Edita: A. M. A. Torrecerredo Diseño: Manuel Fernández Fotografías: Archivo Torrecerredo Impresión: Gráficas Eujoa Dep. Legal: As-6795-07 Índice

pág.

5 Torrecerredo, la historia de un club José Luis Aller Historia de la Agrupación Montañera Astur Torrecerredo

85 Escritos

87 Pintura y dibujo en la revista Ángel Antonio Rodríguez Torrecerredo

94 A José Ramón Lueje Julio Gavito Arroyo

97 Breve semblanza de un montañero José Mario Argüelles Sáez ilustre: José Ramón Lueje

106 Carta a José Luis Rubiera García Claudio Sánchez Albornoz

109 75 años del club en imágenes

Torrecerredo, la historia de un club

Historia de la Agrupación Montañera Astur Torrecerredo

José Luis Aller

En el año 2007 se han cumplido setenta y cinco años de vida de Torrecerredo, una historia que comenzó oficialmente cuando la Estrella Blanca pasó a ser la Sociedad Española de Alpinismo Estrella Blanca. Tres cuartos de siglo de actividad en la montaña han permitido que muchas personas hayan podido acceder a las cumbres y disfrutar de la región privilegiada en la que tenemos la suerte de vivir.

Torrecerredo quiere hoy recordar su historia y los hechos que alrededor de ella han ido configurando un club moderno, una labor realizada que ha merecido en los últimos tiempos numerosos reconocimientos.

Queremos que las páginas que siguen sirvan de homenaje a todas las personas que han sido o son protagonistas, para las que la montaña forma una parte importante de sus vidas, y de modo especial a los once cerredos que perdieron su vida desarrollando esta actividad.

7 Antecedentes El montañismo de principios de siglo. Los primeros grupos, la Estrella Blanca y Peña Castil

A principios del siglo XX la actividad alpinística en Europa tenía ya una his- toria destacada, cumbres como el Mont Blanc o el Cervino habían sido con- quistadas y esta actividad iba teniendo un auge cada vez mayor. En había terminado el siglo XIX con incursiones importantes en los Picos de Europa, y cumbres como Torrecerredo y Peña Santa de Castilla habían sido escaladas. En 1904 Pedro Pidal y Gregorio Pérez, el Cainejo realizan la pri- mera escalada del . No hay muchas noticias sobre la práctica del montañismo en Gijón durante los primeros años del siglo, pero las pocas que hay parecen limitar la visita a cumbres importantes como pueden ser las de los Picos de Europa a perso- nas con una posición social acomodada, son los casos de Felipe Menéndez o Pedro Pidal. También Rosario Acuña hizo una visita al macizo oriental ascendiendo al pico Evangelista. Tenemos constancia por medio de Victoriano Sierra de que en 1923 un grupo de gijoneses tenían una cierta organización formando un pequeño grupo al que llamaron Peña Santa. Cuenta Victoriano: «Íbamos al gimnasio del Sporting, todos practicábamos entonces el excursionismo, la natación y el ciclismo, para después dedicarnos también al esquí y al alpinismo. Cada domingo salíamos a recorrer playas y montañas de la región...»

Esquí en Pajares (1924)

8 También hay constancia de un grupo en El Natahoyo que en 1925 realizó una ascensión colectiva a la Torre de Enol. A partir de 1924 empezó a organizarse una asociación montañera que agrupaba a una gran parte de los aficionados que iban surgiendo en Gijón, se le puso el nombre de Estrella Blanca y a ella se unieron entre otros los miembros del citado grupo Peña Santa. Según cuenta Emilio Martínez, el Boti “fueron sus artífices el Guiri, Lio, Tulfi, Juanada, Montequín, Sierra, Molina, etc. Pocos años más tarde lo reforzamos el Noi y yo y, algo más tarde, Marino, Juanín y Medina”. Este grupo Estrella Blanca puede considerarse como la verdadera semilla de lo que años más tarde sería Torrecerredo, su evolución puede seguirse per- Anagrama del grupo de fectamente en los libros de actas hasta el comienzo de la guerra civil y la montaña Estrella Blanca aparición de Torrecerredo puede considerarse como el reagrupamiento de lo que había quedado tras la contienda. Merece la pena detenerse en estos años anteriores a 1936: el 22 de junio de 1932 la veterana Estrella Blanca se transforma en la Sociedad Española de Alpinismo Estrella Blanca, filial de la S. E. A. Peñalara que se creó en Madrid en 1913. La idea era crear una verdadera entidad nacional que agru- para a todas las sociedades montañistas españolas. La Estrella Blanca no era la única en Asturias perteneciente a la S. E. A., ya que también los oveten- ses de Peñaubiña eran miembros de este grupo. La directiva de la S. E. A. Estrella Blanca queda formada como sigue:

Presidente: Aniceto Heredia Vicepresidente: Julián Ayuso Secretario: Emilio Ribera Tesorero: Eloy Berthon

Victoriano Sierra con un grupo en la cumbre del Pienzu (1928)

9 Socios fundadores: Aniceto Heredia, Ataúlfo Costales, Vicente Pérez, Avelino Fernández, Luis Iniesta, Aurelio Medina, Cristino Mori, Leonardo García, Erick Holzbecker, Santiago Reoyo, Emilio Martínez, Lorenzo Méndez, Eloy Berthon, Julián Ayuso, José María Gironella, Emilio Ribera y Ramiro Fernández. El 2 de julio hay algunos cambios en la directiva, en la que sigue como presidente A. Heredia. Emilio Martínez es vicepresidente, Emilio Ribera continúa de secretario, Aniceto Heredia Julián Ayuso pasa a tesorero y E. Berthon a contador.

10 La primera excursión colectiva se realiza al pico Fario y Peña Careses. Lo normal en esta época era ir conociendo primero las montañas más próximas a Gijón y después otras cada vez más lejanas. En 1933, el 29 de marzo es elegido presidente Julio Gavito. Durante este año se realiza una gran actividad montañera tanto en el ámbito de excursio- nes a montañas cercanas como en alta montaña. El 9 de septiembre se orga- niza una excursión al Monsacro en la que se quería congregar a todos los montañeros asturianos, pero la coincidencia con la romería del Naranco (que se había suspendido el domingo anterior por la lluvia) hizo que no fuera tan numerosa la concurrencia; de todos modos se reunieron unos cien montañeros

gijoneses y del grupo Pico Polio de Mieres. A finales de mes, en el regreso de una excursión al macizo occidental de los Picos, se coincide con el últi- mo viaje del tranvía de vapor que hacía el trayecto Covadonga-Arriondas y que dejó de funcionar desde esas fechas. Una colectiva que se realizó en agosto de este año 1933 por veinte mon- tañeros de la Estrella Blanca fue la visita a Caín con el siguiente itinerario: viaje en autocar hasta Poncebos, subida a Bulnes, donde se duerme en casa de la “tía Jerónima”. Al día siguiente subida a Amuesa, siguiendo por el collado de Cerredo, descenso por la canal de Piedrabellida para volver a tre- par al monte Cuedri; el último descenso se realizó por la canal de Trescámara para llegar a Caín. El regreso por el desfiladero, Trea, Culiembro y Los Collados hasta llegar a Poncebos. Como vemos, una visita a Caín más com- plicada de lo que resulta hoy día. El mismo año Emilio Ribera, el Noi, asciende en agosto al pico de los Cabrones por la cara sur y encuentra las tarjetas de los peñalaros Miguel López y José González, que habían ascendido por la parte norte.

11 Cristino Mori, Aniceto Heredia y Ataúlfo Costales en la horcada de Santa María (1924)

Durante la semana que pasó en los Picos hizo además las siguientes ascensiones: Peña Castil, Morra del Carnizoso, Torre de Cerredo, Torre de la Párdida, Neverón de Urriello, Peña Santa de Castilla, el Torco, la Torre de Santa María de Enol y Cotalba. También en agosto, otro directivo de la Estrella Blanca, Emilio Martínez, el Boti, realizó una gran actividad ascendiendo a la Torre de Santa María de Enol por las Rubias y bajando por Cemba Vieya. Sobre este descenso comenta: «el nevero me resulta muy dificultoso debido a la gran inclinación; además calzo abarcas y no traigo piolet. (Con lo temprano de la mañana estaba la nieve completamente helada.)». No fue el Boti el primero en tener dificultades en este nevero; unos cuan- tos años antes D. Pedro Pidal, después de haber perseguido a unos rebecos,

12 Victoriano Sierra y Carlos Mier Campillo en la base de Torrecerredo (1933) desciende de la cumbre por el corredor que hoy lleva su nombre. Al llegar al nevero equipado solamente con su fusil, resbala y se precipita a gran veloci- dad. Algunas de sus impresiones durante la caída las leemos en sus escritos: «[...] cada golpe era más fuerte que el anterior; cada sacudida más brusca; el máuser se me rompió en dos pedazos... Yo lo quise –pensé– me estoy des- peñando... Me di por muerto. Veía de un momento a otro el choque fatal, terrible, que me desvencijara por completo, que rompiese mis huesos y aven- tara mis sesos, si es que me quedaba alguno por haberme metido en trance semejante...». Al final consigue detenerse, y Gustavo Schulz, que formaba parte de la expedición, va al nevero y recupera los trozos de rifle, el sombrero y el reloj que D. Pedro había perdido y le comenta: «Rodar usted doscientos cincuenta

13 metros, usted querer matarse». Las dificultades de el Boti no llegaron a tanto y consiguió bajar sin caer. Después se dirige a la fuente de las Balas y ascien- de a Peña Santa de Castilla; en el descenso tiene de nuevo dificultades, ya que pierde la vía de subida y, según sus palabras, tiene que arriesgarse por un canalón muy vertical. Cuando llega a Vegarredonda se encuentra con la desagradable sorpresa de que le han “limpiado”. El último día asciende al Cotalba. También el presidente del club, Julio Gavito, acompañado de los socios E. Leal y F. Díaz, tiene una notable actividad en los Picos: durante el mes de septiembre hacen varios recorridos ascendiendo al pico del Albo, Torre de Cerredo, Torre Bermeja, Torre de Coello, Tiro del Oso, Neverón de Urriello (ascensión por la cara occidental y descenso por la cresta sur), Torre de la Párdida y Peña Santa de Castilla. Victoriano Sierra realiza la ascensión a Torrecerredo acompañado por Carlos Mier Campillo, de Bulnes, el 13 de septiembre. El 15 de octubre de este año 1933 de gran actividad montañera, tiene lugar en Poo de la inauguración del mirador del pozo de la Oración, construido por iniciativa de Peñalara según proyecto de D. Julián Delgado Úbeda y en honor de D. Pedro Pidal; asisten numerosas autoridades, y entre ellas el alcalde de Gijón D. Gil Fernández Barcia y el teniente de alcalde D. Félix Guisasola, que años más tarde sería el primer presidente de Torrecerredo. Entre las sociedades acuden autocares de Peñaubiña de Oviedo, Estrella Blanca de Gijón, Picu Polio de Mieres, Pico Tresmares de Reinosa. D. Pedro Pidal pronuncia un breve discurso y en su modestia recha- za el homenaje y lo atribuye, en primer lugar, al Autor de la belleza natural que nos rodea; después al hombre noble y oscuro que ayudó en la empresa: Gregorio Pérez, el Cainejo, cuyo nombre solicita sea grabado en el monumen- to; dedica un recuerdo al guía Víctor Martínez, ya desaparecido, y a su hijo Alfonso y termina con unas sentidas palabras sobre las emociones de los que subieron o intentaron subir al Naranjo.

Colectiva de Peña Castil en Panderruedas (1934)

14 La celebración termina con un baile corricorri y un banquete en la Fonda de Los Picos de Europa con los correspondientes brindis, palabras y lectura de adhesiones. En junta celebrada el 7 de noviembre de 1933 se acuerda cambiar el nombre de Estrella Blanca por el más montañero de Sociedad Española de Alpinismo Peña Castil; según palabras que se ponen en boca de Gavito “el nombre de Estrella Blanca olía a cerveza”, recordemos que la cerveza que se

15 elaboraba en nuestra ciudad era La Estrella de Gijón. El domicilio social queda fijado en Gijón, calle del Marqués de San Esteban, n.º 11, 3.º E. En esta misma junta quedan nombrados socios honorarios los antiguos fundadores del grupo la Estrella Blanca: Aniceto Heredia, Ataúlfo Costales, Leonardo García y Cristino Mori. Durante los últimos años la afición al esquí entre los gijoneses fue en aumento y así durante la temporada invernal se reali- Anagrama del grupo de zaban excursiones a San Isidro o Pajares. montaña Peña Castil El 26 de noviembre se realizó la primera expedición de la temporada para esquiar en el puerto de San Isidro, el autocar tuvo que quedarse en la central eléc- trica y los esquiadores subieron caminando hacia el alto de la Raya. El 3 de diciembre se realiza un “gran entrenamiento” en el puerto de Pajares bajan- do después en esquís desde el alto de Valgrande al pueblo de Pajares. El 11 de febrero de 1934 se celebra en Pajares el I Campeonato de Asturias de esquí, participan 17 corredores de los que se retiraron tres, la prueba fue en la especialidad de fondo con un recorrido de 13 Kilómetros y el vencedor fue Jesús Valgrande seguido de su hermano Ricardo, ambos del Club Peña Ubiña. El quinto fue Bernardino Suárez, de Peña Castil, y el octavo Emilio Ribera, el Noi, también de Peña Castil, hubo otros dos clasificados del club gijonés. Al año siguiente se celebra el II Campeonato de Asturias ocupando los dos primeros puestos Jesús y Ricardo Suárez como el año anterior. Los peñacas- tiles se clasifican como sigue: 3.º Bernardino Suárez, 4.º Antonio Matilla, 5.º Aurelio Medina, 8.º Federico Suárez, 9.º Manuel Lobo, 10.º Alfredo Rubiera, 11.º Guillermo de la Viña, 14.º Manuel Díaz Fonseca y 15.º Sabino Noriega. El Noi actuó como cronometrador. Al año siguiente 1934 la actividad montañera sigue ganando adep- tos y las ascensiones en los Picos durante los meses de verano se hacen fre- cuentes, así Emilio Ribera (el Noi) asciende en agosto a las siguientes cum- bres: Torre del Medio, Llambrión, Torre de Casiano del Prado, Torre de las Minas de Carbón, Tiro Tirso, Torres de Peñalara y Hoyo Grande, Torre Bermeja, Coello y Tiro del Oso y Cuetos del Albo. Aurelio Medina asciende a la Torre de Santa María de Enol, Torre del Medio, Torre de la Palanca y de D. Pedro Pidal y al subir a la Torre de Cerredo observa que no ha habido excur- siones ese año. Estas muestras de actividad nos hacen ver cómo los Picos son cada vez más conocidos, y los peñacastiles, lo mismo que otros, han ido conociéndolos a fondo y ascendiendo sus cumbres. Con el comienzo de la guerra civil en julio de 1936 las actividades mon- tañeras se vieron truncadas y los montañeros se vieron implicados en el con- flicto en uno u otro bando. Bajo el punto de vista montañero puede ser

16 significativo el que un buen número de montañeros de los que formaban la Campeonato de fondo en S. E. A. Peñacastil fueron incorporados al batallón alpino perteneciente al Pajares ejército de la República, que permaneció durante la guerra en el puerto de San Isidro; de esta forma y aunque con unas circunstancias muy distintas estos gijoneses siguieron desarrollando la actividad en la montaña en unas condiciones que sobre todo en invierno resultaban especialmente duras; se recuerdan casos de tener que profundizar en la nieve para buscar en las tie- rras de labor alguna patata que hubiera quedado sin recoger. La dirección técnica de este grupo estaba a cargo de Emilio Ribera y el mando lo tenía Sixto Barros. Algunos de los componentes eran Pío Canga, Fernando Rodríguez Panchano, Daniel Hevia, Horacio Rodríguez, Avelino Rodríguez, Cristino Mori y Aniceto Heredia.

17 1940 > 1959 La fundación de Torrecerredo, las décadas de los cuarenta y cincuenta

Durante los años de la posguerra la situación iba normalizándose lentamen- te y la actividad en la montaña se rea- nuda a pesar de las dificultades, los antiguos directivos de Peña Castil siguieron ahora haciendo actividad y comunicando su afición a los gijoneses de tal forma que en 1946 tenían un buen número de seguidores. En una excursión en la que el número de asis- tentes era numeroso se decide trabajar para la formación de una sociedad de Félix Guisasola, primer montaña. El 27 de noviembre de 1946 presidente de sale en un diario la reseña de la citada Torrecerredo excursión y aparece el nombre de Peña Montañera Gijonesa, nombre que se da provisionalmente a este grupo; el pre- sidente es Emilio Ribera, el Noi, secretario José Mario Argüelles y tesorero Pablo González Prado.

Reverso de una tarjeta de cumbres de la Peña Montañera Gijonesa

18 Reproducción del acta de fundación de la Agupación Montañera Astur Torrecerredo

En este punto nada mejor que reproducir un documento de la época, un artículo de José Mario Argüelles publicado en el boletín n.º 8 de diciembre de 1948 en el que se narran estos acontecimientos:

19 20 21 22 23 Hotel Valgrande en el puerto de Pajares

En la cumbre del Tixu (Peña Mayor) el 4 de abril de 1948 La primera excursión colectiva a la nieve se realiza en tren en enero de 1948. Entre los promotores del esquí están Triviño, Melchor y Nico Ochoa. Durante estos primeros años el local social estaba situado en la calle Santa Lucia 6, 4.º. Durante el verano del 48 se desarrolla una buena labor con colectivas a numerosas cumbres, la primera de ellas se realiza en tren a Peña Mayor, entrando por Nava y saliendo por Laviana; ya nos podemos supo- ner las dificultades de estas colectivas en las que para empezar había que llevar un permiso oficial que acreditara a los montañeros como tales ante un posible control de la guardia civil que vigilaba las distintas zonas, después lo apretado de los horarios, sobre todo de vuelta, donde había que tener cuida- do de no perder el último tren que regresaba a Gijón.

24 El 6 de mayo se realiza la primera excursión colectiva en autocar, un Hispano-Suiza de dos pisos de Autos Sama; la ascensión es a la cumbre del Monsacro. Desde luego los autocares tampoco eran una maravilla, eso, unido al estado de las carreteras, hacía que la aventura montañera comenzara nada más salir de casa. Todavía recuerdan algunos cómo al pasar un paso a nivel con el autocar, el bache produjo la caída de alguna de las tablas del suelo y que- daron con los pies en el aire viendo cómo la carretera pasaba rápidamente debajo de ellos. Otros aspectos tenían sin embargo alicientes que hoy no hay: era una sensación especial el viajar en los asientos que algunos autocares lle- vaban sobre el techo y recorrer así rutas como el desfiladero de los Beyos. El 18 de septiembre de 1949 tiene lugar un emotivo acto en el que se cumple la última voluntad de D. Pedro Pidal: ser enterrado en el mirador de Ordiales; en este maravilloso lugar del Cornión se pueden leer esculpidas en Autocar utilizado por piedra sus palabras: «Nosotros, enamorados del Parque Nacional de la Torrecerredo en su excursión Montaña de Covadonga, en él desearíamos vivir, morir y reposar eternamente; al Monsacro

25 Los cerredos José Ramón Lueje y Daniel Hevia colaboran en el transporte de los restos de Pedro Pidal a Ordiales pero, esto último, en Ordiales, en el reino encantado de los rebecos y las águilas...» D. Pedro, después de pasar la guerra escondido en Madrid en un aislamiento tan solo interrumpido por las visitas de D. Julián Delgado Úbeda durante las que recibía un aliento de aire puro al recordar tantos lugares de sus amados Picos, regresa a Gijón, donde permanece enfermo y achacoso hasta su fallecimiento el 21 de noviembre de 1941. Ocho años más tarde los montañeros de las tres sociedades asturianas presididos por el presidente de la Federación Española de Montañismo D. Julián Delgado Úbeda asisten a una misa en la vega de Enol, ante un arca de roble que contiene los restos del marqués; después los montañeros se turnan en el traslado hasta deposi- tarlos en Ordiales, donde reposan. Los días 17 y 18 de julio de 1949 se realiza la primera excursión colec- tiva de la nueva sociedad a su cumbre titular Torrecerredo y forman parte de ella Pablo González, Julián Capella, Fernando Rodríguez (Panchano), Faustino Sánchez, Luis Betegón, Eloy Calvo, Ramón Bachmaier, Carlos Laurín, Severino Canal, Horacio Rodríguez y José Mario Argüelles, acompa- ñados por Arturo Mier Campillo y Alfonso Martínez.

En el pozo de la Oración y en la cumbre de Torrecerredo, dos momentos de la primera excursión a nuestra cumbre titular (1949)

26 27 Nicanor Piñole en plena actividad

Don Nicanor Piñole con los miembros de una colectiva en las proximidades de puerto Ventana

Durante estos años Torrecerredo cuenta entre los asistentes a las colecti- vas con un gijonés de excepción, Nicanor Piñole. D. Nicanor, que había plas- mado en sus lienzos tantas escenas asturianas, no podía ser ajeno al mundo de la montaña, de las majadas, los bosques y los pueblos, y por mediación de Eduardo Vigil y José Ramón Lueje tomó contacto con los montañeros que con otros objetivos distintos a los suyos salían hacia la montaña. No en pocas ocasiones los compañeros de excursión le ayudaron a transportar su equipo de pintura hasta el lugar que el elegía, después él se quedaba solo, a su aire, trasladando como el sabía hacer la magia de la montaña hasta el lienzo. Los montañeros subían a las cumbres y al bajar D. Nicanor daba las últimas pin- celadas; un veterano me cuenta con emoción cómo en una ocasión los mon- tañeros iban llegando y en silencio y a una prudente distancia se iban que- dando contemplando la obra. Parecía como si un hechizo les envolviera a todos, hasta que al final D. Nicanor, rodeado de sus silenciosos admiradores, guardó los pinceles y en ese momento todos regresaron a la realidad, el

28 hechizo se rompió y la excursión continuó hasta el autocar que les esperaba en el pueblo. Nicanor Piñole fue nombrado socio de honor de Torrecerredo en la junta general de socios celebrada el 18 de enero de 1949. El 28 de marzo de 1949 se nombra presidente de honor de Torrecerredo a Alejandro Pidal Guilhou y se hace constar la satisfacción por haber sido concedida la meda- lla de plata del Mérito montañero a José Ramón Lueje. Durante este año los cerredos Ceferino Mateo y Ángel Cifuentes participan en un campamento del Frente de Juventudes en el Pirineo central y allí hacen numerosas ascensio- nes, entre ellas a los picos Aneto, Corona, Enmedio, Gours Blancs, Baquo, Posets y Perdiguero. El interés por todas las actividades deportivas que se realizan en la natura- leza hace que el 20 de agosto de 1950 se organice entre la Federación Asturiana de Natación y Torrecerredo la primera travesía al lago Enol; asisten tres autocares de Gijón, uno de Oviedo y otro de Noreña, a parte de otros vehículos de diversos lugares de Asturias. Participaron trece nadadores sien- do los primeros puestos: 1.º Artemio Rodríguez de C. N. Cantábrico, 2.º Luis Rubiera de S. N. Cimadevilla y 3.º Ramón Ortea de S. N. del Real Club Astur de Regatas. Con esta travesía se instituyó durante varios años el Trofeo Pedro Pidal, padre de Alejandro Pidal, presidente de honor de Torrecerredo. Este mismo año Torrecerredo en su fiesta social decide homenajear a los pastores de Covadonga una vez al año, homenaje que ha dado lugar a la actual fiesta del Pastor que se continúa celebrando en la vega de Enol todos los días 25 de julio. Durante estos años varios cerredos formaron un grupo folclórico que contri- buyó con su actividad a dar colorido y alegría a numerosos acontecimientos.

Miembros del grupo folclórico de Torrecerredo

29 En 1950 y a consecuencia de divergencias surgidas en el seno de Torrecerredo, varios socios promueven la creación del Club Alpino, que ha de tener un gran protagonismo en la actividad montañera durante cuarenta años ya que en 1990 se integra de nuevo en Torrecerredo. En marzo de 1950 es elegido presidente de la A. M. A. Torrecerredo Víctor Felgueroso León, y en la Semana Santa de este mismo año, Ceferino Mateo, Pedro Martí y Ángel Cifuentes tratan de escalar la Torre de Enol, lo intentan por Cemba Vieya, pero al llegar a la parte de roca se hunde la nieve que tapaba la rimaya y cae a ella el que iba en cabeza; el rescate fue labo- rioso y deciden regresar al refugio de Vegarredonda, al día siguiente atravie- san en esquís el macizo de las Peñas Santas, salen a las 6 de la mañana de Vegarredonda y siguen por Cebolleda, jou Luengu, jou de Pozas, Vega Huerta, Anagrama del Club Alpino canal de Capozo hasta Posada de Valdeón, a donde llegan a las 3 de la tarde. Después continúan hasta Espinama y llegan a Áliva a las 10,30 de la noche. Al día siguiente suben a Peña Vieja por la Canalona y bajan a Arenas de Cabrales. Se trata de una incursión seria en los Picos de Europa en condicio- nes invernales. La idea de estos montañeros era romper el mito de la extre- mada peligrosidad que se atribuía a estas montañas en invierno. Según cuen- ta el propio Ceferino eran frecuentes frases como “desde luego en invierno no hay nada que hacer en los Picos” o comentarios sobre la gran cantidad de hielo, nieve, aludes, etc., que harían la expedición peligrosísima. Esta trave- sía fue el inicio de empresas más ambiciosas que se realizaron pocos años después por algunos de estos montañeros y con la idea de que fueran los asturianos los primeros en alcanzar nuestras cumbres más significativas en época invernal. La preparación técnica se toma muy en serio y este mismo año Ceferino Mateo participa en el Campamento Nacional de Alta Montaña del Frente de Juventudes en Gredos; en él se hacen escaladas como los Hermanitos y Torreón de los Galayos y obtiene el primer premio del Curso Nacional de Escalada. Como dato que nos da idea de la economía de la época diremos que en estas fechas se eleva la cuota social de la A. M. A. Torrecerredo de dos a tres pesetas. Un grupo de montañeros de Torrecerredo que también practican el esquí, incluye entre las actividades de la temporada 1950-51 una travesía en esquís; es la primera que se organiza y va a ser la semilla de una práctica deportiva que se ha desarrollado notablemente hasta nuestros días. La sali- da se realiza en Casomera el 31 de diciembre de 1950 y con una gran can- tidad de nieve se asciende hasta el puerto de Piedrafita para bajar a pernoc- tar al pueblo leonés del mismo nombre. Al día siguiente los excursionistas ascienden hacia el Brañacaballo, pero desisten de llegar a la cumbre a causa del mal tiempo, por ello bordean por zonas algo más bajas hasta dar vista al valle del Bernesga, descendiendo después hacia Busdongo. No faltan las actividades de promoción del montañismo, así el 6 de abril de 1951 Torrecerredo organiza en el Cine Avenida una jornada de cine dedi- cada a la montaña. La entrada cuesta 3 Ptas. También al finalizar este año se comienza la organización de una exposición de fotografía patrocinada por

30 el Ayuntamiento que culmina con la celebración al año siguiente del I Salón Primera travesía en de Navidad de Fotografía. Este salón se celebra ininterrumpidamente desde esquís entre Casomera y Busdongo aquellas fechas, pasando primero a ser nacional y después internacional. Desde hace unos años está organizado por Caja Asturias. Durante el verano de 1951 la cordada formada por los gijoneses Ceferino Mateo, Pedro Martí y Ángel Cifuentes escala el Naranjo de Bulnes. Es la pri- mera ascensión sin guía al Picu por parte de montañeros asturianos. Entre el 18 y el 27 de julio de 1952 se realiza una salida colectiva al valle de Ordesa, se trata de la primera salida colectiva de Torrecerredo a montañas de fuera de nuestra región. El esquí va tomando importancia en Gijón y en la región, de modo que se impone una mejora de la casi nula infraestructura existente; así en 1953 se puede contar ya con el primer telesquí, el de La Cerra, situado al lado del parador de turismo del puerto de Pajares, que también se inauguró por esas fechas. Este arrastre, a pesar de su escasa longitud y de las colas que muchas veces había que sufrir, supuso un gran avance para mejorar el nivel de esquí. Es interesante observar que en toda esta primera época los aficio- nados a la montaña en su mayor parte practicaban tanto el montañismo como el esquí y sobre todo este último con más entusiasmo que medios.

31 En este año de 1953 la A. M. A. Torrece- rredo cambia su local social a la calle Covadonga 38, se trata de un local amplio y céntrico situado en el segundo piso encima del Café Dindurra, que per- mitirá la realización de más actividades Lugar donde se ubicará el local social del grupo sociales. En el mes de julio Torrecerredo Torrecerredo a partir de 1953 coloca una placa en la Torre de Salinas conmemorando el centenario de la primera ascensión por Casiano del Prado. En el ámbito montañero, 1954 es un año importante y esto por varios motivos. Durante el mes de marzo montañeros de Torrecerredo, alguno de los cuales ya habían atravesado en esquís el macizo occidental, hacen una nueva incursión en esta parte de los Picos, utilizan esquís para subir hacia los lagos y Vegarredonda, donde hacen base y desde el refugio ascienden hacia la hor- cada de Santa María con la intención de alcanzar la cumbre de la Torre de Enol. Las dificultades propias de la gran cantidad de nieve acumulada y del hielo,

Excursión a Pirineos (1952)

32 Equipo de esquí de Torrecerredo en los Campeonatos de la Federación Norte (1952) hacen que la escalada sea lenta, y lo avanzado de la hora les obliga a dar la vuelta sin alcanzar la cima. Unos días después, en el mes de abril, repiten la expedición y en esta ocasión consiguen alcanzar la cumbre que había que- dado tan cerca la vez anterior. Los componentes eran Javier y Pablo González Prado, José Mario Argüelles, Ceferino Mateo, Pedro Lueje y Ángel Cifuentes. Durante el verano se cumplen cincuenta años de la primera ascensión al Naranjo de Bulnes y con este motivo se celebra en la vega de Urriello el cam- pamento internacional de montaña, en el que participan numerosos monta- ñeros gijoneses. Los actos comienzan el 31 de julio con una concentración de montañeros en Cangas de Onís, dirigiéndose después a Covadonga y a los

33 lagos, desde aquí se realiza una excursión hasta el mirador de Ordiales, donde se depositan unas flores en la tumba de Pedro Pidal. Algunos de los asistentes pernoctan en Vegarredonda y realizan al día siguiente la travesía hasta Poncebos descendiendo al por la canal de Trea. El 3 de agosto se asciende a la vega de Urriello por Bulnes y Camburero y al día siguiente se inaugura el nuevo refugio construido al pie del Naranjo y que lleva el nom- bre del presidente de la F. E. M. Julián Delgado Úbeda, que también asiste al acto y recibe en él la medalla de oro del Club Alpino Francés.

Miembros de la expedición a la Torre de Enol en Vegarredonda

Inauguración del refugio de la vega de Urriellu

34 César Guisasola en la prueba de eslalon gigante en la que quedó subcampeón de España En la tarde de ese mismo día se realizan ascensiones al picu y al día siguiente se celebra una misa en la cumbre. Durante los días 4 y 5 son muchas las cor- dadas que alcanzan la cumbre del Naranjo de Bulnes y entre ellos está un nieto de D. Pedro Pidal. También las mujeres están presentes en estas ascensiones con cuatro escaladoras, dos españolas y dos extranjeras. Como dato curioso está el de las escaladas sin cuerda ni otra ayuda artificial de tres pastores, uno de los cuales realiza la subida al Picu en quince minutos. En 1956 el joven esquiador de Torrecerredo César Guisasola deja el pabe- llón asturiano muy alto al quedar subcampeón de España de eslalom gigan- te en los campeonatos nacionales que se celebraron en Candanchú. El escritor Luciano Castañón es un asistente habitual a las excursiones de Torrecerredo de estos años; durante ellas, además de practicar el montañis- mo, aprovecha para recoger de pastores y lugareños todo tipo de refranes y tradiciones. En 1957 es elegido presidente de Torrecerredo Casimiro González Velasco y ese mismo año la Federación Española de Montañismo hace entrega de una placa conmemorativa de los veinticinco años de la fundación de la Estrella Blanca, semilla de la actual agrupación. Al acto asisten el alcalde de Gijón Sr. García Bernardo, el presidente de la Federación Española de Montañismo Julián Delgado Úbeda y Nicanor Piñole.

35 Acto conmemorativo del 25 aniversario celebrado en el local social. De Izquierda a derecha: Julián Delgado Úbeda, José García Bernardo, Nicanor Piñole, Emilio Ribera y el padre Antonio Montero. En 1958 se publica la última revista Torrecerredo de esta época; en ella, José Ramón Lueje, que durante todos estos años ha sido el promotor de esta importante publicación, realiza un amplio trabajo sobre el macizo de Ubiña. También en este año Torrecerredo publica un programa de travesías colecti- vas de esquí que quiere que sirvan de motivación para que una actividad que hasta entonces había sido minoritaria pasara a ser practicada por mayor número de personas. Entre las travesías figuraban: ascensión al Cellón desde el puerto de Pajares y bajada a la estación de Pajares, travesía alto de Pajares-Tuiza, travesía Casomera-Piedrafita-Busdongo y travesía del Fario. Los principales promotores de esta idea son José Mario Argüelles y Pablo González Prado.

Portada del programa de travesías en esquí (1958)

36 En el mes de junio de este año Torrecerredo organiza el primer curso de escalada en roca que se conoce en nuestra ciudad. Se realiza en las proximi- dades del desfiladero de Peñas Juntas y para impartirlo viene el profesor san- tanderino Rodolfo G. Amorrortu. Como segunda parte del curso, a las pocas fechas, y ya sin el profesor cán- tabro, se realizan otras prácticas en la zona de Morcín. Al año siguiente, 1959, se programan varias actividades que tratan de difundir lo aprendido en el curso entre los asistentes a las colectivas; una de ellas es una ascen- sión colectiva a La Mesa por distintas vías. El 14 de junio una cordada sur- gida de entre los asistentes a estas actividades y formada por Manuel García Valdés, Pablo González Prado y José Luis Aller, aprovechando una colectiva del club al macizo de Ubiña, decide escalar el Tercer Castillín. La escalada comienza entre una densa niebla y cuando Manuel iba de primero sufre una caída que le hace volar unos diez metros; como consecuencia de ello tiene una fractura de fémur. Pablo baja a pedir ayuda y José Luis se queda con el herido; varias horas de espera entre niebla, tormenta y granizo. El grupo de rescate formado por personas de Tuiza y de la colectiva comienza el descen- so, que fue laborioso. Dada la falta de medios y lo avanzado de la hora tuvo que pernoctarse en las proximidades de la horcada del Siete. Se trata del pri- mer accidente serio en la historia de Torrecerredo, que por suerte no tuvo consecuencias irreparables. En febrero de 1959 se celebran en el valle de Arán los primeros campeo- natos nacionales juveniles de esquí. Las pruebas se corren en las pistas de Baqueira, que en esta época estaban prácticamente vírgenes. De los seis miembros del equipo de Esquí Alpino de la Federación Norte, cuatro eran los esquiadores de Torrecerredo Emilio García, Monchu Veiga, Diego Posada y José Luis Aller. Los otros eran Alfredo González de Maraña y José Gutiérrez

Portadas de la revista Torrecerredo (años 1949 y 1958)

37 Participantes en el primer curso de escalada de Busdongo; la actuación más destacada fue en la prueba de eslalon en la que José y Alfredo consiguieron el primer y tercer puesto, respectivamente, y los gijoneses entre el 18 y el 21 de 53 clasificados. El 11 de agosto de 1959 es un día trágico para el montañismo gijonés; tres montañeros de la sección de montaña del Centro Asturiano de La Habana, ascienden hacía La Mostayal y cuando llegan a la cumbre advierten que una tormenta que se había ido formando empieza a descargar sobre ellos; deciden descender rápidamente, pero a pocos metros de la cima un rayo les alcanza causando la muerte a José Manuel Valdés de la Vega y dejan- do inconscientes a Fermín Braña y a Fernando Díaz. Torrecerredo, lo mismo que el resto de los clubes asturianos, se conmocionan ante este primer acci- dente mortal en la historia del montañismo de nuestra ciudad. Días más tarde montañeros de toda la región se reúnen en el mismo lugar para recor- dar a José Manuel y colocar una placa. Durante los tres últimos años de esta década de los cincuenta, Torrecerredo establece el I Trofeo Cordillera Cantábrica; se trata de un con- curso de montaña que, por las condiciones que se ponen en sus bases, fomenta el que se visiten zonas diversas de la Cordillera, incluyendo ascen- siones invernales; el número de metros a subir es de 40.000.

38 Participación en la creación de la Los años 60 Escuela de Alta Montaña Asturiana, desarrollo de la escalada. Se construye el refugio del puerto de San Isidro.

En 1961 se cumplen ciento cincuenta años de la muerte de Gaspar Melchor de Jovellanos en Puerto de Vega; con este motivo Torrecerredo organiza los días 24 y 25 de junio una travesía por los puertos de Ventana y de La Mesa. Se trata de recordar los viajes de Jovellanos por estos altos pasos de la Cordillera en junio de 1792. Entre los actos conmemorativos está la coloca- ción de una placa de bronce sobre las calizas del Peñón de Ventana en el alto de este puerto y la edición de una publicación con el título A Jovellanos, homenaje de la A. M. A. Torrecerredo. En ella se recuerdan, entre otras cosas, las rutas recorridas por Jovellanos por los concejos de Quirós y Teverga. A pesar de que la Federación Española de Montañismo se creó al finali- zar la guerra civil, no existía en Asturias al terminar la década de los años 50 una federación provincial. Varios montañeros asturianos con inquietud y entre ellos varios cerredos, hacen las gestiones necesarias para que a finales de 1962 exista la Federación Asturiana de Montañismo, cuyo primer presi- dente es el ovetense Luis Estrada. Además de la actividad montañera normal en colectivas y en cumbres sin dificultades especiales, grupos más minoritarios realizan ascensiones cada vez más difíciles; los conocimientos técnicos para estas actividades exigen que se realicen cursos sobre las distintas técnicas. En 1962, varios monta- ñeros asturianos y entre ellos los cerredos Juan Delgado y Juan Torío se ponen en contacto con la sección cantábrica de la Escuela Nacional de Alta

Portada de la publicación A Jovellanos

39 Juan Delgado, Juan Torío, el Boti y Emilio Pérez con les Monjines al fondo

Montaña con sede en Santander, de la que dependía Asturias, para organizar el I Curso Oficial de Escalada para la Región Asturiana. El director técnico del curso es el escalador cántabro Rodolfo G. Amorrortu, y el secretario y encargado de transportes, Juan Delgado. El curso se desarrolla en el macizo de Ubiña entre los días 29 de junio y 1 de julio con la asistencia de 17 par- ticipantes. La solvencia de los montañeros asturianos permite que en enero de 1963 se disponga en Asturias de una Escuela Nacional de Alta Montaña (ENAM). Juan Delgado es el primer director. Entre los días 16 y 19 de marzo de 1963 se organiza el I Curso Oficial de Escalada en Hielo para la Región

40 Asturiana; este curso tiene su base en la Casa de Mieres y se realiza funda- mentalmente en Peña Ubiña Pequeña, Peña Ubiña Grande y zonas próximas. A él asisten 19 alumnos y como en el anterior de escalada en roca varios ins- tructores cántabros y el presidente de la Federación Española de Montañismo Félix Méndez, que quiere con su presencia animar a los responsables astu- rianos. Durante estos primeros años de funcionamiento de la ENAM el lugar de prácticas próximo a Gijón está en Veriña, en terrenos que hoy día están ocupados por la central térmica de Aboño. Escaladores de Torrecerredo participan en la apertura de nuevas vías de escalada no solamente en Picos de Europa y Ubiña, sino en otros riscos y agujas de nuestra región; como muestra está la escalada de Les cuatro Monjines en el desfiladero de los Beyos, la primera el 18 de julio de 1962 por Juan Delgado, el Boti y Juan Torío; la segunda el 2 de julio de 1963 por J. Delgado y J. Torío; la tercera en julio del 63 por el Boti y José L. Fernández, y la cuarta en junio del 62 por J. Delgado, J. Torío y Emilio Pérez. La enumeración de toda la actividad de los escaladores de Torrecerredo de esta época se saldría de las pretensiones de esta historia, pero sí pueden ser- vir de ejemplo algunas vías abiertas en Picos de Europa como pueden ser la cara sur de la tercera Torre de Cebolleda abierta en junio del 66 por Juan Torío, Juan Delgado y el avilesino Lorda o la primera invernal a la Torre de Santa María de Enol en febrero de 1964 por Juan Delgado, Juan Torío y José Luis Fernández. En diciembre de 1964 se hace una propuesta a la F. E M. para la crea- ción de la sección asturiana del Grupo de Alta Montaña Español (GAME); los montañeros que aspiren a ser miembros tienen que tener un historial que demuestre su categoría. En los primeros momentos se incorporan a este grupo los cerredos Juan Delgado, José Luis Fernández en Juan Torío y José Luis Fernández; la cumbre del Cervino además se cuenta ya con José (1967) Ramón Lueje, que es miembro de honor del GAME en categoría nacio- nal. En mayo de 1965 la F. E. M. designa a José Ramón Lueje como presidente de la sección asturiana del GAME. Con el fin de actualizar y ampliar conocimientos, J. Delgado, J. Torío y J. L. Fernández asisten durante el verano del 65 a un curso de la UNCM (Centro de Formación de la Escuela Francesa de Montaña) en la zona de Chamonix,;durante él se hacen numerosas prácticas y se ascienden cumbres como el Mont Blanc, Mont Blanc de Tacul, Aiguille du Belvedere y Pouce de la Gliere.

41 En el verano de 1967 José Luis Fernández, de Torrecerredo, y Lorda, de Avilés, escalan el Cervino desde Zermatt; es la primera ascensión sin guía a esta cumbre por parte de montañeros asturianos. La dificultad para los rescates en alta montaña y más aún en invierno se había puesto de manifiesto ese mismo año cuando en febrero dos escalado- res vascos, Francisco Berrio y Ramón Ortiz, intentaban la primera invernal de la cara oeste del Naranjo; ya en la última parte de la ascensión el despren- dimiento de un taco de madera donde estaban asegurados hizo que se pre- cipitaran al vacío, quedando suspendidos al engancharse la cuerda que los unía en un saliente de roca. Al rescate acuden en primer lugar montañeros asturianos entre los que están los cerredos J. Delgado, J. Torío y José Luis Fernández. Lo complejo de la situación hace que acudan también numero- sos escaladores de diversas partes de España, entre ellos César Pérez de Tudela. Por fin se desciende hasta el lugar donde están los cadáveres y ante la imposibilidad de subirlos se corta la cuerda para que cayeran hasta la base de la pared. Un año después, en febrero del 70, una nueva cordada formada por Gervasio Lastra y José Luis Arrabal, de Peñalara, inicia la escalada de la cara oeste; enseguida el tiempo empeora y a los tres días quedan atrapados por el temporal en una repisa de la parte final de la pared. Después de varias vicisitudes se organiza el rescate como la vez anterior con la participación de grupos de socorro de Asturia (en estos participan los mismos cerredos que en el rescate anterior), País Vasco, Santander y Madrid. Por fin, después de

Artículo del diario Voluntad donde se dan detalles del proyecto del refugio de Torrecerredo realizado por el arquitecto Pedro Cabello

42 ascender por la cara sur, Arrabal es izado por un helicóptero, y Lastra, demostrando una gran resistencia después de doce días en la pared, asciende a la cumbre y rapela con el grupo de rescate por la pared sur. Arrabal moriría pocos días después en el Hospital General de Asturias. Las deficiencias observadas en los rescates anteriores intentan corregir- se por parte de los gijoneses con la asistencia a un curso sobre salvamen- to en el Duranguesado y organizado Ceremonia de colocación de la primera piedra del por las ENAM de Asturias y Vizcaya. refugio (1963) El curso se realiza en noviembre de 1970 y en él se pueden realizar numerosas prácticas de rescate, actividad en la que los montañeros vascos tienen una gran preparación. En febrero del 60 es elegido presidente de Torrecerredo Horacio Rodríguez Medina, persona entusiasta que vive el club día a día y que hace lo posible por promocionar a todos los niveles tanto la montaña como el esquí. Viendo que el puerto de San Isidro era una zona de gran actividad en el que los cerredos practicaban el esquí hasta muy avanzada la primavera y aunque la

Refugio de San Isidro en obras (1965)

43 Inauguración del refugio de San Isidro (1966) infraestructura de arrastres está en esta época en el puerto de Pajares, tuvo la visión de optar por San Isidro y promover la construcción allí de un refu- gio. La junta directiva presidida por Horacio comienza las gestiones y el 18 de enero de 1962 sale un artículo en el diario Voluntad, en el que se entre- vista al secretario Manuel Castillo y en el que se dan datos concretos sobre el proyecto. Se dispone de un primer proyecto del arquitecto Pedro Cabello Maíz con un presupuesto de 315.021,84 pesetas. Posteriormente se encargó otro proyecto al arquitecto Mariano Marín, que fue el que se llevó a cabo. También cuenta Torrecerredo con una parcela de 800 metros cuadrados adquirida al Ayuntamiento de Aller y cuya escritura se firmó el 12 de enero de 1962. Para financiar gastos se abre una suscripción de bonos entre los socios, disponiéndose de dos tipos: familiar por importe de mil pesetas e individual de quinientas. Al poco tiempo se dispone ya de una cantidad que supera el 50 % del importe. Se buscan subvenciones y fundamentalmente con la ayuda de la Diputación Provincial se consigue que el 13 de octubre de 1963 se coloque la primera piedra, que había sido traída de la cumbre de Torrecerredo. Al acto asistieron el presidente de la Diputación, corporación del Ayuntamiento de Aller, presidente de la Federación Norte de Esquí, repre- sentantes de la Federación de Montaña y numerosos socios, parte de los cua- les habían montado un campamento de 11 tiendas el día anterior. Antes de la colocación de la primera piedra, el padre Ortega, rector del Colegio del Corazón de María, celebró una misa ayudado por el párroco de Felechosa. Durante el verano de 1965 se dio un impulso grande a las obras, de modo que el 13 de octubre estaba ya cubierto; la inauguración oficial tuvo lugar en 1966.

44 (Izda.) Telesquí portátil de la Sociedad Casino de León.

(Dcha.) Telesquí de Torrecerredo

En 1960 se celebró un Campamento Nacional de Montaña en la Vega de Enol al que asistieron numerosos representantes de Torrecerredo; en esas fechas tiene lugar la inauguración del refugio en la vega de Ario. En los primeros años sesenta no existía en San Isidro ninguna infraestruc- tura, no había carretera al Circo de Cebolledo y el llegar allí para esquiar suponía ya una excursión; solamente los leoneses de la Sociedad Casino de León disponían de un telesquí portátil de dos plazas y poca longitud que montaban en algunas ocasiones. En el año 63 algunos socios de Torrecerredo construyen aprovechando el motor de una moto otro telesquí portátil que funcionó algunas temporadas. La carretera en San Isidro, lo mismo que ocurría en otros puertos de la red

Limpiando de nieve la carretera

45 secundaria, no se limpiaba con la celeridad requerida para poder tener la seguridad de llegar al alto. A veces no se llegaba a un puerto por pequeñas manchas de nieve que quedaban, por ello era frecuente llevar algunas palas en el autocar y los mismos esquiadores se encargaban de quitar la nieve. En Pajares se contaba con el telesquí de la Cerra inaugurado en 1953. Diez años más tarde, en 1963, se inaugura el telesquí de la Picarota, se trata de un arrastre de 515 metros de longitud que salva un desnivel de 193 y que supuso un salto importante en la longitud esquiable y en la dificultad de las pistas. Dos años después se inauguran los telesquíes de Abedules y de Dulce la Dueña, el primero con 743 metros y desnivel de 234 y el segundo con 673 metros de longitud y 174 de desnivel. Con esta infraestructura se notó enseguida la mejoría en el nivel de esquí. En esta época los esquiadores de Torrecerredo participaron en numerosas competiciones de carácter regional y nacional. En marzo de 1962 José María Valle Castro y José Luis Aller participan en Andorra en los Campeonatos de España de Esquí Alpino formando parte del equipo de la Federación Norte. Durante 1961, 62 y 63 varios cerredos universitarios forman parte del equipo de los Grupos Universitarios de Montaña de Gijón y participan en Navacerrada en los Torneos Universitarios Nacionales de Esquí obteniendo una destacada actuación. La más sobresaliente fue el año 1962; en ella José Luis Aller se clasificó tercero en la prueba de eslalon detrás de Jerónimo Páez, de Granada, y Alfonso de Borbón, de Madrid; también obtuvo el cuar- to puesto en eslalon gigante y el séptimo en descenso. Desde el año 64 y hasta el principio de los setenta desarrolló su actividad un grupo scout dirigido por Alfonso Suárez Vilela, se hicieron excursiones, campamentos y otras actividades características de este movimiento. Algunos de los miembros eran Carlos Gancedo, Alfredo Pico, Pedro Goñi, Juan Carlos García, Alfonso Suárez, Agustín Noval, Benito y Miguel Rionda.

Equipo de Torrecerredo (1962). De izquierda a derecha: Carlos Ventosa, José Luis Aller, Monchu Pardo y José María Valle

46 En los veranos de los años 66 y 67 varios miembros de Torrecerredo lle- Participación en los Juegos van a la práctica una idea que hacía tiempo que tenían en la cabeza: esquiar del Cantábrico en la pista de la Picarota en Pajares en verano en los Picos de Europa. (1961) Para ello montan un campamento en el jou Santu y, aprovechando la nieve del nevero de la Forcadona, practican el esquí durante una semana a princi- pios de agosto. El material se subía en su mayor parte por medio de caballe- rías hasta la boca del jou Santu. La estancia en este privilegiado lugar per- mitió también a los componentes Esquí de verano en el realizar algunas ascensiones, entre nevero de la Forcadona ellas Peña Santa de Castilla. (1966) La infraestructura de arrastres en la estación invernal de Valgrande- Pajares sufre un impulso muy importante al habilitar la zona del Cueto Negro para la práctica habi- tual del esquí. En 1969 se constru- ye el primer telesilla de la estación desde el Brañillín hasta la cumbre del Cueto Negro; son 355 metros de desnivel y 1557 de longitud. El mismo año se construye el telesquí del valle del Sol.

47 Todas estas nuevas facilidades hacen que el número de personas que prac- tican el esquí vaya aumentando con- siderablemente; el esquí exige ahora menos sacrificios que antaño. A medida que pasan los años la diferencia que prácticamente no existía al principio entre montañe- ros y esquiadores, va en aumento. A mediados de los sesenta el esquia- Roberto Lechosa recibiendo dor Roberto Lechosa representa a un trofeo Torrecerredo en numerosas compe- ticiones obteniendo excelentes resultados que perpetúan el prestigio del equipo del club. Una muestra puede verse en 1964 en los Juegos del Cantábrico, donde obtiene un cuarto puesto en una prueba en la que quedó primero el olímpi- co Manolo Morán y segundo y tercero dos corredores de Pajares; José Luis Aller quedó quinto. En 1967 Roberto gana el eslalon de los campeonatos regionales adelantándose en esta ocasión a Manolo Morán y a Fernando Menéndez, de Pajares. Durante un buen número de años y ya en primavera, la sección de esquí organiza una gincana humorística que se corre por parejas y con disfraces,

Participantes en la gincana humorística

48 es una ocasión de divertirse esquiando, muy diferente del rigor de las com- Esquiadores de Torrecerredo peticiones oficiales. en el circo del Mampodre (1962) Otras actividades sociales relacionadas con la nieve eran el Baile de Bienvenida a la Nieve con la elección de Miss Nieve y Míster Yeti. También a lo largo de muchos años fue habitual la salida colectiva a Lario y Mampodre en Semana Santa; en ella un autocar de esquiadores de Torrecerredo llegaba al pueblo leonés para pasas estas fiestas. Todas las mañanas, con las viandas prepa- Primer refugio del jou de radas en la fonda de Lupercio, los Cabrones un nutrido grupo se trasladaba hasta Maraña para subir des- pués, esquís al hombro, hasta el circo del Mampodre, donde se practicaba el esquí. El 1 de enero de 1968 los gijoneses se levantan con la tris- te noticia de la muerte de Panchano, nadador y montañero, entrenador del Club Cimadevilla y socio fundador de Torrecerredo, después de haber dedicado su

49 José Ramón Lueje (primero por la izquierda) durante la inauguración del refugio del jou de los Cabrones (1968)

vida al deporte. En 1968 José Ramón Lueje publica el libro Picos de Cornión, un estudio muy completo sobre esta parte de los Picos de Europa que inclu- ye además un mapa a escala 1:25000 con abundante toponimia. El 12 de octubre de 1968 tiene lugar la inauguración del refugio del jou de los Cabrones, al que se da el nombre de José Ramón Lueje. Este primer refugio fue destruido (se supone que por un alud) y posteriormente se cons- truyó el actual, más robusto y en un emplazamiento distinto.

50 Termina el acondicionamiento del refugio de San Isidro. Los años 70 Nuevo local social en la calle Cabrales. Desarrollo del esquí de travesía y escalada de vías de alta dificultad. Una nueva época de la revista Torrecerredo

En enero del 71 es elegido presidente de Torrecerredo José Luis Aller Manrique. Uno de los proyectos que se ponen en marcha con la nueva direc- tiva es iniciar una segunda época de la revista Torrecerredo; se cuenta para ello con los conocimientos de Juan Delgado y con el apoyo y experiencia de José Ramón Lueje. Esta publicación se reparte entre los socios y también tiene suscriptores en numerosos lugares de España. En cuanto al contenido se pretende abarcar no solamente aspectos puramente montañeros, también se incluyen otros culturales o científicos relacionados con la montaña. En estos años se termina el acondicionamiento del refugio del puerto de San Isidro y se cambia el local social al número 48 de la calle Cabrales, esto último en diciembre del 74. En 1971 se publica el libro Ubiña, Alta Montaña, escrito por Juan Delgado García. Es un estudio exhaustivo y riguroso de todo lo referente a la alta mon- taña del macizo de Ubiña, en él se incluyen multitud de fotografías y croquis que van a permitir fomentar la práctica del montañismo en todas sus facetas Portadas de dos revistas de Torrecerredo de la nueva en esta importante zona de la Cordillera Cantábrica. época

51 Nota del diario Voluntad sobre la inauguración del nuevo local social en la calle Cabrales. En la fotografía, el padre Niño durante la bendición

El 15 de agosto de1972 y cuando se disponía a salir para San Isidro muere repentinamente el directivo de Torrecerredo y del Grupo Covadonga Victoriano Sánchez Lorenzo. En su memoria, estos dos clubes en los que había colaborado intensamente organizan la travesía a nado del lago Ausente, prueba que se realiza durante varios años, pasando posteriormente un año más al lago Enol. Las dificultades de todo tipo para nadar en estas zonas hizo que dejara de celebrarse, manteniéndose el trofeo de montaña que lleva su nombre. Dos montañeros de Torrecerredo, José María Gutiérrez y Mateo Calderón, realizan numerosas escaladas durante los años 70, entre ellas están: el espo- lón de los Franceses en Peña Vieja (son los primeros gijoneses que lo esca- lan), la canal del Pájaro Negro, diedro de Peñalba, cara sur de Horcados Rojos y Tozal del Mallo en Ordesa. También realizan varios intentos en la cara oeste del Naranjo.

52 En julio de 1974 Gonzalo Suárez Pomeda junto con Julio Bousoño, Bus, abren una nueva vía a nuestra cumbre titular; se trata del espolón oeste, una ascensión de unos 800 metros de recorrido y dificultad V. Al año siguiente en diciembre también Gonzalo, esta vez acompañado por Pedro G. Toraño y Eduardo Barroso, realiza la primera ascensión y también primera invernal a Torrecerredo por la canal oeste. El esquí de travesía registra también en estos años una notable actividad, se realizan numerosas travesías y ascensiones en esquís, la Cordillera Cantábrica es recorrida en prácticamente todos sus tramos y los Picos de Europa reciben frecuentes visitas de los montañeros gijoneses; Juan Delgado, José María Gutiérrez, Ramón Juidia, Mateo Calderón, Miguel Paterson, Ignacio Orviz y José Luis Aller son algunos de ellos. En estos años y en memoria del experto montañero y esquiador vasco Andrés Régil, fallecido en accidente de esquí se establece el trofeo de esquí de travesía que lleva su nombre; Juan Delgado y José Luis Aller participan en el primero de estos tro- feos que se celebró en la zona de Peña Vieja. En otras ediciones de estos años setenta participaron obteniendo puestos destacados José María Gutiérrez, Miguel Paterson y Ramón Juidia. Durante esta década de los 70 se realizan las primeras salidas colectivas a montañas de otros países, así en agosto del 72 Torrecerredo y el Club Alpino organizan una excursión a Chamonix con la idea de hacer algunos recorridos por la zona. Asegurado y Pintado, dos montañeros ovetenses de la ENAM que se suman a la expedición y que van con la intención de realizar algunas ascensiones de mayor dificultad, perecen al intentar la ascensión a la aguja de Bionnassay. Posteriormente se preparan varias expediciones importantes, la primera es la denominada Expedición Asturiana Andes-73; en ella participan ocho

Nueva vía a Torecerredo

53 montañeros de diferentes sociedades asturianas: G. M. Torreblanca, G. M. San Claudio, Club OJE de Asturias, G. M. Vetusta y A. M. A. Torrecerredo. El objetivo es la ascensión al Nevado Salcantay de 6300 metros; este coloso de los Andes está situado en la zona de Cuzco en la Cordillera Vilcabamba. En 1974 José Benito Buylla, que había sido directivo años atrás, publica el libro Alta Soledad, una recopilación de poesías inspiradas en sus paseos por la montaña. Majadas, cumbres, jous y collados son base para una obra que es un ejemplo de sensibilidad. A continuación podemos disfrutar de dos ejemplos:

Poesía a Torrecerredo Cantar del Cares

Yo he alcanzado tu cumbre Sólo luces y viento Campanario de Asturias Murmullo y niebla En tu palo mayor Verde batir del agua Bendije al albatros; Sobre la piedra Y allí solté a volar Y a la vera del agua La paloma del alma La senda Mensaje sin respuesta Sólo el cantar del aire en busca de mí mismo Gozo y Quieta flecha en el aire Verde batir de espuma Eternamente anclada En el hondo río A tu roquedo Y a la vera del agua Torrecerredo. El camino Soledad sola, Caliza y cielo Verde sonar del agua Sobre el pedrero Y asomado a su cauce el sendero. ¡Verde batir del Cares, lírico pleno! Y en lo alto, Peña Santa y Torrecerredo.

En 1975 se celebran elecciones y en ellas resulta elegido presidente Carlos Bourgón, cuyo mandato dura hasta 1979, en el que es reemplazado por José Luis Rubiera. En esta época y concretamente el 20 de marzo de 1976 un nuevo accidente siega la vida de los jóvenes escaladores de Torrecerredo Juan Luis García Solís y Rubén Franco que después de escalar el espolón de los Franceses en Peña Vieja son alcanzados por un alud cuan- do descendían hacia la canal del Vidrio.

54 Hasta el año 72 no había ninguna instalación de telesquíes en el puerto de San Isidro, siendo las instalaciones de Pajares que ya conocemos las úni- cas de la región. En este año se instala el telesquí de Salencias y al año siguiente, en el 73, se inaugura el telesilla de Cebolledo; se abría así una zona de grandes posibilidades. En el año 76 se pone en marcha el telesquí de Requejines. Toda esta nueva infraestructura, a la que se suma en el año 75 el nuevo telesquí de Fuente la Reina en Valgrande-Pajares, hace que los esquiadores dispongan ya de buenos medios para la práctica del esquí. La afición a este deporte sigue aumentando y Torrecerredo cuenta en estos años con corredores que representan a nuestro club con muy buenos resultados, se trata entre otros de Francisco Bercial, J. Palacios, Pelayo, Carlos Argüelles, Leopoldo y Leocadio Blanco, Ignacio Tamargo, Eduardo López Dóriga, Juan Luis Martínez, Néstor Martínez, Plácido Llaneza, Javier y Juan Álvarez Oria, Laura, Lidia y Manuel José Castillo Veiga, José Luis y Rogelio Cuesta Fernández y Arturo Betegón Biempica. Algunos resultados de estos años son los siguientes: en 1975 Lidia es tercera en los Campeonatos Regionales, en 1976 también Laura y Lidia ocupan primeros puestos en diversos campeonatos como el Trofeo Ciudad de León, Trofeo Cuitu Negro, Premio Federación y otros. En los Campeonatos sociales de Torrecerredo ven- cen Carlos Argüelles y Lidia Castillo. En 1977 Lidia gana en San Isidro el Trofeo Requejines. Durante los 70 José Ramón Lueje promueve junto con un grupo de ami- gos la formación del Grupo de Veteranos de la Montaña de Asturias. Entre sus actividades está la construcción del mirador del Naranjo en Camarmeña y la publicación de varios libros, entre ellos, El Monumento de Camarmeña (1977), El Naranjo de Bulnes y el Cainejo (1979) y Cumbres de Reconquista (1980). En 1981 fallece en Somió José Ramón Lueje y en 1982 se inaugu- ra un monumento en su honor en el collado de les Veleres, un emplazamien- to privilegiado sobre el Cornión en cuyos picos y majadas había pasado tan- tas horas de su vida.

Inauguración del monumento de Camarmeña (1977)

55 Entre los días 15 y 18 de julio de 1977 Torrecerredo organiza el campa- mento regional de montaña en Murias Longas; con este motivo se reeditó un trabajo monográfico de José Ramón Lueje sobre el puerto de Somiedo. En 1979 José Luis Moreno Piñera publica el libro El Nevado del Acay, que es una interesante narración de las actividades de la expedición realizada a esta cumbre argentina de 6130 metros en compañía de su hermano Ricardo. En los años siguientes viaja varias veces hasta Nepal, donde pasa largas tem- poradas conviviendo con los sherpas y conociendo sus costumbres y sus mon- tañas. Por estas fechas José Luis, que ya ha demostrado en sus viajes el inte- rés por la arqueología y por el estudio de todo lo relacionado con la cultura y la historia de los pueblos, comienza la formación de la que es hoy posible- mente la biblioteca más importante de España sobre alpinismo. Su sensibi- lidad hacia la montaña le ha llevado a estudiar su historia y esto en las fuen- tes más auténticas de los escritos de los pioneros de este deporte; un gran número de publicaciones de valor incalculable se juntan en una colección ante la que uno se siente emocionado. Manuscritos de Whimper, grabados de Coleman, fotografías de Sella o escritos de Saussure son algunas de las joyas que podemos encontrar.

Campamento de Murias Llongas (1977)

56 Salidas colectivas al extranjero. Desde los años Ascensiones en las cordilleras más importantes del planeta... 80 hasta Gran desarrollo de todas las actividades. nuestros días

Campamento en Ubiña y cartel anunciador Torrecerredo tiene como presidente desde 1988 a Amador Fernández Carnero y durante estos años ha seguido con su línea de actividad en todos los aspectos del montañismo y esquí, las colectivas se realizan prácticamente todos los domingos del año y algunas a cumbres de cierta dificultad como pueden ser las ascensiones a Peña Santa de Castilla o pico de los Cabrones. En 1989 organi- za el 48 Campamento Nacional de Montaña en la vega de Río Tuerto en el macizo de Ubiña, con una participación de 800 montañeros de 100 sociedades de toda España. Durante una semana se realizaron actividades en esta importante zona montañera de la Cordillera. Con esta ocasión Torrecerredo reeditó el trabajo de José Ramón Lueje sobre el maci- Tarjeta postal con el zo de Ubiña que ya había sido matasellos especial del publicado en la revista Torrecerredo; campamento también se puso en circulación un sobre con matasello especial. Entre los días 18 y 26 de marzo de 1989 se realiza una salida colec- tiva a la cordillera del Atlas.

57 En el verano de 1991 se organiza una colectiva para hacer la travesía de la Cordillera Cantábrica, un total de 40 socios y simpatizantes que hicieron el recorrido entre el Alto () y el puerto de Valdeprado en Degaña. Catorce años más tarde, en 2005, se vuelve a repetir en colec- tiva la travesía de la Cordillera Cantábrica, esta vez en sentido contrario a la anterior y con mayor recorrido, ya que se partió de Balouta en los Ancares y se terminó en el Alto Campoo; partici- paron 26 socios que en trece días de actividad y empleando ciento veinticinco horas ascendieron un total de 20.516 metros. Fín de la segunda Durante varios años de la década de los ochenta se hicieron actividades travesía en el Alto Campoo de espeleología, llegándose a hacer en el año 88 colectivas combinadas con montaña. Guillermo Herrero y Mario Larrea fueron algunos de los miembros de este grupo, estando a cargo del primero la vocalía de esta sección. En 1996 tiene lugar con carácter colectivo la primera travesía integral de los Picos de Europa, una actividad de gran dureza que ha ido tomando adep- tos incluso entre montañeros de otras regiones. En 2006 se realiza esta travesía, en nueve días de actividad se suben 10.709 metros de desnivel y se bajan 11.711; se ascienden en colectiva, entre otras, cumbres como Peña Santa de Castilla, Llambrión, Torrecerredo y Morra de Lechugales. Entre los días 14 y 22 de julio de 2007 se hace la X Travesía de los Tres Macizos, empezando esta vez por los lagos de Covadonga. Incluimos a continuación el calendario de las actividades realizadas, figurando entre paréntesis cumbre ascendidas solamente por parte de los participantes:

Participantes en la primera travesía de la Cordillera Cantábrica

58 X SEMANA DE LOS TRES MACIZOS (PICOS DE EUROPA) 2007 (Del 14 al 22 de julio)

Sábado > Salida a las 4 h de la tarde de la plaza del Instituto hacia los lagos de Covadonga, para pernoctar en el refugio de Vegarredonda.

Domingo > Desde Vegarredonda, por Fuente Prieta y la horcada de Santa María ascender a la Torre de Santa María de Enol, la Torre del Medio y la Torre de la Horcada, y bajar a vivaquear a la cueva del collado La Fragua.

Lunes > Desde el collado La Fragua subir por las Barrastrosas hacia el jou de los Asturianos y el jou Santu, pasar por la Forcadona, y descender por Carombo a Vegabaño. • Peña Santa de Castilla*.

Martes > Desde Vegabaño por el Frade, la canal del Perro y el collado del Burro ascender a Torre Bermeja, continuar a las Torres Pardas y descender por la horcada de Pambuches al refugio de los Llanos de Valdeón. • Los Moledizos, Pardo Pescuezo, Torres de Arestas*.

Miércoles > Desde los Llanos, por los altos de Valdeón y la canal de Pedabejo subir a la Torre de Salinas, continuar por la vega de Liordes y las Colladinas hasta collado Jermoso. • Torre del Llambrión*.

Jueves > Desde collado.Jermoso ascender a la Palanca y por el jou Grande pasar al jou Cerredo por la collada entre los picos Torre del Oso y la Torre de Coello para ascender la Torre de Cerredo y bajar a pernoctar al refugio del jou de los Cabrones. • Torre del Oso, Torre Coello*. NOTAS: Viernes > Desde Cabrones ascender al pico de Los Cabrones y pasar por la horcada (*) En cursiva, otras cumbres Arenera y la Brecha de los Cazadores para pernoctar en la vega de Urriello. ascendidas fuera de programa • Torre de la Párdida, Neverón de Urriello*. Nº de Participantes: 20

Sábado > Desde Urriello por la horcada Lebaniega ascender a las Morras y descender por Días de actividad real: 8 la canal de la Canalona y la Vueltona al Hotel Refugio de Áliva. Total de horas empleadas: • Peña Vieja*. 69,45 Cumbres ascendidas: Domingo > Desde Áliva por la canal del Jierro subir la Tabla de Lechugales y por el refu- 24 gio de Ándara bajar a . Merienda cena en Casa Francisco, Poncebos. Desniveles ascendidos: 13.881 m • Silla del Caballo, picos del Jierro*. Desniveles descendidos: 13.642 m

59 Homenajeados en la cena El refugio de San Isidro, que sufrió en los años 90 una notable remodela- del 50 aniversario ción, permite la celebración de campamentos juveniles e infantiles en vera- no, con lo que esto supone de promoción para las futuras generaciones. Salidas a los Alpes y a otras montañas españolas completan una actividad que continúa. En 1997 se celebra el cincuenta aniversario de nuestro club con el nombre de Torrecerredo. Con este motivo tienen lugar numerosos actos, entre los que destacan dos exposiciones, una en el Antiguo Instituto que hace una recapitulación de la historia de la agrupación y otra en el museo Evaristo Valle sobre la montaña en la pintura asturiana, compuesta por 30 obras de otros tantos afamados pintores entre los que se encuentran Nicanor Piñole y Evaristo Valle. Otro acto importante de la celebración fue la cena de hermandad, en la que se entregó una medalla conmemorativa dise- ñada por Rubio Camín a todos los expresidentes y socios fundadores. Estos cincuenta años de vida del club, continuación de los que ya antes se habían iniciado con la Estrella Blanca y Peña Castil, han sido posibles gra- cias a la labor de muchas personas que han entregado una parte importante de sus vidas a la promoción del montañismo; después de estos cincuenta años seguían colaborando con la junta directiva veteranos como Pablo González Prado y José Mario Argüelles, que ya fueron artífices de la reorga- nización de los montañeros gijoneses que después de la guerra formaron Torrecerredo. No ha habido directiva que no haya contado directa o indirec- tamente con Mario. Su labor callada ha sido fundamental. Nos ha comunica- do su experiencia, ha escrito innumerables artículos y dibujado multitud de

60 mapas y croquis. Tanto la federación, con la entrega de su medalla al Mérito montañero, como el club, con la imposición de la insignia de oro y el nom- bramiento de presidente de honor, han querido reconocer esta labor. En 1998 se cumplen cien años desde que el conde de Saint Saud y sus compañeros hicieron la primera ascensión a nuestra cumbre titular; con este motivo se organiza un campamento en el jou de los Cabrones y desde él se realizaron ascensiones a todas las cumbres de los alrededores; las más nume- rosas fueron a la Torre de Cerredo. Durante estos días los asistentes conta- ron con la ayuda de compañeros del club que estuvieron a su disposición para servirles de guías en las ascensiones. Con motivo de esta efeméride Torrecerredo obsequió a las personas interesadas con una serigrafía realiza- da por Pelayo Ortega.

Cartel realizado por Pelayo Ortega con motivo del 50 aniversario de Club Torrecerredo

61 El esquí de travesía

En 1980 el equipo formado por Ramón Juidia y José María Gutiérrez obtiene el primer puesto en la Copa Andrés de Régil, lo que supuso el recibir dicha copa, que solamente se da al primer clasificado y por una sola vez. Posteriormente José María con Miguel Paterson obtuvieron cuatro medallas de oro y varias de plata Miguel Paterson, José María Gutiérrez y Ramón Juidia realizan varias tra- vesías en Europa: Chamonix-Zermatt, Otzal (Austria) y Silvreta (Austria). Estos mismos montañeros también participan en los años 90, 91 y 92 en el Campeonato de España de Esquí de Travesía, que consta de varias pruebas

Escalada del Risco de Saint Saud durante el campamento en el jou de los Cabrones (1998)

62 José María Gutiérrez durante una travesía en el macizo central cada año celebradas en distintas zonas españolas; en esta competición que- daron terceros un año y quintos otro. En 1991 el Grupo Ensidesa organiza en el macizo de Ándara y con base en Sotres una prueba puntuable para el Campeonato de España; en ella hubo una gran participación de las diversas regiones españolas y el vencedor fue el equipo formado por Miguel Paterson y José María Gutiérrez. En 1982 Nacho Orviz y otros compañeros realizan durante varios días la travesía de la Cordillera Cantábrica. En Mayo de 1991 Jesús Cubillas realiza la travesía en esquís entre Chamonix y Zermatt.

63 Publicaciones

Las dos épocas de la revista Torrecerredo y las publicaciones de José Ramón Lueje y Juan Delgado son hasta el comienzo de los años ochenta, trabajos apreciados en el montañismo nacional. A partir de estas fechas varios gijo- neses publican sus trabajos sobre temas de montaña que van a contribuir al mejor conocimiento de nuestra región. En 1981 se edita el libro Naturaleza y Vida en los Picos de Europa; en él participan José Mario Argüelles, Juan Delgado y Guillermo Mañana por una parte y por otra Manuel Laínz S. J., Alfredo Noval y Efrén García. el Padre Laínz, doctor honoris causa por la Universidad de Oviedo y de prestigio inter- nacional en el mundo de la botánica, ha enriquecido en numerosas ocasio- nes nuestras publicaciones con artículos sobre flores de nuestras montañas. Su labor investigadora sobre estos temas no cesa y sus estudios y su comple- to herbolario son referencias que no puede olvidar quien quiera conocer algo de la rica flora de montaña de nuestra región. En 1987 José Luis Fernández edita el libro Montañas de Asturias; es fun- damentalmente una colección de fotografías donde el autor recoge con gran

Portadas de la revistas editadas por el Club Torrecerredo en distintas épocas

64 sensibilidad distintas escenas de la montaña y de la naturaleza asturiana. Participantes en el homenaje Este montañero y fotógrafo nos ha obsequiado también repetidas veces con a Rafa en el que la federación le otorgó la medalla de Mejor exposiciones de fotografías de la naturaleza asturiana donde ha sabido cap- Montañero del Año (1984) tar todos los matices que intervienen en ella. Juan Delgado publica en 1988 el libro El Cordal de Ponga y en 1996 Peña Santa, los Nombres y los Hombres de la Peña; ambos son trabajos muy completos fruto de mucho tiempo de estudio e investigación sobre distintos aspectos relacionados con estas zonas. También sale en 1989 la segunda edición de Ubiña, Alta Montaña, que se completa con nuevos planos y foto- grafías y con las últimas actividades realizadas. Bernardo Canga, que tiene amplia experiencia en la organización de excursiones colectivas, primero en el Calul del que fue promotor y después con otras entidades, realiza varias publicaciones que invitan al conocimien- to de distintas zonas de la montaña asturiana, entre ellas están: 100 Rutas por la Naturaleza Asturiana, Guía de Desfiladeros y Foces, Guía de la Montaña Asturiana y Guía de los Lagos Asturianos. En 1992 se publica la Enciclopedia de la Naturaleza Asturiana, en la que participan numerosos autores especialistas en geología, biología, etc. En esta obra hay una parte dedicada a la montaña y al montañismo que está a cargo de los cerredos Juan Delgado, José Luis Aller y Rafael Suárez (Rafa), este ultimo, premio de la Federación de Montaña y ya fallecido, nos ha dejado uno de los archivos más completos sobre nuestras montañas.

65 Actividad de alta montaña en España y en las cordilleras más importantes de la Tierra

A medida que se incrementa el número de personas que practica un depor- te, es normal que surjan de entre ellas figuras capaces de metas más altas; este fenómeno se ha venido observando a lo largo de la historia del monta- ñismo en Torrecerredo y ha permitido en este final de siglo la realización de ascensiones y travesías no solamente en nuestra región y en España, sino también en cordilleras de Europa, Asia, África y América. A continuación se relacionan cronológicamente algunas de las actividades más sobresalientes: En octubre de 1983 José María Gutiérrez, que ya había realizado varios intentos a la cara oeste del Naranjo, consigue la ascensión en compañía de Miguel Paterson, utilizando el equipo imprescindible para un día; el tiempo que emplean es de nueve horas. Durante los meses de agosto y septiembre de 1984, el montañero de Torrecerredo Ignacio Orviz Menéndez se traslada a Yosemite en California, donde es el segundo en el mundo en escalar la Triple Directa al Capitán, ascensión que realiza en veinticuatro horas. En marzo de 1987 Jesús Cubillas García, de Torrecerredo, asciende al Aconcagua (6959 m) por la ruta de los Polacos. En julio de 1988 este mismo montañero se traslada de nuevo a América del Sur y asciende las cumbres peruanas Alpamayo (5947 m), Quitarraju (6040 m) y Huascarán (6768 m); después en Argentina hace un intento a la cumbre del Fitz-Roy (3405 m). También este año los cerredos Ángel Blanco, Amador Fernández Carnero y José Luis Fernández Cobiella realizan en los Alpes los ascensos del Eiger (3970 m) por la arista Mittellegui, el Mont Blanc (4807 m), Pelvoux (3946 m) y Barre des Ecrins (4103 m).

Expedición al llimani en los Andes bolivianos

66 En diciembre de 1989 y enero de 1990 Jesús Cubillas hace escaladas en Ascendiendo al Mont Blanc (1988) Hoggar y en la Zona del Elefante (Argelia), y en Kaga Tondo (Mali). En el vera- no del 90 Tito Claudio, Jesús Cubillas y Jaime Ramón Guerrero hacen la vía Cassin en la cima oeste de Lavaredo en las Dolomitas. En septiembre de 1990 Inmaculada Ardines Cuesta y José Antonio Moral Fontecha, de Torrecerredo, ascienden las siguientes cumbres en la Cordillera Real (Andes de Bolivia): Alpamayo Chico (5330 m), Ilusioncita (5150 m) y Huayna Potosí (6094 m). En 1991 se realizaron las siguientes actividades: en abril y mayo, Andrés Ruiz Gutiérrez, de Torrecerredo, es el primer asturiano que asciende un ocho- mil, el Cho-Oyu (8201m) en el Himalaya. En julio, Ángel Blanco, Amador Fernández y José Luis Fernández Cobiella hacen la travesía Aiguille de Midi-Aiguille de Plan y ascienden al Monte Rosa (4634 m). En agosto Jesús Cubillas se desplaza a Kuen Lun (China), donde ascien- de al Muztagh Ata (7546 m) subiendo en esquís hasta los 7300 metros. En diciembre de nuevo Jesús Cubillas con compañeros de Torrecerredo, María Carmen García y Luis Antonio Ruiz, ascienden el Cotopaxi (5.897 m) y el Chimborazo (6287 m) en los Andes ecuatorianos. En 1992 hay también una intensa actividad; en febrero Eloy Barrio y Jesús Cubillas realizan escaladas en hielo en Ben Nevis (Escocia). En mayo Jaime Ramón Guerrero y Jesús Cubillas ascienden al Monte Rosa en los Alpes, y Amador Fernández y Alberto Fernández Castaños ascienden también en los Alpes las cumbres Breithorn (4165 m), Castor (4226 m), Pirámide

67 Expedición al McKinley (1994) Vincent (4215 m), Mönch (4099 m) y Jungfrau (4158 m). En julio-agosto Ignacio Orviz participa en una expedición al Broad Peak (8047 m) en el macizo del Karakorum. Hicieron cumbre dos componentes. La actividad en 1993 fue la siguiente: en enero Jesús Cubillas escala en Kenia y Tanganica realizando la ascensión por el couloir Ice Window en Monte Kenia (5199 m) y el espolón Barrfu en el Kilimanjaro (5895 m). En febrero Jesús Cubillas, Luis Antonio Ruiz, Eloy Barrio y María del Carmen García realizan escaladas en hielo en las Montañas Rocosas. En mayo Amador Fernández y Alberto Fernández ascienden en la Cordillera Real de los Andes bolivianos a las cumbres siguientes: Nevado Mururata (5864 m), Huayna Potosí (6094 m), Nevado Illimani (6439 m) y Alpamayo Chico (5330 m). En mayo Eloy García y Jesús Cubillas realizan el descenso en esquís del Mont Blanc, y en agosto José Antonio Moral Alberto y Amador en la cumbre del Pico Fontecha,Ignacio Orviz y Andrés Ruiz par- Comunismo ticipan en una expedición al Everest por la arista norte y no llegan a hacer cumbre. En 1994 Antonio Ruiz, Jesús Cubillas y José Manuel González ascienden al McKinley en Alaska. En 1995 Jesús Cubillas asciende al Elbrus (5642 m) en el Cáucaso y Alberto Fernández Castaños y Amador Fernández Carnero realizan la ascensión al Khan Tengri (7010 m) en la Cordillera del Tien Shan en Asia Central. En 1997 Eloy Coto, Jesús Cubillas y José Manuel González participan en una expedición al Cho-Oyu (8201 m),

68 y Alberto Fernández y Amador Fernández consiguen alcanzar la cima del Pico Comunismo (7495 m) en la cordillera del Pamir. Durante la expedición se ascendieron como aclimatación otras cumbres de cinco y seis mil metros. También en 1997 Ignacio Orviz asciende en Karakorum al Pico Golom y al Gasherbrum II (8035 m); esta última es la primera ascensión asturiana en estilo alpino, con cuatro días de ascenso y uno de descenso, sin porteadores de altura, cuerdas fijas o campos establecidos. Esta ascensión la realizó en compañía de la escaladora francesa Chantal Maudit. En un intento posterior al Gasherbrum I tuvieron que abandonar debido al mal tiempo. Posteriormente realiza en la Patagonia la escalada del Cerro Torre por la vía Maestri en dieciocho horas.

Campamento durante la expedición de Nacho Orviz al Gasherbrum II

69 Una colectiva al Aconcagua, el techo de América

Las excursiones colectivas siempre han sido la principal actividad de Torrecerredo. A lo largo de estos setenta y cinco años se han ido poniendo metas cada vez más ambiciosas, desde aquellas primeras salidas de los años treinta se ha ascendido en colectiva a cientos de cumbres cada vez más difí- ciles, los Cabrones o Peña Santa de Castilla pueden ser algunos ejemplos, se han hecho colectivas en otras cordilleras más alejadas y la última a la cum- bre del Aconcagua que con sus 6962 metros es la cumbre más alta del con- tinente americano. Honorio Castaño, miembro de la expedición, nos cuenta cómo se desarrolló esta colectiva en 2006:

El nombre del Aconcagua surge por el mes de mayo del 2005, coinci- diendo con el regreso de la A. M. A. Torrecerredo de un viaje por la Cordillera del Atlas, en Marruecos, que ha dejado una sensación muy buena y ánimo para emprender empresas de mayor calibre. Es pues, por esas mismas fechas, que se inician los preparativos que a partir del 25 de diciembre del 2005 llevarán a la asociación a Argentina. Finalmente, entre socios y no socios, la expedición al Aconcagua acaba contando con diecisiete participantes: Jaime Alonso Prieto, Raúl Barbón Fernández, Honorio Castaño García, Enrique Díez Alonso, Antonio Fierro, Sonia García González, Isabel Gómez Menéndez, Alejandro Guerrero Martín, Fernando Izquierdo García, Margarita de las Heras, Enrique Loredo Fernández, Cristian Meana García, Carlos Paniagua, Antonio del Peño Llorente, Luis Ángel San Juan Rodríguez, Diego Sevillano Minas y Andrés Torres Vega. Además, aunque solo durante unos días, cuentan con la compañía de Victoria Arias, que los acompaña hasta Plaza de Mulas. Celebrada la Navidad, cada uno en su respectivos domicilios, el grupo se reúne en el Aeropuerto de Asturias para, vía Madrid y Santiago de Chile, volar hasta la ciudad de Mendoza, único lugar donde es posible tramitar los permisos de ingreso en el Parque Nacional del Aconcagua. No será hasta el 29 de diciembre que se llegue a Horcones, punto desde el que finalmente se accede al Parque. Ese día la colectiva del Torrecerredo llega, ahora ya a pie, hasta Confluencia (3300 m) y pese a que la altura aún es modesta ya se hace notar, generando malestar en varios miembros del grupo. Como parte del plan de aclimatación, el día 30 la colectiva se despla- za a Plaza de Francia, en la cara sur del Cerro Aconcagua, para después regresar al campamento de Confluencia, donde pasa una segunda noche. Por primera vez se han rebasado los cuatro mil metros de altura. En el último día del año la expedición llega a Plaza de Mulas (4300 m), campo base del Aconcagua, para lo cual han de recorrer un trayecto de 28 kilómetros que transita a través de Playa Ancha y Playa Chica y supe- rar un desnivel de 1000 metros que se concentra en su totalidad en el último tramo, conocido, no sin razón, como Cuesta Brava.

70 Excursión al Anconcagua en 2006 Tras tres días de actividad, que van pasando factura, el uno de enero el grupo descansa y el día dos, no todos pero sí la mayoría, hacen cumbre en el Cerro Bonete (5040 m) como parte del programa de aclimatación. El ataque al Cerro Aconcagua se inicia a partir del día 3 de enero con el montaje de un primer campamento de altura en Plaza Canadá. No obs- tante, ese día, con el campamento ya montado, aún se desciende a per- noctar en Plaza de Mulas y al día siguiente se vuelve a descansar en el campo base. Es el cinco de enero momento en que, ya con carácter definitivo, dejan atrás Plaza de Mulas. Dedican el día a portear parte del material hasta Nido de Cóndores a 5380 m (segundo campamento de altura), si bien la noche de Reyes la pasan en Plaza Canadá, casi cuatrocientos metros más abajo. Durante los próximos cuatro días el Torrecerredo va a estar atascado en Nido de Cóndores. Lo que se había previsto serían dos noches se duplica a causa del fortísimo viento que arrasa tiendas en las laderas del Cerro. El tiempo, sin embargo, no es del todo perdido y durante estos días hasta en dos ocasiones varios miembros del grupo logran alcanzar Berlín, último campamento de altura desde el que se prevé atacar la cima, porteando material que habrá de ser usado en días posteriores. Finalmente, el 10 de enero, doce de los diecisiete integrantes, aun- que el viento no ha cesado totalmente, parten para Berlín para pasar la última noche antes de intentar la cumbre que los llevó al otro lado del océano. Durante los días 11 y 12 hasta diez miembros de la A. M. A. Torrecerredo alcanzan el techo americano, a 6962 metros. Raúl, Cristian, Loredo, Kike, Diego, Del Peño y Honorio lo hacen el día 11. Veinticuatro horas después Toño Fierro, Isabel y Sonia siguen sus pasos. Con esto el objetivo tanto tiempo ansiado y durante tantos días perseguido se había alcanzado, ya solo quedaba celebrarlo y para ello aún disponían de varios días de estancia en Mendoza, ciudad de buen vino y buen comer.

71 El club juvenil Peña Castil y los campamentos juveniles en el refugio de San Isidro

Además de las actividades habituales, Torrecerredo ha incrementado su labor con otras nuevas; una de ellas es la creación del Grupo Juvenil Peña Castil que realiza una labor especial con los más jóvenes. Se concreta así de modo definitivo la inquietud por la formación de las nuevas generaciones, inquietud que ya había tenido su manifestación en diversas colaboraciones con colegios. El Grupo Juvenil Peña Castil aparece en 1997 a iniciativa de varios socios dirigidos por Juan Simón Blanco y desarrolla actividades de montaña en las que participan niños desde los cinco o seis años acompañados de sus padres, disfrutando de la montaña en un ambiente familiar y agradable. En el grupo se ha formado de una manera informal una verdadera escuela deportiva en la que todos los participantes aprenden valores de convivencia, esfuerzo y ayuda mutua al mismo tiempo que conocen nuestras montañas y desarrollan la afición a todas las inmensas posibilidades que nos brinda la naturaleza. Se han hecho ascensiones, travesías y campamentos, se han visitado museos y participado en actividades de la federación y en estos diez años de vida han participado más de cinco mil personas. Esta oferta formativa para los más pequeños se completa además con la realización de los campamentos infantiles y juveniles que se celebran anual- mente en el puerto de San Isidro. En el año 2007 se celebró la XVIII edición, concurriendo niños de 8 a 14 años. Con dicha edición el número de partici- pantes en la historia del campamento supera los dos mil jóvenes. Durante la estancia en San Isidro los niños realizan ascensiones, travesías de dificultad moderada y pequeñas prácticas de escalada.

Sección de esquí

A lo largo de la historia de Torrecerredo hemos visto que la sección de esquí ha tenido una importancia y significación grandes tanto en el número de esquia- dores como en la participación en distintos campeonatos a nivel regional o nacional. Desde el comienzo hasta los años setenta los esquiadores se despla- zaban a nuestras estaciones de Pajares y San Isidro en varios autocares cada domingo. Más adelante los desplazamientos comenzaron a hacerse fundamen- talmente en coches particulares, lo que supuso una desvinculación del club, que vió cómo la sección de esquí languidecía y prácticamente quedó inactiva. Fue en el invierno de 1999 cuando Armando Valdés y Felipe Martínez, ambos entrenadores nacionales y profesores diplomados por la Escuela Española de Esquí comenzaron los pasos para la recuperación de la sección de esquí. La idea fue comenzar con los más jóvenes inculcándoles la pasión por el deporte blanco, enseñándoles valores como el respeto a los demás y al

72 medio ambiente y a practicar el esquí o el snowboard de una forma segura y eficaz. Los participantes aprenden la técnica adecuada para desenvolverse en cualquier clase de pistas, llegando en un momento dado a la competición o a la formación como técnico deportivo en deportes de invierno. En la temporada 1999-2000 comenzaron 15 chicos, este número se dobló en la temporada siguiente y en la 2002-03 el grupo ya superaba el centenar. En la temporada 2006-07 se contó con 370 niños y niñas que entrenaron con nuestro club. El equipo técnico que los atiende está formado por 37 profesores y entrenadores. Como complemento de la actividad invernal nuestro equipo se concen- tra en verano diez días en el glaciar de la estación francesa de Les Deux Alpes, donde realizan programas de tecnificación con sus corredores infan- tiles y alevines. El esfuerzo de todas las personas implicadas ha permitido que nuestro club de esquí sea el más importante de todas las estaciones del Cantábrico y uno de los cinco primeros a nivel nacional. La colaboración de los padres y de varias empresas ha permitido el equipa- miento necesario: trajes completos, herramientas, material para pistas, etc. La reciente apertura de la estación de Fuentes de Invierno, próxima a nues- tro refugio de San Isidro, abre nuevas perspectivas para el mejoramiento técnico de los componentes de nues- tra sección de esquí.

Niños de Torrecerredo en clase de esquí Actividades de los veteranos

A lo largo de los años de actividad de Torrecerredo han sido muchas las per- sonas que han participado en sus actividades, se han hecho buenas amis- tades y se han vivido muy buenos momentos. Con el paso del tiempo se ha ido perdiendo el contacto y en muchos casos se ha dejado de frecuentar la montaña. A principios de 2006 un grupo de estos veteranos se propuso recuperar el ambiente que se había vivido muchos años atrás. Después de varias reu- niones en el club se materializó la primera salida en autocar al puerto de San Isidro con una excursión al lago Ausente y posterior comida en el refugio. Desde entonces se han hecho excursiones al río del Infierno y a los alrede- dores del puerto de San Lorenzo a las que ha asistido una media de 50 per- sonas en cada una. Los contactos entre veteranos siguen aumentando consi- guiéndose así que estas actividades vayan a más.

73 La página web de Torrecerredo

En la actualidad, Torrecerredo, aprovechando las nuevas tecnologías informá- ticas, ha elaborado una página web que sirve de vehículo de conexión con todos los aficionados. En ella se puede obtener una amplia información del club, la historia, secciones, revista, etc., y también las noticias de interés como las próximas excursiones, charlas y actividades en general.

La página es: www.torrecerredo.com

E-mail: [email protected]

74 El nuevo local social

El 6 de octubre de 2000 tiene lugar con gran solemnidad la inauguración del nuevo local social situado en el número 4 de la calle Joaquín Fernández Acebal. Al acto asisten el presidente del Principado Vicente Álvarez Areces, la alcaldesa de Gijón María Paz Fernández Felgueroso y el director general de Deportes Daniel Gutiérrez Granda. También están presentes el arquitecto, José Quidiello, responsable del proyecto y los artistas Rubio Camín, Pelayo Ortega y José Arias, que contri- buyeron con sus obras a que el local tenga una espléndida ambientación. Las amplias instalaciones con biblio- teca, gimnasio, bar y salón de actos Brindis durante la es una base excelente para todo tipo inauguración del nuevo local de actividades. Prueba de ello son las más de sesenta charlas que se han dado desde entonces y que han esta- do a cargo de prestigiosos conferen- ciantes que han tratado una amplia variedad de temas relacionados con la montaña y su mundo; es esta una Entrada a la sede social del actividad cultural que continúa lle- Grupo Torrecerredo, obra de nando nuestro salón de actos. Joaquín Rubio Camín

La Semana Internacional de Montaña de Gijón

En el año 2006 se celebró la XXX Semana Internacional Logotipo de la Semana Internacional de Montaña de Montaña de Gijón, una edición más de esta semana de Gijón que comenzó a principio de los años setenta organizada por el Club Alpino y Torrecerredo y que hoy es el certa- men decano de los que se celebran en España. Comenzó celebrándose en el salón de actos del Colegio del Corazón de María, pasando después a otros locales como el Instituto Fernández Vallín y la Cátedra Jovellanos, siendo el Teatro Jovellanos la sede habitual desde hace varios años. La asistencia masiva de monta- ñeros, que llenan por completo el teatro, es una mues- tra de la gran aceptación de esta actividad, que ha traído a Gijón durante estos años a una gran parte de los alpinistas más famosos del mundo. Podemos citar algunos de ellos: Kurt Diemberger, Catherine Destivell, Cesare Maestri, Chantal Maudit, Carlos Carsolio, Tomaz Humar, Juanito Oiarzabal, Juanjo Sansebastián, Marco Prezelj, Stephen Venables, Oscar Cadiach, Francois Damilano, Doug Scott, Louis Audoubert, César Pérez de Tudela...

75 Se ha querido también ir acom- pañando las efemérides que han tenido lugar en el mundo de la montaña. Se han seguido los dis- tintos aniversarios que se han celebrado de las ascensiones al Mont Blanc, al Everest, al K2, al Naranjo de Bulnes… Se ha ren- dido sentido homenaje a nues- tros clásicos Pedro Pidal y José Ramón Lueje y se ha presentado el alpinismo de vanguardia que tiene lugar en las cordilleras más altas y remotas del mundo –el Himalaya, el Karakorum, los Andes–, viajando a las regiones polares y estado en lugares que

Cartel de la 30 Semana nos resultan más familiares Internacional de Montaña como los Pirineos o nuestros de Gijón Picos de Europa. A partir del año 2002 la Semana Internacional de Montaña de Gijón pasó a denominarse Memorial Julio Bousoño, Bus, fallecido en julio de 2002, y que ha sido el iniciador y alma de la organización de esta Semana Internacional. El 11 de noviembre de 2002, primer día de la XXVI Semana, comenzó con un homenaje a Bus en el que intervinieron la alcaldesa de Gijón, el direc- tor regional de Deportes del Principado de Asturias y el presidente de la Federación Española de Montaña. Puede decirse para orgullo de Gijón que es posiblemente el aconteci- miento de este tipo más importante de los que se celebran en España. Para la organización de la Semana de Montaña se ha contado con la cola- boración de diversas instituciones regionales y locales, empresas y clubes de montaña de Gijón.

Torrecerredo en los grupos de rescate

El número cada vez mayor de personas que practican el montañismo y los riesgos que esto conlleva ha supuesto que las autoridades establezcan unos servicios de ayuda y rescate que solucionen en lo posible los problemas que surjan. Se cuenta en la actualidad con un Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (GREIM) de la Guardia Civil y con el grupo de rescate del CEISPA, dependiente del Principado de Asturias. En este último se han integrado un buen número de miembros de la Escuela de Alta Montaña, que se encargaban

76 de los rescates hasta la creación de este servicio a finales de la década de los ochenta. Cuenta con un helicóptero totalmente preparado para asistencia médica y está compuesto por 16 personas: dos pilotos, un mecánico, cinco médicos y ocho socorristas, entre ellos están los cerredos Juan Figaredo (médico), Alfredo Suárez, Jesús Cubillas, Jaime Ramón Guerrero, Luis Antonio Ruiz, Ignacio David Fernández y José Luis Torres como socorristas.

Accidentes

Con tristeza hemos de recordar a amigos del club que nos dejaron prematu- ramente. Durante estos años la fatalidad ha estremecido a la familia monta- ñera, y la montaña nos ha presentado su cara más amarga. Así, al comienzo de los ochenta en el macizo de Ubiña se produjeron una serie de infortunios fatales: el 10 de enero de 1982 la joven Lorena Viña pier- de la vida al descender de Peña Ubiña prácticamente en el mismo sitio donde habían perecido años atrás los jóvenes Mariano, Miguel y Luis. El 12 de febre- ro de 1984 el cerredo residente en Mieres Abilio Valdivieso Prada muere junto con su compañero de cordada Roberto Fernández González cuando escalaban el cueto Las Cabras. El 30 de junio de 1985 el apreciado pediatra Pedro Víctor Álvarez muere al precipitarse por un nevero en el Canalón del Buey cuando bajaba de la cumbre del Fontán en compañía de otros montañeros de Torrecerredo. El 15 de agosto de 1992 Tere Carrascosa pierde la vida al ser arrastrada por unas piedras cuando ascendía a la cumbre de Siegalavá. También hubo accidentes mortales en otras montañas. En el verano de 1990 Rufino Corbato muere al caerle unas piedras cuando escalaba en el

Asistentes al acto la Rondiella

77 Pico Valverde en el puerto de San Isidro. Francisco Javier Díaz Badallo falle- ce en el Mont Blanc de Tacul en agosto de 1992. El 17 de julio de 1996 el montañero Manuel Álvarez Díaz muere en el Himalaya cuando descendía de la cumbre del Hidden Peak, de 8068 metros. El 12 de febrero de 2000 Manuel Rafael Sánchez sufre un accidente mortal cuando ascendía hacia el Pico Evangelista en el macizo oriental de Picos de Europa. Por último el 14 de julio de 2002 Julio Bousoño Pañeda, Bus, pierde la vida en la Morra de Lechugales durante la VI travesía colectiva a los tres macizos de Picos de Europa, una actividad de la que él había sido alma y promotor, una muerte que deja al montañismo asturiano sin uno de sus colaboradores mas cualifi- cados y activos. La muerte de Bus quedó especialmente grabada en los com- pañeros de excursión que en un día espléndido de sol y camaradería veían cómo esta persona, que desde la tarde anterior compartía con ellos una nueva edición de la travesía de los Picos, perecía en las proximidades de la cumbre cuando se disponía a ayudar a otros a Julio Bousoño Pañeda, Bus subir. Bus quedó para siempre en sus amados Picos, sus cenizas fueron esparcidas en la Rondiella, cerca de la cabaña en la que había pasado bellos momentos de su vida. Bus siempre fue para todos un amigo servicial y amable; la admiración y cariño de todos los que le conocieron se demostró en su funeral y en el emotivo acto de la Rondiella. El 13 de octubre de 2002 se colocó un buzón en su recuerdo en la Morra de Lechugales.

Reconocimientos de la labor de Torrecerredo

La labor de Torrecerredo en la promoción de los deportes de montaña a lo largo de tantos años ha sido reconocida por instituciones muy diversas; a continua- ción se presenta una relación de estos reconocimientos y galardones. En 1989 la FEMPA concede a Torrecerredo la distinción al mejor club del año. El 12 de agosto de 1999 el Centro Asturiano de Madrid le otorga la dis- tinción Pico Urriello a la mejor organización deportiva por su dedicación al fomento y promoción de los deportes de montaña. A petición de Torrecerredo, el Ilustrísimo Ayuntamiento de Gijón decidió otorgar el nombre de dos par- ques de nueva creación en la zona de Viesques a don José Ramón Lueje y don Pedro Pidal. No puede terminar mejor el siglo: el 18 de agosto de 1999 el Consejo de Gobierno del Principado de Asturias acuerda por unanimidad conceder la medalla de plata de Asturias a la Agrupación Montañera Astur Torrecerredo. El diploma que se entrega es lo suficientemente expresivo:

78 «Teniendo en cuenta su dilatada trayectoria en uno de los deportes más vin- culados a la historia y orografía asturiana, por su destacado esfuerzo en la promoción del montañismo y esquí, por su extraordinaria labor en pro de la práctica del deporte popular en Asturias». Un reconocimiento que el presidente del club, Amador Fernández Carnero, hace extensivo a todos los que en Asturias trabajan por la promoción y desarrollo de este deporte. En 2001 la Asociación de Amigos del Deporte distingue a Torrecerredo con el Premio Delfos como mejor entidad deportiva «por haber promovido, propiciado y estimulado los valores humanos en el desarrollo de las prácticas deportivas a lo largo de su trayectoria». El 21 de noviembre de 2006 el Ayuntamiento de Aller concede el Gochín de oro en las jornadas gastronómicas de la matanza en el alto Aller,

Entrega de la medalla de plata de Asturias a Torrecerredo (1999)

Cerredos en el Teatro Campoamor el día en el que se recibió la medalla de plata de Asturias

79 Amador Fernández recoge la medalla de plata de Gijón Felechosa. Por su contribución a la difusión deportiva y turística del Alto Aller y del puerto de San Isidro. El 12 de abril de 2007 el Patronato Deportivo Municipal de Gijón conce- de una distinción a las mejores trayectorias de clubes gijoneses de los últi- mos veinticinco años: Grupo Covadonga, Santa Olaya, Arenal Club de Fútbol, Club Balonmano Gijón y A. M. A. Torrecerredo. El 29 de junio de 2007 se entrega a Torrecerredo la medalla de plata de Gijón. Esta distinción fue aprobada en pleno del Ayuntamiento de Gijón en diciembre de 2006, por asentimiento de los tres grupos políticos, PSOE, IU- Bloque por Asturias y PP. En Entrega de premios del diario El Comercio dicho pleno se acuerda la con- 2007 cesión de la medalla de plata de la ciudad de Gijón a la Agrupación Montañera Astur Torrecerredo por su brillante y ejemplar trayectoria deportiva, así como por su enorme presti- gio y arraigo local. Cuando se acerca el final de 2007 y a punto de entrar en Acto de entrega del imprenta esta publicación, diploma a la mejor actividad Torrecerredo recibe dos nue- juvenil a Peña Castil vos galardones: el premio del diario El Comercio al deporte, y el diploma a la mejor activi- dad juvenil concedido por la Federación de Montaña del Principado de Asturias a nues- tra sección Peña Castil..

80 INDICE A H N Alberto Fernández Castaños, 67 Honorio Castaño, 70 Nacho Orviz. Véase Ignacio Orviz Alfredo Noval, 64 Horacio Rodríguez, 17, 26, 43, 82 Nicanor Piñole, 28, 29, 35, 36, 60, Alfredo Rubiera, 16 821, 89, 92 Amador Fernández, 53, 66, 67, 68, I Nico Ochoa, 24, 93 69, 79, 80, 83, 93. Ignacio Orviz, 53, 66, 68, 69 Noi. Véase Emilio Ribera Andrés Ruiz Gutiérrez, 67 Inmaculada Ardines Cuesta, 67 Aniceto Heredia, 9, 10, 12, 16, 17, 82 P Armando Valdés, 72 J Pablo González Prado, 18, 33, 36, Ataulfo Costales, 10, 12, 16 Jesús Cubillas, 63, 66, 68, 69 37, 60 Aurelio Medina, 10, 16 Jesús Valgrande, 16 Panchano, 17, 26, 49 Avelino Fernández, 10 José Antonio Moral Fontecha, 67, 68 Pedro G. Toraño, 53 Avelino Rodríguez, 17 José Arias, 75, 86 Pedro Pidal, 8, 12, 14, 16, 25, 26, José Benito Buylla, 54, 83 29, 34, 35, 76, 78, 82, 117 B José Luis Aller, 3, 5, 37, 46, 48, 51, Pelayo Ortega, 61, 75, 87, 90, 93, 95 Bernardino Suárez, 16 53, 65, 83 Pío Canga, 17, 101, 103 Bernardo Canga, 65 José Luis Fernández, 41, 42, 64, Boti. Véase Emilio Martinez 66, 67, 83 R Bus. Véase Julio Bousoño José Luis Fernández Cobiella, 66, 67 Rafael Suárez (Rafa), 65 José Luis Moreno Piñera, 56 Ramiro Fernández, 10 C José Luis Rubiera, 3, 54, 82, 105 Ramón Juidia, 53, 62 Carlos Bourgón, 54, 83, 89 José María Gironella, 10 Roberto Lechosa, 48 Casimiro González Velasco, 35, 82 José María Gutiérrez, 52, 53, 62, 63, 66 Rodolfo G. Amorrortu, 37, 40 Cesar Guisasola, 35, 82 José Quidiello, 75 Rosario Acuña, 8 César Pérez de Tudela, 42, 76 José Ramón Lueje, 26, 28, 29, 36, 41, Rubén Franco, 54 Cristino Mori, 10, 12, 16, 17 50, 51, 55, 56, 57, 64, 76, 78, 87, Rubio Camín, 60, 75, 90, 92, 93 89, 94, 97, 102, 104, 106, 153. D Juan Delgado, 40, 41, 51, 53, 64, 65, 83 S Daniel Hevia, 17, 26 Juan Luis García Solís, 54 Sabino Noriega, 16 Diego Posada, 37 Juan Torío, 39, 40, 41 Santiago Reoyo, 10 Julián Ayuso, 9, 10 Simón Blanco, 72 E Julián Delgado Ubeda, 14, 26, 34, 35, Sixto Barros, 17 Eduardo Barroso, 53 36, 125 Efrén García, 64, 93 Julio Bousoño, 53, 76, 78 V Eloy Barrio, 67, 68 Julio Gavito, 3, 11, 14, 82, 85, 89, Vicente Pérez, 10 Eloy Berthón, 9, 10 94, 100, 101, 115, 153 Víctor Martínez, 14 Emilio Martínez, 9, 10, 12, 111 Victoriano Sánchez Lorenzo, 52 Emilio Ribera, 9, 10, 11, 16, 17, L Victoriano Sierra, 8, 9, 13, 14 18, 36, 112 Leonardo García, 10, 16 Erick Holzbecker, 10 Lorenzo Méndez, 10 Evaristo Valle, 60, 87 Luciano Castañón, 35 Luis Iniesta, 10 F Federico Suárez, 16 M Felipe Martínez, 72 Mª Paz Fernández Felgueroso, 75 Felipe Menéndez, 8 Manuel Castillo, 44 Félix Guisasola, 14, 18, 82, 101, 114 Manuel Díaz Fonseca, 16 Francisco Bercial, 55 Manuel Lainz S. J., 64 García Bernardo, 35, 36 Manuel Lobo, 16 Gil Fernández Barcia, 14 Mariano Marín, 44 Gonzalo Suárez Pomeda, 53 Mario Argüelles, 3, 8, 19, 33, 36, 60, Gregorio Pérez el Cainejo, 8, 14 64, 85, 97 Guillermo de la Viña, 16 Mateo Calderón, 52, 53 Guillermo Mañana, 64 Miguel Paterson, 53, 62, 63, 66 Gustavo Schulz, 13 Monchu Veiga, 37

81 Breve historia del Club Torrecerredo

1924 Comienza la Estrella Blanca

1932 Transformación en Sociedad Española de Alpinismo la Estrella Blanca. Presidente: Aniceto Heredia.

1933 Presidente: Julio Gavito. Inauguración del pozo de la Oración. Se cambia el nombre al de Peña Castil.

1936-39 Guerra civil.

1940-47 Salidas a la montaña en pequeños grupos. Nombre provisional Peña Montañera Gijonesa.

1947 Se funda la A. M. A. Torrecerredo. Presidente: Félix Guisasola. Nicanor Piñole participa estos años en las colectivas.

1949 Traslado de los restos de Pedro Pidal a Ordiales. Primera excursión colectiva a Torrecerredo. Se nombra socio de honor a Alejandro Pidal.

1950 Excisión de algunos socios, se forma el Club Alpino. Presidente: Víctor Felgueroso León. Primera travesía colectiva en esquís.

1951 Primera escalada sin guía al Naranjo por parte de montañeros asturianos, los cerredos Ceferino Mateos, Pedro Martí y Ángel Cifuentes.

1952 Primera salida colectiva fuera de nuesta región a Ordesa.

1953 Primer telesquí de nuestra región en La Cerra (Pajares). Cambio de nuestro local social desde la calle Santa Lucía a la calle Covadonga n.º 38.

1954 50 aniversario de la primera escalada al Naranjo. Inauguración del refugio de Urriello.

1956 César Guisasola subcampeón de España de eslalom gigante.

1957 Presidente: Casimiro González Velasco. XXV Aniversario de la fundación de la S. E. A. Estrella Blanca.

1958 Se publica la última revista Torrecerredo de esta época. Primer curso de escalada. Se establece el Trofeo Cordillera Cantábrica.

1960 Presidente: Horacio Rodríguez Medina.

1961 Celebración en el puerto Ventana del 150 aniversario de la muerte de Jovellanos.

1962 Se colabora en la creación de la Federación Asturiana de Montañismo.

1963 Se coloca la primera piedra del refugio de San Isidro. Se colabora en la creación de la ENAM de Asturias.

1964 Se colabora en la creación del GAME de Asturias.

1967 José Luis Fernández participa en la primera cordada asturiana que escala el Cervino sin guía.

82 1966 Se inaugura el refugio de San Isidro. Primer campamento de esquí de verano en el jou Santu.

1968 José R. Lueje publica el libro Picos del Cornión Se inaugura el refugio J. R. Lueje en el jou de los Cabrones.

1971 Presidente: José Luis Aller Manrique. Comienza la segunda época de la revista Torrecerredo. Juan Delgado publica el libro Ubiña Alta Montaña.

1974 José Benito Buylla publica el libro Alta Soledad. Se cambia el local social a Cabrales 48.

1975 Presidente: Carlos Bourgón.

1977 Torrecerredo organiza el campamento regional de montaña en Murias Llongas.

1979 Presidente: José Luis Rubiera.

1980 Se publica la última revista Torrecerredo de la segunda época.

1988 Presidente: Amador Fernández Carnero.

1989 Torrecerredo organiza el campamento nacional de montaña en Ubiña. Salida colectiva a la cordillera del Atlas. Premio de la federación al mejor club del año.

1990 El Club alpino se integra en Torrecerredo. Comienzan los campamentos infantiles en San Isidro.

1991 Primera travesía colectiva de la Cordillera Cantábrica. Andrés Ruiz asciende al Cho- Oyu (primer ochomil de un asturiano).

1994 Rehabilitación del refugio en el puerto de San Isidro.

1996 1ª Travesía integral de los Picos de Europa en colectiva.

1997 Comienza su actividad el grupo juvenil con el nombre de Peña Castil.

1998 Centenario de la primera ascensión a Torrecerredo.

1999 Comienza la reactivación de la sección y equipo de esquí. Distinción Pico Urriello del Centro Asturiano de Madrid. Medalla de plata de Asturias.

2000 Se inaugura el nuevo local social en la calle Joaquín Fernández Acebal.

2001 Premio Delfos a la mejor entidad deportiva.

2005 Ascensión colectiva al Aconcagua.

2006 Premio Gochín de Oro del Ayuntamiento de Aller.

2007 Distinción del Patronato Deportivo Municipal junto a otros clubes a la mejor trayectoria deportiva de los últimos veinticinco años. Medalla de plata de Gijón. Premio El Comercio al deporte.

83

Escritos

Ángel Antonio Rodríguez Julio Gavito Arroyo José Mario Argüelles Sáez Carta de Claudio Sánchez Albornoz Öleo / lienzo de Ramón Prendes en el local del club Pintura y dibujo en la revista Torrecerredo Ángel Antonio Rodríguez

La relación de la Agrupación Montañera Astur Torrecerredo con el arte ha sido especialmente intensa desde sus inicios. El club es, actualmente, la socie- dad montañera más antigua de la región y una de las más veteranas de España. Durante la trayectoria de la agrupación, sus responsables han trata- do constantemente de fundir deporte y cultura, tomando el pulso a la socie- dad asturiana a través de sus socios. Esa magia cotidiana entre montaña y cultura se ha traducido especialmen- te al apartado pictórico. No en vano, el gran enamorado de la montaña astu- riana, José Ramón Lueje, socio fundador de la A. M. A. Torrecerredo, fue un coleccionista de arte importante, caracterizado por la limpieza de carácter que suele dominar a todos los amantes de la naturaleza y por ese ansia de conocer, contemplar y gozar las cosas puras. Esa manera de entender la vida de Lueje ha sido heredada por otros montañeros. Su memoria está presente en los numerosos proyectos de la agrupación y, entre otras, en la iniciativa que en 1997 trató de reivindicar la exposición La montaña en la pintura astu- riana (Museo Evaristo Valle de Gijón y Museo Antón de Candás, 1997), con treinta importantes artistas asturianos del siglo XX que homenajean la mon- taña. La tesis de aquella muestra partía del hecho de que la pintura guarda sus enseñanzas más ricas, precisamente, en aquellas firmas que sacan jugo

Mosaico mural en el local social de Torrecerredo, obra de Pelayo Ortega

87 Portada de revista realizada por Piñole (1953)

a determinados asuntos estéticos desde infinitas perspectivas, agotando todas las posibilidades expresivas que encierra cada una de ellas y extrayen- do las conclusiones oportunas, ya sean formales, conceptuales, matéricas o meramente técnicas. En función de esas premisas, hoy queremos repasar en estas páginas otra singularidad de las actividades de la A. M. A. Torrecerredo. Se trata de las ilustraciones de los números publicados entre 1948 y 1993, que atesoran un importante fondo de dibujos y pintura que merece la pena analizar. Las publi- caciones ocupan dos épocas que vivieron una intensidad editorial en Torrecerredo. La primera ocupa diez años, de 1948 a 1958, y la segunda nueve, de 1971 a 1980. En 1993 se edita una revista especial, en formato libro, con intenciones renovadoras.

88 La montaña piñolesca

En diciembre de 1948, en la página 33 de la revista Torrecerredo, Eduardo Vigil relata la relación de Nicanor Piñole con la montaña asturiana en un entrañable reportaje. Aquel número es el primero que incorpora imágenes pictóricas para ilustrar sus páginas y, aunque no incluye obras del maestro gijonés, apunta las maneras que acompañaron a las sucesivas publicaciones de la revista, que se prolongan hasta nuestros días. Vigil, como José Ramón Lueje, a quien Piñole conoció en 1941, realizaron numerosas excursiones colectivas con él y otros amigos, como Julio Gavito, José María Medina, Carlos Bourgón o Adolfo de la Vega, por Ponga, Cabrales, Amieva, Sajambre, Caso, Aller, Lena, Teverga, Somiedo y otros muchos parajes. Allí Piñole pin- taba directamente, o aprovechaba los momentos de descanso para tomar apuntes y bocetos. Tenía algunas bases de trabajo que le sugirieron mayor número de piezas, como el collado de Les Bedules, en los límites de Peloño, el puerto de Panderruedas, los pueblos de Poncebos y Camarmeña, la vega de Enol, las estribaciones de Ubiña, los numerosos pasos rodados de la cor- dillera o, en sus últimos años de montañismo, la amplia majada de Vegabaño. No obstante, Piñole llegó a acercarse a todas las alturas y desde su genuina mirada, libre de ideas prefabricadas, creó su propia escuela en la pintura de montaña: la pintura de la luz astur. De él bebieron y continúan bebiendo gran parte de los pintores asturianos de la segunda mitad del siglo XX. Durante veinte años en contacto directo y después desde el recuerdo, Piñole supo captar como nadie la niebla, las grietas, el viento y el aroma de los pastos y los montes . Así lo demuestran sus numerosas aportacio- nes a la revista Torrecerredo. La primera, en enero de 1951 (lámina I), es cier- tamente sorprendente, porque incluye también un interesante texto sobre la luz. La imagen reproducía la obra titulada Caleao y sintetizaba esos intereses del pintor, desde la sutilidad y el intimismo. En aquel número se incluían tam- bién Pasión del Sueve (lámina VI), Río Sol (lámina IX), Portilla de la Reina (lámina XIV), Llanaves (lámina XV) y Peña Ubiña (lámina XX). En ellas se patenta toda la magia de un creador que no rechazaba el gesto, ni la mancha precisa ni la veladura, y era, ante todo, un apasionado del matiz cromático y la materia que pintaba por puro placer. Fue un observador fiel a todas las sugerencias ambientales, por eso sus montañas son tan asturianas. Desde entonces, las colaboraciones de Piñole con la revista son constan- tes, con algunas imágenes hermosas. Encontramos otras piezas suyas en dis- tintos números de la revista. En febrero de 1952 los apuntes titulados Tuiza (lámina I), Torrebarrio (lámina II), Niebla. Vega de Enol (lámina III), Enol (lámina IV), Mampodre y Riosol (lámina VII). Se diría que Piñole forjó su mayor libertad pictórica, su obra más audaz y menos académica, de la mano de Torrecerredo, acuciado por sus ganas de pintar y su desinteresada gene- rosidad con la revista, que se nutría de todas estas obras. En marzo de 1953 aparece su primera portada, ese majestuoso Pastor de trazos acuosos y perspectivas profundas que años después emplearía como

89 Torre de Cerredo, óleo de Rubio Camín

motivo Pelayo Ortega para ilustrar la portada del libro revista Torrecerredo editado en 1993. Y es también en aquel simbólico número del 53 donde se incluye, por primera vez, una obra de otro ilustre socio pintor, Joaquín Rubio Camín, que aportó una feliz ilustración para el artículo “Cantar del pastor del valle” de José García Nieto. Aquella revista es, sin duda, una de las mejores de toda la historia pictórica de Torrecerredo, con nuevas obras de Piñole que ilustran el artículo “Del puerto de Ventana al de Somiedo” que escribió Lueje y que acompañan siete nuevas piezas de Piñole. Se trata de los dibujos Bueyes y carros (página 18), Pastores de Quirós (lámina VI), La capital de Teverga es San Martín (página 23), El hombre de los puertos (página 31), San Emiliano, la pulcra villa (página 38), La yegua (página 39) y la enigmá- tica obra titulada Son todos simples pastores (página 43), donde emerge la vena más tierna y reflexiva de un Piñole que, de vez en cuando, sentía nece- sidad de expresar algo más que un bello cúmulo de esencialidades plásticas. Piñole continuó cediendo sus trabajos para enriquecer los artículos de la revista, cuyos contenidos documentales y literarios se perpetúan de la mano de la pintura. Suyas son también varias ilustraciones del número de julio de 1954. Una hermosa Bienvenida con paisaje de fondo que saluda al lector en la página 2, la acuarela Valdeón (Picos de Europa) (página 10, lámina I) que ilustra un emblemático artículo del historiador Claudio Sánchez Albornoz titulado “Mi primera jornada en los Picos de Europa”. Y de nuevo Lueje, en

90 su artículo “Del puerto de Somiedo al de Leitariegos”, tiene la suerte de con- tar con varias imágenes de Piñole que, a buen seguro, le acompañó en aque- llas andanzas por el occidente asturiano. Suyas son las láminas Pueblo y belleza (página 13), La emigración de los somedanos del Pigüeña (página 15), Villar de Vildas (Somiedo) (página 18, lámina IV), Tal parecían las viu- das del lugar (página 21), El oso del Monte las Sendas (página 22). Campo de los centenarios, una cuanta gente… (página 23), Nos tocó ver el juego de bolos (página 25), Las verdes brañas de Veigas (página 26) y Una brañera de Lin de La Pena (página 28). Se trata, siempre, de una obra metódica pero muy libre, que guarda los registros piñolescos más puros y que actúa gestual- mente, tomando la retina como objetivo de una invisible y juguetona cáma- ra, refugio para la soledad y los instantes bellos. Se remata la aportación de Piñole a este número con un Pastor llevando una cabra en la página 42, en el artículo “La Vega y las Torres de Ario” que firma “Vízcares”. Quizás por su propia pasión montañera, o porque pocos años atrás había fallecido su madre, Piñole intensifica sus salidas a la montaña en estos años y, por tanto, la revista se enriquece notablemente. Así, en el número de abril de 1956 aparecen otros trabajos suyos, que se abren con una nueva bienve- nida en la página 2 y continúan en las páginas 7, 10 y 11 con tres ilustra- ciones ya publicadas y en la página 46 con un hermoso Paisaje. En este número se publica también una sencilla pero interesante reseña de homena- je al pintor, en la página 49. El número de diciembre de 1958 cierra la citada primera época (1948- 1958) de la revista de Torrecerredo con un nuevo despliegue de escenas pin- tadas por el maestro gijonés. De hecho, se abre con una sugestiva portada, continúa con un impactante fondo de Piñole sobre poema de José Benito Álva- rez Buylla y se remata con una larga lista de ilustraciones, algunas repetidas de números anteriores (páginas 8, 15, 59, 60 y 61) que eran aprovechadas Acrílico / tabla de José Arias

91 por los editores y otras nuevas que, en sí mismas, constituyen casi una mono- grafía del pintor y desvelan algunas claves de su momento creativo, ya en plena madurez. Son la titulada Pueblo (página 7) y las láminas Yeguada en El Meicín (lámina III), Pastoreo en Riotuerto (lámina IV), Puertos de Agüeria (lámi- na V), Vaquero de Cheturbio (lámina VI), Trashumantes en Socellares (lámina VIII), Alto de Ventana (lámina IX) y Torrebarrio (lámina X). A partir de aquí, en la denominada segunda época (1971-1980), la revis- ta Torrecerredo trata de hacerse semestralmente. Continúa incluyendo repro- ducciones de viejas y nuevas obras de Nicanor Piñole, pero el viejo maestro, ya casi centenario, apenas pinta y, evidentemente, no pisa la montaña astu- riana. No obstante, desde aquellos días con Lueje y sus colegas, cuando había contactado directamente con nuestras cumbres, Piñole retuvo en su memoria cada escenario y los siguió pintando esporádicamente. Aparecen, pues, algunos óleos de la última etapa de Piñole en las páginas de la revis- ta. Concretamente, en 1971, la portada Poo de Cabrales es un óleo del pin- tor. Encontraremos también otra pieza suya en el número de diciembre de 1972, la titulada Pambuches”, en la página 105. Un nuevo homenaje en vida del pintor se sucede en el número de diciembre de 1973, en la página 256, donde se recuerda aquella emblemática portada piñolesca del año 53. El número de junio de 1978 supone un homenaje póstumo a Piñole, con la portada Torrebarrio, cabecera de Ubiña. El maestro habiá fallecido en enero, doce días después de haber cumplido cien años y haberlo celebrado con todos los honores, rodeado de amigos y admiradores, en un homenaje cuya repercusión consiguió que el rey Juan Carlos le concediese la gran cruz de Alfonso X El Sabio.

Abriendo vías

Hemos visto que Nicanor Piñole fue, sin duda, el gran protagonista pictórico de la revista Torrecerredo durante sus dos épocas, con una larga lista de cola- boraciones. Pero otros artistas jóvenes o veteranos, aficionados o profesiona- les, aportaron también su obra a las páginas de esta publicación excepcional. Entre las grandes firmas que ilustraron la revista ya hemos citado a un joven Rubio Camín que, en el número de marzo de 1953, publicó su prime- ra ilustración en Torrecerredo. Por aquel entonces, este excepcional artista gijonés ya vivía en Madrid, donde residió durante veinticinco largos años y recibió premios nacionales de pintura, escultura y fotografía. Pero sus cone- xiones con Gijón eran constantes y, a través de Eduardo Vigil y otros colegas, seguía de cerca las actividades del club, con el que salió más de una vez a la montaña en los últimos cincuenta años. De Camín son también otras ilus- traciones de aquel número, como las tituladas Pico Vízcares (página 61), Tres árboles (página 64) y Montañeros (página 64). Las tres sirvieron para ilustrar el artículo “El pico Les Vízcares” (firmado por “Vízcares”) y algunas se apro- vechan en otros números. Así, en el de julio de 1954 para ilustrar el artícu- lo “La becerrera de San Pedro”, firmado por “un veterano”; y en abril de

92 1956 y diciembre de 1958 para los cuadernillos titulados Agrupación. Ya en la segunda época de la revista vuelven a aprovecharse las citadas ilustracio- nes de Rubio Camín, en el número de junio 1971. Pero no se queda ahí la excepcional colección de ilustraciones de la revis- ta Torrecerredo. Durante su primera época, los números cuentan con obras de autores anónimos o de ilustradores menos conocidos en el circuito artís- tico. Son ejemplos, en algunos casos, imitativos y descriptivos, pero en oca- siones alcanzan interesantes grados de rigor compositivo, siempre tras esa mirada a la montaña que ha caracterizado estos sesenta años de historia del club. Así, en uno de los primeros números (julio de 1949) abunda la firma pictórica de Nico Ochoa, con dibujos sencillos e irónicos. O de Ramón García Olay (febrero de 1952, página 20) con imágenes muy descriptivas de el Mampodre. Otros dibujantes fueron Andrés Espinosa o Elías Díaz, que apor- taron piezas al famoso número de marzo de 1953 y colaboraron en algunas ediciones posteriores. A partir de abril de 1956 aparecen también composi- ciones de Nicieza. Desde 1971, en la segunda época de Torrecerredo, apa- Obra gráfica original de recen esporádicas imágenes de Manés F. Moliner, Ángel Tresaco, Efrén Pelayo Ortega (1992) García y otros anónimos. Es el número especial publicado en 1993, coordinado por Amador Fernández y antecedente de este nuevo volumen que ahora presentamos, el que atesora otras ilustraciones nuevas de Rubio Camín y de otros artistas profesionales, hijos de otras generaciones y de gran pro- yección nacional, que han colaborado con distintas iniciativas de la agrupa- ción. El número se abre con el citado homenaje de Pelayo Ortega a la emble- mática portada piñolesca del 53 y alber- ga otros apuntes, dibujos y acuarelas ciertamente hermosos. La mayoría reali- zados expresamente para la ocasión, for- man hoy parte de los excepcionales fon- dos artísticos del club. En ese libro Torrecerredo hay 10 ilustraciones de Rubio Camín (páginas 13, 22, 73, 86, 87, 88 y 89), 16 de Pelayo Ortega (pági- nas 34, 50, 59, 68, 78, 84, 85, 90, 91, 93, 95, 99, 100, 101 y 103) y una serie de escudos de las distintas agrupaciones montañeras realizados por José Arias. Son, sin duda, excepcionales ejemplos artísticos y muy definitorios de cada uno de los firmantes. En fin, un lujo.

93 Julio Gavito Arroyo A José Ramón Lueje

Así como los vegetales experimentan el fenómeno del ahilamiento al nacer en sitios sombríos, lo que les hace estirarse hacia arriba en busca de la luz. José Ramón, que tuvo su cuna en el sombrío fondo de Piloña, en la tenebrosa sima de su capital, Infiesto, sufrió, por imperativo biológico, el ansia ascensional por aquellas paredes de ensueño siempre verdes y risueñas, que contorneaban su dormitorio habitual. Iba, como sus amigos adolescentes, escopeta en ristre, a practicar la caza. Pero pronto comprendió que por encima de los puestos que le asignaba la cinegética, había otros gigantescos relieves más atractivos, más soleados, más dominantes, que le cautivaban. Por ello siguió ascendiendo, pero cambiando en seguida la escopeta por el zurrón, por las vecinas cimeras de Cayón, Incós, Pandoles, Grandasllanas, Friera y Niañu y, aún muy mozo alcan- za la cima de Vízcares -1419 metros de altitud-, el techo de su Piloña original. Decía, frecuentemente, con sano orgullo que desde su tierra de Piloña se divi- saban tierras de tres provincias a pesar de no limitar con ninguna de ellas; eran estas las de Santander, Palencia y León, que asomaban sus erectas testudes de Peña Prieta, Curavacas y Mampodre sobre nuestra Cordillera Cantábrica. Todo esto estimuló su amor a la montaña y le empujó a trasponer la Cordillera, a visitar los Picos de Europa que le atraían con embrujo al con - templar su insistente presencia al fondo, en la lejanía, de cualquier paisaje astur. La montaña fué siempre testigo de los momentos culminantes de su vida porque en ella experimentó las emociones más gratas de su existencia y llegó a hacerle considerar, como verbos sinóminos, culminar y vivir. Su amor a la montaña no fue solamente poético y contemplativo, poseía un sentido de orientación extraordinario y una retentiva del terreno que pisa- ba de tal calibre que no se le borraba jamás la imagen topográfica de lo que hallaba a su paso. Aprovechó estas facultades en beneficio de los demás, su constante propósito, dibujando itinerarios y más tarde planos y mapas oro- gráficos llenos de nombres y detalles naturales para que, los menos dotados que íbamos con él o detrás de él pudiéramos recorrer fácilmente, sin extra- víos, lo que, sin su compañía, pudiera ser una peligrosa aventura. No era montañero que gustase encordarse por notoriedad en busca de una arriscada victoria; solo alguna vez se ató por ganar alguna cumbre dominan- te que mereciese la pena alcanzar. Es más, hacía con cierta frecuencia corre- rías por Cordillera y Picos para conocer más terreno, evitando las cumbres, que le consumían más tiempo del que podía disponer. Necesitaba entrevistar a los pastores –sus mejores amigos–, ya que eran la gala de nuestra montaña y de ellos obtenía copiosa información toponímica a

94 la vez que escuchaba sus consejas y relatos y oía con atención sus sabias advertencias. De ellos escuchó por primera vez topónimos tan descriptivos como Jultayu (junto al tajo), Naranco, de íntima relación hidráulica, jou Santu y Peña Santa, que rezan hacia Covadonga y, entre otros más eufóni- cos, los que tienen el prefijo bus, como Busumerón, Bustantigu, Busdongo, Busfríu, etc., que dominan la mayor parte de Asturias y pequeñas zonas de Santander y León, y que rememoran ancestrales centros de ganadería autóc- tona, de aquella esbelta figura de vaca casina, siempre a la intemperie, que prefería ganar, como una cucaña, los altos pastos de la cumbre al cómodo regalo del establo. Hoy también se acabaron, como José Ramón se acabó, el pastoreo y sus ganados, ya no balan las dulces ovejas ni las intrépidas cabras que interrumpí- an el silencio y la soledad de las majadas con el sonriente goteo de sus esqui- las y que, después de degustar la sal y pagar espléndidamente su consumición

Retrato de Lueje, obra de Pelayo Ortega

95 con el blanco néctar de sus ubres, iban a pernoctar a la cuerria en lecho pro- pio de su propia lana. Todo se fué de aquellos idílicos parajes al alcanzar la ancianidad sus heroicos moradores, ya que la juventud no los quiere relevar, inconsciente, porque le atrae más el bullicio ensordecedor de la urbe que el albo contenido de la ubre, y prefiere acogerse al paro antes de desempeñar el sufrido y bucólico quehacer de sus antecesores. Solo queda en la peña, como gala sin par, el gracioso trote del escultu ral corzo y los ingrávidos saltos y vertiginoso galopar de los rebecos, que solo se paran a pastar en las excelsas camperas cumbreñas que mantienen jugo so su verdor con el sudor estival de los neveros. Nada nos queda por decir de las actividades de José Ramón por su monta- ña, porque estas líneas van dirigidas a montañeros que conocen su afanosa actividad y, sobre todo, su ingente labor de montañero y publicista que alcanzó las más valiosas condecoraciones del montañismo local, provincial y nacional. Hace muchos años ya que José Ramón, como dijimos anteriormente, avi- zoró, sorprendido, las tierras de tres provincias desde su Vízcares y, hoy, son esas tres provincias con las cuarenta y siete restantes, Espana entera, la que, envuelta en nieblas, divisa Piloña, su último pedestal en esta tierra, musi- tando, reverente, una oración. Fue siempre un destacado maestro en lo que G. Amezúa llamaba el depor- te del amor a la montaña; en él llegó a ser una gloria nacional; pero había otro amor, que más que deporte es virtud, que le iluminó desde las tinieblas de su cuna y le acompañará a cimas más altas y luminosas que las que cono- ce la orografía: el amor al prójimo. Sobre esto no solo no dejó nada escrito, sino que sus actos en esta nueva faceta de su extraordinaria e inquieta personalidad, procuró siempre ocultar- los o disimularlos. Fue pródigo, desprendido y generoso hasta la saciedad, y cuan do los problemas ajenos que le encomendaban no tenían solución mone- taria, les dedicaba el tiempo y el espacio que fuese preciso, hurtándolo a sus quehaceres personales o profesionales. Nos atrevemos a decir que su mayúscula vocación montañera, su elevado amor a la montaña, estuvo siempre subordinado al amor preferente de su exis tencia a servir a los demás. Su actividad montañera era obligada para evadirse de la urbe que le mal- trataba y le acuciaba con sus problemas y encomiendas. Jamás fué a la mon- taña a triunfar o a conquistar laureles; iba hacia ella atraído por su belleza y, simple y llanamente, a descansar de la afanosa vida que su cordia lidad le hacía llevar y que le consumía. Para los que vivimos siempre en su entorno y cambiamos impresiones sobre lo que hizo, lo que dijo y lo que sospechamos que quiso callar, el dolor que nos produce su añoranza, al escudriñar su obra, va trocándose en devo- ción hacia su persona. Siempre nos estaba diciendo, en momentos de euforia: “La montaña em - belleció mi vida”. Ahora llegó el momento de contestarle: “Y tu vida bella, sí, pero también abnegada y ejemplar, te santificará. Amén.”

96 Breve semblanza de un montañero ilustre: José Mario Argüelles Sáez José Ramón Lueje Presidente honorario de la A. M. A. Torrecerredo

“Pero las montañas no son solo naturaleza o una forma de belleza superior o ámbitos de vivencias, sino también escenarios de grandeza que actúan como fuentes de cultura...”

“Hay que transmitir necesariamente conocimientos y sentimientos.”

E. Martínez de Pisón y S. Álvaro*

Las citadas conclusiones de Eduardo Martínez de Pisón y Sebastián Álvaro podrían, desde hace ahora setenta años, configurar la divisa de nuestro admi- rado amigo José Ramón Lueje Sánchez. Muchos llegan a entender la cultura que radica en la montaña, pero otra cosa es poner en juego sus facultades y su empeño para transmitirla. Como observó un destacado periodista afincado en Gijón, “vivió y gozó la montaña José Ramón Lueje, y aplicó su capacidad de trabajo y su inteli gencia a ensal- zarla y darla a conocer”. Su nombre resalta entre los estudiosos de estas montañas, que él recorrió incansablemente desde la adolescencia. Describió muchos sectores de la Cordillera Cantábrica y Picos de Europa, de los grandes cordales asturianos y de las sierras interiores de Asturias y León, y con ello abrió rutas cimeras y aportó datos para el trabajo de ulteriores divulgadores. Y todo esto con una visión eminentemente poética del mundo de las cumbres, en un lenguaje afor- tunado, peculiar y acertado, en un castellano transparente, porque Lueje, a pesar de su inquebrantable asturianía, no padeció la tentación de los bables.

(*) El sentimiento de la Peña Santa. ¡Bien privilegiada resulta la tierra astur por poseer tal mon- montaña, 2002, pags. 364 y taña ¡Y bien venturosos los que puedan aprender las sendas de su 366. Eduardo Martínez de cimera! Porque el poder llegar hasta su cúspide, el poder lograr el pre- Pisón (catedrático y explorador, protagonista de la mio de alzarse en su Torre, es como obtener la más beneficiada de las cultura de montaña en victorias. Su ascensión y su meta es como ganar el tránsito hacia otra España) y Sebastián Álvaro (director del programa Al filo más refulgente luz.” (Picos de Cornión, 1968, pág, 11.) de lo imposible)

97 Una nota característica de la labor investigadora y literaria de Lueje viene de su autenticidad de origen, fruto de su caminar hacia las alturas, de su convivencia con los moradores de la braña –por cuya hospitalidad e hidalguía reiteradamente expresa su reconocimiento– de las anotaciones obtenidas allí mismo. Quizás por ello de sus descripciones emanan, con un fondo de implí- cita poesía y siempre en términos de objetiva calificación, su convencida y profunda admiración por lo cimero y su amplia visión del afán montañero. Sus descripciones y la información puntual de la orografía las percibimos en medio de un canto implícito, con una poesía que nace en las profundidades del alma. Personalidad tan identificada con las montañas sugiere una iniciación temprana y feliz, lo que parece confirmar los recuerdos que con frecuencia afloran en sus relatos:

“Hace ya años que subí por todas esas cimeras y recorrí sus quebradas; allí me llevó muchos días, en sus monterías siempre fructíferas, D. José de Argüelles y Argüelles (+), del Orrín de Infiesto, cazador de rebecos como no hubo nunca otro mejor, y también de osos; pero yo no sentía la cinegética y al lado de aquel Señor, gran amigo y mejor maestro, no supe ser cazador, mas aquellas correrías por los altos montes de Caso y Ponga prendieron en mí el amor a la montaña y la montaña embelleció mi vida.” (T-20, 1949, pag. 43: “El Coto Nacional de Reres o Brañagallones...”)

“Y en esas entrañables montañas de verdecidas faldas que rematan albas cresterías, entre las que se meció nuestra cuna y que también asistieron vigilantes a nuestra infancia y mocedad, fue donde se gestó el montañismo de uno. Fue de las que bien tempranamente, como pre- mio excelso, recibimos su mensaje de convocatoria hacia las glorias de sus cielos. De aquellas cimeras, primeras amigas del alma, por las que, con muy cortos años, comenzamos ya las venturosas ascensiones.” (T-1980: “La llamada de la montaña”)

“Subí al pico Vízcares sobre 1922, desde Miera, donde pasábamos unos días de verano varios amigos de Infiesto... Tengo el recuerdo de este macizo cuando en febrero de 1922 lo atravesé casi por su cima, cazando con Antonio Ruisanta y los monteros... Sobre estos lugares y montes del recorrido de esta excursión, se deslizaron muchos días feli- ces de mi vida, y en todos ellos tengo vivo y presente al incomparable compañero y fiel amigo Fernando Argüelles (q.e.p.d.).” (Nota en el parte de excursión de 13/14 de junio de 1941)

“Desde Remelende hay línea de cumbre hasta caer a la majada de Vega Pociellu de nuestras antiguas cacerías.” (Nota en el parte de excursión de 5 de septiembre de 1942).

98 En todo caso, parece cierto que sus primeros contactos con la montaña ya los tuvo, como actividad escolar, a los 11 años de edad. Desde el año 1934, los Lueje fijan su residencia veraniega en el tranqui- lo y acogedor lugar de Lario, en Valdeburón. Este alto enclave, protegido por los gigantes divisorios y arrullado por las frescas aguas de un río Esla recién nacido, es de los más hermosos valles cabeceros de la Cordillera:

“Deslumbra al viajero la perspectiva de Valdeburón, el valle más deli- cadamente hermoso de toda la montaña leonesa.” (T-23, 1951, pág. 33, ”Desde el puerto de Arcenorio al de Riofrío”)

Este cambio estacional de domicilio ponía fin a la inicial etapa durante la cual la villa asturiana de Infiesto fue en exclusiva el punto de partida para las memorables andaduras por los montes de Piloña, Caso y Ponga -cacerías primero, excursiones en época juvenil después- que hicieron brotar en él y madurar el más profundo amor a las cumbres. La ubicación de Lario, en el eje de un imponente arco orográfico que llega, por la Cordillera, desde el complejo de Brañagallones hasta el del Alto Carrión, y hasta los picoeuropeanos macizos de Cornión y de los Urrieles, abarcando también el cercano y erguido núcleo de Mampodre, facilitó el pase a lo que podríamos llamar una segunda etapa, de más ambiciosa conquista y mayor conocimiento de la montaña:

El valle (de Valdeburón) es una antesala estratégica de la Cordillera Cantábrica; de allí nosotros emprendimos las mejores marchas hacia la montaña, esas excursiones que son fiestas, y partiendo de Lario, que es el más hermoso y el más acogedor de sus pueblos.” (T-23, 1951, pág. 34, “Desde el puerto de Arcenorio al de Riofrío”)

Lueje, al regreso de cada marcha, se cuida de anotar los datos de la sin- gladura, que volcará en un parte de excursión. Muchas veces incorpora un desplegable con el gráfico de tiempos y altitudes, y, con menor frecuencia, un plano para situar los topónimos, algunos de los cuales, por desuso, esta- ban a punto de sumirse en el olvido. Todos estos registros, junto con una elevada cantidad de fotografías, los custodia su familia, a la que tenemos que agradecer las facilidades otorgadas, en especial para consultar los partes de excursiones, que en número de 367 hemos podido ver. Actualmente, este material está depositado en los archivos del Museo Etnográfico del Pueblo de Asturias, donde puede ser consultado. Durante el período 1934-1940, con excepción de los años 37 y 38 por razones obvias, desempeña Lario el papel de preferido como base o punto de partida, ya que de un conjunto de 26 marchas en total, 16 de ellas vivieron allí él momento gozoso de emprender la caminata. Era el verano de 1934 cuando anotó las dos primeras salidas desde Lario. Era comprensible la urgencia que sentía por dominar los dos pilares que

99 sostienen las cabeceras del valle: la peña de Ten y los picos de Mampodre. Le acompañó David Rodríguez. Dice en Mampodre: “Hicimos el presente recorrido en absoluta ignorancia del terreno. Al bajar del Convento para atravesar a la collada nos vimos comprometidos.” Y, en cuanto a “nuestra augusta peña de Ten :“Don Pepito Argüelles me habló de Ten, y de él aprendí aquello de”: “Ten y Pileñes, buen par de peñes. Ten para cabres y Pileñes para oveyes”. Y en nuestras cacerías por Caso, en Brañagallones la vista de Ten me atraía, su excursión me ilusionaba. Y hoy dominé Ten.” Desde los años 1942 (con una) y 1943 ya se registran algunas excursio- nes con salida de Gijón. Espigando en los sucesivos partes, observamos cómo la montaña le iba desvelando las claves de un mundo de bellezas inagotables. Nos lo confirma el ambicioso planteamiento de programas e itinerarios.

Extractamos a continuación los datos de algunas salidas de las más significativas.

19 a 21 de julio de 1935. Empezó en Covadonga y fue su primer contacto con los Picos de Europa. Dos pernoctas en Vegarredonda, subida por Fuente Prieta a la horcada de Santa María y bajada por el jou Santu. Visita a Ordiales. “Ha sido mi primera llegada a Picos; la impresión de jou Santu, aplastante; fracasé en la escalada a Peña Santa de Enol”. Le acompañaban Fernando Argüelles, Martín Bea y Adolfo Vega.

17 y 18 de agosto de 1935. Desde Lario a Pontón y Panderruedas y a Posada de Valdeón. A Caín y puente Trea, y regreso por Posada, Pontón, Torteros y Lario (a pie). Por mal tiempo dieron la vuelta, siendo el proyecto primitivo el ir a Covadonga por jou Santu. Con David Rodríguez.

10 de julio de 1936. El parte correspondiente a esta jornada intuye el dra- matismo de unos días aciagos: “En este día empezamos a bajar del Muenigu, y en el camino vimos subir a aquellos grandes amigos, con quienes dimos la vuelta y allí pernoctamos. Eran ellos don José de Argüelles, Juan José Ruidíaz, el notario Montes, el capitán Loma y Gabriel Andrade. Ellos y Martín pocos días después me dejaban solo: cayeron mártires de Dios y de España. ¡Presentes siempre, y que desde el cielo recen por nosotros, pecadores!”.

28-30 de junio de 1940. Desde Poncebos al refugio de Camburero y hasta el jou Sin Tierri. “Me enfrenté, por vez primera, con el Picu; inaccesible me pareció y atemorizador: solamente su vista sobrecoge y perturba.” Con Luis Felgueroso, Bernardo Ramón y Julio Gavito.

3 a 5 de agosto de 1940. Alcanzó Peña Santa de Enol: “Culminó la Peña, en solitario, J. R. L. a las 10.25 horas del día 4 de agosto, haciendo la subida en botas de clavos”. Compañeros de excursión: Jacinto Blanco y Adolfo Vega.

100 24-25 de agosto de 1940. Primer intento a Peña Santa. “Pero allí, cuando faltan escasos metros para la cumbre, no se puede pasar adelante por estar cortada con precipicio infranqueable la arista de la cumbre... ya no disponí- amos de tiempo para rectificar la ruta...” Con Julio Gavito y Pío Canga.

28 a 31 de agosto de 1941. Torre de Cerredo (pernoctando dos días en Bulnes, por Amuesa. Y con sucesiva travesía, pasando por el pico Gildar, hasta Lario. “La escalada a Torre de Cerredo se hizo con el guía Alfonso Martínez, de Camarmeña. En el buzón de Cerredo se recogió la tarjeta del alemán Albrecht Bottler, quien había culminado la Torre el día 18 de agosto de 1940.” Con Pío Canga.

27 a 29 de junio de 1942. Peña Ubiña, con aproximación desde Campomanes y travesía hasta Pajares y Puente los Fierros. “Hermosísima excursión de grato recuerdo. En Cuitu Nigru nos esperaban Félix Guisasola e hijo, del Grupo de Covadonga, y Roa, de León. Buen descanso confortable, en el Hotel Valgrande. El día 29, misa en la colegiata de Arbas, con mucho sabor. Luego un paseo con el maestro don Celso Gómez a la Candanosa, boni- to mirador de todo el Circo de Valgrande.” Con Julio Gavito y Pío Canga.

24 a 27 de julio de 1942. Naranjo de Bulnes. Desde Arenas de Cabrales, con regreso al mismo. “En el Naranjo recogimos la tarjeta de Gerhard Lepiorz, apartado núm. 298, Gijón. Véase dibujo: Vía del Paso Horizontal, normal cara sur.” Con Pío Canga. “La escalada al Naranjo fue con el guía Alfonso Martínez y su hermano Miguel Martínez.”

15 a 18 de agosto de 1942. Peña Santa de Caín. Desde Covadonga con per- nocta en La Rondiella. Y sucesiva travesía, por la Forcadona, a Posada de Valdeón, Áliva, Tielve, Arenas de Cabrales, Puertas, Rales y Posada de . Detalla la vía de escalada a Peña Santa. “Última escalada en 1939...” Con Julio Gavito Arroyo, y, hasta la fuente de las Balas, los acompaña Pío Canga.

28 a 30 de agosto de 1942. Torre del Llambrión. Desde Arenas de Cabrales, por vega Urriello y Horcados Rojos, con bajada por collado Jermoso a Cordiñanes y Posada de Valdeón, Pontón, Retuerto, valle Mirma y Lario. El día 29, acompañado por Alfonso y Miguel Martínez; los demás días, en soli- tario. “En su cumbre solo un segundo pudimos permanecer; el viento era terrible y el frío espantoso; arrimados a una peña, firmamos en el álbum que trajo y llevó Miguel. Hice todo el recorrido en botas de clavos. Desde Posada a la bifurcación de Retuerto me acompañó ayudándome en la carga, Bonifacio Sadia, de Caín (iba para Riaño).”

31 de octubre de 1943. El Cabezo Lloroso. Copiamos estos párrafos del escrito publicado en el Torrecerredo n.º 24, febrero de 1952, págs. 36 y s.,

101 relato inspirado y primoroso, como todos los suyos, un modelo de precisión: “Comienza a declinar la tarde y hay que cortar la parada y seguir la trave- sía; nos despedimos de los Martínez, que regresan para su casa de Camarmeña, y Pío y yo continuamos nuestra marcha hacia Covadonga. Se atraviesa por entre los intrincados canchales de la Jistra y los Jondones, hasta salir al collado Verancielles, en el que ya se coge por afelpada campe- ra, por los ubérrimos puertos de Onís, hoy desiertos y silenciosos. La monta- ña está muda, y en la escala de los silencios, este es el más solemne de todos. El cielo que estaba cargado de nubes pardas comienza ahora a ennegre- cerse amenazadoramente; también de las honduras del Casaño está subien- do, a grandes bocanadas, la niebla como un denso aliento que lanzara el valle a inundar al monte, y a nosotros. Avanzando por aquel buen terreno se alcanza la majada de Camplengo el Viejo y el Friero Espinas, y detenidos en aquella fuente llegó a envolvernos la niebla, una niebla terriblemente cerrada que al instante nos dejaba perdidos; y cuando, con el andar a ciegas y en la querencia del bajar, tomábamos hacia la vaguada contraria y peligrosa del hoyo de la Madre, súbitamente surgieron ante nosotros dos hombres, dos pastores, como allí puestos de propósito, que llegaron a pararnos y nos volvieron al buen camino. Y nos unimos y seguimos a nuestros providenciales guías, que también casualmente resultaron llamarse Pío y Ramón; eran taciturnos, callados y apenas contestaban a nuestra conversación y caminaban con prisa, a todo el andar, y sin un titubeo en la niebla. Así atravesamos por la majada Espinas, por la de Brañarredonda, la vega la Huelga y la de las Mantegas, subimos al collado del Cantón de Texéu y nos arrimamos contra Soñín; desde allí uno de los pastores descendió un trecho por la ladera y por entre un claro de la nie- bla que se rasgaba por abajo, nos apuntó a Comeya, luego el pastor subió a unirse a su compañero y juntos desaparecían otra vez en la niebla. Nosotros, ya bien orientados, continuamos bajando...”

José Ramón Lueje Sánchez

Nació en Infiesto el 30 de junio de 1903 y falleció en Gijón el 23 de agosto de 1981. Estudió el bachillerato y, en la Universidad de Oviedo, la carrera de derecho, obteniendo brillantes calificaciones. En su mocedad fue jugador en el equipo de fútbol de la Deportiva Piloñesa y, más tarde, presidente honorario de este club. Ya en Gijón era acérrimo par- tidario del Sporting y asiduo del estadio del Molinón hasta que, en cierta oca- sión, disgustado por sus propias reacciones en la grada, y con su honorable sentido de lo justo, tomó la resolución de no volver al fútbol. En la guerra civil fue movilizado y ejerció como teniente provisional de Estado Mayor en la 821 División. Terminada aquella, se reincorporó a su puesto en la Hacienda Pública, en la que llegó a alcanzar la categoría de

102 decano del Cuerpo de Inspectores Técnicos Fiscales del Estado, jubilándose en junio de 1973 después de casi medio siglo de trabajo para la Administración, y siendo distinguido por sus méritos con las encomiendas de las órdenes del Mérito Civil y de Isabel la Católica. Su incansable actividad montañera, salvo raras escapadas a Peñalara, Gredos, Moncayo y Urbión, siempre se desarrolló en los montes cantábricos. Su alto amor a la montaña lo era en proporción a sus facultades físicas: Con un paso ligero que no le impedía disfrutar del entorno, ensartaba largos recorridos, como el de los días 28 al 31 de agosto de 1941 (Poncebos- Bulnes-Amuesa-Torre de Cerredo-Bulnes-Pandébano-Vegas de Sotres- Espinama-Collado de Valdeón-Posada de Valdeón-Panderruedas-Pontón- Vegacerneja y Lario). Iba en compañía de su gran amigo Pío Canga, también con un característico andar ligero e incansable: eran locomotoras humanas. En las marchas de grupo, a Lueje le gustaba ir delante, el primero, como señalando la ruta y e imponiendo a todos un fuerte tren, a pesar de que su mochila se distinguía precisamente por su excesivo peso. En la montaña usó muy poco la tienda; solía pernoctar en las cabañas, especialmente en los Picos de Europa, aunque tuviese que dormir sobre unas tablas cortadas a azuela. En aquellos estrechos aposentos disfrutaba conver- sando con los pastores, cuya naturalidad y sencillez le cautivaban. Y estos se admiraban, a veces, de aquel montañero que los trataba como amigos.

-”Hay que saber sellar amistades con los pastores, viviendo la vida de la Peña, por las majadas de...” Picos de Cornión.

Distinciones Concedidas:

– Encomienda de la orden del Mérito Civil – Encomienda de la orden de Isabel la Católica – Miembro de honor y medalla de oro del Grupo de Alta Montaña Español – Medallas de plata y oro del Mérito deportivo, de la Delegación Nacional de Deportes – Medalla de oro de la Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara – Presidente honorario de la A. M. A. Torrecerredo – Presidente honorario del Grupo de Montaña Vízcares – Presidente honorario de la Federación Asturiana de Montañismo – Medalla de plata de la Federación Española de Montañismo – El Instituto de Estudios Asturianos acordó designarlo miembro de número en mayo de 1956. – A título póstumo se dio el nombre de Torre Lueje a una de las cumbres de Los Argaos (cota 2105 metros) en el Parque Nacional de los Picos de Europa. – También en honor de Lueje se erigió el airoso monolito que se asoma al lago Enol y contempla los macizos de Cornión y los Urrieles, en el collado Les Veleres, a 1076 metros de altitud. – Lleva el nombre de Refugio Lueje el que ha sido construido por la

103 Federación Asturiana en el jou del Agua, en el macizo de los Urrieles, Picos de Europa. – Y, a petición de Torrecerredo, el Ayuntamiento de Gijón, en noviembre de 2002, acordó dar el nombre de José Ramón Lueje a los jardines sitos en zona de reciente urbanización, en Viesques, entre el parque fluvial del Piles y la avenida de la Cordillera Cantábrica. La solicitud de Torrecerredo había sido acogida con especial interés y cariño por la alcaldesa de Gijón Paz Fernández Felgueroso.

Bibliografía y artículos publicados

– EL MACIZO DE UBIÑA (monografía). Gijón,1958 – LA VEGA Y LAS TORRES DE ARIO. Gijón,1959 – A JOVELLANOS MONTAÑERO (HOMENAJE). Gijón, 1961 – PICOS DE CORNIÓN (monografía). Gijón, 1968. Por esta obra fue seleccionado como finalista para el Premio Nacional de Literatura. – PICO URRIELLO O NARANJO DE BULNES. Gijón, 1972 – LOS PICOS DE EUROPA (monografía). León, 1973 – GUÍA DE LA MONTAÑA ASTURIANA (monografía). Gijón, 1977 – EL MONUMENTO DE CAMARMEÑA. Gijón, 1977 – EL NARANJO DE PIDAL Y EL CAINEJO. Gijón, 1979 – CUMBRES DE RECONQUISTA. Gijón, 1980 – LA CORDILLERA CANTÁBRICA (recopilación, a título póstumo). 2 vols. Oviedo, 1984

Artículos en la revista de Torrecerredo

– LA PEÑA DE TEN / T.8 págs. 31s. dic. 1948 – LA ALMAGRERA / T.15 págs. 87s. jul. 1949 – LOS PICOS DE CORNIÓN / T.20 págs. 28s. dic. 1949 – EL COTO NACIONAL DE RERES O BRAÑAGALLONES / T.20 págs. 43s. dic. 1949 – EL CANTO CABRONERO / T.20 págs. 55s. dic. 1949 – PEÑA MAYOR / T.21 págs. 141s. jun. 1950 – LA LLAMBRIA / T.23 págs. 61s. enero 1951 – LOS BEYOS DE PONGA / T.24 págs. 26s. Febrero 1952 – EL CABEZO LLOROSO / T.24 págs. 36s. Febrero 1952 – LA CABRA BLANCA, EL DIENTE Y LA GARITA CIMERA / T.25 págs. 48s marzo 1953 – EL CORDAL DE COLLAO ZORRO / T.25 págs. 52s, marzo 1953 – EL PICO LES VÍZCARES / T.25 págs. 61s. Marzo 1953 – LA VEGA Y LAS TORRES DE ARIO / T.26 págs. 39s. Julio 1954 – LA BECERRERA SAN PEDRO / T.26págs.43s. Julio 1954 – EL SECTOR DE LA BERMEJA / T.27 págs. 7s. abril 1956 – LOS PUERTOS DE CONTORGÁN Y EL DESFILADERO DE LOS ARRUDOS / T.27 págs. 28s. Abril 1956

104 – LA PEÑA DE LA SOBIA / T.27 págs. 31s. Abril 1956 – FIESTAS MAYORES / T.27 págs. 35s. Abril 1956 – NUESTROS PUEBLOS DE MONTAÑA / T.28 págs. 5s. dic. 1958 – EL PICU LA COLLA CUCHU / T.28 págs. 59s, dic.1958 – SOBRE EL PARQUE NACIONAL DE LA MONTAÑA DE COVADONGA / T.1 (2ª época) págs. 3s. 1971 – EL PAISAJE ES DE TODOS / T.2 (2ª época) 62s. jun. 1972 – PICU PIERZU / T.4 (2ª época) 180s. Jun. 1973 – DEL MONUMENTO AL NARANJO / T.7 (2ª época) 350s. dic. 1974 – LA PEÑA LOS TORNOS / T.7 (2ª época) 354s. dic. 1974 – SOBRE LUIS MARTÍNEZ, EL CUCO / T.8 (2ª época) 2s. jun. 1975 – LA ALTA PILOÑA / T. 9 (2ª época) 67s, dic. 1975 – DON CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ / T,11-12 (2ª época) 229s. dic. 1977 – PIÑOLE, MONTAÑERO Y “CERREDO” INOLVIDABLE / T.14 (2ª época) 2s. jun. 1978 – EL PICO VALDEPíN / T.29 (2ª época) jul. 1966

Otros

– LA LLAMADA DE LA MONTAÑA / T. (Bol. informativo) 1980 – DE LEITARIEGOS A CAMPOMANES / Rev. Vetusta. Oviedo, 1948 – LOS PUERTOS DE LA DIVISORIA ASTUR-LEONESA / Rev. El Argayu. Mieres, 1956 – LAS MONTAÑAS PONGUETAS / Rev. El Argayu. Mieres, 1962

A partir del año 1948 se publicó el Boletín Torrecerredo, del que Lueje era fundador, director y valedor, y que mereció general aprecio por su depurado contenido y, sobre todo, por incluir los trabajos descriptivo literarios del pro- pio Lueje, contribuyendo con ello a crear escuela y a consolidar los niveles de la afición regional. Se ha insistido mucho, y con total razón, sobre la altura moral de nuestro amigo Lueje. Ya que solventes juicios externos tocaron el asunto con unani- midad, solicito la venia del lector y, sobre todo la comprensión, una vez más, del buen amigo, para no herir sus sentimientos de natural modestia, aunque yo tuviera en el recuerdo ocasiones mil de llegar a idéntica conclusión favo- rable, por casos contemplados personalmente por mí que me demostraron su personalidad desbordante de cordialidad, de afecto, de nobleza, de inteligen- cia, de sencillez y, sobre todo, de bondad y generosidad. Finalmente, como remate y confirmación del espíritu amistoso y apertu- rista de Lueje, bueno será recordar su pública opinión:

“La belleza natural es creación del Sumo Hacedor, y no para uso y dis- frute privativo de unos privilegiados, sino para el pueblo entero. Siendo esta la única y justa doctrina cristiana y humana a admitirse...” (EL PAISAJE ES DE TODOS). Torrecerredo, junio de 1972

105 Carta de Claudio Sánchez Albornoz remitida al presidente de Torrecerredo Sr. D. José Luis Rubiera García en 1982.

Sr. D. José Luis Rubiera García

Distinguido amigo: He admirado y querido mucho a José Ramón Lueje y he cruzado en tiempos juveniles los Picos de Europa. Adoro las bellísimas montañas de Asturias y me he deleitado siempre ora con- templándolas de viso ora en las fotografías que Lueje y Uds. me han enviado. Ténganme por adherido al homenaje. Y procuraré complacerles enviando una colaboración. No olviden empero que avanzo hacia los 90 años y que he estado y estoy enfermo. ¿Hasta cuándo me dan Uds. plazo?

Un cordial apretón de manos.

Claudio Sánchez Albornoz

28 agosto 1982

106

Álbum fotográfico

75 años del club en imágenes En una excursión a Peña Mea, 1932 50 19 110 ... - Esquí en Pajares, 1932

De izda. a dcha: Emilio Ribera, Pedro Villa y Emilio Martínez, el Boti

111 El Noi y el Boti con los hermanos Martinez y otros guías de Picos, 1945 50 19 112 ... - Guías de Picos en Caín, 1945

113 Félix Guisasola y su hijo César 50 19 114 ... - J. R. Lueje y Julio Gavito en Pandetrave, 1946

115 Llegando a San Isidro, 1949

50 Refugio de El Fito, 1949 19

116 ... - Llevando los restos de Pedro Pidal a Ordiales, 1949

117 Alicia M. Campillo, primera mujer que subió al Torrecerredo, 8/8/1950 59 >19 50 19

118 Llegando al puerto de Pajares, 1950

119 En el Vízcares, 1951 59 >19 50 19

120 Campamentos sociales, 1952

121 En Cabronero, 1957 59 >19 50 19

Descargando esquís San Isidro,1958

122 Celebración del veinticinco aniversario

En la cumbre de Peña Crespa, 1958

123 1950 >1959 Entrega depremios,campeonatossociales 124 Con Julián Delgado Úbeda

125 1950 >1959 Entrega depremios,1958 126 Firmas durante la celebración del 25 aniversario

127 1950 >1959 En laMazada,1959 128 Regreso de la Santina

Misa en la Torre de Enol

En la Rondiella

129 1960 >1969 En Áliva,1960 Cumbre delPienzu,1960 130 Fiesta social en la sala Acapulco, 1961

131 1960 >1969 Campamento enelpuertodeSanIsidro,1962 Colocación dela primera piedradelrefugiodeSan Isidro,1963 132 Refugio de San Isidro en construcción, 1965

133 1960 >1969 Utilización delrefugiodeSanIsidroenconstrucción,1966 134 Pico Colines, 1967

135 1960 >1969 Esquí deveranoenelneverolaForcadona,1967 136 Refugio del jou de los Cabrónes, 1968

137 1960 >1969 Esquí deprimavera enSanIsidro Pico HuevodeFaro,1968 138 Excursión de Torrecerredo en Amuesa para colocar la imagen de la Santina en nuestra cumbre titular.

En Bulnes, 1968

139 1960 >1969 Esquí deprimaveraenSanIsidro 140 Misa en la cumbre de Torrecerredo, 1968

141 1970 >1979 Misa enelrefugiodecollaoJermoso, 1973 142 Llegando a la Torre de la Palanca, 1973

143 1970 >1979 Regreso decollaoJermoso,1973 144 Grupo scout de Torrecerredo

Grupo Scout en el Huerto del Diablo

145 1970 >1979 Macizo central,1975 Hacia CuetoTejao, 1975 146 Pico del Lago

147 1970 >1979 Gincana humorística enSanIsidro Gincana humorísticaenSanIsidro 148 Rincón del refugio de San Isidro en los años 70

Hacia Brañacaballo

149 1970 >1979 Almagrera, 1974 150 Zona de Peña Vieja, 1974

151 1970 >1979 Cerredos enSanIsidro Travesía del Lago Ausente“MemorialVictoriano Sánchez” 152 Amador Ovejero, José Ramón Lueje, Julio Gavito, el Boti y Carlos Bourgón

153 1980 >1989 Cornión, 1980 154 Senda del Arcediano, junio de 1980

Morra de Lechugales, septiembre de 1980

155 1980 >1989 Rafa yTino enlacanaldelosGrajos,enero1982 156 En la canal Parda, septiembre de 1982

157 1980 >1989 De izquierdaaderecha:EmilioMartínez 12 SemanadeMontaña. Emilio Ribera El Noi El , CarantoñayAmadorFernández 158 El Boti El , En el cueto la Genciana, junio de 1984

En Pedroveya, junio de 1985

159 99 >19 90 19

Refugio Torrecerredo tras la remodelación

Estampa invernal del refugio

160 En la collada Bonita

161 99 >19 90 19

P. Rumania, enero de 1990

Montihuero, septiembre de 1994

162 Peña los Tornos o Peña Crespa, octubre de 1996

Peña la Siella, febrero de 1997

163 1990 > 1999 En Redimuña,agostode1997 164 Alto de Terreros, agosto de 1998

165 1990 > 1999 Excursión enelcincuneta aniversariodelaprimera excursión,Monsacro,1998 En PeñaCastil,juliode1998 166 Zona de Peñamayor, 1999

167 ... 00 20 +

Primera colectiva a la canal del Agua

f En Peña Maín, Febrero de 2000

168 En el pueblo de Páramo, abril de 2000

Campamento juvenil en el refugio de San Isidro, julio de 2002

169 + 2000... Pico Cotalba,2002 170 Buzón dedicado a Bus en La Morra de Lechugales, octubre de 2002

171 + 2000... Equipo deesquí de Torre en los Alpes,2002 En Torrecerredo, 2002 172 Equipo juvenil de esquí, 2003

173 + 2000... En PeñaCorada,Abrilde2004 174 En Arcenorio, septiembre de 2004

175 + 2000... Cesare MaestriyAlbertodurantela26SemanadeMontaña 176 Expedición al Aconcagua, 2005

Expedición al Aconcagua, 2005

177 + 2000... Jultayu, juliode 2005 En elAtlas,abrilde2005 178 Homenaje a Simón y María, alrededores de Gijón, 2005

Excursión de veteranos de Torre, junio de 2006

179