HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL

RAFAEL M ÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID

INTRODUCCIÓN

La Heráldica representa un lenguaje gráfico que habla a través de símbolos, formas y colores. Conocer su significado e interrelación con el resto de ciencias históricas puede ayudar al investigador a descubrir determinadas claves. Ciertamente, hoy día no parece reconocerse lo suficiente, quizás por falta de conocimiento. Ejemplo, la falta de publicaciones al respecto en publicaciones de historia de reconocido prestigio. Es nuestra intención, poner en valor la Heráldica como re- curso o instrumento de la Historia a través de la cual se puede obtener conocimientos sobre la cultura, sociedad y mentalida- des de los pueblos. Para ello utilizaremos un ejemplo singular y de tradicional relajado rigor heráldico: el escudo de Arace- na. Intentaremos, a través de la Heráldica, desentrañar las claves de uno de los signos de mayor singularidad de la pro- vincia de , Andalucía y, por qué no, de España. Si observamos Aracena y su tierra, seguramente no hay emble- ma más representado y representativo que su blasón Muni-

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HIDALGUÍA. AÑO LVIII 2011. Núm. 346-347 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID cipal. La mayoría del papel emanado del Ilustre Concejo tie- ne la impronta de tan impar escudo ovalado. En sus folletos sociales, culturales, divulgativos, informativos, en internet, en sus documentos, edictos, en sus actas, etc… Es el sello que confiere calidad y garantía a los documentos y lugares donde figura, auténtico marchamo y denominador de origen serrano. Aunque sólo fuera por tal motivo ya estaría argumentado el presente estudio. Pero el interés que nos mueve a encontrar las claves de nuestra propia historia es pábulo más que sufi- ciente para volver la vista atrás, si quiera para comprender el presente y dar cierto sentido al futuro. El actual estudio quiere, basándose en la Heráldica, encon- trar las claves de la historia de Aracena a través de su propia representación pública. Así, el orden cronológico establecido no es anárquico ni caprichoso, se fundamenta en la evolución natural del proceso de investigación desarrollado.

EL ESCUDO HOY

Tras la realización del Plan de Organización de Archivos Municipales (1983-1992) por parte del Servicio de Archivos de la Diputación Provincial de Huelva, se detectó que la mayoría de los municipios carecían de blasones oficiales y que algunos usaban sellos concejiles utilizándolos como blasones. Además, algunos concejos se habían acercado a dicho servicio en de- manda de ayuda y subvenciones para la elaboración de las Memorias necesarias para adoptarlos. En consecuencia, dicho Servicio elaboró un Programa de Reconocimiento Legal de Es- cudos y Banderas, que comenzó el año 1994 y terminó en el año 1998. Asimismo, la Junta de Andalucía reguló, mediante Decreto 14/95 de 31 de marzo de la Consejería de Gobernación, el pro- cedimiento para la aprobación y rehabilitación de Escudos Heráldicos, Banderas y otros símbolos de las entidades locales de la Comunidad Autónoma.

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Las propuestas de las diferentes corporaciones municipales fueron respetadas por la Diputación Provincial. Igualmente se tuvieron en cuenta las sugerencias aportadas por historiadores locales y personas interesadas, sosteniéndose reuniones con todos ellos e incluso asistiendo a sesiones plenarias para expli- car por qué se podía o no incluir un elemento en el escudo, ajustándose a la ciencia de la Heráldica. Fueron muchos los diseños que se elaboraron, unos 130 de banderas y aproximadamente 150 de escudos que se presenta- ron en el acto del Día de Andalucía de 1999, durante el Foro Iberoamericano de La Rábida, haciéndose entrega de su ban- dera a cada uno de los alcaldes de la provincia (1). Concretamente, el escudo que utiliza actual y oficialmente el Ayuntamiento de Aracena, desde un punto de vista heráldi- co lo describe de la siguiente manera la Diputación Provincial de Huelva (2): Boca ovalada y sin timbrar, de azur cinco coronas reales antiguas de oro en palo adiestradas de espada alta, desnuda de plata encabada de oro y siniestrada de cetro de oro; adiestrada la espada de castillo de oro y el cetro siniestrado de matrona de ropaje azur, que porta en la mano derecha unas ramitas y en la izquierda un cesto que apoya en el cuadril, llevando un tercer brazo derecho pegado al cuerpo, superada de cruceta de los templarios y siniestrada de encina al natural. Los muebles asentados sobre accidentada terraza de sinople. El todo supe- rado de cinta flotante con la leyenda: «Hac itur ad astra» (Des- de aquí se llega a las estrellas), sumada a la diestra de una puerta y a la siniestra de nubes moviente del catón siniestro de la cabeza, de las que surge un brazo derecho que empuña una llave dirigida a la diestra. Completa la composición una cenefa de trazo artístico. Si bien, intentaremos profundizar sólo lo justo en el arte de la Heráldica si decir que quizás otras definiciones más tradi-

(1) Página web Diputación Provincial de Huelva. (http://www.diphuelva.es/asp/Archivo/Heraldica/archivomapa.asp) (2) Ibídem. 461 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID cionales también pueden ser más acertadas (3), incluso seña- lar que involuntariamente se introducen cambios. Así, el tercer brazo que se señala en la dama es, simplemente, la caída de velo que lleva puesto. El Concejo, desde el 21 de Diciembre de 1998 (4), cuenta con pendón propio basado en los antiguos sellos del cabildo y que se puede describir de la siguiente manera: Pendón redon- deado por el creciente en la proporción de 11 ¯18, consistente en un paño carmesí con un castillo azul, centrado, superadas sus torres albarranas de castillo amarillo la diestra y de león de púrpura la siniestra (5). La falta del tradicional rigor heráldico hizo que dicho em- blema no pudiese ser reconocido por el correspondiente orga- nismo público comunitario (Registro Andaluz de Entidades Locales). Para resolver la situación de aquellas localidades con similar problemática, la Junta de Andalucía autoriza la ins- cripción de escudos municipales en virtud de su uso y costum- bre, supliendo la certificación mediante estudio histórico jus- tificativo y certificación de su vigencia (6). Animado el Ayunta-

(3) Otra definición más clásica: Un escudo encerrado en un óvalo de cenefa dividido en dos por una cinta de plata en la que se incluye una divisa latina en sable «Hac itur ad astra» que divide el jefe (tercio superior) del resto. En la parte inferior se encuentra el suelo, de sínople, donde se asienta una fortaleza castrense a modo de castillo, una escala formada por cinco coronas (actualmente marquesales) puestas en palo a forma de peldaños, adiestrada de un cetro del mismo metal y siniestrada de una espada alta, desnuda de plata y guarnecida de oro; una dama o matrona de cabellos suel- tos, tocada de diadema de flores portadora, en una mano, de un ramo de olivo, otra de laurel, un cesto con frutas y un racimo con uvas; una encina (abundante en la comarca) que cubre sus hojas por la cinta y las nubes, un castillo de oro y mazonado de sable (con las llagas de los sillares en dicho color) y una cruz en forma de cruceta, de sable, fileteada de oro y contrafi- leteada de los mismo. En el jefe, en su flanco izquierdo, entre nubes movien- tes de plata, surge una mano cogiendo dos llaves entretenidas (enlazadas entre sí por sus anillos) una colgante y la otra con intención de abrir la puer- ta de dos hojas del mismo metal, colocada en el extremo contrario. (4) Aprobado por su Ayuntamiento en Sesión Extraordinaria. (5) Diputación Provincial de Huelva (http://www.diphuelva.es/asp/Ar- chivo/Heraldica/archivomapa.asp). (6) Artículo 17.1 de la Ley 6/2003, de 9 de octubre. 462 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL miento, quizás, por el interés y estudio sobre el tema, y previo acuerdo municipal, el 17 de febrero de 2009 eleva solicitud a la Consejería de Gobernación de la Junta de Andalucía para la inscripción de su escudo municipal en el Registro Andaluz de Entidades Locales (7). Así la Dirección General de la Consejería de Gobernación, consideró suficiente el informe presentado por el Ayuntamien- to de Aracena y aprobó tal solicitud el 12 de febrero de 2009 (8). Quedando, desde entonces, descrito el escudo oficial de Aracena de la siguiente manera: «El escudo es con boca ovalada y sin timbrar, se organiza de azur cinco coronas reales antiguas en palo adiestradas de espada alta, desnuda y en barra y siniestrada de cetro en ban- da; la espada, adiestrada de castillo y el cetro, siniestrado de doncella que porta en la mano derecha unas ramitas y en la izquierda un cesto que apoya en el cuadril, superada de cru- ceta templaria y siniestrada de encina. Todos los muebles asentados sobre accidentada terraza de sinople. A la altura divisoria del jefe una cintura flotante con el lema «Hac itur ad astra», sumada a la diestra de una puerta y a la siniestra de nubes movientes de cantón siniestro de la cabeza, de las que surge un brazo derecho que empuña una llave dirigida a la diestra. Completa la composición una cenefa de trazo artís- tico» (9).

SIGLO XX

Si bien actualmente el escudo municipal no está timbrado, en algunos periodos del siglo XX estuvo cubierto por una co- rona parecida a la que utilizan los marqueses en sus blaso-

(7) De acuerdo con lo establecido en el artículo 18 de la Ley 6/200, de 9 de octubre, de símbolos, tratamientos y registro de la Entidades Locales de Andalucía, el uso de símbolos de las mismas es privativo de ellas, no pudién- dose utilizar hasta que no estén inscritos en el Registro Andaluz de Entida- des Locales. (8) Publicándose en el BOJA de 25 de marzo de 2009. (9) BOJA n.º 58 de 25 de marzo de 2009. Consejería de Gobernación. 463 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID nes (10) en reconocimiento a la concesión, por Alfonso XIII, del Título de marqués de Aracena a favor de Francisco Javier Sánchez-Dalp y Calonge en 1917. En otras ocasiones, durante los años cincuenta de dicha centuria, fue timbrado con una corona real antigua con añadidos de lambrequines impropios de estas armerías (11). Esta falta de rigor heráldico de los municipios en algunos casos hizo que, en 1964, la Real Academia de la Historia soli- citase a la Dirección General de Administración Local que los Ayuntamientos analizasen con mayor seriedad y rigor los pro- yectos de escudos y medallas. Respecto al emblema de Arace- na, parece haber sido aprobado por su ayuntamiento en 1963 (12). Lo cierto es que, sobre dichas fechas, tomó nota el con- cejo serrano del parecer de tan docta Academia. Así, formó expediente y lo envió a la Dirección General de Administra- ción Local para la adopción de un Reglamento de concesión de Honores y Distinciones, que le facultase para la creación de una Medalla Municipal (13). Se solicitaba permiso para utili- zar el escudo clásico con el añadido de «Muy Culta Ciudad de Aracena» (14). Para ello se apoyaría en las disposiciones lega- les recogidas en el Reglamento de organización, funciona- miento y régimen jurídico de las corporaciones locales de 17 de Mayo de 1952, ampliado y confirmado en orden de 23 de Marzo de 1956 donde se insistía en la necesidad de que los municipios rehabilitasen o compusiesen sus escudos de armas propios, con las debidas formalidades. La Dirección General de Administración Local, para resol- ver, consultó con la Real Academia de la Historia. Ésta no quedó satisfecha y devolvió el expediente para que el Ayunta- miento de Aracena razonase «el uso con que viene blasonándo-

(10) Por tal motivo se tachó de disparate (Infante-Galán, p. XXX) (11) ANTEQUERA LUENGO, J.J. En torno a la Heráldica Municipal de la Sierra de Huelva. En IX Jornadas del Patrimonio de la Sierra de Huelva. Santa Olalla, 1994. (pp 197-222.) p 209. (12) Ibidem, p. 208 (13) Boletín de la Real Academia de la Historia. T. CLX, 1967, p. 248. (14) Ibídem. 464 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL se ». Respondió al envite «la Corporación Municipal citada con un breve escrito, en el que aduce como testimonio único de la existencia del aludido blasón, fotocopias de algún docu- mento conservado en el archivo municipal, ajeno a lo heráldi- co, aunque estampándose en él un sello en el que parecen apreciarse algunas de las piezas y figuras que componen tan reiterado escudo; sin aludir otro documento la Alcaldía inte- resada» (15). El acuerdo final de la Real Academia de la Historia llega el 22 de marzo de 1963, en la cual, el entonces académico y cro- nista de armas Dalmiro de la Válgoma, dejó clara su opinión: el escudo es «desde un punto de vista heráldico… de organiza- ción deficientísima… e irregularmente organizad a» (16). Aun- que no se oponía a que se añadiese la citada leyenda en el timbre del blasón municipal (17). Posteriormente, otros expertos en Heráldica, coinciden con dicha Real Corporación: lo consideran entre los municipios de la provincia de Huelva con armas defectuosas, confeccionadas al margen de la ciencia heráldica, sin cumplir una sola regla, teniendo forma eclesiástica, es decir, encerrados sus muebles en un óvalo; estando superpuestos los esmaltes y timbrándose impropiamente con corona pseudomarquesal durante algunos periodos de la centuria pasada (18). Asimismo, no sin cierta ironía, algunos apuntan al respec- to: El pintoresco escudo que utiliza el Excelentísmo Ayunta- miento de la Muy Culta Ciudad de Aracena fue inventado en 1873 por la corporación que regía los destinos de la villa duran- te la primera República (19). No quedan bien a los naturales de Aracena: ni respetan su antiguo escudo, ni las tradiciones, para colmo diseñado sin respetar las normas básicas de la Heráldica. En definitiva, al parecer, si todavía tuviera vigencia la Cátedra de Latinidad

(15) Ibídem. (16) Boletín de la Real Academia de la Historia. T. CLX, 1967, p. 248. (17) Ibídem. (18) ANTEQUERA L UENGO, J.J. En torno a la Heráldica… ob. cit . p. 208. (19) Infante-Galán. 465 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID fundada por Arias Montano (es una idea), Aracena habría ob- tenido un rotundo suspenso. Incluso se le ha atribuido un lenguaje de signos esotéricos. Lo consideran un compendio Magistral de Heráldica que en- cierra en sí mismo todo el Magisterio del Fuego (20). Algún heraldista añade que fue elaborado a imitación de los óvalos donde las sociedades secretas acostumbran a pintar sus símbolos esotéricos de iniciación, utilizando toda una maraña de acertijos figurativos. Más si cabe la divisa latina: «Hac itur

(20) Ese magistral compendio consta realmente dos tres cuarteles, se- parados por algo así como una TAU Templaria formada por un trono hori- zontal de nubes, al que se sube por el palo vertical de dicha TAU, formado a su vez por una espada y un basto simbólicos, unidos por cinco travesaños o peldaños de otras tantas coronas de Príncipes, coronas mundanales, coronas pasionales, coronas vanas, que el aspirante debe pisotear para escalar aquel Trono celeste sobre el que sólo se ve entre nubes, una puerta herméticamen- te cerrada, Porta-Coeli sin duda, hacia la que se dirige una mano misteriosa armada de una llave o Clave guardadora del gran secreto de la Iniciación en los Misterios del Reino, cerrados por aquella puerta mística El cuartel de la izquierda ostenta maravilloso una almenada torre semejante a la del Escudo Cardenalicio del Obispo Moya, Torre de la que sale resplandeciente un to- rrente espléndido de Agua Viva (El Ens Seminis). En el cuartel de la derecha se ven siempre unos deliciosos Campos Elíseos con la propia Diosa Eva, Vesta, Hestia o la Tierra, coronada de flores y de frutos bajo un árbol Para- disíaco. En torno del Maravilloso Escudo, resplandece gloriosamente aque- lla frase latina que dice: «HAC VÍA ITUR AD ASTRA». Esta es la vía que ha- cia los cielos conduce. El escudo entero es el símbolo de la Tau sexual, cuyo travesaño horizontal está formado por nubes de Misterio, ocultando el estre- cho sendero que a la verdad conduce y cuyo travesaño vertical es una peno- sa escala apoyada en la espada flamígera y en el cetro o basto del dominio sobre nuestras pasiones. Cinco coronas Principescas que para subir por la escala hay que hollar a guisa de peldaños, nos recuerda que en el ascenso por todos los grados esotéricos de las cinco iniciaciones del fuego, debemos pisotear toda grandeza, toda ambición humana, hasta llegar, escala arriba, hasta la Puerta Cerrada, Porta Coeli cuya llave mágica sólo el Maestro puede entregamos. A la izquierda y derecha de dicho palo vertical de la tau sexual, quedan respectivamente el castillo de la joyosa guardada, hablando al estilo caballeresco, del que brota el torrente de Agua Viva (Ens Seminis), que fe- cunda al mundo, Ego Sut Resurrectio et Vita, y los Campos Elíseos donde Ceres, la Madre Tierra, aparece coronada de flores y de frutos. El simbólico escudo de Aracena lo relacionan con el sexo: en la conexión Phalo y Útero se halla la clave para todo el poder (http://www.bibliotecagnostica.com/Sola- res24.htm). 466 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL ad astra» (por aquí se llega a las estrellas, variante a la inmor- talidad) que atiende a la privilegiada situación geográfica que con cierta carga ocultista parece haberse tomado de un texto de Virgiliano (21). Según los defensores de esta teoría le asignan al escudo un origen medieval compuesto por los templarios. Ante tal jeroglífico exotérico, deberíamos iniciarnos por algo más sencillo. ¿Qué es lo que opinan los eruditos locales? José Andrés Vázquez, cronista de la metrópoli sevillana, a mediados del siglo XX , encontró de suficiente interés el tema del escudo de Aracena para publicar un artículo en la distin- guida revista Archivo Hispalense (22), apuntando al respecto: «Incontables son los disparatados escudos heráldicos de ciudad o villa con que España cuenta y están pidiendo una ineludible revisión competente que los limpie de adherencias y realice en ellos una juiciosa rectificación de errores; pero acaso ninguno haya alcanzado mayor extremo en el absurdo ni, por otra parte, logrado más suerte, que el que ostenta hace cerca de un siglo la Muy Culta Ciudad de Aracena. No se comprende cómo ha podi- do prosperar semejante representación simbólica tan desdichada y en pugna con el gusto tradicional español. Desconocemos las razones que hubo para aceptarlo, si es que alguna vez fue apro- bado por la Real Academia de la Historia» (23). « Recuerda el conjunto, un conceptuoso escudo de los inventados en horas de delirio revolucionario por cualquiera de las repúblicas hispano- americanas que, al nacer, nada querían recordar de su ascenden- cia para no sentirse sometidas…» (24). Vázquez parece recriminar cierta falta de respeto al propio patrimonio local dejándose llevar por los vaivenes políticos, modificando el emblema al capricho de unos pocos. Y como hay gustos para todos, otros autores no sólo han dado el bla- són por bueno si no que incluso se han atrevido aconsejar al- gunas mejoras.

(21) Antequera Luengo, J.J. En torno a la Heráldica, ob. cit. p. 208-9. (22) Vázquez JA. El escudo heráldico de Aracena. Archivo Hispalense 1955, n.º 79, pp. 180-4 (23) Vázquez, J.A. El escudo heráldico… p. 181 (24) Ibídem, p. 183 467 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID

Víctor González Tello, cronista local de mediados del siglo XX , se interesó por el escudo de Aracena, por ello, ruega y aconseja: « para llevar a la realidad su situación ac- tual, pertenece a la Corporación municipal tomar un acuer- do previo que solicite a los altos poderes los siguientes extre- mos: 1.º—Confirmación del mismo. 2.º—Agregar a su locu- ción latina una “H” a la conjunción AC- de manera que se transforme en HAC para que sea adverbio de lugar y, 3.º— Pedir la adición de un mueble que habría de colocarse en el montículo que está por debajo de la fortaleza al que se le adicionaría una figura NATURAL Y PARLANTE consistentes en unas estalactitas en el recinto de una caberna que alego- ricen el hallazgo y posesión de la actual GRUTA DE LAS MARAVILLAS » (25). Si tal como dijo José Andrés Vázquez, el escudo de Arace- na es una composición de finales del XIX, ¿Tal capacidad de inventiva tuvieron los que rigieron el concejo entonces?. ¿Im- pulsaría la decadencia económica y social del XIX a los habi- tantes de Aracena a escudriñar en sus orígenes e historia para soslayar la triste centuria que le hiciera obviar la penosa de- presión nacional, en grave crisis política y social, intentando rememorar un pasado glorioso? Si fue así, no hay que reprocharles nada. Quisieron reflejar en el escudo de su localidad lo más sobresaliente de ella, aun- que no pudiesen cerciorarse de todos sus extremos. Para ello, no dudarían en seguir las tradiciones históricas locales más arraigadas, como la pertenencia del castillo a la Orden del Temple o su origen griego.

EL FINAL DEL SIGLO XIX

Después de la Primera República y finalizada la 3.ª Guerra Carlista el gobierno solicitó información de los escudos, em-

(25) GONZÁLEZ TELLO, V. Aracena y Apuntes de su Distrito , tomo I. Arace- na. 1949, p. 220. 468 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL blemas y sellos que ostentaban los diferentes municipios espa- ñoles. Hizo lo propio el de Aracena aportando copia de su sello; su alcalde lo justificó de la siguiente manera: «Este es el sello que ha existido en esta Municipalidad desde tiempo inmemorial, y el que en la actualidad se sigue usando. Acerca de su origen solo se conservan unos sim- ples apuntes, según los cuales representan sus signos sim- bólicos la antigua fortaleza del Castillo de esta Villa, domi- nada en tiempos remotos por varios títulos asi es que la figura escalonada que ostenta la forman un cetro, una es- pada y cinco coronas con un Castillo al lado, ondeando una faja con la inscripción latina de Ac Ytur ad Astra, y después la cruz de los Templarios á cuya orden parece tam- bién debió pertenecer. Ultimamente, figura una dama con ropaje griego, llevando de la una mano un cetro y, en la izquierda un ramo de parra ó frutos que denota la fertili- dad del país. Aracena 8 de Noviembre de 1876. El Alcalde José M.ª Muñiz» (26).

Por dicho texto, podemos deducir que el escudo parece que era bastante antiguo sin que se tuviese documentación al res- pecto. Por lo menos, el alcalde, demostró tener algún conoci- miento de heráldica señalando que contenía «una faja» (el ac- tual reza con un cinturón) una dama «con ropaje griego » (el actual da libertad para vestir a la dama como se quiera) y, en la [mano] izquierda un ramo de parra o frutos (ahora parece que tiene una ramita, no sabemos de qué). Al parecer, en el escudo antiguo figuraba una escalera for- mada por un cetro, una espada y cinco coronas a modos de peldaños, un castillo al lado, la inscripción latina en una faja. Y, posteriormente, parece que se añadió la dama griega con sus atributos. De poco tiempo atrás, 1873, alcanza la representación pic- tórica más antigua conservada del escudo, cuya imagen ador- na, actualmente, una de las paredes la casa consistorial local. El óleo fue donado por el entonces alcalde. El generoso do-

(26) AHN. SIGIL_TINTA_HUELVA, 8, nº. 6 469 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID nante no sólo dejó el cuadro sino una explicación sobre los motivos heráldicos: «Siendo inexpuganable la fortaleza, la mano en acción de abrir las puertas significa la intervención sobrenatural para conseguirlo. Las inscripciones latinas demuestran lo elevado de su posición. La dama griega, con sus accesorios, designa la fertilidad del país. La escala que forman el cetro, la espada y las cinco coronas, atestiguan las dominaciones que estuvo sometida la villa. La insignia de los templarios es haber perte- necido a esta Orden ». Aunque no se señala en la descripción tan bien figuraba un castillo a la diestra de la escalera.

Es curioso que fuese una alcaldía republicana la que inclu- yó símbolos o muebles de carácter sobrenatural o espiritual y, acabado este periodo, volviesen a desaparecer dichos signos. Según reza en el mismo óleo fue « Costeada la parte artística del pincel por el ciudadano José María de Soto Rioja, alcalde presidente del Ayuntamiento republicano. Año 1873 ». Y qué decir del donan- te, sin duda fue republicano; natural de Aracena, nació en el seno de una de las familias más distinguidas (27) en la entonces villa el 6 de septiembre de 1820, bautizándose al día siguiente en la Igle- sia Parroquial de Aracena. En 1837 estudiaba en Sevilla como clérigo de menores (28), a cuyas clases faltó a principios de dicho año por tener un proceso catarral según diagnóstico de su médico Don Félix de la Osa (29). El 23 de abril de 1842 obtuvo el grado de bachiller en Medicina. Profesión que no ejerció gracias a la desahogada posición familiar, lo que le permitió poner en prácti- ca y defender sus propias ideas políticas. Vivió y analizó la reali- dad social del siglo XIX culpando a la monarquía de la mayoría de los males, cuyo despilfarro había dejado exhaustas las arcas pú-

(27) Los Rioja se asentaron en Aracena a principios del XVI, proceden- tes de la vecina villa de , (Huelva), procedían de las «montañas». Tras demostrar su nobleza ante la Real Chancillería de Granada, y sin mucho patrimonio, consiguieron hacerse un sitio en la nobleza local, sobre todo, a partir de 1640, en que Aracena pasó a ser señorío jurisdiccional. (28) Ibídem, p. 365 (29) Ibídem, p. 363 470 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL blicas. No dudó en enfrentarse a la poderosa facción conservado- ra local de donde él mismo provenía, lo que le valió su enemistad. Enfrentamiento que quedó impreso en publicaciones locales (30). Fue fundador del partido republicano católico de la Sierra y go- bernó los destinos de la villa en dicho periodo. En lo personal, tanto su estado célibe como el patrimonio heredado le permitie- ron dedicarse a la política y defender sus ideas. Su amor por Ara- cena no es fruto de un óleo que representa el blasón municipal, sino que tras su muerte legó su herencia a la entonces villa de Aracena, dejando un importante patronato benéfico que perdura- ba aún en la segunda mitad del siglo XX . Tan generoso comportamiento no evitó la crítica soslayada de Amador de los Ríos que, tras describir dicho lienzo y su significado en las entonces casa consistorial (31), señala que «Aracena, para ser notable, no necesita de semejantes timbres, cuando los suyos naturales propios, producidos por su esfuerzo y constancia, son muy superiores à tales emblemáticos padro- nes» (32). Más claro, José Andrés Vázquez (33), lo acusa de autor del escudo: «es lo único que queda en dispersión flagran- te, en la alegoria que se sacó de la cabeza el ciudadano alcalde don José de Soto y Rioja, y luego mandó pintar ». Otro autor posterior discrepa de la opinión de los cronistas anteriores, retrocede y atribuye un origen medieval al escudo, concretamente en la Reconquista: «no creemos aventurero afir- mar que fuera el Rey Sabio D. Alfonso X, puesto que las armas nada consta relativo a que fuera conquistado por las armas por- tuguesas y en cambio el último retrato que posee de su historia es la parte superior que corresponde a la sublevación del Hijo de Don Sancho IV cuando ya viejo el padre quiso segregar el reino de Jaen para el mayor de los Infantes de la Cerda» (34).

(30) SOTO, José María de., Al pueblo de Aracena. Sevilla. 1869. (31) Amador de los Rios, R. Huelva, 1891. Ed. Manuel González Jimé- nez, Huelva, 2003. p. 751. (32) Ibídem, p. 752. (33) Ibídem, p. 184 (34) TELLO, V., Aracena y Apuntes de su Distrito . Aracena, 1949, Tomo I, p. 219. 471 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID

Según todo lo que aparece escrito actualmente, indica que el culto, noble y republicano de Soto y Rioja sería, si no el que creó, sí el que promovió la creación del actual escudo de Ara- cena. Quizás sea motivo de alegría para alguno pero... que pena, pensar que una localidad tan antigua, de rancios casta- ños y vetustas encinas, que ha vivido innumerables aconteci- mientos históricos, tiene como insignia principal un blasón que no llega al siglo y medio y, sobre todo, que los naturales de la localidad se dejan llevar por las modas políticas. O quizás, por el contrario, habría que dar por cierto lo afir- mado por aquel alcalde de 1876 señalando su inmemorial (35). Aunque sea sólo por rememorar, con añoranza, antiguas glo- rias de un posible pasado en que Aracena relumbrase con ma- yor esplendor, si cabe, valdría la pena preguntarnos ¿qué escu- do utilizó previamente?

SIGLO XV : LAS REPRESENTACIONES MÁS ANTIGUAS

A falta del archivo municipal, desaparecido hace más de me- dio siglo, sólo se conservan sellos de Aracena del Siglo XV en el Archivo Municipal de Sevilla (36), todos de placa (estos se ob- tenían por la impronta de la correspondiente matriz de bronce), la forma usual de estos sellos es circular y su tamaño oscila entre los 35 y 65 milímetros (37), todos son muy parecidos lo forman un castillo con sus dos torres menores superadas de un castillo a la izquierda y un león rampante a la derecha.

SIGLO XVI

Un siglo después, en el XVI, no se conocen sellos o emble- mas de Aracena, tan sólo la referencia al uso por el concejo

(35) AHN. SIGIL_TINTA_HUELVA, 8, nº. 6 (36) AMS. Secc. XVI. Diversos. N.º 27, 83, 177, 216, 259, 41, 479, 508, 579, 603, 637, 700, 704, 719, 773, 775, 628, 849, 1073. (37) INFANTE -GALÁN, Heráldica Municipal de la Provincia de Huelva. Dia- rio ABC. 472 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL local en algún documento privado: en una cláusula del testa- mento de Don Juan Fernández Escudero, que se titulaba Se- ñor de los Godos, otorgado ante el escribano público de Arace- na en 1547 (38) dice: «Yten Confieso para descargo de Mi con- ciencia de cierto tiempo la dha Vª de Arazena Usa de las armas de Mi linaje que es Unleon En oro por ser assi costumbre Y aber heredado aquí Nros antes passados, y otros de Mi linaJe Usan la espada. Y mi verdadero escudo es el leon Como lo an en los pri- vilegios, sepulturas y cassas de Mi linaje y por tal lo tengan Miss descendientes y cumplan por esta Mi voluntad ». Dicho testimonio parece concordar con la tradición local: del cuarto abuelo del Señor de los Godos refiere algún cronis- ta local: «Así lo confirma las armas conferidas al noble capitán de mesnada Suer Hernández Escudero, en el cual figuran mue- bles que atestiguan haber tomado parte en la conquista de Ara- cena, así pues hemos de tener por más cierto que fuese el citado Rey [Sancho IV] el que confirió el (39)» escudo de armas. La intervención de Don Suer Fernández como conquistador de la villa figura en impresos desde, al menos, la mitad del siglo XIX, señalándolo como pariente de Don Enrique Enríquez, hijo del Infante Don Enrique, el Senador y nieto del rey Fernando III (40) y, en documentación, desde el siglo XIV con el título de Señor de los Godos (41). A mediados del XVI se edificó el antiguo edificio municipal sito en la Plaza Alta de Aracena, en cuyo frontispicio figuraba, al parecer, un castillo (42). Por tales afirmaciones podemos sospe- char que el escudo, durante el siglo XVI , habría variado en el ta- maño de las figuras (43) pero no en su contenido, continuaría siendo más o menos el mismo que un siglo atrás: habría un cas-

(38) Testamento otorgado el seis de Junio de 1547, ante el escribano público de Aracena Alonso Miguel (ASG, leg. 25). (39) TELLO, V. Aracena y Apuntes de su Distrito. Aracena, 1949, Tomo I, p. 219-20. (40) PIFERRER, F. Nobiliario de los Reinos y Señoríos de España , 2.ª ed., Madrid, 1858. T. II, p. 301 (41) ASG, leg 25. (42) VÁQUEZ, JA. ob cit, p. 182 (43) «de un tiempo a esta parte». 473 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID tillo en el que figuraba, al menos, un león rampante quizás de mayor tamaño que el del siglo anterior. Guardando cierto pare- cido con los blasones de y El Castillo de las Guardas en que figuraba un castillo y ambos lados dos leones rampantes. Conocemos ya cuales eran los escudos utilizados en Arace- na durante el siglo XV al XVI (castillo acompañado de otro cas- tillo y un león) y el utilizado a finales del XIX. Pero, cuál se utilizó entre dichos periodos y cuando se efectuó el cambió del antiguo por el moderno, ¿hubo otro?. Como se dijo previamente, sabemos qué escudo se utiliza- ba durante la Primera República pero, ¿y durante la primera mitad del XIX?

EL LIBERALISMO ( SIGLO XIX)

Con las primeras constituciones españolas se incrementa la burocracia y con ella el valor por la sigilografía oficial. La ne- cesidad de los diferentes órganos estatales de autentificar los documentos y darles validez, hizo que se tomaran medidas al respecto, no sólo en el tipo de timbre utilizado por los diferen- tes ministerios o el refrendo por los escribanos públicos, sino más concretamente por los concejos. La revolución social ha- bía hecho que se adoptaran nuevos valores y se olvidaran tra- diciones, entre ellas, los antiguos escudos de armas de los ayuntamientos. Para subsanarlo, se ordena en 1844, e insiste en 1845, 1848 y 1849, que cada Ayuntamiento debería tener y usar su escudo de armas, muy pocos lo conservaban. Para cumplirlo, los consistorios locales no escatimaron en ideas: muchos acudieron a leyendas locales, incluso se apoyaron en escritores clásicos de hacía mil o dos mil años, en hechos his- tóricos no ocurridos o en fantasías, en muchos casos sin aten- der a las leyes de la heráldica. Con tanta reiteración normativa… ¿qué hizo Aracena? José Andrés Vázquez, tajante, refiere que anteriormente a 1873 Aracena utilizó como escudo una «almenada fortaleza castellana de ancha base, con tres torreones sobre la barbacana

474 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL superior, iguales la de los dos lados y mayor en el centro, que ostentaba en sus sillares la Santa Vera Cruz, que vino a sustituir la de la Orden de los Templarios » (44). Con la salvedad de la cruz sobre el castillo, parece definirse el escudo de los sellos en placa utilizados durante el siglo XV . Tales afirmaciones no parecen ser del todo correctas. En un documento conservado de 1855 emitido por el Ayuntamiento de Aracena a uno de sus vecinos, aparece un sello ovalado. En su parte superior una cruz; y en la parte inferior, apoyada sobre suelo, una dama con una corona, presumiblemente de flores; en su mano izquierda sostiene una rama de ¿vid? y en la diestra sostiene una escala formada por una espada, un cetro y los pel- daños son cinco coronas; a la diestra de la escalera figura un castillo; el escudo está divido en dos por una cinta (45). Con este hallazgo, podemos constatar que el escudo utilizado duran- te la Primera República en Aracena ya existía previamente, aun- que parece que el generoso alcalde republicano hizo algunos añadidos. Curiosamente, y a pesar de ser republicano el conce- jo, en la parte superior del mismo, se añadió una puerta (del cielo) así como una mano saliendo de entre las nubes con unas llaves, queriendo dar cierto sentido sobrenatural y espiritual al blasón. Algo no frecuente en este tipo de gobiernos. Lo que han criticado historiadores y heraldistas a aquéllos que rigieron el concejo durante la Primera República, y ahora resulta que no fueron ellos los que se inventaron el escudo. Que, al menos, veinte años antes ya se utilizaba y los republi- canos siguieron utilizando el escudo ya vigente en tiempos de la monarquía. Una vez constatado que la Primera República, a pesar el cambio político, continuó utilizando el blasón que ha- bía heredado. Cabe preguntarse pero, entonces… ¿cuándo co- menzó a utilizarse dicho escudo?

(44) VÁZQUEZ, J. A., ob cit. p 181; ANTEQUERA LUENGO, J. J., En torno a la Heráldica, ob. cit. p. 208 (45) Comunicación por parte de la alcaldía constitucional de Aracena a Don Antonio de Valladares, presbítero, de la contribución que le correspon- día el primero de agosto de 1855. Archivo Señores de los Godos (ASG, en adelante) leg. 24. Mss. 475 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID

Entre 1640 y 1835 Aracena fue un señorío jurisdiccional. Por lo tanto, las opciones del concejo serían: utilizar el escudo de armas del señor local, en este caso el de la Casa de Olivares y, posteriormente, de Altamira; o, mucho más raro, un escudo de armas propio. Para utilizar un escudo diferente al del bla- són del señor que lo infeudada, se le tendría que haber pedido autorización y éste, en manera alguna hubiese permitido que en sus posesiones luciese un escudo de armas distinto al de su linaje. Sólo hubiese sido permitido caso de ser un escudo uti- lizado y autorizado por designación real antes de 1640 (fecha en que se vendió Aracena en Señorío a la Casa de Olivares) y con la venia posterior de los señores locales. Al primer punto quizás podamos dar respuesta. En un do- cumento de fecha 1827, cuando todavía Aracena era señorío jurisdiccional, se refiere una certificación municipal sobre el contenido de cierto acuerdo consistorial de cancelación de hi- poteca, viene rubricado por un regidor local y certificado con un sello (46). La representación y el contenido de dicho sello es la misma que el utilizado por el ayuntamiento en 1855. Ante tal hallazgo y confirmado cual era el escudo de Arace- na durante el siglo XIX, no tenemos más remedio que retroce- der en el tiempo hasta ver qué ocurrió un siglo antes, durante el XVIII.

EL SIGLO DE LAS LUCES ( SIGLO XVIII)

En una sucinta relación sobre la antigua villa que recogió el entonces corregidor de Aracena dedicada a su Señor en 1723, no figura ninguna mención al escudo. Si no tenía armas dicha villa, era normal que no las refiriera pero, si las tenía…, quizás pudo omitirlas el autor para conferir cierta vinculación inmemorial de la villa a sus Señores. Tampoco hemos visto ninguna imagen del escudo de la Casa de Olivares o Altamira en ningún documento, pintura o inmueble de Aracena. Enton-

(46) ASG, leg. 25 476 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL ces, ¿qué escudo utilizó Aracena durante el tiempo que fue señorío jurisdicional? A falta de documentos, tendremos que acudir a fuentes al- ternativas. Tal es el caso de los cronistas locales. Según, el presbítero Juan Gutiérrez Marmonje que legó un manuscrito sobre algunas antigüedades de Aracena datado de 1784, del cual ha quedado una copia de finales del XIX, en la que trata y describe el siguiente escudo de Aracena (47): «por lo que para demostrar lo imposible de tomarla [la for- taleza de Aracena] no intervininiendo la Divina obnipotencia de Dios, pusieron en el cuarto siniestro alto de los blasones de esta Ciudad las llabes en el cielo pendiente de una mano que sale de una nuve que le corresponde en lo alto de la diestra se halla el Castillo con sus puertas sobre coloradas colocando en una montaña inaccesible y por debajo Ac itur Astra que quiere decir se halla aquel fuerte junto a las estrellas en los dos cuartos bajos se divisa campo verde con una excelsa Dama con su ro- paje Griego alquicel azul tendido sobre los brazos coronada de flores en la mano siniestra un racimo de huvas y en la diestra un cetro que sirve de lado a una Escalera y al otro una espada y el medio por escalones, cinco coronas, demuestra la fertilidad del pais y los frutos que produce como son la abundancia de vinos olorosos y ganados de cerda asi lo significaron los roma- nos en la palabra Arcilasis que quiere decir, tierra fecunda, y asi lo notó Ambrosio Calepino con el termino de Carcella, que es lo mismo y Rodrigo Mendez de Silva en su población de España… Sigue fria la Dama con el cetro y corona, el haber sido Aracena Corte como lo fué en el tiempo de los Mahometanos y que con la espada igsinia Romana, y fuerte del Castillo, es inbencible las cinco coronas que antes le habian dominado á saber Turdulos, Griegos, Cartaginenses, Romanos y Godos ».

No le bastó al presbítero tal explicación y al final del ma- nuscrito referido, vuelve a reiterar una « Sucinta reseña de los

(47) GUTIÉRREZ M ARMONJE, J., PRESBÍTERO. ARACENA. Mss.. Copia de un manuscrito que D. Manuel Fuentes y Escobar copió en 1868, de otro del pres- bítero…, realizado en 1782. Aracena (propiedad herederos de Don Eduardo González); pp 90-91. 477 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID blasones y emblemas que obsenta el Escudo de armas de la Villa de Aracena ». Continua: «La nuble de donde sale el brazo con la llave en la mano en acción de abrir las puertas de la for- taleza, demuestra lo inexpugnable de ella á no ser que intervinie- ra aquella bajada del Cielo. La faja horizontal haciendo ondula- ciones, con la inscripción Ac itur ad Astra, significa, hallarse el Castillo a la altura de las Estrellas, en una montaña inaccesible. La Dama con ropaje Griego arquicel azul, coronada de flores, canastas llenas de frutas, en el brazo derecho, racimos de uvas en la mano siniestra, encimas, y campo verde en el fondo atesti- guan la fertilidad del pais. El Cetro, que forma escalera, con la espada al lado opuesto, en el medio cinco coronas escalonadas significaba las dominaciones en su antigüedad de los Turdulos, Fenicios, Griegos, Cartaginenes, Romano y Sarraceno. La cruz insignia de la orden de los Templarios a quien pertenecio el cas- tillo después de la expulsión, cedida por el rey Alfonso undeci- mo » (48). Aunque describe con bastante fidelidad el escudo utilizado en Aracena durante la segunda mitad del siglo XIX, no pode- mos afirmar que lo escribiese el autor en 1782 ya que la copia que ha llegado hasta nosotros es de un siglo después: « y por lo tanto cuando se escribió esta memoria lo fue en el año 1782, puesto que al de 1871 que se copia, 89 años » (49). Posiblemen- te, tras la invasión napoleónica, se hicieran desaparecer los signos sobrenaturales del escudo (puerta —del cielo—, brazo con llaves saliendo de una nube) colocando la cruz, por alu- sión a la posesión de la localidad por los templarios. Sería el alcalde de la Primera República quien, teniendo quizás pre- sente los escritos de Gutiérrez Marmonje u otros documentos, incorporase de nuevo las figuras suprimidas medio siglo antes. Por otro párrafo del texto parece confirmarse que durante el siglo XVIII se utilizaba ya dicho escudo. Según el mismo presbítero, Juan Gutiérrez Marmonje, narrando los festejos realizados en Aracena en 1617 a raíz del breve pontificio sobre

(48) Ibídem. (49) GUTIERREZ M ARMONJE, J. ob. cit. p. 91

478 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL la defensa del dogma de la Inmaculada Concepción, señala que se realizaron pinturas en la Iglesia Parroquial: en uno de los lados de la Capilla Mayor se representó a Aracena como una dama griega con una cesta con fruta coronada de flores, tal como «se registra en sus armas» (50). Tal afirmación sólo se podía efectuar si las armas estuviesen vigentes en dichas fe- chas (segunda mitad del XVIII). Asimismo, la leyenda del Tem- ple habría nacido sobre 1775 para justificar el origen histórico del priorato suprimido en aquellas fechas (51) y cuya desapa- rición podría debilitar las relaciones de patronazgo en que la comunidad cifraba su prosperidad colectiva (52).

HUMANISMO Y RENACIMIENTO. F ELIPE II

Volviendo al siglo XVI , donde dejamos las últimas noticias del blasón de Aracena, buscando en la documentación de la época encontramos, concretamente en 1570, que Juan de Mal Lara fue comisionado por la ciudad de Sevilla para que narrase el gran- dioso recibimiento que la capital dispensó a Felipe II, con motivo de la visita que realizó el monarca el primero de mayo de dicho año. Él fue protagonista de todos los trabajos preparatorios (53). Habiendo celebrado Felipe II Cortes en Córdoba con motivo de la rebelión de los moriscos de las Alpujarras decidió, a petición de la ciudad hispalense, por abril de 1570, venir a visitarla. Sería la única visita del monarca a dicha capital (54). La capital hispalense quiso vestirse a la moda europea y engalanó sus calles con emblemas (55). Por qué emblemas.

(50) Ibídem, p. 81 (51) PÉREZ-EMBID W AMBA , J., Aracena y su Sierra. Huelva , 1995.p. 513 (52) MADDOX, R., El castillo. Illinois, 1993. p. 71-ss (53) Mal Lara, J. De Recibimiento que hizo la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla a la C.R.M. del Rey D. Felipe N.S. con una breve descrip- ción de la Ciudad y su tierra. Ed. M. Bernal Rodríguez, Sevilla 1992. p. 13. (54) Ibídem, p. 23 (55) Los emblemas constaban de un dibujo y un epigrama, junto al cual figuraba una subcriptio donde se incluía la explicación. La Ciencia que los desarrolla será la Emblemática. 479 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID

En los albores de la emblemática y durante todo el siglo XVI, lo que interesó a los emblemistas fue, sobre todo, el aspec- to utilitario y didáctico del emblema. El poder suasorio de las imágenes las convertía en una herramienta didáctica o de pro- paganda para enseñar el camino de la virtud. Otras tendencias más interesadas por la tradición jeroglífica y la filosofía del símbolo y sus implicaciones tuvieron más desarrollo en el si- glo XVII. En España, donde la imprenta pasaba grandes dificultades, la emblemática no encontró pronto una vía fácil para producir obras impresas. La necesidad de grabadores para las imágenes era una dificultad añadida a las ya existentes. Por ello, las pri- meras manifestaciones de que se conoce este género y se apre- cia se dan en España en los festejos públicos que levantan apa- ratos de arte efímero. En muchas relaciones de sucesos de carácter festivo se hallan descripciones de los programas ico- nográficos que se utilizaron para celebrar entradas de reyes o exequias de personajes ligados a la monarquía en donde se advierte la utilización de emblemas y epigramas en la forma canónica mucho antes de que existieran libros de emblemas españoles. Lamentablemente, de este material, destinado a desaparecer en el momento en que se retiraban los aparatos y catafalcos, no ha quedado más rastro que dichas descripcio- nes. Así, para el recibimiento de Felipe II, se colocaron dos ar- cos ornamentados. En el primero se extendían dos hileras de esculturas que representaban los lugares de la tierra de Sevi- lla (56). Éste, verdadero arco triunfal, se levantaba entre una torre de la muralla y otra torre, réplica, levanta al efecto. Esta- ba decorada con el monte Parnaso, y adornada con estatuas, imágenes e inscripciones que explicitaban un discurso históri- co y mitológico. El segundo arco, en la puerta de Goles, tenía la imagen de la ciudad, de los santos patronos, de la Victoria, La Fe y la Justicia y será puerta monumental (57).

(56) Ibidem p. 32 (57) Ibidem, p. 33. 480 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL

Particular atención merecían las figuras colocadas entre los arcos, que representaban a Sevilla y los lugares de su juris- dicción. Según Mal Lara se debió a un motivo coyuntural: «Determinose allí subitamente para vestir aquella muralla la una y la otras de figuras que acompañasen a aquellos cuatro lienzos y torres, pues por ninguna parte estaba la ciudad más baja de muros ni más mal reparados, ni tan viejos, y dióse en proponer a la vista de S.M. los lugares y villas de la tierra y ju- risdicción de Sevilla» (58). Cada lugar o villa era representado por una figura alegóri- ca. Había una descripción de la estatua representada en cada lugar, en la que se aclara su aspecto alegórico, precede a una noticia histórico-descriptiva, en la que conviven datos proce- dentes de la erudición con noticias actuales de primera mano; luego se reproduce esa figura, mediante un grabado, a cuyo pie se insertan unos dípticos latinos que figuran en el pedestal de la estatua. Al final se traducen en prosa esos versos latinos, y después, en versos castellanos que adoptan varias formas métricas y estróficas (59). A lo que nos interesa, Aracena, la representan como mujer, con una basquiña colorada y una ropa amarilla, y la sobrerro- pa morada; con la cabeza torreada, la mano derecha con mu- cha caza de perdices y conejos y, en la mano izquierda, un manojo de cerezas. A sus pies un pernil y un queso, y ciertos toques de plateros (60).

Como versos refiere (61):

De aquí se proveen, Señor, Las comidas más sabrosas, Leche y cerezas hermosas, Perdices de buen sabor, Y perniles y otras cosas.

(58) Ibidem, p. 3. (59) Ibidem, p. 34. (60) Ibidem, p. 152-3. (61) Ibidem, p. 154. 481 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID

Hallaréis plata, y aun oro, Si el verde prado caváis. Sólo vos faltáis, Que sois el mayor tesoro. Suplícoos que me veáis.

Sin duda el autor da una descripción de lo más sobresa- liente de la Sierra, pero nada nos hace pensar que coincida con el escudo antiguo, salvo la corona torreada que lleva la mujer, ni con el nuevo, salvo la propia mujer que no actúa como dama griega sino como figura mitológica, tal como nos refiere el autor. ¿Sería fundamental dicha representación para el futuro del escudo de Aracena? Si bien a estas alturas no podemos aclarar tal extremo, si decir que, recientemente dicho impreso ha servido a localida- des como Cala (Huelva) para ordenar su actual escudo (62).

EL BARROCO ( SIGLO XVII)

A principios del XVII, destacó Aracena por su posiciona- miento activo en defensa del Dogma de la Purísima Concep- ción de la Virgen. La noticia de la firma del Breve que firmó el Sumo Pontífice el 21 de agosto de 1617, sobre que no se ata- case el Misterio de la Concepción, llegó a Sevilla el 23 de oc- tubre extendiéndose por todo el reino, sobre todo a Aracena que al final de dicho año «al instante se determinó obligase con voto a la creencia de este Sagrado Misterio, estableciendo el Ca- bildo Secular, estatutos para que ningún capitular ni oficial de el fuese posesionado sin practicar el juramento, determinó con el Eclesiástico el hacerse unas solemnes funciones exigiendo el co- rrespondiente voto, solamente y para esto mandaron traer los mayores Pintores de Sevilla que dibujasen en la Capilla Mayor de la Iglesia Parroquial que entonces no tenía retablo las mejores

(62) ANTEQUERA LUENGO , J.J. En torno a la Heráldica , ob. cit. pp. 210-1. 482 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL pinturas con diferentes versos de toda clase, en Latín y en Caste- llano que con su dulce cadencia que manifestaba la elegancia de sus autores. El Senado hizo lo mismo con su cuadra con los que en el día de hoy se percibe, mucho mas que con el transcurso del tiempo se han perdido, colocando en ella a la Virgen de la Con- cepción con una pintura hermosa en un lienzo con sus vestidos, como se reconoce en los altos de la Capilla Mayor, se hallaba sin Sol tan propio y con su continuo movimiento parecía el mismo que como mayor planeta gobierna a los demás astros. Se hallaba la Luna manifestando por horas sus cuartos crecidos y mengua- dos. SE HALLABA A UN LADO DE LA CAPILLA COLOCADA ARACENA, EN FIGURA DE UNA DAMA COMO SE REGISTRA EN SUS ARMAS, CON ROPAJE GRIEGO, ARGENTIL AZUL, TENDIDO SOBRE SUS BRAZOS, CORONADA DE FLORES Y UNA CESTA CON TODAS SUS FRUTAS EN LA MANO CON UN ESCUDO CASTELLANO PRODUCIDO PARA EL MEJOR GUSTO. Y al otro lado a Santiago Apóstol y al pié un León con una Leona….» (63). Si el texto es veraz, nos da una información bastante valio- sa. La primera es que, a finales de 1617, se continuaba repre- sentando a Aracena de forma mitológica, como se hizo cuaren- ta años antes, en forma de mujer con una corona de frutas, en vez de torreada, y fruta en una cesta en vez de una bandeja (64). Significativo es el añadido a la pintura que recoge el texto: con un escudo castellano. Dicho escudo que aparecía con la dama, al definirse como castellano, podría indicar la inclusión de las armas de Castilla, es decir aparecería, al menos, el castillo que se había venido utilizando durante el siglo XV . Según la descrip- ción dada y los datos disponibles hasta ahora, no parece que estuviese vigente el actual escudo de Aracena: la dama griega quedaba como representación mitológica de Aracena con los atributos más destacados que ofrecía su comarca pero, fuera del escudo que aparecía junto a dicha dama. Todo ello, indica- ría que la villa, posiblemente, conservaría el antiguo, aunque

(63) GUTIÉRREZ M ARMONJE, ob cit, pp. 80-81. (64) MAL LARA, ob. cit. pp. 152-3. 483 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID desde la representación de Mal Lara se tendría conciencia de una representación simbólica de Aracena como dama griega. Desconocemos el tiempo que duró dicha imagen en el Altar de la Parroquia. En 1715, puede que ya no estuviese. Según in- formó dicho año Don Gregorio Luis de Zapata y Palafox, tras la visita canónica a Aracena y la comarca (65), describiendo el es- tado de la Iglesia Prioral Parroquial, señalaba que en su Capilla Mayor figuraba «un apostolado, y una ymagen de Ntra. Sra. to- dos de bulto» (66), no citando ningún retablo ni capilla más. Podría afirmarse que si durante los siglos XV hasta princi- pios del XVII el escudo principal de Aracena fue un castillo con un león, posiblemente de menor tamaño, la imagen mitológica que adoptó Aracena a partir de, al menos el XVI, era una dama, adornada con una corona orlada con torres o de flores, y en su mano fruta en una bandeja o en una cesta. La identificación de damas, como figuras mitológicas, con villas y ciudades hizo, en algún caso, como el de Aracena, que se identificase con la propia historia de su pasado (origen grie- go). Así, la tradición humanista ubicaba en Aracena la antigua Arcilasis situada, según Ptolomeo, en la Bética en cuyo territo- rio había vivido San Víctor ermitaño en la primera mitad del siglo V. Dicha tradición arrancó muy probablemente de Arias Montano o de alguien de su entorno (67), ya recogida por Lu- cio Dextro en 1627 (68). Siete años después, en 1634, el hispa- lense, Rodrigo Caro, que dejó impresas las antigüedades del reino de Sevilla y su tierra, pone en tela de juicio tal opinión, identificando Aracena con la antigua Laelia de Ptolomeo, ba- sándose en su localización geográfica (69). En la primera mi- tad del XVII se había formado una doble tradición erudita so- bre la antigüedad de Aracena, opinión que todavía se mante-

(65) HERNÁNDEZ G ONZÁLEZ , S.: La prioral de Aracena en 1715 . En X Jorna- das del Patrimonio de la Sierra de Huelva. , 1995 (pp. 231-5), p. 231. (66) Archivo Diocesano de Huelva (ADS en adelante). Secc. IV. Admi- nistración General- Subsección Visitas, leg. 1358, f. 177-8. (67) PÉREZ-EMBID, ob. cit. p. 502. (68) Ibidem, p. 168-9. (69) CARO, R.: Antigüedades ob. cit. f. 208-9.

484 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL nía a finales del XVIII. En la oración panegírica al Obispo Moya de la Torre, pronunciada en 1794 en la iglesia del castillo de Aracena se identificaba a la villa con la antigua Laelia de los túrdulos, señalándole un origen griego como Arcena (70). El siglo XVII trajo la decadencia del imperio español. Las arcas del reino se encontraban exhaustas por las continuas guerras para mantener unas fronteras con un vasto Imperio que hacía aguas, obligando a recaudar dinero. Cualquier for- ma era válida, incluido la enajenación de tierras de realengo con la consiguiente creación de señoríos jurisdiccionales. La creación de los señoríos produjo, aunque no siempre inmediato, cambios en la heráldica y sellos concejiles. Ejem- plo es la localidad de Niebla, que teniendo armas y pendón concedidas por Alfonso X pasó a utilizar el emblema de sus antiguos señores, los Guzmanes, que actualmente continua utilizando. Lo mismo hicieron otras localidades al pasar a se- ñoríos jurisdiccionales: con los Portocarreros, Almon- te, el Cerro del Andévalo, , La Palma, o . Sobre 1640 Aracena pasa de realengo a señorío jurisdiccional, tras la venta del monarca a la Casa de Olivares. Era costumbre de la época adoptar las armas del nuevo señor. En Aracena, como se dijo previamente, no se han encontrado representadas o descritas hasta ahora armas co- rrespondientes a los nuevos señores (la Casa de Olivares o Al- tamira). En otras ocasiones, las localidades, al ser abolidos los señoríos jurisdiccionales, dejaron de utilizar los blasones de sus antiguos señores para sustituirlas por las armas reales: en- tre dichas localidades cercanas a Aracena se encuentran Almo- naster, Santa Ana o Zalamea, todas ellas les añadieron el sobre nombre de la Real para significar su desvinculación señorial. Si bien parece demostrado que durante el siglo XIX y, qui- zás, el XVIII existía ya el actual escudo. Para continuar nuestra investigación volvemos a toparnos con la misma dificultad, no

(70) OSORIO, F.: Oración Panegírica que en la solemnidad de acción de gracias por la exaltación del Illmo. Y Rvdmo. Señor D. Fr. Juan de Moya de la Torre,… 27 de Julio de 1794. Sevilla. f. V. 485 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID disponemos de Archivo Municipal que nos pueda aclarar dicha cuestión. Tampoco podemos acudir al Archivo Municipal His- palense ya que, en dicha época, como señorío jurisdiccional todos los asuntos locales se ventilaban con la Casa de Altamira. Y el Archivo de la Casa de Altamira se desmembró hace ya más de un siglo quedando su importante biblioteca repartida en va- rios centros, pero su documentación está prácticamente perdi- da. Sólo existe un reducido número de documentos repartidos en el Archivo de la Nobleza del Archivo Histórico Nacional y en el Instituto de Valencia de Don Juan, entre otros. En el «Privilegio y armas de la mui noble y leal villa de El Casti- llo de las Guardas. Sacado a mano y solicitud de don Martín Alonso de Burgos y Castilla a 4 de diciembre de 1674» manuscrito en 362 folios sobre pergamino (que se encuentra, junto con otra copia en papel de 1734 en el Archivo Municipal de dicha localidad) se halla adornado con una pinturas de las armas de la entonces villa. De concepción barroca, ostenta en campo de sinople (verde) una torre donjonada de oro, con tres saeteras, acompañada la puerta de dos leones rampantes afrontados de sable. Al timbre, bajo la leyenda «S. Ivan», la figura arrodillada de San Juan Bautista, en su encar- nación, vestido con toga carmesí, con la mano derecha al pecho y en la izquierda una cruz y con el cordero echado a sus pies, ambos nimbados. Lleva este blasón filiera de oro y, a cada lado de la car- tela donde se embute, dos maceros que no aparecen en las repro- ducciones más recientes (71). La organización primitiva ha sido utilizada pocas veces en su versión original, habiendo perdurado otras, a partir de 1872, en que los maceros se colocan, afrontados, acostados a la torre. A partir de enero de 1925, la alcaldía comen- zó a utilizar un sello ovalado sólo con el castillo y, a partir de 1936, con una torre donjonada (72). El Castillo de las Guardas, igual que el resto de localidades que poseían fortalezas en la Sierra, selló sus documentos con la representación de tan significativo baluarte durante el siglo

(71) ANTEQUERA LUENGO, J.J.: El Castillo de las Guardas, historia y vida . Sevilla, 1995. (72) Ibidem.

486 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL

XV , se añadió en el XVII los maceros tenantes, la guarnición que adorna las armas junto a la falta de timbre (corona) para algu- nos adornos proscritos en este tipo de armerías (73). En virtud de la correspondiente memoria de 4 de abril de 1994 el ayuntamiento de dicha localidad organizó el escudo de la siguiente manera: en campo de sinople un castillo de oro mamposteado de sable y aclarado de azur (es decir, con las lí- neas de los sillares en negro y la puerta y saeteras de azul), acompañado de dos leones rampantes aferrados a la fortaleza de plata, y superado el castillo de concha del mismo metal. Al timbre, corona real moderna (74). Vemos que el sello de El Castillo de las Guardas es muy si- milar al de otras poblaciones serranas como Aroche. Es razo- nable pensar que, si el Castillo de las Guardas vindicaba sus armas en la segunda mitad del XVII, Aracena, una las villas principales del Norte del reino hispalense, dispondría de algún blasón en tales fechas. Tendríamos que buscar algún documen- to de la época (1674) que nos pudiera orientar en tal sentido. Si bien no encontramos nada en Aracena. Tendríamos que utilizar fuentes alternativas. Recordando la ya citada de Mal Lara sobre fiestas para el recibimiento de Felipe II en el XVI en que aparecen los lugares de Sevilla, representada Aracena como una dama adornada con atributos de la tierra, que pudo servir de inspiración a la representada en una de las capillas princi- pales de la Parroquia a principios del XVII. Repasando algunas obras distinguidas del barroco español, nos topamos con la es- crita por Torres Farfán (75) que describe los fastos realizados en la catedral de Sevilla por la canonización de Fernando III en 1671. En ella, se representan multitud de figuras alegóricas, pero ninguna las identifica con lugares del reino hispalense. Resulta extraño que con los monumentos que se levanta- ron para celebrar la canonización del rey Santo en ninguno

(73) Ibidem. (74) Ibidem. (75) TORRE F ARFÁN , F de la: Fiestas de la S. Iglesia Metropolitana, y Pa- triarcal de Sevilla, Al Nuevo Culto del Señor Rey S. Fernando el Tercero de Castilla y de Leon . Sevilla, 1671. 487 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID hubiese representación o alusión a los lugares conquistados por dicho monarca o al menos los de la tierra de Sevilla, cos- tumbre que había sido frecuente otrora; como el referido reci- bimiento de la ciudad de Sevilla a Felipe II (Mal Lara). Al igual que en dicha ocasión, pudiera ser plausible que la alusión fue- se mediante jeroglígicos, metáforas o emblemas, desconocien- do el propio de la Torre Farfán su significado concreto. Así, el autor, en algún emblema representado deja escrito «cuya signi- ficación sospecho...» (76) es decir, no parece conocer el signifi- cado de, al menos, algunas de las imágenes representadas. De la Torre Farfán señala que en los monumentos se repar- tían historias correspondientes a las gloriosas hazañas del rey santo, demostradas con la viveza que pudieron darles las líneas de elegantes pinceles (77). Representando escenas como la ba- talla de Tentudía con San Fernando como protagonista (78). Si bien no podemos definir claramente algunos de los escu- dos del monumento principal que se erigió en la catedral de Sevilla, si nos adentramos en la descripción y reseñas que nos da de la Torre Farfán podemos encontrarnos con alguna sor- presa: en una Tarxa de uno de los arbotantes del monumento principal figuraba, encerrado en un óvalo, un jeroglífico: «Una Escala, fabricada de una Espada, y un Cetro; Cuyos Escalones eran hechos de Coronas Reales: Su estremo tocava el Cielo, don- de se ostentava una Hermosa Puerta, aunque cerrada, y de entre unas Nubes salia una Mano con una Llave, como que llebava a abrirla, al Pie de la Escala una muger, que tocada de la Torre, y con otras insignias pertenecientes significava a Sevilla, con ade- mán de aspirar a subir por ella» con el siguiente «Mote: HAC ITUR AD ASTRA» (79) que tradujo en:

Deste Cetro, y desta Espada Hago Escala desde el Suelo Por donde subas al Cielo.

(76) Ibidem, p. 36. (77) Ibidem, p. 25. (78) Ibidem, p. 78-9. (79) Ibidem, p. 36-7. 488 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL

Junto al escudo la siguiente frase:

«Aetheream tibi, Maure, Viam meus obtulit Enfis, Clavis inest, facilis Coelica Porta patet» (80).

El significado que le dio de la Torre Farfán al escudo fue «el Ascenso que Nuestra ciudad le mereció al SANTO REY, pues con su Espada, y Cetro (en quien se simbolizó su Santo, y pode- roso Zelo) le fabricó la Escala Altisima del Conocimiento de Dios» (81). Da la casualidad que dicha descripción coincide en forma (ovoidea) y contenido (figuras) con la que tradicionalmente se ha descrito como escudo de Aracena. Sin duda nos encontra- mos ante la primera representación pictórica impresa del bla- són de la capital serrana. Pero, ¿sería una imagen basada en el escudo de Aracena o fue adoptada posteriormente? Para la canonización de San Fernando fue muy destacada la participación de un jurado sevillano llamado Don Juan Félix Escudero. Éste era oriundo de Aracena se hacía proceder del linaje de los Señores de los Godos, para lo cual tuvo que de- mostrar tan rancio abolengo ante el concejo hispalense me- diante la devolución de la Blanca de la Carne. Sus parientes conservaban la documentación en Sevilla a principios del XIX (82). También sabemos que Fernando III El Santo concedió un privilegio real a este linaje que, posteriormente, confirma- ron otros reyes. ¿Tendría que ver algo el jurado sevillano? Asi- mismo, por aquella época, otras personalidades de la ciudad hispalense tenían relación con la localidad serrana: «aprove- chando sus aires, en 1649, llegaron a Aracena Cristóbal López de Vergara, jurado de Sevilla, el Licenciado Pedro Calvo, Capellán Real de la Capilla de la Virgen de los Reyes y Juan Bautista Laso Mogrovejo, Contador de las Casas de la Contratación» (83).

(80) Ibidem. p. 37. (81) Ibidem, p. 37. (82) ASG, leg. 25. Ejecutoria José Escudero, 1807. (83) TORRES F ARFÁN , F. de la ob. cit. p. 106.

489 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID

También se conoce que para la ornamentación de la cano- nización de San Fernando en la Catedral de Sevilla intervinie- ron los pintores más famosos que residían en el reino hispa- lense. Por un libro impreso de 1671 conocemos que «Por este tiempo vivia en Aracena Ignacio de Iriarte (84), famoso Pintor, cuyas pinceladas son la admiración de Flandes, y a Italia, pues no siempre se han de llevar los créditos de la Pintura, y hoy las desean en Sevilla con mucha codicia» (85). No sería el único pintor que residía en Aracena, en el mismo impreso se destaca al presbítero y Licenciado Alonso González, «famoso pintor» que residió en Aracena cuyo caché era de 500 ducados por realizar una copia del retrato de Santa Úrsula que existía en el Convento hispalense de San Pablo (86). Iriarte formó, junto con Murillo, una Academia de pintura en Sevilla en 1660, que continuaba funcionando durante los referidos actos y que, sin duda, el renombre alcanzado por sus miembros los haría im- prescindible durante la realización de dichos festejos (87). Algunos de los citados pudo ordenar (Felix de Escudero) o pintar (Ignacio de Iriarte, Alonso González) el emblema que figuró en el monumento por la canonización del patrón de la ciudad hispalense. La inscripción de la cinta que figura en el escudo es el si- guiente verso del poeta latino Cecilio Stacio: HAC ITUR AD ASTRA, es decir, «por aquí se va a las estrellas» (88).

(84) Pintor (Azkoitia, ~1621 - Sevilla, 1685). Vivió en Sevilla, entró en el taller de Herrera y se puso en contacto con Murillo y otros pintores renom- brados (1643). Fue uno de los fundadores de la Academia de Sevilla y traba- jó de secretario en la misma. También residió en Aracena donde contrajo su primer matrimonio. Al contrario de los pintores de la época, sobre todo pin- tó paisajes. (85) LOREA, A. de: Vida y virtudes de la venerable Madre Sor María de la Santísima Trinidad, de la Tercera Orden de Santo Domingo . Sevilla, 1671. Edi- ción Sevilla 1854, p. 157. (86) Ibidem, p. 192. (87) Murillo y Herrera El Viejo, fueron los primeros presidentes, en 1663 Valdés Leal sustituyó a Herrera El Viejo. Iriarte fue secretario de la misma hasta 1669 (Ángulo, D. Murillo. Su vida, su arte, su obra. 3t, Madrid, 1981. T.I., p. 471). (88) VÁZQUEZ, J.A. ob. cit. p. 183. 490 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL

El tipo de representación y la época la sitúan entre las imá- genes típicas de la emblemática. Ciencia que comenzó en la primera mitad del siglo XVI (89) y cuya máximo auge en Espa- ña fue en el siglo XVII (90). Los emblemas solían constar de una figura (91), un título (92) y un texto explicativo (93).

(89) El maridaje entre imagen y palabra tiene larga historia en la cultu- ra de la humanidad, pero encontró unas condiciones para fraguar de forma epistemológica e impregnó grandes ámbitos de la cultura y el pensamiento europeos entre mediados del siglo XV y los comienzos del XVIII en forma de un género que nació de manera casual: nos referimos al emblema, con las modalidades de empresa, jeroglífico, divisa..., que por lo general se nutren de los mismos elementos: cuerpo y alma (imagen y palabra) aunque sean desti- nados a receptores diferentes, lo que determina sus variaciones. El emblema surgió cuando Andrea Alciato, jurisconsulto italiano, practicando un ejerci- cio propio de humanistas (traducción, imitación) compuso, inspirándose en la Antología griega, 99 epigramas latinos, a cada uno de los cuales puso un título. Dedicó la obra al duque Maximiliano Sforza y la fortuna quiso que, a través del consejero imperial Peutinger, la obra llegara a manos del impresor Steyner quien, con visión comercial, consideró lo apropiado que sería añadir una ilustración a cada epigrama. La tarea se encomendó al grabador Breuil y el libro salió publicado en 1531 en Augsburg con el título de Emblematum liber. La obra tuvo un enorme éxito (ha alcanzado más de 175 ediciones) y pronto fue imitada por otros, así como comentada. Esta recepción se explica porque el librito recogía sabiamente algo que estaba entre las aspiraciones de algunos círculos de la Europa del momento: la creación de un lenguaje universal, a base de imágenes, a imitación de los jeroglíficos egipcios, pero explicadas con textos, bajo la pretensión de transmitir reglas de conducta de utilidad para el género humano. (90) Durante el siglo XVI y XVII unos seiscientos autores escribieron unas dos mil obras sobre emblemática. (91) Una figura por lo general incisa en un grabado xilográfico o calco- gráfico, aunque también puede ser pintada que a menudo denominan sus autores «cuerpo» del emblema. La imagen es de capital importancia para que el precepto moral que se pretende transmitir quede grabado en la me- moria una vez descifrado el sentido. (92) Un título o lema que suele ser una sentencia aguda y en cierto modo críptica, casi siempre en latín, que da una pista para completar el sentido de la imagen. El mote se solía disponer encima de la figura o en el interior del grabado. Algunos emblemistas componían los motes, pero la mayoría procedían de sentencias tomadas de los clásicos, los Padres de la Iglesia, la Biblia... (93) Un texto explicativo que interrelaciona el sentido que transmi- te la figura y el lema. Con mucha frecuencia, esta explicación suele ha- cerse en verso, utilizando epigramas latinos o en lengua vernácula, según

491 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID

En España la moda emblemática es tardía, y aunque se conoció muy temprano a Alciato (Antonio Agustín lo cita en 1538) los escritores no publicaron libros impresos de emble- mas hasta finales del siglo XVI, dada la mala situación de nuestra imprenta. Sin embargo, desde comienzos del XVII, la moda emblemática impregnará cualquier manifestación cul- tural, y en especial se usó para la decoración de los espacios públicos de la fiesta callejera, religiosa o cortesana. La fórmu- la de unir la palabra a la imagen se había manifestado como un recurso de tal utilidad propagandística que fue impulsada desde ámbitos contrarreformistas y desde los programas di- dácticos de los jesuitas, que enseñaban a sus alumnos la prác- tica de elaborar emblemas, como se ve en la Ratio Studio- rum. Así pues, para una persona culta de nuestro Siglo de Oro el ingenio de que tenía que hacer alarde le obligaba al uso cons- tante de referencias y alusiones simbólicas, para lo que era preciso dominar el lenguaje figurativo y literario que se exten- dió por Europa desde el Renacimiento y llegó a ser internacio- nal. La imprenta ayudó a la adquisición de ese bagaje común y a la memoria, fijando imagen y texto tan indisolublemente unidos como alma y cuerpo. Pintores, poetas, cortesanos, te- nían el deber de conocer obras impresas en Venecia, Lyon, Augsburgo o Amberes que ofrecían ese material apetecido. Cuando bien entrado el siglo XVIII va desterrándose el gusto por la agudeza basado en ostentar el ingenio exprimiendo el pensamiento analógico y de correspondencias, los emblemas van cayendo en desuso. a qué receptor fuera destinado el mensaje. La forma del epigrama se prestaba a transmitir una descripción de la pintura y una segunda parte con la moralidad que encerraba. Durante el siglo XVI fue frecuente que el epigrama estuviera en latín; a medida que avanzaba el siglo, cada vez se ve más el epigrama en lengua vernácula, en sonetos, octavas, coplas de redondillas, silvas.... Con frecuencia, al epigrama le sigue una glosa en prosa, que amplia y aclara el significado, o que se aprovecha para mos- trar erudición por parte del emblemista. Esta fórmula es muy frecuente en España.

492 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL

Si realizamos un análisis somero de los principales impre- sos de emblemas del XVI y principios del XVII observamos (94) que: en 87 de ellos figura una mano saliendo de una nube; hay 126 representaciones de damas, cuatro de ellas con escudos a los pies; un escudo aparece en siete; llaves en otras siete; la escalera en seis; la espada en veintinueve y el cetro en diez emblemas. Una representación de una mano saliente de una nube con una llave (95) y en otra, una mano saliendo de una nube y una escalera (96). Asimismo, se observa que alrededor del 20% de todos los emblemas figura alguna leyenda en su interior, la mayoría escritas sobre una cinta. Es decir, durante el siglo XVI figuraron la mayoría de los elementos del escudo de Aracena en emblemas impresos, incluido la alocución lati- na Sic Itur Ad Astra (97).

ARACENA Y ARIAS M ONTANO

Llegados a este punto se hace obligado hacer referencia a Arias Montano (Fregenal de la Sierra 1527-Sevilla 1598) que, sin duda, dejó una profunda impronta en Aracena y su Sierra. Si en 1588 el sabio Políglota era bien conocido en la localidad serrana, de sus estancias anteriores merece destacarse la de

(94) HENKEL A, SCHÖNE A. Emblemata. Hand buch zur sinnbildkunst des XVI. Und XVII. jahrhunderts. Stuttgart, 1967. (95) HENKEL A, SCHÖNE A. Emblemata . Ob cit., p. 1339. (96) HENKEL A, SCHÖNE A. Emblemata. Ob cit., p. 1416. (97) La explicación del emblema: «Todos los principios ansi de las scien- cias como de las actiones son dificultoso, y aunque esto sea verdad en ninguna cosa ay amyores contrastes y dificultades que en los rpincipios de la virtud... que es los que seda a entender con esta empresa, que quiere deçir, SIC ITUR AD ASTRA, que quiere deçir, ASSI SE VA A LOS ALTO. Porque asi como la piramide en la punta es aguda y estrecha, y despues se va ensanchando y di- latando: de la misma manera el camino de la virtud al prinçipioes trabajoso y dificultoso, pero quanto mas se passa delante en el, tanto mas las costumbre le torna sabros y facil...». Juan de Borgia. Empresas morales s la S.C.R.H. del Rey Don Phelipe nuestro Señor Dirigida por don Ivan de Borxia de su Consejo y su Embaxador. Praga, 1581, p. 46. HENKEL A, SCHÖNE A. Emblemata. Ob cit., p. 1235-6. Br. S. 36 (Nr. 35). Torbogen. 493 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID

1564, cuya presencia en la Sierra debió inspirar ciertas medi- das político-locales: como la emblemática, es decir, la repre- sentación ideológica del poder concejil, contribuyendo a con- cebir la inscripción que se colocó sobre el portal de la casas del cabildo. Asimismo, el impulso a la fábrica de la parroquia, la edificación de la ermita de San Jerónimo sobre la que se creía haber sido tumba de San Víctor (98) y la creación de una cofradía dedicada a San Ginés (99). Según un presbítero y cro- nista local afirmaba, en pleno siglo XVIII que «Arias Montano, a petición de los cabildos de Aracena, intercedió ante el empera- dor para la realización de la Iglesia Parroquial, ya que la del castillo, por lo elevado, era incomodo al vecindario» (100). Sin duda el sentimiento, afecto y consideración de Arias Montano por Aracena no solo quedará patente en la creación y dotación de una cátedra de latinidad para beneficio de los natura- les (101). Además se beneficiará toda la Sierra, no sólo de la donación de imágenes o ajuar litúrgico, sino de la construc- ción de otras iglesias como la del Castaño, , Na- vahermosa y Alájar. Ésta última bajo la advocación de San Marcos (102) (sobre 1560-1561 Montano residirá en el conven- to de San Marcos de León donde finaliza su Retórica (103)). Como erudito, Arias Montano no dejará de bucear en las antigüedades y orígenes de Aracena. Puede intuirse pues ex- ploró la gruta de la Peña junto a un grupo de sus amigos, en- vió un informe detallado de tal exploración a la corte descri- biendo las bellezas naturales y restos arqueológicos que alber- gaba: el informe será recogido por unas Memorias atribuidas al Padre Sigüenza y publicado por Moreno Alonso (104), don- de se testimonia su interés por las antigüedades, sobre todo

(98) PÉREZ-EMBID, J. Aracena y su Sierra , ob. cit. p. 240. (99) Archivo Diocesano de Huelva (ADH en adelante) 1.6.1 Libro de la Hermandad del Glorioso Señor San Ginés, f. 42. (100) GUTIÉRREZ M ARMONJE, J. ob cit, p 12. (101) GONZÁLEZ TELLO, ob. cit. t. II, apéndice, doc. VII; Pérez-Emib, J. Aracena… ob. cit. p. 244-9 (102) SÁNCHEZ RODRÍGUEZ C. En el frescor de los montes, ob cit, p. 26. (103) Ibidem, p. 17. (104) Ibidem, p. 227-8. 494 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL egipcias (105). Era tan amplio el conocimiento de Montano sobre la Sierra que proporcionó todos los datos de dicha co- marca a Ortelio para realizar su Theatrum orbis terrarum (106): en el mapa de Hispalis, se reflejan múltiples detalles y poblaciones a diferencia de la zona del este de la capital hispa- lense (107). Al hilo de la emblemática, José Andrés Vázquez, que niega una antigüedad al escudo de Aracena anterior de finales del XIX (108), considera que el propio Arias Montano pudo ser el creador del escudo de Fregenal (109), considerando al teólogo como «muy aficionado a estos menesteres, según se prueba en diversas ocasiones y muy especialmente al proyectar, con fines políticos, una estatua del Duque de Alba, esculpida luego por Jonghelinck para erigirla en Flandes” (110). Otros autores serán del mismo parecer y atribuirán a Montano la inclusión, al menos, del lema Litteris Armata del escudo de dicha localidad, síntesis del ideal renacentista y muestra de su afición a la em- blemática (111).

(105) Citado por Pérez-Embid, ob. cit. p. 240. (106) SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, C. En el frescor de los Montes. Ob cit, p. 27. (107) ORTELIO , Abraham. Thesaurus geographicus. Antuerpie, 1569. (108) VÁZQUEZ, J.A. El escudo heráldico, ob. cit. Archivo Hispalense 1955, n. 79, pp. 180-4. (109) «La ilustre Ciudad de Fregenal, cuyo nombre viene de Frexnal porque la erigieron entre un magnífico bosque de recios fresnos, dos de los cuales ostenta en su escudo de armas como custodios del símbolo formado por un libro abierto y una espada desnuda, bajo las cuales campea la leyen- da litteris armata et armis decorata. Escudo que acaso ideó y diseñó el polí- grafo insigne y servidor fiel del rey Felipe II» (Ensayo sobre Arias Montano «El Hispalense», incluido en Vázquez JA. Fruto en Sazón. Edición homena- je. Sevilla, 1931, p 196-7). Sólo hay constancia documental del escudo de Fregenal desde 1840. No será hasta veinte años después, 26 de Diciembre de 1953, cuando la Real Academia de la Historia apruebe el escudo de Fregenal y acepte añadir la divisa «Per Marian Adamata» al mismo (Boletín de la Real Academia de la Historia. T. CXXXV. 1954. p. 237-238). (110) Ensayo sobre Arias Montano «El Hispalense», incluido en Váz- quez JA. Fruto en Sazón. Edición homenaje. Sevilla, 1931, p 197. (111) OYOLA F ABIÁN, A. El Humanismo frexnense del s. XVI y un elogium sobre Arias Montano. En El frescor de los montes. Arias Montano y sus oríge- nes. Fregenal de la Sierra, 2001, p. 123. 495 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID

¿Pudo tener alguna relación el destacado polígrafo con el escudo de Aracena?

MONTANO Y LA EMBLEMÁTICA

El interés del teólogo Benito Arias Montano por las repre- sentaciones pictóricas y, en concreto, por los símbolos se de- muestra en sus publicaciones en que destaca significativamen- te la emblemática. Así, tiene el mérito de haber sido el primer español en componer un libro de emblemas, los Humanae Sa- lutis Monumenta (112) (Amberes, Plantino, 1571) que, además de ser el primer libro de emblemas español escrito en latín es el primer libro de emblemas católico impreso por Cristobal Platino (113). Montano creó un nuevo tipo de libro sobre em- blemática, con el que fusionó devocionario y emblemas. Ade- más tuvo en cuenta las exigencias de intelectuales, humanistas versados en teología, así como el creciente interés por la lite- ratura devocionario, en la segunda mitad del XVI. Arias gozará la amistad del pintor Pedro Villegas Marmolejo, que lo nom- brará heredero (114). Arias intentó transportar al campo de la emblemática las ideas probadas en sus Monumenta. Las salas de capiteles del Monasterio de San Lorenzo del Escorial, construido por Feli- pe II, muestran edículos en las lunetas sobre los corredores de las partes estrechas, cuyo arco mitrado porta una cruz y flan- queados por angelotes y nichos con Santos (115). Los edículos guardan como una reliquia los relieves de pórfido que, respec- tivamente, en una doble ejecución reproducen la Piedad y el

(112) BENITO ARIAS M ONTANO, Humanae Salutis Monumenta, Antwer- pen, Plantin, 1571. (113) HÄNSEL SYLVAINE . Las «Humanae Salutis Monumenta» de Benito Arias Montano y el problema de una iconografía contrarreformita de la His- toria Sagrada. Cuadernos de Arte e Iconografía. T. VI. 11.1993. (114) VÁZQUEZ JA. Arias Montano. Madrid, 1943. (115) HÄNSEL, Sylvaine: Der spanische Humanist Benito Arias Montano (1527-1598) und die Kunst, Münster, 1991, p. 116-ss. 496 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL retrato de Jesucristo. Las firmas de las pinturas son de Arias Montano, quien ejerció durante años como bibliotecario gene- ral en la biblioteca de El Escorial. Mientras que en una sala, la pintura va acompañada de un verso de dos líneas, el verso se limita en otra sala a una breve dedicatoria (116). En 1568 Felipe II envió a Benito Arias Montano, a la edad de 40 años, a Amberes (117) para asesorar científicamente la publicación de la Biblia políglota del editor Cristóbal Plantino (118). Arias Montano tenía, no sólo que revisar la realización de la redacción de los textos, sino que escribió también la ma- yoría de las colaboraciones del aparato científico, entre las cuales se encuentran varios tratados arqueológicos. Para estos últimos, proyectó diagramas como el Arca, el Tabernáculo o el templo salomónico, en los que firmó como descriptor (119). La simbología y la emblemática no sólo es una pincelada en la vida del teólogo, sino que la utilizará a lo largo de su vida. Ejemplo, Las portadas de la Biblia Políglota, las cuales, según manifestación propia, fueron ilustradas por él mismo (120). La particularidad de que él como director de la edición monumental no delegara a ningún artista la realización de las portadas, y que él mismo hiciera este trabajo, deja adivinar que no sólo se trataba de elementos de adorno, sino que esta- ban dirigidos a transportar contenidos de singular significa- ción. Además, existe junto a la dedicatoria escrita a Felipe II, otra gráfica que detrás de la portada descubre una alegoría de la Pietas Regia, que va dirigida al rey. El lenguaje simbólico procede del repertorio de jeroglíficos y emblemática, así como

(116) HÄNSEL, Sylvaine: Las «Humanae Salutis Monumenta» de Benito Arias Montano, ob. cit., p. 3-4 (117) Para la biografía de Arias Montano cfr. Bernhard Rekeres, Benito Arias Montano (1527-1598), Londres/Leiden, 1572. (118) Biblia sacra, hebraice, cjaldaice, graece, & latine, Philippi II. Reg. cathol. pietate, et studio ad sacrosancte ecclesiae usum, Antwerpen, Plántin, 1569-1571. Cfr. Voet (como nota 1), I, pp. 280-315, n. 644. (119) HÄNSEL SYLVAINE . Las «Humanae Salutis Monumenta», ob cit, p. 1. (120) HÄNSEL, Sylvaine: Der spanische Humanist Benito Arias Montano (1527-1598) und die Kunst, Münster, 1991, pp. 26-37.

497 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID esencialmente la construcción de la página corresponde a la estructura de los emblemas (121). Arias Montano se debe contar entre uno de los primeros que utilizó consecuentemente emblemas y estructuras de ar- gumentación emblemáticas con un fin político y propagandís- tico (122). Seguramente, no por casualidad, alcanzó su gran popularidad con las Humanae Salutis Monumenta, donde re- cogió estaciones de la Historia Bíblica en emblemas (123). La consecución de las representaciones se corresponde con el tex- to de la Biblia, del Antiguo y Nuevo Testamento. Los grabado- res de las ilustraciones (Abraham de Bruyn, Pieter Huys y los hermanos Wierix) trabajaron según los dibujos de Pieter van der Borcht, el cual, según consta, se apoyó en indicaciones y trazados del mismo Arias Montano (124). Durante la impresión de la Biblia Políglota en Amberes, la relación con el impresor Plantino y su entorno tendrá gran influencia en la vida de Montano. En casa de Plantino se re- unía lo mejor de la intelectualidad de Flandes, entre los que Arias hará grandes amigos y, sin duda, se verá influido por tan especial colectivo. Algunos lo hacen hermano de la «Fami- lia Charitatis» o «del Amor», secta secreta de carácter místico que contaba con gran aceptación en aquel círculo y que ha- bían aportado el capital para que Plantino pudiese abrir su imprenta (125). Plantino tampoco escapará a la utilización de emblemas. Su taller, fundado en 1557, se llamaba el Compás de Oro y utilizaba como distintivo, en todas sus impresiones, un compás y, en una cinta, la divisa «Labore et Constantia»

(121) HÄNSEL, S.: Las Humanae Salutis Monumenta de Benito Arias Montano y el problema de una iconografía contrarreformita de la Historia Sagrada. Cuadernos de Arte e Iconografía. T. VI. 11.1993 p. 1 (122) SYLVAINE HÄNSEL: Las Humanae Salutis Monumenta de Benito Arias Montano y el problema de una iconografía contrarreformita de la His- toria Sagrada. Cuadernos de Arte e Iconografía. T. VI. 11.1993 p. 2 (123) HÄNSEL, S.: Der spanische Humanist Benito Arias Montano (1527- 1598) und die Kunst, Münster, 1991, pp. 68-69, n. 4. (124) HÄNSEL, S.: Las «Humanae Salutis Monumenta» de Benito Arias Montano, ob. Cit. p. 2 (125) REKERS, Ben: Arias Montano. Madrid, 1971 p. 101. 498 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL

(trabajo y perseverancia), todo ello encerrado en un óvalo. Símbolos que pueden recordar los de las sociedades masóni- cas. El demostrado interés de Montano por la emblemática ¿pudo hacerle llevar más allá la representación pictórica de los emblemas? Parece conocido que Montano solía hacer notacio- nes al margen de sus escritos (126). Asimismo, en su casa se- rrana ubicada en la Peña de Alájar se puede contemplar hoy día, un arco de piedras aislado. Es una simple ruina de la edi- ficación que construyó Montano (127) o ¿pudo tener alguna relación dicho arco con la emblemática? En una impresión del XVI se recoge un emblema que representa un arco con simila- res características (128), ¿con qué significado?, el provecho de

(126) Referencias a cierto sello ocultista aparece en la obra Historia del Rey de Reyes, p. 105, estudiada por el agustino Padre Villalba que señaló que: el padre fray Juan de San Jerónimo, primer bibliotecario de El Escorial, re- fiere en sus memorias que guardó libros notados por la mano de Arias Mon- tano todos ellos «están señalados en la margen primera del catálogo con esta señal infinito=5». El propio padre Villalba señala que, relativo a la dicha bi- blioteca, «parecen verse correcciones y añadiduras de la propia mano de Mon- tano… aparecen señales semejantes a las que Sigüenza refiere tener el catálogo de Felipe II». Asimismo, todos los compañeros de Mario Roso de Luna y compañeros darán con el sello ocultista, infinito igual a cinco, es decir, el infinito igual a la pentalfa, a la estrella de cinco puntas o pentágono regular estrellado que detuvo a Mefistófeles cuando acudió a la evocación brujesca del doctor Fausto…: lo que quiere decir, al modo hebraico, leyendo de dere- cha a izquierda: ¡la mente es infinita! Curiosamente, signo coincidente con la estrella que aparece grabada en uno de los muros del castillo de Arace- na. (127) De su casa en la Peña da una breve descripción Rodrigo Caro, pues conoció el lugar en 1621 cuando era visitador de parroquias y conven- tos de fuera de Sevilla. CARO, Rodrigo (1982). —Antigüedades y principado de la ilustrissima ciudad de Sevilla y chorographia de su convento juridico, o antigua chancilleria, Sevilla. Ed. Alfar, 1982, [Ed. Facsimil de la de Sevilla, 1634], p. 102. Algunos datos pueden encontrarse en GONZÁLEZ CARVAJAL . «Elogio histórico del doctor Benito Arias Montano», Memorias de la Real Aca- demia de la Historia, vol. VII, p. 96. Ver también M. Mora Mantero, Mono- grafía de la Peña, 1924; C. Doetsch, «La Peña, retiro predilecto», Revista de Estudios Extremeños, 1928. (128) BORGIA , Juan de: Empresas morales a las S.C.R.H. del Rey don Phe- lipe nuestro Señor Dirigida por don Ivan de Boria de su Consejo y su Embaxa- dor. Praga, 1581, p. 36. 499 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID la amistad (129). Si tuviera alguna relación ¿para quién cons- truiría dicho arco? Montano, aunque deseaba pasar desaperci- bido en la Peña, siempre tenía huéspedes y visitas: Aun en la Peña…, por encubierto que allí me retire, en pocos días se torna mesón cosario (130) ¿Sería para todo aquel amigo suyo que fuese a la Peña?, o tal vez para alguien en concreto: ¿Zayas?, ¿algún obispo?... o alguien más importante.

¿Por qué profundizar tanto en la emblemática, Arias Montano, su obra, e incluso llegar hasta Amberes para conocer a Plantino?

Conocemos la estrecha relación entre Arias Montano y Plantino y que, Montano, se encargaba de diseñar los dibujos que aparecían en sus libros. Plantino solía utilizar un compás encerado en un óvalo con una leyenda en una cinta. Se puede observar que dicho distintivo variaba, en función del libro que imprimía. Así, en los libros de Arias figuraba, además del com- pás una mano que lo sostenía saliente de unas nubes y, en el fondo de algunos, una montaña con un castillo y detrás otras montaña más elevada. De manera que Plantino pudo conver- tirse en cómplice del sabio políglota e incluir determinadas representaciones al gusto de éste. Si observamos los libros de Arias Montano, incluida la Biblia Políglota, veremos siempre

(129) «...El poder de la unión y amistad es tan grande que haze facil lo que paresce impossible, como se ve en esta empressa del arco de piedra que contra la naturaleza de los grave, dexa la piedra de buscar el centro, quedando colgada en el ayre, ayudada sola la amistad de la vunion de las piedras que la acompañaron. El que quisiere significar que estima mucho la amistad, y que la tiene firme con sus amigos lo puede dar a entender enesta empressa del arco de piedra con la letra que dice, AMICITAE BONUM, que quiere decir, EL BIEN Y PROVECHO DE LA AMISTAD, dando a entender que es tan grande el prove- cho de la amistad que se haze con ella lo que pareze ympossible» (Henkel A, Schöne A. Emblemata. Ob cit., p. 1235-1236). (130) Carta de Montano a Pedro de Castro Sánchez en Sevilla 7-XII- 1593 (en Rodríguez C. En el frescor de los montes. Fregenal de la Sierra, p. 25).

500 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL diferencias en las figuras, formas y tamaños del sello del im- presor. Concretamente, en su «Elucidaciones in Quator Evan- gelia...» (131), impreso por Plantino en 1575, en el sello del impresor se incluye una montaña sobre la que se adivina lo que puede ser un castillo y detrás una gran roca. Una imagen similar aparece, también, en la segunda página del tomo I de la Biblia Políglota, justamente de fondo, detrás de la dama que sostiene el escudo ¿Quería representar en una misma imagen a Aracena y la Peña?, muy aventurado afirmarlo. Dos imáge- nes similares se conservan en el Museo del Prado obra del pin- tor de paisajes Ignacio Iriarte (132), que residió durante un tiempo en Aracena (133). Si examinamos más detenidamente el sello utilizado por Plantino para distinguir sus obras y, más concretamente, en la Biblia Políglota, veríamos un óvalo, en su parte superior una unas nubes de la cual emergía una mano y sostenía un com- pás que dibujaba sobre la tierra, en medio figuraba, en una cinta, el lema Labore et Constantia. Sin duda puede tener más que cierto aire al escudo de Aracena: las nubes en su parte superior, la mano que emerge de ella, una cinta con una alocu- ción latina que parte el emblema en dos y un compás que pue- de recordar en cierta manera a una escalera. Era relativamen- te frecuente entre la emblemática europea del siglo XVI, XVII, encontrar emblemas en el que aparecían manos que emergían de nubes. Esta representación, sin duda, tiene mucho interés para el tema que nos ocupa. No es frecuente encontrar un escudo lo- cal encerrado en un óvalo, generalmente utilizado entre los blasones del clero y en las representaciones emblemáticas de la segunda mitad del XVI y XVII. ¿Tendrá alguna relación el bla- són de Aracena con la religión?

(131) Ariae Montani Benedicti. Elucidationes in Quator Evangelia, Matthaei, Marci, Lucae, Iohannis. Anturpiae, 1575. (132) Cuadros titulados: «Paisajes con pastores» o «Paisajes con fortale- za sobre montículos rocoso», firmada en 1665 y otra «Paisaje con ruinas». (133) ¿Podrían representar, los símbolos de Arias o los óleos de Iriarte, la imagen pictórica del castillo de Aracena? 501 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID

Si nos detenemos en la escalera que figura en el escudo de Aracena, apoyada en la tierra y que parece llegar al cielo pue- de recordarnos, en cierta medida, al compás de Plantino o la escalera del sueño de Jacob (134). Podría reflejar las escaleras de los templos mesopotámicos o egipcios, copiadas en los san- tuarios de Canaán. Tal como aparece en el texto bíblico, está llena de un profundo simbolismo: medio por el que se une el cielo y la tierra o que el destino del hombre es ascender al Cie- lo. Algunos Padres de la Iglesia interpretaron esa escalera como la providencia divina que llega a la tierra mediante el ministerio de los ángeles; otros, en cambio, vieron en la esca- lera un signo de la Encarnación de Cristo en la estirpe de Ja- cob, pues es entonces, cuando se unen lo divino y lo humano, al ser Cristo verdadero Dios y verdadero hombre. En el Evan- gelio de San Juan, el sueño de Jacob se ve cumplido en la glorificación de Jesucristo a través de su muerte en la Cruz: «En verdad, en verdad os digo que veréis el cielo abierto y los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del Hombre». De ahí que otros importantes intérpretes consideren que la escalera que vio Jacob representa la cruz por la que Cristo, y los cris- tianos, alcanzan la gloria del cielo. San Bernardo aplicaba el simbolismo de la escalera a la Santísima Virgen: « Ésta (la Vir- gen) es la escalera de Jacob, que tiene doce peldaños, entre los dos lados. El lado derecho es el desprecio de sí mismo por el amor a Dios, el lado izquierdo es el desprecio del mundo por amor al Reino. La subida por los doce peldaños son los grados

(134) Mientras dormía, Jacob tuvo un sueño. Vio una escalera que estaba apoyada en la tierra, y que tocaba el cielo con la otra punta, y por ella subían y bajaban ángeles de Dios. Después que el Señor se le presen- tó prometiéndole esa tierra para su descendencia, el patriarca se despertó de su sueño y dijo: «Verdaderamente Yahvé estaba en este lugar y yo no me di cuenta». Sintió miedo y dijo: «¡Cuán digno de todo respeto es este lugar! ¡Es nada menos que una Casa de Dios! ¡Esta es la Puerta del Cielo!» Se levantó Jacob muy temprano, tomó la piedra que había usado de cabece- ra, la puso de pie y derramó aceite sobre ella. Jacob llamó a ese lugar Betel, pues antes aquella ciudad era llamada Luz. (Génesis 27, 41-46; 28; 29). 502 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL de humildad. Por estos peldaños suben los ángeles y son eleva- dos los hombres...» (Sermo ad Beatam Virginem 4) (135).

MONTANO Y LA ESCALERA DE J ACOB ¿Tendrá alguna relación Arias Montano y la escalera de Jacob? Efectivamente, el confesor de Felipe II, ya en 1583, dio sin- gular relevancia a la escalera de Jacob utilizándola en uno de los dibujos de Humanae Salutis Monumenta (136): una escali- nata monumental por la que subían ángeles y en la parte supe- rior se encontraba Dios sentando en un Trono. Arias no sola- mente cuidó con mimo sus textos si no que se implicó y dise- ñó, como ya se ha dicho, los dibujos de muchas de sus obras, que en muchos casos suponían dudas que surgían en su com- posición según los textos de la Biblia (137). Así, en la segunda edición de Humanae Salutis Monumenta la escalinata la trans- forma en una escalera por la que suben y bajan ángeles. Curio- samente, la Virgen bajo cuya advocación está la Peña de Alájar es la Reina de los Ángeles, nombre que parece coincidir con las características que, para Arias Montano, tenía dicho lugar. La representación de la escalera de Jacob tampoco era aje- na al entorno de Montano. Francisco Aldana, en 1577, le diri- gió un poema sobre la contemplación de Dios a Benito Arias Montano, entre cuyos versos le decía:

Pero, con todo, llega al bajo suelo la escala de Jacob, por do podemos al alcázar subir del alto cielo; que, yendo allá, no dudo que encontremos favor de más de un ángel diligente con quien alegre tránsito llevemos.

(135) Facultad de Teología de la Universidad de Navarra. Sagrada Bi- blia. Pentateuco. Página 164, nota 28,12. EUNSA, Pamplona. (136) ARIAE M ONTANI, B.: Humanae salutis monumenta. Antuerpiae, 1571, p. 7-9. (137) SYLVAINE HÄNSEL. Las «Humanae Salutis Monumenta» de Benito Arias Montano, ob. cit. p. 3 503 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID

No será la única vez que utilice Montano a Jacob. Lo in- cluirá, como ejemplo, entre los que practican su humanitas, es decir, el interiorismo: educado en casa, junto a su madre; denostará la actitud de Isaac con Esaú, experto en caza (prác- tica impura) y dedicado al trabajo en el campo, dos formas de alterar la armonía de la Naturaleza (138), que será el auténtico camino para llegar a Dios (139). Tampoco serán sus libros de emblemas los únicos que recoge- rán la escalera de Jacob, otra versión aparece también en la por- tada del Pentateuco de la Biblia Sacra, que fue proyectada por el propio Arias, en la que figura Dios sobre nubes unidas a la tierra por una escalera por la que suben y bajan ángeles. En la Peña, fecha Arias Montano dicha obra que comienza con estas pala- bras: In Rupe Arcilacensis , esto es: «En la Peña de Aracena». No será la única obra que realice y firme en dicho lugar (140). En- tonces se creía que Aracena era la Arcilasis citada por Ptolomeo. Esta decisión de firmar en la Peña, para honor imperecedero de los serranos, la magna obra de su vida, revela por sí todo el amor que el escriturario tenía a aquel lugar (141). Asimismo, en el si- glo XVII , al hablar de Aracena, se citaba a la Peña como lugar donde residió Arias Montano «a dos leguas de la Villa». Arias Montano consideraba a la Peña como parte de Ara- cena (142), así lo afirma tanto en la Biblia Políglota como en su testamento donde habla de su posesión de la Peña de Ara- cena (143). Y así lo entendieron diversos autores que cono-

(138) ARIAS M ONTANO, B. Naturae Historia. Amberes, 1601, p. 487. (139) OYOLA F ABIÁN , A. Una manifestación de la «Humanitas» montaniana: el trato de los animales en la caza y el «correr toros». En El Frescor de los Mon- tes. Arias Montano y sus orígenes. Fregenal de la Sierra, 2001. p. 247-248. (140) Entre otros, las cartas de San Pablo a los Gálatas en 1579 y a los Efesios y Colosenses en 1580 (Benedicti Ariae Montani. Elucidaciones in Omnia Sanctorum Apostolorum Scripta. In S. Iosannis Apostoli et Evangelis- tae Apocalypsin Significaciones. Antuerpiae. Christophoni Plantini. 1588, pp. 213, 229 y 241). (141) Ensayo sobre Arias Montano «El Hispalense», incluido en Váz- quez JA. Fruto en Sazón. Edición homenaje. Sevilla, 1931, p 214-5. (142) En el siglo XVI, Alájar pertenecía a la jurisdicción de Aracena. (143) GONZÁLEZ CARVAJAL , Tomas. Elogio Histórico del Doctor Benito Arias Montano, ob cit, p. 197. 504 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL cieron su obra. El Padre Lorea afirmaba en pleno siglo XVII «El sitio …le llaman la Peña por estar en un alto. Es tan aco- modado para la meditación de las cosas celestiales y el retiro que por eso lo escogió… el Doctor Benito Arias Montano, que siendo natural de la villa de Fuente del Maestre, quiso ilustrar Aracena, con llamarla patria suya: por el amor que todos le te- nian en ella, y la justa estimacion con que veneraban su perso- na» (144). ¿Tanta importancia le dio Arias Montano a La Peña?

MONTANO Y LA P EÑA

Montano descubrió La Peña siendo aún muchacho, pero se estableció de una manera más o menos permanente sobre 1552 (145). En ella encontró, no sólo un lugar solitario y de retiro (146) por el que pasear por los campos y que le propicia- ra inspiración; sano, con abundante agua, árboles y bosques (147); o la presencia de hallazgos arqueológicos (148); era el enclave ideal donde consagrarse de por vida, al conocimiento de la Sagrada Escritura para encontrar a Dios (149). En su primer tiempo en la Peña, vemos proyectado su ideal retirado en selvas y montes deleitosos, es llevar una vida etérea en envi- diable quietud semejante a la de los dioses y, dedicado al estudio de los libros santos, revuelves documentos arcanos, hablas siem- pre de lo divino para aprender a despreciar los afanes de los hombres y alabar tu suerte y los dones de tu vida mayores que

(144) LOREA, A. de: Ob. cit. p. 130. (145) SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, C.: En el frescor de los montes, ob cit, p 16. (146) Prólogo a Phaleg. Ver SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, C.: En el frescor de los Montes, ob cit. p. 13. (147) ARIAS M ONTANO, B.: Naturae Historia. De Montibus. (148) «Hay en este retiro en donde ahora vivo rústicamente, en parte… excavados por la mano del hombre (cuando en estos lugares habitaban lo sarracenos). Fundamento esta afirmación en vestigios de vajillas de barro jun- to con huesosos humanos que, a veces, vemos enterrados en estos antros (De varia republica, Cap. IV). (149) SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, C.: En el frescor de los montes. Ob cit, p. 15.

505 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID los bienes humanos (150). Según su propia confesión: «En cuanto llegué, creí verme en un delicioso y amenísimo paraíso, del que salía una fuente que se abría en cuatro ríos que regaban toda la tierra; o en un monte desde donde con el favor de Dios, con el auxilio de las lenguas antiguas, y con cierta luz que me alumbraba, me pareció ver algún rastro o semejanza de la gloria de Cristo, cuya hermosura me dejó tan encantado y preso desde el día que me propuse, libre de otros cuidados, entregarme en la soledad a la contemplación de aquella grandeza y claridad que ya descubría y consagrar mi vida entera sólo a esto» (151). Montano, una y otra vez, buscará incansable su refugio de La Peña. En Junio de 1579 dirá: huyendo del calor y de la fre- cuencia de la ciudad, me torné a mi cueva donde jamás hay ca- lor y agora casi cada día llueve. Yo pienso salir pocas veces del distrito de la Peña, que para mi ejercicio a pie es bastante. Eleva su consideración por la Peña como: ningún deseo ni propósito tengo de salir de esta estancia, a lo menos para la corte, si no fuese para otro lugar más retirado y solo que éste, aunque no tuviese las bellezas que éste tiene, que juntas todas no creo hay en Europa pieza que le lleve ventaja (152). Parece notorio que el confesor de Felipe II consideraba la Peña como un lugar de Aracena elevado, celestial, por el cual podría llegarse al cielo —bien podría identificarse con la esca- lera que lleva al cielo y con la llave que abre su puerta—. Co- nocía las antigüedades de la zona y entonces se creía en un posible origen griego de la localidad. Su influencia, conoci- mientos y el reconocimiento en el pueblo de Aracena, pudo tener algo que ver en la representación del concejo como dama que figuró en los actos de venida de Felipe II a Sevilla (153).

(150) Incluido en su Retórica (5, 1309-1318) realizada durante su estan- cia en San Marcó en León, en los hexámetros que dedica a su amigo Álvaro de Lugo al final del libro, donde evoca su nostalgia por su ausencia de la Peña. (151) Comentaría in duodecim Prophetas. Introducción (ver SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, C.: En el frescor de los montes. Ob cit, p. 15). (152) SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, C.: En el frescor de los montes. Ob cit, p. 15. (153) Mal Lara, ob cit, p. 32-33. 506 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL

PINTURAS EN LA PARROQUIA – LA BIBLIA P OLÍGLOTA

Por otra parte, según parece, en 1617 no estaba completa- mente conformado, o al menos aprobado, el escudo tal como lo conocemos, o si lo estaba no nos lo describieron de manera correcta (154). Cuando se pintaron los altares principales de la Parroquia local, en uno de sus altares laterales figuraba Arace- na con una dama griega y en sus manos un escudo castellano. Sin duda dicha imagen se parecía a la portada que figuraba en el Pentateuco de la Biblia Políglota que diseño y representó Arias Montano. Al otro lado de dicha capilla se dibujó el Após- tol Santiago. Hay que hacer notar que en Aracena no hay nin- guna iglesia, ni capilla bajo la advocación de dicho Santo. Por qué se pintó a Santiago Apóstol en un lugar tan destacado: en una de las capillas principales, junto al escudo de la localidad. La vinculación más cercana de la Sierra al apóstol Santiago es la advocación en la cercana parroquia del Castaño del Roble- do, con la que Montano tuvo una estrecha vinculación; o la pertenencia de Montano, que entonces llevaba veinte años fa- llecido, como Caballero Profeso a la citada Orden de Santiago de la Espada. Por estos indicios, podríamos preguntarnos si pudo tener alguna relación dichas representaciones con el sa- bio confesor de Felipe II, realizándose dicha capilla en honor del sabio que tanto benefició a Aracena y a sus hijos. Arias Montano fue el responsable de una capilla en la Iglesia Mayor Parroquial de la misma, fundada por su amigo el vicario Gon- zález de la Ossa. Asimismo, según las crónicas locales dicio- chescas (155) Arias habría tenido una actuación más que des- tacada en la construcción de dicho templo, por lo que no sería de extrañar cierto homenaje a tan destacado benefactor. Si volvemos a la Biblia Políglota, en el sello de Plantino veremos, unas manos emergiendo de nubes, sujetando un compás y una cinta con una leyenda, todo ello encerrado en un óvalo. Asimismo, en la portada del tomo primero del Pen-

(154) Gutiérrez Marmonje J. ob cit. p 80-81. (155) Gutiérrez Marmonje J, ob cit. p 12. 507 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID tateuco se observa una dama sosteniendo, en una de sus ma- nos, un escudo con las armas de Felipe II, curiosamente, la imagen puede ser asimilada a la dama que sostenía un escudo en su mano y que, dibujada en una capilla de la Parroquia lo- cal, representaba la imagen de Aracena. Asimismo, si nos fija- mos observaremos también que aparecen, a sendos lados de la dama, unas manos emergiendo de la tierra que sostienen, de forma vertical, un cetro y una espada, sobre la dama nubes. Y en la página siguiente, figura la escalera de Jacob, por donde sube y bajan ángeles. Sin duda todas esas imágenes nos re- cuerdan, tanto al altar dibujado a principios del XVII en la Pa- rroquia de Aracena como a su escudo. En la misma portada de la Biblia, detrás de la dama con el escudo, se puede visualizar un paisaje con un castillo sobre una montaña y detrás otra montaña más alta, que podría re- presentar la imagen de Aracena y detrás la Peña. No será la única vez que aparezca tal representación en una obra de Arias impresa por Plantino. Se puede ver en la portada del Index Librorum prohibitorum cum regulis confectis per patres a tri- dentine synodo (156) y en la portada de Elucidationes in Qua- tor Evangelia (157) de Benito Arias Montano. En ambas se vi- sualiza un castillo sobre una montaña, a los pies una pobla- ción y detrás, otra montaña más alta que cobija al resto. En las ilustraciones de las primeras páginas del Pentatéuco de la Biblia Políglota, que representa la escalera de Jacob, en la base de la columna derecha de la orla, aparecerá la alusión a la puerta del cielo «et haec porta caeli». Asímismo, sabemos que el lema que figura en el escudo de Aracena «Hac itur ad astra», es atribuido a Virgilio. Arias Montano en su libro «De varia republica sive commentaria in Livro Iudicum» (Amberes, 1592), también incluirá numerosas frases de este autor clási- co. Son demasiadas coincidencias para que no exista ninguna relación entre la portada del Pentateuco de la Biblia Políglota

(156) Antuerpiae. MDLXX. (157) Antuerpiae, MDLXXV. 508 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL y las armas de Aracena, tanto las pintadas en 1617 como las utilizadas hasta hoy. La estrecha relación entre Arias Montano y Felipe II, trans- formó al eminente polígrafo en un hombre de Estado. En mu- chas de sus obras difunde y refuerza la idea de la monarquía absoluta. Tanto en la Biblia Políglota, como en sus Monumen- ta o más claramente en su obra póstuma sobre Aphorismos de Publio Cornelio Tácito. De tal manera que será considerado como uno de los más destacados Tacitistas (158). La relación de Arias con Plantino, y la Familia Charitatis le dio la oportunidad de conocer las modas europeas, utilizando la emblemática para difundir sus ideas. Todo ello no hubiese sido posible sin un lugar propicio para pensar y escribir. Sin duda, La Peña. Ya hemos destacado la importancia que tenía para Arias dicho lugar haciéndolo, incluso, digno del monarca más importante del mundo. El doctor dejará por heredero a Felipe II del «Patronazgo de la Peña de Aracena, con su ermita y todas sus heredades y anexidades» (159). Será lo único que deje Arias a un emperador en cuyos reinos no se ponía el sol. Por qué. Qué interés tendría Felipe II en tan inaccesible y re- cóndito lugar. Arias Montano no se hubiese atrevido a regalar tan «humilde» propiedad al monarca si no supiese cierto inte- rés de éste. ¿Acaso el soberano habría visitado dicho lugar al- guna vez y se hubiese quedado prendado del mismo? (160).

(158) Tácito es la figura que la mayoría de los realistas tonan como modelo o fuente de admiración e inspiración. Descubierto en el Renacimien- to (en 1458 se imprimieron sus obras) fue, sin embargo, la edición de Justo Lipsio (1574) la que permitió que el autor clásico se convirtiese en el gran maestro de la razón de Estado. Sin duda, su estilo aforístico y conceptual, y su forma de enfocar la polítca como inmoralidad hicieron que su obras re- uniera las condiciones esenciales para agradar al gusto del Barroco (Canta- rino Elene. Tratadistas político-morales de los siglos XVI y XVIII. Apuntes so- bre el estado actual de la investigación. Rev. El Basilisco. Oviedo , n. 21, 1996, p 4-7. (159) En su testamento realizado 28 de Junio de 1598, protocolizado antes el escribano público hispalense Marco Antonio Alfaro. Incluido el tras- lado en González carvajal, t. Elogio Histórico del Doctor Don Benito Arias Montano, p. 197. (160) Alguien debería recoger el envite.

509 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID

Arias no hubiese ofrecido tal legado a su monarca sino lo con- siderase una verdadera «mansión de reyes», digno de aquél que le había ayudado a subir a lo más alto y salvado de los peligros, incluida la Inquisición. Podríamos concluir este apartado, refiriendo que el escudo de Aracena pudo ser un emblema compuesto por Arias Monta- no. Sin duda la elección del tipo de representación puede indi- car la influencia de Plantino y amistades de Amberes. Ence- rrado en su óvalo característico, en el incluirá Arias todos los sentimientos que le traería la Sierra, aquella tierra donde pasó mucho de su tiempo. En un mundo regido por un poder supe- rior, Dios, Aracena (representada como dama, por un posible origen griego), su Sierra (con sus bondades —sostenidas por la dama en la mano—), incluida La Peña, sería el lugar ideal para poder acceder al cielo (hac itur ad astra), cuyo medio se- ría la monarquía (representado en el cetro, la espada y las co- ronas de la escalera). En el escudo de Aracena Arias Montano pudo unir los lugares, personas y sentimientos que más le in- fluyeron en su vida: Dios, Aracena con su Peña, y la monar- quía (por su amistad con Felipe II).

¿Fecha de composición del escudo?

Si damos por buena las suposiciones anteriores. En la por- tada del Pentateuco, primer tomo de la Biblia Políglota, ya apa- recen los símbolos del blasón de Aracena. Por ello, podemos considerar la composición del escudo previa a 1569, año en que se imprimió. La influencia de Plantino, su círculo de Amberes, incluida la Familia Charitatis, será decisiva en la manera de pensar de Arias, que editó su primer libro de emblemas (Monu- menta Salutis) en 1571. Así, vemos que el escudo de Aracena se asemejará bastante al distintivo utilizado por Plantino en sus impresiones. Por lo que si algunos símbolos del escudo pudie- ron ser definidos con anterioridad, como la dama por el posible origen griego atribuido en la época a Aracena, la conformación definitiva del escudo, con todos sus elementos (escalera, cetro,

510 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL espada, nubes, cielo, coronas y alusión a la puerta del cielo), divisa cortando el escudo en dos, la mano saliendo de una nube y la forma ovoidea —indiscutiblemente disposición típica de la época de los emblemas— pudo realizarse durante la estancia de Arias Montano en Amberes. La representación de la escalera con un cetro, una espada y cinco coronas, en clara alusión a la monarquía como medio de ascender hasta el cielo, indica que Arias Montano estaría implicado en la necesaria ayuda a la po- lítica Felipe II. El rey había ordenado a Arias Montano en Mar- zo de 1568 le edición de la Biblia Políglota (161). De manera que, entre Abril de 1568, fecha que llegaría Montano a Ambe- res, y 1569, fecha de la impresión del primer tomo, podríamos fechar la creación definitiva del escudo de Aracena. Quizás no fue intención de Arias legalizar el símbolo que, a través de la emblemática, representaba para él no solo el municipio sino toda su Sierra. Pudo ser algún discípulo o muchos de los serra- nos beneficiados por él, que recogiendo todo el saber del maes- tro y como homenaje, intentase la adopción del mismo.

Cuándo pudo adoptarse dicho escudo

Como ya se dijo, en 1640 pasó Aracena de realengo a seño- río jurisdiccional, debiendo haber adoptado la villa las armas de los nuevos señores, hecho del que no se tiene constancia. En 1671 y con un carácter simbólico, aparece por primera vez impresa una representación de su escudo en los fastos de la canonización de San Fernando. De manera que quizás podría situarse la adopción del escudo de Aracena en la primera mi- tad del siglo XVII, siempre antes de 1640, fecha de creación del señorío jurisdiccional, en que en modo alguno, los señores lo- cales hubiesen permitido la utilización de un escudo diferente de sus armas.

(161) Carta del Felipe II a Benito Arias Montano encargándole que fue- se a Amberes a encargarle la edición de la Biblia Políglota que debía impri- mir Plantino. González Carvajal. Elogio histórico, ob cit, p 140-144. 511 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID

¿Podríamos justificar dicha opinión?

A los ocho años de la muerte de Arias Montano (6 de julio de 1598) se censuraron sus obras. Posteriormente, las gestio- nes realizadas por sus discípulos, fueron reduciendo poco a poco dichas restricciones. El celo de sus discípulos también pudo hacer cumplir el legado de su maestro. Algún cronista local afirmó: «que mandado por Doña Mar- garita de Austria esposa de Don Felipe III, trajo el Asistente de Sevilla el Sr. Marqués del Carpio la Real Cédula con el nombre de Aracena», y esto forzosamente tuvo que estar comprendido entre los años del reinado de 1598-1621, el Sr. Gutiérrez, debió referirse mas bien a cualquier otra cosa por ejemplo el de con- firmación, menos a que fuera la primera vez que se llamó ofi- cialmente Aracena (162).

¿Qué hecho pudo hacer que los monarcas honrasen a la villa con alguna merced?

En 1617, se declaró el Dogma de la Inmaculada Concep- ción (163). En ello tuvo una actuación destacada Mateo Váz- quez de Leca, natural de Sevilla pero oriundo de Arace- na (164), Secretario de Estado de Felipe II y sobrino del Vene- rable Bartolomé Vázquez patrón del convento de Carmelitas de Santa Catalina de Aracena (165). Tras conocerse la noticia de la declaración del dicho dogma, la villa realizó grandes celebraciones por las que «Mateo Vázquez de Leca escribió á S.M. el Sor. D. Felipe 3.º por los cabildos y mereció la villa el título de muy Ilustre, la justa estimacion de la Real persona por

(162) GONZÁLEZ TELLO, V. ob. cit. T. I., p. 221. (163) GUTIERREZ M ARMONJE, J. Copia de un libro manuscrito que D. Ma- nuel de Fuentes y Escobar, copió en el año 1868, del presbíterio Dn. Juan Bu- tierrez Marmonje, del año, 1782. Mss. Propiedad particular (herederos de D. Eduardo González). (164) Ibidem, p. 75. (165) Ibidem, p. 76. 512 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL sus lucidas funciones, que así constará con mas extensión en su carta original, que es regular permanezca en los papeles de dicho año, en uno de los dos archivos, aunque se halla impre- sa» (166). Dicha cédula emitida por el Rey Felipe III tuvo que conce- derse entre 1618, posteriormente a que se realizaran los feste- jos en Aracena relativos al Dogma de la Inmaculada Concep- ción, y previos a 1621, que finaliza el reinado de dicho mo- narca. Pero, qué es lo que otorgaba a la localidad. Algunos autores refieren que se confirmó el nombre de Aracena (167). Parece descartado, no se ha encontrado ninguna cédula de dicha época en que se confirme el nombre de una localidad ya existente (168). Por lo que puede ser más probable la se- gunda opción: la denominación de Aracena como Ilustre. En tal caso, una localidad considerada como Ilustre era raro que no tuviese escudo o blasón identificativo. Coincidiendo con dicho nombramiento pudo ir parejo la confirmación de su blasón. Los textos refieren que el monarca confirma a Arace- na su nombre, ello conduciría a que se habría remitido cierto memorial al monarca sobre las antigüedades de la villa que justificase la gracia solicitada. Qué erudito conocería tanto di- chas antigüedades cuyos informes serían leídos con seriedad en la Corte. Sin duda los del confesor de Felipe II. Montano había buceado en las antigüedades de Aracena desde su ju- ventud y durante su permanencia en la Peña. Tras su muerte habría dejado cierto legado (al igual que la cátedra de latini- dad) para la capital serrana, cualquiera de sus discípulos loca- les pudo recoger el pensamiento o los escritos del teólogo. En agradecimiento al amor y obras del sabio al municipio, sus discípulos locales influyentes, entre los cuales pudo encon-

(166) Ibidem p. 86-7. Continua la noticia: «solo un sucinto manuscrito, he podido hallar para el gobierno de esta corta noticia; por lo que aunque qui- siera no puedo darla con la particularidad que ella se merece». (167) Ibidem, p 86-7. (168) Dicha Cédula podría conservarse entre las Reales Provisiones conservadas en el Archivo Histórico Nacional o en las Secciones de la época del Archivo General de Simancas. 513 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID trarse Mateo Vázquez de Leca o el Licenciado Juan López de la Ossa (169), pudieron promover que se elevase una propues- ta para que se pudiera utilizar el escudo de armas compuesto por Arias Montano (170). Coincide, con dichas fechas, en 1617, el haber pintado uno de los altares de la parroquia de Aracena con las armas de la localidad (171) y el apóstol San- tiago, a cuya orden militar homónima había pertenecido Arias. Por qué tantas gracias recibidas por Aracena de los monar- cas precisamente a principios del XVII: ferias, mercados, distin- ciones, honores, títulos. En 1601, justo tras la muerte de Arias, se concede «Real Feria el día de Santa María de Asunción. Con- cedió Felipe III y Margarita de Austria en Miércoles y Sábados mercados y feria franca» (172); y en 1628 se acabó la obra de la Parroquia (173). Por aquella época existía, en la localidad, cierto temor de que el saneamiento de las arcas públicas del Estado pasase por la enajenación de Aracena. Los principales dirigentes locales, cómodos en su situación, harían lo propio para evi- tarlo. Ya que la entrada de un nuevo señor conduciría lógi- cos cambios en el poder. Esta resistencia está confirmada por alguna crónica realizada en el XVIII , precisamente du- rante la época en que Aracena fue señorío jurisdiccional: «por 8.000 ducados que se dice fue dueño de este Principado

(169) La confianza que tenía con Montano era grande. De hecho las posesiones del polígrafo en el término de Aracena eran administradas por López de la Ossa (Testamento de Arias Montano. Incluido en González Carvajal, T. Elogio Histórico del Doctor Benito Arias Montano. Ob cit p. 197. (170) Para aquel que disponga más tiempo que el presente autor, de- cir que puede rastrear la referida «Cédula», entre las Reales Provisiones guardadas en el Archivo Histórico Nacional de los años 1618 a 1623. El tipo de privilegio concedido es más característico de las reales provisiones que las cédulas. Aunque, también se podría encontrar entre las cédulas conservadas en dicho archivo y la custodiadas en el Archivo General de Simancas. (171) Gutiérrez-Marmonje. ob cit, p 80-81. (172) Ibidem, p. 8r. (173) Ibidem, p. 11. 514 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL y su posesión (no obstante de resistencia) en el 1640 cayó la gracia» (174). Podemos encontrar algunos otros signos que indican la resistencia del pueblo a su enajenación. Sin duda los princi- pales afectados eran los miembros de la oligarquía local que verían peligrar su privilegiada situación. Familias como la de los Señores de los Godos verían cambiar su suerte: Don Luis Fernández Márquez de Escudero era dicho Señor a princi- pios del XVII, a partir de 1640 sus descendientes limitarían mucho la utilización pública de tal prerrogativa de honor hasta la primera mitad del XVIII, sufriendo pleitos, pérdida de patrimonio e incluso de la propia vida (175). Los miembros de su familia dejarían de ocupar cargos públicos en el conce- jo en beneficio de una burguesía local ascendente y una nue- va nobleza foránea: Gonzalo Fernández Bejarano, natural de Zufre, pasó a vivir a Aracena sobre 1603 (176), con su hijo Laureano Infante Bejarano (177). Laureano Infante ostentó durante 1643 a 1646 los cargos de Secretario y Notario del Santo Oficio de la Inquisición de Sevilla, Alcalde de la forta- leza de Aracena y Gobernador de dicha villa (178). Sin dudas importantes cargos vinculados a los nuevos Señores. En di- cha época ganaron una ejecutoria ante la real Chancillería de Granada. Laureano y familiares señalaban que «maliciosa- mente algunos oficiales del dho concexo Por odio y enemistad y pasiones que con sus ptes tenianse y avian confederado para seguirles y hacer la dha delacion todo a fin de molestarles cau- sandoles costas de que se conoce la siniestra rrelacion de la dha delacion y demda» (179). El cabildo se defenderá señalando que «eran hombre pecheros de poco tiempo a esta pte con fa-

(174) Ibidem, p. 4-5. (175) Testamento de Don José Márquez de Aracena Espinosa de los Monteros (ACG, leg. 25). (176) Ejecutoria de Laureano Infante Bejarano, vecino de Aracena, 1646. Archivo Real Chancillería de Granada (A.Ch.G., en adelante); Hidal- guías 301-117-6, p. 6-7. (177) A.Ch.G. Hidalguías 301-117-6, p. 28-29. (178) A.Ch.G. Hidalguías 301-117-6, p. 2, 56 y 58. (179) A.Ch.G. Hidalguías 301-117-6, p. 4. 515 RAFAEL MÁRQUEZ DE ARACENA DEL CID bor y malas negociaciones y por ser poderosos se avian escusa- do y excusaban de pechar diciendo y xatgandose que son Hijos dalgo» (180). Otros apellidos que comienzan a sonar en la villa a partir de la enajenación de la entonces villa serán Ga- ray y Valladares. Lo cierto es que un emblema como el escudo de Aracena ya estaba impreso en 1671, cargado de simbolismo espiritual, con clara influencia de la emblemática y del clero (encerrado en un óvalo) y, sobre todo, detrás de dicho emblema estuvo, al menos, el espíritu del más célebre habitante de la Peña, Frey Benito Arias Montano, muerto alrededor de 20 años antes de que Felipe III concediera la Cédula a Aracena. Si el sabio Benito Arias Montano tuvo algo que ver en con el escudo de Aracena, cuestión más que probable, sabemos que lo tendría ideado ya sobre el año 1568 y su composición sería en su primer año de estancia en Amberes, fecha en que imprimió la Biblia Políglota. Ya que todos los elementos del escudo aparecen en dicha Biblia, concretamente en la porta- da del Pentateuco: del sello de Plantino —escudo ovalado mano que sale del cielo entre nubes con una cinta con texto latino que divide el escudo y estructura de dos palos (com- pás) que une el cielo y la tierra— la dama, el cetro y la espa- da verticales y la escalera (de Jacob). Todo ello hace pensar que si el escudo de Aracena pudo fraguarse en la Peña, su elaboración definitiva pudo completarse en Amberes. Caso de no haber sido Arias, si lo sería uno de sus discípulos a inicios del XVII teniendo presente la obra del más ilustre ha- bitante de La Peña. Pocos escudos locales pueden preciarse de tan elevados ideales en su manufactura. Sin duda no exis- te un escudo local en España con más de cuatrocientos años de existencia en el que se destaquen sus cualidades terrenales y espirituales. Con todo ello, no sólo se descubre el origen del blasón de Aracena, sino la relevancia que tenía para Arias Montano dicha localidad ya que, incluyó todos los símbolos del escu-

(180) Ibidem, p. 2.

516 HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD EN ARACENA A TRAVÉS DE SU HERÁLDICA MUNICIPAL do en la portada del primer tomo de una de las obras más monumentales e internacionales impresas, La Biblia Polí- glota (181). Precediendo, incluso, al dedicado a Felipe II (182). Aún desconocemos la impronta real que dejó el sabio humanista en Aracena. En el orden arquitectónico, las más importantes obras públicas (construcción de las casas del Cabildo) y religiosas (parroquia de Aracena, ermitas de San Jerónimo y San Ginés, entre otros) se realizaron durante su estancia en este lugar. En el orden social, la creación de una cátedra de Latinidad, pudo ser la causa de la elevación cul- tural local, traducido en un importante número de grados académicos universitarios hispalenses durante los siglos XVI al XIX . Es curiosa la consonancia de un pueblo con sus signos pú- blicos de identificación. A través de los siglos, de los cambios de adscripción jurisdiccional, de los vendavales políticos y so- ciales, de las diferencias ideológicas, de los gobiernos, de los intereses particulares y globales, han sido respetuosos con sus tradiciones y agradecidos con sus mayores; supieron formar y conservar un escudo propio, no impuesto y respetar los signos tradicionales con una identidad particular a lo largo de cuatro siglos. El presente artículo es un ejemplo claro del influjo de la cultura sobre la mentalidad social, a través de sus órganos de representación pública, utilizando la Heráldica para mantener sus signos de identidad; asimismo, la Heráldica puede ser una herramienta y ciencia útil para dar a conocer diferentes aspec- tos de la Historia.

(181) Arias realizó, los dibujos de la Biblia Políglota, con especial inte- rés los de la portada del Primer Tomo (Hänsel Sylvaine, Der spanische Hu- manist Benito Arias Montano (1527-1598) und die Kunst, Münster, 1991, pp. 26-37). (182) En la vuelta de la primera página del Biblia Políglota Arias hay una dedicatoria para Felipe II, con contenido simbólico (Hänsel S. Las «Hu- manae Salutis Monumenta» de Benito Arias Montano y el problema de una iconografía contrarreformita de la Historia Sagrada. Cuadernos de Arte e Ico- nografía. T. VI. 11.1993 p. 1). 517