t o / i Por Antxon Urrosolo La vaca que mea

Se encarga del último viaje Vacas del difunto. Es un turismo H a y vacas que se pasan postrero y organizado a esos la vida mirando pasar viejos sitios que uno amó en los trenes desde sus inmensos la vida. Te expanden de un ojos verdes. lado a otro: París, las Sey­ Hay vacas con memoria de chelles, Albarracín, Lenin­ elefante, como la vaca de grado. Si te gusta viajar aún Bernardo Atxaga. estás a tiempo, pide que no Hay vacas cuerdas en un te entierren como a tus ante­ país de locos. En Euskadi pa­ pasados. De lo contrario he cen, pacíficamente, ciento aquí una guía breve de mini­ cincuenta y dos mil seiscien­ turismo necrológico: unos tas ochenta y ocho vacas. jardines públicos, el Pagasa­ Hay 738 vacas censadas en rri. el Gorbea, El Abra y Bilbao, tantas como en Zea- San Juan de Gaztelugatxe. nuri, pero casi el triple de las que puedan presumir los ca­ bezones de o los Promesas baserriíarrastie íurreta. Hay en Bilbao el doble de N estudio de la Univer­ vacas de las que vagan por sidad y de la IBM pro­ Gernika, , Larrabet- metióU aire limpio para Bi bao zu, , Laukiz, Maru- en 1.980. ri, y . Y Un titular de un periódico mucha más de las que ru­ local anunció un Nervión mian, plácidamente, en am­ limpio y con especies piscíco­ plias zonas de alubiada con las para L997 sacramentos, como , Un grupo de científicos de Arbazegi, , Arranku- todo el mundo ( fuente : El diaga y . Correo Español 30-4-1975) Hay una vaca que mea, al­ concluyó en un seminario tanera, saludable y feliz, mi­ que el Golfo de Vizcaya sería rando a Bilbao, bendecida la reserva petrolífera de Eu­ ciudad llena de putas tuber­ ropa en 19a4. culosas, parroquias vacías y Jn ingenuo ciudadano vacas tranquilas. acaba de aseverar que el Hay una foto que resume el Athletic seguirá jugando sin sueño bucólico de un país extranjeros en el año 2020. violento. Es el retrato de «la qu mortalizada por el fotógrafo Mentiras Nocito, no ríe, mea feliz e in­ documentada, por encima de L a s estadísticas dicen la greña, el exabrupto y el que una persona dice, pim, pam, pum. por termino medio, más de Esa vaca pertenece al cen­ mil mentiras al cabo de un so de las ciento cincuenta y año (aunque hay quien mien­ dos mil seiscientas ochenta y te 73.000 veces en ese perío­ ocho hermanas que compar­ do de tiempo). ten con ella la cordura exis- La verdad está tan reparti­ tencial en un país permanen­ da que no hay quien diga la temente crispado: Tranquili­ (Foto José Luis Nocito) verdad. dad, buenos alimentos y una Mienten los padres a los hi- poderosa meada con vistas al Abra. No no habita el cruel silencio del cemente­ tumba alegre donde yace el padre de os, los hijos a los profesores, los hom­ se puede pedir más. El resto es locura. rio -¡Dios mío qué solos se quedan los mi amigo. Confidencia por confiden­ ares a las mujeres, as mujeres a las mu­ muertos!- sus cenizas forman parte de cia. El confesó que, conversando con jeres, los vendedores a los consumido­ la risa, la lluvia, los besos, las palomas y los familiares de aq^uellos que decidie­ res, los políticos a los electores, los con­ Cenizas el viento. ron convertirse rápidamente en polvo, tribuyentes a Hacienda, mentimos co­ Descansa en paz, donde explota, ca­ había concluido que son cuatro los mo bellacos, medio mundo miente al . .'VT'O quiero que a mí me entierren da tarde, la vida. puntos cardinales, en los se esparcen otro medio. X como a mis antepasados, en el el polvo cósmico de sus seres queri­ No hay peor falacia que la de mentir­ fondo oscuro y fresco de una vasija de dos: se a uno mismo, ni peores mentiras que barro» (copla) Indnerados El Abra, («nuestra vida son los ríos las piadosas. En los jardines de Albia los niños c^ue van a dar a la mar que es el mo­ Al enfermo terminal se le consuela juegan, gritan y se ensucian, hay pare­ j T^O N D E van a parar los huesos rir»), el Gorbea, («Maritxu sube al con una mentira lacerante: «Tienes un jas de adolescentes que se besan en los O i--'calcinados de aquellos bilbai­ monte y verás»), el Pagasarri, («dicen aspecto estupendo». bancos y en la copa de los árboles los nos que deciden ser incinerados? que vas a subir»...) y San Juan de Gaz­ Al parado se le dan falsas expectati­ )ájaros se emborrachan de primavera, He recorrido el camino de esos pa­ telugatxe. vas: «Va le llamaremos». anzando sus trinos en perfecta armo­ sos contados, de la mano de Agapito, «Son pocos los que no tienen nada Al desesperado se le despacha con nía. En los jardines de Albia yacen los uno de los responsables de los servi­ decidido -cuenta Agapito-, entonces una palmada en el hombro: «No te pre­ restos mortales del padre de mi amigo, cios funerarios. El pasado año L555 nos dejan a nosotros hacernos cargo ocupes ya verás como se arregla todo». sus cenizas se distribuyen a los pies de difuntos fueron incinerados en Bilbao, de las cenizas. Generalmente las es­ Al pesado se le saluda desde lejos la estatua de Antonio Trueba, en cuya de los cuales 736 eran vecinos de esta parcimos en los jardines del cemente­ con energía: «Estoy con lo tuyo». nariz ha vuelto a cagar una paloma. villa. Cada año son más los que se rio, sobre todo en los del Monumento Las estadísticas dicen que mentimos Dicen que uno siempre vuelve al pri­ quieren fundir con ese viento que qui­ al Circo del Ensanche». mil veces por año. Todos sabemos que mer amor y a los viejos sitios donde zá les lleve al infinito. Existe una empresa catalana que re­ no hay mayor mentira que la estadísti­ amó en la vida. El padre de mi amigo Conté a Agapito el secreto de la aliza viajes para esparcir las cenizas. ca.