Quintana. Revista de Estudos do Departamento de Historia da Arte ISSN: 1579-7414 [email protected] Universidade de España

Carredano, Consuelo UN SENDERO SOBRE ESTA TIERRA ROJA. MIEDO, CENSURA, RETORNOS. LA EXPERIENCIA VITAL DE LOS MÚSICOS ESPAÑOLES ANTES Y DURANTE SU EXILIO EN MÉXICO: TRES ESTUDIOS DE CASO Quintana. Revista de Estudos do Departamento de Historia da Arte, núm. 14, 2015, pp. 81-104 Universidade de Santiago de Compostela Santiago de Compostela, España

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Cómo citar el artículo Número completo Sistema de Información Científica Más información del artículo Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Página de la revista en redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto UN SENDERO SOBRE ESTA TIERRA ROJA. MIEDO, CENSURA, RETORNOS. LA EXPERIENCIA VITAL DE LOS MÚSICOS ESPAÑOLES ANTES Y DURANTE SU EXILIO EN MÉXICO: TRES ESTUDIOS DE CASO 1

Consuelo Carredano Universidad Nacional Autónoma de México

RESUMEN El saldo de la Guerra Civil arrojó fuera de España a cientos de miles de republicanos; alrededor de veinte mil llega- ron a México gracias a las políticas de acogida adoptadas por el presidente Lázaro Cárdenas, antes y al nalizar la contienda. En estos desplazamientos se han contabilizado cerca de cien músicos. El trabajo pretende ser un nuevo capítulo en el estudio de la problemática que rodeó la experiencia del exilio de quienes declararon a su llegada ejercer esta profesión. Desde la perspectiva de tres casos destacados: Rodolfo Halffter, Adolfo Salazar y Jesús Bal y Gay, analizamos la implicación de los músicos durante la guerra, las circunstancias que forzaron su salida, los pro- cesos de inserción laboral y los conictos de orden social generados en el país de acogida. Se contempla la imagen del retorno como una idea recurrente en la vida del músico exiliado y el anhelo no necesariamente satisfecho de la vuelta a España de manera transitoria o denitiva.

Palabras clave: música en el exilio español, música en la Guerra Civil Española, Adolfo Salazar, Jesús Bal y Gay, Rodolfo Halffter

ABSTRACT The saw hundreds of thousands of republicans head into exile, with around 20,000 of them arriving in as a result of the reception policies adopted by President Lázaro Cárdenas both before and after the conict. Among the displaced were nearly one hundred musicians, and this paper aims to provide a new chapter in the study of the problems they faced in exile. From the perspective of three notable cases in Rodolfo Halffter, Adolfo Salazar and Jesús Bal y Gay, it analyses the involvement of musicians in the war, the specic circumstances that forced them to leave their country, the labour integration processes they faced and the social tensions that arose in the host country. The study looks at the image of the homecoming as a recurring theme in the life of the exiled musician and the yearning –not necessarily fullled– to return to , either for a short period or for good.

Keywords: music during the Spanish exile, music during the Spanish Civil War, Adolfo Salazar, Jesus Bal y Gay, Rodolfo Halffter

Como otros exiliados en el mundo los re- y como ocurrió con buena parte de los músicos publicanos españoles establecidos en México a (cerca de cien hombres y mujeres) que formaron consecuencia de la Guerra Civil tienen una his- parte del contingente total de refugiados en Mé- toria en común que no es otra que la del enor- xico, calculado por varios autores en alrededor de me colectivo al que pertenecieron. Cada uno de veinte mil. Al correr del tiempo, algunos de ellos ellos cuenta también con su historia particular, –“gente de a pie”, como suele decirse–, echaron así ésta resulte completamente desconocida para raíces familiares y sociales; lograron salir adelante los demás. Debido a la naturaleza de sus ocu- ejerciendo su profesión o realizando tareas que paciones y especialidades fueron pocos los que nada tenían que ver con su disciplina. De algunos trascendieron más allá de su propio ciclo vital, tal apenas ha quedado rastro de su paso por Méxi-

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co; de otros han podido recogerse unos cuantos más cercano en ocasiones a los celos profe- datos, lo que sin duda obedece a una razón prin- sionales que a desplazamientos reales. Al ser cipal: los nombres de la mayoría, a diferencia de contratado por un diario capitalino de amplia lo sucedido con las llamadas “guras de culto”, circulación para escribir una columna de crítica no aparecieron en las portadas de los libros, las musical, Adolfo Salazar fue acusado de usurpa- marquesinas de los teatros o las columnas de los dor a escasas semanas de su llegada, a pesar de grandes diarios. Esto explica, cuando menos en que su contratación no suponía la exclusión de parte, el olvido al que los ha connado la histo- ningún mexicano (de hecho el periódico contaba

Consuelo Carredano riografía del exilio, muy abundante en otras ma- y seguiría contando con la columna del presti- terias tanto en México como en España 2. gioso crítico nacional supuestamente ultraja- El terreno al que debieron adaptarse en Mé- do). Este incómodo episodio no se presentó de xico los músicos españoles no fue propiamen- manera aislada. Hubo numerosas reacciones de te terso, ni siquiera para quienes dentro de la alerta frente a la marea roja que, algunos creían, tragedia pudieron verse más favorecidos, como pondría en riesgo los trabajos de muchos con- son los casos, entre pocos más, de Jesús Bal y nacionales. En este punto conviene recordar el Gay (1905-1993), Adolfo Salazar (1890-1958) carácter ambivalente que tuvo la acogida de re- y Rodolfo Halffter (1900-1987), cuyas experien- fugiados españoles en México, ya señalado por cias individuales nos permiten ilustrar algunas distintos autores. Hace tiempo que se derrumbó facetas de la realidad de los músicos republica- el mito largamente arraigado en interpretacio- nos que, como tantos otros españoles, llegaron nes esencialistas de una recepción idílica gene- a México para vivir en el exilio. ralizada de la sociedad mexicana. En diversos es- tudios (Matesanz, Sheridan, Plà Brugat, citados en este trabajo) se ha sometido a revisión la sen- La construcción de una nueva identidad sacionalista campaña de prensa y propaganda En la primavera de 1939, coincidiendo con anti-inmigracionista de los primeros tiempos del el arribo masivo de refugiados españoles en los exilio, “a la que se agregaban el oportunismo llamados barcos del exilio, la preocupación de de la colonia española de liación falangista, los los mexicanos giraba en torno a varios temas. norteamericanos recién heridos por la expropia- 1) La reciente expropiación petrolera y el dilema ción petrolera y sociedades mercantiles de capi- de la sucesión presidencial (transcurría el sexto tal alemán hartos de lidiar con la Confederación y último año del gobierno de Lázaro Cárdenas); de Trabajadores de México (CTM) y con su líder 2) el problema de los trabajadores mexicanos en “el rojo” Vicente Lombardo Toledano” 4. Estados Unidos y su inminente repatriación; 3) Aunque los exiliados conformaban una am- la amenaza de una nueva guerra en Europa y, plia paleta republicana (para muestra están los desde luego, 4) la Guerra Civil en España y la casos de los músicos abordados en estas pági- inmigración de miles de refugiados al país. Ade- nas) se les relacionaba exclusivamente con las más, dadas las condiciones de alto desempleo facciones radicales de izquierda. Eran vistos por existentes en el país, otaba en el ambiente una la comunidad de españoles residentes y la de- idea inquietante: el que los españoles pudieran recha conservadora mexicana –incluido un am- desplazar de sus trabajos a los mexicanos. La plio sector de la prensa–, como una verdadera prensa recogió un sinnúmero de protestas de amenaza “roja”. Los mexicanos poco anes a sindicatos y agrupaciones en este sentido, a las las políticas reformistas de Cárdenas vieron con que se sumaron las de los profesionistas que se bastante temor el apoyo que desde los prime- sentían “traicionados” por el gobierno, en tanto ros años, y sobre todo durante la Guerra Civil, que éste se había comprometido a no admitir se le había dado al gobierno de la República y extranjeros que pudiesen constituir un peligro de por ende a los republicanos. Algunos críticos competencia para los nacionales y les había per- sugieren que en México los únicos que los reci- 3 mitido su ingreso e instalación a miles de ellos . bieron bien fueron los funcionarios del régimen En el ámbito de la música ocurrieron varios y ciertos núcleos intelectuales progresistas, pues incidentes a cuenta de este problema, quizás eran pocos los amigos mexicanos que tenían y

QUINTANA Nº14 2015. ISSN 1579-7414. pp. 81-104 Un sendero sobre esta tierra roja 83 quienes estaban convencidos de la bondad de una vez en el país les ofrecería ventajas como tal inmigración; solo que muchos de ellos eran las de adquirir la nacionalidad mexicana con personajes inuyentes 5. solo solicitarla (así lo hicieron Salazar y Halffter, El anuncio de la admisión de refugiados es- porque a Bal no le interesó) y revalidar los títulos académicos para ejercer su profesión quienes la pañoles produjo, pues, inquietud entre los gru- tuvieran. Pero el apoyo, como es bien sabido, pos políticos y sociales contrarios al presidente. también vino de los españoles ya establecidos en A los dirigentes republicanos y a los propios el país. No es cierto que toda la colonia españo- inmigrantes se les reconocía un pronunciado

la hostilizara a los recién llegados como muchas Consuelo Carredano anticlericalismo que rechazaban los hispanó- veces se ha dicho. Las generalizaciones, pueden los pro-franquistas y los mexicanos de derechas mostrar una imagen distorsionada de las expe- junto con las asociaciones católicas, por sentir riencias particulares. En los momentos iniciales, amenazadas sus creencias. También dentro del pese a diferencias de todo tipo, numerosos refu- periodismo Cárdenas y las autoridades encarga- giados recibieron muestras de solidaridad de co- das del asilo contaron con enemigos acérrimos. merciantes, industriales, empresarios, inversio- Sobran ataques y críticas dirigidos a lo que se nistas españoles, antiguos residentes, no solo en consideró una selección tendenciosa de refu- la capital, también en el resto del país. En gran giados (comunistas en su mayoría). Llamaba la medida se impusieron y funcionaron los lazos de atención que durante el viaje los españoles can- amistad y de paisanaje pese a las previsiones ini- taran La Internacional y desembarcaran con el ciales de uno y otro grupos, como lo han señala- puño en alto 6. De esta forma, la admisión de do los estudios más recientes. En el ámbito de la republicanos sirvió a los opositores al cardenis- música encontramos varios casos de fraternidad mo como arma de combate en su lucha antico- entre antiguos residentes y refugiados. Uno cer- munista, especialmente durante 1939, cuando cano al tema que nos ocupa se dio precisamente estaban próximas las elecciones y se buscaba entre el empresario y músico amateur asturiano que el resultado hiciera virar el rumbo político Carlos Prieto y los músicos objeto de estas líneas, del país hacia la derecha. a quienes recibió e introdujo en círculos cultura- Las caricaturas, notas y comentarios despec- les y políticos de alto nivel. Prieto impulsó nu- tivos de la prensa contraria alusivos a los refugia- merosos proyectos suyos y fue soporte moral de dos, repercutieron desfavorablemente en el pú- algunos de ellos en los momentos más duros 8. blico mexicano, predisponiéndolo en su contra y Casos como éste hay muchos otros incluso en el aumentando los temores de que ciertamente se sector de la música. tratara de “gente nefasta” que crearía violen- Aun así, debido a la animadversión que im- cia y problemas en el país. Además, el creciente peraba especialmente en la prensa y como es- nacionalismo en boga incrementó la tradicional trategia para neutralizarla, se volvió prioridad hostilidad contra el español, más debida en mu- para muchos refugiados marcar distancia con los chos casos a trasnochadas razones históricas que antiguos residentes, quienes, por lo demás, des- a cuestiones de verdadera discrepancia política 7. pertaban pocas simpatías en ciertos sectores de ¿Cuáles fueron entonces las ayudas reales la sociedad mexicana. De ello derivó que desde con las que contaron los refugiados en su el primer momento existiera entre republicanos desplazamiento? En primer lugar estaba la red la imperiosa necesidad de construir una nueva de apoyo creada durante el exilio en Francia identidad en México: la de refugiados políticos. por los organismos de la República. Estos, La idea era distinguirse de este otro grupo, com- junto con la diplomacia mexicana comisionada puesto por españoles mayoritariamente de dere- en Europa, gestionaron el traslado a México chas y llegados con afanes completamente dife- de miles de ellos: la Junta de Cultura Española rentes a los suyos. Frente a ellos, los refugiados a la que Rodolfo Halffter pertenecía (siendo el podían mirarse a sí mismos como un colectivo único músico en ella), fue creada con ese n. moralmente superior pues tras luchar por una Contaban, además, con el sólido respaldo de causa tan noble como la defensa de sus idea- su principal antrión: el Estado mexicano, que les, habían sido arrojados a un destierro forzo-

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so producto del fascismo. Al contrario que sus La vida antes de la derrota antecesores, lejos de pretender servirse del país El levantamiento militar sorprendió al com- contribuirían con su desarrollo, plenamente inte- positor veraneando en la localidad de Cercedi- 9 grados a la sociedad mexicana . En ello radicaba lla, cerca de El Escorial, donde vivía su familia. esencialmente la diferencia. “Cuando todo parecía haber alcanzado, al n, Para algunos republicanos la palabra refu- la calma y la felicidad, llegaron las tremen- giado , usada las más de las veces con encono das vicisitudes de la guerra civil”, recordaría por la prensa, adquirió una connotación peyo- posteriormente 15 . A raíz del advenimiento de la Consuelo Carredano rativa, tanto más cuanto se anteponía a ciertos República, Halffter había logrado cierta estabili- ocios o profesiones, en este caso a la del críti- dad económica y emocional que le permitía vis- co: refucrítico , recrítico , refugacho , etc. 10 . Si a lumbrar un futuro bastante promisorio. Casado Halffter parecía no importarle que a cada paso con Emilia Salas y en posesión de un puesto se- se le recordase su condición de exiliado o más guro como periodista, había empezado a conso- aún, de refugiado –lo que diría tener a mucha lidar una posición relativamente importante en honra– Bal y Gay, como ha señalado Carlos Villa- el medio. Recibe su carnet de redactor de El Sol , nueva, siempre se las ingeniaba para esquivar el donde hasta entonces, introducido por Adolfo apelativo proponiendo nuevas etiquetas: “exilia- Salazar, guraba como colaborador; ocasional- do voluntario”, “intelectual invitado”, todo era mente también participa en tareas crítico-musi- poco para evitar ser expuesto permanentemente cales en el vespertino La Voz , asegurándose con como un asilado 11 . En entrevista realizada pos- ello un ingreso jo. También llegan los primeros teriormente, Bal volvería a insistir en ello. Dado éxitos como compositor y varios reconocimien- que le invitación de Cárdenas era muy clara, tos en y Barcelona, lo que signica que “trasladarse a México para continuar allí sus la- al estallar la Guerra Civil, él y sus compañeros bores que a causa de la guerra se habían inte- de Grupo de los ocho 16 , representaban más que rrumpido”, acabaría por considerarlo –cuando una esperanza a futuro, una vía nueva y fresca menos públicamente– como un desplazamiento para el desarrollo de la música española. voluntario, “propio de un liberal ajeno a los par- Por esos mismos años Halffter se imbuyó a tidos políticos y que no admitía que a tiros pu- fondo en la política; se adhiere al Partido Comu- 12 dieran solucionarse los problemas en España” . nista y participa intensamente en la defensa de No obstante los numerosos casos de cama- la República a través de importantes tareas que radería entre residentes y exiliados que se han le serían conadas en Madrid y posteriormente podido documentar en historias individuales, el en las ciudades donde se instala el Gobierno le- sentimiento de rechazo prevaleció en el imagina- gítimo 17 . Aunque la situación durante la guerra rio de la mayoría de los refugiados. Al menos es era poco propicia para desarrollar una carrera de algo que han comentado muchos de ellos cuan- compositor, Halffter no dejó de componer. Puso do al ser entrevistados se les hizo referencia a además un grano de arena en el ambiente de este aspecto 13 . El propio Rodolfo Halffter, largos euforia republicana en el que proliferaban him- años después de su arribo, aún insistía en marcar nos, marchas militares, piezas y canciones para esa diferencia entre los llamados gachupines de ser entonadas en los frentes, muy en la “línea la emigración tradicional y los exiliados políticos, de compromiso que en Europa lo hacían Kurt los republicanos derrotados en la guerra: “En Weill, Eisler o Dunaievsky”, como bien ha seña- pocos países del mundo, el extranjero encuen- lado Emilio Casares 18 . Su participación en este tra tan fácil y rápido acomodo como en México. aspecto fue intensa: con otros compositores im- Me reero, claro está, a aquél que se instala en plicados en la lucha musicalizó películas y docu- el suelo mexicano con el propósito de dar y no mentales de propaganda, con Pittaluga hizo los con el avariento y exclusivo de recibir” 14 , diría el conocidos arreglos de canciones populares que compositor en su discurso de ingreso a la Aca- grabaron en París para honrar al ejército leal y demia de Artes en 1976. Las palabras de Halffter satirizar a los camisas azules y negras de Franco son muy elocuentes en este sentido. y Mussolini.

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Rodolfo Halffter pasó toda la guerra en Espa- lo que incluía las colonias del Norte de África. ña; primero en su natal Madrid, luego en Valen- Halffter participó desde las primeras sesiones cia y, por último, en Barcelona, a donde se tras- cuando se estableció como tarea prioritaria la ladó con toda la estructura de Gobierno. Tras la instalación de todos los miembros de la Junta ocupación de Cataluña por las tropas franquis- en lugares seguros donde pudieran continuar su tas, cruzó a pie la frontera con los derrotados, trabajo 20 . librándose casi milagrosamente de ser recluido La legación mexicana comisionada en París en un campo de concentración; después lograría para coordinar las negociaciones que harían reunirse con su esposa e hijo en París. A falta efectivo el ofrecimiento de Cárdenas, en cuanto Consuelo Carredano de otros testimonios suyos sobre las intensas a recibir en México a los republicanos que lo so- experiencias de aquellos años –lo cual sin duda licitasen, dispuso que en avanzada a la emigra- habría merecido un extenso relato de su parte– ción masiva dicha Junta se trasladara a México; conformémonos con recordar las palabras con para ello se designó una comisión especial. En que el músico acostumbraba describir sus últi- ese grupo harían la travesía hacia el destierro mos días en España (Fig. 1): mexicano Halffter y su familia. Aunque es cierto que el exilio forzado no es un plato de gusto Con Otto Mayer Serra, mi compañero de bombardeo, salvé el pellejo. De Figueras, a pie, para nadie, aquella comitiva de élite seguramen- seguí a la frontera con las últimas fuerzas republi- te debió sentirse afortunada de poder realizar el canas y después de muchas peripecias –entre otras viaje en condiciones relativamente cómodas, si salvarme (por la ayuda de un comunista suizo y de se les compara con la precariedad de la oferta un guardia civil que me regaló nueve francos con posterior en los barcos Sinaia , Ipanema y Mexi- los que pude telegraar a mi mujer a París) del que , donde viajarían miles de refugiados en con- campo de concentración–, me reuní con Emilia y diciones de hacinamiento. Gonzalo en París 19 .

Una vez a salvo, Halffter pudo reanudar sus Peregrino en dos continentes tareas políticas junto al grupo de intelectuales Repasemos ahora las circunstancias y razo- que ya reorganizados en París constituyeron la nes que explican la salida de Adolfo Salazar de Junta de Cultura Española. Este organismo de- España y su posterior arribo a México. Lo pri- bía atender las necesidades de los intelectuales mero ocurrió ocho meses después de iniciadas que se encontraban fuera de España, tanto de las hostilidades, es decir, en marzo de 1937; lo quienes habían sido acogidos por amigos leales, segundo, dos años más tarde. Comencemos por como de quienes estaban en los campos de in- mencionar que su trayecto no fue fácil sino tor- ternamiento diseminados en territorio francés, tuoso e incierto, según se verá enseguida. Una estancia de varios meses en París, un viaje trasat- lántico que culminaría en La Habana –con exten- siones a Puerto Rico, Nueva York y Washington–, y, nalmente, el traslado denitivo a México, es un camino demasiado largo sobre todo cuando éste se realiza sin el apoyo moral de una familia o colectivo de referencia y si es resultado, como aquí, de circunstancias básicamente azarosas. Al salir rumbo a París, Salazar llevaba una misión política encomendada en Valencia por el Ministro de Propaganda consistente en crear y dirigir la ocina de propaganda cultural deno- minada Les Archives Espagnoles 21 . De entrada, Fig. 1. Rodolfo Halffter, a bordo del trasatlático holandés Ven- lo insólito de su nombramiento nos impele a daam , rumbo al exilio mexicano. Mayo, 1939. Antonio Igle- sias, Rodolfo Halffter (tema, nueve décadas y nal) , Fundación formularnos una pregunta: ¿por qué se encargó Banco Exterior de España, Madrid, 1991. precisamente a Salazar aquella compleja tarea

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cuando en años anteriores el prestigioso crítico central se trasladara a Valencia con un número había dado sobradas muestras de su deciente importante de políticos, funcionarios, diplomáti- capacidad gestora? 22 Una sola respuesta parece cos, intelectuales eles a la República 26 . ¿Por qué la correcta: alguien con suciente inuencia en Salazar no fue evacuado a Valencia con ese gru- el gobierno comprendió que su vida corría pe- po cuando en realidad era un funcionario como ligro si permanecía en España. A tales fechas, otro cualquiera del gobierno? Si hemos de ser Salazar debió tener razones de peso para sentir- rigurosos, conviene tener presente que al mo- se amenazado. Esto se colige de una carta pos- mento de la sublevación el crítico desempeñaba

Consuelo Carredano terior enviada desde México a su pupilo Ernesto un cargo público designado por Azaña tan solo Halffter luego de conocer la inesperada muerte dos meses antes: el de Delegado del Gobierno de su madre: “No puedes imaginarte el tormen- en el Teatro de la Ópera y María Guerrero. to de mis remordimientos; pero sólo he hecho La situación cada vez más violenta acabó lo que no había más remedio que hacer y si me por convencer a muchos intelectuales y artis- consuela algo es el pensar que a lo menos le he tas comprometidos con la República que sus evitado el espectáculo de tener un hijo fusilado vidas corrían peligro. Algunos salieron del país 23 o encarcelado…” . con delegaciones del gobierno; otros, como al La posición de Salazar frente a la República nal lo haría nuestro crítico, para colaborar en fue siempre clara, tal como lo refrendaba al ser proyectos de propaganda. No obstante, su caso entrevistado en 1937 durante su estancia en La muestra un trasfondo más complejo. Paradóji- Habana: “Soy republicano por convicción, libe- camente, Salazar era un objetivo perfecto para ral por inclinación y demócrata por extracción: cualquiera de los dos bandos. Todos conocían su soy hijo del pueblo y al pueblo pertenezco, pero anidad con intelectuales de la izquierda liberal, no a la masa” 24 . No obstante, por momentos se en cierto modo anticlerical (no hay más que re- mostró sumamente crítico con algunas resolu- cordar sus choques con la profunda religiosidad ciones de la República que a su juicio conduci- de su mentor Manuel de Falla) 27 . A lo que se rían a resultados no deseados. No fue partidario sumarían frecuentes confrontaciones en prensa de la idea de convocar en los primeros meses de con músicos y críticos de distinta tendencia esté- 1936, a un frente popular que aglutinase todas tica y política 28 , situación que se vería agravada las fuerzas de izquierda para conseguir el triun- a raíz de su polémica actuación en la Primera fo en las elecciones. Aún así, convencido de la Junta Nacional de Música (Fig. 2). amenaza que suponía el arribo del fascismo a A pesar de los esfuerzos, la misión en Pa- España mediante un golpe de Estado, acabó por rís fracasa rotundamente luego de escasos tres suscribir, como muchos artistas e intelectuales, el meses. Salazar se proponía colaborar estrecha- maniesto de apoyo al Frente Popular que con- mente con la Embajada de España y conaba en centraba las izquierdas y llevaría a la presidencia ampliar la red de contactos con directores de pe- a Manuel Azaña: “¡Qué cambio político! ¡Qué riódicos franceses para emprender acciones de vueltas da el mundo en 24 horas! – le diría, a propaganda más ambiciosas. Con este objetivo la vista de los resultados, a Jesús Bal y Gay, por hizo viajes cortos a ciudades del interior y via- entonces residente en la Universidad de Cam- jó a Estocolmo para asistir a la inauguración de 25 bridge . una exposición de arte español contemporáneo, A partir del 24 de julio, Salazar interrumpe acontecimiento que serviría de tribuna para sus sus colaboraciones musicales en El Sol , entre tareas proselitistas 29 . No obstante el éxito obte- otras razones, porque la actividad de teatros y nido en algunas intervenciones suyas en actos conciertos se reducen al mínimo. No obstante, públicos como el que acabamos de mencionar, permanece en la capital durante el asedio bajo el mayor problema que enfrentó Salazar durante las órdenes del Comité de Defensa de Madrid, su gestión en París fue la deciente comunica- en calidad de funcionario de Telégrafos (orga- ción que sostuvo con la ocina de Propaganda nismo al que pertenecía desde su adolescencia). y Prensa de la que dependía en Valencia. Esto lo Permanece allí aún después de que el Gobierno obstaculizó todo, pero además debilitó su ima-

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mente les habría interesado conseguir lo mismo. En vista de lo cual, y tras constatar que a tales alturas contaba en España menos amigos que enemigos, pensó por primera vez en marcharse a América, no sin antes descartar una genero- sa opción de trabajo y alojamiento der su buen amigo Ceferino Palencia, destinado a la legación lituana de Riga.

Salazar comunicó a sus superiores y a varios Consuelo Carredano contactos en Buenos Aires su intención de con- tinuar su campaña de propaganda en aquella ciudad. Pero unos y otros lo desalentaron. Los primeros, porque no atendieron el caso con la diligencia esperada y que exigía la cambiante si- tuación internacional; los segundos, porque en- contraban remota la posibilidad de conseguir en Buenos Aires una base ja sin ser catedrático o profesor (que en realidad no lo era) o ejerciendo como crítico musical. Descartadas estas opcio- nes, Cuba se perló como la salida más viable. Su relación con algunos músicos, escritores y artistas del grupo Minorista facilitó las cosas. Ellos se encargaron de estructurar un interesan- Fig. 2. Pasaporte de Adolfo Salazar, 1937. Archivo García te circuito de conferencias; le proporcionaron el López. pasaje Amberes-La Habana a bordo de un vapor holandés, así como un agradable alojamiento y gen personal y produjo desconanza en el en- un sitio frente al mar para trabajar .. Todo apunta torno de la Embajada española. Se suponía que a que no lo pasó mal en los primeros meses y a la ocina operara como un centro de informa- que hizo en la isla más vida cultural que política, ción cultural con nes políticos y que concentra- volcándose de inmediato en la preparación de ra para su difusión abundantes materiales útiles: sus lecturas públicas y cursos, calicadas como propaganda escrita, documentos, folletos. Pero exitosos por la prensa local (Fig. 3). no había un solo documento en la ocina: “Me Tras cinco meses en el puerto, Salazar se em- vienen cotidianamente con lamentaciones sobre barcó rumbo a Puerto Rico para dictar cursos en dicha incomunicación y pidiéndome las informa- la universidad y conferencias en ciudades y mu- ciones a que hace fe el título de estos Archivos nicipios del interior. Aunque hay alguna constan- que, por el momento, no tienen archivado nada, pues que lo poco que pude traer en el avión que- dó inmediatamente repartido” 30 –insistía Salazar en sus comunicaciones con el subsecretario. La correspondencia que Salazar cruzó en aquellos días nos permite conocer las opciones que tuvo cuando en julio de 1937 vio derrum- barse sus expectativas en París. La primera de todas, solicitar trabajo en la Embajada española con objeto de aguardar tiempos más propicios para volver a España. Difícil empresa para un desplazado español. París estaba lleno de com- patriotas en las mismas circunstancias, muchos Fig. 3. Adolfo Salazar en La Habana, 1937-1938. Archivo Gar- de ellos de gran renombre, a quienes segura- cía López.

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cia de su participación en actividades políticas do y dudoso intentando denir un nuevo rumbo en San Juan con miembros del Frente Popular, para su vida. Tras ese tiempo de relativa paz en no constituyó en forma alguna una actividad El Caribe y a punto de caducar sus visas en los sistemática o prioritaria como lo había sido en mencionados países, reaparece la incertidum- Francia. De cualquier manera, tras la aventura bre. Se decide a explorar nuevos destinos para de París, su relación con el gobierno (con cier- una siguiente escala, sin descartar, sorprenden- tas autoridades en concreto) daría muestras de temente, un eventual regreso a Europa, como enfriamiento. Casi a punto de zarpar, el nuevo lo comprueba la reserva de un pasaje a Francia

Consuelo Carredano subsecretario de Propaganda conrmaba y am- para esas fechas, localizada entre sus papeles. pliaba en breve nota lo previamente acordado Luego de tocar sin éxito a varias puertas (Carlos vía telefónica: “Una propaganda discreta y hábil Chávez en México, Alfonso Reyes en Buenos Ai- en los países americanos que ahora nos son más res y un largo etcétera) recibe desde Colombia hostiles, puede ser ciertamente de gran eca- una jugosa invitación que, no obstante, acaba- cia.” Y a continuación le sugería los argumentos: rá por declinar. De haberla aceptado se habría comprometido a vivir en aquel país durante va- Bastará hacer saber sin demasiado ruido, pero rios años y él conaba –como todos en aquellos con la necesaria rmeza de convicción, que esta momentos– que la solución al conicto español maldita guerra que destroza a España ha sido pro- bien podría darse a mediano plazo 33 . vocada por los rebeldes exclusivamente, alzándose en armas contra el régimen legítimo, cuyo único Por mediación del escritor Pedro Salinas es pecado consistía en un respeto exagerado a los invitado a dictar un curso estival de música an- derechos de todos y una generosidad pagada con tigua en la Escuela Española de Middlebury. Allí la más inicua traición, como lo prueba el hecho de se entera de dos asuntos del mayor interés, dada que los directores de la rebelión ocupaban cargos su situación. Primero: se había suscitado una va- de responsabilidad y de gran importancia. Y aun- cante en el puesto de agregado cultural de la que la advertencia sea ociosa a persona del buen juicio de Ud., creo que conviene insistir mucho en Embajada de España en Washington; segundo: que la sublevación que comenzó contra el Gobier- el gobierno mexicano venía impulsando el esta- no legítimo de la República, ha degenerado luego blecimiento de una institución para recibir a un en una monstruosa traición a la Patria, entregando grupo de intelectuales españoles de manera que el territorio y la Nación Española a ejércitos extran- pudieran continuar con las tareas académicas jeros. Y nada más. Coincido con Ud. en que para que venían realizando en España y que a cau- nuestra propaganda es suciente con que la ver- sa de la guerra se veían impedidos de hacerlo. dad sea de todos conocida. Ojalá contribuya Ud. Salazar despacha varias cartas y poco después a difundirla con acierto, ya que en cuanto a su es felizmente informado de que su nombre ha entusiasmo estoy seguro de que no habrá de fal- sido incluido en esa lista de invitados a laborar tarle por tratarse de la causa más noble y más justa que pueda haber en el mundo, aunque no pocas en La Casa de España y que Fernando de los Ríos veces su defensa se haya hecho con lamentable accede a contratarlo en la embajada para cubrir torpeza 31 . la vacante. Salazar dio en la diana al dejar bien atadas No nos consta, ya lo decíamos, que Salazar las dos salidas. Llegado el momento, depen- hubiese hecho proselitismo en los países hispa- diendo de las circunstancias en España, podría noamericanos visitados. La única prueba de su optar por marcharse a México o bien declinar participación en ese sentido proviene de sus días la invitación y permanecer en la embajada por en Puerto Rico. Ya instalado en Washington, un tiempo indenido. Para ser francos, a Salazar le misterioso corresponsal le escribiría informán- había picado el gusanillo de la investigación en dole del desarrollo de la misión de propaganda las frecuentes visitas que hacía en sus ratos libres política en la que presumiblemente habría parti- a las bibliotecas de Nueva York y Washington. 32 cipado en aquel país . Con tantos planes, cursos y proyectos de pu- Al repasar la correspondencia generada en blicación por delante empezó a dar largas a las estos meses, se percibe que Salazar está abruma- autoridades de La Casa de España, aduciendo

QUINTANA Nº14 2015. ISSN 1579-7414. pp. 81-104 Un sendero sobre esta tierra roja 89 que aquellos trabajos redundarían en benecio Como bien apunta Javier Garbayo, Bal “fue un de la Institución mexicana. Al secretario Cosío hombre polifacético, de conocimiento serio, que Villegas le preocupaba que nuestro crítico deci- se dejó seducir por los múltiples campos de la diera quedarse en Estados Unidos en el último voluntad artística, lo que incluye una vocación momento. En sus comunicaciones Salazar le ha- literaria y pictórica, este última de origen juvenil, blaba del exceso de trabajo en la cancillería, de aunque al nal se decantase por la investigación escrúpulos de delidad que debía embajador de musicológica y la composición” 36 . los Ríos en momentos cruciales para la diploma- Otra excelente descripción del Bal de aque- cia española, etc., etc. Todo lo cual, le diría, eran llos años nos la ofrece Rosa García Ascot, com- Consuelo Carredano razones sucientes como para no permitirse positora y pianista ocial del Grupo de los ocho , abandonar su puesto y concretar el viaje a Méxi- quien en mayo de 1933 se convertiría en su es- co. Una lectura entre líneas revela, sin embargo, posa para toda la vida. Al participarle a su maes- que Salazar se hallaba tranquilo donde estaba: tro Falla que se había comprometido, aludía para alguien que llevaba cerca de dos años tro- precisamente a las inclinaciones musicales de su tando por el mundo la posibilidad de trabajar y prometido: “Se llama Jesús Bal y Gay, es músico vivir en la embajada suponía un plan por demás de un gran talento, está dedicado especialmente atractivo. al folklore y la musicología. Es un chico cultísimo de una sensibilidad extraordinaria y de una bon- Un ofrecimiento liberador dad y delicadeza enorme” 37 . En contraste con el largo peregrinaje de Sa- En 1938, casi por concluir el tercero y último lazar antes de recalar en su último puerto, a Je- curso en la Universidad de Cambridge, donde sús Bal y Gay la invitación para viajar a México se desempeñaba como lector de español, Bal prácticamente le llovió del cielo, según él mismo recibió sorprendido el ofrecimiento para unirse lo relataba con el habitual optimismo del que en México al grupo de fundadores de La Casa siempre hizo gala: de España. La propuesta le llegaba de Ángel Es- tablier 38 , aunque detrás asomaba la silueta del A mí, no sé por qué ni por qué circunstancia, director de la Residencia de Estudiantes, Alberto todo me lo dieron. No, no es una prosa. Yo no Jiménez Fraud. Ellos impulsaron su candidatura pedí nada y no lo digo con orgullo ni con vanidad. en la bien cotizada lista de primeros invitados de No. Es una realidad, un hecho que se repitió inin- La Casa, pese a su juventud y a sus aún modes- terrumpidamente a lo largo de mi vida. Vinieron tas credenciales académicas. Habría sido impen- siempre las soluciones, las ofertas y las cosas así. sable para Bal rechazar la invitación, cuanto más No fui detrás de ellas ni tuve que pedirlas. Cuan- que en ella se incluía a su familia 39 . Con el con- do estaba viendo cerrado el horizonte, porque en trato a punto de caducar y tras el vuelco insos- Cambridge se terminaba el contrato y no iba a re- novarse […] aparece la oferta de México 34 . pechado que habían dado las cosas en España, recordaría Bal posteriormente: “No hice planes La vida profesional de Bal en España había porque no veía salida a la situación. No había transcurrido entre una intensa presencia en pu- más posibilidad que volver […] pero ¿cómo? Y blicaciones culturales –actividad que le reportó ¿para qué? España en guerra –1938– y sin posi- 40 mucho prestigio en el ámbito intelectual gallego bilidades de trabajo para mí” . y madrileño– y su participación en instituciones La liación republicana de Bal también fue tan emblemáticas como el Seminario de Estudios siempre clara. En 1929 había manifestado pú- Gallegos, el Centro de Estudios Históricos y la blicamente sus simpatías demócratas cuando, Residencia de Estudiantes. Fue en la segunda de como apunta Rosa Mª Fernández, se pronunció ellas donde adquirió experiencia colaborando a favor de la República “todo lo que abierta- con el especialista asturiano Eduardo Martínez mente lo permite la censura del régimen dicta- Torner en la recopilación y análisis de materiales torial”, en una dura crítica en la que desmonta folclóricos. Al mismo tiempo realizó estudios de la polémica tesis de la inutilidad republicana que música, con énfasis en los repertorios antiguos 35 . esgrimía Marañón 41 . Después, de acuerdo a la

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citada musicóloga, el interés político de Bal pa- en aquellos días de separación y éstas reejan reció pasar a un segundo plano. Solo el exilio de vivamente la magnitud de la tragedia que está Alfonso XIII y el triunfo de la República abriría en viviendo España y el drama familiar que les ro- él una nueva interrogante que le llevará a publi- dea 45 . Mientras transcurren esos meses difíciles, car en El Pueblo Gallego el artículo “¿Y ahora?”. Bal prepara el inminente arribo de su familia Consciente del inicio de una era renovadora que política e intenta acostumbrarse a esta nueva debía dejar atrás un sistema largamente asenta- condición; deja la casa de huéspedes y se instala do, escribió: en un apartamento. Aunque por entonces ya se

Consuelo Carredano encontraban en la ciudad otros intelectuales de La revolución política se ha efectuado. El es- La Casa, los primeros meses fueron de mucha fuerzo de los republicanos triunfó al n sobre una soledad, como es fácil advertir en los apuntes monarquía contumaz en desafueros. Pero la gloria autobiográcos fechados por Bal en febrero de de los Republicanos –que es tanto como decir de 1939 (Fig. 4). España casi íntegra–, su más grande y auténtica gloria será no esa inmediata de haber barrido a los autores de tanta tropelía, sino la de haber anulado para siempre –sí, para siempre – a ese obstáculo, hasta ahora insuperado, que era Alfonso de Bor- bón 42 .

Como colofón al breve capítulo militante del musicólogo gallego, Villanueva destaca el hecho, en cierto modo inexplicable, del futuro olvido de Bal respecto de toda su lucha a favor del galleguismo y en un sentido más amplio, de la República, lo cual incluyó cualquier militancia operada a través de su actividad periodística an- 43 Fig. 4. Jesús Bal y Gay y Rosita García Ascot, años cincuenta . terior a la Guerra Civil . Colección particular. Madrid. Residencia de Estudiantes y Re- Cuando sobrevino el alzamiento nacional el producida en Jesús Bal y Gay. Tientos y silencios (1905-1993) , Carlos Villanueva (ed.), Universidad de Santiago, Madrid, 18 de julio de 1936, el matrimonio Bal se encon- 2005. traba veraneando en Galicia, en Lugo, para ser precisos; desde ahí se trasladan de inmediato a Santa Uxía de Riveira y después a Vigo. Con la El proceso de adaptación ayuda del cónsul inglés consiguen volver a In- glaterra para reanudar sus tareas universitarias. Para ningún movimiento migratorio el pro- Aunque más tarde Bal le restará importancia a ceso de adaptación es fácil. Dependerá siempre las difíciles condiciones que rodearon su precipi- de las políticas vigentes y las necesidades de la tada salida de España, el regreso del matrimonio sociedad de acogida, así como del estatus socio- a Cambridge “debió ser bastante más acciden- profesional de los inmigrantes y la disposición sicológica de unos y otros. Recogen varios tex- tado y estresante, teniendo en cuenta las noti- tos provenientes de los propios exiliados que las cias que les llegaban de o de Madrid. primeras impresiones de la mayoría fueron simi- De hecho, Trend llamaría desde Inglaterra para lares. Acostumbrados a las dimensiones de las que se les facilitara, por vía diplomática, una rá- ciudades españolas, la capital mexicana, donde pida salida por mar, lo que logran desde Vigo” 44 . hubo más concentración, les pareció enorme, Bal parte para México en el otoño de 1938. más aún, un agregado de varias ciudades con Rosa García Ascot permanece junto al resto de diferencias entre sí en lo arquitectónico, pero su familia en París, donde a la espera de reunirse también en lo social. De ahí que la mayoría eli- en México con su marido, continúa sus estudios giera las colonias y edicios donde previamente de piano y composición con la prestigiosa Na- se habían establecido otras familias españolas. dia Boulanger. La pareja cruza numerosas cartas En general no estaban lejos del centro, zona

QUINTANA Nº14 2015. ISSN 1579-7414. pp. 81-104 Un sendero sobre esta tierra roja 91 donde proliferaban los cafés –verdadera institu- corresponsales 46 . Tampoco le parece inapropiado ción del exilio– y las asociaciones regionales que el sitio que pudo conseguir “un departamento a ellos mismos fundaron y que se convirtieron en la americana: una habitación grande, muy alegre puntos de encuentro para muchos. En aquellos y soleada, en un barrio limpio y tranquilo de lo locales podían mantener vivas sus tradiciones que es corriente en esta ciudad, muy ruidosa y e identidades y el sentido de pertenencia a ese polvorienta; baño muy a la moderna y cocinita en colectivo; además, tenían oportunidad de “arre- donde me hago el desayuno y frecuentemente glar” el mundo al tiempo que socializaban y te- la cena, pues aquí se cena poco debido a que la jían amistades y relaciones, algo necesario para mucha altura (2.500 metros) no permite excesos Consuelo Carredano conseguir empleo o planear negocios, lo más gástricos 47 . En vista del desalentador panorama imperioso para la mayoría. político y social en Europa, la idea de residir en Pese a la complejidad de la situación, para México una temporada más o menos corta, al los intelectuales y gente de cultura la recep- nal no le pareció la peor solución. Los términos ción más inmediata de parte de la comunidad, de su contrato no lo comprometían sino a hacer las asociaciones y la prensa cultural mexicana lo que más le gustaba, gozando de completa li- fue, salvo algunas excepciones, bastante cálida, bertad para elegir tanto para desarrollar sus cur- como ya se dijo; esto se conrma en los casos sos y conferencias como para la elaboración de de Halffter y los dos musicólogos de La Casa, los libros. Podía disponer a conveniencia de su especialmente Salazar, a quien más celebridad y tiempo, pues no estaba obligado a horarios rígi- reconocimiento le precedía. Hay que recordar los dos o calendarios que no pudiera cumplir, previo homenajes que al poco de su llegada le ofrecie- acuerdo con las autoridades de La Casa y las ins- ron la Sociedad Folklórica de México y el Ateneo tituciones involucradas. Musical Mexicano. Dentro de las apremiantes Salazar compartía en aquel momento la vi- circunstancias, la posición de los miembros de sión esperanzada de otros refugiados en cuanto La Casa era más ventajosa que la de quienes tu- a que el exilio sería breve. Así, mientras llegaba vieron que vérselas por su cuenta o con las mo- la hora del regreso solo debía volcarse en el tra- destas ayudas que el Comité Técnico de Ayuda bajo y adaptarse lo mejor posible a la vida en la a los Refugiados (CTARE) les proporcionaba a su ciudad con su amplia oferta musical y buenos llegada, aunque como es natural en ningún caso amigos cerca: “No hay aquí verbenas sino mu- era suciente. De nuestros músicos solo Bal y Sa- sicología, pero nunca antes había trabajado tan lazar tuvieron la suerte de estar ligados a la ins- bien y tan contento (quince o veinte cuartillas al titución. Ellos pudieron contar con la cercanía de día: total: que ni Menéndez y Pelayo)”, le ase- las autoridades de La Casa y sus familias, quie- gura a Salinas 48 . No era para menos. Con la vida nes los orientaron para encontrar alojamiento y diaria que tenía en España: una biblioteca ocial solucionar cuestiones prácticas de su instalación. que atender por las mañanas, conciertos por las Además, los miembros tuvieron la garantía de tardes y periódicos y artículos por las noches, le recibir puntualmente una paga mensual –si bien había sido imposible encontrar el tiempo para módica– segura. Así lo establecía el contrato por esas tareas que demandan demasiadas horas de un año que todos suscribieron y que, en algunos estudio y concentración. Por ese lado habría ga- casos, les sería renovado anualmente, depen- nancia. diendo de las posibilidades y objetivos de la ins- Las autoridades de La Casa se esforzaron titución y/o del rumbo académico que tomasen mucho para contrarrestar la opinión desfavo- las trayectorias de cada uno de ellos. rable que pudiera existir de la institución y sus En Salazar el proceso de adaptación se dio invitados, y, muy particularmente, para seguir bastante aceptablemente. Sin esposa o familia recibiendo el subsidio del gobierno, cuanto más que mantener, no debió pasar mayores apuros que al poco de convertirse La Casa de España económicos: “Aunque la moneda está baja, pa- en El Colegio de México, tendría lugar el relevo gan lo suciente para vivir con cierta independen- presidencial, con los correspondientes cambios cia y comodidad”, le dice en carta a uno de sus y reacomodos del nuevo gobierno. 49 Sensibles

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a la repercusión social que suponía el arribo de tores Clásicos Mexicanos que daría difusión a esa pequeña élite intelectual al país, tuvieron el sus estudios, justicó ampliamente la renovación cuidado de procurar a la prensa oportuna infor- de su contrato para el siguiente año. mación curricular y sobre las actividades que se Si como entendía Cosío, Bal era poco conoci- disponían a realizar, y de propiciar la presenta- do en su país y completamente desconocido en ción “ocial” al público de cada uno de ellos México, con Salazar sucedía lo contrario. Al lec- conforme se iban incorporando. La idea era que tor mexicano culto le era familiar el nombre del a través de pequeñas notas periodísticas el pú- inuyente colaborador musical de El Sol . Su pri- Consuelo Carredano blico mexicano conociera la importancia de sus mera antología de textos, publicada en México contribuciones académicas y docentes, así como por la editorial Cvltvra (sic) 54 , había despertado su trayectoria profesional en España, de manera la curiosidad de músicos y acionados por sus que pudiera sopesarse el benecio que su pre- trabajos subsecuentes. Por tal razón, la prensa sencia traería a la comunidad académica y cien- siguió con interés su llegada, brindándole una tíca del país, ya que su labor se extendería a bienvenida a bombo y platillos. En su columna 50 otras capitales de provincia . “Música”, aparecida en El Universal Gráco , un Jesús Bal, como señala Lida en su citado tra- comentarista subrayaba en términos encomiásti- bajo, llegaba a México con sus 33 años sin un cos su relevancia en el marco de la crítica euro- curriculum vitae impresionante –como sí lo te- pea, haciendo una analogía entre la obra de Sa- nían otros miembros de La Casa–, lo que explica lazar y la de los grandes nombres de la compo- las dudas de Cosío respecto de la recepción que sición y la crítica en el viejo continente, tal como podría dispensarle el público mexicano 51 . En su se aprecia en el pomposo pórtico que antecedió caso, la valoración de la comunidad se preveía a dicho artículo: que ocurriera a mediano plazo, cuando sus pu- blicaciones, aportaciones en prensa y conferen- Así como la música contemporánea está re- cias en foros y medios de difusión fueran gene- presentada en diversos países europeos por cier- rando lectores y audiencias propias. Desde lue- tas guras que se han convertido en instituciones que encarnan lo mejor y lo más positivo de las go, las autoridades hicieron lo posible para que inquietudes espirituales y de la expresión artística se conrmara el éxito que le vaticinaban y para de nuestro atormentado siglo, así también existen incidir en una buena acogida social. Pronto lo en la crítica musical europea de nuestros días, al- introdujeron en sociedad. La misma Lida destaca gunas plumas que no sólo han dado a quienes las la presencia de Bal en el “banquete de simpatía” manejan autoridad y prestigio, sino que los han organizado por la revista Letras de México con convertido en portavoces de la esencia más íntima la asistencia de la or y nata de las letras mexi- de la música y en portaestandartes de su constan- canas y los españoles que ya se encontraban en te anhelo de renovación. la ciudad 52 . […] No es posible hablar de la crítica musical inglesa sin que simultáneamente contemplemos Alfonso Reyes, presidente de La Casa, se la venerable imagen de Ernesto Newmann; de la encargó personalmente de gestionar con la francesa, sin que evoquemos las inquietudes es- ayuda consular de otros países los documentos pirituales del exquisito estilista Vuillermoz; de la requeridos por Bal para continuar con sus inves- alemana sin que pensemos en el revelador de “la tigaciones y de ponerlo en contacto con espe- idea poética” de Beethoven, Paul Bekker. Y me- cialistas en documentos antiguos, de manera nos podemos hacer consideración alguna sobre la crítica musical en la España de nuestros días, sin que pudieran orientar sus búsquedas de nuevos identicarla desde luego con el amigo núm. 1 de la materiales. Su inmediato ingreso al efímero Insti- vida musical de su país, su incansable impulsor, su tuto Mexicano de Musicología y Folklore facilitó sabio y dinámico paladín dentro y fuera de España, también sus primeros acercamientos al estudio el dilecto escritor de conocimientos enciclopédicos de las expresiones folclóricas locales y a la comu- y de pluma de consumado artista, Adolfo Salazar 55 . nidad de especialistas mexicanos. Todo ello, más varios cursos, proyectos musicales y editoriales 53 La introducción “ocial” de Halffter al públi- y la novedosa formación del sexteto vocal Can- co mexicano tuvo lugar con motivo del estreno

QUINTANA Nº14 2015. ISSN 1579-7414. pp. 81-104 Un sendero sobre esta tierra roja 93 en México de su ballet Don Lindo de Almería , años se encargaría de los aspectos grácos de partitura concebida en España y estrenada en su la propaganda pro Aliados 59 . Posteriormente, en versión de suite sinfónica, en París, en 1936. A la su lucha denodada por la subsistencia se dedi- función en el teatro Fábregas acudió un público caría en paralelo a otras empresas alejadas de numeroso compuesto en su mayoría por acio- sus habituales labores musicológicas: la venta de nados a la zarzuela –algunos de ellos miembros pinceles y materiales para pintores, primero, y, de la colonia española (aunque a Halffter le cos- nalmente, el establecimiento, junto con Rosa, tara admitirlo)– ya que en la misma función se de la galería de arte Diana 60 (Fig. 5).

ofrecía previamente una taquillera obra de So- Consuelo Carredano rozábal: La del manojo de rosas . El estreno del ballet daría a la prensa mucho de qué hablar, por razones que trascendieron incluso al autor de la música. El enigmático libreto de José Ber- gamín –un tanto desaante para los gustos de un público familiarizado con la simplicidad típica de los argumentos de zarzuela–, sirvió a la pren- sa conservadora para una acometida más contra los rojos exiliados. Tras la primera representación las buenas conciencias se empeñaron en atribuir a la obra la pretensión de ridiculizar sentimientos de religiosidad católica. Pero la ecaz respuesta de Bergamín (el escritor repartió a los espectado- Fig. 5. Jesús Bal y Gay durante los días de su colaboración con res en la siguiente función una nota conminán- la British Propaganda Ofce , México, hacia 1943. Archivo de la Residencia de Estudiantes, Madrid. Reproducida en en Jesús dolos a no dejarse embaucar por “propagandas Bal y Gay. Tientos y silencios (1905-1993) , Carlos Villanueva tendenciosas y políticamente interesadas”) 56 , (ed.), Universidad de Santiago, Madrid, 2005. consiguió que los reectores iluminaran su- cientemente bien al recién llegado compositor En lo que respecta a Rodolfo Halffter, no madrileño de apellido alemán 57 . podría decirse que sus comienzos profesionales fueron fáciles. Si bien desconocemos los detalles de la situación familiar en los inicios del exilio, La inserción laboral sabemos que el compositor demoró más que su Tal como hemos visto, a su llegada a México, esposa en conseguir un trabajo jo en el ámbito Bal y Salazar se entregaron al trabajo, dedicando de su competencia. Esto bien pudo deberse a la mayor parte del tiempo a labores de inves- las muchas responsabilidades adquiridas con la tigación y difusión en el marco de La Casa. La Junta de Cultura Española con la que continuó cosecha 1939-1940 fue por tanto fructífera en colaborando después de su llegada en junio de el caso del primero, al que ya aludimos, y en el 1939. Emilia Salas, en cambio, antes de cumplir de Salazar, quien al nalizar 1940 reportaba la un mes en México, fue contratada por el Banco publicación de tres libros en editoriales mexica- de Crédito Agrícola como bibliotecaria y respon- nas 58 , así como varios ciclos de conferencias y sable de publicaciones. Era un trabajo comple- cursos en ciudades del interior y la capital. tamente ajeno para ella, que en España se des- Paulatinamente, y al margen de las activida- empeñaba como funcionaria del Ministerio de des comprometidas ocialmente, los dos acep- Estado. Pero en aquellos días nadie se daba el tarían nuevos trabajos al margen de los citados lujo rechazar una oportunidad, así tuviera que cauces institucionales: programas de radio, artí- improvisar o acudir a apresurados consejos prác- culos para distintos medios y publicaciones, no- ticos de otros camaradas, como sucedió en su 61 tas a discos, conferencias. Dado que Bal debía caso . contribuir al sostenimiento de la familia de su Durante los primeros meses en el país, Halff- esposa, aceptó además colaborar en la British ter se mantuvo ligado a la élite cultural refugia- Propaganda Ofce, donde por espacio de siete da y, en particular, a una de las empresas edi-

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toriales importantes del exilio, aunque de corta das raíces afectivas con sus alumnos, muchos de duración: la Editorial Séneca, llamada a para ellos futuros colegas que destacarían en el me- promocionar en México la visión de la España dio como intérpretes, docentes y creadores (Fig. progresista y democrática 62 . A los refugiados les 6). Sus palabras no dejan lugar a dudas: interesaba preservar intactos los ideales republi- canos; muchos asumían que de esta forma, y A México llegué en el mediodía de mi carrera con el pronto regreso a España, podrían recupe- de compositor. […] En México he dispuesto de la tranquilidad y el tiempo necesario para dedicar- rar las posiciones políticas que habían ocupado me a componer. En México se me ha brindado Consuelo Carredano antes de la guerra. Aunque Halffter dedicó bue- la oportunidad de participar, de manera activa y na parte de sus jornadas a estas tareas, empezó entusiasta, en la vida musical nacional: como or- también a abrirse camino en el medio musical, ganizador de conciertos, como Gerente de Edi- compaginando aquellos compromisos con los ciones Mexicanas de Música, y, sobre todo, como trabajos de composición, que una vez instalado catedrático de nuestro Conservatorio Nacional. / retomó gran brío. Precisamente este último aspecto de mis activida- des es lo que me vincula de modo más entrañable Varios meses después, Halffter consigue a México 65 . ocupar una plaza docente en la Escuela Superior Nocturna de Música, y, tras intensas gestiones, La crítica musical y Nuestra Música hacerse hueco en una temporada de zarzuela, lo que marcará la fecha para su presentación al Para muchos exiliados españoles las cola- público. Se sumerge en los preparativos de la re- boraciones periodísticas fueron una fuente im- presentación del citado ballet Don Lindo , cuyo portante de subsistencia. Es sabido que en el estreno congrega a lo más destacado del medio. contingente del exilio viajaron numerosos perio- A partir de esa fecha –dirá después–, inicia su distas de profesión, que desde posiciones ideo- amistad con los compositores mexicanos mejor lógicas diferentes se habían comprometido con posicionados y comienza ocialmente su activa la democracia republicana, ligándose de manera participación en el medio. Del resultado de sus indisoluble a la causa al estallar la Guerra Civil. primeros empeños junto con los artistas que lo Sin embargo, tal como lo han señalado varios secundaron en aquella primera aventura musical autores, durante el primer tercio del siglo XX, en el país, surgiría la idea de crear La paloma en España era más común hallar al intelectual o azul , la primera compañía mexicana de danza político que ejercía deel contingente ho eclosiO- contemporánea, que llevará a la escena sus pro- SIe con la democracia republicana y se ligaron pias obras y las de sus nuevos colegas 63 . Como indisolublemente a la causa de la Rep periodista bien señala Idoia Murga, por ese entonces “la que al periodista propiamente dicho con dedi- danza ofrecía una oportunidad idónea para en- cación exclusiva. Prácticamente no había un solo intelectual de cualquier disciplina, incluida tablar nuevos diálogos y tender puentes entre españoles y mexicanos, además de permitir un nuevo medio de exploración y de favorecer la difusión de su obra entre el amplio público del medio teatral” 64 . Sin duda alguna, Halffter supo aprovechar esa oportunidad. En octubre de 1940, el compositor madrile- ño recibe la Carta de Naturalización Mexicana y unos meses más tarde es nombrado profesor de Análisis Musical en el Conservatorio, asignatura que impartirá hasta su jubilación. Además, cui- dará siempre de reservar un tiempo para com- poner y atender las tareas editoriales a las que Fig. 6. Rodolfo Halffter explica su clase de Análisis Musical en el Conservatorio. México, D.F., 1950. Antonio Iglesias, Rodolfo siempre fue afecto, de lo que hablaremos des- Halffter (tema, nueve décadas y nal) , Fundación Banco Exte- pués, pero especialmente para cultivar profun- rior de España, Madrid, 1991.

QUINTANA Nº14 2015. ISSN 1579-7414. pp. 81-104 Un sendero sobre esta tierra roja 95 la música, que no hubiese hecho incursiones en fender a Chávez de sus detractores, lo que jamás el ámbito periodístico al menos por dos razones tendría empacho en reconocer. Sin embargo, no principales: como un medio para la difusión de sin cierta ironía, diría tenerse por incapaz para sus ideas o como una forma de obtener ingresos desempeñar tareas de crítico: “Carezco de dotes extras 66 . Una amplia porción de la élite refugiada para ejercer esa profesión y también de la nece- en México, sobre todo del ámbito de las artes saria dosis de pedantería” –escribía quien solo se y las letras, continuó con aquellas prácticas. Las había dedicado a hacer un periodismo musical hemerotecas mexicanas recogen en cifras des- con sentido eminentemente político 68 . bordantes sus colaboraciones en un sinnúmero Cuando Bal llegó a México traía en la maleta Consuelo Carredano de diarios, revistas y suplementos culturales. más de diez años de experiencia como redactor En México, el periodismo del refugiado espa- en publicaciones de importancia cultural y polí- ñol aparece vinculado a la idea del pluriempleo, tica, de honda resonancia tanto en su natal Ga- característica de la situación laboral de muchos licia como en Madrid 69 . ¿Por qué no admitir que a quienes no les resultaba suciente un solo sa- precisamente a través de aquellas colaboracio- lario. Vemos así a profesores, profesionistas li- nes se había proyectado en el medio intelectual berales o simplemente personas con una buena español de su juventud? Los cerca de 250 re- formación cultural o intelectual que además de cortes de medios varios, con aproximadamente ejercer la docencia, labores comerciales, em- la mitad de las críticas musicales publicadas con presariales o industriales, aprovechaban los es- anterioridad a su llegada a México, bien lo indi- pacios que la prensa mexicana les ofrecía para ca Carlos Villanueva, contradicen, de hecho, la abordar los más diversos temas y materias que supuesta “virginidad” de Bal en cuanto a tareas puedan caber en el periodismo: historia, litera- periodísticas se reere. Tan solo de los siete años tura, ciencia, arte, cultura, cine, teatro, deporte, en los que colaboró en El Pueblo Gallego Bal toros, modas, actualidad, entretenimiento y un publicó más de doscientos artículos sobre arte largo etcétera. Lo que es sucientemente claro y política. En el primer rubro –según estimación aquí es que en México, la incursión a la crítica de Rosa María Fernández– escribió artículos de musical de nuestros mencionados músicos estu- corte biográco, analítico, recensiones literarias, vo directamente enlazada al proyecto musical y crítica de cine, de pintura y de música, y, sobre político de Carlos Chávez, independientemente todo artículos de opinión y análisis sobre obras y del benecio económico que les pudo reportar. compositores contemporáneos 70 . Un compendio Es curioso, sin embargo, que tanto a Bal a todas luces nada despreciable. como a Salazar les costara trabajo admitir que Si bien fue Chávez quien tuvo el poder de en España habían cultivado la crítica en diversos convocatoria y los recursos para constituir el gru- medios 67 . En este sentido ambos rivalizaron en po Nuestra Música , nos inclinamos a pensar que cuestión de olvidos voluntarios. Salazar preten- Halffter, en su anhelo de reproducir la breve ex- dió hacer tabla rasa de su larga vida periodística, periencia del Grupo de los ocho de Madrid, fue seguramente en un afán de borrar las desagra- quien le propuso formalizar esa unión que de dables polémicas derivadas de su prensa comba- hecho ya existía entre el compositor mexicano tiva. En lo que respecta a Halffter, quien como y sus seguidores. El grupo y la Asociación Civil hemos visto se había desempeñado en Madrid con nes no lucrativos denominada Ediciones como redactor de mesa en El Sol y colabora- Mexicanas de Música, nombre de la editorial , dor en el vespertino La Voz , tampoco le haría quedaron legalmente constituidos en 1947, mucha gracia que en México se le identicase pero las labores iniciaron un año antes, en 1946, como crítico musical, no obstante –le agradase dato que debe tenerse presente al menos por o no– acabaría por mantener durante cerca de dos razones importantes 71 . Al nalizar la Segun- seis años una columna semanal en El Universal da Guerra mundial la política internacional dio Gráco utilizando un estilo agudo y aguerrido, un giro inesperado que habría de destruir las similar al que caracterizó sus escritos durante la esperanzas del pronto regreso a España de los Guerra. Todo era poco cuando se trataba de de- refugiados. Apareció por primera vez en el ima-

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ginario de todos ellos la idea de un exilio de du- ración indenida, situación que llevó a muchos a contemplar su vida en el país desde una perspec- tiva más amplia y a favorecer en algunos casos la puesta en marcha de planes y proyectos a largo plazo. Ese mismo año inicia el periodo presiden- cial de Miguel Alemán (1946-1952) en el que Carlos Chávez asumiría la Dirección General del

Consuelo Carredano Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y con ello la posibilidad real de impulsar y mantener en marcha el tren de Nuestra Música . La conformación del grupo, el espacio que Chávez y su Orquesta Sinfónica de México (OSM) abren a las obras de nuestros músicos, así como la invitación a componer mediante los sucesivos encargos del mismo Chávez, la OSM o el INBA, conrman el interés del compositor y director mexicano por vincularlos a su causa no solo en calidad de críticos “de cabecera”, sino de cole- gas, compositores. Si algo más deberían Salazar y Bal a Chávez es haber recuperado, aunque momentánea o circunstancialmente, el interés en la composición, cuando sabemos, al menos en el caso de Salazar, que aquella vocación viva Fig. 7. Carlos Chávez, el violinista norteamericano Samuel en su juventud no resistiría el paso del tiempo Dushkin, solista de la OSM y el compositor Rodolfo Halffter . y mucho menos el exilio. Bal, cuyo catálogo no Foto Semo, 1942. Reproducida en Carlos Chávez, 1899-1978. Iconografía , Investigación iconográca y documental de Gloria destaca por su abundancia, confesó haber es- Carmona, México Conaculta/INBA, 1994. crito música en México por simple curiosidad o porque se lo pedían y en algunos casos le paga- Civil; en el musicólogo y critico catalán Otto Ma- ban por hacerlo 72 (Fig. 7). yer Serra (1904-1968), comunista como Halffter, adscrito al Comisariado de Propaganda de la Ge- Desencuentros neralitat de Barcelona durante la guerra y editor Si como hemos visto antes existían gran dis- de cancioneros revolucionarios; en el aragonés paridad ideológica entre residentes españoles y Simón Tapia Colman (1906-1993), fuertemente refugiados, también la hubo entre los propios vinculado a corporaciones anarquistas durante refugiados: las diferencias entre republicanos de la Guerra Civil; o, en contraste con todos ellos, distintas corrientes, que se habían hecho más en dos republicanos de vocación liberal y demo- evidentes en los años de la Guerra Civil, viajarían crática en la línea moderada de Azaña como se- con ellos a México. Aunque en bloque se les so- rían Adolfo Salazar y Jesús Bal y Gay. lía identicar con las facciones de izquierda, lo Los roces entre refugiados de la élite cultu- cierto es que entre ellos cabían todos los colores ral, por razones políticas o sin ellas, requirió en republicanos, desde los posturas liberales más ocasiones la intervención del propio presiden- progresistas hasta la más pura ortodoxia comu- te de La Casa de España, atento a preservar la nista. Varios de los músicos españoles con ma- reputación de la casa. Nuestros músicos prota- yor visibilidad en la historiografía se sitúan en los gonizaron algunas polémicas, pero ninguna tan distintos puntos de este espectro. Pensemos en signicativa como la que ocurrió con motivo un Rodolfo Halffter y su marcado izquierdismo, de unas provocadoras declaraciones de Salazar con presencia destacada en la política cultural dirigidas “a quienes se habían dejado ganar la republicana más radical en los años de la Guerra guerra”, entre los que por cierto no se contaba

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ban fuera y quienes habían permanecido en Es- paña, y de algún modo agrandó la distancia. En abril de 1939, Salazar recibe en Nueva York las primeras noticias de sus amigos Ernesto y Alicia Halffter; a vuelta de correo les advierte:

De buena gana os hubiera telegraado en- seguida, pero sabía por experiencia que mientras durase la terrible locura que nos ha destrozado Consuelo Carredano […] no debía escribirse para no causar trastornos inherentes a estas épocas y yo, por mi parte, me había impuesto el deber de no tener contacto con la otra parte del conicto, ya que mi madre había quedado en la zona de Levante. Hasta hace poco Fig. 8. Carlos Chávez con Rodolfo Halffter y Adolfo Salazar en he podido tener noticias regulares suyas, pero una recepción en la Ciudad de México . Colección particular. supongo que desde la nueva situación habrán de producirse trastornos postales que puedan afec- tarla mucho (¡va a cumplir 74 años!) 73 . a sí mismo. Halffter recogió el guante en indig- nada carta a Reyes, solicitando unas disculpas El inicio de la Segunda Guerra mundial su- públicas que Salazar, acabaría por no negar- puso un compás de espera para los refugiados, le. Pese a haber sellado la paz en México tras por lo que Salazar hubo de enfrentar la situa- años de discordias originadas en España, las ción con paciencia, al menos hasta que el pre- tensiones nunca cesaron aunque sí amainaron. visible triunfo de los Aliados hiciera caer el ré- Sin proponérselo, Bal acabó siendo el el de gimen del dictador. En su correspondencia de balanza en la relación de este par de músicos aquellos días observamos cierta resignación de irremediablemente unidos en el exilio por una su parte frente al rotundo cambio producido causa común pues esta vez a Salazar y a Halffter por el inicio de las hostilidades en Europa. En les había tocado pelear en una misma trinchera carta a , entonces renuente a (Fig. 8). dejar Lisboa y volver a España, le aconsejaba: “Haces muy bien, no vayas por ningún motivo. El dilema del retorno Respecto a mí: ya te lo digo: hay que despedirse Los exiliados que habían dejado en España de nuestra vieja España por una temporada que a familiares y seres queridos sabían que la co- puede durar dos o tres años ¡o un siglo! […] Si rrespondencia llegada de determinados puntos, yo tengo aquí a mi madre y parte de mis libros y particularmente de México, era sometida a una aquí no estallan los volcanes (que me parecerán escrupulosa censura. Cualquier indiscreción, por fuegos articiales al lado de lo que he visto), inocente que pareciera, podía comprometer a todo irá bien” 74 . quien recibía la carta; y eso era suciente razón Sus gestiones para llevar a México a su ma- para que se tomaran precauciones que hoy po- dre fracasan rotundamente, a pesar de la ayuda drían parecer exageradas. Hubo quienes envia- prestada por las autoridades mexicanas y sus in- ban sus cartas a otros familiares o amigos resi- condicionales amigos en Lisboa. La desconanza dentes fuera de la Península de manera que los de las autoridades hacia quienes tienen familia- sellos postales no delatasen la procedencia mexi- res en México es enorme. La madre intenta ocul- cana; después, ellos se encargaban de cambiar tar las verdaderas intenciones que hay detrás de el sobre y remitirlas a los verdaderos destinata- su solicitud de pasaporte, pero el régimen tiene rios en España. Esta forma triangulada (México- ojos y oídos en todas partes. Los funcionarios de Lisboa-Madrid) la empleó Salazar para enviar y la Dirección General de Seguridad le dan largas, recibir las cartas de su madre. exigen avales, volver con nuevos documentos; Pero el temor a causar problemas sin duda todo, para nalmente denegarle el pasaporte. inhibió la comunicación entre quienes se halla- Doña Juana se convence de que es una artima-

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ña de Serrano Suñer (cuya rma aparece en el no contempló la promulgación de amnistía algu- ocio correspondiente) para forzar el regreso de na, tan solo una serie de gracias, aunque parcia- su hijo a España y poder encargarse de él. Segu- les y limitadas, a los delitos de derecho común 75 . ramente fue así. A Salazar no le alcanzó la vida para bene- ciarse con la derogación de ninguna de estas La recurrente idea del retorno leyes; todo esto entró en vigor en fechas pos- teriores a su muerte acaecida en septiembre de El retorno en los exiliados, como lo demues- 1958, cuando estaba por cumplir veinte años en tra la literatura que ellos mismos generaron, Consuelo Carredano México. Aunque por su aparente buena adap- aparece como una idea recurrente, especialmen- tación al país y la creciente admiración que le te cuando al nalizar el conicto en Europa se profesó el medio intelectual mexicano Salazar esfumaron las esperanzas de que el gobierno pudo dar la imagen de alguien plenamente sa- de Franco se hundiera como el de Hitler o el de tisfecho con su vida en México, lo cierto es que Mussolini. Para la mayoría de los exiliados, el re- solo hasta que su enfermedad terminal lo dejó greso, más que una ilusión alimentada por el de- sin fuerzas, haría todo por volver. La añoranza ha seo de recuperar la vida y el hogar perdido, de- quedado reejada en su correspondencia, como vino en verdadera obsesión. Pero aun pudiendo es posible advertir en uno de tantos ejemplos: volver no era fácil decidirlo. Muchos refugiados “Me preguntas en tu carta si no he pensado en habían echado raíces en el país o no se encon- la posibilidad de mi regreso: no hay un solo día, traban ya con el ánimo o la edad para empren- o mejor dicho, una sola noche que no deje de der el camino a la inversa, lo que en ocasiones pensarlo. Pero por el momento no cabe hacer suponía un nuevo desgarramiento del núcleo otra cosa sino pensar. Ya van muchos años de familiar. A esto hay que sumar los riesgos de la ausencia: casi diez, que en nuestras condiciones vida en la España de la posguerra y la suerte que son casi como treinta: de manera que cuando podría esperarles a los vencidos, según el grado me veas te encontrarás con un viejo” 76 . de compromiso adquirido durante la República y el conicto. A ello contribuía, en primera instan- Por lo demás, Salazar conaba en que podría cia, el endurecimiento de las políticas de Franco obtener la autorización para volver libre de peli- hacia los republicanos, a quienes dio en perse- gro pues contaba con sucientes amigos en el guir con afanes de venganza en la primera fase nuevo régimen. Pero incluso personas de su con- del régimen, como bien se sabe. anza fracasaran en su intento de recuperar para él su antigua plaza en Correos. Con un vergon- A muchos defensores de la República, o a zoso juicio de depuración por medio y tras ser quienes se habían ganado la reputación de ro- considerado peligroso para los intereses de Es- jos, los habrían llevado al paredón la “Ley de paña, la plaza jamás le sería devuelta; su nombre responsabilidades políticas” de 1939, a la que se quedaría incluido hasta su muerte en la lista de añadirán la de marzo de 1940 sobre la represión enemigos del régimen. En 1949, durante un viaje de la Masonería y el Comunismo –en vigor hasta de trabajo por Europa, anunciaba a Reyes desde 1963–, y la Ley sobre la Seguridad del Estado, París su intención de llegar hasta Hendaya “para de 1941. La Ley marcial, que establecía el delito ver desde el otro lado del río las montañas de mi de rebelión militar para toda una serie de actos infancia” 77 . Fue lo más cerca de España que pudo perpetrados por los oponentes del levantamien- llegar. Unos días después, le comunica a Chávez to de julio de 1936, se mantiene hasta 1948. En desde Hendaya: “Le escribo a la vista de España noviembre de 1966 Franco permite la extinción –mi paisaje de niño–, que he vuelto a ver hoy con de responsabilidades políticas para las personas gusto pero sin emoción. / Mis afectos, mi casa y exclusivamente en lo que respecta a los aconte- mi país están lejos de aquí” 78 (Fig. 9). cimientos que tuvieron lugar entre el 1 de octu- bre de 1934 y el 10 de julio de 1936. Pero solo será hasta el 31 de marzo de 1969 cuando pres- El regreso denitivo de Bal y Gay criban los delitos cometidos durante la Guerra “El desterrado –como ha señalado un insig- Civil. Es decir, que durante 30 años, el régimen ne representante del exilio español– al perder su

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Tal como hemos señalado en otros trabajos, con frecuencia se escucha que Bal no logró acli- matarse plenamente a México hasta hacerlo su segunda patria, como fue el caso de otros exilia- dos (Halffter, sin ir más lejos). Cuentan quienes frecuentaron al matrimonio que la obsesión por el regreso llegó a ensombrecer su vida cotidiana y a darle a ésta un cierto carácter de provisiona-

lidad. Bal vivió en México una polifacética acti- Consuelo Carredano vidad profesional, cultivó relaciones envidiables, perteneció en su momento al núcleo de músicos más inuyentes y a los centros culturales rele- vantes de la Ciudad de México. Aun así, queda la impresión de que Bal y su esposa, no se resig- naron jamás a vivir lejos de España 80 . En 1962, para aliviar la nostalgia emprenden un primer viaje a España en calidad de turistas. Se pasean por Granada, Sevilla, Madrid, Santia- go. Aparentemente allí se les aclaran las cosas y surge la certeza de que el largo capítulo de Mé- xico está por tocar a su n; dos años más tarde, Bal publica La dulzura de vivir, un relato que, de acuerdo con C. Villanueva, solo se explica ante la proximidad del retorno; ese mismo año se jubila Fig. 9. Adolfo Salazar con Amelia y Manuel García, a quienes como investigador del Instituto de Investigacio- consideró sus nietos. México, D.F, ca. 1952. Archivo García nes Estéticas y comienza a cobrar su retiro. El López. regreso denitivo se produce en 1965, cuando Bal solicita la baja voluntaria de Radio UNAM, tierra se queda aterrado (en su sentido origina- baja la cortina de la galería y sube al avión de rio: sin tierra) el destierro no es un simple tras- la mano de su esposa. Todo apunta a que salie- plante de un hombre de una tierra a otra; es no ron discretamente, como vivieron siempre, y sin sólo la pérdida de la tierra propia, sino con ello mostrar la baraja completa. Varios años después, 79 la pérdida de la tierra como raíz o centro” . Tal en México aún había quien esperaba su regreso, idea dene muy bien el sentir del matrimonio gente incluso de su círculo más cercano (Fig. 10). Bal-García Ascot con respecto a su condición en México. Aunque no podrían obviarse las alegrías Pero esta vez el matrimonio había viajado y experiencias agradables, lo cierto es que el país con intención de quedarse. Bal se presenta como de acogida, como ocurrió con otros exiliados, profesor de composición en los prestigiosos cur- jamás les compensó plenamente lo perdido al sos internacionales “Música en Compostela”; abandonar su tierra. La falta de apego en estos a partir de entonces se suceden las entrevistas casos suele deberse a varias razones. Se ha suge- y presentaciones, el retorno a su Lugo natal y rido que esta situación se dio más comúnmente posteriormente el estreno en su propia ciudad entre los refugiados de lo que se ha creído. En de Serenata para cuerdas con la Orquesta Nacio- términos generales, la adaptación fue más fácil nal de España, en un intento –se ha dicho- por en el seno de familias numerosas, y, especial- recuperar la memoria local. La prensa, críticos y mente, en las que además había hijos menores varios interesados en su biografía recogen sus ya nacidos mexicanos o llegados a corta edad. palabras, y cubren las idas y venidas del músico Lo que no fue el caso de Jesús Bal, quien en el lucense, alternándolas con sus recuerdos del pa- aspecto emocional solo parecía depender de su sado. Un año después de la muerte de Franco, esposa. Bal es nombrado “Lucense del año” por la Aso-

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colofón a su carrera, en estas tierras se le rindie- ron homenajes emotivos; sus mejores músicos serían colegas entrañables y sus más encendidos panegiristas. Pero Rodolfo –nos dice Antonio Iglesias su principal biógrafo y artíce de la re- incorporación de Halffter en la vida musical es- pañola– “siempre pensó en su España, en todo momento, sumando a su felicidad de tantos

Consuelo Carredano años, la consiguiente alegría inmensa del retor- no” 82 . Sin embargo, el músico no vivió añorando el regreso denitivo pues si en algún momento lo contempló como un proyecto a futuro, con el tiempo acabaría por descartarlo. Halffter echó en México profundas raíces y por lo que repi- tió hasta el cansancio, nunca estuvo dispuesto a cortarlas y empezar de cero: ni siquiera cuando pudo ir y venir con total libertad. La idea de regresar comienza a tomar forma y sentido para Halffter en 1960, cuando Emilia viaja a hurtadillas a España para ver a su madre antes de morir: a partir de entonces pensó en volver 83 . A través de su sobrino Cristóbal Halffter se habían producido sus primeros acercamien- tos profesionales con la España franquista. Tras veinte años en el exilio, sus obras también se es- cuchaban en este país por obra de intérpretes que disponían de sus partituras, pues jamás se le prohibió a nadie ejecutarlas en los años de la dictadura 84 . Las gestiones posteriores del sobrino Fig. 10. Jesús Bal y Gay y Rosita garcía Ascot a su regreso a España en 1965 . Archivo de la Residencia de Estudiantes. solicitando su entrada a España, se resuelven fa- Madrid. Reproducida en Jesús Bal y Gay. Tientos y silencios vorablemente tras intenso pero necesario pape- (1905-1993) , Carlos Villanueva (ed.), Universidad de Santiago, leo con objeto de evitar cualquier contratiempo Madrid, 2005. al antiguo comunista 85 . En 1963, el matrimonio Halffter viaja a España en calidad de turistas y ciación de la Prensa de Lugo”; en 1977 es elegi- se alojan en casa de la familia. Aunque algunos, do miembro correspondiente de la Real Acade- llevados por el rencor –en palabras de Iglesias–, mia Gallega. Después proliferan otros premios y conspiran por el sorprendente arribo de un rojo , distinciones; surgen nuevos críticos y estudiosos la crítica, en su mayoría, interpretó su regreso interesados por la difusión de su música 81 . Bal al margen de toda política, tal como lo haría el recupera su identidad en España y México lo re- inuyente Federico Sopeña al darle la más cálida lega al más absoluto olvido. bienvenida en su columna de ABC . Al año siguiente, Halffter vuelve a España Halffter: peregrino en su patria para asistir como invitado al I Festival de Música Bien podría asegurarse (porque así lo pien- de América y España 86 . Animado por la buena san quienes lo trataron) que Rodolfo Halffter acogida durante el viaje, exterioriza sus deseos tuvo en México una vida bastante feliz. Con te- de incorporarse más estrechamente a la música són y trabajo, el músico madrileño se labró un española y maniesta públicamente la intención sitio importante durante su largo exilio y triunfó de alternar en el futuro su estancia entre México plenamente como compositor y maestro. Como y España: seis meses en cada lugar, con obje-

QUINTANA Nº14 2015. ISSN 1579-7414. pp. 81-104 Un sendero sobre esta tierra roja 101 to de recobrar su vieja identidad, conservar la última morada, muy a pesar suyo. Bal, de quien adquirida en el país de acogida y, sobre todo, siempre se dijo nunca se resignó a vivir fuera ocupar el sitio en el magisterio musical español de la patria, pudo sin embargo volver y hasta que las consecuencias de la guerra impidieron. cierto punto recuperar su identidad gallega y española; sólo que el precio que debió pagar A manera de conclusión fue el del largo olvido que siguió en México a su marcha denitiva. No pocos creyeron en Hemos visto, a través de estas páginas, tres España que Halffter acabaría decidiéndose a situaciones distintas en las que ocurrió el despla-

volver denitivamente, sobre todo por cuanto Consuelo Carredano zamiento de los músicos republicanos, siendo la esto podría beneciar a su salud. Pero Halffter salida forzada, en dos de los casos, la única so- lo tenía muy claro: sus raíces estaban en España, lución posible ante el riesgo que suponía su per- pero sus afectos en México. Finalmente, el manencia en España. Se comprueba, a partir de compositor madrileño recuperó su identidad los ejemplos seleccionados, el amplio mosaico musical en España y aceptó con gusto el papel de tendencias políticas que constituyó el bloque que la crítica le asignó como el puente de unión del exilio, también en el caso de los músicos; la entre la música de la llamada Generación del 27 desigual implicación ante el conicto, así como y la del 51. Por eso, quien le preguntó en sus re- los distintos tiempos y matices que jalonaron los petidos viajes de ida y vuelta sobre la impresión procesos de adaptación e inserción al medio, que Madrid le causaba, siempre obtuvo la mis- como ha quedado a la vista. ma respuesta: “Me parece que nunca lo hubiera Para Salazar, con España siempre en el re- dejado” 87 . cuerdo, el exilio en México acabaría por ser su

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NOTAS siado  podía ser un re . Una per- Pública y Bellas Artes. En Barcelona pu- sona gacha es alguien decepcionante”. blica la revista Música . Cfr. G. Sheridan, “Refugachos. Escenas 18 1 Este trabajo se enmarca en el E. Casares Rodicio, “Introduc- del exilio español …”, p. 42. proyecto I+D+i, Fondos documentales ción”, a la edición facsímil de la revista de música en los archivos civiles de Ga- 11 C. Villanueva, “Jesús Bal y Gay: Música , Residencia de Estudiantes, Ma- licia (1875-1951): Ciudades del Eje At- sus actividades en El Colegio de México drid, 1998, p. 7. lántico , de la Universidad de Santiago o la pérdida del ‘espíritu de la casa”, 19 Ibídem, p. 62. en Los empeños de una casa. Actores de Compostela, nanciado por el Mi- 20 T. Férriz Roure, “Estudio de y redes en los inicios de El Colegio de nisterio de Economía y Competitividad España peregrina (1949). Una revista México, 1940-1950 , Aurelia Valero Pie Consuelo Carredano 2 Distancia que en lo que respecta para la continuación de la cultura espa- (ed. y coord.), El Colegio de México, a la música, ha empezado a estrecharse ñola en el exilio mexicano”. Consulta- México, 2015, p. 369. mediante el desarrollo de proyectos in- do el 10 de julio de 2016. http://www. 12 ternacionales colectivos como Músicos Cuestionario a Enrique Macías. cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/ y músicas del exilio republicano español Residencia de Estudiantes (BAL 27/10), bmc28076 citado en C. Villanueva, “Cronología. en México. Procesos de transcultura- 21 C. Carredano, “La propaganda Jesús Bal y Gay (1905-1993); abriendo ción, apropiación y re-construcción de republicana en París. Adolfo Salazar, la ventana ignorada”, en Carlos Villa- identidades cuya sede es el Instituto de la Guerra Civil y Les Archives Espagno- nueva (ed.), Jesús Bal y Gay. Tientos y Investigaciones Estéticas de la UNAM. les”, Cuadernos de Música Iberoameri- silencios (1905-1993) , Madrid, Resi- 3 J. Rubio, La emigración de la cana , vol. 24, 2012, pp. 7-44. dencia de Estudiantes y Universidad de guerra civil de 1936-1939. Historia del 22 Santiago, Madrid, 2005, p. 71. Sobre la polémica participación éxodo que se produce con el n de la de Salazar en la Junta, véase F. Parrale- 13 Véase, por ejemplo, la serie de II República Española , vol. I, Librería jo, La política musical durante la II Repú- entrevistas recogidas por D. Plà Brugat, Editorial San Martín, Madrid, 1977, p. blica española y sus fundamentos ideo- El aroma del recuerdo. Narraciones de 234; L. Márquez Morfín, “Los repu- lógicos (1914-1936): Adolfo Salazar y la españoles republicanos refugiados en blicanos españoles en 1939: política, Junta Nacional de Música , Tesis Docto- México , Instituto Nacional de Antropo- inmigración y hostilidad”, Cuadernos ral, Universidad de Salamanca, 2015. logía e Historia/Plaza y Valdés, México, Hispanoamericanos , 458, 1988, p. 144. 23 2003. Carta de A. Salazar a A. y E. 4 G. Sheridan, “Refugachos. Esce- Halffter. México, D. F., 29-III-1940. 14 R. Halffter, “Crónica del trasla- nas del exilio español en México”, Le- Colección Manuel Halffter. Adolfo Sa- dado. Discurso de Ingreso a la Acade- tras Libres , junio, 2002, p. 42. lazar . Epistolario… , p. 479. mia de Artes”, Pauta. Cuadernos de 5 Véanse, entre otros, J. A. Mate- 24 teoría y crítica musical , 1, enero, 1982, F. V. Portela, “Adolfo Salazar. sanz, “La dinámica del exilio”, en El p. 5. Crítico”, Selecta , La Habana, 1938. exilio español en México , Salvat-Fondo 25 15 A. Iglesias, Rodolfo Halffter Carta de A. Salazar a J. Bal y de Cultura Económica, México, 1982; Gay, Madrid, 24-II-1936. Fondo Jesús D. Plà Brugat, “Un río español de san- (tema, nueve décadas y nal) , Funda- ción Banco Exterior de España, Colec- Bal y Gay. Residencia de Estudiantes. gre roja. Los refugiados republicanos Recogido en Adolfo Salazar. Epistola- en México, en Pan trabajo y hogar . El ción Memorias de la Música Española, Madrid, 1991, p. 60. rio… , p. 289. exilio republicano en América Latina , 26 16 Moreno Villa relata la evacua- D. Plà Brugat (coord.), SEGOB/Instituto Integrado por Salvador Baca- ción de Madrid del grupo de intelec- Nacional de Migración/Centro de Estu- risse, , Gustavo tuales que se habían refugiado en la dios Migratorios/INAH/DGE Ediciones, Pittaluga, Julián Bautista, Juan José Residencia de Estudiantes. J. Moreno México, 2007. Mantecón, Rosa García Ascot, Rodolfo y Ernesto Halffter. Sobre este grupo de Villa, Vida en claro. Autobiografía , Fon- 6 L. Márquez Morfín, “Los repu- músicos de Madrid son indispensables do de Cultura Económica, 1ª reimpre- blicanos españoles en 1939…”, pp. los trabajos de María Palacios. Véase sión, México, 1977. 138-139. especialmente M. Palacios, La renova- 27 C. Carredano y C. Villanueva, 7 Ibídem, p. 140. ción musical en Madrid durante la Dic- Manuel de Falla en el imaginario de 8 El propio Bal lo menciona en J. tadura de Primo Rivera. El Grupo de los dos músicos exiliados: Adolfo Salazar y Bal y Gay y R. García Ascot, Nuestros ocho (1923-1931) , Sociedad Española Jesús Bal y Gay , El Colegio de México, trabajos y nuestros días, Antonio F. de Musicología, Madrid, 2008. México (en prensa). Buxán (ed.), Fundación Banco Exterior, 17 Entre otras tares, dirige el me- 28 Aspecto que Villanueva ha es- Madrid, 1990, p. 132. dio musical representron una recepciEl tudiado a profundidad. C. Villanueva, 9 D. Plà Brugat, “Un río español de compositorun Departamento en la “Adolfo Salazar y la crítica musical. Las sangre roja…”, p. 108. Subsecretaría de Propaganda y poco otras orillas”, en Música y cultura en 10 En su citado trabajo, Sheridan después asume la presidencia de la la Edad de Plata (1915-1938), María apunta que “en México un  era un Comisión de Enseñanza Musical, de- Nagore et al. (eds.), ICCMU, Madrid, elegante, un petimetre; alguien dema- pendiente del Ministerio de Instrucción 2009, pp. 221-264.

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29 “El delegado del Gobierno de 39 Ocio fechado el 14 de julio de 57 A. Perucho, “Ballet moderno la República, Adolfo Salazar, habla de 1938 y entregado a Bal por el cónsul en México (datos para la Historia)”, los artistas españoles. La exposición de mexicano en Londres. C. Carreda- en Nuestra Música , II, núm. 8, octu- Estocolmo”. (Escrito a lápiz: 3-6-937). no, “Donde las olas los llevaron. Una bre, 1947, pp.177-191; C. Carredano, AGL . reexión sobre la obra de Jesús Bal y “Hasta los verdes maizales de México. 30 Carta de A. Salazar a F. M. Miña- Gay en México”, en Carlos Villanueva Rodolfo Halffter y Don Lindo de Alme- na, París, 3-V-1937. AGL . Miñana era a (ed.), Jesús Bal y Gay. Tientos y silencios ría ”, Anales del Instituto de Investiga- la sazón subsecretario del Ministerio de (1905-1993) , Madrid, Residencia de ciones Estéticas , núm. 93, 2008, pp. Propaganda. Estudiantes y Universidad de Santiago, 69-101. 31 2005; C. Villanueva, “Cronología”… 58 A. Salazar, Música y sociedad en

Carta de L. Martín Echevarría a Consuelo Carredano A. Salazar, Valencia, 3-IX-1937. AGL . 40 J. Bal y Gay y R. García Ascot, el siglo XX. Ensayo de crítica y estética 32 En carta con rma ilegible (en Nuestros trabajos …, p. 117. desde el punto de vista de su función papel membretado: “Redacción de 41 R. Mª Fernández, “El pensa- social , Casa de España, México, 1939; Alerta. Por la Libertad y la Democracia. miento político de Jesús Bal en El A. Salazar, Las grandes estructuras de Órgano del Frente Popular Español de Pueblo Gallego , en Carlos Villanueva la música , Fondo de Cultura Económi- Puerto Rico”), San Juan, Puerto Rico, (ed.), Jesús Bal y Gay. Tientos y silencios ca, México, 1940; A. Salazar, La rosa 29-IV-1938, AGL , en C. Carredano, (1905-1993) , Madrid, Residencia de de los vientos en la música europea. “Adolfo Salazar: nuevo camino en Estudiantes y Universidad de Santiago, Los conceptos fundamentales en la his- tierras lejanas”, en Allegro cum laude: 2005, p. 269. toria del arte musical , Ediciones de la Orquesta Sinfónica de México, México, estudios musicológicos en homenaje a 42 Citado en R. Mª Fernández, “El 1940. Emilio Casares , María Nagore y Víctor pensamiento político de Jesús Bal en El 59 Sánchez (coords.), Madrid, Universidad Pueblo Gallego , p. 270. C. Villanueva aclara que fueron Complutense, 2014, p. 491. siete años y no uno, como lo indica Bal 43 C. Villanueva, “Jesús Bal y Gay, 33 Una cátedra de historia de la en sus memorias. crítico de El Universal …”. música en el Conservatorio y otra de li- 60 La galería Diana tuvo entre sus 44 C. Villanueva, “Cronología”…, teratura española en la Escuela Normal logros la temprana difusión de la obra p. 67. Superior, así como una columna ja en pictórica de Remedios Varo, también un diario de amplia circulación en Bo- 45 Ibídem, p. 72. exiliada en México. gotá. C. Carredano, “Adolfo Salazar: 46 Carta de A. Salazar a A. y E. 61 Entrevista realizada en su casa nuevo camino en tierras lejanas...”, pp. Halffter. México, D.F., 1-IV-1939. Adol- en la Ciudad de México, el 5 de octu- 491-492. fo Salazar. Epistolario …, p. 404. bre de 2005. 34 J. Bal y Gay y R. García Ascot, 47 Ibídem. 62 El Homenaje a Antonio Macha- Nuestros trabajos… , pp. 117-118. 48 Carta de A. Salazar a P. Salinas, do , obra para piano de Halffter, se pu- 35 C. Villanueva, “Jesús Bal y Gay México, D.F., 19-VII-1939. Adolfo Sala- blicó bajo ese sello editorial. crítico de El Universal (1939-1950): el zar. Epistolario , p. 424. 63 I. Murga, “Republicanos espa- manual del (casi) perfecto orteguiano”, 49 C. E. Lida, La Casa de España en ñoles en la escena mexicana: música, en Consuelo Carredano, Olga Picún y México , El Colegio de México, México, danza y artes plásticas en el exilio”, Mª Ángeles Chapa (coords.), Huellas 1983. en Huellas y rostros. Exilios y migracio- y rostros. Exilios y migraciones en la nes en la construcción de la memoria 50 Ibídem. construcción de la memoria musical musical de México y Latinoamérica , 51 de Latinoamérica , Instituto de Investi- Ibídem. C. Carredano, O. Picún et al (coords.), gaciones Estéticas, UNAM, México (en 52 Ibídem. Instituto de Investigaciones Estéticas, prensa). 53 Entre los que destaca la edición México (en prensa). 36 F. J. Garbayo, “Jesús Bal y Gay, de Romances y villancicos españoles 64 I. Murga, “Republicanos espa- Ronsel musical de la Galicia moderna”, del siglo XVI ñoles en la escena mexicana…”. en Carlos Villanueva (ed.), Jesús Bal y 54 65 R. Halffter, “Crónica del trasla- Gay. Tientos y silencios (1905-1993) , A. Salazar, Andrómeda. Bocetos dado…”, p. 14. Residencia de Estudiantes y Univer- de crítica y estética musical , Cvltvra, 66 sidad de Santiago, Madrid, 2005, p. México, 1921. Ibídem. 199. 55 S. Kahan, “Bienvenida a Adolfo 67 Remitimos nuevamente al lec- 37 Carta de Rosita García Ascot a Salazar”, El Universal Gráco , 14-3- tor al citado trabajo de C. Villanueva, Manuel de Falla, 21-XII-1932. Funda- 1939. “Adolfo Salazar y la crítica musical…” ción Archivo Manuel de Falla, Granada. 56 J. Bergamín, Don Lindo de Al- 68 R. Halffter, “Apuntes autobio- Citada en C. Villanueva, “Cronolo- mería (1926) , Nigel Dennis (ed. y pról.), grácos”, en X. Ruiz Ortiz, Rodolfo gía”…, p. 55. Pre-Textos, Valencia, 1988, pp. 103- Halffter , Cenidim, México, 1990, p. 37. 38 Director del Instituto de España 104. Citado en C. Carredano, “Hasta 69 Javier Garbayo analiza extensa- en la Ciudad Universitaria de París. los verdes maizales de México”, p. 88. mente la trayectoria de Bal en la revista

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Ronsel en el citado trabajo “Jesús Bal y movimiento obrero. Retornos (de exi- 82 A. Iglesias, Rodolfo Halffter… , Gay, Ronsel musical…”. lios y migraciones) , Cuesta Bustillo, J. p. 69. 70 R. Mª Fernández, “El pensa- (coord.), Fundación Largo Caballero, 83 Ibídem, pp. 178-179. miento político de Jesús Bal en El Pue- Madrid, 1999, pp. 149-159. 84 Ibídem, p. 128. 76 blo Gallego …”. Carta de A. Salazar a E. Halffter, 85 El 28 de marzo de 1963, Jaime 71 El grupo estuvo conformado por México, D. F., 3-XII-1945. Adolfo Sala- M. de Orense, Secretario de Embajada los mexicanos Carlos Chávez, Blas Ga- zar. Epistolario , p. 452. en la Representación de España en Mé- lindo, José Pablo Moncayo y Luis Sandi; 77 Carta de A. Salazar a A. Reyes, xico, comunica a R. Halffter el certica- y por Bal, Salazar y Halffter. París, 19-V-1949. Adolfo Salazar. Epis- do de autorización de entrada al país. 72 Consuelo Carredano J. Bal y Gay y R. García Ascot, tolario , p. 711. Ibídem, p. 177. Nuestros trabajos… , p. 121. 78 Carta de A. Salazar a C. Chávez, 86 A los festivales de América y 73 Carta de A. Salazar a A. y E. Hendaya. 25-V-1949. Adolfo Salazar. España se suceden otros festivales y Halffter, México, D.F, 1-IV-1939. Adolfo Epistolario , p. 712. cursos: Semana de Música Religiosa Salazar. Epistolario …, pp. 400-401. 79 A. Sánchez Vázquez, Del exilio de Cuenca, Festival Internacional de 74 Carta de A. Salazar a A. y E. en México. Recuerdos y reexiones , Música y Danza de Granada, Cursos Halffter, México, D.F., 7-VIII-1939. México, Grijalbo, 1997, p. 36. Internacionales Manuel de Falla, Cur- Adolfo Salazar. Epistolario …, p. 429. 80 C. Carredano, “Donde las olas sos Universitarios de Música en Com- 75 G. Dreyfus-Armand, “Diversi- los llevaron…” postela. dad de retornos del exilio de la Guerra 81 C. Villanueva, “Cronología”... 87 Ibídem. Civil española”, en Historia Social del

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