Candameña La Barranca De Las Cascadas Maravillas, Exploraciones Y Descubrimientos
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1 Candameña La barranca de las cascadas maravillas, exploraciones y descubrimientos 2 Candameña 3 La barranca de las cascadas exploraciones y descubrimientos Carlos Lazcano Sahagún Parque Nacional Cascada de Basaseachi Tarahumara Sustentable Fondo Mundial para la Naturaleza 4 Contenido Presentación Prólogo Maravillas de Fin de Milenio La Barranca de Candameña 5 El Descenso a la Cascada de Basaseachi En Busca de la Cascada de Piedra Volada El Mirador de Huajumar y otras Lindezas La Conquista de la Cascada de Piedra Volada En la Cumbre del Gigante Primera Exploración de la Barranca de Piedra Volada La Conquista del Gigante La Primera Escalada del Gigante Misterios Paquimé 6 Cascada de Piedra Volada Prólogo La presente edición, al igual que la primera, ampliada y enriquecida con nuevos textos y fotografías, es un libro extraordinario. No se trata únicamente de una crónica de exploraciones, sino que además conlleva un compendio de datos geológicos, geográficos, históricos, de flora y fauna, así como de relaciones humanas y hasta de leyendas y poesía sobre una de las regiones más privilegiadas del Estado de Chihuahua. Pero sobre todo es un 7 libro de venturas y aventuras, tanto para el cuerpo como para la mente. No resumiré aquí el contenido del libro, más bien comentaré algo de lo colateral del mismo así como sobre su autor, Carlos Lazcano, un gran enamorado de Chihuahua. En numerosas ocasiones Carlos hace mención del GEEC, o sea, del Grupo de Espeleología y Exploración de Cuauhtémoc. Este grupo, fundado en 1978 gracias a la iniciativa de varios jóvenes y profesionistas de Ciudad Cuauhtémoc, Chihuahua, se inició originalmente con el objeto de explorar las cavernas y siendo éstas muy escasas en el Estado de Chihuahua, se decidió incursionar en cavernas de mayor envergadura en los Estados de San Luis potosí, Guanajuato y Querétaro. Fue en ese tiempo en que por la información en libros y revistas de espeleología, supimos que había un mexicano, espeleólogo profesional, de gran renombre en nuestro país y fuera de él llamado Carlos Lazcano … ahí lo dejamos. Por cuestiones de lejanía, tiempo y costo, volvimos de nuevo la vista a nuestro Estado de Chihuahua, asumiendo retos que llevaran la exploración geográfica. En esto mucho nos motivó enterarnos por algunas publicaciones que existían aún siete “últimas fronteras” para la exploración, y eran: el espacio profundo, las grandes simas oceánicas, el Matto Grosso en Brasil, los bosques y estepas siberianas, el Bosque Negro en Alemania, gran parte de los grandes bosques de Canadá e, increíble: las barrancas de Chihuahua”. Así que a explorar barrancas. En 1994 Carlos Lazcano fue contratado por el Gobierno del Estado de Chihuahua y de inmediato fui a hablar con él e invitarlo a que formara parte del GEEC. Fue una agradable sorpresa conocerlo personalmente y así iniciamos, al igual que con los demás miembros del GEEC, una gran amistad e intercambio de experiencias, técnicas y equipo de exploración, lo que mucho nos enriqueció a todos. Fue en esos intercambios que le contamos sobre las exploraciones sistemáticas que estábamos llevando en algunas de las barrancas más hondas del Estado, como la de Candameña, Urique, Cobre, Sinforosa, Huápoca y otras. Precisamente, cuando tuvimos las primeras pláticas con él, teníamos programada una excursión a la Barranca de Candameña, a la cual lo invitamos. Esa fue la génesis del contenido de este libro. Como a Carlos, a los miembros del GEEC nos gustan las exploraciones que implican un gran reto, tanto físico como técnico, pero sobre todo que impliquen cosas 8 nuevas, que antes nadie nunca haya hecho. Los “primera vez”. Recuerdo el caso del Cañón del Cobre donde corre el río Urique. Me documenté y supe de dos intentos de estadounidenses y uno canadiense, en la primera mitad del siglo 20, ambos fracasados. Nosotros lo intentamos con mochilas estanco y chaleco salvavidas. Caminando y a trechos nadando recorrimos los cien kilómetros desde el puente de Humirá hasta el pueblo de Urique. Un recorrido fascinante que nos llevó ocho días. Cuando Carlos platica de sus excursiones e investigaciones, ya sea la ruta de las misiones en Baja California, o las profundas cavernas y ríos subterráneos, o barrancas y quebradas; lo hace de forma muy descriptiva, percibiendo el oyente el riesgo y esfuerzo realizados, sin adornos ni jactancias, no compite en los descensos y ascensos y como en las caminatas, se toma su tiempo para admirar el paisaje y sacar fotografías, es de carácter amable y de risa fácil, le gusta contar anécdotas e historias. En resumen, es explorador, investigador, amante de la naturaleza, ecólogo, fotógrafo y escritor, todo en uno. Éste libro lo van a disfrutar hombres y mujeres de todas las edades y tanto Carlos, como un servidor, esperamos que impacte a la juventud moderna, que en vez de planear los fines de semana con bailes, alcohol, cigarros o algo más fuerte, se aventuren con una mochila en la espalda a salir a la sierra o al desierto, o que se olviden del celular y la tablet y practiquen un deporte de conjunto para cultivar el cuerpo, la mente y el alma. Chihuahua y México necesitan de personas, jóvenes, grandes, que amen esta tierra a través de recorrerla, explorarla, de conocerla a profundidad. Personas que hagan del amor a México su forma de vida. Dr. Víctor Rodríguez Guajardo Cuauhtémoc, Chihuahua Introducción Hace ya más de 20 años que junto con mis amigos del Grupo de Espeleología y Exploración de Cuauhtémoc (GEEC), efectué algunos de los hallazgos más memorables en el Estado de Chihuahua, dentro de la Barranca de Candameña, una de las más profundas de la entidad. Por ello, la nostalgia me obligó a regresar, a volver sobre mis pasos y visitar de nuevo esos sitios que tanto me maravillaron y que siguen estando entre los sitios más 9 hermosos de nuestro país. Conviene recordar que la Barranca de Candameña nace justamente donde cae la cascada de Basaseachi, la que tiene 245 metros de caída, siendo una de las más altas de México. La profundidad máxima de esta barranca es de 1750 metros, mayor a la Barranca del Cobre (la más famosa de Chihuahua y México) y mucho mayor aún que el Cañón del Colorado (1450 m). Además, una de las particularidades de Candameña, es que es una barranca muy espectacular debido a que es muy quebrada y vertical, siendo su ancho muy angosto. Es decir, es muy profunda, vertical y angosta. En su fondo corre el Río de Candameña, el que entrando al Estado de Sonora se convierte en el Río Mayo y sale a desembocar al Golfo de California. Fue con mis amigos del GEEC que estuve explorando esta barranca entre 1994 y 1998, y los resultados fueron francamente espectaculares, ya que dimos a conocer algunos de sus parajes más destacados, los que hoy le han dado fama mundial, especialmente el hallazgo de la Cascada de Piedra Volada y de la Peña del Gigante, ambas de categoría mundial. Ciertamente fue una gran suerte que todo lo que exploramos en esos años se encuentra dentro de los límites del Parque Nacional Basaseachi, por lo que los parajes gozan de un importante estatus de protección, lo que los ha puesto fuera del alcance de mineros, explotadores de los bosques y masas de turistas. Hoy en día a la Cascada de Piedra Volada se le considera la más alta de México y entre las más grandes del mundo, ya que cuenta con una caída libre de 453 metros. Se le puede apreciar en toda su magnitud entre los meses de agosto, septiembre y octubre, cuando lleva su máximo caudal. Posteriormente casi no se aprecia la cascada debido al poco volumen de agua, ya que el arroyo de Piedra Volada, que la alimenta, tiene un caudal mucho menor al del arroyo de Basaseachi. Sin embargo, siempre vale la pena visitar este sitio, ya que cuenta con algunos de los miradores más impresionantes de la Sierra Tarahumara. El parque también cuenta con la Peña del Gigante, una altísima pared de piedra de casi un kilómetro vertical (885 metros), la cual representa el máximo reto de escalada en nuestro país. Además de la nostalgia, aproveché para tomar una serie de fotografías de estas maravillas que incluiré en la nueva edición de mi libro “Candameña: la barranca de las cascadas”, el 10 cual fue publicado por el Gobierno del Estado de Chihuahua hace casi 20 años. Este libro es una crónica de las exploraciones sistemáticas que realicé en Candameña, con el apoyo del GEEC. Muchas de las maravillas naturales que muestro en el libro fueron producto de dichos registros, ya que anteriormente no se conocían. Fue asomándome a dicha barranca que poco a poco fui conociendo su realidad geográfica. Fue en 1994 que recorrí por vez primera la parte más abrupta de la Barranca de Candameña. Fue un recorrido memorable con mis amigos del GEEC, y durante ella tuve la primera visión de la Peña del Gigante. Se me iba el aliento. El tiempo quedó como suspendido; me sentía como volando en medio de aquella inmensidad: se alzaba casi un kilómetro encima de nosotros, desde la misma orilla del río. Fue impresionante verla. En ese recorrido también disfrutamos mucho de la belleza de los cientos de pozas y remansos que se forman a lo largo del cauce del río, muchos de ellos profundos y con su agua de un color azul turquesa. Nos refrescamos. Reímos. Tratábamos de apaciguar con aquel espectáculo natural, la fatiga del camino, del sol intenso. Como si de un homenaje se tratara, recree lo que entonces nos hizo concretar el sueño. Esas muchas entradas a las partes altas de la barranca con el fin de localizar la Cascada de Piedra Volada, hasta que finalmente di con ella gracias a uno de los pocos lugareños que la conocían.