Los turmogos 2011, nº 1, pp. 31-40

LOS TURMOGOS REVISIÓN DE UNA ETNIA POCO CONOCIDA DEL NORTE

Marta Francés Negro Licenciada en Humanidades (UBU); Máster Universitario de Historia y Ciencias de la Antigüedad (UAM y UCM) [email protected]

Resumen: El pueblo celtíbero estaba conformado por una multitud de gentes y etnias. De algu- nos de ellos conservamos noticias gracias a los escritos de autores griegos o romanos. Éstos en sus obras nos describieron algunas de sus costumbres, poblados o personajes. Sin embargo, no todos fueron tratados del mismo modo, a algunos de ellos sólo podemos conocerlos por medio de los restos arqueológicos que se han conservado hasta nuestros días. Este es el caso de los tur- mogos. Abstract: The were shaped by a variety of peoples and etnias. News about some of them remain thanks to Greek authors and especially Roman that wrote about his customs. Nevertheless, they were not treated equally, and the references are scanty, some of them can be studied only through the archaeological remains. Example of this are the Turmogos. Palabras clave: Hispania prerromana, celtíberos, turmogos, fuentes escritas, arqueología. Key words: Pre-Roman Hispania, Celtiberians, Turmogos, written sources, archaeology.

Introducción corporar la información que los yacimientos ar- En la Península Ibérica se encuentra un variado queológicos pueden aportar. abanico de pueblos que habitaron el territorio. Algunos de ellos son conocidos desde antiguo, Primeras noticias gracias a los restos de distintos tipos que se han Para comenzar, y poder entender las dificultades conservado. Sin embargo, existen otros de los cu- con las que en ocasiones se encuentra el investiga- ales las noticias que se conservan son escasas y la dor, es inevitable hacer una referencia a las fuen- labor de investigación se vuelve aún más compli- tes con las que se cuenta, entre los que se señalan cada. En este artículo se pretende un acercamien- a Polibio, Ptolomeo o Estrabón. De ellos poco se to a un pueblo norteño en mucho olvidado, los ha conservado en referencia a los turmogos, algu- turmogos. De ellos poco se puede decir: algunas nas anotaciones sueltas y sin relevancia. Además noticias romanas y algunos rastros arqueológicos, de la escasez, se debe tener en cuenta el enfoque con ello sólo se consigue una visión muy super- de éstos a la hora de realizar sus escritos: ¿una ficial. visión objetiva y rigurosa de las costumbres? La Uno de los grandes problemas que encontra- respuesta es claramente negativa. Lo que se pre- mos a la hora de estudiar a los turmogos es la fal- tendía era ensalzar las victorias del Imperio y sus ta de información. Pocos son los estudios y tra- conquistas y por ello describen con mayor pro- bajos destinados a ellos, lo que dificulta mucho fundidad los enemigos más difíciles o las victo- la elaboración de un escrito que los describa cor- rias más importantes1. Además del hecho de que rectamente. Por ello, nos vemos en la obligación las noticias son emanadas de un observador ex- de acudir a autores que trabajan sobre los pueb- terno a la cultura que describe, quien, para mejor los vecinos para intentar extrapolar costumbres, 1 […] los registros de la vieja y nueva situación se modos de población, economía…; en este caso, contraponen e integran en un esquema explicativo que tiene como meta ideológica final presentar la intervención y gestión romana como una son los Vacceos y quienes mayor in- tarea ineludible de pacificación, […] (SAYA ABENGOCHEA, formación aportan. Además, trataremos de in- 1999: p. 153).

31 2011, nº 1, pp. 31-40 entendimiento de sus lectores, “traducirá” lo ob- los celtíberos con cuatro pueblos, entre los cuales fueron servado a parámetros entendibles para ellos. Pero famosos los numantini. De las diecisiete ciudades de los parece que ese no fue el caso turmogo: bien por vaccei destacan las de los intercatienses, palantini, laco- su debilidad militar, bien por un pacto temprano, brigenses y caucense […] su presencia es casi inexistente. Por todo ello, a (SOLANA SÁINZ, 1973: p. 14). la hora de emplear estos textos como fuentes de estudio, siempre se debe tener presente la consa- Aquí vemos cómo Plinio da una nueva adscrip- bida crítica, necesaria siempre, y que en estos ca- ción al poblado de Segisamo, a los turmodo- sos ayudan a comprender mejor el mosaico cul- gi, pueblo al que posteriormente mantendrá su tural presentado por los escritores. En palabras pertenencia. del profesor Solana Sáinz: En Estrabón, en Geographica (III.3.3) dice: El conocimiento que se puede tener de los antiguos Al norte del Tajo está Lusitania, la tribu más pueblos prerromanos del norte de la Península a través grande de las tribus ibéricas, que fue combatida por de las fuentes de los clásicos es muy parcial, pues de al- los romanos mucho tiempo. El lado sur de Lusitania gunos, en este caso los turmogos, apenas se hace alusión lo forma el Tajo: el lado oeste y norte, el Océano; el (SOLANA SÁINZ, 1973: p. 13). lado este, los carpetanos, , vacceos y callaicos, que son tribus bien conocidas. Las demás tribus no En el campo que nos ocupa, y como ya se ha hacen falta mencionarlas por ser pequeñas y de poca mencionado anteriormente, son pocas las refer- importancia. encias directas que se hacen sobre los turmogos. La mayoría corresponden a una simple delimit- Con este fragmento queda patente la poca rele- ación del área o situación con respecto a otros y vancia que cobró el pueblo Turmogo; esto pudo sólo algunas hacen referencia a los poblados. En ser debido a la facilidad con que fue conquistado muchas situaciones se les alude de forma indirec- por los romanos. ta, engrosando el número de pueblos celtíberos o También están presentes en la obra de Ptolo- que viven en la Celtiberia renombrados constan- meo, aunque él hace referencia a los murbogos en temente en las fuentes. el libro II.6.50: Al oriente de éstos (los Galaicos) están El primero en dar noticias sobre este pueblo los Vacceos, de los cuales son las ciudades siguientes: ------es Polibio. Sin embargo, la referencia se conserva --- Segisama Iulia: 9º 50´- 42º 40´. por una mención que hace Estrabón en su obra: El autor incluye aquí el asentamiento roma- Polibio cuando describe las tribus y ciudades de los vac- no como una ciudad vaccea; sin embargo, en el ceos y celtíberos nombra entre sus principales a Segisa- siglo anterior Plinio la incluía como turmoga, ma e Intercatia. si bien anteriormente Polibio también la había Geographica, III.4.13 considerado como Ptolomeo. Las dificultades para señalar las fronteras entre Vacceos y Tur- Cierto que el autor no menciona a la etnia, mogos son diversas, y aún más si nos atenemos a aunque sí hace mención a una de sus poblacio- las fuentes, ya que, como estamos viendo, varían nes: Segisama. El problema es que la adscribe a las opiniones. los Vacceos. Esto ha provocado controversia en Al mediodía de éstos (los cántabros) están los los estudios poblacionales de la zona; parece que murbogos, de los cuales son las ciudades siguientes: la mayor parte de los autores coinciden en adscri- Brauum: 12º - 43º 40´ birla al ámbito turmogo. Sisaraca: 11º 30´- 43º 30´ C. Plinio se refiere a ellos en su obra Naturalis Deobrigula: 11º 50´- 43º 25´ Historia, que en el libro III.26 dice: Ambisna: 11º 10´- 43º 5´ Al convento Cluniense llevan los varduli catorce pueb- Setisamon: 12º - 43º 10´. los de los cuales basta con citar a los alabenses. Los Ptolomeo, II.6.52 turmodigi llevan cuatro, entre ellos los segisamonenses y a los segisamaiulienses. Al mismo convento van los Al sur de los murbogos están los pelendones, de carietes y venenses con cinco ciudades, entre cuales es- los cuales son las ciudades siguientes… tán los valienses. También van a él los pelendones de Ptolomeo, II.6.54

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imidades: Alantule, Alba, Suestatio, Belegia, Sobo- En estos fragmentos podemos observar una aco- brica, Antequia, Virouesca, Deobrigula, Segisamone, tación espacial del territorio. Además nos propor- Pisoraca, Ambisna, Lacobriga, Biminatium… ciona los nombres de las poblaciones, suponemos IV.42 (SOLANA SÁINZ, 1973: p. 16). que las más relevantes, y sus coordenadas, lo que ayuda en la identificación de las mismas. Por ello se observa cómo aún algunos de los En Floro podemos ver varias referencias a nombres son reconocidos, aunque sea copia de Hispania y los pueblos que en ella habitan, así épocas anteriores. como descripciones de los combates y las luchas Las limitaciones son claras, se presentan úni- que tuvieron lugar, tanto entre las propias etnias camente descripciones de ámbito geográfico que como entre estas contra Roma. además tampoco permiten una identificación El primero en iniciar la rebelión, el más enérgico y per- completa de la superficie total que pudieron tinaz fue el de los cántabros, que, no contentos con de- habitar. Por lo que a la hora de elaborar un estu- fender su libertad, pretendían incluso imponer su do- dio las indicaciones con las que se cuentan son minio a sus vecinos y hostigaban con frecuentes incur- insuficientes. siones a los vacceos, turmogos y autrigones. De todos estos ejemplos se desprende otra Floro, II.33.47-48 problemática: ¿cómo se llamaban realmente: murbogos, turmodigi, turmogos, curgonii…? En Contra éstos (los cántabros), pues, ya que pregonaban los textos anteriores se pueden observar variadas que iban a actuar más contundentemente, no envió una nomenclaturas, que no hacen sino complicar más expedición, sino que se hizo cargo de ella él mismo (Au- el estudio. El nombre que se les da actualmente, gusto). Llegó personalmente a Segisama y acampó; […] Turmogos, parece más una convención que una Floro, II.33.48 realidad. Como hemos señalado más arriba, los autores griegos o romanos reformulan lo que ob- La importancia de este segundo fragmento rad- servan a realidades que les son más comprensi- ica en que el lugar elegido para el campamento bles, y de ello no escapa la lingüística. Tal y como fuera la población turmoga. Sin embargo, el cam- indica el profesor José Mª Solana Sáinz: pamento no se situó en ella, sino en una posición Se desconoce el topónimo territorial de su antigua ocu- cercana fundando Segisama Iulia. pación en época prerromana […], aunque posible- Una referencia parecida realiza P. Orosio en su mente no se diferenciaría mucho del de Turmogia, pero obra Historiarum aduersus paganos, en la que recoge esto es solamente una suposición, puesto que no aparece la siguiente cita: como tal en ningún elemento epigráfico o literario. Éstos (cántabros y ) no solamente estaban deci- (1973: p. 9) didos a defender su propia libertad, sino también se at- revían a atentar contra la de sus vecinos, y en frecuentes Las palabras con raíz tor-, tur-, que pueden ob- incursiones saqueaban a los vacceos, los turmódigos y servarse en algunos nombres de la Península, se autrigones. Así pues, César (Augusto) puso un cam- tratan de sustantivos de origen céltico, por ello pamento junto a Segisamo y con tres columnas de tro- se les atribuye una filiación conectada con esta pas abarcó casi toda la […] gran cultura. Las posibles dudas que pudieran 6.21.2 (SOLANA SÁINZ, 1973: p. 46). guardarse con respecto a la transcripción qued- aron más o menos resueltas por el hallazgo de La situación descrita es muy similar a la que hemos la estela Phoebus Quiettus Tormogus (CIL VI.24162) visto antes. Nos revela los momentos de crisis que en Roma, a partir de la cual parece que se llegó se sufrieron durante las Guerras Cántabras. al consenso de turmogi o tormugi (SOLANA En época medieval aún observamos algunas SÁINZ, 1973: p. 10). Aunque Juan Luis García reminiscencias. En el Anónimo de Ravena, códice de Alonso plantea otros orígenes para este nombre, los siglos XIII-XIV, se puede leer2: en su artículo “Vettones y Layetanos. Etnonimia Además de la ciudad de Ossaron, que he nombrado antigua de Hispania”, publicado en la revista Pa- anteriormente junto al Océano, hay otras en sus prox- leohispánica (GARCÍA ALONSO, 2006: p. 82) está 2 Este códice copia un itinerario de los siglos V-VI conforme con que tormogi sea la forma correcta que a su vez parece que copia otro anterior del siglo III. para llamar a este grupo étnico. Él, por otro lado,

33 2011, nº 1, pp. 31-40 lo relaciona con una serie de topónimos, entre los FRAILE, 2001: p. 117). Estos límites se sitúan en que se encuentra también el del río Tormes (estu- localidades que actualmente comprenden parte dio de Villar) y el topónimo arévaco Termes. La del noroeste de la provincia de y del este raíz podría ser *ter- “penetrar, agujerear, romper de la de Palencia. por rozamiento”, que es frecuente en hidroními- Hay unanimidad entre los autores contem- cos europeos. Siguiendo a Villar, quien indica lo poráneos al situar la siguiente circunscripción siguiente: las formas con Tar- son el grado o, las formas como la perteneciente a los turmogos, ya que es con Tur- (Tor-) el grado Ø, las formas con Ter- (Tir-) la única información concisa que aportan los au- el grado e. Sin embargo, hay que decir que especialmente tores romanos. Siguiendo las líneas establecidas las formas Ter- o Tor- no tienen por qué ser todas anti- por José Mª Gómez Fraile se limita de la siguien- guo europeas. Pueden perfectamente corresponder a otras te forma: ramas de la familia (GARCÍA ALONSO, 2006: p. 1. Norte: línea entre Herrera de y 82). Sobre la sufijación de la palabra se inclina a Tardajos. pensar que en –og-i sea solamente una desinencia 2. Este: línea entre Tardajos y Monasterio de sin valor semántico. Indica una posible relación Rodilla. con la terminación de los nombres clánicos cel- 3. Sur: línea entre Tardajos y Castrillo de Vil- tibéricos en –ocum (genitivo plural) y sea –oc-i el lavega. nominativo3. Por ello dice que los turmogos no 4. Oeste: línea entre Herrera de Pisuerga y son celtíberos completamente, sino que vivirían Castrillo de Villavega. en un área intermedia entre la Celtiberia y occi- dente. Para García Alonso la forma correcta sería Carcedo de Andrés propone un área similar: turmogi, “los que viven junto al río *Turmos o Enmarcada por el cauce del Pisuerga al Oeste, el del Turmis” (cf. Tormes), y la forma no sería céltica. Arlanza al Sur y las estribaciones de la Sierra de la Demanda al Este, mientras que al Norte, los límites ¿Dónde se encuentran? podrían ser dibujados por una línea que seguiría las Para continuar este leve repaso, trataremos dos cordillera cantábrica, las elevaciones de los Montecillos, aspectos fundamentales para el conocimiento de en el Valle de las Navas, hasta, dejando al Norte el esta etnia. Por un lado la demarcación del territo- Monasterio de Rodilla (Tritium Autrigonum) unirse rio: en ella se ha intentado conjeturar la posible con los comienzos de la Sierra de la Demanda. […] “área de acción” de los turmogos, en base a los una pequeña incursión hacia el Noroeste, por la pro- datos escritos que se conservan y datos de tipo vincia de Palencia, en torno a Herrera Pisuerga y Vil- geográfico u orográfico que pueden, en ocasio- labermudo […] nes, delimitar las zonas. También el tipo de pobla- (CARCEDO DE ANDRÉS, 2008: p. 80) miento, es decir, la estructura de las poblaciones y en relación a ellas el tipo de economía que se pu- Todos los autores coinciden, y son las representa- ede desarrollar. ciones desarrolladas por Solana Sáinz las que más De acuerdo con lo observado en las fuen- éxito han tenido. Desde este artículo se consider- tes mencionadas por los autores clásicos, la ad- an sus indicaciones como las más acertadas. scripción territorial que se puede establecer es Sobre el poblamiento, las alusiones que en- más o menos concreta. La circunscripción se pu- contramos referentes a los turmogos, son en ede alcanzar solamente si conocemos el territo- muchos casos por su situación respecto a los vac- rio de otros pueblos, ya que al norte lindan con ceos. Para definir el área que ocupan retomamos los cántabros, al oeste-suroeste con los vacceos, autores como Ptolomeo, Estrabón o Plinio4, y, al sur con los pelendones y al este con los au- además, se puede emplear el Itinerario Antonino, en trigones. Sin embargo, este espacio no está con- el que quedan reflejadas las distancias. statado más que por sus principales castros, un ter- Se distinguen conjuntos de núcleos con gran ritorio que sólo podemos resumir con el área que delimitan población, distanciados entre sí, lo que supondría sus poleis cuya localización resulta conocida (GÓMEZ una dispersión poblacional. Por ello se piensa en una escasa jerarquización del territorio. Estos po- 3 Esto podría ser debido a que el celtibero no sonoriza las sordas intervocálicas (diferencia con otras blados se sitúan cercanos a la red fluvial y situa- formas occidentales). 4 Cf. pp. 4-6.

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Fig. 1. Situación dentro del mapa general de España y sus vecinos más próximos/ Fuente: elaboración propia a partir de las descripciones de José María Solana Sáinz dos en lugares que les permite el control estra- éstas pudieran ser como pasillos baldíos, con in- tégico. Parecen dispuestos en los territorios más terés estratégico sobre el territorio (SACRISTÁN fértiles, cercanos a las cuencas de los ríos donde y RUIZ VÉLEZ, Ignacio; Historia de Burgos. I puedan aprovechar su desbordamiento: el Brul- Edad Antigua, p. 186 y ss.; cfra. TEJA CASUSO, lés, el Arlanza, el Odra, etc. Esta situación puede 1991: pp. 198-199). ser atribuida a una orientación cerealista en los De la ordenación interna de la población se cultivos, una funcionalidad defensiva o el acceso conocen las murallas, además de tener claramente a un amplio espacio. Es poco habitual encontrar- marcadas las vías internas. Parecen articulados los en zonas elevadas. en torno a un caserío delimitado y organizado en Los núcleos poblacionales pueden incluso al- calles. Las defensas son fosos, murallas terreras o canzar las 20 ha de superficie. Este gran tama- de piedra, pero sin ningún otro tipo de defensa ño, unido a la separación entre ellos, invita a pen- (bastiones o torres), como se puede ver en Palen- sar que son centros independientes, sin una jer- zuela. El interior está delimitado dependiendo de arquización superior. El tamaño oscila dependi- su función: basureros, construcciones circulares endo el castro: Olmillos de Sasamón 26 ha y Tar- o cuadrangulares o suelo no edificado. Bajo al- dajos 42 ha. El caso de Ubierna, La Polera, que gunas de las viviendas se observa la presencia de se trata de un poblado de primera categoría, ro- sótanos o silos de almacenaje. deado de otros de menor relevancia, lo que aquí Por esta serie de elementos parece lógico atri- muestra una jerarquización del territorio. Sin em- buirles una vocación agrícola, dispuestos en tier- bargo, este hecho se da en un periodo más tem- ras fértiles, concentrándose en núcleos grandes prano como es la Primera Edad del Hierro. Lo poco poblados y dispersos: los oppida o castros. que se ve es una población dispersa, especializa- Aunque Ramón Teja Casuso (1991: pp. 206- da, en donde los oppida funcionan como direc- 207) señala que en su interior pudiera haber zo- tores del territorio. Se desconoce la posesión de nas reservadas a la ganadería. Además él sitúa dos las zonas interfluviales: J. D. Sacristán señala que áreas diferenciadas: una baja en las que efectiva-

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Fig. 2. Cerámicas de tradición indígena de Castrojeriz/ Fuente: Museo de Burgos/ Fotografías: Marta Francés Negro mente el cultivo del cereal sería la actividad pre- se trata de galbos. Los fragmentos de labios tam- dominante, y otras en las regiones de montaña, bién se caracterizan por su variedad formal: con con una mayor orientación hacia el pastoreo. Este cuello vuelto hacia fuera, rectos, exvasados, labio mismo esquema es el que se observa entre vac- apuntado o redondeado. En el caso de los fondos ceos y autrigones. también se encuentra una gran variedad: planos o con umbo. Arqueología De acuerdo con José Antonio Abásolo Al hablar de los yacimientos arqueológicos los (ABÁSOLO ÁLVAREZ y GARCÍA ROZAS, problemas se repiten. Parece que no generan una 1993: p. 43) entre este tipo de cerámica, la forma cultura material particular reconocible, sino que la que parece predominar es el llamado “cuenco atribución se debe hacer a partir de la situación de carenoide”. Él mismo establece la diferencia en- los castros. Dentro de los diferentes yacimientos tre carenoide, que no carenado, y explica que las en los que se ha trabajado en el territorio turmo- carenas angulosas5 son típicas de la producción go, se han podido extraer materiales de diferente cluniense. Aquí se puede observar una moldura índole. Para finalizar este breve recorrido descri- en su mitad superior, con dos acanaladuras que biremos algunos de los sitios excavados, con una anuncian la inflexión, siempre redonda y con- breve descripción de los materiales allí hallados: vexa; la parte inferior tiene forma hemisférica. a) Sasamón (ABÁSOLO ÁLVAREZ y GARCÍA ROZAS, 1993). b) Castrojeriz (ABÁSOLO ÁLVAREZ, 1978). Este yacimiento tiene varios puntos de inter- El yacimiento asociado a esta época esta divi- vención en los que se han podido descubrir ma- dido en dos áreas. La primera en el cerro llamado teriales de varias épocas. Destacan fundamental- “El Castillo” que se extiende por la ladera hasta mente las cerámicas de época romana: terra sigil- la falda donde se encuentra la colegiata de Nues- lata. De las pertenecientes a la tradición indígena tra Señora del Manzano, que es la segunda área. se presentan en menor número. Sus característi- Además se han encontrado restos en prospeccio- cas suelen ser de color rojizo-rosado (oxidantes), nes en la vega del río Odra, cerca del arroyo Pa- éstas con desengrasantes más finos. Los trata- dilla. mientos exteriores pueden variar desde un simple En el castro se encuentran materiales cerámi- alisado hasta el engobe o espatulado. Las pintu- cos de la Segunda Edad del Hierro y unos pocos ras que representan suelen ser de esquemas geo- restos romanos; en el Manzano se hallan restos métricos y dibujos que representan líneas verti- cales y horizontales, frisos metopados o reticula- 5 Además describe mucho más estas características como son: a parte de esa carena angulosa, se le suma la arista dos. Sobre las formas que adoptan se pueden ex- viva, de borde vertical sencillo o ligeramente exvasado, y su traer generalidades, ya que en muchas ocasiones altura es menor al diámetro. Forma troncocónica.

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Fig. 3. Materiales metálicos de Villamorón/ Fuente: Museo de Burgos/ Fotografías: Marta Francés Negro

similares, ya que aquí se asentó la ciudad romana, do, ya que se han encontrado casas rectangula- por lo que el número de vestigios de estas cro- res6. Un tercer punto, conocido como La Lámpa- nologías aumentan. ra, se ha relacionado con un vertedero debido a la Las cerámicas de tradición indígena que se han cantidad de restos que se han encontrado. encontrado son de dos tipos (Fig.2): Según C. Monteverde y Martínez Burgos, cer- A mano: decoradas por impresión a muelle, ca de La Muela se localiza una necrópolis debido retículas incisas, acanaladuras, decoración a peine, a la existencia de cuatro enterramientos por in- temas de espina de pescado, de SSS o estampados cineración: hoyos rellenos de ceniza, acompaña- de círculos. dos de ajuar y cubiertos por túmulos en los que A torno: temas pintados de figuras geométri- también se localiza material. Entre estos ajuares cas, líneas rectas rellenas de triángulos, meandros, se ven: una fíbula de resorte, un broche de cin- semicírculos concéntricos, frisos de SSS, meto- turón calado, cerámicas con impresiones ungula- pas, etc., en formas cónicas, globulares o simples das, fíbulas anulares hispánicas o umbos de cae- cuencos. También hay copas, embudos y botellas tre (de la fase Bernorio-Miraveche). Otras fíbu- de época tardía. las, no asociadas al túmulo, con doble resorte, Hay también un fragmento de cerámica de filamento de sección circular, otro elíptico, uno taller cluniense llamado “de pájaros y liebres”; y con el puente en forma de cruz de Malta decora- cerámica de época romana, pero aquí no vamos do con círculos concéntricos. También una fíbu- a tratar ya que el ámbito de estudio es de época la de botón sencillo con pasador (Fig. 4). prerromana. Cerca de La Muela se pudo localizar una necrópolis, debido a la existencia de cuatro en- c) Villamorón (ABÁSOLO ÁLVAREZ, 1978). terramientos por incineración: hoyos rellenos de Esta excavación se encuentra en el término ceniza, acompañados de ajuar y cubiertos por conocido como El Peral. Se han encontrado fíbu- túmulos en los que también se localiza material. las de codo (las más antiguas) y otras más mod- Entre estos ajuares se ven: una fíbula de resorte, ernas que corresponden a momentos de La Téne un broche de cinturón calado, cerámicas con im- III. En otro pago, El Palomar, se encuentran res- presiones unguladas, fíbulas anulares hispánicas o tos de un poblado de la Primera Edad del Hierro umbos de caetre (de la fase Bernorio-Miraveche). y, posteriormente, de época romana (Fig. 3). Otras fíbulas, no asociadas al túmulo, con doble resorte, filamento de sección circular, otro elípti- d) Lara de los Infantes (ABÁSOLO ÁLVARO y co, uno con el puente en forma de cruz de Mal- GARCÍA ROZAS, 1980). ta decorado con círculos concéntricos. También Aquí se localizan dos términos en los que tam- una fíbula de botón sencillo con pasador (Fig. 4). bién se han hallado restos de la Edad del Hierro, como son Peñalara y La Muela. El primero se en- cuentra en una plataforma plana, por lo que se ha 6 Las estructuras de estos dos yacimientos, con varias zonas delimitadas por murallas, sería el modelo de considerado la acrópolis del poblado. Mientras el poblado. Lógicamente con las variaciones locales debido al segundo, a menor altura, se cree que es el pobla- terreno.

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Fig. 4. Restos metálicos de Lara de los Infantes, provenientes de la necrópolis/ Fuente: Museo de Burgos/ Fotografías: Marta Francés Negro

Dentro de los restos cerámicos, volvemos a que por otro lado son los únicos que no han pro- diferenciar entre dos tipos: porcionado material. 1. A mano: de pastas gruesas, perfiles suaves Los túmulos son circulares, perfectamente y boca abierta. Las decoraciones pueden ser un- delimitados por rocas bien alisadas (naturales o guladas. Además se localizan otras de pastas más por acción antrópica). Se encuentran tres tipos de depuradas (relacionadas con el tipo Cogotas II), túmulos: con urna y ajuar, sólo con urna, o sin con decoración incisa en espiga. Algunas también urna y sin ajuar7. a peine, espatuladas o con esquemas geométricos. Sobre los restos que podemos encontrar pro- 2. A torno: pastas depuradas, de color claro cedentes del yacimiento: (anaranjado) y con engobe. Los vasos son de tipo Urnas (Fig. 5): cuerpo semiglobular, cuello globular, de perfil fino en S, en ocasiones con mol- troncocónico y labio recto vuelto hacia fuera, con duras, boca acampanada o labio vuelta. Cuencos fuerte carena. En el hombro presentan decora- de fondo plano. ciones realizadas por ungulaciones, digitaciones o incisiones con peine. e) Ubierna (RUIZ VÉLEZ, 2001: pp. 13-47) Metálico (Fig. 6): el ajuar de este tipo es esca- En este caso los restos se han localizado en so. Podemos hablar de agujas, fíbulas de doble re- el término conocido como La Polera, necrópolis sorte con puente aplanado y decoración en el pu- perteneciente a la Primera Edad del Hierro. Se en- ente, restos de otras fíbulas, cuchillos afalcatados cuentra en un borde del páramo de Masa, junto a (representado en cada uno de los túmulos), aretes un pequeño desfiladero del valle del río Ubierna. de bronce, puntas de lanza, arandelas de un col- En este emplazamiento se ha hallado una lar (20)… necrópolis que data de momentos del Bronce Fi- nal y se prolonga hasta época celtibérica. El cas- Conclusiones tro es amurallado al este y oeste, protegido por En este breve escrito se han podido apreciar al- rocas al norte y al sur, y la necrópolis se encuen- gunos de los aspectos materiales de la cultura tur- tra a unos 500 metros. Ésta ocupa una superficie moga. A falta de una documentación más con- de unos 600 m², en un espacio en forma de cono. creta, todo lo que se puede decir es por medio Ahí se encuentran 94 enterramientos tumulares, de algunos vestigios que se han conservado hasta más otros cinco que se localizan fuera del área nuestros días. Aquí sólo hemos manejado dos as- de necrópolis. Además, parece que hay algunos pectos: las fuentes históricas y las arqueológicas; que se superponen, lo que hace un recuento final sin embargo, se puede ahondar más gracias a los de 109 enterramientos, repartidos sobre toda la estudios sobre los soportes epigráficos. superficie. Aparentemente no se ha encontrado ningún tipo de ordenación interna, predominan- 7 Parece que en el rito funerario primero se hacía do los de pequeño tamaño. En la cima se hallan la cremación, y se colocaba la urna en el centro del túmulo. Generalmente los restos de ceniza y huesos se disponen los dos de mayor tamaño (números 1 y 21), pero junto a la urna, y en raras excepciones se ubicaría dentro de ella.

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Fig. 5. Urnas funerarias de La Polera, Ubierna/ Fuente: Museo de Burgos/ Fotografías: Marta Francés Negro

Fig. 6. Restos metálicos de La Polera, Ubierna/ Fuente: Museo de Burgos/ Fotografías: Marta Francés Negro

Se ha pretendido mostrar la situación de escaso tar presente que los nombres que han perdura- o nulo conocimiento que se tiene sobre este pueb- do hasta nuestros días se tratan de términos exó- lo. El abandono puede ser debido a diferentes cau- genos y que no se tienen noticias de su auto-de- sas, una de ellas (apuntada por muchos autores) nominación. Actualmente parece que se ha llega- es la proximidad con pueblos de mayor enverga- do al consenso de que el apelativo podría ser sim- dura e importancia, lo que socava o limita sus po- ilar a turmodigi. sibilidades de estudio. Además, nunca debe olvi- En cuanto a la delimitación del área en el que darse que las noticias con las que se cuenta son se desarrollaron los turmogos, aquí proponemos de un momento de conquista y, posiblemente, un área muy similar a la aceptada por los inves- el no cobrar un papel relevante en las fuentes es tigadores. Las bases para dicho área se han esta- porque quizá su sumisión ante Roma fue rápida blecido a través de los datos dados por las fuen- y relativamente pacífica. Como contrapunto, se tes y tomando en cuenta la situación orográfica tiene un mayor conocimiento de Vacceos, Au- del territorio, se muestra una dispersión bastante trigones, Pelendones o Cántabros, gracias a los congruente. Sin duda, los estudios realizados por autores griegos y romanos; esto puede deberse a el profesor Solana Sáinz en varias de sus obras av- su oposición al invasor o la ayuda que le pudieron alan la situación. dar. Pese a todo, se señala un breve protagonismo Para finalizar se han descrito una serie de de uno de sus poblados como enclave de cierta yacimientos arqueológicos hallados en la región importancia en las Guerras Cántabras: Segisamo. descrita y que proporcionan interesantes datos Uno de los puntos de mayor controversia es sobre la riqueza material de este pueblo. Se ob- el nombre que recibe el pueblo. Siempre debe es- servan restos cerámicos, algunos de gran rique-

39 2011, nº 1, pp. 31-40 za, y también metálicos, lo que muestra un cono- GARCÍA ALONSO, J.L.; “Vettones y Layetanos. cimiento profundo del tratamiento y uso de los Etnonimia antigua de Hispania”, Paleohispani- metales. Gracias a estos hallazgos se puede hablar ca, nº 6, 2006. de las necrópolis y del tipo de tratamiento que se GÓMEZ FRAILE, J. Mª.; Los Celtas en los Valles daba a los difuntos. En ellas observamos túmu- Altos del Duero y del Ebro. Memorias del seminario los, con urnas de incineración y ajuar; además, de Historia Antigua VIII, Universidad de Alcalá, entre estos restos se han visto diferencias en los Madrid, 2001. ajuares, así como en el tamaño del túmulo. Todo RUIZ VÉLEZ, I.; El ritual funerario en las necrópo- ello puede hablarnos sobre el tipo de diferen- lis burgalesas de la edad del hierro, discurso de in- ciación o estructura social que practicaban, lo que greso del académico numerario, Institución ayudaría mucho en su conocimiento. Fernán González, Burgos, 2001. A través de este artículo se ha pretendido __; “La Edad del Hierro en las Loras y el interflu- presentar un pueblo que, como reza el título, vio Pisuerga-Arlanzón (Burgos) I”, Boletín de es desconocido o ignorado por los estudios de la Institución Fernán González, nº 230, 2005, pp. pueblos de la meseta. Sin duda este abandono no 47-68. es voluntario, sino que se impone por causa de las __; “La Edad del Hierro en las Loras y el interflu- numerosas dificultades que se presentan a la hora vio Pisuerga-Arlanzón (Burgos) II”, Boletín de de realizar los estudios. Pese a todo hay que re- la Institución Fernán González, nº 231, 2005, pp. saltar la importancia que algunos de estos pueb- 255-284. los “menores” jugaron dentro de la historia, en SALINAS DE FRÍAS, M.; Los pueblos prerromanos este caso, dentro de las Guerras Cántabras. de la Península Ibérica, Akal, Madrid, 2006. SAYA ABENGOCHEA, J. J.; “Unidad en la di- BIBLIOGRAFÍA versidad: la visión de Estrabón de algunos ABÁSOLO ÁLVAREZ, J. A.; Epigrafía romana pueblos peninsulares”, en Estrabón e Iberia: nue- de la región de Lara de los Infantes, Publicaciones vas perspectivas de estudio (coord. G. Cruz An- de la Excma. Diputación de Burgos, Burgos, dreotti), Servicio de publicaciones, Universi- 1974. dad de Málaga, 1999. __; Carta Arqueológica de la provincia de Burgos: Cas- SOLANA SÁINZ, J. Mª.; “Los Turmogos du- trojeriz y Villadiego, Publicaciones de la Excma. rante la época romana. I. Las fuentes literar- Diputación de Burgos, Burgos, 1978. ias”, Anejo de Hispania Antiqua, Secretariado ABÁSOLO ÁLVAREZ, J. A. y GARCÍA RO- de publicaciones de la Universidad de Vallado- ZAS, R.; Carta Arqueológica de la provincia de Bur- lid, 1973. gos: Partido judicial de , Publi- __; “Los Turmogos: territorio y modo de vida”, caciones de la Excma. Diputación de Burgos, Hispania Antiqua, vol. XVI, Universidad de Burgos, 1980. Valladolid, 1992. __; Excavaciones en Sasamón (Burgos), Instituto de TEJA CASUSO, Ramón; “Los Turmogos”, Las Conservación y Restauración de Bienes Cul- entidades étnicas de la Meseta Norte de Hispania en turales, Madrid, 1993. época prerromana, en Anejo de Hispania Antiqua BURILLO MOZOTA, F.; Los celtíberos. Etnias y (ed. J. Mª. Solana Sáinz), Secretariado de publi- estados, Crítica, Barcelona, 1998. caciones de la Universidad de Valladolid, 1991. CARCEDO DE ANDRÉS, B.; Los Turmogos en la Antigüedad, Tesis mecanografiada, Universidad RECURSOS DE INTERNET de Burgos, 2008. http://www.cervantesvirtual.com/servlet __; “Los Turmogos: hacia un repertorio on- /SirveObras/90237251658553887960479/013535. omástico (I): A” Boletín de la Institución Fernán pdf (consulta 27/11/2010) González, nº 236-237, 2008, pp. 79-109. http://www.univie.ac.at/indogermanistik/down- __; “Los Turmogos: hacia un repertorio on- load/Stifter/oldcelt2008_4_celtiberianB.pdf omástico (II): B-E”, Boletín de la Institución (consulta 30/11/10) Fernán González, nº 236-237, 2008, pp. 263-292.

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