Dedicamos este libro a la memoria de Sergio Bellotti, Redson Pozzi, Daniel Sanjurjo y a todos los que pusieron el cuerpo desde aquellos años

Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina

Entre las líneas de acción prioritarias del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía se cuentan, en un lugar preeminente, los proyectos relacionados con artistas, comisarios e instituciones procedentes de América Latina. En esta ocasión, la estrecha colaboración con la Red Conceptualismos del Sur da lugar a una exposición que resulta el elemento más visible de un trabajo que se viene realizando en asociación entre el Museo y la Red desde 2009. Estos años han resultado fructíferos en lo que se refi ere a proyectos de investigación que han abordado aspectos como la poesía visual, la gestión del sistema de archivos o las estrategias creativas en el movimiento de derechos humanos en el Cono Sur. Pero el fl ujo de conocimiento e intercambio entre una institución como el Museo Reina Sofía y una activa red de profesionales como Conceptualismos del Sur no podía detener su camino en ese punto; así, se imponía proyectar una exposición que diera forma y pusiera al alcance de los públicos del Museo gran parte de los resultados de un generoso e impecable trabajo colec- tivo. Con la exposición Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina se materializa uno de los planteamientos principales que inspiraron la aso- ciación: la puesta en marcha de actividades capaces de impulsar el acceso colectivo a los archivos, al documento y a la memoria desde una nueva relación horizontal, colaborativa, con los agentes culturales de América Latina. En Perder la forma humana el Museo Reina Sofía es, de acuerdo con su fi losofía, el punto de cruce entre las instituciones y la sociedad civil, entre el Sur y el Norte, entre las artes y la sociología, entre la realidad y las diversas formas de abordaje de ésta por parte de los artistas. Y no parece haber mejor objeto de estudio para poner en práctica este modelo abierto de museo que las prácticas artísticas procedentes de lugares diversos del Cono Sur relacionadas con la acción ciudadana, con la resistencia ante la injusticia, con la reivin- dicación y recuperación de la dignidad en entornos que estuvieron marcados por graves confl ictos políticos y sociales. Esta muestra nos recuerda, de ese modo, que el Museo ejerce una función fundamental de mediador y puede erigirse como observatorio o faro que indica nuevos caminos de cooperación y trabajo colaborativo en un mundo globalizado. Queremos expresar nuestro agradecimiento a todas y cada una de las entidades y per- sonas cuya colaboración ha permitido que todo este archivo en movimiento genere esta nueva imagen del pasado reciente de América Latina; y que ésta resulte hoy, en un salto que salva el Atlántico, tan cercana, tan común.

Ministerio de Educación, Cultura y Deporte De entre las tentativas de trabajo colectivo que han germinado desde el pensamiento pos- colonial, la Red Conceptualismos del Sur ha emergido ya plenamente, desde su fundación en 2007, a través de diversas propuestas y líneas estratégicas. En los proyectos de la Red el reto no es sólo el de la superación de los excedentes (paradójicamente crecientes) de una forma decimonónica (y actual), eurocéntrica y elitista de difusión del conocimiento, sino la de llevar a cabo proyectos concretos y casos de estudio capaces de revertir estas dinámicas aprendidas y aceptadas a lo largo de generaciones. Su concepto es el de un mundo en per- manente devenir, y así la Red se sitúa como observatorio del presente, pero también como proyecto de exhumación de la memoria del Sur. En febrero de 2009 se publicó el manifi esto mediante el cual el Museo Reina Sofía y la Red Conceptualismos del Sur se unían en una asociación que “se aglutina y se moviliza precisamente para revertir el fl ujo de drenaje de la memoria […] y para reavivar su legado en el presente mediante investigaciones, exposi- ciones, publicaciones y bases de datos de acceso abierto”. La idea base de dicha asociación no fue sólo la de revitalizar los discursos del concep- tualismo en América Latina sino, y muy especialmente, la de generar espacios compartidos en los que la información en todas sus formas (en particular en el documento, núcleo del conceptualismo) no se defi na como objeto de propiedad, sino como ente cuyo fi n es siem- pre el usufructo colectivo. Si Jacques Derrida aseveró en Mal de archivo que la democrati- zación de un país se mide por su nivel de acceso a los archivos, ¿cómo podemos actualizar este aserto en el contexto de un mundo globalizado? ¿Qué mide hoy el acceso, desde un lugar lejano como la Europa meridional a los archivos del arte latinoamericano de la década de 1980? ¿Tiene que ver hoy la democratización real con el acceso a los archivos o se nece- sita una puesta en común, una cruda exhumación de los documentos ante la presencia de todos los implicados? Con estas preguntas sobre la mesa, en el Museo Reina Sofía hemos planteado que la institución museo no puede materializarse sólo en la propiedad y en la presencia de las obras de arte: el documento, tangible o intangible, tiene el valor de la reproductibilidad, se desprende del fardo del autor, permite lecturas que escapan al marco institucional y abre el campo a nuevas lecturas de la historia reciente del arte. En buena lógica con esto, la Red Conceptualismos del Sur ha sabido, como propone ahora, y como indica el título de la exposición, perder la forma humana para situarse en la autoría colectiva, rechazar la autonomía artística y colocar en primer plano los discursos en movimiento, en devenir, frente a las fi guras. Como respuesta, el Museo no puede ser el fondo, sino el lugar de tránsito de esos discursos. El Museo Reina Sofía puede ser ese “Museo del Sur”, un espacio físico, pero sobre todo mental, de la memoria colectiva, que reescriba las relaciones del Norte con América Latina desde una nueva relación horizontal, habida cuenta de que el accidente que son las latitudes terrestres ha sido, durante siglos, la coartada para desafi ar la gravedad en una relación vertical y jerárquica: para extraer del Sur lo que enriquece al Norte. Así, una expo- sición como Perder la forma humana, de acuerdo con el ideario en movimiento de la Red Conceptualismos del Sur, se sitúa en las antípodas del discurso colonial y de sus derivas neocoloniales, muchas de ellas vigentes en la actualidad: frente al expolio documental y la agresiva política de adquisiciones en países del Sur mediada por la superioridad de acceso al capital (el gran “privilegio” histórico del Norte), esta exposición inaugura el discurso horizontal, y se lee no como diagrama lógico, sino como proyección cartográfi ca invertida. Los gabinetes de curiosidades del Nuevo Mundo, las exposiciones coloniales, la mítica de las grandes gestas científi cas y militares en lugares lejanos han dejado en Europa un poso de imágenes sobrecargadas de contenidos que, pasadas las décadas, impiden ver a la llamada periferia como el manantial del que surgen fl ujos fundamentales sin los cuales ya no se entiende el panorama de la creación contemporánea. En esta ocasión, frente a esa imagen estable y tranquilizadora desde la lejanía, se nos presenta, desde el subtítulo de la exposición —Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina— como revisión profunda del momento en que el activismo artístico latinoamericano alcanzó el grado más alto a través de una presencia constante en la esfera pública en contextos marcados por la violencia, la oscuridad institucional o la desaparición de seres humanos. Esa imagen de corrimiento de tierras que surge del título, con toda su carga amenazante, es la que mejor defi ne un periodo y unos territorios complejos en su articulación en los que el activismo artístico, según la defi nición de la Red Conceptualismos del Sur, está marcado por dos fenó- menos: la afi nidad y el contagio. Esta “imagen” que planteamos mostrar ahora no pretende ser totalizadora (ése y no otro es el error de base de las pretensiones en aproximaciones anteriores al arte de América Latina), sino que parte, desde su metáfora sismológica, de una fragmentación que genera esas nuevas relaciones. De ese modo, se abordan una serie de casos de estudio acerca de las tentativas más revulsivas que se dieron en la década de 1980 en diversos países del Cono Sur; una década marcada por diversas tensiones políticas: continuidad de dinámicas dictatoriales en regímenes presidencialistas, formas revolucionarias de emancipación o acceso al capitalismo internacional se leían sobre un subtexto silencioso: el del terror y la violencia estatal. Sin embargo, y de acuerdo con el citado planteamiento no totalizador de esta propuesta, cada caso es un unicum que, a su vez, se reformula mediante las citadas afi nidades y contagios. No se puede entender la Cuba revolucionaria que asiste desde la distancia al lento ocaso del sistema al que se asocia sin la longeva dictadura aislacionista en Paraguay; cobra sentido la persistencia de la violencia en el contexto de lentos pro- cesos democratizadores en Brasil, Uruguay, Argentina y Chile con los casos de Perú y Colombia, acosados por la crisis económica y los confl ictos armados internos. Situaciones políticas afi nes dan lugar a movimientos subterráneos asimilables (o “contagiosos”) en los que los artistas cambian de piel y de personaje en cada nuevo cuadro del drama: entre el ciudadano y el guerrillero revolucionario, entre el terrorista urbano y el pensador; diversas formas, en suma, de presencia que testimonian y denuncian una pérdida, la de la forma humana en su sentido más literal. Contra el constante estado de excepción de muchos de los contextos tratados, los artis- tas tomaron conciencia del sentido de urgencia, del concepto ya histórico de “situación” e intentaron visibilizar todo aquello que quedaba oculto tras la férrea institucionalidad de estados militarizados o de una oscura institucionalidad: la violencia, el confl icto social, la libertad del individuo. La forma humana reducida al estado de ruina, el recuerdo de las desapariciones, la tortura, los secuestros. No es casual que el colectivo Mujeres por la Vida pusiera negro sobre blanco en 1983 la existencia de “cárceles secretas, torturas, exilios, detenidos-desaparecidos, allanamientos y represiones, abusos de poder y arbitrariedad sobre los sectores más desposeídos”, es decir, todo aquello que hace difuminarse hasta desaparecer lo que defi ne de manera más inmediata a un ser humano: su aspecto, su forma. De esa nueva forma del no-ser, de esa pérdida, surgían la acción y el documento. El carácter itinerante, reproductible, efímero y en muchas ocasiones performativo de los conceptua- lismos se abre en este periodo a una esfera pública entendida como territorio movedizo; si esos movimientos sísmicos son los que confi guran un cierto peligro, también son los que permiten el contacto, los que crean réplicas, tensiones, derivas e inercias inesperadas como las que muestra este proyecto. Así, en unas ocasiones el entrecruzamiento y en otras el leve choque tangencial vincula a experiencias tan diversas como la serigrafía como herramienta política, las tentativas de contrainformación y comunicación clandestina, la toma de la calle en el sentido más literal, las estrategias de guerrilla, el trabajo con el cuerpo, etc. Todas ellas propuestas que abogan por un arte activo, activista, público e impuro.

Manuel Borja-Villel Director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

PERDER LA FORMA HUMANA. UNA IMAGEN SÍSMICA DE LOS AÑOS OCHENTA EN AMÉRICA LATINA 11 GLOSARIO 17

APÉNDICE

ÍNDICE ONOMÁSTICO 262

LISTA DE OBRAS 263

BIOGRAFÍAS DE LOS AUTORES 278

PERDER LA FORMA HUMANA. UNA IMAGEN SÍSMICA DE LOS AÑOS OCHENTA EN AMÉRICA LATINA

Existencialismo cínico, contracultura, mayo francés, beatniks, nueva izquierda, antipsiquiatría y música de rock como hilo musical brindaron el desfi le de ideas que me empujaron hacia el futuro con una alegría impúdica que aún conservo. Monologuistas contestatarios, bailarinas de strip-tease y músicos de happening-rock intentábamos carecer de identidad con la intención de vivir en revolución permanente. Éramos tan pocos que el borde de los escenarios se hacía permeable y emancipaba a artistas y a espectadores de sus roles acostumbrados. La idea era perder la forma humana en un trance que desarticule las categorías vigentes y provea emociones reveladoras1.

“Perder la forma humana”: con esta reveladora imagen de la mutación el músico argentino Indio Solari retoma y resignifi ca un concepto del antropólogo peruano Carlos Castaneda que apunta hacia la disolución del yo individual. Esta fi gura resulta productiva como modo de interpelar los materiales reunidos en esta investigación colectiva desde una doble pers- pectiva. Alude, por un lado, a la masacre y al exterminio, a los efectos arrasadores sobre los cuerpos de la violencia ejercida por las dictaduras militares, los estados de sitio y las guerras internas. Por otro, remite a las metamorfosis de los cuerpos y las experiencias de resistencia y libertad que ocurrieron paralelamente —como réplica, refugio o subversión— durante los años ochenta en América Latina. A cualquiera que acceda a la lectura de este libro le resultará inmediatamente evi- dente la heterogeneidad de los casos considerados. Se reúnen aquí episodios tan disímiles como las estrategias creativas empleadas por los movimientos de derechos humanos para visibilizar a los desaparecidos y víctimas del terrorismo de Estado, la supervivencia del ritual Arete Guasu en el Chaco paraguayo, las prácticas de colectivos de poesía, teatro, música, historieta, arquitectura y activismo gráfi co en la disputa del espacio público en medio de la represión, las experiencias de desobediencia sexual, y las fi estas y performan- ces en espacios under en distintos países del continente. Este complejo corpus nos per- mite identifi car la aparición múltiple y simultánea de tácticas afi nes, de modos de acción e invención de espacios en diferentes contextos, y la coincidencia en el recurso al cuerpo como soporte artístico y político prioritario. El proyecto explora dos modos de articular esta multitud de prácticas diversas y dis- persas. Por un lado, mediante relaciones de afi nidad y contagio entre las experiencias, derivadas con frecuencia del contacto entre artistas y activistas ocasionado por exilios, redes de acción común o solidaridades internacionales. Y, por otro, aplicando una serie de ideas-fuerza que permiten atravesar los diversos episodios de manera transversal y con- trastar escenarios aparentemente desvinculados. La investigación se concibe como una cartografía parcial de las irrupciones y tensio- nes artísticas y políticas que atravesaron una época cuyas secuelas exceden con creces su propio tiempo cronológico. Situamos su inicio simbólico en 1973, año del golpe militar de Augusto Pinochet en Chile, hito que inaugura una política genocida de alcance con- tinental que clausura brutalmente un ciclo de expectativas revolucionarias, obligando a transformar los modos de acción y los lenguajes de la política. Marcada por la derrota,

11 dicha reformulación tiene lugar en el marco de la llamada segunda ola del feminismo y la disidencia sexual, del surgimiento de un sujeto-escoria inscrito en subculturas juveniles (caracterizadas por dinámicas subversivas de experimentación corporal y desviación social) y del rechazo de las consignas ideológicas y partidistas tradicionales. Ubicamos un cierre tentativo de este periodo en 1994, cuando el zapatismo inaugura un nuevo ciclo de movilizaciones que refunda el activismo a nivel internacional. La alusión del subtítulo de este libro a una imagen “sísmica”2 remite a un ejercicio de pensamiento en el que confl uyen y colisionan múltiples temporalidades y territorios: un registro inestable que oscila entre el colapso social y la aparición de nuevas formas de subjetivación. Lo que presentamos aquí es el avance de un proyecto de investigación en curso que involucra a 31 investigadores vinculados a la Red Conceptualismos del Sur. Esta primera fase se concentra en episodios ubicados en Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Perú, con la inclusión de casos puntuales en Uruguay, México, Colombia y Cuba, a partir de una constelación de problemas y preguntas comunes. Se trata de un proyecto de naturaleza transversal. Sus integrantes estamos implicados en áreas que desbordan el campo del arte y el mundo académico. Nos impulsa la voluntad de idear formas alternativas de visibilización y reactivación de las experiencias investigadas, así como de constitución y socialización de archivos de los materia les reunidos. A lo largo de los últimos dos años, además de innumerables encuentros virtuales, hemos organizado tres reuniones presenciales de discusión, tanto interna como pública, que han congregado a artistas, activistas e investigadores3. El distanciamiento de los pro- cedimientos curatoriales habituales y la opción de fundar el proyecto en una investigación extremadamente polifónica nos iba a colocar en una situación de incertidumbre respecto a la futura formalización de sus resultados en la exposición y la publicación. Llegar hasta este punto no ha supuesto un proceso sencillo ni efi caz, sino un sinuoso camino en el que nos topamos con hallazgos, discusiones y desacuerdos. Los materiales reunidos en la exposición son el resultado de una exhumación que muestra obras y documentos sin establecer a priori distinción alguna entre ellos. Esta virtud entraña también una difi cultad y a menudo nos encontraremos con documentos casi ilegibles, no sólo por su deterioro físico, sus rasgaduras y rayones, sino por su distancia respecto a los relatos convencionales de la historia del arte del periodo. Somos cons- cientes, además, de los problemas inherentes al proceso de recuperación de las huellas de estas prácticas y de las contradicciones que implica el volver la mirada sobre episo- dios que, en muchos casos, nunca antes se habían hecho visibles dentro de la institución arte: la diseminación de su memoria puede tener como reverso su reifi cación. Pretendemos que la exposición sea una experiencia sensible que afecte, en sus cam- bios de escala y de ritmo, a quien se sumerja en ella. Para ello, eludimos tanto un orden convencional en secciones “nacionales” como lecturas monográfi cas por episodios, optando, en cambio, por proponer una serie de zonas defi nidas por nudos conceptuales que problematizan cualquier percepción naturalizada o unívoca del tiempo histórico y de la región geopolítica que centra los contenidos del proyecto. Este libro, a diferencia de un catálogo convencional, se concibe como una caja de herramientas. Adopta la forma de un glosario que aglutina una serie de conceptos deri- vados tanto del léxico acuñado durante aquellos años por activistas y artistas, como del ejercicio anacrónico de reenmarcar estas experiencias a la luz del presente. Cada una de las entradas articula diversos episodios en torno a un concepto. Aspiran a funcionar como puntas de lanza que al atravesar la memoria material (documentos y obras) e inma- terial (testimonios) de esas prácticas desenvuelvan nuevas tramas de sentido. A su vez, las entradas contienen referencias a otros conceptos del glosario, donde se enfoca una misma experiencia o prácticas afi nes desde otras perspectivas.

12 Hemos de advertir que no todos los episodios y documentos exhumados a partir de la investigación colectiva encontraron lugar en la exposición o en el libro. Por otro lado, algunas de las experiencias que sí se encuentran presentes en la muestra son visualizadas en el libro desde nuevas ópticas y nuevas tramas de relaciones que complican su abor- daje expositivo. Imaginamos la publicación —y los usos que puede desatar— como un tejido móvil, un dispositivo a completar, un experimento de reactivación, un organismo vivo e imperfecto.

QUÉ NOS DICEN HOY LOS OCHENTA

Durante los años ochenta en América Latina, el uso sistemático de la tortura, la desapa- rición y el asesinato masivo prepararon el terreno para la introducción de una serie de cambios sociales que sustentaron, durante los noventa, la implantación de democracias restringidas y corruptas, gozosamente autocelebradas con un cóctel de falso consenso, modernización y desmemoria. La profundización de determinadas medidas político- económicas produjo efectos sobre el cuerpo social, moldeando la aparición de una sub- jetividad fl exible, acorde con la privatización de la vida y el impulso empresarial de los nuevos gobiernos. América Latina fue un laboratorio de pruebas de las doctrinas que luego se implan- tarían en los países llamados “centrales”. Al Plan Cóndor, ese operativo transnacional represor coordinado por las dictaduras chilena, argentina, paraguaya, boliviana, uru- guaya, brasileña e, incluso, por el gobierno peruano, le sucedieron los documentos de Santa Fe (1980, 1986) y el Consenso de Washington (1990). En este último se acordaron las líneas económicas maestras trazadas desde Estados Unidos como el mejor programa para combatir el “subdesarrollo”, que ya habían sido adelantadas en la práctica durante la dictadura chilena. La política represiva se veía complementada por la marginación (cuando no la aniquilación) de la cultura opositora de izquierdas de los países latinoame- ricanos, impulsada por la CIA en el contexto del ocaso de la Guerra Fría y la disolución de la Unión Sovética. Como en ningún otro periodo del capitalismo moderno, se estrecharon los lazos entre economía y producción de subjetividad. La economía de la deuda se infi ltró en la vida cotidiana bajo el progresivo desmantelamiento de los servicios públicos y la generaliza- ción del crédito como modo de acceso a la cultura del consumo. En América Latina este proceso se tradujo en la supeditación de la soberanía nacional a las imposiciones de los organismos acreedores internacionales; así, durante los setenta y ochenta, varios países ven multiplicada su deuda externa. La subjetividad de la deuda, al atravesar las relacio- nes laborales, sociales y afectivas, pasa de ese modo a regular las formas de vida y los modos de existencia de individuos y sociedades que, al tiempo que ven comprometido el acceso a la memoria de su pasado inmediato, hipotecan su futuro. En franco contrapunto con este panorama sombrío, este proyecto de investigación quiere arrojar luz sobre la persistencia y la emergencia de al menos tres formas de acción política, tres zonas de politicidad que confrontaron esta nueva hegemonía y entre las cuales se produjeron tanto articulaciones como fricciones. Durante los años ochenta tuvieron continuidad en América Latina algunas modalida- des de acción y retóricas setentistas. El caso más evidente es el de la actividad guerrillera, que pervivió en distintos países de la región como en los casos, enormemente diferen- tes entre sí, de la Revolución sandinista en Nicaragua, el Frente Farabundo Martí en El Salvador, el Frente Patriótico Manuel Rodríguez en Chile, el M-19 en Colombia, Sendero Luminoso y el MRTA en Perú. Al refl exionar sobre estas experiencias, el proyecto de investigación se posiciona contra el intento neoliberal de desalojar todo debate público sobre la violencia. Ese intento encontró sus primeras formulaciones durante los ochenta

13 de la mano de la “teoría de los dos demonios” en Argentina y de amnistías en ése y otros países, que equipararon moralmente la violencia ejercida por el terrorismo de Estado con la de las organizaciones guerrilleras setentistas. Mediante esta operación se pretendió apaciguar la memoria del pasado, exonerando del confl icto a la sociedad civil, de manera que se abrieran las puertas al supuesto esplendor del consenso sobre el que se asenta- ron las democracias de la “transición”. Durante las últimas décadas, las circunstancias vividas en América Latina y otras partes del mundo han mostrado de manera desgarra- dora las penumbras que pretendía ocultar dicho esplendor. Por otra parte, la evacuación del problema de la violencia responde al deseo de los Estados neoliberales de evitar al interior de sus fronteras cualquier confl icto político, demonizando a través de su aparato mediático toda forma de violencia revolucionaria o de resistencia (incluyendo la desobe- diencia civil, central en algunas de las experiencias analizadas por este proyecto) ejercida contra sus intereses materiales y/o simbólicos. Contemporáneamente a esas acciones de la guerrilla y al margen de la lógica de par- tidos, emergieron en América Latina durante los ochenta otras formas de agenciamiento que alteraron la normalidad de la vida pública impuesta por el terror dictatorial. Un buen ejemplo es la política de movimientos impulsada por organizaciones de derechos huma- nos, feministas, o herederas de posiciones próximas a la teología de la liberación como Madres de Plaza de Mayo en Argentina, o Mujeres por la Vida y el Movimiento Contra la Tortura Sebastián Acevedo en Chile. En las acciones realizadas en el espacio urbano por estas agrupaciones se aprecia la intención de conciliar una política de la memoria o la denuncia de la tortura con la necesidad de recomponer los vínculos sociales tras la abrupta cesura que los golpes de Estado perpetraron sobre las aspiraciones revolucio- narias setentistas. Así, la centralidad de la política es desplazada de la búsqueda de la toma del poder a la generación de afectos comunitarios y de antagonismo en el espacio público, anticipando de ese modo algunos elementos del activismo contrahegemónico de décadas posteriores. En la construcción de esos afectos cumplen un rol fundamental las relaciones entre los cuerpos y el recurso a soportes precarios y socializables como la serigrafía, las impresiones o los afi ches. Todos ellos contribuyen a articular la expe- riencia de la protesta, escenifi cando una política de la multitud en la que la convivencia entre lo singular y lo colectivo contrastan con la apelación setentista a la idea de pueblo como sujeto social homogéneo. La confl uencia entre la actividad de ciertos colectivos artísticos y algunas de las organizaciones mencionadas contribuyó a generar dispositivos de intervención gráfi ca abiertos y reapropiables por la multitud, como el Siluetazo en Argentina y el NO+ en Chile. Por último, la reconfi guración del concepto mismo de lo político se produce durante los años ochenta desde la eclosión de un espectro amplio y complejo de prácticas y subjetividades que atraviesan la escena under y las disidencias sexuales. El roce de los cuerpos en marchas, acciones clandestinas y fi estas subterráneas ayudó también a reconstituir lazos afectivos quebrados por el terror. Con “disidencias sexuales” nos referimos a aquellas subjetividades que dan cuenta de una desobediencia respecto a la norma heterosexual, reivindicando la condición política del deseo y evidenciando que la confi nación naturalizada de la sexualidad al dominio de lo privado encubre su san- ción y administración públicas. La emergencia de las desobediencias sexuales tendió a tensionar críticamente los espacios de militancia orgánica, sin constituir necesariamente un lugar superador de esas formas de articulación y agencia políticas. Estamos ante prácticas que impugnan aquellos discursos que proponen globalizar y normalizar la hete- rogeneidad de los cuerpos para amoldarlos a la historia del capitalismo, el colonialismo y el heteropatriarcado. En su lucha por salir de posiciones subordinadas o directamente negadas, las disidencias sexuales suponen, en muchas ocasiones, una alianza afectiva y política con la conciencia del sufrimiento común impuesto por la violencia estructural

14 del sistema sobre amplias capas de la población. En cuanto a los espacios under o subte, se trata de microcomunidades que apelaron a la invención de territorios propicios para la fi esta, las drogas, la experimentación corporal y las sexualidades promiscuas, entendidas como “estrategias de la alegría”. Estas experiencias se nutren de legados anarquistas y libertarios que impulsaron el movimiento punk, la ética del “hazlo tú mismo” y la reivindica- ción de la autogestión y la autonomía. Si a primera vista la disciplina y los códigos morales de la política militante chocaban con el hedonismo crítico y la estética subcultural de estas colectividades, ambas esferas no estuvieron exentas de vínculos y contaminaciones. Para medir el alcance de esta investigación, nos parece fundamental tener en cuenta el complejo mapa de confrontaciones que acabamos de bosquejar, así como la encrucijada histórica actual. Nuestro presente aparece marcado por los procesos de transformación que varios países del continente vienen experimentando en los últimos años. Es justo reconocer que América Latina representa hoy a nivel mundial una interferencia en la implantación global del neoliberalismo. Inscritos en ese contexto, nos preguntamos de qué modo puede contribuir este proyecto a las luchas colectivas que han irrumpido durante los últimos años tanto en América Latina como en Europa y otras partes del mundo.

Equipo coordinador RCS (FC, AL, ML, AM, FN, MT, JV)

NOTAS 1 Entrevista inédita a Carlos “Indio” Solari, líder de la banda Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, realizada en Buenos Aires en 2011 por Daniela Lucena y Gisela Laboureau en el marco de este proyecto. 2 En esta alusión reverberan tanto la aproximación de Georges Didi-Huberman a la obra del historiador alemán Aby Warburg en La imagen superviviente. Historia del arte y tiempo de los fantasmas según Aby Warburg, Madrid: Abada, 2009, p. 106, como la conceptualización que propone Jacques Derrida sobre los “acontecimientos sísmicos” en Espectros de Marx. El estado de la deuda, el trabajo del duelo y la Nueva Internacional, Madrid: Abada, 2012, p. 190. 3 Estas reuniones tuvieron lugar en Lima (julio de 2011), Buenos Aires (octubre de 2011) y Madrid (diciembre de 2011). Todas ellas pudieron concretarse gracias al apoyo del MNCARS, de los Centros Culturales de España en Lima y en Buenos Aires, del Centro de Investigaciones Artísticas (Buenos Aires) y del Ministerio de Cultura de Brasil.

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Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina ENTRADAS ENTREVISTAS AUTORES

A 23 ACCIÓN GRÁFICA Miguel A. López

29 DELINCUENCIA VISUAL Nicole Cristi Javiera Manzi Andrés Keller Fernanda Carvajal

34 VIOLENCIA ESTRUCTURAL Miguel A. López

37 ACCIÓN RELÁMPAGO Fernanda Carvajal Jaime Vindel

43 ACTIVISMO ARTÍSTICO Marcelo Expósito Ana Vidal Jaime Vindel

51 ARTE REVOLUCIONARIO Ana Longoni André Mesquita Jaime Vindel

59 Luiz Sergio Ragnole “Raghy” André Mesquita

69 Eduardo “Magoo” Nico Ana Longoni Jaime Vindel

C 73 CONTRAINFORMACIÓN Cora Gamarnik

80 TELEANÁLISIS Isabel García Pérez de Arce

81 VISIBILIDAD Cora Gamarnik

85 CUERPOS Y FLUJOS Emilio Tarazona

D 92 DESOBEDIENCIA SEXUAL Halim Badawi Fernando Davis

99 DOCUMENTOGRÁFICA Paulina Varas

E 103 ENUNCIAR LA AUSENCIA Fernanda Carvajal Fernanda Nogueira

111 ESTRATEGIA DE LA ALEGRÍA Daniela Lucena

F 116 FOSA COMÚN Miguel A. López

127 CUERPOS IMPRESOS Lía Colombino Ana Longoni

128 INSEPULTO Ana Longoni Miguel A. López

G 131 GUERRILLAS Fernanda Carvajal Jaime Vindel

137 Pablo Salas Fernanda Carvajal

139 GUERRA POPULAR Miguel A. López

142 GUERRA SIMBÓLICA Luisa Fernanda Ordóñez Sylvia Juliana Suárez ENTRADAS ENTREVISTAS AUTORES

H 145 HACER POLÍTICA CON NADA Roberto Amigo

149 HAZLO TÚ MISMO André Mesquita

I 154 INTERNACIONALISMOS Sol Henaro Fernanda Nogueira Paulina Varas Francisca García B. Ana Longoni

165 INTERVENCIÓN/INTERVERSIÓN/INTERPOSICIÓN André Mesquita Jaime Vindel Ana Longoni Fernanda Nogueira Malena La Rocca

J 176 JODEDERA (BENEFICIOS DEL BLOQUEO ECONÓMICO) Glexis Novoa

L 181 LOCA/DEVENIR LOCA Fernando Davis

M 186 MÁSCARAS Fernanda Nogueira Lía Colombino Sol Henaro Ana Longoni Paulina Varas

189 MUSEO BAILABLE Ana Longoni

196 TÓMESE UNA POESÍA Ana Vidal

O 199 OVERGOZE Fernanda Nogueira Sol Henaro

203 DESNUDAR LA OPRESIÓN Jaime Vindel Fernanda Carvajal Ana Longoni

P 211 P(A)NK André Mesquita Fernanda Carvajal

221 ESCORIA Miguel A. López

S 226 SOCIALIZACIÓN DEL ARTE Ana Longoni Fernanda Carvajal Jaime Vindel

236 POR MENOS ARTISTAS Y MÁS HOMBRES QUE HAGAN ARTE Ana Longoni André Mesquita Jaime Vindel

245 AFICHES PARTICIPATIVOS Ana Longoni

T 247 TRAVESTISMOS Felipe Rivas San Martín

U 254 UTOPÍA Rachel Weiss

256 UTOPÍA MEDIOCRE Dorota Biczel

LOCA /DEVENIR LOCA DESOBEDIENCIA SEXUAL TRAVESTISMOS

OVERGOZE DESNUDAR LA OPRESIÓN

INTERNACIONALISMOS

ESTRATEGIA DE LA ALEGRÍA ACCIÓN RELÁMPAGO

ENUNCIAR AFICHES PARTICIPATIVOS SOCIALIZACIÓN DEL ARTE LA AUSENCIA

MÁSCARAS

HACER POLÍTICA ACTIVISMO CON NADA ARTÍSTICO

INTERVENCIÓN/ GUERRA POR MENOS ARTISTAS SIMBÓLICA INTERVERSIÓN/ Y MÁS HOMBRES DOCUMENTOGRÁFICA VISIBILIDAD INTERPOSICIÓN QUE HAGAN ARTE

ARTE REVOLUCIONARIO

GUERRILLAS CONTRAINFORMACIÓN

MUSEO BAILABLE HAZLO TÚ MISMO P(A)NK

GUERRA POPULAR TELEANÁLISIS

ACCIÓN VIOLENCIA ESTRUCTURAL DELINCUENCIA VISUAL GRÁFICA

TÓMESE UNA POESÍA ESCORIA

CUERPOS Y FLUJOS JODEDERA

INSEPULTO FOSA COMÚN CUERPOS IMPRESOS UTOPÍA UTOPÍA MEDIOCRE

A ACCIÓN GRÁFICA

Una apuesta en común de algunos colectivos peruanos, argentinos y chilenos durante los años ochenta es el nuevo impulso que se le da a la se- rigrafía como herramienta política privilegiada y, con ello, el despliegue de renovadas formas de acción gráfi ca como una forma distinta de sociali- zación del arte. Sin duda, la opción de la serigrafía se engarza en una larga tradición de la gráfi ca de izquierdas que, en sus distintas vertientes desde el siglo XIX, prefi rió el grabado antes que, por ejemplo, la pintura al óleo, con argumentos que, desde la propia técnica, buscaban potenciar las condiciones de recepción y circulación1. Resultan decisivos los alcances de una técnica que permite la producción de ejemplares múltiples en vez de fi g. 1. E.P.S. Huayco, Cojudos, Lima, 1980. una obra “única”, apostando así por la facilidad de difusión de un medio de producción relativa- de las izquierdas, “reincorporar las artes a la rea- mente sencillo y barato, a lo cual se suma la condi- lidad y reivindicarlas en su valor social”4. ción experimental de la gráfi ca y de la serigrafía. En ese contexto, la opción por la serigrafía en En el Perú son las experiencias del Grupo tanto lenguaje ligado “a la reproducción masiva Paréntesis (1979) y del Taller E.P.S. Huayco (1980- y al anhelo de la utopía democratizadora impli- 1981) las que mejor señalan esas breves alianzas cada en ella”5 adquiere su sentido político en la entre grupos artísticos y las demandas de sectores búsqueda de un arte participativo como un nuevo campesinos y proletarios, y que trazan también el género “cuyo concepto es usar la calle como so- ascenso de una nueva teoría social del arte impul- porte de arte” no sólo por la geografía en la que sada por una nueva izquierda con quienes ensayan se despliegan sus intervenciones, sino también propuestas estéticas radicales cercanas a la cul- por su vínculo con determinados movimientos so- tura popular2. De ello resulta elocuente el proyecto ciales a los cuales consideran su “soporte social”. Coquito (1980): una serie de montajes y collages Y es esa premisa la que otros colectivos radica- agit-prop realizada por Fernando “Coco” Bedoya lizan en años posteriores a través de formatos de y otros exintegrantes del colectivo Paréntesis, intervención que responden de forma explícita a en apoyo de las huelgas del Sindicato Único de los los confl ictos sociales. Estas estrategias gráfi cas Trabajadores de la Educación Peruana (SUTEP) se verán caracterizadas por un nuevo vocabulario en Lima. O más aún, la instalación de una gran visual de carácter irónico y lúdico, aunque también alfombra de latas vacías en el kilómetro 54½ de la carretera panamericana sobre la cual el Taller E.P.S. Huayco pinta, en colores pop, la imagen de la santa no ofi cial “Sarita Colonia” (1980), ofre- ciendo así un espacio de integración social y de culto para una amplia comunidad de migrantes3. El grupo realizaría después incluso una carpeta de grabados en torno a la imagen de Sarita Colonia. En esos casos las técnicas de comunicación eran pensadas como estrategias de intervención cuya voluntad política procuraba renovar los lenguajes fi g. 2. Logotipo de C.A.Pa.Ta.Co, Buenos Aires, ca. 1985.

23 Estas iniciativas gráfi cas en pos de una crea- ción colectiva logran interpelar a un sinnúmero de personas (peatones casuales o manifestantes) para que se transformen en ejecutantes activos de las obras. En Buenos Aires se suceden produccio- nes grupales que implican la instalación del taller serigráfi co en la calle o la aplicación directa de serigrafías sobre el pavimento, murales callejeros en base a fotocopias (xerografías) o la producción masiva de “afi ches participativos” para que la mul-

titud intervenga y complete [▸AFICHES PARTICIPATIVOS]. Es clara la desviación de la pureza de la técnica para generar una herramienta gráfi ca mixta y disponible fi g. 3. Hebe de Bonafi ni y Fernando “Coco” Bedoya serigrafi ando para todos. Más aún, destaca cierta dimensión en Plaza de Mayo, Buenos Aires, 1984. Fotografía: Luis (militante “sucia”, profundamente sarcástica, que se reelabo- de derechos humanos del que no se recuerda el apellido). ra sobre imágenes de la coyuntura para subvertir frases y evidenciar el reverso de las políticas de fuerte confrontación política en apoyo —y en públicas en los años del retorno de la democracia. tensión— con los partidos y movimientos popula- Como en la pieza gráfi ca FIM Porongovanguardia res. Pero más aún se verán emparentadas por el (1984) que utiliza una imagen de la campaña pre- alto componente performativo que sus acciones sidencial de Raúl Alfonsín reemplazando sus ojos efímeras conjuran, las cuales procuraban involu- con las cuencas de una calavera y colocando un crar a cualquiera en el trabajo creativo. hacha con la palabra FIM evocando la sensación En Chile, la Agrupación de Plásticos Jóvenes terminal (“fi n”) y de recomposición de un espacio (APJ) reformula el cartel político estableciendo social fracturado, pero también aludiendo a los un trabajo colaborativo con sindicatos y grupos compromisos del país adquiridos con el Fondo políticos en la elaboración conjunta de imágenes Monetario Internacional y sus intentos de monopo- y consignas [▸DELINCUENCIA VISUAL]. En tanto que en lización, de vulnerar la soberanía e impulsar la pri- Argentina quien trabaja en este sentido es el co- vatización de las empresas nacionales. O también lectivo GAS-TAR (Grupo de Artistas Socialistas- en la serigrafía Abusheada (1990), que convierte Taller de Arte Revolucionario), luego llamado el rostro del entonces presidente norteamericano C.A.Pa.Ta.Co (Colectivo de Arte Participativo- Tarifa Común). En éste participan “Coco” Bedoya y Mercedes Idoyaga “Emei” —quienes venían de ser parte de la vanguardia experimental peruana de fi nes de los años setenta—, junto con artis- tas como Daniel Sanjurjo, Fernando Amengual, Diego Fontanet, Joan Prim y muchos otros. Tanto GAS-TAR como C.A.Pa.Ta.Co van, precisamente, un paso más allá, estimulando formas de acción gráfi ca que van desde los talleres ambulantes de producción montados en una plaza hasta la in- tervención de superfi cies en la vía pública sobre las cuales estampar6. Así, durante toda la década de los años ochenta, GAS-TAR y C.A.Pa.Ta.Co promueven una serie de acciones gráfi cas e inter- venciones callejeras en colaboración con moviliza- ciones convocadas por el movimiento de derechos humanos y grupos obreros, en una apuesta por una subjetividad transformada en el propio acto de serigrafi ar, así como en los usos y la circulación de las imágenes producidas. fi g. 4. Daniel Sanjurjo, Pare al FMI, Buenos Aires, 1985.

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5 de los años ochenta frente al confl icto armado interno —un escenario muy distinto al contexto A que dio origen a fi nes de los años setenta al grupo Paréntesis y al Taller Huayco7—. En esos términos es posible pensar también el trabajo de provoca- ción gráfi ca que Herbert Rodríguez (exmiembro de Huayco) realiza desde 1982, siendo probable- mente el primer artista en introducir las imágenes del confl icto armado en su producción visual, hecha con materiales precarios —cartones, periódicos, maderas viejas y retazos de tela—. A través de la serigrafía y la fotocopia, Rodríguez propone una subversión de los códigos estéticos imperantes a través de un activismo cultural permanente durante aquellos años [▸VIOLENCIA ESTRUCTURAL].

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fi g. 5. C.A.Pa.Ta.Co, FIM Porongovanguardia, Buenos Aires, 1984. Diseño: Emei, Fernando “Coco” Bedoya y Joan Prim. fi g. 6. C.A.Pa.Ta.Co, Menem, Buenos Aires, 1989. fi g. 7. C.A.Pa.Ta.Co, Abusheada, Buenos Aires, 1990.

George Bush en el objetivo de tiro de una cáscara de plátano. La pieza fue realizada en ocasión de la visita de Bush a Argentina para encontrarse con el presidente Carlos Menem, en la cual el manda- tario norteamericano mostró su público respaldo a la política económica neoliberal en Argentina 7 y solicitó su apoyo en el caso eventual de iniciarse la guerra en el Golfo Pérsico. En todos los casos se trataba de piezas producidas en apoyo a las movi- lizaciones sociales en las que el propio grupo tenía un papel activo, y especialmente en aquéllas con- vocadas por el Frente de Artistas del Movimiento al Socialismo (MAS), partido en el cual varios integrantes del grupo militaban. Una forma distinta de acción gráfi ca surge en otros márgenes de la dimensión performativa de la serigrafía. El Taller NN (1988-1991), un grupo de arquitectos autodidactas (muchos de ellos antes involucrados en el colectivo Los Bestias durante

1984-1987) [▸UTOPÍA MEDIOCRE] que arman plataformas a modo de talleres de discusión teórica y pro- ducción gráfi ca colaborativa en los que participan diversas personas, surge dentro de los procesos de radicalización estética detonados desde mitad

25 8 públicos con la intención de propiciar encendidos debates que exigían tomar posición frente a la guerra interna. Para ello, el grupo invocaba un discurso comunista radical que usaba la poesía, la ironía y la ambivalencia como estrategias de desestabilización de las ideas en torno al confl icto.

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fi gs. 8-12. Taller NN, Carpeta negra, Lima, 1988. 12

Precisamente, es la transferencia de la técnica de la fotoserigrafía y de la serigrafía con papel calado que hace Herbert Rodríguez a los futuros integrantes del grupo lo que da origen al Taller NN, con quienes colabora el propio Rodríguez en sus primeros momentos. En su breve existencia, el Taller NN generó propuestas gráfi cas para obras de teatro y de cine, poemarios, conciertos de rock, así como múltiples piezas de agitación política que circularon de forma marginal en distintos circuitos populares e intelectuales. El grupo se caracterizó por recorrer diversos tipos de espacios (escenas de grupos anarcopunks y rock subterrá- neo, sindicatos y militancias de izquierda, colec- tivos de producción poética y teatral callejera), introduciéndose en ciclos de cine, asambleas, recitales, exposiciones artísticas y conversatorios

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14 Uno de sus proyectos más decisivos es NN-PERÚ (1988), una carpeta de 16 fotocopias in- A tervenidas con serigrafía, más conocida como la “Carpeta Negra”8. El proyecto propone un desmon- taje de los imaginarios ideológicos en una serie de retratos que insolentan los rostros de pensado- res y líderes de las varias izquierdas políticas del país (el retrato de Mao Tse Tung, los retratos de José María Arguedas y de José Carlos Mariátegui, el rostro de la militante senderista Edith Lagos y el retrato del Che Guevara), y un segundo bloque llamado “PERÚ DE EXPORTACIÓN”, que exhibe imágenes a modo de postales del horror que re- gistran las matanzas y las violencias extremas de esos años [▸FOSA COMÚN]. En un sentido muy simi- lar a las demostraciones gráfi cas que impulsaba C.A.Pa.Ta.Co en las calles de Argentina en esos mismos años, el Taller NN realiza parte inicial de la producción de la “Carpeta Negra” al aire libre, en un Congreso de Arquitectura en Lima. NN monta un taller improvisado con mallas, tintas y fotocopias, involucrando a las personas en el pro- ceso y procurando desatar una discusión pública espontánea con aquellas mismas imágenes9. La “Carpeta” fue producida para ser luego repartida a precio de costo, de mano en mano, a intelectua- fi gs. 13, 14. Taller NN en colaboración con Roger Santivañez, Vallejo es una pistola al cinto (fragmentos), Lima, 1989. les, críticos culturales y fi guras políticas, activistas feministas y militantes de izquierda, escritores y líderes de opinión, a fi nes de 1988, en un intento efecto. Aunque la “Carpeta Negra” no desató en de exigir una reformulación del lenguaje crítico su momento las reacciones esperadas, NN siguió que se estaba empleando para hablar y pensar so- produciendo una serie de materiales de agitación bre el confl icto en un momento donde los discur- como Vallejo es una pistola al cinto (1989), realiza- sos convencionales parecían tener poco o ningún da en colaboración con el poeta Roger Santivañez, tomando el título de un poema-manifi esto de 1984 13 del grupo peruano de poesía radical Movimiento Kloaka10. Esta pieza gráfi ca confrontaba la fi gura del poeta César Vallejo con las demandas “revo- lucionarias” de la época, interrogando no sólo la fi gura del escritor e intelectual en un proceso de guerra sino, además, el lugar ambivalente de un discurso comunista radical en el Perú de enton- ces representado por la insurgencia genocida de Sendero Luminoso, una facción clandestina del Partido Comunista peruano. Las imágenes de NN coquetean así de manera ambigua con la seduc- ción del propio discurso revolucionario. El grupo llevaría esa misma conceptualización como pro- yecto (fallido) a la 3ª Bienal de la Habana en 1989, gracias a una invitación del crítico cubano Gerardo Mosquera11. Allí NN realiza, entre otras, la pieza gráfi ca Vallejo Destrucción/Construcción (1989), la cual es vedada en más de una oportunidad

27 también de otros colectivos como Ánjeles Negros y la Agrupación de Plásticos Jóvenes (APJ) en Chile, el trabajo individual de artistas como Herbert Rodríguez y Juan Javier Salazar en Perú, o las intervenciones gráfi cas de Ral Veroni y Juan Carlos Romero en Argentina, desborda las formas clásicas de la serigrafía entendida como herra- mienta de comunicación popular hacia un modelo de acción donde respuesta gráfi ca y diversas for- mas de activismo se intersectan. Se trata de formas de ocupación estética —aunque claramente diferen- ciadas por el signo político al cual cada una res- ponde— que redefi nen de forma radical el papel de la imagen en el marco de nuevas insurgencias so- ciales, forzando a reconstituir una esfera pública a fi g. 15. Taller NN, Vallejo Destrucción/Construcción, través del retorno deliberado de ideas, demandas maqueta para el cartel presentado en la 3ª Bienal y cuerpos beligerantes que entonces los discursos de La Habana, Lima, 1989. ofi ciales procuraban mantener apartados. ML por su reivindicación explícita de la iconografía comunista. Agradezco los valiosos aportes y comentarios de Ana Longoni, Fernanda Carvajal y Jaime Vindel durante Ese empeño de confrontar los espacios y los el ensamblaje de ideas y escritura de este texto. agentes que participan en la disputa por el sentido de la memoria es en algo similar —aunque de un signo político distinto— al de otras iniciativas que NOTAS 1 Ana Longoni, “La conexión peruana”, en ramona, Buenos surgen en simultáneo, como la publicación del li- Aires, diciembre de 2008, pp. 15-22. bro grupal No al indulto, obediencia debida y punto 2 Es signifi cativa la conexión inicial del Taller E.P.S. Huayco fi nal, en Argentina, en la que participan alrededor con el crítico cultural Mirko Lauer, uno de los impulsores de 80 artistas. El libro surge como una respuesta a en Lima de la teoría social del arte surgida a fi nes de los años las llamadas “leyes del perdón” que impidieron el setenta y que tuvo importante infl uencia en los primeros años de los ochenta. Ver Luis Freire, “Teoría social del arte procesamiento de militares involucrados en críme- supera estética marxista tradicional”, en El Diario de Marka, nes contra los derechos humanos en la dictadura. Lima, 8 de agosto de 1981, p.18; y también Sebastián Gris Editado con un tiraje de 150 ejemplares, el libro (Gustavo Buntinx), “Está naciendo algo: Una entrevista circula a través de fotoduplicación entre los artis- con Mirko Lauer”, en Quehacer, Lima, nº 19, octubre de 1982, tas participantes, y son entregados a periodistas, pp. 118-127. 3 Ver Gustavo Buntinx (ed.), E.P.S. Huayco–Documentos, organismos de derechos humanos e instituciones. Lima: CCE, MALI, IFEA, 2005. Una iniciativa que seguiría replicándose en los 4 “Manifi esto”, en Contacta 79 (afi che), Lima, 1979. El años siguientes12. Esas formas de publicación alter- Manifi esto también enfatiza la propuesta de “apoyar las nativa incorporaban varios cuestionamientos so- nuevas formas de acción social de las artes en el trabajo colectivo y los talleres grupales”. bre los alcances de la técnica del grabado, siendo 5 Rodrigo Quijano, texto de sala en la exposición Clave VE, la fotocopia una de las herramientas más emplea- Taller ABIERTO de Fernando “Coco” Bedoya en la Sala das al ser un recurso económico y de producción Luis Miró Quesada Garland, Lima, marzo de 2008. rápida, y que se constituyó como una importante 6 Son decisivos los vínculos entre la escena argentina y respuesta crítica a las imágenes difundidas en peruana a través de la fi gura de Fernando “Coco” y la recu- peración del concepto “Arte al Paso” (del peruano Taller formatos impresos como la prensa y la publicidad. E.P.S. Huayco) por los colectivos argentinos GAS-TAR Es posible pensar la experiencia de estos y C.A.Pa.Ta.Co, a través de sus gráfi cas e intervenciones colectivos como la emergencia de formas de pro- [▸SOCIALIZACIÓN DEL ARTE] . ducción gráfi ca que entrecruzan con ambivalencia 7 Ver Miguel A. López, “Discarded Knowledge. Peripheral Bodies and Clandestine Signals in the 1980s War in Peru”, y sarcasmo la iconografía política, el imaginario en Ivana Bago, Antonia Majaca y Vesna Vukovic (eds.), visual urbano y las imágenes de los medios de Removed from the Crowd: Unexpected Encounters I, comunicación. Así, la experiencia de grupos como Zagreb: BLOK y DeLVe – Institute for Duration, Location GAS-TAR, C.A.Pa.Ta.Co y la del Taller NN, pero and Variables, 2011, pp. 102-141. Ver también Gustavo

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Buntinx, “El poder y la ilusión: Pérdida y restauración del aura en la ‘República de Weimar Peruana’ (1980-1992)”, en Gabriel Peluffo (coord.), Arte latinoamericano actual, DELINCUENCIA VISUAL A Montevideo: Museo Municipal de Bellas Artes Juan Manuel Blanes, 1995, pp. 39-54. Obras efímeras, obras frágiles, no coleccionables, 8 Los integrantes de NN en este proyecto fueron: NN Nenadu inventos fallidos, mentiras: no hubo obra1. (Jennifer Gaube), NN Papalucho (José Luis García), NN El-Lío (Elio Martuccelli), NN Depreche (Claudia Cancino), Acción gráfi ca como parodia. Ésa podría ser una de NN Negrita (Michelle Beltrán), NN Acarajo (Alex Ángeles), NN A-C-Falo (Alfredo Márquez), NN Detuchino (Enrique las defi niciones de “delincuencia visual”, un térmi- Wong), NN Kafarlitos (Carlos Abanto), y NN Pervert (Herbert no que brota tanto de hormas propias de la cultura Rodríguez). militante como de los procedimientos irónicos de la 9 Miguel A. López, “Revolución Cultural y Orgía Creativa: subcultura. La fórmula es acuñada por los Ánjeles El Taller NN (1988-1991). Entrevista con Alfredo Márquez”, en Illapa, Lima, Instituto de Investigaciones Museológicas y Negros, colectivo formado en 1989 en Santiago de Artísticas de la Universidad Ricardo Palma, 2011, nº 8, pp. 42-58. Chile por Jorge Cerezo, Gonzalo Rabanal y Patricio Versión online incluida en Tercer Texto 2 “Nuevas formas Rueda, como condensación de una “sensibilidad de antagonismo artístico-político en América Latina”, Ana mirista-punk en clave posmo-pastiche”2. Postulada Longoni y Miguel López (eds.), en http://www.tercertexto.org. por el trío como acción gráfi ca antiheroica en clave 10 Ver Movimiento Kloaka, Vallejo es una pistola al cinto, Lima, abril de 1984. Reproducido en Juan Zevallos Aguilar (ed.), de género negro, la “delincuencia visual” operaba MK (1982-1984): Cultura juvenil urbana de la posmodernidad en los límites del simulacro. periférica, Lima: Ojo de Agua, 2002, p. 89. Marcados por el tránsito de la militancia política 11 Sobre ello ver Rachel Weiss, “Alex Ángeles y Alfredo hacia la subcultura del underground, desvinculados Márquez in conversation with Rachel Weiss, January 2009”, en Rachel Weiss (ed.), Making Art Global (Part 1). The Third de los espacios de formación y legitimación artís- Havana Biennial 1989, Londres: Afterall Books, Academy of tica regidos en aquellos momentos por el retorno a Fine Arts Vienna, Van Abbemuseum, 2011, pp. 228-236. la pintura, los Ánjeles Negros se conectan con las 12 Ya desde los años sesenta, las redes de arte correo y las fi guras y territorios del arte como outsiders. En este publicaciones experimentales apuntan a distribuir materia- sentido, la “delincuencia visual” contrapone gráfi ca les gráfi cos a los organismos de derechos humanos, en un ejercicio constante de denuncia de las dictaduras militares y pintura y, con ello, busca impugnar a la pintura por [▸INTERNACIONALISMOS] . segunda vez, pues su disputa se dirige a la pintura del auge transvanguardista, que surge a comienzos de los ochenta cuando el experimentalismo visual de la Escena de Avanzada ya ha declarado el fi n de la pin- 16 tura en su crítica y quiebre respecto a la generación de pintores informalistas de los setenta. Y es que “ese ‘fi n’ y ese ‘retorno’ [de la pintura] eran parte de un mismo tiempo convulso, hecho de desvíos, des- 3 amparos y reposicionamientos” [▸FOSA COMÚN]. Del mismo modo, identifi cándose con los ges- tos rupturistas que el CADA o las acciones de Lotty Rosenfeld dirigen a una institución artística en la que la pintura ocupaba un lugar primordial, los Ánjeles buscaron su propia puesta en cuestión del marco y la 17 tela. Pero si la historia se presenta primero como tra- gedia y luego como farsa, los Ánjeles Negros fueron confi gurados por el enredo de la farsa. Como señala Gonzalo Rabanal, los Ánjeles Negros se plantean a sí mismos como delincuentes visuales de la plástica chilena:

El delincuente visual es el voyeur, el artista que mira y que produce un soporte de mirada que incluye el fuera de campo del cuadro y que genera en esa otra 4 fi gs. 16, 17. Varios autores (post-NN), España, aparta de mí superfi cie de la mirada un campo de acción . este cáliz (anverso y reverso), Lima, 1992.

29 deviene pasadizo tránsfugo de prostitución mascu- lina. Autodelatándose, el trío convoca a la policía provocando un pequeño escándalo que logra tener cobertura de prensa. Ante la publicidad del suceso y de ciertos signos ambiguos de la instalación6, el Instituto Chileno Francés retira su apoyo al grupo, que queda así relegado del evento. Como resultado, la intervención policial, la inscripción en la prensa y el veto institucional fueron postulados por los Ánjeles Negros como prolongación y consumación de su obra. Más tarde, el 8 de marzo de 1990, en la Cárcel de Mujeres de Santiago, realizan Puta o Santa, que fi g. 1. Jorge Aceituno, Los Ánjeles Negros pegando un afi che dentro de consiste en la instalación —sobre un muro externo un marco instalado en un muro urbano, Santiago de Chile, 1989. del recinto carcelario— de 16 módulos de distintos materiales (cartón, plumavit, loza, zinc, acrílico) con Ese otro campo de acción es, para los Ánjeles Negros, dimensiones de 43 x 28 cm formando la imagen de la ocupación gráfi ca del eriazo, el túnel urbano, los una niña en su primera comunión. Es interesante circuitos de transacción ilegal propios de las econo- notar que ya en su nombre, Ánjeles Negros, el trío mías residuales de la ciudad sitiada, pero también busca “refl ejar la zona de santidad inserta en la franja los intersticios de la institución artística. negra del tráfi co y la corrupción generada por la En la intervención Diez puntos tiene tu herida institución”7. En esta clave se entiende la leyenda (1989), los Ánjeles Negros hacen uso de los elemen- “Puta o Santa” inscrita en la imagen impresa sobre tos de agitación y propaganda —el afi che serigrafi a- distintas materialidades. A la vez, la acción busca do, el manifi esto fotocopiado— para marcar lugares tensionar plásticamente, con un discurso conser- de tráfi co (tráfi co sexual, de sustancias ilegales) e vador sobre los destinos de la mujer, el acto que se identifi car los puntos que trazan una dark zone en realizaba a unas cuadras del lugar (en Plaza Italia) la ciudad. En una de estas señalizaciones, el muro por las celebraciones del día de la mujer, que durante urbano es recortado por un marco para señalar un la dictadura había cobrado un signifi cado especial territorio de circulación ilícita y mostrar así aquello como hito de apertura de las movilizaciones de que excede lo enmarcado, lo que queda fuera de cada año. Y es que el grupo —como se ve también marco. Donde debía ir la tela, hay un afi che serigra- en la intervención en el paso bajo nivel antes refe- fi ado con la imagen pop de un chicano empuñando rida— concibe como una estrategia de humor una navaja5. Junto a él, un manifi esto que llama a negro reivindicar lo delictivo, pero con un discur- rasgar el soporte pictórico: “la marca rompe la tela, so que habla desde la oficialidad. Poco después no la de la camisa sino la del cuadro”. En su soporte de fina lizar la acción, los gendarmes del recinto efímero y mínimo, la imagen de la tela apuñalada da arranca ron los paneles del muro. Nuevamente, forma a una pulsión que casi funciona como reverso los Ánjeles Negros consiguen que las fuerzas del de la pulsión pictórica de la transvanguardia en su orden intervengan en sus acciones: logran mostrar “vuelta a la sensibilidad” como relevo del intelectua- a los gendarmes “cumpliendo su deber” y situarse a lismo de la Avanzada. Sólo que el gesto de los Ánjeles sí mismos en el lugar de la infracción, dando nueva- Negros formula un discurso directo, agresivo y de mente un matiz performativo a la fórmula “delincuen- trazos gruesos, más semejante al código de un có- cia visual”. mic de género negro que al del regocijo gozoso que Trío maldito, rufi anes, ovejas vestidas de lobos, marcó cierta obra pictórica de la época. los Ánjeles Negros hacen del engaño una estrategia Otro elemento de la delincuencia visual es el de arte. Pero entre la parodia y el gesto exhibicio- autoboicot como medida efectista. Así sucede en la nista, entre la impronta antiinstitucional y el deseo participación del grupo en las Intervenciones en el de reconocimiento, algo queda abierto y los Ánjeles espacio urbano, organizadas por el Instituto Chileno Negros, que parecen querer tocar el territorio de Francés. En ese marco, como un modo de tensionar la transgresión, no terminan de lograr que sus el evento, los Ánjeles Negros intervienen sin permi- acciones sean así codifi cadas en el terreno artístico. so municipal un paso bajo nivel que por las noches Son impostores artísticos, farsantes, outsiders.

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GENEALOGÍAS: ENTRE LA PARODIA POSMODERNA A Y LA ACCIÓN ACTIVISTA

Es posible hacer una arqueología del concepto “delincuencia visual” volviendo la mirada sobre los colectivos en los que participaron previamente y por separado los miembros de los Ánjeles Negros: Agrupación de Plásticos Jóvenes, El Piano de Ramón Carnicer, Luger de Lux, Rifi fí, Homan Hou Yeah, cada uno de los cuales pone énfasis ya en las estrategias militante-callejeras o bien en los usos de la parodia, lo cual muestra que la fórmula “delin- cuencia visual”, en sus diversos matices, permite ser ampliada para enmarcar diversas prácticas. Como disposición hacia la falta, en su sentido de carencia pero también de supresión o quebrantamiento de la regla, la delincuencia visual es una estrategia que desde la precariedad de recursos como la fotocopia y la serigrafía, serializados y de batalla, desde el gesto mínimo, modesto y en ocasiones casi imper- ceptible de intervención en el espacio urbano, busca infringir la omnipotencia de la mirada que la dictadu- ra quiere arrogarse, fi sura su régimen de visibilidad fi g. 2. C.A.Pa.Ta.Co, Llamada a pata. Arte al paso, Buenos Aires, ca. 1990. Diseño: Daniel Sanjurjo. desdoblado entre la vigilancia y el espectáculo. Si la dictadura se apoya en la fi cción del poder omnímo- do de la imagen, la delincuencia visual propone una O´Higgins (“libertador” de Chile) como neopunk, o visualidad nocturna: señaliza lo que está en las som- una imagen de Prat (“héroe” de la Guerra del Pacífi co bras, descompleta las imágenes e iconos ofi ciales, que Chile entabla contra Perú y Bolivia) con look new usurpa los muros de la ciudad sitiada. wave y la consigna “Prat is Heroine”. Aquí, la delin- cuencia visual se ve como “transgresión autorizada” que legitima y subvierte a la vez lo que ella parodia10. ICONOCLASTAS La parodia puede así “ser empleada como una técni- El colectivo El Piano de Ramón Carnicer8 (Godoy, ca autorrefl exiva que llama la atención hacia el arte Meschi, Oyarzún, Rueda, Zañartu) no interviene como arte, pero también hacia el arte como fenómeno en el espacio de la calle, sino en los espacios under ineludiblemente ligado a su pasado estético e inclu- de exhibición artística, como la galería Bucci, y su so social”11. principal estrategia de intervención es la parodia de los emblemas nacionales. Por ejemplo, en la muestra GUERRILLA VISUAL colectiva Perdimos la patria pero ganamos un lugar en la foto realiza un trabajo iconoclasta que busca Por su parte, la vocación gráfi ca de la Agrupación “reescribir la iconografía heroica del imaginario de Plásticos Jóvenes (APJ) —en la que colaboró popular patriota”9, tomando fi guras históricas para Patricio Rueda— puede considerarse como otro parodiar a los militares en el poder. En la misma de los antecedentes del concepto de “delincuencia línea que las operaciones que el colectivo argentino visual” enunciado por los Ánjeles Negros. La APJ C.A.Pa.Ta.Co o el peruano Taller NN realizan sobre se constituye en 1979 en Santiago de Chile como iconos de la tradición de la izquierda, o de las interven- una plataforma de creación encabezada por Havilio ciones que ejecuta Ral Veroni sobre los afi ches de Pérez y Alberto Díaz y conformada, principalmente, Carlos Menem, El Piano de Ramón Carnicer intervie- por estudiantes universitarios que confl uyen en una ne con colores, frases y objetos, imágenes seriales práctica estética disidente. de los próceres que se identifi can con un imaginario En la producción artística de la APJ, marcada nacionalista y de derecha, haciendo aparecer a por la vivencia a la sombra de una dictadura militar,

31 convergen la necesidad de comunicar y la búsque- En su programa resulta fundamental la crítica da de nuevas retóricas visuales. Su trabajo cubre a la exclusividad de los circuitos tradicionales del arte diversos formatos y soportes: el muralismo, la esce- y la voluntad de desplegar su trabajo en los espacios nografía, las acciones de arte y, de manera predomi- de mayor confl ictividad social, dialogando tanto nante, la acción gráfi ca. La exploración gráfi ca de la con la escena artística como con el malestar social. APJ encuentra su formato privilegiado en el cartel, El diseño, ejecución y difusión de sus intervenciones produciendo un quiebre en los códigos visuales del plásticas nace de un ejercicio colaborativo y de la cartel político de los setenta, desarrollado fundamen- 3 talmente durante la Unidad Popular. La ilustración, la fotografía en alto contraste, el uso de una amplia gama de colores y la pregnancia del afi che de los setenta son reformulados con el uso del negro, la fotografía documental y una estética fragmentaria donde la experimentación en torno al recurso mínimo inunda la obra, situándola en medio de una margina- lidad visual. Su propuesta es concebir la acción grá- fi ca como una acción a pulso, como un dispositivo artístico de contracultura que exige la complicidad de un receptor activo. Ejercicio colectivo que trans- grede y agrede la fi ereza de un estado policiaco que pretende bloquear los cauces del arte. Durante los 4 nueve años de trayectoria de la APJ, su arte fue acto delictivo y militante, de subversión y compromiso. En palabras de Havilio Pérez, la APJ es el “resul- tado de la libertad reprimida, y justamente por ello la agrupación se concibe como un ejercicio permanente de libertad”12. Delinquir es aquí recuperar lo robado, es reapropiarse de la libertad mediante las prácticas que constituyen un modo particular de organizarse. Como forma asociativa no partidista, la APJ cimenta nuevos marcos de articulación, ajenos tanto al secta- rismo ideológico como a las estrategias de disciplina- miento creativo. Es en el hacer organización —hacer sociedad— donde se despliegan nuevas formas de 5 corroer la hegemonía imperante en un quehacer colectivo libre de imposiciones político-estéticas. Se trata de una agrupación entendida como una “guerrilla visual”13 que se opone al régimen con una práctica simbólica delictual que debe hacerse cargo de la clandestinidad como escenario de su quehacer. Las tácticas de seguridad que de esta situación se derivan impactan el carácter de la obra: desde las técnicas de su producción hasta los modos de su emplazamiento. Así, a través de reuniones sin espa- cios fi jos, de contactos y direcciones memorizadas, de carteles pegados en la locomoción colectiva, de mensajes en billetes y manos cubiertas con bolsas para resguardar las huellas de sus acciones disiden- fi g. 3. Agrupación de Plásticos Jóvenes, 1° de Mayo, tes, la APJ recoge los restos de una cultura arrasada Santiago de Chile, 1981. fi g. 4. Agrupación de Plásticos Jóvenes, En Materia de para infectar y contaminar los espacios públicos hi- Orden General, Santiago de Chile, 1981. gienizados por el régimen en su cruzada de limpieza fi g. 5. Agrupación de Plásticos Jóvenes, Pliego Nacional y blanqueamiento. de los Trabajadores, Santiago de Chile, ca. 1981.

32 ACCIÓN GRÁFICA socialización de sus técnicas de producción, nutrido La APJ delinque, resiste al margen tanto de los de vínculos estables con la sección cultural de cier- códigos tradicionales del arte como de la normativi- A tos sindicatos (particularmente con los trabajadores dad autoritaria; resiste a través de un despliegue de la construcción, textiles, gráfi cos y metalúrgicos), crítico de lo retórico, lo técnico, lo material y lo orgá- con organizaciones juveniles poblacionales, estu- nico, hilando nuevas subjetividades político-estéticas. diantiles y comisiones de derechos humanos. La serie de tres banderas constituida por Pliego CODA nacional de los trabajadores, 1° de Mayo y En materia de orden general, realizadas por la agrupación en el A inicios de la década de los ochenta, cuando año 1981, utiliza tanto la accesibilidad de la fotocopia- comienza a rearmarse un movimiento político de dora como la autonomía de la serigrafía para gene- oposición a la dictadura en Chile, la APJ genera rar una gráfi ca mixta en el marco de una precariedad operaciones de descontextualización y desmontaje cargada de experimentación. La falta de recursos simbólico, que se sostienen en la confi anza en que dio cabida al ejercicio del reciclaje —operación la infracción sobre los signos que la dictadura ha de corte y resignifi cación— de diarios y revistas. confi scado puesta al servicio de los movimientos Descontextualizar dichos materiales corresponde sociales pueda constituir una práctica de resisten- a una acción delictiva de contrainformación que cia efectiva. En cambio, las ocupaciones gráfi cas desmonta el discurso ofi cial. Temáticamente, la de los Ánjeles Negros, surgidas en el momento de serie expuesta aborda la lucha por los derechos de transición democrática, no portan consigo ningún los trabajadores mediante imágenes de la prensa mesianismo. La “delincuencia visual”, como parodia ofi cialista y textos legislativos del régimen, que son y simulacro, no se inscribe en un horizonte político- invadidos por consignas, grafi smos y fotografías militante, sino que parece más bien un gesto que se de medios no ofi ciales que desvelan el estado de agota en sí mismo. Como dice Jaime Lizama, las ac- represión y marginación social. ciones de los Ánjeles Negros no terminan de inscribir- La violación del medio ofi cial como estrategia se en un régimen preciso de sentido o signifi cación, de resistencia será un tópico constante en la acción parecen tener “el afán de intervenir los espacios por gráfi ca de la APJ para convertirse en un código el puro placer de la provocación”15, lo que, por mo- ideológico que busca establecer un ellos y convocar mentos, hace que su práctica tienda a fundirse con a un nosotros. De esta forma, la gráfi ca se convierte su estrategia de posicionamiento respecto a la insti- en un soporte de códigos visuales que subvierten tución artística. Considerando estas diferencias, cabe la estética de la dictadura. Lo anterior se manifi esta preguntarse qué utilidad podría tener un concepto en el uso del negro como “cultura de muerte, rabia, como “delincuencia visual”, que puede abarcar un malestar, lucha y demanda”14, a modo de contra- barrido tan amplio de prácticas que, en ocasiones, punto de las políticas de blanqueamiento imperan- parecen incongruentes entre sí. “Delincuencia visual” tes, además de la saturación y fragmentación visual es un concepto que tiene la facultad de nombrar entendidas como contestación a las operaciones dos regímenes visuales que fi suraron la visualidad de orden y limpieza que invadían la ciudad. omnímoda del régimen dictatorial: la épica del des- La serie referida favorece la bandera chilena montaje crítico de los signos, que busca contribuir como constante iconográfi ca. Se apropia de una a confi gurar la protesta social, y el antiheroísmo de insignia patria que ha sido concebida como emble- la parodia, la burla y la recodifi cación grotesca de las ma militar privilegiado en el devenir simbólico del formas ofi ciales, que tiene la facultad de desacralizar Estado dictatorial. El hurto de este signo bandera, y desdramatizar la omnipotencia dictatorial al poner para ser plasmada como signifi cante visual sobre en cuestión el traspaso transparente de su ideología. las denuncias de los trabajadores, manifi esta una La “delincuencia visual” enlaza así distintos vértices demanda que supera una noción sindical y captura que nos hablan de operaciones divergentes que un sentimiento inminente en el Chile de la resistencia: convivieron durante la década, estrategias nihilistas la necesidad de recuperar lo propio de una nación o mesiánicas que entran en un juego de comple- que ha sido violentamente despojada de su gente. mentariedades que nunca llegan a ensamblarse ni Violentando el signifi cante es posible dotarlo de a superarse, sino que dejan un excedente inasimilable nuevos signifi cados dando paso a una operación como expresión de la impronta trágica, irresuelta, de vaciamiento y reformulación de sentido donde se que marcó la década. descompletan y resignifi can los signos dominantes. NC, JM, AK, FC 33 NOTAS 1 Gonzalo Rabanal, Ánjeles Negros. 2 Así defi nen Ana María Saavedra y Luis Alarcón el trabajo de VIOLENCIA ESTRUCTURAL los Ánjeles Negros en el catálogo Acción Cerezo/Chinatown, Santiago: Galería Metropolitana, 2011. El término “mirista” A través del concepto de “violencia estructural” refi ere el hecho de que Cerezo, Rabanal y Rueda habrían el artista peruano Herbert Rodríguez (exintegrante militado durante los años ochenta, cada uno por su cuenta, del Taller E.P.S. Huayco) realiza, desde mediados en el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR). de los años ochenta, una serie de campañas de 3 Federico Galende, Filtraciones II. Conversaciones sobre el arte en Chile (de los 80 a los 90), Santiago: Arcis, 2009, p. 9. intervención a través de fotocopias, murales-collage 4 Entrevista a Gonzalo Rabanal realizada por Fernanda Carvajal y precarias instalaciones que exploran las causas y en julio de 2009. las manifestaciones de la violencia en medio del 5 Recodifi cación en clave pop del sujeto residual del sistema confl icto armado interno. Ya en 1982, Rodríguez sería neoliberal que sustituye al extremista político en la señaliza- uno de los primeros en introducir en sus obras imá- ción social del terrorista. 6 Según los testimonios, habría dos elementos que habrían genes de los cadáveres, coches bomba, fosas comu- causado el rechazo de la acción: el primero sería que en la nes y la “guerra sucia” implementada por los grupos fotografía que acompaña la nota de prensa se leía un rayado subversivos y las fuerzas del Estado, generando desde que decía “Pinochet Salvador de Chile” y el segundo, la homo- entonces un archivo de fotografías y textos tomados fobia de la acción dada por la inclusión de la imagen del expre- sidente Carlos Ibáñez del Campo, quien habría encabezado la de los medios de comunicación de masas que luego persecución y matanza de homosexuales durante su gobierno. le servirían para sus operaciones públicas de denun- 7 Marco Antonio Moreno, “Delincuencia visual para reivindicar cia1. Así, a lo largo de toda la década, su trabajo será la chilenidad. Los Ánjeles Negros”, en Página Abierta, Santiago una de las presencias más rabiosas e incómodas de Chile, n° 13, abril-mayo de 1990. para la escena artística local por su crítica abierta 8 En el nombre del colectivo hay ya una referencia al uso paró- dico de los emblemas nacionales: Ramón Carnicer es el autor al “buen gusto” y al sistema de galerías, y su fi rmeza del himno nacional de Chile. en señalar el silencio y la complicidad de la clase 9 Entrevista a Patricio Rueda realizada por Fernanda Carvajal media urbana que pasaba por alto los crímenes y Andrés Keller en abril de 2011. cometidos en la sierra sur del país. 10 Para Linda Hutcheon, esta ambivalencia es justamente lo que hace de estas operaciones “un vehículo listo para las contra- Su alejamiento de la escena artística por va- dicciones políticas del postmodernismo en general”. Linda rios años, a partir de 1984, coincide con una etapa Hutcheon, “La política de la parodia postmoderna”, en Criterios, experimental en la cual radicaliza su lenguaje lle- La Habana, julio de 1993, pp. 187-203, en http://www.criterios. vando a otros lugares sus ensamblajes y estéticas es/coleccion/colpostmodernismo.htm, p. 8. del reciclaje, realizando talleres e intervenciones 11 Ibíd., p. 9. 12 Entrevista a Havilio Pérez Arancibia realizada por Javiera urbanas junto con el colectivo de arquitectura Los Manzi, 12 de marzo de 2012. Bestias. Rodríguez acompaña entonces las primeras 13 Entrevista a Havilio Pérez Arancibia realizada por Javiera incursiones del colectivo a través de los primeros Manzi, 11 de abril de 2012. “Bestiarios”, pequeños festivales de arte multidisci- 14 Havilio Pérez Arancibia, Archivo personal: El cartelismo en plinario y participativo en los que produce ambien- dictadura. Entrevista realizada por Nicole Cristi, en Nicole Cristi, El cartelismo en dictadura, tesis de licenciatura en la Escuela taciones efímeras, objetos y escenografías para de Diseño de la Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile, 2011. 15 Jaime Lizama, “El arrebato de la ciudad”, en Revista Crítica Cultural, Santiago de Chile, n° 19, noviembre de 1999, pp. 42-44.

fi g. 1. Herbert Rodríguez, Violencia Estructural, Lima, 1987.

34 ACCIÓN GRÁFICA

A

eventos y conciertos. Posteriormente colabora en fi g. 2. Herbert Rodríguez, Proyecto ARTE/VIDA. Intervención en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. uno de los experimentos más signifi cativos de aque- Pasadizo de la Facultad de Letras, Lima, 1989. lla década: la Carpa Teatro del Puente Santa Rosa, impulsada bajo la gestión municipal de Alfonso Barrantes (Izquierda Unida). La Carpa, ubicada en los genocidios y las masacres en un elemento más el centro de Lima e inaugurada en 1986, albergó del espectáculo cotidiano. Al mismo tiempo en que conciertos de rock, talleres de educación popular, palabras como violación, miseria, tortura, contamina- presentaciones de teatro y activismo cultural con ción, delincuencia, asesinatos, racismo, desempleo, un espíritu libertario y anarquista de genuina creación corrupción, machismo, etc., volvían para hacer más colectiva2. Rodríguez, quien fuera contratado para fehaciente que nunca el vocabulario del horror en organizar el Taller de Arte de la Carpa Teatro, parti- que el país se encontraba sumergido. “No nos importa cipó activamente en sus distintas actividades produ- caminar sobre cadáveres si de triunfar se trata” era ciendo carteles, banderolas y diversos manifi estos de una de sus más explícitos y elocuentes eslóganes en carácter político-lúdico, en simultáneo a una serie aquellos años3. de escenografías que realiza para conciertos subtes, La noción de violencia estructural en la obra y en las que despliega una estética que combina el en el discurso de Rodríguez emerge en esos momen- delirio, la indignación y el asco. tos como una manera de enfrentar el autoritarismo Si bien desde sus inicios Rodríguez exige un estatal y la violencia de Sendero Luminoso4. Aquel arte con compromiso ético, es hacia mediados de concepto permitía no sólo señalar las desigualdades los años ochenta cuando sus viscerales propuestas constitutivas de las relaciones sociales de un país con gráfi cas alcanzan su punto más álgido en sus colla- un legado colonial irresuelto, sino, además, confrontar ges y fotomontajes neodadá y agit-prop, los cuales el sentido común de la violencia subversiva, la cual desplaza poco después hacia los muros de las calles. justifi caba la pertinencia de sus acciones represoras La combinación de imágenes de sexo, cadáveres, con la excusa de combatir la “injusticia social–pobreza religión y muerte, todos recortes de la prensa sen- de mayorías” instalada en el país. Para Rodríguez, la sacionalista, articulaba un reclamo brutal sobre la identifi cación de este falaz argumento era una posi- manera en que la sociedad de consumo convertía bilidad de “desactivar a Sendero Luminoso”. Es decir,

35 públicos con frases y consignas que desafi aban el desánimo y el miedo6. Rodríguez participa también, a través de nuevas instalaciones e intervenciones, en la campaña “Perú, Vida y Paz” (1989-1990), impul- sada por diversos grupos de la sociedad civil y apoya- da por distintos sectores políticos, agentes culturales y líderes de opinión. La aparición del concepto de violencia estruc- tural en las obras de Rodríguez era una manera de poner el dedo en la llaga de una violencia que no provenía únicamente de los grupos subversivos y las fuerzas de seguridad del Estado, sino que estaba enraizada en el largo abandono en que las élites del fi g. 3. Herbert Rodríguez, periódicos murales de la campaña Perú, Vida y Paz y Manifi esto “Pudo zer Peor”, Facultad de país habían sometido a muchas comunidades andi- Ciencias Sociales de la Universidad Católica, Lima, 1990. nas e indígenas de las provincias. En realidad, su de- manda visual era la exigencia de un comportamiento ciudadano ético que asumiese el ánimo de rebelión por un lado, poniendo en evidencia los efectos empo- como una forma de sobrellevar el clima de muerte brecedores y destructores de las acciones de Sendero y que permitiese alterar las dinámicas sociales basa- Luminoso en las comunidades populares a quienes das en el individualismo y la indiferencia. decían representar y, por otro, mostrando cómo una ML adecuada intervención gubernamental con capacidad de responder a “las necesidades de [las] mayorías NOTAS 5 [haría] desaparecer [la] excusa para la violencia” . 1 Ver Gustavo Buntinx, “Rodríguez: Una agresión permanente”, Ya sea en la forma de manifi estos o de abigarra- en La República, Lima, 4 de diciembre de 1982. dos carteles, monotipias, serigrafías, ensamblajes 2 Para una crónica sobre el grupo Bestiarios, ver Elio Martuccelli, y collages, este concepto reaparece en múltiples “La arquitectura y el desborde urbano”, en Arquitectura para una ciudad fragmentada. Ideas, proyectos y edifi cios en la Lima soportes y escenarios. Uno de los más importantes del Siglo XX. Lima: Universidad Ricardo Palma, 2000. fue la presentación visual que realizó en colaboración 3 Comunicación personal. Mayo de 2012. con el Taller NN para acompañar, en 1986, la pre- 4 Este concepto fue desarrollado desde los años sesenta por el sentación del Informe de la Comisión Investigación teórico noruego Johan Galtung, siendo recuperado al fi nal de Sobre los Sucesos de los Penales presidida por el los años ochenta por el sacerdote jesuita y profesor peruano Felipe Mac Gregor para llevar a cabo un análisis crítico y social congresista Roberto Ames para investigar las ejecu- de aquel momento. Ver Johan Galtung, “Contribución especí- ciones extrajudiciales de varios presos rendidos luego fi ca de la irenología al estudio de la violencia y su tipología”, en de un gran motín en tres cárceles de Lima en junio de VV. AA., La violencia y sus causas, París, Unesco, 1981, pp. 91-106. ese año, también conocida como la “matanza de los Ver también Asociación Peruana de Estudios e Investigación penales”. También aparece de forma continua en los para la Paz, Siete ensayos sobre la violencia en el Perú; Felipe E. Mac Gregor y José Luis Rouillón (eds.), Lima: La Asociación, 1985. murales-collage impulsados por Rodríguez en la 5 Comunicación personal. Mayo de 2012. Universidad Nacional Mayor de San Marcos; colabo- 6 Ver Herbert Rodríguez, “Murales-Collage. San Marcos, Carmen rando con el llamamiento para impulsar acciones de de la Legua y Grupo Lennon de Maranga. Sobre la experiencia”, denuncia que hace la Coordinadora por la Defensa en María Angélica Cánepa, Esquinas, Rincones y Pasadizos, bosquejos sobre juventud peruana, Lima: Instituto Bartolomé de San Marcos; e impulsando grandes intervencio- de las Casas, 1993. nes colectivas que combatieron abierta y valiente- mente las pintas de propaganda de Sendero Luminoso y sus campañas de represión y amedrentamiento a la comunidad universitaria. Estos murales-collage de Rodríguez, los cuales fueron una manera de ha- cer frente a la impunidad, dieron forma a su Proyecto ARTE/VIDA (1989-1990), en el que participaron diver- sos colaboradores (Zenón de Paz, Susana Torres, Telma Rossi, entre varios otros) con quienes llenó de pintura, fotocopias, carteles y esténciles los espacios

36 incluye desde las marchas de mujeres confl uentes en un punto de la ciudad al señalamiento de encla- A ACCIÓN ves simbólicos en las luchas por la defensa de los derechos humanos en Chile, pasando por aquellos RELÁMPAGO dispositivos en los que la reivindicación feminista

de la mujer como agente político activo se tornaba más explícita. El primer modo de entender el carácter “relám- Además de este rasgo coyuntural que explica pago” de las acciones desplegadas por Mujeres la corta duración de las acciones de ambos colec- por la Vida y el Movimiento Contra la Tortura tivos, pensamos que es también posible encarar Sebastián Acevedo (MCTSA) ha de partir de una ese carácter relampagueante de sus intervenciones descripción de las razones coyunturales de la desde una perspectiva benjaminiana que subraye duración de sus acciones, cuya premura y fugaci- su emergencia en el espacio social como una irrup- dad se vinculaba a la persistencia, durante los ción estético-política que desdoblaba la realidad ochenta, de la represión practicada por la dicta- impuesta por el régimen. dura desde el golpe militar que permitió hacerse En la única publicación monográfi ca existente con el poder a Augusto Pinochet. El deseo de en torno al MCTSA, Hernán Vidal interpreta el escapar a las detenciones y represalias ejercidas sentido de las acciones de la agrupación desde por las fuerzas policiales debía conciliarse con el concepto griego de kairós, una suerte de “ilumi- la necesidad de intervenir en el espacio público nación fulminante” que, por emplear sus propias con el objetivo de visibilizar no sólo determinados palabras, perseguiría infl uir “al espectador de sus problemas que atentaban contra los derechos acciones públicas mediante rituales de muy breve humanos (la denuncia de la tortura, en el caso del duración que, por tanto, deben impactar al espec- MCTSA) o contra el rol social de la mujer (Mujeres tador por sobre todo en sus emociones”1. Esta por la Vida), sino de rasgar la normalidad implan- temporalidad del kairós, entendida como la gracia tada por la prolongación indefi nida del estado u oportunidad que concede el “momento justo” de excepción golpista con acciones que, a modo de de la historia, se opondría a la lógica de cronos síntomas resistentes, impugnaran la legitimidad como tiempo meramente sucesivo que devora en del régimen. Las modalidades más recurrentes su transcurso a los hombres. Si bien Vidal, desde dentro de las acciones relámpago desarrolladas una perspectiva moralizante, relaciona esta di- por el MCTSA fueron los cortes de tráfi co mediante mensión estética de los kairoi propiciados por las la creación de cadenas humanas, el uso de lienzos acciones del MCTSA con una suerte de fractura reivindicativos y el recurso a las letanías como ejemplarizante y concienciadora ante la violencia modo de asir la denuncia a la cadencia repetitiva dictatorial, codifi cada desde la teología de la li- de la voz. En el caso de Mujeres por la Vida nos beración como “pecado social”, a nosotros nos encontramos con un repertorio más amplio, que interesa más vincular dichas acciones, así como las desplegadas por Mujeres por la Vida, con la concepción dialéctica de la imagen-relámpago benjaminiana, en las que ésta aparece como una apertura histórica del espacio de lo posible que rasga el presente con la súbita emergencia de lo pasado. El germen del MCTSA se remonta al Equipo Misión Obrera (EMO), fundado a principios de los setenta con el aliento político característico de la teología de la liberación. En una de las procla- mas repetidamente enarboladas por el movimien- to en sus fugaces manifestaciones públicas se detecta una ambición por resituar el pasado en las tensiones del presente que no se observa con la

fi g. 1. Nelson Muñoz Mera, acción del Movimiento contra misma intensidad en Mujeres por la Vida: “No fue la Tortura Sebastián Acevedo, Santiago de Chile, 1988. guerra, fue matanza”, apunta directamente a la

37 fi g. 2. Yo Voto x Democracia, convocatoria de Mujeres por la Vida a una “Jornada Nacional por la Democracia”, Santiago de Chile, 20 de marzo de 1986. ACCIÓN RELÁMPAGO validez del relato por el cual la Junta Militar había por “4 de septiembre”, fecha en que se llevaban a justifi cado su llegada al poder como una guerra cabo las elecciones presidenciales hasta la Unidad A contra el comunismo internacional. Lo que allí se Popular, experiencia esta última que mostró de produjo, por el contrario, fue la matanza del cuer- modo inédito en la historia de Chile cómo voto y po político que encarnó una de las utopías demo- utopía pueden enlazarse. No se trata de una rei- cráticas más radicales del siglo XX. vindicación del voto como acto individual sobre el En el caso de Mujeres por la Vida, se trata de que la democracia representativa acota y disciplina una agrupación que reinstala durante la dictadura la participación ciudadana, sino de una serie de tensiones en el trastorno de la división entre pri- acciones que —aunque hoy pueda sugerir ingenui- vado/público que ya se habían materializado con dad— parecen convocar la utopía de la vía chilena la irrupción de la mujer de derechas en la calle al socialismo donde el pueblo chileno vio en el en los años setenta de un modo antes inédito en voto una promesa de liberación. Esta utopía es la Chile. Fue entonces cuando, desde la oposición que parece activarse en el escenario de un plebis- al gobierno de Salvador Allende, surgieron las cito que pueda derrocar a la dictadura. Así sucede “protestas de madres” que colmaron la ciudad con con la serie de acciones titulada No me olvides, ruidos de cacerolas, imagen que ha quedado in- realizada en el contexto del plebiscito vinculante mortalizada en el documental La Batalla de Chile, de 1988 que buscaba sacar a Augusto Pinochet de Patricio Guzmán2. Torciendo el signo político del poder. Aunque estas acciones pueden leerse conservador de aquella primera irrupción y com- hoy de diversas maneras, en esa coyuntura buscan plejizando las estrategias de la “política maternal” “hacer presente la sensibilidad de muchos/as que rebrota ya recodifi cada entre las mujeres de chilenos/as que no se sentían aún plenamente

las víctimas de la dictadura, Mujeres por la Vida 3 toma como modo de enunciación política el nom- bre “Mujer” y no el nombre “Madre”3. Su posi- cionamiento feminista, su carácter unitario y su capacidad para aglutinar voces de procedencia ideológica sumamente diversa, al modo de un plu- ral de mujeres, se aplicaba a consignas entre las cuales podemos destacar la afi rmación de la vida, el reconocimiento de la mujer como agente polí- tico, la rebeldía contra la dictadura manifestada en la presencia pública de los cuerpos disidentes y el reclamo de retorno de la democracia como cambio político que asegurara la vigencia de los 4 derechos humanos. En principio, parecen no aparecer en estos reclamos de manera plausible las marcas de la utopía social anterior al golpe de Estado. Sin embargo, Mujeres por la Vida pondrá en juego de un modo particular la cuestión del “voto”4 como signo de la inscripción de la voz en el espacio social, en un país en que los registros electorales permanecieron cerrados durante 15 años. Una serie de intervenciones tomarán entonces el voto como dispositivo, como sucede en una acción de 1986 que, bajo la consigna “yo voto por la demo- cracia y votar es botarlo [al dictador]”, simula un plebiscito al instalar urnas en distintas partes de fi g. 3. Nelson Muñoz Mera, acción del Movimiento contra la ciudad para decir “No” a la dictadura, y que se la Tortura Sebastián Acevedo, “Marcha de las Máscaras Blancas”, Santiago de Chile, 1988. vio reprimida por las fuerzas policiales. El mismo fi g. 4. Nelson Muñoz Mera, tercera etapa de la campaña año, Mujeres por la Vida cambia el nombre de la “No me olvides”, de Mujeres por la Vida, Santiago de Chile, calle “11 de septiembre”, el día del golpe militar, 29 de septiembre de 1988.

39 interpretados en la estrategia plebiscitaria”5, carácter reproducible de las imágenes fotográfi - haciendo un llamado a votar por aquéllos cuya cas y cinematográfi cas, y el ritual con la impronta voz no puede manifestarse. En una de ellas insta- aurática de los géneros artísticos tradicionales, lan siluetas negras que llevan inscrito el nombre hemos de advertir que es dudoso contemplar de víctimas de la dictadura y bajo ellos la pregunta la consideración ideológica del aura en Benjamin “¿Me olvidaste?” y la simulación del voto del ple- en términos estrictamente regresivos. La apari- biscito con las alternativas “Si/No”, interpelando ción irrepetible de una lejanía que el aura instala directamente a los ciudadanos. Además, publican también emerge como huella de una presencia un aviso publicitario con una huella digital con una ausente. Si en las acciones del MCTSA esa “pre- consigna, por lo menos perturbadora, que dice: sencia ausente” remitía a los cuerpos torturados “¿Dónde votan los desaparecidos?”6. Ahora bien; por la dictadura militar, en un acontecimiento como en efecto, el proceso del plebiscito fue un momento el Siluetazo la infi nita reproductibilidad potencial de carga utópica que luego se vio rotundamente de las siluetas evocaría auráticamente la ausencia frustrado cuando se evidenciaron los pactos con los violentada de los cuerpos desaparecidos. En todo que las élites políticas sellaron la transición. Ahí caso, esta analogía no debe hacernos perder de se reveló que el derrocamiento del régimen median- vista las diferencias entre ambas experiencias, te el voto no fue el gran acontecimiento. Lo incal- derivadas en buena medida de su radicación en culable fue la traición de una clase política que dos contextos históricos diferentes. Así, en el caso habilitó la vigencia de la constitución dictatorial, del MCTSA la dimensión performativa del cuerpo un sistema electoral binominal y las políticas de y la voz evocativa de la letanía, la necesidad de punto fi nal, que mostraron crudamente la no nece- hacer visible en el espacio público el cuerpo vio- saria equivalencia entre voto y democracia7. lentado, poseía una fuerza de denuncia sobre una situación social persistente que, con el tránsito a la democracia, adquirió en Argentina los caracte- MESIANISMO MATERIALISTA res más propios de una política de la memoria. Enrique Dussel ha querido ver en la articulación Tanto en las acciones del MCTSA como en las entre mesianismo histórico y materialismo dialéc- desplegadas por Mujeres por la Vida, la tempora- tico, entre teología y fi losofía de la liberación, una lidad misma de la acción (el relámpago) aparece concreción del pensamiento benjaminiano que como el signo de una política movimentista que desde los años setenta habría abierto en América irrumpe en un contexto de opresión militar que, en Latina una vía alternativa al jacobinismo político el caso argentino, se vieron atenuadas hacia el fi nal y al materialismo decadente que, en su opinión, de la dictadura. Otra diferencia sustancial es que, habrían caracterizado las revoluciones socialistas en sintonía con el hecho de que el movimiento ad- del siglo XX en Europa8. Para Dussel, el concepto quiriera su denominación defi nitiva tras la inmola- de kairós, recuperado por Pablo de Tarsos, encon- ción de Sebastián Acevedo, el cuerpo expuesto de traría su formulación contemporánea en el jetztzeit los miembros del movimiento evoca también ese (tiempo-ahora) enunciado por el fi lósofo alemán sacrifi cio fundacional como la necesidad de hacer como temporalidad de lo revolucionario-mesiánico. visibles en el cuerpo del otro (casi a modo de prue- La articulación entre política y ritual característica ba) los signos de la tortura que el poder oculta a la de este “mesianismo materialista” que, de manera sociedad. Aquí no cabe una lectura taumatúrgica errónea, una parte de la crítica identifi ca como los al modo de la que hace Gustavo Buntinx en torno al polos respectivamente progresivo y regresivo en Siluetazo, tomando como punto de partida el recla- la concepción benjaminiana de la historia, apare- mo de “Aparición con vida” recurrente en las apa- cían en las acciones del MCTSA y (quizás de modo riciones públicas de las Madres de Plaza de Mayo. menos nítido) en Mujeres por la Vida, como mutua- Al hacer pública la denuncia de la tortura como mente potenciadores. una constatación de su realidad, el MCTSA intenta- La convivencia de la política y el ritual, caracte- ba dar una salida afectiva al miedo que el poder, rística de las acciones del MCTSA, es común, por mediante un juego psicológico que conjugaba la lo demás, a otras experiencias estético-políticas amenaza y la negación de la represión, introyectaba presentes en la muestra. Si Benjamin asociaba, en en el cuerpo social como mecanismo de control. su famoso ensayo de 1936 “La obra de arte en la era La operación estética (pensando aquí lo esté- de su reproductibilidad técnica”, la política con el tico en términos de visibilidad, pero también de

40 ACCIÓN RELÁMPAGO

5 afección corporal) impulsada por las acciones del MCTSA y Mujeres por la Vida incluirían dos tem- A poralidades de efectos diferentes. Por un lado, la de la acción misma. Por otro, y en este sentido se abre una conexión muy singular con las expe- riencias contrainformativas presentes en la mues- tra, su registro fotográfi co o videográfi co, que permitía una difusión de las acciones del grupo en la prensa y circuitos clandestinos (Teleanálisis/ documentales de Pablo Salas y Pedro Chaskel) y en los medios internacionales [▸TELEANÁLISIS]. Por la pervivencia de la dictadura en el contexto histó- rico chileno, en el caso del MCTSA o de Mujeres 6 por la Vida, la furtividad de sus acciones hacía que el fotorreportero o documentalista formara parte de manera aún más decisiva de la orquestación de las mismas. Algunos miembros de estos movimien- tos se encontraban en contacto directo con repor- teros nacionales y corresponsales extranjeros, con quienes se ponían en contacto para que acudieran a las acciones que organizaban y tomaran registro de las mismas9. Las acciones, por esos mismos condicionantes, debían estar muy coordinadas y ser sumamente precisas en su ejecución, contando para ello con una red de apoyo mutuo que, además de la participación de los fotorreporteros, incluía 7 otras instancias como los abogados que prestaban voluntariamente asesoría legal en caso de que se produjeran detenciones.

RUINAS

La imagen del relámpago remite a la materiali- dad de lo fulminante que puede también mutar al fuego y las cenizas. Bajo distintas signifi caciones, el fuego y lo quemado retornan con insistencia en el imaginario dictatorial chileno (La Moneda en llamas, el uso de las velas entre los familiares de las víctimas, las barricadas de las protestas po- blacionales, los jóvenes Rodrigo Rojas y Carmen fi gs. 5-7. Pedro Lemebel, fotogramas de Hospital del trabajador, Santiago de chile, 1989. Gloria Quintana quemados vivos por una patrulla militar durante una manifestación contra la dicta- dura de Augusto Pinochet). Cuando en un reclamo Acevedo como un hito conmocionante que marcó desesperado ante la desaparición de sus hijos, el inicio de sus respectivas agrupaciones. Sebastián Acevedo prende fuego a su propio cuer- Como se ve en la entrada “Enunciar la ausen- po, la anarquía de su acto, radicalmente individual, cia” incluida en este libro, este signo aparece queda inscrito como acto político adquiriendo en Homenaje a Sebastián Acevedo (1992), de Las una pregnante resonancia como llamado a la acción Yeguas del Apocalipsis. Pero ya había emergido disidente. Acevedo retornaría desde entonces años antes en Hospital del trabajador (1989), de una y otra vez, de diversas formas, como signo Pedro Lemebel, donde el uso del fuego es el ele- de una época: tanto Mujeres por la Vida como el mento primordial. Se trata de una intervención MCTSA consignan la inmolación de Sebastián en las ruinas del Hospital Ochagavía, levantado

41 durante el gobierno de Salvador Allende en un esporádicamente ante ciertas coyunturas (los in- barrio periférico de Santiago. Con elementos sim- tentos de punto fi nal que propugnan los sucesivos ples, Lemebel trabaja sobre la ruina como resto gobiernos de la Concertación en el caso de Mujeres cargado de temporalidades heterogéneas. Tendido por la Vida, el confl icto Mapuche y estudiantil en el en el piso, cubre su cuerpo con los ladrillos, que caso del MCTSA). Las manifestaciones y huelgas señalan los cimientos reducidos a escombros de de los últimos tiempos en Chile muestran, sin em- la utopía de la salud social erigida monumental- bargo, cómo de la ruina de la ruina es aún posible mente en el gobierno de la Unidad Popular. Luego reavivar las cenizas. los unta con neoprén, droga lumpen que a fi nes FC, JV de los años ochenta convoca al sujeto escoria que comienza a surgir como residuo del apogeo neo- NOTAS liberal que en ese momento habita el exhospital 1 Hernán Vidal, El Movimiento Contra la Tortura Sebastián (días antes de la intervención ocurre un feminicidio Acevedo. Derechos Humanos y la producción de símbolos en el lugar) y que perdurará excluido y despojado nacionales bajo el fascismo chileno, Santiago de Chile: de una cultura de rebeldía en los años posdicta- Mosquito Editores, 2002, p. 222. 2 Sonia Montecino acuña el concepto “política maternal” toriales. La acción se consuma cuando Lemebel para caracterizar al movimiento de mujeres de derechas que prende fuego al pegamento sobre los ladrillos en surge en los setenta y que tiene continuidad durante la dicta- directo contacto con su cuerpo, gesto que tributa dura en el CEMA, Centros de Madres. Montecino extiende a Sebastián Acevedo y su radical acto contra la vio- el mismo concepto al movimiento que surge en los ochenta lencia dictatorial. Como un fuego fatuo, la acción entre las mujeres de desaparecidos. Ver Sonia Montecino, Madres y huachos. Alegorías del mestizaje chileno, Santiago de Lemebel, realizada en el punto de partida de la de Chile: Catalonia, 2010, pp. 96 y ss. transición, anuncia cómo las utopías y violencias 3 La utilización del signo Mujer, antes que el de Madre, indica que la posdictadura necesita negar se convierten entre otras cosas el posicionamiento feminista del grupo, en lo sucesivo en una luz fantasma que pervive que marca una diferencia respecto a las mujeres nucleadas con una débil fuerza mesiánica. en las agrupaciones de familiares de detenidos-desapare- cidos (lo cual no quita que realizaran acciones en conjunto) y de organizaciones como las Madres de Plaza de Mayo CODA en Argentina. 4 Quizás valga la pena apuntar aquí que la elección de este Mujeres por la Vida y el MCTSA irrumpen en medio signo adquiere resonancias en lo importante que fue el voto para las luchas feministas del siglo XX. del descampado tras la catástrofe. Un descam- 5 Mujeres por la Vida, “Itinerario de una lucha”, fotocopia, p. 29. pado habitado por ruinas de una utopía derrotada 6 La pregunta incluía sustitutivamente a distintas víctimas que, en su manifestación en el presente de los de la dictadura: “¿Dónde votan los desaparecidos/exiliados/ años ochenta, se sustrae a la lógica del progreso presos/políticos/asesinados?”. Abajo, en letras más peque- que habían encarnado parte de los procesos eman- ñas —y desde nuestra perspectiva, restringiendo la potencia política de la interrogante por las voces de las víctimas— cipatorios de los sesenta y setenta. De esa manera, decía: “Ellos no pueden votar. No lo olvides en tu no”. la visibilización pública de la denuncia, el rasgado 7 Aun así, es interesante que las recientes movilizaciones del velo de la normalidad de la vida de la dicta- políticas en Chile vuelvan a politizar la instancia del voto al dura, se articula con la posibilidad de redefi nir reclamar el plebiscito vinculante como estrategia de cambio. 8 Dussel ha expuesto recientemente este argumento en una desde sus restos el aliento emancipatorio de aque- conferencia titulada “Walter Benjamin. La poética de la llos proyectos, transfi gurando a un mismo tiempo liberación”, pronunciada en la Universidad de Murcia el 27 la comprensión y la experiencia del pasado y del de febrero de 2012, en http://www.um.es/atica/contenidos/strea- presente. La persistencia de la opresión dictatorial ming/FLASH/player2.php?formato=169&video=539/2078. condicionó la naturaleza misma del modo en que mp4. 9 Nelson Muñoz, uno de esos reporteros, miembro de la ese aliento se materializó en las acciones de am- Asociación de Fotógrafos Independientes (AFI), proveyó bos grupos, en los que la apropiación de “tácticas de material fotográfi co al diario español El País, cuyo co- artísticas” como maniobra de distracción en la que rresponsal chileno ya por aquellos años era Manuel Delano. se infi ltrara la contestación política fue también En una entrevista realizada con los autores con motivo una forma de hacer política con nada. de este proyecto, Muñoz explicitó que la censura estatal hizo que en ocasiones estas escenas de la resistencia y la Luego, la transición implicó el pasaje del es- represión fueran mejor conocidas fuera de Chile que en el truendo del relámpago al silencio y las cenizas. país transandino. El MCTSA y Mujeres por la Vida tienden en los años noventa a su dispersión, aunque reaparezcan

42 europea. De esa exigencia de autonomía se deriva la inevitabilidad de una esfera artística separada. A ACTIVISMO El activismo artístico niega de facto esa separa- ción, no exclusivamente en el plano teórico e ideo- ARTÍSTICO lógico, sino en la práctica.

2. Ello conlleva que el activismo artístico ten- Una parte importante de las prácticas que tene- siona siempre su relación con la institución artística mos en mente a la hora de elaborar esta entrada del y las instituciones culturales que son dominantes glosario nunca echó mano de la expresión “acti- en cada momento. Lo hace de diferentes maneras, vismo artístico”. Así todo, la elección del término pero fundamentalmente se muestra irrespetuoso pretende resaltar las inadecuaciones, así como hacia la diferenciación entre el adentro y el afuera la potencia de contagio que el intento retroactivo de la institución artística. El activismo artístico de abordarlas desde el “activismo artístico” puede defi ne un territorio y una cartografía de interven- ejercer sobre el presente. En este sentido, y con ción propias, donde el binomio dentro/fuera de el objeto de repensar, tensionar y cuestionar estas la institución no es casi nunca un criterio de valor experiencias, optamos por darle a esta entrada la prioritario como un fi n en sí mismo. Las decisiones forma irónica de un decálogo, aludiendo al carác- sobre dónde intervenir, desde qué lugar plantear ter prescriptivo que habitualmente se atribuye al la interpelación social, etc., se toman de acuerdo pensamiento sobre el activismo artístico. De esta con criterios que no dependen de la normatividad manera, los diez puntos que siguen no son des- de la institución artística, y que se derivan, en cam- cripciones autocontenidas, sino que el conjunto bio, de los objetivos sociales-políticos que cada se articula transversalmente mediante ciertos ritor- práctica se propone. nelos. En sus repeticiones y matices, el decálogo Siendo todo esto cierto, en las experiencias pretende producir miradas que activen algunos de latinoamericanas de los ochenta, la articulación los modos de hacer arte y política de los ochenta entre arte y política registraba una menor referen- latinoamericanos desde lecturas disidentes, inco- cialidad rupturista a las instituciones artísticas rrectas e, incluso, deliberadamente anacrónicas. y culturales si la comparamos con lo acontecido El concepto “activismo artístico” surgió en en décadas anteriores dentro del ámbito regional el seno de la politización de la vanguardia europea —pensemos, por ejemplo, en los sesenta— o en de entreguerras. Lo preferimos al de “arte acti- otros contextos del mismo periodo. Este costado vista” porque, en este segundo, pareciera que el de los “activismos artísticos” latinoamericanos de “activismo” es un adjetivo o un apellido del “arte”, los ochenta se puede explicar, al menos parcial- mientras que en aquél, es el activismo lo que prima mente, por los siguientes motivos: permitiéndonos al mismo tiempo subrayar la di- mensión “artística” de ciertas prácticas de interven- a) en muchos casos, sus actores no habían ocupa- ción social. El “arte” es aquí también un concepto do, en el caso de que las hubieran transitado, un resignifi cado: se ha de entender como el campo rol central en esas instituciones artísticas y cultura- ampliado de confl uencia y de articulación de prác- les, por lo demás sumamente devaluadas en su ver- ticas “especializadas” (plástica, literatura, teatro, tiente vanguardista bajo el yugo de las dictaduras; música…) y “no especializadas” (formas de inven- b) muchos de los integrantes de los grupos o co- ción y saberes populares, extrainstitucionales…). lectivos sentían que, de algún modo, estaban actua- En defi nitiva, cuando decimos “activismo artístico”, lizando la actividad de experiencias que ya habían se ha de considerar como la síntesis práctica de roto en el pasado con las instituciones artísticas una multiplicidad: no es un estilo, ni una corriente, y culturales para situar su accionar en espacios ni un movimiento. de sociabilidad alternativos; c) en no pocos casos, la marginalidad de su posi- 1. Llamamos “activismo artístico” a aquellos ción en el campo artístico era una extensión de modos de producción de formas estéticas y de la clandestinidad de su militancia política; relacionalidad que anteponen la acción social a la d) fi nalmente, el impulso por aliar su actividad con tradicional exigencia de autonomía del arte que la de los movimientos sociales (y, en particular, es consustancial al pensamiento de la modernidad con el movimiento de derechos humanos) llevaba

43 a que el hecho de disputar a las instituciones artís- que el activismo artístico adopta con respecto a ticas y culturales el lugar y el valor social del arte la institución constituye un resultado del rechazo resultara absolutamente secundario en comparación institucional a la acción social y política, y no un a otras motivaciones políticas (entendiendo aquí el apriorismo de las prácticas. término en un sentido amplio, no estrictamente mi- En el ámbito latinoaméricano de los años litante) que guiaron la práctica de muchos de estos ochenta, se reproduce y se multiplica también esta artistas o colectivos en su encrucijada histórica. complejidad, ampliada por el hecho de que las instituciones del arte y la cultura adquieren en mu- En ocasiones, estas experiencias de los ochenta chas ocasiones una función elitista y antipopular. en Latinoamérica se caracterizaron, más que por En muchos casos, las prácticas que podríamos vin- romper con la autonomía del arte moderno de raíz cular con el activismo artístico se emplazaron en eurocéntrica, por desplazar el eje del problema la trama urbana diluyéndose en los movimientos hacia la afi rmación de la libertad de las prácticas sociales. Pero en otros, operar en una institución y de los sujetos, no tanto con respecto a la insti- artística, cultural o social pudo resultar necesario tución artística y/o cultural como en relación al con el fi n táctico de obtener recursos materiales partido político en que militaban esos sujetos, con o simbólicos, como medida de protección frente el que a veces entraban en colisión; y, en menor a la represión bajo situaciones históricas de dicta- medida, en relación a los presupuestos políticos, dura militar, estado de sitio o guerra interna; con estéticos y discursivos manejados por organiza- el propósito de extender la agitación política al ciones como el movimiento de derechos humanos máximo en cualquier esfera de la sociedad; con la o por los medios de comunicación. intención de subvertir/cambiar la política artística Todo lo antedicho no implica que estos artistas de la propia institución o con la ambición de lanzar o colectivos de arte no se propusieran, según de- críticas a otras instituciones que formaban parte muestran los documentos de la época, disputar la del mismo mecanismo regulador de la vida social. comprensión hegemónica del arte como institución En otras ocasiones, las instituciones artísticas o social o, lo que es lo mismo, desbloquear el sentido culturales fueron usadas como cajas de resonan- común sobre qué se considera arte (y, como vere- cia o centros de irradiación de circuitos comunica- mos, sobre qué se considera política). Esa compren- tivos o de incidencia política que desbordaban su sión, recordémoslo, no sólo remite a los espacios ámbito simbólico. físico-simbólicos de las mencionadas instituciones artístico-culturales, de los cuales el museo ha sido 4. El activismo artístico no sólo plantea “rom- su referente emblemático, sino que incluye más ex- per” con la autonomía del arte. Declara inde seable tensamente las ideas hegemónicas que en un deter- esta separación de una esfera especia lizada o, minado momento y contexto históricos circulan en incluso, denuncia que el discurso sobre la sepa- torno al arte y las experiencias que se inscriben en ese ración constituya de facto una falsedad: las élites campo. En este plano, el referente contra el que se culturales y las oligarquías sociales caminan reaccionaba, más que el concepto institucionaliza- muchas veces de la mano, hecho especialmente do del arte burgués, eran formas, tendencias o esté- denunciable en situaciones de grave represión ticas hegemónicas como el muralismo, el realismo política; o es precisamente esa autoimpuesta se- estalinista, el teatro peronista, etc. paración de la esfera cultural lo que impide ayudar a revertir esas situaciones represivas o avanzar 3. Es, a pesar de todo, un dato empírico que en la transformación de la sociedad. el activismo artístico se desarrolla principalmente Pero resulta aún más interesante observar en los márgenes o extramuros de la institución ar- cómo el activismo artístico “desplaza” el eje del tística; pero ello sucede por motivos que no pueden problema: frente a la concepción de una esfera reducirse al único denominador común de su “anti- del arte autónoma, plantea la autonomía de las institucionalidad”. Se rechaza en muchos casos, prácticas y de los sujetos con respecto a la institu- como un apriorismo ideológico programático, la ción. Los sujetos involucrados en las prácticas relación con la institución del arte por su tradición de activismo artístico se dotan de criterios pro- burguesa, en benefi cio por ejemplo de la construc- pios (extrainstitucionales) a la hora de tomar las ción política en el amplio seno de la sociedad. Pero, decisiones que conciernen a la articulación entre en otras ocasiones, el carácter externo o periférico formas estéticas y relacionalidad social-política.

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5. La pregunta por el “ser” artístico de una el plano afectivo y en el de la conciencia sociopo- práctica se considera irrelevante, toda vez que lítica, como de los efectos que se proyectan sobre A el arte deja de concebirse como una “esencia”. ese proceso de subjetivación. Esa “inmediatez” se La pregunta sobre si algo “es” arte, desde esta suele encontrar vinculada a las “urgencias” deman- otra perspectiva, carece de sentido. El activis- dadas por el contexto histórico de interpelación. mo artístico —señaladamente en un área como En algunos casos consiste en la completa abolición Latinoamérica, espacio donde se condensan de la distancia obra-sujeto: es así en las prácticas de históricamente enormes tensiones culturales carácter colaborativo, en las cuales se persigue y políticas derivadas de las diversas etapas de que una colectividad asuma la producción median- la colonialidad— piensa el “arte” como el resul- te el fomento de la cooperación social. Pensemos, tado de una historia que no se conforma exclu- por ejemplo, en el papel que viene cumpliendo sivamente de acuerdo con la tradición europea; desde los ochenta la serigrafía o la fotocopia en las busca conjugar habitualmente una diversidad acciones impulsadas por colectivos vinculados a de tradiciones culturales o sociales sobre el arte, los movimientos de derechos humanos. En otros la cultura o la creatividad, sin respetar los prejui- casos, la “distancia” se reformula, convirtiéndola cios instituidos sobre la diferenciación entre alta en una suerte de “extrañamiento” en el seno de cultura y cultura popular, entre arte y artesanía, la sociedad. Pensemos, por ejemplo, en el efecto entre lo moderno y lo primitivo, etc. generado por las pancartas llevadas por las Madres El “arte” consiste entonces, para el activismo de Plaza de Mayo con fotografías ampliadas de los artístico, en un reservorio histórico no ya sólo de desaparecidos durante las marchas, o por las silue- “representaciones estéticas” en un sentido res- tas desplegadas en el espacio urbano de Buenos trictivo, sino también de herramientas, técnicas Aires, sobre aquellos transeúntes que se sintieron o estrategias materiales, conceptuales, simbólicas, 1 etc. Ese reservorio se nutre en gran medida impor- tante de la historia del experimentalismo artístico vanguardista, pero no exclusivamente. El activismo artístico echa mano de ese reservorio tanto para producir antagonismo y confrontación (especial- mente bajo condiciones de represión grave) como para ampliar los márgenes de lo posible (desblo- quear el sentido común sobre qué se considera arte, extender el uso de las herramientas creativas, construir sociabilidad y política, etc.) más allá de las instituciones del arte y la cultura. Corolario: el activismo artístico no “es” ni deja de “ser” arte. Es legible, o no, como arte depen- 2 diendo del marco y del lugar desde donde se busca hacerlo legible. En ocasiones, la ocultación de su condición “artística” resulta imprescindible para potenciar su efi cacia comunicativa y relacional, para facilitar su socialización y multiplicación. Otras veces, resulta necesario desentrañar su me- cánica “artística” para comprender su funciona- miento y favorecer su reactivación.

6. El problema de la cualidad relacional e inter- subjetiva está en el centro del activismo artístico. En este aspecto, una prioridad de sus prácticas suele ser abolir la tradicional “distancia” impues- ta por el “estatismo” de la contemplación, para fi g. 1. Silvio Zuccheri, fotografías de desaparecidos en pancartas, Buenos Aires, 1983. pasar a potenciar la “inmediatez” tanto de la fi g. 2. Eduardo Gil, Marcha de la Resistencia, Buenos Aires, interpelación que persigue involucrar al otro en 9 y 10 de diciembre de 1982.

45 mirados por ellas. En el caso del Siluetazo, por 7. Se deduce de lo anterior que el activismo ejemplo, la abolición de la distancia intrínseca artístico no se puede reducir (como habitualmente a la práctica colaborativa y el extrañamiento se hace con el fi n de caricaturizarlo o despreciarlo) contemplativo son características simultáneas, al agit-prop. La “agitación y propaganda” puede de tal manera que es en la articulación de ambos formar legítimamente parte del carácter de una mecanismos donde reside la clave de la comple- práctica, de acuerdo con el principio ya señalado jidad del efecto afectivo-político que esa práctica según el cual el activismo artístico defi ne sus con- quiere producir en términos de subjetivación diciones con autonomía del sentido común de la social. institución artística. Pero no se debe perder de A ello habría que sumar que en los ochenta vista que unas prácticas que buscan incidir en el encontramos una fuerte presencia de prácticas plano de la conciencia, así como intervenir en los performativas de raíz teatral que, inspirándose en procesos de subjetivación social, apuntan también antecedentes que van del surrealismo bretoniano a producir modifi caciones profundas y a largo al teatro del oprimido, idearon formas de actualizar plazo de la sociedad y de las subjetividades. Incluso la abolición de la distancia impuesta por la escena en las prácticas de activismo artístico donde los clásica entre actor y espectador ensayada por las aspectos de agitación o contrainformación parecen vanguardias históricas. Así, el colectivo rosarino prioritarios o aparecen de forma manifi esta, no se Cucaño, el Taller de Investigaciones Teatrales (TIT) debe olvidar que esas prácticas se piensan a sí de Buenos Aires y Viajou Sem Passaporte de São mismas seguramente como un instrumento pun- Paulo, dando por sentado que la radicalidad crítica tual que forma parte de un proyecto más ambicio- de ese gesto inaugural habría sido neutralizada so de modifi cación social, política y subjetiva. ya por las instituciones culturales burguesas, alum- El activismo artístico, en defi nitiva, suele braron una modalidad de emergencia perturbadora tematizar “la política”. Pero lo verdaderamente y furtiva en el espacio urbano, la “intervención”, relevante es cómo contribuye a “producir” política: con la intención de concretar de una vez por todas, cómo constituye lo político en acto. En cuanto a de forma disruptiva e iconoclasta, la anhelada las experiencias latinoamericanas de los ochenta, fusión vanguardista entre el arte y la vida. Evocando no es que esas prácticas despreciaran el ámbito el teatro de la crueldad de Artaud, la posibilidad de la representación política o de la macropolítica, de retornar a los orígenes eleusinos de una dra- sino que lo abordaron de manera que la disputa maturgia festiva, callejera, ritual y ceremonial se vio por su forma visual y su contenido semántico fuera transmutada en acciones cuyo componente even- un activador de la potencia micropolítica de los tual y performativo se desarrolló hasta el extremo cuerpos; sabedoras, en defi nitiva, de que las repre- de que, en muchas ocasiones, el público al que sentaciones, ya sean determinadas (reales) o inde- afectaban e interpelaban no era consciente de su terminadas (deseables), también se pueden sentir condición de “espectador”. Sin embargo, en con- y ser fuente de sensaciones. Con todo, es necesario trapunto con estas experiencias, otras ini ciativas complementar el análisis del sentido histórico de de irrupción en la esfera pública recuperaron es- la relación forma-contenido en esas representa- pacios de experiencia estética más tradicionales, ciones con cuestiones relativas a la técnica, la dis- deshaciendo el tópico que acabamos de asociar posición y el reparto de los cuerpos en el espacio con el activismo artístico. Como decíamos más y los agenciamientos que procuraron las diferentes arriba, esos casos nos muestran que, si bien el experiencias. Se torna urgente valorar los diferen- activismo artístico se alimenta de un reservorio tes modos en que estas experiencias conjugaron histórico que no renuncia a los hallazgos del expe- los planos macro y micropolítico, la efectividad y rimentalismo y la ruptura vanguardistas, no se la afectividad, en su intervención en la sociedad, restringe a él. Así mismo, nos permite observar teniendo en cuenta que, en ocasiones, la articula- que los disensos producidos por algunos de los ción de dichos planos se da de manera confl ictiva, episodios que trabajamos, no se dan exclusiva- incluso en el seno de una misma experiencia. mente en términos de antagonismo y confron- tación, sino que en muchas ocasiones persiguen 8. El activismo artístico se plantea siempre más bien desdoblar el espectro de lo posible el horizonte de su propia socialización como prácti- (lo visible, lo pensable, lo decible) en un deter- ca. Incluso en aquellas prácticas que quedan redu- minado contex to histórico. cidas a la intervención de un pequeño grupo,

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A

fi g. 3. CADA, ¡Ay Sudamérica!, Santiago de Chile, 1981. 47 4

5

6

7 8

9 fi gs. 4-9. CADA, ¡Ay Sudamérica!, Santiago de Chile, 1981. Fotografías: Lotty Rosenfeld y Diamela Eltit.

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12 el activismo artístico desublima, desidealiza de ma- nera tan evidente la práctica del arte, evidencia de A una forma tan obvia su mecánica, que su mensaje es siempre que cualquier persona tiene la capacidad de hacerlo. En muchas ocasiones, si la socialización efectiva de una práctica no se produce es porque adopta la forma de prototipo experimental avanzado de dimensiones a veces modestas. Al contrario, el horizonte de su socialización se aproxima a veces tanto al presente, que se convierte en el tiempo real de una práctica: algunas prácticas de activismo artístico “son” de hecho su propia socialización en movimiento. En algunos casos formidables, el ac- fi gs. 10-12. CADA, NO+, Santiago de Chile, 1983-1989. tivismo artístico alcanza el carácter de herramienta Fotografías: Lotty Rosenfeld y Diamela Eltit. clave para la modelación del mismísimo movimiento social. Dicho con otras palabras, el activismo artís- tico busca, y en ocasiones logra, su multiplicación. medida en que todo ser humano tiene no solamente Los mecanismos de su proliferación son de facto capacidades creativas, sino que también dispone técnicas que logran producir la relacionalidad afec- de experiencia, conocimiento, saber, etc., el activis- tiva-política antes mencionada. Si podemos hablar mo artístico busca potenciar la capacidad humana de un sujeto “creador” colectivo es a condición de de invención que puntualmente se expresa median- tener en cuenta siempre dos puntos importantes: te la singularidad de individuos o grupos. Los ar- tistas, en su previa función “especializada”, buscan a) que el activismo artístico no diferencia artistas precisamente socializar y poner en común su propia de no-artistas; el “ser” artista no se considera especialización con otras “especializaciones” so- una esencia de los sujetos, sino una función: en la ciales para disolver así la separación de funciones que está instalada en el sentido común dominante 10 de una sociedad; b) que la fi nalidad del activismo artístico, por tanto, no es la práctica en sí, ni las imágenes u objetos mismos que puedan ser creados. La fi nalidad es literalmente social-política: producir mecanismos de subjetivación alternativos en una sociedad que “se crea” a sí misma como una sociedad política. De este punto se comprende por qué el activismo artístico busca ampliarse hacia públicos ajenos al sistema del arte o de la cultura, insertándose con frecuencia en acontecimientos políticos o movi- mientos sociales, o buscando incluso directamente 11 producirlos en primera instancia.

En los ochenta latinoamericanos, esa multipli- cación expansiva de los efectos del arte se vio favorecida, además de por el uso de técnicas de reproducción de la imagen, por otra serie de fac tores: un contagio inter o transnacional que expli ca la afi nidad entre prácticas de diversos países; la extensión de circuitos alternativos de comuni cación en los que, de modo inmediato, el receptor se podía convertir en productor de una red rizo mática de relaciones que permitían incre- mentar exponencialmente la repercusión de los

49 mensajes; la generación de proclamas lingüísticas Ello se puede efectuar de diferentes modos: como y elementos visuales reapropiables políticamente desplazamiento del propio cuerpo del artista hacia por el conjunto de la ciudadanía (pensemos en el el espacio social extrainstitucional, en un desbor- NO+, una de las acciones impulsadas por el CADA damiento subjetivo que lo lleva a conectar con en Chile, consistente en difundir y disolver en la actores y saberes extradisciplinares; como activa- protesta social una consigna que desde los años ción subjetiva y política del cuerpo del otro; accio- ochenta ha servido como herramienta básica para nando el cuerpo propio (no exclusivamente el del múltiples movimientos de oposición). “artista” especializado) en su potencialidad vibrá- til con el fi n de coproducir modos de subjetivación 9. La “materialidad débil” habitual en las prác- alternativos y otras formas de sociabilidad, etc. ticas del activismo artístico es una característica El principio “poner el cuerpo”, en el activismo artístico latinoamericano de los ochenta, adquirió a) consecuencia de la habitual limitación de recursos además una signifi cación muy particular. Fue la con los que el activismo artístico opera, y manera en que la dimensión creativa de los movi- b) resultante del énfasis puesto en la producción mientos sociales-políticos amplió el campo de lo inmaterial: relaciones, subjetivación, concienciación. posible en las formas de concebir la transforma- ción social. En la fase histórica precedente, el prin- Pero también surge de la negatividad: del re- cipio “poner el cuerpo” se asocia inevitablemente chazo a objetivarse en materiales fetichizables/ al sentido común de militarizar la subjetividad en comer cializables/museizables. No obstante, esta el tránsito de las luchas revolucionarias latinoame- refl exión, autoevidente en la casi totalidad del ricanas. El cuerpo se vio extraordinariamente so- activismo artístico latinoamericano de los ochenta, juzgado, en los sesenta, setenta y ochenta, entre se torna más problemática con la capacidad que el la militarización del Estado y el autodisci plinamien- sistema global del arte ha demostrado, en décadas to militante. Las experiencias poético-políticas posteriores, para cosifi car y objetualizar incluso que irrumpieron desde los márgenes de lo cultural- la cualidad inmaterial de las prácticas artísticas- mente instituido durante los ochenta latinoameri- activistas. canos buscaron potenciar de nuevo la vibratilidad del cuerpo más allá (y, en ocasiones, además) de 10. Si el activismo artístico logra abolir la concienciación política. Ese hecho exige ser la distancia objeto-sujeto es, ni más ni menos, igualmente cuidadosos a la hora de adjetivar las porque exige “poner el cuerpo” en la práctica. prácticas que nos ocupan como “contraculturales” o “resistentes”, puesto que toda consideración es- trictamente reactiva de las mismas puede opacar su carácter inventivo y disruptivo, reduciéndolas a una relación confrontativa con el contexto que soslaya su singularidad política y su especifi cidad poética. Este hecho implica enriquecer el análisis de las formas en que se materializaron las relacio- nes y superposiciones entre lo micro y lo macropo- lítico, exigiendo que nos detengamos en aspectos secundarizados e incluso rechazados por el senti- do común militante anterior: las desobediencias sexuales; el carácter entre liberador y antagonista de la felicidad, el placer y la fi esta, etc. Un ejercicio imprescindible no sólo para pensar una sociedad emancipada y compleja en su composición de las diferencias, sino también para incentivar la actua- lización y la invención de modos de hacer y vivir que contribuyan a una transformación radical del presente. ME, AV, JV fi g. 13. Portada del diario Ruptura, Santiago de Chile, 1982.

50 para hacer la revolución, sino que adoptábamos una postura revolucionaria frente a la creación artís- A ARTE tica, y después como individuos frente al sistema, como militantes […]. La idea no era utilizar el arte REVOLUCIONARIO para hacer propaganda, ni tampoco llevar a cabo una revolución surrealista, un aspecto muy debatido No éramos gente de teatro. Éramos jóvenes de durante los procesos de 1924. Entre las posturas de acción. Contestatarios y revolucionarios más allá Aragon, Artaud y Breton, coincidíamos con la de de la política. Para nosotros, el arte revolucionario Breton […]. Nosotros nos considerábamos, a veces, era mucho más que la actitud revolucionaria en artistas que tratábamos de expresar a través de un la política, pues abarcaba también toda una forma objeto todo un equilibrio perdido y una manifesta- de pensar […]. A pesar de que éramos militantes ción sensible. Éramos revolucionarios, en la medida y trotskistas, el teatro nos permitió vivir intensa- en que procurábamos que ese proceso eliminara la mente. Amar y vivir de forma libertaria en un grupo mayor cantidad de convencionalismos posibles y grande. Era otro modo de hacer las cosas, algo que explorara la realidad subyacente […]. Y en la medida no aceptaban los militantes más tradicionales y en que dedicábamos tiempo a la refl exión sobre la de mayor edad. Vivíamos en el fi lo de la navaja […]. herramienta revolucionaria para que la clase obrera El teatro nos confi rió una actitud de autoconserva- terminara con el sistema capitalista3. ción muy sabia […]. El teatro nos aportaba esa pe- Carlos Ghioldi riferia que se aprende en la militancia ortodoxa, la forma de infi ltrarse en ella para conseguir militantes. Venían de diferentes barrios de Buenos Aires, de A medida que decaían los partidos, crecíamos en la extracción obrera y de clase media. Algunos habían clandestinidad1. sido activistas en las escuelas secundarias y en Ricardo Chiari sus barrios, otros habían militado en organizaciones de izquierda. Los más audaces aún militaban pero Un componente importante durante ese periodo sus partidos habían pasado a la clandestinidad es que Brasil estaba cerrado a las importaciones. y al exilio, por lo tanto algunos de ellos buscaban Se valoraban mucho las informaciones procedentes un espacio para protegerse que les permitiera del exterior. Se valoraba mucho el rock. Todo ello construir alternativas. El TIT, aunque contestatario, conllevaba una conducta, un modo de vestir, una buscaba una forma de vida diferente. Más allá del actitud… Si se comparan las fotos de 1968 con las contexto político, su rol era la creación de un espa- de diez años después, se advierte la diferencia. cio para rechazar la vida que el régimen proponía, En 1977 todo son melenas, barbas y pantalones de proclamándose en contra de una vida sin ideas, campana que se arrastran por el suelo. Puede pare- lúgubre y escalofriante […]. El teatro impulsaba cer algo irrelevante… pero es importantísimo. la creación colectiva como fuerza vital para sobre- Con estos rasgos se identifi caba al otro como per- vivir a la represión y al horror de la muerte4. teneciente al mismo grupo, a la misma tendencia, Marta Cocco o como enemigo. Las ideas críticas se asociaban con una conducta determinada. Entraron las drogas, El MSI no fue otra cosa que esa reunión inicial para el LSD, la marihuana… Percibo todo esto como la lograr un Acuerdo Marco entre grupos que se habían contracultura y su infl uencia es muy grande, pues demostrado capaces de producir un gran evento aquí se superpone a un tema político motivado por cultural como el Alterarte II en Brasil, y su “esteri- las condiciones del país. Si no hubiera habido una lidad” deriva del hecho de su corta vida. Si no me dictadura, la evolución habría sido diferente. De equivoco, con la Guerra de Malvinas, en abril del 82, pronto, ser melenudo y barbudo equivalía a posi- saltó todo por el aire. La situación social y política cionarse en contra de la dictadura…2. argentina entró en una vertiginosa combustión y Luiz Sergio Ragnole “Raghy” de la fundación del MSI a los pocos meses ya nadie recordaba nada. Los mismos talleres que le habían Digamos que somos “surrealistas post año 24” […], dado vida en Argentina, habían dejado de funcionar sin mezclar el contenido revolucionario en la expre- como tales y casi todos sus miembros se dedicaban sión artística. No entendíamos la expresión de nues- por entero a la actividad política5. tras creaciones artísticas como si fuera “el vehículo” Eduardo “Magoo” Nico

51 Llama la atención el uso anacrónico de la idea- ellos se produjeron entre arte, política y activismo. fuerza “arte revolucionario” en los planteamien- Así, en 1977, un grupo de jóvenes, como tantos otros tos coincidentes de tres colectivos de activismo en Buenos Aires, se iniciaba en el teatro. Algunos artístico surgidos a fi nes de los años setenta de ellos habían tenido o seguían intentando sostener y primeros ochenta en Argentina y Brasil: el Taller vínculos con el Partido Socialista de los Trabaja- de Investigaciones Teatrales (TIT), el Taller dores (PST), que había pasado a la clandestini- de Investigaciones Cinematográfi cas (TIC) y el dad en 1975 y cuya dirección estaba exiliada en Taller de Investigaciones Musicales (TIM) [Buenos Colombia. Dicho partido, de orientación trotskista Aires]; (Rosario) y Viajou Sem Passaporte (São y liderado por Nahuel Moreno, formaba parte de Paulo). Los integrantes de estos grupos, de fi liación la IV Internacional. Con una tradición fuertemente trotskista y surrealista, eludieron hablar de “arte antiintelectualista, su mito de origen (el Grupo político” para asumir la consigna “Por un arte revo- Obrero Marxista fundado en 1944) partía de tomar lucionario” en medio de condiciones signadas por distancia de los intelectuales de izquierda encerra- la derrota de los anteriores proyectos emancipado- dos en la vida bohemia y en discusiones de café, res y el repliegue de la militancia a la clandestini- y asumió, a lo largo de su historia, posiciones obre- dad ante la represión. ristas como la proletarización de sus militantes La noción tiene, por supuesto, una larga y pro- de clase media. Abiertamente contrario a la teoría fusa historia en América Latina, que se remonta del foco guerrillero, expandida como alternativa hasta principios del siglo XX, en particular asocia- revo lucionaria en América Latina tras el triunfo de da a las posiciones anarquistas y marxistas-leni- la Revo lución cubana en 1959, Moreno sostenía que nistas. En su nombre se asumieron, a lo largo de la “el más subjetivo de los factores —el partido revo- primera mitad del siglo pasado, tanto la defensa lucionario— se habría convertido, en esta etapa cerrada del realismo como la experimentación van- histórica (la siguiente a la posguerra), en el deter- guardista. Más tarde, resurge con mucha fuerza minante en última instancia”6 del proceso revolucio- en los años sesenta y setenta asociada a las polí- nario y el devenir de la lucha de clases. Desde esta ticas foquistas que, en última instancia, bregaron perspectiva, el destino de la revolución mundial por la disolución del arte en aras del paso a la ac- no recaía tanto en situaciones objetivas como en ción directa en la gesta revolucionaria, percibida el rol jugado por los partidos revolucionarios. Para como inminente e inevitable. Pero resulta un tanto Moreno, la crisis del capitalismo no conducía inexo- más extemporánea la apelación a dicho concepto rablemente al socialismo, como había planteado en medio de un contexto histórico como el de las Marx: la experiencia del ascenso del fascismo había últimas dictaduras, poco propicio para tamañas mostrado que la alternativa al socialismo es la bar- reivindicaciones. Al recordar que, entonces, clamar barie, es decir, una sociedad de clases aún peor que por la democracia o reivindicar los derechos hu- el capitalismo7. manos resultaba peligroso, la desmesura salta a Un encuentro es crucial en lo que sigue. En bus- la vista. ca de una orientación alternativa, el grupo de jóve- Estos artistas activistas tomaron explícita nes al que nos referimos anteriormente, se cruza distancia de los legados vinculados al realismo y con Juan Uviedo, un santafecino mayor que ellos al arte panfl etario, que asociaban al Partido Comu- que había trabajado en teatro experimental dentro nista o al populismo peronista (en el caso argen- y fuera de Argentina. Así nace el TIT. Poco des- tino) y, en cambio, pregonaron y practicaron el pués surgen el TIM8 y el TIC9. Las convocatorias poder disruptivo y transformador de la imaginación, del TIT/TIC/TIM en salas de ensayo, en las dos la provocación, la experimentación y la creación casonas10 que alquilaron o en distintas salas tea- colectiva como fuerzas capaces de transformar las trales fueron variadas (festivales artísticos, fi estas, hostiles condiciones “normales” de existencia. hechos teatrales, ensayos abiertos, cineclubs, ta- lleres) y llegaron a organizar a 100 personas de for- ma permanente y a unas 150 o más que circulaban ARTE Y REVOLUCIÓN de manera esporádica o fl uctuante, cantidad que Para entender la particularidad de esa apelación resulta llamativa en medio de las condiciones co- al arte revolucionario como fuerza utópica en la tidianas de represalia a las actividades colectivas actividad de estos grupos, es necesario reponer (“tres es reunión”, amedrentaban las fuerzas del mínimamente la historia de los cruces que en orden). Uviedo cae preso —acusado de tenencia

52 ARTE REVOLUCIONARIO de drogas— en 1978 y meses más tarde se ve forzado pezó a incrementarse nuevamente. El PST evalúa a abandonar el país hacia Brasil. A partir de enton- entonces que el periodo más cruento de represión A ces el TIT se reorganiza en tres subgrupos o talle- dictatorial había terminado y encuentra en ese res, liderados por jóvenes de poco más de 20 años: nutrido conjunto de jóvenes un potencial “semille- el primero, a cargo de Marta Gali (Marta “Cocco”), ro de militantes” que poder captar para sus fi las. trabaja sobre Meyerhold y Lautréamont; el segun- Varios integrantes del TIT/TIC/TIM, en paralelo a do, a cargo de Rubén Santillán (“el Gallego”), su actividad artística, pasan a integrar activamente se centra en Genet, Artaud y el teatro de la cruel- células o equipos clandestinos. Similar proceso dad; y el tercer grupo, dirigido por Ricardo Chiari se da, aunque de un modo más tardío, en el grupo (Ricardo “D’Apice”), se orienta hacia Ionesco Cucaño. y el teatro del absurdo. A partir de 1982 el Partido (ya devenido en La historia del nexo de Cucaño con el trotskis- Movimiento al Socialismo [MAS]) analiza que la mo es ligeramente distinta. Un par de años más inminente retirada de la dictadura tras la derrota jóvenes que los integrantes del TIT, sus miembros en Malvinas llevaría a una “situación revoluciona- eran estudiantes de secundario cuando en 1979 em- ria”. La efervescente vuelta a la actividad militante pezaron a trabajar de manera colectiva. El hermano pública, la apertura de locales en los barrios, la par- mayor de Carlos y Guillermo Ghioldi, militante ticipación en el proceso electoral de 1983, chocó del PST, había tenido que huir de Rosario al pasar de bruces con la actividad de los grupos artísticos. a la clandestinidad. Roberto Barandalla y Lina Muchas veces esa doble pertenencia, que hasta ese Capdevilla, entre otros militantes del mismo parti- momento se había vivido no sólo como compatible do en la ciudad, fueron cayendo presos desde oc- sino absolutamente coherente, se vuelve una con- tubre de 1978. Otros integrantes de Cucaño, como tradicción que se expresa en la obligatoria elección el músico experimental Carlos Lucchese, se recla- entre la militancia política y la actividad artística. maban, en cambio, anarquistas. Muchos se mantu- Desde el Partido se les plantea que ambas activi- vieron al margen de la estructura partidaria por lo dades resultan incompatibles por razones de segu- menos hasta 1981-1982, momento en el que la ma- ridad (la exposición pública de las actividades del yoría de ellos pasa a militar en el PST. Barandalla, TIT y Cucaño los sometía a continuas detenciones liberado en 1979, se instala en Buenos Aires, donde policiales, lo que se reñía con la preservación pro- se conecta activamente con el TIT y luego funda pia de la lógica clandestina) y también de intensi- el TIC. Una vez por mes debe viajar a Rosario para dad. Muchos entrevistados refi eren ese momento presentarse ante las autoridades policiales. En en que debieron —por presiones externas o auto- esos viajes, en los que se reúne con Carlos Ghioldi y convencimiento— abandonar su participación en otros integrantes de Cucaño, relata la experiencia el TIT/TIC/TIM para volcarse al trabajo partidario. y transmite ideas, libros, formas de complot. Al La disgregación del grupo Cucaño, igual que en poco tiempo, Mauricio Armus “Kurcbard”, también el caso del TIT, se produjo en el momento en el integrante del TIT, inicia un taller de investigación que se priorizó la militancia partidaria sobre la teatral con los Cucaño. Los lazos políticos y estéti- iconoclastia artística. Esta disyuntiva contribuyó cos que unen a ambos grupos no van en desmedro a la disolución de ambos grupos en torno a 1982, de la notable autonomía con la que Cucaño desple- cuando muchos de sus integrantes se volcaron gó su experiencia respecto de su “hermano mayor”. intensamente, algunos por un periodo acotado Aunque la compleja proximidad que mantienen y otros por muchos años, a la militancia política. estos grupos con el PST puede llevar a entender esta Trasladados a la ciudad de Santa Fe para crear experiencia como parte de una línea política artís- una sección regional del MAS, Mariano Guzmán y tica partidaria, ni el TIT ni mucho menos Cucaño Osvaldo Aguirre decidieron decretar el fi n de Cucaño se explican como un aparato sino más bien como un y fundar el Grupo de Arte Experimental Panamá cúmulo de “personas sueltas buscando refugio y Rojo, al que posteriormente se sumaría Guillermo tratando de mantener una historia y algunas ideas”11. Giampietro y que durante un par de años (1983-1984) En una primera fase, entre 1977 y 1979, la retomaría la búsqueda del escándalo urbano que presencia del Partido en la actividad del TIT fue había caracterizado la actividad del grupo inicial. escasa o nula: eran años de durísima represión y Respecto a la historia política de Viajou Sem la vida partidaria clandestina estaba desarticulada Passaporte [▸INTERVENCIÓN], grupo surgido en São y aletargada. En 1979, la actividad partidaria em- Paulo en 1978, Luiz Sergio Ragnole (más conocido

53 manifi esto “Por un arte revolucionario independien- te” y a la fundación de la Federación Internacional del Arte Revolucionario Independiente (FIARI). Este texto constituye una de las bases del pensa- miento que modeló las ideas de los tres grupos, un manifi esto que propugna la construcción de una federación revolucionaria internacional de artistas que se oponían tanto al capitalismo como al auto- ritarismo estalinista, buscando “la independencia del arte para la revolución y la revolución para la liberación defi nitiva del arte”. El eje crucial que se extrae de este documento es la reivindicación de toda libertad en el arte, que ya había sido formu- fi g. 1. Cucaño, Osvaldo Aguirre “Mosca” y Guillermo Giampietro lada por Trotsky en su libro Literatura y revolución “Anuro Gauna”, Rosario, 1983. (1924), en anticipada contraposición a lo que ter- minaría siendo la defensa de una estética ofi cial como “Raghy”), uno de sus integrantes, recuerda (el realismo socialista) dentro del Estado soviético que, al comienzo de los años setenta, el movimiento y la III Internacional. Lo cotidiano, según Trotsky, estudiantil adquirió un carácter excepcional en la sería el lugar donde se defendería y profundizaría la historia de los movimientos sociales brasileños. revolución, de acuerdo con las nuevas condiciones Para “Raghy”, el movimiento estudiantil “podría de construcción del socialismo13. De allí el desprecio considerarse la vanguardia de las cosas en función a las poéticas realistas asociadas al dogma impul- de las condiciones de la época”12. En la Univer- sado desde el Partido Comunista (“Stanislavski es sidad de São Paulo (USP) empezaron a organi- Stalin”, bromeaban en el TIT). En el mismo sentido, zarse grupos trotskistas. Las manifestaciones de el 12 de mayo de 1980 el grupo Cucaño difunde un estos grupos de izquierda surgieron como algo manifi esto titulado “Por la vigencia de un arte revo- nuevo, puesto que los antiguos militantes del 68 lucionario, experimental e independiente”, destina- habían sido eliminados y el Partido Comunista do a los compañeros de Viajou Sem Passaporte, estaba sometido al control del gobierno. Por aquel en el que se defendía la libertad de expresión frente entonces se crearon en las universidades “tenden- a todo “tutelaje” patronal o del Estado. En noviem- cias”, grupúsculos que actuaban en la clandesti- bre de ese mismo año, la revista independiente WYK, nidad, como Libelu (Liberdade e Luta [Libertad y editada por Viajou Sem Passaporte, propone un Lucha]), rama estudiantil de la OSI (Organização acuerdo suscrito por el grupo y por el TIT tras Socialista Internacionalista). Libelu fue la primera un primer intercambio en enero de 1980, en el que organización brasileña que lanzó públicamente se apuesta por un movimiento latinoamericano la famosa consigna “Abajo la Dictadura”, además en pro de la revolución en el arte. Posteriormente, de organizar grandes manifestaciones. Para sus Cucaño adhiere también a este acuerdo. El acuerdo militantes, la contracultura fue un elemento clave. defi ende puntos como “luchar a botellazos” contra toda forma de realismo y didactismo en los men- sajes, la promoción de intercambios entre grupos EN LA SAGA DE BRETON Y TROTSKY de diversos países, una total libertad de expresión En medio de las condiciones de aislamiento y y creación crítica, la lucha por que el Estado asuma desinformación en las que se vivía, Viajou Sem las condiciones materiales de la libre actividad Passaporte, el TIT y Cucaño construyen su lega- artística y un “compromiso con la liberación abso- do desde la reivindicación del primer surrealis mo luta del hombre”14. y su cruce con el trotskismo en tanto método de Sin embargo, lo cierto es que la libertad crea- exploración e invención. Este legado combina expe- tiva que el trotskismo promovía entre los artistas rimentalismo y revolución, vanguardia artís tica en comparación con otras versiones del marxis- y vanguardia política. mo terminó postergada en favor del compromiso Una referencia de peso para ellos es el encuen- político, la acción política suplantó la experimen- tro de 1938 entre Breton y Trotsky en casa de Diego tación surrealista15. Anteriormente, la irreverencia Rivera en México, circunstancia que dio lugar al de Cucaño había llegado a parodiar algunos de

54 ARTE REVOLUCIONARIO

En la actividad de Viajou Sem Passaporte también se manifi esta el desdoblamiento entre A la práctica artística y la práctica política. Desde la perspectiva de las experiencias del grupo, cuanto más ambiguo, vago, absurdo y contradictorio fuera su discurso, mejor. Desde el punto de vista político, cuanto más claro, defi nido y preciso fuera el discur- so, más sencilla sería la tarea de la organización de los trabajadores para la revolución.

De ahí provenía la nítida separación que estableció Viajou Sem Passaporte en su actuación: cuando se trata de organizar grupos, movimientos, acciones en general, el discurso no contiene ambigüedades. Cuando se trata de entretener con el lenguaje, todo vale16.

Giampietro afi rma, sobre la concepción de arte revo- lucionario en Cucaño: “negábamos las tradiciones, fi g. 2. Portada de la revista WYK, São Paulo, noviembre de 1980. los saberes formalizados, ser revolucionarios era enfrentarnos con métodos contundentes, gritarles los grandes hitos históricos de la Revolución so- en la cara”17. En diversos textos del TIT se defi enden viética, como la toma del Palacio de Invierno en la espontaneidad y el automatismo psíquico en La insurrección de las liendres. Esta aparición de tanto impiden caer en el arte-panfl eto y posibilitan Cucaño tuvo lugar en el contexto de La Segunda que el actor encarne su momento histórico. Entre Muestra de Teatro Rosarino, celebrada en la Sala sus horizontes están la liberación del tabú de la Mateo Booz del 13 al 15 de diciembre de 1981. obra completa y el impulso vital que supone la Partiendo justamente de ese evento se puede pos- relación con el contexto histórico. Proponen una tular cómo la articulación entre arte y política en ruptura de varias fronteras: entre espectador/actor, Cucaño se desplazó de la libertad creativa conce- entre acto artístico/acción política, entre espacio dida por Trotsky a los artistas que, en cierto modo, teatral/fuera de escena. “Nuestra obligación es establecía una esfera singular para la imaginación hacer sentir todo el peso de esta realidad abruma- en el contexto de la revolución —aún en medio de dora bajo la forma de signos nuevos y aún más, la contrarrevolución—, a la necesidad de que el debemos adelantarnos a ella, debemos engendrar arte se confundiera con la vida para revolucionarla el futuro”, señalan. Respecto a las intervenciones desde dentro, mediante un modo de acción sobre que hacía Viajou Sem Passaporte, según recuerda los cuerpos y las conciencias que se sustrajera “Raghy”, podían ser protagonizadas por cualquier (a la vez que complementara) a las lógicas de sub- persona en cualquier lugar, como cuando sus in- jetivación más clásicas de la izquierda. Este doble tegrantes se turnaban en un determinado trayecto movimiento de tensión solidaria entre la “libertad de una línea de autobús de São Paulo para subir y total a la imaginación” y el devenir vida —o revo- bajar con esparadrapos en el ojo, o cuando giraban lución de la vida— del arte (en unos términos que alrededor de un árbol durante un minuto. En las ca- podían llegar a colisionar con las demandas de la lles, sus acciones abolieron la representación tea- militancia revolucionaria partidista), vio compro- tral y crearon un dinamismo entre los participantes, metida su pervivencia en el contexto de los últimos lo que les llevó a descubrir que sus intervenciones años de la dictadura por las razones que enunciá- eran una especie de “automatismo corporal”, en bamos antes. El cruce entre arte revolucionario y alusión a la escritura automática de los surrealistas. revolución política, surrealismo y militancia trots- Son frecuentes en los escritos de estos tres kista, apuntó en Cucaño hacia una escisión entre grupos las referencias a la noción de la revolución ambos dominios de sentido y acción, dentro de permanente de Trotsky, que surge como réplica cuya lógica el segundo de ellos acabaría por impo- a la táctica estalinista de desarrollar el socialismo ner el peso simbólico de la necesidad histórica. en un solo país (la Unión Soviética) y por etapas.

55 Se enfatiza la necesidad perentoria del internacio- “(agradecidamente) a todos al carajo”. Sólo de ese nalismo por extender el proceso insurgente a todas modo les resultaba posible cumplir con la necesi- partes como única garantía de su éxito, a la vez dad de “empezar de cero […] la emancipación del que plantea la hipótesis de que el socialismo pue- hombre y del arte”19. de triunfar incluso en sociedades que no han alcan- zado una industrialización capitalista avanzada. VIVIR EXALTADOS La revolución permanente en el arte hace alusión a la inestabilidad de las formas, la condición proce- Aun cuando el TIT/TIC/TIM y Cucaño sostienen sual e irrepetible del “hecho artístico” y la incesante vínculos de afi nidad y tensión con un partido investigación de nuevos modos de creación. Otros de izquierda como el PST, así como Viajou Sem rasgos de la poética que impulsan son la improvisa- Passaporte lo hace con Libelu, la poética que ción, la provocación y la creación colectiva. impulsaron implica la irrupción de otro modo A su vez, la voluntad expresada por estos de entender y hacer política muy distinto al que colectivos de reavivar la historia clausurada de la predomina en las izquierdas en la época anterior vanguardia apela, en particular, a los referentes (los primeros años setenta), en tanto conciben del dadaísmo y del surrealismo europeos. Abrevan el arte como una fuerza capaz de transformar la especialmente en los manifi estos del primer su- vida (su propia vida y la de otros). Arriesgan modos rrealismo18 y en el teatro de la crueldad de Antonin de hacer desconcertantes, que se desencajan res- Artaud, así como en textos de Breton, Lautréamont pecto del estereotipo de lo que tanto las fuer zas y Meyerhold, entre otros, de quienes desprenden represivas como el propio Partido entendían por una suerte de método o llave. Declaran ignorar práctica política. Optan por estrategias y modos tanto los desarrollos sesentistas de la articulación de hacer que les permiten dar cuenta del contexto entre el arte y la política en el medio local, cuya histórico desmarcándose de cualquier atisbo de memoria había sido obliterada por la dictadura una estética realista, panfl etaria o denuncialista. militar, como las aportaciones del surrealismo Llevan a la práctica acciones públicas e incluso desarrollado en Argentina en las décadas anterio- callejeras muy arriesgadas en medio de un duro res, por ejemplo la producción editorial, poética, contexto represivo, apostando a constituir territo- ensayística y crítica de Aldo Pellegrini, por men- rios de libertad en medio del terror y la clausura cionar el antecedente más inmediato y visible del del espacio público. Su apuesta política por el arte surrealismo argentino. Pese a que algunos inte- fue una alternativa al asfi xiante clima que se vivía. grantes de los grupos tiendan a minusvalorar su El arte se vislumbra como refugio: bagaje teórico en aquella época y atribuyan la mez- cla de intrepidez y temeridad de sus acciones a la El hombre de nuestros días, y sobre todo la inconsciencia juvenil (un componente que, por lo juventud de nuestro tiempo, reclama en el demás, no podemos descartar), lo cierto es que al- arte y a través de la estética, la satisfacción gunos pasajes de la primera publicación del grupo de sus impulsos vitales y espirituales que le Cucaño, la revista Cucaño. Acha, acha, cucaracha niega la sociedad20. (1980) muestran con claridad, en medio del delirio, las pretensiones vanguardistas del colectivo. Así, Quizá el modo más justo de aproximarse a estas en un texto titulado “Romper con todo lo que se ha experiencias no sea defi nir al TIT tanto como hecho en arte”, se diagnostica la inefi cacia actual un grupo de teatro o a Cucaño y a Viajou Sem de los movimientos históricos de vanguardia, ab- Passaporte como grupos de arte, sino como comu- sorbidos por las instituciones culturales burguesas, nidades de afi nidades electivas. Una comunidad de y se reedita el gesto de tabula rasa característico jóvenes que se abroquela con pasión y soberbia, del movimiento dadá en términos que permiten desparpajo y empoderamiento, experimentación comprender el sentido de las acciones que Cucaño y riesgo, para inventar un modo de vida radical- desplegaría en los años de su eclosión creativa. mente distinto al gris disciplinado por el régimen, Al mismo tiempo en que se declaran “herederos” y alterar (y afectar) subrepticiamente la “normali- de Baudelaire, Breton, Tzara o Artaud, cuyas “teo- dad” cotidiana e institucional. En alguna medida, rías” y “formas artísticas” investigan y estudian, se puede pensar que las comunidades de afi nida- sus integrantes abogan, ante la acción de “los gu- des electivas que se generaron al interior de cada sanos” que manipulan esa herencia, por mandarlos grupo, y más tarde en la articulación entre los tres,

56 ARTE REVOLUCIONARIO prefi guran (a su modo) el carácter de la sociedad las acciones de Viajou Sem Passaporte. Cierta- comunista que reivindica Viajou Sem Passaporte. mente, TIT y Cucaño trabajaban con el exceso y A Para lograrlo, quieren alcanzar en el día a día la visceralidad, algo que se puso de manifi esto un estado que autodefi nen como “vivir exaltados”21. en el acto que cerró el ciclo de sus intervenciones, Esa invención de un modo de vida autónomo instau- el Anti-Pro-Arte – Alterarte II, en agosto de 1981, ra un espacio/tiempo de libertad, abre un boquete, realizado en las dependencias de la USP y otros erige un refugio, pero no un refugio escondido y espacios de la ciudad. Alterarte II fue un acto bas- subterráneo, sino extrañamente abierto, a plena luz tante disperso y contradictorio, muy distinto de del día, desafi ante y provocador, desatinado. Ser Alterarte I, organizado por el TIT de Buenos Aires parte de esta comunidad implica no sólo participar en noviembre de 1979, con una elaboración más en procesos de creación colectivos, sino compartir profunda y presentaciones teatrales prolongadas experiencias vitales inesperadas (vivir, convivir, durante diez jornadas consecutivas. viajar juntos…). En tiempos duros, “el TIT me ofre- Alterarte II supuso para TIT la posibilidad cía una manera de vivir o de sobrevivir”, rememora de desarrollar la idea de la construcción de un una de sus integrantes22. movimiento de arte revolucionario independiente en São Paulo, así como un momento de crisis sobre el signifi cado de la intervención urbana y EL ENCUENTRO de sus límites. Los preparativos de Alterarte II En el verano de 1980, parte de los miembros que corrieron a cargo del grupo TIT de São Paulo, con integraban el TIT, entre ellos Pablo Espejo, Luis la colaboración de Viajou Sem Passaporte y del Sorrentino y Ricardo Chiari junto con un grupo de Departamento Cultural de la Asociación Central casi 30 personas, viajaron a São Paulo en un auto- de los Estudiantes de la USP. TIT, 3Nós3 y el car que acudió directo al teatro Procópio Ferreira, Centro de Livre Expressão (Clé) escribieron cartas donde estaba refugiado Juan Uviedo. Al cabo de al entonces secretario municipal de Cultura, el poe- unos días, los jóvenes del TIT fueron expulsados ta y profesor Mário Chamie, para solicitarle apoyo del teatro y se trasladaron a la Universidad de y materiales destinados a la organización del fes- São Paulo (USP). Parte del grupo se instaló en tival. Parte del TIT de Buenos Aires vino a Brasil la ciudad universitaria, mientras que otra ocupó la para participar en el acto, acompañado por el TIC escuela politécnica, en el centro. La comunicación y el TIM. Una delegación de Cucaño también viajó a entre los dos grupos se mantenía a través de una São Paulo y escribió una carta al “Movimiento Anti- vieja furgoneta. En la USP encontraron un lugar Pro-Arte” en la que se destacaba, a partir de un para ensayar y representar sus piezas, muchas de contexto donde los jóvenes crecen en el ambiente ellas escenifi cadas en la Universidad y en sus orga- de corrupción ejercida por la dictadura militar nizaciones estudiantiles. Durante esta estancia argentina en Rosario, la necesidad de consolidación en la USP, conocieron a los integrantes de Viajou de este movimiento como la “única posibilidad Sem Passaporte. La pasión entre los dos grupos efectiva de desarrollar nuestras posiciones con fue casi inmediata, porque ambos reivindicaban respecto a la futura expresión artística del hombre”. un arte revolucionario y el surrealismo moderno. En una de las intervenciones realizadas duran te A diferencia de Viajou Sem Passaporte y el festival, Chiari y algunos miembros del TIT 3Nós3, que provenían de familias de clase media, de São Paulo divulgaron el rumor de que Jean-Luc los miembros de TIT eran, según Chiari, “lumpen Godard daría una conferencia en el anfi teatro de proletarios” que se establecieron en São Paulo de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo. Apro- forma comunitaria con recursos muy escasos, pa- vechando el “supuesto viaje” de Godard a Buenos sando hambre e ideando planes de robo de comida Aires, el afamado director recibiría a los alumnos en los supermercados. Aunque en Buenos Aires el de la Universidad de São Paulo para mantener TIT trabajaba montando piezas propias o escenifi - con ellos una conversación. Por la noche el audito- cando adaptaciones de obras de autores como Jean rio permaneció abarrotado. Los estudiantes de Genet, en São Paulo empezó a realizar interven- cine prepararon una cena para el director. El público, ciones urbanas, muy infl uidas por 3Nós3 y Viajou impaciente, reclamaba la presencia de Godard, Sem Passaporte. Chiari recuerda que los miembros mientras los miembros del TIT intentaban calmar del TIT consideraban muy “técnicas” las interven- los ánimos, diciendo que estaba de camino. Tras ciones de 3Nós3 y un tanto “blandas” y “refi nadas” más de una hora de espera, un hombre (en realidad

57 críticas del signifi cado político y transformador de este movimiento. En Rosario, la carta que escribió Cucaño sobre Alterarte II en noviembre de 1981 defi nía el festival como un “glorioso fracaso”, algo que no contribuyó a profundizar y continuar la construcción de lo que perseguían. “La fugacidad del encuentro —observa Cucaño— no fue la de un grupo ni del caudillismo; fue la fugacidad histó- rica de cada uno de los grupos”. La iniciativa del MSI emulaba la fundación de la Internacional Surrealista promovida por Breton y sus secuaces y también los modos organizativos internacionalistas de la IV Internacional. En el texto fundacional que Cucaño remitió al MSI en enero de 1982, los miembros del grupo, autodenominado “ultravanguardia lúcida”, explicitaban su adhe- sión a los postulados del Partido Revolucionario e interpretaban del siguiente modo las interaccio- fi g. 3. Movimiento Surrealista Internacional, cubierta de la nes entre la política y la cultura que habían afecta- Enciclopedia Surrealista, Buenos Aires, Rosario, São Paulo, 1981. do a la juventud desde el golpe militar de 1976 y que anticipaban el proceso de disolución paralelo: Cadão Volpato, miembro del colectivo D’Magrela) entró acompañado de guardias de seguridad, con En la Argentina […] el surgimiento de una franja un abrigo negro y gafas oscuras, y comunicó al de jóvenes que se vuelcan a la cultura después del público dos o tres frases en un francés muy mal golpe de 1976 refi ere a la falta de canales de expre- pronunciado. En cuestión de minutos, el público sión y no a necesidades culturales. La cultura y el abandonó el teatro insultando a Godard. La acción arte dieron ese espacio en un determinado tiempo Engodo Godard [Cebo Godard] fue el tema de un y actualmente ese fenómeno tiende a extinguirse artículo publicado en el diario Estado de São Paulo a medida que se ensancha (paulatinamente) el cam- y, al parecer, se trata de una versión contemporá- po de acción de las organizaciones políticas. nea de cuando Tristan Tzara difundió el rumor de que Charlie Chaplin se había adherido al dadaísmo En la evolución de los productores artísticos hacia y estaría presente en la “Matinée Dada” del Salón un movimiento transformador internacionalista, de los Independientes de 1920. resultaba difícil pensar en algo que pudiese su- Al día siguiente de la clausura de Alterarte II, perar aquellos acontecimientos ocurridos en São los grupos se reunieron para hacer un balance del Paulo [▸INTERNACIONALISMOS]. El Clé intentó dar conti- festival y decidieron fundar el Movimiento Surrea- nuidad a la sinergia creativa del TIT y de los grupos lista Internacional (MSI) con el lema “Transgre- paulistas. Sin embargo, acabaron tropezando con sión-Imaginación-Subversión”. A este llamamiento las difi cultades del sostén fi nanciero o la institucio- se sumaron la Escuela de Mimo Contemporáneo nalización de los miembros como “profesionales (EMC) de Buenos Aires, las Ruahínas, un colectivo del arte”, algo que para muchos no tenía sentido. compuesto por las mujeres del TIT de São Paulo, Había llegado el momento en el que Brasil (como y Viajou Sem Passaporte. Posteriormente, algunos Argentina), encaminado hacia el proceso de demo- miembros del TIT de Buenos Aires publicaron una cratización, empezaba a ser otro país. Enciclopedia Surrealista; en realidad, eran unas AL, AM, JV 70 páginas de fotocopias que contenían diversos documentos de los grupos, sus intercambios epis- NOTAS tolares, manifi estos y ensayos, sus acuerdos y 1 Entrevista realizada por André Mesquita en Ilhabela en balances de los últimos acontecimientos, junto con junio de 2011. 2 la propuesta de impulsar las bases teóricas de esta Ibíd. 3 Entrevista a Carlos Ghioldi en VV. AA.: “Cucaño: Por más nueva iniciativa. Entonces se sucedieron decenas hombres que hagan arte y menos artistas”, en http://espacio- de cartas, contrabalances, desacuerdos y muchas culturalizquierda.blogia.com

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4 Ibíd., pp. 108 y 116. Entrevista con Luiz Sergio Ragnole “Raghy” 5 Eduardo “Magoo” Nico, correspondencia con Ana Longoni, mayo de 2012. A 6 Elías Palti, Verdades y saberes del marxismo, Buenos Aires: AM: Viajou Sem Passaporte se defi nía como FCE, 2010, pp. 68-69. un “grupo de investigación creativa”, no como un 7 Nahuel Moreno, Conversaciones con Nahuel Moreno, colectivo teatral. ¿Cómo surgió esa propuesta Buenos Aires: Antídoto, 1986, p. 2. inicial dentro del grupo? 8 El TIM nació en 1979 y concentró a un grupo de militantes del PST que estudiaban música en los conservatorios y se volcaron a la música experimental. Entre ellos, Elías Palti R: Cuando iniciamos el trabajo, descubrimos que “Chester”, Enrique Viegas, Horacio “Oboe”, Graciela Ramas, lo que hacíamos era teatro. Poco a poco se desarrolló Gabriela Listz, Fabiana “Tuli” Andrés, Leticia Fanessi y Carlos Andreani. la investigación y nos percatamos de que no era 9 El TIC nació en 1980 por impulso de “Picun” (Roberto necesario atenerse a un único aspecto del lenguaje: Barandalla) y “Magoo” (Eduardo Nico) y luego, entre otros, el teatro como único código artístico, como se decía de Sergio Bellotti, Adrián Fanjul y Gustavo Piccinini. en la época. Realizaron una serie de ensayos o experimentos en Súper 8 (de los que se conservan tres cortos de fi cción), organizaron A partir de un determinado momento empezamos un cineclub en la Manzana de las Luces y nuclearon un a descubrir que lo que hacíamos estaba al alcance movimiento contra la censura (MACI) que editó tres núme- de cualquiera. Y esto ocurría porque no se requerían ros de una revista (Montaje). técnicas especiales, ni conocimientos específi cos, 10 Ambas casonas eran muy céntricas: la primera en Córdoba 2031 durante 1980, la siguiente en San Juan 2851 durante 1981. sino cierto grado de organización, creatividad e ima- 11 Marta Cocco, La resistencia cultural a la dictadura militar ginación. No teníamos un poder especial sobre las argentina de 1976: clandestinidad y representación bajo el cosas. Nos interesaba una intervención que provocase terror de estado, tesis doctoral defendida en 2011, sin publicar, King´s College, Londres, p. 114. Dicho esto a sabiendas una crisis en la normalidad de forma creativa, apun- de que su modo de organización era semejante al partidario: tando hacia la libertad pero sin proponer soluciones “De hecho, lo primero que resalta del perfi l del TIT es su para los problemas que pudieran surgir. similitud con los partidos políticos. Más allá de su ligazón con un partido específi co, el TIT existió desde siempre como una especie de organización política, como si fuese un refl ejo AM: ¿Hacer intervenciones era también otra de las estructuras militantes revolucionarias, a las cuales, forma de hacer política? inconsciente o conscientemente, se asemejaban, ya que con- taban con una organización piramidal, una dirección central, con divisiones de tareas y responsabilidades, equipos de R: Nos parecía que quienes debían dirigir la revolución activistas o grupos de trabajo que contaban con un extenso eran los trabajadores, y no nosotros. En el grupo todo número de contactos. Ibíd., pp. 112-113. el mundo estaba más o menos comprometido, contri- 12 Entrevista realizada por André Mesquita en São Paulo en buíamos a organizar manifestaciones políticas, pero mayo de 2011. 13 John Roberts, Philosophizing the Everyday. Revolutionary Viajou Sem Passaporte actuaba con independencia. Praxis and the Fate of Cultural Theory. Londres: Pluto Press, A partir de un determinado momento, empezamos a 2006, p. 20. entablar contacto con el surrealismo. Hasta el fi nal de 14 Viajou Sem Passaporte, en WYK, São Paulo, Publicação los años 1920, el surrealismo era un grupo de poetas independente, noviembre de 1980, p. 25. 15 Así lo confesaba Carlos Ghioldi en “Investigación especial: artistas. Con el apremio de la situación política y el Grupo de Arte Experimental Cucaño. Surrealismo y trans- antagonismo ideológico que llegó en la guerra, sintie- gresión en Rosario”, óp. cit., p. 19. ron la necesidad de tomar partido. Éste fue el momen- 16 Correspondencia de “Raghy” con André Mesquita, 11 de julio de 2011. to en el que propugnaron sus manifi estos en apoyo a 17 Entrevista a Guillermo Giampietro realizada por Ana Longoni la revolución, pero sin renunciar a sus ideas y convic- y Jaime Vindel, Trieste, diciembre de 2011. ciones, del mismo modo que nosotros no renunciamos 18 Eduardo “Magoo” Nico refi ere haber dado un curso o semi- a nuestras investigaciones, pero defendíamos una so- nario a los miembros del TIT/TIC/TIM “sobre el Primer Manifi esto del Surrealismo antes de la reunión de fundación ciedad libre. Aparte de eso, Viajou Sem Passaporte era del (grandilocuente y estéril) MSI y luego del retorno de un grupo autofi nanciado y totalmente independiente. Alterarte II en Brasil”. Correspondencia con Ana Longoni, 3 de mayo de 2012. AM: A partir de esas investigaciones, ¿cómo 19 Revista Cucaño. Acha, acha, cucaracha, Rosario, año 1, nº 0, abril de 1980, s/p. se desarrolló el método de trabajo del grupo? 20 Zangandongo, Buenos Aires, nº 1, 1980. 21 Testimonio de Irene Moszkowski a Ana Longoni, mayo de 2012. R: Cuando formamos Viajou Sem Passaporte, quería- 22 Testimonio de Irene Moszkowski a Marta Cocco , La resis- tencia cultural a la dictadura militar argentina de 1976: mos hacer algo diferente de lo que había hasta enton- clandestinidad y representación bajo el terror de estado, ces. Todos teníamos en mente la idea de combinar el óp. cit., p. 115. arte con el cine y la música, aunque no sabíamos bien

59 cómo hacerlo… Entonces se publicó una convocatoria AM: ¿Cómo sucedió el encuentro de Viajou del Serviço Nacional de Teatro en la que se solicitaba Sem Passaporte con el TIT? la presentación de proyectos, con derecho a una subven- ción y al uso del espacio del Teatro de Arena Eugênio R: No recuerdo cómo aparecieron… Había un tío mayor Kusnet durante tres meses. Conseguimos este apoyo [Juan Uviedo] que era una especie de mentor del TIT. y a partir de ahí comenzamos. Nos encontramos en la Universidad de São Paulo. Nuestra historia es muy semejante a la del cubis- Ellos estaban haciendo algo allí y nosotros intervinimos. mo. Picasso trabajaba junto a Braque y compartían Ambas partes percibimos que este encuentro tenía un espacio. Con el trabajo de Cézanne, poco a poco otro nivel. Descubrimos que ellos tenían vinculaciones empezaron a descubrir el cubismo, los diversos puntos con movimientos políticos similares a los nuestros. de fuga… y ese descubrimiento es tan colectivo que no Pero se preocupaban más por esa parte de organiza- se alcanza a identifi car quién fue su artífi ce. Nosotros ción que por la faceta artística de las cosas… aspirábamos inicialmente a hacer algo teatral, pero Creo que fue un encuentro casual, ellos no tenían descubrimos que el teatro sólo confundía. Estábamos noticia de nosotros… La relación comenzó a crecer y llenos de prejuicios y nuestro trabajo surgió para surgió la idea de formar una asociación de artistas inter- librarse de ellos. Empezamos a desarrollar algo que nacionales Con la referencia histórica del Movimiento denominamos “unidad de acción”. Hacíamos un cír- Surrealista Internacional. Siempre habíamos querido culo y aquello era una unidad de acción que iba a durar constituir un movimiento. Implicar cada vez a más gente. 12 minutos. Del 0 al 3 entra una caja de cartón. Del Cuantos más grupos existiesen semejantes a nosotros, 3 al 7 entra un caballete de madera y del 7 al 12 entra mejor. Intentamos crear una estructura organizativa de una bolsa de plástico. Éstas son las reglas y hay que artistas que defendiesen ideas de ese tipo, así como una cumplirlas. Descubrimos que era algo estimulante, revolución social. Este proyecto no avanzó, porque las porque en el momento de poner la caja nadie conse- pretensiones eran excesivas y todos estábamos dejando guía poner sólo la caja. Podíamos entrar y salir, hacer de ser jóvenes y ya nadie era estudiante… la caja como si fuese un sándwich… Este proceso creó un dinamismo que era totalmente automático AM: ¿Qué recuerdos tiene del acto Alterarte II? e improvisado. Después de eso, uno ya no consigue volver a ver R: Nosotros no participamos de forma directa. El TIT una pieza teatral. No tiene sentido decorar un texto, organizó aquella intervención que se montó sobre todo si es posible hacer lo que uno quiera… Era algo se- en la Praça da República, pero nosotros también par- mejante a la fantasía. Se nos abrió todo un universo. ticipamos. Ayudamos a sacarlos de la cárcel, contaron Incidíamos en el proceso y no en la obra. Y después con toda una red de apoyo. Fue una experiencia basada salimos a la calle. en Artaud, pero aquello era muy diferente de nosotros, ¿Trajetória do curativo [Tayectoria del parche]… porque los trabajos de Viajou Sem Passaporte care- es teatro? ¡Sí, porque estamos representando! Y no, cían de visceralidad. Aquello fue dramático y cargado, porque sólo estoy en un autobús con un esparadrapo el TIT trabajaba desde la representación. A diferencia en el ojo. Pero, ah, sólo porque estamos organizados de nosotros, que hacíamos una intervención más y el resto del autobús no… ¿es eso lo que distingue irónica. Dar una vuelta alrededor de un árbol no repre- esta intervención del teatro? Porque, mire, no sigo senta nada. ningún guión literario cuando hago esta intervención… Recuerdo lo que pasó cuando el MASP montó Por André Mesquita, una exposición con obras surrealistas. Nos quedamos São Paulo, mayo de 2011. a la entrada de la exposición sólo con un brazo levanta- do y entonces llegó la policía… No era algo simplemente lúdico, sino que también queríamos dar un codazo a la institución. Los museos, los autobuses y los teatros son lugares semejantes y no es preciso respetarlos desde ese punto de vista. Si se puede jugar en un auto- bús, ¿por qué no se puede jugar también en el museo o en el teatro?

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fi g. 4. Acuerdo entre TIT y Viajou Sem Passaporte publicado en la revista WYK, São Paulo, nº 1, noviembre de 1980. 61 5

fi gs. 5, 6. Movimiento Surrealista Internacional, Enciclopedia Surrealista, Buenos Aires, Rosario, São Paulo, 1981, páginas 15 y 16. ARTE REVOLUCIONARIO

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fi gs. 7, 8. Viajou Sem Passaporte, manifi esto “Público idiota”, São Paulo, octubre de 1978. ARTE REVOLUCIONARIO

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fi gs. 9-11. TIT, “El primer manifi esto Zangandongo”, Buenos Aires, 1980. ARTE REVOLUCIONARIO

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Entrevista a Eduardo “Magoo” Nico También viví una huelga muy importante en La Plata, que fue la de Propulsora Siderúrgica, una A AL, JV: ¿Cuándo empezaste a militar en el acería gigantesca ocupada por los obreros. Se hizo Partido Socialista de los Trabajadores (PST)? un cordón estudiantil que intentaba impedir que la Guardia de Infantería entrara en la fábrica, una gran M: Empecé en la escuela secundaria en 1972, en la tensión. Luego la Triple A empezó a poner bombas en Escuela Normal de Banfi eld. Viví en ese colegio las los locales políticos y el partido decidió mantener los grandes movidas de entonces, los Montoneros, Perón locales abiertos y defenderlos con guardia armada. vuelve, etc. Tomamos el colegio, un poco obligados Era todo ridículo, nos pusieron una bomba en el local por los Montoneros, que nos dieron 24 horas, o tomá- de la juventud y nos quedamos con el local central, bamos el colegio o lo tomaban ellos… Hubo una asam- lo fortifi camos, techos, balcones cerrados, guardia blea muy democrática en la que llenamos el claustro armada las 24 horas. Nunca tiré un tiro, ni hice siquie- del colegio, se convocó a exalumnos, alumnos expul- ra una práctica, pero como yo me había criado en el sados por su militancia política, y a padres, profesores campo, sabía tirar con escopeta. Una noche apareció y alumnos. A mano alzada se eligió a la directora y una banda fascista que empezó a mostrar armas, pro- empezó un autogobierno, ad referéndum del ministerio, vocándonos, sobre todo mostraban que ellos estaban que tenía que mandar un interventor. Autodisciplina, armados. El secuestro era muy fácil, por más que el música en los recreos, clases de historia de las revo- local estuviese bien cuidado, después de la guardia luciones, clases de literatura brillantes. salías caminando desarmado a tomarte el colectivo. Así fue que, justamente cuando salieron a una volanteada AL, JV: ¿Había otros militantes del PST por el confl icto de Propulsora Siderúrgica, es decir, además de vos? terminaron la guardia y salieron a las 6 de la mañana a volantear, ahí secuestraron al primer grupo, y después M: En mi aula de 40 alumnos éramos casi la mitad al otro, ocho personas en total, y los mataron a todos. entre militantes y simpatizantes. Fue fulmíneo, en el Yo me salvé porque tenía anginas, y esa noche no fui al sentido de los que opinan, como yo, que “más que hijos local. Después de eso no pude volver más a La Plata. de nuestros padres, somos hijos de la generación que nos tocó vivir”. Si pienso en mi familia, en qué me trans- AL, JV: En ese momento te habías convertido mitieron, fue nada, o muy poco, u otra cosa. Fue esta en un militante profesional. casualidad, este azar histórico, lo que me mostró un de- terminado camino. Todos teníamos que militar en algo, M: Militaba las 24 horas pero no cobraba un peso, no todos queríamos ser parte, militar. Por suerte me tocó era rentado. Fue una militancia completamente deses- un partido serio que no me mandó al matadero. En mi tructurada, yo quería estudiar Agronomía y me inscribí, caso apareció uno del PST con bigotitos y una camisa pero como era muy bueno, como premio el partido Grafa en la esquina del colegio que nos convocó a hacer me mandó a dirigir Ingeniería, sin estar anotado como una reunión amplia para crear un nuevo partido de los alumno, es decir, desde afuera. Y hacían eso perma- trabajadores, con posiciones socialistas, democráticas, nentemente: no te permitían estudiar, te boicoteaban abierto a escuchar qué pensábamos nosotros. Fuimos el estudio, entonces vos eras un lumpen que vagaba como 15 a esa primera reunión, ¡15! Sólo porque un des- por las universidades, que volanteaba. Otra cosa es conocido que parecía obrero te invitaba, pero no era ser estudiante, estudiar, dar los exámenes, pelear por obrero, era seguramente un universitario disfrazado… los problemas estudiantiles. Así empezó mi militancia dentro de la escuela, y Por otro lado, yo conocí el surrealismo por el después en La Plata, en la universidad, me tocó vivir partido, la primera vez que oí hablar de surrealismo la intervención de Ivanissevich y empezaron los prime- fue por boca de Nahuel Moreno, en el curso teórico ros atentados y secuestros de la Triple A. Yo era muy de 1975 que se hizo en un local de exiliados republi- jovencito y tenía responsabilidades muy grandes, en canos españoles. Antes había estado en otra escuela un momento estaba en la mesa de dirección regional, de formación que se hizo en verano, en una quinta, tenía 500 militantes por debajo, en una mesa de direc- dormíamos en carpas. Ésa fue la primera escuela de ción de nueve, con 18 años recién cumplidos. Había cuadros en la que participé, estaba centrada en la dirigentes brillantes en esa época, no sólo los nuestros, discusión con Ernest Mandel sobre la guerrilla. Éramos unos oradores impresionantes, maoístas, comunistas, enemigos acérrimos de la guerrilla y de las resolucio- Montoneros. nes del IX Congreso de la IV Internacional, en las que

69 el profesor Mandel, desde Bruselas, nos decía que periodo yo ya estaba en la Universidad de Lomas en Latinoamérica debíamos hacer guerrilla en todos haciendo mi 3° o 4° curso de ingreso—. Allí mataron los países, resolución a la cual Moreno se opuso con a un pibe frente al rectorado, y se tomó la Universi- uñas y dientes. Porque nos iba a llevar a una masacre, dad. Ganamos la dirección de la toma desde el parti- porque no servía como táctica, porque estábamos do y elegimos un gobierno cuatripartito: docentes, en contra del foco guerrillero, y por si esto fuera poco, no docentes, estudiantes y egresados, con mayoría porque en la Argentina no había campesinado. En estudiantil. Me eligieron rector por la parte estudiantil la segunda escuela que hice, la “teórica”, se hablaba pero nunca asumí. Ése fue un momento muy duro, de historia argentina, de Milcíades Peña, se estudia- porque un pibe que vivía conmigo desapareció, que- ban las tesis de Feuerbach desde la visión crítica damos con mucho miedo. Era una animalada que yo de Marx y partes de El capital, y en un momento hubo siguiera yendo a esa universidad fascista. Iba, pero charlas sobre cultura en general. Ahí por primera cagado de miedo. En ese momento el peruano me trae vez en mi vida sentí la palabra surrealismo, y Moreno la Antología de la Poesía Surrealista, de Aldo Pellegrini, lo describía como el movimiento más radical que de tapas duras, blancas con manchas rojas. Él tra- habían dado las vanguardias artísticas del siglo XX, bajaba en la prensa clandestina del partido. Yo había y ade más nos dio algunos conceptos, porque noso- empezado a escribir, era una época en la que estaba tros (la base del partido) teníamos la misma ideología muy en crisis, tenía mucho miedo. Ese libro me voló sobre arte y cultura del estalinismo, éramos todos la cabeza, allí estaban las mujeres surrealistas que realistas socialistas. El mismo partido refl ejaba esa nadie nombra: Joyce Mansour, Eleonora Carrington. estética en sus publicaciones. Entonces Moreno uti- Tuve un episodio que, de alguna manera, me ayudó: lizaba ese viejo método dialéctico-socrático de llegar teníamos un baño con un calefoncito de los de alcohol por las preguntas y con nuestras propias respuestas de quemar, yo me estaba bañando y estaba con una a la tesis que él pretendía demostrar. Él nos preguntó: confusión mental absoluta y le eché más alcohol “¿ustedes piensan que lo que hace Palito Ortega es al calefón cuando aún estaba encendido, me explotó arte?” y todos: “no, no es arte, eso no es arte”, “están la botella en la mano, había fragmentos de vidrio por completamente equivocados” y empezó a explicar lo todo el baño, pero increíblemente no me pasó nada. que era arte, que había buenos y malos artistas pero La cuestión es que ese episodio me impresionó mucho los que hacían canciones eran todos artistas, desde y me dije: se acabó, me voy. Dejé de militar una sema- luego Palito Ortega no era un gran músico y encima na antes del golpe. Además percibía que todo estaba cantaba “La Felicidad” en plena dictadura de Onganía… mal y que la línea del partido era un desastre. Yo veía Pero también hubo otro género de artistas, y nos que el golpe era mañana, mientras el partido estaba empezó a leer cadáveres exquisitos, textos automáti- diciendo cualquier cosa. El golpe nos agarró un poco cos de los surrealistas, y nos preguntó: “¿ustedes pien- en bolas y a los gritos, muy expuestos. La dirección san que esto es arte?”. Y todos respondimos a coro: nacional del PST se fue a Colombia y nos trajeron en “no, no es arte, no tiene ningún sentido”, o nos pre- cambio a la hoy escritora Laura Restrepo, novia del guntaba si eso era revolucionario, y nos iba llevando Mujik, el máximo dirigente por entonces, que tuvo el a la discusión sobre las vanguardias y el no disciplina- mérito de haber evitado que el núcleo central del parti- miento en los temas de arte, cultura y ciencia. Sobre do se disgregara a fuerza de bolazos sobre un supues- cómo en los temas de arte no debía haber ningún to crecimiento del número de militantes y continuas comando sino libertad absoluta. Así como en el parti- campañas fi nancieras para sostener a los presos. do había centralismo democrático y una línea única, Yo trabajaba en fábrica, en la planta de Compañía lo que se votaba valía para todos, en el arte nada de Química de Llavallol, antes y después del golpe, en- esto debía suceder y atacaba el realismo socialista por traba a las 6 de la mañana, era balancero, y después ser una Escuela de Estado, con determinados temas me pasaban a ofi cina. O sea que viví desde dentro el que era obligatorio tratar y se les imponía a los artis- secuestro de los Born, una de las tantas acciones pro- tas. Eso quedó fl otando, yo no me hice artista por esa vocatorias de los Montoneros, que ya habían pasado charla, pero me quedó la inquietud, y en un periodo a la clandestinidad y buscaban desembozadamente muy negro, antes del golpe del 76, en la clandestinidad el golpe. Seguían el nefasto esquema de “cuanto peor, total (tal es así que nunca supe la dirección de la mejor; cuanto más represión, más revolución”, o para casa en que viví), empecé a escribir poesía. Ahí vivía decirlo de un modo más sencillo, “a más represión, el peruano Martínez, un viejo dirigente del partido, más conciencia”. Después los militares, o la Triple A, y otros compañeros de Lomas de Zamora —en ese secuestraron al delegado de fábrica, una persona

70 ARTE REVOLUCIONARIO muy querida, burócrata peronista pero bastante estaba pasando. Yo había sido militante y sabía. democrático. Era una fábrica de venenos (clorados, Sabía además que los cuadros de la guerrilla arma- A fosforados, etc.). Había una sección que se llamaba dos eran 300 o 400. Si ellos querían, los limpiaban Pigmentos, donde se preparaban las bases para en una semana. Fueron los últimos que mataron, las pinturas. Nunca nadie había llegado a la jubilación los mantuvieron vivos, o incluso telecomandados, en esa sección, porque se morían de cáncer antes. porque estaban infi ltrados hasta en la dirección O sea, que era una fábrica donde todo funcionaba bien, nacional, para dedicarse a lo que realmente querían a condición de que los de Pigmentos se murieran hacer, que era matar delegados de fábricas, dirigen- jóvenes… Yo viví el golpe ahí, llegaban las camionetas tes estudiantiles, liquidar a la izquierda de las fábri- con los milicos, se llevaban a alguno, o venían a pato- cas. Mantu vieron viva la guerrilla (con pulmotor) tear y se iban. Yo ya ahí, a partir del golpe, perdí todo para poder usarla como justifi cación de la represión vínculo con el partido y volví a lo de mi vieja. Dentro generalizada, el estado de sitio, la censura, etc. de todo era lo mejor, me conocían en el barrio, igual El partido denunciaba claramente que había listas por las dudas yo dormía abrazado a una escopeta. clandestinas, gente desaparecida, criticaba sobre Al año siguiente, en el 77, descubro en el diario todo al Partido Comunista porque no pedía la caída un curso de Ricardo Wullicher, un curso gratuito del gobierno militar, y denunciaba el peronismo, el en el Museo Municipal de Cine, de un tipo con cierta radicalismo, la burocracia sindical y la Iglesia porque fama de izquierdista porque había dirigido Quebracho colaboraban con la dictadura. (después hizo Borges para millones, película en la En el 79 vuelvo a acercarme al partido. Entre cual colaboré como meritorio. Ahí lo conocí al viejo el 76 y el 79 hice una doble vida, una de fachada súper Georgie, amado por su escribienda y odiado por su burguesa y por otro lado estudiaba cine. Y en el 79 ideología, en la Manzana de las Luces). Con Wullicher abro mi casa a las reuniones que se estaban prepa- empecé los primeros cursos ofi ciales u ofi ciosos de rando para enviar gente a la brigada Simón Bolívar, cine, pero antes estudié con Claudio Caldini, un pio- en Nicaragua. nero del Súper 8, del grupo de cine experimental que Cuando empiezo a moverme nuevamente como tenía su centro en el Instituto Goethe (con Narcisa estudiante de cine entro en relación con el TIT y me Hirsch, Marilouise Alemann, etc.). reengancho al partido. Entonces las cosas se em- piezan a poner mal con mi mujer, porque entre otras AL, JV: ¿Cómo decidiste empezar a hacer cine? cosas usaba sus revistas francesas Paris Match para esconder y pasar los periódicos del partido… M: Todos los que habíamos sido militantes antes, En la Escuela Panamericana de Arte lo conozco durante la dictadura, buscábamos un espacio en a Picun, él llegó a Buenos Aires desde Rosario sepa- el que pudiéramos mantenernos activos y veíamos rado de la militancia por el partido porque acababa de en el arte una posibilidad de expresión. Era algo salir de la cárcel. Una vez me dice que conoce unos que dejaban hacer los milicos en los primeros tiem- chicos muy piolas que hacen teatro, y que se iba a pos, empezaron a fl orecer los talleres literarios, las hacer una especie de festival. Era “El Zangandongo II” escuelas de danza, de teatro. Se editaba el Expreso en el Teatro del Plata, cerca del Obelisco, una galería Imaginario… comercial toda vidriada por la cual se accedía a un sótano oscuro iluminado con velas, la gente sen- AL, JV: Muchos grupos de izquierda alentaban tada en el piso, te pasaba por delante gente vendada, revistas culturales… sangrando, llevando cadenas, todo un clima de pelí- cula de terror. Me gustó la cosa, me pareció fuerte, M: El partido tenía una revista cultural, claro que no se entendía un pomo, eran emociones, imágenes. no decía que era del partido, porque el tema del arte Todo muy fragmentario. Salimos y en la entrada lo nucleaba a muchos jóvenes y los milicos lo dejaban veo al Gordo Emilio (dirigente de la Juventud del PST) correr en los primeros años porque después hubo y con el Picun —con quien no había hablado nunca represión también en ese ámbito. Pero en ese momen- de política hasta entonces— nos dimos cuenta de to estaban ocupados en otras cosas. Además podías que los dos lo conocíamos… fumar porros en la calle Corrientes o yirar disfrazado Ahí armamos un grupo para hacer cine en de Frank Zappa por el centro y no te paraba nadie. Súper 8. La primera cosa que hicimos fue un corto El periodo entre el 76 y el 79 fue la época de repre- sobre Figuraté, el tema de Almendra. Luego viene el sión más dura y oculta, cuando no se sabía bien que Picun y me dice que la gente del TIT le había hecho

71 una propuesta: “Quieren que hagamos los 120 días M: Sí, éramos mayores. Yo había vivido el 73, y los de Sodoma, de Sade. Está el libro, está la plata…”. chicos de Cucaño son hijos naturales de los 80. Entonces conozco la casona de la calle Córdoba que Además, porque todo iba muy rápido ¿no? En el 81 era enorme, era un pasillo largo con la casa al fondo. todavía se mataba gente. A partir de ahí empezó La primera vez que voy, aparece de nuevo el Gordo la apertura democrática, luego de una gran movili- Emilio. zación en Plaza de Mayo. A la dictadura se le estaba Así armamos el TIC con el Picun y empezamos a yendo todo de las manos. Inmediatamente sacan reunirnos, no en la calle Córdoba, que era un quilombo, el tema Malvinas. Pero fue todo de un día para el un happening permanente, sino que lo fuimos a ver otro, me acuerdo que estaba encerrado en un depar- a Luis Camilion y le propusimos hacer el “Cine Club tamento por un problema de seguridad (había des- de La Manzana de las Luces”. Del TIT vinieron Sergio aparecido Pablo El Bueno) y al salir había cambiado Bellotti y Daniel Fiorucci que eran teatreros y empeza- el mundo, los libros de Marx se vendían en la calle ron a hacer cine con nosotros, después estaba un Corrientes… tal Alejandro Ruiz que no era del partido y con el tiem- po se hizo sindicalista de Canal 7, también Evaristo Por Ana Longoni y Jaime Vindel, González, que era un cineclubista y que tampoco era Trieste, diciembre de 2011 militante del partido sino un simpatizante. Después apareció Adrián Fanjul que era menor de edad, hijo de un dirigente histórico del partido. El taller funcionaba como una cooperativa, todos cotizábamos (es decir, poníamos una cuota mensual), teníamos toda la Manzana de las Luces a nuestra disposición y la “pantalla” del hermano del ministro de relaciones exteriores (Héctor Camilion) que supongo que sabía que éramos troskos pero nos dejaba correr y conseguía las películas, el proyector, todo. Nosotros hacíamos nuestra reunión aparte, en la que funcioná- bamos casi como una célula militante del partido.

AL, JV: La relación entre el partido y el TIT era distinta que en el caso de Cucaño, en el sentido de que el partido parece estar más ausente de la primera época del grupo rosarino, por lo menos hasta el 82.

M: Absolutamente opuesta, por lo menos en mi histo- ria personal. Ellos eran artistas, eran chicos salvajes que leían a Artaud, a Lautréamont… Marginales, en el sentido de que a algunos hasta los habían echado de la escuela. Querían ser militantes y el partido les había dicho que “no, por ahora”, porque había levantado la regional Rosario luego de una detención masiva. Se politizaron y llegaron luego a la militancia (que ter- minó destruyéndolos como artistas en algunos casos). Yo empecé siendo un militante y llegué a la vanguardia artística gracias a la política, y me parece que una parte del TIT había llegado a la actividad artística por la política.

AL, JV: ¿Esta diferencia tendrá que ver con que ustedes tenían unos años más?

72 herramienta publicitaria, comercial y transnacio- nal— se opusieron formas alternativas de comu- CONTRAINFORMACIÓN nicación promovidas, dirigidas y auspiciadas por grupos sociales organizados y/o movimientos de liberación nacional en diversos países, que se pro- Reproduzca esta información, hágala circular por ponían no sólo mostrar la otra cara de la informa- C los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mi- ción, sino instalar sus propias agendas mediáticas. meógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: Como señalan López Martín y Roig Domínguez, nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la inco- En cualquier caso, estar ‘en contra de’ puede no municación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir sólo ser una reacción, una negación o un rechazo, la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote sino también signifi car ‘diferencia’, ‘proposición’, al miedo. Haga circular esta información1. ‘alternativa’ […]. Todo actor colectivo en el con- fl icto político contemporáneo vive en la necesidad Usar el sistema para darlo vuelta: así se defi ne de ampliar su espacio de intervención sobre la la noción de contrainformación. Si el control de la base de la visibilidad de su repertorio de acción y información permite el control político en bene- la legitimidad de su propuesta. En ese empeño, la fi cio de los poderes transnacionales, la contrain- técnica informativa y la dimensión comunicativa formación puede colaborar en un proceso integral del trabajo político se convierten de forma gradual de liberación nacional y, si la materia prima de en centrales, determinantes y, en algunos casos, en la comunicación es la información, la disputa debe la dimensión defi nitiva de algunos proyectos y darse también en ese terreno. No se trata sólo de organizaciones políticas2. desarticular los discursos ofi ciales, sino también de proponer alternativas, instalar nuevas agendas Hablar de contrainformación, más allá de la fl exi- y construir otro modelo de noticiabilidad. De este bilidad en el uso habitual del término, nos remite modo, la contrainformación supone, constitutiva- a experiencias concretas de acción política, muchas mente, un enfrentamiento: no sólo contra el discur- de las cuales se inscriben como una parte instru- so ofi cial, sino fundamentalmente contra el orden mental de proyectos de cambio social global. establecido. Se fueron creando bajo la concepción de un mode- lo de comunicación militante, medios en los más variados formatos (periódicos, radios, agencias LA GENEALOGÍA DE UN CONCEPTO de noticias, cine, videos, etc.) como herramientas La idea de contrainformación nació vinculada a estético-políticas que, en contextos de violencia la noción de contracultura y de los movimientos política y lucha armada o de democracias forma- que se expresaron como antítesis al sistema les, fueron concebidas como “armas de contrain- (anticapitalistas, antipatriarcales, antimilitaristas). formación”. Durante toda la década de los sesenta y principios de los setenta se usó la noción de contracultura VOCES MÚLTIPLES Y CONTRAVOCES para referirse y agrupar movimientos políticos tan disímiles como el Mayo francés, el hippismo, las En 1980 la Unesco incorporó el tema de la comuni- luchas de descolonización o las manifestaciones cación en su agenda y publicó un documento titu- pacifi stas. La idea de contracultura emergía con lado “Voces múltiples, un solo mundo”, también más fuerza que la noción fragmentaria y desdibu- conocido como Informe MacBride3. El objetivo era jada de subculturas. Estas experiencias mostraron analizar los problemas de la comunicación y las la diversidad de ángulos posibles desde los cuales sociedades modernas, particularmente con rela- se podía hacer frente a los sistemas dominantes. ción a la fragilidad y la vulnerabilidad de la prensa En el ámbito de la comunicación, a la noción a consecuencia de las grandes presiones econó- tradicional expandida y estudiada desde los años micas, fi nancieras y políticas que tenían su origen veinte como efecto o propaganda política —usada en los intereses de los grupos multinacionales. luego como instrumento de control durante la El texto proponía un “Nuevo Orden de Información Segunda Guerra Mundial y aprovechada a partir y Comunicación” más justo y equilibrado, que ga- de la década de los cincuenta como gratifi cación, rantizara una democratización de la comunicación.

73 Denunciaba que el fl ujo de información de los paí- los años sesenta y setenta nacen, entre muchas ses del primer mundo a los países del tercer mundo otras, las radios mineras en Bolivia, la Radio era diez veces más fuerte que en sentido contrario, Sandino en Nicaragua, el cine militante y de con- mientras que el intercambio entre países del ter- trainformación en Argentina. Se multiplicaron cer mundo resultaba prácticamente inexistente. experiencias en Brasil, México, Perú y Venezuela. Se señalaba también que gran parte de la informa- En Chile, bajo el gobierno de Salvador Allende ción mundial estaba controlada por unas cuantas en 1972, Mattelart y Dorfman se propusieron dar corporaciones de comunicación transnacionales una batalla ideológica enseñando “Cómo leer al localizadas en Estados Unidos, Europa Occidental Pato Donald”. En la década de los ochenta apare- y Japón. ce en El Salvador el Sistema Radio Venceremos, El informe y el debate que éste produjo crea- que atraviesa todo el periodo de guerra civil y del ron el campo propicio, a comienzos de la década cual surgen Radio Venceremos, en 1981, y Radio de los ochenta, para que se propusieran, desde Farabundo Martí, en 1982. Miles de radios y otras múltiples sectores, políticas internacionales y formas de comunicación denominadas genérica- códigos de ética que regulasen el fl ujo de la infor- mente “alternativas” proliferaron por todo el con- mación. A pesar de sus buenos deseos, el Informe tinente a lo largo de esa década5. MacBride mostró con el paso de los años la incapa- Estas experiencias fueron grandes escuelas cidad de la Unesco para ejercer la presión interna- de experimentación y exploración. Con circulación cional necesaria que atendiese los desequilibrios clandestina y restringida, o de la mano de gobier- expuestos, pero la refl exión y el debate ubicaron nos populares, crearon nuevas formas y circuitos a los movimientos y organizaciones sociales y sus de distribución y participación. Todas ellas se medios como una nueva clave en el proceso de proponían, de uno o de otro modo, devolver la voz democratización de la comunicación. a los “sin voz”, servir a las causas revolucionarias, Paralelamente a las iniciativas de la Unesco, mostrar lo que otros ocultaban, y democratizar la en América Latina habían ido surgiendo cada vez palabra. más medios en manos de movimientos y organi- zaciones sociales múltiples y disímiles, que se ALGUNAS CARACTERÍSTICAS defi nían a sí mismos como alternativos, radicales, DE LOS MEDIOS libres, ciudadanos, contrainformativos, indepen- DE CONTRAINFORMACIÓN dientes, no convencionales, de nuevo tipo, comuni- tarios u otras denominaciones. Éstos constituyeron Las distintas experiencias que se engloban bajo esfuerzos para balancear la distribución desigual este mismo término son tan diferentes que es muy de recursos de las grandes corporaciones mientras complejo caracterizarlas. En general, coinciden se proponían reforzar la acción de sus diferentes en plasmar acciones de denuncia y agitación po- organizaciones y movimientos. lítica a partir de una vinculación a, o como parte de, movimientos sociales interesados en producir sus propios discursos y modos de ver. Surgen EXPERIENCIAS MÚLTIPLES entonces, en el seno de estas organizaciones, las EN AMÉRICA LATINA preguntas de qué datos, qué descripciones, qué En América Latina existe una larga tradición de analogías, qué experiencias, qué imágenes si- medios contrainformativos. Por razones pragmáti- lenciadas, ocultadas o tergiversadas, se debían cas y de urgencia fueron surgiendo en los mismos comunicar y por qué medios. campos de batalla, concebidos como armas de El modelo contrainformativo se defi ne, entre combate en medio de guerras civiles, bajo dicta- otros elementos, en la medida en que construye duras o contextos de represión. Herederas de ex- un conjunto de actores sociales, explicaciones periencias en otras latitudes, en los más disímiles causales, explicitación de confl ictos, que no exis- gobiernos, con impronta y creatividad propias, ten en los medios masivos o que se muestran surgieron múltiples iniciativas que se expandieron desde la óptica del poder donde se invisibilizan como mancha de aceite por todo el continente. o demonizan protestas sociales, acciones colec- Una de las primeras experiencias contrain- tivas, dirigentes políticos. Está en el centro del formativas fue Radio Rebelde, creada por el Che debate la noción de distribución, circulación y Guevara en la Sierra Maestra, Cuba, en 19584. Entre acceso que garantice a los más amplios sectores

74 CONTRAINFORMACIÓN

1

2

C

3

fi g. 1. Daniel Merle, Falso reportero gráfi co detectado durante un levantamiento militar realizado en Buenos Aires, 1988. fi g. 2. Rafael Calviño, Un militar apunta a los periodistas durante un alzamiento militar realizado en Buenos Aires, 1987. fi g. 3. Enrique Rosito, A la salida de un canal de TV, el entonces General Luciano Benjamín Menéndez intenta atacar con un cuchillo a un grupo de manifestantes que lo repudian, Buenos Aires, 21 de agosto de 1984.

75 sociales el proceso de emisión y recepción de […], la contrainformación abarca campos tan mensajes, pero también la noción de pertenencia, diversos como la educación, los medios, la inves- la discusión acerca de la propiedad, del fi nancia- tigación científi ca, la justicia […]. En todos estos miento, de los usos alternativos de la tecnología. ámbitos, desde la perspectiva contraria, usando Se conecta la discusión también con procesos cualquier medio que incite a la comunicación en educativos, organizativos y de movilización un ambiente masivo, y luchando por la posibilidad populares. de que la información correcta sea gestionada Su campo de acción no sólo se encuentra en directamente por los protagonistas de los hechos, el terreno de los contenidos: al hacer un recono- para dar al ciudadano la posibilidad de refl exionar cimiento explícito de los mecanismos de manipu- sobre los hechos con nuevos instrumentos infor- lación mediáticos y transparentar sus modos de mativos o de crear la información donde ésta no producción, las experiencias de contrainformación exista […]. La contrainformación no es otra cosa plantan batalla en el terreno de la emisión, pero que el mecanismo para estimular la conciencia también en el de la recepción. Al proponerse la crítica de los ciudadanos con el fi n de empujar, crítica de la información ofi cial tienden, por un a la vez, su participación en el proceso histórico lado, a evaluar y analizar dicha información para que viven7. ponerla al servicio de los intereses populares y, por otro, a generar las propias noticias y construir Frente a la espectacularización de los temas, una contraagenda. Esto permite entonces enten- al tratamiento anecdótico y farandulesco, a la der la lectura crítica de los medios como una parte casuística, a la desjerarquización, a la agenda constitutiva de la contrainformación. Por otra temática del poder de turno, al ocultamiento parte, el modelo contrainformativo no implica ne- y la censura o a la desinformación deliberada, cesariamente la creación de nuevos medios, sino los medios de contrainformación se propusieron la idea de favorecer la toma de conciencia sobre lo hablar de lo que no se habla, mostrar las redes que circula, dónde, cómo y para quién. Entendido causales de los acontecimientos, jerarquizar, de esta manera, también dentro de los medios historizar, desmitifi car, mostrar el detrás de las convencionales puede haber espacio para conte- escenas, darle marcos y contextos a los aconte- nidos contrainformativos. cimientos y articular acciones con movimientos La comunicación en estas experiencias suele políticos que proponían cambios estructurales. ser vista de un modo instrumental, y los que las Muchas de estas experiencias apelaron a la idea llevan a cabo se suelen defi nir como militantes de red mucho antes de que existiera Internet, destinados al campo de la comunicación. Surge ya que se proponían conectar propuestas ais- entonces la fi gura del “activista reportero”, que ladas que articularan una contraagenda. construye la información mediante su actividad En todo caso, mientras los medios hegemó- política y ve el medio de comunicación como nicos buscaron (y buscan) espectadores y entre- una herramienta de intervención política. El fun- tenimiento, los medios de contrainformación cionamiento de estos medios es, por lo general, buscaron (y buscan) participantes y compro- autogestionario, no lucrativo y no profesional. miso social. Esto trae aparejado que, numerosas veces, su re- percusión se dé en ámbitos reducidos de círculos EXPERIENCIAS PARADIGMÁTICAS militantes, con códigos simbólicos y lingüísticos EN EL CONO SUR compartidos por unos pocos y alejados de las audiencias de masas. Bajo las dictaduras en América Latina, la noción Armando Cassigoli, decano de la Facultad de información adquirió el mero rol de propaganda de Filosofía de la Universidad de Chile durante ofi cial. Los medios en manos de los Estados repre- el gobierno de Allende, fue uno de los autores que sores fueron fenomenales herramientas de desin- refl exionó sobre este tema en un artículo de obli- formación. La diseminación del terror a través de gada referencia6: la desaparición y la muerte, a través de la censu- ra explícita, más la complicidad generalizada de Lo importante de una contrainformación es que los dueños de los grandes medios, se conjugaron debe ir tan lejos como pueda para lograr índices a la hora de defi nir la información disponible para cada vez más comunicativos y menos informativos la población.

76 CONTRAINFORMACIÓN

Las dictaduras ejercieron su poder en el ám- El propio sistema de distribución y retransmi- bito mediático de la misma manera que en las sión de noticias propiciaba la participación popular demás esferas de la vida social: de forma violenta, en el proceso comunicacional en tanto fuentes homogénea y sistemática. Pero, a pesar de esto y retransmisores de la información. Su principal y aun en las condiciones más adversas, surgieron fuente era la prensa legal de la cual hacían un aná- en todos los países instancias de contrainforma- lisis exhaustivo, las “escuchas” por interferencias C ción que permitieron hacer circular la información a las redes de comunicación del aparato represivo prohibida. En estos países, la violación sistemá- y los testimonios de muchas personas que, supe- tica de los derechos humanos marcó a fuego las rando el terror, contaban lo que habían visto u oído. experiencias contrainformacionales que, en un La agencia, rompiendo la tradicional polari- porcentaje importante, se dedicaron a la denuncia dad donde un emisor centralizado se dirige a una de dicha violación. Es el caso de dos experiencias masa dispersa de receptores, apeló a que cada paradigmáticas, la agencia ANCLA en Argentina receptor se convirtiera en un nuevo emisor, gene- y los informes de Teleanálisis en Chile. rando una cadena de información que desafi ara el silencio, la incomunicación, la ausencia de no- ticias y el miedo. Aunque con una incidencia real PERFORAR EL MURO DE SILENCIO marginal y muy escasa circulación, un puñado ANCLA (Agencia de Noticias Clandestina)8, la de hombres y mujeres con máquinas de escribir, Cadena Informativa fueron dos herramientas de aislados y perseguidos, habían logrado crear una contrainformación creadas por el escritor y mili- poderosa y efi caz arma contra el poder. tante Rodolfo Walsh en junio de 1976 en Argentina, En el contexto chileno también se desarrolla- dos meses después de consumado el golpe de ron experiencias que podríamos relacionar con el Estado9. La Agencia se proponía perforar el muro concepto de “contrainformación”. La más conocida de silencio que la dictadura había generado. Al de ellas fue Teleanálisis [▸TELEANÁLISIS], un noticiero “terror basado en la incomunicación” Walsh pro- televisivo clandestino que circuló en Chile bajo la puso responder estructurando una forma de comu- dictadura de Pinochet desde 1984 hasta 1989. Pero nicación clandestina. ya con anterioridad habían surgido una serie de Gracias a la multiplicidad de fuentes con que revistas de oposición a la dictadura. Pese a contar contaban, el equipo de ANCLA pudo informar so- con una supuesta tolerancia por parte del régimen, bre la suerte corrida por miles de desaparecidos, estas publicaciones fueron permanentemente denunciar el plan de exterminio sistemático desco- hostigadas por los aparatos de poder. Una de las nocido hasta entonces en el país (llevado adelante políticas de censura más emblemáticas transcurrió por las fuerzas armadas) y la existencia de campos en torno a las masivas protestas del 5 y 6 de sep- de concentración donde se torturaba y asesinaba tiembre de 1984. Días antes de la movilización, el a prisioneros. Los cables de la agencia proveían 3 de septiembre, las revistas Apsi, Análisis, Cauce informaciones fi dedignas a los medios nacionales y el periódico Fortín Mapocho fueron allanadas y y extranjeros con datos aportados incluso por pe- se requisaron los ejemplares en los quioscos, dejan- riodistas que conocían hechos pero no podían pu- do fuera de circulación las ediciones que difundían blicarlos en los medios para los cuales trabajaban. la protesta, a lo que luego se sumó la clausura de Junto con la Cadena Informativa —un sistema las radios de oposición. A continuación, el día 8 de de gacetillas que se repartían de mano en mano—, septiembre, la dictadura emitió el bando nº 19, la agencia se proponía tres objetivos centrales: donde se decretaba la prohibición a esos medios brindar información a los periodistas con el fi n de prensa de publicar “imágenes de cualquier de romper el bloqueo informativo; funcionar como naturaleza”, decreto que se mantuvo vigente entre una herramienta de denuncia de las violaciones septiembre y noviembre de aquel año. En reac- a los derechos humanos, de la política económica ción a esas medidas, que según algunos buscaban y de la situación social general que se vivía en el evitar las caricaturas que parodiaban la fi gura país y agudizar las contradicciones existentes de Pinochet, las revistas de oposición adoptaron en el seno de las fuerzas armadas y demás secto- diversas estrategias. El Fortín Mapocho apareció res de poder funcionando como instrumento de con unos rectángulos negros en aquellos lugares acción psicológica contra el poder económico donde debían ir las fotografías, la revista Cauce y militar de la dictadura. optó por sugerentes recuadros blancos, la revista

77 Análisis por cuadros atravesados con la palabra general en apariencia natural, inevitable, eterno e “Censurado”. Además, esta última publicación indiscutible en tanto los medios son instrumentos incluyó también diversos caligramas que burlaban clave de esa imposición. la prohibición del régimen al elaborar imágenes A partir de los años ochenta, de la relectura de con palabras, habilitando así una forma de visua- los textos de Gramsci, de los aportes de Raymond lidad que no cabía dentro de las categorías san- Williams y de la Escuela de Birmingham, entre mu- cionadas por la dictadura. chos otros, en los estudios sobre medios comienza a preguntarse no sólo si hay imposición (de códi- gos culturales, formas de pensar y actuar, modas, DEBATES TEÓRICOS/ etc.), sino por qué algo se impone y de qué ma- EXPERIENCIAS MÚLTIPLES nera. La famosa pregunta que atraviesa la década Raymond Williams10 distingue tres tipos de for- de los ochenta respecto a los medios es ya no maciones culturales en función de las relacio- sólo qué hacen los medios con la gente, sino tam- nes declaradas y reales que los actores sociales bién qué hace la gente con los medios. establecen con otras organizaciones del mismo En términos de construcción de la hegemonía campo o de la sociedad en general: las de espe- (más que de dominación pura y dura) las clases cialización, las alternativas y las de oposición. populares encontrarían utilidades en esa situación Son estas últimas formaciones de oposición las y por eso pueden prestar su consenso y otorgar que, además de presentar una alternativa11, se legitimidad. En las investigaciones sobre medios convierten en una oposición activa a las institu- a comienzos de los ochenta comienzan a tomarse ciones establecidas y a las condiciones generales en cuenta entonces las necesidades, las expecta- dentro de las cuales éstas existen e implican una tivas, los gustos, los consumos y los deseos de beligerancia activa frente a las instituciones con- los “consumidores”. sagradas. Por dicho motivo estas formaciones se asocian muchas veces a las vanguardias artísti- cas y forman parte de procesos más globales de transformación social. Frente a la información dominante (unidirec- cional, jerárquica y vertical), las experiencias de contrainformación que se inscriben en estas for- maciones culturales de oposición le contraponen modelos que proponen ser dialógicos, transver- sales y participativos. Desde la premisa de que quien controla la información controla también el poder (económico, político, cultural, social, militar), se trata de desmantelar esas redes y mos- trar cómo bajo la circulación de ideas subyace una circulación de poder. Gramsci distinguió entre dominio y hegemo- nía, entendiendo al primero expresado en formas directamente políticas y, en tiempos de crisis, coercitivas; y, al segundo, como una expresión de la dominación, pero desde un “complejo en- trecruzamiento de fuerzas políticas, sociales y culturales”. En el primer caso, que caracteriza- ría losprocesos dictatoriales, en el proceso de “impo sición” de esta ideología, la conciencia relativamente heterogénea, confusa, incompleta o inarticulada de los hombres y mujeres es atro- fi g. 4. Portada de la revista Cauce, Santiago de Chile, nº 22, 12-18 de septiembre de 1984. Ejemplar publicado tras la pellada en nombre de este sistema decisivo y emisión del bando nº 19, por el que la dictadura de Augusto generalizado. En el segundo caso, los intereses Pinochet decreta la prohibición a los medios de prensa de de la clase dominante pasan a ser un interés publicar “imágenes de cualquier naturaleza”.

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Estos nuevos debates se trasladaron a las ex- 7 Ibíd., p. 70. 8 periencias comunicacionales que se expandieron Para profundizar en la historia de esta experiencia, ver Natalia Vinelli, ANCLA, Una experiencia de comunicación en los años ochenta en América Latina durante el clandestina orientada por Rodolfo Walsh, Buenos Aires: fi nal de las dictaduras y el inicio de los procesos La Rosa Blindada, 2002, en http://www.desaparecidos.org/ democráticos. Muchas de las experiencias de nuncamas/web/investig/ancla/ancla_00.htm. Los datos contrainformación surgidas y realizadas bajo las sobre ANCLA utilizados en este artículo fueron tomados C de este libro. más feroces represiones fueron desapareciendo 9 Rodolfo Walsh, antes de la creación de ANCLA, había escrito o resignifi cándose. Lo que antes las unía ahora investigaciones como Operación Masacre y Quién mató las dispersaba. La mayor libertad de expresión a Rosendo, participado en la creación de la agencia Prensa generaba nuevos desafíos de lenguajes, de for- Latina en Cuba, dirigido el semanario obrero de la Central mas, de contenidos y de técnicas. Nuevas realida- General de Trabajadores de la Argentina y contribuido a la experiencia de un diario masivo y popular como fue Noticias, des emergían después de la asfi xia y daban vida entre 1973 y 1974. En los últimos años de su vida, el escritor a múltiples actividades culturales. Lo que había se había integrado a la organización Montoneros, de la cual sido contracultural pasaba a ser ofi cial y lo que formaba parte la Agencia, pero con la que mantenía al mismo era frívolo en tiempos de horror encontraba ahora tiempo una autonomía relativa, ya que en ese entonces espacios posibles. Los discursos desgarrados tenía diferencias con su conducción, que dejó plasmadas en una serie de escritos. En marzo de 1977, Rodolfo Walsh y subterráneos se cruzaban con necesidades ex- fue asesinado por un grupo de Tareas de la Marina. (Para presivas liberadas tras la posrepresión. Volvían más datos ver Eduardo Jozami, Rodolfo Walsh, la palabra a circular viejos discursos sociales a los que se y la acción, Buenos Aires: Grupo Editorial Norma, 2011). 10 sumaban nuevas y múltiples voluntades. En este Raymond Williams, Sociología de la cultura, Barcelona: Paidós, 1994, p. 65. contexto, no eran fáciles los nuevos diálogos y las 11 Hay un debate de vieja data entre la contrainformación y la experiencias de contrainformación debieron nece- alternatividad, pero ambas denominaciones parten de una sariamente reinventarse o quedar en la historia. noción colectiva en la organización, estructura, mensaje y propósitos, al momento de pensar en el acceso a la infor- CG mación. Para Cassigoli, ambos conceptos provienen de tradiciones diferentes. “La contrainformación —sostiene—

NOTAS tiende a criticar y dar vuelta a la información ofi cial y, con 1 Rodolfo Walsh, encabezamiento de los cables de ANCLA la óptica de la clase trabajadora, ponerla a su servicio, sin (Agencia de Noticias Clandestina), Argentina, 1976. necesidad de crear otros medios paralelos o alternativos”. 2 Sara López Martín y Gustavo Roig Domínguez, Del tam-tam Según este autor, “los medios alternativos son espacios al doble click. Una historia conceptual de la contrainformación, de información/difusión de pequeña escala y escasa Madrid: Nodo50, 2004. efi cacia, apenas un ‘ruido’ frente al discurso dominante” 3 Sean MacBride era un político irlandés que había ganado (Armando Cassigoli, óp. cit., p. 69). Para otros autores, por el premio Nobel de la Paz en 1974 y que, entre muchas el contrario, esta lectura es lineal y proponen pensar la otras cosas, había sido fundador de Amnistía Internacional. relación entre ambos conceptos como una relación dialéc- La Unesco, en 1980, lo puso al frente de una comisión con tica. Ver Natalia Vinelli y Carlos Rodríguez Esperón (eds.), la tarea de producir un informe acerca de la importancia Contrainformación: medios alternativos para la acción de la prensa en la sociedad. política, Buenos Aires: Peña Lillo, 2004. 4 El Che Guevara escribiría luego en su libro Guerra de guerri- llas: “Por radio se explicarán todos los problemas, la forma de defenderse de los ataques aéreos, por dónde están las fuerzas enemigas, citando nombres familiares. La propagan- da de tipo nacional contará con los periódicos del mismo tipo que los anteriores, pero podrán narrarse una serie de hechos, de batallas que interesan fundamentalmente al lector, noticias mucho más frescas y más exactas que lo que pueda hacerlo nadie […]. Explica, enseña, enardece, determina en amigos y enemigos sus posiciones futuras. Sin embargo, la radio debe regirse por el principio fundamental de la propa- ganda popular, que es la verdad; es preferible decir la verdad, pequeña en cuanto a dimensiones efectistas, que una gran mentira cargada de oropel”. 5 Es signifi cativo, por ejemplo, que la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC) se fundara en 1983. 6 Armando Cassigoli, “Sobre la contrainformación y los así llamados medios alternativos”, en Máximo Simpson Grinberg, Comunicación alternativa y cambio social, Ciudad de México: Premia, 1989, pp. 63-71.

79 a través de un sistema de abonados y entregadas de TELEANÁLISIS manera personal en organismos sociales, sindicatos, parroquias, grupos estudiantiles, partidos políticos Entre 1984 y 1989 se realizó en Santiago de Chile y agencias periodísticas internacionales. Teleanálisis, un noticiario clandestino grabado en La estructura televisiva y de acción social de cintas de video VHS y distribuido de manera informal Teleanálisis tuvo varios antecedentes. Entre ellos es sorteando las condiciones de censura impuestas posible mencionar la implementación de proyectos por la dictadura. El proyecto surgió entre militantes educativos de sectores de la izquierda en Chile, que de la Izquierda Cristiana y periodistas de una de las utilizaron el video como herramienta efi caz para más importantes revistas de oposición al régimen explorar técnicas más efectivas en la pedagogía. Por —la revista Análisis—, que decidieron experimentar otra parte, contradiciendo el supuesto rechazo de sobre el soporte audiovisual nuevos modos de infor- la izquierda a las nuevas tecnologías, las Juventudes mar acerca de los acontecimientos no transmitidos Comunistas de Chile (JJCC), en el año 1979, organi- por los medios de comunicación adheridos al régi- zaron desde la clandestinidad un equipo audiovisual men. Teleanálisis se convirtió en una televisión alter- para producir material de uso interno del partido, nativa a la ofi cial, con reportajes a protagonistas y utilizado como herramienta de difusión, formación testigos de diversos acontecimientos vinculados y adoctrinamiento de militantes. Otros camarógra- a la política de oposición a la dictadura, dando cuen- fos chilenos como los hermanos Salas [▸GUERRILLAS] ta de una amplia gama de sucesos como la violencia arriesgaron su vida a principios de los años ochenta en las calles y el secuestro ilegal de personas, cu- en Chile captando imágenes de protesta, como briendo huelgas y paros, así como encuentros cultu- “Las marchas de hambre en 1982”, que se mostraban rales de resistencia a la dictadura. a través de la “Red de video popular de Ictus” y de En total se realizaron 202 reportajes, editados sus contactos con agencias internacionales. Por en 46 capítulos distribuidos mensualmente en cintas último, podemos mencionar al grupo Eco y al grupo Video Proceso. Este último realizó en 1982 una serie 1 de documentales temáticos que pueden conside- rarse el principal antecedente de Teleanálisis. Aun así, la experiencia de Teleanálisis no sólo será la que cuente con una organización más estable y prolonga- da en el tiempo, sino que dará un giro decisivo al uso del video, el cual adquirirá un fuerte carácter perio- dístico y asumirá un lenguaje televisivo renovador, sin precedentes en Chile. Una de las principales novedades que introdujo Teleanálisis fue la decidida opción de sacar la cámara a la calle y poner el énfasis en lo testimonial. Cabe notar que las primeras cámaras de video portátil in- gresaron en Chile a fi nes de los setenta, presentando 2 nuevas condiciones de autonomía y maniobrabilidad. De esta manera se abría un espacio para que los camarógrafos se introdujeran en los acontecimientos que ocurrían en la calle y que requerían de esta agili- dad en el registro. En muchas ocasiones, el registro en vivo de la realidad con la cámara de video realizado por los camarógrafos de Teleanálisis en situaciones de fuerte represión se tornó en una acción subversiva y peligrosa, pues lograba romper con el régimen de visibilidad impuesto desde los medios ofi ciales. En efecto, uno de los hitos más estremecedores capta- dos por las cámaras de Teleanálisis fue el momento en que un policía disparó contra la estudiante María fi gs. 1, 2. Fotogramas de Teleanálisis, 1984-1989. Paz Santibáñez durante una protesta, frente al Teatro

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Municipal de Santiago1. El video fue puesto a disposi- ción de los familiares de la joven y evidenció la arbitra- VISIBILIDAD riedad con que el hecho fue mostrado por los medios ofi ciales. De esta manera, Teleanálisis materializó el La política consiste en reconfi gurar el reparto de lo compromiso de la acción periodística de un modo que sensible que defi ne lo común de la comunidad, en no se ha vuelto a ver desde entonces en Chile. introducir sujetos y objetos nuevos, en volver visible C En 1984, la dictadura lanza el Decreto Ley 1.217 aquello que no lo era y hacer que sean entendidos que “prohíbe informar sobre hechos que puedan pro- como hablantes aquéllos que no eran percibidos más vocar alarma en la población, alterar la tranquilidad que como animales ruidosos1. ciudadana o versen sobre actos terroristas”2, obligan- do a los medios a someterse a previa censura o bien Desde que existe lo que se denomina “espacio públi- a acogerse a los comunicados ofi ciales del gobierno. co”, también existe una lucha de los distintos sectores Por lo tanto, cualquier exhibición y circulación públi- sociales por su utilización: ocuparlo, apoderárselo, ca de materiales audiovisuales debía ser aprobada hacerse visible en él. Cuando la confl ictividad social por un aparato estatal de censura cinematográfi ca. se desplazó al espacio público urbano, la lucha por la Sin embargo, esta legislación tenía un vacío: no era ocupación de las calles, plazas o lugares simbólicos aplicable a la producción audiovisual destinada a ser (desde la toma de la Bastilla en Francia hasta las ron- enviada al extranjero. Para evadir las restricciones das de madres de desaparecidos en Plaza de Mayo impuestas por esta ley, Teleanálisis iniciaba todos en Buenos Aires o las convocatorias en la Puerta del sus capítulos con la frase “Prohibida su difusión Sol en Madrid) y por el espacio público mediático pública en Chile”. (primeras planas, segundos de pantalla, centimetraje Por otro lado, Teleanálisis tenía en cuenta que la de prensa, etc.) fueron parte de las estrategias de los práctica de circulación alternativa de televisión, que partidos y agrupaciones políticas y de los movimien- en general implica grupos de discusión y el contraste tos sociales, culturales y/o artísticos que se disputan con las informaciones ofi ciales, podía revertir las for- porciones de poder. mas de control que caracterizan el uso hegemónico En esas instancias (reuniones, marchas, tomas, de este medio. barricadas, intervenciones, etc.) los diferentes acto- Por último, cabe señalar que Teleanálisis y los res sociales se muestran a los otros (gobernantes, demás grupos dedicados a la producción de video, prensa, público en general) y exponen sus deman- como Eco, Video Proceso e Ictus, tuvieron contacto das, propuestas o peticiones con huelgas de hambre, con otras experiencias latinoamericanas desde co- marchas, acampes en lugares públicos, piquetes en mienzos de los ochenta a través de lo que se denomi- las rutas, ocupación de lugares simbólicos, desplie- nó la Corriente de Video Alternativo. Años más tarde, gue de estrategias artísticas, entre otros. Las pro- en 1988, llegó a organizarse el Primer Encuentro de testas en sí mismas pueden defi nirse como el modo Video Alternativo, que se realizó en Chile y en el que en el que distintos grupos e identidades colectivas confl uyeron participantes de Chile, Bolivia, Brasil, luchan por hacer visibles sus demandas, sus formas Argentina, Perú y Uruguay. Para esa ocasión se redac- de pensar, ver o sentir. Son una forma de instalar en tó un documento, el Manifi esto de Santiago, que fun- la escena social críticas, reclamos y cuestionamientos, cionó como documento fundacional del Movimiento en defi nitiva, formas de representación de los confl ic- de Video Latinoamericano. Aunque la iniciativa cobró tos sociales. fuerza y se realizaron dos encuentros más, fi nalmente se declaró el Festival de la Habana como el espacio Una de las formas más fl agrantes de exclusión ciuda- de reunión permanente del movimiento. dana en la actualidad se sitúa justamente ahí, en la IG desposesión del derecho a ser visto y oído, que equiva- le al de existir/contar socialmente, tanto en el terreno individual como el colectivo, tanto en el de las mayo- NOTAS rías como en el de las minorías2. 1 Ver “Teleanálisis. El registro no ofi cial de un época”, tesis de grado en Comunicación Social realizada por Rodolfo Andrés Gárate Cisternas y José Luis Navarrete Rovano, Santiago EL PROBLEMA ES LA MEDIACIÓN de Chile: Universidad Diego Portales, 2002, pp. 104-109. 2 Germán Liñero Arend, Apuntes para una historia del video Muchas estrategias de movimientos políticos y so- en Chile, Santiago: Ocholibros, 2010, p. 60. ciales que se sublevan por algún motivo tienen como

81 1 fi g. 1. Daniel García, En una Plaza de Mayo inundada, frente a la Casa de Gobierno, los familiares portan las fotos con los rostros de los desaparecidos, Buenos Aires, 1983. fi g. 2. Gerardo Dell‘Oro, Las Madres de Plaza de Mayo vuelven visibles a sus hijos detenidos-desaparecidos a través de la fotografía, Buenos Aires, 1990. fi g. 3. Eduardo Longoni, Marcha por la vida, Buenos Aires, 5 de octubre de 1982.

2 3

45

fi g. 4. Marco Ugarte Atala, Estudiante baleado por la policía, Santiago de Chile, 1986. fi g. 5. Eduardo Grossman, El Camarazo, Buenos Aires, 1982. fi g. 6. Omar Torres, Un grupo de Madres de Plaza de Mayo se dirige hacia la Casa de Gobierno, Buenos Aires, ca. 1982.

82 CONTRAINFORMACIÓN uno de sus ejes visibilizar sus demandas o discursos, de manera intencional, para dirigir la mirada, para que de alguna forma fueron silenciados, ignorados inducir interpretaciones, para construir realidades. o tergiversados. Cuando estas estrategias no existen, La noción de que hay que “ver para creer” tiene aún los confl ictos nacen con un défi cit de comunicación hoy fuerza en nuestras sociedades, en las que la visión que se suele enfrentar con la ideología de la oculta- sigue atada a parámetros fuertes de credibilidad. ción y la privatización de lo público que ejercen los C poderes constituidos. DICTADURAS EN AMÉRICA LATINA: Cualquier protesta social se desarrolla en una ENTRE EL OCULTAMIENTO Y LA VISIBILIDAD zona gris que atraviesa las dinámicas de lo político y lo comunicativo. Esto hace que la relación entre mo- En muchas de las dictaduras del Cono Sur durante vimientos, partidos y organizaciones sociales con los las décadas de los setenta y los ochenta, la desapa- medios masivos de comunicación sea, por lo general, rición forzada de personas fue la principal modalidad problemática. Los medios que supuestamente tienen represiva. A partir de la experiencia de Argelia pri- por función mediar entre esos grupos sociales y el mero y Chile después —países donde la represión público en general lo hacen con sus propios intereses abierta e indiscriminada provocó fuertes condenas puestos en juego, sus reglas y estrategias, que mu- internacionales de forma inmediata—, otras dictadu- chas veces responden al mismo poder que mantenía ras, especialmente la argentina, resolvieron que la esas demandas ocultas3. represión fuera clandestina. En este sentido, los medios de comunicación ma- La propia fi gura del “desaparecido” implicaba sivos son un espacio de lucha por la visibilidad4, pero ocultar a la vista social su destino. La desaparición los medios en sí mismos son actores políticos. Esas de personas combinaba una cierta visibilidad (del construcciones narrativas de apoyo, desaprobación secuestro, de los allanamientos y en algunos casos o ignorancia de dichas protestas infl uyen muchas de los cadáveres) con el secreto (de lo que sucedía veces en el éxito o fracaso de las mismas. No siem- con los detenidos en los centros clandestinos de pre la estrategia es la ocultación, muchas veces es detención). Esto era una política específi ca de dise- la demonización, la información confusa, la presen- minación del terror5. tación estereotipada o prejuiciosa de los hechos y La negación del poder represor de la existencia sus protagonistas. La búsqueda de visibilidad choca de los detenidos-desaparecidos se extendió a los entonces frontalmente con lo que los distintos pode- familiares que los buscaban. Una de las formas de res tratan de invisibilizar. Las imágenes en general esa negación era la ausencia de dichas noticias en la y la fotografía en particular son objetos privilegiados prensa o su presentación confusa, tergiversada y/o de visibilidad y han sido utilizadas en distintas épo- descontextualizada. A este doble ocultamiento, de cas y momentos históricos para mostrar u ocultar los desaparecidos y de sus familiares buscándolos,

6 se logró oponer una doble visibilidad. Por un lado, las madres y otros familiares comenzaron a portar las fotos de sus hijos e hijas, esposos, mujeres, nietos y nietas, devolviéndoles un rostro, una identidad, una historia y un lazo social, volviendo visibles a quienes se había hecho desaparecer, es decir, ocultar a la vista social. Pero ellas mismas estaban invisibiliza- das. Ahí es donde la acción de artistas activistas y de algunos fotorreporteros colaboró para quebrar esta segunda invisibilización. Imágenes e intervenciones artísticas en calles y plazas ayudaron a conformar y amplifi car la dimensión simbólica de este movimiento de denuncia, especialmente el que conformaban las Madres de Plaza de Mayo. “[Las Madres] Querían ser vistas. Era una obsesión”6. La fotografía fue también un pilar fundamental para la construcción de su imagen social. A partir de las acciones del movimiento de derechos humanos, muchas veces conformadas y acompañadas por

83 acciones de arte (uso de fotos, pañuelos, siluetas, la representación y el reconocimiento. Hay visibili- máscaras, instalaciones, muñecos gigantes, pan- dades en pugna que se enfrentan a lo que permite, cartas, etc.), algunos reporteros gráfi cos tomaron como visible óptimo, el poder. Así fue a lo largo de fotografías emblemáticas que se transformaron la historia. en los íconos del relato visual contra la dictadura En la actualidad, es común escuchar que los me- hasta hoy en día. dios sustituyeron a las plazas como lugar de encuen- Las fotos de las Madres y otros familiares lle- tros de interacción física, de presencia pública y/o vando como pancartas las imágenes de sus seres de protesta social. Estas voces suelen escucharse queridos, como en el juego de las muñecas rusas, en los mismos medios. Sin embargo, lo que surge en permitieron romper esa doble ocultación: las desa- distintas latitudes del globo son combinaciones de pariciones mismas y las acciones que se llevaban presencias reales y mediáticas, múltiples plazas, a cabo en su búsqueda. calles y espacios en los que se suceden nuevas estra- Ese nuevo uso de las fotos de desaparecidos tegias de intervención creativas, confl ictivas y críticas llevadas por sus familiares permitieron un desplie- que a su vez generan nuevas formas de visibilidad gue visual que los fotógrafos supieron aprovechar pública y de acción social. Múltiples escenarios que y ayudaron a expandir. Este proceso de hechos son a la vez testigos, protagonistas y puentes. —producción de imágenes de esos hechos, circula- CG ción y reconocimiento— es el que hace que dichas imágenes se hayan transformado en una forma de NOTAS construcción visual que favoreció la difusión y el 1 Jacques Rancière, El malestar en la estética, Buenos Aires: conocimiento de lo sucedido bajo el terrorismo de Capital Intelectual, 2011. Estado. 2 Jesús Martín-Barbero, “Transformaciones comunicativas y Como señala Claudia Feld, “las imágenes han tecnológicas de lo público”, en Metapolítica, Ciudad de México, sido centrales para representar y mostrar la desapari- 2001, vol. 5, nº 17. 3 Como contrapartida, las estrategias de contrainformación ción, tanto durante la dictadura como posteriormen- nacen con el propósito, entre otros, de abolir esa mediación te. La desaparición, acto por defi nición de sustracción y crear y poner en circulación sus propios discursos. de la imagen, se ha dado a conocer, en la Argentina 4 Cabe señalar, como indica Ana Lucía Magrini, que no todas las y en el mundo, mediante imágenes”7. protestas sociales se formulan con la intención de obtener vi- Desde sus inicios en el siglo XIX, la fotografía de- sibilidad mediática. Hay protestas que se confi guran desde los márgenes de la esfera pública, como las indígenas, que suelen mostró ser un efi caz medio de lucha contra el olvido. acudir a estrategias de comunicación alternativas que van más El retrato, uno de sus usos más extendidos, sirvió allá de los medios de comunicación masivos y que incluyen la históricamente para vivifi car lo muerto, para recordar comunicación basada en el contacto cara a cara. Ver Ana Lucía a los familiares fallecidos, para establecer nexos entre Magrini, “La efervescencia de la protesta social. De luchas, la vida y la muerte. El uso que le dan los familiares demandas, narrativas y estéticas populares”, en E. Rabinovich, A. L. Magrini y O. Rincón (eds.), “Vamos a portarnos mal”. de detenidos-desaparecidos a las fotos de sus seres Protesta social y libertad de expresión en América Latina, Bogotá: queridos se apoya en esta tradición previa a la que Centro de Competencia en Comunicación C3, Fundación le suman la dimensión política. Los familiares no Friedrich Ebert y ADC Asociación por los Derechos Civiles, 2011. sólo usan la fotografía para recordar, esencialmente 5 Pilar Calveiro, Poder y desaparición. Los campos de concentra- buscan, denuncian y hacen reaparecer en la escena ción en Argentina, Buenos Aires: Colihue, 1998; Antonia García Castro, “¿Quiénes son? Los desaparecidos en la trama política pública al ser desaparecido. chilena (1973- 2000)”, en Bruno Groppo y Patricia Flier (dirs.), Las fotos que lentamente comenzaron a aparecer La imposibilidad del olvido. Recorridos de la memoria en Argentina, en la prensa y a multiplicarse en folletos, carteles, Chile y Uruguay, La Plata: Ediciones Al Margen, 2001; Claudia documentales, exposiciones y libros, se fueron tor- Feld, “Imagen, memoria y desaparición. Una refl exión sobre nando en testimoniales, y también en símbolos de- los diversos soportes audiovisuales de la memoria”, en Aletheia, revista de la Maestría en Historia y Memoria de la safi antes; hicieron visible lo que se había intentado FaHCE, La Plata, 2010, vol. 1, nº 1. invisibilizar, confi rmando que “no sólo lo visual se 6 Ulises Gorini, La rebelión de las Madres. Historia de las Madres construye socialmente, sino que lo social se constru- de Plaza de Mayo, Tomo I (1976-1983), Buenos Aires: Grupo ye visualmente”8. Editorial Norma, 2006. 7 Las imágenes (entre las cuales las fotografías de Claudia Feld, óp. cit. 8 Rossana Reguillo, “Políticas de la (In)visibilidad. La construcción prensa ocupan un lugar destacado) forman parte social de la diferencia”. Curso: Educación, imágenes y medios. de una construcción visual de lo social. En esa cons- FLACSO Virtual, 2010, en http://issuu.com/luly/docs/politicas_ trucción hay una disputa de sentidos, una lucha por de_invisibibilidad._r.reguillo.

84 los ochenta, y a fi nes de esa agitada década se autoasume triunfante con el colapso del bloque CUERPOS soviético. Es la modernidad fl uida o “líquida” visible Y FLUJOS ya desde la desregulación de los mercados, que señala Zygmunt Bauman, la privatización de los C servicios públicos y el poder creciente de la es- Mientras aspectos en otro tiempo insospechados peculación fi nanciera que tiende a extender sus de la fi siología humana se exponen, analizan y límites, a desplazar los capitales fl exibilizando auscultan con detalle, el concepto de cuerpo parece las barreras políticas, éticas o culturales, erosio- perder algo de nitidez. No obstante, es una noción nadas por el libre paso del comercio y la inversión que se ha vuelto crucial (al mismo tiempo que ob- sin fronteras. soleta la de bioorganismo). Crucial, y acaso tam- Ese cuerpo social al que aludían los escritos bién ardua: el cuerpo ha dejado de ser una realidad de Comte o Durkheim es vulnerado, aun cuando estable, y resulta elusivo establecer sus funciones el tránsito de individuos pueda tener regulaciones o sus límites. Una redefi nición continua intenta se- más estrictas. Y esa pérdida de autonomía de los guir el paso a su incesante construcción biológica Estados nación ante los poderes económicos trans- que, a través de un conjunto de procesos sucesivos, nacionales que los gobiernan parece al mismo hicieron más efi cientes las disciplinas reclusivas tiempo generar en respuesta otras formas radica- de regulación social de la modernidad temprana: les (y de base) para entender el concepto de fl ujo entre ellas, las formas de organización y gestión desde un ámbito de territorializaciones fugaces: de la vida dentro del régimen biopolítico, potencia- como fuerza de producción; y como una pulsión en das con la irrupción de las industrias alimentaria sí misma que permite conectar “máquinas-órgano” y farmacéutica; la aparición de la cirugía “recons- y “máquinas-fuente” ensambladas en formas de tructiva” o “estética”; la dimensión biosemiótica agenciamiento colectivo a fi n de producir y cons- profundamente afectada por la manipulación de truir lo real (en el lenguaje de Deleuze y Guattari). hormonas o genes; o el aporte de la cibernética Así, en simultáneo a los dispositivos de pro- en la construcción de prótesis o biointerfaces que ducción de subjetividad y los dispositivos de extienden el cuerpo al campo de la informática producción del cuerpo, se oponen un conjunto y la virtualidad, haciendo mutar irreversiblemente de movimientos de contraproducción. Los años la idea de “presencia”. La era del poshumano es ochenta pueden ser entendidos como un mo- también la era de la disolución del cuerpo. O, al mento paradigmático en la naciente construcción menos, un tiempo que desvela su frágil y mudable de estos dispositivos de producción de cuerpos consolidación. y subjeti vidades alternativos. Acaso es el modelo económico posfordista Atravesada por diferentes tipos de violencia y neoliberal, establecido como nuevo paradigma y crisis, un signo recurrente de algunos de estos desde fi nes de los setenta, el que impone la no- movimientos en la década sería cierto rechazo ción de fl ujo sobre el viejo paradigma industrial por los paradigmas de vida existentes y, por que colapsa en esa misma década (entre cuyos tanto, un peligroso deleite por la distopía como signos reveladores está el denominado gueto de proyección de una sociedad que se asume desde Detroit). Latinoamérica resultó en este proceso ya decadente. Ello parece el signo reconocible un laboratorio de importancia: el Chile de Pinochet de movimientos de artistas visuales, literarios y la Argentina de Videla pusieron previamente en y musicales que recogen los infl ujos del punk. escena las propuestas de la Escuela de Chicago En algunos países del continente, esto coincide —que demostraron que no se podía ser liberal en con la resaca de los movimientos políticos diez- economía y liberal en política al mismo tiempo: mados durante la década anterior. No obstante, la alianza entre regímenes totalitarios asesinos la actitud era fundamentalmente la ruptura y, y neoliberalismo económico era sustancial (y es- acaso, el propio nombre —de estos movimientos taba demasiado lejos de las ideas de democracia o grupos de activistas culturales— asume mu- o libertad que éste último propugnaba)—. El mo- chas veces el de la repulsión misma: la escoria, delo sería luego adoptado a escala mundial por el confl icto social, la represión, la miseria o la los gobiernos de Reagan y Thatcher a inicios de marginalidad; vueltos así un modo de afrenta o

85 confrontación [▸P ( A ) NK]. Como fl ujo, el fl uido corpo- de alimentación temprana poslactancia— que ral es también un signo de esas actitudes contra bien subvencionan los Estados o bien proveen aquellos modelos de formas de vida propuestos, las compañías privadas que las producen. y sus propias posturas nominales —ya la basura, No obstante, ser fl ujo implica en gran medida el residuo; el vómito o el desecho metabólico— deshacer el cuerpo, así como sus procesos de cla- se convertían en una afectación emocional y polí- sifi cación taxonómico-identitarias (conscripciones tica contra la supuesta estabilidad de un sistema de raza, sexo, género, clase): imaginar nuevas fun- que se intenta perturbar. O contaminar: desde el ciones, límites y metáforas en un proceso continuo punto de vista de la antropología o de la historia, de contraproducción de subjetividad-corporalidad. un desecho es una categoría que un objeto o sus- La frontera entre lo que a alguien se le asigna tancia adquiere dentro del imaginario específi co ser y aquello en lo que alguien puede devenir es de una cultura y, por tanto, en oposición, éstos un lugar de contradicciones. constituyen un método para sondear los valores La discrepancia es una plataforma funda- asignados y establecidos al interior de una socie- mental y esta noción de fl ujo anima la ausencia dad determinada1. de comando u organización central que hoy com- Sin embargo, el énfasis puesto en los fl uidos ponen los nuevos movimientos sociales y las corporales no sólo se vuelve una forma elocuente nuevas movilizaciones en protesta que, como una de evacuar un cuestionamiento sobre los contor- entusiasta pandemia, se han encendido en dis- nos de lo socialmente aceptable, sino, y sobre tintos lugares del planeta. Algo que parece con- todo, el inicio de un continuo pensamiento crítico ciliarse con aquellos orígenes de la psique donde sobre los límites de la propia corporeidad: un el cuerpo no tiene límites y en la que, conectada señalamiento de aquello que en una primera mi- a ella, mundo y cuerpo son una sola y misma rada ya no forma parte del cuerpo, que lo excede cosa. Conexiones extendidas que hacen casi una o desborda. Ello se expulsa, ello se exuda, ello ilusión —de ésas que, en ocasiones, pueden ser se succiona. Se excreta o secreta marcando ese temporalmente necesarias— pensar que existen tejido de la piel —en ningún momento continuo, problemas de carácter local. Lejos de la institu- ni tampoco impenetrable— como el límite du- cionalidad orgánica de un aparato de Estado, de doso de una identidad física y psíquica que se los “diagramas de fl ujo”, entendidos como dispo- supone contenida allí dentro. No obstante, junto sitivos para la contención de un proceso progra- a los denominados desechos metabólicos existen mático y de las “corporaciones” multinacionales un conjunto de fl uidos del cuerpo que resultan —aquel neologismo jurídico que apela a una idea susceptibles de gestión biopolítica: sustancias así discutible de cuerpo para designar las estruc- capaces de generar y preservar la existencia hu- turas jerárquicas de las dominantes entidades mana, como el esperma, la sangre o la leche, que empresariales modernas—; se trata de bordes que —a través de la inseminación, transfusión o lac- permanentemente se desdibujan trazando un com- tancia— pueden introducirse en otro cuerpo para plejo indicador de las formas de convivialidad, fecundarlo o mantenerlo con vida. Su presencia tolerancia o autonomía de los individuos al inte- permanece fuertemente unida a la preservación rior de una comunidad que se encuentra siempre y protección del cuerpo colectivo de la especie. amenazada por una puesta en abismo de las asig- Esto implica que se organice un sistema de regu- naciones, atribuciones e identidades. laciones sobre los cuerpos. No sólo su pérdida Cuerpo es, al fi n y al cabo, multiplicidad y inútil debe evitarse, sino que varios mecanismos fl ujo. No sólo porque el cuerpo es dudosamente de prestación reguladora se instituyen para nue- una realidad —ni acotada, ni acotable—, sino vamente consolidar los intereses del capitalismo porque el fl ujo es un espacio de posibilidad para transnacional sobre la población: la práctica lo real cada vez más amplio. Habría por ello que de transferir clínicamente esperma u óvulos de evitar oponer ambos términos: los fl uidos cor- cuerpo a cuerpo son hoy parte de un próspero porales son una suerte de metáfora que se origi- mercado mundial; los bancos de sangre y bancos na o, más bien, se procesa en él. Como sustancia de leche se dedican a recolectar, almacenar, pro- —ya negada o admitida, rechazada o reinscrita— cesar y suministrar estas sustancias. Y aquí se in- hablan de su extensión, de su vulnerabilidad e cluye la extensión industrial del fl uido tecno-lácteo inconsistencia: siempre en movimiento interno —considerado aún fundamental en los procesos y en interacción con el afuera.

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1. En 1975, Miguel Ángel Rojas presenta su instalación Atenas c.c. —“Atenas cine continuo”— dentro de la primera edición de los Salones Atenas, organizados por el crítico Eduardo Serrano en el Museo de Arte Moderno de Bogotá. El título de la pieza propone un juego ambivalente: inscribir el C nombre de la empresa de publicidad auspiciadora del evento y, a la vez, el de una conocida sala de reestrenos y cine continuo en el centro del distrito capital. Al igual que teatros imponentes a veces como Imperio, Faenza o el Mogador, Atenas se ha- bía convertido en un espacio de encuentros furtivos y subrepticios para una homosexualidad masculi- na que entonces, dentro de la heteronormativa fi g. 1. Miguel Ángel Rojas, Atenas c.c., Bogotá, 1975. y moralista sociedad colombiana, resultaba prácti- camente imposible afi rmar a plena luz [▸DESOBEDIENCIA SEXUAL]. Una impetuosa promiscuidad que, amparada doméstico y, del otro, un momento expansivo en la oscuridad y el anonimato, Rojas se arriesga de autonomía en la producción de la propia sexua- a registrar de modo clandestino en varias series lidad, en donde irrumpe un impulso que diluye fotográfi cas a lo largo de esa misma década. los límites de aquel lugar habitado extendiéndose La instalación reúne así cuatro dibujos hiper- hacia un mundo que resulta estimulante y a la vez realistas realizados a partir de fotografías. Éstos, imprevisible, impúdico, insólito o salvaje. Dentro colocados verticalmente en pares, conforman dos de una amplia entrevista sostenida con Natalia autorretratos incompletos que sugieren, en secuen- Gutiérrez, el artista considera al teatro Faenza cia, “dos momentos congelados de un movimiento de aquellos años como el espacio propicio para erótico”, siguiendo las palabras del artista. Se los encuentros gay, y describe la platea del mismo trata de fragmentos en donde el perfi l de un cuerpo como “el orinal más grande de Colombia”. Un —vestido con botas de cuero y blue-jeans— quiebra escenario que será luego referente para una ins- la cadera sobre un fondo indeterminado. La com- talación realizada en 1982 denominada Subjetivo. posición de los dibujos sobre el papel los presenta En ella el artista reconstruye con una mirada como fi guras auscultadas desde un espacio que cruda, pero al mismo tiempo precisa, ese espacio sólo permite una mirada oblicua, “como si fuera vacío, trasladando los muros y piso deslucidos una puerta entreabierta”. No obstante, uno de del teatro (que tantas veces había fotografi ado con ellos se apoya en un piso donde se reconoce el una cámara oculta) a las salas de la galería Garcés- diseño de las baldosas que pertenecían a la casa Velásquez, valiéndose de un cuidadoso empalme familiar del artista en Girardot: pequeño puerto de serigrafía, dibujo y baja iluminación, al que de tierra caliente, en las riberas del río Magdalena, incorpora el sonido grabado de un fl ujo húmedo en el que transcurre gran parte de su infancia, que resuena de fondo, drenando constantemente. adolescencia y juventud. Baldosas que aparecen aquí por primera vez y que formarán parte de 2. Santiago de Chile, 1979: el Colectivo Acciones otras obras realizadas por Rojas en años sucesi- de Arte (CADA) —conformado por Fernando Balcells, vos. En Atenas c.c., reproducidas fotográfi camente Juan Castillo, Diamela Eltit, Lotty Rosenfeld y Raúl en tamaño real, 70 de ellas colocadas de modo Zurita— hace su aparición (en medio del contexto adyacente, conforman también sobre el suelo de represivo de la dictadura iniciada violentamente la instalación una superfi cie que nos remite al seis años antes) con una acción hoy emblemática mismo espacio. Éste permanece cubierto por un denominada Para no morir de hambre en el arte. vidrio sobre el cual el artista derrama “material Dividida en varias fases, la intervención consistía orgánico”: esperma real que reúne de donantes en una apuesta que se realiza en los márgenes amigos, asumiendo el gesto como acto deliberado de la escena artística de la ciudad, desbordándola de autoafi rmación. hacia su inmediata periferia. El acto se anuncia Así, Rojas pone en tensión, de un lado, el mun- crípticamente con la publicación de una página do regular, afable, protegido y entrañable de lo cedida para el colectivo dentro del semanario Hoy.

87 Allí, en tono provocador, se inscribe un texto que autoritario del régimen, estas propuestas se situa- el grupo fi rma a modo de enunciación instituyen- ban rápidamente en diferentes espacios y momen- te y manifi esto poético: tos, como la lectura de un discurso enunciado ante el edifi cio de las Naciones Unidas en Santiago Imaginar esta página completamente blanca. que sería registrado en la cinta magnetofónica por Imaginar esta página blanca el grupo (y el audio incluido también en la expo- accediendo a todos los rincones de Chile sición). Pero más aún: días después, el colectivo como la leche diaria a consumir. consigue convencer a la empresa de leche Soprole Imaginar cada rincón de Chile para desplazar por las calles de la ciudad diez de privado del consumo diario de leche sus camiones, los cuales al fi nal del recorrido son como páginas blancas para llenar. aparcados delante del Palacio de Bellas Artes (acción denominada Inversión de escena). Allí, los Ese mismo día, el grupo hace entrega de 100 bol- artistas clausuran temporalmente el acceso a la sas de medio litro de leche a pobladores de una institución con una enorme tela blanca, a modo comuna pobre, emblemáticamente denominada de pantalla visible, que es destacada precisamen- La Granja, en las afueras de Santiago: como fl ujo te por la ausencia deliberada de imagen. de ganadería industrial, la producción láctea su- Así, el predominio de la blancura pierde por pone extender el suministro nutricional e inmuno- completo su connotación de neutralidad para lógico medular, presente en el primer alimento convertirse en la denuncia de un silencio cómplice. que la madre proporciona en la infancia tempra- Como anota Robert Neustadt, al relacionar la na, asimilando las connotaciones de protección carestía de la leche como promesa del gobierno y necesidad que en éste se inscriben. Registros de Allende disuelta por la dictadura, CADA apun- de la acción son exhibidos posteriormente en la ta también a señalar la ausencia de democracia galería Centro Imagen junto con una caja de acrí- como una carestía más. El acto cuestiona ese lico transparente que contenía bolsas de leche, espacio cultural, políticamente limpio (hasta com- un ejemplar de la revista Hoy abierta en la página placiente) de una escena que urge transformar del texto publicado por el colectivo y una cinta —el título de la acción lo remarca—: una escena magnetofónica. Alrededor del objeto escultórico que opta por una aséptica indiferencia en medio y los registros se propicia el diálogo y el debate. de la ilegitimidad de la dictadura militar. La acción de reparto reactualiza con énfasis la decisión del gobierno democrático de la Unidad 3. La artista María Evelia Marmolejo utiliza el Popular de Salvador Allende —mandato y de- sonido alusivo de un drenaje para acompañar una cisiones que son interrumpidos con el golpe de acción que denomina 11 de marzo, realizada esa Augusto Pinochet—, que garantizaba medio litro misma fecha, el año 1981. Ésta consiste en dejar de leche a cada niño en todo el país. Para foca- las huellas de su fl ujo menstrual sobre dos de los lizar su impulso de confrontación con el Estado muros del espacio expositivo, en la galería San Diego en Bogotá (de hecho, ella establece el día del evento a partir de su propio ciclo fi siológico). Poco antes había realizado una acción en la Plazoleta del Centro Administrativo Munici- pal, frente a la alcaldía misma de Santiago de Cali, frente a la sede del gobierno municipal. Bajo el nombre de Anónimo 1, la artista camina por una pasarela de papel que previamente coloca sobre el suelo, atravesando un amplio trecho del espacio público. Con el rostro parcialmente cubierto con vendas, vestida con una suerte de bata de hospital y descalza, la artista avanza autoproduciéndose, cada determinado tramo, incisiones en los pies, dejando así un rastro de sangre a lo largo del tra-

fi g. 2. CADA, Para no morir de hambre en el arte, yecto, al fi nal del cual procede a curar las heridas Santiago de Chile, 1979. con pequeñas vendas para volver a caminar. Con

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3 5

C

4 fi gs. 3-5. María Evelia Marmolejo, 11 de marzo. Acción realizada en la galería San Diego, Bogotá, 1981. Fotografías: Camilo Gómez.

neo (al ser evacuado de la circulación interior del cuerpo) son sustantivamente transfi guradas con la propia condición femenina. La experiencia se inscribe en medio de un pro- ceso creativo que tiende tanto a la denuncia de la muerte y el exterminio, sean del presente o del pasado (el 12 de octubre de 1985, en una acción que titula América, la artista escribe nuevamente con su sangre el nombre del continente sobre el basamento de la estatua de Cristóbal Colón en Madrid), así como a generar rituales-ofrenda en una suerte de celebración de la naturaleza y la fertilidad. Una fertilidad que, en acciones poste- riores, se desplaza indistintamente del territorio a la experiencia gestante de su propio cuerpo. ello la artista propone, en el centro de su propia 4. Hacia 1986, Sergio Zevallos, entonces miem- ciudad y ante espectadores ocasionales, confron- bro del Grupo Chaclacayo en Perú, conformado tar las desapariciones, torturas y asesinatos come- en torno a 1982 —al que también pertenecen Raúl tidos bajo el controvertido Estatuto de Seguridad Avellaneda y Helmuth J. Psotta—, dirige una serie con el que el gobierno de Turbay Ayala libraba una de foto-performance que denomina Rosa Cordis. guerra contra “enemigos internos”. Una secuencia de imágenes no estrictamente na- En la acción dentro de la galería bogotana, rrativas en las que se distinguen espacios parale- parcialmente cubierta de toallas higiénicas, los y segmentos de acción: mientras un personaje Marmolejo presiona frontalmente su cadera contra travestido primero se maquilla el rostro ante un los muros imprimiendo de pie el sello de un pro- espejo y luego se masturba, en otro se presenta ceso fi siológico hormonal que, como residuo, es el paulatino descendimiento de otro cuerpo que cae también el signo que renueva una potencialidad hasta postrarse en el piso como un despojo yerto. cíclica de producción de vida. Así, las connotacio- Luego, dos escenas sucesivas: en medio de muros nes de muerte acaso implícitas en el fl ujo sanguí- sangrantes cubiertos de afi ches de desnudos,

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10 fi gs. 6-10. Sergio Zevallos (Grupo Chaclacayo) con la colaboración de Frido Martín, serie Rosa Cordis, Lima, 1986. fi gs. 11, 12. Sergio Zevallos (Grupo Chaclacayo), serie Suburbios, Lima, 1984.

90 CUERPOS Y FLUJOS la presencia erotizada de Santa Rosa de Lima también la pulsión de muerte). La sexualidad en ropa interior, identifi cada sólo por el atuendo e identidad liminar incorporan aquí resonancias negro y blanco que la cubre —en alusión a la es- religiosas: el uso de un imaginario que resulta clavina y el capote de la orden dominica—, mien- cáustico para la generalizada susceptibilidad ca- tras derrama en trance fl ujos entre sus piernas tólica de un país capaz de reaccionar con rechazo que se deslizan en grumos sobre el suelo; en otra e intolerancia a éste y a otro tipo de propuestas C escena, hundiendo la cabeza en una suerte de silo realizadas. Un encuentro acaso fulminante entre o fuente de sangre, el cuerpo antes yacente es “lo herético y erótico” (para usar la bella iteración sodomizado. con la que Roberto Jacoby describe una parte La propuesta de Zevallos despliega cuerpos de la obra de León Ferrari en un texto de 1987), y sexualidades disidentes: varias acciones o se- que aquí incorpora la imagen referente de Santa cuencias fotográfi cas realizadas por el grupo colo- Rosa, como sucede en otras propuestas que can así los fl ujos corporales que simulan sangre recorren el trabajo del grupo. o secreciones; actos de masturbación, menstrua- ET ción o penetración; así como cuerpos travestidos, liminares o ambivalentes. Como también cuerpos NOTA mutilados o agredidos. Un intento de explorar 1 Ver Michael Thompson, Rubbish Theory: The Creation los lábiles contornos de la identidad como produc- and Destruction of Value, Oxford: Oxford University to: las excrecencias, los humores, los residuos. Press, 1979. Una suerte de desmantelamiento del yo que pone en entredicho las fronteras del cuerpo, haciendo coincidir por momentos el principio de realidad con el principio del placer (pero haciendo asomar

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91 La presencia del cuerpo como registro, sopor- te o huella en las prácticas que abordamos desde DESOBEDIENCIA la noción de desobediencia sexual, trastorna la coherente estabilidad de la relación sexo/género SEXUAL y sus asignaciones identitarias fi jas, según la matriz de inteligibilidad heterosexual. En su des- I pliegue regulatorio, la norma heterosexual opera administrando la visibilidad y el reconocimiento Desde mediados de la década de los setenta, públicos de los cuerpos, a la vez que los clasifi ca una serie de propuestas artísticas situaron al y ordena en términos de normalidad o desviación. cuerpo (y, más precisamente, al cuerpo sexuado) La práctica de la desobediencia sexual constituye como territorio privilegiado de activación poética una plataforma móvil desde donde atacar dicho y política. Estas diversas iniciativas involucra- orden sexopolítico —no sólo en sus manifestacio- ron, en sus estrategias críticas de interpelación nes más evidentes y constatables, sino también y en sus proyecciones de sentido, nuevas formas en sus mecánicas de poder más invisibilizadas, de articulación entre el arte y la política, inscrip- investidas en el cotidiano, en la “microfísica” de tas en un desplazamiento de lo macropolítico, sus formaciones y desarrollos más capilares—6, característico de los proyectos artísticos utópico- haciendo de aquellos cuerpos marcados por la revolucionarios de los años sesenta y primeros norma straight, cuerpos patologizados y estigma- setenta —movilizados por la exigencia de trans- tizados que amenazan con desquiciar los moldes formar de manera radical y defi nitiva las condi- disciplinarios del orden heterosexual, territorios ciones de existencia—, a lo micropolítico, a la de productivización micropolítica disidente y de problemática de la producción de la subjetividad activación de nuevos procesos de subjetivación. y la construcción de “nuevos modos de subjeti- vación singularizante”1. II Utilizamos la noción de “desobediencia sexual” para referirnos a las estrategias poético- En el curso de los años ochenta, el artista plástico, políticas y los modos de hacer mediante los periodista y activista argentino Jorge Gumier cuales estas diversas prácticas problematizaron Maier, integrante del Grupo de Acción Gay (GAG), los ordenamientos de saber/poder del régimen del que fue uno de sus principales impulsores, mayoritario heterosexual (con el propósito de realizó una serie de sostenidas intervenciones desmontarlos en sus enclaves disciplinarios desde la revista El Porteño (donde tuvo a su cargo normalizados)2 al mismo tiempo que apuntaron la columna gay) y desde Sodoma, la publicación a movilizar nuevos procesos disidentes de sub- del GAG. Allí problematizó la conformación de la jetivación, susceptibles de desorganizar los “identidad gay” y apostó por una desobediencia pactos de sentido trazados y administrados por de los cuerpos fuera de las prescripciones regula- la producción de subjetividad del capitalismo3. tivas trazadas por las identidades normalizadas. Los cuerpos constituyen el territorio privilegiado La primera intervención de Gumier Maier en de producción y control biopolíticos, de inscrip- El Porteño, en agosto de 1984, se tituló “La homo- ción y regulación de la norma social, pero a la sexualidad no existe…”. Desde este provocativo vez operan como “potencias políticas”4, territo- título, propuso desmontar, en clave foucaultiana, rios de enunciación y resistencia críticas desde la categoría de “identidad homosexual” en tanto donde deconstruir e insubordinar las articula- que necesaria para la existencia de la “identidad ciones disciplinarias de dicho régimen de poder. heterosexual”7, es decir, la norma respecto de Por otro lado, el poder, tal como ha sostenido la cual la homosexual se constituye como desvío. Michel Foucault, no constituye un mero afuera- En los números siguientes de la revista, Gumier de-los-cuerpos que opera sobre éstos en térmi- Maier profundizará en esta posición crítica. Para nos de represión o prohibición, sino que, por Gumier Maier, la constitución de una “identidad el contrario, supone un despliegue que penetra gay” constituía un reforzamiento de la norma “materialmente en el espesor mismo de los cuer- heterosexual, su extensión pacifi cada más que 5 8 pos”, produciéndolos . su desmontaje crítico [▸LOCA/ DEVENIR LOCA]. En “Los usos de un gay” sostuvo:

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La apología de una supuesta identidad gay reducirse a las demandas de derechos civiles y a (LO GAY), afi rma a la identidad dominante y opre- las reivindicaciones identitarias, por el contrario, sora como sujeto. Y reproduce la concepción se trataba de atacar de manera radical el orden maniquea de dos identidades divorciadas, exclu- heterosexual dominante mediante la invención yentes y naturales9. de otras formas de vida y afecto, que implicaran al mismo tiempo la apertura a la exploración e En un texto posterior, “Algo sobre el culo”, se refi rió invención de los mismos sujetos: a la clausura del ano del varón como condición de la construcción de la masculinidad hegemónica La lucha no pasa solamente por elaborar puntos y D heterosexual: reclamar por ellos a las autoridades. No pasa sola- mente por la legalidad, por la modifi cación de cierta El culo varonil en su rígida codifi cación, señala arbitraria y nefasta norma. Es una lucha que recorre que es la mutilación de la anatomía (ergo la sexua- lo público (allí donde nos presentamos como grupo) lidad) del varón la que lo instituye COMO poder. y lo privado (allí donde nos relacionamos con otro, Es el culito a resguardo lo que autoriza la solidez gay o no, incluida la cama). Es una lucha incesante constreñida de las instituciones masculinas, pilares […] luchamos en todo terreno para modifi car las con- de la sociedad. Iglesia, patotas, escuadras depor- cepciones del resto de la sociedad y también, y en tivas, grupos de tareas comparten el mismo esque- todo terreno, para modifi carnos a nosotros mismos13. ma fundante10. Este énfasis puesto en la propia invención aparecía La revista Sodoma fue otra de las plataformas desplegado como devenir disruptivo y desterrito- desde donde Gumier Maier —al igual que otros rializante al fi nal del texto “De cómo ser una verda- integrantes del GAG—, intervino políticamente dera loca”, también publicado en la revista: en los debates en torno al activismo homosexual. El primer número de Sodoma, publicado en 1984, Si no podemos sino adoptar maneras, pues pro- anunciaba en su portada: “1984. International bablemente nada exista como natural y todo sea Year of Lesbian and Gay Action”. En un texto sin sólo imagen, adoptemos al menos las que más nos fi rma, el GAG se presentaba en términos que im- plazcan, las que más nos diviertan, que serán se- plicaban, mediante la referencia al humor, un des- guramente las más revulsivas. O juguemos mejor a plazamiento respecto de los marcos disciplinarios adoptar varias: peluca rubia y boquilla larga ahora, de la retórica de la militancia tradicional y del de overall por la tarde y mañana ser una odalisca, mismo sujeto revolucionario, como responsable una azafata bella y tonta… o el aire decidido e inteli- de las grandes causas de la historia: “Queremos gente de las mujeres emancipadas14. ser eso: un GAG. Como los de Chaplin o Buster Keaton; tan imaginativos, que tanto nos divierten El texto, probablemente escrito por Gumier Maier, y que tanto dolor de estómago le dan a cierta aparece fi rmado por “Jorge Wildemer o Mirna de gente. Y si algunos creen que la militancia es reu- Palomar o Lic. Raquel Gutraiman”, en una suerte nirse por horas y hablar bien, nosotros creemos de deriva travesti de la fi rma que disuelve la ima- que el GAG es libre, imprevisible y que carece gen unitaria y coherente del autor en la multiplici- de esquemas. Todos, para vivir mejor, podemos dad ingobernable del devenir. hacer nuestros propios, originales GAGS, aumen- tado el espacio de libertad y rompiendo tabiques. III No los nasales, la gente que se dedica a eso no puede entrar en nuestro propio GAG”11. Para los Este nomadismo de la subjetividad y de los cuer- integrantes del GAG, “cambiar el lugar que esta pos también implicó el trazado móvil de tramas sociedad le da al gay” implicaba, al mismo tiempo, sexo-afectivas marginales, articuladas en la ocu- la apuesta por “cambiar la sociedad”, en tanto pación de espacios —muchas veces clandestinos “las medidas represivas y las discriminaciones o semiclandestinos— de socialización y circu- varias […] se asientan en profundos miedos, lación homoeróticas, como los baños públicos mitos y prejuicios fuertemente afi ncados en el o “teteras”, las salas de cines porno, los bares y conjunto de la sociedad (incluidos los gays)”12. las fi estas. Deambular homosexual y circulación En tal sentido, el activismo homosexual no podía deseante, inversión marica de los espacios de

93 vigilancia y administración biopolíticas de los referencia a la violencia sobre los homosexuales, cuerpos. pero lejos de ceñirse a una retórica denunciativa En la ciudad de Bogotá los primeros bares o victimizante, apelaba al recurso del humor negro destinados al público homosexual se abrieron a (tan propio de maricas y travestis) para construir fi nales de los setenta. Gays y lesbianas, cuyas una potente metáfora del mismo deseo homo- conductas aún eran penalizadas por la legislación sexual, haciendo visibles las formas de afecto que colombiana bajo el eufemístico nombre de “abu- el miedo homofóbico construido por el orden sos deshonestos”15, encontraron en estos lugares heterosexual dominante consideraba como prác- clandestinos la posibilidad de reunirse, difícil- ticas que debían ser condenadas y suprimidas, mente plausible en el espacio público. En estos en tanto “amenazas” a la estabilidad de dicho sitios, permanentemente objeto de la persecución orden. Mirada retrospectivamente, la acción en policial del Estado, se llevaron a cabo diversas Piscis parecía anticipar, de manera inquietante, acciones simbólicamente asociadas con la liber- los signos de la violencia y la muerte que trajo tad sexual en medio de la conservadora sociedad consigo, en los años siguientes, la crisis del sida, local16. cuando la estigmatización y persecución social Mientras en la escena artística ofi cial culta, a los homosexuales se tradujo en las demandas pintores y escultores homosexuales asociados homofóbicas de corrección e higienización de los al proyecto modernista abordaron “lo gay” desde potenciales agentes de contagio. la óptica expresionista en boga (por ejemplo, Luis Caballero y Lorenzo Jaramillo con sus desnudos IV masculinos explícitamente homoeróticos, solem- nes, suavizados por sus citas a la tradición clásica En estos mismos años, el artista colombiano europea); en otra escena, siempre en el límite, Miguel Ángel Rojas se movió tácticamente en- si se quiere underground, otros sujetos sociales tre el territorio ofi cial y la escena underground. (también homosexuales o travestis) usaron los Desde inicios de los setenta, Rojas desarrolló bares gay como espacios de encuentro y desarro- una obra testimonial relacionada con la actividad llo de una actividad performática crítica, colectiva clandestina de los primeros espacios de homoso- y sin intenciones artísticas directas. En ambos cialización en Colombia: los teatros bogotanos. casos encontramos acciones afi rmativas de iden- El Faenza (conocido popularmente como “El Fanny”), tidad sexual en contextos represivos. Mientras el Rex y el Mogador fueron tácitamente, desde los en el circuito de la cultura letrada y de las artes se años cuarenta, gracias a la oscuridad y anonimato toleraban tácitamente estos discursos gracias al de sus asientos posteriores y baños, los espacios origen de clase y al capital cultural de estos artis- destinados al sexo casual entre hombres. Estos tas —aunque siempre con la fuerte resistencia de lugares de encuentro persistieron sólo hasta fi na- la Iglesia Católica y de los sectores más conser- les de los ochenta debido al ascenso de la cultura vadores de las clases altas— en el circuito de la de la fi esta y a las exigencias de higienización que fi esta la represión era innegociable. vinieron de la mano con el surgimiento del sida El bar Piscis —uno de los sitios clave de esta [▸CUERPOS Y FLUJOS]. trama, surgido en 1978 y cerrado a mediados de Como un voyeur, desde sus tempranas visitas los ochenta— fue perseguido por la actividad al Teatro Imperio en 1973, Rojas documentó foto- policial del Estado. Piscis contaba con dos puer- gráfi camente la actividad homosexual clandestina tas y un semáforo que, cuando cambiaba a rojo, y la presentó al público sin la estetización propia indicaba una inminente redada policial; por ello, de los artistas de la escena ofi cial. Entre 1978 y 1980 la puerta posterior se abría para facilitar la salida tomó en los baños del Teatro Mogador, a través de oculta de los asistentes. Todas las semanas se un agujero, una serie de fotografías que imprimió llevaban a cabo diversas acciones performáticas. en pequeño formato y que tituló Sobre porcelana. Una de las más contundentes tuvo lugar en 1981 En esta secuencia de 18 imágenes aparecen dos para celebrar Halloween. En una gran sala alta hombres teniendo relaciones sexuales delante de y pintada de negro se ubicaron decenas de ataú- un muro recubierto por pequeñas baldosas de ce- des en cuyo interior había hombres desnudos rámica blanca similares a la porcelana. En algunas masturbándose o teniendo relaciones sexuales. versiones, la serie aparece reducida a pequeños En su provocativo despliegue, la acción hacía puntos (imitando los agujeros por donde fueron

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6 fi gs. 1-6. Miguel Ángel Rojas, Sobre porcelana, serie Mogador, Bogotá, 1979.

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fi g. 7. Álvaro Barrios, Álvaro Barrios as Marcel Duchamp as Rrose Sélavy as L.H.O.O.Q., Bogotá y otras ciudades, 1980-2012. tomadas las fotografías) agrupados siguiendo el diseño en cenefa del cielo raso del Faenza, con 9 el elocuente nombre de Vía Láctea (1980), lo que remitía implícitamente a los invisibles rastros de semen esparcidos como una marca, una y otra vez, por todo el teatro. En Episodio (1980), los puntos fueron sugestivamente convertidos en dibujos infantiles.

V

En varios de sus “grabados populares”, iniciados en 1972, el artista colombiano Álvaro Barrios se apropió deliberadamente de imágenes homoeróti- cas provenientes de la tradición popular (por ejem- plo, los cuerpos masculinos de Tom of Finland, el cuerpo martirizado de San Sebastián, la lucha libre o el cómic estadounidense y mexicano) y las dotó de contenidos inesperados con referencias a Marcel Duchamp, al pop o al arte conceptual. Estos grabados circularon gratuitamente a través de periódicos y revistas (o como hojas volantes) con el mismo número de edición del medio impreso seleccionado17, apostando a cuestionar, desde la condición múltiple del grabado y su circulación ampliada, no sólo las exigencias de originalidad y unicidad de la obra de arte y los modos de colec- fi gs. 8, 9. Álvaro Barrios, El Martirio de San Sebastián, cionar institucionales y particulares, sino también hoja sin intervenir e intervenida, Barranquilla, Cali, la desactivación del potencial político del grabado Bogotá y Pereira, 1980-2012.

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(también convertido en objeto de fetiche) en las prerrogativas legales e institucionales que regula- ban las ediciones limitadas de la gráfi ca artística. En todos los casos, Barrios sólo fi rmaba y nume- raba las piezas presentadas por el público en un tiempo preestablecido, tras el que llegaban al precio de los grabados convencionales (a partir del 1 de enero del año siguiente a la publicación)18. En 1980 Barrios distribuyó una hoja volante D titulada El Martirio de San Sebastián. En ésta, el santo no aparece de pie sino acostado, muerto encima de una sugestiva tela de brocado y con un manto blanco cubriéndole el rostro. Aunque Barrios conserva de la iconografía clásica el cuerpo atravesado por las fl echas, decide no utilizar el tradicional torso lampiño, por el contrario, prefi ere uno velludo, viril, potenciando la carga homoeró- tica de la imagen. El santo aparece rodeado por numerosas rosas blancas que sirven para oponer fi g. 10. Marcos López, serie Liliana Maresca con su obra, sutilmente su potente masculinidad a su inocente Buenos Aires, 1983. fragilidad. Bajo las líneas en blanco de cada hoja, un conjunto de instrucciones alentaba al receptor a describir (en forma real o imaginaria) los marti- Leppe llevaba en dos de las fotografías, redunda- rios sufridos por las personas debido a sus ideas. ba en el efecto teatral y performático de la pose Las hojas diligenciadas fueron colgadas por el en tanto que la imagen central lo exhibía desnudo, artista, posteriormente, en el espacio público, en con vendas cubriéndole las tetillas y los genita- museos y galerías de Barranquilla, Cali, Bogotá les, es decir, ocultando los órganos en torno a los y Pereira. cuales se estructura la diferencia sexual. En las torsiones y desplazamientos del sentido que mo- vilizaba, el conjunto de fotografías trastornaba el VI duro binarismo en torno al cual se confi guran las En 1975, el artista chileno Carlos Leppe presentó, divisiones de sexo y de género en sus asignacio- en la galería Módulos y Formas de Santiago de nes normalizadas para advertir que dicha división Chile, una instalación en la que su propio cuerpo, es, antes que nada, política. retratado en una secuencia de tres fotografías suspendidas verticalmente en un perchero de VII madera, movilizaba una potente trama de signifi - caciones. El perchero —tal el nombre de la ins tala- En 1983 la artista argentina Liliana Maresca se hizo ción de Leppe— cruzaba la referencia oblicua a tomar por su amigo Marcos López una serie de foto- la viol encia de los cuerpos por el orden represivo grafías en blanco y negro con objetos realizados de la dictadura, con la extremada artifi cialidad de un año antes por ella misma a partir del ensamblado la pose y la cosmética de género mediante descal- de varias piezas. El conjunto de fotografías retrata ces y deslizamientos de los signos que desorga- a Maresca desnuda, con los objetos delante o so- nizaban los marcos de inteligibilidad de la norma bre su cuerpo, en una serie de inquietantes poses heterosexual en su sexuación y generización de en las que el objeto opera como una suerte de pró- los cuerpos. Así, el cuerpo de Leppe se postulaba tesis que oscila entre la corrección normalizadora “como un cuerpo de citas: una zona intercita- del cuerpo y su mutación poshumana. En un sen- cional de referencias cosméticas, fotogénicas y tido, es posible pensar estos objetos de Maresca teatrales a modelos corporales que desconstruyen como tecnologías de producción sexopolítica del y reconstruyen su identidad en la diferencia y cuerpo de la mujer, dispositivos de disciplinamiento la alteridad”19. El vestido de cantante de ópera, (de sexuación y generización del cuerpo), corsés o con sendas aberturas circulares en el pecho, que tecnologías prostéticas, destinados a la corrección

97 y normalización del cuerpo. Pero, al mismo tiem- “gay”, por el contrario, tenía un sentido “reivindicativo” y “combativo” (S/a, “Los signifi cados de la palabra ‘gay’”, po, parecen operar como dispositivos que incitan en Sodoma, Buenos Aires, nº 1, 1984). a perder o transformar las formas de lo humano y 12 El grupo se declaró afín “al movimiento por los derechos nos interpelan con los perturbadores signos de un humanos y a toda corriente progresista que lucha por trans- devenir poshumano de los cuerpos y la sexualidad. formaciones en el conjunto de la sociedad” y cuestionó a “aquellos sectores de la izquierda que, con el pretexto de HB, FD la ’lucha mayor’, se olvidan —cuando no se oponen— de las reivindicaciones sexuales”. Ibíd. 13 Esta toma de posición situaba al GAG en tensión con NOTAS las políticas sostenidas entonces desde la Comunidad 1 Félix Guattari y Suely Rolnik, Micropolítica. Cartografías Homosexual Argentina (CHA), asociación civil constituida del deseo, Buenos Aires: Tinta Limón, 2005, p. 44. Para en abril de 1984. Ibíd. Guattari la problemática micropolítica no se sitúa en el 14 “De cómo ser una verdadera loca”, en Sodoma, Buenos “nivel de la representación, sino en el nivel de la produc- Aires, nº 1, 1984. ción de subjetividad”. Ibíd., p. 41. 15 Según denuncia el primer número de la revista Ventana Gay 2 Entendemos la heterosexualidad como un “régimen político” (nº 1, agosto de 1980), bajo el cargo de “abusos deshones- en el sentido en que ha sido propuesto por la escritora y acti- tos” fueron detenidas 322 personas en 1974 (14 de las cuales vista lesbofeminista francesa Monique Wittig en su crucial fueron condenadas) y 286 en 1975 (de los cuales fueron ensayo “The Straight Mind”, de 1978: la heterosexualidad condenadas 22 personas). involucra “una interpretación totalizadora a la vez de la 16 Estos hechos ocurrieron en el contexto de represión política historia, de la realidad social, de la cultura, del lenguaje y del gobierno del presidente Julio César Turbay Ayala, de todos los fenómenos subjetivos” y una “tendencia a uni- promotor del Estatuto de Seguridad (de septiembre de 1978 versalizar inmediatamente su producción de conceptos, a a junio de 1982), un severo régimen penal amparado en el formular leyes generales que valen para todas las sociedades, Estado de Sitio. todas las épocas, todos los individuos”. Monique Wittig, 17 La mayor edición fue la del periódico El Tiempo, en 2008, El pensamiento heterosexual y otros ensayos, Madrid: Egales, de 500.000 ejemplares. 2006, pp. 51-52. 18 Al artista le interesa la dualidad que se plantea entre 3 Para Guattari la producción esencial de la subjetividad una edición masiva y la pequeñísima parte cuya fi rma es dominante “capitalística” no tiene lugar únicamente en solicitada por el público. Le atrae el aspecto de “encuesta” el orden de la representación, sino también y, sobre todo, o investigación que trae el resultado de esta experiencia, en la “modelización de los comportamientos, la sensibili- planteando, además, un castigo al desprecio del público dad, la percepción, la memoria, las relaciones sociales, por las ediciones grandes, los papeles baratos, las impre- las relaciones sexuales, los fantasmas imaginarios, etc.”. siones imperfectas y la fi rma gratuita. Por estas razones, Félix Guattari y Suely Rolnik, óp. cit., p. 41. sus ediciones no vienen fi rmadas previamente. 4 Beatriz Preciado, “Multitudes queer. Notas para una polí- 19 Nelly Richard, Márgenes e Instituciones. Arte en Chile desde tica de los ‘anormales’”, en Brumaria, Madrid, nº 3, 2004. 1973, Santiago de Chile: Metales Pesados, 2007, p. 81. Originalmente publicado en Multitudes, París, nº 12, marzo de 2003. 5 Michel Foucault, “Las relaciones de poder penetran en los cuerpos”, en Microfísica del poder, Madrid: La Piqueta, 1992, p. 156. Ver también de Foucault el primer volumen de su Historia de la sexualidad. 1. La voluntad de saber (1976), Madrid: Siglo XXI, 1992. 6 Michel Foucault, ibíd. 7 Jorge Gumier Maier, “La homosexualidad no existe…”, en El Porteño, Buenos Aires, nº 32, agosto de 1984. 8 Estas intervenciones de Gumier Maier pueden leerse en diálogo con las que, en esos mismos años, realizó el escritor y activista argentino Néstor Perlongher, entonces exiliado en São Paulo. 9 Jorge Gumier Maier, “Los usos de un gay”, en El Porteño, Buenos Aires, nº 33, septiembre de 1984. Las mayúsculas pertenecen al original. 10 Jorge Gumier Maier, “Algo sobre el culo”, en El Porteño, Buenos Aires nº 37, enero de 1985. Las mayúsculas pertene- cen al original. 11 S/a, “Quien escribe estas líneas”, en Sodoma, Buenos Aires, nº 1, 1984. La opción por el término “gay” en lugar de “homo- sexual” en el nombre del grupo, demarcaba una posición política. Mientras “homosexual” constituía una categoría inventada por la medicina psiquiátrica en el siglo XIX como parte de un complejo dispositivo médico-jurídico de patologización y corrección de los cuerpos anormales,

98 El uso del arte para abordar lo extrartístico será uno de los vectores-fuerza que caracterizarán DOCUMENTOGRÁFICA las sucesivas Obrabiertas. Parada presentó por primera vez esta propuesta en 1979, en una expo- sición colectiva en la galería CAL (Coordinadora Asumir un suceso de vida abierto Artística Latinoamericana) de Santiago de Chile. (situaciones no resueltas, de incertidumbre) Su Documentográfi ca Obrabierta A iba acompa- como investigación de arte1. ñada de un letrero que señalaba lo siguiente: “Esta Documentográfi ca debe entenderse como parte D Desde los primeros años de la dictadura militar de una Obrabierta actualmente en ejecución”. chilena, iniciada con el golpe militar de 1973, La instalación estaba compuesta por un mueble se produjeron multitud de casos de detención de madera proveniente de la casa de sus padres, y desaparición ilegal de personas. Organismos de fotografías, cuadernos de estudio y otros docu- la inteligencia militar sitiaron espacios públicos mentos que daban cuenta del itinerario vital y de supuestamente subversivos como las universi- la ausencia del hermano del artista. Asimismo, la dades, donde profesores y estudiantes fueron Documentográfi ca se concebía como una estruc- objeto de persecución y represión. Este proceso tura de organización de la información en proceso desató la movilización de familiares de los re- que apuntaba al cese de la incertidumbre respec- presaliados y de organizaciones de defensa de to al destino de Alejandro. La rememoración de los derechos humanos, que emprendieron una un momento de vida previo a la desaparición se serie de acciones destinadas a recoger y sistema- convertía en un preludio (y una invocación) de tizar información, que quedaría registradas en la reaparición. Por el carácter procesual de su archivos que contenían fotografías, grabaciones estructura, la obra artística (o el “suceso obra”) y dibujos. repro ducía la naturaleza abierta de un “suceso Tras la desaparición forzada de su herma- vida” cuya conclusión implicaría también la con- no Alejandro en 1974, el artista chileno Hernán clusión de a propia obra. Parada inició una intensa búsqueda en la que En el trabajo que elaboró sobre el concepto la investigación artística iba a jugar un papel pri- de Obrabierta para su memoria de licenciatura mordial. Según Parada, no bastaba “el mostrar en 19803, Parada no pudo incluir el caso de su her- imágenes y/o realizar alguna expresión física, mano. Esto se debió a la delicada situación que como una protesta en la calle solamente, sino vivían el artista y su familia tras haber denunciado que […] el relacionarme con otros artistas explo- radores de límites me llevó a considerar factible el defi nir y declarar el suceso [de la] desaparición forzosa como una Obrabierta”2. La organización de los sucesos vividos tras la desaparición forza- da de su hermano impulsó a Parada a construir un dispositivo de socialización de la experiencia conocido como Documentográfi ca, que eviden- ciaba la disconformidad del artista y su familia por la ausencia de información sobre el paradero de su hermano. Si en un primer momento el con- cepto de “Obrabierta” dio lugar a un dispositivo de la memoria compuesto básicamente por una instalación de objetos, con posterioridad se su- maron a esa estructura el registro de una serie de acciones en el espacio público que Parada reali- zó en solitario o con la artista chilena Luz Donoso. En las acciones de Parada cumplía un rol funda- mental una máscara elaborada a partir de la foto- grafía de su hermano Alejandro, con la que se hizo fotografi ar en distintos lugares de Santiago. fi g. 1. Obrabierta A en la galería Cal de Santiago de Chile, 1979.

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fi gs. 2, 3. Hernán Parada, Obrabierta M-19, Bogotá, 1980. DOCUMENTOGRÁFICA la desaparición y a la situación en la que se en- Obrabierta residía en el destino de las vidas contraba la universidad, sitiada y controlada de los rehenes. En los años siguientes, el artista por organismos partidarios del régimen militar. realizó otras acciones como parte de Obrabierta La investigación del modelo Obrabierta se centró, y Documentográfi ca que se desmarcaron de la en principio, en el caso de Gary Gilmore, asesino colección de objetos y se insertaron en el espacio en serie estadounidense que pidió la pena de público. Durante 1984, Parada visitó lugares en muerte y se negó a recibir ningún tipo de ayuda Santiago como la universidad donde estudiaba para apelar o posponer su ejecución en 1977. su hermano6, la Estación Central de trenes, la El caso Gilmore interesaba a Parada como suceso, sección de NN del cementerio general, la Plaza D pero también por su intensa difusión mediática. de Armas, los tribunales de justicia y diversos La traducción del suceso en obra en una nueva centros culturales. La acción que desarrolló en Documentográfi ca respondió a la voluntad de cada uno de esos lugares consistió en colocarse reconfi gurar su temporalidad bajo la estructura la máscara de papel con una fotografía del rostro de una Obrabierta que refl ejara, en paralelo a la de su hermano Alejandro, la misma imagen que dedicada a su hermano, “esa incertidumbre que se utiliza hasta el día de hoy en las fi chas de emanaba del caso, ese juego entre morir y vivir, reconocimiento para su búsqueda. Bajo la apa- esa espera del desenlace…”4. riencia fantasmal que le otorgaba esta máscara, Parada defi nía el concepto de Obrabierta como el artista se acercaba a las personas que transita- un modelo y un sistema que permitiera el “ordena- ban esos lugares e intentaba conversar con ellas. miento de la información” sobre un determinado Estas acciones eran documentadas mediante suceso, así como “la suma de los medios que fotografías y grabaciones de audio, de modo que permitan su asimilación/entendimiento como tra- la intervención crítica, la escenifi cación pública bajo de arte”5. Sin embargo, la circulación de ese de la desaparición, tuviera un efecto subsiguiente trabajo artístico no debía reducirse en ningún caso en las representaciones de lo político en el arte. a los espacios del sistema del arte, sino que pre- El uso de la máscara tensionaba en esta acción tendía expandirse hacia los territorios de la lucha el control de la identidad por parte del Estado social. La Obrabierta respondía a una “fórmula” mediante el registro fotográfi co del rostro de su compuesta de una Declaración (la identifi cación hermano, denunciando la desaparición forzada del suceso), un Fundamento (la razón que hace que esa misma institución provocó. El artista des- del suceso un hecho abierto), una Ubicación (que doblaba su identidad con la de su hermano en un señalaba el lugar y contexto donde ocurrió el su- acto de solidaridad que convertía su cuerpo en ceso), un Comienzo (el inicio del suceso), un Final un soporte de la memoria fotográfi ca. La acción (que señala su cierre) y una Duración o extensión de Parada representaba, en este sentido, un acto temporal del suceso. La Organización del suceso silencioso que impulsa desde una proximidad se dividía en la Estructura y el Desarrollo. La pri- íntima, la búsqueda de los familiares desapare- mera era confi gurada por las distintas organiza- cidos. ciones que participaban del suceso, mientras que el segundo se componía de las acciones y las re- ARCHIVO SIN FIN acciones que se producían debido a la emergencia del suceso, que infl uían en la duración del mismo. La obra de Luz Donoso, amiga y colaboradora Finalmente, la sección dedicada al Conocimiento de Parada, también recurría a la invocación de del suceso constaba de la información que los los desaparecidos en el espacio público mediante medios de comunicación y otros agentes genera- la construcción de dispositivos experimentales ban en torno a éste, así como de documentación basados en fotografías. Donoso se sirvió para ello relativa a otras acciones derivadas del evento. de archivos fotográfi cos elaborados por los orga- El tercer evento que Parada toma como pretex- nismos de derechos humanos. Uno de los prime- to para su Obrabierta es una acción de la guerrilla ros archivos en constituirse fue el de la Vicaría colombiana M-19, a la que denomina “suceso de de la Solidaridad, creada en 1976, pero cuyo ori- arte”. Se refería, en concreto, a la retención de diplo- gen se remite a octubre de 1973 con la aparición máticos y civiles en la Embajada de la República del Comité de Cooperación para la Paz en Chile. Dominicana en Bogotá en febrero de 1980 durante A partir de las fotografías de este archivo, artistas 61 días. El elemento de incertidumbre de esta como Parada y Donoso comenzaron a colaborar

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fi g. 4. Hernán Parada, intervenciones performáticas en la Estación Central de Santiago de Chile, 1984. fi g. 5. Hernán Parada como Alejandro Parada desparecido visitando el Cementerio General, 1985. fi g. 6. Hernán Parada como Alejandro Parada en la Plaza de Armas de Santiago de Chile, 1984.

con organizaciones como Familiares de Detenidos NOTAS y Desaparecidos en Chile, fundada en 1975, recu- 1 Hernán Parada, Obrabierta, memoria para optar al grado académico de licenciado en artes plásticas con mención perando fotografías dañadas de sus seres queri- en Grabado, Facultad de Artes de la Universidad de Chile, dos y ampliándolas. Desde los primeros años 1980, p. 31. de la dictadura, se trató de conformar un archi- 2 Conversación por e-mail con la autora en abril de 2012. vo fotográfi co que pudiera ser empleado en la 3 En el escrito, Parada realiza una extensa investigación en búsqueda o las demandas legales por los desapa- la que argumenta las diferencias de su propuesta con el libro de Umberto Eco Obra Abierta, aunque propone algunos recidos. En este contexto, una de las primeras puntos de partida que se originan en la lectura de este texto. iniciativas impulsadas por Donoso fue la creación 4 Ibíd., p. 32. de La huincha sin fi n… hasta que nos digan donde 5 Ibíd., p. 31. están. La huincha consistía en largas cintas de 6 Alejandro Parada desapareció tras ser detenido en 1974 papel que contenían fotografías y listas de los en la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad de Chile junto a un grupo de estudiantes. nombres de personas detenidas y desaparecidas 7 Otra propuesta destacada fueron sus Calados para marcar en Chile, así como imágenes —extraídas de la fechas y lugares determinados en la ciudad (1978), unos dis- prensa o de medios de contrainformación— de positivos-matrices compuestos de fragmentos de cuerpos diversas marchas y acciones en el espacio públi- desconocidos con los que marcaba la ciudad a la manera de esténciles. Los lugares elegidos se correspondían con co de Santiago. También incluía una extensa aquéllos donde se sabía o se rumoreaba que el régimen colección de volantes y panfl etos antidictatoriales. había practicado la represión, el asesinato o la tortura. La huincha se convertía de esta manera en un Estas acciones de denuncia anónimas apuntaban a mani- dispositivo de denuncia y visibilización en cons- festar en el espacio público el malestar que la dictadura trucción, una suerte de archivo de lo pendiente recluía al ámbito de lo privado. cuya estructura debía permanecer inacabada hasta que no se constatara el destino de las víctimas y el paradero de sus cuerpos7. PV

102 Por su parte, el nombre propio se sostiene en una ambigüedad, tiene la marca del otro, de ENUNCIAR lo que fue dado y recibido de otro y, a la vez, es la primera propiedad que hace pensar en la coinci- LA AUSENCIA dencia entre portador y nombre o, dicho de otro modo, la fuerza del nombre reside en su poder de certifi car una coincidencia consigo mismo, del La política sistemática de matanza y desapari- portador en su nombre. Así, el nombre de pila es ción forzada de personas, administradas por los el acto inaugural de una identidad que inicia al regímenes dictatoriales impuestos desde los sujeto en el tiempo del lenguaje y que pone en años setenta a lo largo del continente, provoca la funcionamiento una acumulación y retención de reacción de distintas estrategias que luchan por huellas que serán suscritas a un yo. E activar urgentemente la visibilidad y sonoridad Sin embargo, el nombre no es el portador. de aquellos cuerpos que a toda costa se quería Hay una disyunción entre nombre y cuerpo, entre relegar a la invisibilidad y al silencio: la violenta el viviente y su nombre, lo cual adquiere especial proscripción de las víctimas del terror al umbral relevancia en el recurso a los nombres pronun- no resuelto entre vida y muerte, entre presencia ciados en alta voz, como modo de enunciar la au- y ausencia. sencia de los desaparecidos o bien, de convocar El uso de fotografías, de siluetas y de muchos aquella presencia de lo que llega y luego se retira otros dispositivos, logró inscribir en el régimen sin poder ser apresado, que quizás sea la forma de lo visible, con un alcance político decisivo, de presentarse del fantasma. Pues el fantasma es representaciones de los desaparecidos. En un una presencia/ausencia que no puede irse hasta plano menos masivo, acciones como Tu dolor dice: que la deuda respecto a su proceso de vida no Minado y Homenaje a Sebastián Acevedo, de Las esté resuelto. Y no puede irse no porque su espí- Yeguas del Apocalipsis, o por Por la vida y por la ritu esté “vagando”, por así decirlo, sino porque Paz y Por el arte y por la paz, de Clemente Padín, sigue presente en la memoria de aquéllos que trabajan el problema de la violencia política y están conscientes del proceso violento que dio la desaparición de personas a partir del registro término de manera subrepticia a su fuerza vital. visual en el que predomina el cuerpo sonoro, la Como señala Derrida, todo nombre propio parece voz y la referencia a nombres, cifras y números. ser “a priori un nombre de muerto”4. Pronunciar En primer lugar, podemos preguntarnos qué el nombre de un desaparecido quizás sea pronun- formas particulares de la presencia y la ausencia ciarse sobre aquél que, más allá del conjuro de se ponen en juego en el registro de lo sonoro. las políticas ofi ciales de punto fi nal, nunca estará El sonido, y en este sentido también la voz —una bien muerto. Y aunque el cuerpo muera, lo que voz política alzada, que clama— no participa de no puede morir es el nombre, de tal modo que si una lógica propia de la apelación visual, es decir, el portador “retorna” a la vida, “lo hará al nombre de la manifestación, ni de lo que aparece. Más y no al viviente, [retornará] al nombre del viviente bien lo sonoro pone en juego una evocación1 como nombre del muerto”5. que implica una particular forma de la presencia: Si el nombre es el nombre de un muerto, la lo sonoro no constituye la presencia ni tampoco serie numérica junto a ese nombre es cifra y nos supone una presencia ya constituida, sino que devuelve a la idea de descifrar en tanto que apre- “anticipa su llegada y retiene su partida”2. Dicho hender; en este caso, aprehender lo inaprensible, de otra manera, lo sonoro evoca “una presencia puesto que no es posible aprender el vacío y la en el sentido de un presente que no es un ser” cifra justamente es, en su sentido etimológico, —no en el sentido estable y consistente de la vacío. palabra— “sino más bien un venir y un pasar, Nombres, pero en especial series numéricas un extenderse y un penetrar”3. La presencia visual (números de identifi cación nacional), sirven a las ya está disponible en el imaginario antes de que políticas de identifi cación del Estado que, aun- yo la vea, en cambio la presencia sonora llega, que forman parte de la biopolítica de control de sería aquello que, por la difi cultad de sustraerse la vida, están también disponibles como técnica a lo sonoro (los oídos no tienen párpados) com- policial de identifi cación de aquellos sujetos que porta un ataque. pueden ser una amenaza al orden. En el caso de

103 los desaparecidos, el Estado tiene que hacerse social pulverizado. Hacer presente estos cuerpos cargo de la subversión de su propio mecanismo numéricos fuerza la memoria y exige por su propia de identifi cación y fi jación de la identidad para vitalidad recuperada que se haga justicia ante la responder y responsabilizarse de un cuerpo al que masacre del Estado hacia todo ciudadano. él mismo ratifi có existencia. En este sentido, la Su segunda aparición se da en la exposición del desaparición causada por el propio Estado contra- Movimiento por la vida y por la paz: contra el horror dice la identifi cación misma impuesta por su nuclear (1988), en la feria Tristán Narvaja que ocurre lógica. Enunciar los nombres completos y las regularmente todos los domingos en Montevideo. series numéricas que habilitan la identifi cación Con ocasión del Día Mundial del Detenido Político de cada desaparecido subvierte la misma herra- Desaparecido en la breve Exposición Internacional mienta de control del Estado en su contra para de Arte Correo Solidaridad, montada en la acera de reclamar justicia, para abatirlo, para interpelarlo. la Universidad de La República, Clemente Padín, con el apoyo de los artistas Antonio Ladra, Jorge

POR LA VIDA Y POR LA PAZ 1

Diciendo cualquier cosa, la voz se dice. Por y en la voz la palabra se enuncia como memoria de algo que se apagó entre nosotros […]. La voz es una forma arquetípica, articulada en nosotros al sentimiento de sociabilidad […]. Voz implica oído […]. La audi- ción (más que la visión) es un sentido privilegiado, el primero a despertar en un cuerpo en desarrollo. La voz en su calidad de emanación del cuerpo, es un motor de la energía colectiva6.

En 1987 y 1988, el artista uruguayo Clemente Padín realiza la performance Por la vida y por la paz en Montevideo. La acción se desarrolla tanto en el espacio público como en el privado. Su primera Caraballo y otros, presenta nuevamente esa per- edición tiene como escenario de activación un cua- formance. A cada golpe, se enuncia un número: drilátero de boxeo. En ese espacio previsto para un desaparecido más por las fuerzas autoritarias el combate o la lucha entre dos adversarios, Padín del Estado durante la dictadura militar. La voz que reproduce la violencia de la masacre contra los enuncia pierde su nombre para alzar la voz de cuerpos políticos durante la dictadura militar aquél que, impedido de manifestarse, sigue pre- uruguaya (1973-1984). El artista toma un busto de sente. Anuncia la justicia negada a estos ciuda- yeso y lo golpea con todas sus fuerzas utilizando danos silenciados forzosamente. Mientras Padín una maza, y simultáneamente va contando una va contando los números y emprendiendo los secuencia de números hasta alcanzar el 172, que golpes, Ladra los va escribiendo sobre la cartulina corresponde al número de desaparecidos políti- dispuesta en la pared de fondo. Cuando alcanza el cos de aquel país. Esta cifra que podría enunciarse último cuerpo, ya con el tórax de yeso completa- simplemente como la suma de estos cuerpos, mente destruido, Padín detiene su propio cuerpo se desmiembra en esta acción para reproducir a delante de la cartulina rellenada con los números través de la duración en el tiempo la presencia y Ladra contornea la silueta de su cuerpo en ella. inmaterial de los cuerpos que no están ocupando Nuevamente todos estos desparecidos se trans- el espacio. La ecuación tiempo-espacio, presen- forman en un solo cuerpo social y, recuperando cia-ausencia que inaugura Por la vida y por la paz, la simbología del sacrifi cio y crucifi xión cristiana7, reconstituye la memoria a través del cuerpo sono- este cuerpo se fragmenta y es distribuido entre ro. Subvierte aquel registro numérico obligatorio el público que se ve interpelado a contribuir con exigido por el Estado para el control de la existencia la propuesta de la acción: además de reactivar la de los ciudadanos para dar lugar al número de la memoria política social, esta performance bus- desaparición provocada por este mismo Estado. caba poner en evidencia la responsabilidad de Cada golpe del Estado, un fragmento del cuerpo cada uno sobre la colectividad, resaltar el poder

104 ENUNCIAR LA AUSENCIA de cuestionamiento e impugnación frente a implícito de promocionar una suerte de éxito del decisiones gubernamentales tomadas en estos mundo occidental, lo que genera el artista es un primeros años de posdictadura para absolver inesperado espacio de denuncia sobre las déca- responsabilidades y culpas sobre este violento das de torturas y represión en América Latina pasado inmediato. Durante la acción se recogían al reunir trabajos de artistas de diversos países fi rmas para impulsar un posible referéndum con- del continente americano [▸INTERNACIONALISMOS]. tra la popularmente conocida ley de impunidad. Allí, la memoria traumática de aquella expe- Ofi cialmente bautizada de Ley de Caducidad de la riencia social vivida en su propio cuerpo es ex- Pretensión Punitiva del Estado y puesta en vigor purgada y exorcizada en la performance ideada en 1986, estableció la caducidad del “ejercicio de para la apertura de la muestra. La acción incluye la pretensión punitiva del Estado respecto de los la lectura de un texto en alemán que denuncia delitos cometidos hasta el 1º de marzo de 1985 por “la violencia y la arbitrariedad de los regímenes E funcionarios militares y policiales, equiparados y autoritarios y fascistas que en aras de la doctrina de

2 3

fi g. 1. Anuncio de la Exposición Internacional de Arte Correo asimilados por móviles políticos o en ocasión del Solidaridad, Montevideo, 1987. cumplimiento de sus funciones y en ocasión de fi gs. 2, 3. Clemente Padín, Por la vida y por la paz, vídeo de la acciones ordenadas por los mandos que actuaron performance pro referendum contra la Ley de Impunidad durante el periodo de facto”8. Tras la moviliza- realizada en la Exposición Internacional de Arte Correo Solidaridad en la Feria Tristán Narvaja de Montevideo, ción generada desde diversos sectores de la socie- 1987-1988. dad, se consiguió que al año siguiente, en 1989, se derrocase esta ley a través del plebiscito popular, para comprobar una vez más el poder de cambio la seguridad nacional impuesta por el Pentágono y reverberación que puede tener la voz en el espa- norteamericano se fueron imponiendo en América cio público. Latina”. Se trataba allí de hacer explícitas todas aquellas “formas compulsivas de obtención de información”, es decir, las técnicas de tortura, POR EL ARTE Y POR LA PAZ pero a la vez entender este mecanismo dentro de Años antes, en la apertura de la exposición de arte un contexto más amplio de dominación colonial correo Mailart aus Lateinamerika [Latinoamérica siempre renovada, y de las impuestas restricciones hoy]9 en la DAAD Galerie (Berlín Occidental), de acceso a los medios más básicos de supervi- el 26 de mayo de 1984, Padín10 presenta la perfor- vencia, herencia del sistema social desigual que mance Por el arte y la paz. La inserción de esta se impuso en esos países. acción allí antes de la caída del Muro de Berlín, Mientras se describía “Latinoamérica hoy” en un momento en que ese territorio era en un y a toda voz se denunciaban los más graves proble- espejo directo y la frontera más clara entre el blo- mas que afectaban a la región, los artistas Nadja que capitalista y el socialista, hace que su trabajo van Ghelgue y Volker Hamann, con máscaras de tenga un carácter paradójico en esa geografía: cráneos [▸MÁSCARAS], representaban a los “señores aunque lo convocan en Alemania con el objetivo de la muerte” simulando todos aquellos mecanismos

105 de tortura aplicados por las autoridades represi- necesidades más básicas para mantener la vida. vas en distintos países que padecieron dictaduras En la parte de arriba queda, junto al hueco dejado entre los años setenta y ochenta11. por la silueta recortada, la impactante frase del La acción superpone claramente las distintas poeta/processo12 brasileño Wlademir Dias-Pino: formas de tortura que afectan la región: aquéllas “Quien mira es responsable por lo que ve”. La

4 consigna carga la motivación para el trabajo de visibilización y denuncia que inmediatamente transforma al espectador en participante y corres- ponsable de este manifi esto-denuncia hecho a toda voz y cuerpo sobre América Latina en 1984.

LAS YEGUAS DEL APOCALIPSIS: POLITIZAR EL DUELO

A continuación abordaremos una serie de acciones en las que Las Yeguas del Apocalipsis, el dúo con- formado por Francisco Casas y Pedro Lemebel en- tre 1988 y 1993, se solidarizan con los familiares de las víctimas de la dictadura. Se trata de acciones

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7 que se ven, aquéllas que se escuchan, aquéllas que se sienten y aquéllas que quieren hacer silenciar. En este juego se llega a entrever que todo el cuer- po en este contexto es político, desde aquél que padece hambre y/o es analfabeto, hasta el que fue sometido a la tortura por el régimen dictatorial. Tal situación evidencia que las dictaduras en esa geografía no se limitan a aquélla reconocida sola- mente como un sistema político autoritario, sino que resuena en la estructura social todavía plaga- da de la “matriz colonial del poder” basada en la desigualdad. La silueta dibujada sobre la gran cartulina lleva esta vez inscrita en su interior NN, quizá aludiendo no sólo a los desaparecidos políticos, fi gs. 4-7. Clemente Padín, Por el arte y por la paz, vídeo de la performance que inaugura la muestra Mailart aus sino también a los desaparecidos que ni siquiera Lateinamerika en la DAAD Galerie de Berlín Occidental, pudieron intervenir socialmente, víctimas de las Montevideo, 1984.

106 ENUNCIAR LA AUSENCIA en las que el cuerpo marica de Las Yeguas inter- baile de una mujer sola contornea otro cuerpo au- viene en las políticas de la memoria para realizar sente, no sólo dolidamente añorado, sino también una serie de contaminaciones y desplazamientos deseado. Al poner de relieve el lazo entre duelo sobre el campo de representaciones de los dere- y deseo, Las Yeguas permiten amplifi car la cons- chos humanos y la fi gura del desaparecido político. trucción de las identifi caciones de la mujer que La primera de ellas, La conquista de América resiste a la dictadura; no sólo como madre, casta (1989), realizada aún bajo el régimen de Augusto viuda, hermana, hija, todas fi guras deserotizadas, Pinochet, tuvo lugar el 12 de octubre de 1989 en la abnegadas, acordes al sustrato de la moral mili- Comisión de Derechos Humanos. Se trata de una tante y católico-cristiana arraigadas al movimien- acción que interviene en los cruces entre violen- to chileno de derechos humanos. Tuvo que venir cia política dictatorial, el sida y la disputa de los un dúo de maricas a subrayar el deseo erótico, signos patrios al nacionalismo dictatorial. Casas sedimentado en la coreografía de la cueca, para E y Lemebel están con un personal estéreo adherido recuperar las fi liaciones entre duelo, vulnerabili- al pecho que reproduce una música sólo escucha- dad y deseo. da por ellos. Bailan una cueca —baile tradicional Cuatro años más tarde, con su última acción chileno que escenifi ca la conquista amorosa de conjunta, Tu dolor dice: Minado, Las Yeguas del un hombre hacia una mujer— con los pies descal- Apocalipsis vuelven a intervenir en el campo de zos sobre un mapa de América Latina cubierto de representaciones de la violencia política, pero vidrios rotos de botellas de Coca-Cola. ahora en el escenario posdictatorial gestionado El mapa, el baile y el título de la acción permi- a partir de la desmemoria y el relato teleológico ten pensar en una superposición entre la coloni- de la modernización neoliberal. zación del territorio y la colonización del cuerpo, Frente a los crímenes ejecutados durante la en tanto la cueca como baile de “conquista” podría dictadura de Augusto Pinochet, la política de ser una alegoría del mestizaje. La acción alude derechos humanos del nuevo gobierno democráti- de forma ambivalente al continente asediado/ co de Patricio Aylwin dice comprometerse con la seducido por una sexualidad marica y, al mismo búsqueda de la verdad, justifi cando así la poster- tiempo, a la subyugación histórica del cuerpo gación de la justicia: se ciñe a publicar el Informe homosexual a lo largo de la región. Rettig —con los resultados de la Comisión de Por otra parte, en años de dictadura la cueca Verdad y Reconciliación sobre las Víctimas de la se convierte en un signo nacional en disputa. Dictadura—, sin emprender juicios contra los res- El régimen militar la declara baile nacional, al ponsables. De ahí que, tras su publicación en 1991, tiempo que las mujeres de detenidos y desapa- los familiares iniciaran las Marchas del Informe recidos alteran la coreografía para bailar solas, Rettig que ocuparon las calles de Santiago mar- como una forma de denunciar los cuerpos sus- cando un nuevo capítulo en el perseverante ca- traídos de sus hombres. Citando la cueca bailada mino de exigir justicia. En un escenario donde el por mujeres, Las Yeguas escenifi can un cortejo borramiento y la impunidad eran necesarios para homosexual, añadiendo un pliegue más al desvío mantener los pactos que sostenían el consenso sobre las sanciones sexogenéricas contenidas en posdictatorial, Las Yeguas del Apocalipsis se el baile criollo. Al mismo tiempo, la cueca bailada suman a las voces que remarcan un confl icto no por Casas y Lemebel sobre vidrios que cortan sus zanjado: no hay verdad sin justicia y es necesario pies descalzos, provocando la confusión de los politizar la vigencia de un duelo inacabado. fl ujos sanguíneos que se fi ltran por las incisiones En este contexto, Casas y Lemebel realizan de la piel, aparece custodiada por el contagio del Tu dolor dice: Minado. Se trata de una acción que sida, que hace aparecer junto a las víctimas de la apunta a la cuestión de lo sonoro desde su invita- dictadura otras pérdidas: las de aquéllos devasta- ción: una postal que envía la imagen de una oreja. dos por el VIH. Podría ser, no lo sabemos aún, la oreja de un ca- Los desplazamientos al baile criollo que rea- dáver, una oreja que ha dejado de escuchar. A la lizan Lemebel y Casas terminan por resignifi car, vez, la oreja, en primer plano, podría ya anticipar a su vez, la cueca sola bailada por mujeres de una invitación a la escucha, a prestar oído. De detenidos y desaparecidos. En la medida en que modo que, aunque habrá cuerpos, habrá imagen, Las Yeguas resaltan en la coreografía el elemento un lugar del crimen, habrá, antes que nada —la erótico junto con el de dolor, muestran que aquel invitación así lo subraya—, un secreto que se da

107 a escuchar; una puesta en resonancia antes que de Pedro Lemebel [▸ACCIÓN RELÁMPAGO]. Un ayudante una puesta en evidencia. derrama carbón formando una hilera que los atra- La acción tiene lugar en septiembre de 1993, viesa de modo perpendicular y, a continuación, en un antiguo centro de tortura ubicado en la calle prende fuego al mineral. Los dos cuerpos quedan Belgrado, a pasos de Plaza Italia, en pleno centro así atravesados como por una grieta, como signo de Santiago13 y abre dos escenas diferentes. del territorio herido. En la primera escena vemos el patio de la casa Durante toda la acción, se escucha la repro- de la calle Belgrado. A la intemperie se proyecta ducción de un audio con el recitado de nombres un video que muestra imágenes de una inter- de ciudades y series de números de documentos de vención anterior de Las Yeguas del Apocalipsis, identidad. Ciudades, una señal que nos remite al realizada en la Universidad de Concepción en dato decisivo de la desaparición forzada, el lugar 1992: Homenaje a Sebastián Acevedo, el trabaja- y la fecha donde se produce el secuestro, como dor minero que, en 1983, en la plaza de Armas de punto donde se separan cuerpo e identidad. Y los Concepción, prendió fuego a su propio cuerpo en números, aquello que durante la dictadura chilena protesta por la desaparición de dos de sus hijos. solicitan las fuerzas policiales como recurso de La proyección, con el registro de la acción, identifi cación al transeúnte, instalando la sospe- muestra a Lemebel y Casas acostados en el suelo, cha y el control sobre cualquier ciudadano en el formando una franja vertical en símil del terri- espacio público. Las Yeguas citan uno de aquellos torio de Chile y exponiendo sus cuerpos como procedimientos de identifi cación del Estado que superfi cie de contacto con los minerales explota- forman parte de las políticas de control de la vida dos en la zona: la cal y el carbón. Su cuerpo está y que, a la vez, están disponibles como técnica cubierto con cal viva —como suele hacerse en el policial de identifi cación de aquellos sujetos que tratamiento de cadáveres—, la que, en contacto son sancionados como amenaza al orden y los con la humedad de la piel, les produce leves que- subvierten en una particular forma de enunciar la maduras. A los pies de Lemebel, una bolsa de cal ausencia. Esos números son los números de docu- tiene la letra S indicando el sur. En el otro extremo, mento de Lemebel y Casas, que se reiteran una y Francisco Casas sujeta con sus brazos un televi- otra vez junto a los nombres de ciudades, ubican- sor con la letra N trazada con billetes de dólares, do a Las Yeguas en el lugar de esos cuerpos ya señalando el norte. Al fondo hay televisores en los despojados de nombre y de identidad, devenidos que se proyecta el video Hospital del trabajador, cifra, vacío. Lemebel y Casas se colocan en el lu- gar de los cuerpos desaparecidos, dando lugar así a una escena que parece ser aquélla de los cuer- pos sin nombre: Chile como una gran fosa común. La segunda escena, que podría ser descrita como aquélla de los nombres sin cuerpo (o del nombre como ceniza, como lo único que queda cuando el cuerpo desaparece o se extingue), transcurre en el subterráneo de la casa utilizada durante la dictadura como centro clandestino de detención. Lemebel y Casas instalan ahí un mar de copas de agua y, a continuación, se sientan de espaldas al público para realizar, en una suerte de letanía profana, la lectura en voz alta de cada uno de los nombres de las víctimas de la dicta- dura consignadas en el Informe Rettig. Entre ellos, sentados de espalda, y el mar de copas, hay un monitor de televisión que transmite en vivo lo que los asistentes no pueden ver directamente: sus rostros mientras leen. Desde cierta perspectiva, ésta parece la esce- fi g. 8. Inmolación de Sebastián Acevedo en Concepción. Portada de la revista Hoy, Santiago de Chile, nº 330, na de un interrogatorio. Los signos de la tortura 16-22 de noviembre de 1983. están ahí, la mesa, los cuerpos con el torso descu-

108 ENUNCIAR LA AUSENCIA

9 invoca. Permanece y hace resonar una llamada sin contestación. Es decir, hace resonar la muerte como lo sin-respuesta. En el arrebato de la for- ma ejecutado por lo sonoro, no es una forma de la desaparición lo que ahí comparece, sino una cierta experiencia para el sobreviviente de la “sin- respuesta”14. Es preciso saber acoger el silencio de los muertos. Ése es el secreto robado que la voz da a escuchar, la resistencia al olvido que rasga la continuidad operativa del relato apaciguador del pacto democrático neoliberal. Quizás por ello, en esta acción no sólo se E 10 pone en juego un testimonio político15, sino tam- bién una forma de enunciar la ausencia, pues junto con una política de la voz (una voz que certifi ca cada uno de esos nombres mientras los pronuncia, evidenciando la ausencia de sus cuerpos), resulta necesario pensar aquí, al mismo tiempo, una po- lítica del silencio (el silencio de la sin-respuesta, la imposibilidad de escuchar la voz de un muerto como una forma de hacerlo presente). Mientras las políticas ofi ciales de punto fi nal buscan negar una herida abierta, Las Yeguas contraponen aquí la exigencia de hacer imposible el olvido: dar nombre y presencia a quien ha desaparecido, para recla- mar justicia. A través de diferentes estrategias, Las Yeguas

fi gs. 9, 10. Las Yeguas del Apocalipsis, Tu dolor dice: Minado, del Apocalipsis intervienen en las políticas de Santiago de Chile, 1993. Fotografía: Paz Errázuriz (fi g.9). la memoria, desbordando el signo “desaparecido” como término homogéneo que sintetizaría, de bierto, las copas con agua intactas, anunciando la una vez y sin fi suras, a las víctimas de la dictadu- sed y al mismo tiempo el impedimento de ingerir ra. En La conquista de América, Lemebel y Casas el líquido como secuela de la aplicación de electri- contaminan y descalzan la imagen monolítica del cidad sobre el cuerpo. Los cuerpos homosexuales, “desaparecido” erotizándolo, haciendo mutar sus en el centro de la escena, parecieran comparecer contornos hacia una semblanza más compleja que frente a la lente de una cámara (que podría ser una no queda ya exclusivamente reducida a la lógica cámara de vigilancia, la de la televisión neoliberal, sacrifi cial. En Tu dolor dice: Minado, se trata de una o simplemente una cámara). Sin embargo, a pesar particular forma de enunciar la ausencia, trabajan- de todos los signos en juego, no se trata de una do sobre los quiebres de la identidad que ocurren escena de confesión o delación. Al recitar el nom- en las discontinuidades entre nombre y cuerpo. bre de cada una de las víctimas, con las cuales no El fi lósofo Sergio Rojas señala que tienen un vínculo previo, Lemebel y Casas esta- blecen, en el acto de decir los nombres, un pacto con el tiempo [la expresión “detenidos desapare- o una alianza clandestina (contra el olvido, por la cidos”] llega a ocupar, en cierto sentido, el “lugar” justicia) con los proscritos de ayer. de la ausencia que ella misma nombra. Así, los desa- Por otra parte, el gesto de Lemebel y Casas de parecidos desaparecen en “los desaparecidos”. enumerar en voz alta nombres ordenados según Nicanor Parra trabaja desde esta paradoja cuando el alfabeto, conlleva el acto de pasar lista, es decir, escribe: “de aparecer apareció/pero en una lista de llamar en alta voz para que respondan las per- de desaparecidos”16. sonas cuyos nombres fi guran en una nómina. En efecto, pareciera que en el nombre hubiera una Es justamente en esa aporía en la que interviene promesa de volver y, así, una voz precisa, justa, la acción de Las Yeguas, que hace que aquellas

109 listas dejen de ser letra muerta, pues son activa- a través de la red de arte correo, las embajadas de Uruguay en sus respectivos países, autoridades locales y Amnistía das por la performatividad de la voz. Y es como si Internacional, se logró su salida de prisión. Ver Fernanda esa voz le otorgase una fuerza particular a un voca- Nogueira, “El cuerpo político más allá de sus límites. blo que no pronuncia: “desaparecido”. Por un lado, Clemente Padín y el fl ujo postal”, en Mauricio Marcín (ed.), pareciera que ensanchara la palabra “desapare- Arte Correo, Ciudad de México: Museo de la Ciudad de cido” en el espacio de su resonancia, un espacio México; RM Verlag, 2011, pp. 77-92. 11 Padín retrata los más crueles mecanismos de tortura usa- saturado, atacado por el ir y venir de nombres, dos en las últimas décadas en varios países que enfrentaron números y lugares que, a su vez, subvierten los dictaduras en Latinoamérica: la picana (transferencia de procedimientos que el Estado dictatorial utiliza electricidad por zonas sensibles del cuerpo: orejas, genita- para gestionar la vida y la muerte de las personas. les, encías, ano, etc.), el pau-de-arara (posición en la que Por otro, se trata de voces que, al mismo tiempo, el cuerpo se cuelga de los brazos y piernas cruzados encaja- dos en un palo que se apoya entre dos soportes), el pentotal producen la escucha del silencio del que ya no (inyección intravenosa), el lavaje/clyster (introducción está. Si las políticas ofi ciales buscan a toda costa de un chorro de agua por el ano), el platón (estar parado ahuyentar a los muertos, dejarlos a un lado, la en la misma posición durante días), el teléfono (pegar una escucha del silencio es una forma de incorporar bofetada en ambos oídos a la vez), el submarino (meter la cabeza del interrogado en una pila de agua para provocar al que ha desaparecido (al que nunca estará bien ahogamiento), etc. muerto) como un otro que nos constituye, que cons- 12 El poema/processo fue un movimiento activista de creación tituye a la comunidad política, por más que se quie- poética cuya actuación se extendió entre 1967 y 1972, cuan- ra exorcizarlos. Así, frente a la pretensión ofi cial do sus integrantes decidieron colectivamente realizar una de un dolor calculable, acotado, fi niquitable, Tu “parada táctica” frente a la violencia y persecución impues- tas por el régimen dictatorial en el Brasil de aquellos años. dolor dice: Minado hace resonar un dolor disemi- 13 Se trata de la casa donde actualmente está ubicado el Centro nado, derramado, incontenible. de Investigación Avanzada en Educación (CIAE), que se encuentra en un terreno vecino al recinto que funcionó como FC, FN cuartel general de la DINA y luego de la DINE (Dirección Nacional de Inteligencia del Ejército), actualmente empla- NOTAS zada en la calle Periodista José Carrasco Tapia, nº 75, en 1 El Siluetazo, siendo un dispositivo inscrito en el régimen Santiago de Chile. de lo visual, sin duda parece estar más cercano al registro 14 Emmanuel Lévinas, Dios, la muerte y el tiempo, Madrid: de la evocación. Cátedra, 1994, p. 22. 2 Jean Luc Nancy, A la escucha, Buenos Aires: Amorrortu, 15 Juan Pablo Sutherland, Nación marica. Prácticas culturales 2007, p. 44. y crítica activista, Santiago de Chile: Los Mecanismos de la 3 Ibíd., p. 34. Medusa, 2009, p.131. 4 Jacques Derrida, Nietzsche: políticas del nombre propio, 16 Sergio Rojas, “Cuerpo, lenguaje, representación”, en Políticas en La fi losofía como institución, Barcelona: Juan Granica y estéticas de la memoria, Nelly Richard (ed.), Santiago de Ediciones, 1984. Edición digital de Derrida en castellano, Chile: Editorial Cuarto Propio, 2ª edición, 2006, p. 179. en http://www.jacquesderrida.com.ar/textos/nietzsche_ nombre_propio.htm (consultado el 4 de junio de 2012). 5 Ibíd. 6 Paul Zumpthor, Performance, recepção, leitura, São Paulo: Cosac Naify, 2007, pp. 86 y 63. 7 El trazado de la silueta humana, práctica común a la labor policial, aparece también de forma completamente subver- tido en el Siluetazo. 8 Ley Nº 15.848 del 22/12/86, en http://www0.parlamento. gub.uy/leyes/AccesoTextoLey.asp?Ley=15848&Anchor=. (consultado el 21 de mayo de 2011). 9 En ese momento Padín retoma el contacto con la red de arte correo a través de una convocatoria en la que participan 86 artistas latinoamericanos. La exposición organizada en la DAAD Galerie fue donada posteriormente al Museo de la Solidaridad con los Pueblos de Managua, Nicaragua. 10 Justamente en este momento deja de valer la disposición de “Libertad Vigilada” que pesa sobre las espaldas de Clemente Padín. Su pena duró más de siete años, entre la cárcel y el domicilio, pero a los dos años y tres meses, el 17 de noviembre de 1979, a través de una potente e incansa- ble campaña de solidaridad que se diseminó rápida y am- pliamente, involucrando a toda la comunidad internacional

110 colectiva en acontecimientos plagados de delirio y libertad. ESTRATEGIA “Innumerables son las herramientas del cam- bio como múltiples son los planos de la realidad”, DE LA ALEGRÍA proclamaba en 1973 el manifi esto “Las pieles del fracaso”, del escritor y periodista Miguel Grinberg.

Perder la forma humana podría pensarse como una BAILAR HASTA PERDER LA FORMA HUMANA de esas múltiples herramientas de transformación propiciadas por la exploración de otras latitudes “Normalmente la formas humanas están rigidi- de la consciencia. Perder la forma humana como zadas, acorazadas. Al calor de las emociones se una invitación a la mutación, como un salirse de E pueden poner nuevamente plásticas y son posibles 1 de remodelar. Los encuentros de rock tienden a producir ese calor, pero esto es azaroso”, escribían Los Redonditos de Ricota en septiembre de 1983. Provocar el azar que logre esa mutación fue, acaso, la apuesta del grupo desde sus comienzos, durante los años de la última dictadura militar en Argentina. En sus primeros recitales —encuentros experimentales donde se mezclaban números circenses, monologuistas, bailarinas de striptease, poetas, artistas plásticos y más de diez instrumen- tos en escena— se trataba de que la conmoción recorriera los cuerpos. Bailar hasta perder la forma humana: ésa era la invitación y la promesa de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota hacia sus seguidores.

Éramos tan pocos —recuerda el Indio Solari, líder del grupo— que el borde de los escenarios se hacía permeable y emancipaba a artistas y a especta- dores de sus roles acostumbrados. La idea era perder la forma humana en un trance que desarti- cule las categorías vigentes y provea emociones reveladoras1. 2 Cuerpos vivos y atentos, receptivos a nuevos estímulos. Cuerpos dispuestos a percibir la sen- sualidad de los sentidos de un modo diferente. Cuerpos permeables a impresiones no ordinarias. Cuerpos que enuncian aquello que resulta inex- presable con palabras. Movimientos y energías que, al decir de Gurdjieff, convocan informaciones provechosas para el ser. El baile y la danza como generadores de experiencias capaces de despertar un nuevo estado de conciencia del mundo. Los músicos como los encargados de proyectar esos descubrimientos. Mientras el afuera aparecía sig- nado por el terror y la vida cotidiana se plagaba fi g. 1. Invitación para un concierto en el Parakultural, de temores y ausencias, el mundo subterráneo de Buenos Aires, ca. 1986. los recitales se convertía en el espacio de la vida fi g. 2. Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota en La esquina desbordante, de la cercanía intensa, de la fusión del Sol, Buenos Aires, julio de 1984. Fotografía: Aspix.

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fi g. 3. Los Peinados Yoli, Buenos Aires, 1986. Fotografía: Aspix. fi g. 4. Miguel Abuelo y Pipo Cipolatti , Buenos Aires, ca. 1984. Fotografía: Aspix. fi g. 5. Gambas al Ajillo, Buenos Aires, 1986-1991. fi g. 6. Gambas al Ajillo. “Debacle”, show en el Parakultural, Buenos Aires, 1986. Fotografía: Alejandro Leroux. fi g. 7. Gambas al Ajillo. Invitación para el Teatro de la Cortada-Parakultural, Buenos Aires, 1986.

112 ESTRATEGIA DE LA ALEGRÍA

7 y seguir las huellas de aquello que gratifi ca fue la máxima que guió a Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota cuando, en plena dictadura, el grupo se ocupó de la creación de espacios de alivio y bien- estar donde pudiera generarse el estallido expre- sivo de las sensaciones:

Un buen estado de ánimo es como una reli- gión a un mejor precio. Su principal manda- miento es: ¡NO TE ABURRIRÁS! Durante la dictadura militar fue necesario construir guari das underground para Dionisios. Tratar de que el miedo E no nos paralizara y el amor no fuera desacredita- do. Que siguiera operando como el simple deseo del bien para otro. Que la alegría no fuera parodiada y que la belleza apareciera aunque mas no fuera esporádicamente3.

Lo dionisiaco, ese sentimiento descrito por Nietzsche bajo la metáfora de una embriaguez que conduce a la disolución del individuo, ope- raba como una guía en la construcción de esas pequeñas y difusas cápsulas de vida grupal. Con la llegada de la democracia las guaridas sí mismo hacia nuevos parámetros de lo sensible. dionisiacas destinadas a proteger el estado de Perder la forma humana como una elección del ánimo se multiplicaron, impulsadas por artistas, camino de la autocreación permanente, del espíritu músicos e intelectuales que promovieron una libre que se emancipa de la razón y de los dogmas serie de novedosas prácticas estético-políticas modernos occidentales en busca de una sensibili- donde el juego, el humor, el cuerpo, el placer, dad diferente. Un modo de fuga del sujeto sujetado el baile, las emociones, la distancia irónica y la a sentidos comunes rutinizados que defi nen cómo relación con el otro tuvieron un rol privilegiado. y qué deben ser los cuerpos, las almas, los pensa- El artista plástico y sociólogo Roberto Jacoby mientos, las conductas, las voluntades. utilizó el término “estrategia de la alegría”4 (2000) Una política del éxtasis donde se fusionan para referirse a estas disruptivas acciones cul- retribalización, primitivismo, chamanismo, vaga- turales que procuraron la defensa del estado de bundeos beats y fi losofías malditas. Una política ánimo y buscaron potenciar las posibilidades de la dislocación que rehúye los valores absolutos de los cuerpos, frente a la feroz estrategia de orde- y no adhiere a mapas ideológicos preestablecidos. namiento concentracionario y aniquilamiento des- Un llamado al movimiento que es también una plegada por el terrorismo de Estado5. apelación a la diferencia y al extrañamiento con Durante los años ochenta, la “estrategia de las propias verdades. Una invitación a la diversi- la alegría” se desplegó como una forma mole- dad, a la búsqueda incesante, a lo inclasifi cable. cular de resistencia, conformando un entramado Porque, tal como afi rma Solari, “sólo lo que no under de formas de encuentro microsociales en tiene identidad sobrevive”2. bares, discotecas, estaciones ferroviarias, clubes, parques o sótanos en ruinas. Espacios no con- vencionales del circuito artístico a veces intermi- PROTEGER EL ESTADO DE ÁNIMO: tentes o efímeros, otras creados por sus propios EL CUERPO COMO ALEGRÍA protagonistas como centro de reunión y creación La política del éxtasis fue también una política artística colaborativa. Una apuesta/respuesta de la protección del estado de ánimo, donde el política de resistencia, pero también de confronta- placer rige como el principio ordenador de las ción que, valiéndose de la afectividad de los suje- acciones y elecciones. Desconfi ar de lo que daña tos, apuntó a reconstruir el lazo social quebrado

113 fi g. 10. Sergio Aisenstein y Katja Alemann en el Café Einstein, Buenos Aires, 1982. Fotografía: Rafael Bueno.

La generación de afectos alegres capaces de aumentar la potencia de actuar resultaba enton- ces un gesto emancipatorio sumamente signifi ca- fi g. 8. Performance de Emeterio Cerro y Alicia Mouxaut en tivo, aunque cuestionado o descalifi cado, en tanto La Zona, Buenos Aires, 1984. Fotografía: Rafael Bueno. micropolítica cotidiana que escapaba a las ideas de revolución y compromiso militante de las iz- por el poder desaparecedor a partir de la instau- quierdas latinoamericanas. En un país de cuerpos ración de otras formas de sociabilidad. atemorizados, torturados, desaparecidos, los cuer- Así, a través de una estética-política relacional pos expuestos en su goce resultaban perturbado- y festiva, que apuntaba a la generación de espa- res e inquietantes, incluso más que las palabras cios de experimentación, disfrute e interrelación, o acciones de protesta emprendidas por varios de la defensa del estado de ánimo se convirtió tam- los artistas “comprometidos” más prestigiosos bién en una defensa de la vida y un desobediente de la época. rescate de las pasiones alegres. Si los poderes, para su ejercicio, se valen de la composición de FIESTA Y POLÍTICA fuerzas afectivas dirigidas a entristecer y a des- componer nuestras relaciones, la alegría podía “Era una fi esta”, coinciden en señalar quienes ser, tal como señala Spinoza, esa pasión-núcleo formaron parte de esos espacios donde se des- fundamental para la formación de una nueva co- plegó con todo su desenfado la “estrategia de la munidad política fuera del miedo, la tristeza y la alegría”, y no es extraño que sea ésa la palabra inacción. elegida para describir lo que allí sucedía. Por su agitación desordenada, sus arrebatos colectivos, sus excesos y exuberancias, el tiempo vivaz de la fi esta contrasta fuertemente con el de la vida cotidiana que transcurre en el marco de un siste- ma de prohibiciones que aseguran la reproducción ordenada del mundo. La fi esta interrumpe la ruti- naria normalidad y con su jubiloso caos suspende temporalmente las responsabilidades de la vida diaria, proponiendo el escenario justo para el mo- vimiento, el desborde y el disfrute de los sentidos. Así lo entendió Roger Caillois, quien, en su teoría de la fi esta señaló que los encuentros festi- vos oponen “una explosión intermitente a una gris

fi g. 9. Trío Loxon en el Café Einstein, Buenos Aires, 1983. continuidad, un frenesí exaltante a la repetición Fotografía: Rafael Bueno. cotidiana de las mismas preocupaciones materiales,

114 ESTRATEGIA DE LA ALEGRÍA el hálito potente de la efervescencia común a los que irrumpieron como valores alternativos a serenos trabajos donde cada uno se absorbe a so- los que intentó instalar la dictadura militar. Ideales las, la concentración de la sociedad a su dispersión, que se sobreañadieron a lo real con un alto poder la fi ebre de esos momentos culminantes a la tran- revitalizador, contribuyendo en la restitución del quila labor de las fases ató nicas de su existencia”6. tejido social desarticulado por el terror. Nuevos En los años de la dictadura y posdictadura, la fi esta modos del ser y del hacer que no fueron meras abs- ofrecía la posibilidad de otro mundo, desestructura- tracciones, sino que se imbricaron en la sociedad do y placentero, donde sus participantes se sentían con todo su potencial liberador y constituyeron sostenidos y transformados. un punto de partida referencial para las generacio- Las fi estas saben más que quienes las gene- nes posteriores. ran, decía una crónica periodística de la época, DL aludiendo tal vez a la dimensión (re)creativa de E los encuentros festivos. De allí su potencia política Mi afectuoso agradecimiento a Gisela Laboureau, Darío Sztajnszrajber y Nicolas Viotti por los materiales y las como generadora de espacios de reunión capaces charlas compartidas, que aportaron estimulantes ideas de intensifi car los fl ujos de energía vital y suscitar y preguntas a mi trabajo sobre los años ochenta en estados de efervescencia colectiva que resigni- Argentina. fi quen los sentidos cristalizados. La fi esta como un escenario donde se condensan y asimilan la NOTAS integración grupal y la creatividad; un tiempo de 1 Entrevista a Carlos Solari realizada por Daniela Lucena máxima expresión de la vitalidad social donde y Gisela Laboureau, 2011. el despliegue creativo de fuerzas es capaz de ge- 2 Entrevista a Carlos Solari realizada por Marcelo Figueras, nerar nuevas concepciones ideales que impriman en La Razón, Buenos Aires, 1986. 3 Carlos Solari, ídem, 2011. otros signifi cados a la vida colectiva. 4 Roberto Jacoby, “La alegría como estrategia”, en Ana Así, puede pensarse que a la concepción ato- Longoni (ed.), Roberto Jacoby. El deseo nace del derrumbe, mista de la ciudadanía y de la vida social planteada Barcelona, Madrid, Buenos Aires: Ediciones de La Central, por la dictadura, las fi estas under de los ochenta MNCARS, Adriana Hidalgo Editora, 2011, pp. 410-412. 5 contrapusieron los valores de la producción colec- La “estrategia de la alegría” puede pensarse como el lado B de aquella otra estrategia desplegada en la misma época por tiva y la creación en colaboración. Cambiaron el las Madres de Plaza de Mayo y el movimiento de derechos aislamiento, el encierro y la clandestinidad por humanos, que tuvo como objetivo la denuncia y visibiliza- el encuentro grupal, la visibilidad y el regocijo del ción de los cuerpos ausentes de los desaparecidos por el contacto con los otros. Propusieron, en contrapun- gobierno militar y cuyo punto central fue la acción artístico- política del Siluetazo. En ambas, son los cuerpos los que se to con el martirio y el padecimiento de la tortura, hacen presentes para reclamar aquello que les fue negado: la exacerbación de los sentidos y la recuperación cuerpos ausentes que se vuelven visibles a través de un cuerpo- del cuerpo como superfi cie de placer. Criticaron imagen-silueta que les restituye su historicidad; cuerpos el modo de organización estructurado y jerárquico gozosos que escapan de la culpa y el miedo para recuperar de las organizaciones militares —y guerrilleras— su conexión con otros cuerpos a través de una nueva estéti- ca, en el sentido de una sensibilidad exterior perceptiva. a partir del trabajo autogestivo, sin directores, y 6 Roger Callois, El hombre y lo sagrado, Ciudad de México: de la fusión de disciplinas y lenguajes artísticos. Fondo de Cultura Económica, 1996, p. 111. Inventaron nuevas estéticas vestimentarias, ex- travagantes y andróginas que desacomodaron las asignaciones tradicionales de género frente a las imposiciones anodinas y homogeneizantes del poder en materia de moda. Desafi aron las técnicas de disciplinamiento y normalización desplegadas por el poder militar con una estrategia política que apuntó a la mutación, a la protección del esta- do de ánimo y a la dispersión de afectos alegres. Pro pu sieron, en este sentido, la militancia del humor, la militancia del placer, la militancia sexual y la militancia de la expresión como nuevas formas de práctica política. Promovieron, en suma, una se- rie de nuevas e irreverentes concepciones ideales

115 de América Latina. Precisamente, esta frase fue elegida por el artista argentino León Ferrari para FOSA COMÚN dar título al conjunto de 41 hojas sobre las que pegó, en ambos lados, un collage con recortes de los diarios de circulación nacional que compiló Diez, veinte, treinta mil torturados, muertos, entre el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 desaparecidos… y el mes de noviembre de ese mismo año, en el En estos rangos las cifras dejan de tener una que el artista y su familia debieron dejar el país signifi cación humana1. rumbo al exilio en Brasil —a excepción de su hijo Ariel, que desaparecería en Buenos Aires unos Genocidio, fosa común, exhumación, NN, cam- meses más tarde—. pos de concentración, vertederos de cadáveres. Las noticias reunidas en esta pieza dan cuenta Parece imposible poner de manifi esto en su entera de la presentación de hábeas corpus y la aparición magnitud los macabros hallazgos de decenas incesante de cadáveres. Así, mientras la dictadura de miles de cuerpos torturados y enterrados clan- argentina negaba la existencia de los desapare- destinamente a lo largo del continente durante cidos y la sociedad civil se excusaba en el argu- el último medio siglo. Pocas palabras parecen mento “nosotros no sabíamos”, el procedimiento poder dar cuenta de esa geografía del terror mo- de Ferrari evidencia muy temprano (desde 1977) no delada por una multitud de fosas exhumadas y sólo la existencia de esos cuerpos exterminados un número aún inconcluso de restos ocultos que, y de los familiares que los buscaban, sino también cada cierto tiempo, brotan violentamente de la el síntoma colectivo de mirar hacia otro lado y tierra para comprobar crímenes silenciados o hacer como si nada pasara2. El (auto)silenciamien- ignorados. Esta operación sistemática de desapa- to es el síntoma de una violencia extrema enmas- riciones forzadas —hoy ya verifi cada y en varios carada en lo cotidiano, que consiente los crímenes casos judicializada— fue en su momento negada a través de su indiferencia, ya sea por medio de por los gobiernos represores que la impusieron por un velado apoyo y complicidad por parte de un varias décadas como ilegal política de Estado, grupo de la sociedad, o a través de la resistencia rechazando durante largo tiempo su responsabili- a enfrentar aquello tan confl ictivo e inmanejable dad frente a los detenidos-desaparecidos y cons- que terminaba por ser negado, reproduciendo ese truyendo además en la opinión pública un sentido “no querer saber” del propio poder represor. común dominante que convertía a estos cuerpos Si bien estas políticas de exterminio pueden en subversivos, en una utilización generalista del rastrearse desde los tempranos años de la Guerra término que suponía el despojo de su condición Fría a través de las respuestas que diversos go- humana, cuando no una negativa a nombrarlos. biernos autoritarios impulsan frente a las insur- En la condena de estos cuerpos a carecer de nom- gencias populares y el avance de movimientos bre, de entierro y de sepultura, es donde reside socialistas y comunistas, en América del Sur es el mayor horror de las violaciones de los derechos con la creación de una organización internacional humanos y el exterminio, encubiertas por los po- como fue la Operación Cóndor, en 1975, cuando deres fácticos. Esos muertos que no descansan, la violencia política toma claramente la forma de esos muertos que mueren para resucitar y volver terrorismo de Estado, en estrecha alianza con a morir en un acto inacabable, son un legado que el servicio de inteligencia de los Estados Unidos3. todavía pone en crisis y fractura el entendimiento Su origen se encuentra en la reacción violenta de la memoria colectiva. Lo es más aún porque de las clases dominantes (rezagos de las oligar- en muchos casos nos encontramos con el deseo quías nacionales apoyadas por el Ejército) ante de la sociedad de permanecer indiferente (aún hoy) la posibilidad de perder el poder económico y ante su propia responsabilidad en la historia, tal político que detentaban, frente a la amenaza que como queda plasmado en ese brutal “Nosotros signifi caban los grupos guerrilleros y los discur- no sabíamos”. Esta expresión sintetiza las justi- sos socialistas que proponían una revolución a fi caciones de parte de la sociedad civil argentina gran escala y la transformación de la sociedad en para explicar su permisividad ante un gobierno todos sus niveles. En ese marco, América Latina que ejerció el terrorismo de Estado. Esta situación se vio invadida de dictaduras militares o gobier- puede ser extendida a varios otros países nos autoritarios que llegaban al poder a través

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fi gs. 1, 2. León Ferrari, Nosotros no sabíamos, Buenos Aires, São Paulo, 1977. 117 2

118 FOSA COMÚN de derrocamientos y violentos golpes de Estado en países como Paraguay (1954-1989), Brasil (1964-1985), Perú (1968-1980), Bolivia (1971-1978), Chile (1973-1988), Uruguay (1973-1988) y Argentina (1966-1976; y 1976-1983)4. Varios de estos gobier- nos aplicaron la estrategia, apoyada por Estados Unidos, de “guerra de baja intensidad”: progra- mas de ejecuciones y acciones clandestinas que intentaban acabar con líderes y cuadros de la mili- tancia con el fi n de debilitar sus futuras acciones. La Operación Cóndor se encargó así, en un primer momento, de recolectar información sobre los dirigentes políticos opositores y, en un segundo momento, de secuestrar y conducir a los exiliados políticos a sus países con la intención de hacer los F desaparecer. A lo largo de sus más de diez años de funcionamiento, esta operación criminal instru- mentó el asesinato y la desaparición de dec enas de miles de opositores a las dictaduras, la mayoría de fi g. 3. Domingo Ocaranza, Silueta negra de Dalmiro ellos pertenecientes a movimientos de la izquierda Flores, acción de C.A.Pa.Ta.Co durante el Siluetazo, política. Buenos Aires, 21 de septiembre de 1983.

Madres de admitir la posible muerte de esos EXHUMAR−INHUMAR cuerpos, de rechazar incluso su identifi cación por Aunque en sus inicios las protestas de los movi- los equipos forenses es, al decir de la escritora mientos de derechos humanos en distintos países y sobreviviente argentina Pilar Calveiro, una evi- exigían la “aparición con vida” de los detenidos- dencia del “drama del genocidio en su verdadera desaparecidos, el descubrimiento paulatino de dimensión”5. Esta situación es tanto más compleja fosas comunes empezó a diluir las esperanzas del cuanto esa digna negativa a aceptar el deceso y la retorno de los secuestrados. En Argentina, el ha- identifi cación parece replicar el proceso de invisi- llazgo de 88 fosas comunes con alrededor de 400 bilización de las víctimas operada por las propias cadáveres no identifi cados, entre 1976 y 1979, y el fuerzas militares. surgimiento de los primeros testimonios de algu- Es posible encontrar un contrapunto en la nos pocos sobrevivientes confi rmó drásticamente intervención que realiza el grupo GAS-TAR en la existencia de centros clandestinos de deten- el contexto del primer Siluetazo, el 21 de septiem- ción y de métodos ilegales de exterminio masivo. bre de 1983. A la consigna “Aparición con vida”, Sin embargo, para un sector importante de estos enarbolada por las Madres de Plaza de Mayo, el movimientos de derechos humanos (como el gru- Movimiento al Socialismo (MAS) oponía en ese po de las Madres de Plaza de Mayo liderado por entonces la exigencia “Toda la verdad”. A la sos- Hebe de Bonafi ni) la posibilidad de aceptar las tenida interrogación sobre el destino de los des- labores de los equipos de antropología forense, aparecidos o, incluso, a la secreta esperanza dedicados a la exhumación de las fosas y a la de su retorno, confrontaba la demanda de inves- identifi cación de los NN, o incluso de recibir repa- tigación y la denuncia a los responsables de esos raciones económicas por parte del Estado resul- asesinatos. En medio de las miles de siluetas blan- taría contrario a la demanda del retorno de los cas pegadas sobre las paredes en aquella histó- detenidos-desaparecidos: “Con vida los llevaron, rica jornada en Plaza de Mayo, los integrantes de con vida los queremos” era la principal consigna GAS-TAR trazaron una silueta negra y caída sobre coreada por las Madres durante los años ochenta, el pavimento, a metros del Cabildo, estampada que se acompaña de acciones, principalmente en el lugar preciso donde se produjo el hallazgo de con siluetas y fotos, que intensifi can el impacto un cadáver: el de Dalmiro Flores, un obrero asesi- simbólico de esa demanda de “aparición con nado por parapoliciales durante una masiva mar- vida”. La negativa tajante de esa fracción de las cha contra la dictadura, el 16 de diciembre de 1982.

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5 del detenido-desaparecido reponen sobre la fi gu- ra del nicho vacío una identidad que se resiste a desaparecer. El potencial estético y político de esta reite- ración de imágenes es similar a otros ejercicios visuales que, en distintos momentos de violen- cia, intentan extraer de las fotografías una clave para hacer saber la impunidad. Así ocurre en la acumulación de un numeroso grupo de fotografías anónimas que realiza el artista chileno Eugenio Dittborn en 1977 titulado Fosa común. Se trata de una matriz de imágenes que, en su repetición de rostros sin nombre conocido, alude a una doble represión: por un lado, la captura disciplinaria de las identidades por parte de los procesos de cla- F sifi cación ciudadana desde el Estado y, por otro, la maquinaria criminal de borramiento social que pone en marcha la dictadura con el fi n de desva- necer todo rastro físico de los cuerpos. En Fosa fi gs. 4, 5. Luz Donoso, Huincha sin fi n, común parece asomar una equivalencia entre esos Santiago de Chile, 1980. “retratos abandonados” que Dittborn recoge para su obra y “los cuerpos tirados por la máquina de GAS-TAR elige entonces aludir a una víctima desidentidad (tortura + anonimato) en los cemen- concreta de la represión, de cuyo destino se tiene terios clandestinos”8. Esta serialidad de imágenes triste certeza. La silueta sobre el piso remite clara- se hace también presente en otras obras como mente al procedimiento policial con el que se deja las varias Huincha sin fi n, de la artista chilena Luz señalado el sitio donde cayó un abatido, antes Donoso, que consiste en largas y anchas cintas de retirar su cuerpo. Según Roberto Amigo, esta si- de papel sobre las que se pega una acumulación de lueta inducía en su contraste con las otras erguidas retratos de los ausentes, así como materiales de de pie a “una asociación inmediata: todos los des- prensa e imágenes de la represión, construyendo aparecidos están muertos, como Dalmiro Flores”6. una nueva temporalidad para los desaparecidos. La decisión de hacer desaparecer no sólo a Este “archivo-vivo” de casos irresueltos recupera las personas sino también a los cadáveres, formó los cuerpos para insistir en la demanda: “hasta parte de las políticas de exterminio implantadas que nos digan donde están”, en los momentos por los regímenes militares. No entregar los cadá- en que los primeros enterramientos clandestinos, veres era determinar para estos cuerpos la condi- como el ca so Lonquén (1978), salían a la luz públi- ción de lo doblemente muerto: la vida quitada era ca en Chile9. además borrada en sus marcas y grafías, despo- seída de la capacidad de ser nombrada y de la po- sibilidad social de generar espacios para el duelo. Resulta elocuente que muchos asesinados con nombre y apellido hayan sido programáticamente enterrados como NN, forzando una ausencia que se cristaliza en una multitud de tumbas anónimas. Uno de los modos en que se respondió a esa do- ble supresión fue la reinscripción de nombres a través de “recordatorios” que familiares y deudos de los desaparecidos aún publican a diario en el periódico argentino Página/12 desde 19877. Como una sucesión de epitafi os, como huellas de los miles de cadáveres que aún restan por inhumar, fi g. 6. Luis Navarro Vega, Hornos de Lonquén, estos textos que aparecen junto a la fotografía Santiago de Chile, 1979.

121 fi g. 7. Las Yeguas del Apocalipsis, La Conquista de América, El hallazgo de restos óseos en los hornos de Santiago de Chile, 1989. Fotografía: Paz Errázuriz. una mina de cal en la localidad de Lonquén, cinco años después de iniciada la dictadura militar de posibilidad de “olvidar (sepultar el pasado de los Augusto Pinochet, mostró con claridad la exis- cuerpos sin sepultura: recubrir) y recordar (exhu- tencia de detenidos-desaparecidos por el régimen mar lo que tapa —vela— ese pasado: descubrir)”11. militar. Los restos pertenecían a 15 campesinos Fue en ese espacio de imprecisiones donde mu- asociados a un sindicato agrario, de edades com- chas prácticas artísticas y culturales operaron, prendidas entre los 17 y 51 años, que fueron fusila- reactivando fracturas y ambivalencias que desbor- dos y quemados para luego ser clandestinamente daron las retóricas dicotómicas que parecían enterrados en el interior de aquellos hornos poco dibujar el terreno de los derechos humanos como después del golpe de 1973. Aun cuando las inves- una disputa reducida a la polaridad: “víctima/ tigaciones pudieron verifi car que aquellos restos victimario, daño/reparación, ofensa/perdón”. pertenecían a los campesinos y que era evidente Es decir, imágenes o acciones que operaran como que se había querido eliminar por completo sus espacio desmitifi cador y reavivaran de otros modos identidades y cuerpos, el caso fue sobreseído en el cuerpo ausente a través de una relativización virtud de un Decreto Ley de Amnistía dictado del testimonio y una reafi rmación de identidades en 1978. Más aún, ante la exigencia de los familiares en crisis ubicadas en las periferias de la verdad de que se les entregaran los restos de sus parien- social. Ello tiene una fuerza importante en expe- tes, y pese a haberse emitido la orden del Fiscal riencias que desquician el género y la “normali- Militar de devolverlos, los restos fueron nueva- dad” sexual de los cuerpos arrasados, como en la mente secuestrados y enterrados clandestinamente intervención La conquista de América, realizada en una fosa común del Cementerio Municipal de por el colectivo Las Yeguas del Apocalipsis el Isla de Maipo. Lo infame de ese caso —que sólo 12 de octubre de 1989 en la Comisión de Derechos pudo volver a la discusión pública con la caída de Humanos de Chile. A través de un baile que emula la dictadura, diez años después—, fue representado la “cueca sola” —las madres y esposas chilenas en instalaciones como Lonquén 10 años (1989), vestidas de negro danzando con el “ausente”—, de Gonzalo Díaz, que trabajó sobre la impunidad Francisco Casas y Pedro Lemebel realizan la dan- ante esos 15 cuerpos ausentes y su condición za, con un pañuelo blanco y con equipos de sonido insepulta10. personales (con la música de la cueca que sólo El retorno de la democracia no solucionó, sino ellos escuchan), sobre un mapa de América Latina que complejizó el problema de la memoria, el cual, cubierto de vidrios rotos. Se trata de un despla- como sostiene la teórica Nelly Richard, se ancló zamiento de la reclamación tradicional de los de- en muchos casos en una falsa disputa entre la te nidos-desaparecidos hacia esos otros cuerpos

122 FOSA COMÚN invisibles, arrancados de todo nombre y recuerdo por su condición sexual: homosexuales perse- guidos y asesinados impunemente a lo largo del continente y que prácticamente no existen en los recuentos ofi ciales. Una situación que Las Yeguas simbolizan a través del baile y de los gritos: “Compañero Mario, alias La Rucia, caído en San Camilo ¡Presente!”12.

CADÁVERES

El trabajo a partir de los residuos de la violencia ha sido una de las formas más poderosas de análi- sis del estado de terror socialmente implantado. Si bien es cierto que México, a diferencia de otros F países de América Latina, no vivió una dictadura fi g. 9. Alejandro Montoya, Cadáver, sección gavetas (SEMEFO), en el estricto sentido de la palabra, es habitual Ciudad de México, 1985. la referencia a los 70 años de gobierno del PRI (antes PNR y PRM) como una “dictadura blanda”13 inventario moderno de imágenes de muerte es en la cual la represión se dejaba sentir algunas también un síntoma de las maneras en que han veces de modo sutil y otras veces con hostilidad cambiado las formas de inscribir y representar extrema. Sin embargo, además de ser un índice la violencia después del imaginario del genocidio de las distintas maneras de coerción social, aquel y de los campos de concentración (los campos nazis, pero que son extensibles a los episodios de exterminio en América del Sur), los cuales fractu- ran para siempre la imagen del cuerpo violentado (y el carácter de la violencia misma) en la cultura contemporánea pos-Segunda Guerra Mundial. Esa nueva iconografía de la violencia aparece en nuestras sociedades anclada en los medios masivos de comunicación, conviviendo con los signos de la sociedad de consumo que equiparan los muer- tos con elementos descartables de la vida urbana. Si en las dictaduras del Cono Sur fue la fi gura del detenido-desaparecido el estremecedor sím- bolo de las maquinarias de aniquilamiento de las fuerzas militares, en otros escenarios de aparente democracia, como México o Colombia, fue la fi gura de lo desmembrado y lo mutilado la que dio legibilidad a una lógica de muerte enclavada en la vida cotidiana. Esta fue incluso elevada a con- dición de espectáculo público, convirtiendo las ejecuciones en rituales de exterminio que sirvie- ran como amedrentamiento o escarmiento social —las cuales son hoy las estrategias preferidas en las guerras del narcotráfi co—. Los dibujos del artista mexicano Alejandro Montoya durante los años ochenta y, más tarde, los de Martha Pacheco hacia los años noventa detonan la pregunta por el signifi cado cultural y político de los muertos a través de representaciones de las morgues y fi g. 8. Diario La República, Lima, portada del 31 de enero de 1983. las salas de urgencia de hospitales de la Ciudad

123 de México. Ese interés por retratar los cuerpos no reclamados en el Servicio Médico Forense (SEMEFO) sería llevado a sus últimas consecuen- cias con el surgimiento de un colectivo que, en 1989, asume ese mismo nombre para una serie de performances e instalaciones donde el cadáver ya no aparece como representación, sino como soporte de sus propias obras. Se propone así una gramática de los excesos donde son los propios excedentes corporales (los fl uidos, la grasa huma- na o cabellos humanos recogidos de las morgues) los que señalan las formas brutales que asume el confl icto social. En otro contexto de democracia como es el Perú de los años ochenta, la violencia asesina de- tonaría en una manera nunca antes vista. El inicio del confl icto armado entre las guerrillas comu- nistas y el Estado peruano desata la desaparición forzada y el asesinato sistemático de personas como estrategia central del Estado en la lucha contrasubversiva, un derivado de las tácticas de exterminio impulsadas algunos años antes por las dictaduras militares del Cono Sur. La entrega del control de nueve provincias del Perú a las fuerzas militares, el 30 de diciembre de 1982, por parte del gobierno de Fernando Belaunde Terry, inaugura fi g. 10. Herbert Rodríguez, Cadáveres, Lima, 1986. el periodo de crímenes masivos, indiscriminados e intensos en departamentos de la sierra sur del en esta edición. Las comparaciones con los hitos país como Ayacucho, Huancavelica y Apurímac, más siniestros de la historia del genocidio vienen entonces declarados en “estado de emergencia”14. rápidamente a la memoria15. Entre ellos, la matanza de Uchuraccay, con ocho periodistas asesinados por una comunidad andi- El surgimiento de una movida marginal, contracul- na que los confundió con integrantes de Sendero tural y anarquista en torno a la música, la poesía Luminoso; la matanza de Lucanamarca en la que y las artes visuales puede interpretarse como una 69 campesinos fueron asesinados en Ayacucho por poderosa reacción desde el campo cultural ante Sendero Luminoso; la matanza de Soccos en la que el confl icto: decenas de carátulas de discos, 32 campesinos fueron muertos por la Guardia Civil, letras de canciones, fanzines y agresiva poesía se entre otras. Uno de los varios episodios que más niegan a callar frente a las noticias de torturas y crudamente ilustró aquel infi erno fue el hallazgo de desapariciones, identifi cando sus propios cuer- siete fosas comunes en la comunidad de Pucayacu: pos con los miles de cuerpos masacrados en las cuerpos desnudos con las manos amarradas en miles de imágenes de muerte que confi guran el la espalda, torturados, acribillados a balazos, con sentido común de un país en guerra16. Una de las los rostros cubiertos de trapos, los dedos cortados respuestas artísticas más enérgicas la tenemos y los cráneos destrozados. Las fotografías de ese en la producción de collages y fotocopias que incidente plasmaron uno de los más impactantes Herbert Rodríguez (exintegrante del Taller E.P.S. documentos que puso en evidencia las políticas de Huayco) realiza a partir de imágenes de las dis- arrasamiento de las fuerzas militares. El editorial tintas manifestaciones de la violencia desde 1982. del diario La República que publicó aquellas imáge- Desde fotografías de prensa de cuerpos desfi gu- nes es elocuente: rados hasta los iconos de la sociedad de consu- mo, los fotomontajes de Rodríguez señalan la La idea misma de humanidad vacila ante las foto- indiferencia social de las clases medias urbanas grafías que, con real pesadumbre y furia, publicamos ante la continua aparición de fosas comunes de

124 FOSA COMÚN campesinos muertos en el interior del país. Un aspecto decisivo fue su posicionamiento crítico frente a la lucha armada como opción política, denunciando las acciones subversivas de Sendero Luminoso y disputando abiertamente las paredes y murales de la Universidad de San Marcos donde Sendero Luminoso solía colocar su propaganda. Rodríguez montaba allí grandes murales-collage con fotocopias y esténciles que exhibían la obs- cenidad de una revolución sangrienta, reiterando una y otra vez, como una letanía interminable, la palabra “cadáveres” [▸VIOLENCIA ESTRUCTURAL]. Aquella invocación, que daba cuenta crudamente de una retahíla de cuerpos sin vida, sería uno de fi g. 11. Taller NN, Perú 1984-1989. Cartel del concierto organizado los clamores más explícitos para una violencia por la banda Kaos y NN, Lima, 1989. F sin nombre. Es esa misma letanía la que enuncia el extenso poema del escritor y activista argen- tino Néstor Perlongher titulado precisamente entre otros. El coloreado de estos cuerpos asesina- “Cadáveres”, escrito en 1981 en un viaje terrestre dos alegorizó la negación y el exterminio del an- desde Argentina a Brasil, donde el poeta se había tagonismo en todas sus formas, confrontando la refugiado en lo que denominó un exilio sexual. propia invisibilidad derivada de la sobreexposición “Hay cadáveres en los pajonales, en los campos, de imágenes. Aquellos testimonios expusieron en las olitas, en las vías del tren, en los rincones uno de los efectos más abominables de esa guerra más sórdidos de la ciudad. Hay cadáveres en cada totalitaria: la naturalización de la muerte, la des- rincón de nuestros cuerpos arrasados por el terror” humanización del sujeto, la conversión de los ca- [▸LOCA/ DEVENIR LOCA]. dáveres en la nueva escenografía del espectáculo. Desde un lugar político distinto, el Taller NN (1988-1991) se dedicó a trabajar sobre la violencia implantada como política desde el Estado, cola- borando desde sus inicios con grupos de poesía radical y con la movida anarquista vinculada a la música “subterránea”. El nombre del grupo aludía a la multitud de cuerpos no identifi cados apareci- dos en fosas comunes a diario. Para un concierto organizado por NN y la banda hardcore-metal “Kaos” en 1989, Alfredo Márquez (NN-a-c-falo) confecciona un volante en serigrafía en base a una fotografía del diario La República (25 de agosto de 1984) que muestra los cuerpos hallados en la fosa común de Pucayacu después de su desen- tierro, colocados en fi la en el hospital de Huanta para el reconocimiento por sus familiares. Así, en varias otras piezas gráfi cas, la inefabilidad y el horror era convocado por el grupo. La última parte de su pieza NN-PERÚ (la “Carpeta Negra”), de 1988, registra imágenes de las varias matanzas y violencias extremas de aquellos años: el desalo- jo de pobladores de asentamientos humanos en Garagay (ocho muertos, 104 heridos), el motín y la represión policial en el penal El Sexto (22 muertos), los cuerpos de campesinos asesinados y clandes- tinamente enterrados en Pucayacu (50 cadáveres), fi g. 12. Diario La República, Lima, portada del 25 de agosto de 1984.

125 Bermúdez, colaboró con los feroces regímenes dictatoriales CODA de los países vecinos proporcionando información de inteli- gencia sobre personas exiliadas y deportando y extraditando Resulta imposible narrar la vastedad y comple- a intelectuales vinculados con la izquierda. Ver Edmundo Cruz, jidad de las experiencias estético-políticas “El Perú sí estaba vinculado al Plan Cóndor, según docu- gene radas como respuesta a las condiciones de mentos desclasifi cados de la CIA”, en La República, Lima, violencia generalizada, secuestro, tortura y asesina- 29 de diciembre de 2007. 5 Ver Ana Longoni y Gustavo Bruzzone (comp.), El Siluetazo, to masivo que ocurren en cada uno de los países de Buenos Aires: Adriana Hidalgo, 2008, p. 50. Ver también Pilar América Latina. En estos episodios, sin embargo, Calveiro, óp. cit. despunta una característica común: la voluntad 6 Roberto Amigo “Aparición con vida: las siluetas de los de intervenir la “normalidad” social que pretendía detenidos-desaparecidos”, en El Siluetazo, óp. cit. 7 hacer admisible la desaparición, la tortura y el Ver Laura Vales, “Registros de la ausencia”, Página 12, Buenos Aires, 24 de agosto de 2008. entierro clandestino. En aquellos momentos, estas 8 Nelly Richard, La insubordinación de los signos (Cambio imágenes y acciones asumen el difícil rol de pensar político, transformaciones culturales y poéticas de la crisis), eso que excede todo nombre y racionalidad, que Santiago de Chile: Editorial Cuarto Propio, 1994, p. 21. 9 sobrepasa la humanidad misma. Un horror tal sólo Paulina Varas, “Una obra termina al volverse una acción”, en Una acción hecha por otro es una obra de la Luz Donoso, puede existir, como nos recuerda Pilar Calveiro, Santiago de Chile: Centro de Arte Contemporáneo Munici- “en medio de una sociedad que elige no ver, por palidad de Las Condes, 2011, pp. 2-5 [cat. exp.]. su propia impotencia, una sociedad ‘desaparecida’, 10 Ver Justo Pastor Mellado, “Sueños privados, ritos públi- tan anonadada como los secuestrados mismos”17. cos”, en Lonquén 10 años, Santiago de Chile: Ediciones Volver a esas historias inconclusas a partir de La Cortina de Humo, 1989 [cat. exp.]; y Gustavo Buntinx, “Identidades póstumas. El momento chamánico en las estéticas marginales que lograron, pese a todo, Lonquén 10 años de Gonzalo Díaz”, en Raynald Belay, Jorge dejar vestigios de la masacre nos da la oportuni- Bracamonte, Carlos Iván Degregori y Jean Joinville Vacher dad de contrarrestar a la voluntad totalizadora de (eds.), Memorias en confl icto: Aspectos de la violencia política los discursos conservadores que aún hoy inten tan contemporánea, Lima: IEP, IFEA, 2004, pp. 301-321. 11 Nelly Richard, óp. cit., p. 32. arrojar esos cuerpos al olvido. 12 Ver Fernanda Carvajal, “La convulsión coliza. Notas sobre ML las Yeguas del Apocalipsis”, en ramón, nº 99, abril de 2010, pp. 19-23. Agradezco a Ana Longoni y a Sol Henaro sus aportes y 13 En 1990 el escritor peruano Mario Vargas Llosa sostuvo que comentarios durante la escritura de este texto. el sistema político de México era una “dictadura perfecta” y Enrique Krauze, entonces subdirector de la revista Vuelta, acotó que más bien se trataba de una “dictablanda”. Ver NOTAS Mario Vargas Llosa, “La dictadura perfecta”, en El País, 1 Pilar Calveiro, Poder y desaparición: Los campos de con- Madrid, 1 de junio de 1992. centración en Argentina, Buenos Aires: Colihue, 1998. 14 Ver Comisión de la Verdad y Reconciliación, “Los Peruanos 2 Ferrari se autoenvió esos collages a Brasil por correo, con que Faltan: Lista preliminar de personas desaparecidas por un nombre de destinatario falso, y cuando se volvió a encon- la violencia (1980-2000), en Informe Final, tomos II y VI, Lima: trar con ellos los fotocopió y los difundió, cada vez que tuvo CVR, 2003. La estimación precisa que ofrece el Informe oportunidad, como un documento anillado en pequeñas Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) tiradas. de víctimas fatales en los años del confl icto (1980-2000) 3 La Operación Cóndor es impulsada por la CIA norteameri- es de 69.280 personas, con un intervalo de confi anza al 95%. cana, la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) de Chile, La CVR también indica que 1983 y 1984 fueron los años más bajo el mando del general Augusto Pinochet, y la Triple A feroces de todo el confl icto, llegando a perder la vida un tercio (Alianza Anticomunista Argentina). El 25 de noviembre de de las víctimas de todo el periodo de violencia. 1975 se aprueba su creación en un encuentro en Santiago 15 “Editorial”, La República, Lima, 25 de agosto de 1984. de Chile que reúne a los jefes de inteligencia militar de 16 “En este país los muertos no descansan” suele decir desde Argentina, Paraguay, Uruguay, Brasil y Bolivia, convocado fi nes de los años ochenta el artista Juan Javier Salazar por el jefe de la DINA, Manuel Contreras Sepúlveda. Ver (exmiembro del Taller E.P.S. Huayco) en alusión directa al J. Patrice McSherry, Los Estados depredadores: la Operación sensacionalismo y la exposición constante de las imágenes Cóndor y la guerra encubierta en América Latina, Santiago de muerte en la prensa peruana. La frase pertenece a una de de Chile: Lom Ediciones, 2009. sus piezas nunca realizadas, titulada Trampa para arqueólo- 4 La dictadura en Perú es probablemente la única de todas gos (1987), que consistía en semienterrar una serie de láminas ellas que carga un signo distinto: impulsada por el gobierno de madera, todas serigrafi adas con la imagen de una momia, reformista y nacionalista del general Velasco, este régimen en huacas prehispánicas y en espacios donde fueron halla- militar intentó cancelar el periodo oligárquico en el Perú a das fosas comunes. través de una intervención sin precedentes en las relaciones 17 Pilar Calveiro, óp. cit. de producción del país. No obstante, la segunda etapa del gobierno militar, liderada por el general Francisco Morales

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CUERPOS IMPRESOS

Y como si ese pellejo hubiera quedado embebido de una íntima verdad de la carne separada; verdad a medias, que está tanto en la mancha como en el cuerpo y no se encuentra completa en ningún lado […]. Las imágenes impresas son vestigios de un cuerpo retirado1.

A mediados de los años setenta, el artista paraguayo Osvaldo Salerno, después de trabajar en grabado imprimiendo una serie de objetos reales, como llaves y candados, empieza a usar su propio cuerpo como matriz para dejar huellas en el papel. El cuerpo del artista o, mejor, sus fragmentos F o retazos, dejan marcas que atestiguan pelos, piel, cicatrices. Se imprimen en el papel para luego reti- rarse. En algún punto se podría decir que la obra fi gs. 1, 2. Osvaldo Salerno, Sin título, Asunción, 1976-1981. de Salerno de allí en más se ocupará —en su mate- rialidad, en el dispositivo técnico, en los sentidos que La obra de Salerno, además, trae consigo otra despliega— del confl icto de la relación presencia- información. Los pies entintados e impresos en el ausencia. papel están atados. Son señal de los métodos de En ese punto se podría vincular el recurso de tortura infl igida sobre los prisioneros de la dictadura. Salerno con el dispositivo de producción de siluetas Pero además, la constatación de que el artista solo utilizado durante el Siluetazo. En la Plaza de Mayo no pudo aproximar y retirar su propio cuerpo atado los manifestantes producen siluetas delineando los del papel. En el papel permanece inscrita la violencia bordes de su cuerpo apoyado sobre el papel, devi- ejercida sobre el cuerpo (el presente y el ausente). niendo en una doble huella: la propia y la del desapa- Como señala Roberto Amigo, recido al que le prestan el cuerpo. En el recurso que utiliza Salerno, es el cuerpo entintado y solitario del las impresiones corporales de fragmentos de cuerpos artista el que trabaja a manera de sello. Si bien ambos quebrados, anudados, colgantes no son la representa- procedimientos son muy diferentes (uno realizado ción del sacrifi cio militante, de la heroicidad, sino una colectivamente en la plaza y el otro realizado en pregunta sobre el cuerpo historiado por el arte y la políti- la intimidad del taller del artista), los dos se fundan ca. No es la denuncia de la tortura en el contexto preciso en el acto de que alguien ponga el cuerpo para “hacer de un régimen político; las impresiones no refi eren a aparecer la ausencia” de otros. El cuerpo presente la liberación, al dolor, a la fortaleza ante la tortura, sino convertido en huella de la desaparición. al hombre solo ante la historia […]. Las impresiones sobre papeles trabajan el cuerpo fragmentado: torsos, 1 piernas, pies; a la vez se suma la impresión de elemen- tos como cuerdas y perchas. Atado, colgado, el artista no transita el camino cristiano del martirio, sino el de “documento”, es decir, prueba, testimonio2.

En el lugar/nombre de los ausentes, el artista se cons- tituye en testigo y, a la vez, en soporte de la huella. LC, AL

NOTAS 1 Ticio Escobar (ed.), La cicatriz, Madrid: Casa de América, 1999, [cat. exp. sobre Osvaldo Salerno]. 2 Roberto Amigo, Los derechos humanos en el arte, Asunción: Palacio de Justicia, noviembre de 2011, [cat. exp.].

127 de ritual animista”2. El juego (porque tiene mucho de INSEPULTO macabro juego infantil) está en diluir la frontera en- tre vivos y muertos. Un mundo a lo Pedro Páramo El teatro se erigió como un territorio desde donde en el que no se puede distinguir qué condición tiene señalar lo insepulto, incluso como su sustituto ri- cada quien. Los muertos nunca lo están del todo ni tual. Desde fi nes de los años ochenta, el Periférico en paz, resucitan para volver a morir en un acto circular de Objetos, un grupo argentino de teatro formado inacabable. Los actores-manipuladores de objetos principalmente en la manipulación de títeres, realiza también están en peligro, se transmutan en sus mu- diversas propuestas escénicas que operan refl otando ñecos o interactúan con ellos como pares, sin acep- a la superfi cie la memoria y el terror de hechos que tar del todo el poder del otro. se habían querido ocultar1. Dos de ellas, El hombre de Juguetes, otrora amorosos, se convierten en arena (1992), una versión libre del cuento de E. T. A. ánimas terrorífi cas. “Lo cotidiano, lo familiar, lo Hoffmann, y Máquina Hamlet (1995), basado en la obra conocido aparece afectado por circunstancias fan- del dramaturgo alemán Heiner Müller, son potentes tásticas que no permiten diferenciar el terreno pre- metáforas de esa carencia en medio del silencio y ciso de lo viviente, lo racional y lo irracional, el de la impunidad que terminó por consolidar el gobierno los objetos inanimados, la materia muerta”, defi ne de Menem en los años noventa, al conceder indultos el grupo (formado en 1989 e integrado por Ana Alva- presidenciales a los pocos responsables del geno- rado, Emilio García Wehbi, Daniel Veronese, Román cidio acaecido durante la dictadura que habían sido Lamas y, más tarde, Alejandro Tantanian) en explícita condenados en el Juicio a las Juntas (1985). El esce- referencia al concepto freudiano de lo siniestro: nario de El hombre de arena es una caja llena de tierra “Nos basamos más en el trabajo que hace Freud seca, en la que se observan muñecos semienterra- sobre Hoffmann que en el cuento mismo”. Y en medio dos. Los desenterradores de estas criaturas son tam- de la oscuridad, apenas munidos de velas y frágiles bién los que vuelven a enterrarlas, una y otra vez. No lamparitas, los manipuladores son a la vez deudos se trata de títeres sino de muñecos antiguos con las que visten de luto y jueces-verdugo que condenan cuencas de los ojos vaciadas, los miembros descoyun- y ejecutan a sus víctimas. El hombre de arena perturba tados, despojados de su cabellera o con el pelo seco al evidenciar lo insepulto ante una sociedad arrasada y áspero, a veces mutilados o con el cráneo trepanado. por el “terror concentracionario”3 a la que le negaron Los muñecos parecen tener autonomía, mirada, vo- la posibilidad de hacer rituales de duelo. Las propu- luntad, incluso rebeldía. ¿Son autómatas o personas? estas del Periférico de Objetos desentierran aquello Se ocultan, reaparecen, buscan la superfi cie, se estre- socialmente oculto, lo no procesado, que insiste en mecen. “El terror sórdido de sucesos que teniendo que emerger a pesar de la amnesia colectiva porque con- quedar ocultos se han manifestado (en) una especie tinúa sin estar resuelto. Los miles de desaparecidos,

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4 fi gs. 2-4. Periférico de Objetos, El hombre de arena, Buenos Aires, 1992. Fotografías: Magdalena Viggiani. F

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fi g. 1. Sergio Zevallos (Grupo Chaclacayo), Algunas tentativas sobre la Inmaculada Concepción, Lima, 1986. fi g. 5. Sergio Zevallos (Grupo Chaclacayo), escena de performance en una prisión, Lima, 1986.

129 torturados y asesinados sin justicia ni tumba se fueron en realidad los mejores garantes de los críme- cuelan como presencias insistentes, interpeladoras. nes y torturas perpetrados por el Estado durante el Espectros. confl icto. Desde una performatividad que bordea lo tea- AL, ML tral, el Grupo Chaclacayo (Helmut Psotta, Raúl Avellaneda y Sergio Zevallos) produce a partir de 1983 una serie de acciones donde violencia y placer NOTAS 1 La manipulación de muñecos es una de las constantes diná- funden deliberadamente sus roles y signifi cados. micas del grupo. Hacen lo que podría defi nirse como un teatro A través de fotografías y acciones el grupo escenifi ca de manipulación que procura “crear una magia más cruda a los excesos de violencia no reconocidos por el Estado la del teatro de títeres que no funciona ocultando la relación peruano en medio del confl icto armado. En sus dis- entre el títere y el manipulador, sino exhibiendo ese entre. Algo que es él y a la vez no lo es: son sus movimientos pero no su tintas apariciones, el Grupo Chaclacayo emplea ropas materia”. Daniel Link, “Casa de Muñecas”, en suplemento Radar, y objetos que aluden, de manera ominosa, al fana- Buenos Aires, 8 de agosto de 1989. tismo religioso y a las ideologías políticas, superpo- 2 Periférico de Objetos, “El hombre de Arena”, en el programa niéndolos con elementos que simbolizan la tortura, del Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz, 1993. 3 el secuestro y la muerte, como esqueletos humanos Pilar Calveiro, óp. cit. 4 Así lo señala Sergio Zevallos, ver Dorothee Hackenberg, recogidos de la morgue o una serie de “bultos” he- “Dieser Brutälitat der Sanftheit. Interview mit Helmut J. Psotta, chos con basura (bolsas o empaques negros que en- Raul Avellaneda, Sergio Zevallos von der Grupo Chaclacayo carnaban la habitual manera de [des]aparecer esos über ‘Todesbilder’”, en TAZ, Berlín, 26 de enero de 1990, p. 23. cuerpos amordazados, maniatados, despedazados). En La agonía de un mito maligno (1984), dirigida por Helmut Psotta, una serie de cuerpos semienterrados rodeados de velas y una escolta de personas con capirote sirven de escenografía a un rito fúnebre en las orillas del océano Pacífi co. Un momento después, en la misma escena, hace su aparición la fi gura tra- vestida de Santa Rosa, que cae derribada y agoniza. La fi gura de Santa Rosa, primera Santa de América y patrona de la ciudad de Lima, se muestra como un símbolo ambiguo que cataliza la sordidez de las políticas de exterminio encubiertas bajo la devoción religiosa. Ello permite a los asesinos aparecer ante el poder “con la cara limpia” después de cometer los más atroces crímenes4. Así se refl eja en las fotogra- fías de Sergio Zevallos, Ensayos sobre la Inmaculada Concepción (1986), en las que una momia, hecha con desechos, vendas y un cráneo humano, aparece retratada en un intercambio erótico y tanático con un cuerpo masculino desnudo. Ello se radicaliza aún más en su serie Rosa Cordis (1986), en la que un personaje travestido con una túnica negra y una corona de rosas se maquilla, para luego masturbarse al lado de un cuerpo muerto ubicado en un cubículo cubierto de pintura roja e imágenes de pornografía y publicidad. Un instante después, Santa Rosa se convierte en un torturador encapuchado que penetra sexualmente al cadáver. Los estímulos creativos del grupo son las exploraciones en sus memorias perso- nales marcadas por el racismo y la discriminación, pero también la búsqueda de una iconografía sexual profana, capaz de dar cuenta de que las maneras en que el legado colonial y cierta ideología religiosa

130 triz sacrifi cial según la cual es la construcción de un enemigo común lo que hace posible la unión GUERRILLAS de lo diverso al interior de la comunidad política. El partisano, al introducir la fi gura del enemigo dentro de la comunidad política, complica la dis- La herramienta fundamental empleada por Jaime tinción entre guerra y discordia. Guzmán para iniciar la creación de una nueva insti- Schmitt señala, a su vez, que el guerrillero tucionalidad [del régimen dictatorial chileno] es como combatiente irregular siempre depende de la noción de Poder Constituyente tal como aparece la ayuda de un regular poderoso. Ese “tercero”, en la obra de Carl Schmitt […], el Kronjurist de además de apoyo material puede brindarle reco- Hitler. En 1933, Schmitt emplea esta noción para nocimiento, legitimidad política. Los insurgentes declarar muerta la Constitución de Weimar y lue- de los países latinoamericanos de los setenta y go legitimar a Hitler en el poder. En España, Luis ochenta no sólo reciben entrenamiento (de Cuba), Sánchez Agesta y otros discípulos de Schmitt, em- también combaten en otros suelos (en Nicaragua) plean la misma noción para explicar cómo el golpe y reciben el reconocimiento de la Unión Soviética, de Estado de Franco destruye la Constitución de del bloque socialista y de la socialdemocracia 1931. En Chile en 1980, Guzmán [hace] uso de esta europea que, en algunos casos, llega a fi nanciar- noción para destruir la Constitución de 1925 […]. los indirectamente. La Constitución de 1980 carece de legitimidad de- Por contra, en el contexto del mundo bipolar G mocrática en su origen1. y de la consecuente demonización del comunismo internacional, los regímenes dictatoriales aún Irregularidad, movilidad incrementada, intensidad vigentes en los años ochenta sancionan la fi gura del compromiso político y carácter telúrico. Éstas del insurgente político bajo la noción de terrorista. son las características con las que Carl Schmitt Esa califi cación era paradójicamente asignada defi ne al guerrillero en su Teoría del par tisano. por Estados terroristas, apoyados también por Agrega, además, que en el siglo XX, bajo el contex- un “tercero” (Estados Unidos), que ejercieron su to de la Guerra Fría, el guerrillero, atraído por una violencia contra el cuerpo social (no sólo contra progresiva tecnifi cación, industrialización y des- los grupos armados, sino contra la sociedad en agrarización, se convierte en el territo rio urbano en su conjunto) amparándose en el estado de excep- “un técnico del combate invisible, en saboteador ción. La guerra contra el comunismo internacional y en espía”, una descripción que, si bien puede camufl aba así el terrorismo de Estado en una aplicarse a algunos de los grupos guerri lleros que retórica bélica. surgen en América Latina durante la centuria, no Más tarde, en el contexto de las democracias 2 abarca la totalidad de los mismos [▸GUERRA POPULAR, neoliberales, la razón posdictatorial estableció GUERRA SIMBÓLICA]. un juicio histórico perverso al equilibrar en la ba- Para Schmitt, la política presupone la distin- lanza de las culpas a dos contrincantes de carácter ción entre guerra (polemos) y discordia (statis). sustancialmente distinto en un discurso, el de En la medida en que toda guerra presupone la la “guerra entre dos demonios”, que presentaba declaración de un enemigo, posibilita la distin- al Estado y a los grupos armados como enemigos ción entre un afuera y un adentro de la comunidad equivalentes. La falacia de esta interpretación de política. La discordia, en cambio, constituiría la la historia reciente partía de una delimitación de posibilidad de articular dentro de esa comunidad dos bandos, el Estado represivo por un lado y las la disputa entre adversarios dentro de un marco organizaciones armadas por otro, que obviaba que de saludable pluralidad. Sin embargo, la fi gura del el accionar del primero de ellos contaba con la guerrillero (o el partisano), aquél que, al interior complicidad de actores no estatales (empresarios, del sistema está dispuesto a quedar fuera de la ley, medios de comunicación) y que el alcance de sus adquiere la específi ca fi gura del enemigo interno. víctimas iba mucho más allá de las organizaciones Se trataría de una fi gura más compleja en la que, armadas, extendiéndose a toda la sociedad civil. señala Schmitt, podrían superponerse la guerra de Aun así, la sanción de “terrorista” sobre el ex- los ejércitos regulares, la guerra colonial, la guerra tremista político marca, bajo la consolidación de civil y la guerra de guerrillas. Es preciso subrayar la hegemonía neoliberal, el tránsito de la lucha que el discurso de Schmitt porta consigo una ma- de las dictaduras contra el comunismo internacio-

131 nal y contra la insurrección hacia la lucha contra frecuencia en la lógica sacrifi cial derivada de su fi ja- el narcotráfi co, la delincuencia y el terrorismo inter- ción macropolítica que despreciaba o supeditaba de nacional por parte de las democracias tuteladas, antemano toda atención a lo micropolítico) ha clau- en una perfecta reproducción de la lógica sacrifi - surado el debate en el seno de la izquierda acerca cial de la política. de si es posible imaginar en la encrucijada histórica Frente a esa lógica, el reciente colapso de las actual una violencia revolucionaria que desbanque políticas neoliberales y la impugnación de los rela- las relaciones de poder mediante las cuales el capi- tos transicionales en países como Chile y España talismo global ejerce una violencia objetiva, diaria y plantea una coyuntura histórica en la que la pre- cotidiana sobre el cuerpo social. sencia de las fuerzas del cambio social en el espa- Para combatir esta violencia sistémica, Slavoj cio urbano ha reabierto el debate público sobre la Žižek retomó en su libro, sucintamente titulado violencia. En esa tesitura, cabe arriesgar una lectu- Violence (2008)2, la distinción establecida por Walter ra del papel que la violencia jugó en los procesos Benjamin entre violencia mítica y violencia divina. políticos que, bajo circunstancias históricas diver- El interés de la distinción benjaminiana es que sus- sas, se desarrollaron en esos y otros países en el traía esta última forma de violencia a la lógica del periodo de implantación global del neocapitalismo. sacrifi cio que ha caracterizado la dicotomía amigo/ La emergencia de la violencia guerrillera o terroris- enemigo, la cual ha presidido las luchas políticas ta permitió con frecuencia, por seguir los términos entre las dictaduras/gobiernos neoliberales y las ac- de Schmitt, la identifi cación de un enemigo interno ciones guerrilleras y terroristas durante las últimas cuyo modo de ejercer el antagonismo se sustraía décadas. La violencia divina se situaría al margen tanto a la discordia del juego político al interior de del fi nalismo característico de la violencia mítica, las estructuras del Estado (mínima durante los regí- sujeta en el esquema de Benjamin a la fundación o menes dictatoriales y un tanto más acusada con la la preservación del Estado de derecho. Para Žižek, introducción del parlamentarismo) como a las for- esa violencia divina, que se habría expresado histó- mas del disenso escenifi cadas en la esfera pública ricamente en el terror revolucio nario francés (1792- por la política movimentista (que, paradójicamente, 1794) y en el Terror Rojo de 1919, no se identifi caría en algunos casos se vio desarticulada con la llega- en la actualidad ni con la violencia ejercida por el da de las democracias formales a esos países). fundamentalismo religioso en su afán por materia- En ese contexto, cabría pensar el papel que ju- lizar la supuesta voluntad de Dios, ni con aquellas garon tanto la violencia guerrillera como el terroris- formas de violencia anárquica que únicamente se mo (el cual, como decíamos más arriba, se asimiló presentan como síntomas del malestar social sin progresivamente a aquélla) a la hora de reducir inscribirse en el seno de un proceso revolucionario. el abanico de posiciones políticas posibles al in- A diferencia de estos fenómenos de violencia, si la terior del arco parlamentario (condicionado por la violencia divina se manifi esta como un medio sin fuerza centrípeta de la cohesión necesaria frente fi n lo hace, según el fi lósofo esloveno, en aquellos al enemigo interno), fomentando la ideología con- “acontecimientos” que expresan un exceso de vida sensual que supuestamente trataba de combatir. que permite a la voluntad soberana rebelarse con- Pero también parece urgente evaluar críticamente tra la asimilación ideológica/biopolítica de la vida hasta qué punto los movimientos sociales post- a la mera existencia. socialistas de las últimas décadas no han podido Ante esta serie de problemas, el aparente encarar la necesidad de pensar el pasaje de las anacronismo que supone la inclusión en la mues- formas de resistencia y oposición encarnadas por tra Perder la forma humana de imágenes que dan la potencia micropolítica de los agenciamientos cuenta de prácticas guerrilleras, generalmente colectivos a la proposición de proyectos de alien- asociadas con las décadas anteriores (sesenta y to macropolítico, debido a la intuición de que ese setenta), responde a dos ambiciones: en primer tránsito implica de por sí un cambio estructural lugar, pensar la década de los ochenta como un del estado de cosas actual que, en última instan- periodo de temporalidades y modos de hacer polí- cia, no pueda prescindir de la violencia. Es decir, tica superpuestos (del Siluetazo a los atentados del se trataría de determinar hasta qué punto la de- Frente Patriótico Manuel Rodríguez [FPMR]) que, monización mediática y social de la violencia ejer- a diferencia de los habituales enfoques estancos, cida por la guerrilla y el terrorismo (cuyo accionar deben ser entendidos en su mutua interpelación. durante las últimas décadas ha caído con suma En segundo lugar, reconsiderar en el presente, ante

132 GUERRILLAS las consecuencias de la crisis sistémica del capi- más importantes viene dado por la crisis de la au- talismo fi nanciero padecida por un amplio espec- toproclamación vanguardista que, aunque no se tro de la población mundial, las relaciones entre abandona, muta desde la idea del partido-vanguar- la política y la violencia. dia hacia un devenir frentista. A diferencia de las Por lo tanto, la inclusión de registros o mate- experiencias de primera generación, la Revolución riales de las acciones emprendidas por diversos cubana y las Fuerzas Armadas Revolucionarias grupos guerrilleros desde la segunda mitad de de Colombia (FARC), la llegada al poder del FSLN la década de los setenta no pretendía estetizar los en Nicaragua muestra una apertura ideológica en a través de su asimilación a la impronta visual la que marxismo y teología pasan de ser opuestos de determinadas obras artísticas o mediante el fi losófi cos a constituirse como complementos políti- señalamiento enfático del carácter simbólico de cos. A la vez, ponen en cuestión la idea de un sujeto algunas de esas incursiones en la esfera pública de cambio monolítico o centrado en la cuestión de (pensemos, por ejemplo, en las acciones del M-19). “clase”, pasando a expresar una noción redefi nida Somos conscientes de que la equiparación gene- y amplifi cada de “pueblo”. A diferencia del socialis- ral entre la actividad de los grupos guerrilleros y mo de Estado cubano, los sandinistas se adjudican la de ciertos colectivos artísticos sería un completo un concepto de democracia política que considera dislate, pero también nos preocupa una tendencia el tema del pluralismo y una concepción de la econo- observable en la producción teórica contempo- mía política de la revolución que sustituye la idea ránea sobre el arte político, en la que el estableci- del centralismo estatal por la economía mixta5. G miento de analogías parciales y aparentes entre Sin duda, las repercusiones de la Revolu ción nica- ciertas acciones del arte activista y las emprendi- ragüense tuvieron fuerte alcance en América Cen- das por la guerrilla deriva en una estetización de tral, especialmente en El Salvador6 y Guate mala7. la violencia que, desde una posición moralizante, En estos tres países, los procesos revolucionarios bloquea la posibilidad tanto de detectar la violen- estuvieron marcados por la fusión del marxismo cia simbólica inscrita en las retóricas de la van- con tradiciones populares de lucha social de fuerte guardia artística como de realizar una valoración impronta antiimperialista, que permanecieron en crítica y contextual de la violencia subjetiva de la memoria colectiva de los oprimidos: la lucha de las acciones guerrilleras3. Sandino en Nicaragua, el levantamiento campesino de 1932 en El Salvador y la lucha centenaria de los indígenas contra la colonización en Guatemala8. I Corrientes de varios orígenes se reunieron en los Aunque, al llegar a la década de los ochenta buena tres frentes de liberación incluyendo la Teología parte de los movimientos guerrilleros de los años de la Liberación y los partidos comunistas histó- sesenta y setenta han sido derrotados, el proceso ricos, que participaron en el caso de El Salvador y revolucionario del marxismo latinoamericano ini- Guatemala (en cambio, en Nicaragua, el Partido ciado con la Revolución cubana no se extingue del Comunista se mantuvo al margen del proceso revo- todo, sino que continúa con otro semblante tras el lucionario tildando al FSLN de ultraizquierdista). triunfo de la Revolución sandinista en Nicaragua. En menor medida, el radio de infl uencia de estas A su vez, esta década ve surgir otra vertiente guerri- experiencias también llegará a prácticas como el llera de raigambre maoísta, conducida por Sendero FPMR (1983), en Chile, y, probablemente, a la Coor - Luminoso en Perú y analizada en el siguiente apar- dinadora Guerrillera Simón Bolívar (1987)9, en tado [▸GUERRA POPULAR]. Colombia. En los siguientes párrafos vamos a cen- El Frente Sandinista de Liberación Nacional trarnos brevemente en el primero de estos casos. (FSLN) en Nicaragua se funda en 1961 inspirado en la Revolución cubana, el guevarismo y en la fi gura II de Sandino y su lucha contra la intervención norte- americana a comienzos de siglo. Aun así, su llega- El 14 de diciembre de 1983 Chile quedó a oscuras: da al poder en 1979 trae consigo nuevos elementos la primera acción del FPMR se concretó provocan- que se expanden y tienen eco (ya sea provocando do un apagón que dejó a gran parte del territorio en oposición o adhesión) a lo largo de América Latina penumbras. y que hacen posible establecer distinciones respecto Tres años antes, en 1980, los días previos al a experiencias previas4. Quizás uno de los cambios plebiscito ilegítimo con que la dictadura aprueba

133 la Constitución de 1980, el Partido Comunista a quedar sometido a un virtual aislamiento polí- chileno (PCCH) anuncia su Política de Rebelión tico. Se desata entonces el quiebre con el FPMR, Popular de Masas —inspirada en la Revolución que desde entonces, como FPMR-Autónomo, de los Claveles de Portugal (1974) y en la caída del adquiere una deriva foquista radicalizando sus Sha en Irán (1979)—, que levanta la consigna de estrategias. En 1988, tras el triunfo del “no” en el validación de “todas las formas de lucha”, incluso plebiscito que derrotó a Pinochet, en un acto a des- de “la violencia aguda”. En ese marco, el FPMR tiempo, impulsa la denominada Guerra Patriótica nace como una estructura militar dentro de la Nacional (inspirada en las experiencias nicara- orgánica del Partico Comunista de Chile. Es pre- güense y salvadoreña) que consistía en la creación ciso señalar que la incorporación por primera vez de focos guerrilleros rurales que irían extendiéndo- de formas militaristas insurgentes por parte del se a lo largo del territorio. Como la experiencia PCCH no implicó un abandono de la política par- desarrollada por el MIR a comienzos de los ochen- tidista tradicional (negociación y alianzas políticas ta, el intento del FPMR fracasó rotundamente, amplias), y que el principal objetivo de la Política dejando como saldo la muerte de sus dos principa- de Rebelión Popular de Masas fue la lucha por les líderes. Tras divisiones y confl ictos internos, la democracia; sin embargo, no había en ella una la deriva del FPMR en los años noventa forma par- estrategia de “asalto al poder” que alentara la te de otra historia. destrucción del estado burgués para proponer Pero, antes de que se avistara la división un modelo de Estado basado en la dictadura del entre el PCCH y el FPMR, el año 1986 fue decre- proletariado10. En efecto, su política parecía atra- tado decisivo. El 7 de septiembre de aquel año, vesada por una discontinuidad entre la lucha por en el Cajón del Maipo, una localidad a 40 km de la recuperación democrática y un proyecto socia- Santiago, un comando del FPMR tendió una em- lista, que mostraba la ausencia de una estrategia boscada a la caravana que trasladaba a Augusto revolucionaria integral y, quizás debido a ello, Pinochet hacia Santiago. Sucedía entonces algo el partido mantuvo también una política ambigua imprevisible, fuera de todo cálculo: un grupo de respecto al FPMR. jóvenes sin preparación militar regular y con arma- Lo cierto es que en sus orígenes el FPMR no mento de mala calidad ponía en jaque a un grupo fue concebido como una guerrilla organizada para de élite de las Fuerzas Armadas chilenas. Entre enfrentarse al ejército chileno. Si bien los movi- ellos había un escolar, un gasfíter, un bombero, mientos de liberación latinoamericana fueron sus un culturista, un cantante, un exseminarista, un referentes, y parte de sus miembros recibieron exestudiante de cine, otro de fi losofía y una es- entrenamiento militar en la República Popular de tudiante universitaria. Utilizaron, entre otras, el Bulgaria y en Cuba, mientras que algunos lucharon travestismo como estrategia militar: en la casa en Nicaragua, el grupo insurgente chileno adquirió rodante que cortó el paso a la comitiva del dicta- características propias. En los primeros años, sus dor, dos fusileros simularon ser una pareja que acciones político-militares tendían a la autodefen- estudiaba un mapa en el camino, estando uno de sa, a la desestabilización, a las “recuperaciones” ellos vestido de mujer. La operación fracasó, pero (de armamentos, recursos fi nancieros y bienes todos los fusileros salieron con vida del operati- de consumo básico como alimentos) y, en menor vo12. En cambio, cinco de los escoltas de Pinochet medida, a los secuestros. Buscaron articularse resultaron muertos. El dictador se salvó gracias con la lucha de masas, para formar “un gran Frente a su chofer, que pudo maniobrar marcha atrás, Político y Militar del conjunto del pueblo… único escabulléndose entre la montaña que cercaba el protagonista de su liberación”11. camino y el grupo de retaguardia del FPMR. En Sin embargo, en el año 1986 la historia del ese momento, el auto de Pinochet recibió la mayor Frente da un giro decisivo. El descubrimiento de cantidad de impactos: arsenales de armas en el norte del país y el fallido atentado a Pinochet llevan al PCCH a retroceder Probablemente ahí, en medio de esa balacera, se en su política de apoyo a “todas las formas de formó la imagen de la Virgen del Perpetuo Socorro lucha”. Ante un nuevo escenario que podría dejarlo que los adeptos al régimen vieron aparecer en marginado del proceso democratizador y hacer el vidrio posterior izquierdo del auto blindado del peligrar su posibilidad de alianzas con el resto del general, exhibido posteriormente en los patios mundo opositor, el PCCH se repliega por temor de La Moneda13.

134 GUERRILLAS

La escena del atentado del FPMR, una escena frá- fi g. 1. Marco Ugarte, Imagen de auto destrozado tras el atentado G gil, de una épica precaria, que pretende encarnar a Augusto Pinochet a manos del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, Santiago de Chile, 1986. una voluntad popular latente, nos remite casi inevi- tablemente a una escena transcurrida 13 años an- tes: la de la muerte de Allende y el despliegue de contra Augusto Pinochet son un testimonio de la fuerzas del Estado en el bombardeo a La Moneda, violencia de resistencia contra la dictadura, que ejecutado por militares golpistas en representa- difícilmente puede ser interpretado en una clave ción de las fuerzas conservadoras chilenas. esteticista. Sin embargo, otras acciones del FPMR Frente a la espectacular imagen de La Moneda sí que permiten detectar ciertas analogías mate- en llamas, la del atentado, estampada en la imagen riales (en ningún caso fi lológicas) entre formas de del automóvil destrozado de Pinochet. El mismo conexión con la comunidad practicadas por la gue- que fue instalado en la casa de gobierno como una rrilla y algunas experiencias impulsadas por gru- suerte de talismán que buscaba poner de mani- pos artístico-políticos. Así, por ejemplo, el CADA fi esto la protección divina que aseguraba la inven- integró en su acción Para no morir de hambre en el cibilidad del dictador, pero que, al mismo tiempo, arte (1979) una cita de la política del gobierno de no podía sino poner en evidencia que era posible Salvador Allende consistente en el reparto de una lo que hasta ese momento parecía impo sible: bolsa de leche entre los habitantes con mayores franquear el invulnerable cerco de seguridad del carencias alimenticias de las poblaciones de San- dictador. tiago de Chile. Esta iniciativa del gobierno de la Lo cierto es que el atentado a Augusto Pinochet Unidad Popular convertía en política social de se transforma en un parte-aguas de la década de Estado un gesto populista anclado en el imaginario los ochenta en Chile. Cierra, de algún modo, un comunitario de la izquierda. Así, mucho antes de ciclo de luchas, y con ello termina de extremarse la llegada al gobierno de Allende, las “recupera- la dicotomía entre las estrategias de oposición ciones ilegales” practicadas por distintos grupos al régimen. El descarte de la lucha del movimien- de guerrilla eran una táctica reiterada de conexión to social da lugar a la mesa de negociaciones. Se afectiva con el medio popular. Tales recupera- inicia un proceso de transición pactada encabeza- ciones se siguieron practicando bajo el régimen da por la clase política socialdemócrata, que obli- de Pinochet, como demuestra la acción del FPMR tera otras alternativas políticas. Terminan así por registrada por Pablo Salas en otra de esas poblacio- abrirse paso los complejos pactos transicionales nes de Santiago, cuando el 19 de julio de 1986, con que están en la base de la conformación sociopo- motivo del séptimo aniversario de la Revolución lítica de Chile hasta el día de hoy. sandinista, realizó un reparto de pollos entre las Imágenes como las que muestran los re- personas que acudieron a recibirlos [▸TELEANÁLISIS]. sultados del atentado perpetrado por el FPMR FC, JV 135 NOTAS 1 Renato Cristi, El pensamiento político de Jaime Guzmán: Autoridad y libertad, Santiago de Chile: Lom Ediciones 2000, p. 16. 2 Edición en castellano, Sobre la violencia. Seis refl exiones marginales, Buenos Aires: Paidós, 2009. 3 Ésta es la tendencia que apreciamos, por ejemplo, en el libro de Luis Camnitzer, Didáctica de la liberación. Arte concep- tualista latinoamericano, Murcia: Cendeac, 2008. Camnitzer centra su refl exión en la lectura en paralelo de Tucumán Arde, experiencia culminante de la vanguardia argentina de los años sesenta, y algunas de las acciones de la guerrilla uruguaya Tupamaros. 4 Aun así, Raúl Burgos señala que si bien “difundía elementos originales, la Revolución sandinista se colocaba como con tinuidad del ideario revolucionario que inauguró e inspiró la Revolución cubana”, Raúl Burgos, “La interferencia 2 gramsciana en la producción teórica y política de la izquierda latinoamericana”, documento preparado para la discusión en el encuentro de 1997 de la Latin American Studies Association en el Continental Plaza Hotel de Guadalajara, México, del 17 al 19 de abril de 1997. Disponible en: lasa. international.pitt.edu/LASA97/burgos.pdf., p.7. 5 Ibíd. 6 El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional y Social (1980), en El Salvador, sostiene una guerra civil por más de diez años. En 1992, tras un acuerdo de paz y casi coincidiendo con la disolución de la Unión Soviética, pasa a conformarse como partido. 7 La guerrilla guatemalteca, iniciada en los años sesenta tras el golpe de Estado que derrocó al gobierno electo de Jacobo Arbenz con el apoyo de Estados Unidos, alcanza una nueva fase con la creación de la Unidad Revolucionaria Nacional 3 Guatemalteca (URNG), que sella la unidad de cuatro orga- nizaciones armadas en 1982. La UNRG continuará la guerra civil hasta 1996, cuando deponen las armas tras 36 años de confl icto armado y, como el FMNL, se convierte en un parti- do político. 8 Michael Löwy (ed.), El Marxismo en América Latina, Santiago de Chile: Lom Ediciones, 2007, p. 58. 9 La Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar nuclea a las FARC, al Ejército de Liberación Nacional Camilo Torres ELN, al M-19, al Comando Ricardo Franco Frente-Sur, al Movimiento Armado Quintín Lame y al ERP. 10 Samaniego citado por Luis Fernando Martínez, El Frente Patriótico Manuel Rodríguez, 1980-1987, tesis de grado, Universidad de Santiago de Chile, USACH, Facultad de Humanidades, Historia, Santiago de Chile, 2004, p.14. 4 11 Frente Patriótico Manuel Rodríguez, Manuel cabalga de nuevo, Santiago de Chile: Ediciones El Rodriguista, 1986, p.16. 12 Aunque el episodio desataría una sangrienta persecución por parte de los organismos de seguridad, que en los días inmediatamente posteriores al atentado asesinaron a cinco militantes comunistas que nada tuvieron que ver con el atentado (el mismo numero de bajas de la comitiva de Pinochet) y posteriormente ejecutaron la llamada Operación Albania. 13 Cristobal Peña, Los fusileros. Crónica secreta de una guerrilla en Chile, Santiago de Chile: Debate, 2007, p. 126.

136 GUERRILLAS

5 Entrevista a Pablo Salas

Pablo Salas fue, junto con su hermano Francisco, cola- borador desde su formación de la productora Ictus Tv (en un principio focalizada a la producción de fi ccio- nes) y gestor, junto a su madre, Babi Salas, de la Red de video popular Ictus, la más amplia red de distribución del país en esos años. Con los equipos de fi lmación y edición de Ictus a su disposición, Salas fue el primero en registrar las protestas nacionales que se desata- ron tras la fuerte crisis económica que atravesó Chile durante los primeros años ochenta, registrando las así llamadas “Marchas del Hambre” y convirtiéndose en 6 uno de los más importantes camarógrafos chilenos que captó imágenes durante la dictadura. Por otra parte, en contacto con camarógrafos y periodistas extranjeros, que le permitían duplicar o le regalaban las cintas de lo que habían fi lmado, fue conformando uno de los más vastos archivos de prensa del periodo. Con un conside- G rable material a su disposición, comenzó a producir una serie de videos de forma autodidacta: Protestas 1983 (1983), Hasta Vencer (1983), Septiembre de 1984 (1984), o 1º de Mayo (1986), entre muchos otros que circularon prolífi camente por la Red de video popular de Ictus. A su vez, realiza junto a Pedro Chaskel, los videos Somos+ (1985) y “Por la vida” (1987), sobre Mujeres por la Vida y El Movimiento contra la Tortura Sebastián Acevedo, fi gs. 2-6. Pablo Salas, fotogramas de Acción del Frente Patriótico respectivamente. El primero de ellos fue premiado en Manuel Rodríguez, Santiago de Chile, 19 de julio de 1986. festivales internacionales.

FC: ¿Cómo fue la fi lmación del video que registra la acción del Frente Patriótico Manuel Rodríguez?

PS: Vi una vez un video del FPMR que era muy malo, un video que duraba como 50 minutos. Se veían sólo pies, un par de disparos, balas, unos fusiles y un tipo hablan- do. Era tremendamente aburrido. Entonces recuerdo que yo dije que era un video malo, que no se podía ver. Dura ba 50 minutos y hasta el día de hoy, sentarte a ver un video de 50 minutos es tedioso. Obviamente depende de lo que quieras hacer, si tú quieres participar en un festival de largometrajes tienes que hacer un video de hora y media y tienes que rellenar. Pero cuando tú quie- res hacer una pieza informativa, diez, 15, 20 minutos, media hora, es sufi ciente, tienes que mostrar lo justo y necesario. Entonces como yo alegué que el video era malo, unos tipos llegaron a mi ofi cina y me dijeron que ellos sabían que yo estaba dispuesto a ayudarlos. Eran del Frente.

137 FC: Y ése, el primer video, ¿dónde lo viste? La Victoria había ido muchas veces, conocía La Victoria, había hecho documentales de La Victoria, conocía PS: Nosotros teníamos la red de distribución con el a la gente, todo. Pero estaba metido en una casa que Ictus, entonces nos llegaba todo. Todos los videos, obviamente era de alguien del Frente, o de ayudistas hasta los más malos, nos llegaban ahí, porque era la del Frente, entonces si llegaban los pacos y me toma- manera de distribuirlos, de mostrarlos y que circularan. ban preso ahí, yo no podía negar mi vínculo con ellos. Era una forma de oponerse a los milicos. Por eso me En cambio, si me pillaban en la calle yo podía decir, he llegó el video y lo vi. Y los tipos del Frente llegaron a mi hecho muchas cosas aquí en La Victoria y estoy fi lman- ofi cina, y me dijeron “nosotros estamos encargados do, soy uno más, entonces así era más fácil sacármelo. de comunicaciones del Frente, nos dijeron que tú nos Entonces le digo al tipo del Frente, “sabes qué más, podías ayudar. No podemos mostrar esto, mostremos yo no aguanto más aquí, vámonos para afuera, yo conoz- una cosa más entretenida y más ágil”. Y entonces yo co a la gente”. Y entonces nos fuimos a la olla común. dije “sí, puede ser”. Y entonces yo fui como a cuatro, Y nos quedamos en la olla común, porque yo había cinco conferencias de prensa. A fi lmárselas enteras y estado muchas veces en la olla común y me quedé a fi lmar para mí también. Obviamente era algo arries- con ellos conversando. Hasta que nos fuimos de la olla gado, entonces cuando íbamos a las conferencias de común, y de repente llegó el camión de pollos a una prensa me encapuchaba, encapuchaba la cámara, cuadra cortita. Porque en La Victoria hay unas cuadras encapuchaba todo. largas y unas cuadras cortas. Y justo llega el camión ahí, salimos corriendo y llegamos hasta ahí y fi lmamos. FC: Para las conferencias, ellos te trasladan Yo andaba con un tipo del Frente, el que me andaba sin que tú sepas adónde vas. acompañando. O sea, andábamos con el U-matic, con una cámara, un grabador y el grabador sujetado al PS: Sí. Dos veces fui a conferencias de prensa como micrófono y todo. Entonces estábamos ahí, fi lmando, periodista, fui con unos italianos. Entonces era compli- estaba el camión y toda la historia. Y de repente, des- cado. Recuerdo que una vez los tipos nos dieron una pués de un buen rato, de repente yo siento unos bala- guía, teníamos que salir con la bolsa y sólo llevar los zos, miro, corto y veo a dos pacos que venían corrien do equipos pero que no se notara que eran equipos, tomar hacia el camión. Corto la cámara y salgo corriendo. una micro, bajarnos, tomar un metro, bajarnos, volver Corrí por la calle larga, tremendo error. Pero corrimos, a tomar una micro, bajarnos, caminar, caminar y de corrimos, corrimos. Tanto que yo iba corriendo y solté repente nos encontramos con un tipo. Ese tipo que nos el cable cámara para separar el grabador y el micrófo- encontró nos hizo caminar otro poco, nos metimos en no, y corrí, corrí a perderme. Bueno, corríamos y de la parte de atrás de un auto, nos tiraron una frazada repente miro para el lado y veo unos tipos corriendo con y anduvimos una media hora en el auto. Nos bajaron pistola al lado de nosotros. Llegamos a la esquina, y le en una casa, nos metieron en un lugar y esperamos. digo al tipo del Frente que me estaba ayudando, “oye Empezaron a llegar otros periodistas, hasta que llega- y qué hacen estos tipos con pistola” y él me contesta, ron unos tipos que dieron la conferencia de prensa, “no, si nos vienen defendiendo”, “defendiendo de qué”, terminó la conferencia de prensa, se fueron ellos, des- le dije yo, o sea justamente lo peor que podía pasar era pués nos empezaron a sacar a nosotros de la misma que nos pillaran con armas. Estábamos discutiendo manera y nos soltaron. Duró el día entero… y de repente llega una señora con un micrófono y dice, “oye se les cayó esto”. Nos devuelve el micrófono, nos FC: ¿Y cómo fue en el caso del video de la subimos al auto y nos vamos. Y ahí estaba la fi lmación recuperación de pollos? de los pollos. Ahora, fi lmamos la recuperación de los pollos y todo, pero resulta que uno de los tipos, que es PS: Cuando hice el video de la recuperación de los po- el que grita y habla, se le cayó la capucha. Entonces llos era lo mismo pero en vez de salir a las dos, tres de aparece en cámara sin capucha. Por eso ese video lo la tarde, para terminar a las nueve de la noche, salí a las tuvimos que guardar mucho rato, tuvimos que editarlo diez de la mañana y volví a las diez de la noche. Yo no y sacar al tipo de la capucha y todo porque esa parte sabía lo que iba a fi lmar, pero sabía que era una acción no podía salir. Después le pasé ese video a varias per- armada. Porque esa era la idea del Frente. Llegamos sonas. Agarré ese video, lo puse en la máquina para muy temprano a la población La Victoria y nos escondi- hacer una copia y empecé a perder generaciones, mos en una casa. Yo estaba asustado y urgido, porque cosa de que quedara de muy mala calidad. De esa ma- no sabía dónde estaba. O sea, era La Victoria, y yo a nera, si el video llegaba a los agentes de la dictadura,

138 GUERRILLAS y por alguna razón llegaban a mí después, yo podía decir que a mí me había llegado una copia. Entonces GUERRA POPULAR no teníamos el original, el original lo guardamos. Yo siempre tuve copia de copias, sobre todo en video en El origen de la mayoría de los partidos prochinos ese tiempo. Hacer que el video pierda calidad era una en América Latina es principalmente consecuencia forma de cuidarse, había que cuidarse. de la escisión chino-soviética en 1964. Aquella rup- tura se originó luego de la condena pública que hizo FC: ¿Cómo crees tú que funcionaba este video Nikita Jruschev en 1956 de los crímenes de Stalin, en la política de comunicación del Frente? llamando a una transición pacífi ca al socialis mo (la “coexistencia pacífi ca”) y al abandono de la pro- PS: Me imagino que se trataba de hacer y mostrar moción de la lucha armada en los países del llama- cosas. Porque llegar a una población repartiendo un do tercer mundo por parte de la Unión Soviética. camión de pollos, era llegar donde estaban todos muer- Una decisión duramente criticada por el Partido tos de hambre, porque en ese tiempo había un 30 % Comunista Chino, que lo interpretó como una trai- de cesantía y más de la mitad del país pasaba hambre. ción al marxismo y a la revolución, lo que devino Entonces llegar con un camión repartiendo pollos era en una serie de continuos enfrentamientos que deter- como llegar a una fi esta de borrachos repartiendo minaron la ruptura entre ambos hacia 1963. El primer garrafas. Era un regalo caído del cielo. Entonces era, partido prochino continental se fundó en Brasil en por un lado, hacer una acción que mostrara simpatía 1962 —antes de la escisión—, y en los años siguien- G con el pueblo, y por otro lado una acción de propagan- tes se crearon partidos en Ecuador (1963), en Chile da. Mientras más se viera, mejor. (1964), en Perú (1964), en Bolivia (1965) y en Colombia (1965), los cuales se posicionaron contra sus gobier- FC: Entonces ellos te lo pidieron también a ti, nos a través del impulso a la lucha armada1. Desde para que tú mismo lo distribuyeras. esta perspectiva ideológica, los países latinoame- ricanos eran vistos como escenarios semifeudales PS: Lógico, yo tenía una red de distribución buena. y semicoloniales cuyas condiciones económicas esta- El video de los pollos salió a las dos para afuera, ban enteramente sometidas bajo el yugo del imperia- lo vieron en un montón de partes al tiro. Entonces, lismo. A diferencia de los planteamientos guevaristas imagínate, muchas de las cosas que fi lmábamos, o prosoviéticos, la demanda maoísta señalaba que todo salía. la revolución tenía que realizarse en el campo a tra- vés de la obtención del apoyo de las masas. Por ello, Por Fernanda Carvajal, para los dirigentes comunistas prochinos, la educa- Santiago de Chile, 27 de marzo de 2012. ción en la ideología revolucionaria era una de las principales y primeras tareas. Recién luego de prepa- rar las fuerzas revolucionarias en el campo era posible rodear y tomar las ciudades a través de la estrategia de guerra prolongada de liberación: la guerra popular. La aplicación de las ideas de Mao en estos contextos latinoamericanos se intentó llevar a cabo en sus inicios al pie de la letra, desdeñando otras posiciones políticas de izquierda que los discursos prochinos tildaban, en muchos casos, de “revisio- nistas”. Otra diferencia con respecto a los grupos prosoviéticos era la importancia otorgada al partido dentro de la lucha armada, señalando que el Comité Central era el único que podía dirigir y garantizar el triunfo de la revolución. Así, a diferencia de las impulsos “foquistas” (como lo entiende la teoría de Régis Debray estimulada por las acciones del Che Guevara), que procuraban el surgimiento de pequeños focos guerrilleros capaces de expandirse con rapidez y despertar a las masas, los líderes

139 prochinos buscaban, antes que todo, elevar el nivel mar y moderar sus agendas políticas, las cuales, hasta de conciencia del pueblo y de los campesinos, a la década anterior, habían defendido la posibilidad de fi n de que la guerra de guerrillas se realizaría siem- una vía armada para alcanzar el socialismo4. pre en estrecha colaboración con las masas. A diferencia de otras guerrillas latinoamericanas, Si bien los años sesenta son el periodo interna- Sendero Luminoso se caracterizó por su naturaleza cional de mayor agitación ideológica maoísta, hacia letal, impulsando formas extremadamente violentas la mitad de la década siguiente estos mismos grupos de operar en un terrible confl icto armado donde la empezaron a enfrentar en América Latina fracturas represión ilegal provino siempre de ambos bandos y divergencias que debilitan su accionar, tanto por la (subversión guerrillera y terrorismo de Estado), acción represiva de los gobiernos como por su incapa- dejando un saldo de víctimas fatales de casi 70.000 cidad para transformar e integrar las ideas maoístas personas5. Desde el pensamiento militar del grupo a las condiciones específi cas de sus propios contextos maoísta peruano, la violencia revolucionaria era pre- (ejerciendo poca o nula infl uencia sobre las masas cisamente “la médula del marxismo”6. Resulta elo- campesinas)2. Y es solamente en Perú donde esta co- cuente que el primer gesto público con que Sendero rriente ideológica se cristaliza en una violenta guerrilla Luminoso dio inicio a la lucha armada, en mayo de (Sendero Luminoso) que da inicio a una larga lucha 1980, fuera la quema de 11 ánforas electorales en el armada. Una guerra que sus propios militantes perci- pueblo de Chuschi, en la provincia de Ayacucho. Y que ben como una instancia decisiva en la refundación y poco después, el 26 de diciembre de 1980, Sendero nuevo liderazgo de la revolución comunista internacio- Luminoso volviera a hacer su aparición a través de nal, y que se desen cadena y sostiene en el país pro- un montaje impactante, colgando más de una dece- ducto de la insatisfacción y el profundo enojo de una na de perros muertos en los postes de luz del centro multitud de comunidades totalmente segregadas de Lima, con carteles que decían: “Teng Hsiao Ping, de un proyecto nacional caracterizado desde sus hijo de perra”7. El alto nivel escenográfi co sugerido inicios por sus dinámicas coloniales. Sendero Luminoso nace de una serie de ruptu- ras del Partido Comunista Peruano hacia mediados de los años sesenta. El grupo se distinguió por su voluntad de retornar ideológicamente a las ideas del fundador del Partido Socialista en el Perú, José Carlos Mariátegui, pero alineándolo con el pensamiento guía de Mao Zedong. La reconstitución del partido para la guerra popular desde las ideas de Mariátegui enfatizaba la necesidad de establecer una alianza del proletariado con el campesinado y la pequeña burguesía, desde donde impulsar la lucha revolucio- naria3. Aunque los supuestos aportes del discurso de Mariátegui a Sendero Luminoso fueron siempre limitados y generales, su recuperación implicaba un gesto estratégico de posicionamiento del discurso senderista como heredero directo y legítimo del Par- tido Comunista Peruano fundado en los años veinte. Desde esa posición, Sendero Luminoso respondió a los distintos gobiernos locales, que tildó de fascistas, declarando la guerra al Estado peruano de forma abierta en 1980, durante los momentos de transición democrática tras 12 años de régimen militar (1968- 1980). Aquella participación “formal” de la izquierda en las elecciones de ese año fue así interpretada por los sectores ortodoxos prochinos como una resigna- ción burguesa o un oportunismo electorero. Sin fi g. 1. Perro muerto por Sendero Luminoso con el cartel “Teng embargo, la obtención de un porcentaje importante Hsiao Ping, hijo de perra”, en la portada de la revista Caretas, de votos obligó a esas izquierdas electas a transfor- Lima, diciembre de 1980. Fotografía: Carlos Bendezú.

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NOTAS 1 Para ver los lineamientos y estrategias políticas de algunos de estos grupos maoístas en América Latina, ver Partido Comunista de Brasil, “La guerra popular” [título original: “Guerra Popular: Caminho da luta armada no Brasil”, 1969]; y Partido Comunista (ML) de Colombia, “La Guerra del Pueblo” [título original: “Conclusiones del II Pleno del Comité Central del PCML de Colombia”, 1965], en Michael Löwy (ed.), El Marxis- mo en América Latina, Santiago de Chile: Lom Ediciones, 2007. 2 Sobre ello ver Marisela Connelly, “Infl uencia del pensamiento de Mao en América Latina”, en Estudios de Asia y África, nº 2 (56), vol. 18, abril-junio de 1983, pp. 215-231. 3 Ver Partido Comunista del Perú, “Retomemos a Mariátegui y Reconstituyamos el Partido”, 1975. 4 Para algunos grupos de izquierda radicales su participación formal implicaba aplicar la “sentencia leninista de utilizar las fi g. 2. Jaime Rázuri, Perro colgado por Sendero Luminoso, elecciones y los parlamentos como tribunas de agitación y elecciones municipales, Lima, 1989. propaganda” que no excluían la posibilidad de la lucha armada. Naturalmente estas aspiraciones terminaron atrapadas en el sistema que intentaban transformar. Ver Iván Hinojosa, “Sobre por las acciones del grupo, al igual que cierta dimen- parientes pobres y nuevos ricos: la relaciones entre Sendero sión ritual reiterada, ingresaba en la vida cotidiana Luminoso y la izquierda radical peruana”, en Steve J. Stern (ed.), como una comunicación nueva que se quería cautiva- Los senderos insólitos del Perú. Guerra y sociedad, 1980-1995, G dora e intimidante al mismo tiempo. Una gramática Lima: IEP-UNSCH, 1999, p. 86. 5 Ver “Fosa común”, nota 14. del horror que algunos críticos culturales no dudaron 6 PCP-Comité Central, ¡Desarrollemos la creciente protesta en denominar como “aterradoras performances popular!, Lima: Ediciones Bandera Roja, 1979. visuales”8. 7 Los perros hacían una referencia a Teng Hsiao Ping, iniciador En tales circunstancias la producción y el desplie- de las reformas en China poco después de la muerte de Mao gue de signos fue una de las esferas más dinámicas (1976), a quien los integrantes de Sendero Luminoso tildaban de “revisionista”. de la guerra. Y así como las representaciones “revolu- 8 Juan Carlos Ubilluz y Víctor Vich, “Juicio Sumario de Ángel cionarias” de los grupos maoístas intentaron producir Valdez”, en J. C. Ubilluz, Alexandra Hibbett y V. Vich, una identidad política seductora, otras experiencias Contra el sueño de los justos: La literatura peruana ante la culturales de la época lograron penetrar también en violencia política, Lima: IEP, 2009, p. 263. ese ámbito público de lucha por lo simbólico, cuestio- nando sus construcciones mistifi cadoras, sus esque- mas retóricos, e interviniendo allí donde la ideología pretendía controlar los signifi cados y los cuerpos. Es revelador que algunas de las prácticas artísticas de la época, dirigidas a representar las violencias más extremas o a parodiar la seducción del discurso revolucionario, hayan sido irresponsablemente vincu- ladas durante los años ochenta, desde el periodismo o la crítica, con Sendero Luminoso, en momentos donde una acusación de ese tipo signifi caba la deten- ción inmediata, cuando no el secuestro y la muerte. Testimonios que, a su manera, nos permiten repensar los límites de una guerra revolucionaria cuyo discurso pretendidamente emancipador colisiona de forma violenta con sus prácticas dogmáticas, mesiánicas y totalitarias de imposición política a través del ame- drentamiento o el asesinato. Allí donde el autorita- rismo vela toda utopía, muchas de las imágenes y signos producidos en aquel momento ofrecen y regis- tran esa subjetividad dislocada y alterada que emerge del confl icto. ML 141 plenamente democrático), les valió una popularidad GUERRA SIMBÓLICA inesperada por parte de la opinión pública colombiana. Tres de sus acciones más recordadas, que mar- Tranquilo viejito que nosotros no somos hampones, caron su lugar en la historia contemporánea del somos guerrilleros. país, fueron: la Operación Ballena Azul (1979, consis- tente en la recuperación de armas del Cantón Norte), El 17 de enero de 1974, seis muchachos “bien pre- la Operación Libertad y Democracia (1980, que tuvo sentados y que demostraban cierta cultura en su como objetivo la toma de la Embajada de República conversación” rescataron la espada de Bolívar del Dominicana, uno de los primeros pasos para la inmaculado recinto de la Casa Museo Quinta de negociación del reconocimiento del estatus de pre- Bolívar, en Bogotá. Este hecho fue la consumación sos políticos para los guerrilleros en cautiverio y de una campaña publicitaria que, días atrás, se su liberación) y la Operación Antonio Nariño (1985, había desplegado en uno de los principales diarios que concluyó con la toma del Palacio de Justicia). del país y que rezaba: Esta última, sin duda la más polémica, dejó una huella profunda en la memoria del confl icto armado Falta de energía… inactividad? Espere M-19 en Colombia: el 6 de noviembre de 1985 un grupo de Parásitos… gusanos? Espere M-19 35 guerrilleros del M-19 tomó el Palacio de Justicia Decaimiento… falta de memoria? Espere M-19 con el propósito de hacer un juicio público al enton- ces presidente Belisario Betancur, por el incumpli- Estos dos sucesos (la publicación de la campaña de miento del acuerdo de paz de Corinto, en el que se expectativa y la recuperación de la espada de Bolívar) pactó un cese al fuego bilateral y que terminó por marcaron la aparición en público del Movimiento convertirse en una tregua armada con consecuencias 19 de Abril (M-19). El M-19 lo conformó un grupo fallidas para el movimiento guerrillero. La contro ver- de jóvenes disidentes (desertores) de las guerrillas tida acción fue repelida por las Fuerzas Militares en tradicionales del país y universitarios de la clase la denominada Operación Rastrillo, una contratoma media urbana. Desde sus inicios se caracterizó por que aprovechó el vacío de poder dejado por el eje- la evidente distancia que lo separaba, en términos cutivo. La contratoma concluyó con el incendio y la ideológicos y militares, de guerrillas como las FARC destrucción total del Palacio de Justicia, el asesinato y el ELN. La revolución, en el caso del M-19, se pro- clamaba como una “revolución democrática” de carácter nacionalista y, por consiguiente, antiimpe- rialista, en las voces de sus líderes Jaime Bateman, Álvaro Fayad, Iván Marino Ospina, Carlos Pizarro, Carlos Toledo Plata y Vera Grabe. En este sentido, la cúpula del M-19 coincidía sólo parcial y fragmenta- riamente con los horizontes ideológicos del marxismo, del maoísmo, del marxismo-leninismo, del trotskis- mo y de otras vertientes revolucionarias setentistas, y demandaba una “militancia blanda” que contrasta- ba fuertemente con las guerrillas “clásicas” activas. Esta posición les valió la antipatía de los sectores más ortodoxos de la izquierda en Colombia y una relación confl ictiva con las demás agrupaciones guerrilleras. fi g. 1. Luisa Fernanda Ordóñez, Sylvia Suárez La historia del M-19 estuvo signada por una y Andrés Arizmendy, Palacio de Justicia en llamas, Bogotá, 6 y 7 de noviembre de 1985/2012. doble tendencia táctica, cuyos componentes se com- binaron generando un alto grado de popularidad: la político-militar y la encaminada a desarrollar una de la mayor parte de los civiles que se hallaban en el política revolucionaria del símbolo. Aunque sus accio- Palacio durante la toma —entre ellos 11 magistrados nes militares fueron pocas, el carácter sensacional de la Corte Suprema de Justicia— y la desaparición de las mismas y el hecho de ser planteadas en franca forzosa de varios sobrevivientes. Las consecuencias simbiosis con las instituciones políticas existentes nefastas de la toma y la contratoma del Palacio tuvie- (forzándolas a funcionar como propias de un régimen ron, paradójicamente, un efecto transformador del

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G

fi gs. 2, 3. Campaña de expectativa del M-19 publicada en régimen político a largo plazo, que se materializó, el periódico El Tiempo, Bogotá, 13 y 17 de enero de 1974. por una parte, en la desmovilización, entrega de armas y transformación en partido político alterna- tivo del grupo guerrillero (Alianza Democrática M-19) la memoria de esta guerrilla apenas son considera- y, por otra, en su participación clave en la Asamblea das como cuestiones anecdóticas o se interpretan Nacional Constituyente de 19901, signada, sin em- como un “síndrome de Robin Hood criollo”, síntoma bargo, por el exterminio de sus líderes, incluyendo de su ligereza política y revolucionaria. Lo mismo al entonces candidato presidencial Carlos Pizarro. ocurre con los estudios desarrollados desde pers- “El eme” fue el primer grupo guerrillero en pectivas sociológicas e históricas. Entonces, ¿desde Colombia que trabajó conscientemente sobre el dónde mirarlas? La noción de “activismos artísticos” carácter simbólico de su praxis política. Además de puede arrojar luz sobre su riqueza táctica y sobre sus operaciones militares, que tuvieron un impacto sus posibles interpretaciones. Estas acciones no considerable en las áreas urbanas del país2, el M-19 procedieron ni estaban dirigidas al mundo del arte, recurrió a tácticas alternativas de acción política pero su análisis permite identifi car al menos tres contrahegemónica. Además del histórico suceso núcleos de refl exión sobre el activismo artístico: su de la espada, inspirado abiertamente en los “aten- relación con los relatos históricos, el uso de la función tados simbólicos” de los Tupamaros, el M-19 realizó monumento como un recurso crítico y la construcción a lo largo de las décadas de los setenta y ochenta de una retórica irónica alrededor de la idiosincrasia prácticas propias del activismo de la época, como nacional, regional y revolucionaria. Desde este punto la “recuperación” de camiones repartidores de leche de vista, el caso del M-19 abre la posibilidad de ex- para ser distribuida entre los sectores marginales plorar las tensiones entre lo legal y lo legítimo bajo de las ciudades, o la recuperación de los restos de democracias restringidas y represivas. Agustín Agualongo, héroe regional de Pasto (Nariño, Así, la campaña de expectativa del M-19 es un Colombia). Aunque estas acciones le dieron legiti- ejemplo del ejercicio de la política del símbolo que, midad y popularidad, cuando se trata de reconstruir a través de la subversión del discurso hegemónico en

143 los medios de comunicación masiva (en este caso es factible reconocer un pequeño gabinete de las en el periódico El Tiempo, el diario de mayor circu- propuestas estéticas desarrolladas en el ámbito de lación en Colombia), se sirve de la ironía de un la gráfi ca, a través de la participación de 40 autores hipo tético antiparasitario para aparecer en escena. cuya estética oscilaba entre lo conceptual y la cari- El robo de la espada de Bolívar como punto culmi- catura, pasando por la neofi guración testimonial. nante de la campaña le permite al M-19 reclamar LO, SS su lugar como legítimo sucesor de la herencia del Libertador y, en este sentido, del monopolio de las armas para defender al pueblo de sus agresores. NOTAS 1 En este sentido, es importante recordar que una de las con- El efecto sorpresa de la infi ltración del M-19 se ajus- diciones planteadas por el M-19 para su desmovilización fue la taba a las teorías de comunicación contemporáneas, realización de una consulta popular para la conformación de en las que cada vez se hacía más evidente la inmi- una Asamblea Nacional Constituyente, abocada a la redacción nente relación entre medios de comunicación y me- de una nueva Constitución Política para Colombia, que fi nal- mente se fi rmó en 1991. dios de dominación. Esta toma de conciencia podría 2 En el caso colombiano la mayor parte del confl icto armado relacionarse en gran medida con el concepto de se desarrolla a nivel rural. Las acciones en las áreas urbanas “guerrilla semiológica” propuesta por Umberto Eco son casos excepcionales. en 1967, cuando afi rmaba que “en los países pobres incluso la publicidad (televisiva) puede funcionar como mensaje revolucionario”. Por su parte, la Agenda Colombia 83, coordinada por el No-Grupo con la asesoría del Grupo Mira y del Grupo Proceso Pentágono, es un caso revelador de las formas de compromiso que los intelectuales y artistas establecieron con los procesos revolu- cionarios. En este caso, la propuesta tuvo por obje- tivo colaborar con las causas del M-19 mediante una táctica a la vez artística, crítica, propagandística y de (fallida) fi nanciación que denominaron “agenda artístico-política”. Concebida como “instrumento de solidaridad y como homenaje al pueblo colom- biano y a una de sus organizaciones, el M-19”, la Agenda Colombia 83 es el punto de cruce de varios referentes culturales relacionadaos con la acción estético-política: el auge de la gráfi ca, el desarrollo de las teorías de la comunicación en América Latina, la crítica materialista del arte (presente en la agenda a través de Juan Acha, quien redactó el texto intro- ductorio denominado “La producción artística antes de la revolución”), la acción coordinada entre el tra- bajo cultural y los movimientos de guerrilla para la concepción de una política revolucionaria y la labor artística colectiva como forma de autoría colectiva y de asociación estratégica. Además, la concepción de la agenda implicó una crítica de la Historia como discurso de dominación: los artistas involucrados en su ejecución se propusieron refundar el calenda- rio como espacio simbólico donde se expresan las relaciones de poder, proponiendo fechas patrias y festividades diferentes, vinculadas a una discursi- vidad alternativa, revolucionaria, sobre la historia de Colombia y mundial. Por otra parte, en el conjunto heterogéneo de obras que conformaban la agenda

144 Tal vez, por este motivo, las acciones estéticas de los ochenta, básicamente, surgen como su- HACER POLÍTICA plantación del realismo como discurso estético- político; para ello inventan una nueva genealogía CON NADA donde ocupa un lugar preeminente Tucumán Arde (que ofrece, además, la nota revolucionaria de que el fracaso de la acción puede ser revertido 1. La primera marca del arte político de los con su triunfo en el tiempo, en la larga recepción). años ochenta es que su existencia se debe a la Revisitar el conceptualismo político de los sesen- derrota. Este punto, rara vez señalado, es central: ta es también la posibilidad de inventarse como lo diferencia de toda acción artística o imagen vanguardia, pero si aquél fue secundario a la lucha política producida en las décadas anteriores, que revolucionaria, ahora es estructural, la política aspiraban a actuar en el proceso revolucionario se defi ne por la acción estética. El activismo artís- y de liberación; el arte de los ochenta —salvo en tico de los ochenta no discute la autonomía de la el Perú— carece de todo valor profético y teleo- institución artística porque actúa en otro espacio lógico, actúa sobre los saldos de la derrota. Es de legitimación, en otra institucionalidad que es arte desarmado. A mediados de los sesenta Pablo la de los movimientos sociales. No se “apoya” en Suárez podía afi rmar su deseo de usar el arte el movimiento de derechos humanos, no produce como un arma; a fi n de cuentas la práctica artísti- “imágenes” en el contexto de las movilizaciones, ca debía ser abandonada para pasar a la clandes- sino que lo constituyen. La acción estética es la tinidad y a la lucha armada o a la proletarización forma que asume la praxis política. Nota marginal: fabril. El arte, entonces, debía emular las estrate- en la aversión al realismo se encuentra la alianza H gias de la acción política de tornarse en una acción con la pintura de los ochenta, la transvanguardia rápida, táctica de guerrilla, de interrupción del argentina y, tal vez, con la Escena de Avanzada sistema. En los ochenta la acción política, por el chilena. contrario, debe sostenerse en tácticas artísticas. Actuar con nada. Los hijos de Sartre dejaron su 4. Las acciones estéticas apelan a lo intem- lugar a los hijos de Foucault, era necesario enten- poral, a aquello que está o no está, que no tiene der el castigo. lugar, que es desaparición. Aunque puede ser efectiva conformándose como campaña —por el 2. Aceptar el asincronismo de Latinoamérica, no, por la libertad de los presos políticos, juicio históricamente tiempos cortos, la imposibilidad y castigo, etc.—. Su fuera es cuando actúa desde de un discurso común, unifi cado, que produzca la consignas que retóricamente proponen la impo- misma validez de imágenes, de registros. Por ello, sibilidad: aparición con vida. Desaparición no sólo en el Perú es arte armado de perros colgados, re- porque traza los cuerpos ausentes, sino también tratos de maos, exhibición de cadáveres. En el Perú por aceptar la fragilidad con que lo hace. se asume la violencia en el propio acto artístico, mejor aún, lo constituye, se acepta sólo como vio- 5. Las acciones se realizan en un contexto de lencia armada, carente de sublimación o metáfora. vacío tecnológico, previo a la sociedad de redes y digital. Así, su afi rmación visual es resultado de 3. La violencia armada obligó al abandono una materialidad marginal, sostenida en la seri- del arte, a asumir la condición militante. Si se grafía, la fotocopia y el cuerpo. Una materialidad producían imágenes eran sin densidad, ya que el proletaria de cuerpos desnudos a caballo. proceso represivo las convertía inmediatamente en anecdóticas; por ello, el arte de los setenta 6. El cuerpo mártir, mesiánico, debe dejar retorna al realismo como parodia: la estética que lugar al cuerpo desnudo y danzante. Del cuerpo autorizaba la interpretación social relataba la torturado al cuerpo festivo, haciéndose cargo de la imposibilidad de hacer política y, así, liquidaba mutación producida por la violencia de los seten- las herramientas visuales. El realismo sólo podía ta. Los cuerpos sobrevivientes declaran el goce pervivir como residuo estético por artistas mili- como una demanda política, y esto se contrapone tantes, convencidos de la efectividad muralista radicalmente con la moralidad de los organismos o de la literalidad de las imágenes de caballete. de derechos humanos, en los que pervive la lógica

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4

5 fi g. 1. Madres de Plaza de Mayo, No pasarán, Buenos Aires, ca. 1987. fi g. 2. VV. AA., NO al indulto, obediencia debida y punto fi nal, cubierta del libro colectivo de artistas, Buenos Aires, 1989. fi gs. 3, 4. Edward Shaw, campaña “Dele una mano a los desaparecidos” convocada por las Madres de Plaza de Mayo, Buenos Aires, 1985. fi g. 5. Héctor Carballo, Décimo aniversario de las Madres de Plaza de Mayo, Buenos Aires, 30 de abril de 1987.

146 HACER POLÍTICA CON NADA

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H

6 10

7 fi gs. 6, 7. Patricia Alfaro, acción del Movimiento contra la Tortura Sebastián Acevedo, Santiago de Chile, 1986. fi gs. 8-10. Las Yeguas del Apocalipsis, fotograma del vídeo de la instalación Homenaje a Sebastián Acevedo, Concepción, 1992.

147 estalinista, cuya máxima expresión es el arte correo, y su base política la idea de “solidaridad”. Esta opción por el arte que actúe en la conciencia, que elabore mecanismos de protección y ayuda mutua, no tiene otra efectividad que la propia “campaña”. Su envejecimiento radica en la idea de la distancia física que lo constituye (y le da sentido), su juego retórico entre el frente y la clandestini- dad. Por el contrario, los ochenta son fundamen- talmente el contacto de los cuerpos, que pasan de su roce privado, clandestino, a su festejo públi- co. El avance tecnológico convirtió el arte correo en una política de la nostalgia, en un testimonio de la certeza del Partido a largo plazo. Son, ahora, postales de la derrota.

9. La mayoría de las acciones estéticas fraca- saron en su objetivo, por ello toda discusión se afi r- ma desde las siluetas de detenidos-desaparecidos, que logró separarse de la situación concreta de su producción, anular a sus creadores y constitu- irse como resultado colectivo, la disolución de la acción en símbolo. A la vez se han borrado las huellas de la profunda discusión política que impli- có la acción del Siluetazo entre las Madres de Plaza de Mayo, el peronismo y los grupos de artistas trotskistas. La breve coyuntura política desde la situación terminal de la dictadura argentina y la fi g. 11. Juan Carlos Romero, Informe Salvaje, Buenos Aires, 1985. elección del gobierno democrático en la Argentina de 1983 es lo que determina su excepcionalidad. de la militancia revolucionaria, el modelo de los Es la acción estética del vacío de gobierno, no hay hijos caídos. Se han interpretado las siluetas ya fuerza en el poder burgués. Por eso adopta la como mesianismo, como resurrección; sin embargo, forma de la toma del espacio público y se confunde no contienen la idea de muerte ni de retorno, sólo con la fi esta y la efímera victoria. Después, todas la desaparición. las acciones volvieron a su enclaustramiento de grupos, a su condición de minoría, a apelar a su 7. La contraposición del activismo estético de condición “artística”, a la afi rmación individual de los ochenta no es la residual retórica visual esta- sus “artistas”; en el mejor de los casos se tornaron linista —cuyo canto de cisne es el muralismo de en contrainformación. Perdida toda efectividad Managua con la Revolución sandinista— ni el con- política aceptaron su inserción institucional, entre ceptualismo de bienales. Su enfrentamiento real la academia y el museo. Se convirtieron en arte es el dominio de la publicidad sobre la política, democrático. efecto de la imposición de la organización en par- RA tidos de las transiciones democráticas. Una de las acciones más constantes es la subversión de la publicidad: la intervención sobre los afi ches polí- ticos burgueses y el desarrollo de una gráfi ca po- lítica que intenta interpretar una “estética popular”. La mínima intervención para el máximo efecto.

8. Un rasgo de los ochenta es la convivencia con un conceptualismo político residual, de herencia

148 de combinaciones improvisadas que generen nuevos signifi cados e identidades4. Así, no sería HAZLO TÚ MISMO exagerado decir que la chaqueta negra de un punk —decorada manualmente con tachuelas, nombres de bandas pintados a mano, parches anarquistas Expresión empleada en las escenas independiente/ y pins, el dibujo de una esvástica tachada con una underground/subte. Punk en su forma productiva. banda roja (para hacer explícita su postura antifas- Este modo de hacer fue sintetizado en enunciados cista) y otros códigos cualesquiera leídos muchas simples, a través de un manifi esto fundamental: veces y conocidos apenas por los que pertenecen un diagrama publicado por primera vez en 1976 en a alguna escena o movimiento— es una forma de el fanzine inglés Sideburns, donde se ve el dibujo bricolaje. del brazo de una guitarra con la descripción “Éste En el terreno de la arquitectura, colectivos es un acorde. Éste es otro. Éste es un tercero. Ahora como Los Bestias en los años ochenta en Perú, forma un grupo”. utilizaban materiales industriales de desecho La ética del hazlo tú mismo (Do-It-Yourself, o reciclables para construir las estructuras impro- abreviado DIY) apuesta por estimular esferas visadas con las que intervenían los espacios de alternativas de producción y distribución incitando la Universidad Ricardo Palma de Lima, imagi- a diferentes personas a llevar la iniciativa y a ser nando nuevas formas precarias y autogestionadas protagonistas en los procesos de creación artís- de habitabilidad a contrapelo de los modelos tica. Esta ética se posiciona contra el patrocinio modernizadores de urbanización. En el ámbito de de actividades artísticas que busquen el lucro la comunicación, diversas prácticas de “guerrilla y la sumisión a las reglas del mercado mediante semiológica” y de contrainformación [▸CONTRAINFOR- H la delegación de la práctica y la gestión del arte MACIÓN, TELEANÁLISIS] también actúan muchas veces en expertos y profesionales de la cultura, empresas, con este sentido del bricoleur al apropiarse de un marcas, gobiernos e instituciones. En el hazlo tú conjunto de imágenes, de los símbolos ofi ciales mismo la autonomía es una palabra clave. Su alma y de los discursos dominantes para anular, robar, es la autoconsciencia política, lo que lo distingue manipular o subvertir sus signifi cados. de las estrategias lanzadas por las agencias de Diversas formas de “interferencia cultural” publicidad (con sus acciones de astroturfi ng1 y (culture jamming) se llevaron a cabo en Latinoa- campañas de marketing viral) y de las de los crea- mérica coincidiendo con el periodo en que artis- dores de tendencias cool al cooptar el lenguaje tas y colectivos estadounidenses y canadienses vernáculo de las situaciones informales. En otras ejecutaban sus acciones de activismo semiótico palabras, la política del hazlo tú mismo quiere sobre la publicidad de ropa, tabaco y bebidas decir “haz tu propia cultura y para de consumir alcohólicas en las calles. El artista argentino lo que hacen para ti”2. Ral Veroni, en las intervenciones de su proyecto Podría encontrarse una política del hazlo tú Bienvenidos al circo (1989), se sirve de estas tácti- mismo en diversos modos de participación co- cas situacionistas/hazlo tú mismo de desvío de lectiva y democracia directa prefi gurados por el mensajes y símbolos espectaculares colocándolos anarquismo y llevados a la práctica por la acción en una perspectiva crítica. Durante la campaña directa: “la acción sin intermediarios por la cual electoral, Veroni produjo una serie de serigrafías un individuo o un grupo usa su propio poder y en adhesivo, “prótesis anatómicas gráfi cas” con recursos para transformar la realidad en una direc- narices de Pinocho, bocas de payaso, huesos y ción deseada”3. Una política que desconfía de los ojos en espiral que después compartía con cente- rituales y procedimientos sobre los que se sostiene nares de personas anónimas que alteraban estas la democracia representativa y, en cambio, opta propagandas con los rostros de los candidatos por tomar la acción social en sus manos en un giro políticos. A partir de esta operación se les daba hacia el autonomismo. un aspecto más “ajustado” a sus promesas y se Si hubiera que pensar en un procedimiento realizaban comentarios ácidos sobre la corrupción simbólico propio del hazlo tú mismo, el más política argentina. exacto sería el bricolaje. La idea de bricolaje Para muchos artistas y activistas, la apro- presupone que los materiales, objetos y elemen- piación subversiva de las herramientas existentes o tos básicos se pueden utilizar en una variedad el uso de cualquier recurso que esté en sus manos

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3 4

fi gs. 1-4. Ral Veroni, Bienvenidos al circo, carteles de la campaña para producir sus intervenciones críticas son ac ti- electoral de Menem intervenidos, Buenos Aires, 1989. tudes valoradas. En una economía de ayuda mu- tua y de cooperación, los repertorios de creación alternativas: imprentas underground, comunas, y de lucha son extensos y múltiples: fanzines, gru- cooperativas, escenas musicales, etc.5. pos musicales, espacios alternativos, radios pira- Múltiples instituciones alternativas que unieron ta, collages, serigrafías, intervenciones urbanas, a artistas, grupos o colectivos brotaron durante protestas, ocupaciones y teatro de guerrilla. La no los años ochenta en espacios como el Café Einstein especialización y el amateurismo son característi- (1982-1984) y el Parakultural (1986-1996), en Buenos cas apreciadas en estas acciones hazlo tú mismo, Aires, que se convirtieron en centros de una escena realizadas generalmente por individuos que se no convencional de músicos, artistas plásticos, juntan para compartir una cultura no alienada y poetas y actores que comenzaban a aparecer tras autoorganizada. Cultura entendida como subcultura años de haber estado sofocados por el terrorismo —es decir, como una forma de oposición a la cul- de Estado argentino. Algo parecido ocurrió en tura dominante— y de elaboración de instituciones Santiago de Chile, con un centro cultural similar

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fi g. 5. Karto Romero, Enola Gay, Santiago de Chile, 1985. fi g. 6. Carlos Gatica, Beso Negro, nº 4, Santiago de Chile, 1987. fi g. 7. El Marinero Turco, La Maldita Garcha, nº 2, Rosario, 1991. fi g. 8. Maqueta de la portada de Beso Negro, Santiago de Chile, ca. 1989. Diseño: Felipe Silva.

a los espacios comunitarios europeos, el Trolley (1983-1988) —fundado por Ramón Griffero— y Matucana 19 —iniciativa de Jordi Lloret—, donde se realizaron obras de teatro, performan ces, des- fi les de moda y presentaciones de bandas p(A)nk. En Brasil, cooperativas como el Centro de Livre Expressão (Clé), creado en febrero de 1981 por 3Nós3, Viajou Sem Passaporte, el TIT y otros artis- tas e investigadores, procuró iniciar un movimiento

151 fi g. 9. Ramón Griffero, manifi esto “Por un teatro autónomo”, Santiago de Chile, 1985. HAZLO TÚ MISMO

mateístas en Bahía Blanca, las interversiones de 3Nós3 en São Paulo, o las siluetas producidas en un gran taller abierto en una plaza durante la III Marcha de la Resistencia realizada por las Madres de Plaza de Mayo y otras organizaciones de derechos humanos en Buenos Aires. Estos episodios son distintos entre sí, pero en la expre- sión de sus acciones colectivas —ya se hagan a la escala de un grupo o a través de una convoca- toria abierta y pública— tienen en común por lo menos cuatro puntos genuinamente característi- cos del hazlo tú mismo: fi g. 10. Ramón Griffero, El Trolley, Santiago de Chile, ca. 1985.

1) la posibilidad de que los conocimientos adquiri- de investigación y de pro ducción de nuevos len- dos en una práctica artística subcultural sean socia- guajes en São Paulo realizan do intervenciones lizados por otras personas; urbanas y publicaciones colaborativas que pre- 2) la opción del uso de materiales simples y baratos; tendían distribuir fuera del circuito mainstream 3) la informalidad estética; y del arte [▸INTERVENCIÓN]. Alrededor de estos espa- 4) la producción de otras formas de hacer política cios se entramaron subculturas que subsis tieron con nada en lo cotidiano. como ruidos e interferencias para las culturas AM de superfi cie. H Los circuitos marginales/samizdat incluyen NOTAS también las diversas redes alternativas en las 1 Término creado en la década de 1980 por el senador nortea- que la distribución de información es horizontal, mericano Lloyd Bentsen para designar acciones políticas independiente y no jerárquica, como el arte (generalmente apoyadas por el gobierno) o publicitarias que pretenden ser movimientos espontáneos y populares. co rreo [▸INTERNACIONALISMOS] y algunas iniciativas 2 Stephen Duncombe, Notes from Underground: Zines and de resistencia política y denuncia que se llevaron the Politics of Alternative Culture, Bloomington: Microcosm a cabo durante los años ochenta. Mucho antes Publishing, 2008, p. 7. de Internet, los fanzines lograron documentar 3 Uri Gordon, Anarchy Alive! Anti-authoritarian Politics from la diversidad de historias vividas por los propios Practice to Theory, Londres: Pluto Press, 2008, p. 17. 4 protagonistas de una escena, comunidad o mo- Dick Hebdige, Subculture: The Meaning of Style, Londres: Methuen, 1979, p. 103. vimiento, publicar refl exiones críticas sobre una 5 Dick Hebdige, óp. cit., p. 148. determinada política local y provocar debates 6 El término “Arte Punk” (Punk Art) fue usado por el crítico y movilizaciones. Pasados de mano en mano Richard Goldstein en un artículo para el Village Voice, apare- o enviados por correo, los fanzines presentan cido en junio de 1980, sobre la exposición Times Square Show, un lenguaje gráfi co vernáculo, collages, textos realizada en Nueva York ese mismo año y organizada por el colectivo Colab (Collaborative Projects). Sobre este tema dactilografi ados o escritos a mano. Hechos con ver Alan W. Moore, Art Gangs. Protest & Counterculture in fotocopias baratas, en ellos se mezclan cómics New York City, Nueva York: Autonomedia, 2011. underground, reseñas de discos, comentarios, manifi estos, entrevistas, traducciones y poesía. Más allá de un signo de precariedad y amateu- rismo y del carácter efímero de los procesos, el hazlo tú mismo estimuló a los artistas/activistas latinoamericanos en los años ochenta a realizar en las calles intervenciones rápidas e imprevisibles como una forma de “Arte p(A)nk”6 burlando el control de la policía y de otros aparatos represo- res. Arte al Paso en Perú, Gang y su movimiento de poesía porno en Río de Janeiro, la delincuencia visual promovida por el grupo Ánjeles Negros en Santiago de Chile, los murales de los poetas

153 internacionalista crucial fueron las brigadas de voluntarios extranjeros que participaron activa- mente en la Guerra Civil española, no sólo para INTERNACIONALISMOS defender el proyecto de la Segunda República, sino porque sabían que en ese campo de bata- lla se dirimía en buena medida el destino de la En el ideario de izquierdas, el internacionalismo revolución mundial. Más tarde, desde los años aparece como un llamado a la unidad, la aso- cincuenta, la aparición de los discursos tercer- ciación, la cooperación y la fraternidad de los mundistas introducen el eje norte/sur en los explotados y oprimidos de todos los países y debates internacionalistas, que cobran nuevos continentes. Se trata de una palabra inscrita en bríos durante la siguiente década, cuando surge los cimientos del imaginario y de las utopías de un “internacionalismo tercermundista”, mayo- izquierdas que está cargada de distintas heren- ritariamente encarnado por los movimientos de cias, de modo que parece no ser posible hablar liberación nacional y anticoloniales en África y de un solo internacionalismo. Si hubiera que ha- América Latina. Aunque no abandonan una lógica cer una breve genealogía del concepto, sin duda, de clase, estos movimientos están conformados el socialismo tendría un lugar fundante. Desde por un espectro social amplio que incluye a las la I Internacional (1864), Bakunin, Marx y Engels clases medias y al campesinado. Una de sus concebían el “internacionalismo obrero” no sólo primeras y más importantes instancias de visibi- en términos de solidaridad internacional, sino lidad fue el Movimiento de Países No Alineados. también la acción unitaria como una estrategia Este impulso internacionalista pareció agotar- efectiva para trastornar la correlación de fuerzas se hacia fi nes de los años setenta, de modo tal que entre capital y trabajo. Si el capital componía durante los ochenta esas aspiraciones revolucio- un sistema económico mundial, entonces era narias transnacionales tendieron a reducirse a los necesario responderle con una política interna- movimientos de solidaridad internacional con la cional independiente encarnada por la clase tra- Revolución sandinista y las guerrillas centroame- bajadora. Sucesivos impulsos internacionalistas ricanas, y al rechazo del apartheid en Sudáfrica, podrían situarse en la II y la III Internacional, aproximándose a un discurso “centrado en los en torno a los debates sobre la oleada revolucio- derechos humanos y contra el racismo, pero sin naria que tendrá en la emergencia y la defensa adquirir […] el signifi cado global de los movimien- de la Unión Soviética su mayor hito. El estalinis- tos de solidaridad internacional y de liberación mo establece las nuevas bases estratégicas que nacional de los sesenta y setenta”1. Sin embar- debían defi nir las alianzas y la solidaridad entre go, interpelamos aquí una serie de experiencias los países del mundo socialista en oposición al artístico-políticas que permiten explorar la hipó- mundo capitalista. Contra esa revisión estalinista tesis de la persistencia de ímpetus internaciona- del internacionalismo obrero, fundamentada en listas en esa década. Estas experiencias abarcan la teoría del “socialismo en un solo país” y de- formatos muy diferentes: desde la profusa labor fendida en el XIV Congreso del Partido Comunis- en componer una pedagogía visual por parte ta de la Unión Soviética (diciembre de 1925), la de las brigadas muralistas y gráfi cas que viajan IV Internacional, impulsada por León Trotsky, se a Nicaragua luego del triunfo de la Revolución posicionaba contra el planteo según el cual la re- sandinista (1979)2, hasta la ampulosa fundación volución podía ser emprendida y sostenida sin que de un Movimiento Surrealista Internacional entre el sistema imperialista fuera derrotado internacio- grupos activistas de São Paulo, Buenos Aires y nalmente. Fundada en París en 1938, a las puertas Rosario (1981) [▸ARTE REVOLUCIONARIO]; desde la de la Segunda Guerra Mundial, la IV Internacional dispersión internacional fuera de cualquier con- abogaba por extender la teoría de la revolución trol de iniciativas tales como el NO+, impulsado permanente más allá del polo socialista que con por el grupo CADA (Chile), hasta las acciones tanta fuerza emergería durante la Guerra Fría en estéticas de praxis política3, organizadas por la la Europa del Este, convencida de que sólo la inter- asociación AIDA en distintas ciudades europeas nacionalización de la revolución podía impedir en solidaridad con las víctimas del terrorismo de la traición de ésta bajo los axiomas ideológicos Estado en América Latina o las convocatorias a del socialismo en un solo país. Una experiencia acciones colectivas en solidaridad con el pueblo

154 INTERNACIONALISMOS chileno y los estudiantes chinos impulsadas creciente comunidad activa y que tuvo la fuerza desde Buenos Aires. para esparcirse superando las condiciones objeti- vas de censura. Un complejo programa poético y político que apostaba por la creación de un territo- ENGENDRAR TERRITORIOS PARA rio en el que las aspiraciones utópicas tuvieran “UTOPÍAS REALIZABLES” cabida y pudieran generar nuevos modos de vida. A inicios de los años setenta, se empieza a gestar Este medio de comunicación ayudó a crear una en esos países una vasta red de arte correo, un atmósfera de libertad y de disenso que preparó el circuito independiente de distribución e intercam- terreno para los cambios que la movilización artís- bio de producciones artísticas libres de cualquier tica internacionalista consolidaría en la década mecanismo de censura, ya sea política o artística. de los ochenta. En la escena latinoamericana, la trama de inter- cambios se inicia con las conexiones entre artistas EL PROYECTO que se vinculan en torno a las prácticas de la “nueva “SUEÑO DE PAZ UNIVERSAL” poesía”. Pero el arte correo no sería solamente un medio de circulación de producciones artísti- Entre los más activos miembros de esta red fi gura- cas experimentales, sino también un canal para la ba Guillermo Deisler. A partir de su experiencia de denuncia política en contextos represivos. Quizá exilio en Alemania posterior al golpe de Estado por este motivo esta red artística excedió larga- de Pinochet en 1973, el proyecto de este artista mente su circuito latinoamericano para articularse chileno, autoidentifi cado a partir de su exilio con Europa (central y oriental) y otros contextos. como “ciudadano del mundo”, se caracteriza por Durante los años en que, en un perverso proyecto su deslocalización e internacionalismo. Esta idea de internacionalización, el Plan Cóndor4 intentaba se problematiza en distintas dimensiones, a tra- frenar las posibilidades de resistencia de aqué- vés del desarrollo de un lenguaje artístico, del llos que se mostraban contrarios y críticos con la modo de distribución de las obras (que se mueven I dictadura, instalando una red de vigilancia, can- entre un continente y otro, caracterizadas por sus celando el derecho al exilio político, persiguiendo, formatos pequeños y transportables, y la materia- deteniendo y haciendo desapa recer personas, la lidad precaria) y de la participación colectiva en red de arte correo funcionó paralelamente gene- convocatorias internacionales. rando lógicas alternativas a esta situación. Fue Por un lado, en lo que se refi ere a la gestación una plataforma de resistencia y embate cuya ur- del lenguaje artístico de Deisler, cabe destacar gencia principal era la diseminación de la informa- una de sus primeras series de poemas visuales ción y la denuncia solidaria. Una herramienta que titulada El mundo, donde el artista trabaja con la lograba contrarrestar micropolíticamente la re- imagen del globo terráqueo en el contexto de presión y el control extendido sobre el continente. la fractura de la Guerra Fría y de la dependencia Una fuerza antagonista que se expandió reticular- económica de los países subordinados al imperia- mente, generó un territorio propio, sin fronteras, lismo. Esta serie se imprime en tarjetas postales y desafi ó a aquellos regímenes autoritarios que y también en el cuadernillo Le monde comme il va pretendían controlar la circulación de información de 1976, editado bajo el sello Ovum, del poeta y y adiestrar la producción cultural. La red de arte artecorreísta uruguayo Clemente Padín. Por otra correo era la posibilidad de hacer circular, divul- parte, proyectos editoriales como UNI/vers(;), gar y ensayar una producción que era resultado Peace Dream Project, una carpeta de poesía expe- de un ejercicio de democracia-en-el-arte, en tanto rimental que Deisler dirigió desde Halle entre 1987 negaba los mecanismos de selección, validación y 1995, trascienden la coyuntura latinoamericana. y legitimación del campo artístico que respondían Este proyecto, que el artista vuelve a trabajar en a intereses ajenos a las urgencias políticas y so- otros contextos, surge como un espacio de utopía ciales de los países del sur. Esa red fue cruzando social donde se convoca a refl exiones globales y conectando proyectos estéticos y políticos co- no apegadas a coyunturas específi cas. munes a las personas que la integraban, una comu- El formato de tarjeta postal muestra el énfasis nidad artística con nodos y escenarios situados que pone Deisler en la distribución global de con- en puntos distantes del globo. Generó relaciones tenidos. La propiedad de reproducción de las tar- de solidaridad y afecto que fueron la base de una jetas postales, formato en el que el artista realiza

155 la impresión de sus poemas visuales, permitía vocatorias internacionales, no sólo dirigidas distribuir por todo el mundo esos mensajes de a artistas sino también a aquellos productores denuncia y solidaridad con Chile y Latinoamérica, culturales interesados en pensar y crear sobre ejerciendo una presión efectiva en el ámbito de las problemáticas derivadas de la Guerra Fría, los derechos humanos favorecida por el hecho y especialmente sobre los abusos y la depen- de que los lenguajes experimentales lograban sor- dencia económica latinoamericana. En este con- tear con mayor facilidad la censura. La precarie- texto, América Latina ahora/Latin America Now/ dad del formato respondía a las circunstancias Lateinamerika jetzt (1979), una acción postal del exilio en Plovdiv (Bulgaria): iniciada por Deisler en conjunto con un colectivo de artistas conformado por Joseph W. Huber, En general prefi ero el tamaño pequeño. El proble- Volker Kraft, Darío Quiñones y Karla Sachse, ma es que no tengo dónde [imprimir]. Desde 1979 invitaba a fortalecer los contactos creativos y a tengo un tallercito en pleno centro […], en un 3er pensar los problemas de la región a partir de las piso, una piececita de 3 x 4 m con una linda venta- cifras entregadas en 1979 por la Comisión Econó- na, pero sin agua y sin servicio higiénico… Es decir, mica para América Latina y El Caribe (CEPAL), todo esto, hace que haga “Mail Art” y que los en donde se daba cuenta de la creciente depen- 10 x 15 cm sean, hoy en día, mi superfi cie de expre- dencia y del incremento de la deuda externa de sión, mi última esperanza en esta situación que los Estados latinoamericanos en el periodo en no será siempre así5. que estaban bajo regímenes militares.

En cuanto a la dimensión colectiva del trabajo DESCENTRALIZAR LA DENUNCIA, de Deisler, ésta se relaciona con la necesidad DESAFIAR LO LOCAL urgente de crear nuevas formas de intercambio que perseguían no sólo una expansión del sis- Lo cierto es que el intercambio internacional de tema artístico para una comunidad establecida, producciones artísticas e informaciones, alterna- sino que también se instalaban como una inter- tivo al circuito ofi cial, permitía conocer las coyun- pelación a los sistemas de circulación en el marco turas políticas y sociales de diversas geografías. de contextos políticos represivos. Los aparatos De este modo, las prácticas activistas internacio- disciplinarios de los regímenes dictatoriales nalistas han horadado los bloqueos y las fronteras en Latinoamérica y Europa del Este no lograban políticas y han provocado una suerte de cosmopo- revisar la gran cantidad de remesas que pasaban litismo que ha dado soporte al concepto político por sus espacios de control. De esta manera, se de “solidaridad”. Este modo de adhesión a deter- conformaba un intersticio por donde se fi ltraban minadas causas y circunstancias lleva a conside- las cartas y envíos más allá del control sígnico rar a los otros como a uno mismo, a ponerse en y corporal de los sujetos. Por otro lado, en el caso su lugar, a afectarse con aquello que ocurre en otro de artistas que, como Deisler, vivían en el exilio territorio. En ese sentido, la “solidaridad” fue un político, la red de arte correo adquiría un valor elemento medular para leer diversas estrategias de supervivencia epistolar: “artísticas” que tuvieron sentido precisamente por la compenetración, por compañerismo o por Para los latinoamericanos, y ya somos unos fraternidad. cuantos los creadores, que voluntariamente o im- De este modo, denunciar en un espacio su- pulsados por circunstancias políticas nos vemos puestamente ajeno acaba constituyendo un terri- obligados al exilio, el “arte por correo” se transfor- torio común que enlaza circunstancias de forma ma en el paliativo que neutraliza esta situación más o menos directa entre distintos espacios. de “ciudadanos fallecidos”, como ha dado por llamar Provocar este tipo de enlace era la intención de el escritor paraguayo Augusto Roa Bastos a esta aquella ocupación táctica del uruguayo Clemente masiva emigración de trabajadores de la cultura Padín con la exposición de arte correo Mailart del continente sudamericano6. aus Lateinamerika (1984) en la DAAD Galerie, en Berlín Occidental [▸ENUNCIAR LA AUSENCIA]. Otras El continuo e intenso impulso de proyectos co- propuestas de arte correo en las cuales estuvo lectivos y la formación de redes de comunicación involucrado Padín y que funcionaron como es- artística llevan a Guillermo Deisler a realizar con- trategias internacionalistas de resistencia fueron

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I

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fi gs. 1-3. Guillermo Deisler, tarjetas postales y collages, Plovdiv (Bulgaria), Halle (Alemania), 1975-1977.

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6

fi g. 4. Solidarte/México, Desaparecidos políticos de Nuestra América (Paulo Bruscky), 1984. fi g. 5. Solidarte/México, Desaparecidos políticos de Nuestra América (Edgardo Antonio Vigo), 1984. fi g. 6. Solidarte/México, Desaparecidos políticos de Nuestra América (Manuel Marín), 1984.

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Contra el bloqueo a Nicaragua, organizada por En 1984 Solidarte/México aplicó a una convoca- la Asociación Uruguaya de Artistas-Correo (1985), toria para participar en la 1ª Bienal de la Habana y Rojhaiju Paraguay7, organizada en repudio a con el tema “Desaparecidos políticos de nuestra la dictadura de Alfredo Stroessner en Paraguay América” (con la cual obtuvieron una mención (1988). honorífi ca). La “acción postal colectiva” debía En América Latina muchas producciones pu- realizarse en un formato preestablecido (un sieron en marcha ejercicios poético-políticos que “modo de hacer” común en el arte correo en esa apoyaban movimientos populares de resistencia, época) diseñado para que se enviaran de vuelta y denunciaban situaciones de tensión y hostiga- los trabajos gráfi cos relacionados con los casos miento que se vivían en países como Nicaragua, de víctimas de persecución, encarcelamiento El Salvador, Guatemala, Honduras y países bajo y represión en América Latina. El objetivo expre- gobiernos dictatoriales en el Cono Sur. Es el caso so era poner de manifi esto los más de 90.000 de producciones como Desaparecidos Políticos de desaparecidos políticos denunciados en esa épo- Nuestra América y la Agenda Colombia 83, en las ca en Guatemala, Argentina, Bolivia, Paraguay, cuales artistas y activistas/militantes de un país El Salvador, Brasil, Colombia, Chile, Honduras que no vivía (ofi cialmente) bajo dictadura se sintie- e incluso México. Esta suma de desaparecidos ron interpelados, atravesados o afectados por la en el continente ponía en clara evidencia la supre- situación del otro, optando por un pronunciamien- sión de las libertades democráticas y los delitos to colectivo desde sus propias prácticas (en este contra los derechos humanos en América Latina. caso desde las artes visuales) con el fi n de ampliar A la convocatoria respondieron 49 artistas de la manifestación pública, el reclamo de justicia diez países latinoamericanos9. Este modelo de ante la indiferencia, y llamar la atención sobre el participación se volvió recurrente en el arte propio contexto en el cual se manifestaban. correo, sobre todo en la década de 1980. Un indi- viduo o un grupo invitaba a los miembros de la red a participar en un proyecto con tema espe- EJERCICIOS DEMOCRÁTICOS INMEDIATOS I cífi co; de este modo se establecían diálogos Y ACTIVACIÓN POLÍTICA DE LA MEMORIA de trato directo y sin intermediarios. A su vez, En enero de 1982 un grupo de artistas mexicanos la multiplicidad de diálogos conformaba en con- se reunieron a discutir sobre la función social junto lo que se podría considerar una obra de del arte correo. Las conclusiones de ese encuen- arte correo. Las convocatorias defendían un prin- tro condujeron a la constitución de Solidarte: cipio democrático: por norma se incluían todos Solidaridad Internacional por Arte Correo. El ob- los trabajos recibidos sin hacer distinción de su jetivo principal del colectivo era “apoyar y difun- calidad estética, de tal modo que cualquier per- dir los casos de artistas víctimas de persecución, sona que entrara en contacto con la red de arte encarcelamiento y represión”8 a través de la pro- correo se volvía parte del entramado que la cons- ducción de postales de denuncia, edición de boleti- tituía. Como muchas de las iniciativas artísticas nes informativos, inserciones periodísticas y otras de carácter internacionalista, Solidarte fue un acciones postales como la que emprendieron en proyecto pensado desde lo colectivo para im- apoyo a la Nicaragua sandinista: Reagan manos plicar a múltiples voces, una suerte de “legión” fuera de Nicaragua. En su manifi esto “Solidarte/ compuesta de la suma de singularidades. México: Solidaridad Internacional”, el colectivo Desde el punto de vista de la historia del arte se pronunció por: correo en América Latina, Solidarte es una mues- tra de que, si en sus inicios había una tensión con 1) una producción artística y cultural que se opu- las instituciones ofi ciales, artísticas y culturales siese a toda norma de imposición e intervención —tensión que de hecho genera y potencia esta cultural, política y militar, práctica—, tras la opresión social sufrida en los 2) por la solidaridad y el apoyo a los movimientos años más brutales de las dictaduras en el sur, de liberación de los pueblos oprimidos y clases todos los espacios de visibilidad pasan a ser vistos trabajadoras, y en el interior de la red como espacios posibles 3) por el respeto a los derechos civiles y humanos para intervenir, denunciar tales atrocidades y y en favor de los movimientos por la paz y el construir la memoria de la represión para recla- desarme. mar justicia.

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fi gs. 7, 8. No-Grupo, Agenda Colombia 83, Ciudad de México, 1982.

ACTIVACIONES ESTÉTICAS Y POLÍTICAS: y tomaron posición en la contienda a favor de APROPIACIÓN DE DISPOSITIVOS la opción revolucionaria. De vuelta en Ciudad Muchas de las iniciativas artísticas de carácter de México recibieron la invitación del M-19 para internacionalista comparten el haber sido proyec- realizar un proyecto en colaboración: la agenda tos pensados desde lo colectivo más allá de las artístico-política Colombia 83. fronteras del Estado nación. Cuando el No-Grupo La publicación fue diseñada por el No-Grupo recibió la invitación de participar en la exposición con la asesoría de algunos integrantes de dos colec- paralela al 1er Coloquio Latinoamericano de Arte tivos mexicanos, el Grupo Proceso Pentágono y No-Objetual y Arte Urbano, en Colombia, sus el Grupo Mira10, con quienes compartían afectos integrantes realizaron una investigación sobre y algunos intereses, y cuya implicación sociopo- la realidad sociocultural de ese país. Fue de ese lítica en relación con la producción artística tenía modo como creció su interés por el Movimiento otros matices y, sobre todo, implicación política. 19 de abril, conocido como M-19, movimiento Esta agenda, que reúne la contribución gráfi ca guerrillero colombiano al que recordarían por su de cerca de 40 artistas11 y textos (como el de Juan intensa lucha política y por haber robado la espa- Acha titulado “La producción artística antes de la da de Simón Bolívar, en 1974, en la Quinta del mis- Revolución”), permitió difundir la situación de vio- mo nombre. El No-Grupo apreciaba este evento lencia que atravesaba Colombia, apoyar y con- como una acción sumamente signifi cativa de aire tribuir con el M-19 y, sobre todo, interrogar a los conceptual [▸GUERRA SIMBÓLICA]. mismos productores sobre la relación y posición Previamente al viaje, en 1981, el No-Grupo de su práctica artística en los procesos de trans- entró en contacto con miembros del M-19 que formación social. vivían en Ciudad de México y posteriormente, ya El carácter internacionalista de la Agenda en Medellín, fueron contactados por otros de Colombia 83 del No-Grupo no se detectaría tanto sus militantes que los llevaron a la Universidad en la participación de artistas extranjeros como de Antioquía, donde pudieron percibir el grado de en la infl uencia directa en esta producción del tensión y represión que imperaba en Colombia, grupo guerrillero colombiano M-19, así como en

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I fi g. 9. C.A.Pa.Ta.Co, Vela x Chile, cartel, Buenos Aires, 1987. fi g. 10. C.A.Pa.Ta.Co, Vela x Chile, convocatoria, Buenos Aires, 1987. Diseño: Daniel Sanjurjo y Gustavo Romano. fi g. 11. Patricia Alfaro, Velatones en Chile, Santiago de Chile, 1986-1989. fi g. 12. C.A.Pa.Ta.Co, Vela x Chile, impreso para enviar por correo postal, Buenos Aires, 10 de septiembre de 1987. la decisión del No-Grupo y de otros artistas de la UMECH (Unión de Mujeres Exiliadas Chilenas), implicarse junto al M-19 en la producción de este el GAI (Grupo de Acción Independiente) y SACH´ dispositivo de comunicación. AWASI: La Casa del Árbol Instituto de Cultura12. Por último, dos campañas fueron impulsadas Se instalaron sobre el asfalto 1.300 velas que, desde la Argentina posdictatorial por el grupo evocando “una expresión marginal en las barria- C.A.Pa.Ta.Co, que desplegó solidaridades inter- das de Chile” en memoria de los asesinados por nacionales (o internacionalistas), junto al Frente 12 por los Derechos Humanos (integrado por un grupo de jóvenes en apoyo a las Madres) u otros colectivos de artistas y activistas ligados a la escena under [▸ESTRATEGIA DE LA ALEGRÍA]. La primera de ellas, Vela x Chile, en 1986 y 1987, se basaba en encender velas en apoyo a los opositores a la dic- tadura chilena de Pinochet, retomando la práctica de los velatones que ocurrían como señal de duelo y de protesta en las barriadas chilenas. En 1986, la acción fue realizada a las 0 horas del 11 de sep- tiembre frente a la Embajada de Chile —protegida por la policía— en colaboración con otros colec- tivos, como el Frente por los Derechos Humanos,

161 todavía yacía sobre Chile en esos años, entre ellos los artistas brasileños Paulo Bruscky y Daniel Santiago. El dúo trató de ocupar el patio de la Galería Metropolitana de Arte Aloísio Magalhães, en Recife, con una instalación que ironizaba sobre la muerte de Pinochet: construyeron una lápida con el nombre de Pignochet y la fecha de su muer- te. Luego la rodearon con velas. En ese contexto, las velas dejaron de ser un signo dramático de alusión a la muerte de las víctimas de la dictadura para aludir directamente a la caída de Pinochet (señalado como Pignochet). Un modo de perfor- matizar el futuro deseado en el presente. Otra de las acciones de cuño internacionalista del colectivo es el denominado readymade social Bicicletas a la China, organizado en Buenos Aires el 14 de julio de 1989 en homenaje a los estudian- tes masacrados en la plaza de Tiananmen por el régimen comunista chino. Para ello un vasto número de participantes concibieron una serie de coreografías de protesta y esculturas heroicas, arte postal y performances ciclistas. Todos estos elementos conformaban una estética callejera que, en el proyecto inicial, establecía un recorrido o “rally postal” que partía del obelisco situado en la Avenida 9 de Julio y que tenía como paradas fi g. 13. GAS-TAR, ¡Nada con Pinochet!, Buenos Aires, 1984. intermedias las sedes de algunos medios de co- Diseño: Fernando “Coco” Bedoya y Joan Prim. municación, a los que se deseaba hacer llegar un envío postal con material informativo. En cada el régimen13, cada hora veían renovada su luz has- una de esas paradas, artistas invitados realizarían ta cumplir 13 horas, coincidiendo con el número diversas performances y “esculturas heroicas” de años transcurridos desde el golpe militar que que, de alguna manera, evocaban las que habían en 1973 acabó con el gobierno democrático de diseñado los estudiantes de Bellas Artes chinos Salvador Allende. Al acto acudieron numerosos con sus bicicletas en defensa de la democrati- exiliados chilenos, así como representantes políti- zación del país. Animada por el poeta y director cos de diversas agrupaciones juveniles argentinas14. de la revista Cerdos y Peces, Fernando Noy, el En un documento que da cuenta del sentido de sentido político de la movilización cuestionaba la acción, el chileno Ángel Andrade, impulsor de la la conversión burocrático-estatal de las utopías iniciativa y, por aquel entonces, miembro del colec- populares y reivindicaba el recurso de la bicicleta tivo, insistía en que la importancia del proyecto como símbolo de un futuro por gestarse, a la vez residía en la “socialización de una idea” que debía que construía una tradición que partía de la co- ser redefi nida por cada uno de los asistentes, incidencia con el bicentenario de la Revolución evitando de ese modo toda relación representativa francesa. Es decir, una práctica inscripta en el con unas pautas políticas dadas15. Vela x Chile se complejo entrecruzamiento entre distintas tradicio- propagó también por arte correo en 1987. La con- nes (la deriva situacionista, el utopismo socialista, vocatoria incitaba la ocupación del espacio público la reivindicación democrático-burguesa de los en diversos países y solicitaba que se remitieran derechos), en medio del derrumbe del mundo co- de vuelta los registros de la acción vinculada munista, la predominancia cultural del capitalismo a la propuesta. El proyecto contó con envíos de tardío y el auge de la sociedad de información. distintos artistas de América Latina. Varios partici- En síntesis, éstas y otras muchas prácticas de pantes de la red impulsaron propuestas creativas colaboración y cooperación internacionalista fue- de denuncia contra la dictadura pinochetista que ron clave para fortalecer la relación entre grupos

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fi gs. 14-18. C.A.Pa.Ta.Co, Bicicletas a la China, Buenos Aires, 1989. Fotografías: Adriana Miranda. A la izquierda, Fernando Noy, Fernando “Coco” Bedoya y Marcia Schvartz.

163 de artistas, colectivos y activistas y de este modo (México); Lucio Kume (Brasil); Luis Arteaga (México); Manuel Marín (México); Manuel Montilla (Panamá); Marco contradecir políticas individualistas y competi- Antonio Suástegui (México); Mauricio Guerrero (México); tivas instaladas tanto en el campo del arte como N. N. Argañaraz (Uruguay); Paulo Bruscky (Brasil); entre Estados nacionales (y sujetos dentro del Ricardo González (Argentina); Rogelio Nazari (Brasil); régimen burgués). Las producciones artísticas Rubén M. Tani (Uruguay); Salvador Carrillo Ayala (México); generadas en ese marco solidario, además de ser Teo Alayo (Perú); Tulio Restrepo (Colombia). 10 Ambos ejercicios de colectividad, políticamente activos un potente instrumento para la activación de prác- y que defendían permanentemente su posicionamiento ticas democráticas reales, contribuyeron a superar crítico, se inscriben en lo que se conoce como “la genera- aquellos fi cticios límites geopolíticos impuestos ción de los grupos”, periodo en el que en México surgieron bajo disciplinas que forman nuestros “esquemas diversos de éstos. 11 perceptivos” del mundo. Las prácticas artísticas Contribuyeron: Juan Acha, Carlos Aguirre, Alejandro Arostegui, Ahumada, Arnulfo Aquino, Sergio Arau, Félix internacionalistas trataban de subvertir y tras- Beltrán, Arnold Belkin, Maris Bustamante, Emmanuel tornar tales esquemas insensibles para movilizar Carballo, Juan de la Cebada, Felipe Ehrenberg, El Fisgón, (nuevas) subjetividades políticas. Beatriz Espejo, FEGGO, Melecio Galván, Héctor García, Lourdes Grobet, Alberto Gutiérrez, Humberto Guzmán, SH, FN, PV, FG, AL Hersúa, Melquiades Herrera, Rebeca Hidalgo, Oliverio Hinojosa, Magali Lara, Nacho López, Víctor Muñoz, Alfredo Núñez, Jorge Pérez Vega, Peyote y Compañía, Heraclio NOTAS Ramírez, Santiago Rebolledo, Sebastián, Rubén Valencia, 1 Josep Maria Antentas y Esther Vivas, “Internacionalismo(s) Zalathiel Vargas, Manuel Zavala y Carlos Zerpa. ayer y hoy”, en VIENTO SUR, nº 100, enero de 2009, p. 36. 12 Mercedes Idoyaga cita otras organizaciones que prestaron 2 David Kunzle, The Murals of Revolutionary Nicaragua, su apoyo al proyecto: CASCHI (Comité Argentino de Solida- 1979-1992, Berkeley: University of California Press, 1995. ridad con Chile), FUSCH (Frente Universitario de Solidaridad 3 Retomamos esta categoría propuesta por Roberto Amigo con Chile), HOJE-HOJA HOY de La Plata y el Grupo Inti de en sus análisis del Siluetazo. Amnistía Internacional. 4 Durante los años setenta y ochenta se ejecutó el Plan Cóndor, 13 Ver Ángel Andrade, “Vela por Chile”, s/f., s/p., Archivo una organización clandestina internacional destinada a la Fernando “Coco” Bedoya. práctica del terrorismo de Estado que actuaba en compli- 14 Así lo consignaba el diario La Razón en su edición del jue- cidad con los regímenes dictatoriales de América Latina. ves 11 de septiembre de 1986. En su edición del día siguien- La operación fue especialmente efi caz en el Cono Sur, te, el diario conservador La Nación, por su parte, estimaba conectando centros de inteligencia y represión entre Brasil, en 200 el número de asistentes al acto y recogía unas de- Uruguay, Argentina, Chile, Paraguay y Bolivia, cuyos omi- claraciones de Mila Paredes, presidenta de UMECH, en las nosos tentáculos se extendieron esporádicamente a Perú, que denunciaba que hasta 700.000 chilenos habían debido Colombia Venezuela y Ecuador. exiliarse en Argentina por razones económicas o políticas. 5 Carta del artista a Edgardo A. Vigo fechada el 13 de mayo Según muestran las páginas de la edición de la Gaceta, con de 1984. motivo de la convocatoria se recuperó la iconografía de las 6 Guillermo Deisler, texto inédito, “Algunas explicaciones siluetas, en la que se incluyeron los nombres de algunos acerca del arte correo”, 2 pp., Plovdiv, 16 de abril de 1982. de los desaparecidos por el régimen de Pinochet. Archivo Archivo Guillermo Dreisler. Juan Carlos Romero. 7 Rojhaiju Paraguay [Te quiero, Paraguay] se presenta en 15 La efectividad social de las nuevas formas de producción Montevideo en 1988 y luego en la 3ª Bienal de la Habana, artística incorporaba el paisaje urbano como texto suscep- en 1989. tible de ser sometido a un tratamiento material político. 8 Solidarte/México. Desaparecidos políticos de nuestra En las palabras de Andrade resuenan igualmente las refl exio- América, 1ª Bienal de La Habana, Ciudad de México, 1984, p. 3. nes de Nelly Richard en el capítulo titulado “La exteriori- 9 Aarón Flores (México); Avelino de Araújo (Brasil); dad social como soporte de producción de arte” de su libro Ana Zárate (México); Antonio Ladra (Uruguay); Armando Márgenes e instituciones, publicado en su edición inglesa Williams (Perú); Arnold Belkin (México); Bené Fonteles en 1986. Allí Richard vinculaba las prácticas del CADA (Brasil); Blanca Noval (México); Carmen Medina (México); con el tránsito “del formato-cuadro (la tradición pictórica) César Espinosa (México); Clemente Padín (Uruguay); al soporte-paisaje (la materialidad del cuerpo social como Edgardo Antonio Vigo (Argentina); Eduardo Díaz (Chile); soporte de productividad artística)”, ver Nelly Richard, Eduardo León (Chile); Eduardo Rubén (Cuba); Eugenio Márgenes e instituciones. Arte en Chile desde 1973, óp. cit., Dittborn (Chile); Fayad Jamis (Cuba); F. Lindoso (Brasil); p. 63. Gerardo López (México); Graciela Gutiérrez Marx (Argentina); Gregorio Berchenko (Chile); Guillermo Deisler (Chile); Guillermo Medina (México); Guillermo Spencer (México); Herbert Rodríguez (Perú); Hugo Rivera Scott (Chile); Humberto Miguel Jiménez (México); Jesús Romeo Galdámez (El Salvador); Joaquim Branco (Brasil); José Luis Hernández (México); Jorge Best (México); J. C. Jiménez Montaño (México); Juan Carlos Romero (Argentina); Leonhard Frank Duch (Brasil); Leticia Ocharán

164 a las instituciones y las normas establecidas me- diante la búsqueda de nuevas perspectivas que INTERVENCIÓN/ modifi quen (siquiera de forma temporal) la vida cotidiana, y articulen planteamientos que expre- INTERVERSIÓN/ sen la posibilidad de desafi ar el poder, en especial INTERPOSICIÓN cuando se ve duramente amenazada la libertad. Suelen emplear la palabra intervención aquellos artistas y colectivos que llevan a cabo acciones en espacios públicos a través de juegos creativos, Escena 1 — La mañana del 9 de abril de 1950 un performances atípicas o instalación de objetos, grupo de jóvenes, entre ellos uno de los fundado- grafi tis y carteles. Con ello se pretende decons- res de la Internacional Letrista, Serge Berna, y truir los relatos mediatizados y la percepción habi- Michel Mourre, entraron en la catedral de Notre tual de un determinado asunto, llamar la atención Dame en París durante la celebración de una misa sobre un elemento inusitado o confl ictivo de la el domingo de Pascua. Vestido como un monje ciudad, o aportar una visión crítica a propósito de dominico, Mourre aprovechó un intervalo para un problema social. En general, esta palabra suele caminar hasta el púlpito y leer un sermón escrito emplearse dentro del par intervención urbana. por Berna con críticas hacia la Iglesia católica y Como alternativa de acción concreta y espontánea su moralidad. El sermón terminó con una frase en el espacio físico (muchas veces por oposición explosiva: “Dios ha muerto”. Los jóvenes fueron a las convenciones y/o las normas defi nidas por detenidos por la policía. La prensa y la televisión las instituciones artísticas), la intervención urba- informaron sobre el sermón del “falso dominico” na problematiza el contexto en el que se realiza, como un gran escándalo. cuestionando la autonomía del trabajo artístico y el concepto mismo de obra de arte al relacionar- Escena 2 — Tres décadas después, la mañana del se, dialogar e interactuar con el entorno, con una I 24 de junio de 1982, varios integrantes del Grupo situación social o con una comunidad. de Arte Experimental Cucaño se infi ltraron en una Para “Pepitito Esquizo” (pseudónimo de Carlos misa ofi ciada en una conocida iglesia de Rosario Ghioldi), miembro del grupo Cucaño de Rosario, frecuentada por militares y oligarcas. Durante el la intervención es una forma de “subvertir esa culto empezaron a ofi ciar una “contramisa” inspira- da en los Cantos de Maldoror, de Lautréamont, con el fi n de criticar uno de los símbolos más venera- dos por la dictadura argentina y sus defensores: la Iglesia.

Escena 3 — El 21 de febrero de 2012, en Moscú, las integrantes del grupo-colectivo feminista de punk rock Pussy Riot subieron al púlpito de la catedral de Cristo Salvador, el templo más importante de la Iglesia ortodoxa rusa, provistas de vistosos y colo- ridos pasamontañas, y pronunciaron una “oración punk” entonando la frase “Virgen María, Madre de Dios, Llévate lejos a Putin”. Tres integrantes del grupo fueron detenidas y acusadas de vandalismo. En agosto de 2012 resultaron condenadas a dos años de prisión.

Más allá de la coincidencia estratégica de es- tos actos descritos como “blasfemia”, estas tres fi g. 1. Cucaño, Mauricio Kurcbard “Mauricio Armus”, Juan Aguzzi intervenciones, realizadas en países y contex- “Federico Altrote”, Luis Alfonso “Gordolui”, Guillermo Giampietro tos distintos, ponen de relieve la necesidad de “Anuro Gauna”, Gabriel Cohen “Mono Cohen”, Carlos Ghioldi adoptar una crítica corrosiva e irreverente frente “Pepitito Esquizo”, Graciela Simeoni “Pandora”, Rosario, 1980.

165 ideología burguesa de la producción del arte, INVERTIR EL PAISAJE arrancando el hecho creativo de sus garras (el es- pacio determinado, claustros del pasatiempo de INTERVERSÃO [interversión]: (Del lat.: Interver- fi n de semana) para transgredir de lleno con el sione) s. f. Acto de invertir; alteración del orden verdadero arte, con la convulsión de la imagina- natural o habitual. INTERVERTER [intervertir] ción en la realidad consciente y cotidiana”1. Este (Del lat. Intervertere.) V. t. d. e. y t. d.e i. inverter concepto de intervención le sirvió a Cucaño de [invertir]6. herramienta teórica y práctica para la acción en el contexto de la opresión de la dictadura del El espacio que pretendía trabajar el colectivo Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983). 3Nós3 mediante la ejecución de “dibujos en planta De esta manera, los integrantes del colectivo de la ciudad” era aquel espacio urbano que “se buscaban redefi nir la utopía revolucionaria sujeta aleja de la comprensión de la dictadura y empieza a la doctrina partidista mediante una actualiza- a adoptar una ‘distensión’, como se dice en polí- ción (y una superación) del primer surrealismo tica”7, según recuerda Mario Ramiro8. Formado que reformulara la relación entre el arte y la vida2 por Ramiro, Hudinilson Jr. y Rafael França, este [▸ARTE REVOLUCIONARIO]. colectivo llevaba a cabo en el silencio nocturno En Brasil, que al igual que Argentina se encon- sus interversões [interversiones], como denomina- traba bajo la opresión dictatorial (aunque en el ban a sus actos de “inversión de la percepción del periodo de la llamada “apertura lenta y gradual” paisaje, mucho más que la mera idea de infi ltrarse del régimen militar)3, el movimiento estudiantil en él”9. 3Nós3 pretendía intervenir en la ciudad a salió a las calles para protestar a favor de la rede- través de instalaciones efímeras, producidas con mocratización del país y los obreros empezaron materiales industriales, con el fi n de invertir el a organizarse a través de la convocatoria de asam- orden y el fl ujo natural de los espacios de gran bleas y huelgas. En ese contexto de confl icto social, circulación pública. el grafi ti tomó la ciudad convirtiéndose en campo En Interdição [Prohibición, septiembre de de experimen tación y recomposición de nuevos 1979], 3Nós3 cerró parte del paso en un cruce de lenguajes. En São Paulo estas ocupaciones artís- la Avenida Paulista mediante tiras de papel ce- ticas y políticas fueron escenario de la formación lofán azul, extendidas de un extremo a otro de la de los primeros colectivos de intervención urbana, calle unos segundos antes de que se abriese el como 3Nós3 (1979-1982), Viajou Sem Passaporte semáforo. El grupo observaba las reacciones de (1978-1982) y Manga Rosa (1978-1982)4. Estos los conductores, a la espera de que algún coche grupos, cuyas manifestaciones se describieron rompiese la tira de celofán para reanudar el tráfi co. en una publicación de la época como “arte inde- De madrugada y a una escala mayor, 3Nós3 ins- pendiente” o “marginal”5, reivindicaban, frente al taló, con la ayuda de los miembros de Viajou Sem marasmo institucional, otros espacios de trabajo Passaporte y algunos amigos, 100 metros de plás- y de creación fuera del circuito del arte comer- tico polietileno rojo en el túnel que une la Avenida cial. Esta forma de activismo artístico, bajo el Paulista con la Avenida Doutor Arnaldo (el llama- lema del “hazlo tú mismo”, iba a tensar su relación do “Buraco da Paulista” [Agujero de la Paulista], con las representaciones culturales hegemó- uno de los entornos predilectos del grafi ti en nicas y a habilitar espacios alternativos de acción. São Paulo). Intervenção VI [Intervención VI, julio La actitud colectiva de trasladar a la calle las de 1980] dialogaba y creaba tensión con la arqui- prácticas artísticas, al margen del ámbito regula- tectura local, como si se hubiera esbozado una dor del sistema de galerías, comisarios, críticos enorme línea en la calle. Los guardias de tráfi co y bienales, se manifestó de modo acabado en una de la ciudad retiraron la instalación unas horas famosa intervención de 3Nós3 en julio de 1979, después. En otras interversiones similares, 3Nós3 en la que se sellaron de forma simbólica durante contó con el apoyo de los miembros del TIT, que una madrugada las puertas de algunas galerías participaron en el despliegue de la instalación de arte de São Paulo con una “X” hecha con cinta Arco 10 (diciembre de 1981), consistente en 300 adhesiva. La acción se completó mediante una metros de plástico amarillo suspendidos en una nota depositada en cada local, donde se podía gran avenida. leer: “lo que está dentro queda, lo que está fuera La primera interversión de 3Nós3 ocurrió se expande”. en abril de 1979, cuando se hablaba de la posible

166 INTERVENCIÓN/INTERVERSIÓN/INTERPOSICIÓN

3 visita del entonces presidente de la República, el general Figueiredo, a São Paulo. Tomando como referencia las intervenciones del land art y los proyectos a gran escala de Christo y Jeanne- Claude, consistentes en “envolver” árboles, edifi cios y otras construcciones, 3Nós3 decidió llevar a cabo algo mucho menor pero igualmente impactante: envolver en plástico las estatuas de São Paulo, “asfi xiándolas” con bolsas de basura y atándoles los brazos10. Por defi nición, los monumentos ofi ciales raramente posibilitan una forma de participación en su creación y de- fi enden un punto de vista singular, generalmente centrado en los grandes acontecimientos y en la historia de los “vencedores”. Sin embargo, al envolverlos en plástico, 3Nós3 multiplicó las perspectivas de construcción de relatos más crí- ticos sobre la ciudad y su memoria, cuyo efecto se vio después amplifi cado por su difusión en 4 la prensa11. A la mañana siguiente, los artistas llamaron de forma anónima a los periódicos de la ciudad para pedir que recogieran el extraño acontecimiento que había modifi cado la aparien- cia de los monumentos. La operación de ensaca- mento [embolsamiento] fue noticia en decenas II de medios de comunicación, lo que dio lugar a una estrategia práctica y barata de documentar y difundir sus trabajos, compartiéndolos en red con otras personas. Para Ramiro,

al implicar a la prensa, con ese material teníamos la posibilidad de hacer nuestros catálogos de

2

fi gs. 2-4. 3Nós3, Ensacamento, São Paulo, 1979.

artista […]. En aquella etapa tuvimos un boom de arte correo. Las fotografías se fotocopiaban, se añadía una información básica y se hacía una pos- tal que circulaba por el mundo12.

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fi gs. 5-7, 11. Viajou Sem Passaporte, E–>M–>R (Haspa), São Paulo, 1979. fi gs. 8-10. Viajou Sem Passaporte, Trajetória do curativo, São Paulo, 1979.

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en el ojo, subiendo y bajando durante todo el tra- CRISIS EN LA NORMALIDAD yecto (Trajetória do Curativo [Trayectoria del par- Formado por ocho alumnos de la Escuela de che], abril de 1979). Con sus unidades de acción y Comunicaciones y Artes de la Universidad de São sus juegos de creatividad, Viajou Sem Passaporte Paulo (USP) (Luiz Sergio Ragnole “Raghy”, intervenía la normalidad de las piezas teatrales, Beatriz Caldana, Celso Seabra Santiago, Carlos escenifi cando sus propias historias y suscitando Alberto Gordon, Marli de Souza Melo, Márcia reacciones de placer o violencia entre el público Meirelles, Marilda Buzzini Carvalho y Roberto y los propios actores. Una metodología frecuente Pereira de Mello), algunos de los cuales se encon- consistía en que un miembro del grupo asistía a traban vinculados a la tendencia trotskista Libelu, una obra teatral y después describía el argumento el grupo Viajou Sem Passaporte realizó aquello de la misma durante una reunión al resto de los integrantes, con el objetivo de planifi car la inter- 11 vención que realizarían en una función posterior. Así, por ejemplo, durante la obra Quem tem medo de Itália Fausta [Quién teme a Itália Fausta], un espectáculo que requería la participación del pú- blico, dos integrantes de Viajou Sem Passaporte entraron en el escenario jugando al baloncesto con una pelota invisible. Los actores exigieron la expulsión de los “jugadores”, pero el público desaprobó tal decisión. Al fi nal la obra continuó, pero no de la manera prevista. El grupo tuvo que dar explicaciones al Sin- dicato de Artistas y Técnicos de Espectáculos del Estado de São Paulo por sus “invasiones”. I En respuesta a las diversas críticas publicadas en la prensa y a los comentarios de los profesio- nales teatrales, Viajou Sem Passaporte escribió un manifi esto en el que, en uno de los párrafos, afi rmaba que sus acciones pretendían “acabar que defi nían como intervenciones creativas, una con la mística de las técnicas, de los dones (divi- serie de “actividades públicas destinadas a poner nos o no) que separan arbitrariamente a los que en crisis la normalidad vigente en situaciones exter- saben de los que no saben, a los que pueden de nas al grupo, que sólo prosperan cuando apuntana los que no pueden, a los que hacen de los que la creatividad y al cuestionamiento de la situación tragan”14. Las intervenciones en el teatro preten- alcanzada”13. El grupo separaba la militancia es- dían desenmascarar la pseudonaturalidad de trictamente política de sus miembros de la práctica los actores, repudiar el valor conferido a la obra lúdica que ejercían, libre de modelos relacionados de arte como mercancía, quebrantar la división con un solo aspecto del lenguaje artístico (como entre escenario y público, o incluso comunicarse el teatro) [▸ENTREVISTA CON “RAGHY” ] o con un “arte con este último para provocar sus reacciones. comprometido” —representado en Brasil durante Es lo que ocurrió el 1 de agosto de 1980 cuando los años sesenta por los Centros Populares de el creador del Teatro do Oprimido, , Cultura (CPCs), con fuerte infl uencia del realismo estableció juegos y reglas para la participación socialista— supeditado al uso del arte como me- de los espectadores en una de sus obras. Con un dio para concienciar a las masas a través de un cartel que decía “Boal”, un miembro de Viajou mensaje. Sem Passaporte subió al escenario para proponer En las calles, los miembros de Viajou Sem instrucciones contrarias a las del director. “Ahora Passaporte daban vueltas alrededor de un árbol hagan lo que quieran”, dijo el integrante del gru- durante un minuto (Trajetória da árvore [Trayectoria po. El público empezó a formar inmediatamente del árbol], marzo de 1979) o generaban la extrañeza un tren humano, mientras que otra parte de los entre los pasajeros de un autobús al ocupar una presentes exigió la expulsión inmediata de Viajou línea de la ciudad caracterizados con esparadrapos Sem Passaporte.

169 postulaba la militancia trotskista17. Guillermo EL TEATRO PROVOCADOR Giampietro señala la distinción entre obra, inter- El modo de hacer teatro del Taller de Investiga- vención e interposición como fases distintas de ciones teatrales (TIT) en Buenos Aires se ubicaba la producción del grupo. Si bien la obra todavía se también en las antípodas de la dinámica de ensa- mantiene en los límites del espacio escénico tra- yos, guiones, didascalias, montaje, escenografía, dicional, presentándose como entidad autónoma vestuario, etc. Los actores siempre aparecían des- separada de lo real y del público espectador, la nudos o vestidos con harapos, envueltos en basura, intervención plantea un desajuste con la realidad, con bolsas de plástico cubriéndoles los pies. No se modifi cándola aunque sea de modo pasajero. La hablaba de obras, sino de “intervenciones”, “mon- interposición es un modo de acción más ambicioso tajes” o “hechos teatrales de creación colectiva”, y a largo plazo, disperso en el tiempo y en el espa- que se representaban una única vez (o ninguna). cio, e implica una modifi cación persistente y pla- Como señala Barandalla, nifi cada, violenta y permanente, ubicua e inasible. Después de que las intervenciones de la primera eran cosas de un solo día, no eran buenas. Cier- época de Cucaño hubieran tratado de “amotinar” tamente no eran buenas, pero como no es bueno la realidad por un breve periodo de tiempo, las el punk de garaje, si lo comparas con Pink Floyd. interposiciones que caracterizan algunas de las Justamente lo que querían era sonar mal, sonar acciones del segundo periodo de actividad del co- a vómito. De alguna manera, eso era TIT. Algo lectivo perseguirán generar una serie de “trampas” inconexo, gritos. Las actuaciones no eran realistas, en lo real que expandan sus efectos “sin inicio y los textos podían variar totalmente. La ligazón sin fi n”. Un ejemplo de interposición fue la larga con el público era directa, todo el tiempo. Estaba y compleja —además de cínica— operación impul- roto el escenario15. sada por Guillermo Giampietro y Mariano Guzmán para refundar Cucaño en 1984. Ambos integrantes Durante un domingo entero de 1978, en la Ciudad del grupo convencieron a Osvaldo Aguirre de que de los Niños, un espacio recreativo cercano a la sólo apareciera en público encarnando al personaje ciudad de La Plata, con edifi cios públicos en mi- “Nariz de Oro”, fanático anticucaño, con el senci- niatura, los integrantes del TIT improvisaron jue- llo atuendo de un papel metalizado cubriéndole gos, situaciones imaginarias y lúdicas, de manera permanentemente el órgano nasal. El plan incluía anónima y sin que hubiera forma de advertir que volver muy conocido y popular al personaje en la se trataba de un grupo de artistas ni de establecer ciudad, luego anunciar su muerte y más tarde su re- una separación entre actores y público. surrección en medio de un banquete donde se pre- Al romper con el espacio escénico tradicional sentara el libro Los emblemas, males en la tumba. y otorgar centralidad a la participación activa del espectador, Cucaño impulsó la realización de ac- REALIDAD INTOXICADA ciones performativas y disueltas en la vida social en las que, en último extremo, los asistentes no En conexión con lo que sucedía en el Siluetazo eran conscientes de ser parte de un hecho teatral16 (1983) o en la pedagogía política implementada y donde el concepto de intervención cobraba toda por GAS-TAR/C.A.Pa.Ta.Co, la irrupción y el su fuerza e intensidad. La metodología de emer- extrañamiento que proponían las acciones gencia crítica en el espacio urbano representaba del TIT y Cucaño no se daban desde una recon- un intento por superar los límites neutralizadores ciliación consensual entre el arte y la vida enten- con que se enfrentaron las vanguardias que habían didos como realidades dadas, sino que surgían inspirado la actividad de Cucaño, privilegiando desde las entrañas de ambos para desnaturalizar lo furtivo y la improvisación a partir de un guión sus respectivas experiencias normalizadas, como previamente abocetado que daba lugar a una una brutal liberación de la represión padecida especie de teatro puro, anárquico y radical. Las por los cuerpos y las conciencias bajo la dictadu- intervenciones de Cucaño pretendían así llevar ra, señalando de paso a las instituciones que la la dialéctica a todos los aspectos de la existen- habían respaldado ideológica y espiritualmente. cia, provocando una “crisis de conciencia” que, Las conexiones fi liales entre el TIT y Cucaño son al desrealizar lo real, proyectara hacia el futuro muy fuertes, aunque los rosarinos mantuvieron un horizonte revolucionario inmediato, tal como una dinámica autónoma respecto de sus “her manos

170 INTERVENCIÓN/INTERVERSIÓN/INTERPOSICIÓN mayores”18. A partir del viaje que realizaron ambos grupos a São Paulo en agosto de 1981 para parti- cipar en el festival Anti-Pro-Arte – Alterarte II19, se vincularon a varios grupos de intervención urba- na paulistas, en especial los mencionados Viajou Sem Passaporte. Entre las diversas actividades programadas con motivo del festival desde el 11 de agosto (proyecciones audiovisuales, foros de debate, performances, etc.) destacó la inter- vención que organizaron conjuntamente el TIT y Cucaño, con apoyo de Viajou Sem Passaporte, el domingo 16 de agosto en la Praça da Repú blica, un espacio del centro urbano donde los fi nes de semana más de 1000 personas asistían al “merca- fi g. 13. TIC, Sergio Bellotti fi lmando durante la intervención dillo hippie” de artesanía y puestos de comida. en laPraça da República de São Paulo, 1981. Su título, La Peste, así como el sentido de la ac- ción, remitían al libro homónimo de Albert Camus y a las refl exiones escénicas de Antonin Artaud20. turistas argentinos aquejados de una intoxicación Según algunos testimonios, los miembros del masiva. Los viandantes reaccionaron con cierta TIT y Cucaño aparecieron entre la multitud como estupefacción al ver a aquellos turistas que se con- torsionaban y rodaban por el suelo. Se difundió el rumor de que el motivo de la intoxicación era la ingesta de vatapá, un plato típico del nordeste brasileño que se vendía en los puestos ambulantes de la plaza. Los intoxicados bebieron litros de le- I che traídos por los vecinos y empezaron a vomitar todavía más. Entonces los trasladaron al quiosco de música de la plaza, donde siguieron vomitando y permanecieron rodeados por un público perplejo, constituido por centenares de personas. El Taller de Investigaciones Cinematográfi cas (TIC) y el Grupo Novíssimo Cinema Alemão (formado por es- tudiantes de la USP) fi lmaron el acontecimiento. El caos fue tal que acudieron la policía y varias ambulancias para trasladar a los supuestos afectados hasta un hospital. Sólo entonces los actores desvelaron la farsa. Miembros del TIT y de Viajou Sem Passaporte se organizaron para montar una estrategia de fuga de los intoxicados, pero sabían que el plan preveía la detención de algunos con el fi n de que la escena adquiriera la dimensión real que imaginaban. La policía detu- vo a seis de los intoxicados, entre miembros de Cucaño, TIT y TIC, que luego fueron deportados hasta la frontera argentina (a riesgo de que allí acabasen encarcelados por la dictadura). El episo- dio recibió bastante cobertura mediática en am- bos países21. La emergencia de las fuerzas oscuras del cuerpo que, siguiendo a Artaud, causaban el teatro y la peste, aparecían aquí fundidas en un mismo evento para convulsionar la vida pública fi g. 12. TIT, El Zangandongo Cuaderno Uno, Buenos Aires, 1981. en un contexto no tan hostil como el argentino.

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20 fi g. 14. 1ª Exposição Internacional de Art-Door organizada por Paulo Bruscky y Daniel Santiago, Recife, 1981. fi g. 15. Intervención de Richard Kostelanetz en la 1ª Exposição Internacional de Art-Door, Recife, 1981. [cat. exp.] fi g. 16. Intervención de Roberto Sandoval en la 1ª Exposição Internacional de Art-Door, Recife, 1981. [cat. exp.] fi gs. 17-18. 3Nós3, Interversão, São Paulo, 1981. fi gs. 19-20. Centro de Livre Expressao, Das duas às quatro, São Paulo, 1981.

173 21 ofrecía escaso apoyo a sus artistas. Para Bruscky y Santiago hacer la exposición en el espacio público intentaba proponer una forma de disolver las paredes de museos y galerías para hacer de la ciudad misma un espacio expositivo. Las 146 vallas —con proyectos de artistas de 25 países—, instaladas por toda la ciudad, asumían también una de las consignas del arte correo: informar a la gente a través de propuestas poéticas gráfi cas sobre qué estaba pasando alrededor del mundo. Como punto de encuentro de artistas in- dependientes, Arte ao ar livre proporcionó una

22 ocupación alternativa de aquel soporte mediático convencional, donde cada 15 días se instalaba un nuevo trabajo. Alex Vallauri pudo intervenir con sus grafi tis. Manga Rosa amplió la valla con una versión tropicalista de la bandera de Brasil, que contenía el dibujo del sol —la marca del grupo—, hojas de plátano y un texto del poeta Torquato Neto: “Primeiro passo / conquistar espaços / Tem espaço à bessa / ocupe e se vire”22. Sobre un papel rojo brillante, Hudinilson Jr. colo có dos maniquíes pintados de blanco a escala natural y dio a la valla el nombre de Posição amorosa [Postura amorosa]. El grupo 3Nós3 realizó

fi g. 21. 1ª Exposição Internacional de Art-Door organizada una interversión mediante un plástico rojo con por Paulo Bruscky y Daniel Santiago, Recife, 1981. la esquina doblada que superpuso a los anuncios fi g. 22. Manga Rosa, Arte ao ar livre, São Paulo, 1981. situados en otros paneles para interferir en la lectura de sus mensajes. La valla de mayor reper- cusión en la prensa y el público fue la producida OCUPE Y GÍRESE en noviembre de 1981 por el Centro de Livre El mismo año y mes en que se presentó Alterarte II, Expressão (Clé), el “colectivo de los colectivos” los colectivos paulistas también ocuparon otros formado por miembros do 3Nós3, Viajou Sem espacios en São Paulo, ciudad que ya por enton- Passaporte, TIT y varios artistas independientes. ces destacaba por una de sus marcas identifi ca- Estos artistas colgaron y ataron una silla en una tivas: las vallas publicitarias que invadían la vida valla publicitaria en blanco donde se leía el men- cotidiana de las personas. El grupo Manga Rosa, saje “De las dos a las cuatro” en sentido inverso. compuesto por Carlos Dias, Francisco Zorzete, Durante todos los días, en el horario anunciado, Jorge Bassani y Márcio Prassolo, consiguió un algún miembro del Clé se sentaba en aquella silla panel en la Rua da Consolação gracias a una de negra de madera y jugaba o conversaba con la las empresas que gestionaban esas vallas. Así, gente que pasaba por allí. Los peatones y conduc- durante el mes de agosto de 1981 se inició el pro- tores señalaban la escena o sonreían. Otros llama- yecto Arte ao ar livre [Arte al aire libre], que invitó ban “locos” a los participantes de la intervención durante un año a diversos artistas y colectivos en la “valla humana”. La pregunta fi nal acaso a que realizaran intervenciones en aquel panel. era siempre la misma: ¿qué signifi caba aquello? Algo semejante había ocurrido unos meses antes AM, JV, AL, FN, MLR con motivo de la 1a Exposição Internacional de Art-Door [1ª Exposición Internacional de arte en NOTAS valla publicitaria] en la ciudad de Recife, impul- 1 Carlos Ghioldi “Pepitito Esquizo”, “La intervención como sado en 1981 por el Equipo Bruscky & Santiago. método de transgredir las ideologías que rigen las produc- El proyecto coincidía con su voluntad de activar ción del arte”, en Aproximación a un hachazo, Rosario: la escena artística pública en una ciudad que Fray Santiago Editores, nº 1, abril de 1982, p. 6.

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2 Algunos de los nombres (con los correspondientes apodos 17 Ver Nahuel Moreno, dirigente principal del Movimiento al que recibían al ingresar) de los participantes de las acti- Socialismo (MAS), que publicó en 1982 su libro Comienza vidades del colectivo fueron Guillermo Giampietro “Anuro la revolución, caracterizando la etapa abierta luego de Gauna”, Carlos Ghioldi “Pepitito Esquizo”, Guillermo la Guerra de Malvinas como revolucionaria. En el mismo Ghioldi “Lechuguino Maco”, Fernando Ghioldi “Hachero sentido, ver “Pan de Leche”, “Dialéctica e intervención”, Irlandés”, Daniel Canale “Marinero Turco”, Analía Capdevila, en Aproximación a un hachazo, Rosario, enero de 1982, p. 7. Graciela Simeoni “Pandora”, Patricia Espinosa “Tero gordo”, 18 El contacto entre el TIT y Cucaño se iniciaría con los viajes Patricia Scipioni “Tero fl aco”, Mariano Guzmán “Piojo de Roberto Barandalla “Picun”, quien debía presentarse Abelardo”, Osvaldo Aguirre “Mosca”, Alejandro Beretta, cada mes en el registro penitenciario tras pasar dos años Sapo Aguilera, Carlos Luchesse, Miguel Bugni “McPhanton”, como preso político en una cárcel de Rosario; y de Mauricio Fabián Bugni, Luis Alfonso “Gordolui”, Gustavo Guevara Kurcbard, miembro del TIT, entre fi nales de 1979 y principios “Sigfrido”, Juan Aguzzi “Hermano Juan”, Daniel Kocijancic de 1980. Barandalla frecuentaba la casa de Carlos Ghioldi, “Hachero Centroamericano”, Marcelo Roma “Pan de Leche”, primer lugar de encuentro de los miembros de Cucaño. Alejandro Palmerio “Palmer”. Kurcbard, por su parte, coordinó una serie de ensayos tea- 3 Esta apertura política “lenta y gradual”, iniciada en 1974 trales con los miembros del grupo. Los miembros de Cucaño durante el gobierno del general Ernesto Geisel, suscitó que acudieron fueron: Graciela Simeoni, Carlos Ghioldi, un profundo descontento en la población brasileña ante Mariano Guzmán y El Marinero Turco. la situación de crisis social y económica. 19 El TIT había realizado en 1980 en Buenos Aires el festival 4 En relación a este contexto artístico de São Paulo durante Alterarte I, en el que nuclearon un notable conjunto de artis- la década de los ochenta, ver Mario Ramiro, Grupo 3Nós3. tas experimentales provenientes de distintas generaciones: The Outside Expands, en Chantal Pontbriand (ed.), la vanguardia concreta de los años cuarenta, la vanguardia Parachute – São Paulo, Montreal, nº116, 2004, pp. 41-53, de los sesenta y el activismo teatral de los años de la dicta- y también Mario Ramiro, Between Form and Force: dura (incluyendo a un jovencísimo Guillermo Kuitca). Connecting Architectonic, Telematic and Thermal Spaces, 20 En un pasaje recogido en El teatro y su doble, el dramaturgo en Eduardo Kac (ed.), “A Radical Intervention: The Brazilian francés evocaba la fi gura de Saint-Rémys, virrey de Cerdeña, Contribution to the International Electronic Art Movement”, quien en 1720 impidió que desembarcara en la isla el buque en Leonardo, Cambridge, nº4, 1998, vol. 31, en http://leonardo. Grand-Saint-Antoine, de camino al puerto de Marsella e info/isast/spec.projects/ramiro/ramiro.html. infectado por la peste, ante el pavor que le había generado 5 Sobre esta clasifi cación, ver Otília Arantes, Celso Favaretto, un sueño en el que experimentaba en su propio cuerpo los Iná Costa y Walter Addeo (eds.), “Independentes”, en efectos de esa enfermedad. Artaud establecía a continua- Arte em Revista, São Paulo, nº 8, año 6, octubre de 1984. ción un paralelismo entre esos efectos y la concepción del I 6 3Nós3, Intervenção VI, São Paulo: Edição Fundação Padre teatro que él mismo defendía. Antonin Artaud, El teatro y Anchieta, 1981. su doble, óp. cit., pp. 17-19 y 34-36. Este fragmento aparecía 7 André Mesquita, Insurgências Poéticas: Arte Ativista e Ação parcialmente reproducido en el encabezado de uno de Coletiva, São Paulo: Annablume, 2011, p. 218. los artículos del primer número de la revista Cucaño. Acha, 8 Mario Ramiro, óp. cit., p. 46. acha, cucaracha, abril de 1980, año 1, nº 0, s/p., titulado 9 Stella Teixeira de Barros, “Out-Arte?”, en Otília Arantes, “La crueldad y la agresión en el arte”. Celso Favaretto, Iná Costa y Walter Addeo (orgs.), Arte em 21 Diversas notas de prensa brasileña y argentina refl ejaron Revista, “Independentes”, nº 8, año 6, octubre de 1984, p. 50. los ecos de lo sucedido en São Paulo, ver “Presos pero 10 Según la entrevista realizada por André Mesquita a Mario contentos”, en Clarín, Buenos Aires, martes 18 de agosto Ramiro en São Paulo en agosto de 2011. de 1981, p. 45. “Apalearon en San Pablo a seis artistas y 11 Ver Erin Denise Aldana, Interventions into Urban and Art un director de cine, argentinos, por haber malinterpretado Historical Spaces: The Work of the Artist Group 3Nós3 una escena muy realista”, en La Razón, Buenos Aires, in Context, 1979-1982, tesis doctoral, University of Texas, martes 18 de agosto de 1981, p. 2 y “Curiosa experiencia Austin, 2008. de un grupo teatral rosarino en San Pablo”, en La Nación, 12 André Mesquita, óp. cit., p. 220. Buenos Aires, martes 18 de agosto de 1981, p. 3. 13 Viajou Sem Passaporte, U.S.B.A.E.A.E., São Paulo: publica- 22 Primer paso / conquistar espacios / Tiene espacio abundante / ción independiente, noviembre de 1979, p. 2. ocupe y gírese (N. de la T.). 14 Manifi esto publicado como separata de U.S.B.A.E.A.E. 15 Entrevista a Roberto Barandalla, 2011. 16 Ver Cecily Marcus, “En la biblioteca vaginal: un discurso amoroso”, en Políticas de la memoria, Anuario de investiga- ción e información del CeDInCI, 6/7, verano de 2006-2007, p. 93. La disolución del arte en la experiencia cotidiana también era subrayada por El Marinero Turco: “la intervención va más allá porque el espectador ni siquiera sabe que está presen- ciando un hecho creativo […] la intervención se mezclaba con la vida normal y corriente nuestra”, ver “Investigación especial: Grupo de Arte Experimental Cucaño. Surrealismo y transgresión en Rosario”, óp. cit., p. 13. Esta eventualidad no dejaba a su paso documentos testigos de la acción, lo que ha implicado que desde su origen la historia del colec- tivo haya circulado como un relato oral.

175 medios de propaganda, cargos administrativos, etc. El estatus de “artista independiente” no JODEDERA fue una opción establecida hasta principios de los noventa. (BENEFICIOS Durante los primeros años laborales, que DEL BLOQUEO muchas veces transcurrían lejos de la capital o de las capitales de provincia, los artistas en- ECONÓMICO) traban en un “limbo” que se extendía alrededor de dos años. Se alejaban de la poca información profesional que encontraban en las escuelas a Una sociedad nueva no puede rendir culto a la través de profesores y bibliotecas, quedando inmundicia del capitalismo1. a expensas de las publicaciones estatales como la revista Revolución y Cultura3 y un par de co- Para una generación de artistas nacidos en Cuba lumnas culturales de la exigua prensa nacional. después de 1959, que más adelante se convertiría Los artistas que fi nalmente se establecían en en protagonista del llamado Renacimiento del la capital accedían a información especializada Arte Cubano2, el défi cit de información de arte a través de medios fortuitos casi siempre perso- contemporáneo y la falta de acceso al mainstream nales, fragmentados y extemporáneos, creando internacional infl uyeron como factores principales una versión sui géneris de los textos y concep- para que se desarrollara un arte efímero-concep- tos, incluso a través de las imágenes, en el caso tual con matices peculiares. de las publicaciones en idiomas foráneos. El aislamiento no sólo implicó el aplazamiento Debemos mencionar que la televisión, el de la afl uencia de información y la práctica del co- cine y las publicaciones literarias, como todo nocimiento, sino que favoreció un “malentendido” en el país, eran estatales y se proclamaban en su asimilación que, eventualmente, devino en como “barreras infranqueables que enfrentaban versiones libres de las ideas centristas, a lo que se resueltamente la penetración ideológica de los sumaron, entre otros aspectos, cualidades implí- imperialistas”4. El sistema funcionaba perfecta- citas en la cultura caribeña de la isla: la infl uencia mente, había muy pocas posibilidades para que del desenfadado ritual Yoruba aplatanado en la los artistas se “contaminaran” con la “corriente cadencia de los ritmos populares, la danza, y en obstruccionista y colonizante”5 o fueran vícti- el ofi cio habitual de la religión; el característico mas de las “tendencias de élite”6. Imputaciones sentido del humor cubano, asentado en una re- que, dependiendo de su gravedad, podían ser signación diluida en “la jodedera”, una habilidad castigadas con la pérdida del puesto de trabajo natural para adaptarse al momento y pasarla lo o del derecho a ejercer la profesión en el país, mejor posible, sorteando las difi cultades o evitando hasta por más de una década. Durante el pe- meditar en ellas, “No coger lucha”; y la abulia de riodo conocido como el Quinquenio Gris (1970- vivir en un sistema subvencionado, magnánimo, 1976), cuando se crean las Unidades Militares que postergaba las ansiedades del mundo liberal de Ayuda a la Producción (UMAP)7, la moda se y sus exigencias. consideraba como un “factor de independencia Por otro lado, el sistema nacional de escuelas cultural”8 y se cuestionaban las “costumbres de artes, fundado en 1962, basado en métodos im- y extravagancias”9 de los artistas, entre otros portados de las academias de la Unión Soviética requerimientos. El estatuto ofi cial era “Dentro y de la República Democrática de Alemania, que de la Revolución, todo; contra la Revolución, se ajustaban a la monolítica fi losofía materialista ningún derecho”10, máxima que aún supedita científi ca, marxista-leninista, graduaba anualmen- el devenir cultural. te cientos de estudiantes de Bellas Artes que eran A diferencia del serio compromiso político ubicados al azar en posiciones por todo el país. de ideales partidistas-militantes antihegemónico Literalmente, allí “donde La Revolución los nece- que defi ne el performance latinoamericano, en sitara”. Una gran mayoría terminaba como pro- Cuba la “lucha contra el imperialismo” se prac- fesores o instructores de arte formando a otras ticaba sin convicción, como un panfl eto ofi cial de generaciones de artistas. Otros ocupaban puestos corte oportunista que funcionaba como telón de laborales de perfi l “artístico” como diseñadores, fondo. Los artistas aprovechaban simplemente

176 JODEDERA (BENEFICIOS DEL BLOQUEO ECONÓMICO) el patrocinio de la institución, usando los espa- Es interesante que los primeros performances cios, eventos y medios para realizar las acciones. en Cuba vienen ligados no tanto a una situación La crítica política funcionaba “diagonalmente”. artística como a una situación de tensión política, El hecho de experimentar con medios y tenden- esto habla del papel que representó el performance cias artísticas provenientes de países capitalis- junto con otras prácticas artísticas renovadoras tas, como el performance, se percibía como una que se introdujeron a fi nales de los 70s en el esce- posición de confrontación más que el concepto nario estulto, conservador y dogmático que predo- intrínseco en la obra. El carácter impredecible e minó en Cuba durante la década de los 70s y el tipo inmediato de las acciones funcionaba como válvu- de ruptura que estas prácticas lograron hacer, no la de escape para los artistas, no sólo para expre- solamente por su contenido, sino por sus propias sar sus diferencias políticas, sino como burla metodologías artísticas16. a la presión de la censura y el inmovilismo insti- tucional. En este último aspecto, el medio fue Pero no todo el arte de acciones tenía necesaria- igualmente efectivo para los insulares que para mente un viso contestatario, algunos artistas, los colegas artistas a nivel internacional. casi siempre los mejor informados, inducían En 1981, artistas del grupo conocido como sus intereses a partir de la apariencia de otras Volumen Uno en colaboración con la Brigada obras vistas en publicaciones extranjeras, deri- Hermanos Saís11 intervinieron la fuente de un vando en versiones estéticas que se ajustaban parque en el centro de La Habana. Con métodos a los procedimientos vernáculos, no sólo en la habituales del activismo político, aprovecharon sencillez, sino en la “falta de rigor” para cumplir la oportunidad y el relajamiento de la institución las demandas del mainstream. Al no existir un para poner en práctica herramientas propias mercado tampoco existía la noción de trascen- del arte conceptual. dencia o el posible efecto en el estatus social que la producción artística pudiera facilitar. El pro- La escultura de Neptuno fue transformada de ceso transcurría como una devoción ética por el manera que simuló una perversa estatua de la arte que fi nalmente evaluaban los colegas locales libertad (brazalete nazi, máscara con antifaz e interesados en la materia. La documentación y bandera de Estados Unidos)12. se concebía en algunos casos de manera pe- J destre, entre otras cosas debido a la escasez de Realizando uno de los primeros performances recursos, o si el artista era consciente de su im- colectivos del arte cubano en la vía pública, la portancia. Normalmente los eventos sucedían “acción plástica para condenar la fabricación de la en medio de un desembarazo peculiar sin previa bomba de neutrones y apoyar el discurso de Fidel o posterior repercusión. (Castro)”13. Luego la prensa puntualizaba cómo los A fi nales de los ochenta, a raíz de varios “talentosos pintores se sumaban así a los gestos incidentes que rodearon la abierta censura a que a lo largo y ancho de nuestra patria afi rman la exhibiciones y performances, las instituciones consciencia de todo un pueblo, prolongando las formalizaron ciertos reajustes en la política experiencias de arte tierra y los planteamientos de cultural como una respuesta paliativa. Por ejem- acciones plásticas, como elementos activos den- plo, se estimulaba a los artistas más jóvenes tro de formulaciones contemporáneas”14. que, a su vez, eran los más beligerantes, brin- La informalidad propia de los eventos ayuda- dándoles más espacio en la escena ofi cial y una ba a que las acciones pasaran casi inadvertidas, engañosa tolerancia para intentar disolver las diluidas en el habitual espectáculo del devenir acciones contestatarias. En ese breve lapso el político: mítines, desfi les, asaltos, lectura de co- arte efímero tuvo su periodo más prolífi co, los municados, discursos, etc., tomando ventaja de eventos sucedían durante las inauguraciones en las coyunturas del contexto para experimentar medio de una gran efervescencia, en ocasiones con las ideas foráneas. Era obvio que esos artistas simultáneamente, y era habitual que los eventos no trabajaban para “la consciencia de un pueblo”, no estuvieran anunciados. sino todo lo contrario. Ya tenían nociones del arte El rango de tolerancia para defi nir una obra conceptual y sabían que era el arte de las llamadas como performance era muy amplio; introducir una “sociedades decadentes”15, y como tal lo usaban oca viva en una galería17, arrojarle ejemplares de para identifi car su posición ideológica. libros a los espectadores durante el “lanzamiento”

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fi g. 1. Jorge Crespo (Ritual ART-DE), Sin título, Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana, 1988. Fotografía: Adalberto Roque. fi g. 2. Ángel Delgado, La esperanza es la única que se está perdiendo, Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, La Habana, 1990. Fotografía: Adalberto Roque. fi g. 3. Segundo Planes, La vida es una mierda y el mundo está loco, Instituto Superior de Arte (ISA), La Habana, 1989. Fotografía: Nelson Villalobos. fi g. 4. Leandro Soto, Campamento miliciano, Casa de la Cultura de Plaza, La Habana, 1984. Fotografía: Rigoberto Romero. fi g. 5. Aldo Menéndez López “Aldito”, El indio, Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana, 1988. Fotografía: Adalberto Roque. fi g. 6. José Luis Alonso Mateo, El pelo crece, La Habana, 1989. Fotografía: Ramón Díaz Marzo. fi g. 7. Glexis Novoa, Al fi nal todos bailan juntos, danza callejera en la Galería Habana, La Habana, 1987. Fotografía: Nicolás Delgado.

178 JODEDERA (BENEFICIOS DEL BLOQUEO ECONÓMICO)

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de la novela apócrifa “El Eco de Umberto”18, Es signifi cativo que con este performance culmina interrumpir a Robert Rauschenberg durante una etapa del arte en Cuba, una etapa radical, una una presentación en el Museo Nacional de Bellas etapa crítica, una etapa de gran energía y se pro- Artes19, caminar por encima de un retrato del duce una regresión represiva. Y hay un momento Che Guevara20 o un baile de breakdance dentro de cierre y censura, provocando que muchos artistas de una galería21 son algunos ejemplos que caracte- que formaban parte de ese movimiento emigraran rizaron esas expresiones. Los acontecimientos defi nitivamente en el empate de la década del 80 transcurrían con total espontaneidad, distancia- y del 9026. J dos de la parsimonia y solemnidad asociados al ya establecido género conceptual. Sin embar- A partir de ese incidente se instaura una auto- go, los mismos artistas empezaban a formular censura generalizada y la mayoría de los artistas presupuestos que analizaban su propio proceso comienzan a apartarse de las conductas y temas de asimilación cultural. confl ictivos. Surge el termino “ochentoso” alusivo a obras con temáticas contestatarias que recuer- El examen de nuestra contemporaneidad desde dan el periodo de la década “renacentista”. A la una autovaloración está muy lejos de negar la vez, el Ministerio de Cultura se reinventa una vez importancia que han tenido las vanguardias más y promueve una nueva política de apariencia artísticas en nuestro desarrollo gnoseológico, liberal con toques lucrativos, estableciendo privi- ni de cerrar las puertas a futuras ideas útiles, legios sin precedentes que favorecen la novísima surjan donde surjan22. generación que termina produciendo un arte con temáticas y estética análogas a las corrientes del Más adelante y paradójicamente, el artista mainstream internacional, misma política y pro- Ángel Delgado con su performance La esperanza ducción artística que hoy prolifera en la escena es la única que se esta perdiendo23, vaticina el fi n internacional. de una era de riesgos y compromisos con el arte: A fi n de cuentas, los artistas han logrado colo- “lo que vino después fue cinismo”24. El artista carse en un panorama perspicaz dentro del tumul- entró a una exhibición colectiva a la que no había tuoso escenario cubano, sorteando el aislamiento sido invitado y se bajó los pantalones para termi- provocado por el bloqueo económico y el autoblo- nar excretando encima de un ejemplar del perió- queo impuesto por el propio régimen. Encubriendo dico Granma25. Delgado fue acusado de escándalo las ideas de la vanguardia cosmopolita con apa- público y cumplió seis meses de cárcel como riencias aleatorias para desorientar el rastro a los escarmiento por su acción plástica. segurosos27 y ejercer los conocimientos del arte

179 conceptual. En este ardid se desarrolló un movi- conferencia de Robert Rauschenberg en el Museo Nacional de Bellas Artes (R.O.C.I. - Cuba), La Habana, 1988. miento, sin lugar a dudas, paradigmático dentro 21 Ariel Serrano, ¿Dónde estás Caballero Bayardo? Hecho del arte cubano, que encontró en el arte efímero historia o hecho tierra, (performance), exhibición colectiva el instrumento más efectivo para evidenciar las Nueve alquimistas y un ciego, Galería L, La Habana, calamidades de su periodo histórico sin renunciar 12 de octubre de 1987. 22 a su derecho de libre expresión. Y, como si fuera Glexis Novoa, Al fi nal todos bailan juntos, (acción plástica), con el Grupo Cívico (danza popular/breakdance), exhibición poco, todo aconteció como una jodedera. colectiva Veintitantos abriles, Galería Habana, La Habana, GN 14 de marzo de 1987. 23 Abdel Hernández, Luis Gómez y Rubén Torres Llorca, “No por mucho madrugar amanece más temprano”,

NOTAS (ensayo para la exhibición homónima), Fototeca de Cuba, 1 Declaración del Primer Congreso Nacional de Educación La Habana, 10 de enero de 1988. 24 y Cultura (23-30 de abril de 1971). Fragmentos tomados La esperanza es la única que se esta perdiendo, Ángel de la revista Casa de Las Américas, La Habana, nº 65-66, Delgado (El Objeto Esculturado, exhibición colectiva), año XI, 1971. Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, La Habana, 2 El Renacimiento del Arte Cubano está relacionado con 4 de mayo de 1990. 25 un grupo de artistas conocidos como Volumen Uno, título Tania Bruguera, en entrevista con el autor, Miami, 1998. de una exhibición colectiva que agrupó a muchos de ellos, [“lo que vino después fue cinismo”], expresión usada que surgió en la escena del arte a principios de los ochenta, en referencia a las consecuencias en el comportamiento así como una parte de la producción del arte de la segunda y la producción artística a raíz de eventos de la misma mitad de esa década. índole ocurridos a fi nales de la década (en específi co al 3 Revolución y Cultura, revista mensual dedicada a la cultura performance colectivo El juego de pelota). 26 y las artes fundada en La Habana en 1961. A. G. Alonso, óp. cit. 27 4 Declaración del Primer Congreso Nacional de Educación “Seguroso/s”, término popular que alude a los agentes y Cultura, óp. cit. del Departamento de la Seguridad del Estado Cubano. 5 Ibíd. 6 Ibíd. 7 “Penetración ideológica” fue una de las frases adoptadas popularmente del lenguaje ofi cial de las organizaciones de masas para referirse a los ciudadanos que, de algún modo, tenían infl uencias de países capitalistas. 8 Declaración del Primer Congreso Nacional de Educación y Cultura, óp. cit. 9 Ibíd. 10 Fidel Castro, “Palabras a los intelectuales” (discurso), La Habana, junio de 1961. 11 Organización con fi nes culturales y artísticos que agrupa a jóvenes auténticamente revolucionarios, fundada en La Habana en octubre de 1986. 12 A. G. Alonso, “Acción Plástica”, en Juventud Rebelde, órgano ofi cial de La Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba, La Habana, 10 de noviembre de 1981. 13 Gerardo Mosquera, en entrevista con el autor, Miami, febrero de 2012. 14 A. G. Alonso, óp. cit. 15 Declaración del Primer Congreso Nacional de Educación y Cultura, óp. cit. 16 A. G. Alonso, óp. cit. 17 Gerardo Mosquera, en entrevista con el autor, Miami, febrero de 2012. 18 Francisco Lastra, Sin título, (performance), exhibición colectiva Ojo Pinta, del Grupo Arte Calle en la Galería L de La Habana, 11 de enero de 1988. 19 José Luis Alonso Mateo, El Eco de Umberto (performance), exhibición colectiva No Por Mucho Madrugar Amanece Más Temprano, Fototeca de Cuba, La Habana, 22 de marzo de 1988. 20 Aldo Menéndez “Aldito”, “El Indio” y Grupo Provisional, (Carlos R. Cárdenas, Francisco Lastra y Glexis Novoa), Very Good Rauschenberg, (performances), durante una

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LOCA / DEVENIR LOCA

En 1984, la revista Cerdos y Peces, “suplemento marginoliento” del semanario El Porteño, publicó un ensayo del poeta, escritor y activista argen- tino Néstor Perlongher titulado “El sexo de las locas”1. En éste como en otros escritos y poemas de Perlongher, la fi gura de la “loca” encarna una subjetividad desobediente que desafía el orden social dominante fundado en la norma hetero- sexual al trastornar, en la escandalosa artifi ciali- dad de la pluma marica y en la “errancia sexual”2 de su deambular clandestino en calles y “tete- 2 ras”3, el orden de los cuerpos producido y adminis- trado por dicho régimen de poder. En la escritura de Perlongher, la loca constituye un cuerpo ex- pulsado y perseguido, un abyecto que amenaza o perturba, en su imposible ajuste a los moldes dis- ciplinarios de la normalidad heterosexual, la forza- da estabilidad de la norma straight4 en su gestión sexo-política de los cuerpos. La loca “transita en el límite, en una línea de exterminio: allí donde el desafío de ciertos cuerpos se verifi ca alrededor de una eliminación posible o deseada”5. Pero la loca no sólo encarna una subjetividad que transgrede el orden heterosexual, al mismo tiempo aparece relegada a una posición marginal L dentro del movimiento homosexual, en contraste con el gay masculino de clase media, cuyo lugar como modelo de ciudadano será central para las po líticas de visibilidad y asimilación sostenidas por dicho movimiento a partir de la década de los fi g. 1. Néstor Perlongher, Prosa Plebeya. Ensayos 1980-1992, ochenta. Para Perlongher, sin embargo, el “modelo Buenos Aires: Colihue, 1997. gay”6, en tanto que identidad y “posibilidad per- fi g. 2. Néstor Perlongher, La prostitución masculina, sonológica”, se fundaba en un orden disciplinario Buenos Aires: Ediciones de la Urraca, 1993 de los cuerpos y de la subjetividad homosexuales dentro de los bordes pacifi cados de un “modelo de heterosexual y sus regímenes de poder, involu- conducta” tolerable, involucrando, al mismo tiem- craba “una ampliación” del modelo de normalidad po, la exclusión o invisibilización de aquellas corpo- encarnado en la “heterosexualidad conyugalizada ralidades rebeldes cuyos descalces de la norma y monogámica”9. Se instauraba, así, “una suerte no se ajustaban a dichos parámetros de inteligibili- de normalidad paralela […] dividida entre gays y dad 7. Así, la identidad gay suponía, para Perlongher, straights”. Normalización y producción de sub- una “territorialización de la homosexualidad y jetividad que encausaba y disciplinaba las fugas del devenir homosexual”8, que cancelaba las fugas insubordinadas de los cuerpos y el deseo, arro- desobedientes e inasimilables de la marica en la jando “a los bordes a los nuevos marginados, los constitución docilizante de un patrón de comporta- excluidos de la fi esta: travestis, locas, chongos, miento que, lejos de subvertir el orden mayoritario gronchos”10.

181 En O negocio do michê. Prostituição viril em São Paulo11, Perlongher extendió estos argumentos críticos, al referirse a la “identidad homosexual”:

La idea de “identidad homosexual” sólo puede ser entendida desde la perspectiva del llamado “modelo igualitario”, del cual es una de sus puntas de lanza. Su instauración no implicaría solamente un devela- miento de las libidinosidades constreñidas a una penumbra secular, sino que supondría una especie de traducción, como si las antiguas pasiones pudie- sen, gracias a la versatilidad fundamental del deseo, ser vertidas en nuevos moldes. Operativo de “mo- dernización” que […] parece proceder a una redistri- bución de los enlaces homoeróticos, reagrupando a sus cultores en las nuevas casillas de la identidad y —lo que es más grave— condenando a los practi- cantes de las viejas modalidades, las “homosexua- lidades populares”, a una creciente marginación, fi g. 3. Néstor Perlongher, El fantasma del sida, capaz de alentar un recrudecimiento de la intoleran- Buenos Aires: Puntosur, 1988. cia popular hacia la nueva homosexualidad “blan- queada”, benefi ciaria de la tolerancia burguesa12. la homosexualidad desde su invención en el siglo XIX, y si las reivindicaciones de los movimientos La crisis del sida o, más precisamente, el disposi- homosexuales desde 1969 habían desafi ado el or- tivo médico-moral articulado en torno a la crisis den médico psiquiátrico y jurídico sobre el que se del sida, interceptó las demandas igualitarias pos- fundaba la concepción de la homosexualidad como tuladas por el movimiento gay, con la vigilancia y anormalidad y desvío, la problemática del sida pa- regulación médicas de las prácticas sexuales, en recía reconducir a las prácticas homosexuales a los una llamada al orden de los cuerpos que condena- dispositivos disciplinarios del discurso médico. ba las derivas desobedientes de las sexualidades En contraste con el nomadismo de los cuerpos nómades y volvía a marginar a la loca en el sitio de y el deseo que Perlongher interpretó en las deri- la abyección, como potencial agente de contagio. vas del deambular homosexual en la ciudad, así En un artículo publicado en 1987 en el diario como también en el sexo promiscuo y en la orgía17, brasileño Folha de São Paulo, Perlongher sostuvo el episodio del sida involucraba un “dispositivo de que la emergencia del sida desencadenó “un verda- sedentarización”18 cuyo correlato era la integración dero dispositivo de moralización y normalización tolerante del gay “en las grillas de la normalidad de las uniones sensuales […] en una empresa tera- ampliada”, “en ghettos dorados de gays plásticos y péutica de regulación de la sexualidad”13. Este ar- bien educados”, mediante una modelización disci- gumento es uno de los principales ejes de su libro plinaria de la homosexualidad que desplazaba hacia O qué é AIDS, publicado en Brasil ese mismo año14. los márgenes a las “homosexualidades populares”19. A partir de la concepción del poder disciplinario en En un provocativo juego de palabras, Perlongher Michel Foucault y de su noción de “dispositivo de sostenía que “el A.I.D.S. […] termina fusionándose la sexualidad”, crucial en el análisis de la producción en un ‘movimiento GAIDS’, o sea, la producción de biopolítica de los cuerpos que el fi lósofo francés nuevas exclusiones”20. El dispositivo del sida apa- aborda en el primer volumen de su Historia de la recía atado a una mecánica de poder que, al mismo sexualidad15, Perlongher discute la gestión discipli- tiempo, involucraba la producción y organización naria de los cuerpos en el contexto de la crisis del políticas de los cuerpos y sus órganos según una sida. “Si los homosexuales son, en algún sentido, jerarquía funcional y una administración regulada ‘criaturas’ médicas”, escribe, “¿no podría el episo- de los placeres y de las prácticas sexuales: dio del SIDA servir para reintegrar a los díscolos al rebaño?”16. En tal sentido, si la medicina había orga- La boca para comer, el culo para cagar, el pene nizado los modos de nominación y demarcación de para la vagina, etc. Los usos alternativos del cuerpo

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suelen ser considerados prescindibles; sobre todo el coito anal […] está en el blanco de las operaciones médico-periodísticas desencadenadas a partir del SIDA21.

Para Perlongher, esta “medicalización”22 del sexo y de la vida extendida a partir del dispositivo del sida, prolongaba sus efectos en una “‘desexua - lización’ de la homosexualidad”23, traducida en una “redistribución y control de los cuerpos per- versos”24 que entraba en contradicción con el potencial desterritorializante que él reconocía en el “sexo nómade”:

El dispositivo desencadenado a partir del SIDA pre- tende “fi jar” en aras de una promocionada “conyu- galización” esas sexualidades nómades […] tal vez todo ese dispositivo contenga en sí una intención de ablandar la lujuria provocativa de las locas, encorse- fi g. 4. Chimères, nº 10. Incluye el texto de Néstor Perlongher tando sus merodeos, y toda experiencia sexual “disi- “Les vicissitudes des garçons de la nuit”, París, 1990-1991. dente”, a los parámetros de una normalidad ampliada y más o menos conyugal, que excluye a los margina- a las identidades. Éstas constituyen dispositivos les, los promiscuos, los travestis (y eventualmente a regulatorios que inhiben y administran, mediante las mujeres liberadas, los maridos libertinos, etc.). la “traducción/reducción de la diferencia a la iden- Así, para salvarse de las diatribas que los acusan de tidad”26, los posibles devenires que amenazan con “agentes infecciosos”, algunos gays intentarían “lim- trastornar su integridad: piar su imagen” al punto de constituirse en paródi- cos baluartes de una pacata y mimética normalidad. “La teoría de la identidad […] tiene una dudosa venta- Política “reformista”, de “dignidad” e “identidad ja, que es la de aceptar esa diferencia para traducirla homosexual”, a través de la cual la homosexualidad, en términos de identidad” y “amenguar sus conteni- paradójicamente, se desexualiza y se abstiene de las dos demasiado subversivos”27. L delicias de la sodomía. En contraste con las lógicas reivindicativas de las Si la afi rmación de la “identidad homosexual”, identidades, Perlongher articulará en su ajuste a las políticas de integración, tenía su discusión crítica en torno a la noción de devenir. como su necesario correlato la marginación de las En su ensayo “Los devenires minoritarios”, de 1991, “homosexualidades populares”, para Perlongher, se refi rió a esta noción en los términos de Deleuze la subversión de este orden de poder no podía y Guattari en Mil mesetas28: articularse desde la reivindicación de una identi- dad otra, en tanto que mera alteridad disidente Devenir no es transformarse en otro, sino entrar (susceptible de ser neutralizada en su integración en alianza (aberrante), en contagio […] con el (lo) sin confl icto al discurso pacifi cante de la diversi- diferente. El devenir no va de un punto a otro, sino dad), sino como deriva desterritorializante, como que entra en el “entre” del medio, es ese “entre”29. devenir. En su crítica a la problemática de las identidades, Perlongher tomó los argumentos de En la apuesta política del devenir parece resonar Gilles Deleuze y Félix Guattari acerca del devenir una de las consignas que Perlongher sostuvo en los y el deseo25. Para Perlongher, la insistencia en la primeros años de la década del setenta, desde su cuestión identitaria (su “infl ación”) operaba en actuación en el Frente de Liberación Homosexual: la desactivación de “un tipo de demanda social”, “no se trata de liberar a los homosexuales, sino de del orden del deseo cuyas fugas de la norma se liberar la homosexualidad”30. Es decir, de activar un ubicaban de manera confl ictiva respecto de las “devenir homosexual” (no sólo en aquellos sujetos exigencias de coherencia y estabilidad solicitadas que se identifi quen o se reconozcan a sí mismos

183 como homosexuales), susceptible de subvertir el es una fuga de la normalidad […], la desafía y la orden mayoritario heterosexual. subvierte. Locas bailando en las plazas, locas yirando El concepto de devenir es crucial en la interpre- en puertas de fábrica, locas haciendo cola en los tación que hace Perlongher de la circulación del bañitos. Hablar del sexo de las locas es enumerar deseo desde O negocio do michê. En su condición los síntomas —las penetraciones, las eyaculaciones, “minoritaria”, el devenir supone una liberación de las erecciones, los toques, las insinuaciones— de los fl ujos deseantes que escapa a los ordenamien- una enfermedad fatal: aquella que corroe a la nor- tos previstos en las solicitaciones de congruencia malidad en todos sus wings34. reclamadas a las identidades y potencia la activa- ción micropolítica de nuevos procesos de subjeti- Así, no se trata, para Perlongher, de subsumir las vación que fi suran el orden dominante mayoritario: singularidades en una “generalidad personológica: ‘el homosexual’”, sino, por el contrario, de “soltar Una micropolítica minoritaria pretenderá, en vez de todas las sexualidades, abrir todos los devenires congelar las diferencias en paradigmas identitarios […]. Hacer saltar a la sexualidad ahí donde está”35. estancos, entrelazarlas hacia la mutación de la sub- En el promiscuo nomadismo de la loca, jetividad serializada. Si la crisis no es sólo política Perlongher reconoce una insubordinación de los y económica, sino también una crisis de los modos cuerpos y de las sexualidades desde donde hacer de subjetivación, el estallido del orden ha de implo- estallar las identidades normalizadas y movilizar tar la propia sujeción del sujeto que soporta y garan- nuevos modos de subjetivación micropolítica te. Tal la pragmática de la revolución molecular […]. disidente. Lo que está en juego en el sexo nómade Para poner esta máquina en movimiento, es preciso es toda una modalidad minoritaria de produc ción alimentarla con enunciados efi cientes, conceptos de subjetividad y circulación del deseo que pone en no “fi jos” sino “nómades”, capaces de indicar esa crisis los modos de subjetivación dominantes, en la diversidad de derivas deseantes […]. La política de apuesta por “abrir otros canales de vida” e inten- minorías no debería pasar, hoy, por la afi rmación sifi car los afectos y los placeres, no mediante la “enguetizante” de la identidad, acompañada por creación de “modelos”, sino a través de la apertura invocaciones rituales a la “solidaridad” con otros de nuevos “espacios vitales”36. grupos minoritarios, ni por la reserva de un lugar FD (generalmente secundario) en el teatro de la repre- sentación política31. NOTAS 1 Néstor Perlongher, “El sexo de las locas”, en El Porteño, Para Perlongher, los grupos minoritarios debían suplemento Cerdos y Peces, Buenos Aires, nº 27, marzo articular su accionar micropolítico en la moviliza- de 1984. Posteriormente fue incluido en Néstor Perlongher, Prosa plebeya. Ensayos 1980-1992, Buenos Aires: Colihue, ción de líneas de fuga susceptibles de desquiciar 1997 [selección y prólogo de Christian Ferrer y Osvaldo las políticas de territorialización mediante las Baigorria]. El texto fue presentado originalmente como cuales la “producción de subjetividad capitalista”32 conferencia en el Centro de Estudios y Asesoramiento en modeliza el deseo y, al mismo tiempo, disciplina Sexualidad (CEAS) en enero de 1983, durante un viaje de Perlongher a Buenos Aires (en 1981 Perlongher se había las identidades disidentes, gestiona su visibilidad exiliado a São Paulo). docilizándolas, las devuelve a su cauce, les asigna 2 Néstor Perlongher, La prostitución masculina, Buenos Aires: un territorio que fi ja y domestica su revulsividad Ediciones de la Urraca, 1993, p. 76. 3 insumisa. En esta dirección crítica es posible pen- El término “tetera” se refi ere a los baños frecuentados por homosexuales como lugares de encuentro y sexo casuales. sar a la loca, más que en términos de una identidad 4 El término anglosajón straight se traduce como “hetero- estable y defi nitiva, como un devenir de la sexuali- sexual” y como “recto”. dad capaz de potenciar, en su liberación deseante, 5 Gabriel Giorgi, “Sodoma Buenos Aires”, en Sueños de la subversión no sólo del orden heterosexual, sino exterminio. Homosexualidad y representación en la literatura argentina contemporánea, Rosario: Beatriz Viterbo, 2004, p. 154. también de los repliegues homonormativos con- 6 Néstor Perlongher, “El sexo de las locas”, óp. cit. densados en la “normalidad ampliada” del modelo 7 En una dirección crítica próxima a los argumentos de gay. “El sexo de las locas”, afi rma Perlongher, “se- Perlongher, el artista Jorge Gumier Maier, entonces perio- ría, entonces, la sexualidad loca”33. Una sexualidad dista de El Porteño, escribió una provocativa nota bajo el título “La mítica raza gay”. Allí se refi rió a la “identidad gay” que, lejos de ceñirse a los amarres de sentido de como una “audaz invención del poder”: “El poder necesita las adscripciones identitarias y sus dispositivos de crear dóciles criaturas mitológicas para codifi car sus normalización, terrores y articular su discurso moral represivo […]. Forjar

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el estereotipo gay (puliéndolo de sus aristas más revulsivas) 25 Los escritos de Deleuze y Guattari constituyen una signifi - es clarifi car el objeto para mayor gozo de la Ciencia y efi cacia cativa referencia en la cartografía del deseo homosexual del Control Social […]. Olvidando lo nómade del deseo, que Perlongher traza en su estudio O negocio do michê. reclamando la propiedad privada de las prácticas homo- Su ensayo “Vicissitudes do michê” (Temas IMESC, São sexuales”, Jorge Gumier Maier, “La mítica raza gay”, Paulo, nº 1, vol. IV, 1987) fue posteriormente publicado en en El Porteño, Buenos Aires, octubre de 1984, nº 34. la revista francesa Chimères, dirigida, precisamente, por 8 “El negocio del deseo”, entrevista de Marcelo Ekhard y Emilio Deleuze y Guattari: “Les vicisitudes des garçons de la nuit”, Bernini a Néstor Perlongher, en Espacios, Revista de la en Chimères, París, nº 10, invierno de 1990-1991. A Guattari Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, Buenos Aires, lo conoció personalmente en São Paulo en 1982, en el contex- noviembre-diciembre de 1991. También publicada en Néstor to de una gira que el francés realizó entre los meses de agosto Perlongher, Papeles insumisos, Adrián Cangi y Reynaldo y octubre, organizada por su amiga la psicoanalista Suely Jiménez (eds.), Buenos Aires: Santiago Arcos, 2004. Rolnik. Los debates sostenidos en el curso de este viaje 9 Néstor Perlongher, “El sexo de las locas”, óp. cit. fueron posteriormente publicados en Félix Guattari y Suely 10 Néstor Perlongher, ibíd. Rolnik, Micropolíticas. Cartografías do desejo, Petrópolis: 11 Néstor Perlongher, O negocio do michê. Prostituição viril Vozes, 1986, [traducido al español como Micropolítica. em São Paulo, São Paulo: Brasiliense, 1987. Este estudio Cartografías del deseo, Buenos Aires: Tinta Limón y Trafi - corresponde a la tesis con la que Perlongher recibió en 1986 cantes de Sueños, 2005]. su título de Máster en Antropología Social en la Universidad 26 Néstor Perlongher, “Los devenires minoritarios”, en Prosa de Campinas (Brasil). El término michê pertenece al argot plebeya, óp. cit. brasileño y se corresponde, como él mismo señala en la 27 “El negocio del deseo”, óp. cit. introducción del libro, con el “taxiboy” en Buenos Aires y 28 Publicado en 1980. Perlongher cita la edición francesa el “chapero” en Madrid. En Argentina el libro iba a ser publi- en sus escritos. Cabe mencionar que en 1981 se publica en cado originalmente por la editorial Puntosur bajo el título Brasil una selección de textos de Guattari a cargo de Suely El negocio del deseo. La prostitución viril, con traducción Rolnik —quien también realiza la traducción y prologa la de Gumier Maier y del mismo Perlongher. Se publicó de edición—, libro que constituye otra de las referencias de manera incompleta como La prostitución masculina (óp. cit.) Perlongher en relación con la problemática del devenir, y varios años más tarde en su versión completa, como El la circulación del deseo y la producción de subjetividad. negocio del deseo. La prostitución masculina en San Pablo, Félix Guattari, Revolução Molecular: pulsações políticas Buenos Aires: Paidós, 1999. do desejo, São Paulo: Brasiliense, 1981. 12 Néstor Perlongher, La prostitución masculina, óp. cit., pp. 98-99. 29 “Los devenires minoritarios” fue publicado por primera Estos planteos también son abordados por Perlongher en vez en Christian Ferrer (ed.), El Lenguaje Libertario. Vol. 2, “O michê é homossexual? ou a política da identidade”, Montevideo: Nordam, 1991 y, en una versión reducida, en Italo Tronca (ed.), Foucault vivo, Campinas: Pontes, 1987. en la Revista de Crítica Cultural, Santiago de Chile, nº 4, 13 Néstor Perlongher, “El orden de los cuerpos”, en Folha de noviembre de 1991. Posteriormente fue incluido en Prosa São Paulo, 21 de febrero de 1987. También publicado en Néstor plebeya, óp. cit. En referencia a las condiciones de escritura Perlongher, Prosa plebeya, óp. cit. del ensayo, Perlongher cita el libro de Guattari y Rolnik 14 Néstor Perlongher, O qué é AIDS, São Paulo: Brasiliense, Micropolíticas…, “texto a partir del cual éste [“Los devenires 1987. Al año siguiente, el libro se publicó en Argentina con minoritarios”] se monta”. el título El fantasma del SIDA, Buenos Aires: Puntosur, 1988. 30 Así lo refi ere un exmilitante del FLH en su testimonio en el L 15 Publicado en 1976 y traducido al español un año más tarde. documental Rosa Patria (2009), dirigido por Santiago Loza. El En Brasil, la primera edición es de 1988. FLH se conformó en 1971 y se disolvió tras el golpe de Estado 16 Néstor Perlongher, El fantasma del SIDA, óp. cit., p. 81. de 1976. Dentro del FLH, Perlongher lideró el grupo Eros e 17 A propósito del potencial nómade de la orgía, señaló en una integró el núcleo editor del órgano de difusión del Frente, la entrevista: “Yo creo que los espacios están dados para que revista Somos. A mediados de los ochenta, publicó un texto vos entrés en las leyes del mercado sexual (que prometen titulado “Historia del Frente de Liberación Homosexual de una pseudo felicidad acolchada, y que en realidad sólo pro- la Argentina”, en Zelmar Acevedo, Homosexualidad: hacia la ducen angustia frivolizada) o para que usés los espacios para destrucción de los mitos, Buenos Aires: Ediciones del Ser, crear nuevas formas de nomadización. Y una de esas formas 1985. Zelmar Acevedo también había sido militante del FLH. está, curiosamente, en el espacio de la orgía […]. Los buracos, 31 Néstor Perlongher, “Los devenires minoritarios”, óp. cit. los agujeros que ese mismo dispositivo ofrece pueden tam- 32 “Lo que estamos buscando es intensidad”, entrevista de bién ser usados en alguna otra dirección”, “El espacio de la Enrique Symms a Néstor Perlongher, en Cerdos y Peces, orgía. Una conversación con Néstor Perlongher”, entrevista Buenos Aires, mayo de 1987. También publicada en Papeles de Osvaldo Baigorria, en El Porteño, suplemento Cerdos y insumisos, óp. cit. Siguiendo a Guattari, cabe señalar que Peces, Buenos Aires, nº 43, julio de 1985 . También publicada la producción esencial de la “subjetividad capitalística” como “El espacio de la orgía”, en Néstor Perlongher, Papeles no tiene lugar únicamente en el orden de la representación, insumisos, óp. cit. sino también, y sobre todo, en la “modelización de los com- 18 “El negocio del deseo”, óp. cit. portamientos, la sensibilidad, la percepción, la memoria, 19 Néstor Perlongher, El fantasma del SIDA, óp. cit., p. 76. las relaciones sociales, las relaciones sexuales, los fantas- El destacado pertenece al original. mas imaginarios, etc.”, Guattari y Rolnik, Micropolítica…, 20 “El espacio de la orgía…”, óp. cit. óp. cit. 21 Néstor Perlongher, El fantasma del SIDA, óp. cit., pp. 89-90. 33 Néstor Perlongher, “El sexo de las locas”, óp. cit. 22 Ibíd., pp. 79 y 84. 34 Ibíd. 23 Ibíd., p. 81. 35 Ibíd. 24 Ibíd., pp. 80-81. 36 “Lo que estamos buscando es intensidad”, óp. cit.

185 política ofi cial y de la normalidad cotidiana. La máscara permite incorporar nuevas subjeti- MÁSCARAS vidades dentro de un periodo predeterminado, de un espacio-tiempo que suspende y subvierte el orden las identidades.

FANTASMA DESAPARICIÓN […] para las masas en su existencia más honda, inconsciente, las fi estas de alegría y los incendios El movimiento de derechos humanos en la son sólo un juego en el que se preparan para el ins- Argentina utilizó la máscara como recurso sim- tante enorme de la llegada de la madurez, para la bólico. La marcha de las máscaras blancas hora en la que el pánico y la fi esta, reconociéndose (realizada en Buenos Aires el 25 de abril de 1985, como hermanos, tras una larga separación, se abra- al conmemorarse las 450 rondas de las Madres cen en un levantamiento revolucionario…1. de Plaza de Mayo) recupera y multiplica un recurso que ya había sido usado en el exilio europeo por la asociación AIDA (Asociación Internacional de DESIDENTIFICACIÓN Defensa de los Artistas Víctimas de la Desaparición La máscara, según la concibe Bajtin, es una en el Mundo), fundada en París en 1979 por Ariane “negación de la identidad y del sentido único”, Mnouchkine y Claude Lelouch. El Frente por los una “expresión de las transferencias”. Tal como Derechos Humanos (grupo de apoyo juvenil a las se utiliza en la fi esta y en prácticas artísticas y Madres) produjo cientos de máscaras blancas e políticas, la máscara hace emerger otros libretos iguales que fueron repartidas a los manifestantes. sociales; aparece como el revés del tiempo, per- Como en el acto de poner el cuerpo para producir mite que el sentido se renueve. La máscara actúa las siluetas, esta acción proponía que el manifes- a modo de catalizador: no sólo cubre el rostro, tante que portaba la máscara ocupara el lugar del sino que en ese mismo gesto se revelan también desaparecido, le prestara su cuerpo. A diferencia diferentes facetas de un cuerpo social. Así, la 1 máscara deconstruye de inmediato las relaciones objetivas, interfi ere en los esquemas perceptivos y avasalla el fundamento de la inteligibilidad nor- mativa o normalizada del otro. La “voluntad de verdad” dentro de este sistema de inteligibilidad puede provocar la percepción de que la máscara falsea la “verdad” (la verdad como discurso de poder), en lugar de permitir verla como parte de la construcción misma de las varias verdades posi- bles. La máscara interrumpe el reconocimiento del “sujeto” (entendido como aquél que se sujeta a la estructura social), impulsando un conjunto de arti- fi cios, vestimentas, accesorios y comportamientos 2 que construyen un personaje en la superfi cie del cuerpo. En escenarios marcados por el control de los cuerpos, estos nuevos modos de ser y de com- portarse encarnados adquieren una gran potencia de provocación y seducción. La pintura/máscara y el vestido extravagante persiguieron alterar los contornos de una identidad supuestamente es- table, agregando al espectro de lo visible nuevas identidades y disolviendo las ya consolidadas. La máscara modifi ca o invierte los dispositivos de identifi cación de clase, de género o de especie animal, impugnando el régimen simbólico de la

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fi gs. 1, 2. Ticio Escobar, imágenes del ritual Arete Guasu, Chaco (Paraguay), 1986-1993. fi g. 3. Roberto Pera, Marcha de las máscaras convocada por las Madres de Plaza de Mayo, Buenos Aires, 25 de abril de 1985. fi g. 4. Marcha “No me olvides”, Santiago de Chile, 1988. Fotografía: Marco Ugarte. fi g. 5. Gang, Interversão, Río de Janeiro, 1982. Eduardo Kac con piróculos y minifalda rosa durante la performance en la playa de Ipanema. Fotografía: Belisario Franca. fi g. 6. Luiz Fernando Borges da Fonseca, serie Homem de Neanderthal, en el LP Água do Céu-Pássaro, de , Figueiras, Restinga da Marambaia, Río de Janeiro, 1976. fi g. 7. Maris Bustamante para el No-Grupo, El pene como instrumento de trabajo, Ciudad de México, 1982.

187 de otros usos de la máscara que tienden a plu- ocupa un lugar vulnerable: una herida, una poro- ralizar la identidad, en este caso el recurso a la sidad, una mucosa. El arte indígena y su ser con- máscara tendía a la abstracción en una suerte temporáneo atacan la herida que deja abierta la de equivalente general de la imagen del desapa- concepción occcidental de la historia de arte. recido. El recurso uniformizador de la máscara, La lectura antropológica y estética que pro- que neutralizaba el rostro y lo volvía anónimo, puso Ticio Escobar en los ochenta sobre el Arete despertó valoraciones encontradas dentro del Guasu evidencia la condición de invisibilidad del movimiento de las Madres, enfrentándose dos po- arte indígena y contribuye a que sea revertida. siciones2. Según señala Ulises Gorini, por un lado, Una operación de restitución que fue acompañada “algunas madres no estuvieron de acuerdo con durante los ochenta en muchas partes del conti- el uso de las máscaras porque ‘borraban’ la identi- nente. dad individual de cada desaparecido”. Quienes FN, LC, SH, AL, PV defendían el recurso de las máscaras argumen- taban, por otro lado, que “se reconocía un nuevo NOTAS estadio: el desa parecido ya no era el hijo propio, 1 Walter Benjamin, “Imágenes que piensan”, en Obras com- o en todo caso, todos los desaparecidos eran un pletas, tomo IV, vol 1, Madrid: Abada Editores, 2010, p. 321. mismo hijo, un mismo rostro. La maternidad so- 2 Las máscaras también fueron cuestionadas por grupos cializada trascendía a la maternidad singular que de la izquierda peronista, que consideraban que se negaba la identidad política de los desaparecidos, y lo que debía se expresaba en la fotografía individual de las hacerse era lo contrario: “desenmascarar a los desaparecidos 3 pancartas” . para que se supiera quiénes eran, difundir sus propósitos y sus luchas”, en Osvaldo Bayer, “Los 450 jueves que nos de- volvieron la dignidad”, en Madres de Plaza de Mayo, Buenos INOCULACIÓN Aires, nº 6, mayo de 1985, p. 386. 3 Ulises Gorini, La rebelión de las Madres, Buenos Aires: Las máscaras utilizadas en el ritual chiriguano Grupo Editorial Norma, 2006, tomo II, pp. 385-387. Arete Guasu son una propuesta de inoculación. Su misión es la de interpelar. El arte indígena nun- ca se ajusta a lo que los centros hegemónicos lla- man arte contemporáneo. Su contemporaneidad se contrapropone como una contemporaneidad otra. Damos por sentado que el tiempo nos iguala, suponemos que lo contemporáneo signifi ca simi- litud y correspondencia. El arte indígena actual desequilibra esa certeza, la hace balbucear. Las reticencias a pensar el arte indígena en términos de equivalencia con el arte erudito (identifi cado con lo que dicta la historia del arte), es, cuanto lo menos, curiosa. Si Arete Guasu es un episodio problemático, lo es desde un aspecto produc tivo: no cuadra con el resto, se “sale de libreto”. Se trata de una experiencia que no se inscribe totalmente en el andamiaje construido y lo hace tambalear. La idea de que las máscaras de un ritual indígena transculturado estén observando desde sus ojos vacíos un ritual de la cultura occidental, como es la visita a un museo de arte contemporáneo, im- plica la presencia de una mirada extraña al interior del mismo. Se trataría de invertir de algún modo la experiencia del occidental que asiste a los ritua- les indígenas. De ese modo, las máscaras del ritual se situarían como un parásito del así llamado arte contemporáneo. Un parásito nunca es bienvenido. Nadie prepara su lugar en un cuerpo. El parásito

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Como señala Roberto Amigo —refi riéndose a la escena argentina, aunque su comentario podría hacerse extensivo a otras partes de América Latina—, “existen dos actitudes estéticas com- plementarias en el arte de los ochenta que parten de la idea del cuerpo como soporte de lo artístico: la vindicadora y la festiva”1. A pesar de que los relatos construidos retrospectivamente de aquel vital periodo insisten en enfrentarlas como ban- dos irreconciliables, el de los militantes y el de los under, ambas actitudes “afi rman el arte como práctica relacional, que puede ser vindicadora fi g. 2. Fernando “Coco” Bedoya, Karola Kemper, Buenos Aires, 1989. y festiva a la vez”2. Muchas veces, fueron los mis- mos sujetos los que impulsaron iniciativas en una u otra clave. Un caso evidente en ese sentido es vez impulsor del colectivo de activismo artístico el de los Museos Bailables, proyecto curado en GAS-TAR/C.A.Pa.Ta.Co, vinculado al trotskismo, Buenos Aires por Fernando “Coco” Bedoya, a la cuyo trabajo de activación en contextos de lucha se desarrolla desde 1980 junto al movimiento de derechos humanos y en distintos confl ictos obre- ros o populares. A lo largo de 1988, Bedoya organiza cuatro Museos Bailables, en rigor, convocatorias a artistas visuales, fotógrafos, cineastas, músicos, poetas, performers, mimos, estencileros y demás3 para ocupar durante una noche el ámbito de distintas discotecas de aquellos años (tanto de la movida un- der como las de moda). El primero, en Medio Mundo Varieté, se llamó a secas “Museo Bailable”; el se- M gundo, en Bivo Do Pe, “El crepúsculo de los liber- tadores”; y el tercero, en Freedom, “Prima-Vera”. La actividad habitual de la discoteca no se interrumpía, sino que se veía sorprendida, interferida o afectada por un cúmulo de propuestas artísticas. El propio nombre del acontecimiento contenía el oxímoron, la invitación al desorden: ¿se puede bailar en un mu- seo?, ¿puede una discoteca devenir museo? Lo que menos ocurría allí era lo que habitualmente pasa en los museos de arte: ver cuadros colgados en la pared. Quedaba abolida la distancia de expectación respetuosa propia de la experiencia del museo. Había, sí, algunas pocas piezas colgadas, pero en condiciones tales (a tal altura y con tan poca luz) que eran casi invisibles. El asunto podía ser desconcertante incluso para los propios partici- fi g. 1. Fernando “Coco” Bedoya, Tomarte, Rosario, 1990. pantes. Juan Carlos Romero recuerda:

189 fi g. 3. Museo Bailable, Buenos Aires, 1988. Comisario: Fernando “Coco” Bedoya, diseño: Carlos Negro Tirabassi, impresión: “Emei”. MUSEO BAILABLE

Estuve en el primer Museo Bailable convocado por BODY ART Fernando Bedoya y recuerdo que las obras las col- garon a más de dos metros de altura y que el boliche También en 1988, junto con Roberto Jacoby, estaba a media luz así que no se podía ver casi nada. Bedoya y “Emei” (seudónimo de Mercedes Me quedé allí algo así como media hora y me fui sin Idoyaga), lanzan un cuarto, último y apoteósico saber cómo terminaría todo4. Museo Bailable: el Festival del Body Art, esta vez en Paladium, una discoteca de moda. A lo lar- Por su parte, Ral Veroni, por entonces joven poeta go de toda la noche del 4 de octubre, más de 300 y grafi tero, se entusiasma: performers tuvieron sus “15 segundos de fama”, estrictamente según la consigna de Andy Warhol. Ese museo era una idea sensacional. Coco y Emei, En homenaje a Alberto Greco y su manifi esto su compañera, convocaban a los artistas a una del arte vivo-dito lanzan este nuevo manifi esto: disco y en una sola noche todos exponían lo suyo: pintores, bailarines, actores, poetas, al cabo de unas Con el arte en el cuerpo. Fiesta del arte vivo. La semanas volvían a hacer lo mismo en otro lugar5. propuesta es que cada uno se produzca o produzca a alguien como obra de arte, como imagen viva, La táctica —rememora Bedoya— era unir inicia- 4 tivas artísticas radicalizadas, aglutinar gente que estaba haciendo cosas, ponerlos a convivir una noche6. Sujetos y escenas que de otro modo quedarían desgajadas o inconexas, como León Ferrari y el Club de Libertinos y Expresivos (CLE), los joven- císimos Mariscos en tu Calipso (Miliyo, Gordín, Lutz y Cocon), Batato Barea, Eduardo Cutuli, La Academia del Bardo o los fanzineros de Parque Rivadavia, por mencionar unas pocas. Bedoya reconoce que la idea de Museo Bailable le debe mucho al Festival de Arte Total Contacta 79, orga- nizado en 1979 en Lima por Francisco Mariotti, in- tegrante —con Bedoya— del colectivo Paréntesis y luego fundador del Taller E.P.S. Huayco. En Contacta 79 confl uyeron durante cuatro días obras de géneros tradicionales (poesía, música, cine, teatro, artes visuales) junto con “arte no cataloga- M do” (acciones, ensamblajes y otras situaciones). 5 Dos dimensiones traman la propuesta de los Museos Bailables y pueden extenderse a otras iniciativas que ocurrieron por entonces: por un lado, la fundación de instituciones radical mente efímeras (ante la cerrazón o el elitismo de las instituciones ofi ciales) y, por otro, la idea de “desa prendizaje artístico”. Ésta última —formula- da explícitamente en el afi che del primer Museo Bailable— erige una lógica antagónica a la con- vención dominante acerca de lo que es arte y sus fronteras.

Ésta es una invitación a una fuga. Fuga colectiva fi gs. 4, 5. Cartel y entrada del Festival del Body Art/Fiesta […]. Quienes miramos desde abajo esos calidos- del Arte Vivo, organizado por Fernando “Coco” Bedoya copios giratorios de la trascendencia artística y Roberto Jacoby en el Paladium, Buenos Aires, 1988. estamos en la fi esta7. Diseño del cartel: Carlos Negro Tirabassi.

191 7 que respira, camina y habla […]. Ser uno o ser otros. El cuerpo, una superfi cie recorrida por la sor- presa de lo imposible […]. Mensaje portátil, política de apariencia pública, teatro del instante, moda sin dictadores. Contra la tristeza del pobre disfraz cotidiano, el lujo de una imagen intensa8.

Coincidieron —premeditadamente— con la jor- nada de la crítica que organizaba Jorge Glusberg desde el CAyC, por lo que estaban en Buenos Aires Pierre Restany (que ofi ció como uno de los jurados y declaró a la prensa que lo que vivió aquella noche fue lo mejor que le pasó en su viaje) y Jean Baudrillard, que estuvo entre el nutrido público. La inscripción estuvo abierta a cualquier inte- resado (desde Batato Barea hasta una vecina del barrio de más de 70 años) y el dinero recaudado en las inscripciones (300 dólares) se destinó a dar un premio a la mejor performance, según el apoyo del público y la opinión de un jurado compuesto, además de por Restany, por Jorge Gumier Maier, Omar Chabán, María Moreno y Marcia Schvartz. Habían sido convocados cuatro fotógrafos, Julieta Steimberg, RES, Cristina Fraire y Alejandro Bachrach, quienes improvisaron un precario es tudio de paredes y piso de cartón en medio de la discoteca. Allí se turnaban para retratar a cada uno de los participantes. Entrada la noche, Restany —bastante alcoholizado— ante una performer 6 “vestida como una langosta con una cola larga y el culo al aire” se levantó y al grito de “Argentina, las Malvinas, Argentina” metió una mano en los ge- nitales de la muchacha. La agresión terminó en una feroz gresca y todos tomaron partido: el público, el jurado, los fotógrafos (algunos de los cuales se negaron luego a divulgar las fotos en la publica- ción que se quería hacer).

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fi gs. 6-8. Julieta Steimberg, serie Body Art, Buenos Aires, 1988.

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Las fotos que Julieta Steimberg tomó esa noche permiten espiar la trémula convulsión de aquel Museo Bailable: cuerpos desopilantes, fantásticos, alucinógenos; cuerpos pintados, embarazados, alienígenas; cuerpos inesperados, desobedientes, inventados. Cuerpos mutantes y divertidos. Y casi todo hecho con desechos, pa- peles y telas recogidos de la calle. Gumier Maier (JGM) y Jacoby (RJ) dialogan sobre el disfraz que esa noche llevó Batato Barea y su performance:

JGM: le había hecho el vestido de papel a Batato, se llamaba Papelón. Batato vivía a tres cuadras de mi casa, éramos amigos, dada la cercanía nos veía- mos seguido. Batato era un ser maravilloso y había encontrado un papel crepé plisado de un local de Once tirado, eran rollos. Vino a casa a pedirme que le hiciera un disfraz con eso […]. RJ: una pollerita con una cola parecida a la de un canguro o una cebra, salía con una punta desfl eca- da y un abanico en la cabeza. El número de él era que se tragaba un collar y aparecía una copa al escu- pir el collar e iban cayendo las perlas en la copa9.

ROMERO: AFICHES APÓCRIFOS

Desde 1964 hasta hoy, el artista Juan Carlos fi g. 9. Juan Carlos Romero, uno de los nueve carteles Romero realiza parte de su producción gráfi ca en que componen 152, Buenos Aires, 1988. imprentas ubicadas en el gran Buenos Aires que trabajan —a muy bajo costo— con tipos móviles vas de ocultamiento: una frase que reivindica la y sobre papeles baratos, los mismos que se usan idea de una identidad cambiante y contradictoria, para anunciar bailantas y músicos populares. escrita por un escritor que se oculta tras un hete- El resultado son impresiones de gran tirada que rónimo, y que un artista tapa artesanalmente con Romero defi ne como “xilografías industriales” pintura la impresión serial volviendo único lo que con las que empapela la calle o el espacio de ex- era múltiple, para exponer en un lugar donde de- M posición. Entre 1988 y 1989 Romero imprime en fi nitivamente nada se distingue demasiado bien. este soporte algunos de los aforismos apócrifos Fue la única vez que Romero mostró esta produc- fi rmados por un tal Kurt Skölzelkind. Se trata ción. Al año siguiente, cuando en mayo de 1989 de un fi lósofo inventado por el escritor Ricardo el Grupo Escombros (que Romero integraba junto Ibarlucía cuyos textos se publicaron en casi todos a Pazos, Puppo, D´Alessandro y Edward) convoca a los números de la revista Caín, que apareció en “Arte en las ruinas” a más de 100 artistas para Buenos Aires entre fi nes de 1987 y 1988, hasta que realizar intervenciones en una calera dinamitada la crisis hiperinfl acionaria pudo con ella. de Ringuelet, localidad cercana a La Plata, Romero Invitado al primer Museo Bailable, toma una imprime un nuevo afi che con el aforismo n° 138 serie de nueve afi ches iguales con el aforismo de Kurt Skölzelkind: n° 152 (“Para la mayoría de la gente, la identidad es un molde. Personalmente, aspiro a ser varios. Finalmente, soy el único que al morir el arte, no ha Sobre todo en invierno, encuentro un placer enor- sido su heredero. Todos los que siguen su cortejo, me en contradecirme”) y los interviene, tachando dictan conferencias y pasean por el mundo, fi gu- con témpera negra partes del texto hasta dejarlo, raban en su testamento. A mí afortunadamente me en el último afi che, completamente oculto. El asun- desheredó, dejándome libre para decir cualquier to propone un juego de escondites y capas sucesi- cosa y hacer lo que se me da la gana.

193 La mencionada convocatoria de Escombros, así como “La ciudad del arte” que se realizó poco des- pués en una cantera abandonada en Hernández, también cerca de La Plata, en la que llegaron a participar 1.000 artistas, se planteaban una idea muy afín a la de los Museos Bailables: fundar “una institución que nacerá y morirá ese mis- mo día”. fi g. 10. Ral Veroni, Prótesis anatómicas gráfi cas, Buenos Aires, 1989-1995. RAL VERONI: LA MUESTRA NÓMADE

Después de incursionar en la calle con distintos Entre los personajes que componen la serie modos de intervención (como fanzines, pegatinas se alude a la crisis del sida y a la persistencia del de poemas en vagones de tren y esténciles en miedo y el autoritarismo en el clima de época los muros), el artista y poeta argentino Ral Veroni posterior al fi n de la dictadura, y aparece la crítica —proclamado por la revista Cerdos y Peces como anarquista al sistema político. Se pueden señalar “inventor de sistemas alternativos de difusión relaciones de afi nidad entre esta práctica y la des- y contacto”— lanza en 1990 y 1991 “La muestra plegada por grupos como GAS-TAR/C.A.Pa.Ta.Co, nómade”. Se trata del ambicioso proyecto de con- en Buenos Aires, o el Taller NN, en Lima (en el vertir la ciudad entera en sala de exposiciones y uso de la serigrafía para propagar dispositivos a cualquiera de sus habitantes en potencial “colec- gráfi cos de intervención). También con los grupos cionista privado”. Reaccionaba de este modo a de São Paulo Manga Rosa, 3Nós3 y Viajou Sem la cerrazón o ceguera del circuito artístico ante las Passaporte (en la asunción del espacio urbano producciones de un activo núcleo de artistas jó- como soporte de la práctica) [▸INTERVENCIÓN]. venes vinculados a espacios under desde los años La crítica a la política (de partidos) va de la ochenta. Diseñó e imprimió fi guritas con 42 perso- mano con la crítica a las instituciones artísticas, najes distintos en stickers autoadhesivos realiza- que se traduce en la acción concreta de la ocu- dos artesanalmente con un complejo proceso en pación efímera y no autorizada de calles y museos secuencia de fotocopia, monocopia y cinco pasa- para confi gurar nuevos espacios públicos de exhi- das de serigrafía, una por cada color. Los títulos bición. que acompañan cada fi gurita están escritos con la Ral Veroni señala: ortografía simplifi cada por la que opta Ral Veroni en todos sus escritos de esos años, a la manera Mis posibilidades de difundir mi obra eran pocas, del anarquista peruano Manuel González Prada. pero por supuesto tenía la necesidad de hacerlo. Una vez impresas las fi guritas, salió a la calle Entonces, me encontraba con que no había espacios durante ocho meses a pegarlas en distintos so por- alternativos para editar o hacer una muestra, tam- tes: ascensores, transportes públicos, teléfonos poco —no se olviden— había Internet. Para combatir públicos, baños, estuches de guitarra, cuadernos, esa asfi xia se me ocurrieron algunas estrategias de agendas de conocidos y desconocidos. Una mues- difusión alternativa: el poema escrito y fotocopiado tra itinerante en espacios en movimiento, en cons- que pegaba en las paredes, la serigrafía aplicada tante circulación y diseminación. Incluso algunos a soportes no tradicionales como los billetes fuera museos y galerías de arte albergaron involuntaria- de circulación o los stickers, el sticker para interve- mente parte de esta exposición clandestina. Una nir afi ches políticos, el grafi ti, las plantillas10. retrospectiva de toda la serie se montó en el mis- mísimo baño del Museo Nacional de Bellas Artes Incluso, tras haber participado en los Museos Bai- de Buenos Aires y, otra similar, en el baño del lables, Veroni recurrió a un formato similar como Centro Cultural Recoleta. “La muestra nómade” culminación de “La muestra nómade” convocando concluyó en abril de 1991 en una gran fi esta a la a una fi esta en una discoteca. Ante la certeza de manera de un Museo Bailable, proyecciones de que nadie se detendría a mirar sus miniaturas en diapositivas de las imágenes en las paredes en medio de la oscuridad y el baile, decidió traspasar el Centro Cultural Babilonia, otro tugurio under las 42 fi guritas a diapositivas que se proyectaron de esos años. sobre la masa de cuerpos danzantes.

194 MUSEO BAILABLE

PARQUE RIVADAVIA: ALTER-INSTITUCIONES UN TERRITORIO AFECTIVO Otra modalidad de invención de alter-institucio- Sitio nodal de la vida urbana de Buenos Aires, nes fueron los encuentros de artistas activistas, el parque Rivadavia (en la avenida Rivadavia arte-correístas y poetas visuales como Liquidarte al 5.000, barrio de Caballito) concentra —desde (Buenos Aires, 1985), organizado por Liliana Ma- hace décadas— sucesivas tribus juveniles: rocke- resca y los integrantes de C.A.Pa.Ta.Co, o Tomarte ros, punks, skinheads, fanáticos buscadores de (Rosario, 1990), en donde participan Fernando fanzines, sellos postales o monedas, jugadores Bedoya, Graciela Sacco, Graciela Gutiérrez Marx de ajedrez… Coleccionistas, bibliófi los, skaters, y muchos otros. En estos encuentros los artistas estencileros y grafi teros, todos ellos conviven debatían un plan de acción común en pos de de- en el parque. Territorio afectivo, espacio de socia- saprender el arte. bilidad e intercambios, pero también de enfren- En algunos casos ocuparon de manera even- tamientos violentos. En los ochenta, en torno a tual espacios completamente ajenos al circuito la feria de libros usados, se concentró una notable artístico, como la muestra Lavarte, que Liliana movida de fanzineros: decenas de jóvenes pro- Maresca organizó con otros artistas en el local de ducían e intercambiaban sus precarias publicacio- un lavadero automático. En otros casos, se trata nes de historietas, la mayor parte de las cuales de ocupaciones más duraderas, como la coordi- nunca pasaba del número 1. Uno de estos grupos nación que hicieron Joan Prim y Diego Fontanet se juntaba todos los domingos en torno al puesto —ambos habían integrado C.A.Pa.Ta.Co— del de Lalo “el empanadero” —librero, bibliófi lo, área de artes visuales del Casal de Catalunya, una editor—, y allí mostraban las publicaciones que asociación de la comunidad catalana en Buenos estaban haciendo, las intercambiaban y las ofre- Aires, creada en 1991 y que lograron abrir —de cían en venta mientras ideaban nuevos proyectos. manera inédita— al arte contemporáneo. El Casal Entre ellos, Dani the O, Pepe Márquez, Ral Veroni, fue uno de los primeros modelos de autogestión de Jorge Fantoni, Lux Lindner, Isol, Hernán, Esteban, artistas y signifi có para muchos la oportunidad Rafael Cippolini y muchos otros. Jovencísimos de una primera exposición en un espacio al que que sacaban sus revistas (como Under Comix, Nova empezó a concurrir muchísima gente13. Recuerda Comix, Parásito, El Leñador Anónimo y tantas otras) Gustavo Romano, que también había integrado y que, en algunos casos, luego empezaron a pu- C.A.Pa.Ta.Co: blicar en Cerdos y Peces, Fierro y otras revistas de mayor circulación. Otro habitué del parque fue Ésa fue mi primera entrada a lo llamado institu- Batato Barea, que editó también algunos fanzi- cional, pero que no lo sentí así. El Casal nunca nes hechos a mano por él mismo como Historias había abierto sus puertas al arte contemporáneo Obvias, donde vuelca a la historieta poemas de y de golpe se les ocurrió (a Prim y Fontanet). M Alejandra Pizarnik, Fernando Noy, Alberto Laiseca Fue una experiencia realmente increíble14. y Néstor Perlongher. Según Veroni, CODA

el parque tenía la importancia de un santuario, Estamos, pues, ante un conjunto de iniciativas en el sentido de una reserva cultural urbana, así ocurridas en los primeros años de la posdictadura como hay santuarios de pájaros. Los domingos argentina que socavan el lugar común tendiente contribuyeron en mi formación mucho más que la a pensar de manera escindida el activismo artís- escuela o la universidad el resto de la semana11. tico y la movida under. Son prácticas que reivin- dican en tanto demanda política “la recuperación Para Pepe Márquez, del cuerpo como alegría, como vínculo con el otro —que también podía darse en el ritual de la mo- era una cita para zafar de los domingos melancóli- vilización urbana— […]: ante el fi n de un poder cos […]. Juntarnos, esa sociedad micro, esas charlas que se había establecido sobre cuerpos torturados 15 y locuras que se armaban. El puesto de Lalo era un y desaparecidos se danzaba” [▸ESTRATEGIA DE LA lugar donde todos éramos parecidos, no eras distin- ALEGRÍA]. Apostaron por constituir espacios de expo- to al otro12. sición —muchas veces efímeros y precarios— en

195 cualquier lugar (en un lavadero, en un baño, en un tren), y nuclear a la gente dispersa que pro- TÓMESE UNA POESÍA movía cosas. La invención de estos ejercicios de alter-institucionalidad no se constituye como Le pusimos así por pavear […], porque lo único que mero paralelo alternativo a los circuitos ofi ciales, hacíamos era tomar mate todo el día”, explicaba sino que propicia un “desaprendizaje artístico”: Marcelo Díaz en una entrevista. una práctica colectiva sostenida en la confronta- ción con la idea dominante de arte y la reivindi- Luego la gente dijo que era maravillosa la síntesis cación de la capacidad deshabituadora del arte que habíamos encontrado para expresar lo cotidiano. frente al hábito de la cultura. Los Museos Baila- Pero ese signifi cado lo empezó dando la misma gente1. bles son señales de la compleja trama de vitalismo exacerbado que, a la manera de un boceto, apun- Buscando canales para hacer circular su escritura tamos aquí: manifestaciones festivas y a la vez por un espacio mayor que el de las revistas literarias, activistas. los jóvenes escritores y estudiantes de los primeros AL años de la carrera de Letras que integraron el gru- po fundacional de los Poetas mateístas2 hicieron en 1985 sus primeras pintadas de poesía, acciones NOTAS 1 Roberto Amigo, “80/90/80”, en ramona (rosana), Buenos nocturnas que llevaron a las paredes de la ciudad de Aires, diciembre de 2008, n° 87. Bahía Blanca textos breves, estampados en forma 2 Ibíd. casi clandestina: estos artistas, que habían crecido 3 Bajo el logo del Museo Bailable se anunciaba que allí habría en dictadura, tenían aún trazados férreamente en “plástica, gráfi ca, escultura, desecho, teatro, cine, video, fotografía, audiovisuales, performances, mimos, multimedia, sus mentes y en sus cuerpos los límites impuestos por música, poesía, etcétera”. el silencio y el miedo en una ciudad que fue virtual- 4 Correspondencia con la autora, mayo de 2012. mente arrasada por la represión en la segunda mitad 5 Ral Veroni, “Siempre me interesaron las estrategias popu- de los años setenta. lares de intervención”, en Grafi ti escritos en la calle, en http:// Pero ahora las calles estaban abiertas y todo www.escritosenlacalle.com/blog.php?page=2&Blog=42 6 Entrevista con la autora, Buenos Aires, mayo de 2012. un clima cultural en los primeros y eufóricos años 7 Afi che del primer Museo Bailable, Medio Mundo Varieté, de la naciente democracia invitaba a ocuparlas: los 1988. mateístas consiguieron entonces sus primeras latas 8 Afi che de la convocatoria al Festival del Body Art, Paladium, de pintura en el Partido Socialista —donde uno de Buenos Aires, 1989. 3 9 Syd Krochmalny, diálogo inédito con Jorge Gumier Maier sus integrantes militaba — y, pintados a pincel sobre y Roberto Jacoby en Tigre, 2010. una superfi cie blanqueada con cal, a la manera de 10 Ral Veroni, “Siempre me interesaron las estrategias popu- las pintadas políticas que renacían en el nuevo con- lares de expresión”, en http://www.escritosenlacalle.com/ texto electoral, los primeros murales ocuparon espa- blog.php?page=2&Blog=42, 2011. cios del centro de la ciudad y del barrio universitario, 11 Testimonio de Ral Veroni recogido en Julián D’Angiolillo, La desplaza. Biogeografía del parque Rivadavia, Buenos combinando poesía con imágenes. El poeta uruguayo Aires: Asunto Impreso, 2006, p. 113. Luis Bravo los describió así: dibujos oníricos, infanti- 12 Entrevista a Pepe Márquez realizada por la autora y les, policrómáticos” que ilustraban “de manera nada Evangelina Margiolakis, Buenos Aires, 12 de julio de 2011. lineal poemas breves de amor o metapoéticos que 13 Ver entrevista a Joan Prim y Diego Fontanet, “Lo movido 4 del Casal”, realizada por Ana Longoni y Roberto Amigo, hacen que el transeúnte deje de serlo . en ramona, Buenos Aires, n° 87, noviembre de 2008. Y es que, en la poética mateísta, la necesidad 14 Entrevista a Gustavo Romano realizada por la autora, de hacer detener al caminante era un problema fun- Madrid, diciembre de 2011. damental, si se quiere, un programa político: 15 Roberto Amigo, “80/90/80”, óp. cit.

Bahía Blanca es una ciudad muy grande y muy silen- ciosa. Es decir: se oyen murmullos pero los murmu- llos se pierden, irremediablemente, bajo una sociedad fría, distante, aparente […]. Entonces: la poesía es una excusa y es, también, un fi n necesario. La poesía cruza la calle, invita: pasá por casa, ¿tomamos unos mates?5.

196 MUSEO BAILABLE

El poema, entendido como un “medio de comuni- proyecto de lograr una poesía del pueblo, que se aso- cación masiva”6, se pensaba como una instancia de ciaba ahora al espacio público como soporte de las contacto real que buscaba “la convivencia mutua que prácticas, a la reversión de roles entre autor y lector llega a relacionar al lector poeta con la poesía, ha- y a una estética barrial8, que tomaba elementos de la ciendo que éste interprete y dé vida al poema”. Como cultura popular y masiva. formación artística, el mateísmo era una puesta en Por eso, uno de los matefl etos del invierno de cuestión de unas instituciones literarias aisladas y 1989 incluyó una invitación: “21 de mayo: gran pin- elitistas, que pretendía llevar la poesía, el libro y los tada vecinal”. Fue la primera de muchas veces que los cerrados encuentros de lectura a la calle. Como políti- mateístas convocaron a otros artistas, a vecinos, a ca, proponía una dislocación: se esperaba que el tran- alumnos de escuelas y en verdad, a todo aquél que seúnte pasara de la indiferencia a la comunicación, transitara por allí, a pasar todo un día pintando un

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2 fi g. 1. Poetas mateístas. Pintada vecinal en el Paredón del ferrocarril de Bahía Blanca, 1993. Fotografía: Fabián Alberdi. fi g. 2. Poetas mateístas en colaboración con el artista plástico César Montangie. Poesía Mural en la Rambla marítima de la localidad de Monte Hermoso, 1988. Fotografía: José Luis Luca. M del rol de espectador pasivo al de autor: “es que todos somos secretamente poetas, y todos somos, cada mañana, cada tardecita, mateístas”. En el proceso de exploración de nuevos soportes nacieron también los matefl etos, panfl etos de poesía que los poetas entregaban a la gente distribuyén- dolos de mano en mano en las esquinas, fotocopias ilustradas con imágenes y textos que presentaban algunos escritos de su autoría, combinados con citas de escritores como Juan Gelman, Gabriel Celaya y Roque Dalton, que funcionaban al modo de breve edi- torial: “Para nuestros mayores la poesía fue un objeto paredón de 200 metros perteneciente a la empresa de de lujo. Pero para nosotros es un objeto de primera ferrocarril9. Ahí, la poesía circulaba al tiempo que los necesidad” (Nicanor Parra)7. En el gesto callejero los pinceles, la pizza fría y la gaseosa. Todos —hasta el mateístas activaban la tradición de la poesía mural que cebaba mate— se convertían en artistas, ideal de de los años veinte, pero sus referentes iniciales eran Lautréamont frecuentemente citado por los mateís- los revolucionarios de los setenta. Se activaba allí el tas en sus murales y matefl etos10.

197 Otra forma de apropiarse de la calle como espacio 9 Poetas mateístas, “Pintada vecinal. Contra la ciudad solitaria”, y como referente de la cultura popular fue la edición en Crisis Literaria, Bahía Blanca, nº 8, año 2, septiembre de 1989. 10 Omar Chauvié, “El lugar de la letra: nuevos soportes y lemas cultu- de las Cuernopanza, revistas murales pegadas en gari- rales en la posdictadura bahiense”, en Actas de las II Jornadas tas, postes de luz y edifi caciones, que apostaban por Internacionales Cuestiones Críticas, Rosario, Centro de Estudios la mezcla de materiales inesperados y el uso de dife- de Literatura Argentina y Centro de Estudios de Teoría y Crítica rentes tipografías. Quien es peraba al colectivo podía Literaria, Universidad Nacional de Rosario, 2009. 11 Poetas mateístas, Ochomilquinientos, Bahía Blanca, nº 2, año 1, leer allí poemas, caligramas, mani fi estos y textos crí- diciembre de 1991. Archivo Sergio Raimondi. tico-poéticos intercalados con grandes dibujos. Podía encontrarse, también, con poemas de artistas barria- les inexis tentes o con relatos de las hazañas de un vecino de Ingeniero White, que le contó a un mateísta la historia —y la ética—de su vida en una entrevista. El recurso se repetía en Ochomilquinientos, el fanzine que —con dos números publicados— editaron entre octubre y diciembre de 1991, en el que incluyeron un especial de rock bahiense que combinó las letras es- critas por grupos locales con traducciones de Catulo y Cecco Angiolieri, y hasta un almanaque de pro- ducción propia que, conmemorando irónicamente el V Cen tenario de la llegada de Colón al continente ame- ricano, y pareafraseando una canción de moda, invita- ba: “Vení Isabel, vení con los muchachos”. “La mierda si esto no es cultura”, insistían11. AV

NOTAS 1 “La otra Bahía Blanca. Los mateístas buscan un mundo mejor en este”, en revista Sur, s/f, s/l, s/a, ca. 1987. Archivo Sergio Raimondi. En la frase, había un juego de palabras entre la palabra pava, utensilio de cocina en el que se calienta el agua para cebar los mates, y el pavo, ave doméstica cuyo merodear constante sirve como metáfora para perder el tiempo, hacer nada. 2 Firmaron los primeros matefl etos los poetas Fabián Alberdi, Marcelo Díaz, Sergio “el Turco” Espinosa, Sergio Raimondi y Daniel Sewald, junto con la artista plástica Silvia Gattari. Más tarde pasó a integrar la agrupación el escritor Omar Chauvié, en tanto que un gran número de poetas y artistas bahienses parti- ciparon en distintas ocasiones de las producciones del grupo. 3 Juan Ayerbe, “El mateísmo por Marcelo Díaz”, entrevista a Marcelo Díaz, video, en http://jfayerbe.blogspot.com.ar/2012/03/ poetas-mateistas-por-marcelo-diaz.html, (consultado el 3 de junio de 2012). 4 Luis Bravo, “Flores en el mate (de Bahía Blanca a Palermo, primavera, ’89), en Revista Zona, Montevideo. Archivo “Poetas mateístas”, s/n, s/a, 1989. Archivo Sergio Raimondi. 5 Poetas mateístas, “Exposición a la vuelta de la esquina”, programa, diciembre de 1989. Archivo Fabián Alberdi, en http://www.face- book.com/pages/Poetas-Mate%C3%ADstas/10150102966555858 6 Poetas mateístas, Matefl eto, s/n, diciembre de 1987. Archivo Sergio Raymondi. 7 Poetas mateístas, Matefl eto, nº 2, año 3, diciembre de 1988. Archivo Omar Chauvié. 8 Luis Brossini (seudónimo de Sergio Raimondi), “El mate es una herramienta cargada de futuro”, texto preliminar para el artículo “Poetas mateístas” en la enciclopedia Encarta, 1997. Archivo Sergio Raimondi.

198 la asepsia o a la higienización impuesta sobre los cuerpos. A la vez, estas fotografías anuncian OVERGOZE la relación de dependencia del placer con esos preservativos durante la crisis del sida y hacen referencia directa al homoerotismo, vetado so- … el hecho notorio de que somos “hablados a cialmente. través del lenguaje”1. En el caso del Gang, el tatuaje grabado en las superfi cies de la ciudad señalaba el placer, A inicios de los años ochenta, el poema-grafi ti pero especialmente la urgencia de reencarnar el OV3RGOZE (u OVERGOZ3) invade la ciudad de verbo gozar en su máxima dimensión. Constituía Río de Janeiro2. Este grafi ti formó parte del progra- una llamada a imaginar nuevas formas de contes- ma poético y performático del Gang (1980-1983), tación a través de la parodia y la burla. Del mismo colectivo que operaba trastornando el espacio modo, Overgoze es un testimonio del surgimiento urbano con acciones que llevaban la literatura a de diversas colectividades en torno a la liberación la calle. El grupo pretendía contestar el hacer litera- sexual que antecede a la crisis del sida5. Hacia fi - rio instituido, actuando micropolíticamente para nales de los años setenta comienzan a surgir en desestabilizar un orden conservador y autoritario. Brasil grupos que van a articularse para defender Para el Gang, la expresión representaba un nuevo la libertad sexual y política, para tener “voz” afi r- paradigma crítico, un modo de contrarrestar de mándose como entidad ciudadana y, así, hacer forma directa la seriedad castradora que el Estado frente a la violencia policial que trajo a la superfi - totalitario había intentado inculcar durante 16 cie aquella intolerancia social contenida y gesta- años de dictadura. La censura de la información da en los años anteriores. Por entonces, se hace se había trasladado de forma efi caz hacia la au- un llamamiento a abandonar la vida en el gueto y tocensura, cada vez más generalizada en Brasil. a crear “movimientos en defensa del derecho de Simultáneamente, el moralismo se fue transfor- mando en una implícita justifi cación de la violen- cia que desplazaría su blanco hacia aquéllos que representaban la “diferencia”3 dentro de un orden social heteronormativo, hacia aquellas personas vistas como la “escoria” de la sociedad [▸P ( A ) NK]. Si en un primer momento el enfoque de la violencia del Estado dictatorial combatía las ma- nifestaciones claramente políticas ante el “ries- go” de que la sociedad pudiera volcarse hacia el socialismo en el contexto de la Guerra Fría, du- rante los años ochenta las prácticas libertarias de disidencia sexual en distintos campos —artístico, teatral, musical y sobre todo callejero— empiezan O a leerse como una amenaza al orden social. Este cambio de enfoque se constata también en paí- ses como México, donde en tensión con posiciones conservadoras imperantes, algunas producciones como la serie El Condón (1978-1979), del fotógrafo Armando Cristeto4, se confrontaban con el señala- miento social sobre lo “inmoral” de las libertades sexuales. Este señalamiento social colocaba a la homosexualidad como tabú y al condón como una “incitación” a la promiscuidad, al desparpajo de los cuerpos y las genitalidades. La serie de Cristeto, realizada poco antes de la expansión del VIH, incluye ya la presencia del látex —sea como condón o como guante— como alusión a fi g. 1. Armando Cristeto, serie El Condón, Ciudad de México, 1979.

199 fi g. 2. Gang, “Movimento de Arte Pornô (Manifesto feito nas coxas)”, Río de Janeiro, 1980-1982. Durante la performance Interversão en la playa de Ipanema, el Gang distribuye este folleto en cuyos bordes escriben sus eslóganes, pintadas y consignas. OVERGOZE las minorías e ideologías de izquierda”. A la par en defensa de aquellos términos que exaltaban la de ese proceso nace una prensa alternativa que libido, la sensualidad y las relaciones afectivas logra generar encuentros y contribuir a la forma- y libertarias para deconstruir la censura que borra- ción de los primeros grupos de discusión sobre ba o subyugaba estas relaciones en el lenguaje. las “minorías”6. En 1978 surge el periódico dedi- El Gang sostenía, precisamente, que no hay pala- cado a la comunidad homosexual, Lampião, luego bra que no merezca ser usada, del mismo modo Lampião de Esquina, que aborda principalmente que no hay zona del cuerpo que deba ser censura- la lucha de los sectores oprimidos de la sociedad da. El plan era “crear poemas que subvirtieran (mujeres, negros, indígenas y homosexuales) semánticamente las connotaciones despectivas de y se posiciona “contra todo tipo de opresión”7. las palabrotas tan pegadas a la vida cotidiana de Estos grupos comienzan a construir su represen- toda la gente”10. Se trataba de exorcizar los térmi- tatividad y a reunirse con nuevas formaciones nos prohibidos, de resignifi car todo aquello visto partidarias de izquierda, que renacen a fi nes de como peyorativo, inmoral y censurable, empezan- los años setenta en Brasil. Entre ellas cobra parti- do por la lengua y sus palabras estigmatizadas, cular importancia la organización de los trabaja- con el objetivo de provocar la inversión radical dores sindicados de las fábricas de autos en São de estos valores. Sus intervenciones incitaban pú- Paulo. Si este hecho demuestra cierta apertura blicamente otro tipo de sexualidad y de relación política, ésta sin embargo no llegó a afectar del con el cuerpo, travistiéndose, desnudándose y mismo modo al conservadurismo cultural arraiga- burlándose de la seriedad de las organizaciones do durante años de autoritarismo. El moralismo políticas (tanto de derechas como de izquierdas) y la autocensura estaban más que nunca presen- coetáneas, pretenciosamente desexualizadas y, tes en la sociedad y se hacían visibles incluso al por consecuencia, machistas. interior de las organizaciones de izquierda. Bajo la consigna “¡revolución y placer!”, las En la actuación táctica del Gang, cada integran- acciones y los poemas buscaban generar una te del colectivo se presentaba con su “nombre de “gramática libidinosa” para “liberar la sensuali- guerra” a fi n, justamente, de llevar adelante sus dad, subvertir el lenguaje e incorporar a las mi- tácticas de guerrilla artística8: Eduardo Kac era el norías”11. Lo cierto es que esta interacción entre “Bufão do Escracho” [Bufón del Escrache]; Cairo de diversos lenguajes y campos creativos, críticos Assis Trindade, el “Príncipe Pornô”; Teresa Jardim, y de investigación se dio con mucha polémica, la “Dama da Bandalha” [Dama de la Granuja]; caracterizándose por la mezcla y de la poesía y Denise Henriques de Assis Trindade, la “Princesa con una suerte de “contrapornografía”, es decir, Pornô”; Sandra Terra, la “Lady Bagaceira” [Lady de una estética alternativa al porno mainstream. Chusma]; Ana Miranda, la “Cigana Sacana” [Gitana Canalla]; Cynthia Dorneles y los niños Daniel y PELO STRIP-TEASE DA ARTE/ Joana Trindade, los “Surubins” [Peces Gato]. Sus INTERVERSÃO/PORNPOETRY acciones incluían intervenciones en teatros, plazas, playas y encuentros de poesía todos los viernes En febrero de 1980, en Brasil, durante el periodo en Cinelândia, el corazón pulsante y socialmente conocido como “el verano de la apertura” —un O contradictorio de la ciudad de Río de Janeiro. periodo de apertura política que permitió a los mo- Ade más de las publicaciones que recorrían las ex- vimientos y organizaciones sociales consolidarse periencias gráfi cas y performáticas del grupo (como y pasar a tener visibilidad pública—, un acto míni- los fanzines GANG), los integrantes del colectivo mo de liberación del cuerpo como hacer topless crearon también libros de bolsillo, adhesivos, có- estuvo a punto de acabar en linchamiento en mics, camisetas, tarjetas postales, poemas-objeto, una playa de Río de Janeiro. Más de 100 “hom- carteles y otros trabajos de edición limitada que bres” le tiraron vasos llenos de arena y cerveza acabaron circulando también por la red de arte a una joven, gritando “joga pedra na Geni, joga correo. bosta na Geni” [tírale una piedra a Geni, tírale Muy rápidamente el grupo pasaría a integrar mierda a Geni]. La frase, tomada de un tema de el Movimento de Arte Pornô (MAP)9. En una socie- que hacía alusión a un insulto co- dad en la que la idea de lo “pornográfi co” aparecía lectivo contra un travesti, sirvió para hacer real como una noción condenable y colmada de reso- la violencia deshumanizada relatada en la canción. nancias negativas, el MAP hacía un llamamiento En solidaridad con esta joven, en febrero de 1980,

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“un grupo de mujeres protestó en la playa de fi g. 3. Gang, Overgoze, poema-grafi ti de Eduardo Kac en Copacabana, Río de Janeiro, 1981. Fotografía: Belisário Franca. Ipanema a favor del topless, para poder tomar el fi g. 4. Eduardo Kac (a la derecha, con un perro), Cynthia Dorneles sol en situación de igualdad con los hombres, sin y una amiga no identifi cada, Impromptu performance, sexualizar los senos”12 ni tener que restringir la São Paulo, 1981. exposición de esta parte del cuerpo a los desfi les fi gs. 5, 6. Gang, Interversão en la playa de Ipanema, de carnaval. La iniciativa fue acompañada por el Río de Janeiro, 1982. “Topless Literario”, una manifestación poética en la playa organizada por el Gang. del grupo, ya desnudos, propusieron realizar una Dos años después, el grupo presentaría una “marcha porno” por la playa con pancartas produ- de sus acciones más importantes: Interversão cidas durante la acción con consignas como: Pelo [Interversión], o Pelo Strip-tease da arte [Por el strip-tease da arte, Overgoze, Pão, prazer e poesia striptease del arte], que Eduardo Kac ha denomi- [Pan, placer y poesía]. Incluso frente al riesgo de

4 ir a la cárcel por “atentado al pudor”, la acción, que contó con una gran adhesión de público, fi na- lizó con la invitación a realizar un baño colectivo “al natural”. Vestirse y desvestirse dejaban así de ser meras funciones cotidianas impensadas para convertirse en espacios desde donde elaborar y asumir, en el propio cuerpo, un deseo de libera- ción creativa. Un mes después de la intervención del Gang en la playa de Ipanema, el presidente de facto, el general João Batista Figueiredo, propone una cruzada nacional contra la “pornografía”. Su propuesta de intensifi car la censura respondía

6 nado también recientemente como Pornpoetry. Con ocasión del sexagésimo aniversario de la Semana de Arte Moderno de 1922 esta perfomance se realizó en el Puesto 9 de Ipanema13. Durante la misma, “Bufão do Escracho” invitaba al público a adivinar una serie de acertijos. A los que dieran la respuesta correcta se les regalaba un poemazói- de, un objeto de goma con una forma muy similar a un espermatozoide que llevaba una etiqueta con las expresiones “dica pura” [pura indicación] a un lado, y al otro “pica dura” [polla dura], un jue- go de palabras muy frecuente en el trabajo poético de Eduardo Kac. Posteriormente, los integrantes

202 OVERGOZE a demandas de sectores conservadores de la sociedad, e incluía en el término “pornográfi co” DESNUDAR LA OPRESIÓN todas las manifestaciones más radicales que tomaban el cuerpo como territorio de experi- En un conjunto de prácticas artísticas y políticas el mentación. cuerpo desnudo aparece como un dispositivo de acción que dibuja nuevos mapas de resistencia para FN, SH romper con la represión tentacular de las dictaduras del Cono Sur. Frente a las normas públicas de dis- NOTAS 1 Eduardo Kac, “Rebelde sem calça”, en Eduardo Kac y Cairo ciplinamiento cada vez más asfi xiantes, las acciones de Assis Trindade, Antolorgia. Arte Pornô, Río de Janeiro: e imágenes dan cuenta de una nueva sensibilidad. Codecri, 1984, p. 188. El carácter performativo y clandestino —a la vez que 2 El poema se divulgó en diversas versiones y con diferentes sorprendentemente público— de estas irrupciones técnicas de guerrilla comunicativa en el espacio público: camisetas que lo hacían literalmente tomar cuerpo (y hacerse epidérmicas manifi esta la fragilidad del cuerpo sojuz- cuerpo), postales, adhesivos, grafi ti, etc. Pero más que retomar- gado, al tiempo que se rebela contra la reducción a lo en sus características materiales, importa sobremanera la mera existencia (a lo que Walter Benjamin denomi- entenderlo como un diagnóstico de la época. 3 Sobre la tensión entre la izquierda y la disidencia sexual nara la “vida desnuda”, concepto que retoma Giorgio ver el manifi esto “Hablo por mi diferencia”, leído por Pedro Agamben como “nuda vida”) de las vidas resistentes Lemebel en un acto político de la izquierda chilena en 1986. y deseantes, una operación mediante la cual esos regí- 4 Cristeto formaba parte del Grupo de Fotógrafos Indepen- menes allanaron el camino a la gobernabilidad neo- dientes, que surge en el ambiente que distinguió la transi- ción de los años setenta y ochenta, durante la cual emergió liberal en las sociedades de control contemporáneas. una gran diversidad de estrategias colaborativas. Este grupo Así, estas microintervenciones o escenifi caciones de fotógrafos se interesaba en generar otro tipo de acerca- individuales o colectivas no se piensan a sí mismas mientos con el público a través de exposiciones ambulantes en espacios de tránsito cotidiano como mercados, calles como referencias de sentido autistas y ensimismadas, o parques. sino que apuestan por impulsar la emergencia de 5 Ver Néstor Perlongher, O que é AIDS, São Paulo: formas de negación de la “normalidad” disciplinada Brasiliense, 1987. y gris de la vida bajo la dictadura que denuncien, en 6 En Brasil, los primeros grupos articulados para discutir su propia condición como “minoría sexual” empiezan a formar- el territorio de la propia piel, la oclusión y la insisten- se en torno a publicaciones alternativas que se van multipli- cia, de la lucha y el erotismo. cando en diversas ciudades de diferentes estados del país. En São Paulo surge la revista Lampião de Esquina (1978-1981) coordinada por João Mascarenhas. Glauco Mattoso, uno de ELÍAS ADASME: los integrantes del MAP, publica allí un comentario sobre UNA CARTOGRAFÍA DEL DOLOR el Movimento de Arte Pornô. Ver Lampião de Esquina, nº 35, abril de 1981. 7 En el Lampião llegan a escribir y participar Néstor Perlongher, Un primer panel con un cuerpo colgado boca abajo Ney Matogrosso, Dzi Croquettes, y el Movimento de Arte y con el torso descubierto, en el interior de un de- Pornô, por citar algunos de los integrantes de este proyecto partamento, extendido junto a un mapa de Chile. Un de investigación. segundo panel con el registro fotográfi co del mismo 8 Décio Pignatari, “Teoria da guerrilha artística” (1967), en Contracomunicação, Cotia: Ateliê Editorial, 2004, pp. 167-176. cuerpo junto al mismo mapa colgado nuevamente: 9 Fuertemente ligado a la vanguardia poética y a la contra- esta vez se trata de un espacio exterior, la estación O cultura, el MAP, presente en diversos estados brasileños, de subte “Salvador”, próxima a uno de los centros empieza ofi cialmente en mayo de 1980 con el “Manifesto feito nas coxas” [Manifi esto hecho deprisa]. neurálgicos de Santiago: Plaza Italia. Tercer panel: 10 Eduardo Kac, óp. cit., p. 188. el mismo cuerpo, esta vez de espaldas y completa- 11 El colectivo participa, por ejemplo, en el evento organizado mente desnudo, en un interior oscuro, con el mapa por el AUÊ y SOMOS (agrupaciones homosexuales recién de Chile incorporado sobre la piel. Finalmente, un surgidas en Río de Janeiro) por el “Dia Internacional da Luta Homossexual” [ Día Internacional de la Lucha Homosexual], cuarto panel: el artista Elías Adasme, de pie, junto el 29 de julio de 1982 en el Teatro Ipanema con la presencia de la al mismo mapa. En este último caso, el nombre del intérprete de samba, cantante y compositora Leci Brandão y país austral, tan delgado y largo como el cuerpo el poeta Bráulio Tavares, integrantes del MAP. 12 Bianca Tinocco, “Eduardo Kac e a escrita do corpo no espaço”, del artista, ha sido tachado en la representación car- en Concinnitas, Río de Janeiro, nº 17, 2010, pp. 120-127. tográfi ca para ser transferido al pecho de Adasme 13 El Puesto 9 corresponde a uno de los fragmentos de la playa. como una marca legible y encarnada de la disiden- En la performance realizada el 13 de febrero de 1982, se hizo cia estigmatizada, así como del deseo que aspira uso de un amplio repertorio de poemas, diálogos, canciones, acciones interactivas, presentaciones de objetos, marcha y a rescatar para ese nombre propio el sentido de la una sumersión colectiva. utopía. Las estrategias de apropiación y desviación

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fi gs. 1-5. Elías Adasme, A Chile, Santiago de Chile, 1979-1980. sígnica de lo que se ha dado en denominar Escena de Avanzada1 son inscritas en esta obra de Adasme en la de la dictadura por el control de la integridad terri- presencia bruta y sobreexpuesta del cuerpo del ar- to rial de Chile y el disciplinamiento del cuerpo social, tista, cuya disposición invertida subraya la gravedad presentado acá de forma metonímica), Adasme es- (en un sentido tanto literal como fi gurado) de la opre- boza una cartografía del dolor que pone en juego una sión y la tortura padecidos por aquéllos que hicieron doble operación simbólica. Por un lado, al evocar la suyas en el pasado las esperanzas de cambio social fi gura histórica de Salvador Allende identifi cándolo depositadas en el gobierno democrático de Salvador con la fi gura sacrifi cial de Cristo (que es a quien, en Allende (1970-1973), a quien alude indirectamente el realidad, remite el “Salvador” de la estación de metro), nombre de la estación de metro elegida por el artista el artista apunta hacia la muerte del presidente chi- para emplazar su acción. Al situar en ese enclave la leno durante el bombardeo del Palacio de la Moneda asociación metafórica entre el carácter longitudinal como imagen sintomática de la trágica clausura de del mapa chileno y el cuerpo violentado (que podría las esperanzas revolucionarias, cuyo fi nal habría leerse también como una analogía entre la obsesión traído aparejada, además, la opresión sufrida por los

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205 6 cuerpos y las conciencias bajo el régimen militar tanto en la esfera pública como privada (por ese motivo tal vez la crucifi xión invertida escenifi cada por Adasme se reproduzca tanto en el espacio ur- bano como en un interior doméstico). Por otro lado, esta visión funesta de la historia se solapa con el carácter redentor y mesiánico del Cristo “Salvador” Allende, que de alguna manera vendría a nutrir con su sola mención y desde ese pasado cancelado, el anhelo de resurrección de las utopías doblegadas. Quizás sea esta última aspiración la que explique que, con posterioridad al registro de sus fotoper- formances, Adasme decidiera elaborar un afi che con las cuatro imágenes mencionadas y pegarlo en distintas localizaciones de Santiago, desde zonas populares hasta campus universitarios. Mediante la medición del tiempo que los afi ches permanecían pegados antes de ser retirados en cada uno de esos lugares de la ciudad, el artista realizaba un precario escrutinio de la aceptación de la exposición públi- ca del cuerpo sojuzgado. Se trataba de confi gurar una suerte de microsociología urbana mediante un acontecimiento visual que, en el mismo gesto de hacer evidente la desnudez de la opresión negada por el régimen, evaluaba las reacciones de los diversos sujetos que poblaban el espacio urbano.

En un momento en que la protesta movimientista fi gs. 6-13. Gianni Mestichelli, serie Mimos, Buenos Aires, 1989. aún no había tomado las calles, como sucedería a lo largo de la década de los ochenta, los signos de la violencia practicada por la dictadura en es- censura. En torno a 1980, el fotógrafo Gianni Mestichelli pacios invisibles situados en ese mismo territorio se vinculó a la compañía y realizó cientos de fotos, de la ciudad (un aspecto que permitía al poder algunas en ensayos o funciones de espectáculos como tanto negar la represión como irrigar el miedo en Boxxx y Apocalipsis, y muchas otras producidas es- la sociedad) se hacían evidentes ante los ojos de pecialmente como serie fotográfi ca en dos espacios los transeúntes interpelados por estas imágenes privados: una sala de ensayos y una casa vacía que del pathos. les prestaron para la ocasión. El material resultante de aquella experiencia porta también una historia de censuras. En 1986, ya en democracia, Mestichelli COMPAÑÍA ARGENTINA DE MIMO: intentó mostrar por primera vez una selección de es- LOS CUERPOS COMO TERRITORIO DE LIBERTAD tas fotos dentro de una muestra colectiva en el Centro Durante la última dictadura argentina (1976-1983), Cultural Islas Malvinas (Galerías Pacífi co, Buenos varios espectáculos de la Compañía Argentina de Aires), pero su obra fue denunciada y retirada por la Mimo, impulsada por Ángel Elizondo desde 19652, policía. Relata: fueron perseguidos y censurados por el uso del des- nudo total y colectivo, recurso signifi cativamente Nos secuestraron las fotos y estuvimos como tres insistente en sus acciones durante esos años. Recu- años interdictos. Nos iniciaron un juicio por obsce- rrieron entonces a canales y espacios alternativos nidad. Quedamos marcados por la policía. Tenía que para dar a conocer su trabajo. Desde 1979 mon taron pedir permiso para salir del país. Puse un abogado. sus obras en una casona a la que se llegaba por Cuando todo se resolvió leí que en el veredicto decía invitación boca a boca, sin publicitación a través que de obscenas las fotos no tenían nada, aunque de ningún otro medio, en un mecanismo organiza- fueran, decía, “de mal gusto”. tivo de semiclandestinidad asumido para evitar la

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Recién en el año 2011 se exhibe una parte de este material en el Centro Cultural Recoleta, de Buenos Aires, bajo el título Mimo, cuerpos sin censura. Extraña capacidad la de estas imágenes de con- densar una paradoja. Por un lado, la alusión muy directa de la represión y la censura. Por otro, la ale- gría y la libertad de esos cuerpos desnudos reunidos, dispuestos a jugar y a arriesgar. Todo ello, durante el periodo negro del terrorismo de Estado. El cuerpo, los cuerpos en plural o, mejor, los lazos entre esos cuerpos se constituyen en posibilidades de libertad y experimentación, y a la vez dejan ver que también se saben territorio de violencia. Cuerpos que dicen mucho cuando casi nada se puede enunciar públi- camente. En los juegos de estos jóvenes retratados desnu- dos no aparece tanto una connotación erótica como una manifestación inesperada del terror vigente, la opresión descarnada y revelada desde su exacta contraparte: la estrategia de la alegría como modo de resistencia [▸ESTRATEGIA DE LA ALEGRÍA]. En sus gestos y sus actos se trasuntan y manifi estan los métodos de la represión: las detenciones, los fusilamientos, los interrogatorios, las formas de detención y aisla- miento de los secuestrados (la “capucha”, una bolsa de tela con la que se impedía a los prisioneros ver y se les mantenía aislados durante días o meses3), los procedimientos de tortura (la “parrilla”, una cama metálica sin colchón sobre la que se aplicaba fi g. 14. Las Yeguas del Apocalipsis, Refundación de la Universidad la picana para incrementar el daño de las descargas de Chile, Santiago de Chile, 1988. eléctricas sobre el cuerpo maniatado), la desaparición representada como presencia espectral, las monta- para reclamar el ingreso a ella de minorías (sexuales, ñas de cuerpos NN, la cotidianidad represiva en las étnicas, de clase) que permanecen excluidas de la calles (la situación diaria de mostrar a las fuerzas comunidad universitaria, evidenciando la condición represivas el documento de identidad mientras una colonial del saber. hilera de personas es arrinconada contra la pared La cuestión de la entrada alude aquí a la acción con los brazos en alto). Y a la vez, estas fotos registran fundacional mediante la cual el conquistador español cómo los cuerpos dan cabida al hallazgo, al humor Pedro de Valdivia decretó Santiago capital de la Capi- O y a la risa. Los cuerpos desnudos, desobedientes y tanía de Chile. Se trata, por lo tanto, de una apropia- expuestos, dejan ver su vulnerabilidad y también su ción burlesca de la fi gura viril de la caballería, en potencia para actuar incluso bajo la opresiva carga el sentido de la cofradía de caballeros, pero también de contextos de violencia y terror, dispuestos a afec- de la gesta de combate dirigida a la colonización tar la normalidad vigente. militar. Casas y Lemebel reiteran y subvierten el gesto caudillesco del conquistador a partir de la fi guración exhibicionista de un deseo desedipizado y anal4 que REFUNDACIÓN DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE: pone en escena la montura, en el doble sentido militar CENTAURO HOMOSEXUAL Y MESTIZO y sexual del término. Las Yeguas del Apocalipsis realizan Refundación de Es sugerente el cruce entre imaginario colonial la Universidad de Chile en 1988, todavía bajo la dicta- y contexto dictatorial que aquí aparece y que permite dura. La acción consiste en el ingreso de Lemebel superponer dos momentos que se quieren “fundacio- y Casas, desnudos sobre una yegua, en el recinto del nales” (colonia/dictadura) y, por lo tanto, tocan forzo- saber moderno por excelencia, que es la universidad, samente el problema de la “identidad nacional”.

209 En efecto, es posible pensar que frente al blan- NOTAS 1 queamiento5 y borramiento de la historia propuesto El término Escena de Avanzada fue acuñado por la crítica cul- tural Nelly Richard durante los años ochenta para caracterizar por el discurso público de la dictadura desde sus una serie de prácticas que, desde la segunda mitad de la primeros años, esta primera irrupción de Las Yeguas década anterior, apuntaron a una reformulación de las relacio- contesta con una imagen loca de la condición mestiza nes entre el arte y la política en la que ese nexo se sustrajera a “toda dependencia ilustrativa al repertorio ideológico de la [▸LOCA/ DEVENIR LOCA]. En un devenir equino o mutante, izquierda sin dejar, al mismo tiempo, de oponerse tajantemente casi aunadas con el animal como un “centauro homo- al idealismo de lo estético como esfera desvinculada de lo 6 sexual” , ostentando un erotismo público y anónimo, social”. Ver Nelly Richard, Márgenes e instituciones. Arte en Las Yeguas hacen aparecer una agencia que extravía Chile desde 1973, Santiago de Chile: Metales Pesados, 2007 la forma humana, al desafi ar, desarmar y deformar (1ª ed. 1987), pp. 15-16. Richard citaba como integrantes de tanto el mito de una otredad latinoamericana encar- esa escena a artistas como Carlos Leppe, Eugenio Dittborn, Catalina Parra, Carlos Altamirano, el grupo CADA, Lotty nada en una corporalidad nativa subyugada7, como Rosenfeld, Juan Castillo, Juan Dávila, Víctor Hugo Codocedo la concepción humanista y moderna de sujeto políti- o el propio Adasme. co como entidad separada, unifi cada y soberana de 2 De ella surgieron muchos nombres clave de la escena under sí, que la hegemonía dictatorial ratifi ca en su obse- argentina de los años posteriores, como Norberto Campos sión modernizadora. (que formó el grupo Lobo), Omar Viola y Eduardo Bertoglio (fundadores del Parakultural), y Alberto Sava (impulsor del La asociación entre la fi gura del militar y el doble Frente de Artistas del Borda, el mayor hospital público psiquiá- cuerpo desnudo en un contexto dictatorial resulta trico, entre otras iniciativas). perturbadora también en otro sentido. Como señala 3 A este procedimiento también alude la acción Ensacamentos Agamben a propósito del fi lme Saló, de Pasolini, del grupo brasileño 3Nós3 [▸INTERVENCIÓN]. 4 La escenifi cación de la montura en la acción de Las Yeguas la escena de “hombres vestidos que observan cuer- del Apocalipsis porta consigno una fi guración del deseo pos desnudos […] evoca irresistiblemente el ritual homosexual comprendido como un deseo desedipizado y sadomasoquista del poder”8. Y aunque la acción de anal tal como es planteado en las tesis desarrolladas por Guy Las Yeguas no es exterior a las propias relaciones Hocquenghem, quien discute la explicación psicoanalí tica de opresión que critica y, tal vez, en ese punto, de la homosexualidad como fi jación en la madre —lo que entiende como una homosexualidad edípica— para proponer no dejen de participar de una cierta erotización del la idea de una homosexual primaria, sustentada en la reeroti- poder, al mismo tiempo proponen una contraimagen: zación y grupalización del ano. Ver Guy Hocquenghem, El deseo invierten la relación observador-observado y citan homosexual, Barcelona: Melusina, 2009. el cuerpo militar a partir no de uno, sino de dos cuer- 5 La dictadura de Pinochet propugnó una concepción de la identidad chilena ligada a las clases altas y a sectores vinculados pos que montan la yegua peligrosamente desarma- al tradicionalismo católico y al Opus Dei, que implicaba un dos, desnudos, incitando a la dispersión del deseo rechazo a la parte indígena del mestizaje y, en este sentido, homosexual. un blanqueamiento. A partir de una desnudez que burla la autoridad 6 Francisco Casas, “Yeguas del Apocalipsis”, en Coco Fusc (ed.), militar y la heterosexualidad normada, Las Yeguas Corpus Delecti. Performance Art in The Americas, Londres: Routledge, 2000, p. 200. invierten o pervierten sus estrategias (sustituyendo 7 Al poner en juego el tema de la “Conquista”, Refundación de violencia por deseo) y redirigen sus objetivos (hacia la Universidad de Chile apunta tanto al cuerpo del conquistador una disputa del espacio académico, que a la vez como al del conquistado (en ello reside parte de la subversión hace visible la conexión tabuizada de dimensiones de la fi gura militar). En ésta y otras acciones, Casas y Lemebel que necesitan aparecer cortadas: la práctica educa- ponen en juego una identifi cación con la corporalidad indígena. Pero, si las marcas de raza y clase están presentes junto con tiva necesita excluir la práctica sexual de modo que las subversiones sexogenéricas en este trabajo Las Yeguas se cuando la sexualidad entra en la universidad, entra descalzan a la vez de una imagen esencializada, fi ja y victimiza- como saber reglado, como discurso normalizado, da de lo indígena. 8 pero no entra como fl ujo deseante y desorganizador, Giorgio Agamben, Desnudez, Madrid: Anagrama, 2011, p. 76. al menos no de manera visible o decible). La acción de Lemebel y Casas despoja a la autoridad opre- siva de su halo intocable y ejecuta, así, una forma burlesca de desnudar la opresión.

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210 El punk estalló en 1977, cuando los Sex Pistols, una farsa ideada por el productor Malcolm P(A)NK McLaren, dieron la nota en las celebraciones del vigésimo quinto aniversario de la coronación de la reina de Inglaterra con un “homenaje”. El single “God Save the Queen” saludó a la reina Isabel II QUIERO SER LA ANARQUÍA y al conformismo de sus súbditos con el mensaje Los movimientos son sistemas y los sistemas de que no hay futuro en los sueños de Inglaterra. matan No obstante, al tiempo que el nihilismo del grupo Los movimientos son expresiones de la voluntad provocaba disturbios y transmitía un sentimiento popular de rebeldía entre las clases trabajadoras, indigna- El punk llegó a ser un movimiento porque todos das con un Estado incapaz de responder a los efec- nos sentíamos perdidos tos de una economía en crisis, la postura anarquista Pero los líderes se vendieron y ahora todos del punk invitaba a los jóvenes de las grandes pagamos por ello1. ciudades a formar parte de su movimiento como cauce ideal para expresar la insatisfacción. Son muchas las especulaciones en torno al ori- Los Sex Pistols y el punk rock pusieron en gen de la palabra “punk”, pero es cierto que uno práctica las ideas desarrolladas por los situacionis- de sus usos más antiguos se remonta a William tas en los años sesenta, al “restablecer la crítica Shakespeare, que en 1602 escribió la obra Las ale- dadaísta de la cultura y demoler las distinciones gres comadres de Windsor. En ella el dramaturgo entre arte y vida”2. McLaren, al igual que el artista

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2 fi g. 1. Rubén Ortiz Torres, Mexipunks, “The Last Supper”, Ciudad de México, 1984-1986. P fi g. 2. Rubén Ortiz Torres, Mexipunks, “La persistencia de la memoria”, Ciudad de México, 1984-1986. emplea el término “punk” para referirse a una “prostituta”. Con el tiempo pasó a designar lo que estaba al margen de la sociedad: “miserable”, “rufi án”, “delincuente”. Varios siglos pasaron hasta que el crítico musical Dave Marsh recupe- ró esta palabra maldita en 1971 para construir el término “punk rock” en su columna de la revista inglesa Creem.

211 gráfi co Jamie Reid, autor de la carátula de Never que hacían espectáculos en espacios alternativos, Mind the Bollocks, Here’s the Sex Pistols [Me im- propiedades ocupadas, centros sociales, sótanos porta todo una mierda, aquí están los Sex Pistols] y casas abandonadas, borrando así las separaciones (1977), así como los singles y el material gráfi co entre el artista y el público. Lo que ocurría es exac- de los Sex Pistols, se apropió de la estética y los tamente lo que el historiador del punk, Jon Savage, eslóganes situacionistas para la construcción del ha señalado a propósito del fanzine que, a su juicio, punk3. El punk es un détournement (o desvío) de constituye una “estética del acceso”6: cualquier la industria cultural. A pesar de que esta misma persona puede hacer mucho con poco si tiene el industria intenta recuperarlo desde hace décadas4 control de los medios de producción. Para algunos, con las más diversas tendencias y manifestacio- “el punk sólo es un género siempre mutante; para nes, el punk ataca los conceptos de originalidad, otros, una actitud o un estilo de vida; y para otros, genio creador y cualquier otro delirio reivindicado una gestalt, una manera de organizar las percepcio- por la fi gura del rockstar5. nes”7. “Punk rock es vida — Es autonomía”8. El anarquismo introdujo la esencia del “hazlo Sex Pistols, The Clash, Buzzcocks y The Dam- tú mismo” (Do-It-Yourself, DIY) en el punk, a partir ned en el Reino Unido; The Ramones, Television, de entonces cualquier joven podía hacer música Richard Hell and The Voidoids, Dead Boys, Patti sin ser necesariamente “músico”. Como muestra Smith y el legendario club neoyorquino CBGB en de rechazo del comercialismo, el punk impulsó los Estados Unidos. Todos estos grupos, personas también una manera de vestir provocadora y y lugares se mitifi caron como la vanguardia y la vio lenta, la adopción de un modo de vida crítico génesis del punk en la bibliografía especializada, con las normas convencionales, la organización en las reseñas de críticos prestigiosos, así como en de pequeños sellos, grabaciones de discos con fotografías y documentales. Algunos de estos re- el menor ornamento posible, fanzines, diseño gistros trascienden, en varios casos, esta vanguar- gráfi co de carteles y folletos, redes de contactos, dia legendaria para incluir en su relato la segunda intercambios de materiales por correo y grupos oleada del punk de los años ochenta, con su face ta más rápida y política, donde se citan nom- bres como el grupo/colectivo anarcopunk Crass, el hard core europeo de Discharge, Lama, Kaaos y Terveet Kädet, o el hardcore norteamericano de Black Flag, Bad Brains, Minor Threat, Minutemen, Dead Kennedys y Hüsker Dü. Lo que no suele señalar la historia canónica del punk, mayoritaria- mente europea y norteamericana, es que este mo- vimiento engendró el p(A)nk en América Latina, un hijo todavía más feo, sucio y agresivo.

LOS CHICOS DEL SUBURBIO

Ya comprendo el mundo en el que estoy Siento fuego en el aire y el pueblo entero que grita Basta, basta. No aguanto más Basta, basta. Nadie aguanta más Basta, basta. ¡Estamos en los años ochenta!9.

El p(A)nk en América Latina asumió características únicas e idiosincrásicas de una expresión subcul- tural de rebeldía y rabia, surgida en los barrios periféricos de Brasil, Chile, México, Argentina y Perú entre fi nales de los años setenta y comienzos de la década siguiente10. La propia situación polí-

fi g. 3. Tim Yohannan y otros colaboradores, Maximumrocknroll, tica y social de estos países creó las condiciones nº 5, San Francisco, 1983. propicias para que existieran punks ya antes de

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4 pues ya estamos a la vanguardia del punk en todo el mundo11.

Curiosamente, en un fragmento del libro Rock My Religion (1993), Dan Graham comenta al- gunas características del punk inglés que nos parecen aún más adecuadas para este contexto latinoamericano:

El punk era antiarte con absoluta insolencia, siem- pre fi el a sus orígenes de clase. Las letras de sus canciones no ofrecían escapismo o diversión, transcendencia o huida de la realidad a través del arte. El punk prefi rió utilizar el dialecto local antes que imitar un acento cultural estadounidense; optó por un honesto estilo amateur en lugar del profe- sionalismo (corporativo); apostó por la indignación sincera y la confusión. El punk hacía preguntas,

5 en lugar de buscar soluciones estilísticas o espiri- tuales ajenas a sus propias contradicciones y rea- lidades sociales12.

El movimiento surgido en el Reino Unido y en los Estados Unidos llegó a América Latina con retraso y distorsionado por los medios de comunicación corporativos. Al fi nal, pese a que los regímenes militares ocultaron y prohibieron la entrada y la circulación de informaciones subversivas median- te la censura y la represión, el “dialecto local” del p(A)nk acuñó ante todo un lenguaje de resistencia. Hay que destruir, para volver a construir, decía el estribillo de la canción “Destruir” (1985), del grupo de punk rock peruano Narcosis. Sin embargo, más allá del ámbito musical, el p(A)nk produjo movi- mientos sociales que, a su modo, intentaron trans- formar o destruir el sistema vigente. Esta vocación destructiva del p(A)nk se convirtió también en energía creadora, revolucionaria y no inerte. Para fi gs. 4, 5. Festival O Começo do Fim do Mundo, São Paulo, 1982. Ariel, vocalista del grupo Restos de Nada, el pri- Fotografías: Vitão. mer grupo p(A)nk brasileño, constituido en 1978 en São Paulo, “el punk no es un movimiento sino P su surgimiento en Inglaterra o Nueva York. El que está en movimiento”13. desconcierto causado por el p(A)nk era una rea- Para esta generación de jóvenes que vivieron lidad que la burguesía y los militares no querían el profundo estancamiento de una década perdida, ver, o simplemente ocultaban. Una frase de un la llegada del modelo neoliberal y el horror de “no punk”, cuya autoría corresponde al músico las dictaduras locales, el peso libertario y (A)nar- brasileño Chico Buarque, sintetiza la situación quista de sus actitudes desempeñaron un papel social de un país como Brasil que se anticipó político importante. No había otro lugar más pro- en esta materia: picio que el de los territorios de violencia de estos países para que el p(A)nk fl oreciese en la mierda. Si el punk es la basura, la miseria y la violencia, Durante los efectos de la crisis económica vivi- entonces no necesitamos importarlo de Europa, dos en México, ciertos grupos/colectivos como

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8 Algunos miembros de la Movida Subte llegaron a aproximarse o vincularse a la guerrilla peruana Sendero Luminoso. Los Violadores, Los Laxantes, Alerta Roja y Día-D son los grupos pioneros del p(A)nk en Argen- tina. Comenzaron a tocar desde fi nes de 1979 en bares y espacios under de Buenos Aires. En marzo de 1983, Alerta Roja editó el primer disco p(A)nk de la Argentina (cassette en realidad), Derrumbando la Casa Rosada. En ese mismo año, el grupo Los Baraja, de la ciudad de La Pla- ta, hacía su debut en el programa Música Total, con virtiéndose en la primera banda p(A)nk que aparecía en la televisión argentina. Otro grupo importante es Cadá veres de Niños, cuya líder Patricia Pietrafesa también era editora del zine Resistencia. También en 1983 Los Violadores edi- tan el disco Los Violadores, cuyo tema “Represión”, junto con el posterior “Ultraviolento” (1985) se convertiríanen los temas más emblemáticos del movimiento p(A)nk argentino.

EL PUNK ES FUERTE, EL PUNK ES GRANDE

Mucha gente comentando fi gs. 6, 7. Meire Martins y Antonio Carlos Callegari, SP Punk, Muchos hippies celebrando nº 1, pp. 3 y 4, São Paulo, 1982. Que el punk había muerto fi g. 8. Meire Martins y Antonio Carlos Callegari, portada de Pero el punk no ha muerto SP Punk, nº 1, São Paulo, 1982. El punk no ha muerto15.

Mierdas Punk, una pandilla surgida en 1981 en En Brasil, el movimiento p(A)nk comenzó en la Vila la ciudad de Nezahualcóyotl, contaban con unos Carolina, Zona Norte de la ciudad de São Paulo, 600 miembros dispersos por las zonas metropoli- donde surgieron grupos como Restos de Nada, tanas. Sus integrantes parecían recién salidos de Condutores de Cadáver, N.A.I. (Nós Acorrentados un inmenso basurero. Adoptaron el lema de “todo no Inferno), AI-5, Inocentes y Desequilíbrio. La pá delante, nada para atrás”, un código de guerrero formación de estos grupos, constituidos por dece- que signifi ca que para sobrevivir había que ser nas de adolescentes desempleados, chicos de pesado14. los recados u obreros, ocurre en el momento de La Movida Subte de Perú, iniciada en 1983 con apertura política iniciado en 1978 tras la deroga- Leuzemia, Narcosis, Guerrilla Urbana y Autopsia, ción del Ato Institucional Número 516, junto con la operó en los márgenes de una cultura local surgi- vuelta de los movimientos sociales a las calles, P da como respuesta a 12 años de dictadura militar así como las intervenciones urbanas de colectivos (1968-1980) y en medio de un violento confl icto artísticos y las huelgas históricas del sector me- armado que se desató en el país en 1980. Su músi- talúrgico organizadas en la región industrial del ca se distribuía mediante la producción artesanal ABC paulista (entre 1978 y 1980)17. Algunos punks de cassettes (maquetas). En Lima organizaban de la Carolina también participaron en estos festivales independientes, con carácter informal, movimientos. Ariel fue miembro de la Organi- muchos de ellos gracias a la ayuda escenográfi - zação Socialista Internacionalista (OSI), grupo ca del colectivo Los Bestias y el artista Herbert clandestino de tendencia trotskista surgido en Rodríguez, y abordaban en sus letras los temas 1976, y participó en huelgas en fábricas y manifes- y problemas sociales que les afectaban: corrup- taciones. No obstante, a mediados de los años ción policial, narcotráfi co, recesión y terrorismo. ochenta, él y otros punks pasaron a militar en el

215 anarquismo y fundaron en São Paulo el colectivo que aparecían en periódicos y revistas (como la Ação e Anarquia, publicando boletines, fanzines idea de que los punks brasileños idolatraban el (como Resistência) y recopilaciones en cassette, nazismo y el fascismo, o que sólo se preo cupaban además de organizar campañas por el voto nulo por el vandalismo y las broncas). y en apoyo de las organizaciones libertarias. Algunos punks intentaron erradicar esta ima- El p(A)nk paulista se aproximó a una u otra gen de violencia entre bandas y empezaron a pro- forma de hacer política, pero el movimiento creció mover sons de união [sonidos de unión], para que y adquirió tintes violentos a raíz de las rivalida- los grupos de São Paulo pudiesen tocar con los des entre las bandas. Fueron apareciendo bandas del ABC. Pero fue en el año 1982, el “77 brasileño”, organizadas por centenares de punks, cada vez cuando logró destacar el movimiento de São Paulo más peligrosas. Si durante un rolê [paseo] una en el festival O Começo do Fim do Mundo19. banda de São Paulo se encontraba con una banda El festival —organizado por el dramaturgo y del ABC en alguna quebrada [área], la treta [tri- escritor Antônio Bivar20, autor del libro O que é Punk fulca] era inmediata. Eran constantes las grescas (1982), Meire Martins y Callegari (ambos editores entre bandas, cuya principal motivación obedecía del fanzine SP Punk)— pretendía acabar con la riva- a un gran confl icto territorial. El espacio de la esta- lidad y sellar la unión entre los punks de São Paulo ción del metro de Largo São Bento, en el centro y los del ABC. En los días 27 y 28 de noviembre de São Paulo, era muy disputado entre los punks de 1982, el festival contó con la participación de y los hippies, y posteriormente entre los punks y 20 grupos —Cólera, Decadência Social, Desertores, los b-boys. En las inmediaciones de aquella esta- Dose Brutal, Estado de Coma, Extermínio, Fogo ción había callejones que sólo conocían los punks Cruzado, Hino Mortal, Inocentes, Juízo Final, de la ciudad, y era allí donde se escondían de las Lixomania, M-19, Negligentes, Neuróticos, Olho acciones represivas policiales… “El miedo causa- Seco, Passeatas, Psykóze, Ratos de Porão, Sub- do por la represión. Todo ello intenta impedir la ur banos y Ulster—, junto con una exposición de existencia a los chicos del suburbio”18. fotografías y dibujos, proyección de películas, dis- Las bandas suburbanas también dominaban cos y fanzines21. 4.000 punks se reunieron en los las discotecas como Construção, en la Zona Norte 9 de São Paulo. A diferencia de la Música Popular Brasileira, Pink Floyd y los temas de 30 minutos, los punks ponían cintas con canciones de un mi- nuto para agitar [bailar el pogo], formando en el centro de la pista una pila de chaquetas negras con tachuelas, parches, pins y alfi leres de gancho. Los sons de fi ta [sonidos de cinta] con temas de los grupos punk/hardcore de otros países sólo pasaron a un segundo plano con los espectáculos y las grabaciones de los primeros discos de los grupos de São Paulo, hoy considerados clásicos: Grito Suburbano (1982), lanzado en vinilo por el sello Punk Rock Discos, con temas de Olho Seco, 10 Inocentes y Cólera, el primer álbum p(A)nk pu- blicado en Brasil; el EP Violência e Sobrevivência (1982), de Lixomania; y SUB (1982), la primera reco- pilación de p(A)nk/hardcore de América Latina, con Ratos de Porão, Cólera, Psykóze y Fogo Cruzado. Los fanzines como Factor Zero, SP Punk, 1999, Vix Punk y Alerta Punk se destinaban a un público de iniciados. Se publicaban manifi estos, comenta- rios, textos y entrevistas sobre los grupos naciona- les y extranjeros y se intentaba explicar el signifi - cado del movimiento para corregir distorsiones

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14 fi gs. 9-16. Sarah Yakhni y Alberto Gieco, fotogramas del documental Punks, São Paulo, 1984.

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217 espacios del Sesc Pompéia. En la calle interna en declaraciones a la prensa en 1986. Son los del Sesc, una antigua fábrica rehabilitada en 1977 hijos de Pinochet. con un proyecto arquitectónico de , Hijos infames que toman irrespetuosamente se montó un palco para que cada grupo pudiera los signos del régimen en las letras de sus can- tocar durante 15 minutos. Fue la primera vez que ciones, en su ropa, en su gráfi ca. No adhieren a los residentes locales y los asiduos al Sesc vieron ninguna trinchera política, pero parodian el poder crestas y grupos punk vestidos totalmente de ne- dictatorial al descontextualizar sus emblemas gro, bailando impetuosamente como en un ejerci- cuestionando su omnipotencia y subrayando el cio de libertad. carácter construido de sus imágenes. Enrostran El domingo se clausuró el festival con la pre- a la sociedad chilena su incapacidad de desli- sentación de los grupos, algunas tretas y la llega- garse de la centralidad de la fi gura de Pinochet24. da de la policía, que intentó invadir el Sesc para Se tra ta de una acidez que no es inmediatamente detener a decenas de punks. Posteriormente los comprendida y despierta la agresividad de lo punks fueron noticia en la prensa y objeto de un que aún no puede codifi carse. Ya en la primera reportaje sensacionalista difundido en el progra- tocata del grupo en un bar universitario, Iván ma Fantástico, de la cadena Rede Globo. Después Conejeros sube al escenario con una gorra de del festival y de la polémica mediática que sus- policía, desata la cólera del público y una bolsa citó, el movimiento de São Paulo entró en declive. de agua arrojada como un proyectil por poco los Para Tina, una veterana del p(A)nk paulista, “el electrocuta. punk podría haber sido la línea del frente de una Como dice una nota de prensa de la época revo lución”22, pero los confl ictos y las tergiversacio- “más que música, los Pinochet entregaron una pre- nes no impidieron que se diese a conocer en todo sencia, una forma de ser”25. El grupo de chicos, el mundo el panorama musical de São Paulo. El 17 p(A)nk paulista se reactivó con una nueva genera- ción, al margen de otras manifestaciones asocia- das al hardcore y al activismo surgidas a partir de la década de los noventa, como los anarcopunks y la escena straight edge. Pero ésa es otra historia.

LA MÚSICA DEL GENERAL

Nadie puede parar de bailar la música del general Nada en el cerebro Nada en el Refrigerador Nadie puede parar de bailar la música del general23.

18 Según algunos testimonios de la época, los Pinochet Boys simplemente tocaban mal. Aún así, sería posible pensar que su música era un irreverente deseo de experimentar; un alegato por la improvisación disonante, por el antivir- tuosismo del ruido; una actitud p(A)nk llevada a sus más radicales consecuencias. No es fácil hacer hoy un juicio al respecto, pues de la música del grupo sólo quedan dos temas grabados en los ochenta en el estudio de Carlos Fonseca, como parte de un frustrado proyecto de disco que su- cumbe cuando el productor exige, para seguir adelante, que cambien el nombre del grupo. Los fi g. 17. Pinochet Boys en el Festival Punk, Santiago de Chile, Pinochet Boys lanzan su nombre como un mani- 1986. Fotografía: Gonzalo Donoso. fi esto. Como el signo de una época. Nombrarán fi g. 18. Pinochet Boys, Santiago de Chile, 1985-1986. a toda una generación. “Somos todo Chile”, dicen Fotografía: Bernadita Birkner.

218 P(A)NK de un look inclasifi cable hecho de ropa usada y peinados raros que citaba desordenadamente estilos foráneos, no parecía punk, pero tomaba la premisa punk de hacer “una música cercana, eso del ‘agarra tu guitarra y hazlo’”. “Así surgió un len- guaje nuestro, el ritmo que estábamos pensando nosotros”, dice Iván Conejeros26. Con ellos irrumpe un look, una actitud y sonidos corrosivos que pro- vocan aversión en un amplio abanico que va de la izquierda a la derecha, del heroísmo nostálgico del Canto Nuevo27 a la imposición de identidades normativas importadas por la industria cultural del pop. Forjan un mito subterráneo y abren el ca- fi g. 19. Pinochet Boys en concentración antidictatorial mino al libertinaje musical de un conjunto bandas en el Parque O’Higgins, Santiago de Chile, 1987. que darán vida al movimiento p(A)nk chileno de Fotografía: Gonzalo Donoso. los años ochenta. Es cierto que el primer grupo p(A)nk chileno, Antes de convertirse en una banda mains- Orgasmo, una banda formada por jóvenes de clase tream, los Pinochet Boys se disuelven, pero dejan media acomodada que estaban terminando la se- “abierta la cancha” para que más tarde, entre 1986 cundaria, data del año 1983. El año en que se cum- y 1990, entren a escena otros grupos como Los plen 10 años del golpe militar en Chile, el mismo Jorobados, Los Fiskales Ad-Hok y Los Miserables. año en que una política de superfi cie toma las ca- Los Pinochet Boys fueron “la primera punta visi- lles con las primeras masivas jornadas de protesta ble de una tribu nocturna” de una generación sin en contra de la dictadura. Sin embargo, la confor- pasado “disparada hacia la nada”31, que, desde la mación de un circuito subcultural p(A)nk recién nada y con nada, hacen de la negatividad una po- se consolida a mediados de la década. Y en esa tencia creadora y productivizan el cuerpo desviado tarea los Pinochet Boys tienen un rol central: son como territorio de experimentación, haciendo saltar los mentores del Primer Festival P(A)nk realizado la recta homogeneidad del Chile dictatorial. Una en el sindicato de taxistas en junio de 1986, en el banda de cuneta y toque de queda, un grito contra que participaron grupos como Niños Mutantes, el aburrimiento, una banda cuyos sonidos son hoy Zapatilla Rota, las Corruption Girls, y debutaron inaudibles. Un grupo p(A)nk. Índice de Desempleo y Dadá. Grupos que tam- AM, FC bién transitan por espacios como el Trolley, Casa Constitución, Discotec 18, estableciendo conta- NOTAS minaciones con una escena under donde también 1 Movements are systems and systems kill / Movements are confl uyen grupos de artistas visuales, grupos expressions of the public will / Punk became a movement cos de performance, de teatro y los primeros cómics we all felt lost / But the leaders sold out and now we all pay y fanzines, como Enola Gay y Beso Negro. the cost. Crass — “Punk is Dead” [El punk ha muerto] (1978). 2 Sadie Plant, The Most Radical Gesture: The Situationist Al poco tiempo, tras una seguidilla de agra- International in a Postmodern Age, Londres: Routledge, 1992, 28 vios al grupo , emprenden el autoexilio. Se hace p. 144. evidente que hay que continuar la fi esta en otra 3 Malcolm McLaren ha colaborado con King Mob, un grupo P parte: “Pinochet mata, la marihuana y el alcohol fundado por integrantes de una sección “no ofi cial” de la no”29. Tras una pequeña escala en Buenos Aires, Internacional Situacionista de Londres, que también mantuvo contacto durante los años sesenta con el colectivo Black llegan a São Paulo, donde se instalan unos meses Mask de Nueva York. y entran en contacto con la escena p(A)nk brasi- 4 “Recuperar” en el sentido utilizado por los situacionistas, leña: telonean al grupo Cólera, tocan junto con que denota la absorción de la protesta y la cooptación de Excomungados y realizan, el 11 de septiembre de la estética radical por parte del mercado. Es el proceso por 1986, el Minuto de Ruido junto a estudiantes y mi- el cual el espectáculo (en el sentido que da a este término Guy Debord) toma una idea subversiva y la recoloca como litantes exiliados frente a la embajada de Chile en mercancía vendible. São Paulo, donde queman la bandera de Estados 5 Sadie Plant, óp. cit., p. 145. Unidos30. 6 Jon Savage, England’s Dreaming: Sex Pistols and Punk Rock, Londres: Faber and Faber, 1992, p. 202.

219 7 David A. Ensminger, Visual Vitriol: The Street Art and una banda de música electrónica. Sin embargo, la precarie- Subcultures of the Punk and Hardcore Generation, Jackson: dad de recursos y el encuentro con Daniel Puente y más University Press of Mississippi, 2011, p. 3. tarde con Sebastián Levine, que eran músicos cuyos refe- 8 Punk rock é vida — É autonomía. Fragmento del tema rentes venían del rock, hizo que el proyecto derivara “Era” (1998), del grupo Cólera. a un punk con elementos electrónicos. Hasta la llegada 9 Já compreendo o mundo em que estou / Sinto fogo no ar del batería Sebastián Levine, los instrumentos de la banda e o povo inteiro a gritar / Chega, chega – não aguento mais / son un sintetizador, una batería eléctrica, una guitarra Chega, chega – ninguém mais aguenta / Chega, chega – y un bajo. estamos nos anos 80! Ratos de Porão, “Anos 80” (1985). 24 Liz Munsell, Subculturas visuales e intervención urbana. 10 Optamos aquí por el uso del término “p(A)nk” como refe- Santiago de Chile 1983-1989, tesis para optar al grado rencia de investigación política de estos movimientos en de Magister en Estudios Latinoamericanos, Santiago: América Latina, y también para diferenciarlo de lo que acon- Universidad de Chile, 2009. Manuscrito inédito. teció en Estados Unidos y en Europa. Se emplea también 25 Álvaro Godoy, “Festival Punk: Reyes en su selva”, en este término en el título del documental de Martín Nuñez, La Bicicleta, Santiago de Chile, agosto de 1986, p. 20. Pank (2010), que muestra el surgimiento del punk chileno 26 Entrevista a Iván Conejeros realizada por Andrés Keller en los años ochenta. y Fernanda Carvajal, Santiago de Chile, julio de 2011. 11 Esta frase aparece al comienzo del documental Botinada 27 El Canto Nuevo fue un movimiento de música fusión, (2006), dirigido por Gastão Moreira, sobre los orígenes del surgido a fi nes de los años setenta, que mezclaba el folklore punk en Brasil. chileno con jazz, bossa nova y rock, y que en general tendió 12 Dan Graham, Rock, mi religión, México: Alias, 2008, p.129. a identifi carse con el discurso de denuncia del mundo de 13 Entrevista realizada por André Mesquita, São Paulo, agosto oposición a la dictadura. de 2011. 28 Los Pinochet Boys son expulsados de su casa en la calle 14 Zona de obras (coord), Diccionario de Punk y Hardcore Santo Domingo por el atentado incendiario de una bomba (España y Latinoamérica), Madrid: Fundación Autos, 2011, molotov lanzada por la puerta de la calle a altas horas p.162. Mierdas Punk fue objeto del documental Sábado de la madrugada. Luego, en frente de su casa en la calle de Mierda (1987), de Gregorio Rocha y fotografía de Sarah Herrera 506, un auto de vidrios ahumados se detiene cada Minter. día, y, tras una fi esta, allanan la vivienda destruyéndolo todo. 15 Muita gente comentando / Muitos hippies comemorando / 29 Consigna llevada por el grupo a una concentración en el Que o punk tinha morrido / Mas o punk não morreu / parque O´Higgins. O punk não morreu. Lixomania, “O punk não morreu” (1982). 30 Como referencia de una estrategia semejante, cabe citar 16 El Ato Institucional Número 5 (AI-5), decreto promulgado en esta misma época a grupos de Washington D. C. como 3, el 13 de diciembre de 1968, concedió poderes extraordinarios Beefeater, Embrace, Fire Party, Gray Matter, Ignition, al presidente mariscal Artur da Costa e Silva, además de Rites of Spring, Soulside y otros integrantes de la segunda decretar la clausura del Congreso y la intervención federal generación del panorama punk/hardcore de la ciudad, en los estados brasileños, la suspensión de las garantías que en un movimiento denominado Revolution Summer constitucionales, la institucionalización de la censura y la protagonizaron, junto con algunos activistas, protestas supresión de las garantías del hábeas corpus en los casos de punk percussion frente a la Embajada de Sudáfrica contra de acciones subversivas consideradas como crímenes el apartheid. políticos. 31 Cristián Galaz, “Punks: Los hijos de Pinochet”, en La Bicicleta, 17 El ABC paulista es una región metropolitana de São Paulo, Santiago de Chile, abril de 1986, p. 3. tradicionalmente industrial, donde se encuentran las ciuda- des de Santo André, São Bernardo, São Caetano y Diadema. 18 O medo causado pela repressão. Tudo isso tenta impedir os garotos do subúrbio de existir. Fragmento de la canción “Garotos do Subúrbio” (1982), del grupo Inocentes. 19 Aparte del festival, la escena p(A)nk de São Paulo en este periodo fue también objeto de dos documentales: Garotos do Subúrbio (1982), dirigido por , y Punks (1984), dirigido por Sarah Yakhni y Alberto Gieco. 20 Bivar vivió exiliado en Londres en los años setenta, donde presenció de cerca el inicio del punk. 21 Las actuaciones del festival se grabaron en vivo en magnetó- fono y al año siguiente se publicó una recopilación en vinilo. El histórico LP O Começo do Fim do Mundo incluye un tema de cada grupo a excepción de Ulster, que se negó a salir en el álbum porque, a su juicio, se había visto perjudicado por la calidad de la grabación. 22 Entrevista realizada por André Mesquita, São Paulo, agosto de 2011. 23 Pinochet Boys, “Música del General” (1986). Los Pinochet Boys surgen hacia 1985, cuando los hermanos Conejeros, dos jóvenes melómanos que venían de la Unión, una ciudad en el sur de Chile, llegan a Santiago con la idea de formar

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y diversos espacios públicos de la ciudad, creando ESCORIA nuevos canales de circulación para sus sonidos e imágenes. Para estos nuevos grupos, en muchos Sangre… chorreando por todas partes, casos autodidactas, la destrucción absoluta aparecía bombas… cayendo en mil lugares, no sólo como una posibilidad creativa, sino como desgracia… vivimos en el infi erno, una realidad inminente. atrapados en un mundo de mierda1. La actitud contestataria de esta escena subte emergente propició más de una fricción con los par- Desde fi nes de 1982, una serie de experiencias colec- tidos tradicionales, e incluso con los voceros y críti- tivas realizadas en Lima, generadas entre los lugares cos de una nueva izquierda cultural que veían en sus semiclandestinos de la ciudad y los espacios “ofi cia- erráticos y escandalosos gestos juveniles los signos les” de las clases medias, confi guran una manifes- de una descomposición social frente a la añorada tación cultural inédita, emparentada por la crudeza unidad socialista. Pero así también, generando inco- de sus formas y por la negación total de los valores modidades y choques con los propios discursos del ofi ciales. Iniciado en 1980, aquel movimiento, luego comunismo ortodoxo y el maoísmo radical (como llamado escena “subte” (subterránea), fue uno de el discurso violentista de la organización clandestina los momentos más impresionantes de rabiosa crea- Sendero Luminoso). Su descreimiento frente a las tividad frente al desánimo y la brutalidad del confl icto soluciones propuestas por el aparato gubernamental armado interno entre las organizaciones comunistas al confl icto les permite reivindicar con gozo la esti- clandestinas y el Estado peruano. Principalmente mulación con drogas y alcohol, la libertad sexual, la agrupados en torno a discursos libertarios y anar- violencia demoledora y el grito sórdido. Pero también quistas a través de la música, las artes visuales y la experimentar una identifi cación distinta a través de poesía, estos grupos se caracterizaron por su nega- sus cuerpos degradados y socialmente apartados: tiva a permanecer callados frente a las noticias de la escoria, esa entidad sucia y residual que no tiene torturas y desapariciones en el interior del país que lugar en las demandas de elementos “constructivos” inauguran la guerra sucia y las políticas de aniqui- de la izquierda tradicional3. lamiento que el Estado peruano implementó desde “Juventud” y “violencia” aparecen como las 1983 contra amplios sectores de la población civil2. bisagras de un nuevo momento cuyas huellas serán En esos momentos, esta nueva escena independiente uno de los más desgarrados testimonios de la in- opta por entrar en confrontación con el autoritaris- dignación, la rabia y la frustración compartida frente mo, interviniendo colectivamente a través de pan- al desmoronamiento ético y político de la nación. cartas, escenografías, festivales de arte y encuentros Así, rápidamente carátulas de discos, letras de can- multidisciplinarios en las universidades, teatros ciones y agresiva poesía se mezclan con las actitudes

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fi g. 1. Álvaro Oyarzún, Viva Chile, Santiago de Chile, 1989. 221 fi g. 2. Herbert Rodríguez, volante “Intis… Muchos Intis…!”, Lima, 1986. P(A)NK

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fi g. 3. Narcosis, Primera dosis, primera maqueta del grupo diseñada por Jaime Higa, Lima, 1985. 223 fi g. 4. Herbert Rodríguez, Alfredo Márquez y Alfredo Távara, Música Subterránea, Lima, 1985. libertarias y manifestaciones callejeras que enuncian desde una marginalidad total, identifi cándose ellos mismos con los miles de cuerpos masacrados en las miles de imágenes de muerte que confi guran el fi g. 5. Enrique Polanco, Al cerdo peruano del 83, anuncio del concierto de Kloaka, Del Pueblo y Kolarock, Lima, 1983. sentido común de un país en guerra. Esa valoración de lo repulsivo y lo obsceno, que entra en abierta confrontación con la cultura ofi cial y con el arte de ca- su violenta producción literaria como un espacio rácter comercial, es un impulso compartido en otras de confrontación política contra lo que veían como escenas underground en esos mismos años, como un “sistema” caduco. “Para nosotros lo que viene la que surge en Chile o en México. En estas experien- sucediendo en el Perú es una situación cloaca, el cias desarrolladas en simultáneo, el humor estridente, Perú es una cloaca”, decía el poeta Roger Santivañez5, las demandas de total libertad del cuerpo y una vi- integrante de ese grupo y cuya poesía se caracterizó sualidad insolente fueron la mejor arma de agitación por ser una de las mejores expresiones de los ámbitos y reivindicación de modos alternos de vida frente a la lumpenizados de la sociedad limeña. violencia de un sistema social autoritario y normativo. El momento más explosivo de la movida peruana coincide con los instantes inmediatos y posteriores a las matanzas y asesinatos en los Andes centrales entre 1983 y 19844. En esos años, grupos de rock con nombres tan elocuentes como Leuzemia —cuyo ba- jista se hacía llamar Leo “Escoria”—, Narcosis, Zcuela Cerrada, Pánico, Guerrilla Urbana y Autopsia evi- dencian esa transición emocional hacia una rabiosa proclama punk: una visceralidad que es también un índice fracturado de la negociación que este sec- tor desafi ante de la juventud limeña intentaba hacer entre la rebeldía íntima y una estructura social fractu- rada. Un quiebre similar que en poesía tiene a su me- jor exponente en la efímera “comuna” que se funda fi g. 6. Teatro del Sol, representación de El Homosexual en torno al Movimiento Kloaka (1982-1984), que asume en el Teatro Cocolido, Lima, 1990.

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Del mismo modo, el colectivo de arquitectos llamado Los Bestias organiza, entre 1984 y 1986, una serie de encuentros de arte total (los “bestiarios”) donde el rock, el teatro, la poesía y las artes visuales colisionan en un intento de renovar los modos de participación política desde un vértice libertario e informal [▸UTOPÍA MEDIOCRE]. Las masivas convocatorias de estos y otros eventos —que reutilizaban desechos para generar arquitecturas efímeras y objetos colo- ridos que servían como escenografía—, señala una transformación radical de lo popular, introduciendo imágenes o voces de nuevos sujetos políticos y sub- culturas antes marginadas (los homosexuales, los fi g. 8. Vicente Ruiz, fotograma de Teorema, Matucana 19, con drogadictos, las prostitutas) que ganan, aunque sea Patricia Rivadeneira y Vicente Ruiz, Santiago de Chile, 1987. momentáneamente, un espacio de reconocimiento y legítima discusión. Estos proyectos colectivos eran también laboratorios de investigación y experimen- muerte y represión a la que la escena subte estuvo tación que permitieron procesar esas otras identida- también expuesta. Una violencia que se agudiza en des, como por ejemplo el trabajo del Teatro del Sol, Lima al fi nal de la década, en la cual la “amenaza fundado en 1979 por Luis Felipe Ormeño y Alberto senderista” se usó cómo pretexto desde el Estado Montalva. Este proyecto en particular impulsó desde para arremeter y exterminar masivamente el conjunto el teatro y el activismo una exploración de la subjeti- de las izquierdas, los movimientos populares, los vidad gay y el homoerotismo que instala un debate, discursos críticos y toda señal “sospechosa” de oposi- hasta entonces inexistente, sobre la homosexualidad ción al discurso ofi cial o gubernamental (que varios de estos grupos esgrimían). Para inicios de los noven- ta, esta movida mostraba ya los signos de una drásti- ca fragmentación y disolución, acelerada en algunos casos por su propio radicalismo y diáspora y, en otros, como resultado de la represión velada y la violencia autoritaria. ML

NOTAS 1 Narcosis, “Triste fi nal”, 1985. 2 EL 30 de diciembre de 1982 el gobierno del Perú delega amplias facultades para la lucha contrasubversiva a las Fuerzas Armadas que toman el control de las zonas declaradas en emergencia en los Andes centrales, sin que las autoridades políticas pusieran fi g. 7. Herbert Rodríguez en colaboración con Los Bestias, en marcha mecanismos de protección de los derechos humanos. carteles y collages producidos para el concierto 3 Retomo esta idea de Fernanda Carvajal y su análisis de la irrup- “ROCKACHO”, Lima, 1986. ción de nuevos colectivos más próximos a una sensibilidad punk en la escena chilena de los años ochenta (como los Pinochet P y la crisis del sida, lo cual aparece también, de otro Boys y los Ánjeles Negros). modo, en la escena musical a través de un particular 4 El Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación indica que 1983 y 1984 fueron los años más feroces de todo el homocore local, es decir, las maneras en que comu- confl icto (1980-2000), llegando a perder la vida un tercio de las nidades alternativas se apropian y exploran desde víctimas de todo el periodo de violencia. Ver Comisión de la otros lugares la iconografía de rudeza y hostilidad del Verdad y Reconciliación, tomo 1, cap. 3, 2003, p. 133. movimiento punk, destacando las estéticas provoca- 5 Juan Zevallos Aguilar, “Entrevista a Roger Santivañez” [1983], tivas de lo glam (peinados, botas, brillos y maquillaje) en Juan Zevallos Aguilar, MK (1982-1984): Cultural juvenil urbana frente a los estilos masculinos del hard rock. de la postmodernidad periférica, Lima: Ojo de Agua, 2002, pp. 94-100. Publicado originalmente en La Razón, Lima, nº 4, p. 10, julio Más allá de sus diferencias internas, el accionar de 1983. Ver también José Antonio Mazzotti, Poéticas del fl ujo. de estos grupos traza un momento de vitalidad extre- Migración y violencia verbales en el Perú de los 80, Lima: Fondo ma en los años ochenta, en medio de las políticas de Editorial del Congreso del Perú, 2002.

225 en ensayos como el que Ricardo Carpani presen- tó en el Encuentro de Artistas Plásticos del Cono SOCIALIZACIÓN Sur1. Ese mismo escrito de Carpani, en el que el artista argentino defendía la creación de “talleres DEL ARTE de militancia plástica de bases”, fue retomado por García Canclini en un texto bastante menos conocido y con un aliento decididamente más El concepto de “socialización del arte” cobró programático, que se publicó en la revista peruana gran fuerza en el contexto latinoamericano de los Hueso Húmero en 1980 (nº 5-6) bajo el título “La años setenta. Retrotraerse brevemente a esa dé- participación social del arte: el porvenir de una cada permite comprender la pervivencia transmu- ilusión”. En él, el sociólogo argentino revisaba tada durante los ochenta de una noción fraguada las posiciones críticas que él mismo había sosteni- durante los decenios anteriores al abrigo de las do a principios de la década señalando las insufi - articulaciones entre el arte y la vanguardia revo- ciencias del modelo crítico que había identifi cado lucionaria. Los primeros setenta establecieron un en prácticas como Tucumán Arde. Según rezaba desplazamiento radical desde la posición ideo- la segunda de las “antítesis” que diagramaban la lógica representada por el foquismo artístico del estructura conceptual del ensayo, ya “no basta itinerario del 68, en la que el artista de vanguardia sociologizar el arte; hay que socializarlo”. Así, tendía a constituirse en vocero y avanzadilla de mientras en 1973 había califi cado a Tucumán Arde una revolución por venir (y cuyo sujeto político como la “experiencia principal” dentro de los in- de referencia aparecía individualizado por la fi - tentos de esos años destinados a romper con las gura del guerrillero heroico, erigido en la obra de instituciones culturales de la burguesía para favo- arte por excelencia), a la reivindicación del pueblo, recer “la integración de artistas con organizacio- hasta entonces vislumbrado como una potencia nes populares”, y en 1979 subrayaba que aquella política por subjetivar, en tanto sujeto político iniciativa implicó “la reformulación más radical activo, colectivo y creativo. El efecto más inme- de la práctica artística, de su relación con los difu- diato de ese desplazamiento debía ser la disolu- sores y el público”, en el texto de 1980 introducía ción del rol del artista como una entidad social un matiz fundamental al subrayar, retomando diferenciada. parcialmente las palabras de Carpani, que la so- Esta socialización del arte será una idea verte- cialización del arte y su reubicación dentro de los bral en los escritos de los años setenta producidos procesos y organizaciones populares de cambio por autores como el sociólogo argentino Néstor “signifi ca no sólo difundir ampliamente las obras, García Canclini (exiliado en México desde 1975) sino redistribuir el acceso a la creación, elaborar o el crítico peruano Mirko Lauer. Sus planteos teó- con el pueblo y desde el pueblo los elementos for- ricos serán retomados y, sobre todo, redefi nidos, males necesariamente nuevos que por su propia durante los años ochenta por diversos colectivos génesis impliquen el reconocimiento e identifi ca- interesados en generar rearticulaciones radicales ción popular”2. entre el arte, la política y el activismo. A propósito Precisamente fue en ese contexto peruano de este último aspecto, es especialmente signifi ca- donde, durante la segunda mitad de los setenta, tivo el caso de García Canclini, cuyos textos esta- se desarrollaron una serie de experiencias para blecen un puente conceptual y geográfi co entre las cuales el punto de vista de Canclini, imbuido los años sesenta y ochenta, y entre contextos na- en esa etapa de su producción por una perspectiva cionales como el peruano y el argentino. Si a prin- teórica renovadora del marxismo en cruce con la cipios de la década de los setenta García Canclini sociología del arte, funcionaba, junto al aporte de esbozaba un modelo sociológico del arte político Lauer, como una suerte de intertexto del programa tomando como referencia las experiencias del de intervención artística que desarrollaría el colec- Grupo Octubre o Tucumán Arde, hacia el fi nal del tivo peruano Paréntesis y luego Huayco a fi nes decenio, en libros como Arte popular y sociedad de los setenta y los primeros años ochenta. El pro- en América Latina (1977) y La producción simbólica yecto inicial de Paréntesis/Huayco explicitaba (1979) propugnó la emergencia de un modelo so- sus puntos de partida en posiciones programáticas cializador que encontraba, entre otros referentes, que evidenciaban ciertos paralelismos con los el teatro de Augusto Boal o las ideas contenidas textos setentistas de Canclini en lo relativo a la

226 SOCIALIZACIÓN DEL ARTE necesidad de rearticular el arte y la cultura popu- crucial instalación Salchipapas (1980), construida lar. Por ejemplo, el manifi esto dado a conocer (en la calle y luego dentro de la galería) con miles con motivo del festival Contacta 79 era enfático a de latas de leche vacías, recicladas de la basura. la hora de señalar cómo esta alianza podía activar También mantuvieron la referencia a los textos fuerzas vitales que se opusieran a la osifi cación de García Canclini, por ejemplo cuando “Coco” institucional de la cultura: Bedoya decidió citarlo como epígrafe de una pu- blicación que daba cuenta de las articulaciones Las artes tradicionales, la evolución de nuestras entre la actividad de ciertos colectivos de arte expresiones artísticas populares, las artes apli- activista y las Madres de Plaza de Mayo: “El arte cadas, las técnicas modernas de masifi cación inte- nunca es más fascinante, creativo y liberador que gradas como acto conceptual con los rituales de la cuando actúa en forma solidaria con la capacidad vida diaria sólo se justifi can si logran dinamizar productiva y de conocimiento del pueblo”7. las relaciones del desarrollo histórico rompiendo la GAS-TAR y C.A.Pa.Ta.Co llevaron a cabo du- inercia de una creatividad tolerada y controlada, rante toda la década de los ochenta y los primeros buscando soluciones innovadoras que se opongan años noventa una serie de intervenciones calleje- a la neutralización de la cultura3. ras participativas (gráfi cas, performáticas), a la vez que propiciaron movidas masivas dentro de Estos planteos dieron lugar, de acuerdo al balance espacios contraculturales (como el Parakultural, que proponía Francisco Mariotti, a “propuestas Babilonia o Mediomundo Varieté). En muy pocas estéticas que ya no tienden a la realización de ocasiones se instalaron en los márgenes del circui- la obra única, comercial, coleccionable, sino a la to artístico tensionando sus lógicas internas. Por obra estética como actitud, como acción del mo- el contrario, su espacio privilegiado fue claramente mento y que, en algunos casos, hasta involucra la calle en el marco de movilizaciones masivas, al participante”4. Este tránsito de lo estético de la en su mayor parte convocadas por el movimiento obra de arte a la encarnación en modos de hacer de derechos humanos, aunque también asumie- y de vivir que incorporarán en sus dinámicas a ron la intervención en confl ictos obreros (en es- los otrora espectadores de arte será un elemento pecial, la larga huelga de la fábrica Ford en 1985) que marcará muchas de las acciones impulsadas y desplegaron solidaridades internacionales por Fernando “Coco” Bedoya y Mercedes Idoyaga (de claro signo internacionalista). Entre ellas, im- “Emei”, los dos exintegrantes de Paréntesis, cuan- pulsaron junto al Frente por los Derechos Humanos do ambos se establezcan en Buenos Aires a partir (integrados por un grupo de jóvenes en apoyo a las de 1981. Allí, Bedoya y “Emei”, junto a artistas Madres) sendas convocatorias a acciones masivas como Diego Fontanet, Joan Prim, Daniel Sanjurjo, participativas, como encender velas en apoyo a José Luis Meirás, Fernando Amengual, Tamara los opositores a la dictadura chilena de Pinochet Migelson, Gustavo Romano, Ricardo Damonte, (Vela x Chile, en 1986 y 1987) o la acción Bicicletas Adriana Bayón, Carlos Portella “Piri”, María José a la China (1989) en solidaridad con las víctimas Loureiro, Mario Robledo, Laura Romera, Germán de la matanza de Tiananmen. Muy en coincidencia Richiger, el chileno Ángel Andrade, Marcelo Vega, con los postulados ya referidos de Paréntesis/ Gastón Vandan, Sergio Vila, Roberto Falco, Leonel Huayco, aunque sin duda mucho más explícito Luna, Carlos “Negro” Tirabase (CNT), Luis María en su ligazón con la acción política, C.A.Pa.Ta.Co Brandán (que había sido integrante del Taller se autodefi nía como un “grupo interdisciplinario de Investigaciones Teatrales [TIT]) y muchos otros de arte que se plantea colectivizar los medios de colaboradores como Fernando Noy, Alberto Sava, producción artístico-culturales en el sentido de: Ricardo Carreira y Jorge Carballa, impulsan la S conformación de un colectivo denominado prime- 1) La producción grupal de obras y eventos de arte; ro GAS-TAR (Grupo Artistas Socialistas-Taller 2) Lograr la participación creativo-productiva del de Arte Revolucionario)5 y más tarde C.A.Pa.Ta.Co público, (Colectivo de Arte Participativo-Tarifa Común)6. 3) Ampliar demográfi camente el consumo a los Los integrantes de C.A.Pa.Ta.Co recuperaron de la sectores populares, tradicionalmente marginados, experiencia peruana conceptos clave como el de 4) Ligarse a las luchas de los trabajadores y el “arte al paso”, acuñado por Huayco en alusión a la pueblo8. popular y callejera “comida al paso”, a partir de su

227 Con todo, hay que hacer notar que la conexión de acciones como el Siluetazo o el NO+ podían que acabamos de trazar entre la producción teóri- apropiarse de herramientas visuales (las siluetas) ca de García Canclini y las experiencias peruanas o consignas lingüísticas (NO+) sumamente sim- y argentinas en torno a la articulación entre la ples, favorecía la singularidad y la multiplicación práctica artística y la esfera de lo social, no sólo exponencial del signifi cado que se materializaba presentan continuidades. Por el contrario, un aná- en ese proceso. Desde esa perspectiva, la dimen- lisis más minucioso nos devuelve una imagen de sión que adquirió en los ochenta la socialización la socialización del arte en las experiencias poé- del arte, al menos en las acciones que acabamos tico-políticas de los años ochenta que evidencia de mencionar, desbordaba con mucho las diná- líneas de ruptura radical con el modo en que esa micas del concepto clásico de participación que idea fue concebida por la práctica artística y teóri- aún encabezaba, en 1980, el título del ensayo ca durante la década anterior. En los ochenta, ese de García Canclini y algunas de las acciones de modelo socializador, lejos de acoplarse a la retó- grupos como GAS-TAR y C.A.Pa.Ta.Co. En las rica de la sociología marxista, se concretó por el acciones regidas por ese concepto de participa- contrario en unos términos que reconfi guraron las ción, el grado de involucración del sujeto político luchas contrahegemónicas en el seno de los mo- tiende a ser parcial y puntual. Por el contrario, vimientos sociales. Lo que afl ora en los ochenta la temporalidad, la intensidad y el riesgo de la en torno al movimiento de derechos humanos en toma de posición política que involucraba el po- países como Argentina es un paradigma de con- ner el cuerpo en acciones como el Siluetazo o traesfera pública que, en lugar de ajustarse a la el NO+, así como la naturaleza del vínculo afec- concepción clásica del pueblo como sujeto colec- tivo entre quienes en ellas participaban, se aproxi- tivo homogéneo sublimada durante los sesenta y maba más al concepto de agenciamiento, según setenta, preludia formas de resistencia en la articu- fue enunciado por Gilles Deleuze. Si para el fi ló- lación entre la política y lo social más próximas al sofo francés el agenciamiento siempre implica concepto de “multitud”, cuyo mayor desarrollo a la demarcación de un territorio que no preexistía, nivel global tendrá lugar a partir de los noventa de resulta sumamente ajustada la defi nición que la mano del movimiento altermundista. Si en los da Juan Carlos Marín del Siluetazo como un acon- setenta la centralidad del concepto del pueblo, a tecimiento que consiguió delimitar una nueva cuyo servicio debía ponerse el arte, se vinculaba “territorialidad social”. a la invocación de un proceso revolucionario que Mientras en los primeros setenta la idea de debía conducir a la toma del Estado (un estado- socialización del arte aún poseía un poderoso ca- centrismo en el que el vínculo entre Estado y pue- rácter instrumental que veía en la difusión de las blo aparecía como inextricable), los procesos de técnicas de producción de imaginario ante todo subjetivación disparados por un buen número de un medio para favorecer la concienciación del pue- experiencias de signo colectivo durante los años blo (convertido en una suerte de entelequia colec- ochenta no supeditaban la emergencia de una con- tiva) acerca de la situación histórica padecida por traesfera pública —o, en su defecto, de una comu- los países del subcontinente y de la posibilidad nidad de resistencia— a teleología alguna, lo cual de subvertirla revolucionariamente, en los ochen- resulta especialmente comprensible si tenemos ta, la socialización aparece más bien como un en cuenta que muchas de esas acciones se empren- fi n en sí mismo, en el que si bien el contenido, la dieron desde las ruinas del proyecto revoluciona- efectividad y la dimensión agitativa de la protesta, rio de los setenta, asentando sobre el presente el tan privilegiados en décadas anteriores, mantenía deseo de restituir unos vínculos sociales absoluta- su importancia, no se sobreponía en ningún caso mente violentados por las dictaduras mediante una sobre la afectividad que permitía articular, en su articulación de la protesta en la que la tonalidad pluralidad de manifestaciones, el disenso social de las voces y el uso de los cuerpos no se supedita- y las relaciones entre los cuerpos en acontecimien- ban a un proyecto político de signo unívoco9. tos como el Siluetazo o el NO+. En ese tránsito Contra la abstracción identitaria en la que el entre los setenta y los ochenta, el cisma histórico concepto de pueblo tiende a sumir a los indivi- producido por las dictaduras militares en Chile duos que componen la masa social (sin que ello y Argentina implicó que la socialización del arte implique una ausencia de efectos performativos pasara de ponerse al servicio de un proceso revo- sobre esa masa), el modo en que los manifestantes lucionario en marcha (Chile) o cuya realización

228 SOCIALIZACIÓN DEL ARTE se intuía como inminente (Argentina), a confi gu- rarse como parte de la emergente denuncia social que rasgaba el velo de la normalidad impuesto por la dictadura sobre la vida pública (Chile) o de una política de la memoria que bajo diferentes signos se oponía al olvido sobre el que desde el poder se pretendía construir la apertura democrá- tica (Argentina).

EL SILUETAZO

Los artistas impulsores del Siluetazo, al proponer la idea a las Madres de Plaza de Mayo, ya eludían la defi nición de esa práctica como arte y preferían re- ferirse a ella como “un hecho gráfi co” que permitie- ra cuantifi car e instalar en la calle y en los medios masivos la denuncia de los desaparecidos. Importa poco si los cientos de manifestantes que protago- nizaron la acción tuvieron conciencia artística de fi g. 2. Eduardo Gil, Silueteando I, fotografía tomada durante la 10 la misma . Estamos ante un emprendimiento co- III Marcha de la Resistencia, convocada por las Madres lectivo cuyo devenir diluye ese origen “artístico” de Plaza de Mayo, Buenos Aires, 21 de septiembre de 1983. (incluso lo olvida) en la medida en que el recurso que el grupo de artistas pone a disposición de la izquierda ortodoxa como con la labor concientiza- multitud es apropiado, modifi cado y resignifi cado dora del arte. El Siluetazo no puede ser contempla- por ella, convirtiéndose en política visual de un do como una acción que difundiera en la conciencia potente movimiento social. Se disolvían así, radi- social una conducta preestablecida que, en última calmente, (y no como una simple participación instancia, debiera movilizar los cuerpos en una en una iniciativa ajena) los estereotipos sociales determinada dirección, ni tampoco preveía la diso- del artista, el activista y el espectador, involucra- lución del arte en la vida como consumación efec- dos en un proyecto común, convertidos todos ellos tiva de un supuesto ethos. Por el contrario, lo que en “hacedores” de un imaginario público. En este el Siluetazo hizo fue socializar una herramienta punto es evidente su distancia o deslizamiento visual que abrió una nueva y disensual “territoria- de las formas preconcebidas de lo que debe ser el lidad social”11. “arte político” o “comprometido” (ilustración de Aunque surgido en el seno del movimiento por la letra de la política), entrando en tensión tanto los derechos humanos y bajo la autoridad de las con la tradición de representación realista de la Madres de Plaza de Mayo, su dimensión irruptiva distó sin embargo de asimilarse a un proyecto po- lítico prefi jado. Es justamente esa indeterminación la que otorga su singularidad al Siluetazo. Desde ese punto de vista, su concepción de la historia se situaría en las antípodas del carácter teleológico que caracterizó otras articulaciones entre el arte y la política en el contexto latinoamericano. Por todo ello nos resulta más que dudoso trazar, como S han planteado autores como Luis Camnitzer, una genealogía que presente al Siluetazo como simple “secuela” de Tucumán Arde, justifi cada en que ambas experiencias se desarrollaran en el afuera de la institución arte. Establecer una concatena- ción directa del Siluetazo (1983) a la mítica escena fi g. 1. Bruno Quaretti, Jóvenes pintando siluetas en el Obelisco durante el segundo Siluetazo, último día de la dictadura, fundante de Tucumán Arde (1968) pasa por alto las Buenos Aires, 8 de diciembre de 1983. profundas diferencias en los modos de producción

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5

6 fi gs. 3-5. Edward Shaw, serie El Siluetazo, fotografías tomadas durante la III Marcha de la Resistencia, convocada por las Madres de Plaza de Mayo, Buenos Aires, 21 de septiembre de 1983. fi gs. 6-9. Mónica Briones, tercera etapa de la campaña No me olvides, de Mujeres por la Vida, Santiago de Chile, 29 de septiembre de 1988.

7

230 SOCIALIZACIÓN DEL ARTE de subjetividad —y, por lo tanto, como señalamos y en la retórica— con las organizaciones guerri- arriba, en el régimen de la socialización del arte— lleras, fue una de las notas predominantes en sostenidos por ambas experiencias colectivas, la “nueva estética” generada en torno al itinerario derivados, en buena medida, de su inscripción del 68, la subjetivación que producía la sociali- en contextos epocales distintos, separados por zación del arte en un evento como el Siluetazo el abismo que media entre el “antes de la revo- se basaba en la desidentifi cación de los cuerpos, lución” y el “en medio de su derrota”, encarnada en aquella evocación silueteada del otro que daba en la feroz represión de los proyectos emanci- lugar a una doble huella, a una “confi guración patorios que ejecutó la última dictadura militar. dialéctica de tiempos heterogéneos” en la que la Tucumán Arde se encontraba atravesado por una memoria del ausente-presente (el desaparecido) concepción hegeliana del tiempo histórico en la se superponía al futuro incierto del presente- que la revolución se presentaba como un futuro ausente (el manifestante)12. Si en los sesenta inminente que consumaría la visión de la historia se tendía a afi rmar la preexistencia de una comu- enunciada por el sujeto político. El mesianismo nidad cuyo impulso utópico se concretaría en vertebrador del Siluetazo es de signo diferente. el cumplimiento de un acontecimiento ulterior La proposición de una “cita secreta entre las gene- (la revolución), en los ochenta era el propio acon- raciones que fueron y la nuestra” que el Siluetazo tecimiento el que, desde las ruinas de ese proyecto proponía no se cifraba en el deseo de retomar revolucionario, creaba los lazos afectivos de una un proyecto revolucionario pasado e inacabado, generación involucrada en hacer evidente y visible sino que aparecía, en un sentido benjaminiano, la reprimida (en sentido literal y freudiano) pre- como aquella fractura más o menos consciente de sencia/ausencia de los desaparecidos13, estable- la linealidad temporal que habilita la apertura ciendo con ellos una comunidad de sentimientos de lo posible. que, sin embargo, no implicaba necesariamente Si el énfasis en la “concientización”, mediada la adopción de su programa político. La articula- por la exaltación de una violencia artística que ción entre arte y política desplazaba así su énfa- habría de mimetizarse —en los procedimientos sis de la (e)fectividad a la (a)fectividad. Desde el 8 pun to de vista de la visibilidad, el uso de las silue- tas no se limitó a la direccionalidad impuesta por la ilustración de la referida consigna de “Aparición con vida”, sino que respondió a la multiplicidad de apropiaciones que modifi caron las pautas es- tablecidas en un principio —todas las siluetas se preveían iguales, anónimas, masculinas y pegadas erguidas—. Las demandas particulares hicieron estallar la propuesta en una diversidad de resolu- ciones. En todas ellas, las siluetas de los ausentes acogían a los manifestantes en un gesto poético en el que la hospitalidad de la forma se convertía también en un reclamo de justicia colectivo y, 9 a la vez, particular. Se restablecía así un espacio público que en décadas posteriores ha manifes- tado con intensidad el disenso irreconciliable entre la lógica policial de los Estados y la políti- ca de las multitudes. La multitud emergente en S acontecimientos como el Siluetazo demuestra que los agenciamientos colectivos pueden potenciar —al tiempo que redimensionar— el deseo de los cuerpos singulares sin caer en tentaciones este- ticistas, que arte y política pueden confl uir en la producción de un imaginario común y de una esfera pública antagonista sin diluirse mutua- mente en la impostura del consenso social.

231 fi g. 10. CADA, NO+, Santiago de Chile, 1984. SOCIALIZACIÓN DEL ARTE

NO+

Cuando el CADA realiza el NO+ por primera vez en 1983, está comenzando en Chile una oleada de protestas sociales en urgente reacción a la cri- sis económica que produce índices de infl ación y cesantía inéditos, irradiando un clima de crisis y derrumbe del modelo neoliberal propugnado por el régimen. En ese contexto, cuando las consignas no se han renovado y no ha surgido una nueva discursivid ad que atraviese la zona antidictato- rial, el CADA lanza el NO+: un dispositivo abierto propagado por los muros de la ciudad para ser completado por la población. fi g. 12. CADA, NO+, Santiago de Chile, 1983-1989. Una de las principales estrategias del CADA fue la noción de ciudad como soporte de inter- brigadistas actúan bajo una noción de poder so- vención artística. En ese gesto citan a las brigadas bre el presente y de un sujeto bullente dentro de muralistas como su principal antecedente para la ciudad, produciendo imágenes que proyectan inscribirse, estratégicamente, en una genealogía y le pertenecen a una ciudad del futuro, por venir. que enlace arte, ciudad y política. Aun así, son Si las brigadas eran voces acabadas, discursos varias las brechas que separan una y otra expe- formalmente asimilables al auge y la unión de la riencia. En el contexto de la Unidad Popular, los Unidad Popular, el CADA surge tras el Golpe, en el momento en que el movimiento popular co- mienza a rearmarse fragmentariamente. El CADA no opera ya en una ciudad disponible, trabaja sobre la ciudad sitiada, la ciudad del fracaso del proyecto brigadista, donde ese proyecto ha sido arrasado, borrado. Y no recurre ya a la producción de imáge- nes, ni símbolos, sino que genera dispositivos que, como el NO+, funcionan como “un articulador de espacios y gestos simbólicos”14. Las brigadas encarnaron el devenir artista del militante y el “aprendizaje de las organizacio- nes políticas de la efi cacia comunicacional de ins- talar producciones visuales en la trama urbana”15. Materializaron un proyecto encauzado hacia la democratización del arte, portando ya consigo un movimiento hacia la socialización y la politización de la práctica artística que ampliaba los recursos y repertorios de la izquierda en las batallas sim- bólicas del periodo. Sin embargo, la relación entre arte y ciudad es trabajada de un modo diferente por el CADA, a partir de un énfasis en el desplaza- miento y la resignifi cación de los signos16. Se trata S de una estrategia más esquiva o, como señala Eltit,

más frágil, pero en otro punto curiosamente más duradera, porque los murales tú los pintas y ya, en cambio, el CADA, que deja su huella en el video, en la foto, en la prensa, no lo puedes agarrar, in- gresa donde no tiene que ingresar y se va y no va fi g. 11. CADA, NO+, Santiago de Chile, 1988. preso, no es posible tomarlo preso17.

233 Cabe preguntarse qué elementos estuvieron en juego para que el NO+ fuera efectivamente com- pletado, tratándose de un gesto mínimo, que no estaba acompañado de ninguna señal que llamara explícitamente a rematar la frase, ningún instructivo que requiriera al transeúnte. Sin embargo, contra la posibilidad de su fracaso, el NO+ adquirió la fuerza interpeladora de la consigna. Es decir, el NO+ logra articular el rechazo antidictatorial en una consigna, destruyendo y a la vez rescatando la consigna como discurso político imperativo, como grito de guerra. Y es que se trata de una consigna fuera de control. El NO+ está fuera de todo control por ser una consigna incompleta cuya formulación fi nal es im- predecible. El NO+ es un “dispositivo que expresa un deseo que no está completamente articulado, que no está enunciado del todo”20, y en este sen- tido desplaza o introduce junto con el imperativo del NO, el llamado a la formulación de un deseo po- lítico que no está ya previamente dado. También, cómo no decirlo, es un eslogan fuera de control por convertirse en una consigna de la que ya nadie es dueño: en esta intervención el CADA es testigo de su propia desaparición como autor. Es posible pensar que esos rayados se convir- tieron en la huella que reúne dos cuerpos que se fi g. 13. CADA, NO+, Santiago de Chile, 1984. juntan sin conocerse, un cuerpo pasa y completa la marca dejada por otro cuerpo, concretando una Si socializar el arte implicara socializar una téc- acción anónima en común. El NO+ es el rastro nica (serigrafía, dibujo, pintura mural), podría de- que deja una comunidad invisible, que no se hace cirse que el CADA no realiza una socialización del presente, pero que deja la huella de un afecto, de arte, sino más bien acciones participativas. Desde un ímpetu común. Una comunidad negativa, sin el reparto del medio litro de leche en poblaciones nombre, sin fi rma, habitada por una ausencia de y el llamado a intervenir las bolsas de leche ya identidad y de propiedades, aún sustraída de una consumidas en Para no morir de hambre en el arte posible representación (política). (1979), hasta la multiplicación del rayado NO+ por AL, FC, JV los muros urbanos dispuesto para ser reapropiado y completado por otros, hay un llamado a la partici- pación. Sin embargo, en el caso del NO+ lo que se socializa es un dispositivo “conceptual” que tras- ciende las limitaciones del discurso meramente humanista de la participación. Al mismo tiempo que el NO+ es una invitación al palimpsesto —a sumar capas de inscripciones, a completar un discurso en formación—, socializa el uso polisémico de los signos como estrategia confi guradora de las formas de protesta antidicta- torial18. En la ciudad del toque de queda y cuando las antiguas consignas parecían ya agotadas19, durante 15 noches el CADA y un grupo de artistas satélite salen a rayar el NO+ en puntos estraté- fi g. 14. Mujeres por la Vida, No+ porque somos+, Santiago gicos de la ciudad y simplemente “lo dejan ahí”. de Chile, 8 de marzo 1985. Fotografía: Patricia Alfaro.

234 SOCIALIZACIÓN DEL ARTE

NOTAS colectiva a Brian Holmes”, en ramona, Buenos Aires, nº 55, 1 Encuentro organizado por el Instituto de Arte Latinoame- p. 9, octubre de 2005. ricano de Santiago de Chile en 1972, bajo la dirección de 12 Georges Didi-Huberman ha mostrado, desde una perspecti- Miguel Rojas Mix y en el contexto de la revolución socialista va arqueológica, la relación entre la temporalidad anacrónica impulsada por el gobierno democrático de Salvador Allende. de la huella —en tanto manifestación antropológica— Las actas del encuentro refl ejaban la necesidad de reconsi- y la imagen dialéctica benjaminiana. Ver La ressemblance derar radicalmente la función del artista tanto en el proceso par contact. Archéologie, anachronisme et modernité de revolucionario como en el ulterior arte socialista. l´empreinte, París: Les Éditions de Minuit, 2008, pp. 11-14. 2 Ver Néstor García Canclini, “La participación social del arte: 13 Desde una postura pragmática y universalista, Susan Buck el porvenir de una ilusión”, en Hueso Húmero, abril-septiembre Morss ha vinculado la fuerza mesiánica de Benjamin con de 1980, p. 71. Más adelante, Canclini deslizaba, en lo que la alusión al concepto de generación como un segundo cabe interpretar como una alusión velada a Tucumán Arde, nacimiento —en este caso colectivo— en el que lo personal que si bien algunos artistas dejaron de exponer en un museo y lo político confl uyen en “la materialización de un campo para hacerlo en un sindicato, “muy pocos […] se han pro- de acción transitorio”. Susan Buck Morss, “La seconde fois puesto […] participar en las discusiones de los sindicatos comme farce… Pragmatisme historique et présent inactuel”, y no simplemente servir de ilustradores”, ibíd., p. 72. en Alain Badiou y Slavoj Žižek (eds.), L´idée du communisme, 3 Manifi esto del Festival de Arte Total Contacta 79, incluido Clamecy: Lignes, 2010, p. 106, (la traducción es nuestra). en Gustavo Buntinx, E.P.S. Huayco, Documentos, Lima: Este segundo nacimiento, en el que las siluetas de los Centro Culatural de España, 2005. desaparecidos alumbraban una nueva generación, encuentra 4 Francisco Mariotti, “Balance interno de EPS Huayco”, su versión más radical —una suerte de inversión política, en Gustavo Buntinx, óp. cit., pp. 253 y ss. histórica y cultural de la maternidad biológica— en la afi rma- 5 Según otra versión, la sigla signifi caría “Grupo de artistas ción de las Madres Plaza de Mayo según la cual ellas fueron socialistas para la transformación del arte revolucionario”. paridas por sus hijos. El verbo resultante (“gastar”) otorga al nombre un plus de 14 Gonzalo Muñoz, “El gesto del otro”, en Cirugía plástica, distancia jocosa ante denominaciones tan grandilocuentes. Berlín NGBK, 1989 [cat. exp.]. 6 La sigla encierra un chiste en base al doble sentido de la 15 Ana Longoni, “Brigadas muralistas: la persistencia de una palabra colectivo: como grupo y como transporte público práctica de comunicación político visual”, en Revista de de pasajeros, estos últimos divididos entre las prohibitivas Crítica Cultural, Santiago de Chile, n° 19, 1999, pp. 22-25. Tarifas Diferenciales y las más populares Tarifas Comunes. 16 Como sucede, por ejemplo, en Para no morir de hambre en 7 “Madres de Plaza de Mayo. Un espacio alternativo para los el arte (1979) cuando el CADA cita la campaña allendista que, artistas plásticos”, dosier aparecido en La Bizca, Buenos durante la Unidad Popular, buscaba entregar medio litro Aires, nº 1, año I, noviembre-diciembre de 1985. de leche diario a cada niño chileno, y la recodifi ca en la hoja 8 S/a., “Miserere para el equeco”, en La Bizca, Buenos Aires, en blanco, el vacío y el hambre, signos retomados posterior- nº 2, año I, otoño de 1986. mente en Inversión de Escena (1979). 9 Retomamos aquí la contraposición que establece Paolo 17 Entrevista a Diamela Eltit realizada por Fernanda Carvajal Virno entre el pensamiento de Hobbes y el de Spinoza. en Santiago de Chile, julio de 2009. Para el autor italiano, la fi losofía política que encierran 18 En efecto, la socialización del uso polisémico de los signos una y otra sería deudora, respectivamente, de los conceptos que porta consigo el NO+ resulta palpable cuando, un par de “pueblo” y “multitud”. Para Virno, este último término, de años más tarde, Rosenfeld y Eltit activan el NO+ en sus cargado de una connotación negativa en Hobbes y positiva colaboraciones con Mujeres por la Vida y los prolífi cos usos en Spinoza, representaría “aquello que no se avino a devenir de la consigna pasan así a ser trabajados ya por un grupo pueblo, aquello que contradice virtualmente el monopolio identifi cable. estatal de la decisión política”. Paolo Virno, Gramática de 19 Como cuenta Eltit en la entrevista referida en la nota 17: la multitud. Para un análisis de las formas de vida contempo- “Las antiguas consignas era lo que se tenía. Entonces tú ráneas, Madrid: Trafi cantes de Sueños, 2003, p. 24. ibas a una manifestación, cuando ya empezó a haber esa 10 Incluso durante muchos años se perdió la memoria del posibilidad, y escuchabas la izquierda unida jamás será origen preciso de la iniciativa, cuyos impulsores fueron vencida. Te mirabas entre todos y veías que había ocurrido los artistas Roberto Aguerreberry, Julio Flores y Guillermo un desastre. Lo otro había sido maravilloso pero nosotros Kexel. Para evitar hablar de “acciones de arte”, Roberto ya habíamos pasado por otra experiencia”. Amigo propone defi nir al Siluetazo y otras iniciativas de 20 Gonzalo Muñoz, óp. cit. naturaleza semejante como “acciones estéticas de praxis política”. 11 Juan Carlos Marín propone este concepto en Los hechos armados, Buenos Aires: Ediciones PICASO/La Rosa Blindada, S 2003. Por otra parte, esta socialización de la producción de imaginario se engarza con la noción de “posvanguardia” enunciada por Brian Holmes, que entiende la posible reac- tivación del legado de las vanguardias históricas desde una posición crítica con el modelo de élite y de avanzada: “Lo que me interesa no son ya los movimientos de vanguardia, sino de posvanguardia, movimientos difusos que permiten a mu- chas personas tomar parte de la fabricación de las imágenes, de los lenguajes nuevos y de su circulación”. “Entrevista

235 artista como trabajador cultural y a la necesidad POR MENOS ARTISTAS Y MÁS HOMBRES de complementar la búsqueda de un nuevo público QUE HAGAN ARTE para el arte revolucionario con su socialización. Esta crítica setentista del artista burgués encontrará su La concentración exclusiva del talento artístico en prolongación durante los años ochenta en trabajos algunos individuos y su estancamiento en las grandes como el de la artista correísta platense Graciela masas, de las que deriva, es un efecto de la división Gutiérrez Marx quien, en 1984, impulsó la Compañía del trabajo. Aun cuando en ciertas condiciones socia- de la Tierra MALAMADA, editó el periódico HOJE- les cada cual pudiera devenir un excelente pintor, esto HOJA-HOY 2 y trabajó junto a C.A.Pa.Ta.Co en diver- no impediría que cada cual fuese también un pintor sas acciones. Gutiérrez Marx presentó en el Primer original, de modo que también aquí la diferencia entre Encuentro de Arte Experimental y Mail-Art celebrado el trabajo “humano” y el trabajo “único” se reduce en Rosario en 1984, un manifi esto o “poema-panfl eto” a un absurdo. Con una organización comunista de la titulado “Por un arte de base sin artistas”. Ahí pro- sociedad fi nalizan en todos los casos las sujeciones nostica que la gran obra de arte latinoamericana será del artista a la estrechez local y nacional, que proviene un proceso no profesionalizado, en el que el artista únicamente de la división del trabajo, y la sujeción funcionará como programador de un proyecto “que del individuo a tal arte determinado, que lo convierte será construido poéticamente por la heterogeneidad exclusivamente en un pintor, un escultor, etc. Tales del pú blico que operará ahora como realizador de nombres expresan ya por sí solos la estrechez de su y con los demás”. desarrollo profesional y su dependencia de la división En la nueva década, el sentido general de la del trabajo. En una sociedad comunista, ya no habrá cita de Marx y Engels fue sintetizado por los inte- pintores, sino, cuando mucho, hombres que, entre grantes del TIT y Cucaño en la consigna “por menos otras cosas, practiquen la pintura1. artistas y más hombres y mujeres que hagan arte” que, sin embargo, adquiría una connotación espe- cífi ca completamente diferente. En efecto, el devenir Esta cita de Marx y Engels ya aparecía en las actas consigna de la cita se situaba en un horizonte revo- del Encuentro de Artistas Plásticos del Cono Sur lucionario diferente a la redefi nición sociológica (Santiago de Chile, 1972), en medio de los arduos de- de la función del arte propugnada durante los seten- bates que relacionábamos brevemente al principio ta. En el caso del TIT, esa disolución del rol tradi- de esta entrada en torno al nuevo estatuto social del cional del artista se iniciaba con la sustitución de las fi rmas individuales por creaciones colectivas. No son profesionales ni saben mucho de teatro, no tienen experiencia, apenas empiezan en estas lides, pero estudian, ensayan, ponen el cuerpo y se arries- gan: el teatro aparece como un territorio apto para el simulacro. Como bufones de una corte despótica, la experimentación actoral les da la chance de apelar a la mentira para decir la verdad, incluso aquella verdad que todavía resulta inarticulada, indecible. Del mismo modo que en Cucaño, se trataba de pro- mover que cualquiera deviniera en creador a partir del deseo de serlo, sin necesidad de una dirección artística. Cada integrante se convertía desde el momento en que entraba en la comunidad surrea- lista creada por estos grupos en un productor. Por otra parte, la propia actividad performativa trataba de activar al espectador mediante la provocación, de manera que éste se viera incitado a salir de su “esta- do natural” para devenir en sujeto creativo3. Ambos grupos sostenían que cualquier sujeto es capaz fi g. 1. TIT, Carlos Cthulhu en La cámara. Provocación y dirección de producir arte. En la práctica, esta reivindicación de Raúl Zolezzi. Teatro del Picadero Buenos Aires, 1980. se traduce en que sus talleres (de música, teatro,

236 SOCIALIZACIÓN DEL ARTE

S

fi g. 2. Movimiento Surrealista Internacional, Enciclopedia Surrealista, Buenos Aires, Rosario, São Paulo, 1981, página. 10. 3

fi gs. 3, 4. Graciela Gutiérrez Marx, “Por un arte de base sin artistas”, Rosario, 1984. SOCIALIZACIÓN DEL ARTE

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239 fi g. 5. Cucaño, portada de la revista Aproximación a un hachazo, Rosario, 1982. SOCIALIZACIÓN DEL ARTE

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fi g. 6, 7. Cucaño, “Sobre la aniquilación de la obra de arte. Sobre la imaginación liberada”, en Aproximación a un hachazo, Rosario, 1982. 7

242 SOCIALIZACIÓN DEL ARTE historieta, cine, etc.) estaban abiertos a todo intere- São Paulo. La propuesta consistía en celebrar el sado. El Maldito Chocho, el fanzine editado en Rosario fi n de los años setenta con una manifestación artís- por Cucaño, incluye por ejemplo participaciones de tica que socializase, de un modo precario y diletante, muchos integrantes que nunca más (ni antes ni des- ideas y materiales casi siempre reservados a una pués) produjeron historietas ni sabían dibujar. Sus élite. Mostraban la voluntad de transformar radical- integrantes se manifestaban claramente contra la mente una situación cultural en la que se repetían convención del artista como aquel ser excepcional “la inexistencia del debate” y “la falta de cuestiona- que domina una técnica o tiene una capacidad que miento que casi paraliza el medio artístico”4. Días lo distingue del resto. Pero además, también repu- antes del Evento, el grupo organizó convocatorias diaban la idea de obra de arte como instancia culmi- masivas y actos previos de divulgación con el objetivo nante y fi ja, cerrada. El arte era así entendido como de reclamar la participación pública. Uno de ellos un proceso abierto, una experiencia. tuvo lugar en una estación de metro, donde el grupo En un sentido similar, los integrantes del colec- de artistas independientes repartió papeles en blan- tivo GAS-TAR/C.A.Pa.Ta.Co se autodefi nían como co entre las personas del público, que estaban colo- “anartistas”, un juego de palabras entre “anarquista” cadas en fi la hasta un banco en el que un integrante y “no artista”. Sin embargo, hay que hacer notar que, de Viajou Sem Passaporte sellaba los papeles con en contrapunto con la pedagogía estético-política la misma frase distribuida en la intervención de la vinculada a las acciones del movimiento de derechos Bienal de São Paulo. humanos, cuyo infl ujo social se extendía más allá de Durante el Evento Fim de Década, realizado en un los miembros de esos colectivos, en el caso del TIT único día, el 13 de diciembre de 1979, en la Praça da o Cucaño la “socialización” del arte a partir de la crítica Sé, centro neurálgico de São Paulo, estos colectivos del artista burgués encontró un ámbito de circulación dividieron la plaza en 13 bases con propuestas efíme- más restringido, que se identifi caba con los espacios ras de juegos participativos destinados a interferir de invención y relación que ambos grupos ideaban: temporalmente en la rutina de las muchas personas una suerte de subterfugios creativos y clandestinos de donde emergían impulsos surrealistas cuyo conta- gio era el mejor modo de reclutar a nuevos miembros para el delirio colectivo que en ellos se agitaba. En Brasil, durante la inauguración de la XV Bienal de São Paulo, el 3 de octubre de 1979, Viajou Sem Passaporte, otro de los grupos trotsko-surrealistas de la época, realizó una acción con un marcado sen- tido irónico. Los artistas entraron en la sede de la Bienal con vendas en los ojos y en los oídos, y guiados por una persona sin venda caminaban unidos por una cuerda. Mientras paseaban por la exposición, se acercaban a los cuadros, instalaciones y esculturas y decían cosas como “¡oh, qué maravilla!”, “¡espec- tacular!”, “¡brillante!”. Visiblemente aturdidos, el gobernador y las autoridades intentaron apartarse del grupo para no romper el protocolo ofi cial de inau- guración. Los medios califi caron la acción de aque- llos jóvenes como una “protesta” realizada por un “grupo de artistas independientes” quienes, además, salían de la Bienal de São Paulo distribuyendo un S puñado de papeles sellados con la frase “He estado en el fi n de década – BASTA”. Tras esta acción, algunos miembros de Viajou Sem Passaporte junto con otros artistas (muchos de los cuales pertenecían a otros colectivos como GEXTU, 3Nós3 o D’Magrela), impulsaron el Evento fi g. 8. Arte al Paso, A Beuys, Buenos Aires, 1990. Diseño de Fim de Década con el apoyo del Ayuntamiento de Fernando “Coco” Bedoya, Daniel Sanjurjo, Piri, Emei.

243 que cruzan a diario esa zona, como la creación de La infl uencia de Beuys es también constatable esculturas móviles con cajas de cartón, la proyección en algunas acciones y afi ches de C.A.Pa.Ta.Co, de películas en tiendas, la improvisación musical, aunque a diferencia de lo que sucede con el discurso un taller de arte correo, pinturas, bloques carnava- de artistas individuales y consagrados como Beuys, lescos, marionetas y un banco de trueque5. acá la idea de que cualquiera puede ser un artista En unas coordenadas diferentes se sitúa la so- se aplicaba a los propios integrantes del colectivo cialización del arte que propuso en algunas de sus y su extendido y eventual número de colaboradores. acciones el colectivo chileno CADA. En este caso, De hecho, la noción de “readymade social”, central más que impugnar la fi gura ideal del artista burgués a la hora de comprender algunas de las intervencio- socializando un saber técnico o apostando por el nes del colectivo, establecía un desplazamiento del desplazamiento de la consideración del artista de concepto duchampiano desde el objeto introducido la ontología individual (el ser del genio) a la factici- en el ámbito del arte a la creación de situaciones en dad social (el hacer colectivo), se trataba de multiplicar el espacio público. De ese modo, sintetizaban el con- exponencialmente el número de personas capaces cepto de readymade con el de “escultura social”, de ejecutar la apertura creativa de mundos que tra- acuñado por Beuys7. Para el artista alemán, el silen- dicionalmente se asocia con aquél, de manera que cio que Duchamp había guardado con posterioridad ese proceso repercutiera en el cambio de una vida a la exhibición de los readymade estaba sobrevalo- comunitaria que, por entonces, se encontraba recluida rado8 y había contribuido a que el cuestionamiento en las formas opresivas impuestas por la dictadura. radical de las convenciones del arte no se proyectase En este sentido, el referente para esta alteración hacia una expansión de la potencia del concepto de de la concepción social del arte no era tanto la cita de arte que se incrustara en el corazón mismo de la Marx y Engels que encabeza este apartado como praxis política y social. Para Beuys, si el señalamiento un referente contemporáneo proveniente del mundo duchampiano permitió evidenciar que cualquier ob- del arte: ese referente era el artista alemán Joseph jeto puede ser percibido como arte, el paso siguiente Beuys, que tuvo una incidencia directa sobre cole c- era concebir el arte desde una perspectiva entre tivos de arte/política activos durante los años ochenta antropológica y antroposófi ca, como elemento activo en Latinoamérica. El artista alemán enarboló constan- en la confi guración de la vida social. Dejando de lado temente consignas como “Todo es arte, cada hombre tanto la retracción duchampiana como el mesianis- es un artista, el arte está en su cabeza” o el concepto mo beuysiano, la síntesis conceptual propuesta por de “escultura social”, ideas que serían retomadas el readymade social de las acciones de C.A.Pa.Ta.Co por el CADA en su intento por desplazar las articu- situaba su esfera de incidencia en los confl ictos so- laciones entre el arte y la vida más allá de los límites ciales. En su texto “De Tucumán Arde al ‘ready-made impuestos por las instituciones culturales. Así suce- social’”, presentado inicialmente durante el festival día en una acción como ¡Ay Sudamérica!, realizada Tomarte (Rosario, 1989), la artista Graciela Sacco en julio de 1981. La acción consistió en el vuelo de establecía la siguiente diferencia entre la experien- una serie de avionetas sobre la ciudad de Santiago cia culminante del itinerario del 68 y el concepto de que, citando y reinvirtiendo el bombardeo del Palacio readymade social: “a diferencia de Tucumán Arde, de la Moneda ocho años antes, arrojaban sobre cier- el ready-made social no es una obra que pueda descri- tas poblaciones de Santiago de Chile una cantidad birse, sino que es un concepto aplicable a distintas enorme de volantes en los que se podía leer un texto producciones artísticas”. que, frente a la clausura de las expectativas revolu- AL, AM, JV cionarias impuesta por el golpe de Estado de 1973, abría las esperanzas en el futuro de la vida común NOTAS 6 chilena. Un fragmento de ese texto apostaba por 1 Karl Marx y Fredric Engels, La ideología alemana, Montevideo: sensibilizar a cualquiera que lo leyera con su paisaje Edit. Pueblos Unidos, 1958, p. 470. natural, social y afectivo. Si bien el texto afi rmaba la 2 Entre 1985 y 1986 editó cinco números de HOJE-HOJA-HOY, identidad que a los hombres confi ere su trabajo un periódico autogestionado entre ella, Hilda Paz, Susana Lombardo, Gustavo Mariano, Daniel Gluzmann, Gabriela Hermida, diario, exaltaba también la necesidad de un trabajo Alfredo Mauderli, Juan Ferreira y Martín Eckmeyer. común en la felicidad. Ese trabajo pasaba porque 3 “Cada actor del TIT tenía que ser un provocador. Para cambiar cada hombre pugnara por redefi nir mental y física- la chatura, la mediocridad y el miedo que había. Provocar, sacar mente los márgenes de su vida, constituyéndose a las personas de su estado natural”, entrevista a Pablo Espejo, de ese modo en un artista. 2011.

244 SOCIALIZACIÓN DEL ARTE

4 Fragmento de la convocatoria distribuida por los grupos Viajou Sem Passaporte, 3Nós3, GEXTU, D’Magrela y otras per- sonas para la participación pública del Evento Fim de Década. AFICHES PARTICIPATIVOS 5 Sobre el Evento Fim de Década ver 3nós3, D’Magrela, Viajou Sem Passaporte, GEXTU, Top Secret: Evento Fim de Década - set. a dez. Muchas iniciativas impulsadas por el Frente por de 1979 (catálogo), São Paulo, 1979. los Derechos Humanos, un colectivo de jóvenes en 6 Ver p. 47. apoyo a las Madres de Plaza de Mayo, y por el grupo 7 Según el testimonio de “Coco” Bedoya, fue Rolf Knippenberg GAS-TAR (luego devenido en C.A.Pa.Ta.Co), evi- quien había participado en la actividad del Grupo Paréntesis en Lima, quien les tradujo un texto de Beuys en que se daba cuenta dencian la dimensión participativa inscripta en los de este concepto de “escultura social” como superación de las dispositivos gráfi cos. La “obra” se completa y cobra limitaciones del readymade. sentido en la acción y decisión del otro anónimo, 8 Beuys realizó una performance con ese título en el Fernsehstudio implicado e interpelado en la calle. La aspiración a de Düsseldorf en 1964. “Unir el arte y las luchas”, una consigna frecuente de GAS-TAR/C.A.Pa.Ta.Co, se concreta en esa par- ticipación callejera, dispersa y múltiple. El colectivo se defi ne como un “grupo interdisciplinario de arte que se plantea colectivizar los medios de producción artístico-culturales”1. Una de las realizaciones colectivas concretadas en Buenos Aires fueron los murales hechos con fotocopias de las fotos de los desaparecidos inicia- da el 8 de marzo de 1984, primer Día Internacional de la Mujer en democracia en el que se homenajeó a las Madres por su heroica gesta contra la dictadura. En base al archivo de fotos reunidas por las Madres y empleadas en distintos soportes en las movili za- ciones, se seleccionaron 50 fotos de hombres, 50 de mujeres y 25 de niños con sus nombres y fechas de desaparición, se ampliaron a 30 x 42 cm y se repro- dujeron 150 fotocopias de cada una. Conjuntos de esos rostros empapelaron distintos muros urbanos, con la explícita invitación a los peatones a colorear- los con crayones (a la manera de las iluminaciones de las fotos antiguas). Transcurrida una semana de esta actividad, algunas Madres solicitaron que las fotocopias no se pintaran, restringiéndose la dimen- sión participativa de la propuesta. Unos meses más tarde, en el contexto de la IV Marcha de la Resistencia (diciembre de 1984) el grupo GAS-TAR impulsa una nueva iniciativa par- ticipativa, “Afi che para terminar entre todos”. Según relata Fernando “Coco” Bedoya,

Hebe de Bonafi ni insistía en sus declaraciones en que no había que representar más ausencias ni tras- S ladar más retratos a los muros pues urgía mostrarle al pueblo quiénes eran los responsables del terror, los autores de tantos crímenes genocidas2.

Ante esta demanda de la líder del movimiento de derechos humanos, decidieron desplazar el foco de la denuncia de las víctimas a los victimarios. El afi che, impreso en planograf, mostraba las fi guras

245 inconclusas de dos represores con las consignas aéreo entre la Plaza de Mayo y la Plaza Congreso de “No a la amnistía” y “Genocidas”. Una de ellas se Buenos Aires, circuito de la marcha del 24 de marzo basaba en una foto irreconocible de Videla, el exdic- de 1985, en el aniversario del golpe de Estado de 1976. tador, y la otra imagen (un represor de perfi l) suge- También se pegaron miles de manos en los muros. ría alguien de la gendarmería, del ejército, de un “Cada una de las manos es un habitante que partici- grupo de tareas con grado subalterno, en defi nitiva, pó, una persona que ejerció su derecho, que decidió, aquellos representantes exonerados por la Ley de que hizo la democracia”5. Obediencia Debida, de cuya boca emergía la silueta AL de un perro rabioso3. El afi che dejaba entonces va- rias zonas en blanco (en los rostros de las fi guras y NOTAS en la parte inferior). El 21 de diciembre se instaló una 1 S/a, “Miserere para el equeco”, en La Bizca, Buenos Aires, n° 2, mesa de impresión serigráfi ca en la Plaza de Mayo otoño de 1986, p. 17. y se montó un taller al aire libre. Un grupo de trabajo 2 Fernando Bedoya, “No a la amnistia. Un afi che para la participa- imprimió aproximadamente 3.500 afi ches. Otro grupo ción”, en “Madres de Plaza de Mayo. Un espacio alternativo para intervino pintando monigotes, esvásticas, calaveras, los artistas plásticos”, dossier aparecido en La Bizca, Buenos Aires, año I, nº 1, noviembre-diciembre de 1985. rejas o textos sobre el afi che mientras un manifes- 3 Se trata de una alusión a las declaraciones de Hebe de Bonafi ni tante voceaba los nombres de los represores. Un en respuesta a las afi rmaciones del ministro del Interior Antonio último grupo de manifestantes se abocó a pegar los Troccoli respecto a que los desaparecidos estarían fuera del país afi ches en las inmediaciones de la Plaza. o habrían sido ejecutados sin el debido proceso: “(El ministro Ante esta acción, el crítico del diario La voz Troccoli) debe saber que no es un simple perro el que atacó, sino un ejército de dogos asesinos al que el pueblo mantiene evaluó que con mucho esfuerzo y, por lo tanto, no vamos a permitir que continúen asesinando ni los dogos ni sus dueños”. Ver “La saga la función social del artista plástico se está arraigando de los dogos”, en Crónica, Buenos Aires, 7 de enero de 1985. 4 en el seno del pueblo y en el vértice mismo de su lu- M. López, “Plástica y derechos humanos. El arte y la sociedad”, en La voz, Buenos Aires, 2 de enero de 1985. cha. Por supuesto que esta función del artista es ajena 5 La descripción retoma las siguientes notas: Madres de Plaza a la de aquellos mandarines del arte que se regodean de Mayo, n° 3, p. 13, “Dele una mano a los desaparecidos” y en mercados de turbios valores. Este quehacer fuera “Editorial: Madres + Manos = Juicio y Castigo”; n° 4, “Editorial: del ámbito clásico está entroncado con los grabados de las manos son por Usted”; n° 5, p. 10: “El triunfo de la memoria”, Guadalupe Posadas en el México de la insurrección p. 12: “Los que hicieron posible la marcha”, Boletín, publicación de los artistas del Movimiento al Socialismo, n° 6, p. 20: “Un millón campesina, con los grabados de Goya y los afi ches de de manos. Reportaje a Pedro Lanteri”, en La Voz, Buenos Aires, la Revolución Española, pero fundamentalmente con 24 de enero de 1985. una nueva forma expresiva que necesita la participa- ción efectiva para ejecutar la obra de arte4.

Por último, merece destacarse, por la envergadura que alcanzó, otra campaña impulsada por el Frente por los Derechos Humanos, “Dele una mano a los desaparecidos”, que recorrió el mundo y logró reco- lectar casi un millón de manos en 86 países en el verano austral entre 1984 y 1985. La idea, afín a la de poner el cuerpo para realizar las siluetas, fue impli- car al que adhería a la campaña en el gesto de dispo- ner su mano sobre un papel, cuya huella era trazada por una Madre u otro activista. Luego el participante podía escribir algo, un nombre, una consigna, una carta, sobre el papel. Hubo, entre miles de manos anónimas, una mano “famosa”, la del presidente italiano Sandro Pertini que escribió en ella: “Ésta es mi mano izquierda, la mano del corazón, colmado de angustia por la suerte cruel de los desaparecidos”. 90.000 manos se colocaron sobre hilos formando largos pasacalles con los que se cubrió el espacio

246 del género binario masculino/femenino. A par- tir de los discursos culturales producidos en la TRAVESTISMOS década de los ochenta, es posible afi rmar que el confl icto trans de América Latina se basó en la incertidumbre resultante de los choques de Hablar de “travestismos” como concepto que dio sentido en la confi guración de una identidad lati- sentido en América Latina a determinadas prácti- noamericana, producto de su condición histó- cas artísticas y discursos críticos desde la década rica, geográfi ca y cultural refractaria de “otro”. de los ochenta implica de antemano reconocer Esa posición refractaria implicaba, por una parte, en la pluralidad de travestismos una fi gura de com- que la recepción local, siempre a destiempo de los plejidades múltiples que incorpora y aúna dentro productos culturales metropolitanos (arte, teorías, de sí elementos manifi estamente diferenciales: modas, etc.), las conjugara de modos disímiles las experiencias de vida concretas y encarnadas al referente original, produciendo un resultado- de precariedad económica y desajuste corporal; diferente y particular, nunca idéntico al modelo; las estéticas de transgresión barroca de los binaris- y, al mismo tiempo, radicalizando la tensión iden- mos sexuales; y la densidad de la refl exión teórica titaria dentro/fuera: el modo como se ha intentado sobre el género y su producción contemporánea. conformar “desde dentro” y cómo ha sido cons- La fi guración travesti en el arte de América truida desde la mirada extranjera. Una dicotomía Latina —y particularmente en Chile— tomó forma que desplegó el confl icto entre lo que uno “es” en esa misma pluralidad ambigua. En primer lugar, internamente (la narración fi ccional pero auto- bajo la captura (fotográfi ca y testimonial) de esas asumida de una identidad del sí mismo) y cómo experiencias de vida retratadas que habían sido se le ve a uno desde el exterior, cómo “aparece”, excluidas —y al mismo tiempo desafi aban— los “la superfi cie” externa: la percepción arbitraria marcos de la norma cultural, sexual y económica1. efectuada por otro de acuerdo a determinados En segundo término, la utilización táctica de las criterios de percepción, paradigmas de interpre- estéticas travestis por parte de artistas que ex- tación y políticas de la mirada. Un “dentro/fuera” perimentaron la insubordinación de los géneros inevitablemente cargado del imaginario generi- masculino y femenino en disciplinas como la per- zado de lo “femenino/masculino”. formance o la pintura2 para disputar los cánones Así, América Latina ha sido pensada desde de representación de la imagen nacional latinoa- dentro como la fi cción masculinista del rescate mericana (o latinoamericanista). Y, en tercer lugar, una teorización que productivizó esas prácticas artísticas como sustrato material de una crítica del género local, de inspiración posfeminista y po- sestructuralista3. Dicha refl exión no sólo les otor- gó sustento interpretativo (“legitimidad teórica”), sino que, al mismo tiempo, complejizó la relación entre obra artística y crítica estética, primero debido a su carácter temporal paralelo (el texto no siempre fue la lectura posterior a la obra, a ve- ces lo acompañaba o directamente lo antecedía). Más aún, la profundidad de esos textos referidos a prácticas que jugaban precisamente con la super- fi cialidad de las apariencias de género (trasvetis) dislocó, en su propia constitución, la distancia opo- sicional entre interioridad y superfi cie. T LO TRANS DE AMÉRICA LATINA

La imagen de América Latina ha sido erigida a partir de una serie de tensiones y contradicciones fi g. 1. Las Yeguas del Apocalipsis, Las dos Fridas, que se superponen a los paradigmas dicotómicos Santiago de Chile, 1990. Fotografía de Pedro Marinello.

247 de una historia prehispánica que se resiste al fi g. 2. Carlos Leppe, El Perchero, Santiago de Chile, 1975. universalismo eurocéntrico, la gesta heroica eman- cipatoria de las independencias y sus próceres collage inesencial participó nuevamente de una (Padres de la Patria), el ingreso de América Latina contradicción, esta vez por el origen, como efecto en las utopías modernas en las que el desarrollo va colapsado de esa relación entre centro y periferia. superando las difi cultades y obstáculos que impone El carácter inesencial —en tanto copia— de lo una naturaleza hostil. latinoamericano pareció por un lado reforzar la Mientras, desde fuera, se piensa como “feme- centralidad “originaria” del centro metropolitano nina” (más natural, salvaje, sexual, experiencial, de donde provendría —como referencia— lo pos- pasiva, reproductiva, etc.), opuesta —esta vez— teriormente copiado. Pero, al mismo tiempo, el al “masculino” (racional, tecnologizado, cultural, develamiento de Latinoamérica como copia paró- activo, productivo y penetrador) primer mundo. dica terminaba desarticulando esa fantasía de lo Se trata de una mirada exotizante en la que ha sido originario que se había puesto ya sobre América vista históricamente como un reducto originario, Latina como territorio virgen y natural. donde prevalece, aún, lo incontaminado de lo mater- Karina Wigosku ha señalado esta vinculación no (madre tierra), superpuesta a los roles en la eco- de América Latina con lo travesti a partir de su nomía mundial entre países productores de materias “desclasifi cación como lo ‘tercero’… análoga a la primas y países industrializados, a la vez que a los América Latina defi nida bajo la noción de tercer procesos periféricos de modernización ilustrada. mundo”. En este sentido, el despliegue travesti ha Para teóricas como Nelly Richard, obras como implicado repensar la crisis de una pertenencia las del artista chileno Juan Dávila4 expresaron tanto sexual como nacional, una vinculación don- la metáfora travesti de Latinoamérica como “paro- de la falta de pertenencia a una nación se superpo- dia de la parodia de una parodia”: Latinoamérica ne (como “discurso travesti de descolonización y como geografía refractaria, mixtura periférica de de resistencia poscolonial”) a la falta de pertenen- referencias metropolitanas sin un original. Dicha cia a un género como requisito de una identidad puesta en evidencia de lo latinoamericano como segura y estable.

248 TRAVESTISMOS

genérico sexual, sino que puede servir para re- TRAVESTISMO EN EL ARTE CHILENO: pensar la misma relación entre arte y política del DICTADURA Y POSDICTADURA periodo. En efecto, el travestismo ocupó un lugar La dictadura militar chilena fue el marco contex- central tanto en las expresiones neovanguardis- tual autoritario y represivo en el que las esteti- tas de “politización del arte”, esto es, las prácticas zaciones travestis pudieron desplegar su mayor capacidad disruptiva, por oposición y desencaje 3 de la norma. En el marco de la dictadura mili- tar, el travesti fue interpretado como una fi gura que logró “socavar el doble ordenamiento de la masculinidad y la feminidad reglamentarias y de fachada”, un doble ordenamiento que estaba fundamentado en el hecho de que la dictadura reforzó la dominación jerárquica entre el mando de poder (gobierno militar del país) sobre una ciudadanía sometida (sin derechos y abusada, torturada, asesinada y hecha desaparecer). Ese esquema extremado de posiciones de poder dominantes (masculinas) y sometidas (femeni- nas) se vinculará en lo teórico al refuerzo de los roles normativos de los géneros que, según estas refl exiones, promoverá la dictadura militar: una masculinidad y feminidad fi rmes y coherentes bajo los estereotipos de la cultura tradicionalista,

4 5

fi gs. 3-5. Paz Errázuriz, La Manzana de Adán, Santiago de Chile, 1989. una inteligibilidad normativa de los géneros que ingresará en el programa militar de construcción de un ideal patriótico de nación bajo el emblema estéticas que dialogaban de forma polémica con T conservador de la familia nuclear. sus contextos de emergencia, así como en la am- En términos generales, el concepto de tra- pliación de los márgenes comprendidos dentro vestismo en el arte no sólo se refi ere a un arte de “lo político en el arte”, debido a la incorpora- implicado con determinadas expresiones de lo ción de elementos novedosos a los que hasta ese

249 fi g. 6. Entrevista al colectivo Ayuquelén en la revista APSI, Santiago de Chile, nº 206, 22-28 de junio de 1987. TRAVESTISMOS

(insubordinación a la ideología de “lo original” en el arte) y en el uso de otros nombres y de sobre- nombres (insubordinación a la ideología del poder patriarcal del autor como creador).

TRAVESTISMO EN LA POSTRANSICIÓN: TEORÍA QUEER Y ACTIVISMO CONTEMPORÁNEO

La estetización travesti de los años ochenta se ve tensionada desde fi nes de la década de los noventa hasta hoy, tanto por la incorporación ine- ludible de los debates queer al campo de la crítica de género, como por la emergencia de un activismo trans militante. La teoría queer de los años noventa y su ins- cripción en los debates latinoamericanos puede ser trazada en diferentes sentidos. Por un lado, un efecto de hegemonía interpretativa de proce- sos locales a partir de nociones metropolitanas. La teoría queer, basada en la fi gura travesti del drag como paradigma de la comprensión del gé- nero en términos de construcción “performativa” (el género como el efecto inesencial de gestos, cosméticas y poses naturalizadas por convencio- nalismos del poder normalizador de la inteligibi- lidad cultural), hizo que retroactivamente, y por

fi g. 7. Nota de prensa “Ostentación de sus desviaciones extensión, todo gesto travesti —inclusive fuera de sexuales hicieron los maracos en la Plaza de Armas”, las fronteras metropolitanas— fuera ingresado al Santiago de Chile, 1973. campo de comprensión universalista de lo queer. Así, gran parte de la especifi cidad de los procesos momento se habían catalogado bajo el sintagma de conformación de lo travesti en Latinoamérica de arte y política: el cuestionamiento de los géne- han sufrido un anulamiento al ser catalogados rá- ros masculino/femenino y las sexualidades disi- pidamente —y sin mayor cuestionamiento— bajo dentes de la norma heterosexual. Pero, más aún, las categorías interpretativas centralistas de lo todo el arte crítico de los ochenta —y no sólo el queer tal como se concibió en el campo académi- “homosexual”— recurrió a un travestismo de los co norteamericano. De ahí la importancia radical signos subversivos (hacerse pasar por algo que del rescate crítico de esas genealogías diferencia- no se es) como estrategia para sortear la codifi ca- les propias de las disidencias sexuales en Chile ción de vigilancia que la dictadura ejerció sobre y otros países del sur. Si se sigue la pista de las el arte y las diferentes expresiones culturales, obras artísticas y sus marcos de lectura (textos y ensayando con lenguajes oblicuos, códigos cifra- ensayos escritos por teóricos en Latinoamérica), dos y experimentación de nuevos formatos. El es posible diagramar dicha genealogía. “travestimiento en el arte” político neovanguar- En libros como Masculino/Femenino y otros, dista, ésta fue la táctica contextual que renta- Nelly Richard plantea una idea des-esencialista bilizó el recurso al disfraz y a la mascarada como de lo femenino asegurando que “el travesti necesita estrategia de producción crítica, para pasar des- disfrazar a la mujer (cubrir su imagen de signos- apercibida y sortear los regímenes de codifi ca- revestimiento: enmascararla con fi guras) para po- ción represora y de censura del marco militarista5. der disfrazarse de ella robándole sus máscaras”. T Una segunda insubordinación del arte travesti Desde este punto de vista, lo que el travesti feme- estará dado por el ejercicio de “des-autorización”, nino repite en la mujer no es su esencia, sino unos esto es, un desafío al poder del autor basado en la “revestimientos superfi ciales”. Anteriormente, en tradición artística de la fi rma, en el uso de la cita un texto de 19826 y ya bajo una fuerte infl uencia

251 fi g. 8. Juan Domingo Dávila, El arte e$ homosexual, 1983-1986. de fi lósofos como Deleuze, el intelectual cubano Severo Sarduy afi rmaba que la “pulsión ilimitada de metamorfosis (en el travesti) no se reduce simula —en su apropiación barroca— lo que podría a la imitación de un modelo real, determinado, llamarse una verosimilitud pensada para el punto sino que se precipita en la persecución de una de vista del observador un efecto de verosimilitud irrealidad infi nita”. Y, al mismo tiempo, expresa que se arma y se desarma dependiendo del punto otro objetivo del travestismo, menos “mimético”: de vista, lo que importa no es tanto la fi delidad la intimidación, “pues el frecuente desajuste proporcional a un modelo canónico sino el efectis- o la desmesura de los afeites, lo visible del arti- mo de su simulacro. fi cio, la abigarrada máscara, paralizan o aterran”. Siguiendo esa línea, Richard planteó una dis- Cuando Sarduy señala que el simulacro tra- tancia entre los modelos travestis metropolitanos vesti, a diferencia de la copia, teatraliza su apa- de Nueva York (expresados en el famoso docu- riencia, esto es, no pretende reproducir el original mental Paris Is Burning7) y los travestis chilenos. “a partir de proporciones verdaderas” sino que Según ella, los travestis de Nueva York utilizaron

252 TRAVESTISMOS el travestismo de modo perfeccionista para in- complejos e intrincados los entrecruzamientos fi ltrar el código dominante con el discurso de la contemporáneos entre arte, política, sexualidad marginalidad. Dicha práctica le sirvió a teóricas y compromiso. como Judith Butler para argumentar el carácter FR inesencial de las identidades genéricas, puestas en evidencia por la estética del disfraz travesti y su efectismo imitativo. En cambio, para Richard, NOTAS 1 los travestis chilenos “desidealizan la feminidad Me refi ero especialmente a la investigación iniciada en 1981 por Paz Errázuriz en prostíbulos de travestis de diferentes de alta costura con su sátira vulgar que lleva lo ciudades de Chile y que se materializó fi nalmente en el copiado a desentonar violentamente con el origi- libro de fotografía y textos publicado junto con Claudia nal”. En este sentido, el travesti latinoamericano Donoso, La Manzana de Adán, Santiago de Chile: Editorial —a diferencia del metropolitano—, lejos de copiar Zona, 1990. 2 Es el caso de los artistas chilenos Carlos Leppe y Juan un modelo idealista, desautoriza el modelo pro- Dávila, ambos integrantes de la llamada Escena de duciendo “la mueca de una personalidad desen- Avanzada. cajada, inarmonizable”, poniendo en entredicho 3 Al respecto, revisar los textos de Nelly Richard, Cuerpo el proceso de la copia, a la vez que evidenciando correccional, Santiago de Chile: Francisco Zegers Editor, “los baches de pobreza e inverosimilitud que 1980 y La cita amorosa: sobre la pintura de Juan Dávila, Santiago de Chile: Francisco Zegers Editor, 1985. separan cada fragmento suelto de su cuerpo peri- 4 Por ejemplo, para Nelly Richard, la obra El Libertador 8 férico, desclasifi cado” . Simón Bolívar, de Juan Dávila, una pintura donde se En segundo lugar, la teoría queer puede ser muestra al prócer latinoamericano con rasgos femeninos analizada a partir de un efecto crítico sobre las e indígenas, “satirizaba los ideologemas patriarcales del especulaciones acerca de la capacidad subversiva discurso latinoamericanista”. En Nelly Richard, Residuos y metáforas, Santiago de Chile: Cuarto Propio, 1998. de las identidades marginales puesto que recien- 5 La lectura del arte político de carácter neovanguardista temente, y en su seno, se ha venido a cuestionar en términos de un arte travesti puede ser aplicado al caso el poder de transgresión otorgado a la fi guración emblemático de la Escena de Avanzada chilena. 6 travesti (o a cualquier otra fi guración identitaria), En Severo Sarduy, La Simulación, Caracas: Monte Ávila Editores, 1982, p. 14. replanteando la cuestión de la subversión de género 7 Paris Is Burning es un documental del año 1990 dirigido como algo ya no ligado de antemano a un modelo por Jennie Livingston. Fue fi lmado en la segunda mitad de identidad o a una fi gura subversiva particular, de los años ochenta y muestra el movimiento conocido sino a la relación crítica y radical entre una prácti- como “cultura del baile”, en la ciudad de Nueva York, en ca y su contexto9. el que participaban en su mayoría gays y travestis latinos y afroamericanos. En último término, el activismo travesti y 8 Nelly Richard, Residuos y metáforas, óp. cit., p. 123. trans, incorporado primero como parte de algunas 9 El debate provocado por la aparición de personajes travestis ONG LGBT y posteriormente expresado en colec- en la televisión o —en el caso de Chile,— el apoyo del movi- tivos y organizaciones autónomas de personas miento travesti a la privatización de las empresas sanitarias en el gobierno municipal de la derecha chilena han acentua- trans, viene otorgando desde los años noventa do la idea expresada por Sebastián Reyes de que “margina- “realidad” (reclamo sobre la marginalidad de clase, lidad sexual y disidencia política no son necesariamente disputa por los cuerpos desadaptados al sistema equivalentes”, Sebastián Reyes, “Lavín, San Camilo y los de géneros) a un asunto excesivamente estetizado, travestis”, en Revista de Crítica Cultural, Santiago de Chile, hegemonizado por la crítica cultural del arte y cen- nº 25, noviembre de 2002. De la misma manera, se ha cues- tionado la atribución subversiva que la academia ha otorgado trado mayoritariamente en la referencia a “las su- a lo travesti u otra identidad marginal, por el peligro de una perfi cies, las máscaras y los disfraces”. La política reapropiación teórica de esas experiencias de marginación, travesti militante puso en escena —primero— cues- puestas ahora al servicio ejemplifi cador de una determina- tiones como la privación social, la precariedad eco- da teoría. nómica, la exclusión del sistema educativo y, más recientemente, debates públicos como la ley de identidad de género o la despatologización de la transexualidad, es decir, asuntos que incorporaban T un carácter de urgencia y que, en cierto sentido, se oponían o provocaban una distancia con cierto romanticismo estético con el que la teoría había envuelto la fi gura travesti y que volvían aún más

253 “práctica-fi ccional”1. Es un “horizonte que enmarca un lugar y abre un espacio”2. UTOPÍA De acuerdo con Tomás Moro, la utopía es tanto un no lugar (ou topos) como el Lugar Perfecto (eu topos, asociado a los conceptos de eucronia, Una mina inagotable. Una sensación, un plexo solar. el tiempo perfecto; y de eupsiquia, el estado de con- Se le atribuyen muchas decepciones, probablemente ciencia perfecto). Asimismo es, como señala Marin, de forma injusta. Algo del pasado. “un topónimo paradójico e incluso vertiginoso pues- to que, como término, la propia palabra niega el En el tiempo en que han existido planteamientos lugar mismo que pretende denominar”3. La imagina- utópicos era evidente que estaban peligrosamente ción utópica desencadena una contradicción insu- próximos a su propia némesis, e incluso que esta- perable: por una parte sus representaciones deben ban abocados a deslizarse hacia ella con una escan- alcanzar especifi cidad, detalle y concreción para ser dalosa fl uidez. La mayoría de representaciones que algo más que simples quimeras suspendidas en el hemos asumido como utópicas se han articulado vacío, pero por otra parte la posibilidad de fi jar una excesivamente y expresado insufi cientemente: las representación contradice la necesidad de la utopía utopías prescriptivas, normativas, defi nitivas, or- de seguir siendo siempre elusiva, indeterminada, todoxas y petrifi cadas en sus recetas sobre la vida onírica. Aunque el no lugar al que apunta la utopía bondadosa, moral o la sociedad perfecta; la utopía es alérgico a la pulsión cartográfi ca, el deseo de como emancipación, la utopía ético-política como cartografi ar parece irresistible. Además de estar si- el sonado logro de la razón —tan importante para la tuada desde el inicio en esta contradicción, la utopía modernidad— es insalvable hoy, está inerte, ya no elude cualquier tentativa de materialización, encon- es más que una pirueta vana y un escenario anticua- trando en ellas sólo la clausura de su sistema abier- do que ni siquiera consigue estimular la ironía. El to en la forma de una ideología, del totalitarismo y confl icto interno de la utopía se ha ido agudizando de las limitaciones de lo banal. Al menos en estos con el tiempo a medida que los diversos programas sentidos, la utopía parece resultar inconmensurable. políticos o sociales utópicos surgían y fracasaban, Se diría, pues, que el mejor modo de sacar a la dejándonos decepcionados con, descorazonados luz la utopía es desviándose del sujeto utópico. De de y recelosos por el esfuerzo. En el momento de hecho, sería más útil aproximar a la utopía el término la muerte de la utopía, no se produjo la crisis ante de hypnopia (pensamiento oculto), lo cual sugiere una muerte súbita, sino más bien una lenta agonía que el signifi cado literal no es el más profundo. Para a la que todos nosotros asistimos: su paso por este Marin, la utopía es una suerte de orillo, un “límite” mundo no fue misterioso. que funciona como una orientación y como una bre- Sin duda se produjo el fi n de la utopía, pero cha: una orientación en la medida en que ofrece un curiosamente no supuso en absoluto el fi n del ima- camino entre dos territorios defi nidos, y una brecha ginario utópico —la utopía sin inscripción, sin ha- como en la tierra de nadie situada en el espacio entre ber detonado, que sigue constituyendo una especie dos fronteras4. En este sentido el no lugar es una de picazón que sentimos en las profundidades de bisagra: vívidamente liminar, emergente y fértil para nuestra intimidad—. La utopía para nosotros existe el imaginario utópico, que es esencialmente un ins- como una especie de palimpsesto, en algún sedi- trumento inventado para estas ocasiones de tránsito. mento aluvial de su curso, como una especie de Aun así, el pensamiento utópico persiste. La tortícolis que parece causar una lucha en sueños. misión absurda de la utopía es fundamental, innata, El título de uno de los artículos que escribió Louis es un aspecto de nuestra ira contra la muerte y re- Marin poco después de la caída del comunismo e fl eja el deseo de renacer en una vida mejor. La espe- inmediatamente antes de su muerte fue “Las fronte- ranza utópica es tan perenne como su negación y su ras de la utopía”, y en él señalaba que la expresión rechazo, y tanto el discurso de la utopía como el del aludía “tanto a las fronteras que defi nen y delimitan fi n de la utopía son rasgos irrenunciables de nuestro la utopía […] como, en segundo lugar, a las fronte- imaginario. Que la pulsión transgresora utópica siga ras que crea la imaginación utópica, si semejante en pie —después de todas las noticias descorazona- imaginación sigue siendo capaz de hacer tal cosa…”. doras que nos llegan sobre ella—, ése es el dilema. Para Marin, la utopía no es un problema de repre- En esta situación de disolución, la utopía raya en sentación, de icono o de imagen, sino más bien una una fe antropológica —por débil que sea— en la tras-

254 UTOPÍA cendencia. El trabajo de la utopía, que se ha inscrito advenediza naturaleza innata tan decisiva para la ex- en la secularidad, ya sea adoptando sesgos cien- periencia humana de la existencia. Desde este punto tífi co-sociales o más fi losófi cos, se concibió como de vista la utopía sería un mecanismo de rebelión algo que debía realizarse en el mundo material, de que adquiere la forma poética requerida por la diso- modo que el utopismo se anclaba en una tensión nancia de su íntima imposibilidad, que coexiste y dialéctica con lo real que le daba signifi cado. Pero es coextensiva a la urgencia y la necesidad. Al haber las imágenes soñadas de la utopía fantasmática quedado desprovista de la misión de ser un instru- no son por sí mismas dialécticas, ni el deseo en sí mento de revancha, es actualmente menos un lugar mismo supone ningún progreso. Tales fantasmas (concebido como un espacio en vías de convertirse corren el peligro de incurrir en la peor debilidad: en un objeto) que un espacio, que consiste funda- prometer mucho en clave consoladora, pero hacer mentalmente en lugar de desplazamiento. La utopía, poco para contribuir al trabajo transformador de como instrumento teleológico o como construcción la imaginación revolucionaria. Ausentes estas imá- ensayista, se ha visto obligada a echarse a un lado a genes soñadas, lo real se convierte en inactividad, causa del peso de su herencia acumulada, y actual- decadencia y agónica complacencia. Sin embar- mente parece operar como el mimetismo desviante go, el estatus de estas imágenes es inherentemente del topiario —inquietante (familiar y extraño a un dependiente: la imagen utópica deseada debe tiempo), una representación duplicada, una confu- interpretarse a través de la realidad material por- sión deliberada con la imagen, un proceso constante que en ella la utopía realizará fi nalmente su trabajo. de confi guración (remodelación) en algo “reconoci- Las operaciones de distanciamiento y de- ble” que sin embargo no puede conocerse—. fi nición han terminado resultando necesarias, En la medida en que la utopía ha sido un acto por ejemplo, el ejercicio de separar la utopía del de simbolización, también ha sido fi nalmente un nirvana (una lección obtenida de los aspectos tipo de limpieza estética que, en cuanto acto simpli- telegénicos de 1968) y, en consecuencia, subrayar fi cador, niega la complejidad y la confusión, por no la necesidad de un contenido crítico. El confl icto decir las abominaciones, que acompañan inevita- y las tensiones internas son las armazones del uto- blemente a los proyectos de transformación masi- pismo, razón por la cual el utopismo actual debe va. Tal vez ahora hemos perdido realmente nuestra describirse siempre como algo en movimiento, con- inocencia con respecto a la utopía pero, junto a la siderado en un reino que es sobre todo discursivo. confi anza perdida en la posibilidad de invocar una La utopía, con toda su desorientadora intensi- utopía pródiga, parece persistir una respuesta ba- dad, proyecta una cruel sombra cuando se produce sada en la insistencia ética del arte, imbuido de e la inevitable reorientación. El imaginario utópico inmerso en las catástrofes de las “utopías” que ya subsiste hoy en el centro de nuestras contradiccio- hemos conocido. La utopía no es un medio de con- nes e incluso constituye una de ellas: nos hallamos trarrestar el desencanto, más bien el interés en la en un momento que parece decidido a negar las utopía consiste en advertir que de hecho constante- aspiraciones utópicas, al mismo tiempo que se afe- mente contrarrestamos el desencanto, que volvemos rra profundamente a ellas. Por su parte, el pensa- una y otra vez a la pregunta por la vida bondadosa miento utópico choca contra el fundamento de las (es decir, ética), que se trata de una lucha que, en certidumbres declaradas (políticas, morales) y de la medida en que nunca ha concluido, tampoco se las tendencias doctrinales de las utopías históricas, ha abandonado. La imaginación utópica procede de planteando una ambivalencia, una imposibilidad la conciencia, en algún nivel, de esta persistencia. de resolver, que convierte el sentido en algo extre- Es una imaginación que nos determina a perseguir, madamente inestable y alienta un replanteamiento aunque tal vez incluso a temer más, nuestra irrenun- constante de la idea de utopía con el fi n de reacti- ciable inclinación a la utopía. varla una y otra vez. Aunque la utopía fuera antaño RW una visión, actualmente es sobre todo un punto de partida, una estructura a través de la cual aproxi- NOTAS marse a la posibilidad de trasformación, y también 1 Louis Marin, “The Frontiers of Utopia”, en Utopias and the de comprender la existencia paralela del horror y la Millennium, Krishan Kumar y Stephen Bann (eds.), Londres: esperanza. Reaktion Books, 1993, p. 13. 2 Ibíd., p. 10. Parece posible vincular la utopía a la funda- 3 Ibíd., p. 11. U mental voluntad de oponerse, una expresión de la 4 Ibíd.

255 das. La totalización resulta imposible a menos que el UTOPÍA MEDIOCRE aparato utópico/distópico, al querer producir “un pue- blo sin fi suras”2, recurra a la violencia para alcanzar Sé realista: ¡Pide lo imposible!1 sus fi nes. En este sentido es posible narrar la historia colonial y poscolonial de Latinoamérica como una De acuerdo con los patrones retóricos, una utopía manifestación de hasta qué punto resulta polémica mediocre constituye un oxímoron. Socava la noción —y problemática— la realidad del cuerpo cuando de perfección implícita en el concepto, en alguna se logra la realización de las concepciones utópicas, medida escurridizo y abarcador, de un conjunto entero desde el genocidio de la Conquista hasta las llamadas de visiones sobre la sociedad ideal. Pero además, “desapariciones” durante las dictaduras de la segun- el contradictorio califi cativo de “mediocre” desplaza da mitad del siglo XX. radicalmente este “no lugar” de su remota ubicación Si la aspiración de los Estados modernos ha sido temporal, espacial y enunciativa. Al situar la utopía el control total de la población, y sus operaciones dis- en el momento inmediato, de modo que requiera una cursivas han procurado en consecuencia grabarse acción en un lugar contingente y desplace el punto en el cuerpo de las personas, entonces uno de los me- de su articulación, rescata el ideal distorsionado y lo dios más palpables y evidentes de estos procedimien- modifi ca para el imperfecto y cínico presente. tos disciplinarios ha sido un entorno construido. Se La utopía se ha concebido como el resultado trata de un tipo de utopía moderna particular destina- más deseable, el futuro anticipado y anhelado, la da a materializarse y reproducirse a través de la ar- disposición más óptima de las relaciones sociales, quitectura, cuya transparencia, luminosidad e higiene y ha constituido tradicionalmente una propuesta, organizaría y ordenaría los cuerpos ostensiblemente un plan o una promesa: era el no lugar del presente. rebeldes y sucios, incorporándolos a un nuevo cuerpo Demasiado preciosa y pura para situarla en ningún social modelo. Sin embargo, hacia la segunda mitad sitio concreto en la proximidad del momento inme- del siglo XX, la programática orientación hacia el diato, su estructura era asimismo demasiado distinta “desarrollo” produjo un corolario imprevisto, respon- y ajena como para adecuarse a los marcos materiales sable en última instancia de que se reabrieran brechas del mundo existente. La utopía no había venido y su en la matriz espacial e ideológica de los Estados na- advenimiento debía ir precedido de un periodo inde- ción: el emigrado, el indeseable extraño. No el inofen- fi nido de penoso trabajo, violentas luchas, o incluso sivo “paseante que llega hoy y se va mañana, sino la de una catástrofe apocalíptica purifi cadora. La utopía persona que llega hoy y se queda al día siguiente”3, era el “no” de una protesta, una queja que rechazaba y que ensucia la pulcra estructura imaginaria de la or- el aquí y el ahora, y que apelaba a todo lo que no era ganización social de la vida cotidiana. Aunque a fi nales y sólo podía imaginarse. Era un radical desplazamiento de la década de 1970 las vanguardias occidentales se en el cual incluso la memoria del presente se habría identifi caron a sí mismas con la fi gura del vagabundo4, borrado. Y era asimismo una expresión privilegiada de el “ocupa” urbano llegó a signifi car la pieza aberrante, los profetas, los fi lósofos y los revolucionarios, quienes impredecible y que no encaja en los rompecabezas preveían cómo forjar una impecable humanidad nueva administrativos implementados en Latinoamérica: a partir del pueblo imperfecto. La utopía mediocre le es el problema incómodo y recalcitrante que pone en da la vuelta a este orden hierático para permitir que los entredicho el ideal social. Actualmente el emigrante seres falibles actúen por ellos mismos. sigue siendo un elemento explosivo que socava la Puesto que ninguna concepción es inmune al unidad de la totalidad planifi cada: sigue siendo un in- abuso o a la tergiversación, fi nalmente la utopía en- dividuo al que no se espera, puesto que viola el diseño gendró su doble siniestro, la distopía: el resultado de la estructura prevista, se la apropia y se resiste a la monstruoso de la unión entre un sueño y la ingeniería integración en los patrones establecidos. Rechaza so- social, que salió horriblemente mal. Se ha hablado meterse a la administración y se forja su propio espacio tanto del fracaso espectacular de las utopías de la construido sobre bases y prioridades que contradicen modernidad en el siglo XX que se ha convertido prác- el purismo de los principios ofi ciales. ticamente en una banalidad. Sin embargo, merece la En la década de 1980 el cuerpo del emigrante pena rescatar de estas explicaciones el hecho de que andino se convirtió en el campo de batalla en el que el fracaso se producía inevitablemente cuando los dos facciones opuestas del confl icto interno peruano ideales chocaban tenazmente con los cuerpos que se (1980-2000) libraron una guerra en nombre del futuro resistían a la incorporación en estructuras planifi ca- imaginado. Por un lado, el grupo guerrillero Sendero

256 UTOPÍA

1

fi gs. 1, 2. Los Bestias, Des-hechos en Arquitectura, construcciones efímeras en la Universidad clandestino ni el institucional. Entre los vástagos mor- Ricardo Palma, Lima, 1984. tíferos de la revolución y la izquierda que traicionó sus compromisos a causa de su incapacidad administra- Luminoso trataba de implementar brutalmente su tiva y de su giro hacia la política de mano dura contra programa revolucionario (marxista-leninista-maoísta). el pueblo, la polémica idea de utopía se desmoronó7. Por otro lado, el Estado oligárquico —que había per- La utopía mediocre de Lima era una respuesta mitido “la urbanización sin industrialización”— daba disidente a la desintegración de los grandes planes rienda suelta a la violencia contra los subversivos que concibió un colectivo independiente y, hasta cierto y señalaba a los “sospechosos” fáciles de identifi car: punto, anárquico conocido como Los Bestias, de es- los marginados pobres del medio rural5. La guerra tudiantes de Arquitectura de la Universidad Ricardo cada vez más violenta que devastó las provincias alen- Palma. En su práctica rebelde el grupo reformuló tó la rápida afl uencia de los emigrados a la capital, de forma radical las razones de la construcción tanto quienes buscaban refugio y ocuparon las polvorientas en términos materiales como sociales. Rechazaban montañas en las afueras de la ciudad construyendo las utopías totalizadoras y teleológicas que subyacían sus propias barracas. Sólo entre 1979 y 1985, el número tanto a los discursos revolucionarios como a los de nuevas barriadas pasó de diez a 456. No obstante, emergentes planteamientos neoliberales. Los Bestias aquellos barrios realmente no paliaban ni el terror adoptaron una táctica de ocupación de la tierra y em pezaron realizando una serie de intervenciones 2 arquitectónicas informales en el recinto universi- ta rio. Las construían con sus propias manos usando materiales reciclados y desechos industriales. En una precaria chabola montada bajo la pancarta de “Arquitectura” como parte del proyecto Desechos de Arquitectura (1984), el elemento más formal, limpio y con aspecto profesional era la tipografía geométri- ca Sans Serif del cartel. La estructura de la chabola estaba hecha de caña de bambú, las paredes eran planchas de contrachapado y cartón reciclado y, por último, el suelo se cubría con ramas. Esta frágil construcción se erigía como una evidente contrapo- sición a los sólidos edifi cios de hormigón del campus universitario. La materialidad “pobre”, doméstica, U improvisada de la estructura aproximaba los métodos

257 3 en la guerra histórica entre el pueblo y el Estado”8. Rechazaban el poder que pretendía disciplinar sus cuerpos a través de la arquitectura moderna, y toma- ban partido por el valor de la acción y la construcción cotidiana, que surge de abajo y es sensible a las necesidades reales. El acto material de ocupar un espacio —la inva- sión territorial— se había concretado en los barrios chabolistas (“barriadas”) de Lima, complicando inadvertidamente la estructura de la ciudad. Para los arquitectos, los planifi cadores y otros gestores que habían intentado combatir el fenómeno de los asenta-

4 fi g. 3. Los Bestias/Los Bestiarios, Lima – Utopía Mediocre, carátula de elaboración teorética del proyecto, Cuzco, 1987. fi g. 4. Los Bestias/Los Bestiarios, Lima – Utopía Mediocre, detalle de la maqueta: Palacio de Justicia, Cuzco, 1987. fi g. 5. Los Bestias/Los Bestiarios, Lima – Utopía Mediocre, detalle de una lámina: centro de Lima, Cuzco, 1987. de Los Bestias a los de los “ocupas” urbanos. No sólo introducía la arquitectura informal de la periferia en el centro del sistema, sino que además señalaba el espacio de y para el colectivo mismo, en un momento en que la facultad de Arquitectura carecía de una ubi- cación determinada y se encontraba dispersa entre 5 varios edifi cios del campus. En el Congreso Latinoamericano de Escuelas y Facultades de Arquitectura (CLEFA) que se celebró en Cuzco en 1987 —fecha que la UNESCO señaló como el Año Internacional de los Sin Techo—, Los Bestias presentaron su proyecto fi nal, “Lima–Utopía Medio- cre”: una propuesta teórica crítica de la arquitectura y el urbanismo. Éste adoptaba una actitud desafi ante contra las políticas ofi ciales y sus inútiles planes urbanísticos, y representaba la toma del centro histó- rico de Lima —con las simbólicas sedes del poder gubernamental— por parte de los emigrados rurales. El Palacio de Justicia, el Hotel Sheraton y los solares vacíos que se encontraban entre ambos edifi cios, destinados a la estación central de un tren eléctrico (el plan emblemático y fallido del presidente Alan García), los ocuparía el pueblo, que invadiría el centro utilizando los canales espaciales que ofrecían las vías ferroviarias inutilizadas. Allí, ellos mismos construirían sus propias barracas. Así, Los Bestias reconocían que, como Manuel Castells ha sugerido a propósito de los movimientos urbanos, el espacio era necesario como una base física a partir de la cual el pueblo pudiese “organizar su autonomía contra el poder institucional […]” y que “el control sobre el espacio [era] la batalla más importante

258 UTOPÍA mientos espontáneos, la cuestión de qué hacer con la utopía revolucionaria por la que luchaba implaca- los “ocupas” y cómo entender la velocidad con que blemente Sendero Luminoso). La Utopía Mediocre se extendía este fenómeno espontáneo constituyó el procuraba imaginar una forma de cuerpo social que principal desafío de aquel periodo. Mientras que las se organizara, para expresarlo en las palabras de John revistas profesionales de arquitectura peruana repro- Friedman, “oponiéndose a este mundo [de planifi ca- ducían en sus páginas la interminable metamorfosis ción social y del Estado], afi rmándose en la lucha por del Plan Lima 2000, con su geometría abstracta de conquistar nuevos territorios para sí”11. Era una socie- las infraestructuras, la grave crisis de la vivienda re- dad que “rechazaba el poder hegemónico”, que “no crudecía a medida que la industria de la construcción aspiraba a totalizarse” y cuyas “transformaciones se estancaba completamente a causa de la creciente no se llevarían a cabo de acuerdo con el principio crisis económica y las escasas iniciativas de vivien- jerárquico al que se oponía”12. En el preciso instante das de protección ofi cial quedaban empañadas por en que la posibilidad misma de planifi car el futuro los escándalos de corrupción9. No obstante, las críti- parecía encontrarse en un callejón sin salida, la uto- cas a la construcción espontánea siguieron dominan- pía mediocre de Los Bestias se materializaba como do el debate ofi cial. Por una parte, los esfuerzos de un reajuste radical de las estrategias utópicas. Más los emigrantes para hacerse con algún tipo de vivien- que cartografi ar los proyectos del porvenir, la utopía da se condenaban como un “caos” absoluto. Por otra mediocre se preocupaba por asegurarse de que el parte, los marxistas criticaban la permisividad ofi cial futuro realmente ocurriera13. Partiendo de las condicio- que hacía la vista gorda y legalizaba los procesos es- nes mundanas de un presente atroz, de los desechos pontáneos de asentamiento como una solución reac- de lo cotidiano, la mediocridad se ponía en marcha cionaria que sólo exacerbaba el problema, mientras partiendo de la premisa de que el futuro no podía la superestructura existente, la principal responsable “ni conocerse ni planifi carse”14, y de que no se podía de la emergencia de aquel fenómeno, seguía intacta programáticamente inscribir las aspiraciones com- e indemne10. partidas en los cuerpos sociales. En última instancia, Los Bestias, al vincular En la medida en que la utopía clásica constituye su táctica a la naturaleza evanescente de la prác- un concepto profundamente arraigado en el pen- tica común y cotidiana, y al afi rmar el valor de la samiento idealista de la fi losofía occidental, se en- autoconstrucción, se comprometían con un esfuerzo cuentra inevitablemente abocada a oscilar entre una productivo para generar alternativas o antídotos a versión de sí misma bondadosa y justa, y otra sinies- la desaparición de la posibilidad misma de conseguir tra. Pero la utopía mediocre no se inscribe en ningu- que incluso la vida humilde pudiera existir durante no de los dos extremos de este recorrido pendular. el creciente confl icto interno entre los gobiernos No triunfa ni fracasa. Puesto que rechaza concebirse de izquierdas recién elegidos y Sendero Luminoso. como un deplorable término medio en el camino que Si asumimos que las construcciones espaciales y va desde la insigne salvación futura hasta la eterna sociales están entrelazadas, que son recíprocamen- pesadilla, rechaza asimismo la idea misma de un te constitutivas y que, en consecuencia, la demanda patrón predecible para realizar el recorrido: repudia de un territorio puede constituir el trabajo preliminar al líder visionario y la doctrina que debe adherirse para la organización social, pensar en torno a la ar- y que debe seguirse fi elmente. No es apologética, quitectura efímera de Los Bestias plantea algunas sino que se inscribe a sí misma en la construcción preguntas fundamentales sobre quién puede reivin- del presente, siempre contingente, y se exige la ca- dicar el “derecho a la ciudad”. Entre la anarquía y la pacidad táctica de responder a las circunstancias planifi cación, entre los asentamientos “ocupas” y los fl uctuantes e impredecibles. Así, la utopía mediocre proyectos gubernamentales o de inversores privados tiene que ver con la capacidad de operar modifi ca- que pugnan por el control del espacio en la capital ciones ingeniosas, adaptaciones astutas, y con la peruana, asuntos como la vida colectiva y la toma de subversión: tiene que ver con una forma particular decisiones (y el signifi cado del delicado concepto de operar y crear espacios en el mundo, aquí y ahora. de “democracia”) se encontraban en el núcleo de La “mediocridad” degrada la perfección utópica, pero los planteamientos de este grupo contestatario. Su este acto de contaminación hace que los brillantes comunidad se articularía partiendo de la base, en y elevados planes utópicos para la existencia futura oposición a las estructuras homogéneas programa- desciendan a lo mundano y se materialicen en la co- das desde arriba por las ideologías hegemónicas tidianidad del presente. La utopía mediocre no es el U (tanto el incipiente neoliberalismo del Estado como resultado de los tecnócratas, los planifi cadores o los

259 profetas ilustrados. Por el contrario, simplemente Lima: IFEA (Instituto Francés de Estudios Andinos) y DESCO (Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo), 1991, p. 183. se crea efectivamente sobre las bases del colectivo 7 Gustavo Buntinx, “La utopía perdida: imágenes de la revolu- horizontal que se establece sobre un principio no ción bajo el segundo belaundismo”, en Márgenes, marzo de identitario: se trata de un realismo pragmático sub- 1986, pp. 52–98. versivo y en alguna medida anárquico. Es una suerte 8 Manuel Castells, The City and The Grassroots, Berkeley: de práctica en la que la gestualidad corporal no University of California Press, 1983, p. 70. (Trad. cast., La ciudad y las masas. Sociología de los movimientos sociales urbanos, apunta a los signifi cados lingüísticos establecidos Madrid: Alianza Editorial, 1986). del futuro, sino que más bien emprende un incom- 9 Uno de los casos más escandalosos, dada la crisis, fue el caso prensible y absurdo acto de elaboración de algún de corrupción en FONAVI (Fondo Nacional de la Vivienda). presente soportable, habitable. La utopía mediocre 10 Un debate ilustrativo puede encontrarse en Andrew Maskrey también tiene un sueño, pero se trata de un sueño y Gilbero Romero, “Auto-Construcción: Mito o Solución”, en Plaza Mayor, nº 2, 1982, pp. 35-38; “Autoayuda y vivienda”, que da cuenta de la gravedad y la fricción que inevi- en Habitar, nº 1, 1983, pp. 9-12; y Andrew Maskrey y Gilbero tablemente se produce cuando dos cuerpos entran Romero, “Mas allá del viviendismo”, en Plaza Mayor, nº 7, 1983, en contacto entre sí. pp. 11-12. 11 John Friedmann, Insurgencies: Essays in Planning Theory, DB Nueva York y Londres: Routledge, 2011, edición Kindle. 12 Ibíd. Me siento particularmente en deuda con los artistas Alfredo 13 De acuerdo con José Carlos Mariátegui, “la posibilidad de lo Márquez y Álex Ángeles, miembros del grupo Los Bestias, real” dependía de la elección de una vía de acción: “Las alterna- por todas las horas de conversaciones sobre sus proyectos tivas […] pueden ser: esperar [a] que ocurran los acontecimien- y sobre la situación sociopolítica en Perú, tanto en la década tos y actuar de acuerdo con ellos, 2. Tratar de anticipar el futuro de 1980 como en la actualidad. Les agradezco las entrevistas y programar las acciones y decisiones a tomar. Y 3. Hacer que a la bestia Jhoni Marina y al artista Herbert Rodríguez, quienes “el futuro ocurra” de acuerdo con sus metas y aspiraciones. Si colaboraron regularmente con el grupo. Y también les agradezco bien este último procedimiento resulta difícil de poner en prác- a George Flaherty, Alesky Schubert, Joanna Schubert, Ania tica, debemos hacer los esfuerzos necesarios para ello”. Citado Szremski y a Luis Adrián Vargas los agudos comentarios sobre en la fotografía/collage de portada del proyecto “Lima–Utopía los borradores de este texto. Mediocre”. Archivo de Alfredo Márquez, Lima, Perú. 14 John Friedmann, óp. cit.

NOTAS 1 Peter Marshall, Demand the Impossible: A History of Anarchism, Londres, Nueva York, Toronto y Sidney: Harper Perennial, 2008. 2 Giorgio Agamben, “What Is a People?”, en Means Without Ends: Notes on Politics, Minneapolis: University of Minnesota Press, 2000, p. 33. (Trad. cast., Medios sin fi n: notas sobre la política, Valencia: Pre-Textos, 2001). 3 Georg Simmel, On Individuality and Social Forms, D. Levine (ed.), Chicago: University of Chicago Press, 1971, p. 144. (Trad. cast., Sobre la individualidad y las formas sociales: escritos escogidos, Quilmes: Prometeo, 2002); citado en Anthony Vidler, Warped Space: Art, Architecture, and Anxiety in Modern Culture, Cambridge (Mass.): The MIT Press, 2000, p. 144. 4 Anthony Vidler, óp. cit,, p. 144. 5 “Urbanización sin industrialización” es una expresión acuñada por Mike Davis y que resulta especialmente adecuada para la situación de Lima (así como de otras megalópolis del llamado tercer mundo) en la segunda mitad del siglo XX. Mike Davis, Planeta de ciudades miseria (trad. J.M. Amoroto), Madrid: Akal, 2008. 6 Entre 1945 y 1990, sobre todo a causa de las migraciones inter- nas del país, la población de Lima se disparó de 600.000 a casi siete millones de habitantes, de los cuales el 50% vivían en los asentamientos chabolistas de la periferia y el 25% en chabo- las de alquiler en el centro de la ciudad. Ver Henry Dietz, Urban Poverty, Political Participation and the State: Lima 1970-1990, Pittsburgh: University of Pittsburgh Press, 1998, p. 2 (Trad. cast., Pobreza urbana, participación política y política estatal. Lima 1970-1990, Lima: Fondo Editorial de la PUCP, 2003); y Jean- Claude Driant, Las barriadas de Lima: Historia e interpretación,

260 ÍNDICE ONOMÁSTICO LISTA DE OBRAS BIOGRAFÍAS DE LOS AUTORES ÍNDICE ONOMÁSTICO Gang: 153, 199, 201, 202, 187, 200 Hernán Parada: 99, 100, 101, 102, 110 Grupo Artistas Socialistas-Taller de Arte Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota: Revolucionario (GAS-TAR): 24, 28, 119, 121, 15, 111, 113 Elías Adasme: 203, 204, 206, 210 162, 170, 189, 194, 227, 228, 243, 245 Periférico de Objetos: 128, 129, 130 AI-5: 215, 220 GEXTU: 243, 245 Néstor Perlongher: 98, 125, 181, 182, 183, 184, Agrupación de Plásticos Jóvenes (APJ): Ramón Griffero: 151, 152, 153 185, 195, 203 24, 28, 31, 32, 33 Grupo Escombros: 193 Pinochet Boys: 218, 219, 220, 225 Katja Alemann: 114 Grupo de Acción Gay (GAG): 92, 93, 98 Poetas mateístas: 153, 198, 197 Alerta Roja: 215 Grupo de Arte Experimental Panamá Rojo: 53 Joan Prim: 24, 25, 162, 195, 196, 227 Ánjeles Negros: 28, 29, 30, 31, 33, 35, Grupo Paréntesis: 23, 25, 245 Pierre Restany: 192 153, 225 Guerrilla Urbana: 215, 224 Restos de Nada: 213, 215 Aspix: 111, 112 Jorge Gumier Maier: 92, 93, 98, 185, 193, 196 Pablo Salas: 41, 135, 137 Autopsia: 215, 224 Graciela Gutiérrez Marx: 164, 195, 236, 238 Daniel Sanjurjo: 1, 24, 227, 31, 161, 243 Alejandro Bachrach: 192 Homan Hou Yeah: 31 Taller NN: 25, 26, 27, 28, 29, 31, 36, 101, 106, Batato Barea: 191, 192, 193, 195 Mercedes Idoyaga (Emei): 24, 25, 164, 190, 116, 119, 121, 125, 194 Álvaro Barrios: 96, 97 191, 227, 243 Susana Torres: 36 Fernando “Coco” Bedoya: 23, 24, 25, 28, 162, Inocentes: 215, 216 RES: 192 164, 189, 190, 191, 195, 189, 227, Roberto Jacoby: 91, 113, 115, 191, 193, 196 Rifi fí: 31 243, 245, 246 Lorenzo Jaramillo: 94 Herbert Rodríguez: 25, 35, 26, 28, 29, 34, 36, Brigada Hermanos Saís: 177 Eduardo Kac: 175, 187, 201, 202, 203 124, 164, 215, 222, 224, 225, 260 Paulo Bruscky: 162, 164, 174, 173, 174, 158 La Academia del Bardo: 191 Miguel Ángel Rojas: 87, 94, 95 Maris Bustamante : 164, 187 Las Yeguas del Apocalipsis: 107, 109, 122, Juan Carlos Romero: 28, 148, 164, 189, 193 Luis Caballero: 94 209, 210 Telma Rossi: 36 Colectivo de Arte Participativo-Tarifa Común Antonio Ladra: 104, 164 Graciela Sacco: 195, 244 (C.A.Pa.Ta.Co) : 24, 25, 27, 28, 31, 119, 161, Pedro Lemebel: 41, 42, 106, 107, 108, 109, Daniel Santiago: 162, 173, 174 163, 170, 189, 194, 195, 227, 228, 236, 243, 122, 203, 209, 210 Roger Santivañez: 27, 224, 225 244, 245 Carlos Leppe: 97, 210, 248, 253 Juan Javier Salazar: 28, 126 Jorge Caraballo : 104 Leuzemia: 215, 224 Osvaldo Salerno: 127 Omar Chabán: 192 Lux Lindner: 195 Marcia Schvartz: 163, 192 Chaclacayo: 89, 130, 90, 129 Los Bestias: 25, 34, 149, 215, 225, 257, 258, Julieta Steimberg: 192, 193 Rafael Cippolini: 195 259, 260 Teatro del Sol: 224, 225 Club de Libertinos y Expresivos (CLE): 191 Jordi Lloret: 151 Taller de Investigaciones Teatrales (TIT): Colectivo Acciones de Arte (CADA): Los Laxantes: 215 46, 51, 52, 53, 54, 55, 56, 57, 58, 59, 60, 61, 29, 48, 50, 87, 88, 135, 154, 164, 210, 233, Los Violadores: 215 66, 71, 72, 151, 166, 170, 171, 174, 175, 226, 234, 235, 244 Marcos López: 97 236, 243, 244 Condutores de Cadáver: 215 Luger de Lux: 31 Taller de Investigaciones Cinematográfi cas Compañía Argentina de Mimo: 206 M-19 (Movimiento 19 de Abril): 13, 100, 101, (TIC): 52, 53, 56, 57, 59, 72, 171 Armando Cristeto: 199 133, 136, 142, 143, 144, 160, 161, 216 Taller de Investigaciones Musicales (TIM): Cucaño: 46, 52, 53, 54, 55, 56, 57, 58, 59, 72, Manga Rosa: 166, 174, 194 52, 53, 56, 57, 59 165, 166, 170, 171, 175, 236, 240, 241, 243 Liliana Maresca: 97, 195 Alex Vallauri: 174 Eduardo Cutuli : 191 Mariscos en tu Calipso: 191 Ral Veroni: 28, 31, 149, 150, 191, 194, 195, 196 D’Magrela : 58, 243, 245 Pepe Márquez: 195, 196 Viajou Sem Passaporte: 46, 52, 53, 54, 55, 56, Dani the O: 195 María Evelia Marmolejo: 88, 89 57, 58, 59, 60, 61, 64, 151, 166, 167, 168, 171, Juan Domingo Dávila: 252, 210, 248, 253 Ney Matogrosso: 203, 187 174, 175, 194, 243, 245 Guillermo Deisler: 155, 156, 164, 157 Gianni Mestichelli: 206 Volumen Uno: 177, 180 Ángel Delgado: 179, 180, 178 Alejandro Montoya: 123 Zcuela Cerrada: 224 Desequilíbrio: 115 María Moreno: 192 Zenón de Paz: 36 Día-D: 215 Movimiento Contra la Tortura Sebastián Gonzalo Díaz: 122, 126 Acevedo (MCTSA): 37, 40, 41, 42, 137, 147 Eugenio Dittborn: 121, 164, 210 Movimento de Arte Pornô (MAP): 201, 203 Luz Donoso: 99, 101, 102, 121, 126 Movimiento Kloaka: 27, 29, 224 E.P.S. Huayco: 23, 25, 28, 34, 124, 126, 191, Mujeres por la Vida: 7, 14, 37, 38, 39, 41, 42, 226, 227, 235 137, 235 El Piano de Ramón Carnicer: 31 N.A.I. (Nós Acorrentados no Inferno): 215 Paz Errázuriz: 122, 249, 253 Narcosis: 213, 215, 223, 224, 225 León Ferrari: 91, 116, 117, 191 No-Grupo: 144, 160, 161, 187 Jorge Fantoni: 195 Fernando Noy: 162, 163, 195, 227 Diego Fontanet: 24, 195, 196, 227 Clemente Padín: 103, 104, 105, 106, 110, 155, Cristina Fraire, 192 156, 164 Gambas al Ajillo: 112 Pánico: 224

262 LISTA DE OBRAS Patricia Alfaro Marcela Briones CADA (Colectivo de Acciones POR ZONAS Tortura en Chile, vergüenza Acción de Mujeres por la Vida de Arte) mundial. Movimiento contra en el Día Internacional de la Mujer NO+ la Tortura Sebastián Acevedo Santiago de Chile, 1985 Santiago de Chile, 1983-1989 Wlademir Dias-Pino Santiago de Chile, 1986 Fotografía b/n Impresión digital Quem olha é responsável Fotografía b/n Copia de exposición 40,5 x 30,5 cm pelo que vê [Quien mira es Copia de exposición 30 x 40 cm Colección Museo Nacional Centro responsable por lo que ve] 30 x 40 cm Cortesía de la autora de Arte Reina Sofía, Madrid p. 233, fi g. 11 Río de Janeiro, 1966 Cortesía de la autora Marcela Briones Poema/Concepto p. 147, fi g. 7 Mujeres por la Vida. Campaña CADA (Colectivo de Acciones Cortesía del autor No me olvides de Arte) Patricia Alfaro Santiago de Chile, 1988 NO+ Pedro Lemebel Velatones en Chile 4 fotografías b/n Santiago de Chile, 1983-1989 Santiago de Chile, 1986-1989 Manifi esto “Hablo por mi Copias de exposición Gelatinobromuro de plata 3 fotografías b/n diferencia” 30 x 40 cm 24 x 18 cm Copias de exposición Santiago de Chile, 1986 Cortesía de la autora Colección Museo Nacional Centro Fotografía, 85 x 120 cm 9 x 13 cm p. 230, fi gs. 6, 7; p. 231, fi gs. 8, 9 de Arte Reina Sofía, Madrid Audio, 11’ Cortesía de la autora Colección del autor p. 161, fi g. 11 Marcela Briones CADA (Colectivo de Acciones Acción relámpago de Mujeres de Arte) Alfredo Alonso por la Vida Viuda HACER POLÍTICA Siluetas en la Catedral Santiago de Chile, 1988 Santiago de Chile, 1985 CON NADA Buenos Aires, 21 de septiembre Fotografía b/n Hoja de Revista Hoy. Impresión de 1983 Copia de exposición fotomecánica Agrupación de Plásticos Jóvenes Fotografía b/n 30 x 40 cm 27 x 18,5 cm (APJ) Copia de exposición Cortesía de la autora Colección Museo Nacional Centro Bandera, 1° de Mayo 25 x 35 cm de Arte Reina Sofía, Madrid Santiago de Chile, abril de 1981 Cortesía de CeDInCi (Centro de CADA (Colectivo de Acciones Serigrafía y fotocopia Documentación e Investigación de Arte) C.A.Pa.Ta.Co (Colectivo de Arte 43,2 x 55,9 cm de la Cultura de Izquierdas en NO+ Participativo — Tarifa Común) Colección Havilio Pérez Arancibia Argentina) Santiago de Chile, 1983 Cartel participativo No a la p. 32, fi g. 3 Gelatinobromuro de plata amnistía Alfredo Alonso 18 x 24,5 cm Buenos Aires, 1984 Colección Museo Nacional Centro Serigrafía Agrupación de Plásticos Jóvenes Siluetas en la Catedral, vista de Arte Reina Sofía, Madrid 77 x 60 cm (APJ) desde la Plaza de Mayo p. 232 Archivo Juan Carlos Romero Bandera, En Materia de Orden Buenos Aires, 21 de septiembre General de 1983 CADA (Colectivo de Acciones C.A.Pa.Ta.Co (Colectivo de Arte Fotografía b/n Santiago de Chile, 1981 de Arte) Participativo — Tarifa Común). Copia de exposición Serigrafía y fotocopia NO+ Diseño: Emei, Fernando “Coco” 25 x 35 cm 43,2 x 55,9 cm Santiago de Chile, 1983-1989 Bedoya y Joan Prim Cortesía de CeDInCi (Centro de Colección Havilio Pérez Arancibia Vídeo transferido a DVD FIM Porongovanguardia p. 32, fi g. 4 Documentación e Investigación Color y b/n, sonido, 5’51” Buenos Aires, 1984 de la Cultura de Izquierdas en Colección Museo Nacional Centro Serigrafía Agrupación de Plásticos Jóvenes Argentina) de Arte Reina Sofía, Madrid 70 x 100 cm (APJ) Colección Roberto Amigo Bandera, Pliego Nacional de los Archivo Hasenberg – Quaretti CADA (Colectivo de Acciones p. 25, fi g. 5 Trabajadores Jóvenes pintando siluetas en de Arte) Santiago de Chile, ca. 1981 el Obelisco durante el Siluetazo NO+ C.A.Pa.Ta.Co (Colectivo de Arte Serigrafía y fotocopia Buenos Aires, 8 de diciembre Santiago de Chile, 1983-1989 Participativo — Tarifa Común) y 43,2 x 55,9 cm de 1983 2 fotografías de gelatinobromuro Frente por los Derechos Humanos Colección Havilio Pérez Arancibia Fotografía b/n de plata Murales. Retrato coloreado por p. 32, fi g. 5 Copia de exposición 20,5 x 25 cm las Madres de Plaza de Mayo 25 x 35 cm Colección Museo Nacional Centro arrancado de la pared. Patricia Alfaro Colección Centro de Estudios de Arte Reina Sofía, Madrid Buenos Aires, 8 de marzo de 1984 No+ porque somos+ Legales y Sociales. Archivo p. 49, fi g. 11; p. 233, fi g. 12 Papel fotocopiado Santiago de Chile, 1985 Fotográfi co Memoria Abierta 22 x 33 cm Fotografía b/n Archivo Hasenberg – Quaretti CADA (Colectivo de Acciones Archivo Fernando Bedoya de Arte) (C.A.Pa.Ta.Co) Copia de exposición p. 229, fi g. 1 NO+ 30 x 40 cm Santiago de Chile, 1983-1989 C.A.Pa.Ta.Co (Colectivo de Arte Cortesía de la autora Fernando “Coco” Bedoya Impresión cromogénica Participativo — Tarifa Común). p. 234, fi g. 14 Las confesiones de Enrique VII 13 x 9 cm Diseño: Daniel Sanjurjo Buenos Aires, 1982 Colección Museo Nacional Centro Vela x Chile Serigrafía Patricia Alfaro de Arte Reina Sofía, Madrid Buenos Aires, 1986 47 x 72 cm Acción del Movimiento contra la Cartel Archivo Juan Carlos Romero Tortura Sebastián Acevedo CADA (Colectivo de Acciones 16 x 6 cm Santiago de Chile, 1986 de Arte) Archivo Daniel Sanjurjo Fotografía b/n Fernando “Coco” Bedoya NO+ Copia de exposición Pam fl eto Santiago de Chile, 1983-1989 C.A.Pa.Ta.Co (Colectivo de Arte 30 x 40 cm Buenos Aires, 1983 Gelatinobromuro de plata Participativo — Tarifa Común). Cortesía de la autora Serigrafía 25 x 20 cm Diseño: Daniel Sanjurjo, Fernando p. 147, fi g. 6 47 x 21 cm Colección Museo Nacional Centro “Coco” Bedoya, Ángel Andrade Archivo Juan Carlos Romero de Arte Reina Sofía, Madrid y Emei

263 Vela x Chile (A los artistas C.A.Pa.Ta.Co (Colectivo de Arte C.A.Pa.Ta.Co (Colectivo de Arte 12 fotografías b/n y color; latinoamericanos) Participativo — Tarifa Común) Participativo — Tarifa Común). tarjeta postal Buenos Aires, 1986 y otros. Diseño: Fernado “Coco” Diseño: Daniel Sanjurjo Copias de exposición Cartel Bedoya, Piri y Emei Mataron millones 10 x 15 cm 24 x 22 cm Bicicletas a la China Buenos Aires, 1992 Colección Paulo Bruscky Archivo Juan Carlos Romero Buenos Aires, 1989 Serigrafía 4 serigrafías 28 x 11 cm Equipe Bruscky & Santiago C.A.Pa.Ta.Co (Colectivo de Arte 52 x 72 cm Archivo Ana Longoni Pignochet Participativo — Tarifa Común) Archivo Juan Carlos Romero Recife, 1987 Vela x Chile. Ficha para Héctor Carballo Lápida de mármol blanco con adherentes C.A.Pa.Ta.Co (Colectivo de Arte Décimo aniversario de la inscripción. Imagen proyectada Buenos Aires, 10 de septiembre Participativo — Tarifa Común) creación de las Madres de de la instalación original de 1986 y otros Plaza de Mayo 60 x 50 x 4 cm Cartel Bicicletas a la China Buenos Aires, 30 de abril de 1987 Colección Paulo Bruscky 35 x 21,5 cm Buenos Aires, 1989 Fotografía b/n Archivo Daniel Sanjurjo Sobre de papel serigrafi ado. Copia de exposición Daniel García Contiene varios materiales 30 x 40 cm En una Plaza de Mayo inundada, C.A.Pa.Ta.Co (Colectivo de Arte en su interior Cortesía Archivo Tupacarballo frente a la Casa de Gobierno, los Participativo — Tarifa Común). 39 x 22,5 cm p. 146, fi g. 5 familiares portan las fotos con Diseño: Daniel Sanjurjo y Gustavo Archivo Ana Longoni los rostros de los desaparecidos Romano Becquer Casaballe Buenos Aires, abril de 1983 Vela x Chile C.A.Pa.Ta.Co (Colectivo de Arte Las Malvinas son argentinas, Fotografía b/n Buenos Aires, 10 de septiembre Participativo — Tarifa Común) los desaparecidos también. Copia de exposición 235 x 350 cm de 1986 Menem Consigna de las Madres Cortesía del autor Impreso para enviar por correo Buenos Aires, 1989 de Plaza de Mayo durante p. 82, fi g. 1 postal Cartel intervenido con serigrafía la Guerra de las Malvinas 41 x 28 cm 29 x 42 cm Buenos Aires, 1982 Daniel García Archivo Daniel Sanjurjo Archivo Juan Carlos Romero Fotografía b/n Siluetas de una pareja de p. 161, fi g. 12 p. 25, fi g. 6 Copia de exposición desaparecidos en la ESMA, 40 x 60 cm ella embarazada. C.A.Pa.Ta.Co (Colectivo de Arte C.A.Pa.Ta.Co (Colectivo de Arte Cortesía del autor Participativo — Tarifa Común) Participativo — Tarifa Común). Buenos Aires, 1983 Diseño: Toledo Fotografía b/n Vela x Chile Comunidad de Santa Teresita — Buenos Aires, 1987 Indulto NO Copia de exposición Etnia Chiriguano Serigrafía Buenos Aires, 1989 25 x 35 cm Máscara (Tipología Agüero-güero) 44 x 32 cm Serigrafía Cortesía del autor Chaco Paraguayo, 1989 Archivo Juan Carlos Romero 44 x 49 cm Madera de samu’u (Choricia p. 161, fi g. 9 Archivo Juan Carlos Romero GAS-TAR (Grupo de Arte Socialista speciosa) — Taller de Arte Revolucionario). 30 x 14,5 x 9 cm C.A.Pa.Ta.Co (Colectivo de Arte C.A.Pa.Ta.Co (Colectivo de Arte Diseño: Fernando “Coco” Bedoya Centro de Artes Visuales/Museo Participativo — Tarifa Común) Participativo — Tarifa Común) y Joan Prim del Barro — Colección de Arte Vela x Chile NO a la guerra nuclear ¡Nada con Pinochet! Indígena Buenos Aires, 1987 Buenos Aires, 1989 Buenos Aires, 1984 Panfl eto Volante serigrafi ado Serigrafía Gregorio Cramer 17 x 11 cm 22 x 17 cm 52 x 76 cm Bienvenidos al circo Archivo Juan Carlos Romero Archivo Daniel Sanjurjo p. 162 Buenos Aires, 1990/2012 C.A.Pa.Ta.Co (Colectivo de Arte C.A.Pa.Ta.Co (Colectivo de Arte Vídeo registro de la performance GAS-TAR (Grupo de Arte Socialista Participativo — Tarifa Común). Participativo — Tarifa Común). de Ral Veroni y otros — Taller de Arte Revolucionario). Diseño: Emei Diseño: Fernado “Coco” Bedoya, Color, sonido, 8’22’’ Diseño: Richiger, Prim, Emei, Vela x Chile Piri, Emei Producido por el Museo Nacional Sanjurjo y André. Buenos Aires, 1987 IV Creciente Centro de Arte Reina Sofía Fuera ingleses de Malvinas — Libro de artista Buenos Aires, 1990 Cortesía del autor Fuera FMI de la Argentina 2 x 30 cm Serigrafía Buenos Aires, 1985 Archivo Fernando Bedoya 53 x 70 cm Gerardo Dell’Oro Serigrafía (C.A.Pa.Ta.Co) Archivo Roberto Amigo Marcha de los pañuelos 57 x 89 cm Buenos Aires, 30 de abril de 1987 Archivo Juan Carlos Romero C.A.Pa.Ta.Co (Colectivo de Arte C.A.Pa.Ta.Co (Colectivo de Arte Fotografía b/n Participativo — Tarifa Común). Participativo — Tarifa Común) Copia de exposición Eduardo Gil Diseño: Daniel Sanjurjo y Gustavo Abusheada 30 x 40 cm II Marcha de la Resistencia. Romano Buenos Aires, 1990 Cortesía del autor Tres miradas Vela x Chile Serigrafía Buenos Aires, 9 y 10 de diciembre Buenos Aires, 1987 37 x 55 cm E.P.S. Huayco de 1982 Serigrafía Archivo Juan Carlos Romero Cojudos Fotografía b/n 130 x 37 cm p. 25, fi g. 7 Lima, 1980 Copia de exposición Archivo Juan Carlos Romero Serigrafía 25 x 35 cm p. 161, fi g. 10 C.A.Pa.Ta.Co (Colectivo de Arte 65 x 50 cm Cortesía del autor Participativo — Tarifa Común). Colección Museo de Arte de Lima. p. 45, fi g. 2 C.A.Pa.Ta.Co (Colectivo de Arte Diseño: Daniel Sanjurjo Donación Jorge Gruenberg y Participativo — Tarifa Común) Llamada a pata. Arte al paso Armando Williams Eduardo Gil NO a la guerra nuclear Buenos Aires, ca. 1990 p. 23, fi g. 1 Silueteando I Buenos Aires, 1988 Cartel Buenos Aires, 21 de septiembre Octavilla. Serigrafía 22 x 27 cm Equipe Bruscky & Santiago de 1983 20,5 x 14 cm Archivo Daniel Sanjurjo Pignochet Fotografía b/n Archivo Daniel Sanjurjo p. 31 Recife, 1987 Copia de exposición

264 25 x 35 cm Las Yeguas del Apocalipsis. Serigrafía Copia de exposición Cortesía del autor Fotografía: Paz Errázuriz 53 x 73 cm 30 x 40 cm p. 229, fi g. 2 La Conquista de América Archivo Juan Carlos Romero Cortesía del autor Santiago de Chile, 1989 Eduardo Gil Instalación Artistas del MAS (Movimiento al Domingo Ocaranza Bouet Siluetas y canas Mapa de América del Sur cubierto Socialismo). Diseño e impresión: Silueta de Dalmiro Flores. Buenos Aires, 22 de septiembre de vidrios y 2 fotografías b/n Gustavo Romano Acción de C.A.Pa.Ta.Co durante de 1983 Fotografías de 120 x 150 cm c/u Karl Marx el Siluetazo Fotografía b/n Colección Yeguas del Apocalipsis Buenos Aires, ca. 1987 Buenos Aires, 21 de septiembre Copia de exposición p. 122 Serigrafía de 1983 25 x 35 cm 42 x 60 cm Proyección digital de fotografía b/n Cortesía del autor Kena Lorenzini Archivo Gustavo Romano Cortesía del autor Censura: Mujeres por la Vida p. 119 Eduardo Grossman Santiago de Chile, 1986 Cartel participativo NO+ Asociación de exdetenidos Fotografía b/n 2012 Hernán Parada Cartel. Diseño de André Mesquita desaparecidos Copia de exposición Acción de arte — Estación Central / en base a convocatoria del CADA Buenos Aires, 1986 30 x 40 cm Hernán Parada de 1983. Copias de exposición Fotografía b/n Cortesía Archivo Kena Lorenzini Santiago de Chile, 1984 para distribuir al público Copia de exposición Fotografía b/n 60 x 40 cm 40 x 60 cm Luis (militante de derechos Copia de exposición Cortesía del autor humanos) 120 x 150 cm Mujeres por la Vida Hebe de Bonafi ni y Fernando Cortesía Archivo Hernán Parada La democracia va si la mujer está p. 102, fi g. 4 Grupo La máquina “Coco” Bedoya serigrafi ando Santiago de Chile, 1985 NO al indulto en Plaza de Mayo Cartel Hernán Parada Buenos Aires, 1990 Buenos Aires, 1984 52,7 x 75,7 cm Cementerio General Serigrafía Fotografía b/n Fondo Teresa Valdés – Archivo Santiago de Chile, 1980 20,5 x 14 cm 44 x 30 cm Museo de la Memoria y los Fotografía b/n Archivo Juan Carlos Romero Archivo Fernando Bedoya Derechos Humanos Copia de exposición (C.A.Pa.Ta.Co) 60 x 80 cm Grupo Por el Ojo (Julia p. 24, fi g. 3 Mujeres por la Vida Cortesía Archivo Hernán Parada Balmaceda, Federico González, No+ porque somos+ p. 102, fi g. 5 Ignacio Sourrouille y Daniel Madres de Plaza de Mayo Santiago de Chile, 1986 Sanjurjo) No pasarán Panfl eto Roberto Pera La sopa de Solís Buenos Aires, ca. 1987 9,5 x 21,6 cm Marcha de las Máscaras Buenos Aires, 1992 Impresión en formulario continuo Fondo Teresa Valdés – Archivo Buenos Aires, 25 de abril de 1985 Registro del mural y la 42 x 30 cm Museo de la Memoria y los Fotografía b/n performance realizada Archivo Juan Carlos Romero Derechos Humanos Copia de exposición p. 146, fi g. 1 en su inauguración 30 x 40 cm Nelson Muñoz Mera 6 fotografías b/n Cortesía del autor Mario Manusia Acción del Movimiento contra 35,5 x 36 cm en total p. 187, fi g. 3 Colección Daniel Sanjurjo Un grupo de Madres la Tortura Sebastián Acevedo Santiago de Chile, 1988 de Plaza de Mayo denuncia Joan Prim Fotografía b/n Grupo Por el Ojo (Julia las desapariciones durante Fotografías del cartel participativo Copia de exposición Balmaceda, Federico González, el Mundial de Fútbol No a la amnistía 30 x 40 cm Ignacio Sourrouille y Daniel Buenos Aires, junio de 1978 Buenos Aires, 1984 Cortesía del autor Sanjurjo) Fotografía b/n Fotografías b/n p. 37 La sopa de Solís Copia de exposición 31 x 21 cm c/u Buenos Aires, 1992 40 x 60 cm Nelson Muñoz Mera Archivo Fernando Bedoya Fotografía del mural Cortesía del autor (C.A.Pa.Ta.Co) 25 x 20 cm Marcha del Movimiento contra la Tortura Sebastián Acevedo. Colección Daniel Sanjurjo Artistas del MAS (Movimiento Santiago de Chile, 1988 Héctor Puchi Vázquez al Socialismo) Fotografía b/n Madrugada del Golpe de Estado Guillermo Kexel Cartel Pinte MAS Copia de exposición Buenos Aires, 24 de marzo de 1976 Primera Silueteada (1) Buenos Aires, ca. 1982 30 x 40 cm Fotografía b/n Buenos Aires, 21 de septiembre Serigrafía Cortesía del autor Copia de exposición de 1983 45 x 57 cm p. 39, fi g. 3 40 x 60 cm Fotografía b/n Archivo Juan Carlos Romero Cortesía del autor 27 x 35 cm Nelson Muñoz Mera Colección del autor Artistas del MAS (Movimiento Mujeres por la Vida. Campaña Juan Carlos Romero al Socialismo). Diseño: Fernando No me olvides Informe salvaje Guillermo Kexel “Coco” Bedoya Santiago de Chile, 1988 Buenos Aires, 1985 Primera Silueteada (2) MAS regional este Fotografía b/n Collage fotocopiado e intervenido Buenos Aires, 21 de septiembre Buenos Aires, ca. 1983 Copia de exposición con témpera roja sobre papel de 1983 Serigrafías 30 x 40 cm 34 x 22 cm Fotografía b/n 45 x 57 cm Cortesía del autor Archivo Juan Carlos Romero 27 x 35 cm Archivo Juan Carlos Romero p. 39, fi g. 4 p. 148 Colección del autor Artistas del MAS (Movimiento Luis Navarro Vega Daniel Sanjurjo Guillermo Kexel al Socialismo). Diseño: Diego Cueca Sola. Ceremonia de Pare al FMI Tercera Silueteada Fontanet y Fernando “Coco” celebración del año de los Buenos Aires, 1985 Buenos Aires, 24 de marzo de 1984 Bedoya Derechos Humanos en la Vicaría Postal Fotografía b/n Colabore con la huelga del de la Solidaridad de Santiago 15 x11 cm 35 x 80 cm Frigorífi co CEPA Santiago de Chile, noviembre 1978 Archivo Daniel Sanjurjo Colección del autor Buenos Aires, 1985 Fotografía b/n p. 24, fi g. 4

265 Daniel Sanjurjo Taller NN Santiago de Chile, 1983 Alejandro Montoya Por cien artistas desaparecidos Marco Ugarte Atala Fotografía b/n Cadáver Buenos Aires, ca. 1985 Protesta en el Paseo Ahumada Copia de exposición Ciudad de México, 1989 Cartel Santiago de Chile, 1988 80 x 100 cm Tinta y lápiz sobre papel 34 x 22 cm Fotografía b/n Cortesía Biblioteca Nacional 41,6 x 50,8 cm Archivo Daniel Sanjurjo Copia de exposición de Chile Colección Museo Universitario 30 x 40 cm p. 108 Arte Contemporáneo, UNAM Daniel Sanjurjo Cortesía del autor No al indulto Comunidad de Santa Teresita — Luisa Fernanda Ordóñez, Sylvia Buenos Aires, 1989 Ral Veroni Etnia Chiriguano Suárez y Andrés Arizmendy Adhesivo, serigrafía y collage Bienvenidos al circo Máscara (Tipología Agüero-güero) Palacio de Justicia en llamas 9,5 x 11 cm; 40 x 60 cm; 38 x 23 cm Buenos Aires, 1989 Chaco Paraguayo, 1990 Bogotá, 6 y 7 de noviembre de Archivo Daniel Sanjurjo 6 carteles de la campaña electoral Madera de samu’u (Choricia 1985/2012 de Menem de 1989 (“¡Síganme!”) speciosa) Vídeo, color, sin sonido, 3‘13‘‘ Edward Shaw intervenidos por el artista 27 x 14,5 x 10 cm Archivo Taller Historia Crítica Fotografías del Siluetazo 55 x 74,5 cm c/u Centro de Artes Visuales/Museo del Arte Buenos Aires, 1983 Colección del artista p. 142 del Barro — Colección de Arte 4 fotografías b/n p. 150, fi gs. 1-4 Indígena 9 x 13 cm c/u Portadas y páginas dobles Colección del autor Carlos Villoldo interiores del diario La República Periférico de Objetos (integrado Vuelta de las Madres a la Plaza (Portada, 31-01-1983; p. 31, por Ana Alvarado, Daniel Veronese, Edward Shaw de Mayo 13-05-1984; Portada, 25-08-1984; Emilio García Wehbi, Román Lamas Fotografías del Siluetazo Buenos Aires, 1981 pp. 22 y 15, 25-08-1984; Portada, y Paula Nátoli) Buenos Aires, 1983 Fotografía b/n 20-06-1986; Portada, 22- 07-1984; El hombre de arena 3 fotografías color Copia de exposición Portada, 21-01-1984; Portada, 25 x 20 cm c/u 30 x 40 cm Buenos Aires, 1992 29-03-1984; pp. 10 y 11, 29-12- Colección del autor Cortesía del autor Instalación que evoca el espec- 1984; p. 17, 27-08-1984; pp. 8 y 9, p. 230, fi gs. 3-5 táculo teatral del mismo nombre 11-04-1985) VV. AA. (post-NN) Música Original: Cecilia Candia Lima, 1983-1986 Edward Shaw España, aparta de mí este cáliz Vídeo: Guiye González (Registro Periódicos Fotografías Acciones creativas Lima, 1992 en VHS a una sola cámara 215 x 90 cm en total Derechos Humanos. Mural Serigrafía sobre papel moneda del espectáculo teatral, color, Archivo Sergio Zevallos participativo de GAS-TAR y 15 x 7,4 cm sonido, 50‘) p. 123, fi g. 8; p. 125, fi g. 12 Frente por los Derechos Humanos Cortesía Archivo Adolfo Cornejo Montaje formato DVD para Buenos Aires, 8 de marzo de 1984 p. 29, fi gs. 16, 17 instalación: Silvia Maldini y Jaime Rázuri 4 fotografías color Cecilia Candia Perro colgado por Sendero 9 x 13 cm (3); 20 x 25 cm (1) Dani Yako Archivo Ana Alvarado Luminoso, elecciones Colección del autor Marcha por los desaparecidos p. 129, fi gs. 2-4 municipales Buenos Aires, 1983 Lima, noviembre de 1989 Edward Shaw Fotografía b/n Walter Heynowski y Gerhard Fotografía b/n Campaña Dele una mano a los Copia de exposición Scheumann 28 x 35,5 cm desaparecidos 30 x 40 cm Compatriotas Colección Museo de Arte Buenos Aires, 21 de marzo de 1985 Cortesía del autor Berlín, 1974 de Lima. Donación del autor 4 fotografías color Vídeo, color, sonido, 7‘28‘‘ p. 141 20 x 15 cm c/u Silvio Zuccheri Cortesía Progress Film-Verleih Colección del autor Fotografías de desaparecidos en GmbH, Alemania y Museo de Osvaldo Salerno p. 146, fi gs. 3, 4 pancartas la Memoria y los Derechos Sin título Buenos Aires, 1983 Humanos, Chile Asunción, 1976-1981 Taller NN Fotografía b/n Impresión de cuerpo con sogas Vallejo Destrucción/Construcción Copia de exposición Pedro Lemebel sobre papel Lima, 1989 40 x 30 cm Hospital del trabajador 50 x 52 cm Serigrafía sobre papel Cortesía del autor Santiago de Chile, 1989 Centro de Artes Visuales/Museo 76 x 56 cm p. 45, fi g. 1 Vídeo, color, sin sonido, 1‘30‘‘ del Barro Archivo Adolfo Cornejo Colección del autor p. 127, fi g. 1 p. 41, fi gs. 5-7 Taller NN TERRITORIOS DE VIOLENCIA Osvaldo Salerno Vallejo Destrucción/Construcción Sin título Alejandro Montoya Lima, 1989 Elías Adasme Asunción, 1976-1981 Cadáver, sección gavetas. Maqueta para cartel serigráfi co A Chile Impresión de cuerpo con sogas SEMEFO presentado en la 3ª Bienal de La 1979-1980/2010 sobre papel Ciudad de México, 1985 Habana Registro fotográfi co de acción 77 x 66 cm Tinta y lápiz sobre papel Serigrafía sobre cartón de arte Centro de Artes Visuales/Museo 42 x 56,8 cm 69,2 x 90,4 cm Fotografías b/n del Barro Colección Museo Universitario Archivo Alfredo Márquez 5 paneles de 175 x 113 cm c/u p. 127, fi g. 2 p. 28 Colección Museo de Arte Arte Contemporáneo, UNAM Contemporáneo (MAC), Facultad p. 123, fi g. 9 Taller NN Taller NN de Artes, Universidad de Chile Carpeta negra Vallejo Destrucción/Construcción. p. 204, fi gs. 7-10; p. 205 Alejandro Montoya Lima, mayo-julio 1988 Reconstrucción de la instalación- Cadáver 16 serigrafías sobre papel y pancarta realizada en la 3ª Bienal Anónimo Ciudad de México, 1987 carpeta de La Habana Inmolación de Sebastián Tinta y lápiz sobre papel 50 x 65 cm (carpeta); 29,7 x 42 cm 1989/2012 Acevedo en Concepción. Portada 41,8 x 52,7 cm (serigrafías) Serigrafía sobre tela Revista Hoy, n° 330, del 16 al 22 Colección Museo Universitario Colección Nuwa Luna 430 x 600 cm de noviembre Arte Contemporáneo, UNAM p. 26, fi gs. 8-12

266 UMBRAL Gang do Movimento de Arte Pornô Eduardo Kac. Filmación: Sérgio Péo Anónimo Revistas GANG números 1, 2, 3 Porn Poetry Grupo que busca o inusitado Néstor Perlongher Río de Janeiro, 1980-1981 Playa de Ipanema, Río de Janeiro, mostra painel vivo no Centro Cadáveres Fanzines 1982 [Grupo que busca lo inusitado Poema escrito en 1982 en el 22 x 16,5 cm c/u Vídeo 16 mm transferido a DVD, muestra valla humana en el trayecto entre Buenos Aires Copias de exposición b/n, sonido, 5’ centro de São Paulo] y São Paulo, publicado por Circe/ Cortesía Eduardo Kac Cortesía le peuple qui manque y Texto del periódico Folha Último Reino en 1989 Eduardo Kac de S. Paulo acerca de la valla Instalación sonora Gang do Movimento de Arte publicitaria de Clé Cassette transferido a DVD, 18‘31‘‘ Pornô. Eduardo Kac, Cairo de Eduardo Kac São Paulo, 9 de noviembre Colección particular Assis Trindade, Denise Henriques Pornograma 7 (Ars Poetica) de 1981 Río de Janeiro, 1982 Assis Trindade, Cynthia Dorneles, Fotocopia Fotografía color Belisário Franca, Ricardo Elkind, 21,6 x 32,7 cm TERRITORIOS DE LIBERTAD 73,5 x 18,5 cm Alberto Harrigan, Leila Mícollis, Archivo Ricardo Chiari Bráulio Tavares, Glauco Mattoso Galería Laura Marsiaj Gianni Mestichelli Poemas, manifi estos, dibujos, Luis Alfonso (Cucaño) Mimos pintadas y performances Eduardo Kac y Cairo de Assis Buenos Aires, 1980 Trindade Poemas de Gordolui para el acontecidas en Río de Janeiro, 18 fotografías b/n 40 x 60 cm c/u Antolorgia. Arte Pornô Festival Multiarte 1981-1984 1 ampliación b/n 130 x 200 Río de Janeiro: Codecri, 1984 Rosario, 1979 Copias de páginas del libro Copias de exposición Libro Fragmentos de poemas sobre papel Antolorgia. Arte Pornô. Editores: Cortesía del autor 21 x 14 cm, 205 pp. 22 x 15 cm Eduardo Kac & Cairo de Assis p. 206; p. 207, fi gs. 13-15; Galería Laura Marsiaj Archivo El Marinero Turco Trindade p. 208, fi gs. 16-19 Río de Janeiro: Codecri, 1984 Mónica Mayer Roberto Barandalla (Picun) y Sergio Zevallos (Grupo Chaclacayo) 42 x 29,7 cm Lo normal Darío Schvarzstein Suburbios Cortesía Archivo Eduardo Kac Ciudad de México, 1978 Un glorioso fracaso (crónica Lima, 1984 11 postales. Impresión intervenida sobre la intervención en la Plaza 20 fotografías b/n Eduardo Kac con sellos de la República) 9 x 14 cm c/u Tótem 10,5 x 15 cm c/u Producción audiovisual basada Colección del autor São Paulo, 1980 Archivo Pinto Mi Raya en material fílmico tomado en p. 91, fi gs. 11, 12 Fotografía b/n São Paulo y Buenos Aires en 1981 30 x 20 cm Polvo de Gallina Negra (Maris (Sergio Bellotti, Eduardo Galería Laura Marsiaj Bustamante y Mónica Mayer) Nico, Adrián Fanjul y Roberto OVERGOZE Madre por un día Barandalla) y en entrevistas Eduardo Kac Ciudad de México, 1987 realizadas en 2012 OVERGOZE Maris Bustamante para el Vídeo, color, sonido, 17’30’’ Vídeo, color, sonido, 30’ Río de Janeiro, 1981 No-Grupo Archivo Pinto Mi Raya Producido por el Museo Nacional El pene como instrumento Fotografía b/n Centro de Arte Reina Sofía de trabajo 20 x 30 cm Cortesía de los autores Ciudad de México, 1982 Galería Laura Marsiaj EL DELIRIO PERMANENTE 3 fotografías color p. 202, fi g. 3 Paulo Bruscky, Daniel Santiago, 6 x 21 cm; 21,5 x16,5 cm; 22 x 42 cm 3Nós3 Leonhardt Frank Duch, Vagner Colección Maris Bustamante, Eduardo Kac Ensacamento Dante Veloni, João Chagas y otros Andrea y Neus Valencia Pornograma 2 (Hic et ubique) São Paulo, 1979 Valla colectiva de divulgación p. 187, fi g. 7 Río de Janeiro, 1981 2 hojas de papel con el listado de la 1ª Exposição Internacional Fotografía b/n de los monumentos cubiertos de Art-Door realizada en la Maris Bustamante para el 49 x 73 cm y 1 hoja de periódico facsímil Av. Dantas Barreto, en el centro No-Grupo Galería Laura Marsiaj 15 cartones con las imágenes El pene como instrumento de los monumentos cubiertos de Recife de trabajo Eduardo Kac Copias de exposición Recife, 1980 Ciudad de México, 1982 Escracho 29,7 x 21 cm y 42 x 29,7 cm (hojas) Proyección de diapositivas Máscara Río de Janeiro, 1981-1982 10,5 x 13,5 cm c/u (cartones) Cortesía Paulo Bruscky 22 x 42 cm Impresión offset, cubierta color Cortesía Colección Hudinilson Jr Colección Maris Bustamante, 22 x 30,5 cm y Mario Ramiro Paulo Bruscky, Daniel Santiago, Andrea y Neus Valencia Galería Laura Marsiaj Vagner Dante Veloni y otros 3Nós3 Valla colectiva de divulgación Comunidad de Santa Teresita — Ensacamento Eduardo Kac de la 1ª Exposição Internacional Etnia Chiriguano São Paulo, 1979 Mini saia rosa com poemazóide. de Art-Door realizada en la Máscara (Tipología Agüero-güero) 11 fotografías b/n Playa de Ipanema, Puesto 9 Av. Boa Viagem, Recife Chaco Paraguayo, 1990 Copia de exposición Río de Janeiro, 1982 Recife, 1980 Madera de samu’u (Choricia 25 x 35 cm Fotografía b/n Proyección de diapositivas speciosa) Cortesía Archivo Mario Ramiro 20 x 30 cm Cortesía Paulo Bruscky 24,5 x 14,5 x 15 cm p. 167, fi gs. 2-4 Centro de Artes Visuales/Museo Galería Laura Marsiaj Paulo Bruscky y Daniel Santiago del Barro — Colección de Arte 3Nós3 y TIT (organizadores) Indígena Eduardo Kac Arco 10. Noticia del periódico 1ª Exposição Internacional Mini saia rosa com piróculos. Folha de S. Paulo sobre la de Art-Door [arte en valla Armando Cristeto Playa de Ipanema, Puesto 9, intervención realizada por 3Nós3 De la serie El Condón Rio de Janeiro con plástico en la ciudad publicitaria] Ciudad de México, 1979 Río de Janeiro, 1982 São Paulo, 9 de diciembre de 1981 Recife, 1981 Fotografía b/n Fotografía b/n Copia de exposición Proyección digital de fotografías 20,5 x 10,5 cm 20 x 30 cm 29,7 x 21 cm pertenecientes al catálogo Colección Ilithya Guerrero Patiño Galería Laura Marsiaj Cortesía Colección Hudinilson Jr Cortesía Archivo Paulo Bruscky p. 199 p. 187, fi g. 5 y Mario Ramiro p. 172, fi gs. 15, 16

267 Paulo Bruscky y Daniel Santiago Cucaño Fotografía b/n Cucaño (organizadores) Arriba: Mauricio Armus Copia de exposición La insurrección de las liendres. 1ª Exposição Internacional de (Mauricio Kurcbard), Anuro 20 x 25 cm Sobre las transformaciones del Art-Door [arte en valla publicitaria] Gauna (Guillermo Giampietro), Cortesía Archivo El Marinero Turco lenguaje poético y el arte de Recife, 1981 Gordolui (Luis Alfonso); abajo: vanguardia Proyección de diapositivas Hermano Juan (Juan Aguzzi), Cucaño Rosario, 1981 Cortesía Archivo Paulo Bruscky Pandora (Graciela Simeoni) Una temporada en el infi erno Collage p. 172, fi g. 14 y Mono Cohen (Gabriel Cohen) Rosario, 1980 Copia de exposición Rosario, ca. abril de 1980 Fotocopia de la hoja con boletos 22 x 34 cm Centro de Livre Expressão Fotografía de entrada Cortesía Archivo El Marinero Turco Comunicado de fundación Copia de exposición Copia de exposición del Centro de Livre Expressão 20 x 25 cm 20 x 25 cm Cucaño São Paulo, 3 de agosto de 1981 Cortesía Archivo Juan Aguzzi Cortesía Archivo El Marinero Turco La navaja en el sueño Papel mecanografi ado p. 165 Rosario, 1981 Material gráfi co de difusión del 29,7 x 21 cm Cucaño hecho teatral. Collages de texto Archivo Ricardo Chiari Cucaño Una temporada en el infi erno e imágenes a tinta china. Mauricio Armus (Mauricio Rosario, 12 de septiembre de 1980 24 x 35,5 cm Centro de Livre Expressão Kurcbard), Federico Altrote Fotocopia del recorte de prensa. Archivo El Marinero Turco Comunicado del Centro de Livre (Juan Aguzzi), Gordolui Diario La Capital Expressão sobre la valla publici- (Luis Alfonso), Anuro Gauna Copia de exposición Cucaño taria humana, durante el proyecto (Guillermo Giampietro), Mono 20 x 25 cm Movimiento Surrealista Cohen (Gabriel Cohen), Pepitito Cortesía Archivo El Marinero Turco Arte ao ar livre Internacional São Paulo, octubre de 1981 Esquizo (Carlos Ghioldi), Pandora (Graciela Simeoni) Rosario, 1981 Papel mecanografi ado Cucaño Octavillas 21,6 x 32,7 cm Rosario, 1980 Curso de Composición Actoral Fotografía color 22 x 18 cm Archivo Ricardo Chiari Rosario, 1981 Archivo El Marinero Turco Copia de exposición Copia del cartel Centro de Livre Expressão, TIT 14,8 x 15 cm 22 x 34 cm Cortesía Archivo El Marinero Turco Cucaño Informe interno en respuesta Archivo El Marinero Turco Muestra de música experimental a un reportaje publicado en el Rosario, 1981 Cucaño periódico Folha de S. Paulo sobre Cucaño Cartel Arriba: Pepitito Esquizo (Carlos la intervención del Centro de El Hachero Centroamericano en Copia de exposición Ghioldi), El Marinero Turco Livre Expressão en una valla el taller de música experimental 19,5 x 30 cm (Daniel Canale), Sigfrido publicitaria de la casona de Entre Ríos 366 Cortesía Archivo El Marinero Turco (Gustavo Guevara); abajo: São Paulo, 1 de diciembre de 1981 Rosario, 1981 Mc Phantom (Miguel Bugni), Una página mecanografi ada Fotografía color Cucaño Fabián Bugni, Pandora (Graciela 21,6 x 32,7 cm Copia de exposición II Muestra de Teatros Rosarinos Simeoni) Archivo Ricardo Chiari 20 x 25 cm Rosario, 1981 Rosario, 1980 Cortesía Archivo El Marinero Turco Cartel Fotografía color Comunidad de Santa Teresita — Copia de exposición Copia de exposición Etnia Chiriguano Cucaño 20 x 25 cm 20 x 25 cm Máscara (Tipología Agüero-güero) El Maldito Chocho, n° 1 Cortesía Archivo El Marinero Turco Cortesía Archivo El Marinero Turco Chaco Paraguayo, 1990 Rosario, 1981 Fanzine Cucaño Madera de samu’u (Choricia Cucaño speciosa) Copia de exposición Programa de la II Muestra de Carlos Lucchese Teatros Rosarinos 24 x 14 x 10 cm Rosario, 1980 35,5 x 22,5 cm, 40 pp. Centro de Artes Visuales/Museo Cortesía Archivo El Marinero Turco Rosario, 1981 Fotografía color Papel del Barro — Colección de Arte Copia de exposición Indígena Cucaño Copia de exposición 20 x 25 cm 22 x 34 cm Cortesía Archivo El Marinero Turco El Maldito Chocho, n° 2 Mario Sérgio Conti Rosario, 1981 Cortesía Archivo El Marinero Turco Noticia en el periódico Folha de Facsímil de originales de Cucaño Cucaño S. Paulo sobre intervenciones imprenta. Inédito Mc Phantom (Miguel Bugni), El Difusión dramático-popular. urbanas realizadas por colectivos Copia de exposición Marinero Turco (Daniel Canale), II Muestra de Teatros Rosarinos como Viajou Sem Passaporte y 22 x 36 cm, 54 pp Pandora (Graciela Simeoni), Rosario, 16 de diciembre de 1981 3Nós3, destacando el proyecto Cortesía Archivo El Marinero Turco Pepitito Esquizo (Carlos Ghioldi) Nota del Diario Rosario Arte ao Ar Livre con la acción del Rosario, 1980 Copia de exposición Centro de Livre Expressão, y las Cucaño Fotografía color 20 x 25 cm acciones de TIT en la Praça da Gran peña cinematográfi ca. Copia de exposición Archivo El Marinero Turco República 20 x 25 cm Laurel y Hardy, Charlie Chaplin, São Paulo, 13 de noviembre Cortesía Archivo El Marinero Turco Buster Keaton, Georges Méliès Cucaño de 1981 Rosario, 1981 Palmario tocando la batería en Copia de exposición Cucaño Hoja con boletos-anuncio el taller de música experimental 29,7 x 21 cm Taller Investigaciones Copia de exposición de la casona de Entre Ríos 366 Cortesía Archivo Ricardo Chiari Historietísticas Cucaño 35 x 22 cm Rosario, 1981 Rosario, 1980 Cortesía Archivo El Marinero Turco Fotografía color Cucaño Papel mecanografi ado Copia de exposición Acha, acha, cucaracha 35,5 x 22,5 cm Cucaño 20 x 25 cm Rosario, abril de 1980 Archivo El Marinero Turco La Batata Cortesía Archivo El Marinero Turco Revista Rosario, 1981 Copia de exposición Cucaño Copia del cartel Cucaño 17 x 22 cm, 20 pp. Una temporada en el infi erno 22 x 34 cm Peña Cinematográfi ca. Archivo Ricardo Chiari Rosario, 1980 Archivo El Marinero Turco Proyección de cortos de Charles

268 Chaplin, Georges Méliès, Guillermo Giampietro (Cucaño) Fotografía b/n TIC (Taller de Investigaciones Buster Keaton Panorama desde el tren… Copia de exposición Cinematográfi cas) Rosario, 1981 Rosario, 1981 20 x 25 cm Chiari con la camiseta del Cartel Papel mecanografi ado Cortesía del autor Zangandongo 33,5 x 21 cm Copia de exposición São Paulo, 1981 Archivo El Marinero Turco 29,7 x 21 cm Gustavo Piccinini Fotografía color Cortesía Archivo Ricardo Chiari Picun, integrante del TIC Copia de exposición Cucaño Buenos Aires, 1980 20 x 25 cm Repulsión Guillermo Giampietro Fotografía b/n Cortesía Archivo Gustavo Piccinini Rosario, 1981 Cucaño, intervención en la iglesia Copia de exposición Vídeo sobre la intervención TIC (Taller de Investigaciones Copia del cartel 20 x 25 cm del grupo Cucaño en la iglesia Cinematográfi cas) 22 x 34 cm Cortesía del autor Archivo El Marinero Turco del Carmen (Rosario, 1982) El Gusano Di Cocco, gimnasta Trieste, 2012 del inconsciente Gustavo Piccinini Vídeo, b/n, sonido, 14’30’’ São Paulo, 1981 Cucaño Daniel Fiorucci, integrante Producido por el Museo Nacional Fotografía color Fotografía de una intervención del TIC en la peatonal de la calle Centro de Arte Reina Sofía. Copia de exposición Buenos Aires, 1981 Córdoba Cortesía del autor 20 x 25 cm Fotografía b/n Rosario, ca. 1981 Cortesía Archivo Gustavo Piccinini Copia de exposición Fotografía color Antonio Gonçalves Filho 20 x 25 cm Copia de exposición Artículo del periódico Folha de TIC (Taller de Investigaciones Cortesía del autor 20 x 25 cm S. Paulo sobre las intervenciones Cinematográfi cas) Cortesía Archivo El Marinero Turco de TIT, 3Nós3 y Viajou Sem Fiorucci llega (varios días después Passaporte Gustavo Piccinini de iniciado) al Festival Alterarte II Cucaño São Paulo, 8 de diciembre de 1981 El pelado Chochet, integrante São Paulo, 1981 Aproximación a un hachazo Copia de exposición del TIC Fotografía color Rosario, 1982 35,5 x 58 cm Buenos Aires, 1981 Copia de exposición Revista Cortesía Archivo Ricardo Chiari Fotografía b/n 20 x 25 cm Copia de exposición Copia de exposición Cortesía Archivo Gustavo Piccinini 22 x 34 cm, 14 pp. Luís Manetti, integrante del TIT 20 x 25 cm Surgimiento del movimiento TIC (Taller de Investigaciones Cortesía Archivo El Marinero Turco Cortesía del autor y relación con VSP Cinematográfi cas) pp. 240-242 São Paulo, ca. 1981 Gustavo Piccinini Luis Manetti (con cartera marrón) Papel mecanografi ado y Tigrao (con gorra) en el trabajo Cucaño Magoo y Fiorucci, integrantes 21,6 x 32,7 cm, 2 pp. preparatorio de la intervención en Anuro Gauna (Guillermo del TIC Archivo Ricardo Chiari la Plaza de la República Giampietro) y Mosca (Osvaldo Villa Gesell, 1981 São Paulo, 1981 Aguirre) Fotografía b/n Manga Rosa Fotografía color Rosario, 1983 Copia de exposición Arte ao ar livre. Con Copia de exposición Fotografía b/n 20 x 25 cm intervenciones de 3Nós3, 20 x 25 cm Copia de exposición Cortesía del autor Alex Vallauri, Centro de Livre Cortesía Archivo Gustavo Piccinini 17,5 x 11,5 cm Expressão, Jorge Bassani, Cortesía Archivo Guillermo Manga Rosa, Mario Ramiro, Gustavo Piccinini TIC (Taller de Investigaciones Giampietro Hudinilson Jr. y Viajou Sem Sergio Belloti y Lina Luna, Cinematográfi cas) p. 54 Passaporte integrantes del TIC y del TIT, Picun y, en sombras, Gabriela São Paulo, 1981-1982 en una reunión conjunta Liffschitz Carlos Ghioldi (Cucaño) Proyección de diapositivas Buenos Aires, 1982 São Paulo, 1981 El testamento de Pepitito Esquizo Copia de exposición Fotografía b/n Fotografía color Rosario, 1982 Cortesía Archivo Jorge Bassani Copia de exposición Copia de exposición Audio p. 172, fi g. 17; p. 173, fi g. 18-20 20 x 25 cm 20 x 25 cm 01. Testamento parte I: 4’ Cortesía del autor Cortesía Archivo Gustavo Piccinini 02. Testamento parte II: 4’14’’ MAS (Movimiento al Socialismo) 03. La joven destripada: 4’50’’ Rifa del MAS por triunfo del TIC (Taller de Investigaciones TIC (Taller de Investigaciones 04. Vidrios rotos: 2’41’’ PSOE Cinematográfi cas) Cinematográfi cas) 05. Bosque: 1’54’’ Rosario, 1982 Material de archivo. Fragmentos Plaza de la República 06. Nautilus y Félix: 2’41’’ Hoja con boletos de rifa de las películas: São Paulo, 1981 07. Una temporada en el infi erno: Copia de exposición El Chulu. Director: Sergio Bellotti 3 fotografías color 8’36’’ 22 x 24 cm El Amor Vence. Director: Roberto Copia de exposición 08. Testamento parte III: 8’’ Cortesía Archivo El Marinero Turco Barandalla (Picun) 20 x 25 cm 09. Testamento parte IV: 5’25’’ Detrás del Muro. Director: Adrián Cortesía Archivo Gustavo Piccinini 10. Testamento parte V: 13’38’’ Movimiento Surrealista Fanjul p. 171, fi g. 13 11. Todos sus almanaques son Internacional Incluye imágenes de ejercicios del año pasado: 7’21’’ Enciclopedia Surrealista TIC (Taller de Investigaciones del TIC, películas inconclusas 12. Regmiun Drh Sthr: 4’17’’ Buenos Aires-Rosario-São Paulo, Cinematográfi cas) y registro de reuniones de los 13. Testamento parte VI: 25’’ 1981 Rubén Gallego (un dios recién grupos TIT, TIC, TIM y Cucaño Archivo Carlos Ghioldi Publicación bajadito del Olimpo) Buenos Aires/São Paulo, 1979- Copia de exposición São Paulo, 1981 Guillermo Giampietro (Cucaño) 21,5 x 30 cm. 62 pp. 1981/2012 Fotografía color Poemas de Anuro Gauna para Archivo Ana Longoni Vídeo, color, sin sonido, 8’ Copia de exposición el Festival Multiarte pp. 58, 62, 63, 237 Producido por el Museo 20 x 25 cm Rosario, 1979 Nacional Centro de Arte Reina Cortesía Archivo Gustavo Piccinini Fragmentos de poemas sobre Gustavo Piccinini Sofía papel Alejandro Traverso, integrante Cortesía de Eduardo Nico, Sergio TIC (Taller de Investigaciones 25 x 18 cm del TIC Bellotti, Adrián Fanjul, Alejandro Cinematográfi cas) Archivo El Marinero Turco Buenos Aires, 1980 Traverso y Roberto Barandalla Sin título

269 São Paulo, 1981 TIT (Taller de Investigaciones TIT (Taller de Investigaciones Publicación 2 fotografías color Teatrales) Teatrales) 22 x 35 cm Copia de exposición Alterarte I — El Zangandongo Ciclo de Teatro Experimental Colección Elías Palti 20 x 25 cm Buenos Aires, 1979 Buenos Aires, 1980 p. 171, fi g. 12 Cortesía Archivo Gustavo Piccinini Cartel Cartel 23,5 x 34 cm 43,5 x 32 cm TIT, VSP, Cucaño, TIC, Novissimo TIC (Taller de Investigaciones Colección Pablo Espejo Colección Elías Palti y otros Cinematográfi cas) Alterarte II — Festival Anti-Pro-Arte Trío TIC: Evaristo González, TIT (Taller de Investigaciones TIT (Taller de Investigaciones São Paulo, 1981 Sergio Belloti, Adrián Fanjul Teatrales) Teatrales) Cartel São Paulo, 1981 Folletín del Zangandongo Combi 45 x 35 cm Fotografía color Buenos Aires, 1979 Camino a São Paulo, 1980 Colección Elías Palti Copia de exposición Publicación Fotografía 20 x 25 cm 22 x 28 cm 9 x 12,5 cm TIT (Taller de Investigaciones Cortesía Archivo Gustavo Piccinini Colección Elías Palti Colección Rubén Campitelli Teatrales) Carta de Pablo Miris a la TIT, TIC, TIM, Cucaño, VSP TIT (Taller de Investigaciones TIT (Taller de Investigaciones Dirección del TIT y colaboradores Teatrales) Teatrales) São Paulo, 13 de marzo de 1981 Alterarte II Marta Cocco y otros integrantes Dormida colectiva en el Papel mecanografi ado São Paulo, 1981 del TIT después de Para cenar Politécnico 21,6 x 32,7 cm, 2 pp. Periódico, fotocopias y collages Artaud São Paulo, 1981 Archivo Ricardo Chiari 21,6 x 32,7 cm Buenos Aires, 1979 Fotografía color Archivo Ricardo Chiari Fotografía b/n 9 x 12,5 cm TIT (Taller de Investigaciones 9 x 14 cm Colección Rubén Campitelli Teatrales) TIT, TIC, TIM, Cucaño, VSP Colección Rubén Campitelli Pompas fúnebres y colaboradores TIT (Taller de Investigaciones Buenos Aires, 1981 Alterarte II. Noticia del periódico TIT (Taller de Investigaciones Teatrales) Programa de difusión Folha de S. Paulo sobre el evento Teatrales) El Zangandongo Manifi esto 17 x 22 cm São Paulo, 11 de agosto de 1981 Para cenar Artaud (hecho teatral) Buenos Aires, 1980 Colección Elías Palti Noticia de prensa Buenos Aires, 1979 Papel mimeografi ado TIT (Taller de Investigaciones 21 x 29,7 cm Fotografías b/n 22 x 34 cm c/u, 3 pp. 9 x 14 cm Teatrales) Archivo Ricardo Chiari Archivo Elías Palti Colección Rubén Campitelli Pompas fúnebres pp. 66-68 TIT, TIC, TIM, Cucaño, VSP Buenos Aires, 1982 y colaboradores TIT (Taller de Investigaciones Programa de mano TIT (Taller de Investigaciones Alterarte II. Carta de Cucaño Teatrales) 17 x 22 cm Teatrales) para el movimento Anti-Pro-Arte Para cenar Artaud Colección Elías Palti Fundación del Movimiento Rosario, agosto de 1981 Buenos Aires, 1979 Surrealista Internacional Papel mecanografi ado Cartel TIT, VSP, 3Nós3 y otros São Paulo, 1981 21 x 29,7 cm, 2 pp. 21 x 30 cm Cartel del evento 14 noites 14 Fotografía color Archivo Ricardo Chiari Archivo Ana Longoni performances Copia de exposición São Paulo, 12-15 de julio de 1982 72 x 100 cm TIT, TIC, TIM, Cucaño, VSP TIT (Taller de Investigaciones Cartel Cortesía Archivo Rubén Campitelli y colaboradores Teatrales) 45 x 31,7 cm Cartas de Pablo Miris (integrante Zangandongo Archivo Ricardo Chiari TIT (Taller de Investigaciones del TIT), Roberto Pereira de Buenos Aires, 1979 Teatrales) Melo (integrante del Centro de Fotografía b/n Enrique Viegas, TIM (Taller de Livre Expressão – Clé) y 3Nós3 9 x 12,5 cm Ganándose el pan: fotografía Investigaciones Musicales) solicitando apoyo al secretario Colección Rubén Campitelli previa a una “función” en un Flusedah. Juego sonoro para municipal de Cultura de São Paulo sótano de Persona una mujer y un hombre para la realización de Alterarte II TIT (Taller de Investigaciones São Paulo, 1980 Buenos Aires, 1980/2012 São Paulo, agosto de 1981 Teatrales) Fotografía color Partitura sobre cartulina negra, Papel mecanografi ado Antes de salir a escena. 9 x 12,5 cm 87 x 32 cm 21 x 29,7 cm, 5 pp. De izquierda a derecha: Beto Colección Rubén Campitelli Grabación realizada en 2012 por Archivo Ricardo Chiari Botta, Daniel Valdéz, Rubén Enrique Viegas y Sabrina Piazza, Viñoles, Cristina Papaleo TIT (Taller de Investigaciones 1’45’’ TIT, TIC, TIM, Cucaño, VSP Montaje: La cámara. Provocación Teatrales) Colección Enrique Viegas y colaboradores y dirección: Raúl Zolezzi. Marta Cocco leyendo en un bus Contrabalance de Alterarte Camerino del Teatro del Picadero. São Paulo, 1980 VSP (Viajou Sem Passaporte) II. Documentos escritos por Buenos Aires, diciembre de 1980 Fotografía color Público idiota María Selez, integrante del TIT, Fotografía b/n 9 x 12,5 cm São Paulo, 1978 y miembros del Movimiento 12 x 18 cm Colección Rubén Campitelli Papel mecanografi ado Surrealista Internacional Colección Raúl Zolezzi 21 x 29,7 cm, 2 pp. Enero y octubre de 1981 TIT (Taller de Investigaciones Archivo Ricardo Chiari Papel mecanografi ado TIT (Taller de Investigaciones Teatrales) pp. 64, 65 21,6 x 32,7 cm c/u Teatrales) Todos contra todos Archivo Ricardo Chiari Carlos Cthulhu en acción Buenos Aires, 1980 VSP (Viajou Sem Passaporte) Montaje: La cámara. Provocación Fanzine E–>M–>R (Haspa) TIM (Taller de Investigaciones y dirección: Raúl Zolezzi. 23 x 18,5 cm São Paulo, 1979 Musicales) Teatro del Picadero. Buenos Aires, Colección Pablo Espejo 10 fotografías b/n Bono contribución TIM 1980 Copias de exposición Buenos Aires, ca. 1979 Fotografía b/n TIT (Taller de Investigaciones 10 x 15 cm (9) y 10 x 9 cm (1) Hoja de boletos de rifa 12 x 18 cm Teatrales) Cortesía Archivo Luiz Sergio 22 x 34 cm Colección Raúl Zolezzi El Zangandongo Cuaderno Uno Ragnole Colección Elías Palti p. 236 Buenos Aires, 1981 p. 168, fi gs. 5-7; p. 169, fi g. 11

270 VSP (Viajou Sem Passaporte) Archivo Kena Lorenzini Fotografía b/n Fotografía Trajetória da árvore Nosotros las/os fotógrafas/ Copia de exposición 40 x 30 cm São Paulo, 1979 os. Acción de la Asociación de 30 x 40 cm Copia de exposición 6 fotografías b/n Fotógrafos Independientes (AFI) Cortesía del autor Cortesía del autor Copias de exposición Santiago de Chile, 1988 6 x 9 cm c/u Fotografía b/n Guillermo Loiácono Movimiento 19 de abril Cortesía Archivo Luiz Sergio Copia de exposición Martínez de Hoz, ministro Campaña de expectativa Ragnole 30 x 40 cm de Economía en Argentina publicada en El tiempo, jueves Cortesía Archivo Kena Lorenzini (1976-1981) 17 de enero de 1974, p. última C VSP (Viajou Sem Passaporte) Buenos Aires, 1980 y viernes 18 de enero de 1974, Trajetória do curativo Comunidad de Santa Teresita — Fotografía b/n p. 1-A Copia de exposición Bogotá, 1974 São Paulo, 1979 Etnia Chiriguano 30 x 40 cm Copias de exposición 3 fotografías b/n Máscara (Tipología Agüero-güero) Cortesía Archivo Guillermo 32 x 56 cm Copias de exposición Chaco Paraguayo, 1980 Loiácono Archivo Taller Historia Crítica 13 x 10 cm c/u Madera de samu’u (Choricia de Arte Cortesía Archivo Luiz Sergio speciosa) y plumas 32 x 15 x 7 cm Eduardo Longoni p. 143, fi g. 3 Ragnole Centro de Artes Visuales/Museo Militares argentinos p. 168, fi gs. 8-10 del Barro — Colección de Arte Buenos Aires, 29 de mayo de 1981 Movimiento 19 de abril Indígena Fotografía b/n Feliz año nuevo, con armas VSP (Viajou Sem Passaporte) Copia de exposición para el pueblo U.S.B.A.E.A.E. y manifi esto Héctor Carballo 30 x 40 cm Fotografía tomada de El destape INVADIRAM TEATROS! El Camarazo. Acción de los Cortesía del autor del M-19, Revista Alternativa, São Paulo, 1979 fotógrafos frente a la Casa n° 196, pp. 2-5 Publicación y papel de Gobierno en denuncia de Eduardo Longoni Bogotá, 22-29 de enero de 1979 mecanografi ado la represión a los fotógrafos Marcha por la vida Copia de exposición 15 x 21 cm (1) y 29,7 x 21 cm (2), Buenos Aires, diciembre de 1982 Buenos Aires, 5 de octubre de 1982 23 x 17 cm 3 pp. Fotografía b/n Fotografía b/n Cortesía Archivo Taller Historia Archivo Ricardo Chiari Copia de exposición Copia de exposición Crítica de Arte 40 x 30 cm 30 x 40 cm VSP (Viajou Sem Passaporte) Cortesía Archivo Tupacarballo Cortesía del autor Horacio Mucci Intervención de VSP en una obra p. 82, fi g. 3 Libertad de prensa Buenos Aires, 1982 de Augusto Boal en el Teatro Cauce Kena Lorenzini Fotografía b/n Santiago de Chile, 1984, año 1, La máscara y la prensa 30 x 40 cm São Paulo, 1980 nº 22, semana del 12 al 18 de Santiago de Chile, 1985 Cortesía del autor Fotografía b/n septiembre de 1984 Fotografía b/n Copia de exposición Revista Copia de exposición Luis Navarro Vega 14 x 10 cm 27,4 x 21,1 cm 30 x 40 cm Hornos de Lonquén Cortesía Archivo Luiz Sergio Fondo Miguel Lawner — Archivo Cortesía Archivo Kena Lorenzini Santiago de Chile, 1979 Ragnole Museo de la Memoria y los Fotografía b/n Derechos Humanos Mario Manusia Copia de exposición VSP (Viajou Sem Passaporte) p. 78 Un intento de secuestro en 30 x 40 cm WYK, publicación de VSP, con plena calle es resistido e Cortesía del autor Daniel García acuerdo fi rmado por VSP y TIT impedido por las Madres de p. 121, fi g. 6 Marcha por Paz, Pan y Trabajo São Paulo, 1980 Plaza de Mayo Buenos Aires, 30 marzo de 1982 Fanzine Buenos Aires, junio de 1978 No-Grupo 15 x 10,5 cm Fotografía b/n Fotografía b/n Agenda Colombia 83 Archivo Ricardo Chiari Copia de exposición Copia de exposición Ciudad de México, 1982 pp. 55, 61 30 x 40 cm 30 x 40 cm Edición facsímil Cortesía del autor Cortesía del autor 17 x 23 cm, 142 pp. Colección Maris Bustamante, OFICINA DE Daniel García Mario Manusia Andrea y Neus Valencia (CONTRA)INFORMACIÓN La policía montada impide Jorge Rafael Videla, presidente p. 160, fi gs. 7, 8 que la Marcha de la Resistencia de facto (1976-1981), brindando Alejandro Amdan llegue hasta Plaza de Mayo entre amigos Clemente Padín (Director) Buenos Aires, 1982 Frente al Ministerio de Educa- Buenos Aires, 1981 Participación. Boletín de Fotografía b/n ción, un dirigente estudiantil es Fotografía b/n la Asociación Uruguaya de Copia de exposición detenido por dos policías de civil Copia de exposición Artistas Correo, números 5, 6, 7 30 x 40 cm Buenos Aires, noviembre de 1981 30 x 40 cm Montevideo, 1984-1986 Cortesía del autor Fotografía b/n Cortesía del autor Offset Copia de exposición 21,4 x 25,5 cm; 21,5 x 27,4 cm Eduardo Grossman 30 x 40 cm Mario Manusia Archivo Clemente Padín El Camarazo Ser reportero gráfi co en Cortesía del autor Buenos Aires, 1982 Argentina J. Pérez Fotografía b/n Buenos Aires, marzo de 1982 Homenaje a Rodrigo Rojas Análisis Copia de exposición Fotografía b/n de Negri Santiago de Chile, Año VII, 53 x 80 cm Copia de exposición Diario La Nación, Santiago números 90 y 93, septiembre Cortesía del autor 30 x 40 cm de Chile, 1991 y octubre de 1984 p. 82, fi g. 5 Cortesía del autor Fotografía b/n Revista Copia de exposición 26 x 18,7 cm Pablo Lasansky Marcelo Montecino 30 x 40 cm Fondo Miguel Lawner — Archivo Marcha por Paz, Pan y Trabajo Homenaje a Rodrigo Rojas Cortesía del Diario La Nación Museo de la Memoria y los Buenos Aires, 30 de marzo de de Negri y Museo de la Memoria y los Derechos Humanos 1982 Santiago de Chile, 1991 Derechos Humanos

271 J. Pérez Catálogo Copia de exposición Guillermo Deisler Homenaje a Rodrigo Rojas Copia de exposición 30 x 40 cm Sin título de Negri 24,4 x 17,2 cm, 12 pp. Cortesía del autor Plovdiv (Bulgaria) y Halle Diario La Nación, Santiago Cortesía Archivo Clemente Padín (Alemania), 1975-1995 de Chile, 1992 VV. AA. Fotografía b/n Fotografía b/n Solidarte/México La imagen de los dictadores en 15 x 10 cm Copia de exposición Desaparecidos Políticos de las revistas de prensa de la época. Archivo Guillermo Deisler 30 x 40 cm Nuestra América Videla, en: revista Somos, año Cortesía del Diario La Nación Ciudad de México, 1984 1, nº 2, 1 de octubre de 1976, Guillermo Deisler y Museo de la Memoria y los 50 impresiones sobre papel Editorial Atlántida. Sin título Derechos Humanos Copias de exposición Galtieri, en: diario Clarín, 3 de abril Plovdiv (Bulgaria) y Halle 29,7 x 21 cm c/u de 1982; Martínez de Hoz, en: (Alemania), 1975-1995 Cortesía Solidarte/México H. Rosas revista Gente, 1976 Tarjeta postal p. 158, fi gs. 4-6 Homenaje a Rodrigo Rojas Copias de exposición 15 x 10 cm de Negri 30 x 40 cm Archivo Guillermo Deisler Marco Ugarte Atala Diario La Nación, Santiago Cortesía Archivo Cora Gamarnik Represión al Movimiento de Chile, 1991 Guillermo Deisler Sebastián Acevedo VV. AA. Fotografía b/n Sin título Santiago de Chile, 1983 Teleanálisis Copia de exposición Plovdiv (Bulgaria) y Halle Fotografía b/n 1984-1989 30 x 40 cm (Alemania), 1975-1995 Copia de exposición 24 capítulos Cortesía del Diario La Nación Tarjeta postal 150 x 112 cm Vídeo, color, sonido, 208’ y Museo de la Memoria y los 13,5 x 9 cm Cortesía del autor Fondo Teleanálisis — Archivo Derechos Humanos Archivo Guillermo Deisler Museo de la Memoria y los Marco Ugarte Atala p. 157, fi g. 2 Enrique Rosito Derechos Humanos Enfrentamientos en la avenida p. 80, fi gs. 1, 2 A la salida de un canal de TV, Matta 1 de mayo Guillermo Deisler el entonces General Luciano Santiago de Chile, 1984 Revista Internacional (portada) Benjamín Menéndez intenta Plovdiv (Bulgaria), septiembre Fotografía b/n LETANÍAS PROFANAS atacar con un cuchillo a un Copia de exposición de 1976 grupo de manifestantes que Offset 40 x 30 cm Guillermo Deisler lo repudian Cortesía del autor 26 x 20 cm Sin título Buenos Aires, 21 de agosto Archivo Guillermo Deisler Plovdiv (Bulgaria), 1974-1985 de 1984 Marco Ugarte Atala Collage Fotografía b/n Joven lanzando cóctel molotov Guillermo Deisler 23 x 19 cm Copia de exposición Santiago de Chile, 1984 Sin título Archivo Guillermo Deisler 40 x 30 cm Fotografía b/n Plovdiv (Bulgaria), 1978-1985 Cortesía del autor Copia de exposición Collage, fotografía b/n Guillermo Deisler p. 75, fi g. 3 30 x 40 cm 30,5 x 24 cm Revista Internacional (portada), Cortesía del autor Archivo Guillermo Deisler nº 10 Pablo Salas p. 157, fi g. 1 Plovdiv (Bulgaria), 1975 Sin título. Registro de una acción Marco Ugarte Atala Offset Agente de la dictadura armado, Guillermo Deisler del FPMR en la que se reparten 26 x 20 cm vestido de civil Revista Internacional (portada y pollos en una población en el Archivo Guillermo Deisler 6º aniversario de la Revolución Santiago de Chile, 1986 contraportada) Sandinista Fotografía b/n Plovdiv (Bulgaria), febrero de 1980 Copia de exposición Guillermo Deisler Offset Santiago de Chile, 19 de julio Sin título de 1986 40 x 30 cm 26 x 20 cm Cortesía del autor Plovdiv (Bulgaria), 1975-1977 Archivo Guillermo Deisler Vídeo, color, sonido Collage, offset 3’20” 10 x 15 cm Guillermo Deisler Archivo Pablo Salas Marco Ugarte Atala Archivo Guillermo Deisler Revista Internacional (portada), p. 136, fi gs. 2-4; p. 137, fi gs. 5, 6 Imagen del coche destrozado tras el atentado a Augusto nº 4 Pinochet a manos del Frente Guillermo Deisler Plovdiv (Bulgaria), 1981 Pablo Salas Patriótico Manuel Rodríguez Sin título Offset 1° de Mayo Santiago de Chile, 1986 Plovdiv (Bulgaria), 1975-1980 26 x 20 cm Santiago de Chile, 1986 Fotografía b/n Tarjeta postal Archivo Guillermo Deisler Vídeo, color, sonido, 5’ Copia de exposición 16 x 10 cm Archivo Pablo Salas 30 x 40 cm Archivo Guillermo Deisler Guillermo Deisler Cortesía del autor Sin título Lucio Solari p. 135 Guillermo Deisler Plovdiv (Bulgaria), 1984-1985 Dame el rollo Sin título Tarjetas postales, sello y tinta Buenos Aires, 30 de marzo Marco Ugarte Atala Plovdiv (Bulgaria), 1975-1985 sobre papel de 1982 Estudiante baleado por la policía Collage 10 x 15 cm Fotografía b/n Santiago de Chile, 1986 18,5 x 14 cm Cortesía Laura Coll y Archivo Copia de exposición Fotografía b/n Archivo Guillermo Deisler Clemente Padín 40 x 30 cm Copia de exposición Cortesía del autor 40 x 30 cm Guillermo Deisler Guillermo Deisler Cortesía del autor Sin título CIA Putsch / Morder… (Golpe Solidarte, con el apoyo de PIT, p. 82, fi g. 4 Plovdiv (Bulgaria) y Halle de la CIA / asesino…) CNT, AUAC (Alemania), 1975-1995 Halle (Alemania), ca. 1986-1995 Desaparecidos Políticos de Horacio Villalobos Tarjetas postales, collage, offset Collage Nuestra América (1ª Bienal de Cuchicuchi (Galtieri y su esposa) 15 x 10 cm 23 x 16 cm La Habana) Buenos Aires, mayo 1982 Archivo Guillermo Deisler Archivo Guillermo Deisler Montevideo, 1984 Fotografía b/n p. 157, fi g. 3

272 Guillermo Deisler 30 x 14,5 x 9 cm Ánjeles Negros Paz Errázuriz Putsch / Golpe Centro de Artes Visuales/Museo Manifi esto 10 puntos tiene tu La Manzana de Adán Halle (Alemania), ca. 1986-1995 del Barro — Colección de Arte herida Santiago de Chile, 1989 Collage Indígena Santiago de Chile, 1989 3 fotografías b/n 27 x 18,5 cm Papel mecanografi ado 100 x 70 cm c/u Archivo Guillermo Deisler Comunidad de Santa Teresita — 28 x 43 cm Colección de la autora Etnia Chiriguano Colección Patricio Rueda p. 249, fi gs. 3-5 Guillermo Deisler Máscara (Tipología Agüero-güero) Cuerpos gráfi cos Chaco Paraguayo, 1990 Ánjeles Negros Marcos López Halle (Alemania), 1987 Madera de samu’u (Choricia Ataúd entregado a George Serie Liliana Maresca con su obra Carpeta en cartón y tinta sobre speciosa) Rousse Buenos Aires, 1983 papel 50 x 13 x 11,5 cm Santiago de Chile, 1989 3 fotografías b/n 15 x 11 cm Centro de Artes Visuales/Museo Fotografía color 150 x 100 cm Archivo Guillermo Deisler del Barro — Colección de Arte 10 x 15 cm Colección del autor Indígena Cortesía Colección Patricio p. 97 Las Yeguas del Apocalipsis Rueda Homenaje a Sebastián Acevedo Comunidad de Santa Teresita — Carlos Leppe Concepción, 1992 Ánjeles Negros Etnia chiriguano El perchero Vídeo de la instalación Fiesta en la Catedral Apyte puku — Gorro cónico Santiago de Chile, 1975/2011 Color, sonido, 8’ Santiago de Chile, 1989 Chaco Paraguayo, 1996 Perchero y perchas. 3 fotografías. Colección Francisco Casas Cartel Tejido, tela, papel, espejo, fl ecos, Gelatinobromuro de plata p. 147, fi gs. 8-10 13,5 x 21 cm cintas 173 x 58 cm c/u Colección Patricio Rueda 123 x 19 cm Colección Museo Nacional Centro Las Yeguas del Apocalipsis Centro de Artes Visuales/Museo Ánjeles Negros Tu dolor dice: Minado Puta o Santa de Arte Reina Sofía, Madrid del Barro — Colección de Arte p. 248 Santiago de Chile, 1993 Indígena Santiago de Chile, 1989 Copas, 20 diapositivas color, vídeo 3 fotografías b/n Liliana Maresca color, sillas, mesas, 2 ejemplares Comunidad de Santa Teresita — 80 x 60 cm (1); 30 x 40 cm (2) del Informe Rettig Archivo J.H. Cerezo-Esguep Sin título Etnia chiriguano Buenos Aires, 1982 Colección Yeguas del Apocalipsis Apyte puku — Gorro cónico Madera, plástico, hierro p. 109, fi gs. 9, 10 Chaco Paraguayo, 1996 Ánjeles Negros 77 x 45 x 14 cm Tejido, tela, papel, espejo, fl ecos, Puta o Santa Santiago de Chile, 1990 Colección Marcos López León Ferrari cintas Nosotros no sabíamos Postal 108 x 18 cm Buenos Aires-São Paulo, 1977 13 x 17,5 cm Markito (Marcus Vinicius Resende Centro de Artes Visuales/Museo Informe original con collages Colección Patricio Rueda Gonçalves) del Barro — Colección de Arte de noticias en ambas caras Figurín para el concierto Indígena 33 x 21 cm, 41 pp. Ánjeles Negros Matogrosso Fundación Augusto y León Ferrari. Acción Paso bajo nivel Río de Janeiro, 1982 Ticio Escobar Arte y Acervo Santiago de Chile, 1989 Vestido de tela de cristales, Arete Guasu pp. 117, 118 3 fotografías color lentejuelas, mostacilla, tela dorada, Chaco Paraguayo, 1986 -1993 10 x 15 cm c/u plumas. 11 partes 60 fotografías Clemente Padín Cortesía Patricio Rueda 112 x 84 x 30 cm 9 x 12,5 cm y 10 x 15 cm Por el arte y por la paz Colección Centro Universitario Departamento de Documentación Berlín, 1984 Artículos de prensa en el diario e Investigación del Centro de SENAC, São Paulo Vídeo, color, sonido, 6’ 50” La Época sobre Ánjeles Negros Artes Visuales/Museo del Barro Colección del autor Santiago de Chile, 26 de octubre p. 186, fi gs. 1, 2 Ney Matogrosso p. 106, fi gs. 4-7 y 23 de noviembre de 1989 Água do Céu-Pássaro Artículos de prensa Dea Pompa (dirección), Lia Grabadora: Continental Clemente Padín 29,7 x 21 cm Productores: Sidney Moraes Por la vida y por la paz Colombino (idea original) Archivo J.H. Cerezo-Esguep Arete Guasu: El tiempo escindido y Billy Bond Montevideo, 1987-1988 Río de Janeiro, 1975 Vídeo, color, sonido, 8’ 40’’ Asunción, 2012 Colección del autor Video HD PAL Color, 16:9. 3’ DESOBEDIENCIAS SEXUALES Ney Matogrosso p. 105, fi gs. 2, 3 Producido por el Museo Nacional Concierto Matogrosso presentado Centro de Arte Reina Sofía. Luiz Fernando Borges da Fonseca en el 17º Festival Cortesía de las autoras Ensayo fotográfi co Homem de Jazzde Montreux ARETE de Neanderthal, del LP Água do Montreux, 9 de julio de 1983 Céu-Pássaro, de Ney Matogrosso Grabación: RTSR — Radio Comunidad de Santa Teresita — ABOLIR LA CÁRCEL Figueiras / Restinga da Télévision Suisse Romande Etnia chiriguano Marambaia, Río de Janeiro,1976 Apyte puku — Gorro cónico Abderhalden, Rolf y Heidi, Mapa 5 fotografías b/n Videoclips Chaco Paraguayo, 1989 Teatro Laboratorio de Artistas Cortesía Colección Heloísa Orosco Metamorfose Ambulante: 4’48’’ Tejido, tela, papel, fl ecos, cintas Horacio (por Mapa Teatro) Borges da Fonseca (Luhli) Notícias do Brasil: 2’03’’ 108 x 21 cm 1993/2012 p. 187, fi g. 6 Não faz sentido: 7’31’’ Centro de Artes Visuales/Museo Vídeo, sonido, color y b/n Andar com fé: 5’10’’ del Barro — Colección de Arte 17’22” Juan Dávila Napoleão: 3’24’’ Indígena Cortesía de los autores El arte e$ homosexual Alegria Carnaval: 5’18’’ 1983-1986 Homem com H: 3’27’’ Comunidad de Santa Teresita — Ánjeles Negros Óleo sobre tela Archivo Márcia Hack Etnia Chiriguano 10 puntos tiene tu herida 274 x 274 cm Programa del concierto de Máscara (Tipología Agüero-güero) Santiago de Chile, 1989 The Michael Buxton Collection, Ney Matogrosso Homem Chaco Paraguayo, 1989 4 fotografías b/n Melbourne con la colaboración de Neanderthal Madera de samu’u (Choricia 10 x 15 cm c/u de Kalli Rolfe Contemporary Art Fotografías de Luiz Fernando speciosa) Archivo J.H. Cerezo-Esguep p. 252 Borges da Fonseca

273 Río de Janeiro, 1975 Copias de exposición Vídeo, color, sonido Roberto Jacoby para Museos Copia de exposición 40 x 60 cm c/u 24’ 28” Bailables (comisario: Fernando 21 x 29,7 cm, 16 pp. Cortesía de la autora Archivo Horacio Devitt “Coco” Bedoya) Cortesía Márcia Hack p. 218, fi g. 18 Festival del Body Art/Fiesta Gonzalo Donoso del Arte Vivo Miguel Ángel Rojas Rafael Bueno De la serie Pinochet Boys Buenos Aires, 1988 Sobre porcelana. Serie Mogador Fotografías del taller-bar La Zona Contra la pared Programa de mano Bogotá, 1978-1980 y del Café Einstein Festival punk 27,8 x 22 cm 18 fotografías Buenos Aires, 1983-1985 Lengua Archivo Jacoby 21,6 x 28 cm c/u 32 fotografías color No + censura Colección del autor 9 x 13 cm c/u Papeles Roberto Jacoby para Museos p. 95, fi gs. 1-6 Colección del autor Parque Bailables (comisario: Fernando p. 114, fi gs. 8-10 Pinochet Boys en vivo “Coco” Bedoya). Diseño: C.N.T. Sergio Zevallos (Grupo Chaclacayo) Puente (Carlos Negro Tirabassi) Rosa Cordis C.A.Pa.Ta.Co (Colectivo de Arte Rifl e y porro Festival del Body Art/Fiesta Lima, 1986 Participativo — Tarifa Común). RUTA 68 del Arte Vivo 18 fotografías color Diseño: Fernando “Coco” Bedoya TV Star Buenos Aires, 1988 Santiago de Chile, 1986-1987 50 x 37 cm c/u y Germán Richiger Cartel 11 fotografías b/n Colección del autor Liquidarte Archivo Jacoby Copias de exposición p. 90, fi gs. 6-10 Buenos Aires,19 al 21 de abril 40 x 60 cm (3); 25 x 35 cm (8) de 1985 Alfredo Márquez y Enrique Wong Cortesía del autor Cartel en colaboración con Alfredo p. 218, fi g. 16; p. 219 ANARKÍA Serigrafía sobre papel reciclado Távara y Domingo de Ramos 40 x 44 cm Calendario — Manifi esto Roberto Jacoby para Museos Arte al Paso. Diseño: Fernando Archivo Juan Carlos Romero Lima, 1986-1987 “Coco” Bedoya, Daniel Sanjurjo, Bailables (comisario: Fernando Impresión offset Piri y Emei “Coco” Bedoya) 43 x 60 cm C.A.Pa.Ta.Co (Colectivo de Arte Festival del Body Art/Fiesta A Beuys Participativo — Tarifa Común) Cortesía Archivo Elio Martuccelli Buenos Aires, 1990 del Arte Vivo Casanova Afi che punk Buenos Aires, 1988 Serigrafía Buenos Aires, ca. 1986 41 x 59 cm Serigrafía André Martirani y Caio França Serigrafía sobre impreso 45 x 60 cm Archivo Juan Carlos Romero O Começo do Fim do Mundo 45 x 41 cm Archivo Juan Carlos Romero p. 243 São Paulo, 1982 Colección Roberto Amigo Vídeo, color, sonido Roberto Jacoby para Museos Aspix 161’ Colectivo Los Bestias Bailables (comisario: Fernando Rock argentino en los años Cortesía André Martirani y Caio y colaboradores “Coco” Bedoya) ochenta França Bestiarios. Documentos Festival del Body Art/Fiesta Buenos Aires, 1984-1987 Lima, 1984-1987 del Arte Vivo 15 fotografías b/n Gianni Mestichelli Documentación de intervenciones Buenos Aires, 1988 Copias de exposición Batato Barea en Historia de arquitectura efímera y Fotografía color 30 x 20 cm c/u del Teatro 17,5 x 12,5 cm Cortesía del autor encuentros de arte total Buenos Aires, 1989 Archivo Jacoby p. 111, fi g. 2; p. 112, fi gs, 3, 4 Proyección digital de fotografías Fotografía b/n Archivo Bestiario Copia de exposición Roberto Jacoby para Museos Comisario: Fernando “Coco” 20 x 20 cm Bailables (comisario: Fernando Bedoya; Diseño: Carlos Negro Comunidad de Santa Teresita — Cortesía del autor Etnia chiriguano “Coco” Bedoya). Diseño: Esteban Tirabassi; Impresión: Emei Pages Máscara (Tipología Agüero-güero) Rubén Ortiz Torres Museos Bailables Festival del Body Art/Fiesta Buenos Aires, 1988 Chaco Paraguayo, 1990 De la serie Mexipunks Madera de samu’u (Choricia del Arte Vivo Serigrafía Buenos Aires, 1988 (A) 30 x 42 cm speciosa) y plumas de guinea La última cena (Numida meleagris) Cartel serigrafi ado Archivo Juan Carlos Romero 37,5 x 27,5 cm No hay paso 23 x 16 x 10 cm p. 190 Archivo Jacoby Retrato salvaje Centro de Artes Visuales/Museo p. 191, fi g. 4 Las tres Marías Fernando “Coco” Bedoya del Barro — Colección de Arte Tutti frutti Indígena Karola Kemper Roberto Jacoby para Museos Ciudad de México, 1980 Buenos Aires, 1989 Bailables (comisario: Fernando 6 fotografías b/n Armando Cristeto Serigrafía “Coco” Bedoya) 40 x 50 cm c/u Serie Las noches del reventón 45 x 64 cm Festival del Body Art/Fiesta Cortesía del artista y Galería Archivo Juan Carlos Romero Ciudad de México, 1980-1989 del Arte Vivo OMR, México p. 189, fi g. 2 Impresión sobre gelatina de plata Buenos Aires, 1988 p. 211, fi gs. 1, 2 11 fotografías de 28 x 35 cm c/u Entrada Fernando “Coco” Bedoya Colección Ilithya Guerrero Patiño 15 x 11 cm Rubén Ortiz Torres y Emmanuel Tomarte Archivo Jacoby Lubezki Rosario, 1990 Horacio Devitt p. 191, fi g. 5 Como TV Serigrafía Bésame Ciudad de México, 1985 37 x 55 cm Buenos Aires, 1986 Roberto Jacoby para Museos Film experimental. Banda sonora Archivo Juan Carlos Romero 7 fotografías color Bailables (comisario: Fernando original de Gabriela Ortiz y Saúl p. 189, fi g. 1 20 x 25,5 cm “Coco” Bedoya) Hernández. Música: Sister Mantos Archivo Horacio Devitt Festival del Body Art/Fiesta Película Súper 8 mm transferida a Bernardita Birkner del Arte Vivo DVD, color, sonido Pinochet Boys Horacio Devitt Buenos Aires, 1988 3’ 32” Santiago de Chile, 1985 Bésame Vídeo, color, sonido, 16’57’’ Cortesía del artista y Galería 3 fotografías b/n Buenos Aires, 1986 Archivo Jacoby OMR, México

274 Álvaro Oyarzún Herbert Rodríguez serigrafi adas Red Conceptualismos del Sur Viva Chile Violencia estructural 22 x 158,3 cm (desplegado) Archivo en uso “Colectivo Santiago de Chile, 1989 Lima, 1987 Colección del artista de Acciones de Arte (CADA)” Acrílico sobre madera Collage 2012 18 partes. 50 x 50 cm c/u 130 x 132 cm Vitão Diseño Eric Londaits Colección del autor Colección del autor O Começo do Fim do Mundo p. 221 p. 34 São Paulo, 1982 Pedro Cornejo, Antonio Pérez, 24 fotografías color Carlos Troncoso Poetas mateístas Juan Carlos Romero Copias de exposición Luz Negra Matefl eto, s/n 152 9 x 9 cm c/u Lima, julio de 1984 Bahía Blanca, diciembre de 1987 Buenos Aires, 1988 Cortesía Archivo Ariel Invasor Fanzine Panfl eto de poesía, fotocopia 9 carteles impresos intervenidos p. 213, fi gs. 4, 5 Copia de exposición 22 x 17 cm con témpera 21,5 x 16,5 cm, 64 pp. Colección Sergio Raimondi 70 x 50 cm c/u Tim Yohannan y otros Cortesía Archivo Carlos Troncoso Archivo Juan Carlos Romero Maximumrocknroll, n° 5. Incluye Poetas mateístas p. 193 texto sobre la escena punk en Carlos Gatica Cuernopanza, números 4 y 5 Brasil escrito por Fábio Sampaio Beso Negro, números 5 y 6 Bahía Blanca, 1988 Vicente Ruiz San Francisco, 1983 Santiago de Chile, 1988 Revistas murales Teorema Fanzine Fanzines 60 x 73 cm Santiago de Chile, 1987 29,5 x 21 cm, 5 pp. Copias de exposición Colección Omar Chauvié Vídeo, color, sonido, 16’49’’ Copia de exposición 22 x 28 cm Cortesía del autor Cortesía Maximumrocknroll Cortesía del autor Poetas mateístas p. 225, fi g. 8 p. 212 Cuernopanza, números 1, 2, 3 Carlos Gatica La Regla Rota Bahía Blanca, 1988 Julieta Steimberg Frankencristo Ciudad de México, 1984-1987, Revistas murales De la serie Body Art Santiago de Chile, ca. 1989 números 1, 2, 3, 4 60 x 73 cm Batato Barea Fanzine Publicación Colección Sergio Raimondi Grupo con embarazada Copia de exposición 21 x 28 cm c/u Aquelarre 22 x 35,5 cm Poetas mateístas Archivo Rogelio Villarreal Desnuda Cortesía del autor Matefl eto n° 14 Huevos fritos Bahía Blanca, mayo de 1989 Fanzines editados en Buenos Aires Máximo Lutz, Emiliano Miliyo, El Marinero Turco Panfl eto de poesía, fotocopia y Rosario Roberto Jacoby, Esteban Pagés La Maldita Garcha, nº 1 22 x 17 cm HGO números 7/8, 1990 y Fernando Bedoya Rosario, 1991 Colección Sergio Raimondi Ave rapaz nº 1, s/f Jurado del Body Art Fanzine El Fablistanón (Isol), s/f (con Pierre Restany) 5 x 8 cm Poetas mateístas Panqueque nº 3, ca. 1985 Kabuki Archivo Ana Longoni Ochomilquinientos, números Karkof nº 1, s/f Gabriela Malerba, Alejandro p. 151, fi g. 7 1 y 2 Plástico nº 1, ca. 1985 Kuropatwa, Douglas Vinci Bahía Blanca, 1991 y 1992 Under Comix nº 2, 1986 y dos actrices participantes Elena Llosa y Oscar Malca Fanzine O no… nº 1, ca. 1987 Marcia Schwartz, Alejandro (editores) 36 x 27,5 cm, 20 pp. Historias obvias (Batato Barea), Kuropatwa, Fernando Noy Amor y Anarquía Colección Sergio Raimondi 1992 y Douglas Vinci Squonk nº 4, 1987 Lima, octubre de 1982 Replicante Adrián Rocha Novoa Reo nº 2, 1987 Publicación Alejandro Urpadilleta Parakultural Pocoloco nº 4, 1991 Copia de exposición Buenos Aires, 1988 Buenos Aires, 1990-1991 La maldita garcha nº 1, 1991 20 páginas, 24 x 16,5 cm c/u 9 fotografías color Fotografías b/n Salchichón primavera nº 4, 1986 Cortesía Archivo Carlos Troncoso Copias de exposición Copias de exposición Cerdos y peces 33, 1990 30 x 30 cm (1), 30 x 40 cm (2), 30 x 40 cm Zoo comics nº 2, 1991 Meire Martins y Antonio Carlos 30 x 90 cm (3) y 30 x 120 cm (3) Cortesía de la autora Medidas varias Callegari Cortesía del autor p. 192, fi gs. 6-8 Colección Dani the O — Pepe SP Punk (3 números) Márquez São Paulo, 1982 Adrián Rocha Novoa, Gianni Taller NN Fanzines Mestichelli, Alejandro Leroux, Perú 1984-1989. Cartel del Copias de exposición Horacio Devitt, Olkar Ramírez concierto organizado por ARCHIVOS EN USO 29,7 x 21 cm Gambas al Ajillo la banda Kaos y NN Cortesía Archivo Callegari Buenos Aires, 1986-1991 Lima, 1989 Roberto Amigo p. 214, fi gs. 6, 7; p. 215 13 fotografías b/n Impresión intervenida con Estética y práctica artística Copias de exposición serigrafía en el movimiento por los derechos Glexis Novoa 13 x 18 cm (12); 20 x 20 cm (1) 29,7 x 21 cm humanos en Argentina. 1976-1987 El canto del cisne Cortesía Archivo María José Gabín Archivo Alfredo Márquez Informe fi nal de becario de la Miami, 2012 p. 112, fi gs. 5, 6 p. 125, fi g. 11 Universidad de Buenos Aires DVD, color, sonido, 90´ Buenos Aires, 1990 Cortesía del autor Herbert Rodríguez y colectivo Taller NN Informe Los Bestias El Triciclo Copia de exposición Herbert Rodríguez, Alfredo Fotografías de los carteles Lima, 1990 21 x 33 cm, 323 pp. Márquez y Alfredo Távara y collages producidos para Serigrafía sobre papel Cortesía Archivo Roberto Amigo Música Subterránea el concierto ROCKACHO 73 x 59,5 cm Lima, 1985 Lima, 1986 Archivo Alfredo Márquez Red Conceptualismos del Sur Fanzine 10 fotografías b/n Ral Veroni Archivo en uso “Prácticas Copia de exposición Copias de exposición creativas del movimiento de 21 x 29 cm 17 x 25 cm La muestra nómade derechos humanos en Argentina” Cortesía Archivo Herbert Archivo Los Bestias Buenos Aires, 1990-1991 2012 Rodríguez Huachín p. 225, fi g. 7 Libro de artista con 42 fi guras Diseño Eric Londaits p. 224, fi g. 4

275 Karto Romero CADA Ángel Delgado Ramón Griffero Enola Gay ¡Ay Sudamérica! La esperanza es la única que Manifi esto “Por un teatro Santiago de Chile, 1985 Fotografías: Lotty Rosenfeld y se está perdiendo, Centro de autónomo” Fanzine Diamela Eltit Desarrollo de las Artes Visuales Santiago de Chile, 1985 Copia de exposición Santiago de Chile, 1981 Fotografía: Adalberto Roque Cortesía Archivo Ramón Griffero 22 x 28 cm, 36 pp. Cortesía Archivo en uso CADA La Habana, 1990 p. 152 Cortesía del autor p. 48, fi gs. 4, 5, 7, 8 Cortesía Glexis Novoa p. 151, fi g. 5 p. 178, fi g. 2 Graciela Gutiérrez Marx CADA “Por un arte de base sin VV. AA. ¡Ay Sudamérica! Gerardo Dell’Oro artistas”, ponencia presentada NO al indulto, obediencia Fotografías: Lotty Rosenfeld Las Madres de Plaza de Mayo en el Primer Encuentro de Arte debida y punto fi nal y Diamela Eltit vuelven visibles a sus hijos Experimental y Mail- Art Buenos Aires, 1989 Santiago de Chile, 1981 detenidos–desaparecidos a Rosario, 1984 Libro Colección Museo Nacional Centro través de la fotografía Cortesía Graciela Gutiérrez Marx 22 x 28,5 cm, 77 pp. de Arte Reina Sofía, Madrid Buenos Aires, 1990 pp. 238, 239 Archivo Juan Carlos Romero p. 48, fi gs. 6, 9 Cortesía del autor p. 146, fi g. 2 p. 82, fi g. 2 Invitación para un concierto CADA en el Parakultural ¡Ay Sudamérica! Luz Donoso Buenos Aires, ca. 1986 OTRAS OBRAS Volante Huincha sin fi n Archivo María José Gabin REPRODUCIDAS Santiago de Chile, 1981 Santiago de Chile, 1980 p. 111, fi g. 1 EN EL CATÁLOGO Colección Museo Nacional Centro Papel fotocopiado de Arte Reina Sofía, Madrid 30 x 1000 cm Eduardo Kac (a la derecha, p. 47 Archivo Luz Donoso con un perro), Cynthia Dorneles José Luis Alonso Mateo p. 120; p. 121, fi g. 5 y una amiga no identifi cada El pelo crece CADA Impromptu performance Fotografía: Ramón Díaz Marzo Portada del diario Ruptura Entrevista al colectivo Ayuquelén São Paulo, 1981 La Habana, 1989 Santiago de Chile, 1982 en la revista APSI Cortesía Eduardo Kac Cortesía Glexis Novoa Colección Museo Nacional Centro Santiago de Chile, nº 206, 22-28 p. 202, fi g. 4 p. 178, fi g. 6 de Arte Reina Sofía, Madrid de junio de 1987 p. 50 Cortesía Felipe Rivas San Martín Las Yeguas del Apocalipsis Anuncio de la Exposición p. 250 Refundación de la Universidad Internacional de Arte Correo CADA de Chile Solidaridad NO+ Gambas al Ajillo Santiago de Chile, 1988 Montevideo, 1987. Fotografías: Lotty Rosenfeld Invitación para el Teatro de la Cortesía Pedro Lemebel Cortesía Archivo Clemente Padín y Diamela Eltit Cortada-Parakultural p. 209 p. 104 Santiago de Chile, 1983-1989 Buenos Aires, 1986 Colección Museo Nacional Centro Archivo María José Gabin Las Yeguas del Apocalipsis Álvaro Barrios de Arte Reina Sofía, Madrid p. 113 Las dos Fridas Álvaro Barrios as Marcel p. 49, fi g. 10 Santiago de Chile, 1990 Duchamp as Rrose Sélavy as Gang Fotografía: Pedro Marinello L.H.O.O.Q. CADA “Movimento de Arte Pornô Cortesía Colección Yeguas del Bogotá y otras ciudades, 1980-2012 NO+ (Manifesto feito nas coxas)” Apocalipsis Cortesía del artista Fotografías: Lotty Rosenfeld Río de Janeiro, 1980-1982 p. 247 p. 96, fi g. 7 y Diamela Eltit Cortesía Eduardo Kac Santiago de Chile, 1983-1989 p. 200 Logotipo de C.A.Pa.Ta.Co Álvaro Barrios Cortesía Archivo en uso CADA Buenos Aires, ca. 1985 El Martirio de San Sebastián p. 49, fi g. 12 Gang Cortesía Archivo Daniel Sanjurjo Hoja sin intervenir e intervenida Interversão en la Playa p. 23 Barranquilla, Cali, Bogotá y Pereira, Rafael Calviño de Ipanema 1980-2012 Un militar apunta a los Fotografía: Belisário Franca Los Bestias Cortesía del artista periodistas durante un Río de Janeiro, 1982 Des-hechos en Arquitectura, p. 96, fi gs. 8, 9 alzamiento militar realizado Cortesía Eduardo Kac construcciones efímeras en la en Buenos Aires p. 202, fi gs. 5, 6 Universidad Ricardo Palma, Carlos Bendezú Buenos Aires, 1987 Cuzco, 1984 Perro muerto por Sendero Cortesía del autor Carlos Gatica Cortesía Archivo Alfredo Márquez Luminoso con cartel “Theng p. 75, fi g. 2 Beso Negro, nº 4 p. 257, fi gs. 1, 2 Hsiao Ping, hijo de perra”, en Santiago de Chile, 1987 la portada de la revista Caretas C.A.Pa.Ta.Co Cortesía del autor Los Bestias/Los Bestiarios Lima, diciembre de 1980 Bicicletas a la China p. 151, fi g. 6 Lima — Utopía Mediocre, detalle Cortesía del autor y Fotografía: Adriana Miranda de una lámina: centro de Lima Revista Caretas Buenos Aires, 1989 Carlos Gatica Cuzco, 1987 p. 140 Cortesía de la autora Beso Negro Cortesía Archivo Alfredo Márquez p. 163, fi gs. 14-18 Santiago de Chile, ca. 1989 p. 258, fi g. 5 CADA p. 151, fi g. 8 Para no morir de hambre Jorge Crespo (Ritual ART-DE) Ramón Griffero Los Bestias/Los Bestiarios en el arte Sin título, Museo Nacional de El Trolley Lima — Utopía Mediocre, Santiago de Chile, 1979 Bellas Artes de La Habana Santiago de Chile, ca. 1985 carátula de elaboración teorética Colección Museo Nacional Centro Fotografía: Adalberto Roque Cortesía Archivo Ramón Griffero del proyecto de Arte Reina Sofía, Madrid La Habana, 1988 p. 153 Cuzco, 1987 p. 88 Cortesía Glexis Novoa Cortesía Archivo Alfredo Márquez p. 178, fi g. 1 p. 258, fi g. 3

276 Los Bestias/Los Bestiarios Hernán Parada como Alejandro Herbert Rodríguez Marco Ugarte Atala Lima — Utopía Mediocre, Parada desparecido visitando Cadáveres Marcha “No me olvides” detalle de la maqueta: Palacio el Cementerio General Lima, 1986 Santiago de Chile, 1988 de Justicia Santiago de Chile, 1985 Cortesía Archivo Herbert Cortesía del autor Cuzco, 1987 Cortesía Archivo Hernán Parada Rodríguez p. 187, fi g. 4 Cortesía Archivo Alfredo Márquez p. 102, fi g. 5 p. 124 p. 258, fi g. 4 Ral Veroni Mujeres por la Vida Herbert Rodríguez Prótesis anatómicas gráfi cas M-19 Yo Voto x Democracia Volante “Intis… Muchos Intis…! Buenos Aires, 1989-1995 Campaña de expectativa publi- Santiago de Chile, 20 de marzo Lima, 1986 Cortesía del artista cada en el periódico El Tiempo de 1986 Cortesía Archivo Herbert p. 194 Bogotá, 13 de enero de 1974 Cortesía Archivo de la Memoria Rodríguez Cortesía Archivo Taller Historia y los Derechos Humanos p. 222 Sarah Yakhni y Alberto Gieco Crítica de Arte p. 38 Punks p. 143, fi g. 2 Herbert Rodríguez São Paulo, 1984 Néstor Perlongher Proyecto ARTE/VIDA. p. 216, fi gs. 9, 10; p. 217, fi gs. 11-16 María Evelia Marmolejo El fantasma del sida Intervención en la Universidad 11 de marzo. Acción realizada Buenos Aires: Puntosur, 1988 Nacional Mayor de San Marcos. Sergio Zevallos (Grupo en la Galería San Diego Colección particular Pasadizo de la Facultad de Letras Chaclacayo) Fotografía: Camilo Gómez p. 182 Lima, 1989 Algunas tentativas sobre Bogotá, 1981 Cortesía Archivo Herbert la Inmaculada Concepción Cortesía de la autora Néstor Perlongher Rodríguez Lima, 1986 p. 89, fi gs. 3-5 La prostitución masculina p. 35 Cortesía del autor Buenos Aires: Ediciones p. 128 Aldo Menéndez Lópe “Aldito” de la Urraca, 1993 Herbert Rodríguez El indio, en el Museo Nacional Colección particular Periódicos murales de la de Bellas Artes de La Habana Sergio Zevallos (Grupo p. 181, fi g. 1 campaña “Perú, Vida y Paz” Chaclacayo) Fotografía: Adalberto Roque. y Manifi esto “Pudo zer Peor”, Escena de performance en La Habana, 1988 Facultad de Ciencias Sociales Néstor Perlongher una prisión Cortesía Glexis Novoa de la Universidad Católica Prosa Plebeya. Ensayos 1980-1992 Lima, 1986 p. 178, fi g. 5 Lima, 1990 Buenos Aires: Ediciones Cortesía del autor Colihue, 1997 Cortesía Archivo Herbert p. 129, fi g. 5 Daniel Merle Colección particular Rodríguez Falso reportero gráfi co detectado p. 181, fi g. 2 p. 36 durante un levantamiento militar realizado en Buenos Aires Segundo Planes Miguel Ángel Rojas Buenos Aires, 1988 La vida es una mierda y el Atenas c. c. Cortesía del autor mundo está loco, Instituto Bogotá, 1975 p. 75, fi g. 1 Superior de Arte (ISA) p. 87 Fotografía: Nelson Villalobos Narcosis La Habana, 1989 Leandro Soto Primera dosis, primera maqueta Cortesía Glexis Novoa Campamento miliciano, en la del grupo diseñada por Jaime Higa p. 178, fi g. 3 Casa de la Cultura de Plaza Lima, 1985 Fotografía: Rigoberto Romero Cortesía Archivo Luis Alvarado Poetas mateístas en colaboración La Habana, 1984 p. 223 con César Montangie Cortesía Glexis Novoa Poesía Mural en la Rambla p. 178, fi g. 4 Nota de prensa “Ostentación marítima de sus desviaciones sexuales Taller NN en colaboración hicieron los maracos en la Plaza Fotografía: José Luis Luca de Armas” Monte Hermoso, 1988 con Roger Santiváñez Cortesía del autor Vallejo es una pistola al cinto CUBIERTA Santiago de Chile, 1973 Elías Adasme p. 197, fi g. 2 Lima, 1989 Cortesía Felipe Rivas San Martín A Chile p. 251 Cortesía Archivo Francesco Poetas mateístas Mariotti (fragmento) Glexis Novoa Pintada vecinal en el Paredón p. 27, fi gs. 13, 14 del ferrocarril SOLAPA DE CUBIERTA Al fi nal todos bailan juntos, danza 3Nós3 callejera en la Galería Habana Fotografía: Fabián Alberdi Teatro del Sol Ensacamento Fotografía: Nicolás Delgado Bahía Blanca, 1993 Representación de El La Habana, 1987 Cortesía del autor Homosexual en el Teatro CONTRACUBIERTA Cortesía del autor p. 197, fi g. 1 Cocolido Gianni Mestichelli p. 179 Lima, 1990 Enrique Polanco Cortesía Archivo Giuseppe Mimos Hernán Parada Al cerdo peruano del 83, Campuzano SOLAPA DE CONTRACUBIERTA Obrabierta A en la galería Cal anuncio del concierto de Kloaka, p. 224, fi g. 6 Santiago de Chile, 1979 Del Pueblo y Kolarock Sergio Zevallos Cortesía Archivo Hernán Parada Lima, 1983 Omar Torres (Grupo Chaclacayo) p. 99 Cortesía Archivo Jorge Villacorta Un grupo de Madres de Plaza Suburbios p. 224, fi g. 5 de Mayo se dirige hacia la Hernán Parada Casa de Gobierno DIAGRAMA P. 21 Obrabierta M-19 Revista Chimères, nº 10 Buenos Aires, ca. 1982 André Mesquita Bogotá, 1980 París, 1990-1991 Cortesía Omar Torres/ Cortesía Archivo Hernán Parada Colección particular Agencia DYN DIAGRAMA DESPLEGABLE p. 100, fi gs. 2, 3 p. 183 p. 83 André Mesquita

277 BIOGRAFÍAS DE LOS AUTORES han centrado en las intervenciones artísti- en el arte argentino contemporáneo. El cuer- cas urbanas y la producción de espacio po como soporte de insubordinación poéti- en Lima entre 1978 y 1992. ca y política” (UNLP, 2012-2015). Es autor de Roberto Amigo [RA] los libros Juan Carlos Romero. Cartografías Docente investigador del Instituto de Fernanda Carvajal [FC] del cuerpo, asperezas de la palabra, (Buenos Desarrollo Humano, Universidad Nacional Socióloga, investigadora y docente. Aires: Fundación OSDE, 2009); Romero de General Sarmiento, y de la Facultad de Actualmente es becaria CONICET y realiza [coautor] (Buenos Aires: Espigas, 2010); Filosofía y Letras de la Universidad de el doctorado en Ciencias Sociales en la y Luis Pazos. El “fabricante de modos de vida”. Buenos Aires. Director académico del Universidad de Buenos Aires. Desde el año Acciones, cuerpo, poesía, 1965-1976, 2012, catálogo razonado del Museo Nacional de 2008 ha impartido en distintas ocasiones así como de ensayos en Conceitualismos Bellas Artes de Buenos Aires. Ha publicado el curso “Sociología del teatro”, en el Institu- do Sul/Conceptualismos del Sur, (São Paulo: numerosos ensayos sobre arte y política rio- to de Sociología de la Universidad Católica Annablume, 2009); Subversive Practices. Art platense de los siglos XIX y XX. Las últimas de Chile. Es coautora del libro Nomadismos Under Conditions of Political Repression. 60s exposiciones que ha comisariado han sido: y ensamblajes. Compañías teatrales en Chile, -80s/South America/Europe, (Stuttgart: Hatje La tradición del arte. Italia en la colección 1990-2008, (Santiago de Chile: Editorial Cantz, 2010); y De la revuelta a la posmoder- del MNBA, 1860-1945, (Buenos Aires, 2012); Cuarto Propio, 2009). Además, ha escrito nidad, 1962-1982, (Madrid: Museo Nacional El Mariscal. El cuerpo del retrato, Paraguay, una serie de artículos sobre teatro y arte Centro de Arte Reina Sofía, 2011). Trabaja en siglo XIX, (CAV/Museo del Barro, Asunción, contemporáneo chileno que han sido Buenos Aires, donde reside, y en La Plata. 2011); Berni: Narrativas argentinas, Museo publicados en libros y revistas de distintos Nacional de Bellas Artes (Buenos Aires, países. Es miembro de la Red Conceptua- Marcelo Expósito [ME] 2010); Trienal de Chile: Territorios de Estado. lismos del Sur desde el año 2009. Profesor del Programa de Estudios Inde- Paisajes y cartografía de Chile, (MNBA, pendientes (PEI) del MACBA (Barcelona). Santiago, 2009); y 1961: A arte argentina na Lía Colombino [LC] Miembro de la Universidad Nómada, de la encruzilhada. Informalismo e Nova Figuração, Coordinadora, entre 2001 y 2008, del Red Conceptualismos del Sur y del colectivo (SESI-FIESP, MNBA y Pinacoteca do Estado Departamento de Documentación e editorial Transversal. Cofundó la revista de São Paulo, 2009). Ha realizado también Investigaciones del Centro de Artes Brumaria, la cual coeditó entre 2002 y 2006. la curaduria de las salas permanentes Visuales/Museo del Barro. Durante ese Ha editado en colaboración los libros Chris del MNBA de Buenos Aires y de Asunción. mismo periodo formó parte de los semina- Marker, 2000; Modos de hacer. Arte crítico, rios “Identidades en Tránsito” y “Estudios esfera pública y acción directa, (Salamanca: Halim Badawi [HB] de Crítica Cultural”, dirigidos por Ticio Universidad de Salamanca, 2001); Historias Investigador y curador independiente Escobar. En 2002 realizó el Máster en sin argumento. El cine de Pere Portabella, interesado en el arte latinoamericano del Museología de la Universidad de Valladolid, (Barcelona: MACBA/Ediciones de la Mirada, siglo XX. Dentro de sus intereses se cuen- España. Además, fue becaria en el ZKM, 2001); Producción cultural y prácticas insti- tan también la historia del coleccionismo en Karlsruhe, Alemania (Beca del IFA, 2007). tuyentes, (Madrid: Trafi cantes de Sueños, y el mercado del arte, los archivos privados Actualmente se encuentra realizando el 2008); y Los nuevos productivismos, (Barce- de arte moderno y contemporáneo, los máster a distancia en Estudios Culturales lona: MACBA/UAB-Universitat Autònoma procesos de origen y consolidación del arte de la Universidad ARCIS de Santiago de de Barcelona, 2010). Su trabajo como moderno en América Latina y las prácticas Chile, y es directora del Museo de Arte artista se expande hacia la teoría crítica, artísticas contemporáneas (trabajo colec- Indígena del Centro de Artes Visuales las ediciones, el comisariado, la docencia tivo, problemas de género y activismos). y coordinadora del seminario “Espacio/ y la traducción. Su trabajo es accesible Actualmente, tres de sus libros se encuen- Crítica”. Asimismo, es cofundadora de online: marceloexposito.net. Reside habi- tran en proceso de publicación: El museo Ediciones de la Ura, colectivo transdiscipli- tualmente en Barcelona y Buenos Aires. vacío: una historia social del coleccionismo de nar y editorial independiente, y, desde 2009, arte en Colombia, 1880-2012, El cuerpo del integrante de la Red Conceptualismos del Cora Gamarnik [CG] delito: los años mexicanos de Leonel Góngora Sur. Desde 2010 trabaja como docente del Becaria de investigación del Doctorado en y El Sindicato: acciones, objetos, documen- Instituto Superior de Arte de la Universidad Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias tos. 1970-1980. Es integrante de la Red Nacional de Asunción, ciudad en la que Sociales de la Universidad de Buenos Aires Conceptualismos del Sur (desde 2008) y vive y trabaja. con el proyecto “Historia del fotoperiodismo del colectivo colombiano Taller Historia en Argentina (1967-1987)”. Profesora adjunta Crítica del Arte (desde 2004), con el que ha Nicole Cristi [NC] regular a cargo de la asignatura “Didáctica desarrollado investigaciones sobre Miguel Diseñadora y licenciada en Estética por de la comunicación y prácticas de resi- Díaz Vargas, los archivos de arte crítico en la Pontifi cia Universidad Católica de Chile, dencia”, del Profesorado en Ciencias de la Colombia y el Taller 4 Rojo. Reside y trabaja Nicole es docente de la Escuela de Diseño Comunicación de la Facultad de Ciencias en Bogotá. de esta misma universidad y profesora Sociales de la Universidad de Buenos auxiliar de la Universidad de Chile en el área Aires. También es docente de la materia Dorota Biczel [DB] de Historia del Diseño. Desde el 2010 se “Historia de los medios y sistemas de comuni- Escritora y comisaria independiente nacida encuentra desarrollando una investigación cación” de la Licenciatura de Ciencias de la en Polonia. Estudió un doble máster en en torno al cartel de resistencia surgido en Comunicación de la Facultad de Ciencias historia del arte, teoría y crítica, y en admi- oposición a la dictadura militar en Chile, y, Sociales de la Universidad de Buenos Aires. nistración y política de arte en la School actualmente, participa en una compilación of the Art Institute de Chicago. Actualmente de carteles políticos de Chile desde 1973 Francisca García B. [FG] se encuentra doctorándose en Historia del hasta 2010. Editora e investigadora en literatura y artes Arte en la Universidad de Texas, Austin. chilenas. Antes de participar en Perder Dorota ha escrito sobre migración, labor Fernando Davis [FD] la forma humana. Una imagen sísmica de artística, sistemas de tasación en el mundo Investigador, comisario independiente y los años ochenta latinoamericanos, estuvo del arte y sobre la historiografía del arte profesor de la Universidad Nacional de La asociada a la Red Conceptualismos del en las “nuevas democracias” bajo políticas Plata y del Instituto Universitario Nacional Sur como coinvestigadora para el proyecto neoliberales de Latinoamérica y de Europa del Arte. Dirige el proyecto de investigación “Redes artísticas alternativas”, en 2010. En del Este. Sus investigaciones recientes se “Micropolíticas de la desobediencia sexual Santiago de Chile y Valparaíso trabajó en el

278 ámbito editorial, colaborando en diversos Comité del SITAC. En 2011, comisarió la ex- Daniela Lucena [DL] proyectos colectivos tanto académicos posición Antes de la resaca… Una fracción de Socióloga y doctora en Ciencias Sociales y públicos como independientes, actividad los noventa en la colección del MUAC, donde por la Universidad de Buenos Aires. que actualmente desarrolla desde Berlín, trabaja como conservadora de la colección. Docente de grado y de posgrado en UBA, donde también lleva a cabo su investiga- FLACSO y UNLP y becaria posdoctoral del ción doctoral en el Instituto de Literaturas Andrés Keller [AK] CONICET. Desde el año 2002 investiga diver- Romances de la Universidad de Potsdam Sociólogo. Ha sido ayudante de las cáte- sas inicia tivas ubicadas en el cruce entre sobre las relaciones entre nuevos lenguajes dras Formación y Desarrollo de la Cultura el arte, la cultura y la política en la Argentina y sus materializaciones, en el contexto de Moderna y Sociología de la Educación en contemporánea. Ha publicado sus trabajos la escena chilena de neovanguardia. el Instituto de Sociología de la Universidad en revistas nacionales e internacionales, Católica de Chile. También ha trabajado y en los libros Tomás Maldonado. Un mo- Isabel García Pérez de Arce [IG] como ayudante de investigación en las áreas derno en acción, (Buenos Aires: EDUNTREF, Investigadora y comisaria, su trabajo ha de Sociología de la Educación y del Arte. En 2009), y Roberto Jacoby. El deseo nace del estado relacionado con archivos y su reac- este último campo, durante 2011, colaboró derrumbe, Barcelona/Buenos Aires/Madrid: tivación por medio de exposiciones y publi- en el proceso de investigación cuyos resulta- Adriana Hidalgo/La Central/MNCARS, caciones. Ha sido curadora adjunta de la dos forman parte de la presente exposición. 2011). Es también evaluadora de la Funda- 28 Bienal de São Paulo “Mimesis, camufl aje ción ph15 para las Artes. y resistencia ‘archivos en vídeo de televisión Malena La Rocca [MLR] y performances’” (2008) y curadora en la Historiadora, investigadora y docente de Javiera Manzi [JM] Trienal de Chile “El espacio insumiso” (2009). la Universidad de Buenos Aires. Magíster Estudiante de Sociología de la Universi- En 2011 publicó “Algunas ideas para un te- en investigación en Humanidades por dad de Chile y ayudante de las cátedras sauro de búsqueda y un glosario de posibles la Universidad de Girona, en su tesis ha de Técnicas Cualitativas de Investigación conectores para liberarse de los espectros” estudiado el activismo artístico durante la Social y de Sociología de la Cultura en la en The Future Lasts Forever, (Gävle: Gävle última dictadura argentina focalizándose Universidad de Chile y en la Universidad Konstcentrum e Iaspis). Fue directora del en el Grupo de Arte Experimental Cucaño. Diego Portales. Es también coordinadora Centro de Documentación de las Artes y Es docente de grado en la Facultad de del Núcleo de Artes y Prácticas Culturales del Centro Cultural Palacio la Moneda desde Filosofía y Letras de la UBA e investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales. Actual- su fundación (2006-2010). Ha sido profesora en el Instituto Gino Germani de la Facultad mente se encuentra investigando en torno invitada del Máster en Historia del Arte de Ciencias Sociales de la UBA. a la gráfi ca de resistencia en el Chile de la Contemporáneo del Museo Nacional Centro dictadura. de Arte Reina Sofi a, donde recibió una beca Ana Longoni [AL] de investigación en 2010. Actualmente es Escritora, investigadora del CONICET André Mesquita [AM] docente en la Universidad Diego Portales, en yprofesora de la UBA. Doctora en Artes Investigador de las relaciones entre arte, po- Chile. Reside y trabaja en Santiago de Chile. (UBA). Ha publicado recientemente: lítica y activismo. Autor del libro Insurgências Del Di Tella a Tucumán Arde, (Buenos Poéticas: Arte Ativista e Ação Coletiva (São David Gutiérrez Castañeda Aires: El Cielo por Asalto, 2000) [reedición: Paulo: Annablume/FAPESP, 2011). Desde Profesor universitario, mediador de proyectos Eudeba, 2008 y 2011]; Traiciones. La fi gura 2009 desarrolla un proyecto de doctorado museológicos, gestor cultural e investigador del traidor en los relatos acerca de los sobre mapas y diagramas disidentes en el de prácticas artísticas y procesos comunita- sobrevivientes de la represión, (Buenos marco del programa de posgrado en Historia rios. Sociólogo por la Universidad Nacional Aires: Norma, 2007); El Siluetazo, (Buenos Social de La Universidad de São Paulo, de Colombia (2006) y maestro en Historia del Aires: Adriana Hidalgo Editora, 2008); investigando obras de artistas como Öyvind Arte por la Universidad Nacional Autónoma Conceptualismos del Sur/Sul, (São Paulo: Fahlström, Mark Lombardi y colectivos que de México en el área de arte contemporáneo Annablume, 2009); Romero: (Buenos Aires, han producido diferentes cartografías del (2011). Miembro del colectivo de investiga- Espigas, 2010); y Roberto Jacoby. El deseo capitalismo contemporáneo. Es miembro ción Taller de Historia Crítica del Arte (desde nace del derrumbe, (Barcelona/Buenos de la Red Conceptualismos del Sur y reside 2006) y de la Red Conceptualismos del Aires/Madrid: La Central/Adriana Hidalgo/ y trabaja en São Paulo. Sur (desde 2008). En 2010 le fue otorgado MNCARS, 2011). Vive y trabaja en Buenos el Premio Nacional de Crítica de Arte del Aires, y, desde su fundación en 2007, Fernanda Nogueira [FN] Ministerio de Cultura de Colombia. impulsa la Red Conceptualismos del Sur. Investigadora, traductora y crítica litera- ria. En 2007 colaboró en la 27 Bienal de Sol Henaro [SH] Miguel A. López [ML] São Paulo, y entre 2005 y 2007 fue becaria Licenciada en Arte y egresada del Escritor, artista e investigador. Miembro del CNPq para investigar la colección 1er Programa de Estudios Curatoriales de activo desde su fundación de la Red Con- de arte conceptual del Museu de Arte Teratoma A. C. y del Programa de Estudios ceptualismos del Sur. Ha sido investigador Contemporânea de la USP. Desde 2008 Independientes del MACBA. En 2004 fundó residente en 2010 en BAK (Basis voor integra la plataforma Red Conceptualismos La Celda Contemporánea, proyecto de recu- Actuele Kunst), Utrecht. Sus textos se han del Sur. Ha sido becaria del Programa de peración de la memoria artística en México. publicado en revistas como Afterall, ramona, Estudios Independientes (PEI) del MACBA, En 2010 comisarió la exposición No-Grupo: Manifesta Journal, Tercer Texto, Art in America, durante 2008-2009. En 2010 concluyó Un zangoloteo al corsé artístico para el Museo The Exhibitionist, Artecontexto, entre otras. su maestría en Teoría Literaria y Literatura de Arte Moderno de Ciudad de México, Ha sido coautor de los libros Post-Ilusiones. Comparada en la Universidad de São y una versión anterior, en la Trienal de Chile Nuevas Visiones. Arte crítico en Lima Paulo. Integra también el equipo de in- de 2009. Su interés en el cuestionamiento de (1980-2006), (Lima: Fundación Wiese, 2006); vestigación “Redes Intelectuales. Arte la construcción de la historia del arte la ha Teresa Burga. Informes. Esquemas. Intervalos. y Política en América Latina” (2011-2013). llevado a ponderar diversas singularidades 17.9.10, (Lima: Instituto Cultural Peruano Sus entrevistas, artículos y reseñas han no tan visibles dentro de la genealogía Norteamericano, 2011); y ¿Y qué si la democra- sido publicados en las revistas ramona, artística, interés que encontró eco y compli- cia ocurre?, 2012. Sus proyectos curatoriales Arte & Ensaios, Artecontexto y ERRATA, cidad en la Red Conceptualismos del Sur, han sido presentados en ciudades como entre otras. Vive y trabaja entre São Paulo de la que forma parte desde 2010. Es docente Lima, Barcelona, México D. F., Stuttgart, y Río de Janeiro. de la ENPEG “La Esmeralda” y miembro del Budapest, Cali y Berlín, entre otras.

279 Glexis Novoa [GN] Bogotá, 2007); Duda y disciplina. Obra dientes, y ha realizado diversas curadurías Artista visual y activista cultural cubano. crítica de José Hernán Aguilar, (Bogotá: en museos y espacios públicos. También Desde fi nales de los ochenta ha producido Universidad Nacional de Colombia, 2010); ha formado parte de equipos de investiga- su obra a través de diferentes medios y Eugenio Barney Cabrera y la historia ción y constitución de los archivos de arte artísticos, incluyendo dibujo, pintura, escul- del arte colombiano del siglo XX (coautoría de Guillermo Deisler, CADA y Luz Donoso. tura, performance e instalación. Novoa ha con Ivonne Pini], (Bogotá: Universidad Vive y trabaja en Valparaíso, Chile. alcanzado reconocimiento internacional Nacional de Colombia, 2011). gracias a sus dibujos a lápiz en espacios Ana Vidal [AV] específi cos, los cuales coexisten en una Mabel Tapia [MT] Licenciada y profesora en Historia. Estudian- frontera entre el arte efímero y la arquitec- Investigadora. Magíster en Arte Contem- te de doctorado en la Universidad Nacional tura. Su trabajo se sitúa entre la arquitec- poráneo y Nuevas Tecnologías por la del Sur y becaria del CONICET. Su investiga- tura del poder y la política social. A lo largo Universidad de París VIII, cursa actualmen- ción se centra en las relaciones entre arte de los años ha colaborado en la producción te estudios doctorales en la École des y política en Bahía Blanca y la región desde de diferentes exhibiciones colectivas de Hautes Études en Sciences Sociales, París, 1970 hasta la actualidad, temática sobre artistas emergentes, conectando las ideas y en la Universidad de Buenos Aires. Su la que ha impartido talleres y publicado políticas y comunitarias. La obra de Novoa trabajo de investigación se focaliza en pro- artículos y ponencias. Ha escrito reseñas aparece en numerosas colecciones priva- cesos de legitimación, valorización y visibili- para el Museo de Arte Contemporáneo de das, museos y lugares públicos internacio- dad de prácticas artísticas contemporáneas, Bahía Blanca y colabora habitualmente con nales. Vive en los Estados Unidos y trabaja relacionados éstos con el fenómeno de la galería Casa Escópica de Bahía Blanca. en cualquier lugar. reifi cación en el marco de nuevos paradig- mas a la vez artísticos y socioeconómicos. Jaime Vindel [JV] Felipe Rivas San Martín [FR] Sus intereses se centran en las prácticas Historiador, crítico, docente y escritor. Artista visual, crítico y activista de la neoconceptuales, los usos de archivos y las Doctor europeo en Historia del Arte y magís- Disidencia Sexual chilena. Desarrolla una prácticas políticas dentro de la producción ter en Filosofía y Ciencias Sociales. Durante producción artística multidisciplinaria artística contemporánea. Es miembro de los últimos años ha vivido entre Buenos (performance, vídeo, net.art, dibujo y pintura) la Red Conceptualismos del Sur. Reside y Aires, Valparaíso y Madrid, lo que le ha y es fundador de la CUDS (Coordinadora trabaja entre Buenos Aires y París. permitido investigar los cruces entre el arte, Universitaria por la Disidencia Sexual) el activismo y la política en los contextos y de la revista queer Torcida. Ha publicado Emilio Tarazona [ET] argentino y chileno de las últimas décadas. ensayos en diferentes revistas y libros en Escritor, investigador y curador indepen- Ha publicado los resul tados parciales Chile, Argentina y España. Sus líneas de diente. Autor de artículos y ensayos en de esas investigaciones en revistas como investigación se centran en la teoría queer, periódicos, catálogos y libros. Ha publica- ramona o en plataformas de conocimiento el posfeminismo, la performatividad, el do: La poética visual de Jorge Eielson, (Lima: como el eipcp. Dos de sus libros serán publ- posmarxismo, los espacios virtuales y la Drama Editores, 2004), y Accionismo en cados próximamente: Arte conceptual, (San producción de subjetividades sexuales en el Perú. Rastros y fuentes para una primera Sebastián: Nerea, 2012), y La vida por asalto, América Latina. Actualmente vive y trabaja cronología, (Lima: ICPNA, 2006). Premio (Madrid: Brumaria, 2012). en Santiago de Chile. Tecnoquímica 2004 (ICPNA, 2005). Entre otras, ha sido curador de la exposición Rachel Weiss [RW] Luisa Fernanda Ordóñez Ortegón [LO] Jorge Eielson y cocurador de La persistencia Escritora, pedagoga y comisaria, actual- Docente de la Universidad Pedagógica de lo efímero. Orígenes del no-objetualismo mente es profesora de la cátedra Adminis- Nacional, miembro del Observatorio Lati- en el Perú: ambientaciones/happenings/arte tración y Política de Arte en la escuela noamericano de Historia y Teoría del Cine conceptual (1965- 1975), CCE Lima, 2007; del Art Institute of Chicago. Ha participado y del Taller Historia Crítica del Arte, grupos Subversive Practices. Art Under Conditions of en proyectos curatoriales como Global adscritos al Instituto de Investigaciones Political Repression. 60s-80s/South America/ Conceptualism 1950s-1980s: Points of Origin, Estéticas de la Universidad Nacional de Europe; y Die Chronologie der Teresa Burga. (Queens Museum of Art, Nueva York [codi- Colombia. Historiadora por la Universidad Berichte, Diagramme, Intervalle / 29.09.11 rectora con Luis Camnitzer y Jane Farver]), Nacional de Colombia y Profesional en (ambas en W-Kunstverein Stuttgart, 2009 y Ante América, Bogotá (co-comisaria, con Gobierno y Relaciones Internacionales de 2011). Se han incluido ensayos suyos recien- Gerardo Mosquera y Carolina Ponce de León), la Universidad Externado de Colombia. tes en: Cristina Freire y Ana Longoni (org.) The Nearest Edge of the World: Art and Cuba Durante los últimos dos años se ha encar- Conceptualismos do Sul/ Conceptualismos Now, itinerante en los EE. UU., (co-comisaria gado de la curaduría, inventario y cataloga- del Sur (São Paulo: Annablume, 2009) así con Gerardo Mosquera) e Imagining. Ha ción del archivo del cineasta Luis Ospina. como en Cuauhtémoc Medina (Ed.) Sur, Sur, publicado textos sobre arte contemporáneo Sur, Sur, Séptimo Simposio Internacional de en revistas y diarios en los EE. UU., Amé- Sylvia Suárez [SS] Teoría sobre Arte Contemporáneo (SITAC), rica Latina, Europa, Asia y Australia. Entre Maestra en Artes Plásticas con énfasis (Ciudad de México: Patronato de Arte sus publicaciones más importantes están en Historia y Teoría del Arte y magister en Contemporáneo, 2010). To Build the Sky: To and From Utopia in Historia y Teoría del Arte, la Arquitectura the New Cuban Art, (Minnesota: University y la Ciudad (Universidad Nacional de Paulina Varas [PV] of Minnesota Press, 2010); Making Art Colombia). En la actualidad es estudiante Investigadora y curadora independiente. Global (Part 1): La Tercera Bienal de la Haba- del doctorado en Arte y Arquitectura. Es Posee estudios en artes visuales y detec- na, (Londres: Afterall Books, 2011); On Art, miembro del grupo de investigación Taller tivismo, y prepara su doctorado en Historia Artists, Latin America and Other Utopias, Historia Crítica del Arte y colabora con la y Teoría del Arte en la Universidad de [ed.] (Austin: University of Texas Press, Red Conceptualismos del Sur. Ha realizado Barcelona. Directora de CRAC Valparaíso, 2009). Weiss ha sido profesora invitada en varios proyectos curatoriales sobre arte plataforma independiente de investiga- el Goldsmith’s College y el Royal College colombiano moderno y contemporáneo ción y residencia sobre la esfera pública, of Art, ambos en Londres; Curtin University, y es autora de los libros: Génesis del Taller e investigadora externa del CIDACh de la en Perth, Australia, y la Academia Nacional Experimental en la Universidad Nacional. Universidad de Playa Ancha, Paulina ha de Bellas Artes de China, en Hangzhou. Una cruzada por el arte contemporáneo escrito diversos textos y ensayos, publica- en Colombia, (Bogotá: Alcaldía Mayor de dos en medios especializados e indepen-

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REAL PATRONATO DEL MUSEO MINISTERIO DE EDUCACIÓN, Jefe de Actividades Culturales NACIONAL CENTRO DE ARTE CULTURA Y DEPORTE y Audiovisuales REINA SOFÍA Chema González Ministro Presidencia de Honor José Ignacio Wert Jefa de Biblioteca y Centro de SS. MM. los Reyes de España Documentación Bárbara Muñoz de Solano Patronos de Honor MUSEO NACIONAL CENTRO Claude Ruiz Picasso DE ARTE REINA SOFÍA Jefa de Educación Pilar Citoler Carrilla Olga Ovejero Director Presidente Manuel Borja-Villel SUBDIRECCIÓN GENERAL GERENCIA Guillermo de la Dehesa Romero Subdirector de Conservación, Subdirectora General Adjunta Vicepresidente Investigación y Difusión a Gerencia Carlos Solchaga Catalán João Fernandes Fátima Morales

Vocales Subdirector General Gerente Consejera Técnica Montserrat Aguer Teixidor Michaux Miranda Mercedes Roldán Plácido Arango Arias Marcelo Mattos Araújo GABINETE DIRECCIÓN Jefe de la Unidad de Apoyo de Gerencia Zdenka Badovinac Carlos Gómez Manuel Borja-Villel Jefa de Gabinete José Capa Eiriz Nicola Wohlfarth Jefa del Área Económica Eugenio Carmona Mato Beatriz Martín de la Peña João Fernandes Jefa de Prensa Miguel Ángel Cortés Martín Concha Iglesias Jefe del Área de Arquitectura, Marta Fernández Currás Instalaciones y Servicios Generales José María Lassalle Ruiz Jefa de Protocolo Ramón Caso Javier Maderuelo Raso Carmen Alarcón Michaux Miranda Paniagua Jefa de Arquitectura José Pedro Pérez-Llorca Adaro EXPOSICIONES Pilar Moya Jesús Prieto de Pedro Santiago de Torres Sanahuja Jefa del Área de Exposiciones Jefe del Área de Patrimonio José Joaquín de Ysasi-Ysasmendi Adaro Teresa Velázquez Luis López

Secretaria Coordinadora General de Exposiciones Jefe del Área de Seguridad Fátima Morales González Belén Díaz de Rábago Pablo Jiménez

Jefa del Servicio de Gestión Económica COMITÉ ASESOR de Exposiciones Ana Torres María de Corral Fernando Castro Flórez COLECCIONES Marta Gili Jefa del Área de Colecciones Rosario Peiró

Coordinadora General de Colecciones Paula Ramírez

Jefe de Restauración Jorge García

Jefa de Registro de Obras Carmen Cabrera

ACTIVIDADES EDITORIALES

Jefa de Actividades Editoriales María Luisa Blanco

ACTIVIDADES PÚBLICAS

Directora de Actividades Públicas Berta Sureda

Jefe de Programas Culturales Jesús Carrillo EXPOSICIÓN CATÁLOGO Se han hecho todas las gestiones posibles para identifi car a los propietarios de los Comisariado Edita el Departamento de Actividades derechos de autor. Cualquier error u omisión Red Conceptualismos del Sur Editoriales del MNCARS accidental, que tendrán que ser notifi cados por escrito al editor, serán corregidos en Equipo Jefa del Departamento ediciones posteriores. Ana Longoni (Argentina), Miguel A. López María Luisa Blanco Lledó (Perú), Fernanda Nogueira (Brasil), André © de esta edición, Museo Nacional Mesquita (Brasil), Jaime Vindel (España) y Coordinación editorial Centro de Arte Reina Sofía, 2012 Fernanda Carvajal (Chile). Mabel Tapia, RCS © de los textos, los autores Mercedes Pineda Torra, MNCARS © Paz Errázuriz, Adalberto Roque, Interlocutores VEGAP, Madrid, 2012 Roberto Amigo (Argentina) y Rachel Weiss Equipo de edición RCS (Estados Unidos) Fernanda Carvajal, André Mesquita, NIPO: 036-12-025-6 Jaime Vindel ISBN: 978-84-8026-462-4 Investigadores Depósito Legal: M-39416-2012 David Gutiérrez Castañeda, Sylvia Suárez, Traducciones Luisa Fernanda Ordóñez, Halim Badawi Del inglés al español Catálogo general de publicaciones ofi ciales (Taller de Historia Crítica del Arte, Colombia) / Elisenda Julibert, pp. 254-260 http://publicacionesofi ciales.boe.es Emilio Tarazona, Dorota Biczel (Perú) / Felipe Del portugués al español Rivas San Martín, Francisca García, Paulina Marta Pino Moreno, pp. 51-60, 165-175, Distribución y venta Varas (Chile) / Lía Colombino (Paraguay) / 211-220, 236-245 España y Latinoamérica Cora Gamarnik, Daniela Lucena, Ana Vidal, Mercedes Pineda Torra, pp. 149-153 www.mcu.es/publicaciones/index.html.com Fernando Davis (Argentina) / Sol Henaro (México) Edición y corrección de textos y pruebas Este catálogo se publica con motivo de Gala Lázaro Mur la exposición Perder la forma humana. Jefa del Departamento de Exposiciones Mercedes Pineda Torra Una imagen sísmica de los años ochenta en Teresa Velázquez Cortés América Latina, organizada y producida por Diseño y maquetación el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía Coordinación Hermanos Berenguer en colaboración con la AECID. Rafael García Horrillo Tamara Díaz Bringas Fotomecánica e impresión Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía Brizzolis 25 de octubre de 2012 – 11 de marzo de 2013 Gestión Natalia Guaza Encuadernación Museo de Arte de Lima Ana Torres Ramos Noviembre de 2013 – Febrero de 2014

Registro Créditos fotográfi cos Clara Berástegui Iliana Naranjo Irene Barajas Sara Rivera Colección Museo Universitario Marie-Caroline Willemin Arte Contemporáneo, UNAM, Ciudad de México Restaurador responsable p. 123, fi g. 9 Arianne Vanrell Vellosillo Joaquín Cortés/Román Lores Restauración MNCARS Diana Lobato Mínguez p. 47, fi g. 3; p. 48, fi gs. 6, 9; Vanessa Magali Truchado p. 49, fi gs. 10, 11;p. 50, fi g. 3; Paloma Calopa Rodríguez p. 88, fi g. 12; p. 232, fi g. 10; Gema Grueso Otalo p. 233, fi gs. 11, 12; p. 235, fi g. 13; Clara Gómez González p. 248, fi g. 2 Paula Ercilla Orbañanos Cristina López Royo Eduardo Hirose Elena Rodríguez González de Canales Diario La República. Lima María Hortensia Paz Montero p. 123, fi g. 8; p. 125, fi g. 12 Erick Santos de Jesus Gustavo Lowry Diseño p. 24, fi g. 4; p. 25, fi gs. 5-7; Manel Civit (usquam3) p. 31, fi g. 2;p. 146, fi gs. 1, 2; p. 148, fi g. 11; p. 150, fi gs. 1-4; Montaje p. 243, fi g. 8 Horche Patricia Novoa Audiovisuales Museo de Arte Contemporáneo (MAC), Shift Facultad de Artes, Universidad de Chile p. 204, fi gs. 7-10; p. 205, fi g. 11 Transporte Manterola Ben Pegram p. 200, fi g. 2 Seguros Poolsegur El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía Martín Márquez, André Martirani y Caio Alfredo Márquez, Ney Matogrosso, Frido y la Red Conceptualismos del Sur quieren França, Elio Martuccelli, Archivo Nacional Martin, Mónica Mayer, Daniel Melero, Pablo expresar su agradecimiento a las personas de la Memoria, Secretaría de Derechos Melgacho, Daniel Merle, Gianni Mestichelli, e instituciones sin cuya colaboración esta Humanos (Buenos Aires) y Julio Menajovsky, Sarah Minter, Adriana Miranda, José exposición no hubiera sido posible: Centro Universitário SENAC (São Paulo) y Alcides Molina, Alejandro Montoya, Irene Cristiane Camizão Rokicki, Heloísa Orosco Moszkowski, Horacio Mucci, Nelson Muñoz, A la Agencia Española de Cooperación Borges da Fonseca (Luhli), Miriam Priotti, Luis Navarro, Eduardo Magoo Nico, Blanca Internacional para el Desarrollo (AECID), Revista Caretas, Claudio Romero, Adriana Noval, Glexis Novoa, Martín Nuñez, Domingo en especial a Itziar Taboada, Guillermo Rosenberg, Kiwi Sainz, Archivo Clemente Ocaranza, Rubén Ortíz Torres, Álvaro Escribano y Pilar Sánchez. Padín, Archivo Guillermo Deisler, Archivo Oyarzún, Clemente Padín, Elías Palti, Peter La República (Lima), Archivo Memoria Abierta Pank, Hernán Parada, Roberto Pera, Havilio A los directores de los Centros Culturales Centro de Documentación del Palacio Pérez Arancibia, Gustavo Piccinini, Dea de España en Lima y Buenos Aires, de la Moneda (Santiago de Chile), Galería Pompa, Helmut Psotta, Verónica Quense, Juan Sánchez y Ricardo Ramón Jarne Laura Marsiaj (Río de Janeiro), Galería OMR Luiz Sergio Ragnole, Sergio Raimondi, Olkar respectivamente, así como a sus equipos. (México), Mäuss Art, Maximumrocknroll, Ramírez, Mario Ramiro, Adrián Rocha Novoa, The Michael Buxton Collection y Kalli Renato Rita, Agustín Rodríguez, Gloria A Carlos Alberdi, de la Organización de Rolfe Contemporary Art (Melbourne), MP, Rodríguez, Herbert Rodríguez, Miguel Ángel Estados Iberoamericanos (OEI). B Produções, Museo de la Memoria y los Rojas, Marcelo Roma, Gustavo Romano, Derechos Humanos (Santiago de Chile), Juan Carlos Romero, Lotty Rosenfeld, A Miguel Albero, de Acción Cultural Museo de la Ciudad de México. Enrique Rosito, Patricio Rueda, Vicente Ruiz, Española (AC/E). Rafael Saar, Pablo Salas, Daniel Sanjurjo, A todas aquellas personas que se Edward Shaw, Graciela Simeoni, Claudia A Natalia Majluf, Sharon Lerner y el equipo involucraron activamente con sus obras, Sinesi, Patricia Scipioni, Carlos “Indio” del Museo de Arte de Lima. A Guillermo testimonios y documentos: Solari, Lucio Solari, Julieta Steimberg, Alonso, Roberto Amigo y el equipo del Museo Ana Torrejón, Claudia Torres, Omar Torres, Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires. Rolf y Heidi Abderhalden, Elías Adasme, Carlos Troncoso, Teresa Valdés, Adriana A Roberto Jacoby y el equipo del Centro de Osvaldo Aguirre, Juan Aguzzi, Fabián Urrea, Héctor Vázquez, Sandro Venturo, Investigaciones Artísticas de Buenos Aires. Alberdi, Katja Alemann, Patricia Alfaro, Ral Veroni, Omar Viola, Jorge Villacorta, Luis Alfonso, Luis Alvarado, Goyo Anchou, Álvaro Villalobos, Horacio Villalobos, Rogelio A Fred B. Henry y Antoine Schweitzer, Alejandro Andam, Fabiana Andrés, Alex Villarreal, Carlos Villoldo, Rafael Wollman, de la FfAI, por su sostenido apoyo a proyectos Ángeles, Lucy Angulo, Álvaro Barrios, Sarah Yakhni, Dani Yako, Sergio Zevallos, como el Archivo en uso del grupo chileno Arnulfo Aquino, Pablo Ares, Aspix, Raúl Raúl Zolezzi, Silvio Zuccheri y Raúl Zurita. CADA y la publicación de los fanzines Enola Avellaneda, Fernando Balcells, Pichón Gay y El Maldito Chocho. Baldinu, Roberto Barandalla, Jorge Bassani, Christian Basso, Fernando “Coco” Bedoya, A la Embajada de Brasil en España y Sergio Bellotti, Marcela Briones, Rafael al Ministério da Cultura de Brasil, al Bueno, Paulo Bruscky, Miguel Bugni, Maris Programa Ventanilla Abierta del Consejo Bustamante, Claudio Caldini, Antonio Carlos Nacional de la Cultura y las Artes de Chile Callegari, Rafael Calviño, Rubén Campitelli, y al Consejo Nacional para la Cultura y Daniel Canale, Lina Capdevilla, Hector las Artes (CONACULTA) de México por Carballo, Becquer Casaballe, Francisco apoyar la participación de varios artistas Casas, Juan Castillo, Jorge Cerezo, Pedro e investigadores. Chaskel, Omar Chauvié, Ricardo Chiari, Marta Cocco, Guillermo Conte, Leticia A todos los prestadores, particulares e Cordero, Adolfo Cornejo, Arturo Corte, institucionales, así como a las personas que Renate Costa, Gregorio Cramer, Armando facilitaron las gestiones para materializar Cristeto, Gerardo Dell´Oro, Horacio Devitt, este proyecto: Neide Dias de Sá, Marcelo Díaz, Wlademir Pablo Altuve, Ana Alvarado, Archivo Dias-Pino, Marula Di Como, Ileana Diéguez, Taller Historia Crítica de Arte (Bogotá), Gonzalo Donoso, Iván Edeza, Diamela Bernardita Birkner, Raíza Bruscky, Juan Eltit, Silvina Epszteyn, Paz Errázuriz, Pablo Caloca, Centro de Artes Visuales/Museo Espejo, César Espinosa, Patricia Espinosa, del Barro-Colección de Arte Indígena Ticio Escobar, Adrián Fanjul, Aarón Flores, y Adrián Simeone, CeDInCi (Centro de Diego Fontanet, Horacio Gabin, María Documentación e Investigación de la José Gabin, Jesús Romeo Galdámez, Víctor Cultura de Izquierdas en Argentina) y Vera Gaviria, José Luis García, Daniel García, Carnovale, Centro de Estudios Legales y Gustavo Gauvry, Tatiana Gaviola, Carlos Sociales, Archivo Fotográfi co Memoria Ghioldi, Guillermo Ghioldi, Guillermo Abierta (Buenos Aires), Colección Museo Giampietro, Alberto Gieco, Eduardo Gil, Universitario Arte Contemporáneo, Eduardo Grossman, Mauricio Guerrero, UNAM (México), Colección Museo de Arte Gustavo Guevara, Graciela Gutiérrez Marx, Contemporáneo (MAC), Facultad de Artes Jaime Higa, Jenny Holmgren Donoso, de la Universidad de Chile, Colección Museo Ariel Invasor, Eduardo Kac, Guillermo de Arte de Lima, Colección Nuwa Luna, Kexel, Mauricio Kurcbard, Pablo Lasansky, Laura Coll de Deisler, Fundación Augusto y Pedro Lemebel, Gabriela Liszt, Eduardo León Ferrari. Arte y Acervo, Carlos Gatica, Longoni, Gustavo López, Marcos López, Márcia Hack, Le peuple qui manque, Kena Lorenzini, María Luy, Carolina Magis, Daniel Liurette, Taís Lobo, Paulo Loiácono, Oscar Malca, Mario Manusia, Jhoni Marina, Eric Londaits, Mauricio Marcín, José Luis Francesco Mariotti, María Evelia Marmolejo,