MUJERMOVILIDAD Y EMIGRACIÓN: DE LA POBLACIÓN, UNA PERSPECTIVA MUJER Y MATRIMONIOPLURAL (isbn EN 978-84-9887-010-7) LA CASTILLA MERIDIONAL 69 Movilidad de la población, mujer y matrimonio en la Castilla Meridioonal. Las tierrasFrancisco de García en el González siglo xviii

Movilidad de la población, mujer y matrimonio en la Castilla Meridional. Las tierras de Albacete en el siglo xviii

Francisco García González Universidad de Castilla-La Mancha

Como se sabe, La Mancha estaba atravesada por las rutas que unían Valen- cia, Alicante, Murcia y Andalucía con Castilla. También era paso natural entre las regiones mediterráneas y Portugal. Las tierras de la actual provincia de Albacete eran por tanto un auténtico cruce de caminos entre la meseta, levante y Andalucía (véase los mapas del anexo). Consideramos pues que Albacete es un buen labora- torio de observación para comprobar cuál era la intensidad y la dirección de los movimientos de población en la Castilla meridional a lo largo del siglo XVIII así como la procedencia y el sexo de los inmigrantes. Porque, ¿qué protagonismo tenían las mujeres en dichos movimientos? ¿hasta qué punto la presencia de inmigrantes lejanos era importante? ¿predominaban los que venían de las regiones del norte o es superior los que procedían del sur y del este? Albacete sin duda se beneficiaría de su lugar estratégico en relación con el sudeste dentro de esa tendencia cada vez más definida de estructuración nacional en el siglo XVIII entre el interior y la periferia. Pero, ¿se vió favorecida por el intenso tráfico de personas hacia Madrid o, al contrario, por los movimientos mi- gratorios hacia la costa mediterránea, con destinos tan atractivos como los puertos de Alicante o Cartagena? En este punto, ¿qué importancia tuvo el desplazamiento de castellano-manchegos para el espectacular crecimiento del setecientos levanti- no? Por otro lado, dado que las tierras de Albacete eran una zona limítrofe entre la Corona de Castilla y la de Aragón, ¿qué relaciones pueden vislumbrarse entre ambos espacios a través de los enlaces matrimoniales? ¿se daban la espalda? ¿cuál era la presencia de los novios y de las novias procedentes de Valencia o Alicante por MUJER Y EMIGRACIÓN: UNA PERSPECTIVA PLURAL 70

ejemplo? Entre otras cosas, no hay que olvidar que la siega y otro tipo de trabajos estacionales provocaba el desplazamiento de mano de obra del sur o del sureste hacia el interior de La Mancha y, en general, de Castilla. Incluso dentro del mismo espacio castellano-manchego asistimos durante toda la Edad Moderna —en especial durante la centuria ilustrada— a un intere- sante proceso de redistribución geográfica de la población con la reocupación y hasta la colonización de algunas zonas. Ciudad Real y Albacete fueron las pro- vincias más dinámicas pero las menos densamente pobladas. A través del caso albacetense intentaremos observar qué características tuvieron los movimientos de población en el interior de esta región y qué grado de participación tuvieron en ellos las mujeres. El antiguo Reino de Murcia, al que pertenecía buena parte de la provincia albaceteña, fue una de las regiones españolas más mimadas por los Borbones. Al- gunos de sus más destacados proyectos de Estado se llevaron a feliz término. En consecuencia, ¿qué influencia tuvo el intervencionismo estatal en los movimientos de población? La victoria de la causa borbónica apoyada masivamente en la región parece que fue el comienzo de un cierto idilio entre ésta y la Corona. Sin embar- go, ¿en lugares emblemáticos como hubo importantes movimientos de personas alrededor de las primeras década del siglo tras la famosa Batalla que fue clave en la Guerra de Sucesión? ¿qué supuso para poblaciones como la villa de Albacete la concesión por la monarquía borbónica del título de feria franca en este momento? ¿hasta qué punto esta villa se fue convirtiendo de facto en un verdadero núcleo vertebrador del nuevo espacio provincial que se crearía más adelante en 1833? ¿su crecimiento y protagonismo era debido a la política borbónica de favo- recer a la futura ciudad? ¿la tendencia de la población a instalarse allí obedecía a una larga tradición o fue un fenómeno nuevo ligado a su proceso de expansión económica y comercial a partir del fuerte desarrollo de la Feria desde 1783? Del mismo modo, ¿qué podemos decir de la Sierra de con la instalación de las Reales Fábricas de Latón en Riópar? Las consecuencias del intervencionismo real para la movilidad de la población y, en concreto, de las mujeres las analizaremos también en otros casos significativos de la Castilla meridional como Talavera de la Reina o Almadén. Finalmente, desde el ejemplo albacetense, nos preguntaremos por cuál era la intensidad de las relaciones entre las áreas más montañosas y el llano, entre las zonas más rurales y las poblaciones más importantes y con rasgos urbanos, entre los nuevos núcleos emergentes como la propia villa de Albacete o Hellín y las anti- guas poblaciones con un pasado más o menos glorioso como Chinchilla o Alcaraz. Porque, ¿dichos núcleos fueron sus competidores? ¿el porcentaje de inmigrantes aumentaba con el tamaño de la población? ¿qué papel jugaban aquí las mujeres? MOVILIDAD DE LA POBLACIÓN, MUJER Y MATRIMONIO EN LA CASTILLA MERIDIONAL 71 Francisco García González

Nuestro objetivo pues, es tratar de comprobar si existían algunas constantes en los flujos humanos en las tierras más meridionales de Castilla-La Mancha —en las tierras de la actual provincia de Albacete sobre todo1—, y cuál era el peso de las mujeres en los mismos. Sin embargo, nuestras pretensiones en este trabajo no pueden ser muy ambiciosas. Me limitaré a esbozar la evolución e intensidad de los movimientos de población basándome en los libros de matrimonios. Para ello nos fijaremos en el origen de los contrayentes, incidiendo a la hora de analizar la movilidad geográfica en las diferencias entre hombres y mujeres. Y aquí queremos aclarar que sólo podemos apuntar algunas tendencias sobre la base muy parcial de los casos con los que contamos información. En este sentido, nos centraremos en una serie de poblaciones albacetenses (véase los cuadros del anexo y su ubicación en el mapa) con las que estamos trabajando en la actualidad y que podríamos consi- derar representativas de la zona más oriental de La Mancha. Asimismo utilizaremos como su contrapunto otras serranas incluidas dentro de la Sierra de Alcaraz de las que ya nos ocupamos en otro lugar2 y, a un nivel más regional, núcleos tan significativos como Talavera de la Reina o Almadén. Desgraciadamente, somos conscientes de la dificultad de captar el fenómeno migratorio a través de las actas matrimoniales. A pesar del importante caudal humano que recogen, a buen seguro la movilidad de la población sería más importante de la que podemos deducir de las personas que pasaban por la vicaría. Es muy difícil poder evaluar con esta fuente su volumen. Tampoco conocer y diferenciar los tipos inmigratorios, su grado de permanencia y si eran estacionales o definitivos. Temas tan importantes como el balance entre inmigrantes y emigrantes rebasan nuestras posibilidades y al tomar al concejo como unidad de análisis podemos desvirtuar el alcance real de los movimientos de población. Además, hablamos de una fuente con algunas dificultades intrínsecas porque no sabemos si el origen se indicaba en todos los casos o si el cura pudo siempre identificarlo o interpretar correctamente el lugar de procedencia. No es raro en muchas ocasiones encontrar la denominación general de “forastero”. De todos modos, en el siglo XVIII, la progresiva anotación del origen refleja un mayor celo por parte de los párrocos, pero también es indudable que podría obedecer a la existencia de una superior movilidad de la población.

1 Para una breve aproximación a los movimientos migratorios en el antiguo Reino de Murcia Lemeunier, G.,: “Migraciones internas y medium-distance en Murcia y Albacete, 1500-1900”, en Eiras Roel, A. - Rey Castelao, O., eds.: Migraciones internas y medium-distance en la Península Ibérica, 1500-1900, Santiago de Compostela, Xunta de Galicia, 1995. Como señala el autor, desgraciadamente este tema en toda la zona de Albacete y Murcia sigue siendo un aspecto muy poco conocido. 2 García González, F.: La Sierra de Alcaraz en el siglo XVIII. Familia, población y estructura agraria, Albacete, Instituto de Estudios Albacetenses, 1998. MUJER Y EMIGRACIÓN: UNA PERSPECTIVA PLURAL 72

1. La provincia de Albacete: movilidad y matrimonio

1.1. Una radiografía cuantitativa Según los casos estudiados, una primera afirmación que se desprende de nuestro trabajo es que en las tierras de Albacete la movilidad de la población era más importante de lo que parece que era habitual. Muchos hombres y mujeres se habían desplazado, bien de forma temporal o definitiva, desde los lugares donde habían nacido o desde donde residían a otras poblaciones para contraer matrimonio. Siendo importantes los niveles de endogamia matrimonial como era frecuente en las sociedades del Antiguo Régimen, en la provincia de Albacete dichos niveles no eran excesivamente abultados en comparación con otros ejemplos conocidos. Aquí, en conjunto, casi el 30 por ciento de los cónyuges procedían de una población dis- tinta a la de su boda frente al 70’7 por ciento que sí habían nacido allí. Una notable diferencia con los resultados obtenidos dentro de la España Meridional para una muestra de parroquias extremeñas: según los datos aportados por José Pablo Blanco Carrasco, lo más frecuente allí era que los porcentajes de endogamia no descendieran del 80-85 por ciento. De hecho Miguel Rodríguez Cancho así lo corrobora para la propia ciudad de Cáceres. Tampoco las proporciones halladas nada tienen que ver con las bajas tasas de exogamia encontradas en algunos núcleos de la Castilla interior como Otero de lo Herreros o Mozoncillo, con porcentajes del 3, 12 o 18 por ciento por término medio ni con poblaciones andaluzas como Rute, con sólo la décima parte de los matrimonios. Por el contrario, los porcentajes observados en las tierras de Albacete son similares a grandes focos de atracción inmigratoria como Cartagena y su campo, Alicante e incluso Granada. En Cartagena entre 1700 y 1810 los contrayentes inmigrantes eran el 31,9 por ciento; en Alicante entre 1680 y 1810 era algo inferior, el 26, 8 %; y en Granada el 34,6 por ciento3. Los promedios esconden algunas diferencias comarcales reseñables (Véase Cuadro 1 del anexo). En varias poblaciones de la Sierra de Alcaraz (la propia

3 Blanco Carraco, J.P.: Demografía, familia y sociedad en la Extremadura Moderna, 1500-1860, Cáceres, Univer- sidad de Extremadura, 1999, pág. 224; Rodríguez Cancho, M.: La villa de Cáceres en el siglo XVIII (Demografía y Sociedad), Norba, Cácere, 1981, pág. 207, obtiene un índice de exogamia del 20,1 por ciento para el siglo XVIII; Pérez Moreda, V.: “Matrimonio y familia. Algunas consideraciones sobre el modelo matrimonial español en la Edad Moderna”, Boletín de la Asociación de Demografía Histórica, vol. IV, nº 1, 1986, pág. 22; García Jiménez, B.: Demografía rural andaluza: Rute en el Antiguo Régimen, Córdoba, Diputación Provincial, 1987, pág. 68; Torres Sánchez, R. et al.: “Los movimientos migratorios en Cartagena durante el siglo XVIII a través del análisis informático”, en Chacón Jiménez,F. ed.: Familia y matrimonio en el Mediterráneo Ocidental. Siglos XV-XIX, Murcia, Universidad de Murcia, 1987, pág. 222, para Cartagena; Giménez López, E.: Alicante en el siglo XVIII. Economía de una ciudad portuaria en el Antiguo Régimen, Valencia, Instituto Alfonso el Magnánimo, 1981, págs. 36-71; para Granada, Floristán, A.: “La población española, 1500- 1860”, en Floristán, A, coord..: Historia de España en la Edad Moderna, Madrid,Ariel, 2004, pág. 51, Cuadro V.2. En una ciudad como Lleida en el siglo XVI la tasa general de exogamia es de 34,43%, mientras que la de endogamia es de 65,57% (Vilalta, M.J.: “La atracción de los iguales.Sociedad, migraciones y alianzas matrimoniales en la Lleida del siglo XVI”, en Salas Auséns, J.A., ed.: Migraciones y movilidad social en el Valle del Ebro (ss. XVI-XVIII), Bilbao, Universidad del País Vasco, 2006, pág. 19. MOVILIDAD DE LA POBLACIÓN, MUJER Y MATRIMONIO EN LA CASTILLA MERIDIONAL 73 Francisco García González

ciudad, y sobre todo Riópar y ) encontramos una movilidad extraordinaria dentro del mercado matrimonial: más del 40 por ciento de los contrayentes eran de un núcleo de población diferente al de su pareja. En otras localidades serranas como o El Robledo así como en El u estarían entre el 30 y el 40 por ciento4. Se trata de unas proporciones nada desdeñables que cabe resaltar también en una importante población como Hellín (26,6 %). Por su parte, la exogamia se reduce al 20-25 por cien en los casos más típicamente manchegos, tanto si son pequeñas poblaciones (Minaya, , Alborea, tenían entre 1500 y 2000 habitantes) como si no (la misma villa de Albacete, con 7885 habitantes), todos ellos con unas proporciones inferiores a la media provincial. Ahora bien, es cierto que en conjunto la comarca de la Sierra de Alcaraz se caracterizaba por una extraordinaria movilidad: nada menos que el 41,5 por ciento de los contrayentes era de un núcleo distinto al de su nacimiento frente al 58,5 que eran vecinos. Se trata de un porcentaje de endogamia similar al ob- servado en otros ejemplos de montaña como Torre de Cameros, en La Rioja, o la montaña noroccidental leonesa, ambos en torno al 55 por ciento5. Pero no hay que olvidar que los cónyuges pertenecían en sus tres cuartas partes a la propia comarca, caracterizada en gran medida por un tipo de poblamiento disperso en forma de pequeñas aldeas, heredamientos, granjas y caserías. Por otro lado, en villas también serranas como —en este caso de la Sierra de Segura— las tasas de exogamia caían en picado (entre 1743 y 1793 se ha calculado un 18 %) por lo que parece que hay que ser prudentes a la hora de establecer relaciones entre territorios de montaña y comportamiento nupcial. En general estamos hablando de un tipo de movilidad más masculina que femenina. No obstante, la costumbre de efectuar la boda en la población de la novia puede desvirtuar los resultados porque no se trata en muchos casos de residencias definitivas. Con todo, es muy significativo que —en conjunto—, en las tierras de Albacete el 61,7 por ciento de los contrayentes foráneos fuera varón y el 38,3 mujer6. Igualmente hay que señalar algunas diferencias de comporta- miento espacial. Por ejemplo, tanto en la Sierra de Alcaraz como en Hellín, la proporción de mujeres foráneas era superior a la media provincial, más en Hellín (45 %) que en la zona alcaraceña (40 %). Por el contrario, a pesar de los rasgos urbanos de la villa de Albacete, entre 1736 y 1776 era inferior, 37 %.

4 En el Campo de Calatrava hemos observado unas proporciones parecidas: 63,3 por ciento de endogamia y 36,7 de exogamia. Vid. García González,F.: “Corral de Calatrava en el siglo XVIII: familia, población y sociedad”, en Centenario del Cardenal Monescillo (1987-1997), Vol. II, Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha, 1997, pág. 92. 5 Vid. Lázaro Ruiz, M.: “La movilidad de la población en un núcleo de montaña en los siglos XVII-XVIII”, I Coloquio sobre Historia de La Rioja, Logroño, 1984, pág. 74; o Pérez Alvarez, Mª.J.: La montaña noroccidental leonesa en la Edad Moderna, León, Universidad de León, 1996, pág. 269. 6 Proporción algo inferior a la de Cartagena y su campo, con 64 por ciento de hombres y 36 por ciento de mujeres. Vid. Torres Sánchez, R. et al.: “Los movimiento migratorios en Cartagena…op. cit., pág.: 223. MUJER Y EMIGRACIÓN: UNA PERSPECTIVA PLURAL 74

Por otro lado, tanto los novios como las novias solían proceder de otras poblaciones de la actual provincia de Albacete: en torno al 60 por ciento de todos los casos. En este sentido, el comportamiento por sexos no es muy diferente: si bien las mujeres se desplazarían menos kilómetros por término medio, su radio de acción no era tan inferior como se podría pensar. No en vano — proporcio- nalmente—, entre las mujeres había ligeramente más novias procedentes de la actual región de Castilla-La Mancha que entre los hombres: un 82 por ciento frente al 77,6 por ciento de los novios (véase cuadro 2 y 2bis del anexo). Y por lo que respecta a las que llegaban de otras regiones de España, su peso no era nada desdeñable: el 18 por ciento por el 22,3 de los hombres. En cualquier caso, unos y otras confirman que la atracción era menor cuanto mayor era la distancia, aunque no siempre como veremos.

Contrayentes foráneos en la provincia de Albacete que procedían de alguna de las poblaciones que la componen en la actualidad

NATURALEZA HOMBRES NUMERO % NATURALEZA MUJERES NUMERO % MANCHUELA 241 12,51 MANCHUELA 103 8,84 SIERRA ALCARAZ 111 5,76 SIERRA DE ALCARAZ ��������101 8,67 MANCHA 151 ��������������� 7,84 MANCHA 93 ������� 7,98 HELLIN 166 ��������������� 8,62 HELLIN �������84 7,21 CHINCHILLA 176 9,14 CHINCHILLA 82 7,04 ALMANSA 117 6,07 ALMANSA 70 6,01 LLANOS 94 4,88 LLANOS 60 5,15 CAMPO DE MONTIEL 47 2,44 CAMPO DE MONTIEL 35 3,00 SIERRA SEGURA 65 3,37 SIERRA DEL SEGURA 31 2,66 TOTAL ALBACETE 1168 60,64 TOTAL ALBACETE 664 57,00

Analizando individualmente la situación, comprobamos que en núcleos de población importantes las cuencas migratorias eran más amplias, encontrando gente más diversa entre los hombres que entre las mujeres. Los núcleos de po- blación más importantes (Albacete, Hellín) y con rasgos urbanos como Alcaraz eran el principal destino para los que venían de más lejos. Los que procedían de zonas más próximas tenían un mayor peso relativo en el mundo rural. Ahora bien, por lo menos en el caso de la villa de Albacete, parece que no se cumple esa idea de que el porcentaje de inmigrantes aumentaba con el tamaño de la población. Pequeñas poblaciones como el Bonete, Ossa de Montiel, Viveros, Robledo, Cotillas, Villapalacios o Riopar en la Sierra de Alcaraz superaban con creces el índice de exogamia de aquella como vimos. En principio se podría afirmar que existía una mayor tendencia por parte de las mujeres de dirigirse hacia núcleos de población grandes mientras que los MOVILIDAD DE LA POBLACIÓN, MUJER Y MATRIMONIO EN LA CASTILLA MERIDIONAL 75 Francisco García González

hombres lo hacían hacia los núcleos rurales más reducidos. La ciudad de Alcaraz y Hellín, con el 40 y el 45 % de las mujeres foráneas, lo corroboran como he- mos dicho antes mientras que en Bonete (24,4 %), Alpera (29,6) y Alborea (34) las féminas son muchas menos. Razones laborales explicarían la propensión del jóven soltero, jornalero o mozo de labor, que se desplazaría en busca de trabajo y que paulatinamente iría convirtiendo en estable una estancia que en principio iba a ser estacional o temporal. Parece que existiría un verdadero intercambio campo-ciudad en núcleos urbanos como Alcaraz, actuando la ciudad como un auténtico mercado matrimonial del entorno agrario: muchos varones (188 casos) y mujeres (174) procedentes de las aldeas y villas se casaron a lo largo del siglo con parroquianos de la ciudad. No pocas jóvenes solteras, que en principio se acercarían a la ciudad para ser contratadas de forma transitoria, especialmente en el servicio doméstico, prolongarían su estancia y acabarían estableciéndose definitivamente tras contraer matrimonio. Como se sabe, las ciudades se fueron convirtiendo en un mundo mayoritariamente femenino, en especial en deter- minados tramos de edad, donde se notaba el peso de las mujeres que acudían para trabajar como criadas. Tanto es así que, según el padrón calle-hita para la elaboración del Censo de Floridablanca (1786), la tasa de masculinidad entre 16 y 24 años en la ciudad de Alcaraz solo era del 72.4 por ciento y en la villa de Albacete entre 15 y 24 años del 83. Aun siendo la ciudad alcaraceña un núcleo ruralizado en 1752 con un 84 por ciento de criados varones, la proporción de criadas registradas en los hogares doblaba a la existente en sus aldeas: 16 por ciento frente al 8. Por su parte, en la villa albaceteña, el 68 y el 78 por ciento de los criados contabilizados en los agregados domésticos eran mujeres en 1787 y 1838 respectivamente7. Pero esta tendencia más o menos generalizada no es incompatible con que en otros pequeños núcleos la llegada de mujeres forasteras para casarse fuera igual que los hombre, como Ossa de Montiel o Minaya, con el 47 por ciento de los enlaces; o por lo menos en la misma proporción que en grandes poblaciones, como ocurre en La Gineta con respecto a la villa de Albacete, las dos con el 37 %. Es cierto que las ciudades podían actuar como un auténtico mercado ma- trimonial de su entorno agrario. Pero la situación no siempre podía permanecer así. Al contrario, más que proveedor, el mundo rural se fue convirtiendo en

7 García González, F.: La Sierra de Alcaraz en el siglo XVIII…op. cit., pág. 197; Gómez Carrasco, C. J.: La comunidad mercantil en la villa de Albacete. Familia, crecimiento urbano y desarrollo comercial (1680-1830), Albacete, Universidad de Castilla-La Mancha, Tesis Doctoral, 2007 (cálculos basados en datos aportados en pág. 176; para los criados pág. 245 y 249, según cálculo de Tabla 2.45 y 2.47). Sobre la importancia de las criadas en una gran ciudad como Zaragoza, Ramiro Moya, F.: “Migración y movilidad social femenina en la Zaragoza del siglo XVIII”, en Salas Auséns, J.A., ed.: Migraciones y movilidad social en el Valle del Ebro (ss. XVI-XVIII), Bilbao, Universidad del País Vasco, 2006, págs. 114 y ss. Para Galicia en una perspectiva más amplia, Dubert, I.: Del campo a la ciudad. Migraciones, familia y espacio urbano en la historia de Galicia, 1708-1924, Vigo, Nigra, 2001. MUJER Y EMIGRACIÓN: UNA PERSPECTIVA PLURAL 76

competidor a medida que avanzó el siglo en algunas zonas. Como demuestran las aldeas alcaraceñas de El Robledo y Viveros, conforme pasaban los años, los niveles de endogamia se fueron reduciendo: nada menos que a la mitad y a un tercio de los matrimonios respectivamente entre 1750 y 1774, lo que parece apuntar que en estos momentos estos núcleos —hasta entonces escasamente poblados— paulatinamente fueron aumentando sus efectivos con el aporte hu- mano —sobre todo de varones— del exterior de la comarca. Una situación similar encontramos en el Campo de Cartagena: en la zona rural del campo de Cartagena se estaba haciendo un gran esfuerzo al hilo del proceso de roturación de tierras comportándose más que como proveedor como un competidor con la ciudad a la hora de atraer inmigrantes8. Abundando en esta idea, es muy significativo que en algunos núcleos encontremos una proporción importante de parejas cuyos dos miembros eran de una naturaleza diferente a la de residencia (véase Cuadro 1). Esto podría de- berse al reforzamiento de las relaciones entre los inmigrados o quizá —lo que es más probable— a que la inmigración fuera en realidad de parejas estables con proyecto de establecerse en la zona de forma efectiva. En conjunto, este tipo de uniones suponían el 4,3 por ciento de los enlaces pero dicho porcentaje era claramente superado en algunos casos demostrando una vez más la vitalidad de determinadas zona rurales en pleno proceso de colonización como la mayor parte de las poblaciones de la sierra de Alcaraz y las aldeas de Chichilla. Veamos algunos ejemplos. En la Sierra, tanto en Riópar como en Viveros se produjo un crecimiento espectacular de este tipo de uniones a medida que avanzó el siglo: si entre 1700 y 1725 los niveles en ambos casos están por debajo del 4 por ciento, entre 1750 y 1774 ya superan el 15 por ciento. Todo lo contrario a la ciudad de Alcaraz, que a finales de la centuria había reducido a la mitad las proporciones: del 10.4 por ciento se pasó al 4.6. Mientras, en el campo de Chinchilla, Bonete duplicó con creces sus proporciones entre la primera mitad del siglo y la segunda: de 3,6 por ciento se pasó a 8,7. Con todo, lo más frecuente es que los varones foráneos se casaran con vecinas (un 15 por ciento) aunque las mujeres foráneas se casaban con vecinos en una décima parte de los matrimonios celebrados. Y esto gracias a la ciudad de Alcaraz y su comarca —en realidad sus aldeas y caserías— y a pequeñas poblaciones como Ossa de Montiel, con el 13 y más del 14 por ciento de los matrimonios respectivamente. Por su parte, la movilidad de la población favoreció dentro del mercado matrimonial a las viudas y a los viudos al propiciar que contrajeran nuevas nup- cias: una cuarta parte de los matrimonios celebrados entre forasteros y vecinos

8 Torres Sánchez et al.: “Los movimiento migratorios en Cartagena…op. cit., pág.: 227. MOVILIDAD DE LA POBLACIÓN, MUJER Y MATRIMONIO EN LA CASTILLA MERIDIONAL 77 Francisco García González

tenía como protagonista a un viudo o a una viuda. Ellos parece que preferían volver a contraer nupcias con otra persona de su misma vecindad, pero a ellas no les importaba tanto: casi el 35 por ciento de las viudas se casaron con un novio soltero foráneo mientras que los viudos sólo hicieron lo propio con solteras forasteras en un 12 por ciento.

Endogamia matrimonial y viudedad en la provincia de Albacete en el siglo XVIII

Viudo-Soltera Viuda-Soltero Ambos Viudos Total Vecinos 67,81 53,43 78,16 68,33 Foráneo-Vecina 10,18 34,63 9,94 14,56 Foránea-Vecino 12,56 8,36 9,22 10,78 Ambos foráneos 9,45 3,58 2,69 6,33 Total 100 100 100 100

Como hemos dicho, en las tierras de Albacete detectamos una elevada proporción de cónyuges provenientes de otros lugares distintos al de su nacimien- to, una constatación que conviene matizar. Detrás de los porcentajes ofrecidos se esconde el hecho en algunos casos de que tanto los novios como las novias procedían en buena parte de poblaciones vecinas y próximas situadas, bien en la periferia, bien en el ámbito provincial. Desde luego tener en cuenta sólo el simple criterio municipal puede conducirnos a error. En la sierra de Alcaraz, el 88 por ciento de las novias y el 82 por ciento de los novios procedían de las poblaciones de la comarca. El resto solían ser de lugares incluidos dentro de su ámbito de influencia: en concreto las tres cuartas partes de los contrayentes de fuera de la comarca eran oriundos de poblaciones más o menos cercanas dentro de un radio de acción que abarcaba desde el noroeste murciano hasta Albacete y pasando el Campo de Montiel hasta la zona de Segura de la Sierra. Es más, de todo ese contingente, más del 40 por ciento provenían de cuatro municipios limítrofes: , , Villanueva de la Fuente y Yeste. En el caso de Hellín las poblaciones que mayor número de contrayentes aportaban eran y Peñas de San Pedro (con 124 y 79 personas) seguidas de Liétor (51), Albacete (43) y Chinchilla (40). Los murcianos por su parte no parece que tendieran a desplazarse hacia el norte: sólo Jumilla y Cieza tienen alguna representación con 37 y 29 individuos a lo largo del siglo. En la villa de Albacete, el 47 por ciento de los cónyuges procedía de los pueblos de su actual provincia (sobre todo de La Manchuela). Y esto gracias a los novios porque si sólo nos fijamos en las novias, éstas sólo suponían un 35 por ciento, casi igual que las procedentes de Cuenca (31 %). MUJER Y EMIGRACIÓN: UNA PERSPECTIVA PLURAL 78

1.2. Algunas pautas espaciales Del análisis de nuestros datos (véase también el cuadro 2 y 2 bis) podemos destacar algunas constantes: A.- Dentro de la actual provincia de Albacete, la comarca que más con- tingentes aporta independientemente del sexo es La Manchuela y las que menos Campo de Montiel y la Sierra de Segura. Por lo que respecta a los que procedían de la Sierra de Alcaraz, parece que las mujeres eran tan proclives como los hom- bres a salir hacia el resto de la provincia. Por lo tanto no se detecta aún una masiva emigración de las zonas serranas hacia el llano. Fueron las comarcas más densamente pobladas como La Manchuela las más proclives a la movilidad en busca de mejores soluciones laborales. El caso de la villa de Albacete entre 1736 y 1776 es paradigmático: tanto los hombres como las mujeres de La Manchuela son los más numerosos. Si bien sobresalían algunas zonas por encima de otras, podemos afirmar que existía una relativa fluidez en la relaciones intercomarcales de la actual pro- vincia como pone de manifiesto que el 60 por ciento tanto de los novios como de las novias casadas fuera de su lugar de nacimiento fueran de alguno de los pueblos albacetenses. Incluso cuando se trataba de matrimonios ya realizados, como aquella pareja de que estaban “estantes por haber venido a segar” a la aldea serrana de Viveros9. En las tierras de Albacete aún no tenemos a una gran ciudad como refe- rente y núcleo vertebrador de los intercambios provinciales. Entre los novios y novias foráneos de la villa de Albacete no más del 47 por ciento procedían de las poblaciones de la actual demarcación provincial. La villa de Albacete no actuaría como tal hasta bien adentrado el siglo XIX y las cabeceras de los antiguos gran- des términos como Alcaraz o Chinchilla, aunque seguían ejerciendo un cierto papel, estaban ya en claro declive frente a su entorno agrario. Así, en Chinchilla, a mediados del siglo XVIII poco más de un tercio de la población vivía en la ciudad (35 por ciento) mientras que la mayoría se concentraban en las aldeas: el 55 por ciento entre El Bonete, Hoya-Gonzalo, La Felipa, El Villar, Pétrola o Fuente-Álamo. El resto, una décima parte, estaba distribuido en alquerías y casas de campo. Pues bien, en El Bonete, la última aldea del antiguo alfoz chinchillano, justo en el límite con Almansa, la mayoría de los contrayentes foráneos pertenecían a otras aldeas de la jurisdicción así como de la comarca de La Manchuela albacetense. El análisis del comportamiento nupcial nos ha permitido poner de relieve la importancia que en los amplios términos concejiles albaceteños adquiriría el

9 Archivo Diocesano de Albacete, Sig. Viv 1, Libro de Bautismos de Viveros, fol. 6v. Desplazamientos feme- ninos muy habituales como ha puesto de manifiesto Rey Castelao, O.: “Mujeres en la economía campesina”, en Morant, I.dir.: Historia de las mujeres en España y América Latina, Vol. II. El mundo moderno, Madrid,Cátedra, 2005, págs. 263-286. MOVILIDAD DE LA POBLACIÓN, MUJER Y MATRIMONIO EN LA CASTILLA MERIDIONAL 79 Francisco García González

movimiento intracomarcal e intercomarcal. Migraciones de corta distancia, más o menos en torno a los 25 kms, en el interior de esos grandes concejos que carac- terizan a la articulación político-administrativa de buena parte de la provincia. Frente a estas poblaciones con un largo pasado urbano emergen con fuer- za otras cuyo protagonismo se consolidará en la centuria siguiente. Hellín casi duplicará en el último cuarto del siglo el número de enlaces existentes en los veinticinco primeros años. En la villa de Albacete ocurre igual con los bautismos, acentuándose su peso con respecto al entorno agrario. En 1755 más o menos uno de cada tres vecinos vivían en el campo y en 1787 uno de cada cinco. En conjunto a lo largo del siglo multiplicaría por tres su población y por cuatro entre 1750 y 1850. Un crecimiento en el que sin duda jugaría un papel clave la inmigración. Como señala Gómez Carrasco10, entre 1776 y 1850, la evolución de los bautismos no se corresponde con la intensidad del crecimiento que nos proporcionan los censos y los padrones de población de la ciudad. Pero creemos que su importancia se multiplicaría a partir de 1783 y durante el siglo XIX una vez que se constituyera como la capital de la nueva provincia creada en 1833. Antes, como hemos visto, los niveles de exogamia matrimonial no alcanzaban ni siquiera el 20 por ciento. Otra cosa es que a lo largo del siglo XVIII —sobre todo desde que Albacete recibe el privilegio de feria franca por la nueva monarquía borbónica en 1707—, se tejieran las redes sociales, económicas y migratorias que culminarían pasada la crisis de los primeros años del Ochocientos proyectándose sobre un radio de acción bastante amplio que superaba los límites de la propia provincia. B.- Si salimos del marco provincial, nuestros datos ponen de manifiesto que en el territorio albacetense predominaba el intercambio poblacional de tipo regional. Cuatro quintas partes de los contrayentes foráneos de la provincia al- bacetense provenían de alguna de las provincias que hoy componen Castilla-La Mancha. Entre ellos había una importante presencia femenina: el 39 por ciento era mujeres por el 61 por ciento de varones. Dichos movimientos tenían una clara dirección norte-sur: podemos afirmar que existía una emigración estruc- tural que seguía esta dirección, un flujo más o menos continuo de emigrantes procedentes sobre todo de la provincia de Cuenca. Es muy significativo el peso que en estas corrientes migratorias conquenses tuvieron las mujeres. En términos absolutos eran iguales: 242 hombres por 236 mujeres; y en términos relativos el peso de las mujeres era mucho más que el de los hombres: si los conquenses suponían cerca del 9 por ciento del total de hombres forasteros contabilizados en la provincia de Albacete, las conquenses eran el 14 por ciento de las mujeres. Donde más sobresalían las conquenses eran

10 Gómez Carrasco, C. J.: La comunidad mercantil de la villa de Albacete…op. cit., Vol. I, págs. 152 y ss. MUJER Y EMIGRACIÓN: UNA PERSPECTIVA PLURAL 80

en la villa de Albacete y la comarca de Alcaraz, con 47 y 45 casos por 32 y 37 varones respectivamente. Mientras, en Hellín ellos las doblaban. Unos y otras procedían en su mayoría de las comarcas típicamente manchegas de la provin- cia de Cuenca (Mancha Baja, Manchuela conquense y Mancha Alta), destacando municipios como San Clemente, Las Pedroñeras, Vara de Rey, Villanueva de la Jara, Iniesta, etc. Sin embargo, dentro de estos movimientos norte-sur llama la atención que la extensa provincia de Toledo solo tuviera una representación testimonial con treinta varones y dieciocho mujeres (Corral de Almaguer, El Toboso, Villafranca de los Caballeros, etc); Madrid, doce varones (ninguno en la sierra alcaraceña) y siete mujeres; y Guadalajara, nueve varones y cuatro mujeres, todos registrados en la comarca de Alcaraz procedentes de poblaciones como Sigüenza, Campisabalos, Cifuentes o Alcocer. Y es que no hay que olvidar que este tipo de movimientos estarían relacionados también con las rutas de la trashumancia dentro de ese ramal oriental que iba desde Molina de Aragón hasta Cartagena pasando por Cuenca y Albacete. En este sentido son significativos por ejemplo los casos de aquellos criados de Molina de Aragón estantes en el caserío de El Palomar de la Sierra de Alcaraz11. Por su parte, los movimientos de población transversales desde Ciudad Real tuvieron una importancia menor, aunque también notable. Y aquí, además de su proximidad, hay que tener presente que siempre hubo una estrecha relación entre las poblaciones del antiguo partido de Alcaraz y otras limítrofes como la Ossa de Montiel con las que formaban parte del partido de Villanueva de los Infantes. Poblaciones con las que mantenía