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Lima, 1958: Hugo Rocha, H. Alsina Thevenet, Ildefonso Beceiro, Gaston Blanco Pongibove. Las generaciones críticas Manuel Martínez Carril

Un repaso por casi 90 años de crítica cinematográfica uruguaya, donde se exponen nombres, se explican tendencias, se enlazan tradiciones, se teme por el futuro y se argumenta que hubo un antes y un después de Film.

a cultura cinematográfica uru- revista casi mensual de Cine Universi- guaya surge y es reconocida a tario, dirigida por Homero Alsina The- partir de los años cincuenta, venet, donde también escribían Emir identificada con la publica- Rodríguez Monegal, Julio Luis More- ción entre marzo de 1952 y marzo de no, Gastón Blanco Pongibove, Walther L1955 de veintidós números de Film, Dassori Barthet y con menos frecuencia ESCRIBIR/LEER CINE 5 TercerFilm

Hugo Rocha, Jorge Angel Arteaga, Giselda Zani, Antonio Larreta, con re- presentación institucional por Jaime Francisco Botet y diseño y diagramación del Arq. Walter Chappe Piriz. Fue el momento de la docencia crítica. Entre 1949 y 1955, en el país se publicaba Número, revista de crítica literaria editada por Emir Rodríguez Mo- negal, con colaboraciones de Idea Vilariño, , Manuel Claps, coexistiendo con Asir (1948-1959), dirigida por Domingo Luis Bordoli y Washington Lockhart en Mercedes, y entre 1952 y 1967 la revista musical Clave, de Tania Siver, don- de escribían Washington y Horacio Beltrán. Era la irrupción de la generación crítica o Ge- neración del 45, vincula- Arturo R. Despouey da al semanario y luego a las páginas de cul- quien opinaba y prefería ser una confesión de gus- tura de El País. En litera- que explicara las razones tos personales no siempre tura, cine, teatro, música y de sus opiniones. Así, los compartibles. plástica, los jóvenes críti- críticos fueron realmente cos debieron convencer a docentes y la formación Antes de Film había sus lectores del por qué de de espectadores el resul- veinte años de crítica ci- sus preferencias: la mera tado del diálogo mano nematográfica, que en los opinión no alcanzaba. Al a mano entre el crítico y años treinta empezó sien- lector quizás desconfia- quien lo leía. La primera do cinéfila (el “amor al do, le interesaba menos persona debía omitirse cine”) y sobre la marcha los gustos y disgustos de porque la crítica dejó de descubrió el rigor, la ne-

6 ESCRIBIR/LEER CINE TercerFilm cesidad del estilo perio- del Cinématographe Lu- mirativo (el expresionis- dístico, y la actitud alerta, mière: José María Podestá mo alemán, algunas van- docente y formativa. Des- y el poeta Fernando Pere- guardias francesas, el cine pués de Film hasta la pri- da, coleccionista de obras nórdico), donde adjetiva mera década del siglo so- maestras del cine mudo sus gustos y depone sus brevivió la lucidez de una europeo. En la década del disgustos, y la afirmación crítica cada vez más diez- diez eran compañeros en de que en cine, como en mada primero por una el Instituto Vasquez Ace- plástica o literatura, hay dictadura militar, luego vedo donde fueron noto- autores cuya obra mues- por la epidemia del pos- rias sus discusiones públi- tra una continuidad. Esa modernismo, por sucesi- cas sobre cine, Nijinsky y actitud sobre cómo ver vos fallecimientos, y aho- otros temas refinados le- las películas es muy nove- ra aquejada de populismo jos de las peñas futboleras dosa para Montevideo y y el todo vale de moda en de estudiantes. Es la ge- deja fuera a una aprecia- tiempos recientes. Hubo neración del 900, del mo- ción torpe que el crítico un antes y un después de dernismo, denominación reemplaza por una in- Film, sin duda. genérica que valía para tención clara de percibir Rodó, Florencio Sánchez, un desarrollo personal de Quiroga, Roberto de las EN una obra creativa. Aun- Carreras, Delmira y unos que la lectura de algunas A principios de siglo cuantos más. Es el final de las críticas de Podestá XX, Montevideo tenía del caudillismo, se ponen en esa época muestran menos de un millón de de moda el liberalismo y que su autor no se preo- habitantes. Una minoría el positivismo, ingresan cupa demasiado por saber culta se preciaba de hablar Batlle y Ordóñez y Do- qué incide en una obra y escribir en francés, su mingo Arena, amigos de (por ejemplo, si procede segundo idioma y signo anarquistas que llegan al de una pieza teatral o de de distinción. Son los pri- exilio uruguayo. un escritor, que debieran meros círculos literarios Podestá inició la crí- ser tenidos en cuenta). Es (el Gay Savoir, la Torre tica cinematográfica a fi- decir es una crítica ciné- de los Panoramas, el Tupí nes de los veinte. Era un fila, de “amor por el cine” Namba), las sociedades de veinteañero erudito sobre pero procura transmitir el beneficencia con nombres todo en artes plásticas, y entusiasmo del crítico. En franceses (Entre Nous un aficionado al cine. Sus ese sentido Podestá y a su y La Bonne Garde, por primeros escritos, en La modo Fernando Pereda, ejemplo, que produjeron Pluma (revista literaria) intentaban traspasar al varias películas mudas) dan cuenta de sus prefe- lector sus propios gustos y también dos jóvenes rencias cinematográficas. refinados, primer intento que habían nacido con Lo que Podestá escribe en de formar a un público las primeras exhibiciones esa época está entre lo ad- atento y sensible.

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Bottana y sobre todo en El Nacional de Carlos Quija- no) y ejerce una suerte de magisterio personal en conferencias y debates, en la fundación con Pereda y plásticos amigos del pri- mer cine club, que sirvió para estrenar en 1936 La ópera de dos centavos de Pabst, hecha cinco años antes en Alemania sobre obra de Brecht. Esos comienzos de Podestá fueron seguidos por René Arturo Des- pouey (diez años menor), y Emilio Dominoni Font, quienes en 1935 coinci- den en un programa de Cine Actualidad en CX42 radio Tribuna Sonora, conducido por Domi- noni y donde Despouey recita a Lorca. Ahí mis- mo hablan del proyecto común de hacer crítica escrita y deciden fundar 1952: Arturo R. Despouey, H. Alsina Thevenet, Luz Espinar del Rio (espo- una revista que se llamará sa de Despouey), Hugo R. Alfaro, Mauricio R. Muller. igual que el programa de la radio, Cine Actualidad Una década después A diferencia de Europa desde junio del ‘36, que que Riccioto Canudo y donde las elaboraciones durante tres años dirigen Louis Delluc en París re- teóricas anteceden a la va- en conjunto Despouey y conocieran la calidad ar- loración crítica, en Mon- Dominoni, y desde el ‘39 tística del cine, en Mon- tevideo la primera señal es Dominoni en solitario tevideo antes que en otros de admiración por las ca- cuando Despouey emi- lugares de América Lati- lidades cinematográficas. gra a un diario de Carlos na, aparecen los primeros Podestá escribe también Quijano, antes de salir a análisis críticos atendibles. en diarios (El Uruguay de Londres contratado por la

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1942: Hugo Rocha, Orson Welles, Hugo Alfaro, María esther Gillio, embajador de México.

BBC. Poco después de su de semanas hasta los años Rocha, Hugo Alfaro. aparición la revista incor- cincuenta. En torno de poraría información sobre esos adelantados se suma- Cronistas de época radio, que por entonces ron muy pronto otros crí- podrían describir a Po- se convierte en el mayor ticos, avanzada de lo que destá como el profesor medio popular de comu- sería la generación del 45: universitario sólido y res- nicación, y que explica la Giselda Zani, Eduardo Ji- petable, conocedor de ar- larga vida de la revista, ménez de Aréchaga, Wil- tes plásticas, cine y otros que pasó a llamarse Cine fredo Jiménez, Homero menesteres, y a Despouey Radio y superó el millar Alsina Thevenet, Hugo como un dandy pinto-

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resco, de polainas, pro- de 1917. Por esos años el redacta el primer libro de vocador, con sabiduría cine es ya el espectáculo estilo para el Star de Kan- múltiple sobre teatro, li- más concurrido en Mon- sas City que recomienda teratura y cine. Eran per- tevideo. Desde 1912 un el estilo periodístico di- sonalidades dominantes empresario austríaco ra- recto, descriptivo de he- en la época capaces de dicado en Buenos Aires, chos, el empleo de verbos transmitir su entusiasmo Max Glucksmann cierra activos, y que cada cróni- por un arte en proceso de los primeros contratos ca responda las preguntas descubrimiento. para distribuir las pelícu- lógicas de todo lector: las de Metro y Paramount, qué pasó, cómo, dónde sellos de Hollywood que y cuándo. Y llega la tec- LOS MEDIOS DE PRENSA desde entonces represen- nología con las primeras ta en el Rio de la Plata. linotipos, la primera rota- Las dos primeras dé- Su hermano Bernardo tiva en rotograbado offset cadas del siglo XX pre- se instala en Montevi- color (ambas innovacio- sagiaron un desarrollo deo y juntos impulsan la de la prensa, que al prin- nes del diario El Día), y exhibición en salas de también una forma nove- cipio, como diría Zum cine. La idea del gran Felde, era la más aburrida dosa de hacer periodismo negocio del cine le venía con el aporte de diarios del mundo, con diarios 1898, desde que en Bue- a una columna, escasas de Natalio Bottana que nos Aires asistieron a las había hecho escuela en ilustraciones, escasa in- primeras exhibiciones de formación internacional Buenos Aires con Crítica, cine junto a Eugenio Py y de Carlos Quijano que y crónicas sociales pre- y seguros del porvenir del carias que abarcaban los funda El Nacional antes cine se establecen como de iniciar la aventura de espectáculos. Las prime- representantes de la fir- ras exhibiciones de las Marcha. En esos diarios ma Lepage, importando advierten la necesidad de películas de los Lumière los primeros proyectores obtuvieron descripcio- una crítica de cine seria y cámaras filmadoras. En y confiable. La iniciativa, nes muy precarias y los la década del diez el cine luego de Quijano la toma siguientes programas no en Uruguay se vuelve el Carlos Scheck padre, ad- fueron debidamente re- espectáculo dominante y ministrador de El País, gistrados por diarios con algunos medios de prensa diario nacionalista inde- periodistas poco intere- perciben que es necesario pendiente que durante sados y poco rigurosos. informar y eventualmente varios años será propulsor Las incertidumbres se orientar a un público cada mantienen hasta entrados vez mayor. de la idea que la crítica los años diez y originan el de artes y espectáculos equívoco de pensar que Al mismo tiempo le daba respetabilidad al era uruguayo un Tabaré, ocurren dos hechos en medio, como lo demostró aunque por lo que se sabe paralelo: por un lado en durante muchos años has- era una película mexicana 1918 Ernest Hemingway ta la década del 70. Los

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1994: Manuel Martínez Carril, Oribe Irigoyen, Guillermo Zapiola, Jorge Jellinek, Jorge Solares, Pablo Ferré. críticos de Cine Actuali- y Dominoni, más algunas sistía en distinguir calida- dad y algunos fuera de ese colaboraciones a veces sin des cinematográficas de grupo (Antonio Larreta firma. Para la época sor- productos prescindibles. y Luis Carlos Benvenuto prendía la seguridad de A los tres o cuatro años en El País, Percibale en El las opiniones y análisis, y se perciben características Día) se ocupan con mayor aunque hoy parezcan ex- más personales. Lo que o menor acierto de escri- cedidos en palabras, con importaba a esos primeros bir en serio sobre cine. párrafos más largos de lo críticos en esos primeros tolerable, con vueltas retó- años era marcar la impor- ricas y pérdidas de tiempo tancia de algunos films DE CINE ACTUALIDAD A para decir lo que podía por lo que decían pero MARCHA decirse con la mitad de las palabras y sin tantas vuel- particularmente por cómo Los comienzos en tas, se advierte la intención se expresaban. Ese predo- Cine Actualidad fueron de transmitir al lector una minio de los contenidos más bien tentativos. En los manera de ver y estimar al fue más claro en la crítica primeros números escri- cine. La función inicial de que desarrollarían Alsina y bían casi todo Despouey esa crítica uruguaya con- Alfaro en Marcha.

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Pero la actitud crítica de la década, el golpe de tica cinematográfica en nace junto con el semana- estado de Gabriel Terra, Uruguay. rio. De hecho no existía coloca al semanario en una trayectoria crítica, y una línea opositora clara. En los hechos el se- sería Periquito el Agua- Por entonces ya existía manario había creado una dor (es decir, Juan Car- una tradición de rigor y predisposición crítica que los Onetti, columnista exigencia que podía verse algunos calificaron como permanente), quien en como una línea intransi- patrimonio de los lúci- manos de Quijano pro- gente quizás despectiva en dos y que no era más que vocaría la actitud crítica, la crítica literaria y cine- la honestidad crítica, sin ausente quizás en la tra- matográfica. Esa exigen- condescendencia. La pro- dición cultural uruguaya. cia sin embargo hacía más puesta de Film consistía La provocación de One- atendibles las reseñas que en averiguar y demostrar tti correspondía a la de exaltaban a unas películas a la gente cómo y por qué Quijano, que percibía la sobre otras. La exigencia una película era capaz de carencia de sostenes para era poco habitual en otros comunicar al espectador las ciencias sociales y la críticos, y los análisis de algo más que un sim- economía. Cuando Alsina Alsina y Alfaro cierta- ple argumento contado y Alfaro incorporan su vi- mente llevaban al lector por alguien para pasar el sión a la crítica de cine le a pensar más seriamente tiempo, sin sutileza ni su- añaden una reflexión so- en lo que estaba leyendo. gerencias dirigidas a la in- bre una realidad latinoa- Como lo que estos críti- teligencia. Detrás se per- mericana que el semana- cos escribían eran análisis cibía los modelos críticos rio lucía en sus reflexiones didácticos sobre cómo un de Sequence y Sight and sobre escritores nacientes. autor o una obra expresan Sound, revistas más bien británicas y sobrias donde En la crítica de cine de cosas al espectador, ayu- dando a descubrir cómo y Ernest Lindgren (y Paul Marcha, responsabilidad Rotha, Basil Wright, Pe- compartida por Alsina y de qué manera una obra o nelope Houston, y otros) Alfaro, que no firmaban un autor se comunicaban enseñaban a “ver cine”. lo que escribía cada uno, con su público, de hecho se mezcla una cuota de estaban alertando al es- información precisa y un pectador, enseñando a ver ENTRE CASA compromiso mayor con y estimar la creatividad. lo social, en especial con Cuando en 1952 Alsina En los primeros años un cine norteamericano deja Marcha, se muda a de la década del cincuenta industrial pero ocasional- Cine Universitario y allí en Montevideo la crítica mente con rasgos sociales arma una redacción ejem- literaria se confunde con y críticos. Por ejemplo las plar y memorable, con la la creación de universos producciones Warner de revista Film. Comienza el literarios. Lo que los ha- los cuarenta. A mediados gran momento de la crí- cedores proponen son en

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Manuel Martínez Carril principio mundos per- excepto lo que se llamó su momento. Es decir, el sonales creativos. Onetti, “cine amateur” en 16 mi- acto creativo estuvo fre- empujado por Quijano, límetros, donde se iden- cuentemente vinculado al es un crítico revulsivo y tifican rasgos que sería ejercicio crítico. La visión después un creador hasta los de la generación crí- de la realidad fue, enton- que se desembaraza de tica del 45, películas de ces, una percepción ini- Periquito el Aguador. Y Maggi, Mántaras, Hintz, cialmente crítica. Mario Benedetti fue an- Amorim, Gascue. No es tes un crítico y después casual que una pelícu- Desde que Alsina y un narrador. Y otros lo la autoral de Alain La- Alfaro toman la crítica mismo. Quizás sólo Ro- brousse se apoyó en un de Marcha pasan varias dríguez Monegal, Angel libreto de Benedetti, en cosas. Las opiniones críti- Rama, Heber Raviolo, Miss Amnesia (1970), y cas se vuelven frecuentes fueron exclusivamente que ese film fuera uno de en todos los diarios, en críticos. Pero el cine que los más interesantes por la particular El País, (La- se hacía era muy poco y proyección que abría ha- rreta, Benvenuto), El Día con frecuencia muy malo cia un cine de ficción en (donde colabora Hugo

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Rocha), José Carlos Al- pliando su influencia a un como crítico, terminaría varez en La Mañana, y público lector muy am- deteriorando un panora- opiniones poco respeta- plio. La crítica parece por ma de indefiniciones. Han bles de Juana Ramírez de primera vez ser exitosa aparecido críticos jóvenes, Traibel (El Plata) o María formando espectadores. se multiplican las páginas del Carmen Paz (El Dia- El País llega a una tirada de crítica cinematográfica rio), o bien curiosamente de 60 mil ejemplares, la (Mario Cesar Fernández, representativas de puntos segunda a nivel nacional. en Acción; se fundan nue- de vista católicos, con Pe- vos diarios: De Frente, Ya, dro Beretche Gutiérrez Y mientras eso ocu- Hechos, con nuevos críti- (El Bien Público) o del rría, Marcha evoluciona cos) pero se deterioran los Partido Comunista en El en otro sentido y participa referentes. Era el germen Popular y antes en Justicia de una toma de posición de los posteriores inven- donde termina aposen- que abandona el terceris- tos posmodernistas. tándose Oribe Irigoyen. mo tradicional de la pu- blicación y se asocia con Durante la dictadura Luego de su pasaje por las ondas radicales que se afirman varios centros Film, Alsina ingresa a El provienen de la Revolu- de resistencia crítica. A País, donde va incorpo- ción Cubana, vigente des- las revistas Cuadernos de rando a Gustavo Adolfo de 1959. Con la partida Cine Club y Nuevo Film, Ruegger, que se suma a de Emir de Marcha hacia editadas en años anterio- Taco Larreta, luego Bea- El País, el semanario pa- res, durante una década triz Podestá, Emir Ro- rece sesgarse con una idea y con algunas claudica- dríguez Monegal, Her- fija en la revolución inmi- ciones por el camino, se menegildo Sabat, Juan nente, idea que no siem- mantiene hasta llegar a los Rafael Grezzi, Horacio pre comparte Quijano. cincuenta números Cine- Arturo Ferrer, María Lui- Una visión militante de mateca Revista, que puede sa Torrens. En El País la cultura cinematográfica verse como la puesta en termina escribiendo una que no es compartida por práctica de un segundo suerte de seleccionado de todos abre un abanico de proyecto de formación la crítica, incluídas las re- opiniones divergentes que de espectadores. Eran señas de libros de Ruben terminará con más dis- tiempos de dictadura, Cotelo. Toda esa crítica crepancias a medida que para complicar las cosas. está marcada por el sello se complican las salidas En torno de Cinemateca de Homero Alsina, y por políticas e ideológicas y el Revista y del proyecto de su estilo (“Diga Ta!”, sea país se aproxima a la dic- Cinemateca se reúnen in- concreto, no divague, em- tadura. La emigración de tegrantes de la generación plee la menor cantidad de Alsina a Buenos Aires en del 60: Luis Elbert, Jor- palabras, evite adverbios, 1965 al no sentirse respal- ge Solares, Jaime Costa, adjetivos y otros desper- dado en la independencia Guillermo Zapiola, Ali- dicios) y termina am- de su trabajo periodístico cia Migdal, Jorge Traver-

14 ESCRIBIR/LEER CINE TercerFilm so, Henry Segura, Ronald porta a nadie, con agita- Melzer, quien esto escri- ciones, autos que vuelan be. En esos años existe por los aires, efectos espe- en países periféricos un ciales, ñoñeces sentimen- cine creativo y autoral al tales y otros signos de la que esos críticos apoyan nada. El cine como nece- y que la gente ve, a veces sidad expresiva, capaz de masivamente (El exilio transmitir al espectador de Gardel, Mefisto, Coro- sensible motivos de gra- nel Redl, Escape en tren, tificación, ese cine que Frida, El sacrificio, Fanny todavía existe, es cada vez y Alexander, Tienda de los más invisible. Porque en milagros). Pero con los una parte del mundo, por primeros años de demo- ejemplo en Uruguay, la cracia se pierde el rigor exhibición es controlada de esa generación, hasta por la industria de Ho- terminar en el desánimo llywood que no permite y el todo vale. Al mismo que se vea otra cosa que lo tiempo el cine creativo y que hace Hollywood. En autoral progresivamen- la década del cuarenta ha- te también desaparece y bía críticos impertinentes se borran las propuestas a quienes nada les pare- creativas firmes. cía satisfactorio. Ahora hay críticos educados, tolerantes y respetuosos FINAL POR AHORA. pero casi no hay cine. Y Hace medio siglo, en en el Uruguay donde el Film, Alsina reflexionaba cine nacional no existió sobre la pelea por un cine por años, ahora parece de de calidad, y concluía que nuevo destinado a desa- “la cultura cinematográfi- parecer como actividad ca coloniza lentamente”. artística y creativa. El futuro, en efecto, esta- ba por delante y alguien Y bueno, no hay que podía confiar en él. Hoy afligirse. Ya vendrán tiem- en día no queda mucho pos peores. espacio para el optimis- Nota: varias de las fotos que ilus- mo. El cine que se ve ha- tran esta nota fueron tomadas del bitualmente es un objeto libro 24 ilusiones por segundo de industrial que no le im- Carlos María Domínguez.

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