“Las Lomas De Zamora” En La Modernidad Del Siglo Xx
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1 “LAS LOMAS DE ZAMORA” EN LA MODERNIDAD DEL SIGLO XX 2 “LAS LOMAS DE ZAMORA” EN LA MODERNIDAD DEL SIGLO XX” INTRODUCCIÓN. LA ALDEA Todos conocemos aquello de que, si queremos conocer el mundo, primero debemos conocer nuestra aldea, y ella es y han sido sus calles, sus lugares emblemáticos, sus instituciones y principalmente su gente. Para ello hemos de adentramos en esas, nuestras propias y diarias realidades, llegado el siglo XX. Pero antes un pequeño raconto de lo que fue su base de sustentación. Esas “Lomas de Zamora” que conociera el siglo XIX, con sus amplias y extensas lomadas, mayormente despoblada, y que tuviera una explotación iniciática basada principalmente en la agricultura, dentro de un ámbito netamente rural, llegado el siglo XX comienza a virar hacia una estructura urbana. Como ocurría en otras partes del país, y principalmente en lo suburbano adyacentes a las grandes ciudades, a través de la llegada de distintos medios de comunicación, esas pequeñas comunidades comenzaban a desarrollarse con la llegada de nuevos vecinos, principalmente aquellos llegados a través de la inmigración de finales del siglo XIX y principios del XX. En esa aldea pastoril, dos sectores bregaban por prevalecer en la producción de nuestros productos primarios, el ganadero que nos llegaba especialmente desde mediados del siglo XVIII, representaba una clase social influyente no solo en dicha explotación sino en los manejos del Estado, y muchos de ellos venían de antecedentes contrabandistas, en tanto los otros, aquellos que labraban la tierra no habían tenido la misma suerte, donde aún ni los virreyes ni el Cabildo los había apuntalado. Recién con la patria comenzarían a tener algunos apoyos como los de Hipólito Vieytes o Belgrano, pero ello aún no alcanzaba. Era puro sacrificio y muchas veces los resultados no condecían con ello. Sin embargo, proseguían en su lucha y esfuerzo. Creo que debemos hacer una digresión en esta introducción a la modernidad con el pensamiento de uno de los ideólogos del ser nacional, que la historia oficial solo lo emparenta con la enseña nacional, don Manuel Belgrano que fue un visionario y prospectivo de nuestra independencia económica. Recordemos que Belgrano además de abogar por la explotación agrícola, le agregaba los necesarios condimentos para que el país pudiera desarrollarse. Así señalaba: “Ni la agricultura ni el comercio serían, así en ningún caso, suficiente a establecer la felicidad de un pueblo si no entrase a su socorro la oficiosa industria; “Se pondrá la máquina del Estado -sostiene- en un orden de industrias, lo que facilitará la subsistencia de miles de individuos”. Se manifestaba contrario al libre comercio sin aranceles aduaneros, porque creía que esa situación era la que “ha arruinado y destruido los canales de la felicidad pública por la concesión a los ingleses”. 3 “Es máxima aprobada que las fortunas agigantadas en pocos individuos, a proporción de lo grande de un Estado, no sólo son perniciosas, sino que sirven de ruina a la sociedad civil, cuando solamente con su poder absorben el juego de todos los ramos de un Estado, sino cuando también en nada remedian las grandes necesidades de los infinitos miembros de la sociedad… La IMPORTACION DE LAS MATERIAS PRIMAS extranjeras para emplearse en manufacturas, en lugar de sacarlas manufacturadas de sus países, AHORRA MUCHO DINERO y proporciona la ventaja que PRODUCE A LAS MANOS QUE SE EMPLEAN EN DARLES UNA NUEVA FORMA La IMPORTACION DE LAS MERCANCIAS que impiden el consumo de las del país o que perjudican el progreso de las manufacturas y de su cultivo, llevan tras de sí, necesariamente, LA RUINA DE UNA NACION (proteccionismo) La impronta de un desarrollo nacional se reflejaba también en estas Lomas de Zamora a través de la lucha denodada de Tomás Grigera arquetipo del hombre de la tierra que haría su aporte práctico, pero también teórico, a través de su Manual de Agricultura aparecido en 1821 que seguía a la obtención de la exención de tributos para la exportación de harinas y granos que había decretado la Asamblea del año XIII seis años antes. Ese enorme aporte tendría repetidas reediciones y pasaría a formar parte de la lectura de los curatos, aldeas y ciudades, sirviendo para obtener también el apoyo del Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón. Habría de constituir la prospectiva del desarrollo de la agricultura, especialmente a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Grigera aplicaría su teoría en tierras adquiridas en la antigua Estanzuela de Zamora, en el lado sur del Riachuelo, y en esas lomadas se establecería la primera colonia agrícola argentina en 1821, como lo señala Oscar de Masi, que daría lugar al reparto de chacras, que tendría un enorme desarrollo a diferencia de su similar escocesa de Santa Catalina de 1825 que habría de fracasar. Don Tomas impulsaría un moderno complejo productivo con sembradíos de maíz, cebada, trigo, alfalfa, azafrán y pequeños montes con pinos, cipreses y nogales, además de manzanares y los sabrosos duraznos tipo “ñatos de Grigera” como lo recuerda Carlos Pesado en el prólogo del libro, edición 2011. Tendría en su proficua prole, entre ellos sus hijos Victorio, Evaristo y Manuel Antonio la continuación de su obra, a tal punto que el primero de ellos sería Presidente de la Corporación Municipal del Partido Judicial de Campaña de las Lomas de Zamora en 1862, además de ser un enorme propulsor del desarrollo local. Ese desarrollo obtendría un gran impulso con la llegada de importantes medios de locomoción y comunicación, como el ferrocarril, y muy principalmente la llegada de las 4 corrientes inmigratoria de los finales del siglo XIX y comienzo del XX serían la base necesaria para la aparición del nuevo siglo que alumbraría la modernidad, donde esa colonia agrícola de los suburbios comienza a dar paso a lo urbano escribiendo desde ese momento nuestra historia nacional. SIGLO XX PROBLEMÁTICO E INTRODUCTOR A LA MODERNIDAD La aldea comienza a dar paso a esa incipiente urbe y esta comienza a desarrollar sus distintas actividades, se trate de su comercio, industria, educación o cultura, donde el censo de 1895 había señalado que teníamos una población de 17.232 habitantes y que durante este siglo XX, problemático y feliz como dice el tango, llegaría hacia finales del mismo a los 591.345, vale decir se producía un monumental aumento poblacional en esos cien años donde había aumentado 35 veces o un 300 %. Evidentemente ese aumento poblacional estaba señalando un fenomenal desarrollo comercial e industrial que ubicaba a estas Lomas de Zamora como una de las poblaciones principales de este bendito conurbano bonaerense. Pero principalmente para ello había debido abrir calles y a través de ellas comenzar a surcarlas distintos medios de transportes, que se habrían de agregar al ferrocarril que ya lo había hecho hacia los finales del siglo anterior. Para un desarrollo más ordenado de las actividades, es conveniente ir desmenuzando cada una de ellas, aun cuando tienen una necesaria interrelación. Deberemos señalar como premisa fundamental que el mayor desarrollo se habría de dar en sus actividades comerciales, acompañada por su industria y a la par de ellas su proceso educativo y su industria cultural. Comencemos por su base troncal y el trazado de arterias y medios de locomoción. Lomas de Zamora de fines del siglo XIX y principios del XX, como ocurría con otros pueblos en derredor de la Ciudad de Buenos Aires, dejaba la aldea para entrar en la construcción de un nuevo hábitat. Modernos medios de transportes e incesantes loteos comenzaban a delinear lo que sería una nueva realidad urbana. En espejo con el cuerpo humano, Lomas de Zamora iniciaba un acelerado desarrollo urbanístico que tendría su columna vertebral en su céntrica calle Laprida, que hasta 1876 se denominaba Progreso, que sería abierta en sus 17 metros de ancho para ser adoquinada a partir de 1888, como señala Norberto Candaosa en distintos trabajos sobre medios de locomoción, lo cual serviría para sostener su cabeza representada en la estación ferroviaria, donde habría de detenerse por vez primera una formación un 14 de agosto de 1865. 5 Esa calle paradigmática del partido seguiría desarrollando sus extremidades inferiores en su continuación hacia el oeste y llegar con su adoquinado en esos primeros años del siglo XX hasta su intersección con Piaggio-Alvear, luego descampado en el cual aparecían las primeras casas en medio de un sinnúmero de quintas pobladas de frondosas arboledas y frutales. Sus brazos delinearían nuevas zonas hacia el norte y hacia el sur. Junto al ferrocarril también habían llegado los primeros tranvías, a principio a caballo y luego eléctricos. Los primeros lo harían en 1876 con un recorrido de siete kilómetros que cubrían el trayecto Temperley-Estación Agronómica de Santa Catalina, en tanto los segundos trajinarían las vías por las calles lómense a partir de 1908 con un doble recorrido: Temperley-Plaza Constitución y Temperley-Plaza Colón (Plaza de Mayo). Dos años más tarde otra formación haría Temperley-Villa Turdera y otra conectaba Llavallol-Adrogué. También en ese 1910 del Centenario, aparecería la línea que unía Lomas con Villa Albertina y Banfield. Al año siguiente se inauguraba Lomas de Zamora- Edén Argentino y en 1915 una nueva línea de tranvía a caballo haría el recorrido Temperley-Hipódromo, Villa Sastre y Puente Francia. Como puede apreciarse se había creado una red de transporte que cubría la mayor parte del territorio lómense. La aparición de esos nuevos medios de locomoción y la apertura de calles comenzaban a crear las condiciones necesarias para la formación de nuevos barrios a través de numerosos loteos especialmente en la subdivisión de aquellas frondosas quintas. Los sectores medios, principalmente la inmigración, fueron aquellos que accedieron a ese nuevo escenario, a tal punto que entre ellos estaría mi abuelo, hombre de Galicia que había llegado al país y que conformaba su nuevo hogar en una de esas parcelas, cercana a lo que sería la quinta de los Marcellini, hoy Plaza Libertad.