ombres que andáis por el mundo por divertir el pensamiento, por cumplir vuestros deseos, dejando imaginaciones, por ver tierras y saber y por alegrar mi pecho lo que hay de un reino á otro reino: me salí á mirar las aguas ninguno niegue su patria del Guadalquivir soberbio, sin tener impedimento, deleitándome en sus olas, porque es mucha desventura como corrían sin freno, la de un pobre forastero, hechas montañas de espuma y si lo queréis saber de aquel baldragon soberbio. de mí tomareis ejemplo. Vi venir una carroza Yo nací en Andalucía, con seis nobles caballeros la que corona los reinos, los mejores de Sevilla, y en Arcos de la Frontera que en sus católicos pechos donde bautismo me dieron. veneran las encomiendas Salí dejando mi patria, de Guzmanes y Carreros. llevado del pensarntento, Cada cual lleva su esposa me fui á la real Sevilla , al deleite y al paseo j que es madre de forasteros. y para mayor grandeza Se roe ha ofrecido una larde, y mayor morecimieolo, 2 é ?a bija del Asistente dejándose á doña Juana doña Juana de Acebedo, sola en mitad del desierto, que en su gala y gentileza y el torillo embravecido era una garza á lo menos, la levantó con los cuernos. en su carroza dorada, Compadecido de verla, cubierta de terciopelo, antes que llegase al suelo, y una águila coronada de mi lástima movido, escrita con un letrero le llamé con el sombrero j que dice: volando voy tan diestramente jugó coa esta bermosura aí cielo, mi brazo el brillante acero, como me ven hombre humilde que á la primera estocada caso de mí no hicieron, en mis plantas cayó muerto. porque la mucha pobreza Volvamos á doña Juana es causa de menosprecio. que está tendida en el suelo, Lilegando á orillas del agua toda ía ropa arrollada, se apean los caballeros, cubierta de ÍVio y hielo, todos de la mano sacan llena de polvo y arena, á este reluciente esppjo; y yo de lástima tierno las sedas y los brocados la levanté de la mano, N arrastrando por el suelo. roe puse á mirarla atento. Sucedió que en ia ocasión vi la imagen de la muerte, venia un toro huyendo un clavel pálido y yerto5 de unos hombres de á caballo, vide una luna eclipsada, muy mal herido y sangriento, quebrarse vide un espejo. se entró por una arboleda lie los brazos me la quitan que de vista le perdieron j las damas y caballeros, el aire lleva en los pies, entendiendo que es difunta 3 y corre á la par del viento. y á la carroza volviendo Una sierpe es cada ojo, dan la vuelta hacia Sevilla trae en ia boca el veneno, con cuatro muías corriendo : con un rayo en cada punta, con la prisa y desaliño que es na disparado trueno, de mí no se despidieron, lias mugeres daban voces ni fueron para decirme: invocando á Dios del cielo: Dios te lo pague, mancebo, pero los siete Alejandros, la diligencia y peligro lo hicieron con tuerte empeño, que en esta ocasión te has puesto. que arraneando las espadas Donde esperaba ventura, al toro fuerte acudieron. quedé como de primero, A ios dos echó por alto solo, triste, en tierra agena, dejándoles casi muertos, pobre y sin ningún remedio. y los cuatro liberales A otro dia de mañana prestaron alas al viento. pasé por su casa á tiempo Entretanto las señoras que estaba su mayordomo entre las hojas de un fresno, refiriendo es-te suceso, de su tronco se ampararon, reconocí un*, palabra que aquesta dieha tuvieron, y le dije: caballero, ¿qué tal está esa señora? habrá tres días cabales que me pesa, vive el cielo, que entre parientes y deudos su des|Tracra, pues al verla en Arcos me paseaba no pude lieg-ar mas presto. de dos mil placeres llenos, Y el bárbaro me responde, y ahora por mis pecados lleno de cólera y ciego : en esta cárcel me veo mire el pardo qué preg-unta, solo y siri ningún consuelo, qué ie va al pastor en eso ? por dar la vida á una danaa ¿pues el ha de tener boca ahora vivo muriendo, para mentarla en un pelo? no porque su amor me lleva, Ta.n enfadado rae vide ni menos pretendo el serlo. y falto de su IV i miento , La hija del Asistente, que le di dos puñaladas, doña Juana de Acebedo, y le diera mas de ciento, cyer tarde la. libré á no acudir lauta gente en el infeliz paseo, y la justicia con ellos. de un toro y no conoció Me llevaron á la cárcel, quien la libró de este riesgo. donde vide muchos presos, Pasé por su casa un dia, me pidieron la patente, á un page ó á nn escudero y Ies di ge : caballeros, pregúntele por su salud*, soy un pobre desvalido mas el bárbaro sangriento y no tengo ni un remedio!. me maltrató de palabras: y viendo que no tenia yo í'ilto de sufrimiento cosa con que socorrerlos, ¡e he dado ^os puñaladas, me agarraron al instante y de lo cual me arrepiento, entre cuatro ó cinco de ellos, donde por este delito y allí en una pila de agua habré de regir un remo. de cabeza me metieron, Me resjpoíuiió: amigo mío, donde hice mil gorgoritos, concedo con todo eso, (amigos la verdad cuento ,) pues me has dicho tu vida, Compadecido de verme, contarte la mía quiero. un alentado mancebo« Diez años fe» Capitím de un oscuro calabozo de famosos bandoleros, salió cargado de hierro, quité vidas, robé haciendas, á quien todos le temi<5n quité joyas y dioeros, y le guardaban respeto. donde por estos delitos Aqueste fué mi padrino, en esta cárcel me veo que donde hay malos hay buenos : con tres sentencias de muerte me llevó á su calabozo sin tener ningún remedio, consolándome y diciendo: pero yo couíio en Oios amigo tened paciencia, y e» la reina de los cielos, que aquí todos la tenemos: I el alma es la que la mando , qu^é penas ó qué delitos y pague el delito el cuerpo, te han traido á tal estremo? pero vos, amigo «vio, Yo le dije mis pecados, muy pronto teñ iréis remedio. esto es |íroiuisioíi del cielo 5 Una carta le escribió fll Asistente el mancebo, por él alcanzar lo mesmo. y en mi nombre se la envía, Volvió el criado á su casa; diciendo: gran caballero, pero doña Juana viendo de la noble sangre hidalga que vá solo, le pregunta y de Sevilla el gobierno, por este noble mancebo. duélete de un delincuente Dice, señora, que tiene que en la cárcel tienes preso. dentro do la cárcel preso Yo soy aquel que libré á un deudo suyo, y quisiera ayer tarde en el paseo que hicieras con él lo mesmo. de los brazos déla parca, Corre, dile que le suelten, á la que llaman espejo y mas que no quede preso , de vuestra casa 3 y por ella siendo su gusto que salgan , yo maltraté ai escudero. que deseo el conocerlo. Perdóneme su señoría Volvió el criado á la cárcel, por un yerro y otro yerro, los echan fuera al momento, que si herí al mayordomo, salen los dios á la calle, yo levanté hasta el cielo lioraero y el Bandolero á doña J«ana, y así tiernamente se abrazaron, que me deis libertad quiero. estos palabras diciendo: Leyendo estaba la carta amigo, quédate á -Dios, el Conde en el aposento: que por tí la vida llevo : la hija desde su cuarto ¿con qué te podré pagar lodo lo estaba oyendo, una vida que te debo? respondió desde la cama Se fueron juntos los dos, con altas voces diciendo : entrando Alonso Romero, no es esa paga de nobles, saludando á doña Juana: por afrentada roe tengo; la contó todo, el suceso, quien á mí me dió la vida del modo y cómo pasó que ahora viva muriendo cuando hirió, al escudero, Lo que el padre la responde: liespondióic doña Juana: hija no se deje preso, por cierto que está bueno eso, mas te lo mando al instante, quien por mi salud pregunta y á un criado manda lue^o en el alma le agradezco ; á la cárcel y pregunte no ha de parar en mi casa por este noble mancebo. una hora ni un momento. 8e fué el criado á la cárcel, El otro á servir al rey, dándole el recado luego. se embarcó en un barquichuelo, Oí á tu señor y mi dueño quedando con este encargo que estimo de su merced el buen Alonso Bomero. los favores que me ha hecho : Este es el primer rouiance aquí estoy para servirle que refiere este suceso, ahora y en lodo tiempo; y en el segundo verán mas qae no puedo salir, como este honrado mancebo que . íngo en ¡a cárcel preso se casó con doña Juana, deudo mió, y quisiera dando aquí fin al suceso. EN LA QUE DAN FIN

LOS ROMANCES

a sabrás corno salió que eso negarlo no puedo. desterrado por Romero, Entonces abrió los ojos, de Sevilla el Mayordomo y viendo aquel ángel bello y fué á servir al rey nuestro que le está echando favores en las galeras de España sentada en el blanco lecho, á donde renegó el perro, como está en paños menores que es verdugo de cristianos parece su rostro un cielo, y el bandido mas soberbio. sus mcjilías son dos rosas , Dejemos á este horoicida sus ojos son dos luceros. con este bárbaro intento, Doña Juana vé á tu cuarto, y vamos á doña Juana y á tu amor le pongas freno, que del mayordomo nuevo que yo no igualo contigo enamorada y rendida en calidad ni en dinero: anda que bebe los vientos. mira que tu padre es Conde , Como es valiente y galán y yo de mi nacimiento y de lindo entendimiento, hombre pobre, aunque es verdad, y como la dio la vida que de buenos pensamientos, dispuso fuese su dueño. buena sangre me acompaña Se fue una noche á su cuarto que heredé de mis abuelos. amparada de! silencio, Y la dama le responde; y entre sus brazos rendida concedo con todo eso, le dice: despierta, dueño, bija soy de A.dan y Eva, que tan descuidado duermes tú también eres lo mesmo, del firme amor que le tengo, y por casarme contigo que me tienes tan rendida yo no ofendo á Dios del cielo, que con desvelos no duermo. y pues que no ofendo á Dios Acá me tienes el alma, contigo casarme quiero, la viene bascando al cuerpo j que eres hombre, y donde quie tuya soy, tü me ganaste. que tü fueres irme quiero era - 1PÍ —• - que para nuestro regalo y ellos se salen ai campo, cuatro mil doblones tengo que vieron el cielo abierto. en el rincón de aquella arca Toda la noche caminan*, atados en un lenzuelo, ya que viene amaneciendo por donde quiera que fueses se ocultan en un arroyo no te faltaran dineros. entre unos árboles frescos. Viendo la resolución Dijo el galán á la dama: el buen Alonso Romero, sabrás, mi bien, lo que siento gozó ia mas bella flor, al verte ahora sentada- la mejor dama del pueblo, en aqueste humilde suelo , pero allá a la media noche, no sabiendo tu pisar cuando todo está en silencio, sino alfombras de gran precio. Romero se levantó, La enamorada responde, *y la dice claro espejo: por darle mayor consuelo: antes que seamos sentidos no he tenido yo en mi vida busquemos nuestro remedio. gusto como el que ahora tengo, Y para mas brevedad , no habrá para mí trabajos casilla un caballo negro, mientras tu fueres mi dueño 5 y mientras lo está ensillando lo que quisiera saber la dama con lindo acuerdo dónde vá tu pensamiento, íe trajo seis carabinas, y él dijo 1 solo en tí y de su padre un coleto: lo fio mi cuidado llevo. y ella se muda de ropa, No es eso lo que. pregunto, calzones, capa y sombrero: sino á qué patria ó qué reino 5 se salen la pu-rta fuera ó si hemos de entrar en Arcos, con gran cuidado y secreto, eso es lo que saber quiero. y á pocos pasos que han dado Y el dice: á mi tierra no , han tenido uii mal encuentro, taño a otra parte mas lejos, que Ies encontró la ronda , ya sabrás que en Gibraltar y el Asistente con eiios, un hermano mió tengo, que es padre de doña Juana, allá iremos, y en su casa y les dice: caballeros, será nuestro casamiento, tened, ¿quién vá á la justicia? basaron todo aquel dia póngase luego en el suelo. con este entretenimiento , jBn breve dió la respuesta, y apenas vino la noche y fué matando á uno de ellos, vuelven á montar ligeros, al soplo de «na pistola y al salir el sol se hallaron quedó tendido en el suelo, en unos montes espesos , y un corchete diligente en las tierras de Jerez, mas veloz que el pensamiento causa de su sentimiento, le asió al caballo de las riendas, donde hallaron una cueva de la colu, y mus que un trueno y ambos se metieron dentro, doña Juana le rompió cuando miraron se hallaron con dos^peiotas el pecho. con veinte y seis bandoleros. Quedaron los dos tendidos Qüiso entonces defenderse, pidiendo los Sacratnentos , y no se atrevió á hacerlo V porque se vido cercado Volvió la cara al Capitán, con tuuclias armas de fuego. estas palabras diciendo: Aquí si que era el ver detente, señor, detente, los llantos y los lamentos pon á tu soberbia freno , que doña «luana hacia ya que nos tienes allá por ver á su amante preso, nuestras prendas y dineros, y entre penas y suspiros las vidas por Dios te pido: invocando á Dios del cielo. mira que te mira el cielo A Romero io despojan y que te ha de pedir cuenta de sus armas y dineros, en el tribunal Supremo. y atado de pies y mano» Se enterneció el Capitán, está tendido en el suelo no de su lástima tierno, tiernamente suspirando , sino porque fué el traidor su fortuna maldiciendo : C<'>pilan de bandoleros no siente su vida ya , j que estuvo preso en Sevilla mas lo que siente cn su pedio y lo libertó K o mero. es ver á su dulce esposa., Se quitó la mascarilla, entre tanto lobo Jbamhriento, descubriendo cara y pecho, que como ven qué es muger dice: conóceme por amigo, y tiene en su rostro un cielo, no tengas ningún recelo, dentro de la cueva bailan que aunque soy hombre cruel los ladrones de contento. en este monte desierto, Salió el capitán afuera, no dejaré de pagarte cubriendo su rostro un lienzo, una vida que te debo y á sus amigos les dice: con darte la tuya ahora, ¡ó qué gran dicha tenemos, y la de tu dama en premio. que aquesta pájara hermosa Veis aquí vuestro caudal, para mi regalo quiero! vuestras prendas y dineros, Ea, cojan al galán! y también de mas á mas y par» lograr mi intento recibe allá estos mil pesos : amárrenle en aquel «árbol, si quieres que te acompañe quo he de hacer con él un hecho con todos mis compañeros, y ha de ser tirar al blanco j por donde quiera que fueres y miren que los advierto , iré en tu acompañamiento. que aquel que no le acertare Vivas milanos, amigo, con él he de hacerlo mcsmo. que en el alma lo agradezco. Ya puestos para tirarle, Aquel dia el Capitán como tenia dispuesto, los obsequió con eslremoj y la linda doña Juana ' así que vino la noche entrambos brazos abiertos, tendiendo su manto negro, tapando á su esposo dice: montaron en sus caballos no permita Dios del cielo que dejan atrás, el viento* que yo te vea morir , caminan toda la noche siendo yo la causa de ello: hasta que fué amaneciendo | aquí moriremos ambos se hallaron en Gibraltar: ya que el alba iba rompb ndo ya que otro remedio. 8 hallan las puertos cerradas, Toda esta iiesta llevaba y como van de secreto con los dos cautivos nuevos4, se apartaron del camino y Dios al que es su devoto á darle tributo al sueño. socorre en tales aprietos. Había saltado á tierra Cuando miraron se hallaron de moros un barquichuelo en manos de aquel armenio que se iba á recoger, del Papachin y su armada, y se encontraron con ellos, se rindieron al momento. entre los cuales venia Viendo aquesto el renegado el renegado soberbio, como no logró su intento el que sirvió A doña Juana , se arrojó al mar, donde fué aquel que hirió Romero, sepultura de su cuerpo. y así que les conoció Doña Juana muy gozosa esta plática les ha hecho : quedando libre Romero, ó señora dona «fu.'ma, entraron en liibraltar; como ya se trocó el tiempo! abrevian el casamiento, que si fui yo tu criado, año de cincuenta y cuatro ahora seré tu dueño , y tres andados de Enero ; y á tu pulido galán y por ser devoto suyo estas heridas del pecho, santa Ana compuso el verso. que aquí las señales traigo, Súpolo después su padre, en mi casa daré el premio, el cual esta satisfecho que allí tengo una tahona y hoy viven los dos amantes para su entretenimiento. muy alegres y contentes.

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^alíadolid: Imprenta de Fernando SaMaren.