Grandes temas Testigo y testimonio del dolor

James Nachtwey, el fotógrafo del infierno James Nachtwey, doble ganador del prestigioso World Press Photo y James Nachtwey, Premio Brajnovic de la Comunicación 2015, muestra en sus fotografías unos hechos «que no deben ser olvidados y que no deben repetirse». Una misión que define como «declarar la guerra a la guerra». el fotógrafo texto Gervasio Sánchez (fotógrafo y periodista), Javier Marrodán [Com 89] y Juan Miguel Valdés [Com 96] del infierno fotografía James Nachtwey

Afganistán, 1996. Duelo por un hermano asesi- nado por un cohete talibán. Grandes temas Testigo y testimonio del dolor Guerra y compasión Gervasio Sánchez

presentar el trabajo de uno rían olvidarse ni repetirse» es la declaración de prin- de los mejores fotógrafos de cipios de James Nachtwey en la presentación de su guerra del mundo es un gran ho- web. nor. Porque lo admiro profun- Pero también se sabe imbuido por un sentimiento damente y su forma de trabajar ambivalente que le duele en su interior: «Lo peor es ha ejercido de faro permanente que como fotógrafo me aprovecho de las desgracias y ha iluminado mis propias fo- ajenas. Esa idea me persigue todos los días. Porque sé tografías. Repaso una vez más que si algún día dejo que mi carrera sea más importan- sus imágenes. Primero paso te que mi compasión, habré vendido mi alma». mis dedos por las tomadas en Rumanía, Somalia, In- Sigo paseándome por sus trabajos más recientes en dia, Sudán, Bosnia, Ruanda, Zaire, Chechenia, Kosovo su web. Afganistán, Sudáfrica, Pakistán, Israel, Indo- recogidas en su libro Inferno, publicado hace quin- nesia. De nuevo, esa inquietud de que todo está per- ce años. Es como rebobinar la Historia y regresar de dido en un mundo oscurecido por el fanatismo y la nuevo a los infiernos habituales de los años noventa. violencia. Es posible que lo hayamos olvidado, pero los años ¿Saben cuál es la respuesta que me más duele en un noventa estaban llamados a ser los años más pacíficos escenario de guerra y que, además, es la más repetida? de la Humanidad. Todavía recuerdo la caída del Muro «No sé por qué mi país está en guerra o por qué tene- de Berlín en noviembre de 1989. Estaba en El Salvador y mos que huir». Respuestas tantas veces expresadas muchos de los que allí cubríamos aquel conflicto fratri- por mujeres, niños, ancianos, civiles, pero también por cida pensamos que nos íbamos a quedar sin trabajo tras combatientes adultos o infantiles. el fin de la Guerra Fría. En cambio, crecimos fotográfi- También reviso sus trabajos sobre el sida, la polu- camente en una década muy violenta entre 1990 y 1999. ción industrial, la vida carcelaria y los atentados contra Cómo duelen aquellos orfanatos rumanos y las las Torres Gemelas en la ciudad en la que vivía. ¿Qué hambrunas de Somalia y Sudán; cómo duele el geno- pasó por su cabeza cuando tuvo que salir a la calle para cidio de los tutsi de Ruanda y la debacle humanitaria cubrir la desgracia al lado mismo de su domicilio? de los hutus en el antiguo Zaire; cómo duelen las ma- El 6 de mayo de 2001 ETA asesinó a Manuel Gimé- sacres de Bosnia-Herzegovina y la deportación de cen- nez Abad en la calle de atrás de mi casa en Zaragoza, al tenares de miles de kosovares; cómo duele Chechenia lado de la carnicería donde comprábamos las croque- en llamas. tas para nuestro hijo. Era un domingo por la tarde y al Cómo duele el mundo en ruinas ante la incompe- día siguiente viajaba a Colombia. Estaba preparando mi tencia política y diplomática y con nuestras naciones, equipaje cuando me enteré de la noticia por una llama- las más poderosas, haciendo negocios mercantilistas da de nuestro común amigo Santi Lyon desde Madrid. en el horror de la guerra. De repente, me sentí inquieto. Mi mujer y mi hijo, ¿Por qué fotografiamos la guerra que existe desde que tenía entonces tres años, habían salido a jugar a un los tiempos inmemoriales? ¿Las fotografías pueden parque cercano. Es muy posible que se cruzasen con poner punto final a un drama humano? ¿Pueden con- los asesinos. He pensado muchas veces que nos vamos seguir activar a la opinión pública narcotizada por el a una guerra lejana hasta que un día la guerra aporrea espectáculo del entretenimiento para que exija justi- nuestras ventanas. cia y compasión para los protagonistas anónimos de Nachtwey lleva cuatro décadas cubriendo los luga- situaciones calamitosas? res más oscuros del planeta, cargando una mochila in- «Yo he sido testigo y estas fotografías son testimo- visible de dolor, de todo el dolor acumulado mientras nio. Los acontecimientos que he registrado no debe- presencia al hombre como protagonista de la violencia

08—Nuestro Tiempo otoño 2015 Nicaragua, 1984. Un tanque, reliquia de la guerra civil, se convierte en un monumento donde juegan los niños.

más descarnada. Buscando esa imagen respetuosa lo milenio ni en el siguiente. Tampoco creo que el hom- suficientemente contundente que obligue a reaccio- bre esté dispuesto a morir antes que matar, y seguirá nar. Le imagino buscando explicaciones que permitan prefiriendo matar antes que morir. comprender por qué aparece lo peor del ser humano Pero ojalá tengamos posibilidad de ver cómo la ra- cuando todo se desmorona. zón se articula en medio del desastre y consigue fre- Hemos visto matar con fusiles en Centroamérica, nar los abusos contra los civiles, los crímenes de lesa con aviones y cañones en los Balcanes y con machetes humanidad, el horrible comportamiento del que se en Ruanda. Hemos visto a menores reclutados forzo- divierte matando o del que se enriquece vendiendo. samente cumpliendo las órdenes más brutales, a mu- Ver la compasión. Ver visos de esperanza. Ver algo jeres y menores violadas, hemos visto las fosas reple- distinto a lo que vemos habitualmente. tas de cadáveres, la angustia petrificada en los rostros de los familiares de los desaparecidos durante años y décadas de búsqueda. Gervasio Sánchez, fotógrafo y periodista independiente ¿Qué nos queda por ver? No creo que vayamos a ver especializado en conflictos armados. Actualmente trabaja la paz nunca, ni en este siglo ni en el próximo, ni en este para Heraldo de Aragón.

otoño 2015 Nuestro Tiempo —09 Afganistán, 1996. Una mujer recorre las ruinas de Kabul después de un bombardeo.

10—Nuestro Tiempo otoño 2015 otoño 2015 Nuestro Tiempo —11 Grandes temas Testigo y testimonio del dolor

El Salvador, 1984. En un campo de fútbol, un helicóptero militar evacua a soldados heridos por la guerrilla.

12—Nuestro Tiempo otoño 2015 Israel, 2000. Palestinos atacan al ejército israelí durante la Segunda Intifada.

otoño 2015 Nuestro Tiempo —13 Sudán, 1993 . Una víctima de la hambruna espera a que le den agua.

14—Nuestro Tiempo otoño 2015 otoño 2015 Nuestro Tiempo —15 Grandes temas Testigo y testimonio del dolor Conciencia y esperanza Javier Marrodán

en el canto tercero de la En el documental que Christian Frei dirigió en divina comedia, Virgilio con- 2002, le preguntaron a Christiane Amanpour, duce al aturdido Dante al um- corresponsal de la jefatura internacional de CNN, bral del infierno, donde una por el trabajo de Nachtwey: «Él es un misterio leyenda inquietante recibe a —confesó—, no sé por qué hace las cosas que hace. los visitantes desde el dintel: Es muy solitario, creo que a veces hay que serlo para «Abandonad toda esperanza, ser tan bueno en el trabajo y para dar tanto de uno los que aquí entráis». El men- mismo. Es difícil repartir la atención, la emoción y saje parece justificado: más la energía. Hay que concentrarse en una sola cosa. Él allá se extiende un reino de oscuridad y desolación lo hace». La foto de dos jóvenes abrazados junto a la donde las almas malviven eternamente alejadas de sencilla lápida apenas sostenida sobre un montón de Dios. «Bajo un cielo sin estrellas, resonaban sus- tierra húmeda, la del niño irlandés que se aleja en su piros, quejas y profundos gemidos, de suerte que bicicleta mientras las llamas consumen a su espalda al escucharlos comencé a llorar», escribe Dante los restos de un coche bomba, la de una joven famé- antes de adentrarse en el oscuro paisaje de los con- lica que agoniza frente al horizonte interminable de denados. Esta descripción aparece también en las Sudán… Casi todas sus imágenes resultan conmove- primeras páginas de Inferno, acaso el libro más em- doras en el sentido estricto de la palabra. blemático de James Nachtwey, donde los deshe- Es conocida la explicación de Roland Barthes redados del planeta interpelan en blanco y negro a sobre ese «algo» que hace especial una fotografía, y quienes se aventuran a recorrer sus páginas. que él llamó punctum: «Muchas fotografías perma- Pero Nachtwey no es tanto Dante como Virgilio: necen inertes bajo mi mirada —escribió—. Pero, el guía que acompaña a los visitantes por los círcu- incluso entre aquellas que poseen alguna clase de los cada vez más profundos del averno. El propio existencia ante mis ojos, la mayoría tan solo pro- interesado ha explicado en alguna ocasión que es vocan un interés general (…). Me complacen o no, necesario que alguien asuma la responsabilidad de pero no me marcan (...). No hay ningún punctum. El ir a la guerra para mostrar a los demás —a los que se punctum de una fotografía es ese azar que despunta quedan en casa— la naturaleza y el alcance de los en ella. Surge de la escena como una flecha que vie- peores instintos de la Humanidad. Él ha aceptado ne a clavarse. El punctum puede llenar toda la foto esa misión y ha cruzado decenas de veces la laguna (...) aunque muy a menudo solo es un detalle (...), Estigia que separa la relativa comodidad de Occi- algo íntimo y a menudo innombrable». dente de todos aquellos lugares y conflictos —los Balcanes, Ruanda, una aldea remota de Somalia, las ruinas silenciosas de Grozni, un cementerio perdi- do de Afganistán…— que forman parte de las cica- «Es necesario que alguien trices de la Tierra. Cabría pensar que James Na- asuma la responsabilidad chtwey se adentra en la geografía atormentada del mapamundi para informar de lo que ocurre, para de ir a una guerra. Y mostrar ilustrar la actualidad de esta guerra o aquel golpe la naturaleza y el alcance de Estado. Pero el verdadero sentido de tantos via- de los peores instintos de jes tiene que ver sobre todo con el afán de que los hombres y las mujeres del Hemisferio Norte se co- la Humanidad», explicó nozcan a sí mismos. Nachtwey

16—Nuestro Tiempo otoño 2015 Iraq, 2003. Mujeres de Kerbala rezan durante la peregrinación al santuario chií de al-Hussein.

También Ryszard Kapuscinski se preguntó qué esperanza». Sin embargo, el segundo es un infier- significa «una buena fotografía», y hasta se atrevió no que podría dejar de serlo. Y esa es justamente la a concretar un poco más el punctum descrito por razón de ser de las imágenes de Nachtwey: todas Barthes: «Es una propiedad misteriosa e intensa, ellas suscitan interrogantes, son un aldabonazo en a menudo fruto de un detalle concreto, que emana las conciencias, esconden un llamamiento, un gri- de la fotografía misma y que es para nosotros, para to de auxilio. Contienen un germen de esperanza quienes la miramos, fuente de profunda vivencia, mientras exista la posibilidad de que alguien reac- de meditación, de reflexión». cione al verlas. Nt La frase se ajusta como un guante a las imágenes de James Nachtwey: en el fondo, todas ellas con- tienen un punctum moral. Por eso hay una diferen- cia sustancial entre el infierno de laDivina comedia Javier Marrodán [Com 89], profesor de la Universidad y el que él muestra con sus fotografías. En el prime- de Navarra. Impulsó la candidatura de James Nacht- ro no hay vuelta atrás posible: «Abandonad toda wey al XIII Premio Luka Brajnovic de la Comunicación.

otoño 2015 Nuestro Tiempo —17 Afganistán, 1996. Adolescentes pasan en el cañón de un carro de combate.

18—Nuestro Tiempo otoño 2015 otoño 2015 Nuestro Tiempo —19 Grandes temas Testigo y testimonio del dolor

PERFIL El mejor de su generación

se ha dicho con razón que las las situaciones trágicas estén necesa- muevo lentamente y les dejo ver que fotografías de James Nachtwey riamente desprovistas de belleza». les respeto». Además, Richard Sten- reflejan a la vez el instinto visual de Desde ese instante, Nachtwey gel, director editorial de Time, segura un artista y la mente de un politólogo. emprende una misión que define «que ni la palabra perfeccionista le Pero por encima de la calidad fotográ- como «declarar la guerra a la guerra». hace justicia». fica y periodística de sus imágenes, Tras cuatro años de fotoperiodista La calidad de sus imágenes se apo- Nachtwey destaca por su capacidad en un periódico de Nuevo México, ya en la minuciosidad, y sus editores para golpear las conciencias y mover en 1980 se lanza a cubrir el conflicto saben que siempre va a entregar a la ayuda humanitaria. Sus fotos del de Belfast. A partir de ahí, apenas fotografías de primer nivel. A modo genocidio de Ruanda, por ejemplo, ha faltado a ninguna cita bélica: El de disculpa Nachtwey explica que dieron la vuelta al mundo y permitie- Salvador, Nicaragua, los Balcanes, no le mueve la vanidad artística, sino ron salvar la vida de más de un millón Ruanda, Somalia, Etiopía, Afganis- la voluntad de transmitir en toda su de personas, según varias ONG. Sí, tán… Cinco medallas de oro Robert viveza dramas humanos que no se podría decirse que Nachtwey es el Capa, dos World Press Photo y tam- han de repetir. mejor fotoperiodista de su generación bién sus numerosas cicatrices dan fe ¿Y cómo logra mantenerse en acti- pero también que es el que ha pagado de su compromiso y de la fuerza de vo un fotoperiodista de guerra a los un precio más alto por serlo. sus imágenes. 67 años? Efectivamente, «no hay foto- Al acabar sus estudios de His- Nachtwey es un fotoperiodista dis- periodistas ancianos», señala su gran toria del Arte y Ciencias Políticas, tinto. Destaca entre sus colegas por su amigo, el guionista Dennis O’Neill. Nachtwey (Syracuse-Nueva York, pelo blanco y su porte elegante, pero «A Jim lo han herido cuatro o cinco 1948) recibe el impacto directo de las sobre todo por la manera de apro- veces, ha estado gravemente enfermo fotografías de Vietnam. El fotoperio- ximarse a las personas: «Si quieres y ha sufrido grandes traumas, pero dismo bélico le abre un camino para conectar con gente que está angustia- el mayor conflicto se encuentra en cambiar el mundo sin renunciar a su da, llena de dolor y miedo, necesitas lo que sacrificó para llevar la vida sensibilidad artística: «No creo que hacerlo de un modo particular. Yo me que lleva: tener una familia, un hogar estable y romántico… Nunca pudo tenerlo. Lo sacrificó todo por su trabajo». Quizá Mary Anne Golon, direc- tora de fotografía del Washington Post, explica del modo más certero el motivo principal de tanta renuncia: «Una vez le pregunté —después de que se hubiera aventurado a entrar en el corazón de las tinieblas, y ver los horrores que había documentado en su vida— si todavía tenía la capaci- dad de amar. Y me dijo que hacer su trabajo es un acto de amor. Creo que esto lo dice todo de su corazón y de su compasión».

Juan Miguel Valdés [Com 96], periodista y profesor asociado de Fotoperiodismo de la Fa- Dos años como sombra de Nachtwey. Esta foto se incluye en el documental War cultad de Comunicación de la Universidad de Photographer, de Christian Frei, nominado a los Óscar en 2002. Navarra.

20—Nuestro Tiempo otoño 2015 Nueva York, 2001. La torre sur del World Trade Center se desploma.

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