TRATADO DE PLANTAS DE ARAGÓN

SUPLEMENTO 8.°

La necesidad de dotar este SUPLEMENTO con las páginas que le co­ rresponden, según costumbre de análogas publicaciones anteriores, constituye el principal motivo que me obliga á ampliarlo con asuntos al parecer extraños, á fin de remediar el mal efecto que necesariamente produciría la presentación del mezquino acopio de materiales en el pre­ sente año, que es el último, al menos de parte mía, en favor de la FLORA DE ARAGÓN, hasta el punto de quedar la Agencia de Castelserás cerrada dentro de poco tiempo y desobligada al servicio de sus corresponsales. Las causas que determinan esta resolución consisten principalmen­ te en la pérdida de la salud, que después del cólera no he podido re­ cobrar. Además, la falta de recursos ha impedido en todo tiempo adelantar la resolución de algunos problemas, entre los muchos que ofrece la ve­ getación espontánea de Aragón, pues el mérito principal del SUPLE­ MENTO 8.°, asi como del CATÁLOGO GENERAL, debiera consistir en el ma­ yor número de especies bien determinadas; pero esas obras carecen de estas circunstancias porque las correspondencias de esta Agencia, res­ tringidas en lo posible, cuestan una peseta cada día, y aun así quedan desatendidos importantes servicios por falta de mayores recursos, de manera que no he practicado ninguna expedición botánica, ni me he separado una hora de mi botica, á fin de mantener intachable mi con­ ducta profesional, en lo humanamente posible: asi es que todo el mérito de este SUPLEMENTO debe atribuirse á los corresponsales de esta Agencia. Por gran fortuna, los cuatro botánicos contemporáneos de se hallan hoy en muy buenas relaciones con el Sr. D. MIGUEL GANDO- 86 PLANTAS DE ARAGÓN GER, y en la FLORA EUROPA que actualmente publica, deberán apare­ cer los trabajos y descubrimientos de todos ellos. He tenido bastante habilidad para interesar, para concitar á propios y extraños en beneficio de nuestra flora; pero desgraciadamente no ten­ go dinero para comprar esa obra colosal del Sr. GANDOGER. Por idéntico motivo no he de comprar la ENUMERACIÓN Y REVISIÓN de las plantas de la Península hispano-lusitana é Islas Baleares, obra que actualmente da á luz el concienzudo publicista D. MIGUEL COL- MEIRO, y debe ser á toda costa consultada; los planes del Sr. COLMEIRO son los mismos que yo de hecho persigo durante toda mi vida; pero ade­ más requiero la formación de un herbario (HERBARIO DE ARAGÓN) que atestigüe la veracidad de nuestras opiniones. También se debe tener á la vista una serie de artículos que va dan­ do á luz el Sr. D. CARLOS PAU en el SEMANARIO FARMACÉUTICO y en LA ASOCIACIÓN, de Teruel; en ellos deben aparecer muchas especies nuevas para la FLORA DE TERUEL, las cuales no puedo incluir en este SUPLEMEN­ TO porque su obra se halla ahora principiada y mi salud no consiente aguardar. Sin embargo, el Sr. PAU remitió á esta Agencia la especie siguiente: 2.759. Knautia subscaposa Boiss. BEUT. Provincia de Teruel, frecuente cerca de San Agustín (PAU). ! Me congratularé de que este joven laborioso emprenda de su cuenta la continuación del SUPLEMENTO 9.°, ayudado de su propio esfuerzo y de las obras que arriba he nombrado. Otra especie aragonesa que hace algunos años coloqué en el HERBA­ RIO DE ARAGÓN, procedente de la frontera de Navarra oriental (Buiz GA.- SAVIELLA) é indicada claramente como aragonesa por el Sr. DE BUEN, quedó sin numerar, por olvido, en el SUPLEMENTO 7.°; esa es la si­ guiente: 2.760. Trifolium resupinaturnL. Véase SUPL. 7.°, pág. 73. D. ANTONIO BADAL, después de sufrir el cólera en su tercer período, se ha dedicado con incansable diligencia á su estudio favorito, y sus trabajos serán detallados en la correspondiente sección. De parte mía, ¿qué puedo añadir? Me han inducido recientemente á escribir la FLORA DE ARAGÓN, em­ presa que me pareció muy fácil hace 25 años; mas hoy la creo incon­ veniente porque carecemos de base segura en atención al estado de nuestros trabajos, é imposible á causa del abatimiento producido por la convicción de mi insuficiencia; y es tan firme la manera de pensar res­ pecto de este asunto, que solamente admito la posibilidad de rectificar SUPLEMENTO 8.° 87 y aumentar el Catálogo, de cuyo complemento y perfección estamos muy distantes todavía, debiendo esas circunstancias preceder indis­ pensablemente á la pretendida publicación de la Flora. Primero el Herbario; después el Catálogo en vista del Herbario; al fin la Flora con presencia del Catálogo y Herbario. Para escribir la FLORA, DE ZARAGOZA, por ejemplo, debe al efecto formarse con las plantas zaragozanas un herbario particular muy com­ pleto, debiendo dirigirse para encontrar las especies raras, á las loca­ lidades en que habitan ó habitaron según indicaciones de autores antiguos, particularmente las de nombre dudoso, á fin de confirmarlo en vista de la planta, ó de rectificar con la mayor seguridad. Entre esas especies problemáticas—Scábiosa Cesaraugustana, etc.,—necesa­ riamente debe aparecer alguna para dedicar á ECHEANDÍA, pues advier­ to sentidamente que, por descuido, por única excepción, no veo en la FLORA DE ARAGÓN ninguna planta dedicada al nombre de ese autor, y tengo por cierto que profundizando en el estudio de los elementos que componen la FLORA CESARAUGUSTANA, entre los problemas que ofrece no sería raro hallar alguna especie nueva que perpetúe el nombre de su autor entre los naturalistas de todo el mundo. Pero no debemos di­ rigirnos exclusivamente al estudio de las plantas raras, sino al estudio de toda la Flora de aquella localidad, inclusas las plantas vulgares que deben ser revisadas y conservadas como modelo digno de ser consulta­ do en adelante para los efectos consiguientes: de otro modo siempre serán cuestionables estos asuntos si no se tienen presentes los tipos que constituyen la prueba irreprochable de cualesquiera trabajos que se quieran emprender. Lo mismo respecto de la FLORA DE ARAGÓN con apoyo del HERBARIO DE ARAGÓN, y lo mismo respecto de la FLORA ESPAÑOLA en vista del Catálogo general que debe reconocer muchos autores, particularmente en España; pero para comprender qué tal andan estos asuntos, báste­ me decir que hace cuatro días—8 Septiembre— recibí prospectos de la REVISIÓN de COLMEIRO, cuyo publicación ignoraba yo de todo punto: adelante... De aquí (por economía) que no se multiplique el número de colabora­ dores de provincias, los cuales contraen un gran mérito, porque gastan su salud y sus dineros exclusivamente en honra de su país, sin otras pretensiones, y por tanto, como he dicho, son elemento indispensable que debe ser solicitado y honrado sin medida. El obstáculo que más directamente se opone á las correcciones es­ triba en que nos hallamos contrariados por la imposibilidad de recono­ cer detenidamente las localidades especiales citadas por autores anti- 88 PLANTAS DE ARAGÓN guos, y de adquirir no pocas especies auténticas nombradas por ellos» todo lo cual sería asequible á nuestra voluntad si contáramos con su­ ficientes medios. En primer lugar nuestro Catálogo actual es susceptible de grandes aumentos, pues donde quiera hallamos especies nuevas para nuestra Flora, siendo cosa de no acabar, como lo vemos en los suplementos del TRATADO. Pero no basta recontar el número total de plantas; es preciso que hayan sido determinados sus nombres con la exactitud que es imposi­ ble á veces comprobar por no tener á la vista los tipos á los cuales se refieren los nombres de ellas publicados: á esa mira se dirige constan­ temente el empeño que tengo desde hace 22 años, de presentar en Za­ ragoza todas las plantas aragonesas pertenecientes á los botánicos con­ temporáneos bajo el nombre de HERBARIO DE ARAGÓN. En la parte 2.a del TRATADO DE PLANTAS, páginas 198 y 199, he definido y encarecido la grande importancia y verdadera necesidad de herbarios locales, sin los cuales, como he dicho, es imposible fundar con solidez. Prefiero á todo la exactitud: sé muy bien que el HERBARIO DE ARA­ GÓN contiene errores ya con'egidos en obras posteriores, y no sería raro que aparezcan otros dignos de enmienda, como los tiene de ordinario cualquiera colección voluminosa, particularmente con referencia á ciertas plantas que á juicio de algunos no son especies propias: esto sin contar otros defectos que no se puedan remediar por no tener á la vista las plantas sobre las cuales se fundan: de buena gana probaría esto úl­ timo con apuntes tomados del TRATADO DE PLANTAS, los cuales dedicaría á los botánicos más aventajados reclamando su atención y solicitando su favor. Acaso me extiendo demasiado sin que haya necesidad que me auto­ rice, pues siendo esta publicación dirigida á los botánicos más aventa­ jados, no tienen ellos necesidad de ver reproducidos los problemas ya consignados en el TRATADO; sin embargo, creo que los hombres impor­ tantes de Aragón suelen mirar nuestras obras por el lado hermoso á fin de congratularse de nuestros adelantos en los tiempos presentes, y apartan la vista del lado feo para no ver en ellas defectos que gratuita­ mente dan por corregidos bajo la crítica de los botánicos que, á su pa­ recer, han impreso en ellas el sello de la perfección; mas esta ilusión desaparecería en gran parte si nos ocupásemos de ciertos comentai'ios. Conviene, por tanto, sostener y fomentar la buena voluntad de aquellos hombres, exhibiendo la organización de los trabajos que son precisos para completar el HERBARIO DE ARAGÓN y correcciones y aumento de SUPLEMENTO 8.° 80 la FLORA DE ZARAGOZA, cuyos elementos se deben acopiar separada­ mente en herbario peculiar de esa ciudad, á fin de acabar pronto y bien, según he recomendado en el TRATADO DE PLANTAS; botánicos resi­ den actualmente en Zaragoza á quienes dirigí merecidos elogios hace muchos años, es decir, antes de sospechar que algún día vendrían á vivir entre nosotros, y bien que esos naturalistas, por mucho que sean su saber y buenos deseos, no pueden hacer más de lo que les permiten sus recursos y falta de libertad. De lo dicho se infiere la responsabilidad en que incurren los que se hallan obligados por su elevada posición al beneficio de la causa pública, si no se practican los estudios enunciados, así como el mérito de los botánicos si demandan trabajo aunque no lo ejecuten por hallar­ se privados de todo medio de acción. Conocida mi manera de pensar y suponiendo que éstos sean mis úl­ timos esfuerzos, podría yo exponer á grandes rasgos los lunares que ac­ tualmente ofrece el CATÁLOGO DE PLANTAS de Aragón, y esa seria la ra­ zón más convincente de cuanto he dicho en sentido negativo acerca de nuestra Flora. Pero aparte de esa consideración, creo que nuestro Catálogo aventa­ ja á todas las Floras locales de España por el número, y en parte por la calidad de las especies nuevas que contiene, porque nuestro Reino produce muchas plantas exclusivamente peculiares de su suelo, ya pu­ blicadas y dibujadas, ó preparadas para publicarlas prontamente, y además, con extrañeza de personas inteligentes, son aquí vulgares otras que hasta hoy se las creía limitadas á países meridionales: no sería di­ fícil presentar un estado aproximadamente exacto de todos estos por­ menores que, á ser ciertos, probarían que Aragón se halla más adelan­ tado que otras provincias de España. Esas plantas aragonesas sumamente raras, entre otras Erodium cheilanthifolpum (BADAL); Astragalus Boissieri (BADAL); Scleranthus üelorti (BADAL); ínula británica (BADAL); Allium acutiflorum (BADAL), debieran en primera hilera figurar en los jardines de Aragón, y de aquí y de allí la necesidad que siento de ocuparme de esos estableci­ mientos, á pesar de que no he visitado ningún jardín del mundo, ni el Botánico de Zaragoza, desde 1868, el cual, con las mejoras que en él se practican ó han practicado, debe adquirir verdadera importancia; pero en opinión mía, debieran desalojarle sin compasión de todas las plan­ tas exóticas sin respetar ninguna, sustituyéndolas con otras indígenas, haciendo doblar sus flores á muchas de adorno por medio de un cul­ tivo esmerado. De lo contrario, en vano aguardaremos importantes vi­ sitas de personajes dedicados al estudio de la ciencia, porque en ese 90 PLANTAS DE ARAGÓN jardín encontrarían vegetales extranjeros comprados acaso por Aragón en sus propios establecimientos: esto con respecto á pequeños jardines nacionales como lo es el de Zaragoza. Creo que nadie se ha de ofender de mis atrevidas proposiciones, fun­ dadas sobre hipótesis, y así apelo al testimonio de personas más enten­ didas para que determinen su valor, pues ni siquiera he comunicado con alguno que me haya facilitado el fundamento de mis suposiciones, que para algunos pueden ser de crédito dudoso, lo mismo que la con­ veniencia que de su realización podría resultar. Los jardines botánicos, lo mismo que las bibliotecas, son escuelas de enseñanza que con dificultad costearía un particular: en ellos debe atenderse á satisfacer diversos gustos, sea bajo el aspecto que se les considere: los farmacéuticos atenderán al conocimiento de las plantas medicinales; los botánicos á la satisfacción de otras necesidades de ín­ dole distinta, unas que se refieren á la contemplación de especies bien conocidas y dignas por su rareza de figurar bajo la admiración de los inteligentes (véase, por ejemplo, las que he nombrado en la página an­ terior) ó de otras personas que pretendan estudiarlas y conocerlas á costa del Estado que allí las ha colocado como muestras de bien enten­ dida dirección; otras que bajo igual consideración constituyen tipos legí• timos de especies bien determinadas, los cuales han de servir de punto de comparación para la resolución de problemas interesantísimos bajo todos conceptos, ya bajo el aspecto botánico ó científico, referente con particularidad al reino de Aragón; ya sea también en honra y crédi­ to del Establecimiento que tan felizmente ha sabido comprender el ob­ jeto para que ha sido creado: muy someramente citaré algún ejemplo en apoyo de cuanto acabo de exponer, y para mejor inteligencia. En el Botánico de Zaragoza vi cultivada la caña común (Arundo Donax) en lugar de la caña borde (Arundo Plinii) que es rara en Es­ paña, pero común de trecho en trecho en orillas del Ebro, lo mismo que el Erianthus JRavennce. En una balsa del jardín vi el Potamogetón perfoliatus, planta muy curiosa pero muy común en el Canal Imperial, etc.: en su lugar debie­ ra aclimatarse el Potamogetón cylindricus, especie común en el bajo Aragón, que nadie la conoce á pesar de que la he distribuido con la EXSICCATA por toda Europa, pero seca y desfigurada en herbario no manifiesta bien los caracteres esenciales que la distinguen del Potamo­ getón marinus, á cuyo sección pertenece. La difícil transmisión de esta planta, que debe marchar por correo metida en agua á pesar de su volumen, impide que haya sido comuni­ cada al Sr. WILLKOMM en estado viviente, con objeto de publicar figu- SUPLEMENTO 8.° 91 fados sus detalles esenciales á fin de obtener la sanción de los sabios acerca de su legitimidad eomo especie propia. Ignoro si en el jardín se cultiva el Ranunculus bulbosus L., pues tengo por cierto que el Ranunculus bulbosus de los autores aragoneses en su mayor parte corresponde al R. Aleas, ó acaso también al R. fia- bellatus: de aquí la necesidad de aclimatar en Zaragoza esas tres es­ pecies; las dos últimas puedo yo regalarlas vivas, pero el R. bulbosus se debe adquirir en otra parte para los fines que se pretenden. Lo mismo respecto del Délphinium Loscosii, muy extendido por Aragón; pero sus diferencias deben establecerse comparándole con el legitimo Délphinium pubescens que no debe faltar en el jardín: lo mis­ mo respecto de muchas otras plantas. En el Botánico de Zaragoza deben aclimatarse no solamente todas las especies más ó menos raras que crecen espontáneamente en montar ñas y campos de Aragón, sino con exquisita preferencia, sin faltar nin­ guna, á fuerza de gastos é inteligencia, las que han sido descubiertas recientemente, nuevas ordinariamente, y desconocidas para los sabios de todos los países, las cuales pueden verse particularmente coleccio­ nadas en las ILLUSTUATIONES de WILLKOMM, obra bien conocida en Zaragoza por cuanto ha sido examinada y premiada en la última Expo­ sición, y forma colección espléndida de láminas iluminadas pertene­ cientes en muy grande parte á especies que hoy por hoy son exclusiva­ mente peculiares de nuestro suelo, y no por ignorancia ni falta de patriotismo, sino solamente por desidia dejarían de ser admitidas y so­ licitadas para el Botánico, esas plantas cuyas láminas y descripciones en latín, francés y castellano llevan el sello de la mayor perfección, y son la admiración del mundo sabio por su originalidad y excelencia. Acaso en el Botánico no existe más que una de esas plantas, el Sisymbrium Assoanum, especie peculiar de Zaragoza: porfiadamente logré introducirla en el jardín pagando de mi cuenta riegos, portes y envases: ¿es serio todo esto? Y demos gracias si subsiste esa planta allí colocada con gran fortunaj digo esto porque hace 25 años remití tam­ bién el Boleum asperum, planta desde hace 30 años muy solicitada por los botánicos, la cual transporté á Zaragoza en iguales condiciones que el Sisimbrio, pero con tan deplorable suerte, que antes de ser atendidas mis súplicas para que fuese admitido en el Botánico, el Boleum pere­ ció en un rincón de casa del Sr. BAYOD, testigo presencial de este in­ fausto suceso. Todas-esas cosas podrían en adelante acontecer, porque entre nos­ otros suceden cosas muy extrañas; de diversas naciones rae han pedido semillas ó raices vivas que, con porte pagado, ofrecí de regalo en el 92 PLANTAS DE ARAGÓN

SUPLEMENTO 7.U; por única excepción D. FEDERICO TREMOLS me pidió una parte para la Universidad de Barcelona, á donde remití al menos el Sisimbrio y el Erodium Aragonense; pero en España no recuerdo que nadie haya solicitado ninguno de mis regalos, á pesar de que yo mismo he incitado de propósito para que me honrasen con algún pedido; pero todo en vano, y lo siento, no por mí, sino por Aragón. ¿Comprenden los lectores estos viceversas? El Sr. "WILLKOMM ha ofrecido á la venta por 200 francos el tomo 1.° de su lujosa obra, dedicado al Rey de España D. ALFONSO XII. Ese libro debemos los aragoneses considerarlo como el apologista, pintor de nues­ tras bellezas nacionales; en este momento sé que no ha sido comprado en la Exposición, y acaso no tiene suscritores en todo el Reino de Aragón; ¿qué mas allá? Bastante tiempo hace que se publicó la entrega 1.A del volumen 2.° de ILLUSTRATIONES, la cual abraza siete figuras de plantas aragonesas, que son: Allium Pardoi Lose. Narcisus juncifolius LAG. Fritiilaria hispánica Boiss. REUT. Áster Aragonensis Asso. Áster Willkommii C. H. SCHZ. Artemisia Assoana "WILLK. Crepis albida VILL. Es de creer que la entrega 2.A aparecerá dentro de poco tiempo, y presumo que en tal sentido se trabaja. No se puede prescindir de la Botánica, porque sin su auxilio es im­ posible satisfacer cumplidamente las necesidades de la sociedad y el gusto de la multitud, á causa de que los más ignoran de propósito que la jardinería quedaría estacionaria sin el auxilio de esa ciencia, lo mis­ mo que las ciencias y artes que de ella dependen, según he manifestado en otra parte. ¿Quién ha de traer á los jardines las flores aragonesas Delphinium Loscgsii y Delphinium Hispanicum, éste superior acaso por su belleza á la Espuela de Caballero? En igual caso se encuentran una multitud de plantas aragonesas de adorno, tales como la Peonía, la Campánula Trachelium, bella especie que florece desde mitad de Mayo. Hé dicho que en el Botánico de Zaragoza se deben cultivar todas las plantas aragonesas espontáneas, y desechar todas las exóticas sin respetar ninguna. A lo más se podrían admitir en su recinto plantas raras de España, particularmente algunas muy renombradas aunque no sean aragonesas, SUPLEMENTO 8.° 93 tales como el fa