Keynote Address at Global Network of Religions for Children

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Keynote Address at Global Network of Religions for Children

Keynote Address at Global Network of Religions for Children

Panamá City. Mayo 10, 2017

Juan Luis Carbajal Tejeda, cs

La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan… Ps. 84, 11

I. Saludo. Un saludo de paz al Reverendo Keishi Miyamoto, presidente de Arigatou. Un saludo de paz para todas y todos ustedes.

Un placer compartir este espacio y tiempo para expresar aquí algunas ideas de un tema tan sensible e importante. II. Hagamos memoria. Los niños, niñas y adolescentes han de ser protegidos de cualquier forma de extremismo y violencia ejercida por individuos, grupos u organizaciones.

Hagamos memoria de eventos pasados, incluso algunos muy recientes; en donde niños, niñas y adolescentes han sido y siguen siendo víctimas de desprotección.

Parece que no nos hemos cansado de tanta violencia. Que no nos hemos hastiado de tanta sangre derramada de personas inocentes, que no tienen nada que ver con luchas de intereses mezquinos.

No hemos aprehendido que, por cada bala, en cada misil, en cada bomba son vidas humanas las que se apagan.

No hemos aprendido del pasado tan marcado por rudas luchas, hambre de poderío y control.

No hemos aprendido, que, entre los humanos, el más fuerte ha de proteger, no violentar y abusar.

A estas alturas de la humanidad no deberíamos jactarnos de tener los mejores ejércitos y armas, sino las mejores muestras de paz, solidaridad y justicia.

1 A estas alturas de la humanidad, los principios religiosos han de enlazarnos y tejernos juntos, cual textura colorida y diversa.

Quien siembra violencia, la condena y a la vez pretende justificarla, no hace más que engañarse a sí mismo y cargar sobre sí la responsabilidad moral del inmenso daño provocado en las personas inocentes.

Quiero traer a la memoria a los niños, niñas y adolescentes que han perdido la vida en los conflictos armados, en los combates y guerras.

La violencia de ninguna manera ha de ser estrategia o medio para justificar más violencia. III. Niños, niñas y Adolescentes en dolor. Quiero nombrar algunas situaciones dolorosas de los niños, niñas y adolescentes.

A) Niños, niñas y adolescentes muriendo de hambre. La pobreza y miseria como expresión visible de una violencia silenciosa que mata de hambre a miles de niños, niñas y adolescentes. Violencia nacida de la exclusión social, política y económica.

B) Niños, niñas y adolescentes en migración, éxodo forzado o huida. Situaciones de desprotección en los lugares de origen: abandono, persecución, violencia intrafamiliar, extorciones, reclutamiento forzado para pertenecer a grupos de personas organizadas para el crimen. Niños, niñas y adolescentes testigos de crímenes y traumatizados por la violencia y por la muerte de familiares y amigos. En la ruta migratoria: victimas de formas de trata, secuestro, detención, separación familiar, no acceso a los sistemas de asilo y deportación.

C) Niños, Niñas y adolescentes que han nacido en centros penitenciarios o cárceles, con poca o nula atención a sus necesidades. Niños, niñas y adolescentes forzados a manipular armas y obligados a matar. Niños niñas y adolescentes en conflicto con la ley que han sido encarcelados y que son maltratados y viven en condiciones infrahumanas.

Estos sufrimientos de niños, niñas y adolescentes ¡claman!, ¡gritan! al cielo por justicia y paz.

IV. Comunidades de Fe, llamadas a escuchar el clamor de los niños, niñas y adolescentes. Quienes somos parte de una comunidad de fe, no podemos negar realidades de sufrimiento y desprotección. Y desde nuestra fe en Dios creador, dador de vida,

2 presente en la historia, que ha hablado nuestro lenguaje, nos sentimos interpelados por su mandato de paz y vida.

Con el permiso de ustedes, quiero atreverme a mencionar algunas posturas y acciones que como comunidades de fe en acción nos hacen sumar esfuerzos para aliviar el dolor de tantos niños, niñas y adolescentes.

a) Contra la violencia de la exclusión política, social y económica que empobrece y mata de hambre, las comunidades de fe estamos llamadas a promover entre los pueblos la equidad y solidaridad; a promover la seguridad y soberanía alimentaria. Que los niños, niñas y adolescentes puedan gozar del alimento necesario. Los estados no escatimen esfuerzos para invertir en favor de la niñez.

b) Niños, niñas y adolescentes gocen de su derecho a no emigrar, a no desplazarse de forma forzada y a no huir de sus países. Que en sus lugares de origen encuentren todas las condiciones humanas para una vida digna: vivienda, alimentación, educación, recreación, en una palabra… ¡protección!

Para ello, aprendiendo de las buenas prácticas de algunos lugares, se siga implementando el modelo de sistemas de protección estatal, departamental y municipal, en donde en forma articulada, los diversos actores sociales: centros educativos, hospitales, fiscalías, juzgados, centros humanitarios, cuerpos de seguridad, y sobre todo nuestras comunidades de fe, se activen y respondan ante cualquier niño, niña y adolescente en necesidad de protección.

Ante la lamentable realidad de desprotección de niños, niñas y adolescentes en sus lugares de origen, aquellos que necesitan de forma urgente protección, son quienes, solos, acompañados o separados, han cruzado fronteras aéreas, marítimas y terrestres para salvar la vida. Redes transcontinentales y transnacionales de protección son necesarias y nuestras comunidades de fe pueden jugar un papel preponderantemente significativo para atender, acompañar e integrar a niños, niñas y adolescentes refugiados.

c) Como comunidades de fe transmitimos y enseñamos los valores de vida y la paz. Que Dios fiel, compasivo y pacífico, descubierto también en nuestros textos sagrados, sea dado a conocer en nuestras predicaciones, homilías, y reflexiones para construir el mundo que queremos para los niños niñas y adolescente.

Universidades, centros catequéticos de formación, e iniciación en la fe, sean espacios para sembrar la semilla de la paz. Como comunidades de fe

3 contamos con tantas oportunidades en los medios de comunicación para que desde la pedagogía construyamos sociedades pacíficas.

d) Podemos hacer tanto para que las cárceles y centros penitenciarios sean verdaderamente espacios de sanación y restauración. Que niños, niñas y adolescentes nacidos en cárceles sean protegidos y educados. Los niños, niñas y adolescentes en conflicto con la ley, encuentren en estos lugares personas bien capacitadas y sensibles, educadoras de vida y paz. Urge una nueva visión y un nuevo modelo de cárceles y centros penitenciarios en donde niños, niñas y adolescentes encuentren la puerta a una vida más digna y humana.

e) Finalmente, como comunidades de fe, defensores y defensoras de la vida, la dignidad y la paz, hagamos siempre todo lo posible para evitar cualquier forma de trata de niños niñas y adolescentes. V. Conclusión Que la memoria y las realidades presentes de dolor de tantos niños, niñas y adolescentes victimas de economías violentas y deshumanizantes, de extremismos que conducen a conflictos, guerras e invasiones; dolor causado por personas organizadas para el crimen, no apaguen nuestra esperanza, y supliquemos a Dios que nuestras comunidades de fe puedan ser fermento y levadura en cada una de nuestras realidades sociales.

Quiero repetir la frase que el Papa Francisco dijera en su reciente viaje apostólico a Egipto: “A Dios sólo le agrada la fe profesada con la vida, porque el único extremismo que se permite a los creyentes es el de la caridad. Cualquier otro extremismo no viene de Dios y no le agrada”

Los que somos cristianos, sabemos decir que Jesús nos amó y nos amó hasta el extremo.

Amar es el antídoto a toda muestra de violencia, y como comunidades de fe, cada acción ha de estar fundamentada en el amor que sana, rapara, construye, nos teje y liga mutuamente.

Los niños, niñas y adolescentes son el lenguaje tierno de Dios. Por eso sintamos el llamado a protegerles y promover con ellos y para ellos una cultura de paz. VI. Agradecimiento. Agradezco a cada persona aquí presente, agradezco la invitación a Arigatau International.

La Paz con ustedes. Juan Luis Carbajal Tejeda, cs

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