La música en la villa 17. y tierra de Béjar hasta el siglo xxi

María Dolores González Canalejo

a música forma parte no sólo del patrimonio cultural de la sociedad, como actividad artística que es, sino también de la vida misma, pues está presente en casi todas las actividades del ser humano. Sin embargo, La menudo pasa inadvertida, como el telón de fondo de un paisaje. Por su carácter intangible, no figurativo, y porque aparece muchas veces como complemento de otros actos, su existencia en épocas anteriores es difícil de rastrear, pues no hay demasiadas alusiones directas en los documentos históricos. Con cierta frecuencia su presencia queda sobreentendida, aunque las actividades musicales ten- gan gran relevancia e impliquen un alto coste económico. Por eso hay que buscarla a través de fuentes indirectas y muchas veces poco explícitas (partidas de gastos, orden de colocación de séquitos en actos ceremoniales, contratación de músicos, etc.)1. Una de sus principales características es su dimensión social, pues aunque puede producirse por y para una sola persona, en general no se concibe una obra musical si no es para ser compartida, escuchada no sólo por el autor o intérprete, sino por un círculo más amplio de oyentes. Tampoco podemos olvidar el carácter polimórfico y dual con que se nos presenta: culta/ popular, religiosa/ profana, vocal/ instrumen- tal, de tradición oral/ escrita, en vivo/ «enlatada», individual/ compartida, fiesta/ espectáculo, que iremos reseñando a lo largo de estas páginas. En este trabajo se plantea un estudio cronológico de la presencia de la música en un espacio concreto. La aproximación al tema se hace desde la Etnomusicología, por lo que no se limitará al estudio de lo académico, sino que analizará muchos otros aspectos relacionados con la música, su producción, ejecución y escucha: cómo, por qué, cuándo, quien, para qué, con qué funciones… se produce la música. Por las investigaciones llevadas a cabo se ha podido constatar la desproporción de datos entre unas épocas y otras, pero no ha sido posible plantear el trabajo de otra manera, ya que la información accesible es infinitamente más abundante a medida que nos acercamos al momento actual, y merecía la pena reseñar con detalle las eta- pas más recientes. Que, por otra parte, son aquellas en las que se ha generalizado la práctica o escucha de la música. También se quiere dejar constancia de que parte de los datos que aquí se presentan constan en un trabajo propio anteriormente publica- do, al que se remitirá a menudo al lector para complementar la información2. El territorio estudiado comprende fundamentalmente la ciudad de Béjar, de donde más datos se dispone. Pero se han querido incluir algunas pinceladas sobre el resto de municipios que, actualmente o en su momento, formaron parte de la Villa y Tierra de Béjar, sobre la que la Casa Ducal gobernó y administró vidas y haciendas de sus habitantes.

1.- Éste sería el caso de las fiestas de Santa Teresa en en 1669, en los cuales la partida de la música supuso el 29,5 % del gasto total para la Casa Ducal (LÓPEZ ÁLVAREZ 1996, 7, citando el Archivo de la Casa de Alba, ACA, C.70/ 35 y C. 156/ 14). 2.- Ver GONZÁLEZ CANALEJO 2007, citado en la bibliografía. 620 HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN II

1. LAS PRIMERAS ETAPAS Como es natural, existen pocos datos referidos a estas épocas, y los existentes (o conocidos hasta ahora) están ligados a las dos instituciones que gobernaban la socie- dad bejarana del momento: la Iglesia y la familia ducal.

1.1. la música eclesiástica Aunque no dispongamos de suficientes testimonios concretos con respecto a la zona de estudio, no hay ninguna duda de que el canto religioso estaba presente desde épocas inmemoriales en las celebraciones litúrgicas, al menos en las más solemnes. No debemos olvidar que la ciudad contó desde muy temprano con órdenes religio- sas, cabildo eclesiástico y universidad de clérigos. La Regla del cabildo eclesiástico de la villa de Béjar, de 1467, es uno de los primeros documentos en los que se hace referencia expresa a la práctica de la música en la ciudad. En el capítulo XLIX se dice que no se autorizaba a los clérigos «ni a cantar ni a bailar en público», con la excepción de ciertas ocasiones: bodas de parientes, criados, amigos o vecinos, aunque aquellos no debían ir «de boda en boda» (Martín Martín 2002, 39):

«… porque non digan que non ay verguença en nosotros (...) en bodas nin desposorios nin en vegillas nin en otros gasajados que los legos suelen faser publicos non seamos nos otros en baylar nin cantar saluante sy fuese de hermano o hermana o pariente muy cercano o criado o criada o sobrino o sobrina o vezino o amigo mucho e esto feziesse honestamente baylando consu habito Órgano de la Iglesia (...) nin andar en danças saltando saluante sy fuesse alguna missa nueua de algund pariente» de Stª María (Martín Lázaro 1963, 154). (foto U. Domínguez) Otro testimonio interesante es la Reducción Parroquial que rea- lizó el obispo D. Pedro Ponce de León en 15683. En él se hacen numerosas alusiones a las figuras del maestro y los mozos de coro: «otrosy mandamos que todos los Domingos y Fiestas que la Iglesia mande guardar digan la Misa Mayor del día Propio (…) y las primeras y segundas vísperas y tercias cantadas» (página 15). En la Reducción se detalla tam- bién el número de mozos de coro, indicando que han de ser nueve por cada una de las iglesias, más tres a modo de reserva, por si algu- no faltare, indicando que para reponer las bajas había que contar con el vicario y el maestro de coro (página 55). Por lo que se refiere a la música no vocal, el órgano ha sido el instrumento religioso por excelencia, y así consta en los libros parroquiales de la ciudad. En los libros de fábrica de cada una de las parroquias y en otros archivos figuran numerosas anotaciones de compras, reparaciones, maestros organeros, etc., a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII. Como ejemplo, en el Archivo Histórico de existe un documento del 17 de septiembre de 1593 por el que se encarga un órgano para la parroquia de El Salvador, que fue construído por el italiano Oracio Fabri, «maestro del arte de organista»4. En la Iglesia de Santa María se conserva un órgano restaurado en la década de 1980.

3.- Por este documento las 10 parroquias de la ciudad quedaron englobadas en 3, las de Santa María, San Salvador y San Juan. Ver el texto de Robustiano GARCÍA NIETO citado en la bibliografía. 4.- Archivo Histórico de Salamanca. Protocolo nº 693. 17 Septiembre de 1593. Contrato para realizar un órgano para la iglesia de El Salvador de la villa de Béjar. LA MÚSICA EN LA VILLA Y TIERRA DE BÉJAR HASTA EL SIGLO XXI 621

Por otra parte, uno de los instrumentos más antiguos y generalizados en la cultura cristiana, aunque olvidado a veces por investigadores y teó- ricos de la música a pesar de su extendida presen- cia, ha sido y es la campana. Prácticamente todas las iglesias y torres concejiles han estado dotadas con ellas, y los campaneros conocían bien el lenguaje de su tañido, que formaba parte del sistema de comu- nicación local. Mediante ellas se transmitían a los habitantes de la localidad los acontecimientos más significativos: la muerte de algún vecino, la existen- cia de algún peligro, la presencia de fuego en las cercanías, el mediodía con el toque del ángelus, las fiestas locales. De ellas existen buenos ejemplos en la ciudad y en la comarca.

1.2. la Casa Ducal Campanario de Otro de los elementos que singularizan la historia de Béjar es la presencia en Navalmoral de Béjar la ciudad de la familia noble que rigió sus destinos a lo largo de varios siglos, los (foto U. Domínguez) Zúñiga o Stúñiga. Pues bien, esta familia se distinguió, entre otras cosas, por sus afi- ciones artísticas, entre las cuales se encontraba la música. Buena prueba de ello sería El cancionero de Stúñiga5, copiado en Nápoles en época tan temprana como mediados del siglo XV. Si bien este cancionero solo contiene las letras de las canciones, es casi seguro que éstas se entonarían, aunque no nos han llegado las músicas que las acom- pañaban. En ocasiones esas músicas se consideraban suficientemente conocidas por el público en general, e incluso se aplicaban músicas de recambio, que se adaptaban a cualquier verso octosílabo. Por otra parte, es bien conocida la relación entre el II Duque de Béjar, Álvaro de Zúñiga (1488-1531) y el Duque de Calabria, Fernando de Aragón6. El investigador José Romeu Figueras demostró en 1958 que las obras que figuran en el Cancionero de Upsala están sacadas del repertorio literario-musical de la corte de Fernando y Germana de Foix en Valencia7. Aunque es arriesgada, puede plantearse la hipótesis de que el duque de Béjar conociera parte de aquel repertorio, que se publicaría años después en Venecia en 1556. También el III Duque, Francisco de Zúñiga y Guzmán Sotomayor (1533-1544), esposo de Teresa de Zúñiga, fue un gran amante de la música, afición que se conoce con detalle por el inventario de los bienes de su propiedad que se hizo a su muerte8.

5.- Llamado así por ser Lope de Estúñiga el primer poeta que aparece en el Cancionero; fue recopilado en la corte de Nápoles entre 1460 y 1463, durante el reinado de Ferrante. No obstante, la selección de poetas –entre los que se encuentran Juan de Mena o Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, hasta un total de cuarenta, con ciento sesenta y cuatro composiciones– pertenece a la época del reinado de su padre, Alfonso V el Magnánimo. 6.- Ambos, junto con el Arzobispo de Toledo, fueron al encuentro de la Emperatriz Isabel de Portugal cuando ésta llegaba a España para casarse con el rey Carlos I. Fernando de Aragón se casó en 1526 en Sevilla con Germana de Foix, a la sazón viuda de Fernando El Católico. Ambos cónyuges establecieron su Corte en Valencia, donde se celebraron a partir de entonces y hasta la muerte de Germana grandes fiestas literario-musicales, cuyo repertorio recoge en gran parte el Cancionero de Upsala (PLA 1972, 2). 7.- ROMEU FIGUERAS, José, 1958. «Mateo Flecha el Viejo y el Cancionero de Upsala», en AMU vol XII. Barcelona: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, citado por PLA, Roberto, 1972, en el disco de Hispavox Cancionero de Upsala ó del Duque de Calabria. Siglo XVI (Colección de Música Antigua Española, vol. XV HHS11. 8.- Este duque, cuyo nombre real era Francisco de Sotomayor, tomó el apellido de su esposa, que era la heredera del ducado, por ser sobrina de Álvaro de Zúñiga y haber fallecido éste sin descendencia. Hombre de carácter festivo, valiente y derrochador de la herencia de su mujer, a quien maltrató y encerró, murió lleno de deudas, motivo por el cual hubo de hacerse este exhaustivo 622 HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN II

En él figuran entre otros muchos: cinco instrumentos de tecla («un órgano con sus fueles», dos «monacordios syn cerradu- ra», «un clavicordio viejo bueno» y «un realejo sobre su ban- co»), doce instrumentos de cuerda («viguelas» de diversos ti- pos, con sus cajas correspondientes), y más de 42 instrumen- tos de viento («cornetas chicas e grandes», «flautas grandes e pequenas»). Todos ellos fueron subastados, y el precio pagado se incluyó en el inventario. El tercer hijo de este matrimonio, Antonio de Zúñiga, ejerció el mecenazgo musical en la ciu- dad de Sevilla, donde residía la familia de forma habitual. A él dedicó el compositor Juan Vásquez la primera publicación de su cancionero Villancicos i canciones de Iuan Vasquez a tres y a cuatro en 1551, que fue impreso en Osuna por Juan de León (Russell 2002, 297). El profesor de la Universidad de Extremadura, Joaquín González Manzanares, califica a los Zúñiga como «una familia de bibliófilos», alabando el carácter culto de la dinastía. En un texto presentado al I Congreso Internacional del Instituto de Historia de Libro y de la Lectura9 hace referencia al Inventario general que hiciera Martín Ortiz, camarero del duque de Béjar don Alonso Diego López de Zúñiga, en mayo de 1602. En di- cho Inventario figuran con el nº 33 «Çinco libros de canto ffechos por Francisco Guerrero, enquadernado en pergamino blanco con çintas 10 Inventario de moradas» , lo que parece indicar que las obras polifónicas de instrumentos musicales tan ilustre compositor eran conocidas en la corte, y, probablemente, interpretadas en del Duque Alonso de alguna velada. Zúñiga, 1544 Avanzado el siglo XVII nos encontramos con otro interesante documento, estu- diado por Alejandro López Álvarez en 1996. Se trata de la Relación de la entrada de la Exma Duquesa Sa Doña María Alberta de Castro Duquesa de Béjar y de Plasencia en su Estado de Béjar11, en el que se describe la Entrada a los Estados de Béjar en 1685 de la duquesa, esposa del X Duque de Béjar, don Manuel Diego López de Zúñiga Sotomayor (1664- 1686). Según la misma, el cortejo era recibido allí donde llegaba por lo más granado de cada localidad, siendo agasajado por los vasallos con «ritos de agregación y unión material» (López Álvarez 1996, 61). Estos ofrecían a sus señores –voluntariamente u obligados por las circunstancias, no sabemos– la mejor de las acogidas, solemnizán- dola con intervenciones de músicos y danzantes del lugar. En la Relación se detallan los pormenores del recibimiento (que López Álvarez califica de «itinerario iniciático y ritual de purificación», o «toma de contacto de los duques con el cuerpo místico de su villa»), haciendo referencias expresas a la música en numerosos momentos. Nada más llegar a los Estados, los habitantes de los pueblos salían a recibir a la comitiva, figurando entre ellos varios grupos de danzas. En Fuentes de Béjar, se reseñan dos «danzantes y mujeres», en «La Zuiza de una soldadesca», en «una solda‑ desca y una danza»12 (López Álvarez 1996, 73). Una vez en la ciudad, desde El Bosque

inventario. Sus bienes fueron vendidos en pública subasta. Para más detalles, consultar el artículo de Eleanor RUSSELL (2002) citado en bibliografía. 9.- Celebrado en Salamanca del 29 de Octubre al 2 de Noviembre de 2002. Fue consultado en internet. 10.- Reza en su portada Villancicos De diversos Autores, a dos, y a tres, y a quatro, y a cinco bozes, agora nuevamente corregidos. Ay mas ocho tonos de Canto llano, y ocho tonos de Canto de organo para que puedan, aprovechar los que, a cantar començaren. Venetiis, Apud Hyeronymum Scotum, MDLVI. 11.- Ver cita completa en bibliografía 12.- Era frecuente que se representasen algunos tipos de danzas-juego de estilo militar que recordaban a los ejercicios de los soldados. LA MÚSICA EN LA VILLA Y TIERRA DE BÉJAR HASTA EL SIGLO XXI 623 se formó el cortejo con clarines, y ya en la plaza, en el onceno arco, la figura de la Fama cantó «en buena música un pregón» (López Álvarez 1996, 62). La fiesta del Corpus, especialmente en lo que a la procesión se refiere, se encuen- tra a caballo entre lo religioso y lo profano, las celebraciones religiosas y la repre- sentación simbólica de la Casa Ducal, con la presencia de la sociedad civil en ella. La Regla del Cabildo de 1467, citada más arriba, dedica un título a esta fiesta, en el que se detalla pormenorizadamente la organización de la misma. Aunque es parca en da- tos relacionados con la música, es de suponer que ésta se utilizase de alguna manera para solemnizar un acto que obligaba a desplazarse hasta la ciudad a los vecinos, ca- pellanes, sacerdotes y sacristanes de más de 30 parroquias de la zona. Según Eugenio Escobar Prieto, la víspera de la fiesta del Corpus se representaban en la plaza, delante del Santísimo, los autos sacramentales. Los días de la octava «se celebraban con tanto esplendor o mayor que en nuestras catedrales» los oficios de la tarde, y «a la reserva precedían maitines solemnemente cantados por el numeroso clero de la villa» (Escobar Prieto 1919, 137). En épocas posteriores quedó documentada la presencia de la música en la mis- ma, acompañando a las jerarquías religiosa y militar (coros de las iglesias, bandas) y a los gremios representantes del pueblo (dulzaineros y otros músicos populares)13. En tiempos más recientes, el acompañamiento lo hace la Banda Municipal.

2. SIGLOS XVIII Y XIX

2.1. el siglo xviii Durante este periodo la Casa Ducal mantuvo su relación con la cultura y la músi- ca, aunque a medida que pasaba el tiempo se iba perdiendo el contacto con la ciudad, especialmente a partir del momento en que la Casa de Osuna absorbe a la de Béjar en 1777 por el matrimonio entre la duquesa M.ª Teresa Alonso Pimentel Téllez Girón con don Pedro de Alcántara y Téllez Girón y Pacheco, IX duque de Osuna, (Gómez Pintor 1993, 3460). Pero desde la corte, donde residían la mayor parte del tiempo, los duques mantenían su afición a la música, siendo, en ocasiones, practicantes acti- vos de este arte, como la mayoría de los nobles españoles del XVIII14, y acostumbraban a dar mayor relevancia a ciertos actos festivos o lúdicos con ella. Lo constatamos en el cuadro La cacería en la Moraleja, pintado en 1728 por Toribio Álvarez, en el que apa- recen personajes tocando cuernos de caza. La finca pertenecía en aquellos momentos a los duques de Béjar. Otro testimonio de importancia de la práctica y escucha de la música en la casa de Béjar, aunque ya lejos de la ciudad, está en la obra Alcides entre los dos caminos. Se trata de un libro en cuya portada se lee:

Alcides entre los dos caminos. Fiesta de teatro para representar en música por las felices bodas de sus AA. RR. Don Carlos, Príncipe de Asturias, y Dª Luisa, Princesa de Parma. En casa del Excmo Sr. Duque de Béjar, Mayordomo Mayor de S.A.R. el Príncipe de Asturias, Ayo que ha sido suyo, y lo es de los Reales Infantes. En Madrid, en la Imprenta de Antonio Sanz. Año de 1765.

El texto pertenece al compositor y sacerdote Pietro Metastasio (1698-1782), principal libretista de la época, sobre cuyos textos se escribieron un gran número

13.- Ver el interesantísimo trabajo de López Álvarez acerca del patronato de la Casa ducal sobre la procesión del Corpus citado en la bibliografía. 14.- Según cuenta Gómez Pintor, el propio duque, D. Pedro de Alcántara Téllez-Girón, fue presidente del Liceo Artístico y Literario de Madrid, y tenía una buena voz de barítono. 624 HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN II

de «óperas serias», género que experimentó un gran auge a mediados del siglo XVIII (Sadie 1994, 224). El librito contiene la letra de las melodías en italiano (páginas pares) y en español (páginas impares), aunque, como es lógico, no figura la partitura. La casa ducal de Béjar, una vez incorporada a las de Osuna y Arcos, continuó con su abierta actitud de mecenazgo hacia la música e interés por la conservación del pa- trimonio musical en esta última etapa del siglo XVIII. En las últimas décadas patrocina- ban una orquesta propia de corte clásico integrada por un gran número de músicos15, de la que fue director durante varios años el bejarano José Lidón. Esta orquesta, que se disolvió en 1792, interpretaba un amplio repertorio de obras de compositores españoles y extranjeros de gran renombre, que en ocasiones les dedicaban sus com- posiciones. Esta puede ser una de las razones que explican el abundante fondo de biblioteca que se ha conservado en el Archivo Histórico Nacional, sección Osuna.

2.2. josé Lidón Pero sin lugar a dudas, el hecho más interesante con respecto a la música en la ciudad durante el siglo XVIII fue el nacimiento en ella de José del Espíritu Santo Lidón Blázquez. Él es el compositor académico de mayor relevancia que ha tenido Béjar has- ta el momento, a pesar de que la mayor parte de su vida estuvo alejado de ella, pues se trasladó a Madrid a la temprana edad de 10 años16. Perteneciente a una familia de músicos, nació en Béjar en 1748 y fue bautizado en la Iglesia de Santa María, de la cual era organista su padre, Francisco Javier Lidón, de origen francés. A pesar de la distancia con la capital, siempre mantuvo una rela- ción estrecha con su familia, a la que ayudaba económicamente, pues la mitad de su sueldo era cobrado por su padre en la Tesorería de la Villa de Béjar (Fernández Cortés 2007, 130). Uno de sus sobrinos, Alfonso, nacido también en Béjar, siguió los pasos

Árbol genealógico de José Lidón, elaborado por Paulina Junquera en 1963

15.- Estaba formada por instrumentos de cuerda (violines, violas, violones y contrabajos), de viento madera (flautas, oboes y fagots), viento metal (pareja de trompas), voz y clave (Gómez Pintor 1992, 3470). 16.- Para todo lo referente a este compositor, se pueden consultar una serie de autores que han escrito sobre su vida y obra y que se citan en la bibliografía, a saber: Junquera 1963, Cabañas 2000, García Fraile 2002 y Montero García 2005.También el artículo propio de 2007 ya citado, del cual estos párrafos son un resumen. LA MÚSICA EN LA VILLA Y TIERRA DE BÉJAR HASTA EL SIGLO XXI 625 de su tío, trasladándose a Madrid para estudiar en el Real Colegio de Niños Cantores, situado en el nº 5 de la calle Leganitos (Junquera 1963, 262). Casi toda la vida de José Lidón estuvo ligada a este Colegio de Niños Cantores de la Capilla Real, al que perteneció desde su llegada a Madrid hasta sus últimos días, y donde ocupó casi todos los puestos del escalafón, desde niño cantor a la dirección del Colegio. En opinión de García Fraile, el colegio fue su casa (García Fraile 2002, 32). Allí tuvo la oportunidad de ser alumno de Francisco Corselli, Rector del Colegio, y de José de Nebra, primer organista y vicemaestro de la Real Capilla, quienes representaban las dos corrientes en boga del momento: el italianismo y su antagonista el antiitalianismo (Montero García 2005, 732). Refiriéndose a Nebra, Paulina Junquera, afirma que era «músico de gusto seguro, de gran energía y profunda técnica, cuyas enseñanzas contrarrestarían el influjo italianizante de Corselli, formando a los estudiantes del órgano en las más puras normas de la Escuela organística nacional» (Junquera 1963, 255). Otro de sus maestros fue Antonio Literes «organista y compositor destacado, quien favoreció a Lidón con su trato» (ibidem). Con sólo veinte años obtuvo por oposición la plaza de cuarto organista de la Real Capilla, hecho interpretado por Junquera como muestra de su talento musical, dada la dificultad de la prueba a superar, que requería estar en posesión de profundos co- nocimientos y habilidades musicales con respecto al órgano. Poco después, en 1771, fue nombrado «Maestro de estilo italiano» del Real Colegio y posteriormente, en 1788, organista primero de la Real Capilla. El reconocimiento definitivo le llegó en 1805, cuando fue nombrado Maestro de la Real Capilla y Rector del Colegio de Niños Cantores, cargo en el que sería confirmado por Fernando VII años después, una vez terminada la Guerra de la Independencia, en junio de 1814. Al parecer, el monarca tuvo ciertas reticencias a la hora de confirmarle en su puesto, por las sospechas de haber servido al «Gobierno Intruso»; incluso se solicitaron informes sobre su con- ducta política, pero aún así, fue ratificado en sus puestos, aunque con merma de sus emolumentos (Montero García 2005, 734). Además de la faceta musical religiosa, también cultivó la música profana: entre otras cosas, ya se ha citado su participación en la orquesta de los duques. En 1816, a una edad bastante avanzada, se casó con D.ª Manuela Anastasia Millas, sobrina del Vice-Rector del Colegio D. Santos García Cano, con la que tuvo un hijo varón y tres hijas. Murió en Madrid el 11 de febrero de 1827 (Montero García 2005, 734). José Lidón dedicó toda su vida a la música, no solo como organista sino también como compositor de gran número de obras, muchas de ellas religiosas, que se inter- pretaban en la Real Capilla para solemnizar el culto. Es un claro representante de la escuela organística española del XVIII y un prolífico autor17: de él se conservan escritos musicales, obras vocales religiosas (misas, oficios, antífonas, lamentaciones, salmos, etc.) y profanas (ópera: Glauca y Coriolano, tonadillas); obras instrumentales para ór- gano, cuartetos, etc. Así mismo, escribió obras para instrumentos de cuerda y viento, utilizados como ejercicios de oposición. Los manuscritos de sus obras se conservan principalmente en el Archivo del Palacio Real y algunas en la Biblioteca Nacional de Madrid (Cabañas 2000, 193).

2.3. el siglo xix Tampoco disponemos de demasiados datos referentes a este período, cuando ya la casa ducal se había distanciado de la ciudad, y son escasos los documentos al respecto. Sin embargo, hay constancia de que se mantenía la presencia de la música en aquellas actividades que habitualmente se acompañaban o solemnizaban con ella.

17.- El trabajo de Dámaso García Fraile ya citado hace un profundo análisis crítico de la música para teclado de José Lidón 626 HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN II

Se ha hecho una cata prospectiva en las Actas Muni- cipales de la ciudad (ActMB), tomando 1869 como ejemplo, el año siguiente a la revolución que tanto eco tuvo en Béjar. En ellas encontramos referencias escritas de lo que cobraban los componentes de la banda de cornetas y tambores de la Fuerza Ciuda- dana, cifrada en 195 reales mensuales18. También se habla en las actas de una «orquesta» y una «banda de música», pero sin dar más detalles, por lo que no es posible discriminar si eran dos formaciones distintas o la misma citada de diferente manera. En ambos casos se hace mención de ellas con ocasión de alguna celebración19. La orquesta es requerida también para que dé baile público en la plaza con motivo de los festejos conmemorativos de los «glo- riosos hechos de armas» acaecidos el 29 de agosto de 186720. Cuando se trata de actos de acción de gracias por haber superado una calamidad general, Gratificación a la se celebra un «Te Deum» solemne en la iglesia de banda de cornetas y Santa María, a la que acude la Corporación Municipal en Pleno21. Y al Señor Goberna- tambores de la fuerza dor, de visita en la ciudad el 24 de septiembre, se le obsequia la noche de su llegada ciudadana en 1869 «dándole una serenata»22. (ActMB 26-01-1869) También se conoce la existencia en 1886 de una «orquesta» dirigida por los Señores Martín e Izquierdo, que amenizaban los bailes de sociedad y solemnizaban los actos religiosos locales y de algunos pueblos de la comarca23. Por otra parte, en 1857 se había inaugurado el Teatro Nuevo (luego Teatro Cer- vantes) a iniciativa de la pujante burguesía local, necesitada de un espacio escénico adecuado para celebrar sus fiestas y representaciones. En su inauguración actuaron el Cuadro Artístico del Liceo y la Academia de Música locales, agrupaciones auspiciadas por el «Círculo de Béjar», propietario del teatro (Muñoz Domínguez 1994, 61). La mera existencia de esas dos agrupaciones dice mucho del interés por la música de este sector de la sociedad bejarana. El «Libro de actas de la Junta directiva de la Sociedad de Teatro Teatro Cervantes», nos ha permitido conocer las actividades que allí se desarrollaban, destacando la celebra- ción de «bailes de máscaras, á saber, el día de San Antonio (17 Enero), el de la Candelaria (2 de Febrero), los tres días de Carnabal (sic) y el Domingo llamado de Piñata ó 1º de Cuaresma»24. La temporada de Ferias despertaba gran interés, y durante la misma se alquilaba el teatro para la representación de zarzuelas, género que estaba muy de moda en el

18.- Se repartían de la siguiente manera: 20 reales mensuales a 2 cabos, 9 plazas a 15 reales cada una y 2 meritorios a 10 (ActMB 26-01-1869, fol 18 v.) 19.- Con motivo de la apertura de las Cortes Constituyentes, el Ayuntamiento acuerda que «se repique el reloj y salga la orquesta recorriendo las calles de la población» (ActMB 11-02-1869, fol 23), y que el Batallón de Voluntarios de la Libertad forme en gran parada acompañado de la banda de música (ActMB 12-02-1869, fol 24v). 20.- ActMB 10-08-1869, fol 98v. 21.- Este sería el caso de la conmemoración de la entrada del General Pardiñas el 3 de mayo de 1838, «destrozando la facción de Basilio» que había invadido la ciudad (ActMB 30-04-1869, fol 57), y también el de la conmemoración de los acontecimientos del 29 de agosto (ActMB 10-08-1869, fol 99). 22.- ActMB 21-09-1869, fol 111v. 23.- Actuó en el 10 de enero de 1886, con motivo de la inauguración de las nuevas escuelas (HERRERO y CAMPO, 1886, IV). 24.- Acta del 6 de enero de 1875. Para mayor información, consultar González Canalejo 2007, ya citado. Agradezco a Luis Felipe Comendador las facilidades que me dio para su consulta. LA MÚSICA EN LA VILLA Y TIERRA DE BÉJAR HASTA EL SIGLO XXI 627 momento25. Con vistas a sacar el mayor rendimiento posible a los locales y a cola- borar en su mantenimiento, de vez en cuando se alquilaban para ensayos de alguna orquesta26, bailes de boda27, inauguraciones solemnes, conferencias o actos políticos, aunque estos últimos despertaban ciertos recelos en los socios, por lo que se les apli- caban tarifas más elevadas28. Al final del siglo aparecen ya periódicos locales, que informan de vez en cuando acerca de acontecimientos acompañados y realzados por la música, algunos de ellos de carácter religioso. Así, en La Crónica encontramos la reseña de la misa solemne celebrada en la fiesta de San Luis Gonzaga, cantada «por inteligentes aficionados de esta ciudad»29. Y en La Victoria, al llegar los carnavales, aparecen artículos que critican la dudosa moralidad de los bailes tradicionales de esas fiestas, incluso los infantiles, que, sin embargo, gozaban del favor del público30.

3. EL SIGLO XX HASTA LOS AÑOS 60 A lo largo del pasado siglo se produjeron grandes acontecimientos que cambia- rían el comportamiento y las costumbres de los bejaranos. Además, el avance de los medios en general y de los de comunicación en particular, permitirían el acceso a la información de lo que ocurría en la ciudad de forma más fidedigna, información que se ha mantenido en los archivos y puede ser consultada con cierta facilidad: abun- dante prensa escrita local y provincial, grabaciones en vinilo, CD, vídeo, televisión, publicaciones de libros, revistas, programas de ferias, etc. Todo este cúmulo de fuen- tes, unas directas y otras secundarias, pero también valiosas, han permitido investigar sobre la práctica de la música. No obstante, los cambios se fueron produciendo de una forma paulatina durante la primera mitad del siglo, aunque se aceleraron a partir de los años sesenta.

3.1. Certamen Musical y celebraciones de 1903 Como en los últimos años del siglo anterior, los periódicos locales seguían dan- do información de lo que ocurría en la ciudad, y reseñaban lo más relevante de la vida cotidiana. En ellos se han encontrado muchos datos relacionados con la práctica de la música, que se comentan a continuación. Durante la última quincena del mes de septiembre de 1903 se celebró en Béjar una Exposición de Bellas Artes, Industria y Agricultura, acompañada por unos Juegos Florales y un Certamen Musical31. Como consecuencia de ello se prodiga la informa- ción en los medios locales. En ese momento se publicaban en Béjar varios periódicos –uno de ellos, El Abejar, dedicado exclusivamente a la Exposición–, y todos dejan constancia de las celebraciones.

25.- Como ejemplo, el 23 de agosto de 1876 se arrienda a la compañía de D. Manuel Astrabeitia para las correspondientes sesiones. 26.- Acta de 1 de noviembre de 1877. La orquesta de D. Ángel Piñuela es autorizada para hacer ensayos en el local, y su director solicita que se construyan atriles para los músicos. 27.- Acta de 14 de marzo de 1898, arriendo para una boda a razón de 25 pts por una noche y 35 pts si se trataba de dos consecutivas. 28.- «Si se solicita el teatro para reuniones políticas, obreras, etc, la cuota será ciento ó ciento veinticinco pesetas, más desperfectos» (Acta de 25 de junio de 1901). 29.- La Crónica, nº 543, 4-08-1896. 30.- La Victoria nº 186, 19-02-1898. 31.- Para todo lo referente a estos acontecimientos, consultar mi artículo de 2008 en la revista Estudios Bejaranos nº 12 que se cita en la bibliografía. 628 HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN II

Hasta donde se conoce, es la primera y única vez que en la ciudad se haya cele- brado un Certamen Musical de esta categoría, pues se convocaban premios para tres secciones diferentes32:

1º. Himno a la Virgen del Castañar (con letra compuesta por el Reverendo Padre Fray Sabino Campaya, franciscano de dicho santuario), a 3 voces con acompaña- miento de armonium, flauta, clarinete, violines 1º y 2º, viola y contrabajo. 2º. Paso doble «Béjar», para banda compuesta de requinto en Mi bemol, clarinetes 1º, 2º y 3º, en si bemol, saxofones 1º y 2º en mi bemol, trompas 1ª y 2ª en mi bemol, cornetines 1º y 2º, trombones 1º, 2º y 3º, bombardinos y bajos. 3º. Himno a la industria, a 3 voces y banda, compuesta de los mismos instrumen- tos que la anterior.

Para la sección primera se presentaron a concurso 6 obras, y resultó premiada la que llevaba el lema «Omnis glora ejus filiae Regis ab intus», compuesta por D. Marcelino Lozano, organista de la catedral de Vich. El accésit fue para la que llevaba por lema «No son grandes los pueblos por el número de sus habitantes, sino por el adelanto en la Industria y en las Artes». Para el «paso doble» hubo 12 partituras presentadas y obtuvo el premio la obra de lema «Blanca», y el accésit «Si el premio llego a alcanzar nunca a Béjar he de olvidar». Del tercer concurso, dedicado a un Himno a la Industria (6 trabajos), fue premiado el lema: «Sueño»; accésit, «Deus», y mención honorífica, «La constancia todo lo vence»33. Lamentablemente solamente han llegado hasta nosotros algunos Himnos a la Vir- gen, desconociendo el paradero y el contenido de los Himnos a la Industria y los pasacalles. En cuanto a las celebraciones que acompañaron a la Exposición, hay que seña- lar que la música estuvo presente de forma constante, con «la banda de D. Gonzalo

Himno a la Virgen del Castañar, Certamen de 1903 (por cortesía de Rufino Agero)

32.- La Victoria nº 462, 6-06-03 33.- El Abejar nº 14, 6-09-03. LA MÚSICA EN LA VILLA Y TIERRA DE BÉJAR HASTA EL SIGLO XXI 629

Martín» actuando 18 veces en 15 días. Además, hubo repique de campanas y dianas, actuación de la banda de cornetas y tambores del Batallón Infantil creado al efecto para estas celebraciones, dulzainas y tamboriles acompañando a los gigantes y gigan- tillas, concurso de danzas y bailes del país, música en el parque y «veladas, reuniones y bailes» en los Círculos y Casinos locales. Otra tradición musical muy afianzada en la ciudad era la de los conciertos ve- raniegos en el parque municipal. En la temporada de 1903 estuvo costeada en parte mediante una suscripción popular iniciada por la Directiva de la Casa de Caridad, que hizo en gran esfuerzo económico «para que el kiosko (de la música) no sea una jaula bonita pero sin pájaro»34. El Ayuntamiento concedió en esta ocasión una subvención de 125 pts para tal fin. Este modelo de celebraciones se repetía cíclicamente, aunque con menor solem- nidad y abundancia de medios, a lo largo del periodo considerado.

3.2. la Banda Municipal y otras agrupaciones musicales Fundada el 24 de marzo de 1922 y costeada por el Municipio, su primer director fue D. Gonzalo Martín, quien ya tenía una larga experiencia en la dirección de una banda propia (Fraile 1984, 254). El primer Reglamento de la misma se concretó al año siguiente35. En él se contemplan las figuras de un Director, un Subdirector, «un mínimo de 30 músi‑ cos» (art. 3º) de distintas categorías –que debían pa- sar ciertos exámenes para acceder a las mismas (art. 8º)–, y 5 educandos. A los cargos de Director, Sub- director y Músicos de 1ª se accedía mediante oposi- ción, y al resto, previo examen ante el Director. También regulaba el funcionamiento de la Aca- demia de solfeo e instrumentos, que preparaba a los aspirantes (un máximo de 12) para su ingreso en la Banda. Debían asistir a clase todos los días labo- Página del Reglamento rables, desde el 1 de octubre al 30 de junio (art. 14). Los alumnos habían de ser de la Banda Municipal, mayores de 10 años «sin defecto físico alguno», y la matrícula costaba 15 pesetas, re- 1923 cuperables si se asistía a clase con regularidad (art. 15). Así mismo, el Reglamento es- tablecía una estricta disciplina para todos sus miembros, con la obligación expresa de asistir a ensayos y actuaciones, y una pequeña paga para sus componentes, tan exigua en este periodo que es motivo de frecuentes reclamaciones y escritos. No hemos de olvidar que, además, cada músico debía sufragar su propio instrumento y uniforme36. Entre las obligaciones de la Banda estaban las de «amenizar los actos oficiales del Ayuntamiento y paseos públicos durante la temporada de verano, desde la verbena de San Juan al

34.- La Victoria nº 469, 18-07-03 35.- Concretamente, en la sesión del 19 de octubre de 1923 (AMB, sig. 0350.08). En ese momento era alcalde de la ciudad Rufino Agero Brochín, abogado gran aficionado a la música, que había compuesto y publicado algunas partituras para piano. En la Biblioteca Nacional se conserva un ejemplar de su obra Las carabelas de Colón, valses para piano, de 1892, conmemorativa del 4º Centenario del Descubrimiento de América. Otras composiciones: Un Himno a la Virgen del Castañar, Himno del Círculo Católico de Béjar, Jota para carnaval, Misa. También dirigía coros parroquiales y daba clases particulares de piano. Ver González Canalejo 2007, opus cit. 36.- En el informe del Director de la Banda sobre la situación de la misma en el año 1948, los músicos se quejan de inestabilidad en la plantilla, que había pasado de 27 a 20 ejecutantes en un año. El escrito abunda en detalles: el que tocaba la caja quería pasar a tocar la trompeta, pero debía trabajar casi 5 años sin cobrar para poder pagar el instrumento, ya que a la sazón cobraba 675 pesetas anuales y la trompeta costaba 3.100. (AMB, sig 838.03) 630 HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN II

Domingo primero de octubre», (art. 2º), así como distintos actos religiosos, entre los que destacaban los relacionados con la fiesta del Corpus. También se les permitía actuar para otras entidades a beneficio propio o bien en actos solidarios o benéficos37. Aun- que siempre tuvo voluntad de permanencia, también pasó por momentos difíciles: en sesión municipal de 29 de enero de 1935 se acuerda abrir un expediente de sus- pensión de la Banda de Música «fundado en razones económicas»38. En cuanto al repertorio, siempre estuvo relacionado con las actividades en que debían participar, compuesto por tanto de obras religiosas y profanas. Entre las re- ligiosas abundan las marchas procesionales y otras piezas que acompañan los actos de culto. Por su parte, el repertorio de música profana era más variado. Básicamente estaba integrado por pasodobles, piezas de zarzuela y marchas, aunque también in- cluía obras académicas de los períodos clásico y romántico, como se observa en el programa del concierto celebrado en el Teatro Cervantes el 24 de junio de 1958, bajo la dirección de José Pernas Montero. Durante su prolongada trayectoria ha tenido un pequeño número de directores. Gonzalo Martín inauguró la lista en el año de su fundación, 1922. Le sucedió Adrián Moreno en 1932, que era hasta ese momento subdirector. Antonio Pernas se incor- poró al cargo en la década de los años cincuenta. Antonio Vaquero dirigió la Banda desde finales de los sesenta y Lorenzo Torrico, su actual director, lleva la batuta desde Agrupación Musical los años noventa. Bejarana, dirigida por En este periodo se encuadra también la composición del Himno a Béjar, un pa- Valentín Sánchez, hacia sodoble titulado Las cinco abejas, con letra de Juan Colorado y música de Teófilo Sanz 1930 (por cortesía del y Sanz39. El himno hizo fortuna y se ha seguido interpretando ininterrumpidamente director de Béjar en 40 Madrid) hasta hoy . A medida que avanza el siglo se prodigan las rondallas y orquestas que amenizaban las noches bejaranas y los bailes y verbenas. Entre las prime- ras destacamos la «Agrupación Musical Bejarana», fundada en 1929 y dirigida por Valentín Sánchez Díaz, quién dedicó toda su vida a la actividad mu- sical, transmitiendo su profesión a su hijo41. De la misma época es la «Unión Musical Bejarana», diri- gida por Benito Pérez y ligada al Colegio Salesiano. En los años cincuenta, y patrocinada por Educación y Descanso, aparece la rondalla «La Bejarana», di- rigida por Enrique Rotea, quien también pertene- cía a una familia que ha seguido la tradición de la música. Esta rondalla duraría hasta mediados de los

37.- Una de las actuaciones particulares más consolidada es el acompañamiento de la procesión del Cristo del Refugio en Candelario, tanto «la subida» a la parroquia (1 de mayo) como «la bajada» a la ermita, el 2º domingo de ese mes, que aún se mantiene. 38.- ActMB 29-01-1935 39.- De estos mismos autores son las siguientes partituras para voz y piano, publicadas todas ellas en Madrid: El gran Torero (pasodoble flamenco dedicado a Cagancho), ¡Viva la fiesta nacional! (pasodoble torero) y La paraguaya (aire de rumba). Según la publicidad inser- tada en la contraportada, era un «Regalo de la Casa de Tintoreria y Quitamanchas de JUAN COLORADO». 40.- La Banda Municipal lo toca en los actos oficiales y a menudo es coreado por algunas personas del público. 41.- Valentín Sánchez Sánchez, hijo del anterior, fue un gran profesional de la música, destacando sus dotes como intérprete de gran número de instrumentos de tecla. Siempre formó parte de alguna orquesta o formación musical. En los años cincuenta se trasladó a Cuba, donde tocó en las más famosas salas de fiesta de la época de Batista. A su regreso a España se instaló en la Costa del Sol y, finalmente, recaló de nuevo en Béjar, donde fue profesor de piano y acordeón de la Escuela Municipal de Música. LA MÚSICA EN LA VILLA Y TIERRA DE BÉJAR HASTA EL SIGLO XXI 631 años sesenta. Por esta época también existía la rondalla de Acción Católica, fundada por Eugenio Ramos del Teso42. La existencia de las orquestas ha estado ligada íntimamente a la cele- bración de bailes y verbenas. Al igual que en el resto del país, la afición al baile en la ciudad era muy grande, ya que las posibilidades de diversión del público en general y de los jóvenes en particular eran más bien escasas. Por las memorias del Casino Obrero se ha podido constatar que en las décadas de los años 40, 50 y 60 el número de bailes de sociedad que se celebraban a lo largo del año era muy elevado, al menos dos al mes, más los de ferias. En el salón del mismo existía un balconcillo donde se colocaba la orquesta Rondalla «La para dejar el mayor espacio libre posible a las parejas que bailaban. De la importancia Bejarana», dirigida por de los mismos da idea el hecho de que se comprara un piano en 1941, casi recién ter- Enrique Rotea, hacia minada la guerra, a pesar de la precaria economía de la Sociedad. Para poder celebrar 1955 (cortesía de Tita los bailes había varias orquestas en la ciudad, con las que el Casino contrataba para Rotea) una o varias temporadas, de manera que pasaban a ser «la orquesta oficial» del Ca- sino durante el tiempo contratado. Pero también existía demanda por parte de otros locales bejaranos o de los pueblos de la comarca en época de fiestas locales. Eran, pues, muy numerosas las orquestas presentes en la ciudad, entre las que destacamos, la Orquesta Pedraz, la Orquesta Sánchez, la Orquesta Valdés43, la Orquestina Moderna, la Orquesta Florida, la Orquesta Blue, la Harlem Hot o La Bejarana. Algunas de estas formaciones incluían «animadoras», lo que aumentaba su atractivo hacia el públi- co masculino (Fraile 1984, 283). En general, las orquestas estaban compuestas por varios instrumentos de viento (trompeta, saxos) y batería, aunque a veces estuviera presente algún violín o acordeón. Como regla general, alguno de los componentes hacía de vocalista, cantando las canciones. También había otros profesionales cuyo trabajo estaba relacionado con la mú- sica. En el número 18 de la calle Boteros existía un «Taller de pianos a manubrio y cambio de música a cilindros», regentado por Hernández y Santos44 (figura 14). Esto no es extraño si consideramos que en muchas casas burguesas había una pianola, 45 algunas de las cuales se conservan actualmente . Anuncio taller de pianos, 1917 3.3. el Teatro Cervantes, el Casino Obrero y otros espacios lúdicos Desde que se instalara la luz eléctrica en el Teatro Cervantes a finales de la última década del siglo XIX, el uso del mismo cambió. La instalación eléctrica posibilitaba la proyección de películas mudas, espectáculo que despertaba un interés muy especial por lo insólito y novedoso para el momento, en detrimento de los bailes. Este hecho queda reflejado en numerosas ocasiones en el libro de actas de la sociedad. Así, en 1907 se arrienda el teatro «por una temporada a los Srs. Izquierdo y Bonisana», con la con- dición de que no se den más espectáculos que «cinematógrafo, varietés y conciertos (…) quedando fuera del contrato los bailes de Carnaval»46. Para acompañar en directo las películas mudas que se proyectaban, se adquirió años más tarde un piano47.

42.- Datos tomados del texto de Ruperto Fraile, 1984, citado en bibliografía. 43.- Según cuenta Ruperto Fraile, estaba formada por Salvador Valdés, algunos músicos varones y sus 5 hijas, cosa nada frecuente en la época. Al morir el padre tomó las riendas una de ellas, Carolina (Fraile 1984, 261) 44.- Anuncio aparecido en el nº 50 (16 de junio de 1917) de El eco del Tormes, periódico que se publicaba en El Barco de Ávila. 45.- He tenido la oportunidad de «pedalear» y escuchar numerosas piezas en casa de Matilde Agero, cuyo abuelo, Rufino Agero Brochín, fue un gran aficionado y practicante de la música en la ciudad. 46.- Acta de 15 de noviembre de 1907 47.- La proyección de cine mudo se desarrolló también durante mucho tiempo en el Bar Progreso. 632 HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN II

Aún así, la afición local a la zarzuela se mantenía viva, siendo uno de los espec- táculos que más disfrutaban del favor del público. Podemos imaginar el éxito que obtendría la representación, el 17 de octubre de 1925, de la zarzuela La Bejarana, de Eusebio Fernández Ardavín, Serrano y Alonso, por la Compañía Lírica de Gómez Llovet. Esta obra se proyectaría poco después convertida en película muda de la mano de Luís Fernández Ardavín (Muñoz 1994, 66)48. La prensa local de la época nos pone en antecedentes de los acontecimientos relacionados con el rodaje de la misma, al informar La Victoria en los siguientes términos:

Se encuentra en Béjar una compañía de actores cinematográficos con el fin de obtener varias escenas de la popular zarzuela ‘La Bejarana’ que tratan de ‘filmar’. Han estado en Candelario, trabajando varios días en el Castañar y en nuestra plaza Mayor49.

Y rápidamente se desató la polémica sobre si la Virgen debía o no abandonar el templo con tal pretexto: Creemos que nuestra excelsa Patrona merece más respeto y más veneración, que el que supone hacerla objeto de figurín de una cinta cinematográfica, opinará el diario ultraconservador50, entablándose un rifirrafe entre este medio y el Béjar en Ma‑ drid, partidario de la colaboración del Obispado en el rodaje. Finalmente, la imagen no se movió de su camarín, pero sí se incluyeron tomas del santuario en la película. Recientemente se ha publicado en la revista Estudios Bejaranos un trabajo sobre el film, del que es autora Diana Callejas Pérez y que se cita en la bibliografía51 Pero la exhibición de este tipo de espectáculos tampoco se libraba de problemas: en 1932 se instruyó un expediente con motivo de la demanda formulada por la So- Orquesta Pedraz, ciedad de Autores Españoles. En ella se denunciaba la falta de autorización para actuar cortesía de Manuel en el Teatro Cervantes de la Compañía de zarzuela, operetas y revistas Esteve– Lorente, Pedraz acompañada de la «Excelente Orquesta del Ateneo Musical de Valencia», que ponía en escena La del soto del parral52. Los bailes de sociedad siguieron organizándo- se, aunque fuera esporádicamente. El eco del Tormes, en mayo de 1918, y en crónica «desde Béjar», in- forma de la celebración de una velada teatral para solemnizar la festividad de San Gregorio por parte del cuadro artístico del «Círculo Liceo», función que terminó «con un soberbio baile»53. Después de la guerra dejaron de celebrarse allí los antiguos bailes, tomando mayor importancia la proyección de películas, aunque sin abandonar la representación ocasional de obras teatrales, concier- tos o zarzuelas. La buena acogida que este género tenía en la ciudad propició la creación de grupos de aficionados, que, con pocos medios y grandes

48.- Esta película fue adquirida en 1927 por la Colonia Salmantina en Cuba, entidad que desarrollaba una gran actividad recreativa y cultural, organizando encuentros festivos para asociados y familiares. La Bejarana fue exhibida por toda la isla, con la colaboración del «Club Villarino», como muestra de las costumbres salmantinas (Blanco Rodríguez 2005, 200). 49.- La Victoria, nº 1627, 3-10-1925. 50.- La Victoria, nº 1628, 10-10-1925 51.- Sobre la adaptación de las zarzuelas al cine, se puede consultar también el trabajo de nuestro paisano Florentino Hernández Girbal de 1934. 52.- AMB, signatura 0831-04 53.- El eco del Tormes, nº 92, 12 de mayo de 1918 LA MÚSICA EN LA VILLA Y TIERRA DE BÉJAR HASTA EL SIGLO XXI 633 esfuerzos e ilusiones, ponían en escena obras de renombrados compositores. Así, en 1931 la Agrupación Musical Bejarana representa Los claveles, del maestro Serrano, bajo la dirección de Valentín Sánchez Díaz. En 1956, el Cuadro artístico Bejarano interpre- ta, también en el Teatro Cervantes y bajo la misma dirección, La alegría de la huerta. Y la actividad se prolonga una década más, poniéndose en escena, sucesivamente, La del manojo de rosas, de Pablo Sorozábal (1958), La rosa del azafrán, de Jacinto Guerrero (1959), y Katiuska, también de Sorozábal (1960). En los Juegos Florales que se celebraron el 19 de septiembre de 1946 actuó la orquesta Pedraz. Los carnavales era la época en que más bailes de sociedad y otros espectáculos públicos se ce- lebraban, sobre todo antes de la guerra. En 1935 solicitaron permiso al Ayuntamiento las siguien- tes entidades: la Casa del pueblo, para dar baile de máscaras con antifaz los días 4 y 10 de marzo; el Café Moderno, para bailes los días 4 y 5 de marzo y domingo de Piñata; Pasacalles de «Mis Comparsa Carnavalesca» desde la Puerta de Ávila al Teatro Cer- vantes el 2 de marzo y la Peña «la Barra», para bailes en el Progreso54. Los salones del Casino Obrero estaban abiertos únicamente para los socios en lo que a bailes de sociedad se refería, pero se abrían al público en ge- neral cuando se realizaban actividades de otro tipo, entre las que destacaban las musicales. Gracias a la ayuda que recibía del Ministerio de Información y Zarzuela en el Teatro Turismo durante la década de los años cincuenta, el público bejarano pudo escuchar Cervantes, 1932 en directo a cantantes como Teresa Berganza, Marimí del Pozo, Toñi Rosado, Manuel García o Ángeles Barrera; guitarristas como Narciso Yepes, Regino Sáinz de la Maza y Segundo Pastor; el cuarteto Mozart, el pianista Javier Ríos, o el violinista Xavier Terull. La Masa Coral de Madrid, dirigida por Rafael Benedito, visitó la ciudad en 1952, 1953 y 1954. Las actividades académicas también se vieron resaltadas por actuaciones musi- cales. Así, la llegada a la ciudad de «La Tuna escolar salmantina» fue todo un aconte- cimiento, reseñado en El Adelanto de 20 de febrero de 1925 con todo lujo de detalles por el corresponsal local, Félix Antigüedad55. En enero de 1934, en la entrega de premios de la Universidad de Salamanca a las Escuelas Elementales y Superior de Béjar, «se abrió el acto con la actuación de la orquesta del Sr. Pedraz»56. Y lo mismo sucedió en los actos organizados con motivo de los cursos de verano de la misma universidad celebrados en Béjar a principios de la década de 1950. El día 11 de junio de ese año se realiza una visita a «El Bosque» seguida de una fiesta amenizada por tres orquestas bejaranas57. Al año siguiente se organizaron

54.- AMB, signatura 0831-06. 55.- Los tunos fueron recibidos en la estación por una comisión del Ayuntamiento, compuesta por el alcalde, dos concejales y el secretario, además del director de la Escuela Industrial y varios profesores, acompañados de la Banda Municipal. Después de los saludos y presentaciones de rigor, se pusieron en marcha en dirección a la población, entrando en ella los estudiantes tocando un bonito pasodoble. En la Escuela intervinieron en un acto académico. Por la tarde celebraron «una velada lírico musical» en el Teatro Cervantes, y por la noche «un gran concierto» en el Casino [Obrero] Bejarano, donde remataron la jornada con un baile amenizado con la orquesta del Sr. Valdés. Al día sigiente dieron otro concierto en el Casino Industrial (El Adelanto, 20-02-1925). 56.- Béjar en Madrid, enero de 1934. 57.- Para mayor información, consultar el artículo de José M.ª Hernández Díaz, 2008, citado en la bibliografía. 634 HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN II

dos conciertos del guitarrista Narciso Yepes, una exhibición de bailes charros de los coros y danzas de Educación y Descanso de Salamanca y la conferencia «La música en España en los siglos XV y XVI», ilustrada con motivos musicales de la época. Tampoco faltaron animadas verbenas y bailes para los participantes en los cursos58. Por otra parte, durante los años sesenta, los domingos por la mañana se organi- zaban en la Escuela de Peritos Industriales audiciones musicales para los estudiantes interesados, en las que se escuchaban grabaciones de música clásica comentadas por Rufino Agero Teixidor59. Los espacios abiertos, la calle, también fueron testigos y partícipes de la música, pues antes de la guerra las actividades políticas más multitudinarias se celebraban al aire libre y eran amenizadas con bandas. El periódico republicano La Lucha informa periódicamente de los «Meetings de la semana» en el año 1910. Allí consta que uno de ellos, celebrado en la Plaza Mayor, terminó «improvisándose una manifestación delirante con música y banderas»60. Y la semana siguiente se repitió un acto parecido en La Corredera61.

3.4. la música en las iglesias La Misa Mayor de los domingos y fiestas de guardar era cantada en la mayoría de las parroquias. En aquellas que contaban con coro propio y organista, estos se encar- gaban del canto y el acompañamiento musical. Pero aún en el caso de que aquellos no existieran, el celebrante entonaba los cantos del ordinario de la misa y el pueblo respondía, pues muchas de esas melodías eran de general conocimiento. Por diversos números del semanario La Victoria de 1903, tenemos constancia de que el Colegio Salesiano contaba con un coro que participaba habitualmente en las celebraciones religiosas, acompañado por un armonium. Para otro tipo de activida- des, a veces incluían violines, además de «una banda infantil con 24 instrumentos traídos de Italia». Los alumnos del colegio, como pórtico a las fiestas de Navidad de ese año, interpretaron «una zarzuelita»62. Este colegio mantuvo durante décadas el coro forma- do por los alumnos y algunos profesores, que interpretaba obras polifónicas a 3 y 4 La Coral de Béjar, dirigida por D. Carlos voces, la mayoría de ellas de tipo religioso, aunque también preparaban piezas más Muñoz, años 60 ligeras para otras celebraciones. (cortesía de Aparte de los cultos ordinarios y las fiestas tradicionales, hubo acontecimientos Juan B. Bonnail) religiosos en este periodo que merecen la pena ser reseñados. Entre ellos se encuentran las fiestas de la coronación de la Virgen del Castañar el 8 de septiembre de 1946, que se celebró con gran boato. Durante las mismas se realizaron actuaciones de la Banda Municipal, de la Banda de Cornetas y Tambores de la Academia de Intendencia de Ávila y de la Rondalla Bejara- na. También se celebró un concierto por la Escolanía de los PP. Teatinos de Madrid y Barcelona, invitados especialmente para la ocasión, y que fueron muy aplaudidos. El padre Francisco Colom formaría después una Escola- nía en el Castañar que se mantendría varios años (Barceló Artigues 1954, 1096).

58.- Hernández Díaz 2008, pp. 104 y 109. 59.- Información proporcionada por Urbano Domínguez Garrido, alumno de la Escuela en ese periodo. 60.- La Lucha nº III, 22-04-1910. 61.- La Lucha nº IV, 29-04-1910. 62.- La Victoria nº 489, 12-12-03 y nº 490, 19-12-03. LA MÚSICA EN LA VILLA Y TIERRA DE BÉJAR HASTA EL SIGLO XXI 635

4. DÉCADAS DE 1960 A 1980 La llegada a Béjar a finales de los años cincuenta del sacerdote Carlos Muñoz Álvarez, párroco de la iglesia de San Juan, propició la creación de la primera Coral de Béjar en 1961, conocida por «la Coral de don Carlos», en referencia a su director. Este sacerdote, de sólida formación musical, se había educado en la Universidad de Comillas, a cuya Schola Cantorum (dirigida por el P. José Ignacio Prieto) pertene- ció durante los 13 años que permaneció en dicho Seminario. También perteneció al «coro reducido», que, a partir de 1948, asistía durante el verano a los cursos de gregoriano de la Abadía de Solesmes, en Francia, y recorría algunos países de Europa dando conciertos. Una vez en Béjar, trabajó con la coral una parte de los repertorios aprendidos en Comillas, dando a conocer a los bejaranos algunas obras del Padre José Ignacio Prieto. Esta coral funcionó alrededor de una década, cantando los domingos en la Misa Mayor de la parroquia y en diversos espacios locales, y haciendo de vez en cuando algunas salidas a Salamanca, Ávila o El Valle de los Caídos63. Su primera actuación pública tuvo lugar en los salones del Casino Obrero en 196164. Durante los años sesenta, de gran bonanza económica en Béjar, se suceden las celebraciones de bodas con tornabodas, acompañadas del correspondiente baile, manteniéndose por tanto la actividad de las orquestas locales65. También el Casino Obrero continuaba con sus «bailes de sociedad», organizando una media de 22– 24 al año, aunque las memorias de 1972 y 1973 reflejan números mucho más elevados, 34 y 41, respectivamente. Ante tanta competencia debió haber alguna denuncia de intrusismo por parte de los músicos profesionales66, pues el Gobierno Civil envió a los Ayuntamientos una circular por la que se solicitaba «que no se concedan visados para Los Abejas la actuación en espectáculos públicos de orquestas que no tengan los correspondientes contratos la‑ borales de los profesionales de la música»67.

4.1. los grupos juveniles Pero los aires de renovación en la música habían llegado a todo el país, y Béjar no era una excepción. Algunas orquestas comenzaban a quedar desfasadas al no po- der competir con la música grabada, y, además, tanto el estilo como la estética que demandaba la juventud del momento se encaminaba por otros derroteros bien dife- rentes: los repertorios de estas orquestas tradicionales ya no se correspondían con el gusto de los jóvenes, ávidos de acercarse a las nuevas corrientes que llegaban prin- cipalmente desde el mundo anglosajón. Será el momento de la creación de nuevas agrupaciones o de la transformación de las ya existentes. Y es en este contexto, el año 1961, cuando surge el grupo Los Abejas68, que sería el dinamizador de la vida musical juvenil de la localidad durante varios años. El único

63.- Para mayor información, consultar el texto de Carlos Muñoz citado en bibliografía. 64.- Memoria del Casino Obrero correspondiente al año 1961. 65.- Los establecimientos elegidos con preferencia eran la Fonda España, el Café Español, el Café Bar Progreso y el Bar Yuste, según figura en el Archivo Municipal, signatura 832-01, del año 1964, donde constan los correspondientes permisos para celebrarlos. Los dos primeros establecimientos sirvieron ese año más de cuarenta banquetes cada uno. Como curiosidad añadiremos que, en ocasio- nes, se organizaba la boda en un establecimiento y la tornaboda en otro. 66.- De hecho, algunos músicos de los grupos juveniles que actuaban en verbenas no tenían ni siquiera la edad legal para entrar a los bailes, y menos tocar en público, por lo que a veces tuvieron problemas. 67.- Publicada en el B.O. de la provincia de 25 de diciembre de 1967 68.- En realidad el grupo precursor, Cuarteto bejarano, había aparecido el año anterior, 1960. Estaba formado por 4 chavales de unos 14 años que interpretaban con sus guitarras canciones al estilo de Los Panchos y actuaban de vez en cuando en Radio Juventud de Béjar. Sus nombres eran Enrique Andamoyo, Fernando Muñoz Rosell, Antonio Ballesteros y Enrique, Quique, Rotea, que será el líder nato del conjunto, a quien agradezco la colaboración prestada para escribir este apartado. 636 HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN II

componente del grupo con conocimientos musica- les era Félix Amores69, aunque lo abandonó ense- guida. El conjunto quedó formado en esta primera etapa por Antonio Ballesteros, Justo Rodríguez Be- lloso, Ángel... y los hermanos Quique y Pepe Rotea. Comenzaron interpretando música de baile, como una orquesta más, con equipos modestísimos, y ac- tuando en el Teatro Cervantes y en alguna verbena de Béjar y la comarca. Poco después probaron suer- te en Madrid durante una breve temporada, actuan- do en salas de fiesta, y llegaron a grabar un disco de prueba en RCA. En ese momento adquieren un nuevo equipo, y, patrocinados por Pepe Hontiveros, dejan la capital70 y se dedican a hacer giras por Es- paña y Portugal. Participaron en el Festival Interna- Los Arlequines (cortesía de José cional de León, donde les hicieron una grabación en super 8, «acosados por las fans». Manuel Crisóstomo) Esta etapa duraría hasta 1967, en que Quique ha de ir a la mili y el grupo se deshace. Al finalizar el servicio militar, se forma de nuevo el conjunto, pero esta vez con un nivel más profesional: la música de baile adquiere aires de rock, y los repertorios se basan, entre otros, en Los Beatles. Permanecieron un año actuando en salas de fiesta en Santander. A la sombra del grupo anterior surgieron otros, entre ellos Los Arlequines71, ó Los Poneys. Ellos animaron los bailes que los estudiantes de la Escuela de Peritos organi- zaban los domingos por la tarde en los salones del Hotel Colón, el Café Progreso, la Los Fans (cortesía terraza del Bar Yuste y otros por el estilo. Así, y con una extraordinaria falta de me- de José Manuel dios, estos grupos comienzan a interpretar obras de los Beatles, los Shadows, Rollings, Crisóstomo) Moody Blues, etc, aprendidos a través de las versiones que de ellos hacían en castellano grupos como Los Mustangs o Los Sirex. Y también incluyen en sus re- pertorios canciones de Los Brincos o Los Bravos. Espo- rádicamente actuaban en otros espacios bejaranos, como el Teatro Cervantes o el Colegio Salesiano, y fuera de la ciudad en Salamanca y Plasencia. Todos los componentes de esos conjuntos eran muy jóvenes, pero había dos cuyos intérpretes eran casi unos niños: Los Fans, formado por 5 chavales de 10 y 11 años72, y el grupo de Marina Nieto Percha, denominado Los Líder73. Éste era el único que incor- poraba a las mujeres, y, además, de forma mayorita- ria: tres jovencitas, casi niñas (aún con calcetines),

69.- Formaba parte de la Banda Municipal y tocaba también el piano. 70.- Quique considera que, quizás, fue un error 71.- Rafa Hidalgo (vocalista), Ángel Sánchez Dorado (batería), Patricio Acero (guitarra rítmica), Antonio Gómez Muñoz (guitarra solista) y Justo Castellano Martín (bajo). Sobre este grupo y Los Abejas se puede ampliar información en el texto de Víctor G. Villarroel citado en bibliografía. 72.- Rafael Santonja, Eduardo Sánchez Dorado, Antonio Rotea, José Manuel Crisóstomo y José Luis Fraile. Algunos eran hermanos pequeños de los componentes de los otros grupos y utilizaban, en ocasiones, los instrumentos de los mayores. 73.- Agradezco a Mari Feli Ramírez la información y las imágenes que me ha proporcionado. LA MÚSICA EN LA VILLA Y TIERRA DE BÉJAR HASTA EL SIGLO XXI 637 tocaban el saxofón. El resto del conjunto lo compo- nían un batería y un trompetista74. Con el paso del tiempo, algunos de estos jó- venes aficionados siguieron su camino en diversas formaciones de forma más profesional, ganándose la vida en verbenas y fiestas populares. De esta ma- nera surgieron otros grupos con numerosos parti- cipantes bejaranos, como Orquesta Nieto, Jaque Mate, Oro Negro, etc75. Por otra parte, en el año 1968 se organiza por primera vez el Festival de la Canción Juvenil, es- trechamente relacionado con el Colegio Salesiano y sus antiguos alumnos. Este festival tuvo 13 edi- ciones, lo que demuestra el interés que despertaba la música entre la juventud bejarana. A lo largo de esos años participaron en él numerosos jóvenes de Los Líder (cortesía la localidad, tanto solistas como grupos: Ángel Martín (director de la orquesta Har‑ de José Manuel lem Hot), Simposium, Temprano Amanecer, Javier Reig, Escarcha, Longinos, Mari Carmen Crisóstomo) Martín, Albatros, Marigel, Edelwais, Eloísa, Emilio González, Santi y Jero, Anabella, José Antonio S. Paso, Juan Caldera, etc. (Fraile 1984, 263). Destacamos también, años después, la presencia del grupo Oro viejo, fundado en 1971, que obtuvo el premio especial de la crítica en el Primer Festival de Folklore del Antiguo Reino de León, y el premio a la mejor letra en el primer festival de la Can- ción del Tormes. Una de sus componentes, Tita Rotea, obtuvo el premio a la mejor canción, música y letra en el Séptimo Festival Juvenil de Castilla y León por su obra «Campesino castellano». También pertenecieron al grupo Antonio Gutiérrez Turrión y Antonio Martín, sacerdote bejarano muy cercano a la juventud durante toda su vida. Quizás por eso el grupo participaba en actos religiosos asiduamente, interpretando Orquesta Nieto, 1969 (cortesía de José canciones en castellano acompañadas con guitarras en las misas dominicales, inno- Manuel Crisóstomo) vación que estableció la Iglesia a partir del Concilio Vaticano II. Por su parte, la tuna estaba formada por alumnos o ex-alum- nos de la Escuela de Peritos Industriales de la ciudad y, aunque ya existía desde años antes, tuvo su mejor momento en este perio- do. Al estar ligada a la universidad, disfrutaba del apoyo del SEU (Sindicato Español Universitario), que tenia ciertas infraestruc- turas en la ciudad. Los tunos colaboraban estrechamente con el TEU local, grupo de teatro universitario que preparaba obras para representar tanto en Béjar como en diversas localidades extreme- ñas, en cuyos intermedios actuaban. Antes de las actuaciones, dos tunos76 se desplazaban a esos lugares a elegir madrinas y damas77, con lo que se garantizaban el éxito de las representaciones. Los

74.- Las chicas eran Paquita Gómez, clarinete y saxo bajo, y Nieves Benito, saxo alto, además de Marina, que tocaba el saxo y el acordeón. Les acompañaban Antíoco Benito, Quino, a la batería y Ángel Díaz Redondo, trompeta. 75.- Muchos de estos músicos continuaron su quehacer en décadas posteriores, renovando el panorama de las orquestas. Entre ellos podemos citar a Quique Rotea, Eduardo Sánchez Dorado, Manuel Crisóstomo, Enrique Micaelo, Manuel Sánchez, Joaquín Plaza, Pedro Mazo, 76.- Uno de ellos era Ángel Calvo Meirama, que, de alguna manera, era el coordinador del grupo, al que perteneció hasta 1964. Décadas después sería el Concejal de Cultura que inició el llamado «Conservatorio», que realmente era una Escuela Municipal de Música. 77.- Eran alrededor de unas 15 jóvenes, que contaban con el correspondiente permiso de sus padres para participar en tales actos. Para estas actuaciones se elegían las localidades natales de algunos estudiantes de la Escuela, lo que facilitaba los contactos. 638 HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN II

repertorios interpretados eran los clásicos de estas formaciones, que se acompañaban con los instrumentos de cuerda típicos (guitarras, bandurrias, laúdes), panderetas y ocasionalmente violín o acordeón. En alguna ocasión participaron en programas de Radio Juventud de Béjar. Otra agrupación juvenil que practicaba la música era el coro del Instituto Ramón Olleros Gregorio, dirigido por M.ª Carmen Cabrera Garrido durante 10 años (1961- 1971). Estaba formado por voces femeninas, que interpretaban repertorios corales de música folklórica a dos voces, casi todos extraídos del texto editado por la Sección Femenina de Falange78. Actuaban en el propio instituto, en Salamanca y en algunos concursos.

4.2. otros géneros Entre los cantautores que surgieron en esos momentos podemos citar a José Anto- nio Martín Raimundo, cuya actividad musical comenzó junto al grupo salmantino de teatro universitario «Jácara». Puso música en el curso 1974-75 a la obra La excepción de la regla, de Bertold Brech. Posteriormente cantó como solista en Madrid, principalmente en pubs nocturnos y en algunas emisoras de radio. En 1977 ganó el primer premio de solistas en el festival Folk organizado por «Puente Cultural» con un poema de Pedro Pacheco musicado por él. En su repertorio se incluían versiones de temas del folklore charro, de otros cantautores (Nino Sánchez, Pablo Guerrero) y temas propios, com- puestos siempre sobre textos de poetas españoles. Su vida musical se vio truncada por el servicio militar, con lo que duró apenas cinco años. Retomó la actividad en Béjar, junto al grupo Caobe, en el periodo comprendido entre 1995 y 1997. Otro de los géneros que cuenta con aficionados en la ciudad es el flamenco. Su práctica se ha mantenido entre un grupo de personas no muy numeroso, pero Carátula del Himno al Béjar Industrial sí constante. Uno de sus principales adalides es Antonio Castilla, el llamado Maestro (cortesía de Paco Castilla. Este señor, el único que enseñaba a tocar la guitarra flamenca en Béjar duran- Argenta) te muchos años, inició en este instrumento a algunos de los jóvenes que luego se integrarían en las orquestas y bandas de rock, aunque aquellos enseguida se cansaban de este tipo de aprendizaje, puesto que sus gustos iban por otros caminos. Al calor de este núcleo, es- porádicamente se organizaban espectáculos en los que actuaba algún cantaor o grupo famoso o participaban los aficionados locales79. Esta etapa es, también, un momento de gran auge deportivo, en el que el equipo local de fútbol, el Béjar Industrial C.F. se encuentra «en uno de los más brillantes momentos de su historial». Por este motivo, Gabriel Fariza González y S. Tello de Meneses componen el himno del club (letra y música, respectivamente), y se realiza la grabación de un disco de 45 revoluciones en 1972. Fariza fue también el promotor del mismo, y a su vez compositor de las letras de los dos temas que apare- cen en él: Pasodoble a Béjar e Himno al Béjar Industrial. El disco contiene dos versiones de los mismos, una instrumental y otra con la voz del cantante Noel80. Actualmente es poco conocido, y menos difundido.

78.- M.ª Carmen Cabrera Garrido era la profesora de música y canto del instituto. También preparaba en su casa a alumnos de solfeo y piano que luego se examinaban libres en el conservatorio de Salamanca, tarea que siguió realizando durante muchos años. 79.- Por ejemplo, en la Semana de Santa Cecilia de 1997 actuaron Pedro Gómez y José Villagómez (Béjar Información nº 48, 22-11-97). 80.- El autor se lo dedicó «enteramente a la ciudad de Béjar, en homenaje a su gente entrañable y, de un modo especial, a la gran familia del Béjar Industrial» (Contraportada del disco). LA MÚSICA EN LA VILLA Y TIERRA DE BÉJAR HASTA EL SIGLO XXI 639

Por otra parte, las agrupaciones corales continuaron visitando la ciudad en es- tas décadas, destacando los coros universitarios de Salamanca, coro universitario de Oviedo (1973), grupo local Oro viejo (1974 y 1975), Voces de la Tierra, de Zamo- ra (1974), etc. Todas estas actuaciones se llevaban a cabo en los salones del Casino Obrero.

5. LA LLEGADA DE LA DEMOCRACIA Al calor de los cambios políticos ocurridos en el país, los últimos años setenta y los primeros ochenta supusieron una renovación en las instituciones provinciales y locales. Estos cambios provocaron movimientos en el tejido social, que ahora se sen- tía más libre para asociarse y participar en la vida ciudadana. Todo esto se reflejó en una mayor actividad en relación con la cultura, impulsada tanto desde la Corporación Municipal como desde los centros educativos y el resto de las instituciones.

5.1. enseñanza y aprendizaje de la música Hasta ese momento, las posibilidades de aprendizaje dentro de la ciudad se limi- taban a ingresar en la Banda Municipal (instrumentos de viento metal, viento madera y percusión), participar en alguna rondalla (cuerdas), o recibir clases particulares de diversos profesores. Entre estos se encontraban los directores de las orquestas de baile que aún permanecían, algún organista de las parroquias o personas que habían reali- zado estudios de conservatorio y que no se habían integrado en ninguna formación. En otro caso, o bien para realizar estudios musicales avanzados, había que desplazarse a la capital. Así las cosas, el 1 de octubre de 1984 se creó el «Conservatorio»81, impulsado desde el Ayuntamiento por el concejal de cultura, Ángel Calvo, con el fin de facilitar el acceso a la enseñanza musical a todos los bejaranos interesados. Este centro acercó la música no profesional a un buen número de ciudadanos de todas las edades, des- de niños que comenzaban sus estudios a personas mayores que no habían tenido la oportunidad de hacerlo en su juventud. Se proyectó como un centro libre, pero con aspiraciones a su reconocimiento oficial82. El número de matriculados en los prime- ros años fue bastante elevado y, aunque disminuyó algo posteriormente, siempre ha tenido suficiente matrícula para su mantenimiento como centro, una vez reconverti- do en Escuela Municipal de Música a principios de los años noventa. Su andadura comenzó con las enseñanzas de solfeo, piano, violín y guitarra, y amplió el número de instrumentos, sobre todo de viento, a medida que se con- solidaba. Por sus aulas han pasado numerosos alumnos, algunos de los cuales han acabado sus carreras en conservatorios oficiales de distintas provincias y han podido dedicarse profesionalmente a la música. En los últimos años del siglo proliferaron los cursos de perfeccionamiento instrumental y vocal, en forma de lecciones magistrales impartidas por especialistas externos, que han colaborado a la mejora de la calidad de la enseñanza. La generalización del interés por la música y el aumento del alumnado propicia- ron la organización de una serie de actividades cara al público de los propios estu- diantes, entre las que hay que destacar los conciertos de la Semana de Santa Cecilia,

81.- AMB, sig. 2164.02. Se entrecomilla el título dado que nunca reunió las condiciones formales para ser un centro oficial, aunque en Béjar fuese conocido popularmente por ese nombre. 82.- Para mayor información, ver González Canalejo, 2007, ya citado 640 HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN II

que se fueron ampliando a otros participantes83, y que se ha convertido en una afian- zada tradición. En el verano de los años 1997, 1998 y 1999 el Conservatorio de Salamanca or- ganizó sendos cursos de música en el albergue de Llano Alto, que permitieron a los alumnos perfeccionar sus técnicas. Durante tres semanas de un trabajo muy intenso, allí convivían jóvenes estudiantes de música de toda España, compartiendo expe- riencias y aprendiendo a tocar en compañía de otros instrumentistas84. Al finalizar el periodo y como colofón, se celebraba un concierto público dirigido por Francesc Llongueras. Por su parte, la Banda Municipal siguió con sus activida- des, aumentando el número de componentes y mejorando poco a poco las condiciones de funcionamiento: en 1968 se habían adquirido nuevos instrumentos a la casa Erviti de San Sebastián85, y en 1980 se publicó un nuevo reglamento. A partir de ese momento, la Corporación Municipal costeaba los uniformes86. En el curso 1985-86, bajo la dirección de Antonio Vaquero, el número de alumnos de la Academia de la Banda era de 42, destacando que 16 de ellos eran muje- res87. Así mismo, aumentó la colaboración de la Banda con otras agrupaciones musicales en diversas actuaciones, entre las que se encuentra el concierto celebrado en la iglesia de Santa María la Mayor el 22 de febrero de 1992, con motivo de la reinauguración del órgano de dicha parroquia después Banda Municipal (cortesía de Roberto de su restauración, junto con la Coral de Béjar. Domínguez) También se impulsó el aprendizaje de la música desde los centros escolares y de bachillerato, dado que los planes de estudio contemplaban la asignatura de música. Hay que decir que el grado de profundización en la misma dependía generalmente del conocimiento o interés personal del profesor de turno, problema muy generalizado en todo el país en los primeros años de la década de los ochenta, y subsanado una vez que las plantillas se cubrieron por profesionales de la música y los currículos se concretaron. Como actividad extraescolar, fuera del currículo, en algunos centros se formaron coros y/o rondallas escolares. Entre estas últimas destacamos por su permanencia en el tiempo la del Colegio Público Marqués de Valero, fundada en 1978 y dirigida por José Gómez Benito y su hija Guadalupe Gómez (ambos pertenecientes a la Banda Mu- nicipal), y la del Colegio Público Filiberto Villalobos cuya directora, desde 1980, es Tita Rotea. Los Concursos infantiles de Villancicos organizados por el Casino Obrero han colaborado así mismo a extender entre los escolares la afición a la música, siendo numerosos los grupos que se presentan a él88.

5.2. agrupaciones musicales En 1980, junto con un grupo de antiguos miembros de «la coral de don Carlos», tuve la oportunidad de fundar la nueva Coral de Béjar, coro de voces mixtas formado

83.- Banda Municipal, Coral de Béjar, la Tuna, aficionados al flamenco, etc. 84.- Béjar Información, nº 135, 31-07-99. 85.- Un flautín en Do, un oboe en Do, un trombón en Do, una trompeta en Fa y otra en Mi b y un bajo en Do y otro en Si b (AMB, sig. 330.13) 86.- AMB, sig. 2191.02. 87.- AMB, sig. 2191.02. 88.- Concretamente, en 1996 fueron 14 los grupos participantes, ganando el premio el denominado «Xmas Ghost», formado por alumnos de la Escuela Municipal de Música (Béjar Información nº 51, 13-12-97). LA MÚSICA EN LA VILLA Y TIERRA DE BÉJAR HASTA EL SIGLO XXI 641 por un variopinto conjunto de bejaranos de todas las edades y profesiones, unidos por la afición a la polifonía. El grupo se presentó al público en las Na- vidades de ese año, en el Festival «De Béjar para Béjar» organizado por la Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio Salesiano. Aprovechando los cursos de dirección a los que asistí todos los vera- nos de los 13 años que la dirigí, recopilé una serie de obras que permitieron contar con un repertorio bastante diverso, formado por piezas religiosas y profanas, populares y clásicas, españolas y de otros La Coral de Béjar, 1982 (cortesía de países, entre las que predominaban los temas de los grandes cancioneros históricos Aurora de San Felipe) españoles de los siglos XV y XVI. Se realizaban actuaciones periódicas en la ciudad (Santa Cecilia, Navidades, algunas fiestas locales, conciertos de primavera, etc.), y es- porádicas fuera de ella, destacando las salidas a Arcachon (Francia) o Guarda y Lisboa (Portugal). Una de las principales inquietudes era la de establecer relaciones con otras corales, especialmente de la provincia de Salamanca, con las cuales se organizaron numerosos encuentros y actividades conjuntas, de manera que la Coral de Béjar servía, además de para aprender a cantar y disfrutar haciéndolo, para compartir esfuerzos e inquietudes con otros coralistas. La Coral colaboraba habitualmente con otros grupos en la organización y puesta en escena de actos culturales y solidarios. En noviembre de 1993 tomó el relevo el director de la Banda Municipal, Lorenzo Torrico. Por su parte, la afición local a la zarzuela se mantuvo a lo largo de estos años. El Cuadro Artístico Bejarano, que tuvo actividad durante la década de los cincuenta y que se había disuelto en los sesenta, re- aparece con muchas energías en 1983, a las órdenes del mismo director, Valentín Sánchez, a quien suce- dería enseguida en el cargo Lino Rubio. Jerónimo Martín intervenía como piano conductor y Rafael Hidalgo como director de los coros. Hasta el año 1991 ponen en escena zarzuelas y obras del género chico escogidas dentro del repertorio más conoci- do, con gran éxito de público: Los claveles, La rosa del azafrán, Los gavilanes, La verbena de la Paloma, La alegría de la huerta, El cantar del arriero, Katiuska, La del soto del parral, La bejarana y Agua, azucarillos y aguardiente. Del Conservatorio/ Escuela Municipal de Mú- sica surgió el Quinteto de viento, formado por miem- Katiuska, mayo de bros de la Banda Municipal, pero ligados también al centro de enseñanza local. Loren- 1988 (cortesía de zo Torrico (director de la Banda), Juan Manuel García Martín (trompeta), Guadalupe Manuel de Paz) Gómez (flauta travesera), Javier Pardo (bombardino) y Fernando Sánchez (clarinete) formaron parte de él. Fueron numerosos los conciertos que dieron ambos conjuntos, Banda y Quinteto, a lo largo de estos años. A destacar el celebrado en Guarda (Portu- gal) el 24 de abril de 199389. El resurgir de los temas identitarios, ligado a la formación de las autonomías, se tradujo en este campo en la aparición de grupos de baile tradicional. Donde más auge tuvieron estos grupos fue en los pueblos de la comarca, como se verá más adelante,

89.- AMB sig. 2192.02. 642 HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN II

pero en Béjar también se prestó interés a este asunto, impulsado desde la Corporación Municipal. A principios de los ochenta, y durante varios años, se organizaron cursos impartidos por profesores de la Escuela de Folklore de la Diputación Salmantina. En la década siguiente, y bajo la dirección del matrimonio «Churruchuela» (profesores de gaita y tamboril y baile y bordado, respectivamente), se retomaron esos cursos, dando lugar a la formación del Grupo folklórico Nª Sª del Castañar. También se formó el Grupo de bailes del Hogar del Pensionista, dirigido por Isabel Hernández Polo desde 1990, que, como el anterior, desarrolla una intensa actividad en la comarca, interpretando bailes de toda la provincia. El Grupo Cultural San Gil organizó tres muestras folklóricas en los veranos de 1995, 96 y 97 respectivamente, con la participación de agrupacio- nes comarcales. En 1991 surge el conjunto vocal Caobe, auspiciado en sus comienzos por el Ca- sino Obrero de Béjar –de ahí su nombre–, y un poco en la estela de Oro Viejo. Estaba formado por aficionados a la música ligera («canciones de ayer, de ahora y de siem- pre: boleros, coplas y canción hispano– americana», en palabras de sus propios com- ponentes90) y sus canciones se acompañaban con instrumentos de cuerda, acordeón y percusión. Ha realizado dos grabaciones en CD y cassete en los años 1994 y 1996, este último bajo el título de Hierbabuena. El alma del grupo es Tita Rotea. Otros grupos dignos de reseñar, tanto por su entusiasmo como por la juventud de sus componentes, serían Musaraña y Etcétera, dedicados a la música, el teatro y el cine. César Rivadeneyra y Esther García eran sus coordinadores. El grupo Musaraña estaba formado por jóvenes y niños, que hacían conciertos de pop infantil en algu- nas fiestas de barrio e incluso en localidades cercanas. Participaron con canciones propias en el Concurso musical de Los Salesianos en los años 1992 y 1993, ganando en ambas ocasiones. Llegaron a montar tres comedias musicales, entre las que destaca Annie, en el año 1991, en colaboración con el grupo Teatro Telar. El grupo Etcétera se fundó en el año 1996, más orientado hacia el cine por la partici- pación muy activa en él de Jesús García (ver más adelante).

5.3. fiestas y espectáculos Con el asentamiento de las nuevas costumbres, el concepto de fiesta fue evolu- cionando y se hizo más diverso, derivando en distintos momentos hacia el espectá- culo. Tradicionalmente, y hablando en términos generales, la fiesta había tenido hasta entonces como uno de sus fines la ruptura de la monotonía del trabajo y quehace- res diarios, de alguna manera servía para marcar las diferencias entre el tiempo del «ocio» y el del «negocio». En palabras de Josep Martí, habría cinco constantes de la fiesta: sociabilidad, participación (activa, añadiría yo), ritualidad, anulación del orden y disfrute, e iría acompañada de ciertos elementos imprescindibles: música, baile, comida, bebida y ornamentación91, siendo el disfrute como experiencia colec- tiva, derivado de la anulación del orden social, de lo cotidiano, lo que daría verdadero significado a la fiesta92. Por su parte, el espectáculo requeriría también una colectividad, pero el grado de implicación de los participantes en el mismo sería diferente, al haber perdido parte de la espontaneidad: en la fiesta todos pueden ser protagonistas, mientras que en el espectáculo una buena parte de los participantes se convertirían en meros especta- dores pasivos. Y algo así es lo que se fue materializando al convertirse los estamentos

90.- Béjar Información, 26-7-97 91.- Ver el texto de Josep Martí, 2000 citado en la bibliografía. 92.- Ver el texto de Gerhard Steingress, 2006 citado en la bibliografía. LA MÚSICA EN LA VILLA Y TIERRA DE BÉJAR HASTA EL SIGLO XXI 643 políticos (ayuntamientos, diputaciones) en los patrocinadores y organizadores exclu- sivos de los festejos93. Si bien se mantenía la organización de algunos bailes o conciertos por instituciones privadas, comisiones de festejos o asociaciones de vecinos (bailes de boda, de sociedad en los Casinos Obrero e Industrial de la ciudad, bailes populares en los barrios de Béjar y pueblos de la comarca, conciertos de Navidad), la inmensa mayoría de las actividades, ahora englobadas bajo el calificativo de «culturales», eran contratadas por la adminis- tración de turno, poniendo en muchos casos la vista en la rentabilidad política que ello podía producir. Así, se multiplicaron los actos y los presupuestos, siempre generosos para «el disfrute del pueblo». Todo ello sin olvidar las modas ni lo políticamente correc- to, como los Festivales de música de las 3 culturas en el Corpus94. Y para muestra de esta proliferación, el verano del 97, cuando, con motivo del Agosto cultural, se programaron el primer Festival de la Canción «Ciudad de Béjar», que hubo que aplazar95, actuación de los Coros de la ex-Armada Soviética, un concierto clásico, «Antología de la Zarzuela» y recitales del Maestro Castilla y Caobe96. Inmediatamente después, y con motivo de las fiestas de septiembre, el Primer festival Internacional de Coros, actuaciones de una Ban- da de Cornetas, de la Banda Municipal, el Dúo Mayalde (folklore charro), tamborileros, charangas, coplas, flamenco, verbenas múltiples y un Festival de rock97.

5.4. música popular urbana Este tema merece especial atención por la importancia y variedad de géneros que se desarrollaron en la ciudad en esta etapa, aunque quizás falte una perspectiva histórica del tema al estar tan cercano el periodo al que se hace referencia. Aún así, he creído que tiene suficiente entidad para dedicarle un espacio en este trabajo.

5.4.1. El rock y el pop En 1978 apareció en Béjar La banda de la calle Libertad98, grupo de batería, bajo y dos guitarras –la formación clásica de una banda de rock–, que duró pocos años, pero que tuvo una influencia definitiva, al crear el ambiente necesario para enganchar a un numeroso grupo de jóvenes a este tipo de música. El repertorio estaba integrado por obras de The Beatles, The Doors, Credence Clearwater Revival y versiones de grupos de los 70 como Génesis, Yes, King Crimson, y blues de John Mayall y Eric Clapton, además de tres o cuatro temas propios con todas esas influencias. Figura señera del mismo sería Freddy Antúnez, quien, posteriormente marchó a Barcelona, y de allí a Madrid, a «la movida», donde se instaló a partir de 1982, formando parte de diversos grupos roqueros. A partir de 1992 se instaló en Salamanca, donde tiene su propio estudio de grabación, en el que produce sus trabajos, el último de los cuales lleva por título My baby is blue. En él aparecen 10 temas compuestos por el autor junto con ocho versio- nes de temas de otros compositores, todos ellos en inglés.

93.- La organización de actividades lúdicas, en este caso musicales, por parte de los colectivos civiles (asociaciones culturales) se hacía cada vez más difícil, no sólo por los problemas burocráticos que a veces ponían los ayuntamientos, sino también porque era imposible competir económicamente con las instituciones a la hora de «invitar» a grupos o solistas. 94.- Béjar Información nº 128, 5-6-99. 95.- Aplazado finalmente por no contar con suficientes participantes, ya que únicamente se inscribieron 4 entre grupos y solistas (B.I. nº 32, 2-08-97). 96.- Béjar Información nº 31, 26-07-97. 97.- Béjar Información nº 37, 6-09-97. 98.- Alfredo Rodríguez Antúnez (al bajo) Santiago Garay (guitarra), Alberto Dorado (batería, que también tocó ese instrumento en el grupo Jesuralem) y Eduardo Sánchez Dorado (guitarra). 644 HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN II

En esa época también había grupos juveniles, como Vado permanente o Calderillo bejarano. Años después se formarían en Béjar otros grupos aficionados de rock, entre los que destacamos Descontrol, El rock del Cuerpo de Hombre99, Los terribles yuyus, Gas, etc. En los años 90 se organizaron, al menos, tres festivales de rock durante las ferias de septiembre, que sirvieron para dar a estos conjuntos la oportunidad de encontrarse y tocar en público100. Por lo que se refiere al pop, destaca el nombre de José Manuel Crisóstomo (1954), cuya trayectoria comenzó en los años sesenta como jovencísimo compo- nente de Los Fans. Ya en esa época participó en los Festivales de la Canción Blanca, recibiendo un tema suyo el 2º premio. Posteriormente otra canción sería galardonada con el 1º premio de la Canción Juvenil. Su actividad como instrumentista (guitarra, bajo, teclados y, en ocasiones, mandolina, laúd, bouzouki y gaita gallega) continuó como componente de diversas formaciones dentro y fuera de Béjar: Rondalla de Rotea, Orquesta Nieto, Jaque Mate, Oro Negro, Casablanca, Jerusalem, Canéfora, Orquesta Sur, Sabor Latino, La Dichosa Banda… A partir de 1983, instalado en Madrid, siguió compo- niendo, en este caso junto a Nino Sánchez, una serie de canciones para un musical infantil estrenado en Venezuela, luego en Colombia y, finalmente, en el Teatro Alcázar de Madrid. Actualmente sigue en activo, y en esta última década ha grabado dos CD de composiciones propias, Entre castaños y Crisland. Abdu Salim en La Alquitara (cortesía de 5.4.2. El jazz y el café-bar La Alquitara José Antonio S. Paso) Con este local y con su dueño, Miguel Ángel Sánchez Paso, tiene una deuda impagable la afición bejarana a la música de jazz, por haberles pro- porcionado la oportunidad de escuchar a las grandes figuras del género en directo y sin salir de Béjar. La música en vivo en La Alquitara comenzó a principios de los años 90, con actuaciones de José Luis García Chicote (teclados) y Fernando Sánchez (saxo). El gran salto a los circuitos nacionales se produjo en 1994, con el apoyo de Caja Madrid y luego de la Universidad de Salamanca101. Ese año tuvo lugar el concierto de Valery Ponomarev & The Milestones, y desde entonces se celebran periódicamente conciertos de jazz y blues, con incursiones espo- rádicas al rock, soul, funky o regaee. También tienen lugar Los veranos de jazz y poesía, programando de forma estable unos 50 bolos (conciertos) al año. Por su pequeño y acogedor escenario han pasado una serie de personajes dignos de reseñar. Entre los americanos, cuna del jazz y el blues, destacamos a Bob Mover, Valery Ponomarev, Ron Jackson, Jeanne Lee, Eric Alexander, Grant Stewart, Gary Bartz... De los nacionales, los mejores: «Sir Charles»102, Per- co Sambeat, Chema Saiz, Richie Ferrer, Fabio Miano, Carlos Carli, Miguel A. Chastang, Angel Rubio, Javier Colina... Y con respecto al blues, Javier Vargas, Fº Simon, Jeff Espinoza, Ñaco Goñi, y muchos otros. En definitiva, casi todos los músicos españoles que se dedican a este género. Algunos de ellos han actuado en La Alquitara en más de una ocasión.

99.- Componentes: Óscar Gómez y Óscar Téllez, guitarras; Roberto Martín, bajo; Santiago Pérez, batería y David Labrador, voz (Béjar Información nº 3, 11-1-97). 100.- Estos festivales fueron organizados por el Ayuntamiento y la asociación «Música en la calle». También participó en ellos el grupo Koma etílico, de Plasencia (Béjar Información nº 141, 4-9-99). 101.- Béjar Información nº 1, 28-dic-96. 102.- Para Miguel S. Paso, es el mejor baterista de jazz español («con permiso del maestro Paco García, que, además, es el batería de Serrat y otros ilustres»). LA MÚSICA EN LA VILLA Y TIERRA DE BÉJAR HASTA EL SIGLO XXI 645

También han participado músicos locales, entre ellos el cuarteto Algo más, integrado por Fernando Sánchez (saxo), Chicote (piano), Óscar López (contrabajo) y Michel Blanco del Valle (batería), que se formó en 1994103. La labor realizada por este local y su dueño, programan- do tan valiosos conciertos, ha dado fruto, y el número de intérpretes bejaranos que han elegido este género no es des- deñable. Entre ellos citaremos a los siguientes: Juanma G.ª Martín, profesor de trompeta de la Escuela Municipal de Música y compositor, que ha tocado en dife- rentes formaciones: Big Band del Corrillo, Banda Municipal, Quinteto de viento y el Cuarteto Newport jazz104. En 1997 gra- baron el CD Noches de swing. Junto con Luis Carlos Sánchez, compositor y guitarrista, han montado un estudio de graba- ción. Fernando Sánchez, profesor de clarinete en la Escuela de Música, miembro del Quinteto de viento y de la Big Band del Corrillo, de la Banda Municipal y de diferentes orquestas de baile. Fernando Viñals, cuya labor como músico se desa- Carátula del CD rrolla en la capital de la provincia. Y José Luis García Chicote, de quien se habla a Noches de swing continuación.

5.5. el mundo audiovisual (música e imagen) Aunque no han sido muchos los músicos bejaranos que se han dedicado a esta faceta, queremos reseñar las meritorias actividades de algunos de ellos. José Luis García Chicote nació en 1970, estudió sus primeras lecciones de mú- Carátula del sica con el piano en Béjar, de la mano de Jerónimo Martín, y después en la Escuela cortometraje Municipal de Música, donde comenzó violín. Marchó a Salamanca a los 18 años y de Inspiración allí a Madrid, donde ha desarrollado casi toda su exitosa carrera. Participó desde muy joven en diversos grupos locales de pop-rock. De sólida formación musical, aunque a veces por caminos alternativos, estudia en la «Escuela de Música Creativa» piano, im- provisación y composición y arreglos. Se dedica a la producción musical como autor de música para imagen: cine, TV y Publicidad. Tiene también experiencia como pia- nista, arreglista y compositor. Ha tocado en varias formaciones y actualmente dirige su propio estudio en Boadilla del Monte, donde realiza todo tipo de producciones. En 2000 puso música al cortometraje Pantalones, premiado con el Goya 2001. También ha compuesto música para las series de TV: Canguros, Tres hijos para mí solo, Hermanos de leche y La casa de los líos (Antena 3), y Famosos y Familia (TVE 1). Jesús García y el grupo Etcétera. Este jovencísimo autor realizó su primer me- diometraje, Tierra Media, la magia del unicornio, en 1996 en Béjar y alrededores (Mi- randa del Castañar, Monleón) con medios de aficionado, cinta que fue estrenada en Béjar en septiembre de 1997105. La música fue compuesta, armonizada y graba- da por Esther García y César Ryvadeneira. En el año 2000 estrenó un nuevo corto, Inspiración, rodado en Salamanca, cuya banda sonora es obra también de

103.- Apertura temporada jazz 1997. 104.- Otros componentes: Chema Corvo, piano; Javier Mayor, contrabajo y Javier Barragués, batería y percusión (Béjar Información nº 22, 24-5-97). 105.- Béjar Información nº 25, 14-6-97. 646 HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN II

Rivadeneyra, que ha recibido varios premios. Y en 2003, con el cortometraje «Déjà vu» ganó el prestigioso «Hollywood Discovery Award»106. Jordi Cubino. Aunque su vida profesional se ha desarrollado íntegramente en Cataluña, este joven compositor nació en Béjar y su currículo es uno de los más bri- llantes de los autores del momento107.

5.6. literatura musical

La figura de Florentino Hernández Girbal como escritor merece ser reseñada aquí, pues aunque su campo creativo no estaba en el estrictamente musical, la cantidad de obras escritas por él sobre diferentes figuras de la música le hacen acreedor de un puesto en este listado. Nacido en Béjar en 1902, abandonó la ciudad muy pronto, residiendo posterior- mente en Medina del Campo, Valladolid y Madrid, donde realizaría la mayor parte de su trabajo. Destacó como crítico y teórico del cine en los años veinte y treinta del si- glo pasado, comprometiéndose profundamente con la causa republicana, lo que le llevaría a la cárcel y la represión posterior a la Guerra Civil. Obligado a abandonar su labor en el cine, su gran afición a la música le llevó a conocer a grandes personajes de ese mundo y a investigar sus vidas, lo que se plas- maría en numerosas biografías, entre las que desta- camos las de Julián Gayarre, Amadeo Vives, Adelina Patti o Federico Chueca, así como sus obras Cien cantantes españoles de ópera y zarzuela (siglos XIX y XX), y Otros cien cantantes españoles de ópera y zarzuela (siglos XIX y XX), ambas publicadas con más de 90 años. Fue, así mismo, colaborador de la revista Ritmo. Próxima- mente se publicará su biografía, realizada por An- drés Sorel, y que lleva por título Florentino Hernández Girbal. Un cineasta y escritor machadiano. Presentación del libro de Florentino Hernández Girbal 6. LA MÚSICA EN LA COMARCA Y EL FOLKLORE Cien cantantes de Como ya se ha dicho, la información sobre la práctica de la música en la comar- ópera y zarzuela. ca en épocas anteriores a los años sesenta del siglo XX es muy escasa y no se puede Siglos xix y xx (AMB) comparar con la relativa a la ciudad de Béjar. Aún así, a veces aparecen datos docu- mentales que ponen de manifiesto la existencia de tradiciones musicales mantenidas en el medio rural. Ya se dejó constancia al principio de este trabajo de la presencia de la música en los pueblos de Fuentes de Béjar, Ledrada y Sanchotello en 1658, con ocasión del

106.- Datos tomados de la web http://comohacercine.com/articulo.php?id_art=415&id_cat=8 107.- Su trayectoria vital reúne más de 12 millones de discos vendidos como autor y productor, además de trabajar como creador de bandas sonoras para campañas de publicidad en televisión. Comenzó su carrera profesional a los 17 años, grabando un primer disco para la compañía Max Music, dentro del genérico Max Mix. A los 20 entró en el mundo de la publicidad como autor y productor de bandas sonoras para spots internacionales. Ha conseguido 9 leones de oro, 2 de plata y numerosas menciones en el Festival de Cannes de Publicidad y otros certámenes internacionales. Desde 1998 escribe cada verano la canción publicitaria de las cervezas Damm, editados en 12 países. Escribe así mismo para los intérpretes de Operación Triunfo, siendo el compositor de la famosísima Corazón Latino que interpreta David Bisbal, con más de 4 millones de copias vendidas. También se mueve en el mundo de las canciones para películas con el Grupo Filmax, destacando entre ellas las de Goomer (1999) y El Cid, La Leyenda (2003). Datos tomados de la web http://www.filmax.com/personas/ficha_tecnica/10.306.htm LA MÚSICA EN LA VILLA Y TIERRA DE BÉJAR HASTA EL SIGLO XXI 647 recibimiento a la duquesa María Alberta de Castro en la Entrada a sus Es- tados108. Varios siglos después, en septiembre de 1946, y con motivo de la coronación de la Virgen del Castañar, conocemos que 10 danzadores de Valdefuentes de Sangusín bailaron danzas delante de la Virgen109. También hay que reseñar la existencia de órganos en algunos templos comarcales, procedentes, en ocasiones, de iglesias bejaranas110. A pesar de la dificultad a la hora de hacer ese seguimiento, con la ayuda de algunos textos y de informantes desinteresados se han podido encontrar datos significativos. Y la mayor parte de esa información se re- fiere a la música tradicional, que nos ha llegado por dos vías principales: la recogida de melodías en cancioneros y la tradición oral. En tiempos más recientes, los medios de comunicación han dejado también testimo- nio de la misma en los pueblos comarcanos. La provincia de Salamanca es rica en cancioneros tradicionales. En ellos aparecen representados casi todos los géneros musicales: canciones de cuna, infantiles, de quintos, de carnaval, de boda, de trabajo, rondas, bailes, religiosos, romances e instrumentales111. Uno de los pioneros fue el que recogiera Dámaso Ledesma a principios del siglo XX, titulado Folk- lore ó Cancionero salmantino. Contiene 422 melodías distintas y fue publica- do en 1907. A finales de los años veinte y primeros treinta, Kurt Schindler, Páginas del alemán afincado en los Estados Unidos, recorría España grabando melodías a lo largo Cancionero de todo el país y recaló en las provincias de Salamanca y norte de Cáceres durante Salmantino, de los meses de agosto, septiembre y noviembre de 1932, donde recogió 24 canciones Dámaso Ledesma de las 985 que forman el total (Schindler 1991, 143). Décadas más tarde, en 1943, Aníbal Sánchez Fraile publicó Nuevo cancionero salmantino, con 260 melodías, y mu- chos años después, en 1992, Ángel Carril haría lo propio con Canciones y romances de Salamanca. Pero, lamentablemente, los cuatro recopiladores se movieron por zonas salmantinas alejadas de nuestra comarca: en total, y entre los cuatro, recogieron ape- nas un puñado de canciones que constan como recopiladas en esta zona, identificadas por su lugar de origen112. Pudo haber muchas más, pues un gran número de melodías figuran en los cancioneros sin el lugar de procedencia, pero la verdad es que ninguno de los cuatro hizo una labor extensa de trabajo de campo por esta comarca. Además de los citados, ha habido otros etnomusicólogos y etnomusicólogas que han investigado el folklore comarcal. Entre ellas sobresale la larga y destacada labor llevada a cabo por Pilar Magadán Chao, quien ha acercado el folklore de la región a numerosos públicos a través de sus muchas publicaciones literarias y grabaciones junto con su grupo «Voces blancas salmantinas», desde la década de los 70113. Entre otras me- lodías, recogió villancicos en Candelario y los Gozos a la Virgen de la Antigua en Béjar. Sin embargo, la mayor parte de su tarea recopiladora ha sido llevada a cabo en la Sierra de Francia y la comarca de . Personalmente, colaboré junto con las hermanas Ana y Emilia Vallejera y un nu- meroso grupo de candelarienses entusiastas de sus tradiciones en la recuperación de

108.- Ver página 622. 109.- Ofrenda a la Stma Virgen del Castañar, vol. I, pp. 93-96. 110.- Roberto Domínguez y Carmen Cascón han descrito recientemente las características del órgano de la iglesia de en el trabajo citado en la bibliografía. Está pendiente una investigación exhaustiva sobre ese tipo de mobiliario en los templos de las localidades que componen la comarca. 111.- Para mayor información, consultar mi artículo de 2009 sobre Taxonomía de los géneros musicales en Castilla y León. 112.- Ledesma transcribió en Candelario y Valdesangil, Sánchez Fraile en la Sierra de Francia Alta y Carril en . Por su parte, Schindler recogió otra canción en Baños de Montemayor. 113.- Parte de esta labor se encuentra en los textos de Magadán citados en la bibliografía. 648 HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN II

la «boda típica» de Candelario a principios de los 80, trabajo que fue publicado en el año 2004. Tam- bién tuve la oportunidad de compartir tiempo y co- nocimientos durante varios años con un grupo de mujeres de , al que deno- minamos Hierbabuena, plasmando parte de aquella experiencia en el discurso de ingreso en el Centro de Estudios Bejaranos (González Canalejo, 2000). Este grupo participó en la grabación del CD Navidad en Salamanca, editado por la Diputación Provincial en 1996. Finalmente, y formando parte del grupo ¡Velahí!, realizamos una labor de puesta en valor de algunos temas del cancionero tradicional de Cande- Grupo Hierbabuena, lario, que fue descrito y publicado en el artículo de de mujeres de Horcajo 2011 que se cita en la bibliografía. de Montemayor Muchos años antes, en 1928, Federico García Lorca había hablado de la «nana de Béjar» en la conferencia que pronunció en la Residencia de Estudiantes de Madrid el 13 de diciembre, titulada «Añada, Arrolo, Nana, Vou veri vou». El texto completo fue pu- blicado en 1985 por Christopher Maurer, incluyendo la transcripción de la susodicha nana114. Sin embargo, ya se expusieron en un trabajo anterior los argumentos que me llevaron a dudar de la autenticidad de la misma, ya que coincide exactamente, incluso en la grafía, con otra que publicara Eduardo Martínez Torner en su Cancionero Musical de la Lírica Popular Asturiana unos años antes, concretamente en 1920115. Más recientemente, en 2002, se publicó el Primer Cancionero de Lagunilla, del que es autor el tamborilero Luis Blanco junto con un grupo de mujeres de ese pueblo, si bien este libro se dedica exclusivamente a recoger el texto de las canciones. En la década de los noventa surgieron numerosos grupos de baile tradicional en los pueblos de la comarca, entrenados generalmente por tamborileros locales o de la capital, entre los que destacamos a Ángel Rufino de Haro, «El Mariquelo»; Luis Blanco, de Lagunilla, que ya creó un grupo infantil en los años ochenta; José López, «El Emigrante», de Cristóbal; Roberto Martín, de Candelario, o Manuel «Churru- chuela», de , entre otros muchos. Existen grupos más o menos asentados de baile tradicional en los pueblos de , Candelario, Cespedosa (Virgen del Carrascal), Cristóbal, Ledrada (Grupo de mujeres Virgen de la Hiedra), , , , Valdelamatanza, y un largo etc.

6.1. Candelario Mención aparte –por la mucha información disponible– merece el pueblo de Candelario116. Como en la mayoría de los pueblos, la música ha estado presente de forma natural en la vida cotidiana de sus habitantes. Pero al tener la localidad una cierta entidad, se han tratado de realzar las más señaladas ocasiones y los actos más relevantes para la comunidad con cierto boato, al cual no es ajena la programación de actividades musicales. Testimonio de ello en fechas tempranas es el Discurso y Me- moria que D. Eulogio Herrero y Campo, Secretario del Ayuntamiento, realizó el 10 de

114.- Ver Maurer 1984, pp. 172 y 173. 115.- Ver González Canalejo 1996, 139. 116.- Agradezco la información facilitada por Juan Santos Curto y Pilar Aliseda LA MÚSICA EN LA VILLA Y TIERRA DE BÉJAR HASTA EL SIGLO XXI 649 enero de 1886, con motivo de la inauguración del nuevo edificio de las escuelas117. Allí consta textualmente lo siguiente118:

«A los acordes de la música de la inmediata ciudad de Béjar, que dirigen los Sres. Martín e Izquierdo, púsose en marcha la comitiva en dirección al templo (…) se celebró el Santo sacrificio de la Misa, cantada al armonium, que tocaba D. Gregorio Manuel García, por este señor y otros aficionados.

(…) La orquesta antes referida, amenizó con bonitas y variadas piezas los intermedios del acto reseñado, que terminó a la dos de la tarde. Después de comer y en el paseo que rodea el edificio, los pollos de uno y otro sexo bailaban con la mayor animación a los acordes de la música.

(…) Para solemnizar el acto, los casinos de la Amistad y de Obreros dieron baile por la noche, terminando así el memorable día 10 de enero de 1886 en la historia de Candelario.»

Hubo, pues, música a lo largo de todo el día, tanto en el acto solemne de inau- guración como en la celebración religiosa o en los bailes posteriores, y en múltiples espacios y ámbitos: formales, oficiales, religiosos y lúdicos. Y con una gran variedad de repertorios, adaptados a cada momento. Rondalla de Candelario, Pero este patrón no es privativo de esa época. Carteles de celebración de fiestas año 1965 de todos los tiempos repiten el modelo. Encontramos ejemplos en el programa co- (cortesía de Julio rrespondiente al año 1954, en el que constan las actuaciones de una Sánchez) rondalla (dianas y pasacalles), bailes de sociedad en los Casinos de Re- creo «Unión Candelariense» y «Sociedad Obrera Candelariense», en el bar-terraza «La Pista» y en el antiguo «Salón de Cine» así como bailes populares en las Eras con el tamboril119. Y también en el cartel de toros y fiestas de Candelario del año 1956, en uno de cuyos apartados dice: Todas las tardes de los días 25, 26, 27 y 28 de julio se celebrarán en «Las Eras» bailes populares con el clásico tamboril. Así mismo se celebrarán bailes de Sociedad todos los días mencionados en los Círculos de Recreo «Unión Candelariense» y «Sociedad Obrera Candelariense» como igualmente otros bailes públicos120. Éste último círculo, más conocido como el Casino Obrero, disponía de un organillo para el baile, que aún se conserva. De las etapas más recientes reseñamos la presencia constante de charangas y orquestas variadas en las numerosas y prolongadísimas verbenas, que mantienen al pueblo despierto durante casi toda la noche, todas las noches de las fiestas121. En cuanto a la enseñanza de la música, ya en el Anuario de comercio del año 1908 se anuncia como Profesor de música don José María Gar- cía Vallejera (que fuera Secretario del Juzgado Municipal de Candelario hasta 1957) quien tocaba y enseñaba a tocar el piano. Mucho después, en los años 70-80, las hermanas Emilia y Ana Vallejera enseñarían a tocar instrumentos de cuerda a los niños de la localidad, labor muy meritoria si tenemos en cuenta que ninguna de las dos tenía conocimientos mu- sicales, aunque sí un extraordinario oído y grandes dotes naturales para

117.- Éste se realizó con un «empréstito voluntario y sin interés» por parte de la mayoría de los vecinos de Candelario, al no dispo- ner el Ayuntamiento de fondos propios, ya que «la situación económica del municipio es arto (sic) angustiosa» (Sesión extraordina- ria de 4 de marzo de 1883). La inauguración de las escuelas era, pues, un acto del que la población se sentía orgullosa. 118.- Folleto publicado por la Imprenta y Almacén de papel de F. Aguilar en 1886. 119.- Candelario, 10 de julio de 1954. 120.- Candelario 16 de julio de 1956. 121.- Este tipo de manifestaciones se produce en la inmensa mayoría de los pueblos del país, para disfrute y beneficio de algunos y desesperación de muchos vecinos. 650 HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN II

la música y la enseñanza. Crearon una especie de «tuna estudiantil», siendo niñas la mayoría de sus componentes122. El Coro parroquial ha participado en las celebraciones litúrgicas de forma tradicional, desde siempre. Durante muchos años ensaya- ban con el sacristán, Domingo Rabanal, quien tocaba el armonium. Al dejarlo éste asumió la responsabilidad Julia Hoya, que lleva dé- cadas haciéndolo. Los componentes del mismo (la mayoría muje- res) han aprendido las melodías de memoria, oyéndolas cantar o, en tiempos recientes, escuchando grabaciones. Cantan las misas festivas y los villancicos en época navideña, y a veces en alguna boda. También ha habido diferentes rondallas, entre ellas la de Ac- ción Católica, formada por hombres, y cuya bandera se bendijo en 1965123. Fue fundada y dirigida por Eulogio Martín Moríñigo y Sal- vador Colorado. Además, ya se ha citado más arriba la «estudiantina infantil» de las hermanas Vallejera. Entre los tamborileros locales, destacamos en los años cincuenta a los señores Faustino y Suceso124, posteriormente al señor Miguel y, actualmente, a Roberto Martín. Hasta donde conozco, el único músico nacido en Candelario que ha podido vivir de su trabajo como tal es Carlos Muñoz Sánchez, personaje curioso e interesante por su larga trayectoria en este cam- El grupo DNI (cortesía de Carlos po. Se inició en este arte siendo un niño, de la mano de las hermanas Vallejera, inter- Muñoz) pretando canciones y obras de teatro, y luego en la rondalla. Guitarrista autodidacta y cantante solista, ha participado, y creado, numerosos grupos musicales: Laberinto, DNI (ambos con músicos aficionados de Candelario), Orquesta Valles de Plasencia. Tam- bién formó parte de algunos grupos bejaranos de los años ochenta, y en 1993 formó Diamante Show Band (actualmente Diamante el Show del Calvo), de la que es propietario y protagonista principal. Con ella realiza más de 100 actuaciones al año, en las que se mezclan la música y el humor.

7. CONSIDERACIONES FINALES Hasta donde se ha podido constatar, la presencia de la música en Béjar ha se- guido el patrón histórico general, presentándose durante siglos, casi hasta finales del XIX, bajo dos facetas diferentes: la dependencia de los estamentos dominantes, el clero y la nobleza (posteriormente también el poder civil), o como expresión del sentir popular. En ambos casos sus autores o intérpretes, los músicos, quedaron en el anonimato y no recibieron el reconocimiento merecido, salvo escasas excepciones. La dimensión social de la música durante esta larga etapa sirvió fundamentalmente para marcar hitos en el desarrollo de la vida cotidiana de la comunidad, en unos casos como elemento de solaz, y en otros solemnizando los acontecimientos. La vida musical en Béjar comienza a cambiar a mediados del siglo XIX, cuando la pujante burguesía del momento siente la necesidad de acercarse a los modelos urba- nos, tratando de elevar su nivel cultural y de organizar su ocio. Es entonces cuando toman protagonismo los espacios de representación y encuentro en torno a las artes. El Teatro Cervantes se erigiría así en el centro de las actividades culturales y recreativas de esta clase social, con la celebración habitual de bailes, obras de teatro, conciertos,

122.- Ver Candelario, costumbres y tradiciones. 123.- Según folleto editado por el cura D. José Luís Buenadicha en 1979. 124.- Actuaron en las fiestas de Santa Ana en 1953. LA MÚSICA EN LA VILLA Y TIERRA DE BÉJAR HASTA EL SIGLO XXI 651 zarzuelas y otros actos complementarios que contribuían al mantenimiento de las instalaciones. Por su parte, la clase obrera, de la mano de algunos próceres locales imbuídos del espíritu regeneracionista finisecular, seguiría en parte el ejemplo, creando el Casino de Obreros (luego Casino Obrero) bajo el lema «Instrucción, Moralidad y Recreo». Allí tendrían lugar algunos actos parecidos (bailes, conciertos), aunque con distinto público, abundando además las conferencias o mítines, producto de la efervescencia política local, que continuaría en las primeras décadas del siglo XX. Y muchos de estos actos se verían realzados por la música. El espíritu asociativo que había cuajado en la ciudad125 se vio reflejado en la consolidación de formaciones musicales de diferentes tipos, desde la creación de la Banda Municipal en 1922, hasta la existencia de numerosas rondallas, pasando por el Cuadro Artístico o los coros parroquiales. Sin olvidar las orquestas de baile, cuya actividad constituía el modo de vida de algunas familias bejaranas. Hasta mediados del siglo XX, la sociedad bejarana mantuvo una diferenciación por clases, que entretenían el ocio por separado y en espacios distintos. Así, el Teatro Cervantes126, el Círculo Católico y el Casino Industrial se constituyeron en los lugares preferidos por la burguesía, mientras que el Casino Obrero, el Teatro Variedades en su corta existencia (luego Cine Castilla) y la calle, los espacios públicos y abiertos, eran el lugar natural de las clases medias y obreras. A partir de los años sesenta comienza a producirse una mayor permeabilidad entre ambos sectores, comenzando por las capas más jóvenes de la sociedad, que reci- ben con gran expectación las influencias de las nuevas corrientes musicales. Aparecen grupos juveniles integrados por jóvenes de diversas procedencias que comparten las mismas inquietudes y que participan activamente en los distintos festivales que se organizan. Al mismo tiempo, la Coral de Béjar, dirigida por un sacerdote, ejerce un efecto integrador. Con la llegada de la democracia se generaliza el acceso tanto a la enseñanza de la música como a su disfrute, irrumpiendo con gran fuerza la música popular urbana en la ciudad –y de la mano, en buena parte, del Café Bar La Alquitara–, al tiempo que se mantienen activas las formaciones de corte clásico tradicionales: Banda Municipal, Coral, rondallas, Cuadro Artístico, etc. También aparecen las agrupaciones más o me- nos folklóricas en toda la comarca, fruto del desarrollo autonómico y la búsqueda de una identidad regional. En cuanto a la comarca, la faceta musical más practicada hasta mediados del siglo XX ha sido la tradicional, ligada a un modo de vida regido por los ciclos vital y temporal. El calendario imponía su ritmo y señalaba festividades, acontecimientos y rutinas diarias, que se acompañaban con cánticos o, con menor frecuencia, piezas instrumentales. Pero la generalización de los medios de comunicación de masas y la emigración a las ciudades de la población rural propició el acceso de esta población a otros tipos de música, más en consonancia con las modas de cada momento, de ma- nera que algunas tradiciones llegaron a olvidarse o a abandonar su práctica. A partir de los años ochenta, y como consecuencia de los movimientos identitarios surgidos de la creación de las Autonomías, reaparecerán algunas de ellas como fenómenos de refolklorización, más encaminados al espectáculo que a la tradición original.

125.- No hay que olvidar que la actividad industrial colaboró al desarrollo e implantación de los sindicatos y sociedades de ayudas mutuas no sólo en la ciudad, sino también en la comarca. 126.- Salvo las proyecciones cinematográficas, que estaban abiertas al público en general. Aún así, hay que señalar que también en este terreno hubo cierta diferenciación entre las preferencias de los espectadores durante los años en los que funcionó el Cine Castilla. 652 HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN II

A la vista de todo lo anterior, es obvio que la música ha representado un impor- tante papel en la vida de la sociedad bejarana y de la comarca a lo largo de toda la historia conocida, a pesar, como decíamos al principio, de las dificultades encontra- das para rastrearla en algunas épocas. Son muchos los testimonios encontrados de tan variada faceta del arte, aunque su presencia haya pasado desapercibida en numerosos casos. Creo sinceramente que se ha podido demostrar cómo se practicaba en campos tan diversos como la música culta o popular, religiosa o profana –incluso militar–, vocal o instrumental, individual o compartida..., destacando siempre el carácter so- cial de la misma. Se considera que ha involucrado a la mayor parte de la población, bien como creadores (los menos), como transmisores (desde la enseñanza o la in- terpretación de la misma), o como receptores (los más). Todos ellos han participado de alguna manera en la ceremonia del acto musical entendido en su concepto más amplio. Y si bien era así en épocas anteriores, en los momentos actuales se ha gene- ralizado de tal manera que es difícil sustraerse a su escucha o influencia, pues los medios de comunicación sonoros, las fiestas locales o los acontecimientos políticos nos afectan a todos en mayor o menor medida. Con el tiempo ha ido evolucionando el estilo dominante, pasando de predomi- nar en siglos pasados la música religiosa y tradicional, a generalizarse en el último siglo la música popular urbana y, de forma más minoritaria, la culta o académica, aunque se hayan difuminado los bordes entre las clasificaciones establecidas de forma clásica. Un aspecto a destacar en el panorama general sería la importancia que la tra- dición familiar ha tenido en la práctica de la música. Apellidos como Valdés, Agero, Sánchez, Pedraz, Rotea, Torrico, Gómez, Martín, Sánchez– Dorado, Calvo, Hidalgo, Bermejo, Antúnez, Chicote, Plaza, Micaelo, y muchos otros se repiten entre los com- ponentes de todo tipo de formaciones, desde la Banda Municipal, por la que han pasado cientos de bejaranos, la Coral o el Cuadro Artístico (zarzuela) hasta los grupos más recientes. Y todo ello enriquecido por la variedad de géneros practicados por los distintos miembros de cada familia, de forma profesional o como aficionados. Por lo que respecta a la participación de las mujeres en este campo de las artes, hasta mediados del XIX no se han encontrado datos concretos, aunque no me cabe la menor duda de su actividad e incluso protagonismo en lo referente a la música de tradición oral, pues está mundialmente admitido el papel de las mujeres como transmisoras de este tipo de melodías127. Y el hecho de que hubiera varios conventos femeninos en la ciudad certifica su participación en la música religiosa. Será a partir de ese momento, la segunda mitad del XIX, cuando se inicie una par- ticipación más activa, con la enseñanza del piano y canto entre las jóvenes de familias acomodadas. En las primeras décadas del siglo XX comienzan a aparecer nombres concretos de mujeres como componentes de alguna orquesta, intérpretes de zarzuela o profesoras de música, incorporándose a la Banda Municipal con cierta timidez. A partir de los años ochenta su presencia se generaliza, especialmente en los campos de la enseñanza (primaria, secundaria y profesional), la música vocal (corales, grupos de zarzuela), la investigación musicológica, las rondallas escolares y los grupos fol­ klóricos. En muchas de estas formaciones han ejercido tareas de dirección. Entiendo que aún se resisten a la participación activa femenina ciertos géneros musicales como el flamenco, en el que son muy minotirarias, y la música popular urbana, donde se puede decir casi con total seguridad que brillan por su ausencia.

127.- Bela Bartók estimaba en gran manera las cualidades y ejecuciones de la música tradicional realizadas por mujeres, a las que consideraba «árboles de canto» de mayor garantía que los varones (Bartók 1979, 56). LA MÚSICA EN LA VILLA Y TIERRA DE BÉJAR HASTA EL SIGLO XXI 653

Creo que aún queda bastante trabajo por hacer, pues a medida que avanzaba la investigación he observado que se abrían nuevos campos, y que unos datos llevaban a otros con posibilidades de ser ampliados. Pero aún así, lo visto hasta ahora merece ser reseñado como prueba palpable de cómo la música ha impregnado el quehacer diario de los habitantes de Béjar y comarca. Y con respecto a los músicos citados aquí, si bien es cierto que podrían no estar todos los que son –por lo cual pido disculpas a todas las personas relacionadas con la música que hayan podido quedar fuera de estas páginas–, es seguro que son todos los que están.

INFORMANTES Agero Olleros, Rufino Martín Raimundo, José Antonio Alcubierre, Rocio Moretón García, Luis Aliseda, Pilar Muñoz Domínguez, José Blanco, Luis Muñoz Sánchez, Carlos Bonnail Olleros, Juan Bautista Pedraz Antúnez, Manuel Cabrera Garrido, M.ª Carmen Plaza, Joaquín Calvo Meirama, Ángel Ramírez Percha, Mari-Feli Crisóstomo, José Manuel Rivadeneyra Prieto, César Curto, Juan Santos Rodríguez Antúnez, Alfredo García Chicote, José Luis Rotea García, Enrique García Hernández, Esther Rotea García, Tita Garcia Martín, Juan Manuel Rubio Sánchez, Lino Gómez, Guadalupe San Felipe, Aurora de Gómez, José Sánchez Dorado, Eduardo González Villarroel, Víctor Sánchez García, Fernando Hernández, Eladio Sánchez Paso, José Antonio Hernández Ruiz, Vicente Sánchez Paso, Miguel Ángel Magadán Chao, Pilar Torrico, Lorenzo Martín, Antonio Viñals, Fernando

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