El habla tradicional afroyungueña

John M. Lipski*

1. Introducción

El castellano es la lengua nacional de y la lengua hablada por la mayoría de los bolivianos, sea como lengua nativa o –en el caso de algunas comunidades indígenas– como segunda lengua. En el castellano boli- viano a su vez hay varios dialectos muy distintos, cada uno de los cuales se ubica dentro de una zona dialectal hispanoamericana. En el altiplano se habla una variedad del castellano andino, caracterizado por un conso- nantismo conservador, un vocalismo débil y algo inestable, y algunos rasgos morfosintácticos que reflejan el contacto multisecular con lenguas autóctonas, principalmente el aimara y el quechua. El castellano del altiplano forma parte de la macrozona dialectal andina, compartida entre las tierras altas del Perú, Ecuador, Bolivia, y los rincones limítrofes de Colombia, Chile y la Argentina. En las tierras bajas, que se extienden a lo largo del norte y el oriente del país, se hablan dialectos ‘cambas’, similares al castellano paraguayo (pero sin el bilingüismo castellano-guaraní) y los dialectos nororientales de la Argentina. Esto está relacionado con la re- ducción masiva de las consonantes finales de sílaba, sobre todo la /s/, el empleo del pronombre de sujetovos y las formas verbales correspondientes al voseo rioplatense, el sufijo diminutivo-ingo y un léxico fuertemente afectado por las lenguas indígenas regionales. Algunos lingüistas han postulado una tercera zona dialectal en Bolivia, es decir el departamento de Tarija y el Chaco. Esta zona se caracteriza por la aspiración de la /s/ preconsonántica (pero no tanto como en la región oriental) y un vocalismo más fuerte, reflejo tal vez de la influencia reducida de las lenguas indígenas. En el capítulo de José Mendoza ya se representan las zonas dialectales bolivianas. De hecho las divi- siones dialectales no coinciden netamente con las fronteras departamentales; el dialecto camba por ejemplo, alcanza el norte del departamento de , sobre todo la región del Alto Beni (Canfield 1981: 29). Además de estos dialectos del castellano boliviano, existe una variedad etnolingüística que se diferencia tanto de los otros dialectos del castellano americano que merece la clasificación de otra ‘lengua’ de Bolivia. Esta varie- dad, poco conocida y hoy en día confinada a un número muy reducido de personas mayores, se habla en los Yungas, en el Departamento de La Paz, entre los descendientes de esclavos africanos.1

* John M. Lipski es catedrático de lingüística española en la Universidad del Estado de Pensilvania (Penn State), EE.UU. Es autor de muchos libros y artículos sobre variedades del afrocastellano y del castellano sudamericano en general. 1 Este estudio se basa en materiales recogidos en las comunidades afrobolivianos en junio 2004, agosto y octubre 2005, agosto 2006 y junio 2007. Los datos fueron obtenidos en las siguientes comunidades: Dorado Chico, Coscoma, Khala Khala, , Arapata, , Tocaña, , Chijchipa, Negrillani y , y entre afrobolivianos residentes en La Paz. Agradezco xyz

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Juan Angola Maconde (izq.) y Fidel Salinas (der.) (Foto John Lipski, Coscoma, 2005).

2. La población afroboliviana

La presencia africana en el Virreinato del Perú comienza con las primeras exploraciones europeas y se ex- tiende a lo largo del período colonial y poscolonial, manifestándose aún hoy en diversas zonas del país. La distribución geográfica y el perfil demográfico varían con el tiempo, igual que la intensidad del contacto entre el castellano y las lenguas africanas. Los primeros esclavos negros fueron llevados al Alto Perú (hoy día Bolivia) para la explotación de la inmensa riqueza mineral.2 En Bolivia queda un pequeño núcleo afroboli- viano cuyos orígenes remontan al primer período minero del Alto Perú. Son descendientes de esclavos que trabajaban en la casa de la moneda en Potosí y como empleados domésticos en las casas señoriales. Posterior- mente los esclavos negros trabajaban en las haciendas cerca de Cochabamba (Brockington 2006: 145-156), y de ahí fueron llegando a los valles yungueños donde residen en la actualidad. Desde hace más de un siglo la categoría de raza negra no aparece en los censos nacionales, razón por la cual las únicas cifras que se pueden manejar se derivan de un proceso de extrapolación. Sabemos que para 1650 vivían unos 30.000 africanos (en su mayoría bozales nacidos en África) en la Audiencia de Charcas, de una población total de 850.000. Unos 700.000 residentes eran indígenas que probablemente no hablaban es- pañol, de manera que los africanos representaban un 20% de la población colonial española. El primer censo

de manera especial a mi compañero de viaje y amigo Juan Angola Maconde, por haberme facilitado la entrada a las comunidades de afrodescendientes y por haberme enseñado sobre la inmensa riqueza cultural afroboliviana. Asimismo, agradezco a mis ami- gos y anfitriones en Mururata Antonia Pinedo Zalles y Ramón Barra por su valiosa colaboración y su hospitalidad. Finalmente, reconozco con gratitud a todos los afrodescendientes bolivianos que en su sencillez y generosidad han compartido conmigo su lenguaje, sus recuerdos y sus hogares en medio de las agotadoras jornadas yungueñas. Ojalá que las labores de investigación contribuyan a la lucha del sufrido pueblo afroboliviano para conseguir un porvenir alentador. 2 Bowser (1974), Crespo (1977), Cuche (1981), Frisancho Pineda (1983), Harth‑Terré (1971, 1973), Millones Santagadea (1973), Pizarroso Cuenca (1977), Portugal Ortiz (1977), Tardieu (1990). Para el habla afroperuana, Lipski (1994). El habla tradicional afroyungueña 57 poscolonial, de 1846, registraba 27.941 residentes “negros” de una población total de casi 1,4 millones, aun- que hay que admitir que estas cifras no son altamente confiables. Según las fuentes bibliográficas rastreadas por Powe (1998: 815), para 1883 había entre 5.500 y 6.000 negros en los Yungas. El censo nacional de 1900 fue el último que incluía la categoría de raza negra; figuraban unos 3.945 afrobolivianos, de una población total de más de 1,8 millones (0,2% de la población total); 2.056 de los negros vivían en el departamento de La Paz, principalmente en los Yungas, y otros 930 vivían en Santa Cruz. En una descripción de los Yungas de la década de 1940 –es decir antes de la revolución de 1952 y la reforma agraria, se estimaba la población afroboliviana en unos “6.700 individuos de raza negra, que cultivan productos tropicales en los pocos valles donde habitan”; para los Yungas había unos 8.800 “blancos y mestizos” (es decir hablantes nativos del espa- ñol), 16.700 aimaras, 600 miembros de grupos indígenas de la región amazónica y unos 900 afrobolivianos (Meneses 1945: 67-68). Zelinsky (1949: 175) estimaba en 6.000 la población afroboliviana de hace medio si- glo; Leons (1984) considera una cifra de unos 2.000, unos años después. Spedding (1995: 320), basándose en observaciones personales, propone que en la actualidad pueden existir en los Yungas entre 10.000 y 15.000 bolivianos de ascendencia africana visible. Otra estimación (Anon. 2002) sugiere una población nacional afroboliviana de unos 30.000, pero sin aportar datos demográficos verificables. Angola Maconde (2008b) estima en unos 15.800 los afrodescendientes bolivianos, distribuidos de la siguiente manera:

Cuadro 1 La población afroboliviana

Comunidades afrobolivianas tradicionales Municipio de Coroico (Nor Yungas) 2.500 Municipio de Coripata (Nor Yungas) 1.000 Municipio de (Sud Yungas) 1.000 Municipio de (Sud Yungas) 2.000 Provincia 1.000 Resultado de migraciones internas Provincia de 1.200 Alto Beni 1.800 La Paz (urbano) 2.000 Cochabamba (urbano) 500 Santa Cruz 2.800 Total estimadoa 15.800 a aprox. 0.18% de la población boliviana.

3. Perfil sociolingüístico de las comunidades afrobolivianas contemporáneas

En la actualidad la mayoría de los afrobolivianos viven en los Yungas del departamento de La Paz, una serie de profundos valles tropicales al noreste de la capital boliviana. Debido a su geografía quebrada, la falta de carreteras adecuadas y las distancias que hay que recorrer para llegar a las principales ciudades del departa- mento, los afrobolivianos de los Yungas han quedado marginados y olvidados desde su primera migración a las tierras bajas, probablemente hacia finales del siglo XVIII. Aún en tiempos coloniales los afrobolivianos en los Yungas trabajaban en las grandes haciendas cocaleras y cafetaleras de esta ubérrima región agrícola. Después de la abolición oficial de la esclavitud en la segunda mitad del siglo XIX, los negros seguían vivien- do como esclavos virtuales bajo el yugo de los crueles mayordomos y jilacatas (ayudantes del mayordomo). Se veían obligados a trabajar gratuitamente tres días de cada semana para el patrón de la hacienda; los otros cuatro días servían para abastecer la familia. El horario de trabajo no daba cabida al descanso, y los peones que no producían un rendimiento adecuado eran castigados –hombres y mujeres por igual– con huascazos (latigazos) y otras torturas corporales. Estaba prohibido estudiar, de manera que todos los afrobolivianos de edad avanzada son analfabetos. Esta situación tan lamentable persistió hasta la reforma agraria de 1952, xyz

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Angélica Pinedo mostrando el suplemento dominical del periódico El Deber, en el que salió una entrevista con ella (Foto John Lipski, Tocaña, 2005).

a partir de la cual los negros ya no trabajan para hacendados lejanos ni reciben los castigos de los mayordo- mos. La mayoría de los afrobolivianos han quedado en las tierras de las antiguas haciendas, siendo los nuevos dueños de las parcelas que en tiempos pasados sólo producían rentas para los terratenientes ausentes. Las comunidades típicas son muy pequeñas: entre 10 y 30 familias en cada comunidad, con viviendas esparcidas en las vastas laderas yungueñas. Los afrobolivianos comparten las tierras con vecinos indígenas, de lengua y cultura aimara y los afroyungueños han adoptado muchas costumbres de los aimaras. Aunque el último me- dio siglo ha producido mejoras en la vida de los afroyungueños –la eliminación del trabajo gratuito forzado y la instauración de un sistema escolar rudimentario– la mayor parte de la población todavía se ve obligada a trabajar la tierra para producir la coca, único producto rentable debido a las posibilidades de exportación al altiplano.

Antonia Pinedo (izq.) y Juana Barra Zalles (der.) (Foto John Lipski, Chijchipa, 2006). El habla tradicional afroyungueña 59

Aunque hay afrodescendientes en casi todas las comunidades de Nor Yungas, especialmente en las dos cabeceras municipales de Coripata y Coroico, las principales comunidades afrobolivianas de Nor Yungas son Tocaña (pob. 171, según el censo de 2001), Mururata (pob. 236), Chijchipa (pob. 126) y Dorado Chico (pob. 34). También hay muchos afrodescendientes en Coscoma (pob. 402). En Sud Yungas la comunidad negra principal es Chicaloma (pob. 634).

4. El dialecto tradicional afroyungueño: esbozo gramatical

Aunque los afrodescendientes bolivianos hablan el castellano con esencialmente los mismos rasgos dialecta- les que sus vecinos indígenas y mestizos, quedan todavía hablantes de un lenguaje tradicional muy distinto al castellano boliviano actual, tanto de la población de habla aimara como de los descendientes de europeos. Debido al fuerte rechazo de su expresión lingüística por parte de los indígenas (aimaras) y mestizos que los rodeaban, la oportunidad de estudiar después de 1952, y la presencia mayoritaria de residentes indígenas y mestizos en muchas comunidades, los afrobolivianos en los Yungas han ido dejando su dialecto tradicional para adoptar el castellano moderno del altiplano boliviano. La distribución geográfica del dialecto tradicio- nal afroyungueño no se sabe con exactitud, pero nuestros estudios de campo, realizados en varias ocasiones entre 2004 y 2007, demuestran que la variedad más profundamente reestructurada se encuentra sólamente en Mururata y Chijchipa. Una variedad menos alterada todavía se encuentra en Dorado Chico y Coscoma. Hoy en día sólo se habla entre algunas personas mayores (aunque en Mururata y Chijchipa todavía se ha- bla entre algunas personas más jóvenes, pero antes de las reformas de 1952 era la lengua nativa de amplios sectores de la población afroboliviana de Nor Yungas. En Sud Yungas la población afrodescendiente está concentrada en Chicaloma, pero el dialecto afroyungueño tradicional no se extiende a esta zona, salvo algu- nas características al margen del sistema gramatical del dialecto tradicional de Nor Yungas. El mapa 1 da la ubicación de las principales comunidades de afrodescendientes bolivianos.

Mapa 1 Ubicación de las principales comunidades de afrodescendientes bolivianos

Fuente: extraido de Angola Maconde (2000). xyz

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El lenguaje tradicional afroboliviano tiene muchas diferencias sistemáticas frente al castellano andino, así como el subdialecto paceño que se habla en los Yungas. Estas diferencias son de índole fonética (la pro- nunciación) y de morfosintaxis (gramática).

4.1. Principales rasgos fonéticos del dialecto tradicional afroyungueño

Entre los rasgos fonéticos principales figuran: La /s/ final de palabra se pronuncia como [h] o desaparece como en el dialecto ‘camba’ del oriente boliviano. En el altiplano, sin embargo, la /s/ final de sílaba/palabra se pronuncia con tenacidad, lo cual con- tribuye al impacto chocante del dialecto afroyungueño. A diferencia de los dialectos orientales de Bolivia, la /s/ preconsonántica no se aspira en el dialecto afroyungueño: esto [esto]. La /r/ final de los infinitivos desaparecetrabajá, ( llové, etc.) y en palabras como mujé = mujer y mayó = mayor. En los otros dialectos bolivianos, incluso en la misma región andina, la /r/ final se mantiene siempre. El fonema lateral palatal /ʎ/ (escrito ll) se realiza como [j]: eyu(s) = ellos. El dialecto afroyungueño tra- dicional es la única variedad yeísta del castellano boliviano; todas las demás variedades regionales, tanto del altiplano como del oriente, el Chaco, la región amazónica, etc. distinguen cabalmente la /ʎ/ y la /j/. Los contornos de entonación (la ‘melodía’ del habla) son diferentes del dialecto andino. En particular las vocales tónicas se extienden de manera exagerada, con una entonación circunfleja que se parece algo al dialecto rioplatense de Buenos Aires y Montevideo. A la misma vez la frecuente reducción de vocales átonas, sobre todo en contacto con /s/ o al final de la palabra que se produce con frecuencia en el castellano andino boliviano no forma parte del dialecto afroyungueño. Hay algunos casos de vocales paragógicas: ele < él, ayere < ayer, etc. Algunas personas mayores también pronuncian mujer como mujere en vez de la pronunciación actual mujé. En siglos pasados era frecuente que se agregara una vocal paragógica al final de las palabras agudas en el habla afroibérica (Lipski 2002). Hay neutralización parcial de la /r/ simple y la /r/ múltiple:

hora < hora ahorra < ahora careta < carreta, boracho < borracho

En general el dialecto afroyungueño distingue /rr/ y /r/, pero se dan algunos casos de neutralización.

4.2. Principales rasgos morfosintácticos del dialecto tradicional afroyungueño

Las características morfosintácticas del dialecto tradicional afroyungueño reflejan una reestructuración pro- funda, que no caracteriza ninguna otra variedad del castellano hablado como lengua nativa: Los sustantivos plurales no cambian: lu patrón; lu peó; lu persona mayó; tres hombre; tres mujé; algunos enfermedá. Este es el único rasgo del habla tradicional afroyungueña que también se presenta con cierta frecuencia entre los afrodescendientes mayores de Chicaloma. También se dan casos de plurales invariables en el habla ‘normal’ de los afroyungueños, es decir cuando evitan deliberadamente el dialecto tradicional. En general los sustantivos retienen los artículos etimológicos el y la, aunque hay varios casos de palabras masculinas que emplean el artículo la en el habla tradicional: la río, la cementerio, la pozo, la barranco, la patio, la pulmón, etc. En todos los sintagmas nominales se suspende la concordancia de género y número; sólo se encuentra el reflejo del género masculino:

nuestro cultura antigo ‘nuestra cultura antigua’ jse mujé ‘esa mujer’ todito eso hierba, mezclao ‘toditas esas hierbas, mezcladas’ El habla tradicional afroyungueña 61

lu persona mayó ‘las personas mayores’ nuestru medicina di nojotro ‘nuestra medicina’ tudu un semana ‘toda una semana’

Los posesivos plurales se forman con la palabra posesiva + lu:

mi lu huahua ‘mis hijos,’ su lu cosa ‘sus cosas’ nustru lu hermano ‘nuestros hermanos’ Arapata ya tiene su lu carro ‘sus carros’

Esta configuración sólo se ha detectado en las comunidades de Mururata y Chijchipa. El sistema pronominal difiere significativamente del castellano mundial. No hay distinciones de género gramatical. El pronombre ele reemplaza a él, ella; eyus reemplaza a ellos, ellas. Se usa oté en vez de usted y otene en vez de ustedes. Aunque en la actualidad cuando hablan el castellano moderno los afrodescendientes yun- gueños emplean los pronombres tú y vos y las formas verbales correspondientes al igual que los demás resi- dentes del altiplano, en el dialecto tradicional sólo se emplea el pronombre singular oté, aun entre familiares y personas de confianza. Es frecuente la eliminación de los artículos definidos en contextos donde el castellano a nivel mundial los requiere:

mujé también trabajaba hacienda ‘las mujeres trabajaban’ negro fue a la guerra ‘los negros fueron’ Nube ta bien rojo ‘Las nubes están bien rojas.’ Patrón vivía La Paz ‘El patrón vivía en La Paz.’ Yo subía un lao di [del]pantalón ‘Yo subía un lado del pantalón.’ Ahora[la] custumbre ya pierdió ‘Ahora la costumbre se ha perdido.’

Los verbos sólo mantienen la forma de la tercera persona singular para todos los casos, y los tiempos verbales se reducen a tres –presente, imperfecto, pretérito:

yo va trabajá ‘voy a trabajar’ nojotro creció junto ‘crecimos juntos’ yo ta comeno ‘estoy comiendo’ Ya pasó uno(s) cuanto mes. ‘Ya pasaron unos cuantos meses.’ nojotro va leé ‘vamos a leer’ Yo llegó ese día. ‘Llegué aquel día.’ igualmente nojotro tenía que buscá ‘teníamos que buscar’

La pelea lo mujé trompeaba [golpeaban] igual que el hombre. ‘En las peleas las mujeres golpeaban igual que los hombres.’

Esus palo no sirvi [sirven] porque se va [van] yená jai di poliya. ‘Esos árboles no sirven porque se van a llenar de polillas.’

Lu negociante lleva [llevan] dice [dicen] al volvé va [van] pagá. ‘Los negociantes se llevan [la coca], dicen que cuando vuelvan van a pagar.’ xyz

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Para ele e extraño como nojotro habla [hablamos]. ‘Para él es extraño cómo hablamos.’

Nojotro fue [fuimos] jay Coroico. ‘Fuimos a Coroico.’

Los pronombres de sujeto patentes (expresados) son obligatorios en el dialecto tradicional afroyungue- ño, ya que el verbo no tiene inflexión de número y persona:

Nojotro ya no sigui ese ritmo como ante, y nojotro ya no, ya no yeva pues ese costumbre, costumbre qui tenía ante. ‘Ya no seguimos ese ritmo como antes, ya no, ya no llevamos esa costumbre, la costumbre que teníamos antes.’

Ya nojotro ya tiene como ya nojotro mezclao con lo tatito ya. ’Ya nos hemos mezclado con los indígenas.’

Yo no acorda yo fue huahua eje tiempo; chico yo jue, algo yo acorda. ‘No me acuerdo, yo era niño en ese tiempo, me acuerdo de algo.’

En el habla rápida el verbo estar, reducido a ta, puede combinarse con el infinitivo en vez del gerundio:

eje perro ta ladrá ‘está ladrando’ yo ta tomá ‘estoy tomando ( mi plato)’ carro ta subí ‘el carro está subiendo’ ta vení de mi casa ‘estoy viniendo’ ¿Qué poh ta hací eje niña? ‘¿Qué hace esa niña?’ Elay ahora tiempo ta llové ‘Está lloviendo.’

Se producen preguntas ‘no invertidas’, es decir sin cambiar el orden de las palabras:

¿qué oté ta tomá? ‘¿qué estás tomando?’ ¿de qué nojotro pobre va viví? ‘¿de qué vamos a vivir los pobres?’ ¿Qui lao oté trabaja anteh? ‘¿dónde trabajabas antes?’ ¿Para qué otene truju? ‘¿para qué ustedes trajeron?’ ¿Andi pue tía ta i? ‘¿Adónde va, señora?’

¿Qui laya eyu pesaba coca a huarco? ‘¿En qué lugar pesan la coca por huarcos [una medida antigua]?’

Se colocan los clíticos de complemento directo e indirecto entre el verbo auxiliar y el infinitivo:

yo va ti decí ‘voy a decirte’ ¿Por qué no viene mi mirá? ‘¿Por qué no vienes a verme?’ ¿Quién va ti bañá? ‘¿Quién te va a bañar?’

Se eliminan las preposiciones a, de, y en:

yo nació [en] Mururata ‘nací en Mururata’ nojotro va [al] trabajo ‘vamos al trabajo’ Nojotro iba lavá ropa [en] la río. ‘Íbamos al río a lavar ropa.’ El habla tradicional afroyungueña 63

Ahí lu gente volvendo [del] la cementerio tiene que cená. ‘La gente que volvía del cementerio tenía que comer.’

Cuando gallo canta [a las] seis de la tarde. ‘Cuando los gallos cantan a las seis de la tarde.’

El uso de palabras ‘de relleno’ como jay y pue(s) difiere sistemáticamente de otras variedades bolivianas. La palabra jay viene del aimara, donde además de significar `¿qué cosa, cómo?’ como respuesta a una llamada, se emplea como marcador discursivo para enfatizar las oraciones. El dialecto afroyungueño extiene el uso de jay aun más, hasta tal punto que ha llegado a ser estereotipo del dialecto. Unos ejemplos de jay en el habla afroyungueña son:

yo no fue jay ‘no fui’ Francisco jay ya mauchió [murió]. ‘Francisco ya murió.’ Así jay era. ‘Así era en verdad.’ Yo ta vení jay del pueblo. ‘Estoy llegando del pueblo.’ Ayere jay ha hecho un sol. ‘Ayer hacía sol.’ Mujé no trabaja jay en eje pueblo. ‘Las mujeres no trabajan en aquel pueblo.’ ¿Quién jay lo ha dició? ‘¿Quién lo ha dicho?’ Eje lu mujé ta jay la cocina. ‘Esas mujeres están en la cocina.’

Empleo de cun como conjunción coordinadora, en vez de y:

Mi tata cun mi mamá es nacío Mururata. ‘Mi padre y mi madre nacieron en Mururata.’

Algunos también tenía qui trabajá doh día no mah, luneh cun marteh. ‘Algunos sólo tenían que trabajar dos días, los lunes y los martes.’

Empleo de ta cun en vez de tener para expresar edad y condiciones físicas:

Yo ta cun cabeza blanco. ‘Tengo pelo canoso’ Ele ta cun treintitreh año. ‘Ella tiene treinta y tres años’ Ta cun la cabeza bien bañadito. ‘Se ha lavado la cabeza’ ¿Awicha ta cun cuánto cumpleaño? ‘¿Cuántos años tiene, abuela?’

Empleo de nuay y nuabía en vez de no tener:

Yo nuay cajué. ‘No tengo café.’ Ele nuay ningún marido nada. ‘Ella no tiene marido.’ Yo nuabía ni tata casi ni mama. ‘Yo no tenía padre y casi no tenía madre.’

Empleo de tener en vez de haber para indicar existencia:

Tiene un negrita qui taba aquí. ‘Había una señora negra aquí’ Tenía un señora, un negra. ‘Había una señora, una negra’

Tiene un señor aquí, acorda pueh de luh baile de lu negritu. ‘Hay un hombre aquí que se acuerda de los bailes de los negros’ xyz

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Hay que reiterar que muy pocos individuos son capaces de hablar sólamente el dialecto tradicional afro- yungueño sin introducir elementos del castellano moderno, aunque en las comunidades donde el dialecto todavía tiene vigencia todos los residentes tienen competencia pasiva.

5. Importancia del dialecto afroyungueño para la dialectología afroamericana

El dialecto afroyungueño de Bolivia, ya en vías de desaparecer, representa un eslabón importante en la re- construcción de las modalidades lingüísticas empleadas por africanos bozales y sus descendientes inmediatos en Hispanoamérica. Además de reflejar la influencia del aislamiento y la marginalidad sociolingüística, el dialecto afroboliviano parece ser el heredero directo del habla bozal boliviana del siglo XVI, siendo tal vez la variedad lingüística afroamericana más antigua. A diferencia del palenquero, el kreyòl de Haití y otras lenguas criollas ya desaparecidas, el habla afroyungueña no es producto del cimarronaje, sino del aprendizaje lento del español por esclavos africanos en circunstancias difíciles. El dialecto afroboliviano con toda probabilidad surgió espontáneamente in situ durante el período colonial. Siendo una variedad hablada como lengua nativa desde hace por lo menos dos siglos, el dialecto afroyungueño comparte muchas características de las hablas bozales del pasado. En la actualidad el dialecto afroyungueño es la única variedad del español que presenta la eliminación de concordancia sujeto-verbo y adjetivo-sustantivo, así como las otras características morfosin- tácticas ya descritas. La presencia de las construcciones a base de ta + infinitivo en el habla tradicional afroboliviana es de importancia especial para la lingüística afroibérica, pues contribuyen al debate sobre la formación de las lenguas criollas (Lipski 2007, 2008). Esta combinación ocurre en todos los criollos de base española y portu- guesa a través del mundo, a excepción de los criollos afroportugueses del Golfo de Guinea (São Tomé, Prín- cipe, Annobón). A partir del siglo XIX surgen unos textos afrocubanos (y un ejemplo de Puerto Rico) que presentan combinaciones de ta + verbo invariable en las imitaciones del habla de los bozales (esclavos nacidos en África que hablaban una variedad pidginizada del español). La presencia de la partícula ta en estas lenguas criollas ha servido de evidencia para las teorías ‘monogenéticas’ de la formación de los criollos afroatlánti- cos a partir de un portugués pidginizado o ‘lenguaje de reconocimiento’. Así por ejemplo Naro (1978: 342) afirma queta ya figuraba en el ‘lenguaje de reconocimiento’ de base portuguesa, y de ahí pasaba a las otras lenguas criollas. Algunos investigadores (p.ej. Megenney 1984, Schwegler 1996a, 1996b, 1999) han postulado una genealogía afrolusitana común para el habla bozal y los criollos de base portuguesa. La hipótesis de que las construcciones portuguesas del tipo estar a + infinitivo sean la base de los verbos criollos a base de la partícula ta encuentran varios obstáculos, entre ellos:

• A pesar de las afirmaciones de Naro (1978), no aparece ni un solo ejemplo deta como partícula pre- verbal en los textos afroportugueses, del siglo XV al XX, aunque esta combinación está presente en todos los criollos derivados del portugués. • Entre los dialectos bozales hispánicos, el empleo de la partícula ta se encuentra sólo en algunos tex- tos cubanos y puertorriqueños del siglo XIX (de hecho en una proporción relativamente pequeña), donde alterna con las formas bozales tradicionales (formas conjugadas equivocadas, casi siempre de la tercera persona; infinitivo sin flexión). Antes del siglo XIX la partícula ta tampoco aparece en las imitaciones del habla bozal afrocaribeña.3

En el dialecto tradicional afroboliviano el verbo estar en el tiempo presente se reduce a ta y en el imper- fecto a taba. En las construcciones progresivas la forma usual es ta invariable + gerundio:

3 El último punto, la escasez de ejemplos de la partícula ta en los documentos afrohispanoamericanos y el hecho de que los casos existentes de ta se encuentren sólo en Cuba y Puerto Rico tiene una explicación parcial: la presencia en ambos países de millares de braceros de Curaçao que hablaban el papiamento y que trasferían varios elementos del papiamento al lenguaje afrohispánico (Lipski 1996, 1998, 1999, 2005). El habla tradicional afroyungueña 65

¿Andi poh oté ta indo? ‘¿Adónde vas?’ Lu guagua taba desjuilando. ‘Los niños estaban desfilando.’

En el habla rápida el gerundio se reduce a una forma idéntica al infinitivo afroyungueño. Estos ejemplos ofrecen un modelo fonético para la evolución de la ta + verbo invariable en los criollos afroibéricos, sin la necesidad de un árbol genealógico compartido entre todas las manifestaciones lingüísticas afrohispánicas. Aunque existen importantes semejanzas entre el habla afroyungueña, las variedades reestructuradas del afroportugués y las lenguas criollas afroibéricas, el dialecto afroboliviano es una manifestación original que con toda probabilidad surgió espontáneamente en Perú durante el período colonial. Los datos afro- bolivianos no sirven para refutar las teorías sobre la posible criollización del habla bozal en otras áreas de Hispanoamérica, pero tampoco apoyan la hipótesis de un proto-criollo de base afroportuguesa. El dialecto afroyungueño no se produjo mediante el cimarronaje, ni se formó sin contacto constante con la lengua espa- ñola; este contacto, sin embargo, no era suficiente como para impedir la reestructuración parcial del español originalmente aprendido como segunda lengua.4 La importancia del dialecto afroyungueño radica en su estatus como prototipo en miniatura de los entornos sociolingüísticos en que vivían los esclavos africanos en zonas rurales, desde el siglo XVI hasta finales del XIX.

6. Conocimiento del habla tradicional afroboliviana

La mayoría de los bolivianos no conocen los Yungas y aun los que tienen experiencia personal suelen des- cribir la región sin referencia a la población negra. Aun los documentos que reconocen la presencia de co- munidades de afrodescendientes en los Yungas ofrecen escasos comentarios sobre su lenguaje. Al describir la provincia de Sud Yungas, Meneses (1948b:196-197) ofrece una mención breve de los negros de Nor Yungas y Sud Yungas. También comenta el desdén que según él sienten los afroyungueños por los indígenas (Me- neses 1948b:198), citando la frase eyos son di otro Dios; andan cayaos siempre, mascando su oca. Esta frase refleja la ausencia del fonema lateral palatal [ʎ] en el dialecto afroyungueño, que todavía se mantiene en los demás dialectos bolivianos. Ningún estudio dialectológico del castellano boliviano menciona la presencia de la raza negra en Bolivia, ni habla de rasgos lingüísticos etnolingüísticamente marcados. Coello Vila (1996: 172-173) divide Bolivia en tres zonas dialectales “determinados, en gran medida, por la influencia del sustrato, por el bilingüismo y por las consecuencias emergentes de las lenguas en contacto.” El subdialecto de los Yungas se describe simplemente como una “variedad del castellano paceño [...] influencia del aimara.” Spedding (1995: 324) declara que los afrobolivianos de los Yungas “hablan un dialecto del español local con un acento y con modos de expresión diferentes de aquellos usados por hablantes bilingües aimara-español.”5 Al describir la comunidad afroboliviana de Chicaloma (Sud Yungas) se ha dicho que “El idioma de varias familias negras actualmente es el aimara y el castellano con ciertas variantes fonológicas” (Gobierno Municipal de La Paz 1993). Esta afirmación es más válida para las comunidades negras de Nor Yungas; en Sud Yungas difícilmente encontramos ‘variantes fonológicas’ exclusivamente negras. Powe (1998: 816), un viajero que visitó casi todas las comunidades negras de Nor Yungas, comenta que “un aspecto curioso del habla de los negros y los aimaras de esta región es la pronunciación de la rr del español como la z del inglés”.6 De hecho esta pronunciación caracteriza todo el altiplano boliviano, y refleja la presencia de los substratos indígenas. Powe (1998: 850-851) también aporta un fragmento del dialecto afroyungueño (de Chijchipa)

4 No existe evidencia de que los afroyungueños hayan hecho un esfuerzo deliberado para mantener su dialecto especial, a dife- rencia de lo que sucedía en el Palenque de San Basilio, Colombia donde a partir del siglo XVIII la retención de la lengua pa- lanquera reflejaba la voluntad consciente del pueblo (Friedemann & Patiño Rosselli 1983: 45). McWhorter (2000) ha sugerido que en otras comunidades de cimarrones las lenguas criollas pueden ser el resultado de la retención deliberada y obstinada del lenguaje de los fundadores cimarrones. 5 “[…] speak a dialect of local Spanish with an accent and styles of expression different from those used by Aymara-Spanish bilingual speakers.” 6 “a curious aspect of Black (and Aymara) speech in this region is the pronunciation of the Spanish “rr” as an English ‘z’.” xyz

66 lenguas de bolivia

transcrito equivocádamente como si no fuera un derivado del español. Powe afirma que se trata de la mezcla del castellano y aimara:

“Los negros a veces usan palabras o gramática aimaras cuando hablan. Por ejemplo, en vez de decir «¿Dónde estás yendo?», dicen «¿Andi po teta ondo?» y para «¿Qué estás haciendo aquí? » dicen «¿Ke po teta asi akí?».”7

En realidad ninguna de las palabras es ajena al patrimonio lingüístico del español, aunque han sufrido mucha reducción y reestructuración fonológica:8

andi [< onde < dónde] po(h) [< pos < pues] oté [usted] (eh)ta(h) [estás] ondo [< yendo]? qué po(h) [< pos < pues] oté [usted] asi [< hace en vez de haciendo]

Montaño Aragón (1992: 268) nota que “En cuanto al habla típica de los negros, el castellano pronuncia- do por ellos recuerda al empleado en el Río de la Plata y también en otras áreas de Latinoamérica” y también (1992: 272): “un castellano deformado en la pronunciación y a veces en lo semántico”. Ningún ejemplo con- creto acompaña estas afirmaciones (salvo unos casos de habla popular que se encuentran en muchos dialectos a través de Latinoamérica), que probablemente se refieren a la aspiración de la /s/ final de palabra y elyeísmo (neutralización def ll y y), aunque los afroyungueños no le dan una realización rehilada [ʒ] al fonema /j/, tal como sucede en los dialectos rioplatenses. En las mismas comunidades afrobolivianas, la conciencia de una variedad distinta al castellano regional ocurre sólo escasamente, y sin un reconocimiento de su ubicación dentro de un marco comparativo afroa- mericano. En un artículo reciente (Anon. 2004) se describe la cultura afroboliviana en términos de la danza, la vestimenta tradicional, los ritos fúnebres y la artesanía. También se alude a su modo de hablar: “Hasta la manera de expresarse es diferente. Su lengua es el español, mas lleva modismos que sólo los negros com- prenden. Los jóvenes investigan y creen que su acento es una herencia de los primeros hombres llegados de otro continente para ser a veces vendidos como esclavos.” Es correcta la afirmación de que existe una manera de expresarse diferente, aunque hemos encontrado muy pocos afrobolivianos que se interesen por el estudio de su dialecto tan especial. Un afroboliviano residente de Mururata (Nor Yungas) lamenta que “Hemos ido cambiando muchas costumbres de nuestros abuelos, nosotros mismos ya tenemos vergüenza hasta de habla nuestro modismo que es tan bonito. Por ejemplo jay, era una palabra que enriquecía nuestro hablar. La ju- ventud actual, ya no quiere seguir practicando nuestra cultura que es muy rica” (Anon. s/f). Aunque los afroyungueños no tienen un nombre para el dialecto tradicional (en este trabajo se emplea “afroyungueño” pero esta palabra no se usa entre los afrobolivianos), cuando se refieren a sus idiosincrasias lingüísticas emplean palabras confusas que reflejan el menosprecio general por el habla vernacular. A una anciana afroboliviana, oriunda de Santa Bárbara y ahora residente de Coroico, un compañero negro le pidió

7 “[…] Blacks at times use Aymara words or grammar when speaking. For instance instead of saying «Dónde estás yendo?» («Whe- re are you going?») they say «Andi po teta ondo?» and for «Qué estás haciendo aquí?» («What are you doing here?»), they say «Ke po teta asi akí?».” 8 El empleo de ande en vez de onde (la variante arcaica de donde) se da en muchas variedades rústicas del español, por ejemplo en las Islas Canarias, en el norte de Nuevo México (Estados Unidos) y en algunas zonas centroamericanas. De igual forma pos (la forma arcaica de pues) sobrevive en México, Centroamérica y en otras variedades rurales del español a través del mundo. El habla tradicional afroyungueña 67 que hablara en “la manera en que hemos hablao siempre en nuestro comunidá, normá”, ejemplificando al- gunas características del dialecto tradicional. La mujer sonrió y contestó en castellano moderno, hasta que el compañero insistió que hablara en “la manera en que hemos hablao siempre en nuestro comunidá, normá”, a lo cual respondió “como antes ¿no?” y repitió varias expresiones estereotipadas, como ele disí ‘él/ella dice’, oté ‘usted/tú’, ¿qui ta yindo? ‘¿adónde vas?’, yo va í ‘yo voy’. A pesar de su afirmación que “ya no pode” [ya no pue- do] alternó entre el dialecto tradicional y el castellano moderno, a veces con autocorrecciones: “mi hermana también si ha muertu y queda pues con mi mamá ... con mi mama ... yo quedó con mi mama”, remplazando la palabra moderna mamá con la palabra tradicional mama y enfatizando la falta de concordancia sujeto-verbo. En Mururata una participante entusiasta se refirió al dialecto tradicional comonativo. Al describir el habla de un compañero de otra comunidad, dijo “en tu lugá Juanito poniendo a pensá yo noto que no es muy nativo”. Al comparar los dialectos de Mururata con el habla de Arapata y Tocaña, dijo con respecto a Mururata “hay diferencia ... el más nativo es aquí” y su esposo agregó “ más nativo es Chijchipa”. En la primera monografía sobre cultura afroboliviana, Angola Maconde (2000: 13-14) da dos ejemplos del dialecto tradicional:9

Cho, hasti tendé huajaya in eje cotencia. ‘Por favor extiendes un poco de coca en el mantel.’ Nuasti olvida di remira ‘No te descuides de observar el tiempo’ cumu ta un poco chaypu ‘como está un poco nublado’ no vaya a chojta ‘si le moja la lluvia se pondrá negro’ no tengo ni poco pa volia. ‘no tengo ni poco para mascar o acuitar.’ Hasta que día nojotro va ta in fiesta, ‘Hasta que día nosotros vamos a estar de fiesta,’ eje día qui yo mia dició, yo no fue jay. ‘el día que usted me dijo, yo no fui.’ Quilaya pue tía ta, ‘Cómo te encuentras tía,’ andi pue ote va anda, ‘dónde te vas a caminar,’ ote va vini o no. ‘podrás venir o no.’ Ote wuawuay quién pues, ‘Hijo de quien eres,’ di tía pituca ¿lu juamía Flore? ‘de la tía Petronila ¿de la familia Flores?’

Angola Maconde (2000: 13) habla de “el rico modismo en el habla, para diferenciarse del resto y que es peculiar en cada sector [...] este modismo es propio del negro coripateño”. El segundo ejemplo proviene del “modo dialectal del negro coroiqueño”. Las palabras modismo, modo dialectal y nativo reflejan la ambivalencia hacia el dialecto tradicional y la ignorancia de su verdadera naturaleza, como remanente del habla bozal del período colonial. Aunque los afrobolivianos que han asistido a la escuela (es decir después de las reformas de 1952) afirman que los maestros raras veces criticaba el dialecto tradicional afroyungueño (en realidad mu- chos maestros eran aimaras con conocimientos apenas adecuados del castellano), el sistema educativo tuvo el efecto de yuxtaponer el castellano boliviano moderno y el dialecto ancestral, siempre en perjuicio de este último. Muchos afrobolivianos se niegan a hablar el dialecto tradicional y aun afirman desconocerlo, con la excusa que “ya somos civilizaos”. En otras palabras, los mismos afrobolivianos no reconocen el carácter reestructurado de su dialecto tradicional; algunos piensan que es “hablar mal” o no ser “civilizado”, mientras que otros estiman que se trata sólo de unos modismos injertados en un castellano neutral.

7. Representaciones literarias del negro boliviano

Además de un grupo de textos literarios del siglo XVII, que duplican con exactitud las imitaciones del habla de negro producidas en España y no revelan nada sobre la formación de nuevas variedades afrohispánicas en América (Lipski 2005), un documento recién descubierto en los archivos de Potosí puede representar un verdadero precursor del dialecto afroboliviano. Se trata del ‘Entremés gracioso para la festividad de Nuestra

9 Angola Maconde (2008a) recoge varios relatos de la comunidad afroboliviana de Dorado Chico; algunos están narrados en el dialecto tradicional de aquel caserío. xyz

68 lenguas de bolivia

Señora, año 1799’, cuya fecha de creación se desconoce, pero que muy probablemente represente un pro- ducto de la segunda mitad del siglo XVIII (Arellano & Eichmann 2005: 163-217). En este texto curioso los personajes negros emplean muchos elementos del quechua.10 Además de demostrar la compenetración del habla bozal y las lenguas indígenas, el ‘Entremés gracioso’ contiene rasgos que se presentan en el dialecto tradicional afroboliviano:

• pérdida de la /ɾ/ final en los infinitivos verbales y en la palabramujé < mujer; • la realización de pues como pue; • yeísmo, es decir la realización de la lateral palatal /ʎ / como aproximante o semivocal [j]; • el empleo del pronombre eye para la tercera persona singular sin flexión de género gramarical • (sirve para sujetos masculinos y femeninos); el pronombre es idéntico al pronombre elle que se en- cuentra todavía en el habla vestigial afrocubano y en el habla de los negros congos de Panamá; • El empleo de la tercera persona del singular como verbo invariable.

Unos ejemplos del ‘Entremés gracioso’ son:

Yo no tiene sino rientes (165) ‘No tengo sino dientes’ Amiguito sacritana bata ya, pué, de reñí (173) ‘Amigo sacristán, basta ya de reñir’ Y plegunta yo una cosa (175) ‘Pregunto una cosa’ eye me rom pagará (176) ‘él me lo va a pagar’ dejame, mujé, po Rioso (191) ‘déjame, mujer, por Dios’ y si tanto me provoca ute también yevará (197) ‘y si me provoca tanto, también se lo llevarán a usted’

El lenguaje de este sainete difiere mucho del habla afroboliviana contemporánea, pero su existencia respalda la hipótesis de que algunas de las imitaciones literarias del habla del negro en tiempos coloniales se basaban en observaciones válidas, y no eran meras repeticiones de estereotipos racistas traídos desde Espa- ña.11 En 2005 Juan Angola escribió lo que parece ser el primer texto literario en lenguaje afroboliviano, que todavía no tiene forma escrita. Se trata del poema ‘Jlor de lirio’:12

La jlor di lirio Tudu lus día salgu a sentá a la loma di aquí pue ta. Y sempre mi quedu a mirá a la mosa di qui dirá

Cuchuqui cho disti andis toy li jondio cun liriu quisoy. Cumu alza y lu quepecha samona pue lui inborracha.

10 También se encuentran combinaciones del español y el quechua en el habla de personajes negros en la obra de teatro ‘Entremés del huamanguino entre un huantino y una negra’, publicado en Huamanga en 1797 (Romero 1987: 164; Ugarte Chamorro 1974, t. 1, pp. 231‑250) y el anónimo ‘Entremés de Navidad’ [Ayacucho, 1828] (Romero 1987: 163; Ugarte Chamorro 1974; t. 2, pp. 283‑299). 11 Unos textos folklóricos bolivianos del siglo XX pretenden describir el habla de los negros en Bolivia. Contienen muchos este- reotipos y ninguno presenta un panorama adecuado del habla afroyungueña. Lipski (2006a, 2006b) analiza estos textos. 12 Este poema en forma escrita y recitada se encuentra en www.personal.psu.edu/jml34/Angola.htm. Los otros poemas de Juan Angola, además de unos poemas afrobolivianos anónimos, se encuentran en www.geocities.com/amacondejuan/. El habla tradicional afroyungueña 69

Al sol li pidu apurau consejo di enamorau, y al liriu li pidu amor pa conquistá esa jlor.

Cuasquier jlor qui ta jawirau in sudor di cuerpu cansau, chajchura jay pensamentu y chajaya intendimientu.

Sol dici toy inamorau, lirio dici jay, soy morau. Numas pur su dircio pretu luz rejuicilia completu.

Qui dirá la linda mosa qui creció sempre hermosa. Cuandu lus jlor di la loma li digan adios paloma.

Posteriormente Juan Angola ha compuesto otros poemas, entre ellos:

Waquichá Lus cosa qui hasti waquichá no tiasti olvidá di chaitá. Pa qui injuermu tenga qui saná a mediu día hay qui yi a dejá.

Buen mosa Mosa hermosa pa buen cosa, es jay cumu tierra gredosa. Cuandu in awua si riposa es chayaqui y pegajosa

Mosa hermosa pa buen cosa, pusturera y alevosa. Chaipu chaipu es caprichosa suxa suxa es resbalosa.

Lu simiya Simiya qui otene sembra crece albu cun buen sombra. Si oté mira lus rama, lu hoja, tiene jay juama. in lu tronco coloi cobre bamu seya nuestru nombre.

otros afrobolivianos se han interesado por la producción creativa pero hasta ahora sólo han surgido los poemas ya mencionados. Es de esperarse que la creación literaria llegue a ser un vehículo para fomentar el aprecio por el lenguaje tradicional. xyz

70 lenguas de bolivia

8. ¿El habla tradicional afroyungueña es un dialecto del castellano boliviano?

El dialecto tradicional afroyungueño difiere tanto –y tan sistemáticamente– del castellano mundial como otras lenguas regionales de la Península Ibérica que son ampliamente reconocidas como lenguas distintas. Tomando como punto de referencia el sistema de pronombres de sujeto, el cuadro 2 demuestra la ubicación del lenguaje tradicional afroboliviano dentro de la familia de lenguas regionales de la Península Ibérica y de las lenguas criollas afrohispánicas, a manera de ilustrar tanto las semejanzas como las diferencias que justifi- can la clasificación del habla afroboliviana como lengua hermana del castellano

Cuadro 2 Pronombres de sujeto en las lenguas de la Península Ibérica y lenguas afrohispánicas

Lengua 1sg 2sg 3sg 1pl 2pl 3pl Castellano yo tú/usted él/ella nosotros vosotros/ustedes ellos/ellas Portugués eu tu/você êle/ela nos vos/vocês êles/elas Gallego eu ti/vostede el/ela nos vos/vostedes eles/elas Asturiano yo/you tu elli/ella nusotros busotros ellos/ellas Catalán jo tu/vostè ell/ella nosaltres vosaltres/bostès ells/elles Aragonés yo tu/busté er/era nusatros busatros/bustez ers/eras Papiamento mi bo ele nos boso nan Palenquero i/mi bo ele suto utere ané Afroyungueño yo oté ele nojotro otene eyu(s)

La gramática reestructurada del habla afroyungueña se acerca más a las lenguas criollas de base afroi- bérica, como el palenquero, el papiamento y el caboverdiano. En cuanto a las reducciones morfológicas, el lenguaje afroboliviano tiene más rasgos acriollados que, por ejemplo, el semicriollo portugués de Helvécia, Brasil.13 Con respecto al grado de reestructuración con respecto a la lengua lexificadora (español o portu- gués), el habla tradicional afroyungueña es ‘más acriollada’ que el dialecto afrobrasileño de Helvécia y ‘me- nos acriollada’ que el Palenquero y los criollos afroportugueses del Golfo de Guinea (São Tomé, Príncipe y Annobón). El nivel de reestructuración es comparable con el criollo afroportugués de Cabo Verde y con el criollo hispanofilipino (chabacano) de Cavite y Ternate.14

Cuadro 3 Rasgos morfosintácticos de distintas variedades afroibéricas

Golfo de Afroyungueño Helvécia Palenquero Papiamento Chabacano Cabo Verde Guinea art.def ausente sí sí sí sí no sí sí verbo invariable sí algunos sí sí sí sí sí partícula ta a veces no sí sí sí no; sa sí preguntas no sí sí sí sí sí sí sí invertidas cópula nula no no casi nunca no sí algunos no partícula/ no no ma 3pl (nan) mga a veces 3pl no pronombre pl concordancia de no a veces no no no no no género en FN

13 Baxter (1997), Baxter & Lucchesi (1993), Baxter et al. (1997), Ferreira (1985), Lipski (2006b). 14 El chabacano de Zamboanga, debido a la fuerte influencia de las lenguas autóctonas, se aleja más de la gramática patrimonial del español (Lipski & Santoro 2007). El habla tradicional afroyungueña 71

Golfo de Afroyungueño Helvécia Palenquero Papiamento Chabacano Cabo Verde Guinea pronombres de no (excepto sujeto como objeto yo después de sí (excepto 1sg) sí (excepto 1sg) sí no algunos no prep) ‘tener’ como sí, en sí sí sí sí sí sí existencial afirmativo ‘no haber’ + ‘no sí no no no sí no no tener’ negación prepuesto (a veces neg neg doble / neg doble pospuesto prepuesto prepuesto prepuesto doble con pospuesto nada) neg derivado de sí sí sí sí hendeq y no na … f(a) sí no/não FN pospuesto no no sí no no sí no como posesivo

Los cuadros sinópticos –que podrían extenderse a otros elementos gramaticales– revelan claramente que el habla afroboliviana es mucho más que un puñado de modismos; es en efecto una lengua propia nacida y desarrollada en tierras bolivianas y por lo tanto merece figurar en las listas de minorías lingüísticas del país.

9. Texto

Transcripción de un fragmento de diálogo en el dialecto tradicional afroboliviano, grabado en el 2007. Se trata de un hombre de Mururata, de unos 50 años de edad.

T1 Yo subía pueh di abajo la escuela, cada mañana nojotro subía la escuela, ‘Yo subía de abajo cada mañana, subíamos a la escuela,’

T2 pero lu malo, yo meaba peh la cama, yo meaba la cama; ‘pero lo malo, yo me orinaba en la cama;’

T3 yo subía un lau di pantalón, así pueh mojau; yo subía la escuela. ‘yo subía un lado del pantalón, orinado, y subía a la escuela.’

T4 Y pa que gente no mi mira que yo, mi pantalón meau, ‘Y para que la gente no viera que tenía el pantalón orinado’

T5 yo lu puntiaba cun barro cun tierra ese lau pa qui disi p’ aquí. ‘lo ensuciaba con barro’

T6 Disi yo cayó pa que no nota qui yo, mi pantalón ta mojau di meau; así pueh yo jondo, caracho. ‘y decía que me había caído para que no notaran que el pantalón estaba orinado, caramba.’

T7 Y diay mi mama mi mandaba por agua pueh la pozo. ‘Y mi madre me mandaba al pozo por agua,’

T8 Y diay yo peliaba cun mi lu hermano. ‘y yo peleaba con mis hermanos.’ xyz

72 lenguas de bolivia

T9 Yo lu quebraba, nojotro lu quebraba cántaro. ‘Y rompíamos los cántaros.’

T10 Mi mama cogía su palo nos hacía corré la chumi. ‘Mi mamá agarraba su palo y corríamos al monte,’

T11 Nojotro yegaba sin cántaro, sin agua. Así pueh nos pegaba. ‘llegábamos sin cántaro, sin agua, y nos pegaba.’

T12 Ya nojotro yegaba, no cocinaba pueh. ‘Si llegábamos así, ella no cocinaba.’

T13 Nojotro tenía que í, sin comé eje día. Nos bregaba. Nojotro peleaba sí. ‘Teníamos que aguantar sin comer ese día. Ella nos regañaba y nosotros peleábamos.’

T14 Eje cántaro cuando quebraba, nos sacaba la mano. Nos cortaba pueh mano. ‘Esos cántaros cuando se rompían nos cortaban.’

T15 Pa que no quebra mah disi, pa que no quebra más ... ‘Para que no los quiebren más, decía.’

T16 Yo fue más pobrecito pueh, yo no había mi tata, ‘Yo era muy pobre, no tenía padre y casi no tenía madre,’

T17 ca mi tata caminó Caranaví cun otro mujé. ‘pues mi padre se marchó a Caranavi con otra mujer.’

T18 Ya nojotro quedó pueh solo aqui, caray, ya cada qui jue disjuili pueh ‘Y así nos quedamos solos, y cada vez que había un desfile’

T19 yo nuhabía zapato pueh pa vistí pueh, yo no había zapato pa vistí. ‘yo no tenía zapatos para llevar.’

T20 Lu qui tenía sus tata compró sus zapato; lus compraba bandera, ‘Los que tenía padre, los padres les compraban zapatos, les compraba banderas,’

T21 siempre había qui yevá banderita la mano, ¿no ve? ‘había que llevar una bandera en la mano.’

T22 y yo nuabía quen mi compra ni zapato ni bandera caray, ‘Y yo no tenía quien me comprara zapatos ni bandera, caramba,’

T23 yo nuay zapato, ¿qué yo hacía? ‘yo no tenía zapatos, ¿qué iba a hacer?’ El habla tradicional afroyungueña 73

Afroboliviano

Yo subía pueh di abajo la escuela, cada mañana nojotro subía la escuela, pero lu malo, yo meaba peh la cama, yo meaba la cama; yo subía un lau di pantalón, así pueh mojau; yo subía la escuela. Y pa que gente no mi mira que yo, mi pantalón meau, yo lu puntiaba cun barro cun tierra ese lau pa qui disi p’ aquí. Disi yo cayó pa que no nota qui yo, mi pantalón ta mojau di meau; así pueh yo jondo, caracho. Y diay mi mama mi mandaba por agua pueh la pozo. Y diay yo peliaba cun mi lu hermano. Yo lu quebraba, nojotro lu quebraba cántaro. Mi mama cogía su palo nos hacía corré la chumi. Nojotro yegaba sin cántaro, sin agua. Así pueh nos pegaba. Ya nojotro yegaba, no cocinaba pueh. Nojotro tenía que í, sin comé eje día.Nos bregaba. Nojotro peleaba sí. Eje cántaro cuando quebraba, nos sacaba la mano. Nos cortaba pueh mano. Pa que no quebra mah disi, pa que no quebra más … Yo fue más pobrecito pueh, yo no había mi tata, ca mi tata caminó Caranaví cun otro mujé. Ya nojotro quedó pueh solo aqui, caray, ya cada qui jue disjuili pueh yo nuhabía zapato pueh pa vistí pueh, yo no había zapato pa vistí. Lu qui tenía sus tata compró sus zapato; lus compraba bandera, siempre había qui yevá bande- rita la mano, ¿no ve? y yo nuabía quen mi compra ni zapato ni bandera caray, yo nuay zapato, ¿qué yo hacía?

Castellano

Yo subía de abajo cada mañana, subíamos a la escuela, pero lo malo, yo me orinaba en la cama, yo subía un lado del pantalón, orinado, y subía a la escuela. Y para que la gente no viera que tenía el pantalón orinado lo ensuciaba con barro y decía que me había caído para que no notaran que el pantalón estaba orinado, caram- ba. Y mi madre me mandaba al pozo por ago, y yo peleaba con mis hermanos. Y rompíamos los cántaros. Mi mamá agarraba su palo y corríamos al monte, llegábamos sin cántaro, sin agua, y nos pegaba. Si llegábamos asía, ella no cocinaba. Teníamos que aguantar sin comer ese día. Ella nos regañaba y nosotros peleábamos. Esos cántaros cuando se rompían nos cortaban. Para que no los quiebren más, decía. Yo era muy pobre, no tenía padre y casi no tenía madre, pues mi padre se marchó a Caranavi con otra mujer. Y así nos quedamos solos, y cada vez que había un desfile yo no tenía zapatos para llevar. Los que tenía padre, los padres les compraban zapatos, les compraba banderas, había que llevar una bandera en la mano. Y yo no tenía quien me comprara zapatos ni bandera, caramba, yo no tenía zapatos, ¿qué iba a hacer?

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