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PALACIOS DE LA SIERRA

Se sitúa Palacios sobre la carretera que une –de la que dista unos 17 km al este– con las tierras sorianas de Covaleda y Vinuesa, a orillas del Arlanza a cuyas aguas vier- te en su término las suyas el Abejón. La secuencia de la ocupación humana en la zona arranca de tiempos prehistóricos, con importantes vestigios de la época romana y altomedieval, recogidos en su obra por don Julián Manrique. Perteneció al alfoz de Lara y es una de las poblaciones que aparece citada en el apó- crifo Fuero de Salas, falsa carta foral elaborada en el siglo XII probablemente por el scriptorio de San Pedro de Arlanza. Lo cierto es que Palacios, junto a , Covaleda y otros lugares quedaron en territorio de Osma tras la concordia realizada por el cardenal Guido en 1136 entre esta diócesis y la burgalesa, y bajo jurisdicción oxomense se mantuvo hasta el cambio de límites diocesanos de mediados del pasado siglo. En 1278, los concejos de , Arganza, , Palacios y otros lugares serranos se avinieron a ofrecer a los caballeros de San Esteban de Gormaz un carnero por anual en pago por el derecho de atravesar con sus rebaños la cañada y puente de la villa soria- na, enumerando “los serranos que fizieron estos paramientos por mandato e por otorgamien- to de los conceios de las sierras, por Neyla e por Palacios e por todo el pinar”. El Libro Becerro de las Behetrías recoge a “Palaçios de la Sierra” dentro de la merindad de como “logar solariego de donna Mayor, muger que fue de Ferrant Sanchez de Velasco, e de sus fiios e de donna Maria, muger de Diego Perez Sarmiento”. Sus vecinos paga- ban “cada anno a su sennor para la rretenençia del castiello del dicho logar mill maravedis”. Pese a la parquedad documental de las fuentes, el pasado medieval de Palacios está nota- blemente ilustrado por los vestigios románicos de su actual iglesia parroquial, dedicada a Santa Eulalia y, particularmente interesantes, los restos del cerro llamado “del Castillo”, primitivo emplazamiento del núcleo en torno al desaparecido castillo y presidido por su arruinada igle- sia, dedicada también a Santa Olalla.

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Ruinas de Santa Olalla, en el cerro del Castillo

E ASIENTA PALACIOS en una vaguada entre dos tesos, Flanqueaba la fachada meridional del templo una ocupando hoy el caserío sólo uno de ellos, en cuya estructura que debe corresponder a un atrio, en el que es S cima se alza la parroquial. A unos 350 m al este del visible la distinción de dos espacios. Quizá corresponda a citado se emplaza la loma del Castillo, desaparecida una galería porticada, aunque al menos la estancia occi- estructura defensiva de la que no restan vestigios visibles y dental parece contemporánea de la ampliación de la nave tras la cual se sitúan las ruinas de la primitiva iglesia de hacia el oeste. Santa Olalla, en torno a la que se extiende una impresio- Una torre de planta cuadrada y potentes muros de más nante necrópolis compuesta, según Julián Manrique, de de 150 cm de grosor se alzaba sobre un basamento rema- unas de 1.500 tumbas, entre las de lajas y sarcófagos tado en talud al norte del tramo inmediato a la cabecera, monolíticos. Su cronología ronda los siglos XI al XIII. con acceso desde el interior. Su disposición al septentrión Según nos informaron en el pueblo, la antigua iglesia recuerda la de San Miguel de Neila, corroborando su con- mantuvo hasta mediados del siglo XX el alzado de su cabe- temporaneidad con la nave los sillares labrados a hacha cera con su bóveda de horno, aunque hoy apenas si se con- con numerosas marcas de cantero. servan dos hiladas de sillares de su perímetro y algunas más La cabecera, aún en pie hace 50 años, es la parte menos de la torre. Pese a tan fragmentarios restos podemos hacer- visible del conjunto. Apenas restan los basamentos sobre nos una idea del aspecto del edificio, que responde en los que se alzaría el arco triunfal, que daba paso a un tramo planta al tipo más característico de las iglesias serranas. recto presbiterial y la acodillada capilla absidal de planta Tiene planta de nave única, con muros de doble hoja de semicircular. buena sillería –labrada a hacha– alzados sobre banco corri- De esta iglesia –tras haber pasado por la de Santa María– do de arista abocelada sólo visible al interior, alcanzando parece proceder la pila bautismal hoy conservada en el los 108 cm de grosor. La ausencia de estribos hace suponer depósito lapidario de la parroquial sito bajo el coro, donde que la nave se cubriría con estructura de madera. La porta- se recogieron igualmente numerosas estelas de la necró- da se abría al sur, restando el antecuerpo y los plintos esca- polis adyacente. De copa semiesférica, casi cilíndrica, lonados sobre los que apoyaban las jambas, preparados mide 84 cm de diámetro por 61 cm de altura y se decora para recibir un arco y dos arquivoltas. La neta ruptura de con un listel en la embocadura, banda inferior de grandes hiladas en el sector más occidental de la nave nos informa semibezantes y cuatro grandes vides de cuyas ramas pen- de una ampliación posterior de la nave hacia el oeste, que den pesados racimos a modo de piñas. Se alza sobre una elimina el banco de fábrica antes citado y utiliza en su apa- basa de 27 cm de altura, con perfil ático con bolas y sobre rejo sillares románicos junto a otros labrados a pico. fino plinto.

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Basamento de la portada Restos de la torre

Detalle de la necrópolis Pila bautismal, en la parroquial 033. Palacios de la Sierra 5/10/09 12:29 Página 2466

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Iglesia de Santa Eulalia

A PARROQUIAL DE PALACIOS recogió, además de algu- nos vestigios, la propia advocación de la primitiva L iglesia del cerro del Castillo. Se trata de un notable edificio de tres naves abovedadas levantado entre el siglo XVI y el XVII, aunque sobre otro románico, del que aprove- cha fundamentalmente la estructura de la torre, la pila bautismal y algunos canecillos reutilizados en el aparejo de las bóvedas, así como otro relieve representando una descabezada figura femenina –probablemente de un cane- cillo aunque dudosamente románico– que realiza el gesto de desesperación asiéndose la muñeca izquierda con la mano derecha. La torre presenta planta cuadrada y aparece integrada en la nave del evangelio del edificio moderno. Se levan- ta en excelente sillería y parece respetar su primitivo alzado Pila bautismal

Exterior de Santa Eulalia Canecillo procedente del despoblado de San Miguel 033. Palacios de la Sierra 5/10/09 12:29 Página 2467

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hasta el cuerpo de campanas. Desde el interior, y según redones de San Miguel”, en realidad los restos de la arrui- informa Julián Manrique, se observa una portada románi- nada iglesia románica del despoblado de San Miguel, ca que comunicaría con la primitiva nave, hoy oculta por situado a unos 1.300 m al sur de Palacios de la Sierra en el retablo del Santo Cristo de la Salud. dirección a , en la margen izquierda Guarda el edificio en el baptisterio habilitado al fondo del río Abejón. Destaca sobre todo un bello can decora- de la nave meridional un magnífico ejemplar de pila bau- do con un personajillo ataviado con saya corta que se tismal, de copa semiesférica ornada con los más extendi- lleva una mano a la cintura, probablemente un tullido a dos motivos de este área serrana: bocel en la embocadura, juzgar por la deformidad de su pie izquierdo, más corto banda de perlado tallo ondulante en cuyos meandros se que el otro. alojan brotes carnosos y piñas, banda con una greca de entrelazo y prominentes gallones. Se alza sobre un pilar Texto y fotos: JMRM cilíndrico entorchado y basa ática de toro inferior ornado con semibezantes y plinto cúbico con ornamental arquería de medio punto incisa. La copa mide 118 cm de diáme- Bibliografía tro × 64 de altura y el tenante y basa 42 cm de altura. Se

emparenta con los ejemplares de Fresneda de la Sierra, ANDRIO GONZALO, J., 1994a, pp. 147-154; ANDRIO GONZALO, J., Eterna, , Terrazas o los riojanos de 1994b, pp. 155-164; BILBAO LÓPEZ, G., 1996a, pp. 62-63, 95, 99, 286; Santurde de Rioja, Viniegra de Abajo, etc., debiendo datar CADIÑANOS BARDECI, I., 1987a, p. 178; CRUZ, V. de la, 1968, pp. 305- de los años finales del siglo XII o primeros del XIII. Recien- 311; ESCALONA MONGE, J., 1995 (2001), pp. 525-527; LIZOAIN GARRI- temente fue en su mayor parte repicada para eliminar la DO, J. M., 1987, doc. 580; LOPERRÁEZ CORVALÁN, J., 1788 (1978), t. III, doc. XV; LÓPEZ MATA, T., 1963a, p. 380; MADOZ, P., 1845-1850 (1984), pátina de la piedra. p. 401; MANRIQUE, J., 1996; MARTÍNEZ DÍEZ, G., 1981, t. II, p. 625-626; En el lapidario de la iglesia se recogen además dos MARTÍNEZ DÍEZ, G., 1987, pp. 175, 189; SERRANO PINEDA, L., 1925, canecillos procedentes del lugar conocido como los “pa- doc. XCVI.