GLADIUS Gladius Spiritus Quod Est Verbum Dei

Rafael L. Breide Obeid Bicentenario de la Independencia de América BIBLIOTECA DEL PENSAMIENTO CATÓLICO77 GLADIUS 77

I N D I C E

Rafael L. Breide Obeid / Bicentenario de la Independencia de América

Mons. Héctor Aguer / Propuestas y riesgos de la educación católica a las puertas del Bicentenario

Raúl A. Devoto / 1934

Daniel Omar González Céspedes / Non serviam. Breve historia de los 27 curas rebeldes

Horacio Boló / La marcha sobre Versailles

Juan Carlos Monedero (h) / El Contrato Social de Rousseau y su relación con la autosuficiencia de la razón

Nicolás Kasanzew / La silenciada proeza del Cabo Baruzzo

Nicolás Kasanzew / Giachino

Juan Arida / El Hombre en la Luna. Algunas reflexiones, 40 años después

P. Paul Robinson / Donde miente la locura. Facebook, My Space y Twitter

In Memoriam P. Samuel Martino

El testigo del tiempo. Bitácora Documentos Libros y revistas recibidos GLADIUS

BIBLIOTECA DEL PENSAMIENTO CATÓLICO 77 INDICE GLADIUS

Año 26 / Nº 77 Pascua 2010 Rafael Luis Breide Obeid Bicentenario de la Independencia Director de América ...... 3 Rafael Luis Breide Obeid Mons. Héctor Aguer Fundación Gladius Propuestas y riesgos de la educación católica R. Breide Obeid, M. Breide Obeid, P. a las puertas del Bicentenario ...... 7 Rodríguez Barnes, E. Rodríguez Barnes, J. Ferro, E. Zancaner, Z. Obeid Raúl A. Devoto Del exterior 1934 ...... 23 Ennio Innocenti, Thomas Molnar Daniel Omar González Céspedes Colaboran en este número Non serviam. Breve historia de los Jorge N. Ferro, Patricio H. Randle, 27 curas rebeldes ...... 29 Ricardo Bernotas, Eduardo B. M. Allegri

Horacio Boló ILUSTRACIÓN DE TAPA La marcha sobre Versailles ...... 35 El Tríptico de Aparecida (detalle) Retablo que Benedicto XVI le regaló a los Juan Carlos Monedero (h) obispos que participaron en la V Conferencia El Contrato Social de Rousseau y su relación General del Episcopado Latinoamericano con la autosuficiencia de la razón ...... 45 [ver http://www.ompargentina.org.ar/ PropagaciondelaFe/tripticoaparecida.htm]

Nicolás Kasanzew La compra de las obras del fondo editorial y las La silenciada proeza del Cabo Baruzzo ...... 75 suscripciones se pueden efectuar mediante che- ques y/o giros contra plaza Buenos Aires, a la Nicolás Kasanzew orden de Fundación Gladius, C. C. 376 POESÍA. Giachino ...... 79 (1000) Correo Central, Buenos Aires, República Argentina Juan Arida Para correspondencia o envío de artículos o El Hombre en la Luna. Algunas reflexiones, recensiones dirigirse a la Fundación Gladius 40 años después ...... 81 tel. 4803-7616 [email protected]

P. Paul Robinson Los artículos que llevan firma no comprome- Donde miente la locura. Facebook, ten necesariamente el pensamiento de la Fun- My Space y Twitter ...... 91 dación y son de responsabilidad de quien firma

Héctor H. Hernández Queda hecho el depósito que establece la ley 11.723 IN MEMORIAM. P. Samuel Martino ...... 103

Breide Obeid, Rafael Luis Bicentenario de la Independencia EL TESTIGO DEL TIEMPO. BITÁCORA ...... 109 de América - 1ª ed. Buenos Aires: Gladius, 2010 LIBROS Y REVISTAS RECIBIDOS ...... 119 152 p.; 23 x 15 cm. ISBN 978-987-659-016-7 BIBLIOGRAFÍA ...... 123 1. Filosofía Moderna. I. Título. CDD 190 François Jourdan, Dieu des chrétiens, Dieu des musulmans (P. Alfredo Sáenz), 123-126 | Giacomo Biffi, Memorie e disgressioni di un italia- no cardinali (P. Alfredo Sáenz), 126-130 | P. Horacio Bojorge, Vivir Fecha de catalogación: 13-05-2010 de cara al Padre. Nacidos de Nuevo y de lo Alto (Abelardo Pithod), 130-131 | Jean Sévillia, Historiquement correct. Pour en finir avec le passé unique (P. Alfredo Sáenz), 131-134 | Alfredo Sáenz, La Revolu- Impreso por Editorial Baraga ción Francesa. Parte cuarta: La Epopeya de La Vendée (Enrique Díaz del Centro Misional Baraga Araujo), 134-143 | Bernardo Lozier Almazán, Mayo de 1810. La Ar- Colón 2544, Lanús Oeste, gentina improvisada. 1810-1860. Medio siglo de desencuentros (P. Buenos Aires, República Argentina Alfredo Sáenz), 144-147 Mayo de 2010 Editorial

Bicentenario de la Independencia de América La relación entre la Iglesia y el Estado a la luz de la cosmovisión cristiana y la ilustración

La Iglesia es el Cuerpo Místico de Nuestro Señor Jesucristo, tiene promesas de eternidad. La Cristiandad es un orden político, social, económico, cultural, laboral, familiar, conforme a la enseñanza evangé- lica. Surgió con la conversión del Imperio Romano y no tiene promesas de perpetuidad. Cuando la Cristiandad no existe, la Iglesia vuelve a las catacumbas. La evangelización de América implicó la extensión de la Cristiandad a nuestras tierras, que formaron la Hispanidad. El ideal de la Hispani- dad, y al mismo tiempo, el justo título de España en América, era la conversión de los indios, lo que implicaba su incorporación al Cuerpo Místico de Cristo visto así como el Hombre completo o Verdadera Hu- manidad. La unidad de la familia humana es una gracia del Cristianis- mo. Cristo al darnos un Padre común nos hizo hermanos. Por la unión con Él somos hermanos. El hombre es imagen y semejanza divina. Como toda imagen depende del sujeto que la proyecta, en este caso Cristo. No somos verdaderamente humanos hasta que no nos incorpo- ramos a la Verdadera Humanidad que es Cristo. A principios del siglo XVIII, con el advenimiento de la casa de Bor- bón, España dejó de ser una monarquía de empresa para transformarse en una monarquía administrativa. Abandonó progresivamente el ideal nacional de la evangelización por los ideales de la ilustración iluminista. El Ideal es al mismo tiempo la Misión de cada pueblo, y es su Fin. El Fin, como decía Aristóteles, es la esencia o el alma de una Nación; la pérdida del Fin y de la Misión histórica implica la pérdida del alma y una materialización progresiva que lleva, como todo materialismo, a la inversión de los valores, a la fragmentación y a la dispersión. Numerosos agravios vinieron a América del proyecto de la Ilustración, dentro de

GLADIUS 77 / Año 2010 3 ellos la homogenización del continente, destruyéndose las culturas particulares que habían sido rescatadas del mito por los misioneros e incorporadas a una cultura del Logos y del Misterio. Otro agravio fue la expulsión de los Jesuitas. La propuesta era un nuevo concepto de la humanidad, la “humanité” masónica transformada en mito, donde el elemento de unión ya no es Cristo sino la política y la economía. Este mito humanidad necesitaba un cuerpo que Locke y Hobbes denominaban one Body Politik under one supreme Goverment. La Cristiandad es sustituida por el Estado. Este Estado, no constituido sobre la imagen y semejanza Divina sino sobre el Hombre abstracto, es un artefacto jurídico que se llamó Levia- tán. Esta parodia del Cuerpo Místico de Cristo está acompañada de esta cita del libro de Job: Non est potestas super terram quae comparetur ei (41, 24). El nuevo Estado se considera supremo y no admite ningún orden moral objetivo por encima de él. Las Patrias Hispanoamericanas nacen como consecuencia de la desintegración del Imperio Español producida por la pérdida del ideal nacional, la defección de la monarquía borbónica y en respuesta a los agravios producidos por la Ilustración; pero en medio de una gran confusión ideológica y política, que afectó grandemente las relaciones entre la Iglesia y el Estado. El hecho es que las relaciones de Hispanoa- mérica con Roma se establecían a través de la Corte de Madrid. Roma no tenía información directa, a través de Nuncios en América. La de- fección de la monarquía española dejó sin relaciones directas a Roma con los católicos de Hispanoamérica. Roma no sabía quién presentaría los candidatos para cubrir las diócesis vacantes, si Fernando VII o los libertadores. Luego se produjo la siguiente secuencia:

- El Papa Pío VII, el 30 de enero de 1816, por el breve Etsi lon- gissimo, aconseja a los obispos la pacificación y la sumisión a Fernando VII. - De 1820 a 1823 hubo en España un gobierno ultraliberal que per- seguía a la Iglesia. Cuando Fernando VII jura la constitución anticristiana de 1821, reconociendo los derechos de los súbditos españoles, el obis- po de Mérida, Rafael Laso de la Vega, anteriormente realista, pide el mismo derecho para los americanos. Bolívar era procatólico y las cor- tes españolas eran anticatólicas., y urgía proveer las sedes. El Obispo pide la aprobación eclesiástica de los gobiernos independientes.

4 Año 2010 / GLADIUS 77 - El canónigo chileno Ignacio Cienfuegos, enviado por O’Higgins a Roma en agosto de 1822, pide un nuncio para Chile. Chile costearía los gastos del viaje. El Papa Pío VII decide establecer relaciones con América sin contar con el Rey de España, y nombra delegado apostólico al Arzobispo Juan Muzi, con amplias facultades de nombrar vicarios apostólicos y consagrarlos, y aun de otorgar el patronato a los gobiernos independientes. Como consultor de la misión viajaba Juan María Mas- tai Ferretti, el futuro Pío IX. Muere Pío VII y lo sucede León XII. Cuan- do la misión llega a Chile, muere O’Higgins y había un gobierno anti- católico. Muzi no puede viajar a Perú y Colombia, donde lo esperaba Bolívar, y la misión fracasa. - Hay una nueva situación en América y en Europa se afirma el ab- solutismo de la Santa Alianza. El enviado de la gran Colombia Ignacio de Tejeda es obligado a salir de Roma en septiembre de 1824. - El papa León XII dirige al episcopado de América el breve Etsi iam diu, donde lamenta los graves daños de la rebelión. - En el año 1825 Ignacio de Tejeda vuelve a Roma y en el Consistorio del 21 de mayo de 1827 se acuerda la provisión de las sedes vacantes de Bogotá, Caracas y otras ciudades, sin tener en cuenta a Fernando VII. - El papa Gregorio XVI en febrero de 1831 nombra obispos en Mé- xico, sin tener en cuenta al gobierno de Madrid.

Quedan así en América dos modelos de sociedad: la América an- glosajona de los Estados Unidos, donde la Sociedad y el Estado son productos de la Ilustración, y la América hispánica donde la Sociedad fue creada por el siglo de oro español y está en pugna con los Estados “ilustrados” impuestos contra su naturaleza. Estos Estados basados en un concepto pretendidamente abstracto y neutral frente a los principios religiosos y morales fueron consumiendo progresivamente los restos de Cristiandad y disolviéndolos. Actualmente estamos al fin de un pro- ceso donde terminará por desaparecer la libertad religiosa hasta ahora tolerada en el ámbito particular. Las relaciones serán de abierta hostili- dad. El hecho de la aprobación del aborto y de las uniones homose- xuales tienen como objeto político terminar con la libertad religiosa tal como lo demuestran las leyes que penalizan hechos motivados reli- giosamente como los siguientes:

GLADIUS 77 / Año 2010 5 • la negativa a cumplir con las órdenes de los tribunales de divor- cio que pretenden disolver matrimonios sacramentales; • las manifestaciones pro-vida que supuestamente “interfieren” con el negocio de las fábricas del aborto, o aquellas que traspasen las bubble zones (“zonas de burbujas”) creadas judicial o estatutariamente, donde el discurso pro-vida de católicos y otros cristianos ha sido pro- hibida; • la negativa de instituciones católicas a proporcionar cobertura médica para la anticoncepción, la esterilización y el aborto; • la negativa de agencias de adopción de permitir la “adopción gay”; • el rechazo de las organizaciones cristianas para contratar a ho- mosexuales, proporcionar cobertura médica para los abortos y la an- ticoncepción, o promover beneficios sanitarios a “parejas del mismo sexo” 1.

“Todas estas actitudes motivadas en la Fe católica serán criminalizadas como discriminadoras bajo el rótulo del Discurso del Odio” 2. Cosa que ya ocurre en algunos países de Europa. En fin, toda la hazaña del mal consiste en sacar los miembros del Cuerpo de Cristo y ponerlos en el del Leviatan. Conclusión: esta verdadera tiranía del relativismo no se contrarrestará con “objeciones de conciencia”: debemos rechazar estas maldades no sólo porque van en contra de nuestra conciencia cristiana particular, sino porque son fundamentalmente ilegales como toda actitud que pretende ser autónoma del orden moral objetivo y de la Ley Divina. Éste es el principio para las relaciones entre la Iglesia y el Estado, non fundatur dominium nisi in imagine Dei. La verdadera independencia la lograremos en la medida que vol- vamos a la Verdad. Veritas liberabit Vos

RAFAEL BREIDE OBEID

1 Ferrara, Chistopher A., J.D., “Uniones del mismo sexo» y el problema del positivismo legal: una perspectiva de Estados Unidos”, Madrid, noviembre de 2009. 2 Id.

6 Año 2010 / GLADIUS 77 Propuestas y riesgos de la educación católica a las puertas del Bicentenario

MONS. HÉCTOR AGUER *

El Curso de Rectores del CONSUDEC que con este acto inauguramos oficialmente presenta características inéditas. Quiere ser el inicio de un itinerario conmemorativo del Bicentenario nacional, a celebrarse entre 2010 y 2016, trazado en el ámbito específico de la educación católica. El período propuesto señala un recorrido en el tiempo, que deseamos tenga también un correlato en el espacio. Por eso, este curso cuadragé- simo séptimo no se realiza en la ciudad de Buenos Aires –aun cuando fue allá donde ocurrieron los sucesos de mayo de 1810 – sino en este enclave de la Argentina profunda, en “la linda” Salta, bajo la protección del Señor y la Virgen del Milagro. Esta decisión puede parecer extrava- gante, pero ha de ser interpretada como signo de una aspiración noble y urgente: la integración más plena de un país que se proclama federal pero que todavía no vive de manera intachable esta dimensión de su régimen político, el cual, sin embargo, responde a la riqueza plural de su propia esencia como nación. En el orden eclesial, traer el Curso a Salta es un gesto de comunión; manifiesta, además, el dinamismo que deseamos imprimir al servicio ofrecido por el Consejo Superior de Edu- cación Católica. Saludo cordialmente a todos, y con especial deferencia a las autorida- des nacionales y provinciales. Agradezco con sincero sentimiento a cuantos han hecho posible la realización de este encuentro y destaco la benevolencia de mi querido hermano el arzobispo salteño y el empeño del Consejo Provincial, sobre el que ha pesado un riguroso trabajo.

* El autor es Arzobispo de La Plata y Presidente de la Comisión Episcopal de Educación Católica. Discurso inaugural del 47º Curso de Rectores del CONSUDEC, Salta, 10 de febrero de 2010.

GLADIUS 77 / Año 2010 7 La organización educativa de la Iglesia

La verificación anual de este acontecimiento, consagrado en su de- nominación como Curso de Rectores, indica la vitalidad del subsistema educativo eclesial, cuya unidad orgánica es preciso fortalecer. Solemos emplear la expresión subsistema educativo eclesial para designar al conjunto de nuestras instituciones de enseñanza, pero conviene reflexio- nar sobre su significado y sobre las implicancias y exigencias que el nombre comporta. Esta realidad se fue forjando progresivamente, a partir de los primeros años del siglo XX. Por entonces, en sucesivos congresos de laicos se estudió la problemática educativa nacional y sobre todo la formación religiosa de la juventud. En 1910, el año del primer centenario patrio, se llevó a cabo el Primer Congreso Pedagógico Católico. Corresponde recordar este hecho, exactamente cien años después. Deseo referirme a otro antecedente histórico que no es suficiente- mente conocido: la Carta Pastoral colectiva del Episcopado Argentino, de fecha 9 de julio de 1925, sobre la creación del CONSUDEC. En ese documento proponían los obispos “la unificación de la enseñanza co- mo organismo colectivo”, haciendo mención de un fenómeno cultural de aquella época: la agremiación y unificación de fuerzas como sistema más difundido, más científico y más eficiente para el logro de determina- dos objetivos en todos los campos de la actividad humana. Así al ad- vertir advirtiendo una necesidad de orden práctico, cuando el número de nuestras escuelas distaba enormemente de ser el de hoy; no se ha- bía producido aún la multiplicación de colegios parroquiales, que ocu- rrió a partir de fines de la década de 1950. Pero apelaban también a un dato de la fe: la unidad que el Señor quiso para sus discípulos y que se manifestó tan intensamente en las primeras comunidades cristianas; auspiciaban que esa unidad propia del dogma y la moral católica se extendiera al campo de la acción, para hacer –decían – más eficientes nuestros trabajos en pro de la verdad y del bien. Constataban, por otra parte, que ya existía una unión básica y fundamental en el ejercicio del apostolado de la enseñanza; el plan de enseñanza religiosa sancio- nado por el Episcopado el año anterior había sido aceptado y puesto en vigencia con unanimidad. Era preciso atender entonces a otros in- tereses de la causa de la educación católica, comunes a todas las insti- tuciones de ese ámbito, que requerían una sólida unidad, de tal modo que el interés de uno sea el interés de todos y que los beneficios procu-

8 Año 2010 / GLADIUS 77 rados por esa mancomunidad de intereses se repartan a todos y cada uno. En algunas diócesis ya se habían establecido federaciones de escuelas; se creó el CONSUDEC para que fuera el organismo de suprema unión y de suprema representación tanto de las federaciones diocesanas como de los institutos a ellas, y al mismo Consejo por medio de ellas, federadas. Esta organización es la que existe actualmente y que es preciso per- feccionar y fortalecer. Es un hecho cultural innegable la tendencia a la fragmentación, a la atomización, que pone a prueba el instinto católico de unidad; especialmente en la Argentina, donde debemos esforzarnos para fomentar el espíritu de concordia y de colaboración, y un clima indispensable de confianza, que trasciendan los ámbitos de la educación y se difundan ejemplarmente en la sociedad toda. La unidad orgánica del subsistema educativo eclesial no se ha de reducir a su aspecto formal–institucional, sino que debe fundar una articulación más eficiente de las instancias reales que lo constituyen. Pienso, por ejemplo, en el relativo aislamiento de las universidades católicas respecto del resto de nuestra organización educativa y en la situación particular de los insti- tutos terciarios. Una visión de conjunto de la misión educativa de la Iglesia, la valoración del potencial evangelizador y misionero de nuestras comunidades académicas y escolares, y la conciencia del servicio que podemos prestar a la cultura nacional, tienen que acercarnos a la for- mulación de una política educativa eclesial debidamente actualizada. Tendría que constituirse en dos vertientes: una dimensión más bien pública, que responda a la relación con la sociedad y el Estado, y un aspecto si se quiere más pastoral, que mira a la continuidad, a la vin- culación vital entre los distintos niveles de la educación católica. Así como cada institución debe contar con su ideario y su propio proyecto educativo, la política educativa de la Iglesia podría concretarse en una ratio studiorum que se haga cargo de los problemas culturales y espiri- tuales de hoy, de su incidencia en los jóvenes y en sus familias, como interpelación a la pedagogía cristiana, que puede y debe ofrecerles una orientación, una respuesta.

La formación docente y la libertad de enseñanza

Un área particularmente sensible es la de la formación docente, en particular respecto de la situación del nivel terciario. Debemos dedicar una especial atención y nuestros mejores esfuerzos a los centros donde

GLADIUS 77 / Año 2010 9 se forman los futuros maestros y profesores; este servicio no sólo ha de garantizar la identidad católica de quienes luego se incorporen a nuestras instituciones educativas, sino que también podrá habilitar a muchos para aportar un suplemento de espíritu, una visión integral, humanista, en el ámbito de la gestión estatal. Existen institutos de este nivel, en varias provincias, que parecen descolgados de la organicidad educativa eclesial; merecen ser considerados con estima para que a través de un paciente trabajo en cada una de las jurisdicciones, puedan integrarse a un designio académico y pastoral más amplio. La Ley de Educación Superior vigente en la actualidad contempla en su artículo 22 la creación de Colegios Universitarios, categoría que mediante la articulación con universidades pueden alcanzar los profesorados y los institutos técnicos; así, debidamente seleccionados, los centros de formación de docentes católicos se beneficiarían con una permanente actualización, incorporación de tecnología adecuada y sostenida calidad académica. No habría que ceder, en cualquier ca- so, a concesiones que menoscaben el carácter auténticamente católico de la formación y la efectiva transmisión de nuestra weltanschauung, la visión del mundo que es un patrimonio irrenunciable de la tradición eclesial. En este campo es imperativo reivindicar la libertad que nos corresponde ejercer, sobre todo teniendo en cuenta una tendencia ofi- cial a la centralización y ciertos avances en los que se puede temer una peligrosa inclinación totalitaria. Me parece oportuno detenerme en algunas advertencias, que formulo sin ánimo polémico, como expresión de inquietud y con espíritu de colaboración. Las prescripciones de la Ley de Educación Nacional sobre formación docente otorgan al Instituto Nacional de ese ramo (el INFOD) facultades que le permiten avanzar sobre las autonomías provinciales e institucio- nales. Los sucesivos documentos producidos por ese organismo, con- vertidos en resoluciones por el Consejo Federal, concretan un movi- miento de concentración unitaria que podría considerarse un avasalla- miento, un menoscabo de la libertad constitucional de enseñar y aprender. Esta tendencia se advierte en la organización de la educación superior en cada jurisdicción: la resolución 72 de diciembre de 2008 determina el reglamento orgánico de los institutos, el régimen académico y el de concursos para la designación de docentes. Esta resolución es- tablece que en cada provincia habrá una sola dirección para la educa- ción superior, que absorbe a la gestión privada en el mismo ámbito con la estatal; suprime así la supervisión específica que actualmente existe en la mayoría de las jurisdicciones para la educación superior de

10 Año 2010 / GLADIUS 77 gestión privada. También se otorga ingerencia a las direcciones provin- ciales de ese nivel para determinar los reglamentos internos de los ins- titutos y para planificar la “oferta” educativa, es decir, la definición acerca de qué carreras se podrán desarrollar. En cuanto a los planes de estudio, la resolución 24 de 2007 establece que el veinte por ciento de las horas curriculares de cada carrera será de definición jurisdiccional e institucional. En la práctica, cada jurisdicción le dejó a los institutos un margen que va del cinco al ocho por ciento. Si bien no existe una norma que establezca la cantidad de planes de estudio que pueden aprobarse por carrera, el INFOD considera que debe ser uno solo en cada jurisdicción; esta propensión podría convertirse en norma y restrin- gir de ese modo una legítima diversidad curricular. Estas disposiciones de carácter restrictivo quizá no se tornen universalmente efectivas, pe- ro configuran una tendencia inequívoca ante la cual no podemos per- manecer indiferentes. La tendencia a limitar los espacios de libertad mediante una presencia invasiva de los organismos estatales no puede ser juzgada simplemente como una cuestión formal, estructural, burocrática. Tiene un respaldo ideológico, que resulta patente si se analizan los fundamentos de las reformas ejecutadas en las últimas décadas y algunos de los anteproyec- tos que circulan para reemplazar la ley vigente de educación superior. Por nuestra parte, la disposición a mantener siempre un diálogo respe- tuoso y sincero con las autoridades debe ir acompañada por un ejerci- cio confiado de la libertad respaldado por la claridad de los principios, la cohesión en los propósitos y una efectiva comunión, fundamento espiritual de una tarea que es sin duda apasionante, pero también aza- rosa, jalonada de sobresaltos. Para redondear este asunto, quiero citar un párrafo del discurso sobre la libertad de enseñanza que pronunció José Manuel Estrada en la Convención Constituyente de la Provincia de Buenos Aires el 6 de octubre de 1871. Son palabras proféticas, o más bien un retrato antici- pado de la debilidad crónica de nuestra organización social. Esto decía aquel ilustre tribuno: “el Estado es una entidad abstracta que se realiza en el gobierno, o más propiamente en el personal de gobierno. Así, dar al Estado el monopolio de la enseñanza, es exponerla a un peligro que correría infaliblemente según las alternativas de la opinión pública y las aberraciones de los partidos, que un día pondrían a la cabeza de la enseñanza hombres entendidos en la materia y otro día hombres ajenos a ella. El mal de la República Argentina no está en el gobierno, no está ni en las personas que lo componen, ni en su organización po-

GLADIUS 77 / Año 2010 11 lítica, sino en la falta de organización social, que sin aumentar las fuer- zas individuales por su aglomeración libre y orgánica, sin crear centros competentes de acción y resistencia, pone toda la actividad en manos de la autoridad política, de la cual los pueblos esperan en vano los bie- nes que se prometieron al resignarse a su omnipotencia”.

Las reformas educativas

El tema central del Curso de Rectores es, este año, la escuela se- cundaria; el enunciado del programa la califica así: promotora y servido- ra del desarrollo integral y la inclusión social. Las deliberaciones acerca del perfil que debe adoptar este nivel del sistema educativo se inscriben en un proceso de “reforma de la reforma”, ya que se intenta modificar las estructuras establecidas hace casi dos décadas. Sería por demás in- teresante comparar los presupuestos filosóficos que inspiraron ambos momentos, el de fines del siglo pasado y el que se halla en curso de realización. Pero no lo haré. Me parece útil, en cambio, señalar algunos antecedentes históricos de la reforma de la escuela secundaria; pareciera que periódicamente surgía una incomodidad, una molestia sobre la configuración de este nivel educativo, o más precisamente, una crítica de los resultados. Por ejemplo, Osvaldo Magnasco, ministro de Educación durante la segunda presidencia del General Roca, advertía que al secundario ha- bía que imprimirle una orientación más práctica que la que lo regía por entonces. Se ha repetido muchas veces después que un principal defecto era el enciclopedismo; Magnasco advertía, sin embargo, que la eventual reforma no tenía que descartar los ideales de un humanismo bien entendido. Este conato, como los que lo siguieron hasta casi la mitad del siglo XX, no prosperaron porque no llegaron a obtener la aprobación legislativa. Carlos Saavedra Lamas, ministro del área de Victorino de la Plaza, intentó proponer una escolaridad intermedia de tres años de duración. El esquema preparado incluía un ciclo primario de cuatro años, el in- termedio, y el secundario agrupado en cuatro núcleos, a elección del alumno: físico-matemático, químico-biológico, histórico-geográfico y literario-filosófico; algo parecido al reciente y fracasado polimodal. Hubo otro proyecto en tiempos de Hipólito Yrigoyen. Su ministro Sali- nas hizo hincapié en la reforma del secundario, que reducía a cuatro

12 Año 2010 / GLADIUS 77 años, pero también sostenía, respecto del ciclo primario, que la ley 1420 no se adecuaba ya a la realidad y que era preciso tomar en cuenta las necesidades regionales. Durante la abreviada presidencia de Roberto Ortiz, el ministro Coll esbozó un proyecto fuertemente cen- tralizador y poco favorable a la iniciativa privada. Nada de esto pros- peró. Un caso singular, como propuesta de reforma, es el de Alejandro Bunge, que no fue ministro de Educación, sino un talentoso economista. En 1940 publicó un libro titulado Una nueva Argentina; el capítulo dedicado a la educación expone estadísticas rigurosas y manifiesta una sensatez extraordinaria. Bunge traza una crítica seria de la situación educativa de su época. Observa que la instrucción, en todos sus gra- dos, estaba viciada de enciclopedismo y excesiva uniformidad; estos defectos son, para él, guillotinadores del genio. Advierte las escasas oportunidades escolares para la población comprendida entre los trece y los dieciocho años; tomando en cuenta que el enorme gasto que el país hacía en educación era infructuoso, porque mal distribuido, pro- ponía crear, después de una primaria de seis años, una escuela interme- dia, gratuita, de tres años, en los cuales –decía– se instruirá y educará para la vida y en lo posible con carácter regional y vocacional. El pro- yecto de Bunge prosigue con indicaciones precisas para el secundario y la universidad. Importa destacar el trasfondo filosófico de la propuesta, y sobre todo la idea de una educación que sea verdaderamente for- mativa y que prepare para la vida. Sigue siendo ésta la cuestión fun- damental cuando se trata de decidir la índole y la composición concreta del nivel secundario de la educación.

Un nuevo secundario, una buena antropología

Nos encontramos ahora en el inicio de una nueva etapa, a partir de la decisión de restablecer el ciclo secundario, después de la experiencia fallida del polimodal, que en algunas jurisdicciones –como en la provin- cia de Buenos Aires– se aplicó con rigor y nos exigió enormes esfuer- zos y costos. La cuestión fundamental es qué identidad se ha de otor- gar –en la organización escolar– a este período decisivo de la formación del hombre, que es la adolescencia. Educar, y hacerlo integralmente, supera, como es sabido, los límites y aspiraciones de la instrucción, por más completa y minuciosa que ésta sea. Se trata de encaminar y asistir a los niños, adolescentes y jóvenes de hoy en un proceso de cre-

GLADIUS 77 / Año 2010 13 cimiento y maduración personal, de modo que en virtud del debido desarrollo intelectual, afectivo y espiritual puedan descubrir y adoptar con naturalidad, con entusiasmo, gozosamente, un ideal de vida; un ideal que sea plenamente humano. En nuestro caso, en el ámbito de la educación católica, es la identificación con el ideal cristiano lo que se propone como camino para asegurar la plenitud de la realización personal. El descubrimiento y el compromiso en la conquista de ese ideal verdadero es lo que permite orientar positivamente la vida y lle- nar de sentido la existencia. Conserva toda su vigencia, incluso adquiere una dramática actualidad esta observación de Viktor Frankl: “Cada tiempo tiene su neurosis y cada tiempo necesita su psicoterapia [...] Así, nosotros en la actualidad ya no estamos confrontados con una frustración sexual, como en tiempos de Freud, sino con una frustración existencial. Y el paciente típico del momento presente ya no padece tanto complejos de inferioridad, como en tiempos de Adler, cuanto sentimientos abismales de falta de sentido, asociados con una sensación de vacío; razón por la cual hablo de vacío existencial”. La respuesta, desde el punto de vista pedagógico, es precisamente un proyecto de educación integral que conduzca al descubrimiento de la verdad, a cuya luz se alcanza el auténtico conocimiento de sí mis- mo, en el reconocimiento y valoración de la realidad de la creación y del mundo de los hombres. He ahí el ideal que dinamiza e impulsa la vida y le otorga una plenitud de sentido. Este enfoque de la existencia lleva al cultivo de una creativa libertad interior; provee las capacidades necesarias para eludir la atracción de ese vértigo, hecho de un vacío contagioso y fatal, en el que perecen las mejores posibilidades humanas; facilita la vivencia del encuentro interpersonal y la incorporación virtuosa a las distintas comunidades de pertenencia. El sentido genuino de la realidad es, además, el umbral del sentido religioso o también, visto desde otro ángulo, el fundamento de una profunda comprensión de la fe cristiana. En el pórtico de su presentación del ideal educativo de Sócrates, escribió Antonio Tovar: “el fondo mismo de la civilización consiste precisamente en que se consiga educar a los hombres”. Las fallas, las crisis periódicas del sistema educativo –peor aún si son, aunque parezca contradictorio, crisis crónicas– revelan problemas sociales y culturales de diversa magnitud. La crisis de la educación tiene sus raíces en la incapacidad de un pueblo, de sus élites, de las familias y de los adultos en general, para dar continuidad a la transmisión del patrimonio cultu- ral, moral y espiritual a las nuevas generaciones. En esas coyunturas

14 Año 2010 / GLADIUS 77 críticas, las construcciones sociológicas que se valen de técnicas artifi- ciosas y de una jerga casi incomprensible, intentan reemplazar en va- no la verdad sobre el hombre y el amor a la vida, es decir, las certezas intelectuales y afectivas que los jóvenes necesitan y esperan. Benedicto XVI ha hecho notar recientemente que una sociedad en la que prevalece el relativismo, donde se pierde la confianza en la bondad del ser, de la propia vida y de las relaciones que la constituyen, no está en condiciones de educar, entra en emergencia educativa. Una civilización en decaden- cia no está en condiciones de educar; la incapacidad de educar agrava su declinación y si no se produce una recuperación puede llegar a hundirse sin remedio. Una reforma educativa seria y de feliz resultado supone en cierto modo una recreación cultural, ya que de la cultura la escuela es, a la vez, floración e instrumento. La dimensión propiamente académica, quiero decir la comunicación de los saberes y los respectivos lineamientos curriculares, debería situarse en el contexto más amplio antes descripto, en una concepción correcta del hombre; tendría que admitir como fundamento una definición an- tropológica, no meramente funcional o política, de la educación. Una meta insoslayable, habida cuenta del atavismo enciclopédico que pesó sobre el ciclo secundario, es la integración del saber; finalidad ésta no tan fácil de lograr si se respetan como es debido los objetos formales y los métodos propios de cada disciplina. Digamos, a título de ejemplo, que es de desear que los alumnos argentinos vuelvan a estudiar, esta vez con interés y con amor, la geografía y la historia de la Patria, ab- sorbidas y anuladas en un área de “ciencias sociales” que se encuentra sometida muchas veces a la manipulación ideológica o reducida a las generalidades de un sociologismo elemental. Tarea exigente para los maestros –¡qué bueno si podemos llamar así a los profesores del se- cundario!–, tarea que requiere ejercicio de serenidad y de paciencia, será siempre despertar en los jóvenes la curiosidad, el interés y el de- seo de aprender. Esta capacidad profesional es susceptible de acomo- dación a las circunstancias y de continuo perfeccionamiento; constituye la dote más preciosa del arte de enseñar y es señal de que el oficio es asumido como vocación educativa y como vocación personal de hacer las cosas bien. Desde cualquier asignatura, la enseñanza puede conducir a las raíces del saber y a afrontar las preguntas esenciales. La verdad no se construye: se la busca, se la encuentra, se la recibe de una tradi- ción, se la entrega con amor en un diálogo personal que apela a la li- bertad del educando. Si el conjunto armonioso de los saberes se re- suelve en el encuentro con la verdad se traducirá en una postura ante

GLADIUS 77 / Año 2010 15 la vida. El fin de la educación tiene que ver, ¡y cuánto!, con la felicidad; es bueno que los jóvenes lo adviertan. La reforma auténtica, la que necesitamos, no la hacen los técnicos en educación sino los educadores. Es una decisión acertada la recuperación del ciclo secundario. Sin embargo, los documentos oficiales que trazan los lineamientos políticos y estratégicos y esbozan la organización pedagógica e institucional suscitan una razonable inquietud, porque se nota en ellos la ausencia de definición de conceptos fundamentales que hacen a la esencia del proceso educativo; se soslaya por completo el papel y la interacción con la escuela que corresponde a la familia, a la que cabe el derecho y el deber originario de la educación; la concentración en los aspectos económicos, estructurales y burocráticos unida a las numerosas indefi- niciones hace temer una ingerencia excesiva del Estado en las institu- ciones educativas. Es de esperar que también en este campo, como en el de la formación docente y en las consultas ya abiertas sobre el futu- ro proyecto de Ley de Educación Superior, sean acogidas con interés y condignamente atendidas las propuestas que procedan del amplio espacio de la educación pública de gestión eclesial.

Reflejos curriculares del constructivismo

En otras oportunidades he señalado la vigencia, en ambientes aca- démicos y políticos relacionados con la educación, de una teoría cons- tructivista del conocimiento humano, que se refleja luego en documen- tos preceptivos y en lineamientos curriculares. El objeto del conocimien- to, según esta teoría, no es ya el ser, la realidad, que posee una inteli- gibilidad intrínseca y que por lo tanto puede revelarse a la inteligencia y ser captada por ella, sino el resultado de un proceso de construcción, de elaboración por parte del sujeto, que crea estructuras de representa- ción, modelos variados de la realidad enfocada desde puntos de vista que pueden ser infinitos y considerados igualmente válidos. Si la inteli- gencia humana no alcanza la realidad tal cual es en sí, no existe la ver- dad, sino interpretaciones provisorias y en pugna; tampoco hay valores objetivos y universales fundados en el ser y en la naturaleza humana. Más aún, no existe una naturaleza de la persona y de sus actos. Al re- lativismo gnoseológico sigue el relativismo ético. Además, se postula que el pensamiento es pensamiento de dominio; la verdad y el saber son estrategias de poder; de allí puede derivarse una politización totali- zante de la problemática educativa.

16 Año 2010 / GLADIUS 77 El constructivismo campea en las orientaciones propuestas para dos asignaturas que tienen capital importancia para la formación de los alumnos: Construcción de ciudadanía (que así se concibe la forma- ción ética y ciudadana) y Educación sexual. La ciudadanía es enfocada como una construcción socio-histórica y como praxis política, como ejercicio activo de derechos. No se reconoce la correlatividad de dere- chos y deberes, referidos siempre a la dignidad de la persona humana; los derechos suelen ser presentados reductivamente en un sentido po- lítico, crítico y dialéctico. La perspectiva constructivista, el apego a una teoría crítica de la sociedad y resabios ideológicos vernáculos no dejan ver que la educación para la ciudadanía es un aspecto particular de una educación para la vida social, la cual ha de proponerse en orden al desarrollo y la maduración de la dimensión social de la persona, de su capacidad natural para participar plenamente en la vida de la co- munidad. El entrenamiento en el género de vida propio de un ciudada- no es un aspecto inseparable de la educación integral de un hombre libre, que no puede descuidar la dimensión social de su ser. Eludiendo estos enfoques reduccionistas e ideologizados, nosotros debemos abor- dar esta disciplina a la luz de la doctrina social de la Iglesia, ayudando a los niños, adolescentes y jóvenes a apreciar, adquirir y practicar las vir- tudes sociales, sobre todo la justicia y la solidaridad, que es una pro- yección cultural del amor de caridad. Que sean buenas personas, para ser buenos ciudadanos. Tal es el objetivo. Que aprendan, valoren y ha- gan objeto de sus intenciones y proyectos “todo lo que es verdadero y noble, todo lo que es justo y puro, todo lo que es amable y digno de hon- ra, todo lo que haya de virtuoso y merecedor de alabanza” (Fil. 4, 8). Se ha divulgado muchas veces que la Iglesia está en contra de la educación sexual. Es ésta una afirmación calumniosa e interesada. Lo que no podemos aceptar, obviamente, es que un aspecto fundamental de la formación de la personalidad se reduzca a transmitir información parcializada y a instruir sobre el “cuidado” que consiste en el uso de anticonceptivos y preservativos. Si se trata de verdadera educación, y si esa temática puede extenderse transversalmente a varias materias del currículo, debe referirse a una concepción integral de la persona hu- mana, a su dimensión ética y a las finalidades esenciales de la función sexual. Lamentablemente, en esta área se desliza también el constructi- vismo: la sexualidad suele ser presentada como una construcción his- tórica y sociocultural, según la perspectiva de género, con desprecio de la unidad viviente que es el ser humano, varón o mujer, unidad en la que se verifica una continuidad entre la esfera biológica, la dimensión

GLADIUS 77 / Año 2010 17 psicológica y la espiritual. En el mismo plano, se propone para la edu- cación sexual escolar un “enfoque de derechos”, es decir, se proclama para los niños y adolescentes el derecho al sexo como un derecho hu- mano, y concretamente, a decidir tener o no tener relaciones sexuales, libres de todo tipo de coerción, y a no sufrir ninguna consecuencia in- deseada de esas relaciones. Ni amor, ni responsabilidad, ni matrimonio, ni familia como proyecto de vida. No se puede aceptar, asimismo, que el Estado se arrogue la potestad de entrometerse en un ámbito tan ín- timo de la formación personal sin la participación de los padres de los alumnos. Pienso singularmente, y con viva preocupación, en los niños y adolescentes que frecuentan las escuelas de gestión estatal, la mayoría de ellos bautizados, de cuya suerte los pastores de la Iglesia no podemos desentendernos. Esta brevísima caracterización que he presentado no es un invento mío, ni una caricatura, sino que reproduce lineamientos explícitos de documentos oficiales, de diverso nivel y autoridad. Valga como muestra una cita textual: “la educación en sexualidad es, en definitiva, un tipo de formación que busca transmitir herramientas de cuidado antes que modelar comportamientos”. Todo lo contrario de lo que debe hacerse. Nosotros, en cambio, entendemos la educación sexual como una edu- cación para el amor, la castidad, el matrimonio y la familia, un servicio a la formación plena y armoniosa de la personalidad. La transmisión de conocimientos, la orientación ética y el acompañamiento espiritual deberán graduarse con prudencia y delicadeza, según la edad y situa- ción personal de los educandos, y siempre en relación con sus familias, a las cuales es preciso asistir para que asuman este aspecto de su de- ber educativo, especialmente respecto de los hijos más pequeños. En materias como éstas, nuestras instituciones, al transmitir la cosmovisión cristiana y los mandamientos de la ley de Dios, deben hacer uso con- fiado de la libertad de la Iglesia para difundir su doctrina, garantizada por normas constitucionales y de derecho internacional público. Vale al respecto, además, el principio apostólico: hay que obedecer a Dios antes que a los hombres (cf. Hech. 4, 19).

Secundario obligatorio

Una característica destacada de la nueva etapa que inicia la escuela secundaria en la Argentina es la obligatoriedad de este ciclo de la en- señanza pública. La obligatoriedad puede ser considerada una condi-

18 Año 2010 / GLADIUS 77 ción necesaria para el desarrollo integral y la inclusión social; el noble propósito de haberla establecido se justifica si va acompañado de un constante esfuerzo de lucidez y objetividad para resolver las numerosas dificultades que podrían frustrarlo. Habrá que sortear escollos de todo tipo y encaminar hacia una solución estable los problemas pendientes, tanto en el ámbito interno de la organización educativa como en el amplísimo espacio de la situación social y la cultura nacional. Algunas cuestiones son intrínsecas al proceso educativo: la calidad de la enseñanza, es decir, cómo se ejerce el arte de enseñar, que recla- ma una formación permanente de los profesores, la posibilidad real de que puedan prestar su servicio con serena dedicación y la periódica evaluación de los resultados. El sistema de evaluación de los alumnos también será objeto de revisión, para que no sea un mecanismo su- brepticio de selección y expulsión, pero tampoco el recurso facilista que permite seguir adelante, engañosamente, nivelando por lo bajo y conduciendo a un fracaso ulterior. Es preciso fijar metas claras y exce- lentes, y ayudar a todos, mediante una atención personalizada, para que puedan alcanzarlas. No es menor el problema de la disciplina, del orden elemental y las normas básicas de convivencia a establecer y a cumplir que expresan las relaciones de respeto y cortesía necesarias para que pueda desarrollarse el proceso dialógico de la enseñanza y el aprendizaje. Además, hace falta siempre que los maestros enseñen a estudiar y los alumnos aprendan a aprender. Estas cuestiones y otras como la fijación de los contenidos curriculares han sido recientemente problemáticas y de su correcto enfoque y solución depende, en concre- to, que la obligatoriedad se cumpla con razonable éxito. Sin educación no es posible la inclusión social, pero sin inclusión so- cial no es posible una auténtica educación. El problema principal, a simple vista, que se plantea ante la obligatoriedad del secundario es la pobreza, la indigencia o la miseria en la que viven vastos sectores de nuestro pueblo, la situación penosa de tantas familias argentinas, arras- tradas por un aluvión alarmante de decadencia material, cultural y moral. ¿Cómo podrán sostener, en todo sentido, la escolaridad secundaria de sus hijos, por más gratuita que ésta sea? Por aquí se ve la íntima vin- culación que existe entre la posibilidad de una fecunda renovación del sistema educativo y la necesidad de encarar el desarrollo integral del país y de cada uno de sus habitantes, la necesidad de un proyecto na- cional en cuyo centro se ubique la educación. De esta opción, ejecutada como una gran empresa comunitaria, superadora de la mediocridad, de la discordia y del resentimiento, depende el futuro de la Argentina.

GLADIUS 77 / Año 2010 19 Actualidad de nuestra misión

En nuestro documento Hacia un Bicentenario en justicia y solida- ridad, decíamos los obispos argentinos: “Es grave la situación de la educación en nuestra patria. Constituye un bien público prioritario muy deteriorado, tanto por los magros resultados en el aspecto instruc- tivo como en la ausencia de un horizonte trascendente de la misma. Nos hallamos ante una profunda emergencia educativa que, en caso de no revertirse con inteligencia y celeridad, gravitará negativamente en el porvenir de las jóvenes generaciones” (27). En este contexto se desarrolla la misión educativa de la Iglesia, que es un aspecto de su obra evangelizadora. Nuestro subsistema escolar tiene por fin supremo la evangelización, en virtud del mandato con que el Señor envió a sus apóstoles: “vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos” (Mt. 28,19). Pero, en el contexto social y cultural de la Argentina de hoy, se destaca con mayor claridad el carácter sanante de un proyecto educativo católico; es la nuestra una obra de humanización, de salvataje de humanidad, que entraña una responsabilidad exigente, temible in- cluso, de la que no nos es lícito desertar y en cuyo ejercicio no pode- mos satisfacernos con una conformista medianía. Nuestro servicio a la Nación ha de tender a procurar la mejor educación para todos. Por un lado, podemos permitirnos aspirar a la formación de la futura dirigencia del país; una educación de las élites con sentido plenamente católico, no elitista. Por otro, debemos dirigir nuestra atención y aplicar un em- peño diligente a los sectores sumergidos de la población, porque tam- bién para el servicio educativo eclesial vale la opción preferencial por los pobres. Es mucho lo que tenemos para aportar en esta difícil coyuntura nacional. Ni más ni menos que nuestro trabajo cotidiano bien hecho, con todo lo que esto significa si además de poner en él inteligencia, creatividad y amor está animado por una grande y, aunque riesgosa, denodada Esperanza. Concluyo mi discurso con el testimonio de ese gran poeta nuestro que fue, ¡que es!, Leopoldo Marechal. En su oda De la Patria joven decía melancólicamente:

La Patria es un dolor que nuestros ojos no aprenden a llorar… La patria es un dolor que aún no tiene bautismo: Sobre tu carne pesa lo que un recién nacido.

20 Año 2010 / GLADIUS 77 Y más tarde, en su Didáctica de la Patria, en la segunda jornada del Heptamerón, nos exhorta entusiasta, esperanzado:

No vaciles jamás en la defensa o enunciación o elogio de la Verdad, el Bien y la Hermosura. Son tres nombres divinos que trascienden al mundo, y es fácil deletrearlos en las cosas. No los traiciones, aunque te flagelen… y la Patria futura dará el santo y el héroe que han de trazar las líneas de la Cruz.

GLADIUS 77 / Año 2010 21 1934

RAÚL A. DEVOTO

El próximo mes de octubre se cumplirán las Bodas de Platino (75 años) de un excepcional y tal vez inigualable acontecimiento ocurrido en la Ciudad de Buenos Aires pero del cual participó todo el país. En efecto, durante cinco días, 10,11,12,13 y 14 de octubre de 1934 nuestra ciudad capital fue escenario privilegiado del XXXIIº Congreso Eucarístico Internacional. Acontecimiento que jamás podrá ni deberá ser olvidado, pues fue- ron muchas las gracias que entonces el Cielo derramó sobre nuestra patria y muchos, ciertamente, los frutos espirituales que nos fueron concedidos en esos días. Frutos que han preservado la fe de nuestro pueblo y evitado el caer en un casi irremisible descreimiento, tal como ha sucedido en otras latitudes y en otros países. Es hora, pues, de recordar y de agradecer ese regalo que el señor nos hizo hace 75 años. Resulta imposible condensar en un corto espacio las múltiples activi- dades desarrolladas durante el Congreso: su cara visible. Resumamos. El día 9 de octubre llega a Buenos Aires y es recibido con grandes honores el Legado Pontificio, el Cardenal Eugenio Pacelli, representante de un gran Papa, Pío XI, y futuro Papa él mismo. Por primera vez en la historia de los Congresos el Sumo Pontífice designa como su repre- sentante a su Secretario de Estado. El 10 de octubre tiene lugar la Apertura Solemne del 32ª Congreso Eucarístico Internacional en los jardines de Palermo. Es un día de sol y cielo azul. El acto se desarrolla en una vasta plataforma que circunda el Monumento de los Españoles al que oculta una Cruz monumental, hecha de técnica y fe, y que se transforma en el emblema del Congreso.

GLADIUS 77 / Año 2010 23 Se da lectura a la Bula Papal por la que el Cardenal Pacelli es in- vestido por Pío XI del cargo de Legado. Y luego habla el Cardenal Pa- celli. Todo ante una gran multitud. A la tarde, una hora Santa sacerdotal completa ese primer día. El 11 es el Día de los Niños. También en Palermo y en horas de la mañana 107.000 niños reciben, en perfecto orden, a Jesús Sacramenta- do (muchos por la primera vez) que les llega escondido en 107.000 hostias blancas, durante la misa que celebran los cuatro Cardenales visitantes en cuatro altares colocados en cruz al pie de la plataforma central. Espectáculo estremecedor que hace exclamar a Monseñor Pa- celli varias veces: ¡Esto es el paraíso! Por la tarde se realiza, siempre alrededor de la gran Cruz, la Primera Asamblea General del Congreso cuyo tema: “Cristo, Rey de la Eucaristía y por la Eucaristía” es desarrollado por Mons. Pedro Farfán, Obispo de Lima. Ese mismo día 11 se realiza “La noche de los Hombres”. Imponente y al mismo tiempo devota y austera manifestación de fe (y de retorno a la fe) protagonizada por cientos de miles de hombres que en esa no- che, sin respetos humanos, marcharon desde la Plaza del Congreso, en una Avenida de Mayo colmada en toda su amplitud, para participar en la Misa de Comunión General que cuatro Obispos de naciones her- manas celebraron simultáneamente en la Plaza de Mayo. Se había calculado que concurrirían 40.000 hombres. Fueron más de 200.000. Y de ellos, no pocos buscaron y encontraron sacerdotes ante quienes, allí mismo, de pie o de rodillas, recibieron el sacramento de la Confesión. El día 12 –estamos en octubre– se recuerdan y celebran nuestros orígenes católicos e hispanos. Esa, mañana, en Palermo, una gran muchedumbre asiste al Pontifical con que se conmemora el primer 12 de Octubre y a la vez, la fiesta de nuestra Señora del Pilar. Por la tarde, tiene lugar la segunda Asamblea General del Congreso. Esta vez el Obispo de Madrid-Alcalá, Monseñor Leopoldo Eijo y Garay se refirió al Segundo tema del Congreso: “Cristo Rey en al vida católi- ca moderna”. Un poco más tarde en un Teatro Colón vestido de gala y en pre- sencia del Presidente de la República y del Cardenal Legado, pronuncia-

24 Año 2010 / GLADIUS 77 ron sendos discursos alusivos a la fecha el Dr. Gustavo Martínez Zuvi- ría y Monseñor Isidro Gomá y Tomás, Cardenal Primado de España. Ambos oradores dejaron en claro que nuestros orígenes como na- ción son hispanos y católicos. Y que con la palabra “Hispanidad” se alude, a la vez, al alma de todos los pueblos hispanoamericanos y a la misma España y al lazo que a todas ellas une en una empresa común y exclusiva. El sábado 13 de octubre “La Jornada de la Patria” estuvo dedicada a la Virgen de Luján Patrona del Congreso. En ella, en Palermo y fren- te a al Cruz, siete mil soldados de la patria recibieron la santa comunión durante la misa celebrada en esa tan particular ocasión. Poco más lejos una docena de conscriptos recibieron el agua del Bautismo. El cardenal Legado quiso hacerse presente en un gesto de aproba- ción por el acto realizado. También en los congresos diocesanos que se efectuaban simultánea- mente con el de Buenos Aires en diversas ciudades del interior del país, millares de soldados y sus jefes se acercaron a recibir la Comunión. Temprano en la tarde de ese mismo sábado, comienza la Tercera Asamblea General del Congreso en la cual Monseñor Nicolás Fassolino, Arzobispo de Santa Fe, pronuncia un discurso sobre el Tercer Tema del Congreso: “Cristo hoy en la Historia de la América Latina y espe- cialmente con la República Argentina”. En el cual quedan entrañable- mente unidos la historia de los pueblos hispanos y la religión. Y por fin llega el “Día del Triunfo Eucarístico mundial”. Ese día, 14 de octubre, algo más de un millón de personas concurren a Palermo en una mañana, clara como todas las anteriores, para asistir a la misa que oficia el Legado Pontificio. Son numerosas también las personas que llegan a Buenos Aires desde distintas provincias en este día triunfal. La Bandera Nacional es izada hasta el tope del mástil vecino al pal- co presidencial. Luego del Evangelio Monseñor Pacelli en su homilía nos recuerda que Dios es amor. Y que ese amor, como un incendio, se encierra en la Eucaristía. Terminada la misa y en medio de un silencio absoluto se oye la voz del Papa que desde el Vaticano proclama que Cristo Eucarístico Vive, Reina e Impera. A continuación Monseñor Napal, locutor oficial del Congreso, anuncia que SS. Pío XI impartirá su Bendición sobre este Congreso. Todos los presentes la reciben de rodillas.

GLADIUS 77 / Año 2010 25 Retirado el Legado Pontificio la concurrencia se desconcentra orde- nadamente. Volverá a la tarde, aún en mayor número: serán dos millones los fieles que asistirán y tomarán parte activa o contemplarán maravillados la Procesión con la que se clausurará el XXXII Congreso Eucarístico Internacional. También son numerosas las entidades y corporaciones que acompa- ñan al Señor en su lenta marcha desde la Iglesia del Pilar hasta la Cruz del Congreso. Cuatro Cardenales, el Nuncio Apostólico y numerosos Obispos y Sacerdotes acompañan, rodeándolo, al carruaje en que, en soberbia Custodia, Jesús Eucaristía recibe la adoración de todo un pueblo. Junto a Cardenales y Obispos las más altas autoridades de la Na- ción marchan también para manifestar su acatamiento al Señor de los señores. Numerosos fieles se incorporan a la Procesión mientras otros desde sus puestos la ven pasar y se arrodillan al enfrentarse con la Custodia que lleva a Jesús. Bajo el palio que cubre la carroza se ve al Legado Pontificio arrodi- llado, inmóvil, como en éxtasis adorando a Dios durante todo el tiem- po que corre entre el punto de partida de la Procesión hasta su llegada al pie de la Cruz. Sube entonces Monseñor Pacelli al altar para desde allí impartir la última Bendición. Pero antes habla el Presidente de la República. El cual en sentida oración pide al Señor que haga descender la paz sobre el pueblo ar- gentino, sobre la Nación entera, sobre América y sobre la humanidad toda. Finalizado el canto del Tantum Ergo la multitud recibe de rodillas la Bendición que Monseñor Pacelli imparte a la ciudad y al mundo. Luego nos recuerda que debemos conservar en nuestro corazón un sentimiento de gratitud profunda pues este Congreso ha superado las previsiones más optimistas. Pero nos advierte: éste debe ser, para ca- da uno de nosotros, el comienzo de una nueva vida en la que la fe de Cristo se adentre en nuestros corazones.

26 Año 2010 / GLADIUS 77 Finalmente, son las seis de la tarde, resuenan los acordes del Himno Nacional que todos los presentes corean y que en esos momentos to- ma un aire de oración con que la Patria jura mantenerse fiel a su Dios y Señor. Finaliza así el XXXII Congreso Eucarístico Internacional. Hoy, 75 años más tarde es justo y es saludable que recordemos y agradezcamos y celebremos ese acontecimiento único en nuestra histo- ria cuyos perdurables frutos espirituales, digámoslo otra vez, han sido y siguen siendo como una muralla que, en muchos casos, “nos ha li- brado del mal” a la ciudad y al país. Es hora de recordar y de agradecer. Pero también es hora de cele- brar y de festejar. Y para ello buscar, rastrear recuerdos y toda otra co- sa que pueda ser utilizada en reuniones, conferencias, mesas redondas y otros actos rememorativos. Lo cual servirá no solo de recuerdo y ho- menaje al Congreso de 1934 sino, y principalmente, para que nuestro pueblo adquiera conciencia de lo que representó ese magno aconteci- miento para la vida espiritual de la patria. Y también y sobre todo para reafirmar nuestra realidad de nación católica. Lo que ciertamente exigirá la realización de múltiples y fervo- rosos actos en honor de Jesús Eucaristía en toda la extensión del país. El día 15 partió el Cardenal Legado. El recorrido desde la residencia donde se hospedó durante su permanencia en la Argentina hasta el Puerto de Buenos Aires, recorrido en que fue acompañado por el Pre- sidente de la República, fue apoteósico. Ya en la pasarela que lo lleva- ba al mismo “Conte Grande” en que había llegado al país, el futuro Pío XII envió una última y especial bendición al pueblo argentino. Después, Buenos Aires volvió a su vida habitual. La vida urbana se reanudó. Pero el recuerdo de esos días primaverales de Octubre perma- neció durante mucho tiempo en las mentes y en los corazones de quienes los habíamos vivido de cerca. Quien esto escribe tuvo la suerte –la gracia– de vivir el Congreso. Tres actos han quedado hincados en su memoria y fijados en su reti- na: “El día de los Niños”, el día en que sus ángeles vieron más cerca al Señor; “la Procesión de Clausura” en el día final y glorioso; y sobre to- do “La noche de los hombres”, noche de adoración, de alabanza y de acción de gracias. Noche gracias a la cual alguien pudo decir: “Buenos Aires se encuentra en estado de gracia”.

GLADIUS 77 / Año 2010 27 Non serviam. Breve historia de los 27 curas rebeldes

DANIEL OMAR GONZÁLEZ CÉSPEDES

A la memoria de S.E.R. Mons. Alfonso María Buteler, Arzobispo de Mendo- za, defensor de la fe católica, varón de exquisita prudencia y recta fortaleza.

¿Se trata entonces de una huelga de curas? Congregados por un redactor de esta revista, nueve de los veintisiete recusaron el epíteto: “Sabemos que nuestra actitud tiene visos de huelga, pero consideramos que más bien es un planteamiento pastoral a la autoridad”.*

“Heriré al Pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño” Mt. 26, 41

Un fuerte y extraño viento zonda bajará al llano mendocino en aque- llos años del Concilio Vaticano II. Pero a diferencia del fenómeno me- teorológico, las ráfagas de éste no afectarán al sistema respiratorio o a los que padecen algún problema cardíaco sino a la Iglesia local. Veintisiete sacerdotes del clero diocesano vienen, hace un tiempo, realizando una serie de planteos como falta de diálogo por parte del Arzobispo y de su Obispo Auxiliar, incoherencia con las directivas con- ciliares y denuncian que: “A largo tiempo de iniciado el Concilio sen- timos necesidad de descargar nuestras conciencias: En Mendoza no se vive el espíritu conciliar”. 1 Ellos eran: Beniamino Baggio, Oscar Bracelis, Rolando Concatti, Jorge Contreras, Oscar Debandi, Jorge Gatto, Héctor Tomás Gimeno, Pedro Gracia, Rodolfo Miranda, Gerardo Hugo Moreno, Oscar Moreno

* Revista Primera Plana, Bs. As., Nº 166, p.15. 1 Mayol, Alejandro, Habegger, Norberto y Armada, Arturo; Los católicos posconciliares en la Argentina 1963-1969, Editorial Galerna, Bs. As., 1970, p.159.

GLADIUS 77 / Año 2010 29 Oviedo, Jorge Vicente Muñoz, Miguel Dagoberto Pérez Burgoa, Domin- go Perich, Justo Pol, Carlos Guillermo Pujol, Ángel María Quintero, Paulino Reale, Vicente Reale, Rafael Rey, Exequiel Rodríguez, Hugo Santoni, Pedro Santoni, José Suraci, Edgard Taricco, Agustín Totera y Francisco Totera. Cabe preguntar, entonces, ¿cuál era ese espíritu pedido y exigido por los veintisiete y que supuestamente estaba vedado por el Pastor de Mendoza, Monseñor Alfonso María Buteler? En una entrevista realizada a uno de los ellos, Rolando Concatti 2, nos dice que: “El espíritu del Concilio es un espíritu de renovación profunda y, en alguna medida, total de la Iglesia. El Concilio se ha he- cho cargo de que la Iglesia está equivocada en su adversidad con el mundo, equivocada en su confrontación con el mundo y, en particular, en ser servidora de intereses viejos. Intereses viejos que son los enemigos del Evangelio. El Concilio asume que durante siglos la Iglesia ha sido, no quiero decir cómplice, pero, ha sido, dijéramos, funcional a intereses anti populares, contrarios a la libertad, contrarios a la promoción hu- mana, contrarios a los intereses de los más pobres”.3 Por esto advertirán en una solicitada: “La nueva generación de sacerdotes y de laicos piensa con el Concilio y también gracias a él, en términos de Iglesia- Mundo, Encarnación-Historia [...] Una nueva mentalidad se ha abierto paso en el Concilio, una mentalidad que está más cerca del Evangelio y más cerca del mundo” 4 Aquí es donde se equivocaron fieramente. No entendieron el mensa- je del Concilio. Hicieron una interpretación excesivamente mundana. Cuando la Iglesia habla de renovación no lo hace en términos polí- ticos o sociales, sino morales y religiosos. En este sentido, la Iglesia se está renovando siempre, continuamente. Pero repitámoslo: la renova- ción es ante todo moral. Ésta debe hacerse pero procurando que sea compatible con las exigencias religiosas y morales. Ese mal llamado espíritu venía a decir que todo lo anterior al Vati- cano II debía ser desechado y comenzar de cero. Fue el grito de eufo- ria ya que la Iglesia habría terminado con todo un pasado lleno de las- tre, de retrogradación, de constantinismo y de sujeción a los poderes terrenales.

2 Posteriormente será el Representante Regional del MSTM en Mendoza. 3 Entrevista realizada a R. Concatti en Luján de Cuyo, el 14 de agosto de 2009. 4 Diario Los Andes del 19 de enero de 1966, p.2.

30 Año 2010 / GLADIUS 77 Su miopía no les permitió ver que de ningún modo existía un antes y un después. Hubo una perfecta continuidad. Y recordemos, ya que es fundamental, que el Concilio Vaticano II se apoyó en la misma au- toridad que el Vaticano I y el de Trento, es decir, el Romano Pontífice y el Colegio de los Obispos en comunión con él. Cuando el Santo Padre, Paulo VI, inauguró la segunda sesión del Concilio afirmó de éste que tendía “a una nueva reforma”. ¿Qué quiso señalar? Señaló lo que significa Reforma; volver a la forma, es decir, en este caso, a la esencia misma de la Iglesia. Ya lo había manifestado el Beato Juan XXIII al inaugurar aquella Asamblea: “lo que principalmente atañe al Concilio ecuménico es es- to: que el Sagrado Depósito de la doctrina cristiana sea custodiado y enseñado en forma cada vez más eficaz [...] Pero a fin de que esta doctrina alcance los múltiples cambios de la actividad humana, referen- tes al individuo, a la familia, a la sociedad, es necesario, ante todo, que la Iglesia no se separe del patrimonio sagrado de la verdad, recibi- da de los padres”. 5 La Gaudium et Spes, en su Nº 42 es demasiado clara: “La misión propia que Cristo confió a su Iglesia no es de orden político, económico o social. El fin que le asignó es de orden religioso”. Dice el Concilio que “todos los fieles, de cualquier estado o condi- ción, están llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad, y esta santidad suscita un nivel de vida más humano in- cluso en la sociedad terrena”. 6 Se habrán preguntado, alguna vez, los veintisiete, qué es lo que quería el Señor de cada uno de ellos. ¿Le habrán hecho esa pregunta a los laicos que los seguían? ¿Qué buscaban los veintisiete con sus “reclamos”? ¿Buscaban la santidad para todos? ¡No! Lo que buscaban era provocar una rebelión. Y fue una rebelión abierta hacia la jerarquía bajo el pretexto de falta de diálogo y de constantinismo por parte de ésta7. Porque si no cómo se explica que un grupo de sacerdotes se opon- gan a la designación de obispos en su diócesis. El P. Carlos Guillermo

5 Concilio Vaticano II; Constituciones. Decretos. Declaraciones, BAC, Madrid, 1965, p.748. 6 Idem anterior, p.78. 7 Véase: Sacheri, Carlos A.; La Iglesia Clandestina, Cruzamante, Bs. As., 1977, p.133.

GLADIUS 77 / Año 2010 31 Pujol fue muy claro: “Primero, cuestionamos a Monseñor José Medina; después, al nuevo obispo auxiliar, Olimpo Maresma. Ahora hemos llegado al plano episcopal y nuestro propósito es cuestionar la forma de elección de los obispos”. 8 Si no fue una rebelión abierta, ¿cómo entender que un sacerdote le replique a su Arzobispo que el ordenamiento de la diócesis “vendría como consecuencia de su renuncia y la elección de un nuevo pastor que estuviera decidido a luchar codo a codo con ellos”? 9 ¿De qué forma explicar, entonces, el viaje de dos curas a Roma pa- ra entrevistarse con el Secretario de Estado del Vaticano y levantar ca- lumnias contra Monseñor Alfonso María Buteler? Algunos laicos, movilizados por los veintisiete y presos de la dialéctica marxista, también se hicieron sentir. Con insolencia extrema publicaron solicitadas con una serie de cuestionamientos a la jerarquía de la Igle- sia local exigiendo la renovación. No leyeron nunca, parece, la Carta Encíclica “Ecclesiam suam: “Otro peligro [...] la opinión de muchos fieles que piensan que la reforma de la Iglesia debe consistir principal- mente en la adaptación de sus sentimientos y de sus costumbres a los de los mundanos. La fascinación de la vida profana es hoy podero- sísima”. ¿Qué fin perseguían con esta rebelión? El fin de este grupo de sa- cerdotes rebeldes no fue otro más que el de adaptar la Iglesia al mun- do (entendido en sentido teológico, esto es, como uno de los enemigos del alma), en vez de aspirar a salvar al mundo en la Iglesia como real- mente propone el Concilio Vaticano II. Porque el Concilio, digámoslo claramente, fue un acto de caridad para poder salvarlo, uniendo a to- dos los hombres en la fe y en el amor de Jesucristo. Fueron llamados a la reflexión en muchas oportunidades. Pero fue inútil. Tenían los ojos cegados y endurecidos los corazones. No entendieron a su Pastor que les hablaba como un verdadero Padre en estos términos: “He envejecido en la obediencia y no me arrepiento de esta norma [...] Quiero morir obedeciendo a la Iglesia, aunque me ordene cosas equivocadas. Y eso que quiero para mí, es lo que quiero para mis buenos sacerdotes. Yo ofrezco a Dios este dolor, que es el más grande de mi vida”. 10

8 Revista Primera Plana, Bs. As., Nº 168, p.20. 9 Revista Primera Plana, Bs. As., Nº 166, p.14. 10 Idem anterior.

32 Año 2010 / GLADIUS 77 No quisieron escuchar la voz del Episcopado Argentino, cuando les recordaba la Exhortación Apostólica Postrema Sessio: “instaurar en todos el espíritu de confianza en los sagrados pastores y la plena obe- diencia, que es expresión de verdadero amor a la Iglesia y al mismo tiempo, garantía segura de unidad y de éxito completo”. 11 ¿Qué es la soberbia de espíritu? El reconocido teólogo R. Garrigou- Lagrange en su clásica obra Las tres edades de la vida interior dice que: “nos da tal confianza en nuestra razón y propio juicio que ya no nos agrada consultar a los demás, especialmente a nuestros superiores, ni buscar luz mediante el atento y discreto examen de las razones que contradicen nuestra manera de ser. Tal conducta nos hace cometer graves imprudencias que se expían dolorosamente. Nos hace también cometer grandes faltas de caridad en las discusiones, tener terquedad en los juicios, y desechar todo aquello que no cuadra con nuestra ma- nera de ver. Tal conducta podría llevarnos a negar a los demás la li- bertad que reclamamos para nuestras opiniones, a no someternos, si- no en parte y de mal talante, a la dirección del supremo Pastor, y aun a atenuar y rebajar los dogmas, con pretexto de explicarlos mejor que lo que se ha hecho hasta ahora”.12 Entendemos que esto, sumado a las lecturas de teólogos de dudosa ortodoxia doctrinal –como por ejemplo Yves Congar y Karl Rahner– es lo que llevó a estos curas a interpretaciones facciosas y provocar el gravísimo escándalo en la Iglesia de Mendoza en aquellos años conci- liares de 1965-66. Si bien causaron mucho daño su operativo fue un rotundo fracaso. No fueron condenados explícitamente pero el 3 de febrero de 1966 llegó de la Santa Sede una misiva dirigida a Monseñor Alfonso María Buteler, de parte del mismísimo Secretario de Estado, donde lo felicitaba en nombre del Papa Paulo VI por las bodas de oro sacerdotales y de plata de su consagración episcopal. El Cardenal Cicognani hace referen- cia a los sucesos eclesiales mendocinos en estos términos: “Habiendo llegado, pues, a conocimiento del Santo Padre la amargura que a Vuestra Excelencia hechos recientes han producido, por encargo suyo quiero reiterarle toda la estima y confianza que le profesa”. 13

11 Declaración de la Comisión Permanente del Episcopado Argentino del 21 de enero de 1966. 12 Garrigou-Lagrange, R; Las tres edades de la vida interior, Tomo I, Palabra, Madrid, 1999, p.412.

GLADIUS 77 / Año 2010 33 ¿Qué fue de ellos?, se preguntará el lector. Se quedaron con la san- gre en el ojo y por eso una veintena pasó a engrosar, en los años siguientes, las filas del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (otro fracaso más). De los veintisiete, quince dejaron el sacerdocio; esto es el 55,55%. Varios de ellos se casaron y algunos ni siquiera pidiendo la reducción al estado laical. ¿Por qué? Rolando Concatti nos da la respuesta. En la entrevista realizada explicó que pedir la reducción al estado laical significaba “otorgar a la Iglesia una autoridad que era justamente la que le cuestionábamos… Ponerte de rodillas y pedir perdón”. “Vigilad y orad para no caer en la tentación”, nos manda Nuestro Señor Jesucristo. Esta exhortación divina es la que nos movió a la rea- lización de este trabajo. No se trata de abrir viejas heridas, sino de es- tar atentos. Porque los errores difundidos por estos apóstoles del cam- bio por el cambio mismo, si bien ya fueron desenmascarados, no han dejado de coexistir entre nosotros. El proceso de desacralización, la liturgia que roza lo blasfemo, la disolución de la catequesis, la música que ya no eleva, etc. En fin, toda una verdadera revolución so pretexto de “la renovación pedida por el Concilio”. Fracasaron, y por eso cambiaron de táctica. Ya no vemos a curas plantarse abiertamente a su obispo, o escuchar desde el púlpito pregonar la lucha armada. Pero insistimos. La revolución que plantearon no ha cesado. No seamos derrotistas y no dejemos de estar alertas. Nuestra estrategia, si se nos permite la expresión, la encontraremos en aquel Paladín de la fe, San Ignacio de Loyola, en sus Reglas para sentir con la Iglesia: “Debemos siempre tener para en todo acertar, que lo blanco que yo veo, creer es negro, si la Iglesia hierárchica así lo determina, creyendo que entre Christo Nuestro Señor, esposo, y la Iglesia, su esposa, es el mismo espíritu que nos gobierna y rige para la salud de nuestras ánimas”. 14 Roguemos a la Santísima Virgen del Rosario, Patrona de Mendoza y Cuyo, para que interceda ante el trono del Señor por ellos. Por sus almas –los que ya murieron– y por los que aún quedan, por un pro- fundo y sincero arrepentimiento.

13 Revista Primera Plana; Bs. As., Nº 168, p.20 14 San Ignacio de Loyola; Ejercicios Espirituales; Nº 365, 13º Regla para sentir con la Iglesia.

34 Año 2010 / GLADIUS 77 La marcha sobre Versailles

HORACIO BOLÓ *

El 5 de octubre de 1789 una multitud de alrededor de 40.000 per- sonas entre hombres, mujeres y fuerzas armadas marchó hacia Versailles a fin de peticionar ante el Rey y la Asamblea Nacional por la falta de pan. Este hecho es muchísimo más importante por sus consecuencias y sus características que la toma de la Bastilla. Casi todos los historiado- res lo describen como la marcha espontánea e irrefrenable de las mu- jeres del pueblo, muertas de hambre, que en su desesperación deciden enfrentase con el Rey. Veremos que esta descripción no se adapta a la realidad de lo sucedido como se desprende de la investigación realizada por el Chatelet de París luego de lo acontecido ese día en Versailles en base a las declaraciones de los testigos de los hechos y de las memorias del presidente de la Asamblea Nacional Mounier, amén de otros testi- monios de los contemporáneos. Resulta un hecho muy llamativo la es- casa bibliografía existente sobre este episodio que marca un hito impor- tantísimo en el desarrollo de la Revolución Francesa.

La situación previa

El 17 de julio, tres días después de la toma de la Bastilla, el Rey fue a París acompañado por los diputados de la Asamblea, sin protección militar. Fue aclamado por el pueblo y su regreso a Versailles fue triun- fante. El pueblo quería vivir en paz y no deseaba seguir en un estado de agitación revolucionaria.

* Este artículo está basado fundamentalmente en The , de la historiadora inglesa Nesta Webster, The Noontide Press, 1988. Es nuestra intención en un futuro realizar una investigación sobre el original del informe del Chatelet de París, documento que no aparece ni comentado en las obras clásicas sobre la Revolución Francesa.

GLADIUS 77 / Año 2010 35 Cabe aclarar que la Revolución Francesa fue urdida por un complot cuyo cabecilla era el Duque de Orleans y uno de los cerebros que pla- nearon los primeros hechos revolucionarios fue Choderlos de Laclos, un libertino que acompañaba en sus correrías al Duque, autor de la tristemente célebre novela Las relaciones peligrosas. Frente al estado de ánimo pacifista del pueblo los gestores de la Re- volución tuvieron que pensar en qué medios utilizar para encender nuevamente la llama de la insurrección. Para ello recurrieron a tres métodos: la calumnia, la corrupción y el terror. Este último fue el más poderoso. Con este fin mandaron emisarios a todas las ciudades y pueblos de Francia anunciando la llegada de grupos de bandidos pro- venientes de Austria e Inglaterra que iban a masacrar al pueblo sembran- do el terror entre los ciudadanos de toda Francia. Otros afirmaban que la Reina, María Antonieta, tenía un plan para hacer volar por los aires a los diputados de la Asamblea. Estos emisarios asesinaron y hasta se produjeron verdaderas masacres de los presuntos enemigos de la Re- volución, y se dedicaron a lo saqueos e incendios, sobre todo de los depósitos de cereales con lo que se agravó la escasez de alimentos. Es- tos hechos fueron tal vez peores que los que se vivieron bajo el terror de Robespierre cuatro años más tarde. Fue tal el rechazo de este ac- cionar que los escritores revolucionarios los atribuyeron a los enemigos de la Revolución y a los aristócratas. Muchos diputados del Tercer Or- den fueron acusados de ser autores y colaboradores de estos hechos.1 Días antes de la toma de la Bastilla, precisamente el 23 de junio, los Demócratas realistas habían establecido las bases de una Constitución. El 4 de agosto la Nobleza y el Clero renunciaron a sus privilegios por unanimidad. Uno de los diputados realistas, Clermont Tonnerre, había presentado una “Declaración de los Derechos del Hombre” (es intere- sante que murió asesinado por el pueblo en las revueltas de agosto de 1792). El Rey había renunciado a parte de sus derechos y fue procla- mado por la Asamblea “Restaurador de la Libertad Francesa”. La Asamblea se planteó luego la cuestión del veto real, es decir, si el Rey debía conservar el derecho de veto. El problema era que en los cahiers el pueblo había solicitado que las leyes debían tener la sanción del Rey antes de entrar en vigencia. Los agitadores revolucionarios di- jeron que el Rey, si conservaba el derecho de veto, iba a abolir los de-

1 Mirabeau, no pudiendo negar los hechos, dijo con claro cinismo: “La Nación debe tener sus víctimas”.

36 Año 2010 / GLADIUS 77 cretos del 4 de agosto y de esa manera volvería a esclavizar al pueblo. Además hicieron circular el rumor de que había un plan para asesinar a Mirabeau. Es en ese momento cuando hay un primer intento de marchar hacia Versailles, intento que es neutralizado por Lafayette al mando de la Guardia Nacional. El 18 de septiembre se le pide al Rey que sancione los decretos del 4 de agosto. El Rey atinadamente responde que los sancionaría cuando se hubieran dictado las leyes necesarias para dar el adecuado marco legal a los decretos. ¿Cómo se iban a promulgar leyes que todavía no habían sido redactadas? Al mismo tiempo llegaban a Versailles versiones que aseguraban que existía un complot para matar al Rey y a la Reina o asesinar a la Reina y traer el Rey a París. Ante estas amenazas la comuna de Versai- lles, preocupada por la seguridad de sus habitantes y de la familia real, de común acuerdo con el comandante de la Guardia, le pidió al Rey que se reforzara la custodia. Con este fin se convoca al Regimiento de Flandes que llega a Versailles el 23 de septiembre. Inmediatamente los conspiradores trataron de corromper a los soldados con el fin de que el regimiento no defendiera al Rey. Con este fin distribuyeron dinero, alimentos y vino y a esto se sumaban las ofertas amorosas de hermosas prostitutas pagadas por el Duque de Orleans y sus secuaces a cambio de la promesa formal de no proteger al Rey ni a la Reina. La Guardia Nacional, según era la costumbre ante la llegada de un nuevo regimiento, invitó a los recién llegados a un banquete. Durante los brindis los oficiales del Regimiento de Flandes prorrumpieron en vivas al Rey de Francia. En esos momentos hizo su entrada al salón la familia real con el Delfín en los brazos de uno de los oficiales de la Guardia. Los oficiales de ambos regimientos saltando sobre sus sillas vivaban al Rey, a la Reina y al Delfín. Los revolucionarios describieron el banquete como orgía de borrachos y afirmaron que la Guardia se había negado a brindar por la salud de la Nación y que habían piso- teado la cucarda nacional. Esta historia hizo que parte del pueblo co- menzara a odiar al regimiento leal. Pero lo que más contribuyó a producir una gran agitación en el pueblo fue que los complotistas afirmaban que la Reina era la verdadera culpable del hambre y de la escasez de pan. Lo siniestro es que esta falta de pan no era real sino que fue producida artificialmente con el objeto de inflamar los ánimos del pueblo. Recordemos los incendios y saqueos de los graneros a lo que luego se sumó el rumor de que la ha-

GLADIUS 77 / Año 2010 37 rina era de muy mala calidad, ante lo cual la gente rompía las bolsas y tiraba la harina: 2.000 bolsas fueron arrojadas al Sena. La mañana del 4 de octubre se convocó a una marcha sobre Ver- sailles por “la falta de pan, hacer un desagravio a las ofensas (supuestas) a la insignia nacional por la Guardia y con el objeto de traer el Rey a París.” Según el plan de los conspiradores, probablemente inspirado en una idea de Mirabeau, a la cabeza de la marcha debía ir un contin- gente de mujeres y detrás de ellas, usadas como pantalla, las tropas con toda su artillería.

Los hechos

La mayoría de los historiadores afirma que el contingente que mar- chó sobre Versailles estaba integrado en su gran mayoría por mujeres hambrientas y que el movimiento fue espontáneo. Destacan la presencia de un número importante de las famosas poissardes que eran vendedo- ras de frutas y pescados en las calles, ferias y mercados de París. Pero esta afirmación es totalmente falsa según los relatos de numerosos testigos presenciales, y tal como quedó perfectamente claro en la investi- gación que luego realizó la Comuna de París. Muchas de ellas fueron obligadas a incorporarse a la marcha hasta el punto de que algunas de ellas pidieron a la guardia que las ayudaran a regresar. Los agitadores entraron en los negocios, en los talleres e incluso en las casas y forza- ron a las mujeres a incorporarse a la marcha mientras que otros para- ban a mujeres pobres por las calles y les daban monedas de oro a fin de que se unieran a ellos. Muchos hombres iban disfrazados de mujeres: una poissarde muy obesa se vio después que era en realidad el Duque D’Aiguillon. y marchaban acompañados por sus amantes. Se unió un número considerable de hombres de los bajos fondos armados con palos, espadas, mosquetes y pistolas, armas producto del saqueo del arsenal del Hotel de Ville. A la una de la tarde se inició la marcha. Du- rante la misma muchos restaurants y negocios de comida fueron sa- queados.2 Mientras tanto nada de esto se sabía en Versailles y el Rey estaba de cacería. Antes de partir el Rey había contestado el pedido que le

2 Estos hechos fueron confirmados por numerosos testigos presenciales, entre ellos la mujer del dueño de un restaurante de Versailles, según consta en la investigación del Chatelet de París.

38 Año 2010 / GLADIUS 77 realizara la Asamblea a fin de que sancionara la Constitución diciendo que aceptaba las propuestas si esos eran los deseos del pueblo, pero con la salvedad de que el poder ejecutivo residiera totalmente en el Rey, lo que estaba plenamente de acuerdo con la misma Constitución que en su artículo III decía: “el supremo poder ejecutivo reside exclusiva- mente en el Rey”. En cuanto a sancionar la Declaración de los Derechos del Hombre, esperaría a que fueran sancionadas las leyes correspondien- tes. Esta contestación produjo un estallido de furia en el recinto de la Asamblea, y mientras se discutía el tema se recibió la noticia de que una multitud de 40.000 personas acababa de llegar de París y se en- contraba a las puertas pidiendo ser admitida. Un grupo de mujeres al mando de un hombre dijo que los aristócratas las querían matar de hambre. Los asambleístas, con el fin de acceder a las demandas, deci- dieron enviar a un grupo de ellas a entrevistarse con el Rey, que ya ha- bía regresado de la cacería. El Rey las recibió, la reunión fue sumamente cordial y el Rey les dijo que daría la orden de que se juntara todo el pan que había en Versailles y que se lo entregaran. Las mujeres se reti- raron muy contentas y satisfechas pero la multitud, entre vivas al Du- que D’Orleans, las recibió con insultos, acusándolas de tramposas, de que se las había comprado con dinero y diciéndoles que no habían traído ningún papel firmado por el Rey. Las delegadas pidieron volver a reunirse con Luis XVI a fin de pedirle una orden escrita. El Rey así lo hizo y a su regreso en medio de la multitud fueron aclamadas al grito de “¡Viva el Rey!”. Pidieron regresar a París con el fin de informar a la Comuna de los resultados y de lo bien que habían sido recibidas por el Rey. Si el principal motor de la marcha hubiera sido el hambre aquí hubiera terminado, pero el objetivo era matar a la Reina y traer el Rey a París: el hambre, en su mayor parte generada y agravada por los conspiradores, fue el pretexto. Y la revuelta continuó. Desde la llegada de la multitud los agitadores provocaron a la Guardia tratando de iniciar un enfrentamiento. Un miembro armado de la milicia de París atacó espada en mano al regimiento y fue heri- do, muriendo semanas más tarde como consecuencia de las lesiones. Fue una señal: la milicia avanzó sus cañones y la multitud atacó con piedras y armas de fuego al regimiento. El Rey, creyendo que la situa- ción se había normalizado, ordenó a la Guardia que se retirara, ante lo cual numerosos tiros de mosquetes partieron de la multitud. Mientras tanto el Rey accedió finalmente a los pedidos de la Asam- blea y sancionó la Constitución y la Declaración de los Derechos del Hombre, y la noticia llegó a la Asamblea en medio de un pandemonio,

GLADIUS 77 / Año 2010 39 ya que el recinto había sido invadido por la peor ralea que se había sentado en los sitiales de los diputados y se dedicaba a comer y beber mientras que los diputados debían soportar las burlas de las gamines que bailaban sobre la plataforma de la Presidencia e incluso obligaron a un Obispo a que las besara y abrazara. Había llegado la noche. Afuera una multitud había ocupado la Pla- za de Armas del castillo, multitud heterogénea, constituida en su mayor parte por mujeres de los bajos fondos y malvivientes que bailaban a la luz de las fogatas mientras insultaban al Rey y a la Reina y pedían que el Duque de Orleans fuera Rey. El Duque de Orleans y otros miembros de la conspiración encendían los ánimos de la multitud incitándolos a la violencia y repartían dinero para comprar las voluntades. Numerosos testigos afirmaron luego que Mirabeau, espada en mano, increpaba al Regimiento de Flandes con el fin de lograr su defección. A medianoche llegó Lafayette a la cabeza de los Guardias Franceses, a quienes se ha- bía unido otro grupo de hombres de los faubourgs de la peor condición.3 El populacho se agolpaba frente a las rejas del Palacio y la Guardia Real pensó que éstas bastarían para contener a la muchedumbre. Pero cerca del alba alguien abrió las puertas y una multitud invadió los jar- dines de Versailles y se apostó bajo los balcones de los aposentos de María Antonieta. Asesinarla era uno de los principales objetivos de los conspiradores. La Guardia pidió la orden de reprimir pero el Rey ha- bía ordenado que no se disparara en ninguna circunstancia contra el pueblo, es decir, que no debían defenderse. Uno de los comandantes respondió: “Asegurad a nuestro jefe que sus órdenes serán cumplidas, pero nos van a asesinar a todos.” A las seis menos cuarto una multitud enardecida entró en la Corte Real. Los centinelas de la milicia de París, que había jurado su fidelidad al Rey esa misma noche ante la Asamblea y que estaban bajo las órde- nes de Lafayette, no ofrecieron resistencia. Asesinaron con una crueldad inaudita a miembros de la Guardia, y bañados en sangre clamaron por el corazón de la Reina: “Le vamos a cortar la cabeza, le arrancare- mos el corazón y haremos escarapelas con sus entrañas... Larga vida a nuestro padre, nuestro Rey Orleans”.

3 Lafayette fue obligado por los agitadores a ponerse a la cabeza de este segundo grupo. Un testigo de la época afirmó que marchaba a la cabeza del regimiento como un criminal al que se iba a ejecutar.

40 Año 2010 / GLADIUS 77 La Guardia no podía defenderse, y la ralea enfurecida mató a mu- chos de ellos y se dirigió a los aposentos de la Reina.4 Uno de los ofi- ciales de la Guardia, desesperado, abrió la puerta de la antecámara y dirigiéndose a una de las damas de María Antonieta exclamó a los gri- tos: “Madame, salvad a la Reina, han venido para matarla. Estoy solo frente a una jauría de tigres.” La dama cerró la puerta y la atrancó, de- jando al oficial a merced de los atacantes, y se acercó a la cama de la Reina diciéndole que escapara hacia los aposentos del Rey. María An- tonieta huyó y llegó a refugiarse al lado del Rey. Mientras, la multitud había echado abajo las puertas de los aposentos de la Reina y llegó al costado de su cama: al encontrarla vacía la destrozaron con sus armas. Los atacantes se dirigieron hacia los aposentos del Rey y hubieran ma- sacrado a los pocos miembros de la Guardia Real si en ese momento no hubiera irrumpido un destacamento de las Guardias Francesas que, como hemos visto, estaban al mando de Lafayette 5 y habían ju- rado horas antes ante la Asamblea su fidelidad al Rey. Él fue el que salvó a la familia real esa mañana del 6 de octubre. Uno de sus ofi- ciales se dirigió a los miembros de la Guardia Real que estaban atrin- cherados en los aposentos del Rey: “Hemos venido a defenderos de vuestros asesinos.” Lafayette apenas recibió la noticia de la conmoción reinante en el Palacio de Versailles montó su caballo y dio la orden a sus fuerzas de entrar en acción con el fin de salvar al Rey e impedir el asesinato de los miembros de la Guardia. Los dos regimientos, a partir de ese momento unidos, echaron a los invasores. El Rey apareció en los balcones del Palacio y ahora la multitud gritaba “¡Viva el Rey!” y clamaba por la presencia de la Reina. Ante su aparición con el Delfín en sus brazos hubo un silencio sepulcral, y luego muchos comenzaron a vivar a la Reina. Lafayette se hizo presente en el balcón y besó la mano de la Reina, y las aclamaciones vivando a la Reina estallaron como un trueno. Pero los agitadores comenzaron a gritar “¡El Rey a París!”, a lo que el Rey, después de dudar durante algún tiempo, respondió aceptando, pero diciendo que iba ir con su familia pidiendo a la Guardia su pro- tección. La marcha, que duró siete horas, fue atroz. El cortejo real iba rodeado por lo peor de la gente que había participado de la marcha, borrachos de vino y sangre, hombres y mujeres de la peor ralea se

4 Según varios testigos había muchos hombres disfrazados de mujeres entre los atacantes. 5 Lo que llevó a Lafayette a entrar en acción fue el ver prácticamente el asesinato de los Guardias Reales que no podían casi defenderse de la multitud.

GLADIUS 77 / Año 2010 41 burlaban e insultaban a la Reina. A las 21:30 de ese día aciago del 6 de octubre, la familia real entró en el Palacio de las Tullerías que sería su prisión durante tres años. El Rey y la Asamblea Nacional quedarían prisioneros del populacho a partir de ese momento.

Las investigaciones sobre los hechos

A la mañana siguiente a la llegada de la familia real a París las ver- daderas vendedoras de los mercados y ferias, “las Damas del Mercado”, se presentaron espontáneamente en la Comuna de París con el fin de negar toda complicidad con la marcha sobre Versailles. Presentaron un documento en el que afirmaban que no sólo no habían participado en la marcha sino que la desaprobaban, y pedían que fueran procesadas las femmes du monde y las prostitutas cuyo único deseo era perturbar la paz y la tranquilidad. Según algunos autores se hicieron presentes en las Tullerías a pedirle al Rey y a la Reina que se hiciera justicia, ya que era una calumnia que se afirmara que ellas habían atacado con violencia al Rey y a la Reina. El 10 de octubre Lafayette, que poseía todas las pruebas de la conspiración orleanista, se entrevistó con el Duque de Orleans y le exigió que se exilara. El Duque aceptó, y en presencia del Rey y del Duque, Lafayette repitió sus acusaciones. El Rey no quiso que fuera procesado públicamente y ordenó la partida del Duque a Inglaterra. Lafayette y los Realistas Democráticos no se conformaron con esto y presentaron una denuncia formal, ante lo cual el Chatelet de París abrió un investigación sobre los hechos. Numerosos testigos fueron in- terrogados, hombres y mujeres de toda condición: soldados, peluqueros, diputados de la Asamblea, lavanderas, comerciantes, sirvientes, que habían sido testigos oculares de los hechos del 5 y 6 de octubre. Las declaraciones fueron publicadas en un documento de 570 páginas, y de ellas se desprende que la marcha fue organizada por la conspiración orleanista que había obligado a muchas mujeres a incorporarse a la marcha, que había muchos hombre disfrazados de mujeres, que se distribuyó dinero entre la multitud y que el mismo Duque de Orleans y sus secuaces estuvieron presentes en la marcha. Esto fue probado fue- ra de toda discusión. Es más, según varios testigos el mismo Duque de Orleans señaló a los atacantes el camino hacia los aposentos reales dentro del palacio de Versailles. El 6 de agosto de 1790 los magistrados

42 Año 2010 / GLADIUS 77 en forma unánime acusaron ante la Asamblea a los responsables y pi- dieron el arresto del Duque de Orleans y de Mirabeau. Los responsables no pudieron negar los hechos y tuvieron la osadía y el cinismo de acu- sar a los aristócratas. Viendo la causa perdida Mirabeau, con su habili- dad retórica cargada de sofismas, exclamó “No es el 6 de octubre el que ha sido acusado, se acusa a la misma Revolución”, y la Asamblea, que en su mayoría respondía a los revolucionarios, rechazó la acusación y declaró que el Duque de Orleans y Mirabeau eran inocentes. Así terminó uno de los hechos más importantes de la Revolución Francesa sobre el cual poco se ha escrito. Entre la mayoría de los his- toriadores se ha aceptado la versión de los revolucionarios, que contra- dice toda la documentación presentada por el Chatelet de París, amén de las cartas, relatos y memorias de muchos contemporáneos.

GLADIUS 77 / Año 2010 43 El Contrato Social de Rousseau y su relación con la autosuficiencia de la razón Estudio del concepto de Soberanía Popular

JUAN CARLOS MONEDERO (H)

“Nuestro siglo es el verdadero siglo de la crítica: na- da debe escapar. En vano, la Religión a causa de su santidad; y la legislación a causa de su majestad, pre- tenden sustraerse. Ellas suscitan por ello, en su contra, justas sospechas y pierden todo derecho a esa sincera estimación que la razón sólo acuerda a lo que ha podido sostener su libre y público examen”.

Crítica de la Razón Pura Prefacio de la 1º era edición, 1781

Precisión en los términos. Racionalismo

Cuando la razón humana decide cortar todo vínculo con el pasado, con la tradición, con todo aquello que sólo puede aceptar si rehúsa juz- garlo exclusivamente desde sí misma, comienza a buscar las condicio- nes que hagan posible un conocimiento objetivamente válido, por pequeño que sea. Un conocimiento no vulgar, sino científico. Lo importante para quien desee aplicar este método es no errar. Ya había corrido mucha tinta durante los siglos y los filósofos habían arro- jado multitud de opiniones, muchas de ellas contrarias entre sí. Ante tantos juicios tan distintos y opuestos entre sí, suele surgir en diferentes momentos de la historia una atmósfera de relativismo, pues si todas las posturas son válidas, entonces ninguna lo es realmente. Por eso, cobra vigencia esta tendencia de la razón humana a buscar las condi- ciones que hacen posible el conocimiento objetivamente válido, a fin de poder distinguir, entre tanto que se dijo, qué es error, qué es verdad.

GLADIUS 77 / Año 2010 45 Todo el pasado, las tradiciones, la fe misma –aquello que de alguna manera nos es dado, debiendo nosotros no enjuiciarlo a la luz de nuestra razón, sino aceptarlo o rechazarlo en virtud de la credibilidad que nos presente su testigo– era puesto entre paréntesis. Josef Pieper, que ve tanto en Descartes como en Jaspers y Heidegger este criterio, lo comenta con estas palabras: “La «pureza» metódica del filosofar parece tenerse casi por más importante que la respuesta a la pregunta filosófica”. Diferenciando esta actitud con la posición clásica y de sentido co- mún ante las cosas, el filósofo alemán dice: “Casi se podría decir que, en este sentido, Platón y Aristóteles no se interesaron en lo más míni- mo por «filosofía», en todo caso no por una disciplina académica con una delimitación formal impecable, y absolutamente nada por la delimi- tación misma” 1. La cuestión respecto a la verdad de las sentencias era desplazada de su natural centro, para colocar –ahora– como eje de la misma al método. Esta primacía del método tenía límites inconscientes. En la vida práctica, por supuesto, todas las certezas espontáneas no podían igno- rarse, so pena de volver la vida imposible. Pero en cuanto uno ingresaba al ámbito ‘científico y académico’, era propio del racionalismo –y a esta tendencia nos referimos– el suspender el juicio respecto de ello, en busca de las condiciones que hacen posible el conocimiento. De este modo, las evidencias que la realidad arrojaba al hombre, aquella luz que tienen las cosas se hizo pender de un hilo hasta que la razón encontrara el ansiado criterio (y si lo encontraba); hasta que pose- yera las condiciones que fundamentaran la adquisición de un conoci- miento válido. La experiencia también fue puesta entre paréntesis, vul- nerando y cuestionando la validez de los sentidos. Todo conocimiento que no pasara por la fiscalización de la razón, no era considerado válido. Dice Caturelli sobre el origen de esta actitud que: “La duda acerca de la justificación de la existencia del mundo exterior y aún de su exis- tencia misma, puede rastrearse en el nominalismo del siglo XIV puesto

1 Josef Pieper. Defensa de la Filosofía, Barcelona, Editorial Herder, 1976, págs. 136-137. La cita continúa así: “En lugar de esto, se interesaron, con una energía interrogativa que absor- bía totalmente su atención, por tener ante los ojos y no perder nunca de vista qué pueda ser en definitiva: virtud humana, Eros, la realidad en general. Ninguna otra cosa les preocupa, sino únicamente obtener una respuesta a esta pregunta, por torpe y fragmentaria que fuese, y mucho menos por el origen de la misma”.

46 Año 2010 / GLADIUS 77 que el concepto vacío y unívoco de ser, el valor exclusivo y excluyente del singular, la primacía de la intuición sensible, la exclusión del silogis- mo, preparan insensiblemente la afirmación de que el ser se encuentra en el pensamiento al mismo tiempo que todo lo otro del sujeto es puesto entre paréntesis”. Una curiosa paradoja del pensamiento: el menosprecio y descalifica- ción del valor racional de la inteligencia redundará no sólo en la crítica de la parte material del hombre –sentidos incluidos– sino en el mismo cuestionamiento de las facultades intelectuales humanas. Ocurre una inversión, una subversión, del ejercicio de la razón: “La espontaneidad del sentido común que dice «hay ser, luego soy», es invertida en la fór- mula cartesiana y los conocidos avatares del cartesianismo no hicieron más que denunciar que una vez puesta la razón como «medida» y cri- terio del ser (o la verdad) es imposible evadirse de sus límites sin rom- per con el mismo punto de partida” 2. Aquí sólo mencionamos el clásico tema del punto de partida de la Filosofía y su justificación únicamente para contextualizar el objeto de nuestro estudio, sin poder desarrollar a aquél por el momento. Retenga- mos solamente lo anterior: la razón como medida, como criterio del ser y como juez de la verdad. Esto es lo que queremos destacar de la problemática del punto de partida. En lo íntimo de su conciencia, seguramente, estos pensadores juzga- ban muchas de sus impresiones y espontaneidades como verdaderas, pero creían que no estaban autorizados a afirmarlo. Una cosa es que fue- ra verdadero, y otra que uno pudiera demostrarlo y aceptarlo crítica- mente. Y aquí interesaba lo segundo. Sin duda, era muy poco lo que por las solas fuerzas de la razón podía conocerse. Poco, pero seguro. Si se discurría de lo seguro a lo seguro, el error acabaría siendo imposible. Hemos hecho esta introducción para explicar, entonces, que es a esta actitud descripta a la que entendemos como racionalismo. Es importante afirmar que no es la razón humana en cuanto tal la que tiende al uso de este método, sino esta actitud que es más producto

2 Alberto Caturelli. La metafísica cristiana del pensamiento occidental, Buenos Aires, Edi- ciones del Cruzamante, 1983, pág. 133. Sobre la ilegitimidad del punto de partida y sus necesa- rias consecuencias, puede leerse “El realismo metódico” de Etienne Gilson, sobre todo la parte donde polemiza con el Cardenal Mercier, el cual pretendía que incluso concediendo al idealismo su propio punto de partida, es posible no obstante desembocar en un conocimiento de la reali- dad, y no quedar aprisionado dentro de la propia inmanencia de las ideas. Gilson refutará clara- mente esta opinión, instando a los pensadores realistas a no conceder absolutamente nada.

GLADIUS 77 / Año 2010 47 de un acto voluntario que de un acto cognoscitivo. Mal haríamos des- cribiendo únicamente el racionalismo, sin hacer esta distinción funda- mental. Cabe un uso de la razón natural que no pretenda establecer a priori ningún “puente” con la realidad, ni que anteponga el método a lo real, sino que acepte la evidencia de lo primero conocido, el ente, que es distinto, anterior e independiente de nosotros. Cabe, finalmente, un uso de la razón en concordancia con los sen- tidos internos y externos; un ejercicio racional fundado en la evidencia de los primeros principios, captados intuitivamente; y, por último, una inteligencia y razón que estén abiertas al conocimiento sobrenatural, que nos es dado por la Revelación. Por eso es que Santo Tomás pudo decir: “Sapiens diligit et honorat intellectum, qui maxime amatur a Deo inter res humanas” 3.

Dos Revoluciones

La actitud racionalista cobró, como decíamos, una gran popularidad y alcance. Y este criterio, este método que imperfectamente hemos descrito más arriba, influyó en buena parte de la intelectualidad europea del siglo XVIII. Y nos interesa ese ámbito y ese siglo, porque es allí donde Juan Jacobo Rousseau nació, se crió y educó, ya que relaciona- remos su libro El contrato social con el racionalismo de la época. En efecto, si toda ciencia, la religión, etc., debían caer bajo el crite- rio racionalista, ¿por qué la política debía sustraerse de ese dominio? El hombre político no es otro que el hombre individual: “La razón in- dividual, soberana en religión, soberana en filosofía, se vuelve soberana también en política. Después de haberse hecho a su gusto una religión y una filosofía, el individuo quiere hacerse de nuevo un gobierno que siga las ideas y los gustos que le han guiado en la elección de lo demás”. ¿Es muy próximo para arriesgar las consecuencias? La cita continúa: “De ahora en adelante el campo está libre para los combates «de los intereses individuales, armados unos contra otros con toda la fuerza y la terquedad del egoísmo»” 4.

3 Santo Tomás de Aquino. Comentario de la Ética de Aristóteles, Libro X, lección 13, n. 9. “El intelecto es entre las cosas humanas aquello que Dios más ama”. 4 Jacques Ploncard D’Assac. La Iglesia ocupada, Buenos Aires, Ediciones Fundación San Pío X, 1989, pág. 13. El autor recoge una cita de Louis Veuillot.

48 Año 2010 / GLADIUS 77 ¿Es legítima esta conclusión? ¿Es válida la extrapolación al orden político de un actitud filosófica? En el intelecto se halla, por modo de participación, la luz de la evi- dencia y de los primeros principios –así como también la íntima certeza de las experiencias, donde habita el Maestro Interior del que hablara San Agustín. Pero si la razón se separa de esta fuente, pretendiendo anteponer el método a la verdad, el ejercicio de la filosofía decae por debajo de su naturaleza. Se destruye todo fundamento, no pudiendo los filósofos sino atacarse constantemente entre sí: “el cogito cartesiano supone que «no es el ser quien determina a la inteligencia y su obra sino viceversa, es la inteligencia quien desde su inmanencia gobierna y dictamina sobre el ser». En tal caso, el ser queda subordinado a la in- teligencia y el conocimiento, vacío de realidad y mera «imagen» suya, pone el pseudo problema del «puente» entre pensamiento y ser” 5. Pues bien, intentaremos probar que lo anterior también sucede en el orden político, ya desgastado por la razón individual. El campo que- da libre para los combates de los intereses individuales, armados unos contra otros con toda la fuerza y la terquedad del egoísmo. De Maistre hace una descripción muy gráfica de la lucha de la razón consigo mis- ma, desvinculada del contacto inmediato con la realidad: “Cuanto más confía la razón humana en sí misma, cuanto más trata de extraer todos sus medios de sí misma, más absurda es, más muestra su impo- tencia. He aquí por qué el mayor flagelo del universo ha sido siempre, en todos los tiempos, lo que se llama filosofía, si se tiene en cuenta que la filosofía no es sino la razón humana librada a sí misma, y que la razón humana, reducida a sus solas fuerzas, no es más que una bestia, todo cuyo poder se reduce a destruir” 6. No estará de más admitir, es cierto, que de Maistre usa impropiamen- te la palabra “filosofía”. Hubiésemos preferido “ideología” o “falsa fi- losofía”. No obstante, por el contexto de la cita, se entiende perfecta- mente que el autor no descalifica la razón humana en cuanto tal, sino sólo cuando la excesiva confianza en sí misma, pretende extraer toda su luz de sí misma. De este modo, era una necesidad que emergiera –si se era fiel a ta- les postulados–, una razón devoradora, ansiosa de poder someter toda

5 Alberto Caturelli. Octavio Nicolás Derisi. Filósofo cristiano, Buenos Aires, EDUCA, 1984, pág. 15, Capítulo II: “Crítica constructiva al inmanentismo moderno y contemporáneo”. 6 Joseph de Maistre. Estudio sobre la soberanía, Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1978, p.46.

GLADIUS 77 / Año 2010 49 evidencia y verdad bajo el tamiz de su propia crítica; una ambiciosa razón que no conociera la saciedad, juzgando también –inapelablemen- te– el orden social: “Era imposible que la razón individual habiendo si- do proclamada soberana, limitase su plenitud de poder a escoger una religión y una filosofía y volviese a entrar después dócilmente en el orden social, respetando en la autoridad temporal el carácter divino que rechazaba en toda otra autoridad. [...] Tal es la constancia inexo- rable con la que los principios admitidos engendran iguales consecuen- cias en todo lo que se refiere a la humanidad” 7. La coherencia lógica no es prueba de la verdad (el error también puede tenerla), pero sí es signo de ella. Y existe, como vemos, una ló- gica invertida: se trata de aquella que arranca de una negación y con- duce hacia sucesivos “no”. La revolución política no pudo sino fundarse en la revolución filosófica, constituyendo así un verdadero sistema de negaciones. El equivalente en el orden político de la evidencia, la experiencia, la tradición, la fe, era el orden constituido a lo largo de los siglos. Por eso, Rousseau –hijo, lo quiera o no, del racionalismo– pretendía fundar una nueva legitimidad política. El racionalismo ocupa, así, una de las formas del naturalismo filosófi- co. En aquellos autores que escuetamente hemos visto existe ese opti- mismo respecto del hombre, el cual se hace patente en la confianza de la razón humana en sus solas fuerzas, independiente de los sentidos, la experiencia, la historia y la fe.

Desarrollo del sistema de Rousseau

Veamos el pensamiento del autor francés, sumando a lo dicho en El contrato social lo escrito en El Emilio. A juicio de Juan Jacobo, el hombre no nace social por naturaleza, no está en su impulso íntimo y predefinido la formación de una comu- nidad, de un cuerpo social, junto a sus semejantes. El contacto con la sociedad, lejos de serle beneficioso, resulta perjudicial para el niño, pues se interpone y superpone con procesos naturales de adaptación y educación que la propia naturaleza opera en él: “Nuestra pedantesca

7 Jacques Ploncard D’Assac. La Iglesia ocupada… etc., ibídem, pp.12-13.

50 Año 2010 / GLADIUS 77 manía de enseñanza nos mueve a que instruyamos a los niños en todo aquello que mucho mejor aprenderían por sí propios, y a olvidarnos de cuanto nosotros solos les hubiéramos podido enseñar. ¿Hay nada más necio que el trabajo empleado en enseñarles a andar, como si hu- biéramos visto que por descuido de su nodriza no supieran andar cuando mayores? Y, por el contrario, ¡cuántos vemos que andan mal toda su vida por haberlo aprendido mal!” 8. De aquí que se piense que, en el pensamiento de Rousseau, el hom- bre nace también naturalmente bueno. Todas sus tendencias, deseos y afecciones están impregnadas de una rectitud natural, sin dificultad. Aun reconociendo que, actualmente, los hombres muchas veces viven en contra del bien, atribuye la responsabilidad de esto a la sociedad, las normas, las prescripciones con las que son los hombres educados. Es la sociedad, construcción artificial, la que empeora al hombre: El hombre no nace degenerado 9. Entre todos los bienes que el ser humano posee hay uno en especial que, podríamos decir, se identifica con esta bondad natural, y cuya manifestación explica a ésta última: la libertad. Para Rousseau, la li- bertad debe ser absoluta, independiente de toda coacción, permitiendo su pleno desarrollo. No puede hacerse un mal uso de ella, en virtud de esta bondad natural. Si la naturaleza humana es considerada buena, tanto en su origen como en sus impulsos y deseos, de fácil inclinación al bien, deja de ser necesaria cualquier tipo de advertencia moral. ¿Para qué aconsejaría- mos a quien no puede desordenarse ni equivocarse? Por eso escribe en el Prefacio: “Lo que sin duda sorprenderá más al lector es la parte

8 Juan Jacobo Rousseau. El Emilio o la Educación, Libro II. Tomado de http://www.e-li- bro.net/E-libro-viejo/gratis/emilio.pdf. 9 “Dejadle solo, en libertad, y ved lo que hace sin decirle nada; contemplad lo que haga, y del modo que lo hace. No se necesita convencerle de que es libre, nunca hace nada por atolon- dramiento y sólo por hacer un acto de potencia en él mismo. ¿No sabe que siempre es árbitro de sí propio? Es ligero, ágil, listo; tienen sus movimientos toda la viveza de su edad, pero ni uno deja de ir encaminado a un fin. Nunca acometerá nada que exceda sus fuerzas, porque las tiene bien experimentadas, y las conoce; siempre serán sus medios apropiados a sus deseos, y rara vez obrará sin estar cierto de conseguir lo que pretende. [...] Distráigase o trabaje, ambas cosas son para él indiferentes; sus juegos son sus quehaceres, no ve distinción ninguna. En todo cuanto hace pone un interés que causa risa y una libertad que gusta, manifestando a una la forma de su inteligencia y la esfera de sus conocimientos. ¿No es un espectáculo peculiar de esta edad, espectáculo que embelesa y conmueve, ver a un lindo niño, alegres y vivos los ojos, sereno y contento el semblante, risueña y desembarazada la fisonomía, hacer jugando las cosas más serias, o profundamente ocupado en los más frívolos pasatiempos?” (idem, Libro II).

GLADIUS 77 / Año 2010 51 que pudiéramos llamar sistemática, que en este caso no es otra cosa sino el mismo desarrollo de la naturaleza”. Pero hay prohibiciones, mandatos, límites, respecto de la moralidad, las cuales tendrían –a juicio de Rousseau– un efecto contrario al bus- cado. Porque ellas favorecerían que las personas acaben haciendo precisamente aquello que se les prohíbe. Toda coacción, toda imposi- ción, limitación o traba de la propia libertad merece el repudio. Es un gran crimen limitar la libertad. Pero la libertad tiene otra particularidad: es lo mismo en todos. To- dos somos igualmente libres y no puede admitirse que exista justicia mientras haya diferencias. Desde un punto de vista social, las diferencias que existan entre los hombres no son legítimas ni deseables. Debe buscarse la unidad por aquello que todos tienen en común. Ahora bien, en el actual estado de la civilización, el hombre vive en sociedad. Y en esta sociedad, tal como existe, los deseos del hombre muchas veces pugnan y se oponen entre sí, de suerte que la libertad de cada uno es –en cierta manera– obstáculo para la libertad de otro. ¿Cómo conciliar estas exigencias, se pregunta Juan Jacobo? Es indudable que debe haber cierto orden, paz social, respeto de las leyes, pero la pregunta es ¿cómo armonizar la sed de absoluta li- bertad, de infinita autonomía, con la sujeción a normas que hagan po- sible la convivencia social? La solución no puede traicionar ambas exigencias, debe respetarlas, sin diluirlas. Para ello, Rousseau busca que el hombre, obedeciendo a algo externo a él, en el fondo, no obedezca sino a sí mismo. Así lo di- ce: “Cómo encontrar una forma de asociación que defienda y proteja, con la fuerza común, la persona y los bienes de cada asociado, y por la cual cada uno, uniéndose a todos los demás, no obedezca más que a sí mismo y permanezca, por tanto, tan libre como antes. He aquí el problema fundamental cuya solución da el Contrato Social” 10. El pacto o contrato social es la pretendida síntesis de las antinomias, elaborada por Juan Jacobo. El contrato es fruto de la libertad –no podía ser de otra manera– y es construido precisamente para conservar esa libertad. Parecen disiparse las dudas que genera el conflicto de intereses: “Mas, se preguntará: ¿Cómo puede un hombre ser libre y

10 Juan Jacobo Rousseau. El contrato social o Principios de Derecho Político, Buenos Aires, Compañía General Fabril Editora, 1961, p.161.

52 Año 2010 / GLADIUS 77 estar al mismo tiempo obligado a someterse a una voluntad que no sea la suya? ¿Cómo los opositores son libres y están sometidos a leyes a las cuales no han dado su consentimiento?”. Pero Rousseau lo explica con sencillez. Se trata de cosas distintas: “Cuando se propone una ley en las asambleas del pueblo, no se trata precisamente de conocer la opinión de cada uno de sus miembros y de si deben aprobarla o rechazarla, sino de saber si ella está de confor- midad con la voluntad general, que es la de todos ellos”. Y sigue: “Cada cual, al dar su voto, emite su opinión, y del cómputo de ellos se infiere la declaración de la voluntad general. Si prevalece, pues, una opinión contraria a la mía, ello no prueba otra cosa sino que yo estaba equivocado, y que lo que consideraba ser la voluntad general, no lo era” 11. Eso es lo que importa. No es lo esencial determinar si la ley es con- forme a la naturaleza de las cosas, ni tampoco el determinar si debe ser admitida o rechazada. Es mucho más sencillo: ¿está o no está en sintonía con la voluntad general? De este modo “el pacto social establece entre los ciudadanos una igualdad tal, que todos se obligan bajo las mismas condiciones y todos gozan de idénticos derechos. Así, por la naturaleza del pacto, todo acto de soberanía, es decir, todo acto au- téntico de la voluntad general, obliga o favorece igualmente a todos los ciudadanos” 12. Esta nueva fuerza de la voluntad general, fruto del conteo aritmético de las voluntades particulares 13, da como resultado un poder absoluto. Y esto es así porque la libertad del individuo también tiene ese carácter: “Así como la naturaleza ha dado al hombre un poder absoluto sobre todos sus miembros, el pacto social da al cuerpo político un poder ab- soluto sobre todos los suyos. Es éste el mismo poder que, dirigido por la voluntad general, toma, como ya hemos dicho, el nombre de so- beranía” 14.

11 Juan Jacobo Rousseau. El contrato social o Principios de Derecho Político…, etc., pp.230-231. 12 Idem, p.174. 13 “Frecuentemente surge una gran diferencia entre la voluntad de todos y la voluntad general; ésta sólo atiende al interés común, aquélla al interés privado, siendo en resumen una su- ma de las voluntades particulares; pero suprimid de esas mismas voluntades las más y las menos que se destruyen entre sí, y quedará como suma de las diferencias la voluntad general”. Íbidem, p.171. 14 Ibidem, p.172.

GLADIUS 77 / Año 2010 53 La vinculación entre racionalismo filosófico y político queda patente también en el criterio que Rousseau pretende para juzgar a los mejores gobiernos. Recordemos la importancia de la cantidad para Descartes, por ejemplo. El cartesianismo había caído en el error del mecanicismo: el olvido de la cualidad, de las formas sustanciales, y su reemplazo por una concepción en la cual toda diferencia era por grados, es decir, una cuestión cuantificable. Esta matematización de lo real tiene su correlato en lo dicho por Juan Jacobo en el Libro III de El Contrato Social. Luego de reconocer –sin advertir la contradicción– que preguntarse cuál es el mejor gobierno implica entrometerse en cuestiones insolubles e indeterminadas, afirma lo siguiente: “Mas, si se preguntara por qué signo puede reconocerse si un pueblo dado está bien o mal gobernado, la cuestión cambiaría de aspecto y podría de hecho resolverse. [...] ¿Cuál es el fin de la asociación política? La conservación y la prosperidad de sus miembros. Y ¿cuál es el signo más seguro de que se conservan y prosperan? El número y la población”. Lo verdadero y lo falso podemos discutirlo toda la vida, pero la fría e insobornable realidad del número no admite disensiones. Una razón que ha renunciado a las intuiciones, a los criterios metafísicos, no puede acabar sino en la cifra. De ahí la advertencia de Rousseau: “No vayáis, pues, a buscar en otra parte tan disputado signo. El gobierno bajo el cual, sin medios extraños ni colonias, los ciudadanos se multipli- can, es infaliblemente el mejor. Aquel bajo el cual un pueblo disminuye y decae, es el peor”. Y concluye: “Calculadores: el asunto es ahora de vuestra incumben- cia: contad, medid y comparad” 15. La razón del hombre pretende, pues, descender del ámbito especu- lativo, iniciado independientemente de los sentidos, de la tradición y la experiencia, para juzgar las cosas. Tales especulaciones se convierten, entonces, en la condición de la realidad hasta el punto de negarle –si llegaran a entrar en contradicción– su entidad y justa valoración. Se construye en la intimidad de los propios soliloquios una concep- ción acerca de lo que deben ser las cosas, para luego juzgar el mundo “a la luz” de la misma. Y si la realidad no coincide con la idea, peor para la realidad.

15 Ibidem, pp.213-214.

54 Año 2010 / GLADIUS 77 La razón queda de este modo –tanto en Filosofía como en Política– separada de su fuente, pretendiendo no ser canal de la luz sino foco y fuente de la misma, para acabar finalmente en la sequía, la esterilidad y la muerte. Rousseau, pues, juzgará el mundo desde su concepción apriorística del “deber ser” de la sociedad. Ambos órdenes –fiscalizados por este método– resultarán invertidos, trastocados, revolucionados, subvertidos. Este error se ha apoderado de él hasta tal punto que, no pudiendo acomodar al hombre real a su concepción, postuló la existencia de este individuo asocial, intemporal, indeterminado, como engranaje posible y deseoso de la democracia. En esto vemos, propiamente, el carácter del naturalismo filosófico en Rousseau. El hombre concreto y real no era adecuado para ser in- sertado en el régimen democrático: había que elegir. El camino del autor francés fue inventar al hombre ficticio, el hombre “en sí”, abstrac- tamente considerado, como si el concreto y real no existiera. Aquel hombre ideal y quimérico más propio del árbol de Porfirio que del mundo sublunar acabó siendo el engranaje de la democracia. Asimismo, hay una segunda consecuencia de lo que venimos hablan- do, ya esbozada. Si no tiene herida del Pecado Original, si su naturaleza se encuentra tal como salió de las manos del Creador, ¿qué sentido tiene la corrección, la amonestación, los castigos al mal? Más aún: ¿el mal tiene algún sentido? ¿Puede el hombre hacer positivamente el mal? No: en el hombre no hay malicia. A lo sumo, dirá el naturalismo, puede equivocarse, ser débil. Pero la malicia propiamente dicha –re- gistrada por Santo Tomás como la herida del pecado en la voluntad– no es posible. Por la misma razón se entrega el poder al pueblo. En la creencia de que el pueblo nunca puede elegir algo en su contra, se confía a la voluntad de todos las decisiones sociales. Es evidente que si se pondera tanto al hombre individual, ¿cómo no ponderar a la suma indiscrimi- nada de ellos? Se ha comenzado el camino afirmando la inmaculada concepción del hombre: no hay nada que temer. Por eso es que Mari- tain dice que “Juan Jacobo, en los últimos años de su vida solía repe- tir esta fórmula: «Hay que ser uno mismo». Lo cual venía a significar en sus labios: Hay que ser su sensibilidad como Dios es su Ser. Dios, que es acto puro ¿necesita recibir formas? Hay que considerar pecado

GLADIUS 77 / Año 2010 55 toda tentativa de formarse o de dejarse formar, de rectificarse, de re- ducir las propias discordancias a la unidad. Toda forma impuesta al mundo interior del alma humana, ya provenga de la razón, ya de la gracia, lesiona sacrílegamente la naturaleza” 16. El tono marcadamente individualista se hace patente. Toda forma, perfección que venga de afuera, que no provenga de la supuesta auto- suficiencia humana, lesiona la dignidad del hombre. El hombre ‘libre’ prefiere irse a pique solo, antes que salvarse por la mano tendida de otro.

Las contradicciones explícitas de Rousseau

Para ser justos, debemos también reconocer y mencionar los reparos que el mismo Rousseau se hizo a sí mismo. Era evidente que muchas fracturas existían en su propio pensamiento, las cuales estaban todas relacionadas con su peculiar punto de partida: la negación de la heri- da del Pecado Original en la naturaleza y el torcido uso de la razón, que comienza a elaborar conclusiones de espaldas a la experiencia e historia. En el Libro III, capítulo 4, el autor abre el fuego con una paradoja: “Un pueblo que gobernara siempre bien, no tendría necesidad de ser gobernado”. Para luego hacer una precisión semántica y concluir ne- gando la idea primordial que sostiene todo su libro: “Tomando la pa- labra en su rigurosa acepción, no ha existido ni existirá jamás verdadera democracia. Es contra el orden natural que el mayor número gobierne y los menos sean gobernados. No es concebible que el pueblo perma- nezca incesantemente reunido para ocuparse de los negocios públicos, siendo fácil comprender que no podría delegar tal función sin que la forma de administración cambiara” 17. Rousseau continúa: “Además, ¡cuántas cosas difíciles de reunir no supone este gobierno! Primeramente, un Estado muy pequeño, en donde se pueda reunir el pueblo y en donde cada ciudadano pueda, sin dificultad, conocer a los demás. En segundo lugar, una gran sencillez

16 Jacques Maritain. Tres Reformadores. Lutero - Descartes - Rousseau, Buenos Aires, Edi- torial Difusión, 1968, pp.115-116. 17 Juan Jacobo Rousseau. El contrato social o Principios de Derecho Político…, etc., ibi- dem, p.172.

56 Año 2010 / GLADIUS 77 de costumbres que prevenga o resuelva por anticipado multitud de ne- gocios y de resoluciones espinosas; luego, gran igualdad en los rangos y en las fortunas, sin lo cual la igualdad de derechos y de autoridad no podría subsistir mucho tiempo; y por último, poco o ningún lujo, pues éste, hijo de las riquezas, corrompe tanto al rico como al pobre” 18. Es una observación importante. Leerla y meditarla nos conduce a la siguiente conclusión: un pueblo lleno de estas virtudes que la demo- cracia exige para su correcto funcionamiento, sería prácticamente un pueblo perfecto. ¡No necesitaría gobierno alguno, democrático o no! Aquí está precisamente la omisión del Pecado Original y sus heridas en el hombre. Fue remplazado por el pseudo dogma de la bondad na- tural. Siempre tendrá primacía, a pesar de la ideología, la realidad y no la idea: “La historia es la política experimental, es decir, la única buena; y así como en la física cien volúmenes de teorías especulativas desapa- recen ante un solo experimento, del mismo modo en la ciencia política ningún sistema puede ser admitido si no es el corolario más o menos probable de hechos bien establecidos” 19. Notemos la relación de estas ficciones políticas con las quimeras filosóficas del racionalismo. En ambos casos, son el producto de una razón desconectada tanto de la experiencia como de la historia. No pueden encontrarse huellas del contrato social, sencillamente, porque no ha existido jamás, puesto que –como bien dice De Maistre– “Obser- vad todas las constituciones del universo, antiguas y modernas: veréis que la experiencia de las edades ha establecido, de tanto en tanto, algunas instituciones destinadas, ya a perfeccionar a los gobiernos en armonía con sus fundamentos primitivos, ya a prevenir algunos abusos capaces de alterarlos. Es posible preavisar la fecha y los autores de ellas, pero notaréis que las verdaderas raíces del gobierno han existido siempre y que es imposible señalar su origen, por la muy simple razón que son tan antiguas como las naciones, y que, al no ser de ninguna manera el resultado de un acuerdo, no puede quedar huella de una convención que nunca existió” 20. Continúa nuestro autor: “no hay de ninguna manera contrato social, ni convención, ni deliberación sobre la aceptación de la soberanía en

18 Ibidem, p.172. 19 Joseph De Maistre. Estudio sobre la soberanía…, etc., ibidem, p.102. 20 Ibidem, p.39.

GLADIUS 77 / Año 2010 57 general, ni de tal o cual soberanía en particular, pues, así como no fue el hombre mismo quien se volvió sociable, ningún hombre en particular se volvió apto para tal o cual gobierno. [...] Cuando [las naciones] co- mienzan a conocerse y a reflexionar sobre sí mismas, su gobierno está formado desde hace siglos. Nadie puede mostrar sus comienzos, porque preceden siempre a todas las leyes escritas, que no son nunca más que declaraciones de derechos anteriores, grabados solamente en la conciencia universal” 21. Del mismo modo que cuando el hombre comienza a reflexionar so- bre cómo se produce el conocimiento, cuando reflexiona acerca de sus ideas –si son verdaderas o falsas–, inicia este camino habiendo ya co- nocido y ya experimentado muchísimas cosas; idéntica cosa ocurre en el orden político. No se puede poner entre paréntesis la experiencia milenaria de las sociedades y, desde la sola razón, pretender designar el hipotético comienzo de las mismas, lo que debería haber sido en sus inicios “si el hombre no fuese social por naturaleza”. La primacía no está en lo posible, sino en lo real, lo verdadero. No podemos perder el mundo que es evidente en aras de otro mundo hi- potético, por más rebuscado y “superior” que fuese. Es a partir de la realidad, de la evidencia, donde debe comenzar toda reflexión, ya filo- sófica, ya política. De lo posible a lo real no vale la ilación. No dejemos de notar que la democracia supondría la bondad de muchísimas personas, mientras que en los demás regímenes bastaría la bondad de pocos. Además de lo obvio –a saber, que es mucho más fácil lo segundo–, lo que buscamos resaltar con nuestro trabajo es que elaborando estas nociones políticas se ha dado la espalda a los datos concretos que arroja la historia y la experiencia: la historia, al demostrar que la democracia es también plutocracia; la experiencia, al afirmar la bondad natural del hombre y negar la naturaleza vulnerada por el pe- cado. Desde luego que no escapa a nuestra consideración que tampoco el gobierno de uno, o de pocos, está a resguardo de los males. Tiranos y hombres que ejercen la función pública en provecho propio –como beneficio y no como sacrificio, al decir de José Antonio– los ha habido y habrá siempre. La deficiencia que señalamos es –no obstante la ob- servación precedente– de orden doctrinaria. Es en los principios mismos del sistema en que se halla el error. Rousseau mismo reconoce proble-

21 Íbidem, pp.196-197. La cursiva es nuestra.

58 Año 2010 / GLADIUS 77 mas y fallas en él: “Añadamos a esto que no hay gobierno que esté tan sujeto a las guerras civiles y a las agitaciones intestinas como el democrá- tico o popular, a causa de que no hay tampoco ninguno que tienda tan continuamente a cambiar de forma, ni que exija más vigilancia y valor para sostenerse” 22. Y concluye lapidariamente: “Si hubiera un pueblo de dioses, se go- bernaría democráticamente. Un gobierno tan perfecto no conviene a los hombres” 23. Los reconocimientos que el mismísimo Juan Jacobo formula tal vez sirvan para disculparlo de haber propuesto la democracia, pero –ob- sérvese bien– no sirven para disculpar a la democracia misma.

Origen de la inteligibilidad y origen del poder

Observemos la nueva consecuencia en el orden político. La tradición clásica y cristiana siempre sostuvo que todo poder se originaba en Dios. Autoridad y libertad estaban íntimamente relacionados, hasta tal punto que la legítima libertad no era tal si iba en contra de la verdadera autoridad. Y viceversa. Pero si el hombre moderno ya podía juzgar toda evidencia, toda luz intelectual que le fuera presente, con la preten- sión de fundar una nueva y certera filosofía, ¿por qué el orden político permanecería inmune a su influencia? Y si el origen de la luz intelectual había girado hacia el sujeto, ¿por qué no el origen del poder? León XIII enseñó con claridad respecto de ello: “el principio funda- mental de todo el racionalismo es la soberanía de la razón humana, que, negando la obediencia debida a la divina y eterna razón y decla- rándose a sí misma independiente, se convierte en sumo principio, fuente exclusiva y juez único de la verdad” 24. En el orden moral, como dirá a continuación, es patente el libertinaje en el que desemboca: “De aquí nace esa denominada moral indepen- diente, que, apartando a la voluntad, bajo pretexto de libertad, de la observancia de los mandamientos divinos, concede al hombre una li- cencia ilimitada”.

22 Juan Jacobo Rousseau. El contrato social o Principios de Derecho Político…, etc., ibídem, pág. 172. 23 Ibidem, pp.200-201. 24 Libertas (20.06.1888), nº 12.

GLADIUS 77 / Año 2010 59 Recalquemos esta expresión clarísima: bajo pretexto de libertad; se levanta la bandera de la libertad, se pone la denominación de “libres” a ciertos comportamientos, pero los mismos no son realmente fruto de la libertad, de la verdadera. También podría agregarse algo elemental pero generalmente olvida- do. Lo siguiente: el error y el mal no tienen derechos, verdad impensable en un sistema democrático. Verdad impensable en la mente de Juan Jacobo Rousseau, pues si todos en una votación no somos más que un número, ninguna afirmación es en sí misma más válida que ninguna otra. Resulta de aquí que todo es nivelado a la estatura de la cifra. Que la verdad y el error no tienen los mismos derechos se puede probar por la sola razón; no obstante el magisterio del Pontífice quiso ex- plicitarlo: “De las consideraciones expuestas se sigue que es totalmente ilícito pedir, defender, conceder la libertad de pensamiento, de imprenta, de enseñanza, de cultos, como otros tantos derechos dados por la na- turaleza al hombre. Porque si el hombre hubiera recibido realmente estos derechos de la naturaleza, tendría derecho a rechazar la autoridad de Dios y la libertad humana no podría ser limitada por ley alguna” (n° 30). Y por eso el Papa declaraba: “es contrario a la razón que la verdad y el error tengan los mismos derechos”. (nº 23). Y la sana Filosofía acudía en auxilio de esta demostración: “Si la posibilidad de apartarse del bien perteneciera a la esencia y a la perfección de la libertad, en- tonces Dios, Jesucristo, los ángeles y los bienaventurados, todos los cuales carecen de ese poder, o no serían libres o, al menos, no lo se- rían con la misma perfección que el hombre en estado de prueba e im- perfección” (nº 5). Piénsese en la fuerza de la palabra “derecho” y se entenderá que la misma no puede tener como objeto ni lo malo ni lo falso, excepto que se admita el absurdo de que Dios concede derecho al mal y al error. El sistema que sale de la mente de Rousseau no comulga con estas no- ciones, ni puede comulgar. Continúa León XIII: “Las consecuencias últimas de estas afirmacio- nes, sobre todo en el orden social, son fáciles de ver. Porque, cuando el hombre se persuade que no tiene sobre sí superior alguno, la con- clusión inmediata es colocar la causa eficiente de la comunidad civil y política no en un principio exterior o superior al hombre, sino en la li- bre voluntad de cada uno; derivar el poder político de la multitud co- mo de fuente primera” (n° 12).

60 Año 2010 / GLADIUS 77 Si Dios no es el origen del Poder (si Dios no es la Luz que ilumina nuestra inteligencia, podríamos decir en riguroso paralelismo), entonces no queda otro camino que fundar tanto la validez del conocimiento como el origen de la autoridad en el hombre mismo. Renunciar a un principio es renunciar al otro, y afirmar el otro es afirmar el primero. Por eso es que el Papa agrega: “Y así como la razón individual es para el individuo en su vida privada la única norma reguladora de su con- ducta, de la misma manera la razón colectiva debe ser para todos la única regla normativa en la esfera de la vida pública. De aquí el núme- ro como fuerza decisiva y la mayoría como creadora exclusiva del derecho y del deber”. La primacía del número reemplaza a la primacía de la verdad. La suma puramente cuantitativa de las voluntades reemplaza a la recta inteligencia que busca su adecuación con las cosas. Las consecuencias gnoseológicas, morales, metafísicas y políticas parecen confundirse ante esta subversión de la razón sobre sí misma: “si el juicio sobre la verdad y el bien queda exclusivamente en manos de la razón humana abandonada a sí sola, desaparece toda diferencia objetiva entre el bien y el mal; el vicio y la virtud no se distinguen ya en el orden de la realidad, sino solamente en el juicio subjetivo de ca- da individuo”. Es el principio del caos, el comienzo y la desaparición de las defini- ciones, de los límites de las cosas. La entrada en la moderna Babel. La pérdida del hábito intelectual de la distinción y discriminación, por el cual se afirma lo que es y se niega aquello que no es, pero que –por al- guna semejanza o parecido accidental– pudiera confundirse con lo afirmado. El hombre ya se anima a hacer algo que antes no hubiese hecho, se anima a creer que es él mismo –y no Dios– el fundamento de la ver- dad, del bien y de lo justo. Las fronteras de lo bueno y de lo malo, de lo verdadero y de lo falso, de lo noble y lo perverso parecen desdibujarse para ir a parar al confín de la alocada imaginación y arbitrariedad. Por eso la consecuencia es la siguiente: “será lícito cuanto agrade, y estable- cida una moral impotente para refrenar y calmar las pasiones desorde- nadas del alma, quedará espontáneamente abierta la puerta a toda clase de corrupciones”. En el nombre de la libertad, cada uno llamará bueno a la pasión que lo domina. Como no habrá medida objetiva ni criterio cierto para juzgarlo, la fuerza (y no la razón) será la que funde el derecho. Traducido

GLADIUS 77 / Año 2010 61 al orden social significa que: “En cuanto a la vida pública, el poder de mandar queda separado de su verdadero origen natural, del cual reci- be toda la eficacia realizadora del bien común; y la ley, reguladora de lo que hay que hacer y lo que hay que evitar, queda abandonada al capricho de una mayoría numérica, verdadero plano inclinado que lleva a la tiranía”.

Contradicción invencible

Si la democracia consiste entonces en la toma de decisiones en or- den a la mayoría, desentendiéndose de la cuestión fundamental respecto a la justicia o no de tal disposición, estamos entonces ante una primacía de la legalidad por sobre la legitimidad. Una primacía indebida, pues si una ley positiva es injusta, no obliga. Lleva impropiamente el nombre de ley. Veamos a continuación cómo explica Roberto Gorostiaga este acentuar exclusivamente el procedimiento puramente legal de la toma de decisiones políticas, descuidando la justicia de la ley. Él afirma que: “El principio madre de la democracia moderna es que todo poder y toda legitimidad vienen de la voluntad popular. Para un verdadero «demócrata» lo que realmente importa no es que una determinada ley o medida de gobierno sea conveniente al bien común o no, conforme o no al orden natural, sino lo que importa es que sea «democrática», esto es, emanada de la voluntad popular” 25. Cuando la razón natural se declara incapacitada para conocer, de pleno derecho, las cuestiones sustanciales sobre la verdad y el bien, lo real y lo justo, no queda otra alternativa que apelar a la claridad y dis- tinción de los entes matemáticos. No sólo la matemática: tampoco la fuerza conoce argumentos en contra. Pleno relativismo, pues si la verdad y el bien dependen del número, entonces no hay verdad y bien. Hacemos propia –y justificaremos de inmediato– esta afirmación: la democracia nace, pues, con el ocaso de la razón natural. Se hace patente, pues, que las cuestiones de legitimidad y de justicia son relegadas al exilio, a lo incognoscible, a lo subjetivo y arbitrario, por considerarlas vanas e insolubles. Por eso dice Rousseau: “¿Qué es la filosofía? ¿Qué contienen los escritos de los filósofos más

25 M. Roberto Gorostiaga. El mito de la voluntad popular, Buenos Aires, Ediciones Roma, 1973, p.5.

62 Año 2010 / GLADIUS 77 conocidos? ¿Cuáles son las lecciones de esos amigos de la sabiduría? ¿Al oírlos no se les tomaría por una turba de charlatanes gritando cada cual por su lado en una plaza pública: venid a mí, yo soy el único ve- raz?” 26. Llega a formular una pseudo oración a Dios, diciendo: “Dios Todo- poderoso, tú que tienes en tus manos los espíritus, líbranos de las luces y de las funestas artes de nuestros padres y otórganos de nuevo la ig- norancia, la inocencia y la indigencia, únicos bienes que pueden hacer nuestra felicidad y únicos que son meritorios ante ti”. Quién diría que el mismísimo Hans Kelsen viene a coincidir con el planteo que estamos desarrollando. Traemos algunas de sus citas del libro Esencia y valor de la democracia, las cuales iluminan y delimitan el planteo del problema. Para el jurista austríaco, de procedencia claramente positivista en el orden jurídico, la pugna en el orden político se da entre dos –y solamente dos– concepciones: “Así vemos en la An- tigüedad a los sofistas que, apoyados en los progresos de las ciencias empíricas de la Naturaleza, unieron una filosofía radicalmente relativista en el dominio de la ciencia social con una mentalidad democrática. El fundador de la sofística, Protágoras, enseña que el hombre es la medi- da de todas las cosas, y su poeta Eurípides ensalza la democracia y la paz. A su vez, Platón, en quien renace la metafísica religiosa contra el racionalismo de la ilustración, declarando contra Protágoras que la medida de todas las cosas es Dios, es el mayor enemigo de la demo- cracia y un admirador y aún propugnador de la dictadura” 27. Es notable la claridad conceptual del jurista judío, porque jerarqui- zando las cuestiones, descubre que detrás de toda forma de ordena- miento político está –como pilar y sostén de la misma– una filosofía. Es en el orden de los principios en que se debate a muerte, y toda otra discusión se encuentra en un lugar absolutamente secundario: “La cuestión decisiva es si se cree en un valor y, consiguientemente, en una verdad y una realidad absolutas, o si se piensa que al conocimiento humano no son accesibles más que valores, verdades y realidades re- lativas”. Y por eso afirma: “La creencia en lo absoluto, tan hondamente arrai- gada en el corazón humano, es el supuesto de la concepción metafísica

26 Juan Jacobo Rousseau. El contrato social o Principios de Derecho Político…, etc., ibidem, p.41. 27 Hans Kelsen. Esencia y valor de la democracia, Barcelona, Editorial Labor, S.A., 1934, p.154.

GLADIUS 77 / Año 2010 63 del mundo. Pero si el entendimiento niega este supuesto, si se piensa que el valor y la realidad son cosas relativas y que, por tanto, han de hallarse dispuestas en todo momento a retirarse y dejar el puesto a otras igualmente legitimas, la conclusión lógica es el criticismo, el posi- tivismo y el empirismo”. Quien no es criticista ni positivista ni empirista no acepta –no debe- ría aceptar– el sistema democrático, según Kelsen. De ahí que afirme con lógica: “en efecto, si se cree en la existencia de lo absoluto –de lo absolutamente bueno, en primer término–, ¿puede haber nada más absurdo que provocar una votación para que decida la mayoría sobre ese absoluto en que se cree?”. Aquella igualdad que habíamos hablado –igualdad de votos, igual- dad de validez de todas las opiniones y de pensamientos– es confirmada también por Hans Kelsen: “La democracia concede igual estima a la voluntad política de cada uno, porque todas las opiniones y doctrinas políticas son iguales para ella, por lo cual les concede idéntica posibilidad de manifestarse y de conquistar las inteligencias y voluntades humanas en régimen de libre concurrencia. Tal es la razón del carácter democrá- tico del procedimiento dialéctico de la discusión, con el que funcionan los Parlamentos y Asambleas populares”. En el fondo, no se enfrentan dos formas de hacer política, sino dos cosmovisiones. Por eso concluye Kelsen diciendo –ya hacia el final de su libro: “Pero si se declara que la verdad y los valores absolutos son inaccesibles al conocimiento humano, ha de considerarse posible al menos no sólo la propia opinión sino también la ajena y aun la contra- ria. Por eso, la concepción filosófica que presupone la democracia es el relativismo” 28. Pero hay más aún, si cabe. Hans Kelsen, judío y alemán, coloca en las últimas dos páginas de su libro un ejemplo magnífico: “En el capí- tulo XVIII del Evangelio de San Juan se describe un episodio de la vi- da de Jesús. El relato sencillo, pero lapidario por su ingenuidad, perte- nece a lo más grandioso que haya producido la literatura universal, y, sin intentarlo, simboliza de modo dramático el relativismo y la demo- cracia”. No perdamos el detalle: “Es el tiempo de la Pascua, cuando Jesús, acusado de titularse hijo de Dios y rey de los judíos, comparece ante Pilato, el gobernador romano. Pilato pregunta irónicamente a aquel

28 Ibidem, p.156.

64 Año 2010 / GLADIUS 77 que ante los ojos de un romano sólo podía ser un pobre loco: «¿Eres tú, pues, el rey de los judíos?». Y Jesús contesta con profunda convicción e iluminado por su misión divina: «Tú lo has dicho. Yo soy rey, nacido y venido al mundo para dar testimonio de la verdad. Todo el que siga a la verdad oye mi voz». Entonces Pilato, aquel hombre de cultura vieja, agotada, y por esto escéptica, vuelve a preguntar: «¿Qué es la verdad?». Y como no sabe lo que es la verdad, y como romano está acostumbrado a pensar democráticamente, se dirige al pueblo y celebra un plebiscito”. Poncio Pilato, que pasó a la historia como aquel que se lavó las manos de la Sangre Inocente que estaba a punto de entregar. Poncio Pilato, el perfecto demócrata. El Relativismo y la Democracia firmaron entonces una alianza que nadie –so pena de hacer mutar la naturaleza misma de las cosas– puede borrar.

Divinidad Sobrenatural y divinidad laica

Pero reparemos en un último carácter de la democracia según Rousseau. Si la Soberanía Divina fue reemplazada por la “Soberanía Popular”, ella ocupa entonces el lugar de Dios mismo. De ahí que po- damos decir, entonces, que la democracia es una religiosidad invertida. La santidad del individuo luego se volcará en la santidad de la De- mocracia. La Voluntad General es inapelable porque el individuo lo es. Así como la pretensión racionalista de fundar toda validez del co- nocimiento acaba (luego de un largo derrotero) en postular a la razón humana como autosuficiente, como productora del ser y como fuente de todas las cosas, esta misma pretensión en el orden político termina divinizando la soberanía popular. Este nuevo ídolo forjado por el naturalismo rousseauniano, desem- bocó en lo político en el nuevo ídolo del demos. Si los católicos tene- mos el Credo, nuestra profesión de fe, también los democráticos tienen la suya. Por eso dice Rousseau que “existe, pues, una profesión de fe puramente civil, cuyos artículos deben ser fijados por el soberano no precisamente como dogmas de religión, sino como sentimientos de sociabilidad sin los cuales no se puede ser buen ciudadano ni súbdito fiel [...] Si alguien después de haber reconocido públicamente estos dogmas, se comporta como si no los creyese, castíguesele con la muerte: ha cometido el mayor de los crímenes, ha mentido ante las leyes.

GLADIUS 77 / Año 2010 65 Los dogmas de la religión civil deben ser sencillos, en número redu- cido, enunciados con precisión, sin explicaciones ni comentarios. La existencia de la Divinidad poderosa, inteligente, bienhechora, previsora y providente, la vida futura, la felicidad de los justos, el castigo de los malvados; la santidad del contrato social y de las leyes; he ahí los dog- mas positivos” 29. El ciudadano en un gobierno democrático no puede ser, pues, fiel al Estado sino comportándose de acuerdo a estos principios. Asoma también el reconocimiento de un Dios impersonal, el gran arquitecto del universo, propio del deísmo de la época. Pero por si quedaba al- guna duda, Rousseau aclara que son la santidad del contrato social y la santidad de las leyes, los dogmas positivos. ¿Y el castigo máximo? La pena de muerte. El carácter esencialmente absoluto de la libertad en Rousseau queda patente en la omnipotencia de la voluntad popular, fundado en la bondad natural del individuo. La anterior cita de Rousseau, en que se refería a la profesión de fe puramente civil, acaba así: “En cuanto a los (dogmas) negativos, los limito a uno sólo: la intolerancia, que forma parte de todos los cultos que hemos excluido” 30. Juan Jacobo ha desterrado a la intolerancia que caracteriza a los cultos o –mejor dicho– que caracteriza a la verdad. La tolerancia rou- ssoniana pues, concede iguales derechos a lo verdadero y a lo falso, a lo bueno y a lo malo, a lo bello y a lo feo. No se encuentra en las páginas de Rousseau un llamado a la perse- cución aviesa y directa contra la Iglesia de Cristo. Juan Jacobo es más sutil: pide a los cultos, como condición ineludible, renunciar a la into- lerancia. Traducido, no significa sino que debían renunciar a presentarse como portadores de verdades absolutas y excluyentes: “Hoy, que no hay ni puede haber religión nacional exclusiva, deben tolerarse todas aquellas que toleran a las demás, en tanto que sus dogmas no sean contrarios en nada a los deberes del ciudadano. Pero quien ose decir: fuera de la Iglesia no hay salvación, debe ser arrojado del Estado, a menos que el Estado sea la Iglesia y el príncipe el pontífice” 31.

29 Juan Jacobo Rousseau. El contrato social o Principios de Derecho Político…, etc., ibidem, pp.255-256. 30 Ibidem, p.256. 31 Ibidem, misma página.

66 Año 2010 / GLADIUS 77 La democracia, pues, se erigía en Juan Jacobo Rousseau como una religiosidad invertida, consecuencia necesaria de dos posturas anteriores: el racionalismo filosófico y el naturalismo. Y así como en épocas de la Cristiandad, el Estado perseguía a herejes; en épocas actuales, el Es- tado Democrático tiene sus propios heresiarcas. La ley de la defensa de la democracia, vigente en nuestro país, da cuenta suficiente de ello. Compartimos lo dicho por Gorostiaga: “Hay algo de religioso adulte- rado en esta concepción con su sentido mesiánico, su llamado a una suerte de guerra santa y su consecuente condena moral de todo régi- men que no acepte sus principios. «To make the World save for demo- cracy», decía Roosevelt, animando a extirpar a los regímenes «no de- mocráticos», a sus seguidores y súbditos” 32.

De vuelta al sentido común y a la realidad

Una vez que se ha desvinculado de lo real, su ficticio yo queda ‘li- bre’ para expandirse sin más límite que su propia imaginación. Teresa, la mujer de Rousseau, había dicho de él, ya extinto: “Si mi marido no es un santo, ¿quién lo será?” 33. Sucedió, pues, que no sólo se engañó a sí mismo, sino también a otros. De ahí el juicio de Maritain sobre Rousseau, donde el francés acaba con dramática frase pero que evidencia hasta qué punto el desconocimiento de uno mismo nos lleva no sólo al pecado, sino a la pérdida de la razón: “Juan Jacobo entra a velas desplegadas en la santidad, en su santidad, en el momento en que se torna demente, mientras penetra en el puerto de la Locura. Es en verdad el santo del siglo. ¿No lo atestiguan acaso las peregrinaciones a su sepulcro?” 34. Chesterton, en Ortodoxia, tiene brillantes páginas al respecto de la locura. El tomarse demasiado en serio, ha dicho, es una de las primeras causas de la demencia y del desequilibrio mental. La naturaleza se venga del orgullo humano, pariente cercano de otro orgullo antiguo: “Satanás cayó por la fuerza de su seriedad”, dice el gran inglés. Rous- seau, tomándose demasiado en serio a sí mismo, era imposible que pudiera ver estas cosas.

32 M. Roberto Gorostiaga. El mito de la voluntad popular…, etc., p.6. 33 Citado por Jacques Maritain. Tres Reformadores.., p.122. 34 Ibidem, p.122.

GLADIUS 77 / Año 2010 67 Cerremos estas páginas con una sencilla reflexión sobre este autoen- gaño. Si tenemos presente esa frase que dice Dios perdona siempre, los hombres a veces, la naturaleza nunca, podemos intuir ciertas con- secuencias negativas del pecado, no sólo para el espíritu de la persona, sino para su misma salud mental y psicológica. El engaño, el error y la mentira conmueven al hombre todo. Del mismo modo que si ponemos a andar en cuatro patas a un hombre, terminaremos destruyendo su esqueleto y su columna vertebral, así también el error y el engaño acarrean penosas y tremendas consecuen- cias para la persona, lo sepa o no, lo quiera o no. Tanto el esqueleto como la natura humana han sido pensados de una determinada manera, han sido creados según un diseño: es impo- sible vivir continuamente –hasta hacerse vicio– en contra de este plan sin sufrir en carne propia las consecuencias. Lamentablemente, hemos visto en Rousseau –de la mano de los comentaristas– esta actitud, que tiene su punto de arranque a un nivel más hondo que el ideológico. Hay un inicio más profundo, del cual las elaboraciones teóricas son su despliegue y manifestación. Hay una seria e inconsciente distorsión –si nos guiamos por el juicio de Maritain– de la realidad, de su propia rea- lidad. Al no reconocer Juan Jacobo esas huellas del pecado original (re- duciéndolas a cierta debilidad, pero sin admitir la malicia) distorsiona ante todo su propia realidad humana. De allí, proyecta esa distorsión a lo universal y general, abarcando a todos los hombres, y utilizando a ese hombre inmaculado e impecable como engranaje de su sistema po- lítico. Pero hay algo desordenado. Hay algo que no está en su lugar. Rousseau está lejos de conocerse a sí mismo, porque no se acepta a sí mismo. Vive una contradicción entre lo que es y lo que cree que debe ser. Su vida disipada da cuenta de ello, abandono de hijos in- cluidos. Lo mismo se diga de las penosas consecuencias –para Francia y para la Iglesia– de sus ideas políticas. Todas ellas son hijas de esta lo- cura, de las peligrosas ficciones que usurparon su mente. Por eso es que –por paradójico que suene– es precisamente el ra- cionalismo la nota peculiar de cierta locura; y es el misterio y la fe, aquellos que hacen posible no sólo la vida de la gracia y la visión so- brenatural, sino que nos dan además la misma visión equilibrada y natural de las realidades naturales, de las cosas tal como son. Cuando decimos que la gracia supone la naturaleza, decimos una frase que es- conde y asoma una realidad impresionantemente rica y fecunda. Esta-

68 Año 2010 / GLADIUS 77 mos hablando de un concierto, de cierta sinfonía, de un entretejido entre dos mundos, que nuestras laboriosas y trabajosas distinciones de razón nunca pueden captar del todo, so pena de ser injustos con la realidad, que es más que pura razón. Hay como un ida y vuelta, la ra- zón afirma para luego corregir, precisar, ampliar, perfeccionar su anterior afirmación, y siempre avanza y siempre percibe con claridad sus límites. El misterio es inagotable; más aún, inefable. Las palabras no alcanzan:

Luz de la luz y rosa de la rosa foco y fuente de todo lo que es vida que pretendo apresar con mi atrevida torre de silogismos rigurosa.

Tripersonal natura misteriosa inaccesible intelectual guarida de quien el hombre sueña y el suicida muere, y el cosmos vive, el ángel goza 35.

Dígase lo mismo, para ir concluyendo, del hombre. Ni es ángel ni es bestia. La naturaleza castiga duramente a los que pretendan cancelar el enigma; a los que pretenden cortar este nudo gordiano, en vez de ir desenhebrándolo pacientemente, reconociendo el magisterio de quienes nos han precedido. No: el enigma subsiste y no hay palabra alguna que, por sí sola, pueda conducir a abrirnos la riqueza de la miseria y la grandeza hu- manas. Rousseau quiso ser solamente ángel. Negó las consecuencias del pecado original, una de las verdades más inalcanzables, pero sin la cual, todo es oscuridad. De estos misterios de la fe pudo decir con maestría Donoso Cortés que “Todo lo penetran, y son impenetrables. Parece cosa absurda concederlos, y es mayor absurdo negarlos; para el que los concede no hay otra oscuridad sino la suya: para el que los niega, el día se le vuelve noche, y para sus ojos privados de luz, la os- curidad está en todas partes. Y, sin embargo, los hombres –¡tan grande es su ceguedad!– prefieren negarlos a concederlos; la luz les es cosa intolerable si por ventura les viene de una región sombría, y en el des-

35 El autor es el Padre Leonardo Castellani y la poesía lleva por nombre Oración de Santo Tomás por la sabiduría. Así es como continúa: “En piedra de razón, luz de sagrario/ y cemento de humano pensamiento/ de mi Summa el andamio extraordinario/ he levantado en inaudito intento.../ Quiero que un soplo tuyo lo haga viento/ lo haga música mística tu aliento/ y un rayo lo haga polvo de incensario”.

GLADIUS 77 / Año 2010 69 pacho de su gigantesco orgullo condenan sus ojos a eterna oscuridad, teniendo por desventura mayor las sombras que se concentran en un solo misterio que las que se dilatan por todos los horizontes” 36. El que cae de Dios, cae de sí mismo, dijo San Agustín. Rousseau se asfixió en sí mismo, porque carecía además del dinamis- mo completo y pleno de la voluntad: le faltaba amar. Se buscaba a sí mismo permanentemente. Desconocía que sólo podemos encontrarnos a nosotros mismos a condición de no buscarnos. Su corazón, claro está, buscaba más ser amado que amar a los demás. Al final, se quedó sin lo uno y sin lo otro: no llegaba a develarse a sí mismo y tampoco era feliz ni alegre. ¡Cómo serlo si se estaba solo consigo mismo! Tre- menda paradoja y piedra de escándalo suprema: nos hallamos verda- deramente a condición de no buscarnos. Nuestros ojos se abren, des- pertamos del hechizo y conocemos nuestro propio nombre: “Recorda- mos que hemos olvidado”, dice Chesterton. Ese día acaban las preguntas, la ansiedad, la expectación. Sólo queda cumplir nuestro deber, con la mente completamente fecundada y aclarada: “Sabes lo que tienes que hacer. Sólo hazlo”. Al final, como ahora, como siempre, sobresale el logos y el misterio, la captación intelectual; pero al mismo tiempo sus límites. La fuerza de la razón que tiene una natural adecuación con la verdad, con la reali- dad, así como también el tomar conciencia de los límites del logos par- ticipado que no puede asir, captar, comprehender totalmente las cosas. Avanza y avanza y avanza, y cada vez es más lo que sabe y cada vez es más lo que ignora. Por eso no existe “una” palabra, por sí misma, que pretenda designar la realidad de este misterio; en todo caso, serán muchas. Y el silencio. Que tus palabras sean más importantes que el silencio que rompes. Siempre que este silencio sea fecundo, fruto del que ha percibido un chispazo de inteligibilidad, debiendo callar ante una verdad en la cual su inteligencia se recrea, descansa, reposa, se aquieta durante unos instantes, sin interrumpir esta meditación por nada. Ni siquiera por cuestionamientos 37.

36 Donoso Cortés, Ensayo sobre Catolicismo, liberalismo y socialismo, en su Obras escogidas, Buenos Aires, Poblet, 1943, pp.576-577. 37 Pieper, Josef. Defensa de la Filosofía…, etc., págs. 52-53: “La theoria, en cuanto acto de la existencia del hombre, apunta, como hemos dicho, a la pura percepción de la realidad, a al- canzar verdad y nada más que verdad. La facultad de percibir la realidad no es siquiera distinta de la razón; el mismo lenguaje nos lo da a entender. Así pues, la naturaleza de la razón se pre- senta terminantemente en el acto mismo de la theoria; sólo aquí es totalmente ella. Ahora bien,

70 Año 2010 / GLADIUS 77 Y siempre, el Filósofo queda ante su interlocutor como que no le ha dicho todo, se siente que se queda corto, que inmediatamente después de pronunciar la palabra que evoca la cosa debe a renglón seguido ¡lo más rápido posible! pronunciar otra palabra que, para oídos incautos, supone precisamente la contraria que acaba de pronunciar. Si dice pecado original, debe también decir naturaleza esencialmente buena; si dice herida de la malicia, debe asimismo pronunciar ordenación ha- cia el Dios Uno y Trino. Parece que se cierne sobre el misterio pero só- lo lo roza, sin dominarlo; parece que lo va a atrapar, pero todavía está lejos; no es impotente ni estéril para la verdad, tampoco juez de ella. La verdad lo urge pero no puede asirla, la toca sin dominarla, la palpa sin atraparla. Pero ese misterio tiene Nombre de Persona:

¿Qué carro ascenderá donde tú moras, sublime más que el alto pensamiento? ¿La palabra de quién te ha contenido? ¿Vives de algún mortal en el acento? ¿Qué corazón entre sus alas pudo aprisionar tu veneranda esencia? ¿Quién hasta ti levantará los ojos? ¿Quién te dio su consejo, quién su ciencia?

Judah Leví, poeta hispano del siglo XII, continúa este bello poema:

Llenas el universo, y no te llena; contienes toda cosa, y a ti ninguna contenerte puede; quiere la mente ansiosa el arcano indagar, y rota cede;

[...]

percibir quiere decir callar. «Aunque se ha expresado ya muchas veces, no perjudicará volver a decirlo un vez más» (Platón, Gorgias 508d): sólo lo que es en sí invisible, es transparente, y sólo el que calla oye. Y, además, cuanto más radicalmente se dirige al todo la voluntad de oír, tanto más profundo y perfecto debe ser el silencio. Y así el filosofar (en cuanto reflexión sobre la reali- dad total y como la realización más pura posible de la theoria) significa: oír en forma tan absoluta y total, que este silencio que oye no se vea perturbado ni interrumpido por nada, ni siquiera por una pregunta”.

GLADIUS 77 / Año 2010 71 ¡Oh sumo en fortaleza! ¿Cómo es tu nombre ignoto, si en todo cielo y toda tierra brilla? Es profundo…, profundo…, y a su profundidad ninguno llega. ¡Lejos está…, muy lejos…, y toda vista ante su luz es ciega! 38.

El hombre siente ese tironeo, esa imposibilidad de etiquetar la rea- lidad y de ponerle fin a su Calvario. Cuando toca sus límites y es cons- ciente de ello, sucede el momento decisivo, muero con mis reglas, o vivo con las de otro: “El trance supremo de la inteligencia, encrucijada de prueba para su orgullo, es aquél en que la inteligencia reconoce que ya no puede conocer y sin embargo sabe que los objetos de un cono- cimiento posible no se han agotado. Son los dos términos de la tortura a que nos referimos. En el momento en que la inteligencia la padece, se ejerce sobre ella una seducción sutil que proviene como de un fon- do obscuro de ella misma: la seducción de eludir la tortura negando uno de los dos términos. ¿Sólo para eludir la tortura? No; sin duda pa- ra conservar la plenitud de su dominio, su absoluta suficiencia” 39. Por eso es que el dinamismo de la inteligencia está incompleto en el hombre si éste no le hace concurrir la firmeza y rectitud de la volun- tad. Nada de intelectualismos desabridos ni erudiciones desencarnadas: todo el hombre, con todas sus potencias, debe ser salvado por el mis- terio. Los humildes son los que verán el misterio, y serán los orgullosos, adoradores de su propia razón, los que permanecerán trágicamente ciegos, con la peor de las cegueras: la del que no quiere ver. ¡Escanda- loso! ¡No creíble! ¡Repugnante! Sí, pero no repugnante para nuestra inteligencia, sino para nuestra vanidad: “Una de las confusiones de los condenados será el ver que ellos son condenados por su propia razón, por la cual pretendieron condenar a la religión cristiana” 40. La Verdad es como el Sol de nuestra inteligencia: de frente no po- demos mirarla sin deslumbrarnos, pero su luz hace posible la iluminación

38 Judah Levi, Dios, en José María Pemán y Miguel Herrero. Suma Poética. Amplia colec- ción de la poesía religiosa española, segunda edición, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1950, pp.35-36. 39 Casares, Tomás Darío. Reflexiones sobre la condición de la inteligencia en el catolicismo, Bs. As., Cursos de Cultura Católica, 1942, pp.15-16. 40 Blas Pascal. Pensamientos, Madrid, Proyectos Editoriales S.A., 1984, p.31.

72 Año 2010 / GLADIUS 77 de todos los demás objetos. Cuando, por el contrario, pretendemos iluminar todo nosotros con nuestra propia ratio, es como si nos insta- láramos en las oscuridades de una noche de luna llena. La razón sola, huérfana del Logos imparticipado, discurre entre las cosas únicamente con sus propias luces, no reconociendo otra regla que la propia. Por eso es necesario, si se ama la verdad y se desea la luz, admitir lo inefa- ble: “La única cosa creada que no podemos ver, es la única cosa a cu- ya luz podemos verlo todo. Como el sol en su ocaso, el misticismo ex- plica todo lo demás con los rayos de su invisibilidad victoriosa”. He aquí el secreto y la fórmula de la verdad y el misterio, con la que cerramos nuestras páginas: “El único secreto del misticismo es éste: que el hombre puede entenderlo todo merced a la ayuda de todo lo que no entiende. El lógico mórbido, intenta dilucidarlo todo y sólo consigue volverlo todo misterio. El místico permite que algo sea miste- rioso, y todo lo demás se vuelve lúcido” 41.

Bibliografía utilizada

CASARES, Tomás D. Reflexiones sobre la condición de la inteligencia en el catolicismo, Buenos Aires, Cursos de Cultura Católica, 1942. CATURELLI, Alberto. La metafísica cristiana del pensamiento occidental, Buenos Aires, Ediciones del Cruzamante, 1983. CATURELLI, Alberto. Octavio Nicolás Derisi. Filósofo cristiano, Buenos Aires, EDUCA, 1984. CHESTERTON, Gilberth K. Ortodoxia, Buenos Aires, Ed. Excelsa, 1943. DE MAISTRE, Joseph. Estudio sobre la soberanía, Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1978. DONOSO CORTÉS, Ensayo sobre Catolicismo, liberalismo y socialismo, en su Obras escogidas, Buenos Aires, Poblet, 1943. GOROSTIAGA, M. Roberto. El mito de la voluntad popular, Buenos Aires, Ediciones Roma, 1973. KELSEN, Hans. Esencia y valor de la democracia, Barcelona, Editorial Labor, S.A., 1934. S. S. LEÓN XIII, Libertas, extraído de http://www.vatican.va/holy_father/leo_xiii/ encyclicals/documents/hf_l-xiii_enc_20061888_libertas_sp.html MARITAIN, Jacques. Tres Reformadores. Lutero – Descartes - Rousseau, Buenos Aires, Editorial Difusión S.A., 1968.

41 Gilberth K Chesterton. Ortodoxia, Bs. As., Ed. Excelsa, 1943, pp.43-44.

GLADIUS 77 / Año 2010 73 PASCAL, Blas. Pensamientos, Madrid, Proyectos Editoriales S.A., 1984. PEMÁN, José María y HERRERO, Miguel. Suma Poética. Amplia colección de la poesía religiosa española, segunda edición, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1950. PIEPER, Josef. Defensa de la Filosofía, Barcelona, Ed. Herder. PLONCARD D’ASSAC, Jacques. La Iglesia ocupada, Buenos Aires, Ediciones Fundación San Pío X, 1989. ROUSSEAU, J. Jacobo. El contrato social o Principios de Derecho Político, Buenos Aires, Compañía General Fabril Editora, 1961. ROUSSEAU, J. Jacobo. El Emilio o la educación, tomado de http://www.e- libro.net/E-libro-viejo/gratis/emilio.pdf

Bibliografía Consultada

BILLOT, Louis. El error del liberalismo, Buenos Aires, Cruz y Fierro Editores, 1978. CARDENAL PIE, Louis. La intolerancia doctrinal, Ediciones Río Reconquista, 2006. CALDERÓN BOUCHET, Rubén. Iluminismo y política, Bs. As., Editorial Santiago Apóstol, 2000. CALDERÓN BOUCHET, Rubén. Reflexiones sobre la Revolución Francesa. CONSEJO EDITOR: BANDIERI, Luis M. y ESTEVA, Hugo. Panfleto contra los “derechos humanos”: Publicaciones de la Legión del Sur. Juan Aysen Eins, 1979. DERISI, Octavio Nicolás. Actualidad del pensamiento de San Agustín, Buenos Aires, Editorial Guadalupe, 1965. SÁNCHEZ PARODI, Horacio M. El liberalismo político, Bs. As., Centro de Formación San Roberto Bellarmino, 1993. WIDOW, Juan Antonio. La fuente de la legitimidad política.

74 Año 2010 / GLADIUS 77 La silenciada proeza del Cabo Baruzzo

NICOLÁS KASANZEW

De todos los suboficiales de Ejercito que estuvieron en Malvinas, sólo dos recibieron la máxima distinción a que puede aspirar un hom- bre de armas argentino: la Cruz al Heroico Valor en Combate. Uno, el sargento primero Mateo Sbert, muerto en el combate de Top Malo House. El jefe de su sección, capitán José Vercesi, se ha encargado de que su historia fuera publicada en la revista Soldados y en general tuviera cierta divulgación. (Aunque, claro, muy por debajo de la que amerita a nivel nacional.) El otro sigue siendo un perfecto desconocido, aun para muchos es- tudiosos del tema Malvinas. Si uno quiere averiguar por qué le fue conferido tan alto galardón, no se va a enterar ni “googleándolo”. Se trata del cabo Roberto Baruzzo del Regimiento 12 de Infantería de Mercedes. ¡Y vaya si su historia, de ribetes cinematográficos, vale la pena ser contada! Tuve el honor de conocer a Baruzzo, oriundo del pueblo de Riachue- lo, Corrientes, en el 2009, cuando el Centro de Ex-Combatientes de esa provincia me invitó a dar allí una charla. Descubrí a un hombre de rostro aniñado, sin ínfula alguna, de perfil muy bajo, puro y transparente hasta rayar en la ingenuidad. Su unidad había sido ubicada primero en el Monte Kent, para des- pués ser enviada a Darwin. Pero una sección compuesta mayormente de personal de cuadros, con Baruzzo incluido, se quedó en la zona, al mando del teniente primero Gorriti. En los días previos al ataque contra Monte Longdon, los bombardeos ingleses sobre esa área se habian intensificado. El mismo Baruzzo fue

GLADIUS 77 / Año 2010 75 herido en la mano por una esquirla. En una de las noches, el cabo oyó gritos desgarradores. A pesar del cañoneo, salió de su pozo de zorro y encontró a un soldado con la pierna destrozada por el fuego naval enemigo. Sin titubear, dejó su fusil y cargó al herido hasta el puesto de enfermería, tratando de evitar que se desangrara. Lo peor aún estaba por venir. En la noche del 10 al 11 de junio, estuve observando desde Puerto Argentino el espectáculo fantasmagórico que ofrecía la ofensiva britá- nica. En medio de un estruendo ensordecedor, los montes aledaños eran cruzados por una miríada de proyectiles trazantes e intermitente- mente iluminados por bengalas. Se me estremecía el alma de imaginar que allí, en esos momentos, estaban matando y muriendo muchos bravos soldados argentinos. Allí, en medio del fragor, la sección de Baruzzo ya se había replegado hacia el Monte Harriet, sobre el cual los ingleses estaban realizando una acción envolvente. Varios grupos de soldados del 12 y del Regi- miento 4 quedaron aislados. El teniente primero Jorge Echeverría, un oficial de Inteligencia de esta última unidad, los agrupa y encabeza la resistencia, Baruzzo se suma a ellos y ve a al oficial parapetado detras de una roca, disparando su FAL. Entonces, Baruzzo despoja a uno de los caídos británicos de su vi- sor nocturno. “Ahora la diferencia en recursos ya no será tan despareja”, piensa. Con el visor va ubicando las cabezas de los ingleses que aso- man detras de las rocas, y tanto Baruzzo como su jefe afinan la pun- tería. Los soldados de Su Majestad, por su parte, los rocían de plomo e insultos. Las trazantes pegan a centímetros del cuerpo del oficial, hasta que finalmente este es herido en la pierna y cae en un claro, ya fuera de la protección de la roca. Cuando Baruzzo se le quiere acercar, un inglés surge de la oscuridad y le tira al cabo. Yerra el primer disparo, aunque la bala pega muy cerca, pero antes de que pueda efectuar el segundo, Echeverría, disparando desde el suelo, lo abate. Otro inglés le tira a Echeverría, pero Baruzzo lo mata de un certero disparo. Cerca de ellos, el conscripto Gorosito pelea como un león. Los adversarios están a ape- nas siete u ocho metros uno del otro y sólo pueden verse las siluetas en los breves momentos en que alguna bengala ilumina la zona. Echeverría está sangrando profusamente: tiene tres balazos en la pierna. El joven cabo –de apenas 22 años– con el cordón de la cha-

76 Año 2010 / GLADIUS 77 quetilla del oficial, le hace un torniquete en el muslo. La pierna de Echeverría parece teñida de negro y tambien luce negra la nieve a su alrededor. El oficial dice empero que no siente nada, solo frío. Baruzzo trata de moverlo. Echeverría se levanta y empiezan a caminar por un desfiladero, mientras a su alrededor siguen impactando las trazantes. De repente, de atrás de un peñasco, entre la neblina y las bengalas, surge la silueta de un inglés, quien dispara, y le da de lleno a Echeverría. Baruzzo contesta el fuego y el atacante se desploma muerto. Esta vez Echeverría había sido herido en el hombro y el brazo: una sola bala le causo dos orificios de entrada y dos de salida. El teniente primero cae boca abajo y Baruzzo ve que le está brotando sangre por el cuello. “Se me está desangrando!”, se desespera el cabo. Aún hoy, el suboficial no puede hablar de su jefe sin emocionarse: “Él es uno de mis más grandes orgullos. Un hombre de un coraje im- presionante. Allí, con cinco heridas de bala, estaba íntegro, tenía una tranquilidad increible, una gran paz. Con total naturalidad, me ordenó que yo me retirara, que lo dejara morir allí, que salvara mi vida. Me eché a llorar. ¿Cómo iba a hacer eso? ¡Yo no soy de abandonar! Y en- cima a este hombre, que era mi ejemplo de valentía! Tenía conmigo intacta la petaquita de whisky que la superioridad nos había dado jun- to a un cigarillo; es que yo no bebo ni fumo. Y le di de tomar. “Eso sí que está bueno –me comentó–. En cierto momento no me hablaba más, había perdido el conocimiento. La forma en que sangraba era una guarangada. Lo cubrí, lo agarré de la chaquetilla y empecé a arrastrarlo”. Súbitamente, Baruzzo se vio rodeado por una sección de Royal Marines del Batallón 42. Sin amilanarse, desenvainó su cuchillo de combate, pero uno de los ingleses con el caño de su fusil le pegó un li- gero golpe en la mano, como señalándole que ya todo había terminado. Baruzzo, cubierto de pies a cabeza con la sangre de Echeverría, dejó caer el arma. Y el mismo soldado enemigo lo abrazó con fuerza, frater- nalmente. “Eran unos señores”, me comenta el cabo. Al amanecer, al ver que no tenía heridas graves, sus captores le or- denaron que, con otros argentinos, se dedicara a recoger heridos y muertos. “Yo personalmente junté 5 ó 6 cadáveres enemigos”, me cuenta Baruzzo. “Pero en internet los ingleses dicen que en ese combate sólo tuvieron una baja!” Echeverría fue helitransportado por los británicos al buque hospital “Uganda”, sobrevivió, recibió del Ejército Argentino la medalla al

GLADIUS 77 / Año 2010 77 Valor en Combate y hoy vive con su mujer y dos hijas en Tucumán (la menor tenía dos añitos en el 82). Baruzzo tambien tiene dos hijas, a las que bautizó Malvina Soledad y Mariana Noemí, y vive en su Corrientes natal. En su pago chico ha tenido un par de halagos que merecía: hay una calle con su nombre y hasta le fue erigido un busto en vida. Pero aún así, nadie repara en su existencia, ni conoce su proeza. Poco después de la guerra, el 15 de noviembre del 82, Baruzzo re- cibió una carta del teniente primero, donde éste le agradece su “reso- lución generosa y desinteresada, su sentido del deber hasta el final, cuando otros pensaron en su seguridad personal. Toda esa valentía de los “changos” es suficiente motivo para encontrar a Dios y agradecerle esos últimos momentos. Pero, así Él lo decidió, guardándome esta vi- da que Usted supo alentar con sus auxilios”. El oficial le cuenta que lo ha propuesto para la máxima condecora- ción al valor y le manifiesta su “alegría de haber encontrado un joven suboficial que definió el carácter y el temple de aquellos que forman Nuestro Glorioso Ejército, y de los cuales tanto necesitamos”. Personalmente, Baruzzo volvió a encontrarse con Echeverría recién 24 años después de aquella terrible noche. Ambos lloraron, el oficial le mostró sus heridas, dijo que el cabo había sido su ángel de la guarda, y le regaló una plaquetita, con la inscripción: “Estos últimos 24 años de mi vida testimonian tu valentía”. También le contó que en el bu- que-hospital los médicos británicos dejaron que le siguiera manando sangre un buen rato, para que así se lavara el fósforo de las balas tra- zantes. “You have very good soldiers” (“Usted tiene muy buenos soldados”), le habían espetado los militares ingleses al ensangrentado oficial. Un reconocimiento que la sociedad argentina, en pleno, aún le de- be a Echeverría, a Baruzzo, a Gorosito y a tantos otros callados y aca- llados héroes de Malvinas.

78 Año 2010 / GLADIUS 77 Giachino

¿Por qué todo cambió? ¿Por qué el cielo murió? Aunque siga del mismo gris mate. Igual turba, igual viento y garúa igual. Pero él no volvió del combate.

Con su alma en ristre y su rostro de tizne Al Rex Hunt le cantó jaque mate. Y ese fue asimismo su canto de cisne Porque él no volvió del combate.

Hombro a hombro viví y con el compartí Las penurias, las chanzas y el mate, Y hoy ha muerto algo en mí, todo es baladí Porque él no volvió del combate.

Al caer fue a su amada a la que nombró Cual si de ella aguardara un rescate. Su coraje trompeta fue de Jericó, Pero él no volvió del combate.

Debería gozar que a la parca esquivé, Disfrutar del vital acicate, Mas es tal mi vacío, que hasta pensé Que fui yo quien cayó en el combate.

NICOLÁS KASANZEW

GLADIUS 77 / Año 2010 79 El Hombre en la luna Algunas reflexiones, 40 años después

JUAN ARIDA *

Advertencia: con un mínimo de agregados y algunas ac- tualizaciones impuestas por el paso del tiempo, el pre- sente artículo coincide en lo esencial con el que fuera publicado en 1999, a modo de monografía, en el libro El Hombre frente a la Creación, Volumen III de los Ci- clos de Cultura y Ética Social de la Fundación Aletheia (Buenos Aires, CIES Editorial).

Hace miles y miles de años –siglo más, siglo menos– el Hombre se habrá parado a orillas del mar, mirando un islote no muy lejano, pero inaccesible para sus fuerzas. En algún momento, habrá empezado a pensar cómo llegar hasta ahí. Y un día encontró la forma de hacerlo, y llegó. A partir de entonces, el mar fue paulatinamente dominado por ese hombrecito, tan débil en apariencia, físicamente tan insignificante. Pasaron miles y miles de años –siglo más, siglo menos–, y el Hom- bre, nuevamente parado a orillas de ese otro mar llamado espacio ex- terior (porque cualquier punto de la Tierra es una orilla del espacio), levantando la vista hacia otro islote relativamente cercano, pero igual- mente inaccesible, se propuso buscar los medios de llegar hasta él. Y hasta asumió el desafío de fijarse un plazo: “Antes de que termine esta década…”, se atrevió a prometer el presidente Kennedy. Y efectivamente, un año y medio antes de terminada esa década, el 20 de julio de 1969, el Hombre llegó. Aquel primer islote del remoto pasado, seguramente no tenía nombre. Este otro, sí: se llamaba –se llama– la Luna.

* El autor es periodista retirado. Fue editorialista de Clarín y Secretario de Redacción de El Economista; en ambos, columnista de Política Internacional.

GLADIUS 77 / Año 2010 81 Hoy, a cuarenta años de distancia, tal vez convenga hacer un alto; echar un vistazo atrás, y reflexionar…

* * *

Hace cuarenta años, cuando el ser humano, por primera vez desde siempre, ponía sus pies en la Luna, el mundo exaltó de júbilo, y era natural que así fuera. La humanidad, más emocionada que pensante, vislumbraba una nueva dimensión, y hay que reconocer que sobrados motivos tenía para ello. Cuando el Universo se empequeñece para los hombres, el Hombre crece en la misma proporción. La alegría, entonces, el orgullo, todo era sano y lícito. Como si no bastara aquel alarde científico y tecnológico, al mismo tiempo se verificaba otra hazaña, que en la consideración general que- dó opacada por la primera. Y es que simultáneamente, con el mínimo desfasaje posible impuesto por la distancia (apenas un poco más de un segundo), desde casi to- dos los puntos del planeta el alunizaje fue visto por televisión. No tu- vimos necesidad de leerlo en los diarios del día siguiente; ni siquiera debimos conformarnos con oír una transmisión radial: lo vimos. “En vivo y en directo”, como suele decirse.

Diabólica simetría

Pero adrede subrayo más arriba “en la misma proporción”, y hasta debí haber agregado: “en el mismo orden de magnitud”, o también “en el mismo plano”. Porque, entendámonos bien, el siglo XX puede con justo derecho ser proclamado el siglo de la tecnología (el de la ciencia, no estoy tan seguro; el de la sabiduría, absolutamente no). Quizá podría agregarse: el de la aceleración tecnológica, si nos atenemos a lo ocurrido en su segunda mitad. Pero eso es todo lo que puede contabilizarse en su haber. No es poco. Pero no es suficiente. Ni siquiera es lo más importante. Nadie puede negar que en ese siglo (y lo mismo en el actual, por lo que puede verse), probablemente como nunca en la historia, el avance tecnológico es simétrico con un escalofriante retroceso en lo humano.

82 Año 2010 / GLADIUS 77 Es harto significativo que hasta en el léxico se dé esa simetría. Por- que el siglo XX creó palabras y expresiones como aviación, radar, pe- nicilina, televisión, informática, internet, trasplantes de órganos, ecogra- fía… Pero también inventó genocidio, hongo atómico, manipulación genética, limpieza étnica, narcotráfico... Cohetes del mismo tipo del que llevó a Armstrong y sus compañeros (y aun más precisos), descansan en sus silos, listos para descargar en cualquier punto del globo terráqueo artefactos nucleares cada vez más perfeccionados. El Universo se empequeñeció para los hombres, es cierto. El Hombre ha crecido en la misma proporción, también es cierto. Pero ha crecido mal. Parcialmente. Y cuando el crecimiento no es armonioso, el resultado es una cosa deforme. En cierto sentido, el Hombre de hoy tiene algo de monstruo. La Humanidad ha avanzado prodigiosamente en el “saber hacer” (técnica); bastante menos en el “conocer” (ciencia), y nada, absoluta- mente nada, en el “saber” (sabiduría). En esto, más bien ha vuelto atrás. Nos llenamos la boca diciendo que nuestra civilización es “occidental y cristiana”. Admito lo de occidental, siempre que no se lo entienda en sentido estrictamente geográfico. Pero ¿cristiana? Ciertamente, lo es por su origen. Pero cada día lo parece menos. Por lo tanto, ni siquiera podemos decir que en esto del “saber” es- tamos como los antiguos paganos. Hay una diferencia abismal, en contra de la sociedad moderna. Porque en algún lugar del camino está Cristo. Los paganos no habían llegado, nosotros retrocedemos. Y este retroceso, que empezó hace siglos (después de la tan denos- tada y tan poco conocida Edad Media), en las últimas décadas se vie- ne acentuando y acelerando en forma vertiginosa. Vamos hacia atrás, pero no hacia una sociedad primitiva. Para eso habría que retroceder en lo técnico y en lo científico, lo cual es impo- sible: no se puede “desinventar” la imprenta, el automóvil, el submarino, el lavarropas, la dinamita, el teléfono, la computadora. Ni la bomba atómica. ¿Entonces? Entonces, si no es hacia el primitivismo, retrocedemos hacia la barbarie. Una especie de “barbarie ilustrada” quizá, pero bar- barie al fin.

GLADIUS 77 / Año 2010 83 ¿De dónde venimos?

Hace apenas cuarenta años… Hace ya cuarenta años… Los dos adverbios valen. Apenas… Cuatro décadas significan un “tic” en el reloj de la Historia. Es más: el acontecimiento de que hablamos es muy reciente incluso en términos de la vida de un hombre. ¿Acaso muchos de nosotros no lo recordamos como si fuera ayer? Para algunos, todavía no es historia: no ha dejado de ser noticia. Ya… Son sólo cuarenta años, es cierto, pero de una “densidad” sin paralelo. Cuatro décadas que, al ritmo con que se movieron, valen siglos. Se habla en nuestros días, y con razón, de la “aceleración de la historia”. Para algunos, ya es historia. Por eso decía que los dos adverbios valen. Ahora, a cuarenta años de distancia, cuando la euforia es cosa del pasado, cabe preguntarse si se ha hecho una evaluación correcta de todo aquello. Porque, en su plano, ha sido tan enorme el salto, tan ex- plosiva la apertura de un nuevo horizonte a escala macrocósmica, que ya no basta un planteo de posibilidades, sino que se impone un re- planteo de condiciones. Más que las consecuencias, importa su ubica- ción en un contexto más amplio. Falsos serán los cálculos para determinar a dónde vamos, si no to- mamos en cuenta de dónde venimos. ¿De dónde venimos? Quedémonos en la postguerra, para no agran- dar el catálogo de horrores. Así y todo, en aquel entonces veníamos de Argelia… de Biafra… de Budapest. Y después, del Líbano... de Ruanda... de Tiananmen... Más cerca ya en el tiempo, venimos de Af- ganistán... de Irak... de los varios conflictos que comparten la denomina- ción de “Guerra del Golfo”... de Bosnia... de las Torres Gemelas... de Darfur... Y todo eso empapado por una de las guerras ininterrumpidas más largas de la historia: la que enfrenta a los hijos de Abraham, ára- bes y judíos, uno de cuyos episodios más atroces se dio recientemente en la Franja de Gaza. Y hay mucho más. Lo que sucede es que, para ciertas cosas, tene- mos muy mala memoria. En estos momentos se esparcen por doquier algunas ideas-fuerza (por ejemplo, “nuevo orden mundial”, entre las más difundidas), de

84 Año 2010 / GLADIUS 77 contenido impreciso –deliberadamente impreciso, en mi opinión–, pero de tendencias cada vez más definidas; tendencias lamentablemente nada alentadoras, que me obligan a preguntarme si es cierto que el Hombre ha crecido, o si en su egoísmo se ha empequeñecido y ha achicado el mundo hasta la insignificancia de su propio individualismo. Para algunos, parecería poco ambiciosa aquella frase “l’État c’est moi”, y su lema, su auténtico Leitmotiv, sería “el mundo soy yo”. ¿De dónde venimos? Venimos, aunque avergüence decirlo, de un redivivo “homo homini lupus”; de una tecnificada ley de la selva erigi- da en norma de vida, de un egoísta hedonismo mostrado como único auténtico valor, o por lo menos el más elevado. ¿Qué es, si no, la casi universal aceptación legal y social de algo tan abominable como el aborto, y de algo tan antinatural como el homo- sexualismo? ¿Qué es, si no, la difundida manipulación genética, justamente vili- pendiada en tiempos de Mengele, y hoy, en sus diversas formas, pon- derada como maravilloso avance de las ciencias biológicas? ¿Qué son, si no, la fecundación in vitro y simultáneamente la difu- sión de los métodos anticonceptivos, en una paradójica conciliación de objetivos opuestos, contrarios ambos a la natural función de los sexos? ¿Qué es, si no, la tan mentada globalización, que en nombre de la Humanidad está matando al Hombre? Véase cómo, en el altar de las finanzas, se está sacrificando la economía real, la economía de produc- ción, y cómo el dinero se ha convertido en la mercancía más buscada y más negociada: lo que era un medio, hoy es un fin en sí mismo. ¿Qué es, si no, el envejecimiento de Europa, donde se prefiere un segundo auto a un segundo hijo? Quien tenga memoria recordará que, hace un cuarto de siglo, al- guien tocó a rebato, alarmado por lo que veía en África, y todos los medios internacionales: diarios, revistas, televisión, publicaron imágenes desgarradoras que nos conmovieron hasta las lágrimas. El Hambre, con mayúscula, se enseñoreaba sobre medio continente como dueño absoluto. Hambre llevada a límites inconcebibles. Figuras infrahumanas cuya sola visión era una bofetada para la conciencia de todos los ahítos. Después… Después, nada. A lo mejor se creyó que con media docena de avio- nes cargados con leche condensada (y convenientemente publicitados,

GLADIUS 77 / Año 2010 85 por supuesto) ya se había cumplido. Total, los hambrientos eran “na- da más” que 150 millones… Además… Hay cosas que no se pueden admitir sin renegar de la condición humana. Para esa misma época, la revista inglesa The Eco- nomist informaba, así como al pasar, que la Comunidad Económica Europea tenía en stock más de 700.000 toneladas de leche en polvo, y que sus excedentes de manteca llegaban a 1.300.000 toneladas. Huelga aclarar que la preocupación de la revista era de naturaleza puramente económica: la incidencia de esa abundancia en los precios. ¿Ha mejorado en algo la situación desde entonces? Hace 10 años, es decir, 15 años después de lo anterior, la FAO informaba que “casi 800 millones de seres humanos sufren de hambre en el planeta [...] Cada 8 segundos muere de hambre un niño en el mundo, mientras en algunas regiones se destruyen producciones de frutas o granos, para protestar contra impuestos o para mantener los precios [...] El hambre avanza en los países más pobres, y retrocede en los más ricos” (La Na- ción, 1-10-99). Otros diez años más... Hace poco, el mismo organismo reconoce que las personas con hambre son ya 1.020 millones (ver La Nación, 20-6-09). Más que la población de toda Europa –Rusia incluida– y la de Estados Unidos sumadas. Es decir que, en sólo una década, el hambre avanzó más del 25 %. Ya en febrero de 2009, Josette Sheeran, Directora del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, anunciaba que aquellos 8 segundos del párrafo anterior se habían reducido a 6. (Comprobación de la ONU, que nunca se caracterizó por su espíritu caritativo o siquiera solidario. No en los hechos, por lo menos.) Acerquémonos en el tiempo y en el espacio. En diciembre de 2008 nos enteramos de que en la Argentina, teóricamente capaz de alimentar a 300 millones de personas, en este país nuestro, cada día mueren 8 niños por... desnutrición. Dicen algunos teólogos que los pecados de las naciones se pagan en este mundo. Si es así, yo creo que otra Sodoma a escala continental tendría el valor de una suave reprimenda. La situación es más grave, porque, salvo algunas pocas voces “que claman en el desierto”, ya a nadie parece importarle. Tan criminal co- mo matar es dejar morir pudiendo impedirlo. Con el agravante, repito, de que no nos importa si muere o no. En el que mata, siempre hay algo de pasión; en el que deja morir, ni eso.

86 Año 2010 / GLADIUS 77 El momento de la reflexión

Más vale tarde... Quizá ahora, al cumplirse cuarenta años de aquel envío (porque, seamos sinceros, Armstrong y los suyos no viajaron, como Colón o Magallanes: fueron enviados, casi diría disparados, a la Luna); quizá ahora, decía, ha llegado el momento de la reflexión. Una reflexión profunda y exhaustiva (intensa y extensa), si es que se quiere hacer de esa conquista un avance de la civilización, y no sólo de la técnica. Es que la ciencia y la tecnología, en su relación con el hombre, plantean una disyuntiva de hierro: o el hombre las domina, o es do- minado por ellas. Non datur tertium, como dicen los filósofos: no hay otra opción. Pero la dominación del hombre por la ciencia y la tecnología es di- rectamente inadmisible. Si el hombre esclavo del hombre es una ini- quidad, el hombre esclavo de algo inferior al hombre es una monstruosa aberración. El otro término –el hombre dominador– está en el orden natural de las cosas. Nadie que piense un instante podrá discutir lo que nos dice el Concilio Vaticano II: “No se equivoca el hombre al afirmar su supe- rioridad sobre el universo material […] Pues en su interioridad es, en efecto, superior al universo entero” (Gaudium et Spes, nº 14). Pero dominar –su misma etimología lo indica– significa ejercer se- ñorío, gobierno, dirección, imponer un orden. Y esto implica tener in- corporada una escala objetiva, racional, de mojones hacia la perfección; eso que llamamos una jerarquía de valores. Justamente ahí está el desorden esencial de nuestra época, que consiente lo superfluo en desmedro de lo indispensable, el lujo de unos pocos antes que el pan de cada día para todos. Esto no es una figura literaria, ¡ojalá lo fuera! ¿Cuántas familias, y durante cuánto tiempo, podrían comer con los treinta y cinco mil dóla- res que, según dicen, costó solamente el féretro de Michael Jackson? Entonces, mientras exista hambre en la tierra; mientras persistan endemias demostradamente atribuibles a la miseria; mientras subsistan tantos otros males debidos únicamente a la privación de medios materiales; mientras sea ésta la situación, difícil será rebatir a quienes consideran la exploración espacial como un lujo, y por lo tanto, absolutamente prescindible.

GLADIUS 77 / Año 2010 87 Entiéndase bien: no hago mío el argumento de que “con todo ese dinero se hubiera podido...”. Sí, es cierto, se hubieran podido muchas cosas; pero esa posibilidad de hacer no ha disminuido en lo más mí- nimo. La inversión en la exploración espacial apenas si ha hecho me- lla en el potencial económico de Estados Unidos, la nación que más ha avanzado en ese camino. Bien está que se abran nuevos campos al conocimiento humano, y mejor aún si ello ha de redundar, así fuere en mínima parte, en un mayor bienestar del hombre en la tierra. Pero lo que no puede admitirse es que simultáneamente (aun des- cartando toda relación de causa a efecto) se vaya postergando la solu- ción de aquellos otros problemas. La solución, digo, y no la conside- ración, porque ahí no hay nada que considerar, nada que estudiar, nada que discutir. Lo que hay que hacer es justamente eso: hacer. A esta altura de los tiempos, en el despertar del tercer milenio, no hay en este tema problemas científicos, ni dificultades tecnológicas, ni –mucho menos– dudas filosóficas. Aclaro que, desde siempre, trato de que los principios religiosos informen (den forma) a toda mi vida; pero aquí sería vana pretensión mía tratar de exponer, siquiera sintéticamen- te, lo que la Iglesia Católica viene enseñando en su Doctrina Social, desde que la sistematizó León XIII. Y en el fondo, no es un problema de conocimiento, de inteligencia, sino de voluntad. No es materia de deliberación, sino de decisión. Y una decisión eminentemente política; porque en último análisis no se trata de otra cosa que de administrar el bien común, de gobernar, de ordenar racionalmente la “res publica”, eso que es de todos. Una decisión política porque ha de trastornar –debe trastornar– estructuras económicas, sociales y de todo orden, a nivel local y universal; en una palabra, a nivel humano.

Las leyes y el Legislador

Decía más arriba que ha llegado la hora de la reflexión. Pero de una reflexión acelerada, valga la paradoja, porque las necesidades no son de mañana sino de hoy… peor aún, de ayer, y de largo tiempo atrás. Media humanidad hierve de hambre y de otras apetencias tan legítimas como aquélla.

88 Año 2010 / GLADIUS 77 Pero no es el temor a esa efervescencia lo que debe mover a la ac- ción, sino la convicción de estar obrando en estricta justicia. Justicia imbuida de caridad, de especial consideración por los más desposeídos. “Si no tengo caridad, nada soy”, decía San Pablo. Dominad la tierra, se nos dijo, y naturalmente el mandato es válido para todo el universo accesible, y en la medida en que se vaya tornan- do accesible. Pero no es sólo un mandato: es fundamentalmente un don, un regalo, en el sentido más prosaico y más tradicional de la pa- labra. Lo trágico para el hombre de hoy es que, encandilado por el don, está olvidando al Donante. Nos engolosinamos con la creación y pre- tendemos prescindir del Creador. Y no hablo solamente de ateos y agnósticos: no faltan católicos que creen –o actúan como si creyeran– que Dios es, a lo sumo, “alguien” que nos espera en misa de once, y después se retira de nuestro camino; pasada esa media hora, es como si Dios no existiera.. “Di varias vueltas a la Tierra y no vi a Dios”, dijo en su momento un astronauta. Espero que, siquiera por respeto a la inteligencia humana y al sentido común, se haya arrepentido de seme- jante tontería. Aunque la humana soberbia se resista a admitirlo, el hombre recién está empezando a vislumbrar algunas de las leyes –y no me salgo de las leyes físicas– que rigen el universo. Y le cuesta convencerse de que hay un Legislador que merece, por lo menos, ser reconocido como tal.

* * *

A cuarenta años de distancia, ésta es la situación. Hollado el primer islote, el hombre se ilusiona con poder lanzarse a la dominación de la inmensidad del espacio que lo circunda. En buena hora: está en lo suyo. Pero vale la pena recordar lo que en aquel entonces dijo el Papa Paulo VI: “No debemos olvidar el deber que tiene el ser humano de dominarse antes a sí mismo”. Si no logramos ese orden de que hablaba más arriba, esa jerarquía de valores, nunca seremos dominadores de... de nada. Sin orden, no hay dominio.

GLADIUS 77 / Año 2010 89 Donde miente la locura Facebook, My Space y Twiter. ¡Oh caramba!

P. PAUL ROBINSON *

El hombre finito ha sido hecho para el Dios infinito. Y no puede es- capar de este fin, sólo puede frustrar su logro. Digo “no puede escapar”, no porque lo deseara –¿qué es más halagüeño que estar hecho para el infinito?– sino porque tan a menudo trata de hacerlo. Hay quienes ha- cen un rotundo y desesperado esfuerzo por encontrar una última satis- facción en algo menos que Dios; y otros que se quedan remoloneando en medio de las criaturas. Si hay algo a lo que me han forzado mis años de sacerdote es esto: lo vacío y lo superficial constituye un bloqueo masivo en el camino del hombre hacia Dios. Acercarse a Dios, unirse a Dios, hacerse uno con Dios –ése es el fin de la existencia humana. Pero Dios es un infinito in- conmensurable, englobante y satisfactorio. A diferencia de nuestra re- lación con criaturas finitas de ninguna manera podríamos decir a Dios: “He llegado hasta aquí y no puedo avanzar más”. Alcanzar a Dios re- quiere tiempo, profundidad, esfuerzo y un deseo agotador. No puede ser intercambiado por nada menos que Él mismo. Detenerse en lo fi- nito se hará siempre a expensas de lo infinito, porque el hombre no tiene significación sin unión con lo infinito. El desafío planteado por el fin divino del hombre nunca ha sido tan difícil como hoy en razón de que lo superficial jamás se ha impuesto tan atrayente como fácilmente accesible. A todo nivel de la existencia –natural, intelectual, social, sobrenatural– lo más alto es lo más nutritivo y valioso que lo más bajo: principios so-

* El Padre Robinson fue graduado en Ingeniería Computacional antes de ser sacerdote. Fue ordenado por el Obispo Fellay. Este artículo fue publicado originalmente en The Angelus, la revista de Angelus Press, en julio de 2009 y reproducido por The Remnant el 15 de agosto si- guiente con permiso del autor y de la editorial.

GLADIUS 77 / Año 2010 91 bre praxis, pensamiento sobre acción, lo duradero sobre lo pasajero, el esfuerzo sobre lo fácil, la filosofía sobre la ciencia, lo espiritual sobre lo material, Dios sobre el hombre. Nuestro mundo saturado de tecno- logía, empero, invierte manifiestamente los términos de la ecuación, racionalizando la senda hacia lo transitorio y de menor calado, convir- tiendo lo vital de la significativa existencia humana en una aberración social. El noticiero diario, los culebrones, los carteles publicitarios, los teléfonos celulares, iPods, videojuegos, mensajes de texto, fax, correo electrónico, citas remanidas, noticias como alimento diario, reportes meteorológicos, tráfico de puestas al día –¿cómo no podría ahogarse cualquier nadador en esta marea de chismes sin aspirar profundamente las realidades creadas para su realización personal? En este momento me hallo tipeando en una computadora portátil, regalo de los hombres de negocios de Saint Joseph. A la derecha de mi pantalla chata de 17’ está la barra de herramientas de mi Google, induciéndome a consentir cualquier curiosidad acerca de la velocidad del pensamiento, despachando una máquina buscadora o una pregunta a “wikipedia”. Un reloj visual analógico va marcando los segundos y los minutos mientras, justo arriba, flota un dial brillante que da la tem- peratura actual en Saint Mary y la máxima y mínima para el día. Soli- citando mi atención con un atractivo tantalizador hay 1522 artilugios (gadgets) del Google. Por el momento he elegido olvidar una represen- tación de la posición de los planetas, un juego de Tetris, mapas cami- neros, una maceta virtual de flores, un televisor lateral, las citas de Eins- tein para el día e incontables posibilidades “enriquecedoras”. Mientras tanto me doy cuenta de que estoy apenas rascando la cáscara del mo- nolito tecnológico.

Interconexión social en red (social networking)

Entre todos los medios vacuos disponibles hoy para consumo públi- co, el más popular entre adolescentes es la interconexión social. En principio parece algo inocuo: algunos jóvenes juntándose para hablar, intercambiar fotos, hacer amigos. En una cultura no-tóxica tal intercam- bio en red podría posiblemente tener efectos positivos. Hoy es el vehí- culo para construir una segunda vida 1, una vida con amistades virtuales,

1 Existe, ciertamente, un juego online que se llama “Segunda Vida” de menor popularidad que la interconexión social en red en la que uno crea una encarnación de uno mismo, que vive una vida virtual en un mundo virtual.

92 Año 2010 / GLADIUS 77 sin restricciones de barreras sociales, reglas parentales o decencia hu- mana. Muy a menudo la diferencia entre la vida de un adolescente en persona y el perfil online es tan extrema como la diferencia entre Shirley Temple y Britney Spears. La línea entre la vida real y la vida virtual está marcada por el teclado de la computadora y el contraste entre ambas es a menudo chocante. El éxito exponencial de Twitter (literalmente “parlotear”) 2, My Spa- ce y Facebook entre adolescentes y jóvenes no debería sorprender. Les da un poder inaudito, los adula con una audiencia potencialmente ilimitada que les presta especial atención a ellos. En Facebok, por ejem- plo, cada pregunta formulada o fotografía enviada, preferencia decla- rada, comentario formulado, cambio de humor y alteración de biografía es debidamente y de inmediato transferida a cada uno de los 120 “ami- gos” individuales que tiene el usuario promedio. El afamado Facebook posee un tabulador que al instante “cliquea”a tus amigos virtuales. Los adolescentes que se engranan en el mundo de la red de la in- terconexión social (social networking) entran en una incubadora adictiva que “les hace sentir bien”. Son muchos los que deciden no emerger, dejando familia, amigos y el mundo real fuera de su horario a cambio de un vida virtual que es más satisfactoria cuando alimenta el deseo de ser atendido y valorado, sin hacer ninguna demanda social o mo- ral. De acuerdo a muchos estudios realizados el resultado más confiable prueba que el promedio de uso por chicos y adolescentes es de 6 ho- ras y 21 minutos diarios 3. Lamentablemente, el fin de lograr atención solo puede ser alcanzado descendiendo, no ascendiendo. Lo escandaloso y sensacional vende mucho más que lo piadoso y lo profundo. Un estudio de las tendencias de los adolescentes hecho entre 2006 y 2007 llego a la conclusión de que “esta generación es única. La vida adolescente se ha convertido en una producción teatral dirigida a sí misma” 4. El exhibicionismo es desenfrenado en la matriz online. Por designio de la naturaleza humana las chicas atraen a la chicos y viceversa. Mien- tras tanto las chicas se desvisten. Pocas entre ellas dudan en mostrarse en varias etapas de “deshabillé” a quien le interese. Y bastantes lo es-

2 Twitter es un medio para enviar un mensaje rápido de hasta 140 caracteres a amigos al instante para hacerle saber qué está haciendo en ese preciso momento (SMS entre nosotros). 3 Larry D.Rosen: Me, My Space and I, Palgrave Macmillan, New York 2007, p.6). 4 Ibid. p.9.

GLADIUS 77 / Año 2010 93 tán. El libro Me, My Space and I cita a una chica de 14 años declarando: “Tengo varias poses muy sexy en fotos de My Space. Ya sé que son atrevidas y bonitas porque yo recibo pedidos todo el tiempo de hombres maduros para hacerse amigos. Me gusta cuando la gente piensa que soy una modelo. Me hace sentir importante” 5. La terminología oficial para preparar su página en My Space es “pimping out” (tratar de ser objeto de un proxeneta). El término “sexting” ha sido acuñado entre adolescentes para nom- brar la rápida y creciente tendencia a enviarse fotos de desnudos o semidesnudos 6. El año pasado en Cincinnati una chica fue tan lejos que llegó a ahorcarse después que su foto, supuestamente hecha para su novio, fue enviada descontroladamente a adolescentes de varios cole- gios y convertida en objeto de ridículo. Muchas generaciones anteriores se hubieran considerado peligrosa- mente paralizadas de hallarse fotografiándose a sí mismas y enviando estas fotos a todos sus amigos. Los adolescentes de hoy, en cambio, cargan su cámara digital consigo adonde sea que vayan para mostrarse en público. A sabiendas de que cualquiera puede ver sus fotos y sus videos se comportan desaprensivamente. El año pasado unas chicas de Florida decidieron filmarse dándole una paliza a un compañero pa- ra poder pasar el video en You Tube y ganar mayor nivel de populari- dad. Lo virtual determina a lo real; hay adolescentes que viven para la pantalla, no para la realidad de la cual ella es sólo una imagen. Sin embargo, hay un efecto colateral más perturbador aun que “crecer online”. Las opiniones sobre la vida misma son ahora enseñadas por el “mundo Facebook”. ¿Qué significa ahora ser amigo de alguien? ¿Cómo debe uno hablar, comenzar y llevar adelante una relación o interactuar con los demás?¿Qué implica sentirse realizado y triunfador? ¿Adónde estriban los mejores intereses de uno? Las respuestas a estas preguntas son inculcadas persistentemente a través de la subcultura de la interconexión social en red, en la publicidad y en las expresiones de los mismos adolescentes. Quizá tengamos aquí una imagen anticipada de los que sería la sociedad si fuera dirigida por los pre-adultos deformados por las normas de una cultura así mol- deada. La sociedad adolescente = millones de ellos + redes sociales operando 44 horas por semana –interacción adulta o familiar– coaccionadas por esta “civilización” impuesta sobre la realidad.

5 Ibid p.16. 6 Cf. http//wwwcm.com./2009/(CRIME)/04/07Sexting.busts/index.html?iref=mpstory view.

94 Año 2010 / GLADIUS 77 El libro Generation My Space resume con precisión, en cuatro fra- ses, el mensaje que le venden a los chicos los media masivos y qué provee la interconexión social en red:

1) Debe entretener a todos todo el tiempo. El primer mensaje que reciben a todo volumen y bien claro es que la diversión viene por en- cima de todo lo demás… Ahora estamos más alienados y alejados de ellos que nunca antes. 2) Si lo entendiste alardea de ello. El segundo mensaje que los adolescentes están abrazando es que la modestia es un”quemo” –algo del pasado, acartonado– y que la privacidad es renga… Porque la cul- tura de la pantalla está arraigada en una mentalidad infantil anclada en imágenes. Hoy día los adolescentes son expertos exhibicionistas, voyeurs, y narcisistas en ciernes. 3) La felicidad es llegar a adulto sofisticado, seductor. 4) El éxito implica ser un consumidor. Para ser valorado debo com- prar 7.

El producto final de esta crianza por los media hoy es un “enve- jecimiento” en la pantalla, para todo quehacer, autoconsumido , alérgico a toda responsabilidad. Y la gente se está anoticiando. Lady Susan Greenfeld, una neurocientífica de la Universidad de Oxford y directora de la Royal Institution, recientemente declaró: “Mi temor es que estas tecnologías estén infantilizando el cerebro, convirtiéndolo en el de niños pequeños que suelen sentirse atraídos sólo por ruidos estrepitosos y luces que encandilan, que tienen una atención de poco alcance y que viven para el instante. A menudo me pregunto si una conversación real en tiempo real eventualmente vaya a ceder espacio a estos asépticos diálogos en pantalla, del mismo modo que matar, desollar y carnear a un animal para comerlo ha sido remplazado por los prácticos paquetes de carne de la góndola del supermercado” 8. Sue Palmer, autora de Toxic Childhood, ha escrito: “Estamos viendo cerebros infantiles dañados en su desarrollo porque no se involucran en hábitos que se han practicado por miles de años. No estoy en con- tra de la tecnología ni de las computadoras. Pero antes de empezar a

7 Candice Kelsey, Generation My Space (New York: Marlow & Co. 2007),pp. xxiii-xxv. 8 Ver hhtp//www.dailymail. co.uk/news/article-1153583/Social-websites-harm-childrens- brains-Chilling-warning- parents-neuroscientist.html.

GLADIUS 77 / Año 2010 95 interconectarse socialmente en red, necesitan aprender a construir re- laciones reales con los demás 9. El Papa mismo está un tanto preocupado con el fenómeno. Cuando el Vaticano anunció su propio canal “You Tube” , Benedicto XVI tuvo que decir: “Sería triste si nuestro deseo de sustentar y desarrollar amis- tades online fueran a costa de nuestras aptitudes de hacerlo con nues- tras familias, nuestros vecinos y con aquellos con los que nos encontra- mos en la realidad de todos los días en nuestros sitios de trabajo, edu- cación y recreación” 10. Más allá del encanto de los media, la simple verdad es que lo mejor de cada individuo viene determinado por la fuerza de su relación con Nuestro Señor Jesucristo. Pero si esa relación no va más allá del “cli- queo” de una tecla, entonces sorprenderá ciertamente si hay alguien capaz de extender el esfuerzo serio y sacrificial requerido para mantener la fidelidad a Nuestro Señor y permanecer en estado de gracia. “Ser amigos” en el mundo online no es más profundo que comer gelatina. Entre tanto, Nuestro Señor nos pide y merece nada menos que un compromiso de por vida. ¿Pero cómo podría tener noción de tal com- promiso quien crece mirando la pantalla de My Space? Tome su cá- mara y promuévase a sí mismo está muy lejos del “toma tu cruz y sígueme” El preludio tradicional de la intimidad en las parejas, el voto de por vida o la fidelidad que llamamos matrimonio, que es lo más importante entre ellos, ha desaparecido. Ahora el apareamiento comienza en la pubertad. La moralidad católica exige madurez psicológica y cierta estabilidad financiera antes de encarar el noviazgo; pero en el mundo online, en cuanto uno está listo físicamente sólo necesita una pareja para ejercitar los derechos a casarse. Una persona es su amigo mientras no sea removido de su Top 8 11.

9 Citado. 10 Ver http// dailymail.co.ok./newspaper/world/2009/0124/123474679271- html. El Vaticano recientemente ha clausurado todo acceso a My Face y a Facebook a sus empleados. Ver http// www catholicourier. com/ tmpl-cf?nid=76 articleid0=107672. 11 Citado en Me, My Space and I, p.41 : “Los ocho rasgos principales alientan a los adoles- centes a identificar sus mejores amigos –al menos los de este momento– exhibiendo la foto de cada uno de estos ocho amigos en la página principal de “My Space”... Una chica de 14 años, Sandie, alumna del secundario, me dijo que cambia su Top 8 diariamente dependiendo de “a quién llamé ese día y a quién estoy tratando de conocer”... Danae –dieciséis años – me dijo: “Yo odio Top 8. A veces me siento como obligada. Si un amigo me coloca en Top 8 y yo no hago lo mismo me siento medio mal... Por lo tanto pongo mis favoritos en Top 8.”

96 Año 2010 / GLADIUS 77 Con la asombrosa perspicacia de sus encíclicas Pío XI hubo de de- cir hace 80 años: “La enfermedad más grave que oprime nuestra era y al mismo tiempo, la fuente fecunda de todo los males deplorados por todos los hombres de buen corazón, es que la frivolidad y la irreflexión empujan al hombre de aquí para allá. De allí que la insaciable sed de riqueza y de placeres gradualmente debilite y extinga en el alma de los hombres el deseo por bienes más excelentes, enredándolo de este mo- do en cosas exteriores y fugaces que impiden pensar en verdades eter- nas, en las leyes divinas y en Dios mismo, el principio y el fin de todas las cosas creadas”.

Medicina moderna y PBS Frontline

No puedo evitar suspirar con hastío revisando una montaña de es- tadísticas y estudios de casos que los autores modernos acumulan en sus análisis de nuestra destrucción cultural. Siempre están implícitas ciertas premisas: a) argumentos contra el sentido común o los primeros principios (por ej. argumentos no-científicos o no-experimentales) son puntos fuera de la cuestión – ninguna deducción, sólo inducción; b) el último bien por el que todos debemos luchar es hacer las cosas “seguras” para nuestros hijos 12. Pareciera que hubiera una clínica para pacientes, todos afectados por varias formas de cáncer y que el médico se rehusara a tratarlos más que por enfermedades de la piel . Para el mundo moderno el pro- blema es siempre material y así también la solución. Estamos para hablar a los chicos y a los padres, oír sus preocupaciones y sus intere- ses y contestar con orientación psicopedagógica y farmacéutica, así como con el entrenamiento de la ciencia. Pero hoy la juventud está bien enredada en lo material y lo que necesitan es liberarse de ello. Necesitan espiritualidad, no seguridad; moralidad, no habilidades. No necesitan un bálsamo que les limpie la piel sino un medicamento que les penetre en su alma. Dicho todo esto, los ejemplos prácticos y la información tienen uti- lidad. A principios de 2008 “PBS Frontline” mandó al aire un documen- tal titulado “Creciendo online” (Growing up Online) 13. Allí se hace un

12 Mens Nostra, diciembre 1929, p.4. 13 El show puede ser visto entero en http//www pbs .org/wgbh/pages/frontline/kidsonline.

GLADIUS 77 / Año 2010 97 buen trabajo seleccionando varios adolescentes en una somnolienta ciudad de New Jersey para ilustrar ciertas tendencias que siguen online. Comienza por las palabras: “En Morris NJ, como en el resto de los Estados Unidos, 90% de los adolescentes están online, inmersos en un mundo en buena parte oculto para sus padres”, y presenta los siguientes ejemplos extraídos de la vida real:

• El vago. Greg, el primer adolescente presentado, demuestra dentro de un nivel general lo que subyace en todos los compañeros que le si- guen: un consumo exhaustivo del mundo irreal online. Su padre co- menta que el medio más efectivo para comunicarse con él es enviarle un correo electrónico en vez de ir a encontrarlo en su cuarto, mientras la madre dice: “Él confía tanto en nosotros que no sé si se da cuenta. Es parte de su persona”. Greg mismo explica por qué no tiene tiempo para leer Hamlet; él mira “Spark Notes”, un resumen online que le permite hacer sus deberes 14.

• Anoréxicas. Sara era un chica tranquila, introvertida, pero ahora es diferente. Poco después de entrar online recibió el mensaje de un chico pidiéndole que se sacara una foto desnuda, agregando que él haría lo mismo. Sara comentó: “yo no me sentía cómoda” y entonces él le dijo: “OK, entonces envíame una con un mínimo de ropa”. En- tonces fue al baño y lo hizo: “se trataba solamente de una foto; no sig- nificaba nada más...” y continuó: “yo tengo una vida que es como fal- sa, despreocupada. Pero también está mi yo real. Cuando estoy online soy100% yo. Puedo hablar sobre cualquier cosa con esa gente porque sé que no me van a juzgar”. Sara tiene un problema con la anorexia que sus padres ignoran. Pero ella se mete en grupos de discusión como “Flaca es hermosa”, donde las anoréxicas que quieren serlo se encuentran. Ellos santifican la enfermedad llamándola la diosa “Ana” y componen salmos en su honor. Sara recibe halagos para hartarse, purgarse y pasar hambre, lo que les permite vivir más fácilmente los desórdenes de las comidas. “Una parte de mí es completamente “Ana” y otra es “anti-Ana”. A ve- ces lo encuentra desagradable pero otras favorable, confiesa al final de su entrevista con Frontline: “Espero que esto no sea para el resto de mi vida porque yo sé que no debería estar viviendo así”.

14 Cuando visité “Sparknotes”.com. encontré dos artículos de interés.: “Gasta tu tiempo, te enseñaremos cómo” y “Los adultos son aburridos, no te vuelvas uno de ellos”. Tres de 16 sugerencias para el artículo anterior eran: “Elige una pregunta en Facebook”.

98 Año 2010 / GLADIUS 77 • La estrella porno. Jessica estaba viviendo una vida común y ordi- naria pero era infeliz. Entonces se metió online para divertirse un po- co. “No quería ser conocida como Jess. Quería ser lo totalmente opues- to. Eso me recordó precisamente una chica que no tenía amigos. Nun- ca encajé en el molde. Yo trataba una y otra vez pero no era yo. Me sentía tan insegura. Me sentía extraña en todo este pueblo”. Ella creó una versión y se convirtió en Goth, la estrella porno Autumn Edows. Sus padres sabían que estaba constantemente en su cuarto pero no sabían qué estaba haciendo allí, Ella no comía ni compartía su vida con ellos. Pero se hizo enormemente popular online. “No me sentía yo misma pero me gustaba el hecho de que fuera así. Me sentía como si fuera famosa”. La directora de la escuela de Jessica se alertó al enterarse de su actividad online y llamó a sus padres. Al principio ellos se horrorizaron e hicieron que Jessica borrara todo. Jessica comenta: “Me borré de todo ese mundo. Tener aquello que era tan significativo para mí... y haberme despojado de ello es la peor de las pesadillas”. Su padre mo- derno dice: “Ésta fue una lección importante para ella. Uno necesita saber en quién confiar. Uno debe de tener mucho cuidado de saber adónde va esta información y cómo es percibida por la gente y cómo pueden cambiarle el contexto”. Más tarde los padres de Jessica le de- jaron poner de nuevo todo online.

• El suicida. Ryan Halligan fue víctima de acoso cibernético. Su pa- dre declaró: “Sin duda cometí el error de poner esa computadora en su dormitorio. Así permití que la máquina se convirtiera en una parte demasiado importante de su vida”. A la edad de 13 años fue ridiculizado online y ello llegó a su colegio. Lo llamaron maricón y cuando comenzó a flirtear con la chica más popular, la tomadura de pelo recrudeció. Ryan comenzó a buscar sitios sobre muerte y suicidio, sobre métodos para cometerlo incluyendo el más adecuado conforme a la personalidad de cada uno. En este búsqueda fue ayudado por “amigos” online. Terminó por quitarse la vida ahorcándose a los 13 años. Sus padres ignoraban absolutamente su vida online.

Nada de ingenuidad

Si se me pidiera resumir en pocas palabras el mensaje de este artí- culo sería esto: ¡Padres despierten! Sobrevivir a nivel natural y sobrena-

GLADIUS 77 / Año 2010 99 tural en el mundo Internet requiere tanta madurez como Fe firme. Vuestros adolescentes carecen de ambas. La motivación para escribir este artículo no surgió de leer la Suma Teológica de Santo Tomas de Aquino, sino de lanzarme online y ver a nuestra juventud católica na- dando a favor de la corriente en Facebook. Es trágico ver padres tradi- cionales poniendo tanto esfuerzo en llevar vidas católicas para después ponerse ellos y sus hijos en manos del enemigo. En muchos casos este comportamiento impide toda vocación religiosa en los chicos y los in- duce a terribles errores antes y después de casarse , incluyendo la elec- ción de pareja; en algunos casos esta ingenuidad es fatal. Algunos ven nuestra tierra baldía cultural como un Jardín Paradisíaco o al menos como un patio de recreo para sus hijos. Chicos con acceso libre a la tecnología –Internet, i-pod, CD player, PSP teléfono celular, TV, DVD placer, e-mail, My Space, Facebook– culmina con la delin- cuencia paterna. En cuestión de segundos online un adolescente tiene acceso a pornografía, obscenidad y música satánica, entre otras cosas. Así como la confianza puede destruirse en un momento, también pue- de destruirse la inocencia. Una transfusión del espíritu del mundo por medio de la tecnología lleva a la destrucción de la Fe, a la pérdida de interés por las cosas del espíritu, a la alienación de los padres y sobre todo al vaciado de significación de la vida paradójicamente oculta ba- jo la apariencia de estar buscándola. No es que la tecnología sea incorrecta en sí misma. Es que justamente tiene todo el potencial para actuar destructivamente de manera fuerte y rápida. Entregar semejante medio a adolescentes, inmaduros, inesta- bles, curiosos y rebeldes como son es como darle un bidón de nafta y una caja de fósforos a un niño con la recomendación de ser cuidadoso; recomendación que podría acallar la conciencia de padres negligentes pero que no ayudará al chico. Muchos padres en efecto tienen proble- mas en ser responsables con la tecnología; el peligro se acrecienta con los adolescentes.

Terminando con algunas sugerencias

Internet. Si es una necesidad en el hogar que sea pública, limitada y filtrada 15. No debería de haber acceso a la tecnología comunicacional antes de comprobar cierta madurez en el usuario.

15 El software para filtrar en Internet puede obtenerse en http/www.k 9 web protection.com.

100 Año 2010 / GLADIUS 77 Vida. ¡Tener una real! Construir una relación: con la esposa, con los amigos y con Nuestro Señor Jesucristo mismo. Serán reales en la me- dida en que les demos nuestro tiempo y nos demos a nuestros amigos. Cultura. Leer un libro. Interpretar o cantar música. Combinar el en- tretenimiento con la educación, elevando lo primero y enriqueciéndolo, no vaciándolo.

GLADIUS 77 / Año 2010 101 In Memoriam

P. Samuel Martino

4 JULIO 1920 ~ † 19 MARZO 2010

Fuego Fundador *

Una de las mejores desmentidas a la imagen edulcorada del cris- tianismo la dio su Fundador al decir que traía fuego a la tierra. Y si lo traía era para que ardiera, ¡qué tanto! Este sacerdote suyo trajo fuego a la zona, y lo hizo arder, no como el revolucionario que destruye sino como el constructor que promueve el bien y siembra la semilla, fundando. ¡Vaya si fundó!

* Publicado en El Norte, San Nicolás de los Arroyos, 4-4-10, p.22.

GLADIUS 77 / Año 2010 103 55 años en Villa Constitución

Párroco de San Pablo desde del 9 de enero de 1955, en que reemplazó a Benito Rodríguez, hasta el día de San José de 2010, en que murió, fue de lejos el hombre más importante del sur santafesino. “Aunque más no sea por la permanencia en el poder” –diría un so- ciólogo. Pasaron todos los gobiernos de todos los signos y él era la referencia permanente, en las buenas y en las malas; en las inundacio- nes, en la sequía de las cosechas magras, en la prosperidad y en el au- ge industrial, en el polvorín de la guerrilla y de la contraguerrilla. Un politólogo tradicionalista concluiría que hay que aprender de cómo se gobierna la Iglesia, cosa discutible y discutida. ¿Qué digo de San Pablo? En 1955 empezó siéndolo de todo Villa, pero también lo era de Theobald, extendiéndose su incendio a Pavón y a Empalme. Era un hombre de fe…

Fundaciones

Se fueron desgajando aquellos pueblos y fue fundando capillas en la ciudad. Fátima, parroquia en 1984; Luján, en 1990. Se hacían au- tónomas pero lo seguían como un solo hombre en las imponentes pro- cesiones marianas que también fueron fundación suya, como la famosa del 8 de diciembre en el cruce de las dos rutas, siempre. Era un hombre de caridad… Si el fuego del amor es fundador, siga enterándose el lector que creó las capillas San Miguel, Stella Maris, Sa- grado Corazón, Nuestra Señora del Carmen, San Lorenzo, Jesús Mise- ricordioso, San Camilo y Nuestra Señora de Lourdes. ¡Dos parroquias y ocho capillas no es nada frente a la obra que no se ve, pero no me digan que es poco! Es muy difícil hacer el balance de la vida de quien tiene su escenario principal bajo el sigilo y el trato individual con la gente, máxime en un hombre de confesionario al estilo Don Bosco o Vianney. Y que para peor tiene evangélicamente incomunicada su mano izquierda ignorante de la caridad de la derecha. La vieja casa parroquial, a la que en com- paración a la iglesia no trataba bien, pues vivía muy modestamente, se convirtió quizá en el centro más concurrido por los pobres del pago. Para cubrir aquella zona incontabilizable de su personalidad habría que reportear a infinidad de personas, tarea tan tentadora como ago- biante e imprescindible para testimonio de las maravillas del amor de

104 Año 2010 / GLADIUS 77 Dios en la zona. El primer entrevistado, el Obispo de San Nicolás que lo conocía mucho, en un instante lo sintetizó diciendo que era perfecto y que dejó bondad por todos lados. Lo dijo utilizando la palabra sinónima. “Era un santo”.

“Milonga del bajo”

En esas entrevistas no tiene que faltar el reportaje a sus preferidos de la zona del Bajo, a menudo devastado por el río y casi siempre por la mala economía. Apenas llegado en 1955 los visitó, y desde entonces fueron un rito sus viajes para las fiestas de Navidad y Reyes. Cargaba su “Estanciera” de entonces con juguetes que eran fruto de sus recorri- das previas por el centro y por las industrias, que lo respetaban mucho y no le negaban nada. Un hombre de edad, alojado en el Hogar de Ancianos, recuerda con cariño los autitos y los consejos recibidos co- mo niño entonces, junto al Paraná. Esos feligreses eran los destinatarios de su Milonga del bajo, que les compuso. Es que también estaba vin- culado por derecho propio a los ambientes de nuestra música, el fol- klore y el tango incluído, pero nunca se perdía en los medios y evan- gelizaba siempre. En esas entrevistas no tienen que faltar tampoco los testimonios de ese Hogar en que vive el agradecido “Pinino”; del Hospital con la clientela del dolor; ni la referencia a su asistencia a los entierros, en las que se desenvolvía con naturalidad y sobrenaturalidad a la vez al en- frentarse a un cadáver, como verdadero hombre de dos patrias que era. (Lo recuerdo en el velatorio de mi padre en 1978.)

Patriota

Ante un problema nuevo se ponía a escuchar, usaba la mano de- recha como una visera desalineada con que parecía exprimirse la ca- beza o un ojo, y para colmo decía “a ver a ver, repetime, ¿cómo es eso, a ver?”. Pero, “¿es que el cura no entiende?” Era como si necesitara un tiempo para ir del problema concreto remontándose a los principios y a las cosas que estudió en el Seminario (que a juzgar por cómo se ubicaba debió ser muy bueno). Quizá para orar. Como él lo elogió de un feligrés suyo que tenemos por mártir, no hacía nada sin rezar pri- mero. Y después arrancaba y se metía en las luchas, con una lucidez notable, comprometidísimo. Hombre de la caridad con el prójimo que es la Patria…

GLADIUS 77 / Año 2010 105 Protagonista

Cuando lo vi por última vez el año pasado para la primera misa de un “pollo” suyo, su memoria se perdía en muchísimas cosas, pero recordaba con precisión una lucha de hace años: “¿Te acordás cuando vos escribías y yo te dictaba?” ¡Era cierto! Había que sacar un comu- nicado y fui su dactilógrafo. Ese fuego lleva a estar informado, pero a no quedarse en los co- mentarios y en los llantos o las críticas, sino a convertirse en protago- nista. El fuego de la caridad hace al hombre solidario. Solidaridad es sentir con los demás, complicarse con hechos en las alegrías y dolores del prójimo. Hombre de dos patrias, sentía la terrena como el que más y se asumía nacionalista sin dejar de ser el padre de todos. En sus correrías pastorales con su viejo Falcon que se hizo famoso, iba rezando el Rosario y cuando terminaba, escuchaba el relato de Jo- sé María Muñoz con el gol de Maradona a los ingleses, hasta gastar el casette. “¡Qué lindo che, y encima a los ingleses…!” El fuego patriótico lo hizo embanderarse en la causa argentina en el Beagle, la Parroquia fue siempre un nido de amor a la tierra, y lo llevó a vivir latido a latido las hazañas y las cruces de Malvinas. Nada de la Patria le era ajeno.

Cultura cristiana

Hombre de la caridad institucional oficial y también de la anónima, fue fundador también en la cultura. Seguidor fervoroso del Papa, re- cuerdo que al primer anuncio que leyó de la novena por el quinto cen- tenario en L’Osservatore Romano se enganchó, hispánico entusiasta, y organizó un ciclo cultural de primer nivel, en el que vinieron a Villa los filósofos Ballesteros y Caturelli, el P. Torres Pardo y el Dr. Collins Morcillo, entre otros. Ahí fundó y bautizó en el “San Pablo” la cátedra abierta que llevó al nombre de aquel feligrés suyo que más admiraba. “No he conocido un matrimonio santo como el de Amelong y su es- posa”, me dijo otra vez. Es que el fuego de la caridad es poliforme y se manifiesta fundador, civilizador, educador. En 1961 fundó la niña de sus ojos, el monumental Instituto de Enseñanza Media San Pablo; en 1963 el nivel primario de la Escuela Particular Incorporada Hijas de Cristo Rey; en 1970 el nivel secundario; en 1981 el terciario del San Pablo (estuvimos con mi se-

106 Año 2010 / GLADIUS 77 ñora en la inauguración), que fue la frutilla del postre; en 1981 la Es- cuela Particular Incorporada Divino Maestro, nivel inicial y primario; y en 1989 la Escuela de Enseñanza Media Particular Incorporada Mater Dei. Para conocer su obra hay que ir a los corazones, pero también a las instituciones, y admirar los ladrillos. Llevó a la Parroquia los ejercicios espirituales de San Ignacio, que hizo habituales en la zona. Convencido de la importancia de la palabra escrita para la evangelización, armó una librería imitando su buena biblioteca poniendo la buena literatura al alcance de su gente. Test relevante de cualquier acción pastoral son las vocaciones. La lista de sacerdotes que refieren la suya a su ejemplo, enseñanzas y cultivo es larga y debiera abarcar, por lo menos, a los padres Agustín Amantini, Claudio Castriconi, Daniel Segundo, Ernesto Fernández, Carlos Ríos, Alberto Murialdo, Marcelo de Haan, Diego Segundo, Fer- nando Serpicelli, Guillermo Cetera y Hernán Medicina. En esa línea tenemos también al religioso Martín Bucca, hoy en Alabama, Estados Unidos, y a religiosas como las hermanas Roldán, Raquel Giuseponi, Claudia Gómez y Ana María Carlevaro. Recuerdo haberlo visto preocu- pado por cultivar vocaciones políticas y la acción laical, siempre dolido por la Patria terrena.

Religiosidad urbana

Fundador también al configurar la religiosidad urbanística, todo lu- gar importante debía tener una bella imagen presidiendo, que elegía siempre cuidadosa y artísticamente. Contabilizamos, por lo menos, una en el puerto de cabotaje, dos en el cruce de las dos rutas, otra en el acceso al Barrio Amelong y también una adentro de éste, otra frente de la Escuela Vuelta de Obligado frente a Acindar, una en el cementerio y otras más en el acceso a la ciudad por ruta 21. Nuestra segunda entrevista fue con su feligrés y amigo y discípulo de siempre Horacio Cetera, que nos dejó esta perla: “Cada misa la vi- vió como la primera y así fue la última que pudo celebrar el día 14 de enero de 2010 en su capilla privada, con las pocas fuerzas que le que- daban”. Por eso, cuando algunos desbarres del posconcilio, sus misas llegaron a albergar fieles de otros lugares, que se beneficiaron de la li- turgia seria. Tenía que ser el Párroco de San Pablo hasta el final, y así fue, aunque el 27-XII-2006 le designaron un administrador con mandato de continuar la obra, sobre todo su principal fundación litúrgica: el glorioso Mes de María. Venid y vamos todos… A esta devoción le dio

GLADIUS 77 / Año 2010 107 un relieve sensacional, así como vino con sus hijos cuantas veces pudo al Santuario. Durante todo un mes, del 8 del XI al 8 del XII, se llenaba por las noches la iglesia, y él desplegaba su devoción y su repertorio de los más tradicionales y bellos cantos. Con flores a María… Cuando íbamos desde San Nicolás solíamos terminar en alegres tertulias con la barra de amigos que él presidía, en el Bar Junior, al lado de San Pablo... A María... que madre nuestra es... Había nacido en Arroyo Seco el 4 de julio de 1920, de un matrimo- nio con ocho hijos, entre ellos una religiosa y un hermano orador sagrado famoso, Párroco de la Guardia en Rosario. Hombre del arraigo, quiso ser sepultado en su ciudad natal. Hombre de la esperanza, la sintetizó en una de sus últimas apari- ciones públicas: “Pido a Dios que todos aquellos que con tanto amor nos hemos tratado en la Tierra, nos encontremos para siempre en el Cielo”. El Padre Samuel Martino tuvo el fuego de los fundadores.

Héctor H. Hernández

108 Año 2010 / GLADIUS 77 EL TESTIGO DEL TIEMPO Bitácora

De agente abortista en la ONU correctamente. Al palpar esa rea- a activista pro-vida en Ecuador. lidad y que yo seguía entregando Impactante testimonio preservativos a los jóvenes que se seguían enfermando, me pregunté: Amparo Medina es una mujer ¿Cuántas víctimas voy a tener ba- ecuatoriana que sorprendió a la jo mi conciencia? Soy atea pero ten- prensa paraguaya al revelar la insó- go conciencia humana”, agregó. lita historia de su vida. Era funcio- Luego, enfrentó “directamente naria del Fondo de Población de al aborto a través de una amiga la ONU (UNFPA) y desde su cargo mía muy querida que experimentó promovía el aborto como “dere- esa realidad y se derrumbó total- cho” de la mujer. Ahora dedica su mente, terminando con un síndro- vida a defender la vida y a proclamar me post aborto muy agudo. En un que con el aborto la mujer siempre tercer momento me veo enfrentada pierde. directamente a una experiencia de En una entrevista concedida al Dios, a pesar de ser atea”. diario paraguayo Última Hora, Me- Medina aseguró que “en la mili- dina relató cómo llegó a ser la pre- tancia del aborto solo vi muerte, sidenta de la Red Pro-Vida de Ecua- jamás vi una mujer feliz de entrar dor y a trabajar contra el aborto y o salir de una clínica de esas. Yo las leyes de salud sexual y repro- pedía a las mujeres que abortaran ductiva que promueven los gobier- porque era su derecho. Para abortar nos en los países de América Latina existen miles de pretextos, la po- para introducir esta práctica. Re- breza, tu felicidad, que ya tienes firió que su cambio radical pasó muchos hijos, que eres joven. Nin- por etapas. Desde su trabajo en la guna mujer que abortó sale con un UNFPA comprobó que los méto- título o un cheque para solucionar dos difundidos por la ONU para sus problemas. Ninguna, después combatir problemas como el SIDA de abortar, puede encontrar un no daban resultado. “De 49 millo- hombre o la felicidad en la puerta nes de personas oficialmente en- del abortuario. Lo único que puede fermas de SIDA, más de la mitad causar el aborto es empeorar tu afirmaba haber usado preservativo situación. Lo más cruel que uno

GLADIUS 77 / Año 2010 109 puede decir es que matando a su der sexo te venden pornografía, pros- hijo la mujer puede solucionar sus titución, anticoncepción, aborto, problemas. Eso es mentira”, sos- y hasta bebés abortados, inclusive tuvo. por Internet, para extraerles el co- También afirmó que “hay mu- lágeno con que se elaboran cremas jeres de 40 a 50 años que han y champú; también para hacer in- abortado y hoy claman gritando al vestigaciones farmacéuticas. Va- cielo por un hijo. Tienen sus pare- rios médicos se convirtieron en des llenas de títulos pero no pueden millonarios vendiendo y haciendo tener niños”. abortos”, denunció Medina. Siguió relatando su lucha con- “El aborto más barato cuesta tra el aborto. “Tenemos un bata- 60 dólares. En Estados Unidos se llón de voluntarios en toda Améri- realizan más de un millón de abor- ca Latina, en las puertas de un tos por año y cuestan 300 dólares abortuario informando y prestan- cada uno. La pastilla de emergencia do ayuda a las mujeres. El resultado se compra a 25 centavos de dólar es que más de 200 mil niños, en y se puede vender a ocho dólares estos ocho años de trabajo, han si- Los dispositivos intrauterinos do salvados del aborto. Solamente (DIU) los puedes encontrar a dos en Ecuador, en estos últimos años o tres dólares y te los ponen por 25 hemos salvado a dos mil niños, só- o 30 dólares. La International Plan- lo con estar a las puertas y dándoles ned Parenthood Federation (IPPF), una mano”. la que vende más anticoncepción y Según la activista, las organiza- aborto en América Latina, en el ciones que buscan imponer el abor- 2007 ganó 77 millones de dóla- to en América Latina primero res”, explicó. impulsan “el control natal, lo que Para Medina, los gobiernos “de- les permite el manejo de recursos ben generar propuestas que mejo- en América Latina, tanto del agua ren la calidad educativa de nuestros como del oxígeno. Lo segundo, es países. El nivel educativo está en que una población con chicos que un promedio de 3 o 4 sobre diez. viven la sexualidad como si fueran Las matemáticas y la lecto-escritu- animalitos, que no tienen control ra no están bien impartidas. En- sobre su carácter, es una población tonces, si nuestros niños no apren- fácil de manipular. El tercer punto, den a leer ni a escribir correctamen- el más importante, es el avance del te, sería una ignorancia pedir que «million sex» (los millones del sexo). los mismos maestros, que ni siquie- Es una empresa gigantesca. Al ven- ra están bien instruidos, enseñen

110 Año 2010 / GLADIUS 77 a los chicos a usar anticonceptivos, Rusia luchará contra el aborto que lo único que van a hacer es ma- para favorecer la natalidad tarlos”. Además, urgen políticas de salud “donde se habiliten más La ministra rusa de Salud, Ta- maternidades, y espacios donde tiana Golikova, anunció que una los chicos sepan qué son las enfer- política de lucha contra el aborto medades de transmisión sexual. es necesaria para favorecer la nata- Que se diga la verdad, que se les lidad en Rusia. “La reducción del diga que existen 55 tipos de enfer- número de abortos permitirá solu- medades de transmisión sexual en cionar el problema de la natalidad, el ambiente. Que las enfermedades no en un cien por ciento, pero sí de transmisión no tienen que ver en un 20 ó 30 por ciento”, estimó con el uso de preservativo solamen- Golikova, citada por las agencias te, porque hay enfermedades que de prensa rusas. “Los índices de se transmiten piel a piel, como el aborto y de natalidad son práctica- virus del papiloma humano que mente comparables”, señaló, preci- causa cáncer de útero”. sando que en 2008 hubo en el país “Que la clamidia es una enfer- 1.714.000 nacimientos y se medad incurable que te deja estéril practicaron 1.234.000 abortos. para toda tu vida. Eso es lo que le Rusia afronta desde hace 15 tienen que decir y no: «Ten sexo años una crisis demográfica. Des- libremente». Finalmente, lo más pués de la desaparición de la URSS, importante dentro de esas políticas el país vivió una grave crisis eco- es apoyar a las familias, es decir nómica, que provocó una drástica que las familias grandes puedan disminución del nivel de vida y tener, por ejemplo, exención de una disminución de la esperanza impuestos, sistemas accesibles de de vida y de la natalidad. La pobla- compras de viviendas, o sea, apo- ción del país se redujo en unos 5,8 yarlas”, concluyó. millones desde 1993, siendo ac- AICA online, 11 Diciembre 2009 tualmente de 142 millones de ha- bitantes. El gobierno trata desde hace # # # años de frenar esa baja demográfica mediante medidas de apoyo a la natalidad. El primer ministro ruso, Vladimir Putin, anunció en di- ciembre pasado que, gracias a la inmigración, al aumento de la na-

GLADIUS 77 / Año 2010 111 talidad y a la disminución de la referencias porque abordan “con- mortalidad, la población rusa au- ceptos controvertidos” sobre “edu- mentó levemente en 2009, por cación sexual” e “identidad de gé- primera vez en 15 años. nero”. Enfatizó que “era primor- AFP/InfoCatólica, 19 Enero 2010 dial dejar en claro que los acuerdos internacionales no deben ser inter- pretados de manera extraña”. # # # La representante de Finlandia abogó en sentido contrario y mani- La ONU elimina la referencia festó su desilusión por la postura a la “orientación sexual” del grupo árabe. Sin embargo, los críticos resal- La Asamblea General de las tan los peligros que representa el Naciones Unidas aprobó una intento de ampliar el listado de las resolución por la que elimina la re- categorías de no discriminación ferencia a una polémica interpre- con el propósito de incluir la tación de uno de los más importan- “orientación sexual” y la “identidad tes tratados de la ONU sobre dere- de género”, que jamás fueron in- chos humanos. cluidas en ningún documento vin- En su momento, el comité de culante de la ONU ni definidas las Naciones Unidas que supervisa por la Asamblea General. el cumplimiento del Pacto Inter- Antes de la votación, las orga- nacional de Derechos Económi- nizaciones pro-familia presiona- cos, Sociales y Culturales, se había ron contra las referencias obser- tomado la atribución de reinterpre- vando que “la orientación sexual y tar el tratado, afirmando que la la identidad de género” no son re- “identidad de género” y la “orienta- conocidas ni definidas en las leyes ción sexual” son nuevas categorías internacionales. Alertaron contra de no discriminación y que las le- su posible utilización para coartar yes internacionales obligan a los las libertades de expresión, religiosa países a reconocerlas. Las delega- y de conciencia, así como también ciones pro-homosexuales trabaja- las leyes de matrimonio y los planes ron en pro de esa reinterpretación, de estudio en las escuelas. Mencio- la que fue sometida a una nueva naron los casos de Suecia y Canadá votación. donde miembros del clero tuvieron Irak encabezó la oposición en que comparecer ante comisiones representación del grupo árabe de derechos humanos por censurar pidiendo la eliminación de tales el comportamiento homosexual.

112 Año 2010 / GLADIUS 77 La votación arrojó un resultado con espíritu de solicitud paterna de 76 votos a favor de la elimina- seguían al señor Milingo ción de la referencia, 72 en contra “A lo largo de este triste caso, y 26 abstenciones. Quienes más ya en 2001,el señor Milingo se respaldaron la supresión fueron halló en situación irregular después las naciones árabes y africanas, de intentar matrimonio con la se- mientras que la oposición estuvo ñora María Sung, incurriendo en principalmente representada por la pena medicinal de suspensión. los europeos. La votación fue tan Sucesivamente encabezó algunas reñida que se cree que la “identidad corrientes para la abolición del ce- de género” y la “orientación sexual” libato sacerdotal y concedió nume- seguirán dando que hablar a la rosas entrevistas a los medios de ONU. comunicación social, en abierta AICA online, 28 Enero 2010 rebelión con las repetidas interven- ciones de la Santa Sede y creando grave desconcierto y escándalo en # # # los fieles. En particular, el 24 de septiembre de 2006, el señor Mi- Destituyen del estado clerical a lingo ordenó cuatro obispos en un arzobispo emérito Washington sin el mandato pon- tificio. La Oficina de la Santa Sede “El señor Milingo incurrió por hizo público el siguiente comuni- tanto en la pena de excomunión cado: “Desde hace varios años, la latae sententiae, declarada por la Iglesia sigue con especial sufri- Santa Sede el 26 de septiembre de miento la evolución de los hechos 2006 y que sigue en vigor. Por relacionados con los lamentables desgracia, el señor Milingo no dio comportamientos del arzobispo pruebas del esperado arrepenti- emérito de Lusaka, Emmanuel miento en vista del retorno a la Milingo. Hubo muchos intentos plena comunión con el Sumo Pon- para que el señor Milingo volviese tífice y con los miembros del co- a la comunión con la Iglesia ca- legio episcopal, sino que siguió tólica, buscando también formas ejerciendo ilegítimamente el epis- adecuadas para consentirle ejercer copado, cometiendo nuevos delitos el ministerio episcopal, con una contra la unidad de la santa Iglesia. intervención directa de los Sumos En particular, en los meses pasados Pontífices Juan Pablo II y Bene- procedió a nuevas ordenaciones dicto XVI, que personalmente y episcopales.

GLADIUS 77 / Año 2010 113 “Estos graves delitos, reciente- gentina y la Santa Sede”, y pide mente verificados, que son signo que “se tomen las medidas per- de la persistente contumacia del tinentes, también contra los fun- señor Milingo, han obligado a la cionarios del INADI que resulten Sede Apostólica a imponerle la responsables de tal violación”, para ulterior pena de la dimisión del es- lo cual envió copias de la presenta- tado clerical”. ción a la Cancillería y a la Nuncia- En cuanto a las ordenaciones tura Apostólica. recientes del señor Milingo, la Monseñor Martini se refirió al “Iglesia renueva lo declarado el 26 Acuerdo entre la Santa Sede y la de septiembre de 2006, es decir República Argentina, firmado el que no reconoce y no reconocerá 10 de octubre de 1966 y ratificado en el futuro ni esas ordenaciones el 28 de enero de 1967, por el cual ni todas las ordenaciones de ellas “los Obispos de la Iglesia Católica derivadas y, por lo tanto, el estado tenemos la más completa libertad canónico de los presuntos obispos para predicar la doctrina católica”, sigue siendo el mismo en que se libertad que “está garantizada por encontraban antes de la ordena- el mencionado Acuerdo”, que se- ción conferida por el citado señor gún el artículo 31 de la Constitu- Milingo”. ción Nacional es “ley suprema de AICA online, 17 Diciembre 2009 la Nación, por encima de cualquier ley nacional, como la 24.515 que creó el INADI y, obviamente, de # # # cualquier actuación administrativa de ese Instituto”. Acusan al INADI de impedir “Vale decir –resumió el prela- predicar la doctrina cristiana do– que la predicación de toda la doctrina católica –y también de El obispo diocesano de San cualquiera de sus partes–, es un Justo, monseñor Baldomero Car- derecho reconocido y garantizado los Martini, denunció que el INA- por el Estado Argentino, a todos DI (Instituto Nacional contra la los Obispos y autoridades eclesiás- discriminación, la xenofobia y el ticas que cumplimos funciones racismo), “un organismo de tercera pastorales en nuestro país”. o cuarta categoría”, efectuó “una La noticia menciona la extensa flagrante violación al tratado de carta que el obispo de San Justo y derecho internacional público su obispo auxiliar enviaron a la suscripto entre la República Ar- Cámara de Diputados de la Nación

114 Año 2010 / GLADIUS 77 con consideraciones referidas a la # # # pretensión de legalizar las uniones del mismo sexo con el status jurí- No hay lugar para el ateísmo dico de matrimonio. Tomando en los nuevos hallazgos astrofí- un párrafo aislado de toda la argu- sicos mentación de la extensa carta, un particular denunció ante el INADI “La existencia de un Creador que “las declaraciones del eclesiás- se puede explicar a través de la tico en referencia al matrimonio ciencia contemporánea y la filo- de personas del mismo sexo resul- sofía moderna hoy mejor que nun- tan ser altamente discriminato- ca, pero es particularmente intere- rias”, denuncia aceptada por el or- sante lo que está sucediendo en el ganismo que emplazó al obispo campo de la astrofísica, hasta el para que ofreciera su descargo. punto de que no puedo comprender Monseñor Martín sostuvo que por qué el agnosticismo y el ateís- “la denuncia es formalmente im- mo siguen siendo aún populares”, procedente y debió ser desestimada afirmó el filósofo y físico jesuíta in limine , siendo lamentable que Robert Spitzer, en una conferencia un ente público le haya dado cur- ofrecida en Denver, Estados Uni- so”. En la parte final de su nota, el dos. El prestigioso científico, dedi- obispo dice: “No me molesta que cado actualmente a explicar las el denunciante o e INADI, en su consecuencias metafísicas de los conjunto o parcialmente, piensen últimos descubrimientos astrofísi- lo contrario (de lo que expresa la cos, aseguró que estos hallazgos doctrina de la Iglesia). Lo que no dejan poco sitio al ateísmo. resulta tolerable es intentar impo- Para Spitzer, ex rector de la ner ideas a los demás o impedir universidad Gonzaga, la astrofísica que los demás se expresen libre- contemporánea es “la llave cien- mente y puedan cumplir con su tífica para probar la existencia de misión y responsabilidad; pues la Dios, pero desafortunadamente pretensión de silenciar una opi- muy pocos conocen estos hechos nión, en este caso la de un Obispo científicos”. Señaló también que católico, viola directamente, al me- las pruebas científicas más recien- nos, tres derechos humanos funda- tes evidencian que “el universo no mentales” cuyo detalle enumera a es infinito, sino finito, comenzó continuación de su carta. en un cierto punto (estimado apro- AICA online, 20 Diciembre 2009 ximadamente en trece mil millones

GLADIUS 77 / Año 2010 115 de años), y está en constante ex- un Creador, fuera del espacio y del pansión. La complejidad del Uni- tiempo”. verso se basa en un equilibrio in- AICA online, 4 Noviembre 2009 creíblemente delicado de 17 cons- tantes cosmológicas. Si cualquiera # # # de ellas se modificara una décima a la tetragésima potencia, estaría- mos muertos y el Universo no se- El gobierno francés rechaza la ría el que es”. adopción por parejas gay Asimismo, señaló que “cada modelo del Bing Bang muestra lo Tras una decisión del Tribunal que los científicos llaman una sin- Administrativo de la localidad gularidad, y la existencia de cada francesa de Besançon, que recien- singularidad exige que exista un temente dio luz verde a la adopción elemento externo al Universo”. de un niño por parte de una pareja En este sentido, recordó que Roger homosexual, monseñor Jean- Penrose, el famoso físico y mate- Charles Descubes, arzobispo de mático inglés, corrigió alguna de Ruán y Presidente del Consejo de las teorías de su amigo y colega Familia de la Conferencia Epis- Stephen Hawking, concluyendo copal Francesa, recordó una vez que todas las teorías del Big Bang, más que, en estos casos, “es necesa- incluso la llamada “teoría cuánti- rio anteponer el derecho del niño ca”, confirman la existencia de a tener un padre y una madre, tales singularidades. Todas las ex- dentro de los derechos individua- plicaciones nos llevan “a una fuerza les”. Reabriendo el debate, y olvi- que es previa e independiente al dando lo más importante para los Universo. Puede sonar a argumen- menores adoptados, el citado Tri- to teológico, pero realmente es bunal Administrativo suscitó una conclusión científica”, aseguró múltiples reacciones. Entre ellas Spitzer. se destacan las palabras de la Secre- Indicó asimismo que “no se taria de Estado de Familia, Nadine puede no aceptar la existencia de Morano, que al conocer la decisión esta singularidad. Esta teoría es declaró rotundamente que “no ha- tan sólida que el 50 por ciento de brá un proyecto de reforma que fa- los astrofísicos están «saliendo del vorezca a las parejas homosexuales” armario» para aceptar una conclu- ya que el “presidente Sarkozy se sión metafísica: la necesidad de comprometió a ello”

116 Año 2010 / GLADIUS 77 En esta misma línea, monseñor Católicas recalcó que “la educación Descubes señaló, en un comunica- de un niño y de manera más con- do hecho público a raíz de la deci- creta el proceso progresivo de su sión, que “la adopción es una salida identidad sexual exigen más que que permite a los niños tener la ex- «simples referentes» de dos sexos, periencia de una familia” que, tal la presencia de un hombre y una y como explicó el cardenal “requie- mujer que mantengan una relación re la presencia complementaria de estable de amor”. un hombre y una mujer”. AICA online, 20 Noviembre 2009 A su vez, la Confederación Na- cional de Asociaciones de Familias

GLADIUS 77 / Año 2010 117 LIBROS RECIBIDOS

ALONSO AMPUERO, JULIO, Personajes Bíblicos, Fundación Gratis Date, Pamplona 2009, 47 pgs. DÍAZ ARAUJO, ENRIQUE, Irracionalismos, UCALP, La Plata 2009, 167 pgs. DÍAZ ARAUJO, ENRIQUE, Propiedad Indígena, UCALP, La Plata 2009, 111 pgs. DIEZ, MARCELO, Luces y sombras de la educación argentina, bosquejo histórico, Gladius 2009, 175 pgs. DIP, RICARDO, Los derechos humanos y el derecho natural, Marcial Pons, Barcelona 2009, 155 pgs. FARIÑA VIDELA, ALBERTO, Escándalo y Locura…, Nuevo Hacer, Buenos Aires 2009, 302 pgs. GONZÁLEZ CÉSPEDES, DANIEL OMAR, El Cura Brochero y la palestra del Espíritu, Mendoza 2009, 55 pgs. LOZIER ALMAZÁN, BERNARDO, Mayo de 1810 (medio siglo de desencuen- tros), Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal de San Isidro “Dr. Horacio Beccar Varela”, Buenos Aires 2009, 173 pgs. MIHURA SEEBER, FEDERICO, De Prophetia y otros temas de actualidad, Gladius 2010, 276 pgs. SANAHUJA, JUAN CLAUDIO, Poder global y religión universal, Vórtice, Buenos Aires 2010, 164 pgs. SPECCHIALE, DAVID FELIPE, “…y así todo Israel será salvado…”, Ágape, Buenos Aires 2009, 399 pgs.

REVISTAS RECIBIDAS

AHORA, Información, Bimensual, Aptdo. Correos 31.001 (08080) Barcelona, España: Nº 101, Sólo se nos ha dado un nombre para nuestra salvación, Jesús, Nov-Dic 2009

ANALES, Fundación Francisco Elías de Tejada, José Abascal, 38, 28003 Madrid, España Año XV/2009, El razonamiento judicial

CRISTIANITA, c.p. 185, I-29100 Piacenza (Italia) [email protected]: Nº 354, Anno XXXVII, Dopo il luongo inverno della dittadura comunista, Ottobre-Dicembre 2009

CONJECTURA, Filosofia e Educaçao. Rua Francisco Gétulio Vargas, 1130, CEP 95070-560 Caixas do Sul, Brasil / [email protected]: Nº 1, V. 14, Jan-Maio 2009 Nº 3, V. 14, Educaçao e cultura da paz, Set-Dez 2009

GLADIUS 77 / Año 2010 119 CRISTIANDAD, Duran y Bas, 9 2º- 08002 Barcelona, España: Año LXVI, Nº 940, Fidelidad de Cristo Fidelidad del Sacerdote, Noviembre 2009 Año LXVI, Nº 941, Esperanza Ecuménica, Diciembre 2009 Año LXVI, Nº 942, Beato José Samsó, Mártir, Enero 2010

DIÁLOGO, Ed. Verbo Encarnado, El Chañaral 2699, c.c. 376, CP. 5500, San Rafael, Mendoza, Argentina Año 14, 2ª época, Nº 52, Cristo reina por la Verdad, Diciembre 2009

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GLADIUS 77 / Año 2010 121 BIBLIOGRAFÍA

François Jourdan Dieu des chrétiens, Dieu des musulmans Éditions de L’Oeuvre, Paris 2007, 207 pgs.

Con frecuencia se habla en estos tiempos de un diálogo necesario entre cristianos y musulmanes. Tal es el propósito del presente libro, donde se señalan las condiciones para que dicho diálogo sea fructífero. Su autor, sacerdote eudista y profesor, es doctor en teología, en historia de las religiones y en antropología religiosa. Delegado de la ar- quidiócesis de París para las relaciones con el Islam, ha dictado cursos sobre mística is- lámica y enseña actualmente en el Instituto católico de París. Por lo demás, el padre Jourdan ha tenido contacto directo con los musulmanes, ya que fue misionero en Áfri- ca, conociendo allí el islamismo africano; asimismo vivió en Marruecos, ha recorrido Túnez, Egipto, el Líbano, Jordania, Siria y Turquía. Como es islamólogo al tiempo que teólogo está en condiciones inmejorables para señalar las semejanzas y las diferencias. Desde el principio nos declara que más que reuniones de camaradería, lo que se necesita es exponer con franqueza las doctrinas respectivas. Está bien, acota, que en los encuentros islamo-cristianos cada cual se abra al otro y muestre buena voluntad. Pero lo principal es conocer las respectivas doctrinas. Aplícase luego a bosquejar la tesitura de numerosos católicos que se acercan al diálogo con buena voluntad, por cierto, pero que de hecho se equivocan grandemente. He aquí algunas de las predisposiciones que más se reiteran. 1) “Hablemos solamente de lo que nos une”. Tal actitud puede parecer muy sim- pática, pero pronto se verá que son numerosas las divergencias en cosas esenciales. El padre Samir Khalil Samir, jesuita islamólogo, ha mostrado cómo el Corán niega las verdades más fundamentales de la fe cristiana: la Trinidad, la divinidad de Cristo, la Encarnación, la Redención, la muerte y resurrección de Jesús... 2) “El 90% de las cosas nos son comunes”. La afirmación parece oportuna para acercar a los contendientes. ¿Acaso ambos no somos monoteístas? ¿No tenemos am- bos a Adán, Noé, Abraham, Moisés, David, Salomón, Jesús y María? Ambos rezamos para entrar en relación con Dios. Pero ello es sólo una apariencia. El Abraham musul- mán poco tiene que ver con el Abraham bíblico, objeto de una promesa trascendente, que surca toda la historia veterotestamentaria de la Alianza hasta acceder al Mesías. Asimismo el ‘Isâ, como se lo llama a Jesús en el Corán, no es Dios, ni murió, ni resu- citó, lo que atenta contra datos esenciales de nuestra fe. No es, pues, verdad que mu- chas cosas nos son comunes. Sería un grave error contra el diálogo aparentar ignoran- cia de tales diferencias, o, lo que es peor, disfrazar aquellas verdades fundamentales para caer bien al interlocutor. 3) Un imán decía: “Dejemos las doctrinas a los especialistas”. Pero para ello hay un problema. En el islam no hay “especialistas” de la doctrina cristiana. No se conoce ningún musulmán experto en “cristianología”. En cambio entre los cristianos hay “islamólogos” serios, que han dejado incluso obras considerables como la denominada Enciclopedia del islam. Más aún, para ahondar en el pensamiento de los musulmanes se ha creado un Instituto pontificio de estudios árabes e islámicos. A ello se han aboca- do también varios jesuitas de la universidad San José de Beirut.

GLADIUS 77 / Año 2010 123 4) “Tenemos el mismo Dios”, se oye a menudo decir. Más allá de la negación del misterio trinitario por parte del islam, que implicaría para ellos la negación del mono- teísmo, si bien es cierto que ambos creemos en Dios, ello no significa que adoremos al mismo Dios. No se puede decir que haya identificación entre el Allah musulmán y el Dios de nuestra fe, que es nuestro Padre. Como señaló en cierta ocasión Juan Pablo II, el Dios musulmán es solamente Majestad y jamás Emmanuel, Dios con nosotros. El padre F. Varillon decía que “el musulmán está delante de Dios, el cristiano está en Dios”. Allah es un Dios distante. Cristo, el verbo encarnado, dijo: “No os llamo sier- vos, sino amigos” (Jn 15, 15). La idea cristiana es chocante para el islam, porque Dios es de una trascendencia abismal, radicalmente separado de toda creatura. Al hombre no le resta sino sometérsele: tal es el sentido de la palabra muslim (musulmán), some- tido. 5) “El islam está en continuidad con las dos precedentes religiones monoteístas, ju- día y cristiana”, afirman los musulmanes. Es cierto que el islam aparece cronológicamente después del judaísmo y del cristianismo, y exteriormente se les asemeja. Asimismo en el Corán encontramos personajes importantes de la Biblia. Ya hemos hablado de ello. Pero la continuidad es aparente. Los personajes que comparecen en el Corán no son los del judaísmo y cristianismo reales. Una cosa son Jesús y María en el Corán, y otra muy distinta Jesús y María en el Evangelio. En el islam se encuentra, por cierto, buena parte del judaísmo y del cristianismo, pero todo o casi todo ha cambiado de signo. Agréguese a ello lo que los musulmanes piensan acerca de las Escrituras anteriores al Corán, a saber, que ellas fueron falsificadas, corrompidas y manipuladas. Dichas escri- turas han sido traficadas por sus portadores y no representan verdaderamente ni el mensaje de Moisés ni el de Jesús. El texto auténtico descendido de Dios habría sido deformado por instigación de Esdras en el judaísmo y de Pablo en el cristianismo. Este último no fue sino el fundador de un cristianismo que traiciona a Jesús. El Antiguo Testamento y el Nuevo que hoy se pueden encontrar en una librería, no son, pues, los revelados por Dios sino los tergiversados por los hombres, textos pura- mente virtuales. Los auténticos resultan inencontrables. En la versión de los musulmanes, los cuatro libros precedentes descendidos del cielo sobre Ibrâhim, Mûsá, Dawûd e ‘Isâ, han desaparecido. Lo que de esos libros resta no es sino el resultado de la falsificación que sobre ellos habrían ejercido con éxito quenes los recibieron: judíos y cristianos. La tesis de la falsificación se encuentra en el Corán. Los textos perdidos habrían anunciado a Mahoma. Así, pues, cuando se habla de “las tres religiones del Libro” hay que saber que no tenemos un libro común. Muhammad fue, él sí, enteramente fiel a lo que Dios le reveló. En el mundo musulmán se lo considera como “iletrado”, ya que, según dice un islamólogo, “el profeta debe ser virgen de toda cultura para que la revelación se inscriba en él como un disco de cera virgen, y su saber personal no ponga un dique”. El Corán “descendió” de manera externa sobre el Profeta, que no tuvo sino un papel pasivo. Tras ser dictado fue memorizado, primero por el Profeta mismo, luego por sus compañeros, lentamente salmodiado, día y noche. Su contenido es así plenamente fi- dedigno. 6) “Nosotros reconocemos a Jesús”, aseguran los musulmanes a los cristianos. El islam coincide con el cristianismo en que existió Jesús, el cual nació milagrosamente de María virgen y madre. Pero si para nosotros es verdadero Dios y verdadero hom- bre, el islam se rehúsa de manera terminante a reconocer su divinidad. Los cristianos son “asociacionistas”, dicen, porque al reconocer a Jesús como Dios “asocian” otro Dios al Dios verdadero, que es único. Ellos consideran a nuestro Hijo de Dios encar- nado cual si fuese un segundo dios nacido del primero, por generación carnal, lo que nada tiene que ver con la fe cristológica de los cristianos. Asimismo el Jesús musulmán no es considerado como redentor. ¿Redentor de quiénes, si no hubo pecado original? Por lo demás, según lo señalamos anteriormente, para el islam no es Jesús quien dio origen al cristianismo, sino Pablo, bajo el influjo de la gnosis esotérica, en la órbita helenística del estoicismo, los mitos griegos, persas o egipcios. Es un verdadero sincre- tismo. No habría sido sino él quien inventó la resurrección de Jesús, así como su divi-

124 Año 2010 / GLADIUS 77 nidad; también el misterio de la Trinidad, la Redención universal, la mediación de Cristo entre Dios y los hombres, los sacramentos. Pablo fue, pues, el gran falsificador del cristianismo, que habría creado la doctrina cristiana y la Iglesia: una nueva religión que el verdadero Jesús, judío o musulmán, no habría ni fundado ni querido. Este libro, de una franqueza tan meritoria, no está exento de algunos lunares, nada desdeñables. Por ejemplo, al tratar de la guerra santa que preconiza el islam,enseña que también la Iglesia ha errado en esta materia, ya que a menudo ha vivido “con el Evangelio en su mano y su teoría no evangélica de la guerra justa en la otra [...] Dios no se mezcla en la guerra justa, que no está en el texto religioso” (pp.71-72). Erra, asi- mismo, cuando se refiere al terra de la laicidad. La palabra “laicidad” no existe en ára- be, afirma, y tiene razón. Correspondientemente, la idea que los cristianos designan bajo el nombre de profano, temporal o secular, es totalmente extraña al pensamiento musulmán. La laicidad es estrictamente opuesta al espíritu del islam, que niega la distinción de la esfera celestial y el dominio terreno, del campo privado y el espacio público. Porque así como la Iglesia propició la Cristiandad, expresión social del cristia- nismo en el orden temporal, así el mundo islámico propicia lo que podríamos llamar la “islamidad”, es decir, la impregnación coránica del orden temporal. Es cierto que lo hace uniendo en exceso, hasta la confusion, lo espiritual y lo temporal, a diferencia de la Iglesia, que primero señala los límites de cada campo, para luego armonizarlos en un propósito común; divide, en orden a que se respeten las respectivas autonomías, para luego conectar de manera sinfónica el orden sobrenatural con el natural, la Igle- sia con el Estado. Sea lo que fuere, el A. ve como un defecto sustancial aquella simbio- sis que promueve el islam, y que lo aleja de la concepción (liberal) de la Iglesia. Señala, consiguientemente, la conveniencia de que el mundo musulmán se anime a desacralizar su derecho, manteniendo sólo el Corán como sagrado. Sería bueno, afirma, acantonar el islam a la mezquita. ¿No es idéntico el anhelo de los católicos liberales: la Iglesia en la sacristía? El A. cita en su favor las palabras de Cristo: “¿Quién me ha establecido para ser juez y repartidor entre vosotros?” (Lc 12, 14), lo que así comenta: “La laicidad es un desarrollo de la coherencia cristiana misma” (p.79). La cristiandad medieval, agrega, se dejó arrastrar por las idelogías humanas, a pesar de los tres primeros siglos cristianos durante los cuales los cristianos permanecieron fieles a Cristo, al margen del poder político. ¡Pero ello era porque estaban perseguidos! En cuanto salieron de las catacumbas se abocaron, con San León y San Agustín, a bos- quejar la posible Cristiandad, a hacer efectiva la Realeza social de Aquel que dijo: “Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra” (Mt 28, 18), prolongando la invoca- ción de la plegaria más entrañable del cristianismo: “Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo” (Mt 6, 10). Un reino que no se limita a los corazones sino que desde allí se refracta a las sociedades, a todo el orden temporal. El islam es globalizante, se lamenta Jourdan, es a la vez religión y sociedad. Trae aquí a colación un texto de F. Benslama: “Para saber si un musulmán es demócrata, basta hacerle tres preguntas. ¿Adhiere a la igualdad de los sexos, que supone una lectura crítica del Corán? ¿Acepta la libertad de apartarse de la religión o de cambiarla por otra? ¿Está en favor de la se- paración de lo político y de lo religioso? El mundo musulmán no saldrá de su crisis si no llega a progresar en estos tres puntos” (cit. en p.81). Nos parece que en esta mate- ria el islam es más “tradicional”, es decir, más fiel a la “revelación primordial”, que el catolicismo liberal, deudor del llamado “progresismo”. El día en que el musulmán se convierta encontrará su verdadero hogar en el catolicismo tradicional y no en el liberal. El A. parece alegrarse de que “el cristanismo haya entrado en la modernidad”, en espera de que un día lo haga también el islam. Por el momento parece estar lejos de ello. Y cita a Addi Lahouari: “Hasta tanto no aparezca un Kani musulmán que ponga al individuo como fin en sí, las sociedades musulmanas tendrán un pesado punto liti- gioso con la modernidad” (cf. p.84). En fin, más allá de estas reservas, nada minúsculas, por cierto, pensamos que el presente libro es altamente instructivo. Para no pocos católicos, demasiado “abiertos

GLADIUS 77 / Año 2010 125 al diálogo”, podrá parecer desalentador, pero creemos que es en verdad realista. Hacia el término de su obra, el A. reitera que el diálogo es posible. Pero agrega: “Dia- logar no es «estar de acuerdo». Tenemos que salir del sueño lleno de afectividad que quiere una unanimidad de fachada y de conveniencia, la paz barata, que por serlo im- pide el diálogo. Debemos aceptar estar «de acuerdo sobre nuestros desacuerdos», es decir, tomar en cuenta nuestras diferencias [...] He ahí el verdadero respeto del otro, la aceptación real de la alteridad [...] No son las diferencias las que impiden el diálogo, sino el hecho de esconderlas” (pp.173-174). Frente a los “optimistas a ultranza”, trae a colación una valiente afirmación de monseñor Pierre Claverie: “Nosotros decimos: «Miren, tenemos bases comunes». Es falso. Completamente falso. Cada cual pone un contenido diverso detrás de las mismas palabras. Estamos en pleno equívoco [...] ¡No! Partamos de la diferencia. Yo soy así, tú eres así, tratemos de descubrirlo y de aproxi- marnos el uno al otro”. Fue inspirándose en este texto que el A. se propuso presentar las diferencias. Un trabajo verdaderamente meritorio.

P. ALFREDO SÁENZ

Giacomo Biffi 1. Juan XXIII, Pablo VI y el Concilio Memorie e disgressioni di un italiano cardinale Pasamos por alto los recuerdos que Cantagalli, Siena 2008, ó38 pgs. nos deja de sus años mozos. Digamos tan sólo que nació en Milán en 192ó y de El cardenal Biffi es un inteligente testi- niño se inscribió en las filas de los Balilla. go de nuestro tiempo. El estilo de sus es- Luego entró en el seminario, donde hizo critos está transido de franqueza y hasta sus estudios hasta ser ordenado sacerdote. de cierto desparpajo que nos encanta, no Concentrémonos en lo que nos dice de exento de ironía y frontalidad. La obra los tiempos más recientes. que tenemos delante nos ofrece sus me- Largamente se detiene en la figura de morias. La comenzó a escribir cuando le Roncalli y de sus antecedentes tradiciona- concedieron la “jubilación canónica”’, co- listas. “Aun en 1953, después de las expe- mo gustaba decir mi inolvidable amigo, riencias de varias nunciaturas, siendo pa- el padre Alberto Ezcurra. No se trata de triarca de Venecia, declaró públicamente una simple crónica de su vida, sino que que se proponía seguir las huellas de Pío la sucesión de los hechos que la jalonaron X, del cardenal Ferrari, del obispo Radini le permite dar ahora un juicio más ecuáni- Tedeschi. Éstos eran, pues, sus modelos me. La distancia le posibilita evaluarlos declarados” (p.15ó). Siempre afecto a mejor que cuando acontecieron. El len- los estudios históricos, le encargaron que guaje que emplea es esponjado, con la li- redactara un boceto de la pastoral colecti- bertad que le da la fe. No en vano en la va que el episcopado lombardo se había primera página incluye un texto notable decidido a publicar en el centenario del de San Ambrosio: Ubi fides ibi libertas. llamado “Edicto de Milán”, del año 313. Sólo desde la fe se puede hablar con la El documento que salió de sus manos era libertad y desenvoltura con que lo hace tan riguroso “en la línea de la tradición en el presente libro, que no ha de dejar intransigente”, que uno de los obispos de de escandalizar a ciertos espíritus mojiga- aquel grupo prefirió abstenerse. De Ron- tos. Bien afirma el autor, parafraseando calli ya papa, recuerda Biffi la encíclica a San Agustín, que “el que no recuerda, Veterum sapientia, que aquel papa hizo ni siquiera puede pensar”. El anciano car- pública al advertir la progresiva desapa- denal entiende que ya ha ingresado en la rición de la lengua de Roma en la liturgia, recta final de su peregrinación en la tierra, último baluarte de la latinidad. Biffi no y quiere legarnos un inteligente relato de disimula el afecto que experimenta por el la ardua época en que le tocó vivir. papa Juan. Le gustaban sus humoradas

126 Año 2010 / GLADIUS 77 y sus actitudes desaprensivas. Pero otras contra los arrianos, que Cristo era Dios y cosas le disgustaron, y ahora no quiere consustancial al Padre, como se definió pasarlas por alto. Por ejemplo el disgusto en Nicea?, ¿o que estaba realmente pre- que aquel papa experimentó, ya desde el sente en la Eucaristía, según lo definió comienzo del Concilio, por los que llama- Trento? Biffi piensa que dicha política ba “profetas de desgracias”, aquellos que hacía correr “el peligro de no recordar a su juicio no veían sino tinieblas en la más que la primera e insustituible «mise- tierra, o anunciaban hechos siempre ne- ricordia» para la humanidad extraviada fastos, “como si estuviese próximo el fin es, según la enseñanza clara de la Revela- del mundo”. Biffi señala la perplejidad ción, la «misericordia de la verdad», mise- que le invadió por aquel entonces. ¿Acaso ricordia que no puede ser explicitada sin en el Antiguo Testamento los profetas la condena explícita, firme y constante de que anunciaron castigos y calamidades, todo desvío y de toda alteración del «de- como Isaías y Jeremías, no habían sido pósito» de la fe, que ha de ser custodiado” los verdaderos profetas, a diferencia de (p.184). los que se apresuraban por anunciar tiem- Nuestro cardenal lamenta también, y pos felices, para caer bien a las mayorías? con razón, un extraño silencio del Conci- También de aquella época es su frase: lio, el que mantuvo acerca del comunis- “Hay que mirar más lo que nos une que mo, que ya había provocado decenas de lo que nos divide”. La frase, comenta el millones de muertos. El marxismo en el A., puede servir en el ámbito de los conflic- poder fue el fenómeno histórico más im- tos cotidianos, pero tal principio “se vuelve ponente y duradero del siglo XX. Pues absurdo y desastroso en sus consecuen- bien, el Concilio, que justamente se había cias, si se lo aplica a los grandes temas de propuesto elaborar una “Constitución so- la existencia y particularmente a la proble- bre la Iglesia y el mundo contemporáneo”, mática religiosa [...] El Señor Jesús dijo nada decía de ello. “En los mismos años de sí, pero es una de sus palabras que en que se desenvolvía el concilio ecuméni- nos inclinamos a censurar: «He venido a co, las prisiones comunistas eran aún luga- traer la división» (Lc 12, 51)” (p.178). res de indecibles sufrimientos y de humi- Otra frase que el papa privilegió en aque- llaciones infligidas a numerosos «testigos llos tiempos fue: “Hay que distinguir el de la fe» [...], y el concilio no habló de error y el que yerra”. El principio es justo, ello” (p.185). El cardenal señala su dolor por cierto, “pero yo no puedo olvidar, re- al ver cuántos de los que entonces apoya- flexionando sobre dicha sentencia, que la ron aquella “prudencia» del Vaticano II, sabiduría histórica de la Iglesia nunca re- se asocian hoy al coro de difamadores de dujo la condena del error a una pura e Pío XII” (cf. p.186). ineficaz abstracción. Al pueblo cristiano se lo pone en guardia y se lo defiende de Refiriéndose a aquel mismo documen- aquel que ha sembrado el error” (p.179). to, Gaudium et spes, Biffi manifiesta una Y recuerda la directiva de Jesús de que evidente falta de entusiasmo. Hubert Je- quien escandaliza con su comportamiento din, recuerda, en su Historia de la Iglesia y su doctrina, y no se deja corregir de ha observado que “esta Constitución fue ninguna manera, “sea para ti mismo como saludada con entusiasmo, pero su historia un pagano o un publicano” (cf. Mt 18, posterior ha demostrado que entonces su 17), previendo así el recurso a la excomu- significado e importancia habían sido am- nión. pliamente sobrevalorados y que no se había entendido cuán profundamente Ya en tiempos de pleno Concilio, Juan aquel «mundo» que se quería sanar para XXIII creyó entender que a lo que había Cristo había penetrado en la Iglesia” (cit. que recurrir no era a las condenas sino a en p.188). Luego diría Maritain que con la “medicina de la misericordia”, abste- frecuencia se habló del “mundo” en un niéndose de estigmatizar los errores. Se sentido genérico –había que “abrirse al quiso un concilio “pastoral”. ¿Pero acaso mundo”–, no diferenciándose el mundo los anteriores Concilios no habían sido bueno, el creado por Dios, del mundo “pastorales”, o no lo fueron suficiente- perverso, el “mundo mundano”, cuyo mente? ¿No fue acaso pastoral afirmar, príncipe es Satanás. Karl Barth pudo decir

GLADIUS 77 / Año 2010 127 que el concepto de “mundo” de aquel 2. De Juan Pablo I a nuestros días documento no era el del Nuevo Testa- mento. Cita asimismo el A. al cardenal Giovanni Colombo, quien dijo: “Aquel Cuando fue elegido papa el cardenal texto tiene todas las palabras justas; donde Luciani, Biffi exultó de alegría. Desde ha- se equivoca es en los acentos” (cf. p.111). cía veinte años, escribe, no hacíamos sino Biffi juzga que el postconcilio fue muy “prestar atención al mundo de hoy”, a influido por aquellos “acentos”. sus anhelos y voces caóticas; “me di cuen- ta en aquel momento que de este nuevo Señala también nuestro cardenal otra papa quizás podía esperar algo «diverso» consecuencia importante del Vaticano II, de los reiterados lugares comunes: algo y es que, buscando resaltar la figura del «nuevo», o mejor algo «antiguo» y «eter- obispo, acabó por sumergirlo en la red no»” (p.256). Poco más adelante, y de- de comisiones episcopales, en el aluvión seando tratar de lo que aconteció después de sus documentos: “el obispo tenía la del Concilio, dio a luz una obra de título impresión de no poder moverse con liber- insólito y contenido original: La Bella, la tad; y por eso a menudo no se movía” Bestia e il Cavaliere. Como toma de posi- (p.195). Por lo demás, como si se hubie- ción inicial frente a la confusión reinante sen abierto de golpe puertas hasta enton- creyó que era preciso distinguir el concilio ces cerradas, se desató en numerosas pu- del “postconcilio” y sus ídolos más vene- blicaciones católicas, así como en las cá- rados, la “antropolatría”, la “cronolatría” tedras y en la catequesis, la tendencia a y hasta la “bibliolatría”. Si se quiere hablar poner en duda tal o cual dogma de fe o al hombre de nuestro tiempo, allí se afir- pasar bajo silencio algunas verdades fun- ma, hay que hablar al hombre de siempre damentales. Recuerda acá Biffi la reacción El subtítulo del libro era: “Ensayo de teo- de Maritain, quien llegó a decir que el logía inactual”. Inactual, porque se resistía modernismo de comienzos de siglo frente a aceptar la llamada “ideología postcon- a la crisis actual no era sino un resfrío ciliar”. Pronto moriría Juan Pablo I. Ya comparado a una alarmante fiebre con- esta recensión se va haciendo demasiado tagiosa. En 1972, Pablo VI no trepidó en extensa, por lo que nos eximiremos de afirmar que “de algún lado ha entrado el exponer su juicio sobre Juan Pablo II y su humo de Satanás en el templo de Dios”. gestión pontificia. Pasemos a otros aspec- Y para salirle al paso compuso una solem- tos que fueron de su especial interés. ne profesión de fe, un Credo, donde se confesaban una vez más las verdades de Más allá de los avatares de la Iglesia, siempre. Pero la generalidad de los teólo- nuestro cardenal nos ofrece valiosas consi- gos y pastoralistas no lo tuvieron dema- deraciones sobre nuestro tiempo. El siglo siado en cuenta (cf. p.199). XX, señala, había comenzado en un am- biente de euforia generalizada. Desde la Fue en esos momentos cuando nues- perspectiva seductora de una humanidad tro cardenal escribió una obra imperece- ilustrada por la ciencia autónoma, y orgu- dera. Cuenta que en aquellos días se afir- llosa de sí, había hecho flamear la bandera maba de manera contundente: “A mi jui- de una libertad sin límites, de una justicia cio, Cristo dijo...”. Él se veía obligado a terrena independiente de la divina, una responderle: “Pero mira que Jesús dijo filantropía realmente eficaz, sin la virtud justamente lo contrario de lo que tú pien- cristiana de la caridad. De ese gran pro- sas [...] Quizás no tenemos en las manos yecto ideológico hoy no quedan sino es- el mismo evangelio”. Y así se le ocurrió combros. Ante todo, “la ruina de la ra- inventar la historieta del encuentro de un zón”. De aquel racionalismo endiosado nuevo evangelio, “el quinto evangelio”, se pasó cómicamente a una fe casi uni- un evangelio diverso, el evangelio progre- versal en el horóscopo y en las respuestas sista. Alguno le dijo que al publicar El de magos y nigromantes. Asimismo se quinto evangelio se había “quemado” pa- produjo “la ruina de la libertad”. Muchos, ra siempre, se le había cortado “la carrera” especialmente jóvenes, a quienes se les (cf. pp.201-202). Admirable este libro, predicó la emancipación de toda autori- que leí hace ya tanto tiempo, y que vuelvo dad y de todo principio, están hoy sujetos con frecuencia. a las más trágicas esclavitudes, la droga y

128 Año 2010 / GLADIUS 77 las aberraciones sexuales. Y aconteció Cuando advirtió que el Sultán no se con- “la ruina de la familia”, derrumbe que vertía al cristianismo, abandonó el em- está en el origen de muchas de los actuales prendimiento (cf. pp.339-342). desgracias. Los chicos, a comienzos de Por desgracia, agrega el cardenal, a siglo, tenían a su disposición un padre, los que quieren combatir por la Verdad una madre y una media docena de her- conculcada se los tilda fácilmente de manos. Hoy ya no tienen hermanos; en “integristas”, incluidos aquellos que de- compensación alguna vez tienen una me- fienden la vida en esta sociedad abortista. dia docena de padres y madres (cf. pp. “¡No os preocupéis! En este contexto, ser 422-423). llamados «integristas» es equivalente a Sobre aquella Europa desolada, agre- ser llamados cristianos” (p.381). Previene, ga Biffi, se suceden hoy oleadas de inmi- asimismo, contra el “diálogo interreligio- grantes islámicos. “Yo pienso que Europa so” mal entendido. “Cuando en nuestra o volverá a ser cristiana o se volverá mu- mente se asoma la idea hoy tan difundida sulmana. Lo que me parece sin futuro es de que «en el fondo todas las religiones la cultura de la nada, de la libertad sin lí- son iguales» –cada pueblo tiene la suya, mites y sin contenidos, del escepticismo se dice, y también cada hombre tiene el considerado como conquista intelectual, derecho de elegir lo que más le agrada–, que parece ser la posición ampliamente pensemos seriamente en la sangre de los dominante en los países europeos, todos mártires que fue derramada precisamente más o menos ricos de medios y pobres para afirmar y defender la verdad de lo de verdad. Esta cultura de la nada [...] contrario” (p.464). Desgraciadamente, no será capaz de resistir el asalto del is- aun dentro de la Iglesia no son pocos lam [...] Por desgracia ni los «laicistas» ni quienes sostienen que “la libertad de las los «católicos» parece que se den cuenta opiniones es más importante y salvífica del drama que se está perfilando. Los que la conciencia de la única verdad” «laicistas», hostigando de mil maneras a (pp.405-406). El A. mira, asimismo, con la Iglesia, no advierten que combaten a prevención la tendencia a pedir perdón la inspiradora más fuerte y a la defensora por los errores eclesiásticos del pasado, más robusta de la civilización occidental no sea que se piense que los hombres de y de sus valores de racionalidad y de li- la Iglesia fueron los únicos que se equivo- bertad. Los «católicos», dejando que se caron a lo largo de los siglos, ya que nin- vaya diluyendo en sí mismos la conciencia gún otro pide perdón por sus aberraciones de la verdad poseída y sustituyendo al (cf. p.415). ansia apostólica el diálogo a toda costa, inconscientemente preparan su propia ex- tinción” (pp.382-383). 3. Las palabras finales Ante una situación tan grave, el A. in- siste en la necesidad de volver al “cristo- Al cierre del libro, el cardenal nos trans- centrismo”, al menos dentro de la Iglesia, cribe el discurso que pronunció en los trayendo a colación lo que don Barsotti días que precedieron inmediatamente al creía ver en los debates de tantos católicos último cónclave, en que saldría elegido de nuestro tiempo: “Cristo es una excusa Benedicto XVI. Aunque parezca extraño, para hablar de otra cosa”. Más que de trajo allí a colación una vieja tira cómica, Cristo y de las virtudes cristianas, se prefie- la de Mafalda, que en esos días le vino re hablar de “valores”, la solidaridad, la con frecuencia a la mente. “He entendido ecología, la filantropía, el pacifismo. Parti- –decía aquella terrible y aguda jovencita–; cularmente le indigna el modo como se el mundo está lleno de problemólogos, extiende el “pacifismo” entre tantos católi- pero escasean los solucionólogos”. Y con- cos, una suerte de neo-tolstoianismo. Cuan- tinúa: “Querría decir al futuro papa que do San Francisco, que era partidario de preste atención a todos los problemas. las Cruzadas, se allegó al Sultán, no fue Pero primero y más aún se dé cuenta del para “dialogar” con él, sino que “le predi- estado de confusión, de desorientación, có al Dios uno y trino y al Salvador de de turbación que aflige en estos años al todos, Cristo”, jugándose el martirio. pueblo de Dios, y sobre todo aflige a los

GLADIUS 77 / Año 2010 129 pequeños. Hace unos días escuché en la diestra de Dios, pensad en las cosas de lo televivión a una hermana anciana y devo- alto, no en las de la tierra” (Col 3, 1-2). ta que así respondía al entrevistador: «Este Benedicto XVI, cuando al término del re- papa, que ha muerto, ha sido grande so- tiro pronunció unas palabras de agrade- bre todo porque nos ha enseñado que cimiento, le dijo: “En la Santa Misa, antes todas las religiones son iguales». No sé si de la plegaria eucarística, cada día respon- a Juan Pablo II le hubiera agradado mu- demos a la invitación «arriba los corazo- cho un elogio como ése. nes» [...] Usted realmente nos ha ayudado “Querría señalar al nuevo papa la vi- a salir de esta gravitación de las cosas de cisitud increíble del Dominus Iesus: un cada día y a entrar en esa gravitación del documento explícitamente compartido y Resucitado y, así, a subir a lo alto. Por públicamente aprobado por Juan Pablo esto le damos gracias” (pp.611-619). II, un documento por el cual me complace Nosotros también le damos gracias a expresar al cardenal Ratzinger mi vibrante este gran cardenal que desde su Quinto gratitud. Que Jesús sea el único necesario Evangelio, que tanto consuelo dio a nues- Salvador de todos es una verdad que en tra juventud sacerdotal, nos sigue ilumi- veinte siglos –a partir del discurso de Pe- nando y alentando con su criterio tan so- dro después de Pentecostés– nunca se brenatural. había sentido la necesided de recordar. Esta verdad es, por así decirlo, el grado P. ALFREDO SÁENZ mínimo de la fe; es la certeza primordial, y entre los creyentes el dato simple y más esencial. En dos mil años nunca había si- do puesto en duda, ni siquiera durante la P. Horacio Bojorge crisis arriana ni en ocasión del descarrila- Vivir de cara al Padre. miento de la Reforma. La necesidad de Nacidos de Nuevo y de lo Alto tener que recordarla en nuestros días nos Lumen, Buenos Aires da la medida de la gravedad de la situa- 2009, 127 pgs. ción actual. Y, con todo, este documento que recuerda la certeza primordial, más simple, más esencial, ha sido discutido Otro pequeño gran libro del P. Hora- [contestato]. Ha sido discutido en todos cio Bojorge. En pocas páginas nos hace los niveles, en todos los niveles de la ac- entrar en un mundo de fe y luz, de la fe y ción pastoral, de la enseñanza teológica, la luz que vienen de lo Alto. de la jerarquía. Un buen católico me contó Comienza observando que tendemos que propuso a su párroco hacer una pre- a hacer de Dios un Dios implícito. Pensa- sentación de la Dominus Iesus a la comu- mos y hablamos de Dios como algo “su- nidad parroquial. El párroco (un sacerdote puesto”. Pero la esencia de la vida cristia- por lo demás excelente y bien intenciona- na y de su comunicación consisten en la do) le respondió: “Lascia perdere. Ése es explicitación de eso mismo que dejamos un documento que divide”. Un documen- implícito. “¿No será que ese tan difundido to que divide. iBonito descubrimiento! hábito de dejar implícito a Dios, obedece Jesús mismo dijo: «He venido a traer la más bien a una real dificultad para expli- división» (Lc 15, 21). Pero demasiadas citarlo?” (p.15). El autor propone algunas palabras de Jesús hoy resultan censuradas respuestas, una es que se esconde un cierto entre los cristianos, al menos entre los temor a que, de hacerlo explícito, provo- cristianos en su pars loquacior” (pp.614- que rechazo. O sea, temor a que lo que 615). anunciamos sea poco creíble. Es una suer- En la semana del 25 de febrero al 3 te de respeto humano, de rubor interior de mayo de 2007, nuestro cardenal le por el Mensaje, porque no lo creemos su- predicó al papa los Ejercicios Espirituales. ficientemente convincente, a pesar de ser Allí trató particularmente de los hechos el mensaje de Dios. Y pensar que es en sí esjatológicos y parusíacos, sobre la base mismo el Absoluto Creíble. Por ello el im- de un texto del Apóstol: “Buscad las cosas perativo de los profetas: ¡“Grita, no calles!”. de arriba, donde se encuentra Cristo a la Con Dios y su palabra no caben sordinas.

130 Año 2010 / GLADIUS 77 En una época –dice el P. Bojorge– de Nuestro sincero reconocimiento por sexo explícito y de orgullo gay, nosotros el espíritu sobrenatural con que el P. Bo- dejamos a Dios implícito, cubierto de un jorge trata las cosas sobrenaturales, para púdico (mejor dicho impúdico) velo. Vivir de Cara al Padre. Nacidos de Nuevo y de lo Alto. ¡Dios es Dios! El final apropiado es un sencillo Deo gratias.

Al tiempo de reflexionar sobre estas ABELARDO PITHOD cosas recordé el título de un libro de uno de las llamados “nuevos filósofos” fran- ceses de la generación de 1968. Fueron años de anticristianismo militante, Jean Sévillia comandados por Jean Paul Sartre. Este Historiquement correct. Pour sujeto fue oportunamente desenmascara- en finir avec le passé unique do por el antropólogo Claude Lévi-Straus Perrin, Paris 2004 –recientemente fallecido- que lo calificó de hombre de gran fausseté d’esprit, es decir, un falso. Eran los años parisinos de Jean Sévillia es redactor en jefe adjun- los graffitis estudiantiles en el Barrio Latino to del Figaro Magazine. Sus dos libros con los nombres de Marx, Mao, Marcuse, precedentes, Zita, imperatrice courage las tres M. Pero he aquí que, insospecha- (Perrin, 1997) y Le Terrorisme intellectuel damente, uno de aquellos “nuevos (Perrin, 2000) han tenido un éxito notable. filósofos”, Maurice Clavel, se convierte al Posteriormente al presente libro ha publi- catolicismo. Como buen converso él no cado Le dernier empereur Charles d’Au- se arredró en titular su libro de conversión triche, 1887-1922 (Perrin, 2009), quien Dieu est Dieu, nom de Dieu. ¡Las cosas fue el marido de Zita, recientemente beati- por su nombre! ¡Dios es Dios! Nada de ficado. implícitos. Muy acertada nos parece la idea del Clavel se jugaba su carrera, su estatus autor al titular como lo hizo el libro que intelectual y probablemente profesional. ahora nos va a ocupar. Cuando lo “políti- A más de cuarenta años de todo aquello camente correcto” se aplica a la historia, debe venir el P. Bojorge a recordarnos el resultado pasa a ser lo “históricamente que hagamos “explícito” a Dios. Y eso correcto”. Se nos ha dicho que la misma que hoy el indiferentismo religioso hace calificación cabe para otros campos. que no corramos mayores riesgos por Existe lo “filológicamente correcto”, lo hacerlo. “artísticamente correcto”, etc. Trátase, en Me he quedado en esta reseña en la el fondo, de un intento de reelaboración primera parte del libro. Se suceden seis de todo el pensamiento, de todos los cri- capítulos más y cuatro anexos, en esa terios de juicio válidos hasta ahora, según misma tónica fiel a su estilo, sin medias nuevos parámetros. Es el hombre demiur- tintas ni escamoteos, sin que el autor se go, que se ha propuesto llevar a cabo esté oyendo a sí mismo y trasmitiendo lo una nueva creación, instituyendo una re- que él piensa, sino lo que ha recibido de novada tabla de valores y disvalores. lo Alto. Cuando non referimos al campo de la historia, de lo que se trata es de rehacerla Materialmente la edición de Lumen según los criterios de la modernidad. Ya no me ha parecido del todo lograda. Por Nietzsche había dicho que en cada época otra parte pienso que un formato más debía surgir un conjunto de cerebros que pequeño hubiera sido práctico para lle- declarasen lo que era bueno y lo que era varlo en el bolsillo y aprovechar para malo. Dicha idea se ha llevado a la prác- leerlo en los viajes y en las habituales tica en los últimos tiempos . No hace mu- colas que debemos padecer. Pero lo deci- cho Stalin dispuso reescribir la historia sivo es que Lumen nos haya brindado al- según sus conveniencias políticas. Para go sustantivamente valioso. ello no dudaba en rehacer, si se hacía

GLADIUS 77 / Año 2010 131 necesario, los artículos de los diccionarios crueldad, se alude a los procedimientos soviéticos. Trotzki, por ejemplo, conside- medievales, la tortura, etc. “Uno se creería rado un prócer mientras servía a la causa, en la edad media”, se dice. Fue Régine desapareció del diccionario cuando incu- Pernoud quien más hizo para deshacer rrió en desviacionismo. Pero para no tener ese prejuicio tan injusto, “redescubriendo” que cambiar la numeración de las páginas la verdadera edad media, con sus glorias del diccionario, la columna dedicada al y su cultura. ¿Podía ser considerada una ex personaje era ahora suplida con otra época “oscurantista”, como se la califica destinada a tratar de la “troika”, o de con tanta frecuencia, aquella en que se “Trieste”, o de lo que fuere, tratando de crearon las primeras universidades de la que lo nuevo ocupase el mismo espacio historia, que acabaron por cubrir el mapa que el que antes se había destinado al de Europa? Sin embargo, la mentira tiene hombre ahora excomulgado. piel dura y se sigue ridiculizando al medio- En la introducción del libro que tene- evo. En 1990, por ejemplo, el presidente mos delante, el autor señala cómo perso- de la Asamblea nacional de Francia no najes, instituciones, sociedades y períodos vaciló en decir que “los doctores de la enteros, que antes eran alabados, son Iglesia han discutido durante siglos para ahora anatematizados o diabolizados. Los saber si las mujeres tenían alma”. ¿Cómo diversos capítulos que lo integran nos dan se puede afirmar eso de una época que una idea del amplio abanico de temas exaltó como pocas a la madre de Jesús, y que abarca la obra: las cruzadas, los cáta- suscitó tantas mujeres valiosas que pasa- ros, la Inquisición, las guerras de religión, ron a la historia, como Santa Genoveva la Revolución francesa, el affaire Dreyfus, y Santa Catalina de Siena, algunas de el fascismo y el antifascismo, la resistencia ellas canonizadas por la Iglesia. Se insiste en Francia y los colaboracionistas, la gue- también en la “crueldad” que habría sig- rra de Argelia, etc. Como se ve, buena nado el medioevo. ¿Tiene derecho el siglo parte de los temas se refieren a lo aconte- XX, cuyas guerras han provocado heca- cido en el ámbito francés y europeo. Al tombes nunca vistas, a denunciar a la analizar cada uno de esos puntos, el autor Edad Media como si hubiese sido una nos ofrece las conclusiones más recientes época especialmente violenta? Asimismo de diversos investigadores que han salido se pinta con los peores colores una de las al paso de las actuales relecturas, no te- más nobles epopeyas medievales, las Cru- miendo poner en cuestión los prejuicios y zadas. Nos cuenta el autor que un “cua- las mentiras relativas al pasado. derno pedagógico” publicado por la Bi- blioteca Nacional de Francia propuso el Limitémonos tan sólo a algunas de siguiente ejercicio para los estudiantes: sus observaciones sobre temas concretos. “A través del conjunto de estos documen- Por ejemplo el uso peyorativo que siste- tos mostrar en qué el jihad representa máticamente se le da al adjetivo medieval. una respuesta de los musulmanes a las Ya sabemos que fue durante el Renaci- violencias de las cruzadas y un deber re- miento que se empezó a menospreciar la ligioso”. Planteo altamente peligroso ya Edad Media, considerándosela un mero que atribuye al islam, que hoy invade a paréntesis entre dos períodos brillantes Europa, los derechos y el crédito debidos de la historia: el de la cultura griega y el a las víctimas. propio Renacimiento. Aquélla no era sino una época “media” entre dos cúspides Interesante también el capítulo dedica- históricas, una época llena de lacras. Para do a los cátaros y a la Inquisición que se poner un ejemplo, cuando en otoño de instituyó para salirles al paso. Hoy en 2001 se invadió Afganistán, como réplica Francia se exalta a aquellos herejes y se al atentado del 11 de septiembre, varios califica a sus enemigos de “crueles repre- diarios y canales televisivos de los Estados sores”, sobre todo a su jefe, Simón de Unidos, para mejor denigrar a los taliba- Montfort. El 11 de enero de 2002, un de- nes consideraron sus perversas actuacio- creto del consejo municipal de Lavaur, nes como “dignas de la Edad Media”. en el Tarn, adoptó una resolución por la Dicha calificación se reitera con frecuen- que se vedaba en la comuna toda referen- cia. Así, cuando se quiere fustigar alguna cia a Simón de Montfort. Quedaba prohi-

132 Año 2010 / GLADIUS 77 bido usar su nombre para bautizar calles, Fernando el Católico, es en nuestroe días residencias y establecimientos públicos. un lugar de gran turismo. En les guías de Cuando desde España se ingresa en el viaje o los folletos que distribuyen los ho- sur de Francia, tras cruzarse los Pirineos, teles, no es la gloria de la España católica se lee en grandes carteles: “Usted entra lo que se canta, ni la gesta de los caballe- en la tierra de los cátaros”. Asimismo, en ros de Santiago o de Calatrava, sino el numerosas librerías de la zona abundan llanto del rey Boabdil, el último rey moro. publicaciones dedicadas a exaltarlos y de- En Córdoba se visita menos la catedral nigrar a los que supieron enfrentarlos con que la mezquita; es, sin embargo, el mis- coraje. Hemos dedicado un libro de nues- mo edificio, que se encuentra consagrado tra colección “La nave y las tempestades” al culto cristiano. En fin, siempre la predi- a esta grave herejía, que atentó no sólo lección se vuelca sobre los enemigos de contra verdades que sustentan la fe sino la Cristiandad, experimentándose una también contra la identidad socio-políti- suerte de gozo cuando se conocen los lu- ca de Francia. La imagen del castillo de nares de los hombres de Iglesia. Olvídase, Montségur, ultimo bastión de la resistencia además, que si hubo reconquista cristia- cátara, se impuso al afecto popular, reite- na, es porque previamente hubo conquista rada por el cine, la televisión, las revistas musulmana. y las guías turísticas. Para combatir a los Considera también el autor la leyenda cátaros, se asegura, sus enemigos no vaci- negra de la América española. Ya resulta laron en matarlos. Nada se dice de los singular que alguien alabe la gesta de Es- medios que previamente se emplearon, paña, afirma. Cuando en 1992 se conme- como por ejemplo la predicación. La cru- moró el quinto centenario del descubri- zada se proclamó sólo tras el fracaso de miento de América, no pocos prefirieron los intentos de acercamiento pacífico. Con exaltar las civilizaciones indígenas que los todo, para la relectura moderna, la violen- españoles habrían hecho desaparecer. cia estuvo en un solo lado; los albigeness “Cristobal Colón –se dijo–, los indios no no eran sino mansos corderos. Fue enton- te dan gracias”. Porque hoy no interesa ces cuando nació la Inquisición, también lo que significa el hecho de haber traído hoy maculada por una leyenda negra. la fe a nuestra tierra, el don más preciado. Los inquisidores eran, por lo general, En Estados Unidos se filmó una película, hombres de una sólida formación teológi- Cristobal Colón, donde Gérard Depardieu ca y espiritual, lo que no obsta que algu- representa a un Colón atormentado por nos de ellos fueron castigados o remo- el pecado del hombre blanco, frente a los vidos de su cargo por no comportarse indios que prefiguran el bon sauvage tan con la probidad debida. Como en la so- amado del siglo XVIII. Las guías turísticas ciedad postcristiana de nuestro tiempo la de Perú y México inculcan la admiración fe no es un valor socialmente reconocido, a la cultura de los aztecas y los incas; al la Inquisición se hace hoy imposible de entrar en contacto con ellos, los conquis- entender, ni se procura hacerlo. Dicha tadores sólo habrían mostrado codicia y institución “representa la reacción de de- brutalidad. No deja de resultar curioso, fensa de una sociedad a la que la fe pare- señala el autor, que los mismos que no se cía tan importante como en nuestros días cansan de denunciar los métodos que la salud pública”, escribe R. Pernoud. En empleó la Inquisición española, muestran el siglo XXI, afirma nuestro autor, la una indulgencia extrema frente a las cos- Inquisición es considerada intolerante. tumbres de la América precolombina, ex- Pero en la Edad Media lo que no era to- tremadamente crueles. “Cada día –relata lerado fue la herejía o la apostasía de la el cronista Bernal Díaz del Castillo–, los fe católica. indios sacrifican ante nosotros tres, cuatro Refiérese asimismo Sévillia a la prensa o cinco hombres cuya sangre se derrama adversa que tiene la España de los Reyes por los muros. Cortaban brazos, piernas, Católicos. Toda la gesta de la Reconquista muslos, y los comían, como nosotros ha- es vista con malos ojos. La región de An- cemos con la carne de la carnicería”. dalucía, donde se libraron las últimas ba- Acertadamente el autor trae el recuerdo tallas, rindiéndose Boabdil en 1492 ante de la famosa “Controversia de Vallado-

GLADIUS 77 / Año 2010 133 lid”, donde Carlos V encargó a quince profesión cristiana militante que ellos ha- jueces eclesiásticos examinar la manera cían, y que se manifestaba hasta en los como se estaba llevando adelante la con- símbolos, escapularios o escarapelas que quista y evangelización de las Indias, en ostentaban. Los cristeros bordaban la ima- orden a evitar toda injusticia. Cuando en gen de la Virgen de Guadalupe en la el 2002 Juan Pablo II canonizó a Juan bandera tricolor mexicana. Los cosacos Diego en la basílica de Guadalupe, implí- enarbolaban una bandera blanca con una citamente estaba consagrando aquella corona de espinas sangrantes en el medio. admirable simbiosis entre la cultura Y los requetés prendían en el bolsillo iz- indiana y el cristianismo. quierdo de sus camisas caquis un “de- En fin, un libro sereno, inteligente, tente” bordado en color rojo, que decía: tan contundente como de apasionante “¡Detente bala, que el Sagrado Corazón vigencia. Porque se hace cada vez más de Jesús está conmigo!”. No sabíamos apremiante la necesidad de desenmasca- entonces que, en buena medida, esos rar el cúmulo de mentiras históricas que símbolos provenían de los usados en La desenfadadamente se enseñan en nues- Vendée francesa en 1793. Allí se portaba tros colegios y universidades, y se van un estandarte blanco y una escarapela o haciendo piel en nuestros jóvenes. Que escapulario que, rodeando un corazón lo “históricamente verdadero” vaya reem- rojo presidido por una cruz, aparecían las plazando gradualmente a lo “histórica- palabras: “Dieu et le Roi”. Profesión de mente correcto”. Fe y de tradicionalismo político. Empero, mucho más allá del tema de P. ALFREDO SÁENZ los emblemas estaba en común la acción terrorista de los gobiernos modernistas, en especial, la persecución denodada al Cristianismo, con asesinatos, masacres, Alfredo Sáenz incendios, tormentos, etc., opuesta al he- La Revolución Francesa. Parte roísmo inclaudicable de los miembros de cuarta: La epopeya de La Vendée los movimientos contrarrevolucionarios. Serie La nave y las tempestades, t. X Y, todavía, por encima de tal acción y Gladius, Buenos Aires reacción, el carácter popular de la resisten- 2009, 447 pgs. * cia cristiana, tanto en los Altos de Jalisco, como en el Don y el Kubán, y en Navarra. Hombres, mujeres, ancianos y niños for- Un dato personal maban un solo y único haz, apretado e inescindible, de combate campesino. Por- Cuatro décadas atrás habíamos com- que todos esos grupos habían sido pací- puesto un libro al que denominábamos ficos agricultores hasta que la iniquidad Tres Contrarrevoluciones Contemporá- revolucionaria quiso privarlos del derecho neas, y que trataba de los Cristeros de a practicar su Fe. Entonces se habían al- Jalisco, en su guerra con el socialismo zado con un brío y una tenacidad incom- masónico mexicano, de 1926 a 1929, de parables. Advertido de lo cual, escribía- los Cosacos del Don ruso, en la contra- mos: “En ciertas partes de nuestro planeta, rrevolución del voluntariado blanco de en muy determinadas regiones de la tierra, 1921-23, y de los Requetés del Carlismo la resistencia a la aplanadora masificante navarro, durante la Guerra civil española de la Ideología modernista ha sido más de 1936 a 1939. Señalábamos los paren- obstinada [...] Las alianzas, siquiera tem- tescos y las diferencias entre estos tres porarias, que Dios establece con determi- movimientos de resistencia a la Revolu- nados pueblos para que disfruten de las ción Modernista, en su faz Marxista. Prin- palmas del martirio –forma sublime de cipal semejanza se evidenciaba por la mostrar su elección– no se da ni en Sodo- ma ni en Gomorra, por lo pronto. En to- dos los casos contemporáneos que pode- * Presentación del libro realizada el viernes mos detectar –La Vendée, Navarra, el 4 de diciembre de 2009, en el salón de calle Bar- Don, Jalisco, etc.– se advierte, enseguida tolomé Mitre 1747, de Buenos Aires.

134 Año 2010 / GLADIUS 77 una religiosidad popular, sólida, profunda, cieron definitivamente. Exasperados, bien afianzada en las costumbres morales nunca quisimos rehacerlos ni volver sobre y una fe firme, aguerrida, de milicia a lo esos temas. Como es comprensible, lo Job, como la de los Macabeos. Pueblos consideramos una gran desgracia, y punto tranquilos, de honestos trabajadores rura- final. les, en los que el contacto con la tierra No obstante, ahora, ante la lectura nutricia no es una idea aceptada por re- del libro del Padre Sáenz que tenemos flexión sino una convicción experiencial. que presentar, hemos vuelto a reflexionar Agri-cultores, cultivadores, cultos. En ellos, sobre aquel asunto, y hemos adquirido el culto, físico y espiritual, es la forma de otra visión del problema. Porque, nos 1 vida” . dijimos, en realidad, fue una suerte que Eso es lo que ya habíamos percibido: no se publicaran entonces aquellos capí- la religiosidad popular. No obstante, la tulos... ¿ Cómo...? Sí. Desde que la fuente referencia a La Vendée era puramente y base de toda resistencia cristiana contra- superficial, porque, en verdad, poco sabía- rrevolucionaria se halla en La Vendée. mos del fenómeno francés. Habíamos leí- En esa misma Vendée, que ignorábamos do el librito de nuestro maestro Don Ru- bastante, y que, gracias a esta obra extra- bén Calderón Bouchet 2; teníamos noticias ordinaria que tenemos en las manos, aca- entresacadas de las buenas historias de bamos de conocer cabalmente. la Revolución Francesa, como las de Pie- Bien. Anoticiados de nuestra peripecia rre Gaxotte, Bernard Faÿ, Jacques Bain- personal, creemos que ya va siendo hora ville, Hipólito Taine, Jean Dumont, Do- que otorguemos un poco más de objeti- nald Creer, Richard Cobb, Agustín Co- vidad a la materia. Asunto que pasamos chin, Jesús Pabón, René Sédillot, Jean a exponer. de la Viguerie, J. B. Weiss, Pierre Chaunu y otros, y, por vía indirecta nos habían llegado parte de los datos proporcionados El autor por Reynald Secher, en su obra principal sobre el tema 3. Y nada más. Por eso El tema de la perspectiva, y de su mismo –maguer el enunciado genérico–, consiguiente ausencia, es bien conocido. en lugar de enumerar cuatro contrarrevo- Es bastante común que no apreciemos luciones, nos limitábamos a tres. en su justa medida la producción literaria Pues resulta que dicha obra se extra- de nuestros contemporáneos. Al respecto, vió. Era una época en que no había foto- recordamos que cuando joven estudiante copias. En nuestra máquina de escribir tratábamos con los padres Leonardo Cas- no usábamos papel carbónico. Luego, el tellani y Julio Meinvielle, considerándolos original que enviamos a Buenos Aires unos maestros más, entre otros. Pasadas para su edición se perdió de la mano de las décadas, hoy a nadie se le escapa que tres amigos que se culpaban mutuamente aquellos dos sacerdotes sobresalen larga- del suceso (y de cuyo nombre no quere- mente en su tiempo. Castellani era un ge- mos acordarnos). Solo se salvó de la ca- nio, que se plasmó, cuando menos, en tástrofe el capítulo sobre los Cristeros, sus libros religiosos sobre la Sagrada Escri- que terminó publicándose en la revista tura, y en los magníficos cuentos y ensayos Gladius. Empero, los otros dos desapare- memorables. Y el añorado Padre Meinvie- lle escribió su Crítica de la concepción de la persona humana en Maritain, que, con 1 Díaz Araujo, Enrique, “La epopeya criste- toda justicia, Héctor Hernández proclama ra”, en Gladius nº 4, Bs. As., Introducción, pp. como uno de los libros de filosofía de al- 41-42. cance universal, con el que se dio el lujo 2 Calderón Bouchet, Rubén, La contrarrevo- lución en Francia, Bs. As., Huemul, 1967. de rebatir exitosamente nada menos que 3 Secher, Reynald, Le génocide franco-fran- al teólogo del Vaticano el P. Reginald cais, La Vendée, Vengé, París, PUF, 1986. Con- Garrigou-Lagrange. cretamente, la muerte de 117.227 personas en La Vendée; que no incluyen a los no combatientes. Resulta que uno se va acostumbrando Cifra que René Sédillot, elevaba a 600.000: Le a convivir con la obra de grandes talentos coût de la Révolution francaise, París, Perrin, 1987. que forman el contorno intelectual de una

GLADIUS 77 / Año 2010 135 época dada, y no se para a meditar acerca dejando de lado otros libros, la última de la dimensión alta que están alcanzan- gran serie: La Nave y las Tempestades, do. Defecto propio de la falta de perspec- con los siguientes tomos: tomo 1, Primera tiva, que en la Argentina de los años de Tempestad: “La Sinagoga y la Iglesia pri- 1940 a 1950 fue común. ¿O es que acaso, mitiva”; Segunda Tempestad: “Las perse- en su momento, nos dábamos cuenta cuciones del Imperio Romano”; Tercera que los fulgurantes epigramas de Ignacio Tempestad:” “El Arrianismo”. Tomo 2, Braulio Anzoátegui o las profundas y ori- Cuarta Tempestad: “Las Invasiones de ginales aportaciones al pensamiento po- los Bárbaros”. Tomo 3. Quinta Tempes- lítico de Julio Irazusta, no se repetirían fá- tad: “La embestida del Islam”. Tomo 4. cilmente…? Sexta Tempestad: “La Querella de las Pues bien; si mentábamos ese defecto Investiduras”. Séptima Tempestad: “La de apreciación coetánea es porque él es Herejía de los Cátaros”. Tomo 5. Octava exactamente aplicable a la labor de nues- Tempestad: “El Renacimiento y el peligro tro presentado de hoy. No es que igno- de mundanización de la Iglesia”. Tomo remos en sí misma la ciclópea tarea inte- 6. Novena Tempestad: “La Reforma Pro- lectual del Padre Sáenz. No. Eso sería ca- testante”. Tomo 7. Décima Tempestad:” si imposible. Lo que sucede es que nos La Revolución Francesa. Primera Parte: hemos habituado a que cada tanto, dos La Revolución Cultural”. Tomo 8. Décima o tres veces al año, aparezca alguno de Tempestad: “La Revolución Francesa. sus formidables libros, y, como reza el Segunda Parte. La Revolución Desatada”. dicho vulgar, los árboles no nos dejen ver Tomo 9. Décima Tempestad: “La Revo- el bosque. De ahí que creemos oportuno lución Francesa. Tercera Parte. Cuatro detenernos ahora un instante a echar una pensadores contrarrevolucionarios”. Y mirada panorámica a dicha producción. tomo 10, Décima Tempestad: “La Revolu- O, mejor dicho, a una pequeña parte de ción Francesa. Cuarta Parte. La epopeya ella. A título de ejemplo, leamos algunos de La Vendée”. títulos. Antonio Gramsci y la revolución Para esta serie ha encontrado una ci- cultural; De la Rus de Vladimir al hombre ta que se le sirve de epígrafe ajustadísimo. nuevo soviético (introducción obligada al Es de San Juan Crisóstomo, en su Homilía orbe ruso); Derecho a la vida: cultura de antes de partir al exilio (1-3; PG 52, 427- la muerte (actualización del tema de las 430), y que dice textualmente: “Muchas dos ciudades); El fin de los tiempos y seis son las olas que nos ponen en peligro, y autores modernos; El hombre moderno. graves tempestades nos amenazan; sin Descripción fenomenológica (un clásico; embargo, no tememos ser sumergidos reeditado; pero que exige nuevas edicio- porque permanecemos firmes sobre la nes); La Caballería (manual para quienes roca. Aun cuando el mar se desate, no aún disponen de vocación militar); El Ico- romperá la roca; aunque se levanten las no, esplendor de lo sagrado (visión del olas, no podrán hundir la nave de Jesús”. arte sacro); El pendón y la aureola; La ascensión y la marcha; Héroes y Santos; La Catedral y el Alcázar (sobre Santo To- La Nave y las Tempestades. ribio de Mogrovejo y Antonio Oliveira Una inmensa materia Salazar). Luego: El santo sacrificio de la misa; Eucaristía, sacramento de unidad; ¿Qué tal...?, al pronto, nos pregunta- La celebración de los misterios en San mos. Si uno se cansa de sólo leer tantos Máximo de Turín. Después, la serie de títulos. Imagínense las horas de búsqueda Las Parábolas del Evangelio según los bibliográfica, de lecturas, de análisis, de Padres de la Iglesia: tomo I, “La miseri- síntesis, de cotejo y de escritura que todo cordia de Dios”; tomo II, “La misericordia eso ha supuesto. De escritura pulcra, sin con el prójimo”; tomo III, “La figura un solo error perceptible. Eso, para hablar señorial de Cristo”; tomo IV, “El misterio nada más que de los aspectos externos y de Israel y de las naciones”; tomo V, “El materiales. Porque lo importante, lo singu- misterio de la Iglesia”; tomo VI, “La siem- lar, lo egregio, es lo otro. La composición bra divina y la fecundidad apostólica”. Y, de una vasta, completa, prolija, exhaustiva

136 Año 2010 / GLADIUS 77 y, sobre todo, original, historia religiosa. de mensurar a tiempo un gran trabajo. De historia religiosa en la acepción más Como lo más probable es que nosotros amplia del término. Historia, teología, ya no estemos aquí, para cuando dentro apologética, exégesis, toda junta; siempre de algunos años la valoración de la obra dentro de la más estricta ortodoxia. De del Padre Sáenz alcance su cota natural y historia religiosa de alcance universal, de- sea reconocida universalmente, queremos cíamos. Porque nosotros contábamos con aprovechar esta oportunidad para dejar eruditos historiadores religiosos de la Ar- asentada una constancia. Ella no consiste gentina, como los PP. Guillermo Furlong en otra cosa que en la afirmación, simple y Cayetano Bruno. Pero: ¿quién se anima- pero segura, de que los argentinos podre- ba a salir de nuestras fronteras y proyec- mos gloriarnos y enorgullecernos de que tarse al mundo occidental? Eso era coto en este pobre país y en este tiempo indi- de caza cerrado por y para los europeos gente se haya escrito y publicado una obra Si alguien osaba internarse en esos ámbi- como la compuesta por el Padre Alfredo tos, debía pedir permiso y perdón por Sáenz S. J. Que así como hoy valoramos adelantado. en su cabal medida la antes citada publi- Pues resulta que a la vista de la monu- cación del P. Meinvielle, vayamos desde mental obra del Padre Alfredo, hoy son el presente acostumbrándonos a mirar más bien los europeos los que serán tribu- hacia arriba esta ciclópea labor del intelec- tarios de su colosal producción. Y con to religioso argentino. Y que ahora, que ellos, todos los demás. Para proponernos tanto se habla de “la caridad de la ver- como humilde ejemplo: nosotros, antes, dad”, aprendamos a visualizarla concreta- cuando deseábamos consultar uno de mente en la producción que tenemos ante esos temas religiosos, acudíamos a la His- nuestros ojos. toria de la Iglesia de Fliche-Martin, como una de las pocas no enteramente tocada La obra de progresismo. Pues, nada. Que de aho- ra en adelante, no tenemos la menor ne- cesidad de buscar en otra bibliografía que - Primera Guerra (1793-1796) la que el Padre Alfredo nos ha dejado a la mano. La obra, por supuesto, trata de la persecución jacobina contra vendeanos y Porque al paso que va –y que Dios le chuanes bretones-normandos. Del sistema dé muchos años de vida para que pueda del Terror Revolucionario, llevado a su completar su obra–, no va a quedar mate- máxima expresión, como marco para que ria trascendente sin exponer acabadamen- el heroísmo y el martirio de los cristianos te. Y, encima, se preocupa de los modos pudiera expresarse con plenitud. más eficaces de hacerla llegar al alcance del gran público. Como aconteció recien- En el pórtico mismo del tema, y a temente con sus cuatro libritos, en los modo de introducción, podemos leer estos que dividió su obra sobre “Héroes y San- textos: tos”. Colección que el 4 de noviembre De un lado, el llamado del convencio- del corriente año, en la XI Exposición del nal Barrere, del Comité de Salvación Libro Católico en La Plata, fue presentada Pública, de agosto de 1793, que dice: con rigor analítico por el P. Javier Espósito “La destrucción de La Vendée [...] El Co- (San Pablo y San Bernardo de Claraval), mité ha preparado medidas que tienden y con briosa brillantez por la profesora a exterminar esta raza rebelde, hacer desa- María Delia Buisel de Sequeiros (San Fer- parecer sus refugios, cortar sus bosques, nando y la Reina Isabel, de Castilla). Casi incendiar sus cosechas... Los bienes de podría decirse que el Padre Alfredo está los rebeldes serán declarados propiedad en la procesión y repicando. Porque dis- de la República”. pone de emergías suficiente, de alto enten- Y el anuncio del general Francisco dimiento y de acrisolada voluntad. José Westermann al mismo Comité de Para concluir con este brevísimo pan- Salvación Pública: “Conforme a vuestro tallazo sobre el autor, volvamos al punto mandato, he arrojado a los niños a las de partida: la perspectiva. La conveniencia patas de los caballos. He mandado acu-

GLADIUS 77 / Año 2010 137 chillar a las mujeres que seguramente aho- males: la Declaración de los Derechos ra no pondrán otros hijos en el mundo. del Hombre, con sus 17 artículos conde- No se me puede echar en cara ningún nados por el Papa; la supresión de los prisionero: lo he aniquilado todo. Los ca- votos monásticos y las órdenes religiosas, minos están sembrados de cadáveres que, y la Constitución Civil del Clero, de julio en algunos sitios, forman verdaderas pirá- de 1790, que obligó a su juramento y, mides... No hacemos prisioneros, se les por consiguiente, a la existencia de un habría de dar el pan de la libertad, y la clero juramentado y otros refractario (el compasión no es negocio de la Revolu- 80%). Esos son los pródromos del levan- ción” 4. tamiento vendeano; pueblo entero que Tal la amenaza. La respuesta mejor asume el “Non possumus” papal, y se se expresó por la voz de Henri de la dispone a la resistencia a todo trance. Rochejaquelein, con su frase famosa: Resistencia que proviene de la previa evangelización de Grignion de Montfort. Vamos en busca del enemigo; Advirtamos que la Resistencia es un Si avanzo, seguidme; fenómeno específicamente cristiano. Pre- si retrocedo, matadme; cisamente, Anacleto González Flores, el Si muero, vengadme. beatificado jefe político de los cristeros tapatíos, tan bien biografiado por el P. Otra gran frase, ésta proveniente del Sáenz, había escrito: “Para el cristiano la pueblo vendeano, fue la respuesta acerca única vocación cierta es el martirio [...] de si tenían miedo. Contestaron: “Sólo antes que la Iglesia apareciera en el mun- tenemos un miedo en el mundo: ofender do, muchos sabían matar, algunos sabían a nuestro Señor” (p.112). luchar, pero nadie sabía resistir [...] el Ahí está, toda entera, La Vendée. mártir es un milagro y una necesidad pa- ra que no perezca la libertad del mundo”. Ese sería un modo de introducirnos en la cuestión. Resistencia. Deber cristiano de la lu- cha. Estar dispuesto a morir y a matar El P. Sáenz, sin embargo, prefiere ini- por Cristo. Desde que la Contrarrevolu- ciar su estudio por la evangelización de ción, ha dicho Joseph de Maestre, “no es San Luis María Grignion de Montfort, en una revolución en contrario, sino lo con- todo ese centro oeste francés que da al trario de la Revolución”. Si los revolucio- Atlántico, hasta La Rochele. narios combaten con incomparable baje- Nantes, Angers, Renmes, Poitiers, Lu- za, los cristianos deben hacerlo con la con, las principales ciudades de esa región mayor altura. que era principalmente campesina. Con La Vendée. La provocación antirreli- su Tratado de la verdadera devoción a la giosa se radica concretamente en la Cons- Santísima Virgen; con las “hermanas de titución Civil del Clero, que implicó la de- la Sabiduría”, con sus colegios para niñas; tención o emigración del clero refractario. con la obra anexa de San Juan Bautista Empero, el detonante se produjo el 12 de de La Salle, con sus “Hermanos de las julio de 1792, cuando la Asamblea Nacio- Escuelas Cristianas”, para niños; y con nal proclamó “la patria en peligro” y de- los “mulotins”, los predicadores del P. cretó la leva en masa de los hombres jó- Mulot, toda la zona vendeana fue catequi- venes. Éstos se negaron a comparecer, y zada y cristianizada a fondo. Y eso, como puesto que tenían que ser soldados, prefi- lo sostuvo Jean de Viguerie, fue la causa rieron serlo de la Contrarrevolución. eficiente de la resistencia contrarrevolu- cionaria. De una epopeya que no se mos- El 10 de agosto de 1792 se declara la tró en el resto de Francia, a pesar que caída de la Monarquía de los Borbones. sobre toda la nación operaban los mismos Luis XVI es llevado a juicio, condenado, y guillotinado el 21 de enero de 1793. Un parricidio. Francia mató a su padre. A 4 Textos citados por Weiss, J. B., Historia partir de ahí se asocian las dos causas, la Universal, Barcelona, La Educación, 1931, tº XVII, fe religiosa y la convicción monárquica, p.801, 841; cfr. Calderón Bouchet, Rubén, op.cit., “Dieu et le Roy”. pp.91, 102-103.

138 Año 2010 / GLADIUS 77 También se aúnan el territorio y el habitantes que encuentren al paso. Yo sé pueblo de La Vendée. Los 10.000 kilóme- que pueden encontrarse algunos patriotas tros cuadrados, al sur del Loire, hasta el (revolucionarios) en esa región. Es igual, Atlántico, que comprenden tres provin- debemos sacrificarlos a todos” (p.219). cias: , Bretaña y Poitou, con 770 Bien lo glosa el P. Sáenz: “No había comunas, y 600 parroquias conforman personas sospechosas, no había sino cul- una especie de provincia artificial: La Ven- pables. Todo vendeano, toda vendeana, dée militar. Con sus tres zonas de comba- cualquiera fuese su edad, sería culpable, te: el llano, el bocage (la maleza) y el ma- por el mero hecho de ser vendeano” (p. rais (la marisma). Especialmente, en las 219). dos segundas, sin caminos, con tierras En esas condiciones terribles debió anegadizas, los vendeanos desarrollaran combatir el pueblo vendeano, tenido por sus mejores tácticas guerrilleras, de em- “bandido” (“brigands”) por sus enemigos. boscadas y escaramuzas. A este territorio Pues, estos “brigands”, alcanzaron a tener se asoció la Bretaña y parte de Norman- 60.000 prisioneros, a los que una vez ra- día, con su “chouannerie”. pados (para reconocerlos, si volvían a to- Un general enemigo, Luis María Tu- mar las armas), pusieron en libertad. Nada rreau, lo describirá con exactitud: “Nunca de eso acontecía en el Ejército republica- se dejan sorprender los vendeanos, y se no-revolucionario, o “azul”, integrado baten sólo cuándo y dónde quieren. Su también por criminales de derecho común habilidad en el uso de armas de fuego es que habían sido sacados de las cárceles tal que ningún pueblo conocido, por gue- para que combatieran. rrero y ejercitado en la lucha que sea, sa- La Vendée, define el P. Alfredo: “Em- be sacar tan gran utilidad de su fusil como prendió el combate contrarrevolucionario los cazadores de Loroux y los tiradores para restablecer el orden social cristiano, del Bocage. Su ataque es una sorpresa, es decir, en última instancia, la Cristian- súbita y terrible, casi siempre imprevista, dad” (p. 68). porque es difícil en La Vendée ver de lejos [...] Guerreros que no yerran tiro ni Cristiandad: la obra temporal de los disparan nunca al aire [...] Se retiran tan cristianos, inspirada en el cristianismo. rápidamente que no se los puede alcanzar, Su bandera blanca apuntaba a la Ciudad sobre todo porque el país no permite el que obedece a la voluntad de Dios, frente empleo de la caballería; se dispersan, esca- a la tricolor que representaba la voluntad pan por los campos, los setos, las florestas del Hombre. Insiste el autor: “Los vendea- y bosques; conocen todas las sendas, to- nos combatieron por Dios, Señor de las dos los rincones, escondrijos y celadas, almas, pero también por Dios, Señor de todos los obstáculos de la fuga y todos la Ciudad Católica” (p.90). los medios para evitarlos [...] Vencedores, El carácter católico de este Ejército os cercan y rodean por todas partes, os era notorio. “Au nom de Dieu, de por le persiguen con una furia, un calor, una ra- Roi”. El Papa Pío VI nombró al Obispo pidez, que son enteramente incomprensi- de Dol, Monseñor d’Hercé, “asesor ordi- bles” (p.250). nario de todo el Ejército Real del Oeste”. Luego de lo cual, le confesaba al Co- Asimismo, el conflicto adquirió el ca- mité de Salud Pública: “Más de cien repre- rácter de una Guerra Civil. Contando para sentantes y generales han venido a fraca- ello con el axioma que subraya el historia- sar en este país maldito. Ello proviene del dor Émile Gabory: “Dos Iglesias, dos pa- coraje fabuloso de los “brigands”. Hay trias igualmente en oposición. La guerra algo de sobrenatural en esa obstinación ya está en las almas: la guerra civil está de la que ningún pueblo ha dado ejem- siempre en las almas, antes de ser efectiva” plo” (p.224). (Les guerres de Vendée, París, Robert Laffont, 1989; cfr. Sáenz, Alfredo, op. No obstante, el mismo Turreau antes había consignado esta instrucción: “Les cit., p.71). doy la orden de entregar a las llamas lo Desde 1793, La Vendée está en gue- que es susceptible de ser quemado y de rra. Apuntaba en sus Memorias la mar- pasar al filo de las bayonetas a todos los quesa de Bonchamps que allí reinaba:

GLADIUS 77 / Año 2010 139 “Una maravillosa actividad en los castillos en el “Santo de Anjou”; paisano alma de y aldeas. Se forjaban armas; los pastores La Vendée, que murió el 14 de julio de se habían hecho soldados, en sus cabañas 1793. resonaba el martillo. Las rejas de arado Otros capitanes más relevantes fueron: se trocaban en espadas; la gente que so- Maurice d’ Elbée: famoso por su libe- lía llevar sólo vitualla, llevaban ahora en ración de los prisioneros; murió fusilado. sus carros instrumentos de muerte. Los campos continúan labrándose, aunque Louis de Lescure: excelente táctico; sólo por las mujeres y los niños; pero también jefe misericordioso con los ven- cuando la fortuna abandona a los varo- cidos; apodado “el santo de Poitou”. Fue nes, las mujeres corrían en auxilio de sus herido en el sitio de Chalet, y murió a los maridos, para cubrir la retirada y aun pa- 27 años. ra luchar con ellos y ahuyentar al enemigo. Charles de Bonchamps: gran estrate- En las batallas resonaban mil voces cla- ga, partidario de operar hacia la Bretaña, mando: “¡Viva la religión, viva el rey, vi- para ponerse en alcance de una eventual van los Borbones!”. No se dirigían contra ayuda inglesa o de los emigrados (por el el enemigo, sino que corrían contra él” puerto de Granville). Tal el denominado (pp.74-75). “Plan Bonchamps”. Herido de muerte, Por Dios y por el Rey, “hasta la última se enteró que sus fuerzas querían matar a gota de sangre”. “Utrique fideles”: por el los prisioneros. Entonces los arengó: “Yo Trono y el Altar. Pro Rege; Pro Deo. Tal me voy a morir. La última orden que os como lo expresaba su himno de combate: doy: no manchéis nuestra causa con una “Vexilla Regis”. “Por la religión de nues- masacre tan horrible, perdonad a esos tros padres”. El Rey al que vivaban era malhechores…¡ Gracia a los prisioneros! Luis XVII, el niño preso en el Temple. ¡Bonchamps moribundo así lo quiere! Como a su muerte, lo será el futuro Luis ¡Bonchamps moribundo así lo ordena!” XVIII, el conde de Provenza, y, después, Comenta el autor: “Se hizo abrir en- el conde de Artois, futuro Carlos X. Siem- tonces la puerta de la iglesia y los azules pre siguiendo el principio de legitimidad salieron libres. De los 5000 prisioneros dinástico. Legitimidad que se remontaba agraciados, 4900 retornaron a la guerra a Hugo Capeto y hasta el momento en contra los vendeanos. Se ha dicho que que el franco Clodoveo, en la Navidad fue un error del jefe. Quizás lo haya sido del año 496, fue bautizado por San Remi- desde un punto de vista puramente militar. gio en la catedral de Reims. Óleo, que se Pero se trataba de una guerra cristiana, había guardado en la Santa Ampolla, regida por la caridad” (p.194). que justamente los revolucionarios acaba- La contestación a ese acto generoso ban de romper. la proporcionó el jacobino Merlin de La Guerra de La Vendée, dirá Napo- Thionville, quien manifestó: “Algunos se león Bonaparte, fue “un acto de fe, que dejarán conmover por este rasgo de se renovó en cada sacrificio”. increíble hipocresía. Yo se lo he explicado Un punto de debate ha sido el de si a los soldados y ellos han comprendido esta guerra fue iniciativa de los nobles o pronto que no debían ningún agradeci- del pueblo campesino. miento a los «brigands» [...] Eso no es re- Para el autor no cabe la más mínima volucionario. Hay que sepultar en el ol- duda de que fue el pueblo llano quien la vido esta desgraciada acción. No habléis inició; y que, recién después, algunos no- de ello, ni siquiera en la Convención. Los bles la secundaron, si bien, por sus conoci- brigands no tienen tiempo de escribir o mientos bélicos, se pusieron a la cabeza de hacer diarios. Esto se olvidará, como de los contingentes. Más bien, habría una tantas otras cosas”. asociación de nobles y campesinos contra Lo glosa el P. Sáenz: “He aquí cómo burgueses ávidos y citadinos. Un claro se practica la «memoria» falseada para ejemplo de lo antedicho fue la designación que las nuevas generaciones nada sepan del primer generalísimo vendeano, el bu- de la verdad histórica. Fue el primer «me- honero ; un vendedor moricidio» de la historia, el primer intento ambulante, de 34 años, que se convirtió de matar su memoria. Ya desde entonces

140 Año 2010 / GLADIUS 77 son los «medios de comunicación» los y niños; fusilad a todos, incendiadlo todo” que fabrican la opinión pública. Algunos (p.171). días más tarde, comenta Billaud, los azu- Reiteraba al general Haxo su proyec- les arrojarían, aún vivos, a una cisterna to: “quitar todas las subsistencias, los en Vires, 27 carretadas de heridos vendea- cultivos, los pastos, todo, en una palabra, nos juntados en el campo de batalla de en esta maldita región, quemar los edifi- Chalet. De ello no se hablaría” (pp.196- cios, y exterminar a todos los habitantes 197). [...] En una palabra, no dejes nada en es- Por ahí pasaba la línea divisoria entre te país de proscriptos” (p. 173). Revolución y Contrarrevolución. Fundó la “Sociedad Marat” para di- Tras Bonchamps, “Monsieur Henri”: fundir el jacobinismo; y convirtió al Loire Henri de La Rochejaquelein. Arquetipo en un río “patriota”. Notificaba a la Con- principal de la epopeya. Si Lescure, brilló vención de la “disminución” del número como táctico, y Bonchamps como estrate- de sacerdotes refractarios. Y añadía: “Me ga, este joven subteniente de 21 años fue acabo de enterar, y la noticia es muy se- la encarnación de la intrepidez. Él impuso gura, de que todos han perecido en el río”. el pañuelo rojo al cuello, como otro sím- También aconsejaba vaciar las cárce- bolo vendeano. Empleaba, dice Napo- les “a la manera revolucionaria”. Él distin- león, el lenguaje de un héroe, para hacer- guía los fusilamientos de los ahogamien- se seguir por sus tropas, en las circuns- tos. En Nantes, procedió al ahogamiento tancias más difíciles. Fue así que recibió en barcazas taladradas de 4.860 personas; un balazo que lo mató el 28 de enero de con la burla anexa de llamarlo “bautismo 1794. La Rochejaquelein es también sím- patriótico”. En Angers, se especializó en bolo de la Contrarrevolución Joven. Sus fusilamientos en el denominado “Campo miembros tenían una edad promedio de de los Mártires”. Entre unos y otros redon- 30 años; mientras que los azules tenían deó la suma de 7.000 muertos. Homici- 40 años, al menos. Fue el Águila de La dios cometidos con personas apresadas. Vendée. El bueno de Carrier fue, a su turno, Otros conductores importantes fueron guillotinado, a la caída del jacobinismo. Francois Charette y Stofflet. En Bretaña, al frente de los “chuanes”, se destacaron En el séquito de Carrier, el citado Luis George Cadoudal y Joseph Puysage. María Turreau, con sus doce “columnas infernales”. Denominaba a su política de Ahora está el reverso de la medalla. quema sistemática “la gran iluminación”; ¿Quiénes fueron los jefes republicanos, también la llamaban “la calefacción” (p. especialmente en el período jacobino de 223). Huché, un sádico enloquecido, es- Danton y Robespierre, de la Convención pecialista en desventrar mujeres encintas. y el Comité de Salud Pública…? Su columna hacía “encender los hornos El más célebre de los jacobinos anti- de pan y arrojaba a ellos mujeres y niños. cristianos fue Juan Bautista Carrier. Él Como le hiciéramos reflexionar por ello, operó contra la resistencia en Lyon, y ad- dijo de este modo cocía la república su quirió triste fama por sus ahogamientos. pan” (p. 221). Westerman, Marceau, Fa- Era, dice el historiador Weiss, “de aquellas yau. Este último reclamaba: “Todavía no índoles de las que dice Séneca que están se ha quemado bastante en La Vendée, amasadas con sangre y lodo”. Discípulo hay que enviar allá un ejército de incen- de Juan Jacobo Rousseau, manifestaba: diarios”. “Preferimos hacer de toda Francia un ce- Desde luego, era el propio gobierno menterio, que dejar de transformarla a jacobino quien los estimulaba en sus nuestro modo y frustrar el fin que nos atrocidades. Ordenaba: “Es necesario ma- hemos propuesto”. sacrar a las mujeres para que no reproduz- Fue consecuente con su proyecto. “Os can y a los niños porque serían los futuros conjuro en nombre de la ley”, arengaba rebeldes”. Basta de “paridoras de bando- a una columna que debía entrar en La leros”. Tal fue lo resuelto con la firma del Vendée: “pegad fuego en todas partes y ministro de Guerra, Lázaro Carnot. El no perdonéis a nadie, ni siquiera mujeres general Kléber se negó a obedecer aquella

GLADIUS 77 / Año 2010 141 orden: “¿Pero quién se creen que yo soy? En el segundo los vendeanos se tienen Soy un soldado, no un carnicero”. Fue que enfrentar con las huestes de Francisco entonces cuando mandaron al general José Westerman, que practica, por prime- Turreau” (p.214). ra vez, la política de “tierra quemada”. Se quejaba Merlin: “Es difícil extirpar Bonchamps libra el segundo combate por a todo un pueblo” (p.213). Francastel vi- Cholet. La Convención ordena el exter- tuperaba al cruel Grignion: “Haces dema- minio de esa “raza rebelde”. El general siados prisioneros; ¿quién haría prisione- Cléber avanza al mando de 16.000 ros en La Vendée?”. Por eso, pensaron “azules”. Bonchamps muere, Lescure es en envenenar los ríos, en aplicar gases herido mortalmente. En un tercer combate venenosos. “La violación era la recom- de Cholet, del 17 de octubre los vendea- pensa normal del soldado” (p.222). Des- nos son vencidos. Fin del período. pués llegaría la orden del propio Comité El tercero está signado por la presencia de Salvación Pública de no hacer prisio- luminosa del joven generalísimo Henri neros. de la Rochejaquelein. Acontece “la virée Por último: “Con el fin de sacar todo de Galerne”, es decir el “viraje al noroeste, el provecho posible a las víctimas se recu- que en el “patoi” significaba ir a Bretaña. rrió a un procedimiento verdaderamente Ir al encuentro de los chuanes; pero tam- sádico: se arrojaba los cadáveres en hor- bién llegar al puerto de Granville para re- nos prefabricados para poder servirse de cibir el apoyo de los emigrados y los in- su grasa, que se empleaba luego en los gleses. Esto fracasa. Se dan combates en hospitales o para aceitar los fusiles. Asi- el Mont Saint Michel, en Maguncia, en Le mismo se utilizaba a los muertos arrancán- Mans. El período concluye con la gran doles la piel antes de tirarlos a los hornos. derrota de Savenay, del 23 de diciembre Con ella hacían pantalones. En un informe de 1793. Entonces Westermann comunica a la Convención declararía un testigo: a la Convención: “Ya no hay Vendée. “Se curte, en Meudon, la piel humana” Ella ha muerto bajo nuestro sable libre, (p.215). con sus mujeres y sus hijos. Acabo de en- Horror. Terror. Completado el 7 de terrarla en los pantanos y en los bosques noviembre de 1793 con el cambio de de Savenay. Siguiendo las órdenes que nombre de la provincia. Ya no se llamaría me habéis dado, he aplastado a los niños “Vendée”, sino “Vengé”. bajo las patas de los caballos, y masacrado a las mujeres, que al menos ya no parirán. Bien. Ya están descritos los actores No tengo un prisionero que reprocharme, de esta tragedia social y territorial. Vea- lo he exterminado todo” (p.168). mos, a continuación, los hitos principales de esa Primera Guerra. En apariencias, habían concluido con La Vendée Primera guerra donde quedan refle- jadas las actitudes de uno y otro bando. Por eso, nos detendremos un minuto en - Segunda Guerra ( 1794-1796) ella. El P. Sáenz traza períodos. Gran parte de este período se desarro- El primero, que va desde el 12 de lla por obra de los “chuanes” de Bretaña, marzo al 29 de junio de 1793, los ven- conducidos sucesivamente por Stofflet y deanos se mueven bajo el mando de Ca- Charette. Es el tiempo de las “columnas thelineau. Apuntan en dirección a Nantes. infernales” de Turreau. Ellos apresan al Stofflet toma Cholet; Lescure vence en jefe d’Elbée, y lo fusilan. Charette, que se Thouars, en Poiteau. Viene después la ha mostrado como un gran caudillo, con- gran batalla de Saumur, del 5 de mayo, duce sus mesnadas hasta la denominada donde d’Elbée hace 11.000 prisioneros, “Paz de La Jaunaye”, de enero de 1795. que serán liberados de inmediato. Se Stofflet disiente con el acuerdo de cese toman 80 cañones y 15.000 fusiles. Con del fuego. Incide sobre el ánimo de los ese impulso, cruzan el Loire, y cercan vendeanos la noticia de la muerte del Nantes. Allí acontece el primer gran con- joven Luis XVII en la prisión del Temple. traste, el 29 de junio. Fin del período. Como Inglaterra y los emigrados vuelven

142 Año 2010 / GLADIUS 77 a prometer auxilio, Cadoudal y Puysage crimen . Esta es la verdadera trilogía de con los chuanes concurren a su encuentro. la Revolución, que se extendió por Europa Combate de Quiberon. El futuro Carlos a sangre y fuego [...] En La Vendée X desembarca en la isla de Yeu, pero 250.000 masacrados en una población pronto se reembarca. Los vendeanos lan- de 600.000 habitantes, aldeas y ciudades zan una frase: “¡ Vive le roi, quand mé- arrasadas y quemadas, mujeres y niños me”, a pesar de todo con el Rey. Sin em- horriblemente destrozados. Tal fue el bargo, anota Napoleón, “faltó siempre genocidio vendeano. ¿Es eso lo que feste- un príncipe a la cabeza de la causa ven- jamos? [...] Francamente yo no entiendo deana”. cómo hoy los católicos pueden elogiar la Traza el P. Sáenz una pintura muy revolución. Una cosa es el perdón y otra completa del jefe de esta etapa, Charette. solidarizarse con los carniceros, renegando Un hombre demasiado independiente, de las víctimas y de los mártires. Creo alegre, indisciplinado, festivo, que aplica- que la Iglesia tiene miedo, si habla mal ba la libertad de movimientos en el “boca- de la Revolución, de parecer antimoderna, ge”, con tácticas zigzagueantes. Pero que, de oponerse a la modernidad” (pp.223- también, deja la conducta heroica de sus 224). predecesores. Ahora hay venganzas. No El P. Alfredo trae, entre los juicios obstante, para Napoleón, excelente obser- que cita, uno notable. Es, nada menos, vador, Charette fue “el único gran carác- que del protocomunista Gracchus Babeuf. ter” de esta guerra. Él escribió un trabajo en 1794, ahora La guerra concluye en 1796, porque, reeditado, intitulado “El sistema de despo- caídos los jacobinos los gobiernos repu- blación”, en el que llama al año 1794 blicanos ofrecen la “libertad religiosa”. “annus horribilis”, el “más rabioso de la Stofflet, como dijimos, continúa la lucha revolución”, y califica a los “azules” de hasta que cae prisionero y es fusilado en “hordas caníbales” y “carniceros de hom- Angers, el 25 de febrero, a los 43 años. bres” (pp.241, 242). Incluso emplea la Charette manifiesta: “me defenderé como voz “populicidio”, como equivalente del soldado y moriré como cristiano”. En efec- moderno genocidio. Guerra civil, populi- to, es aprisionado, y fusilado en Nantes, cidio y “memoricidio”, añade el P. Sáenz el 29 de marzo de 1796, a los 33 años de (p.320). La Vendée perdió, cuando me- edad. nos, el 15 % de su población; con conse- cuencias sociales, morales, demográficas, Fin de la Guerra de La Vendée. Aun- económicas y religiosas tremendas. que aún se hable de cinco guerras, dos durante el gobierno de Napoleón (que Memoricidio que comenzó a repararse concluyen con las muertes de Fratte en en 1926 cuando SS Pío XI beatificó a 1800 y Cadoudal en 1804, fusilados); y unos mártires vendeanos; que completó de una última conducida por la duquesa SS Juan Pablo II, empezando en 1984 de Berry en 1830 (que dura 5 meses ). por beatificar a tres señoras mártires. Y Guerras que no vamos a glosar, y que memoricidio que se rompe definitivamen- dejamos al lector que las lea en su letra te con la aparición de la bibliografía con- original, esto es, en el libro del P. Sáenz. temporánea que documenta aquel geno- cidio. Libros develadores de los cuales éste que acabamos de presentar, constitu- Balance ye, sin duda alguna su cumbre más alta. Gracias, pues, Padre Alfredo Sáenz, le La Vendée supuso un genocidio. El dirán los mártires vendeanos. Y gracias, primer gran genocidio de la historia occi- Padre Sáenz, diremos los argentinos, que dental. Tal como lo documentó Reynald nos enorgullecemos de su obra extraordi- Secher. Ese es un juicio compartido por naria. Que pueda seguir dándonos la historiadores no católicos, como Pierre caridad de la Verdad. Chaunu. Escribe este liberal y protestante, a propósito del bicentenario de la Revo- lución Francesa: “Estamos celebrando la ENRIQUE DÍAZ ARAUJO revolución de la mentira, del robo y del

GLADIUS 77 / Año 2010 143 decidió irrumpir en la Península para diri- Bernardo Lozier Almazán girse a Portugal, razón por la cual la Corte Mayo de 1810. La Argentina portuguesa resolvió trasladarse a Brasil. improvisada. 1810-1860. Godoy propuso una solución semejante Medio siglo de desencuentros para España. A Carlos IV le gustó la idea, Dunken, Buenos Aires pero su hijo Fernando se opuso de mane- 2009, 173 pgs. ra terminante. ¡Qué interesante hubiera sido ese traslado a nuestras tierras! Napo- Hemos quedado altamente impresio- léon, por su parte, aprovechando las disi- nados por la excelencia del presente en- dencias entre Fernando VII y su padre sayo histórico, como lo subtitula el autor. Carlos IV, los citó a ambos en Bayona. Su propósito es examinar los pormenores Allí Carlos abdicó en favor de su hijo, pe- de la gesta de Mayo de 1810, en orden a ro pronto se arrepintió, y puso en manos interpretar sus consecuencias políticas du- de Napoleón el desenlace de la situación. rante los primeros cincuenta años de nues- Éste cedió graciosamente la corona a su tra patria independiente. hermano José, en adelante José Napo- león I, Rey de España y de las Indias. Dado que nos encontramos en el año del Bicentenario nos detendremos espe- El pueblo español, más digno que sus cialmente en lo que el A. nos relata de los reyes, nos dice Lozier, optó por levantarse hechos de Mayo. Bien hace en comenzar en armas contra Napoleón, emprendien- sus reflexiones recordando el ocaso del do el 2 de mayo de 1808 la reconquista Imperio Español y sus repercusiones en del suelo invadido. La guerra de la Inde- el Río de la Plata. Ya Felipe II, rey en un pendencia Española se extendería durante momento de gran esplendor, había vatici- seis heroicos años (1808-1814). Recorde- nado antes de morir la decadencia de la mos que en el lapso de esos años, más Casa de Austria, que iniciaría su propio precisamente en 1806-1807, acontecieron hijo, Felipe III; Dios “que le había dado las dos invasiones inglesas a Buenos Aires. tantos reinos –dijo–, le había negado un La victoria de nuestros hermanos españo- hijo capaz de gobernarlos”. Los siguientes les posibilitó el retorno de Fernando VII, sucesores, Felipe IV y Carlos II, no mejo- “el Deseado”, al poder. Pero fue una es- raron demasiado las expectativas. Felipe peranza frustrada. No era Fernando el V, nieto de Luis XIV, inició el régimen de rey que España necesitaba en tan aciagas los Borbones en España. A él lo siguió circunstancias. El autor transcribe un infor- Fernando VI, y luego Carlos III, durante me revelador enviado por Juan Martín cuyo reino España se vio invadida por el de Pueyrredón desde España al Cabildo espíritu de la revolución cultural francesa, de Buenos Aires, donde describe el caos compendiado en la Enciclopedia. etapa político que vivía la Península: “El reino preparatoria de la revolución sangrienta. dividido en tantos gobiernos cuantas son El conde de Aranda, ministro masón de las provincias; las locas pretensiones de la corte, impulsó la expulsión de la Com- cada una de ellas a la soberanía, el desor- pañía de Jesús, tarea que completó el den que en todas ellas se observa y la rui- embajador de España ante la Santa Sede, na que les prepara el ejército francés” al obtener de Clemente XIV la extinción (cit. en p.21). Todas aquellas provincias, universal de la Orden. Según Julio Irazus- agregaba, pretendían la herencia de los ta, “el golpe principal asestado por la territorios de América. Fue en esos mo- masonería a la dominación española en mentos cuando se presentó sorpresiva- América fue la expulsión de la Compañía mente en Buenos Aires un emisario de de Jesús”. Napoleón, el marqués de Sassenay, para promover, gracias a Dios sin éxito, la su- A Carlos III lo sucedió Carlos IV, domi- misión de estos dominios a José I, alias nado por un ministro nefasto, Manuel Pepe Botella. Godoy, el llamado “Príncipe de la Paz”. Fue la época en que estalló la Revolución Así de embarulladas estaban las cosas, francesa. Pronto Napoleón, que observa- nos dice Lozier Almazán: “La grave crisis ba atentamente el humillante espectáculo moral y política que padecía la Corona que ofrecían los Borbones de España, borbónica, la caída de España en poder

144 Año 2010 / GLADIUS 77 de los franceses, el fracaso del Juntismo, Más allá de la secuencia exterior de la presencia de la casa de Braganza en los hechos, nos asegura el autor que la Hispanoamérica, los intentos de domina- Revolución de Mayo nació al impulso de ción británica en el Río de la Plata, y el dos tendencias ideológicas contrapuestas, sentimiento de total orfandad en que se que encontraron encarnadura en las dos encontraban estos dominios, fueran los figuras principales de la Junta, Cornelio causantes de la formación de los distintos Saavedra, su presidente, y Mariano More- grupos políticos que comenzaron a mani- no, secretario de la misma. Saavedra re- festarse concretamente a partir de 1808, presentaba la fracción moderada, que con muy distintas tendencias” (p.25). concebía la Revolución como medio para El autor se detiene en un curioso inten- sustituir un régimen decrépito, y al pare- to monárquico. La presencia de Carlota cer ajeno a nuestro destino, por un grupo Joaquina de Borbón en Brasil, le inspiró de criollos, como lo era él; la orientación a Belgrano la posibilidad de instaurar en era claramente católica. Moreno, en cam- nuestra tierra una dinastía independiente bio, se encontraba en las antípodas. Justa- de la España napoleónica, invitándosela mente por aquellos días había hecho pu- a venir entre nosotros para tomar la regen- blicar en Buenos Aires el Contrato social cia del Reino. El rey de Inglaterra, Jorge de Rousseau. Tras diversos forcejeos, Mo- III, puso el veto a dicho proyecto, por lo reno debió renunciar. Saavedra así le es- menos hasta que Napoleón no ocupase cribía entonces a Chiclana: “El sistema del todo a España. Mientras tanto, nom- Robesperriano que se quería adoptar en brado por la Juntal Central de Sevilla, en ésta, la imitación de la Revolución fran- 1809 llegó a Buenos Aires el virrey Cisne- cesa que intentaba tener por modelo, gra- ros, reemplazando a Santiago de Liniers, cias a Dios que ha desaparecido”. Obser- con lo que la causa carlotista quedaba can- va aquí Lozier que el mismo Saavedra, celada. Beresford, por su parte, sintiendo cuando en sus Memorias se refiere a la todavía el bochorno de su derrota, le es- renuncia de Moreno, sostuvo profética- cribía al ministro lord Castlereagh que se mente que “él tuvo razón al tiempo de hacía necesario vengar la vergüenza sufri- despedirse de sus aduladores, para decir- da por las armas inglesas –“el golpe más les: yo me voy, pero la cola que dejó es deshonroso que haya recibido nuestro muy larga”. El padre Furlong, compartien- carácter militar”– y conquistar estos domi- do lo de Saavedra, agrega: “Tan larga nios para luego darles la independencia. que llegó hasta 1820 y se prolongó hasta Caseros”. A lo que acota Lozier: “Noso- Sigamos relatando los sucesos de la tros opinamos –aunque irrite decirlo– que mano de Lozier. En abril de 1810 llegó a aquel apéndice de Moreno fue más largo Buenos Aires la noticia de que Sevilla ha- aún, y se prolongó hasta nuestros días” bía sido tomada por los franceses y la (p.55). Años más adelante, en 1861, fray Junta de esa ciudad había huido a la isla Mamerto Esquiú, en un sermón que pro- de León y a Cádiz. Tales novedades aler- nunció en la catedral de Catamarca, sos- taron a la población de Buenos Aires de tendría que “nuestra emancipación fue un próximo derrumbe de España bajo el en mucho inspirada por las doctrinas y yugo napoleónico, lo que hizo que cundie- hombres de la filosofía del siglo pasado; ra el pánico en la ciudad. En mayo sería notad que las cartas de libertad que se el levantamiento, encabezado por un gru- dieron todas las repúblicas americanas po de oficiales. Dada la disolución de la son plagios hechos a la Constituyente de Suprema Junta Central de Sevilla, que Francia, y así como se han copiado sus había nombrado al virrey Cisneros, la palabras, así se ha procurado imitar las designación de éste parecía haber perdido hipocresías, los excesos y furores de la toda validez, por lo que le solicitaron la revolución francesa, sobre todo en su renuncia. “No queremos seguir la suerte odio al cristianismo”. de España –le dijo Saavedra– ni ser domi- nados por los franceses; hemos resuelto En 1814 Fernando VII recuperó final- reasumir nuestros derechos y conservar- mente el trono español. Se sabía que es- nos por nosotros mismos” (cit. en p.38). taba por despachar una poderosa expe- dición militar punitiva al Río de la Plata.

GLADIUS 77 / Año 2010 145 En 1815, Belgrano y Rivadavia llegaron los unitarios, a los continuadores de Mo- a Europa para entablar negociaciones, reno. Cuando don Juan Manuel fue ele- pero al advertir que Fernando no quería gido para gobernar la provincia de Buenos saber nada, se dirigieron a Carlos IV, por Aires, teniendo también a su cargo las aquel tiempo exiliado en Roma, propo- relaciones exteriores de la Confederación, niéndole que dispusiera la venida a Bue- no había nación propiamente dicha. Así nos Aires de su otro hijo, Francisco de lo afirma enfáticamente Carlos Ibarguren. Paula, para que fuese coronado en un El Pacto Federal que Rosas propició fue, trono independiente que se erigiría en el según lo entiende Saldías, “una verdadera Río de la Plata. Tras penosas conversa- constitución bosquejada a grandes rasgos”, ciones, aquel proyecto fracasó estrepito- muy lejos, por cierto, del constituciona- samente. El Congreso de Tucumán le ofre- lismo ideologizado y ajeno a la realidad ció entonces a Belgrano, ya de vuelta, la nacional que propiciaban sus enemigos, oportunidad para que expusiera en públi- y luego lograrían imponer. Años más ade- co sus proyectos en pro de una solución lante, durante su exilio de Southampton, monárquica, lo que hizo el 6 de julio de Rosas le diría a Vicente Quesada, en una 1816. En aquella ocasión sostuvo que la visita que éste le hiciera en 1873: “Nunca revolución hispanoamericana no tenía pude comprender ese fetichismo por el prestigio internacional alguno, por la anar- texto escrito de una constitución [...]; si quía y el desorden que la caracterizaban, tal constitución no responde a la vida justo entonces cuando en Europa el siste- real del pueblo, será siempre inútil lo que ma monárquico estaba en pleno auge, sancione cualquier asamblea o decrete impulsado por la llamada Santa Alianza, cualquier gobierno”. Sea lo que fuere, y que se podría instaurar acá, “llamando como escribe Vicente Massot, “Rosas he- a la dinastía de los Incas”. La idea, como redó un tembladeral que en 1852 era se sabe, no prosperó. Poco más adelante, una nación”. Pueyrredón entablaría gestiones diplomá- Con detenimiento nos relata el autor ticas en orden a instaurar una monarquía los avatares de la tragedia de Caseros. A orleanista. Pero, gracias a Dios, Francia partir de entonces se deencadenó una rechazó la pretensión de que el duque de política de crueldad, que se mantuvo por Orleans fuese coronado. ¡Hubiera sido lo años. En 1857, a raíz de unas elecciones, único que nos faltaba! así le escribiría Sarmiento a Alberdi: “Nues- Como lo señalamos más atrás, nos tra base de operaciones ha consistido en hemos detenido preferentemente en los la audacia y el terror que empleados hábil- temas que rodean a mayo, dada la cele- mente han dado este resultado admirable bración del bicentenario. Hagamos tan [...]; en fin, fue tal el terror que sembramos sólo algunas alusiones a lo que el autor entre toda esta gente con estos y otros sigue exponiendo en su libro. Se detiene, medios que el día 29 triunfamos sin oposi- por ejemplo, en la división entre porteños ción”. Los integrantes recién elegidos de y provincianos. Los porteños, más intere- la Cámara de Diputados del Estado de sados en el intercambio comercial con Buenos Aires, presentaron un proyecto Europa, y las provincias buscando la pro- de ley que declaraba a Rosas “reo de le- tección de sus industrias locales; los por- sa patria por la tiranía sangrienta que teños, tratando de importar una cultura ejerció sobre el pueblo y por haber hecho europeizada, y los del interior, defendien- traición a la independencia de su patria”. do la tradicional herencia hispánica. El Dicho proyecto fue aprobado. hecho es que a partir de 1820 las provin- Urquiza debió tomar conciencia del cias se fueron disgregando más y más, grave error que había cometido rebelán- llegando a convertirse en estados indepen- dose contra el Restaurador. En carta que dientes: el Estado de Buenos Aires, la le envió el 24 de agosto de 1858 le dice, República de Entre Ríos, la República de refiriéndose a los que habían colaborado Tucumán... Aparecieron entonces los cau- en su caída, que “no olvidan la considera- dillos, principalmente Juan Manuel de Ro- ción que se debe al que ha hecho tan gran sas, quien habría de proseguir la tradición figura en el país, y a los servicios cuya de Saavedra, viendo en sus enemigos, gloria nadie puede arrebatarle, y son los

146 Año 2010 / GLADIUS 77 que se refieren a la energía con que siem- nos, acabó nuestro parentesco con la Es- pre sostuvo los derechos de la Soberanía paña; desde la república somos los hijos e Independencia nacional”. Sea lo que de la Francia. Cambiamos la autoridad fuere, el país había tomado otro carril. española por la autoridad francesa el día En solemne ceremonia celebrada el 21 que cambiamos la esclavitud por la liber- de julio de 1860, el doctor Roque Pérez, tad. A la España le debemos cadenas, a Gran Maestre de la Masonería Argentina, la Francia, libertades” (Fragmento prelimi- le confirió el grado 33 a Derqui, Urquiza, nar al estudio del derecho, cit. en p.172). Sarmiento y Gelly y Obes. Tratóse, real- Acota el A. que es con verdadero acierto mente, como lo sostiene el autor, de “me- que el padre Guillermo Furlong refuta lo dio siglo de desencuentros”. afirmado por Alberdi cuando manifiesta: Al concluir el presente libro escribe “Sentimos inmensa pena por aquellos que este gran historiador: “En general la histo- creen y sostienen que todo lo anterior a riografía referida a la Revolución de Mayo 1810 corresponde a la Historia de España, le ha inferido un profundo corte a la his- y no a la Historia Argentina. Es como de- toria argentina, dividiéndola en dos perío- cir que toda la vida de un joven, con an- dos históricos, el denominado hispánico terioridad a la fecha en que formó su pro- y el de la Patria independiente, creando pio hogar, no corresponde a su vivencia de tal manera la ruptura con su profunda y por ende a su biografía, sino a la de su raíz hispánica, tirando por la borda todo señora madre”. Cierra Lozier Almazán sus el legado espiritual y cultural, cuando sa- espléndidas reflexiones: “A guisa de con- bemos que ciertamente sería imposible clusión, diremos que en los umbrales del abordar nuestra historia ignorando su pa- bicentenario de Mayo de 1810, se nos pre- sado”. A su juicio fue posiblemente Alber- senta una magnífica oportunidad para di, “padre de nuestra Constitución”, quien analizar –sine ira et studio– y reflexionar mejor encarna esta visión ideológica. No sobre el devenir histórico del nacimiento en vano dejó escrito: “Nuestras simpatías de la patria independiente. Sólo así podre- con la Francia no son sin causa. Nosotros mos extraer la abundante experiencia que hemos tenido dos existencias en el mun- nos permite pensar el futuro de nuestra do, una colonial, otra republicana. La Patria con renovada esperanza” (p.173). primera nos la dio España, la segunda la Felicitaciones por este libro tan ecuánime Francia. El día que dejamos de ser colo- como esclarecedor.

P. ALFREDO SÁENZ

GLADIUS 77 / Año 2010 147 E D I T O R I A L Hipólito Yrigoyen 1970 (C1089AAL) Buenos Aires República Argentina / Teléfono [54-11] 4952-8383 Horario de atención: lunes a viernes 13 a 19 hs. [email protected] Solicite nuestro catálogo por correo electrónico

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Crónica de cinco siglos –3ª edición– Poder global y religión universal Juan Luis Gallardo ...... 64 Juan Claudio Sanahuja ...... 42 Cuatro sermones sobre el Anticristo Primaveras de plomo John H. Newman ...... 22 Miguel Cruz ...... 22 De los vicios a las virtudes. Camino Que sean uno de juventud Alonso de Escobar...... 24 Miguel Cruz ...... 25 Sobrevivientes y recién llegados De todo un poco Hilaire Belloc ...... 36 Gilbert K. Chesterton ...... 36 Tobías. Una historia de amor con ángeles El Apokalypsis de San Juan Miguel Cruz ...... 18 Leonardo Castellani ...... 48 Sacheri. Predicar y morir por la Argentina El desarrollo sustentable. La nueva Héctor H. Hernández ...... 90 ética internacional Juan Claudio Sanahuja ...... 58 Viajes, viajeros y lugares Juan Luis Gallardo ...... 35 El orden natural Carlos Sacheri ...... 38 El Maestro San Agustín - Santo Tomás ...... 32 Género y derechos humanos Jorge Scala ...... 32 Historia Argentina para chicos argentinos Juan Luis Gallardo ...... agot Historia de las Malvinas para chicos argentinos Juan Luis Gallardo ...... 30 Historia Sagrada para chicos argentinos –3ª edición– Juan Luis Gallardo ...... 38 La gran conversación. Newman-Castellani Sebastián Randle ...... 30 ¡EL MEJOR REGALO ES UN LIBRO! Pedido de Publicaciones

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Metafísica, teología y mística del matrimonio y la familia ...... 48  CATURELLI, Alberto, El abismo del mal ...... 36  CATURELLI, Alberto, Examen crítico del liberalismo como concepción del mundo ... 30  CATURELLI, Alberto, La historia interior ...... 36  CATURELLI, Alberto, La Iglesia Católica y las catacumbas de hoy ...... 42  CATURELLI, Alberto, La metafísica cristiana en el pensamiento occidental ...... 18  CATURELLI, Alberto, La Patria y el orden temporal. El simbolismo de las Malvinas ...... 42  CAVIGLIA CÁMPORA-VAN RIXTEL, Tercer Milenio. 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Descripción fenomenológica ...... 29  SÁENZ, Alfredo, El Icono, esplendor de lo sagrado ...... 72  SÁENZ, Alfredo, El pendón y la aureola ...... 46  SÁENZ, Alfredo, El santo sacrificio de la Misa ...... 34 SÁENZ, Alfredo, Héroes y Santos  1: San Pablo ...... 19  2: San Bernardo ...... 19  3: San Fernando ...... 19  4: Isabel la Católica ...... 19  SÁENZ, Alfredo, In Persona Christi...... 36  SÁENZ, Alfredo, José Canovai ...... 36  SÁENZ, Alfredo, La Ascensión y la Marcha ...... 30  SÁENZ, Alfredo, La Caballería...... 38  SÁENZ, Alfredo, La Catedral y el Alcázar ...... 36  SÁENZ, Alfredo, La celebración de los misterios en San Máximo de Turín ...... 24  SÁENZ, Alfredo, La Cristiandad y su cosmovisión ...... 72 SÁENZ, Alfredo, La Nave y las Tempestades  Tomo 1: La Sinagoga y la Iglesia primitiva. Las persecuciones del Imperio Romano. El arrianismo ...... 36  Tomo 2: Las invasiones de los bárbaros ...... 36  Tomo 3: La embestida del Islam ...... 30  Tomo 4: La querella de las investiduras. La herejía de los cátaros ...... 30  Tomo 5: El Renacimiento ...... 30  Tomo 6: La Reforma Protestante ...... 36  Tomo 7: La Revolución francesa I. La revolución cultural ...... 42  Tomo 8: La Revolución francesa II. La revolución desatada ...... 42  Tomo 9: La Revolución francesa III. Cuatro pensadores contrarrevolucionarios ...... 48  Tomo 10: La Revolución francesa IV. La epopeya de la Vendée ...... 48 SÁENZ, Alfredo, Las Parábolas del Evangelio según los Padres de la Iglesia  Tomo 1: La misericordia de Dios ...... 36  Tomo 2: La misericordia con el prójimo ...... 36  Tomo 3: La figura señorial de Cristo ...... 42  Tomo 4: El misterio de Israel y de las naciones ...... 36  Tomo 5: El misterio de la Iglesia ...... 36  Tomo 6: La siembra divina y la fecundidad apostólica ...... 36  Tomo 7: El seguimiento de Cristo ...... 42  SÁENZ, Alfredo, Siete virtudes olvidadas ...... 46  SÁENZ, Ramiro, Sólo Dios basta: Devocionario de la familia ...... 36  SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO: La vocación religiosa ...... 24  SAN CIPRIANO, La unidad de la Iglesia Católica ...... 12  SÁNCHEZ MÁRQUEZ, Manuel, Historia sintética de España ...... 36  SÁNCHEZ MÁRQUEZ, Manuel, Isabel la Católica. Cronología de su reinado...... 36  SÁNCHEZ MÁRQUEZ, Manuel, Occidente y Cristiandad ...... 36  SANTO TOMÁS DE AQUINO, Catecismo Tomista ...... 38  SANTO TOMÁS DE AQUINO, De las razones de la Fe ...... 24  SANTO TOMÁS DE AQUINO, Las creaturas espirituales ...... 48  SANTO TOMÁS DE AQUINO, Los Mandamientos comentados ...... 24  SIEBERT, M., La transformación educativa argentina ...... 12  TOTH, Tihamer, El joven y Cristo ...... 24  TOTH, Tihamer, Pureza y juventud ...... 24  TRIVIÑO, Julio, El cura Brochero ...... 12  TRIVIÑO, Julio, El Ser –poema filosófico literario– ...... 12  VAISSIERE, J.M., Fundamentos de la política ...... 12  VIZCARRA, Zacarías de, La vocación de América ...... 30

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