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¿Es posible amar y ser amado con un amor puro?

Miramos la realidad

Somos testigos de que en la actualidad muchas personas privilegian el placer antes que el amor verdadero. Por este motivo, muchos enamora- dos, novios e incluso esposos terminan su relación cuando ésta les exige un compromiso; es decir, cuando ésta les pide sacrificarse por el bien del otro, amarlo de verdad. Por otro lado es común llamarle “hacer el amor” a casi cualquier acto sexual. “Bienaventurados los limpios de corazón, Existe una interpretación errónea sonas, convocadas por Dios para porque ellos verán a del significado del verdadero amorrealizarnos en el amor, estamos Dios”1. y de la relación sexual como una llamadas a tomar la decisión de vi- expresión del amor. La relación vir el amor según el Plan de Dios, sexual humana no es un acto sim- aceptando el desafío de aprender a plemente físico o biológico, sino amar de verdad y que lo lograre- que enmarca todo el mundo psí- mos esforzándonos por vivir la pu- quico y espiritual. Es una respuesta reza de corazón. libre ante una llamada al amor que engendra vida y que supone dona- “Alcanzando la pureza de corazón, ción, ternura, afecto y, sobre todo, un hombre es capaz de ver real- compromiso y responsabilidad. mente la imagen de Dios en una mujer y una mujer realmente lle- Partiendo del conocimiento de la ga a verla imagen de Dios en un propia realidad, de ser mujer, y de hombre. Así redescubrimos cómo nuestra propia vocación de ser per- amarnos: como Dios nos ama”2.

¿Es posible vivir la pureza en el mundo de hoy?

1 Mt 5,8. 2 Jason Evert, Amor Puro, Catholic Answers, Inc., Chile 2007,p. 2. Manual de Formación Betania - Nivel 1 1 TEMA Betania 23 UNIDAD 9

Iluminamos al mundo con la fe • Las redes sociales promueven la trivialización del concepto de intimidad y privacidad de la persona. 1. El mundo donde vivimos Todas estas situaciones junto con la inclinación natural del hombre al pe- cado explican que hoy el significado y el valor de la sexualidad humana se haya desvirtuado al punto de que no es vista como un medio para comu- El mundo de hoy está muy erotizado, marcado por una cultura del nicar amor y transmitir vida, sino solo como un medio para obtener placer. sexo. una cultura del amor sino del placer. Vamos a enumerar algunas situaciones que vemos con frecuencia: 2. La sexualidad es parte de mi identidad y de mi vocación al amor • Vivimos “sumergidos” en un am- para el 2015. Hay una poderosa biente sensualizado y erotizado fuerza económico-política que a. Dios creó la persona humana como un ser sexuado que vemos desde niñas en carte- promueve ello. ¿Y nosotras? So- les publicitarios; en la televisión mos cómplices cuando comparti- Dios creó a la persona como un ser (programas con animadoras o mos su opinión y creemos en su sexuado: varón y mujer. La sexua- bailarinas en trajes diminutos); producto. A ellos no les intere- lidad es un elemento básico de la en las películas (las infaltables sa la persona, sino sus intereses personalidad; un modo propio de escenas eróticas); en la música ideológicos y económicos, que ser, manifestarse o comunicarse con sensual o explícitamente sexual sustentan con actividades como otros; un modo de sentir, expresar y (videoclips sensuales o eróticos); la repartición de preservativos vivir el amor humano. La diferencia y en internet (con sus abundan- en universidades y colegios; la sexual se fundamenta en la misma tes páginas pornográficas). introducción de la píldora del día naturaleza humana. El cuerpo hu- siguiente. Todas, facilidades que mano puede ser masculino o fe- • Se difunde el amor sin compro- promueven cada vez más una menino. Esta diferencia sexual es un miso, se acepta la infidelidad. temprana sexualidad. dato biológico que afecta al ser hu - mano en su unidad sustancial bio- • Se induce a pensar que no se • Existe presión social de los “ami- psico-espiritual, y que se expresa en puede vivir sin mantener rela- gos”: sobre la frecuencia y la las características propias y el estilo ciones sexuales; nos imponen la creencia de que todo se vale en de lo masculino o lo femenino. idea de que es “normal” mante- las relaciones maritales. ner relaciones antes del matri- El ser humano es una unidad y la sexualidad es parte de esa unidad, un monio; y que “masturbarse” es • Hay proliferación de bailes sen- elemento básico de la personalidad. La sexualidad se entiende dentro de la natural. Incluso, los “psicólogos”, suales y eróticos. vocación al amor de toda persona. los “gurús” modernos, lo reco- miendan. • Existe un considerable aumento de la adicción a la pornografía “La sexualidad humana es un Bien: parte del don que Dios vio que • Agendas de poderosas multina- -mal llamada “arte erótico”- Así ‘era muy bueno’ cuando creó a la persona humana a su imagen cionales pretenden imponernos mismo es tomada en muchos y semejanza, ‘hombre y mujer los creó’3. En cuanto modalidad su modo de pensar universali- casos como punto de referencia de relacionarse y abrirse a los otros, la sexualidad tiene como fin zando los famosos “derechos para “aprender” sobre las rela- intrínseco el amor, más precisamente, el amor como donación sexuales”, mediante la introduc- ciones maritales. y acogida, como dar y recibir. La relación entre un hombre y una ción del aborto como un derecho mujer es esencialmente una relación de amor”4.

3 Gn 1, 27. 4 Pontificio Consejo para la Familia, Sexualidad humana: verdad y significado,11.

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a1. Complementariedad5 de ambos sexos Como vemos, el fin esencial de la sexualidad es el amor. Al hablar del amor es indispensable distinguir entre la genitalidad y la sexualidad. La genita- El Libro del Génesis habla de la creación de modo sintético y con lenguaje lidad se refiere a la base biológica y reproductora del sexo, en concreto, a poético y simbólico, pero profundamente verdadero: la relación genital entre un hombre y una mujer. El concepto de sexualidad tiene un contenido mucho más amplio que abarca la genitalidad o relación sexual. La genitalidad es una forma concreta de vivir la sexualidad, pero no “Creó pues al ser humano a Imagen suya, la única ni la más frecuente y necesaria. a Imagen de Dios le creó, hombre y mujer los creó”6.

La Escritura misma da la interpretación de este dato: Dios ve que el hombre 3. Las dimensiones del amor esponsal: está solo7, aun encontrándose rodeado de las innumerables criaturas del total, fiel y exclusivo mundo visible, e interviene para hacerlo salir de tal situación de soledad: El amor esponsal o conyugal es aquel que viven los llamados a la vida ma- trimonial. “No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada”8.

En la creación de la mujer está inscrito pues, desde el inicio, el principio de la ayuda: ayuda no unilateral, sino recíproca. La mujer es el complemen- to del hombre, como el hombre es el complemento de la mujer: mujer y hombre son complementarios entre sí. La femineidad realiza lo “humano”, tanto como la masculinidad, pero con una modulación diversa y comple- mentaria.

“Cuando el Génesis habla de ‘ayuda’, no se refiere solamente al ámbito del obrar, sino también al del ser. Femineidad y masculinidad son entre sí com- plementarias no solo desde el punto de vista físico y psíquico, sino también ontológico 9. Solo gracias a la dualidad de lo ‘masculino’ y de lo ‘femenino’ “El sexo es una parte que, aunque importante, no es lo ‘humano’ se realiza plenamente”10. desde luego, la más importante del amor. En cambio el amor lo es todo. Amar es descubrir que la propia felicidad depende de que sea feliz la persona a la que Hombre y mujer son distintos y se ama; subordinar la felicidad propia a la felicidad complementarios11. de la otra persona; o mejor, descubrir que la existen- cia de una y otra coexisten, necesitan y tienen una felicidad común. Pues como escribía Lewis (1991), sobre este particular, “el eros hace que un hombre Femineidad y masculinidad son dones comple- desee realmente no una mujer, sino una mujer en mentarios, a consecuencia de los cuales la sexua- particular. De forma misteriosa, pero indiscutible, el lidad humana integra la concreta capacidad de enamorado quiere a la amada en sí misma, no en el amar que Dios ha inscrito en el hombre y la mujer. placer que pueda proporcionarle…´12”13.

5 Complementario: Que sirve para completar o perfeccionar 9 Ontológico: Del ser en general y de sus propiedades tras- 12 Pablo VI, Carta Encíclica Humanae vitae, 10. algo, RAE. cendentales. 13 Pontificio Consejo para la Familia, Lexicón, Aquilino Po- 6 Gn 1, 27. 10 Carta de Juan Pablo II a las mujeres, 7. laino-Lorente, Educación Sexual, Palabra, Madrid 2004, 7 Ver Gn 2, 20. 11 Ver Catecismo de la Iglesia Católica, 2333. p. 327. 8 Gn 2, 18.

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A través de la alianza matrimonial, el hombre y la mujer se dan definitiva y dos implica esforzarse por mantener el compromiso y la entrega dada para totalmente el uno al otro. Ya no son dos, ahora forman una sola carne. Esta toda la vida. Haciendo crecer el amor a través del diálogo, la comprensión alianza contraída libremente exige conservarla una e indisoluble: “Lo que mutua, el perdón, el servicio, la reconciliación y viviendo las virtudes nece- Dios unió [...], no lo separe el hombre” 14. sarias para vivir castamente su relación conyugal.

Es así que la vivencia del misterio de la fidelidad, a este amor esponsal, ex- presa la constancia en el mantenimiento de la palabra dada15. 4. La relación sexual humana a. El amor como don de sí mismo

“El matrimonio en la El ser humano, varón y mujer, es sin duda,“capaz de un tipo de amor supe- visión bíblica, no pertenece rior: no el de concupiscencia, que solo ve objetos con los cuales satisfacer simplemente al orden de las sus propios apetitos, sino el de amistad y entrega, capaz de conocer y amar instituciones humanas, sino que a las personas por sí mismas. Un amor capaz de generosidad, a semejanza es expresión del designio creador del amor de Dios: se ama al otro porque se le reconoce como digno de ser de Dios a favor del hombre y de amado. Un amor que genera la comunión entre personas, ya que cada uno la mujer y, en resumidas cuentas considera el bien del otro como propio” 18. de toda la humanidad. Y así es el anuncio de Jesús sobre el matrimonio: establece la unidad y la indisolubilidad original del matrimonio”16. “Dios es amor y vive en sí mismo un misterio de comunión personal de amor. Creándola a su imagen […] Dios inscribe en la humanidad del Cuando el amor se vive en el matrimonio, se comprende, se vive la amistad hombre y de la mujer la vocación, y se plasma en la entrega total de un hombre y una mujer de acuerdo con y consiguientemente la capacidad y su masculinidad y femineidad. A través del pacto conyugal,el hombre y la la responsabilidad del amor y de la mujer fundan aquella comunión de personas: la familia, en la cual Dios ha comunión”19. querido que viniera concebida, naciera y se desarrollara la vida humana. A este amor conyugal, y solo a él, pertenece la donación sexual.

“Así, el amor conyugal del hombre y de la mujer queda situado Es en el don de sí, hecho a quien se ama, que se descubre y se actualiza la bajo la doble exigencia de la fidelidad y la fecundidad”17. propia bondad, y dignidad. Es mediante la comunión de personas y donde se aprende el valor de amar y ser amado.

La vivencia de este amor esponsal, total, fiel y exclusivo,supone un aprendi- Toda persona está llamada al amor, como ‘don de sí misma’. Esta capacidad zaje para el amor y la responsabilidad, en un mutuo conocimiento y en un de amar como ‘don de sí’ tiene una manifestación concreta a través del ámbito de cariño, compromiso y entrega responsable. Esta educación es un cuerpo humano, en el cual está inscrito la masculinidad y la feminidad de proceso que implica —para el hombre y la mujer que quieren casarse—, la persona. Es así que el cuerpo humano no solo es fuente de fecundidad y esfuerzo y tiempo para conocerse, comunicarse y comprenderse. Solo así de procreación, como en todo el orden natural, sino tiene ‘la capacidad de es posible vivir cada etapa previa al matrimonio: amistad, enamoramiento expresar el amor’. Precisamente ese amor con el que el hombre-persona y noviazgo, como momentos importantes para su crecimiento en un amor se convierte en don y mediante el cual realiza el sentido mismo de su ser y recíproco para toda la vida. Y para el hombre y la mujer que ya están casa- existir20. Cuando dicho amor se actúa en el matrimonio, el don de sí expresa

14 Mc 10, 9; Mt 19, 1-12; 1Cor 7, 10-11. 18 Pontificio Consejo para la Familia, Sexualidad humana: 15 Ver Catecismo de la Iglesia Católica, 2364-2365. verdad y significado, 9. 16 Pontificio Consejo para la Familia, Lexicón, Francesco di 19 Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, Felice, ¿Indisolubilidad matrimonial?, Palabra, Madrid 11. 2004, p. 613. 20 Ver Pontificio Consejo para la Familia, Sexualidad huma- 17 Catecismo de la Iglesia Católica, 2363. na: verdad y significado,9-10.

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a través del cuerpo, la complementariedad y la totalidad del don. Enton- ces, el amor conyugal llega a ser una fuerza que enriquece y hace crecer a las personas y, al mismo tiempo, contribuye a alimentar la civilización del amor. Por el contrario, cuando falta el sentido y el significado del don en la sexualidad, se introduce “una civilización de las ‘cosas’ y no de las ‘perso- nas’; una civilización en la que las personas se usan como si fueran cosas. En el contexto de la civilización del placer, la mujer puede llegar a ser un objeto para el hombre, los hijos un obstáculo para los padres”21.

La sexualidad tiene como fin más hondo la vivencia del amor, más precisamente el amor como donación y acogida, como dar y recibir. La relación entre un hombre y una mujer es esencialmente una rela- ción de amor. Cuando dicho amor se realiza en el matrimonio, la en- trega total se expresa, a través del cuerpo, en las relaciones sexuales. Una manera específica de vivir esta en la entrega corporal. La relación Al amor entre los esposos, y solo a él, pertenece la donación sexual. vocación al encuentro conyugal son sexual vivida castamente ayuda a Se realiza de modo verdaderamente humano, solamente cuando es las expresiones corporales propias crear lazos, refuerza, ratifica - y ali parte integrante del amor con el que el hombre y la mujer se com- del amor de pareja. Estas expresio- menta la experiencia del amor de prometen entre sí y ante Dios hasta la muerte. En el matrimonio, la nes van creciendo, conforme crece los esposos. Cuando no hay amor, intimidad corporal de los esposos viene a ser un signo y una garan- la comunión, hasta llegar a la dona- se convierte en un gesto vacío, sin tía de comunión espiritual22. ción corporal plena, que manifiesta contenido puesto que no hay nada una entrega total e irreversible. que expresar ni celebrar.

El dinamismo de despliegue que re- Esto lo expresa Jason Evert en su b. La relación sexual humana tiene dos dimensiones: unitiva clama el salir al encuentro del otro libro Amor puro, cuando afirma y procreadora para desplegar los propios dones respecto de la relación sexual que se plasma en la vocación al matri- “pertenece al matrimonio porque b1. Dimensión unitiva monio en el encuentro conyugal y solo en él es que los cuerpos hablan familiar. con la verdad cuando dicen: “Me entrego a ti por completo y para “Dijo luego Yahveh Dios: ‘No es bueno que el hombre esté solo. Respecto de este encuentro definiti- siempre…Tu cuerpo es un gran Voy a hacerle una ayuda adecuada’”23. vo el Señor Jesús dice en el Evange- don, y durante el acto sexual, la pa- lio: “Ya no son dos, sino que se han reja se entrega el uno al otro. Pero convertido en una sola carne”24. El reducir este regalo a un préstamo Dios es amor y llama al ser humano a vivir el amor a través de experiencias Señor se refiere no solo a la entrega rebaja el respeto que se te debe. de encuentro con Él, consigo mismo y con los demás. Este encuentro está de dos cuerpos, sino a la mutua do- Por eso, el regalo total de tu cuerpo transido de corporalidad. La dimensión unitiva de la sexualidad, que están nación total y definitiva del hombre y corazón pertenece a una relación llamados a vivir el hombre y la mujer en el matrimonio,expresa la comple- y la mujer, simbolizada visiblemente permanente y fiel: el matrimonio”25. mentariedad entre los dos sexos y se manifiesta en la ayuda mutua, en el diálogo, en el afecto, en el recorrer juntos el camino de la santificación.

21 Pontificio Consejo para la Familia, Sexualidad humana: 24 Mt 19, 6. verdad y significado,11. 25 Jason Evert, Amor Puro, Catholic Answers, Inc., Chile 22 Ver Catecismo de la Iglesia Católica, 2360-2361. 2007, p. 7. 23 Gn 2, 18.

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El dinamismo de permanencia de prolongar la propia existencia más allá de “La sexualidad [...] mediante la cual el hombre y la mujer se dan el la muerte se plasma en la vocación a la paternidad o maternidad. uno al otro con los actos propios y exclusivos de los esposos, no es algo puramente biológico, sino que afecta al núcleo íntimo de la persona A esta dimensión procreadora apuntan la diferencia anatómica y fisiológica humana en cuanto tal. Ella se realiza de modo verdaderamente humano del hombre y la mujer, así como las cualidades anímicas propias de esa solamente cuando es parte integral del amor con el que el hombre y la diferenciación. De la misma manera que el ojo es un órgano que sirve para mujer se comprometen totalmente entre sí hasta la muerte”26. ver o el oído posibilita la captación de sonidos, los órganos sexuales tienen como destino y tarea la procreación. Este es un dato firme e inalterable en todas las épocas y culturas. b2. Dimensión procreadora

“En el orden del amor, el hombre no puede permanecer fiel a la per- sona más que en la medida en que permanece fiel a la naturaleza. Violando las leyes de la naturaleza, viola también la persona convir- tiéndola en objeto de placer en vez de hacerla un objeto de amor. La disposición a la procreación en las relaciones conyugales protege al amor, es la condición indispensable de una unión verdadera de las personas…Gracias a esta, las personas actúan conforme a la lógica interna del amor, respetan su dinamismo inmanente y se abren ellas mismas a un nuevo bien, en este caso a la expresión de la fuerza creadora del amor. La disposición a la procreación sirve para doble- gar el egoísmo recíproco”31.

“Y bendíjolos Dios, y díjoles Dios: ‘Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla’”27. Es muy importante tomar conciencia de la misión trascendente que tienen los cónyuges de transmitir la vida humana y custodiarla, pues son coope- En este primer capítulo del Génesis, en los albores de la Creación, aparece radores del amor de Dios Creador y, en cierta manera sus intérpretes. Por claramente que una dimensión de la sexualidad en el designio divino es la ello, están llamados a ser muy responsables en esta tarea. procreación del ser humano, como una participación o mejor, como coope- ración con el amor creador de Dios que es siempre fecundo. En ciertas circunstancias serias de origen físico, económico, psicológico ó social32 algunas parejas, en un diálogo profundo entre ellos y con el Señor, La fecundidad es un don, un fin del matrimonio, pues el amor conyugal tienen que discernir el aplazamiento temporal ó definitivo, del nacimiento tiende naturalmente a ser fecundo. El niño no viene de fuera a añadirse al de un nuevo hijo. En estos casos las familias cuentan con el apoyo de la 33 amor mutuo de los esposos, brota del corazón mismo de ese don recíproco, Iglesia que sugiere métodos naturales para llevar a cabo este fin. del que es fruto y cumplimiento.

Por eso, la Iglesia, que está en favor de la vida28, enseña que todo “acto matrimonial” en sí mismo debe quedar abierto a la transmisión de la vida29 30.

26 Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, 29 Ver Pablo VI, Carta Encíclica Humanae Vitae, 11. 31 Karol Wojtyla, Amor y responsabilidad, p. 279. 11. 30 Ver Catecismo de la Iglesia Católica, 2363. 32 Ver Pablo VI, Carta Encíclica, Humanae Vitae, 10. 27 Gn 1, 28. 33 Entre los métodos naturales de planificación familiar com- 28 Ver Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Familiaris Con- probados están: método de la temperatura, Buillings, rit- sortio, 30. mo, y sintotérmico.

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b3. Unidad de ambas dimensiones “Esta doctrina, muchas veces expuesta por el Magisterio, está funda- da sobre la inseparable conexión que Dios ha querido y que el hom- bre no puede romper por propia iniciativa, entre los dos significados del acto conyugal: el significado unitivo y el significado procreador… Efectivamente, el acto conyugal, por su íntima estructura, mientras une profundamente a los esposos, los hace aptos para la genera- ción de nuevas vidas, según las leyes inscritas en el ser mismo del hombre y de la mujer. Salvaguardando ambos aspectos esenciales, unitivo y procreador, el acto conyugal conserva íntegro el sentido de amor mutuo y verdadero y su ordenación a la altísima vocación del hombre a la paternidad”35.

El mundo de hoy, al no tener en gencia son realidades ineludibles cuenta la real finalidad de la sexuali- para aquellos que quieren seguir el dad humana, con la prevalencia del Plan amoroso de Dios para sí mis- Una clave importante de la ética se- como un fruto natural del amor de placer sobre el amor, ha trastocado mos y para toda la humanidad, en xual es que ambas dimensiones, la sus padres. Por la misma salud física la verdad sobre la identidad del ser el que la sexualidad está inserta en unitiva y la procreadora, son com- y psíquica del niño, es importante humano, y la ha llevado por caminos el amor conyugal, dentro de la vida plementarias y se soportan mutua- que este haya sido concebido con que no lo conducen a una felicidad matrimonial. mente. amor en el marco de una relación plena, sino todo lo contrario. Cuan- auténticamente humana. to más se aleja de sí mismo, va en En el amor conyugal, los cónyuges No hay dimensión unitiva sin aper- búsqueda de compensaciones que deben de promover y defender la tura a la vida. El amor auténtico que Esta es la razón de por qué existe hagan olvidar la ausencia del amor cohabitación, afecto, escucha, com- viene de Dios es fecundo por natu- una condena moral a los métodos verdadero que tiene en su vida. prensión, ayuda, disponibilidad para raleza. El hijo recibido como don anticonceptivos artificiales del -con el servicio y para el sacrificio, etc. de Dios es el fruto de ese amor. Por trol de la natalidad (acentúan lo Es muy importante tener en cuen- Pero precisamente en cuanto con- ello, toda experiencia unitiva debe unitivo cerrándose a lo procreativo) ta el verdadero sentido de la se- yugal, este amor tiene como expre- estar siempre abierta a la vida. La y a las técnicas diversas de fecunda- xualidad para que decidamos con sión específica la mutua y completa paternidad responsable es el fruto ción artificial (acentúan lo procrea- libertad sobre este tema en nues- donación que se da en las relaciones y el deseo insistente del amor con- tivo, cerrándose a lo unitivo). La tras vidas. Todo acto conlleva una conyugales, que son no sólo buenas yugal que sobreabunda y se hace dimensión procreativa y la unitiva responsabilidad. Por ello, la verdad, y santas, sino también debidas. fecundo34. nunca pueden estar separadas. La el compromiso, la fidelidad y la -exi encíclica Humanae vitae revalora la Del mismo modo, la procreación necesidad de la unidad de ambas exige como condición la vinculación dimensiones. No se pueden separar afectiva. El hijo debe ser concebido por decisión del hombre. “Este amor [matrimonial] se expresa y perfecciona singularmente con la acción propia del matrimonio. Por ello los actos con los que los esposos se unen íntima y bastamente entre sí son honestos y dig- nos, y, ejecutados de manera verdaderamente humana, significan y favorecen el don reciproco, con el que se enriquecen mutuamente en un clima de gozosa gratitud”36.

34 Ver Catecismo de la Iglesia Católica, 2366. 35 Pablo VI, Carta Encíclica Humanae Vitae, 12. 36 Concilio Vaticano II, Constitución Gaudium et spes, 49.

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5. La sexualidad se educa con la vivencia Uno de los grandes errores de los estudios antropológicos actuales es in- tentar explicar al hombre a partir del animal;es decir, entender lo superior de la castidad a partir de lo inferior. Esto lo vemos cuando, a partir de Darwin y Freud, se aborda con frecuencia, la sexualidad como un instinto, pues el hombre es “Ante la pregunta ¿Por qué tienes entendido solo como un animal evolucionado. relaciones sexuales?... la primera respuesta que les viene a la men- te es: ‘porque me gusta’, ‘porque Entre el hombre y el animal, existen diferencias cualitativas porque es placentero’... Pero si conversa- el ser humano está creado a Imagen y Semejanza de Dios. mos un poco más con la persona que mantiene una vida sexual ac- tiva probablemente encontremos otro tipo de respuestas: ‘porque lo quiero’, ‘porque la quiero’, ‘porque compartimos todo’, ‘porque quere- mos tener hijos’, ‘porque él o ella es la razón de mi vida’, ‘porque es parte de nuestra vida’, ‘porque que- remos formar una familia’”37. La castidad implica un proceso de crecimiento en el amor. A la luz del Plan de Dios es impor- tante conocer el juicio moral sobre el placer sexual. El placer en sí mis- La creación de Adán de Miguel Ángel Buonarroti, en la Bóveda de la Capilla Sixtina mo no es malo ni pecaminoso. El placer —o gozo sensible— es algo que- Frente a tales posturas, es necesario La gracia de Dios opera en el hom- rido por Dios como un elemento complementario al encuentro sexual, que afirmar que el sexo no es un instin- bre para que este coopere, ordene además exige un gesto auténticamente humano, en un contexto de amor y to. A diferencia de los animales, en y aprenda a ser continente de sus compromiso. Sin embargo, la herida del pecado puede llevar a la persona el ser humano no existen instintos, tendencias e impulsos sexuales, a una búsqueda egoísta del placer como un fin en sí mismo. sino tendencias. Esto sucede porque para que de esta manera pueda el instinto es una respuesta orgánica responder a su vocación al amor. que actúa como una fuerza irrever- El ser humano es un ser bio-psico- Hay que darle al placer su valor propio, sin endiosarlo ni sible en la dinámica estímulo-res- espiritual y como tal debe y puede desprestigiarlo. puesta y, por ello, no está sujeta a la actuar libremente para conquistar razón y a la libertad, sino que deter- su libertad cada vez más plenamen- mina la conducta del individuo. Por te. Esta conquista —que no es fácil Nos realizamos como personas y vamos alcanzando la felicidad a través del el contrario, el ser humano, posee- porque estamos heridos por el pe- amor auténtico; no a través del placer venéreo. Hemos sido hechos para el dor de un espíritu, es libre y no está cado (concupiscencia) e influencia- amor, no para vivir el placer sexual desordenadamente. Esto es la lujuria determinado por sus tendencia. dos por la cultura actual en la que (vicio capital). Al respecto, para responder a muchas voces que se alzan en nos movemos, que tiene una alta el mundo de hoy, es necesario saber que la lujuria no es algo natural. Aun- La realidad es que el ser humano agresividad erótica— es posible y que el ser humano experimenta en su interior impulsos sexuales, ubicados no está determinado por su impul- real, gracias a la acción del Espíritu más a nivel del cuerpo y de la mente, lo natural en él es el amor, ubicado so sexual, más bien está invitado a Santo en nosotros y a nuestra coo- en el espíritu. canalizarlo, dándole el lugar y el or- peración: “para ser libres nos liberó den debido según el Plan de Dios. Cristo”38.

37 Notas del libro inédito de Manuel Rodríguez, Vida sexual 38 Gal 5, 1. en el matrimonio.

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a. Virtudes de pureza y castidad la pureza. Todas las personas —los casados, los solteros y los sacerdotes y consagrados— estamos llamadas a vivir la castidad.

La pureza se alcanza por el ejercicio de la virtud de la castidad. Una virtud es una disposición estable para actuar bien, es un “hábito” que perfecciona a quien lo tiene, dándole cierta con naturalidad con el bien obrar en su propio campo. Las virtudes se van adquiriendo por el ejercicio continuo (repetición) bajo el influjo de la gracia de Dios. “San José, casto esposo de la Virgen María; intercede La castidad y la pureza nos permiten orientar rectamente nuestra sexuali- para obtenerme el don de la dad según nuestra propia naturaleza y liberar el amor del egoísmo. La cas- pureza…”39. tidad es una virtud moral, un don de Dios, una gracia, un fruto del trabajo espiritual. La pureza de mente y de cuerpo ayuda a desarrollar el propio respeto y, al mismo tiempo, nos hace capaces de respetar a los otros, al verlos como personas.

La castidad es la energía espiritual que libera el amor del egoísmo y de la agresividad. En la misma medida en que en el hombre se debilita la casti- dad, su amor se hace progresivamente egoísta, es decir, busca el placer y Quizá lleguemos a pensar ¿no es Necesitamos amar y ser amados ya no el don de sí. una locura pretender vivir la pure- porque nuestra vocación es al amor. za en un ambiente como el nuestro La impureza destruye el amor ver- luchar contra estas inclinaciones? dadero. La pureza protege el amor Lo más fácil es dejarnos llevar y por auténtico, hace que veamos a los La persona casta no está centrada en sí misma, ni en relaciones eso nos preguntamos ¿por qué es- demás, como personas, no como egoístas con las otras personas. La castidad torna armónica la forzarnos en vivir la pureza? ¿Qué cosas. personalidad, la hace madurar y la llena de paz interior. ganamos? Estamos llamados a vivir la pureza Necesitamos una poderosa razón que nos concede ver según Dios, para luchar por la pureza, más allá es decir, ver como Dios ve y ver a b. El dominio de si de que Dios mismo nos llama a vi- Dios en el prójimo, reconociendo vir la pureza40. ¿Cuál es esta razón? su dignidad de persona y valorando La castidad implica un aprendizaje del dominio de sí. La alternativa es clara: Entender que lo natural en nosotras el cuerpo humano —el nuestro y el o el ser humano ordena sus pasiones desordenadas y obtiene la paz, o se es el amor, no la sensualidad/sexua- del prójimo— como un templo del deja dominar por ellas y es infeliz e insaciable. lidad desenfrenada; entender que si Espíritu Santo, una manifestación no nado contra la corriente, que si de la belleza divina. Toda persona sabe, también por experiencia, que la castidad requiere re - no lucho por vivir la pureza, el amor chazar ciertos pensamientos, palabras y acciones pecaminosas. Por esto se morirá en mí, y me vuelvo incapaz La vocación de la persona al amor requiere una capacidad y una actitud de dominio de sí que comporta tanto de amar de verdad, de amar como requiere, para su desarrollo, del evitar las ocasiones de provocación e incentivos al pecado, como superar necesito amar y ser amada. compromiso por vivir la castidad y los impulsos de la propia naturaleza caída.

39 Extracto de una oración a San José. 40 Ver 1Tes 4, 3-5, 7.

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El autodominio es una condición necesaria para ser capaces del don de sí, En este sentido, todo acto conyugal entregado y, por ello, debido y com- pues es necesario apreciar y practicar el autocontrol para vivir en forma or- que no tenga en cuenta la natura- prometido. denada, y para realizar sacrificios personales en espíritu de amor a Dios, de leza del ser humano y busque sólo autorrespeto y generosidad hacia los demás, sin sofocar los sentimientos y el placer por sí mismo es un acto Independiente del amor que exis- tendencias sino encauzándolos en una vida virtuosa41. egoísta y no es digno, pues cosificatiera en el noviazgo, los esposos al cónyuge. No es una muestra de están ahora obligados a amarse por amor verdadero y en sí mismo son vínculo especial; antes podían dejar ilícitos, pues no buscan la vivencia de amarse, ahora el compromiso del amor recíproco y van en contra de entrega mutuales obliga a - ha del Plan divino. cer efectiva la donación de la pro- pia vida. Aquella mutua entrega por Humanamente digno quiere decir la que los cónyuges vinieron a ser “La fascinante respuesta en primer lugar respetuoso de la marido y mujer debe hacerse actual de María brota del corazón libertad de ambos. Ninguno de losy presente a lo largo de la vida, a de una Mujer libre; es cónyuges puede ser obligado a rea- través de las cotidianas pruebas de precisamente desde su lizar actos contra su voluntad, sea afecto y obras de amor. libertad poseída, y haciendo por amenaza o manipulación. Uno ejercicio de esa misma puede dialogar, jamás someter al El ejercicio diario del amor conyu- libertad, que María responde: otro. gal, vivido en entrega y generosi- ‘Sí’, ‘Hágase’”42. dad, puede, además de reflejar la Abiertos a la vida quiere decir quefuerza del amor ya existente, hacer- es dañino para la relación mante- lo crecer y llevarlo hacia su plenitud. ner una vida sexual activa en la que Si el matrimonio presupone amor, por decisión de uno o de ambos se el amor conyugal es fruto, a su cierren a la posibilidad de la pro- vez,del matrimonio, ya que en este creación. Las prácticas cerradas a la el amor ha de ser una singular for- vida o a la unidad del matrimonio ma de amistad que lleva a compar- c. La castidad en el matrimonio43 son un grave desorden. Y todo des- tir generosamente todo, sin cálculos orden grave tiene serias consecuen- egoístas. En este contexto se sitúa cias para la relación y el crecimiento la unión propia y específica de los Los actos íntimos de los cónyuges, llevados a cabo en el respeto y personal. esposos, signo de amor y medio de dignidad de sus propias personas, expresan y favorecen la recíproca posible desarrollo. Los actos íntimos entrega en un clima de gozosa confianza44. “Conviene, además, distinguir en- de los cónyuges, llevados a cabo en tre el acto de amor fundante del el respeto y dignidad de sus propias matrimonio y todas aquellas mani- personas, expresan y favorecen la festaciones de amor que, estando recíproca entrega en un clima de Para alcanzar este fin es necesario vivir la castidad en el matrimonio. radicalmente contenidas en él, vie- gozosa confianza”45. nen exigidas por ser aquel un amor Todo acto sexual debe ser humanamente digno y abierto a la vida.

41 Ver Pontificio Consejo para la Familia, Sexualidad huma- 44 Ver Concilio Vaticano II, Constitución Gaudium et Spes, 49. 45 Pontificio Consejo para la Familia, Lexicón, Francisco Gil na: verdad y significado,58. Hellín, ¿Amor Conyugal?, Palabra, Madrid 2004, p. 57. 42 Luis Fernando Figari, María, paradigma de unidad, Vida y Espiritualidad, Lima 1992, p. 11. 43 Ver Notas del libro inédito de Manuel Rodríguez, Vida se- xual en el matrimonio.

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