SANTIAGO, una disculpa para caminar, conocer La Rioja y hacer amigos

Paseos con la Asociación “Amigos de Santiago el Real. Logroño 2011”

4º Zabaldika – Menor (12,3 km.) (21 de mayo)

En esta ocasión, los peregrinos –al igual que ocurría antaño– vamos a entrar en la primera gran ciudad de la ruta jacobea: . En otros tiempos, esto significaba poder cambiar de moneda y aprovisionarse de todo aquello que el caminante necesitaba para continuar hacia Compostela. En la actualidad, ya no es necesario cambiar de divisa al ser el euro la moneda más al uso en esta ruta, pero el peregrino sí que podrá cubrir todo tipo de necesidades, y cansarse de pisar asfalto en varios kilómetros de avenidas y calles por la gran urbe que es la capital del antiguo reino de Navarra.

Además, en esta ciudad tendrá oportunidad de detenerse ante ejemplos artísticos interesantes, repasar su historia –tan ligada a nuestra Rioja– y recordar momentos de la vida pamplonica –los san fermines, por ejemplo– que la han hecho mundialmente famosa.

Pero esta etapa no es solo Pamplona. A través de una docena de kilómetros –prácticamente llanos, pues estamos en la llamada – se irá recordando cómo desde tiempos pasados se atendía a los peregrinos que, desde , caminaban por Navarra. Así se mencionarán el antiguo hospital de peregrinos de Trinidad de Arre, la Cofradía de –Sancho el Sabio le cedió unos terrenos para construir una casa de acogida en 1187–, la encomienda sanjuanista de Cizur Menor de la que existen noticias documentales desde 1135 y otros centros asistenciales levantados en la propia capital del reino, como el otrora afamado hospital de la Malatería.

PASO A PASO

Zabaldika – Trinidad de Arre – Villava (3,9 km). El itinerario cruza el barrio bajo de Zabaldika y por un sendero sale a la carretera. A otros 200 metros es visible un área recreativa hacia la que se dirige la ruta después de cruzar la carretera. Un camino, estrecho y marcado, se ciñe a la vertical del río Arga, con vallados de protección, llegando pronto a la finca de Arleta. Por terreno despejado, se alcanza una loma donde todavía quedan restos del antiguo despoblado de Santiagozar. Se salva después la Ronda Este (carretera de circunvalación de Pamplona) por un paso subterráneo, y por una pista paralela a esta vía se bordea el monte Miravalles. Desde el punto más alto, un camino asfaltado baja directamente hasta la ermita de la Trinidad de Arre, a la que llegamos tras cruzar el río . Desde aquí, el camino va por la calle Mayor de Villava, en un entorno urbano que no desaparecerá hasta haber salido de Pamplona.

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Villava – Puente de la Magdalena (Pamplona) (2,8 km). El camino recorre toda la calle Mayor de Villava, continua por Burlada hasta cruzar la N-121 y sigue por el llamado “Camino de Burlada” con paseo arbolado al principio y luego por el arcén de la estrecha carretera hasta alcanzar el puente de la Magdalena.

Puente de la Magdalena – Puente de Azella sobre el Sadar (3,8 km). Desde el bello puente sobre el río Arga, la ruta cruza dos carreteras seguidas y asciende por camino peatonal entre lienzos de murallas hasta el Portal de Francia, antiguo acceso a la ciudad fortificada. Desde aquí transita Pamplona por las calles del Carmen, Navarrerías, Mercaderes, Plaza del Ayuntamiento, Saturnino, Mayor, Plaza de Recoletas, Bosquecillo, Pío XII, Vuelta del Castillo, Fuente del Hierro y Campus de la Universidad de Navarra, donde se encuentra el puente de Azella, sobre el río Sadar.

Puente de Azella – Cizur Menor (1,8 km). Tras cruzar el puente sobre el río Sadar hay que salvar también el río Elorz y la Roda Oeste de Pamplona. Por un paseo pavimentado paralelo a la carretera de Cizur Menor se llega a esta localidad.

PUEBLO A PUEBLO

El Señorío de Arleta se mantuvo hasta comienzos del siglo XIX. Hacia el año 1300 se despobló completamente, en 1427 lo habitaba el escudero Miguel García de Arleta, en 1802 lo hacían tres familias y hoy en día habitan en él los actuales propietarios. El palacio está considerado como cabo de armería, y en sus inmediaciones se encuentran restos de una antigua calzada y varias estelas discoidales. En este espacio se levanta la iglesia dedicada a Santa María que posee una sencilla portada románica, y un sagrario del siglo XVI de planta trapezoidal con la pintura de Cristo con la cruz a cuestas, en la puerta, y en los laterales las imágenes de San Pedro y San Pablo.

Abandonando el Arga, el peregrino se acerca a la corriente del río Ultzama, que atraviesa por el llamado puente de la Trinidad de Arre, antiguo hospital de peregrinos, en un bello paraje dominado por la caída del río a través de grandes rocas. Esta ermita, lugar agregado al municipio de , tuvo un importante hospital jacobeo, último centro asistencial del ramal Bayona- Pamplona, dentro del camino real Pamplona-Belate, Baztan. Este camino era el más importante después del de Roncesvalles y el Somport.

Su basílica aneja estaba dedicada al culto de la Santísima Trinidad y la hospedería llegó a contar con dos cofradías, una de clérigos (622 miembros en el siglo XVI) y otra de legos. Se conocen sus Constituciones redactadas en 1507 y entre sus cometidos estaban el de atender al culto de la Santísima Trinidad y al hospedaje de los “romeros que en las noches llegaban al dicho hospital”. Según inventario del año 1584 este centro asistencial tenía un total de doce camas.

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En la actualidad, junto a ese puente medieval de seis arcos levantado para cruzar el río Ulzama, se encuentra el actual "Albergue de peregrinos", gestionado por los Hermanos Maristas. Se trata de un conjunto que conserva el ábside románico de una iglesia del siglo XIII aunque no existe documentación escrita de este edificio hasta el siglo XVI. La ermita aunque de estilo románico tardío (siglo XIII) está muy reformada y actualmente solo conserva el ábside original, e incluso éste se encuentra prácticamente oculto por el albergue de peregrinos y la vivienda de los Maristas. El ábside o cabecera se divide en cinco lienzos por contrafuertes y está cubierto por una bóveda de horno. En los lienzos se observan ventanales de medio punto, permitiendo dos de ellos el paso de luz a la ermita. El interior está formado por una nave de tres tramos abovedada en cañón y paredes enlucidas. La portada de acceso es también de medio punto y está debajo de un gran pórtico que sustenta la vivienda Marista.

Villava y Burlada son atravesadas por el Camino, que cruza la carretera y se dirige, bordeando el río Arga y sus huertas, hasta el puente gótico de la Magdalena, por donde hace su entrada en Pamplona.

Villava, la “villa nova” (en euskera Atarrabia) fue citada ya por primera vez en 1184, cuando el rey Sancho VI el Sabio fomentó su repoblación al conceder a sus habitantes el fuero de los francos del Burgo nuevo de San Nicolás de Pamplona. El Camino de Santiago por su vía francesa ha marcado la historia de la villa. Situada a escasos 35 kilómetros de Roncesvalles, lo que supondría una jornada a pie, la propia villa y especialmente el "Albergue de la Trinidad de Arre", se convertían en el segundo punto de descanso de los peregrinos antes de ascender la cuesta de la cercana Pamplona

La villa sufrió tanto las guerras napoleónicas como las guerras carlistas y, a mediados de dicho siglo XIX, inició su industrialización con la implantación de la industria papelera que posteriormente atraería fábricas de madera, de cartón y de licores.

Entre los monumentos que nos ha legado la historia destaca la iglesia de San Andrés. Iniciada en estilo renacentista a mediados del siglo XVI. El moderno edificio católico actual, situado junto al Ayuntamiento, data de la segunda mitad del siglo XX y conserva de aquella primitiva construcción la "Capilla de la Soledad", de planta circular que fue construida a finales del siglo XVIII.

Otro ejemplo es su rollo jurisdiccional. Éste fue levantado entre los siglos XV y XVI probablemente en el emplazamiento que actualmente ocupa. Es una columna toscana de más de dos metros símbolo de jurisdicción y de libertad comunal de la villa de Villava. Es posible también, aunque no hay testimonios, que fuera utilizada como picota o lugar de ejecución. A mediados de la pasada centuria, fue convertido en calvario o cruz de término y trasladada cerca del Puente de San Andrés, pero en el año 1990 este monumento fue recuperado y, desprovisto de añadidos posteriores, devuelto a su emplazamiento originario donde contribuye a ornamentar uno de los puntos neurálgicos de la villa.

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En la calle Mayor podemos observar varios palacetes y edificios del siglo XX, supervivientes de la especulación. Otros edificios interesantes, también de principios del ese último siglo, son el Besta Jira bello edificio del arquitecto José Yárnoz construido en 1911 por iniciativa de las familias burguesas de Pamplona que deseaban tener un moderno casino-restaurante como lugar de esparcimiento, y que en 1915 fue adquirido por los Dominicos. O la Escuela de Peritos Agrícolas que la Diputación Foral de Navarra encargó en 1912 al arquitecto ya mencionado, José Yárnoz, destinado inicialmente al Palacio del Congreso Nacional de Viticultura que para conmemorar el VII Centenario de la batalla de las Navas de Tolosa se desarrolló en el mes de julio de ese año. Para terminar, Villava rinde homenaje a uno de los personajes más célebres de la villa con una escultura que representa a Miguel Induráin, gran figura del ciclismo mundial.

Un kilómetro después y sin límite fronterizo aparente se encuentra Burlada (en euskera y de forma cooficial Burlata). Una moderna localidad emplazada a orillas del Arga situado en la merindad de Sangüesa, en la Cuenca de Pamplona y a 3 kilómetros de la capital de la comunidad Foral de la que forma parte de su área metropolitana. Se tiene constancia de que los reyes de Navarra pasaban temporadas de asueto en el palacio de que disponían en esta villa. Este palacio, ya derruido, estaba conectado de forma privada con la antigua iglesia románica, también desaparecida a mediados del siglo XX. Otro dato que denota la importancia histórica de esta localidad es el puente románico que cruza el río Arga a su paso por el pueblo. Este puente medieval está compuesto de seis arcos de medio punto. Parece haber sido modificado en diferentes épocas, puesto que originalmente su forma debió de ser más apuntada, con pendientes más fuertes a ambos lados. Consta de seis arcos de nueve metros de longitud de vano. Otros ejemplos monumentales de los que hay que hablar son los palacetes que se reparten por su casco antiguo y la primitiva iglesia que se encontraba ubicada en la actual plaza de san Juan. El 24 de junio de 1952, coincidiendo con la festividad de San Juan Bautista, se comenzó la construcción del nuevo Templo. Basado en un proyecto del arquitecto Javier Yárnoz, es un edificio de planta latina y construcción moderna, del que lo más destacable es su mobiliario que procede de diferentes localidades de Navarra. El retablo mayor que preside el templo, por ejemplo, es de estilo neoclásico y procede de la Catedral de Pamplona.

En la actualidad, esta localidad se ha convertido gracias a su increíble crecimiento demográfico en la tercera población de la comunidad Foral (tras la capital y Tudela). El Camino de Santiago sale de esta ciudad y, bordeando la margen derecha del río Arga, avanza hacia la zona norte de Pamplona, ocupada antaño por el barrio de la Navarrería y el de la Catedral. Cruzado el puente románico de la Magdalena, los peregrinos del pasado podían buscar alojamiento en el hospital de la Malatería. Entraban más tarde a la capital navarra por el Portal de Francia, actualmente llamado de Zumalacárregui, y que aún conserva el puente levadizo. Éste era una de las grandes puertas que comunicaba la ciudad con el exterior, ya que Pamplona mantuvo sus murallas hasta 1915.

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Pamplona es una ciudad moderna y acogedora con una oferta de actividades para todos los gustos, como pasear entre murallas centenarias y calles adoquinadas; descansar en parques y terrazas; irse de pinchos; visitar monumentos con historia; acudir a espectáculos de primera o admirar deportes con solera, como la pelota vasca.

Es una ciudad elegante y soberbia que se desarrollo a la par que los tres burgos de su antigua ciudad medieval rodeada de murallas y cuyas estrechas calles y plazoletas son vigiladas por torres y campanarios como los de las iglesias de San Cernin (también llamado San Saturnino), San Nicolás o de la Catedral. Además de la extensa nómina de monumentos, abundan los espacios verdes, como el romántico parque de la Taconera o la inexpugnable fortaleza de la Ciudadela.

La fundación de esta dinámica población, capital del viejo reino de Navarra, hoy comunidad Foral, se atribuye al general romano Pompeyo, el cual mandó construir en el año 74 d.C. un poblado llamado Pompaelo sobre otro de origen vascón. Ya en el siglo VI era Pamplona sede episcopal.

Los burgos de San Cernín y San Nicolás crecieron junto al que formaba la autóctona ciudad –denominada Navarrería–. Los dos primeros estaban racialmente integrados por inmigrantes francos que se asentaron en Pamplona gracias a las ventajas y fueros que los monarcas concedían a los comerciantes franceses que se asentaban y poblaban el Camino de Santiago (El mismo caso que el Fuero de Logroño de 1095, concedido a esta ciudad por el rey castellano Alfonso VI). Fue en el año1423 cuando tras guerras fratricidas entre las gentes de estos barrios, el rey Carlos III decretó el Privilegio de la Unión, fuero por el que los tres pueblos pasaban a formar parte de la misma ciudad. Las murallas que les separaban se derrumbaron y se construyó un anillo defensivo común.

La muralla, con sus cinco kilómetros de recorrido, permite un insólito y evocador paseo bordeando la ciudad. Esta línea de fortificaciones constituye uno los complejos militares más interesantes y mejor conservados de España, lo que le valió ser declarado Monumento Nacional. Como ciudad medieval, Pamplona se rodeó de un anillo amurallado para defenderse del enemigo, pero no fue hasta la incorporación del Reino de Navarra a la Corona de Castilla, en 1515, cuando su situación estratégica le convirtió en un puesto avanzado de la corona española ante Francia. Comienza entonces el desarrollo de una magna y formidable fortaleza, que tiene su punto álgido con la construcción de la Ciudadela. Bastiones, baluartes, portales, medias lunas, revellines y fuertes dotan al conjunto amurallado de toda la sobriedad y sofisticación de este tipo de conjuntos defensivos. El desarrollo urbanístico del siglo XX obligó a derribar algunos frentes para que la urbe de la modernidad pudiera expandirse. Pero la esencia permanece. Así, el paseo por el anillo de las murallas, entre los parques de la Media Luna y la Taconera, combina la frialdad y el silencio de la piedra con la calidez y el acogedor murmullo del infinito paisaje verde. La mejor manera de iniciar el recorrido es visitando el Centro de Interpretación de las Fortificaciones

5 de Pamplona. Ubicado al final del parque de la Media Luna, es un punto estratégico para entender la construcción, la evolución y la vida de estas murallas.

La iglesia de San Cernin o San Saturnino, patrón de Pamplona, del siglo XIII, no sólo fue el centro religioso de su burgo. Sus dos altas torres, que trazan en el cielo un perfil muy personal y emblemático de la ciudad y sus poderosos y gruesos muros, le delatan en su otra función de antaño: una fortaleza militar y defensiva en las habituales contiendas que se libraban entre vecinos de los diferentes burgos medievales. Esta iglesia se encuentra ubicada en el casco histórico, de camino entre el Ayuntamiento y el Museo de Navarra, y es fácilmente reconocible por un amplio atrio porticado que precede a su entrada. En el interior, un bellísimo templo de nave única muy amplia, hay que recordar la capilla barroca de la Virgen del Camino, Señora y Reina de la ciudad. Y ya en la salida, hay que buscar en el suelo el "pocico" en el que San Saturnino bautizó a los primeros cristianos, entre ellos al que sería su primer obispo, San Fermín. En la torre sur se localiza el popular "gallico" y el reloj que anuncia puntual el comienzo de cada encierro durante las fiestas de San Fermín.

La parroquia de San Nicolás, que data del siglo XII, no nació sólo para atender oficios religiosos sino, sobre todo, para servir de bastión militar y defensivo de los vecinos de su burgo, del mismo nombre, siempre enfrentado con los otros dos burgos de la ciudad (Navarrería y San Saturnino). Fue, precisamente en 1222, en alguno de estos ataques vecinales, cuando un incendio arrasó la primitiva iglesia-fortaleza románica y hubo que construir una nueva, consagrada en 1231. Ubicada también en el Casco Antiguo, entre la Plaza de San Nicolás, la calle San Miguel y el Paseo de Sarasate, sus gruesos muros y verjas, así como la única de las tres torres de vigilancia que permanece en pie, dan cuenta de su conflictivo pasado. En el interior, es digno de admirar el bellísimo calado gótico, que contiene un gran órgano barroco, el más importante de Pamplona.

Catedral de Santa María se encuentra ubicada sobre el promontorio del Casco Antiguo en idéntico lugar en que se asentó la Pompaelo romana. Es un magnífico ejemplo del gótico de los siglos XIV y XV. Este emblemático monumento es el que más reliquias histórico-artísticas atesora de la ciudad. En ella se coronaron los reyes, se reunieron las Cortes y, durante tres siglos, tuvo su sede la Diputación del Reino. La sobriedad de su fachada neoclásica, obra de Ventura Rodríguez, contrasta con la estética gótica del interior del templo, cuya nave central, de 28 metros de altura, alberga el bello sepulcro de Carlos III de Navarra y su esposa Leonor de Castilla. Pero la verdadera joya de esta Catedral es su claustro, considerado como uno de los más exquisitos del gótico universal, y de obligada visita para cualquier turista o peregrino.

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Los Jardines de la Taconera constituyen el parque más antiguo, hermoso y emblemático de Pamplona. Con sus 90.000 metros cuadrados de superficie, se asienta en torno a las murallas, muy cerca del Casco Antiguo, dentro de un marcado estilo romántico y versallesco. Su estructura, jalonada de especies arbóreas y florales con elementos escultóricos muy diversos, permite diferentes itinerarios al visitante. Pero si algo caracteriza a este paradisíaco lugar es el pequeño zoo que alberga en sus fosos y en el que conviven ciervos, patos, faisanes, cisnes o pavos reales en estado de semilibertad. Recorrer la Taconera es descubrir portales a modo de arcos de triunfo, el monumento al ilustre tenor roncalés Julián Gayarre, diversas esculturas entre la que destaca la querida y popular Mariblanca, o ojivales del rey Teobaldo II.

La Ciudadela es junto con la circundante Vuelta del Castillo el gran pulmón verde de Pamplona. Un espacio de 280.000 metros cuadrados cuyos pabellones, fosos, baluartes, revellines, fortificaciones, edificios menores y glacis son hoy lugares públicos de ocio, deporte y cultura. La Ciudadela, referencia urbanística de Pamplona, está considerada además como el mejor ejemplo de arquitectura militar del Renacimiento español y uno de los más destacados conjuntos defensivos de Europa. Esta gran fortaleza nació para proteger la ciudad del enemigo, a instancias del rey Felipe II, quien la mandó construir en 1571 con el fin de hacer frente a las constantes incursiones del ejército francés. Su estructura original tenía forma de pentágono regular con cinco baluartes en los ángulos, pero la construcción del Primer Ensanche de la ciudad obligó al derribo de dos de ellos. Los restos del de San Antón salieron a la luz con la construcción del Palacio de Congresos y Auditorio de Navarra.

Cizur Menor, Zizur Txikia en euskera, es un concejo del municipio de la Cendea de Cizur situado muy cerca de la capital, y prácticamente absorbida por su expansión. Se encuentra a dos kilómetros de la Universidad de Navarra y en pleno Camino de Santiago (Camino francés) y cuenta con varios albergues para los peregrinos que hacen esta ruta; uno de ellos se sitúa en el antiguo monasterio. Su población en 2010 fue de 2.020 habitantes (INE).

Esta villa conserva nada menos que tres testimonios románicos. La parroquia, dedicada a San Emeterio y San Celedonio, se emplaza en el punto más elevado del caserío, siendo de destacar su ábside semicircular y su puerta sur que, bajo un pórtico moderno, presenta tres arquivoltas apuntadas y un sencillo crismón en su tímpano.

Al otro lado del Camino y rivalizando en empaque con la parroquia, se encuentra la Iglesia de San Miguel Arcángel que fue un antiguo monasterio y hospital de peregrinos de la Orden de San Juan de Jerusalén. Permaneció abandonada durante años y recientemente fue restaurada con bastante acierto, De esta encomienda sanjuanista existen noticias documentales desde 1135. Se trata de una construcción de nave única rematada en ábside poligonal con una potente torre, probablemente posterior, de aspecto fortificado. Al costado meridional, se abre una elegante portada de tres

7 arquivoltas baquetonadas sobre columnas y, de nuevo, un tímpano adornado con el crismón. En la actualidad es un albergue de peregrinos regido por la Soberana Orden de Malta, y cuyos hospitaleros ejercen la acogida a los peregrinos los meses de julio a septiembre.

A la salida de la localidad y en la misma orilla de la Ruta Jacobea, ha pervivido una sencilla fuente medieval techada a dos aguas y abierta en una sencilla portada de dos arcuaciones lisas.

Coincidiendo con la natividad de la Virgen María, se celebran las fiestas patronales el primer domingo de septiembre.

Una vez visitada esta población, al fondo, los molinos eólicos que coronan la sierra del Perdón nos indican la dirección a seguir. Será una larga pero cómoda ascensión recorriendo lugares de singular belleza, con amplísimas panorámicas e historias muy sugestivas. Pero eso será en la siguiente etapa.

Texto de VV.AA., coordinado por Ángel Urbina Merino

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