Abuelo, Los Recuerdos No Se Rompen 50
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1 ABUELO, LOS RECUERDOS NO SE ROMPEN Isabel Zerpa A. CARACAS, 17 DE ABRIL DE 2007. 1 2 A Gilberto Zerpa Por los recuerdos que nunca se rompen Por las complicidades. Por la fuerza amorosa de tu voz que sigue llenando mis domingos al medio día, mi querido e innolvidable hermano, mi gracioso y perseverante “Trucutrú” 2 3 Indice Contenido Página Cuando escribimos… 3 María Paleta 4 Isabel Teresa En Una Fiesta de Pajaritos 10 Génesis, Leonardo y Un Caballito Que Es Un Tronco 14 El Sueño de Isabel Teresa 21 Mami Tengo Escalocalor 24 La Mañana Del Reencuentro 26 La Trifulca De Los Juguetes De Goyito 28 La Batalla de ¡¡ Sálvense Quien Pueda !! 35 Una Mariposa Muy Voluntariosa 39 Por Esos Campos de La Azulita 46 Abuelo, Los Recuerdos No Se Rompen 50 3 4 Cuando escribimos un relato, nos contamos a nosotros mismos y contamos las historias de los otros: de nuestros seres queridos , de los cercanos y distantes; de los que están y de los que ya no están… También escribimos lo que soñamos y además contamos lo que no nos gusta, lo que no queremos; lo que nos disgusta… Cuando escribimos, vaciamos, en cierta medida, el ánfora de nuestro corazón…Somos poetas y somos cursis al mismo tiempo… ¿Hay algo mas cursi para nuestra sociedad globalizada y tecnológicamente avanzada, que la palabra y la voz recurrentes, que la textura de las páginas olorosas de un libro que huele a escuela y a primer día de clase?... Y a la vez, cuánta poesía hay en ello… Somos vida en letra y voz, sueños y recuerdos, hechos piel, afectividad e intelecto. De todo ello, nutrimos a diario nuestra existencia y nos encontramos niñas y niños, jóvenes, adultos, abuelos y abuelas y vamos creando y recreando la vida, a través de las palabras, en tiempos y en espacios diferentes…Por eso… ¡¡ Abuelo, los recuerdos no se rompen !! Isabel Zerpa A. Abril, 2007. 4 5 MARIA PALETA En las puertas del cielo se ha formado una algarabía. Ha llegado María Paleta con sus hijos los pollitos. Entre tanto cacareo y tanto pío pío, San Pedro se ha vuelto un ocho, sólo con escuchar tanto alboroto, y no sabe si dejarlos entrar. Al fin, abre las puertas y se da cuenta que la entrada del cielo es un reguero de plumas; hay plumas por todos lados. En medio de tantas aves, está María Paleta, una dulce viejecita, que se desvivía por entrar al cielo con su corte de gallinas y allegados. Desde afuera podía vislumbrar el inmenso espacio azul; podía ver los confines del cielo con sus santos personajes. Pero también recordaba el patio de su casa aquí en la tierra, en su pueblito de la Sierra en el Estado Falcón, amplio y abierto, desde donde podía ver su propio cielo todos los días. Entonces, mientras esperaba, tuvo un sueño cortico donde San Pedro la dejaba entrar al cielo con todos sus animalitos: con sus gallinas y sus pollos y... ¿por qué no?, en el cielo también cabían su perro, sus gatos y sus chivos, su gallo pataruco y su Pollito Pintón. María Paleta sigue soñando en el cielo como aquí en la tierra. No concebía la vida en el más allá de las nubes, sin darle el maíz a sus gallinitas, sin continuar dándole cariño y protección a todos sus animalitos. Y por eso se los llevó para el cielo. María Paleta soñó; pero se despertó y se cansó de esperar. - ¡Pero bueno San Pedro!, ¿me vas a tener aquí toda la vida? 5 6 - ¡Es que no piensas dejarnos entrar? - No María Paleta, lo que pasa es que yo te esperaba a ti solita. No sabía que venías con tus animalitos. - Pero San Pedro estos animalitos son mi familia y mi compañía. ¡Anda chico! Déjanos entrar, que me muero por entrar al cielo, con mis animalitos. Además, quiero ver dónde hay un fogón para hacer mis arepas de maíz pilao. San Pedro ¿Tú no tienes hambre?; yo sí me muero de hambre y mis animalitos necesitan agua y comida, después de ese viaje tan laaaaaaaaargo... - Es que... María Paleta... Yo no sé... La comida... ¿Aquí?... ¿en el cielo?... - ¡Ahh... No vengas con la historia de que tú no comes! . ¿Es que los santos no comen?. Bueno, yo no estoy segura de si comen o no comen; lo que si sé es que no han probado mis arepas de maíz pilao con mantequilla derretida y quesito de chiva... María Paleta, con sus manos de mujer trabajadora, moldeaba en el aire, sus arepitas de maíz y a San Pedro, sólo de imaginárselas, se le hacía agua la boca y lo tentaba mucho la idea de comerse esas ricas arepas de maíz pilao. - Está bien María Paleta, pasa con todos tus animalitos. Entra... ¡Y a ver, si consigues tu bendito fogón!... No había terminado de hablar San Pedro. Todavía no había guardado el manojo de llaves de las puertas del cielo, cuando ya María Paleta estaba 6 7 correteando por cielo con todos sus animalitos y gritaba: ¡No es un sueño es verdad. Es verdad!... Todos los santos y los ángeles se percataron de la algarabía. Por todos los confines del cielo se escuchaban los cacareos y los pío pío, los kikirikí, los ladridos y los maullidos y hasta los quejidos de un chivito. Toda la familia celestial estaba sorprendida con este acontecimiento. Por si esto fuera poco, uno de los pollitos preferidos de María Paleta, el Pollito Pintón se había extraviado. El Pollito Pintón es gordo y amarillo como la mayoría los pollos, pero con unas manchas marroncitas, por eso lo llaman así “el Pollito Pintón”. Además, es muy curioso y juguetón y cuando se vio en semejante espacio azul, comenzó a correr y se alejó del grupo... Luego, cundió la alarma entre los santos y los recién llegados. María Paleta, Mamá Gallina, el resto de los animales, San Pedro y unos cuantos santos más, comenzaron una peregrinación por todo el cielo para buscar al Pollito Pintón. Se oía un eco de voces que gritaba: - ¡Pollito Pintón! - ¡Pollito Pintón. Dónde estás! - ¡Dónde estás Pollito Pintón! - ¡Pollito Pintón! Pintón Pintón Pintón! - ...¡Pollito Pintón Pintón Pintón! - ...Pintón Pintón Pintón! 7 8 Recorrieron algunos caminos, hasta que María Paleta, Mamá Gallina y el resto de los animales, descubrieron las huellas de Pollito Pintón. Se miraron en silencio y no le dijeron nada a los santos. - ¡Mamá Gallina por aquí debe estar Pollito Pintón porque se hizo p...! - ¡ Sssschito ! Cállate chivito que los santos y los ángeles no se han dado cuenta todavía. Los santos solo veían unos puntos oscuros en las nubes y en el espacio celestial, que por cierto, en estos momentos, ya no era tan celestial... La peregrinación de tanta gente, llamó la atención de otros santos, quienes se unieron al grupo. Entre ellos estaba don San Juan con toda su majestad, quien al percibir las huellas de Pollito Pintón y un aroma que no le resultaba agradable, agachó el dedo y se tapó la nariz y los demás santos tampoco entendían nada, pero también se taparon la nariz. Entonces el eco de voces llamando al Pollito Pintón se oía diferente: - ¡Ollito Intón Intón Intón!... - ¡Ollito Intón ¿onde stá? - ¡Ollito Intón ¿onde e’etiste? - ¡Ollito Intón Intón Intón! De pronto María paleta y Mamá Gallina se emocionaron al ver al Pollito Pintón, picoteando y picoteando en un espacio del cielo que era muy diferente a todo el espacio que habían recorrido. Era la casa de San 8 9 Francisco de Asís, una humilde gruta, donde San Francisco, el santo que adoraba al sol y a la luna y a sus hermanos, los animales del bosque y las flores del campo… Este santo, lleno de ternura, arrojaba trigo, maíz, alpiste y otros granos en el suelo, para que las aves que pasaran por allí, pudieran regocijarse. En la pequeña gruta, había también, un fogón y un pilón y hasta los santos se sorprendieron al ver a San Francisco sentado en la entrada de la gruta, reuniendo unas mazorcas de maíz...tal como si esperara a alguien... María Paleta al ver todo aquello, sintió que su corazón saltaba de alegría y se decía para sus adentros que la realidad era más bonita que su propio sueño. Ahora la algarabía de los animales era mayor, pues además de la emoción de haber encontrado a su hermano, el Pollito Pintón, habían encontrado un espacio para vivir felices y cómodos y unos nuevos amigos, los animales que correteaban en la gruta de San Francisco. María Paleta comprendió que San Francisco la estaba esperando y que quería probar sus ricas arepas de maíz pilao. ¿Quién dijo que los santos no comían?. Eso era antes de que María Paleta subiera al cielo. Pero ahora mas bien, se pelean por probar sus ricas arepas, su dulce de leche de cabra y sus conservas de coco. 9 10 Y también desde ese día, los muchachitos que van al cielo, pueden corretear y hacer la ronda del “Arroz con Leche”. Pueden perseguir a las gallinas y jugar con los pollitos por los confines del inmenso espacio azul. Finalmente les digo algo: Si alguna vez, miran al cielo y ven caer una lluvia de granitos de maíz desde las alturas, no se asusten; porque María Paleta, siempre estará dándole de comer a sus gallinas y a sus pollitos, mucho más allá de las nubes… 10 11 ISABEL TERESA EN UNA FIESTA DE PAJARITOS Isabel Teresa, en compañía de sus padres y de su hermana Oriana, estaban de viaje por el estado Aragua y corrieron con la suerte de compartir el paseo hacia la Estación Biológica de Rancho Grande, con los niños integrantes del grupo de Los Pastores de El Limón.