NORTE

REVISTA HISPANO-AMERICANA

Cuarta Época

No. 433/434

Mayo-Agosto 2003 Publicación del Frente de Afirmación Hispanista, A.

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REVISTA HISPANO-AMERICANA. Cuarta Época. No. 433/434 Mayo-Agosto 2003

SUMARIO EL MAMÍFERO H IPÓCRITA XV ARQUETIPOS CÓSMICOS ASOCIADOS Al FUEGO, Al OJO Y A LA PIEDRA (Tercera parte)

Fredo Arias de la Canal

3

VIRGILIO LÓPEZ LEMUS EN POS DE LA DÉCIMA

Juana Rosa Pita

77

POETAS INCLUIDOS EN ESTE ESTUDIO

80

PORTADA: Carlos Raúl Gallo, 2002.

EL MAMÍFERO HIPÓCRITA XV

ARQUETIPOS CÓSMICOS ASOCIADOS AL FUEGO, AL OJO Y A LA PIEDRA

(Tercera parte)

Fredo Arias de la Canal LOS LÍMITES POÉTICOS DE LA CIENCIA

Epicuro (341-270 a. C.), fue atacado por los estoicos porque no creía en los dioses, pues seguía, no sólo la teoría atómica de Demócrito (460-370 a. C.), sino la teoría de la primera causa del movimiento constante de Anaximandro (611-547 a. C.), causa a su vez de la existencia de los cuerpos celestes del universo. A este primer principio lo denominó apeiron que significa infinito. En el Libro I de La naturaleza de los dioses , habla Cicerón sobre el tiempo cósmico, al referirse a los dioses:

¿Por qué despertaron súbitamente estos constructores de mundos después de dormir durante incontables generaciones? La no existencia del universo no necesariamente significa la ausencia de periodos de tiempo, y no me refiero a los periodos fijados por los cursos anuales de las estrellas numerados en días y noches, puesto que admito que tales edades no hubieran acaecido sin el movimiento circular del universo. A lo que me refiero es a la eternidad, o sea al pasado ilimitado que no puede ser medido por ningún periodo de tiempo definido, pero que uno puede comprender lo que pudo haber sido en extensión, aunque no pueda uno ni siquiera. imaginar que pudo haber una época en que no existía el tiempo.

Luego prosigue Veleio, filósofo epicúreo, quien sigue a Demócrito:

Si sólo se observaran cómo el espacio ilimitado se extiende en todas direcciones. Cuando la mente se esfuerza al máximo en pensar estas distancias, viaja tan lejos que no puede observar un límite terminal. Es en esta inconmensurable extensión y anchura, longitud y altura que innumerables átomos se desplazan por doquier y al chocar unos con otros forman una cadena, la cual da como resultado las formas de las cosas, que vosotros los estoicos creeis que sólo pueden ser creadas con fuelles y yunques.

Erwin Schrodinger (1887-1961), fue autor de la Naturaleza y los griegos y precursor de la mecánica de las ondas quanta. Advirtió que las propiedades de un átomo se fijan sólo cuando es observado. La ecuación de Schrodinger es para la mecánica quanta lo que para la física son las leyes de la moción de Newton, con la diferencia de que la mecánica que gobierna la moción de las partículas atómicas, al ser alterada por la observación humana, jamás podrá obtener el calificativo de ley. Algo tan paradójico como que la luna no aparece si hay quien la observe, o que el protoidioma no existió sino hasta ser observado. La revista Discover (sep. 2001) publicó un artículo sobre el experimento de Max Planck sobre la energía quanta, escrito por los autores Folger y Le Gall. Allí leemos:

4 En el primer experimento, partículas de luz: Foto- plutocrático, el político que no se agencia 5, 10, 20 o nes, pasan a través de una abertura cortada vertical- 100 millones de dólares para pagar su campaña para mente en una pantalla, y se proyectan en una pelícu- diputado, senador, gobernador o presidente respectiva- la fotográfica a cierta distancia atrás de la pantalla. mente, no es observado por los votantes en la televisión La imagen revelada en la película es una línea nacional y por lo tanto tampoco existe. Dentro de una uniforme y brillante. sociedad quien no se exhibe ante la misma no es más que En el segundo experimento, se dirigen los fotones un número estadístico. La observación precede a la a través de otra abertura similar a la anterior y existencia. paralela a la misma, y lo que revela la película es la En lección 4 del Tercer libro de Metafísica , Aristó- formación de líneas paralelas que alternan entre teles dijo: oscuras y brillantes. Los fotones se comportan como si atravesaran las dos aberturas al mismo tiempo, En tanto que la sabiduría ha sido definida como la aunque se dirijan a una sola. ciencia de las primeras causas y de lo que es más Ocurre el mismo fenómeno en experimentos con conocible, tal ciencia será acerca de la substancia. partículas de materia: Electrones . Tal parece que Mientras que un sujeto puede ser conocido de tanto los fotones como los electrones pueden existir diversas maneras, aquel que conozca lo que una cosa en diferentes lugares al mismo tiempo, pero sólo es en su ser la conoce mejor que aquel que la conoce cuando nadie los observa. Tan pronto como el físico en su no-ser. trata de observar una partícula -por ejemplo, al colocar un detector en cada una de las aberturas- la Se induce que existe lo infinito como antinomio de lo partícula se retrae en una sola posición, como si finito y no habría conocimiento sin el estudio de los supiera que están tratando de detectarla. contrarios, como día y noche, frío y caliente, Etc. La conclusión a que llega el físico David Deutch Aristóteles en Lección 12 del Doceavo libro dice que: en su ensayo en la Revista británica de la filosofía de la ciencia (sin fecha), es que si en todos los casos El bien [amor] es, en el sentido más amplio, el una partícula parece ocupar más de una posición a principio de las cosas [citando a Empédocles] mas la vez, significa claramente que ocupa muchas no explica en qué consiste este principio: ya sea posiciones al mismo tiempo. Y lo mismo ocurre con como fin o bien como motor o como forma. los humanos y con todo lo demás en el universo. Luego dice Aristóteles algo que podría explicar parte del En una ocasión le preguntaba a mi tío César de la Canal problema metafísico de la energía quanta, consistente en -interesado en los fenómenos físicos- que si creía en el que los fotones o electrones no actúan cuando son concepto del infinito. A lo que me contestó afirmativa- observados o medidos: mente. Entonces -le dije- debes de admitir que infinitos sobrinos-Fredos le hacen la misma pregunta al mismo Anaxágoras hace del bien un principio como motor, tiempo a infinitos tíos-Césares en el universo. A esta puesto que su "intelecto" causa una moción. proposición me contestó mi tío César que no estaba de acuerdo. Entonces -le repliqué- pues no crees en el En Lección 10 del Cuarto Libro, Aristóteles dijo: infinito. De acuerdo a las reglas de la mecánica quanta, la Anaxágoras dice que todas las cosas están mezcla- observación del hombre cambia de hecho la conducta de das unas con otras; y Demócrito es de la misma los átomos. El físico John Wheeler, quien trabajó con opinión al sostener que el vacío y lo lleno están Einstein y Bohr, dice que la realidad existe, no por las igualmente presentes en cualquier parte, siendo uno partículas físicas, sino por el acto de observar el univer- de ellos un no-ser y el otro un ser. so (Discover , junio 2002). Esto significa que el poeta cuya poesía no es obser- Se deduce de esta hipótesis que el primer experimento de vada por el crítico, de hecho no existe. En un sistema fotones fue de partículas de luz "llenas" y por fuerza de

5 alguna ley física, el segundo experimento tenía que la humanidad se ha percatado que por la fe en el proyectar fotones "vacíos" que se revelaron en la película lenguaje se ha propagado un tremendo error. (...) La no como líneas brillantes, sino como obscuras y brillan- lógica también depende en presuposiciones que no tes alternativamente. corresponden al mundo real, como la de que existen Pierre-Louis Moreau de Maupertuis (1698-1759), cosas idénticas. quien formuló el principio de acción mínima en las leyes físicas y además anticipó el concepto de mutación Amir D. Aczel, en su libro Enredo (Discover, Nov. biológica y -según Rocker- intentó explicar la formación 2002), abunda sobre las paradojas de la mecánica quanta de la vida orgánica por medio de átomos dotados de que contradicen a Nietzsche: sentimiento, complementando lo expuesto por Anaxágo- ras. Un átomo emite dos rayos gama simultáneamente, Schopenhauer (1788-1860), en Ensayo sobre la uno hacia el este y el otro hacia el oeste que existen visión del fantasma de Parerga y Paralipomena, nos en tanto son observados. Una vez que se determina dice que la Idea, cosa en sí o voluntad es el primum el tipo de vibración del rayo gama del este, se conoce mobile o primer motor, está relacionado al magnetismo al del oeste. La mecánica quanta propone considerar animal del poder mental: las dos partículas gama como si fueran una sola, a pesar de la distancia entre ellas. No sólo la filosofía de Kant sino la mía propia ha obtenido una corroboración importante de estos En el tercer libro, inciso II, de la misma obra, prosigue hechos metafísicos cuando se sujetaron a escrutinio, Nietzsche: en el sentido de que la causa principal de todos estos fenómenos es la voluntad que se proclama así como Una mitología filosófica yace escondida en el len- la cosa en sí [Idea]. guaje que surge a cada momento, por más cuidadoso que sea uno. La creencia en la libertad de la volun- Schopenhauer se está refiriendo a ciertos fenómenos tad -es decir en hechos idénticos y hechos aislados- parapsicológicos de la mente como la clarividencia o tiene en el lenguaje su fiel evangelista y abogado. profecía, sujetos al poder de la voluntad, misma que probablemente podría interrumpir la conducta normal de En el inciso 55, condensó su teoría Nietzsche, en un un fotón. axioma:

En el primer libro, inciso II, de Humano, demasia- Toda palabra es un prejuicio. do humano, Nietzsche, alumno de Schopenhauer, estableció la filosofía de la relatividad: La palabra latina praejudicatio , significa: sentencia dada de antemano, o sea, dada antes del dictamen del El significado del lenguaje para la evolución de la juez o del jurado, con lo que Nietzsche equipara palabra cultura consiste en que la humanidad ha establecido con falsedad. en el idioma un mundo separado junto al otro mundo [metafísico]. (...) El hombre desde tiempo inmemo- Cuando el físico u hombre de ciencia se pregunta: ¿cuán- rial ha creído en los conceptos y nombres de las do comenzó el universo?, debemos comprehender que la cosas como verdades eternas y se ha envanecido por definición de algo infinito es un prejuicio. Aristóteles en ser superior al animal. Verdaderamente creyó que Lección 4 del Libro 11 de Metafísica dijo: gracias al lenguaje poseía conocimiento del mundo. El creador del lenguaje no creyó modestamente que Pensamos que poseemos conocimiento científico estaba nombrando las cosas, sino que se imaginó cuando conocemos las causas en sí de las cosas, que con palabras estaba expresando el supremo pero lo que es infinito por adición no puede ser conocimiento de las cosas; de hecho, la lengua es la informado en un período finito (...) es imposible ocupación primordial de la ciencia. (...) Hasta ahora, tener ciencia hasta que se alcanza lo indiviso. (...)

6 Tampoco existirá el conocimiento, porque ¿cómo A través de la totalidad de nuestras vidas sólo puede uno comprender las cosas que son de esta poseemos el presente y nunca nada más. Al princi- manera infinitas? pio, contemplamos un largo futuro y al final obser- vamos un largo pasado. El hombre contempla la materia en el firmamento y con el telescopio hasta un límite de 12,000 millones de años D. K. Simonton en V capítulo de su Orígenes del genio luz de distancia. Este es el pequeño universo visual del (Oxford University Press. 1999), informa del propósito hombre en el infinito. Prosigue Aristóteles: de Einstein de desacreditar la física quanta:

Es necesario comprehender que existe la materia en Después de un largo debate con Niels Bohr, Einstein todo aquello que es movido y que el infinito signifi- concibió un complejo argumento para demoler la ca la nada , sin embargo la esencia no. Mas, si no proposición de la Escuela de Copenhagen. En su existe el infinito ¿qué esencia tiene el infinito? defensa, Bohr detectó un grave error: Einstein se había olvidado de aplicar su propia teoría de la David Berlinsky en Einstein y Gddel (Discover, Marzo relatividad al problema. 2002) consigna ejemplos del pensamiento relativista de Einstein parecidos a los de Nietzsche: En la revista Discover (feb. 2002) un comité dirigido por Michael Turner del Departamento de astrofísica de la Imaginad a un grupo de espectadores diseminados Universidad de Chicago , reconoció que el mundo por el cosmos, permitiéndoseles a cada uno organi- metafísico de las primeras causas es impenetrable para zar los eventos de su vida dentro de un orden linear. los hombres de ciencia, que lo único que saben del También, cada uno está convencido de que su vida fenómeno de gravedad es que es eterno, que el electro- consiste de una serie de ahoras, momentos dinámicos magnetismo también lo es, que de,, onocen de dónde que van del pasado al presente y al futuro. Sin provienen los rayos cósmicos y los gama, que se imagi- embargo la relatividad contradice este orden linear. nan la existencia de partículas subatómicas a las que han Dichos observadores repartidos a través del espacio nombrado "neutronos", que desconocen cómo se forma- y el tiempo están convencidos de que su concepto de ron los elementos pesados de la materia como el oro y el actualidad es universal, mas el tiempo corre a un plomo, que desconocen por qué nuestro pequeño univer- ritmo diferente dependiendo de la velocidad a la que so visual está acelerando su expansión, y se imaginan una persona viaja: El término de una hora en la que es debido a la fuerza repulsiva de una "energía Tierra, puede ser de unos cuantos segundos en un oscura" -que no hay que confundir con la "materia cohete alejándose de la Tierra casi a la velocidad de oscura"- que bien podría ser parte de la gravedad eterna. la luz. Es posible que el presente de un hombre A pesar de la enormidad del campo metafísico o bien pueda ser el pasado o el futuro de otro hombre. del campo de ignorancia física, la ciencia es la única actividad que va corrigiendo sus propios errores y La teoría de la relatividad de Einstein demostró que el mostrando algunos aciertos como por ejemplo: concepto que Newton tenía del tiempo y el espacio eran prejuicios del lenguaje, pues en realidad no existían. La energía del sol que emite sus rayos a la Tierra se Prosigue Berlinsky: debe a que cuatro núcleos de hidrógeno (de un protón cada uno) se fusionan a través de una serie de Einstein sugirió que el cambio es una ilusión. Las reacciones en un núcleo de helio (dos protones y dos cosas no llegan a ser, no han sido ni serán. Simple- neutrones). mente son. Y si nada llega a ser, no existe el cambio. Y pensar que si no hubieran existido y estén existiendo Schopenhauer (1788-1860), en el capítulo VI: Sobre los las radiaciones solares debidas a las reacciones químicas diferentes períodos de la vida , de Parerga y Paralipo- no habría vida. Mas tampoco habría vida si la Tierra no mena, expresó: tuviera su propio campo magnético que atenúa la

7 radiación solar. El químico nuclear Marvin Herndon, En el Rig Veda, se halla una oración conocida sostiene la teoría de que el magnetismo de la Tierra es bajo el nombre de Himno al fuego, que concluye resultado de una fisión atómica que ocurre -como en así: otros planetas- en el centro de la misma, desde su formación hace 4, 500 millones de años ( Discover, La mente, el corazón en tu llama se bañan; agosto 2002). de ti se nutre el sol; de ti se forma el rayo; En la misma revista (abril de 1999), apareció una noticia de ti brota la flor, en ti el amor se inspira. con el título Llamaradas de muerte: ¡Oh Agni! ¡Que esta oración que elevo en tu homenaje, El astrónomo de Yale, Bradley Schaefer ha descu- a ti llegue veloz y tu favor conquiste! bierto recientemente que varias estrellas parecidas al sol pueden actuar violentamente, despidiendo La mecánica quanta es la barrera metafísica a la obser- llamaradas tan poderosas que podrían calcinar un vación científica y sólo podrá ser explicada por los planeta a más de mil millones de millas de distancia. poetas. D. K. Simonton en el capítulo II de Orígenes del Estas llamaradas son de 100 a 10 millones de veces genio (Oxford University Press. 1999), consignó que más potentes que las observadas en el sol. Planck era poeta, pues declaró: Una casualidad de la arquitectura cósmica salva aparentemente a la Tierra de tales fuegos. (...) El El científico debe tener una imaginación intuitiva planeta más cercano al sol es el pequeño Mercurio, dinámica, puesto que las nuevas imágenes no se que tiene un campo magnético débil. Mas si Júpiter generan por deducción sino por una imaginación ocupara la órbita de Mercurio, la Tierra estaría en creativa artística. peligro, porque aquél provocaría una llamarada del sol tan intensa que destruiría la capa de ozono que protege a la Tierra de los rayos ultravioleta, los Ahora sumerjámonos en las aguas metafísicas de la cuales acabarían con la cadena alimenticia. poesía, de las que han nacido todas las teorías científicas.

Carmen Hernández Peña, de Ciego de Ávila, Cuba, me envió un ensayo: El fuego que vive , del cual recojo este fragmento:

En el mundo espiritual, para nuestra conciencia todo él es fuego, porque todo él es radiante amor divino, es unidad, que es calor y que es luz del corazón humano. Su despertar en el hombre constituye lo que se ha llamado tan gráficamente La serpiente de fuego. Tenían razón los antiguos en considerar al fuego como divino elemento. Él es para la conciencia la revelación primera de las cósmicas energías. Él es la fuerza misma revelada. Él es germen de los univer- sos, concreciones inmensas de las fuerzas cósmicas, como expresa la propia ciencia al admitir que los cuerpos celestes y los sistemas salieron de primiti- vas ígneas nebulosas. Él es la cualidad misma vivificadora del enorme receptor de las vibraciones y energías del logos, que llamamos el sol.

8 MIGUEL ALFONSECA (1 942-94). De A ntología his- para quienes la vida fue una infancia enrejada tórica de la poesía dominicana del siglo XX y luego las cenizas antes de crecer. (1912- 1995) por Franklin Gutiérrez: Yo veo los escombros, el resto del incendio allí quedó la sangre caída junto al grito en un derrumbamiento de árboles y huesos. CANTO DEL MAR EN LA GUERRA Allí quedaron muertos junto a rocas y troncos y lengua de salitre.

Oscuro es el mar en la madrugada Oscuro es el mar como un vuelo lejanísimo de aguas, y la canción marina de la guerra: como un gran animal de tristeza y espanto -Abril trajo la guerra y entonces todo ardió. rodeándonos, Yo vi las llamaradas llorar en desenfreno cercándonos. desencadenando humo y huestes de la furia. Los muertos cubrieron Oscuro en el mar en la hora el espacio más amplio y maduro de la tierra. de blancas cabelleras sobre la ciudad de enredaderas malvas y violáceas Los muertos cubrieron colgando del viento insomne y del cielo la voz y el corazón de los habitantes. aún los pájaros no desgarran la niebla Entonces fue el acero y hunden las estrellas, desoladas. sobre mis marinos herbazales El ojo de nuevo se abre al mundo. y la muerte ladró desde mis aguas tranquilas. Oscuro es el mar en la madrugada, Entonces fue la muerte desde mis ondas como la desolación del hombre, y el sollozo más duro salió de mi garganta. como la soledad después de la entrega, como el recuerdo de grandes matanzas Guinda del cielo sus morados telares en los días más agrios de la guerra. sobre las extensas planicies salobres. El silencio aprieta calles y edificios Oscuro es el mar. y ferozmente lucha contra la brisa. A través de los cristales yo veo su lomo, A mi lado está la amada y la esperanza yo veo su espinazo de movible epidermis durmiendo en la tregua de la guerra donde los peces muerden las algas y las sombras. y dulcísimo es el vagido del alba. Los peces muerden el anzuelo del hombre, Claro es el mar. donde se acaba el mar. Más claro. A través de los cristales yo veo el universo escucho su voz más honda que los tiempos Abajo, el ruido de un fusil despereza la calle. y la tristeza, ¡ah, la tristeza!, Alguien golpea los tímpanos del sueño suelta avispa en mi pecho y mi garganta. anunciando un periódico. Oscuro es el mar a través de esta ventana. Claro es el mar. Sueño de amantes quebrados en la despedida Más claro. y de ancianas gaviotas sobre los peñascos. Un rumor de pasos creciendo tira del día. Oscuro es el mar a través de esta ventana En los vidrios , una violenta rotura sin estruendo y más oscuro aún en la madrugada de guerra. me enceguece. Yo veo los escombros, el resto del incendio El mar de golpe borbota reflejos en Oriente allí quedaron cuerpos de muchachos alegres desparramando blancos, verdes, azules, para quienes la vida fue en combate, sobre las lilas y violetas de la madrugada.

9 La sangre sobre el mar, extendida y brillante. confieso el pájaro y sus alas torvas. Claro es el mnar. Y abreve mi raíz esta renuncia. Claro es el mar en la alborada. El despertar. Si luego de la luz, luego del alba, puedo brillar serena todavía la alondra del costado, el trozo ciego donde la lengua dulce del quebranto fue halago de morir y, por morirte, aurora, ISABEL ABAD , española. De su libro Me nombro es que me abrasa el mar, ya apenas alma mía. Umbría: Si luego de la luz, luego del alba.

SI LUEGO DE LA LUZ. LUEGO DEL ALBA

LUIS ABAD, venezolano. Del libro Cantos breves: Y porque tú también te has ido y el pecho mío y estos yertos brazos moran invierno de mentida nieve, yo te diré del frío lentamente, TU RISA de cómo imploro el imposible río que el lagrimal del alma ya no embrida. Hemos perdido el norte de tu risa Porque te has ido, pero estás conmigo con la prisa hiriente y hay genitiva lava donde acaso de la ausencia eterna. se abre la noche al intentar tu nombre, déjame que me acose herido sueño, Todo sueño quedó helado deja a esta mano dibujar tu sombra. en tus pupilas de primavera inicial; sin abrir las flores ocultas en tus manos, Porque no miento rendición al hielo, danos un motivo para entender ahora que inclina agosto la mirada que jamás tendremos su aroma, a este gritar tu cuerpo, a esta manera para esconder este recuerdo doloroso de estar sembrada de varona luna, de tu voz doblando senderos y esperanzas. ya puedo desertar la primavera, ya puedo al frío procurarle herida. Todos tus caminos brotaron de estos poros, donde ya no hay ilusiones. Porque es verdad la fruta donde el labio parece hacerle nido a su costumbre, Hoy somos un torbellino de dolor porque serte es verdad, porque es tan cierto con la mirada en la palma de la mano que un álabe tirita una mirada, viendo cómo se escapó el agua de tus días juro que haber cumplido con el fuego hacia otros manantiales. dora la sangre donde va la tarde. Sólo sabremos de dos soles, Porque es razón de sed que el seno aceche dos lunas esta impresencia del amparo, tanta y recuerdos encerrados en una mano pulsión de nada en el cendal del beso, que se ocultó en la tierra; se abrirá cuando queramos

10 escuchar tu risa, y yo con este dios pequeño convertida en susurro de familia; temeroso y humano desde hoy al que toda mi vida dejé huérfano escondida en estos versos. los dos sin atinar qué hacer ni dónde refugiarnos tomo el paisaje de mi calle doloroso y abierto y lo pongo en sus ojos esperando no se qué clase de milagro.

LIDIA ACEVEDO . De la revista mejicana CONTRA- Del valle a la montaña SEÑA No. 62: todo es río en mis ojos fría es la piel del agua frío es el rostro de la sangre a que su corriente arrastra AGUAPIEL yo sin tiempo sin calle espejo de la acera miro salir mi cuerpo de entre tantos Bajo este pensamiento yace mi calle ojos de asombro abiertos sólo en mí pesan sus viejos aldabones el cielo azul plomizo es un presagio la tristeza antigua de sus puertas ayer llovió en mi piel los árboles que hubieron aprendido el punto exacto un niño muerto. en que la luz bordeaba al cerro para echarse a rodar camino abajo A mis pies sobre el río que es mi calle los pesados maderos que sufrieron la tarde cerrada del invierno la embestida filosa de los vientos de invierno y la piedad plomiza que se ha vuelto el infierno. el aullido que entraba y salía por sus rendijas Al sol aún lúcida la muerte la luz aquella de la puerta forestando con huesos señal para el regreso de mis sueños de aquí a allá sin caminos y sin tiempo y el callejón donde los perros se juntaban nuestras almas pegadas aún al suelo a contar sus augurios. aquí enterrada llora nuestra historia tendrá forma de ausencia Nunca tendrá esta calle un rostro cualquier nombre que hablemos. como el que yo le he dado ni un fabulario donde quepan todas sus criaturas ni un piso donde cada piedra sea cimiento ni un cielo que la arrope con más exactitud ni el tiempo en que la he acariciado en mis bolsillos de un lado a otro del recuerdo.

Heme aquí con mi dios colgado de la mano mi dios incierto mi dios y yo sentados en esta oscuridad olfateándonos a nuestros pies la ciudad devastada la calle de mi cuerpo

11 ALEXANDRA YVONNE ACEVEDO FIALLO. De la revista ROSSANA DEGLI AGOSTINI RIGHETO, canaria. De su La Urpila No. 61: libro Mis musas:

Mi NOMBRE Y TÚ SACASTE UNA FLECHA...

Dicen que mi nombre se aloja en la luna Sacaste una flecha y a ti lo repiten las estrellas. del carcaj de tu sapiencia Dicen que arde con los rayos del sol. y sin dudar, apuntaste y disparaste... Que se agita en el vuelo de las gaviotas Mi Musa cayó herida en un costado, y que se despierta con las golondrinas. gemía y gemía sollozante... Me apresuré a tomarla entre mis brazos, Dicen que mi nombre es una vertiente con clara precisión -y valentía- que baña la roca y se hunde en la fuente. el doloroso dardo le arranqué. Dicen que la fuente es una palabra Mi Musa suspiró con gran alivio, que brama en el desierto y se pierde en la nada curé su herida con infinito amor, como un estallido debajo del agua. y ella agradecida, besó mi frente Y que allá en los mares los peces lo aguardan y un verso largo y justo, para no gritarlo frente a tu mirada. preciso e inmutable en mí depositó. En mi pensil brotaba una guirnalda Dicen que mi nombre duerme en la cavernas de flores olorosas, silvestres florecillas, cuando el sol se oculta y rugen las fieras sencillas como yo... y que tú lo besas allá en lo profundo Su aroma expandieron al aire de la noche donde aquel misterio de tu extraño mundo que negra y silenciosa mi entorno acompañaba. lo envuelve de abrojos y de primaveras. Salí al jardín de madrugada, el manto me cubría en toda su negrura, ¿Quién es ese nombre, de quién las cadenas? la luna, pálida y distante me alumbraba, ¿Acaso el paisaje de una cordillera los ojos de la noche silentes titilaban. describe mi nombre de azarosas letras? Fulgor de estrellas que lejos de mí estaban querían acompañarme, de mí, no se alejaba. Duerme en esa cuna que mece mi encanto Mis pies descalzos, sobre el tapiz esmeralda inmersa en el nombre de quien te ama tanto. de frío tiritaban, tiritaban... Acuíferos diamantes de mis ojos resbalaban, mi Musa los besó con sus dedos de hada, y con sus manos tejió, de laurel, una guirnalda, mi testa coronó un tanto regocijada al ver mi gesto esquivo -yo no merezco nada...- Con su brazo rodeó mi ya cansada espalda, con amor me acompañó adentro de la estancia, llevóme hasta el lecho y con gesto imperioso me hizo escribir un verso presuroso... "Poetastro es el que escribe en cinco minutos y no se para a corregir...

12 CARMEN AGÜERO VERA. De 20 voces destacadas CARMEN AGUIRRE REQUENA, española. De Tientos de la poesía argentina. Tomo II: literarios No. 9:

ESTÁS A MELILLA DESDE EL CORAZÓN (Fragmento)

Estás en esa roca herida por el sol y el cataclismo III y en la ceniza que quedó de abrupta llama, en el azahar dormido Tu pasado y presente es gran tesoro. en el húmedo gris de los olivos Refulges como piedra diamantina; y en el arenal sediento de ese río y el corazón lo dejo en cada esquina, que sólo besa el agua enredado en algún reducto moro. en ásperas cabelleras de crecientes. Estás en el místico y su éxtasis, Y, mientras más te miro, más te adoro; en el celeste amor primero tu imagen llevo impresa en mi retina: en la lágrima hiel de las traiciones el Zoco, la mezquita y la Medina en la pasión ardida y en el miedo. y hasta tu inconfundible río de oro. Estás en el salmo de los surcos y en los hombres-tornillos de las fábricas, Inamovible y todopoderoso en el cotidiano oficinista el Gurugú vigila, cual lucero, -gris carne de expedientes- desde su genuina altura de coloso; y en la mirada flecha del que lleva la muerte tiritando ansiedad en sus pistolas. que no hay muralla, piedra ni sendero Estás en la sucia guerra de las junglas por el que no derrame, silencioso, y en esos pueblos lívidos, su protectora sombra de guerrero. sabes del horror de los quirófanos, de los vericuetos sin luz de los hospicios. Estás en las aulas y en las cárceles, en la capilla rosa, en el campo brutal del genocidio MARGARITA G. DE AIZPURU , mejicana. De Carta yen millonarios lugares impolutos lírica, año VI, No. 1: donde la ciencia atrapa vidas o se aprende a matar con eficiencia. Estás en el alba y la tormenta en la nieve y en el barro deslizante, NOCHE DE VERANO en la estrella primera y en el rayo. En todo está tu canto o tu fiereza tu plenitud o tu ansia, tu circular amor En las mágicas noches del verano o la angustia indomable de tu ausencia! bajo el cenit, la luna y su fulgor escucho la cascada y el rumor de las aves nocturnas del pantano. Contemplo ensimismada el cielo anciano: Venus me invita a verme en su esplendor; en la rama descansa el ruiseñor;

13 mientras que yo medito en el Arcano. RAFAEL ALCALÁ, español. De Stellaria: La Luna sortilegio del estío, se retrata hechicera sobre el río, transcribiendo su punto culminante. 100 A. L. La noche, ya quemada en su atavío, va cubriendo de sombra el caserío bajo un cielo sembrado de diamante. Retrocedamos todos. Despeinemos la Historia, con sus valles de oscuros genitales, hasta donde la tierra aún conserve la lentitud primera de aquel incierto día, uAN ALCAIDE SÁNCHEZ. De Mimbres de pena: cuando las madreselvas despertaban sin hulla en las axilas -tan pura refulgía el alba de los hombres, SOLLOZO FIEBRE, SOMBRA... que la luna abrevaba en la corriente clara de sus ojos- y era el instinto ascua venerada en alcobas de leños y de arcilla. Nos queda tu sollozo de piña y de palmera; Sin embargo, la espiral de tu fiebre , reloj de medio día; un testigo sensible, la sombra de hilo negro de tu devanadera, un hierofante alado, un bardo vigilante, y el torrente más alto de tu melancolía. sin hierro en los tobillos, con memoria tallada en las retinas, La miel que por Sanlúcar se escapa de su cera, que custodie las hojas desprendidas salándose en la palma de la verde bahía, de las sequoias todas, habrá de acompañarnos busca el coral más hondo, cayendo, y nos espera... hasta el prístino reino de los tiempos, ¡Tu ardiente miel salada nos queda todavía! por si acaso perdemos los senderos, Nos queda en cada yunque tu verso, como cuna. nos quedemos de nuevo sin destino, taradas las mareas, Tu costado de plata sangrando en cada luna. La tarde color lila de tu ausencia al mirar. al socaire los vientos más propicios, cerrado el corazón de la inocencia, abierto a la avaricia del tacto de los ácidos... Nos quedan tus violetas durmiendo en las pestañas. Un equilibrio nuevo habrá de renacer Y nos queda tu muerte, ¡tu muerte!, en las entrañas, en las tiernas encinas que la justicia anhela. minera de este llanto que nos deshace el mar. Retrocedamos, pues, aunque los trenes se pierdan en la niebla que esta jungla vomita en sus raíles y el futuro sea sólo una estación de paso.

Retrocedamos firmes, hasta que brote el fuego entre las piedras asidas por las manos vegetales, alumbre nuestros rostros verdaderos, sepamos de por siempre quiénes somos y hacia qué punto tenemos que bogar dejando atrás los límites prohibidos, donde se abate exangüe la bondad.

14 IUAN ALCOCER SANZ, español. De Miscelánea de Transparentes al aire una aspiración: tus silencios -los míos- abrazados sin sueño. Donde el ala del ave se arrodilla en tu calma. Donde el ocaso del cielo se ha sentado a escuchar EL VALLE PERDIDO el roce de la luz en tu presencia, el choque de tus párpados, la huella de tus sueños, y la estela que dejas en el tiempo, cuando vas a pensar. Por fin estamos solos -tú, mi valle perdido, Pan y vino caliente -pagana eucaristía- y yo-; nuestras aliadas las nubes apaciguan donde yo he consagrado lo que en mí florecía. al sol, y el viento abraza mi corazón henchido Lámpara iluminada de mi tranquilidad. de amor por tu divina y amable perspectiva. Estás en mi memoria -vigía sin relevo- acompañando siempre Recitan los más grandes oradores sus cantos, mi andar inexorable, con voz emocionada alaban tu quietud por la fatiga curva de la vida. -la visión solitaria, tranquila de tus campos Apoyado en tu aliento, que contagia a mi espíritu su vasta infinitud. creciendo la estatura de tu alma que germina en mi ser.

Cual viajero romántico erguido en una roca Y es posible, contigo, escruto el horizonte, mas no sumido en densas la minúscula gota de rocío, nieblas impenetrables que parezcan la boca sostenida en el canto de una brizna de hierba, del mismo infierno sino envuelto bajo extensas contener todo un sol. cortinas de grisácea y tenue claridad, Pasa el perfil del viento arropado por una débil luz que adormezca afilando tu estatua , con el cósmico soplo mi ardiente y lánguido éxtasis en la intimidad de la perennidad. de un suspiro profundo de suave complacencia. Secándose las lágrimas o encendiendo la risa, Mas el sol -resentido, celoso, ¡entrometido!- mullendo las almohadas para posar mi angustia, Quiere participar; no puede aguar la fiesta, o curando la herida pero sus tercos rayos a las nubes dispersan que han abierto al soñar. -dulces figuras de algodón, menudas formas de algodón... que vuelan. Yo pido a Dios que un día, cuando lejos me vaya sin el último aliento, tú, solamente, seas quien recoja mi pulso y lo guarde en tus manos. ALEJANDRO ALMARCHA GUERRERO . De la revista Y en su nido palpite -vital hábito tibio- española Estío 2, No. 15: hasta la Eternidad.

ANDANDO EL MISMO CAMINO

Eras como una sombra descalza en la pradera, con el tacto caliente de una tarde estival.

15 IGNORA ALONSO, cubana. De su libro Casi invi- Siempre te miramos sin mirarte sible al atardecer : desde que nos dieron nueva vista para verte.

Mundo inframundo con todo el cielo MICROS y el infierno dentro hacedores de llagas y de pan. Por eso, La música de las esferas, como Hera y Atenea ofendidas el sonido de la sangre en su torrente juraron las destrucción de Troya y el de la sombra arrastrándose... y enviaron a Paris a raptar a Helena... ¿A dónde irán las notas de los saxos donde no llegan mis armas matando como truenos? pero llega mi astucia. ¿Qué tempestades de aire Y me río desde arriba desato con mi brazo al moverlo? como los dioses del Olimpo. ¿Qué seres arrastraré en el torbellino? Apareciendo ejércitos, Hay un mundo de colores y formas preparando guerras, en la pared más blanca, ¿qué partidista Júpiter tonante? oculto como los edificios en las lejanías. Pero, ¿qué bienandanza llevaré en cultivos? Tan dentro de mis manos ¿Por qué iris bajamos que no puedo asirlos, sin poder bajar tan cerca y, sin embargo, jamás? tan semejante a las galaxias. En el túnel que se forma entre mis pies y la tierra ¿qué eclipses producirán mis pisadas?

JAVIER ALVARADO, panameño. De su plaquette ¿Qué nube yo Tiempos de vida y muerte: adonde llego enormemente invisible lentamente avanzando? No te hace daño el gigante mío, ETERNIDAD DEL TIEMPO te piso y no te alcanzo, mi peso te llega como a mí la mole de la Luna. 1 Ha sido fría e impalpable esta estepa de sueños ¿Cómo decirle a un ciego en un mundo sin lunas y sin pensamientos sumergidos; que estás aquí y no estás donde sólo la voz del aire es capaz de arrullar al viento, ni polvo de mariposa? donde sólo el hombre es capaz de encontrar En la libertad plena de las formas sin tacto? el designio de su cuerpo.

No es Kandinsky creando, Ha sido fría y congelante esta meditación del tiempo es el microscopio en una vida prematura sin arrullos y sin madre descubriendo. buscando un rito perceptible al compás de la aurora en el cuerpo,

16 donde sólo se palpa un mundo, un cigarro, Hoy somos hombres, un caballo derrotado de madera, mañana seremos las hojas de hierba llevando mis ansias que se columpian que condecoraron a Whitman como palabras de fuego, en su último viaje donde sólo una madeja del destino hacia la eternidad del tiempo. ha de arrebatarme este aliento de vida donde sólo una garra de la vida IV ha de arrancarme este estupor de muerte Un regazo tibio, un número arábigo de aire, que me nace de las entrañas como un aliento vivo -luna sin luna- recuperando mis ansias y mis ganas de alcanzarte la patria que me envuelve en una pradera equinoccial de cales y de huesos; llena de un corazón rugiente, como una antorcha solar. entonando tu voz al compás de un aguacero muerto, derramando tristezas junto a un alma abandonada, Mi alma de camaleón enjaulado te recorre y te despeña, donde el tic-tac del viejo reloj convida a habitar la vida, dentro de la ácida fruta de tu cuerpo donde el toc-toc del zapato invita a habitar la tierra, inundado en la noria; en la fría inmovilidad de la era y el espacio, mientras los faroles olvidados mirando una calavera que hace pensar reparten túneles de pálida luz en la orfandad del mundo sobre la ciudad amortajada. donde esta vida es tan miserable como un dolor de niño, como un dolor de madre, Un valle de risa construye tus pirámides de arena, con una rosa en la boca y con la muerte entre las manos. sombra de aire, esfinge coagulada; en un retorno de loto que hoy nos nace, II como la carta cabal de un corazón que espera Me consumo a mí mismo acuclillado en el olvido y a mí mismo me retracto, pensamiento dividido. para moldear una silueta de escuálida forma.

Hoy me siento fuerte en este solar solitario, Tu boina y tu gabardina de ilusiones con una luna cargada de abandonos, se renuevan con esta con pestañas crepusculares y ojeras desangradas. tela lunar de llamas incandescentes, con el silencio nebular de los rostros del tiempo Hoy me siento solo, que hoy inician, que hoy desaparecen las granadas azules solo en el amanecer y en el cacaraqueo de las gallinas, de la historia; en el grito de la campana y del trueno al amanecer. mientras los leones van devorando hombres, Hoy soy yo mismo, yo mismo y vulnerable; niños y mujeres tratando de cruzar el milenio con la saeta fatigada, en la soledad de una piedra deshabitada. en una llamarada nebular de ritos y de sangre; donde el alma de poeta se encierra en la soledad V como un lamento, Álamo nocturno, vegetal de agua, -conviviendo simplemente- chopo crujiente, amaranto que desgarra en esta orfandad de ser yo mismo. la hiedrajuvenil en lontananza que busca el manantial sulfuroso de la niebla III y de los años; La vida es tan solitaria como el alma atormentada, circundando bosques, arroyos y riachuelos como el velero muerto y la rosa deshojada en los hoyuelos tibios de las mozas que cabalgan en un abismo vegetal de nueces y de olvidos azuladas y asustadizas en el potro de la tarde; donde una agitación de mares bajo la efervescencia milenaria invita a circundar el arco y la memoria. del alcanfor y la canela,

17 en el rito crucial del abismo y la verdura; La máscara, la trova, el antifaz de oro, en el molar fecundo de la raíz y la cebolla; el ruego perentorio, el intersticio de la noche buscando la trova en un regazo que cocina, agasajando al rito nebuloso de la sangre, ávido y lozano en una pared de locas amapolas hablando la lengua, masticando el diente; que perfuman la nostalgia al compás de la cereza; en el ojo de Grecia, subiendo por los montes en el aceite claro que habla de una vida en un cataclismo de elocuencia y noche; entre el destello de la ninfa y la cicuta, aferrado a los cabellos siderales del destino; nutriendo de paradojas amando y desamando en una copa pálida de otoño; esta soledad de pájaros y teatro. donde llegan las hojas como columpios solariegos que buscan a Dios en carcajadas núbiles La vida es un teatro, el espejo de la vida; de tristes doncellas que sollozan al recuerdo; máscara que nubla, aliento percibido, en un daguerrotipo muerto de naturalezas muertas; parlamento seco, rosa de la era; sembrando ilusiones el teatro es nuestra vida, como quien siembra flores inundadas de olvido. es el antifaz en el espejo.

VI Mito, aluvión, constelación de agua, dibujos perentorios, siluetas de niebla, ERNESTO ALVAREZ. De la revista puertorriqueña enjambre de soledades tibias como el roquedal del río Julia, No. 3/4: lleno de estupores y de flores maldicientes, frágiles como el aullido de la nada, CUMPLEAÑOS 2000 eternas como el regazo de la aurora; agigantando la rosa nocturna de poesía; oh desvelo blanco Pocos humanos sobre esta tierra de mis endecasílabos negros; pueden cumplir dos mil años. emergiendo como una hipotenusa ¡Y tú ya los cumpliste, Hombre de Dios! de la cima y el recuerdo. Mas, ¿cuándo fue tu infancia? Mateo, el publicano, nos habla de una estrella. VII ¿Cometa acaso, conjunción de astros? Aquí estoy estático y tibio En los tiempos aquellos... como el almendro de la playa, ¡Qué imprecisa es la historia! recordando la sombra atribulada de la Abuela Pero bien, ya naciste en la morada eterna de Dios y de la nada, en tiempos de presagios. tratando de encontrar el designio propio Pero b] en, ya viviste, de mi vida y de mi cuerpo. adolescente investigas por tu padre, escapado mientras tu madre desespera al no encontrarte. VIII Pero bien, ya creciste, Drama, tragedia o melodrama, la historia es la misma; y junto al río te retratas el llanto negativo, el párpado nublado, en las pupilas sorprendidas la ostra de Cáncer, la úlcera del tiempo; de tu primo, quien mojará tu cabellera, el fuego ardiendo , el anfiteatro a solas, en señal de que lo relevarás del cargo. la sombra de Esquilo, la voz de Sófocles Y ya en tu juventud madura retando a Eurípides te internas entre arenas y entre piedras a surcar el rito de la sangre. a meditar tu futuro inmediato. ¿Quieres ser rey? Pondré a tus pies el reino de Judea.

18 Sólo tendrás que serle fiel a César. Echa tu báculo, con fuerza, sobre el envés de mis fervores, ¡Es una tentación! Muchos quisieran luego hazlo rodar ser elegidos para mandar sobre la tierra. hasta la piedra viscosa que me sostiene. Pero tú no. Tu misión no es la del político ¡De nuevo has crepitar la densidad del desierto! corrupto que entregaría a su pueblo en ofrenda, Llegue a mí el líquido insólito como tributo de sangre para las guerras que resurgió en crepúsculos, que pelea el imperio. ¡Falsa treta! la sangre viva del que tomó en capullo No. No tentarás al que ya es Señor de la conciencia. la garganta de la serpiente. Pero bien, ya moriste. Venga a mi sed la espuma de tus ínsulas, No habré de repetir lo que todos conocen. el humilde pistilo del perdón. Todos te han hecho Rey, y no de un sólo pueblo, ¿Me escuchas? El eco no regresa. sino que riges sobre todos los reyes de la tierra. Una niña de cabellos profundos Feliz cumpleaños, se tiende con terneza al horizonte. hermano mío. ¡Cuánto cambia el matiz del cielo en el preciso instante en que la aurora reboza los deformes brocales de la estación más cruel! ¿Sostienes, acaso, la liviandad de estas palabras? ILEANA ALVAREZ, cubana. De Desprendimientos El viento se acongoja, Padre, del alba: sobre la miel oculta. Cómo me quedo yo. ORACIÓN BAJO EL MÁRMOL VIRGINAL DE LA NOCHE Difuminada en tus ojos. Árbol bocarriba. Escarcha en tu piedad. La luna era una espada por la sombra del miedo. Dame un signo, Señor, aunque invisible, Una gota de carne húmeda sobre el mantel para poder sentir la suavidad de mis días. En el alféizar de mi vieja ventana, en lo abrupto de mis preces, herida por sus bordes, era un clamor. apenas una brizna, un cálido suspiro, Detuve el ave que de mis manos transidas una visión volátil, escapaba a la inocencia de la luz. la imagen pródiga y augusta, piedra Bebí en su mirada grávida de paisajes vírgenes. bajo la honda tribulación del publicano, Enlazada al pájaro ya no incólume, la oración soberbia y quebradiza del fariseo. crecí desde la sombra, sobre el tronco marchito Besa mis dedos aún rociados con la leche de un árbol tan viejo como mis llagas. que de las áridas acequias hizo verter mi hijo. Nueva espina , un paso, un estremecimiento más No es el cordero tibio que en el álgido instante y apenas me deshago en hogueras sin espigas, alivió el acerado pecho de Abraham, pez sin alas, cáliz quebrándose la roca manando en las dunas del peregrino, en el mismo desasosiego de la transparencia. mas en ellos degusté el sabor ya olvidado del rocío, el aliento, secreto del crepúsculo, Qué soledad, mi Dios, bajo esta fronda, la menuda verdad repartida qué desamparo se sumerge en cada gesto tímido. como abalorios ante las puertas de tus muros. Ahora mi párpado, pesaroso, acrecienta Voy siendo otra, mi Dios: la impotencia del cauce seco. filigrana en la convulsa cresta del anhelo. Como un ave sin cielo, helada en tu fervor, Invisible pavesa, mínimo temblor imagen baladí, pobreza, arco de nimiedades sobre tu vino. me quedo yo, Señor, en tus oscuros fuegos.

19 JOSÉ ALVAREZ BARAGAÑO . De la última poesía de la desolación destierro inminente muerte prematura cubana por Orlando Rodríguez Sardiñas (Hispa- cintura de opio piel de demiurgo. nova, 1973): Se hace necesario un análisis penetrante y dialéctico de la etiqueta y entonces se llega a la conclusión de que mi valija es una simple maleta crítica sin otro contenido. Aparente. ANALOGÍAS DE PARÍS Ocurre que entre el lanzallamas y el cuerpo de Kabala hay un ejemplar de "Nadja" de André Bretón lo que tampoco quiere decir que tenga un sentido místico En un rincón de la Plaza Furstenberg en París he dejado pues leyendo de abajo hacia arriba el texto se una pequeña maleta invisible encuentran estas frases que acostumbro mirar a través de un espejo de «en el principio fue el azar y del azar nació el yo. grano muy unido que encontrará en el sitio mismo en que Que transformándolo en imágenes es como el "divino la maleta reposa. como" que se viste con el traje de incontables analogías A muy pocos pasos de ese lugar absoluto he vivido en que me hundo como una serpiente en un pantano.» algún tiempo A flor de todo eso dice: dentro de la maleta huye de la presión de las horas y la muerte constante hecha de piel de murciélago gira un pájaro más del espejo y la luz de sol cuando te adula. veloz que cualquier electrón Ama la luz siempre que te ciegue. y se detiene a veces a examinar un ejemplar de un Ama la sombra en que tocas los muslos de la gran libro que me regaló un poeta japonés y que cuenta las paridora. innúmeras posiciones que adopta una flor para recibir o Restregándome con las orejas cargadas de rumores. rechazar la luz del sol. En ese laberinto zodiacal. Se explica allí también la relación que existe entre el Me llega el instante de las evocaciones y entonces sol y el lanzallamas de nácar con que protegía mi piel de comprendo que vivo de mi maleta. los días más grises del invierno. Muerte al pájaro que canta gratuitamente, muerte a Hay entre el libro y el lanzallamas una fruta de la ilusión que vuela entre las radiaciones del hastío cristal que ha viajado diez mil años para que la tocara muerte al número racional y al florecido muerte a la sencillamente. constancia de querer expresarse en suma la autodecapi- Y al costado izquierdo de la maleta tación en el laberinto de las conversaciones. un ruidoso mar de fuego avanza queriendo destruir- Al Norte y al Sur de mi maleta hay un ángel con una lo todo, a lo que se opone un colmillo de jabalí que espada de hielo que echa a todos los posibles invasores. colgara del cuello de una hermosa africana que amé bajo En las noches cuando todo se convierte en un enorme el cerco de llamas de la lámpara de arco. guerrero negro. En el doble juego del forro de la maleta se oculta la Mi maleta invisible. carta de un prisionero político a punto de ser fusilado en Es la pupila que brilla como un astro encendido en el momento en que escribo y la mancha de sangre que la manigua silenciosa. rueda de un lado a otro de la maleta cuando la levanto en el aire es de la oreja izquierda de Ofelia antes de hundir- se para siempre. Las palabras se seducen y envuelven en sus herradu- ras frías en el círculo de sexo que se vuelve cerradura de la mística maleta. La lluvia ha borrado todas menos una las etiquetas que cubrían el artefacto y ésta dice así Hotel de Mala Muerte en el golfo de Esmirna, purificaciones y flores de carbono nada y el hada crispada al golpe del tambor isla

20 FELIPE ALELO ALVAREZ NAVARRO . De la revista ¡Ay ilusión ! Que espera otros ejemplos Aldea, No. 36: para quién desea sólo libertad. ¡Ay...! Quien pudiera ver realizados sus sueños...

PASADO Y FUTURO 11

El recuerdo es navaja trasnochada PEDRo AMADo ANDRADE. De la antología argenti- que no se cansa de segar los tiempos cauterizando horas sin dejar de abrir llagas, na De Baigorria con amor (Vol. VIII): o mordiendo costados con su fuego, mientras el equinoccio del otoño anega de hojarasca nuestro cielo. POEMA DE AMOR No. 23 ¿Quién duda de las feroces mordazas del espacio, que miden lo extranjero, recorriendo el torcido contorno del paisaje No busqué tu cuerpo de ese sortilegio añejo ni el tiempo pasajero... que boga en humareda retorcida Quiero de ti el espíritu de acorralado silencio? que perdura, eterno, verdadero. La disonancia aterra el devenir sonoro del morboso fruto-sexo, No quiero caricias calientes del Verano y ante el fiel mural de las dulces consonancias deseo las tibiezas del Invierno la fría astucia de pájaro sin vuelo que atrapan como pétalos los perfumes nos descubre el insomnio de la nada y nos envuelven en éxtasis, sublime... en la cruel mordedura que anula lo estético. ¿Quién duda ante esa luz de la esperanza No quiero la carne por la carne misma que habita al descubierto que sacia cual arenas las aguas de los mares sobre la movediza playa del maduro árbol y al final, quedan secas, yertas, míseras escanciador del eco cenagal perdido en el ocaso de las tierras... por la isla solitaria de los hombres que tristes vagan, porque se perdieron? Quiero de ti la luz de todos los soles ¿Quién entona los cantos de aleluyas de los mundos infinitos , majestuosa que antaño tanto complacieron en la belleza inmaculada de las rosas las monótonas siestas de la ciudad sin luz, o en la danza periférica de las aguas en sus fuentes. que la navaja lleva en su recuerdo segando las vivencias del sol mítico Quiero de ti el beso, rojo capullo que subyace en los ríos del espejo? floreciendo con el alba recibiendo el rocío Hay quién naufraga por no saber remar rompiendo en mil cristales el arrullo y hay quién rema sobre lo ajeno, de dos pájaros en tímido vuelo amanecido. deshojando la margarita de la avaricia en el quiero y no quiero No quiero ser pirata vil y traicionero de su potencial vanidad que empavesa sus mástiles con brillantes banderas del ser siempre el dueño. mientras esconde los garfios acerados multiformes ¡Ay pasado! Que se fue al son de la porfía. y encadena ¡Ay futuro! Que llega en el secreto luego en la proa arrogante del velero... de la ola que entibia la esperanza.

21 Quiero de ti los luceros de tus ojos a un poeta devorado ya y tu voz llamándome suavemente por tu mirada de terciopelo abisinio. con un canto de amor muy dulcemente Cuando el alba compungida y un abrazo divino y bendecido nos cubra los despojos. desenvaina la luz y el sol cubre con vigor No quiero de ti la belleza material de lo mundano la mañana que bosteza, que se marchita en la primera tormenta del verano, las dalias exhalan sólo ansío de ti el amor que se mide con lo eterno por sus labios mórbidos sublimado en la belleza espiritual un aroma jadeante. de todos los momentos. Detrás de la noche vistosa queda la húmeda mueca del deseo, la máscara del amor. Pero los sueños jamás pasan de moda FÉLIX ALBERTO ANCHERLERGUEZ DIEZ, e s pañol. De y en el nuevo día, su libro Tatuajes de amor: cenizas ya, resurgirán cuando llegue oportunamente una sedosa mirada fija Acuso recibo de tu mirada probádica de la mujer amada, sellada de ámbar sollozante, la dulce violencia de un abrazo, y me evoca la danza salada al sentir la firmeza de sus senos, del mar en marismas versallescas, cuando dos bocas saladamente ávidas que brillan como un sol enjoyado coagulen en un solo soplo de placer. en cualquier amanecer mediterráneo. Entonces la vida, esclava del tiempo, Acuso recibo de tu mirada inflamada libera acordes armoniosos de mil apetitosos rayos de pasión, y un hombre y una mujer que se clavan dulcemente se unen en un solo fogonazo como un penetrante aroma de violetas inquietas de querencia terrible, en tardes de primaveras inmóviles. pero necesaria para que el sabio mundo Yo, que he contemplado la claridad crepuscularia calme los latidos del futuro abstracto. de una fúlgida puesta de sol Cuando la tarde se prende en los labios de las olas, los últimos rubíes del ocaso puedo afirmar con certeza que enfermarían y el perfume de una agonía lenta el sol, el mar, las olas, alisa la última luz, añoro el mágico valle lejano si contemplaran del delicioso efluvio de mi profunda adolescencia. de la desnudez de tu mirada, Si tú, que exhalas el aroma núbil que encallarían los sentidos de cualquier hombre si les salpicara el gozoso placer del sexo de un ángel, de un solo guiño de tus ojos, si tú, que naciste reina que se suicidarían las sirenas exquisitas del vientre de los planetas hermosos, si tú las miraras adorablemente, si tú, que no eres flor mía que los navegantes enloquecerían sino de tu joven mañana femenino, hubieras estado allí, si tus ojos fueran faros fogosos. Acuso recibo de tu mirada colgada de un dios si te hubiera conocido antes, y te suplico cierres los ojos cuando España todavía si no quieres matar a versos se encogía de hombros ante los desfiles militares,

22 cuando el viento indefenso EDELMIS ANOCETO, cubano. De su libro Cantos hacía oídos sordos del bajo delta: a los discursos oficiales, serías mía, sí, bajo la lívida luz de la luna y habrías alumbrado mi CANTOS DEL BAZO DELTA juventud baldía, hasta que me hubieras matado con un rojo beso 1 en mi boca insomne. Esperar, esperar... La soledad se clava en mis versos Tras el bosque duerme el cielo después de la tormenta, mientras mis labios convulsivos es un lejano escenario para la magia. expiran sangre de amor tumoroso y siento arañazos en mi alma. Esperar, esperar... Sucede una despavorida avenida Desde el ojo del cuervo de crónico dolor en esta tarde huraña, todo da en la laguna del asfalto. que parece un cuadro torvo de un pincel matarife, como plasmado a cuchilladas sádicas, Este año, como una llaga abierta a la furia mi prima anduvo correteando de las alas de látigos crispados frente a la guarida de la zorra. y ensañados con sus rabiosas púas. Elladijo: Me amarga la tinta de la pluma "En la ciudad vi caer el velo del verano, cuando pienso en ti y escribo este poema limpio de olores y aguas de fuente, y me da arcadas el recuerdo de tu ausencia obligada, tal vez hacia lo oscuro", como los vómitos ebrios del piélago vertiginoso y su voz de loca se apagó con la fiebre. en costas atormentadas y descuajadas, en días de galernas vesánicas, Si llegara la hora de la magia, por los colmillos de un demonio demente alguien dictaría en mi oído densas oraciones, y chirrían los apretados dientes dictaría de los aurigas titánicos del viento trágico el último capítulo de su vida terrenal. sobre las aguas despavoridas y aventadas, Su aliento que eyaculan esperma furibundo extinguiría el aceite de la medianoche. en el útero de la noche ultrajada. Cuando pienso en ti sé Solo, el escriba en días de lluvia y noches en calma, que la soledad asfixiante me matará, cuando algo de lo soñado cuando partas para siempre se deja palpar, algo porque me apagarás las estrellas, la luna y el sol ignoto y lejano, solo. y mi sangre llevará hasta en la eternidad No ya el estribillo del viento, el dulce silencio venenoso de tu nombre astro. el eco profundo del verso anunciado frente a la eternidad, algo que no sabremos.

Sea pues difícil su reino sobre las cosas mansas, y sea su nombre húmedo. No alejes tu mano de la frente del alce, no dejes que te niegue, no te niegue.

23 Nadie como el alce para apostar a mi enemigo NARZEO ANTINO, español. De su libro Domus cuando duermo. áureo:

La flor del romero nos avisa del verano, el río anuncia, el río, Asciendo cada tarde sediento a la colina, el misterio. Si el río anuncia, de sol sediento y agua , sediento nos avisa. Si el misterio y el enigma del río del espacio. El mirador me ofrece nos anuncian el cielo dormido tras el bosque, el sol sagrado, el aire transparente , la luz, ¿será la paz en nosotros? mientras las aves trazan su armonía en el espacio inmóvil y profundo. Así ha transcurrido el discurso, adelante, a través de las sombras, Como un navío la frente crepita y la memoria para nombrar lo que no es fábula se incendia de visiones, de arcanos dentro de los ojos , sino carencia. y de enigmas. Pasión de ser, afán, ebrio ¿Qué vamos a hacer si alguien llega, el deseo, desolación amante, las ruinas; destino siendo la hora en que no pasa nada, que en los cuerpos se iniciaba a fundirse y nos pregunta? en arcilla, a vencer epitafios y cenizas.

Poca luz, desciende Asciendo cada tarde sediento mostrando agudos destellos de demencia. a la colina y palpo el universo y su sonido, el fragor de los bosques, la quimera La mano del escriba prolonga en largas frases del agua, el río de la Historia, su rumor la existencia de Venerable Bede. de combate, donde el cuerpo es ofrenda: "Maestro, falta una oración por escribir". navío hacia la mar de su horizonte.

Sea pues su salmo difícil Con el ocaso sombras oscurecen y ardiente la mirada del que salva la estrella, las torres. El tañir de los bronces en los claustros el laberinto. anunciaba el Oficio de Tinieblas, vespertinos augurios fenecen en los labios. Desciendo Quien supo de la muerte nunca habló de sí mismo, cada tarde desnudo la colina. Y al filo de la noche evitó ser mi amigo, se acostumbró a mi signo. un lucero se alza como oscuro diamante. Quien responde a tu eco ya no espera, espía a la entrada de la verja.

Este año volverá a crecer la flor del romero CARLOS ARANGUIZ, chileno. Del libro Piel de junto a la guarida de la zorra. naufragios: Entonces piensa que sólo los ojos de Diana permanecerán girando en mitad del tiempo mientras se ahoga en su suspiro la tormenta. CORDILLERA DE LA COSTA

Los bosques estaban más al este y los ojos astutos de los zorros más al norte.

24 El venado todavía pisaba la hojarasca Y la Cordillera de la Costa andaba de prisa en los arbustos es ahora olisqueando la hierba fresca el patio abandonado de las ciudades y espolvoreando su estiércol nervioso vejadas por la historia en la tierra pura. la fosa séptica de un mundo estítico Los incendios eran fruto que sólo a punta de laxantes de la pasión irrefrenable de las ramas. se libera. No había otra pisada que la huella leve del indígena apenas posada sobre la estera fresca de las hojas. Había tanto aire en la mansión aérea de la ardilla EUGENIO ARCE LÉRIDA . Dos ejemplos, el primero que los pájaros bajaban a la tierra de la revista española Manxa, No. XIV: como habrían subido a las estrellas. El círculo de ozono aún no dilataba la pupila ardiente del planeta IV y la piel silvestre de la fauna no se enrojecía como los ojos del puma ni se andaba cayendo a pedazos en cada brinco y en cada muda; Apoteosis del ayer -hoy esplendente- no habían venido aún los acertijos soplo cabal de los arcángeles, a disputarle la berma a los senderos, hijaquerida, los aserraderos se oían lejos vemos que te aprestas a luchar la madera era el alimento de la hormiga. -valientemente- Los glaciares atrapados en el vértigo de la caída para que brillen con fulgor a medio camino desmayaban la cálida luz de tus diamantes; colgando de la roca sus intestinos albos ¡ten cuidado con los soles falsos!, como ropa recién lavada. (eterna canción de quien te quiere), La Cordillera de la Costa que no se amilanen tus palomas fue largo tiempo el muro de la China ante el torvo mirar donde frenó su paso Atila. de los milanos, Fue Alaska que seas firme pedernal para tus sueños, era la Antártida que naide guillotine tu esperanza el nocedal de la burgundia. ni rompa nunca el aire Hasta que alguien robó la primera astilla favorable de tu vuelo. alguien abrió de una estocada el vientre preñado de los bosques y raspó el útero de la tierra dejándole los ovarios desangrados de virutas. Vino entonces el gringo a mear en sus riberas orina del Rhin, el Thames y el Sena.

25 Y el segundo de la revista Manxa No. XX: Intuyo -más que sé- que sólo el grito de rebeldía no es suficiente para que la dicha nos acoja en su morada. Sostengo -firmemente- que el amor une más FUGITIVOS que los metales de todas las espadas, (de ello dan fe los claros manantiales de los ojos de mi amada). 1 Creo en el valor redentor de la amistad Fugitivos en esta noche, y en toda gaviota que sueña de albos resplandores cercenada, con volar más alto que el resto de la bandada. caminamos sin norte, con la urgencia de nuestra sed en la mirada. 3 ¡Cuánto azahar pisoteado Intuyo, sostengo, creo.... por el tiempo febril que nos acoge! Por eso me lapidan los eunucos de lo azul ¡Cuánta miel derramada, y los bufones que estragan, sin que sepan los labios resecos pero vosotros -los poetas- degustar el sabor del silencio los que aún lleváis la infancia y la paz de una conciencia clara! dentro del corazón; los que sabéis ver Miro a mi alrededor y todo es soledad, y escuchar el milagro de la palabra, todo es derrota de frentes desterradas. vosotros -amigos del alma- no sois fugitivos Hay un pavor de pupilas que buscan sois -como yo- germinales ríos de agua pura una estrella que les guíe que intentan luchar contra la nada. en el vacío existencial de cualquier encrucijada. Yo también debería tener más luz: un corazón de armiño que no se quejara y un sentido optimista de la vida que desterrara el llanto de mis ojos. MARCELINO ARELLANO ALABARCES . De la revista Pero aún no he aprendido a ver más allá española Arboleda, No. 55: de mi tristeza, ni a escuchar el latido, íntimo y puro, de mi alborada. Soy fugitivo, como vosotros, pero siento EL POETA SE QUEJA DEL SILENCIO DE UNA NIÑA DE que mi barro tiene la costumbre de soñar; AZUL QUE PERDIÓ SU COMETA me gustaría tener la luna llena entre mis manos y poder caminar sobre la cresta de las olas, sin sentir Qué silencio, en las calles de Hervás la decrepitud ni el sonoro silencio de La Parca. en donde sólo se oía el clac, clac, de la lluvia, que no paraba un momento. 2 Iban los niños perdidos a sus cunas de musgo. Si nuestra conciencia no nos redime, Ella, la niña, de los pies inquietos estaba triste, si somos incapaces de escuchar el lamento yo sé que estaba triste. No se veía el horizonte del humano sufrir que nos rodea, y la niebla cubría la nieve en la montaña. ¿dónde encontraremos el mar en calma Daban las doce, la una, las dos, el reloj callaba. que busca nuestro corazón?, Sobre las tejas pegadas a las fachadas de las casas ¿adónde huirá el trino y la seda, jugaba el agua, por los linderos de olvidos. la paloma y la fuente del agua más clara?

26 Cuántas vueltas sobre la diminuta vereda, Qué imágenes a lo lejos del campo adormecido. qué ausencia, qué distante la sonrisa Llueve incansablemente, angustiosamente y qué cerca la pena infinita de la noche. sobre el puente romano que tú conservas. Clac, clac, sigue el agua cayendo por los sueños Hervás histórico, qué melancolía de las tejas en las calles de piedras, donde ni moraban adormecidas sobre tu espalda cansada. las cornejas. Corre el río que no se detiene grita ¡Que silencio en la plaza del Convento vacía! al chocar con las piedras adormecidas ¿Y los niños? ¿Por dónde andan? qué verdes los líquenes azules alumbrados Tocan las campanas a misa y un mar de paraguas sobre las piedras frías del agua , llueve. se ve en la cuesta, por cuyo centro corre el agua. No florecen tus cerezos inmaculados, ¡Qué bello pueblo de Hervás en primavera! en este día de invierno sobre el asfalto. Por tus calles estrechas de tu barrio judío. Aquí sigo, oigo pasar las horas en silencio Ruge el alfanje, sobre los rayos solares, frente al crepitar de la leña en la chimenea calles diminutas, empinadas, llenas de historias. leo, con sombras en el alma, llueve, Nos paramos en el "Ché", bar de nostalgia sobre el tejado, en la calle, en el campo, llueve. o quizás, calle de expulsiones de violencia La niña, sola, muy sola se desprende que sentir del río que a tus pies pasa! y camina, en su soledad de invierno Donde reina el verdor de los árboles no dice nada y me mira triste bajo tu puente romano se desliza cayéndole un rizo de sol sobre su frente. toda la historia de tu pueblo judío. Mientras en las calles de Hervás, llueve. ¿Y esos carros?, caballeros de casco de plumas Llueve interminablemente sobre mi alma. que transportaron tu diáspora. En el silencio ya sin lágrimas de mi casa. Agua que corre bajo el puente, lleva mi mensaje a la niña que se oculta en la reja del silencio. Se asoma desde el puente, y dijo algo... Una mujer lava los sueños negros del día JORGE Luis ARCOS, cubano. De su libro Conver- y juega con la espuma blanca de la noche. sación con un rostro nevado: Qué ritmo, qué andar de arriba abajo, de abajo arriba. Hervás por tus calles nostálgicas. Qué cruzarse con gente que no dice nada. LA PALABRA DENTRO DEL MAR Qué extraña tu niña, qué latidos en la sangre sobre el corazón cansado de miedo. Cuánta pesadumbre, sobre mi cuerpo que late No habrá concierto posible desde tu boca a mi boca, más rítmicamente por tus quejas. Yo aparte. entre tu centro y mi centro, tu invisible y mi invisible, Estaba cerca de mí, pero distante, en la dehesa esa mi desarbolada manera de encarnar corrían los terneros sobre una alfombra de escarcha. en el acto la pasión, Llovía, era el mar abierto sobre los campos. y ese tu ademán olvidado de irradiar la gracia como Era el agua que no gemía, sólo lloraba. una estera de estambre ligerísima, Era la tierra un venero de sangre blanca. porque no habrá armonía entre nuestras mareas Era todo el campo agua, y todas las calles agua. últimas, sensualmente lejanas, Era ella una niña que andaba sin ganas si la lluvia no nos lavó con su bendición de café en café, buscaba el sol y el sol no estaba. de suave desamparo, Me daba la libertad tus brazos en cruz si el confundido mar no nos lamió junto, a la fuente llena de agua clara. con sus crestas de nieve indescifrables, Qué sonreír sin gana, en los largos silencios como a criaturas finamente escapadas, de la tarde de invierno. Luz callada, sola. oteadoras de una belleza sumergida, A la niña se le escapó su cometa hacia el cielo.

27 ese eterno, transparente palacio ¡Oh confianza temblorosa de la Vida! donde esplende el tesoro, Es un misterio el tiempo que demoramos estatua que mira ciega y suda como una música haciendo el amor, desde el fondo del mar. arrobándonos con ese cántico antiguo y secreto, delicado en sus pausas, en el remanso del eco, Qué hermoso puede ser ese gesto sutilísimo del amor, y salvaje en sus furias, en sus arremetidas cenitales. esa rara mirada hacia un paisaje que reconoce y unce Misterio lo que tiembla frente a un niño la lentitud de su invitación, y desea lo que no podrá ser: poblada de seres bastos y piadosos, lo que los dioses húmedos, hacia el jardín de las flores mudas y olvidadas, las bestias suaves de la demencia de las floraciones intactas de la belleza, furtivamente ocultan como caracoles silenciosos. avivadas estatuas ceñidas a su indiferente inmovilidad de decapitada profecía. Sí, amemos lo raro, la intensa luz que nos confunde y nos separa de lo habitual, Sí, qué plenitud entrevista, aunque sea un instante deliciosamente efímero: humedecida por ese mediodía frondoso el desamparo que gotea la realeza de su desesperación donde extraños animales sobre el deseo que desafía, acarrean su ámbito señorial como un mandato instante abrasado por una antorcha que enciende desconocido, las aguas del sueño en una arrobadora iluminación. si sentimos que la memoria no nos defiende, porque nos fija en sus visiones pétreas, Lo raro es esa mano que tiembla, esa bestia, esa flor, y debemos despojarnos esa llave instantánea: de nuestros piadosos fantasmas infantiles, el sentimiento de lo que irrumpe, lo otro, de los enloquecidos pájaros del deseo, (¿lo que tiembla, es el amor?), para acariciar esas formas dulcemente monstruosas porque lo raro es el ojo del pez, como una adivinación... lo raro es vivir muriéndonos con una fruición Que valentía escribir entonces y una tenacidad irresistible, sobre el vértigo de tu sexo sintiendo en cada instante la delicadeza como si dibujase una flor, una abeja, un perfume, de lo que no volverá: un náufrago, un cristal, un paraíso perdido. el fino, dulce, puro, suave dolor de cada despedida, el jardín que aguarda y el jardín que regresa, El universo se desmorona y se rehace infinitamente. dentro de nosotros con qué silencio tan minuciosamente lento, La vida es una luz maravillosa que debemos como esa oveja que desfallece en el lienzo lejano padecer y disfrutar, o el leviatán echado en el fondo del mar la plenitud es su extrañeza, los astros que nos como un dios oscuro, esperando. interrogan, su coro sesgadamente rumoroso, Y todo comienza otra vez y sólo permanece el deseo: nubes adivinadas, su rostro súbito y desconocido. el deseo que pulsa el canto de los nenúfares, y el deseo que regresa con la melodía de runas ¡Naufragar, naufragar, qué bella muerte! melancólicas, de vastas bellezas derruidas. Porque sólo el deseo nos aproxima al arrecife último ¡No hay tiempo, no hay límites! en el desierto preferido con qué enorme e inevitable regocijo de apaciguado Pues todo avanza, soñándose, Edipo que interroga a su estrella una palabra en el fondo del mar. desde el fondo de su frágil cristal.

28 MARTA DE ARÉVALO (ISis), uruguaya. De Grupo de MARÍA ARGUELLO, argentina. De la antología Ave, los 9: Eva por Óscar Abel Ligaluppi:

RÉQUIEM POR MI TU GRITO PIEDRA Y SAL

Duelen estos días de conmovido verde Mi ala caída de silencio y oraciones. y estas noches erizadas de infinito. Lengua de desdén, Duelen estas manos absurdas que pierden dispersa polen universal ese graznido. su tacto policromo entre espina y abismo. ¡Canta, máscara de placer Duelen estos ojos que miran la Muerte tus frutas alegres entre pañales y panderos! llevarse a sus valles espejos dormidos. Viajo hasta el delirio. El verdugo rasga un sayal llameante, Duelen los labios entre la luz inerte esta arcilla trizada en tu regazo frío alzando plegarias en tiempo de olvido. y veo sus ojos escritos en la ceniza. Duelen los sueños que vacilantes muerden Salto rejas negras , cirios las alas de imposibles ángeles huidos. y ella duerme por luz y más olvido. Nueve lunas, intensidad de sueño. ¡Duele! Duele andar con pulsación de fuente Son papeles de amor, polvo a deletrear por sangre inmóvil doblada en alarido, fantasmal su mano suave. señalar con sed la luz inútilmente ser la sombra caminando entre delirios Exilio con vinos agrios emborracha vacilar la planta al inclinar la frente la prisión de mármol. y presa de llanto blasonar de trino. Un viejo crujido de relojes sembradío con migas de pan Duelen las muertes proseguidas. Latentes, levado por turbión de ausencia. desde aquel amanecer mal concebido, Salen del hogar abandonado, ramos de niebla cuando amargo el sol, maldijo las vertientes que ahogan mi garganta; raíces de tus huesos y se secó la risa en cauce vivo. son vendas de caricias, vendaval de adioses. Un cáliz ronda los años ya cansados Abismal, trazo en tiniebla antiguo signo. y enturbia la abrumada sed con espejismos. Desato en mutismo los ritos dolientes Me amparo aún niña, bajo tu fresca rosa doblo los espejos tersos y bruñidos y en esmeraldas líquidas mi acento calla. y apago los cirios con lobo y serpiente. Trazo del estío, en mi pecho, grito, Con voz de piedra maldigo los sonidos y entras cual hielo arrullo florecido que nombraban -tercos- el día de mi muerte. en mi sangre de bodas, sin amantes.

29 SIGFREDO ARIEL , cubano. De la antología Los ríos CARMEN ARIONILLA, argentina. Su poema: de la mañana:

EL POETA Y SU TIEMPO AHORA MISMO UN PUENTE

Si fuera el hombre y su pasión Yo he tenido buena suerte lo cierto de la vida, he visto mi rostro entre manos bellísimas, por qué las aves de rapiña tengo los huesos fuertes y mi silencio sobrevuelan señeras y hoscas huele a hojas movidas, y a lumbre, oteando del alma los ensueños, y a secreto. con las garras alertas siniestras y crueles. Y no te pido más Por qué la libertad se acaba que me soportes el peso, que respires. e inclina el torso Nada me importa más que este minuto el hombre abriéndose y cerrándose como un párpado. ante la máquina tirana Este grano de arroz puede ser de toda la tierra, esclavo del progreso. que me soportes el peso, que respires. Los ojos sin las luces que ensartaron luceros. Si cerco las dos bocas de mi puente quedaría En desazón anda el poeta como un gato en un cesto, arrollado por sombras. mañana mismo Quejumbrosa voz la suya... podremos ser el polvo de la bomba Errabundo fantasma, y ahora mismo podremos no encontrar un pobre sitio coloquio con las brujas, donde tenernos en pie y curar las melladuras. cercenado su fuego. Los cristales del llanto En cada cruce de camino hay un pequeño puente le cortan las arterias adelantándose y el torrente de sangre, entre el oscuro caer y el fiero sostenerse. entristecido, Bajo alguna luna nueva, otro arqueado camino, se derrama por dentro. otra ceguera del tacto y de los ojos.

Nuestras flores no están descabezadas. En dos puentes, cegados por la luna estaremos descifrando antiguos nombres sobre una gran pared mitad podrida, mitad blanca.

30 Luis ARMENTA MALPICA, mejicano. Su poema: AIDA

Recibe, Casta Diva, al fondo de tu nido estas doradas hojas de mi vista LUZ DE LOS OTROS piedras que di en orar trémulas notas arena RECITATIVO orilla de mi cuerpo playa de luz El universo es árbol que transforma el otoño resguardo de tus ojos en primavera. raíz de mi memoria, ala de las estrellas Árbol de la creación y del apocalipsis: el silencio esencial de mis palabras. del mar y de la luz, de tierra y aire; El hombre ha sido el templo de mi vista de amarillos mayores, verdes sabios y nubes pero tú lo que miro. encalladas. Nací de tu palabra, gloriosa "donna della mia mente" Si madura de soles el humo es un naranjo y la ceniza y aquí te las regreso: el hielo de los polos (apenas descubierto) de la luna. peces multiplicados en los mares de mi alma. En mis párpados de agua crece otro árbol No hablo ni miro. pequeñísimo Canto. -y sin embargo idéntico al árbol de los tiempos. Para que exhale Espejo y voz de aquél barro de mi alma muro de agua. galaxia Allí me veo hombre y mujer -aquí, antes y siempre- y que en silencio vivan. y soy. Oh, mar de mar, "lumbre a do m'enciendo" El auga es quien me mira. faro, a ti vuelven mis nubes y mis barcas Agua de luz (la luz), puente hacia ti después de un largo viaje, tan inmóvil árbol de Montserrat: tan ciego sobre mi corazón -tu flor humilde. último nacimiento Sé que es más puro el canto de los pájaros de los trinos. pero mi voz desgarra sus vestidos y en sus huesos y sangre El agua es nuestra imagen. en su rojiza claridad Orilla de los sueños que construimos de grava y de te contempla tezontle. asustada Mares que se hacen hojas y polen y navegan. en su recogimiento. El agua es el espejo callado de los árboles donde entonan sus salmos las orugas. Enamórame, estrella, rosa náutica Peldaños ascendentes en el mar árbol de luz la voz -mi Dios- altar es una brizna de luz hacia la mariposa. para mi sombra. Monarca inmóvil trozo de hielo que derrite los pasos del silencio el canto, hijo del bosque es quien vuelve las ruinas de este mundo hacia su forma exacta en el origen.

31 CABALETTA No carezco de ti: eres el aire. Solo pido la luz: una palabra Luz. que nace de la chispa Luz lar de Dios. entre dos Levigación del polen. piedras. Corola liminar, sulfhídrica, del agua haz de huesos: relámpago en los ojos. En la Altamira astral , bisonte azagayado. Fe posterior a la primera piedra, a las estalagmitas dólmenes y menhires. Vehemencia por el fuego. MINERVAAROCHO NOGUERAS , puertorriqueña. De La ceniza. la revista Anales No. IX: Humo de soledad. Credo del aire. Luz. Lasca de los atlantes. Leve motín del aire en sus antiguas eras. SURCOS EN EL TIEMPO Proclama de la huida. Ley de la picadura. Aparición del luto como si tal la noche a sí se contuviese. Llanto de la creación. Tu ausencia... soledades... voces verdes Diluvio de la sangre. Pureza de la astilla . Flores. que gritan tu nombre en el paisaje, Nidos. Insectos . El mito y entre las voces, mi voz se extiende del edén. Cementerio celeste . Luna. Sol. infinita, potente, en oleaje. Catedral sumergida. Levigación del barro. Voz que es herida, hondo lamento Cordilleras. en las noches sombrías, sin estrellas, Glaciares. persiguiendo en la voz del viento Sequía. la imborrable marca de tus huellas. Luz.

Y la vida se alarga... y el polvo del camino Oh. generosa voz, Donna del Lago en los surcos del tiempo se va desvaneciendo, exhala tú también bajo mis párpados y en el mismo sendero del destino una aria de Rossini día a día renazco y voy muriendo. (Tantti affetti). La letra es invisible sin tu filtro solar, Espuma... tempestad... colores... sin los vitrales vivos Islas de oro flotando en la distancia, de tu sabiduría. peces de fuego ... intensidad de olores Tú que eres el silencio (Caro nome) y el mar poseyéndome con ansias. la paz que hay en la nieve (Cara sposa) siembra un grano de luz en mis pestañas. Prolongándose en ti el mar se agita Ah luna, blanca luna de nisán. soberbio en fuerza y en canciones, Pájaro azul crece, se estremece y grita, prodigio de los juncos ebrio de luz y de emociones. -pájaros encantados- haz de tu vuelo el mar y azul la rama verde que se alce Y yo en la orilla... y tú raíz de mar en mis gorjeos. subiendo por mi cuerpo en apretadas olas, Y que la luz no muera en el santo sepulcro y en la húmeda arena el susurrar de mis ojos, sino que resucite. de voces de embrujadas e inmensas caracolas. No carezco de voz: tengo la tierra. No carezco de templo: tengo el cielo.

32 Llanto... tus pupilas me miran... gotas de rocío Bajo las níveas losas desprendidas desde el espeso y misterioso velo, los muertos forman un río de muertos diamantes vivos que taladran el vacío, un gran muerto de paz o un río de petróleo luces palpitantes que giran en el cielo. y arriba, desterrado el crisantemo, en la cúpula negra se ofrenda el sonido Bordean los senderos flores sangrantes, de coronas metálicas. ya las hojas del tiempo se desprenden, Las mujeres gritan sus vivas a los muertos y en el paisaje, como antes, mientras ladran los perros y los monjes salmodian las raíces de ilusiones crecen. y los niños de barro baten sus alas.

¡Aromas, colores, cantos, armonías! (El señor presidente ha marcado Pétalos de sueños esparcidos. Espejismos. la hora de la función. El señor presidente Alas que se quiebran al caer el día. y su lacayo han puesto sus botas Espinas que hieren mis tristezas. Abismos. sobre la fría losa y el trigo no podrá nacer. -Señor presidente, por favor...)

Un gallo de luz picotea en las vidrieras los santos imprimen sus colores en mi rostro y es fuego, sol y rojo vivo lo que asciende RAFAEL AROZARENA, canario. De Caravane (B. B. como cálida protesta. Canaria No. 45): Ajeno soy a lo que es mío mas, por llanto oro y canto a gritos en la nave de tan alta y oscura catedral de la nada. LA CATEDRAL 69

Afuera queda la palabra como un látigo caricioso en las cuencas vacías de los incrédulos. Ajeno soy a lo que es mío mientras ladran los perros y los monjes salmodian. Un gallo de luz picotea en la vidriera. y los santos imprimen sus colores en mis ojos. Luis ARRILLACA, español. Dos ejemplos, el prime- Es fuego, sol y sangre al rojo vivo lo que asciende ro del libro Homenaje a José Martí: como cálida protesta por la blanca noche por el frío del cielo y el aire desnudado.

¿Dentro de quién oramos? De este interior percibo los cuatro horizontes en ruinas POÉTICA donde los nuevos apóstoles cuelgan niños de barro con alas de plata.

Y duele constante la música Descubrir la verdad de la piedra desnuda de la mudez, la noche y el sigilo del tiempo. y del ojo acechante y de la muerte en las frazadas lívidas

33 trepar por los senderos de la aurora ARMINDA ARROYO VICENTE, puertorriqueña. De su mientras el arco iris libro la rosa inmersa en la sombra: es un clavel abriéndose en el pecho ir a la luna en barca tirada por pegasos invencibles No HUBO LLUVIA EN MIS OIOS morirse frente al mar con un ala de música en los labios destronar el puñal de la injusticia Se me escapó la sombra de tu cuerpo de las casas malditas y la noche perenne perdiéndose en la niebla del camino. cortarse el alma por erguir al hombre No hubo lluvia en mis ojos, eran rocas frente a los ídolos y las angustias en mi rostro sombrío. el poeta va sólo con su muerte para llegar a un valle infinito de estrellas Hoy tu nombre en mi boca permanece; incendiar la palabra con una llama viva como aire suave pasa por mis labios. que procede del sol Lentamente se funde con mi sangre, un sol que resucita enmascarado y se muere en mis manos. en la profundidad de nuestros besos. Llevo mi soledad como puñal que va rasgando mis airosas velas. Ya no soy la corriente cristalina Y el segundo de su libro Balada para un amor y en tu río de piedras. otros poemas: No sonríen vibrantes mis luceros; no hay calor en mis venas, sólo hay muerte. No se mojan mis ojos , son dos rocas Tus senos quieren ver la lozanía de las osamentas que ni el viento las mueve. asir la gota errante que devuelve el rocío tras del amanecer Hoy te espero vestida de silencio; ocultar la campana del sol bajo los cirros nuevos hoy te espero vestida de dolor. pero sé la penumbra donde viertes Tú me dirás qué has hecho con los soles la leche asesinada que di a tu corazón. tus pezones ahogando el húmedo perfil de la piedra o la noche Se me huyó la silueta de tu cuerpo sé del abrazo que nunca taladró tu deseo corrupto perdiéndose en las sombras del camino. y en tus senos naufraga mi cosecha No hubo lluvia en mis ojos , eran rocas en tus islas jazmines donde las manzanas en mi rostro perdido. han creado los ríos y Safo tañe en ellos laúdes y huracanes y yo me pierdo por entre el follaje de tus meandros libres desposeído y ciego tal un dios lacerado por la nieve arrodillado y sacro ante la adusta luz que despides y cantas.

34 MIGUELARTECHE, chileno. De la revista Correo de MARTHA ARTIGAS, argentina. De Maldoror -La la poesía No. 74: otra ¡¡ter/hartura- No. 5/11:

EL PERRO ASILO

Han rodeado los árboles tu casa. Niño desnudo de patrón asilo Las hojas se desprenden en la noche de asilo desnudo de náufraga pulsión de sus habitaciones solitarias. trampa de cazador oculto Pasos resuenan sobre piedras yertas. o tendrá que aprender muro a muro suaveser tantas alas Fría la luna bajo el sol nocturno tantos cuerpos de tu niñez. Todo tu espacio es muerte dibujados en jauría que guarda el corazón. Respira el perro de ajedrez. cerca de ti: sueña en su dios; despierta Urge buscar el tentáculo del río sobresaltado y sus orejas yergue como el primer latido de la vida hacia otros paraísos, donde no hay del demacrado púlpito en set de cantos serpientes y ángeles, ni desnudas evas: a un mundo estallado sólo esos dedos que en su lomo pasan. vigilia del arquero que arrodilla su sueño Nunca sabrá que ha de morir. ¿Por qué al artificio suele temblar? ¿De quién es el terror aquieta dédalos que brilla en sus pupilas ? Sólo aguarda con pequeños cisnes tendido cerca de tus pies, y escucha de exorcismo azul. Mundo del mar morir tiempos de soles sobre las galaxias. ahora Cegado de palabras te contempla quítame diciendo con los ojos los fantasmas el pestañeo que te rodean y jamás verás de los monstruos que cuidan los cerca de ti: con el amanecer rebaños gallos se anuncian sobre la provincia. que giran sus Dormido el perro cerca de tu cama cuchillos no sabe que las hojas caen lamiendo mi aliento sobre esa mano que surge en el muro. cuadratura.

Hablo del escribir como un barco ofrenda en el cielo de una ciudad desierta qué es el tiempo si no lleva en los huesos soplos tatuajes de templos apagados despacio. O trapecios

35 en red. O latir reyes muertos sobresea un sosiego pétreo . Una bella estación de agazapar los árboles más altos muñecas aladas sobre el escombro intramuro de peque- no escucho ningún mundo para acudir ño extasío de maltratar la acrobacia aturdida. no escucho al pequeño amuleto Abandoné el lobosario y sus traiciones. del desatar Construí una casa sonámbula que jadeó y jadeó los nudos entre halos anfibios del sinrazón. a cientos soles sismos a un plateado polen de alba gris. Ahora el niño será la última trama El artechizo será la última osadía mínima no más metáfora para abrazar el mundo entre bocanadas abrirse a los seres del eclipse de hijos magos. a la unción de las fauces de esa Más allá de todo fin. flor feroz sobre la misma claridad vacía Ya es tarde para cantar la noche blanca hasta es posible nadie escucha miniaturas del artheparaíso llevar el veneno debajo de la lengua las primeras palabras nunca llegan al fin y a la vez vaciarlo como otra ceremonia de la certeza y las últimas son miradas de un golpe pensativo. guarida. Solo yo escucho al hombre muerto sus balas aguadas trueque al pubis del Ningún guardián a tu corazón de ojos abiertos olvido pasos de ilusiones en pequeñez niña del corazón letal dormida que buscó un bosque alucinado doncellea pasos como quien vuelve de una tierra de espadas de parpados celestes con insomnio en los brazos. sobre un sueño caníbal descalza su orfandad.

Misa de palabras al lobosario fúnebre cortejo PEDRO ALBERTO ASSEF , cubano. Su poema: para el delirio de esta bella estación de poeta reclinado.

POEMA SIN NOMBRE Pequeña extasiada del color del don de la macabra mesa Sara Montiel está cantando debajo de las piedras de su universo azul. estos son los acantilados de la noche. El animal se estira Fui a despegar la niña del muro suavemente a desterrar- y yo toco sus bordes de distancia infinita. la del país perdido donde buscó azotar el polen de sus Que guarde su plumaje para otra constelación hadas deslizando su mente por galerías calvas. Mi decir para otra muerte y mi templo no cesaban los músculos de ráfaga y fue así estoy temblando estoy temblando. que supe la presencia de la primera puerta a la ciudad Me vaciaron las venas y la luz no rellena mendiga. Y me volví castillo y fauna en el agua contra mis párpados el hambre asesina holocausto arropado al principio como ave precursora de primavera está la vida principio que hizo trueque al corazón de abismos. Que el mar despierte un umbral acaricie el hueco de mi vida y

36 la sombra tus pechos en flor reclaman un pastor de malvas el mal. sobre las cuencas de tu talle sedoso. Todo es una sobredosis un laberinto rígido intocable. ¿Por qué no nos amamos y acabamos con los mitos Cuando me vaya me mojaré los dedos. y fantasmas inventados por los credos? Me llevaré esta sangre. Y así sobre la nieve el ave muerta Los días se me vuelven cortos para pensarte, la carne de la patria cortos los domingos para besarte; la carne de la patria. el tiempo, la vejez y la muerte son el peor infierno que nos acechan, como fieras hambrientas desde los cuatro puntos cardinales, el amor reclama inmortalidad en tus ojos.

IORGE ASTuDIILO Y ASTuDILLO. De Salmos y Si la vida es tan corta ¿por qué dejar estallidos (Letras del Ecuador No. 98): para mañana este beso como un fruto en la rama?

¿Quién certifica que más allá del polvo alguien se embriaga de besos? SALMOS EN ALTA MAR ¡Ea!, amémonos como si fuera el último beso que nos resta en un brindis postrero de un viaje sin retorno, después de nuestra fiesta Desde el día en que te conocí: sangre bajo una tibia luna galopando Odio el tiempo, la vejez y la muerte; tus muslos y mi cal ardiente relinchando embriaguez. una vida es demasiado corta para besar tus labios. Si todas las esperanzas fenecen como secas hojas, El pasado es una estatua de lozas por qué arriesgar a perder este instante y no hay seguros que valgan la pena por un sueño insípido de jolgorios celestes, para los cuentos del futuro. que si espíritus habitan en nosotros, ellos escaparán del tiempo según los credos; Amémonos ahora, como si fuera el último plazo que nos dejen en paz, espíritu y materia para renovar la muerte en un jazz de caderas no se comprenden, ebrios de pulso a pulso antes que el gallo nos cante tres veces. sorbamos el último fracaso.

Cuando nace el amor es un martirio Para vivir de sueños y esperanzas, es mejor el látigo del tiempo que agiganta la pena emborracharse hasta el alma con licores carnales de podernos volver de nuevo hacia la nada. bajo la seda virgen de tus muslos en flor, es mejor nuestro rito de sexo y jazz Si nadie ha regresado de los nichos a insípidos jolgorios inciertos de promesas. para decirnos que bajo la fosa del olvido se puede seguir amando los ríos de luz bajo tus senos, por qué has de guardar tu sexo virgen para pasto de gusano.

Los frutos se deben saborear a su tiempo o se pudren irremediablemente; cuando se tiene sed el agua es dulce:

37 ÁNGEL AUGIER, cubano. De su libro Fabulario ENRIQUE BADOSA , español. De su libro Cuader- inconcluso: nos de Barlovento:

La noche TIMAN FAYA es ciega. Cada tarde se sienta silenciosa en el mismo lugar del crepúsculo, y de ella desciende Sólo se conocía el tiempo del cereal merecido, y se esparce por el mundo de la campana apacible, y de los veleros espesa sombra que le brota vientos de la mar. del ser, tenaz tiniebla acumulada El tiempo agrícola, protector y esperado, sin más en sus pupilas, oscura congoja transcurrir ni más nombre que el nombre de de la negada luz. las cosas diurnas. Aplomado tiempo de sementeras en punto, sumiso La suya encienden a la abundancia, familiar en relojes detenidos las constelaciones, y la luna condiciona en el para qué. el reflejo solar según le sea más conveniente. Sin puertas rotas, tiempo abierto de una vez hacia En la tierra, los hombres la consumación aceptada, sin sombras para el iluminan , también su ámbito estrecho, en inútil sol exacto. intento de abolir las tinieblas, pero Tiempo sin piedras contra la luz de tantos aires es a su amparo que acontece zarpadores, pero de aquí nadie marchaba. el antiguo, eterno juego humano Todos persistían en aseverar el bien aprendido de amor y odio, trabajo del vivir y del después alejarse hacia los de fiesta y crimen, de asechanza claros adentros de Timanfaya. y sorpresa, de sueño, Y siempre era mediodía en Timanfaya, en Testeina, de insomnio, de vida en Maretas, en Tingafa... y muerte. Nunca cesaba el eco de la luz, bienoliente, rural y La noche es ciega también marinera, ya resignada a su infinita sombra. Inmóvil, en donde el crepúsculo y el alba se encontraban en silencio, escucha los profundos rumores alzando palmeras, guardando los trigos, del espacio, sabiendo el camino. el sordo ritmo que no cesa Pero de pronto, en la noche, fue todo de noche, del mundo en movimiento. Cuando aquí, en Timanfaya. ya fatigada del desvelo, la noche Una montaña de noche que el sol no tramonta decide reposar y se duerme, toda la sombra ni abate. vuelve a sus ojos dormidos, Un pedregal de oscuridad que corroe, se devuelve a su sueño. fango enardecido Es en ese momento cuando el día en viscosidades quemantes. despierta su amanecer y canta Porque fue noche de fuego, tiniebla de fuego, la luz recién nacida su triunfo cotidiano. inapelable construir lo que es perenne del fuego. Quemazón levantada de golpe de su ensimismamiento rupestre, venida de donde ni la llama perdura. Brasas apretujadas para una oscuridad sin remedio, desmantelada columna de iniquidad. Tropel de abismos erguidos en estertor de huracán sepultado.

38 Alud de cumbres soterrañas impelidas contra la para de pronto encender otra vez agujeros luz y el buen tiempo de Timanfaya. en donde se abre y persiste la nada. Piedra de incandescente reptil que extendía cavernas Aquí Timanfaya ni fue, ni se encuentra, ni nadie socavadoras del aire, tan claro aquí el aire. la dice ni quiere. Vértigos arrebatados contra los días frutales, Ni amó ni trató limpias tierras de bondadoso la certidumbre serena y los días sin qué recordar. trigal, de vid saludable, de higuera tan plácida de Grietas para la luz arrancada, para el descarnado dulzor y de sombra. viento sin principio ni adónde. No fue Timanfaya. No queda ni muerte, ni nombre, Raíz que se levanta y cuartea, germinación de nunca ni gentes que sepan decirlo. sembradas cosechas. Yo sí, Timanfaya. Yo sí sé la voz que se oía más Y por esto es de noche en Timanfaya, y en mí grata y más tuya: que me acerco a sus casas, es ésta, tu nombre salvado del fuego, tus sílabas que toco sus puertas que luego tendré que cerrar claras de brisa y de flor malvarrosa. con muy cuidadoso silencio. Y aquí yo, tenaz y con miedo, te digo y pronuncio Es de noche ya siempre en Timanfaya, y en todos y te vuelvo a fundar al nombrarte, los pueblos que son y serán Timanfaya. en esta nocturna mañana llegada a su cumbre de Llego a la plaza que tuvo el amparo de la espadaña sol todavía enterrado. benigna, dispuesta al perdón, Está endurecido ya el fuego en la piedra y sobre y qué oscuridad se me enciende en los pies y se tus días de ayer y de nunca. me anuda en las manos. La piedra, enraizada en su salto voraz de catarata Doy los buenos días a las buenas gentes de rústica, inminente, natural cortesía, ascua en reposo, tan sólo en reposo de este y un rumor de cenizas amordaza mi voz y se derrama apretujón de tiniebla que tal vez ahora, ahora, en mis ojos. ahora... Llego a puertas de limpios colores, hospitalarias Y erguido en la tierra que va madurando sus macetas de flor y blancura, yescas de espuma afilada, y un socavón de fuego horada la calle, ennegrece repito tu nombre en los hoyos de todo lo vivo y los muros del albayalde solar. lo muerto. Golpeo cristales de ventanuco prudente, y grito Yo te busco viva, y digo que vives, que yo sí sé quién hay ahí dentro, qué ocurre..., verte, hablar con los tuyos, tomar de tu vino, y ya carcomidas de llama reseca, las voces de nadie saber si este año fue bien la cosecha, y luego poder me dicen no hay nadie. recordarte como pueblo en paz. Penetro en las casas, el pan está tierno, la lumbre Se acerca otro cúmulo intenso de cráteres hoscos, propicia seguía encendida y vuelvo a mi tiempo. pero en cuanto toco la mesa del hallarse juntos, del Por estas cenizas que son también piedra llagada, decir ya veis, me voy convencido de todo lo muerto. el fuego nocturno derriba paredes, y me hace Quien no haya pisado esta alfombra de abismos, nocturno en el sol, quien no haya escuchado su tiempo clavado y está Timanfaya en un pozo vertido de piedras en sus pies, quemadas, es piedra encendida , lugar de mal no sabe del tiempo. tiempo, Cenizas agudas que queman los pasos aquí donde y yo quedo solo en el viento de este mediodía el tiempo es crujido sin eco. de sepulcro alzado. Tendré que saber escucharlas ya todos los días que Surcos de lagarto hundido, en donde venían queden en mí, labranzas incólumes. oírlas a solas, descalzo y a solas, en todo camino, Llanura espinosa de piedras de fuego parado, también en mi casa. ¿En dónde? En nunca. un instante tan solo,

39 MARCOS RICARDO BARNATÁN . Tomado de la y veo también la sangre cristalizada y muda revista Barcarola No. 39: de mis enemigos, hecha brillante piedra para una joya fría. Y miro sin temor el agua feliz que devuelven los canales, E. P.: El MIGLIOR FABBRO trae el aullido de los perros de Acteón que siguen vagando por los bosques huérfanos, y la voz diezmada de Atis atada en cubierta. ¡Qué el diablo nos lleve a todos, Ezra Pound, Sigue vivo el puñal que laceró la noche, y que tu memoria desplegada y rota siga sigue cantando en líquidos espejos. marcándonos en las letras de nuestros versos! Se que nos oyes agazapado en tu gruta, En vano han levantado el escarnio. se que cierras tus ojos y simulas ceguera: Sus ramas rojas se destiñen y dejan ver eres un retrato de Homero hecho por Picasso, el falso oro de profecías inútiles y sé que tu máscara sobrevive en nosotros. mientras suena el canto. La nave busca un sitio benéfico, Han crecido mares nuevos en la estepa una zona de sombras protectoras, y la desgracia ahorca dulcemente y el grumete indica que está próximo, a los que hicieron bandera de muerte sólo falta un instante: el ancla vierte tu luna que era imposible luna. su plateada carga y el mar destella. Hay en el fondo de mi cerebro una imagen: Ya estamos en Venecia, Buenos Aires -Verano húmedo- Adolescencia en el lugar propicio donde nada es ajeno: fiebre del cuerpo en la fiebre del verso. has visto lo que has visto. Y una canción que tiene el olor del amanecer: Lo sabíamos. «murieron a trillares, Los mejores murieron... por unos pocos miles de estropeados libros.» Perplejidad del mundo: el poema ilumina la prosa apretada de Ruskin, SUSANA BALLARIS . De la antología Colección diez y el antiguo idioma de Blake descifro hirviendo los delicados trazos azules (Pegaso ediciones): que dibujaste sobre la inmóvil página. Cielo e infierno en la luz austral del Plata. Cielo e infierno en la noche sin astros. LA PIECITA Un cielo plagado de cabezas griegas, de príncipes sin edad que golpean las puertas del infierno . Y la voz silente entre las letras. Vivo al lado del patio. Y todos en la nave sabiéndote enjaulado Y tengo una ventana que da a la calle, llena de tierra. con la piadosa aprobación de alguno Frente a mi ventana, viven Ana y Juan, que desde el palo mayor miraba a Europa un matrimonio sin hijos... y sólo veía un toro desangrándose. En una casa grande lustrosa El viento es compañero de la marinería. y pintada de colores prolijos. Su complicidad empuja las sonámbulas velas, Mis paredes están casi desnudas y sólo tengo un y estoy en Italia: asomo mi rostro pálido adorno de unos almanaques y veo cómo la guerra descargó sus muertos con figuras de alegres paisajes. en el foso sin alma de Ferrara, Una camita. Y en ella, Josefina. toco la herida añeja de las bayonetas Hoy la nena asistió a un cumpleaños donde farolitos en la madera noble de los tabernáculos venecianos, brillantes llenaban un patio, acompañados

40 por globos y adornos. Eran gritos sordos y lejanos La niña, contó y habló y habló. como si vinieran de un perpetuo infierno. Es claro, comió dulces que nunca había probado y vivió durante algunas horas en un ambiente que tampoco conocía. Volvió eufórica. Pero antes de dormir preguntó a su mamá: ¿Mamá porqué hay pobres? Ni se imaginan ustedes RAFAEL BALLESTEROS . De la revista española Fin de el dolor de una madre cuando un niño le hace esa siglo No. 4: pregunta. Los ojos de Rosa se llenaron de lágrimas. Al mirarme y ver mis paredes tan tristes, empezó a cantar muy despacio... Duérmete, duérmete mi niña ZOÓN-POLITIKÓN llegue el sueño a tus ojos y así soñarás con un duende y un disfraz. Un disfraz de pierrot. Mira las laderas de ese viento: La estrellita dorada bajará a descansar y las estelas de esa luz: la a tu pequeña almohada. solidez de esa materia: si su Rosa mira por la ventana. En ella, toda destartalada, cuenco se abre y enseña sus parece brillar una estrella. magnolias, sus recónditas luces, Cuando Rosa se aleja, Josefina abre los ojitos, su azulejo candente , peregrino, no podrá conciliar su sueño. no pongas esa mano, ni la piel, Piensa en su mamá que deberá acostarse con su papá ni la calza. y con el olor tan grande a vino. Cuando tocas la inmensa Pobre Josefina, veo que su carita se humedece. turbación de las olas, sus azulencos ojos, su interno verdinegro, sus estancias de espumas: ¿tocas, tú, peregrino, la mar, su turbulencia? Cuando la piel la roza la rosa EMILIO BALLESTEROS ALMAZÁN . De la luz entre las de los vientos, la perfección aérea flores (Premio de poesía "Miguel de Cervantes" de la cima y su nube, las 1999): sutiles presencias del árbol en su oliva y cómo canta el pío en la zumbre y la piedra: PAISAIE SIN TIEMPO ¿palpas, tú, peregrino? ¿Pisas, turbas la placidez, tú, peregrino, las esencias del Era un lago con flores de piedra arco? Cuando tu calza toque y un dragón con los ojos de fuego. la torrente, las piezas de la luz Era un agua encarnada de sangre en la tierra de la rama el y una aurora de un sol de culebras. candor. No es este lugar de llanto o Eran negras abejas sin miel de salvación, sino de la belleza, y una araña colgada del cielo. peregrino. Eran pájaros rojos llorando Donde tuvo simiente aquella luna y un chiquillo asustado en el hielo. y exaltación la mar en su recinto: Eran rosas de sangre purpúrea media luna del mar pació la sobre un fondo de silencio negro. estrella y en cinturas de nata

41 alfanjes completaron sus zonas Y desmorirse, ser, deletrearnos de aire muerto. este existir elemental, decirlo Peregrino: mira la intensidad: en un sudor de cánticos esa tierra y el humillo que su calor y en otro de preguntas. sostiene -el murallón de aire dando nombre a las cosas que no han sido. que la cubre- mas ni siquiera toques y a las que son vivirlas, convirtiéndolas la parte más ruin, la más pequeña en un vasto existir en alianza. zona. Porque, ay. del turbante que de Todo el hombre era un pozo, seda la cubra, del redondel (le oro y decidimos ir abismo adentro. que la oprima y rodee. del pobre corazón que por amor la ame Y hace ya tanto abismo que soñamos (cuando el amor ocupe su lugar algún leve motivo en las manos). de luz... ; ya tantas rosas sin saber aún qué es más: ,si lo hermoso o su aromal Pero hoy, porque el páramo sigue CARLOS BAOS GALÁN, español. De Todavía na- siendo flor que el espíritu ciendo (Premio de poesía Emma Egea 1996): inventa más allá de todas las miradas. nos seguirá bastando perseguir la certeza de que nada es en vano nunca. Así esta porción de muerte es media vida. CON EL ÁGIL SUDOR DE LOS HUMILDES

Hoy nos abismaremos más aún en nuestra sed, e inventaremos Fue el hurgar en lo efímero: allí la aurora bajo el muro hallamos una breve raíz que nos alzaba de tinieblas que cruza nuestra causa, a entrar en una noche de música escondida nuestro gozo solar de poseernos. que sonaba en la sangre del tiempo deteniéndola. Ver que todo amanece, troquelando nuestro desvarío, Y fuimos el disturbio llevándonos al borde de un alma con temor a pronunciar de una espiga vibrante y redentora y a callarse sus pájaros perdidos. que, en su pequeña historia, nunca inquiere el por qué de la muerte del grano que la engendra. Y fuimos vocación de reos cotidianos: nuestra culpa Intentaremos ir por un camino fue robarle sonidos a la vida de caravanas sin oasis. y clavarle un amor a las palabras. Seguiremos andando aunque no caiga un poco de frescura a estos cansancios, Y nos nació un poeta. Ya no habría y, en medio del asombro que cincele solución: ser fracaso y ser fuego. el desconcierto de inefables cosas, Viviren libertad condicional cundiremos la alarma para volver al pulso encarcelado del andrajo (le alguna claridad que pierde el corazón y la cabeza que se atreva delante de estos límites. buscándole una voz a cuanto existe.

42 ¿Será que nuestra voz (Noche) no tiene más destino Con hachazos del alba, que ser boca de vientos velado por la niebla más triste, que termina en brisas desangrada? desnudo con mortaja de lluvia, derrotado, ¿O que sólo perdiéndose aprenden su estatura? una sombra de luto de los pájaros Hundidos en la diosa mortal de la palabra, muertos, vivas aún las hormigas por su sangre, fluiremos su oleaje pulsando latitudes madera su memoria de veranos ya idos, de su amor inasible, desbandadas caricias con un silencio de barro avaricioso de lo diáfano, el bello en las aristas carne de su espina dorsal, y doloroso escándalo recién muerto, el gran árbol fusilado amanece. de un delirio, e iremos hacia el muro de tinieblas que cruza nuestra causa (Primavera) -amantes de un gozoso deterioro- Nevado de verano, con el ágil sudor de los humildes. una mancha de plata por el parque, herido por la tarde, abandonado, su cicatriz de nieve remando a la deriva, dueño del sol, espejo enamorado por siempre amuralladas sus raíces de agua, H ILARIO BARRERO, español. De Siete metáforas: con un fondo de peces y silencios ha nacido, con la escarcha de marzo, una lluvia de agua sobre el lago. (Amanecer) Lenta y serenamente, (Verano) arrastrada a paso de carreta por los dóciles bueyes de la aurora, Sitiada entre tejados, cubriendo la reciente como una barca herida de cieno, libertad del campo con su mágico aliento prisionera de musgos, soledad y maullidos, de imagen torturada, avanza, su verde fuselaje de bailarina rota un soplo en el espejo roído por el viento, del río sin azogue, inicia la palmera, abril vidrio en sus brazos, la sobrepelliz de la niebla. con las plumas prestadas del pájaro del agua, la genuflexión de la lluvia. (Mediodía) Sale el sol provocando su espuma, le va poniendo encajes a su blusa de fiesta (Otoño) sembrando entre sus pechos una hoguera secreta, Anónimos orfebres de gula y de deseo, le corona de novia su ansia de ser libre, en asedio incesante por las hondas se derrite su altura y la cal de su sangre se desmaya. arterias de lo oscuro, Lentamente la noche desenvaina su guadaña de hielo (medieval arco-iris de muerte, y congela sus alas y su cuerpo de agua, hoguera que refleja su azogue derretido convirtiendo (para sus ojos ciegos), en los árboles llamas del parque), ese acto de amor entre el sol y la nieve. labran, en la piedra desnuda de noviembre, en otro tiempo febrero plateresco, una pieza maestra que ha de llamarse otoño.

43 (Invierno) de los vientos en el fuego Dueña del parque, en este tiempo desahuciado señora del otro tiempo floreciente amor, de tormentas diamante avaricioso del lago y sus silencios, este tiempo sin aire y sin hambre sentada en el paisaje, acechante, de soles. gata de angora desplegadas sus armas de guerrero, lanza su zarpa de vidriadas uñas, He vivido nos araña dormida en nuestro frío, en ciudades pobladas proclamando el triunfo de lo frágil, de sístoles en guardia la pesadez arcángel de la nieve. he vivido de mi propia falta y me he perdido a veces en caminos de nube y sin semáforos en los territorios totales multitudinarios J AIME BARRIOS . Dos ejemplo de Casa de las donde dormitan los cuerpos Américas No. 205: de los dioses muertos sumergidos en los espejismos colectivos.

Porque he viajado en trenes sin letrero CIUDADES ERRANTES llevando en las manos (Fragmentos) el féretro del agua al abrigo oscuro de mi espalda ciega.

Fue acaso el sol quien dio a la espiga He visto la soledad la lógica condena de sus panes como un reptil hecho de niebla lo digo porque arrastrarse por los rieles he vivido de mis muertes anteriores mientras los árboles pasaban depositadas dulcemente indiferentes, incontables, uniformes en algún anaquel de la memoria. a través de ventanillas esquivas, sin dialecto.

Porque quise tanto viajar Hay en cada planeta personal sin haber sido un extranjero algún ferrocarril fantasma y quise decir alguna vez: que deambula por las rutas cataclismos mis quimeras infranqueables del deseo explosión de axilas conquistadas buscando siempre y otras protestas por el estilo la estación original de su partida. similares en su incompetencia (...) de tocarnos plena Ciudades del mundo: o llanamente. sabed que la memoria pone ojos en la lengua Qué más respuesta y en los dorsos desnudos que estas calles húmedas del deseo de auroras sin sentido. cantan peces o astros convertidos Porque sé que hay seres en cristales en pájaros en lluvia. que todavía buscan las siluetas La historia no se compone de años

44 sino de palabras EFRAíN BARTOLOMÉ, mejicano. De Premio de que se extienden como ríos poesía Aguascalientes 30 años , tomo I I : en el ilusorio valle de las albas abiertas.

COMO UNA LENTA PIEDRA Se compone de reencuentros en pasadizos olvidados donde dejamos un pedazo de piel un signo digital La noche y sus lamentos. una burbuja del aliento. El rumor sordo de su respiración. No sé qué sangre fluye bajo el piso de la ciudad. Los huesos humanos manjar blanco de golosas galaxias, inauditas. Una imagen de mí como una lenta piedra La historia es invención llega de las finales marejadas del día atrás está la muerte de las horas quemadas por el sol. que llega siempre en el después. Viene del horizonte. De la línea dolida de la sombra. Ciudades de mis pasos De las cenizas recientes del pasado. depositarias del instante Del fondo de esta noche sin fronteras. ¿qué pasa en los sótanos del cráneo? En estos días he visto tanta cosas de mí. Me he aprendido en tu voz. En el atrevimiento de tus manos. En tu cuerpo arrojado al reposo después de la tormenta reflejándome oyéndome. PAISAIE URBANO

Te recuerdo de pie frente al espejo tocada apenas por la luz. Toda ciudad lleva en el pecho Llenos de ti mis ojos. Mis manos insaciables. algún mendigo de niebla El húmedo cabello derramado en el lecho. y en los huesos le soplan Tus hombros salpicados por la sombra. huracanes y antorchas. La lengua de la luz en tus caderas blancas.

Por la esquina Al fino talle prendo garras dulces. escupidas por la luna Mis brazos se hacen alas y te envuelven. dos sombras. Hundo sobre la alfombra cascos de minotauro. Embisto. -¿Quién cuidará las campanas Rasgo. de arena Aúllo. que anuncian la muerte Me despeño. de los ciclos del agua? -Las calles huelen a sal y a vidrio. Soy agua derramada sobre ti. -Las calles son nidos de serpientes. Soy la más tibia lengua. -Bajo el asfalto está durmiéndose El río más tierno. la muerte. Agua.

45 cristal EMILIO BEJEL , cubano. De su libro Del aire y la la media luna amarilla envuelta en piedra: persigue un sueño de metal ya divisa un astro ya divisa un río ya fija su mirar vacío de cobra BIOGRAFÍA DEL AIRE Y LA PIEDRA a veces persigo una fruta de ilusión temprana con la luz del siglo miro la mañana angustiado Esta es la historia de las flores la lozana piel que nacen sin nombre el pelo abundante el pétalo sale el viento en los pies las hojas se oponen ya dicen que es rosa pero logra fijarse al fin la pupila en el cristal ya dicen que es lirio de verdad severa la luz le devuelve una masa familiar ésta es la historia de muchos latidos que crece en el vacío que surgen sin cielo y se refleja en el río artificial por el día calores nada podemos nada esperamos por la noche frío nacemos deseamos buscamos envejecemos y nos vamos un recuerdo se duerme en la oscuridad absoluta éste es el recuerdo de un puñado de sueños déjenme soñar entre las cuerdas de la desarmonía. que nunca se logran y un día se apagan lirios silvestres entre yerba fina florecillas de tallo dormido con cuidado al agua que corre PABLO BECKER, argentino. De Memoria que olvi- al viento que sopla dar daño: al sol que devora

arrugas de tiempo que marcan sin mirar atrás BALS este es el trillo surcado al azar que corre sin ojos por un pedestal distraída la primavera alegre el verano Los relámpagos deseoso el otoño surten sus acordes cansado el invierno sus arpas de luz a presión se hunden canción que se aleja sin cuidar su ritmo se ahogan de etiqueta. de noche te sigo con pupila felina Cadáveres vestidos con ojos de gato pasajeros de esmalte con ojos de vaca vienen detrás, se van con ojos de perro sin amo a volteretas.

Su voltear metafísico va dispensando dones y en un chorro caen estrellas espiraladas

46 a los lados dorsales en el seno de una escarcha sin corazón, hacia mis centros. empapados de temblores y ambiciones en desorden. Sigilosamente se deslizan sobre un páramo de preguntas Buceadores de criptas desprovisto de atmósfera y apoyos. al sonar de los hombres Sobre su mirada, sumida en los abismos que ven de oro sus días de lo indiferente, que giran entre vapores caen puñales, como gargantas bebedoras de rayos, y cáscaras de lava oscura, que se clavan en la voz y en la sangre salud demente, en losas de esas flores que en pleno crecimiento son abatidas que suben al poder por los implacables tribunales del látigo, sin ganas. fieles a los barrotes y a los cotos, que desarrollan sus potenciales en las cumbres de lo inútil y en los túneles con olor a cieno del abrazo homicida.

CARLOS BENÍTEZ VILLODRES, español. De A Galo- Alguien vendrá del silencio con brillo de vida, pe: como un grito de transparencia misteriosamente lleno de sonrisas, para deshacer por siempre este desencanto que roe los pétalos GOTAS DE LUZ nuevos de estas flores que nunca traficaron con escalas ni con halagos de espuma sucia.

Cada día alza su espada el desencanto Ante mí revolotea un tiempo algo cansado. para deslumbrar con su poderío de muerte a las flores Un tiempo sin nombre. Un tiempo con rostro de mar indefensas, pero densas en claridades, huesuda que permanecen brutalmente pisoteadas, y alborotada que surgió, mientras tragaba soledades como alma desnuda en medio de una realidad e insomnios, corrompida, deforme hasta en sus entrañas, de las entrañas de los trascendental, por el humo de sangre como un beso de corazón frío, pero amante del trigo negra que echa ataúdes a borbotones en los espacios poblado de cielo y de aguas redondas. siempre abiertos de los sueños. Un tiempo que sólo pide unas gotas de luz para que sus flores en lucha encarnizada y larga Sus latidos, mientras forjan besos, venzan, rodeadas de nuevas alboradas, se amparan en el secreto pasos y horizontes, que alberga la esperanza, a las hachas siempre al acecho, allá donde la mirada de sus soles, a los soles sin vida porque ya todo lo dijeron, en alianza permanente con las rosas del cielo, a los muros aún en pie y tan difíciles de demoler en susurro de agua clara y repique de primaveras por el verso triunfantes sobre los vientos que vuelan de madrugada claro, amigo de los sueños de pura sangre. en madrugada esparciendo sus voces maléficas y sus miserables alientos de sal.

Los días pasan, arropados por sombras tenazmente alimentadas de piedras y saliva de huesos, mientras arrastran sus cuerpos, que palpitan

47 ÁNGEL BENITO . De Suma de los Premios río Un día de éstos, cuando el sol pregunte Ungría, río Henares: por los muslos del agua enamorada, a ver qué consumado especialista de dorar píldoras le explica a besos la estrofa de tu ausencia. A ver qué niebla CUERPO A TIERRA le engaña en claridades al que siempre nutrió su corazón con madrugadas. Tu cuerpo a tierra, el mío agonizando El viento jura que saldrá una tarde y los claveles pregonando azúcar con los ojos cargados de evangelio en la casa matriz de la vendimia, y acabará dejándose el latido quién nos iba a decir que el privilegio sobre el tapete de lo heroico. Tantas de los jardines era la tonsura rosas de blanco y rabia se le han muerto, del deseo y el grito de la espiga que una más le parece ternura cuando suela el hachazo de las hoces. de las monjas delante del granito. A ver qué catedrático del gozo va a encontrar desde ahora las esquinas Me estoy diciendo el pulso y la mentira del nuevo paraíso y con guitarra de un verso paralítico en las calles de luto y desaliento va a enseñarnos de los sesenta metros lisos. Pongo las cuatro reglas de vivir alegres las manos sobre el fuego de la muerte en la aldea del tiempo. Habrá que darse y noto que la tierra es como un premio prisa en este colegio de las ruinas que ganan los que nunca se mojaron para que el pan nos coja confesados la voz en la traición. Así bendigo y el mosto encuentre fácil el sendero las arpas escondidas del aguante de la resurrección. Habrá que hacerse y así me brota el pedernal amargo palabra de valientes taumaturgos de tanto amor mordiéndome en silencio y arroparnos las carnes ateridas los labios de lo estéril. La tristeza, con calostro de místicas hogueras. la pena, el desaliento, qué más da El viento jura que abrirá una tarde cuando esperas la luz y el horizonte la regia cárcel de los ruiseñores desnudos de oro, transparentes, limpios y entonces, cuando Dios sea de todos como su ►nadre los parió, cercanos y los afluentes del abrazo firmen como un dolor cosido a la cintura, la armonía de yugos y salterios, agua en verano y vino en primavera, echará el cierre a la oxidada tienda canción de mayo a varias voces blancas de lo inútil, y el aire será atajo de los mirlos de un tiempo bien llevado, hacia la música, y el iris léxico las primalas dibujan recentales de bocas agrietadas, y los sitios con hombros de cristal y cuando el frío de la nada butacas donde el hombre se tornan trashogueros de la trébede se empape las raíces de coraje... que alimenta los vientres de la vida... Vendrá la noche con su gran ejército Mientras tanto tú ahí, amigo mío, sumiso por los días medio muertos, ►nidiendo la estatura de la hierba, la soledad con su infecunda ajorca maquillando de júbilo lo triste de piedra por las pérgolas del llanto y, con la maestría del apóstol y el desánimo claro por el cauce que transformó la penitencia en lluvia, de las cenizas y la cobardía. repartiendo el albillo de los ángeles.

48 Ahora que te aprendes de memoria Dame tu fuerza indómita la línea horizontal de la esperanza péiname con tus peces, conmueve mi esqueleto, y tienes tiempo para hacer pedazos suicídate en mis muslos. la porcelana de jazmín y hierro Diseña con tu mano de hombre tosco y amante y sabes de qué pie cojea el himno mi traje permanente de aventura insaciable. del orgullo y conoces la pisada Bóveda genital de mi primer sollozo. del que se acerca con la ropa limpia Fósforo solidario de mi veta primera. de los lirios, ahora, amigo, siembro Eterno traficante de ojeras clandestinas mi mano entre tus sábanas de tierra y sagrario de náufragos; y tu pecho me empuja los tobillos cautiverio de peces donde llegan mis redes. como entonces, bandurria acariciada Deja correr el vicio de alargarme en tu espuma. por tus dedos de seda, al viejo parque No dejes que me atrapen las voces inseguras del ocio compartido y donde, al alba, ni la pezuña negra que persigue destinos. todos los arbotantes de la vida, Lleva mi labio azul hacia todos los muelles cegados por relámpagos de ausencia, latido inquisidor allanando distancias. recuerdan tu alegría en sus espaldas Enseña mis pies débiles cuando intentes orilla. y guarden un minuto de silencio Di que hay una mujer sin espacio en la tierra cada vez que los ojos de la sangre repartida al olvido de gaviotas que escriben piden tu luz y mueren esperándola. aquí donde la muerte me caverna en los árboles y mira lujuriosa la piel de los mortales. Preñada estoy de luna envuelta en tus helechos con un escapulario de venganzas antiguas. Despierta tus piratas para tomar el día DAISY BENNETT, chilena. De los escarabajos del el día que nos roban y lo han vuelto cobarde. silencio: Une tu grito al mío, comeremos el cielo. Salada estoy muriendo vestida de cemento cuando tengo la urgencia de todos los caminos. Llévame entre tu almohada de sales y algas lentas. MAR SUICIDA Rompiste en mi garganta todos los continentes.

Tenía que venir, tenía que sentirte romper en la retina y quemar en tu sal mi soledad antigua. Tócame, aquí me tienes monstruo desesperante de todas mis edades. Lámeme como ingenuo conocedor de huellas aprende de memoria mi carnal desafío ronca sobre mi cuerpo y repite en tus olas mi contacto terrestre. Hazme toda de vidrio, de vidrio que golpea sus líquenes y rocas con caracolas revolucionarias y náufragos sedientos de justicia. Quiero tu agua y salmuera para bañar mis hombros que arden en alacranes de crepúsculos ciegos.

49 RICARDO J. BERMÚDEZ , panameño. De la Anto- RICARDO BERNAL, mejicano. Del libro Premio logía poética hispanoamericana por Alberto nacional de poesía Sor Juna Inés de la Cruz José Márquez: 1995:

PRIMER RECUERDO CIUDAD DE TELARAÑAS. SEGUNDO ECLIPSE

Porque pensaste que mis besos cubrirían las fuerzas del destino ¿Puedes decirme qué hago aquí cuando tu singular confianza se hizo trizas, como un demonio recién nacido humo herido, esperando tembloroso a que amanezca el mundo? bajaste el pensamiento al fondo de tu alma y me llenaste el corazón de gestos y palabras. La noche del último viernes Yo me quedé mirando sobre el hosco crepúsculo, destapé los pomos de piedra. exprimiendo en la tarde mis angustiados frutos, Algún genio sutil se introdujo por mis ojos. creyendo en lo posible de que el amor perdure Pintó de negro mis entrañas. porque los ojos brillan de lágrimas y luces. Llenó de pulpos para siempre Quise llegar a ti alargando mis dedos impalpables mi futuro. y naufragó el afán siguiéndote en el viaje, esa fuga de formas del paisaje doliente Tuve miedo amarga como el peso de niebla de la muerte. mucho miedo Pasaron unos pájaros con alas infinitas; Los perros de la mente después no imaginaba siquiera tu sonrisa. correteaban por tu cuerpo descarnado. La voz de las estrellas era un quejido incierto Vi tu amor como un cáncer consumiéndome despacio. en esa doble noche ladrada de recuerdos. Vi tu sangre sucia enroscándose en mis piernas. Nadé en mares de sombras, pensé cosas muy raras, Vi un espejo sin rostro. busque coral y perlas para adornar tu cara, y tu aliento de planeta antiguo mientras gotas de plomo azotaban mi sueño voló como un presagio por las habitaciones. y la vida era triste rosal mustio enfermo. Quise hundirme al abismo y me mantuve a flote Ahora dices que somos dos alucinados. más bien como un cadáver colgando de la noche Que Madre Amorosa nos dejó colgando que como un prisionero en cárceles de olvido de una nube fija. que gira locamente entre algas y conflictos. Pasaron unos pájaros con alas plateadas Tenemos suerte querida. y fuiste adelgazando hasta quedar en nada, Mañana sólo seremos y murieron las lluvias, y cesaron las olas; las alucinaciones por las puertas del alba se marcharon las sombras, de dos alucinados. y al juntar nuevamente los quebrados anhelos encontré tus pisadas florecidas de hielo.

50 PEDRO BÉRTORA, chileno. De la revista lapislázuli CLAUDINE BERTRAND , canadiense. De la revista No. 45: Casa de las Américas No. 220:

EN LOS CARDONES DEL TIEMPO JARDÍN DE VÉRTIGOS

Quiero partir muy temprano, Cuando ha posado su mano camino arriba, hacia el cerro, sobre las curvas de mi cuerpo y hacer cumbre en soledad, sobre los párpados del tiempo sólo piedras y el lucero. he tocado unos labios las estrellas Quiero partir muy temprano convidada a un ritual de salmos sin un adiós, sin un ruego, en el cuarto de los vértigos sin una voz que me llame a ras de las flores y del bosque. ni un sol que entibie mi pecho. Entre nosotros Alzaré quejas dormidas frases entrecortadas en los leños del recuerdo, sobre las espigas de libros destripados e irá creciendo un atado que vagan según la voluntad de las charcas nostalgioso de silencios. por qué no haber permitido que se levantara en lo profundo del vientre Y caminar, caminar... su llama clara antes que parta el lucero... asesinadas las palabras se han vuelto piedras o mármol Haré fogón en la cumbre lanzados al ríos con los leños del recuerdo, y como un hilo y en el fuego amanecido inscrito en otra era he de quemar mis silencios reconozco para arrancarme esta pena las señas sobre su mejilla. que me duele muy adentro. Enlazada a sus dedos Entonces sí, le diré: la belleza se anima -Aquí me tienes mi Cerro, va creando la luz vengo a honrar entre tus piedras roza mi carne la sangre de mis abuelos. en medio de lluvias torrenciales ¡Vengo a pelear sin un arma contra mi pecho por mi raza que no ha muerto gotas de agua y florecerá mañana en los cardones del tiempo! están temblando como las vocales juguetonas de Rimbaud Los ojos se me han nublado... por qué el final Será tal vez por el fuego... ha llegado tan pronto O quizás la cerrazón y el horizonte va inclinándose que le va subiendo al cerro. hasta perder toda amplitud en el temblor del aire hay sonrisas lanzadas

51 sobre nuestros labios que yo deslizo a lo largo de su cuerpo que se abandonan y vamos andando a la deriva a lo largo de los besos y luego se esquivan mientras en el bosque bajo la piel de la noche. se escriben letras en un alfabeto de carne. Muy breves palabras se han deslizado sobre la lluvia como señal de despedida como un disparo me quedo sin palabras EMiuo BERisso . De la revista peruana de literatu- ante lo inevitable ra Alpha No. 20: en medio de la multitud nuestras voces ya no encuentran su camino EL PERDÓN en el tumulto de las conversaciones corno una música extraviada en la bruma se escapa una mirada Formó un solo rubí de toda su agua. por detrás de los gestos El lago que antes fuera una turquesa, y una nube al pasar sobre la fragua. prisioneros.

Del poniente infernal, se hizo pavesa. En la ciudad de los millares de arcadas Sangre de apocalípticos martirios, busco una comparación -epilogo fatal de alguna empresa para depositarla sobre la lengua pero si el cielo concebida entre místicos delirios- amenaza Presagiaba quizá la luz extraña. por qué no cambiar de siglo Los cipreses ardían como cirios. y escuchar el canto que nace de su boca que está anunciado el alba Sobre el inmenso altar de la montaña; la belleza de los orígenes y, allá, en la sombra que enlutaba el llano, la fuerza de los reinicios sirviéndole de báculo una caña. si le ofrezco mis ojos Como una larva apareció un anciano. cargados de astros Parecía venir del hondo , adonde usted nos conduce. de tal modo los soles del verano Como zarpazos en mis párpados le calcinaron cuando en viaje eterno sus manos que acarician, mil veces cruzó el árido Sahara. de las que se han ido impregnando mis noches, Toda la angustia del dantesco infierno se ocultan poco a poco condensaba el mirar de aquella rara y salta sin cesar entre mis sueños y errante pesadilla de vestigios, su reinventada silueta en la que el tiempo al escupir la cara, petrificó el horror de veinte siglos.

52 Miró el poniente y con el paso esquivo Dijo la voz de Cristo: "Ego te absolvo". de la alimaña que en las ruinas medra, Y en un segundo el secular viajero y la resignación del león cautivo, se desmenuzó, allí, deshecho en polvo, se fue a postrar ante una cruz de piedra y así su viaje terminó Ashavero. de la que no quedaba más que un trozo cubierto por el musgo y por la hiedra.

Su ronca voz, cual de insondable pozo, brotó desde su pecho milenario ODÓN BETANZOS PALACIOS, español. De su libro y a poco andar se convirtió en sollozo. Sonetos de la muerte:

Y así empezó: "Señor de tu calvario, de hace ya dos mil años, fui testigo el dolo te dio en Judas un sicario III LA PENA ME ARRASA CON SU PENA y en mí la cobardía un enemigo; yo fui el que cometió aquel acto inmundo por el cual aún me alcanza tu castigo. Ya no puedo más; la pena me alcanza: me come los costados y la boca, Pero el horror a ese acto es tan profundo me rompe el pensar, me duele, me toca: que ha condensado en mi existencia amarga es mi hijo muerto y quieto como lanza. todos los sufrimientos de este mundo. Lanza fría, cuerpo duro, hijo en lanza Déjame pues abandonar la carga, hacia otro firmamento en roca. Poca pon fin, Señor, a tan siniestra suerte luz por dentro. Es el alma que se aboca mi vida ha sido demasiado larga, a otra dimensión por la que ya avanza. concédeme el reposo de la muerte". Aquí tu padre, hijo del tiempo largo, En éxtasis trocó su pesadumbre, tu padre de la sed y los martirios. tal como Pablo en medio de la ruta Por tu hondo sufrir se alza con tu pena. de Damasco y Magdala ante la lumbre Más punzante el dolor y tan amargo; que contempló en el fondo de la gruta; me hallo con la muerte en color de cirios y alzó resueltamente hacia la cumbre y la pena me arrasa con su pena. del Gólgota espectral su cara hirsuta.

Reflejaba una nube de alabastro la turquesa del agua; en el sereno crepúsculo quedaba un débil rastro, como un nimbo de luz, en cuyo seno se iluminó de pronto como un astro la ensangrentada faz del Nazareno,

53 loSÉ1oAQUÍN BLANCO , mejicano. Dos ejemplos encalladas, sumergidas, de su libro Garañón de la luna: desmelenadas sirenas se destrenzan: furibundas miradas presas, danzan en círculo contra el cristal del acuario.

BESAR LA LUNA Luna : cervatillo espectral, envés del alma, beso que eternamente se hunde. Luna, punta de fuego, perro en tempestad, luz dura, manglar de estrellas que fermentan, olor de lo que nace CIEGA LUNA y se pudre bajo las aguas; cangrejo arisco , pájaro de agua, estanque de la demencia, Ciega, la luna alado pez, tambalea sus lámparas, ártico en llamas. como pies desnudos que desandan las mareas; Tu silencio canta vientos metálicos, el crujido del viento arpas obsesivas, es chisporroteo de espuma entre las rocas dedos como alfileres, o pasos numerosos en la hojarasca; lluvia que se concentra: van y vienen las olas bajo la luna, el cuervo grazna tu serenata de ecos, pierde la luna y recupera sus pisadas, negros incendios en follaje de sombras. suma y resta reflejos fragmentados en la marca; luna descalza, tropieza la ciega luna Dentro del ruar, crece inversa la hoguera en cada ángulo de las aguas; fuego blanquecino con penachos de bronce, rebrilla en todas las aristas del mar agitado, blancas luminarias de oro del sueño. se hunde y asoma en los crujidos del viento; pupila ciega, luna rota en mil cristales, Descalzo danza el delirio. pedacería del agua, prismas y rebrillos Luna , tus pies de hielo. de un espejo innumerablemente fragmentado; lunas náufragas al mismo tiempo Tiendes tus puentes gritan auxilio: debajo del agua. ¿quién anda contando las lunas Iluminas tus barcos debajo del agua. -tejer y destejer cifras del delirio- Alzas tus garzas como orillas de espuma. en cada luminoso cristal , ángulo de espejo, Alta marca, cabellera rápida. arista, lengüeta del agua? Luna, pedacería del mar, demorada Como labios de espuma suena tu canto lentísimo. entre tus sombras. Tus garzas de vidrio son tu canto de espuma. Danza la luna como garza que bebe. Ondula el estanque sus pasos narcóticos. Mutuas letanías, las olas se contestan.

Luna : tus crines ingrávidas, altos sueños de palmeras inversas,

54 ARMANDO BLANCO FURNIEL , cubano. Su poema: surge la escaramuza por el poder del sexo. Esa joven muchacha que dilata la aldea en la definidora geografía de sus pies, ha confiado su bella castidad al camino LOS CAMINOS que se vuelve en un largo secreto invulnerable.

Viajan los horizontes limitados Los caminos que viajan por la pisada inútil sobre el cohibido funeral de la mirada, como viejas costuras en la piel del planeta, y ellos sufren los tránsitos, razón de la distancia, también tienen legado duro desde el origen porque esperan subir por la luz de los astros y que saben los pájaros de adustez definida. a bordo de su ciega mirada de vigilia Fueron descubiertos por la inquietud errante al monólogo del meridiano nocturno. de pequeñas antorchas, claras definidoras, y alientan su hondo polvo de paciencia compacta como el perfume triste de la infecundidad replegada en sí misma, dura condenadora que puebla soledades y humilla hondos afanes. Louls BOURNE, unistatense. Dos ejemplos, el El árbol disemina sus herencias en tránsito a bordo de una brisa que se reseca el alma primero de Poetas sin fronteras, selección de así que se inmiscuye en los pasos del hombre. Ramiro Lagos: Paralelas, nocturnas golondrinas inaptas para el ocio terrestre de la envergadura, apuntan el anhelo de la zona extendida LAS YEMAS EN MINERAL (ZURBARÁN) más allá de la noche y en su complicidad -omisión del atisbo para empezar secretos-. Pura de entraña leve y seno suspendido Aún dura la fricción del torno la humedad vertical cayendo se emancipa. en estos jarros tenebrosos, Como entra el dolor en la muerte viajando el golpe del martillo en el vencido órgano de un paciente que enhebra en al cáliz el definitivo hilo de un silencio tenaz, que entre la luz febril incurren los caminos en la proeza homónima se abre; aún dura el golpe mordiendo los talones de los héroes. en el plato, La vegetación salta en el punto prolijo al borde de universos en penumbra. de su lámina blanca o posiblemente varia, En un vientre de barro para continuar el propósito fecundo aún perdura la estrella de la tarde. después de sus anillos sin identificar. Reptan por su silencio existencias menudas Estas vasijas reprochando el motivo de los antecedentes, esperan siempre allá en la eternidad pero sin omitir el miedo característico en la que moran justificando la procedencia común. un líquido terrestre. Brilla el bronce con memoria de la uva Largas sierpes que lentas su isla desintegran y un resplandor envuelve el aire que nos mira. para erguirse en la estampa local de las colinas, más cerca de los pájaros de habitados espacios. Cuando el mar blasfemó de sus viejos nocturnos retumbó en los caminos el eco de la muerte. Entre su piel promiscua y vuelos de sombrillas

55 Y el segundo tomado de la revista Palabra hispá- CORAL BRACHO, mejicana. De Huellas de luz: nica No. 2:

TUS LINDES: GRIETAS QUE ME DEVELAN LABRANZA

Has pulsado, ¿Has visto alguna vez aquellos campesinos has templado mi carne de la curtida pana volviendo de las gavillas, en tu diafanidad, mis sentidos (hombre de contornos seres con música en las manos? levísimos, de ojos suaves y limpios); Porque en los arreboles van desapareciendo en la vasta desnudez que derrama, por ciencia que su pan no necesita, que desgaja y ofrece. la fe desde su sangre destacada. Los años sin violencia trasladan al olvido (Como una esbelta ventana al mar; sus ojos ilusionados, las murallas de mieses, como el roce delicado, insistente, su parcela en bondades entregadas de tu voz.) a mejores metales, a los nuevos motores. Las aguas : sendas que te reflejan (celaje inmerso). tu afluencia, tus lindes: Sin duda algo chatos, con rosas en mejilla grietas que me develan. enfrentan las auroras, vías amaneciendo con fibra virgen para hacerse rígida -Porque un barniz, una palabra espesa, vivos y muertos, en la faena. Pocos quedan, abren una acritud fungosa, de cordajes, sus surcos como aquellos que se sentaron de limo, de carroña frutal, en la mesa de bienes para respaldar una baba lechosa nos recorre, nos pliega, ¿alguien; el rito rompiéndose en terrones alguien hablaba aquí? fanegas que exigían su moral. Renazco, como un albino, a ese sol: ¿Has visto alguna vez esas figuras distancia dolorosa a lo neutro que me mira, que miro. que se esparcen entre el mantillo?, Músculos que, año en año, Ven, acércate; ven a mirar sus manos, gotas recientes a quinterías vuelven, en este día en este fango ; ven a rodearme. solar de La Mancha, en un ayer (Sabor nocturno , fulgor de tierras erguidas, de pasajes en caudales de suelo dispersando sedosos, arborescentes, semiocultos; su soledad prieta de minerales. el mar: sobre esta playa, entre rumores dispersos y vítreos.) Has deslumbrado, reblandecido.

¿En quién revienta esta luz?

-Has forjado, delineado mi cuerpo a tus emanaciones, a sus trazos escuetos. Has colmado de raíces, de espacios: has ahondado, desollado, vuelto vulnerables (porque tus yemas tensan y desprenden,

56 porque tu luz arranca -gubia suavísima- con su lengua, ROBERTO BRANLY . De la antología La última su roce, poesía cubana por Orlando Rodríguez Sardiñas: mis membranas -en tus aguas ; ceiba luminosa de espesuras abiertas, de parajes fluctuantes, excedidos; tu relente) SAETA POR ANTONIO MACHADO mis miembros.

Oye; siente en ese fallo luctuoso, en ese intento segado, delicuescente. El aire es duro: seco como una roca. ¿A quién unge, a quién refracta, a quién desdobla? en su miasma. Los árboles se mecen en silencio. Miro con ojos sin pigmento ese ruido ceroso España echa al polvo que me es ajeno. su corazón entero.

(En mi cuerpo tu piel yergue una selva dúctil Hay luto que tañe a flautas. Que llama que fecunda sus bordes; una pregunta, viña que se interna, al yunque en el rescoldo. que envuelve los pasillos rastreados. Hay piedras y más piedras -De sus tramas, de sus cimas, la afluencia incontenible. chocando contra el viento. Un cristal que penetra, resinoso, candente, en las vastas pupilas ocres Altos son, Antonio, del deseo, las transparenta; un lenguaje minucioso.) los muros de la muerte. Hondo el pan; Me has preñado, has urdido entre mi piel; la iluminada fuerza ¿y quién se desplaza aquí? ¿quién desliza por sus dedos? de la tierra.

Y tú, Antonio, Bajo esa noche: ¿quién musita entre las tumbas, las zanjas? clavas como flechas Su flama , siempre multiplicada, siempre henchida las huellas de tu paso lento y secreta, tus lindes, por la piedra. has ahondado, has vertido, me has abierto hasta exhumar; Por un cielo áspero. ¿y quién, Por el áspero paisaje quién lo amortaja aquí? ¿Quién lo estrecha, de la muerte. quién lo besa? ¿Quién lo habita? ¿De la muerte? En tus manos residen las palomas. Reside el fuego como un sol dispuesto. En el olmo, el sauce, los ríos apagados, las veredas, la palabra España te reside como un gran dolor cerrado.

57 Y tú, ahora, abres el día se levanta sin duda, a la tierra tu mirada y su alegre amarillo de estandarte en vuelo de callada alberca, se puebla de soles de dorado estridente. de cernida huella Y suena el corazón como una caracola dulce, de campanas; brisa, oh tierra, oh canto, oh desatada risa de vitral, ya, vitral esparcida en fortuna y piedras pulidas: profundo. de lo callado la tierra acusa sus reflejos erguidos, sus amapolas rojas. En las aguas, ya, Si existiera de pronto, en una tierra clara, las aguas, rodeada por la noche viva, la niebla: frente a un día nuevo, el párpado sostiene llena de luces, tu vigilia. y soplara en tu corazón de tibio sueño, soplara en la multitud de sangre de tu corazón, soplara en su quietud de paloma con agua, sonarían sus blancas vocales de nube, se aquietarían sus incesantes ramas rojas, MóNICA BRAUN, mejicana. De la revista Reflejos y sonaría, sonaría a destellos, No. 45: sonaría como la vida, llamaría como un tubo lleno de agua o de risa, o una botella echando esperanza a borbotones. TERRATRÉN Así es, y los dedos del sol cubrirían mi cabello (ANTIPLAGIO A NERUDA y la lluvia saldría por mis ojos cerrados a clausurar el llanto que tercamente libero, y las alas blancas del cielo girarán en torno Si solamente rne dejaras tocar tu corazón, de mí, con suaves plumas, y cantos, y vuelos. si solamente acercaras tu corazón a mi boca, ¿Quieres que sea el ángel que sople, solitario, mi boca rotunda, mis dientes, lejos del mar su fecundo, festivo instrumento? si pusieras mi lengua como una blanda hoja Si solamente escucharas, allí donde tu corazón insomne espera, su prolongado son, su benéfico pito, si escucharas en tu corazón, lejos del mar, sonriendo su orden de alas renovadas, sonaría con un ruido claro, con sonido de ruedas alguien vendría acaso, de tren despierto, alguien vendría, como aguas desbordadas, desde las simas de las islas, corno el verano en frutas, desde la piel azul de la tierra, como viento, alguien vendría, alguien vendría. con un ruido de aguas incendiadas, besando la tierra, Alguien vendría, soplaré con dulzura, sonando corno soles o raíces o piedras, que suene como sirena de barco nuevo, o campanas de pueblo de fiesta, como agrandamiento, si yo soplara en tu corazón, lejos del mar, como un silbido en medio de las hojas y el agua como un ángel dorado, como un viento dulce besándose y callando. a mitad del árbol, En la estación terrestre al bode de la tierra, su caracol de luces , circula como un beso, como un ángel aquietado, a la orilla del campo, riendo. los pájaros de la tierra lo escuchan y acuden, Como presencia recogida, como campana eterna, sus trozos de música, sus abiertas venas la tierra acuna el silencio del corazón, se tienden en medio de la tierra toda. clareando, amaneciendo, en todas las laderas:

58 FRANCISCO BRINES . De 7 poetas españoles de Esta ciudad será un bello lugar para esperar la nada hoy: si el corazón alienta ya con frío, contemplar la caída de los días, desvanecer la carne. Mas hoy, junto a los templos de los dioses, AMOR EN AGRIGENTO miro caer en tierra el negro cielo y siento que es mi vida quien aturde a la muerte.

Es la hora del regreso de las cosas, cuando el campo y el mar se cubren de una sombra lenta y los templos se desvanecen, foscos, en el espacio; tiemblan mis pasos en esta isla misteriosa. CARMEN BRUNA, argentina. De la Antología del Yo te recuerdo, con más hermosura tú empedrado II: que las divinidades que aquí fueron adoradas; con más espíritu tú, pues que vives. Hay una angustia en el corazón porque te ama, 1AM SESSION y estas viejas columnas nada explican.

Unos ardientes ojos, cierta vez, miraron esta tierra El sol ilumina los cantos rodados y descubrieron orígenes diversos en las cosas, atraviesa las aguas hasta el fondo y advirtieron que espíritus opuestos los enlazaban contempla la sombra de las truchas para que hubiese cambio, y así explicar la vida. que son almas en pena al atardecer. Esta tarde, con los ojos profundos, he descubierto El astro rojo se muere. la intimidad del mundo; Ellas también se mueren. con sólo aquél principio, el que albergaba el pecho, En ríos extraños extendí la mirada sobre el valle; en manantiales ciegos. mas pide el universo para existir el odio y el dolor, Los faros se apagaron, pues al mirar el movimiento creado de las cosas la nave se estrelló contra las rocas. las vi que, en un momento, se extinguían, Descalzos van los penitentes y en las cosas el hombre. sus pies sangrando entre las piedras delgados son sus miembros de anacoretas. La ciudad, elevada, se ha encendido, Las bellas jóvenes lloran cuando ellos pasan. y oyen los vivos largos ladridos por el campo: Los olores alquímicos del azufre y el sabor del coriandro este es el tránsito de la muerte, conjuran el perfume de las ruinas confundiéndose con la vida. entre las tumbas anónimas de un viejo cementerio. Estas piedras más nobles, que sólo el tiempo las tocara, Y sirven en bandejas de plata no han alcanzado aún el esplendor de tu cabello los mejores manjares a los sobrevivientes. y ellas, más lentas, sufren también el paso inexorable. El lamento de las diosas es poco audible. Yo se por ti que vivo en desmesura, Thelonius Monk la revolución negra y este fuerte dolor de la existencia el brillante Mississippi humilla el pensamiento. la medianoche clandestina Hoy repugna al espíritu no confiable tanta belleza misteriosa, tanto reposo dulce, el piano que se vuelve loco a la luz de la luna tanto engaño. y rompe todas las camisas de fuerza sólo un gigolo.

59 Las arterias estallan quién sabe por qué ese mortal rato de besos la sangre borda los transparentes espejos viscosos nos sentenció para siempre... de las teclas y el saxo. Y hoy, en los andenes de los años, La lluvia pulveriza las estalactitas del corazón. quedó solo y yo también me pierdo. Los bellos gatos juegan a perseguir a las mariposas con sus ojos hipnóticos. La quimera clava sus uñas y muerde con sus dientes agudos a los cuerpos enfermos. RAFAEL BUENO NovoA, español. De la revista Se padece el suplicio Manxa No. IX, 2a. época: se toleran todas las torturas en el reino de las pesadillas noche tras noche en esa hora sórdida de los aparecidos Yo con sus órbitas vacías.

Yo bosque despoblado de crisálidas, horizonte herido de distancia. Yo disoluta luna en explosión orgásmica de amor deshabitado; DoRls BRUGIATI , argentina . De Poemas para desde lo arcano de la soledad sentir: me acerco a ti, busco el refugio de tus manos, el espacio azul de tu mirada para mostrarme desnudo como un lirio adolescente Te voy perdiendo de a poco. y ofrecerte un rito virginal hecho pecado. (Yo, que siempre te he tenido). Inválido de piel. Llego a tus espacios forjados de desahucios Sin huesos. y arcoiris incendiado por el fuego incandescente Con la fiebre y el desorden del tiempo. de los astros que arden en tu carne. Primero, se desgasta tu mirada, Yo dimensión inexacta de una lágrima, oculta tu cara sin ojos escabel derribado de esa lluvia en las paredes del límite infinito. derramada por tus labios que escancian, Después, como un trozo de hielo a pleno sol, en búcaro de amor, la ansiedad de este naufragio. desaparece tu sonrisa... queda el hueco atroz de lo imposible. Yo pertenezco a la pasión vitral de los enigmas; Las calles de tu cuerpo suspendidas, huyen, a la extensión del océano que se espacia incalculable (de mí, que sin vos, soy polvo). por mi sangre de espiga y de corales. Y al término del día, un rato antes del fin, Sabed que tengo raíz de sementera, no tengo más que un corazón latiente escarcha de rastrojos me nace en las arterias que en un momento determinado y en mi piel se agrandan los barbechos. también se irá. Con el mar me fundo, me hago dúctil: Quién sabe por qué nos equivocamos moldeable de agua y tierra adentro. tanto en amarnos... En su juego de espumas y besana quién sabe por qué la vida nos sorprendió me transformo; huyo hasta donde los sueños a destiempo, con tu nombre se hacen gaviota: nos impulsó a desearnos locamente con hambre... albatros en tránsito a la ternura.

60 FELI BURILLO VALESTRA, española. De Florilegio ANGÉLICA BUSTOS, chilena. De Homenaje a poético : Pablo Neruda (Pegaso ediciones, Argentina):

PENÍNSULAS EN FUEGO VISIÓN DE NERUDA

Como luces rasgadas de otros astros Estás ahí se abalanzan penínsulas en fuego con tu serenidad y me abrasan los ojos de los mundos de alerce centenario, de centauro haciéndome de hielo el sentimiento. cabalgando por el rayo de luz. Estás ahí Frente al lugar tedioso de la noche de un intenso fulgor siempre nimbado. los odios trashumantes , acechando, Así te veo, hermano de los cóndores. se han vuelto a saludar Oceánico, telúrico. con usos y desusos del destino; No se tu realidad concreta; voy a llenar su idolatría sólo conozco tu milagrosa esencia de acíbares compuestos en la lluvia. que perdura en mi abstracta nitidez del esquema. Entre jaras bohemias, Así vuelvas mitad un palomar ausente de mis ojos hombre, mitad mítico héroe. viniéndose al instante Tan aéreo, como un verso en soledad. tan pluma transparente, prodigiosa, besando las corolas siderales, Quizás salgan palabras de otro cielo tan pegado a la piedra abatiendo los odios de los pueblos, como un lagarto oscuro. amparando a los niños del placer, En la leyenda cargando la basura de los hombres que a golpes de cincel se va forjando, en su carro de angélica hermosura. ciclópeo permaneces como el árbol gigante que palpita Estrella-luz abierta al universo, en esa infinitud se apagaron sus ojos, brillo, espejo, del verde corazón de la madera; hundido manantial destilando resinas percibiendo una esperanza huyente. hasta el cenit del tiempo y su galope, hundiendo las raíces en esta tu terrestre residencia. Porque así estaba escrito en láminas de fuego desde antes que nacieras en la lluvia del Sur privilegiado, en el cósmico reino y su linaje de claro y alto vaso.

61 ALEJANDRO BUSUIOCEANU , rumano. De Poemas atrás en la llanura donde las golondrinas patéticos (colección Mensajes, Madrid, 1948): giraban vacilantes y el árbol siempre alerta petrificaba el tiempo quedaban los recuerdos harapos de desdicha sueños decapitados AHONDO EN LA CLARA LUZ DE TU MIRADA San Juan y la bahía ardiente de lujuria acudí en el verano más tenso de fulgores los pinares luchaban por dominar la luz Ahondo en la clara luz de tu mirada el sol golpeaba el agua forjándola en capricho como en flujo transparente de un quieto océano desfigurando luces configurando imágenes en el cual el sol quiebra el oro de sus rayos el agua desvelada en su verdad azul buscando las honduras del sueño fuerza del mar isleño desamarrando el cántico en misteriosos fondos vegetales. poder del mar isleño corola torrencial mirar a la gaviota aletear de pureza Mi ser, desconocido a mí mismo, soportar el silencio el silencio perfecto dormido en lejanos recuerdos, del mirar sin recelo en el vago flotar de deseos incumplidos, se desliza por el ondulado abismo de cristal dejarse ir perdernos irremisiblemente y sombra el paisaje fluyendo corriente de abandono como en un líquido cielo de olas y pureza. todas las sensaciones cercanas y distantes contenidas de pronto en el mirar de un hombre A veces me siento ondeando en el enorme ritmo ¿es huida este encuentro instante iluminado como si fuera un fluir de sueño en que por un momento advertimos un centro y acuático entreclaror yo mismo, coincidencia arbitraria de árbol fondo y luz? No existe retirada vamos multiplicando y vagando por entre oscuras faunas dormidas día a día los pasos decididos del vértigo y extrañas crestas de arborescentes piedras pero quiero soñar necesito soñar que extienden sus sanguíneas flores en el fondo, sobrepasar los límites del día que he vivido zafarme de este acoso terrible que yo soy nme pierdo, sin conocerme, sin tocar a mi propio ser, mudar de piel ser otro ciprés o piedra muda en la espuma reluciente sobre los blancos escollos, o tal vez algún río indiferente al llanto espejeando un instante en el sol ardiente. el llanto de los hombres cómo vivir con ellos comulgar con sus hábitos y alegrías menores sintiéndolos tan cerca con la palabra próxima consiento en devolverme a la esquina diaria a continuar golpeando el cacharro monótono ANTONIO GABÁN VALE, puertorriqueño. De Hasta y la piedra roída del caminar sin causa el final del fuego: es el delirio entonces lo que ofusca y detiene un hueso navegando por los ojos y frente de borrachos tendidos CÁNTICO ISLEÑO esa corteza dura que espera irredimida la fuente de rocío es la demencia abierta como ruta posible Cuando las golondrinas llovían en desorden lo que anuda los sueños y la ciudad que quise se crispó en la memoria pero quiero soñar necesito soñar vine a dar con tu cuerpo como un viento errabundo atravesé la costa isla de luz benéfica y costa maternal cómplice de mis pasos quedó el acantilado

62 fijeza de la roca ave de voz frenética Tiene el mar sus oficios rondando la bahía las huellas dan a un cuarto y su simbología. centrado en el vacío de la ciudad las calles Es un dios -entendedme- que saltan la ventana con sus voces de piedra establecen la horda de planos mutilados -si en la orilla lo escuchas- perspectiva disuelta espacios suspendido o de nada, silencio, encima de los techos los cantos marineros cuando lejos medita, un paisaje una isla agobian la memoria. y una mujer parece, que aburrida bosteza -a veces, nos sonríe-.

Es un dios con oficios IUHOJOSÉ CABANILLAS, español. Dos ejemplos de y trivialidades. la revista española Fin de siglo No. 2-3:

II

VERANO ¿Quién podrá soportar tanto desierto, este dolor de no ser más que noche, un dominio de polvo y agua muerta 1 que escapa por canales agrietados?

El viejo metafísico contaba Ven, y en el lecho contigo, ramera escarlata, las olas. Eran tiempo heroicos. todo precipitadamente blanco, La ciudad desplegaba sus luces entre un aire que cruza cargado de salitre, por la baja ladera; nos sean tus labios copa de cicuta, el templo, arriba. dulce vino al ocaso. En el trajín del copo, Más allá de esta estancia, volvían los marineros con sus redes se alargarán las sombras por las calles, cansadas. Ciertamente subiendo los tejados es extraño, se decía, se encenderá la luna de rojas ambrosías. el gesto de las horas, declinar la costumbre apenas iniciada. Casas alzadas y palacios caídos. III El mercader de púrpura y ajorcas, hoy cuerpo sumergido; sepulcro sin techumbre Oh ven tú sobre el blanco de las olas le dio el mar, y robustez en vida. que se quiebran cerca del horizonte, Fueron años escasos -cuarenta, creo-. o el gris plata del mar cuando amanece, Dejó casa, mancabos, sedas, cofres, o el rojo mortecino al nivel del sol puesto. jardines, ánforas, perfume y vino. Ven, pues, con la levedad de un azul excesivo. -Tal vez cuarenta. Es ciertamente extraño desear el deseo, En ciertos lugares derruidos, la caña el rostro de las horas, el mutismo se agita con el viento, del pez arrojado en la arena, el trajín cisternas agrietadas, de las olas, el hueso submarino grises piedras con musgo tantos años, que se posa en el fondo. y sólo los más viejos recuerdan otras brisas, cuando esta ramera escarlata, reina

63 ya tantos años, aún no había destruido los templos cuando en noche de fiebre se arrojaron (y nosotros con ella, ay ciudad de dolor). al mar espejeante. Imposible memoria. La ciudad ya vacía. Afuera, en la colina, La luna que los vio no puede decir nada. tiende el limonero sus vastas extensiones. Meditaba la suerte de la antigua ramera Ven cobre fuego y enciéndenos la hoguera, y del rey regresado, entre muros el canto de los niños, este lugar. y hogueras , tan festivas guirnaldas, Aquí gime la caña con el viento. todo ya bien dispuesto con su vuelta. No trajo el pelo cano, ni enjuto el rostro, sus manos eran jóvenes. IV Todos le estaban esperando con el dolor de no ser más que noche. Si vinieras tomando aquel camino Y vino el alba. en que llegaste, noche entre la noche, tal día como hoy; si vinieras por el camino viejo, qué luz haríamos todos, cómo nos llegaríamos hasta la fuente intacta. OTOÑO Dejaríamos los juegos y los años; encontrarte esperándonos con la sonrisa abierta y los brazos dichosos. 1 Moriríamos de pie, de rodillas y en sueños iríamos iguales ¿Quién podrá huir ya más tiempo? a repetir tu fuego sobre el barro. ¿O si escucha la voz de las estrellas, no se pone en camino, deja abierta la casa, sin candados, y que se lleve el viento V lo poco que aún alberga? Y así partir desnudo, con las bolsas vacías, Viejo rey destronado, tus dominios de polvo más atento a los astros que al vestido. y agua muerta, tus leyes y tus ritos -Ven, no tardes. ¿Qué serás bajo tanto silencio? proclaman el regreso. Ciegos cantos ¿Cuando llegue la noche cargada de cenizas, en códices marchitos, muros de luz quién te dará alojamiento y mesa? con guirnaldas de muerte, tan festivas, Que no tiemble tu paso. puertas que se entreabren, de par en par Olvida que eres nada y has sido. el alba, paso que te acercas, subes hasta el trono elevado. Desde allí miras, sostienes el batir II de las olas, hondos fuegos, alzados roquedales , tesoros, altas muertes. Hemos atravesado los caminos del chopo -extiende la tristeza allí su reino-el pórtico desnudo, El viejo metafísico contaba las olas, sólo estrellas lo alumbran: los gestos de su rostro; Orión, la de la luz ceniza; ciertamente es extraño -se decía- clara, hacia el Sur, alumbra Aldebarán desear el deseo, saber que estás aquí, en su plata silencio. sobre las huellas de otros que cruzaron Hemos cruzado zarzas , jaramagos, y estas cosas que ríen o nos guiñan. techumbres destrozadas Allí la plaza gime con el viento, -crece la yerba sola con su olvido- el camino de agrietadas cisternas, sin esperar sosiego, tampoco recompensa,

64 arribando colinas, hasta el dolor primero. Las puertas se han abierto mudamente. -Ven, no tardes. Que no tiemble tu paso. Atravesamos los caminos del chopo Olvida que eres nada y nada has sido. -extiende la tristeza allí su reino- sólo atentos a la voz primera, anterior a nosotros, como el astro III y el río y los amaneceres o el pulso de los muertos que nos piden memoria, Y tú, corazón alzado, díme, dónde estabas, voz y canto. Bajo la piel tenemos qué caminos cruzaste, dónde tu tierra, las huellas de otra vidas -restos de sus naufragios tu casa, tu reposo. Qué destinos te llevan y sus perplejidades-. y te traen levantado, gozoso, sí. No elegiste el sitio, nadie alzó la pregunta, En el atrio de sombra descansamos y te encuentras aquí, de repente, -en esta arquitectura sólo hay sueño-. con árboles, ventanas, nubes, rocas, Nuestro límite es frágil, y la muerte se acerca. que te anhelan para sellar su canto. Sólo nos resta aceptación y súplica; lo que hicimos -todo ya consumado Eres nada, humo estéril, tierra que no sostiene. en contra de nosotros y del tiempo- Esperándote estaban, se cubre de rumores. por tu sangre corrían calladamente, El libro de la sombra se ha cerrado. con su brazos de bronce y sus vigilias, Otro lugar más claro nos habita. con sus hierros, su tálamo y sus muertes. Oh, sí, corazón, responde, cuántos caminos cruzan tu desvelo, caminos que son grito de allí, de entonces, hasta que al fin estalles, y radiante penetres con sus sombras. IOAQUÍN CABEZAS DE LEÓN , cubano. De Mundos desarmables:

IV SIGNOS MEMORIAS DE LA SOLEDAD Cansado viene otoño, como un viejo, sin fuego ni alegría; lleva su soledad, escancia sombras, La ciudad en su discurso de miedo y las deja sin ti, sobre tu olvido. [vela] el laberinto de una muchacha, pobre soledad la que viven los muertos, En la orilla sin voz de madrugada, ellos no exigen ni los sueños más lluviosos; con un cuerpo que llora y está ausente, oh pobres muertos, multitud que huye, que alumbra con sus ojos la mañana, tendidas nieblas de ojos inmóviles, y con la luz más sola va, y se aleja. a qué verdad los lleva la muerte, qué estrella tiene su silencio, oh bestia que estás en los corredores V con tu máscara de animal perdido, mañana tú me vestirás con montones de culpas, Con el dolor aprendes oficios de renuncia. herida de los ángeles desnudos; Has llegado por el camino incierto, mañana -tal vez hoy- con lentitud de ofrenda abandonaste nadie recuerde que yo también fui un corazón, aquello que fue tuyo, y ya es olvido. un signo, huella tendida en su grito; Ven, cruza ahora, el atrio de la iglesia. muchacha, deja tu fruto en mi memoria;

65 resucita todo el resplandor de ciertos ÁNGELES CAÍÑAS PONZOA, cubana. De su libro fantasmas amados, Agonías: tendrás un poco de mi polvo, un poco de mi suerte en esas sombras que se quiebran cuando tu sonrisa sea una lejana historia DESDE QUÉ PUNTO trampa tendida por el tiempo; oh dulce vino, fugaz sueño que niega mi eternidad de muerto, Voy delante espejo insomne deja que su primavera inunde de mí misma todo mi cuerpo, perpetuas estaciones, infinito silencio urgida que reafirma su sombra, por la agujas dame ese mundo de eco que perdimos. de mi reloj. Dios también puede ser este silencio, Gacela esta estrella que funda la ciudad de la retamas, mi labio sorbe de las muertes menores; los zumos de las yerbas este cielo es nuestro templo amargas. y tus ojos un manzano que será mi otra salvación El tiempo es corto como si el amor fueran palabras entre la muerte y esta estancia, para mi sueño queda sólo una amarga historia de la que fuimos y corto para mi cómplices desangrar. y los frutos que dejaban un otoño terrible, Aprendo a vivir sola al mcnos nosotros no podemos volver de la muerte, son demasiado nuestras las tinieblas, en un aprendizaje en la mitad de la derrota se pierde el mundo, cruel. mañana la nostalgia será el paraíso que habitaremos, Por las estepas no importa que los pájaros no amanezcan del silencio me acompaña una imagen y las ventanas se cierren al crepúsculo, no importa que alguien sueñe secuestrar al ángel blanca. y que la lluvia sea un torpe enigma En la fecha que no desciframos; de mi duelo también uno ha jugado a negarse, desespero a tejer su proyecto de silencio al tiempo: en la carrera, hay signos que asombran hasta la misma muerte; ansío el puerto alguien huye de la primavera negando de llegada; su propio nombre, nada me importa la muerte los fantasmas pueden vestir bellas túnicas ni me importa en la ciudad que ha perdido su muchacha todos duermen la música de su pecho; la palabra dicha yo tenía el silencio de su figura, ahora sus ojos, fuentes metafísicas o por decir. me aproximan a la soledad. Ya nadie espera mi llegar, nadie me necesita ni la voz infantil

66 que me llamaba Condenada me llama ya. madre de los ojos secos. -Dicen Maldita que mi niña del Señor, que te rehúsa duerme reclinada la gracia aliviadora sobre del llanto. una estrella.- Mujer Espero la lágrima del espíritu que circula en sombras por mi sangre y la boca enlutada, amarga. marchito mi jazmín Árida y sollozante piedra de expiación la garganta ¿desde qué punto infeliz. del Cosmos viniste a recalar Aguardo -barca sin nombre- el temblor a esta playa sin luz que sacuda y sin arenas con furia donde no canta el mar de huracán sino se pudre este gélido y tú, andar; metida en ella esta terrible en la agonía insensibilidad desesperada externa; este perdido de una liberación mirar sin ver; que tarda? este autómata existir; esta ruta empedrada de carbones al rojo; que transito DANIEL CALMELS, argentino. De El cuerpo y los como en andas, sueños: sin afrontar miradas; sin estrechar manos cordiales; EL CUERPO DEL AMOR sin sentir las agudas clarindas del amor; en un oscuro Para hablarle a tu cuerpo y lento atardecer me niego a invocar la geografía. que se hace No diré nada de tus cerros coronados noche. por nieves rosadas que el pecho aquieta. Ni apelaré a la selva para sentir en mi mano el vello enmarañado que oculta la entrada a tus entrañas..

67 en ellas, los jugos de tu boca, la del doble beso, Luis E . CAIAMARCA. De la antología Ontolírica del regresan para dar la bienvenida canto por José Guillermo Vargas: y envuelven de mieles al visitante sabiendo que disuelve en estertores su dureza de ámbar. La tarde:

No diré de las hierbas transparentes de tus muslos Anuncio de la luna. que elevan su tallo al paso del viento de mi boca. De sus estrellas. Ni del médano errante de tu vientre que muda sus contornos. Colina colmada de tu rostro. Tampoco de tus pies como alas Desierto sembrado con tu nombre. que abrazan mi cintura, Abismo hambriento de tus besos. ni de tu frente una piedra milagrosa que humedece sus paredes dejando al desnudo Aquí tú esperas un suspiro. los gestos del agua que abandona el lecho. Aquí tú encuentras el cielo nuevo. De algún día. No diré de tus ojos un lago tembloroso que espera los soles y se oculta condensando sus aguas a la sombra de mi rostro. La lluvia:

Sería fácil decir que mis dedos Definición de tu nombre. buscan en tu boca nada Esperanza de vida. más la caricia que un charco de lluvia nueva Anuncio de flores nuevas. le ofrece a la mano, Y sueño de todos los veranos. y que las axilas se abren profundas como el techo de un volcán de sales Brisa hecha de tus alas. que lava sus excesos con alientos cálidos. Agua libre en el universo. Alegría de los surcos recién sembrados. Para hablarle a tu cuerpo Canción surgida de latidos. que todo oye como un valle la palabra regresa al mínimo sonido En ella se confunde tu mirada y el gesto es eco de tu gesto cuando miras el camino. y al roce de tu piel pequeños brillos y el cuerpo truena y la lluvia crece desde adentro. El fuego:

El silencio final parecido a nada Tú brillando nos entrega mudo como un mapa en blanco. en el recuerdo del futuro. Ya no hay pliegues ni mojones de calores y la cama final que nos recibe Tú danzando serena a nubes los últimos temblores. en la noche disfrazada de padre y madre de los amaneceres.

68 Tú viviendo ENOCH CANCINO CASAHONDA, mejicano. De Flor en cada uno de los leños de la memoria No. 7: que se funden en nuestro fogón de piedra triste.

EL INSOMNIO Tú sintiendo el primer rayo de sol en tu ventana de mármol. Es un chocar con árboles y piedras. Es un mirar la luz enceguecida hecha espirales, o monotonía. Es un sentarse a recontar los pasos que han cruzado hoy la calle, ayer la esquina. JUAN CALZADILLA, venezolano. De Notario al Es un párpado hambriento que se nutre garete: con la sangre que vierte por su herida.

Pasan todas las horas sin sus días, CONSEJOS A LOSJÓVENES POETAS doliendo todo: almohada, cuarto, vida, y hasta el amanecer y su cortejo de niebla, luces y palomas tibias. Utiliza todo: la tapa de la alcantarilla, Pasan todos los mares, los desiertos, la luna en el agua del retrete mirándose a solas, todo regreso y toda despedida, la flor marchita en el pico de la manguera y hasta el aire y el sol hieren las sienes del extinguidor de incendio. como dos clavos la madera antigua. No dejes nada afuera. Ni el hecho frotado con las yemas de los dedos sobre el mostrador Pero si duermo no brotará el verso, de vidrio. ni esta angustia benéfica y lucida, Ni las moscas en los cubiletes de hielo ni este suave temblor con el que palpo dos noches después de la borrachera. toda cosa presente o presentida. Ni la voz que sólo se extingue cuando apagas la radio. Si yo durmiera no tendría deseos Ni el portazo a medianoche frente a la calle de agredir a la gente mal nacida, como boca de lobo sobre cuyo muro ciego imprimes de saltar formas y llamar las cosas dando manotazos tus desafueros, tus penas por su nombre cabal y sin mentira. y las coces de este graffiti que blasfema. Si yo durmiera no tendría las manos en busca de esa sangre enternecida que transforma en verdad cada mirada y en copa de placer todas las viñas.

Y si durmiera, sin embargo, un rato, sinceramente lo agradecería.

69 ELIDA EDITH CANESTRI DE ESEREQUIS . De la revista LUIS DE CAÑIGRAL. Dos ejemplos de la revista argentina Encuentros No. 16: Barcarola No. 42-43:

HOY TE HALLÉ SIN VERTE LA MUERTE DE HELENA

Hoy te hallé sin verte Mira la luz de la luna ¡cómo me vigila! Desnuda en un umbral de luz de mi sueño con espumas en las manos es de mi espacio estrujado cambio de cuerpo gozo por tu ausencia con las voces de mis negras cimas. Oh tierra en medio de las tardes carne mía idolatrada y senda cargada de sombras. de otra tarde de verano. Tan desnuda estoy que la memoria de mi muerte cual enigma emerge Rayo de sol de las orillas del amor. Bañada en sangre prolijeando el ruedo de la luna, sufre mi estrella más preciada que hieres cercenando los brazos del viento, con tu increíble orfandad. Mira regresando enarenada de nubes en tu sed me ilumino con el terrible que inmolan mis sombras y mi duelo. mito del poema. Oh manténme aún dentro de tu sueño para subsistir Hoy te hallé impalpable con mis mantos de púrpura en la oración celeste más encendida . Dame el alba de las palabras en el rumo del pan crujiente, dentro de mi libertad de amor el peso de las cosas nombrándonos para percibirte con mis ojos dispuesta siempre a repartir el sol que fueron conquistados para tocarte desde tus precipitadas fuentes. con las rocas celestiales de mis senos a ti que has nacido de una raza superior Salí a buscarte sin saberlo y me amas y me intuyes con el luto de mi sangre eterna para permanecer en el ruido de los pasos para ahogar con las sábanas del tiempo. Sin embargo yo muero esta noche de la cristalina eternidad en que he nacido. los huecos inconsolables La sombra de la tierra me ha cubierto que fragua la nostalgia. y estoy una vez más en la noción de mi muerte inmaculada de muerte Desasida tu estatua bañada ahora por de nieve inmaculada el fructífero sol de los poetas. estás aquí revelando lo que guarda Dios en sus espaldas, después de saquear amor para nosotros. Siempre estás aquí. Con todos. A solas.

70 POEMA A HELENA El aire se hace labio, es errante caricia, fino canto. El agua no va en río, Hermosa tú la invisible no tiene piedras que cantar, no canta, en el cielo del poema sino que piensa o llora ardiente religión mujer aérea con una soledad tan detenida vestida de albas una estrella símbolo que la mirada riega su milagro. con tu nombre atando los puentes de las épocas. El fuego está por dentro, Hermosa tú vive en la flor oscura del origen, nocturna de infinito maravilloso botín de la muerte en la sangre, la cólera y el mito. del polvo de la muerte renacida. El cielo es la verdad de su hermosura, Te reconozco Helena mía entre los negros amores el cielo lleva otoños inminentes, que quemaron con visiones mis años. Oh nunca carros de sol, abismos. jamás vayas a los lugares perdidos Sus violentos azules nada mueven; a las tierras inhumanas no prodigues trabajan en silencio, conquistan esa piel tuya de esmalte y cristal. el imperio del aire; luego caen, poblando de rumores el mundo. Te espero. Mira te he traído tabaco y perfumes de las montañas La tierra es la morada de los dioses. guijarros del mar Ellos trabajan roca y nacimiento, soles y hojas te he traído declives y vientos y en su creador reposo nos entregan los himnos. cañas de los ríos rocas y piedras y sueños Quisiera hablar de su gozo sombrío, y nieblas y espumas para tu acento. quisiera referir lo que sucede Con las manos y las rodillas rotas he espiado en el Valle, en la altura, cuando el sueño desnudo he vagado sobre la tierra en cada curva sus calladas hogueras va encendiendo; del mundo te he espiado. Te espero. desearía contar los animales, ellos me darían largos sonidos mágicos, una mirada hipnótica, una forma misteriosa de penetración; secretos en poder, altos de fuego, los tocaría con sus pieles húmedas ALFREDO CARDONA PEÑA, costarricense. De 50 para sentir la noche mexicana, años de poesía: noche siniestra en donde las hogueras palpitan. Vería los anillos de la serpiente indígena y el águila del viento y de la espada. VALLE DE MÉXICO (La serpiente es la antigua morada del instinto, lo que repta y vigila, la posesión adánica; el águila es la estatua perenne de la nieve. Una esférica llama, grandes alas, Sus alas de bandera cubren la geografía profundidad azul... el ojo -dilatado- y está en el sol y por el sol existe). roba color, penetra y adivina. Frotaría el pedernal con el miedo, Debajo hay una sed petrificada. la obsidiana con los ojos de la serpiente, Ríos muertos se sienten. Pasan nubes. la danza con la castidad de los ritmos, Y arriba, innumerables, largamente los frotaría danzan los genios de la luz: hasta producir el humo de la leyenda danzan abiertos, tensos, traspasados y llenarme de olvido, de pasión y de lluvia. de luz, de luz, de luz...

71 Pero trampas de luz derrumban la mirada Pero la vida, aquí no contemplada, y no otra cosa hacemos sino caer en ellas, rueda como las hojas, que tal es el destino del amante. rueda y se va cumpliendo. El mundo de la aurora en la ciudad es triste, Vemos las apariencias, ciertamente pero el Valle es luminoso y profundo, es bello contemplar. es como el mar, semejante a sí mismo; Mas en lo oscuro alienta lo divino. tiene la roca altiva, la tormenta, Porque en la madrugada, y ese rumor que nace de la historia cuando el durmiente alcanza su alto paraíso y se corona de esplendor y olvido. y se abren los sonrientes engaños de la aurora, Nunca el silencio adquiere tanto espacio, hay una ternura monstruosa, nunca la soledad es tan abierta como si la tierra, removiendo sus piedras, como este corazón moviéndose y sonando, tornara a las edades que ha perdido, urna profunda en que todo se oye. o como si los ruidos y la lluvia En que todo se oye porque el Valle es vibrante asumieran las formas de la infancia, y en su forma de concha caben todas las olas. restos de amor, naufragios que llevamos. Su raíz de laguna, las almas de sus ríos, Lejos serán las rojas alboradas, un oscuro tan-tan lo va integrando, la callada dulzura de la leche, y es tal vez que en el aire ha quedado prendida el humo antiguo, prócer, de los pactos: la voz de sus batallas, aquí amanece una gran piel de sueño, o que su roja historia nos envuelve. aquí un párpado está junto a la sombra. Escuchad en el Valle los mercados, Es la ciudad soñando con aldeas, sus vitales sonidos. tristísima, en la hora de las arpas. Decidme si no son llamas acústicas, Es el Valle en su cárcel, o si en ellos el pueblo no edifica sus labios. los muros, los rincones y la sombra. ¿Qué son, qué son mercados? Entonces los mendigos despiertan. Adentro, las palabras Llegan, despacio, haciéndose visibles están sonando; junto al fuego, mientras una mujer, debajo del sonido, la mirada de frío, se oyen; reparte a cada uno el gozo tibio. vibran, se agitan, pululan Allí beben como en la gota del agua el vino humilde de la madrugada, los universos en lente. allí tienden las manos, ¡Glóbulos rojos del habla! oyen pasar las horas, Como alcancías, aquí y no se van hasta que asoma el día, los diccionarios se rompen, inminente poder a sus cuerpos vedado. y van saliendo las voces Extraños, como reyes descalzas, limpias, agrestes, que se hubieran perdido, llenas de tierra, insumisas los mendigos se mueven en lo oscuro: a la corbata y al guante. a vellones la noche se les cae, Después son los aromas, y si hablan, lo hacen como ríos sin prisa. las moradas del tacto, Detrás de las paredes sueña el sueño, el equilibrio en forma de limones. vela el amor y se entrelazan los amantes; (¿Quién no pernocta en una piel de marzo, alguien se muere o nace, quién no siente los senos de la anona? quizá viajan los presos.

72 Después son los olores amorosos del mar, El numen sepulcral la pulpa de los pulpos volvía a ser pájaro y el ojo de sus ágiles danzantes. cuando las manos Viajando por estas rutas tornaban espigando hasta la piedra los sentidos se van y no regresan: el astro nuevo de la mansedumbre. que abejas forman rumores, rumores forman mercados, Eran finas rodillas estelares mercados forman amores, sonoras ascensiones y éstos se suben al aire y el idólatra puro por invisibles trapecios. de las enjambrerías ¡Oh caracol, oh selva! certeramente vuelto.

Los mercados son olas que en el Valle se tienden, Claridad pequeños resplandores que sus aguas labraron. claridad azorando Pero el Valle trasciende toda simple hermosura, la múltiple ceguera de los muertos toda posible imagen o alabanza, porque el torso empezaba porque debajo de sus muertos vive un líquido evangelio sin perecer, y es en Lo-No-Mirado de figuras extremas. donde levanta al cielo su verdad deslumbrante. Así, ¿de qué nos sirven los cantos? ¿Cómo llegar al seno de los Padres, allí donde la noche recogió su rocío? No preguntéis. Mirad. ULTIMA ORACIÓN Gozad los dones puros, los otoños, que no por inteligencia, sino por tranquila visión el mundo se contempla. Cuando recorrimos las poblaciones, los días despertaban por el rumor extraño de las fuentes, una aguja de néctar frutecía y ardiendo se iniciaba la vida LUCÍA CARMONA, argentina. Dos ejemplos de su en las pequeñas marcas de la arena. libro Poesía ( 1967-1987):

A veces, contemplabas el árbol LA INFANCIA y tu rostro traducía los milenios (Fragmento) del leño guarecido por la sombra.

Toda ceniza Descubrimos el río por la violencia del iris trasegaba en duelo con la celeste ternura entre hogueras silvestres del ángel en las ondas su menuda sombra fosfórica y el vino de la piel y el pan por los móviles arcos era tan sólo pan. o los secretos labradores muriendo lentamente desde la antigua fosa.

73 Mientras me sostenías, en las tardes, ANTONIO CARVAJAR, español. De la revista Fin de se enajenaba un niño en la sal siglo No 2-3: de mi sangre, al cielo presentías su sombra devastada y mirabas mis ojos MUDANZAS para que no quebrara las arcas del sonido.

1 Pero yo. quietamente, «¿Preso yo?». Y te sonríes. encontré tus infancias En sol, en flor, en gozo, te deslíes. y besé tus abismos te mueves a tu antojo; por resguardar los vagidos mas pronto necesitas soberbios. esto y eso y aquello Bajo constelaciones caminamos -bien porque es útil, bien porque es tan bello v entonces y, lo mismo que yo, ya estás atado, los ramajes sostuvieron mi niño. controlado, comprado, inocente tal vez de tus prisiones. Ahora No te hagas ilusiones que enmudeces y tu primero afán y lucha sea entre las bestias trémulas romper los altos muros de violencia tu olor a minerales desgajados de esa cárcel sutil llamada idea. es el eco que clama por los senos antiguos. Y desde qué etapas del murmullo II emergías sonriendo. Beberé este veneno. qué anales de la muerte devorabas No me digas su nombre. Algas de la pereza. entre los pasadizos de mi signo. Un centelleo tibio. como floración de labios Si nme besaras, antes besados nunca. Nunca. Y alas. tu fuego pendería Hasta la última orilla. del fiel del exterminio. Mas ¿qué veneno hubiere y me matare si morir, sonreír, ya no es astro ni espejo? Amor, este panal de rocas III sepulta los inviernos, La imagen del escudo en mis mejillas, tu paso no ha espantado corola traviesa como una copa alzada, las rapsodias sagradas. y brindo por el olvido de otros días pasados que plantean, tenaces, una lucha sin tregua. ¡Besa entonces las vidas florecidas por el tacto de Dios! Escudo de paciencia para un presente torpe cada vez más tendido con pedigüeña mano, casi ya desnutrido de luz y luz futuras. Paciencia, pobre prójimo, que el mañana aún no es tuyo.

74 Endurecer el rostro como si un halo pétreo AÍDA CARTAGENA PORTALATÍN, dominicana. Dos impidiera el rubor, la compasión, la risa; ejemplos, el primer del libro América poética, rostro de piedra o póker, azuzado por Oscar Abel Ligaluppi: como perro de escarnio contra quien muere y muere.

No cabello de sierpes ni ojos de locura. Hoces contra los labios cuando pidan clemencia; UNA MUJER ESTÁ SOLA las sienes, ventisqueros donde resbale un astro; la lengua, vidrio, nuncio de que piedad no existe. Una mujer está sola. Sola con su estatura. Con los dos ojos abiertos. Con los brazos abiertos. Con el corazón abierto como un silencio ancho. Espera en la desesperada y desesperante noche sin perder la esperanza. IENNIE CARRASCO MOLINA, ecuatoriana. De Poe- Piensa que está en el bajel almirante sía erótica de mujeres: con la luz más triste de la creación. Ya izó velas y se dejó y se dejó llevar por el viento del norte MUJERES DE CARAMELO en fuga acelerada ante los ojos del amor. Una mujer está sola. Sujetando con sus sueños los sueños que le restan y todo el cielo de Antillas. Mujeres de caramelo Seria y callada frente al mundo pueblan los cristales de mi risa que es una piedra humana, ascienden, emergen, se sumergen. móvil, a la deriva, perdido en el sentido de la palabra propia, de su palabra inútil. Chica de veinte años Una mujer está sola. Piensa que ahora todo es nada dulce serpiente y nadie dice nada de la fiesta o el luto fantasía de la sangre que salta, de la sangre que corre, mándame tu foto y te amaré de la sangre que gesta o muere de la muerte. en mi propio cuerpo Nadie se adelante ofreciéndole un traje en mi gran clítoris condenado a la nostalgia. para vestir su voz que desnuda solloza deletreándose. Una mujer está sola. Siente, y su verdad se ahoga New York se pierde entre los rascacielos en pensamientos que traducen lo hermoso de la rosa, la niña china bebe mis jugos de la estrella del amor, del hombre y de Dios. miro el templo acabado de nacer el divino portento de su lengua.

No hay sol en este lado de la luna.

75 Y el segundo de la revista Correo de la poesía avanzar hacia el grito, No. 71. Poesía femenina iberoamericana: abrazar la garganta con tus manos de niña y volver del abrazo con las manos heladas. Helada en el asfalto que gotea mis sienes, en la ausencia tristísima que invalida mis alas LLANTO DE LLANTO y amortizar a plazos el precio de la risa, el osado dolor -valor- de la esperanza. Y atreverse a luchar por la paz de unos ojos, Empecé por llorar lágrimas y arriesgar la pisada en amores ajenos, que no tenía en los ojos. y acercar la mejilla, porque hace mucho frío Es un templo que golpea mi izquierda. cuando el fuego nos niega y el coraje nos falta. Y tu trémulo canto se fue a beber amores.

Morir para acabar ganando el equilibrio. El mundo es ancho. A punto, oh, Dios, las arterias a punto La huella de mi planta breve. para intentar salir de esta ignorancia. El Cosmos es la morada de mis ensueños, pero en tu izquierda no hay un grano de amor para mí.

Mi pie hirió los caminos verdes, sollozo inconcluso de las voces del valle. losÉ ADÁN CASTELAR, hondureño. De Poesía. Fui más allá de todas las distancias, y tú Hombre-piedra, tan cerca Poetas hispanos en Nueva York: mirándome me ignorabas.

VERANO

CARMINA CASAL, española. De la Antología Arde la calle poética general , selección de Carlos Murciano y y la basura. Carlos María Maínez: El humo y el polvo ascienden, mezclados: lento penacho A punto el día, a punto la mirada. de la hoguera petrificada, La voz no lleva límite en su límite. vuelo de espuma negra, cristal La historia nme soporta, simplemente. de sol La vida es un insomnio, sucio. un beso de horizonte que estalla contra el pecho, Seco incendio del verano. la sinrazón de ser Hasta la sombra de la higuera arde y la roca sin fondo tragando mi equipaje. sobre la última mirada del agua muerta. No quedarán espadas , latidos o violetas, todo contra la piedra, sin corazón la piedra , inmutable, callada, ;poderosa la piedra! Una lágrima hasta para desentrañar la rosa aunque Cl Mar se desangre herido por el miedo y el vértigo amenace la herencia de la estrella. Con todo, amar, amar. FREDO ARIAS DE LA CANAL

76 VIRGILIO LÓPEZ LEMUS EN POS DE LA D ÉCIMA

JUANA ROSA PITA

Especial/El Nuevo Herald Cuando la admiración se alía al cariño no es tan difícil, como dicen, escribir sobre el amigo cuya obra de investigación merece resonancia. Por eso me lanzo con entusiasmo a dar entrada a mis lectores a La décima renacentista y barroca (2003), reciente libro del poeta y ensayista Virgilio López Lemus (Fomento, Sancti Spíritus, 1946), cuya plaquette de poemas Beatus ille acaba de salir en Madrid, por Betania. La estrofa a la que él dedica la espléndida monografía que aquí me ocupa, es de pura cepa andaluza; dicen que la cultivó ya en el siglo XV Marina Manuel, nieta de Don Juan Manuel y musa de Diego de San Pedro, en su célebre Cárcel de amor. Siendo éste un ensayo de investigación, el autor se vale de técnicas detectives- cas, y lleva gustoso al lector a seguir su pesquisa a partir del Cancionero General del siglo XV. Fija los orígenes de la décima: "desde diversos crisoles estróficos (zéjel, villancico, cosante, quintilla), y de reuniones de estrofas de arte menor (redondilla, sextillo, pareados) en el complejo formal de la estrofa de diez versos". El auge de su variante espineliana ya en el Siglo de Oro, le confirma que "la tradición de la décima en la oralidad y el empleo culto de la estrofa en la poesía de la lengua española, es un asunto de índole identitaria desde el siglo XV" hasta hoy. Luego pasó a América, donde prendió con tal fuerza que desbordó los cauces de la poesía culta para convertirse en favorita de la popular, asunto desarrollado por el mismo autor en La décima constante (1999). Al salir de la cárcel es una espléndida décima formada con coplas reales por Fray Luis de León, antes que se fijara la espinela como respuesta casticista al fuerte influjo italiano.

Aquí la envidia y mentira me tuvieron encerrado. Dichoso el humilde estado del sabio que se retira de aqueste mundo malvado. Y con pobre mesa y casa. En el campo deleitoso con solo Dios se acompasa, y a solas su vida pasa, ni envidiado, ni envidioso.

77 En manos sabias -según prueba este libro- la su delito mayor: "haber nacido". Virgilio cita las décima proporciona un odre inmejorable en arte siete décimas de ese genial soliloquio, que tendré menor: diez octosílabos de armoniosa, sintética y que reducir aquí a sólo la tercera: diáfana dicción. López Lemus considera a Cervantes como uno Nace el ave y con las galas de los mejores cultores de la espinela antes de que que le dan belleza suma, ella alcanzara su esplendor, y nos da una muestra apenas es flor de pluma que resulta imposible de fragmentar, pues parece o ramillete con alas, cincelada en un sólido bloque de lenguaje: cuando las etéreas salas corta con velocidad, Nunca con menos afán negándose a la piedad he caminado camino, del nido que deja en calma; y, a lo que yo imagino, ¿y teniendo yo más alma, no está muy lejos Orán. tengo menos libertad? ¡Gracias te doy, rey divino! ¡Virgen pura, a vos alabo! ¿Qué gran tema no se ha tocado con esplendor en la Yo ruego llevéis al cabo décima, si el poeta ha estado a la altura del reto? La tan extraña caridad; estrofa ya por seis siglos peregrina, ha probado su que, si me dais libertad, idoneidad como mágico receptáculo, según afirma prometo seros esclavo. nuestro ensayista, poeta y notable cultor de ella en su De sí mismo (2000): "no es sólo una `estrofa Maravilla de espíritu cervantino recogido en esa barroca' como se ha dicho, sino que es capaz de estrofa, no menos que en el largo monólogo de expresar multitud de sensibilidades aprehensivas Marcela, en El Quijote. Misterio de misterios: para como las neoclásicas o las románticas". mejor obedecer es preciso sentirse libre. Por ser ya en América "tan profusa en el uso de El autor halló en Quevedo unas ciento cincuenta la décima como Lope de Vega, Góngora, Calderón décimas, entre ellas sátiras morales, políticas, y Tirso de Molina", inciso aparte merece en este sociales y literarias, como las que agrupa en Búrla- libro Sor Juana Inés de la Cruz. Él considera que el se de todo estilo afectado , que escribe contra texto Esmera su respetuoso amor hablando a un Góngora, imitando los excesos del estilo culterano retrato posee un asimilado influjo calderoniano: con la consecuencia de que "No me entiendes ni me entiendo./ Pues cátate que soy culto". A modo de Bien puedo formar querella, ilustración, esparcida en el libro hay una imprescin- cuando me digas en calma, dible antología de todo tipo de décima, en especial de que me robas el alma, de la espinela; así llamada porque Lope de Vega y no te animas con ella; acreditó el feliz invento de esa modalidad decimista y cuando altivo atropella, a su maestro, el músico y poeta Vicente Espinel. tu rigor, mi rendimiento, La estrofa alcanzó su hondura vibrante en apurando el sufrimiento, Calderón de la Barca. "El momento capital de la tanto tu piedad se aleja, décima del siglo XVII, y sin dudas la más bella que se me pierde la queja combinación hallada hasta entonces -lograda a y se me logra el tormento. través de la espinela- se encuentra en el ya mencio- nado monólogo de La vida es sueño ", en que Segismundo comparte con todos los seres humanos

78 "Sor Juana dejó detrás suyo -dice el autor- una gran obra en esa estrofa", con culteranismo y conceptismo asumidos y refinados, rasgos ya propios del barroco americano. La décima Y cómo olvidar al creador del cultismo, el noble renacentista marinero don Luis Carrillo y Sotomayor, quien a pesar de haber muerto a los 24 años, nos dejó y barroca además bellos e intensos sonetos. De las 20 espine- las que dedicó a principios del siglo XVII a Pedro Ragis (artista granadino que tenía ante sí la ardua tarea de pintar a su amada), escogió Virgilio ésta:

Cambia al ébano el color, y con él en vez de tinta, Virgilio dos iris hermosas pinta en este cielo menor, Lopez prendas que no da el amor de paz y serenidad: Lemas mas si encubre su beldad nube de ceño, o se estiran, arcos son, y flechas tiran de justa inhumanidad. Pablo de 1^a ltirri r,tc

Dulce y útil es este libro, tal como aspiraba su autor que sean su exposición y reflexiones. Virgilio López Lemus de nuevo logra con creces hacer extensivo al ensayo crítico el dictum de Horacio para la crea- ción poética. La décima renacentista y barroca es un libro utilísimo para hablantes del español y el portugués, y para todo estudioso de la versología hispánica.

79 POETAS INCLU IDOS EN ESTE ESTU DIO

MIGUEL ALFONSECA LUIS ARMENTA MALPICA ARMANDO BLANCO FURNIEL ISABEL ABAD MINERVA AROCHO NOGUERAS LOUIS BOURNE Luis ABAD RAFAEL AROZARENA CORAL BRACHO, LIDIA ACEVEDO Luis ARRILLAGA ROBERTO BRANLY ALEXANDRAYVONNE ACEVEDO FIALLO ARMINDA ARROYO VICENTE MÓNICA BRAUN ROSSANA DEGLI AGOSTINI RIGHETO MIGUEL ARTECHE FRANCISCO BRINES CARMEN BRUNA CARMEN AGÜERO VERA MARTHA ARTIGAS DORIS BRUGIATI CARMEN AGUIRRE REQUENA PEDRO ALBERTO ASSEF RAFAEL BUENO NOVOA MARGARITA G. DE AIZPURU JORGE ASTUDIILO Y ASTUDILLO FELI BURILLO VALESTRA JUAN ALCAIDE SÁNCHEZ ÁNGEL AUGIER ANGÉLICA BUSTOS RAFAEL ALCALÁ ENRIQUE BADOSA ALEJANDRO BUSUIOCEANU JUAN ALCOCER SANZ MARCOS RICARDO BARNATÁN ANTONIO CABÁN VALE ALEJANDRO ALMARCHA GUERRERO SUSANA BALLARIS JULIO JOSÉ CABANILLAS DIGNORA ALONSO EMILIO BALLESTEROS ALMAZÁN JOAQUÍN CABEZAS DE LEÓN JAVIER ALVARADO RAFAEL BALLESTEROS ÁNGELES CAÍÑAS PONZOA ERNESTO k VAREZ CARLOS BAOS GALÁN DANIEL CALMELS LEANA ALVAREZ HILARIO BARRERO Luis E. CAJAMARCA JOSÉ ALVAREZ BARAGAÑO JAIME BARRIOS JUAN CALZADILLA FELIPE ALEJO ALVAREZ NAVARRO EFRAÍN BARTOLOMÉ ENOCH CANCINO CASAHONDA PEDRO AMADO ANDRADE EMILIO BEJEL ELIDA EDITH CANESTRI DE ESEREQUIS FÉLIX ALBERTO ANCHERLERGUEZ DÍEZ PABLO BECKER LUIS DE CAÑIGRAL EDELMIS ANOCETO CARLOS BENÍTEZ VILLODRES ALFREDO CARDONA PEÑA NARZEO ANTINO ÁNGEL BENITO LUCÍA CARMONA CARLOS ARANGUIZ DAISY BENNETT ANTONIO CARVAJAR EUGENIO ARCE LÉRIDA RICARDO J. BERMÚDEZ JENNIE CARRASCO MOLINA MARCELINO ARELLANO ALBARCES RICARADO BERNAL AÍDA CARTAGENA PORTALATÍN JORGE Luis ARCOS PEDRO BÉRTORA CARMINA CASAL MARÍA ARGUELLO CLAUDINE BERTRAND JOSÉ ADÁN CASTELAR MARTA DE ARÉVALO EMILIO BERISSO SIGFREDO ARIEL ODÓN BETANZOS PALACIOS CARMEN ARIONILLA JOSÉ JOAQUÍN BLANCO

so DIEGO GRANADOS Almería, España. (1915-2002)

Se funde mi dolor con el lamento que lanza, entre los árboles, la noche cuando su delicada oscuridad, con punzadas de brillo, las estrellas vulneran con el fuego de su luz. SERGIO PEDRO REYES PLASENCIA La luna, que su cara bella y triste San Sebastián de una confía de sombras redondea, la Gomera, Canarias con tijeras de plata va cortando, (1939-2003) en vedas, el azul. Con cuanto amor, mientras duermen los campos, las heridas Director del restaña con polvillo de la aurora. Instituto de Estudios Colombinos de la Gomera. Refugiada la noche tras la sierra, la luna se deshace en algodones. Mi dolor sigue en mí, abandonado.