Revista De Estudiantes De Hispanic Studies UNC Editor: Dr
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Cadencias Nº 2 (2013–2014) Revista de estudiantes de Hispanic Studies UNC Editor: Dr. Ester Gimbernat González, Professor of Hispanic Studies Assistant Editors (students): Adriana Camacho Bria Hutchinson Anaísa Lua Carrie Martin Erik Ramírez Assistant Editors (instructors): Evita Ennis Gloria Monzón Editorial Board Profesores del Departamento de Hispanic Studies Arte: Mónica Pesántez Guillén Programadores: Adams Design Cadencias is Hispanic Studies’s student literary and arts magazine. Selected student works will be published in this annual virtual magazine. The selections will include compositions, term papers, poetry, prose, creative, non-fiction, photography, and traditional and digital art that were presented for different courses of the department. Everybody taking classes in Hispanic Studies Department is encouraged to get involved. Submit To submit, e-mail [email protected] with your submission attached. Please only include the title and the body of the work in your attachment; enter your name in the body of the e-mail. Writing should be in .doc or .docx format; images can be .png, .jpg, or .gif. Submission deadline will be at the end of the Spring Semester. Contents Hojas breves: recuerdos, anécdotas y visiones nuevas Carla Nagy Los elementos esenciales 4 Irene Romsa Buscando patria 5 Ana Silvia Perea Providencia 6 Angélica Rivas El obsequio navideño 7 Iliana Palacios Pasajero en el infierno 8 Maria Rosales Conflictos de cultura 9 Valeria Nevárez Latrodectus mactans 10 Mariela Trujillo Mágico vínculo 11 Mariah Kennell Con un cigarrillo y una sonrisa desafiante 12 Brenda Moreno Un oscuro amanecer 14 Leticia Vargas Ornelas El fin de mi reino 15 Nicole Pedraza Mis calzones rojos 16 Janette López Rodríguez Mi “Aguilita” en el cielo 17 Mayra Jáquez Doscientos ochenta días y no llegó 18 Silvia Gallegos Sembrar, cosechar y disfrutar 19 Corina Hierro Tradición tequilera 20 Maité Villegas Glorioso y la lotería 21 Alejandra Barron El muerto y el arrimado 22 Samantha Pachuca Pastel sin dueño 23 Gabriela Díaz Humillación temporal 24 Jalisa Portoff La diversidad racial 25 Andrea Macías Los pequeños coyotes 26 Anaísa Lua Arrorró y nanas tristes 27 José Guereca Cinco días para empacar 28 Erik Ramírez-Navarro Descifrando la felicidad 29 Amanda Nuñez La simplicidad de la felicidad 30 Bria Hutchison Las personas y los valores que viven después de la muerte en Sammy and Juliana in Hollywood 31 Haley Ault El desarrollo de “agencia social” 33 Rodolfo Vargas El señor de las sonrisas 34 Tiempo De Análisis Jesse Willis La gran falta: Como los personajes en “La cuesta de las comadres” continúan viviendo sin el poder 38 María Vázquez El refinamiento de la novela del narcotráfico y la identidad colombiana 44 Bryce Kammerzell Un hombre ideal 49 Molly Stark Paradoja de la Generación del 98 53 Brian Birdsong La locura y violencia en Delirio como una reflexión de la vida violenta en Colombia 56 Melanie Poston Control y libertad personal Identidad y relaciones en Sirena Selena vestida de pena 60 Melissa Timmermeyer La aventura inmensa 65 Austin Garner Enterrando el pasado 67 Susan Bisset La novela sicariata de lujo 69 Katelyn Currier “Para defenderse de los escorpiones”: Una obra dependiente del humor negro 73 Erin Kraft ¿Como se escribe un cuento? 76 Patricia Ward Literatura y feminismo: algunas críticas positivas y negativas al discurso feminista 78 Rain Wright “El sur” y el escape de la realidad 81 Hispanic Studies 83 Celebraciones Festividades Eventos 83 Banquet of the Seniors of Hispanic Studies 2013 84 Día de los Muerto “Day of the Dead” 91 Actividades De Sigma Delta Pi — Iniciación, Marzo 2014 97 Tarde Poética Poemas ganadores Jorge Anya-Tinajero “No8do” 101 Mayra Jáquez “El silencio de la mariposa” 102 Eledora guerra “El reflejo” 103 Otros poemas Emily Barker “El corazón de la noche” 104 Eric Berglund “Tiempo y espera” 105 Nicole Pranger “Twenty five” 106 Irene Romsa “Huele a madera quemada” 107 2 Cadencias 2014 Hojas breves: recuerdos, anécdotas y visiones nuevas Los elementos esenciales Carla Nagy Andrés, el hermano de mi abuelo, era un hombre aventurero y audaz. Dicen que se despertó una mañana y decidió irse de Caracas, una ciudad de millones, para vivir en la selva con los indios Yanomami. Mi primer recuerdo de este hombre fue cuando yo tenía cinco años y él regresó a la casa de mi bisabuela para contarnos de sus aventuras en la selva. La casa estuvo llena de nuestros familiares y vecinos, todos aguzando el oído con la esperanza de saber de su vida secreta. Sentado en la silla roja de mi bisabuela, con su bolsa de cuero que tenía desde que era joven, contaba de cruzar el río Orinoco, dormir en la selva y comer hormigas con su nueva familia. Él nos captaba la atención con cuentos maravillosos que nosotros no podíamos imaginarnos. Estas visitas eran siempre cortas y terminaban de la misma manera. Después de despertar el interés en todo el mundo, Andrés se iba a un cuarto, apagaba la luz y no hablaba con nadie por el resto de su visita. Una noche, para saciar mi sed de saber qué traía en su bolsa de cuero, entré al cuarto y descubrí que entre un poco de ropa y otras cosas, había un álbum de fotos. Página por página, vi las caras de mi familia hasta que llegué a la última. Mi foto, mi cara, me estaba mirando en esa bolsa misteriosa de cuero que había visto una parte secreta del mundo por tanto tiempo. Al próximo día se fue de nuevo. Con su machete recién afilado, una caja de whisky y su bolsa de cuero, se fue a la selva por otro año, con sus elementos esenciales. 4 Cadencias 2014 Buscando patria Irene Romsa La niña de diez años subía la rampa de aquel inmenso barco, dejando atrás su patria guatemalteca para embarcarse hacia lo desconocido. El año era 1947 y Martha Dinorah, apodada Chiqui, iba acompañada de sus hermanos y su papá para empezar una vida nueva. La intención nunca fue dejarla abandonada en un país extraño. “No es bueno que mis nietos crezcan sin una madre. Deben venir para que aquí les cuidemos y enseñemos las tradiciones de nuestra gente”, había sido el encargo de la abuela antes de morir. Al papá de Chiqui le había tomado años ahorrar el dinero necesario para tan largo viaje y ahora que había acabado la Segunda Guerra Mundial, sintió mayor urgencia por cumplir su anhelo de regresar a su pueblo natal de Penghpu en la provincia de Cantón, China. Al llegar, Chiqui fue recibida por parientes que veía por primera vez y que hablaban una lengua que ella desconocía. ¡Todo le parecía tan extraño! Las casas, el vestuario y hasta la manera de caminar. Además, en el aire se percibía un ambiente tenso. “Lo siento, pero debo regresar a Guatemala de inmediato”, le anunciaba su papá a las pocas semanas, “conseguiré dinero y enviaré por ustedes”, les dijo a sus hijos con determinación y conteniendo las lágrimas. Chiqui empezó a sospechar que los rumores de guerra eran ciertos, pero no había tiempo para pensar en eso, pues debía iniciar el ciclo escolar. Era costumbre que en el primer día de clases, todos los estudiantes limpiaran y barrieran su salón. Chiqui lo hubiera hecho, pero no entendió las instrucciones de la maestra quien le indicaba que la silla debía ser colocada sobre la mesa. Esa fue suficiente razón para ganarse el primero de muchos reglazos. Al día siguiente, caminó calladamente hacia la escuela, tratando de ignorar su estómago que a retorcijones se burlaba de ella. La emoción del día anterior se había convertido en un sentimiento que no lograba identificar. El castigo ese segundo día fue porque no llevó la lección memorizada y la del día después porque no pudo escribir, en chino, la tarea. Pero en vez de doblegar a la chiquilla, cada golpe iba moldeando en ella carácter y determinación. Para sorpresa de todos, a los seis meses ya hablaba perfectamente el idioma y sobresalía en todas las materias; así que la promovieron del primero al segundo grado. Es más, al par de meses vieron que era innecesario retener a la niña en el segundo grado, pues estaba lista para el tercero. Al año siguiente, nuevamente logró saltarse un nivel para avanzar directamente al quinto grado; todos estaban sorprendidos de la chica de ultramar. Parecía que Chiqui ya se había acostumbrado a su nuevo hogar cuando, una tarde repentina, llegaron noticias que el ejército comunista avanzaba hacia ellos con crueldad. Esa misma noche, la enviaron a vivir lejos; sería solamente mientras las cosas regresaban a la normalidad. Los días se convirtieron en semanas, meses y años. Las noticias de su pueblo llegaban de forma lenta y escueta. Sabía que el ejército comunista había fusilado a los hombres de la familia más prominente de Penghpu, cuyo delito había sido tener un exitoso negocio de licor de arroz. Ella sabía que en cuestión de semanas, les tocaría el turno a sus tíos. En la escuela ya no se aprendía nada y lo único que hacía era pintar carteles promocionales de Mao. Estudiando unos meses si y otros no, y trasladándose constantemente de un lugar a otro, Chiqui fue perdiendo años, pero no se dejó doblegar por los azotes de la vida y siguió calladamente buscando la manera de conseguir documentos para salir del país. Finalmente a sus diecisiete años, la joven logró regresar, cambiada, a su padre y a su patria. Cadencias 2014 5 Providencia Ana Silvia Perea El aroma dulce de flores y árboles de manzana me arropó como un bebé bien fajado. Las nubes parecían no existir y el cielo estaba de un azul claro que jamás había visto.