Nómadas (Col) ISSN: 0121-7550 [email protected] Universidad Central Colombia

Serrano, Rafael FERNANDO Y JORGE LATORRE: UNA BREVE HISTORIA DEL SURGIMIENTO DEL ROCK NACIONAL Nómadas (Col), núm. 35, octubre, 2011, pp. 187-199 Universidad Central Bogotá, Colombia

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Postal The Speakers. De izquierda a derecha: Fernando Latorre, Humberto Monroy, Rodrigo García, Luis Dueñas, Oswaldo Hernández. Al fondo, con medias blancas, Miguel Durier, 1966

Postal Génesis, disco “El paso de los Andes”. De izquierda a derecha: Humberto Monroy, Jorge Latorre, Cosme Castañeda, 1981

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LOS HERMANOS FERNANDO Y JORGE LATORRE: 116/09/2011 UNA BREVE HISTORIA DEL SURGIMIENTO :

DEL ROCK NACIONAl* aceptado

Fernando and Jorge Latorre brothers:

a short history OF THE EMERGENCE OF NATIONAL ROCK 21/08/2011 · : recibido

Rafael Serrano** original {

La historia del rock en Bogotá es ahora un capítulo trascendente para entender algunos aspectos de los llamados años prodigiosos de la contracultura, creada desde la invención de la guitarra eléctrica, hace más de cincuenta años. En Bogotá, este pasaje incluye la presencia de músicos destacados como los hermanos Jorge y Fernando Latorre, con inusuales relatos de la llegada, de contrabando y a lomo de mula, de los primeros equipos de amplificación.

Palabras clave: rock, Bogotá, jóvenes, hermanos Latorre, Los Speakers, Génesis de Colombia.

A história do rock em Bogotá é agora um capítulo transcendente para entender alguns aspectos dos chamados anos prodigiosos da contracultura, criada desde a invenção da guitarra elétrica, há mais de 50 anos. Em Bogotá, está passagem inclui a presença de músicos de destaque como os irmãos Jorge e Fernando Latorre, com relatos incomuns da chegada, através de contrabando e no lombo de mula, dos primeiros aparelhos de amplificação.

Palavras-chave: rock, Bogotá, jovens, irmãos Latorre, os Speakers, Gênesis de Colômbia.

The history of rock in Bogotá is currently a significant period to understand some aspects of the so called prodigious years of counterculture, created since the invention of the electric guitar, more than fifty years ago. This period includes the records of some outstanding musicians like the brothers Jorge and Fernando Latorre, seasoned with remarkable tales about the arrival, smuggled and on a mule, of the first amplification devices.

Key words: rock, Bogotá, youths, Latorre brothers, the Speakers, Génesis of Colombia.

* El texto se deriva de la investigación que durante años el autor ha venido construyendo alrededor de la historia del rock en Bogotá, y particularmente del material que compone su tesis de maestría en el Iesco. Horas de conversaciones con Jorge Latorre han sido registradas también por el autor, así como segmentos de visiones propias como protagonista del fenómeno a comienzos de los años noventa en Bogotá.

** Comunicador social, periodista y escritor, con estudios en música. Magíster en Investigación en Problemas Sociales Contem- poráneos del Iesco-Universidad Central. Actualmente es realizador radial de la franja Músicas del Mundo y de la franja de jazz de la emisora de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá (98.5 FM), y colaborador del espacio radial Jazzófilos en Javeriana [email protected] · Págs. 187~199 Estéreo en Bogotá (91.9 FM). Catedrático de la Facultad de Artes de la Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá (Colombia). E-mail: [email protected]

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a historia del rock en Bo- gotá no es una excepción a Lese sino fatídico, y es, por demás, la más bella de todas, pues comenzó a lomo de mula, como un contrabando de sueños que cruzó la frontera colombo-venezolana a la al- tura de ese lugar referenciado para buenas y malas cosas, denominado San Antonio del Táchira.

En adelante, sería una secuencia de eventos que a finales de la primera década del 2000, despertaría intere- ses y nostalgias, y como en una suerte de arca de la alianza, sus contenidos suscitarían inquietudes que alcanzan Jorge Latorre, bateria étnica, 1978 un paroxismo advenedizo, quizá, y un cierto tufillo a raro descubrimiento, en un ambiente en el que sucumbe dulcemente el menos nostálgico, y piterno, han regresado cintas de ca- El acceso, por tanto, a esos regis- que discurre entre discos y carátu- rrete abierto, para ser transferidas al tros seminales de 1963 no es del todo las que de vez en cuando se hallan en formato digital de nuestros días, jus- una dificultad para acercar el objeto tenderetes del mercado de pulgas, y to en el momento en que también de estudio que acaso nadie disputa que se subastan en Europa y Estados estas plataformas tambalean y están en Colombia: el surgimiento del rock Unidos a precios atractivos e impor- a punto de caer y con éstas, una in- y su posterior desarrollo hasta asen- tantes, pues también esta época coin- dustria que tantos años fue del todo tarse (y acomodarse) en festivales de cide con un trasnochado gusto por las sólida: la industria de la grabación, gran convocatoria, menos ocasiones grabaciones denominadas de garaje, que del formato de vinilo pasó al dis- para bares o bodegas o en retrospec- ahora que el surco y el acetato vuel- co compacto, y que hoy parece con- tiva, cuando la escena rockera local ven a cobrar vigencia. denada a desaparecer por el inasible recibe mensualmente los multitudi- y libre mercado de las descargas y narios conciertos con bandas extran- Algunos han creído que se trata los formatos en MP3. jeras que fueron leyenda al menos de una revelación ese extraño caso veinte años atrás, y que llegan al país de archivo que llaman historia del Si no se tienen reparos frente a como un eco sordo de lo que resbala rock bogotano, pues esfuerzos aisla- formatos como éste (o reparos con- sin remedio en un acantilado. dos han recuperado grabaciones de tra esa plataforma y lo que supone anaqueles empolvados en las viejas la pérdida de fidelidad, de ritualidad Algunos periodistas han puesto a casas disqueras, y los han vuelto a y de emoción) ya hay al menos un sonar en la radio otra vez esas bala- pinchar en tocadiscos y tornamesas par de páginas independientes en la das contrahechas (apenas reconoci- de la época o no, a 78 revoluciones red que dejan descargar estos boce- bles) y esas cancioncillas sicodélicas por minuto. tos sonoros, estos dibujos del tiempo que recuerdan un tiempo pisoteado cuando el rock —casi cincuenta años por gobiernos iracundos y una socie- Para una labor que de por sí tiene atrás— cobraba forma y vigencia en dad conservadora y pacata vestida de un sesgo de ímpetu histórico y algo nuestro medio, y que muchos jóve- paño inglés importado por poetas que de vertiginosa nostalgia, de un baúl nes del siglo XXI buscan como aguja bautizaron a Bogotá como una “Ape- que pudo destinarse al olvido sem- en un pajar1. nas Suramericana” (y no la Atenas del

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banca de altura similar a la del pe- queño niño.

Desde entonces, esa sería parte de la entretención familiar que acos- tumbraba a preparar sainetes en un improvisado teatrino decorado con cortinas, y que serviría para reci- bir visitas de parientes y de amigos, asunto que alimentaría el interés de los hermanos en asuntos artísticos.

En su primera adolescencia, Fer- nando y Jorge Latorre se juntaron con amigos y compañeros coetá- neos, procedentes del vecindario y del colegio, para conformar un pri- Fernando Latorre, Durban (Sudáfrica), 1981 mer capítulo de aquello que, sin sa- berlo, sería el ensayo original de una de las primeras bandas de rock en Sur que muchos querían), visitada a dedor también de un par de discos Colombia, y, justamente, la pionera paso de burro con haces de leña y un llegados del otro lado del mar, con y precursora del fenómeno en Bo- campesino arriero de la Sabana. las caras sonrientes de The Beatles gotá: Los Dinámicos. en contrapicado, asomados desde la Contar la historia del rock bogo- baranda interior de un edificio. De hecho, Fernando Latorre re- tano se volvió un asunto apenas ur- cuerda con absoluta claridad ese pa- gente de historiadores jóvenes con Jorge y Fernando Latorre habían saje, y cómo, siendo compañeros del alguna supuesta clara conexión (o recibido clases de acordeón de for- Colegio Hispanoamericano Conde algún vestigio que recogen entre ma indirecta, cuando escondidos de- Ansurez en Bogotá, mientras cursa- anécdota y epifanía); como sea, un trás de una puerta, escuchaban al ban el tercer grado de secundaria y vestigio, una pista, una revelación instructor en música que su padre gozaba Fernando Latorre de alguna sincera que apunta a desvelar parte había contratado para lecciones de popularidad por ser intérprete del del secreto de lo juvenil y de la mú- ese instrumento, y que infructuosa- sica que lo acompaña: profusa, de- acordeón, no sólo dentro del núcleo mente no habían llegado a mejor fin liberada y, preferiblemente… rock. familiar sino también en la escena es- que ilusionar la cabeza de ambos con tudiantil del mencionado plantel, se ideas musicales sencillas, que luego conoció con el primo de su compañe- “El rock (en Colombia) habrían de repercutir en su interés ro de colegio Alfredo Besoza, quien nació en la sala de mi casa” por el rock, y por tocar un instru- resultó ser el emblemático Hum- mento musical de su predilección. berto Monroy, quien con el paso del Durante los primeros años de la tiempo ha llegado a ser, por sí solo, década del sesenta (antes de 1963) Las clases especialmente rindieron un ícono del rock en Colombia. se estuvieron reuniendo varios muy fruto en el mayor de los hermanos, jovencitos amigos en alguno de los Fernando, quien en breve tiempo Monroy estaba muy involucrado barrios del norte bogotano, en torno sorprendería a la familia tocando al- en la música, pues cantaba y tocaba a un viejo acordeón perteneciente al gunas tonadas básicas, ayudado por bien la guitarra, y se conocía la mo- padre de los hermanos Latorre, pre- su padre para mover el aparatoso vida del rock mexicano a partir de sentes en el incipiente grupo, y alre- fuelle del instrumento, sobre una revistas y por intermedio de la ra-

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dio local que había empezado a pro- A principios de los sesenta, la fa- en ese tiempo no se tenían esas gramar música de Enrique Guzmán, milia (Latorre) quien vivía en el facilidades. Aunque nunca toca- de los Teen Tops y de Los Locos del barrio El Recuerdo, se muda al ron música tropical, sí tocaron barrio Pasadena en la ciudad de algunos boleros de Los Panchos Ritmo. Con dificultad, se consiguieron Bogotá. Ahí en 1961, Fernando en las serenatas para las novias. de ese modo las referencias iniciales Latorre cursa tercero de bachi- Finalmente con la llegada de En- que también involucraron estilos en el llerato […]. En ese lugar cono- rique Guzmán a Bogotá en 1964, modo de vestir de los beats norteame- ció a Alfredo Besoza, compañero Los Dinámicos se unen con “Los ricanos, las formas curvilíneas y atrac- del nuevo colegio. En ese tiempo Electrónicos” de Luis Dueñas tivas de las guitarras eléctricas de la Fernando tocaba el acordeón y para formar: “The Speakers”. Fer- Alfredo tocaba los tambores en la nando pasaría a tocar la batería y época o las alusiones icónicas de agru- banda de guerra del colegio. Un Humberto el bajo. A ellos se unen paciones y figuras como John Mayall, día éste le comentó a Fernando Luis Dueñas (guitarra, tecla- The Animals o el cuarteto de Liver- que tenía un primo que cantaba y dos, coros), Oswaldo Hernández pool, máxima influencia en los jóvenes tocaba la guitarra. Le presentó en- (guitarra, coros) y el multiinstru- capitalinos, que pocos años más tarde tonces a Humberto Monroy. Una mentista español Rodrigo García posarían en actitud mimética, para la tarde los tres amigos se reunieron (2011: s/p). lente de diversos fotógrafos como Jor- en la casa de Fernando. Alfredo llevó un bombo, un redoblante y ge Silva, quien, a su vez, pondría a los Esa formación logró aparecer, unos platillos de la banda de gue- como relata Jorge Latorre2 (y lo co- rockeros criollos en medio del humo rra, Humberto invitó a Argemiro rrobora la cita anterior), en reunio- de la Estación de la Sabana en Bogotá, Parra, un amigo de él que tocaba al estilo de la bruma londinense. muy bien la guitarra, y así nacie- nes, serenatas y “murgas” escolares, ron Los Dinámicos a mediados de además de animar las reuniones de De ese modo singular, Humberto 1961. Con permiso de la mamá familia. Concentrados en lograr algo los ensayos se hacían en la casa Monroy se convertiría eventualmen- mucho más adecuado y quizá profe- de Fernando, Jorge Latorre — sional, movidos justamente por un te no sólo en el líder y cabeza visible hermano de Fernando— acom- legítimo amor por esa música que de la agrupación Los Speakers, la pañaba y colaboraba al grupo con sonaba de vez en cuando en la radio cual cumplió a cabalidad, sin saber- el trasteo de los instrumentos en o en el tocadiscos de mamá, Los Di- lo, el sueño de cualquier agrupación sus presentaciones. Al principio, námicos se convirtieron pronto en de este y otros estilos, que por su- Los Dinámicos tocaban en fiestas Los Speakers, a quienes se les pue- puesto es llegar no sólo a una prime- que se hacían los sábados por la tarde en la casa de Fernando para de ver en carátulas de discos que se ra producción musical, sino a varias los amigos y vecinos. En 1962, el volvieron objeto de culto, y que se posteriores, y que en este caso com- grupo participó en un concurso confunden entre memoria y ficción, pletó la nada despreciable cantidad musical de aficionados que te- pero que se reconocen como los pri- de seis discos: The Speakers (1965), nía Radio Continental, del cual meros peldaños de una endeble es- La casa del sol naciente (1965), resultan vencedores. Al año si- calera que nunca llega a un cielo Tuercas, tornillos y alicates (1966), guiente conocen a Carlos Pinzón, total. Esa tambaleante escalera al Los ángeles (1967), The Speakers quien los invitó a la inauguración del almacén APAM en Bogotá, cielo del rock nacional. (1967) o En el maravilloso mundo de aquella presentación que hizo Los Ingeson (1968), esta última una obra Dinámicos se transmitió en vivo maestra de la psicodelia criolla en por la radio 1.020. Al igual que DE VÁNDALOS EN EL ciernes, acorde con tiempos de cam- otras agrupaciones latinoameri- CHAPINERO NOCTURNO bio y posiciones novedosas de acti- canas no tenían composiciones DE LOS SESENTA tud y desencanto. originales. La música se basó en covers de grupos mexicanos Humberto Monroy y los hermanos como: Los Locos del Ritmo que a El relato, además de la fuente pri- su vez hacían versiones de grupos Latorre estaban prendados del mo- maria consultada directamente para norteamericanos. Lastimosamen- torcito beatlómano que inundaba este artículo (Jorge Latorre), lo hace te no dejaron ninguna grabación la época y que ellos mismos ayuda- también el blog Los Inmigrantes. registrada, ni siquiera casera pues rían a hacer correr con mayores re-

{190} rafael serrano | los hermanos fernando y jorge latorre: una breve historia del surgimiento del rock nacional voluciones. Resueltos a tener una banda rockera igual a la de sus ído- los de Londres, los futuros Speakers decidieron tomar los referentes icó- nicos que venían en afiches y carátu- las de discos para que un improvisado luthier (en realidad, un ebanista) les fabricara bajo y guitarras idénticas a las que aparecían en esos impresos, y así también recurrieron a un electri- cista que solucionara el tema de los micrófonos de dichos instrumentos.

El también improvisado pero crea- tivo técnico, les explicó cómo fun- cionaba el sistema para captar la vibración de onda de las cuerdas metálicas, y con ello planteó la nece- sidad de tener pequeños imanes que sólo se habrían de conseguir en las bocinas de los teléfonos públicos.

De ese modo, los muchachos se dieron a la tarea de salir tarde en la noche para recorrer varias calles del barrio Chapinero, saqueando los urgentes imanes que sacarían por primera vez del ostracismo a las pri- De izquierda a derecha: meras notas del rock colombiano, a Jorge Latorre, Jorge Barón, Humberto Monroy y Cosme Castañeda, 1980 una escena que también se construi- ría de manera artesanal. ge Eliécer Gaitán), y los recursos de la frontera con Venezuela llega- irían a parar al fondo común para ran amplificadores por el paso de Entre tanto, cada uno había hecho importar los amplificadores requeri- San Antonio del Táchira, a lomo de otros pequeños sacrificios como la dos de la marca Fender, modelo De- mula y en bella aventura de contra- venta de una nutrida y bien cuida- luxe. Otra parte del recurso vino de bando, como son los asuntos de este da colección de cómics de los perso- la casa de empeño y del dinero que sueño irreverente. najes predilectos de la época, como produjo una máquina de coser mar- Tarzán y Periquita. Recuerda Jorge ca Singer, que la madre de los Lato- Cuando Los Speakers estuvieron Latorre que entre ellos se los pres- rre (Mary de Latorre) autorizó sacar listos para enloquecer a las joven- taban con vigilancia del dueño, to- de la casa, en pro del sueño roquero citas en las discotecas de la ciudad mados de su bolsa plástica original, y de sus hijos. como “La Bomba”, o pasearse como manipulados con una pequeña pinza estrellas locales sin mayores preten- depilatoria. Es así que mientras el electricista siones en el barrio Chapinero, sa- y el ebanista trabajaban en las répli- lieron a calles bogotanas como La Los cómics se fueron vendiendo cas de instrumentos Rickenbacker y Sesenta (denominada Calle de los más bien rápido frente al Teatro Co- Hofner, los muchachos enviaron un Sesenta), que concentraba comercio lombia (actual teatro municipal Jor- dinero a Londres para que a través hippie, y que en locales como Las

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Humo a Go-go Humo KCh Bateria

Madres del Revólver o El Escaraba- Fernando Latorre no alcanzó a Génesis de Colombia jo Dorado proponía no sólo ventas, conocer del todo y con la cercanía sino también intercambio y trueque suficiente, la etapa en que Hum- Cuando el proyecto de Los Speakers de objetos usados, en conexión con berto Monroy fue creciendo como concluyó al finalizar la producción y el espíritu de moda. Los Speakers se músico y como líder dentro de Los grabación del paradigmático álbum fueron haciendo populares en me- Speakers, aún a la sombra del in- En el maravilloso mundo de Inge- dio de huidas y trotes provocados fluyente Roberto Fiorilli, y menos son, el inquieto cantautor Humberto por radicales contra los de pelo largo cómo se reveló un roquero ilumi- Monroy conformaría otros proyec- y fans que acaso querían un mechón nado que escribía bien, traducía y tos musicales similares, de algún de los artistas en boga. adaptaba mejor, y que hacía gran- modo, al extinto y exitoso grupo, que des esfuerzos para adquirir de forma en adelante sería una leyenda y un Muy atractivo fue el momento en autodidacta, aquello que en materia punto obligado de referencia para que la empresa privada puso su mi- musical le faltaba todavía. coetáneos y también para entrantes rada y su interés en el fenómeno inci- generaciones, y propondría la cier- piente, pero lleno de potencialidad, y Fernando Latorre recibió un ofre- tamente inusual sonoridad de Siglo se resolvió crear y promover las giras cimiento muy concreto para viajar Cero, un formato que incluyó a Ed- “Milo a Go Go” que llevaban a Los inicialmente a Curazao, tocando en gar Restrepo Caro (hombre primor- Speakers por varias ciudades del país, la agrupación de una cantante que dialmente de la radio y consumado con lo cual se hizo necesaria la figura por entonces habría de estar inician- gestor y difusor de la contracultura), de un estratega que probara sonido do una sólida carrera, y es así que junto con el poeta Sibius (Federico o mantuviera a raya a los seguidores tomó el riesgo a expensas de una Taborda), el poeta de la paz, para- (e incluso se hizo urgente también la aventura que podía no conducir a un dójicamente asesinado por paramili- presencia de otra agrupación que hi- lugar seguro, y abandonó sus estu- tares en agosto de 1989, y autor de ciera las veces de telón, antes de la dios de arquitectura para sumarse a libros como De saliva a saliba. aparición de las estrellas principales), esa tropa que terminó finalmente en cargo múltiple al cual acudió presu- Sudáfrica, donde el músico perma- En la comuna hippie cercana al roso Jorge Latorre, quien con gracia neció radicado durante veinte años. campo de los monjes benedictinos a comenta que en últimas su hermano las afueras de la ciudad, Humberto fue el primer acordeonista de rock En el lustro más reciente, finalizan- Monroy meditaría la posibilidad de (luego baterista también), y que en do esta primera década del siglo XXI, continuar su labor musical, aunando cambio a él le había correspondido Latorre regresó a Colombia para inte- elementos representativos del fol- ejercer como el primer “cargacables”, grar una agrupación denominada La clore y de lo latino, casi anticipándo- un improvisado stage manager, y que Leyenda, que incluye a figuras de tras- se al fenómeno de Carlos Santana, con ello pronto pudo tener la oportu- cendencia como el guitarrista Ernie asunto que ya se había vislumbrado nidad de mostrar también sus condi- Becerra, el bajista Augusto Martelo y desde las tempranas grabaciones de ciones como músico. el cantante y guitarrista Miguel Durier. Los Speakers, pues como lo afirma

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Los Dinámicos Sibius por Jorge Silva A mi Manera

Jorge Latorre, se comentó cómo la como propio de esta misma secuen- pias de un par de décadas en las cuales versión de La bamba hecha por esta cia discográfica, pero bajo el nombre una porción de la población mundial agrupación fue la primera registrada de Maíz, un sencillo titulado Fuiste de jóvenes volvieron su mirada a expe- en castellano, antes de la reconoci- un tonto. riencias incluso chamánicas, o a probar ble y popular versión que ha circula- estados de conciencia alterados por el do con frecuencia en la radio. La participación del baterista Jorge uso de sustancias que, según lo refie- Latorre en esta obra fue fundamen- ren los propios protagonistas, les acer- Génesis o Génesis de Colombia, tal, pues, si bien no grabó con esta caron a “otras dimensiones”; se diría, como terminó llamándose ese for- banda la totalidad de los álbumes, fue a otras miradas que marcaron fuerte- mato iniciado por Humberto Mon- testigo de excepción en los procesos mente el uso, la comunión y el acer- roy y secundado, entre otros, por el creativos de cada una de éstas muy camiento relacional del sujeto con el ya adelantado baterista Jorge Latorre afortunadas piezas discográficas, y fi- mundo circundante. en 1972, para distinguirse de la ban- nalmente resultó ser miembro activo da británica homónima integrada por en un número importante de éstas. La aventura —si se quiere perso- Peter Gabriel y Phil Collins, empren- nal e intimista, aunque fue un fe- dió un camino inusual y muy con- Se trata de un material que se debe nómeno colectivo— del uso de centrado que le llevaría a sentar un apreciar como un legado de gran di- alucinógenos como método creati- precedente en el ámbito no sólo del mensión para un país que siempre vo, bien podría conectarse justo con género rock en Colombia, sino den- olvida y que es víctima del carác- el mencionado álbum En el maravi- tro de un territorio algo más amplio ter fragmentado de una realidad, y, lloso mundo de Ingeson (el último que compete a la música popular con- como es propicio destacarlo, estuvo en la discografía de Los Speakers) temporánea, siendo en nuestros días, basado en las experiencias y andan- que puede considerarse un mani- tanto o mejor como en el caso de Los zas de los propios músicos que como fiesto estético en el cual los artistas Speakers, un ícono de la contracul- Jorge Latorre o Humberto Monroy, aprovecharon los recursos técni- tura y un referente sugerido para ge- se sumergieron profundamente no cos de grabación en estudio recién neraciones que incansablemente han sólo en el beat propio de la Calle de llegados al país, tales como efectos bebido de sus fuentes como inagota- los Sesenta, y lo que traía en surcos de reverberación, registro estéreo y ble y vital recurso de inspiración. de acetato el acento británico de las paneos, o posibilidades de generar bandas que les ilustraron algunos eco, para producir una pieza única Son destacados más de media doce- caminos, sino que, principalmente, en el rock colombiano, con carácter na de álbumes como Átomo (1972), su intuición creativa se inclinó hacia conceptual y experimental, que ade- Génesis (1974), Yakta Mama (1975), el pálpito de los Andes colombianos. más planteaba muchas contenidos Reuni-Om (1978), Paso de los Andes con bastante desenfado, entre éstos, (1981), En un planeta lejano (1982) Tampoco deja de ser notable el con- la frase disonante: “Si la guerra es y Absolutamente normal (1987), y el tacto que estos músicos tuvieron con buen negocio ¿por qué no inviertes sencillo de 1983 que se suele incluir las experiencias alucinogénicas pro- a tus hijos?”.

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Génesis. De izquierda a derecha: Claudia Guerrero, Jorge Latorre y Humberto Monroy, 1978

Ese disco incluía más de un mensaje alejado de las dinámicas de nuestro una guitarra eléctrica. Se dice que a la vez, pero todos evocando el des- tiempo, cuando, para solucionar la innovó en el rock nacional, que pertar de los sentidos, conectándose falta de respaldo económico, el due- electrificó un tiple, que le decían quizá con esa idea mundialmente es- ño de uno de los por cierto pocos Humo y que cultivó la tierra, como parcida de “golpear en las puertas de estudios de grabación de los tempra- decía en sus canciones. la percepción” (procedente del libro nos años setenta, aceptó de manos Las bodas del cielo y el infierno; los de Latorre, como prenda de pago La bella pieza titulada La casa del famosos Proverbios del infierno del para el registro y edición de uno de sol naciente (que dio nombre a uno poeta William Blake), y en la contra- los discos relacionados anteriormen- de los álbumes de Los Speakers), tapa del disco se adhirió una peque- te, la presencia juguetona de un pe- tomada de una worksong del siglo ña menta de dulce que acaso fuera rro de compañía de algún discreto XIX, y que había empezado a po- la recreación de algún ácido, con lo pedigrí, que originalmente el bate- pularizar la agrupación inglesa The cual abiertamente se retaba la per- rista no había podido tener en casa. Animals, fue sólo uno de los prime- cepción de los trasuntos juveniles y Eran tiempos en los cuales la pala- ros reveladores aportes que Mon- los métodos de creación poco orto- bra y el trueque bastaban. roy haría al rock nacional, y en la doxos, pero inmersos en una con- cual se demostró el gran talento ciencia de época. que tenía para adaptaciones y ver- El archivo Monroy, siones de temas. Con ello, hay que mencionar tam- una obra por descubrir bién de modo breve, las relaciones Los primeros álbumes de Géne- de comercio que entre las disqueras Humberto Monroy fue para el rock sis también estuvieron llenos de y los músicos evocan para ese lar- local, aquello mismo que John Len- versiones al castellano de temas de go periodo una actividad contraria non fue para una generación anóma- The Beatles adaptados por Hum- a toda lógica comercial y, por ello, la de jóvenes de los sesenta, es decir, berto Monroy, impresos con la guía la narración de Jorge Latorre ade- un profeta, un pastor de abismos, un armónica al respaldo de las carátu- reza el imaginario de un momento mesías de suburbio, un consejero las, y que si bien no alcanzaban un no sólo febril sino desinteresado, y locuaz con muy pocas palabras y tono poético mayor, por la simpleza

{194} rafael serrano | los hermanos fernando y jorge latorre: una breve historia del surgimiento del rock nacional de la fuente original, con el tema ci- lo sé también fui yo la luthieria o construcción de ins- tado y con el también clásico Cómo mi madre traficaba trumentos y la inclusión de algunos decirte cuánto te amo, original de vendió mi nuevo blue jean elementos atípicos en el formato de mi padre fue un jugador Cat Stevens, el padre de los roque- la clásica banda de rock, para pro- en la casa donde nace el sol ros colombianos llevó una compo- todo lo nuestro jugó poner, de un lado, la electrificación sición importante en el repertorio trató y luchó por ganar del autóctono tiple colombiano usa- mundial, hasta el grado de himno el juego lo convirtió do para interpretar aires populares generacional que pocas veces ha ob- en su esclavo propios de la región andina del país tenido su verdadera relevancia. y así por siempre vivió. como torbellinos y pasillos; y, de otro, para sumar flautas, cununos, Comadre di a tus hijos Con la bruma de los años, algunos quenas y zampoñas que indudable- no hacer lo que hice yo han creído que esas canciones fueron gastar sus vidas jugando mente abrieron un intuitivo camino creación original del propio Monroy, en la casa donde nace el sol para que el rock se acercara a las y otro sector ha tenido referencia en el juego es maldito y acaba músicas regionales que representan la versión también destacada que gra- con todo lo bueno de ti parte de una identidad y de un sen- bó la agrupación de pop Compañía por eso te pido que nunca visites tido de lo nacional. Ilimitada a final de los años ochen- la casa donde nace el sol hay una casa en ruina ta. Ambas versiones erradas se sola- En la obra colectiva que músi- zan en el imaginario apropiado por el en donde nace el Sol y que fue el fracaso de muchos cos como los hermanos Fernando y cantautor, arreglista y traductor; por lo sé también fui yo. Jorge Latorre al lado de Humberto otro lado, en ese aparentemente sen- Monroy, Edgar Restrepo Caro, Ed- cillo ejercicio, empezaba a flotar una El aporte fundamental de Hum- gardo Chávez, los hermanos Due- voz propia. La versión de La casa del berto Monroy estriba en el sereno ñas o el poeta Sibius empezaron a sol naciente dice: ímpetu que tuvo para emprender labrar durante aquella denominada década prodigiosa hasta entrados Hay una casa en ruina proyectos musicales que también lo en donde nace el sol unieron a la poesía, la experimenta- los años ochenta, en el paso de las y que fue el fracaso de muchos ción, la invitación al viaje e incluso dos grandes y paradigmáticas agru-

Fotografías tomadas en el estudio de grabación de la U.N. Radio. De chaqueta y toga Jorge Latorre y con gorra de baseball Fernando Latorre. Bogotá, septiembre de 2011

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paciones, Los Speakers y Génesis de Haciendo eco quizá de anteriores te vitales, pero con contenidos más Colombia, a pesar del trasteo y pos- pero muy vigentes consignas que digeribles y menos comprometidos. terior remplazo de algunos de sus recrearon y alimentaron el espíri- integrantes, visto en retrospectiva, tu epocal que rodeaba el ambiente se destaca la labor comprometida y de los jóvenes durante las décadas Luna de miel poco interrumpida de los primeros del sesenta y el setenta (el periódico en la quinta dimensión años del rock colombiano en gesta- Olvídate de un personaje llamado ción, que incluso alcanza un nivel de Manuel V recordaría esa actitud), Un capítulo imposible de pasar por concreción y permanencia. Monroy buscaría en la soledad, el alto en una pretendida, por breve silencio y el aislamiento reclamado que sea, historia del rock en Bogo- La convicción en asuntos de tras- para sí, otra patria en la que arar la tá, debe pasar también por la expe- cendencia de los ahora viejos mú- tierra. Esto hizo parte de una con- riencia ascética y de acordado retiro sicos del rock nacional era tal, que vicción suficientemente elocuente, voluntario hacia la pradera cósmica incluso Humberto Monroy ingre- más que la obra hasta ahora espar- en estados alterados de conciencia. só religiosamente, como volunta- cida por el país. rio convencido y autoexiliado, a una Una finca al oriente del departa- casa de monjes en retiro en La Ca- El evento lo condujo a una pro- mento de Caldas, territorio deno- lera, a las afueras de Bogotá, pre- funda ascesis, a buscar la esencia de minado como “La Miel”, cuidada tendiendo un profundo olvido de las cosas, las palabras y los sonidos, por don Manuel, personaje pinto- toda dinámica social, como reac- y fue así, despojado de todo afeite, resco que Jorge Latorre describe ción ante la pérdida absoluta de de todo innecesario insumo, como con la lucidez de estar ante una es- credibilidad en los trasuntos de la aprovechó cucharas de palo y se- cena tan fresca que parece haber sociedad de consumo. millas para hacer una aproximación sucedido unos pocos meses atrás, minimalista a la música que seguía fue el escenario en el cual la co- surgiendo a borbotones de su alma. munidad hippie de la década de los En algún momento se detuvo en la sesenta fue a respirar un aire me- experiencia; continuaba ayudando en jor y a hacer entrar los poros de la las labores propias del campo, y pen- piel en contacto con las estrellas del só: la obra de Dios es tan completa, universo. que ya no hay nada que agregarle. Jorge Latorre pasó allí diferentes Claramente es ésta una actitud momentos en los cuales la vida se de contraste y choque, de convic- reveló con la plenitud de sus bon- ción y a la vez de rechazo. Las ex- dades, y aunque en ocasiones malos periencias musicales posteriores viajes revelaron también el camino en generaciones subsiguientes, si oscuro susceptible de ser tomado bien bebieron de otras fuentes aca- por muchos, las experiencias psi- so consecuentes con las épocas co- cotrópicas con hongos en ese lugar rrespondientes, se alejaron de la descrito como paradisíaco por quie- profunda comprensión de los idea- nes como Latorre pasaron tiempo les colectivos, y el carácter compro- allí, son sencillamente reveladoras metido del rock se fue diluyendo o e inquietantes. escasamente se tornó intermitente, con cada distante oportunidad que El capítulo que tiene que ver con habría de grabar un disco. Luego de el rock en Colombia, denota tras- Génesis y de Humberto Monroy, vi- cendencia en los ámbitos de lo ju- nieron otras experiencias igualmen- venil y lo sociocultural, no sólo

{196} rafael serrano | los hermanos fernando y jorge latorre: una breve historia del surgimiento del rock nacional porque contienen archivos parti- ros mas allá de la cuarta di- culares y narraciones hasta el mo- mensión, un recuerdo que mento y en su mayoría orales, sino destaca tiene que ver con también por el intrigante asunto de el hallazgo de un diamante aquello novedoso que circuló en- que ambos escondieron en tre la comunidad hippie, y que por el tronco hueco de un ár- supuesto supone una revelación y, bol, y otro más en el que ante ello, una nueva postura. Un in- todos los hongos del mági- édito lugar para preguntar y recrear co recodo desaparecieron aspectos de lo intangible, a partir de por un instante, porque al la experiencia psicotrópica. decir del campesino, que seguía siempre las largas Más allá de los registros discográ- caminatas de los hippies ficos y las secuencias de conciertos ansiosos venidos de dife- y apariciones en radio y televisión rentes partes del mundo a que Jorge Latorre guarda bien en preparar la famosa “agua- su memoria, como evidencia de panela cósmica”: “Los su destacado paso por los medios, hongos no se dejan ver de el baterista, cantante, y reciente- quienes ellos no quieren Jorge Latorre, 1969 mente actor y comediante, guarda dejarse ver”. juiciosamente impresos, entre re- cortes de prensa y volantes publi- Jorge Latorre ha venido guardan- De allí saltaron, por asociación y citarios, un corto pero asombroso do apuntes de memoria, para una analogía, los textos del poeta Sibius, archivo fotográfico y hemerográfi- soñada novela que llevaría el nom- las convicciones de Fernando y Jor- co que sitúa la entrada suya y la de bre de ese capítulo absolutamente ge Latorre o las canciones de Hum- su hermano por entre las cámaras deslumbrante: “La Miel”. Más que berto Monroy. de la naciente televisión en vivo de un lugar geográfico recóndito o un los años sesenta y setenta, detrás de lugar de peregrinación mundial, La una muy joven y bella Gloria Valen- Miel fue una región del alma, un Caer mil veces y cia de Castaño (una de las primeras entrañable lugar donde los hippies volverse a levantar: presentadoras de televisión en Co- de los sesenta y parte de los setenta, coda en primera persona lombia) o en recónditos escenarios iban a meditar y a caminar desnu- de algún desaparecido teatro, como dos, convocando musas y elemen- Treinta años después, frente al or- en una reveladora imagen del ba- tales que acaso dieran inspiración a denador, recordaría la tarde en que terista que recrea su instrumento sus obras en marcha. mis padres me llevaron a conocer con elementos propios de las cos- a Génesis de Colombia. Una tarde tas colombianas, como el cununo o Cansados, en la búsqueda frené- de sol, maíz pira y perros calientes el llamador, además de un bombo tica del hongo perdido y aturdidos en una feria de electrodomésticos, legüero propio de la región andina. por el quemante sol o la insacia- mientras ellos se entretenían con ble sed, solían sentarse a reposar afiladores de cuchillos, rayadores De lo mucho que hay guardado a la sombra de algún frondoso ár- de papá y vegetales, el sonido de en su alma memoriosa, la estadía bol de ese mítico lugar y, de pronto, guitarras eléctricas y los tambores intermitente a orillas del río Pance como de una revelación quimérica, étnicos de una agrupación de rock en La Miel, al lado de esa especie la región se llenaba de hongos lu- que se escuchaba a lo lejos, sedujo de gurú llamado don Manuel, que minosos, plateados, creciendo de al niño que era yo a finales de los acompañaría a Latorre y a muchos repente y simultáneamente de la setenta, y terminó por encantarme más de su generación hacia linde- boñiga esparcida por el ganado. por los años venideros.

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Esa no es estrictamente la “gé- A Jorge Latorre lo conocería can- Otra de las visiones seductoras de nesis” de mi gusto por el rock y de tando La casa del sol naciente, acom- mi búsqueda personal se relaciona cómo me he metido en este asun- pañado por una guitarra acústica, con la visita que hicimos en la mitad to de tratar de contar su historia en sentados juntos dentro de una camio- de los setenta con mis padres a Ta- mi país, pero es seguramente una neta escolar, rumbo a un colegio cam- ganga, la pequeña población de pes- de las visiones más encantadoras pestre a las afueras de la ciudad, en cadores que ya mencioné, en busca de toda mi existencia, y quizá una donde coincidimos trabajando como de mi tío José, un sibarita rubio de de las dos definitivas experiencias docentes de primaria. ojos miel que había extraviado sus que habrían de conducirme al in- En adelante, el tejido se volvió com- pasos en el tumulto de la gente en- trincado y emocionante mundo de plejo. Sus imbricaciones unieron a mi tre los barrios, la agitada ciudad de las agrupaciones y los instrumentos familia y mi experiencia personal con nadaísmos y prosaicas rumbas de musicales. la historia pocas veces contada de un actores “colinos” y marihuanos re- fenómeno local que era apenas el eco conocidos, para escapar, por fin, al A Humberto Monroy lo vería en de una revuelta mundial. Las coinci- irreductible clamor de las olas del algunas ocasiones en televisión, y dencias se volvieron numerosas, las Atlántico, golpeando la brisa y los una tarde de viernes frente a la en- conexiones sorprendentes, los micro- bohíos, para por fin hacerse él mis- trada principal del centro comer- rrelatos fantásticos y la urgencia de mo el profeta lejos de casa, el asceta cial Unicentro, en 1985, mientras contarlo todo, una cierta angustia que exacerbado con ojos serenos que ta- ambos intentábamos tomar un taxi, aguijoneaba el cuerpo. llaba chalupitas a escala, el marineri- y como el que yo detuve sólo fre- to que arrojaba sus redes en la tarde, nó unos metros más adelante, fue el Por eso, desde mediados de los años contra el rojo sol Caribe. músico calvo quien me lo arrebató noventa, he venido ordenando esas sin miramientos. memorias, juntando pistas como si José era un dandi de barriada. fueran guijarros de un extraño jero- Vestía con las piezas de corte y con- Desde mediados de los años se- glífico, haciendo entrevistas que aca- fección más elegantes de la época tenta, había escuchado la música so me respondan los porqués, los antes de entrar en el hippismo, y de Los Speakers, combinada con cómo y los cuándo que aprendí en la trabajaba como decorador de vitri- la de The Beatles en la casa de la Escuela de Periodismo, pues los qué, nas para almacenes de discos Bole- abuela materna, y aunque por ob- los quién y el dónde han estado allí vias razones no tenía idea de lo que desde la cuna. significaban para esa época la re- beldía expresada a través de formas de vestir, hablar y actuar, años más tarde sabría que aquella música que flotaba en la vieja casona de alquiler del barrio San José, al sur de Bogo- tá, estaba alentando las andadas de al menos dos de mis tíos, quienes hicieron el periplo por el concierto de Ancón, las comunas de hippies y las temporadas de amor libre y me- ditación en la Sierra Nevada o en el casi mítico pueblito pesquero de la Costa Atlántica colombiana, Tagan- ga, otros de los centros cósmicos de inspiración suprema.

{198} rafael serrano | los hermanos fernando y jorge latorre: una breve historia del surgimiento del rock nacional ro y discos Bambuco. Cambiaba su en su casa y que había cambiado el él se había ido a navegar en otras es- ropa tres veces al día, almidonaba el glamour por la ruana y las sandalias. taciones, más allá de estas estepas. cuello de sus camisas (tarea de sus hermanas), o ponía pequeñas vari- Nunca supimos mucho de él, más La bruma recurrente en los gui- llas en los cuellos, como era usan- allá de pistas y llamadas anuales de jarros que llevan a la ausencia, me za en los sesenta, para mantenerlos navidad. De muchos modos me in- hace sentir escalofríos. Me recon- impecables y sólidos. A la llegada vade la inquietud de su paradero. forta reunir piezas del naufragio y, de los primeros conciertos de rock Alguien creyó haberlo visto en Liver- por ello, estas notas van desde mi en el país, y con ello discotecas, pool y otros en el humo de los puer- alma, a estos hacedores del sueño drogas, acetatos, afiches, sicodelia tos del Caribe colombiano. La tía que musical. Contadores de historias de y una mítica calle que reunía casi también se sumergió en el sueño de otro tiempo, como Humberto Mon- todo esto, José era ya un hippie con- la Sierra Nevada y de los hippies de roy o como los hermanos Fernan- sumado que seguía la doctrina de la la Calle de los Sesenta, dice haberlo do y Jorge Latorre, para quienes va, “paz y el amor”, que ya no dormía visto en sueños, murmurándole que por supuesto, este homenaje. 

Referencias Notas bibliográficas

1 Se sugiere consultar estos lugares 1. BLAKE, William, 1989, Blake poesía 5. RACIONERO, José, 2002, Filosofías en Internet, que incluso contienen completa, Barcelona, 29. del “underground”, México, Anagrama. material sonoro de archivo descar- 2. LANCELOT, Michel, 1969, Los hip- 6. REINA, Carlos, 2004, Cuando el rock iza gable: los blogs independientes Los pies. Quiero ver a Dios de frente, su bandera en Colombia. Aproximacio- Inmigrantes, disponible en: , y En Busca cos (1961-1964)”, en: Los Inmigran- 7. ROMANOWSKI, Patricia, 1983, The del Tiempo Perdido, disponible en: tes, miércoles 2 de febrero, disponible Rolling Stones/Encyclopedia of Rock . micos-1961-1964.html>. marihuana y otros sabores, Barcelo- 2 Entrevista realizada para el presente 4. PÉREZ, Umberto, 2007, Bogotá, epi- na, Anagrama. artículo. centro del rock colombiano entre 1957 9. VIAN, Boris, 1975, La hierba roja, y 1975. Una manifestación social, cul- Barcelona, Bruguera. tural, nacional y juvenil, Bogotá, Al- caldía Mayor de Bogotá/Secretaría 10. VILLORO, Juan, 1986, Tiempo trans- Distrital de Cultura, Recreación y currido. Crónicas imaginarias, México, Deporte. Fondo de Cultura Económica.

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