Les Pêcheurs De Perles
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Temporada 2012-2013 LES PÊCHEURS DE PERLES Página 2 Ficha artística Página 3 Resumen Página 4 Argumento Páginas 5-7 Tórridas pasiones en Ceilán Páginas 8-10 Juan Diego Flórez Páginas 10-12 Biografías 1 Temporada 2012-2013 LES PÊCHEURS DE PERLES Georges Bizet (1838-1875) Ópera en tres actos EN VERSIÓN DE CONCIERTO Libreto de Michel Carré y Eugène Cormon Director musical Daniel Oren Director del coro Andrés Máspero Maestros repetidores Patricia Barton, Mack Sawyer Reparto Léïla Patrizia Ciofi Nadir Juan Diego Flórez Zurga Mariusz Kwiecień Nourabad Roberto Tagliavini Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real (Coro Intermezzo / Orquesta Sinfónica de Madrid) Edición Les pêcheurs de perles, de Georges Bizet Ópera en tres actos (versión original de 1863) Libreto de Michel Carré y Eugène Cormon Éditions Choudens (París) Editores y propietarios Fechas 25, 28 y 31 de marzo 20.00 horas; domingos, 18.00 horas 2 Temporada 2012-2013 RESUMEN Les pêcheurs de perles, estrenada en el Théâtre Lyrique de Paris en 1863, fue la primera ópera importante que Georges Bizet llevó a los escenarios, después de recibir el Premio de Roma en 1857. Junto a Faust (1859) y Mireille (1864) de Charles Gounod, esta obra pone de manifiesto la nueva estética del drame lyrique, género característico del Second Empire francés. Este género se distanciaba de los conflictos políticos e históricos de la grand opéra a favor de una exposición de los destinos individuales en el marco de una atmósfera costumbrista. Frente a los grandes tableaux y el despliegue de medios escénicos, el drama lyrique partía del milieu, un entorno íntimo y doméstico que determinaba el drama de los protagonistas, por lo general en una constelación triangular. Es el caso de Les pêcheurs de perles, cuya dramaturgia pone en juego las relaciones entre amor y deber de los tres protagonistas, Léïla, Nadir y Zurga. Tomando como base la disyuntiva entre el amor sensual y la virginidad del sacerdocio, ya presentes en La Vestale (1807) de Spontini y Norma (1831) de Bellini, Bizet plantea el amor de Nadir por Léïla, sacerdotisa a la cual dicha experiencia le está prohibida. Bizet utilizó en esta ópera los motivos evocativos con el fin de dar mayor coherencia a un libreto más bien endeble, por ejemplo, en el dúo de los amigos Nadir y Zurga “Au fond du temple saint”, el cual recuerda por una parte la amistad entre los dos amigos rivales y por otra a la pureza divina de Léïla. Propio asimismo del drame lyrique es el hecho de que los protagonistas, en este caso el triángulo formado por Léïla, Nadir y Zurga, entre en conflicto con las normas sociales a causa del amor. Bizet se sumó a la ola de exotismo del momento situando su ópera en Ceilán, marco ideal para el aura religiosa de Léïla, que resulta fascinante tanto para Nadir como para Zurga. Parte de este “exotismo inventado” se plasma en la instrumentación y las armonías cromáticas, rasgos originales con los que Bizet inició su singladura hasta Carmen con un Les pêcheurs de perles que en su día fascinó al mismísimo Hector Berlioz. 3 Temporada 2012-2013 ARGUMENTO En la isla de Ceilán ha comenzado la temporada de pesca de perlas. Según una vieja costumbre, los pescadores de perlas eligen un líder (Zurga) para que les ayude en un cometido tan arduo. Cuando el cazador Nadir regresa, los amigos de juventud Zurga y Nadir renuevan su juramento, según el cual nunca deberán enemistarse a causa del amor que puedan sentir por una mujer. En el pasado, ambos se enamoraron de la misma mujer en un templo de Brahma. La sacerdotisa Léïla, cubierta con un velo, ha de proteger a los pescadores de perlas de los peligros naturales y rezar por ellos; como recompensa, recibe todos los honores y la perla más hermosa. Para ello ha hecho un voto de castidad, cuyo quebrantamiento supondría su muerte. Nadir reconoce en Léïla a su amor de antaño y acude a buscarla al templo. En secreto, ambos se confiesan su mutuo amor, pero son descubiertos y condenados a muerte. Zurga rescata a los amantes y los sustrae a la cólera religiosa de los pescadores de perlas; sin embargo, cuando el sumo sacerdote Nourabad arranca el velo del rostro de Leïla, también Zurga reconoce en ella a su amor de antaño. A pesar de las peticiones de clemencia de Léïla, la muerte de ambos resulta inapelable. Poco después, gracias a una cadena de perlas que le regaló en su día como signo de gratitud, Zurga descubre en Léïla a la mujer que le salvó la vida y resuelve rescatarlos. Mientras Léïla y Nadir son conducidos al patíbulo, Zurga prende fuego a las cabañas de los pescadores de perlas, de forma que los amantes puedan escapar aprovechando el tumulto general. Gabriel Menéndez Torrellas 4 Temporada 2012-2013 Tórridas pasiones en Ceilán Rafael Banús Les pêcheurs de perles (Los pescadores de perlas) se ha convertido hoy en una rareza, pero fue uno de los títulos más queridos por el público hasta la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces vuelve a los teatros con cuentagotas, siempre que haya un tenor deseoso de cantar “Je crois entendre encore”. Sin embargo, la ópera alcanzó el éxito mucho después de la muerte del compositor. Las críticas que recibió Bizet en el momento del estreno fueron bastante ásperas. Al autor francés se le reprocharon, sobre todo, sus excesivas concesiones a Wagner y a Verdi, siendo Hector Berlioz uno de los pocos que reconoció inmediatamente el valor de la partitura, la primera en la que realmente se dejaba sentir el espíritu innovador del músico francés. Toda la obra está impregnada de un fascinante melodismo, y hay numerosas páginas que se han hecho justamente célebres, como la mencionada romanza de Nadir o su dúo con Zurga, una de las más hermosas piezas para voces masculinas. En la época del estreno, el 30 de septiembre de 1863 en el Théâtre Lyrique de Paris, Bizet contaba veinticinco años, y aún no había logrado establecerse en el mundo musical de la capital francesa, si bien ya había realizado algunos intentos con Le docteur Miracle (con la que ganó un premio instituido por Jacques Offenbach) y Don Procopio (muy influida por el estilo de Gaetano Donizetti). El encargo de escribir esta gran ópera en tres actos surgió tras haber sido un antiguo vencedor del prestigioso Premio de Roma del Conservatorio. A pesar de la buena acogida del público, la crítica en general se mostró hostil, y la obra no se repuso en la breve vida de su autor. Como la partitura autógrafa se perdió, las primeras producciones se basaron en versiones alteradas, si bien en las últimas décadas se han realizado importantes esfuerzos para reconstruir la ópera según las intenciones del compositor. Hay que reconocer que las opiniones actuales sobre la obra son más amables que las de sus contemporáneos, y han sabido apreciar su extraordinaria vena melódica y su capacidad para crear una instrumentación de gran poder evocativo. Tras su estancia en la capital de Italia, Bizet descubrió las dificultades de los jóvenes y poco conocidos compositores para representar sus óperas en los dos teatros estatales parisinos. El Palais Garnier ofrecía un repertorio estándar en el que dominaban los compositores extranjeros, principalmente Rossini y Meyerbeer, y hasta autores franceses establecidos como Gounod tenían problemas para presentar allí sus obras. En la Opéra-Comique, el estilo y el carácter de la mayoría de sus producciones no había cambiado sustancialmente desde la década de 1830, aunque uno de los estatutos desde su fundación obligaba a presentar, de tiempo en tiempo, las óperas de los ganadores del Premio de Roma. Con este pretexto, Bizet escribió La guzla de l’émir (La guzla del emir), con libreto de Jules Barbier y Michel Carré, cuyos ensayos empezaron a principios de 1862. Sin embargo, poco después Bizet recibió una invitación de Léon Carvalho, empresario del independiente Théâtre Lyrique, que había recibido una aportación anual de 5 Temporada 2012-2013 100.000 francos del Ministro de Bellas Artes, el Conde Walewski, con la condición de presentar cada año una nueva ópera en tres actos de un reciente ganador del prestigioso galardón. Carvalho tenía en alta estima a Bizet, y le ofreció el libreto de Les pêcheurs de perles, una historia exótica de Michel Carré y Eugène Cormon situada en la isla de Ceilán. Viendo la oportunidad de un éxito seguro, Bizet aceptó el encargo, y como Walewski restringía su ayuda económica a compositores que no hubiesen estrenado ninguna obra el año anterior, Bizet retiró inmediatamente La guzla, que nunca se representó y cuya música se ha perdido. Eugène Cormon fue un prolífico autor de libretos y dramas, casi siempre en colaboración con otros escritores. Michel Carré, que había empezado su carrera como pintor, fue autor, junto a Jules Barbier, del texto del Faust de Gounod, entre otras obras. Cormon y Carré habían elaborado previamente un libreto sobre un tema similar, Les pêcheurs de Catane (Los pescadores de Catania), estrenada en 1860, y originalmente pensaron en situar su nueva trama en México, antes de su localización definitiva. Por lo general, el libreto de Les pêcheurs de perles se ha considerado de escasa calidad. La débil trama gira en torno a la poco creíble historia del collar de Léïla, y no hay ningún esfuerzo real por caracterizar dramáticamente a los personajes. Los propios autores admitieron sus limitaciones, al no haber sido plenamente conscientes de la categoría de Bizet como compositor, y Carré se mostraría apenado por la inconsistencia del final. Parece que, en su desesperación, el propio Carvalho sugirió que Carré quemase el libreto, y que fue por sugerencia suya que la obra termina con las tiendas de los pescadores en llamas mientras los dos enamorados escapan.