De Arte, 18, 2019, pp. 35-60 ISSN electrónico: 2444-0256

A propósito del sepulcro de Alfonso Fernández de Vargas (s. XIV) conservado en San Juan Bautista, Burguillos del Cerro ()

Concerning the sepulcher of Alfonso Fernández de Vargas (XIVth c.) preserved in Saint John Baptist Church, Burguillos del Cerro (Badajoz)

Andrea MENÉNDEZ MENÉNDEZ ORCID: http://orcid.org/0000-0001-7595-3699 / [email protected] DOI: http://dx.doi.org/10.18002/da.v0i18.5897

Recibido: 15-IV-2019 Aceptado: 11-VII-2019

RESUMEN: Alfonso Fernández de Vargas fue sepultado en la Iglesia de San Juan Bautista de Burguillos del Cerro (Badajoz). Su sepulcro, epitafio y testamento son un perfecto ejemplo de la importancia, y deseo, de trascender más allá de la muerte, mediante el uso del poder de la imagen y la palabra. Durante las excavaciones arqueológicas realizadas en la iglesia pudimos desgranar la evolución del conjunto arquitectónico, como lugar de culto y espacio funerario, en uso desde época visigoda, hasta época contemporánea. Con motivo de esta intervención pudimos también ahondar en la historia de Fernández de Vargas y contextualizar nuestro objeto de análisis. Palabras clave: Escultura funeraria gótica; Capilla funeraria; Sepulcro; Epitafio; qubba; Testamento.

ABSTRACT: Alfonso Fernández de Vargas was buried in Saint John the Baptist Church of Burguillos del Cerro (Badajoz, ). His sepulcher, epitaph and last will and testament are perfect examples of the ability of image and language to transcend beyond death. During the archaeological excavations, we were able to examine the evolution of the architectural compound, both church and cemetery, from the Visigothic period to the present. This archaeological research, has allowed us to delve into the history of Fernández de Vargas to further contextualize our analysis. Keywords: Gothic funerary sculpture; Funeral chapel; Sepulcher; Epitaph; qubba; Testament.

INTRODUCCIÓN del espacio. El lugar, destinado a ser “Centro de Investigación, Turismo y Cultura, Iglesia Burguillos del Cerro, dada su riqueza de San Juan Bautista”, fue convertido final- patrimonial, es declarado Bien de Interés mente en sede del “Centro de Interpretación Cultural como conjunto histórico en 1998. La de la Orden del Temple”1. iglesia de San Juan Bautista se localiza en el extremo noroeste de la población, circunda- 1 da por una tapia perimetral realizada en el La intervención arqueológica fue dirigida por Andrea Menéndez Menéndez, fase previa a la siglo XIX, cuando el lugar es reconvertido en rehabilitación integral del edificio, promovida por el cementerio municipal, tras ser abandonado Excelentísimo Ayuntamiento de Burguillos del Cerro, como espacio de culto (Fig. 1). En el año 2009 con cargo a fondos europeos “EEA Grants” y de la se realizó una excavación arqueológica vin- Junta de . Nos parece ineludible señalar culada al proyecto de rehabilitación integral que, buena parte del resultado de nuestra investigación histórico-arqueológica, fotografías y textos, de forma

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do, cobraran de alguna forma sentido, tras la localización de un documento gráfico ex- cepcional, que analizaremos más adelante y que nos permitió, finalmente, unir un puzle deshecho a través de los siglos. Junto con el contexto arqueológico del espacio donde se ubica el sepulcro, que esbozaremos de forma somera, desgrana- remos alguno de los datos más relevantes conocidos sobre la figura de Fernández de ▪▪ Fig. 1. Vista de la iglesia de San Juan Bautista, Vargas y, fundamentalmente, haremos una Burguillos del Cerro (Badajoz) antes de la in- aproximación al análisis del sepulcro y su tervención arqueológica. La capilla adosada al testero, es la denominada “Capilla de Vargas”. epitafio. Foto de la autora. El trabajo puramente arqueológico se CONTEXTO ARQUEOLÓGICO E HIS- completó posteriormente, mediante la in- TÓRICO vestigación de las fuentes documentales y Nos parece oportuno, para comprender bibliográficas sobre la localidad, que nos de forma adecuada el estado y evolución aportó información muy valiosa. Durante del conocimiento en torno a la figura de Fer- la excavación, el sepulcro de Alfonso Fer- nández de Vargas y su sepulcro, realizar un nández de Vargas, conocido en la localidad breve y conciso recorrido por la evolución como “el Señor de la Higuera”, se localiza- histórica del edificio hasta su estado actual. ba ya desmantelado, y muy deteriorado, en El desarrollo de la intervención arqueológi- la conocida como “Casa del Corregidor” o ca estuvo muy condicionado por el uso del “Cárcel Real”, donde la localidad tiene un solar como cementerio municipal entre fina- pequeño museo; pero la figura del persona- les del siglo XVIII y principios del siglo XIX. je estuvo muy presente durante los trabajos. Tanto San Juan Bautista, como la Iglesia de No en vano, la capilla que acogió sus restos Santa María de la Encina, situada en la la- era conocida, entre otros nombres, principal- dera del cerro del castillo, son abandonadas, mente, como la “Capilla de Vargas” o “Ca- por su estado ruinoso y ubicación excéntrica, pilla de Nuestra Señora de la Concepción”. por una población que crecía entonces hacia Nuestro interés por la figura de Alfon- el llano, para construir un nuevo templo que so Fernández de Vargas, y su sepulcro, se aunara ambas parroquias. Buena parte de la reavivó años después de terminar nuestra intervención en San Juan estuvo protagoni- labor arqueológica, cuando pudimos ver el zada por la excavación de los restos de uso, resultado final de la restauración del edifi- abandono y posterior destrucción del cam- cio y el sepulcro ya montado en su ubicación posanto contemporáneo a principios del si- original. La observación minuciosa de las glo XX (Fig.2). piezas hizo que parte de los escasos datos, Durante su reconversión a cemente- que durante años habíamos ido rastrean- rio, el edificio sufrió grandes cambios que pudieron ser documentados durante la in- tervención arqueológica y también gracias literal, fueron recogidos, sin nuestra autorización, ni indicación de nuestra autoría, en una publicación a una completa documentación gráfica con 2 denominada, “La Recuperación de San Juan Bautista de nuevas tecnologías . Los pavimentos, reves- Burguillos del Cerro. La materialización de un sueño”, a cargo del gerente de la empresa de arqueología adjudicataria de la obra, Víctor Manuel Gibello Bravo, 2 Andrea Menéndez Menéndez, ”Intervención editada por el Ayuntamiento de Burguillos del Cerro, arqueológica para el Proyecto de Investigación, Turismo en el año 2015. y Cultura, Iglesia de San Juan Bautista (Burguillos del

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Una vez retirados parcialmente los res- tos del cementerio contemporáneo pudimos documentar la sucesiva ocupación de este espacio, lo que nos permitió observar la in- teresante evolución, en el tratamiento de la muerte, en un mismo entorno, durante una dilatada secuencia cronológica. De los restos de fase visigoda documen- tados en el edificio, tan solo se conservan, precariamente, parte de algunas estructuras, ▪▪ Fig. 2. Iglesia de San Juan Bautista, Burguillos que parecen indicar la presencia de un edi- del Cerro (Badajoz). Imagen del recinto duran- ficio primitivo, con testero desarrollado en te las labores arqueológicas. Foto de la autora. planta y naves en disposición trapezoidal, timientos y estratos relativos a su uso suce- que se van estrechando hacia el oeste. Este sivo como lugar de culto, fueron removidos edificio es absorbido por las sucesivas fases dificultando el análisis evolutivo del con- constructivas. junto. Las naves, la sacristía y el hospital del La siguiente fase documentada en el Espíritu Santo, fueron totalmente derruidos edificio sería la relacionada con la ocupación hasta su cimentación, para construir la cer- islámica del territorio. La intensa y sucesiva ca que rodea el conjunto. El hospital, que se posterior ocupación del espacio hace que adosaba al este de la iglesia, era ya citado en apenas tengamos restos estratigráficos aso- el testamento de Fernández de Vargas como ciados a este nuevo conjunto arquitectónico, hospital de la Trinidad. Otra parte del mate- donde destaca un edificio tipo qubba, de 5x5 rial pasó a ser utilizado a modo de relleno, m al interior. Parte de este edificio se asienta en un espacio con escaso grosor para los fi- sobre los restos de la iglesia primitiva rom- nes que se buscaban, puesto que la roca aflo- piendo el muro de cierre sur de las naves, raba en superficie. Por lo que se realizaron parcialmente conservado, para efectuar la diversos rellenos para ejecutar las tumbas. entrada de acceso al nuevo espacio. El arco De estas precarias circunstancias y escasa hi- de entrada, posiblemente túmido en su for- giene, por estar este cementerio muy cercano ma original, es recortado en fases posterio- a la población, agravadas por una sobre-ocu- res, con el fin de enmascarar su aspecto típi- pación desmesurada de enterramientos, sin camente andalusí, al igual que ocurre con el una adecuada organización, que pudimos resto de vanos del conjunto. constatar arqueológicamente, también deja- ron constancia los eruditos de la época, preo- En el lienzo sur muestra dos arcos cie- cupados por lo insalubre del espacio, en una gos, a modo de arcosolios, y un vano cega- época en la que, al contrario de lo sucedido do y reutilizado posteriormente a modo de en Burguillos, los cementerios ya comenza- hornacina. ban a alejarse de las poblaciones3. El lienzo este presenta tres arcos ciegos, también recortados, el central más elevado Cerro, Badajoz)” (Informe Inédito, Mérida: Junta de que los anteriores, los tres enmarcados por Extremadura, 2010, T. I); Andrea Menéndez Menéndez, alfices, como el vano de entrada. Víctor Manuel Gibello Bravo y Pedro Ortiz Coder, “San Juan Bautista (Burguillos del Cerro). Un ejemplo de En el lienzo oeste destaca la presencia documentación del Patrimonio con nuevas tecnologías”, de un vano, igualmente recortado, que da Virtual Archaeology Review, vol. 2, nº 3 (2011), 71-74, enlace web.

3 Manuel Trullas y Soler, Topografía médica de Barcelona; Matías Ramón Martínez Martínez, Historia Burguillos, 1883, manuscrito inédito sin paginar de Burguillos del Cerro, ed. por Javier Marcos Arévalo conservado en la Real Academia de Medicina de (Badajoz: Diputación de Badajoz, 1995), 290.

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acceso al volumen cúbico que ocupa la esca- el edificio con una nueva y necesaria refor- lera que lleva a la techumbre. ma. Las estructuras anteriores no son total- mente destruidas siendo buena parte de los La cubierta se realiza mediante cúpula espacios reutilizados y absorbidos por for- de ladrillo dispuesto en espiga. Esta cúpula mas constructivas relacionadas con el nuevo se localiza en el centro del cubo, dejando un cambio de culto. La qubba, elemento de la pasillo que permite rodearla y cuyos bordes fase anterior que ha llegado, en buena medi- se rematan mediante almenas escalonadas da, intacta, desde el punto de vista estructu- realizadas en ladrillo, de las que solo se con- ral, a nuestro tiempo, es reformada, como ya servan dos in situ. Durante la intervención hemos apuntado, cristianizando algunos de arqueológica se documentaron varias de es- sus rasgos, al igual que algunas partes de la tas piezas formando parte de los restos del capilla mayor o testero. cementerio contemporáneo. Tras la disolución de la Orden del Tem- El edificio presenta diversos materiales ple, Burguillos, entra en un periodo de ines- de acarreo romanos y visigodos, habituales tabilidad, siendo muy codiciado por nobles en este tipo de espacio. Este elemento podría cercanos al rey, y pasa por diversas manos formar parte de un espacio más complejo, en un corto espacio de tiempo hasta que, fi- tipo rábita o zawiya, conservando aún parte nalmente, Enrique II lo dona, en 1374, a Al- de sus rasgos enmascarados bajo elementos fonso Fernández de Vargas, con todos sus decorativos de nueva construcción. También términos, junto a La Higuera6. La disolución pudieron documentarse los restos de una de la Orden, contribuyó a acelerar el proceso maqbara al norte del edificio, elemento habi- de transición al señorío, pasando la mayor tual en el entorno de este tipo de lugares, con parte de los territorios de la Orden a manos restos, en buen estado de conservación, de de nobles, como es el caso de Burguillos7. A un individuo que fue datado, por los labora- pesar de no ser el único lugar disponible en torios Beta de Miami, entre finales del siglo la villa, Fernández de Vargas elige San Juan X y principios del siglo XI4. y, concretamente, el edificio identificado Los territorios de la actual provincia como qubba, como lugar de enterramiento, de Badajoz son tomados por el rey Alfonso única capilla existente en ese momento, ubi- IX, con el apoyo de las órdenes militares, en cada en el lado de la epístola, y con singula- 1230. El rey reorganiza el territorio mediante res connotaciones, como ya hemos apuntado donaciones a sus colaboradores. La Orden (Fig.3). del Temple recibe , Posteriormente, la iglesia sufre diversas pero posteriores incursiones hacen que la reformas en los siglos XV y XVI, creciendo en conquista definitiva no sea hasta 1238, ya de altura y longitud, mediante el recrecido del la mano de Fernando III, quien confirma la testero hacia el este y la posterior construc- posesión de estos territorios al Temple, don- ción de una torre-campanario que se adosa de la orden establece una casa comarcal, a al testero, amortizando varios elementos. En cuya jurisdicción quedaron sujetos los pue- la pared norte de la torre hay un grafitti iden- blos de la comarca, incluido Burguillos del tificado, en una publicación reciente, con Cerro y sus términos5. Esta fase se refleja en una figura a caballo tocando un instrumento que ha querido relacionarse iconográfica y 4 Andrea Menéndez Menéndez, “Aproximación a la evolución histórico-arqueológica de un espacio de Institución Cultural Pedro de Valencia, 1981), 15. culto. La iglesia de San Juan Bautista (Burguillos del Cerro, Badajoz)”, en Actas del XI Congreso de Historia 6 Archivo Histórico de la Nobleza (AHN), Osuna, de la Construcción (Madrid: Instituto Juan de Herrera, C. 339, D.5-6. 2019), vol. II, 703-712. 7 José Luis del Pino García, “Génesis y evolución de 5 Carmen Fernández-Daza Alvear, El señorío de las ciudades realengas y señoriales en la Extremadura Burguillos en la baja Edad Media extremeña (Badajoz: medieval”, En la España Medieval, 6 (1985), 389-390.

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▪▪ Fig. 3. Planta final de excavación de la iglesia de San Juan Bautista, Burguillos del Cerro (Badajoz). En amarillo la denominada “Capilla de Vargas”. Plano de la autora y Pedro Ortiz Coder. cronológicamente con el personaje que nos Ya posteriormente, en el siglo XVII, el ocupa y el momento posterior a su muerte conjunto adquiere el aspecto que ha llegado y la cultura popular de la baja Edad Media8. a nuestros días, con la construcción de dos Esta relación entendemos que no sería po- nuevas capillas en el lado de la epístola, una sible, puesto que la torre campanario es un de ellas imitando parcialmente la forma de espacio cronológicamente muy posterior a la qubba, pero de menores dimensiones. su muerte. Para terminar, destacar que, tras su uso como cementerio y su desmantelamiento parcial a principios del siglo XX, pasó a ser 8 José Ángel Calero Carretero y Juan Diego utilizado como corral o cuadra y como zona Carmona Barrero, “Grafiti históricos en la iglesia de San de acopio de basuras. En el momento de co- Juan Bautista, de Burguillos del Cerro, Badajoz”, Boletín menzar los trabajos arqueológicos, el espacio de la Real Academia de Extremadura, T. XXIII (2015), 40 se caracterizaba por la presencia de una gran y siguientes; Menéndez Menéndez, “Aproximación a la…”. cantidad de nichos de ladrillo adosados a

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las paredes, bajo metros de basuras, escom- do como uno de los escuderos que apresa- bros y estiércol y, en el caso de la capilla de ron al noble Garcilaso de la Vega, por orden Fernández de Vargas, con algunas reformas del rey, a las órdenes de Juan Alfonso de Al- para utilizar el espacio como cuadra. burquerque, nacido en Lisboa, y uno de los personajes más importantes de la corte en No nos extenderemos más en estas cues- tiempos de Alfonso XI y los primeros años tiones, puesto que no es el objeto concreto de del reinado de Pedro I12. nuestro estudio y ya las estamos abordando en otros trabajos9. Continuamos a partir de aquí el discur- so, fundamentalmente, a través del impres- ALGUNOS APUNTES SOBRE LA FI- cindible trabajo de Carmen Fernández-Daza GURA PERSONAL DE ALFONSO Alvear sobre la localidad en la baja Edad FERNÁNDEZ DE VARGAS Media, que nos desgrana las vicisitudes del personaje en torno al señorío de Burguillos13. No son demasiados los datos que te- nemos de la vida de Fernández de Vargas, Tras el deterioro de las relaciones con antes de la amplia documentación existente el Rey, Alburquerque regresa a Portugal en en torno a los litigios por la posesión del se- 1353 y Fernández de Vargas se exilia con él, ñorío de Burguillos del Cerro tras su muerte. para más tarde apoyar la causa de Enrique Sabemos que nace en Jerez de la Frontera en en la guerra civil con Pedro I, al igual que lo 132510. Es hijo segundo de María Fernández hará todo su linaje. de Cádiz y Fernán González de Vargas, uno En marzo de 1367 ayudó a Pedro Váz- de los primeros regidores del cabildo de Je- quez de Meira y a su tío Alonso González rez, nombrado por Alfonso XI y descendien- en la toma de Jerez en nombre de Enrique II, te del emblemático Garcí Pérez de Vargas, pero el éxito fue efímero recuperando la pla- uno de los caballeros, originario de Toledo, za Pedro I tras la batalla de Nájera, en abril que en el siglo XIII acompañó a Fernando de 1367. En ese breve tiempo, Fernández de III en las campañas de conquista andaluzas. Vargas fue nombrado regidor del cabildo de Alfonso Fernández de Vargas, junto con sus Jerez14. hermanos, Gonzalo García de Vargas y Pero Enrique II de Trastámara saldrá final- y Sancho Fernández de Vargas, era miembro mente vencedor, con un nuevo concepto de del linaje posiblemente más poderoso de Je- monarquía, en el que la nobleza contará con rez de la Frontera en el siglo XIV, que será más parcelas de poder. Tras diversos acon- el núcleo de apoyo de la causa Trastámara11. tecimientos, finalmente, una vez fallecido La crónica de Pedro I “El cruel”, a cuyo Pedro I y gracias a los servicios prestados, servicio entró a formar parte muy joven, nos Fernández de Vargas obtendrá, en 1374, de da algunas pinceladas sobre su vida antes manos de Enrique II, como donación, Bur- de ser señor de Burguillos. En 1351 es cita- guillos, junto con La Higuera, después lla- mada “”15. Esta donación 9 Menéndez Menéndez, “Aproximación a la…”. tenía ciertas limitaciones en su jurisdicción

10 En el sepulcro figura como Alfonso, pero a lo sobre iglesias, eclesiásticos y servidores di- lago de la documentación consultada, el personaje será rectos del rey, en la línea de lo que será el nombrado indistintamente como Alfonso Fernández de Vargas, Alonso Hernández de Vargas o Alonso Fernández de Vargas; en el caso del apellido Bargas con 12 Pedro López de Ayala, Crónica del rey Don Pedro “B” o con “V” indistintamente. (Sevilla: Meinardo Ungut y Estanislao Polono, 1495).

11 Luis de Salazar y Castro, Historia genealógica de 13 Fernández-Daza Alvear, El señorío…, 18 y la Casa de Silva (Madrid: Melchor Álvarez y Mateo de siguientes. Llanos, 1685), vol. I, 594; Rafael Sánchez Saus, Linajes 14 Sánchez Saus, Linajes Medievales…, 192. Medievales de Jerez de la Frontera (Sevilla: Ediciones Guadalquivir, 1996), vol. I, 192. 15 AHN, Osuna, C. 339, D. 5-6.

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estilo de la monarquía Trastámara, muy con- de los Zúñiga, alegando que les había sido dicionada por los intereses de la nobleza16. usurpada de forma violenta y aportando, como base, el testamento de Fernández de Juan I, sucesor de Enrique II, continúa Vargas; aunque nunca consiguieron sus pre- favoreciendo a Fernández de Vargas y tras tensiones. confirmar el privilegio en las Cortes de Bur- gos en 1379, le da, en 1389, permiso para Este interés reflejado en los pleitos con fundar mayorazgo sobre su heredero, de lo los Vargas y años después entre la propia que Fernández de Vargas deja constancia en familia Zúñiga, a la hora de heredar este se- su testamento, fechado el 10 de agosto de ñorío, uno de los más importantes del linaje, 1390, año de su muerte17. Fernández de Var- junto con el de Capilla, también en Extre- gas tenía tres hijos, dos hijos naturales y una madura, pone de manifiesto, como concluye hija legítima con María Alfonso, señora de Fernández-Daza Alvear, la enorme riqueza Espejo (Córdoba), consiguiendo que Enri- que proporcionaban las rentas de esta villa, que II legitimara a sus hijos varones en 1373, que había sido ya muy codiciada anterior- para que pudieran ser herederos. A pesar mente por otros nobles cercanos a la corona, de que intentó dejar su patrimonio bien ata- como el propio Alburquerque, y que había do, existe bastante documentación relativa estado incluso en manos de la infanta Bea- a los diferentes pleitos habidos después de triz, hija natural de Pedro I. Ambos señoríos su muerte, a causa del mayorazgo fundado y sus castillos, Capilla y Burguillos, tienen sobre Burguillos en su testamento, a favor un desarrollo muy similar, en poder de las de su hijo Gonzalo, al que ya había donado mismas manos, tanto antes, como después el señorío de La Higuera en vida. Estas cir- de la llegada de Fernández de Vargas. Sólo cunstancias pueden seguirse detalladamen- durante ese breve periodo de tiempo siguen te en el trabajo de Fernández-Daza Alvear. distintos caminos20. Aunque Enrique III confirma la donación en 1393, en este mismo año la reina Catalina LA CAPILLA FUNERARIA Y EL SE- Lancaster, y después el Rey, hacen donación PULCRO. DESCRIPCIÓN FORMAL Y de Burguillos a Diego López de Stúñiga (o ANÁLISIS Zúñiga), señor de Béjar18. Un año más tarde Isabel, única hija legítima de Fernández de El lugar elegido por Fernández de Var- Vargas, realiza una transacción económica gas como lugar de enterramiento es, como pasando la villa definitivamente a manos de ya habíamos apuntado, un espacio identi- la familia Stúñiga19. Fernández-Daza Alvear ficado como qubba, vinculado al desarrollo determina, de forma muy acertada, que po- de las costumbres ascéticas islámicas, de in- siblemente la hija legítima reclamase sus de- fluencia norteafricana, que heredaría en esta rechos y se anulase la legitimación anterior. etapa ese carácter simbólico previo, que po- Como recoge la autora, los pleitos continúan siblemente hace que sea elegido como lugar mucho después de la muerte de Fernández de enterramiento privilegiado del Señor de de Vargas e, incluso en el siglo XVII, sus des- la Villa, frente a otros espacios tradicional- cendientes, que mantienen el señorío sobre mente más relevantes para este fin. La Higuera, pretenden reclamar sus dere- Los restos de este tipo de estructuras, chos sobre la villa de Burguillos, en contra ampliamente documentadas en el mundo norteafricano, son, en el caso hispanomusul- mán, en ocasiones, de difícil adscripción e in- 16 Fernández-Daza Alvear, El señorío…, 18 y terpretación, debido a reformas posteriores. siguientes. Los casos mejor documentados se localizan 17 AHN, Osuna, C. 339, D.11.

18 AHN, Osuna, CP.97, D.19. 20 Fernández-Daza Alvear, El señorío…, 18 y 19 AHN, Osuna, CP.97, D.22. siguientes.

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fundamentalmente en zonas de costa, o en maestres de la Orden de Santiago23. Estas puntos de control comercial y frontera terri- tumbas presentan algunas similitudes for- torial21. A menudo se han querido ver estruc- males, como apuntaremos más adelante, con turas de este tipo en edificaciones posteriores la de Fernández de Vargas. cristianas; la presencia de almenas dentadas, Algunos autores han querido ver tam- como en el caso burguillano, como elemento bién el creciente interés en el uso de este tipo característico andalusí, tampoco es determi- de plantas centralizadas, por su relación ar- nante, puesto que serán ampliamente utili- quitectónica con la planta del Santo Sepul- zadas posteriormente en construcciones mu- cro24. déjares. Lo mismo ocurre con el modelo más sencillo de la qubba, presente en Burguillos. Las motivaciones para la elección del lu- Este patrón constructivo, tanto reutilizado, gar de enterramiento son, en este caso, muy como de nueva planta, y otros más elabo- diversas y pueden enfocarse desde varios rados, fueron ampliamente utilizados por puntos de vista. Según Bango Torviso25, en la parte de la monarquía en iglesias, edificios baja Edad Media el deseo de prestigio lleva civiles y capillas22. Sea como fuere, reutiliza- a no conformarse con enterrarse en un espa- das, como en el caso burguillano, o de nue- cio concreto del interior del templo, sino que va planta, este tipo de construcciones, y su se hace necesario acotar un espacio propio, uso como capillas funerarias, se multiplicará surgiendo de este modo las capillas funera- a partir del siglo XIV, quizá, entre otras cir- rias, buscando para esto una zona simbólica cunstancias, por influencia de la elección de y visible del edificio, persiguiendo con ello esta figura constructiva por parte del propio que el personaje sea venerado casi como un Enrique II. El rey erige la denominada Ca- santo. pilla Real de la Mezquita de Córdoba, para En el caso de Fernández de Vargas, la el enterramiento de su padre y su abuelo elección de la singular capilla, única exis- en 1374, mismo año en el que Fernández de tente, en ese momento, descartando el altar Vargas recibe Burguillos. Para ello reforma mayor, lugar de privilegio por excelencia a parte de la ampliación de la mezquita, que la hora de escoger sepultura, continúa de al- había sido realizada por al-Hakam II. Para guna forma con la tradición del posible uso el caso extremeño, en Calera de León, en el original del espacio; posiblemente un lugar monasterio de Tentudía, existen dos capillas destinado a morada y posterior tumba de un en forma de qubba, erigidas a finales del siglo personaje importante de la comunidad, o as- XIV; una de ellas acoge los restos de varios ceta, en época islámica, en el que la escultura centralizada de Vargas cobrará, como vere- mos en las siguientes líneas, un papel pro- pagandístico y piadoso a través de la icono- 21 Juan Cañavate Toribio, “Algunos morabitos, zawiyas y rábitas en el Reino de Granada”, Revista del grafía, la heráldica, el epígrafe escogido y las Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, 28 (2016), 179-217; Juan Antonio Chavarría Vargas, “Huellas 23 Juan Carlos Ruiz Souza, “La planta centralizada sufíes en Al-Andalus: La toponimia. Murabit, Rubayta/ en la Castilla bajomedieval: entre la tradición martirial y Rubayt (a) y Zawilla”, Estudios sobre Patrimonio, Cultura y la qubba islámica. Un nuevo capítulo del particularismo Ciencias Medievales, 19 (2017), 219-252; Leopoldo Torres hispano”, Anuario del Departamento de Historia y Teoría Balbás, “Rábitas hispanomusulmanas”, Al Andalus, XIII del Arte, vol. XIII (2001), 18-20. (1948), 157-174; Basilio Pavón Maldonado, “En torno a la Qubba real en la arquitectura hispano-musulmana”, 24 María Lucía Lahoz Gutiérrez, “La escultura en la en Actas de las Jornadas de Cultura Arabe e Islámica: (1978) corona de Castilla: una polifonía de ecos”, Artigrama, 26 (Madrid: Instituto Hispano-Árabe de Cultura,1981), (2011), 248. 247-262. 25 Isidro Bango Torviso, “Espacio para 22 Basilio Pavón Maldonado, “Qubba y alcoba: enterramientos privilegiados en la arquitectura síntesis y conclusión”, Revista de Filología Española, vol. medieval española”, Anuario del Departamento de Historia LX, nº 1/4 (1978-80), 333-344. y Teoría del Arte, nº4 (1992), 120 y siguientes.

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mandas del testamento, con la intención de perpetuarse en una anhelada fama póstuma, ya característica de esta etapa26. El conjunto escultórico es de tipo exen- to, diseñado para ser rodeado en su totali- dad, en una posición centralizada, típica ya del siglo XIV, donde el sepulcro cobra es- pecial protagonismo, convirtiéndose en un elemento espacial activo. Es especialmente interesante que el homenaje no es una ofren- da familiar; es el protagonista el que se en- ▪▪ Fig. 4. Iglesia de de San Juan Bautista, Burgui- carga de la imagen que quiere transmitir a llos del Cerro (Badajoz). Vista general del se- las generaciones venideras, organizando los pulcro de Alfonso Fernández de Vargas en su pormenores de su sepulcro y sepultura aún ubicación actual. Foto de Tomás Rocha Hurta- en vida, como queda determinado en su tes- do. tamento, como veremos más adelante, algo drera del Manco”28. El autor recoge un frag- ya común en estas fechas. mento de las ordenanzas municipales, hoy perdidas, de 1530, donde se dice: “y dende Tras años desmantelado en la entrada que vayan á dar á donde sacaron la sepol- de un pequeño museo local, en la actuali- tura de Alonso Hernández de Vargas”29. No dad, el sepulcro se encuentra de nuevo en en vano, una de las formas más prestigiosas la capilla original, dispuesto en sentido nor- para reflejar el estatus será a través de la ri- te-sur (Fig.4). Durante la intervención ar- queza del sepulcro, prefiriendo el mármol, queológica propusimos, para su futura reu- y el alabastro, por encima de cualquier otro bicación, una disposición original este-oeste, material, considerado uno de los materiales habitual en los enterramientos de esta etapa más nobles y por lo tanto símbolo de pres- y avalada por la localización, durante las ex- tigio30. El más utilizado era la piedra caliza, cavaciones, de sendos muretes en el centro mientras que el mármol era el elegido por la de la capilla. Estos muretes, dispuestos nor- monarquía y altos cargos eclesiásticos, pero te-sur, se localizaron bajo sucesivos rellenos, no privativo de ellos, sino adoptado por mu- sobre el pavimento original, y posiblemente chos nobles y del especial gusto de algunos ayudarían a acoger el sepulcro, siendo uti- talleres escultóricos, lo que también nos da lizados a modo de plintos. Bajo ellos parte una idea de la importancia del personaje31. del pavimento estaba formado por piezas de acarreo de mármol, entre las que se encon- traban varios fragmentos de aras funerarias romanas, un rasgo típico, el de la reutiliza- ción de materiales, de las construcciones de 28 La localidad de Burguillos es conocida por su al-Andalus27. riqueza en recursos materiales de diversa índole siendo hasta los años 70 muy importante por su floreciente Según Matías Ramón Martínez Martí- industria minera, en relación con la extracción de nez, historiador y erudito local del siglo XIX, diversos minerales y por la explotación de canteras de mármol y granito, aún en uso. el sepulcro estaría realizado en mármol de la localidad, procedente de la llamada “Pe- 29 Matías Ramón Martínez Martínez, Apuntes para un mapa topográfico-tradicional de la villa de Burguillos del Cerro perteneciente a la Provincia de Badajoz (Sevilla: 26 Sonia Morales Cano, Símbolos, formas y espacios de Alejandro Guichot y Compañía, 1884), 82. la escultura gótica funeraria en Castilla-La Mancha: Toledo (Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla-La 30 Morales Cano, Símbolos, formas y espacios…, 130. Mancha, 2012), 357. 31 Ángela Franco Mata, “Iconografía funeraria 27 Menéndez Menéndez, “Intervención gótica en Castilla y León (siglos XIII y XIV)”, De Arte, arqueológica…”, 135-137. 2 (2003), 76-77.

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En la actualidad se conservan seis par- que se repiten de forma alterna, ubicados en- tes que componen un conjunto, solo par- tre columnas de diferentes estilos, que simu- cialmente conservado. Aunque muchas de lan sujetar el sepulcro (Fig. 6 y 7). En ambos las descripciones de las que disponemos, extremos, pies y cabeza, no se conservan las desde el siglo XVII, detallan la escultura del piezas que cerrarían el conjunto aunque, se difunto con el hábito de San Francisco sobre intuye que tendrían una tipología similar. armadura, los pliegues de tela sobre las ro- El conjunto se completa mediante una dillas apuntan a la presencia de otro tipo de interesante inscripción, en primera persona, ropajes. La figura conserva restos de policromía, bajo los brazos, en ambos laterales. La cabe- za está muy deteriorada, siendo imposible apreciar sus rasgos, tan solo vagamente la presencia del pelo y la barba32. Se apoya so- bre dos almohadones, un almohadón grande a modo de base y uno más pequeño o cojín, que conserva a la derecha, mirando desde los pies, dos borlas colgantes y presenta decora- ción de escudos, muy deteriorados, a ambos lados. La parte izquierda de los almohado- ▪▪ Fig. 5. Iglesia de San Juan Bautista, Burguillos nes está fragmentada, como todo ese lateral. del Cerro (Badajoz). Sepulcro de Alfonso Fer- nández de Vargas desde los pies. Foto de To- A los pies hay tallada una figura huma- más Rocha Hurtado. na, en la que se aprecia con claridad la forma de la cabeza, sobre la que reposa la punta que va rodeando el sepulcro, en diferentes de la espada. Esta figura está muy deterio- niveles, y que se encuentra hoy en día muy rada, impidiendo apreciar sus rasgos, y las deteriorada y parcialmente desaparecida, manos, a ambos lados de la cabeza, parecen imposibilitando en buena medida su lectura. sujetar algo en la zona de los pies al difun- A los pies, y en la zona de la cabeza, un enne- to. Se intuye un posible cordón o soga que, grecimiento de la piedra hace intuir que esa a la vez, parece rodear la cabeza, aunque parte haya estado en contacto con el fuego podría formar parte del atuendo. Se aprecia o con excrementos, puesto que durante años a ambos lados de esta figura lo que parecen estuvo desmantelada y rodeada de basuras ser, por la tipología de las mismas, las patas en el suelo de este espacio, reconvertido en de sendos animales, posiblemente perros, cuadra, como puede apreciarse en las dos prácticamente desaparecidos. Más adelante imágenes recogidas en el trabajo de Fernán- aportaremos algunos datos proporcionados dez-Daza Alvear33. por historiadores y eruditos, que pudieron observar el conjunto en mejor estado de con- Tanto para ahondar en la elección del servación (Fig.5). lugar elegido, como para analizar la parafer- nalia en torno al ritual de la muerte y ente- La pieza escultórica se completa con la rramiento, es de enorme interés el testamen- presencia, en la base o caja, en ambos late- to de Fernández de Vargas, puesto que nos rales, de dos tipos de emblemas heráldicos, ofrece algunos datos fundamentales en este sentido, que analizaremos a continuación. 32 Los testimonios orales, aportados por diversos Seguimos el traslado del testamento otorga- vecinos de las calles aledañas, apuntaban a que, cuando eran niños, era habitual entrar en el recinto a hurtadillas y jugar con los restos óseos, que a veces afloraban en el entorno, o simplemente jugar a “romper con piedras al Señor de La Higuera”. 33 Fernández-Daza Alvear, El señorío…, 20 y 21.

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pués para siempre jamás, epor mi alma y dos misas cada día dentro de la dicha capilla; e para esto mando que sean puestos dos cape- llanes que las digan e que ayude el cura que es o fuere en la dicha yglesia; e mando que ayan los dichos dos capellanes para su man- tenimiento el diezmo de todas las cosas que ovieren a dar quatro vecinos deeste dicho mi lugar de Burguillos é de sus términos (…). Otrosí, que los dos capellanes e cura sean obligados a fazer quatro aniversarios cada ▪▪ Fig. 6. Iglesia de San Juan Bautista, Burguillos año en quatro fiestas del año, rogando a Dios del Cerro (Badajoz). Sepulcro de Alfonso Fer- nández de Vargas. Detalle del lateral izquierdo por mi alma e por las almas de los que de desde los pies. Foto de Tomás Rocha Hurtado. mi deszendieren, el uno después un día de Navidad, e el otro después de la Pascua de Resurrección, e el otro después de la Pasqua de Zincuesma, e el otro un día después de Santa María de Agosto; e allende desto, que cada día salgan sobre mi sepultura diziendo un responso. (...) E mando a la Trinidad cient maravedís e al Assedo de Badajoz cient ma- ravedís, e ala Redempción cient maravedís e a las Hermitas del término deste dicho mi lugar a cada una cien maravedís. Otro sí por descarga de mi alma declaro las deudas que devo (…). Otro sí mando que paguen a mis ▪▪ Fig. 7. Iglesia de San Juan Bautista, Burguillos del Cerro (Badajoz). Sepulcro de Alfonso Fer- criados todo lo que se fallare queles yo devo nández de Vargas. Detalle del lateral derecho (…) e que pagaren todas las debdas que ve- desde los pies. Foto de Tomás Rocha Hurtado. nieren en buena verdad que yo devo; e man- do en Madrid el 10 de febrero de 172234. En do a María Estévez el quinto de mis bienes primer lugar relata los términos del mayo- (…); e mando que deste quinto se cumpla razgo, a favor de su hijo Gonzalo, sobre Bur- mi alma e honra; e mando que digan dos guillos y La Higuera; pero es especialmente treintanarios por mi alma, e que el día de mi relevante para nuestro trabajo, cuando re- enterramiento que fagan mis honras, e man- lata las mandas en torno a su muerte: “(…) do que para ello sean llamados diez clérigos E mando que el mi cuerpo sea sepultado e o más si fueren menester, e los den de co- metido en la sepultura, que yo mandé labrar mer e beber pan, vino e carne: (…); e mando en la Capilla que está en San Juan deste di- que vistan doze pobres; e mando que el año cho mi lugar de Burguillos, e que sea metido cumplido que se fagan otras honras, e todo enella con el ávito de San Francisco. E man- lo que de aquí quedare del dicho quinto; do para la obra dela dicha yglesia cinco mill mando que la dicha María Estévez logaste e maravedís; e mando que canten por el ánima de por mi Alma (…). E dejo por mis albaceas demi señor el Rey Don Henrrique, que Dios a (…) e cumplan este testamento e mandas perdone, e por la vida e salud de mi señor el (…), lo qual les encargo sobre sus almas, que Rey Don Juan, su fijo e por la su alma, des- así como lo ellos fizieren por mi alma lo haga Nuestro Señor con las sus almas (…)”.

34 AHN, Osuna, C. 339, D. 11. Son numerosas las En los siglos XIV y XV tiene un espe- copias del testamento de Alfonso conservadas a cuenta cial desarrollo el fomento de las virtudes, de los pleitos sobre el señorío de Burguillos, pero ya presente anteriormente, pero ahora fa- desconocemos si se conserva el original.

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vorecido por el crecimiento de las órdenes con Portugal, que afectaron profundamente mendicantes, así como las devociones ma- al actual territorio extremeño, o la peste. Es rianas y a los santos, todo ello precedido por en este contexto en el que, sin embargo, la la consolidación, en la centuria anterior, de escultura gótica adquiere, en opinión de los la doctrina del purgatorio35. En este contex- especialistas, gran protagonismo, en buena to proliferan, en un intento de salvación del medida precisamente de la mano de la es- alma, las mandas y donaciones piadosas en cultura funeraria, con marcadas influencias los testamentos. La redacción del testamento de países como Inglaterra, Francia o Italia38. pasa a convertirse en un acto de penitencia, Fernández de Vargas, además de la 36 con intención de descargar la conciencia . elección del lugar de enterramiento, con el Como hemos visto, a la luz de los frag- que garantiza la oración y la preservación de mentos extraídos del testamento, el caso de su memoria, utiliza como fórmula para al- Fernández de Vargas es un ejemplo perfecto canzar la salvación del alma la donación de de estas preocupaciones, que fomentan que bienes o dinero a instituciones eclesiásticas. el interesado utilice todos los recursos a su También se indica que se vista a doce pobres, alcance para la salvación de su alma, en un poniendo de manifiesto la caridad del difun- momento, según algunos autores, quizás to, o que se de comida y bebida a los cele- marcado por una mayor conciencia en torno brantes, costumbre heredada de la antigüe- a la muerte, a consecuencia de las guerras y dad y considerada pagana, perseguida por epidemias que asolaron Europa en el siglo la Iglesia e incluso prohibida por Alfonso X, XIV37. Para el caso de Fernández de Vargas aunque como vemos en este ejemplo, y en podríamos añadir, quizá también, un des- otros, la costumbre siguió presente incluso 39 cargo marcado por el temor ante el momen- hasta el siglo XV . En definitiva, el perso- to cercano a la muerte y sus propias viven- naje pretende poner de manifiesto el haber cias, en una época especialmente convulsa. vivido con rectitud, algo que será común en 40 El siglo XIV es una centuria marcada por los siglos XIV y XV . En este sentido, como una profunda crisis, tanto económica como veremos más adelante, además el epitafio social, protagonizada, en el caso hispano, de Fernández de Vargas aludirá, claramen- por las vicisitudes de la sucesión al trono de te, a esta vida pretendidamente recta, con los Trastámara, en las que el linaje Vargas, y un mensaje moralizante, donde la propia nuestro protagonista, tuvieron una presencia muerte se convierte en ejemplarizante para especialmente activa; las sucesivas guerras los demás, una vía también plausible para alcanzar la ansiada salvación41. 35 Jacques Le Goff, El nacimiento del purgatorio El análisis de la pieza burguillana, en su (Madrid: Taurus, 1981), 60; Susana Guijarro González, contexto histórico y geográfico, no es sencillo El bien façer, el buen morir y la remembranza en la sociedad medieval burgalesa (Siglos XIII-XV) (Cantabria: por la escasez de estudios de piezas anterio- Universidad de Cantabria, 2016), 21; Ángeles García de la Borbolla, “Las distintas visiones de la muerte a lo 38 Ángela Franco Mata, “La imagen del yacente en largo de la Edad Media”, en De la Tierra al Cielo. Ubi la Corona de Castilla (ss. XIII-XV)”, Boletín del Museo Sunt qui ante nos in hoc mundo fuere, Actas de la XXIV Arqueológico Nacional, 20 (2002), 123-143. Semana de Estudios Medievales, Nájera, 29 de julio al 2 de agosto de 2013, coord. por Esther López Ojeda (La Rioja: 39 Morales Cano, Símbolos, formas y espacios…, 122 y Instituto de Estudios Riojanos, 2014), 23-26. 123.

36 Guijarro González, El bien façer…,19-21. 40 María Encarnación Martín López, “La salvación del alma a través de las inscripciones medievales”, en 37 Jaume Aurell Cardona, “La impronta de los Actas de las IX Jornadas Científicas sobre Documentación: testamentos bajomedievales: entre la precariedad La muerte y sus testimonios escritos, dir. por Juan Carlos de lo corporal y la durabilidad de lo espiritual”, en Galende Díaz y Javier de Santiago Fernández (Madrid: Ante la muerte Actitudes, espacios y formas en la España UCM, 2011), 270. medieval, ed. por Jaume Aurell y Julia Pavón (Pamplona: Universidad de Navarra, 2002), 78-79. 41 Martín López, “La salvación…”, 276.

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res al siglo XV, fechas para las que existe ya Desde finales del siglo XIII comienza a un amplio conocimiento sobre la incidencia extenderse la costumbre, entre los laicos, de en tierras extremeñas de reconocidos escul- ser enterrados portando el hábito de una or- tores, principalmente de la escuela toledana, den monástica, siendo en Castilla el hábito con magníficos ejemplares conservados de franciscano el preferido, y el elegido, como los siglos XV y XVI, como las piezas del mo- ya hemos visto, por Fernández de Vargas en nasterio de Guadalupe, en Coria, Plasencia, su testamento. Paulatinamente, comienza o Llerena, recogidos en el Catálogo de también a representarse la figura escultóri- monumentos artísticos de Extremadura 42. ca del difunto con el hábito, sobre todo entre la realeza, y también entre algunos nobles, En cuanto al atuendo y la representación de forma más ocasional47. Un referente tem- de la figura, a partir del siglo XIII comienzan prano, y significativo en esta línea, es el caso a proliferar en Castilla los sepulcros con fi- de Sancho IV, fallecido en 1295, que asume guras yacentes convertidos en indudables el hábito franciscano ya antes de su muerte, conjuntos escultóricos43. Sin embargo, en tie- y es amortajado con él y también es repre- rras de más reciente conquista e influencia- sentado con él en su tumba. En este caso, el das por el arte islámico, como es el caso, no sepulcro es encargado a posteriori por su es- aparecen este tipo de piezas hasta los años posa, la reina María de Molina, en 1309, sir- 30 del siglo XIV44. En el siglo XIII es habitual viendo de difusión de esta práctica48. Tam- representar al yacente con los ojos abiertos, bién interesante es el caso de Pedro Suárez, idealizado y como si estuviera vivo. A par- que porta el hábito sobre el atuendo militar tir del siglo XIV hay una mayor tendencia y a los pies un lebrel49, o el de Fernán Pérez hacia el realismo, intentando individualizar de Andrade, que porta el cordón sobre el los rasgos del personaje y será más habitual arnés, y otros ejemplos femeninos, como el su representación con los ojos cerrados, en caso, por ejemplo, de Beatriz de Portugal, actitud durmiente45. Con esto se pretende re- representada como dominica, pero con la presentar al difunto en el momento posterior corona50. a la muerte, que se refuerza con la presencia de una almohada o cojín; dos habitualmente 47 ya en el siglo XIV, como es el caso de Fernán- Clementina Julia Ara Gil, “Monjes y frailes en la iconografía de los sepulcros románicos y góticos”, en dez de Vargas, costumbre proveniente del Vida y muerte en el monasterio románico, coord. por José estamento eclesiástico, que va adquiriendo Ángel García de Cortázar (Palencia: Fundación Santa la nobleza, con un doble sentido, el de refle- María la Real, Centro de Estudios del Románico, 2003), jar la alcurnia y el recuerdo perenne del lit 192. de parade, la imagen del cuerpo muerto, pero 48 Ángela Franco Mata, “El sepulcro de don Pedro aún incorrupto, sobre el lecho mortuorio, en Suárez III (s.XIV) y el taller toledano de Ferrand un intento de preservar al difunto de cara a González”, Boletín del Museo Arqueológico Nacional, T. la eternidad46. 9, nº 1 y 2 (1991), 89; María Pellón Gómez-Calcerrada, “El yacente de Sancho en la catedral de Toledo: una promoción artística de tradición francesa”, en “El intercambio artístico entre los reinos hispanos y las cortes 42 Salvador Andrés Ordax, dir., Monumentos europeas”, coord. por María Concepción Cosmen, artísticos de Extremadura (Mérida: Junta de Extremadura: María Victoria Herráez Ortega y María Pellón Gómez- 1995), 243, 320, 322, 513 y 660. Calcerrada (León: Universidad de León, 2009), 70 y siguientes; Fernando Gutiérrez Baños, “Una nota sobre 43 Fernando Martínez Gil, La muerte vivida: muerte y escultura castellana del siglo XIII: Juan González, el sociedad en Castilla durante la Baja Edad Media (Toledo: pintor de las imágenes de Burgos y el sepulcro de Doña Diputación de Toledo, 1996), 92. Mayor Guillén de Guzmán en el convento de Santa 44 Franco Mata, “Iconografía funeraria…”, 76. Clara de Alcocer (Guadalajara)”, Archivo español de Arte, LXXXVIII (2015), 44. 45 Franco Mata, “La imagen del yacente…”,125. 49 Franco Mata, “El sepulcro…”,100. 46 Franco Mata, “La imagen del yacente…”, 125; Morales Cano, Símbolos, formas y espacios…, 137. 50 Ángela Franco Mata, Catálogo de la escultura gótica

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De forma simbólica, mediante el uso del a la que aludiremos más adelante. Es prota- hábito, el difunto pretendía redimir sus cul- gonista la espada que sujeta con las manos, pas, siendo el hábito de franciscano un sím- prácticamente perdidas, con la intención de bolo de humildad y renuncia en alusión a la ensalzar y exaltar las virtudes del difunto y orden monástica51. el estatus, haciendo referencia a las virtudes que debe cultivar un buen caballero, “pru- En el caso de Fernández de Vargas, casi dencia, fortaleza, templanza y justicia”53 todos los textos de historiadores y eruditos, (Fig.8). de los que disponemos hasta la fecha, descri- ben la escultura del yacente portando tam- Es habitual, en este tipo de esculturas, bién el hábito de franciscano, aunque parece la presencia de figuras simbólicas a los pies, ser un error repetido a través de los siglos, en la mayoría de los casos animales, como el quizás motivado por las mandas del testa- perro, símbolo de fidelidad, y también como mento sobre la mortaja, ya que, observando alusión a la caza, afición propia de reyes y la figura, lo que porta es un manto con ricos nobles y las virtudes que fomenta; o leones, pliegues sobre las piernas. Idéntica solución como símbolo de fortaleza y triunfo ante la estilística, en cuanto la talla de los pliegues muerte54. En el caso del sepulcro de Fernán- del ropaje, aunque de carácter más tosco, la dez de Vargas, parece que a ambos lados se encontramos en las capas de las tumbas de ubicarían, como ya hemos descrito, sendos los maestres de la Orden de Santiago, talla- perros, quizás el clásico lebrel con conno- dos en granito y enterrados en la qubba mu- tación de fidelidad, muy habitual también, déjar del Monasterio de Tentudía (Calera de junto con los elementos anteriores, en el si- León), donde las figuras de Gonzalo Mexía y glo XIV55. El médico, y erudito catalán, asen- Fernando Osórez, fallecidos en 1370 y 1382, tado en la localidad, Trullás y Soler, tiene la son descritos portando el hábito de su Or- oportunidad de observar el sepulcro en el den. En este mismo espacio, bajo un arco- siglo XIX, en mejor estado de conservación solio, está el sepulcro realizado en caliza de y, como veremos más adelante, identifica García Hernández, camarero de Enrique II, claramente a uno de estos animales con un portando un hábito, pero sin capa52. lebrel, mientras del otro indica que se en- cuentra ya casi perdido56. En el yacente de Fernández de Vargas, bajo el ropaje, o manto, se intuye lo que pa- Por último, nos parece interesante re- rece ser una coraza, aunque podría ser otro ferirnos a un trabajo, donde se alude a una atuendo. Destaca ligeramente una banda descripción del monumento, en la que se que va desde el hombro derecho a la cadera, cita la presencia de cuatro leones sujetando que fue identificada a priori con un tahalí, el sepulcro. Lamentablemente, de ser así, estas piezas no se han conservado y nos ha en el Museo Arqueológico Nacional (Madrid: Ministerio de sido imposible localizar dicha referencia do- Cultura, 1993), 95 y 162; Marta Cendón Fernández, “La memoria pétrea en la Castilla Bajomedieval: Reyes y Caballeros”, Cuadernos del Centro de Estudios Medievales y Renacentistas, 24 (2016), 153. 53 María Rodríguez Velasco, “Símbolos para la 51 Manuel Núñez Rodríguez, “La indumentaria eternidad: iconografía funeraria en la Baja Edad Media”, como símbolo en la iconografía funeraria”, en La idea en El mundo de los difuntos: culto, cofradías y tradiciones, y el sentimiento de la muerte en la Historia y en el arte de coord. por Francisco Javier Campos, (San Lorenzo del la Edad Media, coord. por Manuel Núñez Rodríguez Escorial: Ediciones Escurialenses, 2014), vol. 1, 453. y Ermelindo Portela Silva (Santiago de Compostela: 54 Franco Mata, “Iconografía funeraria…”, 73; Universidad de Santiago de Compostela, 1988), 10. Rodríguez Velasco, “Símbolos para…”, 453. 52 Manuel López Fernández, “El Maestre 55 Franco Mata, “La imagen del yacente…”, 131. Santiaguista Fernando Osórez y su relación con la iglesia de Santa María de Tudía”, Revista de Estudios 56 Trullas y Soler, Topografía médica…, manuscrito Extremeños, T. XXI, nº II (2015), 1027 y 1046. sin paginar.

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combinados de forma usual con las figuras de leones con una importante carga simbóli- ca y protectora59. Nuevamente las tumbas de los maestres santiaguistas del Monasterio de Tentudía, ubicados en posición centralizada en la qubba funeraria mudéjar, y de los que no conocemos ningún estudio exhaustivo sobre las piezas escultóricas, son un ejemplo en este sentido. Anunciábamos en la descripción formal la presencia de una figura a los pies, sobre cuya cabeza se apoya la espada en muy mal estado de conservación. Como veremos más adelante, Trullás y Soler lo describe como una figura que está sujetando dos perros que descansan sobre sus hombros. Lo más plausible es, en realidad, que el personaje esté mesando o sujetando su propio cabello en señal de luto y dolor, muecas habituales en la iconografía medieval. Mientras en el resto de Europa este tipo de gestos, en torno a la exaltación del dolor, se van atenuando, en la Península Ibérica alcanzan su momento ▪▪ Fig. 8. Iglesia de San Juan Bautista, Burguillos álgido en los siglos XIII y XIV, a pesar del del Cerro (Badajoz). Sepulcro de Alfonso Fer- intento de la monarquía, y de la iglesia, de nández de Vargas. Vista superior. Foto de To- más Rocha Hurtado. prohibir normativamente estas prácticas. Iconografías similares han sido ampliamen- 57 cumental . La colocación de este tipo de es- te documentadas en algunos sepulcros fune- tructuras, de tipo exento sobre leones es, por rarios, tanto de Castilla, como de Portugal, otro lado, algo habitual en el repertorio fune- fundamentalmente en la recreación de las 58 rario artístico conservado , siendo frecuente honras fúnebres60. En algunos casos, se han la presencia de soportes o plintos, como los representado máscaras, queriendo ver un localizados durante la intervención arqueo- antecedente en la parafernalia de los fune- lógica, a los que ya nos hemos referido, y rales romanos. Una pieza interesante en este sentido, con muchas similitudes iconográ- ficas con la postura y gesto de la figura de 57 Teresa Cabezas González, “La Iglesia Templaria de San Juan de Burguillos del Cerro”, Tehura, 5 (2012), Burguillos, es la pieza datada en la mitad del 37, enlace web. La autora, tras transcribir algunos siglo XIII, ubicada, como en nuestro caso, a fragmentos del testamento de Vargas, aunque con los pies de un sepulcro, procedente de Mata- diversos errores, refleja: “Osuna. C.339, D.13: Aquí se describe en el folio nº 25 el Sepulcro: “…en la Iglesia de San Juan de la dha Villa en sumptuoso y grande sepulcro de dho Alfonso Fernandez de Bargas conuna muy grande tumba de piedra, puesta sobre quatro Leones, 59 Morales Cano, Símbolos, formas y espacios…, 169- de la misma materia con los escudos denpropias Armas 170. con un letrero encontosen…”. Aunque la autora cita el 60 Alicia Miguélez Cavero, “Gesto, imagen y “folio 25”, el documento aludido dispone únicamente de liturgia: las representaciones de dolor y lamento en la 16 folios, en los que no se realiza ninguna descripción, escultura funeraria portuguesa (siglos XII-XIV)”, en por lo que, por el momento, desconocemos a qué otro Images e Liturgia na Idade Media, coord. por Carla Varela documento podría estar haciendo referencia. Fernández (Lisboa: Secretariado Nacional para os Benes 58 Morales Cano, Símbolos, formas y espacios…, 137. Culturais da Igreja, 2015), 38.

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llana (Valladolid) conservado hoy en el Mu- seo Nacional de Arte de Cataluña61. Es interesante señalar los restos de po- licromía, aunque escasos, que aún pueden apreciarse en la figura, bajo los brazos y algu- nos pliegues del ropaje. Teniendo en cuenta el estado del conjunto, es bastante excepcio- nal. Son numerosos los ejemplos policroma- dos de enorme calidad, destinados a resal- tar los rasgos distintivos del difunto que se 62 conservan a nivel peninsular . También es ▪▪ Fig. 9. Iglesia de San Juan Bautista, Burguillos utilizada para dejar clara la condición social del Cerro (Badajoz). Sepulcro de Alfonso Fer- del individuo. En el caso de Fernández de nández de Vargas. Detalle de la figura ubicada Vargas, aunque débilmente se intuyen otros, a los pies. Foto de Tomás Rocha Hurtado el tono que se aprecia con más claridad es un y la de su linaje, asegurándose de que quie- granate o púrpura, colores identificados con nes no pudiesen leer la inscripción supieran, 63 el poder y el estatus social (Figs. 8 y 9). igualmente, quien era el propietario del rico 66 En cuanto a la heráldica es utilizada, en sepulcro . este caso, en los laterales de la caja y en el al- En el caso de Fernández de Vargas, po- mohadón. Según Rodríguez Velasco esta se demos observar, en la base o caja, en ambos convierte en algo fundamental desde el ini- laterales, el blasón apuntado, con tres fajas cio de los monumentos funerarios pero, de ondeadas, en clara referencia al linaje Vargas. forma más significativa en los siglos XIII y Se ubica en posición central, entre columni- XIV, incidiendo en la privilegiada situación llas, flanqueado a ambos lados por blasones social del personaje, que se completa con las apuntados con banda. En el almohadón se inscripciones epigráficas, donde se nos in- puede intuir, en el lado derecho, desde los forma, con diferentes fórmulas, del prestigio pies, en muy mal estado de conservación, el 64 y las virtudes del yacente . El uso repetitivo de Vargas arriba y el de la banda debajo; los de los emblemas heráldicos rodeando el se- del lado izquierdo están prácticamente per- pulcro es algo habitual en la escultura fune- didos. raria gótica, también en el caso portugués65. El uso de los emblemas manifiesta, una vez Se nos planteaban más dudas en tor- más, ese interés por perpetuar su memoria, no a la identificación y significado de los emblemas con banda. Se trata igualmente de blasones apuntados, que presentan una 61 Rocío Sánchez Ameijeiras, “Un espectáculo banda diagonal desde el ángulo superior iz- urbano en la Castilla medieval: las honras fúnebres quierdo, al ángulo inferior derecho, en vista del caballero”, Sémata, Ciencias Sociais e Humanidades, 6 (1994), 156-157. frontal. (Figs. 8 y 9). Este blasón con banda o cotiza, una de las figuras básicas de la he- 62 Jorge Rivas López, “Policromías sobre piedra en ráldica, es tradicionalmente identificado con el contexto de la Europa Medieval: Aspectos históricos y tecnológicos” (tesis doctoral, Madrid, 2008), 312-313. el tahalí del caballero, y una de las piezas más utilizadas en heráldica. Tras plantear- 63 Laura Rodríguez Peinado, “Púrpura. Materialidad nos diversas hipótesis, ha sido determinante y simbolismo en la Edad Media”, Anales de Historia del Arte, vol. 24 (2014), 471-495. el trabajo de Rafael Sánchez Saus, que nos ponía en la pista de la relación del linaje de 64 Rodríguez Velasco, “Símbolos para…”, 454.

65 Joana Ramôa Melo, “Poder gravado na pedra: túmulos de rainhas e nobres do Portugal Medieval”, 66 Faustino Menéndez-Pidal de Navascués, Los Arenal. Revista de historia de las mujeres, vol. 25, nº 2 emblemas heráldicos. Una interpretación histórica (Madrid: (2018), 325 y 340, enlace web. Real Academia de la Historia, 1993), 49.

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Vargas con la Orden de la Banda. Este sím- blasón familiar por sus descendientes, por bolo y blasón fue estandarte, con diversas encima incluso del de Vargas. Durante la variantes, de la Orden, iniciada por Alfonso intervención arqueológica se localizó, reu- XI, de la que el Gonzalo García de Vargas, tilizada en el cementerio contemporáneo, citado como el caballero más poderoso de su la lápida de mármol de Catalina Méndez tiempo en Jerez, alcalde de Tarifa y abuelo de Vargas, con el mismo blasón como pro- de Alfonso Fernández de Vargas, fue miem- tagonista71. Catalina Méndez figura como bro67. Este emblema de la Orden, en origen fundadora de una capellanía en San Juan banda negra sobre blanco, como símbolo de en un documento de 153872. Desconocemos austeridad, humildad y templanza, fue uti- la línea exacta de parentesco con Fernández lizado también tanto por Pedro I, posterior- de Vargas, pero vemos como San Juan sigue mente bajo banda engolada con dragantes, estando muy presente en el linaje familiar73. como por Enrique II, en una lucha por legiti- Los posteriores señores de Burguillos, la mar su postura y con función propagandista casa Zúñiga, también formaron su escudo de y política68. armas, precisamente, sobre el emblema de la citada Orden74. El blasón con banda ha sido desde en- tonces ampliamente utilizado por la noble- Por último, nos centraremos en el epi- za castellana como símbolo de prestigio. En tafio que acompaña a la escultura, que es, este sentido, ha sido fundamental el trabajo como ya hemos apuntado, una de las par- de Fernández de Córdova Miralles, donde tes más interesantes, pero lamentablemente analiza la evolución del uso de la banda, peor conservadas. Se trata de un texto, escri- referida a la Orden, también en la escultura to en primera persona, que rodea el conjunto, funeraria, con paralelos formales y cronoló- ejecutado en diferentes niveles aunque, hoy gicos que, al igual que Fernández de Vargas, en día, se ha perdido en buena parte y, como no solo portan el símbolo de la banda en la veremos, ha sido objeto del interés de diver- heráldica, también portan una banda, de sos estudiosos y eruditos, que nos han ido hombro a cadera sobre el pecho, en alusión dejando una información excepcional sobre a la Orden y sus valores; como en el propio la evolución de su deterioro y olvido. En el sepulcro de Enrique II, el de Pedro López de imaginario popular de la localidad, solo una Ayala o el de Juan Alfonso de Ajofrín. O en parte del texto ha trascendido como testimo- la caja, como el sepulcro del ya citado Pedro nio oral, aún muy presente y vivo, asocia- Suárez III69. A la luz de estos datos parece- do al personaje. Hablamos del significativo ría claro que, Alfonso Fernández de Vargas, fragmento: “Olla que mucho fervió su sabor también debió de ser miembro de dicha Or- perdió”, que analizaremos más adelante. den70. Dicho emblema fue mantenido como

67 Sánchez Saus, Linajes Medievales…, 186, nota 5. 71 Menéndez Menéndez, “Intervención arqueológica…”, 80. La pieza estaba reutilizada en el 68 Álvaro Fernández de Córdova Miralles, “El cementerio contemporáneo. En la capilla anexa a la de emblema de la banda, entre la identidad dinástica y la Fernández de Vargas por el oeste, construida en el siglo pugna política en la castilla bajomedieval”, Emblemata: XVII, se localizó la tumba de sus fundadores, María de Revista Aragonesa de Emblemática, 20-21 (2014-2015), 123, Vargas y su marido. Pero en este caso sin heráldica. enlace web. 72 Fernández-Daza Alvear, El señorío…, 60. 69 Fernández de Córdova, “El emblema de la banda…”, 142, 146, 147 y 149. 73 En el mismo documento se puede comprobar que la capellanía fundada por Fernández de Vargas 70 Para refrendar nuestra hipótesis nos pusimos en casi dos siglos antes, sigue en funcionamiento, aunque contacto con Rafael Sánchez Sáus, con quien hemos con menos misas y un solo capellán. Fernández-Daza intercambiado diversa información y bibliografía, Alvear, El señorío…, 60. llegando a la conclusión de que, efectivamente, a través de la lectura del sepulcro, no debería caber duda de la 74 Fernández de Córdova Miralles, “El emblema de vinculación del personaje con la Orden de la Banda. la banda…”, 152.

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Para el análisis del texto, el documen- to más interesante es el que localizamos años después de finalizar la excavación ar- queológica. Se trata de un ejemplar gráfico, de extraordinario interés, que reproduce el sepulcro de Vargas (Fig.10). Es un dibujo sencillo donde se representa, de forma casi infantil, y esquemática, la figura yacente de Fernández de Vargas. Lamentablemente, no recoge todas sus características escultóricas, hoy perdidas, ni incluye una descripción, pero sí representa de forma exhaustiva el texto que rodeaba el sepulcro, aunque con algunos curiosos errores de disposición, que analizaremos75. Se desconoce la fecha de este excepcional documento anónimo, pero pare- ce que la tumba aún era totalmente legible y rodeable, por lo que entendemos que, ante los datos que expondremos a continuación es, al menos, anterior a mediados del siglo XVII (Fig. 10). ▪▪ Fig. 10. Dibujo del sepulcro de Alfonso Fernán- El eclesiástico, documentalista e histo- dez de Vargas. España. Ministerio de Cultura y riador Juan Solano de Figueroa, en 1650, se- Deporte. Archivo Histórico de la Nobleza, Fer- ñala: “(…) D. Alonso Fernández de Vargas, nán Núñez, C. 418, D. 41. señor de las Villas de Burguillos, la Higuera, Yo, Alfonso Fernández de Vargas, Señor de la Atalaya, Valverde y de otros Vasallos. Su Burguillos, Valverde y la Atalaya”. Y poste- sepulcro está en la Iglesia Mayor de Bur- riormente indica: “En la circunferencia del guillos cuya villa fue después del Duque monumento o sepulcro, que es alto y levan- de Béjar, en una cama o Panteón levantado tado y de fino alabastro, tiene unas letras del suelo, y en él grabado su busto y sus ar- de mucha donosura y enseñanza que dicen: 76 mas” . En 1666, en otra obra, el mismo autor “olla que mucho fervió su sabor perdió”77. recoge la inscripción existente en el sepul- Ya esta parte del texto, la más conocida, es cro, aunque de forma limitada: “Por exem- citada fuera del epitafio, por lo que enten- plo verdadero fue fecha esta escritura en esta demos que, por entonces, ya estaba empo- sepoltura que diçe así: quien buen servicio trado el sarcófago, posiblemente en uno de diere a Dios y al rey lo que quiere alcança. los arcosolios de la pared sur, cuyo arco está recortado y modificado. Si analizamos 75 El dibujo, que parece realizado en tinta, está el estado del sepulcro, podemos ver cómo encabezado por un texto manuscrito que dice: “Rótulo que tiene el entierro de D. Alonso Fernández de Vargas ha sido fragmentada toda la parte izquier- en su capilla en Burguillos, lo que se pudo entender”. da, mirando desde los pies, habiendo sido En el vuelto, escrito a tinta, se refleja “N 22. Extractos removido el texto al que hacemos mención, de la sepultura del Sr. Alonso Fernández de Vargas posiblemente para hacer encajar el sepulcro en la Capilla de nuestra señora de la Concepción de la en un espacio, como decimos, más limitado. iglesia parroquial de San Juan de la Villa de Burguillos”. No en vano, esta parte arrancada del epitafio España. Ministerio de Cultura y Deporte. Archivo Histórico de la Nobleza, Fernán Núñez, C. 418, D.41. es la que presenta mejor estado de conserva-

76 Juan Solano de Figueroa, Historia y Santos de Medellín, culto y veneración a San Eusebio, San Palatino y 77 Juan Solano de Figueroa, Historia Eclesiástica de la sus nueve compañeros mártires (Madrid: Francisco García Ciudad y Obispado de Badajoz, ed. por Francisco Tejada Arroyo, 1650), 97. Vizuete (Badajoz: Diputación de Badajoz, 2013), 65.

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ción y menor desgaste, aunque una parte se pada, descansando esta sobre el vientre y la ha perdido. extremidad inferior en la cabeza antes in- dicada que hay entre los pies de la estatua. El presbítero Cumplido y Tanco reco- Uno de los dos frentes principales del se- ge un documento conservado en el libro pulcro está empotrado en una pared de mo- de Obras Pías de la Parroquia, con fecha de derna construcción, así que no puede leerse 1733, con copia del traslado del testamen- toda la inscripción que en dos renglones se- to y transcripción del epitafio, con algunos parados rodea el sepulcro por la cubierta y errores, pero de forma completa: “ + Por parte lateral. La parte que puede leerse dice: exemplo verdadero fue fecha esta escritura Vargas † por exemplo verdadero fue fecha en esta sepoltura, que dice así: quien buen esta escritura en esta sepultura que dice para servicio feciera a Dios, é al Señor que obiere, el bien del otro mundo e el deste simplemen- leal e verdadero, alcanzará el bien del otro te que quien buen servicio ficiere a Dios e al mundo o el de este simplemente: que quien rey lo que quiera alcanzará. En la parte infe- mucho fervió, sabor perdió, e no alcanzó lo rior del frente principal del sepulcro hay tres que codició: e yo Alfonso Fernández de Bar- escudos de armas con los blasones de Don gas Señor de Burguillos, e su término, e de la Alfonso Fernández de Vargas”. Higuera: que a-vala (sic)”. Desconocemos el origen de esta transcripción, puesto que en Nuevamente se refleja el traslado a una fechas anteriores parece ser que el sepulcro posición excéntrica pero, sin embargo, en ya no era rodeable. Posteriormente describe este caso no hace referencia al texto aislado el yacente como “vestido de guerrero con un del conjunto, que otros sitúan sobre el sepul- manto religioso”78. cro, como es el caso de Matías Ramón Mar- tínez Martínez, que, también a finales del Manuel Trullás y Soler, médico de la XIX, transcribe parcialmente el texto: “Por localidad y natural de Barcelona, transcri- exemplo verdadero fue hecha esta escritu- be también el texto con algunas variaciones, ra en esta sepultura que dice: Para el bien en la línea de lo reflejado un siglo antes por del otro mundo e el deste, simplemente que Solano79. En el caso de Trullás, lo más inte- quien buen servicio ficiere a Dios, e al rey, resante es que nos describe el sepulcro tal lo que quiera alcançara. Yo Alonso Fernán- y como se conserva a finales del siglo XIX, dez de Vargas, Señor de Burguillos (…)”80. aportando datos de enorme interés, no men- Posteriormente cita: “por estar el sepulcro cionados hasta el momento, que avalan al- embutido entre los dos pilares de un arco gunos de los rasgos iconográficos apunta- de sillería y tener uno de los costados ado- dos anteriormente: “Los pies descansan en sado a la pared, no he podido leer completa dos lebreles, de los cuales al derecho solo le la inscripción, ni sé si el segundo periodo queda la parte posterior del cuerpo. Ambos del texto debe leerse el primero para cerrar lebreles están acostados sobre los hombros el sentido”81. En un trabajo anterior, el mis- de una persona, cuya cabeza se destaca entre mo autor refleja: “Por encima del sepulcro los pies de la estatua de Don Alfonso, tenien- se leía no hace mucho tiempo este adagio do sujeto uno y otro lebrel con sus manos. (hoy cubierto con cal y argamasa): Olla que Viste Fernández de Vargas traje de guerrero mucho fervió su sabor perdió”82, indicando, que queda casi completamente cubierto con por lo tanto, que esa parte ya no es visible y el hábito de San Francisco que lleva encima, haciendo referencia, posiblemente, a lo cita- las manos están puestas en la cruz de la es-

78 Juan Francisco Cumplido y Tanco, Burguillos de Extremadura (Badajoz: Caja de Ahorros de Badajoz, 80 Martínez Martínez, Historia de…, 92-93. 1985), 107. 81 Martínez Martínez, Historia de…, 93. 79 Trullás y Soler, Topografía médica…, manuscrito sin paginar. 82 Martínez Martínez, Apuntes para…, 31.

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do por autores anteriores, como es el caso de las partes que faltan del epitafio, así como Solano. evidenciar algunos errores, tanto en la dis- posición del dibujo, como en la colocación En la misma línea de Martínez Martínez, actual de los restos. Por una parte, el autor José Ramón Mélida y Alinari, a principios del dibujo se equivoca al transcribir el or- del siglo XX, cita: “Iglesia parroquial que fue den de algunos párrafos. En la figura 11, en de San Juan Bautista. Edificio abandonado. amarillo tenemos la parte más famosa del Solamente es digno en él de ser registrado epitafio, considerado por muchos perdido, el sepulcro de D. Alfonso Fernández de Var- del que solo se conserva “perdió e no alcan- gas, señor de Burguillos en el siglo XIV. Su zó lo que codició” (Fig. 11, F). El autor lo estatua yacente le representa con armadura coloca en la línea frontal, abajo, pero se co- y manto religioso, con ambas manos sobre la rresponde, en realidad, con la línea superior. espada. En derredor corre esta inscripción: Lo mismo ocurre con las líneas de los pies, Por exemplo verdadero fue fecha esta escri- donde también invierte el orden (Fig. 11, G tura en esta sepultura, que dice: Para el bien y D). Por otro lado, gracias a dos pequeños del otro mundo é el deste simplemente, que fragmentos conservados sobre los laterales, quien bien servicio ficiere a dios e al Rey, lo vemos que las piezas de la base están mal que quiera alcanzará. Yo Alfonso Fernández colocadas en la actualidad, es decir, la de la de señor de Burguillos… Aparece cortada la derecha debería ir a la izquierda y viceversa inscripción por estar empotrada en la pared (Fig. 11, I). Toda la parte de la cabecera, y el una cara del sepulcro. Encima del se leía y lateral, que fue fragmentado para embutir el hoy lo oculta la cal, Olla que mucho fervió sarcófago en una pared, se han perdido. En su sabor perdió”83. la misma figura, podemos ver en rojo, en el Solano indica que parte de la inscrip- dibujo (Fig. 11, 2), todas las partes que faltan ción estaría ahora en un frente del sepulcro, del texto en la actualidad. Entendemos que, que es donde se lee el moralizante mensaje y como se indica en el texto ya indicado de So- otros hacen referencia a su existencia, aun- lano, al final se citan sus posesiones finali- que ya no es visible por estar oculto por la zando con la Atalaya, pero en la actualidad cal. En esta línea, hasta antes de la interven- la lectura es imposible por los fragmentos ción arqueológica, se interpretaba, y así ha perdidos y el mal estado de los conservados. sido repetido en la bibliografía existente y Los autores citados manejan informa- también por los vecinos de la localidad, que ción propia y ajena, entremezclando, en bue- este texto estaría escrito directamente sobre na medida, las observaciones personales, la pared y no formaría parte del propio se- con lo citado en otras fuentes. No estamos pulcro y que hoy se encontraría perdido u seguros de que todos ellos hubiesen obser- oculto por los sucesivos revocos. El primer vado físicamente el elemento que descri- documento gráfico nos indica que ese frag- ben. Pero no tenemos dudas en cuanto a lo mento, interpretado a posteriori de forma aportado por Martínez Martínez y Trullás y variada, formaría parte del texto original y Soler, ya que ambos se esfuerzan en transmi- que, una vez fragmentado y trasladado el tirnos en sus trabajos, de forma minuciosa, sepulcro, fue colocado sobre aquel, para que tanto la forma de vida de la localidad, como no quedara oculto. (Fig. 6 y 8). su rico patrimonio arqueológico y monu- Tras el análisis realizado, y con la inesti- mental, siendo una de las descripciones más mable ayuda del documento gráfico, hemos interesantes la del propio Trullás y Soler. podido realizar un estudio comparativo de En cuanto a lo aportado por Solano, este es nombrado como visitador de la vicaría en di- 83 José Ramón Mélida y Alinari, Catálogo Monumental versa documentación de la parroquia, por lo de España. Provincia de Badajoz (1907-1910) (Madrid: que su descripción es fruto de una observa- Ministerio de instrucción pública y Bellas Artes, 1925), vol. II, 224-225.

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▪▪ Fig. 11. Esquema analítico comparativo de los restos epigráficos conservados y perdidos. Elaboración de la autora. ción directa84. En el caso de Mélida, es muy CONCLUSIONES posible que no viese personalmente el sepul- cro, repitiendo, seguramente, lo citado por Podemos decir que el conjunto escultó- otras fuentes. rico de Alfonso Fernández de Vargas, a pesar de las dificultades en el análisis de algunos La singular epigrafía del sepulcro, que elementos, debido al mal estado de conser- no utiliza las habituales fórmulas funerarias vación, se adapta a los rasgos estilísticos de en tercera persona, nos aporta, en prime- la escultura funeraria gótica castellana, pero ra persona, la propiedad del sepulcro, un no nos es posible, en este momento, adscri- mensaje moralizante sobre las bondades de bir la pieza a una escuela concreta. Presenta tener una vida recta; una frase que invita a algunas similitudes estilísticas con piezas la reflexión, y el estatus social a través de sus tanto en Castilla como en Portugal, que ya posesiones. hemos abordado. Pero, a pesar de algunas semejanzas iconográficas y de estilo, no te- nemos datos, hoy por hoy, para abordar la posible autoría de la pieza. En cualquier 84 Cumplido y Tanco, Burguillos de…,105.

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caso, no es nuestra intención profundizar Independientemente de lo hecho en más sobre este aspecto, que puede ser abor- vida, en el momento cercano a la muerte dado en futuros trabajos. prevalece una preocupación por conseguir la salvación del alma y la perpetuación de la El enfoque primordial de este estudio memoria, intentando engañar al olvido, que radica en una visión general sobre el perso- acompaña irremediablemente a la muerte. naje, la singularidad de su lugar de enterra- Alfonso Fernández de Vargas logró en bue- miento y, fundamentalmente, en una lectura na medida lo pretendido, a pesar de las vici- actual sobre la intencionalidad del prota- situdes vividas por los restos de su sepulcro gonista en torno a su muerte y legado en el y el lugar elegido para su enterramiento, en siglo XIV y el devenir final, en torno a su fi- una villa que tras su muerte dejó de ser de su gura y mensaje, a través de los siglos, de la familia; hoy en día, aunque en mal estado, mano del estudio arqueológico y de diversos su figura y linaje vuelve a ser protagonista documentos, con especial protagonismo de del mismo espacio, donde su sepulcro vuel- un dibujo inédito que nos ha devuelto algu- ve a ser objeto de atención, formando par- nas partes, especialmente singulares, que se te del rico patrimonio cultural burguillano. habían perdido. Cosa distinta es la ubicación actual de sus En cuanto al mensaje, tanto gráfico, restos mortales, amortajados con el hábito como escrito, dejado por Fernández de Var- de San Francisco que, posiblemente, reci- gas, nada es casual. A través del concepto de bieran similar destino que el de otros restos perpetuación de la memoria, heredera ya de del conjunto, una vez desmantelado, para su tiempos remotos, Fernández de Vargas pre- uso como cementerio contemporáneo termi- tende inmortalizar su nombre y su figura, a nando, en el mejor de los casos, en alguno de través de una simbología clara. El individua- los osarios. lismo y la importancia del linaje, ante el au- A pesar de los avatares sufridos duran- mento de las parcelas de poder de la nobleza, te varios siglos, su figura permanece para la de la mano de la victoria Trastámara, se tra- posteridad y parte del mensaje de su epitafio ducen en un afán por procurarse una sepul- ha perdurado vivo en el imaginario de los tura digna y ostentosa, como morada eterna, descendientes de sus vasallos, siendo habi- siendo el sepulcro de Fernández de Vargas tual, durante la intervención arqueológica, un buen ejemplo. Por un lado se manifiesta preguntas por parte de los vecinos en torno claramente el estatus del difunto, con un rico al personaje, o al famoso dicho “Olla que túmulo en el que porta los elementos que le mucho fervió su sabor perdió”, que estaba identifican como noble y caballero e inmor- “en una pared sobre la tumba del Señor de la taliza su linaje, tanto a través de la elección Higuera” y que, curiosamente, según el sen- del lugar de enterramiento, como mediante timiento popular, al contrario de lo pretendi- el uso preeminente de la heráldica, dejando do por el protagonista, se creía que debía ha- clara su condición como titular de importan- ber sido escrito por alguno de sus vasallos, tes señoríos y el grupo social privilegiado al para dejar constancia de una dudosa y aza- que pertenece, tanto en los emblemas, como rosa vida, haciendo referencia, en ocasiones, en el epitafio. Por otro lado, se hace gala de a los abusos señoriales. humildad y vida piadosa, siendo amortaja- do con el hábito de San Francisco, en una Finalmente, como hemos visto, el texto búsqueda de la llamada “buena muerte”. En perdido no era tal, al menos no en su totali- la misma línea se incide en el epitafio en el dad, pudiendo observar aún una parte que buen servicio a su señor y a Dios, esperando ha permanecido a la vista, pero a la vez ocul- ser recompensado en el otro mundo, e invita ta, por no buscar en el lugar correcto. al lector a la reflexión con intención morali- Tanto la iglesia como el sepulcro son zante. referente de lo que ha ocurrido con buena

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parte de nuestro patrimonio, muy castigado nicos y góticos”. En Vida y muerte en el y relegado al abandono y al olvido, que en monasterio románico, coordinado por José casos como este, lamentablemente los me- Ángel García de Cortázar, 161-200. Palen- nos, han recuperado, de alguna manera, su cia: Fundación Santa María La Real, 2003. esplendor de tiempos pasados. Por eso nos Aurell Cardona, Jaume. “La impronta de los parece oportuno cerrar este trabajo con el testamentos bajomedievales: entre la pre- fragmento elegido por nuestro protagonista, cariedad de lo corporal y la durabilidad de carácter popular, supuestamente perdi- de lo espiritual”. En Ante la muerte Actitu- do, que ha acompañado siempre a la figu- des, espacios y formas en la España medieval, ra de Vargas a través del paso del tiempo: editado por Jaume Aurell y Julia Pavón, “que quien mucho fervió su sabor perdió e 78-79. Pamplona: Universidad de Nava- no alcanzó lo que codició”, permanecien- rra, 2002. do presente y transmitido oralmente, hasta nuestros días, como: “olla que mucho fervió Bango Torviso, Isidro G. “Espacio para en- su sabor perdió”, una variante de “Olla que terramientos privilegiados en la arqui- mucho hierve, sabor pierde”, refrán ya en tectura medieval española”. Anuario del desuso, recogido por diversos refraneros85. departamento de Historia y Teoría del Arte, Sabias palabras que recomiendan no demo- nº4 (1992), 93-132. rar en exceso los asuntos y que, metafórica- Cabezas González, Teresa. “La Iglesia Tem- mente, indican que los trámites que se alar- plaria de San Juan de Burguillos del Ce- gan y no siguen su curso correcto finalmente rro”. Tehura 5, (2012), 34-45. http://www. no llegan a buen término y que Alfonso Fer- tehura.es/index.php/bloc/82-la-iglesia- nández de Vargas escogió, como recomen- templaria-de-san-juan-de-burguillos-del- dación moralizante, para todos aquellos que cerro leyeran su singular epitafio86. Calero Carretero, José Ángel y Juan Diego BIBLIOGRAFÍA Carmona Barrero. “Grafiti históricos en la iglesia de San Juan Bautista, Burgui- Andrés Ordax, Salvador, dir. Monumentos llos del Cerro, Badajoz”. Boletín de la Real artísticos de Extremadura. Mérida: Junta de Academia de Extremadura, T. XXIII (2015), Extremadura, 1995. 21-48. Ara Gil, Clementina Julia. “Monjes y frailes Cañavate Toribio, Juan. “Algunos morabitos, en la iconografía de los sepulcros romá- zawiyas y rábitas en el Reino de Granada”. Revista del Centro de Estudios Históricos de Granada, 28 (2016), 179-217. 85 Hernán Núñez, Refranes, O Proverbios en Romance (Salamanca: Casa de Juan de Canova, 1555), 89. Cendón Fernández, Marta. “La memoria pé- trea en la Castilla Bajomedieval: Reyes y 86 Queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento a Tomas Rocha Hurtado, autor de las Caballeros”. Cuadernos del Centro de Estu- magníficas fotografías del sepulcro, que acompañan dios Medievales y Renacentistas, 24 (2016), este artículo; a Diego Parra, bibliotecario de la Biblioteca 145-173. IX Marqués de la Encomienda (); a los de la Biblioteca de Jerez de la Frontera y a Jesús Espliego, Chavarría Vargas, Juan Antonio. “Huellas administrador del Archivo Histórico de la Nobleza, por sufíes en Al-Andalus: La toponimia. Mu- su amabilidad e inestimable ayuda durante el desarrollo rabit, Rubayta/Rubayt (a) y Zawilla”. Es- de nuestras investigaciones. A Phillip Hope, por la tudios sobre Patrimonio, Cultura y Ciencias supervisión de los textos en inglés, y muy especialmente Medievales, 19 (2017), 219-252. a Rafael Sánchez Sáus, por su desinteresada ayuda y valiosas aportaciones en torno al análisis del linaje y Cumplido y Tanco, Juan Francisco. Burgui- armas del personaje y, por último, a José Antonio Vivar llos en la Historia. Badajoz: Caja de Aho- del Riego, de la Real Academia Matritense de Heráldica rros de Badajoz, 1985. y Genealogía, por su amable asesoramiento..

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