Huellas Revista De La Universidad Del Norte Vol
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Contenido Editorial ¿Por qué se mató Silva? 4 Ramón Illán Bacca Derechos humanos y organizaciones 14 Javier Roberto Suárez González María Cano: escritura y revolución 20 Eduard Esteban Moreno Trujillo Trincheras de papel: Resistencia cultural del Brasil dictatorial en Doña flor y sus dos maridos de Jorge Amado 30 Fabricio Silva Deseo existencial 39 Arturo Cardozo Beltrán Impronta Uninorte: un hecho extraordinario 45 José Amar Amar Crónica Assa revisitado Memoria personal de un gran maestro 47 Miguel Iriarte Evocación El pan de los elegidos 53 Tallulah Flores Prieto Poesía El revés de la caída y otros poemas 56 Tallulah Flores Prieto La espalda del río y otros poemas 58 Santiago Rodas Huellas Revista de la Universidad del Norte Vol. 99, enero-junio de 2016 Barranquilla (Colombia) Narrativa El Diablo de Guanabara 60 Orlando Araújo Fontalvo Las guadañas 63 Daniel Jiménez Prestán Un lugar seguro 64 Gloria Castaño Novedad Shir (Cantos en el umbral) 67 Mercedes Ortega González-Rubio El mito de la filosofía 72 Sara Martínez Vega Cine El páramo 73 Alberto Romo Garrido Kill Your Friends 74 Javier Barón Reseña Té para Elisa 75 Luis Rafael Gutiérrez Colaboradores 76 Huellas Editorial Cada número de la revista Huellas constituye un universo de pensamientos y letras que se lanza al mar de la historia, como la botella de un náufrago que busca la orilla de la memoria. Reflexiones que dan cuenta del quehacer cultural, el pensamiento filosófico y el desarrollo humanístico y académico desde una región como el Cari- be colombiano, que aunque es epicentro del mundo macondiano, está totalmente conectada a la realidad de una nación inserta en las dinámicas del mundo globa- lizado, y que vislumbra en el horizonte la posibilidad histórica de un momento de posconflicto. Esta, la edición 99 de la revista cultural universitaria más antigua del Caribe co- lombiano, no es ajena a las tensiones contemporáneas. La violencia retratada en la narrativa corta; los derechos humanos vistos a la luz del pensamiento filosófico; el análisis de la resistencia política representada alegóricamente en una obra de la literatura latinoamericana como Doña Flor y sus dos maridos; la escritura y el pensa- miento libertario de María Cano en la segunda década del siglo XX en Colombia; la crítica del séptimo arte en Colombia, que ha estado permeado por el eterno retorno de las imágenes del conflicto armado, son algunos de los temas que encontrará el lector en este número. Fenómenos políticos y sociales, analizados a través del lente de la cultura y que, a su vez, son acompañados por la lucidez y la belleza de la poesía y la narrativa que siempre nos han caracterizado. Durante el periodo de edición de esta revista se llevó a cabo en Barranquilla una agenda cultural para honrar y aproximarse a la vida y obra del maestro Alberto Assa, pues se cumplen veinte años del fallecimiento de este hombre que tenía la con- vicción de que “No habrá desarrollo sin educación ni progreso sin cultura”. En este número quisimos sumarnos a los homenajes con una crónica muy sentida sobre este educador y gestor cultural. Huellas ¿Por qué se mató Silva? Por Ramón Illán Bacca José Asunción Silva (Bogotá, 1865-1896), poeta colombiano. No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio. Como en un laberinto borgiano, el Juzgar que la vida vale o no la pena de que se viva es responder narrador-detective de este texto va a la pregunta fundamental de la filosofía. tras las pistas de la muerte del escritor El mito de Sísifo, Albert Camus José Asunción Silva. Las posibles razones para explicar su suicidio son Su muerte “Mire cómo nos dejó ese zoquete”, frase atribuida variadas y contradictorias: problemas a Vicenta Gómez (su madre), dirigida a los primeros económicos, impotencia sexual, dolientes que fueron a darle las condolencias. Ella se desayunaba y el cadáver de Silva estaba en el cuarto enfermedad venérea, incesto con su de enfrente. El dato lo da Fernando Vallejo en su libro hermana y hasta un posible asesinato Almas en pena. Chapolas negras; sin embargo, Enrique Santos Molano en El corazón del poeta nos dice que la entra en escena. Mientras explora todas frase es de una tía que se encontraba en la calle. las posibilidades, va creando un gran El entierro se efectuó el 12 de mayo de 1896, un día lu- cuadro de la Bogotá de su época y del minoso, con poca gente y muchos curiosos en las ace- ras. paso de este poeta por la Costa Caribe Lo metieron en el ataúd con la ropa que tenía pues- colombiana. La ironía y el buen humor ta: pantalón negro de rayas blancas, medias punzó de saltan a la vista en cada párrafo. seda y zapatos charolados. La marcha fúnebre se detuvo en el Palacio de la gober- nación para llenar un formulario, y lo enterraron en 4 el muro de los suicidas del cementerio común. El en- Es el mismo Fernando Vallejo quien en Almas en pena, terrador levantó la tapa del ataúd para extender una Chapolas negras (p. 21) nos dice: “Silva se pegó un tiro capa de cal sobre el rostro. Esa misma cara reprodu- por su libre albedrío. Por el fuero soberano de su lúci- cida en los billetes de cinco mil y que a todos nos es da, libre, irredenta, atea e hijueputa voluntad. Y dejó a familiar. muchos preguntándose que por qué se había matado”. El hecho es que estamos hablando de un escritor de Respuestas producción escasa, alrededor de 150 versos en tres li- bros, todos póstumos: La angustia metafísica es un tema recurrente en va- rias de las respuestas dadas. Así, el poeta Julio Flórez El primer libro sería Poesías, prologado por Miguel de escribió un poema que se popularizó: Unamuno en 1908. Editado en forma tosca, sin índice, con erratas y en el que en el “Nocturno 1” se sustitu- ¿Por qué se mató Silva? yó “Desnuda tú en mis brazos” por “Rendida tú a mis En lo más abrupto y alto súplicas”. El segundo, Gotas amargas, fueron versos es- de gran peñón de basalto critos por el poeta para no ser publicados. Por último, detuvo un águila el vuelo Intimidades, poesías descubiertas en los setentas y pu- miró hacia arriba, hacia arriba blicadas en 1977. Fueron escritas en su adolescencia, y se quedó pensativa entre 1880 y 1884. El libro se compone de 59 poemas, al ver que el azul del cielo de los cuales 33 eran inéditos. siempre alejándose iba. Escrutó la enorme altura Su producción también incluye una novela, De sobre- y, con intensa amargura mesa, y escritos en prosa, cartas y textos en general. sintió cansancio en las alas Ahora hay un rescate de casi todos los artículos de en la glacial lejanía el sol moría, moría. prensa, hecho por Enrique Santos Molano. Este mis- mo escritor compiló el libro Cuentos negros (1996) to- Francisco Villaespesa (poeta español ahora olvidado) mando los cuentos aparecidos en los periódicos bogo- dijo: “Se mató porque después de haber escrito una tanos de la época de Silva y que casualmente tienen su poesía tan intensa, ni la naturaleza ni la vida podían estilo. No se puede probar que sean de él, pero de ser ofrecerle nada, porque ya esa [la poesía] le había dado así, como dice en su prólogo R. H. Moreno Durán, se la inmortalidad”. trataría de un excelente cuentista con el mismo estilo de Silva y que viviría en la Bogotá de la misma época y Miguel de Unamuno, en su prefacio al primer libro que nadie nunca supo quién era. de Silva, publicado en 1907 bajo el título Poesías, dice: “En rigor la tortura metafísica fue la que mató a Silva. Ahora bien, ¿estaríamos tan interesados en Silva y su Silva canta como un pájaro, pero un pájaro triste, que obra si el suicidio no le hubiera dado esa aura trágica? siente el advenimiento de la muerte a la hora a que se acuesta el sol”. El entorno Juan Ramón Jiménez dijo: “Me gustaría representarme a Silva desnudo con su Nocturno segundo y único en ¿Fue Silva un desadaptado? Contrario al ABC del psi- la mano. Quemaría el resto de su decadente vida y su coanálisis, Silva tuvo una infancia feliz. Se olvida con escritura confusa. Todo ese dandismo provinciano y frecuencia que la Bogotá de Silva era una ciudad con ridículo para asustar a los colombianos corrientes de mucha pobreza, la clase alta era pobre, dividida entre una indiferente Bogotá”. hacendados de la sabana, comerciantes, unos pocos banqueros y uno que otro abogado. Laureano García Ortiz en “Quid est veritas”, escrito en junio de 1896, sostiene que fue l’ennui. Fue el primero Los Silva Fourtoul eran ricos en forma absoluta al mo- en afirmar que en la mesa de noche estaba el libroEl rir el tío abuelo de Silva, quien dejó el equivalente a triunfo de la muerte de D’Annunzio. Para Vallejo esto es cuatro millones de dólares actuales, pero Ricardo Sil- ridículo, lo mismo que el dato referente a que se vistió va, el padre de José Asunción Silva, por una rabulería de frac para suicidarse. jurídica había sido excluido de la herencia. 5 Bogotá era una ciudad de 80 mil habitantes, malolien- San Miguel, que me sea fiel. te y cara, costosos los bienes importados y sin mucho San Román, que sea galán. sentido de la comodidad. Casas con tienda en los pisos San Justo, que sea a mi gusto. bajos, mucho mendigo, poca distancia física entre las San Enrico, que sea muy rico. damas distinguidas, las lavanderas y las vendedoras.