Nosferatu. Revista de cine (Donostia Kultura)

Título: Gloria Grahame. Ancha Gloria Grahame

Autor/es: Molina Foix, Vicente

Citar como: Molina Foix, V. (1996). Gloria Grahame. Ancha Gloria Grahame. Nosferatu. Revista de cine. (20):34-37. Documento descargado de: http://hdl.handle.net/10251/40955

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Entidades colaboradoras:

Gloria Grahame Ancha Gloria Grahame

Vicente Molina Foix

uando descubrí que 1977. Un personaje apellidado y lo universal. Estudiantil, di­ Gloria Grahame no era Bergson, sin parentesco alguno ría, mucho más que estudioso, etotalmente dura, ni siquiera con el filósofo pese a ser él y muy poco estudiado en su antipática, entendí más a Ho­ mismo muy risible, había in­ organización. Y o era por aquel llywood. La cosa sucedía en ventado allí un festival de cine entonces profesor de literatura Oxford, England, en el año a caballo entre lo universitario en la universidad, y a pesar del sigilo que rodea todos los actos Simone Simon interpretó en el La condición doliente y tortuo­ oxonienses, se sabía lo mío. Mi film de Renoir que llevó a los sa vuelve a darla magnífica• nada vergonzante y hasta exhi­ americanos (el productor Jerry mente Grahame en Los sobor­ bicionista cinefilia. Wald) al remake, pero la ac­ nados, quizá su película más triz americana, al contrario memorable, aunque el motivo He sido alguna otra vez jurado que la francesa, pagaba una no sea artístico. En ese exce­ de festivales cinematográficos, culpa y sufría más: moría, si lente thriller sobre los grados, pero en ningtmo he tenido la se me permite contar ese final, peligros y recompensas de la opo1iunidad gloriosa de com­ estrangulada a manos de su venganza, Gle1m Ford de nue­ partir mesa redonda con Glo­ marido y compinche criminal vo es un hombre recto y corto ria Grahame, a la sazón acom­ Broderick Crawford, sin poder (si bien ahí esté del lado del pañada de su marido, el terce­ ella lavar su culpa con otro bien, como policía en busca de ro de los suyos, creo, Joseph crimen más ''justo", el del ma­ los asesinos de su esposa), pero Cotten. Las deliberaciones rido, que el amante (Glenn los polos de atracción están en fueron cortas y hasta corteses, Ford) no se decidía a cometer. el gángster de y en entre otras razones porque na­ la mol/ o chica del malo que die, y yo desde luego menos le contó a Peter ella interpreta. La escena me­ que ninguno, contradecía a Bogdanovich que cuando el morable es, naturalmente, la Miss Grahame, que hablaba productor Wald vio la película del café en el rostro de Gloria, poco en las reuniones pero lo terminada le dijo: "Todo el de la que Lang siempre se poco lo hablaba con esa voz mundo es malo en tu pelícu­ mostró muy orgulloso por un suya embaucadora, baja de re­ la", a lo que el director le con­ simple inserto, el que muestra gistro, casi aterciopelada, aun­ testó: "Claro, Zola quería que, mientras los gángsters jue­ que con los intensos graves mostrar que en todo ser huma­ gan al póker, nadie se acuerda que -como desgarros en el ter­ no hay una bestia". Grahame de que la cafetera está en el ciopelo- le daban en el cine consiguió ese papel en lugar fuego, por lo que el café llega negro su condición de mujer de Rita Hayworth, y hay que a hervir. Y así es como se lo incie11a y turbia. Ganó el fes­ celebrarlo. Lo que Gloria no tira a la cara el malo Marvin a tival una película norteameri­ tiene, la belleza desdeñosa de su chica, dejándola terrible­ cana, la que Gloria nos hizo Rita (el desdén parece en ella mente desfigurada. "Me pre­ preferir, y no la he vuelto a estar más dirigido al resto de gunto cuántas mujeres han ver desde entonces más que en las mujeres, incapaces de igua­ echado café en la cara ele sus la pantalla. Pero aún está en la larla, que a los hombres que la maridos y se quedaron decep­ piel de mi mejilla el beso de codician) lo compensa en la cionadas del resultado, dicien­ su despedida, dado más como película con su mayor turbu­ do: 'este Lang es un director conjurada que como jurada lencia, con su "fondo" de mu­ desastroso'". Eran mujeres, cla­ bajo los ojos occidentales del jer por la que han pasado, ro, que no se habían fijado lo gran Cotten. E l festival de como diría Walter Pater, todas bastante en ese inserto y no es­ Oxford desapareció poco des­ las desdichas y lacras y deseos peraron a que el café alcanzara pués, aunque no así Bergson, de la humanidad. su punto más dañino. que reaparece de vez en cuando en otros, siempre con entusias­ mo y a veces con su madre.

Antes de conocerla, Gloria te­ nía para mí tres caras principa­ les, en razón de las tres pelícu• las suyas que prefiero, Deseos humanos ( 1954) y Los sobor­ nados (1953) de Lang y Cau­ tivos del mal (1952) de Min­ nelli. En Deseos humanos Grahame hacía un papel casi histórico, la mujer de la bestia humana, o la bestia misma, se­ gún otras lecturas del libro de Zola. Grahame desempeñaba en esa película el papel que Deseos humanos Lang es un director que en Cau tivos del mal toda su can·era quiso revelar no tanto los brotes de la vio­ lencia como el resultado o el reflejo de las acciones violen­ tas. La imagen de la Grahame de piel quemada marca la pelí• cula con un pathos casi in­ aguantable, volviendo ella a darnos, con ese afeite de monstmosidad en su cara, los trasfondos más turbadores de la fragilidad y el dolor.

Gloria Grahame hacía en Los sobornados de moll, y fue casi una especialidad suya in­ terpretar a broads, según la definición del estupendo libro (Anatomy of a Murder, 1959), poca o dudosa moralidad y un de ese título del matrimonio de Preminger, no sería lo mis­ sentido muy lato y ancho de la Ian & Elisabeth Cameron. mo sin ella- hasta Barbara rectitud: "tipas". Cabareteras, Para los Cameron, las broads Stanwyck y , cantantes de saloon en el Oes­ de Hollywood eran el equiva­ pasando por Arlene Dahl, Ca­ te, chicas de gángster, direc­ lente femenino de los heavies rolyn Jones, tamente putas, pero también o tipos duros, a los que tam­ o . Broad no esposas del modelo Lady bién les dedicaron otro peque­ sólo es un término de volumen Macbeth, "que atormentan" ño volumen, y en su catálogo para la anchura; en el argot -según señalan los Cameron­ encontramos desde la acerada­ americano hace referencia a "a sus hombres con la infide­ mente simpática Eve Arden las mujeres en su sentido más lidad, la codicia o el deseo de -Anatomía de un asesinato descarnado, a las que tienen poder".

¿Pueden las "tipas" ser damas o domésticas o simpáticas? La ) máquina de Hollywood y el talento versátil de algunos grandes nombres nos di cen que sí: yo pude comprobarlo en Oxford, entre las risotadas filosóficas de Bergson, al ver lo ladylike y suave que era Grahame. Aunque ya antes, en la pantalla, dio pistas. La ver­ dad es que no la recuerdo en Oklahoma (Fred Zinnemann, 1955), donde dicen los libros que encamaba a una criadilla coqueta, pero sí, y mucho, en ( 1950) de , donde soportaba con ironía y devoción a un v iolento marido escritor, , acusado del asesinato de una secretaria. El final del film es estremece­ dor: Bogart, en una de sus ra­ bias, la empieza a estrangular (Grahame pertenece al género ¡Qué bello es vivir! de las que mueren mucho en Los sobornados

acción), cuando suena el telé­ me tenía también que soportar estar horas y horas en las me­ fono. Es la policía para comu­ a otro hombre bastante iracun­ sas de juego mientras ella es­ nicarle que el verdadero asesi­ do, Nicholas Ray, que se casó taba a la espera del divorcio. no de la secretaria ha sido en­ con ella sin quererla ("estaba Quería estar arruinado del contrado. Las manos de Bo­ encaprichado de ella") al sa­ todo. No quería que esa seño­ gart sueltan entonces el cuello ber de su embarazo y luego, ra, que luego demostró ser tan de Gloria, pero ésta dice su después de algunas peleas mo­ astuta como me lo anunciaba gran frase: "Ayer esto habría numentales, varias en el plató en sus amenazas, tuviese nada supuesto mucho para nosotros. de In A Lonely Place, escri­ mío. No quería que obtuviese Ahora ya no importa nada. No bió lo siguiente de ella (lo po­ ni un céntimo ". importa nada en absoluto". demos leer en el reciente libro de reflexiones sobre el cine 1 La tercera cara de Gloria Gra­ Mientras interpretaba a esa in­ Was Interrupted): "Algo ven­ hame se vio en Cautivos del teligente mujer, Gloria Graha- gativo dentro de mí me hacía mal, donde ella interpretaba de modo inolvidable a la espo­ sa aburrida, algo frívola y de­ liciosamente tonta del catedrá­ tico convertido en guionista célebre de Hollywood. Su voz sureña sonaba allí con tintes de una ingenua clásica, pero siempre, como en un continuo, se oía por lo bajo el acento de una amenaza. En la hermosa película de Minne!li sostenía (y salía ilesa) un romance con el aceitado galán Gilbert Ro­ land. Pero también moría al final, en un avión. Era la ac­ triz más buena entre las "ma­ Encrucij ada las", y entre las condenadas la de odios más he1mosa.