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Rt\15TA DE ESTUDIOS DE ClOICIAS SOClALr.S \' IIUMAMDADE.S. dm U (2005) . pp H·5l 1 S S~ 151S-:IOO

Catalanes y valencianos en la Andalucía del siglo XVIII: las Nuevas Poblacion es de Carlos 111

Adolfo Hamer Flores UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA

l ~c s um c n : Este art ículo perm it e aportar nuevos datos sobre la participación de algunas familias de origen catalán y valenciano en la colonización de las Nuevas Pob lacio nes de Carlos 11 1. Al o largo de estas páginas hemos tra tado de realizar un estud io de estas famil ias, analizando, con mayor o menor profund id ad, en función de las fuentes dispo nibles, los más variados asuntos, con el objetivo de dar una visión lo más ex haustiva posible.

Pa labras cl ave: Nuevas Poblacio nes de y Andalucía, co lonos españoles, catalanes, valencianos, siglo XV III.

Catalans and Valencians in theA nd alusia ofthe eighteent h ceutury: the Nuevas Poblaciones of C harles III

Abstrnc t: This articl c provides ncw elata about thc participat ion of somc families of Caw lan and Va lcncian or igin in thc co lon iza tion of N11eva.,. Poblacio11es of Charl es 11 1. Through thcsc pagcs wc ha ve tricd to makc a study of thcse fami lics, ann lysing more or lcss dccply, nccord ing to the diiTc rcnt sourccs availablc, the most varicd subjccts, with thc aim of oiTcring thc most ex haustivo possiblc vicw.

KcyWo rd s: Nuevas Pob lacio nes de Sierra Mo rena y Andal ueia, Spani sh colons, Cata lans, Va lcncians, 18'" ccntury.

l . INTROD UCC IÓ N Sin embargo, el hecho de que has ta la fec ha no exista, al menos no nos consta, ni ngú n es ludio acerca de la presencia s de sobra conocido que Anda lucía se ca racterizó de gentes del levante penin sular en la Anda lucía Moderna, desde co mienzos de la Edad Modcma hasta mediados nos ha obligado a restri ngir nuesll'O ámbito de estudio; que Ede l siglo XIX por ser un auté nl ic o polo de atracción centraremos en las Nuevas Poblacio nes de SietTa Morena 1 de emigrantes • Un fenómeno vinc ulado fu nd ame nt almente, y Andalucía' en el periodo comprendido entre 1767 y 1783. aunq ue no de mod o exclus ivo, a su fa ma de tie tTa rica y Una acotación espacial y cronológica que se justi fica por próspera; as i como al hec ho de que la ciud ad de Sevilla haberse dado entonces uno de los periodos de mayores y fuese > de enlrada a las posesiones españo las en más intensos contactos entre el levante y el sur espa ti ol en Amé rica. Circunstancias que faci litarían la ll egada a nuestra todo el siglo XVHI. región tanto de extra njeros como de españoles de otras Asimismo, también nos mueve a esbozar estas líneas regiones de la península en cantidades nada desdeña bles. la circu nstancia de que en su siglo y med io de existencia, la Una inmigración de la qu e aún desco nocemos historiogra fi a neopoblacional haya venido relegando, casi muchos aspectos. Precisa mente por ell o, nues tra intención sistemáticamente, a un segundo plano a aque ll os colonos aq uí no es otra que la de paliar de alg un a fo rm a dicha españoles que se asentaron en las Nuevas Poblaciones en realidad aporland o luz ace rca de un seclor muy concreto sus co mienzos. Ci rcunstancia a p r iori bastante lógica, pues de ell a; justo aquel conformado por ind ividuos procedentes éstas se concib ieron y disetiaron para dar cabida a vari os de los te rritor ios de Ca taiUJi a y Valencia. miles de ind ividuos procedentes de Centroeuro pa. Sin

1 r::. MATEO AVIL ÉS , Ln emigrnción andalu za a América (1850-1936), Mñ lagn, 1993, p. 26. 2 La Superintende ncia de las Nuevas Poblaciones fue creada en 1767 y ejercía su autori dad sobre diversos territo rios segregados, a lo largo de ese a1io y de los siguientes, de los reinos de Jaén, Có rdoba y Scvilb. A efectos gubcmalivos se dividía en dos p:ntidos: de un lado, las Nuevas !>oblaciones de Sierra Morena (in tegradas por las colonias de La Caro lina, Navas de Tolosa, Ca rboneros, Guarromán, Rumbh1r, San ta Elena, Arq ui llos, Aldeaqucmada y Mon tizón); y, de otro, las Nuevas Poblaciones de Anda lucia (constit uidas por La Ca rl ota, , Fuente Pa lmera y San Se b as ti ~ n de los Balleste ros). 44 ÁMBITOS

RE\'lSTA DE ESTlJDIOS DE CJ O':CIA S SOCIA LES \' II UMM•HDA DES, n~nt 14 (:OrJ)) embargo, diversas eventualidades hicieron que el elemento destacado fue el conce rni ente a do tar de una protección español fuera en ellas, desde muy pronto, más importante adecuada a una de las princi pales arterias de comun icación de lo previsto inicialmente. Un hecho que no ha merecido del reino. Precisamente aquella que unía la C01tc con las aún una deta ll ada y comp leta investigación. riq uezas americana s que ll egaban al eje Sev il la-Cádiz. En es te sentido, el objeti vo de este trabajo pasa por Asimismo , también se ha afirmado que se asp iraba a efectuar un estudio acerca de la importanc ia y significac ión solventar de algún modo el grave problema de despob lación de un sector concreto de ese conjunto de co lonos españoles que aq uejaba a España desde el siglo XVI I, y qu e en el establecido en las Nuevas Pob laciones de Sierra Morena y mismo año de establecimi ento de las primeras co loni as, Anda lucía en los com ienzos de su andadura históri ca. Sin 1767, se agra va ría aún más co n la expu ls ión de unos cinco embargo, somos conscientes de la necesidad prev ia de mi l jesu itas. abordar, de modo somero, todo ese gru po de españoles a La intenció n de incrementar la pr odu ct ivi dad fin de poder enmarcar convenientemente el tema que aquí agríco la, ha sido propuesta como el tercer objeti vo de la nos ocupa. empresa neopoblaciona l. Si n duda, la puesta en marcha de Obviamente, no pretendemos ser exhausti vos, sino estas Nuevas Pob lacio nes se pensó como un eficaz só lo ofrecer una panorámica general. Sin duda, la escasez mecanismo pa ra lograr un aume nt o inmediato de los y dispersión de fuentes documentales que nos pemlitan su recursos de la Rea l Hacienda. estu dio ha movido a un escaso y parcia l tratami ento del En cuarto y último lu ga r, sus promotores ilust rados sector espaiiol. Es más, as pectos tales como sus áreas de aspi raban también a ensayar una «sociedad idea l» en la que procedencia, la peri od ización de su llegada, su fo rma de no estu vieran presentes todas las lacras que aquejaban a la estab lecimiento o su coexistencia con los extranjeros vienen sociedad del Antiguo Régimen. Por ello, en esta área Jos desde hace tiempo siendo respondidas con hipótes is vagas cargos administ rat iv os no serían tr an smis ibles ni y de escasa apoyatura documental. enaj enables, no estaría permitido establecer nin gün tipo de vínculo, no sería posible acum ular ni divid ir las tierras 2. LA FUN DACIÓN DE LAS NUEVAS POBLACIONES: reparlidas, no podrían establecerse mayo razgos so bre las LOS DIFÍC ILES I NICIOS propiedades, sólo la administración civi l tendrí a compete ncias fiscales y no estaría permitido el La colonización agraria más importante de la España establecimiento de clero regu lar, entre otros. Así, al ver las del siglo XVLII fue , sin duda alguna, la llevada a cabo en las ven tajas de esta nu eva sociedad, se provoca ría una difusión conocidas como Nuevas Pob lac iones. Su estab lecimien to de este modelo colonial en las comarcas próximas. responde rí a a las inquietudes que el movimien to ilus trado Unos objetivos que, aunque enunciados hace ya dieciochesco imprimió en algu nos de los min istros de Ca rlos muchos años, pensa mos siguen siendo perfec tamente 111, entre los que destacan Floridablanca, Aranda, Múzquiz válidos para ex plicar el surgimi ento de las Nuevas y Ca mpomanes. Éstos, aprovechando la pennisividad del Poblaciones; todos a excepción del que de fi end e que se rey, y apoyándose en el li meño don Pab lo de Olavide, as piró a establecer una «sociedad idea l»' . verdadero bra zo ejecuto r de la em presa, decidirían acometer Ahora bie n, las razo nes qu e se pen sa ron y dive rsas re formas entre las que destaca sobremanera la que argumentaron para la rea li zación de es te proyecto no aquí nos ocupa. Unas refom1as que suponían , en muchos creemos que fneran las mi smas en todos los casos. casos, una pro fund a transformación en lodos Jos ám bi tos Obviamente, pa ra el sector más in mo vi lista, inc lu ido el de la sociedad del Antiguo Régimen . propio Carlos m, el objetivo de es tas nu evas colonias era el Desde hace años, numerosos investigadores han de proteger el camino rea l -Cádiz'. Si n embargo, ven ido enumerando los c uatro objetivos a los qu e para el grupo ilustrado primaban mucho más los elementos supuestamente se asp iraba'- De ell os, si n duda, el más de reforma de la sociedad de l An tiguo Régimen'-

l V. P ,\LACIO AT,\RD , Lns Nue\·ns Poblaciones andaluzas de Curlo!J· /JI. Los espmioles de In flllslroción, Córdoba, 1989, pp. 15-16 y 28 . • Co nsideramos que los promotores de las Nuevas Poblaciones nu nca \ruta ron de conseguir una ((sociedad idcah,, sino sólo una t< Socicdad mode lo»; las diferencia s ent re una y otra, como f;ici lmcnte observa rá el lector, son muy considerables. Sin embargo, el hecho de que algunos des tacados his tori:Jdorcs se hallan posi cionndo a favor de la pr im era tcorin, ta l y como fue el caso de don Antonio Dom ín gucz Orti z (vé:~sc su obra Sociedad y Dundo en el siglo XVIII espmi o!, 8;1rcclona, 198 1, pp. 297 y ss .), h~ inc id ido no tablemente en In historiografía posterior. Ell o ha ll evado, desde nuestro pun to de vista , a que la histor ia de las Nuevas Poblac iones se haya tratado desde un enfoque errado; por tan to, si el pl anteamiento inicial no ha sido mu y preciso, es lógico que las conclusiones nlcanzadas no sea n por lo general muy vá lidas . s Cas i con seguridad, pnra Carl os !JI la empresa neo poblacional tenía corno úni co obj etivo el de proteger y pobla r los aledaños de una vía de co municación tan important e como crn el Camino Real Madrid-Cádiz. t\ 1 menos eso es lo que parece deriva rse de un docume nto donde afirma textualmente : •<. .. cuando decid¡ poblar y poner en cu ltivo los terrenos que ocuparon en el dia las Nuevas Poblaciones de Anda lucía y Sierra Morena, pa rn man tener nbierta una comunicación segura en tre las provi nciils de Casti lla y Andalucí il, haciendo al mismo tiempo Uti les unos terrenos que sólo se rvía n de asi lo a ma lhechores, dispuse que se form aran dos colonias ... )} (J . E. RUIZ GoNzALEZ, <(Repoblación y coloniz<~ció n en Sierra Moren<~: un es tud io d i rcrc nt e~' · en M. J\ viLÉS y G Sr:NA (cds .), Carlos 111 y las Nuevas Poúl(/ciunes, Vol. 11 1, Córdoba, 1988, p. 62). 6 La soc i cd~d cs pa1lola de fina les del siglo XVIIJ se hall ab a sobrecargada de mecan ismos que dificultaba n, y a veces impedían, los peque1l os cambios c¡ uc todo orgn ni smo social necesi ta para continuar subsistiendo del modo más parec ido al que lo hab ía venido h3cicndo. Un3 r e<~ li d3d que, inevitablemente, hncin presagiar que si no se cmprend ian reformas a medio plazo se producirí an u mplura s)~ y rechazo con respecto a lo an terior. Es decir, los ilustr<~dos es pai1o lcs fueron consc ientes de la necesidad de aco meter diversas reformas pn ra garant iza r la subs istencia de l mundo en que vivía n. Por todo ello, en modo nlgun o podemos cons i der<~r acep table la hip ótesis de una <(sociedad idc~ •l », pues ésta hubiera supuesto, m:is que una reforma, una \'Crdadcr:í ruptura. ÁMBJTOS 45 REVISTA DE ESTIJDIOS DE CU:NaA.S SOOAL.I:S Y llUMA ... lDA DE:S, nim l.t {2005)

Por otro lado, en Jo que respecta a la puesta en marcha con la condición de que no fuesen originarias de lugares de las Nuevas Poblac iones, las idílicas previsiones iniciales comarcanos. pronto se desvanecerían. Los prime ro s momentos fueron muy dificil es pa ra los colonos extra nj eros, ya que las colonias «XXVIII. Sin embargo pod rá el Superinten de nre no era n lo que Thürriege l les hab ía prometido; un a promover casamientos de Jos nuevos pob lado res co n circunstancia a la que se sumaría una casi absoluta fal ta de cspaiio\cs de ambos sexos respect iva mente pa ra incorporarles mas fáci lmente en el cuerpo de la Nación; previsión'; destacando el hecho de que no se hubiesen pero no podrán por ah ora ser naturales de Jos Reinos de dis pues to sufi cientes alojamien tos para los colonos, que Córdoba, Jaén, Sev ill a, y provinc ia de la Mancha, por no hubieron de se r ubicados en barracas. Escenarios donde el dar ocas ión a que se despueblen los luga re s com iJrca nos, hacinamiento y la fal ta de hi giene faci litaron la propagación para ve ni r a los nuevos. en lo cual habrá el mayor rigor de de diversas in fecciones y enfem1edades, tal y como fue el parte del Supcrinlendc nt e y sus subahcrnos'n. caso del paludismo. Ante es ta situac ión , y con el fim1 e convencimi ento Una excepción a la que no dudarían en acogerse, de hab er sido engariados, muchas fa mi lias e individuos desde el propio año 1767, numerosas fa mili as del levante decidirían desertar. Pero las autoridad es espario las no podían peninsul ar; sobre todo va lencianos. Se confonnaría, de este pemlitir a es tas altmas que el proyecto colonizado r fracasase; modo, un sign ificativo grupo de espaiioles en las Nuevas no sólo se habían invertid o cantidades consid erab les para Pob laciones de Sierra Morena, que con su labori osidad y traerlos a Esparia sin o que tam bié n había dem as iadas conocimientos agríco las condicionarían posterionnente las miradas, tanto dentro como fuera de l país, pendien tes de la admisiones de ot ros españoles . Los colo nos extranjeros, sue rte de las colonias. De ahí que se dificultase al máx imo en un medio con un clima ta n diferente al ele sus luga res de la salida de co lonos de las Nue vas Poblaciones, lo cual origen, puede dec irse que desconocían todo cuanto era forza ría a es tos a te ner qu e huir de ella s s in la s ne cesario para encargarse adecuadament e de sus suertes; co!Tespondienles licencias; y ello a pesar de saber que se por lo que el con tar con colonos esparioles qu e les enseiiase n ex ponían a severos cas ti gos. a hacerlo podía ser muy útil. La situación era tan precaria en las colonias, a pesar Posteriorme nt e, la elevada mortalidad ele Jos de los innumerables desvelos de don Pablo de Ola vide, que extranjeros, así como sus numerosas dese rciones, ll evó a a punto es tu vieron de ex ti nguirse a la misma ve locidad con las autoridades a considerar la posibilidad de reemplazar las la qu e se crearo n. Como ejem plo il us tra ti vo , podemos vacantes con espaii oles. Se in cumpliría así el anteriormente apuntar qu e al parece r cas i la mitad de los ocho mil colonos citado artícu lo XV lll del Fuero de las Nuevas Poblaciones, extranje ros arribados muri ó en los prim ero s años. pero no parecía imp ortar demasiado e n aq uellas Obviamente, se hac ía necesario ree mpl azar a los fallec idos circunstancias. Es más, el propio Ola vide consideraba «muy y deser tados pa ra ga ran ti za r su cont inuidad, y el acep tar útil su adm isión para que int erp olándose en su colocación como nu evos colon os a famil ias cs pa ri olas se mo straba con las suertes de las fa mil ias extranjeras ap rendi esen éstas co mo la mej or alte rn ativ a. Poco importaban en estas con más fac ili dad el id io ma y modo de cultiva r la tierra»•. circu nstancias las di sposiciones restricti vas co n respecto a As í pues, a com ienzos de 1769, la admi sión de es tas los colonos espar1oles contenidas en el Fuero de la s Nuevas fa mil ias espaiiolas era tan hab itual que la Superin te ndencia Poblaciones . decidió regularla a través de un decreto, fec hado en 9 de febrero" . A hora bien, por aquel en tonces un obj etivo 3. LOS COLONOS ESPAÑOLES Y LA fundamenta l era e l de redu cir gas tos, po r lo que las «SALVACIÓN» DE LAS NUEVAS COLONIAS condici ones para poder establecerse como colonos fueron a lgo diferentes a la s qu e se hab ían dado entre los A pe sar de que la s Nuevas Po bla ciones se ext ranjeros". La pro fe so ra Ga rcí a Cano nos informa de proyecta ron ini cialmente para ubicar en el las a los seis mil que rec ibieron suertes de igual med ida que las restantes . colonos de la co ntrata fi rmada el 28 de febrero de 1767 Sin embargo , en el domini o y ap rovechamiento de éstas entre el co ronel bávaro Johann Kaspa r von Th ürriegel y debían aceptar un a serie de condi ciones: pagar el di ezmo don Miguel de Müzquiz, Secretario de Estado y de l Despacho de frutos, labrar a pasto y labor cada año al menos la mitad Universa l de Hacie nda, en su corpus jurídi co fu ndacional altemativamente, vivir en ellas con sus fam ilias, construi r se contem plaría la posibilidad de que también pudieran una choza o corraliza en el plazo máximo de un ario, cercar in stala rse en ell as como colonos diversas fa milias españolas; sus propiedades, no poseer en otras loca lidades una

7 La bibli ografb que se pro nuncia ace rca de este partic ular es muy amplia, por lo que ren unciamos aqu i a ofrecer al lector una larga lista de amores y obrns . Consideramos más acert ado indicarle el estud io que, a nuestro ju ici o, aborda este te ma con mayor detalle y profun didad : M. D ANV lLA Y CoLLADO, Reinado de Cn rlos 111 , Madrid, 1893, pp . J-7 1. 5 Arc hi vo Histórico Nacional (A.H .N. ), Gobernación, lcg . 21 52, cxp. 2 (ejemplar impreso del Fuero de las Nuevas Pob lac iones de 5 de julio de 17 67). Esta disposic ión norma tiva se ha ll a ta mbiCn recogida, a excepción de SliS cuatro primeros artfcu los, en el libro V Il, títu lo 22 , ley 3• de la Nov ísima Necopilnción. , M. J. ÜAR CI,, CANO, La Colonización de Carlos 111 en Anda!ucin. Fuel/le Palmera, 1768-183 5, Córdoba, 1982, p. 49. 10 A.H.N., Inquisición, lcg . 3607- 1. Oficio de Quintan illa a Ola vidc , 15 de febrero de 1769. 11 R. LeRA GAR CIA, <,Con fli ctividad socia l en las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena, 1767-70>) , en M. A viLÉS y G. S ENA (cds .), Cm·los 1/f y las Nueva s Poblaciones. Vol. 11 1. Có rdoba , 1988, pp . 51-52. - 46 ÁMBITOS REVlSTA DI: I:S TUDIOS O!! OI:J'/C IAS SOCIALCS Y II U.MMl tU ,\0 ~.5 . nUn1 H (2005]

propiedad superior a 20 fanegas y ser duei'ios de un par de 3.1. Consideraciones en torno ni origen geográfico de bueyes o vacas. Asimismo, se les colocaría fuera de l Cam ino los colonos es pañoles Rea l. Como garantía para ell os, se determinó que só lo se les podría despojar de sus suertes en caso de que no pagasen No co nstituye tarea fác il el determ in ar el origen de dos a!'ios de diezmo o cuando dejasen de cul tivar en un a!'io estos col onos espaliol es, pu es carecemos de fuentes al menos la mitad de sus suertes n adecuadas para ell o. De ah í que cualquier acercam iento Es te decreto, obviamente, supondría el pi stoletazo que se realice con respecto a este parti cular habrá de to marse de salida para un nume ros isimo nujo inmigratorio. A part ir con bastante prudencia, al estar necesariament e basado en de entonces, muchos vecinos de Jos pueblos cercanos, que documentación pa rcia l e indirecta. En cua lqui er caso, hasta entonces só lo habían podido soñar con disfruta r de cree mos fac tible el establecer una di stribución geográ fica las exenciones y privi leg ios de los colonos, tendrian la aproximada, que mati zaremos med iante el anál isis de l caso pos ibi li dad de probar suerte en ellas. de la colonia de La Carl ota, capital de las Nuevas Poblaciones No obstan te, esta incorporación de españoles a las de Anda lucía". Nuevas Pobl ac iones no respondería a un mi smo patrón en La mayor part e de los individu os arribados en los sus dos pa1tidos. MicnlTas qu e en las ucvas Poblaciones primeros allos proced ían del áre a leva ntin a, de Sierra Morena fue un fenómeno muy acelerado, tanto f

O Fa m. ex tranjeras O Fa m espar'iolas fort ísimo componente famili ar y de amistad que te nían estas migrac iones de la rga distanc ia .

1 : M.l. G ARCIA CANO, La Colo 11izoción de Cnrlos /JI en ... , p. 50. u V. P,\t,\ CIO ,\ T;\RD, Las Nuevas Poblaciones omlalu zas .. . , pp . 32·33. 14 Lamcntnblcmcntc , para el caso de las colonias de Sierra Moren a no disponemos de una documentación sim ilor a la utiliza da en La Carlot a, pues el archivo de su capilnl , La Carolina , fue pasto de las !1:1rnas en 1936. Ell o imposibi lita el que podamos establecer comparaciones en el m;ix imo grado posib le de equidad. Ahora bien , en la med ida de lo posib le trataremos de informa r al lector de las diferenci as que se den ent re ambos partid os de las Nuevas Pobi:Jcioncs. 1 ~ M.l. GARc!A CANO, Ln Colonización de Cm·los 1/J c 11. .. , p. 96. ÁMBITOS 47 REVI STA DE ESTU DI OS DE ClE.'IOAS SOCIALES Y HU MANIDADES, ruirn 14 (200SJ

Gráfico 3 4. CATALA ES Y VALENCIANOS. LOS Fam ilias españo las que tuvieron hijos en La Carlota en 1770 segUn «MEJORES>> COLONOS ESPAÑOLES el reino de orige n de l padre. En el presente apartado nos ocup aremos monográficamente de los colonos catalanes y valencianos ase ntados en las Nuevas Poblaciones; debiendo hacer para ello la salvedad de que aunque hemos podido localiza r a gentes procedentes del reino de Valencia tan to en las co lonias de SietTa Morena como en las de Andaluc ía, no hemos tenido igual fo rtu na con las de origen ca talán, qu e sólo hacen ac to Valencia de presencia en las primeras. 62 % Por lo que respecta a su llegada a la s nue vas colo ni as, sabemos que se produjo por tres cauces distintos. En primer luga r, enco ntramos a aquellos que fueron aceptados tras la recomendación de a Itas autoridades tales como don Mi gue l de Mú zquiz o don Pedro Rodríguez de Campomanes; en Fuente: A. P.LC., Libro 1 de Bautismos. El aborac ión prop ia. segundo lu ga r, a los que se presentaron en ell as por su propia cue nta; y, en tercer y último lugar, a aquellos cata lanes El paso de los atios, sin embargo, haría que el que fueron reclu tados por Campany en vi rtud de la contrata número de fam ilias de pueblos cercanos cada vez fuese que éste firmó con el Superintendente Olavide en 1773 . mayor. Así, nos co nsta que las localidades con mayor Para los co lonos del pri mer grupo , el proceso seguido porcentaje de individuos asentados en La Carlota serían Éc ija, fue siempre el mismo: al saber de la iniciativa colonizadora La Ramb la y Fernán Nútiez. Un fe nómeno qu e se las fa milias elevaban un memori al a alguna auto ri dad que, si intensificaría en la s décadas siguientes y, sobre todo, a partir lo est imaba conven iente, aceptaba remitirlos a las Nuevas de 1835 co n la abolición definitiva del régimen foral. Pob laciones. Veamos algun os ejemplos. El 25 de noviembre de 1767, el con-egidor de Al coy eleva al Consejo de Castilla Gráfico 4 una carga en la que expone que uueve familias de la vill a de Fam ilias espa ñolas que tuv ieron hijos en La Carlota entre 1768 y Beni ll ora, en el rein o de Valencia , deseaba n pasar a Sierra 1783 según el reino de ori ge n del padre. Morena ; preferentemen te a lugares donde hubiera aguas y 16 fac ilidad pa ra ri egos y huertas • As im ismo, a fina les de Otros agos to de 1768, qu izá recomendadas por Múzqui z, fueron adm itidas dieciocho famili as de Pego, también en el reino de Valencia . Final mente, también nos consta que poco 12% desp ués se daría pemliso a Pedro Robi ra, natura l de Lérida, para que pudie ra establecerse con su muje r y dos hij os en Córdoba los té rminos en los que se hallaban establ eci dos los demás 17 Sevilla 60% co lonos 19% Con respecto a los que se presentaron en las coloni as para se r adm itidos en ellas co mo colonos, todo pa rece indi ca r que comenza ron a se r aceptados desde muy pronto . Al menos eso es lo que parece dedu cirse de testimoni os como Fuente: A. P.LC., Libros 1 y 2 de Bautismos. El abo ración propi a. el que nos ofrece el Contador de las Nuevas Poblaciones de

16 F. G,\RCL\ G,\Rci A, «El horizonte de las Nuevas Pob lacion es de Sierra Morena en los albores de la coloni?.ac ión)), en Actns de l VI Congreso Histórico sobre Nuevas Poblaciones, Córdoba, 1995, pp. 174- 175 . 17 C. SANCII EZ -BAT,\LLA MART INEZ, Aldeor¡llemoda : nnwralez a, nrre e hisiOrin (PrehisJOrin n 1835) , La Ca rol ina, 1996. p. 114. Estas familias serían ase ntadas por el Subdelegado don Miguel de Gijón en la Ven ta de Todos los Santos, comp rendida en In feli gresía de Momizón (V. PA LACIO AT1\RD, Los Nuevas Poblacion es mu!ah1ws tle Carlos 111. Los espmio!es de In ll!lsrrnciÓJI , Có rdoba , 1989, p. 31). 48 ÁMBITOS

R[\'ISTA DE r.STl!DIOS D C OEr>CIAS SOCIALES Y IIUMAN IUAOES, n"111 1~ t21llm

Sierra Morena, en septiembre de 1768, cuando afinna que las condiciones de las coloni as no son tan ma las ya que «han bastado a at raer innumerables paisa nos español es, e pecialmente catalanes y va lencianos», que casi inundando la sierra en cuadrillas crecidas habían ve nido, y suplicaban que se les adm itiese «emulados del considerab le socorro y benefi cio que [recibían] los extra nj eros»".

4.1. Capmaoy y las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena"

A fi nales de 1773 , el Superintendente don Pablo de Ola vide linnó e n don Antonio de Capmany' 0 una contrata para que este último reclutase en Ca taluiia diversas fami lias hortelanas y artesanas". Encomendándosele as imismo, el que buscase a individuos que qui sieran estab lecer fá­ bri cas a sus expensas en La Carol ina. De ahi que recibiera el nombrami ent o de «di rector de agricultura de las co lonias» " · Di cha contrata se com ponía de tres partes . Por un lado, Capmany debía env iar un total de doce familia s artesanas, las cuales debían ll evar consigo sus hemtmientas, Vista septentrional de la vi llo de Jaló n (A li cantc). y a las que una vez en la capital de las colonias de Sierra Morena se les entrega ría una casa, una suerte de ti etTa «que de gentes laboriosas, qu e ansían por mejorar su suerte», tend rá cuanto menos ci ncuent a y se is fa negas de ti erra>>, «[un lugar] opulento, donde ha crecido hasta el lujo de la dos ba cas, una burra, una puerca de parir y el trigo que gula co mo en una segunda Syparis o París »; no era fác il necesitase n para sembrar y subsistir durante el primer año. convencer a hortelanos, ofic ia les y, menos aún , maestros Por otTo, también debía rem itir se is fa mi li as hortelanas, qu e para que emprendi esen un viaje has ta el otro extremo de la también habían ll evar sus herramientas, y a las que se Península Ibérica . entregaría una huerta de ocho a diez fa negas de ti erra limpia Ciertamente, el número de familias arribadas a La y desmon tada, con agua ab undante y noria acabada, en la Carolina fu e mu y superior al qu e Ola vide fijó en diciembre que poder sembrar sus se millas. Asimismo, se les fa cilitaría de 1773, pero no se aj ustaron a los deseos de l una burra para acarrear estiércol y demás menesteres, y Superintendente que hubiera deseado mayo r núm ero de otro pedazo de tierra de secano de seis a ocho fa negas para hortelanos; de ellos, en concreto, Capmany afi nna que «han que todos los años pudieran sembrar el trigo y la cebada sido las gentes más va riables, desco nfi adas y cavilosas ». que necesit asen. Por último, aunque no por ell o menos En cua lquier caso, no debemos responsabi lizar só lo a encarec idamente, Olav id e le encargaría que buscase a Cap many de ello , pue s seg ún se dedu ce de la ind iv iduos que qu isieran instalar en La Carolin a una fábrica correspondencia cruzada entre él y Ola vide, no había sido de lie nzos pintados y otra de cordellates. infonnado con detalle de cuáles eran los oficios necesa ri os Ahora bien, las expectativas inic ial es de Olavide no en las Nuevas Poblaci ones. podrían llevarse a término. Aunque Cataluila era entonces, En cualq ui er caso, éste logró remitir casi treinta según nos informa Cap many, una región «que hormiguea fami lias, y ello con sólo doce mil reales para realiza r su

IM M. C.\PEL M .\RG,\RtTO, Ln Carolilw, capital rfc la s Nuems Poblaciones (Un en soyo de reforma socio -cconómicn de EJpniin en el siglo XVIII}, Jaén, t970. p. t 77. 19 Advertimo s a! lec tor que todos los datos co nsign ados en es te cp igrafc , salvo que se indique otra fu ente, proceden del A.H.N ., In quisición , lcg. 3607 -2 . .!6 Amoni o de C:1pmany y de Montpabu ni!c ió el 24 de noviembre de 1742, en Barce lona, en el seno de una fa milia originaria de Gerona que había teni do que emig rar después de la Guerra de Sucesión por habe r defendido la c:tusa austracista. Estudi ó en el Colegio Episcopal de Darcclona , ingresando en el ejérci to al cumplir los diecioc ho reclo nu (t782)», Mm111scrils . t9 (200 t), p. 164). ~ ~ Es te tema ya ha sido abordado con anterior idad en dos a rt íc u los~ por lo que nos remitimos a ellos para cual quier aclaració n: A. ORTEGA COSTA y S. DiEZ T EJE RINA, «Catal anes en la col onizaci ón de Sierra Morena (correspondencia entre 0\avide y Capmany})), Boletín de/Ilustre Co legio Naciona l ele. Eco11omistas, 43 (1964), pp. 13-20; y L.J. C O RO~AS VJO,,, ~(Colono s catalanes en las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena», / Congrés de /Jistoria Moderna de Cnrabmya, Barcel on a, 1984. l: M. C.'\PEL M ,,RG ARITO, La Carolina, capital de las Nuevas Poblaciones ... , p. 11 O. ' AMBlTOS 49

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co ntrata. Unas fami li as que serí an mu y apreciadas en las co loni as 2J. Asi mismo, no sólo tu vo que so rtear el problema de conta r con una cantidad de dinero bastante exigua para llevar a térm ino su contrata, sino que también debió hacer frente a los prejui cios que mu chos catalanes tenían con respecto a las Nuevas Poblaciones. Al parecer, no fue tarea fác il para él combatir

«[ ... ]las tri st ísimas ideas que de las colonias sembraron en este pa is unas fam ilias alemanas que pasaron por aq uí me ndigando y lamentándose públi camente po r las plazas y ca lles de la miseria de aq uellos nuevos esta blecim ientos. Pi mando la sierra no morena sino negra , y co mo una horrible mans ión de donde la dureza del gobierno y del terreno los había arrojado. Últ imamente pasó un capuch ino alemá n que no pintó las co loni as co n colores más alegres. As í no es de admirar que el espectáculo de la desnude z y mend ic idad y la moción de tales predi caciones hayan hecho una perju dicia l impresió ne ntre estas ge ntes, que so n di sculpab les de ignora r la verdad . És ta la tengo ya persuad ida a muc hos y pro seg uiré pe rsu ad iéndola un ivc rsa \rnc ntc, que no sera peq ueño el t ri un fo)) 2 ~.

Croquis del 8' Deporta mento de la colonia de La Carlota. En él pueden apreciarse las suenes conced idas a los primeros colonos va lcnci llnos que ll egaron a las 1ucvas Pob lac iones de And alu cía. Fucn lc: A.M.LC., Documentación histórica, lcg. 1232, cxp. 8.

4.2. Las Nuevas Poblac iones de Andalucia"

La primera re ferencia local izada acerca de la presencia ele colonos espali oles en las Nuevas Poblaciones de Andalu cía data de no viembre el e 1768, só lo un mes después de in iciarse el envio, desde las Cajas de Recepción , El núc le o urban o de Jalón es tá situ ado en pleno Val! del Pop, en el de remesas de colonos extra nj eros. El día dos de noviembre, interi or merid ional de la Marina Alta (A li cante). el Subdelegado don Fernando de Quintanilla notificó a Ola vide que había recibido a los colonos relacionados en la Concluida su mis ión, Ant on io de Ca pmany ll egó eo lista que adj untó a su ca rla de 26 de octubre. Se tra taba de co mpmiia de su mujer a La Carolina el 16 de juni o de 1774. siete fa milias, que sumaban un tota l de cuaren ta y cinco Quería conte mp la r co n sus propios oj os los avances que indi viduos; los cua les hab ia n sido remi tidos a l 27 se ex perimentab an en ell a tras la remisión de las fam ili as Superintendente por parte de Ca mpomanes . cata lanas. Sin embargo, y a pesar de l excelen te panorama Según nuestras investigaciones, todo parece apuntar industri al que vio en esta coloni a, no pudo menos que a que estas siete fa mili as fueron establecidas entre las suertes lamen tarse por no haberla visitado ant es de in iciar su recluta; 132 y 138 del Departamento 3' de La Ca rl ota"; y que todas ya que, según él, hubiera pod id o ejecuta rl a mucho mejor". ellas procedían de l pueblo ali cantino de Jalón" .

n Prueba bastante elocuente de ello son las palabras de elogio que a fina les de julio de 1774 les dedica don ~ · li gue\ de Ondeano , Subde legado General de las Nuevas Pob laciones de Sierra Morena : (qQué fami l i:~s tan honradas me llegan todos los días ! ¡Qué nume rosas y bi en equ ipadas! >) (C. SANCHEZ­ BATAI.LA MARTINr:Z, Aldenqu emndn: nnturnle:n, nrte ... , p. 17 1). H A.H .N., lnq~tisición, leg. 3607-2 . Oficio de Ca pmany a Olav ide, 15 de enero de 1774. =1 C. SANCIIEZ-BATo\LLA MARTifo;EZ, Aldenquemndn: nnturalezn . arte ... , pp . 121 -122 . 6 ! Deseamos expresar aq ui nuestro m:is sincero ag r :~dccimicnto a don J:\ume Full ana Mestre, concejal de cuhura del Exce lentísi mo Ayuntamiento de Jalón (A licante), por habemos raci litado diversos datos e imágenes de su loca lida d. 11 A.H.N., lnqrtisició n, leg. )607-1. Ofic io de Quintani lla a Olavi de, 2 de noviembre de 1768. =• Archivo Gene ra l de l Obi spado de Córdoba (A.G.O.C.), Nuevas Poblncione.t, pa drón de La Carlo ta de 1769. 19 Arch ivo Parroqu ial de La Carlo ta (A .P. LC. ), Libros 1 y 1 de Bautismos. Nos consta que ta mb ién en otras colonias, como Fuen te Palmera y La Luisiana, hubo algunos colonos procedentes de esta local idad. De sconoc emos a cienc ia cie rta la s ra?.ones que movieron a tan ele vado núme ro de individuos, sobre todo si cons ideramos que Ja lón no era un pueblo con muchos habi tan tes, a abandonar su localidad nata l. Tal vez tenga <1lgo que ve r el predo minio en su término de las tie rras montañosas y poco aptas para el cu lt ivo (J. CosTA MAs, Ja/Ót1 . Uu pueblo de las sierras de La Mari11n, Alicante, 1975, p. 48). 50 ÁMBITOS

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decreto de la Superin tend encia de 9 de feb rero de 1769, que permitía el es tablecimiento en las co lon ias de colonos vo lu ntarios para gozar el pan y prest que se su min istraba a los colonos valencianos". Desde entonces, la incorporación de fam il ias procedentes de pueb los cerca nos, con más o menos altibajos, nunca cesó. Ahora bi en , el hecho de qu e a parti r de 1769 se permitiera la entrada de cualq ui er espa ñol a las Nuevas Poblaciones, no hi zo qu e la ll egada de colo no s valencianos se interrumpiera. En los at1os sigui entes siguie ron llegando, aunque en menor núm ero. Así, por ejemp lo, entre enero y feb rero de 1770 se establecerían tres fami lias con este origen en La Luisiana" .

S. CONCLUS IONES

Tras el aná li sis rea li za do podemos conclui r afi nnando qu e los colonos cata lanes y valencianos tuv ieron un a importancia fun da ment al en los inicios de la empresa neopo blacional. Aun cuando la elevada morta lidad y las co nsidera bles deserciones de extranjeros lleva ron a las autori dades a perm iti r la entrada en las colonias de in dividuos de pueb los co marca nos, hec ho que ev itó el que estos hubiesen sido dura nte mu chos aii os cas i los úni cos espat1oles en las Nuevas Poblaciones, no puede obviarse su importa nte papel en los prime ros meses junto a unos extra nj eros qu e poco o nada conocían de las aclividades agrarias en esta zo na. As imismo, el intento, la mentablemente fa llido, del Superintendente Ola vide por hace r de La Carolina un centro Torre de b ig lesia parroquial de San ta Ma ria de Jalón. artesa na l de primera magnitud, le ll evó a recurr ir a Famil ias y maquinaria catalana s. Una ci rcu nsta nci a que además de infom1 amos ace rca del dinamismo industri al catalán a fi nales Días más tarde, Quintanill a, sorprendido por su del siglo XV Ili, nos pmeba que Olavide trató de hacer de excelente dispos ición para el trabajo, vuelve a dirigirse a las colonias de Sierra Morena y Andal ucía una de las reg iones Olavide, mostrando su alegria por la recepc ión de estas españolas más ricas y desarro ll adas. No puede entenderse fa mili aslO. Un estado que rozaba la euforia semanas má s de otro modo su constante interés en lleva r a la prác ti ca en tarde, cuando afinnaria: ellas las más modernas lécnicas y máqui nas de cult ivo , maquina ria industrial y pensamientos políticos. «Vivo sa ti sfecho de la atención que merece a VS En defi niti va, todo lo ex puesto nos hace estar en esta colon ia, y pr inc ipalmen te me lo acredita la remesa de va lenc ianos; pues yo aseg uro no los habril mejores en tod a disposición de soslener que la presencia de estos colonos esa ex tensión. Son hombres ágiles , activos, indu str iosos , leva nti nos , así co mo la de olros espm1oles , en los ini cios de de campo y no pobres; as í se rán sus progresos. Y hablando la coloni zac ión fue fu nd ame ntal para evitar el fracaso de con la in ge nui dad, clar id ad y verdad que debo a VS no las Nuevas Poblac iones. 31 espero iguales sucesos de los alemancs,> . 6. BIBLIOGRAFÍA Poco después, se prod uciría la llegada de otras ochenta famili as espat1olas, que Olavide decidió envia r a ANTÓN PELAYO, J. , <

Ju A. II.N., fuq¡¡ isición, lcg. 3607- 1. Olicio de Quin tan illa a Olav idc, 6 de noviembre de 1768 . Concretamente se expresaría en estos términos: << . . . estoy mu y contento con los val encianos , pues todos son labrad ores de profesión; y ellos lo cs t:in m:is porque han quedado bie n co locados y van a se mbrar al in stan te}). ll A. H.N. , lnqui:rición, lcg. 3607-1 . Ofi cio de Qu intanilla a Olav ide, 28 de nov iembre de 1768 . J ~ A. H.N., lnqui:riciOn , lcg. 3607- 1. Oficio de Quintani lla a Ola vidc , 7 de diciembre de 1768. ll A. H.N., lnqui:rición, lcg. 3607 -1. Oficio de Qui ntan ill a a Olavidc, 15 de febrero de 1769. H L. P ERDICES BL1\S, La agricultura en In segunda mitad del siglo XVIII en la obra y empresa co /oniznrlorn de Pablo fle 0/a vide y Jáuregui, Tomo 11 [EPOJ, Madrid, 1988, números 809 y 857. ÁMBJTOS 51

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