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epc I dossier fotográfico

EXCURSIÓN A Texto y fotografías de J. Álvaro Arranz Mínguez.

Tierra de Campos, esa región natural española de la que hablara profunda y ex- tensamente don Justo González Garrido, prócer de , en su ya famoso estudio realizado en los primeros años 40 del siglo XX, nos aguardaba al final de la tarde aún invernal, pero de la que nos favorecimos de una temperatura renacida que se atisbaba en el sol dorado del atardecer prematuro. Un sol que imprimía una fuerte coloración áurea a las imágenes que tomamos en este viaje atemporal, realizado once años después de aquel otro ―primerizo― y donde los estragos del tiempo se hacen más apreciables. Solamente una década después, y las ruinas de lo que ya entonces era ruinoso han avanzado fatalmente hacia su fin, prolongando una agonía pareja a la de los pueblos que les dieron sustento. Solamente en un caso, la ermita de (), localidad de apenas cuarenta habitantes, se ha conver- tido en excepción al restaurarse o quizá reconstruirse o, incluso, fabricarse ex novo, no lo sabemos a ciencia cierta. Igual da en este caso, pues ya es un gran mérito que una población de tan pequeño recurso humano pueda y, sobre todo, desee recuperar parte de su pasado, por más que sea con la aquiescencia y apo- yo económico de la administración. Nuestra excursión ha recorrido un pequeño muestrario de poblaciones notable- mente desfavorecidas por el devenir del siglo XX y el desarrollismo económi- co de la España de la década de los 60. No toda la Tierra de Campos es como la mostramos en estas páginas, pero sí supone un dato significativo de lo que nos encontramos al paso en nuestra urgente travesía: (Valladolid) con cerca de 125 habitantes, Boada de Campos (Palencia) en torno a 20 habitantes, (Valladolid) con 75 personas censadas, Vi- llabaruz de Campos (Valladolid) unas 40 y Belmonte de Campos (Palencia) so- bre unos 30 habitantes. El panorama ciertamente es desolador y así lo hemos querido reflejar en nuestras instantáneas. Esto no significa que no haya margen para la esperanza, pero el devenir de los tiempos modernos parece abocar a lo contrario. Quizá nos encontremos con los despoblados de la presente centuria, que estudiarán los arqueólogos e historiadores de un futuro que prevemos no será muy lejano. Espero que nuestros ojos no tengan que verlo. La primera excursión a Tierra de Campos la realizamos en un lejano mes de abril de 2004 y la segunda se ha producido en este marzo de 2015. Casi once años de distancia en la que nuestros aparatos fotográficos sí han cambiado pero no nuestra mirada de testigos ―nada impasibles, pero sí resignados― dedicados a constatar, a documentar el paso del tiempo por los edificios en que más patente se muestra el abandono y el olvido. 13 I ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL 62

Foto: Alicia Gómez y J. Álvaro Arranz Montealegre de Campos (Valladolid). 2004

Las glorias del pasado: el imponente castillo y la no menos monumental iglesia (la población aún conserva otra parroquia), ubicadas estratégica- mente en el borde de la paramera de los Montes Torozos, su silueta, su pre- sencia, se hace omnipresente desde las tierras llanas de la Tierra de Campos extendidas a sus pies. 13 I ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL 63

Foto: Alicia Gómez y J. Álvaro Arranz Montealegre de Campos (Valladolid). 2015

La mecanización del labrantío ha añadido al paisaje nuevos elementos, nueva sofisticación, en este caso en aras de la conservación del producto. Gigantescas balas o pacas de paja que forman una muralla visual muy po- tente. Lo poco que en años ha variado el caserío de la población se debe a la proliferación de grandes naves agrícolas en el extrarradio, en lo que fueron las eras donde se trillaba la mies. 13 I ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL 64

Foto: Alicia Gómez y J. Álvaro Arranz Montealegre de Campos (Valladolid). 2004

Tierra sobre tierra, adobe sobre adobe. Las antiguas casillas o casetas de era que, prácticamente han perdido su utilidad como almacén de aperos agrícolas, aposento del ganado de labor y salvaguarda veraniega del agri- cultor, se mantienen en pie más por la inercia del tiempo o la benignidad de los agentes atmosféricos que por interés del propietario. Perdida la carpin- tería de madera original, esta no se sustituye sino que se recubre el hueco con el material más a mano o más barato en un vano intento de parar lo im- parable, aún sabiendo que la falta de utilidad de las cosas o de los edificios es lo que más rápidamente favorece su ruina.a 13 I ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL 65

Foto: Alicia Gómez y J. Álvaro Arranz Montealegre de Campos (Valladolid). 2015

Allá quedan los monumentos –conservados mayoritariamente gracias a las administraciones-. Allá queda el caserío habitado, más o menos remozado si los propietarios son vecinos habituales o de fin de semana. Pero el aban- dono de lo inútil se hace patente en esas construcciones humildes como las casillas de era o en los soberbios palomares, otrora símbolos de la Tierra de Campos. 13 I ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL 66

Foto: Alicia Gómez y J. Álvaro Arranz Boada de Campos (Palencia). 2015

Palomares en ruina, imagen fija que se repite de pueblo en pueblo por don- de quiera que el viajero pase, arrinconados por la feroz labranza que espera paciente su fin. En estos últimos años y, gracias al apoyo económico de la Europa comuni- taria, se han podido rehabilitar (pero no sé si poner en uso) estas magníficas construcciones, iconos indiscutibles de otra época. 13 I ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL 67

Foto: Alicia Gómez y J. Álvaro Arranz Boada de Campos (Palencia). 2015

En la Tierra de Campos escasea la piedra –planicie terrosa que dijera D. Jus- to González- y en muchos de sus edificios notables la presencia del ladrillo es lo que marca la distinción entre el común y la excepción. Sin embargo las heladas invernales y la canícula estival hacen mella en el barro cocido. La torre de la iglesia de Boada luce una extraña composición geométrica de discos que refulgen a la luz del sol, entramado interior de cables –músculos del cuerpo humano- que impiden que se desmorone. 13 I ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL 68

Foto: Alicia Gómez y J. Álvaro Arranz Boada de Campos (Palencia). 2015

Las ventanas –corroídas por el tiempo- protegen el cielo. Tras ellas solo hay viento; los moradores salieron en exilio casi forzoso, los muros se derrum- baron y apenas si quedan vestigios de lo que antes fue un hogar. l Parterre de Palacio está adornado con jarrones de plomo y flanqueado por bancos y por estatuas de mármol: en el lado derecho, El Otoño o Baco, América, El Verano o Ceres; en el izquierdo, África, Milón de Crotona y La Fidelidad.. Pa 13 I ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL 69

Foto: Alicia Gómez y J. Álvaro Arranz Boada de Campos (Palencia). 2015

Nuestra propia sombra, como si la de un espectro fuera, es la única que dejará huella indeleble sobre el humilde enlucido de barro. Sombra ligera de nuestro esquivo paso por esta tierra, que quedó impresa para siempre en la estampa.a 13 I ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL 70

Foto: Alicia Gómez y J. Álvaro Arranz Boada de Campos (Palencia). 2015

El espejismo de los campos sembrados y los amontonamientos de pacas de paja que hablan de cosechas pasadas. Ensueño del que nos despierta la desolación que transmiten las ruinas de las construcciones auxiliares de la agricultura y, sobre todo, las de la ermita que se eleva sobre el leve promon- torio que domina la planicie. 13 I ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL 71

Foto: Alicia Gómez y J. Álvaro Arranz Boada de Campos (Palencia). 2015

La viajera contempla las ruinas doradas por el sol del atardecer, los vestigios de la vieja ermita de Nuestra Señora del Castillo, que se levantaba orgullosa tiempo atrás, cuando aún las mujeres venían a rezar la novena, cuando los hombres bajaban por los cántaros de vino a las bodegas que recorrían el subsuelo del cerro y los niños jugaban a los pies de los muros vanidosos. 13 I ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL 72

Foto: Alicia Gómez y J. Álvaro Arranz Boada de Campos (Palencia). 2015

La puerta, seguramente trasladada desde otro edificio de más espléndidas características, conoció tiempos mejores. Ahora, aunque aún guarda cierta prestancia, muestra los estragos de las estaciones, pero lo más triste de esta historia es que ya nunca más volverá a abrirse.Pa 13 I ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL 73

Foto: Alicia Gómez y J. Álvaro Arranz Valladolid- I 1996

La puerta –que ya no volverá a abrirse- concierne a esta caseta de era que ha perdido la pared del fondo disgregado el adobe por días de lluvia y vien- to –tierra a la tierra-, el tejado rebosa de goteras, no queda más que el mar- co de las ventanas, los muros agrietados y una beldadora, antigualla de los años 50, como el tesoro más preciado. Ahora ese lienzo desaparecido se ha convertido en un gran ventanal desde el que contemplar la inmensidad de la llanura.a 13 I ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL 74

Foto: Alicia Gómez y J. Álvaro Arranz Boada de Campos (Palencia). 2015

Desde la lontananza o desde la semioscuridad del atardecer parece que el tiempo se ha detenido y nos hemos trasladado a otra época en la que estos refugios y lo que a ellos atañía aún tenían vida. Solamente el desigual alero advierte de una realidad bien distinta. Pero, aunque solo sea por un instan- te, podemos soñar con otra época en la que, si no eran mejores tiempos, al menos éramos más jóvenes. 13 I ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL 75

Foto: Alicia Gómez y J. Álvaro Arranz Tamariz de Campos (Valladolid). 2004

Torre de la iglesia de San Juan Bautista. Hendida en canal como si de un animal colgado en los ganchos del matadero se tratase. Herida abierta en el cielo terracampino. Soledad y ruina. Soledad y abandono, desidia, apa- tía, incuria. Desánimo. Solo los pájaros revolotean entre sus vacíos y anidan entre los recovecos de sus piedras. Solo ellos parecen entender las lacera- ciones de los muros históricos. 13 I ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL 76

Foto: Alicia Gómez y J. Álvaro Arranz Tamariz de Campos (Valladolid). 2004

Iglesia de San Juan Bautista. Y como si una burla de los hados que propicia- ron el fatal desenlace se tratara, se conservó completa una esquina de la torre: moldura, jaqueado y cornisa, tejas e, incluso, los palos con los que las cigüeñas tejieron su nido.a 13 I ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL 77

Foto: Alicia Gómez y J. Álvaro Arranz Tamariz de Campos (Valladolid). 2004

Iglesia de San Juan Bautista. El pequeño infante parece querer sostener él solo todo el peso de la ruina. Demasiada carga a sus espaldas en estos cuatrocientos sesenta y dos años de existencia, aunque no parezca que los años hayan pasado para él que aún se luce orgulloso en la portada aunque a sus espaldas no quede nada del antiguo esplendor. Pa 13 I ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL 78

Foto: Alicia Gómez y J. Álvaro Arranz Tamariz de Campos (Valladolid). 2004

Iglesia de San Juan Bautista. Dios todopoderoso. Pantocrátor de mirada vacía que preside, con el mundo entre sus manos, la vida y la muerte, las esperanzas, los sueños y las decepciones de los habitantes de esta pequeña población. Ni siquiera Él ha podido evitar el naufragio de su casa vacía. 13 I ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL 79

Foto: Alicia Gómez y J. Álvaro Arranz Tamariz de Campos (Valladolid). 2004

Recuerdo de otras glorias pasadas, también imperiales, pero de escaso calado y menos raigambre, aunque acompañaron a los españoles durante cuarenta años. Falange Española, el partido único tras la Guerra Civil. Pero no todo fue nefasto. Siempre hay que intentar ver o buscar el lado bueno de las cosas. 13 I ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL 80

Foto: Alicia Gómez y J. Álvaro Arranz Villabaruz de Campos (Valladolid). 2004

Tiempos distintos. Ritmos de vida desiguales. El gran templo, que preside y destaca sobre el resto de construcciones, refleja la disparidad de épocas y situaciones: cabecera de sillares, nave de tapial o adobe revestida de ladrillo y torre, posiblemente posterior en el tiempo, en la que se ajustan el barro cocido y la piedra. En primer término signos de la sociedad rural tradicional. 13 I ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL 81

Foto: Alicia Gómez y J. Álvaro Arranz Villabaruz de Campos (Valladolid). 2004

Las huellas de un pasado no tan lejano. El progreso arrinconó los trastos inútiles en construcciones inservibles. La despoblación del medio rural con- llevó la pérdida, no solo de la historia material, sino también de las raíces, de las ligaduras que los ataban al terruño, siempre en aras de una vida mejor. 13 I ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL 82

Foto: Alicia Gómez y J. Álvaro Arranz Villabaruz de Campos (Valladolid). 2004

La ermita de San Pelayo se reconstruyó o reedificó en 2008. Mientras man- tuvo sus tristes restos apuntalados, lo que permitió conservar en pie su estructura fundamental, la de noble ladrillo frente al humilde barro que se diluyó «como lágrimas en la lluvia». 13 I ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL 83

Foto: Alicia Gómez y J. Álvaro Arranz Belmonte de Campos (Palencia). 2004

El , notable obra de la ingeniería española del siglo XVIII, languidece y desaparece silenciosamente entre relumbres turísticos soste- nibles. Solo el agua fluye mientras que en sus orillas los antaño señoriales edificios caen en un lento pero imparable desamparo. 13 I ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL 84

Foto: Alicia Gómez y J. Álvaro Arranz Belmonte de Campos (Palencia). 2004

La personalísima impronta que los palomares han estampado en la Tierra de Campos va desapareciendo a la par que avanza su degradación. El agro olvidado en pos de la riqueza que en otros tiempos ofreció la industria o, ahora, el espejismo de lo urbano, de la colmena donde el anonimato es más patente aunque lo que se busque sea precisamente lo contrario. 13 I ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL 85

Foto: Alicia Gómez y J. Álvaro Arranz Belmonte de Campos (Palencia). 2004

Ermita del Cristo de Santa Marina. Otra atalaya terracampina caída de las manos de Dios. ¿Por qué el olvido se llevó tantos y tantos sueños? No hay una sola respuesta, cada uno tiene la propia, pero hay una razón –sinrazón- que unifica todas: la despoblación. 13 I ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL 86

Foto: Alicia Gómez y J. Álvaro Arranz Belmonte de Campos (Palencia). 2004

Ya no quedan puertas a las que llamar. Desencajadas de sus goznes, sin clavazón, descompuestas, dejan el paso libre a territorios de entelequias. ¿Aún queda esperanza?