La colección de antigüedades arqueológicas del Padre Fr. Alejandro Recio

Objetos procedentes de Marios (Jaén) y su término

Por Alejandro Recio y Concepción Fdez.-Chicarro

I

Q q STA suficientemente demostrado que la actual ciudad de Mar tos, de la provincia de Jaén, fué la antigua Tucci de los Túrdulos, de la que nos hablan Diodoro, Estrabón, Ptolomeo y Plinio, y por tanto ciudad diferente de la otra Tucci, situada cerca de Sevilla. Sabemos históricamente que la ciudad ibero-turdetana o túrdula (Tucci-turcLidorum) comenzó a figu­ rar por primera vez en la Geografía antigua al ser elevada por los romanos al rango de Colonia inmunis, con el nombre de Augusta y el sobrenombre de Gemella; y que, además, aunque parezca extraño, dependía judicialmente del Convento Jurídico Astigitano (Ecija), y no del cercano Cordubense (Córdoba). Por otra parte podemos asegurar que el cognomen de Gemella con que fue distinguida nuestra ciudad durante la dominación ro­ mana le sobrevino, no porque en ella tuviera guarnición la “Le- gio X Gemida” como algunos han pretendido (P. Flórez), sino más bien porque la tal Colonia Augusta Gemella estuvo forma­ da por dos o tres entidades o cascos urbanos, más o menos cer­ canos entre sí, como ha probado el religioso mínimo, P. Fr. Ale­ jandro del Barco. Desde el siglo XVI se viene insistiendo en la importancia que hubo de tener en la antigüedad, a juzgar por los hallazgos arqueológicos que desde entonces se han puesto al des­ 122 BOLETIN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES cubierto. En efecto, la bibliografía sobre el particular es copio­ sísima. Baste citar las obras de Francisco Delicado (La Lozana andaluza), Andrés de Navaggiero, Juan Fernández Franco, Die­ go de Villalta, Luis Valdivieso de Burgos, Argote de Molina, Ji •, mena Jurado, Rus Puerta, Fray Alejandro del Barco (“Las Co­ lonias Gemelas reintegradas”), P.' Enrique Flórez, PP. Francis­ canos Juan Lendínez y Antonio Castillejos (Manuscritos sobre la historia y hallazgos arqueológicos de Martos, conservados en el Convento de dichos PP., en Martos), Mariano de la Torre •González (Historia manuscrita de Martos, que también se guar­ da en el citado Convento), Ruiz Jiménez, Emilio Hübner, Gó- mez-Moreno, Vives, Schlunk y Fr. A. Recio, entre muchos otros autores. Ya que nuestro fin primordial es dar a conocer esta peque ña colección, no pretendemos dar en estas breves notas intro­ ductorias nada más que una pequeña visión de conjunto sobre la historia de los hallazgos arqueológicos en Martos y sus aire ■ dedores. El tema de por sí merece un estudio aparte, porque para ello disponemos de abundantes datos y bibliografía. Mas dejaremos para otra ocasión el estudio crítico y detallado de su interesante y abundantísima serie epigráfica, punto éste que nos habla bien alto de la extraordinaria importancia que alcanza­ ron dentro de la historia y geografía antiguas no sólo la men­ cionada ciudad de Martos, sino también los pueblos circunve­ cinos de , , Fuensanta de Mar- tos, y otros lugares cercanos, ya despoblados, pero ri­ cos en yacimientos arqueológicos, según nos refieren muchos historiadores locales. Es don Francisco Delicado, m arteño de origen, el primero ■que llamó la atención sobre los hallazgos que tuvieron lugar antes del año 1524 en la Villa de Martos, cuando dice: “Porqus allí puso Hércules la tercera piedra o columna que al presente es puesta en el templo; hallóse el M. D. IIII. En aquella tierra hay las señales de su antigua grandeza en abundancia; esta tor­ tísima Peña es tan alta que se vé Córdoba... al pie de la cual se han hallado ataúdes de plomo y marmóreos, escritos de le­ dras gódicas (sic) e de egipciacas...” COLECCION DE ANTIGÜEDADES ARQUEOLOGICAS 123.

Leyendo la curiosísima obra del escritor cordobés Fernán­ dez Franco, titulada Antigüedades de Martos y fechada en Bu- jalance el 17 de marzo del año 1555, pudiéramos seguir casi por orden cronológico los hallazgos principalmente epigráficos que en dicha población y puntos próximos tuvieron lugar. Lo idén­ tico podría hacerse manejando la obra del historiador clásico, de Martos, don Diego de Villalta, y los escritos de otros autores que en los siglos posteriores le siguieron y ya quedan arriba mencionados. Si resumimos todo lo que referente al tema que estudiamos nos ha dejado Villalta en su Historia y Antigüedades de la P^iíc­ ete Martos, obra escrita entre los años 1579 y 1582, nos encontra­ remos sola y exclusivamente! con hallazgos de la época romana y con datos muy breves de las dominaciones posteriores. Aun­ que Villalta escribió además una interesante1 obra, sobre la que tenemos un estudio en preparación, intitulada “Tratado de la'; estatuas antiguas y el principia que tuvieron”, al hablar de los hallazgos ocasionales de su pueblo natal no dió la debida im­ portancia a los relacionados con la arquitectura, escultura, nu­ mismática, musivaria y otras ramas de la arqueología. Además de tratar de los restos arquitectónicos del antiguo templo dedicado al Invencible Hércules “de muy fuerte y grue­ sa argamasa, quei las paredes de él tienen más de tres varas y media de grueso”, nos da curiosísimas noticias de él y de sus alrededores, cuando dice así: “Demáá de esto, bien parecen las señales y rastros que quedaron en este templo de Hércules, pues se halla a un estado debajo de tierra en la misma iglesia de Santa Marta y en su cementerio, y en toda la plaza de esta villa r que es harto grande y está junto con el mismo cementerio, todo este espacio de campo losado de piedras negras cuadradas, de labor excelente y juntura tan maravillosa, que parecen ser to­ das de una pieza, y en muchas de ellas que al, presente se han descubierto y sacado para otros edificios se ven grandes peda zos de plomo derretido asido entre las mismas losas, como ga­ rras para tener estatuas, que debieron estar puestas en el cam­ po que delante del templo de Hércules tan curiosamente estaba labrado, o podía ser que todo estuviese metido y lo comprendie­ •i 24 BOLETIN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GTENNEN^-ES

se dentro la grandeza del templo... Hánse hallado también ca­ vando en el dicho cementerio y plaza, y yo las he visto, muy hermosas columnas de una pieza, de mucha grandeza, de jaspe basto, y basas, capiteles y pedestales que corresponden con las dichas columnas, que si se sacasen de allí debajo parecería muy bien por ellas la grandeza del edificio de aquel templo, lo cual todo quedó así sepultado con la tierra que de los edificios anti­ guos arruinados le cayó encima”. “También hemos visto junto a este templo de Hércules y en otra parte de esta antigua población, algunos patios enla­ drillados de unos ladrillicos muy menudos, del tamaño de la uña del dedo gordo de la mano, unos dorados, otros azules y verdes y blancos, y de otras diferencias de colores y de diversos géneros de piedras, que hacían muy hermosos lazos y labores, puestos con tanto artificio y curiosidad, que eran muy agrada­ bles a la vista, que cierto es antigüedad muy notable y particu­ lar de esta nuestra Peña”. Para Villalta, muchos de los edificios antiguos de la Colonia Augusta Gemella fueron construidos con materiales sacados de la misma Peña. “Hay-Hdice—al pie de la Peña una grande can­ tera de jaspe, algo basto, de donde para los grandes edificios que se hicieron y labraron en esta población en tiempo de los romanos antiguos fueron sacados y cortados dos mármoles y columnas, basas, pedestales y capiteles, los cuales del mismo jaspe hallamos rodando por las plazas y lugares públicos, que por su grandeza no corresponden ni cuadran con la bajeza de los edificios de nuestro tiempo, y así son inútiles para ellos... ’ Volviendo a insistir sobre lo mismo en el capítulo VII, que trata de “ilas grandes antigüedades que en nuestro tiempo se han des­ cubierto y hallado en la Peña y Villa de Martos”, se expresa en estos parecidos términos: “Vino a ser (Martos) grande y po­ pulosa ciudad en mucha nobleza y aumento del edificio y po­ blación en tanta manera, que la Peña, siendo del sitio y gran­ deza que está dicho, estaba en medio de todo lo poblado y cer­ cada toda alrededor de grandes y suntuosos edificios, y sober­ bios templos y teatros, termas, pórticos y anfiteatros, como los ■de los romanos, de todos los cuales se hallan al presente mu­ COLECCION DE ANTIGÜEDADES ARQUEOLOGICAS 125

chas reliquias y muestras de pedazos de murallas de las pare­ des de estos edificios, hechos de argamasa y hormigón tan fuer­ tes y de tanto grueso, que con mucha dificultad se pueden rom­ per con fuertes picos y espiaches. Pues la grandeza de las co­ lumnas y mármoles de jaspe basto y de piedra negra, y las ba- £:as y capiteles de que ya tenemos hecha mención, bien cuadran y corresponden con la soberbia de los tales templos y edificios, que todos se muestran y parecen estar labrados con la medida y talle rom ano”. En este mismo capítulo nos da interesantes noticias de los hallazgos de sarcófagos y sepulturas pero sin concretar la época ■y tiempo a que pertenecieron. “Y el número y variedad de las sepulturas—continúa—no se pueden contar las que cada día se descubren, en las cuales se manifiestan bien las riquezas de los mármoles de esta gran Peña; porque la mayor parte de las que yo he visto, son de cajas y ataúdes hechos de plomo, donde di­ cen que se conservan mucho tiempo los cuerpos humanos sin corromperse”. I “Hay otras sepulturas de mármol blanco y de jaspe y de otras piedras muy preciosas, todas de una pieza, salvo el co­ bertor de encima, que es de otra, y siendo de esta manera son oe mucha largura, de a tres varas y de a dos y media... Los huesos y canillas de los difuntos que allí se hallan sepultados, los cuales yo he medido muchas veces, y sin comparación son más grandes que los nuestros... Y todo esto se descubre y halla donde quiera que cavan en los circuitos de toda la Peña, y en los fundamentos que se hacen para los cimientos de los edificios que al presente se labran y edifican de nuevo se hallan a cada paso debajo de tierra muchas figuras y estatuas pequeñas de Hércules y de otros varones con coronas en las cabezas, de prín­ cipes y emperadores labrados y esculpidos en bronce y en otros metales y de, estatura y de cuerpo muy breve, menores que de a xem e (medida antigua), que todas se hallan juntas a la mis­ ma Peña, de las cuales yo tengo algunas que me han traído las personas que las han hallado’’. Y sobre el mismo asunto antes había escrito: “...Fueron celebrados los Hércules en la provin­ cia de Andalucía, y principalmente en la Peña de Martos y 126 BOLETIN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENS&S

sus términos y comarca, donde quedaron y se hallan tantas y tan manifiestas obras y rastros de su memoria así en templo y piedras como letras, como en estas estatuas y figuras, según que de ello hemos dado larga noticia”. Sin duda que aquí Vi­ llalta se refiere a esta otra afirmación un tanto machacona de su referida Historia y Antigüedades ole la Peña de Martos; “ De­ más de esto han sido hallados en nuestro tiempo, debajo de tie- ira en esta Peña, estatuas de hombres esculpidas en piedras y sepulturas antiquísimas de cajas y ataúdes de plomo y de már­ mol precioso jaspeado, con títulos que declaraban los nombres y antigüedad de los allí sepultados’% De sumo interés para la epigrafía y escultura es esta otra nota arqueológica que nos dejó escrita Villalta al descubrirnos la inscripción del altar que al pie de la Peña había “a la parL? del Occidente, a las espaldas de un antiguo y pequeño templo que allí en aquella parte está edificado y al presente es Ermita de San Bartolomé”... Junto a esta Ermita halló el pasado año un labrador, cavando debajo de tierra, una grande y hermosa estatua de mármol blanco labrada en grande excelencia y per­ fección en figura de hombre con una toga o ropa del mismo már­ mol, larga hasta los pies, como los romanos solían antiguamen­ te dedicar sus estatuas; es a manera y semejante de ídolo o dios de los antiguos y está sin cabeza, con un hoyo cavado de in­ dustria en la mitad de los hombros, para ponerle la cabeza pos­ tiza y que sirviese a diversos dioses, y una vez fuese el dios Jú­ piter poniéndole su cabeza, y otra el dios Marte o Vulcano. . Y esta estatua está guardada entre otras antiguallas de esU lugar...” Tan interesante hallazgo debió tener lugar probable­ mente en el año 1581. En diferentes lugares nos vuelve a hablar repetidas veces de la colección epigráfica, escultórica y arqui­ tectónica que gracias a él se pudo reunir en el nuevo edificio que en aquellos sus días se estaba levantando para Cabildo y cárcel. Incluso se nos presenta como coleccionista de numismá­ tica y medallística, y nos habla de los frecuentes hallazgos so­ bre la misma ciencia. “Pues la abundancia de monedas y me­ dallas antiguas—dice—así de oro como de plata, cobre, azófar y de bronce que cada día se hallan en los mismos edificios an­ COLECCION' DE ANTIGÜEDADES ARQUEOLOGICAS 127 tiguos y por los campos y sierras de los términos de la Peña de Martos, con diversidades de retratos y letras de varones anti­ quísimos y de los emperadores romanos, son tantas, que pare­ cen fueron sembradas por mano y derramadas de industria por todas partes, para que en los siglos venideros fuesen halladas para recordación de su memoria; y así he visto y tenido gran­ de cantidad de ellas que aquí se han hallado de muchos roma­ nos principales..< Hay asimismo retratos y figuras de todos los Antoninos y de los demás emperadores hasta Teodosio el Ma­ yor, y Arcadio y Honorio, sus hijos, en cuyo tiempo y de Teo­ dosio II el Menor, vino España en la servidumbre y sujeción de los Reyes Godos, de los cuales también se hallan muchas y diversas antiguallas que yo he visto y muy notables...” Muchos y frecuentes debieron ser los hallazgos arqueológicos romanos que tuvieron lugar en Martos y pueblos por los mis­ mos días en que estaba redactando su Historia. Bien claramen • te se infiere de esta frase que emplea repetidas veces: ...“las cuales (antigüedades) ahora en nuestro tiempo han sido halla­ das debajo de tierra, y cada día se van descubriendo y apare­ ciendo más”. Fué Villalta el primero que nos ha dejado noti­ cias de los importantes hallazgos que en su tiempo se hicieron ocasionalmente en el lugar llamado hoy El Llanete y Molino del Rey, sitios en donde posteriormente se han hecho otros de gran interés para la epigrafía romano-cristiana, como veremos. Sus palabras son: “En los antiguos edificios que este año de 1582 se descubrieron debajo de tierra, en un cerro que ahora llaman el Real, que está junto a la Peña de Martos, se halló una pie­ dra negra cuadrada...” y otra “piedra que pocos días ha fué ha­ llada” en el mismo sitio “donde se descubrieron grandes anti­ guallas de cimientos y argamasas y piedras con letras, y m ár­ moles, basas y capiteles muy labrados y artificiados de arqui­ tectura”. Esta y otras piezas se trajeron “de aquellos edificios para la obra nueva del Monasterio de San Francisco”. Pasa a continuación Villalta a darnos cuenta de algunos de los principales hallazgos que más le llamaron la atención en sus días y precisamente en dos lugares cercanos á la Villa de Mar- tos. Fué el primero el hallazgo efectuado en Jamilena, “donde 128 BOLETIN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES

yo—dice—, de poca edad, me acuerdo haber visto allí una gran piedra de peña viva con muchas molduras alrededor, en el cam­ po, de la cual estaban esculpidas y cortadas dos figuras de hom­ bres, ya muy gastadas de largo tiempo; la una de ellas y más principal estaba sentada en una silla imperial, la cual era fi­ gura del Emperador Augusto César, según se entiende por unas letras que con dificultad se podían leer, que encima de su ca­ beza estaban escritas con el título que decía: CAES. AVG. (Cé­ sar Augusto). ‘^Estaba más baja la otra figura, la rodilla izquierda hin cada en tierra, a manera de hombre que daba algún recado o carta al Emperador. Escribiendo esta antigüedad tan notable, he procurado reconocerla de nuevo y saber de esta piedra, y me certifican los vecinos de aquel lugar que fue sacada con otras muchas piedras y peñas y echada en un edificio redondo muy antiguo que allí cerca está, al cual comúnmente llaman Roma la Vieja, donde asimismo echaron todas las piedras de una haza que limpiaron para ponerla de vino; y así se podría sacar con dificultad que cierto era piedra digna de ser guardada y esti mada, por ser memoria de un Emperador y Príncipe tan cele­ brado en el mundo como es Augusto César y el principal fun­ dador de esta nuestra Colonia de la Peña de Martos”. En este lugar, llamado hoy “la Haza Roma”, también se han sacado algunos restos arqueológicos y hemos visto restos de edificación romana. Tal vez de este mismo lugar se llevara a Torredonji- meno la inscripción de que nos hablan los epigrafistas que está colocada en la pared de esquina del Monasterio de Monjas”. El segundo hallazgo tuvo lugar en la antigua Villa de Ví­ boras, famosa Encomienda de la Orden Militar de Calatrava ‘ que solamente tiene un fuerte Castillo edificado sobre la pun­ ta de una Peña y alrededor de ella están los cimientos de las casas y edificios antiguos que allí había”. Se trata “de un muy notable pedestal para estatua del mismo Emperador Augusto; es esta piedra de mármol negro muy precioso, tiene dos varas de largo y una de ancho y medio de grueso con muy particula­ res molduras y diferencias de labores, la cual, por ser muy no­ table y señalada, hice traer de unos edificios antiguos que es- COLECCION DE ANTIGÜEDADES ARQUEOLOGICAS 12»

^aban derribados 6n la Encomienda de Víboras, que está uno, legua de la Peña de Martos... tiene unos cartones y trabazones curiosamente labrados... y en la parte delantera... esculpidas tres letras... AVG...”. Como se habrá podido ver, omitimos los nombres y noti­ cias arqueológicas de escritores que visitaron Martos y sus cer­ canías durante el siglo XVI y el primer tercio del siguiente. D(í todos ellos nos hablan Hübner y algunos otros epigrafistas como Muratori y Masdeu. Tampoco hemos dado importancia a otras obras publicadas e inéditas que aportan alguno que otro dato sobre el tema que estudiamos. Así por ejemplo, el P. Flórez, en el T. Xll de su España Sagrada, dice: “El citado Villalta menciona en el Ms, que yo tengo, la estatua de Osiris en Mar- tos, que no he visto por ignorar dónde para la segunda parte de su Historia”. Los dos escritores giennenses, don Francisco de Rus Puerta y Martín Jimena Jurado, presbíteros ambos y sobre los que te­ nemos un trabajo en preparación como epigrafistas y numís- matas, nos han transmitido también breves notas principalmen­ te epigráficas, sobre los hallazgos- arqueológicos en Marios y su partido. Uno y otro estuvieron recorriendo todos estos lugares, tegún ellos mismos nos narran, allá por el año 1640. Dan su­ cintas noticias sobre los despoblados romanos de Benzala (Ba- fora-OrcZo Batorensis), Barbi (Municipium Barbitanum), Torre, de la Fuencubierta, Torre del Alcázar y Las Pardillas, sin olvi­ dar, claro está, los hallazgos en los pueblos de Torredonjimeno, Torre del Campo, Jamilena, y la Higuera. Es el siglo XVIII, cuando se multiplican los encuentros oca­ sionales de los restos arqueológicos en toda esta zona a que no3 venimos refiriendo. Fueron muchos los escritores, viajeros e his­ toriadores locales y nacionales que de ellos nos dan referencias más o menos exactas. Nosotros, para más brevedad, haremos un pequeño resumen de las obras manuscritas de los franciscanos P. Juan Lendínez y Alonso Antonio Castillejo, y de las del re­ ligioso mínimo P. Alejandro del Barco. “...Al llegar (el año) 1753—dice el P. Lendínez—, no cabien­ l.’}0 BOLETIN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES

do el vecindario en las casas antiguas, muchos se aplicaron a fundarlas de nuevo. Vi en esta villa de Martos estar fabricando a un mismo tiempo más de 20 casas en varios solares desampa­ rados. Esta aplicación del vecindario y solicitud en buscar ma­ teriales para los edificios, ocasionó el hallazgo de gran número de sepulcros, al parecer de gentiles y moros”. "El sitio de este enterramiento antiguo era a la parte orien­ tal del pueblo, desde la ermita que fue de S. Cayetano, hasti el arroyuelo que llaman del Sapillo. Los sepulcros estaban no muy separados los unos de los otros; formábanlos varios sillares grandes puestos de canto, y estaban cubiertos con piedras lla­ nas que llaman del Cerro del Viento. Algunos tenían dentro los huesos; pero todos miraban hacia el oriente del Sol... Mandó el Vicario eclesiástico cesar en este descubrimiento, pero ya los vecinos, codiciosos de las piedras, habían desecho innumerables sepulturas”. “¡En 1754, continuando la fábrica de casas de este pueblo, se descubrieron otros sepulcros más recomendables que los expre­ sados. Dos se hallaron en el sitio llamado Pozo de Hoya, a la parte meridional de la Peña, de fábrica primorosa, con huesos de dos fábricas humanas, con morriones, petos y espadas casi petrificadas. Otro se halló de fábrica de plomo en un corral de casa, calle Triana, con las mismas circunstancias, pero por falta de inscripciones, no pudo averiguarse de quién fuesen sus ca­ dáveres”. “...Continuando la aplicación de los vecinos de Martos, la útil ocupación a la fábrica de nuevas casas en el año de 1763, se descubrió en el sitio llamado la Vega, cercano a la Villa, la estatua del fementido dios Príapo, que queda delineada al fo­ lio XVI de esta obra”. Dice así el dicho lugar: “Junto a la fuente llamada del Alamo, fuera de la villa, se descubrieron va­ rios ídolos de plomo en nuestros tiempos. En la Vega, junto a una alberca o estanque, se descubrió una estatua en 1763. Era del dios Príapo, de estatura natural. Estaba calzado de sanda­ lias y con botines hasta medio de la pierna. Faltábale la cabeza, y tenía por única vestimenta una tunicela que, recogida a la COLECCION DE ANTIGÜEDADES ARQUEOLOGICAS 131

cintura con las manos, dejaba varias florecillas al manifiesto. Tenía los muslos y vientre totalmente desnudos, y era su ar­ madura totalmente tan fiera, que por provocativa a deshones­ tidad se hizo pedazos por mandato del juez; y cierto que se de­ fendía la piedra o estatua a los picos y almainas, por ser de du­ rísima consistencia. Vióse repetido en este hecho contra este ^nfame ídolo,, cuanto practicó el Rey Asa en otro tiempo y re­ fiere el capítulo XV del libro III de los Reyes. Y es de creer por sitio y acueductos antiguos, que había donde se hizo este descubrimiento, habría algún gran Luco consagrado a su culto con correspondiente arbolado para el trato deshonesto Otra estatua del mismo ídolo se trajo de la Torre del Alcázar (fus pueblo en lo antiguo) a la villa de Torredonjimeno”. Del P. Len- dínez copiamos todos estos datos referentes a los ídolos del plo­ mo y a la mencionada estatua del P. Castillejo. Como nota cu­ riosa añade: “El tronco se colocó cubierto en la esquina de una casa, frente a la Tercia, en la calle llamada Carrera”. Mas adelante, el P. Lendínez al tratar del despoblado ro­ mano de Torre de Alcázar, continúa dándonos otros curiosos de­ talles arqueológicos cuando dice; “debe saber el público que en ,as Torres del Alcázar existió en lo antiguo población de no poco momento, según muestran las destrozadas torres y muros que han prevalecido contra las injurias del tiempo y conato de los labradores en labrar sus campos y fabricar cortijos, destruyen­ do para ello cimiento y muros en este siglo y años de 1721 a 1736. Vi varias porciones de plomo sacadas por un labrador v Villa de Torre Don X.meno, vi y coadyuvé con mucho a des­ truir un cántaro o vasija de barro durísimo de más de tres va­ ras de alto y tres dedos de grueso su casco, y de la figura que demuestro, que se descubrió en el mismo sitio, con motivo de haberse enganchado el arado por una de las asas, y no poder tirar dos bueyes con que araba la tierra el labrador. Posterior­ mente se han descubierto aquí mismo, y por acasos no preve­ nidos, varios ídolos destrozados, y entre ellos uno de Príapo, que se trajo a la villa de Torredonjimeno, donde me los mos­ tró un amigo. Era su estatura menor que la hallada en Augusta 132 BOLETIN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES

Gemella, según referí al folio XVI, pero poco más o menos des­ honestas ambas; y es digno de notarse que conviniesen las dos poblaciones en dar culto al dios tan inmundo y obsceno...” Como todos los historiadores anteriores, el P. Lendínez da más importancia a la epigrafía; por lo mismo, nos transcribe minuciosamente las inscripciones sepulcrales que en sus días aparecieron, algunas de ellas todavía inéditas. “...Y en el año de 1782, añade, en que se está escribiendo este tratado, se halló en Augusta Gemella una lápida sepul­ cral... Hallóse la láp:da y sepulcro en la calle que llaman dé la Campiña y casas de los herederos de don Antonio Callejón, con motivo de hacer una excavación profunda para aumento de vi­ vienda. El sepulcro era de piedra, cubierto con varias losas, y al testero o cabecera, daba al público la inscripción sepulcral”. De esta inscripción hace referencia Hübner, sin citar, claro está, este Ms., en el que se contienen además otras notas arqueológi­ cas y numismáticas añadidas, tal vez, por el P. Castillejo. Es la primera el hallazgo en el año 1787 de un “pedazo de lá­ pida sepulcral” y un sepulcro cubierto con una gran tabla de piedra casi alabastrino, de jaspe negro” abriendo los cimientos para la nueva casa que en la calle de la Campiña de esta Villa de Martos, labró Felipe Sánchez, a tres varas de hondo...” Tam­ bién mencionan los epigrafistas esta inscripción’fragmentada y transcrita del original. Las otras dos noticias se refieren a los siguientes hallazgos numismáticos: el de una moneda de plata, de Trajano, “hallada dentro de la Villa, demoliendo unas ca- casas” en el año 1794, y el de otra moneda de oro que se encontró en el término de esta Villa, sitio de la Serna, el año 1795. Como última noticia tomada de las obras manuscritas de los mencionados historiadores franciscanos, sobre quienes he­ mos publicado un pequeño trabajo bio-bibliográfico, entresaca mos las dos que a continuación siguen: “Aún no cesan —escri be el P. Lendínez— los descubrimientos de monumentos antiguos de este territorio. En el presente año de 1873, en esta Villa de Martos y sitio llamado la Vilanera, con motivo de sacar piedra para la fábrica de una pobre casa vecina, descubrió su dueño un arca como de una vara de longitud, de fábrica de plomo (ya COLECCION DE ANTIGÜEDADES ARQUEOLOGICAS 133 muy carcomido por las injurias del tiempo), que contenía den­ tro dé una porción de tierra muy menuda de color de ceniza, y entre ellas algunos huesos de fábrica humana, en la mayor par­ te con indicios de haber sido quemados, y varios pedazos peque­ ños de carbón...” “En este mismo año y en la antigua Villa de , se descubrió por igual motivo una cueva subterránea, y en ella dos cajas de piedra muy labrada, de poco más de media vara castellana, cuyas tapas estaban fuertemente aseguradas con de­ rretidos de plata muy fina...” El P. Alejandro del Barco, natural de Torredonjimeno como el P. Lendínez, nos dejó escritas interesantes obras de gran im­ portancia histórica y de sumo interés para el estudio de la ar­ queología. Además de su obra Ms. sobre Estepa (Sevilla), pu­ blicó otras dos sobre cuestiones planteadas por la epigrafía. Nosotros, después de haber leído detenidamente la ya mencio­ nada obra, que lleva por título Las Colonias Gemellas reintegra­ das en la mitad de sus respectivas poblaciones, Madrid 1788, hemos anotado los datos que él menciona sobre el tema que nos ocupa. Tratando de la localización de la antigua ciudad de Es- cadia o Iscadia, de que habla Appia.no enl la Guerra de Viriato contra Serviliano, dice: “... y el nombre de Escadia a Escañue- la; pero no me parece que es bastante la inmediación y afini­ dad de nombres, y especialmente en el último, para dar por inconcusa la identidad de los pueblos, porque hay muchos des­ poblados entre Martos y Porcuna: como son Torre de Alcázar, Benzala, , Fuen-Cubierta y otros cuantos a que pue­ de reducirse la dicha ciudad de Escadia, pues no sabemos los nombres que en otros tiempos tendría; y en todos ellos hay mu­ chos vestigios del tiempo de los romanos. De Alcázar y Los Vi­ llares he recogido yo mismo tres lápidas o inscripciones, pero no dan el nombre de los pueblos, porque son todas piedras de sepulcros”. “De Benzala he recogido bastantes trozos de estatuas, que algunos de ellos indican, reflexionando bien sus dimensiones, haber sido de estatuas colosales. Así mismo tengo un cántaro estrecho de vientre y muy largo de cuello, cuyo fondo remata 134 BOLETIN DEL INSTITUTO EE ESTUDIOS GIENNENSES en una punta... También los aplicaban (este tipo de cántaros) para urnas en que depositaban las cenizas de algunos cuerpos- quemados..., y en esto vino a parar el ya referido cántaro; por eso se halló en Benzala colocado en un sepulcro... Otras mu­ chas antiguallas y utensilios de los romanos se encuentran en dichos sitios...” Nos cuenta también que en una fuente del jar­ dín de los mínimos de Torredonjimeno, había una cabeza de Baco, traída allí para que no se perdiera, de “un poste de la Lonja de la ermita del Calvario”. Jimena Jurado nos habla también del hallazgo de otra cabeza de Baco encontrada en la vecina villa de Arjona, colocada eni su tiempo “en una esquina de una casa en la calle que baja de la parroquial de San Juan a la puerta de Martos”. El único historiador local, que sepamos, de finales del pasa­ do siglo que nos ha conservado preciosos detalles sobre hallaz­ gos arqueológicos, escultóricos y, de un modo especial, epigrá­ ficos (como tendremos ocasión de ver en otro lugar) sobre Mar- tos y su contornada, ha sido el benemérito maestro nacional,, don Mariano de la Torre González. Es lástima que sus obras y apuntes históricos hayan permanecido inéditos y desperdigados. De él poseemos dos curiosos Manuscritos que nos ha prestado amablemente don José Gálvez, natural de Martos, y actual Se­ cretario de Pégala jar. Es el primero un voluminoso tomo inti­ tulado Datos históricos de Martos, escrito por muy diferentes plumas, y el segundo La historia de Martos, 1875. M. T. G, ya redactada y preparada para la imprenta, pero lamentablemen­ te mutilada en su primera parte, que es la que nos interesaba, faltándole folios hasta el 199 exclusive y comenzando en él el texto. Nosotros únicamente vamos a mencionar, no los datos y hallazgos epigráficos, que es a lo que el autor da máxima im­ portancia, sino más bien, las notas que en sus apuntes nos ha dejado sobre todo lo relacionado con el tema que estamos tra­ tando. Para ello nos servimos de la primera obra arriba men­ cionada, que es en la que se nos han conservado. Para algunos otros hallazgos ocasionales, ya que nunca se hicieron en Mar- tos y sus contornos excavaciones sistemáticas, hemos consultado COLECCION DE ANTIGÜEDADES ARQUEOLOGICAS 135

las revistas nacionales y provinciales, y algunas otras publica­ ciones en las que se hallan referencias de otros hallazgos que tuvieroni lugar en lo que llevamos de siglo. Don Mariano de la Torre nos cuenta cómo en el año 1840, en Motril, a dos kilómetros de Martos, al mismo tiempo que se •encontró una inscripción, todavía inédita, apareció un “puñal en un sepulcro, junto a uno de los templos de Hércules, en frente de la Casería de Motril”. La dibuja en las páginas 439 y 791, y medía un metro y 20 cm., terminando su empuñadura, to s ía lo 6r’ m treS fisuras; una hum ana y dos de aspecto leon- “Año 1873. Se encontraron hacia la Arija un ídolo de pie­ dra arenisca muy fina y blanca y un ídolo de piedra que en mi poder conservo”. ¿Se referirá a la tosca y mal dibujada figura que pmta en la p. 224 que al hablar de ella dice: “ídolo” en­ contrado entre los Charcones y la Peña de Martos, regalado a don Amando Rodríguez en 1880 con ciertos vasos lacrimatorios, 2 lucernarios y hachas de armas, etc.”? Ignoramos si se trata de un bajorrelieve, mosaico o de un fragmento de sigilata otro dibujo que pinta don Mariano en sus Datos, en hoja suelta. •‘En febrero de este año de 1874—continúa don Mariano— Gregorio de la Torre Sánchez, casero en el Mimbre, casería .«asentada sobre los restos de una población romana, encontró un magnífico sepulcro de plomo, correspondiente a un alto perso­ naje y cuya descripción y dibujo ponemos en la Historia Anti­ gua de Martos”. Lamentamos no haber podido admirar tal pie­ za de plomo en la mencionada obra por faltarle los folios, como ya hemos advertido, pero creemos que, tal vez, sea la que he­ mos visto en Granada, ya que en el Diccionario Espasa, al tra­ tar del Museo Arqueológico de la misma capital, se dice que hay “dos sepulcros de plomo, uno de Martos y otro hallado en la Gran Vía”, como igualmente otros objetos que hemos admi­ rado en el mencionado Museo. En Martos, como está suficientemente comprobado, quedan restos de edificación romana en murallas y otras edificaciones, y esto, no tanto en el actual casco urbano de la población, como 136 BOLETIN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES en los diferentes pueblos y lugares de su actual Partido Judi­ cial. En la construcción de las murallas medievales, todavía en bastantes buenas condiciones, se emplearon los materiales de diversos edificios romanos, como puede comprobar cualquier visitante entendido en la materia. Don Mariano de la Torre, haciendo un breve recorricjo por dichas murallas, además de hablarnos de un magnífico jarrón de libaciones de una ara, em­ potrada en un muro de una torre de la calle Almedina, que he­ mos visto, nos dice lo siguiente: en los cimientos de la Torre que defendía la puerta de la Tranquera, así como también gran des trozos de molduras de jaspe negro y una gran basa de co­ lumna de la misma piedra...” Hay además en esta parte del camino cubierto entre los dobles muros, grandes piedras de jas­ pe negro, puestas de cubierta sobre dos salientes zarpas, y del mismo jaspe un moldurón de más de un metro de longitud, y un pie de una gran columna. Todo esto está al pie de la torre de la casa grande del castillo, en la casa núm. 1 de la calle Al­ medina y en la puerta de la dicha casa una cabeza de columna grande...” “En la esquina NO. de la torre mayor hay media ca­ beza de columna colosal de mármol blanco y de esta figura” Tanto el dibujo de esta gran columna como el de los anteriores- objetos por él mencionados, los puede ver el curioso en su obra Datos Históricos de Martos, de gran interés para la historia de los últimos hallazgos epigráficos en Martos y sus alrededores. En la Exposición Provincial de Jaén, celebrada en la mis­ ma capital el año 1878, y organizada, según parece, por la Real Sociedad Económica de Amigos del País, don Mariano presentó pobre Arqueología y Numismática los siguientes objetos, encon­ trados en el término de Martos y que formaban parte de su co­ lección arqueológica cuyo paradero ignoramos. “Don Mariano de la Torre González—comenta la revista giennense Don Lope ae Sosa, t. XVIII (1930), p. 135-6—, vecino de Martos, ha for­ mado con objetos descubiertos en aquel término municipal, una pequeña colección arqueológica de no escasa utilidad, para el estudio de nuestra Historia. Comprende ídolos, un ara de altar gentílico, fragmentos de estatuas de piedra y de bronce, lucer- narios y varios lacrimatorios de vidrio y de barro; armas de COLECCION D E ANTIGÜEDADES ARQUEOLOGICAS 137

piedra, dardos y saetas de hierro y cobre, con un puñal hallado •en el sepulcro de un Lucio Cornelio (se refiere al ya mencio­ nado arriba), y otros restos de la civilización romana, algunas medallas y un estribo antiguo...” En la misma Exposición, otro coleccionista, natural de Jaén, tion Félix García García, además de presentar una moneda vi­ sigoda de Ervigio, acuñada en Tucci (Martos), punto de la cien­ cia numismática que en otra ocasión estudiaremos, “presentó, entre otros objetos arqueológicos, tres ídolos de piedra, hallados en la Sierra de Víboras, anteriores, según parece, a la domi­ nación púnica”. Nuevamente nos lamentamos de no haber podido localizar todos estos importantísimos restos arqueológicos para reunirlos en un Museo Municipal con el que Martos pudiera contar, me­ jor que otras poblaciones y localidades, dada su gran impor­ tancia en la antigüedad. En la misma revista Don Lope de Sosa, se ofrece la foto­ grafía de un capitel romano de pilastra (t. XVIII, p. 178) “de bella labor, que debió pertenecer a un gran edificio y que se encontró fortuitamente en el cortijo “El Villar”, cerca de las -Casillas, y cuyo sitio debió ser uno de los lugares cercanos al río Víboras y a la Sierra de Ayllo, lugares donde se encuentran importantes restos arqueológicos”. A finales del siglo pasado, con motivo de hacer un gran aljibe en el Llanete, y concretamente en el llamado Molino del Rey, se volvió a ratificar una vez más que aquel sitio, según nos lo dejó escrito Villalta, y ya queda anotado, era y es, y en •este mismo año nosotros lo hemos podido ver, uno de los yaci­ mientos arqueológicos más importantes de nuestra Patria. Veá- moslo, resumiendo todo lo que escribió don Manuel Gómez-Mo- reno a raíz de estos hallazgos. Dice así en sus Misceláneas: “En el corral que precede al molino y en área de unos sesenta me­ tros cuadrados, se ha hecho la excavación con motivo de abrir un pozo y una alberca. Ha ya cuatro años que salió a luz un primer epígrafe, mal valorado entonces, todo lo demás se des­ enterró el verano próximo anterior (escribe el 23 de agosto de 138 BOLETIN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES

1897) y no ha de ser lo último, pues ahora se reanuda la exca­ vación y quizá nos depare aún grandes sorpresas”. “A unos 0,55 m. debajo del suelo actual, corría en toda la extensión de la cava, y aún mucho más se prolonga bajo tierra, un grueso derretido de argamasa, bien alisado por arriba como pavimento, sobre el que se hallaron multitud de piedras despe­ dazadas, restos de suntuoso edificio, y la primera inscripción referida; debajo se extendían sepulturas en desorden, pero a un mismo nivel y enfiladas de Oriente a Occidente. El número de las desenvueltas acércase a veinte”. Sigue dando detalles de al­ gunas de ellas y “es de notar—dice—que sobre cada sepultura, había empotradas ordenadamente ciertas vasijas muy toscas de- barro pajiciento, cónicas, de 0,11 m. de alto y 0,15 m. por su base plana, colocadas de suerte que su pequeña boca asomaba en la superficie del pavimento; y era tan exacta su correspon­ dencia con las sepulturas, que en viéndolas los excavadores, atinaban siempre debajo de una de éstas”. Esto mismo, hace exactamente dos meses, lo hemos podido comprobar, viendo que se sacaron dos de estas vasijas, de las que tenemos una en nuestra Colección. En Granada se encuen­ tran dos y otra en Martos, en la colección del Excmo. Ayunta- , miento. Se localizaron dos sepulturas: una de ladrillo y otra que era un sarcófago de arenisca que medía 1,97 m. a más de dos metros de profundidad, en pésimas condiciones por estar junto al mencionado pozo, a cuyo borde se ven otros dos sar­ cófagos de la misma materia y que se estudiarán en otra oca­ sión por no haber sido aún sacados, por encontrarse debajo de una provisional alberca que sirve a los obreros de la empresa constructora del Nuevo Mercado y Plaza de Abastos que en tal lugar se está levantando. El día 21 de abril del presente año pude recuperar, entre las piedras de los muros antiguos, dos fragmentos de inscripción; y al día siguiente, haciendo los ci­ mientos de la parte que mira a Oriente, junto al pozo y debajo de tres piedras losas de color gris que medían cada una 1 me­ tro de largo y 0,20 de grosor, puestas en dirección N. S., apa­ reció boca abajo una magnífica inscripción que daremos a co­ nocer. Salió a dos metros de profundidad, junto a otros trozos COLECCION DE ANTIGÜEDADES ARQUEOLOGICAS 139

de piedra y tierra movida, por lo que se vieron obligados los obreros a profundizar, y más adelante apareció el mencionado sarcófago, que se destruyó por las filtraciones del pozo”. Además de estudiar Gómez-Moreno el tan conocido sarcó­ fago paleocristiano que ha s;do también objeto de recientes es­ tudios, el cipo sepulcral pagano que junto a él apareció, y la singular pieza cristiana ornamental y epigráfica que estaría co­ locada en la puerta de un templo o mejor de un baptisterio, según Vives—interesantes objetos arqueológicos que guarda el Excmo. Ayuntamiento en la Puerta Jaén—, nos ofrece los si­ guientes detalles y pormenores: “No obstante—añade—las mu­ chas piedras utilizadas en modernas construcciones, el molino está repleto aún de las que se extrajeron. En su mayoría son romanas de muy buena época, entre las que se cuentan la mi­ tad de un fuste de granito con su astrágalo; parte de otro, la­ brado en mármol blanquecino y de 0,50 metros de diámetro, a cuya magnitud corresponden fragmentos de capiteles corintios y basas del propio mármol con triple bocel, que acusan alto clasicismo; otra basa ática, sin plinto, seguía en esto la tradi­ ción griega, conforme a otros edificios españoles, como el tem­ plo de Barcelona y el de Mérida; también, considerables pie­ zas de cornisa de mármol azulado, semejante al de Córdoba; una cornisa redonda como base de cipo, con 1,14 m por su diámetro mayor y molduraje de doble gola; otro pedazo de fuste con estrías, de bello mármol, cortado transversalmente y con una cavidad que tal vez sirvió de pila; por último, gran acopio de losas de 0,17 a 0,20 m. de grosor”. Esperamos que, cuando se hagan los cimientos para el edi­ ficio de Telégrafos que irá adosado a la nueva Plaza de Abastos, aparezcan nuevos hallazgos en esta tan rica zona arqueológica que debiera haber atraído la atención que se merecía por parte de las autoridades nacionales de la ciencia arqueológica, como otros muchos lugares que afortunadamente están apareciendo en los solares del ensanche del pueblo, en los que, como se verá, ya llevan aparecidos gruesos muros y cinco magníficos pavimen­ tos de mosaicos geómetros y flores de la mepor época romana, 140 BOLETIN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES que denuncian una gran “villa urbana” o un grupo de vivien­ das romanas. Enrique Romero de Torres, gran conocedor de la arqueolo­ gía de esta comarca que estudiamos, ha tratado de las antigüe­ dades ibéricas y romanas de Torre del Campo, de , de Torredonjimeno y de Porcuna en el Boletín de la A. de la Historia y en la revista “Don Lope de Sosa”. En esta última revista giennense (t. XVIII, pgs. 240-2), hizo un estudio detallado don Antonio Alcalá Venceslada sobre un curioso “Relieve Ibérico” aparecido en Torredonjimeno, de 0,28 x 0,12 ms., de piedra arenisca. Tan interesante pieza arqueológica re­ presenta por la cara plana, aunque sin pulimentar, siete figu­ ras: cuatro masculinas y tres femeninas, en bajorrelieve. Todas las figuras tienen cortado el cabello y están sencillamente ador­ nadas. No queremos pasar en silencio el interesante hallazgo ar­ queológico que tuvo lugar en Torredonjimeno el año 1926, tan semejante al de Guarrazar, y que ocupa un lugar destacado dentro de las artes decorativas visigodas. De él se han ocupado bajo diversos aspectos Folch y Torres, Santos Gener, José Fe- rrandis, José Vives y Martín Almagro. Conocemos toda esta rica área del término de Torredonjimeno y hemos visitado el lu­ gar del tesoro visigótico, y, a unos cuatro kilómetros del ha­ llazgo y a dos de Martos, hemos podido ver restos de grandes si­ llares, columnas y fragmentos de pilastras estriadas y un mag­ nífico ejemplar de imposta trabajada a bisel que presenta idén­ tico labrado al de algunos que se ven en la iglesia visigoda de Quintanilla de las Viñas. Creemos que todos estos restos arqui­ tectónicos pertenecieron a la antigua iglesia de San Nicasio, jun­ to a la carretera de Martos a Jaén, ya desaparecida, pero que en la antigüedad debió haber sido lugar de romería y de culto al referido santo. El sitio hoy es conocido con el nombre de “(Santo Nicasio” y en él existió un pequeño poblado romano-vi­ sigodo. Nos consta que a las afueras de Torredonjimeno, junto al actual cementerio y en una cantera allí existente, se ha loca­ lizado una pequeña necrópolis todavía, que sepamos, no iden­ tificada. Entre los muchos lugares del término municipal de To- COLECCION D E ANTIGÜEDADES ARQUEOLOGICAS 141

rredonjimeno que merecen una detenida prospección arqueoló­ gica, son entre otros: Torrevenzalá, Fuencubierta, Pilar de Moya, Las Pardillas y otros ya mencionados por los PP. Len­ dínez y del Barco. Hemos visto la muralla ciclópea de Torredelcampo y reco­ rrido las cumbres que rodean dicha población y la de Jamilena, y en casi todas ellas hemos podido observar restos de antiguos pobladores. Tenemos noticias, y las hemos confirmado, de que en Jamilena, junto al actual Calvario, y bajo el abrigaño de lo alto de la peña que domina el lugar, existe un yacimiento de antigüedades prehistóricas. Lo mismo podemos afirmar de la Sierra de Grana, que se extiende desde dicha población hasta Martos, en donde también, y concretamente en los sitios, lla­ mados El Viso, El Lagar, Torregarcía, La Maleza, Piedra Re­ donda, Sierrezuela del Pilar de la Dehesa y Sierra del Santo Nicasio, hemos dado con objetos prehistórico^, iberos y roma­ nas. Al final de la última sierra mencionada hemos localizado otro pequeño poblado ibero-romano, llamándose en la actuali­ dad dicho lugar “El Molino del Cubo”. que junto con otros tres surtieron de harina a Martos, Jamilena y Torredonjimeno gra­ cias al pequeño río que se forma con el agua sobrante de la Maleza. Todavía allí se ven restos de casas romanas, fragmen­ tos de sigillata y cerámica ibérica, y hemos encontrado mo­ nedas romanas. A uno y otro lado de la carretera que parte de Martos para los pueblos de Santiago de Calatrava, La y el lugar de Lendínez, hemos hallado yacimientos arqueológi­ cos de edificaciones, necrópolis, poblados y objetos en los sitios que a continuación enumeramos: Motril, Torre del Corral, Los Mojones, El Madroño, El Ituelo, La Nava, Fuente Palacio (jun­ to a la Higuera) y la Hondonera Baja, a dos kilómetros de la misma población. De esta última finca, propiedad de don Cons­ tantino Labella, médico de Martos, han pasado a formar parte de nuestra colección de objetos del neolítico, trozos de cerámi­ ca ibérica con dibujo geométrico, romana y árabe califa!. De allí mismo hemos traído un ladrillo con la huella del pie y otro con un precioso dibujo de alicatado. 142 BOLETIN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES

Otros de los lugares cercanos a Martos en los que han apa­ recido restos principalmente romanos y árabes y a los que se llega por el camino del Monte, son: Vado-Baena, Las Máchir.as, Monte Lope Alvarez y el Pedroso, sitio este último de donde don Manuel Sánchez Fuchol nos ha entregado monedas hispano latinas e ibero-romanas. En el Cerro de la Hacienda, entre el camino de la Mondra- gona y a mano derecha de la carretera de Ubeda a Málaga que pasa por Martos con dirección a , hace años que en­ contramos cerámica ibérica pintada y preciosos fragmentos de sigillata, como asimismo también en el cerro anterior, llamado de las Canteras, situado junto a la estación ferroviaria, en los pequeños altozanos que hay a uno y otro lado del Viso, en la misma carretera, y en la parte alta del camino del molino Bor­ do y torre de la Atalaya. Capítulo aparte y una detenida prospección merecen los pueblos de Fuensanta de Martos y la Bobadilla de Alcaudete juntamente con los lugares, poblados y despoblados, sitios y cor­ tijadas que entre ambos hay, tales como el Cerro del Obispo, Venta Pantalones, Vado-Jaén, Cuartos Bajos, Castillo de la Encomienda de Víboras, Las Casillas de Martos, La Carrasca, Baños de Cabeza Gorda, Villar Bajo y Villar Alto (Sierra Gran­ de) S. de Víboras y Caracolera y muy principalmente toda la Ribera de Fuensanta, en la que se ven por todas partes y de un modo particular en el Peñón de Zuzaña y Encina Gorda; indicios de ser lugares de continuada superpoblación en la an­ tigüedad. Ocasionalmente, en Vado-Jaén (Gaytán), el arado puso al descubierto interesantes fragmentos de sigillata y de lucernas romanas que hemos recogido y posee doña Encarna­ ción Rojas, viuda de Borrero, y que en otro tiempo serán dados a conocer al público junto con otros hallazgos que también al azar aparecieron en lugares cercanos a aquel sitio. Creemos que por toda esta zona y ribera del río Víboras debe localizarse la antigua ciudad ibero-romana que acuñó moneda con el nom­ bre de Bora y que hoy perdura un tanto modificado en el vo­ cablo arábigo de “Vido-Wadi-Bora” (Víboras). Recuérdese lo que llevamos dicho ya de toda esta comarca. COLECCION DE ANTIGÜEDADES ARQUEOLOGICAS

Como queda consignado arriba, y corroborado por muchos historiadores, los alrededores de la Peña y falda de la misma son sitios abundantísimos en sepulturas desde la más remota antigüedad hasta los días de nuestra Reconquista. Se han en­ contrado pequeñas cámaras sepulcrales del neolítico a cuatro metros de profundidad y abiertas en la tosca que hay al pie de la Peña. Una de ellas, con todo su ajuar, será estudiada por el señor Pellicer, catedrático de Arqueología de la Universidad de Granada, a quien hemos dado noticias sobre el hallazgo de la misma en la cantera de don Matías López. Frente al “Sapillo”, a la parte oriental del pueblo, al lado izquierdo del Vahillo partiendo de su nacimiento, y en la mis­ ma ladera y falda de la Peña, hemos comprobado que a uno y otro lado del camino que desciende del pueblo, desde la calle conocida con el nombre de la Puerta el Sol, existe una extensa necrópolis ibero-romana en donde aparecen urnas cinerarias de barro y de piedra arenisca, como se dice adelante. Más arri­ ba de este sitio, en el mismo lado del Vahillo y frente a las can­ teras de cemento, en el lugar comprendido entre la Fuente La Pastora y el Contaero, hemos ubicado otra necrópolis (si no es continuación de la misma, ya que en su parte baja han salido urnas de barro pero sin dibujo alguno) que creemos data de la época visigoda. Las tumbas están enfiladas y labradas en la misma tosca, mirando los cadáveres a Oriente y cubiertas con dos o tres losas sin labrar de una cantera cercana al lugar. Las que hemos visto no han aportado ajuar alguno funerario. En los Charcones, el Pozico de Hoya y paseo de San Bartolomé también se encuentran restos de edificación y abundantes tum­ bas partenecientes a diferentes épocas. Estamos seguros que junto al Molino Medel y parte baja de la calle de San Bartolo­ mé, aparezcan restos arqueológicos al levantar el Excmo. Ayun­ tamiento un grupo de viviendas. Pero el hallazgo ocasional y de mayor importancia fue el que más adelante se estudiará y que tuvo lugar en diversos días de los meses de marzo (días 17-18 del año 1956) y abril (12-14 del mismo año), detrás de la Fábrica y Cerámica de los Her­ manos Jiménez “Santa Isabel”, al lado derecho d? Ja carretera 144 BOLETIN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES que va a Fuensanta. Se trata de la pequeña (al parecer) necró­ polis ibérica situada en la parte alta de la Cerámica y contigua al Molino Medel, calle Clarín, canteras de la viuda de Pablo Cózar y don Matías 'López, que apareció haciendo un pequeño desmonte de terreno para agrandar las pilas del barro de la Cerámica. Hemos comprobado también que alrededor de este sitio que baja descendiendo hasta la Cruz del Lloro se encuen­ tran tumbas y sepulturas en urnas cinerarias de arenisca y de barro, e incluso, en otras labradas en la misma tosca. Más jun­ to al pueblo y concretamente en las calles Campiña y Carrera, como ya se ha tenido ocasión de ver, en la calle La Teja y en las callejuelas secundarias que las unen, debió estar ubicado, a uno y otro lado de una vía romana, el cementerio romano-visi- godo y árabe. Cerramos estas líneas, en las que hemos procurado dar breves noticias sobre algunos de los hallazgos arqueológicos, con el último y sensacional encuentro y localización, al parecer, de una grandiosa y extensa Villa romana junto a la referida Cruz del Lloro, en el lugar vulgarmente conocido por El Apero, sito entre el camino del Molino Bordo y carretera a Alcaudete. De este tan importante hallazgo y digno de toda atención que tuvo lugar el día 26 de mayo del presente año, damos adelante inte­ resantes detalles.

BIOGRAFIA CONSULTADA VILLALTA Diego de: Historia de la Antigüedad y fundación de la Peña de Martos. Dedicada a Felipe II... 1579. Ms. editado en ortografía moderna, con un prólogo por Joaquín Codes y Contreras, Madrid 1923. DE RUS PUERTA, Francisco: Corografía antigua y moderna del Reyno y Obispado de Jaén, 1898. “El Industrial” (Im­ prenta). LENDINEZ Juan, O. F. M.: Avgvsta Gemela Ylvstrada con los pveblos de sv Partido, oy Villa de Martos. Ms. original que conserva nuestro particular amigo y cronista oficial de Jaén, Itmo. señor don Luis González López, escrito en el año 177& COLECCION DE ANTIGÜEDADES ARQUEOLOGICAS 14C

CASTILLEJO, Alonso Antonio, O. F. M.: Memoria Chronológica de ¡a Fundación... del Convento de N. P. San Francisco... de la Villa de Martos... a que antecede una Abreve descripción de dicha Villa... Año de 1793, Manuscrito. DEL BARCO, Alejandro, religioso Mínimo: Las Colonias Geme­ las Reintegradas en la mitad de sus respectivas poblacio­ nes... Diálogos Críticos... En Madrid, 1788. MARIN Y VADILLOS, Diego: Historia de cada uno de los pue­ blos de Jaén, 1862. DE LA TORRE GONZALEZ, Mariano: Datos Históricos de Mar- tos. T. I Ms. original del último tercio del siglo pasado, pro­ piedad de don José Gálvez. RUIZ JIMENEZ, Joaquín: Apuntes para la Historia de la pro­ vincia de Jaén, t. I Jaén, 1879. HUBNER, A. Emilius: Inscriptiones Hispaniae Latinae... Bero- lini 1869, obra que forma el II Vol. del Corpus Inscriptionum Latinarum. ID... Inscriptiones Hispaniae Christianae. Berolini MDCCCLXXI ID... La Arqueología de España. Barcelona, 1888. GOMEZ-MORENO, Manuel: Antigüedades Cristianas de Martos, Granada 1897, folleto modernamente editado y publicado por el mismo autor con algunas enmiendas en su obra: Misce­ láneas. Historia-Arte-Arqueología. Primera serie. La Anti­ güedad, Madrid 1.949, pgs. 403-414. VIVES, José: Inscripciones cristianas de la España romana y visigoda, Barcelona, 1942. Histeria de España, dirigida por Ramón Menéndez Pidal, t. I vol. España Prerromana. Madrid, 1954, pgs. 120 y 359; y t. III España visigoda. Madrid, 1940, pgs. 631-34. Boletín de la Academia de la Historia. Madrid. Tomos LXIV cuaderno VI, pgs. 624-7; LXV (1914), cuadernos I-II, pá­ ginas 130-37; LXVI (1915), cuaderno VI, pgs. 564-574, y LXIX (1916), cuaderno III-IV, pgs. 201-205. ■Don Lope de Sosa, revista publicada en Jaén, t. IV, pgs. 304-5 y VIII, 178-86. 146 BOLETIN DEL INSTITUTO TE ESTUDIOS GIENNENSES

II

) j A colección arqueológica que el Rvdo. P. Fr. Alejan- c dro Recio ha logrado reunir en Martos durante los diez últimos años, de 1949 a 1959, es rica en algunas piezas de valioso interés, si bien escasa todavía en número. Naturalmen­ te que esto ha podido conseguirlo gracias a sus constantes pa­ seos por los alrededores de la Villa, recogiendo lo que de an­ tiguo la pura casualidad le ofrecía, y también por donación es­ pontánea de los objetos encontrados por particulares marteños. Se nutre esta colección primordialmente de antigüedades ibéricas y romanas. No obstante, cuenta además con materia­ les más antiguos, prehistóricos, y otros más recientes, paleo- cristianos y árabes. De ellos haremos inventario en la forma que sigue.

a). A ntigüedades p reh istóricas Está representada por materiales neolíticos y eneolíticos, cuya antigüedad oscila entre los 4.000-2.000 años antes de Cris­ to o poco después, si es que cabe incluirse dentro de la Edad del Bronce una punta de flecha, de la que luego hablaremos. Son todos hallazgos superficiales, reproducidos en su mayoría en la fig. 1 (1 ). 1.—Hacha de piedra pulimentada, rota por la punta. Mide 5’2 cm. de alto. Prcc. del término de Martos. 2.—Idem, id., con ligera rotura en la punta. Mide 7’3 cm. de alto. Igual procedencia. 3.—Fgto. de punta de hacha de piedra pulimentada. Mide 4 cm. de alt. Proc. del lugar denominado “Santo Nica-

(1) Hemos de agradecer a los RR. PP. Fr. 'Antonio Fer­ nández y Fray Antonio Pulido, así como a sus alum- nos, señores López Alonso, Barragán y Barranco, en­ tre otros, su colaboración en los dibujos que presenta­ mos en este trabajo. 1 1 -

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Figura 1 Antigüedades prehistóricas del P. Recio

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sio”, entre la Sierrezuela del Lavadero y el Pilar de la. Dehesa, en Martos. 4. Fragmento de hacha, de piedra pulimentada. Mide 5’8 cm. c!e alt. Proc. de la cantera de don Matías López, al pie de la Peña de Martos. 5- Alisador-amuleto, de piedra pulimentada, con un ori­ ficio casi en el centro. Long.: 5’2 cm. Proc. del Castillo de la Encomienda de Víboras. 6-—Fgto. de hacha, de piedra pulimentada. Mide 7 cm. de alt. Proc, de un lugar sito entre Martos y la fábrica de orujo “Motril”, en la carretera de Martos a Santiago de Calatrava. 7-—Fgto. de hacha, de piedra pulimentada. Mide 6’4 cm. de alt. Proc. del Camino “de las Beatas”, junto ai Cami­ no Ancho, que va al Cementerio de Martos. 8.—Punzón alisador, fragmentado, de piedra pulimentada. Hjde 8 cm. de alt, Proc. del camino de la Arija, junto a la Peña de Martos. 9- Fragmento de hacha, de piedra pulimentada. Mide 8 cm. de alt. Proc. de Sierra de Grana, en la parte que mira a la carretera de Los Villares. 10.—Hacha de piedra pulimentada, fragmentada en parte, de 10’5 cm. de alt. Proc. de la finca de don José Ro­ dríguez, en el Castillo de la Encomienda de Víboras. 11— Idem id., de 10 cm. de alt. Proc. de entre el Castillo de Víboras y “El Coracho”. 12.—Idem. id. id., de 9’8 cm. de alt. Proc. del lugar “Cruz de Lloro”, en Martos. 13.—Hacha de piedra pulimentada, en buen estado de con­ servación. Mide 13’3 cm. de alt. Proc. de Jamilena, en el término de Martos. 14.—Fgto. de cerámica eneolítica con decoración incisa a base de trazos verticales y oblicuos dispuestos en ban­ das paralelas. Mide 4’8 cm. de long. diag. máx. Proc. del lugar denominado “Piedra Redonda”, en las afueras de Martos. 148 BOLETIN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES

Entre otros fragmentos de cerámica eneolítica re­ cogidos por el P. Recio son dignos de mención los frag­ mentos (6) de una fuente de cerámica rojiza proc. de la cantera de Matías López, al pie de la Peña de Mar- tos; un Fgto. de gran vasija con un mamelón por asa, de 11 cm. de long. diag. máx., proc. de la Encomienda de Víboras; y otro con asa lateral de menguado orifi­ cio, de 14 cm. de long. diag. máx., y proc. también de la E. de Víboras. 15.—Una flecha de cobre puro, rota por el pedicelo, y de una long. total de 6’4 cm. Cabe fecharse en pleno apo­ geo del período eneolítico o I E. del Bronce. Proc. del término de Martos.

b). Antigüedades ibéricas

El contingente mayor de estos hallazgos descubrióse casual­ mente en 1956, con motivo de la construcción de unas piletas -destinadas a preparar el barro de la cerámica de Santa Isabel —Fábrica de los Hermanos Jiménez—, sita en la carretera de Fuensanta y en la falda misma de la Peña de Martos. Avisado el P. Recio del descubrimiento, personóse inmediatamente en el lugar, comprobando se trataba de una serie de tumbas ibé­ ricas, de tipo muy sencillo, del que denominamos “nido”, por estar simplemente las urnas cinerarias con su ajuar metidas en ligeros hoyos y estar calzadas con piedras. Acertó a ver el P. Recio hasta seis sepulturas, aunque algu­ na carente de su vasija o vasijas cinerarias. Estaban en un es­ pacio de unos 5 m. de long. por 3 m. de ancho y a 30 cm. de profundidad del suelo natural, como término medio; es decir, casi a flor de tierra. Según la reconstrucción que hace el P. Recio de los ajua­ res, reproducidos en las figs. 2 a 5, podemos establecer cada conjunto funerario así: Enterramiento 1.®: Constaba tan sólo de dos urnas cinerarias, decorada una de ellas con semicírculos concéntricos entre bandas paralelas en

Ajuares de los enterramientos ibéricos, 5 y 6 de Martos

^OLEoCION~ DE ANTIGÜEDADES ARQUEOLOGICAS 14.9-

rojo, y la otra sólo con bandas paralelas rojas (estando ésta jragmentada). Miden, respectivamente, 16’50 cm. de alt y 15-50 (Fig^ T y 2)end° 61 dÍámeír° ^ la b0Ca en ambas de 16 cm.

Enterramiento 2 .°- : Mas rico y complejo que el anterior, está compuesto de las siguientes piezas: una vasija cineraria en forma de orzita li­ geramente roto su borde, decorada con bandas paralelas en’ro­ jo (de 14 cm. de alt. y 14’5 cm. de diám. en la boca); una va­ lija ovoidea, con roturas en la base y borde, junto con su pla­ to-tapadera (miden, respectivamente, 11 cm. de alt. y 1 1 ’8 cm el1 diám. de la boca; y el platito 3 cm. de alt. y 10’5 cm. de diam.); una gran vasija cineraria, de panza esferoidal y cuello alto, lisa, rota por el cuello, de 26 cm. de alt.; y por último una cuarta vasija cineraria, de perfil acampanado, de mayor vuelo en la parte más próxima a la base, decorada con bandas paralelas en color rojo de sangre (está algo fragmentada mi­ diendo 20 cm. de alt. y 17’3 cm. de diám. en la boca). Completan el enterramiento una punta de lanza de hierro bastante bien conservada, de 39’5 cm. de long., y un regatón de hierro, de 27 cm. de long., estando ambas piezas dobladas (Vide Fig. 2, 3 a 8). Enterramiento 3.s: Estaba compuesto de un plato de cerámica lisa, fragmen­ tado e incompleto (de 6*5 cm. de alt. y 20 cm. de diám.); una falcata de hierro, en bastante buen estado de conservación sal­ vo la rotura de la empuñadura, de 54 cm. de long. total; ’y de una punta de lanza, de hierro, en parte doblada de 41 cm de long. (Fig. 3, 1 a 3). Le faltaba la urna o urnas cinerarias. Enterramiento 4.s: Constaba de dos vasijas cinerarias: una en forma de olla, lisa, con el borde roto, pero conteniendo los huesos del difunto (de 16 cm. de alt. y 13 cm. de diám. en la boca); y otra de galbo más fino, igualmente lisa y con roturas, pero con su pla­ to por tapadera (de 15 cm. de alt. y 12 cm. de diám. en la boca; 150 BOLETIN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES

y el plato de 2’2 cm. de alt. y 2’5 cm. de diám.). (Véase fig. 3, 4 y 5). Enterram iento 5.9: A igual que el enterramiento núm. 3, estaba formado por un plato de cerámica lisa, fragmentado e incompleto (de 6’3 cm. de alt. y 7’5 cm. de diám.); una faicata, fragmentada en dos y con la empuñadura incompleta (de una longitud total de 57 cm.) y una punta de lanza, de hierro, bien conservada, de 33’5 cm. de long. (Véase fig. 4, 1 a 3). No aparecieron las vasijas cinerarias. Enterramiento 6.?: Componíanlo una urna cineraria, lisa, con el borde lige­ ram ente roto (de 9 cm. de alt. y 8’5 cm. de diám. en la boca); una vasija de panza esferoidal, con decoración de bandas pa­ ralelas en rojo, desvanecidas casi por completo (de 7 cm. de alt. y 9 cm. de diám. en la boca); un vaso cerámico, liso, muy fragmentado (de 7 cm. de alt.); otra vasija de panza ligeramen­ te esférica, con el borde roto (de 6’5 cm. de alt. y 5’8 cm. de diám. en la boca) y el pie de una copa de barro cocido, tono ocre, sin decorar (de 4’5 cm. de alt.). (Viche Fig. 4, 4 a 8). De esta misma zona donde han aparecido los enterramien­ tos de la relación precedente, pero como hallazgos sueltos o confusos, son las siguientes piezas, que reproducimos en la fi­ gura 5: un fragmento del borde de una gran urna cineraria, decorada con bandas paralelas en rojo y palmas, al parecer (de 9 cm. de long.); un fgto. del borde de una vasija con su asa. sin decorar (de 13 cm. de long.); dos platos de cerámica lisa, uno de ellos con roturas en el borde; 3 fgtos. de cerámica cam- paniense, pero inexpresiva (que no reproducimos) y varias pie­ zas, fgtdas., de hierro, pertenecientes al armamento de un gue­ rrero. La tipología de las piezas descritas, tanto en cerámica como en metal, junto con valioso testimonio de la cerámica campa- niense encontrada, nos permite datar esta necrópolis ibérica de Martos hacia el siglo III a. de JC., lo cual no es ápice para que ■ en Martos existiese una cultura ibérica mucho más antigua, de Ajuares de los enterramientos 3.° y 4.°, ibéricos, de Martos

F igura 5

Piezas de cerámica y hierro procedentes de la Necrópolis ibérica de Martos

7

Figura 6. Objetos ibéricos hallados en Martos (Jaén)

COLECCION DE ANTIGÜEDADES ARQUEOLOGICAS 151

la.cual también han quedado restos y de ellos hablaremos en su momento. Además de estos objetos, pero procedentes de otros lugares de Martos y hallazgos habidos al azar, posee el P. Recio en su coleccion otras antigüedades ibéricas, entre ellas dos piezas ar­ quitectónicas de capital importancia, con las que cerramos ca­ pítulo. Del lugar denominado de Las Casillas de Martos, proceden tíos platitos de cerámica lisa (de 5’5 cm. alt. y 16’5 cm. de diám., uno; y 2’5 cm. de alt. y 10’5 cm. de diám. el otro), que fueron donados por su descubridor, el trapero de la carretera de Fuensanta, don José López (fig. 6, 1 y 2 ). En la finca “Vado-Jaén y Gaitán”, propiedad de doña En­ carnación Rojas, viuda de Borrero, encontró el nieto de dicha señora una fusayola de barro cocido con decoración puntillada a base de una estrella de cuatro puntas, de 2’2 cm. de alt., de la misma tipología de algunas de las encontradas por nosotros en la Necrópolis ibérica de Los Castellones de Ceal (Véase fi­ gura 6, 3). En la finca de la señora viuda de Robert y lugar denomi­ nado “El Coto el Fraile” , encontró el P. Recio dos pesas de te­ lar, de barro cocido, de forma casi paralelepípeda y del tipo de las ibero-romanas, de 5 y 6 cm. de alt. (Fig. 6, 4 y 5). Incluimos en este apartado, aunque como pieza de impor­ tación fenicia o púnica una cuenta de pasta vitrea, en tonos blanco y azul (fig. 6, 6), procedente del lugar designado con el nombre “Molino del Cubo”, al final de la Sierra de Santo Ni­ ca sio y junto al arroyo de la Maleza. La cuenta, que está frag­ mentada y tal vez procede de un enterramiento ibérico mide 1 ’2 cm. de alt. Del lugar donde se encuentra la trapería de don José Ló­ pez, en el término de Martos, y hallada por Eduardo Camacho, es la fíbula de bronce de forma circular, como muelle, de tipo­ logía hispánica, de 5 cm. de diám., que se reproduce en la fi­ gura 6, núm. 7. Como pieza dudosa, pero de aspecto puramente ibérico, aunque no. existen paralelos suyos que nos sirvan de término 152 BOLETIN DEL INSTITUTO DE ESTUDiCSTGIENNENSES cíe comparación, es la /espada votiva, de plomo, de 9’4 cm. 'de long., reproducida en la fig. 6, núm. 8. Hallóse al efectuarse la cimentación del actual Banco Hispano-Americano existente en Martos, al iniciar las obras en 1954, a 2 m. de profundidad. Se­ gún noticias transmitidas por el P. Recio, dicho exvoto <=alió entre tierras que cubrían una tumba árabe, a juzgar por la ce­ rámica que contenía. Sin embargo, 'de lo removido del lugar, Ja empuñadura de la espada, aunque insólita dentro de la ti­ pología de las netamente ibéricas, presenta una decoración si­ milar a la que hallamos en algunos fragmentos arquitectónicos Ibéricos, por lo que decidimos incluir dentro de esta cultura di­ cha pieza, si bien a título de reserva. De lugar desconocido, pero recogidas en Martos desde an­ tiguo, son las piezas arquitectónicas ibéricas más importantes <1e la Col. del Rvdo. P. Recio. Una de ellas (fig. 6, núm. 9; y íig. 7), es una ménsula o zapata, decorada con modillones, en piedra arenisca (de 22 cm. de alt.; 23 cm. de ancho máx. y 12 cm. de grosor), que estaba empotrada en un muro de la casa número 3 de la calle de Queipo de Llano (sita frente al lugar ■‘'Molino del Rey”, donde salió el universalmente famoso sarcó­ fago paleocristiano, todavía hoy en Martos) y que se descubrió al derribarse el muro en 1958. Debe proceder de un imporaníe edificio o cámara sepulcral ibérica de las de gran categoría, como las de Tugia (Toya), Tútugi (Galera), Montilla, etc., y, como aquéllas, del siglo V o IV a. de JC. Finalmente, el pasado día 20 de junio, el P. Recio y yo, logramos sacar del muro donde se hallaba empotrado un mag­ nífico capitel de pilastra, decorado por sus cuatro caras con motivos de liras contrapuestas, conteniendo en su interior pal­ m etas (fig. 8). La pieza es singular, aunque el motivo frecuente en la decoración hispánica, como recientemente ha demostrado el prof. Blanco Freijeiro en su estudio: En torno a las joyas efe Lebupao (publ. en la “Revista de ,Guimaráes”, vol. LXVXII Guimaráes 1958), pág. 29, ss. (“temas vegetales en la Penínsu­ la”). En efecto, el capitel ibérico de la antigua Tucci, por sus motivos decorativos, está íntimamente emparentado con otras-" piezas arquitectónicas procedentes de Urso (Osuna, Sevilla), Figura 7. Ménsula o zapata ibérica, de Martos

Figura 8. Vista de uno de los frentes del capitel ibérico de Martos, antes de extraerlo del muro donde se hallaba empotrado.

Figura 9. Capitel y entalle de Martos

Figara 10 Detalle de la careta del capitel de pilastra de la figura 9 (Dibujo de Fray Antonio Fernández)

Figura 11. Inscripción en los costados de un ladrillo cristiano

COLECCION DE ANTIGÜEDADES ARQUEOLOGICAS 15.4

Cástulo (desp. de Cazlona, junto a Libares, en Jaén), etc., y vemos que dichos temas están inspirados en otros de ascenden­ cia fenicia y aún clásica, como en algunos marfiles de Meegido (Palestina), ánforas áticas, etc., etc., y en la arqueología penin­ sular aparecen no sólo exornando piezas de tipo arquitectónico, sino también en otras de cerámica y metal (broches de cintu­ rón, etc.). El prof. Blanco explica estos exornos como inter­ pretación indígena de motivos clásicos que vienen extendiéndo­ se por toda la Península desde el litoral mediterráneo, a partir probablemente del siglo V a. de C., cuando todos los pueblos do Occidente reaccionan ante los motivos clásicos que llegan hasta ellos. Pero es natural que estas interpretaciones son en muchos casos de una fidelidad extraordinaria, copias casi exactas, mien­ tras en otros casos la interpretación subjetiva del artista des­ virtúa de modo notable los motivos-fuente en que se inspira. Nuestro capitel mide 45 cm. de alt. por 60 cm. de ancho y grue­ so máximo, debiendo agradecer a las señoras de Alcaine hayan hecho donación al P. Recio de pieza tan singular.

c). Antigüedades romanas y paleocristianas Se destaca en primerísimo lugar un capitel de pilastra, en­ tre cuyos motivos foliares aparece ligeramente esbozada 'una carita femenina, tal vez una Gorgona Medusa de dulcificado carácter, sin la más leve sombra del signo apotropaico que le- caracterizara en la antigüedad griega (fig. 9, núm. 1; y fig. 10). La técnica del capitel responde al siglo II o III, a lo sumo, vién­ dose en ella un preludio de lo que ha de ser en época coñstan- tiniana. Está labrado en una piedra arenisca fosilífera. Mide 43 cm. de alt. máx.; 56 cm. de ancho en la base y 65 cm en la parte superior, siendo su grueso de 11 cm. Apareció sirviendo como tapa aprovechada en un sepulcro cristiano, formado con ladrillos conteniendo el Crismón y el epígrafe CHIONI, repe­ tido por triplicado en tres de sus costados (dicho epígrafe apa­ rece dos veces del revés y una del derecho. (Véase fig. 1 1 ). Di­ cho sepulcro se halló casualmente en la finca de los señores de Elosúa “La Torre del Corral”, en Martos. 154 BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES

Procedente de Los Hoyos de Pastrana, detrás de la Peña de Martos (junto al nacimiento del arroyo “El Gato”, donde se vislumbran restos humanos) y superficialmente, bajo un olivo, es la cornalina cuyo entalle se reproduce en la fig. 9, núm. 2, ya obtenida su impronta. El rostro, en perfil hacia la derecha (en el original hacia la izquierda), es un tanto ambiguo o an­ drógino. Da la impresión de que se quiso figurar la cabeza de Apolo, con corona radiada (tal vez la de un Helios), si es que no se trata de una' divinidad campestre femenina. Mide 11 mm. de long. máx. por 9 mm. de ancho. De Martos y sus alrededores, como Jamilena y la Encomien­ da de Víboras son una serie de figuritas en barro cocido, de carácter funerario, de las que hemos podido establecer tres ti­ pos diferentes, reproducidos en la fig. 12. Todos ellos figuran n'ños, unos con los brazos recogidos sobre el seno y las piernas juntas; otros con brazos y piernas separados del cuerpo; y por último otros (de los que sólo hay un fragto. de la parte poste­ rior de la cabeza y espaldas) con los brazos en alto, o uno al menos, apoyando las manos en la cabeza. Miden 6’5 cm. como término medio, salvo el último. Lucernas de época romana conserva muy pocas el P. Re­ cio en su Colección. La más antigua es de época augústea, en barro cocido, con agafes laterales y pico semicircular, con li­ gera voluta y motivo de concha agallonada en el disco (fig. 13, núm. 1); en la base, hoja acorazonada entre semicírculos con­ céntricos. De data cronológica más reciente, pero dentro del siglo II de la Era, es la lucerna reproducida en la fig. 13, nú­ mero 2, con el tema de Leda y el cisne en el disco, y racimos de uvas y estrellas en la orla. Procede de lugar sito entre To- rredonjimeno y Torre Alcázar. Por último, y procedente del lu­ gar conocido con el nombre de Apero”, donde se han des­ cubierto en mayo último los restos de una “villa” romana con importantes mosaicos de técnica “©pus tessellatum” y tipo geo­ métrico y floral, es el fgto. con asa de una lucerna del siglo II al III de JC. (Fig. 13, núm. 3). Son abundantísimos los fragmentos de “térra sigillata” re­ cogidos por el P. Recio en sus paseos por los alrededores de 5

Figura 12. Figuritas infantiles, funerarias, en barro cocido

Figura 13 Lucernas romanas

Fragmentos de «térra sigillata» decorada

Figura 15 Fragmentos de «térra sigillata» y cerámica fina

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Figura 16. Piezas en cerámica y metal, de la Col. P. Recio

Figura 17

Figura 17. Pebetero romano de técnica indígena

Figura 18 Urnas cinerarias procedentes de «El Sapillo»

COLECCION DE ANTIGÜEDADES ARQUEOLOGICAS 155

Martos y especialmente del Cerro del Obispo, entre Alcaudete y Martos, de los Mojones, Molino del Cubo (entre Torredonji- meno, Jamilena y Martos), Camino Ancho, la Maleza (en las afueras de la ciudad, donde hay un manantial ya conocido de antiguo), el Viso y Vadojaén. Algunos de los fgtos. decorados con motivos vegetales, animales y aún humanos, se recogen en la fig. 14; otros, lisos y en su mayor parte bordes, asi como al­ gunos fgtos. de cerámica no sigillata, pero fina, con decoración a la barbotina, se reproducen en la fig. 15. En su mayoría son restos cerámicos de vasijas importadas del Sur de las Galias y especialmente del taller de La Graufesenque, de los siglos I y II. Otras muestras de cerámica de uso doméstico o vajilla me­ nos fina que la anterior son un tapón de barro cocido, de án­ fora (fig. 16, núm. 1), prcc. de la finca de la señora viuda de Borrero; una vasija de barro azafranado, de forma esferoidal, lisa, con ligeras roturas en el borde (fig. 16, núm. 2), hallada en el interior de una sepultura de inhumación, formada por tegualae (fig. 19, núm. 2), encontrada junto al lavadero de la Sierrezuela de Santo Nicasio. Mide 7’5 cm. de alt. y 7’6 cm. de diám. en la boca, alojándose actualmente en su interior parte de los restos del difunto. Del lugar conocido con el nombre de “El Sapillo”, procede una vasija de barro fino y elegante per­ fil, de cuello casi recto y panza ovoidea, exornada con triangu­ laos en relieve. Mide 9 cm. de alt.; y se halló, junto con un frgto. de otra vasija de tipo idéntico y un clavo de 4’5 cm. de long. al lado de la urna cineraria de la fig. 18, núm. 1. Tal vez formaba parte de este enterramiento. Otra vasija similar a la anterior, salvo ligeras variantes, se halló al efectuar los cimien­ tos del grupo de Casas Baratas de “Regiones”, en “El Apero”, junto a la Cruz de Lloro (fig. 16, núm. 4); como la anterior, mide igualmente 9 cm. de alt. De época cristiana es la vasija de aspecto cónico que reproducimos en la fig. 16, núm. 5. Se halló sobre una sepultura cristiana en “El Llanete”, junto al “Molino del Rey”, midiendo 11 cm. de alt. Finalmente hemos de añadir que no faltan fgtos. de ánforas romanas—y una de ellas completa, pero sin estampilla—en la Col. del P. Recio, quien conserva asimismo una gran vasija cineraria ovoidea, de 156 BOLETIN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES

35 cm. de alt. y 13 cm. de diám. int. en la boca, conteniendo aún los restos del difunto. Se descubrió en los Almacenes re­ guladores de aceite, en !a estación del ferrocarril de Martos. Entre las piezas más curiosas, y a no dudar auténticas, de la Col. del P. Recio, figura un pavo real en cobre, de cresta corta, tal vez porque llevara aplicadas sobre ella algunas plu­ mas en otro material, así como en el ojo y cuerpo. Mide 4’5- cm. de alt. y procede del lugar donde se encuentra el Banco Español de Crédito, en Martos, al efectuar su cimentación y a unos 3 m. de profundidad. En dicho lugar, sito entre las calles Carrera y Campiña, salieron pisos, muros y sepulturas. Repro­ ducimos la figura reseñada en la fig. 16, núm. 6. Singular es el pebetero en piedra arenisca, procedente de Martos, que se reproduce en la fotografía y diseños (vistas des­ de arriba y por abajo) de la fig. 17. Es de forma cuadrangular, cúbica, apoyando sobre 8 patitas en forma de almena invertida. La cara externa y principal presenta un rehundido hemiesfé- rico, con huellas de fuego en sus bordes, evidenciando su desti­ no, y estando exornado con cuatro círculos concéntricos. En las. esquinas, y a modo de decoración, se ven espacios triangulares, también rehundidos. Mide 12 cm. de lado, y 5 cm. de alt. Pertenecientes a la cultura romana, pero de aire indígena, como el pebetero anterior, son dos urnas cinerarias descubiertas en 1955 en el sitio de ‘)E1 Sapillo”, en el camino que baja de Martos hasta dicho lugar y frente a la fuente allí existente. La de mayores dimensiones (fig. 18, núm. 1), estaba cubierta con tapa de arenisca del mismo material que la caja y la otra urna a dos vertientes, que se rompió. A los costados estaba sujeta con dos tégulas y en su interior, junto con los huesos y cenizas, se hallaron dos fragmentos de lacrimatorios. Mide 25 cm. de alt.; 41’5 cm. de long. máx. y 26 cm. de profundidad, siendo el grueso de las paredes de 4 cm. Junto a ella se hallaba la vasija reproducida en la fig. 16, núm. 3, y la urna reproducida sn la fig. 18, núm. 2, de tipología algo variante respecto a la anterior, en estado de conservación bastante mediano, y también con Ios- restos del difunto y fgtos. de lacrimatorios. Mide 37’5 cm. de long.; 21’5 cm. de alt. y 25 cm. de profundidad, siendo el gro- Figura 19 y Figura 19

Ladrillo, tegulas e inscripción romana, de Martos

Figura 20 Diversos tipos de ladrillos romanos 9 COLECCION DE ANTIGÜEDADES ARQUEOLOGICAS 157 sor de sus paredes de 3’2 cm. Descubrióse al tirar un barreno en la cantera de don Gonzalo Muñoz y obreros de su empresa en el “Sapillo’' y junto—al parecer—con la anteriormente des­ crita. Entre otros materiales de construcción posee el P. Recio los siguientes: Una tégula de 60 cm. de long. x 44 cm. de ancho, hallada junto a la Fábrica “Motril”, en la cuneta de la carre­ tera de Martos a Santiago de Calatrava; un ladrillo con huellas dactilares formando aspa, en sus dos caras principales, de 45 cm. x 30 cm. x 6 cm., procedente de la Subestación Eléctrica, en la carretera de Martos a Jaén, hallado al hacer un pozo, y a 3 m. de profundidad (sabiéndose quedaron más in situ); un fragmento de ladrillo moldurado, procedente de Los Mojones, con roseta de 4 pétalos en relieve y 3 hojitas en cada uno de los espacios que dejan entre sí (fig. 19, núm. 1) y diversas mues­ tras de ladrillos, cuyas formas se recogen en la fig. 20: núm. 1, rectangular, procede de la Vega, junto a la “Torre el Atalaya”, ya desaparecida, en el camino “Gordo”, donde hay restos ro­ manos; número 2, rectangular también, pero de dimensiones algo mayores que el anterior, procede del Apero, donde se han ■descubierto los restos de una “villa” romana, en una zanja abierta entre las casas en construcción de Eugenio Núñez y del “Alcalde”; núm. 3, romboidal, hallado al hacer la cimen­ tación de la Casa Sindical, habiéndose visto pavimentos de es­ tos ladrillos, formando estrellas; núm. 4, de forma semicircular, procede del sitio de “Santo Nicasio”; núm. 5, de forma rectan­ gular, con “cola de milano”, procedente también de “Santo Ni­ casio”; núm. 6, de forma rectangular, recortado en uno de sus costados en forma de modillón, procede de la finca “Cuartos Bajos”, propiedad de doña Consuelo Codes, sita a 13 km. de Martos; y núm. 7, de forma romboidal, de gran tamaño, pro­ cedente del cortijo de don José Rodríguez, en el término de Víboras. Si bien es nuestro propósito estudiar aparte la epigrafía de Martos, sin embargo daremos aquí a conocer los epígrafes exis­ tentes en la Col. del P. Recio. Es de reciente descubrimiento el de la inscripción de Julia 158 BOLETIN DEL INSTITUTO TE ESTUDIOS GIENNENSES

Macaría, reproducida en la fig. 19, núm. 3, y la transcripción del epígrafe en la fig. 21. Este dice: IN. F. P. X IVLIA. Q. L. MACARIA H. S. EST (In fronte pedes XI Julia, Quinti Liberta, Macaría Hic sita est)^ Procede del lugar denominado “El Llanete” , junto al “Molino del Rey”, haciendo los cimientos para el segundo mercado de Martos, en mayo del año actual. Se trata de una estela de for­ ma semicircular por arriba, de 47 cm. de alt. máx. y 46’5 cm. de ancho. Procedentes del mismo lugar que la anterior son los frag­ mentos de 3 inscripciones que se reproducen en la fig. 22; de ellos, alusivo a un Julio o una Julia es el núm. 1; los otros dos, que se hallaban empotrados en un muro, son más difíciles de precisar, dado su estado fragmentario. Finalmente, posee el P. Recio dos ladrillos con el Crismón e inscripción de CHIONI, sobre los que no insistiremos por ha­ ber dado ya anteriormente referencias de ellos y reproducimos el epígrafe de uno en la fig. 11.

d). Antigüedades árabes Aunque escasos, sin embargo no dejan de ofrecer gran in­ terés algunos de los restos de la cultura árabe que han sido re­ cogeos por el P. Recio. Especialmente un fgto. de cerámica ca- Üfal (fig. 23, núm. 1); y otro de época algo posterior, pertene­ ciente a un ánfora con decoración estampillada e inscripciones. (Fig. 23, núm. 2). Ambos proceden del lugar donde está el Cas­ tillo de Encomienda de Víboras. De época mudejárica es la jarrita-oenochoe, vidriada en verde, de 20 cm. de altura, procedente de una tumba hallada al abrirse la cimentación del Banco Hispano Americano en Mar- tos, de la calle Campiña. (Véase fig. 23, núm. 4). Cerramos capítulo, por último, con la reseña de un dije de bronce que, según el P. franciscano Darío, Catedrático de Len­ gua Arabe en la U. de Granada, es un amuleto o adorno que

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Figura 22

Fragmento de tres inscripciones romanas de Martos

Figura 23. Piezas árabes de Martos

COLECCION DE ANTIGÜEDADES ARQUEOLOGICAS 159 se colocaba sobre el pecho en los caballos. Ofrece en su interior un signo cabalístico, sin significado concreto. Procede del Monte “Lope Alvarez”, a 12 km. de la finca “El Pedroso”, propiedad de doña Concha Puchol. * * * Quisiéramos despertar aún más el interés arqueológico que ofrece la antigua Tucci, hoy Martos, aparte los datos históricos recogidos y el estudio de las antigüedades que posee el P. Re­ cio, dando a conocer los últimos vestigios de una importante “'villa” romana descubierta en el Apero al construirse un grupo de casas en mayo del año en curso, y en parte excavada por nosotros en el mes de junio. Pero es prematuro dar noticias concretas, en tanto no podamos conseguir de la Superioridad la expropiación de los terrenos donde se halla situada y hacer una excavación sistemática. De las impresiones que los señores Espantaleón Molina, Carriazo, Collantes de Terán y nosotros, hemos podido formular, junto con la colaboración del arquitec­ to don Pablo del Castillo, se elevará un informe a la Superio­ ridad solicitando la ayuda económica que se precisa para la excavación de aquélla, dada su importancia, y el alto interés arqueológico que ofrecería poderla conservar in siíu y siempre abierta a los estudiosos. A título de curiosidad ofrecemos tan sólo a los lectores algunas fotografías de los mosaicos descubier­ tos (fig. 24 a), y nos congratulamos en felicitar al Iltmo. se­ ñor don Ramón Espantaleón Molina, por las gestiones que está llevando para conseguir nuestro objetivo.