El volcán San Martín Pajapan: una revisión contextual de sus vestigios arqueológicos

Alberto Ortiz Brito

El volcán San Martín Pajapan es uno de los pocos rasgos naturales del paisaje de que cuenta con vestigios olmecas. El elemento arqueológico más sobresaliente es una escultura monumental de basalto cuyos rasgos iconográficos y estilísticos la sitúan cabalmente al horizonte olmeca, correspondiente al periodo Preclásico Temprano y Medio. No obstante, con base en los materiales cerámicos excavados en el San Martín Pajapan, en 1966, Alfonso Medellín Zenil propuso que la escultura fue elaborada y destruida en el periodo Clásico Tardío. Esta propuesta contrasta sustancialmente con la amplia cantidad de evidencia que ubica al sistema de representación olmeca para el periodo Preclásico. Así pues, en este artículo se hará una revisión de los trabajos arqueológicos y de los materiales procedentes del San Martín Pajapan con la finalidad de dar respuesta a dicha problemática. Adicionalmente, se hará un análisis de las características principales de San Martín Pajapan para esclarecer los simbolismos asociados a dicho volcán. De acuerdo con los datos existentes a la fecha, propongo que el lugar donde estaba la escultura simula la imagen sagrada de la hendidura en “V”, y que los materiales cerámicos excavados por Medellín corresponden en realidad a los periodos Epi-olmeca y Protoclásico de la costa sur del Golfo de México.

Introducción adscribirla a alguna cultura en particular, propusie- ron que posiblemente el individuo retratado simbo- Mucho antes de que se diera a conocer a la comuni- liza a un dios del fuego o de la montaña.3 dad arqueológica el hallazgo de la escultura olmeca Después de cuatro décadas de la visita de Blom situada en la cima del volcán San Martín Pajapan, y La Farge al San Martín Pajapan, el Instituto de los habitantes de la región ya sabían de su existencia Antropología de la Universidad Veracruzana deci- e inclusive le rendían culto, puesto que tenían la dió emprender un proyecto de rescate de la escul- creencia de que era la personificación de la dei- tura para trasladarla al Museo de Antropología de dad llamada Chane, el Dueño de los Animales del (max), en donde actualmente se encuentra Monte o el Dios Jaguar.1 Fue el ingeniero Ismael exhibida en la sala Olmeca. El proyecto de rescate Loya quien le informó a Frans Blom y Oliver La estuvo a cargo de Alfonso Medellín Zenil y Mario Farge en 1922 acerca de esta escultura que conoció Pelayo Guevara; en él participaron Juan Sánchez durante sus trabajos topográficos realizados en el Bonilla y Mario Navarrete Hernández, estudiantes sur de en 1897; adicionalmente, Loya les en aquel entonces de la Facultad de Antropología comentó que movió la escultura a una corta distan- de la Universidad Veracruzana. Medellín señaló cia para utilizarla como marcador de su trabajo, y que la planicie en la que se encontraba la escul- que al hacerlo le quebró los brazos.2 Así pues, como tura mide aproximadamente 100 m de largo en parte de la Tulane University Expedition, Blom y sentido E-W con 35 m de ancho, y denominó a La Farge se dieron a la tarea de escalar la cima del los picos que la delimintan como San Martín I, San Martín Pajapan para observar, dibujar y foto- en el lado norte, y San Martín II, en el lado sur.4 grafiar dicha escultura. Blom y La Farge señalaron Por otro lado, indicó que la escultura estaba si- que la escultura se encontraba en una planicie si- tuada sobre una plataforma artificial cercana a una tuada entre los dos picos más altos del volcán y, sin laguna somera que se forma durante la época de

Estudios Mesoamericanos Edición digital, Número 2, julio-diciembre 2019 72 EL VOLCÁN SAN MARTÍN PAJAPAN: UNA REVISIÓN CONTEXTUAL lluvias, la cual posee un desagüe o arroyo de 35 m interpretación más precisa y actualizada del con- de largo por 2 m de ancho que fluye hacia el oeste texto arqueológico del volcán San Martín Paja- de la planicie.5 pan. El presente trabajo consiste en una investiga- Como parte de dicho proyecto, Medellín y Na- ción preliminar basada en los datos arqueológicos varrete realizaron un pozo estratigráfico en el cual obtenidos a la fecha sobre dicho sitio, por cual no hallaron decenas de cuentas de piedras verdes de- se tiene la intención de resolver contundentemen- positadas en vasijas, a manera de ofrendas, así como te la problemática anteriormente planteada. Por una gran cantidad de fragmentos de cerámica y al- el momento, sólo nos limitaremos en describir de gunas piezas casi completas.6 De acuerdo con Me- forma extensiva el contexto del San Martín Paja- dellín, el 42% de la cerámica colectada corresponde pan, evaluar las hipótesis planteadas por diferentes al tipo Anaranjada sin Desgrasante fechado para el autores, y proponer nuevas ideas que serán abor- Clásico Tardío, por tales motivos este autor propu- dadas a profundidad en futuras investigaciones. so que la escultura olmeca del San Martín Pajapan En primer lugar se hará una breve descripción del fue realizada y destruida entre los siglos vi y ix de la contexto regional del San Martín Pajapan, poste- era cristiana.7 En la actualidad, esta hipótesis ya no riormente se mencionaran algunas ideas sobre sus se sostiene ya que el horizonte olmeca ha sido da- simbolismos, finalmente se describirá y analizará tado, con base en estudios de C14, para el periodo su contexto arqueológico. Preclásico Temprano y Medio (1400-400 a. C.). Así pues, la temporalidad del horizonte cultural propio del monumento del San Martín Pajapan no El paisaje del volcán San Martín Pajapan corresponde con la de los materiales arqueológicos excavados por Medellín y su equipo. Ubicado en el extremo sureste de Los Tuxtlas, el Ante tal circunstancia, es necesario realizar una volcán San Martín Pajapan constituye el límite revisión del pozo estratigráfico efectuado por Me- fronterizo entre dicha región y la subprovincia fisio- dellín y Navarrete con la finalidad de ofrecer una gráfica de la llanura costera veracruzana (figura 1).

Figura 1. Mapa de la costa sur del Golfo con los sitios arqueológicos mencionados a lo largo del texto. Elaborado por el autor. ALBERTO ORTIZ BRITO 73

La región de Los Tuxtlas es una sierra montañosa El San Martín Pajapan pertenece a la serie vol- aislada de origen volcánico situada sobre la llanura cánica vieja, por lo cual ha estado inactivo desde costera del Golfo de México, por lo cual se le consi- mucho antes que la región fuera poblada por los dera como una isla de piedra y lava enclavada en las primeros grupos humanos sedentarios. Así pues, arenas de las costas veracruzanas, en la que sobresa- considero que los simbolismos asociados a este vol- len siete volcanes de gran envergadura y alrededor cán y a la escultura erigida en su cima no estaban de 300 conos cineríticos.8 asociados a cualidades malignas y catastróficas sino Estos volcanes se componen principalmente de a cualidades favorables y benignas. Al respecto es basanitas y basaltos alcalinos con inclusiones de importante mencionar que la sierra de Los Tuxt- cristales de olivino, augita y piroxeno, así como las constituye una barrena natural entre el mar y el por algunas andesitas y basaltos calco-alcalinos.9 continente, en el que los volcanes más prominen- Las rocas basálticas de Los Tuxtlas fueron el ma- tes retienen gran parte de las nubes que ingresan terial predilecto que los olmecas utilizaron para la tierra adentro provocando una diferencia de preci- elaboración de esculturas de medianos y grandes pitación entre la vertiente noreste orientada hacia formatos. Al respecto, Williams y Heizer deter- el Golfo de México (barlovento), y la vertiente su- minaron que sitios olmecas como Tres Zapotes, roeste que mira hacia el interior del continente (so- San Lorenzo y La Venta, utilizaron basaltos pro- tavento).13 De tal forma, en la vertiente del Golfo cedentes del cerro El Vigía, cerro Cintepec y Roca la precipitación anual oscila de 3,000 a 4,500 mm, Partida, respectivamente;10 no obstante, aún no se mientras que en la vertiente continental la precipi- sabe si los afloramientos rocosos del San Martín tación anual fluctúa de 1,500 a 3,500 mm.14 Pajapan fueron aprovechados por los olmecas para El San Martín Pajapan forma parte de di- la elaboración de esculturas. cha barrera natural por lo cual en días normales Nelson y González-Caver establecieron una di- se puede observar cómo las nubes se acumulan a visión de las rocas de Los Tuxtlas con base en el su alrededor, trayendo consigo un rocío que hu- vulcanismo de la región: la serie volcánica vieja y medece la vegetación, y en casos más extremos la serie volcánica joven. La primera serie está cons- propician lluvias torrenciales acompañadas de re- tituida principalmente por los volcanes de la parte lámpagos. Cabe recordar que Sahagún escribió, oriental de Los Tuxtlas, así como por ciertos volca- en relación a los grupos nahuas posclásicos de la nes ubicados en la parte occidental, los cuales estu- cuenca de México, que “todos los montes promi- vieron activos desde hace 7 millones de años hasta nentes, especialmente donde se arman nublados hace 1 millón de años; por otro lado, la segunda para llover, imaginaban que eran dioses [asociados serie se encuentra únicamente en la parte occiden- a la lluvia], y a cada uno de ellos hacían su imagen tal de Los Tuxtlas y abarca el volcán San Martín según la imaginación que tenían de ellos”.15 Pese Tuxtla al igual que el conjunto de conos cineríti- a la diferencia temporal con respecto a los grupos cos y maares ubicados en sus faldas, cuya actividad nahuas descritos en la obra de Sahagún, es posi- volcánica inició hace 800 mil años.11 A través de ble que los grupos olmecas hayan tenido alguna las capas de ceniza volcánica halladas en los sitios creencia semejante acerca del San Martín Pajapan. de Matacapan, Bezuapan y La Joya, Santley et al. Otro fenómeno natural que también pudo ser identificaron diez erupciones ocurridas durante la parte fundamental del complejo simbólico de San época prehispánica, de las cuales tres erupciones Martín Pajapan, es la formación de cuerpos de agua (producidas al parecer por los cerros Mono Blanco ya sea manantiales, arroyos, ríos, etc. En la cima y y Nixtamalapan) corresponden a los periodos Pre- las faldas de este volcán nacen numerosos ríos que clásico Temprano y Tardío: la primera ocurrió alre- constituyen importantes fuentes de abastecimiento dedor del 1300 a. C. en tanto que las dos restantes de agua para las poblaciones actuales y prehispáni- sobrevinieron en el 100 y 250 d. C.12 cas de la región. Aunado a esto, hay que recordar 74 EL VOLCÁN SAN MARTÍN PAJAPAN: UNA REVISIÓN CONTEXTUAL que Medellín reportó que cercano a la escultura se respecto, Grove señala que el sitio con influencia forma una laguna somera que cuenta con un pe- olmeca de Chalcatzingo (Morelos) se encuentra al queño arroyo, el cual desciende por el lado ponien- pie de dos cerros (el Delgado y el Chalcatzingo), te de la planicie (figura 2). Por tal motivo, es facti- los cuales en conjunto evocan el mismo motivo ble suponer que los simbolismos de la escultura y que para dicho autor representa un umbral hacia del volcán también hayan estado asociados al agua. el interior de la tierra que permite la comunica- ción con fuerzas y espíritus del inframundo.16 Asi- mismo, dentro de las representaciones olmecas las imágenes de seres sobrenaturales presentan la fren- te hendida en “V” con elementos cónicos y tri- partitos emergiendo de ella, los cuales Joralemon interpreta como brotes de maíz.17 Este tipo de seres sobrenaturales con la frente hendida en “V” están ampliamente representados en la escultura del San Martín Pajapan; el de ma- yor tamaño está situado en la cara frontal del toca- do que porta el personaje humano (figura 4). Por tal motivo, De la Fuente catalogó a este monu-

Figura 2. Desagüe o arroyo de la laguna que se forma en la planicie donde estaba el monumento. Foto cortesía de Pablo Ortiz Brito. La planicie donde se colocó la escultura en conjunto con los picos San Martín I y II que la delimitan, constituyen la topoforma más conspi- cua del San Martín Pajapan que figura o semeja al motivo de hendidura en “V”, el cual es uno de los elementos iconográficos más importantes dentro del sistema de representación olmeca (figura 3). Al

Figura 3. Volcán San Martín Pajapan visto desde el oeste; la flecha indica la planicie donde estaba el monu- Figura 4. Monumento del San Martín Pajapan exhibida mento. Foto del autor. en el max. Foto del autor. ALBERTO ORTIZ BRITO 75 mento en la categoría de señores bajo protección Oyapan. De tal forma, este volcán no forma parte sobrenatural, y además, propuso que el personaje de los rasgos visibles del paisaje occidental de Los humano retratado posiblemente es el representan- Tuxtlas y, por consiguiente, es probable que sitios te de estos seres sobrenaturales en la tierra, su per- preclásicos de esta área como Tres Zapotes, Mata- sonificación o bien el encargado de su culto.18 capan, La Joya, entre otros, no tenían una relación Por otra parte, en la parte trasera del tocado y directa y cotidiana con dicho volcán. Caso con- en el extremo derecho de la barra que sostiene el trario ocurre con los asentamientos situados en las personaje humano hay una cruz formada por me- faldas orientales del Santa Marta, y en la porción dio de dos profundas acanaladuras que en las caras costera circunscrita por dicha sierra y el San Mar- laterales del tocado y de la barra configuran hendi- tín Pajapan. Desde sitios serranos como Piedra duras en “V”. El motivo iconográfico de cruz bien Labrada, o sitios costeros como Los Laureles, el podría tratarse de un cosmograma sumamente es- San Martín Pajapan y su topoforma de hendidura quematizado en el que se representan los rumbos en “V” son claramente visibles. del universo y el axis mundi. Debido a la posición Igualmente, en el sur y sureste de las llanuras dinámica de sus piernas y manos, Schele sugiere costeras veracruzanas el San Martín Pajapan tam- que el personaje humano simula estar levantan- bién tiene una amplia visibilidad, ya que en esta do la barra, acción que simboliza la erección del región hay pocas elevaciones prominentes obstru- árbol o polo cósmico en centro del universo, es yendo el panorama. Así pues, este volcán y su to- decir, en el axis mundi.19 Así pues, debido a sus poforma son visibles en toda el área comprendida características naturales, a su topoforma de hendi- por los municipios de , Jaltipan, Coso- dura en “V” y a las connotaciones asociadas a este leacaque, Minatitlán y . De acuerdo icono, resulta pertinente suponer que el volcán con Coe y Diehl, desde San Lorenzo el San Mar- San Martín Pajapan pudo ser concebido por los tín Pajapan es visibles en días claros, asentamiento grupos olmecas como la personificación de un ser el cual se encuentra a 63 km de distancia hacia el sobrenatural o como un eje cósmico inscrito en el sur.20 Cabe señalar que los custodios del sitio de paisaje terrenal. La Venta mencionan que, en condiciones óptimas La gran altura del San Martín Pajapan (1180 de visibilidad, el San Martín Pajapan se puede ob- msnm) hace que su topoforma de hendidura en servar desde la cima del Montículo C-1, el cual “V” tenga muy buena visibilidad a nivel regional. está situado a una distancia de 76 km hacia el Los picos San Martín I y II están alineados en un sureste. eje noroeste-sureste por lo cual desde estos rum- Así pues, considero que durante el periodo Pre- bos la topoforma se percibe con claridad, al igual clásico, para los habitantes de ciertas zonas de Los que desde los cuatro puntos cardinales, no obstan- Tuxtlas y de las llanuras costeras veracruzanas el te, en cada uno de éstos su visibilidad disminuye volcán San Martín Pajapan era un rasgo del paisaje y su apariencia cambia dependiendo del ángulo de de relevancia simbólica, que a la vez funcionó como orientación del espectador; el noreste y suroeste un punto de referencia para las rutas de transporte son los únicos rumbos en los cuales la topoforma tanto terrestres como fluviales. Posiblemente, in- no es visible. dividuos o grupos de individuos de diversos asen- En la parte occidental de Los Tuxtlas la visibi- tamientos de la región realizaban peregrinaciones lidad regional del San Martín Pajapan es nula, ya hasta la topoforma de hendidura en “V” para ren- que la sierra de Santa Marta obstruye por com- dirle culto a la escultura. En el centro regional del pleto el panorama. Desde lugares como Santiago Preclásico Medio, es decir La Venta, el monumen- Tuxtla, San Andrés Tuxtla y , el San to 44 es idéntico al monumento del San Martín Martín Pajapan no es perceptible, y en la par- Pajapan, por lo cual es posible que este sitio haya te costera sólo se observa a partir del poblado de sido uno de los varios que estaban involucrados en 76 EL VOLCÁN SAN MARTÍN PAJAPAN: UNA REVISIÓN CONTEXTUAL las peregrinaciones a dicho volcán. Otra escultu- En el primer nivel métrico (0-15cm), Medellín ra olmeca similar a la del San Martín Pajapan es reporta haber encontrado fragmentos de cerámica el monumento hallado en los alrededores del mu- de pastas anaranjadas, rojizas y negras, así como nicipio de , ubicado en la parte dos tiestos del tipo Viejón. En el segundo nivel occidental de Los Tuxtlas. Lo anterior parece in- (15-30cm) menciona que los tiestos fueron pre- dicar que los creadores de esta escultura estaban fa- dominantemente del Clásico Tardío con soportes miliarizados con el simbolismo del monumento del mamiformes, cilíndricos y rectangualares, aunque San Martín Pajapan pese a que este volcán no es un también hallaron varios tiestos del tipo Viejón y rasgo visible en esta área de la región. un fragmento del tipo Negro Pulido Esgrafiado; igualmente, en este nivel Medellín reportó haber hallado restos de parafina o copal y dos fragmen- El contexto arqueológico tos del monumento. En el tercer nivel (30-45cm) aparecieron en el lado sur del pozo otros fragmen- A continuación, haré una breve descripción de tos del monumento, al igual que piezas completas los trabajos arqueológicos realizados en 1966 en de cerámica colocadas en forma de ofrendas. el San Martín Pajapan. Por tanto, me basaré por Como ya hemos mencionado, Medellín plan- completo en los diarios de campo de Medellín teó que la escultura olmeca del San Martín Pa- y Navarrete; el primer diario se encuentra en el japan fue destruida intencionalmente en el siglo archivo técnico del Instituto de Antropología de ix d. C., para lo cual tomó como fundamento el la Universidad Veracruzana y del segundo el mis- haber encontrado fragmentos del monolito en re- mo Mario Navarrete Hernández cordialmente me lación con cerámica del periodo Clásico Tardío.23 proporcionó una copia.21 Esta hipótesis es errónea si tomamos en conside- De acuerdo con los diarios de Medellín y Na- ración que los fragmentos de la escultura hallados varrete, el monumento del San Martín se encon- por Medellín y Navarrete corresponden a las ma- traba semisepultado en una plataforma rectangular nos, pies y al cetro, los cuales son las partes que artificial con una pendiente de 1.50 m aproxima- Loya le quebró al tratar de moverla en 1897. Asi- damente, la cual estaba saturada de materiales ce- mismo, los fragmentos de la escultura también es- rámicos y presentaba una somera excavación de 45 taban asociados a cerámica preclásica, y a restos de cm de profundidad. Justo al frente de la escultura parafina que son indudablemente posteriores a la Medellín y Navarrete trazaron un pozo estratigrá- época Prehispánica. A mi parecer, es posible que fico de 2 por 2 m en el cual excavaron nueve ni- los tres primeros niveles métricos excavados por veles métricos de 15 cm. Cabe recordar que Loya Medellín y Navarrete pueden tratarse de estratos movió el monumento a una corta distancia para formados recientemente que contienen una mez- usarlo como marcador de su trabajo, por lo cual el cla de materiales de distintos periodos. Al respec- lugar donde Medellín y Navarrete realizaron la ex- to, Grove opina que la mezcla de materiales anti- cavación no era donde éste se encontraba original- guos y recientes indica que los estratos superiores mente. De igual forma, Loya le comentó a Blom y corresponden al siglo xx.24 La Farge que debajo de la escultura había un hoyo Debido a la gran abundancia de materiales ce- pequeño en el que encontró piezas de cerámica que rámicos concentrados en el perfil sur del pozo es- contenían objetos de jade, entre ellos una figurilla tratigráfico, Medellín y Navarrete realizaron una serpentiforme.22 Probablemente, el hoyo pequeño ampliación de 50 cm de ancho en dicha sección. mencionado por Loya se trata de la somera excava- Del primer nivel de la ampliación ninguno de es- ción señalada por Medellín; de ser cierto no cabría tos arqueólogos menciona haber encontrado algo, duda de que el monumento sólo fue movido a es- y del segundo nivel (15-30 cm) indicaron que casos metros de su lugar original. encontraron un cajete del tipo Anaranjado Roji- ALBERTO ORTIZ BRITO 77 zo sin Desgrasante colocado boca abajo, el cual Es en el cuarto nivel del pozo (45-60 cm) don- cubría siete cantos rodados acomodados circular- de Medellín observó el aumento de tipos cerámi- mente. Al interior de estas piedras Medellín señala cos del Preclásico tales como el Viejón y el Ne- que había un objeto esponjoso y amarillento junto gro Pulido, aunque advierte que la cerámica del con algunos tepalcates, el cual Navarrete identifi- Clásico Tardío sigue siendo abundante. Por otra có como un hueso y además señaló que había dos parte, en este mismo nivel Medellín y Navarrete cuentas de jadeíta. En este mismo nivel Medellín encontraron 30 cuentas de jadeíta. Entre el cuar- menciona el hallazgo de un tecomate pequeño de to y quinto nivel (60-75 cm), estos arqueólogos cerámica doméstica, al parecer completo, y frag- mencionan que había dos grupos de vasijas, varías mentos del tipo Viejón, aunque advierte que la del tipo Viejón, asociadas a piedras grandes que cerámica Clásica Tardía es la predominante. no mostraban un acomodo intencional, elemento En el tercer nivel (30-45 cm) de la ampliación al que denominaron Ofrenda No. 2. El primer encontraron dos platos de pasta rojiza y fondo grupo se compone de seis ollitas y seis platos plano sobrepuestos uno sobre el otro a manera de alineados al parecer en un eje norte-sur, en tanto ofrenda, la cual continuaba hacia la pared oeste que el segundo consta de tres platos fragmentados de modo que tuvieron que ampliar nuevamente el alineados en un eje este-oeste. Debajo del primer pozo hacia dicha dirección. Este elemento, deno- grupo de vasijas encontraron una orejera de jadeí- minado Ofrenda No. 4, se halló a una profundi- ta, y al remover las piedras asociadas a la ofrenda dad de 45 cm y abarcaba un área de 1.50 m por aparecieron de forma dispersa tres cuentas y una 55 cm (figura 5). De acuerdo con Medellín, esta cabecita antropomorfa, igualmente de jadeíta, que ofrenda consistía en grupos de vasijas superpuestas debido al orifico presente en su parte superior tales como cajetes, ollas y platos principalmente Medellín propuso que pudo funcionar como un de pasta rojiza y doméstica y en menor medida pectoral (figura 6). del tipo Viejón; igualmente este autor señala que se encontraron 31 fragmentos de jadeíta y can- tos rodados de diferentes tamaños. Cabe señalar que Navarrete no hace mención de esta segunda ampliación, y únicamente reporta que en el ter- cer nivel del pozo hallaron siete cuentas de jade, una de ellas de forma tubular. A diferencia de los tres primeros niveles del pozo, en los niveles de las ampliaciones no había restos de parafina, lo cual indica que éstos corresponden a estratos prehispá- nicos inalterados.

Figura 5. Ofrenda 4 del pozo estratigráfico Figura 6. Pectoral antropomorfo resguardado en las del San Martín Pajapan. Tomada de Medellín, 1968. bodegas del max. Foto del autor. 78 EL VOLCÁN SAN MARTÍN PAJAPAN: UNA REVISIÓN CONTEXTUAL

En el sexto nivel (75-90 cm), Medellín reporta del volcán San Martín Pajapan. Lamentablemen- el hallazgo de la Ofrenda No. 3 la cual consiste te, los trabajos de Medellín y Navarrete se queda- en un tecomate de pasta rojiza de 20 cm de diá- ron en una etapa preliminar de investigación. metro que en su interior se colocaron 15 cuentas de jade, un pectoral del mismo material de 5 por 4.5 cm, así como algunos fragmentos de cerámica; igualmente, había otras 11 cuentas de piedra ver- de esparcidas al exterior del tecomate. Acerca del pectoral hay cierta discordancia en los informes de Medellín y Navarrete, ya que este último autor menciona que fue hallado en el nivel siete. En el séptimo nivel (90-105 cm), Mede- llín reporta haber hallado un cantarito rojizo de base esférica, de 11 cm de diámetro con 15 cm de alto, que en su interior se depositaron nueve cuentas grandes de jadeíta; dicho cantarito estaba tapado con una vasija rojiza de silueta compuesta y soportes mamiformes, la cual estaba puesta de cabeza y sobre ella había cinco cuentas de jadeíta y siete cantos rodados. En su informe Navarrete no hace mención de esta ofrenda pero sí reporta el hallazgo, en el nivel ocho, de una olla globu- lar con cuentas grandes de jadeíta en su interior, descripción que es muy parecida a los objetos des- critos por Medellín. Asimismo, Navarrete apunta que cuando se estaba excavando el séptimo nivel el pozo se inundó, por lo cual tuvieron que hacer un desagüe en el que hallaron buena cantidad de Figura 7. Cuentas de piedras verdes resguardadas en las bodegas del max. Foto del autor. cerámica y cuentas de jadeíta; en este caso es Me- dellín quien no hace mención de tal suceso. Cabe señalar que las ofrendas del sexto y séptimo nivel Del pozo estratigráfico excavado en 1966 se son muy parecidas a lo que Loya encontró en el obtuvo un total de 7865 tiestos, que posterior- hoyo situado debajo de la escultura, de modo que mente fueron agrupados en doce tipos cerámicos el contexto del lugar original de dicha pieza puede diferentes. Entre estos tipos, Medellín identificó al corresponder a estos niveles e inclusive puede ser Viejón y al Chiapa como característicos del perio- contemporáneo a dichas ofrendas. do Preclásico Medio y posiblemente Tardío, y al Por último, en el octavo nivel (105-120 cm) Anaranjado sin Desgrasante como diagnóstico del 25 Medellín únicamente reporta el hallazgo de 59 periodo Clásico Tardío. De acuerdo con la tabla cuentas de jadeíta, una orejera y 15 tiestos (figura de cuantificación presentada por Medellín (figura 7). El noveno nivel (120-135 cm) fue una capa 8), se puede observar que estos tres tipos cerámi- totalmente estéril. Como hemos visto, los diarios cos están presentes desde el sexto hasta el primer de campo de Medellín y Navarrete contienen una nivel métrico, siendo el quinto nivel el único en valiosa información sin publicar acerca de los ma- el que el Viejón y Anaranjado sin Desgrasante tie- teriales excavados en 1966 que proporciona un co- nen un porcentaje similar, y en el resto este último nocimiento más amplio del contexto arqueológico tipo tiene un porcentaje mucho mayor. La amplia ALBERTO ORTIZ BRITO 79

Figura 8. Tabla de cuantificación de los tipos cerámicos del San Martín Pajapan. Modificado de Medellín, 1968. y larga coexistencia de estos tipos cerámicos resul- visión de los materiales albergados en las bodegas ta insólito ya que según Medellín corresponden a de este museo. periodos distintos entre los que hay una distancia Tras haber revisado dicha muestra, pude obser- de varios cientos de años. var que el tipo Anaranjado sin Desgrasante corres- Ante tal circunstancia, acudí al Museo de An- ponde al actualmente denominado Naranja Fino tropología de Xalapa para solicitar el permiso de Arenoso (figura 9), en tanto que los tipos Viejón y revisar los materiales del San Martín Pajapan ex- Chiapa corresponden a la variante de cocción di- cavados en 1966. Cordialmente, la directora del ferencial Blanco y Negro de pasta marfil o crema museo, Maura Ordoñez Valenzuela, me dio la (figura 10). Asimismo, se determinó que los tipos oportunidad de examinar dichos materiales. Sólo identificados por Medellín como Negro Pulido y tuve acceso a una muestra representativa de los Negro Compacto Pulido también son diagnósti- tipos diagnósticos identificados por Medellín ya cos del periodo Preclásico (figura 11). que a la fecha se está haciendo un proyecto de re-

Figura 9. Tiestos del tipo Naranja Fino Arenoso Figura 10. Tiestos de la variedad blanco y negro de resguardados en las bodegas del max. pasta marfil o crema resguardados en las bodegas del Foto del autor. max. Foto del autor.

Figura 11. Tiestos del tipo Negro Pulido resguardados en las bodegas del max. Foto del autor. 80 EL VOLCÁN SAN MARTÍN PAJAPAN: UNA REVISIÓN CONTEXTUAL

De acuerdo con Ortiz Ceballos, en Tres Zapo- Viejón (Blanco y Negro de pasta marfil o crema) tes, sitio ubicado en el extremo occidental de Los disminuyen de porcentaje. Tuxtlas, la variante Blanco y Negro de pasta mar- Al respecto, en el área de El Mesón Loughlin fil o crema es distintiva de la subfase Hueyapan A, registró la coexistencia de tipos preclásicos y clá- ubicada tentativamente entre el 300-100 a. C.26 sicos en la fase Nextepetl (1-300 d. C.). En di- Este mismo autor menciona que el tipo Blanco y cha fase la variante Naranja Fino Arenoso tiene Negro por cocción diferencial así como el Negro un porcentaje de 40% en tanto que las variantes Pulido constituyen la tradición alfarera olmeca en Blanco y Negro de pasta crema y Negro Pulido Tres Zapotes, los cuales están presentes desde el Fino tienen un porcentaje de 10% y 4.5%, res- Preclásico Medio y desaparecen a principios de la pectivamente.32 Por su parte, en el valle de Te- fase Nextepetl (100-300 d. C.); es a finales de esta pango Stoner determinó que los tres tipos antes fase cuando aparecen en Tres Zapotes los tipos mencionados son diagnósticos de la fase Chininita Naranja Fino y Gris Fino, los cuales cambian por (1-300 d. C.), siendo el Naranja Fino Arenoso el completo el panorama cerámico y cultural de Los de mayor porcentaje.33 Tuxtlas.27 Si bien el Naranja Fino tiene su apogeo De acuerdo con Pool y Britt, dentro del com- en el Clásico Medio y Tardío, Ortiz Ceballos ob- plejo cerámico de Los Tuxtlas el cambio más no- servó que en Tres Zapotes, al igual que en El Pica- table de la transición del Preclásico al Clásico es yo, se encuentra asociado con materiales del Pro- la sustitución de tipos de pasta negra y de cocción toclásico (inicios de la fase Nextepetl), por lo cual diferencial por tipos de pastas finas, como el Na- argumenta que puede ser un poco más antiguo.28 ranja Fino y Gris Fino.34 En Bezuapan, sitio ubi- Por otra parte, en Matacapan, ubicado en la cado a un par de kilómetros al sureste de Mataca- parte central de Los Tuxtlas, Pool et al. indican pan, tales autores determinaron que este proceso que fue en las fases D y E (450-650 cal. d. C.) cuan- de cambio va del 400 a. C. al 300 d. C., rango de do el tipo Naranja Fino se convirtió en la cerá- tiempo al que denominaron fase Bezuapan y divi- mica más común.29 En otras áreas de Los Tuxtlas dieron en Bezuapan Temprano (400 a. C-100 d. como la de El Mesón30 y la del valle de Tepango,31 C.) y Bezuapan Tardío (100-300 d. C.).35 En la la variante Naranja Fino Arenoso se presenta en subfase Bezuapan Temprano, el tipo Negro Puli- el Protoclásico (1-300 d. C.), y a partir de inicios do y las variantes de Blanco y Negro por cocción del Clásico el tipo Naranja Fino se volvió el más diferencial (incluida la de pasta marfil o crema) abundante. Si bien Medellín no estaba del todo son de los más predominantes y los tipos Naranja equivocado al ubicar el Naranja Fino en el perio- Fino y Gris Fino comienzan a ser utilizados; en do Clásico, no se puede atribuir la misma tempo- tanto que en la subfase Bezuapan Tardío los pri- ralidad al contexto del San Martín Pajapan, pues- meros tipos mencionados entran en desuso a me- to que en el pozo excavado en este sito los tiestos dida que aumenta paulatinamente la producción pertenecientes a este tipo cerámico coexisten en de los segundo tipos.36 los niveles inferiores y superiores con tiestos del Como se puede observar el comportamiento de Blanco y Negro por cocción diferencial y Negro los tipos cerámicos diagnósticos del San Martín Pulido, los cuales se dejaron de producir en Los Pajapan es parte de un proceso de cambio cultural Tuxtlas antes del inicio del periodo Clásico. Ana- que ocurrió en diversas partes de Los Tuxtlas. Por lizando la tabla de cuantificación de los tipos ce- tal motivo, considero que el contexto arqueológi- rámicos del San Martín Pajapan presentada por co del pozo excavado por Medellín y Navarrete en Medellín, se puede observar que a medida que se 1966 se puede ubicar tentativamente entre el 400 asciende del sexto al primer nivel, el Anaranjado a. C. y el 300 d. C. La única problemática de esta sin desgrasante (Naranja Fino Arenoso) aumenta propuesta es que en ningún nivel métrico el por- de porcentaje, mientras que el Negro Pulido y el centaje del tipo Viejón (Blanco y Negro de pasta ALBERTO ORTIZ BRITO 81 marfil o crema) es mayor al del tipo Anaranjado equipo no hayan encontrado materiales correspon- sin desgrasante (Naranja Fino Arenoso). El úni- dientes al Preclásico Temprano y Medio, tal vez se co tipo que es más abundante que el Anaranjado deba a que no excavaron en el lugar exacto donde sin desgrasante en los niveles inferiores es el deno- los olmecas colocaron el monumento, puesto que minado por Medellín como Café grueso arenoso. Loya lo movió de su lugar original. La ausencia de Cabe la posibilidad de que el tipo cerámico sea el materiales arqueológicos del Preclásico Temprano mismo que el Café Áspero de Bezuapan, el cual y Medio supone cuestionarse si los olmecas fueron durante la subfase Bezuapan Temprano es el tipo quienes realizaron la ardua labor de colocar la escul- más abundante mientras que en la subfase Bezua- tura de aproximadamante una tonelada a la cima del pan Tardío disminuye exponencialmente su por- San Martín Pajapan; ¿fueron acaso grupos posterio- centaje.37 De ser así, se puede atribuir con mayor res al horizonte olmeca los responsables de su ubi- seguridad una temporalidad al San Martín Paja- cación? Éstas y más preguntas pueden plantearse al pan de 400 a. C.-300 d. C. respecto, lamentablemente no pueden responderse con los datos disponibles por el momento. Hasta que no se haga una excavación extensiva en la Conclusiones cima del San Martín Pajapan, no se puede descar- tar la posibilidad de que los olmecas hayan sido Los materiales cerámicos del San Martín Paja- quienes colocaron la escultura en dicho volcán. pan se ubican tentativamente en los periodos Epi-Olmeca y Protoclásico. Por lo tanto, es po- sible afirmar por el momento que las ofrendas de cuentas de piedras verdes halladas por Medellín y Navarrete, no fueron realizadas por asentamientos olmecas del Preclásico Temprano y Medio, como San Lorenzo y La Venta. Por tal motivo, no es ex- traño que el pectoral antropomorfo pertenecien- te a una de las ofrendas descritas no posea rasgos estilísticos olmecas. Todo lo anterior contrasta enormemente con el monumento del San Martín Pajapan ya que se apega cabalmente a los cánones estilísticos olmecas, y por su gran parecido con el monumento 44 de La Venta se puede decir que fue esculpido durante el periodo Preclásico Me- dio (figura 12). Vale la pena mencionar que el monumento 44 de La Venta estaba situado en la Acrópolis Stirling, estructura arquitectónica que fue fechada para el 950-510 a. C.38 Así pues, el monumento 44 de La Venta no puede ser datado para después del 510 a. C. Tomando en cuenta su extraordinaria afinidad con esta escultura, resulta Figura 12. Monumento 44 de La Venta. pertinente atribuir tentativamente la misma tem- Tomado de De La Fuente, 2009. poralidad al monumento de San Martín Pajapan. En este sentido, hasta ahora el único elemento Lo único que se puede afirmar con los datos de olmeca procedente del volcán San Martín Pajapan las excavaciones de 1966, es que el volcán San Mar- es el monumento. El hecho de que Medellín y su tín Pajapan fue un rasgo del paisaje de relevancia 82 EL VOLCÁN SAN MARTÍN PAJAPAN: UNA REVISIÓN CONTEXTUAL simbólica durante y después de que el sistema polí- 6 Alfonso Medellín Zenil, ibid.; véase también Ma- tico-religioso entrara en decadencia. Resulta intere- rio Navarrete Hernández, Diario de campo e informe sante que grupos humanos posteriores al horizonte que se rinden al Instituto de Antropología de la Universi- olmeca hayan peregrinado hasta la topoforma de dad Veracruzana, de la exploración y arqueología de res- hendidura en “V” para realizar ofrendas al monu- cate en San Martín Pajapan, edo. de Veracruz. 7 Alfonso Medellín Zenil, “El dios jaguar de San mento. A mi parecer, esto implica suponer que el Martín”, p. 16. monumento y el lugar donde se encontraba no per- 8 Sergio Guevara S., Los Tuxtlas. Tierra mítica, pp. dieron del todo su valor simbólico durante la tran- 34-35. sición del Preclásico al Clásico, o bien, puede ser 9 Stephen A. Nelson y Erika González-Caver, “Ge- entendido como la reapropiación y resignificación ology and K-Ar dating of the Tuxtla Volcanic Field”, de un elemento identitario perteneciente a los anti- pp. 91-94; R. S. Thorpe, “Tectonic significance of al- guos pobladores de la costa sur del Golfo. Esto no kaline volcanism in eastern México”, p. 25. fue un fenómeno aislado ya que en varios sitios de 10 Howel Williams y Robert F. Heizer, “Sources of la región, como el Cerro El Vigía y Laguna de los Rocks Used in Olmec Monuments”, pp. 4-7 y 15-18. Cerros, también hay esculturas olmecas asociadas 11 Stephen A. Nelson y Erika González-Caver, op. a materiales posteriores al periodo Preclásico. Este cit., pp. 88-91. 12 frecuente fenómeno cultural conlleva a preguntar- Robert S. Santley, “When Day Turned to Night. Volcanism and the Archaeological Record from the se: ¿por qué y para qué grupos humanos posteriores Tuxtla Mountains, Southern Veracruz, ”, pp. al fenómeno olmeca reincorporaron monumentos 150 y 157. que expresaban un discurso correspondiente a un 13 Margarita Soto, “El clima”, p. 196; Margarita sistema político-religioso caduco?; ¿cuál era la rela- Soto y Lilly Gama, “Climas”, p. 16. ción cultural entre los grupos preclásicos y clásicos 14 Margarita Soto, ibid., Margarita Soto y Lilly de la costa del Golfo de México? La investigación Gama, ibid, pp. 9-13. de estas preguntas implicar replantear algunas hi- 15 Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de pótesis y aspectos sobre el proceso de decadencia las cosas de Nueva España, p. 47. del sistema de representación olmeca y el periodo 16 David C. Grove, “Cerros sagrados olmecas. Mon- Epi-Olmeca. tañas en la cosmovisión mesoamericana”, p. 33. 17 Peter David Joralemon, Un estudio en iconografía olmeca, pp. 12-13. 18 Beatriz de la Fuente, “Los Hombres de Piedra, es- Notas cultura olmeca”, p. 459. 19 Linda Schele, “The Olmec Mountain and Tree of 1 Véase Antonio García de León, “El universo de lo so- Creation in Mesoamerican Cosmology”, p. 108. brenatural entre los nahuas de Pajapan, Veracruz”, p. 20 Michael D. Coe y Richard A. Diehl, In the Land 295; Alfonso Medellín Zenil, “El dios jaguar de San of the Olmec: The Archaeology of San Lorenzo Tenochti- Martín”, p. 9; Elena Lazos Chavero y Luisa Paré, Mi- tlán, p. 16. radas indígenas sobre una naturaleza “entristecida”: per- 21 Alfonso Medellín Zenil, Cuaderno de notas. Pro- cepciones del deterioro ambiental entre nahuas del sur de yecto de rescate de la escultura de San Martín; Mario Veracruz, p. 90. Navarrete Hernández, Diario de campo e informe que 2 Frans Blom y Oliver La Farge, Tribes and Temples, se rinden al Instituto de Antropología de la Universidad p. 45. Veracruzana, de la exploración y arqueología de rescate en 3 Ibid., p. 46. San Martín Pajapan, edo. de Veracruz. 4 Alfonso Medellín Zenil, “El dios jaguar de San 22 Blom y La Farge, op. cit., p. 45. Martín”, p. 9. 23 Alfonso Medellín Zenil, “El dios jaguar de San 5 Ibid., pp. 9-10; véase también Alfonso Medellín Martín”, p. 11. Zenil, Cuaderno de notas. Proyecto de rescate de la escul- tura de San Martín. ALBERTO ORTIZ BRITO 83

24 David C. Grove, Discovering the Olmecs: An Un- Grove, David C., “Cerros sagrados olmecas. Monta- coventional History, p. 77. ñas en la cosmovisión mesoamericana”, Arqueolo- 25 Alfonso Medellín Zenil, “El dios jaguar de San gía Méxicana, XV (87), 2007, pp. 30-35. Martín”, p. 12. __, Discovering the Olmecs: An Unconventional His- 26 Ponciano Ortiz Ceballos, “La cerámica blanco y tory, Austin, University of Texas Press, 2014. negro por cocción diferencial en Tres Zapotes, Santia- Guevara S., Sergio, Los Tuxtlas. Tierra Mítica, Xala- go Tuxtla, Veracruz, México y sus implicaciones espa- pa, Secretaría del Estado de Veracruz, Universi- cio temporales”, p. 22. dad Veracruzana, 2011. 27 Ponciano Ortiz Ceballos, La cerámica de Los Heizer, Robert F., John A. Graham y Lewis K. Nap- Tuxtlas, pp. 231-233. ton, “The 1968 Investigations at La Venta”, en 28 Ibid., pp. 24-25. Contributions of the University of California Ar- 29 Christopher A. Pool et al, “Las cronologías de radio- chaeological Research Facility, Papers on Mesoamer- carbono y cerámicas de Matacapan, Veracruz”, p. 119. ican Archaeology, Berkeley, University of Califor- 30 Michael L. Loughlin, El Mesón Regional Survey: nia, 1968, pp. 127-154. Settlement Patterns and Political Economy in the Eastern Joralemon, Peter David, Un estudio en iconografía Papaloapan Basin, Veracruz, México, pp. 119-146. olmeca, Xalapa, Universidad Veracruzana, 1990. 31 Wesley D. Stoner, Disjucture among Classic Period Lazos Chavero, Elena y Luisa Paré, Miradas indíge- Cultural Landscapes in the Tuxla Mountains, Southern nas sobre una naturaleza “entristecida”: percepcio- Veracruz, México, pp. 252-266. nes del deterioro ambiental entre nahuas del sur de 32 Michael L. Loughlin, op. cit., pp. 120-126. Veracruz, Ciudad de México, Universidad Nacio- 33 Wesley D. Stoner, op. cit., pp. 252-259. nal Autónoma de México-Instituto de Investiga- 34 Christopher A. Pool y Georgia M. Britt, “A Ce- ciones Sociales, Editorial Plaza y Valdés, 2006. ramic Perspective on the Formative to Classic Transi- Loughlin, Michael L., El Mesón Regional Survey: Set- tion in Southern Veracruz, México”, p. 140. tlement Patterns and Political Economy in the East- 35 Ibidem, pp. 143-146. ern Papaloapan Basin, Veracruz, México, tesis de 36 Ibidem, pp. 146-156. doctorado, Lexington, University of Kentucky, 37 Idem. 2012. 38 Heizer et al., “The 1968 Investigations at La Ven- Medellín Zenil, Alfonso, Cuaderno de notas. Proyecto ta”, pp. 151-153. de rescate de la escultura de San Martín, diario de campo, Xalapa, Archivo Técnico del Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana, 1966. Bibliografía __, “El dios jaguar de San Martín”, Boletín del Insti- tuto Nacional de Antropología e Historia, no. 33, Blom, Frans y Oliver La Farge, Tribes and Temples, 1968, pp. 9-16. vol. 1, Nueva Orleans, Tulane University of Lou- Navarrete Hernández, Mario, Diario de campo e in- isiana, 1926. forme que se rinden al Instituto de Antropología de Coe, Michael D. y Richard A. Diehl, In the land la Universidad Veracruzana, de la exploración y ar- of the Olmec: The Archaeology of San Lorenzo queología de rescate en San Martín Pajapan, edo. Tenochtitlán, vol. 1, Austin, University of Texas de Veracruz, informe mecanoescrito, 1966. Press, 1980. Nelson, Stephen A. y Erika González-Caver, “Ge- De la Fuente, Beatriz, “Los Hombres de Piedra, Es- ology and K-Ar dating of the Tuxtla Volcanic cultura Olmeca”, en El arte olmeca. Obras, tomo Field, Veraccruz, México”, Bulletin of Volcanol- 6, Ciudad de México, El Colegio Nacional, ogy, 55(8), 1992, pp. 85-96. ([1977] 2009). Ortiz Ceballos, Ponciano, La cerámica de Los Tuxt- García de León, Antonio, “El universo de lo sobre- las, tesis de maestría, Xalapa, Universidad Vera- natural entre los nahuas de Pajapan, Veracruz”, cruzana, 1975. Estudios de Cultura Náhautl, vol. 8, 1969, pp. __, “La cerámica blanco y negro por cocción diferen- 279-311. cial en Tres Zapotes, , Veracruz, 84 EL VOLCÁN SAN MARTÍN PAJAPAN: UNA REVISIÓN CONTEXTUAL

México y sus implicaciones espacio-temporales”, of Anthropology, University of New Mexico, Cuadernos Antropológicos, no. 1, Instituto de An- 2000, pp. 143-162. tropología de la Universidad Veracruzana, 1978, Schele, Linda, “The Mountain and Tree of Creation pp. 18-38. in Mesoamerican Cosmology”, en Jill Guthrie Pool, Christopher A. y Georgia M- Britt, “A Ce- (ed.), The Olmec World: Ritual and Rulership, ramic Perspective on the Formative to Classic Princeton, The Art Museum, Princeton Univer- Transition in Southern Veracruz, México”, en sity, 1995, pp. 105-117. Latin American Antiquity, vol. 11, no. 2, 2000, Soto, Margarita, “El clima”, en Sergio Guevara S., J. pp. 139-161. Laborde y G. Sánchez Ríos (eds.), Los Tuxtlas. El Pool, Christopher A., Philip J. Arnold III y Pon- Paisaje de la sierra, Xalapa, Instituto de Ecología ciano Ortiz Ceballos, “Las cronologías de radio- A.C. y Unión Europea, 2004, pp. 195-198. carbono y cerámicas de Matacapan, Veracruz”, Soto, Margarita y Lilly Gama, “Climas”, en E. en Lourdes Budar y Philip Arnold III (eds.), Ar- González Soriano, R. Dirzo y R. C. Vogt (eds.), queología de Los Tuxtlas. Antiguos paisajes, nuevas Historia natural de Los Tuxtlas, México, Ciudad miradas, Xalapa, Universidad Veracruzana, 2016, de México, Universidad Nacional Autónoma de pp. 117-128. México, 1997, pp. 7-23. Sahagún, Fray Bernardino de, Historia general de las Stoner, Wesley D., Disjucture among Classic Pe- cosas de Nueva España, Ciudad de México, Edito- riod Cultural Landscapes in the Tuxla Mountains, rial Porrúa, 2006. Southern Veracruz, México, tesis de doctorado, Santley, Robert S., Stephen A. Nelson, Bently K. Lexington, University of Kentucky, 2011. Reinhardt, Christopher A. Pool, y Philip J. Ar- Thorpe, R. S., “Tectonic significance of alkaline vol- nold III, “When Day Turned to Night. Volca- canism in Eastern México”, Tectonophysics, no. nism and the Archaeological Record from the 40, 1977, pp. 19-26. Tuxtla Mountains, Southern Veracruz, Mexico”, Williams, Howel y Robert F. Heizer, “Sources of en Garth Bawden y Richard Martin Reycraft Rocks Used in Olmec Monuments”, Sources of (eds.), Environmental disaster and the archaeology Rocks Used in Prehistoric Mesoamerican Sites, no. of human response, Alburquerque, Maxwell Museum 1, Berkeley, 1965, pp. 1-40.