CAMPO DE DALÍAS: USO INTENSIVO, EVOLUCIÓN DEL IMPACTO Y DEL CONOCIMIENTO DEL MISMO DOMINGUEZ PRATS, Patricia (1), FRANQUEZA MONTES, Pedro A. (1) , GONZALEZ ASENSIO, Angel (1) y JUAREZ GARCIA, José (1) (1) Instituto Geológico y Minero de España. Oficina de Proyectos de Almería. c/ Real 115, 3ºA. 04002-ALMERIA. [email protected] RESUMEN Por su importancia socio-económica, los acuíferos del Campo de Dalías, localizados en el SE español, están considerados entre los principales del Mediterráneo. Forman un sistema costero de acuíferos interrelacionados que sostiene practicamente la totalidad de la demanda agrícola – de cultivos intensivos – y urbana de la zona y de la capital de la provincia de Almería. Las investigaciones llevadas a cabo por el IGME, desde hace más de treinta años, han puesto de relieve la evolución de sus extracciones y las consecuencias de éstas para el uso sostenible del conjunto de acuíferos. El documento describe la historia de los bombeos y sus problemas asociados de contaminación de orígenes múltiples, y sintetiza el estado actual de conocimientos sobre el impacto de la explotación intensiva de estos acuíferos, así como una orientación sobre las medidas correctoras y protectoras a considerar para invertir las tendencias indeseables actuales al objeto de cumplir con la Directiva Marco del Agua de la UE.

Palabras clave: Campo de Dalías; uso intensivo; evolución del impacto

1 INTRODUCCIÓN El conjunto de acuíferos del Campo de Dalías constituye el “Subsistema Hidrogeológico Sur de Sierra de Gádor - Campo de Dalías”, el más meridional e importante de los tres que integran el “Sistema Hidrogeológico de Sierra de Gádor y acuíferos de sus cuencas marginales”. Consiste en un conjunto de acuíferos de estructura compleja, que en la llanura quedan superpuestos en dos a tres capas, relacionándose entre sí y con el mar. Por su importancia socioeconómica se les considera entre los acuíferos más destacados del Mediterráneo, ya que soportan casi en exclusividad el suministro a las demandas de esta comarca agrícola almeriense, destinada principalmente a cultivos intensivos de alta productividad, desde hace ya más de cuatro décadas. También sostienen el abastecimiento urbano local y de Almería capital, en su conjunto casi el 60% de la población provincial. El bombeo (unos 130 hm3 anuales) y los usos practicados sobre los mismos, que ya trascienden la llanura y bordes de la sierra, vienen originando en estos acuíferos diversos procesos de contaminación. Se han promulgado sucesivas normativas legales para el control del uso de este subsistema, pero aún no se ha producido, en la práctica, su gestión real. Para un futuro indeterminado, se ha anunciado la disponibilidad de recursos (desalinización) de sustitución de parte de los volúmenes bombeados, lo que podría permitir la aplicación de medidas protectoras y correctoras de sus actuales tendencias indeseables.

El Instituto Geológico y Minero de España (IGME) viene investigando estos acuíferos desde hace más de treinta años, mediante el seguimiento e interpretación conjunta de datos relativos a su geometría y extracciones por acuífero, piezometría, características hidroquímicas, etc., registrando la evolución de su funcionamiento y, con ésta, la testificación de los procesos de contaminación, como respuestas observadas en cada acuífero a su utilización y a la de aquellos con los que se relacionan. Al ser ya conocidas las características generales de estos acuíferos y las principales tendencias indeseables que vienen observándose en los mismos, en la actualidad estas investigaciones están dirigidas a avanzar en el conocimiento detallado de algunos aspectos concretos de dicho funcionamiento, requeridos para los necesarios apoyos a la selección, diseño

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y seguimiento de las medidas correctoras que se consideren más oportunas, orientadas a reconducir el futuro uso del subsistema a un régimen sostenible.

2 ENCUADRE HIDROGEOLÓGICO El subsistema “Sur de Sierra de Gádor–Campo de Dalías” aquí considerado o, de forma más resumida, “Campo de Dalías”, es el más meridional del macizo de Sierra de Gádor (FIG. 1), el cual comprende tres subsistemas en el dominio de su relieve y la prolongación de sus materiales hacia sus cuencas vertientes (IGME, 1986 a González et al. 2003). Las metapelitas o filitas y esquistos (s.l) permotriásicos y más antiguos, del núcleo del antiforme alpujárride/nevadofilábride que constituye dicha sierra, son la base impermeable o de baja permeabilidad de la potente serie carbonatada (del orden de 800 a 1000 m), en general muy permeable, que descansa sobre la misma; la disposición espacial de este sustrato da lugar a la diferenciación de los tres subsistemas existentes. El límite entre el subsistema más occidental y el del Campo de Dalías (entre zonas saturadas) es cerrado, mientras que una parte del que relaciona éste con la cuenca del Andarax, en el sector central de su borde norte (Alto Andarax), parece ser abierto, pudiendose admitir un trasvase subterráneo hacia el Sur, sobre el umbral permotriásico del núcleo de la sierra, según se deduce del análisis piezométrico, estructural, y del aparente déficit de escorrentía desde el Alto Andarax, observable en la cuenca media – baja de este río (IGME, 1986; IGME, 2003). La mayor parte de la Sierra de Gádor está desaturada, constituyendo el área de cabecera de los acuíferos presentes en sus bordes, más o menos adentrados en las zonas hundidas de sus márgenes, presentando primero una situación libre, y despues un carácter confinado bajo coberteras neógenas y/o alpujárrides

3 ESQUEMA HIDROGEOLOGICO DEL SUBSISTEMA De este sistema, aquí se hace referencia, como se ha dicho, al subsistema más meridional, el de mayor importancia. Dentro de éste hay que destacar los llamados acuíferos inferiores del Campo de Dalías situados en la parte inferior del apilamiento estructural de acuíferos superpuestos en la llanura. Están formados por un potente conjunto de materiales carbonatados triásicos del manto de Gádor, en general muy fisurados y fragmentados en bloques, que se extienden por la vertiente sur de la Sierra, donde tienen carácter libre, y se van hundiendo hacia el Sur (FIG. 1) continuando bajo la llanura costera y bajo el mar, hasta desaparecer (IGME, 1982; IRYDA- IGME, 1979). En estas últimas zonas quedan confinados por la cobertera neógena, en su mayor parte impermeable, en la que también existen uno o dos conjuntos permeables, principalmente detríticos, miocenos y/o del Plioceno; en ella se diferencian, por la existencia de intercalaciones de materiales de baja permeabilidad, los llamados genéricamente acuíferos de cobertera que, debido a su disposición dentro de la estructura, también se denominan intermedios o superiores. Bajo los materiales confinantes de esta cobertera neógena, la existencia de metapelitas alpujárrides de unidades tectónicas superiores, que cabalgan al manto de Gádor, pueden contribuir a este aislamiento general, bajo el mar, del acuífero principal. Internamente, horizontes margosoesquistosos del conjunto carbonatado del propio manto pueden funcionar también como confinantes locales, dando lugar, cuando la estructura lo impone, a acuíferos de menor rango y/o subacuíferos. En la llanura se ha llevado a cabo una primera interpretación de la distribución de los principales tramos descritos en este conjunto carbonatado bajo las coberteras (González et al. 2003) que mejora la comprensión de algunos aspectos de su funcionamiento..

En síntesis, el conjunto consta de varios acuíferos inferiores y de cobertera, relacionados entre sí pero con funcionamiento específico (IRYDA- IGME, 1979; IGME, 1982). Este modelo conceptual se ha ido definiendo progresivamente, contrastándolo y mejorándolo en detalle, comprobandose la presencia local de subacuíferos, de interés para la comprensión del funcionamiento general del subsistema y de los procesos de mezclas naturales y, sobretodo, de las contaminaciones en marcha (IGME, 1986b: ITGE, 1989, 1995, 1997,1999; IGME, 2003;

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Domínguez y González, 1987; Domínguez, 2000; González et al., 2003; IGME, 2003). La FIG. 2 refleja la distribución espacial de estos acuíferos. Hay dos acuíferos inferiores: Acuífero Inferior Noreste (AIN) e Inferior Occidental (AIO), y 5 acuíferos de cobertera que conviene destacar: Superior Noreste (ASN), Superior Central (ASC); Intermedio Noreste (AItN); Acuífero de la “Escama de Balsa Nueva” (AEBN) e Intermedio central (AItC); su relevancia en algunos casos se debe más al papel que desempeñan en el funcionamiento general, que a la cuantía de sus recursos o reservas.

Del conocimiento de los acuíferos inferiores destaca su falta de conexión directa con el mar en casi todo el frente costero de la llanura, o mar adentro, a excepción del entorno del extremo oriental del Campo (área de Aguadulce), gracias a una estructura extraordinariamente favorable (cuyos rasgos esenciales se vienen exponiendo en sucesivos documentos, entre IGME, 1982 y González et al. 2003). De esta manera, gran parte de las descargas al mar se han producido por el citado entorno, por el cual, siguiendo la misma vía (en sentido contrario) ha tenido lugar la mayor parte de la entrada de agua de mar. Esto ha favorecido las posibilidades de explotación de los acuíferos más utilizados del Campo sin que se hayan salinizado totalmente (el AIO y el AIN), pese a la evolución de sus cotas piezométricas (entre 31 y 32 metros bajo la del mar en la actualidad, el primero de ellos) (FIG. 4).

Los acuíferos inferiores se recargan principalmente a partir de la precipitación en su propio dominio de la sierra y, muy probablemente, por la citada transferencia subterránea desde el borde norte de la misma, por descarga en cascada del acuífero carbonatado del Alto Andarax (IGME, 1986 a González et al. 2003), estimándose ambas aportaciones en unos 40 –50 hm³/a, sin pretensiones de mayor precisión. Las entradas por flujos laterales subterráneos, desde acuíferos de cobertera en contacto lateral -por el frente meridional-, cada vez van adquiriendo mayor importancia, al aumentar la diferencia de niveles del agua entre el acuífero receptor y el donante, con cotas crecientes en los de cobertera (por el abandono de los bombeos y también por los retornos de las actividades antrópicas sobre la superficie aflorante de estos acuíferos), mientras que los niveles de los acuíferos inferiores están en descenso por los efectos de la evolución de bombeos (FIG. 3 y 4). Los retornos directos a las zonas libres de estos últimos acuíferos van adquiriendo cierta entidad (IARA, 1989), destacando también las entradas por transferencias verticales “vía sondeo”, hacia los más profundos, aunque con más incidencia en la calidad del agua que en la cantidad. La descarga de los acuíferos inferiores se producía esencialmente al mar por el área de Aguadulce y hacia los de cobertera por distintos sectores, lo que ha sido muy modificado por la influencia de los bombeos.

En cuanto a los acuíferos de cobertera, se recargan por infiltración de la precipitación directa y desde las escorrentías superficiales que les alcanzan (en gran medida procedentes de la sierra). En régimen natural, recibían aportes laterales desde los acuíferos inferiores en gran parte de los sectores de contacto con los mismos, lo que en la actualidad prácticamente ha dejado de producirse, modificándose la relación a una recarga creciente de los inferiores, ya comentada. Con el uso dado al territorio, los retornos de las actividades antrópicas constituyen también una fuente importante de sus entradas. Estos acuíferos, que descargaban al mar esencialmente, pasaron del régimen natural a un régimen muy influenciado, en el que mayoritariamente se descargaban por bombeo, y en exceso en algunos casos; esta situación ha cambiado de nuevo, al estar sometidos a una extracción muy reducida, de manera que vuelven a descargarse lateralmente al mar, en su mayoría, y a los acuíferos inferiores. El AEBN es una excepción: sufre un descenso piezométrico progresivo en su borde oriental, aunque no tiene bombeo (FIG. 4), arrastrado por la bajada del nivel del acuífero receptor de dicho flujo, por lo que continúa transfiriendo flujo de agua marina al AIO, que tiene una importante sobreexplotación.

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4 HISTORIA DE LOS BOMBEOS Y SUS PROBLEMAS ASOCIADOS DE CONTAMINACION El bombeo ha evolucionado mucho en los distintos acuíferos (FIG. 3): hasta finales de la década de 1970 las extracciones de los de cobertera superaban a las de los inferiores, mientras que, en la actualidad, estas últimas son el 85% del global. Más del 90% del suministro a las demandas proviene de los bombeos de los acuíferos, que hasta ahora han garantizado el 100% de la atención a las mismas. En consecuencia, han tenido lugar importantes cambios de funcionamiento en el conjunto de acuíferos, con inversiones de flujos en gran parte de las transferencias entre ellos y con el mar. La evolución piezométrica (FIG. 4) muestra la diversidad de respuestas entre los distintos acuíferos, e incluso dentro de ellos, debido tanto a las variaciones de los bombeos como a la presencia, en aumento, del retorno de los excedentes de las actividades agrícolas y urbanas en las zonas libres de los acuíferos; estas respuestas quedan también reflejadas en sus características hidroquímicas (IGME, 1980; ITGE, 1995; Domínguez et al., 1988; Domínguez, 2000; IGME, 2003).

En relación con el uso sostenible del subsistema, los principales procesos negativos afectan de distinta forma a los acuíferos inferiores y a los de cobertera; el abandono del bombeo en estos últimos, por su excesiva salinidad para las demandas, el aumento de la superficie regada y de los retornos que conlleva, y la progresiva implantación de extracciones en los acuíferos inferiores para atender demandas preexistentes y de nueva creación, generan -aparte de otros problemas planteados en la actualidad (de inundación de cultivos, contaminación de humedales, comunicación vertical de acuíferos por sondeos mal construídos, etc.)- el ya señalado incremento de la diferencia de niveles entre estos acuíferos, que está produciendo un aumento de la transferencia de flujos de las coberteras a los inferiores, por la citada inversión ya generalizada de flujos laterales hacia éstos, acompañados de sus cargas contaminantes. El conocimiento del funcionamiento actualizado de los acuíferos explica estos procesos negativos más importantes (ITGE, 1989; Domínguez y González, 1991; Domínguez et al., 1996; Domínguez, 2000; Domínguez et al., 2001a y b) que afectan a los acuíferos inferiores: la intrusión marina; la citada relación de flujos actualmente existente entre éstos y los acuíferos de cobertera, con procesos asociados de salinización (por la salinidad natural o adquirida durante el régimen de explotación de estos últimos) y de contaminación por los retornos de origen agrícola y urbano de las coberteras, cuya gravedad puede ser ya importante en algunas zonas, o puede llegar a serlo en extensión y, previsiblemente, en intensidad, al afectar al uso directo de estas mezclas por las demandas. La tendencia al deterioro de los acuíferos inferiores (variable según los sectores, y todavía en fase temprana), a la que contribuyen, o contribuirán, las interconexiones de ambos tipos de acuíferos en captaciones profundas, la implantación en aumento de invernaderos en las zonas libres de los mismos (de gran vulnerabilidad a la contaminación por su alta fisuración), etc., exige actuaciones de gestión que la elimine o minimice.

5 SÍNTESIS SOBRE LA INTRUSIÓN DE AGUA DE MAR EN LOS ACUÍFEROS INFERIORES Entre la década de 1960 y la actualidad, los niveles del agua en estos acuíferos están descendiendo, con los mínimos valores registrados en octubre de 2000 (Dominguez et al., 2001a): 32 a 33 m bajo el mar en el AIO y entre 17 y 21 mbnm en el AIN, con algunos intervalos temporales de recuperaciones asociadas a los años más lluviosos (FIG.4). El estudio de la evolución temporal de distintos tipos de datos en sondeos de las redes de observación (composición química de mezclas de bombeo, de medidas del muestreo en profundidad, registros verticales de salinidad y temperatura, etc.) ha señalado la existencia de procesos de intrusión marina activa en el AIN, y en el pequeño acuífero poroso de la “Escama de Balsa Nueva” (AEBN) (FIG. 2), (IGME, 1986b; ITGE, 1995; Domínguez y González, 1987; Domínguez et al. 1988), interpuesto entre el mar y el AIO

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La entrada de agua de mar supone un elevado riesgo para el uso sostenible del subsistema, especialmente para el AIN por su contacto directo con el mar; en él se ha podido observar la evolución de la zona de mezcla agua dulce – salada desde mediados de la década de 1980 (IGME, 1982; 1986b; Domínguez y González, 1987; Domínguez et al. 1988; Domínguez, 2000). Las cotas piezométricas negativas en la mayor parte de este acuífero están de acuerdo con la existencia de transferencias de flujos salados hacia sus áreas interiores de la llanura y borde de la sierra, actualmente, con gran diferencia, las más explotadas, habiéndose encontrado las condiciones más favorables para el avance de la intrusión marina al final de 1999/2000. Esta contaminación puede seguir distintas vías de avance, de diferente velocidad de progresión, debido a la presencia de una estructura geológica extraordinariamente compleja (ITGE, 1989; Domínguez y González, 1991; ITGE, 1995), afortunadamente también muy favorable para la explotación de este acuífero. Su investigación precisaría de la ejecución de algunos sondeos específicos, con obtención periódica de datos de distintas variables (hidroquímicas, isotópicas, registros geofísicos, etc.), para detectar el alcance de estas contaminaciones ( ITGE, 1989; Dominguez et al. 2001a y b).

En relación con la contaminación por entrada de agua de mar al AIO, es desde finales de 1980/81 cuando sus niveles piezométricos empezaron a estar bajo los del mar, arrastrando a los del acuífero costero en contacto lateral; el proceso quedó reflejado en un aumento de la concentración de sales en el agua de bombeo del AEBN, ya abandonado por las demandas, y en la elevación de la posición de la interface agua dulce – salada, de manera que este acuífero quedó, en la práctica, totalmente salinizado (ITGE, 1989; 1995) mientras que el sector de AIO subyacente permanece aún dulce, a las cotas de captación, por su desconexión directa con el mar. Más adelante se irá salinizando, por la transferencia lateral de flujos salados desde el AEBN: la estructura geológica en este sector del subsistema -deducida a finales de la década de 1970 y ya demostrada con la perforación de un sondeo profundo de investigación en 1985 (IRYDA-IGME, 1979; IGME, 1985)- ha condicionado muy favorablemente los mecanismos del proceso de contaminación en marcha, imponiendo su ralentización; el caudal de paso de agua salada ha quedado reducido, al estar controlado por un medio poroso de menor permeabilidad, además, la mayor densidad de estos flujos contaminantes que la de agua del AIO, y el gran espesor de dicho acuífero, ha motivado que las aguas salinizadas en éste se encuentren a profundidades importantes, no habiendo sido interceptadas por las captaciones existentes en el entorno (ITGE, 1995). Todo ello ha dado lugar a una apariencia ficticia de “buena salud” en el AIO, a pesar de la existencia incuestionable de estas contaminaciones, en la actual situación de funcionamiento. Se desconoce la progresión de esta salinización en el acuífero inferior por falta de sondeos profundos de observación; el avance en su conocimiento requiere la obtención de nuevos datos (hidroquímicos, isotópicos, etc.) en algunos sondeos de investigación a realizar (ITGE, 1989; Dominguez y González, 1991), para interpretar el proceso habrá que tener en cuenta la posible presencia de subacuíferos en este entorno, así como la influencia de contaminaciones de otros orígenes (agrícola, urbano, etc.) que se vienen produciendo (ITGE, 1997; IGME, 2003).

6 RESEÑA DE LAS CONTAMINACIONES POR TRANSFERENCIA DE FLUJOS DESDE LOS ACUÍFEROS DE COBERTERA A LOS INFERIORES Las diferencias en las características hidrodinámicas de los acuíferos de cobertera y los inferiores, para el caso del régimen natural, y el efecto de los bombeos y evolución de éstos y de los usos en los distintos acuíferos, han determinado que los acuíferos superiores e intermedios hayan pasado por etapas con distinta intensidad y origen de contaminaciones (incluída la intrusión marina en algunos casos) y que estos acuíferos de cobertera, en general, hayan alcanzado actualmente cotas piezométricas mayores que las de los inferiores (con excepción del ASC, en el que esta situación ya se daba, en gran parte, desde el régimen natural), provocando la entrada de agua transferida a estos últimos desde aquellos. Estos flujos actuales representan la

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inversión de la primitiva recarga desde los acuíferos inferiores a los de cobertera: AEBN (proceso ocurrido desde 1980/81), y a las áreas interiores del ASN y AItN, a partir de 1992/93. En consecuencia, en determinadas zonas de los acuíferos inferiores se están produciendo empeoramientos de la calidad del agua por esta nueva relación lateral / vertical, que incluye dos vías: la de contacto natural, entre sus respectivos materiales y la forzada por intercomunicación mediante sondeos mecánicos. El proceso, aún incipiente, se considera importante y exige el tenerlo en cuenta: además del mayor contenido salino de estos flujos, parte de éstos puede llegar a ser un futuro problema para la utilización del agua de mezcla en abastecimiento urbano. Una proporción del agua para este abastecimiento a la comarca y a la ciudad de Almería procede de sectores donde empiezan a existir condiciones por las que tendrán lugar mezclas con agroquímicos y sustancias contaminantes de origen urbano, etc.. Su estudio resulta complejo, y requiere de la realización de algunos sondeos específicos de investigación de la contaminación de distintos orígenes, para lo que resulta necesario tener en cuenta el conocimiento existente sobre la estructura y funcionamiento hidrogeológico de detalle, donde obtener información por medio de diferentes tipos de trazadores, etc. (ITGE, 1989; IGME, 2003; Domínguez et al.2003).

El incremento de la presencia de estas mezclas de aguas, de acuíferos de cobertera e inferiores, viene apreciándose durante décadas. En el sector centro-occidental del borde de contacto entre el AIO y el ASC se conocen casi desde el régimen natural, habiendose registrado el aumento de la extensión de su influencia por medio de las modificaciones hidroquímicas de las mezclas de bombeo; desde que comenzaron a hacerse sondeos más profundos en la zona de borde de ambos acuíferos (IRYDA – IGME, 1979), y desde la década de 1990, cuando se iniciaron las extracciones del AIO en la zona de fosa, se han observado mezclas de este acuífero y el ASC por intercomunicaciones de sondeos; estas mezclas han sido detectadas mediante las modificaciones piezométricas y de calidad del agua que producen en el agua bombeada de los sondeos, y analizadas en detalle con la información suministrada por registros verticales contínuos de temperatura y salinidad (ITGE, 1989; 1995). La presencia del AItC –localizado entre el AIO y el ASC en determinadas zonas de la estructura- ha sido detectada desde inicios de la década de 1990 por las salinizaciones que ha producido cuando ha sido interceptado por sondeos profundos; estas salinizaciones son consecuencia de la presencia de agua marina concentrada en materiales evaporíticos mesinienses (ITGE, 1995). Las mezclas entre el AIN y los acuíferos de cobertera vienen observándose también desde dicha década en varias captaciones, como un aumento en la salinidad, la concentración de compuestos de nitrógeno, y otros componentes hidroquímicos (Domínguez et al. 2001a y 2001b; IGME, 2003).

6.1 CONSIDERACIONES FINALES - El tipo de uso actual de estos acuíferos y el historial del mismo vienen generando una tendencia creciente hacia la intolerancia de las demandas a la utilización directa del agua extraída por la salinidad alcanzada de las mezclas que ya contiene. Este proceso se inició hace décadas en los acuíferos de cobertera –ya por ello muy poco explotados- y más tarde en algunas áreas –que serán cada vez más extensas si no se pone remedio- de los acuíferos inferiores, de los que se extrae un 85% del agua bombeada. En dichas áreas, la calidad natural de sus aguas (muy aceptable inicialmente para los usos tradicionales) está sufriendo transformaciones por los distintos procesos contaminantes que, si bien son aún en general incipientes, en algunos casos ya exceden los límites de admisión para las demandas (áreas de Aguadulce, La Gangosa, Vícar, etc.); algunas de estas contaminaciones podrían afectar a las zonas de captación de aguas para uso urbano. Por todo ello, es necesario prestar atención a la corrección de estas tendencias, abordando cuanto antes las medidas necesarias para su mitigación y prevención.

- Para avanzar en el conocimiento de estas contaminaciones se necesita: un planteamiento científico, basado en el profundo conocimiento hidrogeológico que desde hace años ya se tiene de estos acuíferos. Perforar algunos sondeos de investigación, para alcanzar complementos específicos de información (de objetivos muy concretos), que permitan delimitar mejor estos procesos y controlar la eficacia de las medidas correctoras que se implanten.

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- El uso sostenible del subsistema que hoy reclama la política de aguas, precisa adoptar medidas contempladas desde perspectivas multidisciplinares para su regeneración y protección, contando inexcusablemente con los usuarios, y que estas medidas se fundamenten en la información hidrogeológica ya disponible (seguimiento del funcionamiento actualizado). Con lo que se conoce, ya pueden discutirse y decidirse los tipos de actuaciones de gestión; su diseño concreto precisará informaciones complementarias en muchos casos.

- La gestión a realizar deberá hacer compatibles (para su buen fin) la atención a la actual situación de demandas, con la mejor solución posible de los problemas planteados. Exige: la disminución de bombeos en los acuíferos inferiores (recuperación necesaria); la sustitución racional de parte de los mismos por nuevos recursos: desalinización de agua de mar -ya decidida- complementados con extracciones ponderadas, en acuíferos de cobertera, que sean necesarias para corregir las situaciones indeseables; para el uso de estos recursos complementarios serán necesarios tratamientos previos. Estas extracciones de acuíferos de cobertera deberan ubicarse en zonas estratégicas, atendiendo a la mitigación – corrección de los procesos indeseables (transferencias de contaminantes a los acuíferos inferiores, inundación de zonas bajas, intrusión marina, etc.) respetando, todo lo posible, humedales naturales y antrópicos (Las Norias).

- Debe acelerarse la puesta en práctica de la confrontación de opiniones, ya compartida unánimemente, así como la multidisciplinariedad de la información que sostenga las decisiones que se adopten, y la participación inexcusable de los usuarios.

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FIG. 1: Esquema hidrogeológico del Sistema de Sierra de Gádor y acuíferos de las cuencas marginales

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FIG. 2: Esquema de distribución espacial de los principales acuíferos del “Subsistema Sur de Sierra de Gádor – Campo de Dalías”. (Modificada de ITGE 1989). Acuíferos de cobertera: (1): ASC, libre; (2): ASN, libre, multicapa local; (3): AEBN; (4): pequeño acuífero confinado del horst de Guardias Viejas; (5): AItC: local, confinado entre ASC y AIO. (6): AItN: (6A): libre; (6B): confinado entre ASN y AIN. Acuíferos inferiores: (7): AIO, (7A): libre; (7B, 7C y 7D): confinado bajo AEBN, ASC, y AHGV y ASC, respectivamente. (8): AIN. (8A): libre; (8B, 8C, 8D y 8E): confinado, bajo AItN, ASN y AItN, ASN, y bajo filitas permotriásicas, respectivamente. (9): límites de acuíferos. (10): cabalgamiento / falla inversa. (11): falla prepliocena. (12): falla plioceno – cuaternaria. (13): divisoria hidrográfica.

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FIG. 3: Evolución del bombeo en el subsistema 1980/81 – 1998/99

FIG. 4: Hidrogramas de piezómetros representativos de los acuíferos principales. Se incluyen dos piezómetros diferentes para el ASC (152 D y 64 D) y para el AIN (El Aguila y Aguadulce).

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