El yacimiento arqueológico del Sequer de Sant Bernat Imagen de cubierta: decoración en palmeta incisa en un fragmento de anforita ebusitana (Keay 70/79) del siglo VI, hallada durante la excavación del yacimiento. El yacimiento arqueológico del Sequer de Sant Bernat PUBLICACIÓN: AUTORES DE LA OBRA: El yacimiento arqueológico del Sequer Ferran Arasa i Gil. de Sant Bernat Departamento de Prehistoria y Arqueología. Universitat de València. EDITA: «El periodo romano». Red Eléctrica de España S.A.U. Agustí Ferrer Clari. Director del Museo Municipal de Alzira. DIRECCIÓN CIENTÍFICA: «Prólogo», «Antecedentes históricos». Agustí Ferrer Clari Director del Museo Municipal de Alzira José Enrique López Peris Arqueólogo de EAP S.L.P. COORDINACIÓN DE LA OBRA: «El papel de la iniciativa privada en la gestión Equipo Estudios de Afección Patrimonial S.L.P.: del patrimonio arqueológico», «Enterramientos tardoantiguos y primeras ocupaciones islámicas». José Enrique López Peris Arqueólogo Mauro Montesinos Aracil Técnico Medio Ambiente Red Eléctrica de España S.A.U. Pablo Sañudo Die «Red Eléctrica y el medio ambiente». Arqueólogo José Pérez Ballester Carlos Verdasco Cebrián Departamento de Prehistoria y Arqueología. Arqueólogo Universitat de València. «La época prerromana». DISEÑO GRÁFICO, MAQUETACIÓN, Y FOTOMECÁNICA: Ángela Pérez Fernández Departamento de Medicina Legal, Toxicología Cromotex, S.L. y Antropología Física. Facultad de Medicina. Universidad de Granada. IMPRESIÓN: «Estudio bioantropológico de los restos óseos Epes. S.L. del Sequer de Sant Bernat».

DEPÓSITO LEGAL: Miquel Rosselló Mesquida M-13673-2013 Arqueólogo. Col. CDL 13.508 «La cerámica del Sequer de Sant Bernat».

© Red Eléctrica de España S.A.U. Pablo Sañudo Die Arqueólogo de EAP S.L.P. «El papel de la iniciativa privada en la gestión del patrimonio arqueológico», «Enterramientos tardoantiguos y primeras ocupaciones islámicas».

Carlos Verdasco Cebrián Arqueólogo de EAP S.L.P. «El contexto geográfico del Sequer de Sant Bernat», «El papel de la iniciativa privada en la gestión del patrimonio arqueológico», «Enterramientos tardoantiguos y primeras ocupaciones islámicas».

Agustí Zacarés i Romaguera Arqueólogo. Museo Municipal de Alzira «La Ribera del Xúquer en época islámica». El yacimiento arqueológico del Sequer de Sant Bernat

Ferran Arasa i Gil Agustí Ferrer Clari José Enrique López Peris Mauro Montesinos Aracil José Pérez Ballester Ángela Pérez Fernández Miquel Rosselló Mesquida Pablo Sañudo Die Carlos Verdasco Cebrián Agustí Zacarés i Romaguera

lo largo de la historia de la humanidad, la búsqueda del bienestar Ay el progreso ha estado estrechamente relacionada con el deseo de hacer perdurar la historia y la memoria de los pueblos. Esto es especial- mente visible en la huella que las diferentes civilizaciones han dejado en nuestro país y esa diversidad supone un activo que enriquece nuestro acerbo patrimonial y cultural. El progreso está indiscutiblemente ligado a los avances técnicos, siendo especialmente remarcables los que se han producido en torno a la electricidad. Hoy día, no podemos vivir sin ella, ya que forma par- te de todas las actividades de nuestro quehacer diario. De ahí, el papel fundamental que desempeña Red Eléctrica de España en su cometido de asegurar el correcto funcionamiento del sistema eléctrico español, transportando la electricidad desde los centros de producción hasta los puntos de distribución y operando el sistema para mantener constante el equilibrio entre la generación y el consumo eléctrico. En este sentido, la construcción de una nueva subestación de trans- porte eléctrico a 220 kilovoltios en la Pileta del Martiri de Sant Bernat, en el término municipal de Alzira, junto a la subestación existente de los años 60, responde a la necesidad de renovar unas instalaciones para ofrecer un servicio eléctrico eficiente a las comarcas del sureste de la provincia de Valencia en los años venideros y permitan su desarrollo económico y social. Ese objetivo se va a ver complementado con la puesta en valor del yacimiento arqueológico encontrado durante las obras de construcción de la subestación. Desde Red Eléctrica hemos acogido con entusiasmo la propuesta del Ayuntamiento de Alzira para colaborar con el Museo Municipal en la elaboración de una obra de carácter científico-divulga- tivo sobre este yacimiento. Esta monografía responde al interés mutuo del Ayuntamiento de Al- zira y de Red Eléctrica de España no sólo en el descubrimiento de unos restos que han venido a confirmar lo que ya se intuía en los estudios arqueológicos de los años 80, sino también en la difusión de este rico patrimonio cultural que forma parte de la historia de esta región. Esta obra nos permite acercarnos a la historia más próxima de la ciudad de Alzira, a su pasado, a la memoria más íntimamente ligada a la espiritua- lidad y la tradición de sus habitantes. Todos los que formamos parte de Red Eléctrica de España entende- mos que el desempeño de nuestra actividad, básica para el bienestar de los ciudadanos y el progreso de los territorios, debe ser abordado con una clara orientación al desarrollo sostenible en los diferentes ámbitos, económico, social y medioambiental, con el fin último de crear valor de forma persistente para el conjunto de la sociedad. Por todo lo anterior, sólo resta agradecer al Ayuntamiento de Alzira y a sus habitantes su acogida durante la época de tramitación del proyecto de la subestación; su disponibilidad y accesibilidad durante la fase de construcción, y su colaboración en esta última gratificante fase de di- vulgación de unos restos arqueológicos que ya han quedado ligados a la historia de nuestra instalación, la subestación de Bernat.

Ana Cuevas Tello Directora de Asuntos Corporativos y Relaciones Institucionales de Red Eléctrica n Alzira y en la Ribera del Xúquer, decir el Sequer de Sant Bernat, Ela Pileta del Martiri o la Ermita dels Sants Patrons, es todo uno. Para los alzireños, y ribereños, amantes de su historia, de sus raíces y sus costumbres, encuentran en este pequeño paraje un valor cultural al que se añade el aprecio sentimental al atribuirse, por tradición oral y escrita, que en este mismo lugar es donde tres hermanos de origen musulmán, convertidos al cristianismo fueron martirizados en el año 1180, pasando a la historia y al santoral cristiano, conocidos por Ber- nat, María y Gracia. La tradición y la devoción por los mártires han hecho que, ocho siglos después, aún se considere este enclave como parte de nuestra historia, por ser en él donde pudo efectuarse el trágico episodio del fratricidio. Los estudios arqueológicos realizados en diferentes mo- mentos, unos a principios de la década de los años ochenta por Jesús E. Hernández y Antonio Martínez, y recientemente por EAP-Estudios de Afección Patrimonial, propiciado por RED ELÉCTRICA DE ESPA- ÑA S.A.U. para ejecutar el proyecto de ampliación de la subestación eléctrica «Bernat de Alzira», contribuyen a dar un valor añadido, al constatarse como un emplazamiento de interés arqueológico. El Se- quer de Sant Bernat, adquiere de este modo una nueva dimensión y un mayor sentido de aprecio por todos. Aquí hemos logrado que convivan el pasado, representado por el yacimiento arqueológico; el presente, por la Ermita donde la Ponti- ficia Archicofradía de los Santos Patronos Bernardo, María y Gracia, mantiene vivo el aprecio a sus mártires; y el futuro, representado por la ampliación de la subestación en cuanto va a mejorar la red de servi- cios que ofrece, contribuyendo decididamente al progreso de quienes dependemos de ella. No obstante, podemos afirmar que el futuro no es exclusivo suyo, es compartido, ya que desde hoy mismo, el pasado, el presente y el futuro de este espacio cultural, natural y energético, van a ir unidos de la mano. A mediados del siglo XX, la implantación de la Central Eléctrica en este punto concreto de nuestro término supuso una seria amenaza, pero hoy la ampliación ejecutada ha permitido que el AYUNTAMIENTO DE ALZIRA y RED ELÉCTRICA DE ESPAÑA S.A.U., firmen un Convenio de colaboración y aúnen esfuerzos por lograr conservar y difundir un bien de todos. El estudio de campo realizado, protegiendo los bienes culturales, mejorando el entorno del yacimiento y facilitando a la socie- dad el acceso a los resultados obtenidos mediante una exposición tem- poral en el Museu Municipal d’Alzira-MUMA y de forma permanente con la publicación del presente libro. Por todo ello, me satisface decir que estamos ante un ejemplo de ac- tuación modélica y hemos de agradecer a RED ELÉCTRICA DE ESPA- ÑA S.A.U. el interés que ha tenido desde el principio en llevar a buen término la protección cultural y natural del patrimonio local alzireño.

Elena Bastidas Bono Alcaldesa de Alzira Índice

1. INTRODUCCIÓN ...... 13 Prólogo ...... 15 Antecedentes históricos ...... 17

2. CONTExTO GEOGRÁFICO E hISTÓRICO...... 29 El contexto geográfico del Sequer de Sant Bernat...... 31 La época prerromana...... 37 El periodo romano...... 51 La Ribera del Xúquer en época islámica...... 65

3. Estudios Previos...... 73 El papel de la iniciativa privada en la gestión del patrimonio arqueológico...... 75 Red Eléctrica y el medio ambiente...... 91

4. La intervención arqueológica...... 97 Enterramientos tardoantiguos y primeras ocupaciones islámi- cas en el Sequer de Sant Bernat...... 99 La cerámica del Sequer de Sant Bernat...... 145 Estudio bioantropológico de los restos óseos del Sequer de Sant Bernat...... 177

1 Introducción

Prólogo

Agustí Ferrer Clari Director del Museo Municipal de Alzira

Estamos ante una actuación en el Patri- de las obras, excavación y análisis de los monio Cultural modélica en todos los restos aparecidos, soportando en oca- ámbitos y esta publicación es buen tes- siones unas condiciones climatológicas timonio de ello. Tanto Red Eléctrica de adversas. Sin duda, el trabajo realizado España, S.A.U., como entidad promoto- amplía los conocimientos de este yaci- ra, la Consellería de Cultura, Educación miento arqueológico, y la investigación y Deporte, y el Ayuntamiento de Alzira, de los restos materiales y humanos recu- ambas como instituciones públicas, pue- perados contribuye a establecer las pau- den sentirse satisfechas por la labor rea- tas históricas y culturales del mismo. lizada conjuntamente. Si bien la amplia- El estudio y la protección del yacimien- ción de la subestación eléctrica en un to han ido paralelos a la mejora del en- principio podía suponer una seria ame- torno. Red Eléctrica de España S.A.U., de naza para la conservación de los valores acuerdo con el Ayuntamiento de Alzira, culturales del yacimiento arqueológico han firmado un convenio de colabora- del Sequer de Sant Bernat, en realidad, ción en el que se incluyen, por una par- el resultado final ha sido otro. te, la difusión científica de los resultados, La construcción de la Subestación mediante una exposición temporal en el Eléctrica a 220 kV ha sido un proyecto Museu Municipal d’Alzira-MUMA, faceta evidentemente necesario para la mejora divulgativa que se ampliará con la publi- de suministro de energía a un sector im- cación del presente libro. Por otra parte, portante de la comarca en el que se inclu- es un logro la adecuación paisajística del yó desde el principio el estudio arqueo- yacimiento, con la plantación de especies lógico de la zona afectada. La empresa arbóreas que tamicen el impacto visual de Estudios de Afección Patrimonial EAP las nuevas instalaciones. Telón de fondo ha llevado a cabo un exhaustivo trabajo de esta actuación, que, como hemos di- de prospección del terreno, seguimiento cho, podemos considerar modélica.

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Consideramos, por tanto, que estamos historia por varios motivos. Una intensa ante una intervención en la que se han tradición secular, que pasa por la cons- cubierto todos los aspectos culturales y trucción, en el siglo XIII, de un panteón ambientales. La protección, recupera- real dedicado a los mártires del siglo XII; ción, estudio y divulgación de los restos con una ermita que dará lugar a un con- arqueológicos y su entorno, cumpliendo vento de Trinitarios en el siglo XVI; una de este modo una de las aspiraciones en historia que irá siendo transmitida de la defensa y promoción del Patrimonio generación en generación y alimentada Cultural. por la devoción de la Archicofradía de Sin duda alguna, la aportación de este los Santos Patronos Bernat, María y Gra- estudio va a suponer un valor añadido cia, basada en una extensa documenta- al conocimiento del poblamiento en la ción, que ha generado la abundante bi- Ribera Alta. Las características del asen- bliografía vinculada con el martirio de tamiento humano en el valle de inunda- los Santos, así como por la constatación ción del Xúquer han venido marcadas en el Corpus de Hübner de dos lápidas por el aprovechamiento del fértil suelo latinas y por las excavaciones practica- frente a los inconvenientes de las fre- das por Hernández y Martínez a prin- cuentes inundaciones, la constante hu- cipios de 1980, que constataron la se- medad, la proliferación de plagas, y de cuencia de niveles históricos. En 2012, se otros factores que han condicionado el añadió la Ruta Bernardina, de carácter abandono, en un lento proceso de des- ecoturístico, homologada como sendero ruralización a favor de centros urbanos de Pequeño Recorrido (PR-CV 421), que de mayor envergadura, como es el caso une los enclaves de la biografía de estos que nos ocupa. personajes de la Ribera. La despoblación de éste y otros asen- Finalmente, a partir de ahora, habrá tamientos cercanos como Pujol, Toro, que incluir este volumen, el cual recoge Mulata, Prada, Cabanes, Maranyent, por el resultado de los trabajos practicados a citar algunos de ellos, de los cuales sólo primeros del siglo XXI en el yacimiento, se conserva hoy en día el nombre de la con la aportación de reconocidos inves- partida rural, pasa por conservarse en la tigadores, cuya visión científica ofrece memoria como mero topónimo de un un nuevo enfoque para dilucidar a tra- antiguo lugar, o registrado como yaci- vés de las evidencias arqueológicas los miento arqueológico con posibles restos pasajes confusos de la historia local y de interés. El Sequer de Sant Bernat, del contribuir de este modo a acrecentar los que se desconoce el topónimo del asen- valores culturales de Alzira y la Ribera tamiento que le dio origen, pasará a la del Xúquer.

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Agustí Ferrer Clari Director del Museo Municipal de Alzira

El Sequer de Sant Bernat es un yacimien- Santa María de Poblet, en Tarragona. A to arqueológico incluido en el Catálogo este centro espiritual hay que añadir el de Bienes y Espacios Protegidos del Plan valor cultural, al constatarse la existencia General de Ordenación Urbana con el de niveles históricos de ocupación. número A-8. Está situado en la Partida A caballo entre la Historia y la tradi- de San Bernardo, polígono 34, parcela ción, pervive en la Ribera Alta del Xú- 204 a-b, a escasos metros de la subesta- quer la devoción por los hermanos de ción eléctrica situada en la carretera CV- origen musulmán y convertidos al cris- 550, tramo Alzira-Alberic. Es propiedad, tianismo, conocidos como «Els Sants desde 1980, de la Pontificia Archicofradía Patrons Bernat, Maria i Gràcia». Su his- de los Santos Patronos, Bernardo, María toria data del siglo XII, cuando Amet, y Gracia, al tener un valor simbólico y hijo del señor de Pintarrajes, posible- sentimental por tratarse del lugar donde mente derivado de Mont Raphez, en las según la tradición fueron martirizados y cercanías de y en cuyo lugar hoy enterrados en el siglo XII tres hermanos se halla la Ermita de Sant Bernat, realizó musulmanes convertidos al cristianismo, un viaje por tierras cristianas y se detuvo y sus restos, localizados por el rey Jau- en el Monestir de Poblet, donde, admira- me I poco después de su llegada a estas do de la vida cenobítica, se convirtió al tierras, dieron lugar a un culto que per- cristianismo e ingresó como monje bajo vive en la actualidad en municipios y pa- el nombre de Bernat. Pasados unos años, rroquias como Alzira, Carlet, , regresó a su casa donde no fue bien re- , Poble Nou y Onda, de co- cibido por su hermano por haberse con- fradías como las dos patronales de Alzira vertido al cristianismo y tuvo que huir, y Carlet; en ermitas, como la de San Ber- seguido en el destierro por sus herma- nat, en Carlet, y la de los Santos Patronos, nas, Zaida y Zoraida, que se bautizaron en Alzira, e, incluso, en el monasterio de en la acequia del Ravalet en Guadassuar.

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Figura 1. Óleo gótico sobre tabla representando el Martirio de Sant Bernat, Maria y Gràcia. Museo de la Catedral de Valencia. Fotografía: Francisco Alcántara.

Buscaron refugio en Alzira, donde fue- martirizados, y mandó fabricar allí una ron capturados. Reacios a renunciar a Iglesia en honra de nuestros Mártires...», la fe cristiana, fueron martirizados el 23 «...Nuestros historiadores añaden, que de agosto de 1180 y sus restos enterra- llegando con temor los soldados azia el dos en este paraje (fig. 1). Sesenta y dos puesto que señalavan las luzes, hallaron años después, Jaume I toma posesión la tierra mojada de sangre fresca: y inci- de Alzira e, informado de este aconte- tados de impulso divino, cavaron en aquel cimiento, que debió conmocionar a las sitio, y toparon con los Cuerpos de los tres poblaciones ribereñas y probablemente Santos Mártires» (Servera 1707: 42-43). aún sobreviviría algún testigo, se intere- Con el paso del tiempo, si no se hu- sa y promueve unas investigaciones que biera interesado el monarca en recupe- dan lugar al descubrimiento de los res- rarlos, se hubiera borrado de la memo- tos. «Noticioso después el Señor Rey Don ria el recuerdo del martirio. Con su inte- Jayme del Martirio de S. Bernardo, y sus rés por descubrir el lugar donde estaban Hermanas, hizo buscar sus Cuerpos, y sepultados y darles un digno sepulcro, certificado del lugar de su Martirio, no sin como recompensa a su decidida entre- manifiestas señales del Cielo, fueron ha- ga de la vida a pesar del sufrimiento a llados en el mismo sitio, en donde fueron manos de «sus hermanos», Jaime I hizo

18 Antecedentes históricos mucho más que rendir un homenaje de piedra de nuestro Santo; y a los pies de póstumo al reconocer el valor demos- ella un rótulo, que con las letras doradas trado por los jóvenes ribereños que, re- dezía: Hic jacet Corpus Sancti Bernardi nunciando la reconversión a la fe islámi- Martyris; y alrededor quatro Ángeles con ca, mantuvieron firme su propósito cris- sus candeleros de piedra; y en el remate tiano. El de Bernat ya experimentado y de dicho Tumulo puso el Rey sus Armas asumido tras su estancia en el monas- para eterna memoria: Et super columnas terio cisterciense de Poblet, pero el de Arma, ad memoriam aeternam» (Serve- ellas no menos admirable, recién bau- ra 1707: 44) (fig. 2). tizadas, no se volvieron atrás contagia- Este intento por propagar entre los das por la férrea creencia de su herma- musulmanes, vencidos y por vencer, la no. Un ejemplo de convicción, incluso benevolencia de los bárbaros conquista- ante la inminente amenaza de la muerte dores, tendría sus resultados, como así que fue oportunamente utilizado por el se desprende del testamento fechado en Conquistador que quiso, tras el esfuerzo 1262, del hijo del Walí de Valencia, Zeit de hallar los restos, promulgar la his- Abu Zeit, que se convirtió al cristianis- toria de los tres hermanos convertidos mo con el nombre de Antonio Pérez de al cristianismo, para demostrar que lo Arenós, el cual hizo donación de veinte importante no era ni el lugar de naci- sueldos reales para la construcción de miento ni las creencias anteriores. Qui- la Iglesia de Sancti Bernardi (Mompar- so abrir las puertas a nuevos hermanos ler, 2001). La iniciativa del rey tuvo tal con la conversión no forzada, pacífica, éxito, que se ampliaron el sepulcro y la tal como había manifestado en su pacto ermita hasta construir, en la segunda de no agresión y de convivencia con los mitad del siglo XVI, concretamente el musulmanes alzireños tras pasar la línea año 1558, el convento de Trinitarios de fronteriza del Xúquer. El rey, tomando San Bernardo. En el plano de Roxas de el ejemplo de estos personajes, repu- 1764 que se conserva en el MUMA apa- diados, sacrificados y olvidados para el rece representado el citado convento. El Islam pero ahora revividos, apreciados edificio fue abandonado a finales del si- y recordados por el Cristianismo, pro- glo ­XVIII por hallarse aislado, también pagó un modelo de buenas voluntades por los daños producidos en el inmueble con los vencidos: «... el Señor Rey Don por las continuas inundaciones del Xú- Jayme trató luego de edificar en el mismo quer, además de las enfermedades deri- sitio una Iglesia, y allí hizo un suntuoso vadas del cultivo del arroz dominante en Túmulo, sustentado de seis columnas, aquel tiempo. Los trinitarios se instala- donde fueron colocados los Cuerpos de ron provisionalmente intramuros, hasta los tres Santos Mártires, con una Estatua la exclaustración de 1835, trasladándose

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Figura 2. Grabado del s. XVIII de Hipólito Rovira. Reproducción del retablo de la iglesia del convento de Trinitarios. Sección de Estampas de la Biblioteca Nacional de Madrid. las reliquias a la Iglesia de Santa Cata- como el Sequer de Sant Bernat, conser- lina, donde en la actualidad se veneran. vándolo incluso tras la implantación a El pueblo de Alzira, a pesar de este finales del siglo XIX del cultivo del na- traslado, no olvidó el lugar señalado ranjo. En 1934, se levantó un monolito como del martirio, identificado con la conmemorativo del lugar del martirio, Pileta, y el lugar de culto de sus restos, conocido por la Pileta, que en 1936 fue donde se construyó una iglesia, docu- derribada (fig. 3). De nuevo, en 1956, mentada en 1391, y posteriormente se sobre sus cimientos se reedificó la ac- levantó el Convento de Trinitarios, que tual Pileta. En enero de 1980 se reali- tras su abandono fue demolido y utili- zaron, en un sector del Sequer de Sant zado como secadero de arroz, pasando Bernat, unas excavaciones arqueológi- a denominarse popularmente el paraje cas de urgencia, previas a la construc-

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Figura 3. Pileta del Martiri. ción del actual ermitorio, motivadas en Opt. IMI EXMplitemina parte por la historia relacionada con MANLIA los Santos Patronos y por otra por las ...VALERIA citas de Sucías y Escolano referentes ...SEGUNDA a dos lápidas (una fragmentada), que ...ANN. XXV estaban colocadas en los muros de la ...HIC FACERE iglesia, que serían halladas seguramen- ... te al levantar la fábrica del edificio y M...CLODIO que desaparecieron con él (Sucías 1911: ...M. E GAL CELERI. F. 112; Escolano 1610: 391; Sarthou Carre- ...EX D. D. res 1913: 137; Hübner 1869 y 1892; Mom- SAETABI AVGV. parler 2001: 165-166). S. TANORUM

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Figura 4. Ermita de Sant Bernat.

En las excavaciones realizadas por Je- Revisando diferentes datos disponi- sús Emilio Hernández y Antonio Martí- bles para conocer con más detalle las nez se constató una sucesión de niveles pautas históricas y ampliar su estudio, arqueológicos, prácticamente sin inte- hemos recurrido a diversas referencias rrupción desde época iberoromana has- documentales, a los sondeos arqueo- ta nuestros días (Martínez y Hernández, lógicos practicados a primeros de los 1980; Martínez, 1982: 183). En diciembre ochenta, a la prospección de la zona y a de 1980, la Archicofradía de los Santos la interpretación de planos. A partir de Patronos Bernardo, María y Gracia, ad- los resultados que aquí esbozamos, po- quirió una parcela de 2.885 metros cua- demos recomponer parte de este espacio drados para levantar una capilla, la cual histórico-religioso y, en la medida de lo preside en la actualidad el espacio iden- posible, intentar recuperar su significa- tificado como Sequer de Sant Bernat. do cultural. La primera duda que se nos El lugar del martirio se convirtió así en planteaba era que la conocida «Pileta un foco espiritual en torno al cual se ha del Martirio» y donde supuestamente mantenido por siglos la memoria de un se descubrieron los restos de los santos acontecimiento singular (fig. 4). mártires no coincidía con el enclave del

22 Antecedentes históricos convento. Al estudiar el plano de Roxas, construcción está denominada como del cual se conserva un original en el casa Cherta. En torno a estas edificacio- MUMA, pudimos comprobar que apa- nes y dentro del recinto configurado por recían dos edificios con elementos reli- el curso de la acequia que lo circunda se giosos, uno de ellos señalado como Con- inscriben tres casas más, la de Vas, a la vento de S. Bernardo y el otro como casa altura del Convento pero ligeramente de Cherta, mediando entre ellos la casa al sur, algo separada; la casa de Velen- de Albentoza (Roxas, 1764-65). Entre la ger, al oeste, próxima a la de Cherta, y la bibliografía consultada, ningún autor casa del S. Tribunal (de la Inquisición), relacionaba la existencia de dos edificios al este. En el texto que acompaña este separados ni reflejaba una aproximación plano se puede leer en diferentes colum- geográfica de cómo se estructuraba este nas: «... La Justicia de dicha Villa por los espacio. Si bien es poco acertado en la lugares del Toro y mulata y las cazas de representación de la Vila, pensamos que campo apellidadas de Bas, Berenger, Dn. en el dibujo de un edificio como éste, Antonio Judici de Acherte,... Acherte y Al- el autor debió ser más estricto. A nivel bentosa, Joseph Peris de Baltasar, Santa descriptivo, podemos estructurar un Ynquisision... y a la Guerta, el Convento convento formado por tres cuerpos ado- de Sn. Bernardo Mártir Trinitarios cal- sados y alineados en decreciente de este zados...». Los Achartes de Judici fueron a oeste. En el primero de izquierda a de- acompañantes de Jaime I y sus sepul- recha se sitúa el más grande, con lo que cros estaban en la Iglesia del Convento parece ser una cúpula o el campanario, de S. Agustín, fundación real de 1262 rematado por una cruz o veleta. La úl- (Goig, 1880: 90). tima construcción, la de la derecha, está Siguiendo el plano de Roxas, vemos situada sobre la acequia que la atraviesa que las acequias, que desde el brazal de (Aún hoy subsiste ésta y nos puede ser- Alzira se dividen en tres ramales hacia el vir de referencia). Ante el edificio prin- este, dibujan un semicírculo en cuyo cen- cipal y a poca distancia se sitúa al norte tro se sitúa el Convento de San Bernardo, la casa de Albentoza y, a continuación, atravesado por un cuarto ramal que en siguiendo el curso de la acequia, un nue- dirección norte cruza este territorio. El vo bloque de construcciones compuesto trazado de las acequias indica la elevación por dos edificios (fig. 5). del suelo donde se hallaba el convento, El situado a la izquierda está atravesa- bordeado por aguas del brazal de Alzira. do por la misma acequia (lo que también Para poder superar el desnivel y atrave- nos sitúa éste aunque ya no exista) y el sar el alterón, esta cuarta acequia recoge- otro, de mayor tamaño, parece tener una ría las aguas de los anteriores y con todo linternilla o remate sobresaliente. Esta el caudal del brazal de Alzira, abastecería

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Figura 5. Plano de Roxas. (1764). el convento y sus alrededores. Una quin- de las Germanías para evitar su profana- ta acequia cierra este terreno por su lado ción, encontramos nuevos detalles sobre occidental, agregándosele por su derecha la descripción del lugar donde se hallaba la acequia central y la de San Bernardo, el convento. Recogemos algunos datos dando lugar al brazal de Tora. Las eleva- en los que «Era húmedo el terreno y por ciones del terreno que jalonaban el llano las hendiduras del enladrillado penetraba de inundación de la Ribera del Xúquer el agua...», (Goig, 104), o «... removien- fueron lugares escogidos para ocuparlos do la húmeda y pegajosa tierra de las y aprovechar los recursos que ofrecía el primeras excavaciones. Lograron hacer fértil suelo envolvente. algunas profundidades de cuatro á cinco Con el fin de aproximarnos a algunas palmos...» (Goig, 112). descripciones del convento y su entor- Las excavaciones se iniciaron el 12 de no reseñamos algunas exiguas citas que julio de 1590, «... empezaron a cavar y to- hacen referencia a las características del paron con un pozo ciego, y como no cava- lugar. Así, en la búsqueda de los restos sen los frailes sino de noche y muy hondo que fueron ocultados durante la revuelta y, poco a poco, no llegaron al lugar donde

24 Antecedentes históricos estaban las Reliquias sino á veintidós de mos en largo y quatro en ancho, a modo julio...» más adelante «... viernes vein- circular, rodeado de piedra tosca y seca, titrés de dicho mes llamaron a Maestre solo en el suelo había una argamasa mal Antonio Sala, albañil que trabajaba en el puesta y seis palmos de la cara del suelo dicho convento, para viendo el lugar don- hasta el profundo, y dentro dichos huesos, de estaban los huesos, dixese de cuantos que además de otros milagros, lo tuvo por años le parecía estuviese hecho aquel hoyo tal el no estar corrompidos ni desechos di- y argamasa, el qual dixo, que había más chos huesos, en aquel lugar, que se espan- de sesenta años, y no hecho de Maestro tó no estuviese lleno de agua porque en que fuese perito, porque estaba muy gro- toda la parte de la Iglesia que se cave tan sero y mal compuesto...»; «... preguntado hondo, sale agua, y en la misma sacristía, por el mismo Comisario que diga de que fuera de aquella parte, cavando se halló manera estaba el hoyo dicho, respondió, lo propio en haber agua» (Goig, 130-131). que estaba seis palmos debajo de la tie- La humedad es un factor que indica rra, de la superficie hasta la argamasa, y daños en los muros e inestabilidad en la tenia como cuatro palmos de ancho y lar- cimentación. Las arcillas secas son com- go, a modo de circular, rodeado de piedra pactas, pero la infiltración constante, pro- tosca, y la cabeza un tantico dividida de vocada en parte por el extensivo cultivo los huesos, también con piedras alrededor del arroz, se ve agravada en períodos de como las otras...» (Goig, 127). continuas inundaciones, convirtiendo el Más adelante, se vuelve a insistir so- suelo en plástico e inestable, afectando bre los detalles de la construcción, pre- así la cimentación de las construccio- guntándole de nuevo al maestro albañil, nes que, a su vez, tienen que soportar el «... si aquel puesto era hecho de muchos empuje de la corriente. Sólo en el siglo años, y si era hecho a semejanza del se- XVIII, se constatan las siguientes inun- pulcro que hizo el Rey Don Jaime, de daciones: 1709, 1714, 1720, 1731, 1733, 1744, donde se havían trasladado, y dixo, que 1745, 1746, 1748, 1752, 1753, 1754, 1756, 1763, era muy diferente, porque el primero fue 1766, 1776, 1779, 1783, 1785, 1791, 1794 y hecho con mucha arte, y este otro sin ella, 1795 (Máximo Fili, 1935). No eran las ria- por hombres que apresuradamente ha- das los únicos males que amenazaban la bían puesto aquella argamasa en tierra y integridad y conservación de las cons- aquellas piedras a la redonda sin saber el trucciones, así, en 1758, «... un terremoto oficio de albañil».E incluso, más adelan- daña, sobremanera, las estructuras del te, describe: «Preguntado el dicho testigo convento, teniéndolo que abandonar sus que diga de qué manera estaba el dicho moradores» (A.M.A., 1764: 191). hoyo, a donde se hallaron dichos huesos El 17 de junio de 1746, el ayuntamien- y dixo: que dicho hoyo era de quatro pal- to estudia una instancia de los religiosos

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Figura 6. Martiri de Sant Bernat. Lienzo de Maella Pérez. Siglo XVIII. MUMA.

26 Antecedentes históricos del Convento de San Bernardo solici- invocación de San Bernardo Mártir de esta tando trasladarse al interior de la pobla- Villa, de el paraje donde se halla construido ción: «... El primer motivo que tiene para al Arrabal de Santa María de dicha Villa, dicha pretención es, que hallándose situa- extra muros de ella, en donde se construirá do dicho Convento en la Partida llamada uno nuebo...» (A.M.A., 1750). Se establece de San Bernardo, por ser el suelo húmedo el compromiso de conservar una ermita y salitroso, esta amenazado ruina la ma- en el convento viejo para memoria, con- yor parte de el sin que pueda la Comuni- dición que no se cumplió, teniendo que dad repararlo, a menos que con crecidas instar el Ayuntamiento al cumplimiento sumas, y esto con el desconsuelo de que del citado compromiso: «En vista de la por más que se intente afianzar la obra, contestación que da la Comunidad de San no conseguirá su firmeza pues ya con las Bernardo, con fecha veinte y nueve de abril aguas del Río Júcar, a que está vecino, y último, repítasele oficio manifestándole que ya con los que resultan de los arroses que la Comunidad es la obligada baxo Escritu- se crían en Alberique, Alasquer, Puchol, ra a dejar la Capilla y paredes de la cerca , Mulata y Realengo de Alzi- del Convento a la altura correspondiente, y ra (por estar muy honda dicha Partida) que el haberlo destruido uno y otro ha sido hazen las obras tampoco permanentes la causa el haber vendido dicha Comuni- que a los tres o quatro años de executa- dad mucho después de emposesada del das amenazan el mismo peligro que an- nuevo convento, los pertrechos y maderas tes, de cuyas humedades, y abundantes del antiguo...» (A.M.A., 1820) (fig. 6). aguas provine el ser parage enfermizo...» Con el traslado de las reliquias al nue- (Momparler, 2001: 198-199, donde se vo convento, el antiguo edificio perdió cita: Memorial unido al Acta de la Se- funcionalidad y fue abandonado a su sión del día 21 de junio de 1764). suerte. La venta del solar culminó con Los trámites para trasladarse la co- la vida de esta memorable construcción, munidad intramuros de la ciudad consi- que fue derribada para convertir el espa- guen su propósito, así, el Ayuntamiento, cio resultante en un secadero de arroz. en sesión del 14 de agosto de 1750, hace La memoria histórica, alimentada constar: «En este Cabildo se vio una Real por la tradición y por las fuentes docu- Provisión de su Majestad y Señores de su mentales, se ve reforzada por los restos real Consejo de Castilla, su fecha nueve de arqueológicos que mantienen vivo el re- julio próximo [sic] en la que se concede Li- cuerdo y la devoción que ahora, con las cencia al Provincial y Definidores Trinita- investigaciones realizadas en su entorno rios Calzados de este Reyno, para que sin por Estudios de Afección Patrimonial Incurso de pena alguna, puedan trasladar EAP, constatan, una vez más, el interés el Convento que tiene en esta Villa baxo la cultural del Sequer de Sant Bernat.

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28 2 Contexto geográfico e histórico

El contexto geográfico del Sequer de Sant Bernat

Carlos Verdasco Cebrián Licenciado en Geografía e Historia Estudios de Afección Patrimonial S.L.P.

El yacimiento del Sequer de Sant Bernat abanicos, diques, cuencas de inundación se ubica en un asomo del relieve pleisto- lateral, etc., cuya distribución dentro del cénico de arcillas rojas subyacente a los sistema es reflejo de su cuenca hídrica y depósitos del llano de inundación holo- del régimen pluviométrico. cénico del río Júcar. El valle del Júcar en su tramo final El yacimiento se enmarca por unos cla- mantiene un relieve tabular, existiendo ros accidentes geográficos, que le confie- un desnivel de cota de sólo 36 m entre las ren una identidad propia y es clave para poblaciones de y , que en su evolución en el tiempo: la desemboca- línea recta distan entre sí 31 km. Morfolo- dura del río Albaida, tributario del Júcar, gía que no impide el gran dinamismo del al oeste; la población de Alcira y el abani- sistema con ocasión de las avenidas y cre- co aluvial del Magro, al este; los diques y cidas del río. Sucesos cortos en el tiempo depósitos de acrección lateral del río Jú- en donde el río dispone de gran energía car, al sur, y la cuenca de inundación del para redistribuir los sedimentos y recon- río Verd y el Magro, al norte. figurar la planicie aluvial (fig 2). A nivel geomorfológico, el Sequer de Los sucesivos desbordamientos fluvia- Sant Bernat se inserta dentro de la geo- les han ido modelando la llanura aluvial forma del llano de inundación del Jú- (J. Mateu, 2000), condicionando las suce- car (fig 1), amplia franja aluvial de unos sivas trayectorias de los flujos desborda- 300 km2, modelada por los desborda- dos. Esta morfología planar del valle con- mientos del canal principal y de sus tri- trasta con los macizos montañosos que lo butarios (Roselló, 1983). flanquean por el este y el sureste. Macizos Geomorfológicamente un llano de calcáreos que discurren con orientación inundación es una superficie de deposi- noroeste-sureste y pertenecen al núcleo ción con escaso gradiente formada a su meridional del sistema ibérico levantino. vez, por subsistemas geomórficos como En esta zona se localizan la Sierra de Cor-

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Figura 1. Vista general del valle del Júcar a su paso por la comarca de la Ribera Alta.

Figura 2. Ortofoto del valle de inundación del río Júcar, Ribera Alta.

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Figura 3. Plano geomorfológico de detalle. bera, la Sierra de la Murta y la Sierra de eruditos de disciplinas diversas en dife- les Agulles. El valle limita al oeste con la rentes períodos históricos, nos han per- Sierra de Tous, también perteneciente al mitido disponer, en la actualidad, de una Sistema Ibérico (fig 3). prolija documentación que nos muestra, A nivel geográfico, las poblaciones ubi- dentro de una escala histórica, la cam- cadas desde antiguo, en las inmediacio- biante evolución del río Júcar. nes de los ríos, han encontrado en el río Gracias a la documentación histórica una fuente importante de recursos, tanto conservada, podemos saber que los des- suelos fértiles y agua como una vía de co- bordamientos y acrecciones laterales del municación y transporte de mercancías río han provocado abandonos de alque- entre la cabecera y la desembocadura por rías, retranqueos de caminos o reformas medio de la navegación fluvial.C onvivir de acequias que discurrían adyacentes con este peligroso enemigo, como ya es- a los lechos fluviales (Peris, 2005) desde cribió J. A. Cavanilles (Cavanilles, 1795- época medieval. Así se atestigua, en las 1797), suscitó desde antiguo el estudio del numerosas citas históricas que existen Júcar para intentar comprender y contro- sobre las avenidas recurrentes y asolado- lar los episodios violentos. Tratados de ras del Júcar, detallando el gran empuje

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Figura 4. Perfil transversal SE-NW de la llanura aluvial del cauce del río Júcar a su paso por el yacimiento del Sequer de Sant Bernat. Datos tomados del modelo digital de superficie obtenido mediante sensores LIDAR con una densidad media de 0,5 ptos/m2 en una distribución de hojas de 2 x 2 km, sistema geodésico de referencia ETRS89 proyección UTM Huso 30. 1. Camino histórico; 2. Canal del río abandonado; 3. Canal actual del Júcar; 4. Vía del ferrocarril; 5. El yacimiento del Sequer de Sant Bernat; 6. Cauce actual del Río Verd. destructor del río Júcar. Desde 1300 hasta do, que a pie, porque era la agua del camino 1923 se contabilizaron más de 80 años en en mas de una vara en alto...». los que se han registrado una o más inun- En este contexto de crecidas e inunda- daciones notables (K. Butzer et al., 1983). ciones continuas, la evolución de las po- J. Servera, en su libro, Las tres púrpuras blaciones que habitaron el Sequer de Sant de Alzira, Bernardo, María y Gracia. Vida Bernat tuvieron que sufrir el carácter di- y martirio de los tres santos hermanos de námico y cambiante de los sistemas y sub- 1707, describía una de las avenidas del río: sistemas de las geoformas del río, al igual «De nuestro tiempo lo hemos visto repeti- que los distintos despoblados medievales das veces. Y la primera que me acuerdo ha- existentes en el llano de inundación del Jú- berlo visto, fue el 30 de noviembre del año car. Despoblados de los que sólo permane- 1672. En ocasión de haber llovido en este rei- cen en la memoria colectiva, meros topó- no por espacio de tres meses continuos, con nimos que designan un antiguo lugar: El tanta abundancia, que salió once veces de Toro, Mulata, Prada, Cabanyes, Materna, madre el río Júcar, y destruyó los campos, por citar algunos de ellos (fig. 5). y huertas hermosas que adornan sus már- Dadas estas características tan severas genes. Deseosos todos de salir de este ahogo, para el poblamiento de las zonas inunda- que parecía el fin del mundo, acudieron, co- bles del río, ¿por qué se establecen en dis- mo siempre, los de la villa de Alzira al am- tintos momentos históricos poblaciones paro de su Padre y Patrón San Bernardo … en el valle de inundación del Júcar? En el Determinaron sacar al Santo Padre en pro- caso particular del Sequer de Sant Bernat, cesión, lloviendo y con agua hasta los pe- existen claras connotaciones de tipo geo- chos. Los de la procesión mas iban nadan- gráfico que debieron ser claves para ubi-

34 El contexto geográfico del Sequer de Sant Bernat carse en este enclave y no en otro lugar Esta diferencia de cota a favor del ya- más alejado de las avenidas del río Júcar. cimiento pudo ser clave para minimi- Un primer condicionante geográfico re- zar los daños de las avenidas en las zo- señable es la cota superior respecto al cau- nas residenciales. La posición de este ya- ce del río. Si trazamos un perfil transversal cimiento sobre el relieve relicto pleisto- SE-NW, en un modelo digital de superfi- cénico supuso, seguramente, un punto a cies con tecnología LIDAR, de la llanura favor del asentamiento. aluvial del cauce del río Júcar a su paso por Otro condicionante favorable para la el yacimiento del Sequer de Sant Bernat, se ocupación residencial de este espacio observa que el yacimiento se encuentra en debió ser la accesibilidad y cercanía de una cota superior con respecto al margen los glacis pleistocénicos y los macizos del cauce del río. La diferencia de esta ele- cretácicos. Estas geoformas ubicadas al vación es, en la actualidad, de un metro de sur y este del yacimiento, han sido fuen- altura entre el yacimiento y los diques de te primordial de materiales pétreos para acrección lateral del río (fig. 4). la construcción tradicional.

Figura. 5. Despoblados y yacimientos arqueológicos de época íbera, romana y medieval en el llano de inundación del Júcar. 1. El Sequer de Sant Bernat. 2. Cases de Xixerà. 3. Font del Botet. 4. Corpus Christi. 5. Benibaire Alt. 6. Escoles Pies. 7. El Pla. 7. Tisneres. 8. Carrer del Doctor Ferràn. 9. l’Alquerieta. 10. El Torretxó. 11. La Muntanyeta del Salvador. 12. El Molí de Fus. 13. Ternils. 14. Benifaraig. 15. El Sequer de Joana. 16. El Trinquet. 17. Alzira. 18. Vilella. 19. Materna. 20. Cabanyes. 21. Mulata. 22. El Toro. 23. Prada.

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Un tercer punto favorable, sería su po- racterísticas intrínsecas del yacimiento: sición privilegiada cercana a varias vías suelos aluviales cuaternarios de alta ca- de comunicación tanto terrestre como pacidad agrícola muy aptos para el cul- fluvial. Durante las diversos momentos tivo, con una fácil captación de agua pa- de ocupación del yacimiento del Sequer, ra el riego y, gracias al marcado carácter encontramos en sus inmediaciones vías aplanado de la llanura y la disposición de comunicación terrestres de primer abierta del espacio, altas horas de insola- orden, como son la vía heraclea y augus- ción solar, necesarias para la agricultura. tea; así como los caminos históricos de Otro indicio que puede denotar lo an- ámbito local y comarcal que articularían teriormente expuesto sería el topónimo el comercio y transporte de todo este va- «El Sequer». Forma valenciana que se lle. Del mismo modo, su cercanía al río traduce en castellano por secadero. Es- no debería menospreciarse, ya que his- ta estructura agrícola para el secado de tóricamente ha sido una vía de comercio arroz nos habla de una zona abierta, en y transporte clave para el desarrollo de terraza que permitiera el oreo del arroz. las poblaciones ribereñas. Es decir, una planicie sobreelevada. Un cuarto condicionante a favor de Los condicionantes expuestos ante- esta ubicación sería las óptimas aptitu- riormente de este enclave geográfico pa- des para la agricultura que existen en el rece que fueron determinantes para la entorno del yacimiento de Sant Bernat. ubicación del Sequer de Sant Bernat. Siguiendo las recomendaciones plan- El carácter cambiante del río y el teadas por el tratadista clásico Colume- riesgo de inundación permanente pa- lla en su volumen VIII De Re Rústica, rece que pasan a un segundo plano, y podemos observar una serie de similitu- convivir con el enemigo a las puertas des entre sus recomendaciones y las ca- se hace más llevadero.

Bibliografía

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José Pérez Ballester Universitat de València

Los antecedentes: el Bronce Final1 mo en grandes centros del interior, que nos hablan de contactos con gentes me- En el cambio del segundo al primer mi- diterráneas (Cerdeña, Sicilia, Mediterrá- lenio en el Valle del Xúquer, como en neo Oriental), incluso antes de la llega- otros lugares del País Valenciano, el da sistemática y el asentamiento de gen- Bronce Final (siglo X-VIII a.C.) supo- tes fenicias en nuestras costas. Se trata ne, en palabras de Mauro Hernández de objetos exclusivos de adorno perso- (2005), una auténtica «ruptura poblacio- nal y panoplia guerrera, como fíbulas y nal» con el momento anterior. Se aban- hachas con apéndices laterales de bron- donan los lugares ocupados en el Bronce ce; brazaletes, peines y botones de mar- Medio o Tardío y aparecen nuevos asen- fil: en La Mola d’Agres (Grau Almero et tamientos en laderas de los cerros en vez alii, 2004; Pascual Benito, 2012) o en La de en las cimas, siempre bien situados Solana del Castell de Xàtiva (Pérez Ba- cerca de vías de comunicación. llester et alii, 2011), y algún objeto de Los materiales que hallamos en ellos hierro manufacturado, como el pomo y denotan contactos e intercambios muy el brazalete del Tesoro de Villena, cuen- variados: con la Meseta, Cataluña (Cul- tas de collar de fayenza egipcia y de pas- tura de los Campos de Urnas) y sureste ta vítrea, etc. Estos contactos mediterrá- peninsular (Alicante, Murcia, Almería neos continuarán hasta finales del perio- y parte de Granada). Además, desde los do, incluyendo ahora ánforas de vino y siglos XI-X se detectan ya una serie de copas para servirlo (Gil Mascarell, 1981; elementos manufacturados de origen ul- Martí y De Pedro, 1997; Hernández, tramarino tanto en las áreas costeras co- 2005; Vives Ferrándiz, 2006).

1 Este trabajo se ha publicado dentro del proyec- to HAR2011-26943 B-31/10.

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El Hierro Antiguo desde finales del siglo VII, ya encontra- remos cerámicas a torno realizadas en A finales del siglo VIII y durante el si- nuestras tierras. glo VII a.C., veremos un mantenimiento La llegada de estos productos y estas de los asentamientos anteriores del Bron- novedades tecnológicas fue por vía ma- ce Final y la aparición de otros nuevos, rítima, y en el área que nos interesa, la éstos en la línea de costa, en relación con desembocadura del Xúquer y su entor- la presencia directa o indirecta de gen- no costero, fue evidentemente un lugar tes fenicias occidentales. Ahora, las anti- de comunicación y contacto. Materia- guas cabañas del Bronce Final dejan paso les fenicios, especialmente ánforas de vi- a la generalización de viviendas rectan- no, pero también vajilla de mesa, se han gulares, algunas ya con más de una ha- documentado en hallazgos subacuáti- bitación; encontramos los primeros tes- cos junto a Cullera; en tierra, L’Alter de timonios de metalurgia del hierro y los la Vintihuitena () de- cultivos de frutales: vid, olivo, almendro bió ser un importante lugar de recepción (Pérez, Iborra, Grau, Bonet y Mata, 2000: y distribución de mercancías, si hacemos 157); un aumento del ganado (ovicápri- caso del abundante material fenicio en- dos, pero también bóvidos) y una dismi- contrado (Bonet y Mata, 2001: 178; Ribe- nución de la caza de animales silvestres ra, 2003: 363) junto a cerámicas a mano (Iborra, 2004). Todo esto se confirma en del Bronce Final. De allí pudieron llegar los primeros datos de La Solana del Cas- a los grandes centros del interior, donde tell de Xàtiva, la antigua Saitabi (Pérez se han documentado en menor núme- Ballester et al., 2008: 241). ro estas cerámicas: La Carència de Turís Pero, quizás, lo más llamativo en los (posiblemente la Kili ibérica), La Solana asentamientos es la presencia constante del Castell de Xàtiva (luego la Saitabi ibé- de cerámicas a torno importadas, en su rica), y por los valles de los ríos Magro y mayoría de origen fenicio occidental. Se Canyoles, más al interior, al menos hasta trata de ánforas de vino (aunque recien- Los Villares de Caudete (Kelin) y al Cas- temente se ha demostrado que también tellar de Meca (), rutas «puntea- pudieron llevar carne o pescado en sa- das» por hallazgos esporádicos pero cier- lazón) acompañadas de unos morteros tos (Rodríguez Traver y Pérez Ballester, característicos, así como de tinajas (pi- 2005; Rodríguez Traver, 2008). Al Hierro thoi) con asas geminadas. Al contacto Antiguo se atribuyen también algunos con gentes fenicias, se atribuye también, posibles yacimientos, como la Cova d’Al- junto a la metalurgia del hierro y el cul- fonso (Corvera), Areneros del Pont de tivo de la vid y el olivo, la introducción Ferro (Alzira) o Escoles Píes, en la propia del torno de alfarero, pues muy pronto, ciudad de Alzira (Martínez Pérez, 1984).

38 La época prerromana

El Ibérico Antiguo tudio se destacan oppida o ciudades con tamaños iguales o superiores a 10 Ha, El periodo comprendido entre el si- cabezas de territorios amplios: Kili (La glo VI y la primera mitad del siglo V a.C. Carència) y quizás Sucro (Cullera o Al- supone, entre otras cosas, la aparición balat de la Ribera); al otro lado del Xú- de asentamientos fortificados en alto u quer, destaca Saitabi (Xátiva). oppida, que luego se convertirán en cen- Culturalmente, es el momento de apa- tros que controlan un territorio amplio rición de la escritura ibérica (desde ini- y jerarquizado (Bonet y Mata, 2001). En cios del siglo IV a.C.), con un alfabeto el territorio que nos ocupa, es el caso de silábico con diferentes estilos, que nos La Carència de Turís o de La Solana del ha llegado conservado en soportes co- Castell, que jugarán a partir de ahora un mo cerámica, piedra y especialmente papel decisivo en la organización del te- láminas de plomo. Su presencia es casi rritorio ibérico. En la costa, será posible- privativa de los grandes oppida, lo que mente el promontorio de la actual Culle- nos indica la posibilidad de una élite o ra, en cuya cumbre (Alt del Fort) se han clase social que dominaba esta técnica. encontrado materiales griegos e ibéri- Se utilizó para redactar listas de bienes cos antiguos, el asentamiento que en es- y sus cantidades, posibles escritos de ca- tos momentos está activo, mientras que rácter religioso, de posesión o autoría de L’Alter de la Vintihuitena, por los mate- un bien o explicativos de escenas pinta- riales encontrados en superficie, parece das en los vasos. La falta de una «piedra que pierde algo de importancia aunque Rosetta» en la que apareciese un texto en seguiría siendo un punto importante. En ibero junto a su traducción en otros alfa- el interior del valle del Xúquer encontra- betos de la época (púnico, griego, etrus- mos huellas de algún asentamiento me- co) hace que sólo a través de la valora- nor, como el que debió existir junto a la ción fonética de pequeños letreros bilin- necrópolis de El Pla-Molí de Genís (Al- gües tardíos (ibero / latín) en monedas zira) o algunos materiales procedentes especialmente, y con la ayuda de buenos del Alt del Valiente (Manuel). filólogos, hayamos podido «leer», pe- ro no «comprender», los escritos en es- ta lengua. No obstante, se ha conseguido El Ibérico Pleno identificar nombres de personas, algu- nos topónimos, posibles numerales, se- Entre la 2ª mitad del siglo V y el siglo III paradores de palabras, etc. a.C. se enmarca la consolidación de la Las representaciones figuradas nos estructura territorial que se inició en el han llegado grabadas sobre piedra o me- periodo anterior. En nuestra zona de es- tal en forma de figuritas de terracota,

39 José Pérez Ballester pero especialmente pintadas sobre ce- comerciales procedentes del área napo- rámica. En el entorno de la Ribera del litana. Xúquer encontramos escenas de jine- Es también el momento de la máxima tes, seres fantásticos y diversos animales difusión de la vajilla ática de figuras ro- en Kili y en el Alt del Valiente (Ènova); jas, pero especialmente de barniz negro. ya en La Costera, en La Coroneta (Rot- Predominan los vasos relacionados con glà i Corberà) y en la necrópolis de Co- el consumo del vino (cráteras, copas, es- rral de Saus (Moixent), todos en un es- cifos, cántaros) o con rituales funerarios tilo alejado de los vasos con decoración (banquete funerario, ajuar del difunto), figurada de Edeta (Llíria) o de los de La pero en tierras valencianas pasan pronto Serreta (Alcoi), con distintas temáticas y a formar parte del ajuar doméstico ibé- quizás cronologías algo más avanzadas rico, como confirma su abundante pre- (Izquierdo, 1995 y 2000; Serrano Várez, sencia en poblados. No llegan forzosa- 1987; Pérez Ballester y Rodríguez Traver, mente a través de un comercio directo 2008). Se trata de vasos con temática griego, ni siquiera siempre desde colo- claramente mitológica, en donde se re- nias como Emporion; el barco que se lacionan seres fabulosos con humanos. hundió en El Sec, junto a Palma de Ma- Son similares a algunos hallados en los llorca, de inicios del siglo IV a.C., iba niveles «sertorianos» de la propia Valen- cargado de vino griego y suditálico, así tia (Serrano y Olmos, 2000). como de vasos griegos de figuras rojas La acuñación de moneda ibérica la y de barniz negro. Sin embargo, parece encontramos en alguno de estos grandes que se trataba de una nave púnica, que oppida de la zona: en Saitabi, desde el si- comercializaba estos productos hacia las glo III a.C., y en Kili, en el siglo II a.C. costas de la Península Ibérica (Arribas et (Ripollés, 2001 y 2007). alii, 1987; Rouillard y Villanueva, 1989). Las importaciones que llegan a la De Cullera procede un notable grupo desembocadura del Xúquer, por lo po- de cerámicas griegas, la mayoría de bar- co que conocemos, son especialmente niz negro, algunas de ellas datables en ánforas de salazones de pescado proce- el siglo V a.C., y la mayoría del siglo IV dentes de ambientes púnicos gaditanos a.C. Así mismo, en La Solana del Castell o de la propia Carthago, así como otras de Xàtiva, la antigua Saitabi, hemos do- de vino o aceite fabricadas en Ibiza. Las cumentado cerámicas de figuras negras, ánforas de vino griego no se detectan figuras rojas y de barniz negro áticas, fe- hasta el siglo III a.C., procedentes de Si- chables entre los siglos V y IV a.C. En La cilia o la Magna Grecia, más frecuentes Carència (Kili) o en el Alt del Valiente, en el marco de la Segunda Guerra Púni- también se han encontrado cerámicas ca, cuando comenzarán a llegar en naves áticas del siglo IV a.C.

40 La época prerromana

El territorio ibérico en La Ribera res: unos 25/30 km entre Saitabi y la po- del Xúquer sible Sucro (Cullera/Alteret de la Vinti- hiutena), y 35/45 km entre Kili con Sai- Para la época Ibérica Plena (siglo IV-III tabi y la posible Sucro. Sin embargo, de- a.C.), diferentes estudios realizados, pri- bemos tener en cuenta la presencia del mero en Andalucía y luego en el territorio río Xúquer, tradicional límite territorial valenciano, apuntan la existencia de terri- en época antigua: entre la Edetania y la torios delimitados alrededor de un asenta- Contestania ibéricas y en época romana miento de dimensiones importantes (en el entre los Conventos Jurídicos Tarraco- área valenciana entre 8/10 y 15 Ha) normal- nense y Cartaginense o entre las ciuda- mente en alto, con un poblamiento disper- des de Valentia y Saetabis (Pérez Balles- so y numeroso que depende de él, según ter y Arasa, 2010). modelos que en Grecia se comprobaron La presencia de dificultades orográfi- en los territorios de las primitivas poleis cas, como las sierras en las que se enca- griegas (Mata, 2001). Allí, el tamaño me- ja el Xúquer más arriba de Sumacárcer, dio de los territorios de estas ciudades-es- pueden hacer a los territorios de mayor tado oscilaba entre 1.000 y 1.500 km², y en tamaño sobre el mapa (p.e. Kili), cuando la Península Ibérica se acerca a unos 1.000 en realidad se trataría de lugares vacíos, km² de media. Más concretamente, dife- también llamados «black hole» o tierras rentes estudios proponen 900 km² para el de nadie, amplias fronteras entre terri- territorio dependiente del Tossal de Sant torios (Pérez Ballester y Borredá, 1998: Miquel de Llíria (Bonet, 1995; Mata, 2001) 147, para el poblamiento ibérico del valle y más de 1.500 km² para el de la ciudad medio del Canyoles). ibérica de Kelin (Los Villares, Caudete de Los pasos y caminos son fundamen- las Fuentes) (Mata et alii, 2001). En nues- tales para la comunicación entre terri- tro ámbito de estudio, Saitabi alcanzaría torios y ciudades. Y, en este sentido, el los 900 km² (Pérez Ballester, 2008), y para caudaloso Xúquer no constituía uno de Kili no está estimado, aunque la propuesta ellos. Cruzarlo fue una dificultad que de su territorio hecha por Mata (2001) lo acentuó su carácter de límite o fron- hace similar al de Kelin. tera. Históricamente, conocemos dos «guals», vados o pasos principales. El primero se encuentra precisa- Fronteras, caminos y pasos en época mente en Albalat («el camino», en ára- ibérica (fig. 1) be), donde está situado el yacimiento de L’Alter de la Vintihuitena. Este pa- En el área del Xúquer, las distancias en- so permitía, como veremos para época tre las ciudades principales son simila- romana, alcanzar Saitabi por la margen

41 José Pérez Ballester

Figura 1. Plano de ubicación de yacimientos ibéricos: 1. Castell de Cullera; 2. La Solana (Xàtiva); 3. Alt del Valiente (Manuel); 4. Ermita de Santa Ana (Xàtiva); 5. Castell de Sumacàrcer; 6. La Creueta (Antella); 7. ; 8. Altet de la Cova Santa (Polinyà); 9. Alter de la Vintihuitena (Albalat); 10. La Granxa (Polinyà); 11. Cases de Moncada (Alzira); 12. Cases de Xixerà (Alzira); 13. El Trinquet (Alzira); 14. Escoles Pies (Alzira); 15. Font del Botet (); 16. Corpus Christi (Carcaixent); 17. Benibaire Alt (Carcaixent); 18. Els Èvols (Alcúdia); 19. Molí de Genís–El Pla (Alzira); 20. “Poblado” (Antella); 21. El Granotar(); 22. La Font del Pinar (Real de ). En el mapa con su nombre: ¿Sucro?; Saitabi; Kili; El Sequer. derecha del río, pasando por el estre- lar de la posterior ciudad romana va- cho que forma el río Albaida entre Ma- lentina o en sus proximidades, un vado nuel y Énova, precisamente allí donde del Turia que permitiese la comunica- se alza el poblado del Alt del Valiente. ción con las pobladas tierras de Edeta y A este vado de Albalat llegaba del nor- de Arse. El asentamiento más próximo te un camino histórico que bordeaba el sería el hábitat rural documentado re- área lacustre de La , comuni- cientemente en la calle Ruaya (Valen- cando Sucro con Valentia en época ro- cia), junto a la Vía Augusta (aprox. ac- mana, como luego veremos. En época tual calle ) y quizás un posible ibérica es posible que existiese en el so- camino anterior. Otra importante vía

42 La época prerromana de comunicación terrestre confluía en Borredá, 2004: 305), ya en el Corredor el vado de Albalat. Se trata del camino de Montesa, paso obligado desde la Pre- que sigue el valle del río Magro, afluen- historia para ir de las llanuras litorales te que desemboca en el Xúquer apenas valencianas a la Meseta. 3 km al SW, junto a Algemesí. Este valle lleva directamente a Kili (La Carència) y más al interior al territorio de Kelin El poblamiento ibérico (Los Villares de Caudete). Precisamen- te, un camino tradicional que parte de Hemos tenido grandes dificultades pa- Albalat, el Camí dels Algepsers, u otro ra identificar el poblamiento ibérico de paralelo, se dirigía por la margen iz- La Ribera, en especial aquellos asenta- quierda del río hacia el noroeste pasan- mientos que no están situados en luga- do a la margen derecha en Alcúdia o res altos. Acciones antrópicas como las Carlet, siguiendo ahora la antigua co- transformaciones agrarias, en especial marcal C-3322 (hoy CV-50). el paso al monocultivo de la naranja y El tercero se situaba junto al topóni- otros frutales, o las instalaciones indus- mo actual de Camí de la Barca (Alberic), triales y de servicios en los entornos de por existir una barca que pasaba gente pueblos y villas, han hecho irrecupera- de un lado a otro del río. Allí se llegaba bles muchos yacimientos o, en el mejor por un camino interior que seguía apro- de los casos, los han sepultado; aunque ximadamente el Camino Real de Valen- en algún caso, como veremos, la acti- cia a Madrid (hoy A-7) que en las proxi- vidad edilicia ha permitido «descubrir» midades del río lo cruza desde el siglo algunos de ellos. XVIII por un puente y accede a La Cos- A esto hemos de añadir el problema tera por el puerto de Cárcer. Sin embar- que supone la dinámica fluvial del pro- go, anteriormente el paso del Xúquer se pio río Xúquer, acentuada por la acción hacía por el punto antes mencionado, si- antrópica de desforestación en las tie- tuado junto a un despoblado al menos rras altas, con efectos de fuerte erosión de época islámica, Alcòsser. Al otro lado y aporte de enormes cantidades de se- del río, el camino se dirigía hacia el sur, dimentos al valle, muy evidentes ya en por Castelló de la Ribera, hacia Manuel el siglo XI (Butzer et al., 1983: 327-330). y podía acceder a Xàtiva. También he- Un fenómeno similar afectó al Magro en mos propuesto la posibilidad de otro ca- su encuentro con el Xúquer, pues se han mino que por el noroeste se dirigiese al documentado aportes sedimentarios de valle del río y acceder así igual- 3-4 m de potencia, entre los siglos XVI- mente a La Costera, a la altura de la ac- XVII (Mateu, 1980: 130-132; Carmona y tual (Pérez Ballester y Ruiz, 1999). Esto provocó la colmatación

43 José Pérez Ballester del valle, la aparición de nuevos mean- La Ribera con La Costera. Ha propor- dros del río y la desaparición de asenta- cionado abundantes materiales ibéricos, mientos antiguos que existían cerca del que podrían remontarse incluso al siglo mismo, que hoy se encuentran entre 2 y VI, llegando hasta el siglo II a.C. Parece 4 m de media bajo el suelo (Carmona y que en la vecina loma de Castell d’Ènova Pérez Ballester, 2011: fig. 4). Este fenóme- se recogieron también materiales ibéri- no es especialmente notorio en Alzira y cos, aunque allí los más abundantes, re- Carcaixent. lacionados además con estructuras, son A todo esto, debemos añadir el diferen- los romanos de época tardía y los islá- te grado de conocimiento sobre el terri- micos. Ambas lomas forman parte de la torio ibérico y romano, debido a una di- misma unidad de relieve. Para nosotros ferente dedicación de la investigación en (Pérez Ballester y Borredá, 1998 y 2008), áreas de La Ribera. Así, el conocimiento el Alt del Valiente sería un asentamiento del poblamiento antiguo es más profun- dependiente de Saitabi, situado justo en do en el eje Alzira-Carcaixent-l’Ènova el límite norte de su territorio. que en el resto del territorio. En el mismo sentido, la Ermita de Santa Ana (fig. 1, 4), colina puntiaguda con una excelente situación en la que Los asentamientos ibéricos en alto se hallaron algunas cerámicas ibéricas, controla visualmente tanto gran parte Situados en lugares destacados del terri- de La Ribera Alta como de La Costera, torio, ocupan la cima y a veces también llegándose a ver El Capurucho, ya en La parte de la ladera de colinas o relieves Font de la Figuera. La hemos clasificado sobresalientes sobre el llano circunstan- como una atalaya, situada también en el te. Serían: límite del territorio setabense, unida vi- El Castell de Cullera (fig. 1, 1), en el sualmente, como el Alt del Valiente, con promontorio del mismo nombre, po- el oppidum de Saitabi. sible sede del oppidum ibérico a la que Castell de Sumacàrcer (fig. 1, 5) y La los romanos nombraron como Sucro. Creueta de Antella (fig. 1, 6), en alto y Domina la desembocadura del Xúquer en las márgenes derecha e izquierda del y el posible puerto natural existente en río, respectivamente, parecen controlar la Punta de l’Illa. No se han hallado de la salida del río a los llanos de La Ribe- momento estructuras, pero sí abundante ra. Es poca la información arqueológica cerámica ibérica y griega. que tenemos de ambos yacimientos. El Alt del Valiente (fig. 1, 3), situado en Por último, en Alginet (fig. 1, 7), Se- la cima de la colina que domina Manuel, rrano Várez (1987: 163), siguiendo unas controla el paso natural que comunica notas de E. Pla, habla de la existencia de

44 La época prerromana un «poblado ibérico», seguramente en de Sucro, y muy posible sede del castrum las alturas donde se encuentra la colo- romano republicano de ese nombre nia de San Patricio, cercanas al pueblo. (Arasa, en Pérez Ballester y Arasa 2010). Se encuentra cerca del camino que uti- Al otro lado del río, y por tanto del lizó luego el Camí Real del siglo XVIII vado, se encuentra La Granxa (Polinyà) y hoy la A-7. (fig. 1, 10), yacimiento más conocido por sus hallazgos de época romana que por los ibéricos, reducidos a algunas cerámi- Asentamientos ibéricos en una cas recogidos en superficie. No obstan- pequeña loma o «alteró» en el propio te, tiene sentido la existencia allí de un Valle del Xúquer punto de control del vado histórico, ya en la orilla derecha del río, dependien- Desde la costa hacia el interior, pode- te con toda seguridad del que existía en mos identificar: L’Alter de la Vintihuitena. El Altet de la Cova Santa (fig. 1, 8), en Siguiendo por la margen derecha del Polinyà, un pequeño asentamiento de Xúquer, junto a la desembocadura en él menos de una hectárea, en un promon- del río Magro, se encuentra el yacimien- torio que destaca unos metros por enci- to de Cases de Moncada (fig. 1, 11), con ma del nivel actual del valle. Cercano a materiales incluso de época prehistóri- la Muntanyeta de Sant Miquel, de ma- ca hasta época romana. Su situación nos yor envergadura, podría ser un caserío remite seguramente al control de un po- de funcionalidad agropecuaria. sible vado allí existente, y del camino o L’Alter de la Vintihuitena (Albalat) caminos que llevarían hacia el noroeste (fig. 1, 9) que ya hemos comentado, si- por el valle del Magro, como ya hemos tuado junto al vado histórico del río y en explicado. el extremo más oriental de la terraza flu- Cases de Xixerà (fig. 1, 12), a las afue- vial holocena del mismo, sus niveles ibé- ras de la ciudad de Alzira y cerca del río ricos y preibéricos se hallan bajo el suelo en su margen derecha, se sitúa sobre un actual (Carmona y Pérez Ballester, 2011: pequeño alteró muy próximo a la des- figs. 2 y 3). De evidente interés estratégi- embocadura del río Verd en el Xúquer, co como lugar de control de la vía que donde se han recogido, entre otras, ce- desde el norte (Arse-Saguntum) se diri- rámicas ibéricas. Podría ser de esa época gía hacia el sur (Saitabi), más adelante un caserío de explotación agropecuaria, Vía Augusta, como veremos, fue lugar o el punto de control del paso que a me- frecuentado desde el Bronce Final has- nudo se localiza allí donde un afluente ta época romana. Algunos investigado- desemboca en un río mayor, aportando res la han propuesto como el oppidum gran cantidad de sedimentos y creando

45 José Pérez Ballester un remanso vadeable, como seguramen- Escoles Píes (fig. 1, 14) se encuentra en te ocurrió con Cases de Moncada. el propio casco histórico de la ciudad de El Trinquet (Alzira) (fig. 1, 13), en la Alzira, asentada sobre una «isla» del Xú- margen derecha del río y en las estriba- quer, de donde la viene su nombre islá- ciones de las colinas que rodean la ciu- mico, como se verá. La presencia allí de dad por el este, a poca distancia del To- un asentamiento desde época ibérica se- rrechó (Muntanyeta del Salvador), y ría factible desde el punto de vista estra- junto a lo que pudo ser el camino anti- tégico, de control de un posible paso. guo que desde Albalat lleva a Xàtiva, sal- La Font del Botet (fig. 1, 15), en la mar- vando las tierras bajas de la ciudad de gen derecha, a la entrada de Carcaixent, Alzira. Sólo se encontraron cerámicas, es un lugar frecuentado desde antiguo desde época prehistórica a romana, in- por la presencia precisamente de ese cluídas ibéricas (Serrano Várez, 1987: 165 afloramiento de aguas. Se han localiza- y Martínez Pérez, 1982: 187). do allí algunas cerámicas ibéricas, junto En el mismo Sequer de San Bernat, a otras de diversas épocas. origen de este trabajo, se encontraron Corpus Christi (fig. 1, 16), en el centro niveles con materiales ibéricos, a unos de Carcaixent, muestra con algunas ce- 2 m de profundidad, que de nuevo han rámicas ibéricas la posibilidad de la exis- aparecido en la reciente intervención tencia de un asentamiento prerromano. (Carmona y Pérez Ballester, 2011: fig, 4, Benibaire Alt (fig. 1, 17), en la margen con bibliografía). En El Sequer conflu- derecha del Xúquer, junto a la desem- yen desde época medieval y hasta la ac- bocadura de un arroyo (Riu Sec) en él tualidad una serie de caminos que lo ha- y en las proximidades de un paso anti- cen muy valioso desde el punto de vis- guo con barca, hoy desaparecido. Son- ta estratégico, independientemente de deos geomorfológicos determinaron la que en época ibérica pudiese ser asimis- existencia de cerámica ibérica a unos 4 mo un pequeño caserío de explotación metros de profundidad (Carmona y Pé- agropecuaria. rez Ballester, 2011, fig. 4, con bibliogra- Junto a los lugares descritos, debe- fía). No es descartable la presencia de un mos mencionar otros de los que no po- pequeño establecimiento allí, de explo- demos aventurar su ubicación, dado tación agropecuaria y de control de un que los materiales ibéricos documen- posible paso. tados lo han sido a bastante profundi- Más al norte, la necrópolis ibérica de dad bajo el nivel actual de suelo (Esco- Els Èvols (Alcúdia) (fig. 1, 18) nos habla les Píes, en Alzira; Corpus Christi, Be- de la existencia de un importante asen- nibaire Alt, en Carcaixent) o tenemos tamiento ibérico en llano, en este caso poca información. en la margen derecha del río Magro y

46 La época prerromana junto a uno de los antiguos caminos que algunas pudieron ser utilizadas sólo co- por el valle del Magro comunica el inte- mo lugar de refugio. Son entre otras la rior montañoso donde se ubica el oppi- Cova de la Galera (Favareta), Cova d’Al- dum de Kili (Torís) y las tierras al sur del fonso (Corberà), con materiales qui- Xúquer, tanto hacia el paso de Alcòsser zás más antiguos; Cova dels Francesos y como al de L’Alter de la Vintihuitena. Covaxa de Julio (Alzira); Sima de l’Aigua Otra necrópolis se ha documentado y Cova del Llidoner, en Carcaixent, y ya recientemente (información de J.J. Cas- en Tous, la Cova del Primo. tellano) en El Pla (Alzira) (fig. 1, 19), en la margen izquierda del Xúquer, que de- bió pertenecer a un asentamiento en Los asentamientos ibéricos en La llano de los periodos Ibérico Antiguo Ribera del Xúquer y su funcionalidad y Pleno, que se ubicaría en el contiguo Molí de Genís Siempre con las reservas de prospección Siguiendo el Magro, mencionaremos y localización de yacimientos de las que El Granotar (Catadau) (fig. 1, 21), con al- hemos hablado al inicio de este capítulo, gunas cerámicas ibéricas en superficie, y resumiendo lo dicho hasta el momen- y más arriba La Font del Pinar (Real de to, encontramos que la ubicación de los Montroi) (fig. 1, 22), con un posible «po- yacimientos ibéricos conocidos o presu- blado ibérico» (Martínez Pérez, 1982: midos obedece a ciertos patrones. 191; Serrano Várez, 1987: 161 y 162). Así, los asentamientos en alto res- Por último, no queremos dejar de se- ponden a atalayas que vigilan los lími- ñalar la noticia de Serrano Várez (1987, tes y el paso a un territorio concreto 172) sobre la existencia, al sur de la (Ermita de Santa Ana, Alt del Valien- población de Antella y en llano, cer- te), el paso estratégico a tierras férti- ca del río, de un asentamiento ibérico les y pobladas de un mismo territo- (fig. 1, 20). rio (Castell de Sumacàrcer y Creueta de Antella), mientras que el Castell de Cullera puede responder a un oppi- Las cuevas santuario dum situado junto a la desembocadura del Xúquer con puerto marítimo y flu- Dentro del poblamiento ibérico de La vial. La posibilidad de un asentamien- Ribera, existen pequeñas cuevas situa- to en alto junto a Alginet, hemos visto das por lo general en áreas montañosas que podría tener el valor de control so- lejos del valle objeto de nuestro estudio, bre un camino. en las que se han encontrado vestigios Los situados en pequeñas lomas del de su uso como lugar de culto, aunque valle, o simplemente sobre la terraza

47 José Pérez Ballester holocena sobre el río, aparecen preci- entorno se encuentran, junto a algunos samente junto a éste, en lugares muy de los yacimientos ya mencionados, luga- precisos: vados conocidos de antiguo y res en los que se han documentado tam- posibles zonas vadeables, como las que bién cerámicas ibéricas: El Trinquet, Font naturalmente se encuentran allí donde del Botet, Escoles Píes o Corpus Christi, los afluentes desembocan en el Xúquer. marcando una alineación que se repetirá Es el caso de L’Alter de la Vintihuitena y luego en época romana. La Granxa, que controlan el vado histó- En cuanto a la margen izquierda, rico situado más al Este, por el que pa- Molí de Genís, Els Èvols y el posible rece que luego pasó la Vía Augusta; Be- asentamiento en llano junto a Ante- nibaire Alt, en un lugar donde hubo un lla, responderían a hábitats de funcio- paso de barcas; Cases de Moncada, en nalidad agropecuaria, aunque uno de la desembocadura del río Magro; Cases ellos, Els Èvols, tiene una estratégica de Xixerà, en la del río Verd y, segura- situación junto al antiguo camino que mente, Els Èvols, en L’Alcúdia, junto al siguiendo el río Magro comunicaría el Magro. Valle del Xúquer con el altiplano de Re- La existencia del borde de una terraza quena-, pasando por La Carència holocena rectilínea en la margen derecha de Torís (Kili) (recientemente Quixal, del río Xúquer propició que se desarro- 2012). El Sequer de San Bernat, donde llase sobre ella un fácil camino que a lo se han hallado también cerámicas ibé- largo de 30 km se extendía desde Albalat ricas, podría ser igualmente un peque- hasta Manuel y luego Xàtiva, fosilizado ño asentamiento de explotación agro- aún en las actuales CV-505 y CV-41. En su pecuaria en esos momentos.

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49 José Pérez Ballester

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50 El periodo romano

Ferran Arasa i Gil Universitat de València

Las fuentes escritas de Roma. Es entonces cuando podemos considerar que se produce la entrada de La comarca de la Ribera fue uno de los la comarca de la Ribera en la Historia. pocos escenarios conocidos en tierras En el curso de las guerras civiles del valencianas de los hechos que acontecen siglo I a.C., de nuevo el corredor litoral durante la Segunda Guerra Púnica, y vuelve a ser considerado una zona de al- ello no sólo por el hecho de que los ejér- to valor estratégico. En la carta que Pom- citos de ambos contendientes la atrave- peyo envió al Senado en el año 74, donde saran en sus numerosos desplazamien- narra sus victorias sobre los partidarios tos. Recordemos que después de haber de Sertorio, explica que había capturado conquistado Sagunto a los cartagineses su campamento junto al río Sucro y arra- en el año 212 a.C., el ejército romano di- sado la ciudad de Valentia; antes hubo, rigido por P. Cornelio Escipión se diri- cerca del río, una batalla conocida con gió desde Tarragona hasta Cartagena en su mismo nombre que fue favorable a las el 209 para tomar la ciudad, y el año si- tropas de Sertorio. Posiblemente, ambos guiente, en 208, derrotó a los cartagine- hechos pueden relacionarse no sólo con ses en la decisiva batalla de Baecula. Dos el carácter fronterizo del Xúquer, que, años más tarde, mientras Escipión con- como hemos visto, debía separar los te- valecía en Cartagena, en el año 206 se rritorios de Edetanos y Contestanos, si- produjo un motín en el campamento de no, también, con la existencia de un va- Sucro. Así pues, durante esta contienda do por donde el camino debía atravesar- el curso bajo del Xúquer se consideró un lo. Junto a estos factores, también pudo lugar idóneo para el establecimiento de influir la presencia en Cullera de un fon- una importante guarnición militar con deadero en actividad durante la época la que controlar una parte de los nue- ibérica, situado a poca distancia del va- vos territorios incorporados al dominio do, que facilitaba las comunicaciones y

51 Ferran Arasa i Gil

Figura 1. Localización de los yacimientos romanos conocidos en la Ribera del Xúquer: 1. L’Altet de la Cova Santa (Polinyà del Xúquer); 2. L’Alter de la Vintihuitena (Albalat de la Ribera); 3. La Granja (Polinyà de Xúquer); 4. Pardines (Algemesí); 5. Les Cases de Montcada (Alzira); 6. Les Cases de Xixarà (Alzira); 7. Tisneres (Alzira); 8. Carrer del Doctor Ferrán (Alzira); 9. L’Alquerieta (Alzira); 10. El Torretxó (Alzira); 11. La Muntanyeta del Salvador (Alzira); 12. Les Escoles Pies (Alzira); 13. El Molí de Fus (Alzira); 14. El Sequer de Sant Bernat (Alzira); 15. El Molí de Genís (Alzira); 16. La Font del Botet (Carcaixent); 17. El Convent del Corpus Christi (Carcaixent); 18. Benivaire Alt (Carcaixent); 19. Ternils (Carcaixent); 20. El Pont de l’Ase (); 21. El Castell d’Ènova (l’Ènova); 22. Les Foies (Manuel); 23. El Camí de la Font Amarga (Castelló de la Ribera); 24. L’Estació (Castelló de la Ribera); 25. La Fàlquia (); 26. Benifaraig (Alberic); 27. El Pujol (Benimuslem); 28. La Font Roja (Guadassuar); 29. La Font de la Garrofera (Guadassuar); 30. L’Altet de Marinyent (Guadassuar); 31. Els Èvols (l’Alcúdia); 32. Els Fornals (l’Alcúdia); 33. El Sequer de Joana (Alzira). el suministro por vía marítima. La loca- estar situados cerca del río, tal vez en el lización de estos campamentos no es se- punto por donde el camino lo atravesa- gura, como tampoco lo es si ambos es- ba o junto al asentamiento ibérico exis- tuvieron situados en el mismo lugar, ni tente a poca distancia de su desemboca- sabemos cuánto tiempo permaneció la dura en Cullera, con la finalidad de faci- guarnición del primero, pero el hecho litar el abastecimiento de los tropas por de que en su denominación se utilice el vía marítima o, en cualquier caso, en el hidrónimo permite deducir que debían tramo final del río hasta su desemboca-

52 El periodo romano dura, entre Albalat de la Ribera, Sueca y Augusto, de la referencia de Estrabón a Cullera. la existencia de una ciudad con el mis- Los estudios arqueológicos han per- mo topónimo que el río, Sucro. Sin em- mitido localizar hasta el momento dos bargo, algunas décadas más tarde —en importantes asentamientos situados en tiempos de Vespasiano—, el naturalista esta zona que pueden identificarse con Plinio dice de ella que antiguamente ha- algunos de los mencionados por las bía existido una ciudad con ese nombre. fuentes antiguas. El primero es L’Alteret Ambas citas no son conciliables con la de la Vintihuitena (Albalat de la Ribera), realidad arqueológica conocida hasta el posiblemente situado junto a un vado momento, ya que, por una parte, hasta el utilizado al menos desde época andalusí momento no hay pruebas epigráficas ni por la referencia al camino en el mismo de otra índole de que Cullera haya sido topónimo de la población. Como he- una ciudad romana, y, por otra, los res- mos visto, los restos encontrados permi- tos hallados permiten deducir que el lu- ten fechar su ocupación desde el Bronce gar estaba habitado en el Bajo Imperio, Final. Igualmente, la presencia de cerá- con lo que es probable la continuidad micas itálicas del siglo II a.C. confirma de su ocupación. Posiblemente, ambas su perduración hasta la época tardorre- citas reflejan un cambio en su impor- publicana. El segundo asentamiento es tancia entre ambos periodos, que por L’Alt del Fort de Cullera, donde existió el momento no puede fecharse. Si en su un oppidum ibérico, en el que se han en- consideración como ciudad puede verse contrado cerámicas griegas que prueban una referencia a su auge en el pasado, tal su carácter comercial como receptor y vez por su utilización como fondeadero distribuidor de productos de importa- en época tardorrepublicana y su consi- ción. A sus pies, en el barrio de La Ràpi- guiente carácter comercial, y en parti- ta de la población, se han encontrado ce- cular durante los dos conflictos bélicos rámicas itálicas de los siglos II-I a.C. Las mencionados, la referencia de Plinio posteriores referencias de época tardía a puede interpretarse como un declive y su carácter de portum muestran la conti- no necesariamente como un abandono. nuidad de esta función comercial, refle- jada en la presencia de abundantes im- portaciones cerámicas, tanto en la mis- El periodo republicano ma población como en el complejo mo- (siglos II-I a.C.) nástico de La Punta de l’Illa. Por otra parte, la importancia de es- De manera general, desde mediados del te núcleo de población puede deducir- siglo II a.C. empieza a producirse en el se, durante el reinado del emperador poblamiento tardoibérico un cambio

53 Ferran Arasa i Gil significativo en el patrón de asentamien- rebeliones indígenas contra el poder ro- to, con la implantación de pequeños nú- mano, se observa en los territorios ibé- cleos que no cuentan con estructuras ricos una lenta recuperación económi- defensivas y ocupan lugares próximos a ca en la que tiene un destacado papel el las tierras de cultivo y a las vías de co- comercio itálico. En este contexto, em- municación. Esta transformación puede piezan a llegar a territorio valenciano las considerarse que anticipa el modelo al- ánforas de vino y la vajilla de mesa de to imperial basado en el llamado siste- barniz negro, relacionados con el consu- ma de villas, por el emplazamiento y ca- mo y el prestigio. Al mismo tiempo, se racterísticas de los nuevos asentamien- va introduciendo el uso de la moneda, tos, hasta el punto de que algunos de en un lento proceso de monetización de ellos perdurarán transformándose con la economía. A este respecto, recorde- el tiempo en este tipo de asentamiento mos que Saiti acuñó moneda desde fina- rural. Posiblemente, en relación con este les del siglo III y en el I a.C. tiene emisio- proceso se observa el abandono de algu- nes bilingües como Saiti-Saetabi, y que nos pequeños oppida entre finales del si- Valentia fue una de la primeras ciudades glo II y principios del I a.C., en un lento romanas de Hispania que acuñó mone- pero incesante proceso de reubicación da, y entre su fundación en el 138 y su del poblamiento rural (Arasa, 2011a). destruccción en el 75, emitió tres series Este cambio debió ser mayor en los oppi- monetales con los nombres de los ma- da situados en altura y más limitado en gistrados encargados. El interés de estos los asentamientos situados en las zonas materiales arqueológicos es doble, pues llanas, donde el poblamiento pudo te- si por una parte son los indicadores que ner una mayor continuidad. También, permiten determinar los asentamientos al norte del río la fundación de la colo- ibéricos que continúan ocupados des- nia Valentia y la consiguiente reorgani- pués de la conquista romana, por otra zación de su territorio debió influir en reflejan la creciente asimilación de los la estructura del poblamiento rural. Por nuevos gustos, hábitos y creencias, en un otra parte, como hemos señalado ante- proceso de cambio cultural que conoce- riormente, la información disponible es mos con el nombre de romanización. escasa y tal vez algunos de los yacimien- Los asentamientos ocupados en los tos ocupados en el periodo imperial dos primeros siglos del periodo romano también lo estuvieron con anterioridad, no son muy numerosos en la comarca, sin que hasta el momento se haya podi- al menos por los restos conocidos hasta do comprobar esta perduración. el momento. La presencia de cerámicas Con la pacificación del país después de importación de época tardorrepubli- de la conquista y de la represión de las cana se limita a seis yacimientos: el ba-

54 El periodo romano rrio de La Ràpita de Cullera, L’Altet de la lacionado con el control del menciona- Cova Santa (Polinyà del Xúquer), el ya do camino a su paso por el estrecho de citado de L’Alteret de la Vintihuitena, el Manuel. propio Sequer de Sant Bernat, Els Èvols En relación con la red viaria, la loca- (L’Alcúdia) y L’Alt del Valiente (Manuel). lización del vadum del Xúquer y de un Su reducido número sin duda puede ex- asentamiento asociado a él nos permi- plicarse tanto por el limitado conoci- te fijar el principal punto por el que este miento arqueológico de la zona como río podía cruzarse. El camino que por él por la dificultad en la localización de los pasaba debió ser el principal eje de co- propios yacimientos en el llano debido municaciones que atravesaba en direc- a los cambios sedimentológicos que se ción N-S todo el territorio valenciano, producen en época histórica. Sin embar- la que podemos denominar vía republi- go, su presencia prueba la continuidad cana, que posiblemente seguía el traza- de una parte del poblamiento ibérico en do de un camino de época prerromana este periodo. que por el estrecho de Manuel se dirigi- Por otra parte, estos asentamientos ría hacia Saetabi. Sobre esta primera vía son representativos de la existencia de de época romana a penas sabemos na- diferentes categorías funcionales del po- da, salvo que fue utilizada repetidamen- blamiento tardoibérico: el asentamien- te durante dos siglos en numerosos des- to de Cullera, cuya actividad comercial plazamientos de toda clase que recogen debe corresponder a su utilización co- las fuentes antiguas. Posiblemente debió mo fondeadero; L’Altet de la Cova Santa, mejorarse en parte con posterioridad a situado en una pequeña elevación natu- la fundación de la colonia Valentia en el ral sobre el llano, que posiblemente fue 138 a.C., ya que el límite meridional de un caserío con actividades de carácter su territorio parece haberse fijado en el agropecuario; L’Alter de la Vintihuitena, río Sucro. Las referencias más tardías a que comparte el mismo tipo de empla- su utilización son de Cicerón, hacia me- zamiento y seguramente también buena diados del siglo I a.C., quién explica que parte de las actividades, cuya localiza- de Italia a la Hispania Ulterior normal- ción se debe posiblemente a la presencia mente se iba por tierra, y que los mensa- de un vado, con lo que su función debe jeros seguían esta misma ruta para diri- estar relacionada con el camino que en girse desde Corduba a Roma. Puede de- aquel punto atravesaba el río y las even- ducirse la existencia de otro camino de tuales dificultades que pudieran presen- carácter local que debía enlazar éste, se- tarse en el paso del mismo; finalmente, guramente desde L’Alteret de la Vinti- L’Alt del Valiente es el único situado en huitena, con el asentamiento existente altura y por su ubicación puede estar re- en Cullera, desde donde continuaría con

55 Ferran Arasa i Gil un trazado costero al menos hasta Dia- cuando se consolidaron los límites entre nium, otra población con una importan- su territorio y el de la colonia Valentia. te actividad comercial por vía maríti- Los datos de que disponemos para co- ma en el periodo tardorrepublicano. Los nocer su trazado se reducen a una refe- otros caminos cuya existencia se propo- rencia de las fuentes escritas, concreta- ne para el periodo ibérico debieron con- mente la noticia de Plinio según la cual tinuar en uso durante esta época, como el río Sucro era el límite entre los con- el eje viario que seguía el río Magro, con ventos jurídicos Tarraconense y Cartagi- el que pudo estar relacionado el asenta- nense, dos amplias demarcaciones judi- miento de Els Évols, que seguía por el ciales establecidas en el Alto Imperio. Al oppidum de La Carència de Torís, don- primero pertenecía la ciudad de Valentia de en esta época se ubica la ceca de Kili, y al segundo la de Saetabis. Este carácter en dirección al de Los Villares de Cau- fronterizo del río debía extenderse a los dete de las Fuentes (Kelin) y a tierras de territorios de ambas ciudades, que eran la Meseta (Quixal, 2012). Sin embargo, colindantes. Así pues, el territorio seta- desde la fundación de Valentia, este ca- bense tendría como límite septentrional mino pudo perder importancia en favor el Sucro y comprendería buena parte de de un nuevo eje directo que desde esta La Ribera. La salida al mar de la ciudad colonia se dirigiría hacia el oeste, cons- pudo estar situada en Cullera, tal vez truido en el marco de una amplia reor- el Portum Sucrone mencionado por las ganización viaria de su territorio. fuentes, por donde pudieron exportarse las dos producciones setabenses más co- nocidas, el lino y la piedra de Buixcarró. El periodo imperial (siglos I-IV d.C.) En el mundo rural, con el principio del Imperio se desarrolla un modelo de El inicio del periodo imperial se caracte- ocupación del territorio basado en las riza por un fuerte impulso urbanizador villae, con cuya implantación se aban- que puede verse en la concesión del esta- donan definitivamente los asentamien- tuto municipal o colonial a algunos anti- tos ibéricos en altura y la población se guos oppida, la construcción de un nue- establece en el llano, sobre las mismas vo eje viario —la Vía Augusta— que co- tierras de cultivo. Este cambio, junto a necta las principales ciudades valencia- la adopción de los modelos arquitectó- nas y el desarrollo del sistema de villas nicos y las técnicas constructivas y de- en el mundo rural. Así, durante el prin- corativas romanas, supone un paso fun- cipado de Augusto, Xàtiva recibe el esta- damental en el proceso de transforma- tuto municipal con el topónimo de Sae- ción cultural de la sociedad ibérica ha- tabi Augustanorum, y debió ser entonces cia los modelos romanos. El término vi-

56 El periodo romano lla se aplica a la edificación de una pro- cia, son escasos los datos de que dispo- piedad rural o fundus; normalmente, se nemos para analizar aspectos del pobla- consideran villas los asentamientos que miento romano, como su evolución his- ocupan una mayor superficie y cuentan tórica, jerarquización y funcionalidad. con importantes restos constructivos y El inicio del Imperio también supu- suntuarios. Por debajo de esta categoría so importantes cambios en la esfera de quedan otros asentamientos que pueden las producciones manufacturadas, entre considerarse casas de labor (tuguria), las que destaca el cambio del color negro con una superficie más reducida y don- al rojo en el engobe que recubre las pro- de los restos arquitectónicos son de me- ducciones cerámicas más destacadas de nor importancia y los elementos suntua- la vajilla de mesa, la conocida como te- rios suelen estar ausentes. rra sigillata. Estas cerámicas son las más Las labores de prospección y excava- características y fácilmente reconocibles ción llevadas a cabo en la comarca de La del periodo imperial. Por otra parte, la Ribera nos han permitido conocer un to- presencia de determinados elementos de tal de 34 yacimientos (Pérez Ballester y carácter suntuario como termas, mosai- Arasa, 2010). Las excavaciones realiza- cos y esculturas, nos permite determi- das son poco numerosas y en su mayo- nar la elevada posición de algunos yaci- ría de reducida extensión. Podemos ci- mientos en la jerarquía del poblamiento tar las llevadas a cabo en las necrópo- rural. Al mismo tiempo, debemos desta- lis de Les Foies de Manuel (Santandreu, car la importancia de los textos escritos 1966) y Tisneres de Alzira (Serrano Várez mayormente sobre piedra, las inscrip- y Serrano Sánchez, 1987), y en los asenta- ciones, que en su mayor parte tuvieron mientos de Ternils en Carcaixent (De Pe- una función funeraria, porque en ellas dro 1988), Benifaraig en Alberic (Ripollés figuran los nombres de algunos habitan- 1992), L’Estació de Castelló de la Ribera tes de estos asentamientos entre los si- (Hortelano, 1997), Els Alters de L’Ènova glos I y III. (Albiach y De Madaria, 2005), la realiza- La distribución espacial del pobla- da por J. J. Castellano y otros en El Mo- miento en La Ribera del Xúquer permite lí de Genís (Alzira), todavía inédita, y observar la existencia de dos zonas cla- la propia del Sequer de Sant Bernat que ramente diferenciadas en ambas par- aquí presentamos. De toda ellas, única- tes del río. En el lado este hay un ma- mente la de Els Alters es una excavación yor número de yacimientos, un total de realizada en extensión que ha permitido 23, mientras que en el oeste sólo se co- descubrir una parte considerable de la nocen 11. En relación con esta diferen- que sin duda es la villa mejor conocida cia cuantitativa entre ambas zonas, po- del territorio de Saetabis. En consecuen- demos ver que mientras al oeste del río

57 Ferran Arasa i Gil el poblamiento está más diseminado, en el desarrollo de las villae se produce a lo la zona este se ve una mayor densidad y largo del siglo I d.C. y alcanza su máxi- una destacada concentración en el tra- ma expansión en el II. Sólo algunos yaci- mo comprendido entre Carcaixent y Al- mientos presentan materiales arqueoló- zira, donde la distancia entre la mayoría gicos del siglo III. Durante el siglo IV se de los yacimientos es de 1-1,5 km. Pro- observa una clara disminución en el nú- bablemente, ello pueda explicarse por el mero de asentamientos ocupados y en el paso de la Vía Augusta, el principal eje V se documenta algún caso de encasti- de comunicaciones que atravesaba la co- llamiento. Algunos de estos yacimientos marca, que debió ejercer un papel aglu- debieron tener funciones específicas. En tinador del poblamiento. En general, el caso de L’Alteret de la Vintihuitena, su destaca la cercanía de numerosos yaci- presencia se relaciona con el vecino río mientos a los ríos, tanto al propio Xú- y debió ejercer como un hostal, posible- quer, como a sus afluentes Magro, Verd mente de carácter oficial si lo identifica- y Albaida, lo que puede indicar que te- mos con la posta Sucro que mencionan nían un régimen fluvial más regular. La los itinerarios. El resto debieron ser vi- existencia de potentes niveles sedimen- llas y otros asentamientos de menor im- tarios que cubren los restos de época portancia. romana prueba que las grandes aveni- Entre los yacimientos conocidos des- das que colmataron la llanura tuvieron taca el reducido número de termas, así lugar con posterioridad. Por otra parte, como de mosaicos, esculturas e inclu- tres yacimientos —incluido L’Alteret de so elementos arquitectónicos decora- la Vintihuitena— están situados al norte dos, que son algunos de los indicado- de la línea que dibujan los ríos Magro y res suntuarios de los asentamientos de Xúquer, por lo que probablemente per- mayor categoría, algo que en parte pue- tenecían al territorio de Valentia. El res- de atribuirse al limitado desarrollo de la to, posiblemente quedaba incluido en el investigación. En cuanto a la escultura, de Saetabis. destaca el busto de Dionysos encontra- La cronología de estos yacimientos es do en La Granja (Arasa, 2004) y, sobre conocida de manera parcial y aproxima- todo, el conjunto recuperado en Els Al- da. Algunos presentan cerámicas ibéri- ters, que está formado por una cabeza de cas, lo que podría indicar una continui- Hércules joven, un grupo animal y posi- dad en su ocupación desde el periodo blemente otras dos figuras indetermina- ibero-romano. Los hallazgos que pueden das (Arasa, 2010). En el caso de las ter- fecharse a principios del periodo impe- mas, las únicas conocidas son las de la rial son muy escasos, como es el caso de villa de Els Alters, como también suce- la cerámica sigillata itálica. En general, de con los mosaicos, de los que además

58 El periodo romano tenemos otra noticia sobre su hallazgo se hunde el tejado y se excavan algunos en La Muntanyeta del Salvador de Al- silos y vertederos en el interior de la vi- zira. Tampoco son muy numerosos los lla. La superficie descubierta compren- restos de instalaciones industriales, co- de gran parte del área residencial (pars mo las balsas de Benifaraig y Els Alters, urbana), que contaba con un conjunto que —como se ha visto en el caso de es- termal (balnea), y de la zona de produc- tas últimas— debieron estar destinadas ción, trabajo y almacenamiento (pars a la manufactura del lino o cáñamo. Por fructuaria). El programa decorativo de último, en L’Estació de Castelló de la Ri- la villa, con mosaicos, revestimientos de bera se encontraron hornos para la pro- mármol y esculturas, es una muestra del ducción de cerámica de cocina, materia- lujo que el propietario quiso trasladar a les cerámicos de construcción y ánforas su residencia rural. vinarias del tipo Dressel 2-4. Los lugares de enterramiento estaban La villa de Els Alters es el mejor ejem- situados a corta distancia de las villas, plo de este tipo de asentamientos, que normalmente junto al camino de acceso. fue centro de explotación y residencia De la misma manera que sucedía en las rural de un destacado ciudadano de necrópolis urbanas, los más ricos posses- Saetabis, P. Cornelius Iunianus (Albiach sores erigían tumbas monumentales de y De Madaria, 2005). En su historia re- diferentes tipos decoradas con elemen- sume las líneas generales de la evolu- tos arquitectónicos, retratos escultóricos ción del poblamiento romano en la co- e inscripciones; una segunda categoría marca. Su construcción se fecha hacia de enterramientos estaba señalizada só- el tercer cuarto del siglo I d.C. Entre fi- lo con monumentos epigráficos de dife- nales del siglo II y principios del III se rentes tipos, y finalmente los más senci- efectúa una importante reforma que llos no contaban con ningún tipo de se- afecta a una parte de las termas; tam- ñalización. De manera general, los mo- bién se decoran algunas habitaciones numentos funerarios tan sólo pueden con pavimentos de mosaico. Hacia me- reconocerse por el hallazgo de las pro- diados o finales del siglo IV se obser- pias inscripciones o de algunos sillares va una importante transformación ar- descontextualizados. Las necrópolis do- quitectónica, ya que las termas pasan a cumentadas son escasas y en su mayoría estar ocupadas por una prensa (torcu- siguen el rito de la inhumación (Gonzá- larium), en una antigua habitación de lez Villaescusa, 2001). Algunas de ellas descanso se instala un molino harine- presentan tumbas construidas con tejas, ro y en la gran balsa se construyen ha- como es el caso de la excavada en L’Esta- bitaciones. Esta última fase de ocupa- ció de Castelló de la Ribera. Entre las que ción continúa hasta el siglo VI, cuando pueden fecharse con bastante seguridad

59 Ferran Arasa i Gil en el periodo altoimperial se encuentran Además de los epígrafes funerarios, las de Les Foies, Tisneres y El Molí de se han encontrado otros de carácter re- Genís, esta última del siglo II d.C. ligioso que —como en el caso de Els Al- La gran mayoría de los epígrafes en- ters— debían estar asociados a capillas contrados son funerarios (Corell, 2008 de culto doméstico y nos permiten co- y 2009) y su hallazgo —en ocasiones nocer las divinidades a las que se tenía antiguo y descontextualizado— permi- una mayor devoción en el mundo rural te conocer la existencia cercana de al- de la zona. En esta villa se han encon- gún asentamiento. Las necrópolis de las trado sendas inscripciones dedicadas a grandes villas son un reflejo de la com- Hercules Invictus y a Iuppiter Optimus posición de la sociedad romana, como Maximus. También en se sucede en la de Els Alters, donde se co- encontró un dintel con una dedicatoria nocen un total de 12 inscripciones en las a Hércules que debió pertenecer a uno que —además del propietario— figuran de estos edículos. El héroe-dios, por su libertos y siervos. Otros hallazgos epi- carácter protector de la casa y sus habi- gráficos son los de Alzira, donde se co- tantes, tuvo un importante culto popu- nocen 3 inscripciones, de las que dos se lar que se manifiesta tanto en las dedica- hallaron en El Sequer de Sant Bernat, y torias, como en la estatuaria sobre pie- Ternils y Benifaraig, con una. Entre las dra y las pequeñas figuras de bronce, de inscripiones funerarias hay pedestales las que conocemos una encontrada en de estatua que pudieron tener una fun- Cullera (Arasa, 2008). ción honorífico-funeraria, como el de En el Bajo Imperio los yacimientos Ternils, labrado en piedra de Buixca- cuya ocupación está constatada son es- rró y dedicado por P. Licinius Licinianus casos. Además de la villa dels Alters, a su madre Fabia Fabulla, y altares co- que como hemos visto sigue ocupada mo el de Benifaraig, dedicado a Q. Cor- hasta los siglos V-VI, se han encontra- nelius Trophimus por su padre. Un caso do cerámicas y otros materiales de los especial es un monumento del Sequer de siglos IV-V en Benifaraig, Ternils y el Sant Bernat, tal vez un pedestal ya desa- antiguo convento del Corpus Christi de parecido, erigido por el municipio seta- Carcaixent, El Molí de Genís y el mis- bense y dedicado a Clodius M. f. Gal. Ce- mo Sequer de Sant Bernat. Algunos de ler, sin duda un personaje destacado de estos asentamientos, como debió ser el la ciudad; otra de las inscripciones halla- caso destacado de este último, perdu- das en este mismo asentamiento —tam- raron hasta el periodo visigodo. Final- bién desaparecida— está dedicada a una mente, hay que destacar un caso singu- mujer llamada Valeria Secunda. lar de encastillamiento de época tardía en el Castell d’Ènova, del que descono-

60 El periodo romano cemos si pudo tener una función de vi- bis. Por la distancia que la separa de Va- gilancia en relación con la ciudad. En lentia, equivalente a una jornada de ca- cuanto al mundo funerario, de esta épo- mino, debía tratarse de una mansio. Por ca destacan las cámaras sepulcrales de otra parte, el cálculo de estas distancias La Fàlquia. y la existencia de restos arqueológicos de cierta importancia son las razones que permiten plantear una hipótesis de La Vía Augusta y otros caminos reducción de esta mansión en el asenta- miento de L’Alteret de la Vintihuitena. La Vía Augusta era el eje principal que En la orilla sur del río se conocen res- atravesaba el territorio valenciano en di- tos de otro yacimiento, El Gual, que pu- rección NE-SW (Arasa, 2011b). Cons- do ser de utilidad para los viajeros cuan- truida por iniciativa del emperador Au- do no pudiera cruzarse el río en direc- gusto, fue dotada de un servicio de pos- ción norte. ta, o sea, de la infraestructura necesa- La única referencia de las fuentes an- ria para garantizar el transporte público tiguas al trazado de la Vía Augusta es (cursus publicus), con el fin principal de del geógrafo Estrabón, que escribe en el disponer de un servicio de información reinado del emperador Augusto, quien rápido y eficaz. Para ello, se estableció en explica que pasaba por las ciudades de las carreteras más importantes una red Saguntum y Saetabis, y que el río Su- de estaciones para el cambio de caballos cro podía vadearse. Esta noticia es muy (mutationes) y para el descanso y manu- próxima en el tiempo a su construcción tención de los funcionarios de la admi- y, aunque no lo explicite, de ella puede nistración estatal en tránsito (mansio- deducirse que esta vía era la que cruza- nes). Estas estaciones estaban situadas a ba el río por un vado. El trazado de la una distancia regular según su función, Vía Augusta por la comarca es hipotéti- más reducida en el caso de las primeras co en su mayor parte, puesto que no se (12-14 km) y más larga para las segundas conocen miliarios y los restos que se le (30-36 km). En relación con este servicio pueden atribuir con seguridad son muy se encuentran los itinerarios, documen- escasos. Son tres las referencias con que tos de diversa índole que recogen infor- contamos para determinarlo, dos de ín- mación sobre las postas y las distancias dole topográfico que podrían establecer que las separaban. sus extremos y sólo una de carácter ar- Entre las estaciones mencionadas en queológico. Las primeras son el paso del tierras valencianas, Sucro estaba situada río por el vado de Albalat de la Ribera a 20 millas (29,6 km) al sur de Valentia y y la entrada a la comarca de La Coste- a 15/16 (22,2/23,7 km) al norte de Saeta- ra por el estrecho de Manuel. La única

61 Ferran Arasa i Gil excavación que puede haberse efectuado rría en parte por la comarca de La Ribe- en la misma vía se realizó en la calle del ra Baixa seguía un trazado costero desde Doctor Ferrán, de Alzira, donde en una Sucro hasta Ilici, es decir, tenía su inicio zanja para la instalación del alcantarilla- y su final en la propia Vía Augusta (Ara- do se encontraron dos posibles caminos sa y Rosselló, 1995). En su trazado esta- superpuestos, el inferior de los cuales, ban situados Portum Sucrone, posible- situado a 2,5 m de profundidad, se pu- mente Cullera, y la ciudad de Dianium do datar por las cerámicas encontradas (Dénia). Este camino debía comenzar en en época romana. Como hemos visto, es la misma posta de Sucro para seguir por en este sector donde se documenta una la orilla izquierda del río hasta Culle- mayor concentración de poblamiento, ra, donde pudo estar situado el mencio- con 9 yacimientos alineados entorno al nado portum. Finalmente, otro camino eje definido por la carretera CV-41 y El que podría seguir en uso desde la épo- Camí Fondo. Éstos podrían ser las prin- ca prerromana es el que remonta el río cipales trazas conservadas de la vía, fosi- Magro para dirigirse hacia el altiplano lizadas en caminos actualmente en uso. de Requena-Utiel, donde enlazaría con La segunda de las vías mencionadas la vía que desde Valentia se dirigía ha- por los itinerarios cuyo trazado discu- cia el oeste.

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62 El periodo romano

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La Ribera del Xúquer en época islámica

Agustí Zacarés i Romaguera Arqueólogo Museo Municipal de Alzira

El hablar de la población de la Ribe- un tanto sesgada de todo el periodo. Pa- ra del Xúquer en época de dominación ra matizarla y complementarla, se pre- islámica, supone hacer frente a algunas cisan de las excavaciones arqueológi- cuestiones poco claras. En primer lugar, cas que pueden mostrar una visión más porque existe una escasez de documen- acorde con la realidad histórica. tos escritos conocidos, debida primor- En este sentido, cabe reseñar la escasez dialmente a la diferencia idiomática y a de publicaciones a pesar de lo mucho que la escasa investigación que poseemos al se ha excavado recientemente. Este he- respecto, en comparación con otras épo- cho es una causa, sin duda, de la estrecha cas históricas. En segundo lugar, por la relación de nuestra arqueología medie- gran cantidad de sitios de ubicación des- val con las intervenciones de salvamen- conocida o que no han sido excavados. to. Las escasas líneas de investigación ar- A pesar de estas limitaciones, conta- queológica abiertas al respecto propicia mos con la ayuda de tres fuentes primor- que su conocimiento esté ligado a la pre- diales de documentación: la arqueológi- mura con que se debe trabajar en la ar- ca, la toponímica y los textos escritos, queología de salvamento, a la escasa in- tanto coetáneos como de la posterior versión en la difusión de los hallazgos y a ocupación cristiana de la región. la dificultad de practicar excavaciones en En cuanto a los elementos arqueoló- extensión que den una visión más global gicos, son las torres las estructuras del de los restos. Así como por el escaso in- pasado musulmán que han conseguido terés de los niveles medievales en las ex- una mayor popularidad. Sin embargo, cavaciones (Llobregat, 1991: 179). De es- estos elementos serían de un momen- te modo, nos vemos privados de un me- to final del dominio islámico, probable- jor conocimiento de aquello que ocurrió mente a partir del siglo XI (López Elum, en nuestro territorio en los momentos de 1994), lo que ha dado una visión popular dominación islámica.

65 Agustí Zacarés i Romaguera

Figura 1. Excavación de las murallas islámicas de la ciudad en el solar que ocupaba el antiguo mercado de Alzira. Fotografía: Museu Municipal d’Alzira-MUMA.

Aun con ello, podemos apreciar que al- de gobierno andalusí en torno a cua- gunas excavaciones llevadas a cabo en el tro grupos dependiendo de cuándo se barrio de la Vila de Alzira —zona donde formaron (fig. 2). En primer lugar, te- se sitúa el poblamiento originario musul- nemos aquellos que provendrían de mán— tales como las del Solar de la Plaça voces prerromanas: Antella, , del Carbó nº5, del Antic Mercat de venta al Montroy o los cuestionados de l’Énova detall (fig. 1), Solar del Colegio Julio Tena, y Torís (Estrelles et al., 1999; Rosselló, Solar de la Plaça del Sufragi, Calle Santa 1979). El siguiente grupo los provenien- Llúcia o Don Bernardo, no dejan restos tes del latín: Carcaixent —fundus Car- anteriores a la primera mitad del siglo X cassianus—, Materna —en Alzira—, Vi- (Ferrer y Pelufo, 1988; Martínez Pérez y lella —alquería de Cullera i de Alzira—, Martínez Ruiz, 1990). Casella —en Alzira—, Llombay —lum- Por lo que se refiere a la toponimia, bu— o Montserrat —monte serratu—, no son pocos los estudios realizados ni entre otros (Estrelles et al., 1999; Ros- las controversias creadas. Así, en la Ri- selló, 1979). Otro conjunto lo formarían bera del Xúquer, se han agrupado los aquellos que conservan elementos mo- topónimos registrados en el momento zárabes: Passicos —en Carcaixent— el

66 La Ribera del Xúquer en época islámica

Figura 2. Plano del poblamiento de época islámica en la Ribera del Xúquer. 1. Antella; 2. Gavarda; 3. Montroy; 4. L’Énova; 5. Torís; 6. Carcaixent; 7. Materna (Alzira); 8. Vilella (Cullera); 9. Casella (Alzira); 10. Llombay; 11. Montserrat; 12. Passicos (Carcaixent); 13. El Cano (Vilanova de Castelló); 14. Bovalar (Corbera); 15. Alasquer (Alberic); 16. Albalat de la Ribera; 17. Alzira; 18. Benifayó; 19. Benimuslem; 20. Alcosser (Alberic); 21. Roseta (Manuel); 22. Escondella (Llombay); 23. Fergalos/Fargalos (Cullera); 24a. Alquenència (Alzira); 24b. Barranc de la Querencia (Tous); 24c. Quenensia/Carència (Torís).

C ano —en Vilanova de Castelló—, Bo- «la calzada»—, Alzira —al-Yazirat Suqr, valar —en Corbera—, etc. (Rosselló, «la isla del Xúquer»—, etc. (Cortes et al., 1979). El último grupo serían aquellos 1981). Hay que hacen referencia a nom- nacidos con el advenimiento del domi- bres o familias: Benahabib —Bani Ha- nio islámico, que son la mayoría. De és- bib—, Benifayó —Bani Hayyun—, Beni- tos tenemos diversos grupos. Algunos muslem —Bani Muslim—, etc. (Cortes señalan características del lugar al que et al., 1981; Estrelles et al., 1999; Rosse- definen: Alasquer —al-askar, «el cam- lló, 1979). O también se han querido ver pamento militar»—, Albalat —al-balat, nombres que hacen referencia a otros lu-

67 Agustí Zacarés i Romaguera gares de la geografía islámica, en espe- origen latino y prerromano, también nos cial de Egipto (Soler, 2002:62-64): Al- muestra que parte de la población ante- cosser —al Qusayr, ciudad portuaria de rior a la ocupación musulmana perma- Egipto—, la alquería de Roseta —Rāxī- necería tras la llegada de los musulma- da, ciudad de el Nilo— o la huerta de nes. Esta población, islamizada o no, da- Escondella —al-Iskandārīyya, Alejan- ría continuidad a la nomenclatura pre- dría— entre otros. Finalmente, tenemos cedente hasta que fosilizase en el voca- otros de origen poco claro como el de bulario de los nuevos dominadores. Fergalos o Fargalos, que sería una alque- Por su parte, las fuentes escritas pa- ría cercana a Cullera (Cortes et al. 1981). ra el periodo musulmán vienen tanto Con estos topónimos, vienen designa- del mundo árabe como cristiano. De las dos tanto poblados como alquerías, ele- cristianas destacan esencialmente cua- mentos geográficos o zonas dentro de tro: los textos referentes al hecho del Cid poblaciones. De entre todos cabe des- y su dominio de Valencia —finales del tacar, por la polémica que ha levanta- siglo XI—, las noticias de la campaña do, el término de kanîsa (fig. 2). Históri- de Alfons el Batallador —primera mi- camente se ha traducido por lugar en el tad del siglo XII—, El Llibre dels Feyts o que se congregaban cristianos o iglesia Crònica de Jaume I —coetánea a la con- (Chabas et al., 1984; Montagut, 1981; Pe- quista cristiana del siglo XIII— y el pos- lufo, 1934; Sanchís, 1922). Sin embargo, terior Llibre del Repartiment. Mikel Epalza indica que este término es De la campaña del Cid tenemos noti- usado para designar un sitio de reunión cia de la oposición del alcaide de Alzi- de no musulmanes, y señala para ello el ra, Ibn Maymun, a los pactos con el bur- ejemplo de El Cairo (Epalza, 1988). Por galés en 1093. Ello propició el asedio de tanto, según Epalza, la connotación del la ciudad por parte de las tropas de Ro- término no es estrictamente cristiana, drigo, que, ante la imposibilidad de con- sino que denota la existencia de grupos quistarla, segaron el trigo de sus campos religiosos distintos al musulmán o, in- y se lo llevaron a su plaza fuerte de El cluso, «ruinas y enterramientos en zonas Puig (Montagut, 1981: 105-107). Gracias periurbanas» (Epalza, 1988: 152). Pero si- a esta noticia sabemos del cultivo de tri- gue siendo un debate sin zanjar. go en las cercanías de Alzira y nos po- Sea como fuere, la existencia del tér- demos imaginar las dificultades que pre- mino kanîsa y su expansión a lo lar- sentaba su conquista. go del territorio valenciano (Peñarro- La campaña de Alfons el Batallador ja, 1993: 280) denota cierta continuidad contra los territorios dominados por el de elementos preislámicos. En el mismo poder almorávide, entre 1125 y 1126, nos sentido, la pervivencia de topónimos de deja constancia del paso, en varias oca-

68 La Ribera del Xúquer en época islámica siones de las tropas aragonesas por los qtabis de Ibn Hayyan, donde sitúa a esta territorios de la Ribera del Xúquer, con ciudad como centro recaudatorio y co- otro intento fallido de conquistar la pla- mo cabeza de una serie de fortalezas su- za de Alzira (Montagut, 1981: 107-108). bordinadas (Soler, 2002: 55-56; Martínez Más exhaustiva, aunque más tardía, es Pérez y Martínez Ruiz, 1990: 61). Por al- la información proveniente del momen- Udri conocemos algunas ciudades, cen- to de conquista y reordenación de la pro- tros de población y puntos de itinerario piedad realizada por Jaume I de los terri- para los viajes (Bazzana, 2002: 21). Tam- torios ribereños. De ellas se desprende la bién de él tenemos la primera descrip- existencia de un gran número de alque- ción de la ciudad de Alzira (González, rías y el conocimiento de las ciudades 1996). Igual de importante para el cono- más importantes, así como otra serie de cimiento del lugar se presenta al-Idrîsî, interesantes datos sobre economía y or- en especial para conocer su ordena- ganización interna (Montagut, 1981: 119; miento territorial (Bazzana, 2002: 22) y Jaume I, 1994). el tráfico comercial de madera que tran- Interesante también es el debate sus- sitaba de manera fluvial por el Xúquer citado sobre la pertenencia de la ciudad (Soler, 2002: 60). de Valencia al territorio de Tudmir. Esta En otro orden de fuentes, no podemos teoría se desprende de la interpretación olvidar a los magníficos poetas nacidos, del topónimo Blntlah, que aparece cita- primordialmente, en Alzira. Así, perso- do en el pacto firmado entreibn Mūsā y najes como Ibn Jafaya, Ibn al-Zaqqaq, un noble local conocido como Tudmir Ibn Jarsus o Ibn Idrisi, a través de su poe- en el 713, como Balentula y la compa- sía descriptiva, nos muestran un pano- ración con otros lugares visigodos que rama, si bien idealizado, de lo que debió adoptan el sufijo «-ula» (Rubiera, 1985). ser la Ribera del Xúquer en la época de De ser así, la cora de Tudmir se expan- mayor esplendor andalusí y en su deca- diría hasta la ciudad del Túria, incluyen- dencia (al-Zaqqaq, 1992; Haŷŷaŷī, 1992; do la zona situada en los márgenes del Jafaya, 1992; Hinojosa, 2002). Xúquer. Con todo lo dicho, podemos aventu- Las primeras menciones de crónicas rar que el poblamiento de la región ribe- musulmanas del entorno del Xúquer nos reña tuvo dos épocas más o menos dife- vienen dadas por al-Ya’qubí (muerto a fi- renciadas, cuyo punto de inflexión esta- nales del siglo IX). Según este autor, en ría marcado por el interés urbanizador de la región se asentaron tribus reticentes las élites musulmanas a partir del siglo IX a obedecer el poder de los Omeya (So- (Soler, 2002). Así pues, en un primer mo- ler, 2002). Más controvertida (González, mento el panorama general vendría mar- 1996: 58) es la cita de al-Yazira en el Mu- cado por núcleos de población de escasa

69 Agustí Zacarés i Romaguera entidad, algunos de los cuales serían per- ficas como centro regional de captación vivencias del periodo precedente. de tributos o la belleza del entorno (Soler, Pero esa tónica cambió con el desarro- 2002: 57-58). llo urbanizador ya mencionado. A partir El emplazamiento, en un meandro del de ese momento se da un papel impor- Xúquer, también presentaba sus proble- tante a una serie de ciudades que arti- mas, pues las continuas crecidas del río culan el territorio. En la Ribera del Xú- amenazaban la habitabilidad del lugar. quer, será Alzira la ciudad que cumpla es- Para contrarrestar este efecto, además de ta misión (Furió, 2003: 31). Por tanto, no por su posible uso defensivo, se constru- es de extrañar que las primeras noticias yó una muralla que cerró el núcleo ur- que tengamos de la ciudad, a finales del bano. Una muralla que muestra un gran siglo IX, hagan referencia a su papel re- espesor y que, junto a la condición isle- caudatorio (Soler, 2002: 55), o que, en una ña de la ciudad, confería un carácter in- época muy tardía, el rey cristiano Jaume I expugnable a la madîna. Una madîna pacte con un gobierno de ancianos con que contaba con servicios y espacios ta- poder de decisión sobre un conjunto po- les como alcazaba, casas de baños, hor- blacional identificado como «senyoriu» nos, mercados, mezquitas, molinos o un (Jaume I, 1994: capítulo XXXVII). puente de piedra (Chabas et al., 1984; De los orígenes de la madîna de al-Ya- Pelufo, 1934), denotando su importancia zirat Suqr poco sabemos. Lo que sí que- como centro de poder regional. da claro es el carácter estratégico del em- Por lo que respecta a la economía, la tó- plazamiento. En primer lugar, su localiza- pica imagen del cultivo de la Valencia mu- ción entre la ciudad de Valencia y Xàtiva, sulmana parece confirmarse en las fuen- dentro del eje norte-sur que vertebraba la tes escritas, tanto islámicas como cristia- región musulmana del Šarq al-Andalus, nas (Montagut, 1981). Así, referencias a le confería un carácter de control sobre el árboles frutales, vides o flores llenan los tráfico terrestre. Por otra parte, su carác- versos de los poetas de al-Yazirat, al igual ter isleño, en el corazón del río Xúquer, que las descripciones de los geógrafos e le permitía controlar el tráfico fluvial en- historiadores de época andalusí. Pero no tre el interior montañoso y la costa. Es- solamente la agricultura daba sustento a tas fueron algunas de las razones del éxito la población de la Ribera del Xúquer. El urbano del emplazamiento, junto con las comercio de madera, transportada a tra- posibilidades agropecuarias de las tierras vés del río desde las zonas montañosas de aluvión del entorno; la existencia de del interior hasta el puerto marítimo de riachuelos, ojos y barrancos que permi- Cullera, supondría un importante impul- tían crear sistemas de riego sin tener que so comercial a la región (Soler, 2002: 60- sobreexplotar el río; las ventajas geográ- 61). Del mismo modo que tampoco hay

70 La Ribera del Xúquer en época islámica que olvidar las industrias artesanales ta- zzana, 2002: 37). Prueba de ello serían las les como el papel, la seda, el tejido, cuero, referencias de al-‘Udrî o de algunos cro- etc. (Montagut, 1981: 149). nistas del siglo X a los «husûn de Valen- Alzira se fue convirtiendo progresiva- cia» (Bazzana, 2002: 23). Este tipo de for- mente en un centro, no solamente admi- tificaciones no ocuparían los lugares más nistrativo, sino también cultural. Así, en- altos, sino los mejor defendidos de for- tre los siglos XI y XIII se suceden una ex- ma natural y más o menos equidistantes tensa lista de aritméticos, filósofos, histo- de los hábitats. Philippe Sénac apunta la riadores, jurisconsultos, médicos, poetas, existencia de cierta independencia orga- políticos o teólogos que dan buena cuenta nizativa, a través de un consejo de nota- del nivel cultural de la ciudad. Nombres bles (Bazzana, 2002: 40). como Ibn Jafaya (1058-1138), Ibn al-Zaq- En resumen, la región de la Ribera del qaq (1096-1134), Ibn Tolmus (¿?-1223) Ibn Xúquer en época musulmana presenta ‘Amira (1184/86-1251/70), Ahmad al-Mar- un panorama de pequeños núcleos de zumi (1189-1126) Abu-l-Mutarrif (1186- población —alquerías y rahales— con- 1251) (Hinojosa, 2002) entre otros, harán jugados con ciudades, de entre las que de la ciudad un foco importante de saber sobresaldría al-Yazirat Suqr. Un tipo de en el panorama andalusí. población, que si bien se da en todo el En cuanto al conjunto del territorio, periodo de dominación islámica, ten- podemos pensar en la existencia de un dría una organización más planificada a modelo de poblamiento basado en husûn. partir del siglo IX. Momento en el que la Al hablar del hisn —singular de husûn— ciudad de Alzira, si no nace, sí se expan- nos estamos refiriendo a una fortificación de hasta convertirse en centro de recau- rural que domina un territorio poblado dación de impuestos, de poder político y de alquerías —qurà— diseminadas (Ba- foco cultural.

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72 3 ESTUDIOS PREVIOS

El papel de la iniciativa privada en la gestión del patrimonio arqueológico

José Enrique López, Carlos Verdasco y Pablo Sañudo Arqueólogos Estudios de Afección Patrimonial S.L.P.

Las normas españolas consideran patri- Hace décadas que las administracio- monio arqueológico a la parte del patri- nes públicas, con el objetivo de gestionar monio cultural que requiere de la me- más eficazmente este patrimonio, co- todología arqueológica para su cono- menzaron a preocuparse por la protec- cimiento (Querol, 2010). Por otra par- ción de los restos arqueológicos y de las te, en la Carta para la Gestión del Patri- zonas que los pudieran contener (Que- monio Arqueológico del ICOMOS, de rol et al., 1996). 19901, se afirma que las políticas de pro- Especialmente, era prioritario conocer tección de este tipo de patrimonio deben aquellas áreas donde los restos arqueo- estar integradas con las del desarrollo y lógicos pudieran verse amenazados por planificación del suelo. De aquí se dedu- distintos factores de riesgo, como era la ce que cualquier intervención sobre el urbanización de nuevas áreas, construc- suelo puede ser susceptible de interac- ción de infraestructuras o las nuevas pro- tuar con el patrimonio arqueológico. mociones de vivienda. En este punto es Este patrimonio arqueológico se debe donde la gestión del patrimonio arqueo- gestionar pensando en el presente y el fu- lógico y las políticas sobre planificación turo de los bienes de esta naturaleza, tan- territorial o sobre medio ambiente se im- to de los restos que conocemos hoy en día bricaron de manera más clara. como de los que pudieran documentarse Con el fin de establecer unas herra- en un futuro. La gestión ha de estar re- mientas para la gestión del patrimonio lacionada, de este modo, con actuaciones arqueológico, se dotó a la administración cuyo objetivo principal sea conocer, in- pública de una serie de medidas legales, vestigar, proteger y difundir estos bienes. competencias y estructuras administrati- vas que se hicieran cargo de la gestión de 1 Carta Internacional para la gestión del Patrimo- los proyectos para la realización de las in- nio Arqueológico. ICOMOS. Lausana, 1990. tervenciones.

75 José Enrique López, Carlos Verdasco y Pablo Sañudo

Tradicionalmente, los organismos en- Gracias a este sistema, tras 15 años de cargados de realizar las intervenciones funcionamiento de la Ley de Patrimonio arqueológicas, así como de documentar Cultural Valenciano y sus sucesivas mo- e investigar el patrimonio arqueológico dificaciones2, la administración autonó- que salía a la luz, estaban vinculados a la mica ha conseguido reunir una enorme administración pública, como es el caso cantidad de información del patrimonio de los museos, servicios de investigación arqueológico de una gran parte del terri- y departamentos universitarios. torio, a través de unos trabajos ejecuta- En 1998, la publicación de la Ley de dos por agentes privados. Patrimonio Cultural Valenciano trans- Esta interacción de los agentes pri- formó de manera radical el panorama a vados con la gestión del patrimonio ar- nivel administrativo y legislativo previo, queológico se produce generalmente a que regulaba cualquier actividad arqueo- priori con la realización del proyecto y, lógica en la Comunidad Valenciana. según el grado de afección de éste con En esta ley se recogía la obligación por el patrimonio documentado, se aplican parte de un promotor, público o privado, unas medidas para evitar o minimizar de incluir un estudio previo de la afec- su impacto. Aunque muchas veces no ción que pudiera ocasionar su proyecto termina esta relación con la ejecución de construcción o urbanización sobre el del proyecto, sino que hay determinados patrimonio arqueológico o cultural. casos en los que la implicación de los El enorme crecimiento del número de agentes privados puede ir más allá que actuaciones urbanísticas y de proyectos la simple realización de medidas caute- de nuevas infraestructuras en los últi- lares respecto a los restos arqueológicos mos años comenzó a generar una gran en el entorno de afección de un proyec- cantidad de intervenciones y estudios to, y estas contribuciones pueden impul- previos que aportaban un mayor detalle sar el conocimiento y divulgación del al conocimiento histórico del territorio patrimonio. y del patrimonio arqueológico en con- creto. Dado que en gran parte de estos 2 Ley 4/1998, de 11 de junio, de la Generalitat Va- proyectos el promotor era un ente pri- lenciana, del Patrimonio Cultural Valenciano. Ley 7/2004, de 19 de octubre, de la Generalitat vado, se han realizado en este tiempo un Valenciana, de modificación de la ley 4/1998, de gran número de intervenciones arqueo- 11 de junio, del Patrimonio Cultural Valenciano. lógicas promovidas y ejecutadas desde el Ley 5/2007, de 9 de febrero, de la Generalitat Va- sector privado, aunque siempre tutela- lenciana, de modificación de la ley 4/1998, de 11 de junio, del Patrimonio Cultural Valenciano. das y regladas por la administración pú- Ley 10/2012, de 21 de diciembre, de Medidas Fis- blica y la autoridad competente en mate- cales, de Gestión Administrativa y Financiera y ria de patrimonio cultural. de Organización de la Generalitat Valenciana.

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Por tanto, esta relación de los agentes monio arqueológico han sido los estu- privados con la gestión del patrimonio ar- dios para la evaluación de impacto am- queológico podemos abordarla desde una biental (Cerdeño et al., 2005). perspectiva preventiva con el objetivo de conocer el grado de afección de los pro- yectos sobre el patrimonio arqueológico, Los estudios medioambientales y desde una perspectiva investigadora y divulgadora en la que la empresa privada El término medio ambiente deriva del pueda colaborar a través de las herramien- concepto inglés environment, que se tas de las que ya disponemos para ello. puede definir como el entorno vital del Actualmente, en muchas empresas se individuo. Esta concepción engloba, a su maneja un concepto como es la respon- vez, un conjunto de factores físicos, so- sabilidad social empresarial, que puede ciales, económicos y culturales que inte- adoptar diversos grados e incluso for- ractúan con el ser humano y, por tanto, mar parte de su propia estrategia de ne- con la comunidad en la que vive (Cone- gocio. Según el Libro Verde de la Comi- sa, 2003; Gómez Orea, 2002). sión Europea3, la responsabilidad social La percepción de este concepto difie- empresarial es «la integración volunta- re entre individuos debido a sus conno- ria, por parte de las empresas, de las pre- taciones culturales, religiosas y sociales, ocupaciones sociales y medioambienta- pero, de manera genérica, medio am- les en sus operaciones comerciales y sus biente se asocia el medio físico y biótico. relaciones con sus interlocutores». Por Es menos común que se relacione con el tanto, a día de hoy existen mecanismos medio social, cultural, económico y la plenamente funcionales en el sector pri- influencia que la actividad humana tie- vado que pueden impulsar una gestión ne sobre éste a medio y largo plazo. responsable y colaboradora con las ins- La relación manifiesta entre el medio tituciones competentes en la gestión del y el ser humano ha sido desde antiguo patrimonio cultural, en general, y del fuente de tratados, que han versado so- patrimonio arqueológico en particular. bre las consecuencias que pueden oca- Centrándonos en primer lugar en esa sionar medios insalubres sobre el indivi- faceta preventiva, una de las herramien- duo. Hipócrates, en su obra Aires, aguas tas más importantes que en los últimos y lugares, resalta la importancia del am- años ha participado del papel de la ini- biente como responsable de la prolifera- ciativa privada en la gestión del patri- ción de ciertas enfermedades. En época moderna, son comunes los tratados que 3 Libro Verde: Fomentar un marco europeo para la responsabilidad social de las empresas. Comisión versan sobre los efectos nocivos de de- Europea. 2001. terminados ambientes.

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Una primera aproximación al concep- mico y del uso de los recursos naturales to que hoy en día conocemos, se gesta del momento y hará alusión al deterio- en las recomendaciones que se realizan ro mundial del medio ambiente y su es- desde la UNESCO en 19624, relativas a la trecha relación con el desarrollo indus- protección de la belleza y del carácter de trial de los países. El manifiesto de los 26 los lugares y paisajes. Dicha protección principios supone el punto de partida a era entendida como la preservación y, una nueva conciencia moderna política cuando sea posible, la restitución del as- y pública de los problemas ambientales pecto de los lugares y paisajes naturales, globales (Baylis et al, 2005). rurales o urbanos debidos a la naturaleza Tradicionalmente el patrimonio ar- o a la mano del hombre, que ofrecen un queológico y el patrimonio natural han interés cultural o estético o que constitu- sido objeto de una gestión diferencia- yen medios naturales característicos. da desde que las ciencias humanas y las El concepto medio ambiente se defi- ciencias naturales divergieron en el ob- ne durante la primera conferencia de las jeto de su estudio (Fernández, 2008a). Naciones Unidas sobre medio ambiente, Pero, en la práctica, y sobre todo en los celebrada en 19725, y donde se lleva a ca- últimos años las diferencias entre uno y bo la creación del Programa de las Na- otro tipo de patrimonio se han difumi- ciones Unidas para el medio ambiente nado y hay bienes en los que se reúnen (PNUMA), que es el principal programa tanto valores culturales como natura- de las Naciones Unidas para los asuntos les. Existen numerosos ejemplos de ya- del medio ambiente. En esta reunión se cimientos donde se observan restos ar- profundiza sobre este concepto que es queológicos dentro de un paisaje de es- definido como un conjunto de compo- pecial valor o donde existe el hábitat de nentes físicos, químicos, biológicos y so- una especie en particular. ciales capaces de causar efectos directos o En el seno de la UNESCO, en 1972, se indirectos, en un plazo corto o largo, sobre firma la Convención sobre la Protección los seres vivos y las actividades humanas. del Patrimonio Mundial Cultural y Na- En dicha reunión de las Naciones Uni- tural6, en la que, a pesar de que se defi- das se elabora la Declaración de Estocol- nen de manera independiente, se colo- mo, que pondrá en tela de juicio el mo- can al patrimonio natural y cultural en delo tradicional de crecimiento econó- el mismo nivel frente a las políticas de protección que se deberían adoptar por 4 Recomendación de la UNESCO de diciembre parte de las legislaciones nacionales. de 1962 relativa a la Protección de la Belleza y el Carácter de los Lugares y Paisajes. 6 Convención de la UNESCO de noviembre de 5 Conferencia de la Naciones Unidas sobre el 1972 para la Protección del Patrimonio Mundial, Medio Humano. Estocolmo, 1972. Cultural y Natural.

78 El papel de la iniciativa privada en la gestión del patrimonio arqueológico

Los acuerdos derivados de estas re- ventivas y correctoras ambientales. En uniones de las Naciones Unidas y la consecuencia, se otorga una gran im- UNESCO propiciarán un giro en las portancia a los instrumentos adminis- políticas medioambientales y culturales trativos por excelencia: la evaluación de los gobiernos de los países occiden- del impacto ambiental y las auditorías tales. En esencia, lo que entendemos de ambientales. estas propuestas es que debemos consi- Con las evaluaciones ambientales se derar al patrimonio cultural y al patri- buscó completar y coordinar los proce- monio natural como patrimonio de la dimientos de autorización de los proyec- sociedad y ambos deben ser indisolu- tos públicos y privados (Conesa, 2003). bles en su protección. Por tanto, es ló- De esta manera con la evaluación del gico pensar que las políticas en la ges- impacto de las obras públicas o privadas tión de ambos patrimonios deben estar en fase de proyecto se podrían analizar, coordinadas. valorar y corregir los efectos de éstas so- Para afrontar las políticas en mate- bre el medio antes de producirse. ria medioambiental, los estados euro- peos promulgaron y desarrollaron me- didas correctoras ligadas a problemas El tratamiento del patrimonio ambientales concretos, bien establecien- cultural en la legislación ambiental do disposiciones transversales o integra- en el marco estatal y autonómico das en otras políticas. La realidad es que, en 1992, los datos sobre la situación am- La Directiva 85/337/CEE, aprobada por biental en los distintos informes emiti- el Consejo Europeo el 27 de junio de dos de la OCDE y la ONU, reflejaban 1985, es pionera en el marco legislativo que las condiciones ambientales no ha- ambiental europeo, modificada en di- bían mejorado, incluso en algunos fac- versas ocasiones llegando a ser deroga- tores ambientales habían empeorado. da por la Directiva 2011/92/UE aprobada Resultaba urgente una reorientación de por el Parlamento Europeo y por el Con- las directrices establecidas, por ello se sejo el 13 de diciembre de 20117. En estas abandonan las políticas correctivas y 7 Directiva 85/337/CEE del Consejo, de 27 de ju- parciales que se habían promulgado has- nio de 1985, relativa a la evaluación de las reper- ta la fecha y se encaminan hacia accio- cusiones de determinados proyectos públicos y nes preventivas y globales. privados sobre el medio ambiente. Derogada por La nueva visión se plasma en una se- la Directiva 2011/92/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, del 13 de diciembre de 2011, relati- rie de instrumentos jurídicos, admi- va a la evaluación de las repercusiones de deter- nistrativos, técnicos, sociales y econó- minados proyectos públicos y privados sobre el micos para fomentar las acciones pre- medio ambiente.

79 José Enrique López, Carlos Verdasco y Pablo Sañudo directivas se promulgan los aspectos re- biental9, en el cual se completa y nor- lativos a las repercusiones de determina- maliza la EIA (Evaluación del Impacto dos proyectos públicos y privados sobre Ambiental) como procedimiento admi- el medio ambiente, presentando los ins- nistrativo, partiendo de la directiva eu- trumentos existentes y su forma de ac- ropea, sin otros trámites que los estricta- tuar: La evaluación del impacto ambien- mente exigidos por la economía procesal tal identificará, describirá y evaluará, de y los necesarios para la protección de los forma apropiada, los efectos directos e in- intereses generales. directos de un proyecto en los siguientes Posteriormente, en el Real Decre- factores: to 1131/1988, de 30 de septiembre, por a) el ser humano, la fauna y la flora; el que se aprueba el Reglamento para la b) el suelo, el agua, el aire, el clima y el ejecución del Real Decreto Legislativo paisaje; 1302/1986, de 28 de junio, de evaluación c) los bienes materiales y el patrimonio del impacto ambiental, se introduce en cultural; su artículo 6, expresamente, el término d) la interacción entre los factores con- «patrimonio histórico español» para re- templados en las letras a), b) y c). ferirse a uno de los elementos a tener en Los aspectos relativos al estudio y eva- cuenta en la evaluación de impacto am- luación de los factores culturales y, por biental, entendida ésta como el conjunto tanto, de protección del patrimonio cul- de estudios y sistemas técnicos que permi- tural son incluidos ya en la normativa de ten estimar los efectos que la ejecución de 1985. En las posteriores modificaciones8 un determinado proyecto, obra o activi- ya se matiza la posibilidad de analizar y dad causa sobre el medio ambiente. contemplar las relaciones entre todos los Volviéndose a imbricar de manera in- factores, incluidos el patrimonio cultu- equívoca los efectos sobre el medio am- ral y los bienes materiales, imbricando biente con los efectos sobre el patrimo- definitivamente a las políticas de protec- nio histórico o cultural. ción de éstos con las del patrimonio na- A nivel autonómico, teniendo en tural. cuenta lo establecido en el artículo 32.1.6 Estas directivas europeas se plasma- del Estatuto de Autonomía, que recono- ron en la legislación estatal con el Real ce a la Generalidad Valenciana compe- Decreto Legislativo 1302/1986, de 28 de tencia para acometer el desarrollo legis- junio, de evaluación del impacto am- lativo en el marco de las competencias

8 Directiva 97/11/CE por la que se modifica la Di- 9 Modificado por el Real Decreto Legislativo rectiva 85/337/CEE, relativa a la evaluación de las 1/2008, de 11 de enero, por el que se aprueba el repercusiones de determinados proyectos públi- texto refundido de la Ley de Evaluación de Im- cos y privados sobre el medio ambiente pacto Ambiental de proyectos.

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Figura 1. Prospección arqueológica de una zona donde existe un yacimiento inventariado para aportar los datos recogidos en los estudios de impacto ambiental. básicas fijadas por el Estado, en mate- impactados por el proyecto propuesto, es- ria de protección del medio ambiente, pecialmente la población, fauna, flora, se publica la Ley 2/1989 de Impacto Am- suelo, aire, factores climáticos, bienes ma- biental, aprobada el 3 de marzo de 1989 teriales, comprendiendo el patrimonio ar- por la Generalitat Valenciana10. quitectónico y arqueológico, el paisaje, así En la citada ley autonómica aparece como la interacción entre los factores an- por primera vez la mención al patrimo- teriormente citados. nio arqueológico como uno de los fac- Desde la perspectiva del patrimonio tores a tener en cuenta en los estudios cultural, la interacción entre los estu- ambientales: Descripción de los elemen- dios de impacto medioambiental y éste tos medioambientales susceptibles de ser se produce ya cuando se incorpora es- ta relación en el discurso de la propia 10 Desarrollada por el Decreto 162/1990, de 15 Ley 4/1998, de 11 de junio, del Patrimo- de octubre, del Consell de la Generalitat, a su vez modificado por el Decreto 32/2006, de 10 de mar- nio Cultural Valenciano donde, en su ar- zo, del Consell. tículo 11, se señala que «Los estudios de

81 José Enrique López, Carlos Verdasco y Pablo Sañudo impacto ambiental relativos a toda cla- berán someterse a informe previo y vin- se de proyectos, públicos o privados, que culante de la conselleria competente en puedan afectar a bienes inmuebles de va- materia de cultura», dejando la posibi- lor cultural deberán incorporar el informe lidad de que los proyectos que no estén de la Conselleria de Cultura, Educación y sometidos a la evaluación ambiental, pe- Ciencia acerca de la conformidad del pro- ro sí que generen unos impactos sobre el yecto con la normativa de protección del medio puedan ser regulados de manera patrimonio cultural». previa a que se produzcan. Posteriormente, en la modificación de Por parte de la administración res- la Ley 5/2007, de 9 de febrero, del Patri- ponsable de los estudios de impacto am- monio Cultural Valenciano, se matiza biental también se recoge esta obligato- que se recojan en los estudios de impac- riedad del informe vinculante de la con- to ambiental la afección a los bienes in- selleria competente en materia de patri- tegrantes del patrimonio cultural valen- monio cultural y así se recoge en la Or- ciano, en general, y no sólo a los bienes den de 3 de enero de 2005, de la Conse- inmuebles. Sobre todo en este momen- lleria de Territorio y Vivienda, por la que to destaca la idea de que «La conselleria se establece el contenido mínimo de los es- competente en materia de cultura deter- tudios de impacto ambiental que se ha- minará las actuaciones previas necesarias yan de tramitar ante esa Conselleria. para la elaboración del informe contem- Finalmente, con el objetivo de estable- plado en el apartado anterior que, en su cer de manera detallada el procedimien- caso, se someterán al régimen de autori- to para la elaboración del informe vin- zaciones previsto en la presente ley» pu- culante arriba descrito, se publicó un de- diendo así decidir claramente sobre las creto11 del Consell. Mediante este decre- necesidades del patrimonio afectado por to se detallan los estudios necesarios que los proyectos (fig. 1). debe recoger el estudio de impacto am- En esta modificación de la Ley se va biental y que tienen como objetivo ela- más allá de los estudios de impacto am- borar la memoria de impacto patrimo- biental e incluso se recoge así que «Aque- nial sobre los bienes integrantes del pa- llos proyectos de planificación o transfor- trimonio cultural valenciano, que con- mación del territorio que por la legisla- ción específica no estén sujetos a trámites 11 Decreto 208/2010, de 10 de diciembre, del Con- de evaluación ambiental pero que com- sell, por el que se establece el contenido mínimo prendan en su ámbito bienes inscritos de la documentación necesaria para la elabora- ción de los informes a los estudios de impacto en el Inventario General del Patrimonio ambiental a los que se refiere el artículo 11 de la Cultural Valenciano o bienes de natura- Ley 4/1998, de 11 de junio, de la Generalitat Valen- leza arqueológica o paleontológica, de- ciana del Patrimonio Cultural Valenciano.

82 El papel de la iniciativa privada en la gestión del patrimonio arqueológico

Figura 2. Trabajos de campo en una zona cercana a yacimientos paleontológicos y de arte rupestre. templará el patrimonio histórico, artísti- Ante esta situación, y dada la necesa- co, arquitectónico, etnológico, arqueoló- ria realización de evaluaciones ambien- gico y paleontológico (fig. 2). tales de estos proyectos. Se estableció la prospección arqueológica como una he- rramienta destacada para el análisis del Los estudios de afección al patrimonio territorio afectado por dichos proyec- arqueológico: La prospección tos, tal como recoge la Ley 4/1998 de sistemática Patrimonio Cultural Valenciano «Pa- ra valorar la posible incidencia del pro- Desde las últimas décadas del siglo XX y yecto, plan o programa, obra o actividad primera del siglo XXI, la sociedad espa- respecto al patrimonio arqueológico será ñola y, en este caso en concreto, la socie- preceptivo llevar a cabo una prospección dad valenciana, ha asistido a un proceso arqueológica». En esta misma norma se acelerado de ocupación del medio natu- define este tipo de intervención arqueo- ral, tanto para usos urbanos o industria- lógica «entendiéndose por tales las explo- les, como para las infraestructuras de raciones superficiales, subterráneas o su- comunicación y servicios. bacuáticas, sin remoción del terreno, diri-

83 José Enrique López, Carlos Verdasco y Pablo Sañudo gidas al descubrimiento, estudio e investi- cerámica o industria lítica, como estruc- gación de toda clase de restos históricos, turas o arte rupestre, conlleva por parte así como de los elementos geológicos con de los arqueólogos prospectores la iden- ellos relacionados. Se incluyen también tificación, calificación, cuantificación y aquellas técnicas de observación y reco- determinación del grado de afección del nocimiento del subsuelo mediante la apli- proyecto constructivo y cómo éste pue- cación de instrumentos geofísicos, electro- de incidir sobre los restos arqueológicos magnéticos y otros diseñados al efecto», hallados. Actualmente, para realizar es- sometiéndola por tanto al régimen de te trabajo en la Comunidad Valenciana autorizaciones de intervenciones sobre se exige el uso de la tecnología GPS pa- el patrimonio arqueológico. ra georreferenciar cualquier tipo de ha- En el decreto 208/2010, de 10 de di- llazgo del patrimonio arqueológico, et- ciembre, se detallan los criterios para nológico o arquitectónico, para lo cuál su realización, estableciendo un ámbi- cada técnico que realiza la prospección to de proyecto y un área de prospección del terreno lleva con él un receptor GPS en torno al mismo, de modo que ligeros con el que graba todos sus movimientos cambios en los proyectos no incidirán y es capaz de conocer en cada momen- en un posible patrimonio no afectado to la posición de los items hallados con en primer término. respecto a la obra proyectada, entregan- La prospección queda definida, por do toda esta información posteriormen- tanto, como un estudio superficial y vi- te junto al estudio de impacto ambiental. sual realizado por técnicos competen- De esta manera, mediante esta interven- tes y que aplicando una metodología es- ción los técnicos son capaces de propo- pecífica (Djindjian, 1991; Burillo, 2004) ner unas medidas correctoras al proyec- tratarán de identificar los posibles ya- to para minimizar el grado de afección. cimientos arqueológicos en el ámbito En el decreto 208/2010, de 10 de di- de afección del proyecto. Actualmen- ciembre, en el anexo II, en el apartado 7 te, junto a esta metodología se realiza el se hace referencia a la necesidad de pro- análisis previo de la zona mediante sis- poner las medidas correctoras en el do- temas de teledetección remota, SIGs, cumento generado tras la prospección. ortofotografía o Lidar aéreo; procesos Este trabajo de campo genera un do- todos ellos que están colaborando de cumento conforme a los requisitos míni- manera muy determinante en el cono- mos propuestos en el decreto 208/2010, cimiento del patrimonio arqueológico en donde se plantean los resultados del (Crutchley et al. 2010). trabajo de prospección, el grado de afec- La identificación de restos arqueológi- ción de los yacimientos afectados y las cos, bien se trate de meros fragmentos de medidas propuestas a adoptar.

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Este documento es valorado por la ad- pliment i restes de les estructures del con- ministración competente en materia de vent. —120-160 cms: runes i restes ibero- cultura resolviendo y emitiendo el infor- romanes. —160-230 cms: restes d’una vi- me vinculante necesario. l·la romana del II d.C. i alguns fragments de ceràmica ibèrica». Traducido al castellano: «Hoy es un Los resultados del estudio ambiental pequeño santuario dedicado a los Santos sobre el patrimonio arqueológico Patronos. El recinto queda delimitado por en la subestación Bernat un pequeño muro de piedras de sillar, res- tos del antiguo convento de Trinitarios, En este punto, resulta oportuno dar unas construido sobre el siglo XIII. Como con- pinceladas de todo el proceso ambiental secuencia de las obras de habilitación se en materia de patrimonio arqueológico realizó una prospección de urgencia con que se ha llevado a cabo en este proyecto la siguiente estratigrafía: 0-120 cm, relle- de instalación. no y restos de las estructuras del conven- La ubicación de esta subestación era a to.; 20-160 cm, escombros y restos ibero- priori problemática desde una perspectiva rromanos; 160-230 cm, restos de una villa del patrimonio arqueológico, ya que exis- romana del II d.C. y algunos fragmentos tía en la zona inmediata un yacimiento ar- de cerámica ibérica». queológico recogido tanto por la carta ar- Durante los trabajos de prospección queológica de la Ribera (Martínez, 1982), arqueológica realizados para la evalua- por el planeamiento urbano de Alzira, el ción de impacto ambiental, si bien no inventario de yacimientos arqueológicos se localizaron elementos arqueológicos de la Comunidad Valenciana o los traba- en la superficie o restos de estructuras jos arqueológicos realizados en la década antiguas en el área que se vería afecta- de 1980 (Hernandez et al., inédito). da por la nueva subestación (fig. 3), sí En la descripción de la ficha del inven- que se constató la existencia de un ya- tario de yacimientos arqueológicos lee- cimiento arqueológico en las cercanías. mos lo siguiente: «Hui és un petit san- Por este motivo, Red Eléctrica de Es- tuari dedicat als Sants Patrons. El recinte paña, como promotor de los trabajos, queda delimitat per un petit mur de pe- y basándose en su propia política de dres de carreu, restes de l’antic convent gestión ambiental, propuso en su eva- de Trinitaris, començat a les darreries luación ambiental la realización de un del segle XIII. Com a conseqüència de les seguimiento arqueológico intensivo de obres d’habilitació es realitzà una pros- las obras de construcción de su proyec- pecció d’urgència amb la següent estrati- to por parte de un arqueólogo, para mi- grafia: —0-120 cms: materials de reom- nimizar un posible impacto de éstas so-

85 José Enrique López, Carlos Verdasco y Pablo Sañudo

Figura 3. Recorridos o tracks de los arqueólogos dotados de GPS en los trabajos de prospección patrimonial del proyecto de estudio de impacto ambiental para la instalación de la subestación eléctrica de Sant Bernat. bre el patrimonio, medida preventiva tificados como cistas de enterramiento que resolvió la administración compe- y que dieron lugar a una excavación ar- tente como adecuada. queológica de las mismas y que se en- Esta medida, recogida en el informe cuentran descritas de manera más de- vinculante emitido por la Consellería tallada en el capítulo de los resultados de Cultura, se integró así en el progra- de la intervención realizada. ma de vigilancia ambiental de la cons- trucción de la nueva subestación, junto a otros factores medioambientales. El La Responsabilidad Social seguimiento se realizó durante el mo- Empresarial y el patrimonio vimiento de tierras y fruto del mismo, arqueológico durante las labores de desbroce y exca- vación de la plataforma para la subes- Una vez conocidos los aspectos y herra- tación aparecieron los primeros hallaz- mientas de las que disponemos para la gos de estructuras arqueológicas, iden- gestión de la afección de los proyectos

86 El papel de la iniciativa privada en la gestión del patrimonio arqueológico sobre el patrimonio arqueológico, de- de las empresas la integración en sus ac- bemos abordar el segundo aspecto de la tuaciones de las preocupaciones sociales gestión de este patrimonio. Esto es, da- y medioambientales. do que parte de una buena gestión del En este sentido, también en este docu- patrimonio debería plantear una ver- mento la comisión aclara que «Aunque tiente investigadora y divulgadora, en la responsabilidad principal de las empre- este sentido la empresa privada también sas consiste en generar beneficios, pueden puede participar a través de diversos contribuir al mismo tiempo al logro de mecanismos plenamente funcionales a objetivos sociales y medioambientales, in- día de hoy. tegrando la responsabilidad social como Actualmente, existe una creciente preo­ inversión estratégica en el núcleo de su es- cupación por parte de la sociedad sobre trategia empresarial, sus instrumentos de la influencia de nuestro comportamien- gestión y sus actividades». to colectivo a nivel ético, social y ambien- La responsabilidad social empresarial tal. En este comportamiento y de las inte- no debería en ningún caso ser sustituti- racciones que de él se derivan juegan un va de la reglamentación o legislación a papel destacado las empresas. Desde ha- nivel medioambiental o social, ni tam- ce años, las empresas están preocupadas poco puede condicionar la creación de por estos aspectos de su funcionamiento nuevas normas. Pero sí que se puede y tratan de abordarlos de manera siste- considerar como una herramienta enor- mática y profunda, adquiriendo un com- memente eficaz para ser aliada de esta promiso permanente con los intereses so- reglamentación, ya que la propia políti- ciales o medioambientales. ca de gestión empresarial derivada de la En 2001, la Comisión Europea publica responsabilidad social puede ir más allá el Libro Verde, con la finalidad de «Fo- de la legislación. mentar un marco europeo para la res- Centrándonos en el patrimonio ar- ponsabilidad social de las empresas», queológico, como parte del patrimonio donde la propia comisión define que «la cultural y natural y en definitiva patri- responsabilidad social de las empresas es, monio de la sociedad, éste se debería esencialmente, un concepto con arreglo poder beneficiar de unas prácticas más al cual las empresas deciden voluntaria- honestas, transparencia en la gestión y mente contribuir al logro de una sociedad respeto por parte de las empresas que se mejor y un medio ambiente más limpio». relacionen con él. Éstas son unas ideas En la mayor parte de las definiciones fundamentales en la definición de la res- del concepto de responsabilidad social ponsabilidad social empresarial. La pro- empresarial (RSE) se destaca el carácter tección de este patrimonio está ligada al de la voluntariedad en asumir por parte concepto de desarrollo sostenible tanto

87 José Enrique López, Carlos Verdasco y Pablo Sañudo por los impactos ambientales y sociales zado el progreso del proyecto con la in- de las actuaciones de la empresa como vestigación de los restos arqueológicos. por su implicación en los procesos y me- Afrontando este conocimiento de los didas posteriores a este impacto. restos tanto en su proceso de excavación Por tanto, ya no sólo hablaremos de arqueológica como en su estudio poste- que el patrimonio arqueológico forme rior en el laboratorio. Finalmente, y una parte de la política medioambiental de vez conocidos los frutos de la interven- la empresa, sino que gracias a la propia ción y conscientes de la importancia de responsabilidad social y a un modelo de los mismos, se ha decidido impulsar un gestión empresarial responsable se puede programa de divulgación y exposición contemplar al patrimonio arqueológico de los trabajos realizados y los resulta- en particular, y al patrimonio cultural en dos obtenidos. Cerrando de esta manera general, como aspectos fundamentales a el ciclo de proteger, conocer, investigar y tener en cuenta en su política de gestión. divulgar el patrimonio cultural. De esta forma, se desarrollarían acciones para conocerlo, investigarlo y divulgarlo. Desde la responsabilidad corporativa Conclusiones se puede «impulsar el apoyo al desarro- llo de la sociedad y la integración en las El patrimonio arqueológico represen- comunidades locales donde el grupo de- ta la huella material de la evolución his- sarrolle sus funciones mediante la parti- tórica de los territorios actuales con su cipación en proyectos de interés general y componente antrópica y natural. Forma socio-ambiental, programas educativos, parte del territorio y, por lo tanto, del culturales y científicos» idea que se reco- medio, tanto como testigo de lo que su- ge entre los principios básicos que rigen cedió como por su influencia en la for- la política de responsabilidad corporati- mación del espacio (Fernández, 2008b). va de Red Eléctrica de España. Las políticas medioambientales han En el caso concreto de la subestación ido evolucionando al unísono de una de Bernat, además de mantener una po- nueva conciencia social, que valora y lítica medioambiental que nos ha per- potencia la protección del patrimonio mitido identificar previamente los im- natural y cultural. pactos que se pudieran ocasionar sobre Esta visión del patrimonio arqueo- el patrimonio arqueológico mediante lógico y cultural es fruto de una evolu- la realización de los estudios medioam- ción desde la dicotomía del siglo XIX, bientales, durante la ejecución de los con una marcada diferenciación entre los trabajos se ha observado una política seres con cultura, el hombre, y los seres de gestión en la que se ha compatibili- sin cultura, los animales, hacia una vi-

88 El papel de la iniciativa privada en la gestión del patrimonio arqueológico sión de las ciencias humanas y naturales Un principio básico en la gestión del englo­badas, mucho más dependientes las patrimonio arqueológico debería reco- unas de la otras, tanto en un sentido co- ger que para su protección no sólo son mo en el otro. El patrimonio arqueológi- válidas la políticas de vigilancia. Es fun- co ha pasado por derecho a formar parte damental creer que gran parte del valor de los estudios necesarios para evaluar la de este patrimonio recae en el conoci- interacción del hombre con el medio am- miento del mismo y para ello es básico biente. Es prioritario para la protección que se desarrollen programas o procesos del patrimonio arqueológico conocer el para su divulgación. territorio así como vigilar aquellas áreas En este punto, es lógico pensar que donde los restos arqueológicos pudieran aquí también puede jugar un papel des- verse amenazados por distintos factores tacado la iniciativa privada. Ya en la de riesgo. Así que es fundamental que las Carta Internacional para la gestión del políticas medioambientales, de planifica- patrimonio arqueológico del ICOMOS, ción territorial y culturales se apoyen y se de 1990, se especifica que «la protección coordinen en esta tarea. del patrimonio arqueológico debe basarse Por otro lado, la Ley 4/1998 de Patri- en una colaboración efectiva entre espe- monio Cultural Valenciano recogía la cialistas de múltiples y diversas discipli- obligación por parte de un promotor, nas. Exige también la cooperación de las público o privado, de incluir un estudio instancias de la Administración, de in- previo de la afección que pudiera oca- vestigadores, de empresas privadas y del sionar su proyecto de construcción o ur- gran público». banización sobre el patrimonio arqueo- De este modo, la implicación de los lógico o cultural. Esto ha provocado que agentes privados puede ir más allá que la desde hace más de una década, un gran realización de medidas cautelares respec- número de actuaciones sean ejecutadas to a los restos arqueológicos en el entorno desde el sector privado, tuteladas y re- de afección de un proyecto o la realiza- gladas por la administración pública. ción de actuaciones para la documenta- En los últimos años, el papel de la ini- ción de los restos afectados. En la actua- ciativa privada en la gestión del patri- lidad, muchas empresas disponen de una monio arqueológico ha sido importante política de gestión gracias a la cuál éstas y dentro de éste han destacado los estu- pueden contribuir al logro de una socie- dios para la evaluación de impacto am- dad y un medio ambiente mejor. biental, gracias a los cuales se nos per- Este modelo de gestión es fruto de la mitía conocer el grado de impacto de un voluntad de estas empresas por aplicar determinado proyecto sobre el patrimo- una forma de negocio responsable, ético nio arqueológico. y sostenible, en el que la responsabilidad

89 José Enrique López, Carlos Verdasco y Pablo Sañudo social empresarial o corporativa forme parte de la política medioambiental de parte de sus actuaciones. Así que desde la empresa, sino que gracias a este mo- una perspectiva investigadora y/o divul- delo de gestión responsable, el patrimo- gadora, a través de estas actitudes soste- nio cultural, y el patrimonio arqueológi- nibles y responsables la empresa priva- co en particular, pueden ser tenidos en da puede colaborar a través de las herra- cuenta en la propia estrategia de desa- mientas de las que ya dispone, sin nece- rrollo de la empresa, impulsando accio- sidad de crear unos nuevos mecanismos nes para conocerlo, investigarlo y divul- dentro de sus modelos de gestión. garlo. Colaborando de esta manera de Los bienes arqueológicos como par- forma activa la iniciativa privada en la te integrante del patrimonio de la so- gestión y conocimiento del patrimonio ciedad, ya no sólo son entendidos como cultural.

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90 Red Eléctrica y el medio ambiente

Mauro Montesinos Aracil Técnico de Medio Ambiente Red Eléctrica de España S.A.U.

Red Eléctrica de España tiene enco- el sistema comunitario de ecogestión y mendadas, por la Ley 54/1997 del sec- auditoría (EMAS). tor eléctrico, las funciones de opera- La Política Ambiental del grupo Red dor del sistema eléctrico y gestor de la Eléctrica plasma en sus principios la red de transporte. Actúa, por tanto, co- orientación del grupo al desarrollo sos- mo transportista único y entre sus fun- tenible y al compromiso con el medio ciones principales figura la construcción ambiente. y el mantenimiento de las líneas y sub- De acuerdo con su Sistema de Ges- estaciones de transporte eléctrico, ac- tión Ambiental, Red Eléctrica identifica tuando como organismo promotor de y evalúa todos aquellos aspectos deriva- los proyectos relacionados con las mis- dos de sus actividades que pueden inte- mas. Estos proyectos, dada su naturale- ractuar con el medio ambiente y produ- za, suelen estar fuertemente condiciona- cir algún tipo de impacto. Lógicamen- dos por la dimensión ambiental y social te, los principales efectos están ligados de los mismos. principalmente a la presencia de las ins- Es evidente que la interacción de Red talaciones (líneas eléctricas y subesta- Eléctrica con el medio ambiente es cons- ciones), así como a los trabajos deriva- tante y compleja. Por ello, y con el obje- dos de su construcción y posterior man- tivo de tratar esta afección al medio am- tenimiento. biente de la mejor forma posible, Red Gracias a la aplicación de medidas Eléctrica tiene implantado en todas las preventivas y a la ejecución de sus acti- empresas del grupo un sistema de ges- vidades como transportista conforme a tión ambiental certificado según la nor- unas buenas prácticas ambientales, los ma UNE-EN ISO 14001:2004 (activida- potenciales efectos sobre el medio am- des e instalaciones ubicadas en España) biente se ven atenuados y los impactos y registrado, desde octubre del 2001, en resultantes no son significativos o, al

91 Mauro Montesinos Aracil menos, asumibles. Además, en los casos te el estudio del terreno y la elaboración en los que se producen afecciones sobre del estudio de impacto ambiental, pro- el medio, se aplican las medidas correc- longándose hasta después de la puesta toras más adecuadas con el fin de miti- en servicio de las instalaciones median- garlas o compensarlas. te los llamados planes de vigilancia am- Sin embargo, el mejor mecanismo pa- biental y las labores posteriores de man- ra que los impactos sobre el medio am- tenimiento. biente sean los mínimos es la adecuada selección de la ubicación de las infraes- tructuras. Por ello, Red Eléctrica realiza La planificación de la Red un gran esfuerzo de estudio del territo- de Transporte rio y coordinación con las principales partes interesadas para definir y consen- La preparación y ejecución de una Pla- suar los emplazamientos de las subesta- nificación de la Red de Transporte se ciones y trazados de las líneas. hace de acuerdo a las disposiciones con- El compromiso con el medio ambien- tenidas en el Real Decreto 1955/2000, de te ya comienza en la fase de elaboración 1 de diciembre, por el que se regulan las de la Planificación de la Red de Trans- actividades de transporte, distribución, porte, sometiéndose dicha planificación comercialización, suministro y proce- a una evaluación ambiental estratégica. dimientos de autorización de instala- Continúa durante la definición y cons- ciones de energía eléctrica. Así, la Pla- trucción de las instalaciones, median- nificación establece unos escenarios de

Detalle de la subestación Bernat de Alzira.

92 Red Eléctrica y el medio ambiente demanda y las infraestructuras eléctri- tramitación de dicho proyecto quien de- cas necesarias para cubrirlas, todo ello terminará la necesidad de someter o no de manera compatible con el medio am- al procedimiento de evaluación de im- biente. pacto ambiental el proyecto en cuestión. Las futuras instalaciones, antes de ser El proceso de tramitación de cada incluidas en la propuesta inicial que se proyecto se inicia con la redacción de un envía al Ministerio de Industria, Ener- documento inicial que incluye un diag- gía y Turismo (MINETUR), para la ela- nóstico territorial y ambiental prelimi- boración de la Planificación, se revi- nar y un análisis de alternativas. A partir san desde el punto de vista ambiental. de esta documentación, el órgano am- Aquellas actuaciones que no son via- biental competente emite un informe de bles en un primer análisis ambiental se alcance y contenido del estudio de im- descartan y no son incluidas en dicha pacto ambiental después de una fase de propuesta. consultas previas a las diferentes admi- Además, esta Planificación está some- nistraciones competentes en aspectos tida a procedimiento de evaluación am- ambientales afectadas por el proyecto. biental estratégica (evaluación de planes El Estudio de Impacto Ambiental pre- y programas en el que Red Eléctrica co- tende, conocidas las diferentes alternati- labora con el MINETUR). Durante este vas y seleccionada aquella de menor im- proceso, las partes interesadas tienen la pacto, y descritos y evaluados los efectos oportunidad de presentar sus comenta- previsibles directos o indirectos de la ac- rios y alegaciones. tuación, reducir, e incluso evitar dentro Una Planificación contiene, por tanto, de lo posible, las afecciones al medio na- los parámetros básicos de las nuevas ins- tural y social. talaciones (subestaciones o líneas) pero Para Red Eléctrica es fundamental en ningún caso entra en cuestiones con- que los pasillos de las futuras líneas y los cretas de trazado o ubicación precisas de emplazamientos para las nuevas subes- las instalaciones a construir. Este tipo de taciones estén definidos y consensuados cuestiones corresponde abordarlas en la incluso antes de iniciar el Procedimien- fase de proyecto. to de Evaluación Ambiental, por eso tra- baja tanto con las administraciones afec- tadas (nacional, regional y local) como La definición de los proyectos con las principales ONG para alcanzar acuerdos respecto a las soluciones de Cada actuación prevista por la planifi- menor impacto ambiental y social. cación vigente debe concretarse en un La adecuada selección del emplaza- proyecto. Será el órgano sustantivo de la miento para la subestación o del pasillo de

93 Mauro Montesinos Aracil la futura línea es la medida preventiva más La construcción de instalaciones importante, ya que permitirá minimizar los impactos causados por las infraestruc- El seguimiento de los trabajos de cons- turas eléctricas que serán evaluados en el trucción se lleva a cabo mediante los Pro- estudio de impacto ambiental. gramas de Vigilancia Ambiental. Red El patrimonio arqueológico siempre Eléctrica supervisa ambientalmente es considerado en el diseño de nuevas los trabajos de construcción de líneas instalaciones y es uno de los principales y subestaciones, que son llevados a ca- aspectos a tener en cuenta, consultándo- bo por sus contratistas, existiendo ha- se las distintas bases de datos antes de bitualmente una presencia continuada definir los pasillos. de un supervisor ambiental en la obra Durante el procedimiento de Evalua- para que el seguimiento sea más efecti- ción de Impacto Ambiental, al igual que vo. La colaboración con los contratistas durante las Consultas Previas, las partes es estrecha, teniendo éstos que desem- interesadas pueden presentar sus alega- peñar sus tareas conforme a exigentes ciones. En ambos casos han de ser consi- criterios ambientales. En 2011 se puso deradas por el promotor, pudiendo llegar en marcha el Proceso de Certificación a ser incorporadas a la solución final del Ambiental de obra, que incrementa el proyecto o, en caso contrario, debidamen- peso de la variable ambiental a la hora te justificada su no toma en consideración. de valorar su trabajo. Es durante esta fase de proyecto y a De forma previa al inicio de los traba- través del estudio de impacto ambien- jos, siempre se lleva a cabo una prospec- tal donde, además de seleccionar las me- ción arqueológica cuyo alcance está en jores alternativas posibles, se definen función del riesgo de hallazgos/territo- las medidas preventivas y correctoras a rio afectado estudiado previamente en el aplicar en las posteriores fases de cons- EIA. En aquellos trabajos que así lo re- trucción y mantenimiento. quieren, la presencia de un arqueólogo Es imprescindible realizar un correcto es continua en las fases más conflictivas seguimiento de las medidas preventivas de la construcción: movimiento de tie- y correctoras a aplicar tanto en el proce- rras y obra civil. so de construcción como durante la vi- En caso de localizarse restos arqueo- da útil de las instalaciones. Esto permite lógicos, son los arqueólogos los encarga- comprobar que las medidas establecidas dos de comunicar los hallazgos a la Ad- se ejecutan y su resultado es el desea- ministración competente y de gestionar do, y posibilita en su caso la definición y el tratamiento y custodia temporal de aplicación de nuevas medidas que pue- los mismos, aunque pueda verse afecta- dan ser necesarias. da la planificación prevista en obra. El

94 Red Eléctrica y el medio ambiente

Entrada de la subestación Bernat de Alzira. compromiso de Red Eléctrica es máxi- Para las nuevas instalaciones, se man- mo en la compatibilización de la instala- tiene el Programa de Vigilancia Ambien- ción eléctrica con el territorio en el que tal durante los primeros años de servicio. se ubica. Se realizan controles más estrictos para el Además, para reducir el impacto vi- seguimiento de las medidas preventivas sual de las subestaciones, Red Eléctrica y correctoras definidas durante la fase de realiza plantaciones en el entorno de la construcción y para verificar la no apari- subestación, en algunas ocasiones hasta ción de nuevos impactos no identificados formar una pantalla vegetal, restaura los para la fase de mantenimiento. taludes (malla de coco, malla tridimen- Además, se llevan a cabo revisiones pe- sional, hidrosiembra y plantaciones) e riódicas de las instalaciones para com- incluso construye muros especiales. probar el cumplimiento de los estándares establecidos en temas medioambientales. Para poder llevar a cabo una mejo- Las instalaciones en servicio ra continua del desempeño ambiental y los procesos, Red Eléctrica define anual- Red Eléctrica de España, como trans- mente un Programa Ambiental en el que portista único, desempeña también to- se concretan los distintos objetivos de- das las tareas de mantenimiento de sus rivados de las distintas estrategias de la instalaciones bajo estrictos criterios am- compañía y se definen las acciones con- bientales. cretas de trabajo.

95 Mauro Montesinos Aracil

La subestación de Bernat Se presenta la memoria de la prospec- ción patrimonial, el 5 de junio de 2009 a la La subestación de Bernat aparece en la Unidad de Inspección del Patrimonio His- «Planificación de los Sectores de Electri- tórico-Artístico, obteniéndose un informe cidad y Gas 2008-2016», aprobada por vinculante de la Dirección General de Pa- el Consejo de Ministros 30 de mayo de trimonio Cultural Valenciano donde se in- 2008. Dicha planificación es vinculante forma favorablemente siempre que se rea- para Red Eléctrica como sujeto que ac- lice un seguimiento arqueológico exhaus- túa en el sistema eléctrico. tivo de los trabajos de desbroce y movi- El 29 de julio de 2009 se presenta el mientos de tierra originados por las obras. Proyecto de Ejecución de la subestación De nuevo se solicita autorización para de Bernat a 220 kV y el Estudio de Im- realizar el seguimiento exhaustivo (Pro- pacto Ambiental al Servicio Territorial yecto de Intervención Arqueológica), el de Energía de la Consellería de Trans- 3 de marzo de 2011, que es autorizado el 5 portes e Infraestructuras de la Genera- de mayo de 2011 por la Dirección Gene- litat Valenciana, obteniéndose la Decla- ral de Patrimonio Cultural Valenciano. ración de Impacto Ambiental favorable, El seguimiento se inicia el 22 de sep- a los solos efectos ambientales, el 22 de tiembre de 2011 y finaliza el 13 de febrero febrero de 2011, emitida por la Dirección de 2013. Durante el mismo aparecen los General de Gestión del Medio Natural. restos arqueológicos que mediante esta El 12 de abril de 2012, la Dirección Ge- publicación se pretenden dar a conocer. neral de Energía de la Consellería de In- Por último, indicar que Red Eléctri- fraestructuras y Transportes de la Gene- ca de España, como empresa sostenible, ralitat emite la autorización administra- ética y responsable, integrada en la so- tiva, se aprueba el proyecto técnico de ciedad y atenta a sus grupos de interés, ejecución y se declara su utilidad públi- ha considerado la adecuación paisajísti- ca, poniéndose en servicio la instalación ca de la subestación de Bernat como un el 12 de diciembre de 2012. proyecto de Responsabilidad Corporati- El 30 de enero de 2009, se solicita a va hacia el municipio de Alzira. la Unidad de Inspección del Patrimo- La Pileta del Martiri de Sant Bernat es nio Histórico-Artístico de la Dirección una zona de reconocido valor arqueo- Territorial de Cultura de Valencia la lógico, histórico social y cultural, y me- solicitud de prospección arqueológica diante esta adecuación se pretende inte- de la subestación, que fue autorizada el grar en el proyecto la defensa y protec- 4 de mayo del mismo año por la Di- ción de los bienes culturales con el esta- rección General de Patrimonio Cultu- blecimiento de las nuevas infraestructu- ral Valenciano. ras necesarias.

96 4 LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA

Enterramientos tardoantiguos y primeras ocupaciones islámicas en el Sequer de San Bernat

Pablo Sañudo, José Enrique López y Carlos Verdasco Arqueólogos Estudios de Afección Patrimonial S.L.P.

Introducción Históricamente, bien a través de la tradición cristiana, con la creencia del El Sequer de Sant Bernat se ubica en el martirio de Sant Bernat en este lugar, o término municipal de Alzira, a una dis- bien a través de los escritos y viajes de tancia de 1,5 km al oeste de la ciudad diversos historiadores se ha considera- (figs. 1 y 2). El yacimiento arqueológico do que en el sitio que ocupa actualmente se localiza junto a la actual Ermita de los la Ermita de los Santos Patronos existían Santos Patronos y la Pileta del Martiri de unos restos antiguos o un yacimiento ar- Alzira, en una superficie que se encuen- queológico. tra ligeramente elevada con respecto al Según la tradición cristiana, en es- llano de inundación, a una cota absoluta te lugar fueron martirizados los santos de aproximadamente 22,50 metros sobre Bernat, María y Gracia a manos de un el nivel del mar (m.s.n.m.). grupo de sarracenos en el año 1180. Pos- El yacimiento se inscribe en la co- teriormente, tras la conquista de Alzira marca de la Ribera Alta, que ocupa por Jaume I en 1242, el rey, sabedor de parte de la gran llanura aluvial del río esta tradición, ordena construir en el lu- Xúquer. Concretamente, el Sequer de gar del martirio una iglesia para albergar Sant Bernat se localiza rodeado por el unos sepulcros, ya que en ese lugar apa- río Xúquer al sur y el río Verd al nor- recen unos restos humanos que el rey te, el cual se une al primero, a una dis- identifica con las reliquias de los San- tancia aproximada de 3 km desde el ya- tos Hermanos (Servera, 1707) (fig. 4). En cimiento (fig. 3). El paisaje de llanura 1558, la orden monástica de los Trinita- aluvial original se ha ido transforman- rios funda un convento en ese mismo lu- do progresivamente en un paisaje agrí- gar que la creencia religiosa asignaba al cola destinado en los últimos tiempos sitio del martirio, ampliándose sus ins- al cultivo intensivo de cítricos. talaciones en 1688 con una capilla sepa-

99 Pablo Sañudo, José Enrique López y Carlos Verdasco

Figura 1. Localización general.

Figura 2. Localización del yacimiento del Sequer de Sant Bernat sobre ortofotografía aérea.

100 Enterramientos tardoantiguos y primeras ocupaciones islámicaS

Figura 3. Topografía de la llanura aluvial del Río Xuquer.

rada de la iglesia original. Este convento es citado por Jaime Servera, a principios del siglo XVIII y lo describe como un lu- gar donde se conservan varias escultu- ras, retablos e imágenes con las reliquias veneradas de los mártires. En un momento indeterminado de época moderna, a causa de su deterio- ro y de varios fenómenos de inundación que afectarán a la zona, se produce el abandono del edificio. En el siglo XIX, sobre los restos del antiguo convento se construye un secadero, que es el que da nombre definitivamente a la zona co- mo Sequer de Sant Bernat. Actualmente, no quedan evidencias en superficie de las estructuras del convento, salvo por Figura 4. Portada del libro Las Tres Púrpuras de Alzira (Servera, 1707). la existencia de bloques de piedra cali-

101 Pablo Sañudo, José Enrique López y Carlos Verdasco za careados, reutilizados en el muro del cuya transcripción sería: recinto actual. Las primeras referencias arqueoló- Valeria Secunda, de 25 años... (Corell,­ gicas al lugar corresponden a Beuter 1994). (1538: 267) y Escolano (1610-1611: II: 925), que citan la existencia de dos lápi- En esta segunda lápida, existen dudas das en la iglesia de San Bernardo y Con- sobre la expresión H[...] FACERE, opi- vento de Trinitarios de Alzira, una en la nando Corell que el texto transcrito por entrada del templo y la otra en el inte- Escolano se encuentra sin duda corrup- rior de la capilla. Ambas debieron des- to. Ambas lápidas estarían fechadas en aparecer poco después de que Escola- el siglo I d.C. e indicarían la existencia, no las documentara, desconociéndose en las proximidades del Sequer de Sant su paradero actualmente. La transcrip- Bernat, de una población romana esta- ción de ambas es recogida por Hübner ble que podría corresponder a un asen- en sus obras Corpus Inscriptionum Lati- tamiento rural con una necrópolis aso- narum II (1869) y Inscriptionum Hispa- ciada, posiblemente próximo a un nú- niae Latinarum Supplementum (1892). cleo urbano de mayores dimensiones. En la lápida existente en el interior del En 1980, coincidiendo con el octavo templo se podía leer: centenario del martirio de Sant Bernat, la Archicofradía de los Santos Patronos M(arco) Clodio / M(arci) f(ilio) Bernardo, María y Gracia, de Alzira, ad- Gal(eria tribu) Celeri f(ecit) / ex quiere en la llamada partida de Sant Ber- d(ecreto) d(ecurionum) / Saetabi Au- nat, una parcela de 2.885 metros cuadra- gu/stanorum, dos para levantar una capilla. Con moti- vo de esta obra, se realizó una interven- cuya transcripción sería: ción arqueológica dentro del recinto en el mes de enero (Hernández y Martínez a Marco Clodio Céler, hijo de Marco, inédito). Esta intervención consistió en de la tribu Galeria, le hizo (este monu- la excavación de un sondeo arqueoló- mento) por decreto de los decuriones de gico, que alcanzó una profundidad de Saetabi Augustanorum (Corell, 1994). –230 cm desde la cota de abandono del antiguo secadero. En este sondeo se do- La segunda lápida, ubicada en la puer- cumentaron diversos niveles estratigrá- ta del templo, presentaba la inscripción ficos, con presencia de cerámica ibérica, romana, islámica, medieval cristiana y Valeria / Secunda / ann(orum) XXV / moderna-contemporánea, relacionadas H[..]C FACERE (Escolano), con distintas estructuras.

102 Enterramientos tardoantiguos y primeras ocupaciones islámicaS

Entre las estructuras identificadas, se Esta nueva intervención arqueológica documentaron algunas pertenecientes en el yacimiento del Sequer de Sant Ber- al secadero del siglo XIX, en el caso de nat ha sido promovida por Red Eléc­trica las más modernas. Por debajo de estos de España y ha estado motivada por la niveles contemporáneos, se documen- construcción de la nueva subestación tó un muro que pertenecería al antiguo eléctrica de Bernat, junto a la ya existen- convento de Trinitarios, abandonado te, sobre unas parcelas colindantes con en el siglo XVII y en la base del sondeo la Ermita de los Santos Patronos (fig. 5). se identificó un pavimento con bloques La instalación de esta subestación es- trabados con argamasa, cruzado por tuvo sometida, en fase de proyecto, a la una canaleta realizada con fragmentos correspondiente evaluación de impacto de ladrillo y tapada con «teja moruna» ambiental, procedimiento común a este (Hernández y Martínez, inédito; Serra- tipo de obras (Cerdeño et al., 2005). La no, 1987). En esta intervención, los auto- legislación vigente en materia medioam- res concluyeron que en el yacimiento ar- biental, Directiva 2011/92/UE, así co- queológico del Sequer de Sant Bernat se mo la estatal Real Decreto Legislativo documentaban unos restos arqueológi- 1/2008, de 11 de enero y la autonómica cos con una amplia horquilla cronológi- 2/1989, de 3 de marzo, de la Generalitat ca que se iniciaría a principios de nues- Valenciana de Impacto Ambiental, mo- tra era y que tendría su origen en una dificado por el Decreto 32/2006, de 10 de posible villa romana que ocuparía parte marzo, establecen la necesidad de eva- del entorno. luar y determinar el grado de afección

Figura 5. Vista general de la Pileta del Martiri, en primer término y la Ermita de los Santos Patronos al fondo.

103 Pablo Sañudo, José Enrique López y Carlos Verdasco sobre el medio ambiente, incluido el pa- cimientos Arqueológicos de la Comuni- trimonio cultural, de una instalación co- dad Valenciana. mo la subestación eléctrica proyectada. Una vez aprobada la evaluación de Por otro lado, tiene competencias la impacto ambiental para la instalación, legislación tanto estatal como autonó- se emitió la correspondiente declara- mica en materia de patrimonio cultural, ción de impacto ambiental, donde se re- la cuál establece las necesidades o caute- cogían una serie de medidas cautelares las necesarias y concretas para proteger que se debían adoptar por el proyecto el patrimonio arqueológico1. en materia de patrimonio arqueológi- El objetivo de esta evaluación previa co. Estas medidas debían ser cumplidas es identificar, conocer e intentar mini- durante la fase de ejecución de la obra, mizar el impacto medioambiental que que en materia de patrimonio cultural producirá un proyecto en su entorno en hacían alusión a la realización de un se- caso de ser ejecutado. En el marco de guimiento arqueológico de los trabajos esta evaluación de impacto ambiental, de desbroce y movimiento de tierras du- se realizaron unos trabajos previos con- rante la duración de éstas por parte de sistentes en una prospección arqueoló- un arqueólogo previamente autorizado gica y un estudio detallado de la docu- por la Dirección General de Patrimonio mentación histórica del sitio, con la fi- Cultural y con cargo al promotor de los nalidad de identificar posibles elemen- trabajos. tos arqueológicos y etnológicos que pu- dieran estar ubicados en el área objeto de estudio. Metodología La prospección arqueológica, si bien no proporcionó evidencias de la exis- El proyecto constructivo de la nueva tencia de restos arqueológicos en super- subestación eléctrica ha contado con un ficie en esta área, el estudio documen- programa orientado al control y vigilan- tal permitió constatar la proximidad del cia arqueológica desde la fase inicial de proyecto al yacimiento arqueológico las obras. Este programa se ha basado del Sequer de San Bernat, ubicado ba- en un seguimiento arqueológico de to- jo la actual Ermita de los Santos Patro- dos los movimientos de tierra o de las nos, catalogado en el Inventario de Ya- excavaciones que afectaran a los niveles originales del sitio. El objetivo de estas 1 Ley 16/1985, de 25 de junio, de Patrimonio His- medidas ha sido garantizar un desarro- tórico Español. llo natural de las obras, en el que a su vez Ley 5/2007, de 9 de febrero, de la Generalitat Va- lenciana, de modificación de la Ley 4/1998, de 11 se adquiera un alto grado de implicación de junio, de patrimonio Cultural Valenciano. con el patrimonio arqueológico por par-

104 Enterramientos tardoantiguos y primeras ocupaciones islámicaS te del proyecto. Esto implica el desarro- cajeado de la plataforma, se realizaron llo de los trabajos de construcción, sin excavaciones en otros puntos, dentro de que se produzca una pérdida de infor- los límites de la misma y a cotas inferio- mación por el lógico avance de las obras, res, por las necesidades de cimentación garantizando una correcta actuación so- de algunas instalaciones. bre el patrimonio cultural. Durante el desmonte de la plataforma En este sentido, la figura del arqueó- de la subestación, se identificaron dos logo en la fase de ejecución de las obras áreas que presentaban restos de cerámi- adquiere especial relevancia, por su capa- ca, ambas situadas en el tercio noreste de cidad de adoptar modelos de actuación, la plataforma, dando los trabajos de vi- que consideren las líneas de trabajo idó- gilancia arqueológica resultados negati- neas encaminadas a compatibilizar las vos en el resto de la parcela afectada. acciones del proyecto constructivo y las Por tanto, se identificaron finalmente necesidades de documentación y preser- la zona 1 hacia el centro de la plataforma vación de los restos arqueológicos. y la zona 2 situada al norte y más próxi- El seguimiento arqueológico de las ma al Sequer de Sant Bernat. En estas obras de la subestación eléctrica de Ber- zonas, se planteó la realización de son- nat, en Alzira, ha consistido en un con- deos arqueológicos de manera manual trol arqueológico del movimiento de tie- que, al resultar positivos, requirieron de rras hasta las cotas de profundidad se- un planteamiento de excavación arqueo- ñaladas por el proyecto constructivo, así lógica en el área, dividida a su vez entre como la realización de sondeos arqueo- las dos áreas detectadas con materiales lógicos manuales para verificar o des- arqueológicos. cartar la presencia de restos arqueológi- La intervención arqueológica ha sido cos en aquellas zonas que pudieran ser desarrollada siguiendo los modelos me- afectadas por la nueva infraestructura. todológicos al uso, basados en la identifi- La superficie de la nueva subestación cación de los procesos formacionales del eléctrica ocupa diversas parcelas, ante- sitio y la identificación e interpretación riormente de uso agrícola, con unas di- de los procesos postdeposicionales, na- mensiones de 174 metros de longitud y turales y/o antrópicos, que influyen en la 100 metros de anchura y una superficie formación del mismo (Harris, 1991; Ca- total de 1,74 ha. randini, 1984; 1997; Schiffer, 1983; 1987). La superficie de la plataforma de la El proceso de excavación y documenta- subestación fue excavada desde la altu- ción estratigráfica ha sido complemen- ra original del terreno de 22,20 m.s.n.m., tado con la realización de planimetrías hasta una cota aproximada de 21,30 de las estructuras halladas, tanto genera- m.s.n.m. Además de la excavación del les como de detalle, y secciones estrati-

105 Pablo Sañudo, José Enrique López y Carlos Verdasco

Figura 6. Módulo de registro fotográfico de la aplicación MNEMEA para gestión de excavaciones arqueológicas.

Figura 7. Módulo de unidades estratigráficas de la aplicación MNEMEA. gráficas. Las secciones han sido realiza- A través de un sistema de recogida das con la finalidad de observar en deta- de datos, basado en la confección de fi- lle las relaciones estratigráficas existen- chas de unidad estratigráfica, listado de tes entre las estructuras y los depósitos registro de imágenes y el procesado de sedimentarios, reconstruyendo el proce- los datos a través de la aplicación infor- so formacional del sitio. mática especializada en gestión de inter- Las estructuras han sido topografia- venciones arqueológicas MNEMEA©, das con una estación total STONEX el registro de la documentación se pudo STS7R y georreferenciadas en coorde- procesar durante la propia intervención nadas absolutas en el sistema de referen- (figs. 6 y 7). cia UTM ETRS89. Las cotas altimétricas El dibujo arqueológico de las estruc- han sido tomadas en metros sobre el ni- turas ha sido realizado a partir de foto- vel del mar. grafías ortorrectificadas y georreferen-

106 Enterramientos tardoantiguos y primeras ocupaciones islámicaS ciadas en el sistema de coordenadas in- to. El escáner crea una copia virtual y dicado, a partir de las cuales se ha reali- precisa de los restos arqueológicos con zado la vectorización digital en formato una exactitud milimétrica, con la posi- CAD (Maza et al., 2011). Toda la infor- bilidad de tomar hasta 976.000 puntos mación digital ha sido volcada a un Sis- de medición por segundo. tema de Información Geográfica (SIG) El uso de este tipo de tecnología posi- para el análisis de la información es- bilita una documentación integral de es- pacial y la elaboración de planimetrías tas estructuras con la medición comple- (Del Bosque et al., 2012). ta de sus volúmenes y no sólo de los al- Además de estos trabajos, en la zona 1 zados o plantas. Esto se traduce en una se realizó un levantamiento topográfico documentación al detalle y con fidelidad tridimensional del espacio ocupado por al objeto medido. la necrópolis, mediante el empleo de un Esta tecnología nos permitirá preser- láser escáner 3D, aplicando posterior- var digitalmente las estructuras medidas mente un modelado de la superficie me- para recuperar información de detalle, diante restitución fotogramétrica (Gar- sobre todo en aquellos casos en los que cía et al., 2011) (figs. 8 y 9). éstas vayan a desaparecer. Por otro lado, Este es un tipo de escáner rápido y los resultados obtenidos con este méto- preciso, de alta velocidad para la medi- do alcanzan un gran potencial en la fu- ción y documentación detallada (fig. 10). tura divulgación de los restos arqueo- El escáner utiliza tecnología láser pa- lógicos documentados, ya que una vez ra generar imágenes tridimensionales procesados estos resultados pueden ser de geometrías y entornos complejos con presentados de una manera sencilla y di- gran nivel de detalle y en un tiempo cor- dáctica.

Figura 8. Vista cenital del modelado 3D. Figura 9. Modelado 3d realizado con láser escáner.

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Figura 10. Topografía de los enterramientos y curvas de nivel de la zona de excavación realizada a partir de los datos obtenidos con láser escáner.

Áreas de intervención y descripción Y la zona 2, ubicada al norte y co- del conjunto lindante con el Sequer de Sant Bernat, coincidía a su vez con parte del trazado La intervención arqueológica se ha desa- de una zanja para la canalización de una rrollado fundamentalmente en dos áreas línea de alta tensión. de excavación (fig. 11). Estas zonas fue- Una vez identificadas ambas zonas y ron delimitadas a partir de la retirada de comprobada la presencia de algunos ma- una acequia que cruzaba de sur a nor- teriales arqueológicos en los rellenos es- te, y bajo la cual se localizaron dos áreas tudiados, se decidió acometer una serie con materiales cerámicos. La zona 1, de medidas previas a la construcción de ubicada al sur, coincidía con el emplaza- las nuevas instalaciones eléctricas, para miento de una cimentación de la nueva comprobar el grado de afección de éstas subestación. ante posibles restos arqueológicos. Estas

108 Enterramientos tardoantiguos y primeras ocupaciones islámicaS medidas también incluyeron interven- cada una de las cimentaciones de las ins- ciones puntuales en aquellas zonas de la talaciones que pudieran afectar a los ni- plataforma afectadas directamente por veles naturales, con el propósito de co- la construcción de la nueva subestación, nocer de antemano el grado de afección para identificar cualquier otra zona con de la obra proyectada. potencial arqueológico. La zona 1 cuenta con una superficie Estas intervenciones, que se extendie- excavada de 165 m2, que estaba cubier- ron a lo largo de toda la superficie de la ta por el nivel 2001 hasta una cota de nueva subestación, dieron resultados ne- –1,60 m desde la superficie y que se co- gativos en todos los casos excepto en las rresponde con el terreno de cultivo ac- dos zonas anteriormente citadas, rebasan- tual. Este nivel estaba compuesto, fun- do los sondeos realizados en varios casos damentalmente, por limos y arcillas y la cota del nivel freático actual y llegando su origen parece corresponder con los a niveles estériles, arqueológicamente ha- episodios de aportes fluviales. Bajo es- blando, a una cota de ±18,80 m.s.n.m. te nivel aparecía, a una cota de 20,60 Por otro lado, se realizó el control ar- m.s.n.m., un relleno arcilloso de tonali- queológico de la excavación de todas y dad gris oscuro (2002), que presentaba,

Figura 11. Zonas de intervención arqueológica y Ermita de los Santos Patronos sobre ortofotografía aérea.

109 Pablo Sañudo, José Enrique López y Carlos Verdasco ya en superficie, materiales cerámicos La excavación en extensión en esta de cronología tardorromana y altome- área, permitió documentar seis estruc- dieval. Ambos rellenos estaban cortados turas sepulcrales, de tipo cista, estando por la acequia existente. varias de ellas parcialmente expoliadas. Esta acequia, cuyo uso ha perdurado También se ha documentado un ente- hasta la actualidad, aparece documenta- rramiento sin estructura funeraria aso- da por primera vez hacia mediados del ciada. siglo XVIII (Roxas, 1764), hecho que ha Junto a estos enterramientos, se han de ser relacionado con un uso tradicio- documentado varios conjuntos de res- nalmente agrícola de este espacio, que tos óseos humanos muy fragmentados y se desarrolla durante un amplio abanico dispersos en el nivel de abandono de la temporal, como parecen corroborar las necrópolis. Éstos no se encontraban en características del relleno 2001 (figs. 12 conexión anatómica y su posición es cla- y 13). ramente secundaria, posiblemente fruto Durante las labores de desmonte de la de las reiteradas reducciones y reutiliza- citada acequia y excavación de su cajea- ciones de las cistas. do, se localizaron en la base unas estruc- En total, se documentaron 11 inhuma- turas realizadas con lajas de piedra caliza. ciones, de las cuales ocho corresponden Este hallazgo determinó la necesidad de a enterramientos individuales en po- abrir en extensión el área indicada ante- sición primaria y tres a reducciones de riormente, con el fin de valorar los restos. uno o varios individuos.

Figura 12. Fragmento del plano de Roxas Figura 13. Vista contemporánea de la acequia cartografiada por (1764), con el Convento de San Bernardo Roxas, con el Sequer de Sant Bernat al fondo. en el centro.

110 Enterramientos tardoantiguos y primeras ocupaciones islámicaS

En esta misma zona, también se halló sentaban divisiones internas y, en el ca- una estructura subcircular construida con so del muro 1013, se documentó que tras- fragmentos de tégula, dolia y un fragmen- pasando los límites de la excavación con- to de piedra de molino. En la zona 1, tam- tinuaba hacia la parcela contigua por el bién se documenta una pequeña balseta noreste. Y las dos estructuras se encon- (1005) de mampostería trabada con mor- traban cubiertas por un nivel (2015) con tero y enlucida en sus caras interiores. materiales fundamentalmente islámicos Por otro lado, la zona 2 tiene una su- emirales y materiales tardoantiguos. perficie de 125 m2, a la que se suma la su- Posteriormente, y gracias a la cons- perficie excavada para sondear el canal trucción de una zanja, en el exterior de de alta tensión y que supone 140 m2 más. la parcela excavada junto al cerramien- En esta zona, y una vez retirado el ni- to de la ermita de los Santos Patronos, vel de terreno de cultivo actual (2001), se documentó un muro (1026) cuya co- se documentó un relleno de matriz arci- ta superior se sitúa en 21,10 m.s.n.m. La llosa y tonalidad marrón oscuro (2003), técnica constructiva de este muro desta- con presencia de cerámicas que abarcan ca por una buena factura en mampos- un amplio periodo de tiempo, con series tería de piedra caliza con una anchura de cerámicas islámicas y visigodas prin- de 0,60 metros, habiéndose podido do- cipalmente y pequeños lotes de materia- cumentar un tramo de 2,50 metros de les residuales de los siglos IV-V. Este re- orientación noroeste-sureste, y que for- lleno amortizaba un conjunto de fosas ma una esquina en su extremo noroeste, de cronología emiral y califal. Estas fo- con otro muro que va hacia el noreste. sas estarían relacionadas posiblemente Este hallazgo confirma la existencia de con un asentamiento rural islámico en restos en las parcelas colindantes entre El este espacio, al que se vincularían otras Sequer de Sant Bernat, la antigua subes- estructuras como el muro 1012, de tosca tación eléctrica y la nueva plataforma, y factura y del cual únicamente se conser- de los cuales no hemos obtenido mayores van dos hileras de bloques. datos en este trabajo, ya que se encontra- En esta zona también se documentó ban fuera de nuestro ámbito de estudio. un nivel (2015), con materiales islámicos emirales y tardoantiguos, que amortiza- ba un conjunto de estructuras murarias Evidencias de una ocupación en época (1013, 1014) que en el primer caso conser- antigua vaba únicamente una hilada de bloques de caliza irregulares correspondientes a El entorno del Sequer de Sant Bernat cimentación y en el otro dos hiladas de presenta indicios de un poblamiento mampostería. Ambas estructuras no pre- continuo, prolongado durante un am-

111 Pablo Sañudo, José Enrique López y Carlos Verdasco plio periodo cronológico y cuyas evi- La presencia de materiales residuales dencias más antiguas se fechan en cro- de época romana es proporcionalmen- nologías íberas, como atestiguan los ma- te mayor y más significativa, destacan- teriales residuales aparecidos en las uni- do la existencia de abundante material dades que se han documentado en el es- latericio como tégulas, ímbrices, ladrillos pacio sepulcral tardorromano y la zo- de barro cocido y losetas romboidales na 2 de la intervención (2002 y 2015). y rectangulares, comúnmente emplea- Entre los materiales íberos recupera- das para la construcción de pavimentos. dos en esta intervención, un conjunto También destaca la existencia de pro- escaso y poco representativo, destaca la ducciones vinculadas al almacenaje y presencia de fragmentos pertenecientes transporte, como ánforas y dolia, así co- a un ánfora itálica del Tirreno, lebes y mo cerámica común y terra sigillata his- tinajillas del tipo II.2.2.1 (Mata y Bonet, pánica (formas drag. 15/17, 18 y 37A). 1992), ánfora del tipo I.6 (Ribera y Tsan- A grandes rasgos, el conjunto de ma- tini, 2008), fragmentos de ollas en pas- terial existente de época romana señala ta gris y una tinaja del tipo I.2.1 (Mata y la existencia de dos periodos bien repre- Bonet, 1992). sentados, como son el periodo altoimpe- Estos materiales, situados cronológi- rial y el periodo bajoimperial. Del perio- camente en el ibérico pleno (siglo IV-III do altoimperial destaca la presencia de a. C.), señalan el posible establecimien- ánforas de aceites (Dressel 20) y salazón to de un núcleo poblacional de este pe- (Beltrán IIB) de la Bética. Entre el con- riodo en el entorno próximo al Sequer junto de materiales de cerámica común, de Sant Bernat, que podría relacionarse destaca la presencia de cuencos, jarros con el desarrollo de una población más y jarras, así como un mortero de gran- o menos estable en el valle del Xúquer en des dimensiones. Las piezas de vajilla de época ibérica, evidenciado por la exis- mayor calidad están representadas por tencia de diversos enclaves que presen- las formas Drag. 15/17, 18 y 37 A de TSH, tan materiales de estas cronologías en el así como un cubilete carenado de pare- valle, como l’Altet de la Cova Santa, en des finas. El periodo bajoimperial está Polinyà del Xúquer; l’Alter de la Vinti- representado por las formas Hayes 50B, vuitena, en Albalat de la Ribera; Les Ca- 59B, 61A y 91B de terra sigillata africana ses de Montcada, Les Cases de Xixarà y clara C y D, lebrillos y orzas de cerámica l’Alquerieta, en Alzira, la Font del Botet, común y ánforas procedentes de las cos- el Convent de Corpus Christi i Benivai- tas argelinas (Keay 24). re, en Carcaixent; Els Èvols, en Alcúdia, El abundante repertorio de material y l’Alt del Valiente, en Manuel (Pérez Ba- cerámico de cronología romana, tanto llester y Arasa, 2010; Ribera, 2003). altoimperial como bajoimperial, nos in-

112 Enterramientos tardoantiguos y primeras ocupaciones islámicaS dica la posible existencia de un núcleo habitado en estas cronologías en el en- torno próximo (Serrano, 1987), del que no hemos podido documentar estructu- ras en la intervención realizada. El infor- me de la intervención arqueológica rea- lizada en el interior del recinto de la Er- mita de los Santos Patronos en la déca- da de 1980, describe la existencia de un pavimento realizado mediante un enca- chado de cantos, cruzado por una cana- leta de desagüe realizada con fragmen- Figura 14. Vista parcial de la necrópolis. tos de tégula y cubierta con ímbrices, que fue fechado entre los siglos II y V neraria asociada y varios conjuntos de (Hernández y Martínez, inédito). restos óseos dispersos en el nivel 2002. Estos hallazgos nos inducen a consi- Esta fase de ocupación tardoantigua derar que el posible asentamiento roma- también ha sido observada en la zona 2, no se situaría bajo el recinto de la ermi- donde se han documentado tres muros ta y bajo los campos de cultivo ubicados construidos en mampostería, que co- al norte y al noreste de la nueva subes- rresponderían a construcciones posible- tación, mientras que el espacio excava- mente relacionadas con un asentamien- do por nosotros corresponde a un área to rural en las inmediaciones. ocupada posteriormente por la necró- Todas las estructuras de enterramien- polis tardorromana. to documentadas presentan una técnica constructiva similar, que por sus carac- terísticas podemos identificar como cis- La ocupación en época tardoantigua tas de losas o lajas de piedras (González, 2001; Alapont y Ribera, 2006; Ribera y La fase de ocupación tardoantigua es- Soriano, 1987). tá bien representada en el área del yaci- La construcción de las cistas parte de miento excavada, concretamente en la la excavación de una fosa en el nivel 2012 zona 1, que se corresponde con una ne- y corta al nivel natural inferior. Este ni- crópolis donde hemos documentado la vel 2012, de escasa potencia, está deposi- presencia de cistas en las que se ha prac- tado directamente sobre el suelo natural ticado el rito de la inhumación (figs. 14 (2021) y presenta algunos restos de ce- y 15). Junto a estas cistas, se ha documen- rámicas de cronología romana e íbera. tado un enterramiento sin estructura fu- Posteriormente a la fosa construida, se le

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Figura 15. Restos arqueológicos de la zona 1. cubren las paredes laterales con hiladas Sin embargo, existe un enterramien- formadas por bloques o mampostería de to con una orientación norte-sur, en piedra caliza, dejando el suelo de la fosa una evidente distinción respecto al sin cubrir y excavado directamente en el resto de inhumaciones. Las cotas so- estrato natural. bre las que se halla este enterramiento Finalmente, esta estructura es sellada son muy similares a las del resto de in- con lajas de gran tamaño o bien con blo- humaciones de la necrópolis, estando ques del mismo material y fragmentos también depositado sobre el nivel na- de material constructivo (fig. 14). Todas tural que se extiende por toda el área las cistas se encuentran en una orienta- y siendo cubierto por el nivel UE2002 ción NE-SW, y tal como sucede en otras (fig. 16) necrópolis tardías como la de Segóbriga Esta diferencia en la orientación del (Almagro, 1975) o les Jovades, en Cocen- enterramiento pensamos que no parece taina (Llobregat, 1977), sitúan al difunto responder a una fase de enterramiento con la cabeza a poniente. o una tradición funeraria diferente, sino

114 Enterramientos tardoantiguos y primeras ocupaciones islámicaS

Figura 16. Individuo 3002 , con orientación norte-sur. más bien a criterios de necesidad en el y 1003 o transformando las estructuras, uso del espacio cementerial. como en el caso de la cista 1002. Este enterramiento, además, presenta Además de estas estructuras sepulcra- la particularidad de que no se encuen- les, en la zona 1 se documentó la exis- tra asociado a una cista «a priori» por- tencia de una estructura circular aislada que no la hemos documentado como (1009), realizada depositando bloques tal, pero en el que sí que hemos halla- informes más o menos planos de piedra do tres losas de piedra caliza de mor- caliza, restos de dolium y un fragmento fología similar a las documentadas pa- de molino sobre el nivel 2012 (fig. 17). La ra el resto de las cistas, sobre parte de estructura conservaba una sola hilada y los restos. Estas lajas se hallan deposi- los materiales que la componían no es- tadas en una clara posición secundaria, taban trabados. Esta estructura posible- ya que no conservan una colocación re- mente se encuentre asociada al momen- gular e incluso se encuentra alguna de to de uso de la necrópolis. ellas inclinada sobre el nivel que cubría a los restos, llegando a comprimir de manera significativa parte del cráneo del individuo 3002, posiblemente resul- tado de un expolio de la propia estruc- tura funeraria que en su día debió de al- bergar al difunto. Algunas de estas estructuras pre- sentan varias fases de uso, habiéndose abierto y reducido los restos existentes para el enterramiento de un nuevo indi- Figura 17. Estructura circular formada por fragmentos viduo, como en el caso de las cistas 1001 de dolium y una piedra de molino junto a la cista 1004.

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Figura 18. Cistas 1001 y 1002. Figura 19. Detalle de las pequeñas lajas triangulares en la cabecera de la tumba 1001.

En total, se han documentado 11 in- fosa que corta al nivel UE2012 y alcanza humaciones, ocho en posición primaria el nivel natural (fig 18). y tres reducciones, que junto a tres con- Esta fosa se encuentra recubierta en juntos de restos aislados (3002b, 2002 y el lado norte y sur con mampostería de 1007) suman un total de 20 individuos, piedra caliza. La estructura está dividi- entre los que aparecen representados da internamente, en su eje longitudinal, ambos sexos y casi todas las categorías por un murete construido con bloques de edad. de caliza y fragmentos de material cons- Los individuos inhumados en cista en tructivo, creando una estructura doble posición primaria suman un total de sie- de enterramiento en su interior. La cista te, localizándose una inhumación más está sellada por seis lajas de piedra cali- en posición primaria sin estructura aso- za de morfología irregular y toscamente ciada (3010). trabajadas que se apoyan en dos grupos Las inhumaciones en posición secun- de tres lajas cada uno, sobre los lados ex- daria, que responden en su mayoría a teriores de la cista y sobre el murete cen- reducciones de restos anteriores, contie- tral. Junto a las lajas de piedra caliza se nen un número mínimo de tres indivi- encuentra mampostería de menor tama- duos en el caso de la unidad 3001, otros ño y fragmentos de tégula y dolium tra- tres en el caso de la 3006 y un individuo bando las losas más grandes. en el caso de la unidad 3005. La cota a la que se encuentra el cie- La cista 1001 tiene unas dimensiones rre superior de la cista 1001 es de 20,50 de 1,53 metros de longitud por 1,10 me- m.s.n.m., quedando la pared que rodea la tros de anchura exterior, de morfología fosa a una cota superior de 20,30 m.s.n.m. rectangular, construida a partir de una y una cota inferior de 19,90 m.s.n.m.

116 Enterramientos tardoantiguos y primeras ocupaciones islámicaS

Figura 20. Enterramiento infantil 3009 en la mitad Figura 21. Cista 1001 con doble estructura de sur de la cista 1001. enterramiento para inhumaciones infantiles.

En esta cista se han documentado unas la cista, o incluso a sucesos de inunda- pequeñas lajas, con forma triangular, que ción, dada su cercanía al curso fluvial, cierran la tumba tanto por el lado este que dentro de la propia estructura se- como por la cabecera (fig. 19). Esta cir- pulcral hayan generado una importante cunstancia no se ha vuelto a documentar sedimentación de limos y arcillas. en ninguno de los enterramientos aquí estudiados. En el espacio interior de es- ta estructura se han excavado dos relle- nos (UE2013 para la mitad sur de la cis- ta y UE2004 para la mitad norte), en los que se han documentado tres inhuma- ciones infantiles, dos en posición prima- ria (UE3007 y UE3009) (fig. 20) y una co- rrespondiente a una reducción (UE3005) (fig. 21). Por la posición de los restos, creemos que el acto funerario se reali- zaría en medio vacío, ya que se ha docu- mentado la desarticulación parcial de al- gunos componentes óseos. La formación de los rellenos en el in- terior de la estructura parecen corres- ponder a causas naturales, posiblemen- te generados por la filtración de los se- Figura 22. Zona 1 de excavación. Representación de dimentos a través del cierre superior de las diferentes inhumaciones.

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El espacio sur de la estructura sepulcral te espacio al individuo infantil 3007, re- alberga la inhumación 3009, correspon- duciendo los restos de 3005 y ubicándo- diente a un individuo infantil de aproxima- los a los pies de este último. El individuo damente cuatro años de edad, en posición 3007, también infantil, está ubicado en primaria, colocado decúbito supino con la posición decúbito supino, a una cota de cabeza mirando a izquierda y sepultado a 19,98 m.s.n.m., con la cabeza mirando al una cota media de 20,02 m.s.n.m. Este indi- frente y los brazos y piernas extendidos. viduo fue enterrado con un collar de cuen- La posición de algunos componentes tas de morfología cilíndrica y sección elíp- óseos, como clavículas y cráneo, indica tica con un agujero perforado en el centro. que fue inhumado en un medio vacío. Las cuentas son de pasta vítrea de diferen- Por tanto, nos encontramos que la cis- tes tamaños (fig. 23). Se han documentado ta 1001 es una estructura sepulcral, utili- unas 52 piezas pequeñas de color turquesa y zada para enterrar de manera exclusiva tres mayores de color marrón oscuro. a individuos infantiles y que su espacio ha sido divido en dos mitades separadas por un pequeño murete de piedra caliza y materiales constructivos. La existen- cia de este tipo de enterramiento doble, creemos que no debemos relacionarla exclusivamente con el hecho de haber sido utilizada a la vez para inhumar en el mismo acto funerario a ambos indi- viduos, ya que la documentación de dos grupos diferenciados de cubierta para la cista también podría indicar momentos de enterramiento distintos y posibilidad

Figura 23. Collar de cuentas de pasta vítrea del de retirar o cubrir los dos espacios se- individuo 3009. pulcrales de manera diferenciada. Al sur de la estructura 1001 se ubica En el espacio norte de la estructura se la cista 1002, construida al igual que el observan dos fases de enterramiento. La resto de ellas, con una fosa simple que primera y más antigua corresponde al alcanza el nivel geológico, recubierta de individuo 3005 de edad infantil, aproxi- varias hiladas de mampostería y sella- madamente 6 años de edad, cuyos restos da con dos lajas y varios fragmentos de están reducidos. piedra caliza, a una cota media de 20,46 En un momento posterior, la tumba (fig. 24 y 25). Esta estructura dibuja en vuelve a ser abierta para inhumar en es- planta una forma barquiforme, dejan-

118 Enterramientos tardoantiguos y primeras ocupaciones islámicaS

Figura 24. Cista 1002 reconstruida sobre el individuo Figura 25. Detalle exterior del individuo 3008 cortado 3008. por la cista 1002. do la cabecera de forma recta y apuntán- tronco y la cabeza del individuo, deposi- dose hacia los pies de la estructura. Con tando parte de los restos óseos a la altura unas dimensiones de 1,83 metros de lon- de sus piernas. La estructura es cerrada gitud por 1 metro de anchura, presenta nuevamente con un murete de bloques al menos dos fases de enterramiento. de caliza, a la altura en donde se realiza La más antigua corresponde a un in- la rotura de la cabecera, reduciendo sus dividuo masculino senil inhumado en dimensiones. posición decúbito supino (3008) a una Este murete se instala sobre el depósi- cota de 19,90 m.s.n.m. to 2005, que amortiza al individuo 3008, Posteriormente, la cista es transfor- dejando incluso la cista construida so- mada rompiendo la cabecera de la mis- bre parte de los restos óseos de este mis- ma y seccionando la parte superior del mo individuo (fig. 25). En esta estructu-

Figura 26. Vista general de las cistas 1001, 1002 y 1006.

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por 1,07 metros de anchura y está cubier- ta con tres lajas de piedra caliza (fig. 27). Esta estructura sepulcral presenta al me- nos dos fases de enterramiento. La primera corresponde a un conjun- to formado por una reducción de al me- nos tres individuos (3001), de edad adul- ta y subadulta, siendo los dos adultos fe- menino y masculino y no pudiéndose haber determinado el sexo del individuo subadulto. Posteriormente, se inhuma al Figura 27. Cista 1003. individuo femenino 3000, de edad in- fantil, aproximadamente de ocho años. Este individuo está inhumado en posi- ción primaria sobre el fondo de la tum- ba (cota 19,93), colocado en decúbito su- pino con el cráneo mirando a izquierda, con los brazos extendidos y la pierna de- recha ligeramente flexionada (fig. 28). La posición del cuerpo indica una descomposición del mismo en medio vacío, aunque por la separación de los brazos respecto del esqueleto axial y la propia posición de las piernas, el indivi- duo no se encontraba amortajado. Figura 28. Individuo inhumado en la cista 1003. Tampoco se han encontrado restos que indiquen la presencia de ataúd den- ra transformada y de menores dimen- tro de la cista. siones que la original, se deposita una La estructura 1004 se ubica al nores- reducción con muy pocos fragmentos te de la zona 1 y tiene unas dimensiones (3006), que contiene los restos de al me- de 2,20 metros de longitud por 1 metro nos tres individuos adultos, de los cuales de anchura, estando cerrada con una cu- dos serían femeninos y uno no ha podi- bierta de cuatro lajas de piedra caliza. Su do ser determinado. construcción tiene las mismas caracte- La cista 1003 se ubica al sur de la zo- rísticas que las anteriores, destacando en na 1 (fig. 22). Esta estructura tiene unas ella la presencia de un bloque de piedra dimensiones de 2,32 metros de longitud caliza bien escuadrado dispuesto a mo-

120 Enterramientos tardoantiguos y primeras ocupaciones islámicaS do de cabecera. Esta tumba contiene una inhumación individual (3004) corres- pondiente a un individuo femenino en edad senil, en posición decúbito supino con la cabeza mirando a derecha. La po- sición del cráneo, mandíbula desplazada y clavículas y escápulas abiertas, señala que el individuo sería inhumado en un contexto vacío. De este enterramiento hay que des- tacar el pésimo estado de conservación de los restos hallados, ya que además de Figura 29. Cista 1004. haberse conservado menos componen- tes óseos que en el resto de cistas, gran parte de ellos no están en conexión ana- tómica o han desaparecido. Entendemos que el hecho de ser una de las cistas que más ha sido afectada por el trazado de la acequia desde época moderna ha influi- do muy negativamente en su conserva- ción (fig. 29). La estructura funeraria 1006 se en- cuentra ubicada entre las cistas 1001 y 1004. Esta tumba tiene unas dimensio- nes de 2,13 metros de longitud por 0,70 metros de anchura y está cubierta por Figura 30. Cista 1006. un conjunto de cinco lajas de piedra ca- liza a una cota de 20,40 m.s.n.m. (fig. 30). Esta tumba alberga la inhumación 3003 (fig. 31) sobre el fondo de la tumba, que corresponde a un individuo femenino de edad adulta sepultado en medio vacío en posición decúbito supino, con las piernas extendidas y una mano sobre la pelvis, a una cota media de 19,90 m.s.n.m. Este individuo fue inhumado con unos pendientes en forma de aro reali- Figura 31. Individuo 3003 en cista 1006.

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existencia de una cista, de la que única- mente quedaría esta evidencia, en rela- ción a las estructuras que se documen- tan asociadas a las otras inhumaciones. El hecho de que únicamente se con- serven estas lajas habría que relacionar- lo con una posible actividad de expolio del material constructivo, al igual que lo observado en la cista 1002, que sería aprovechado para la construcción de otras cistas o bien para la construcción de otras estructuras. En esta inhumación se documenta la circunstancia de que es la única en la Figura 32. Ajuar del individuo femenino 3003. que la orientación escogida no es este- oeste, sino que el individuo se encuentra zados en bronce y un collar de cuentas en una dirección norte-sur. de pasta vítrea, del cual se han recupe- Finalmente, se excava otra inhuma- rado siete piezas (fig. 32). La cista 1006 ción sin estructura sepulcral asociada únicamente presenta una fase de inhu- como es la relativa al individuo adulto mación, no documentándose otros mo- femenino 3010, inhumado en posición mentos de enterramiento en ella, al igual primaria en decúbito supino con cabe- que sucede con la cista 1004. za mirando al frente, los brazos extendi- Al sur de la estructura sepulcral 1002, dos y con una pierna extendida y la otra se localiza una inhumación de un indi- semiflexionada, bajo la cual aparecieron viduo adulto de sexo masculino (3002), los restos de una hoja de cuchillo de hie- en posición decúbito supino, con las rro a modo de ajuar (fig. 34). piernas extendidas y las manos sobre la En este caso, no se ha documentado pelvis, con la cabeza mirando a derecha. ningún resto de lajas o mampostería en Sobre la parte superior del cráneo se piedra caliza que nos haga pensar en la hallaron tres lajas de piedra caliza, una existencia de una estructura funeraria re- de ellas ligeramente desplazada, de simi- lacionada, como en el caso de la inhuma- lares características que las empleadas ción 3002. A su vez, tampoco se ha podi- como cierre en las cistas documentadas. do identificar si el acto funerario se realizó La existencia de estas lajas cubriendo en fosa simple. De todos modos, la posi- parte del espacio ocupado por la inhu- ción de la mandíbula caída sobre el pecho mación podría estar relacionada con la nos hace pensar en que la inhumación se

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Figura 33. Sección de la zona de la necrópolis.

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Figura 34. Inhumación 3010 en el nivel 2012. Figura 35. Detalle de la estructura 1009. debió producir en un ambiente vacío y ción con las inhumaciones y sus carac- probablemente en una cista, al igual que terísticas, pensamos que podría tratarse el resto de la necrópolis, pero que en este de un pequeño altar o zona en la que se caso ha sido totalmente expoliada, dado depositarían ofrendas relacionadas con que se documentan episodios de expolios el rito funerario. parciales en varias de las cistas. Las estructuras e inhumaciones halla- Por otro lado, al sur de la cista 1004 das se encuentran cubiertas por un ni- se documenta una estructura subcircu- vel de textura arcillosa y formación en lar, realizada con fragmentos de mate- área, de tonalidad gris oscura (2002) y rial constructivo, dolia y un fragmento que cuenta con una potencia de 40 cm. de piedra de molino, construida sobre el En este estrato se documenta un conjun- nivel 2012 (fig. 35). Esta estructura, que to importante de cerámicas de época ro- funcionaría de forma coetánea con las mana bajoimperial, junto a restos perte- estructuras sepulcrales, tiene unas di- necientes a producciones cerámicas de mensiones de 95 cm de longitud por 80 época visigoda, emiral y califal, que se- cm de anchura, con una altura de 10 cm. ñalan una frecuentación de ésta duran- Alrededor y por debajo de la misma apa- te amplios momentos cronológicos e in- recen manchas de carbones relacionadas cluso en fases donde la necrópolis se en- con la estructura. La funcionalidad de la cuentra abandonada. Además de estos misma no ha podido ser definida, aun- conjuntos, se observa la existencia de que debemos señalar que su uso estaría materiales residuales de época íbera y de directamente asociado al momento de época romana altoimperial, e intrusio- utilización de la necrópolis. Por su rela- nes de cronologías bajomedievales.

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En esta zona de excavación se loca- al menos a dos individuos, uno de edad lizan también tres conjuntos de restos adulta y otro de edad infantil. óseos humanos aislados y descontextua- Por último, se localiza un conjunto de lizados. El primero de ellos correspon- restos óseos junto al individuo 3002 y no de a un conjunto (1007) (fig. 36) iden- pertenecientes a éste, que han sido clasi- tificado en la unidad 2002, que no se ficados como 3002b y que pertenecen a conserva en conexión anatómica y que un individuo, de edad comprendida en pertenece a un único individuo infantil, el rango subadulto-infantil. La presencia con una edad aproximada de 4 años. Es- de todos estos conjuntos descontextua- te conjunto se localiza próximo a la cis- lizados y en posición secundaria parece ta 1001 y al sur de la cista 1006 y se tra- relacionarse con actividades vinculadas ta de unos restos en posición secunda- a la apertura y redisposición de las es- ria que probablemente estén vinculados tructuras sepulcrales. a un episodio de vaciado o reducción de El contexto cronológico de la necrópo- una de las cistas para inhumar a un nue- lis se estableció, en fase preliminar de es- vo individuo. tudio, en el periodo comprendido entre Cabe señalar que la proximidad a la la fase tardorromana y la época visigoda, cista 1001, en la que sólo se documen- de acuerdo a la cronología de los reperto- tan individuos infantiles, podría estar en rios cerámicos existentes en el relleno que relación con la redeposición de este in- amortizaba el conjunto sepulcral (2002) y dividuo. el paralelismo de la morfología de las cis- También se identifica un conjunto de tas con otros conjuntos estudiados (Abas- restos óseos humanos, que no presentan cal et al., 2008; Cotino et al., 2006; Mar- conexiones anatómicas, que pertenecen tínez et al., 2005; Ribera y Soriano, 1996).

Figura 36. Conjunto de restos humanos (UE1007) encontrados en el relleno 2002.

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Con la finalidad de contrastar es- en una limpieza preliminar de las piezas ta cronología, y puesto que el nivel que dentales con medios físicos, previa a la amortizaba la necrópolis corresponde a extracción del colágeno. un relleno en área, cuya formación y/o Este proceso consistió en un lavado frecuentación se prolonga durante un de la pieza con agua desionizada, tras el lapso temporal muy amplio, se decidió cual se trituró la misma y se eliminó la realizar una datación absoluta radiocar- fracción mineral del hueso mediante la bónica por el método del C14 AMS de aplicación de un baño con ácido clorhí- una de las inhumaciones. Este método drico (HCl). de datación, que supone una evolución El colágeno es disecado y posterior- del método de datación radiométrica mente tratado con hidróxido de sodio tradicional, emplea el acelerador de es- (NaOH) para asegurar la ausencia de pectrometría de masa (AMS, en inglés) ácidos orgánicos secundarios (fig. 37). para calcular el número de átomos de La fase final del proceso de tratamien- C14 presentes en la muestra, logrando to de la muestra consistió en la reduc- resultados más fiables y rápidos, a partir ción del carbono presente en la misma de muestras de menor tamaño. en grafito, para poder ser analizada ra- La muestra seleccionada para el aná- diométricamente por la técnica AMS lisis radiocarbónico de la necrópolis del (acelerador de espectrometría de masa). Sequer de Sant Bernat procede del indi- viduo 3003. Este individuo se encontraba inhumado en la cista 1006, en un contexto sepulcral cerrado e individual de alta fia- bilidad estratigráfica, en el que no se han documentado procesos postdeposiciona- les antrópicos vinculados a la apertura y reutilización de la estructura funeraria. Figura 37. Proceso de extracción de colágeno en El análisis ha sido realizado a partir laboratorio para la realización de la datación por C14 de una muestra de colágeno extraída de AMS. dos incisivos del maxilar del individuo 3003 (piezas dentales 11 y 21, según el sis- El análisis de la muestra obtenida ha tema FDI), que se encontraban en buen proporcionado una edad radiométrica, estado de conservación. El tratamiento según el método radiocarbónico con- de la muestra en el laboratorio2 consistió vencional, de 1620±30 BP. Esta fecha ha sido calibrada mediante 2 Datación realizada en Beta Analytic Radiocar- el procedimiento de calibración Pretoria bon Dating Laboratory-Miami-Estados Unidos. basado en el análisis de cientos de mues-

126 Enterramientos tardoantiguos y primeras ocupaciones islámicaS tras dendrocronológicas tomadas de ro- Atendiendo a los resultados aportados bles, abetos y secuoyas de edades cono- por la datación radiocarbónica realiza- cidas (Vogel et al., 1993; Talma y Vogel, da, podemos señalar que la necrópolis se 1993). Para la calibración se ha utiliza- encontraría en funcionamiento desde fi- do la base de datos IntCal09, empleada nales del siglo IV y a lo largo del siglo V, para establecer la fecha de la muestra en estimando como más fiable una fecha de años de calendario reales, con un cálcu- uso en torno al primer tercio del siglo V. lo de la desviación estándar con dos in- Si bien, tomando este dato de forma ais- tervalos de probabilidad (Reimer et al., lada, no podemos determinar si esta fe- 2009; Heaton et al., 2009; Talma y Vo- cha corresponde a un momento inicial gel, 1993). de uso del espacio cementerial o bien a La aproximación más apropiada al cualquier otro momento. cálculo de la desviación estándar en la Para precisar este dato, debemos ana- calibración de la muestra, para la ob- lizar el contexto arqueológico de la ne- tención de la cronología, es el que pro- crópolis. El cual señala que todas las es- porciona el resultado calibrado 2 sigma tructuras de la necrópolis se encuentran (95% de probabilidad), con una fecha instaladas en el mismo horizonte estra- comprendida entre 390 y 540 Cal d.C. tigráfico y que el análisis de los materia- (1560 a 1410 Cal BP) (fig. 38). les asociados indica que su uso se pro- Una segunda calibración ha sido rea- longaría durante un lapso temporal am- lizada mediante el empleo del procedi- plio, quizás de uno o dos siglos. En ella miento estadístico 1 sigma (68% proba- se entierran diferentes generaciones, he- bilidad), del cual se ha obtenido una fe- cho que conllevó a la necesidad de re- cha calibrada de 410 a 430 Cal d.C. ducir los restos de inhumaciones ante-

Figura 38. Curva de calibración de la datación por C14 AMS obtenida de la muestra de colágeno del individuo 3003.

127 Pablo Sañudo, José Enrique López y Carlos Verdasco

glo VII, como son las cazuelas de borde engrosado al interior que imitan mo- delos mediterráneos como las cazuelas de Lípari/Cerdeña HMW 8. También encontramos las cazuelas del norte de África CW 12 , y que en Valencia y su territorio se datan a partir de la segun- da mitad del siglo VI. Así como una forma muy característica de los con- textos plenamente visigodos del siglo VII en esta zona, como son los jarritos de un asa y vertedor de borde pellizca- do (fig. 39). En la zona 2 de excavación, coinciden-

Figura 39. Jarrito de un asa y borde pellizcado. te con la zona más cercana a la Ermita de los Santos Patronos, aparecen tres mu- riores para poder dar sepultura a indivi- ros de similar técnica constructiva y ca- duos más recientes. racterísticas (1013, 1014 y 1026) (fig. 40). A esto se suma la existencia de una El muro 1013, situado más al sur, con- cista reutilizada (1002), en cuyo proceso serva una única hilada de mampostería de transformación se corta al individuo irregular en caliza, a modo de cimenta- 3008, lo que denota que la estructura es ción. Esta estructura tiene unas dimen- reutilizada por individuos que probable- siones de 9 metros de longitud y 0,60 mente ya no pertenezcan a la misma fa- metros de anchura con orientación no- milia o al mismo grupo de descendientes. reste-suroeste (68º 21’) y sin comparti- Por tanto, podemos afirmar que a me- mentaciones internas (fig. 41). En el ex- diados del siglo V la necrópolis se en- tremo sureste el muro se interrumpe, cuentra en funcionamiento y que su uso mientras que por el noreste traspasa los se extiende hasta un momento indeter- límites de la excavación, adentrándose minado del periodo visigodo. Momento en la parcela contigua. en el cual la necrópolis caería en desuso Al norte de 1013 se ubica el muro 1014, y comienza su proceso de amortización cuyas dimensiones totales alcanzan los por el relleno 2002. 4 metros de longitud por 0,65 metros de Gracias a los datos aportados por los anchura (fig. 42). Esta estructura conser- materiales, podemos observar en este va en algunos puntos hasta dos hiladas de relleno un conjunto cronológicamente mampostería no careada en caliza, dis- muy homogéneo de cerámicas del si- puestas de modo irregular. Está orienta-

128 Enterramientos tardoantiguos y primeras ocupaciones islámicaS

Figura 40. Zona 2 de intervención arqueológica. da noreste-suroeste, aunque difiere lige- otras estructuras, y no presenta estructu- ramente de la orientación de la estructura ras perpendiculares a él que denoten una 1013 (57º 31’). El muro se interrumpe por compartimentación del espacio. ambos extremos con sendas roturas, pro- Próximo a la esquina norte de la plata- bablemente debidas a expolios del mate- forma ocupada por la subestación y colin- rial constructivo para su utilización en dante con el recinto de El Sequer de Sant

Figura 41. Muro 1013. Figura 42. Muro 1014.

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Bernat, se documentó una tercera estruc- conjunto está amortizado por la unidad tura muraria (1026), construida en mam- 2015, de cronología emiral. postería de piedra caliza no careada. El Los muros 1013, 1014 y 1026 forman un tramo documentado de dicho muro, coin- conjunto vinculado a un ámbito de uso cidente con la excavación de una zanja pa- doméstico, que probablemente corres- ra la canalización soterrada de una línea ponda a un núcleo poblacional de pe- de media tensión, alcanza los 2,50 metros queñas dimensiones de cronología tar- de longitud y una anchura igual a 0,60 dorromana, ubicado en la orilla izquier- metros. La orientación de la estructura es da del Xúquer, que probablemente estu- noroeste-sureste (133º 12’), emplazada per- viera vinculado a la explotación agríco- pendicularmente a los muros 1013 y 1014, la. Este núcleo de población funcionaría formando un ángulo con respecto a éstas de modo coetáneo con la necrópolis, al de 115º 13’ y de 104º 13’, respectivamente. menos en alguna de sus fases. El extremo sureste de la estructura conti- Posteriormente, este asentamiento es núa hacia fuera de los límites de la zona abandonado siendo expoliadas sus estruc- estudiada, dentro de la parcela colindan- turas para el aprovechamiento del mate- te, mientras que en el extremo noroeste se rial constructivo, quizás para la construc- documenta una esquina, trabada con otro ción de nuevas estructuras, en otras áreas muro que continúa en dirección noreste y del yacimiento no documentadas en esta que no ha podido ser documentado por intervención, y amortizándose progresi- encontrarse fuera de los límites de la plata- vamente, ya en época emiral. forma, pero que confirma la existencia de La intervención arqueológica realiza- restos en esa parcela. da ha permitido documentar una pe- Estas tres estructuras murarias se en- queña parte de este espacio doméstico cuentran construidas sobre el relleno que, según la disposición y dirección de 2022, depositado sobre el nivel geológi- las estructuras murarias identificadas, co. Este paquete sedimentario contiene podríamos señalar que continúa hacia la algunos lotes cerámicos de cronología parcela ubicada al noreste de la platafor- ibérica y altoimperial romana, que co- ma de la subestación y hacia la parcela rresponderían a preexistencias en estos ocupada por el Sequer de Sant Bernat. depósitos, fruto de un poblamiento de estas cronologías en el área circundante. Junto a éstas se localizan unas estruc- La ocupación de época islámica turas de menor entidad, como son 1019 emiral-califal y 1021, que corresponden a cimentacio- nes realizadas a base de cantos y de las La presencia de materiales de cronolo- que se desconoce su función. Todo el gía islámica en el depósito 2002, señala-

130 Enterramientos tardoantiguos y primeras ocupaciones islámicaS ría una frecuentación del espacio ocupa- do por la necrópolis tardoantigua en un momento en que se encontraría ya total- mente anulada. Las estructuras murarias del ámbito doméstico, sin embargo, no parecen encontrarse totalmente amorti- zadas en este momento, pudiendo haber sido reutilizadas en zonas puntuales, al mismo tiempo que continuaría el pro- ceso de desmonte y expolio de las mis- mas, para el aprovechamiento del mate- rial constructivo. En la zona 2 se deposita un nivel areal (2015) que amortiza los niveles de uso de las estructuras 1013, 1014 y 1026. Este ni- vel contiene un conjunto de materiales cerámicos diversos entre los que desta- Figura 43. Fosas 1015, 1016 y 1017 del periodo emiral. can los de época emiral (segunda mitad del siglo IX) y época visigoda (siglo VII). didad. Esta fosa está amortizada por un Además de éstos, aparecen también relleno de matriz arcillosa de tonalidad materiales residuales de época romana, marrón oscura, con abundante presen- altoimperiales (siglos I-III) y bajoimpe- cia de carbones, cerámica y materia or- riales (siglo IV-V), junto a alguna pieza gánica (2018). ibérica, que denotan una redeposición El material cerámico existente en es- de materiales procedentes de niveles y te relleno es diverso, destacando la pre- conjuntos anteriores. sencia de materiales residuales de cons- En este espacio, se documenta la exis- trucción y dolium de cronología roma- tencia de tres fosas excavadas en el relle- na, junto a formas tardías en cerámica no 2015 (1015, 1016 y 1017), que se colma- sigillata africana clara D (Hayes 91B) y tan a modo de vertederos en un periodo un borde de mortero Hayes 91D. relativamente breve de tiempo, con unos El conjunto principal está formado rellenos en los que se documenta cerá- por materiales adscribibles a época islá- mica de cronología emiral (fig. 43). mica emiral, entre los que destacan di- La fosa 1017, ubicada más al sur que versas formas de cerámica de pasta gris, las otras dos, presenta unas dimensio- con desgrasante grueso, de tipo «olla nes de 2,70 metros de longitud, 2,05 me- valenciana», jarras, jarritas y un candil tros de anchura y 1,32 metros de profun- (Rosselló, 2013). La cronología de este

131 Pablo Sañudo, José Enrique López y Carlos Verdasco relleno es de fase emiral, comprendida este caso se situarían ya en el siglo X entre la segunda mitad del siglo IX y el (Rosselló, 2013). primer cuarto del siglo X. Entre los materiales emirales encon- La fosa 1015, situada entre las fosas trados destaca la existencia de unos 1016 y 1017, tiene unas dimensiones de fragmentos correspondientes a un jarri- 1,90 metros de longitud por 1,75 metros to con decoración incisa del tipo V23.1.2 de anchura y 0,93 metros de profundi- (Gutiérrez Lloret, 1996) fechado en la se- dad. Esta fosa es abandonada y utiliza- gunda mitad del siglo IX. La cronología da como vertedero, rellenada por un de este relleno correspondería a la fase depósito de matriz arcillosa con abun- emiral, concretamente a un momento dante presencia de cerámica, material correspondiente a la primera mitad del constructivo y bloques de piedra caliza siglo X. (2016). La fosa 1015 es posteriormente corta- Entre el material cerámico documen- da por una nueva fosa (1016), ubicada tado destaca como predominante el ma- al norte, que se excava en un momen- terial islámico emiral, documentándose to en el que la primera ya está amortiza- también la existencia de lotes residuales da (fig. 44). Esta nueva fosa, que al igual de cronología romana y visigoda, de me- que las anteriores ha sido abandonada y nor entidad. El lote de cerámicas emira- utilizada como vertedero, tiene unas di- les está constituido por grandes tinajas mensiones de 1,40 metros de longitud fabricadas a mano, cazuelas de paredes por 1,35 de anchura y 0,74 metros de pro- rectas de tipo alcadafe y ollas de cerámi- fundidad. Está amortizada por un relle- ca gris sin asas junto a otras más evolu- no de matriz arcillosa y tonalidad gris cionadas con asas con borde exvasado y con abundante presencia de carbones. pastas blanquecinas, típicas de cronolo- A diferencia del relleno existente en gías de finales del siglo IX y principios las otras fosas, éste presenta un conjun- del X (López y Martínez, 1994), que en to de restos cerámicos muy escaso, en el

Figura 44. Sección de las fosas 1015, 1016 y 1017.

132 Enterramientos tardoantiguos y primeras ocupaciones islámicaS

Figura 45. Estructura semicircular 1012. que se identifican materiales de cons- La funcionalidad de esta estructura trucción romanos y fragmentos de cerá- es difícil de precisar, aunque por sus ca- mica tardorromana e islámica. racterísticas podríamos señalar la posi- El material recuperado no ha permi- bilidad de que se tratase de una parte tido asignar una cronología al depósito, de un pequeño cerramiento para gana- pero por su relación estratigráfica con do, que no conservaría su cierre sur por la fosa 1015 y su relleno 2016, conside- estar confeccionado a partir de mate- ramos que esta fosa se realizaría en un riales perecederos. También podría re- momento ligeramente posterior a ésta, lacionarse a prácticas agrícolas indeter- que situamos en torno a mediados del minadas. siglo X. En la zona 1, y por encima del nivel Asociada a las fosas, se documenta la 2002, se documenta otra estructura per- construcción de una estructura de mor- teneciente a este periodo, una balseta de fología semicircular, emplazada al oeste planta cuadrangular, cuya medida exte- del área ocupada por éstas (fig. 45). La rior alcanza los 1,56 metros por 1,40 me- técnica constructiva es muy tosca, ela- tros y tiene una profundidad de 0,75 me- borada a base de bloques de piedra cali- tros, mientras que las medidas interiores za de gran formato, de morfología irre- son de 0,97 metros de longitud por 0,85 gular y trabados con tierra. Únicamente metros de anchura (fig. 43). La estructu- se conservan dos hiladas del alzado, cu- ra está construida con mampostería tra- ya disposición es irregular. La estructu- bada con mortero de cal, con un enluci- ra tiene unas dimensiones que alcanzan do interior en mortero hidráulico. los 5,10 metros de perímetro, cuyo gro- En el fondo se emplaza una cube- sor de muro alcanza los o,35 metros de ta realizada con piedra y mortero, cuya anchura. La altura conservada no alcan- función podría ser acumular el material za los 0,50 metros. depositado por decantación en la balseta

133 Pablo Sañudo, José Enrique López y Carlos Verdasco

Figura 46. Balseta. Figura 47. Detalle del fondo de la balseta. para su limpieza posterior (fig. 46 y 47). Este relleno, de matriz arcillosa y to- La estructura estaba rellenada por un nalidad marrón oscura, amortiza de for- paquete arcillo-limoso de fracción fina, ma progresiva el área. Su homogeneidad muy homogéneo y que no contenía res- dificulta una delimitación cronocultural tos cerámicos. precisa del paquete, que presenta un lar- La cronología de la estructura es di- go periodo de formación, caracterizado fícil de determinar, ya que estratigráfi- por la existencia de aportes continuados camente la situamos en una fase entre durante la pervivencia del mismo. Este el nivel que está anulando el uso de ne- hecho conlleva que se documenten en el crópolis y un momento indetermina- paquete sedimentario diferentes conjun- do donde se produce el abandono de la tos cerámicos que abarcan una horquilla estructura por el nivel de cultivo 2001. cronológica muy amplia. Aunque a modo general la adscribimos A este momento de amortización de a un momento indeterminado del perio- las estructuras preexistentes correspon- do islámico, pensando que estaría desti- de una inhumación identificada junto nada a una obra hidráulica relacionada al muro 1014, en la cara norte del mis- con un uso agrícola. Esta funcionalidad mo (fig. 48). La inhumación se deposi- se corresponde con las estructuras do- ta 20 cm por encima de la cimentación cumentadas en la zona 2. del muro 1014, en un contexto en el que El espacio continúa usándose para el muro no estaría amortizado por com- el desarrollo de actividades agrícolas a pleto, pero sí la superficie de uso origi- lo largo de la etapa califal e incluso en nal del mismo. cronologías posteriores, como permite El enterramiento corresponde a un constatar la cerámica documentada en individuo infantil de aproximadamente el relleno 2003. un año de edad. Se encuentra inhuma-

134 Enterramientos tardoantiguos y primeras ocupaciones islámicaS do sin estructura sepulcral y está depo- mo melado sobre verde, melados con sitado en posición decúbito lateral dere- cubierta estanífera y vidriado verde. cho orientado E-W con la cara mirando En niveles emirales y califales apare- al sur. La posición de los huesos presenta cen ya, de modo anecdótico, algunos cierta compresión, lo que indicaría que fragmentos cerámicos de cronologías el individuo estaría amortajado e inhu- bajomedievales y modernas, que han de mado en medio colmatado. relacionarse con intrusiones y removi- Los niveles más recientes muestran lizaciones areales, producidas en estos una frecuentación continua del espacio, momentos de frecuentación bajome- que se prolonga hasta época contempo- dieval y moderna. En estos momentos ránea. La frecuentación en estos perio- post-emirales se observa un descenso dos está ligada a una actividad princi- de la intensidad ocupacional, que se in- pal de tipo agrícola, que comienza ya en terpreta como una ampliación de la fun- momentos post-emirales y que no pre- ción agrícola del área, siendo ésta ocu- senta signos de establecimiento de es- pada por una mayor extensión de tierra tructuras de hábitat en el área excavada, de cultivo, que se prolongará posterior- si bien pensamos que estaría ligada a un mente en el tiempo hasta la actualidad. núcleo poblacional próximo. El espacio continúa usándose para Los conjuntos cerámicos de estas cro- el desarrollo de actividades agrícolas a nologías identificados destacan por la lo largo de la etapa califal e incluso en presencia de cerámicas islámicas de los cronologías posteriores, como permi- siglos XII y XIII del tipo vidriado bicro- te constatar la cerámica documentada

Figura 48. Enterramiento infantil 3011.

135 Pablo Sañudo, José Enrique López y Carlos Verdasco en el relleno 2003. Este relleno, de ma- Sant Bernat ha proporcionado algunas triz arcillosa y tonalidad marrón oscu- evidencias de este poblamiento tempra- ra, amortiza de forma progresiva el área. no, en forma de restos cerámicos corres- Su homogeneidad dificulta una delimi- pondientes a lebes, tinajas y tinajillas de tación cronocultural precisa del paque- variada tipología, así como ánforas itáli- te, que presenta un largo periodo de for- cas, de cronología comprendida entre el mación, caracterizado por la existencia siglo IV y el siglo III a. C. de aportes continuados durante la per- En época romana, el poblamiento del vivencia del mismo. Este hecho conlle- valle se intensifica, dando lugar a la apa- va que se documenten en el paquete se- rición de nuevos núcleos de población dimentario diferentes conjuntos cerámi- (Pérez Ballester y Arasa, 2010), tanto en cos que abarcan una horquilla cronoló- ámbito urbano como en medio rural, gica muy amplia. vinculado a la explotación de los recur- sos agrícolas del valle. El Sequer de Sant Bernat debió al- Conclusiones bergar un pequeño núcleo de pobla- ción durante este periodo, concreta- El valle del Xúquer, por sus caracterís- mente en momentos altoimperiales, co- ticas geográficas, geomorfológicas, cli- nocido gracias a los hallazgos adscritos máticas e hidrológicas, supuso un mar- a esta época, citados por diversos auto- co incomparable para el establecimien- res. A este momento corresponderían to de poblaciones en épocas íberas, ro- las dos lápidas que se encontraban en la manas y medievales. La gran llanura antigua Iglesia de San Bernardo del con- aluvial, irrigada por el río Xúquer y sus vento de Trinitarios, documentadas por afluentes, el Magro, el Verd, el Sellent, el Beuter (1538: 267) y Escolano (1610-1611: Canyoles y el Albaida, proporcionó un II, 925) y que probablemente provinie- suelo fértil para el desarrollo y explota- ran de una necrópolis romana existen- ción de los recursos agrícolas, que supo- te en el entorno próximo. La cronología nen la base del sistema económico tradi- de las mismas podría corresponder al si- cional. Este hecho, junto a la ubicación glo I d.C., según sus características epi- estratégica de la zona comunicada con gráficas (Corell, 1994). el corredor litoral, a través de la Vía Au- En el año 1980 se realizó una interven- gusta, que atravesaba de manera rectilí- ción arqueológica en El Sequer de Sant nea la llanura fluvial del Xúquer (Arasa, Bernat, dirigida por J. Hernández y A. 2009), dio lugar a la proliferación, ya en Martínez, consistente en la excavación época ibérica, de un conjunto de encla- de un sondeo que alcanzó una profun- ves en el entorno del valle. El Sequer de didad de 2,30 metros desde la cota ori-

136 Enterramientos tardoantiguos y primeras ocupaciones islámicaS ginal del terreno. En la memoria de este vantes. Por un lado, se ha documentado trabajo se aporta una descripción estra- una fase de uso en momentos tardoan- tigráfica del sondeo y un inventario de tiguos, representada por una necrópolis los materiales aparecidos en cada uno de inhumación en cistas, y uno posterior de los rellenos estratigráficos documen- de cronología emiral-califal con eviden- tados. En la base del sondeo se identificó cias de un uso agrícola del espacio colin- un pavimento construido con bloques dante al Sequer de San Bernat. de caliza trabados con argamasa, por el Además, se han documentado varios que discurre una canaleta de desagüe. conjuntos de materiales de cronología Los autores fechan este nivel entre los íbera y romana altoimperial y bajoim- siglos II y V, a partir del material cerámi- perial. Restos que denotan la existencia co asociado al mismo (Hernández y Mar- de un poblamiento previo en la zona, del tínez, inédito; Serrano, 1987). La excava- que no hemos documentado estructuras ción del sondeo no alcanzó niveles geo- de habitación en la zona intervenida. lógicos, finalizándose la intervención a la Salvando estos conjuntos, la fase de cota de este pavimento. Según señalan J. ocupación más antigua que hemos do- Hernández y A. Martínez, bajo la parcela cumentado data de época tardorroma- ocupada por la actual Ermita de los San- na, momento en el que podemos señalar tos Patronos, se localizaría una villa ro- la existencia de una necrópolis que de mana con una cronología comprendida manera indirecta evidencia la existencia entre el siglo II y V, cuyos límites y exten- de un pequeño núcleo de población de sión no han sido precisados. carácter rural en el entorno cercano. Esta nueva intervención en el yaci- Esta necrópolis ocuparía una zona pe- miento arqueológico del Sequer de Sant riférica y separada de este posible asen- Bernat se ha desarrollado en la parcela tamiento rural, del que únicamente he- ubicada al sur de la Ermita de Los San- mos documentado tres estructuras mu- tos Patronos y colindante a ésta. La in- rarias, dos de ellas orientadas NE-SW y tervención ha venido motivada por la la más próxima a la Ermita, de orienta- construcción de la nueva subestación ción NW-SE. Las estructuras se encuen- Bernat por parte de Red Eléctrica de Es- tran arrasadas a niveles de cimentación paña en unos terrenos próximos a la Er- y no presentan compartimentaciones mita. La excavación arqueológica de es- internas ni conexiones con otros muros, ta área del yacimiento ha proporcionado que permitan definir estancias, salvo en nuevas evidencias acerca del poblamien- el caso del muro 1026, que se encuentra to histórico del Sequer de Sant Bernat. fuera de la parcela intervenida y que for- En esta intervención se han documen- ma una esquina que se prolonga hacia el tado dos momentos ocupacionales rele- NE. El muro 1013 se prolonga también

137 Pablo Sañudo, José Enrique López y Carlos Verdasco hacia el NE, adentrándose en la parcela va pensamos que debería corresponder colindante. La orientación de los muros a una cota absoluta de 23,59 metros, por parece señalar, por tanto, que el espacio lo que el pavimento documentado se si- de hábitat posiblemente se encontraría tuaría aproximadamente a una cota su- hacia la parcela ocupada actualmente perior de 21,49 m.s.n.m. y a una cota in- por la ermita y la parcela ubicada entre ferior de 21,29 m.s.n.m.. Las estructuras la ermita y la antigua subestación. de la fase tardoantigua, documentadas en En base a las cotas de las estructuras do- nuestra intervención, aparecen a una cota cumentadas y de la orografía de los depó- más baja, que desciende progresivamente sitos pleistocénicos preexistentes, hemos de norte a sur. El muro 1026 se documen- establecido una correlación entre los res- tó a una cota de 21,10 m.s.n.m., descono- tos arqueológicos excavados en esta in- ciéndose su cota inferior, los muros 1013 tervención y los documentados en la in- y 1014 presentan una cota superior de tervención de 1980 por J. Hernández y A. 20,75 y 20,73 e inferiores de 20,41 y 20,29 Martínez. El pavimento documentado en m.s.n.m., respectivamente. Las cistas se esta intervención se encuentra ligeramen- sitúan a cotas aproximadas de 20,50 m en te más elevado que la estructura 1026, si- la superficie superior de las lajas que cie- guiendo esta ligera pendiente del depósi- rran las mismas y una cota inferior de la to pleistocénico sobre el que se construye. base equivalente a 19,90 metros. Los directores de la intervención fecharon Estas cotas inferiores de las estructu- la estructura entre el siglo II y V. A partir ras indican que éstas fueron construi- de los datos obtenidos de esta nueva inter- das sobre el terreno original en esta fa- vención arqueológica en El Sequer de Sant se, que coincide con la orografía de los Bernat consideramos que este pavimento depósitos subyacentes pleistocénicos, que debía formar parte de la misma fase ocu- posteriormente serán cubiertos por los pacional a la que pertenecen los muros aportes fluviales de cronología holoce- que configuran el espacio de hábitat do- na. Estos depósitos presentan una lige- cumentado y la necrópolis situada más al ra pendiente de orientación norte-sur sur, que podría fecharse como tardoanti- que desciende hacia el río Xúquer, y que gua (siglo V-VII ). configuraba el entorno de El Sequer co- Las estructuras arqueológicas docu- mo una loma ligeramente elevada con mentadas por J. Hernández y A. Martí- respecto al cauce del río. nez aparecen a una cota de -2,30 metros Cabe destacar que sobre esta forma- respecto a la cota del terreno original, co- ción se emplazaría el núcleo poblacional rrespondiente a la amortización del an- de El Sequer en fase tardorromana y que tiguo secadero, del que también docu- la necrópolis se situó al SW de este nú- mentan los muros. Esta medida relati- cleo y en una zona ligeramente más baja

138 Enterramientos tardoantiguos y primeras ocupaciones islámicaS y, por tanto, con mayor riesgo de afec- crópolis de Gaia en Pego (Gutiérrez, ción por la dinámica del río. 1988). El uso de cistas de lajas de piedra En la necrópolis tardoantigua se han alcanza una gran dispersión, sobre todo documentado un total de siete enterra- en el sur de la provincia de Valencia y en mientos, seis de ellos realizados en cis- la provincia de Alicante, siendo frecuen- ta, de los cuales uno ha sido parcialmen- tes en ambientes rurales (Gónzalez, 2001). te expoliado y del último enterramien- En el interior de la cista se deposita al to no se ha hallado estructura funeraria individuo en posición decúbito supino asociada. Además de estos enterramien- con las piernas y los brazos extendidos en tos, se han documentado varios conjun- la mayoría de los casos. En otros casos, el tos de restos óseos humanos dispersos en individuo tiene las manos sobre la pelvis, el área de uso de la necrópolis, posible- o una de las piernas semiflexionada. mente fruto de las sucesivas reutilizacio- En estos enterramientos se han docu- nes y reducciones realizadas en las cistas. mentado un total de once inhumacio- La necrópolis presenta unas caracterís- nes, de las cuales ocho se encuentran en ticas rituales y morfológicas que la aseme- posición primaria y tres son reducciones jan a otros conjuntos sepulcrales existentes de enterramientos anteriores. A estos en la península ibérica adscritos a época enterramientos hay que sumar tres con- tardía o visigoda (Cotino et al., 2006; Ala- juntos de restos aislados muy fragmen- pont, 2009; Martínez et al., 2005). tados, hallados en el nivel 2002 y que in- El ritual de enterramiento común a terpretamos como restos originados por este conjunto es la inhumación en cistas las sucesivas reducciones y reutilizacio- de piedra, con unas orientaciones SW- nes de las cistas. NE, construidas a partir de la excava- Una vez analizados los restos, éstos ción de una fosa en el terreno cuyos late- suman un total de 20 individuos, entre rales se cubren con mampostería de pie- los que aparecen representados ambos dra. La estructura es posteriormente ce- sexos y casi todas las categorías de edad. rrada con lajas planas de piedra de gran Este conjunto presenta un perfil demo- tamaño, de morfología irregular. Este ti- gráfico normal en el que la mortalidad po de estructura sepulcral de fosa simple no responde a episodios extraordina- excavada y cubierta con laja de piedra rios, como epidemias o catástrofes. Por está ampliamente extendida y constitu- tanto, creemos que refuerza la hipótesis ye uno de los rasgos más característicos de que la necrópolis estudiada debe de de la necrópolis tardías (Brotons, 1997). estar vinculada a un asentamiento rural Un paralelo de cista con sus paredes la- estable en el entorno. terales realizadas con mampostería irre- De este conjunto sepulcral destaca la gular de piedra la encontramos en la ne- tumba 1001, de morfología rectangular

139 Pablo Sañudo, José Enrique López y Carlos Verdasco y cubierta con bloques de caliza y frag- partir de la segunda mitad del siglo VI. mentos de material constructivo. La es- También se ha documentado una forma tructura de la cista está dividida longi- muy característica de los contextos ple- tudinalmente por un pequeño murete namente visigodos del siglo VII en esta construido con bloques de caliza y frag- zona, como son los jarritos de un asa y mentos de tégula y dolium, creando una vertedor de borde pellizcado. A su vez, estructura doble de enterramiento. también se ha hallado en este nivel un En ambos espacios se han documen- conjunto de materiales de época emiral tado tres inhumaciones infantiles, dos y califal, que hacen pensar en una alta en posición primaria y una reducción de frecuentación de este mismo espacio en restos anteriores. época islámica una vez que ha sido to- De este modo, se observa la presencia talmente abandonado el uso cemente- de estructuras funerarias dedicadas en rial de la zona y posiblemente haya pa- exclusiva a la inhumación de individuos sado a ser un área de uso agrícola, con infantiles, e incluso a la reutilización de estructuras relacionadas como es la bal- la misma estructura para esta función en seta que hemos documentado al oeste de momentos posteriores. las cistas. El conjunto sepulcral presenta un uso De este modo, podemos señalar que reiterado de las cistas de enterramien- el uso de la necrópolis, y por extensión to, cuyo fin es albergar nuevas inhuma- la ocupación del asentamiento, se pro- ciones dentro de una misma estructu- longa a lo largo de varias generaciones. ra sepulcral. Algunas de estas estructu- La duración de este periodo es difícil de ras son además transformadas o inclu- precisar, aunque no descartamos que se so desmontadas, para utilizar el material prolongase durante varios siglos. constructivo en la construcción de nue- La datación absoluta realizada por el vas cistas. La necrópolis está amortizada método C14 AMS, sobre una muestra por el relleno 2002, en el que predomi- extraída del individuo 3003 ha propor- nan producciones cerámicas de crono- cionado mediante el resultado calibra- logía visigoda, con un conjunto crono- do 2 sigma (95 % de probabilidad) una lógicamente muy homogéneo de cerá- fecha comprendida entre 390 y 540 Cal micas del siglo VII. d.C. (1560 a 1410 Cal BP). Además, ha En este sentido, destacan las cazue- sido realizada una segunda calibración las de borde engrosado al interior, que mediante el empleo del procedimiento imitan modelos mediterráneos como las estadístico 1 sigma (68% probabilidad) cazuelas de Lípari/Cerdeña HMW 8 y del cual se ha obtenido una fecha cali- las cazuelas del norte de África CW 12, brada de 410 a 430 Cal d.C. Indicando que en Valencia y su territorio se datan a estos datos que el conjunto de la necró-

140 Enterramientos tardoantiguos y primeras ocupaciones islámicaS polis se encontraría en funcionamiento época emiral, prolongándose duran- en el siglo V. te buena parte del periodo califal. Ca- De estos momentos se encuentran pa- be destacar que es en El Sequer de Sant ralelos en otros conjuntos sepulcrales, Bernat donde se documentan algunas como el caso de Los Baños de la Reina, de las primeras evidencias de este perio- en el que a principios del siglo V. encon- do inicial emiral en la provincia de Va- tramos una necrópolis de inhumación lencia, a partir de formas cerámicas ca- en la que se documentan distintos tipos racterísticas de la segunda mitad del si- de tumbas que van desde lajas de piedra glo IX, como un jarrito tipo V23.1.2, ba- caliza a las de tégulas reutilizadas (Abas- rreños de la serie M29 de Tudmir, can- cal et al., 2008). diles del tipo T33.3 o el fragmento de ar- Por otra parte, por las características caduz T32.1 de Tudmir, entre otros (Gu- del conjunto y por los materiales docu- tiérrez Lloret, 1996). mentados en el nivel de abandono de la Esta fase emiral se caracteriza por la necrópolis, es probable que el uso de este existencia en el entorno de un núcleo espacio perdurase hasta el periodo visi- poblacional, del que no hemos podido godo (siglos VI-VII). En este sentido, es identificar estructuras de hábitat, vin- importante señalar el caso de la necró- culado económicamente a una explo- polis del El Ruedo (Almedinilla, Córdo- tación agrícola del entorno. Las estruc- ba), donde se han documentado un con- turas identificadas, como las fosas exis- junto de tumbas tardorromanas con va- tentes en la zona 2, se relacionan con es- rias fases de uso entre el siglo IV y VII, te tipo de actividad que se desarrollaría entre las que destacan un conjunto de de modo extensivo en el área cercana al tumbas cubiertas con losas toscas data- asentamiento. El tránsito a la fase cali- das en el siglo V (Carmona, 1990). fal no presenta rupturas, observándose Por tanto, queda así definido un pe- una continuidad en el uso de los espa- riodo de uso de la necrópolis entre el si- cios para el desarrollo de labores agrí- glo V y VII en el que se evidencia una colas. A esta fase corresponde la inhu- continuidad en el uso del mismo espa- mación 3011, correspondiente a un niño cio y de las mismas estructuras funera- de unos 12 meses de edad, que destaca rias desde una fase con una tradición por encontrarse enterrado de un modo claramente romana hasta momentos en aislado, sin estar vinculado a una necró- que la presencia visigoda en el levante polis. La posición del cuerpo es decúbi- peninsular es patente (Gozalbes et al., to lateral, orientado E-W, con la cabeza 2003). mirando al sur. El segundo momento ocupacional Por último, señalar que los escasos importante puede fecharse a inicios de materiales documentados en los niveles

141 Pablo Sañudo, José Enrique López y Carlos Verdasco bajomedievales y modernos nos indican núcleo de población de carácter rural, un uso agrícola prolongado que alcanza que se mantiene de manera más o me- hasta nuestros días en torno al Sequer de nos estable a lo largo de la antigüedad Sant Bernat. tardía, desapareciendo como tal en el si- Como conclusión, destacar que esta glo VII. Posteriormente, la zona es aban- nueva intervención arqueológica en el donada para su uso cementerial y será Sequer de Sant Bernat ha confirmado que destinada a un uso agrícola en época is- estamos ante un yacimiento arqueológi- lámica emiral, probablemente ocupan- co con evidencias de un poblamiento en do parte de las estructuras tardoanti- época romana altoimperial y bajoimpe- guas que se siguen manteniendo en uso rial, aunque no hemos podido determi- en torno al núcleo habitado. nar su extensión ni su ubicación determi- Esta intervención también ha sido nada, ya que en nuestra área de interven- muy importante para confirmar el evi- ción no han aparecido estructuras corres- dente potencial arqueológico de la zona pondientes a esta fase cronológica. próxima a la Ermita de los Santos Patro- Por otra parte, se ha constatado la pre- nos, atestiguando la presencia de restos sencia de una necrópolis tardoantigua arqueológicos conservados en las parce- en el entorno del yacimiento conocido, las colindantes que se deberían tener en de la que no se tenía constancia y que re- cuenta para futuras actuaciones sobre el fuerza la idea de estar ante un pequeño entorno.

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144 La cerámica del Sequer de Sant Bernat

Miquel Rosselló Mesquida Arqueólogo col. 13.508

Introducción ficado de la existencia de una producción cerámica en un determinado contexto, El estudio de la cerámica sigue siendo, la presencia o ausencia de estas produc- hoy por hoy, el principal medio con el ciones es la base para sacar conclusiones que contamos los arqueólogos para la da- de tipo económico y comercial pues es- tación de los estratos, dado que por lo ge- tas cerámicas, incluso las «toscas» reali- neral representa el porcentaje más eleva- zadas a mano/torneta, fueron fruto de un do dentro del conjunto de materiales ex- comercio a larga distancia. Los resultados humados en una excavación. Los grandes de los análisis permiten concretar una se- avances en los estudios ceramológicos de rie de aspectos, el principal de los cuales la Antigüedad tardía han permitido ajus- es la cronología relativa de los diferentes tar las cronologías de las grandes series depósitos arqueológicos, flujos comercia- de cerámicas de mesa y contenedores an- les, abastecimiento, aspectos económicos fóricos, así como de otras producciones y sociales, modas y hábitos culinarios, di- hasta hace pocos años apenas estudiadas ferentes tradiciones culturales, etc. o infravaloradas, como son las cerámicas de cocina, tanto a torno como las produc- Materiales residuales1 ciones a mano/torneta. De igual modo, Época Ibérica (fig. 1) cada vez se conocen con más precisión las cerámicas de los primeros siglos de la Dentro del pequeño lote de materia- dominación musulmana si bien, todavía, les de época ibérica, destaca la presen- hay un indudable vacío en lo que respec- cia de ánfora itálica del Tirreno, un bor- ta a las producciones valencianas del si- 1 Las referencias a los materiales se indican con el glo VIII al norte de Tudmir. nº de UE y el nº de inventario, separados por un Conocer los tipos y las clases cerámicas guión. El nº de la pieza coincide con el nº de di- permite realizar inferencias sobre el signi- bujo. Dibujos de Pilar Mas Hurtuna.

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Figura 1. Tinaja, tinajilla y ánfora ibéricas (siglo IV-III a.C.). de de lebes, tinajilla (2002-28803) ti- Se pueden distinguir cronológica- po II.2.2.1 (Mata y Bonet, 1992), ánfora mente dos períodos, uno alto-imperial (2002-28804) tipo I.6 (Ribera y Tsantini, con materiales de los siglos I-II, y otro 2008), olla en pasta gris y tinaja (2015- bajo-imperial con cerámicas de finales 28941) tipo I.2.1 (Mata y Bonet, 1992). del siglo IV y primera mitad del siglo V. Estos materiales se pueden situar crono- lógicamente entre los siglos IV y III a. C. Alto Imperio (figs. 2-3)

Época Romana (figs. 2-4) Aparecen ánforas de la Bética tipo Dres- sel 20 y Beltrán IIB (2002-28676, 2002- Por lo que respecta al material de épo- 28792), olearia y salazonera, respecti- ca romana, abunda el de construcción, vamente. En Valencia, las ánforas béti- principalmente ímbrices y tégulas, lose- cas son las mayoritarias y el tipo Beltrán tas de pavimento, rectangulares y rom- IIB es el mejor repertoriado en un ver- boidales. También se detectan frag- tedero datado en la segunda mitad-fina- mentos de galbo de ánforas de produc- les del siglo II siendo muy escasas, por ción bética y africana, principalmente, el contrario, las ánforas olearias Dres- y fragmentos de dolia. Dentro de estos sel 20 (Herreros, 1995; Pascual y Ribe- últimos, destaca un fragmento de bor- ra, 2000: 574). Por lo que respecta a la de (2003-28649) con numeral «I» inciso sigillatas únicamente documentamos y un fragmento de cuerpo inciso con el la producción hispana, con ejemplares numeral «X» (2003-28650). de platos Drag. 15/17 (2015-28940) y 18

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Figura 2. Terra sigillata, cerámica común y de cocina de época romana altoimperial.

(2014-28774) y una copa decorada Drag. cado, así como la decoración de círculos 37A (2002-28805). El plato Drag. 15/17 de la copa Drag. 37A, son características es una de las formas lisas más abundan- típicas de las producciones del siglo II. tes de los repertorios de sigillata hispá- Un único ejemplar de cerámica de Pa- nica de la Península, juntamente con la redes Finas corresponde a un cubilete copa Drag. 27, al igual que en Valencia, carenado (2002-28809), muy probable- y lo mismo ocurre con la copa Drag. mente del taller aragonés de Rubielos de 37A, por lo que se refiere a las formas Mora (Penil et al., 1985-86: figs. 3.1, 3.4, decoradas (Escrivà, 1989: 154-155; Hu- 3.6), activo a partir del reinado de Clau- guet, 2006: 360-362). El exvasamiento dio-Nerón y especialmente productivo del plato Drag. 15/17 y labio poco mar- en época Flavia.

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Figura 3. Ánforas, mortero y dolium de época romana altoimperial.

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Dentro de la cerámica común de coc- Bajo Imperio (fig. 4) ción oxidante abundan los cuencos, ja- rros y jarras (2003-28852), documentán- Por lo que respecta al lote de materiales dose también un lebrillo o pelvis y un bajo-imperiales, se documentan frag- mortero de gran formato (2003-28836). mentos de sigillata africana clara C y D, El ejemplar de jarra representado es un formas Hayes 50B (2002-28806), Hayes tipo muy característico y habitual en Va- 59B, Hayes 61A (2014-28589), Hayes 91B lencia en contextos de época alto-impe- (Hayes, 1972). También sigillata tipo Lu- rial y se fabricó en el horno hallado en cente Lamb. 1/3, con decoración a ruede- la Avenida de la Constitución, activo cilla y sigillata hispánica tardía. En ce- durante el siglo II (Huguet et al., 2008: rámica común un lebrillo u orza (2003- fig. 4, 58.2069,3). 28837) tipo W1.33 (Reynolds, 1993) y una La cerámica reductora de origen re- fuente que imita a una Hayes 61 de sigi- gional (Reynolds, 1993; Huguet, 2012) llata clara D (Aquilué, 2008). La única también está presente con un lote for- ánfora reconocida de este periodo tardío mado por cazuela tipo ERW 1.1 (2015- ha sido un asa, con su peculiar sección 28942), olla ERW 1.2 (2003-28670), ta- y pasta, del tipo africano Keay 24 (Keay, padera ERW 1.7 (2002-28798) y jarro 1984). Este tipo tiene una distribución ERW 1.8 (2002-28799). Esta producción muy concreta, básicamente Cataluña y abunda en la ciudad de Valencia en es- País Valenciano, documentándose prin- tratos de los siglos I al III. cipalmente en contextos de mediados

Figura 4. Cerámica romana bajoimperial.

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al interior (2003-28860, 2014-28779), de probable producción regional y que ve- rosímilmente imitan modelos medite- rráneos a mano/torneta y a torno, como las cazuelas de Lípari/Cerdeña HMW 8 (Fulford y Peacock, 1984: fig. 56) y las ca- zuelas del norte de África CW 12 (Ful- ford y Peacock, 1984: fig. 68). En Valen-

Figura 5. Estratigrafía en la zona de la necrópolis cia y su territorio se datan a partir de la visigoda. segunda mitad del siglo VI. Son produc- ciones a torno, generalmente de muy del siglo IV y V (Remolà, 2000: 169) y buena calidad, algunos ejemplares pue- posiblemente provenga del área argelina den llevar asas semilunares y aparecen (Bonifay, 2004: 22). Está bien represen- tanto en pastas marrón rojizas como tado en un contexto del segundo cuarto en pastas grises. Algunos ejemplares de del siglo V del cercano Portus Sucronem pastas rojizas pueden confundirse con (Cullera), donde representa un 17,39% la producción del norte de África, tam- del total de ánforas de origen africano bién presente a partir de contextos de (Hurtado et al., 2008: fig. 13). Por otra mediados del siglo VI en Valencia (Blas- parte, comentar la presencia de frag- co, 1989). Con los datos que tenemos en mentos de galbo de cerámica realizada a la actualidad, debemos desechar la idea mano o torneta, de la Fabric 1.2 (Fulford de un origen norteafricano (Pascual et y Peacock, 1984) que se documenta des- al., 2003: 96-97) para la mayoría de estas de el siglo V al VII, e importada del Me- cazuelas, dada su gran abundancia, casi diterráneo central (Lípari o Cerdeña). exclusiva, en nuestra zona y su presen- cia en contextos muy avanzados del si- glo VII. Materiales de época visigoda Otra de las formas de cocina desta- (figs. 6-7) cada es la olla de borde vuelto sin asas, de cuerpo globular u ovoide y base pla- Un gran conjunto de materiales lo forma na. Los ejemplares más antiguos presen- un lote cronológicamente muy homogé- tan bordes más exvasados y engrosados neo de cerámicas de época visigoda del (2003-28875, 2014-28782) y al igual que siglo VII (fig. 5). las cazuelas anteriores aparecen con coc- Las principales formas documenta- ciones oxidantes y reductoras, con ten- das se refieren a la cerámica destinada al dencia hacia pastas grises en los ejem- fuego, con cazuelas de borde engrosado plares cronológicamente más recientes.

150 La cerámica del Sequer de Sant Bernat

Figura 6. Cerámicas de producción regional de época visigoda (siglo VII).

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Figura 7. Cerámicas importadas y piedra de molino de época visigoda (siglo VII).

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De igual modo, se detectan ejemplares Una orza u olla de almacenaje pare- evolucionados con preferencia a bordes ce la funcionalidad del ejemplar (2014- menos exvasados, menos engrosados 28778), el cual probablemente lleva- o simplemente biselados (2015-28944, ría asas, a tenor de los paralelos cono- 2015-28945). Su origen también debe cidos (Alapont y Ballester, 2007: fig. 11, buscarse en talleres regionales, descar- 1016.10). tando orígenes extrapeninsulares. Un tipo muy característico es el mor- Ejemplares con bordes biselados se do- tero de visera corta, normalmente de- cumentan en contextos tardíos a partir de corada con ungulaciones o incisiones la segunda mitad del siglo VII en Valen- (2003-28868). Este ejemplar tiene para- cia, Pla de Nadal (Riba-roja de Túria) y en lelos con otro proveniente de la arena L’Horta Vella (Bétera), normalmente con del circo de Valencia en un contexto a decoración incisa de meandros (Rosselló partir de mediados del siglo VII (Rosse- y Ribera, 2005: fig. 4.12, 14-15). lló et al., 2010: fig. 4, 1287-12). Una pe- Una forma muy característica de los queña base de un mortero tiene el fondo contextos plenamente visigodos del si- incrustado de piedrecillas con función glo VII en esta zona son los jarritos de un trituradora (2002-28806). asa y vertedor de borde pellizcado (2003- Otra forma muy característica de la 28878), que presentan la superficie con facies visigoda es el cuenco con carena señales de fuego y que denotan su uso co- marcada y base con pequeño pie discoi- mo ollitas. Sus reducidas dimensiones su- dal (2003-28864), que se documenta en gieren un uso individual, probablemente la zona valenciana, fundamentalmente, para calentar líquidos (¿cerveza?) o co- a finales del siglo VI y primera mitad del cinar alimentos semilíquidos (Rosselló y VII (Pascual et al., 2003: fig. 27. Alapont Ribera, 2005: 158, fig. 5.14. Alapont y Ba- y Ballester, 2007: fig. 11, 1016-14, 1016-21. llester, 2007: fig. 11, 1016-13). Rosselló et al., 2010: fig. 4, 1287-6). Es un Relacionadas con cazuelas y ollas hay tipo muy abundante en la Meseta con tapaderas de bordes ennegrecidos con la- una larga evolución desde finales del si- bio netamente diferenciado con sección glo V y probablemente inspirado en ti- en «T» (2003-28872) y otras con labio le- pos similares de sigillata hispánica tar- vemente engrosado (2003-28869). Otras, día y las llamadas «sigillatas paleocris- sin embargo, de mejores acabados, con tianas» o DS.P de la Galia (Vigil-Escale- labio moldurado (2003-28869) y sin mar- ra, 2003: fig. 1. 2007: fig. 5). cas de fuego, parece que fueron destina- También aparecen jarros (2014-28783) das como coberteras de orzas de almace- y una pequeña ánfora (2003-28857), es- naje. Ejemplos similares hallamos en Va- ta última muy abundante en contextos lencia (Pascual et al., 2003: fig. 26). tardíos de los siglos VI-VII. Tipológi-

153 Miquel Rosselló Mesquida camente, el tercio superior se asemeja (Murialdo, 1995: 229-230, fig. 6,2-4). En al tipo Keay 72 (Keay 1984) y a ejempla- Valencia hay cierta variabilidad de tipos res ebusitanos RE 0206 (Ramon, 1986, y generalmente suelen llevar decoración 2008), a no ser que se trate de la misma incisa (Ribera y Rosselló, 2012: fig. 2 y 6). producción. En nuestro caso, son ánfo- Por otra parte, se documentan algu- ras de fondo cóncavo-convexo, carecen nos materiales importados, como un de las típicas acanaladuras en el cuerpo cuenco con tubo vertedor de produc- de las producciones ebusitanas, exhiben ción ebusitana tipo RE 0901-d (Ramón, un labio más desarrollado, claramente 2008: fig. 12,1), un fragmento (2003- moldurado y presentan pastas rojizas o 28856) de cuello decorado con palme- grises, muy diferentes a las pastas claras tas incisas de una anforita ebusitana tipo ebusitanas con mica plateada. Son muy Keay 70/79 / RE-0314-b (Keay, 1984; Ra- abundantes en contextos de la segunda mon, 2008: fig. 9,2) o pequeñas jarritas mitad del siglo VI y primera mitad del de boca estrecha y decoración incisa de VII en Valencia y su territorio, y cabe meandros (2003-28883), probablemente destacar los hallazgos de L’Illa de Culle- de similar procedencia. ra (García y Rosselló, 1992: fig. 7,22-23), También se detectan cerámicas de co- València la Vella en Riba-roja de Túria cina a mano/torneta importadas, como (Rosselló, 2005: fig. 12,36/98), Senda de son dos bordes de una cazuela (2003- l’Horteta, Alcàsser (Alapont y Ballester, 28854) tipo Hand Made Ware 8, de la Fa- 2007: fig. 8,1016-12) y Valencia (Pascual bric 1.2 (Fulford y Peacock, 1984) proce- et al., 2003: fig. 16, CAB-B-2076-7). Es dentes del Mediterráneo Central (pro- muy posible que se trate de una produc- bablemente de Lípari o Cerdeña). Nues- ción local, del territorium de Valentia, tros ejemplares, de labio engrosado, son si bien únicamente una analítica podría tipos evolucionados, posteriores a la mi- determinar su origen (Ribera y Rosselló, tad del siglo V, claramente diferencia- 2012). Algo similar parece ocurrir en el dos de los tipos de labio simple, ambos área catalana, donde en los siglos VI-VII presentes en las estratigrafías del Portus también se documentan pequeños en- Sucronem (Rosselló y Cotino, 2005: 145) vases de fondo similar (Remolà, 2000: y hay evidencias que se exportan hasta fig. 89) y no sería extraño que en ambos inicios del siglo VII, como lo demuestra casos, valenciano y catalán, se inspirasen el ejemplar completo del yacimiento vi- en los modelos ebusitanos. En cualquier sigodo de Senda de l’Horteta d’Alcàsser caso se constata, a partir de finales del si- (Alapont y Ballester, 2007: fig. 9, 1016.1). glo VI y siglo VII, una eclosión de estos Un fragmento de base plana y pare- pequeños envases con fondos similares des rectas de cazuela alta (2015-28951) en diferentes partes del Mediterráneo presenta una característica pasta con

154 La cerámica del Sequer de Sant Bernat desgrasante de esquistos rojos y grises, y rojos (jacintos de Compostela) y cuar- que atribuimos a una producción de la citas grises. Se trata de la muela superior, zona murciana relacionada con la for- volandera o corriente, catillus en latín, ma Cartagena 13, propia de contextos de un diámetro aproximado de 40 cm y del siglo VII (Ramallo et al., 1996: fig. 5 cm de grosor máximo. Conserva par- 17,228). Esta distintiva pasta parece que te del agujero o eje central e inmediato al se puede asimilar a la Fábrica 1.1 de Cau mismo un rebaje alargado donde iría alo- (2003) y la documentamos en ollas y ca- jada la lavija para facilitar el engarce del zuelas a partir del siglo VI en lugares eje de la madera o posibilitar la coloca- como Cullera (Rosselló y Cotino, 2005: ción de una manivela de madera para el fig. 11,3) o Valencia (Rosselló et al., 2010: giro rotatorio. Este rebaje o lavija en los fig. 3, 1316-15). molinos medievales se sitúa en la base o Hay que significar, por su alto valor superficie interior de la volandera, mien- como indicador cronológico, la apari- tras que en época romana avanzada se ción de un pequeño mortero tipo Hayes ubica en la superficie exterior, como ocu- 91D (2018-28758), una de las últimas for- rre en nuestro caso (Medero y Escribano, mas de sigillata africana que se expor- 2001: 316-318). Otro rebaje se sitúa en la tan y con cronología plenamente del si- zona periférica de la pieza cuya funciona- glo VII (Hayes, 1972). lidad es la de colocar un mango vertical Probablemente, de origen oriental sea de madera para imprimir un movimien- el ejemplar de jarra u olla de borde mol- to rotatorio o semi-rotatorio, ya que des- durado (2003-28886), de pasta rosada y conocemos si sería alternativo con otro superficies claras, de una gran calidad rebaje similar en la parte opuesta debido técnica. De igual origen parece el frag- a lo incompleto del ejemplar, si bien, por mento de cuerpo de una forma cerrada las dimensiones modestas de la pieza, to- (2015-28952) con rastros de pintura en do parece apuntar a un único mango ver- rojo, quizás restos de un titulus pictus. tical. Las dimensiones de la pieza son las Por otra parte, hemos detectado frag- normales en este tipo de molinos, condi- mentos de cuerpo de ánfora oriental ti- cionadas por su carácter manual y cues- po LRA 2 / Keay 65 (Riley, 1981; Keay, tiones puramente funcionales cual sería 1984), envase que transportaba vino del la longitud del brazo humano para ha- Egeo, como el de la isla de Quíos. cer el giro con comodidad (Alonso, 1996: El material lítico está representado por 186). Por lo que respecta al grosor, hay un un fragmento de molino rotatorio ma- claro adelgazamiento con respecto a los nual (1009-28767), realizado en una pie- molinos rotatorios manuales romanos, dra de color gris blanquecino (¿arenisca?) rasgo distintivo en los molinos a partir de que contiene cristales de cuarzo blancos la Antigüedad tardía. Con todo, la conti-

155 Miquel Rosselló Mesquida nuidad formal en la tipología de estos ar- continuación de la curvatura del cuerpo. tefactos impide precisiones cronológicas, Muestran el característico raspado de la salvo las ya comentadas referentes a las superficie por debajo del cuello (2018- dimensiones, grosor y situación de la la- 28763, 2016-28997, 2003-28888). vija, siendo habitual su presencia en yaci- Se trata de la llamada «olla valenciana» mientos de variada cronología, especial- (Bazzana, 1986) y remiten a modelos ar- mente entre los siglos VII y XI (Gutiérrez caicos de época emiral (siglos ­ ­VIII-IX). Lloret, 1996-b: 40). En nuestro caso, co- El exvasamiento del borde y la ausencia mentar que apareció reutilizado en una de asas es un rasgo de arcaísmo (Bazzana, estructura de época visigoda (UE 1009) y 1986: 96) y encontramos ejemplos en los que probablemente se trate de un moli- poblados de altura de la zona de Caste- no de esta cronología. No contamos con llón, anteriores al siglo X (Bazzana, 1986: muchos ejemplos publicados de molinos 97, Tipo I), especialmente en (Bazzana, rotatorios manuales de época visigoda, 1992) Monte Mollet (fig. 398), Marinet un lote de molinos proviene del castrum (fig. 373), Castellar de Xilxes (fig. 21) o en visigodo de Puig Rom (Rosas, Gerona), la Torre de Mal Paso (fig. 22). En cual- circulares cilíndricos de poco grosor, con quier caso, hay que hacer notar que en agujero central y encaje lateral para im- estos sitios también conviven con ejem- primir el giro, la mayoría de ellos de diá- plares provistos de asas. También hay metros próximos a nuestro ejemplar (Pa- paralelos en contextos emirales de la se- lol, 2004: 74-77). gunda mitad del siglo IX en el Tolmo de A este momento cronológico también Minateda, Albacete (Gutiérrez Lloret et asignamos un numeroso lote de tejas de al., 2003: fig. 20,4). En la ciudad de Va- escasa curvatura o casi planas, con es- lencia hay que mencionar los ejempla- trías o acanalados longitudinales en el res de los contextos emirales de media- lomo, caracterizadas por pastas rojas y dos del siglo IX de la calle Conde de Tré- grises, muy cocidas. nor (Rosselló, 2000: fig. 5, 1273-2, 1273-3; fig. 6, 1250-1, 1290-1; fig.7, 1202-1), y los de La Almoina (Pascual et al., 2003: fig. La cerámica emiral (figs. 9-12) 32, 60338-30, 60321-5). También en Cu- llera (Rosselló, 2006: fig. 18, C7-92, C7- Por lo que se refiere a la cerámica des- 111, C12-6) y en Alzira (Martínez Pérez y tinada al fuego, se reconocen ollas de Martínez Ruiz, 1990: lám. XI. Bazzana, cuerpo modelado a mano y cuellos a 1986: fig. 2). torneta, de pastas generalmente grises, Similar a las anteriores, pero con asas cuello acanalado, sin asas, que presen- (2018-28762) y algo menos tosca, destaca tan un perfil en «S» y bordes exvasados el ejemplar 2003-28891, de formato sensi-

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Figura 8. Fosas UE1015 y UE1016 con materiales de época emiral. blemente más reducido; perfiles similares lón (Lorrio y Sánchez 2008: fig. 10A, 5), y, como ya hemos comentado, convivien- con cuello de tendencia recta y base do con ollas sin asas, podemos encontrar aplanada, si bien nuestro ejemplar tiene en (Bazzana, 1992) Xilxes (fig. 21), Mari- un perfil más esbelto. Por lo que se refie- net (fig. 373,2) y Mollet (fig. 398,6), tam- re a la olla 2016-29004, tiene cierto pa- bién en Valencia (Rosselló, 2000: fig. 8, recido con ejemplares de borde con in- 1205-2) y Alzira (Martínez Pérez y Mar- flexión interna del Mas de Pere de On- tínez Ruiz, 1990: fig. 22,25). da (Montmessin, 1980: plancha 1, 20- Otra serie de ollas parece algo más 23, 32), testar que se ha datado de ma- evolucionada, con bordes apenas exva- nera amplia entre inicios del siglo IX y sados (2016-28999, 2016-29005) o con finales del X. borde vuelto al interior y concavidad in- Este lote más evolucionado probable- terna (2016-29004), las dos últimas con mente deba situarse cronológicamente pastas blanquecinas de aspecto caoli- en la primera mitad del siglo X. nítico. Hallamos paralelos del ejemplar A torneta, atípica y ajena a la tradición 2016-29005 en Alzira (Martínez Pérez de la «olla valenciana» es el ejemplar de y Martínez Ruiz, 1990: fig. 15,6), con la olla de borde moldurado (2003-28879). variante 2 de El Molón de Camporro- Hay paralelos con la forma F4d (Re- bles (Lorrio y Sánchez, 2008: fig. 10A, tuerce, 1998: T.1, 290-291; T. II, 325) de la 3-4) y en el Palau de Benicarló de Valen- Marca Media. Tipos similares aparecen cia (López y Martínez, 1994: lám. 130,1; en época emiral en Guadalajara (Serra- 132,3; 134, 2-3), todos datados entre los no et al., 2004: figs. 8 y 9, Fase I) y espe- siglos IX-X (fig. 8). cialmente en Segóbriga, donde son muy El ejemplar 2016-28999 quizás se pue- abundantes y donde encontramos los da relacionar con la variante 3 de El Mo- más exactos paralelos con nuestra pie-

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Figura 9. Ollas del periodo emiral. za (Sanfeliu y Cebrián, 2008: fig. 9,6-17 si bien, en ese momento perteneciente al y fig. 10,12)2. En el actual País Valencia- territorio de la cora de Santaver. no quizás sea posible también apuntar Con probablemente un uso mixto su presencia en El Molón de Camporro- (contenedor de líquidos y recipiente pa- bles (Lorrio y Sánchez, 2008: fig. 9A, 1) ra cocinar), se documentan unos jarros/ ollas (2015-28980, 2016-29000) que es- 2 Agradecemos a Daniel Sanfeliu, la confirmación tán realizados con la misma técnica y del origen meseteño y sus comentarios sobre la pieza. Otros ejemplos meseteños y de otras zonas pasta que el tipo «olla valenciana», uso fuera de ese ámbito en Sanfeliu y Cebrián 2008. de torneta y cocciones reductoras, pas-

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Figura 10. Cazuelas y ţābaq de época emiral. tas grises, cuellos anillados irregula- a mano, normalmente con pasta gris y res y superficies raspadas y, en general, superficie raspada por debajo del bor- con acabados toscos. Presentan un asa, de, al igual que las ollas. Destacar las ca- cuellos largos, bordes ligeramente en- zuelas, con algún ejemplar ovalado, de trantes y bases convexas. Hallamos pa- borde con decoración ungulada o inci- ralelos idénticos en Alzira (Martínez Pé- sa (2015-28970, 2015-28971, 2003-28895) rez y Martínez Ruiz, 1990: fig. 14,4; 19,2; con paralelos en Alzira (Martínez Pé- 19,4), también en Burriana (Guichard et rez y Martínez Ruiz, 1990: fig. 21,23) allí al., 2000: fig. 7). En ambos casos datados consideradas como «fuentes elípticas», o en época emiral. Algunos de estos jarros en Cullera (Rosselló, 2006: fig. 17, C4-14) tan toscos indudablemente también se y Burriana (Guichard, et al. 2000: fig. 8) hicieron servir para ir al fuego, dualidad tenidas por cazuelas, otro caso de dupli- de funciones que caracteriza al reperto- cidad de usos. También se documentan rio cerámico de la etapa emiral (Alba y cazuelas con mamelones (2003-28896) Gutiérrez Lloret, 2003: 588). del todo similares a las halladas en la La otra forma destinada al fuego do- Torre Major de Cullera (Rosselló, 2006: cumentada es la cazuela, confeccionada fig. 17, C5-3) y en la plaza del Sufragio de

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Alzira (Martínez Pérez y Martínez Ruiz, no con ayuda de una torneta, labios re- 1990: lám. XI inferior) y similares al tipo dondeados o biselados, presentan una M5.3 de El Castellar d’Alcoi (Pérez Bo- cara alisada y otra rugosa, a veces con tí, 2006: 86, fig. 1) datada allí en los si- señales de fuego. Su funcionalidad pare- glos IX-X. ce múltiple, como tapaderas de las gran- Un ejemplar de cazuela alta (2003- des tinajas, para cubrir los hornillos o 28898, 2016-28983) de paredes curvas tanānīr y servir de plato (Gutiérrez Llo- reentrantes, labios redondeados, con su- ret, 1990-1991:166) e incluso se ha apun- perficie exterior raspada tiene paralelos tado su utilización para cocer tortas de en Cullera (Rosselló, 2006: fig. 17, C4-17) pan ácimo o tostar cereales a modo de allí provista de mamelones, quizás asi- ţābaq, en general piezas de base y boca milable a la forma M4.1 (Gutiérrez Llo- muy amplias y muy bajas con o sin re- ret, 1996-a) datada fundamentalmente borde (Gutiérrez Lloret, 1990-1991:171ss. entre los siglos VIII y IX, pero con posi- Alba y Gutiérrez Lloret, 2008: 599, 602). bles perduraciones en el siglo X. No hay No se había constatado en el registro ce- tradición de cazuelas altas o marmitas rámico islámico de Alzira (Martínez Pé- en esta zona en época islámica, al con- rez y Martínez Ruiz, 1990), pero aparece trario de lo que ocurre con la cazuela ba- en el cercano castillo de Cullera (Rosse- ja, debiendo buscar sus paralelos en las lló, 2006: fig. 16, C6-30, C13-40, C7-69, comarcas meridionales del País Valen- C9-104). Hay que hacer notar, por otra ciano (Rosselló, 2006: 24), como en el parte, que este tipo concreto de ţābaq/ Castellar d’Alcoi (Pérez Botí, 2008: for- disco o tapadera, no es habitual en la zo- ma M11.1). na de Tudmir, donde sí aparece el ţābaq/ Quizás dentro de la misma categoría cazuela, es decir, con reborde (Gutiérrez de cazuela alta o marmita haya que si- Lloret, 1996-a: Serie 8) y tapaderas (Se- tuar el fragmento a mano/torneta de la rie 30), algunas de las cuales pudieron base (2016-28990), si bien de aspecto servir para cubrir los hornillos pero que mucho más tosco y claramente de ori- no parece que funcionaran para ir sobre gen foráneo por la presencia de láminas las brasas, pues aparecen decoradas y de mica dorada, quizás de la Serie 2 (Gu- con asideros. En Valencia el ţābaq/disco tiérrez Lloret, 1996-a) y que puede apa- es un tipo desconocido, pero sí está re- recer tanto en contextos finales de época pertoriado el ţābaq/cazuela en contextos visigoda como en momentos tempranos de los siglos IX y X (López y Martínez, de época emiral. 1994: lám. 136-1. Rosselló, 2000: fig. 11, Otra forma multifuncional es el ţā- 1312-15), al igual que en el castillo de Cu- baq/disco o tapadera (2015-28966), pla- llera (Rosselló, 2006: fig. 18, C7-42, C4- na y de gran diámetro, modeladas a ma- 16). En cambio es un tipo habitual en la

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Figura 11. Cerámica de mesa de época emiral. zona de Andalucía y Extremadura, con paredes curvas convergentes y base pla- paralelos similares a los nuestros en los na, superficies exteriores raspadas, previ- niveles emirales de Pechina (Castillo y siblemente realizadas a torno lento, con Martínez, 1993: lám. III, 7; XIII, 10), El diferentes diámetros y con paralelos en Castillón en Granada (Motos, 1993: fig. la propia ciudad de Alzira (Martínez Pé- 10, 1-14), Mérida (Alba y Feijoo, 2003: rez y Martínez Ruiz, 1990: fig. 21, 15-22) y fig. 13, tapadera 1),C ercadilla y Saqunda en el castillo de Cullera (Rosselló, 2006: en Córdoba (Fuertes y González, 1994: fig. 11) donde también los encontramos lám. 3, V. Casal et al., 2005: fig. 4, 1.3). con decoración pintada (Rosselló, 2006: En la cerámica de mesa destaca un fig. 5). También hallamos ejemplares an- conjunto de formas abiertas asimilable a tiguos en Castellar de Meca (Ayora) en la forma ataifor o cuenco (2003-28902, un contexto anterior a la segunda mitad 2003-28903, 2003-28904, 2015-28968), de del siglo X (López García, 1985: fig. 4,5-

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Figura 12. Tinajas, tapadera, tanānīr, candil, arcaduces y opérculos de época emiral.

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6); en la ciudad de Valencia son habitua- V23.1.2 (Gutiérrez Lloret, 1996-a) proba- les en los siglos IX-X los ataifores bizco- blemente fabricado en los talleres emi- chados sin decoración pintada, normal- rales de Murcia y datado en la segunda mente de pastas más depuradas y paredes mitad del siglo IX. Una característica de curvas (López y Martínez, 1994: lám. 139, estas piezas es que suelen presentar bi- 1-3. Pascual et al., 2003: fig. 33. Rosselló, cromía en el vedrío, verde al exterior y 2000: fig. 11, 1312-14). amarillo al interior. Piezas similares se Dentro de las formas cerradas a tor- han documentado en el castillo de Cu- no, abundan jarritos de borde apuntado llera (Rosselló, 2006: fig. 7, C5-7, C10- o recto (2003-28926) asociados a galbos 56). Se trata de las primeras produccio- provistos de una pequeña moldura de nes vidriadas emirales que se documen- dos líneas incisas paralelas en la unión tan en esta área geográfica. con el cuerpo (Rosselló, 2000: fig. 6, Fuera del ámbito de la cocina y el ser- 1314-4, fig. 8, 1200-9. Pascual et al., 2003: vicio de mesa, se documentan tinajas fig. 33, 60338-132,102) y que en la ciudad para almacenaje de bordes engrosados de Valencia se constatan a partir de me- al exterior (2003-28849, 2003-28509), diados del siglo IX; jarritos de similares asociadas a asas robustas (2016-28669) características (2015-28976), jarras/cán- y galbos con cordones digitados (2003- taros de cuellos acanalados, algunas con 28847), con ejemplares similares en el el borde biselado (2015-28974) y con pa- castillo de Cullera (Rosselló, 2006: figs. ralelos en el castillo de Cullera (Rosse- 13-15). Quizás relacionada con las tina- lló, 2006: fig. 12, C9-58). También abun- jas esté la tapadera plana (2002-28830) da un tipo de jarrita provista de conca- de menor grosor y pasta más fina que el vidad interior y normalmente de pastas tipo ţābaq/disco y, obviamente, sin mar- finas grises o rojas, duras y bien coci- cas de fuego. das (2003-28921, 2015-28978). Un único Otro gran recipiente para almacenaje ejemplo se documenta de jarro de boca o para labores auxiliares es el fragmento elíptica (2003-28918) y borde moldura- (2015/28967), posiblemente pertenecien- do y probablemente trilobulado, de pas- te a un barreño similar a la serie M29 de ta gris muy fina, dura y cocida. Tudmir (Gutiérrez Lloret, 1996-a) y que Una pieza excepcional son los frag- abundan en los niveles del siglo IX y pri- mentos de un jarrito con decoración mera mitad del X en la ciudad de Valen- incisa o en relieve bajo cubierta vítrea cia (Pascual et al., 2003: fig. 34). (2016-28998), del que ha desaparecido Como contenedores de fuego se ha casi completamente el vedrío, conser- documentado la forma tannūr (Gutié- vando trazas del mismo al interior en rrez Lloret, 1996-a: M9), tanto los bordes color amarillo. Se trata de un jarrito tipo de la boca del hornillo (2016-28982) co-

163 Miquel Rosselló Mesquida mo las bases o pies (2003-28906). Se tra- escasamente en la excavación. Se trata ta de hornillos que pueden ser portátiles siempre de candiles de pastas pajizas o o fijos, preferentemente utilizados para blanquecinas y bien depuradas, y apare- la cocción de tortas de pan. Pueden pre- cen muy fragmentados. El ejemplar más sentar, en la pared interna, un estriado completo (2015-28954) presenta una ca- vertical cuya funcionalidad es la de faci- zoleta baja, con base levemente conve- litar la sujeción de la torta de pan mien- xa, asa anular desde el exterior del go- tras cuece y su posterior extracción, que llete a la inflexión de la cazoleta y con no es el caso de nuestros ejemplares, si piquera incompleta y sobrealzada, pro- bien se ha documentado un fragmento, bablemente de tamaño medio respecto a de pasta diferente, con el característico la cazoleta, quizá asimilable al tipo T33.3 estriado de estos hornillos. Los ejempla- y que aparece en contextos del siglo IX res emirales documentados en Cartage- (Gutiérrez Lloret, 1996-a). na (Murcia y Guillermo, 2003: 198, fig. Piezas de uso agrícola son los frag- 15, 98-99) y Lorca (Martínez y Ponce, mentos de arcaduz documentados. Uno 1999: 305, fig. 12), por ejemplo, carecen de ellos (2003-28911) únicamente con- de este estriado y formalmente se ase- serva la base formada por un apéndice mejan a los nuestros. Los únicos para- acabado en un disco muy burdo, mode- lelos conocidos de tanānīr emirales de lado a mano, con las improntas digitales la cora de Balansiya son los documen- muy marcadas en el solero y las super- tados en el castillo de Cullera (Rosselló, ficies recortadas (facetadas) a cuchillo, 2006: fig. 16, C10-53, C9-77, C12-13, C12- de pasta marrón oscura con zonas gri- 30, C9-106) y quizás el ejemplar, ya del ses, muy cocida, asimilable al tipo T32.1 siglo X, proveniente de la calle Conde de Tudmir (Gutiérrez Lloret, 1996-a). de Trénor de Valencia (Rosselló, 2000: También se documentan tipos (2003- fig. 12, 1312-16), pues se trata de una for- 28912) de pastas claras, con escotadura ma escasamente documentada fuera del en la parte superior de la pieza por deba- área de Tudmir en época paleoandalusí, jo del borde que es engrosado al interior, aspecto que se ha puesto en relación con al que le correspondería posiblemente el hecho de ser una forma propia de los la base apuntada convexa (2003-28916). ejércitos sirios y egipcios (Gutiérrez Llo- Esta base se puede asimilar al tipo IV A ret, 1996-a: 201) si bien, se van docu- del yacimiento de Les Jovades de mentando en otras zonas de la Penínsu- (Bazzana et al., 1987: fig. 40), tipo que la (Alba y Gutiérrez Lloret, 2008: 602). los autores datan en los siglos X y XI, La cerámica destinada a la ilumina- si bien con distinta solución en el bor- ción está representada por la forma can- de que es exvasado. En cualquier caso, dil que, en general, se ha documentado bases apuntadas convexas similares a la

164 La cerámica del Sequer de Sant Bernat nuestra ya se documentan en contextos emirales en Cercadilla, Córdoba (Fuer- tes y González, 1994: lám. 2, III-IV). Por último, hay una serie de piezas readaptadas, como opérculos o tejuelos (2015-28576) recortados de tejas y de ce- rámica bizcochada islámica, con diáme- tros que se repiten de 8, 6 y 4 cm, cuya funcionalidad parece haber sido múlti- ple (tapones, fichas de juego, fichas de cálculo, etc.); útiles elaborados sobre materiales edilicios romanos reutiliza- dos y readaptados para otras funcio- nes como piezas discoidales a las que se ha practicado una perforación (2003- 28543) y otras en proceso de elaboración (2016-28583) e incluso fallidos, que pu- dieron servir como contrapesos. Tam- bién se documenta una chumacera de quicio (2003-28542) realizada sobre un resto de ladrillo. Piezas todas ellas que, Figura 13. Cerámica califal y contemporánea. si bien son de difícil adscripción crono- lógica, contamos con paralelos tempra- La cerámica islámica de época califal y nos desde época Emiral (Alba y Feijoo, posterior (siglos X-XIII) es extrañamente 2003: fig. 14). escasa. Podemos mencionar la documen- tación de un único fragmento de verde manganeso islámico, concretamente la Otras cerámicas islámicas post- base de un ataifor con decoración radial emirales, medievales, modernas (siglo X-XI); un tubo vertedor de borde y contemporáneas (fig. 13) pellizcado de un jarro, posible alcarraza (2003-28917), de pasta beige blanquecina. En los estratos de superficie, principal- En Valencia, los jarros con tubo vertedor mente, o formando parte del material in- o alcarrazas se documentan en contextos trusivo, se constatan otros materiales ce- a partir de la segunda mitad del siglo X rámicos, siempre muy escasos, de crono- (Pascual et al., 1997: 188, fig. 13,2) y en Be- logías posteriores y que nos informan de netússer (l’Horta Sud) en un contexto si- la, cuando menos, frecuentación del lugar. milar (Escribà, 1990: 32, nº 39).

165 Miquel Rosselló Mesquida

Algo más abundantes, dentro de la mo- to (2001-28770) con cenefa de ondas y destia del conjunto, son las cerámicas islá- puntos (Coll, 1998: nº 99) datado entre micas de los siglos XII-XIII, como un atai- 1770-1800, también un pequeño borde for bicromo melado sobre verde, ataifores de plato decorado en azul y morado con monocromos turquesa, melado y con cu- cenefa de flechas desflecadas o de ángu- bierta estannífera, así como un fragmen- los (Coll, 1998: nº 100) con cronología to de galbo de cerámica de cocina vidria- de 1730-1800 y una tapadera de sopera da en verde. También se recuperó un la- en cerámica de Alcora de la serie «chi- drillo, cuyo formato, 27 x 13 x 2,5 cm remite nescos azules» datada entre 1735-1760. a época almohade, cronología que pensa- También se documenta un fragmen- mos debe asignarse a todo este lote. to de azulejo renacentista de la prime- No mucho más abundantes son los ra mitad del siglo XVII, azulejo cuadra- materiales de época medieval cristia- do completo con enlaces esquineros su- na, constatándose una olla gris, un le- geridos. Decoración policroma (azul, brillo de cerámica bizcochada, cubier- amarillo, naranja) con estrella octogo- tas vidriadas monocromas como un le- nal central inscrita en un círculo (Pérez brillo vidriado con cubierta plumbífera Guillén, 1996: nº 50). en verde y otro de cubierta estannífera Ya del siglo XIX serían un fragmento blanca. También cerámica de mesa, co- de base de plato de loza blanca a molde, mo una base de loza decorada en ver- con gallones y decoración radial en azul de y manganeso valenciano con posible y el borde de un plato de loza blanca con escudete seudo-heráldico, un fragmen- filetes en azul (2002-28773), ambos típi- to de plato con cubierta estannífera de- cos de finales del siglo XIX y probable- corado en manganeso, un fragmento de mente de producción manisera. plato de loza azul de estilo esquemático con orla geométrica de dobles círculos separados por líneas radiales en grupos Conclusiones de tres, cuyas impares presentan puntos en los extremos y un fragmento de galbo Los materiales en su conjunto aportan de loza dorada, conjunto que cronológi- una cronología que va desde el siglo IV- camente abarca desde la segunda mitad III a.C. hasta finales del siglo XIX, si del siglo XIII al siglo XV. bien, podemos concluir la existencia de Otro lote, también parco, está forma- dos grandes momentos de ocupación do por un conjunto de materiales del si- del yacimiento: glo XVIII, principalmente platos deco- rados en azul, destacando, por su signi- • uno centrado en el siglo VII, de épo- ficación cronológica, un borde de pla- ca visigoda.

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• otro de época islámica emiral, que antiguos, uno de largo alcance que unía pensamos debe situarse entre la se- el alto Magro con la llanura del Xúquer y gunda mitad del siglo IX y la primera otro más local que enlaza Albalat-Alge- mitad del siglo X. mesí con Alberic-Alcosser, comunicando por el margen izquierdo del Xúquer el va- Menos importante en cuanto a volu- do de Albalat con el de Alcosser (Arasa y men, pero también indicativo de la pre- Pérez, 2010: 104). sencia de algún asentamiento cercano, Por lo que respecta a los materiales ro- son los lotes de materiales romanos, con manos de época alto-imperial, apuntan a dos períodos claros cronológicamente a la presencia de una villa cercana, princi- partir del estudio cerámico, siglos I-II y palmente por los abundantes materiales finales del siglo IV-primera mitad del si- de construcción documentados en los ni- glo V. Por otra parte, hay que mencionar veles de época visigoda y emiral, algunos los abundantes materiales de construc- de ellos claramente readaptados y reutili- ción de época romana, algunos de ellos zados para otras funciones, lo que sugiere reutilizados en épocas posteriores. un desmantelamiento de la villa a lo largo De los materiales ibéricos y romanos, de un amplio espacio de tiempo. Del mis- puesto que se trata de materiales resi- mo modo, la presencia de dolia, algunos duales, pocas conclusiones podemos ex- con numerales incisos, sería indicativa de traer, salvo aspectos de tipo cronológico alguna de las actividades económicas rea- y algunos de tipo económico y comercial, lizadas en la villa, la posible producción y siempre con extrema cautela debido a su almacenamiento de vino y/o aceite. Villa contexto y escaso número. Es posible la que parece hay que situar en los alrede- existencia de algún pequeño asentamien- dores de la actual ermita de San Bernat a to tipo «granja» en época ibérica, con- tenor del sondeo realizado en 1980 (Her- cretamente entre los siglos IV y III a.C., nández y Martínez, 1980 Martínez Pérez, probablemente dependiente del oppidum 1984; Serrano, 1987). localizado en el Alter de la Vintivuitena La ausencia de cerámicas romanas an- (Albalat). Se cita el hallazgo de cerámicas teriores al siglo I-II d.C. indica una fe- ibéricas en otros yacimientos de Alzira, cha en estos siglos para la fundación de además del propio Sequer de Sant Ber- la villa, como también se comprueba en nat, en les Cases de Montcada, les Cases la mayoría de asentamientos estudiados de Xixarà y en l’Alquerieta, todos, salvo en la Ribera (Arasa y Pérez, 2010) y en el nuestro, en el margen derecho del Xú- otros muchos casos del País Valenciano quer (Arasa y Pérez, 2010: 103). Por otra (Arasa, 2003: 163). parte, parece que el yacimiento se sitúa en Las últimas cerámicas romanas do- las cercanías de dos importantes caminos cumentadas en la intervención no van

167 Miquel Rosselló Mesquida más allá de la primera mitad del siglo V, tad del siglo VII (Pascual et al., 2003; momento en el cual muy posiblemen- Rosselló, et al. 2010) y en Llíria (Escri- te se abandonaría la villa, quizás coetá- và et al., 2005), Cullera (Rosselló y Coti- neo a un momento convulsivo en estas no, 2005), València la Vella en Riba-ro- tierras donde se constata la destrucción ja de Túria (Rosselló, 2005) y Alcàsser y/o abandono de algunos establecimien- (Alapont y Ballester, 2007) este último tos, tanto urbanos como rurales, a veces de especial interés por estar asociado acompañadas de ocultaciones moneta- a hallazgos antiguos de imitaciones vi- rias (Hurtado et al., 2008: 135) y que, en sigodas de trientes áureos a nombre de general, coincide con el final de un buen los emperadores bizantinos Justiniano I número de villae en Hispania, sin que y Justino II (Alapont y Tormo, 2005-a; ello signifique el abandono definitivo de 2005-b; 2007; Ribera, 2005). todas ellas, ya que algunas continuarán Por otra parte, la presencia de mate- si bien con profundas transformacio- riales importados en época visigoda (si- nes arquitectónicas y asumiendo nuevas glo VII), como sería la sigillata (Hayes funciones (Chavarría, 2007). 91D), algunas ánforas orientales, jarra/ No tenemos evidencias de una posi- olla africana u oriental, cerámicas ebu- ble continuidad ininterrumpida desde el sitanas, cerámica de cocina del Medite- final de la época romana (siglo V) y la rráneo central, etc., son una prueba de llegada de los visigodos. Tampoco cono- la continuidad de los contactos comer- cemos el tipo de asentamiento en el si- ciales con otras áreas del Mediterráneo glo VII, si hubo una reocupación de al- y de un cierto dinamismo en esta zo- gunas partes de la villa o simplemente na, sin duda por su privilegiada ubica- ésta sirvió de cantera de materiales para ción, excelentemente comunicada por un nuevo establecimiento, próximo, pe- la Vía Augusta y, principalmente, a tra- ro creado ex novo, del que se ha podi- vés del Xúquer, pues la comercialización do documentar su necrópolis y algunas de estos productos sería por vía fluvial, estructuras incompletas de difícil inter- a través del Portus Sucronem (Cullera), pretación. donde se ha documentado actividad co- Los abundantes materiales recupera- mercial en el siglo VII (Rosselló y Co- dos en este período describen perfecta- tino, 2005; Rosselló, 2007) con hábitat mente la «facies cerámica visigoda» de y necrópolis también de estos momen- Valentia y su territorio entre el último tos (Rosselló, 2005; Cotino et al., 2006) cuarto del siglo VI y el siglo VII. Mate- (fig. 14). El río Xúquer fue navegable, riales cerámicos similares se documen- al menos hasta el siglo XV, hasta Alzira tan en la ciudad de Valencia en contex- (Carmona y Ruiz, 2003) y ya en tiempos tos de finales del siglo VI y primera mi- de Jaime I (1269) se concede un privile-

168 La cerámica del Sequer de Sant Bernat

Figura 14. Mapa de las zonas de aprovisionamiento de cerámicas y ánforas documentadas en el yacimiento del Sequer de Sant Bernat, siglo VII. gio ordenando que en las presas o azu- zas, la duplicidad de funciones de algu- des formados entre Alzira y el mar se de- nas formas (jarra / olla, cazuela / fuente, jaran abiertos portillos para el paso de ţābaq-disco / tapadera, etc.), ausencia o las naves (Piles, 1979: 183, doc. nº 9). escasez de vidriados, en todo caso siem- Por lo que respecta al importante con- pre monocromos e importados de cen- junto de materiales islámicos emirales, tros urbanos del sur o sureste, y ausencia creemos que debe situarse cronológi- o escasez de decoración pintada (única- camente entre la segunda mitad del si- mente tres fragmentos de galbo con tra- glo IX y la primera mitad del siglo X, en zos en manganeso en todo el registro). todo caso con anterioridad a la segun- Tipológicamente, los materiales son da mitad del siglo X, cuando se extiende similares a otros yacimientos valencia- el uso del vidriado. Éstos, en su conjun- nos de igual cronología, especialmente to, se caracterizan por ser mayoritaria- en lo referente a la «olla valenciana», si mente de producción local, al menos en bien las formas abiertas, tanto de coci- lo que se refiere a la cerámica destina- na (cazuelas) como de mesa (ataifores), da al fuego; el modelado manual y el uso son algo más abundantes en el Sequer de torneta para la elaboración de las pie- de Sant Bernat. Por otra parte, hay que

169 Miquel Rosselló Mesquida hacer notar la presencia de algunas for- rece que se pueda hablar de un verdade- mas generalmente no documentadas en ro comercio en esta zona hasta la segun- época paleoandalusí al norte del Xúquer da mitad del siglo X (Azuar, 2007). y más relacionadas con las tierras me- Por otra parte, la importancia del hisn ridionales del País Valenciano o con la Qulayra y su puerto fluvial, al menos zona de Murcia y el SE, en general, co- desde el siglo IX, ha quedado señalada mo las cazuelas altas o «marmitas», el ţā- tanto por las estructuras documentadas baq-disco y el tannūr, lo que podría ser como por los materiales recuperados, al- un indicio de la especial relación de es- gunos de ellos excepcionales, como las te territorio en época emiral con la co- porcelanas blancas chinas de la dinastía ra de Tudmir, de límites muy imprecisos Tang (Coll, 2006). en los primeros siglos de la conquista is- Otras cerámicas nos ponen en la pis- lámica (Guichard, 1980: 231; Gutiérrez ta de algunas de las actividades econó- Lloret, 1996-a: 28). micas realizadas en el asentamiento, co- Las escasas cerámicas reconocidas co- mo serían los arcaduces recuperados, mo importadas provienen de la zona del siendo especialmente interesante el tipo SE, como sería el caso del jarrito con de- T32.1 (Gutiérrez Lloret, 1996-a). Se trata coración incisa y en relieve bajo cubier- de un cangilón de época emiral, el más ta vítrea monocroma y, con más dudas antiguo conocido en al-Andalus, datado cronológicas, la base de una marmita en los siglos VIII-IX en el área de Tud- con mica dorada, quizás de la Serie 2 de mir, principalmente en la zona del Ba- Tudmir, y de la zona de la Meseta, con jo Segura, tal vez inspirado en modelos un ejemplar de olla a torneta de borde egipcios, caracterizados por tener uno moldurado de la forma F4d (Retuer- de los puntos de sujeción en el carac- ce, 1998). Las primeras, probablemen- terístico apéndice discoidal (Gutiérrez te llegadas por vía marítima a través del Lloret, 1996-c). Se trata de la prueba ma- puerto fluvial de Qulayra (Cullera) y la terial de época islámica más antigua del segunda a través de la ruta que comu- uso de estos artilugios para el riego en la nicaba la Meseta, concretamente la zo- zona de Valencia. Ejemplares de arcaduz na de Cuenca, con las llanuras litorales con apéndice más evolucionado, a mo- siguiendo el curso del río Magro. La in- do de botón (T32.2), cronológicamente fluencia meseteña en algunas cerámicas ya de los siglos IX-X, se documentan en de época emiral de esta zona de la Ribe- el castillo de Cullera (Rosselló, 2006: fig. ra ya fue puesta de manifiesto en el con- 16, C10-55, C15-28, C7-43). En ambos ca- junto de materiales emirales y califales sos nunca van perforados. Este tipo de de la Torre Celoquia del Castell de Cu- arcaduz no se ha documentado, hasta la llera (Rosselló, 2006). Con todo, no pa- fecha, en la ciudad de Valencia, cuyos

170 La cerámica del Sequer de Sant Bernat ejemplares del siglo IX son de base plana caso de Cullera (Azuar, 1995; 2005; 2007; (Pascual et al., 2003: fig. 34, 60254-273). Rosselló, 2006: 30). Otros elementos cerámicos con tras- En época islámica es muy posible que cendencia económica serían las piezas la importancia de este asentamiento se reutilizadas y readaptadas de material viera reforzada por el valor caminero edilicio romano, discos perforados que que adquirirá el margen izquierdo del pudieron funcionar como contrapesos río. En este sentido, la fundación de Al- de red o, más verosímilmente, contra- zira en el siglo IX (Soler, 2002) la con- pesos de huso en el proceso del hilado vierte en un hito del camino entre Va- (Gutierrez Lloret, 1999: 86-87). lencia y Xàtiva, al tiempo que la presen- Muchos de estos materiales encuen- cia de algunos topónimos, como el de tran su confrontación más próxima con Alberic (la posta), refuerza aún más la los hallados en el núcleo urbano de Al- posibilidad de este trazado del camino zira, concretamente con el nivel VII del principal Valencia-Xàtiva por esta ribe- testar-basurero de la excavación del so- ra izquierda (Arasa y Pérez, 2010: 110). lar del colegio Julio Tena (Martínez Pé- Por lo que respecta al momento final rez y Martínez Ruiz, 1990: 79), que si del asentamiento emiral, ya hemos co- bien los autores datan de finales del si- mentado que pensamos que los materia- glo IX a finales del siglo X, creemos que les no sobrepasan la mitad del siglo X y no sobrepasa la mitad del siglo X, es de- también de la extraña escasez de mate- cir, precalifal, y también con los mate- riales postemirales, especialmente cali- riales emirales recuperados en la Torre fales y taifa, como muestra el hecho de Major de Cullera (Rosselló, 2006), en- haber recuperado un único fragmento clave que pensamos que en esta época de verde manganeso califal. estaría muy ligado a Alzira, el núcleo ur- Esta escasez de cerámicas muy proba- bano más cercano. Es más, muy proba- blemente sea el reflejo de un abandono blemente los dos enclaves en época emi- del lugar como zona de hábitat al final de ral surgirían y evolucionarían al mis- época emiral aunque, obviamente, con- mo tiempo, relacionados con la funda- tinuaría la explotación agrícola de la zo- ción de asentamientos de nueva planta na y se deba a un cambio en los mode- de carácter estable en la costa de Sharq los de asentamiento a partir del período al-Andalus, germen de las futuras ciu- califal. Esta «discontinuidad» del asen- dades, caso de Alzira sobre un meandro tamiento emiral deberá ser convenien- del Xúquer, y de enclaves costeros en la temente explicada en futuras excavacio- desembocadura de los ríos importantes, nes y probablemente matizada y amplia- con funciones militares y religiosas (ri- da, pero es muy posible que deba poner- bat), como sería muy probablemente el se en relación con una reestructuración

171 Miquel Rosselló Mesquida de los asentamientos en la crisis del emi- Ayora (López García, 1985: 185), El Mo- rato y el establecimiento del califato en lón de (Lorrio y Sánchez, 929, con la definitiva integración de es- 2008: 161-162) o el nivel de destrucción de tas tierras al poder omeya y el pleno de- la c/ Conde de Trénor de Valencia (Ros- sarrollo urbano del incipiente núcleo de selló, 2000: 64-67), algunos de ellos con Alzira, paralelamente a una intensifica- claras señales de destrucción e incendio ción del regadío con nuevas formas de y que serían el reflejo, en el caso del Cas- organización de los espacios agrarios tellar de Meca y el Molón de Camporro- (Azuar, 2007: 88) y la creación de la tra- bles, del abandono de los poblados encas- ma de alquerías (Cortés et al., 1981) para tillados y la «bajada» al llano. la explotación de la huerta alcireña, ex- En este aspecto, no podemos dejar de tensión del regadío en función del cre- mencionar lo que documentan las fuen- cimiento de las ciudades que en esta zo- tes para el caso de Alzira, según el texto na no podemos situar con anterioridad a de Ibn Hayyan, donde las tropas emira- mitad del siglo X. les de Abd al-Rahman en la expedición Posiblemente podamos encontrar una de 928 conquistan la ciudad al asalto, relación de esta discontinuidad o final juntamente con sus fortalezas subordi- de nuestro asentamiento con la de algu- nadas, preámbulo a la definitiva restau- nos otros yacimientos emirales anteriores ración del poder emiral de estas tierras a la segunda mitad del siglo X, como se- tradicionalmente disidentes y refracta- rían los casos del Castellar de Meca, en rias a Córdoba (Guichard, 1980: 236).

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176 Estudio bioantropológico de los restos óseos del Sequer de Sant Bernat

Ángela Pérez Fernández Departamento de Medicina Legal, Toxicología y Antropología Física Facultad de Medicina. Universidad de Granada

Introducción Material y métodos

Los hallazgos de restos humanos en las El material óseo se encontraba deposita- excavaciones arqueológicas siempre han do en la oficina de la empresa «Estudios suscitado un gran interés entre los inves- de Afección Patrimonial S.L.P.», ubica- tigadores, ya que constituyen una fuen- da en La Eliana (Valencia). Cada unidad te de información directa del propio ser estratigráfica se almacenaba en bolsas de humano (Walker, 2001). En esta línea, es plástico individualizadas y etiquetadas, imprescindible la colaboración entre ar- a su vez depositadas en cajas de plásti- queólogos y antropólogos. co duro. En el transcurso de la intervención En general, los restos humanos venían arqueológica denominada El Sequer de incluidos en una abundante matriz te- Sant Bernat, ubicada en el término mu- rrosa, debido fundamentalmente al pro- nicipal de Alzira (Valencia), se docu- cedimiento de extracción (extracción mentó un nivel de enterramientos perte- «en bloque») que se llevó a cabo en la neciente a una necrópolis tardoantigua propia intervención arqueológica. y un enterramiento individual vincula- Presentan un estado de preservación do a un nivel bajomedieval. muy desigual, ya que muchos aparecen El objetivo de este estudio es la carac- completos y otros tan sólo conservan es- terización bioantropológica de los indi- casos fragmentos, bien por la reutiliza- viduos enterrados en dicho yacimiento. ción del espacio funerario, bien por pro- Concretamente, se localizaron un NMI cesos tafonómicos o debido a procesos de 20 distribuidos en 15 unidades estra- de extracción. tigráficas diferentes en los niveles tar- El análisis del material se llevó a ca- doantiguos y un NMI de 1 en los niveles bo en el Laboratorio de Antropología bajomedievales. Física de la Universidad de Granada. Se

177 Ángela Pérez Fernández han documentado un total de 16 unida- Dado que parte del material óseo se des estratigráficas, que corresponden a encontraba mezclado, la estimación del 21 individuos diferentes. NMI se realizó a partir de la frecuencia Para la limpieza de los huesos, a pesar de todos los tipos de hueso y su lado de de que habitualmente se recomienda la distribución. limpieza en seco, la cantidad de sedimen- La estimación del sexo del esqueleto en to agregada al material obligó a retirarlo los individuos adultos se ha realizado a con agua y utilizar herramientas blandas través de dos procedimientos básicos: uno como pinceles y espátulas de madera. a través de los caracteres cualitativos y otro Una vez realizada la limpieza, se lle- mediante parámetros cuantitativos. vó a cabo la reconstrucción de las piezas Para los métodos cualitativos se con- en la medida de lo posible, utilizando el sideró como criterio fundamental el es- adhesivo Pegamento Imedio®, que debi- tudio de las características morfológi- do a sus características se puede retirar cas del cráneo, la mandíbula y especial- fácilmente en caso de que fuera necesa- mente del hueso coxal (Ferembach et al., rio, siendo reversible con la utilización 1980). Adicionalmente, nos hemos basa- de acetona, sin dañar el material. do también en la robustez, el tamaño y la Para la correcta identificación del ma- presencia o ausencia de las inserciones terial, se realizó un inventario de los musculares. huesos recuperados en cada UE, lo que Lamentablemente, no todos los indi- permite visualizar de una manera fácil y viduos conservaban estas unidades ana- rápida el índice de preservación del ma- tómicas o las conservaban en mal esta- terial recuperado, basado en el número do, por ello se aplicó el método de es- de huesos documentados y no en el gra- timación sexual mediante parámetros do de conservación o estado físico de ca- cuantitativos, basado en las dimensio- da uno de los ellos, así como las caracte- nes de los huesos largos y de las piezas rísticas principales del individuo. dentales, a partir de la serie de funcio- Este índice de preservación global agru- nes discriminantes para dientes de Vi- pa un total de 22 unidades anatómicas: hue- ciano (2012) y la serie de funciones para sos largos (12, incluyendo húmero, cúbito, el esqueleto poscraneal de Alemán et al. radio, fémur, tibia y peroné), cintura esca- (1997), con el fin de disminuir el número pular y pélvica (7, incluyendo clavícula, es- de individuos indeterminables. cápula, coxal y sacro) y cráneo (3, cráneo, Se procedió a una medición de todas las maxilar y mandíbula). El índice de pre- estructuras óseas posibles de la muestra, servación se ha calculado con la siguien- así como a la codificación de las variables nº de huesos conservados x 100 te fórmula: 22 que deseamos analizar, de forma que los (Campillo y Subirá, 2004: 84). datos analizados estuvieran representados

178 Estudio bioantropológico de los restos óseos del Sequer de Sant Bernat en forma numérica. Posteriormente, fue- A partir de dichas variables métricas ron tratados en el paquete estadístico SPSS se procedió a obtener diferentes índices, 15.0 para Windows 7, el cual permitió el dependiendo de la unidad anatómica, análisis descriptivo de la muestra. con el fin de valorar tamaño-forma de La estimación del sexo en individuos las regiones anatómicas. infantiles se ha realizado mediante pará- Para la estimación de la estatura se han metros cuantitativos a partir de la serie empleado las longitudes máximas de los de funciones discriminantes para dien- húmeros, cúbitos y radios en la extremi- tes de Viciano (2012), ya que la conser- dad superior y de los fémures, tibias y pe- vación de los mismos fue bastante óp- ronés en la extremidad inferior. Se han tima en detrimento del resto de piezas utilizado cuatro técnicas diferentes en anatómicas, lo cual impidió la realiza- función de la proximidad geográfica con ción de otro tipo de análisis. la Península y la necesidad de realizar Para la estimación de la edad en indivi- comparaciones con otras colecciones es- duos subadultos se utilizaron los criterios pañolas: las ecuaciones de Pearson (1899, de desarrollo de los huesos (Krogman y en Olivier, 1960: 263), las ecuaciones ela- Iscan, 1986; Stloukal y Hanakova, 1978), boradas por Trotter y Gleser (1958), las la dentición (Ubelaker, 1989) y el grado ecuaciones de Olivier y Tissier (1978) y de sinostosis o fusión de las epífisis de los las ecuaciones de Mendonça (2000). huesos largos (Brothwell, 1987). Para los El estudio patológico se basó en el adultos, la estimación se ha realizado a análisis macroscópico de los restos partir del grado de obliteración de las su- óseos. Las patologías que se diagnosti- turas craneales (Vallois, modificado por caron más frecuentemente son las de ti- Olivier, 1960; Meindl y Lovejoy, 1985), así po traumático, inflamatorio, lesiones de- como los cambios morfológicos de la sín- generativas, entesopatías y las causadas fisis púbica (Krogman y Iscan, 1986). por deficiencias alimenticias. En el análisis antropométrico, todas En lo referente a las patologías ora- las dimensiones han sido tomadas si- les, los datos se documentaron en la fi- guiendo las técnicas de medición de Oli- cha dental propuesta por Chimenos et vier (1969), Buikstra y Ubelaker (1994) al. (1999), desarrollada en el laboratorio y Viciano (2012), tomadas directamen- de Antropología Biológica de la Univer- te sobre el hueso y nunca por simetría. sidad Autónoma de Barcelona, donde se Los valores de las medidas se expresan aplican los códigos propuestos por la Fe- en milímetros. Para la medición de las deración Dental Internacional. A dicha mismas se ha utilizado compás de espe- ficha dental se le añadieron dos medidas sor, calibre digital, plancha osteométrica adicionales, el diámetro mesiodistal cer- y cinta milimetrada. vical y el diámetro bucolingual de la raíz.

179 Ángela Pérez Fernández

Hemos valorado también los caracte- res epigenéticos o caracteres no métricos, que consisten en anomalías o variantes anatómicas, no patológicas, detectables en el hueso: metopismo, huesos super- numerarios, sacralización, etc. Se trata de rasgos que se registran como presentes o ausentes, de carácter hereditario y por tanto útiles para identificar relaciones de parentesco entre individuos. Figura 1. Enterramiento individual y primario en cista.

Resultados del nivel tardoantiguo tro de una cista como estructura funera- ria (tabla 1, fig. 1). Tafonomía Los enterramientos colectivos res- pondían a una reutilización de las cistas, La gran mayoría de los conjuntos anali- provocando la posición secundaria de zados eran enterramientos individuales, los restos y la acumulación de los indivi- depositados en posición primaria den- duos. Los restos aislados documentados

Tabla 1. UUEE estudiadas y principales datos funerarios Estructura UE Enterramiento Tipo Posición del esqueleto NMI funeraria 3002a Individual Primaria Decúbito supino Sin estructura 1 3002b Restos aislados Secundaria Removido Sin estructura 1 3007 Individual Primaria Decúbito supino Cista UE 1001 1 3009 Individual Primaria Decúbito supino Cista UE 1001 1 3010 Individual Primaria Decúbito supino Sin estructura 1 3004 Individual Primaria Decúbito supino Cista UE 1004 1 3003 Individual Primaria Decúbito supino Cista UE 1006 1 3000 Individual Primaria Decúbito supino Cista UE 1003 1 3008 Individual Primaria Decúbito supino Cista UE 1002 1 2002 Restos aislados Secundaria Removido Sin estructura 2 2003 Restos aislados Secundaria Removido Sin estructura 1 1007 Individual Secundaria Decúbito lateral izquierdo Sin estructura 1 3001 Colectivo Secundaria Removido Cista EU 1003 3 3006 Colectivo Secundaria Removido Cista UE 1002 3 3005 Individual Secundaria Removido Cista UE 1001 1

180 Estudio bioantropológico de los restos óseos del Sequer de Sant Bernat

Figura 2. Individuo infantil UE 3009. se registraron en los niveles de amorti- el 60% de las unidades anatómicas, con zación de los enterramientos, y proba- una media de un 76% de preservación. blemente respondan a movimientos de Los valores más bajos se encontraron en tierras y desplazamientos casuales. Por los individuos infantiles (fig. 2), debido otro lado, también se documentaron en- fundamentalmente a la gracilidad y el terramientos sin estructura funeraria, de pequeño tamaño de los huesos, más sus- tipo individual, debido quizás a un espo- ceptibles de sufrir procesos tafonómicos lio de la cista o fosa original (ver Sañudo y pérdida de huesos. et al. en este mismo volumen). Se han documentado tres tipos dife- rentes de posición corporal. La mayoría Demografía yacían en decúbito supino, con extremi- dades superiores e inferiores en posi- Se ha estimado un NMI de 20 (tablas 2 ción extendida o semiextendida (fig. 1). y 3): 10 adultos (2 masculinos, 5 feme- La orientación de los enterramientos fue muy variada, por lo que no pudimos es- Tabla 2. Distribución demográfica tablecer un modelo o patrón funerario. Masc. Fem. Indet. Total Edad La mayoría de los individuos se encon- N N N N/% traban en conexión anatómica, indican- Infantil I 3 1 1 5 (25,0%) do que la descomposición del cuerpo tu- Infantil II 1 1 (5,0 %) vo lugar en un espacio colmatado o mix- Subadulto 2 2 (10,0%) to. El conjunto funerario del Sequer de Adulto 2 5 3 10 (50,0%) Sant Bernat no parece mostrar una dis- Maduro 1 1 2 (10,0%) tribución espacial y tipológica concreta. Total 7 7 6 20 En general, el índice de preservación Masc.: masculino. Fem.: femenino. total fue bastante elevado (tabla 3), ya Indet.: indeterminable. que casi todos los individuos superaban N: número de individuos documentados.

181 Ángela Pérez Fernández

Tabla 3. Principales datos demográficos de las UUEE analizadas UE NMI Sexo huesos largos Sexo dientes Edad IP total 3002a 1 Masculino Masculino Adulto 100% 3002b 1 Indeterminable Indeterminable Subadulto — 3007 1 Indeterminable Indeterminable 6 ± 24 meses 77,27% 3009 1 Indeterminable Femenino 4 ± 12 meses 59,09% 3010 1 Femenino Femenino Adulto 100% 3004 1 Indeterminable Femenino Maduro-senil 68,18% 3003 1 Indeterminable Femenino Adulto 77,27% 3000 1 Indeterminable Masculino 8 ± 24 meses 90,90% 3008 1 Masculino Masculino Maduro-senil 77,28% Indeterminable Indeterminable Adulto — 2002 2 Indeterminable Masculino 4 ± 12 meses — 2003 1 Indeterminable Indeterminable Adulto — 1007 1 Indeterminable Masculino 4 ± 12 meses 31,81% Masculino Indeterminable Adulto — 3001 3 Femenino Femenino Adulto — Indeterminable Indeterminable Subadulto — Indeterminable Femenino Adulto — 3006 3 Indeterminable Femenino Adulto — Indeterminable Indeterminable Adulto — 3005 1 Indeterminable Masculino 6 ± 24 meses 72,72% ninos y 3 indeterminables), 2 individuos Demográficamente, aparecen repre- de edad avanzada (1 masculino y otro fe- sentados individuos de ambos sexos y menino), 2 subadultos de sexo indeter- de casi todas las categorías de edad (ta- minable, 1 infantil II de sexo masculino blas 2, 3 y gráfico 1), por lo tanto, pode- y 5 infantil I (3 masculinos, 1 femenino y mos inferir que se trata de un grupo na- 1 indeterminable). tural, con una utilización del espacio no El sexo se diagnosticó mayoritaria- selectivo en función de la edad o el sexo. mente a partir de la serie de función La mortalidad infantil de las edades discriminante del esqueleto poscraneal que comprenden las etapas de Infan- (Alemán et al., 1997) y de los dientes til I y II fue bastante elevada, 30% (ta- (Viciano, 2012) (tabla 3). No obstante, bla 2). Este alto porcentaje coincide con no se pudo estimar en todos los casos el momento del destete y la aparición por falta o fragmentación de elementos de numerosas enfermedades propias de óseos. la infancia.

182 Estudio bioantropológico de los restos óseos del Sequer de Sant Bernat

25

20 Masculino 15 Femenino Indeterminable 10 Total mero de individuos

Nú 5

0

I o l lt to ta il il II ul nt nt du duro To Gráfico 1. Distribución fa fa ba Ad In Ma demográfica. In Su Los valores más altos de representa- De las extremidades superiores (ta- ción se encuentran en la etapa de edad bla 4), se ha podido valorar el húmero adulta, 50% (tabla 2), mientras que el derecho e izquierdo de un mismo indivi- porcentaje disminuye en edades más duo de sexo masculino (UE 3010), el cual avanzadas, debido probablemente al es- presentaba un índice de robustez medio caso número de individuos que llegan a tanto en el lado izquierdo como el dere- esas edades. No obstante, estas frecuen- cho. El lado derecho muestra un grado de cias hay que tratarlas con reservas ya que desarrollo muscular en su punto medio el número de la muestra es muy reduci- aplastado, es decir desarrollo muscular de do y no corresponde a la totalidad de la los músculos coracobraquial y deltoides. necrópolis. En cuanto a los antebrazos (tabla 4), se analizaron 6 radios y 5 cúbitos. Los radios, según su distribución sexual, no Antropometría presentaban diferencias significativas en cuanto al grado de robustez y diafisario, En cuanto a las características morfoló- ambos con un grado de desarrollo medio. gicas de los individuos (tablas 4 y 5), se Los cúbitos masculinos presentaron un ha analizado el conjunto de huesos lar- grado de aplastamiento o desarrollo mus- gos (húmero, cúbito, radio, fémur y ti- cular a nivel de la articulación subsigmoi- bia), obteniendo los principales datos dea marcado, mientras que los cúbitos de métricos e índices del esqueleto poscra- sexo femenino mostraron una ausencia neal. Debido al escaso número de hue- de aplastamiento, es decir eurolenia. sos conservados, las conclusiones que De las extremidades inferiores (ta- podemos estimar son meramente des- bla 5), se han valorado 6 fémures. No se criptivas. han encontrado diferencias estadística-

183 Ángela Pérez Fernández

Tabla 4. valores biométricos de las extremidades superiores Masculino Femenino Variables extremidades superiores N Media DE N Media DE Longitud máxima 1 148,00 — — — — Perímetro en la mitad 1 36,00 — — — — Clavícula Anchura máxima epífisis acromial 1 29,03 — — — — Índice robustez 1 24,32 — — — — Longitud máxima — — — 2 282,50 7,778 Longitud fisiológica — — — 2 275,00 5,656 Perímetro mínimo — — — 2 55,00 1,414 Perímetro en la mitad — — — 2 58,50 3,535 Diámetro máximo mitad — — — 2 19,66 2,241 Húmero Diámetro mínimo mitad — — — 2 15,43 0,523 Anchura epífisis distal 2 60,85 6,095 1 57,39 — Diámetro vertical de la cabeza — — — 2 41,70 1,004 Índice robustez — — — 2 19,46 0,035 Índice diafisario — — — 2 78,82 6,324 Longitud máxima 2 271,00 0,000 1 221,00 — Perímetro mínimo 2 41,00 1,414 3 34,33 0,577 Perímetro en la mitad 2 50,50 0,707 1 44,00 — Diámetro máximo en la mitad 2 17,68 0,021 1 15,27 — Diámetro mínimo en la mitad 2 13,01 1,350 1 12,41 — Cúbito Diámetro transverso subsigmoideo 2 13,08 0,219 2 17,96 1,619 Diámetro anteroposterior subsigmoideo 2 22,44 2,206 2 20,15 0,212 Anchura distal 2 19,56 0,332 3 13,55 1,522 Índice de robustez 2 15,12 0,521 1 15,38 — Índice diafisario 2 73,59 7,725 1 81,27 — Índice de platolenia 2 58,64 6,742 2 89,20 8,975 Longitud máxima 1 249,00 — 1 203,00 — Perímetro mínimo 2 40,50 2,121 2 36,00 0,000 Perímetro mitad 1 48,00 — 1 38,00 — Perímetro tuberosidad 3 50,33 4,041 2 46,00 1,414 Radio Diámetro transversal (máximo) 1 16,65 — 1 13,45 — Diámetro sagital (mínimo) 1 11,80 — 1 9,77 — Anchura epífisis distal 4 33,83 2,787 2 31,43 0,098 Índice robustez 1 16,86 — 1 17,73 — Índice diafisario 1 70,87 — 1 72,63 — N: número de medidas. DE: desviación estándar.

184 Estudio bioantropológico de los restos óseos del Sequer de Sant Bernat

Tabla 5. Valores biométricos de las extremidades inferiores Masculino Femenino Variables extremidades inferiores N Media DE N Media DE Longitud máxima 1 464,00 — 2 430,00 0,000 Longitud en posición 1 459,00 — 2 421,00 1,414 Perímetro a la mitad 1 87,00 — 2 73,50 0,707 Diámetro anteroposterior a la mitad 1 28,26 — 2 22,32 1,067 Diámetro transversal a la mitad 1 25,25 — 2 24,40 0,106 Diámetro transversal subtrocantérico 3 31,18 3,490 3 30,18 1,021 Fémur Diámetro anteroposterior subtrocantérico 3 28,27 0,896 3 23,44 0,414 Diámetro horizontal de la cabeza 3 47,87 2,083 2 40,85 0,106 Diámetro vertical de la cabeza 3 48,46 1,308 2 40,17 0,565 Índice de robustez 1 18,95 — 2 17,45 0,109 Índice pilástrico 1 111,92 — 2 91,46 3,977 Índice platimérico 3 91,20 7,186 3 77,76 4,063 Longitud máxima 2 380,50 17,677 2 317,00 1,414 Perímetro mínimo 4 73,750 1,258 2 68,000 1,414 Perímetro mitad 2 79,50 o,707 2 73,50 0,707 Perímetro agujero nutricio 3 89,33 0,577 1 80,00 — Diámetro anteroposterior agujero nutricio 4 32,79 0,383 2 28,70 1,265 Tibia Diámetro transverso agujero nutricio 4 23,44 0,980 2 21,37 0,332 Diámetro anteroposterior mitad 2 29,17 1,173 2 26,97 0,608 Anchura distal 2 56,59 0,113 2 48,37 0,339 Índice Robustez 2 19,59 0,724 2 21,45 0,350 Índice cnémico 2 80,27 2,745 2 79,26 0,554 Peroné Perímetro mínimo 2 37,50 0,707 — — — N: número de medidas. DE: desviación estándar. mente significativas en el índice pilástri- sarrollo del mismo, provocando el aplas- co y cmérico en cuanto al sexo y al lado. tamiento anteroposterior del fémur. Sin embargo, se observa una tendencia Las 6 tibias analizadas muestran un hacia los fémures aplastados, con desa- índice cnémico nulo, es decir un grado rrollo muscular en la región superior de de desarrollo muscular en el tercio su- la diáfisis del fémur. perior de la diáfisis nulo, de morfología Algunos movimientos de carga y/o de redondeada. Posiblemente el patrón de una actividad física que precisen de am- actividad física de los individuos anali- plios desplazamientos explicarían el de- zados (UE 3002, 3008 y 3010) requiera

185 Ángela Pérez Fernández

Tabla 6. Estimación de la estatura según Pearson (1899), Olivier-Tisssier (1978), Trotter-Gleser (1958) y Mendonça (2000) Olivier- Trotter- Hueso Lado UE Sexo Pearson Mendonça Tissier Gleser Derecho 3010 Mujer 150,79±0,83 153,14±0,88 154,74±0,97 152,53±0,88 Húmero Izquierdo 3010 Mujer 147,76±0,83 149,85±0,88 151,04±0,97 149,16±0,88 Derecho 3002 Hombre 167,37±0,70 174,05±0,79 173,54±0,70 167,37±0,79 Radio Derecho 3010 Mujer 149,09±0,83 154,20±0,88 151,15±0,97 149,09±0,88 Derecho 3002 Hombre — 174,79±0,79 174,72±0,70 — Cúbito Izquierdo 3002 Hombre — 174,79±0,79 175,30±0,70 — Derecho 3010 Mujer — 152,60±0,88 152,13±0,97 — Derecho 3002 Hombre 166,10±0,70 167,98±0,79 171,12±0,70 — Izquierdo 3008 Hombre 172,04±0,70 174,43±0,79 176,95±0,70 — Tibia Derecho 3010 Mujer 149,57±0,83 154,20±0,88 153,75±0,97 — Izquierdo 3010 Mujer 149,10±0,83 153,75±0,88 153,17±0,97 — Derecho 3001 Mujer 156,48±0,83 158,19±0,88 160,31±0,97 158,09±0,88 Fémur Izquierdo 3001 Mujer 156,48±0,83 157,84±0,88 160,31±0,97 157,61±0,88 Derecho 3002 Hombre 168,54±0,70 169,95±0,79 173,36±0,70 169,41±0,79 Hombre 168,51±0,70 172.66±0,79 174,16±0,70 168,39±0,79 Media Mujer 151,32±0,83 154,22±0,88 154,57±0,97 153,29±0,88 una menor potencia muscular en la re- los valores según las fórmulas de Pearson gión tibial. (1899), 168,51±0,70 cm. A partir de los da- Se ha podido estimar la estatura a par- tos obtenidos podemos concluir que la po- tir de las medidas del húmero, cúbito, blación masculina tiene una media de es- radio, tibia y fémur (tabla 6). tatura mediana/alta. En los individuos de sexo masculino, los En los individuos de sexo femenino, los datos obtenidos mediante la aplicación de valores más bajos se obtuvieron al apli- las fórmulas de Mendonça (2000) revela- car las fórmulas de Pearson (1899), con ron el resultado más bajo de todos los mé- 151,32±0,83 cm, seguido de las fórmulas todos utilizados, con 168,39±0,79 cm. Los de Mendonça (2000), con 153,29±0,88 valores más altos se obtuvieron al aplicar cm, las fórmulas de Olivier-Tissier (1978) las fórmulas de Trotter-Gleser (1958), con con 154,22±0,88 cm y las de Trotter-Gle- un valor de 174,16±0,70 cm, seguido de los ser (1978) con 154,57±0,97cm. En gene- valores según Olivier-Tissier (1978), con ral, los individuos femeninos tienen una un valor de 172,66±0,79 cm y, por último, media de estatura mediana.

186 Estudio bioantropológico de los restos óseos del Sequer de Sant Bernat

Patología El sarro o cálculo dental es un sedi- mento calcificado compuesto de restos En lo referente a las patologías registra- de alimentos y bacterias que se depo- das, las más frecuentes fueron las pato- sitan sobre la superficie y alrededor de logías orales como la caries, cálculo den- los dientes. La falta de higiene, una ali- tal, fístulas o abscesos, enfermedad perio- mentación rica en proteínas y carbohi- dontal, hipoplasia del esmalte dentario, dratos, así como determinados hábitos pérdidas antemortem y desgaste dental. culturales favorecen la aparición de es- Los dientes y su soporte óseo son los tos depósitos (Malgosa y Subirá, 1996; indicadores óseos más directamente re- Viciano, 2012). Este tipo de patología lacionados con la dieta y, por tanto, con se ha registrado en la UE 3001, 3006, la nutrición (Malgosa y Subirá, 1996). 3002a (fig. 4) y 3010, en incisivos, ca- La caries es una de las patologías más ninos, premolares y molares inferior y comunes y frecuentes en los estudios de superior. poblaciones antiguas. Es el resultado de La enfermedad periodontal y la pérdi- la acción bacteriana sobre la placa den- da de soporte óseo, motivada por la falta tal, provocada por un consumo eleva- de higiene (Malgosa y Subirá, 1996; Vi- do de azúcares y alimentos de textura ciano, 2012) es otra de las anomalías re- blanda (Malgosa y Subirá, 1996; Viciano, gistradas en el conjunto de Alzira (UE 2012). Se registró en tres UE (UE 3003, 3000, 3004 y 3010). 3002a y 3010), predominando en mola- También se han documentado pérdi- res y premolares tanto inferiores como das dentales antemortem con reabsor- superiores (fig. 3). ción alveolar en la región de los molares

Figura 3. Mandíbula de individuo adulto con caries en Figura 4. Maxilar de individuo adulto con presencia el segundo molar izquierdo. de sarro y acusado desgaste dental en los incisivos.

187 Ángela Pérez Fernández

Se ha observado un caso de hipoplasia del esmalte dentario (fig. 5), UE 3006, en forma de líneas horizontales produci- das como consecuencia de las interrup- ciones en el proceso de la formación de la capa externa del diente. Hoy en día se distinguen tres tipos de causas posibles a este tipo de anomalías: factores heredi- tarios, traumas localizados y estrés me- tabólico. Este último es el que más co- múnmente se registra en las poblaciones contemporáneas y antiguas, aunque las Figura 5. Hipoplasia del esmalte dentario en canino inferior derecho de individuo adulto. causas son muy variadas: enfermeda- des infecciosas, parasitarias, deficiencias de las UE 3002a y 3010. Estas pérdidas nutricionales, intoxicación, entre otras están asociadas al efecto acumulativo de (Malgosa y Subirá, 1996; Viciano, 2012). otras patologías orales de etiología mul- Finalmente, hemos podido documen- tifactorial (Malgosa y Subirá, 1996; Vi- tar dos casos (UE 3004 y 3002a) de abs- ciano, 2012). ceso. Consiste en procesos patológicos Predomina el desgaste dental, sobre compatibles con abscesos, granulomas, todo en la superficie oclusal de los mo- quistes, etc., que en vida produjeron la lares (UE 3000, 3004 y 3002a), que con- perforación de la tabla ósea, generando siste en la pérdida del esmalte dental du- un canal de drenaje hacia el exterior de rante la masticación, causado por la du- la infección (fig. 6) (Malgosa y Subirá, reza y el carácter fibroso del alimento o 1996; Viciano, 2012). por la fricción de una superficie denta- También se han registrado dos tipos ria con otra, o bien por el posible efec- de anomalías dentarias: tubérculo de Ca- to abrasivo de sustancias duras que pue- rabelli e incisivos en pala, ambas de tipo da contener el alimento. No obstante, el congénito (Campillo; Viciano, 2012). desgaste dental no es una patología sino El tubérculo de Carabelli (fig. 7) es más bien el resultado natural del proce- una proyección adicional del esmalte lo- so masticatorio. calizada en la superficie mesiolingual de Por otro lado, también se ha registra- los molares del maxilar, tanto de la den- do un acusado desgaste dental en los tición decidual como permanente, más incisivos superiores (fig. 4) de las UE frecuente en poblaciones europeas. (Ri- 3002a y 3010, relacionado quizás con al- chard Scott y Turner, 1997). Se ha regis- gún tipo de actividad cotidiana. trado en las UE 3000, 3003 y 3005.

188 Estudio bioantropológico de los restos óseos del Sequer de Sant Bernat

Figura 6. Perforación de la tabla ósea a nivel del primer molar inferior izquierdo. Mandíbula de adulto.

Figura 7. Tubérculo de Carabelli en primer molar permanente (izquierda) y primer molar decidual (centro y derecha).

Figura 8. Incisivos centrales permanentes Figura 9. Fractura en fresco en el tercio superior de la diáfisis de en pala. Norma lingual. tibia izquierda de individuo adulto.

Los incisivos en pala, con una fosa pro- Las lesiones vertebrales son una de las funda en la superficie o cara lingual se patologías más comúnmente registradas han registrado en la UE 3003 (fig. 8). Las en restos arqueológicos. Sin embargo, en frecuencias de los incisivos en pala para el presente estudio tan sólo se ha regis- la región europea son bastante bajos (me- trado un individuo (UE 3002a) con nó- nos del 20%), mientras que para los gru- dulos de Schmörl (fig. 10), debido quizás pos asiáticos las frecuencias sobrepasan a la mala conservación del material y a el 20% (Richard Scott y Turner, 1997). la ausencia de las unidades vertebrales. Respecto a las lesiones de tipo trau- Los nódulos de Schmörl representan mático, se ha registrado una fractura de herniaciones intervertebrales del disco, diáfisis tibial (UE 3010), sin ningún tipo asociados a una amplia variedad de pro- de regeneración ósea, probablemente re- cesos, aunque las más comunes se rela- lacionada con algún tipo de caída acci- cionan con procesos traumáticos. Se lo- dental fortuita o doméstica (fig. 9). calizan preferentemente en la región dor-

189 Ángela Pérez Fernández

Figura 10. Conjunto vertebral con nódulos de Schmörl. sal baja y lumbar alta, más frecuentes en 2001: 202). La articulación coxofemoral individuos masculinos (Campo, 2003). es una de las regiones en las que predo- Se han registrado dos lesiones artró- minan este tipo de lesiones. La edad es sicas, una localizada en la cabeza del fé- un factor importante, sobre todo a partir mur (UE 3001) y otra en el cóndilo man- de los 40 años, así como determinadas dibular (UE 3002a). actividades ocupacionales, el sedentaris- La artrosis es una enfermedad cróni- mo, factores familiares y/o metabólicos. ca degenerativa que produce la destruc- Se aprecia una deformación en la ca- ción del cartílago articular (Campillo, beza y cuello femoral con presencia de

Figura 11. Deformación de la cabeza y cuello femoral. Exóstosis y eburneación en la epífisis proximal.

190 Estudio bioantropológico de los restos óseos del Sequer de Sant Bernat exóstosis y desgaste óseo en la cabeza los enterramientos en cista y en posición del fémur con afloración de celdillas di- decúbito supino son los más comunes. ploicas. También se aprecia un engrosa- A pesar del escaso número de la mues- miento considerable del cuello (fig. 11). tra, demográficamente, aparecen repre- En la mandíbula se observa una neo- sentados casi todos los grupos de edad y formación ósea en forma de excrecen- sexo. Se han documentado 7 individuos cias óseas con deformación de la super- masculinos, 7 femeninos y 6 indetermi- ficie articular. nables. En cuanto a la edad, 6 pertene- cen a la categoría de infantil, 2 subadul- tos, 10 adultos y 2 maduros. Resultados del nivel bajomedieval La distribución demográfica es simi- lar a los resultados obtenidos en otros Se ha estimado un NMI de 1, correspon- conjuntos tardorromanos peninsulares diente con la UE 3011. Se trata de un en- (Pujol-Bayona et al., 2011), con elevados terramiento individual, en posición pri- índices de mortalidad infantil y esperan- maria y dispuesto decúbito lateral dere- za de vida corta. Estos niveles podrían cho, sin estructura funeraria. indicar unas duras condiciones de vida. Presenta un índice de preservación El análisis antropométrico indica una del 86,36%. A pesar de que conserva gracilidad en el esqueleto y unos niveles prácticamente todas las unidades anató- de robustez de carácter medio tanto en micas, el estado de conservación de las las extremidades inferiores como supe- mismas fue malo, debido fundamental- riores. No se ha podido valorar el grado mente a la gracilidad y el pequeño tama- de dimorfismo sexual debido a la falta ño del conjunto óseo. de datos métricos y mala conservación El sexo ha sido imposible de estimar. En de los restos óseos. cuanto a la edad, se ha estimado que se trata En cuanto a la estatura, los individuos de un individuo infantil, de 1 año ± 4 meses. masculinos presentan una media de esta- tura mediana/alta, mientras que los de se- xo femenino tienen una media de estatu- Conclusión ra mediana. Los valores estimados se en- cuentran ligeramente por encima de la El conjunto funerario del Sequer de Sant media de otras colecciones tardorromanas Bernat (Alzira, Valencia), de época tardo- de la Península (Pujol-Bayona et al., 2011). rromana, consta de un NMI de 20 distri- En lo referente a las patologías regis- buidos en 8 enterramientos primarios y tradas, las patologías orales son las más 7 secundarios. Pese a que algunos indivi- frecuentes, seguido de las lesiones artró- duos aparecen sin estructura funeraria, sicas. Destaca la presencia de una lesión

191 de tipo traumático en la mitad de una La ausencia de estudios bioantropo- diáfisis tibial, sin ningún tipo de regene- lógicos de yacimientos similares tempo- ración ósea, probablemente relacionada ral y espacialmente, como, por ejemplo, con algún tipo de caída accidental for- la necrópolis de Tisneres, Alzira (Serra- tuita o doméstica. no y Serrano, 1987), o la necrópolis de La presencia de anomalías de tipo Les Foies, Manuel (Santandreu, 1966) ha congénito, como el tubérculo de Cara- imposibilitado la realización de compa- belli en tres de los 21 individuos docu- raciones entre los mismos, así como las mentados, podría evidenciar una rela- posibles relaciones y continuidad entre ción de parentesco entre los mismos. Sin yacimientos planteadas por otros auto- embargo, este rasgo se presenta con una res (González Villaescusa, 2001). frecuencia entre el 75-85% en la pobla- Sin embargo, este conjunto funerario ción europea, lo que no permite afirmar y los resultados bioantropológicos obte- con seguridad esta hipótesis. nidos suponen un aporte importante en Finalmente, hay que recordar que no el estudio de las poblaciones tardorro- se ha podido realizar un estudio paleo- manas, periodo histórico poco estudia- demográfico de las sepulturas del Se- do y conocido. quer de Sant Bernat debido, fundamen- talmente, a problemas metodológicos, Agradecimientos algunos tan importantes como la repre- sentatividad de la muestra. El escaso nú- Este trabajo ha sido realizado con el mero de individuos recuperados así co- apoyo del Laboratorio de Antropolo- mo el mal estado de conservación de los gía Física de la Universidad de Granada. mismos ha imposibilitado la realización Agradecer el interés a la Dra. Inmacula- de inferencias más precisas. da Alemán.

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El yacimiento arqueológico del Sequer de Sant Bernat

El Sequer de Sant Bernat es un yacimiento arqueológico que se ubica en el término municipal de Alzira. Se localiza junto a la actual Ermita de los Santos Patronos y la Pileta del Martiri, lugar de enorme significación para el pueblo de Alzira. Según la tradición cristiana, en este lugar fueron martirizados los san- tos Bernat, María y Gracia en el año 1180. Posteriormente, tras la con- quista de Alzira por Jaume I en 1242, el rey, sabedor de esta tradición, ordena construir en el lugar del martirio una iglesia para albergar unos sepulcros, ya que en ese lugar aparecen unos restos humanos que el rey identifica con las reliquias de los Santos Hermanos. En 2012, con motivo de la instalación de la subestación de Bernat por parte de Red Eléctrica en las cercanías del Sequer de Sant Bernat, se ha realizado una intervención arqueológica que ha permitido sacar a la luz una necrópolis de época tardoantigua o visigoda (siglos V-VII d.C.). Con la publicación del presente libro, fruto de la colaboración entre Red Eléctrica y el Ayuntamiento de Alzira, se pone en valor el trabajo realizado en la excavación arqueológica, así como los resultados obteni- dos en el estudio de los restos encontrados.

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