La Tormenta de Hielo

Una historia sobre la fragme ntación de la arquetípica familia americana acomodada y blanca

FICHA TÉCNICA:

Título original: The Ice Storm Nacionalidad: EEUU Año: 1997 Dirección: Ang Lee Guión: James Schamus (basado en la novela The Ice Storm de Rick Moody) Producción: Ted Hope, James Schamus, Ang Lee Dirección de Fotografía: Frederick Elmes Montaje: Tim Squyres Dirección Artística: Bob Shaw Música: Mychael Danna Diseño de Vestuario: Carol Oditz Reparto: Kevin Kline ( Ben Hood ), Joan Allen ( Ele- na Hood ), ( Janey Carver ), ( Wendy Hood ), Elijah Wood ( Mikey Carver ), Adam Hann-Byrd ( Sandy Carver ), Tobey Maguire ( Paul Hood ), Henry Czerny ( George Clair ), Jamey Sheridan ( Jim Carver ), (Libbets Casey ) Duración: 113 min. (Color)

Festival de Cannes 1997 James Schamus Mejor Guión

BAFTA Awards 1998 Sigourney Weaver Mejor Actriz Secundaria SINOPSIS:

Noviembre de 1973, New Cannan, Connecticut. La liberación sexual tan de moda ha llegado a los suburbios y a ha salpicado a las acomodadas y tradicionales familias americanas -que de pronto se aficionan al intercambio de parejas-. Esta corriente liberadora afecta a la familia Hood , que se está descontrolando. Ben Hood pretende acostarse con su amante, la vecina de enfrente Janey Carver , y la esposa de Ben empieza a estar harta de las mentiras de su mari- do. En la noche de Acción de Gracias, se producen acontecimientos irreverentes, cómicos y trágicos, llevando a los Hood a enfrentarse cara a cara.

HOJA INFORMAT IVA

Nº 5 9

Marz o 2005

COMENTARIOS:

La tormenta de hielo encajaría perfectamente en la tradición del relato corto de escritores norteamericanos de la talla de Raymond Car- ver o Richard Ford sino fuera porque está basada en una novela de mediana longitud y escrita por (americano eso sí) Rick Moody , un escritor que pertenece a una generación pos- terior a la de los anteriores aunque ya se haya revelado como uno de los escritores con mayor talento y futuro. Sin embargo su plan- teamiento y desarrollo es muy similar a los empleados en las historias cortas, en las que resulta muy efectivo emplear la hipérbole como recurso narrativo. Cuando se desea contar una historia conformada por múltiples y minúsculos episodios, en los cuales entran y salen tantos personajes a los que hay que definir y perfilar, todo ello en una pequeña extensión (en longitud si hablamos de literatura o en tiempo si lo hacemos de cine), es sólo a través de la exageración como se logra. Y es muy frecuente que la desmesura entre en comunión con el absurdo que si es administrado diligentemente termina por redondear un relato. Son pues estas dos armas de las que se vale el director, Ang Lee , para presentarnos una historia sobre la fragmentación de la arquetípica familia americana acomodada y blanca. Son tanto los con- flictos que se pretenden reflejar (incomunicación padres-hijos, incomunicación en la pareja, hastío personal…) que es necesario no matizar y exagerar las personalidades de los protagonistas para encajarlos todos en pocas secuencias. Pero si además, a esto se añade que la acción se desarrolla en 1973, época convulsa políticamente en Estados Unidos, en la que la libertad sexual irrumpe entre los más jóvenes quienes en su desencanto generacional se atreven a experimentar con cualquier sustancia que les evada de su entorno y que quienes deberían ser sus referentes vitales, sus padres, se encuentran en una realidad paralela a ellos, únicamente preocupados en romper su desilusión y aburrimiento existencial alcoholizándose en fiestas donde partic ipan matrimonios vecinos en las que la máxima atracción es el intercambio de parejas, se nos antoja titánico el propósito de Lee de in- cluir todo ello en su film. Sin embargo, lo consigue y muy correctamente, haciendo que su película discurra como una yuxtaposición de mínimos capítulos (inconexos, en ocasiones) en los que las con- versaciones, situaciones y comportamientos, frecuentemente extremos (y por tanto, exagerados), de los protagonistas y la intervención anecdótica de personajes secundarios en nada definidos per- miten obtener al espectador un conocimiento bastante fidedigno de los primeros y de la problemáti- ca que se desea reflejar. Sin embargo, sí debemos hacer notar desde estas líneas un aspecto que a nuestro parecer ensombrece esta obra, cual es el desenlace, puesto que el sesgo trágico que le pre- tende tende dar no se justifica atendiendo al desarro- llo ausente de tensión de la película, con lo que la tragedia se torna superflua al carecer de efecto catártico, convirtiéndose así sólo en un socorrido r ecurso para finalizar, algo que es muy del gusto de muchas producciones nor- teamericanas de tiempos recientes.