CONTENIDO: La Página del Cura: Manolo Campos Ángel Manuel ...... 3 Nota de la Asociación A. C. Valle del Arco ...... 4 Caleros de P. Domínguez García ...... 5 Recetas de Cocina: Tarta de manzana Cinta Serrano ...... 8 Salvador Colmenero HER 2002...... 8 Notas de alguien que estuvo entre vosotros José Miguel Quesada González ...... 9 Utopía, o simplemente amor: Viejo Juan José García Romero...... 10 Notas Valdelarquinas: El Risco del Lomero Asunción Mayor ...... 12 Una tarde de teatro Mª de los Santos Fdez. López ...... 13 Adivina adivinanza... M.D.T...... 14 Centro Guadalinfo C.M.D. / M.S.F.L...... 15 Siempre en mi recuerdo Rosa María Márquez Navarro ...... 16 Una aventura de solidaridad Antonio Romero R. de la Osa ...... 17 El Tiempo A.I. Coronado / J. Brioso ...... 18 Documentos Singulares: Fábulas y Cuentos R.D.G...... 20

Depósito Legal: H - 230-96

Revista Valdelarco 1 — E.S.A.—

CALLE BILBAO

Es una publicación de la Asociación Cultural "Valle del Arco" Nº de Registro: H-1373 - Secc. 1ª [www.valledelarco.org]

C/ Doctor Domínguez Rodiño s/n 21294 VALDELARCO ()

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2 Revista Valdelarco La Página del Cura Manolo Campos Todos sabemos que ése no era su nombre, que Campos es Dolores su esposa durante 63 años. Pero era el nombre con que todos lo conocíamos, como querien- do significar la unión inquebrantable e indestructible que con ella lo juntó, y la cercanía de toda su familia. Sin conocer su historia, sólo su último presente, todos los que tratamos a Manolo lo apreciábamos y nos alegrábamos de su amistad ancha y verdadera; porque Manolo te hacía sentirte a gusto con su charla y su presencia. Si, además, sabemos que, después de quedar huérfano muy joven, supo, en unas circunstan- cias difíciles salir adelante trabajando con honradez y sin descanso y, lo que es más importante y significativo en alguien que pasó una guerra y una posguerra durísimas, sin rencor y sin odio, entonces es para descubrirse y enorgullecerse de haber sido su amigo. El Manolo de los últimos años era un hombre cordial y afectuoso, que siem- pre te sonreía y te acogía con cariño. Se entusiasmaba con las corridas de toros, que ya sólo podía ver por televisión, y le encantaba la lectura: siempre tenía un libro a mano y estaba al corriente, incluso, de las últimas novedades que iban apareciendo en las librerías. Sus hijos y sus nietos, conocedores de esta sana afi- ción por la lectura, lo tenían siempre bien provisto de libros, que él ofrecía con generosidad a quien sabía que le podían interesar. Tenía interés por la vida y no se sentía derrotado por la enfermedad: fue capaz de someterse a una operación de cataratas y se había puesto en manos del médico para dominar la artrosis y poder valerse mejor. Era un luchador con ganas de vivir y compartir. El Manolo de la juventud había sido el trabajador infatigable y el creador de una empresa que, poco a poco, se ha ido afianzando y ofreciendo trabajo y riqueza en Valdelarco. Todo el que probaba su chacina, la que tan sabiamente aliñaba Dolores, tenía que volver a comprarla en los años siguientes y se hacía propagan- dista entusiasta de su calidad. Pero el Manolo que me interesa destacar, por detrás del trabajador, del em- presario, incluso del amigo, es el Manolo que supo crear una familia, unirla, prote- gerla, transmitirle unos valores y amarla con dedicación absoluta. Cuando se ven hoy tantas familias que, por causa del trabajo o del afán de ganar dinero, son sólo soledades forzadas en compañía, uniones parasitarias, esclavización de los padres por parte de los hijos, o abandono de los hijos al cuidado de la tele o personas mercenarias, el caso de Manolo y Dolores destaca y es como un faro que alumbra tanta tiniebla como hoy envuelve a la familia. De hecho, los que gozamos de la amistad de alguno, o de todos, los hijos de Manolo, apreciamos fácilmente en ellos Î

Revista Valdelarco 3 esa huella, esa marca familiar de honradez y mirada por derecho que Manolo tenía y sabía transmitir. Sus últimos días, tristes para todos los que lo queríamos, eran también una fuente de gozo y esperanza por el ver alrededor de su cama, con su esposa, a todos sus hijos y sus nietos, además de yernos, nueras y amigos. Es lo que Manolo supo sembrar y que yo estoy seguro de que habrá llenado su corazón de gozo y esperan- za en las horas difíciles de la enfermedad y de la muerte. Por mi parte puedo y quiero decir que he perdido más que a un amigo, a un ser cercano y familiar, a cuya casa entraba siempre con confianza de encontrarlo sonriente y acogedor; a alguien que sabía escuchar y te hacía sentirte bien compar- tiendo la charla o el comentario de la faena de la última corrida. Como Dios es Padre, estoy seguro de que habrá acogido a quien se esforzó en serlo; como Dios es Amigo, tengo la certeza de que lo habrá recibido con los brazos abiertos a su tertulia celestial; como Dios es Salvador, tengo la confianza de que le habrá hecho pasar llevándolo en brazos por el trance de la muerte hacia la luz definitiva. Descansa en paz, Manolo, y háblale a Dios de nosotros. Tu amigo Ángel Manuel

Nota de la Asociación A. C. Valle del Arco

El pasado día 1 de Octubre se celebraron las Jornadas Europeas del Patrimo- nio, que organiza la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. La actividad central de estas Jornadas consistía en una visita a varios munici- pios de la provincia, declarados "Conjuntos Históricos". Entre ellos, fue seleccio- nado Valdelarco. Coordinados por José Vicente Moreno, nuestra Asociación se hizo cargo de las labores de asesoramiento y guía de los numerosos visitantes que acudieron. Para ello contamos con la colaboración de un nutrido grupo de personas, de todas las edades. Esta actividad nos permitió difundir nuestros valores y patrimonio, a la vez que puso de manifiesto el compromiso de trabajo de la Asociación Valle del Arco en favor de la cultura local.

4 Revista Valdelarco Caleros de Fuenteheridos

Caleros de Fuenteheridos, Caleros de Fuenteheridos, poetas de sus fachadas, amigos de las cigarras, preludio de primavera que en cada cocío dejáis que sólo la sierra canta. el cantar de vuestra alma: Tierra con sudor fundía, el premio de tu trabajo manos con grietas de nácar, te lo cantan las fachadas siempre vistiendo de blanco que con palabras de pájaros trajes de aldeas serranas. tiñe la luna serrana. Ruiseñores que pregonan Nace el alba entre los pinos con espuertas y romanas y, dando verónicas altas, van quebrando en cada esquina deja sus luces de ensueño, los cantares de sus flautas. con jazmines de cal blanca. Cal blanda de cementerios, Se abre en flor Fuenteheridos iglesias, pozos y casas, cuando sus caleros pasan donde se peinan los vientos con rostro de molinero y rompen perlas las aguas. y las faenas cansadas. Cal roja de atardeceres Lanza la fuente un suspiro con perfiles de nostalgia, diciendo desde sus aguas: piropos de sol borracho «Calero, amigo mío, por chimeneas lejanas. de mis campos no te vayas» Federico Martín Delgado, del libro «Fantasía para un arcoiris sin sol» Serían poco más de las 8:00 h. de una mañana de invierno, del año 1969 o principio de 1970 (si no me traiciona la memoria), aún de noche. Me encontraba trabajando, en Esplugas de Llobregat (Barcelona), cuando en la radio del taller, que permanecía toda la jornada encendida, escuché a Luis del Olmo recitar un poema, que hablaba de los Caleros de Fuenteheridos. Se me hizo un nudo en la garganta, desfilaron por mi mente los entrañables paisajes de nuestra Sierra, con valles de frondosos castaños. Sentí el frescor del «Jardín de Sunda» (1), al pasar por la carretera en las mañanas de verano, andando a Fuenteheridos para coger el «saure» (2). Vi caer un río de cristalinas aguas, por los doce caños de la fuente de los heridos. Los recuerdos se amontonaron en mi cabeza y la añoranza del terruño lo invadió todo. En mis oídos retumbó ese pregón reseco y calcáreo de «Caaaaa...l viva», que había escuchado mil veces en las calles de mi pueblo cuando, próximo al verano, aparecía por Valdelarco el Calero de Fuenteheridos, con el burro y el serón lleno de calcinados pedruscos renegridos, de calizas arcillosas. Vi la cara del «calero», enjuta y tostada, como todo su ser, por las flamas del horno, sin una gota de agua; robados los fluidos, por el calor de la labor y por la hidrofilia de la cal viva. Î

Revista Valdelarco 5 El poema, de un calor humano profundo, rezumaba sensibilidad hacia los seres de carne y hueso, que durante siglos han luchado en nuestras montañas, para arrancarle sus frutos. Los Caleros de Fuenteheridos, cociendo las piedras en los hornos de leña, vendían luego la cal por toda la comarca. En Valdelarco, al acer- carse el Día del Salvador, las casas eran blanqueadas, por dentro y por fuera, lu- ciendo las fachadas la radiante blancura andaluza.

—Detalle de la antigua posada de Fuenteheridos, bellamente encalada— No pude enterarme, entonces, quien era el autor. Pensé: ¿habrá, tal vez, otro pueblo que se llame Fuenteheridos, donde existan también caleros? Pero las reso- nancias me eran tan conocidas, que me dije: no puede ser otro, que el nuestro de Huelva y, si no lo es, para mí como si lo fuera. El 16 de Agosto de 1999, dentro de los actos culturales programados por el Ayuntamiento, estuvo Federico Martín Delgado, «El Poeta de la Sierra», en Val- delarco, presentando su libro «Poemas Sueltos». Charlando con Federico en «La Majá» esa noche, descubrí que él era el autor de «Caleros de Fuenteheridos». Se- gún me dijo, había hecho en aquellas fechas de 1969 un viaje por Galicia y, en una excursión por la Rías Bajas, conoció a Luis del Olmo; siendo de esta manera como fue a parar a las manos del ya entonces famoso periodista, el poema de los caleros. Con estas líneas, quiero rendirles un pequeño homenaje a todos los caleros, que se tostaron hasta las entrañas para que nuestros pueblos apareciesen siempre dignos y altivos, dentro de su pobreza, con esa asepsia y pulcritud que confiere la cal. Al poeta, reconocerle su lírica, por saberlo captar y plasmar tan magistralmen- te en estos versos (3).

6 Revista Valdelarco NOTAS: (1) Jardín de Sunda. En mi niñez, así se denominaba a la finca de recreo, existente al borde de la carretera N-433 (Sevilla-Lisboa), próxima a la localidad de Fuenteheridos, conocida hoy por «Villa Onuba». Esta huerta, regada por el Múrtiga, fue adquirida a finales del siglo XIX por el ingeniero de las minas de Río Tinto, Guillermo Sundheim, que tiene su residencia en Huelva, pero construye en ella una casa de veraneo y convierte la huerta en un jardín exótico, con árboles traídos de lugares remotos, por lo que los habitantes de la comarca comienzan a conocer esta finca como « El Jardín de Sundheim». El habla popular fue deformando la voz Sundheim, hasta quedar en Sunda, así antiguamente se le denominaba «El Jardín de Sunda». El sucesor de Sundheim, en la propiedad de esta huerta-jardín, sigue plantando especies arbóreas extrañas en estos parajes, contando con los trabajos del jardinero francés Louis Minoud, que trabajó en los jardines de 1895 a 1914; le siguen diferentes jardineros, algunos de Fuenteheridos. En 1939, compra la finca D. Joaquín Torres Távora. En el año 1955 pasa a ser propiedad de Los Hermanos Maristas, y la denominaron «Villa Onuba», con rótulos en la puerta de acceso, junto a la carretera. Desde entonces se dedica a lugar de descanso de los miembros de esta congregación y de otras corporacio- nes, añadiéndole al valor ecológico, nuevos equipamientos de ocio, acorde con los tiem- pos. Hoy sólo los mayores la nombramos, algunas veces, por «Jardín de Sunda». Sundheim tiene en Huelva una avenida, rotulada en su honor; que va de la plaza El Punto al barrio Reina Victoria «Barrio de los Ingleses». En Sevilla está el palacete que construyó para su residencia, en la Avenida La Palmera, frente donde hoy se ubica el Hospital Virgen del Rocío; en la actualidad, la Casa Sundheim es la sede de la Consejería de Medio Ambiente, de la Junta de Andalucía. (2) Saure. A los autobuses de transporte público se les llamaba «saure», por defor- mación lingüística de Sauret, que es una marca americana de vehículos. Nadie decía en Valdelarco: voy a coger el autobús en para ir a Sevilla o , todo el mundo decía a coger el «saure»; muy rara vez, coche de línea. (3) El grupo «Almirez», de Fuenteheridos, le puso música al poema. A partir de esta versión musical, y gracias a la colaboración de la hermana de D. Ángel, el cura, hemos podido conseguir estos versos de Federico. BIBLIOGRAFIA: Los Pueblos de Huelva. Director-Editor Juan Agero. Editorial Mediterráneo. Huelva Información, S.A. 1995. Sevilla, 25 de Noviembre de 2005 P. Domínguez García

Revista Valdelarco 7 Recetas de Cocina Tarta de Manzana INGREDIENTES 1 kg. de manzanas 2 huevos 1 vaso de leche 1 de harina 1 de azúcar mermelada para adornar

MODO DE PREPARACIÓN En un recipiente se baten los huevos. Se añade el azúcar y la leche, después se le echa la harina y el kg. de manzana, menos un par de trocitos que se dejan para adornar. Una vez estén todos los ingredientes se baten con la batidora, dejándolo todo bien molido. En el molde que vayamos a hacerlo lo untaremos con mantequilla y lo espol- voreamos con harina; después se echa la masa y se adorna con los trozos de man- zana cortados finitos. Se mete al horno durante cuarenta minutos aproximadamente (180º). Una vez esté, se desmoldea y se le pone una capita de mermelada por encima; se deja enfriar y listo para comer. Cinta Serrano

8 Revista Valdelarco Notas de alguien que estuvo entre vosotros José Miguel Quesada González

Llegué a Valdelarco por casualidad, una de esas casualidades que piensas que alguien ha preparado para ti cuando se ha enterado de que estás mal, cuando se sabe que la vida te ha dado uno de esos zarpazos que no te matan pero que te hacen desear la muerte. Así llegué a vuestro lado, saliente de dolor y entrante en un no muy claro futuro. Quiero empezar por decir que lo primero que me atrajo de vuestro pueblo es su anonimato. A pesar de ser de Sevilla y conocer bastante bien la toponimia anda- luza (eso creía), no había oído hablar de él. Como si me reconociera mil veces ignorante y quisiera remediar mi falta, dediqué varias semanas a leer todo lo que pude sobre Valdelarco y comencé a amarlo en la distancia. Sus peculiaridades me sirvieron para hacer equívocos con algunos de mis amigos, a los que aseguré que me iba de vacaciones a «un pueblo de 200 habitantes, a 700 m de altitud, en la España húmeda». La combinación de datos parece apuntar a otro lado y, por eso, todos pensaron que me iba al Pirineo. No resulta muy conocido que vuestra Sierra sea la segunda zona por pluviometría de España (la primera también está entre nosotros) y muchos piensan que en Andalucía no hay pueblos pequeños. La sensación de paz la percibí desde el principio, tanto en el casco urbano como en los alrededores. Tenía cierta ansiedad por recorrer vuestras sendas y me puse a ello el primer día. El campo silencioso con miles de olores golpeando mis sentidos y el fino, casi imperceptible murmullo cantarino del agua de las acequias («lievas» las llamáis ahí, según creo) es la fotografía sensual que entregaría a cual- quier candidato a visitaros. Los andaluces necesitamos el agua de una manera distinta a otros pueblos. La necesita nuestra alma. Hemos heredado de nuestros antepasados árabes la conciencia de que pertenece a Dios y, por eso, el hombre no puede hacer con ella lo que le plazca. No la malgastamos aunque la sepamos abun- dante, la mimamos, la adoramos,... Aunque no tengamos sed, necesitamos saber que está ahí, cantando, riendo, a través de los manantiales, los arroyos y las ace- quias. Es una fiesta para los sentidos oírla, saberla fresca y limpia, como ocurría en los palacios de los andalusíes, como sucede en todo vuestro entorno. Mi contacto con el campo procede de mi adolescencia, pero era un entorno muy distinto al de Valdelarco. Casi había olvidado la forma de los aperos de la- branza y las conversaciones con contenidos estrictamente rurales. Sin embargo, recuerdo con cariño la facilidad con la que admitisteis mis opiniones en temas de actualidad de vuestro pueblo, por ejemplo, si debía o no permitirse la presencia de casetas privadas en vuestras fiestas. Fui uno más de vosotros en los foros que decidí participar. Î

Revista Valdelarco 9 Me acuerdo también con ternura de vuestra farmacéutica, Mª José. Una tarde estuvimos cerca de una hora charlando sobre el pueblo y su modo de vida (¿te acuerdas, Mª José? A lo mejor para ti fue una conversación más, pero para mí fue muy especial). Creo que ella me dio el contrapunto necesario para equilibrar mi visión romántica del pueblo (lo siento, pero tiendo a idealizar aquello que me apasiona). Me alertó sobre el fuerte contraste que supone Valdelarco para un habi- tante de una gran ciudad, como yo, y me puso al día de los riesgos sobre el ánimo de las prolongadas estancias. Y, sin saberlo, me hizo amarlo más. Ahora busco la ocasión para volver porque me siento más de allí que de otros sitios, porque ahí uno tiende a buscar en su propio interior, porque no creo en las fronteras dentro de Andalucía y porque habéis estado a mi lado, sin saberlo, en un momento muy importante de mi vida. Ojalá pudiera estar para siempre.

Utopía, o simplemente amor Viejo ¿Qué es ser viejo, si hablamos de una persona? Haber vivido muchos años, dicen la mayoría. No tener ganas de ir de fiestas, dicen algunos. No verlos divirtiéndose nunca, dicen otros. Quién no ha oído algu- na vez eso de «a ese ya no le gusta bailar, está hecho un viejo». No podemos enmarcar viejo con tiempo, ni estado personal; son cosas dife- rentes. La vejez es sabiduría, templanza, tranquilidad, nostalgia, recuerdos, y sa- borear las cosas con calma, sin prisas. Y el tiempo es sólo una medida en el espacio, un almanaque, un reloj, una jaula que nos hace prisionero de nosotros mismos. Para mí, llegar al estado de vejez -con calidad de vida, claro- es un premio, el mejor de los premios; y si encima tienes la capacidad de recordar tus mejores momentos, saboreando un buen vino o lo que desees, en compañía de alguien que amas o quieres, o de un buen amigo, eres la persona más afortunada del mundo. Sólo deseo eso para mí y para todo aquel que se lo merezca. Quizás todo lo que he escrito sea una utopía, o simplemente amor.

10 Revista Valdelarco El viejo y la mar Caminando por la playa va el viejo marinero le gusta sentarse en la arena y buscar entre las piedras cangrejos. Le habla a la mar con descaro sin darle vergüenza de ello parece que fueran novios peleando por celos. Unas veces la llama fría... otras revoltosa o tormento, muchas veces sin pensarlo le dice bonita, salerosa, y hasta le tira besos con la mano. Por la playa camina el viejo marinero, nunca falta a su cita llueva o caliente el sol su cuerpo. El sabe que le queda poco tiempo para unirse a ella, en la fina línea que al final del horizonte unen la mar y el cielo. Mientras tanto caminan juntos el viejo y la mar, el mar y el marinero, con la sal en los labios y en sus manos, los recuerdos.

Aquellos tiempos No quiero vivir en este invierno sin la luz de un sol que me ciegue y me dé calor tu presencia. ¿Qué será de mí en otoño? cuando el tiempo olvide la primavera y me deje morir en el recuerdo de un verano tumbados en la arena. Juan José García Romero

Revista Valdelarco 11 Notas Valdelarquinas El Risco del Lomero Llegamos con el ansia de encontrar paz y tranquilidad entre los senderos y rutas de la Sierra de Aracena. Madrid, Córdoba y Málaga habían sido nuestros destinos anteriores, en un caluroso verano lleno de incendios y sequía que, a su pesar, no consiguieron destruir nuestro espíritu inquieto. La naturaleza suponía para nosotros un enganche de energía y sabiduría des- de la madre tierra, que descifrábamos en cada árbol, en los senderos, en la Ermita de El Salvador, desde el mirador de nuestra casa que situada frente al Pico del Lomero vigilaba expectante la vida en el pueblo. Recuerdo las noches de cine en la plaza. Películas de puertas abiertas, algo inusual para nosotros, urbanitas de grandes ciudades, acostumbrados a las intermi- nables filas de espera o a las entradas de internet. El arco del valle envolvía al pueblo como una capa invisible y protectora, aislándolo de la temeridad del exte- rior, de las llamas, del tiempo. La torre de la iglesia nos saludaba cada mañana mientras tomábamos un café con pan y aceite. Me resultaba raro tener una única tienda de ultramarinos donde comprar las provisiones del día, una sola farmacia o un solo bar. Sin embargo no nos conside- rábamos extraños. La gente nos hacía sentirnos parte de ellos con sus saludos a nuestro paso, éramos «Los chicos de la casa del Lomero». Con ellos compartíamos «tertulieta» en el bar, que seguía recordándome a los casinos del sur de mi infan- cia, sólo que con televisión de plasma incorporada. Entrados cinco años del XXI, el plato principal... el de siempre... el «peloto», que decía mi profesor. Al fondo, el murmullo de las hojas, las farolas de la plaza y el alumbrado estratégico entre las calles resaltaban una enorme montaña de casas blancas en las que sobresalían ventanas, galerías, cubiertas y solanas. El espíritu del viento susurraba en el oído, de forma casi imperceptible, sen- saciones y sonidos de otros habitantes de la casa, anteriores a nosotros, que se unían a las nuestras. Este pequeño rincón no es sólo un pedazo de Andalucía, sino una célula viva del universo y así permanecerá en mis recuerdos. Asunción Mayor Fragmento del libro «Las otras caras del sur»

12 Revista Valdelarco Una tarde de teatro Mª de los Santos Fdez. López ¿Qué pensarían si les hablo de una pequeña e inocente niña de capucha roja, con su cestita colgada del brazo, en busca de su abuelita enferma, caminando a través de un peligroso bosque en el que mora un temido lobo? No me cabe la menor duda de que todos tienen ya en sus mentes el inolvidable cuento de Caperucita Roja. ¿Me equivoco? Pues ahora bien: ¿Y si les hablo de una niña con capucha roja también, pero no tan inocente ni con tan buenas intenciones? ¿O de una ostentosa abuelita, un tanto malvada y con mayordomo incluido, muy lejos de ser aquella dulce anciani- ta, sencilla y humilde, que todos imaginábamos? ¿Y qué me dicen de un lobo apaleado en vez de feroz, y de unos cazadores que, en lugar de salvar a la niña, más les valdría protegerse de ella? Una historia bastante diferente, ¿no creen? Aquellos que aún no sepan de qué estoy hablando seguro que pensarán: «Cómo ha cambiado el cuento, ¿no?» Pues sí. No sabemos si será por aquello de que los tiempos cambian, pero el caso es que es esta última la historia que nos quisieron contar los niños del pueblo este verano. Una tarde de teatro en la que todos, desde los niños hasta sus abuelos, disfrutamos y reímos con esta peculiar versión del cuento. Algo que fue posible gracias a toda la gente que ayudó a llevar a cabo todos los preparativos. Mesas, sillas, decorados, pinturas, vestimentas, micrófonos, ilu- minación... Por no mencionar los ensayos. Aquello era un mundo aparte. Yo sólo estuve presente en un par de ellos, pero puedo asegurar que a veces era increíble la paciencia que había que tener. Unos no se estaban quietos, otros no paraban de hablar, algunos estaban pendientes de todo menos de su papel... Pero qué ibas a hacer, si son niños. Además, te tenías que reír. Hasta para desesperarte tenían gracia. La verdad es que yo no participé hasta el último día, pero hubo especialmente dos momentos que se me quedaron grabados, y me gustaría compartirlos con vo- sotros. Recuerdo el último ensayo. Aquello era un caos. Algunos desquiciados por los nervios, otros aburridos de tanto ensayar, otros desesperados porque había quienes no se estaban quietos... Pero sobre todo, me quedo con los momentos previos a la obra. Eso sí que eran nervios... Todos corriendo de un lado para otro. Unos vistiéndose, otros pin- tándose, otros saltando, algunos hasta chillando... Incluso había quienes se venían hacia ti, te agarraban los brazos, y te decían: «¡Dime que va a salir bien!» Y tú intentabas tranquilizarlos, a la vez que les dabas ánimos, por miedo a apagar la ilusión que veías en sus ojos. Era bonito sentir que el simple hecho de que tú estuvieras allí les tranquilizaba. Î

Revista Valdelarco 13 Es increíble la fuerza y la vida que pueden transmitir los niños. Los hay más vivos y más tranquilos, y algunos más pícaros que otros, pero todos con esas ganas y esa ilusión que sólo un niño puede sentir. Esa inocencia que sólo ellos conservan intacta. Cuando me contaron lo del teatro, pregunté el porqué de esa iniciativa, y me contestaron: «Porque yo me lo pasé muy bien cuando era niño». Y me pareció la mejor de las respuestas. ¿Saben por qué? Porque yo también me lo pasé muy bien cuando era niña. Y creo que hay pocas cosas comparables a una infancia verdade- ramente feliz. Por eso, que dejen a un lado tanta tele y tanta «Play». Que no jue- guen con ser mayores. Que salgan a la calle, que corran. Que den todo lo que sólo ellos saben dar. Y ya sólo una cosa más, un deseo... Hagamos que haya muchas Caperucitas más; para ellos, y para todos nosotros. No perdamos nunca la ilusión. No dejemos morir al niño que todos llevamos dentro. Adivina adivinanza... M.D.T. Este dibujo representa una sombra. Fue pintado el día 22 de Septiembre de 2004, a las seis de la tarde. Hay que tener en cuenta que se pueden producir defor- maciones, debidas al paso de los días y las estaciones del año. ¿Dónde está esta sombra? Busca por el centro del pueblo de Valdelarco

14 Revista Valdelarco Centro Guadalinfo C.M.D. / M.S.F.L.

¿Qué es Guadalinfo? Puede ser que algunos de vosotros aún no lo sepáis, pero Valdelarco es uno de los treinta y siete pueblos de la provincia de Huelva que posee uno de estos centros. Guadalinfo es un proyecto subvencionado por la Junta de Andalucía, Diputa- ciones Provinciales y Ayuntamientos, cuyo objetivo principal es la Alfabetización Digital Básica de aquellas personas que no conocen o quieren aprender más acerca del funcionamiento de las nuevas tecnologías; así como romper lo que se conoce como «brecha digital», es decir, que todos podamos comunicarnos con cualquier parte del mundo. Aunque este proyecto comenzó hace unos cinco años con los primeros cen- tros, no fue hasta el año 2004 cuando empieza Guadalinfo como tal, siendo a fina- les de mayo cuando llegó a nuestro pueblo. Este proyecto estaba orientado a personas con mayor dificultad de acceso a las nuevas tecnologías, tales como gente mayor y desempleados, si bien es verdad que en el pueblo son los niños los que más lo utilizan, y además no se benefician de todos los servicios de que disponemos. Guadalinfo nos ofrece una conexión gratuita a Internet, donde podemos des- de comprar innumerables artículos o buscar empleo, hasta realizar la Declaración de la Renta. Sin olvidar que podemos hablar de forma totalmente gratuita con personas conocidas, o bien hacer amigos a través del chat. Pero además del servicio de Internet, en el centro Guadalinfo se imparten talleres. Por ejemplo, en este momento, tenemos tres a nuestra disposición: uno de Mecanografía; otro de Alfabetización Digital, donde nos pueden enseñar desde conocimientos básicos relativos al ordenador, hasta trabajar con el sistema opera- tivo Linux; y por último, otro de digitalización de fotografías y documentos, don- de se enseña cómo utilizar el escáner, guardar fotos, etc. Aunque desgraciadamente, aún no se han podido realizar por falta de personas interesadas. Aparte de todo lo expuesto anteriormente, también se realizan actividades, como la proyección de películas, con el fin de motivar a la gente. Y además, el responsable del centro está dispuesto a escucharos si tenéis alguna propuesta inte- resante, o ayudaros en cualquier tipo de duda que tengáis acerca de todo lo que esté relacionado con este tema. Por último, no debemos olvidar que la duración de este proyecto depende de la aceptación que tenga y del interés de la gente. Por eso, desde aquí queremos motivaros para que os acerquéis a la Biblioteca Municipal y conozcáis todas las ventajas que os pueden ofrecer las nuevas tecnologías. Seguro que no os arrepentiréis.

Revista Valdelarco 15 Siempre en mi recuerdo Fandangos de añoranza a nuestro pueblo Valdelarco (al estilo de )

Estribillo Es Valdelarco, Tiene su iglesia, El Puertecillo, Pueblo serrano, Tiene El Arroyo, La Carretera, Tiene su encanto, Su Salvador, La Callejilla Y es campechano. La Calle Llana. y La Laera.

No me quiero separar, De mi pueblo tan querido, Porque lo quiero mirar, Desde el balcón de mis padres, Antes de irme a acostar.

I II Búscame por Valdelarco, Yo le quisiera cantar, Si me quieres encontrar. Un fandango a Valdelarco, Búscame por Valdelarco, Yo le quisiera cantar. Al preguntar te dirán: Pero me falta valor, Si no está en la calle Estrados, Se me rompen las palabras, Está en El Arroyo sentá. Y me llora el corazón.

III IV Sólo soy un numerillo, Llevarme a mi Valdelarco, Cuando vivo por el mundo, Si muero lejos de allí, Sólo soy un numerillo. Llevarme a mi Valdelarco. Y en llegando a Valdelarco, Que aunque esté lejos de él, Todo el mundo me conoce, Llevo años suspirando, Tengo nombre y apellidos. Pensando siempre en volver.

Estribillo Es Valdelarco, Tiene su iglesia, En La Garganta Pueblo serrano, Tiene El Arroyo, Lavo las tripas, Tiene su encanto, Su Salvador, Voy por el agua Y es campechano. La Calle Llana. A Las Alberquillas.

Yo no me puedo olvidar, De la Reina de los Ángeles, Que siempre en su ermita está, A cuyas plantas benditas, Rosa María Márquez Navarro Mi pueblo acude a rezar. Abril de 2005

16 Revista Valdelarco Una aventura de solidaridad Carta abierta a J. Félix González, Hermano Mayor de la Hermandad del Carmen de Galaroza. Querido amigo Félix: Estas breves palabras pretenden ser una muestra de sincero reconocimiento y profunda gratitud por tu trabajo, tu entusiasmo y tu gran generosidad como Responsable del Programa de Acogida de Niños Bielorrusos afectados por la catástrofe nuclear de Chernobyl. Sirvan también como testimonio de la maravillosa experiencia vivida por mi familia al acoger en nuestra casa a uno de esos niños. Una experiencia que nos ha llenado el corazón de felicidad y des- pertado en él sentimientos tan profundos e intensos como nunca antes habíamos sentido.

A mí, Félix, me emocionó desde el primer día; aquel 18 de junio cuando el pequeño Aleh apareció en la puerta de salida de la terminal del aeropuerto de Sevilla. Su aspecto cansado y frágil y su marcada delgadez hablaban por sí mis- mos de las duras condiciones de vida que soportaba. Tras decirle mi nombre y que yo sería su «papá español» asintió con la cabeza y esbozó una sonrisa que yo interpreté como un gesto entre agradecimiento y entrega. Así comenzaba nuestra aventura de Solidaridad con quien venía buscando mejorar su esperanza de vida; una vida que la irracionalidad del hombre ha puesto en peligro sin escrúpulos envenenando el agua, la tierra y el aire de su país.

La siguiente ocasión en que volví con él al aeropuerto fue el 7 de agosto. Ese día se me colgó del cuello en un abrazo que yo me resistía a terminar y me dijo con su gracioso español: «adiós papá, hasta el año que viene». Cuando aquel avión despegó rumbo a Bielorrusia algo me apretaba en la garganta y mi vista se entur- bió. Sentí un tremendo vacío y supe que una parte de mi corazón volaba en él.

Entre esos dos momentos habían pasado 50 días que no olvidaremos nunca. No habría páginas en esta publicación para describir tantos momentos comparti- dos con él que nos han llenado de satisfacción. El verle reír y jugar cada día, el entusiasmo y la alegría que derrochaba en todo lo que le enseñábamos, el poder abrazarle y expresarle nuestro cariño, han sido emociones mucho más fuertes de lo que podíamos esperar. Entiendo Félix, y así te lo expreso, que algo tan maravilloso ha sido posible gracias a gente como tú, capaz de trabajar sin descanso, de emplear todo tu tiempo y esfuerzos sin esperar nada a cambio, solo por el inmenso placer de ayudar a quien nos necesita y nos llama. En ese sentido, ver el nombre de la Hermandad del Carmen y de su pueblo, Galaroza, en la realización de una labor humanitaria de tal magnitud y envergadura como esta, junto al nombre de importantes Hermandades de Sevilla y Cádiz, también implicadas en el mismo Programa, es algo que a mí, Î

Revista Valdelarco 17 como serrano en primer lugar, y como participante en el Proyecto después, me llena de orgullo y satisfacción. Quiero decirte con entusiasmo que sigamos adelante Félix, junto con Antonia, tu mujer y el resto de amigos que ahora formamos una gran familia de solidaridad. Esa familia que quiere hacerse más grande y por eso llamamos a todos aquellos paisanos de la Sierra a quienes se les rompe el corazón cuando ven el sufrimiento de un niño. Que se unan a nosotros porque 5000 niños están esperando. Hagámos- lo por esos niños, que ahora son también un poco nuestros; por sus padres, que en un gesto de generosidad infinita y amor sin límites hacia sus pequeños hijos hacen el inmenso sacrificio de separarse de ellos y los ponen en nuestras manos con la esperanza de que les demos la salud que ellos, condenados a vivir en aquella tierra, no pueden ofrecerles. Hagámoslo también por nuestros propios hijos y por los que nos rodean, porque solo haciéndoles vivir y sentir la Solidaridad entre los hombres podremos mantener la esperanza de que un mundo diferente, con auténtica justicia social, es posible. En esa labor Félix, maravillosa labor en la que tú eres ejemplo a seguir, cuen- ta conmigo sin reservas, para cuando tú quieras, para siempre, amigo. Un abrazo. Antonio Romero R. de la Osa Aracena, agosto 2005

EL TIEMPO A.I. Coronado / J. Brioso —Temperaturas—

Semana______Máxima Mínima Del 26 de Junio al 03 de Julio ... 35 ...... 13 Del 03 al 10 de Julio ...... 35 ...... 16 Del 10 al 17 de Julio ...... 34 ...... 16 Del 17 al 24 de Julio ...... 37 ...... 15 Del 24 al 31 de Julio ...... 30 ...... 13

Del 31 de Julio al 07 de Agosto ... 36 ...... 15 Del 07 al 14 de Agosto ...... 39 ...... 16 Del 14 al 21 de Agosto ...... 34 ...... 15 Del 21 al 28 de Agosto ...... 33 ...... 15

Del 28 de Agosto al 04 de Septiembre 33 ...... 14 Del 04 al 11 de Septiembre ...... 32 ...... 13 Del 11 al 18 de Septiembre ...... 29 ...... 9 Del 18 al 25 de Septiembre ...... 27 ...... 9

18 Revista Valdelarco Semana______Máxima Mínima Del 25 de Septiembre al 02 de Octubre 28 ...... 13 Del 02 al 09 de Octubre ...... 28 ...... 10 Del 09 al 16 de Octubre ...... 19 ...... 7 Del 16 al 23 de Octubre ...... 19 ...... 8 Del 23 al 30 de Octubre ...... 20 ...... 11

Del 30 de Octubre al 06 de Noviembre 17 ...... 4 Del 06 al 13 de Noviembre ...... 16 ...... 4 Del 13 al 20 de Noviembre ...... 22 ...... 7 Del 20 al 27 de Noviembre ...... 15 ...... 2

Del 27 de Noviembre al 04 de Diciembre 13 ...... -1

—Precipitaciones— Día / Mes______L/m2 Total mes Total acumulado 06 de Septiembre ... 2 07 de Septiembre ... 2 ...... 4 ...... 4

09 de Octubre ...... 8 10 de Octubre ...... 2 11 de Octubre ...... 8 12 de Octubre ...... 4 17 de Octubre ...... 7 20 de Octubre ...... 4 22 de Octubre ...... 15 27 de Octubre ...... 29 28 de Octubre ...... 18 30 de Octubre ...... 16 ...... 111 ...... 115

03 de Noviembre ...... 5 12 de Noviembre ...... 3 13 de Noviembre ...... 5 19 de Noviembre ...... 27 22 de Noviembre ...... 5 25 de Noviembre ...... 2 ...... 47 ...... 162

02 de Diciembre ...... 35

Nota: A las precipitaciones de la temporada anterior (2004-2005), debemos añadir 1,5 litros recogidos el 27/07/05, por lo que el total asciende a 377 litros/m2.

Revista Valdelarco 19 Documentos Singulares Fábulas y Cuentos Francisco Manuel Fernández no es la primera vez que colabora en esta sección de la revista; hace unos años nos proporcionó un librito titulado «Tra- tado de las obligaciones del hombre», del que se publicaron un par de sabrosas citas (Nº 43 y 44). Pues bien, hace unos meses ha vuelto a sorprendernos con otra obra igualmente singular: Se titula «Fábulas y Cuentos Morales»; su autor es «El Excmo. Sr. D. Francisco Garcés de Marcilla, Barón de Andilla». Se editó, reinando Isabel II, en «Madrid / Establecimiento Tipográfico de Julián Peña / Calle del Rubio núm. 35 / 1866». Este libro, de reducidas dimensiones, está dedicado a «S.A.R. la Srma. Sra. Infanta Doña María Isabel Francisca de Asís». Ya en la portada nos deja ver sus intenciones didácticas, declarando que es una «Obra señalada de texto por el Gobierno de S.M.» Se trata de una serie de fábulas en verso, de corte clásico. En la inmensa mayoría, son los animales quienes protagonizan estas piezas moralizantes. En to- das ellas hace gala el autor de un humor fino y de un escepticismo nada desdeña- ble. Hemos escogido, como botón de muestra por su brevedad, las dos siguientes:

FÁBULA IX —EL NÁUFRAGO Y EL TRONCO— Sobre un árbol un náufrago, en el agua, Mil pensamientos fragua, Y ofrece si le lleva hasta la orilla, Hacer dél una linda maravilla. Llega el pobre a la playa, A merced de las olas, sobre el haya, Pisa la tierra y salta de contento; ¿Y lo ofrecido al árbol?... Quedó en cuento.

FÁBULA XXI —EL LOBO MINISTRO— Siendo ministro un lobo, en un destino Colocó a un pavo real, con poco tino. Tacháronlo otras aves de injusticia, Por faltar en un pavo la pericia; Más díjoles un tordo: «Se le emplea, ¿Queréis saber por qué...? Porque vocea.» R.D.G.

20 Revista Valdelarco V A L D E R E V I S T A L A Número de Invierno R C Diciembre de 2005 O 53