AGUILAR DE BUREBA. TRANSFORMACIONES GÓTICAS EN UNA IGLESIA ROMÁNICA

ELENA MARTÍN MARTÍNEZ DE SIMÓN Universidad de

RESUMEN: En este artículo se pretende abordar la transformación de una iglesia originalmente románica en una iglesia tardo gótica. Sin embargo, la característica principal es que las transformaciones no se acometen en toda la estructura de la iglesia, como solía ser lo usual en las iglesias reformadas en el último gótico, sino que son aña- didos que no modifican demasiado su estructura original. Esta ten- dencia a mantener las partes anteriores es algo novedoso y poco usual en las iglesias tardo góticas y que hay que analizar y considerar. Por ello, se estudiará esta iglesia y su evolución arquitectónica, desta- cando sus capiteles románicos y su notable coro tardo gótico. PALABRAS CLAVE: Arquitectura. Aguilar de Bureba. Románico. Tar- dogótico. Evolución arquitectónica.

ABSTRACT: This article puts forward the transformation of an orig- inally Romanes que church in a Late Gothic church. However, the main feature of this church is that the changes are not made in the whole structure of the church, as it used to be usual in the reformed churches in the last Gothic, but are added which do not change too much of their original structure. This trend to keep the previous part is something new and unusual in the Late Gothic churches and that we must analyze and consider. Therefore, 1 will study this church and its architectural evolution, highlighting its Romanes que capitels and his remarkable Late Gothic choir. KEYwoRns: Architecture. Aguilar de Bureba. Romanesque. Late Gothic. Architecture Evolution.

ISSN: 0211-8998. B.I.EG. Burgos, XC, 242 (2011/1), (157-173) 158 ELENA MARTÍN MARTÍNEZ DE SIMÓN [2]

La iglesia de Santa María la Mayor de Aguilar es uno de los ejem- plos románicos más destacados de nuestra provincia. La original igle- sia románica era un sencillo templo con una sola nave, ábside y un crucero que, aunque no se marcaba en planta, si lo hace en altura, con una cúpula de media naranja (construida de una manera un tanto in- genua) sostenida por pechinas. El resto de la nave se cubre con una sencilla bóveda de cañón con un arco un tanto apuntado, sostenida por fajones. Destacan los capiteles románicos, algunos de ellos figu- rados, que decoran toda la iglesia, tanto en los arcos fajones como en las ventanas del ábside. Así mismo, es destacable la portada de los pies y el exterior del ábside, ambos decorados.

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SOTACORO

ROMÁNICO

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Imagen 1. Esquema de la planta de Aguilar de Bureba con sus fases constructivas B.I.EG. Burgos, XC, 242 (2011/1), (157-173) [3] AGUILAR DE BUREBA. TRANSFORMACIONES GÓTICAS... 159

Esta pequeña iglesia se mantuvo tal cual hasta finales del siglo XV cuando se acometen algunas transformaciones en su estructura. La primera de ellas es la construcción de un coro alto a los pies de la nave. Se trata, de entrada, de una estructura sencilla que aquí se convierte en uno de los mejores ejemplos tardogóticos de . Este coro está levantado sobre pilares con capiteles decorados. Des- taca también la decoración de bolas que decora todo el perfil de la estructura. La bóveda de crucería del sotacoro es un destacado ejem- plo de este tipo de estructuras, con rampantes muy llanos, construi- das sobre arcos carpaneles, muy utilizados en los sotacoros. A continuación se realiza la otra gran reforma de la estructura de la iglesia, construyéndose las dos capillas laterales del crucero, haciendo que la iglesia pase a ser de cruz latina. Estas dos capillas, seguramente ya del XVI, siguen el modelo gótico de crucería en sus bóvedas, articuladas con claves pinjantes. Como iremos viendo, Aguilar es uno de los mejores ejemplos en los que se puede ver una estructura románica mantenida sobre la que se han realizado importantes transformaciones en el final del gótico, seguramente cuando el pueblo pudo tener los recursos nece- sarios que le permitió poder realizar estas reformas. La fuerte eco- nomía burgalesa del momento hizo que se realizaran innumerables obras en las iglesias. Lo más normal es que éstas se transformaran íntegramente, apenas conservando los muros y cimientos de las an- teriores iglesias románicas. Sin embargo, hay ocasiones en los que las iglesias se quieren ampliar pero manteniendo la estructura ori- ginal, añadiendo capillas o tramos a los pies que realizan esta fun- ción de engrandecimiento. Este es el caso de Aguilar, como vemos, donde manteniendo la estructura original, simplemente se añadieron partes a ella.

HISTORIA DE AGUILAR DE BUREBA

Aguilar de Bureba está situado en el centro de la comarca de La Bureba; su topónimo, obviamente, se ha puesto en relación con la presencia de águilas en este lugar. Hoy en día tiene algo más de cien habitantes dedicados, en general, a la agricultura o bien trabajan en la vecina .

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Durante la Edad Media, Aguilar fue una villa de realengo, depen- diente directamente del rey. Seguramente fue fundada a principios del siglo IX como lugar de repoblación, como muchos de los otros lugares circundantes. La primera mención documental la encontra- mos en los Cartularios de Oria en el ario 947 cuando vemos "in rivo de Aquilar, latus via de Aguilar". Ya en el siglo XIII Aguilar aparece de nuevo en los documentos. Doña Urraca López de Haro, casada con el rey Fernando II de León, fundó el monasterio cisterciense de Santa María de Vileria, depen- diente de las Huelgas de Burgos, donde profesó como religiosa tras la muerte de su esposo el rey. La primera abadesa del monasterio fue Elvira García y a ella le fueron donados varios territorios por el Rey 1 Fernando III. Entre ellos se encontraba el lugar de "in Quintana super Aguilar" que, obviamente, se refiere a Aguilar de Bureba y a una pequeña fortaleza con una capilla perteneciente a los Haro. Los Haro son, en este momento, una de las familias más importantes de La Bureba. Es la época en que el alférez del rey Fernando III, Lope Díaz de Haro, ostenta la tenencia de La Bureba, entre otras. Este noble, tras su estancia en Roma como embajador del Rey, se trae las reliquias de un santo cenobita toscano, San Guillermo, que deposita en la localidad de Aguilar en la pequeña capilla, que hoy sigue con- servándose como la ermita dedicada al santo (1). A principios del siglo XV, Juan Fernández de Velasco, padre del Buen Conde de Haro, que ya era señor de la Bureba, incluyó a Agui- lar entre su patrimonio En el siglo XVII sabemos que la familia Salinas tenía varias po- sesiones en Aguilar (2) y que algunas de las hijas de Juan Alonso de Salinas están enterradas en la iglesia parroquial, como después ve- remos en su inscripción.

(1) El sepulcro del santo ha sido varias veces abierto para dar fe de que allí se encontraba y para trasladarlo a distintos retablos y arcas de mayor calidad. Hacia 1700 se reforma por primera vez la ermita y las reliquias son trasladadas a la iglesia parroquial hasta el fin de las obras. La traslación a su templo original de nuevo se realiza el 29 de mayo, día en que se celebra su fiesta desde entonces. Después de las últimas restauraciones, en el año 2007, se vuelve a abrir la arqueta con los restos de San Guillermo. SÁEZ CUESTA, Jesús. San Guillermo de Malavalle y Aguilar de Bu- reba. Burgos, J. Sáez, 2009 (2) Los Salinas son una antigua familia nobiliaria con origen burgalés. Uno de los miembros más notables de la familia es el Almirante de Castilla, Ramón de Bo.. nifaz. Juan Alonso de Salinas es hijo de uno de los regidores burgaleses del siglo XVII. OÑATE GÓMEZ, Francisco. Blasones y linajes de la provincia de Burgos. I Partido Judicial de Briviesca. Burgos, Artecolor, 1991. Pág. 13-15

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La iglesia de Santa María la Mayor fue declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1983 (B.O.E. del 22-03).

LA IGLESIA ROMÁNICA DE SANTA MARÍA LA MAYOR

Es un pequeño templo de una sola nave con dos tramos, crucero y ábside. Éste tiene un ancho algo mayor que el de la nave, cubierto con una bóveda de horno e iluminado por tres pequeñas ventanas decoradas con columnillas y capiteles que sostienen el arco de medio punto abocinado. En el exterior se sustenta mediante columnas y contrafuertes típicamente románicos y en el alero encontramos tam- bién la sucesión usual de canecillos. El crucero, a su vez, está separado del ábside tras un gran arco triunfal, doblado hacia el interior y al exterior. Como decíamos, des- taca en altura por tener esa cúpula de media naranja sobre pechinas, al modo bizantino, pero construido de una forma ingenua, a la ma- nera de las iglesias rurales, como puede ser la de San Pantaleón de Losa. En el centro de la cúpula vemos una linterna que hoy en día es una construcción totalmente moderna, pero que pudo realizarse sobre una abertura originalmente románica, aunque no podemos ga- rantizarlo con certeza. Seguramente, sobre esta cúpula se elevaba una pequeña torre de campanas a la manera de las románicas que se realizan en otros muchos lugares, posiblemente desmochada cuando se realizan las dos capillas laterales (3). Hoy sigue mante- niendo una estructura cuadrangular en el exterior que parece haber mantenido aquella torre. La nave tiene bóveda de cañón aunque algo apuntada, lo que nos anticipa el estilo gótico y nos marca su construcción en el último ro- mánico de finales del siglo XII y principios del XIII. Toda ella está sustentada por fajones, uno de los cuales está decorado con una im- posta de ajedrezado en la rosca del arco, lo que nos indica que esta nave es de la misma época que el ábside y la cúpula central. También

(3) Hay que suponer que cuando se realizaron estas dos pudieron pensar que los muros no soportarían el peso de la torre y por tanto sería mejor derruirla. GON- ZÁLEZ GONZÁLEZ. Jesús. "La iglesia románica de Aguilar de Bureba". En: Estu- dios Mirandeses N° 3. , Fundación Cultural Profesor Cantera Burgos, 1983. Págs. 123-133

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Imagen 2. Vista desde el sotacoro gótico de la nave románica de Aguilar de Bureba

aquí encontramos varios capiteles decorados, algunos de ellos figu- rados, con un programa iconográfico complejo que, en general, habla sobre la lucha del Bien y el Mal. Los pilares tienen sección cruci- forme. En el primer tramo, al lado izquierdo vemos uno de los tramos de escalera que subían al cuerpo de campanas sobre la cúpula. Esta escalera, de reciente descubrimiento, está empotrada en el muro ro- mánico y daba acceso a una habitación, hoy en día inaccesible y de la que apenas quedan restos. En uno de los restos de las dependencias construidas muy poste- riormente al lado izquierdo de la portada y que actualmente se en- cuentra medio derruido, se ve una pequeña ventana románica con su arco sustentado por dos pequeñas impostas finalizadas en una pequeña ménsula, que seguramente estuvieron decoradas. Parece probable que esta ventana perteneciera a otro lugar y que fue si- tuada en éste cuando se realizara su construcción. Podemos pensar que se trata de una de las ventanas de la torre, así como de los muros anteriores del crucero destruidos en la ampliación de las capillas la- terales.

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Con ellos vemos como esta construcción sigue las líneas de las iglesias rurales románicas, imitando a cercanos centros importantes, normalmente monasterios, en este caso San Salvador de Oria. Lo más habitual en estas construcciones es que destaquen algunos de sus elementos, sobre todo por su decoración, mientras que el resto son meras edificaciones pobre e ingenuas, como en este caso la cúpula. Una de las partes más destacables de la iglesia es la decoración escultórica. En uno de los capiteles de la ventana del muro norte aparecen dragones afrontados. Son también destacables los capiteles del arco triunfal. El izquierdo, figurado e historiado, presenta un personaje a caballo, cuyas patas están pisando una cabeza de un hombre derribado. En la siguiente cara hay dos personajes contem- plando la escena, situados en un balcón con dos arcos. Debajo aparece otra figura masculina con túnica, agarrada a lo que parece una co- lumna. En la siguiente cara, una figura con una honda parece dis- puesta a disparar contra un caballero. Esta imagen podría ser la representación de la lucha entre David y Goliat, típica de las repre- sentaciones románicas. En la parte superior, el ábaco, se decora con roleos y cabezas humanas en las esquinas. El tema ecuestre se ha puesto en relación con la estatua ecuestre de Marco Aurelio en Roma o representaciones semejantes de estilo bizantino (4). Por su parte, el capitel de la diestra de este arco triunfal repre- senta dos parejas de aves afrontadas con cabezas de gallo y colas de reptil, cuyas cabezas son representaciones de serpiente, es decir dos parejas de basiliscos afrontados por las colas. Su cimacio se decora con palmetas dispuestas lateralmente. Todos ellos hacen referencia, seguramente, a la lucha entre el bien y el mal. Recuerdan inmedia- tamente a los capiteles de . Los otros dos capiteles que sostienen la cúpula central, los que abren la nave de la iglesia, son ya mucho más sencillos. El de la iz- quierda es liso con la única decoración de volutas. Es posible que este capitel haya sido remodelado posteriormente en la construcción del coro que se inicia desde aquí. El derecho, sin embargo, es sencillo en su composición, pero muy complicado en su iconografía. Se trata de varios círculos formados por diversas líneas que, en su interior, alber- gan ruedas con diferentes radios. Este tipo de escultura nos recuerda

(4) http://www.lromanico.com/004/monumentoe.asp?monu=0001478zruta=023 El Románico en España. La Iglesia de Aguilar de Bureba. Última consulta enero 2011

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Imagen 3. Capitel figurado del ábside con una representación ecuestre a la imaginería celta. En la parte superior de cada uno de estos círcu- los aparece una pequeña representación, como una rueda menor o la cabeza de un animal, que parecen coronar la figura geométrica. Pero lo más destacado es que entre estos círculos, separándolos, encontra- mos dos figuras: una de ellas es una figura humana que parece no tener brazos pero a la que vemos sonriendo claramente; la otra figura es de animal, representando la cabeza de un buey. Como digo, es un capitel sencillo en su ejecución pero de dificilísima interpretación. Por último en el interior, debemos hablar de los dos capiteles que decoran la única ventana que queda del ábside. Se trata de una ven- tana románica, situada en el tramo izquierdo del ábside, configurada por un arco de medio punto apoyado en dos capiteles decorados y

Burgos, XC, 242 (2011/1), (157-173) [9] AGUILAR DE BUREBA. TRANSFORMACIONES GÓTICAS... 165 una imposta que actúa como cimacio de los capiteles. Este cimacio izquierdo está decorado a base de líneas en zigzag, como ondas, mientras que el derecho presenta una típica decoración vegetal. El capitel izquierdo se decora a base de vegetales con pequeñas cabezas en la parte superior que muestran la lengua. El de la derecha pre- senta una serie de animales fantásticos y monstruosos que parecen estar devorando a una figura humana. También en su parte superior aparecen unas cabezas humanas que muestran sus lenguas. En el exterior de la iglesia, el ábside se decora en sus canecillos con diferentes formas, desde mascarones a representaciones zoomór- ficas de animales y figuras humanas. Igualmente sus ventanas están decoradas con capiteles vegetales como palmetas y de animales como las luchas entre dragones y caballeros.Y los capiteles de las colum- nas que actúan como contrafuertes también se decoran con vegetal, pero con formas algo inusuales de palmetas y otras plantas. Sin em- bargo, aunque se puede apreciar la gran calidad de estos capiteles, vemos que están muy deteriorados, sobre todo los de la ventana que están figurados pero, como digo, apenas se pueden interpretar sus escenas. La portada románica está constituida por varias arquivoltas de medio punto decoradas con motivos geométricos y vegetales, refle- jando un arte avanzado. Son tres arquivoltas apoyadas sobre pilastras. Sobre esta puerta se abre una ventana formada por un arco de medio punto, con una pequeña imposta decorada con puntas de diamante. El aparejo de la piedra de esta parte románica de la iglesia es de una excelente cantería bien escuadrada con sillares más o menos iguales y donde aún podemos ver el burilado en muchas de ellas, así como las típicas marcas de cantería, sobre todo en el exterior. Encon- tramos algunas partes secundarias construidas con sillarejo y, en el interior de la nave, los sillares son irregulares aunque están bien es- cuadrados y unidos. Lamentablemente, hoy en día, el exterior de la iglesia está bastante deteriorado, con numerosas grietas por todo su perímetro, algunas de las cuales han sido parcheadas con mortero. En el exterior se aprecia más la distinción por épocas, siendo toda la piedra caliza y la mayoría de las partes con sillería aunque hay al- gunas con sillarejo, con ventanas y molduras de piedra bien encua- drada, como digo con distintas calidades según el momento de su construcción. En el interior, sin embargo, es toda sillería bien encua- drada, con menos diferencia entre las épocas, sobre todo en la nave.

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Imagen 4. Vista del ábside románico de la iglesia de Aguilar de Bureba

LOS AÑADIDOS TARDOGÓTICOS EN LA PARROQUIA

La iglesia se mantuvo intacta hasta finales del siglo XV cuando se realizan las transformaciones más importantes en la iglesia. Como luego veremos, lo más seguro es que estas pequeñas modificaciones, que en otras iglesias hubieran supuesto la transformación de toda la iglesia, consistieran en dejar las partes útiles y estructuralmente adecuadas, simplemente aumentando el espacio de la iglesia y construyendo de- pendencias necesarias para la iglesia, como en este caso el coro. Este coro está levantado sobre pilares formados por haces de co- lumnas en la parte delantera y con ménsulas en la trasera, con capi- teles decorados a base de flores y vegetales, como las hojas de roble, típicas también de la arquitectura isabelina, o flores que simulan rosas. El arco escarzano sobre el que se sustenta el coro está decorado a base de bolas (5), muy típicas en la época de los Reyes Católicos, ha-

(5) CALZADA TOLEDANO, Juan J. Escultura Gótica Monumental en la pro- vincia de Burgos. Iconografía 1400-1530. Burgos, Excelentísima Diputación de Bur- gos, 2006. Calzada además relaciona este coro con otros con la misma decoración como pueden ser el de Villegas, Arlanzón o Lara de los Infantes.

B.I.F.G. Burgos, XC, 242 (2011/1). (157-173) [11) AGUILAR DE BUREBA. TRANSFORMACIONES GÓTICAS... 167 mándose también contarios (6), de bolas (7) o, simplemente, bolas isa- belinas, marcando así su época y origen, aunque haya que distinguir- los de los bezantes románicos, también muy normales en este estilo. Con ello, podríamos fechar esta reforma en el último tercio del siglo XV o primeros arios del XVI sin aventurarnos más allá, pues no en- contramos aquí la decoración del primer renacimiento del XVI. El sotacoro está cubierto con una bóveda de crucería con comba- dos, bastante complicada y original, con claves muy decoradas a base de rosetas, estrellas y formas vegetales. La central es una clave bas- tante complicada en su decoración: se trata de una flor de ocho péta- los en el interior, cuatro de los cuales, mediante flechas, crean flores de lis en su parte más externa; circundándola aparece una estilización de una soga. Las cuatro claves más inmediatas, cuatro claves menores, son rosetas mucho más estilizadas, casi con forma de estrella; todas ellas tienen ocho puntas, mediante dos cuadrados o creándolas por la unión de sus puntas; en su interior tienen distintas estilizaciones de flores, como la flor de lis u otra que parece una margarita por la mul- tiplicación de sus pétalos. Las cuatro siguientes, que serían las otras cuatro claves principales de los terceletes, también crean diferentes formas de rosetas. Las dos situadas en el eje de la iglesia son muy pa- recidas: ambas tienen cuatro pétalos de los que, en sus uniones, so- bresalen cuatro flechas creando en sus puntas flores de lis; están circundadas por una decoración de pequeñas bolas isabelinas. La la- teral derecha es un octógono formado por líneas curvas, con cuatro flores de lis en cuatro de las uniones de sus líneas, dentro de un círculo formado por una cuerda donde se inscribe una flor de ocho pétalos, una vez más. La izquierda es una flor de ocho pétalos, sin ninguna de- coración más, pero que tiende al cuadrado en su disposición. Por úl- timo, dos de las otras cuatro menores, las más distantes de la central, tienen estilizaciones de rosetas de ocho puntas. En las otras dos vemos una flor, con hojas mucho más formadas que el resto que, al ser rose- tas, son meras estilizaciones; y una estrella también de ocho puntas. Aquí, la presencia indiscutible del ocho en todas las claves tiene un claro simbolismo de resurrección y triunfo sobre la muerte, símbolo muy presente en las bóvedas tardogóticas.

(6) Contario o contero: Moldura en forma de cuentas como de rosario, puestas en una misma dirección. (7) HUIDOBRO SERNA, Luciano. "El arte isabelino en Burgos y su provincia". Boletín de la Institución Fernán González. Ario XXX. Número 116, Burgos, 3° Tri- mestre de 1951. Págs. 554-572

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Todas estas claves se encuentran a la misma altura por lo que la bó- veda en su centro es plana, acusando su curvatura al final de los nervios, como ocurre normalmente con las bóvedas de sotacoros, que suelen ser de rampante llano como ocurre en ésta. La base es una bóveda de ter- celetes simple, como las que podemos encontrar casi en cualquier igle- sia tardogótica. Sobre ésta se añaden cuatro grandes nervios combados, formando pétalos sobre la clave central. Sin embargo, los dos combados situados en el eje paralelo al de la iglesia se alargan hasta los dos arcos fajones, en vez de quedarse en los terceletes como ocurre con los otros dos. Por ello, la figura resultante es irregular, siendo simétrica sólo a dos ejes en vez de a los cuatro normales, el paralelo y el perpendicular al eje de la iglesia y los dos diagonales. Sus nervios están moldurados, sobresaliendo además bastante de la plementería. El balaustre superior, también bastante decorado, forma unos di- bujos vegetales en rosetas o flores cuadrifolias que se complican y se hacen mayores y más complejas en la zona del Evangelio. Este ba- laustre, que se extiende por la pared Norte, está construido para per- mitir el acceso desde esta nave hacia el coro, levantado mediante tres arcos de medio punto, decorados también con bolas y con una subida al mismo a través de un husillo en este mismo muro. Sus capiteles son grandes y moldurados y los arcos se apoyan sobre amplios pila- res. De esta manera, este coro no solo se levanta en el último tramo de la nave como ocurre normalmente, sino que se extiende por la pared del lado del Evangelio, creando su acceso en el segundo tramo desde los pies, por unas escaleras embutidas en el muro, donde apa- recen esos tres arcos como continuación del coro. Es notable ver un coro típicamente de finales de este siglo levantado en una nave románica de bóveda de cañón apuntada. Es una estructura extraña realizada con mejor cantería que la nave y que sorprende en una nave románica, destacándose del resto de la construcción La otra construcción tardogótica de esta iglesia son sus dos capillas laterales, formando el crucero y alterando la planta románica de la iglesia, de basilical de una sola nave a planta de cruz latina. Son da- tables a principios del siglo XVI, construidas seguramente para au- mentar la capacidad de la iglesia, con perjuicio de desmontar la torre que se erguía sobre el anterior crucero. Ambas están cubiertas con bó- vedas de crucería complejas, con nervios combados con mucha mol- duración, sobresaliendo de la plementería de una manera acentuada B.I.EG. Burgos, XC, 242 (2011/1), (157-173) [13] AGUILAR DE BUREBA. TRANSFORMACIONES GÓTICAS... 169

Imagen 5. Vista del coro tardo gótico a los pies de la iglesia y decoradas con claves pinjantes o trompillones en sus cinco claves. Sus bóvedas de crucería son de terceletes con las cuatro claves secun- darias unidas mediante nervios combados con muy poca curvatura. Los nervios de las bóvedas finalizan en ménsulas en las esquinas decoradas a base de molduras o con cabezas aladas de ángeles sus- tentándolos, como única decoración figurada. Los arcos formeros son grandes arcos de medio punto (el interior sustenta la gran cúpula románica), por lo que su bóveda se presenta sin tener una gran cur- vatura. Más bien son unas bóvedas bastante planas, lo que facilita, además, la contención de la plementería. En el exterior, los contrafuertes se sitúan en las esquinas a modo de pilastras, reforzándolas y sin sobresalir casi nada. Estos contra- fuertes cuadrados en esquina se suelen dar en iglesias con reformas añadidas desde construcciones románicas. En este caso vemos los contrafuertes románicos en la nave y en la cabecera, mientras que el crucero se sustenta por estos pequeños contrafuertes, que más bien parecen, en este caso, pilastras adosadas en las esquinas por el poco desarrollo que tienen. En la capilla izquierda, en el lado del Evangelio, se abre una pe- queña ventana con decoración. Es el único vano destacable dentro

B.I.EG. Burgos, XC. 242 (2011/1),(157-173) 170 ELENA MARTÍN MARTÍNEZ DE SIMÓN [14] de esta iglesia, obviando los del ábside que hoy están cegados. Es una simple ventana cuadrada cuya moldura se decora con estrellas de seis puntas en todo su marco y que en el exterior presenta la misma decoración con la excepción de una cabeza alada de angelote en su parte superior, que en el interior no aparece. Su simétrica, la del crucero derecho, no tiene ninguna decoración a pesar de que son similares en su composición. En el exterior de la capilla izquierda vemos también como la cor- nisa de toda esta capilla está decorada con pequeñas cabezas huma- nas, como retratos, todas diferentes e individualizadas. Están enmarcadas en pequeños tondos que las circundan. Se trata de cinco retratos, al menos los que hoy se aprecian, uno de ellos de mujer, otro de anciano y los otros tres de jóvenes. Sin embargo desconocemos el sentido de esta decoración pues ni siquiera se sabe si la capilla está donada por ninguna familia, aunque bien podrían ser la represen- tación de los miembros de una posible familia de donantes. Con respecto al aparejo de la piedra vemos, como en la ampliación del siglo XV, se ha utilizado un aparejo bastante bueno pero con calidad muy diferente al románico que está mejor escuadrado. Sobre todo en el exterior, porque en el interior sí que encontramos una sillería per- fectamente escuadrada y unida, aunque esta impresión se redobla gra- cias al mortero de unión que tienen las piedras, en el que se han pintado líneas a modo de junta perfecta. Aun así, realmente los sillares están bien escuadrados y unidos. Igualmente, las capillas laterales que for- man el crucero tienen una bastante buena disposición de sus sillares.

CONSTRUCCIONES POSTERIORES

Hay algunas reformas y añadidos posteriores, pero se trata de re- formas muy secundarias y sin demasiada importancia. En la parte derecha del ábside encontramos un escudo con una inscripción. El escudo pertenece a los Salinas, familia nobiliaria con origen en Bur- gos y con algunas posesiones en Aguilar. Algunos de los miembros más notables de esta familia como el Almirante de Castilla, Ramón de Bonifaz, estaban enterrados en el antiguo monasterio de San Francisco de Burgos, hoy desaparecido. El personaje que se nombra en la inscripción, Juan Alonso de Salinas, era hijo de uno de los al- caldes de Burgos en el siglo XVII y se sabe que tenía bastantes po- B.I.EG. Burgos, XC, 242 (2011/1), (157-173) [15] AGUILAR DE BUREBA. TRANSFORMACIONES GÓTICAS... 171 sesiones en este pueblo (8), dona a la iglesia de Aguilar dos mil ma- ravedís por el rezo de una misa cantada por el enterramiento de sus familiares, algunas de las hijas de esta familia, como dice en la ins- cripción (9). El escudo es de seis bandas partido de cruz flordelisada, cantonada de cuatro panelas, con bordura general de ocho sotueres (cruces de San Andrés) y timbrado por un casco con la cimera caída, con penachos y lambrequines. La sacristía, situada en la nave izquierda, data del siglo XVII y es muy sencilla, ocupando y ocultando parte del ábside románico. En el exterior se ven otras dependencias añadidas posteriormente, como la que se observa en el lado norte que tiene una ventana ro- mánica, posiblemente extraída de algún otro lugar como pudo haber sido la torre o las antiguas escaleras, pues esta dependencia parece ser posterior. Ésta sirvió como almacén aunque hoy en día se encuen- tra semiderruida. La portada románica está cubierta por un pórtico posterior, con la espadaña del siglo XVII sobre ella. Suponemos que tendría una torre románica, seguramente arruinada o destruida en la interven- ción del XV, como ya dijimos. Esta espadaña sencilla es de tres pisos y cinco óculos. En el pórtico encontramos una inscripción con la fecha de su construcción, 1764, siendo seguramente la misma fecha que la construcción de la espadaña. En las partes secundarias anexas a la construcción, erigidas muy posteriormente, se ven muros de sillarejo como en la habitación de construcción sencilla y reciente donde se encuentra la pila bautismal; y de mampostería, como en el almacén que albergaba una pequeña ventana románica. En el interior vemos otras modificaciones, pero referentes al arte mueble, es decir, en los retablos de la iglesia. El retablo mayor es del siglo XVIII, de estilo barroco tardío. Los dos retablos laterales si- tuados en las capillas tardogóticas son obras de Antonio de Elejalde, del segundo tercio del XVI y policromados por Diego de Torres y Juan de Cea. El retablo de San Sebastián ya incorpora elementos ro-

(8) OÑATE GÓMEZ, Francisco. Op. Cit. 1991. Pág. 13-15. (9) Lectura de la misma gracias a Oñate (Ibídem), ya que hoy en día se encuen- tra medio desaparecida en su parte inferior "En los entieros de sta media capilla mayor yacen algunas hijas de stos caballeros Salinas por ayer muerto en este lugar que sus entieros antiguos son los del altar mayor y gradas de San Francisco de Bur- gos y el ano pasado de 1611 los dio don Jvan Alonso de Salinas en dos mil maravedis con carga de una misa cantada la octava de los santos. Requies cant in pazem".

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manistas, siendo una obra de entorno al 1570, con tres calles y dos cuerpos más la predela. La calle central, más amplia, finaliza con un remate donde aparece Santiago Caballero. A los lados, dos cornuco- pias con dos figuras. En las calles laterales hay unos medallones de San Pedro y San Pablo en la parte superior, mientras que debajo en- contramos dos escenas del martirio de San Sebastián. La figura del santo, en un destacadísimo relieve, ocupa toda la calle central. En la predela aparecen varias figuras de santos, algunos sentados y otros en las pequeñas hornacinas. Todo ello se decora con abundan- tes cartelas, puttis, decoración geométrica, frisos y pilastras. El otro retablo lateral está dedicado a la Magdalena, siendo más simple que el anterior, con dos cuerpos y remate. El cuerpo inferior, que actúa como banco, solo tiene representaciones de tres santos. En el cuerpo principal se ven dos relieves de la vida de la santa a los lados, mientras que en la hornacina central aparece con sus atribu- tos. En el remate que lo corona se representa la escena del llanto sobre Cristo muerto. Este retablo es más sencillo, siendo posterior al de San Sebastián, donde ya se han eliminado la mayoría de las decoraciones superfluas, dejando la estructura más limpia y severa.

ALGUNAS CONCLUSIONES

Como hemos venido diciendo desde el principio, Aguilar es una iglesia peculiar dentro de los templos de su entorno. Se trata de una pequeña parroquia románica, de las que tópicamente llamamos del románico rural, mantenida hasta hoy en día en gran parte de su es- tructura. A finales del siglo XV y principios del XVI es reformada en algunas de sus partes queriendo ampliar su espacio con las capi- llas laterales y necesitando la presencia de un coro alto. La diferen- cia existente con otras parroquias que han seguido el mismo proceso, y que además es la causa esencial de la peculiaridad de esta iglesia, es que no se reformó toda la iglesia o su nave. Lo normal en las transformaciones de iglesias románicas es que se destruyan grandes partes de estas iglesias anteriores para am- pliarlas y reconstruirlas en el estilo nuevo imperante. Los ejemplos los hay por toda la provincia, incluso por toda Castilla. Son iglesias en las que lo único románico que queda son los cimientos y muros

Burgos, XC, 242 (2011/1), (157-173) [17] AGUILAR DE BUREBA. TRANSFORMACIONES GÓTICAS... 173 bajos de sus naves y algunas piedras talladas o con marcas de can- tero que nos confirman este hecho. A veces, en esta transformación se mantiene el ábside románico porque puede seguir cumpliendo las funciones que había tenido, con una o unas naves góticas. También hay varios ejemplos de esta modalidad en algunas de las iglesias de la comarca de Juarros, como Santa Cruz de Juarros, o las iglesias de Arlanzón o San Juan de Ortega. Asimismo es posible encontrar al- gunos ejemplos donde el crucero también se mantiene, reformando únicamente los tramos de las naves. Pero como digo, es inusual en- contrar iglesias donde se mantenga integra su estructura original y simplemente se le añadan algunas dependencias. En este caso la única modificación verdadera fue la torre desmochada, seguramente al realizar las capillas laterales. Además, no podemos pensar que se tratara de una falta de recursos económicos, ya que estas ampliaciones no son pequeñas obras. En el caso del coro, por ejemplo, hubiera sido menos costoso la realización de un coro en madera, muy normal en este momento, que esta obra en muy buena piedra, bien tallada y mejor decorada. Incluso la apertura del muro para las escaleras supone una obra costosa. Con todo esto lo que se quiere decir es que hay una cierta tenden- cia a mantener las construcción románica de esta iglesia superpo- niendo a la misma algunas construcciones nuevas. Hemos de pensar que se trata de un momento de renovación, donde se consideraba que lo nuevo siempre era mejor que lo pasado y donde se tendía a destruir cualquier cosa que pudiera parecer vieja para adaptarse a los modos y estilos del momento. Sin embargo, aquí vemos que la construcción románica perdura y predomina sobre la gótica. La in- tención es simplemente ampliar la iglesia, no modificarla. Además, esta estructura románica seguía cumpliendo con su función y tiene una amplia decoración con un complicado programa iconográfico, tanto dentro de la iglesia como en el exterior de su ábside, que se- guiría estando vigente en el gótico. Con todo lo expuesto, quizá podemos hablar de una tendencia a mantener las partes mejores (funcional y estructuralmente) con sus decoraciones y programas iconográficos, remodelando y aumen- tando lo que fuera necesario en esta iglesia de Aguilar de Bureba. Por tanto, sin llegar a hablar de un gusto estético por lo anterior, sí que podemos decir que hay una predisposición a mantener lo esté- tica y funcionalmente vigente. B.I.EG. Burgos, XC, 242 (2011/1), (157-173) 1