La evolución del producto agrario aragonés en la Edad Moderna1

José Manuel Latorre Ciria Universidad de Zaragoza

El cálculo del crecimiento económico de los siglos anteriores a la industrialización es una tarea difícil emprendida por algunos historiadores (Van Zanden, 2005), pero que dista todavía de ofrecer resultados del todo satisfactorios (Llopis: 2004, 11-18). En el caso de Aragón, las posibilidades de reconstrucción del PIB y de su evolución durante el Antiguo Régimen son, en el actual estado de las investigaciones, escasas. Existen pocos datos cuantitativos sobre las principales variables que deben considerarse: producto agrario, producto industrial, ingresos públicos y sector servicios. El producto agrario es el mejor conocido debido a la existencia de algunos trabajos sobre la evolución de la producción agraria a partir del diezmo (Moreno, 1984; Latorre, 1989 y 2007), pero es necesario aportar mayores datos, sobre todo referentes al valle del Ebro. El único intento de cuantificar la totalidad del producto agrario aragonés lo realiza Pérez Sarrión (1999) para el año 1799, utilizando como fuentes el Censo de frutos y manufacturas de España e islas adyacentes y los datos aportados por Calomarde (1800) en su Discurso económico-político …; ambas fuentes, sin embargo, como reconoce el autor que las maneja, son imprecisas. La estimación de Peiró (1979- 1980) del PIB aragonés hacia 1800, se sustenta, así mismo, sobre bases empíricas limitadas. Sobre el producto industrial nada sabemos, salvo que en algunas zonas la industria textil tuvo una cierta importancia, como es el caso de Zaragoza, el Pirineo oscense o en los partidos de Alcañiz, y Albarracín. Estudiando el censo de manufacturas de Aragón de 1784, Miguel (1994) observa que más de la mitad de los telares aragoneses estaban en las tierras de Teruel y Albarracín. Según Peiró (2000), hacia 1786, el 23 por ciento de la población activa de las zonas situadas a mayor altura en la provincia de Teruel se dedicaban a la industria, cuando el promedio en Aragón era

1 Este estudio forma parte de los trabajos del grupo de investigación consolidado “”, reconocido por la Diputación General de Aragón. Se ha contado también con la colaboración de la Fundación Universitaria Antonio Gargallo.

1 del 13,7. Sin duda, la aportación de esta producción textil lanera al PIB del sur aragonés era relevante, aunque quedara bastante más diluida en el conjunto de Aragón. Muy difícil de valorar son las actividades económicas que se desarrollaban en torno a los bosques, especialmente los del Pirineo y el sur de Aragón, cuya madera era explotada con diversas finalidades, entre las que se encontraba la producción de carbón vegetal para las herrerías o la exportación de madera para los arsenales reales2. Con respecto a los ingresos públicos, se dispone de algunos datos referentes al monto de las entradas de la hacienda foral aragonesa durante los siglos XVI y XVII, concretamente los arrendamientos del general, esto es de los ingresos procedentes de los tributos aduaneros (Colás y Salas: 1982, 43; Sanz, 1992). También existen informaciones dispersas sobre las rentas reales en Aragón, pero su estudio apenas si se ha esbozado3. Partiendo, pues, de la dificultad para abordar una cuantificación del PIB aragonés, me centraré en el estudio de la evolución del producto agrario bruto y del producto agrario bruto por habitante, a fin de poder precisar el progreso económico de la región a lo largo del siglo XVIII. Es una centuria tradicionalmente considerada como muy positiva para la economía aragonesa (Pérez, 1999), cuestión que trataré de verificar a través de la información suministrada por los diezmos de una muestra de localidades. Realizo dos cortes cronológicos, uno a finales del XVII (1685-1694) y otro en las postrimerías del setecientos (1785-1794). Si tenemos en cuenta la evolución de la producción agraria en el obispado de Teruel, el primer período corresponde a una fase de notable crecimiento del producto agrario, superada ya la crisis del XVII. El segundo corte se sitúa en el final de la fase expansiva del setecientos, antes de comenzar un rápido declinar de la producción (Latorre, 2007). La primera intención era haber establecido tres cortes, uno al final de cada centuria de la Edad Moderna, pero no ha sido posible, hasta el momento, hallar series de diezmos similares a las aquí manejadas para el siglo XVI. Finalmente, a partir de los diezmos y de los censos de población de 1709 y 1787, se tratará de establecer la evolución del producto agrario bruto por habitante, variable que nos dará la medida real del crecimiento agraria de la centuria.

2 En diversos momentos del siglo XVIII hubo una activa exportación de madera desde los bosques de la provincia de Teruel hacia Valencia y Cartagena, cuyo destino era suministrar madera a los arsenales reales. 3 ARTOLA, 1982: 163-171; LALINDE, 1982: 407-446; SALAS, 1993: 491-510; SANZ, 1993: 535-544 y 1990: 107-138.

2 El territorio objeto de la muestra es el obispado de Teruel (75 localidades) y el arciprestazgo de Belchite (77 localidades), perteneciente al arzobispado de Zaragoza (Figura 1)4. En total se manejan datos de 152 pueblos situados en diversas zonas geográficas, los cuales se analizarán globalmente y por comarcas agrarias, siguiendo la comarcalización agraria ensayada por el Ministerio de Agricultura5. Los pueblos de las comarcas del Maestrazgo y la Serranía de Montalbán se sitúan en áreas de montaña, los del Jiloca y Hoya de Teruel en llanuras de notable altitud (900-1000 m.) y los de Caspe, Zaragoza y parte del Bajo Aragón en el valle del Ebro, por lo que la muestra puede ser bastante representativa del conjunto de Aragón6, si bien es cierto que predominan las áreas de montaña y planicies elevadas, con un

4 En la Figura 1 –elaborada por María Victoria Lozano Tena- se han situado todas las localidades de las que se tiene información sobre los diezmos, pero en el estudio sólo se usan los datos de 152, dado que no se dispone de cifras de población, para 1787, de algunos pueblos, casi todos ellos comprendidos en el Partido de Daroca (Anadón, Cortes de Aragón, El Collado, Huesa del Común, Josa, , , Mezquita de Loscos, , Plou, , Segura de los Baños, , , Almonacid de , Azuara, Moneva, Moyuela, Plenas, El Villar de los Navarros, Herrera de los Navarros y Vistabella). 5 Comarcalización agraria de España, Madrid, Ministerio de Agricultura, Secretaría General Técnica, Segunda edición, 1978. 6 La mayoría de los pueblos pertenecen a la provincia de Teruel, de la cual sólo queda fuera la Serranía de Albarracín y una parte de la comarca del Jiloca. El resto son pueblos de la provincia de Zaragoza lindantes con la de Teruel.

3 clima frío y de escasas precipitaciones. Son zonas mayoritariamente de secano, donde sólo las pequeñas vegas de algunos ríos pueden ser irrigadas.

Figura 1: Poblaciones del obispado de Teruel y del Arciprestazgo de Belchite (Zaragoza)

4 Fuentes y método

El diezmo eclesiástico es la mejor fuente existente para conocer la producción agraria durante el Antiguo Régimen, sin perjuicio de que su uso no está exento de dificultades, señaladas desde hace años por diversos autores (Marcos, 1983). Como fuente para el estudio se utilizan los de cuarteación del obispado de Teruel y del Arciprestazgo de Belchite, perteneciente al arzobispado de Zaragoza, donde se registra la totalidad del diezmo de cada uno de los pueblos. Tras anotar el importe total del mismo, se hacen constar las divisiones, los repartos del producto diezmal entre las distintas instancias eclesiásticas interesadas en el mismo. Es una fuente, por tanto, que registra el diezmo total en especie de las distintas localidades, sin perjuicio de que algún diezmo menor pueda ofrecerse en dinero. Su fiabilidad es mayor que cuando sólo se usa la parte de alguna institución eclesiástica o se recurre a los diezmos arrendados, que requieren el uso de deflactores. Las disposiciones sinodales nos indican que en cada localidad existía un colector, con frecuencia el rector de la parroquia, a cuyo cargo estaba la obligación de recoger la masa decimal. Este colector era el encargado de anotar en un libro el nombre de los que entregaban el diezmo y la cantidad que aportaban de cada una de sus producciones. Este libro debía estar a disposición de las distintas personas o instituciones eclesiásticas interesadas en el diezmo de las correspondientes localidades. Una vez recogido se procedía a su medición en presencia de todos los que tenían derecho a una parte del mismo y se anotaba el resultado, que era comunicado al baile del obispado, en el caso de que él no pudiera estar personalmente presete. Éste era un eclesiástico nombrado por el prelado y tenía como función dividir el monto de los diezmos de los distintos pueblos entre los beneficiarios de los mismos; su labor queda plasmada en los libros de la “cuarteación”, donde quedan registrados, como queda dicho, los diezmos íntegros en especie de cada localidad y los repartos del producto diezmal entre sus beneficiarios. En el arzobispado de Zaragoza, dada su extensión territorial, el arzobispo nombra cuatro bailes para la cuarteación, uno para cada una de las siguientes divisiones del arzobispado: Arciprestazgo de Zaragoza, Arciprestazgo de Belchite, Arciprestazgo de Daroca y partido de . Los bailes hacen la división del diezmo y se les dota de jurisdicción para resolver los problemas que surgen en torno al mismo. Sus

5 funciones quedan claramente expresadas en las constituciones sinodales del arzobispado7. El diezmo es una fuente cuya utilidad para conocer la evolución de la producción no parece admitir duda, al menos hasta finales del siglo XVIII. Más problemático es su uso para calcular el producto agrario bruto, por diversas razones que expongo a continuación. Los libros de cuarteación ocultan, casi siempre, los llamados diezmos menores (frutales, legumbres, lechones, jumentos, novillos, colmenas…), los cuales quedaban normalmente en manos de los párrocos. Son productos que tenían una notable importancia para la subsistencia de los campesinos, aunque su aportación al producto agrario global seguramente era insignificante, al margen de que en algunos casos concretos pudieran tener un mayor peso. Así, por ejemplo, el valor en dinero de la cosecha de nueces en las masadas del Hospital de Teruel, entre 1799 y 1827, equivalía a un promedio del 13,96% del valor de la cosecha de trigo. Es cierto, sin embargo, que este dato no es generalizable. Estas masadas disponían de unas hectáreas de regadío - muy limitado en el área estudiada- que les permitía obtener unas buenas cosechas de nueces y también, en menor medida, de manzanas; su cercanía a la ciudad de Teruel facilitaba su venta8. El diezmo no siempre recoge puntualmente los nuevos cultivos, sobre los que la Iglesia no reclama su pago hasta que alcanzan un cierto volumen. Por su parte, los campesinos suelen negarse inicialmente al abono alegando falta de tradición. Esta circunstancia no parece afectar a nuestros datos, donde si aparecen los principales productos. Tal vez la excepción más notable sea el caso de la seda, producto que alcanzó cierta importancia en distintos lugares del Bajo Aragón, si hacemos caso a Asso (1798: 98-101) o Arteta (1783: 80). Sin embargo, por motivos desconocidos, hasta 38 pueblos del arzobispado de Zaragoza, incluyendo en ellos a los mayores productores, estaban exentos del pago del diezmo de la seda, razón por la cual queda sin valorar esta producción (Orera, 1980: 92-98). Un caso importante es el del diezmo de la lana, que los libros de cuarteación no recogen, salvo la lana diezmada en los pueblos del Maestrazgo dependientes del

7 Constituciones synodales del arzobispado de Zaragoza hechas y ordenadas por el excelentísimo señor D. Antonio Ybañez de la Riva Herrera..., Zaragoza, Pascual Bueno, 1698, pp. 52-55. 8 J.M. LATORRE CIRIA (2008), “Producción, rendimientos y renta agraria en Teruel: Las propiedades del Hospital de la Asunción (1770-1832)”, Comunicación presentada al XII Congreso de Historia Agraria, Córdoba.

6 arzobispado de Zaragoza. Dado que en los del obispado de Teruel no se recoge, se han eliminado esos datos parciales porque nada aportan. Se desconocen las razones por las cuales el diezmo de la lana no queda anotado en los libros de cuarteación, pero cabe pensar que ese diezmo lo percibieran los párrocos o que fuera abonado en los lugares donde invernaban las ovejas, puesto que estamos hablando de una ganadería mayoritariamente trashumante. Es sabido, por otra parte, que una parte de las tierras quedaban exentas de pagar diezmo. El clero regular pretendió quedar exento del pago del mismo, lo que propició numerosos pleitos con los seculares. La solución adoptada fue, generalmente, considerar exentas del pago de los diezmos a las tierras originarias, a las que formaron el patrimonio fundacional de los conventos y que, además, fueran trabajadas directamente por los regulares, quedando obligados al pago del tributo por todas aquéllas que adquirieron con posterioridad o que no fueran explotadas bajo su acción directa. Además del clero regular, también gozaron de algunas exenciones las órdenes militares, algunas fincas pertenecientes a las parroquias, cofradías o santuarios y, finalmente, alguna heredad señorial. Para el arzobispado de Zaragoza se dispone de una encuesta, realizada en 1743, que da noticia de las tierras exentas en distintas localidades, aunque sin ofrecer normalmente su extensión (Orera, 1980: 73-81). Allí se puede comprobar que en 44 localidades, de las 77 correspondientes al arzobispado de Zaragoza utilizadas en este estudio, existen tierras exentas, casi todas ellas de órdenes religiosas y de órdenes militares. En el obispado de Teruel la situación sin duda era distinta, dado que la inmensa mayoría de los pueblos eran de realengo, pues sólo hay 11 se señorío eclesiástico o laico, de un total de 75 manejados. Estimar que parte del producto queda al margen del diezmo por esta vía es difícil de concretar, si bien, para el obispado de Segovia, a fines del XVIII, Barrio Gozalo (1982: 99) calcula que un diez por ciento del producto queda fuera de la tributación decimal. Este porcentaje, sin embargo, parece excesivo para el caso que nos ocupa dado el número de localidades con tierras exentas. Otro elemento, más relevante, es el escusado. En el reinado de Felipe II se estableció que el diezmo de una casa de cada pueblo –la casa escusada- se entregara al rey. En Aragón, el clero llegó a un acuerdo por el cual el escusado se fijaba en una suma concreta de dinero que debía entregarse anualmente al monarca; esta cantidad era luego repartida internamente por el clero entre sus miembros atendiendo a su nivel de ingresos. Durante el siglo XVIII, en España, hubo períodos de tiempo en los que se siguió ese sistema y otros en los que el excusado fue administrado directamente por el

7 rey. La real hacienda se ocupó de percibir el excusado desde 1761 hasta 1775 y desde 1796 en adelante (Barrio, 2004: 261 y 352). Esta cronología indica que los datos aquí manejados, corte de 1785-1794, no se ven afectados por una minoración de la cuantía del diezmo que si se habría producido en caso de administración directa del rey. Una cuestión largamente debatida es la del fraude en el pago de los diezmos. Es indudable que un cierto grado de defraudación siempre debió existir, aunque los controles establecidos por la Iglesia, tanto morales como jurídicos, debieron mantener el fraude en niveles muy bajos, al menos durante la mayor parte de la Edad Moderna9. La situación debió ir deteriorándose conforme avanzaba la segunda mitad del siglo XVIII y, sobre todo, desde comienzos del siglo XIX10. A lo largo del setecientos se produjeron, en determinadas zonas, roturaciones de tierras para ampliar las superficies cultivadas. En algunas ocasiones, estas nuevas tierras disfrutaron de una rebaja temporal en la tasa del diezmo, como medio para compensar el incremento de los gastos derivados de la puesta en cultivo de las nuevas tierras. La rebaja de la tasa podía ser hasta del 50%. No obstante, su incidencia en el producto total debió ser muy limitada dado que las roturaciones no fueron masivas y porque se trataba de una rebaja de la tasa, no de su desaparición11. Junto a estas cuestiones de carácter general, surgen también otras más concretas y localizadas, cuyo peso en la minoración del diezmo es poco relevante. En algún lugar concreto, es el caso de Híjar, la mitad del diezmo corresponde al duque del mismo nombre, por lo que el libro de cuarteación sólo recoge la mitad del diezmo de la localidad. En otros pueblos –Híjar, , La Puebla de Híjar, Urrea de Gaén, Lécera, - una parte del diezmo lleva incorporada la primicia. Esto implica un ligero aumento, pero son muy pocas localidades y la cuantía de la primicia es poco relevante, por lo que el efecto sobre la producción global puede decirse que es irrelevante12. En y no se anota el aceite en los libros de cuarteación porque su producto no corresponde a los interesados en el cuarto.

9 Sobre las formas de resistencia al pago del diezmo, LATORRE CIRIA (1992: 56 y ss.). 10 ANES (1974: 165). CANALES (1982: 147-156). ARDIT LUCAS (1989: 391). LLOPIS AGELÁN (1983: 139) y (2002: 174-175). RODRÍGUEZ LÓPEZ-BREA (1995: 286). MUÑOZ DUEÑAS (1994). MORENO ALMÁRCEGUI (1984: 486). MATEO DEL PERAL (1976: 290-291). 11 Aparecen diezmos de novales, siempre a partir de 1818, en , , Gudar, , , Camañas, Corbalán, , Alba y Torrelacárcel. 12 La primicia, en el obispado de Teruel, era el 2,5% de la cosecha, mientras en el arzobispado de Zaragoza el porcentaje era del 3,3%. LATORRE CIRIA (1990: 30). Constituciones synodales del

8 Finalmente, cabe mencionar que, en ocasiones, no se nos da el producto del diezmo en especie, sino su importe en metálico fruto del correspondiente arrendamiento. Así ocurre frecuentemente con las “filarzas”, es decir con las fibras textiles: cáñamo, lino, estopa… También es frecuente que pequeños diezmos, como los de los novillos, jumentos, mulatos u otros similares, aparezcan reflejados en dinero. Otras veces encontramos algunas cantidades de dinero procedentes de restos de diezmos de corderos, uvas, aceite o cualquier otro producto. Estas sumas de dinero no las considero en mi análisis, pues no son especialmente relevantes y, además, no dispongo de precios para valorar el conjunto de la producción en unidades monetarias. A pesar de estas matizaciones a la validez de los diezmos, sin duda a partir de ellos se puede llegar a un cálculo bastante aproximado del producto agrario, objetivo que trato de alcanzar a partir de las fuentes y cortes temporales descritos. Obviamente, todas estos problemas planteados dejan claro que el diezmo no representa el diez por ciento del producto agrario, sino un porcentaje algo menor, sobre lo que volveré más adelante. Si las fuentes para calcular el producto agrario bruto plantean problemas también éstos los encontramos a la hora de elegir la fuente demográfica para realizar el cálculo del producto por habitante. Al no disponer de series de bautismos recurriré a los censos, concretamente al de 1709, pues su cercanía al primer corte de las series diezmales le convierte en un instrumento útil, y al de 1787. Los historiadores del setecientos han calculado la población de Aragón en los inicios del siglo XVIII a partir de los datos del censo de 1711, cuyas cifras, comparadas con las de 1787, arrojan un alto crecimiento de la población, cifrado en el cien por cien (Pérez Sarrión, 1999: 53). Este fuerte incremento ha sido rebajado a la mitad por Salas (2000: 369), el cual eleva el suelo inicial de la población partiendo de la información suministrada por el censo de 1709. Éste, considerado por Salas como más fiable que el de 1711, fue elaborado con la información aportada por los obispos de las diócesis aragonesas, que comunicaron el número de parroquias existentes en sus obispados y el de feligreses que las habitaban. Para finales de siglo manejo el censo de 1787, al cual se le reconoce una ocultación de, al menos, el cinco por ciento (Marcos, 2000: 559).

arzobispado de Zaragoza hechas y ordenadas por el excelentísimo señor D. Antonio Ybañes de la Riva Herrera…, Zaragoza, Pasqual Bueno, 1698, pp.38-64.

9 En las 152 localidades que manejo, el crecimiento demográfico del siglo XVIII habría sido inferior al calculado para el conjunto de Aragón tanto por Pérez Sarrión, cien por cien, como por Salas Ausens, cincuenta por cien. Aquí el crecimiento medio sería del 35,83%, oscilando entre el 17,45% de la comarca denominada Serranía de Montalbán y el 55,73% de la comarca de Caspe, una vez excluido el dato de Zaragoza por estar basado únicamente en la media de tres localidades (Cuadro 1). Analizado el crecimiento por comarcas, se observa que éste es menor en las áreas montañosas, como la Serranía de Montalbán y el Maestrazgo, a pesar de que en ésta última hubo una activa industria textil. Las zonas llanas y altas de la Hoya de Teruel tienen también un débil crecimiento, que se eleva algo más en la comarca del Jiloca. Los mayores incrementos se dan en los territorios de menor altura y mejor clima, es decir en aquéllos con mayores posibilidades agrarias, como el valle del Ebro – comarcas de Caspe y Zaragoza- y el Bajo Aragón.

Cuadro 1: Evolución de la población aragonesa Comarcas Población Población Población Población 1709 1709 1787 % incremento Vecinos Habitantes Habitantes Jiloca 825 3300 4615 39,84% Serranía de Montalbán 2598 10392 12206 17,45% Maestrazgo 4277 17108 21614 26,33% Bajo Aragón 8773 35092 49862 42,08% Zaragoza 590 2360 4417 87,16% Caspe 1770 7080 11026 55,73% Hoya de Teruel 3674 14696 18553 26,24% TOTAL 22507 90028 122293 35,83% Datos de 152 localidades. Coeficiente de conversión vecino-habitante usado en 1709: 4

A partir de los datos del diezmo se han elaborado los cuadros que acompañan a este estudio, donde se refleja el volumen del diezmo de los distintos productos en cada una de las comarcas y la suma conjunta de todas ellas. Se ofrecen los datos brutos, una vez reducidos a unidades de medida actuales13. En cada uno de los cortes cronológicos de diez años se ha calculado el diezmo medio y, a partir de éste, el diezmo medio por habitante, usando los censos mencionados. Para felicitar la comparación se han calculado los correspondientes índices de cada uno de los productos, estableciendo como base el primer corte, realizado a fines del siglo XVII. A partir de estos índices, se calculan unos índices ponderados de producción, o mejor del rendimiento del diezmo, que agrupan el trigo, otros cereales, el aceite, el vino y las legumbres, es decir todos

13 Para la conversión de las unidades de medida originales a las actuales se han usado las equivalencias recogidas en ROMERO ALMENARA (1892) y LARA IZQUIERDO (1984).

10 aquellos productos que vienen expresados en unidades de medida similares. Al carecer de precios no es posible elaborar un índice de producción que agrupe a todas las producciones. Tras aportar los datos del diezmo, se da el salto de éste al producto bruto y al producto bruto por habitante. Para ello se han planteado cuatro opciones, cada una de las cuales parte de otorgar al diezmo un porcentaje distinto sobre la producción total, contemplando así diversas hipótesis sobre el porcentaje de producto que suponían las tierras exentas, la exclusión del pago de determinados productos, el fraude y las deficiencias en la recaudación. Se comienza en el 9% y se llega, de medio en medio punto, al 7,5%. Estos porcentajes se rebajan medio punto más en el corte de finales del siglo XVIII, admitiendo, aunque carezco de pruebas, un mayor grado de defraudación a finales del setecientos. Los porcentajes del diezmo con relación al producto se rebajan sustancialmente en el caso del ganado, pues los ganados trashumantes abonaban la mitad del diezmo en los lugares de invernada y la otra mitad en su lugar de origen. Desconocemos cuál es la proporción entre el ganado trashumante y el estante, pero pocas dudas caben acerca de que predominaba el primero. Por ello, a la hora de calcular el producto a partir del diezmo, en los corderos se comienza con un porcentaje del 6%, en lugar del 9% manejado para el resto de las producciones. Finalmente, se calculan los respectivos índices ponderados de producción, los cuales permiten apreciar la evolución del agro aragonés durante el siglo XVIII.

Pequeños cambios productivos y débil crecimiento agrario

Las cifras del diezmo (Cuadro 2) muestran que el grueso de la producción descansa sobre los cereales y, dentro de estos, destaca la importancia del trigo. A finales del siglo XVII, representa casi el 70% del conjunto de los cereales. El vino, la ganadería ovina y el aceite completan el panorama productivo. Al margen de estas producciones mayoritarias, aparecen también el azafrán, el cáñamo, la sal, los lechones, las cebollas, las pasas y las legumbres, pero con un peso mínimo. La situación de finales del seiscientos cambia a lo largo del setecientos y nos encontramos, al final de esta última centuria, algunos cambios significativos. Los cereales siguen siendo la base, pero el trigo ha cedido algo de protagonismo a los demás cereales, aunque todavía representa el 68% del total de los mismos. Los cambios se producen en el cultivo del azafrán y el aceite. El crecimiento del aceite se concentra en

11 las comarcas del Bajo Aragón, Caspe y Zaragoza -sobre todo en las dos primeras-, donde se ha producido un cierto proceso de especialización en torno a este cultivo, aunque la producción de cereales sigue siendo muy importante y dominante. El azafrán se desarrolla, a lo largo del XVIII, con fuerza en los pueblos de las comarcas de la Serranía de Montalbán, Bajo Aragón y Zaragoza; con todo, como en el caso del aceite, no desplaza a los cereales. Estos procesos de especialización productiva, más o menos profundos, se dieron en diversas partes de España, en un siglo de avance en la especialización regional de la producción agraria (Marcos Marín, 2000: 584 y ss.). El producto del diezmo creció a lo largo del setecientos (Cuadro 2), de manera espectacular en el caso del azafrán y fuertemente en el del aceite. El cáñamo también crece en porcentaje, pero las cantidades son pequeñas, auque cabe señalar que, con frecuencia, se arrienda el diezmo del mismo, por lo que aquí no queda bien precisada su importancia. Los índices del diezmo medio del conjunto de los cereales, del vino y de los corderos subieron en torno al 25%. El diezmo del resto de los productos -con muy poco peso en el conjunto de la producción- cae drásticamente o desaparece. Es el caso de la sal, reacaudada en las salinas de Armillas, cuyo diezmo sólo se registra un año. La desaparición de los lechones y de las pasas, o la disminución de las cebollas y las legumbres seguramente se debe a un aumento paralelo de su percepción en dinero.

12 Cuadro 2: Evolución del diezmo en Aragón Años Trigo Otros Total Azafrán Cáñamo Aceite Vino Sal Corderos Lechones Cebollas Legumbres Pasas Cereales Cereales Litros Litros Litros Gramos Kilos Litros Litros Kilos Brazos Litros Gramos 1685 2.245.711 804.445 3.050.156 58 0 88988 242583 630 19162 20 705 1058 0 1686 3.209.705 1.468.809 4.678.514 175 0 63828 302403 0 19155 26 515 189 1400 1687 2.698.977 1.233.168 3.932.145 58 55 39354 319494 0 17971 12 1200 1152 0 1688 2.620.852 1.214.595 3.835.447 29 0 42926 301444 0 10782 0 0 4963 0 1689 2.449.088 1.093.142 3.542.230 0 164 27273 284214 0 20233 14 305 0 0 1690 3.753.824 1.760.561 5.514.384 0 0 101808 249831 0 19498 15 449 314 0 1691 2.271.050 866.335 3.137.385 0 38 4871 220880 0 17236 11 788 168 700 1692 3.878.305 1.861.149 5.739.453 0 88 32271 226319 0 10320 12 44 1590 1050 1693 3.017.524 1.200.690 4.218.214 0 0 63488 197172 0 17027 16 726 0 0 1694 2.531.551 952.189 3.483.741 0 50 17812 171473 0 9640 15 0 879 0 Diezmo medio (1685-1694) 2.867.659 1.245.508 4.113.167 32 39 48262 251581 63 16102 14 473 1031 315 Índice 100,00 100,00100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00100,00 100,00 100,00 100,00 100,00

Diezmo medio/habitante 31,853 13,835 45,688 0,000 0,000 0,536 2,794 0,001 0,179 0,000 0,005 0,011 0,003 Índice 100,00 100,00100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 1785 3.598.600 1.337.159 4.935.759 52851 491 115300 364965 0 18331 0 38 312 0 1786 3.230.612 1.334.343 4.564.955 90097 479 143315 363420 0 15611 0 7 122 0 1787 3.893.212 1.745.697 5.638.909 34359 313 151639 277619 0 19800 0 42 67 0 1788 3.140.086 1.509.905 4.649.991 90272 540 151925 338991 0 25225 0 75 56 0 1789 2.874.108 1.296.444 4.170.553 71867 795 47576 348882 0 16961 0 47 148 0 1790 4.834.037 2.170.525 7.004.562 32638 607 176113 347207 0 20883 0 58 45 0 1791 4.021.907 1.890.457 5.912.364 27708 701 179036 272822 0 21882 0 51 797 0 1792 3.221.107 1.571.639 4.792.746 24092 553 79423 211856 0 20425 0 81 598 0 1793 3.356.294 1.614.469 4.970.763 34388 532 253358 375570 0 20192 0 59 281 0 1794 3.232.389 2.209.094 5.441.483 28175 444 101866 251427 0 22781 0 68 552 0 Diezmo medio (1785-1794) 3.540.235 1.667.973 5.208.209 48645 546 139955 315276 0 20209 0 53 298 0 Índice 123,45 133,92126,62 151.618,92 1.381,89 289,99 125,32 0,00125,50 0,00 11,13 28,87 0,00

Diezmo medio/habitante 28,949 13,639 42,588 0,398 0,004 1,144 2,578 0,000 0,165 0,000 0,000 0,002 0,000 Índice 90,88 98,5993,22 111.616,76 1.017,30 213,48 92,25 0,0092,39 0,00 8,20 21,25 0,00 Datos de 152 localidades

13 El aumento de la masa decimal se comprueba, también, con el índice compuesto ponderado de producción elaborado a partir de los índices de aquéllos productos que se expresan en la misma unidad de medida: cereales, aceite, vino y legumbres. Éste índice pasó de 100 a 130 desde finales del XVII a las postrimerías del XVIII (Cuadro 3). Sin embargo, este aumento se contrapone al descenso del mismo índice de producción calculado a partir del diezmo medio por habitante, el cual cayó de 100 a 96. Este índice difícilmente mejoraría con la incorporación de los corderos, cuyo diezmo por habitante baja, y es improbable que lo hiciera de manera significativa con el azafrán. En suma, si el diezmo representa la producción con cierta fiabilidad, podríamos decir que el producto agrario por habitante no mejoró a lo largo del setecientos.

Cuadro 3: Índices de producción calculados a partir del diezmo

Períodos Índices Índices Diezmo medio Diezmo medio/hab. 1685-1694 100,00 100,00 1785-1794 130,74 96,25

El panorama general muestra algunos matices comarcales que conviene repasar sucintamente. En la Cuenca del Jiloca14 (Apéndice 1) el diezmo medio de cereales por habitante disminuye de manera significativa, a pesar de que en esta comarca se afrontó la desecación de una laguna, ganando tierras para el cultivo, y se mejoraron los regadíos de varios pueblos. También se llevaron a cabo roturaciones, que fueron frenadas por los intereses ganaderos representados por la Comunidad de Teruel15. El diezmo medio de corderos por habitante todavía cayó más, probablemente por el efecto de las roturaciones que, a pesar de la oposición, algunas pudieron llevarse a cabo. En esta comarca, sin embargo, el diezmo no registra el azafrán, el cual si tuvo alguna importancia en determinadas localidades (Arteta, 1783: 57; Asso, 1798: 94). Por último, el crecimiento de la población, ligeramente por encima de la media del conjunto de localidades, puede explicar una parte de la caída.

14 Localidades: Aguatón, Alba, Bueña, Cella, Santa Eulalia, Torrelacárcel, Torremocha y . 15 La laguna del Cañizar de Villarquemado tenía unas diez hectáreas de superficie. El canal construido para drenarla y la mejora del que desde tiempos remotos había desecado la laguna del Cañizar de Alba, sin duda mejoraron las posibilidades agrícolas de varios pueblos de la zona. J.M. LATORRE CIRIA (2008), “Producción, rendimientos y renta agraria en Teruel: Las propiedades del Hospital de la Asunción (1770- 1832)”, Comunicación presentada al XII Congreso de Historia Agraria, Córdoba. LATORRE CIRIA (2007: 19).

14 La Serranía de Montalbán16 (Apéndice 2) es la única zona en la que el diezmo medio por habitante de todas las producciones crece, aunque débilmente, excepto en los casos del azafrán y el vino, pero su peso en la producción era muy escaso. Este crecimiento probablemente tiene su explicación en el escaso incremento de la población entre 1709 y 1787, el cual no llega al 18%. El Maestrazgo17 (Apéndice 3) presenta un débil crecimiento de la población y un descenso del diezmo medio por habitante, más significativo en el caso de los corderos y el trigo. El resto de los cereales suben como consecuencia de un mayor cultivo de la cebada y la avena, seguramente por la necesidad de producir más cantidad en suelos pobres o por el agotamiento de las tierras, especialmente las roturadas en los años setenta (Latorre, 2007: 19). En la Hoya de Teruel18 (Apéndice 4) el crecimiento de la población no llega al 27% y el diezmo medio por habitante disminuye ligeramente. No existen cambios productivos relevantes y únicamente se aprecia un ligerísimo aumento del trigo y el correspondiente descenso de otros cereales. El Bajo Aragón19 (Apéndice 5), Zaragoza20 (Apéndice 6) y Caspe21 (Apéndice 7), comarcas colindantes y con evidentes paralelismos geográficos, especialmente las dos últimas, presentan unos incrementos notables de la población, muy por encima del resto de las comarcas. Es cierto, sin embargo, que para Zaragoza y Caspe la muestra de localidades es muy pequeña, lo cual puede distorsionar los resultados, pero todo parece

16 Localidades: Armillas, Camarillas, Cañada Vellida, , Cirugeda, Crivillén, Cuevas de Almudén, , Escucha, , , , , , La Peña del Cid, , Las Parras de Martín, Martín del Río, , Montalbán, Obón, , , Son del Puerto, , , Valdeconejos, Villanueva del Rebollar de la Sierra y Vivel del Río Martín. 17 Localidades: , Aguilar, Alcalá de la Selva, , Cabra, , Cedrillas, El Castellar, , , Formiche Bajo, , Gúdar, La Cañada de Benatanduz, La Cuba, , , , Montoro de Mezquita, , Mosqueruela, , Tronchón, y . 18 Localidades: , , Alcamín, Aldehuela, , Argente, Camañas, Camarena, Cascante, Caudé, , Corbalán, , , El Campillo, , Galve, , Libros, Lidón, , , Perales, , Rubiales, San Agustín, Sarrión, , Tortajada, Valbona, Valdecebro, Villalba Alta, Villalba Baja, , y Visiedo. 19 Localidades: , Alacón, , Alcañiz, , , , Belmonte de San José, Berge, Bordón, , , Castelserás, Dos Torres de Mercader, Fórnoles, , Híjar, La Cañada de Verich, La Codoñera, La Fresneda, , La Mata de , La Portellada, La Puebla de Híjar, Ladruñán, Las Cuevas de Cañart, , Lécera, Los Olmos, Luco de Bordón, , Mazaleón, Molinos, , , Peñarroya de Tastavins, Ráfales, Samper de Calanda, Santolea, , Torrecilla de Alcañiz, Torrevelilla, Urrea de Gaén, , y . 20 Localidades: Fuentes de Ebro, Mediana de Aragón y Quinto de Ebro. 21 Localidades: Caspe, Chiprana, Fabara, Maella y Nonaspe.

15 apuntar a que la situación en el valle del Ebro es diferente a la de las tierras altas de Teruel. El diezmo por habitante de los cereales cae en el Bajo Aragón, al igual que lo hace el del vino y el de los corderos. Por el contrario, el del aceite y el del azafrán crece con fuerza como resultado de la ampliación del área de cultivo destinada a estos productos. En las comarcas de Zaragoza desciende fuertemente el diezmo de los granos y se aprecia una sustitución del trigo por otros cereales (cebada, centeno, avena). La caída es también significativa en el caso del vino y profunda en los corderos. La aminoración del diezmo de las cebollas, legumbres y pasas, productos poco relevantes, probablemente se deba a que aumentó su pago en dinero. La novedad en esta zona, al igual que en el Bajo Aragón y Caspe, es el fuerte ascenso del aceite y del azafrán. La situación de los cereales se repite en Caspe, donde cae fuertemente el vino y crece el diezmo de los corderos y el del aceite. A partir del diezmo podemos estimar la producción total, paso no exento de problemas, como se ha tenido oportunidad de expresar anteriormente. En el Cuadro 4 se reflejan varias estimaciones del producto bruto y del producto bruto por habitante, contemplando cuatro opciones a la hora de fijar el porcentaje de la cosecha que representaba el diezmo. Se introduce una corrección de medio punto para el corte de finales del siglo XVIII, valorando así un posible aumento del fraude en la segunda mitad del setecientos. La comparación de los índices de los dos cortes muestra, debido a la aplicación en el segundo de un valor porcentual menor al diezmo, una visión algo más optimista de la evolución de la producción agraria que la ofrecida por los datos brutos del diezmo. El producto medio por habitante de los cereales, a finales del XVIII, casi se iguala con el de las postrimerías del XVII, lo mismo que ocurre con el vino, mientras el producto de los corderos mejora ligeramente. El crecimiento vendrá en el aceite y, sobre todo, en el azafrán, aunque los incrementos de los índices de este último producto no deben hacernos olvidar que hablamos de cantidades muy pequeñas. A finales del XVIII el producto medio del azafrán por habitante oscilaría, según los cálculos establecidos, entre 4,680 y 5,682 gramos por persona. El incremento del aceite se concentra básicamente en las comarcas del Bajo Aragón y Caspe. En la primera el producto de aceite por habitante pasó de 11-13 litros, en el primer corte, a subir hasta los 25-30 litros a finales del XVIII. En Caspe, el producto per capita alcanza los 35-42 litros a finales

16 del setecientos, desde los 20-25 de cien años antes. El aceite en el Bajo Aragón y Caspe, por tanto, queda patente que se constituye en un auténtico producto de especialización agraria.

17

Cuadro 4: Evolución del producto bruto y del producto bruto por habitante

Opciones Trigo Otros Total Azafrán Cáñamo Aceite Vino Sal Corderos Lechones Cebollas Legumbres Pasas Cereales Cereales Litros Litros Litros Gramos Kilos Litros Litros Kilos Brazos Litros Gramos A Diezmo= 9% Diezmo= 6% Producto medio (1685-1694) 31862875 13838980 45701855 356 439 536243 2795348 700 268373 157 5258 11459 3500 Índice 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 Producto medio/habitante 353,922 153,719 507,640 0,004 0,005 5,956 31,050 0,008 2,981 0,002 0,058 0,127 0,039 Índice 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00

A Diezmo= 8,5% Diezmo= 5,5% Producto medio (1785-1794) 41649827 19623215 61273042 572290 6418 1646531 3709127 0 367438 0 620 3502 0 Índice 130,72 141,80 134,07 160537,68 1463,17 307,05 132,69 0,00 136,91 0,00 11,79 30,56 0,00 Producto medio/habitante 340,574 160,461 501,035 4,680 0,052 13,464 30,330 0,000 3,005 0,000 0,005 0,029 0,000 Índice 96,23 104,39 98,70 118182,45 1077,14 226,04 97,68 0,00 100,79 0,00 8,68 22,50 0,00

B Diezmo= 8,5% Diezmo= 5,5% Producto medio (1685-1694) 33737161 14653038 48390199 377 464 567786 2959780 741 292771 166 5567 12133 3706 Índice 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 Producto medio/habitante 374,741 162,761 537,502 0,004 0,005 6,307 32,876 0,008 3,252 0,002 0,062 0,135 0,041 Índice 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00

B Diezmo= 8% Diezmo= 5% Producto medio (1785-1794) 44252941 20849666 65102607 608058 6820 1749439 3940948 0 404182 0 659 3721 0 Índice 131,17 142,29 134,54 161095,10 1468,25 308,12 133,15 0,00 138,05 0,00 11,83 30,67 0,00 Producto medio/habitante 361,860 170,489 532,349 4,972 0,056 14,305 32,225 0,000 3,305 0,000 0,005 0,030 0,000 Índice 96,56 104,75 99,04 118592,80 1080,88 226,82 98,02 0,00 101,63 0,00 8,71 22,58 0,00

18

Opciones Trigo Otros Total Azafrán Cáñamo Aceite Vino Sal Corderos Lechones Cebollas Legumbres Pasas Cereales Cereales Litros Litros Litros Gramos Kilos Litros Litros Kilos Brazos Litros Gramos C Diezmo= 8% Diezmo= 5% Producto medio (1685-1694) 35845734 15568853 51414587 401 494 603273 3144766 788 322048 176 5915 12891 3938 Índice 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 Producto medio/habitante 398,162 172,933 571,096 0,004 0,005 6,701 34,931 0,009 3,577 0,002 0,066 0,143 0,044 Índice 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00

C Diezmo= 7,5% Diezmo= 4,5% Producto medio (1785-1794) 47203137 22239644 69442781 648595 7274 1866068 4203677 0 449091 0 702 3969 0 Índice 131,68 142,85 135,06 161726,85 1474,01 309,32 133,67 0,00 139,45 0,00 11,87 30,79 0,00 Producto medio/habitante 385,984 181,855 567,839 5,304 0,059 15,259 34,374 0,000 3,672 0,000 0,006 0,032 0,000 Índice 96,94 105,16 99,43 119057,87 1085,12 227,71 98,40 0,00 102,66 0,00 8,74 22,67 0,00

D Diezmo= 7,5% Diezmo= 4,5% Producto medio (1685-1694) 38235450 16606776 54842226 428 526 643491 3354417 840 357831 188 6309 13751 4200 Índice 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 Producto medio/habitante 424,706 184,462 609,169 0,005 0,006 7,148 37,260 0,009 3,975 0,002 0,070 0,153 0,047 Índice 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00

D Diezmo= 7% Diezmo= 4% Producto medio (1785-1794) 50574789 23828190 74402979 694924 7794 1999359 4503940 0 505228 0 753 4253 0 Índice 132,27 143,48 135,67 162448,84 1480,59 310,71 134,27 0,00 141,19 0,00 11,93 30,93 0,00 Producto medio/habitante 413,554 194,845 608,399 5,682 0,064 16,349 36,829 0,000 4,131 0,000 0,006 0,035 0,000 Índice 97,37 105,63 99,87 119589,38 1089,96 228,73 98,84 0,00 103,94 0,00 8,78 22,77 0,00

19 Los índices de producción -cereales, vino, aceite, legumbres- elaborados a partir del producto bruto (Cuadro 5) muestran un notable crecimiento del producto medio, pero el incremento del producto medio por habitante es muy modesto, lo que sin duda pone en tela de juicio las valoraciones excesivamente optimistas que sobre el setecientos aragonés se han vertido. En la mejor de las hipótesis, el índice de producción habría ganado un 3%. Naturalmente, queda por valorar la ganadería (Cuadro 4), cuyo producto por habitante mejora ligeramente, el azafrán y las producciones menores que se perciben en dinero, además de la seda, de cierta importancia en localidades muy concretas. Sin embargo, difícilmente puede admitirse que esas incorporaciones mejorasen significativamente el panorama que dibujan los índices de producción calculados. Este escaso crecimiento del PIB por habitante, por lo demás, parece estar en línea con lo acontecido en el conjunto de España (Llopis, 2004: 27). Por otra parte, no cabe extrañarse del mismo, puesto que no se advierte la existencia de ningún cambio destacable a lo largo del siglo XVIII en la agricultura aragonesa. El crecimiento del producto se llevó a cabo mediante procedimientos extensivos y, a lo sumo, se potenciaron algunos cultivos -aceite, azafrán-, bien adaptados a las características físicas de algunas comarcas, para intentar mejorar los niveles de renta de las familias campesinas.

Cuadro 5: Índices de producción calculados a partir del producto agrario estimado

Períodos Diezmo Índices Índices % del producto Producto medio Producto medio/hab. 1685-1694 9,00% 100,00 100,00 1785-1794 8,50% 139,69 101,89 1685-1694 8,50% 100,00 100,00 1785-1794 8,00% 138,92 102,26 1685-1694 8,00% 100,00 100,00 1785-1794 7,50% 139,46 102,66 1685-1694 7,50% 100,00 100,00 1785-1794 7,00% 140,08 103,12

Finalmente, podemos preguntarnos que capacidad de generar excedentes permitía el producto medio por habitante que se ha calculado. Si consideramos el ejemplo del trigo, y la opción más ventajosa del Cuadro 4, es decir la D, encontramos un producto por habitante de 425 litros a fines del XVII y de 414 al finalizar la siguiente centuria. El producto neto probablemente se redujera a la mitad una vez descontado el

20 diezmo, la primicia, la reserva de grano para sembrar, el pago de tributos y otros gastos de explotación, es decir nos quedarían 212 y 207 litros netos por habitante. Si consideramos un consumo de medio litro por persona y día, restarían 29 y 24 litros por persona y año. Multiplicando estos excedentes por el número de habitantes comtemplados en el Cuadro 1, se generaría una capacidad de exportación de 2.600.000 y 2.900.000 litros respectivamente, que sería mayor en las tierras altas que en el valle del Ebro. Una parte de ese trigo producido en la Hoya de Teruel sabemos que se dirigía a Valencia, lo mismo que los corderos (Latorre, 2007: 18). El azafrán, con un producto bruto por habitante de 5-6 gramos, sin duda generaba excedentes (Asso, 1798: 229). Lo mismo ocurría con el aceite, donde el producto bruto por habitante de toda el área estudiada alcanzó los 16 litros a finales del XVIII. Esta cifra serviría para garantizar el consumo mínimo de una persona, situado en torno a 14 litros por Asso (1798: 114). Ahora bien, si nos centramos en las dos comarcas que concentran el grueso de la producción - Bajo Aragón y Caspe-, allí, a finales del XVIII, el producto bruto por habitante era -siempre con la mejor opción del Cuadro 4- de 31 y 43 litros respectivamente; si reducimos a la mitad para obtener el producto neto y admitimos el consumo de 14 litros por persona y año, habría un excedente de 1,5 litros por persona en el Bajo Aragón y de 7,5 litros en Caspe. Sin embargo, probablemente el excedente sería mayor, pues el producto neto del aceite seguramente sería superior al 50% del producto bruto, dado que no existe el gasto provocado por la necesidad de reservar parte del producto para sembrar el año siguiente. Estos excedentes, al parecer, se exportaban a Castilla, Navarra y Cataluña (Asso, 1798: 114). La producción de vino, por el contrario, era claramente insuficiente para el consumo local, razón por la cual se veían obligados a importarlo, siendo Valencia uno de los lugares de aprovisionamiento (Latorre, 2007: 18).

Conclusiones A lo largo de las páginas precedentes se ha tratado de establecer la evolución del producto agrario aragonés desde finales del siglo XVII hasta las postrimerías del XVIII, mediante sendos cortes cronológicos de diez años fijados en 1685-1694 y 1785-1794 respectivamente. Se ha utilizado como fuente los diezmos del obispado de Teruel y del arzobispado de Zaragoza, utilizando los libros que recogían, en especie, la totalidad del

21 diezmo de las diversas localidades. Los diezmos, a pesar de los problemas que plantean, siguen siendo la mejor fuente para acercarse al conocimiento del producto agrario en la Edad Moderna. La muestra de localidades elegida abarca una buena parte del sur aragonés y algunas localidades del valle del Ebro, aunque predominan los pueblos situados en áreas de montaña o en zonas situadas a una altura considerable sobre el nivel del mar. La producción creció a lo largo del setecientos en términos globales, pero apenas si lo hizo el producto bruto por habitante. Todo ello a pesar de que el crecimiento de la población no fue muy importante. Si el censo de 1709 es creíble, la población sólo se incrementó un 35% hasta 1787. Las comarcas del valle del Ebro -Zaragoza, Caspe- muestran un mayor crecimiento poblacional y, por consiguiente, un mayor deterioro del producto por habitante. No obstante, la debilidad de los datos sobre ellas aconseja profundizar en su estudio antes de elevar a definitivas estas conclusiones. Estos datos, este bajo crecimiento por habitante, es coherente con la situación de una zona que no vivió cambios reseñables, tanto desde el punto de vista técnico como del social.

22 BIBLIOGRAFÍA

ANES, G. (1974): Las crisis agrarias en la España moderna, Madrid, Taurus.

ARDIT LUCAS, M. (1989): “Recaudación y fraude diezmal en el siglo XVIII valenciano”, en Estructuras agrarias y reformismo ilustrado en la España del siglo XVIII, Madrid, MAPA, pp. 391-410.

ARTETA, A. (1783): Discurso instructivo sobre las ventajas que puede conseguir la industria de Aragón con la nueva ampliación de puertos concedida por S. M. para el comercio de América, en que se proponen los géneros y frutos de este Reino más útiles a este fin, y los …, Zaragoza, Diputación General de Aragón, ed. facsímil, 1985.

ARTOLA, M. (1982): La Hacienda del Antiguo Régimen, Madrid, Alianza Editorial, pp. 163-171.

ASSO, I. DE (1798): Historia de la economía política de Aragón, Zaragoza, Guara, reed., 1983.

BARRIO GOZALO, M. (1982): Estudio socio-económico de la iglesia de Segovia en el siglo XVIII, Segovia, Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Segovia.

CALOMARDE, T. (1800): Discurso económico-político leído en la Real Sociedad Aragonesa y aprobado por la misma en el que se demuestra la cantidad de trigo y demás granos frumenticios que en cada año de este último quinquenio se ha cogido en el reino de Aragón, la población general de esta provincia, su consumo, y medios de extraer el sobrante y de introducir lo necesario; poniéndose al fin las reglas más principales para fomentar su agricultura, Madrid, Jerónimo Ortega.

CANALES, E. (1982): “Los diezmos en su etapa final”, en ANES, G. (Ed.), La economía española al final del Antiguo Régimen, Madrid, Alianza/Banco de España, Vol. I. Agricultura, pp. 103-187.

COLÁS, G. y SALAS, J.A. (1982): Aragón en el siglo XVI: alteraciones sociales y conflictos políticos, Zaragoza, Departamento de Historia Moderna, Universidad de Zaragoza. Comarcalización agraria de España, Madrid, Ministerio de Agricultura, Secretaría General Técnica, segunda edición, 1978.

LALINDE ABADÍA, J. (1982): “La base ideológica del sistema impositivo aragonés histórico”, Historia de la Hacienda española (épocas antigua y medieval), Madrid, Instituto de Estudios Fiscales, pp. 407-446.

23 LARA IZQUIERDO, P. (1984): Sistema aragonés de pesos y medidas. La metrología histórica aragonesa y sus relaciones con la castellana, Zaragoza, Guara Editorial.

LATORRE CIRIA, J.M. (1990): “El reparto del diezmo en la diócesis de Teruel (siglo XVII)”, Studium. Geografía. Historia. Arte. Filosofía, 2, pp. 27-44.

LATORRE CIRIA, J.M. (1992): Economía y religión. Las rentas de la catedral de Huesca y su distribución social (siglos XVI-XVII), Zaragoza/Huesca, Institución Fernando el Católico/Instituto de Estudios Altoaragoneses.

LATORRE CIRIA, J.M. (2007): “La producción agraria en el sur de Aragón (1660-1827)”, Historia Agraria, 41, abril 2007, pp. 3-30.

LATORRE CIRIA, J.M. (1989): “La producción agraria en el obispado de Huesca (siglos XVI-XVII)”, Revista de Historia de Jerónimo Zurita, nº. 59-60, pp. 121-172.

LLOPIS AGELÁN, E. (1983): “Algunas consideraciones acerca de la producción agraria castellana en los veinticinco últimos años del antiguo régimen”, Investigaciones económicas, nº. 21, pp. 135-151.

LLOPIS AGELÁN, E. (2002): “La crisis del Antiguo Régimen y la revolución liberal

(1790-1840)”, en COMÍN, F.; HERNÁNDEZ, M. y LLOPIS, E. (Eds.), Historia económica de España. Siglos X-XX, Barcelona, Crítica, pp. 165-202.

LLOPIS AGELÁN, E. (2004): “España, la “revolución de los modernistas” y el legado del

Antiguo Régimen”, en LLOPIS AGELÁN, E. (Ed.), El legado económico del Antiguo Régimen en España, Barcelona, Crítica, pp. 11-76.

MARCOS MARTÍN, A. (1983): “De nuevo sobre los diezmos. La documentación decimal de la diócesis de Palencia: Problemas que plantea”, Investigaciones Históricas, 4, pp. 99-122.

MATEO DEL PERAL, D. (1976): “Los antecedentes de la abolición del diezmo (El debate en las Cortes del Trienio Liberal)”, en GARCÍA DELGADO, J.L. (Ed.), La cuestión agraria en la España Contemporánea, Madrid, EDICUSA, pp. 289-310.

MIGUEL, I. (1994): “El sector manufacturero aragonés en el censo de 1784, Jerónimo Zurita, 69-70, pp. 193-224.

MORENO ALMÁRCEGUI, A. (1984): "Población y producción agrícola en el Norte aragonés (1598-1820)", Congreso de Historia rural. Siglos XV al XIX, Madrid, Casa de Velázquez/ Universidad Complutense, pp. 471- 498.

MUÑOS DUEÑAS, Mª.D. (1988): El diezmo en el obispado de Córdoba, Córdoba, Caja de Ahorros de Córdoba.

24 ORERA ORERA, L. (1980): “Estudio de los diezmos del arzobispado de Zaragoza en el siglo XVIII: Consideraciones metodológicas”, Jerónimo Zurita. Cuadernos de Historia, 37-38, pp. 57-98.

PEIRÓ, A. (1979-1980): “La hacienda aragonesa en el siglo XVIII. La contribución eclesiástica”, Cuadernos Aragoneses de Economía, IV, pp. 137-149.

PÉREZ SARRIÓN, G. (1999): Aragón en el setecientos. Crecimiento económico, cambio social y cultura, 1700-1808, Lérida, Milenio.

RODRÍGUEZ LÓPEZ-BREA, C. (1995): “La crisis del Antiguo Régimen en el arzobispado de Toledo. El impago de diezmos (1800-1820)”, en DONÉZAR, J.M. y PÉREZ LEDESMA, M., Antiguo Régimen y liberalismo. Homenaje a Miguel Artola. 2. Economía y Sociedad, Madrid, Alianza Editorial/Universidad Autónoma de Madrid, pp. 285-293.

ROMERO ALMENARA, A. (1892): Tablas de reducción de pesas y medidas del sistema métrico decimal al antiguo aragonés y viceversa, Zaragoza, Tipografía de Julián Sanz y Navarro.

SALAS AUSENS, J.A. (1993): “La Hacienda real aragonesa en la segunda mitad del siglo

XVII”, en FORTEA LÓPEZ, J.I. y CREMADES LIÑÁN, C.Mª. (Eds.), Política y hacienda en el Antiguo Régimen, Murcia, Universidad de Murcia, Vol. I, pp. 491-510.

SALAS AUSENS, J.A. (2000): “La población aragonesa a comienzos del siglo XVIII”, en

SERRANO, E. y SARASA, E. (Coords.): El conde de Aranda y su tiempo, Vol. I, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, pp. 355-370.

SANZ CAMAÑES, P. (1990): “El patrimonio real en Aragón: organización administrativa, rentas y balance (1664-1670)”, Revista de Historia Jerónimo Zurita, 61-62, pp. 107- 138.

SANZ CAMAÑES, P. (1992): “La Hacienda del Reino de Aragón a través de los “libros de cuentas del general” durante el seiscientos: metodología para su estudio”, Metodología de la investigación científica sobre fuentes aragonesas, Actas de las VII Jornadas, Zaragoza, Instituto de Ciencias de la Educación, pp. 479-490.

SANZ CAMAÑES, P. (1993): “La Hacienda real en Aragón. Ingresos y gastos en la contabilidad de 1673”, en FORTEA LÓPEZ, J.I. y CREMADES LIÑÁN, C.Mª. (Eds.), Política y hacienda en el Antiguo Régimen, Murcia, Universidad de Murcia, Vol. I, pp. 535-544.

VAN ZANDEN, J.L. (2005): “Una estimación del crecimiento económico en la Edad Moderna”, Investigaciones de Historia Económica, 2, pp. 9-38.

25 Apéndice 1: Diezmos de la Cuenca del Jiloca

Años Trigo Otros Total Corderos Cereales Cereales Litros Litros Litros 1685 132380 99403 231783 1631 1686 139485 93475 232960 1502 1687 151084 124056 275140 988 1688 131781 95615 227396 456 1689 99917 100452 200368 1748 1690 186908 166513 353421 1555 1691 113206 92041 205247 1539 1692 166963 120589 287552 611 1693 140191 145285 285476 1214 1694 89238 72460 161698 351 Diezmo medio (1685-1694) 135115 110989 246104 1160 Índice 100 100 100 100

Diezmo medio/habitante 40,944 33,633 74,577 0,351 Índice 100,00 100,00 100,00 100,00 1785 146290 122579 268870 1224 1786 160393 165615 326008 945 1787 163838 205354 369193 1138 1788 133921 147788 281710 1433 1789 125361 136190 261551 919 1790 146890 200111 347001 1287 1791 106722 166899 273620 1129 1792 125982 147960 273941 1342 1793 108370 170836 279206 1358 1794 122558 124034 246592 1357 Diezmo medio (1785-1794) 134032 158737 292769 1213 Índice 99,20 143,02 118,96 104,56

Diezmo medio/habitante 29,043 34,396 63,439 0,263 Índice 70,93 102,26 85,06 74,92 Datos de 8 localidades

26 Apéndice 2: Diezmos de la Serranía de Montalbán

Años Trigo Otros Total Azafrán Cáñamo Vino Sal Corderos Cereales Cereales Litros Litros Litros Gramos Kilos Litros Kilos 1685 444.982 98.626 543.608 0 0 26.955 630 2.239 1686 470.138 104.074 574.212 0 0 32.653 0 2.391 1687 458.219 115.013 573.232 0 0 39.016 0 1.794 1688 303.321 92.014 395.335 0 0 37.539 0 1.257 1689 366.420 83.708 450.127 0 0 17.600 0 2.417 1690 572.682 114.010 686.692 0 0 13.933 0 2.142 1691 423.982 81.373 505.355 0 0 19.097 0 1.949 1692 498.375 105.239 603.614 0 0 4.876 0 862 1693 558.719 111.845 670.564 0 0 12.090 0 2.088 1694 331.241 70.731 401.972 0 0 9.395 0 937 Diezmo medio (1685-1694) 442.808 97.663 540.471 0 0 21.315 63 1.808 Índice 100 100 100 100 100 100

Diezmo medio/habitante 42,610 9,398 52,008 0,000 0,000 2,051 0,006 0,174 Índice 100,00 100,00100,00 100,00 100,00100,00 1785 535.483 104.630 640.113 13.125 0 39.263 0 2.275 1786 577.038 137.645 714.683 24.413 63 49.996 0 1.983 1787 687.235 174.015 861.250 27.271 38 22.763 0 2.463 1788 507.143 110.212 617.355 39.200 57 46.022 0 3.162 1789 366.230 105.573 471.803 20.796 93 44.763 0 1.906 1790 773.712 149.466 923.179 24.763 113 53.167 0 2.711 1791 650.241 146.851 797.092 21.875 88 43.881 0 2.608 1792 535.930 119.225 655.155 18.609 114 18.700 0 2.851 1793 570.797 127.307 698.104 25.084 118 60.074 0 2.455 1794 393.651 120.606 514.257 21.146 76 22.535 0 2.799 Diezmo medio (1785-1794) 559.746 129.553 689.299 23.628 76 40.117 0 2.521 Índice 126,40 132,65127,54 188,20 0,00139,48

Diezmo medio/habitante 45,858 10,614 56,472 1,936 0,006 3,287 0,000 0,207 Índice 107,622 112,939 108,583 160,235 0,000 118,754 Datos de 29 localidades

27 Apéndice 3: Diezmos del Maestrazgo

Años Trigo Otros Total Vino Corderos Lechones Cereales Cereales Litros Litros Litros Litros 1685 694993 65928 760921 783 4929 20 1686 586626 70821 657447 1744 4868 26 1687 681357 68089 749446 1982 4293 12 1688 481930 62409 544338 1110 3270 0 1689 656263 71175 727438 991 5750 14 1690 718454 75340 793794 0 5168 15 1691 640520 55005 695525 0 4315 11 1692 652797 53628 706425 0 2599 12 1693 743899 70236 814135 0 4727 16 1694 694421 46731 741152 0 3510 15 Diezmo medio (1685-1694) 655126 63936 719062 661 4343 14 Índice 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00

Diezmo medio/habitante 38,294 3,737 42,031 0,039 0,254 0,001 Índice 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 1785 770853 97370 868223 0 4259 0 1786 803813 110137 913950 0 4256 0 1787 893245 98386 991631 0 5189 0 1788 692547 66895 759442 0 5787 0 1789 587318 72696 660014 0 4267 0 1790 988025 92955 1080980 0 4869 0 1791 904640 103478 1008118 0 5059 0 1792 797028 98313 895341 0 5151 0 1793 906592 99365 1005956 0 4507 0 1794 622694 92303 714997 0 5074 0 Diezmo medio (1785-1794) 796676 93190 889865 0 4842 0 Índice 122 146 124 111

Diezmo medio/habitante 36,859 4,312 41,171 0,224 Índice 96,25 115,37 97,95 88,25 Datos de 25 localidades

28 Apéndice 4: Diezmos de la Hoya de Teruel

Años Trigo Otros Total Cáñamo Vino Corderos Cereales Cereales Litros Litros Litros Kilos Litros 1685 405872 182242 588115 0 2850 5156 1686 404011 193927 597937 0 1754 4721 1687 463931 205247 669178 0 2850 4012 1688 395600 165957 561557 0 3946 3049 1689 409061 196794 605855 0 4713 5672 1690 597659 280896 878556 0 0 5291 1691 425154 163881 589035 0 1206 4326 1692 518929 210833 729761 0 767 3217 1693 577821 250594 828415 0 438 4475 1694 352073 136275 488348 0 0 2731 Diezmo medio (1685-1694) 455011 198665 653676 0 1852 4265 Índice 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00

Diezmo medio/habitante 30,962 13,518 44,480 0,000 0,126 0,290 Índice 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 1785 532453 196794 729248 169 0 4855 1786 620172 243896 864068 187 0 3870 1787 670013 275311 945324 143 0 5299 1788 576430 199512 775943 171 0 6371 1789 486550 159259 645809 317 0 4188 1790 705280 246100 951380 108 0 5508 1791 669542 261294 930836 197 0 5573 1792 484838 200197 685035 119 0 5370 1793 617026 247191 864218 172 0 5371 1794 495410 231826 727236 116 0 5478 Diezmo medio (1785-1794) 585772 226138 811910 170 0 5188 Índice 129 114 124 0 122

Diezmo medio/habitante 31,573 12,189 43,762 0,009