PALABRAS CLAVE: autoproducción. feniciosmalagueños,comercio, Centros occidentales. delasmercancías consumidoryredistribuidor comocentro papel deCartago, el importante degranimpacto durantemásdedoscientoscincuentaaños.Sedestaca,además, modelo económicoycomercial convencional). Finalmente,ainiciosdelsiglo-VI,seponendemanifi centralesdelsiglo-VIII,encronología hitoenlafaciesMezquitillaB1(cuartos cerámicos,conunclaro nedores devajillasyconte- occidentalylaexportación Un hechoclaveenestasecuenciaeseliniciodelaautoproducción completas. unadelassecuenciasmásatractivasy en latemporizacióndecolonizaciónfeniciaoccidental,dondeofrecen exterior, especialmentedesdelavisióndesuproyección pero deestoscentros, haciéndosehincapié to moderno esanalizadodesdeelconocimien- Dichocomercio yGuadalhorce. delosríosVélez,Algarrobo cursos inferiores delaactualcostaMálaga,enlos feniciosarcaicos deloscentros RESUMEN: Estaponenciatratadelcomercio model of great impact for more than two hundred fi thantwo hundred impactformore model ofgreat logy). Finally, BC,symptomsofexhaustion ofaneconomicandcommercial atthebeginningof6thCentury BC,inconventionalchrono- of8thCentury with aclearlandmarkintheMezquitillaB1facies(centralquarters ofsetsdishesandcontainers, andtheexport ceramicselfproduction A keyfactisthebeginningofwestern sequences. oneofthemostattractiveandcomplete theyoffer Phoeniciancolonisation,where the timingofwestern emphasising thevisionofitsouterprojection, butespeciallyfrom knowledgeofthesecentres, modern sed from isanaly- Thiscommerce andGuadalhorce. coast ofMalaga,intheinferiorcoursesriversVélez,Algarrobo ofthepresent Phoeniciancentres ofthearchaic ABSTRACT: Thiscommunicationdealswiththecommerce KEY WORDS: Phoenician Centres ofMalaga,Trade,KEY WORDS:PhoenicianCentres Self-Production. merchandise. ofconsumptionanddistributionthe western asacentre ofCarthage role important vincia deMálagay, enlosvallesderíosVélezyAlgarrobo. demodoparticular, enloqueactualmenteeslapro- occidentequese situaron feniciosdelextremo por loscentros 1 Se agradece a los organizadores del congreso “TiemposdePúrpura”–base estetexto–,yenespecialalosSrs. delcongreso Seagradecealos organizadores 1 1. OBJETIVOS ATLÁNTICA DELOSCENTROSFENICIOS MALAGUEÑOS Emilio Martín Córdoba y José Suárez Padillalainvitación cursadaensudía. y JoséSuárez Córdoba Emilio Martín El objeto de este trabajo es un balance, desde la perspectiva actual, del comercio realizado realizado El objetodeestetrabajoesunbalance,desdelaperspectiva actual,delcomercio MEDITERRANEAN ANDATLANTIC COMMERCIALPROJECTIONOFTHEARCHAIC LA PROYECCIÓNCOMERCIALMEDITERRÁNEAY PHOENICIAN CENTRESOFMALAGA EN ÉPOCAARCAICA fty years are clearlyshown.Onestandsout,inaddition,the ftyyearsare Arqueólogo. ConsejoInsulardeIbizayFormentera Arqueólogo. esto claros síntomasdeagotamientoun estoclaros 1 J. RamonTorres

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A pesar de la relevancia arqueológica de aportando numerosos datos que se traducen, estos enclaves y de su papel fundamental en a veces en contraste con dichas fuentes, en una la comprensión del factor colonial fenicio en verdadera lectura ex nihilo de episodios, que el extremo Occidente durante los siglos -VIII históricamente hablando, son precisos, aunque y -VII, no se ha hecho clara justicia a su pro- fueran silenciados por transmisiones literarias yección exterior, frecuentemente difuminada antiguas, que no les otorgaron un signifi cado por otros enclaves occidentales, cuyo éxito, en específi co fuera de una anónima normalidad. cierto modo, parece ir de la mano de algunos Uno de los máximos exponentes –en mitos propagandísticos surgidos ya en la mis- realidad, el principal con diferencia– para la ma antigüedad. identifi cación del comercio fenicio occidental Ahora se analizan situaciones de esta na- exterior es el tráfi co de cerámicas y productos turaleza, junto con realidades arqueológicas envasados en contenedores cerámicos. Otros concretas, en un contexto donde ya no es elementos, como los metálicos, son más difí- viable mantener, como si la investigación mo- ciles de rastrear, todo ello dejando al margen derna no debiera someterse progresivamente a materiales perecederos, como alimentos o te- una crítica objetiva, determinados parámetros, las, entre otros. como inmutables dogmas de fe. El problema aún, visto al menos en el Ello, naturalmente, enlaza con aspectos plano de lo aparente, la enorme similitud ti- que, en ausencia de tradiciones literarias in- pológica de los materiales, radica en la identi- equívocamente consolidadas, pueden llegar a fi cación de los talleres, principalmente a partir ser muy complejos, como la “capitalidad” del de las pastas. movimiento colonial fenicio en el Mediterrá- Existen algunos estudios específi cos, de neo extremo-occidental y en el Atlántico, su carácter arqueométrico, de materiales feni- evolución y su verdadero vínculo con los pa- cio-occidentales, como los realizados directa- lacios fenicios del levante mediterráneo, pero mente sobre cerámicas de Los Toscanos2 y del igualmente, con otros enclaves coloniales cen- Cerro del Villar3. A otro nivel, existen tam- tro-mediterráneos, empezando por Cartago. bién estudios arqueométricos realizados en Todo ello comporta un repaso, aunque yacimientos alejados de la costa fenicia meri- breve, global de la situación arqueológica, con dional sobre elementos que se presumieron de paradas puntuales sobre lugares o aspectos en esta procedencia, como es el caso de la Peña los cuales se considera importante incidir. Negra4, l’Alt de Benimaquia5 o el Torelló del Boverot6, entre otros. 2. ALGUNOS PROBLEMAS También se han estudiado, desde este ACTUALES punto de vista, ánforas occidentales arcaicas de algunos yacimientos sardos, concretamen- Al margen de algunas fuentes clásicas, no te dos individuos T-10111 de y nueve, exentas de condicionantes signifi cativos en su genéricamente atribuibles al G-10100, de explicación real, la arqueología actual viene Monte Sirai7.

2 BACHMANN, H. G. (1982). 3 CARDELL, C. (1999). 4 GONZÁLEZ, A. y PINA, J.A. (1983). 5 ÁLVAREZ, N., CASTELLÓ, J.S. y GÓMEZ, C. (2000). 6 CLAUSELL, G. y FERNÁNDEZ, F. (2002).

Mainake, XXVIII / 2006 pp. 189-212 ISSN: 0212-078-X 7 BOTTO, M. et al. (2005). La proyección comercial mediterránea y atlántica... 191

Sin embargo, al margen de sus indudables la costa metamórfi ca andaluza, entre los cuales aportaciones científi cas, dichos estudios se ha- están, evidentemente, los malagueños. llan limitados por planteamientos –lógicos por En la orilla meridional del estrecho de Gi- otra parte– encaminados a la defi nición y re- braltar el mismo tema aguarda trabajos cientí- solución de problemas puntuales más que a la fi cos, tratándose de un marco productor y a la individualización de geografías cerámicas, que vez importador, sin que los diferentes ámbitos hoy aún resultan demasiado ambiguas. Parale- se hallen por ahora delimitados. lamente, la falta de un banco de datos sufi cien- temente amplio de esta naturaleza y con repre- 3. MÁLAGA EN EL MARCO DE LA sentatividad sobre otros muchos yacimientos SECUENCIA OCCIDENTAL FENICIA coarta demasiado esta línea de investigación. Cabe no olvidar que la colonización feni- Los avances recientes de la investigación cia arcaica se implantó a lo largo de toda la permiten la defi nición (preliminar) de un nue- costa andaluza mediterránea, con una prolon- vo enmarque de los centros fenicios de la zona gación atlántica, aunque no todos los enclaves de Málaga, especialmente los de la zona del resultan hoy por hoy conocidos por igual, ni Vélez-Algarrobo, en relación a la globalidad en todas las áreas de este tramo costero se del factor colonial fenicio-arcaico en el “Occi- aprecian densidades, ni de lejos, comparables dente extremo”. al Vélez-Algarrobo. En todo caso, se trata de explicar, no sólo el Aparte de los centros malagueños, otros papel de estos enclaves desde el punto de vista similares debieron jugar un determinado papel de su defi nición mecánica y de su interrelación en el marco del comercio exterior8. En con- con el mundo local o regional, sino también creto, cabría suponer que asentamientos como desde el punto de vista del mundo mediterrá- Baria y Adra en Almería, Sex en la costa grana- neo, o si se prefi ere, desde una óptica global. dina, o el del Guadarranque, este último ya en la actual provincia de Cádiz, llegaron a tener La etapa pre-autoproductora industrias, junto con producciones cerámicas propias. Pero todo ello, de momento, no pasa Los hallazgos, aún recientes, del solar pla- de “hipótesis probable”, ante una falta de es- za de las Monjas/Méndez Núñez de Huelva9 tudios encaminados en este sentido o simple- dibujan un panorama bastante esclarecedor de mente de datos evidentes al respecto. lo que pudo ser el factor fenicio y sus instru- Lo cierto es que cabe pensar en técnicas menta comerciales en el extremo Occidente, a de cocción, procesado de arcillas, selección de fi nales del siglo -IX y hasta el primer cuarto, o desgrasantes, etc., muy similares entre estos tercio, del siglo -VIII. Es, por tanto, el contex- distintos centros, que difi cultan enormemente to, con fuerte presencia colonial, más antiguo la identifi cación de talleres. identifi cado con claridad y hasta la fecha en el Sin embargo, en la actualidad ya es posible Atlántico. individualizar algunos productos del área at- No es el momento de hacer un análisis glo- lántica (Bahía de Cádiz), de otros ubicados en bal de este tema, pero sí de resaltar algunos as-

8 Por ejemplo, A. González (2005: 58) anuncia la realización de una serie de analíticas sobre materiales del yacimiento de la Fonteta, cuyo resultado habría permitido la identifi cación de diez talleres fenicios meridionales, entre los cuales se hallaría el antiguo grupo A (GONZÁLEZ, A. y PINA, J.A., [1983]), relacionado en su día con la zona de Málaga.

9 GONZÁLEZ DE CANALES, F., SERRANO, L. y LLOMPART, J. (2004). Mainake, XXVIII / 2006 pp. 189-212 ISSN: 0212-078-X 192 J. Ramon Torres

pectos que se relacionan con el tema aquí trata- nivel fenicio extremo-occidental, “pre-auto- do. Cabe aclarar que la cronología viene avalada productor”, la facies B1 del Morro de Mez- por cerámicas áticas del Geométrico Medio II quitilla parece marcar el inicio de una produc- y eubeas y cicládicas subprotogeométricas aun- ción fenicia propiamente occidental. que, de acuerdo con otros autores10, no es pru- En efecto, se trata de una etapa que, cro- dente estirar la cronología inicial del contexto nológicamente, y en referencia siempre a data- más allá de los últimos decenios del siglo -IX. ciones convencionales (es decir, las no obteni- Por un lado, se halla el espectro de mate- das mediante analíticas de Carbono 14, sino a riales, donde junto a una preponderancia de partir de fechas históricas), debe situarse justo elementos fenicios, de fabricación oriental después del contexto plaza de las Monjas/ (ánforas, platos, oenocoes, lucernas, fi ne ware Méndez Núñez, probablemente en los dos y otros), existen lotes también muy signifi cati- cuartos centrales del siglo -VIII. vos de producciones mediterráneas, que abar- Las tipologías formales de las cerámicas can Chipre, el mundo griego del este (Atenas, de la facies Mezquitilla B1, debido a la au- Eubea, Cicladas), El Tirreno (vasos villanovia- sencia de una publicación de conjunto sobre nos) y Cerdeña (ánforas, vasos con cuello y los complejos muebles, son conocidas sólo en askoides nurágicos). parte13. Entre otras formas, destacan los platos En síntesis, se trata de una proyección co- de borde muy estrecho, con una arquitectura mercial, que sin duda tiene nexos de unión con global bastante característica, lucernas de un lugares como Santa Imbenia (Alghero, Cerde- pico y cuencos diversos. ña)11, sin que ello deba ser llevado más lejos de Cabe prestar atención especial a las ánforas una conexión fenicia de corte precolonial. de este momento que, registradas en el Morro Pero, para lo que ahora interesa, una cues- de Mezquitilla –con toda probabilidad, uno tión trascendental, que parece desprenderse de sus centros principales (si no el único) de del análisis de este conjunto de materiales, producción– por fragmentos no del todo defi - es la ausencia, aparentemente absoluta, de nitorios, han encontrado en otros yacimientos elementos cerámicos de fabricación fenicia referencias más claras sobre su naturaleza. extremo-occidental12. Y, en este caso, vista la Por ello, es novedosa la delimitación inevitable proximidad geográfi ca, cabe pensar morfológica de las que probablemente fueran que si no existen, es simplemente porque aún las primeras ánforas de transporte ya propia- no se fabricaban. mente occidentales. En realidad, se trata de un tipo específi co del cual, sin duda algu- La facies Morro de Mezquitilla B1 y el na, derivan otros modelos como en primera inicio de la auto-producción instancia el T-10111, que fue imposible de estudiar satisfactoriamente hace apenas diez Pero si el yacimiento onubense citado re- años, puesto que cuando se elaboraron cier- fl eja el concepto de un comercio, llámesele a tos trabajos de conjunto, con propuestas de

10 BOTTO, M. (2006). 11 BAFICO, S. et al. (1997); OGGIANO, I. (2000). 12 El conjunto de hallazgos de este solar no se halla por completo exento de algunos problemas. Entre ellos, la presen- cia de fragmentos de ánforas cartaginesas, o de un borde de mortero-trípode de borde acanalado, cuya asociación, por ahora, es contradictoria con un matiz clave de esta facies: el factor no auto-productor fenicio, a nivel centro- occidental mediterráneo.

Mainake, XXVIII / 2006 pp. 189-212 ISSN: 0212-078-X 13 MAASS-LINDEMANN, G. (1999). La proyección comercial mediterránea y atlántica... 193 clasifi cación14, el material identifi cable a dis- posición era aún prácticamente nulo. Recientemente, el hallazgo de algunas piezas más completas en la calle Cánovas del Castillo (Cádiz) permite al respecto una serie de observaciones de bastante interés y en las cuales merece la pena detenerse (vid. Fig. 1). En realidad, el material de la calle Cánovas del Castillo ha sido hace poco dado a cono- cer15. En cuanto a las ánforas, existe una serie que no encaja con las T-10111, aunque se haya intentado su asimilación (e incluso con las T-10121), sino que, con toda evidencia, son sus precedentes. Dicho no encaje con los citados tipos ya ha sido constatado por los autores del citado trabajo, aunque cabe discrepar en cuanto a la explicación ofrecida y al planteamiento global de la cuestión, que en general tiende a dudar que se trate de una producción fenicia occi- Figura 1. Ánfora T-10311 de la calle Cánovas del Castillo (Cádiz). Foto: MPC dental, al margen de otras digresiones de ín- dole tipológica. En realidad, tanto el conjunto de materia- les de la calle Cánovas del Castillo, como el de un punto de vista temporal, perfectamente asi- la calle Ancha, poco después de su hallazgo, milables a la facies Mezquitilla B1. pudieron ser examinados directamente por Existen en estos conjuntos gaditanos, mi- quien suscribe, gracias a la amabilidad de sus noritariamente, otros materiales no fenicio-oc- excavadores, respectivamente los Srs. Ignacio cidentales, como ánforas cartaginesas T-3111/ Córdoba y Francisco Sibón, a quienes, una 2, nurágicas (además de askoi de la misma pro- vez más, se agradece dicha gentileza, lo mis- cedencia), orientales Sagona 2 y de atribución mo que a Á. Muñoz. indeterminada, pero en porcentajes por debajo La impresión, al menos preliminar, de di- de las ya citadas, que aquí, por las razones ex- cho examen es que tanto un tipo específi co de puestas, se considerarán de origen malagueño. ánfora que después se describirá, como los pla- Volviendo a este material anfórico, es el tos, muchos de los cuencos, y otros elementos, momento de sentar las bases morfológicas de por su pasta metamórfi ca y otras características estos recipientes, que van a ser incluidos en físicas, son de producción malagueña, y desde la tipología general16 bajo el T-10311. Para

14 RAMON, J. (1995). 15 CÓRDOBA, I. y RUIZ, D. (2005). 16 En este sentido, el alcance de la S-10000 (RAMON, J. [1995]: 229 y sigs.) se amplía, anulándose el valor mínimo 1,2 en la relación ø máximo/ø carena de la espalda. Se establece un nuevo grupo, el G-10300, con una relación ø máximo/ø carena de la espalda por debajo de 1,2, con un subgrupo (SG-10310) defi nido por una relación altura total (borde incluido) ø máximo por debajo de 1,5. Y a partir de ahí, el nuevo tipo, T-10311, defi nido por paráme-

tros, como relación altura total/ø máximo del borde inferior a 4. Mainake, XXVIII / 2006 pp. 189-212 ISSN: 0212-078-X 194 J. Ramon Torres

Figura 2. Perfiles básicos de ánforas T-10311 (a partir de dibujos de la calle Cánovas del Castillo publicados en Córdoba, I. y Ruiz, D., 2005)

empezar, su arquitectura global, que responde 2) y otra con una o varias aristas en su cara ex- a un perfi l con acusada carena que separa el terna, que en el caso de las basales no son otra cuerpo de la espalda, esta última es convexa y cosa que una separación con la parte alta de la un tanto alta. Asas pequeñas, proporcionadas espalda, tal vez también para sujetar sistemas al recipiente, no sobreelevadas y de sección de cierre de la boca de las ánforas. circular o subcircular. Perfi l del cuerpo con un La arquitectura precisa de los bordes des- moderado estrangulamiento por debajo de la critos y, de modo especial, las proporciones carena, diámetro máximo en el tercio inferior, diámetro máximo/diámetro de la carena de la considerando la altura total del vaso y fondo espalda, así como altura total/diámetro máxi- ojival a ojival-redondeado. mo, las separan claramente de las T-10111. Los bordes ofrecen distintas variables17, Otros detalles, como la no sobreelevación de que en conjunto se agrupan, salvo excepcio- las asas podría apuntar también en este sen- nes, por ser alargados y delgados. Tienen en tido. común el hecho de no ser exvasados, sino Con los datos anteriores, y aparte del verticales y, tanto o más frecuentemente, obli- Morro de Mezquitilla18, es posible identifi car cuo-entrantes. Por el resto, existe una variedad este tipo de contenedor en yacimientos como de borde liso, es decir sin molduras ni listeles Lixus19, Cádiz (calles Cánovas del Castillo y en su perfi l tanto interior como exterior (Fig. Ancha)20, Mesas de Asta21, San Bartolomé de

17 La clasifi cación de bordes para estas ánforas propuesta en (CÓRDOBA, I. y RUIZ, D., [2005]: 1291-1296) es excesiva. Los tipos básicos, claramente, son menos y no deben confundirse con los resultados puntuales de la práctica alfarera. 18 MAASS-LINDEMANN, G. (1999): fi g. 10, arriba. 19 BELÉN, M. et al. (2001): fi g. 4, núm. 120 y 14, núm. 607. 20 CÓRDOBA, I. y RUIZ, D. (2005): fi gs. 10-12 y 16.

Mainake, XXVIII / 2006 pp. 189-212 ISSN: 0212-078-X 21 GONZÁLEZ, R., BARRIONUEVO, F. y AGUILAR, L. (2000): fi g. 2, núms. 4, 6. La proyección comercial mediterránea y atlántica... 195

Almonte22 y, como punto más oriental, segu- bien testifi cado por Toscanos I, Las Chorreras ramente alguna pieza del yacimiento murcia- y Cerro del Villar (Málaga), (Gra- no del Castellar de Librilla23 (Mapa 1). nada), Adra (Almería) y La Fonteta (), A la espera de otras identifi caciones de ma- entre otros. teriales de este tipo, puede considerarse que la En el caso malagueño, yacimientos como presencia de estas ánforas constituye un testi- Las Chorreras y el Cerro del Villar, pueden monio de la expansión comercial malagueña considerarse paradigmáticos de esta fase de en los dos cuartos centrales del siglo -VIII o, crecimiento acelerado y consolidación de la preferentemente, c. -760/-730, cuyo ámbito estructura auto-productora fenicia. es el propio extremo Occidente. Si bien, tal A pesar de no hallarse aún excavados sino vez a pequeña escala, se trata de un comercio de modo parcial, frente a otros cuya docu- exterior, signifi cativo por parte de los asenta- mentación es más problemática, son los mejor mientos malagueños, sobre todo los cercanos conocidos. En este sentido, cabe resaltar los al río Algarrobo. recientes trabajos en las Chorreras, que han La fabricación y comercialización de estas ampliado mucho el panorama25. Destacan sus primerizas T-10311 debe vincularse con el de- grandes proporciones físicas (unas 6 ha en el sarrollo de una auto-producción relacionada, caso del primero y casi 10 ha en el caso del tal vez, con el vino. Estas ánforas tienen un segundo). formato pequeño, síntoma inequívoco que Ambos dan cuenta de su nivel productivo, debió tratarse de una producción a escala limi- mediante la presencia de hornos cerámicos26, tada y, sin duda, valiosa. en el primer caso y globalmente por su propia En la medida que esta fase inicial fenicia estructura y organización27. Junto con éllos, la del Morro de Mezquitilla aparece solitaria en costa malagueña disponía ya de Los Toscanos el contexto occidental de la colonización fe- en la desembocadura del Vélez, aparte de la nicia, en principio, parece razonable atribuir continuidad del Morro de Mezquitilla, dibu- a este centro la autoría de esta proyección co- jando un panorama denso y articulado. mercial tan antigua. Este afi anzamiento colonial fue de la mano de la intensifi cación de los sistemas de El crecimiento de la producción fenicia producciones industriales, agrícolas y pesque- occidental y la expansión comercial ros. Sin embargo, vista la enorme proyección durante el siglo -VIII y los primeros de mercancías hacia mercados exteriores, pro- decenios del -VII tagonizada por los centros fenicios meridiona- les y vista también su organización espacial, en Por el contrario, y como ya remarcó en su zonas costeras, principalmente en las desem- día M. E. Aubet24, a partir de la segunda mitad bocaduras de ríos, cuyas fértiles vegas fl uviales del siglo -VIII se observa en el extremo occi- no tenían entonces, la amplitud que llegaron dente la creación de nuevos enclaves, hecho a tener muchos siglos después28, resulta difícil

22 RUIZ, D. y FERNÁNDEZ, J. (1986): lám. XCV, núm. 1187. 23 ROS, M.M. (1989): 282. 24 (1994): 263-264. 25 MARTÍN, E., RAMÍREZ, J.D. y RECIO, Á. (2005); MARTÍN, E. et al. (2006). 26 AUBET, M.ªE. (1994) : Fig. 94. 27 MARTÍN, E., RAMÍREZ, J.D. y RECIO, Á. (2005); MARTÍN, E. et al. (2006).

28 ARTEAGA, O. et al. (1988). Mainake, XXVIII / 2006 pp. 189-212 ISSN: 0212-078-X 196 J. Ramon Torres ánovas del Castillo y Ancha), 4. Morro de ánovas del Castillo y Ancha), 4. Morro Mezquitilla, 5. Castellar de Librilla, 6. Mainake, XXVIII / 2006 pp. 189-212 ISSN: 0212-078-X meridionales. 1. San Bartolomé de Almonte, 2. Mesas Asta, 3. Cádiz (c. C de talleres Mapa 1. Distribución de ánforas T-10311 La proyección comercial mediterránea y atlántica... 197 desvincular la economía fenicia de su interrela- Por otro lado, cabe señalar que un inmen- ción con el mundo indígena circundante. so porcentaje de materiales directamente ob- Los últimos estudios realizados en la Axar- servados en buena parte de las procedencias quía malagueña29 parecen haber superado una referidas presentan pastas perfectamente com- etapa en la cual se había descartado la exis- patibles con los talleres malagueños, si bien tencia coetánea de una población autóctona vista la amplitud colonial de este momento en en el mismo entorno, al menos en un nivel el extremo occidente, no cabe dudar de la par- signifi cativo. Por todo ello, cabe pensar que ticipación de otros centros meridionales. mucha de la mercancía envasada en ánforas fenicias, y comercializada por éstos al exterior El siglo -VII: auge y decadencia de un procedía, sin embargo, del trabajo indígena e modelo comercial incluso de campos de cultivo pertenecientes a estos últimos, como bien ha sido remarcado Las bases sociales y materiales para el siglo anteriormente30. -VII fueron puestas en la etapa comentada an- Para el caso que primordialmente importa tes. De hecho, la primera parte del siglo -VII en la presente exposición, la producción an- no es sino la continuidad del último tercio del fórica y su comercialización exterior es uno siglo anterior. de los grandes exponentes del crecimiento Volviendo al tema central de la zona fe- económico que se produjo entre los últimos nicia del Vélez-Algarrobo, se ha explicado el decenios del siglo -VIII y los primeros de la abandono de un asentamiento de la enver- centuria siguiente. gadura de las Chorreras, pocos años después En relación a sus antecesoras, antes co- del -700, como el traslado desde un lugar mentadas, las ánforas T-10111 tienen una topográfi camente hostil a la desembocadura capacidad apreciablemente mayor, síntoma de una arteria de primer orden, el Vélez32. claro de un aumento de volumen del produc- Ello potenciaba la implantación fenicia en esta to envasado. zona debido a un cambio en las relaciones con No menos signifi cativo es el amplio radio el factor indígena aunque, de hecho, el núcleo de exportación de estas ánforas, puesto que central de Los Toscanos existía dos o tres de- si en la época de Morro de Mezquitilla B1 cenios antes de concluir el siglo -VIII, es decir ha podido, de momento, señalarse una dis- llegando a convivir con Las Chorreras. tribución aún pequeña, ahora las T-10111 En la segunda mitad de la centuria se ob- se encuentran en Portugal, Marruecos medi- serva otro momento expansivo, que tiende a la terráneo y atlántico, la mayor parte de yaci- implantación fenicia en puntos muy excéntri- mientos orientalizantes o protohistóricos de cos del Occidente y Atlántico. Es el consabido Andalucía, toda la costa del levante ibérico y, caso de Mogador, en Marruecos o Abul, en el además, , el Tirreno y Cartago31 (Mapa río Sado (Portugal). 2 actualizado), este último, es un caso par- En cuanto a Málaga y, concretamente, el ticular que se analizará después con mayor Vélez-Algarrobo, el descubrimiento reciente detenimiento. de importantes actividades alfareras, como es

29 MARTÍN, E. et al. (2006). 30 Ibidem: 39. 31 RAMON, J. (1995): mapa 108.

32 MARTÍN, E. et al. (2006). Mainake, XXVIII / 2006 pp. 189-212 ISSN: 0212-078-X 198 J. Ramon Torres atedral), 44. Lixus, 45. Mogador, 46. Sa Caleta atedral), 44. Lixus, 45. Mogador, os de San Pedro y La Esperanza y otros sitios ur- y La Esperanza otros os de San Pedro oña Blanca, 11. Mesa del Algar, 12. Guadiaro (Casa 12. Guadiaro oña Blanca, 11. Mesa del Algar, de sa Torre, 33. Cova de la Pastora, 34. Los Villares 33. Cova de la Pastora, 34. Los Villares de sa Torre, Las Chorreras, 19. Vélez-Málaga (La Fortaleza), 20. 19. Vélez-Málaga (La Fortaleza), 20. Las Chorreras, dra (Cerro de Montecristo), 25. Peñón la Reina, 26. dra (Cerro n Montano, Scarico Gosetti), 41. Cartago (Juno, c. Ibn Chabâat, c. Septimio Severo, Cardo máximo / Decumano X, Bir Massaouda, etc.), 42. Sulcis (Cronicario), 43. (plza. de La C máximo / Decumano X, Bir Massaouda, etc.), 42. Sulcis (Cronicario), Cardo Chabâat, c. Septimio Severo, Mainake, XXVIII / 2006 pp. 189-212 ISSN: 0212-078-X meridionales. 1. Alcaçova de Santarém, 2. Lisboa, 3. Abul, 4. (Cabez de talleres Mapa 2. Distribución de ánforas T-10111 banos), 5. San Bartolomé de Almonte, 6. Mesas de Asta, 7. El Carambolo, 8. Sevilla (San Isidoro), 9. Carmona, 10. Castillo de D banos), 5. San Bartolomé de Almonte, 6. Mesas Asta, 7. El Carambolo, 8. Sevilla (San Isidoro), de Mezquitilla, 18. 17. Morro 16. Los Toscanos, de Alarcón, 15. Cerro del Villar, 14. Cerro de Montilla), 13. Cauche el Viejo, de los Infantes, 23. Cuesta Los Chinos, 24. A de La Mora, 22. Cerro Almuñécar (c. Real, plza. de la Constitución), 21. Cerro 28. La Peña Negra, 29. Cabezo Pequeño, 30. Fonteta, 31. Puig d’Alcoi, 32. Bancals Castellar de Librilla, 27. Los Saladares, 39. Aldovesta, 40. Ischia (necrópolis de Sa del Boverot, 38. Torelló 37. Vinarragell, del Caudete, 35. Sagunt, 36. La Torrassa, La proyección comercial mediterránea y atlántica... 199 el caso de La Pancha33, muy cerca del Morro una reestructuración socio-económica impor- de Mezquitilla, durante la segunda mitad del tante, cuyas causas se han de buscar en pro- siglo -VII y hasta los primeros decenios del si- cesos internos de transformación, que tienen glo -VI demuestra, junto con la perduración mucha relación con la formación de las co- de establecimientos tipo Toscanos (IV-V) y el munidades pre y proto-ibéricas, que ya habían propio Morro, la continuidad de las activida- adoptado tipos de economía y de produccio- des productivas y comerciales. nes similares a las fenicias. Por otro lado se ha documentado tam- Todo este fenómeno, como por otra parte bién la existencia de posibles núcleos arcaicos es lógico, no surgió de golpe a partir del siglo de explotación agraria34, como Los Pinares y -VI, siendo posible detectar sus orígenes ya en Benajarafe que hablarían de una agricultura la centuria anterior, con la implantación de al- fenicia intensiva y especializada, tal vez en farerías en marcos indígenas (Pinos Puente, la productos como el vino y el aceite. Peña Negra, etc.) adaptando técnicas y formas La realidad es que la segunda mitad del fenicias, cosa que equivale a decir que muchos siglo -VII constituye la máxima expansión del rasgos de la economía productiva colonial comercio exterior de los centros fenicios meri- también habían sido asimilados. dionales, entre los cuales los malagueños con- tinuaban teniendo un papel preponderante. 4. CARTAGO Y EL COMERCIO Es la época de las ánforas T-10121, que FENICIO-OCCIDENTAL constituyen una evolución a partir de las T- 10111, cuyo mapa de distribución atlántica, Con independencia de un pithos con de- mediterránea e interior peninsular35 (Mapa 3 coración bícroma, cuyo origen se ha postula- actualizado) ilustra claramente este hecho. do precisamente en Málaga38, otros tipos de Sin embargo, aproximadamente después del importaciones de cerámicas occidentales son -600 y durante la primera mitad del siglo -VI el prácticamente desconocidas en Cartago du- volumen de exportaciones fenicio-occidentales rante la época arcaica, aparte de alguna pieza tiende a desaparecer enormemente de los esce- de cerámica a mano de origen peninsular y fa- narios comerciales tradicionales, ya citados. bricación indígena39. En cuanto a la zona de Málaga, el abandono En cambio, por una presencia, más que del taller alfarero del sector 3/4 del Cerro del notable, de ánforas occidentales, que inclu- Villar36 y el cese de actividad del complejo indus- so en la opinión de sus editores, pertenecen trial de La Pancha37, cercano al Morro de Mez- mayoritariamente al grupo Málaga –cosa que quitilla, seguramente a fi nales del primer cuarto desde aquí se corrobora, tras haber examina- del siglo -VI, hablan claramente en este sentido. do muchos fragmentos in situ–, la metrópolis Superada una época en la cual este fenó- africana es un caso que no puede seguir pasan- meno se vinculaba a la caída de Tiro por estas do como un punto más en el radio de acción fechas, parece existir una comunis opinio sobre del comercio fenicio extremo-Occidental.

33 MARTÍN, E. et al. (2006). 34 RECIO, Á. y MARTÍN, E. (2004). 35 RAMON, J. (1995): mapa 109. 36 AUBET, M.ªE., RUIZ, A. y TRELLISÓ, L. (1999). 37 MARTÍN, E. et al. (2006). 38 VEGAS, M. (2000): fi g. 6, núm. 42.

39 MANSEL, K. (2005). Mainake, XXVIII / 2006 pp. 189-212 ISSN: 0212-078-X 200 J. Ramon Torres l Carambolo, 12. Cerro de la Cabeza, de la Cabeza, l Carambolo, 12. Cerro , 113. Litoral d’Eivissa, 114. Tamaris 77. Aldovesta, 78. Turó de Xalamera, 79. 77. Aldovesta, 78. Turó s, 45. La Fonteta, 46. Peña Negra, 47. r, 95. Font de la Canya, 96. Montjuïc, 97. r, Real, plza. de La Constitución y otros si- Real, plza. de La Constitución y otros 0. Cerro del Prado, 21. Guadiaro (Casa de del Prado, 21. Guadiaro 0. Cerro Abul, 5. Alcacer do Sal, 6. Tavira, 7. Huelva Abul, 5. Alcacer do Sal, 6. Tavira, esta de Los Chinos, 38. Villaricos, 39. Barcos 39. Barcos esta de Los Chinos, 38. Villaricos, ia, 104. Cartago, 105. Les Andalousses, 106. Torelló del Boverot, 61. Mas del Pí, 62. Pobla del Boverot, Torelló na, 53. Requena, 54. Los Villares del Caudete, na, 53. Requena, 54. Los Villares avista), 26. Los Toscanos, 27. Cerro del Peñón, 27. Cerro avista), 26. Los Toscanos, Puig de la Misericòrdia, 70. Moleta del Remei, Puig de la Misericòrdia, , 86. Era del Castell, 87. Masies de Sant Miquel, , 107. Mersa Madakh, 108. Ceuta (plza. de La Catedral), 109. Lixus, 110. Mogador, 111. Sa Caleta, 112. Ciutat d’Eivissa Rachgoun, 107. Mersa Madakh, 108. Ceuta (plza. de La Catedral), 109. Lixus, 110. Mogador, 55. Sant Miquel de Llíria, 56. Sagunt, 57. Abric de les Cinc, 58. Vinarragell y desembocadura del Millars, 59. La Torrassa, 60. y desembocadura del Millars, 59. La Torrassa, 55. Sant Miquel de Llíria, 56. Sagunt, 57. Abric les Cinc, 58. Vinarragell 67. El Castellet, 68. Puig de la Nau, 69. d’Alcolea, 64. El Palau, 65. Els Barrancs, 66. La Vallterra, 63. Vilanova de Tornesa, (Cabezo de S. Pedro, La Joya y otros sitios urbanos), 8. Cerro Salomón, 9. Tejada la Vieja, 10. San Bartolomé de Almonte, 11. E la Vieja, Salomón, 9. Tejada sitios urbanos), 8. Cerro La Joya y otros (Cabezo de S. Pedro, 14. Setefilla, 15. Carmona, 16. Castillo de Doña Blanca, 17. Cádiz, 18. Acinipo, 19. Isla las Palomas, 2 Macareno, 13. Cerro Palacio de Buen 25. Málaga (San Agustín, Teatro, del Villar, 23. Cortijo de Montañez, 24. Cerro Montilla), 22. Cauche el Viejo, 32. Punta de La Mona, 33. Almuñécar (c. de Mezquitilla, 30. La Pancha, 31. Trayamar, 28. Vélez-Málaga (La Fortaleza), 29. Morro de Los Infantes, 37. Cu de La Mora, 36. Cerro de Montecristo), 35. Cerro de San Cristóbal), 34. Adra (Cerro tios urbanos, Cerro de Mazarrón, 40. Ensenada Cartagena, 41. Castellar Librilla, 42. Santa Catalina, 43. Bajo La Campana, 44. Los Saladare de la Vintivuite Penya del Migdia, 48. Castellar de Meca, 49. Litoral Xàbiga, 50. Alt Benimaquia, 51. Xàtiva, 52. Alteret d’en Serra, 73. La Ferradura, 74. Sant Jaume – mas d’en Serrà, 75. Mas de Mussols, 76. Turó 72. Mas de Vito, 71. El Polseguer, 85. El Calvari 80. Barranc de Sant Antoni, 81. Gàfols, 82. Coll Alt, 83. Puig Roig, 84. del Moro, El Martorell, 99. Illa d’en Reixac, 100. Sant Martí d’Empúries, 101. Marsella, 102. Isola del Giglio, 103. Moz de Mar, Castellruf, 98. Arenys Mapa 3. Distribución de ánforas T-10121 de talleres meridionales. 1. Alcaçova de Santarém, 2. Lisboa, 3. Quinta Almaraz, 4. de talleres Mapa 3. Distribución de ánforas T-10121 88. Timba de Santa Bàrbara, 89. Alorda Parc, 90. Pou Nou 2, 91. El Garraf, 92. Olèrdola, 93. Hort d’en Grimau, 94. Mas Castella 90. Pou Nou 2, 91. El Garraf, 92. Olèrdola, Parc, 88. Timba de Santa Bàrbara, 89. Alorda Mainake, XXVIII / 2006 pp. 189-212 ISSN: 0212-078-X La proyección comercial mediterránea y atlántica... 201

Figura 3. Ánforas T-10111 de la necrópolis de San Montano (Buchner, G., 1982; Ramon, J., 1995)

Haciendo un breve repaso al tema, hay Cardo XIII, donde fue localizado un impor- que recordar que algunas ánforas occidentales tante estrato de nivelación con multitud de T-10111, encontradas tanto en excavaciones materiales fechables entre el siglo -VIII y la antiguas como más modernas en las necrópo- primera mitad del -VII42 (Fig. 5). lis urbanas ya fueron dadas a conocer en su De los datos proporcionados por su edi- día40. tora, en número absoluto de individuos, se En los últimos decenios, las excavaciones desprenden los porcentajes anfóricos (no se estratigráfi cas realizadas en algunos sectores incluyen producciones griegas) siguientes: de la ciudad arcaica, situados a levante de la cartaginesas: 67%, occidentales (mayoritaria- colina de Byrsa, han proporcionado datos muy mente T-10111, aunque posiblemente tam- signifi cativos alrededor de este tema. bién alguna T-10121): 19%, fenicias orienta- En un sondeo de urgencia realizado bajo les: 13%, tirrenas y/o nurágicas: 1%. la dirección de F. Rakob en la calle Septimio Igualmente interesantes, en el sentido in- Severo se encontraron diversos fragmentos dicado, son los datos de la excavación de la de ánforas T-10111 en contextos del siglo Universidad de Hamburgo, en el cruce del -VIII41. Decumano máximo y el Cardo X43, puesto Destacan los resultados de la excavación que ha sido posible comparar entre complejos realizada en un solar de la calle Ibn Chabâat/ estratigráfi cos y cronologías diversas la más an-

40 CHELBI, F. (1985): 100-102; RAMON, J. (1995): 107, fi g. 195 y lám. XII, núm. 395. 41 VEGAS, M. (1989): 256, abb. 11, núms. 196-201. 42 EAD (2000): 367, fi g. 10, núms. 75-81.

43 NIEMEYER, H.G. y DOCTER, R.F. (1993). Mainake, XXVIII / 2006 pp. 189-212 ISSN: 0212-078-X 202 J. Ramon Torres

tiguas de las cuales (fase I, aunque nulamente representada para el tema que interesa ahora) es anterior a c. -750. Las ánforas occidentales se registran, de modo más que signifi cativo, ya en la fase IIa, que se ha fechado -750/-725 y tienen un punto álgido en la fase IIIa-IIIb, al menos en las casas 1 y 5 y el sector de calle. Concreta- mente, en la fase IIIa parecen superar, incluso, las producciones locales cartaginesas44. En la etapa IVb, que según ámbitos, cubre la segun- da mitad del siglo -VII y el primer cuarto del -VI, las ánforas occidentales, aún hallándose bien presentes, disminuyen considerablemen- te su tanto por ciento absoluto respecto de otras producciones. Con todo, los porcentajes sobre el global material anfórico de dos unidades crono-es- tratigráfi cas signifi cativas al respecto, son los siguientes: La fase IIIb en los espacios C-D de la casa 1, fechada c. -675, ánforas orientales: 8%, án- foras extremo-occidentales: 31%, ánforas car- a taginesas: 53%, ánforas griegas: 8%. La fase IVb en los espacios K-L de la casa 1, fechada c. -645/-575, ánforas orientales: 2%, ánforas extremo-occidentales: 12%, ánfo- ras cartaginesas 59%, otras procedencias: 27%. Más recientemente, y simplemente para redundar sobre el tema, los avances a los re- sultados de las excavaciones en el terreno Bir Massouda, a los pies de la vertiente de levante de la colina de Byrsa45, con datos acerca del relleno de fosas funerarias tenidas como muy antiguas, dentro del siglo -VIII, también se enumera una signifi cativa presencia de frag- mentos de ánforas occidentales. b Todo ello se enmarca en un doble con- texto: en primer lugar, el de la metrópolis Figura 4. a) Ánfora T-10111 b) Copa de plata inutiliza- da, del ajuar de una tumba de Juno (Cartago) (Chelbi, F., norteafricana como un centro consumidor 1985; Ramon, J., 1995). Fotos: J. Ramon muy importante de estas mercancías fenicias

44 DOCTER, R.F. (1997): gráfi cos 542, 544.

Mainake, XXVIII / 2006 pp. 189-212 ISSN: 0212-078-X 45 CHELBI, F. et al. (2006). La proyección comercial mediterránea y atlántica... 203

Figura 5. Pithos con decoración pintada y ánforas T-10111 de las calles Ibn Chabâat (según M. Vegas, 2000)

extremo-occidentales y, en segundo, su papel miento al único cadáver depositado en esta distribuidor en el ámbito del Mediterráneo sepultura construida con bloques de arenisca central. de una copa de plata, sin duda inutilizada in- Volviendo al ajuar de una sepultura de tencionadamente (Fig. 4.b). la necrópolis de Juno, ya citada antes46, cabe Ciertamente, cabrían analíticas metalo- recordar que ésta proporcionó un recipiente gráfi cas que lo confi rmaran y, aún así, es muy T-10111 de borde liso, completo. Hasta aquí tentador vincular la presencia de un ánfora, se- nada fuera de lo normal en el contexto ya des- guramente malagueña por su pasta, y un vaso crito, pero es que, además, resulta curiosa la para beber, tal vez vino, de plata ¿ibérica? con presencia entre los materiales de acompaña- algún personaje –sin duda cartaginés, a juzgar

46 CHELBI, F. (1985). Mainake, XXVIII / 2006 pp. 189-212 ISSN: 0212-078-X 204 J. Ramon Torres

Figura 6. 1. Ánfora T-10111 del Torelló del Boverot (foto: G. Clausell), 2. Ánfora T-10121 de Aldovesta (foto: J. Ramon), 3. Ánfora T-10121 del litoral de Ibiza (foto: J. Torres) Mainake, XXVIII / 2006 pp. 189-212 ISSN: 0212-078-X La proyección comercial mediterránea y atlántica... 205 por el resto de ajuar y el tipo de tumba– dedi- una parte, hacia muy distintas comunidades cado al comercio con el occidente fenicio, un indígenas y, por otra, hacia otros estableci- comercio, tal vez, especializado en la importa- mientos fenicios. ción y redistribución de vinos. A efectos de registro arqueológico, existen En este último sentido cabe recordar las elementos de comercio completa o casi com- ánforas occidentales T-10111 de la necrópolis pletamente perecederos, evocados frecuente- de San Montano (Fig. 3) y del Scarico Gosseti mente en la literatura científi ca. Otros, como de Ischia47, así como otras piezas del Cronica- los metales cuentan con una clara referencia rio de Sulcis48, que de modo preliminar dan en las fuentes antiguas50 y, sin embargo, no fe de los entramados comerciales en el Me- siempre es posible seguir las pistas a su comer- diterráneo central y el Tirreno en los últimos cialización, por lo dicho antes, la falta de su- decenios del siglo -VIII. fi cientes estudios metalográfi cos, y por tanto, Con todo resulta obvio que Cartago debió el presente discurso ha tenido que basarse en erigirse en garante y promotor directo de un otras fuentes de información, aún no dudando volumen, tal vez importante, de mercancía fe- que fue una de las claves. nicio-occidental, al asumir su redistribución co- Un detalle que conviene observar es que mercial y, tanto o más, su consumo directo49. no todas las comunidades autóctonas del A pesar de que en Cartago y otros puntos bronce fi nal y hierro antiguo que mantuvieron centro-mediterráneos se documentan ánforas un contacto comercial con los fenicios adop- T-10121, su volumen no parece comparable al taron el mismo tipo de mercancías potencial- de sus antecesoras. Es posible, de este modo, mente suministrables por estos últimos. que a partir del siglo -VII avanzado decayera Como resulta ya bien sabido, en toda el un tanto la exportación de ánforas occidenta- área tartésica los indígenas llegaron a adquirir, les a Cartago, por razones de momento difíci- y evidentemente a asimilar en usos diversos, la les de explicar, pero que pueden ir a la par de práctica totalidad de la gama vascular fenicia. lo observado en el extremo Occidente. De este modo, en yacimientos de esta zona se encuentran elementos como: vajillas de en- 5. MODALIDADES Y ALCANCE DEL gobe rojo de todos los tipos, vasos con deco- COMERCIO FENICIO-OCCIDENTAL ración bícroma y polícroma o no decorados, dejando de lado la problemática de la cerámica Los enclaves fenicios del extremo Occi- gris muy del gusto indígena. dente, en cuyo marco los malagueños jugaron Contrariamente a esto, es conocida la se- un papel clave, enfocaron su comercio, por lectividad, a favor de contenedores (pithoi y,

47 BUCHNER, G. (1982); DI SANDRO, N. (1986); RAMON, J. (1995). 48 BARTOLONI, P. (1988). 49 Este dato, de naturaleza estrictamente arqueológica, salvada la distancia de tres siglos, recuerda de cerca una noticia del Pseudo Aristóteles (De Mirabilibus Auscultationibus, 136) cuya realidad cabe situar en los siglos –V o -IV: “Los fenicios que habitan la llamada Gadira navegan más allá de las columnas de Heracles y llegan con viento apeliota en cuatro días a unos parajes desiertos llenos de juncos y sargazos que durante la marea baja no están mojados pero que se inundan durante la pleamar en los que se encuentran en abundancia atunes asombrosos por su longitud y grosor cuando en ellos encallan. Los cartagineses los ponen en conserva y juntándolos en unos depósitos los llevan a Cartago de donde no sólo los exportan sino que por su excelente calidad lo toman ellos mismos como alimento”. 50 La obtención de plata es el motivo primigenio, según algunas fuentes, de la presencia fenicia inicial en el extremo Occidente, especialmente en el área atlántica de Andalucía. Cf., por ejemplo Diodoro de Sicilia (V 35.4-5) y Pseudo

Aristóteles (Mir. Auscult., 135). Mainake, XXVIII / 2006 pp. 189-212 ISSN: 0212-078-X 206 J. Ramon Torres

sobre todo, ánforas) en los ambientes del E y permitido un análisis más completo del tema NE ibéricos, por encima de la actual provincia del comercio exterior por parte de los centros de Alicante51. fenicios malagueños de época arcaica. En efecto, salvo piezas puntuales (algún plato o cuenco con o sin engobe rojo), la 6. PERSPECTIVA proyección de cerámicas fenicias sobre las co- munidades del Bronce Final e Hierro Antiguo A pesar de la importancia de la implanta- de esta zona se restringe, en primer lugar y ción fenicia en Málaga y muy especialmente con diferencia, a los grandes contenedores, en los valles del Vélez y del Algarrobo, que es decir las ánforas, seguidos de otros de for- día a día la arqueología pone de manifi esto, a mato mediano (jarras con cuello acilindrado la hora de los balances y recapitulaciones de y pithoi) y, fi nalmente, de morteros trípode, la investigación moderna su papel exterior que se han pretendido ligar a la preparación de aparece reducido a un escenario donde se especias para aromatizar el vino52. descubren y excavan asentamientos, tumbas El porqué de esta selectividad ya ha pro- notables y otros elementos, que consolidan y piciado no pocas líneas en la literatura cientí- reafi rman la importancia de la presencia fenicia fi ca moderna aunque, actualmente, se tiende en esta zona. a suponer que la importación, a veces masiva Pero en cambio, cuando se habla de feni- en estas zonas, de productos alimentarios o cios en el extremo occidental del Mediterráneo suntuosos contenidos en ánforas, se relaciona y en el Atlántico se tiende, en general, a magni- directamente con una movilización festiva de fi car el papel de otros enclaves, como especial- mano de obra por parte de las élites locales, de mente Gadir, en calidad de “centros directo- claro aspecto socio-político53. res” de toda una colonización, con su amplitud Pero, como se ha visto, este tipo de im- complejidad social, política y económica. portación de productos occidentales, altamen- Conviene no perder de vista la extrema te selectivo, en la costa NE ibérica, no fue un parquedad y el carácter eminentemente tardío caso único. Desde el punto de vista del simple de las fuentes históricas en lo que se refi ere a enunciado, es decir, la “selección concreta de la colonización arcaica del extremo Occiden- mercancías ante un abanico de posibilidades te. A pesar de la conocida noticia de Posido- de ofertas más amplias”, Cartago fue también nio, trasmitida por Estrabón (III 5.5) sobre un caso tanto o más trascendental y explícito. la fundación tiria de Gadir, lo cierto es que Efectivamente, en la metrópolis norte- ninguna fuente antigua avala ninguna rele- africana, analizada la situación arqueológica vancia particular de este enclave hasta la época desde un punto de vista amplio, se observa un republicana, cuando ya se habían manifestado fenómeno aparentemente similar, al cual ya se conocidas políticas fi loromanas por parte de la ha dedicado un comentario específi co. ciudad atlántica. Como se ha dicho al principio, son los Por ahora, sigue siendo el Morro de productos envasados en ánforas –vino, aceite Mezquitilla el enclave fenicio, de carácter ya y salazón de pescado, según estudios moder- estable, más antiguo en la costa occidental. nos de contenidos– los que en la práctica han Además, ya se ha hablado sufi cientemente de

51 Entre otros, cf. VIVES-FERRÁNDIZ, J. (2005). 52 Ibidem, siguiendo trabajos de M. Botto.

Mainake, XXVIII / 2006 pp. 189-212 ISSN: 0212-078-X 53 SANMARTÍ, J. (2004). La proyección comercial mediterránea y atlántica... 207 su carácter auto-productor, desde sus mismos ya previamente consolidadas en la zona de la comienzos. Málaga actual? Cabe pues suponer que, en un momento La respuesta defi nitiva, posiblemente, sea dado, los fenicios juzgaron más rentable una prematura, pero hoy la realidad arqueológica instalación fi ja en occidente –que entre otras obliga por lo menos a plantearla. La realidad, ventajas propiciara una auto-producción cer- después de muchos años de investigación, es cana a sus mercados– que no el sistemático, que la arqueología de Cádiz hace insostenibles costoso y arriesgado tráfi co de mercancías des- determinados planteamientos y, entre ellos, de el Mediterráneo oriental hasta el Atlántico, que a mediados del siglo -VIII fuera una gran que poco a poco fue disminuyendo hasta su ciudad vertebradora de la colonización fenicia práctica extinción. del extremo Occidente. Teóricamente ello no En efecto, los productos, sin duda suntuo- obsta al prestigio y connotaciones de un san- sos (en especial, vino), trasladados en ánforas tuario famoso como fue el de Melqart, pero desde el extremo oriental del Mediterráneo, sin que de ello se infi era necesariamente una privativos en la fase Monjas/Méndez Núñez de organización socio-urbana específi ca. Huelva, siguen estando bien presentes en los Ya se ha visto como en menos de dos horizontes auto-productores Mezquitilla B1, generaciones los fenicios organizaron en el del mismo modo que en contextos contem- extremo occidente una amplia red de insta- poráneos, como los de c. Cánovas/c. Ancha laciones fi jas, a ambos lados del estrecho de o Castillo de Doña Blanca, aunque ya a nivel , a lo largo de la segunda mitad del porcentual absoluto, por debajo de las produc- siglo -VIII. Es bien sabido que fueron encla- ciones precoces del extremo Occidente y hasta ves situados en puntos estratégicos tanto de pasar a tantos por ciento casi testimoniales a conexión marítima como de penetración hacia partir de la segunda mitad del siglo -VII. el interior. Fueron por tanto núcleos comer- No cabría sino añadir que, a la inversa, ciales. Y, al mismo tiempo enclaves, al menos el afi anzamiento de la economía fenicia en los malagueños, totalmente auto-productores el “nuevo mundo”, a la larga, andaría en de- sin que, como ya se ha dicho y de acuerdo con trimento del control efectivo de los palacios otros investigadores, deba ser menospreciada orientales. una colaboración indígena más o menos im- No se hallan resueltas aún muchas cues- portante. tiones, una de las cuales es el papel del Cas- Un aspecto que se ha intentado destacar tillo de Doña Blanca en relación a Cádiz y de en el presente trabajo es la vinculación car- qué fuentes se aprovisionó durante la segunda taginesa en esta economía fenicio-occidental. mitad del siglo -VIII, puesto que algunos de Cartago fue un consumidor de primer orden los materiales fenicios documentados en el de productos occidentales, como sin duda el yacimiento no son exactamente iguales a los vino, según demuestra la gran presencia de án- malagueños, pero sí parecen de corte occiden- foras T-10111 y T-10121 en la metrópolis. tal. Aquí cabe echar de menos, una vez más, la Por otro lado, el registro, si bien en menor falta de una publicación de conjunto sobre los escala, en otros enclaves centromediterráneos materiales de Doña Blanca. de envases de este tipo debe ser puesto en re- ¿Pudo Gadir –entendida aquí como el so- lación con el papel redistribuidor de la ciudad lar donde existió después la Gades romana– te- norteafricana. ner un origen menos oriental y más directo en Por ello no cabe duda que Cartago, ya

una expansión comercial desde bases fenicias apenas iniciada la segunda mitad del siglo -VIII Mainake, XXVIII / 2006 pp. 189-212 ISSN: 0212-078-X 208 J. Ramon Torres

era parte directamente interesada en esta eco- plo, en la costa oriental de la Península Ibérica, nomía occidental, que debió fomentar y tal vez los materiales fenicios de procedencia meridio- controlar en cierto modo. En este sentido no nal prácticamente se extinguen y se abandonan puede pasar por alto el papel cartaginés en el centros importantes en zonas muy distintas, extremo occidente y su proyección comercial como Mogador o Abul en el Atlántico, y sa propia, tema tratado en fechas recientes54. Caleta en Ibiza, mientras que otros enclaves, Aún así, los centenares de fragmentos de como la Fonteta sufren un apreciable proceso contenedores que se van examinando en mul- de “iberización”, a partir de entonces. titud de lugares tienen pastas, gran parte de Precisamente, para analizar correctamente las cuales se pueden adscribir con facilidad al este fenómeno, aún sin renunciar a la búsque- grupo “Málaga-Granada” y, de hecho, ya se da de una hipotética explicación en los propios ha visto como en el área de la Axarquía ma- enclaves productores-exportadores (más allá lagueña los fenicios instalan implantaciones de la causa-efecto) de la costa andaluza, cabe secundarias nuevas –que signifi carían un salto observar que, a partir del momento “crítico” cualitativo– de cultivo intensivo, mientras que citado, en los marcos comerciales citados, en algunos de sus oligarcas se entierran en tum- el lugar de materiales fenicios, existen prefe- bas como las de Trayamar (que curiosamente rentemente otros de factura “periférica”. En la son de tipo cartaginés), dando fe, en defi niti- medida que se trata de materiales de produc- va, de un ulterior y último episodio de brillan- ción indígena, cabe admitir un fenómeno de tez económica. substitución, tal vez progresiva, refl ejo de una La realidad es que en la segunda mitad fuerte transformación socio-económica. del siglo -VII la situación general se hacía más En la simple ausencia, o en la reducción compleja, cosa que, en buena medida, vino drástica de un mercado exterior, puede hallar- dada por el desarrollo de muchas comunida- se la respuesta a las transformaciones detec- des indígenas, que signifi cativamente habían tadas en el mundo fenicio occidental, inclu- mantenido un contacto previo con el mundo yendo obviamente la zona actual de Málaga. fenicio occidental. Pero no signifi ca ello que el comercio fenicio Es seguramente este desarrollo el que pro- desapareciera por completo y, de hecho, exis- voca un cambio sustancial en la economía y en ten razones para pensar en su intervención al el comercio fenicio-occidental a partir de los menos en la transacción marítima de mercan- inicios del siglo -VI. En este momento el con- cías indígenas más allá de este momento. Es, texto es distinto en muchas zonas. Por ejem- en realidad, otro episodio de la historia.

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