Las 1633 Notas De Juan Eugenio Hartzenbusch a La Primera Edición
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Home: Works of Cervantes <http://users.ipfw.edu/jehle/cervante.htm> This document: http://users.ipfw.edu/jehle/cervante/othertxts/1633Notas_de_Hartzenbusch.PDF LAS 1633 NOTAS DE JUAN EUGENIO HARTZENBUSCH a la primera edición foto-tipográfica del Quijote. Texto preparado por Enrique Suárez Figaredo. 2 JUAN EUGENIO HARTZENBUSCH Sobre esta edición de Las 1633 Notas OR medio de un escáner y un software de reconocimiento óptico de caracteres hemos obtenido un texto de partida, que hemos revisado P contra el libro original para corregir las erratas del proceso. No pretendimos hacer una exacta réplica del texto; y, así, hemos recurrido a abreviaturas que allí no figuraban; entre otras, empleamos ‘r’ y ‘v’ (recto, vuelto) para indicar la página delantera y trasera del folio. En cuanto a las Notas propiamente dichas, alguna que otra la hemos subdividido en dos; muy ocasionalmente, hemos retocado el contenido, si resultaba confuso en el original; hemos comprobado su ubicación (sin llegar a contar líneas) teniendo a la vista reproducciones facsimilares de las primeras eds. de la Primera y Segunda parte del Quijote impresas por Juan de la Cuesta, y las inexactitudes las hemos corregido, llegando a cambiar el número de la Nota (y reordenándolas). Al final del original ha y un par de páginas con Adiciones y enmiendas que hemos llevado a su lugar. Nos ha parecido conveniente incluir una pequeña semblanza de J. E. Hartzenbusch y un breve resumen de su relación con el Quijote . Sólo añadiremos que Hartzenbusch no consultó ediciones del Quijote que también le habrían sido de utilidad, y que es posible que incurriera en pequeños fallos al copiar el texto de la edición indicada, o que una variante no corresponda precisamente a la edición quie se indica. Enrique Suárez Figaredo Barcelona, noviembre 2004 LAS 1633 NOTAS AL ‘QUIJOTE’ 3 Juan Eugenio Hartzenbusch (Madrid, 1806 - 1880) IJO de un ebanista alemán, compaginó sus aficiones literarias con el trabajo en el taller paterno tras concluir en 1822 sus estudios en el H Colegio de San Isidro de Madrid, regentado por la Compañía de Jesús. Tenaz y voluntarioso, a la vez que trabajaba, había estudiado taquigrafía, francés e italiano y comenzó a traducir y adaptar obras por cuenta propia. Su carrera literaria alcanzó notoriedad tras el estreno del drama Los Amantes de Teruel (1837), tradición turolense procedente de uno de los cuentos del Decamerón, ya antes versionada por Tirso de Molina, entre otros. El drama sufrió varias refundiciones del autor, deseoso de corregir los que consideraba defectos y de adaptarla al gusto del público huyendo de las exageraciones de la llamada “fiebre romántica”. El argumento es el siguiente: la boda de Isabel y Diego, prometidos y enamorados desde la infancia, es estorbada por el padre de Isabel alegando los escasos bienes del novio. Diego abandona Teruel para ganarse la vida como soldado de fortuna al servicio del rey moro de Valencia. Los enamorados se otorgan un plazo, cumplido el cual se deshará el compromiso si Diego no regresa. Asaltado en el camino de regreso por unos bandidos, el joven llega tarde a Teruel, a tiempo sólo de recoger el último beso de su amada y morir al mismo tiempo que ella. Antes de eso había estrenado El amo criado (1829), refundición de Rojas, y Las hijas de Gracián Ramírez (1831), refundición de La restauración de Madrid de Manuel Fermín de Laviano que le había encargado un empresario y que fue un rotundo fracaso. Otras obras a destacar son Doña Mencía o la boda de la Inquisición (1839), Alfonso el Casto (1841), La jura de Santa Gadea (1845), La madre de Pe layo (1846), La luz de la raza (1852), El mal apóstol y el buen ladrón (1860)… Escribió también fábulas y artículos costumbristas. Entre sus sainetes en prosa destacan La visionaria (1840) y Juan de Viñas (1844). Ingresó en el mundo del periodismo en 1834, en la redacción de la Gaceta de Madrid y cuatro años más tarde, en el Diario de Sesiones del Congreso. Desde 1847 perteneció a la Real Academia de la Lengua. Trabajó en la Biblioteca Nacional como Oficial Primero (1844) llegando a ser Director de dicha entidad (1862-1876) hasta su jubilación. Entretanto fue Presidente del Consejo de Teatros (1852) y Director de la Escuela Normal de Madrid desde 1854. Colaboró en la edición de la Biblioteca de Autores Españoles prologando las obras de Lope de Vega y Calderón de la Barca, y dirigiendo la edición de Teatro escogido de Tirso de Molina. 4 JUAN EUGENIO HARTZENBUSCH HARTZENBUSCH y el QUIJOTE N la historia del Quijote como libro de culto hay varios hitos claves. Todo comenzó en 1738, cuando Lord Cateret impulsó la primera Eedición de luxe del libro, que incluía una biografía del autor escrita por el erudito valenciano Gregorio Mayans. Aquella iniciativa fue seguida (contestada, más bien) algo más tarde (1780) por la Real Academia Española en una lujosa edición en 4 tomos. Al año siguiente (1781) el Reverendo John Bowle publicó en Londres el que puede considerarse como el primer Comentario al Quijote . En 1833-39, Diego Clemencín publicó su amplísimo Comentario al texto. En 1863, el entusiasta Hartzenbusch se responsabilizó del texto del Quijote en dos ediciones de Manuel Rivadeneyra, después de haber determinado cuál de las que rezaban “Año 1605” en la portada era la verdadera editio princeps. En el periodo 1871-74, en Barcelona, se publicó la primera reproducción facsimilar de las princeps de 1605 (1ª Parte) y 1615 (2ª Parte), aplicando la técnica de la foto- tipografía del coronel López Fabra. Se creó al efecto una Asociación Propagadora , cuyo Presidente fue Hartzenbusch. Al finalizar el proyecto, en un solemne acto público se destruyeron las planchas empleadas para aquella ed. en 4 tomos: los dos primeros con las reproducciones del texto, el 4º contenía reproducciones de un centenar de grabados alusivos y en el 3º se imprimeron Las 1633 notas. Entre líneas se evidencia cierta amargura. Cierta mente, Hartzenbusch fue el centro de las críticas de otros estudiosos a raiz de aquellas eds. de 1863: sin base técnica suficiente y con poca familiaridad con los clásicos castellanos, había corregido el texto profusamente, y muchas de sus correcciones res ultaban improcedentes, o, cuando menos, muy discutibles. Aunque Hartzenbusch ganó alguna batallita y se retractó de no pocas de aquellas enmiendas, pasó a encabezar, junto con Clemencín, la lista de los “correctistas”. El movimiento anti- correctistas empezó con Juan Calderón y su Cervantes vindicado en c iento y quince pasajes del texto del Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, que no han entendido, o que han entendido mal algunos de sus comentadores o críticos (Madrid, 1854) y alcanzó su punto culminante con las eds. (la primera de 1911) de Francisco Rodríguez Marín. LAS 1633 NOTAS AL ‘QUIJOTE’ 5 LAS 1633 NOTAS PUESTAS POR EL EXMO. E ILMO. SR. D. JUAN EUGENIO HARTZENBUSCH A LA PRIMERA EDICIÓN DE EL INGENIOSO HIDALGO REPRODUCIDA POR D. FRANCISCO LÓPEZ FABRA CON LA FOTO-TIPOGRAFÍA. BARCELONA. ESTABLECIMIENTO TIPOGRÁFICO DE NARCISO RAMÍREZ Y Cª. PASAJE DE ESCUDILLERS, NÚMERO 4. 1874. 6 JUAN EUGENIO HARTZENBUSCH ADVERTENCIA S El Ingenioso Hidalgo, compuesto por Miguel de Cervantes Saavedra, libro el más popular de los españoles. Maravilloso en la invención, útil en la enseñanza, sin igual en el donaire de la narrativa; no sólo en España, sino en todos los países cultos, le estiman justamente sabios e indoctos por una de las mejores obras del humano Eingenio. Su autor, en los confines ya de la vejez, flaqueándole a cada paso la memoria, resistiéndosele cualquier ejercicio de atención, más que por efecto de los años, por antiguas y recientes penalidades (como quien fue lastimosamente herido en la acción de Lepanto, gimió cautivo más de cinco años en Argel, y se veía cargado de familia, pobre, desatendido y olvidado en su patria), ni pudo escribir su libro con la tranquilidad y auxilios que requería, ni menos publicarlo por sí: teniendo Cervantes en Valladolid, Corte a la sazón, su residencia ordinaria, fue impreso el Quijote en Madrid por el editor que pagó el manuscrito, cuando mediaría el año 1604, saliendo el libro a luz al principiar el año siguiente. Lo leyó con regocijado asombro la Ca pital de España; se hizo en pocos días, dentro de la Península y fuera, conocidísimo, celebre, necesario; la codicia miró luego en él un objeto de especulación lucrativo; y mientras consumía el autor la remuneración de su inestimable trabajo (que no sabemos hasta cuánto se extendería, pero que de seguro debió ser corta), se repetía la primera edición en Madrid, y se hacían dos en Lisboa y otras dos en Valencia: seis en un año. Lo publicado hasta entonces de aquel insigne escrito era lo que abraza la Primera Parte de él; la Segunda no salió a luz hasta diez años después, en 1615; y a los pocos meses fallecía Cervantes, a 23 de Abril de 1616. Así, de la Segunda Parte del Don Quijote no se hizo en vida del autor sino sola una impresión que el pudiese ver (1); de la Primera, sobre las dos mencionadas, hechas en Madrid por Juan de la Cuesta, se había estampado una más por el mismo impresor en el año 608, otra en Bruselas el año antes, otra en 1610 en Milán, y se repitió en 1611 la de Bruselas. Las tres de Madrid (del año 605 dos, y la una del 8) difieren algo entre sí; y entendidos bibliógrafos consideran la última como la más fidedigna, por haber sido reimpresa cuando ya residía en Madrid Cervantes, que debería de revisarla. En efecto, algo hay en ella enmendado, que pudo ser corrección propuesta por el autor o al autor; pero así la primera ed de Madrid como la segunda y la tercera adolecen de yerros torpes, que obligan a inferir que Cervantes no hubo de repasar por sí, o no vio cuidadosamente, las pruebas en edición del Quijote ninguna.