M ú s e A

Pompa y circunstancia o el Auditorio de

SEBASTIÁN HERNÁNDEZ

adie, absolurameme nadie, se mantiene lonlo ... Un edificio que por sus especiales carac­ al margen después de haber contempla­ terísticas ha sido desde su gestación la diana de N do la mole de cemento blanco que se unas miradas convenidas en dardos lanzadas por alza vicroriosa ante una de las puertas de entra­ propios y extraños, por profesionales)' desem­ da a . No referimos a ese pleados, por estetas y diletanres .. gigantesco buque varado que en la acrualidad se El Auditorio nació en medio de la polémi­ arma en los astilleros de Cabo Llanos gue ya ca, se ha levantado apuntalado por la polémica y, todos conocemos como el Auditorio de Tene­ de seguro, se inaugurará sumido en un mar de rife; un edificio polifuncional que está a medio polémicas. La controversia más jugosa y sustan­ camino de ser tanto ópera como teatro, o sala de cial pivota en torno a los desajustes económicos, conciertos, O espacio congrcsual o simplemente a la falta de previsión de fondos}' a ouas cues­ auditorio, que en los tiempos que corren monta tiones financieras de las que son inevitablemen-

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Partimos, por tanto, afirmando gue el Auditorio de Tenerife es, ante todo, una obra de ane. Un edificio hcrcdcro en una moda-tenden­ cia decimonónica por la gue muchas capitales de provincias del Estado español se implica n en programas culturales gue basan su éx ito en la creación de un nuevo modelo de arguitecrura para espectáculos generalizada bajo el término ambiguo de "auditorio". Es curioso gue el pro­ ceso de consuucción de estos edificios sea un calco de otro ocurrido a lo la rgo del siglo XIX, pues recordemos gue la mayo ría de los teatros de Europa, y por ende de España, fueron preci­ samente construidos en este periodo cronológi­ co. A los hechos nos remitimos: Teat.ro Cervan­ tes de Málaga (1862), Teatro Campoamor de Oviedo (1876), Teatro Principal de Palma de Mallorca (1854), Tea tro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife (1849), Teatro de Rojas dc To ledo (1876), Teatro Calderón de Va lladolid (1863), Teatro de la Zarzuela de i\ ladrid (1856), Tea tro r. laría Guerrero de Madrid (1885), Tea tro Ro­ salía de Castro de La Coruila (1838), Teatro Arriaga de Bilbao (1886), Liceo de Barcelona (1845). Ahora, en la frontera entre los siglos x..x y x.,'U , la estrategia se repite, pero dando apoya­ tura a nuevos comportamientos constructivos con especial mención a nucvas ut.ilidades que vive n paralelamente a la actividad dramática. Dichos usos sirven de parapeto para justifica r ante los vot.antes las enormes inversiones gue estos edificios reguieren al ser vis tos por la mayoría de la población, los comribuyentes en expresión norteamericana, como caprichos de políticos megalómanos empedernidos. Ciudades como Madrid, Oviedo, Palma de Mallorca, Las te cul pables no sólo los técnicos, encabezados Palmas de G ran Cana ria, Alcobcndas, Granada, por su mentor el arguitecto , Jaén, Sevilla, Cáceres, Pamplona o Bilbao cuen­ sino también los administradores públicos gue tan ya con este tipo de reci ntos; y esperan impa­ disparan con pólvora del rey. Pero ésta es una cientes su turno locaüdades y centros culturales parcela de la cual me confieso ignorante ya que como Atapuerca o Aücante. la información que nos Uega tanto por la prensa El Auditorio de Tenerife lo entendemos local como por la o fi cialid ad gerencial tiene inicialmente como parte de una acc ión publicita­ demasiado de ingeniería financiera como para ria en la que no sólo el edificio con su monu­ ser comprendida por un pobre monal gue no mental fo rma reclamará la atención, sino gue sabe aún rellenar la declaración de la renta. has ta la contratación de un arquilcclO estrella A nosotros los gue verdaderamente nos está inmersa en dicha dinámica propagandi sta. interesa son los aspectos lúdicos del asunto; es La fórmula parece novedosa, pero nada más decir, la proyectación, la inserción del inmueble en lejos de la realidad y aCluÍ en Canarias tenemos la trama urbana, su estilo.. y en definitiva su allleccdentes de calidad tan renombrados como arguitecrura. De manera gue lo gue a continuación la contratación del arquüecro francés Adoplh sigue es sólo un humilde texto sobre el Auditorio Coguer en 1890 para la erección del Hotel Taoro de Tenerife visto como pieza arguitectónica, des­ en el Puerto de la Cruz, o la del técnico inglés preciando de antemano los dimes y diretes mili­ James Maclaren para el dise ño del Hotel Santa tantes ,!ue pretenden in tercambiar cabezas de res­ Catalina en de G ran Canaria. ponsables públicos como si esruviéramos reedi­ Entonces como ahora la apues ta po r el desarro­ tando una versión moderna de Torguemada. llo de la industria turística no tenía fisuras y se

122 A T - N E O utiliza la arquitectura como animador industrial, pues se piensa que los avatares de la construc­ ción de los edificios serán motivo de artículos de prensa en publicaciones especializadas o en periódicos extranjeros gue emitirán una infor­ mación subliminar beneficiosa para la industria. Una información de sesgo publicitario gue de haber sido contratada hubiese sido muy costosa ya gue a la inversión necesaria para la compra de páginas se hubiese sumado los honorarios de los articulistas, y para colmo no tendrían una infra­ estructura que ahora es toda una realidad. A su vez se pretende 'Iue la arCjuitecnlra se convierta en un regenerador social y el experi­ mento vasco parece ser el patrón: un inspector de hacienda es el verdadero padre del ¡\!useo Guggenheim de Bllbao, un edificio sobre el ' lu C además recae la responsabilidad de sacar de la marginalidad a una parte de la ría vasca. De­ masiada misión para un simple edificio, por caris mático y noble gue éste sea. Pero la tenden­ cia está aceptada por la mayoría de los urbanis­ tas planificadores gue ponen en el arte y la argui­ tectura sus esperanzas de una vida mejor para determinados colectivos. Aquí, en la capital tinerfeña, tampoco se ha despreciado este parámetro a la hora de vender el proyecto, pues el mismo forma pane de un plan modernizador de un sector deprimido de la ciu­ dad. Al igual que viene ocurriendo en urbes finan­ cieras europeas, aqui se plameó la necesidad de construir Wla dIJ, un emporio socio-cultural­ Nf..-ej + 21.60 económico en el gue la ar'lwtecrura acruase como generador. Y ello gracias al desarroUo de un modelo constructivo de vanguardia aplicado a edi­ ficios ' Iue estaban encaminados a ser emblemas de un tipo de vida marcada por el éxito. Santa Cruz y un sinfín de rascacielos enanos que En este contexto la Avenida Tres de ¡\ Iayo cumplen a rajatabla e! programa renovador. Has­ se convirtió en el vector frontera que marca los ta la refinería, auténtica aberración urbana que lúnites del nuevo Santa (ruz de Tenerife, que­ ha quedado en medio de la trama }' cuya des­ dando a un lado la vieja y romanticona ciudad mantclación definitiva nadie acomete por preva­ decimonónica, y del orro la urbe del futuro en la lecer algún prurito inconfesable a costa de los que los edificios compiten en altura y diseilo. pulmones de un vecindario fiel al olor del gasó­ Recordemos emonces que el propio Calatrava leo, ha sabido aportar su grano de arena al pro­ construyó aquí el Pabellón Ferial, dejando en desuso la antigua fábrica de cigarrillos que había yecto con la reconversión de un es tanque de servido hasta el momento para organizar e\'Cn­ petróleo en el Centro Cultural El Tangue. tOs expositivos; que el (o[(e Inglés abrió al El buque insignia del programa será sin públicos sus pue[(as, marginando a la afamada lugar a dudas el Auditorio de Tenerife, que para calle del Castillo del gran negocio de compra­ eso le fue encargado a un arq uitecto de enorme venta, el Palacio de Justicia demostró lo ve[Us tas prestigio internacional, Santiago Calatrava Valls que estaban las añejas dependencias de la plaza (1951) '1ue forma juma a los arquitectos Manco, San Francisco, el Edificio de Usos ¡\ Iúltiples Navarro Baldeweg, Ponela, Bofill o Miralles cayó como agua de mayo en el recién estrenado (por citar sólo los del área hispana), un círculo organigrama urbano que sería completado como dc oro de lo gue se ha dado en llamar la Arqlfi­ el rincón de! poder con el edificio del Gobierno lec/11m del Milenio. Autónomo de Canaria, el Hotel Atlantis está en El edificio está dentro de la tónica general la onda y no menos modernos son las Torres de de los inmuebles diseñados por Calatrava, un

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124 A T :: N E O (écnico '1ue además de arcjuirecro (Licenciado en los cuales son en sí mismos parte de una trayec ­ la e ni\"Crsidad Politécnica de Valencia) es inge­ toria arrísrica empeñada en la superación perso­ niero (Docror por la Uniwrsidad de Zurich) y nal a rra\'és de desafíos entroncados con la ten ­ cuyo resultado es una arquitectura espectacular dencia Hign -Tech '1uc singulariza al arquitecro. amparada en dos tendencias incluidas en el Pero intenremos \"Cf e! bo~que a pesar de PosI11odernisI11o: la Iligl-Ter/; r el RomanücisI11o los árboles y atendamos ya a la obra, a la pieza orgánico. Su amplia formación le permite aco­ como arquÍlecLUra, que estando :Illll en proceso meter construcciones megaHücas repleras dc constructivo se muestra como una joya dc la '1ue problemas de tensiones que hacen que las no pocos tincrfeños empiezan a presumir. estructuras en sí sean aproyechadas como pane El Audirorio de Tenerife se encuentra II1S ­ de una estéüca en la que los elementos quedan al talado sobre una plataforma de terreno que en aire libre sin \'eslimentas anexas que enmascaren parte ha sido ganada al mar. Una balsa localiza­ los inrringulis de las aponaeiones. El muro co­ da en e! barrio santacruccro de Cabo Llanos, mo tal desaparece y en su lugar hace acro de pre­ justo en la encrucijada que forma la Vía de sencia una cpidermis de mctal, cemento y \'idrio Enlace, la pcnetración Sur, la Avenida i\larítima, '1ue etllra en juego con los costillares que reme­ el puerto de Santa Cruz de Tencrife }' el mar. moran las arquitecturas neogóticas de un Gaudí, Para su definición se han necesitado algo más de siempre preseme en las proyectaciones de los vcinticuatro mil metros cuadrados que acogerán arquitectos organicislas. a una monumental escultura que se enraiza La superación del Movimiento ~ I odcrno sobre siete mil de ellos, quedando en su entorno llega en la recta fi nal del siglo XX de la mano dc un complejo definido por cuatro áreas b:ísicas una serie de arquitectos alimenrados por las tCO­ en las que se pretenden integrar a los edificios rizaciones de VenlUri, que platllean la recupera­ históricos existcnte en su cntorno (e rmita de ción del lenguaje tradicional de la arquitectura. Nuestra Seilora de Gracia}' Polvorín). Arquitecros preocupados por hacer de sus edifi­ A nadie se le esconde quc la propuesta cios un cslabón, un modo de expresión recono­ nace con vocación ciclópea, obligando ello pro­ cido por el grueso de la población, más de la tra­ renar en dimensiones descomunales y ofrecer dición occidental. De ahí que es normal que cn cálcu los infinitesimales que resistan en última los edificios abscritos al movimiento encontre­ instancia los empujes de millones de toneladas mos infinidad de referencias a la historia, a los de materiales fundidos (hormigón armado y hitos que marcaron páginas memorables de la hormigón pretemado), Hemos de tener en cuen ­ crómca constructiva. ta '1ue la filosofía en la que Calatrava apoya su Santiago Calarra\'a desde su estudio en praxis arqulrectónica está más cerca de la técni­ París se ha labrado su propio presügio al propo­ ca escultórica '1uc de la arquitectónica}' que ade­ ner una arquitectura de autor que lo idelllifica. hlntos del siglo x.,'....: de gran milidad y probado Un modo de diseúar que se ampara en los a\'an ­ éxito Oéase clladrillo) no han sido aplicados en ces tecnológicos de nuestro tiempo aprovechan­ cl inmueble para conformar paramelHos ya que do materiales de \'anguardia y proponiendo solu­ el vaciado de hormigón fraguado se convierte en ciones grandilocuctlles para una construcción la técnica estelar de una obra sin precedentes en pública. El Aeropuerto de Sonclica en Bilbao, cl el comex(Q canario. En ral sentido cabría buscar Puente de la Alamcda de Valencia, e! Puente de! a SllS primos más cercanos en las obras brutalis­ Alamillo en la Carruja de SeyiHa, e! Aeropuerto ras de los arquitectos Javier Diaz -Llanos La­ de Barajas de J\ladrid, o la Torre de Comuni­ Rache y Vicenre Saa"edra i\lanínez, '1uienes cacioncs de i\ lonrjuic en Barcelona, la Ciudad de aprovecharon en los años 60 y 70 la \'anguardia las Ciencias de Valencia.. (edificios cjecutados británica para proyectar sus más cmblemáticos en Espaila) son algunas de sus tarjetas de pre­ edificios, senración que convencieron ampliamente a los Por Otro lado parece inevitable relacionar comitentcs insulares a la hora de encargarle dos estc edificio con la Opera de S)"dncy Uorn obras de enorme responsabilidad en e! ambiente Utzon, 1956) pues los paralelismos son ta1ll0s dc Cabo Llano: El Rccinro Ferial y e! Audirorio que llegan a poner en peligro la originalidad del de Tenerifc. proyecto tinerfeño. Sendos inmuebles están Sendas obras se comprometcn con la ciu­ dedicados a la música, los dos se vinculan con el dad y fueron concebidas como parte de un mar, sus cubiertas interpretan los "elámclles de espectáculo que no requería aditamentos exte­ las naos históricas, r para colmo, esrc par de riores ya que sólo con sus ~ingu l ares perfiles auditorios son tomados como hitos urbanos <¡ue cubrían las expectativas inicialmenre planreadas. tienen la misión de ofrecer la imagen arquetípica Acero, hormigón y espacio parecen ser del barco \'arado. 'fambién es vcrdad que el tres conslanres vitales en todos sus proyecros, Auditorio de Tenerife tiene un hermano mayor:

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FliIdlacI¡¡ ES1e

el Lyon-S:uolas Airporr Railwar Station realiza­ las mismas operan como la parte más represen­ do por el propio Calaml\'a entre 1989 r 1994, tativa del conjunto, ya sea por su rigurosidad El Audirorio de Tenerife cs tá diseñado en estructural r geometría, o simplemente por la cla\'c de espectáculo sicndo ello un fac tor que gran carga de expresión e imención plásticas está presente en su trazado sin eludir su enco­ aporrada por un perfil que acentúa el carácter mienda inicial: ser un cdificio útil. Así su planifi­ artístico de las aClividades dclllllerior evidencia­ cación está sujeta a un complejo programa de da en el exterior, necesidades en las que se contemplan no sólo la Ahora bien, la cubicna no es en este caso propias de la dramarurgia, de la ópera, sino (am ­ necesariamente el lecho del anfiteatro, SIIlO "{ue bien las de usos social, llamémosle así. En este estamos hablando de un gran caparazón que contexto, form:Ho r contenedor quedan sincro­ cobija el núcleo cemral del edificio Siguiendo un nizados para que algunas de sus parres desem­ eje tangencial a la línea de costa para así C\"o!u­ peñen un doble papel. COIllO \'erbigracla espe­ cionar hacia sus bordes a tra\cs de unas alas late­ cial [enemas lo ocurrido con las cublenas ya que rales se \'ao reduciendo su superfiCIe 1I medida

126 A T - N E O que asciende a lo largo del primiti,'o eje curvo para por fin rematarse en una forma semejante a una punta de lanza, El mcmorandum lo expresa de la siguiente manera: Dos bajas cilílldlÍras de bor­ /J1{~ÓI/ ellforllltl de arcos It/lfmkr fI/lJJ(I/"((1II los tlccesos de/ ed{firio ti la l'ez que rOIl/ms/all COl1 ItI pieza cOI/m! S ovre u/os e/emm/os se (/pq)'fm dos gmlldes msrarOMS (/'e/as) de! mismo IJltlten'al qlle. a lIJado de ,das, arropall e/ cOI//enedor del Al/di/olÍa mforll/a de (Olla (111ft?), Lu

(tlIgtlS de los <~ra ndfS caS((I/"OI1tS sal/ /ranslIJi/idas (J la cimen/ación a /nl/JéJ de los areos,.J.1/ gnlll ctÍpula que alverga la sala pnllript¡/ u/á ¡Omltldt/ por dos se,gmOl/os de doble mrl'tJlllm, qlft se OIlazal/ a lo largo de III/a ans­ Ia que dúmrre m e/ plano de sill/elría 10llgi/l/d;,wl dtl Audi/on'o. Por SIl forll/a apulllada, se le dellomilla 'NUEZ")' correspollde a IIlIa Itímilll/ gmest/ de bor­ migóII arll/ado, eOIl vértice en 0///'(/ si/liado a la cola +5 ' ,60, que apO)'a penmelralmente sobre e/ "inl +,5.00, (l parlir de! (f(al bqa 10ml/J101/e haS/ti cimm­ /I/rión tll Jorll1ll de mllros ver/l'rtJ!es dt direrlriz rurt'tI ... La ctÍpllla me,,/a COIlII1l espesor IIlIiforllle de 60 cm. Se cons/miní /J1ftlialllf equipo de Irtpado especial pam doble mrt'tl/I/m, /eniel/do, SIl mm iNterior, conside­ ració" de hormigó" 110 t.(s/o)'a qm q//tda mvie/1a por /11/ rt/Juli",ien/o de palleles plegados de madera soportados -:~::~:-"=~~~"" ~'" ell /II/a es/me/11m tlllxiliar l!IeláliCtl ligera. 5/1 sl/s/enla­ ------rió" se prodllce ell ZOl/as localizadas del pertim/ro (1 la --- colo + /5,00, e.0s/iel/do amplios bmcos de paso (1 es/e lIit'e! qlle s"pollell gral/- des discolI/úlllidades en la líllea de apO)'o. IJ Bajo esta estructura se acoge el núcleo útil ------del inmueble representado esencialmente en la sala principal, el anfitearro propiamente dicho, cuya superficie de usos está en romo a miJ tres­ cientos metros cuadrados que podrán acoger un aforo de mil setecienras personas. El mismo queda incrustado en el centrO de toda la estruc­ [Ura planimétrica para relacionarse ob\'iamente con los espacios que le son caracrerísricos a la tipología. As í su escenario está diseñado como una basa módl y de varias coras (fija e hidráuu­ ca}de quinientos metros cuadrados en la que podrá evolucionar a su antojo una gran o[clues ra }' su correspondiente coro quedando el (elón de boca con una alrura de diecisiete metros de an ­ cho por trece de alto. Pero como no todo aquí serán grandes de afianzar una estrucUlra que puede sufrir alte­ concierros los pro)'ect.isras han resen'ado en el raciones de gran calibre ya sea con las acciones extremo opuesro una sala de cámara para algo dinámicas del viemo, o por movimienros sísmi• menos de quinientos espectadores c¡ue permitirá cos. De hecho nadie podía prever que las hisró­ la exploración del auditorio con las inevitables ricas lluvias acontecidas el pasado ailo en la capi­ zonas comerciales, sala de prensa, ,'cstíbulo, bar tal santacrucera pudieran repercutir negativa­ y otras dotaciones, mies como camerinos, salas mente en la obra. Y en efecto, el infonunio de de ensayo, almacenes y cabinas bajo cl foso del no haberse concluido esta esrrucrura en lÍempo escenario r forma hizo que la misma se convirtiese en un Los riesgos que comporra la ejecución del improvisado contenedor de aguas pluviales ofre­ edificio no son pocos quedando parente ante los ciendo unas cargas no previsras que supusieron ojos de cualquier técnico la imperiosa necesidad roda una prueba de fuerza que el inmueble {Uvo

A T - N E O 127 (Iue resistir. En honor a la verdad debemos decir que el examen arrojó un balance positivo y que de alguna manera comprobó la fiabilidad de la fábrica. Con todo la edificación arrastra tras de sí los comentarios fáciles aportados incluso por los profesionales de la arquitectura que tachan a Calatrava de entender la misma como una expre­ sión indi\ridual (¡ue anula las posibilidades de expresarse como un ane colenivo. ¡\dem~ís. esa rica cualidad de hacer arquitectura)' explotar los va lores plásticos de la escultura le reporta una legión de detractores cuyas palabras están a medio camino entre la incomprensión y la envi ­ dia intelectual. Frente a ellos otra legión admira el trabajo bien hecho, y esrima muy positiva­ mente la novedad de unos edificios que ayudan a soñar a los sonadores, sólo a los sOliadores; los Plano de SiluaciOfl demás sólo ven en ellos hierro rrenzado.

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