Por supuesto. Mire, yo quiero preguntarle a usted, cómo hace para hablar con el juez, porque yo hace siete años que ando dando vueltas pero no le conozco la cara. Mirá, a mí me subió... me agarró una cosa por dentro, que es cuando me pongo con ira. Y... en ese momento yo decía: Bueno, yo voy a hacer algo, no sé si encuentro la respuesta, para lo mío, pero a este señor la va a tener. ¿Y por qué? Porque encima de eso era que se conocía al asesino de su hijo, estaba en la orden del día de todas las comisarías con nombre, apellido y no lo encontraron. ¡No lo buscaron!... Entonces yo tomé la decisión, hice una promesa: que yo de alguna manera iba a formar algo para solucionar estas cosas. Cuando vos sos una persona con poco nivel cultural y con muy bajo recurso económico, tenés una indefensión frente a todos los sistemas, no solamente el de la justicia. Por eso FAVIM es: Familiares Víctimas Indefensas de Mendoza y está totalmente dedicada a gente pobre; no se atiende clase media. Lo que hacemos ahí es un asesoramiento, pero el patrocinio no se lo damos. El patrocinio, el auspicio de los casos, cuando la persona entra a lo judicial, no se lo llevamos. Se lo llevamos a aquellos que realmente nunca van a poder pagar un abogado.

Mis fases de adolescencia fueron muy movidas en cuanto a viajes, porque mi padre era bancario; entonces fue de norte a sur y de este a oeste del país, que viajamos. Me acuerdo haber hecho 4° grado en tres escuelas diferentes y en tres lugares diferentes. Entonces fui teniendo amigas en mi etapa de niña, de chica, de muy diversos lugares. Tengo recuerdos de algunas amigas así muy puntuales, de chiquitas, pero que nunca más las he vuelto a ver. Después en la secundaria fue donde estuve más tiempo en un lugar; fue en Canal, provincia de Córdoba. Ahí también en esa etapa tuve algunas amigas... Me acuerdo de Alicia Crespi, Cuqui Bompato; pero me retiré de Canal, del secundario y no las volví a ver ... AMIGAS

Después en Córdoba hice la Facultad y no tuve así esas amigas amigas; de estudiar juntas sí. Alicia Crespi se había venido conmigo y después abandonó... después ya me casé. Me vine 10 años a San Juan.

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Nosotros hemos sido siempre una familia muy sociable, mis hijos con muchos amigos y nosotros también. Pero después que falleció Nito, y con toda la historia del Palacio Judicial y del juicio, mucha gente de Mendoza en una primera instancia un poco como que se retiró. Llegaban y me decían: Dejalo en las manos de Dios. Era como decirme: No te metas en esos ámbitos, que es escarbar.... El tema fue que a mucha gente del grupo de amigos, viste que Mendoza es muy especial, muy montañera. Yo digo que come arroz blanco en la mesa y tienen un Mercedes Benz en la puerta. ¿Entonces qué pensaron? Que yo me iba a volver de esas mujeres izquierdistas; y aunque lo hubiera hecho no habría problema alguno, porque esa es una ideología, pero no la tenía, ni la tengo. Parecía que protestar por justicia era ser izquierdista. Viste esa formación que se tiene a veces totalmente equivocada de ciertas cosas. Algunos amigos nos fueron como esquivando, alejándose; entonces yo un día... Una anécdota muy puntual: un día llega una de mis hijas llorando a casa y me dice: Mami no puedo creerlo, sabés que en el té, en la casa de tal, se habló de la muerte de Nito y que por algo sería... Entonces le digo: Mire hija, ante estas circustancias, la familia Neme tiene que hacer algo. Vos ponés a todos tus amigos en un cedazo y sacudilo fuerte. El que cayó, no te sirve ni ahora ni nunca. Yo hice lo mismo. Por supuesto que algunos quedaron. A mí me quedaron las compañeras en el juicio; pero te quiero decir que Cedazo ese círculo grande que yo tenía se achicó y bastante. Entonces toda la familia aprendimos que amigos son algunos. Entonces ahora yo me muevo -estoy todo el día acá de todas maneras- y sigo teniendo esas amigas. Una vive en San Juan pero realmente no importa, porque cuando nos llamamos seguimos la conversación que dejamos dos semanas atrás. Esa clase de amigas. Puedo hablar en este momento de dos amigas del alma, la otra es madrina de uno de mis hijos, que pasa tiempo, pero que nos hemos hecho confidencias, que conocen todo mi padecer, mi duelo; el antes y el después.

Prácticamente no escribo cartas, por mail tampoco; siempre he sido bastante reacia. S A pesar de que escribo mis pensamientos y artículos a veces para el diario como el otro día que me dio mucha bronca alguna cosa, no soy de ponerme a escribir una carta a una amiga, sino que soy de la época de tomar el teléfono, de llamar. Tengo una muy íntima amiga y nos hablamos por teléfono,

Tengo una amiga, muy amiga de San Juan, pero tampoco nos escribimos, nos llamamos, o a veces nos pegamos una disparada una o la otra.... Somos viejas, así que lo del e-mail tampoco no te creas que es muy... No lo he incorporado. Para nada

CARTA ni en mi trabajo, porque... No, no, es que esto, el lápiz, es lo que a mí me hace pensar. Yo frente a una máquina no puedo pensar. Esa es la generación de ustedes. Yo me formé con el lápiz y Ni mail ni carta el papel. Hay personas que han adoptado el tema de los e-mails. Yo los puedo mandar, los sé recibir. Sí, lo sé hacer, pero me cuesta horrores... Hay dos cosas que en mi vida las he rechazado siempre: mirá lo que te digo el idioma inglés y la informática (risas)... El tema de escribir cartas, no. Cuando falleció mi hijo... A mi hijo sí le he escrito varias cartas, después que él falleció... Bueno, cuando él estuvo viviendo dos años en Italia, entonces ahí él escribía y yo le contestaba, pero esas cartas de él no sé qué habrán sido, pero después de que falleció sí, le he escrito varias cartas a mi hijo. Pero es volcar lo que uno siente en la carta, no mandarla. Tendría que buscar, porque viste uno en el arcón de los recuerdos... pero no, no recuerdo de tener cartas. Y si las he tenido imaginate que nosotros hemos tenido varias mudanzas. §

Tengo una carta muy especial, esa sí la escribí. Fue en el año... me tendría que fijar bien la fecha, fue ’98 ó ’99, que se hizo un Encuentro Nacional de Mujeres en San Juan, ¿se acuerda? Yo fui y en ese momento estaba el Y...yo le escribo al Papa Arzobispo Monseñor Distéfano, creo y no quería que se hiciera ese encuentro allá porque decía que era de lesbianas y prostitutas. Llegamos y nos habían puesto mil inconvenientes, no había lugares donde dormir, les estaban fallando a los organizadores, les habían negado los lugares para la gente que llegaba de todo el país, éramos 3.000 mujeres. Fui con un grupo de profesoras de acá, de la Universidad. Y cuando nos enteramos de ese tema y de todo el bochinche a mí me indignó mucho. Se hizo el Encuentro, se hicieron los talleres. Yo participé en el de Derechos Humanos, me acuerdo que estuvimos trabajando codo a codo con las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Y se había corrida esa bolilla de que las que estábamos en el Encuentro éramos todas lesbianas, prostitutas, una cosa horrorosa...medieval. Entonces yo volví con mucha bronca, y así como el otro día a las cuatro de la mañana, yo volví y lo busqué al Padre Contreras y no estaba en Mendoza. Entonces digo: ¿Y a quién me dirijo para decirle toda esta impotencia, que no puede ser que en la Iglesia, que una cabeza de la Iglesia, cometa semejante barbaridad a esta altura de los tiempos? Entonces como no lo encontraba dije: Si la cabeza de la Iglesia es el Papa, yo le escribo al Papa. Y me senté y le escribí al Papa...ahí no me senté con la birome, me senté en la máquina de escribir, ta ta ta, cerré la carta, puse Vaticano, Roma... y que llegue. Y llegó (risas). La tengo enmarcada en la cabecera de mi cama. Me mandó bendiciones extraordinarias para mí y para toda mi familia, y decía que había leído mi carta y se lamentaba muchísimo. Ahí le ponía que no podía creer que si Jesús caminó entre lesbianas, prostitutas y mendigos, un representante de la Iglesia aquí en la Argentina se hubiera expresado de esa forma... Bueno, le puse todo lo que pensaba. Y me pone que se iba a investigar el tema. Esa es la única anécdota que me acuerdo de haber escrito una carta así muy especial... He recibido sí, en los momentos difíciles. Recuerdo de unas sobrinas unas cartas muy bonitas. De mi abuela recibía muchas cartas; cuando recién me casé, de mi abuela tenía unas cartas preciosas.

VILMA RÚPOLO

Soy de la época: en que cuando éramos jóvenes creíamos íbamos a hacer otro país, una revolución Gustos y dis-gustos: Me gustan los momentos después de que una ha hecho mucho trabajo. Me encanta disfrutar esa sensación, después de que uno trabajó mucho; te produce mucho placer, porque es como [silencio]... Yo siempre me quedo tarde en la noche y eso tiene un vínculo. Es como que no me quiero ir a dormir quiero disfrutar de ese... Me sucede siempre después de una función y después disfrutar y salir a comer, y no me da sueño porque es como una celebración del trabajo. Porque la cosa no es trabajar, trabajar. No, es después de que uno trabaja mucho, pá! una celebración! Detesto que se haga tarde y en general la descordinación. Como que una persona llega y la otra no alcanzó a llegar y no hay encuentro, cosas así Cuando no se combinan las cosas o no se coordinan como vos pensaste, incluso en el cuerpo, como un bailarín que no engancha... entonces siempre estoy luchando para que haya coordinación. Soy: creyente / tengo voluntad luchadora / asociativa / muy ingenua / solidaria / muy tolerante / obsesivamente ordenada pero dentro de lo caótico / dormilona / comilona / coqueta / sensible Mujeres significativas: Mamá. Tía Angeline. Srta. Guerrero, maestra de primer grado. Hermana Victoria. Hermana Elena. Hermana Lourdes. María Teresa Carrillo, maestra danza. Isolde Klietman. Lección: Una lección es una terminología facha no me gusta, lo vamos a cambiar por aprendizaje. Tengo un aprendizaje que estoy haciendo pero no lo termino de hacer, que es cuando uno produce una acción y te critican. Te dicen: Eso está todo mal. Y vos pusiste todo. Entonces lo que yo quiero aprender es a equilibrar un poco la recepción de esas críticas. Estoy en eso. Pero todavía no lo termino de aprender porque siento cosas, algunos temores, es como que me hacen mal, quisiera aprender a que no me hicieran mal.

Mendoza - Argentina: 1951. Bailarina, Coreógrafa, Actriz, Docente. Ex directora de la Carrera de Artes del Espectáculo de la Facultad de Artes y Diseño - Universidad Nacional de Cuyo. Directora del grupo de Danza Teatro El Árbol. Miembro del grupo CoCoA (Coreógrafos Contemporáneos Argentinos). Dirige el Festival de Teatro Nuevas Tendencias (2005: 10a edición). Ha dirigido en varias oportunidades el acto central de la Fiesta Nacional de la Vendimia.

“A las aladas almas de las rosas del almendro de nata te requiero, que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero.” **

De la cárcel de Devoto a una escuela de modelos. Modelos de mujeres, distintos, variados, opuestos? Vilma camina y se sorprende. Cree y crea. Creyó en la palabra del director de la cárcel a quién le entregó su bebé de meses con la promesa de que lo entregaría a sus padres. Le creyó y además le hizo firmar un recibo. En plena dictadura el hombre cumplió. ¿Cómo no seguir creyendo? Ella habla y está como en otro mundo, desde allí cuenta su pasado y encarna el presente. Bailarina. Siempre algunos pasos lejos de la tierra. A veces aterriza y, por ejemplo, dirige la Fiesta de la Vendimia. La paralela o la oficial. No importa, es la fiesta que merece su entrega y respeto. El que algunos varones ya le dispensan a pesar de ser la mina. Devota ferviente de la teoría del caos, habita un planeta no fácil de seguir. Algunos lazos la sostienen y le ayudan a no perderse. La justicia es algo natural, dice con naturalidad. Y parece verla con su delantal blanco de espumoso moño, mirando con ojos de cachorra. Niña grande que no olvida a su maestra de primer grado, a sus maestras de danza y a las monjas que con sus modos diversos la formaron. Recuerda a su tía Angelina, primero y principalmente, por la revista que le trajo un día en que la pequeña estaba enferma y en cama. Escuchó su hambre de fantasía. Las alitas que crecían y dolían, encontraron espacio. Agradece por ayudarla a recordar. Sorprende una vez más al afirmar que la de la cárcel fue una de las experiencias más hermosas de su vida. Conoció mujeres maravillosas, la solidaridad, el encuentro... y el suelo. Bajó de las nubes y apareció el presente: la danza contemporánea robada en los baños del penal y estremeciendo a un montón de mujeres. Envuelta en vestuario de lujo, cedido por cada una de las compañeras. Ropa interior negra que envuelve la piel de quienes sacan afuera y dan forma al dolor, la entrega y la pasión de todas. Los creadores habitan un lugar otro del que traen su novedad que no es más que el fondo del tarro de todos; que necesitamos de ellos para que nos revelen el negativo de nuestros dolores y preguntas. Después de cinco años de gestación está a punto de parir su** Carmina Burana, a lo grande. Cuatrocientas personas encarnarán su sueños y visiones. Asustada y radiante se entrega a este nuevo desafío que capta en estos días todo su ser. La explosión de la vida, el amor y los placeres mundanos en la rueda de la fortuna. Gira y gira la vida. En cada lugar lo que se puede. Dando todo y confiando. Infantil y sabia. Eterna creyente. Con ustedes Vilma Rúpolo, una mujer del montón.

* Elegía. Miguel Hernández. En El rayo que no cesa. (1975) Argentina. Losada. ** Puesta en Escena: Prof. Vilma Rúpolo. Dirección Orquestal: Mtra. Ligia Amadio. 28/11/03

La formación y las mayores influencias siempre han sido de mujeres. Hago memoria de todas las experiencias que tuve de las mujeres en la cárcel, que han sido D extraordinarias. Después las sucesivas de mujeres que, como dice Silvio Rodríguez

A en esa canción, lo han sensibilizado le han dado penas, alegrías... No me acuerdo bien la canción pero dice algo como: Me han estremecido un montón de mujeres... Mi amiga de Buenos Aires, por ejemplo, que tiene cuatro hijos y es maestra diferencial, yo sé bien la lucha que tiene ella, es decir, es tan sensible la lucha que tiene ella y muchas ellas ¿no? [silencio]

Después, hasta aprendí a tolerar a mujeres más banales. Porque cuando salí de la cárcel no tenía trabajo en ningún lugar y tuve que ir a trabajar a una escuela de modelos. Entonces yo que venía de experiencias tan fuertes y veía “¡No, estuvo en la cárcel!” a las otras que aprendían a caminar..... y fijate que aprendí a quererlas y a respetar otras cosas, IDENTID por el lado del afecto, de comprender, de compartir un universo tan distinto. Le agradezco mucho a la directora de esa escuela, por que fue el primer trabajo que me dieron. Lo mismo que a Isolde Klietman. Porque algunas personas del ballet o de las escuelas de danza de acá decían: No, estuvo en la cárcel! Recibía respuestas así, increíbles. Me lo mandaban a decir a través de otra persona a la que yo le decía por qué no le preguntás si puedo dar clases. La señora Sagués le dijo a Guillermo Calvet, compañero del ballet: Decile que no. Mi marido es militar y no puede ser que ella venga a dar clases acá. En cambio a la Isolde, le dije mire que yo estuve en la cárcel. ¡Bueno, no importa! Si yo también estuve en la segunda guerra mundial. Entonces, me abrió las puertas, lo más bien. Entonces me acuerdo siempre de esas dos personas, la Liliana Valverde y la Isolde, que fueron las dos mujeres que me dieron trabajo en ese momento. Fijate cómo salieron estas dos mujeres que me dieron trabajo. Dos mujeres! Es fuertísimo!

Viví tres veces en mi vida ambientes de muchas mujeres. Uno cuando estuve pupila en la secundaria, nos divertíamos, éramos adolescentes. Estuve pupila porque mis padres se habían ido de viaje a Europa. A mí me Un montón de mujeres gustó, no me pareció nada malo. En ese momento jugábamos con los almohadones de noche, era una cosa de adolescentes. No lo sufrí, me divertí.

Después la segunda fue la del ballet. Nosotros creíamos en el ballet, porque recién empezaba*. Creíamos, entonces nos queríamos mucho entre todas las mujeres y la competencia todavía no era, al principio, desaforada. Yo me acuerdo ver bailar a mis compañeras, con cariño y veía que mis compañeras me veían bailar con Ballet cariño. Eran épocas muy bellas, así como fundacionales. Era la primera vez que se creaba un ballet en una universidad o un organismo oficial y todas las personas que conformábamos ese grupo éramos jóvenes, tenia entre 18 años y 20 años, entonces estábamos fundando también nuestra historia. Y así como nosotros estábamos fundándonos como generación, había una generación de plásticos, de poetas, de músicos. Era el inicio de los 70.Después la última etapa para a mí no fue tan agradable, porque yo estaba por dejarlo y entonces estaba tomando decisiones de que princesita, no más y todo eso.

Después la tercera, la más importante, fue el tema de la cárcel. Éramos dos edificios enteros, novecientos treinta mujeres, uno de cinco pisos y otro de tres. Había pabellones de veintiséis o celdas de Morse, paredón y después cuatro. Teníamos comunicaciones entre edificios, entre pisos, por las paredes. Hacíamos el sistema Morse, que en realidad lo reestructuramos. Yo era encargada de la parte de

* Ballet de la Universidad Nacional de Cuyo. Año 1970. comunicación en mi piso, entonces hicimos bastante adelanto en eso. Juntamos toda la información de todas las chicas que lo sabían y primero logramos saber cómo era el Morse original; después a eso le hicimos una cuadrícula de golpes distintos que era más lógico y todas nos aprendimos otro sistema que era el nuestro. Resulta que de tanto hacer el sistema con un tenedor o con el cabo de algún cubierto en la pared, ya estábamos haciendo como un hueco. Entonces hete aquí que un día a mí se me ocurrió hacer eso con un plato de lata al revés y resulta que el plato proyectaba sobre la pared el sonido mejor, y no seguíamos raspando que en cualquier momento nos hacían bolsa porque estábamos destruyéndoles el edificio. Con las manos, seguimos el mismo de siempre. El lenguaje de señas lo usábamos para comunicarnos por las ventanas. Por ejemplo yo una vez me comuniqué con una chica que estaba en otro piso que nunca nos habíamos cruzado. Una chica Álvarez, hija de la Ana María Álvarez**. Ella me decía con las manos que había estudiado en el Universitario Central y yo le decía que no, de ahí no nos conocíamos, porque yo estudié en María Auxiliadora. Me decía: Che, mendocina, viva Mendoza. Así con las manos. Ella estaba en el recreo y yo estaba en la ventana de mi celda. Como teníamos recreos en momentos distintos, entonces si nos asomábamos a la ventana de la celda podíamos ver a las que estaban en el recreo.

Si pensás en esa cantidad de mujeres, vos decís puterío, conversación infinita y bueno... Nosotras tomamos una decisión en Devoto: íbamos a hacer silencio cuando se hicieran las tres de la tarde todos los días. Eso fue sorprendente para las bichas; las bichas eran las celadoras. Llegamos a la conclusión de que a las tres de la tarde - ¿930 mujeres juntas en silencio? aunque no teníamos reloj teníamos la hora re cocinada- se armaba, estábamos en la hora del silencio. Entonces hablábamos mucho, mucho, todo el día; era tanto el nivel de comunicación verbal, veintiséis éramos en cada pabellón, entonces para ordenarnos dijimos: a las tres de la tarde la hora del silencio. La impresión que le causaba a las celadoras fue lo más divertido; porque ellas no entendían cómo novecientas treinta mujeres se habían puesto de acuerdo para que en un momento no hubiera ni un chistido en ninguno de los dos edificios. Fue ahí donde ellas empezaron a descubrir que éramos distintas a las presas comunes. Ellas, habían manejado siempre presas comunes y les habían instruido de que nosotras éramos bichos malignos, peor que las presas comunes, que nos tenían que tratar peor, que no nos tenían que dar ni la hora. Literalmente ni la hora. Era todo un entrenamiento que les daban para considerarnos subversivas peligrosas. Ellas venían con un preconcepto muy fuerte a nivel humano. Entonces cuando vieron que hicimos la hora de silencio, era tal la sorpresa, que empezó a generar en ellas más respeto. Les impactó. Porque viste que en la música los silencios son tan importantes... Y el silencio es algo como misterioso... Entonces empezaron a tomar conciencia. Claro que fue una fuerte suma de hechos, por que ya las Naciones Unidas y los organismos internacionales empezaron influir y a bajar los niveles de violencia interna. Al principio falleció una compañera por que no la llevaban al médico, entonces estaban re-mal, después todo se fue ablandando. En un momento ya hacían de campanas de espectáculos grandes que hacíamos, cosas así. Pero sé que esto les impactó mucho. Era muy bueno porque la verdad es que nosotras somos de hablar mucho, era todo un bullicio, de bla, bla, entonces eso le dio un orden muy grande al día y ahí dentro... Fue hermoso, muy bonito, a pesar de que tiene por supuesto sus lados oscuros, horribles, todo lo que priva la libertad y todo lo que implica, pero para mí fue maravilloso porque logramos muchas cosas. Siempre fui muy activa para los logros y todas esas cosas. Siempre trabajé mucho también solidariamente con las mujeres mayores. Íbamos siempre con mi amiga Laucha, con un mate y les dábamos los buenos días en otra celda. Vos estabas siempre presa, encerrada en tu lugar, las celdas o los pabellones y te abrían una sola hora en el día; todo lo demás estabas ahí adentro. Una sola hora te

** Directora del Espacio Contemporáneo de Arte (ECA). sacaban al patio, dabas una vuelta y volvías, nada más. Pero a veces te castigaban y te quedabas ahí.... Y en las de cuatro tenías unos ratos encerrada y otros que podías circular por el pasillo central y ahí donde armábamos las obras mejores porque nos íbamos al baño, y era un baño grande, entonces teníamos una campana y armábamos la coreografía y todo el espectáculo.

Hicimos muchos espectáculos. Los primeros eran improvisados, eran como casuales, cumpleaños, celebraciones de algún día importante para nosotras, como proceso revolucionario, y... bueno bailá Vilma. Siempre cuento que a veces mí no me daban ganas de bailar, pero tomé una decisión al mes que estuve ahí. Era que cada vez que me pidieran bailar, lo iba a hacer, no iba a decir nunca que no. Porque, viste yo decía y si... y no..., entonces yo dije: línea dura, cuando pidan, aunque no tenga ganas yo Espectáculos voy a ir a bailar. Fue muy vital esa decisión para mí. Entonces me decían: Ché Vilma querés bailar? Entonces si ellas estaban decididas yo bailaba. Porque primero que me molesta también mucho la indecisión y segundo que yo dije tengo que tener una conducta de no fluctuar con el estado anímico. Entonces si yo estoy media deprimida, no tiene que influir en esto de bailar, es como mi definición en ese momento, mi trabajo. Entonces yo también aportaba algo al conjunto; era una conducta clara en relación a lo que yo era, bailarina, entonces pum! siempre bailaba.

Hice un dúo con una compañera que para mí fue inolvidable, total. La compañera está en Inglaterra y se llama Lisy Longobardo. Ella era bailarina contemporánea en Buenos Aires, discípula de Ana Camien que ahora es la directora de CoCoA*. Yo era bailarina clásica y ella contemporánea. Hicimos un dúo con la música que canta Alegrarás la sombra de mis (r)cejas** Serrat del poeta español Miguel Hernández que es sobre el compañero... tarara, tarara... se llama Elegía. Hicimos una coreografía impresionante. Yo hice todo lo de clásico aéreo y ella me tiraba al piso. Era la primera vez que hice contemporáneo y en el piso hacíamos cosas que no había hecho antes, porque yo era la bailarina clásica total. Fue una buena combinación. Estuvimos un mes y medio haciendo la coreografía que duraba tres minutos. Lo cantaba una compañera de Santa Fe que era a muy buena cantante a capela, divina. Entonces creó mucha impresión porque nos habíamos maquillado con el hollín de los calentadores y nos habíamos hecho unas mallas con los calzones negros que habíamos pedido a todas las compañeras. Era tipo Bolshoy o Colón lo que hicimos. Con un nivel de elaboración total; las compañeras quedaron petrificadas. Terminamos eso y apenas podían aplaudir porque estaban llorando. Fue una manera en la cual el arte no dice nada y dice todo. Ella era una bailarina profesional y yo también. Entonces no estábamos: Eh! Vamos a bailar. Así nomás Lo elaboramos hasta el último detalle; eso fue un espectáculo en sí mismo. Dos meses de ensayo las dos solas y a veces con la chica que cantaba. Si no, como teníamos la letra escrita, decíamos bueno, en este pedazo va esta forma y así. Eso dramatúrgicamente estaba muy lindo, porque empezábamos una con una rodilla al piso y la otra parada atrás con una mano sobre el hombro, las dos mirando al frente. Y de ahí descomponíamos todo y cuando termina que dice: compañero del alma del alma, compañero, en el piso la otra te levantaba con todo el peso cuando decía: quiero desenterrarte y besarte la noble cabellera. Y después había otra parte que por ahí volaba, cuando decía: pajareará tu alma colmenera, que era toda una cosa muy volada, muy aérea. Y lo otro era: a dentelladas secas y calientes. Fue una cosa muy fuerte. Lo hicimos acá en Mendoza con una compañera una o dos veces en la Sala Lucero; lo tocó alguien a la guitarra. En la cárcel lo hicimos para todo el piso y fue tremendo porque todos lloraban de una manera tan terrible... Después yo recibía cartas de mis compañeras que decían lo que habían sentido al ver eso. Porque era como una producción tan impecable lo que habíamos hecho, estaba tan estudiado,

* CoCoA : Coreógrafos Contemporáneos Asociados. ** “(...) Alegrarás la sombra de mis cejas” Miguel Hernández. Ibíd. tan elaborado el detalle de todo, que tenía un nivel alto de emoción estética. Lo hicimos en Devoto por segunda vez, en el marco de todo el festejo de fin de año, que era una hora de espectáculo con otras cosas que armaron el resto de las compañeras. Nosotras hacíamos espectáculos largos en Navidad y Año Nuevo. Al principio no hacíamos nada, era todo clandestino, toda la elaboración era clandestina y aprovechábamos el momento que estábamos todas y lo estrenábamos. Después, cuando pasó un año, año y medio, en Devoto nos estábamos como ablandando, de tal manera que a una guardia que era la más piola le decíamos: celadora mire, vamos a estar reunidas ahí, usted nos puede cuidar que no venga nadie más? Entonces la misma celadora nos hacía de campana y hacíamos espectáculos de una hora donde eran varios sketchs progresivos. El último sketch de uno de los espectáculos de Navidad, fue uno de Vinicius de Moraes. Era como un desfile de modas, todo teatral, todas feas las modelos y entonces salía Vinicius y decía: Bueno, Miss Argentina lo hemos declarado desierto, por que las mujeres más bellas de la Argentina están en Devoto. ¡Terminaba así todo el espectáculo! [risas] Yo soy de la época en que cuando éramos jóvenes creíamos que íbamos a hacer otro país, una revolución. Cambiar el mundo. Todo entero, nada de cambiar así como ahora el individuo, para poder cambiar el mundo, o cambiar uno, no, no...[risas] Soy un poquito de dogmática en el sentido de que yo creo en esta especie de evolución hacia el naturismo, el socialismo, todas esas cosas; es una especie evolución ¿no?. Si bien a lo mejor no creo que tenga que ser de manera violenta, ni nada de eso, pero sí creo en que tiene que haber un volcarse hacia ese sistema que es más solidario, a esa tendencia. Entonces fijate que eso megalómano, de que ¡oh sí, todo el mundo! lo sigo manteniendo, por que como ejemplo de eso pienso que si los medios de comunicación los pudiéramos manejar con otro criterio, con ese pensamiento de transmitir a la gente acciones y actitudes distintas... Por que viste los medios de comunicación generan una influencia. Lo veo en efecto cadena, en dominó, que todo el mundo va a.... Esa cosa que todavía tengo.

Estoy aprendiendo de todos los sabios, las respuestas que dan frente a ese tema de las críticas. Escucho mucho. Escucho cómo proceden otras personas para tomar el ejemplo hablando de metodología, reflexiones. Escucho cuando la gente dice de poner cada cosa en su lugar o yo misma me planteo, Aprendizajes poner cada cosa en su lugar, poder separar... esa especie de ataques que uno siente ¿no? A veces pienso que tengo que conectarme, que no comprendo bien. Entonces el aprendizaje que he venido desarrollando es en relación a eso. Pero aprendizaje que haya hecho... en estos últimos tiempos, es como... me parece que en estos últimos tiempos yo aprendí a manejar las computadoras, internet, que antes no sabía. Es como que por un lado no tenía ganas de hacerlo ¿no?. Por que creí, que me iba a separar de cosas que eran más naturales y fue como una resistencia a ese aprendizaje que hacía. Pero me parece que uno se va instalando en la época, que va como recibiendo el modo de la época...

Primero, no soy católica ni nada de eso, pero soy creyente; yo creo en una cosa y le meto para delante.. Creo, es un verbo, en primera persona de...crear y creer. Quizás... la ambivalencia del término ¿no?. Yo me refería a creer. Después la segunda es que tengo voluntad y Soy eso está relacionado con el adjetivo luchadora. Luchadora significa que las cosas no son fáciles y uno las va consiguiendo. Después la tercera es que soy asociativa; que tengo la tendencia de contemplar cosas, a asociarlas Después otra cosa es soy muy ingenua..., sorprendente, así de sorprenderme. Me sorprendo de las cosas así como si fuera la primera vez y a su vez se me da como de crear, creer; el tema de sorprender a los demás. Soy solidaria. Busco algún bienestar para los demás, eso me interesa mucho. Trato de ayudar. Si las cosas no tienen su satisfacción necesaria como la planta el agua, el niño la comida... entonces yo los comparo y digo: Pero qué estoy haciendo con esta obra, para determinada gente. Es como un parámetro que me mantiene ahí como un ancla para no irme a la miércoles con las cosas que hago, es ese sentimiento social que me acompaña. Tiene que ver con lo solidario. Es lo mismo, me parece. Me acompaña siempre esa cosa de entender que no puede haber tanta diferencia. Uno que tiene todo y está ahí, y otro que está ahí y no tiene nada. Eso, eso me acompaña permanentemente. Es como una imagen diferente que me ayuda a tener una propuesta... como que me acompaña siempre. Uno ve cómo no equivocarse, cómo no desviarse, por ejemplo y ser complaciente con que haya tanto conflicto, tanta diferencia... por eso es también un signo de la época mía.... Es difícil porque hay cosas que una hace y no tienen relación con eso, pero...por eso te digo que es tan importante esa sensación de que eso me acompaña Cuando yo era chica no me importaba nada, ni de la limpieza, ni nada y ahora soy bastante obsesiva de observar los detalles en cuanto a la limpieza y en cuanto al orden, yo tengo la teoría de esa del caos*, que es la teoría de la complejidad y entonces por ahí las cosas se ordenan de una manera muy particular. Porque cuando vos me dijiste si era ordenada o desordenada, yo pienso que soy obsesivamente ordenada pero dentro de lo caótico. Trato de observar cuál es el orden natural para entonces poder proceder y a veces el orden va en contra del orden natural, que nosotros llamamos orden. Por eso cuando me dijiste la palabra orden ¡Uh! Como la otra lección.[risas] Sí, creo que también soy sensible. Esta lindo eso. Porque sensible para mí es lo más grande que hay en la humanidad. Por eso yo hago arte y creo obras para favorecer, desarrollar o jugar con la sensibilidad. Si todos somos más sensibles es más fácil llegar a aquello que encuentre un orden natural; la solidaridad, la igualdad, es como un orden bastante natural. Por que aún en un grupo de animales, a mí me parece que si es una familia todos van a tratar de que todos coman. Hay fenómenos de todo tipo, en realidad, porque las luchas son también naturales, cierta violencia... pero me parece que los animales... yo veo los gatitos que tratan de comer todos, no pueden sacar a uno y que no coma. O se fija que el otro coma también. Me parece que hay un orden al cual nosotros tenemos que llegar... no sé si es de la naturaleza, más bien que hay que buscar ese orden. También soy coqueta porque yo he sido siempre bailarina, me encanta el maquillaje y todo eso, no sé si será la definición de coqueta pero bueno. ¡Me encanta, me encanta, me encanta viajar! Mucho... Porque encuentro como un oxígeno, una cosa.... Me encanta dormir, pero también tendría que decir comilona, por que me gusta comer, dormir, de todo. Todo lo relacionado con la comida me gusta; que me hagan, hacer, cocinar y comer, todo eso es lindo.

Siempre me he llevado muy bien con el concepto de feminismo. Por ahí tiene una veta un poquito no equilibrada como todas las cosas, pero me parece que me siento muy identificada. Sería tonto no reconocer que tiene su problemita el ser mujer. Por ejemplo para los trabajos como más específicos, así como dicen en Alemania, en las Feminismo universidades sólo un 30% o 25%, cuando estuve allá, eran mujeres, y habían grandes carteles que decían: Sólo un 20% de las mujeres trabaja en las universidades, porque se paga muy bien. Acá somos un 80%, porque se paga muy mal. Es decir los trabajos mejor rentados siempre los tienen los hombres. Me acuerdo siempre de esos grandes carteles que hacían las mujeres allá para hacer tomar conciencia de que realmente hay una diferencia.

* Teoría desarrollada por el físico y químico belga, Ilya Prigogine. Premio Nobel de química en 1977. Por ejemplo te pongo el caso de la Fiesta de la Vendimia. Hace quince años o veinte, yo me acuerdo de una frase célebre que dijo un hombre, un técnico en un espectáculo grande. Las cosas estaban muy candentes y había muchos problemas en los días anteriores a la estreno del Acto Central. Yo que era coreógrafa, tenía mucha responsabilidad y di una solución al director porque estábamos muy unidos en el montaje. Dije no, hagamos tal cosa, entonces este técnico le dijo de costado y yo le escuché: Pero cómo le vas a hacer caso a la mina. Como diciendo decidí vos, o vos tenés queCómo pensar quele jamásvas una a buenahacer idea podíacaso venir a de la la minamina. Fue clarísimo. Después pasó el tiempo y yo veo que los vagos generalmente... Aunque hay casos que los técnicos prefieren tratar las cosas así con los hombres del equipo nuestro. Porque a mí me gusta trabajar en equipo y ahí se unen todas las cosas, pero yo sé que por ejemplo, voy a esos técnicos y los tipos escuchan, punto uno; y punto dos que por ejemplo toda la parte de dirección de iluminación la hace una mujer que también es una cosa técnica y los tipos se tienen que comer eso. Está planteado así. Se ha ido haciendo escuela. Se han ido haciendo trabajos y trabajos y se han tenido que ir adaptando; ya está como instalado. Entonces la Cecilia dice: Suban la torre allá! Bajen la torre acá! Y entonces los otros van y lo hacen. Para mí es un placer muy grande!. [risas]. Viví toda esa evolución, desde esa frase: no le vas a hacer caso a esa mina para proceder, hasta ahora que se van sucediendo las cosas como más... Como que nos toca estar también en lugares en los cuales grandes personajes en la escuela*....Por ejemplo yo en la escuela tengo varios que son machistísimos y tienen que adaptarse y entonces yo lo vivo con bastante naturalidad, hoy. Trato de buscar lo mejor de cada uno de nosotros y tratarnos desde ahí. Me consta de que muchísimos de esos personajes que tengo en la escuela son machistas; son machistas por definición. Sucede como una evolución en este aspecto; hay que ir haciendo un esfuerzo. Yo siempre digo que alguna cosita hemos hecho con todo el fracaso que tuvimos, hablando de lo político. Con esto pasa algo similar.

Siempre digo que los políticos, por ejemplo versean sobre esto. Por ejemplo yo iba a Alemania y ellos hacían una discriminación total de los extranjeros, pero los políticos, decían: Nosotros, admitimos que los seres humanos del mundo, somos todos iguales. La gente reclamaba eso, entonces era lo que correspondía decir. No se animaban a De tanto decir lo que no se piensa, se termina haciendo lo que se dice decir otra cosa. Yo siempre digo esta frase que no sé de quién es: de tanto decir lo que no se piensa, se termina haciendo lo que se dice. Entonces la palabra ahí tiene una especie de magia particular. Yo sabía que me estaban mintiendo, pero por algo tienen que mentir así, es una cuestión de cultura.

Con mi hija fue así como esto que te digo del sentimiento entre las mujeres. Cuando ella nació, teníamos una alianza total, bien de madre e hija, que hay una comunicación tan fuerte. Por ejemplo la llevaba al teatro y tenía como un año recién. Se quedaba una hora y media, sin pronunciar una palabra, pegadita y calladita. Aliada. Siempre fue como que entendía las necesidades que yo tenía. Por ejemplo iba a ver La Muerte del Cisne que es una obra que yo bailaba y cuando salimos de la cárcel la íbamos a llevar a todos los pueblos, a San Rafael, General Alvear, Tunuyán, a todos lados..., a San Luis. Yo la llevaba de gira conmigo y ella tomaba la teta, al año Aliada y medio, por ahí. Terminaba de hacer La Muerte del Cisne y con el vestuario todavía puesto, bajaba y le daba la teta a la nena. Ella siempre, siempre, siempre, estuvo aliada a los movimientos que yo necesitaba hacer. Después poquito a poco ella fue tomando su identidad, no quería hacer danza porque tenía que definirse distinta. Pero después, ahora, está haciendo danza y es como tocada para eso. Además estudia medicina, está en cuarto año ¡Y tiene, para mí, todas las creencias que tengo yo! Ah!! [risas] Ella cree, es lo que a mí

* Escuela de Teatro de la UNC. más me gusta. Cree que se puede hacer esto, hacer lo otro. Entonces genera cosas artísticas y también quiere ser médica con toda la creencia de poder aportar a los otros. Pero es muy compleja a la vez, porque ella quiere hacer psiquiatría... y bueno yo la encuentro muy inteligente. Siempre mi vínculo con ella fue como cercano y por supuesto después tuvimos etapas de definición de ella. Ahora, no sé si vive conmigo, por que ella va, viene. Vivió conmigo siempre, pero ahora...

Con respecto a si fue distinto ser madre de un varón no te puedo decir mucho, porque con el varón tuve la presión de la cárcel. Siempre tuve miedo de qué iba a pasar con él. Yo decía: aprenderá a leer? No le saldrá leer por todo lo que habrá pasado, y bueno ahora se recibió, como te dije. Siempre viví con un temor.... yo creo que siempre estamos como afectados por todo lo que nos sucede. Cualquiera que ha pasado por eso le queda una marca. Viste que uno a veces tiene incapacidades que no se notan... Mujeres que me marcaron? Primero mi mamá y mi tía Angeline.... [silencio] Mi maestra de primer grado que se llamaba Srta. Guerrero. Tenía como una estampa, era muy diáfana. Después una monja, del colegio secundario que se llamaba hermana Victoria, que era línea dura; era un referente muy extraño. A mí me parecía rara porque, en realidad eran dos monjas, la hermana Victoria y la hermana Elena que eran como dos prototipos. La hermana Elena, que me enseñaba música, era muy abierta, muy caótica y me enseñó Marca de mujer a hacer títeres de manos, marionetas. Después a ella la rajaron de la congregación, la multaron, o algo así por las cosas que hacía. Después la hermana Victoria, muy línea dura. Cuando íbamos a comer, no nos dejaba comer hasta que ella decía: Viva Jesús y nosotras decíamos: Viva María, hermana Victoria. Estaba de pupila en el María Auxiliadora, estábamos muertas de hambre, veníamos de la clase de la mañana, entonces ella tenía ese gustito de hacernos desear la comida. No podíamos tocarla porque ella tenía que decir: Viva Jesús. [risas] Tenía esas cosas... tenía como cierta autoridad, no sabía decirte sentimientos, porque no era muy cercana. Después la hermana Lourdes, con la que viajamos mucho con cosas artísticas. Pienso que ella definió un poco toda mi vocación, porque si bien ella era media lejana, tenía esta movilidad, teníamos un conjunto de rock ahí. Ella era muy moderna. Pero era media violenta Una vez le pegó un cachetón a una chica del coro; por eso, no era un angelito. Eran dos paradigmas distintos, pero ésta me determinó mucho mi camino artístico. Me enseñó música y eso es muy importante para todo lo que yo hice.

Tuve dos compañeras en filosofía; Liliana era un poco más grande y hacíamos cuestiones medias políticas y por otro lado mi compañera muy poética. Entonces ellas dos también me fueron definiendo; y antes tenía otra compañera en el ballet, mi amiga, que ahí encontré cartas de ella. Esas tres compañeras: la poética, la del ballet que era línea dura también, la de filosofía que era operativa, como compañeras me formaron. Pero mi maestra más formadora total fue: María Teresa Carrillo que era la directora del ballet. Empecé con ella, seguí con ella, continué con ella. Tenía un La poética, la del ballet, la operativa espíritu que quedó instalado en nosotros, todos los discípulos de ella. Digo discípulo porque en aquella época se decía así. Entonces nos mortificaba mucho, como todas las maestras antiguas. Yo tenía zapatillas de raso y me salía sangre de tanto bailar, entonces le decía si me podía sacar la zapatilla y me decía: ¡No! ¡Tenés que acostumbrarte y seguir! Y entonces todo ese tipo de palabras, eran las lecciones que una tenía que seguir hasta el final y bueno todo eso quedó instalado en uno, como mecanismo de superación, de rigor y es una danza clásica aprendida a los golpes. Ella también nos enseñaba cómo disfrutar de los éxitos, que surgen de un gran esfuerzo. Fue una época muy buena del ballet, la verdad que puedo decir que fue la mejor, total!. Después hubo otra maestra que fue la Isolde Klietman que fue medio... muy simpática ella. Otra clase de maestra, un poco más blanda, muy rigurosa también, porque yo era muy ordenada y todo, pero tenía otras cosas. Ella era de Viena, muy europea, tenía un cierto tono de humor, yo diría como de refinamiento. No venía de la fuerza bruta como la otra maestra, que era fuerza bruta latinoamericana, que era para salir adelante. Eran dos cosas distintas. ¡Y mi tía Angelina! ¿Sabés por qué fue tan importante? Ella, primero, cuando yo era chiquita me regaló una revista cuando yo estaba enferma y me sentía mal. (con vos de niña) Para mí fue muy atinado, muy importante ese detalle de que ella comprendiera que yo tenía que distraerme con algo. Mi mamá siempre estaba en otra cosa, no era muy atenta a los detalles. Entonces me brindó una especie de atención que para mí fue importante y a partir de allí ella se convirtió en un referente de conducta y de comportamiento porque ella tenía... En toda mi familia eran como más reservados, mi papá tenía también un cierto don, pero mi mamá no. Ella se ocupaba de las cosas de la casa y era como muy metódica y estricta; no le gustaban las relaciones sociales. Y esta tía mía era como organizadora de cosas más sociales, de atender a los detalles humanos, entonces yo tomé ejemplo de ella en ese sentido. Era esposa del hermano de mi papá. Eran los únicos familiares que teníamos, entonces en Navidad, ella siempre atendía a los sobrinos. Era como una especie de persona que contenía las necesidades que teníamos los sobrinos, no sólo de jugar, sino que por ejemplo ella tenía un cerezo en la casa y siempre nos dejaba que nos subiéramos al cerezo a las mujeres, que éramos mi prima y yo. Y los otros protestaban: Cómo se van a subir al cerezo, decía mi mamá, todos lo veían mal. Y ella decía así medio en secreto: Vayan súbanse al cerezo y cosechen unas cerezas.... Era como que entendía ... Si bien era permisiva, tenía su autoridad; ella era la que mandaba todo en toda la familia. Pero a su vez entendía que para nosotros era inolvidable, era una cosa importante subirse al árbol que era re-grande. Ella contenía esos riesgos y los asumía. Siento que a veces creo como un hombre, es decir, como un... es diferente... [silencio] Tiene características diferentes, siento que produzco un impulso que tienen los hombres y las mujeres, pero como que hay características más atribuibles a lo masculino y características más atribuibles a lo femenino. Entonces, suponete cuando yo dirijo la Fiesta de la Vendimia, tengo que tomar características masculinas o más atribuibles a lo masculino. Por ejemplo mandar a la gente, como así... mucha... mucha definición. No contemplar todos los aspectos que yo contemplo como mujer, que uno contempla la relatividad de las cosas y la Crear como un hombre complejidad de las cosas. Por que yo tengo la teoría de la complejidad, también. Creo en la teoría del caos, de la complejidad. Que no quiere decir que sea caótica. [risas] Pero justamente uno es caótico para poder crear. Entonces eso es una característica que yo la pienso como más cercana a lo femenino, esa relatividad de las cosas que uno contempla cuando va a producir. Entonces uno toma las herramientas más concretas de los hombres y funciona desde ese lugar para producir actos más rápidos, más objetivos. Justamente es lo que estamos haciendo en Carmina Burana; estamos analizando por separado las características de los hombres y las mujeres. Con los hombres nos ha resultado muy simple y con las mujeres muy complejo. Como actitudes muy complejas para definir. En cuanto a la creación, el gran desafío, la gran búsqueda, es tener la sensibilidad suficiente para responder a las cosas de época, de lugar. Es como que a mí no me interesa la globalización del arte, de estar a la moda de lo que viene. Por supuesto que uno ya está influenciado naturalmente por estas cosas comunes, tendencias comunes del arte, pero lo que busco es esta sensibilidad para poder La gran búsqueda decir... que te salga decir. Porque hay veces en que uno por ejemplo en la danza, lo que hace es fabricar una forma bella, atractiva, pero el tema es cómo decir algo y que se entienda. Pero sin ser didáctico, sin ser demasiado simplista o panfletario. Que pueda llegar. A mí me interesa mucho que llegue algo como comunicación al espectador. Esa es la lucha que tenemos, que yo tengo. Cómo tener la iluminación para poder ser sensible a todos los factores que uno quiere responder, como qué nos pasa a nosotros distinto a los demás, por ejemplo, o cómo favorecer a través del arte un pensamiento, favorecer una evolución. Hay veces que me sale. Y la gente no lo entiende del todo y tiene una sensación, pero no lo entiende y este límite entre entender y no entender, sentir y entender en el acto de la comunicación del arte, esta delicadeza, es la dosis justa. Todas esas cosas son las que te producen una actitud para resolver, para definir ¡no irse a la miércoles! ¿Entendés? Irte demasiado de un lugar... porque a mí me interesa poder dar respuesta o representar una época. Un hecho estético acorde, una problemática que sirva de algo. Son todas esas cosas que uno une, porque la dosis de cada uno de esas cosas que uno pone hacen al arte.

... las expresiones de afecto, de ¡Cómo has estado!, es una cosa así media como melodramática, son las relaciones como cuando nos encontramos con las amigas, que no hay palabras para expresar tanto cariño, ¿viste? Tanto amor; es así. A mí me suceden cosas maravillosas, cosas extraordinarias. Porque es como que toda la sensiblería, toda la sensibilidad más profunda, está puesta ahí con quien uno siente como el par ¿viste? Como que la está peleando, por ejemplo como ésta amiga.... bueno dos o tres amigas del alma.... de toda la historia, de todo, pero ponele una que es muy simple, ella es maestra de chicos diferenciales, tiene cuatro chicos y yo veo que ella la viene peleando... es separada. Entonces me da como que la lucha es común, como que yo quisiera aportarle todo.... no sé.... esas cosas ¿no?. AMIGAS Enamorarse? Yo pienso que esas cosas están muy cercanas a todo esto ¿no? Es como que yo... mis vínculos aunque no sean físicos son tan intensos que rayan en ese afecto del enamoramiento que [silencio] que completan mucho, que significan mucho.

Lo que pasa es que con los amigos... bueno, es que tengo muchos amigos gay y ahí no se da esto que te voy a decir, pero con los amigos que no son gay siempre pin, como que hay ahí una cosa como de cierto interés, una cosa así que está como tradicional y culturalmente instalada ¿no?. La mina no sabe si es libre o no en eseA migas, amigos, amig@s vínculo... como que se tejen cosas que... En cambio con las mujeres te exige algo, te exige como una cosa muy desinteresada, no es la palabra adecuada, sino...... como que mucha expansión, mucha libertad, mucha amabilidad, mucha... a diferencia del hombre sería... [silencio] Me cuesta un poquito diferenciar porque tengo tantos amigos gay que tengo que hacer una cosa.... [risas] Bueno, los gay son hombres también... [risas] Pero yo lo que apuntaba era eso de que... [silencio] son todos más prácticos los hombres ¿viste? No sé hasta dónde les gusta tomarse el tiempo de la divagación que te lleva a lugares bien profundos y creativos que no vienen de lo pragmático ¿viste? En el caso mío, tenía amigas impresionantes cuando estuve en la cárcel; es como que ahí fue una lección muy grossa. Antes de eso a lo mejor mi vida era más: din din, danza clásica, como bailarina, princesita, cosas así. Después de esa experiencia conocí a mujeres de mucho valor; fue una de las experiencias más hermosas de Una de las experiencias más hermosas de mi vida mi vida. Conocí cómo llevaban adelante sus ideas, sus reclamos, sus planes, sus creaciones. Muchas mujeres fueron focalizadas y detenidas justamente por temor a su fortaleza para impulsar proyectos novedosos. Tenía compañeras maestras rurales, que llevaban adelante proyectos y por eso las habían metido en cana, es decir, que ahí fue una escuela para mí; aprendí también a sobrellevar los peores momentos, una escuela total...

Revisé y tengo muchas cartas, como más o menos medio metro de alto de cartas. Apareció una que nunca recibió mi mamá, me dio mucha pena. Después de que yo S salí de la cárcel, ellos se fueron de viaje a Italia. Se ve que la habían pasado tan mal con todo eso de que se quedaron con mi bebé, y bueno yo salí, viví un tiempo en A Buenos Aires, con él. Entonces le mandé una carta, que por algún motivo, volvió. Me

T dio una pena tan grande, porque es como si hubiera hecho una carta escrita a mí. Volvió, sin que ellos la hubieran leído, estaba cerrada, me dio mucha pena. Ahí les contaba que el nene mío, que ya tenía tres años, me decía palabras en el dialecto que había aprendido con ellos. Les contaba, por ejemplo que él me decía que los nonos se habían ido en un avión, y que yo le preguntaba: cómo decían los nonos

CAR cebolla y él contestaba: zéola, que no es italiano, es un dialecto del Norte de Italia, es hermoso!. Todo se convirtió muy del pasado, porque mis padres ya no están, entonces el hecho de haberles escrito algo que ellos no hubieran leído, fue así como encuentro con el pasado que me sucedió anoche y después me puse bien. Dije bueno.... son palabras muy bonitas porque están referidas a los seres cercanos ¿no? Sucedió que después abrí una carta de ellos hacia mí y mi mamá muy sintéticamente ponía: ¡Qué lindo que el Mariano se acuerde de nosotros! Es decir que los conceptos que estaban en la carta que ellos no lograron recibir, de alguna manera los habían recibido ya sea telefónicamente o en otra carta; entonces me quedé bien igualmente. Fue raro, porque estaba cerrada y han pasado casi 25 años, era del 79. Me fue difícil seleccionar alguna carta. Porque eran muy alabatorias o muy íntimas. Tipo: Qué importante que vos existas porque me servís de referente, porque tus conductas me ayudan a sentirme acompañada de una lucha, pero desde un lugar medio emotivo viste? Que los hombres a veces no lo hacen así. Dicen: Bueno compañera, qué bueno. Entonces está por un lado la profundidad, pero por el otro la expresividad. Me pareció que las cartas pecaban, no sé... también cierta intimidad. También admiración y agradecimiento. Como que las cosas que a mí más me conmovían tenían que ver con recordar situaciones en las cuales alguien o me había agradecido o me había destacado el vínculo importante que teníamos.

MARCELA GAUA Soy de la época: De los ’80; muy onda Sandra de Costumbres Argentinas. Tal cual. Gustos y dis-gustos: Disfruto mucho escuchar música melódica. Adoro a Luis Miguel y José Luis Perales. Me trastorna ver un perro abandonado, me vuelve loca. Disfruto estando en mi casa. Me enoja la hipocresía. Descargo los nervios haciendo gimnasia, bailando. Me gusta hacer radio Autodefinición: bastante romántica / ¡muy sensible, muy sensible! / muy rayada / tengo el moño chiflado / actriz frustrada / muy soñadora / inconstante / histriónica pero a la vez tímida / sumamente desordenada / impuntual / optimista / enamoradiza de la vida / respetuosa de la gente, de su forma de pensar. Lección más importante en los últimos tres años: En la vida realmente tenés que aprender a priorizar situaciones. Y... no sos imprescindible... Mujeres significativas: Abuela Francisca. Alfonsina Storni. Marilyn Monroe. Eva Perón.

Mendoza - Argentina: 1966. Licenciada en Psicología. Profesora de Declamación y Arte Escénico. Docente. Ex Reina Nacional de la Vendimia (1988). Diputada Provincial por el Partido Justicialista (2002 / 6) “Tener agallas, como vos tuviste, fanática, leal, desenfrenada en el candor de la beneficencia pero la única que se dio el lujo de coronarse por los sumergidos. (...) Agallas para hacer de nuevo * el mundo.”

Mezcla de Sandra de Costumbres Argentinas,** Marilyn Monroe y las Trillizas de Oro. De los 80. Ni rock, ni militancia. Adolescencia eterna. Marilyn de entre casa. Con luces y brillos sólo cuando es indispensable. Reina. Raro estar frente a una ex representante de la realeza vernácula. Trasunta magia, juego, fascinación e inconciencia. Muy fresca, muy cálida y divertida. Tal vez no pega con su despacho de Diputada Provincial, así con mayúsculas. O con lo que uno se imaginaría de ese rol, para una mujer en estos tiempos. Otra generación, otras vivencias, otra manera de todo. Da por sentado el machismo reinante, pero no se pelea con él, o ellos. Sabe que cuando quiere puede. Y si no, acepta directivas. Qué diría Evita, uno de sus personajes admirados. Ay, m`hijita! Si supiera todo lo que hubo que pelear para que usted esté ahí tan campante, como si nada. Naturaliza, de cierto modo, el verticalismo justicialista y algún que otro vicio de la política, pero no se priva de plantarse, cuando siente que ya basta de hipocresías con la homosexualidad, la violencia laboral o la salud reproductiva. Le parece lógico y obvio hacerlo. Sin cuestionarse porqué una mujer y recién en el 2003 y con no demasiado éxito debe ocuparse de ello. Le interesa y simplemente encara, sin medir consecuencias. Una manera de ser menos vulnerable. No confronta, pero no como estudiada estrategia; simplemente es así. Marcada a fuego por su experiencia como Reina de la Vendimia. Un juego más que se permitió y jugó en serio. Asumió un símbolo mendocino en el que se animó a salir del cascarón y a ser representante. La palabra matrimonio la deja muda. Se ríe desde su belleza. Siempre se ríe y lo ilumina todo. Aunque no estés de acuerdo, aunque no le creas. Brillo sagitariano que le dicen. Para qué pintarse? Valiente, inconciente, inconstante. Rubia e inocente. Pero como todas las reinas, así como si nada, se mete con lo prohibido, sin demasiada alharaca pero con firmeza. Como Magdalena la verdulera, una de sus ídolas infantiles, tal vez empiece en algún momento a ensuciarse las manos para limpiar mugres; o no.

* María Elena Walsh (1999), Poemas y Canciones. Mondadori. Bs. As. Eva (frag,) ** Telecomedia ubicada temporalmente en la década de los ’80.

Disfruto buscando perros abandonados; en realidad no los busco, me los encuentro. Con unas amigas estamos armando una Sociedad Protectora en Tunuyán. Me trastorna ver un perro abandonado, me vuelve loca. En un momento tuvimos un predio y llegamos a tener 50, pero tuvimos que devolverlos. Ahora lo que estamos haciendo es recogerlos y cada una se los lleva a su casa hasta que podemos ubicarlos. Así ya tengo cinco en la casa de mi mamá; me los cuidan ellos. Ya son míos, no los puedo regalar. Son cuatro perras, un perro y Definiciones tres gatos. Los cuida mi papá. Realmente me encantan los animales. Si salgo a la calle y veo un perro abandonado, dejo de hacer lo que tengo que hacer. Por ejemplo si iba al supermercado a comprar, voy compro comida para el perro y después compro lo que necesitaban en mi casa. Los esterilizamos y los reubicamos. Disfruto con eso. Soy muy respetuosa del medio ambiente también. Muy respetuosa de la vida de los animales, detesto ver que

IDENTIDAD alguien los agreda.

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Me gusta volver siempre a mi casa, estar ahí, así como morada, como que me protejo. Acá y Tunuyán, dos casas. Vivo acá con mi hermana, en Tunuyán están mi mamá y mi papá.

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Soy histriónica, pero a la vez tímida. Depende de la situación. Tiene que ver con eso de sentirte segura o no. Creo que soy muy respetuosa de la gente, de su forma de pensar. No soy del que trata de que vos cambiés tu manera, o sea, respeto.

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Me reconozco en el desorden, o sea yo sé dónde tengo mis cosas en pleno desorden, soy sumamente desordenada.

Cuando escucho música, sueño; sueño mucho. Es como que se me despierta algo, por eso lo disfruto mucho.

Soy una actriz frustrada. Realmente, si volviese a nacer me dedicaría a estudiar teatro. Sí, sin duda. Lo que pasa es que ya desde lo promocional voy mal... desde Hollywood no me van a llamar (risas).

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Soy enamoradiza, pero de la vida. Me enamoran las cosas, a lo mejor veo una persona y un gesto, y ese gesto me genera ternura y a lo mejor me enamoré dos segundos de ese gesto. No de esa persona, de ese gesto. Viste cuándo te genera una cosita acá?

Soy muy sagitariana. Esto de soñar, de desarraigar, del optimismo, de aprender cosas nuevas en la vida. Siempre digo que las sagitarianas somos muy ambiciosas, pero de experiencias. Podés no tener un mango en el bolsillo, pero no Ambiciosa importa. Si la vida te dice Mirá ¿querés hacer tal cosa? Sí... de alguna manera se hace. Le pongo buena onda a todo. Me vine de Tunuyán a los 18 años, a estudiar Medicina. Fue fuerte, me costó, me costó porque en realidad vos venís de un territorio en el que conocés a mucha gente y particularmente el ámbito educativo secundario me contenía. Pensá que mi mamá estudió en esa escuela, y después fue profesora. Yo fui desde Jardín a la Escuela Normal, a la que adoro y a la que tuve suerte de volver a trabajar como profesora de Psicología. Desde el ’96, hago locuciones en los actos de fin de año. Es como que la escuela, esa cosa tan bonita que viví en esa época, es como volver y retribuir un poco, ¿no? Entonces como que todo eso me contenía. Y cuando vine a Mendoza, bueno, tuve también la suerte de venirme con mis abuelos, que para mí no fue un peso, al contrario, pero en el ámbito universitario me costó meterme. Yo era muy tímida cuando era más chica, bueno, en algunas situaciones lo sigo siendo ; me costó. De hecho empecé una carrera y después me di cuenta que no quería eso.

En el pueblo se viven otros códigos que por ahí no se viven acá en Mendoza, o en la ciudad. Quizás ahora las barreras están un poco más desdibujadas por esta información que tenemos permanentemente, a través de Internet, de la televisión, y qué sé yo. Como que ya las distancias se acortan. Pero en Del pueblo a la ciudad aquella época, te estoy hablando de 20 años atrás, era fuerte, realmente todo un mundo. He tenido vivencias muy fuertes. Por ahí me pongo a pensar si todo eso no hubiese estado, por ejemplo el tema de la Vendimia, que fue lo socialmente impactante para mí, ¿no? Si no hubiese estado, cómo hubiese sido mi vida. Yo en realidad estaba en la semana acá y los fines de semana allá. Siempre dije que faltó un poquito así para que al chofer del micro le dijera papá y que esa fuese mi casa, porque vivía ahí arriba, iba y venía. Disfrutaba el viaje de Tunuyán a Mendoza, porque soñaba mucho. Eran los momentos que yo tenía para divagar, para evadirme un poco de la realidad.

Mi abuela Francisca fue... sinceramente el eje de mi vida. Vivíamos todos en Tunuyán Tenía mi abuelo, mi abuela y la hermana de mi abuela;. Cuando yo me vengo a vivir a Mendoza, ellos dijeron bueno, para que la Marcela no esté sola, qué sé yo, Abuelos nos alquilamos un departamento acá. Y a mí me encantó. Me encantó! En realidad de hecho te digo... cuando murieron mis abuelos a mí se me partió la vida. Es como que fueron mis padres. Tenían mejor relación conmigo que con mi mamá y mi papá. Yo veía por los ojos de ellos.

Me cuesta, me cuesta. Me pinto apenas un poquito para no verme tan paliducha, pero en realidad a la pintura no la aguanto mucho tiempo. En ocasiones más especiales, sí; qué sé yo, que el pelo, que el rulo, que... Pero en lo cotidiano no, soy más bien clásica. Vivo de jogging y zapatillas, no me pinto, no me peino, soy unPintarse la cara desastre. Sí, el tema del arreglo es un esfuerzo, no es algo que... Voy a gimnasia, más allá de que me apasiona, siento que me hace bien. Es como que me cuido, pero no estoy tan pendiente de la estética en lo cotidiano. Si voy a una fiesta, sí.

No era fina, no era delicada para nada. No era guaranga, pero no era el prototipo de reina: rubia, ojos celestes, alta. Me encantaba la Vendimia. A la Norita Stocco, la Reina de Tunuyán en el ’84, la seguí creo que por cielo y tierra, porque yo la admiraba. En realidad la mamá de mi amiga Sandra me pide que si me quería presentar para la elección, una vez que me vio bien vestida y arreglada. Me dice: Marcela, qué linda que estás. Te vamos a presentar para reina. Ay, no seas Vendimia tonta. Yo me olvidé. Después me volvió a llamar y no, no, no. Hasta que un día cuando me vuelven insistir, yo dije: ¿me presento? Viste cuando te encuentran con el moño chiflado?. Me empezaron a pintar y arreglar y yo sufría. Pero a la vez me sentía... No disfrazada, el tema del maquillaje... me sentía tan armada, porque yo odio estar bien vestida mucho tiempo (risas). Yo hubiese sido un linyera porque me encanta andar hecha una bolsa. Te juro. Llegaba de alguna reunión y me sacaba inmediatamente la pintura, me ponía jogging, zapatillas y ya me sentía yo. Voy a mi casa y digo: tengo que dar una noticia. Estaban mi mamá, mi papá, mi abuela, mi abuelo; porque las noticias que yo les daba, eran una charla generalizada. Entonces si hablaba con mi mamá y mi papá por ende hablaba con mis abuelos. Me han propuesto ser reina, presentarme para la Vendimia. ¡Ah!, ¿y qué dijiste? Acepté. Vieras la cara de todos: ¿Aceptaste? Como diciendo vos estás loca. Mi abuelo se empezó a parar nervioso como diciendo: ¿Qué va a hacer esta?. Llega mi tía también y le digo: ¡Ay! ¿Sabés qué? Me voy a presentar para la Vendimia. ¿Vos Marcela? Sí. No era una cosa de: ¡Qué lindo, la Marcela se presenta para la Vendimia. No, no daba con el perfil. Entonces cuando me ven la noche de la Fiesta de la Vendimia, bien vestida, pintada, ya con los pelos arreglados mi tía que fue de Mendoza a Tunuyán me miraba. Tuve que decirle: Mary, soy yo, la Marcela. ¡No te había conocido! Soy yo, soy yo. Mirá qué linda que estoy. Nos reíamos.

Eran las 5 de la tarde del sábado de la fiesta y a esa hora ya tenía que estar en la peluquería. Andaba en short y alpargatas en la casa de mi amiga, y me dicen: andate arriba a buscar el cepillo. Entonces había una baldosa que estaba un poquito levantada, pegué, pum, caí pero así, con el mentón, y me hice un tajo. Cuando me levanté estaba mareada y me salía sangre. Me llevaron al hospital y en vez de estar en la Caída libre peluquería, me estaban cociendo. Llega mi papá: ¿Qué te dije? ¡No te vas a presentar, esta noche no vas a ir!. Ay, papá no me grites que estoy mal. No me podía ni reír. Me mandan a la casa y me dicen: Tomate un analgésico, qué sé yo, relajate. Entonces eran las nueve de la noche y me estaban maquillando. Me maquillaban la pera y yo por ahí me reía y me decían: no te rías. Encima cuando me reía, me tenía que agarrar, un horror!

En la Fiesta Nacional se me rompió el taco del zapato. De los nervios me movía de un lado para otro y caminando por el anfiteatro, de repente me hizo tac... Fueron a buscar un martillo y empezaron a clavarlo así como pudieron. Iba yo en puntitas de pie con ese zapato para que no se me vuelva a romper. Imaginate, era el único par Zapatos rotos de zapatos blanco que usé en esos meses; ya estaba destruido el pobrecito. Tampoco estaba muy acostumbrada, con decirte que a los 15 años me compré unas sandalias altas, terminé de bailar el vals y empecé a sentir el pie acalambrado. Vivía en zapatillas, imaginate. Había sido muy tímida en el secundario, a mí por ejemplo me pedían que pasara a lección y me ponía colorada, no hablaba en público. Era absolutamente tímida. Pero por otro lado tenía toda esta cuestión medio artista, hacía piano, declamación, me encantaba disfrazarme, qué sé yo, pero en público no, no, no. Ojo, en los actos de la escuela siempre era la que recitaba, la que bailaba o hacía la locución. Pero me tenía que sentir muy segura del ámbito en el que estaba. Después con la Vendimia me di cuenta de que en realidad era el espacio para poder explotar todo esto que tenía. Ahí ya me encantó, disfrutaba del tema de sacarme fotos... Siempre fui media figuretti, pero en mi casa. Así es que entré y no, no, no...aluciné! Sandra me seguía a todos lados y no sabés cómo disfrutábamos, se enganchaba, se divertía. Sí, nos divertíamos, realmente nos divertíamos. En realidad yo disfrutaba, no estaba pendiente de si salía reina o no. Disfrutaba lo que se vivía, las cosas como iban viniendo.

No te das cuenta, de que representás a un departamento hasta que estás en la Vía Blanca y en el Carrusel. Para mí si la Vendimia hubiera terminado en el Carruse,l yo ya estaba más que satisfecha. El Carrusel y la Vía Banca eran el sueño de mi vida; esa noche, en el carro iluminado... Aparte que fue muy gracioso porque el carroDe entre casa mío tenía un pentagrama, pero lo habían hecho muy justo a la altura de mi cara cuando yo estaba parada. Entonces yo me tenía que agachar a saludar. Después me encontré con gente que me dijo: Yo te vi en la Vía Blanca y me encantó porque como no veías la gente, te agachabas y saludabas. Y ahí es donde te das cuenta de que estás representando algo, un departamento y lo que significa la Vendimia. Mientras tanto yo lo sentía como algo mío. Me causa gracia esto, pero me encantaba andar todo el día caminando y vestida de Reina. La capa... Te digo que en realidad cuando disfrutás las cosas realmente, no te importa. De todos modos te cansás. Bueno, en realidad a los 21 años muy poco te cansás. Yo vivía con los pies llenos de cinta adhesiva, porque se me lastiman de nada. A la noche me sacaba los zapatos para descansar los pies. No había forma de deshincharlos, viste que estás todo el día caminando... Los pelos me los batían para que se me vieran altos, para sostener la corona, porque los pelos míos era así, finito, lacio. Te imaginás que entre el rulo, el batido. Y llegaba la noche, me bañaba, me lavaba la cabeza y bajaba medio frasco de crema de enjuague, era la única forma que tenía de que se me desenredara. Y... te vas acostumbrando.

En el Anfiteatro fue una sensación muy rara, porque en realidad lo pisé por primera vez cuando fuimos a ensayar, pero fuimos de día, una semana antes. No sabés lo que es entrar y ver las luces, sentir a la gente... Estábamos ahí en la elección, llevaban ocho votos cantados y Tunuyán no aparecía. Yo decía: Ay, por Dios, un voto Anfiteatro para Tunuyán. Que se sienta aunque sea una sola vez. Hasta que apareció Tunuyán, Tunuyán, Tunuyán. Gané por 72 votos, así que imaginate... fue increíble. La sensación que se siente en la noche de elección es rara, una mezcla de: tengo ganas de llorar y no sé si llorar. Te sentís como en un sueño; realmente, te parece un sueño.

La noche en el escenario era una hora, dos horas, pero parecían eternas, parecía una noche interminable. Y después el año de Vendimia se pasó tan rápido, tan rápido. ¿Viste cuando te querés acordar y decís ya pasaron quince años... La Vendimia fue muy importante para mí, porque de alguna forma tiene que ver con esto de reafirmarse la autoestima, de que siempre nos sostenemos en la mirada del otro, ¿no? Esto de que el otro te devuelva: Qué simpática. Me encantó cuando hablaste. Me encantó como sos. A todo esto, viste que venimos de la época del secundario que siempre te sentís la más fea, la peor, y sobre todo si gustás de alguien y no te da bola... Solo me quedaba soñar y escaparme al infinito; sigo haciéndolo.

Hice cerca de veintitrés viajes, pero dentro del país y uno solo a Chile, que fui al Festival de Viña. Ahí estaba en el mismo hotel con todos los artistas. La una noche de la presentación, por protocolo, tenía que ir vestida de reina. Estaba esperando en el hall del hotel y bajan los músicos de Emmanuel. Se me acerca un baterista y nos ponemos a charlar y Disfraz me dice: Disculpá, ¿a qué baile de disfraces vas? No, soy reina de la Vendimia de Mendoza, Argentina. ¡Ay!, perdoname, no te quise ofender. Se puso colorado y se terminó yendo. En Buenos Aires me miraban como bicho raro. Pero viste que como acá es una cosa tan arraigada, tan sentida, que llega un momento que yo ya me ponía la corona y era parte de mí. Nunca me sentí disfrazada, jamás. No me costó usar el atuendo de Vendimia.

En el momento del traspaso, de nuevo en el Anfiteatro, te sentís ya como un poquito más madura, más aplomada que la primera vez. Con esa tranquilidad de la no- competencia, ya no estás en esa instancia que te tienen que elegir, estás como más tranquila. Y a la vez sentís esa sensación... El despojo de la corona tiene que ver también con el despojo de algo que ya fuiste. Alguien que se permitíaPerder la corona soñar desde la realidad. Ahora tenés que enfrentar otra realidad, esa realidad cotidiana de cada uno. Volver a ser la Marcela de antes, no igual, pero sí la misma que tiene que ponerse a estudiar, la que tiene que empezar a trabajar, la que tiene que enfrentarse otra vez a lo cotidiano. Cuando dejás la corona, sentís un poco esa cosa casi interna, pero a la vez te quedás con todo, con esas experiencias de vida. Realmente me ayudaron en ese momento y también a lo largo de todo el tiempo que ha transcurrido. Tiene que ver con todo este crecimiento. Yo por ahí me ponía a pensar de algunas formas de quiebres que se producen en la vida. Porque si bien yo antes soñaba, mi pensamiento era como que divagaba, deliraba y soñaba un montón de cosas. En ese momento entré en un terreno en el que podía soñar, pero ya desde la realidad también.

En el ’88. ya estaba estudiando, y era muy gracioso porque algunos compañeros míos me decían que era como Clark Kent. Porque antes era así como me ves y de pronto vino la Vendimia y me transformé y aparecí con rulos y toda arreglada. Como Clark Kent y Superman. Así me definían, así que imaginate lo que era yo. Tan tímida enClark Kent vendimial tantas cosas, o tan calladita. En esa época estaba en Medicina, pero ya estaba tratando de dejar. Pasó la Vendimia en el ’88, en el ’89 trabajé dando clases de Declamación y en el ’90 entré a la Facultad de Psicología. Cuando nos presentábamos: Marcela Gaua. ¡Ay! La Reina de la Vendimia, la Reina de la Vendimia. En aquella época era un poco como que presentarse para la Vendimia era grasa... Tengo dos hermanas más, y en mi casa me trataron siempre como Marcela. Yo por ahí decía: Ay, yo no, me tengo que ir a... No, no, vení que tenés que lavar los platos. Me trataron siempre igual. Es más, yo para mi familia siempre fui la revirada, y sigo siéndolo. Imaginate cuando les vine con que me propusieron ser diputada...

Desde la política, Eva Peron me llama la atención en esto de su corta edad y la lucha, la pelea, el enfrentamiento que tuvo... Tenía 27 ó 28 cuando ella se enfrenta con todo el aparato, con toda la oposición. También esa capacidad de mujer, en aquella Eva Perón época, de enfrentarse al machismo que dominaba. Es verdad que en algún punto sigue dominando. Lo que pasa es que yo trato de estar como más maleable se podría decir. Hago caso omiso. ¿Viste cuando les das una palmadita en la espalda y decís: Sí, seguís siendo el macho argentino... Y las mujeres terminamos decidiendo.

En el ’93 Ricardo Pont me llama, yo estaba estudiando acá, y me dice: Mirá Marcela, me gustaría que te candidatées para concejal en Tunuyán. No gané, pero porque no podía hacer campaña allá. De alguna forma fue como decir: Estoy con vos, pero no me voy a poder comprometer de otra forma. Era como que todavía el tema de la política me generaba cierta cosita, no sabía, no me sentía preparada para estar. De todos modos, por Política un lado mi abuelo fue peronista toda su vida y además fui la reina del gobierno justicialista. La primera del gobierno justicialista después de Llaver; durante Bordón. Entonces es como que el afecto y el entorno se fue como asegurando. En realidad me sentía justicialista, como que tenía cierta relación con ellos, no era un partido en el que yo iba a entrar... Ver yo algo raro no vi nunca. En realidad yo entré con prejuicios. Adónde voy a entrar? Es muy difícil. Se supone que tenés que guardar cierta postura. Y en ese sentido te digo que me llevé una gran sorpresa porque en realidad me siento muy respetada con mis compañeros diputados, tanto mujeres como hombres. Me siento muy respetada en la Cámara. Cuando he tenido que pedir ayuda me la han dado, cuando he dicho: acompáñenme en este Proyecto, me han acompañado mis compañeros del bloque y en general. Tengo muy buena relación con todos. Si bien no he sido de hablar mucho en el recinto porque me genera cierto pánico escénico toda esta situación, en temas comprometidos como el travestismo*, por ejemplo, han sido muy respetuosos de mi postura. Cada vez que me dan con un caño en la prensa por la tarea política, yo sufro. Pero estoy empezando a tomarme el trabajo de otra forma. Este tipo de cosas, de responsabilidades son muy nuevas. Ahora siempre termino como muy... muy ansiosa. Siempre trato de que las cosas me salgan bien. Quiero hacerlas bien. Este es el segundo año; sigo con las mismas ganas y la misma responsabilidad, simplemente

* Proyecto de Ley para permitir a las travestis usar ropa de mujer en la vía pública, que finalmente no fue aprobado. (mayo / 03) que he bajado un poquito más los decibeles para no enfermarme, que no me afecte la salud.

Tengo amigos homosexuales desde hace mucho tiempo y si bien no hemos sido íntimos, nos hemos respetado mutuamente. Y en algún punto yo veía como que sectores de la sociedad los marginaban, o se enteraban de que era homosexual y decían: ¡Ay! ¿cómo podés juntarte con un... con éste?. Trabajé en mi Tesis de Licenciatura la homosexualidad. Así es que, en realidad para mí fue siempre un tema muy natural, muy natural. Entonces cuando surge el tema travestismo, en función de lo que yo conozco, digo: ¿Por qué no voy a defender esto? Si en realidad somos todos seres Travestis humanos y caminamos por la vida... Sin embargo, hago una nota para Diario UNO sobre el tema y salió Provida diciéndome que soy antifamilia... Próvida es un grupo de General Alvear, que están en contra de la ley de Salud Reproductiva, están en contra de la homosexualidad, en contra de la vida, en realidad. Fueron muy duros. Yo cuando leí la nota me di cuenta de que no había tomado conciencia de cómo quedaba, si bien parada o mal parada. Te duele de pronto que te critiquen en el diario, pero después dije: ¡Paremos la mano! Detesto la hipocresía, realmente la detesto. Que digas una cosa para quedar bien acá o allá... No, no me banco. Yo apoyo esto y me lo sigo bancando. Me he dado cuenta de que todo lo que tiene que ver con las cuestiones de género o con la sexualidad, generan cierto resquemor. Yo los tomé porque creo que son temas que la sociedad tiene que hablar. Son temas que sentí que no se estaban tratando y que iba a costar mucho; de hecho nos está costando el tema del travestismo. Pero en definitiva es como todo en la vida: tenés que luchar y pelear y pelear; estar todos los días.

Soy conciente de que vivimos en una sociedad machista y que por ahí muchas mujeres sin querer generamos la crítica hacia las mujeres. Pero yo creo que si tenés en claro qué es lo que querés y cómo lo querés, tu espacio y tu lugar te los vas a ganar. Te mentiría si te digo que soy una renegada en la vida. Te estoy mintiendo, porque yo he vivido cosas en las cuales me ha ido bien; me puede haber ido mal en algunas, pero relativamente he podido afrontarlas y he podido salir adelante. Si no fuese así, ninguna mujer estaría en política. Obviamente los hombres naturalmente es como que se abroquelan para tomar las decisiones, pero está en nosotras si queremosMachismo /Feminismo abrir ese espacio o no. En las cosas que realmente considero que son importantes, que son trascendentes, estoy. Trabajo con proyectos de violencia laboral, en donde uno de los planteos es la discriminación que se hace hacia las mujeres en los ámbitos de trabajo. Tenés espacios en donde la decisión la toma el hombre. Por eso te digo, no reniego de estar en una sociedad machista, pero el espacio cuando vos querés se puede pelear, se puede lograr. Quizás nos cuesta más, pero porque culturalmente no estamos preparadas, pero creo que ya en este nuevo siglo las mujeres venimos con toda una trayectoria y un trabajo en conjunto desde distintos ámbitos, peleando para que se nos tenga en cuenta y se prospere. En algunos ámbitos cuesta más, en otros menos. A mí mal no me ha ido; a lo mejor en algunas cosas cuesta un poquito más. Yo por lo menos he sentido respeto en mis decisiones; me han tenido en cuenta cuando he tenido que plantear algo. Creo que en el afán de ser feministas, por ahí estamos perdiendo otras cosas. Porque por ejemplo ya los hombres no te dan el asiento en un micro (risas) y si estás haciendo una cola para entrar a algún lado el hombre se te mete y no te deja ir adelante. Pero bueno, si hemos planteado una lucha, banquemos las consecuencias. Trato de relativizar este tema del machismo y del feminismo. Creo que hay cosas para las cuales la mujer naturalmente está preparada, esta cosa de contención natural, esta cosa de ser madre, de entender, de por ahí darle importancia a cosas que los hombres a lo mejor la pasan por el costado. Yo relativizo bastante ese tema. Creo que inclusive el tema de los espacios, tiene que ver con tiempos internos. Por ahí yo no abro otros espacios porque considero que todavía no es mi tiempo, cuando me sienta segura entraré. De hecho en la política, en el ’93, me quedé ahí

El ¡Que se vayan todos!* lo viví de forma intensa, porque recién entrábamos y yo que no vengo de la política, que soy nueva en esto, que tengo que aprender muchas cosas y ya te piden que te vayas.... Yo estoy siempre en el momento equivocado o justo, no lo sé, en tiempos diferentes, qué sé yo. Lo viví con esa sensación, inclusive con esa sensación de persecución que se generaba. No es que me persiguieron a mí. Pero decía: Pucha, estoy entrando recién y ya quieren que nos vayamos todos... Creo que era ¡Que se vayan todos!* un reclamo legítimo que la gente hacía en función de estar cansada de un montón de cosas, pero también me planteé que bueno, que tenía que estar ahí, que tenía que trabajar. Te terminás dando cuenta de que es una movida de un tiempo y después se calma. Da la sensación de que la gente necesita expresarse de una forma y después vuelve a sus actividades, vuelve a lo cotidiano. Pero lo viví de una forma bastante fuerte. Sobre todo cuando entrás con ganas de hacer las cosas bien y de pronto te están diciendo andate; no te están dando tiempo. Yo decía en algún momento: “Y bueno, si la gente quiere que nos vayamos...” Realmente la carrera política como que todavía no la termino de incorporar Lo tomo como un trabajo como lo fue el de docente... Sí, trato de hacer las cosas bien. Me siento muy respaldada por Ricardo Pont. En realidad a mí me ha dejado libertad en un montón de cosas. Me dice: lo hablamos, lo consensuamos, pero siempre respetó mucho mi postura. En algunas cosas no hemos estado de acuerdo y bueno... Cuando es una decisión muy clave, naturalmente te remitís a tu jefe político...

- ¿Con el tema pareja, cómo vas? ...... (Silencio) En realidad estoy en un impasse en la pareja hoy. (Silencio) En realidad siempre soñé con una familia, con hijos, pero creo que la vida me fue planteando otras cosas. Estuve mucho tiempo de novia, en la época de la Vendimia también, y bueno, nos peleamos y a mí la pelea con él me costó muchísimo, me dolió en el alma. Después me costó volver a confiar. En realidad yo por ahí digo que el tema del matrimonio me genera cierta Matri...qué? ...... - Por favor decí algo que pueda quedar grabado, no sólo caras. Tenés razón (risas). Me olvido de que estás grabando. Bueno, vos agarrás y decís: Ella hace una cara... como de limón. Tengo, te podría decir que es como una fobia al matrimonio. Sí, sí, sí. Me genera... Este... Por ahí te podría llegar a decir que tengo así como una cierta vocación de soltera. (risas) No tiene que ver con una persona en especial, tiene que ver conmigo. Con el hecho de que disfruto también, sintiéndome libre desde los afectos. Cuando me comprometo termino ahogando mucho y... Siento que mi libertad individual se me coarta y me... Entonces soy de las que todavía disfrutar llegar a las diez de la noche a su casa, mirando televisión y que nadie me diga: Qué me vas a hacer de comer?. Si tengo para comer, como. Si no, no.

Creo que traer un hijo al mundo por traerlo o porque te sentís sola no me parece. Es más, yo creo que a pesar de pensar así, siempre digo: Por ahí me veo más con un hijo y no con un marido (risas). Una se acostumbra a estar sola... Ahora estoy con alguien, pero ahí; estamos en un impasse. Pero con el tema Maternidad matrimonio en realidad... porque el matrimonio me significa esta cosa de responsabilidad eterna, constancia... Me hablás de matrimonio y soy de soñar con el vestido blanco, me imagino entrando a la Iglesia... Lo imagino, lo sueño, pero cuando... Claro, qué va a pasar después. Bonita la fiesta, el baile, pero después...... - Vamos a escribir: ella se abanica

* Consigna dirigida a todos los políticos, adoptada por los reclamos populares que terminaron con el Gobierno de Fernando De la Rua a fines del 2001.

insistentemente. Sí ella se abanica como diciendo: Me está faltando el aire. Siento como una soguita al cuello. No tiene que ver con uno, o porque no esté bien con uno o no esté bien con otro... No, no pasa por ahí, no pasa por ahí.

La Psicología me apasiona. Es una carrera que la descubrí... Porque en realidad cuando yo salí del secundario entré a Medicina. La empecé con cierto desconocimiento. Es una carrera de la que me enamoré; que me costó. Fue de a poquito, vistePsicolo gía esos enamoramientos muy paso por paso. Es más, en agosto empiezo a cursar en la misma Universidad el profesorado de Psicología. Me gusta mucho la docencia. En realidad me gusta la Clínica, lo que pasa es que hoy la estoy haciendo más acotada por los tiempos, estoy aprendiendo.

Soy muy admiradora de esas personas que marcaron algo en épocas muy difíciles, que se atrevieron a desafiar las reglas culturales, las normas sociales, sin caer en lo chabacano.Sigmund Imaginate en aquella época hablar de la sexualidad infantil... Y de la sexualidad en sí. Soy admiradora de esas personas que hicieron historia, cada uno en su ámbito, en su mundo, pero los que se animaron a trascender un poquito más allá, a desafiar sus propias limitaciones. Humildemente, trato de imitarlos.

Cuando era más chica yo me enojaba por algo y como que tomaba distancia y no lo hablaba. Después pasaba un tiempo que no nos veíamos con alguna amiga y cuando nos juntábamos un día, decíamos: qué tontas que fuimos si lo hubiésemos hablado en el momento... Con Liliana me pasó, después con Sandra, por una tontera, que ni AS siquiera son grandes cosas; no sé, te distanciás. Cuando no

G estoy bien es como que me Muy rayada recluyo, trato de no contarle mis miserias, mis dolores o mi angustia a todo el mundo. Con los amigos sí me permito decir estoy mal. Cuando algo me molesta me cuesta plantearlo, siempre creo que voy a hacer doler al otro y por ahí en realidad lo que tengo miedo es de hacerme doler a mí misma. Soy muy adolescente, muy de enojarme... Hay momentos en los que estoy muy rayada, se me chifla el moño! (risas) AMI

Mi mejor amiga en la época de la secundaria fue Liliana. En realidad fuimos compañeras desde Jardín, pero en segundo año nos hicimos muy amigas, pero muy amigas, de juntarnos todas las tardes, de escuchar música, de delirar, de soñar, viste que a los 15 años soñás con todo. Es tan bonito... Sí, vos sabés qué soñábamos? Ella tocaba la guitarra, sabía tocar algunas cosas elementales, y yo tocaba el piano, pero obviamente ninguna de las dos éramos genios. Nos gustaba cantar porque en la primaria habíamos sido del coro, ¿no? Entonces delirábamos con que Sueños íbamos a hacer un grupo, íbamos a contar, onda ¿cómo es que se llama esa cantante española, que cantaba con Camilo Sesto? (risas) ¿Cómo era? Ángela María... No... No me puedo acordar el nombre... Se me perdió... ¡Ángela Carrasco! Bueno, muy de ese estilo, cantábamos y soñábamos con que íbamos a hacer un debut las dos, íbamos a cantar, íbamos a ir a todos lados. Soñábamos con la ropa que íbamos a tener cuando estuviéramos en el escenario... Nos poníamos a cantar después de hacer los deberes; poníamos música y hacíamos playback en el living... Y así pasábamos las tardes. Después me acuerdo de que agarrábamos las bicicletas y nos íbamos a dar vueltas al centro. Por ahí nos juntábamos con otra compañera, que no era muy amiga, e íbamos en bicicleta las tres, con el pelo suelto cantando una propaganda de las Trillizas de Oro. ¿Te acordás Roby, Roby es tu mejor shampoo? Y movíamos el pelo... Un delirio total. Rock? No, no, no. Éramos muy onda de la balada, muy onda de lo melódico. Si bien nos gustaba bailar rock, no éramos de esa onda. Éramos medio como que dejamos bastante tarde el tema de los juegos,¿viste esas infancias o esas adolescencias tardías? En realidad nos pusimos de novias muy tarde. Ella a los 19 años y yo a los 21. Pero delirábamos. A mí toda la secundaria me gustaba un chico. Pero bueno, él estaba de novio... No, nunca me dio bola. Siempre con Liliana estábamos: Bueno, ¿sabés qué vas a decirle? Vas a inventar que estás de novia, a ver qué reacción tiene. Eramos delirantes, pero muy delirantes. Él estaba de novio, no me dio bola nunca.. Son esos amores platónicos, viste, que quedan en esa época, y tienen el color de esa época.

Después soñábamos con que íbamos a poner un boliche que íbamos a construir nosotras. Ese pensamiento mágico omnipotente que te domina. Íbamos a construir un boliche y ya habíamos visto más o menos el terreno y decíamos: Va a ser tipo plato volador, todo espejado. Nosotras en la inauguración para abrir la Extraterrestres noche, vamos a entrar vestidas tipo extraterrestre, vamos a hacer una medialuna... y no sé qué otros pasos íbamos a hacer e íbamos a largar la música para que todos bailaran. Pero eran delirios, no sabés, convencidas, realmente convencidas de que iba a ser así!

En el año 1982, teníamos 15 años, la escuela organiza un campamento a Bariloche y estábamos seleccionadas Liliana y yo. No sabés la felicidad que teníamos! Cuando llegamos era… estábamos como enloquecidas. Nos hablaban de cabañas, entonces decíamos: ah, esas cabañas tipo de madera.... Eran unas cabañas de ladrillo donde se quedaba un grupo y a otros nos mandaron a las carpas. Yo estaba con cuatro amigas, entre ellas Liliana; era un despelote, no te puedo explicar. Mirá, fijate vos qué Bariloche despelotadas éramos que yo había llevado un tupper con pollo. Lo vinimos a encontrar, no sé, a las dos semanas que llegué, porque empezamos a sentir olor feo y decíamos: ¿De dónde será ese olor? Era del tupper que estaba debajo de no sé qué valija. Frente a nosotros estaba la carpa de los chicos, entre los que estaba el que a mí me gustaba...Ellos iban por ahí a la carpa nuestra y nos decían: ¡Chicas, qué despelotado! Era un bollo de ropa y la de ellos colgadita, todo perfecto. Fuimos a bailar a Cerebro. Todavía me acuerdo de la canción. ¿Te acordás de esa época que Palito Ortega era el dueño? Tenía una canción que lo identificaba; entrabas y la ponían antes de que empezara todo

Te cuento una anécdota, estábamos en 4° año o 5° año. Liliana va con el equipo de voley de la escuela, a jugar un partido a Tupungato. Ahí conoce a dos chicos divinos, que eran hermanos; entonces viene y me dice: Marcela, no sabés. Vi dos chicos en Tupungato, lindísimos! Empezamos: ¿Qué podemos hacer para conocerlos?. Me dice: A mí me encantó uno, el otro te va a gustar a vos. (risas). ¡Hagamos una Asociación de Amigos del Valle de Uco, para conocerlos! Entonces los llamamos, los invitamos y organizamos esa Asociación. Invitamos a varios amigos nuestros de Tunuyán, y ella se encargó de averiguar los teléfonos para invitarlos: Mirá, se va a hacer un encuentro de jóvenes en Tunuyán, en Cobarú, tal día, tal hora. Por favor llegás al boliche y preguntás por Marcela o Liliana. Resulta ser que esa noche fuimos al boliche y a todo esto nosotras estábamos como nerviosas: En qué nos hemos metido? Fue un baile que organizamos Asociación libre para poder sacar plata y ahí aprovechamos esto de la Asociación, de juntarnos. Resulta ser que estábamos ahí y vienen unas compañeras a avisarnos que había unos chicos que preguntaban por nosotras. No te explico, empezamos a sudar nerviosas en el boliche, porque no sabíamos si ir o no ir, dijimos: ¡Qué tontas! ¿Cómo vamos a hacer esto si después no nos la bancamos? Entonces fuimos y me dice la Liliana: Mirá, ese chico que está allá es el que me gusta para vos. Se acercan los chicos entonces nos pusimos a hablar: Ah, sí, son de Tupungato...Si, nosotras somos Liliana y Marcela, queremos integrar al Valle de Uco, San Carlos, Tunuyán, Tupungato. Y le digo a uno de ellos:¿Cuál es tu nombre? Y me dice: x. Esperame un ratito. Y desaparecí. Le digo: Liliana no son estos. ¡No me digas! No, no han venido. Los dos hermanos les habían avisado a estos chicos, pero ellos no podían venir. Entramos a escondernos en todo el boliche, nos desaparecimos, directamente nos fuimos porque ya nos dio vergüenza. -No les gustaban estos? No, no. Nosotras teníamos un objetivo claro, si no había pan, no había pan. No comíamos. Ese tipo de cosas teníamos.

Todo el mundo en la escuela nos vivía diciendo que éramos hermanas, ella es rubiecita, es más rubia que yo, pero viste que uno adquiere los mismos gestos. Entonces cómo será, que mi mamá trabajó toda la vida en la Escuela Normal, donde íbamos nosotras. Y, una de las celadoras de la Escuela creía que éramos hermanas, porque hablábamos siempre igual, nos movíamos igual. Un día dijimos que íbamos a hacer como que estábamos peleadas, porque había un profesor siempre nos llamaba las hermanitas. Era el profesor de Geografía. No, pero éramos muy soñadoras, muy tontonas. Esta cosa del amor, lo Las hermanitas transversal del amor, que es lo que te hace crecer, no lo teníamos nosotras en esa época. Éramos muy soñadoras. Y ese profesor un día terminó la hora, nos levantamos, salimos al recreo, no nos dimos ni bola, volvimos al curso otra vez, así hasta que terminó preguntándonos qué nos pasaba. Con esas tonteras nos divertíamos. O por ejemplo decirle al preceptor: Mirá, tenemos que ir a buscar una carpeta a mi casa. Nos escapábamos diez minutitos, suponete, y nos íbamos a tomar café con leche con tortitas y volvíamos. Eran esas cosas muy inocentonas. Realmente sí. Yo siempre digo que si hay algo que disfruté es mi adolescencia y daría la vida por volver a esa época.

Tengo otra anécdota ya haciendo el pre-universitario. Veníamos a Mendoza un grupo de chicos de Tunuyán, éramos como cuatro o cinco. Teníamos la plata justa para el pasaje de ida y de vuelta; creo que nos sobraban algunas moneditas. Llegamos a la Terminal y dijimos: ¿Y si nos vamos al centro? Entonces fuimos. El profesor llama a la casa de uno de los chicos que venía: No han llegado, no han llegado. Y se empezó a armar una bola: No están los chicos, no han aparecido. Nosotros ni idea de que estaba pasando eso. Como será que nos fuimos a sentar a una confitería y nos pedimos una Coca Una coca chiquita chiquita y tomábamos todos un poquito, como para decir: Valió la pena la rata que nos hicimos. Cuando íbamos a Tunuyán todos chochos: Chicos, no digamos que no fuimos al profesor. Cuando llego a mi casa: Marcela llamó fulano. ¿Qué pasó que no fueron al profesor?¿A dónde se metieron? En realidad yo le dije a mi mamá qué es lo que nos había pasado, pero el resto de los chicos no; entonces terminamos diciendo en Tunuyán que se nos había roto el micro, nos quedamos esperando otro y que cuando nos dimos cuenta ya habíamos llegado muy tarde para ir al profesor. Toda una sanata. Ese tipo de tonteras. Con mis padres no había problema. Es más a mi papá lo extraño mucho, pero en realidad me quedaría a vivir toda la vida acá porque yo siempre fui muy desarraigada. De chiquita era de venirme a la casa de mis primos a Mendoza y estar todo el verano acá. No extrañaba nada. Era chiquita y no extrañaba, jamás tuvieron que llamar: Vení a buscar a la Marcela porque está llorando. Jamás. He sido de muy pocas amigas y fijate vos que a pesar de ser en algunos momentos muy extrovertida, no he sido de tener mucha gente en mi casa, no. Más bien mi casa ha sido ese reducto donde te podés proteger. Soy muy social, pero desde la puerta para afuera. No me invadan territorio.

Jugaba a las muñecas, pero cuando éramos más grandes jugábamos a las maestras. Las puertas de las casillas de gas eran el pizarrón. Y a la hora del recreo estaba la hora del té; nos hacíamos té con mis hermanas y las muñecas estaban en el recreo. Si no, jugábamos a la verdulería con mis primas. A míMagdalena la verdulera me encantaba, porque a la vuelta de mi casa había una señora que tenía negocio y yo la veía siempre cómo ponía las papas y se le ensuciaban las manos de tierra, y agarraba y te marcaba la libreta. Y yo la imitaba. (risas) Sí, sí, yo me sentía la Magdalena, que así se llamaba la verdulera.

Ya cuando fui más grande teníamos un lindo grupo en el barrio y me gustaba mucho organizar obras de teatro. Distribuíamos los personajes y después ensayábamos. Me acuerdo; todos los viernes después de la escuela. Hasta que hicimos una presentación. Nos juntamos en el patio de mi casa y armamos el escenario, buscábamos ropa, todo. Después por ejemplo con mis primos, todos los años nos juntábamos para la Navidad en Tunuyán, éramos 25. Y en agosto empezábamos a La comunidad organizada organizar qué íbamos a hacer como evento artístico después de brindar, para los grandes. Representábamos algún programa que estuviese de moda ese año y hacíamos diferentes personajes. Generalmente era yo la que organizaba, porque me gustaba organizar. Lo hemos hecho hasta que yo tenía, no sé, 20 años o tal vez más.

Tengo un amigo del secundario, que ahora no nos vemos tanto, pero siempre nos juntábamos con otra amiga de esa época, a comer pizza, a mirar películas. Actualmente sí, tengo dos amigos hombres. Uno es el veterinario de mis perras; lo adoro, lo adoro, es un tipazo. Se iba a cenar a mi casa, los sábados, a ver peleas de box. Viste cuando lo escuchás y él se desahogaba y bueno, yo hablaba y él me aconsejaba.A migos Actualmente está por tener un bebé con su nueva pareja. Es un tipazo. Otro amigo, lo vine a conocer acá en la Legislatura. En las relaciones de amigos que he tenido nunca pasó nada más, pero siempre se dice que no se puede tener amigos hombres. En realidad yo siempre he tenido buena relación con ellos, por ejemplo con Rubén que nos hemos conocido hace poco, un año. Hemos tenido un buen feeling y ha estado cuando lo he necesitado. Yo en realidad me brindo como amiga, no especulo con otras cosas en la amistad entre el hombre y la mujer. En el secundario, junto con Liliana Esquivel teníamos un amigo, que cursó 3° año con nosotros. Era muy, muy adolescente todo; porque le hacíamos los resúmenes así estudiaba y estábamos atrás de él. Pero después viste cuando salís del secundario te vas distanciando y en realidad hoy por hoy mis dos grandes amigos hombres serían Daniel y Rubén. Amigas sí, amigas tengo más. Patricia, que trabaja conmigo en la legislatura. Nos conocimos en el 2000, haciendo radio. Y bueno, tiene cosas que vos decís cuando estás mal o cuando necesitás, el hecho que te escuchen... Ahí está. Y de hablar mucho y de contarnos cosas. Podría decir Patricia, Sandra en Tunuyán.... tengo varias amigas. Dentro del partido no tengo amigas-amigas. Tengo compañeras con las que me llevo muy bien y nos respetamos. Básicamente desde la convivencia y del respeto. Es importante estar bien en un ámbito de trabajo. También, me llevo muy bien con algunas compañeras que no son del partido. Compartimos alguna actividad, pero siempre basada en el respeto. Es raro con el tema de las cartas. Hubo una época en que escribía poesías y en donde me comunicaba a través de la poesía, pero después me di cuenta... Claro, se la escribía a una amiga, se la mostraba, y le decía: Mirá, así me siento hoy. A mi ex novio le escribía poesías también. Después me di cuenta de que tenía que hacer un poco ese crecimiento por ahí. Esto de empezar a enfrentar las cosas personalmente. Mirá, juntemonos, yo he estado mal en esto, vos has estado mal en aquello, veamos... Me acuerdo que me fui en el viaje de 7° y escribí una carta porque fui con mis compañeros al correo y todos escribieron cartas. Y a mí me dio apuro no escribir.

CARTAS Todos escribían, todos lloraban, todos extrañaban. Había una que era tan graciosa, durmió en la misma carpa que yo, y lloró al novio los 15 días. Y yo la miraba. Terminé escribiendo y mandando una tarjeta porque veía a los otros que lo hacían. Pero sinceramente era como que nada, ni se me ocurría. He hecho todos los viajes de la Vendimia... ¡Qué mala hija! (risas)

VI C TO R I A OLIVEN C I A

Soy de la época: previa al período más negro de la historia argentina: Septiembre del ’75. Gustos y dis-gustos: Disfruto mucho de viajar, leer, escuchar música, estar en compañía de las personas que quiero y trabajar con la gente. Soy bastante vaga para hacer ejercicios físicos. Me gusta mucho la comida. Más que las mascotas, prefiero las plantas. Me cuesta bastante enojarme; soy muy para adentro, me como los enojos. Autodefinición: amigable / amable / respetuosa / dormilona / afectiva / abierta en las relaciones / estudiosa / intelectual Lección más importante en los últimos tres años: Haber podido terminar mi Tesis y recibirme de Socióloga este año. Mujeres significativas: Ana Frank, Tania, Evita, Aldana, abuelas, madre,** Estela Fernández, Alejandra Ciriza.

San Juan - Argentina: 1975. Licenciada en Sociología. Ex -integrante de la Agrupación de Derechos Humanos H.I.J.O.S. (Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio). Realiza acciones de Educación para la Salud dentro de AMMAR (Asociación de Mujeres Meretrices Argentinas) y en el Ministerio de Salud y Acción Social de la Provincia de Mendoza. Integra equipo de investigación sobre Memoria y Ciudadanía.

** Ana Montenegro: ex senadora provincial. “(...) Y nosotros tendremos que pasar Todavía otro invierno Alrededor del fuego de nuestra inmensa cólera * Y de nuestra magnífica esperanza.”

De un tiempo en que muchos chicos se llamaban Victoria o Ernesto, y no eran bautizados. Frutos de la pasión y los sueños por un mundo nuevo. Muchos de ellos, aún hoy desconocen que ése es su nombre verdadero y no el que dice el documento: María de los Ángeles, Salvador, Jesús, Juan o María. Renombrados y bautizados como un modo de exorcizar su origen. Como un modo perverso de ocultar un delito innombrable. Algunos Pedros o Mónicas o Lauras fueron acogidos por amorosas manos no manchadas de sangre y simplemente adoptaron un niño al que no le negaron ese hecho, permitiéndoles indagar sobre su origen. Ellos tal vez sí, fueron bautizados y bendecidos por aquel Jesús que no toleró la injusticia ni la mentira. De esa tribu es Victoria. Con su mirada triste en un rostro que intenta ser alegre aún cuando su alma se desarma. Encandila con una sonrisa niña. Aldana, la de Bilembambudin** fue su heroína. Su tarea era ayudar al último mago a salvar el reino, del loco de la torre a quien no le importaba la naturaleza..... La victoria de Victoria fue salvarse de los locos que negaron la vida, y retomar a su manera las herramientas y los horizontes mutilados. Una hija más de H.I.J.O.S.***, una Tesis de Sociología sobre Mujeres Presas Políticas, una tarea de amor con las compañeras de A.M.M.A.R **** Dice compañeros, socializar, dar los debates y otros tantos giros y palabras que ya casi no se escuchan. Así como no pudo escuchar su voz durante seis meses, Bornemann, la autora de su aventura favorita, cuando la dictadura militar prohibió sus libros; simplemente no pudo seguir escribiendo. De ese silencio nacieron Jeremiás, Aldana y el reino de Bilembambudín. Seguramente eso escuchaba y reconocía nuestra niña en aquellas palabras subversivas. Como los libros de Piaget o de matemática moderna que eran prohibidos, quemados y desaparecidos. Como su papá, al que le fue negado un lugar en la biblioteca del futuro de su hija. Por suerte hubo otro mago y otro reino que la sostuvieron en la fantasía, junto a una madre, otro padre, tías y abuelas que lo hicieron en la realidad. Ahí va la victoria hacia el alba, su más clara amiga, remando contra viento y marea; por si quedaban dudas.

* Nazim Hikmet (1970) Poemas. Bs. As. Centro Editor de América Latina. ** Elsa Bornemann (1996) Bilembambudín o el Último Mago. Colombia. Norma. *** H.I.J.O.S: Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio. Organismo de Derechos Humanos **** A.M.M.A.R.: Asociación de Mujeres Meretrices Argentinas.

Nací en un momento, donde ya se empezaban a escuchar cosas como Operativo Independencia y Triple A, que marcaban claramente lo que iba a desatarse después. Soy de Septiembre del ’75. D § A

En cuanto a ser mujer, creo que no me puedo imaginar siendo otra cosa. Me parece que es una cuestión de aprendizaje, poder ver todo el tema de los fantasmas y los mandatos, que a diario recibimos del deber ser como mujer, como fémina. Una tiene que estar en un debate y una crítica constante con la cuestión.

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Para mí hay un quiebre, una ruptura, con todo el tema de género a partir del hecho de armar mi Tesis. Muchas de esas cuestiones que a una le parecían naturales o que estaba bien que sean así, se empiezan a poner en juego. Me parece muy importante IDENTID la posibilidad que tenemos las mujeres de rescatar todo ese tipo de cosas; de pararnos frente a una visión única que nos muestra o que prefiere, que nosotras estemos calladas, que sigamos siendo sumisas. Creo que, tal vez de a poco, pero se van haciendo avances en estos temas.

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Si bien las figuras fuertes de mi historia han sido mujeres, no sé si se hayan planteado el tema de género... fueron simplemente mujeres. Yo empiezo a verlo teóricamente a partir de mi trabajo más personal. Antes no tenía puesta la mirada ahí para nada. Es más, muchas veces hasta he sido media prejuiciosa con esos tema. Bueno, las feministas, qué se yo. Eso sí, ha ido cambiando a partir de ver que no es las feministas, sino que hay muchas formas de feminismo, distintas corrientes y que son planteos justos y necesarios. Pero yo eso lo he aprendido. En mi historia no había aparecido como un conflicto.

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A partir de la Tesis, sin quererlo o queriéndolo inconscientemente, tuve que revisar hasta lo más interno. Al principio ni me lo había propuesto, pero después se volvió todo como una búsqueda, donde se mezclaba lo subjetivo y lo de las otras mujeres. Una experiencia bastante brava; muy fuerte! Eso ha sido lo más impactante, por eso digo que es la Tesis lección más fuerte del último tiempo. Además tener hoy la alegría de haberlo cerrado; porque mientras lo hacía había momentos en los que por ahí no quería más, sin embargo no me veía trabajando en otro tema.

Como estaba dada la cosa, en mi historia, las figuras más fuertes han sido mujeres. La primer gran figura es mi madre. Es una mujer a la que respeto; si bien tengo mis diferencias, es alguien que ha marcado bastante mi existencia. Hay gente que desde la ausencia me ha marcado y me parece importante decirlo. La figura de mi abuela paterna, es una figura ausente durante mucho tiempo. Mi papá Referentes desaparece y la relación se trunca, por distancia y diferencias entre mi madre y la familia paterna. Recién la reencuentro a los 14 años. Ha sido un vínculo que hubo que rearmar y no fue para nada fácil; pero de todas maneras es una presencia importante. Mi abuela materna ha sido una figura presente en toda mi niñez y también la familia de mi otro papá. Mi mamá se volvió a casar; entonces todas esas tías, esas abuelas son las que van acompañando. Hay mujeres que han sido muy importantes que tiene que ver con mi carrera, con el espacio de la facultad. Son la Estelita Fernández Nadal, la profesora de filosofía con la que empecé a trabajar en el tema de la investigación, y después la Alejandra Ciriza como la figura más fuerte que me acompaña en todo este proceso del armado de la Tesis, desde lo afectivo y lo intelectual. De la literatura, una de las historias más presente y de mi pasado de niña, es Ana Frank; es un libro de una mujer, que me marcó, seguramente porque resonaba con mi historia. También Elsa Isabel Borneman. Cuando era chiquita leí un libro que se llama: Bilembambudín o el último mago, y es como que me reflejaba en Aldana, la personaje de ese cuento.

Otra mujer que yo la veo como una grande es Tania, la Guerrillera. Era argentina, hija de alemanes, estuvo en el grupo del Che en Cuba y está desaparecida. Ella y otras tantas, Nenas son mujeres que realmente se jugaron por lo que pensaban y fueron consecuentes hasta el último. Y bueno... después Evita Perón como una figura emblemática, trascendiendo todas las ideologías.

El conocer más de cerca de las mujeres ex presas y todo su relato generacional me marcó, básicamente en cuanto a visualizar el valor de las relaciones; la importancia de la otra como sostén. Lo que pude ver es cómo en los medios más adversos, hablamos de un centro clandestino deSoc ialización de los sentires detención, o un penal, las mujeres pudieron sostenerse, armar redes solidarias, apoyar a las compañeras y rescatarlas a lo mejor de esta sensación o ganas a veces de final, de muerte. Eso ha sido muy valioso para mí; ver cómo ellas superan esas barreras, se encuentran a pesar de todo y arman un grupo de sostén, que sostiene en todo momento y en distintas etapas. Me impactó por ejemplo el tema de la socialización de los sentires; si una tenía una visita era la visita de todas, si una recibía una carta era la alegría de todas; las historias se contaban y eran para todas. Pude ver cómo en estos momentos aparecen las partes más bonitas del ser humano, como las más feas y logran ayudar a sobrevivir.

Muchas cosas importantes que nosotras hemos vivido, por ejemplo con el tema de H.I.J.O.S., han sido mejores, más fáciles o cambiaron, cuando pudimos socializar H.I.J.O.S nuestras historias. Darnos cuenta de que no éramos la hija o la única hija de desaparecidos, de exiliados, de ex presos políticos. Encontrarnos con los chicos, nos permitió tener otra visión de las cosas, entender a lo mejor o hacer más livianita la carga. En algún momento se discutió si la sigla de H.I.J.O.S. pasaba a ser [email protected]. con arroba, como en una de las regionales europeas. Esto empezó en Buenos Aires, en un grupo que se armó como Taller de Género, cuya figura más importante es Marta Dillon que trabajaba con esos temas. Por ahí hacían reuniones o asambleas donde todos, chicas y chicos, en vez de hablar en masculino, como la forma que tenemos comúnmente de hacerlo, se hablaba en femenino: bueno chicas, etc. Como que te parte la cabeza cambiar de lenguaje; ahí surgieron entonces un montón de debates sobre el idioma y la palabra. Finalmente decidimos seguir llamándonos H.I.J.O.S., pero cuando leemos la sigla decimos Hijos e Hijas por la Indentidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio. Esto es significativo por que están las Abuelas, las Madres y los H.I.J.O.S.

Hacia adentro de la militancia aparece un doble discurso en cuanto al tema de género. Por ahí se dice que no hay diferencias, pero apenas nos descuidamos aparecen. Cosas así bien patriarcales que, por supuesto nosotras somos también reproductoras. Como te decía recién, es toda una tarea, ir descubriendo eso, trabajando sobre Palabras esas cosas y hay como una gran resistencia ¿no?. Lo más fácil o lo más común es por ahí decir: bueno, es una pavada. Se minimiza mucho. Si no, terminás apareciendo como una enroscada; que siempre te terminan cuestionando esto. Entonces ahí vos ves como se estructuran estas defensas. Con estas chicas de la generación de las militantas, creo que fuimos construyendo hasta un montón de palabras. Me parece que el tema del lenguaje es lo más bonito porque ahí se ven las grandes resistencias y lo que se ha naturalizado. Me parece que poner énfasis ahí, es algo bastante importante; aunque no estés insistiendo, pero si marcarlo como quien no quiere la cosa,

Hablar de las mujeres es difícil, no se puede hablar de las mujeres de una generación, así en general; sí de grupos de mujeres. En éste en particular, lo que he visto es una sensación de mucha fuerza, mucha convicción. Me parece que hoy eso es compartido por unas cuantas mujeres, aunque no seamos de esa generación. Vi también en ellas algunos aspectos de decepción o desilusión. Es decir, tanta lucha, tanta muerte, tantas ilusiones, tanta utopía, y las realidades que tenemos hoy de injusticia, Militantas hambre, desocupación; es como un rebote triste. Justamente por eso me maravilla ver por ejemplo a la Susana Muñoz que es la presidenta de la Casa de la Memoria, que también estuvo presa. Lo que ella ha hecho para poder transformar un montón de cuestiones y ubicarse en este presente, armando un Centro Cultural y tratar de seguir adelante con lo que hoy tenemos. O la Mariú Carreras, la Vilma Rúpolo; cada una a través de su forma, de sus convicciones. Incluso mi propia madre, la Ana Montenegro, que ella se define como política; no se imagina haciendo otra cosa. Pero es difícil en este momento, ser fiel un montón de convicciones en espacios como el de la política, donde vos pretendés ser distinta y eso no es permitido.

A partir de mi trabajo en Educación para la Salud, conozco a He lena Reinaga que es la presidenta de A.M.M.A.R nacional que viene al programa de SIDA, y me pongo en contacto también con Nancy Barrera que es de la filial Mendoza. La primera actividad que hago con ellas es empezar a ayudarlas a tomar A.M.M.A.R entrevistas, para un estudio en un centro de salud donde hacen cerca de cincuenta análisis de VIH para chicas que trabajan en la calle. A partir de ahí empiezo a participar de las reuniones que ellas tienen en el Sindicato de Trabajadoras Sexuales, que es así como ellas se definen. Es un contacto... al principio ellas me veían distinta y yo... Después se ha dado una relación bastante afectiva, por ejemplo si falto o no voy, me dicen: te estamos extrañando, por qué no aparecés. Es un contacto interesante; por ahí como todos los grupos, tienen cuestiones que se lentifican, que no salen tan rápido como una quisiera, pero trato de acompañarlas. Son historias duras. El sector que se trabaja, no es con las meretrices de la alta sociedad, si no con las chicas que están abajo, en la calle. Algunas tienen cinco chicos y las historias no son fáciles. Hay compañeras que tienen VIH; no todas lo dicen. Hay que ser muy respetuosa de su historia, es como un tema bastante delicado. Saber hasta dónde vas a avanzar, hasta dónde vas a preguntar. Yo básicamente nunca me he metido inclusive con temas, como el de los cafisos; nunca, ni siquiera preguntar. De lo que ellas no hablan yo no pregunto. Pero sí han aparecido historias personales muy tristes, como la muerte de un hijo. Es una realidad muy dura, de mucha pobreza y en cosas cotidianas, o no tan lejanas de nosotros. Los otros días, por ejemplo, había una chica que tenía a uno de sus niños con hepatitis, y tiene además de ese, cinco chiquitos más. Plantearon el tema de la alimentación:- Dicen que les demos esta dieta y qué hacemos, si tengo fideos, arroz. No puedo comprar dulce de membrillo porque si le compro para darle a él le tengo que dar a los otros cinco y no puedo. Son cosas chiquitas, que por ahí nosotras no nos damos cuenta.

Ahora yo estoy sin pareja, digamos ¿no?. Es muy raro porque por un lado me gustaría en algún momento tener algunos niños, o más que tener algunos niños, primero conseguirA mor un compañero como la gente... Poder compartir ciertas cuestiones. Hoy por hoy no lo tengo como prioridad; me gustaría hacer algunas otras cosas antes para después plantearme eso.

Tengo mis amigas-hermanas y la verdad es que eso me alegra mucho. Yo he escuchado y se escucha bastante, esto de mujeres no tienen amigas mujeres, que sus amigos son sólo hombres. Puedo decir que tengo muy buenas amigas. AS Si bien nací en San Juan viví toda mi existencia en Mendoza; hice toda la primaria en G una misma escuela y eso permitió armar lazos bastante fuertes. Mis tres primeras amigas de la primaria, a las que recuerdo así, con mucha fuerza, son: Irma, Marina y Vanina. Con una sóla ha seguido el contacto físico más frecuente; de las otras dos sé MI algunas cosas, pero nos fuimos alejando. A Otra amiga muy importante que recuerdo es Verónica, mi amiga de enfrente; con ella pasamos la niñez y la adolescencia. Ahora ya nos hemos cambiado de barrio y de casa y nos vemos menos. Nos seguimos juntando pero es como la amiga de esa etapa, hasta rendimos en la universidad la misma carrera, después yo me cambié a Sociología y ella se quedó en Periodismo, pero siempre compartimos un montón de cosas. Me acuerdo por ejemplo de un cuento que escribí y la Vero le hizo los dibujos. Después estos lazos tan fuertes que han aparecido a partir de mi entrada en H.I.J.O.S. De hecho hay quien la define como una organización político – afectiva, y creo que es muy acertado porque esa que es una de las cosas más importantes que hemos encontrado. Mis amigas más fuerte por ahí, son la Albita, la María y la Loli, y son de hecho con las que hoy comparto más el tiempo, ahora no con Loli porque está en Tucumán. Hubo momentos que estuve enferma, triste, casi depresiva, y mis dos amigas estuvieron presentes, estaban preocupadas por lo que me pasaba, y tenerlas fue importante. Loli es una medio hermana. Nos reencontramos nosotras después de casi 25 años. La había visto en otros encuentros nacionales, y sabía que era de Tucumán. En un encuentro que hacemos en Cacheuta la vuelvo a cruzar, y me cuenta que había nacido en Mendoza y estaba haciendo un par de papeles: PorqueTincho reaparecido yo no tengo el nombre de mi verdadero papá. Él estaba desaparecido, cuando la Loli nace y le ponen el apellido del segundo papá. Le digo que se venga a mi casa mientras se tenga que quedar en Mendoza. Ella entra y yo no sé qué me pongo a hacer; cuando vuelvo, la veo abrazada con mi mamá, llorando las dos. Mi madre me dice: ¡Ella es hija del Tincho! Resulta que él había sido compañero de militancia de mi madre y yo había escuchado hablar mucho de él, por ahí más que de mi papá. Mi mamá la reconoció por la cara y porque ella es muy grandota, igual al Tincho. Desde ahí fue una fue una hija más. Esa misma noche mi mamá le llama a la mamá de la Loli, porque cada una creía que la otra estaba desaparecida. Fue una cosa... de esas historias hay un montón. Entonces después la Loli estuvo viviendo tres años en Mendoza, y ahora está en Tucumán y seguimos en contacto.

El tema de la amistad lo valoro más en las cosas cotidianas, las cosas chiquitas, con encuentros que vamos teniendo, ahí tengo los recuerdos más fuertes. Por ejemplo con Alba, que nació en Bolivia y nunca había vuelto a su país. Ellos vivieron allá hasta entrada la democracia acá en la Argentina, así que tenía recuerdos frescos, pero a la vez, toda una parte de negación. Decía: Recuperación de La Paz Yo nací en La Paz, pero de Mendoza, no en La Paz de Bolivia. El viaje de recuperación de todo eso lo hicimos juntas; viajamos las dos a Bolivia y fue muy impresionante. Por toda esta cuestión de la memoria en los olores, en las cosas que a lo mejor una tiene muy guardaditas. Andábamos por ahí y de repente me daba vuelta y ella estaba llorando... Hicimos un primer viaje, por todo Bolivia y llegamos a La Paz. Encontró la casa donde ella había vivido cuando era muy chiquita. Esas son cosas que nos han marcado. Después hicimos un segundo viaje con otro tipo de vivencias; yo creo que son esas cuestiones comunes, socializadas, las que van armando una relación.

Creo que a niveles afectivos no hay diferencias. Uno encuentra a los amigos porque son amigos, porque están en situaciones claves, puntuales; en la cancha se ven los pingos. Tengo amigos varones muy buenos y muy buenas amigas mujeres, y eso es lo más rico y lo más bonito. Me parece que también el hombre es el Todo se entrevera otro, que tenemos en frente y con quién tenemos que construir las relaciones y dar los debates...la verdad que tengo muy buenos amigos. Por que hay gente, mujeres, que no tienen amigos hombres. Yo creo que sí existe la amistad entre el hombre y la mujer...Después todo se entrevera, pero también podés seguir siendo amiga después.

Me gustan más las cartas que los mails. El mail por ahí es más rápido pero prefiero la carta; para mí es otra cosa. De todas maneras esto que yo te digo de la rapidez, de todo eso, aparece como algo mejor; sí, se puede, pero no .... Como no tengo computadora en mi casa, por ahí tengo que escribir en cualquier lado. No es lo mismo. Escribir una carta es un Mail vs. Carta ritual que uno hace. Desde el papel, sentarse, darse su tiempo y poder ir trayendo las imágenes, ir volcando cada una de las cosas, donde uno hasta lo ve al otro. O a mí me pasa, ver al otro leyendo

CARTAS la carta y tratando de transmitirle todo lo que una siente. Más allá, de que después el otro haga con esas letras la interpretación que quiera. Es todo un ritual y es un documento. Los mails, vos podés escribirlos, llegan rápido, pero por ahí apretás una tecla y se borra.... §

Sorprendentemente con los últimos que yo me he carteado fue con varones. Con un amigo que tengo en Buenos Aires y con mi última pareja que vive en San Rafael; en las últimas etapas ha sido una relación de cartas. Y esas son las últimas cartas que recuerdo y han sido justo dos muchachos. He escrito cartas también estando una persona cerquita; no necesariamente a gente o a amigas que han estado lejos. A Alba le he escrito cartas en distintas ocasiones, por ejemplo para el cumpleaños, y a mi mama también. En muchos momentos he recurrido a la carta para poder decir cosas a gente cercana, que de otra manera no salían. Hay una práctica frecuente.

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Soy de tener cajas y andar guardando, pero algunas se me han extraviado. Lo que ha pasado es que he tenido muchas mudanzas y no sé dónde han ido algunas cartas. Soy de guardar cartas, papeles. ... creo que tengo tarjetas hasta de las primeras amigas de la escuela primaria.

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En realidad lo que más me cuesta de la carta es el hecho de ir y mandarla; por ahí se acumulan, quedan y después pasan, se vuelve atemporales.

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Cuando era muy chiquita, tenía una amiga en Mar del Plata, que conocí en Córdoba. Tendría nueve años, y nos escribimos durante un período bastante largo. Para mí es una práctica de siempre,

Una las carta más bonitas que yo recuerde es una recibí de mi amiga Albita, antes de viajar a Cuba. Tiene un contenido que se abraza directamente con el pasado y por ahí el valor de esa carta, es traer al presente personajes que no están en el espacio físico o en el tiempo que nosotros nos encontramos. Era un sobre, que decía: Una carta para ser leída en una tierra soñada por muchos, es decir cuando llegue, no antes. Una vez que estoy ahí, lo hago, y me encuentro con que era una historia escrita por Sofía que es la mamá deR osas para la Libertad Alba. Tiene que ver con la historia de la Marina Vilte, una maestra sindicalista del norte. Se trata de una estrategia que ella arma para llegar a ver una bebé de otra compañera que estaba detenida y que había tenido su hijita. Es toda una historia de cómo logra meterse para visitarla y llevarle unas flores a la mamá reciente; se llama: Rosas para la Libertad. Ésa es una carta que me ha venido en un primer momento, porque es como que une a los que ya no están con los que aquí continuamos con ese tema, reviviendo esas cosas.

María Alejandra Silnik: (1964) Mendoza - Argentina. Docente. Terapeuta Corporal especializada en Eutonía. Formación Profesional en Creatividad Aplicada (Stgo. de Compostela - España). Licenciatura en Creatividad Educativa. FEEyE-UNCuyo. (Tesis en curso). Facilitadora en Desarrollo Personal. Formación en Psicoterapia Gestalt y Transpersonal. Investigación y docencia en Trabajo Corporal para Músicos (FADUNCuyo).