Una Etnografía Sobre La Construcción Política De Lazos De Valor Comunitario Y De Vinculación Con El Estado En Un Barrio Del Conurbano Bonaerense
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
Compañeros maestros, compañeras maestras Una etnografía sobre la construcción política de lazos de valor comunitario y de vinculación con el Estado en un barrio del conurbano bonaerense Tesis para optar por el título de Magister en Antropología Social Autora: Lic. María Alejandra Martínez Directora: Dra. Julieta Gaztañaga Ciudad Autónoma de Buenos Aires Octubre de 2019 0 Resumen Esta tesis trata sobre la construcción política de lazos de valor comunitario y de vinculación con el Estado a través de examinar cómo los actores sociales involucrados con "La Escuelita", una organización de gestión educativa ubicada en dos localidades del partido de Vicente López (La Lucila y Olivos), producen de manera cotidiana la política al construir compromisos, acuerdos, tomas de posición, intervenciones y discusiones, que configuran espacios sociales relacionales de imaginación y configuración de proyectos políticos, tanto para los miembros de la organización como entre éstos y los habitantes de los barrios en los que aquella se inserta, y entre éstos y otras organizaciones locales y agencias estatales. La tesis se inscribe en un campo de discusión relativo a los estudios sobre experiencias de acción política, militancia, activismo y diversas formas de hacer política colectiva de organizaciones sociales en torno a la aplicación, la demanda o el rechazo de diferentes políticas públicas. Desde una perspectiva etnográfica interesada en comprender cómo las nociones se actualizan en la vida cotidiana de los sujetos, el análisis se centra en la observación participante, en las trayectorias personales y en las interacciones cotidianas y formas en que los actores experimentan, narran y viven el compromiso con ese proyecto político. Palabras claves: Etnografía – Educación Popular – Programas Sociales – Estado - Procesos políticos Índice Agradecimientos ………………………………………………………………...p. 2 Introducción ……………………………………………………………………. p. 5 Metodología ………………………………………………………………………p. 21 El trabajo de campo……………………………………………………………….p. 24 Estructura de la tesis ……………………………………………………………...p. 26 Capítulo 1: La Escuelita como lugar de recalada personal en un barrio y en un proyecto social …………………………………………………………………..p. 28 El regreso a La Escuelita …………………………………………………………p. 32 Mi acceso e inserción en el campo ……………………………………………….p. 37 Capítulo 2: La Escuelita como proyecto político ……………………………...p. 50 El debate en torno al sostén económico del proyecto político …………………...p. 54 Prácticas de gestión de financiamiento: vinculación con el Estado y con otras organizaciones sociales …………………………………………………………..p. 62 De “mamás” a “compañeras” de la cocina ……………………………………..p. 68 Conflictos y “horizontalidad” en las decisiones ………………………………...p. 71 Capítulo 3: Los programas sociales como parte del sostén económico de La Escuelita ………………………………………………………………….……..p. 76 Los programas sociales de renovación anual ……………………………….…...p. 78 Los programas “eventuales”…………………………………………………….p. 86 Capítulo 4: Maestros-Militantes y construcción de lazos comunitarios ……p. 99 La vinculación política de La Escuelita con el espacio territorial y social del barrio La Cima …………………………………………………………………………….p. 104 Las “salidas de los viernes” como parte del proyecto político de La Escuelita...p.111 La Escuelita como espacio de “lo barrial” ……………………………………..p.117 Los Maestros-Militantes de La Escuelita ……………………………………….p. 123 Conclusión …………………………………………………………………..….p. 128 Bibliografía …………………………………………………………………….p. 133 1 Agradecimientos Escribir es una tarea de las más complejas y difíciles que he conocido, y aún más cuando se trata de que las palabras den forma a una producción tan hermosa, artesanal y delicada como es la etnografía. Una tarea tan compleja se vuelve potencialmente posible en el momento en que el etnógrafo, o etnógrafa, comienza a tener la profunda convicción de que hay una historia sobre un Otro que merece ser contada. Pero lo que permite pasar de esta pura potencialidad a la tarea por fin concretada es la participación y el acompañamiento sincero de muchas personas que están involucradas. En primer lugar, quiero agradecer a los protagonistas de esta etnografía, mis interlocutores de campo. Ellos fueron los primeros que confiaron en mí cuando apenas había cursado tres materias de esta maestría y me dieron acceso a la organización en la convicción de que La Escuelita es un espacio de formación para todos y un espacio en el que la Antropología también tenía algo para decir(les). Especialmente quiero dar gracias a quienes en estas páginas aparecen con los nombres de Federico, querido compañero y gran interlocutor; Guido, sus aportes de documentación, conversaciones y recorridas por el barrio fueron realmente claves para este trabajo; Mateo, me acompañó en la primera etapa de inserción en La Escuelita, haciendo de guía, de puente, confió completamente en mí haciéndome espacio en diferentes eventos de la organización, entre sus archivos y entre sus cosas. Dana, fue guía e interlocutora en mis recorridas por el barrio La Cima, me acercó a las familias de muchos de los estudiantes que asisten diariamente a La Escuelita y, además, fue amiga que me supo dar ánimo interesándose por mí y por el estado del proceso de este trabajo de investigación. Sole y Cecilia, me acercaron a los jóvenes que producen Crónicas Barriales y me permitieron conocer el espacio del taller de revista de La Escuelita. Matilde, madre de Lore, que me abrió las puertas de su casa. Lore y Tita, grandes interlocutoras; las demás mujeres de la cocina, todas fueron compañía amable, café y espacio cálido en mis ratos libres de recreo en La Escuelita. Miguel, Mauro y Mabel, me hicieron sentir una más con sus incontables bromas en las reuniones y con su música. Azul, Delfi, Graciela, Paulina, Liza y todas las demás maestras y maestros de la sede La Cima con quienes aprendí a conocer a los niños y adolescentes que asisten a La Escuelita y a sus familias. Y a muchos otros y otras que no aparecen nombrados, 2 pero que sin duda son parte de aquel universo de seres que hicieron posible esta escritura. Esta tesis cierra una etapa de cinco años y medio de formación en la que tuve el honor de ser alumna de prestigiosos profesores e investigadores, de quienes fui aprendiendo una mirada acerca del mundo social que para mí era completamente nueva, la mirada antropológica. En el proceso de elección del lugar donde hacer el trabajo de campo y como tutora de tesis, Patricia Vargas fue una interlocutora excepcional porque me dio las primeras herramientas teórico-metodológicas necesarias para definir por dónde y cómo comenzar con la primera aproximación al campo. Pasada esta primera etapa de aproximación, tuve el honor de que Julieta Gaztañaga comenzara a orientarme hasta llegar a la finalización del trabajo de campo y del proceso de escritura de esta tesis. Su acompañamiento y dirección me resulta invalorable. Es mi deseo que esta tesis pueda estar a la altura de cada uno de los preciados aportes, comentarios, críticas, reflexiones y cuestionamientos que supo hacerme Julieta en las diferentes etapas de trabajo. Me siento realmente afortunada como tesista y como persona por haber podido contar con su dirección, tan amable, creativa, accesible e intelectualmente rigurosa. Julieta confió en mí cuando las cosas fluían e iban saliendo bien, pero también, y sobre todo, en aquellos momentos, a veces demasiado largos, en que la escritura parecía estancarse y nada nuevo aparecía. A mis compañeros de maestría, gracias por los aportes y las conversaciones nutridas de ideas y pareceres, y por estar prontos para ayudarme a resolver consultas sobre bibliografía y sobre el proceso de presentación de la tesis. Entre ellos, Juan Lago Millán, Carolina Rodríguez Alaclá Escobar y Mercedes Rojas Machado. A Hernán, por su escucha atenta y liberadora que me impulsó a fluir, por fin. Gracias. A mis viejos, Jorge y Lidia, por estar cerca, a pesar de que la vida tantas veces puso a prueba la salud y la alegría de manera tan dura en estos años. A mis hermanos, Jorge y Juan Pablo, por acompañar, por sus lecturas atentas, sus comentarios divertidos y por alegrarse conmigo cuando las cosas por fin salían. A Gonzalo, que acompañó amorosamente cada día y cada decisión que fui tomando en este camino de volver a estudiar, y por estar cerca de nuestro hijo durante las noches de cursada, las tardes de trabajo de campo y las eternas jornadas de escritura. Por su mirada no antropológica, por los abrazos, por el aguante. Gracias. 3 A Valentín, y a todos los pibes y pibas de La Escuelita 4 Introducción Cuando esta investigación comenzó a tomar forma, me encontré en un camino por el que había transitado unos treinta años atrás, cuando trabajaba como “maestra de apoyo escolar” en una organización que en aquel entonces era conocida como EBA, que significa Escuelas Barriales Alternativas. Gracias a esa experiencia de trabajo que se prolongó por ocho meses, conocí algunos de los aspectos que marcaron los inicios de la organización, su proyecto sociopolítico, las personas detrás del mismo, y la impronta que aún hoy despliega sobre el entramado barrial en el que se inserta. EBA es actualmente conocida como “La Escuelita”, y sigue representando un lugar importante en mi historia personal: allí realicé mi primera experiencia laboral a los diecinueve años, cuando recién comenzaba mi carrera como estudiante de Sociología, y en este trabajo regreso, como aspirante al título de Magister en Antropología Social, tras una experiencia etnográfica que tanto como aquella primera me ha transformado para siempre.