2. Definición del ámbito del estudio .

El primer paso es definir tanto el objeto mismo del estudio, que es el sitio de Marcahuamachuco, como su ámbito de impacto turístico, para lograr una propuesta pertinente, que integre todos los elementos que pudieran incidir en el éxito del Plan de Manejo. De acuerdo con los Términos de Referencia, el ámbito del proyecto está constituido por Marcahuamachuco y complementariamente su entorno, conformado por la ciudad de , los sitios arqueológicos de , Cerro Miraflores y Cerro Amaru, insertos en las micro cuencas de los ríos Grande y Yamobamba, alrededor de la meseta de Marcahuamachuco.

El sitio arqueológico de Marcahuamachuco no cuenta aun con una delimitación oficial, que establezca cuál es su área intangible y la zonificación que haga posible su tratamiento sistemático de defensa y conservación. Del mismo modo, tampoco se dispone de su inscripción en los registros públicos correspondientes. Si bien eso es de incumbencia del Instituto Nacional de Cultura de La Libertad, este Plan se propone establecer las bases de dicha delimitación, con un diseño-propuesta del expediente respectivo, incluido el saneamiento físico-legal del ámbito del monumento.

2.1. El sitio arqueológico de Marcahuamachuco Marcuamachuco es el complejo arqueológico más grande de la sierra norte del Perú y probablemente también de la sierra peruana en general, con excepción de y Wari (Ayacucho). Es también uno de los más vistosos y llamativos, razón por la cual ha obtenido la calificación para ser considerado como una las 7 maravillas del Perú. Está a 3750 metros de altitud, y a unos 3 kms al noroeste de la actual ciudad de Huamachuco, que está a 3260 mts s.n.m. De acuerdo a la información disponible, Guamachuco fue el asentamiento de élite de los Incas en la época de su corto dominio sobre la región, (siglos XV y XVI). Ambos asentamientos estaban conectados mediante el qaqañan 1 ("camino rocoso") 2, que fue absorbido por la carretera que ahora los comunica y que no formó parte de la red incaica del Qhapaqñan (Camino Señorial), aunque sí, al parecer, de la red Wari que conectaba Huamachuco con en tiempos pre-incaicos y que saliendo de Viracochapampa, pasaba al lado de Cerro Amaru y Marca Huamachuco, para llegar hasta Yamobamba y dirigirse luego al Cerro Colquitín (Miraflores) en el valle de Cajamarca. Hacia el sur iba hacia el Callejón de Huaylas, el Mantaro y finalmente Ayacucho (Wari). Es comprensible que el camino no fuera incaico, pues Marcahuamachuco, a todas luces, es pre-Inca y, aunque fue usado en tiempo de los incas, no era ya

1 McCown, 1945:228 2 Qaqañan es ahora el nombre de un cerro vecino a Huamachuco, donde quedan aun restos del viejo camino. un asentamiento importante y tal vez estaba ya en ruinas. Obviamente, sus estructuras no respondían a una función de vivienda común y no hay indicios de que fueran usadas, salvo para disponer de algunos espacios para enterrar a sus muertos. Es un complejo dispuesto en la cima de una larga meseta, de casi 4.5 km de eje oeste-este, rodeada de quebradas de superficie irregular, con evidencias varias, donde destacan Cerro Viejo, Cerro de los Corrales, Cerro de las Monjas y Cerro del Castillo, que constituyen unidades singulares de ocupación humana, con grupos de edificios aglutinados en su cima y laderas, que si bien responden a diversos momentos constructivos, son producto de un proceso concentrado en un período de alrededor de 6 siglos de ocupación continua y relativamente uniforme. Las informaciones cronológicas disponibles, indican su ocupación plena entre los siglos V y XI de nuestra era, lo que en términos arqueológicos compromete los siglos finales del período Intermedio Temprano o de los Desarrollos Regionales y el lapso total del Horizonte Medio o del Imperio Wari. A esta época también pertenece el vecino Cerro Amaru, que está al sur de la larga meseta y, de algún modo, forma parte de ella en un nivel más bajo. Si bien un tanto más alejado, pero en la misma época, se ubica también el notable sitio de Viracochapampa (Wiraqocha-pampa) que es el tercer componente monumental de Huamachuco, que al parecer tuvo su época de mayor apogeo en estos siglos. El espacio arqueológico más amplio y complejo, que da frente a los valles del sur y el oeste, es el conocido como "Cerro del Castillo" y que compromete un área construida de cerca de 2.5 km de largo y 700 m ancho, desde la Puerta del Este, que está sobre las fuertes pendientes del sureste de la meseta, hasta la Puerta del Oeste, que da frente al Cerro de las Monjas, que es el segundo grupo más importante del sitio. 2.1.1. Cerro del Castillo Es un conjunto cercado, fortificado, con una ancha muralla de defensa que circunvala la meseta en todos sus lados y que obedeciendo a un patrón curvilíneo, se adapta a los irregulares perfiles del cerro, protegiendo los bordes de las laderas del norte, el sur y el Este, donde se apoya en terrazas escalonadas que se ubican en distintos niveles de las laderas, y por el oeste el llano ondulante que le separa del Cerro de las Monjas. Dentro de este cercado amurallado hay diferentes grupos de estructuras visibles y una significativa cantidad de restos que están aun bajo tierra. Tiene todas las características de una fortaleza, con instalaciones internas de múltiples formas y funciones. En el centro de este complejo -en la cima del cerro- está el edificio principal, conocido como "El Castillo", en cuyo entorno están las demás unidades arquitectónicas. En lo inmediato, le rodean 6 unidades, que se definen por tener como base estructural unos recintos en forma de galerías, asociados a patios rectangulares, a las que Theodore McCown ha descrito como A, B, C, D, E, F y G. Todas ellas se caracterizan por su organización ortogonal. En un segundo nivel del entorno, que es más bajo, hay grupos de recintos menores, agrupados dentro de un patrón circular, asociados a los bordes delimitados por la muralla de circunvalación. Entre ellos, destaca uno muy importante, en el extremo oriental, donde un doble muro circular encierra un grupo de "Torres Rectangulares" y que está cerca de la puerta oriental de acceso y en la cresta donde acaba la meseta, que desciende hacia el Este, con varias estructuras escalonadas, complementarias a la muralla de defensa y desde donde el complejo de Marcahuamachuco se conecta con Cerro Amaru, que está a un nivel más bajo pero dentro del mismo macizo. Desde este punto se domina el paisaje del Río Grande de Huamachuco, cuyas aguas corren a algo más de 500 ms de desnivel.

Portada Este Casas pequeñas Casas de occidente pequeñas

D

EL B G CASTILLO Colina 1 Torres Rectangulares

F A Colina 2 C 2 E

Fig.1. Plano de presentación de las unidades arquitectónicas protegidas por la muralla de defensa del "Cerro del Castillo". Basado en Topic (2000:184) y McCown (1945:fig 6). Tanto al sureste como al noroeste, hay restos de una doble muralla de defensa , hecha con mucho cuidado y detalle. A poca distancia de la Puerta Oeste, el muro perimetral tiene un grosor de alrededor de 1.3, en su base, en tanto que el muro interior llega a tener cerca de 1 m de espesor. El pasaje que se forma entre ambos, tiene un ancho de 2.7 m, lo que hace que la muralla defensiva tenga entre 4 y 5 ms de ancho. Por causa de las diferencias topográficas, esta doble muralla varía en sus proporciones, pero en general la construcción es pareja, con el muro exterior siempre más grueso que el interior. Circunda todo el sitio.

Fig.2 Plano de la doble muralla del lado occidental, con la presentación de la Puerta Oeste que conecta el "fuerte" de El Castillo con el Cerro de las Monjas, según McCown, 1945: fig.7B.

Según McCown, la muralla recorría más de 4 km a lo largo del perímetro del Cerro del Castillo, formando volutas de diversa envergadura al delinear el perfil de la cresta de la meseta; lamentablemente hay varios puntos, especialmente en el frente meridional, donde la muralla se ha derrumbado y sólo quedan algunos sectores preservados. Eso que implica que una de las intervenciones que hay que hacer, consiste en la consolidación y restauración de esta maravilla. En el sector oriental y septentrional, se hallan conservados algunos segmentos en un nivel adecuado como para proceder a su limpieza y restauración, pero otros también han sufrido las consecuencias de la actividad agrícola de los últimos 500 años. La portada de oriente está en estado ruinoso, pero aún en los lugares donde no queda una clara presencia física de los muros, las evidencias de ellos son apreciables, de modo que con una exploración adecuada, será posible abordar su restauración. El frente occidental es el mejor preservado, junto a segmentos del noroeste y el norte y uno extenso en el sureste, al pie de las Torres Rectangulares. Luego de ingresar por la Puerta del Este, se sube a un terreno de superficie desigual, claramente afectado por escombros y formaciones de configuración natural, desde donde se aprecian, por el sur, las "Torres Rectangulares" y los restos de las murallas que les rodean, que forman un doble anillo de protección.

Vista de las "Torres Rectangulares" (Foto LGL) 2.1.1.1. Las Torres Rectangulares se ubican al sur de la Puerta Este de la Fortaleza. Están en la cresta misma del Cerro del Castillo, con sus laderas hacia el Este, el sur y el oeste. Entre esta suerte de "castillo" fortificado, que tiene un diámetro de cerca de 60 metros, y las murallas que delimitan la cresta de la meseta -a unos 100 metros de distancia- hay varias construcciones menores, que descienden por las escarpadas laderas que bajan hacia las quebradas. Se trata de terrazas de diferente magnitud, asociadas a recintos diversos, uno de los cuales es conocido como "Mirador", desde donde se ve Cerro Amaru, un asentamiento bien conocido de la época Wari, que al parecer era un santuario. La excavación extensiva de esta área, alrededor del recinto de Las Torres y en el entorno de la muralla en general, puede proporcionar una valiosa información sobre los habitantes "comunes" de la meseta, dado que al parecer hay numerosas construcciones del tipo que McCown consideraba asociadas a unidades de vivienda, identificadas como "pequeñas casas". Están al borde de la cresta de la meseta, anexas a la parte superior de la muralla de defensa, especialmente en los sectores donde ella forma meandros salientes y, de algún modo, ocupan esta posición a lo largo de todo o casi todo el perímetro del área fortificada. Podría tratarse, por cierto, de unidades asociadas a la defensa, con grupos de gentes ubicadas allí de manera estratégica y permanente. Su examen detenido permitirá saber si eran de ocupación permanente u ocasional. Tres de las cuatro torres rodeadas, están en línea, mirando al Este. Miden 10 por 6 ms de área y están construidas con piedras irregulares, de campo, unidas con barro. Vistas en corte, presentan un perfil escalonado, donde una suerte de muros de menor altura sirven de refuerzo al muro principal más alto, lo que les da a la torres una apariencia singular. La cuarta torre está al suroeste del grupo de tres y es más simple. Podría tratarse de edificios de función sepulcral, a modo de mausoleos o "chullpas". Hacia el noroeste se pasa al sector de mayor concentración de edificios del sitio, que es la zona cuya configuración ha dado el nombre de "Castillo" al lugar. McCown distinguió allí varios segmentos, a partir de considerar como eje de su construcción unos largos y angostos recintos a los que denominó "galerías", asociados a patios y otros recintos menos angostos, identificados como "galpones", algunos de ellos con nichos, hornacinas o alacenas en sus paredes interiores, y otros con hileras de piedras salientes, dispuestas a modo de retallos para sostener vigas y pisos. Esos son edificios considerados de 2 o 3 pisos y que Marcahuamachuco comparte con los recintos de estilo Wari que se encuentran distribuidos en varias partes del Perú. Los "retallos" sirven, en efecto, para sostener vigas de madera, pegadas a los altos muros de estas construcciones, que sostenían unos techos tipo "cielo raso", hechos con materiales ligeros, que servían como "altillos" -en dos o tres niveles- para cubrir una función de almacén o depósito de bienes de servicio, tales como alimentos, vestidos y eventualmente como lugar de alojamiento de personas. Los pisos superiores generalmente se destinan a cumplir la función de "tendales" para el secado del maíz u otros bienes. En quechua, estos edificios son identificados como "markawasi" o simplemente "marka", aun cuando esta expresión en aymara y en algunos lugares de habla quechua se identifica también como "poblado" o región 3. El primer segmento de edificios nucleados en torno al Castillo, está alrededor de la Galería A, que es el límite sur del complejo que incluye la Galería B, la Gran Plaza Trapezoidal, el Castillo, y las galerías C, D, E, F y G, aun cuando la F y G tienen una cierta autonomía. Todas parecen corresponder a un mismo régimen constructivo y si bien pudieron ser hechas en distintos momentos entre los siglos V y X, todas están asociadas al mismo patrón arquitectónico y a un mismo propósito social y urbano.

3 En el Quechua-Chanca, de Ayacucho, "Marka" es "Piso superior de una casa usado como depósito" ( Diccionario Quechua-Ayacucho-Chanca, de Clodoaldo Soto Ruiz, Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 1976); en el del Cusco, Marka es: "Depósito construido en la parte alta de la habitación" ( Dicc. Quechua Cuzco-Collao , de Antonio Cusihuaman G., IEP, 1976); en el quechua Wanka no se registra la palabra ( Dicc. Quechua Junín-Huanca , de Rodolfo Cerrón Palomino, IEP, 1976); en el quechua Waylash, Marka es: "Pueblo, Comunidad, región, comarca" (Dicc. Quechua Ancash-Huaylas, de Gary Parker y Amadeo Chávez, IEP, 1976). En las variantes de Cajamarca-Cañaris (de Félix Quesada) y de San Martín (M.Park, N. Weber y V. Cenepo), no aparece registrada la palabra. Garcilaso de la Vega (" Comentarios Reales de los Incas ", Libro V, cap. XXVII), al referirse a la zona Chanca, dice que "Marca, en la lengua de aquellas provincias, quiere decir fortaleza". De cualquiera de estas acepciones debe derivarse el nombre "Marca Huamachuco", pues a la par que un extenso poblado, tiene también muchos edificios de tipo "marka-wasi", de 2 y 3 pisos.

Fig. 3. Plano de los recintos asociados a las Galerías B, C y A. (según McCown, 1945: fig.8) 2.1.1.2. La Galería A está bastante bien conservada en relación al resto; con sus paredes altas, dispuestas sobre una evidencia equivalente a la que aloja al Castillo. El eje principal se orienta en dirección NE-SW y su planta no logra ser plenamente rectangular, porque su extremo NE es algo oblicuo. Mide 55 ms de largo y 6.8 m de ancho, por 7 metros de altura (conocida). Un muro central, que tiene 1 m de ancho y 2.5 m de alto, divide la galería en dos segmentos en su eje mayor, que forman unos pasajes muy angostos, de menos de 3 ms de ancho cada uno. En la segunda planta, en el muro oriental, a 1.5 m encima del retallo, hay cuatro hornacinas de 70 por 70 cms de lado y 25 cm de profundidad. La galería tiene dos entradas por el muro oriental, que dan a un patio, y otras dos en el lado noreste, que estaban bloqueadas con un muro delgado. En el muro Oeste, hay tres vanos, que dan salida a una terraza de unos 5 ms de ancho y que está unos 4 ms encima del nivel del suelo que continúa al oeste. Uno de ellos -que era una suerte de ventana grande- fue bloqueado como entrada. Desde esta terraza se aprecian las estructuras que hay entre las galerías A y B y los edificios que rodean la gran plaza del Castillo, resultando algo así como una terraza-mirador, donde la vista del conjunto es espectacular. En el extremo norte de la galería, hay dos pequeñas galerías paralelas, que están a un nivel más bajo que la principal y todo parece indicar que son parte de un proyecto de ampliación. Se puede decir que están dispuestas escalonadamente, pues la del norte es más baja que la que está pegada al muro norte de la galería. Hay unos 4 ms de desnivel, hasta el suelo. Además, están en muy malas condiciones de preservación e incompletas, pues su prolongación hacia el noroeste no existe. Lo mismo ocurre con los recintos que están en el otro extremo de la galería, al suroeste, donde hay los restos de un recinto cuadrangular, cuyo muro oeste está arruinado. Según McCown, este edificio puede ser tanto una vieja construcción como una adición posterior, pero que no debe considerarse como parte orgánica de la construcción de la Galería. Pegadas al recinto cuadrangular has dos pequeñas galerías, una de ellas es el mismo estado que las del norte, también incompleta. Todos estos recintos agregados generan un campo abierto, en "U", de nivel más bajo, al oeste de la galería, entre ésta, la galería B y la Plaza del Castillo.

Vista de la Galería A, con un muro al centro y los retallos en los dos muros laterales, formados por hileras de piedras salientes sobre las que debían reposar los troncos que sostenían los "cielos rasos" y que se apoyaban en ellos y posiblemente en el muro central. Hay la evidencia de un tercer piso o la instalación de un techo, que de estar abierto o parcialmente cubierto, pudo usarse como tendal o terraza. Al parecer era un edificio con techo a doble agua. El piso de la "planta baja" debe estar a más de 1 m debajo del actual (Foto LGL) Finalmente, al Este, hay una serie de estructuras, asociadas a una angosta galería perpendicular a la Galería A, que se cruza con un galpón paralelo a A, que estaba dividido en una serie de numerosos cuartos. Ambos delimitan lo que parece haber sido originalmente un patio rectangular o trapezoidal, que luego fue cubierto por una red de recintos rectangulares y circulares, cuya característica general es que sus muros son delgados. Esta área está sobre una terraza natural que cesa de modo abrupto en unas terrazas agrícolas que se inician justamente en el punto en que termina la Galería A en su extremo noreste. McCown dice que en toda ésta es una zona con áreas construidas. Llaman la atención dos edificios circulares, que J. Topic (2000:192) piensa que son depósitos del período de ocupación Wari. Frente a la terraza occidental está la Galería C , aparentemente aislada, con un eje norte-sur, que tiene una serie de estructuras menores de planta rectangular y pequeños cuartos cuadrangulares, todo los cuales están integrados con el complejo de edificios del Castillo. 2.1.1.3. La Galería B es del mismo estilo, aunque no de la misma forma ni distribución. Está ligeramente al norte de la A y al noroeste de la Gran Plaza Empedrada del Castillo, generando un conjunto de edificios que encierran una suerte de extensión a la Gran Plaza hacia el Este, donde está la terraza occidental de A, teniendo al centro la pequeña Galería C. Si seguimos la secuencia de ocupación de Marcahuamachuco que han propuesto John y Theresa Topic, debieron estar en pleno uso durante el período Horizonte Medio 1B y 2A, aunque su habilitación y construcción debió iniciarse a fines del período Intermedio Temprano, en la fase Purpucala, es decir entre los siglos V y X. Se trata de un grupo de edificios que están flanqueados en el Este por una larga galería bien preservada, del mismo tipo que la de A, pero con algunas variantes, como la carencia de vanos de acceso u hornacinas visibles. Está igualmente dividida en dos, por un muro longitudinal de 2.5 m. de alto y los muros laterales tienen las hileras de piedras salientes que indican la existencia de otro piso. En el lado oeste de la galería hubo al parecer una terraza similar a la de A, pero luego esa área fue ocupada por construcciones agregadas de muros delgados, similares a las del extremo oriental de A, que incluyen dos cuartos, uno largo y delgado y otro más pequeño. Ambos en forma de una larga galería. Esta terraza daba a un patio trapezoidal de más de 50 ms de largo y 30 de ancho, que estaba cercado por galerías en tres de sus lados y por el lado norte tenía un murete que le servía de baranda o antepecho de este patio o azotea que, al igual que su vecino grupo A, estaba encima del nivel del suelo sobre el que se asentaba el conjunto. De otro lado, en el borde sur de esta azotea, hay restos de hasta tres pequeñas terrazas ruinosas, donde al parecer había una serie de recintos a varios niveles, hoy destruidos. En la terraza más baja, al borde sur de la azotea, se encontró una tumba construida a modo de una cripta que tenía su entrada cerrada por un losa, pero que había sido saqueada, dejando su relleno fuera de ella. Su entrada mira al Este y luego de cruzar por un angosto pasaje de más de un metro de largo, se llega a una cámara de casi 1 m de ancho y 1.5 de largo y 1 m de altura. Según McCown, era parte de la azotea o patio y no un agregado. En un nivel más alto hay restos de lo que parece haber sido una galería y, finalmente, en un tercer nivel hay una galería agregada a lo que debió ser una terraza, del mismo tipo de todas las otras construcciones tardías; hay también restos de muros anteriores en esta misma terraza. Este mismo desnivel se aprecia en el frente sur del conjunto B, donde hay los restos de un extenso galpón, asociado a un pasaje delimitado por una terraza al sur. En el resto del conjunto hay evidencias de varios edificios e incluso de una galería muy mal preservada, que delimita todo el conjunto por el oeste. 2.1.1.4. El Castillo. Desde allí, se accede al área del Castillo, que es el grupo principal y cuya Gran Plaza empedrada, está a unos 50 metros del Conjunto B. El muro circular que rodea los recintos que forman el centro del edificio, es una característica que sólo se repite en el caso de las Torres Rectangulares y, según enfatiza McCown (1945:235), no tiene conexión con los edificios circulares del Cerro de las Monjas. En realidad, más que circular, es un muro en espiral, que protege esta alta plataforma central.

Fig. 4. Plano del "Castillo", en versión rectificada del plano elaborado por McCown (según Topic y Topic, 2000: fig.20) El sitio, que está sobre una eminencia visible en toda el área, fue registrado en un estado ruinoso, muy afectado por una excavación extensiva hecha antes de 1940, que se asocia a una elevación en el centro del edificio, tres metros más alta que el piso en el que se ubica el resto de elementos arquitectónicos que lo componen y que está constituida por los desechos de la excavación y escombros de muros que estaban en este lugar, como parte de una suerte de plataforma piramidal. McCown practicó allí tres excavaciones prospectivas e hizo una limpieza de la maleza para poder observar el comportamiento de los muros, confirmando que había al menos dos períodos constructivos mayores, con edificaciones tardías hechas con los muros delgados que, en este lugar eran abundosos. Los Topic (1986, 2000) hicieron una exploración más intensiva, que muestra el sitio con menos alteraciones que las que registró McCown, estableciendo, además, que las galerías asociadas a la plaza son atribuibles a la época Amaru, es decir Wari o del Horizonte Medio (s.VI-X), y que las galerías del "patio", que está al Este del Castillo, serían de la fase Purpucala (s.V), en la época de disolución de las formas regionales y la inserción de Wari. Sin duda, una de las características más visibles de Marcahuamachuco está en la arquitectura monumental que se asocia a muros muy altos y muchos de ellos con las hileras de piedras salientes que indican la existencia de dos o tres pisos. Es lo que más llamó la atención de Julio C. Tello (1929: figs. 10 y 11), pero es también un elemento arquitectónico definitorio del modelo constructivo que caracteriza a los edificios de Wari, en Ayacucho, y los que se instalaron en lugares tan lejanos como en el Cusco. Es un modelo constructivo basado en la habilitación de recintos largos, con muros que cumplen una función de ejes arquitectónicos a los que se adosan muros perpendiculares que cumplen una función de apoyo a tales largos lienzos murales. Esos muros intermedios, que generalmente se ubican entre dos muros paralelos, segmentan los pasajes en unidades arquitectónicas menores, a modo de salones o cuartos contiguos, formando las características "galerías" que hay en Marcahuamachuco. De allí se deriva un patrón espacial de traza ortogonal, que aún siendo aldeano, como ocurre en Paracas-Chincha o en Ayacucho antes de Wari, da la impresión de un patrón urbano planificado, con recintos rectangulares o trapezoidales. Lo singular de Marcahuamachuco es que estas galerías aparecen por igual en formas circulares y ortogonales, en tanto que la tendencia general de ellas es su forma ortogonal. De hecho, la muralla doble de defensa del sitio, es una de estas "galerías", que en este caso se adapta a las curvas del perfil de la meseta y adopta líneas curvas en forma de meandros de diversa envergadura. Lo mismo ocurre con los muros que circundan al Castillo y de algún modo a las de las Torres Rectangulares, que siguen el perfil topográfico de la colina en la que se asientan, pero contienen recintos de planteamiento rectilíneo y se asocian a los galpones y galerías de planta ortogonal que constituyen los edificios de base del conjunto. McCown dice que "Las hileras de salientes son un rasgo regular de las viejas series de paredes. Frecuentemente ellas se presentan en las caras externas de los muros, donde no hay un lado opuesto; en consecuencia cualquier explicación que ellas sirvieron siempre como vigas para pisos, parece completamente insostenible. Es altamente probable que en ciertos casos, como los de la figura 9...ellas tendrían una calidad puramente decorativa" 4. En efecto, como ocurre en Wari mismo, muchos de estos supuestos retallos, están en un lado donde no hay un muro paralelo que permita asumir que hubo otro retallo como para colocar un piso. Es más, hay edificios cuyo ancho exigiría disponer de troncos de gran tamaño para sostener los pisos previstos. Si imaginamos que los edificios de 3 pisos responden a los modelos de edificios de vivienda de dos y tres pisos, comunes en nuestro tiempo y sistema constructivo, la interpretación de McCown es coherente, pero si corremos traslado a los usos andinos de los dos o tres pisos 5 para fines de almacenaje o depósito, nos será

4 Traducción libre del autor, desde el inglés (McCown, 1945: 235) 5 Ver en Núñez del Prado (2005), el uso actual de las "markas" y las hornacinas o alacenas entre los Q'ero del Cusco, que desde luego es una costumbre generalizable en toda la sierra peruana. De ese uso se infiere que si bien los pisos pueden ser resistentes, hechos con troncos y cubiertos con lechos de paja, tierra y talvez pieles, y con la posibilidad de ser usados como dormitorios ocasionales, su destino es el de contener materiales de poco peso y, por lo tanto, posible asumir que es suficiente disponer de un retallo en un muro, dado que la otra parte de sustento del piso -tipo "altillo"- puede hacerse con la ayuda de postes en el lado opuesto. Esto, seguramente, puede verificarse mediante excavaciones arqueológicas que cuiden la identificación de los agujeros de postes. Estos pisos suelen usarse como tendales y también como anchos balcones con frente a patios o pasajes abiertos. Los muros que rodean el Castillo pudieron tener hasta 10 ms de alto, lo que los hace muy vistosos. El resto de los edificios están generalmente muy afectados por el intemperismo y las actividades agrícolas, que ahora están limitadas. En el interior Castillo hay los restos de lo que parece haber sido una secuencia de galerías angostas paralelas, algunas de las cuales muestran todavía la evidencia de dos y hasta tres pisos dispuestos de tal modo que todo el conjunto pareciera una suerte de edificio de departamentos. Una posible interpretación es que muchos de esos pisos estuvieron destinados a ser almacenes de bienes de lujo y tal vez también para alojar a personajes especiales asociados o no a los depósitos. De cualquier modo, las tres o cuatro galerías paralelas, de unos 30 ms de largo, dispuestas con dos o tres pisos cada cual, implican un área de almacenaje sumamente grande, que equivaldría a unos 270 m 2 de área disponible. Según los registros disponibles sobre almacenes, la ubicación de plumas, lana, algodón, granos y tubérculos en estos espacios sería lo característico y desde luego en estupendas condiciones de preservación. Desde luego, las plantas bajas pudieron albergar un número bastante significativo de personas, tal vez dedicadas al culto, que es la función que parece que podría adjudicarse a este "Castillo" con su pirámide al centro.

Vista del Castillo, desde la Plaza (foto LGL.) El acceso al Castillo parece haber estado restringido. Desde el exterior hay un acceso a las largas galerías que forman parte de la doble muralla del entorno,

pueden no requerir una resistencia equivalente a la de los pisos de los edificios modernos o de origen europeo. pero no al núcleo del edificio. Este doble muro curvilíneo tiene también un ingreso desde un pasaje que nace en el "Patio", que es un espacio de planta irregular que está a unos 3 metros debajo del nivel del castillo. El pasaje asciende hacia el lado oriental del edificio y sirve de conexión con el entorno a la Gran Plaza. El extremo oeste del patio, tiene una serie de plataformas en forma de terrazas, que finalmente acceden a un estrecho pasaje que da acceso al interior del doble-muro circundante. El límite del patio, en esta sección, son dos galerías paralelas -que vienen a ser una dividida en dos, como es frecuente- de las que la que la exterior tiene tres ventanas que miran hacia el suroeste (no aparecen registradas en el plano de Topic y sí en el de McCown).y que tuvieron, al parecer, una suerte de cornisas encima, según se infiere de los restos de piedras salientes que quedan. Al patio se asocian tres galerías que los Topic atribuyen a una etapa ligeramente anterior a la instalación de Wari en la región; entre ellas, están las ya mencionadas, sin vanos de acceso identificados, al suroeste del edificio. La otra al Este, tiene una portada bien conservada, que le da acceso y que es parte de un grupo de galerías paralelas de distinto ancho y largo.

Edificio en el Castillo, que muestra los "retallos" formados por hileras de piedras salientes. Las demás galerías, asociadas a la Gran Plaza Empedrada, serían de la fase Amaru con su eje NE-SW y que concluyen en una terraza que está encima de la Gran Plaza. Allí también se aprecian los retallos para la habilitación de pisos altos. En la galería o galpón que da frente a la Gran Plaza, se hallaron sepulturas en los muros del recinto, como ocurre en Wari, de las que aparte de los hoyos que las alojaban, quedan restos óseos. Los nichos que alojaban los cadáveres, están a 1 m o 1,5 m del piso y separados uno de otro por 2 a 2.5 m. Al parecer en cada tumba podía haber uno o más esqueletos, tal como los señala Max Uhle, quien excavó algunas de ellas, encontrando entre dos a ocho esqueletos (McKown, 1945: 237). En ella no hay retallos y tampoco se conoce su entrada. 2.1.1.5. La Gran Plaza está al Este del complejo. Se inicia a continuación de una terraza de unos 3.5 m de ancho, anexa a la galería descrita, que está a 2 m encima de su nivel. En su extremo noroeste, donde dobla la larga terraza, está la entrada principal a la Gran Plaza que tiene unos 60 metros de lado. Al sur de la plaza y de la galería de los nichos sepulcrales, hay otra galería, con un eje oeste-este, que está dividida por un muro central bajo, asociado a las hiladas que forman retallos y que están en los muros interiores de la galería. Hay dos entradas a esta galería, desde la plaza, aunque una de ellas está en el extremo occidental, ligada a un pequeño cuarto que está al costado de la galería de los nichos sepulcrales. Al lado Este de esta galería meridional hay otra galería y unos elementos arquitectónicos que completan el borde oriental de la plaza, donde hay evidencias de galerías y pequeñas estructuras. Una de ellas, al sureste, parece ser un altar o un elemento litúrgico. McCown excavó una estructura singular en el ángulo sureste de la plaza, parece una tumba o un mausoleo. En el ángulo noreste de la plaza hay un conjunto de estructuras, fuera de la plaza, que incluyen un recinto circular en el centro, que parece, igualmente, una sepultura. Están asociados a una cadena de galpones o galerías que forman el límite noreste de la Gran Plaza.

Fig. 5. Plano de la Galería D, al norte del Castillo (según McCown, 1945)

2.1.1.6. La Galería D es parte de otra entidad arquitectónica asociada al Castillo, al norte del mismo, a un nivel considerablemente más bajo. La galería principal está en el lado norte del conjunto y es la única conservada, que tiene una portada con sus jambas y dintel hechos con grandes piedras. Es una portada que da acceso a un espacio abierto a modo de patio de planta básicamente cuadrangular, que está separado de otro patio ligeramente menor, por unas estructuras sepulcrales, con cistas. El patio del lado oeste tiene dos niveles y está asociado o otra galería lateral, perpendicular a la principal, que está en estado ruinoso. Su extremo meridional está cerca de la muralla externa de protección del Castillo. 2.1.1.7. La Galería E está en la ladera sur de la colina del Castillo. Es una estructura que tuvo al menos dos pisos, pero al igual que muchos de los edificios conocidos en Marcahuamachuco, no presentan vanos de acceso a su interior. 2.1.1.8. La Galería F , igualmente, es parte del conjunto de edificios que rodean al Castillo, al lado Oeste, casi pegada a la muralla de protección. Se trata de una galería larga muy ruinosa, y un conjunto de recintos en torno a una plaza o patio probablemente cuadrangular. En este grupo, McCown encontró nichos que al parecer contenían restos humanos.

Fig. 6. Galerías G del Noroeste, E del sur y F del oeste (según McCown, 1945).

2.1.1.9. La Galería G , que es del mismo tipo de las anteriores, consistente en un grupo de edificios que tienen como eje central una galería, está al norte del Castillo, también en estado muy ruinoso y con la mayor parte de sus recintos derrumbados. La galería misma, con un eje Este-Oeste es la estructura mejor conservada y, al igual que otras, está dividida en el centro por un muro longitudinal. Tiene dos vanos de acceso desde el suroeste, aunque una de las entradas estaba bloqueada. McCown hizo allí dos excavaciones exitosas, la 10 y la 11, trincheras transversales al eje de la galería, donde pudo observar que el comportamiento constructivo de la pared divisoria de la galería, era parte de un proyecto constructivo diferente al de la galería y no dependiente. Halló, en el interior, batanes y otros restos de actividades de tipo doméstico.

2.1.1.10. Las colinas 1 y 2 . La Galería G está ligada a la Colina 1 , que es una elevación similar a la del Castillo y que es el lugar donde McCown encontró una cabeza-clava de piedra. En este lugar hay restos de edificios totalmente arruinados. Tiene como extensión la Colina 2 , que está al suroeste, en una evidencia menor. En su lado noroeste hay evidencias de un doble muro e internamente hay los restos de muchas estructuras de planta ortogonal. Al sureste hay los restos de una pequeña torre de 4 x 5 ms, que podría asociarse a las torres rectangulares orientales, pero aquí es muy simple y poco vistosa.

2.1.1.11. La Puerta Oeste es la mejor conservada y está asociada a una excelente muestra de la doble muralla de defensa, que tiene obliterados sus elementos de cierre. Al lado norte, al interior, hay un cuarto que pudo ser de un guardián. Está asociada a un grupo de manantiales "pukios" que abastecían de agua a la meseta, tanto para consumo humano como para el mantenimiento de animales. La muralla tiene partes donde mide cerca de 8 ms. y un cálculo moderado de su altura original debe indicar entre 9 y 10 ms. Esta puerta conecta el "Cerro del Castillo" con el "Cerro de las Monjas", que es una de las secciones más vistosas de Marcahuamachuco. 2.1.2. Cerro de las Monjas . Se trata de un sector que puede haber tenido tanto una función ceremonial como militar. En ambos casos, se destaca el hecho de la habilitación de edificios que disponían de una estructura de acceso restringido, fortificada. Son edificios menores pero tan o más aparatosos que los complejos descritos en el Cerro del Castillo. Ellos están dispuestos en cadena, cruzando la meseta de norte a sur, como cerrando el paso a la fortaleza del Cerro del Castillo, con la que se comunican mediante una sola vía, la Puerta del Oeste, que está a unos 300 metros del edificio A de Las Monjas. Esos 300 metros estaban, al parecer, libres, como una gran explanada de silueta irregular. A diferencia del Cerro del Castillo, estos "fuertes" no disponen de un aparato de fortificación del conjunto: cada edificio dispone del suyo, consistente en una muralla doble que forma un anillo de protección para los recintos que están en su interior. En cambio, si parecen ser parte del aparato de defensa del Castillo, dado que en la parte sur, luego del castro F, continúa una doble muralla similar a la que rodea el castillo y continúa en el borde de la meseta, como integrándose a ella y tiene, además, una puerta en la misma dirección que la Puerta del Oeste del Castillo y hecha con una estructura similar. Del mismo modo, en el extremo norte, luego del Castro E, continúa un muro que también parece unirse a la sección norte de la muralla de defensa del Castillo; ese muro liga a los edificios C con los castros E, D y K (que está en Cerro de los Corrales. C, que inicia la cadena norte-sur, se une con B mediante otro muro; en realidad lo que no se aprecia son los muros que deberían cerrar el paso entre B y A y entre A y F. En general, se trata de un grupo de recintos de planta rectangular, cercados por dos muros de planta circular, que los protegen a modo de "fuertes" o más bien "castros" 6. Según indica McCown, los castros A B y D tienen un estado de conservación que hizo posible su registro arquitectónico, pero el estado ruinoso del resto, no lo permitió, en especial el E, del que McCown dice que contiene muchos pequeños recintos rectangulares que no pudo explorar por su grado de ruina.

6 "Castro" es el nombre que se da a los pequeños poblados fortificados que había en la península ibérica en tiempos del imperio romano. No son "castillos", que son palacios fortificados, ni sólo "fuertes" que son estructuras más simples y menos estables. Son pequeñas "fortalezas" para defensa y asentamientos más o menos permanentes. Manantia

Puer ta

Puerta de

Manantial

Fig. 7. Distribución de las castros de los cerros de Los Corrales y de Las Monjas. Nótese que en Los Corrales hay un castro (e) de las mismas características de los de Las Monjas. La "cadena" de castros se asocia con una muralla que al parecer se conecta con la del Castillo, con una puerta que se alinea con la Puerta del Oeste a la que se parece. Se señalan dos puntos de manantiales (según McCown, 1945, con textos agregados)

Según Uhle y McCown, los edificios de Las Monjas representan "fuertes" más bien que recintos de culto, como los que les atribuyen popularmente con el nombre del cerro, como si se tratase de conventos equivalentes a los "aqllawasi" que mantenían los incas. En efecto, su disposición en cadena, entre el Cerro de los Corrales -donde también hay una estructura del mismo tipo- y el Cerro del Castillo, donde está el núcleo principal de ocupación de Marcahuamachuco, hablan de una instalación fortificada que bien puede combinar sistemas de defensa con los mágico-religiosos del culto o los de vivienda. Su forma y composición, así como el agregado de un muro de cierre de la "cadena" de castros, presentan un panorama muy fuerte de defensa e ingreso restringido al Castillo. Las estructuras no son estrictamente circulares y si bien esa es su tendencia, su forma adquiere contornos elipsoides, aunque en varios segmentos las curvas se convierten en líneas rectas. A diferencia de las murallas exteriores, os recintos interiores tienen perfiles ortogonales, como ocurre en el Castillo y en las Torres Rectangulares. Los seis o tal vez siete "castros" de Las Monjas, no son de las mismas proporciones, pues mientras que el Castro F tiene un eje promedio de 22 ms., el E -que es de planta elíptica- tiene un eje mayor por encima de los 140 ms y el más angosto de más de 60.

Exc.

Terrazas irregulares bajas Entrad Curva de corrección constructiva

Ubicación hipotética de muro de cierre entre los castros A y F

Fig. 8. Plano del Castro A (Basado en McCown, 1945: fig.11)

De igual modo, los restos de los recintos interiores varían en número y dimensiones. Un detalle significativo es que la doble muralla anular de los castros funciona como una inmensa galería, gracias a las divisiones internas que se forman con paredes divisorias, que -en el caso del Castro A- llegan a formar pequeños espacios, como cuartos, que se comunican mediante puertas con el espacio interior del castro. El único acceso hacia el exterior es una puerta que está al sur y se asocia a una terraza baja e irregular de dos niveles. 2.1.2.1. El Castro A los muros en el interior de los castros no tienen la espectacularidad de las murallas circulares; están muy destruidos, generalmente no pasan de 1 m. de altura y no tienen las calidades de los edificios del Cerro del Castillo, aun cuando están hechos con materiales y procesos constructivos similares al resto de los edificios. En el Castro A, donde ha sido posible tener un registro de la distribución de los recintos interiores, hay la indicación de patios en torno a los cuales se organizan los recintos rectangulares. En el Conjunto C, que no tiene anillo de fortificación, los recintos están organizados con frente a un espacio abierto tipo patio. De acuerdo a las investigaciones dirigidas por Topic en 1986 (Loten, 1987; Lange-Topic y Topic, 1990: 214), en el interior del Castro A hay múltiples pequeños recintos que bien pueden haber sido tanto viviendas familiares de élite, como depósitos con un acceso controlado, habitado sólo por los responsables del manejo de los almacenes. Se descarta su uso como mausoleos o lugares de entierro, no contienen huesos humanos. Según las muestras de C14 obtenidas por el equipo de Topic, la edad de estos recintos oscila entre 500 y 1000 d.C., es decir la misma edad que los del Castillo, entre fines de la fase Purpucala y la época Amaru del Horizonte Medio en pleno. El doble muro del Castro A, con paredes de 1 m de grosor, forma un pasaje de 2.5 m de ancho. El pasaje, originalmente, tenía 4 líneas de retallos y tenía veintidós paredes que, al interceptarlo, formaban unos recintos de unos 3 a 6 ms de largo cada cual. En uno de ellos, el muro transverso tenía más de 3 ms, de altura, lo que indica, según McCown, que estos muros en muchos casos cubrían todo el primer piso y lo sobrepasaban. Un rasgo destacado es que los retallos en el pasaje circular no están dispuestos en las mismas alturas o en una sola fila, como sería si los vemos como parte de edificios de varios pisos, sino que cambian de nivel a lo largo del muro de manera desigual e irregular, lo que parece un indicador de la función de almacenes que pudieron tener los recintos de este pasaje. En un sector del muro interior, en el sur, cerca de la zona de acceso, en la segunda planta externa de uno de los recintos que tiene una entrada desde el interior, hay una serie de nichos asociados a retallos, que podrían ser ornamentales, pero que también podrían ser parte de un sistema de almacenaje, similar a los que vimos en la Galería E del Castillo. Los recintos interiores tienen varias entradas al largo pasaje de circunvalación, dispuestas de manera asimétrica, aunque hay sólo una entrada desde el exterior, en el lado sur, con frente al espacio que da al Castillo y otra posible entrada expuesta por Loten (1987) en el extremo opuesto del círculo. Estarían dentro del área protegida, si es que asumimos que hubo una muralla entre los castros F y A, que continuaba el muro que se inicia desde los barrancos del sur hasta el castro F. No hay evidencia de ese muro, aunque en el muro exterior de la doble muralla, hay un defecto constructivo que puede ser un indicador de una conexión con otro elemento arquitectónico, tal como la hipotética muralla externa. Hay un tercer muro curvo en el interior, que es indicado como c en el plano y que es paralelo a los otros dos, continuando como parte del sistema de pasajes o galerías circulares que rodean el castro y que obviamente no es parte de un sistema de defensa, sino como complemento de la función de almacenaje o de vivienda que debieron tener los pasajes externos.

NN

Castro E

Castro C

Castro B Castro D Terrenos intermedios entre los Castros del Cerro de las Monjas y del Cº del Castillo

Castro A

50 metros

Fig.9. Los castros del Cerro de las Monjas (a partir de Topic y Lange-Topic, 2000: fig.2)

En el centro, lo que hay es una serie de recintos que no parecen obedecer a un plan orgánico de distribución de los edificios y, al decir de McCown, parecen el resultado de construcciones de varios momentos y tal vez sólo algunas contemporáneas con los muros curvos. Eso es lo que él infiere del examen del sitio, que incluye tres excavaciones exploratorias. Loten (1987) ha hecho excavaciones con propósitos cronológicos y funcionales, y logra una descripción de los procesos constructivos en fases que cubren fundamentalmente el Horizonte Medio (período Wari), con fechas C14 que oscilan entre los años 502 y 1050 de nuestra era. 2. 1. 2. 2. El Castro B es del mismo estilo y estructura que el A. Está formado por un círculo de doble muro, que tiene las indicaciones de un tercer muro circular en el interior, con dos o tal vez tres pisos en el pasaje o galería curva que se forma entre los muros. Los retallos de los pisos, al igual que en A, no indican pisos regulares, sino una suerte de niveles dispuestos en espacios desiguales. Es probable, igualmente, que los pasajes estuvieran formados con recintos separados por muros transversales. El hecho de estar en un estado de deterioro mayor que A, no permitió identificar los detalles de la posible puerta al exterior y tampoco saber como era el interior, donde es apenas rescatable la presencia de un recinto rectangular muy ruinoso. Lo demás son escombros. Internamente son rescatables dos puertas, una o dos posibles ventanas y pequeños nichos cerca de las puertas. 2.1.2.3. El Castro C está al norte del castro B, al que se liga mediante un muro recto que nace de su muro exterior y que forma parte del lado oeste de una larga galería que está segmentada en tres cuartos, que culminan en un doble muro en forma de "S" abierta, que está el norte, en el borde de la meseta, siguiendo los meandros naturales, con los mismos elementos de los pasajes circulares de los castros, incluidos los retallos de al menos dos pisos y la falta de nichos o ventanas visibles. La diferencia de este conjunto con el resto de los castros, a los que parece agregarse, es que carece del cerco mural que todos ellos poseen y los recintos que hay en lo que sería el centro del castro, son galerías con un patio central. 2.1.2.4. El Castro D está conectado directamente con C, mediante una muralla que se conecta igualmente con E y continúa hacia el castro "e" del Cerro de los Corrales. Está al borde del risco septentrional que, al igual que el Castro C, sólo tiene una parte cercada por un doble muro, que forma parte de la fortificación del cerro. En este caso se trata de un galería en forma de "C", que se cierra con muros rectos en su lado oriental. El pasaje central tiene tres ventanas, o tal vez puertas, que dan al espacio tipo-patio que está al centro de la "C", justo encima de un retallo que indica que estaban ubicadas en una segunda planta. Frente a una de ellas, hay construido un cuarto que parece ser un agregado tardío, en el que McCown hizo su excavación nº 15. En este mismo muro interior, hay retallos en la cara que da al patio abierto. En realidad, este castro está ya en la zona septentrional del Cerro de los Corrales. 2.1.2.5. El Castro E es el más grande del conjunto y está en el extremo opuesto al D, en el borde del risco. Es también, el más ruinoso de los castros. La organización del espacio circular, tipo galería, dispone también de varios pisos y de divisiones internas que forman amplios cuartos. En el centro hay restos de una serie de recintos que tienen una distribución parecida a la del Castro A. 2.1.2.6. El Castro F , Es el más pequeño del grupo y está en el extremo sur de la red de castros alineados de norte a sur y, como ya se comentó, ligado a una doble muralla igual a la que circunda el Cerro del Castillo. Eso indica que todo este conjunto de ruinas está vinculado estructural y funcionalmente, aun cuando fueran construidas o ampliadas las unidades arquitectónicas en diferentes momentos de la historia. Al igual que las demás, la galería circular tiene sus retallos y divisiones interiores pero no tiene visible su acceso desde el exterior, aunque sí hay puertas interiores que dan acceso al anillo desde el interior. Como en los demás castros, en el círculo central -de unos 20 ms de diámetro- hay una serie de construcciones que parecen ser agregadas tardíamente. Como ya se dijo, si bien no hay conexión visible entre A y F, que cierre ese paso, un muro simple que nace en un punto al norte del círculo exterior del castro, siguiendo las curvas del terreno por unos 50 ms hacia el sur, llega hasta una puerta muy bien dispuesta, en cuya jamba sur se inicia una muralla doble, con un pasaje intermedio de 2.7 m de ancho. En el interior del campo que protege la muralla, hay una serie de recintos alargados, en fuerte estado de deterioro. La muralla continúa hasta los riscos meridionales y se prolonga hacia el Este, llegando hasta la quebrada que separa los cerros de las Monjas y del Castillo. 2.1.3. Cerro de los Corrales Continuando en esta irregular meseta, al oeste del Cerro de las Monjas está el Cerro de los Corrales, que más que un cerro es una loma con muy pocos restos arqueológicos en su superficie. Su nombre viene de los cercos que hay construidos allí, en medio de una superficie llana. La estructura más notable está en el extremo norte de la pampa, en la ceja del risco, están las ruinas de un castro de tamaño mediano, cuyo círculo interior está ocupado por rocas que afloran del suelo y sólo una parte, al norte, tiene restos de estructuras pequeñas rectangulares, como las de los castros de Cerro de las Monjas. En realidad es una prolongación del complejo de castros de ese lugar. El estado ruinoso de este edificio impide ver más detalles, pero no queda duda que eran de la misma naturaleza que los castros orientales, con los que además se comunica (con D, C y E) mediante el muro que bordea la cresta del risco septentrional. Los Topic consideran, sin embargo que las estructuras del cerro de los Corrales son las más antiguas de Marcahuamachuco, ligeramente anteriores a la época Amaru. Esto, sin embargo, requiere una mayor verificación. El nombre del cerro se asocia a otras estructuras, especialmente un recinto rectangular que está al suroeste del castro, al pie y al oeste del Castro A de las Monjas. Se trata de una estructura que encierra algunos cuartos rectangulares, de 6 por 10 y 8 por 12 ms. El muro perimetral rectangular es bajo y hay evidencias de huaqueo. En realidad, con excepción de este corral y otro recinto de menor tamaño que hay cerca, también rectangular, no hay más restos visibles. Cerca, hacia el oeste, hay una pequeña estructura circular, de unos 3 m de diámetro, que bien pudo ser una sepultura tipo Chullpa, con un acceso pequeño en el NE. Puede pues decirse que el Cerro de los Corrales era un lugar de pastoreo y que los recintos eran efectivamente corrales. 2.1.4. Cerro Viejo Hacia el oeste, en la zona en la que termina la lomada de los Corrales, hay un pequeño valle, formado por una acequia que se nutre de los manantiales que tiene el sitio. Desde ese punto comienza el Cerro Viejo, que es el punto extremo de la meseta de Marcahuamachuco. Este sitio tiene una elevación similar a la del Cerro del Castillo. Ha estado habilitado intensivamente para actividades agrícolas, lo que ha determinado que los restos arqueológicos, equivalentes a los del Castillo, se vieron mucho más afectados que las otras secciones del área. El tipo mayor de construcción es una larga galería cuyo largo puede estimarse entre 20 a 50 ms de y su ancho entre 3 y 6 ms. Hay un doble muro de defensa que sigue la cresta de la plataforma y que encierra a los recintos que estaban en el cerro, pero lo lamentable es que todo esto ha sido muy afectado por el laboreo y su examen es muy difícil. Uhle mencionaba que allí había unos cuatro castros similares a los de Cerro de las Monjas, pero McCown dice que no halló vestigios de estructuras atribuibles a este tipo de estructuras y que es probable que Uhle haya confundido sus notas sobre este lugar con las de Cerro Corrales. El pensaba que era el asentamiento más antiguo de Marcahuamachuco. Topic y Lange-Topic (1983-85:18), dicen que en este lugar hay "edificaciones importantes, incluyendo galerías curvas, galerías rectangulares y una entrada masiva hacia el noroeste, aunque la densidad no es tan grande como en Cerro del Castillo". Indican que hicieron excavaciones en Cerro Viejo donde obtuvieron fechas radiocarbónicas "a partir de las cuales se sabe que la construcción de las galerías curvas comenzó en ambos extremos de la meseta alrededor de 400 d.C." y que "Estas galerías sirvieron como espacio para la vida doméstica, aunque la cocina y otras actividades familiares tenían lugar en el piso bajo. Aparentemente los pisos superiores se usaban a veces como depósitos y otras como parte adicional de la vivienda". 2.2. Identificación del entorno de Marcahuamachuco El entorno de Marcahuamachuco es muy grande y espectacular y, sin duda, varios de sus componentes deben ser integrados como parte de un circuito turístico hábil para el servicio que la zona debe ofrecer, si bien Marchahuamachuco por sí misma es un producto turístico de envergadura, que no requiere apoyos. Pero la visita a Huamachuco debe integrarse con algunos atractivos más y, al mismo tiempo, garantizar que el servicio de conservación y preservación de restos arqueológicos de la región ameritan atención. Para fines de esta primera etapa de presentación del Plan, a la espera de la fase de prospección intensiva que sigue, se considera necesario poner atención en la ciudad de Huamachuco y en Viracochapampa , como componentes de una zona de uso intensivo que acompaña a Marcahuamachuco en el diagnóstico de base que se delinea en este primer informe. Cerro Amaru deberá ser examinado con más detenimiento en su posible uso turístico, dadas las condiciones de deterioro del sitio y sus cualidades monumentales menos espectaculares que los sitios antes mencionados. Igualmente, el examen de Miraflores, Cerro Sazón y el acompañamiento de sitios valiosos para el turismo como la laguna de Sausagocha, deberán ser evaluados más prolijamente. Son, de manera provisoria, considerados dentro de un área turística de uso extensivo y como parte de los recursos de amortiguación de los programas turísticos de la zona. 2.2.1. La ciudad de Huamachuco es, sin duda, el punto focal de los procesos de manejo de Marcahuamachuco. En ella está instalado el Museo de Huamachuco, que guarda parte de las colecciones de bienes muebles que fueron encontrados en el ámbito de la Provincia de Sánchez Carrión, especialmente las de Marcahuamachuco y de Cerro Amaru. En ella está el centro de recepción y gestión del área, tanto en los aspectos puramente administrativos como en los que se refieren al manejo de los programas educacionales, de salud y otros. Por tanto, debe ser una parte fundamental en el tratamiento de los servicios a ser ofrecidos a los visitantes de la zona y el punto central de los programas contenidos en el Plan de Manejo. Huamachuco es una ciudad de neto corte hispano colonial. Está en el extremo oeste de la cuenca del Río Grande de Huamachuco, flanqueado por el Cerro Toro al Este, los cerros Sazón y Tuscán por el noroeste y por los cerros Campana y Cacañán por el sudoeste. Se encuentran sólo de manera ocasional algunos restos de la antigüedad al remover el suelo para construir casas o para instalaciones de infraestructura de servicios. Uno de ellos -mostrado por McCown (1945: pl.20d)- es un arybalo típicamente Inca que fue encontrado por Max Uhle. De acuerdo con los documentos antiguos, se supone que en este lugar debería estar un asentamiento de élite de los Incas, que era paso obligado en la ruta del Qhapaqñan del Tawantinsuyu. Pero no hay los restos de uno o varios de los edificios que mencionan algunos documentos del s.XVI y que Uhle y Middendorf rechazan por no haber encontrado restos físicos visibles en el sitio, pese a que hay referencia incluso al jefe étnico llamado Guamanchuro , que residía allí. Fue el primer lugar que visitaron los españoles luego de tomar prisionero a Atauallpa en Cajamarca, en setiembre de 1532. Dice Hernando Pizarro (1533: 125) que debido a que el "rescate" de oro y plata que esperaban los españoles, no llegaba, " el gobernador (Francisco Pizarro) me mandó que saliese con veinte de caballo y diez o doce peones, hasta un pueblo que se dice Guamachuco, que está a veinte leguas de Caxamalca, que es adonde se decía que se hacía junta de los indios de guerra: y así fui hasta aquel pueblo, donde hallamos cantidad de oro y plata, y desde allí la envié a Caxamalca. Unos indios se atormentaron (fueron torturados), me dijeron que los capitanes eu gente de guerra estaban seis leguas de aquel pueblo; y, aunque yo no llevaba comisión del gobernador para pasar de allí, porque los indios no cobrasen ánimo de pensar que volvíamos huyendo, acordé de llegar a aquel pueblo (debe ser Tambo) con catorce de caballo y nueve peones, porque los demás se enviaron en guarda del oro, porque tenían los caballos cojos...Otro día, de mañana, allegué sobre el pueblo, y no hallé gente ninguna en él...a este pueblo me llegó licencia del gobernador para que fuese a una mezquita, de que teníamos noticia, que estaba cien leguas de la costa de la mar, en un pueblo que se dive Pachacama: tardamos en llegar veintidós días...El camino de la sierra es cosa de ver, porque en verdad en tierra tan fangosa en la cristianidad no se han visto tan hermosos caminos, toda la mayor parte de calzada. Todos los arroyos tienen puentes de piedra y de madera ..." Miguel de Estete (1533: 338), que acompañó al Capitán Hernando Pizarro a Huamachuco el 7 u 8 de enero de 1533, lo describe diciendo que " es grande y está en un valle entre sierras; tiene buena vista y aposentos; el señor se llama Guamanchoro, del cual el capitán (Hernando Pizarro) y los que con él iban fueron bien recibidos...Se fue a dormir a Tambo ese día, un pequeño pueblo sujeto a Guamachuco ". Al salir de allí constató que en todo el camino había mucho ganado con sus pastores " y tienen sus casas en las sierras al modo de España ". Pedro Cieza de León (1550: capitulo LXXXI: 429-430) decía que Guamachuco está a casi 11 leguas de Caxamalca, antiguamente con mucha población, pero que ya 20 años después había disminuido considerablemente. Las gentes hablaban la misma lengua, vestían igual y tenían sus creencias como las de Caxamalca . Cieza dice que allí vivían grandes señores y describe grandes recintos. Dice que el clima es bueno, más frío que caliente, fértil y con mucho ganado campestre y salvaje, "y por los altos y despoblados andaban otra mayor cantidad del ganado campestre y salvaje, llamado guanucos y vicunias, que son del talle y manera del manso y doméstico". Las informaciones que alcanza Garcilaso de la Vega (1615: libro 6, cap. XIV,) no proceden de su propia experiencia y son inexactas. El señalar que el Cuaraca de Huamachucu era un hombre prudente y que se alió con los incas en paz, gracias a que se le ofrecía a cambio " paz y amistad, y mejoría de religión, leyes y costumbres; porque es verdad que aquella nación las tenía bárbaras y crueles, y en su idolatría y sacrificios eran barbarísimos, porque adoraban piedras, las que hallaban por los ríos o arroyos, de diversos colores, como el jaspe, que las parecía que no podían juntarse diferentes colores, como el jaspe, que las parecía que no podían juntarse diferentes colores en una piedra, sino por gran deidad que en ella hubiese; y con esa bobería las tenían en sus casas por ídolos, honrándolas como a dioses; sus sacrificios eran de carne y sangre humana. No tenían pueblos poblados. Vivían por los campos en chozas derramadas sin orden ni concierto; andaban como bestias. "... "El Inca...mandó que las caserías y chozas derramadas por los campos se redujesen a pueblos de calles y vecindad en los mejores sitios que para ello se hallasen ." Los frailes Agustinos son, sin duda, los mejores informantes. Ellos establecieron un convento en Huamachuco sólo unos 20 años después de la llegada de los hispanos a Cajamarca y se encargaron de participar en el etnocidio de la "extirpación de las idolatrías". Es en ese tiempo que se levanta la ciudad de Huamachuco en su versión española. En sus crónicas dicen el monasterio fue levantado en la misma pampa o plaza donde estaban las grandes construcciones de los incas. De esta referencia sólo queda un montículo debajo del templo de San José, que todavía existe en medio de la ciudad actual, aun cuando muchos consideran que no está construido sobre un montículo artificial, sino natural y que, por lo tanto, no es necesariamente un vestigio incaico. El único que publicó una noticia y una valiosa ilustración de la capilla en el supuesto montículo prehispánico fue Charles Wiener (1880: 117,118). Actualmente existe y hay restos de materiales prehispánicos en la construcción de las escaleras que, sin embargo, no parecen ser incaicas, sino de la tradición local. Wiener comenta que su anfitrión, el señor Cisneros, enterado de que él quería ver las antigüedades de Huamachuco, lo " llevó a ver un terraplén antiguo sobre el cual los españoles levantaron una pequeña capilla consagrada a San José, terraplén al que dan acceso tres escaleras bien conservadas (antaño eran cuatro), y que se constituyó en el punto de partida de las construcciones modernas: es en el arte de los antiguos donde reside la explicación del hecho de que todas las calles de Huamachuco están orientadas según los cuatro puntos cardinales. Las escaleras del terraplén señalaron las direcciones que debían seguir las calles y, salvo algunas inexactitudes de detalle, el plano del pueblo moderno sufrió la influencia de las antiguas creencias ". Sin duda, en este último comentario, Wiener estaba influido por la disposición ortogonal de Viracochapampa, que también visitó y que imaginó - más que describió- como un cuadro perfecto con recintos ortogonales de un plano de orden radial muy lejano de lo que es el sitio que, sin embargo, si sigue una imagen equivalente a la que comenta el viajero francés. Curiosamente, ni el mismo Wiener, que hace un dibujo de ella, ha advertido que sí hay restos de los palacios incaicos en la ciudad, visibles e importantes, en la torre o campanario que se levantó al lado de la iglesia mayor, en el mismo lugar donde supuestamente debió estar la "plaza" a la que se refieren los Agustinos, que se instalaron allí hacia 1550. En la torre, toda la parte baja de cimentación está hecha con piedras talladas, muchas de estilo Huamachuco y otras de inconfundible estilo inca cusqueño. Wiener vio este lugar y también Uhle, pero es posible que estuviera parcialmente cubierto con enlucido, como lo está la parte alta, aunque el dibujo de Wiener (op. cit. p.145) de 1876, no lo muestra así. Ahora, las piedras -que son varias- se aprecian directamente. Su calidad de elaboración y el tipo de cantos destinados a un muro isodomon fino, nos hablan de un edificio estatal Inca de alta jerarquía, que obviamente fue desmontado muy tempranamente en la colonia. Es menester profundizar las investigaciones en este punto y en la capilla de San José. 2.2.2. Viracochapampa es el segundo lugar más importante que hay en la región, tanto en monumentalidad como en dimensiones. A diferencia de Marcahuamachuco, que es producto de un proceso y por eso tiene una serie de superposiciones y agregados, éste es un asentamiento humano planificado y construido como parte de un proyecto urbano formalizado y definido en los términos de función y operatividad previamente establecidos por sus constructores. Equivale a una "urbanización" de nuestros tiempos o una "ciudadela" o "palacio" de los tiempos arcaicos. Los aspectos técnicos constructivos obedecían igualmente a un programa, tanto los que se refieren a las formas, como los que se requieren para el levantamiento de los muros, los pasajes, los servicios, etc. Sin embargo, tanto los materiales como la fuerza de trabajo eran de la región y, por lo tanto, incorporaron todas las variables que hicieron de ese proyecto de origen externo, un producto local diferente al similar conjunto de asentamientos levantados en otras partes del país como parte del mismo programa. Es un asentamiento del Imperio Wari y después de Wari mismo -la capital que está en Ayacucho- y Pikillaqta en Cusco, que era la segunda ciudad en importancia en esa época, Viracochapampa es la ciudadela más grande del resto del Imperio Wari. Son menores Honkopampa o Willkawaín en el Callejón de Huaylas, Wariwillka en el Mantaro y los cerca de 20 asentamientos del mismo estilo que se conocen en diversas partes del Perú. Los asentamientos del Imperio Wari eran de tres tipos mayores, de manera similar a los que tuvieron los Incas después. El primer tipo, como el paradigmático Huánucopampa o el de Ingapirca (en el Carchi, Ecuador), son del tipo de Pikillaqta y Viracochapampa, mandados a construir por el Estado dentro de las demandas de función y ostentación que éste requería, con participación de sus propios arquitectos y urbanistas y obedeciendo íntegramente a los cánones constructivos de élite del Estado central, Cusco o Wari. El segundo tipo, como eran o Vilcashuamán en tiempos incaicos, o Marcahuamachuco, Maranga o en Lima, son asentamientos construidos parcial o totalmente en tiempos del imperio, pero sobre una base local muy fuerte, que ya puede haber estado en operación algún tiempo antes o haberse iniciado plenamente en tiempo del dominio exterior, pero con una clara pertenencia a los sectores dominantes locales y la inserción de valores tecnológicos y formales del imperio. El tercer tipo es el de los asentamientos locales plenamente desarrollados, en los que la intervención imperial sólo se remite al agregado de algunos componentes nuevos o la modificación parcial de ciertos sectores, tales como la habilitación de un templo, la construcción de depósitos, obras de infraestructura agraria, etc. La ciudadela estuvo diseñada como un inmenso cuadrado de 580 por 565 metros, amurallado, con sus instalaciones interiores que seguían el modelo ortogonal Wari. Estaba dividido en dos partes asimétricas, con una avenida que las separaba en un eje norte-sur. En el centro había una gran plaza rectangular pero con tendencia a ser cuadrada, que estaba rodeada de edificios muy elegantes. Hacia el norte y el sur tenía dos construcciones sub- rectangulares de aproximadamente 50 por 15 metros de lado y con muros de unos 6 metros de alto. Hacia el oeste hay un pequeño montículo asociado a un grupo de edificios relativamente grandes y al Este sólo los edificios. En el entorno a estos solares hay un conjunto de edificaciones de diverso tamaño, cuya característica es que están formados por un cerco que tiene galerías en sus lados en torno a un patio central. Hay, como en todos los sitios Wari, casas con 2 o 3 pisos. Tanto en el extremo norte como en el sur están los recintos o edificios cercados mejor conservados y cuya presencia genera la sensación que eran parte de un programa urbanizador inconcluso, tesis que los Topic sostienen. Esto puede ser si se tiene en cuenta que hay grandes espacios en el entorno construido, que no fueron habilitados con construcciones, algunos de ellos con más de 200 ms de lado. Una interpretación es que no fue nunca usado y se abandonó, simplemente; otra es que en el proceso de dominio de la región, se fue habilitando este inmenso palacio o "ciudadela" y que simplemente no se terminó de cubrir toda el área prevista por que no existía una demanda significativa para su uso. El sitio está ahora abandonado; se ha construido un espacio festivo en su frente occidental y el lugar está afectado permanentemente por su uso para fines lúdicos y festivos. Hay basura actual en sus instalaciones que, además, están fuertemente afectadas por una población arbórea densa. Cerro Amaru , sin ser un monumento espectacular y más bien fuertemente afectado por los procesos de deterioro derivados de su abandono y posterior uso del terreno para fines agrícolas, es uno de los lugares que ha entregado una valiosa y abundante información. Tal vez por su poca espectacularidad, Cerro Amaru no fue violentado en la misma magnitud que Marcahuamachuco, donde quedan huellas de intensa actividad de saqueo. Fue excavado por Max Uhle, quien limpió los "chiles" o pozos que le dan fama localmente; posteriormente McCown no le dio mucha importancia, pero sí Thatcher y también Topic, quien encontró mausoleos de valor significativo, con piezas de estilo Wari, así como instalaciones diversas, entre las que destacan unos depósitos o almacenes tipo "colca" de planta circular.