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MEXICO. impreso por ïçjnacîo ffînmplftro, calle üe los SKefceliiea ,num. 2.

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||| fjj^STE opúsculo tiene por objeto recordar á los me- ÍIɧS¡g xicanos dos personages célebres y de grande in- fluencia en las revoluciones de nuestro pais; ITURBIDE y TERAN. Los dos han desaparecido, de una manera funes- ta, de la escena turbulenta en que representaron papeles tan brillantes; los dos, aunque por diferentes direcciones, recor- rieron una senda de gloria, y su fatal destino vino á unirlos en cierto modo, aprocsimando sus tumbas solitarias, y tiñen- do con su sangre un mismo suelo. ITURBIDE que bajaba de un trono imperial, fué fusilado en Padilla; y TERAN* que qui- zá iba á subir muy pronto á la suprema magistratura de la na- ción, espiró también en Padilla, víctima de un suicidio lamen- table. Las circunstancias que precedieron á estos dos tristes hechos de nuestra historia, se refieren en este opúsculo con muchos pormenores que hacen su relación demasiado intere- sante.

El primer articulo relativo á la trágica muerte de ITURBI- DE, se imprimió en el Siglo XIX, y habiendo escitado mucho la curiosidad, ha sido necesario reimprimirlo, por no haber bas- tado los ejemplares de aquel periódico para satisfacer el de-

N o DIAZ RAMIREZ seo que muchas personas han manifestado de leer y conser- var aquel artículo. Se le ha agregado una nota sobre los pri- meros proyectos que concibió el Sr. ITURBIDE para realizar la independencia, y así este artículo como el que se refiere al Sr. TERAN, se han adornado con los retratos de uno y otro gefe. Estamos seguros de la fidelidad de estos retratos, y de la esactitud con que han sido copiados. En este opúsculo hallarán nuestros lectores una multitud de reflecsiones filosóficas y de grande Ínteres sobre las agitaciones políticas de nuestro pais, y sobre la inmoralidad y corrupción que producen inevitablemente las revoluciones. ¡Quiera Dios que las vicisitudes políticas de México no presenten ya en lo succesivo escenas tan atroces y sangrientas como la ejecución del Sr. ITURBIDE, y el suicidio del general TERAN! Dos mexicanos que han perecido prematuramente y que habrían podido hacer todavía á su pais servicios eminentes. La his- toria los juzgará con imparcialidad; nosotros, sus compatriotas y contemporáneos, no podemos hacer mas que lamentar sus infortunios, y legar á la posteridad estas páginas melancólicas que los mexicanos no podrán leer jamas sin conmoverse.

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VM ASESINATO.

de salir del DePar- daloso Rhin, han de tocar las armo- j§|flWm tamento de Tamaulipas, : nías de Mayerbeer y Mozar. Digo es menester dar una ojea- esto, para que se cercioren los lecto- Sf¡||p|i da á la parte del Sur del res que estos conciertos de que hablo, Rio-Bravo. Caminando por la costa, no son obra de génios invisibles, si- se encontrará desierto; despues, de- no de alemanes, rollizos y colorados, sierto; y luego, desierto, hasta Soto- que tan bien tocan unas variaciones la-Marina, que es un puerto, que no en el violin, como apuran una botella es puerto, pues ni los buques pueden ¡ de southerna ó champaña. Tampi- abrigarse de los vientos, ni la barra, co, pues, es un puerto visitado por que tiene solo de tres á cinco pies, los hermosos paquetes franceses, por permite que entren al rio mas que lan- : los correos mensuales ingleses, por chas pequeñas. v los vapores de la línea, y por bu- Siguiendo toda la costa, va uno á ques de casi todos los puertos de la encontrarse con Tampico. Eso es o- Europa. La aduana, bien ó mál ad' tra cosa: Tampico era el año de 29 un | ministrada, según las épocas y perso- rancho despoblado; pero hoy, como J ñas, nunca ha dejado de dar al gobier- por encanto ha brotado una ciudad, j no general un año con otro, 2 millo- moderna, linda, por la construcción i lies y medio de pesos. de sus edificios, por un rio ancho, her- En cuanto á las villas del Sur qué moso y no tan solitario como el Bra- l nombran Croix y Güemes, Padilla, vo. Tampico es la Venecia de Méxi- Santander, San Fernando de Presas, co, porque casi por todas partes está m 3D. Mm'^mm Mr; en un renglón se pueden describir to- rodeada de agua; porque multitud de das estas poblaciones, que fueron en barcos la visitan, y porque no es es- un principio misiones, y que hoy no traño oir al pié de una ventana con son nada, ni serán jamas; porque lo cortinages de seda y tisú, los concier- fínico que hay por sus contornos, son tos de una orquesta. Estos alemanes ¡ muías de la casa de Sierra-Gorda, aun retirados de las orillas de su cau- cuya estadística seria muy difícil que 6 EL RIO-BRAVO DEL NORTE. fuerzos de los patriotas se creyeron como peregrino hasta Roma, para que laridad y genio pacífico, los mexica- perdidos para siempre. sean perdonados; pero los del coro- aiiri el mismo dueño la diera, por la j nos que trascendieron que el gobier- El capitan Vallisoletano durante nel eran mayores que éstos. ¿Qué ha- razón perentoria de que en lo gene- | no de la metrópoli no andaba de lo estos diez años de lucha, habia hecho cer, pues? No lo acertaba, hasta que ral son tan trabajadores, tan industrio- . mas bien parado á consecuencia de la prodigios de valor por la causa de su concibió unef acción grande, muy sos y tari sabios muchos de nuestros invasión de Napoleon, procuraron rey. Tan pronto estaba en una parte grande, que lo reconciliara con Dios ricos, que ni aun saben lo que tienen. también alborotarse por su parte, no como en otra, combatía en los pun- y con el mundo (*). Adelante; pasemos por estas pobla- sé si con miras de hacer la indepen- tos de mas peligro, caminaba muchas ciones soñolientas, indolentes, pere- dencia de la Nueva-España. En este noches sin dormir y muchos dias sin || (*) El Sr. Pedraza en el manifiesto que zosas, que consumen su débil ecsis- ublicó en Nueva-Orleans en 1831, refiere tiempo y guardando las cosas tal es- comer, dormia en los barrancos, vi- tencia entre el fastidio y la ignoran- Se este modo los planes que proyectó Itur- tado, se invitó á un capitan, nacido vía en los montes, destrozaba de re- bide para realizar la independencia. "Yo cia.—Pero, ¿cómo pasar sin decir al- j en Valladolid, para un movimiento pente las gavillas de insurgentes, to- "lo conocí, dice, en 1812 y frecuenté su ca- go sobre los dramas sangrientos que "sa los años 18 y 19; varias veces por acci- coQtra el gobierno. El capitan era maba pueblos, se paseaba por las ciu- j tuvieron lugar en este miserable pue- dente, hablamos acerca del estado del pais; un muchacho que tenia los cascos á dades; en fin, era un hombre con un "élno gustaba de la democracia, y nuestras blo de Padilla, y sobre una victoria la gineta; pero valiente, bien planta- cuerpo y una alma de fierrc^que pa- "opiniones discordaban: el año cíe 20, sea que colocó una página de oro, entre "disgustado de la conducta que se habia te- do y mejor vestido, que causaba ce- recia tener además el don de multi- las páginas de sangre de la historia de "nido con él; sea convencido de la justicia los á mas de cuatro maridos, y traía plicarse. "de la independencia, pensó en ella y se México? ¡Singular destino! Pasemos con los cerebros vueltos ámas de cua- "propuso declararse; entonces por qué sé por el sur de Tamaulipas, y verémos Por estos señalados y distinguidos "yo que boberas ridiculas, nuestra amistad tro muchachas. . tres estrellas: una brillante y esplen- servicios, le concedió el gobierno de "estaba interrumpida, y el rompimiento ha- su rey, el empleo de teniente coronel, "bia sido muy sério; por aquel tiempo fui dorosa con el aura de la fortuna, co- —Estoy corriente en entrar en la "nombrado por la provincia de México pa- locada entre dos apagadas por el aqui- revolución, dijo nuestro capitan; pe- y despues el de coronel. "ra las cortes de Madrid, y cuando iba á lón helado de la fatalidad; es decir, la ro, yo he de mandar. Aconteció, pues, que en el año de "partir me encontré con él en la calle del 1820 vino el coronel á México, y co- "Angel; iba yo con el Dr. Liceaga, cuando victoria de Tampico entre la ejecu- Los conjurados no quisieron, y en- "se me acercó y me dijo:—¿Tendrá vd. em- ción de Iturbide y el suicidio de Te- tonces el capitanlesdijo:—"Estábien, mo entonces todavía los guerreros te- barazo en esperarme á las ocho de la no- ran. El general que manda la repú- no me mezclaré; pero les pronostico man gran piedad y devocion por nues- "che de hoy en esta esquinal—Le respondí tro Sr. Jesucristo y la Santa Virgen, ; "que ocurriría sin falta, y nos separamos; á blica, y vive, entre dos generales que que jamas harán nada sin mí." "la hora convenida me dirigí al sitio seña- mandaron y murieron. Aunque son Esta fué una profecía que se cum- se resolvió á tomar los ejercicios de lado, él habia llegado primero, me cum- bastante conocidos en nuestra histo- plió, porque el capitan era nada me- nuestro padre S. Ignacio, en la casa "plimentó por mi puntualidad, con la gra- de la Profesa. ! "cia que le era genial, invitándome á que ria estos acontecimientos, por no fal- nos que D. AGUSTÍN DE ITURBIDE. "le acompañase; anduvimos un buen es- tar al plan que me propuse, de escri- Entró en efecto el coronel, y vién- "pacio en silencio, cuando me preguntó:— El año de 1810 se pronunció por "¿Qué juicio forma vd. del estado político bir cuanto supiera y tuviera relación dose solo en un cuarto, silencioso y 1 con los Departamentos situados en la la libertad el cura Hidalgo, y pereció. • oscuro, con las Verdades Eternas, "de nuestra patria ?—Se prepara, le contes- Despues el cura Morelos, y pereció. "té,un movimiento general, que imporlaria margen del Bravo, voy á decir cua- Tomas de Kempis y las Postrime- "rectificar y conducir.—¿Vd. cree que yo tro palabras, que servirán para dar Despues otros, y perecieron también rías del hombre, reflecsionó acaso "seria capaz de hacer eso1?—Mejor que ria- mas estension á un capítulo que de o- ó se indultaron. ¡Qué de matanzas, por primera vez, despues de once a- "die.—¿Y vd. me ayudaría"?—En cuanto vd. qué de sangre, que de batallas perdi- "me juzgue útil.—En esto remató nuestra tra suerte hubiera terminado con la ños, en su vida, aventurera y turbu- "conversación, y quedamos emplazados rápida descripción de Tampico. das y ganadas, qué de inocentes sa- lenta, en sus acciones y victorias, en "para vernos al simiente dia." orificados, y qué de culpables y ase- sus crueldades é injusticias, en sus j "En efecto, á las nueve de la mañana sinos ensalzados! Fué esta una guer- pasiones y desórdenes Halló en e- "nos reunimos en mi casa, y entonces me ra horrible, cruel y bárbara por am- fecto, que habia cumplido como un I "comunicó el siguiente plan que tenia me- bas partes, que duró once años; á ca- ditado. El inspector Liñan iba á ser nom- buen soldado con su rey; pero que j brado gobernador de México y debia ele- Por los años de gracia del Señor bo de los cuales, como al gobierno 1808 y 1809, estaba en plena y pací- como mexicano, habia combatido con- "gir ayudantes generales á Concha é Itur- español le importaba cuidar su plata, tra su madre la patria. Ocho dias de "bide, quienes alternarían por semanas á fica posesion S. M. el rey de España, su oro, su riqueza, su perla, en fin, "ejercer sus funciones; en una de las que ayuno, ocho dias de disciplina, ocho "Iturbide estuviera de servicio, pensaba co- de Canarias y de Jerusalen, de sus mas querida, que era México, mandó largos y dilatados dominios de Amé- dias de cilicio, una confesion general j "locar alguna tropa de su confianza en la batallones tras de batallones, cédulas y una comunion, no bastaban para sa- "Ciudadela, depósito entonces de la arti- rica. En cuanto á México, lo gober- tras de cédulas; y merced á esto y á llería y parque, y pronunciarse por la in- naba como, viso-rey el bueno y pací- tisfacer á Dios y á su patria. Hay | "dependencia; mas para esto necesitaba la actividad y energía de los vireyes, pecados por los cuales se necesita ir "una fuerza estertor, que correspondiendo fico D. José de Iturrigaray, como re- el movimiento de independencia se "á su plan, se acercara á la capital y se- cordarán los que tengan una regular apaaó casi del todo, y la sangre y es^ memoria; pero no obstante su popu- EL RIO-BRAVO DEL NORTE. UN ASESINATO.

El coronel trabajó en la casa de e- gentes salian de sus casas, y el pue- palacios de los ricos; así que, habia lista de 1820, era también el genera- jercicios el plan de Iguala. blo estaba apiñado en las calles, en las en las filas del ejército trigarante, co- lísimo de 1821, que acabó en menos A pocos dias salió para el Sur con azoteas, en las torres, en las plazue- legiales, licenciados, médicos, artesa- de un año la obra comenzada por Hi- una división destinada á combatir á las. Era un hermoso dia por cierto, nos, plebeyos, nobles, ricos y pobres, dalgo en 1810. No sé si se acordaría Guerrero, ese patriota esclarecido que el primero despues de trescientos y Los vencedores fueron saludados por e„li generalísimJ - • o dei lia profecía que ha- mantenía entre las montañas una le- pico de años, en que se respiraba á la la voz de las campanas de las iglesias, bia hecho el capiían doce años antes. vez el perfume de las flores y el aura ve chispa de libertad. En el Sur, muy por los lavas del pueblo, por los pa- Si los soldados reflecsionaran que de la libertad. lejos de atacar á Guerrero, le dió un ñuelos de las hermosas, por las lágri- la fuerza se nulifica ante el talento, y estrecho abrazo y proclamó la inde- Entró por la garita de Chapultepec, mas de los viejos mexicanos; en una que las obras que comienzan los hom- pendencia con solo ochocientos hom- primero un inmenso número de mu- palabra, por el regocijo general. Des- bres de armas, las concluyen ó tras- bres, mientras el gobierno español geres y paisanage, despues un cuer- pues de esa época México no ha vuel- tornan los hombres de ideas, jamas contaba con once regimientos espedi- po de caballería, despues el generalí- to á tener otro dia de tan completo se mezclarían en otra cosa que en con- cionarios llegados de Europa, siete simo, en un arrogante caballo, rodea- gozo. servar la paz. Esto no es una profe- de veteranos, diez y siete de provin- do de su estado mayor, despues regi- El capitan de 1809, el coronel rea- cía, gs un hecho que hemos visto re- ciales, y ochenta mil realistas. Las mientos de caballería y de infantería, fuerzas eran desiguales; pero era pre- cañones, carros y muías de carga. El bre que al oir el proyecto de emancipa- cisamente una grande obra que habia ejército trigarante se componía de cer- ción, se embarcó al dia siguiente, creyen- cordialidad, hablamos dos horas ó por mejor decir, dos horas duró la historia que meditado, y nada de estraño habia en ¡ ca de veinte y cinco mil hombres. E- do que la tierra se hundia bajo de sus piés- me hlZ0 ,de tod" informaba yo á Iturbide, y él a- ,, de los sucesos desde nuestra sepa- esto. se dia las madres abrazaron á sus hi- •presuraba sus preparativos para acertar ración; yo le informe de las cosas de Eu- jos, los hermanos á las hermanas, los e' golpe: los pasos que dábamos Molinos ropa, del concepto que habia ganado en Era un dia, el 27 de Septiembre de del Campo y yo, no pudieron estar ocul- * rancia como libertador, y de España en esposos á sus esposas, porque el- es- ( particular; y aunque respetuosamente le 1821, puro y diáfano en que brillaba píritu de independencia se habia di- tos al gobierno; cada dia nuestra situación el sol en todo su esplendor, y los ár- se volvía mas difícil: pensamos una ma- recordé su promesa solemne y la infrac- I fundido desde las chozas del ignoran- nana marcharnos á unir con Iturbide: pe- ción Iturbide mudó de color, balbució boles, las praderas y campiñas de Mé- ,,ro «os detuvo la reflecsion de que nues- las disculpas de rutina, hizo mérito de la ¡ te hasta las cátedras de la filosofía, ^necesidad, no olvidó la razón de Estado xico, aun no habian perdido su esmal- desde la casa del artesano hasta los tra fuga de Veracruz, podría tal vez alar- tado verdor. En este dia todas las mar al virey y frustrar los proyectos de y nuestra conversación terminó con em- aquel; nos resolvimos, pues; á embarcar- barazo de ambos, quizá me eseedi en a- nos para la Habana, en donde esperába- (¡learle su conducta; sin embargo es menes- "cúndase el movimiento; y á este fin habia "y el virey que deseaba un gefe que reem- ter confesar en honor suyo, que mis re- j "plazase á Armijo, en el acto le confirió el los que nuestras ideas fuesen bien reci- "puesto los ojos en el coronel Armijo, ge- bidas, y nuestras personas disfrutas™ de convenciones no le irritaron, y que su al- "neral despues de la república y entonces "mando de la división de Acapulco: Itur- ma aun estaba esenta de la susceptibili- "bide aceptó y por mi consejo le pidió el segundad; tal era el concepto que tenia- "comandante de la primera división del mos de la buena disposición de los haba- dad propia de los poderosos." "rumbo de Acapnlco; yo debia pasar a "batallón de Celaya de que era coronel: da- ( "do este paso importante, le formé una no- neros acia la independencia; pero fuimos "El Sr. Iturbide salió desterrado de la "Chilpancingo, en donde Armijo residía, desengañados á nuestro pesar, y tuvimos "para determinarlo á adoptar el plan y ha- "ticia de las personas influentes del terri- •patria, y al año de su salida volvió á ella "torio que iba á mandar, combinamos una ( que pasar a Europa, mas bien para librar- y fué lusilado. México perdió un buen ge- "cerle acercar á Cuernavaca. Tal fué el j nos de la persecución, que para negociar "primer proyecto de independencia de Mé- 1 "clave de inteligencia para escribirnos, y neral a quien le debió su ser político y su "le di unas pequeñas esquelas para Par- en Madrid en favor de nuestra causa " independencia; Iturbide cometió errores á "xico, que no tuvo efecto por mi obstinada Iturbide al despedirse de mi para ir al "opos'icion; le hice ver á Iturbide lo indi- I "res, Echávarri, Bustamante, Anastasio que lo impulsaron los que se llamaban sus "Román de Teloloapan, y Arce de los Lla- amigos; cuando fui comisionado por él "gesto del plan, la ligereza de confiarlo á j (¡sur, me ofreció de la manera mas solemne "Armijo, que estando mal con el virey, a- "nos de Apam. que tan luego como lograse la Independen- "para proponer las capitulaciones, me dijo "provecharia la ocasion de acreditarse á i "Ya entonces el plan habia cambiado de cia ,-hana un manifiesto á los pueblos espo- 'con el acento de la verdad que nunca en- "nuestra costa, y concluí diciéndole, que ! "hecho, y estaba reducido á que los dipu- •mendoles que el haber llamado á los Bor- 'gaña; diga V. á Negrete que cuanto he he- "en mi opinion el movimiento debería de tados que marchaban á España, se reu- • ^ Dones al gobierno de México, habia sido choto. sido -por su, consejo-, ó con su aprobación: "comenzarse de la circunferencia al centro, "nieran en Veracruz, y que allí se consti- una medida de política para que cierta- jamas olvidaré este remarcable mensaje. "y que la ocupacion de la capital seria el tuyesen en congreso nacional, bajóla pro- mente no estaba facultado; pues el dere- "La muerte de Iturl e se quiso apoyar "últimopasodelaempresa: conformóse con tección de Iturbide, que debia pronunciar- cho de constituirse residía en la nación en una ley que no pudo comprenderle por "mi dictamen, y desde ese momento se pen- "se en el Sur simultáneamente con los di- y solo en ella; que eseitaria la convoca que no habia tiempo para que la supiera; "só en que saliera á ponerse al frente de algu- putados en Veracruz: convenidos en esto, i;Cion de un congreso y se retiraría á su ca- ley de proscripción de que se abusó enoi- "na fuerza armada, y en relacionarlo con "él marchó para Cuernavaca y yo para sa pero la victoria lo sedujo; Iturbide que "memente: su vuelta de Europa para mí "los gefes que yo conocía, y de quienes "Puebla; en el camino comuniqué el pro- en la adversidad habría sido otro Reculo "hasta hoy es un misterio; sin que fiiese Ha- "se podia tener confianza: para lo primero, vecto á Molinos del Campo y González no pudo resistir los ataques de la prospe- cinado no es creíble que hubiera dado un "pasó á los dos dias á presentarse al vi- "Angulo, mis compañeros de viage; en Pue- ridad; y aquel hombre que en la campaña 'paso tan impertinente y avanzado. Itur- "rey, quien siempre que lo veía le mani- "bla trabajamos con poco écsito; casi fué imito a los heroés, en México cayó en las "bide tuvo todas las cualidades que distin- "festaba el deseo de que saliese de la oscu- "lo mismo en Jalapa; en Veracruz nos vi- flaquezas mas vulgares. "ridad en que estaba; así fué que en aque- "mos altamente comprometidos; los dipu- "Yo üegué á la capital en vísperas de la "guen á los hombres grandes; si hubiera a- "11a vez el bendito Apodaca le hizo la in- tados deseaban la independencia, pero _ coronación; un amigo me llevó á ver al mado la libertad habría sido un héroe. Mé- sinuación de estilo; Iturbide se le ofreció, • "querían que cayera del cielo; hubo hom- -emperador; este me recibió con la mejor jico algún dia honrará sus cenizas. Svm cuique decus poslcritas rcpendit." 2 ÜN ASESINATO. 11 10 EL RIO-BRAVO DEL NORTE. cesivo una sola gota de sangre, se de- i be si cada bordada del barco seria pa- zón, puesto que se consagraba S. M. petido en estos últimos dias. Pero, j jó insultar y arrojar de México. Mu- ra el desterrado una emocion de ale- imperial Agustín I. no hablando de éstos, sino de aque- chos lo acusan de debilidad, yo creo j gría, puesto que se alejaba de una pa- El pueblo, que le gusta divertirse llos tiempos, vuelvo á mi cuento. que el no haber québrantado su jura- tria ingrata que no lo habia sabido co- con espectáculos nuevos, se agolpó en mento y preferido sii sacrificio al de nocer, y que lo premiaba con el os- Terminadas las fatigas de los hom- la catedral. Algunos chicuelos se so- bres de armas, comenzaron las fati- sus conciudadanos, es un mérito que tracismo! ¡Quién sabe si en las olea- focaron, algunas embarazadas mal-pa- dió cima y lustre á la grande obra que das que se deshacen y se pierden, ve- gas de los hombres de ideas. Se ins- rieron, á algunas viejas les dió dolor- taló la asamblea constituyente, y co- comenzó al meditar el plan de Iguala. I ria la semejanza de una turba de adu- de costado; pero esto nada importa, ladores, que con la miel en los labios menzó sus tareas el pensamiento el pueblo empujado por los centine- Véamos áhora las cuestiones que se caen de su peso. ¿Subió Iturbide y el veneno en el corazon, cercan los Muchas cosas pasaron hasta las las, azotado por el perrero, desdeña- al trono porque así lo deseaba, ó por palacios, las casas y hasta las cocinas nueve y tres cuartos de la noche del do por los grandes de esa corte impro- contentar ál pueblo y á sus amigos? de los grandes. Bien desgraciados y 18 de Mayo. A las diez, cierta parte visada, se retiró contentísimo, con su ¿Creyó Iturbide que efectivamente el bien pequeños son esos grandes, que del pueblo seducida por unos cuan- rey valiente, con su rey rubio y bien pueblo lo proclama rey, ó que solo nuncaoyen unasolapalabradeverdad, tos salió de sus barrios, tomó unas ha- parecido, con su rey libertador, con era obra de las maquinaciones de sus que tienen cegados los ojos con una chas de brea y unas cañaveras, y se su rey humano y popular. En el mo- adictos? ¿Pensó Iturbide en lo poco I nube de cortesanos que les impide ver embocó hasta las calles donde vivían mento de la coronacion, puede afir- que dura el favor del pueblo, y lo mu- la miseria de su pueblo, que tienen los diputados de la asamblea consti- marse que habia una simpatía since- cho qué puede la envidia de los que los oidos de sobra, puesto que los cen- tuyente, gritando: Viva el emperador, ra, íntima, profunda, entre el empera- no siendo héroes tampoco son pue- tinelas y magnates, no dejan acercar- viva Agustín 1, mueran los traido- dor y el pueblo. Dergraciadamente blo? ¿Fué malo ó bueno su corto go- se al desvalido que pide justicia! Y res. Ese mismo pueblo quería tam- ambas simpatías duran menos que u- bierno? Si hubiera durado en el po- no nos cansemos, esta es una ley del bién hacer algo por su parte, y efec- na mariposa, menos que una flor. der todo el tiempo de su vida, ¿cuál mundo, aunque bien fatal, que no ha tivamente en la noche corrió por las No habia trascurrido un año, cuan- hubiera sido su carácter? A ningu- tenido sino muy pocas escepciones en calles, tiró cohetes, encendió lumina- do el emperador, que no podia saciar na de estas cuestiones me atrevería yo ninguna época ni en ningún pais. rias, bebió aguardiente, y concluyó tantas grandes y pequeñas ambicio- á responder, y simple narrador dé lo con irse á dormir en tranquilidad, des- nes; que no podia acallar las murmu- que me han contado, me limito á de- El desterrado atravesó, pues, el O- pues de haber proclamado un rey. raciones ni curar las fiebres de cere- cir que el dia 11 de Mayo de 1823, en céano y llegó á Italia, otra tierra co- bros, llenos mas de orgullo y presun- mo México, de cielo azul y de verdes Bien haremos en notar ahora una que se émbarcó Iturbide en Veracruz, ción que de saber, abdicó la corona, campiñas; pero ¿por ventura vio allí cosa. Los hombres del pensamiento no era ya ni capitan, ni coronel, ni ge- y el capitan de 1809, el coronel de las madonas de Rafael y Leonardo de no son á veces los mas valientes, así ralísimo', ni emperador, sino solo un , 1830, el generalísimo de 1821, y el Vinci, las estatuas de Miguel Angelo es que cuando los hombres de armas hombre desgraciado. Bajo este as- emperador de 1822, era el 19 de Abril y Donatello, la arquitectura de Bru- se atufan, los primeros suelen plegar pecto es digno de tanta veneración, de 1823 un preso infeliz á quien ha- nellesco y de Giotto? Probablemen- las alas y esconderse. Esta no es como cuando se le considera liberta- bian perseguido los españoles, enga- te estaba tan ocupado de sí propio, tampoco una profecía sino un hecho, dor de México; porque me avanzo á ñado sus amigos, traicionado sus a- tan agobiado con su historia, que ve- y tan cierto, cuanto que en la época creer que ía desgracia debe ser mas dictos, y olvidado sus soldados y su ría la tierra de Italia, los edificios y de que hablo, como el ejército aun a- respetada que el poder y que la glo- pueblo. La nación que él hizo libre las pinturas, como apariciones men- maba al que lo habia conducido por ria. lo arrojaba de su seno, porque su con- tirosas y fantásticas de un pesado sue- enmedio del triunfo y de la gloria, a- ducta habia dejado de ser justa. ¡Lec- ño. En efecto, su triunfo, su reina- poyó la festiva idea del pueblo; los Pero nos habríamos muerto de do- ción enérgica para los ambiciosos! do y su destierro, fueron solo una fa- opositores callaron, y el generalísi- lor si hubiéramos podido seguir los ¡Tan cierto es que la adulación cam- tigosa tansicion y un ensueño de glo- mo fué nombrado emperador al dia si- pensamientos del desterrado, duran- bia los mejores sentimientos! ria y de dolor. guiente. te esos dias eternos y silenciosos que se pasan en el Océano; silenciosos por- El pueblo, dicen los historiadores, En 20 de Noviembre de 1823 se em- que no se percibe ese raquítico y lo- En esta vez también sonaron ale- sintió algo á su rey; pero el hecho es barcó en Liorna, con dirección á Lon- co bullicio del mundo. En el Océa- gres las campanas; también se ilumi- que por la noche se retiró á descan- dres; pero una fuerte tempestad lo hi- no solo habla Dios, solo escucha Dios, nó la ciudad, y el órgano y los músi- sar tranquilo y satisfecho como el dia zo regresar al puerto. Si Dios se dig- y solo protege Dios; ni la amistad, ni cos de la catedral, los sacristanes, los en que lo proclamó. na dar á los mortales algún aviso pa- bedeles y los canónigós, que es buen las riquezas, ni la sabiduría tienen po- I ra que eviten su desgracia, fué éste decir, estuvieron en perpetuo movi- En cuanto al emperador, como hi- der en medio del Océano. ¡Quién sa-1 sin duda el caso en que Iturbide de- miento y actividad, y era muy en ra- | zo juramento de no derramar en lo su- »

EL RIO-BRAVO DEL NORTE. UN ASESINATO. 13

—Compadre, buenos dias. cho sol, y será mejor dejarlo para la México, las he vuelto á ver con cier- bió haber permanecido quieto en Ita- j -'-Hola, compadre Juan, qué ne- tarde. ta alegría. lia; pero lejos de eso "emprendió su gocios te traen por aquí á estas ho- —No, no; importa mucho que yo «camino por tierra, atravesó rápida- i —¿De veras, coronel? Y á propó- ras, que está el sol como una ascua sepa ahora mismo si es verdad lo que sito—¿Cómo ha dejado V. al empe- "mente el Piamonte; en lugar de to- me dices. Corre; y si traes buenas ardiendo? * rador? "mar por Francia se dirigió á Gine- noticias, beberémos un buen vaso de —Está.... está triste y deseando.... "bra y siguiendo por la orilla derecha i —Cierto que sí, compadre Felipe; vino. pero venia á decirte que las gentes —¡Ah! ¿con que lo dejó V. en Eu- "del Rhin, entró por los Paises-Ba- El compadre Juan seguía sin em- del pueblo aseguran que en el pfter- ropa? "jos; y embarcándose en Ostende, lle- bargo despellejando muy tranquilo "gó á Londres el 31 del mismo mes." to está un buque de donde han des- Oh, sí, en Europa, por supuesto el cuero de sus zapatos, cuando un (contestó con vivacidad el coronel). Los hombres que de alguna mane- embarcado unos oficiales que se fue- criado entró á decir que un estrange- —¿Y piensa venir? ra han figurado y recibido conside- ron desterrados con D. Agustín. ro buscaba al Sr. general Garza, el —Es natural que tenga siempre en raciones en su patria, aunque ésta se —¿Qué, D. Agustín? (interrumpió cual arregló su camisa y pantalones, su pensamiento á México. Creo que componga de pueblo inculto, dearis- 1 que estaban en el mayor desorden, y Garza). V. en su caso no se conformaría con tocracia ignorante y de mezquinas —Estamos frescos, compadre, V. mandó al criado que introdujera al chozas, no pueden avenirse á vivir ; morir en una tierra estraña. Agustín Iturbide, el emperador. recien venido. En efecto, á poco mo- errantes, aislados y confundidos en- —Ciertamente que no, interrum- Garza se levantó bruscamente y mento se volvió á abrir la puerta, y tre la multitud, en un pais estrangero, pió Garza con una voz compungida; dió unos cuantos paseos por la pieza, se dejó ver un hombre de buenas fac- aunque este pais se componga de pue- ciones y gallarda presencia, que se y mucho mas si pudiera aun servir de blo ilustrado, de sábia aristocracia, y entretanto el compadre Juan puso algo á mi pais, como el Sr. Iturbide. una pierna sobre la otra y comenzó á dirigió con los brazos abiertos ácia de palacios de mármol. He aquí la Garza, con muestras de una vivísima —Con que V. cree, contestó el co- despellejar sus toscos zapatos. razón por qué todos nuestros hom- alegría, esclamando: ronel, que el emperador podría ser- bres públicos lanzados al estrangero —¿Con que eso dicen compadre? vir todavía á México? por las revoluciones, han vuelto á —No solo lo dicen, sino que to- —¡¡¡General!!!.... Qué famoso y qué —Por supuesto. Desde que se fué México, y por qué Iturbide se dispu- das esas viejas verdes están ansiosas robusto encuentro á V. todo se ha vuelto desunión, discordia so á regresar, entrando también en su de ver al emperador, porque es muy —Garza lo abrazó también con se- y desorden; y yo juzgo que su pre- cuenta que podia aun servir de algo, buen mozo. ñales de placer y ternura, contestán- sencia sola, bastaría para reunir la á fin de que el pais inquieto y mal Los ojos del compadre Felipe bn- dole: opinion, consolidar el gobierno, y a- constituido no fuera á perder su in- I liaron con indecible alegría, y conti- —¡¡¡Coronel!!!—Bien venido sea fianzar para siempre la independencia. dependencia. nuó diciendo: V. á esta casa, puesto que también —Así se lo han escrito á Londres —Bueno, muy bueno; tendremos llega con salud. Siéntese V., que te- muchos de sus amigos; pero ha temi- cerca de nosotros al emperador. nemos mucho que hablar. Arrimó : do que el partido de los borbonistas y Pero si no viene, compadre. una silla para el coronel mientras él republicanos se subleve en su contra En una mañana calorosa del mes se sentó en la hamaca, y continuó: —Maldita sea tu lengua. Eres mas de Julio de 1824, estaba el Sr. gene- Conque, dígame V. ¿que santo ha he- y bruto que una muía mesteña, ral D. Felipe de la Garza en una pie- cho el milagro de traer á V. tan pron- —¡Tontería! ¿Qué podrán unos —Conozco que soy bruto, contestó za de su casa de Soto-la-Marina, re- to por su patria adoptiva? cuantos miserables contra todo un costado en una hamaca que pendía el compadre Juan; pero también creo pueblo? —Qué quiere V. general al peda- de los estremos de las paredes, con que de pocos dias á esta parte te has —Si V. viera, general, lo abatido, zo de tierra donde ha hecho uno sus un pié hacia empuje en el suelo para vuelto muy sordo, pues solamente te lo melancólico que está continuamen- campañas, tiene recuerdos que no se mecerse, y con la mano contraria in- he dicho que unos oficiales han des- te el emperador. ¡Oh! es un hombre pueden borrar; y una patria adoptiva que ama de veras á su pais, y que le tentaba, unas veces asirse de una tosca embarcado. se ama á veces con mas ardor que la duele en el alma que sea desgraciado. mesa de madera, y otras espantaba los —¡Y dónde están esos oficiales? tierra natal. mosquitos que se paraban por sus ro- —Sépalo el diablo. —Lo creo así, coronel, y ya digo —La verdad, yo m'e figuré cuando mas narices y abultados mofletes. Esta —Con todo, yo debia haberlo sa- ; á V. que no teníamos mas remedio, diversión duró hasta que abrió la puer- V. se embarcó, que jamas volvería á sino que viniera, para que confundie- bido primero que nadie. Vuela, com- México. ta un personage alto, flaco, vestido padre; recorre todo el pueblo hasta ra también á tanto ingrato. Garza se —Pues ya me ve V., general, y con unas calzoneras de gamuza, unos que encuentres el alojamiento de esos limpió los ojos con su pañuelo, y el con verdad le digo, que á pesar de lo vaquerillos negros y un sombrero oficiales, y traeme noticias mas cier- ; coronel que lo observó, acercó su si- tendido, que con voz áspera dijo: triste y melancólico de las playas de lla, y le dijo. tas—T. e diré, Felipe, que hace mu- 14 EL RIO-BRAVO DEL NORTE. UN ASESINATO. 15

—Pues bien, general; veo que es las flecsibles ramas de los sauces y á- Felipe en pié con una cara entre ha- pesado sobre mis hombros como una V. uno de los amigos sinceros del j lamos, siempre ha sido un pueblo tris- lagüeña y respetuosa. Fué este últí- ; eternidad entera. emperador, y deseo confiarle un se- tísimo, ceniciento y melancólico. Pa- mo el que habló. —¿Y quién duda que los mexicanos creto. Garza hizo una seña al com- dilla, pues, no viene á ser mas que un •—Desearía saber si S. M. no tiene aman á su libertador? Y sobre todo padre Juan, y éste salió de puntillas ; reptil inmundo, que vive y vegeta en- algo que ordenar á su antiguo amigo si algunos enemigos obstinados é in- y cerró con tiento la puerta. Garza tre la humedad y los matorrales de su y servidor. gratos se atreven á oponerse, ya ten- contestó: transparente y poético rio. Esto no . —Ya dije á vd., general, que lo tí- go dicho al coronel Beneski, que está obsta para que en la época de que va- —Estamos ya solos, y puede vd. nico que quería era repetirle mis agra- delante, que mi espada, mis bienes, mos hablando, fuera capital del Esta- decirme su secreto, en el concepto que decimientos por sus finezas, y parti- mi vida, todo está á disposición de.... do libre y soberano de Tamaulipas, y mi influjo, mi espada, mis bienes, to- cularmente por haberme otorgado la Iturbide no lo dejó acabar, sino que tuviera por consecuencia su congreso, do está á disposición del emperador, confianza de que mandara yo la escol- se puso en pié, le estrechó suavemen- su palacio, sus guardias cívicas, suS de ese hombre desgraciado que des- ¡ ta que nos condujo del puerto á esta te la mano, y le dijo:—Gracias, gra- casas consistoriales; creo, y es natu- terraron tan injustamente unos cuan- ciudad. cias, general, es vd. muy generoso; ral, que hasta su tribunal superior de tos ambiciosos. —En cuanto á eso no cumplí mas pero yo no quiero aparecer en Méxi- justicia, &c., &c. Todo era por su- que con un deber. Cuando estaba á co con la tea de la discordia, sino con El coronel se aseguró de que nadie puesto una miserable parodia de go- mi lado un emperador, yo, simple bri- la oliva de la paz. Hablarémos sobre los escuchaba, y acercándose al oido bierno y de ciudad; pero dejemos es- gadier, no tenia mas que obedecer. esto mas despacio, y Dios mediante, de Garza, le dijo:—El emperador está to á un lado, y sigamos con nuestra todo se puede arreglar con calma. á bordo del bergantin en que yo vine, narración. Iturbide sonrió ligeramente, y dijo: que permanece anclado frente de la •—De las palabras que acaba vd. de de- Garza se inclinó profundamente y barra. Un dia, creo que el 16 de Julio dé cir, la mitad son mentira y la otra mi- se despidió del emperador. Al salir Garza dió un salto, y desencajó los 1824, los pocos habitantes de Padilla tad verdad. dijo al oficial de guardia: "El em- ojos; pero reponiéndose al instante, estaban agrupados en la puerta de u- Garza se puso pálido. perador no deberá salir de ese cuarto, na casa baja de piedra que llamaban el continuó: Coronel, es vd. muy indis- —No hay que asustarse, prosiguió ; y hago á vd. responsable de su per- creto en darme tan de golpe una noti- palacio, donde acababa de entrar un sona. Es menester tomar estas pre- hombre de buen parecer, pelo rubio Iturbide. Voy á esplicarme. Ha di- cia tan plausible. Bueno, muy bueno; cho vd. que soy emperador. Esto es cauciones para evitar un atentado de el emperador tiene muchos enemigos, y ojos azules, acompañado del coro- parte de los enemigos de S. M." El nel y del general á quienes hemos vis- mentira, pues no soy mas que un po- pero aquí lo defenderémos vamos, oficial se tocó el sombrero, y Garza to platicando en Soto-la-Marina. El bre hombre que deseo servir á mi pa- estoy loco de alegría, y esta noticia se retiró lentamente. reducido número de gentes que per- tria, y nada mas. Ha dicho vd. que merece que bebamos un vaso de vino. manecían agrupadas en el dicho pala- es brigadier. Esto es verdad, pues que Al dia siguiente Iturbide quiso sa- Esto diciendo, sacó de una alacena cio y en la plaza, estaban por demás hasta ahora no ha tenido vd. la des- lir de la puerta de su cuarto; pero el dos grandes vasos, los cuales llenó de alegres y gozosas con la llegada del gracia de que Jo destierren ni le pri- centinela le dijo sin duda, lo que el vino, y tomando uno, y dando el otro nuevo personage, y ya se debe supo- ven de los honores que ha adquirido recluta á Napoleon: On ne passe pos al coronel, bebieron ambos por el fe- ner que las viejas lo bendecían, las con su espada. quoiqu'on soit lepetit caporal.—Tres liz arribo á México de S. M. I., el em- muchachas tenían ganas de verlo muy dias pasaron así. Iturbide no sabia qué perador D. Agustín I. Garza se tranquilizó y contestó.— de cerca, y los ehicuelos importuna- Es S. M. bastante ingenioso, y no se pensar de esto. ban á sus madres con preguntas. Pero le acaba ese humor alegre que siem- El día 19 entró Garza al cuarto de dejemos también á estas buenas gen- pre ha tenido. Iturbide con un semblante sereno, Los ríos parece que no solo tienen tes con suregocijoy consu curiosidad, la facultad de abonar las tierras veci- —Vea vd., amigo mío, siguió Itur- tranquilo, indiferente, saludó con una y entremos un momento á un cuarto bide embutiéndose en la enorme silla; leve genuflecsion, tomó asiento, y se nas y hacer crecer lozanos y bellos reducido, é iluminado por la escasa los árboles y plantas de sus orillas, si- si yo estuviera realmente persuadido puso á jugar con una orilla de la car- luz de una claraboya donde estaban que mis paisanos me aman, agradecen peta de la mesa. no también de crear, por decirlo así, los personages de que se trata. El bajo el influjo benéfico de sus aguas, y aun quieren mis servicios, seria u- Iturbide correspondió el saludo, y de pelo rubio estaba sentado al lado na recompensa mas espléndida pa- ciudades ó pueblos alegres, fértiles, de una mesa, en un grande y tosco si- le dijo:—Muchas ocupaciones habrán poblados y abundantes. Por una ano- ra mí que la corona. Esto me vol- rodeado á vd. cuando no ha venido llón antiguo; el coronel permanecía vería mi buen humor, haría olvidar malía inesplicable no sucede así con detras, apoyado un brazo en el respal- para que tratemos de tantos y tan de- Padilla, que á pesar de tener en sus absolutamente algunas épocas, que licados asuntos. | do de la misma silla, y el compadre J?or mas cortas que hayan sido, han orillas un rio cristalino, acariciado por —Un solo asunto tenia yo; lo he que les faltaba, que era la paz, y me concluido, y ya me tiene S. M. para palabras de emperador y de muerte? coronas y de los imperios, y que los encuentro con un patíbulo que recla- anunciarle el resultado. Pero yo apelo al mundo entero de es- hombres no son mas que instrumen- ma mi cabeza. ¿Es justo esto? —Veamos, qué asunto es ese. ta sentencia, porque yo ignoraba la tos de su justicia. Muchas faltas he —La ley lo manda. —En México han declarado al em- ley, y porque los legisladores no pue- cometido en mi vida, y Dios tiene in- —General, vd. podia salvar á mi perador fuera de la ley, y el congre- den ser jueces. finita misericordia de mí, castigándo- pobre famiHa concediéndole la vida de so de Tamaulipas en sesión plena ha —Como está vd. reducido á este me en el mundo para perdonarme en su padre. Esta acción estoy seguro decretado que esa disposición se debe cuarto y custodiado por centinelas fie- la eternidad. En cuanto á vd., gene- que el cielo la recompensaría. cumplir. En consecuencia, dentro de ij les, el mundo no oirá la apelación de ral, no hace mas que cumplir con la tres dia» deberá S. M. subir al patí- vd., y la ley se cumplirá. —No puede ser. La ley manda que ley, y lo perdono. sea vd. fusilado. bulo. Iturbide inclinó la cabeza con pro- Garza salió sin proferir una pala- —He dicho á vd. que yo ignoraba Iturbide se puso pálido; pero pa- fundo desconsuelo, y prosiguió con bra, é Iturbide se puso á escribir y á tal ley. Disponga vd. que me reem- sado un momento respondió. una voz persuasiva:—General, es ver- implorar el perdón del Altísimo. barque, y prometeré no volver jamas —General, la amistad, no autoriza dad que el mundo no oirá mi apela- Como el pueblo amaba á Iturbide, al país. Haga vd. una obra de piedad á vd. para usar esas chanzas, y yo ción; pero vd., que es mexicano evi- se temió un levantamiento, y se apre- con un desgraciado, ó ¿es preciso que mando á vd. que deje ese lenguaje y tará una mancha á su patria, porque suró la ejecución; así es que al dia si- muera? se disponga á tratar seriamente sobre 110 lo dude vd., cuando á un hombre guiente salió del llamado palacio pa- los asuntos que conciernen al bien de que ha hecho servicios se le mata tan —La ley lo manda. ra la esquina de la plaza, donde esta- la patria. bárbaramente, es una infamia. —General, gritó Iturbide frenéti- ba el suplicio. Allí dió sus disposi- co. Maldito sea vd. y la tierra en que —Emperador, yo respondo á vd. —La ley lo manda. ciones para el regreso de su familia, vió la luz. Es vd. una hiena, y no un que nunca he usado chanzas con na- —Yo no soy un traidor, general. y la encomendó á la piedad de su pa- hombre. Suplico á vd. que olvide que die, y que lo que digo á vd. no es ¿Imagina vd. que yo destruyera la o- tria. Ecshortó en seguida á los me- he implorado su compasion. Bien, mas que la verdad. Así, pues, todos bra de mis manos? ¿Que yo luciera xicanos á la unión y á la concordia; muy bien, puesto que no hay reme- los asuntos que restan á vd. es dispo- esclavo á un pueblo á quien le quité perdonó á todos sus enemigos, y les dio, moriré con valor, con orgullo, y ner su alma, que en cuanto á la pa- las cadenas? ¡Oh! no debo morir! deseó acierto y prosperidad. Hizo conservando hasta el último momen- al Señor su última oración, y aguardó tria no desea quien se interese por —La ley lo manda. to la enorme distancia que hay entre la muerte con tranquilidad. Los sol- ella, ni quien la defienda. •—Cuando conocí que la paz peli- vd. y yo; es decir, entre el inocente y dados que lo fusilaron lloraron de do- graba, que la sangre mexicana iba á Iturbide se mordió los puños de ra- el verdugo; entre el libertador y el a- lor y despecho. ¡Dios haya recibido correr por mi causa, me acordé que bia, y con el semblante encendido y sesino. Vamos, general, levante vd. su alma! una voz de trueno esclamó: en la santa casa de ejercicios habia los ojos, no tiemble, míreme de fren- La familia del héroe de Iguala vive —¿Conque eso han hecho los trai- jurado ante el Dios Crucificado, no te sin temor. dores? ¿Conque el congreso de Ta- derramar ya una sola gota de sangre. en los Estados-Unidos. Su hijo el Garza tembló y bajó la vista: enton- maulipas se erige en juez? ¿Conque Por cumplir mi juramento, arrojé el mayor lleva al pecho la cruz de Aya- ces Iturbide le apretó la mano fuerte- el amigo que hace poco me ofrecia su manto, el cetro y la corona, y me lan- cucho, que ganó combatiendo por la mente, y le dijo:—Gracias, gracias, espada, es ahora mi verdugo? Por to- cé solo y aislado en medio del Océa- independencia de Colombia á las ór- general; es vd. muy infame y muy vil. dos los santos del cielo dígame vd. la no, llevando por único tesoro, mis denes de Simón Bolivar, y es actual- Garza salió desconcertado; pero pa- verdad, general, porque lo que acaba servicios y mi buena fé. Un hombre mente secretario de la legación mexi- sadas unas cuantas horas Iturbide le vd. de decir ó es una impostura, ó es que dá estas pruebas no debe ser ase- cana en Inglaterra. Beneski se sui- mandó suplicar que le concediese u- una obra infame de Lucifer. sinado como un bandido. cidó. na entrevista de diez minutos. Gar- En cuanto al general Garza, como Garza tembló; pero echando la vis- —La ley lo manda. za tuvo valor de ponerse en presencia llegó su hora final, habrá reunídose ta á los centinelas, recobró su sangre Llegué á Europa. Encontré en e- del emperador. Este con voz dulce en la eternidad con su víctima. El hé- fria y respondió: sas cortes bulliciosas y alegres solo le dijo: —He dicho la verdad, y creo que fastidio y melancolía, porque el re- roe y el verdugo han dado cuenta de —General, he llamado á vd. para el emperador me ahorrará el trabajo cuerdo de mis compatriotas envueltos sus obrasáun tribunalmas justo ymas pedirle perdón. Hace un momento de repetirle que está condenado á en las discordias, destrozaba mi alma seVero que el de los hombres. Llo- tenia, según creo, una especie de de- muerte. y pesaba sobre mi corazon. Fui en remos sobre la tumba del desgracia- lirio, y he proferido palabras injurio- estás circunstancias invitado por mis do, y roguemos al cielo por el crimi- —¡Emperador! esclamó Iturbide. sas. Veo que mi suerte está trazada amigos para calmar los ánimos, para nal. ¿Y por qué añade vd, al crimen la bur- por la mano del que es dueño de las la? ¿Por qué combina vd. estas dos ver si conseguía darles otro tesoro 3 CONCLUSION. claraboya por donde recibe escasa y triste luz. Las paredes están llenas Un dia llegué á Padilla. El pueblo de letreros y rúbricas pintadas con estaba casi desierto, y me pareció que carbón; pero entre esas líneas mal for- la maldición del cielo lo agobiaba. madas se encuentra un barquito pin- Busqué al alcalde y tuve la fortuna de tado. El alcalde me aseguró que es- encontrar un hombre de buenos mo- te barco lo pintó el mismo Iturbide. dales y algún talento. Como fué tes- Del palacio nos dirigimos á una tigo presencial de la muerte de Itur- iglesita de adobe, que está amagando bide, me contó algunas particularida- ruina. A un lado de la puerta esta- des que unidas á los apuntes históri- ban dos palos que sostenían una pe- cos que ecsisten impresos, me han queña campana, y frente á la puerta servido para formar este artículo. Me de la iglesia una gran lápida sin ins- enseñó los sitios donde se desenlazó cripción, debajo de la cual reposaban este drama histórico, que comenzó por los restos del mártir de la independen- un alegre grito de libertad, y conclu- cia. En la esquina, que forma un ja- yó con un lúgubre lamento de muer- cal situado frente de la iglesia, se ha- te. La sala donde se reunió el con- lla una cruz de madera clavada en un greso para sentenciar al supuesto reo, monton de piedras. En este sitio fué es una galera de veinte varas de lar- fusilado Iturbide. La cruz estaba ca- go, sucia y lóbrega, y que entonces, yéndose, por lo cual me entretuve en lo mismo que ahora, estaba ocupada amontonar mas piedras y ponerla de- con algunos costales de maiz. El si- recha, cavilando mientras en el des- tio es muy digno de los representan- tino que arrastra á los hombres des- tantes que legislaban y juzgaban en de un lecho de púrpura, hasta el ca- él. maranchón de un calabozo; desde el La pieza donde estuvo preso Iturbi- esplendor de un trono hasta la oscu- de es un cuarto estrecho con una alta ridad de una sepultura.—Yo.

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UN SUICIDIO.

Y hoy, ¿donde el gefe está? ¿Dónde está «1 sabio" El campeón denodado. Que allá en nuestras fronteras colocado, El solo al estrangero detenia Y un ejército entero nos valía? José María Lacunxa.

jlENTRAS mas se registra medio tomo con su terrible historia la historia, ó se traen á de Luis Lambert. En efecto, un hom- la mente I03 sucesos con- bre público que brilla, que se apaga, temporáneos, mas se con- que vuelve á relucir, que vence, que vence uno de lo falsa, peligrosa y trá- lo derrotan, que tan pronto está cir- gica que es la carrera de esos séres cundado del aura del pueblo, como que se llaman hombres públicos, que de los dicterios de una facción que aparecen en todas las revoluciones, ríe en público, que llora en secreto, en todas las batallas, en todos los a- que estudia toda la vida para ignorar- contecimientos, y que al fin mue- lo todo, que recorre las mil órbitas ren y mueren sin gloria, sin ilu- de una sociedad, que se roza en su sión, sin tranquilidad, qué sé yo paso con los cobardes, con los vahen- hasta sin esas palabras religiosas que tes, con los usureros, con los adula- la piedad cristiana arroja sobre el le- dores, con los avaros, con los aspi- cho de un moribundo, por mas infe- rantes, y que al fin no tiene mas que liz que sea. una fria tierra donde reposar; es un El hacer una anatomía de los sufri- objeto grande, muy grande para la mientos morales de un hombre públi- investigación de un filósofo. co, deberá ser un objeto demasiado Estas ideas poco mas ó menos me vasto para Mr. Balzac, ese anatomis- ocurrieron, cuando parado junto á u- ta del alma, que sin fastidiar, ocupa na tápia derruida, que llaman cernen- teño en Padilla, vi una losa sin ins- fusión social, en que deben quedar se veían aparecer y lucir cada vez mas proviso, comenzó él y su gente á re- cripción, sin adorno, una losa grose- sumergidos los que no han tenido la claros algunos genios que merecerán partir sendas cuchilladas y porrazos á ra, arrancada solamente del cerro, que energía para distinguirse en las ar- la veneración, no solo de sus paisanos, diestra y siniestra. A poco salió la pesaba sobre dos cadáveres. Iturbide mas, en las ciencias, en las bellas le- sino aun de sus mismos enemigos. luna, y el teniente coronel vió que no que fué asesinado, y Teran que se sui- tras, y que su espíritu y su cerebro son Todas las cosas del mundo comien- habia ya ningún enemigo á quien o- cidó. ¡Qué grandes y hermosos nom- medianos para hacer mal, y nulos pa- zan por un orden regular. La encina fender, pero sí muchos cañones que bres! ¡¡¡ITURBIDE y TERAN!!! ra hacer bien. no nace ya robusta y corpulenta; co- llevarse, lo que en efecto ejecutó. ¡Cómo deseaba yo en aquel mo- Ergo, como el general cuyo cuer- mo tampoco las facultades del hombre Como los enemigos se vieron pri- mento haber conocido y tratado ínti- po reposaba sobre el cuerpo del em- se desarrollan totalmente en su prin- vados de la única arma útil para el a- mamente á aquellos hombres, saber perador, en la lejana sepultura de Pa- cipio; así es que debemos comenzar taque de plazas, levantaron humilde- las pequeñas particularidades de su vi- dilla, tuvo muchas páginas brillantes por observar á un teniente coronel de mente su campo y dejaron á los sitia- da privada y los grandes acontecimien- en el libro de su vida, es preciso que artillería bien apersonado, instruido dos en paz. bien ó mal le consagre unos renglones en la ciencia de su arma, y alegre y tos de su carrera pública! ¡Oh! decia Sesma dió un abrazo al teniente co- en esta sèrie de frios y mal forjados risueño con la íntima convicción de yo, si tuviera datos, si hubiera partici- ronel, y el congreso de Apa¿zingan le artículos que he querido llamar im- que defendía una causa que habia de pado de sus espediciones y peligros, envió un escudo de honor. presiones de viage. triunfar. Este gefe estaba por el año yo escribiría su biografía; pero no co- Este hecho anunciaba que el tenien- mo esas biografías descarnadas, insul- La noche que el cura Hidalgo se de 1811 en el rumbo de Oajaca, unido á las fuerzas independientes que ha- te coronel entonces, seria despues el sas y frías que vemos en los diarios, si- pronunció en Dolores por la indepen- Escmo. Sr. general D. MANUEL DE no minuciosa, llena de esas interesan- dencia, ecsaminó sèriamente su con- bia por aquel pais, y como es de su- ponerse, las escaramuzas se habian MIER Y TERAN. tes pequeñeces que forman un todo ciencia, y halló que no era ni general, En el instante en que se dá el gri- grandioso, que jamas olvidan los hom- ni coronel, ni aun simple soldado, si- succedido unas á otras, pero sin que se percibiese una ventaja conocida, to de rebelión, aunque tenga por cau- bres de Europa, cuando hablan de sus no únicamente im anciano cargado sa la mas santa y justa del mundo, los capitanes, de sus sabios y de sus ar- de achaques, y cuyo saber se limitaba hasta que Alvarez, que mandaba en- tonces la provincia de Oajaca, con mu- vínculos que ligan al hombre con la tistas. á las pacíficas ocupaciones de la agri- ley quedan disueltos. He aquí por cultura y de las artes. Esta refíecsion cha artillería, pertrechos y víveres, Pero dos verdades desconsolado- qué se necesita revolucionar con las lo llenó de un profundo desconsuelo, puso sitio al pueblo de Cilacayoapan. ras vinieron á mi mente, á saber: Que conveniencias sociales y no con el en- pero á poco, echó de beber á los do- Un día dijo Sesma, que mandaba las esos hombres á quienes hemos visto tusiasmo de los hombres, con los in- ce serenos que lo acompañaron en su fuerzas independientes, al teniente co- y tratado, á quienes hemos observa- tereses y no con el patriotismo, con atrevido pronunciamiento, y con una ronel de que nos ocupamos: do, por decirlo así, en sus ruines pa- las pasiones y no con la virtud. El calma glacial, dijo: "La suerte está e- siones y en sus ruines defectos hu- —¿Sabe V. compañero, que vamos que dude de esto, tómese la pena de chada, y pagaré con mi cabeza; pero manos, no pueden tener jamas el a- á ser destrozados por los españoles? recordar épocas, y no muy remotas, y he arrojado una semilla que jamas ar- tractivo y el entusiasmo que nos cau- —Bien que lo sé, porque tienen se convencerá que es cierto lo dicho. rancará la España." Desde este mo- sa un Federico, un Pedro el Grande, mucha artillería. Sigúese también que los vínculos de mento, como el viejo hablaba con el un Napoleon.—Estos son colosos que la obediencia rotos, el caudillo tiene espíritu y la certeza de un profeta, se —¿Y no discurre V. un medio de se ven aun mas grandes de este lado que lidiar no solo con sus natos y na- llenó de entusiasmo, y mandó repicar librarnos? del Océano.—La otra verdad es, la de turales enemigos, sino con la ambi- las campanas de su curato. —Solo uno. que muerto un hombre en México, —¿Cuál es? ción de sus adictos. quedan tan pocas trazas de su carre- El vaticinio se cumplió.—Cayó la —Quitarles la artillería. Sucedia esto con frecuencia en tiem- ra, que casi es imposible caracterizar- cabeza del cura y cayeron otras mu- —Sesma meneó la cabeza y vol- po de la insurrección, en que seveian lo de una manera verídica é impar- chas, pero parecía que de cada tumba vió la espalda diciendo entre dientes, unidos al parecer á los caudillos me- cial. nacía Un héroe, que de cada corazon buena adivinanza la del teniente coro- xicanos para luchar por una misma Sea como fuere, yo creo que cuan- helado por la muerte, brotaba otro co- nel. causa; pero devorados en lo interior, do un hombre hace cosas que por mas razon lleno de ardor y de entusiasmo La noche siguiente, con mucho si- del pensamiento de sobreponerse á los sencillas y fáciles que parezcan, no por la causa de la libertad. Así es lencio salió el teniente coronel con u- demás, y aun muchas veces querían ejecutan los demás, ese hombre es que, aunque plagado el pais de uno á nos cuantos hombres decididos, se di- abrogarse el derecho de mandar des- singular, ese hombre merece un re- otro estremo de bandidos déspotas V rigió al lugar donde los enemigos te- póticamente sobre los otros gefes. U- cuerdo, una página en la historia, ó de bandidos liberales, é inundado de man su artillería, al cuidado de un ca- no de estos era Rosains, hombre arre- un distintivo que lo saque de esa con- i la sangre de mexicanos y españoles, pitan llamado Perez, y cayendo de im- batado, colérico, y hasta sanguinario EL RIO-BRAVO DEL NORTE. que soy un niño que me dejaré matar —¿Véamos cuáles? según se deduce de la historia de sus la culpa de que llegáramos á ese es- impunemente? Cuando yo le digo á —Ciertos hombres de genio violen- tremo? hechos. V. esto, es porque cuento con la tro- to y arrebatado, sirven mas para per- —Yo.... Teran militaba á las órdenes de pa, porque podemos sorprenderlo de judicar á la causa de la patria que pa- —Vamos, amigo Luna, le interrun- Rosains en la provincia de Oajaca, y una manera segura, y en una palabra, ra defenderla. pió Teran, dándole afectuosamente u- aunque puede decirse que no estaba porque la empresa no tendrá riesgo. —Y ¿dónde están esos hombres? na palmada en el hombro, yo he sido en todo acorde con sus ideas, lo se- —En ese caso interrumpió Rosains, frunciendo el amigo de V. y ademas, reflecsionará guia en sus espediciones, y llegó el ca- ! •—Cuento con V. ¿no es verdad? ceño. que una vez que he tomado las armas so de que arrastrado por sil espíritu j Luna presentó la mano, que Teran —No están muy lejos, continuó Te- contra el gobierno español, no las ha- de obediencia, ó por otras causas que j le estrechó, y ambos quedaron citados ran con mucha calma, y por fortuna bia de convertir contra mis hermanos. es difícil averiguar, se viese obligado para la noche. podemos deshacernos de ellos. ¿Le á trabar, el 27 de Julio, una acción en —El Sr. Rosains, contestó Luna, La mañana siguiente, que era 20 de parece á V.? las barrancas de Jamapan con un guer- me ha asegurado que V. tuvo la cul- Agosto, estaba Rosains en su cama —Sí, sí, me parece.... rillero llamado Luna. La lucha fué pa de todo, y luego como V. mandó con una gran montera de dormir y —Para no andar con mas rodeos, sangrienta, y los mexicanos desenten- la acción y.... jurando como un cabo, por no sé qné V. es uno de esos hombres, y por tan- diéndosede su objeto,'se mataron unos —¿Rosains?... esclamó Teran mor- falta de su asistente.' to venimos á prenderlo. á otros delante de su común enemi- diéndose los labios. —¡Voto á Dios!, le decia, que te he Rosains se incorporó á tomar el sa- go. Por desgracia esto se ha repeti- —Sí señor. de machucar la cabeza, pedazo de a- ble ,que creyó estaba en la cabecera, do con frecuencia de entonces acá. —Francamente quiero que me di- nimal. ¿Por qué no has hecho lo que pero Luna sacó un par de pistolas y ga V., continuó Teran, si el hombre te ordené? se las puso al pecho, con lo que Ro- Teran no era de esos hombres co- que promueve y fomenta la discordia, —El pobre soldado que estaba de- sains se quedó en la posicion en que munes que obran sin pensar, y que v hace que se asesinen hermanos con lante de su gefe temblando de miedo, estaba, y dijo:—Mal hice en no rom- despues que obraron no reflecsionan; hermanos, es verdaderamente pa- apenas tartamudeó unas cuantas pa- perle el alma á ese picaro asistente así es que, consideró naturalmente que labras. Rosains continuó: que no puso la espada y las pistolas habia sido en ese lance un instrumen- triota. á mi cabecera. Én efecto, el sable no to de los caprichos de un hombre, y | .—Creo que no, respondió Luna. —¡Voto á bríos! Todos vds. son estaba en el lugar acostumbrado, ni no un campeón de su patria. Despues —Bien, ¿y V. estaría sujeto á las ór- una manada de animales que no an- habia otra arma por allí cerca. de hecha esta reflecsion, Teran ni a- denes de un hombre semejante? dan sino á palos. Te prometo que te maba ni obedecía de corazon á Ro- —No. he de sacar mas de cuatro gotas de san- —Es inútil la resistencia, prosiguió sains, aunque lo siguió por de pronto —Pues sepa V. que Rosains es el gre. ¡Voto á bríos! que esta gentua- Teran, porque toda la tropa está de á una espedicion por el rumbo de que ordenó batiera á V. hasta no de- lla ha dado en perderme el respeto; acuerdo, y no le queda á V. mas ar- Huamantla, en que se trataba también jarle un hombre. pero ya se vé, lo mismo eres tú, que bitrio que resignarse con su suerte; de batir á Osorno, otro cabecilla in- —¿Rosains? ... ésclamó Luna. ese otro menguado de Osorno, muy conque háganos V. favor de vestirse, ó surgente, que habia negado la obedien- —El mismo, dijo Teran, y por mi ufano con sus hechos, y es mas béstia de lo contrario lo liarémos á V. con cia á Rosains. parte'estoy resuelto á separarme de que un cabo escuadra. ¡He! márcha- todo y colchon, y como un fardo inú- su obediencia. te, ¡voto á bríos! ó te rompo la nuca til, lo dejarémos olvidado en el cala- Llegó pues una ocasion en que por —¿Es posible? .. Pero con diciendo esto, se agachaba á bozo. uno de esos cámbios infinitos de la —Si V. no me quiere ayudar en es- tomar algún trasto con que ejecutar Rosains se puso encendido, se mor- guerra, se abocase Teran con el mis- ! ta empresa, la acometeré yo solo, y si lo que decia; pero el soldado mas que dió los puños, y dijo: mo guerrillero Luna á quien habia 1 no puedo, me marcharé á mi casa. de prisa dió la vuelta, abrió la mampa- —Muy bien, Sr. Teran. No creía batido, y llevara á cabo el proyecto i Luna se mordia las uñas, sin res- ra, y se presentaron á ese tiempo Lu- yo que V. era un traidor. que habia concebido. ' ponder una sílaba. na y Teran. —Hay muchas creencias que salen —Bastante desgraciafué, amigo Lu- —¿Conque no responde V., Luna? —¡Voto á bríos! continuó Rosains, erradas: yo creia que V. era un buen na, que nos hubiéramos batido en las Acuérdese que el pobre Martínez que me ha dado un buen desayuno patriota, y cuando me desengañé de barrancas de Jamapan, le dijo Teran murió atravesado de balas por opo- este bribón asistente.—¿Qué se ofrece, lo contrario, he venido á quitar á V. con una voz compungida. nerse á la autoridad de Rosains. que tan de mañana tengo á vds. por de en medio, para que no perjudique Eso mismo pensé yo cuando me —Eso mismo pensaba yo, y por lo mi casa? al pais. « fueron á atacar; pero V. vé que la de- cual no me parece acertado el plan de —Hay asuntos, le contestó Teran, —Sí, sí, fusilarlo es lo mejor, dijo V. fensa es natural. que no ofrecen demora. Luna, con una voz bronca. —¿Y cree V. todavía que yo tuve —¿Y cree V., le interrunpio Teran, EL RIO-BRAVO DEL NORTE.

A estas palabras, Rosains dejó caer su gefe se habia vuelto loco, y no sa- mismos leopardos y lobos. Los sol- Continuó su camino, hasta que se co- de la mano los pantalones que había bían que hacer, hasta que el cabo dados estaban casi agonizando con la locó en una eminencia, donde con la cuadrándose á su frente y con la ma- tomado, y se puso pálido como la fatiga, y fuertes y acostumbrados á claridad de la noche pudo ver solo á no en el casco, le dijo: "¿Qué ordena muerte. las penas, como eran, se les escapa- unos cuantos centinelas inmóviles co- mi coronel?" —Ruego á V. que se vista, inter- ban las lágrimas por el dolor que les mo unas estátuas; aplicó el oido y ni rumpió Teranconmasdulzura, miran- —Esta interpelación sacó de su és- causaban los guijarros y malezas que un rumor humano se escuchaba; sim- do el fatal efecto queMabian hecho las tasis á Teran; su rostro volvió á su herían sus piés descalzos. El coro- plemente el graznido de las aves noc- palabras de Luna, ^n cuanto ála suer- color habitual; sus puños crispados nel iba á caballo y sumergido en una turnas turbaba el silencio del campo. te de V., el traidor Teran se encar- tomaron poco á poco elasticidad, y re- profunda meditación. De repente dió Satisfecho con su observación, se des- gará de dulcificarla, tranquilícese V. cobrando su sangre fria, sonrió con orden de hacer alto á la tropa, y ba- lizó por un arroyo, y describiendo un los soldados, y le dijo al cabo:—tene- —Con esto, se recuperó un poco, y jándose del caballo se quitó las botas, medio círculo, para no pasar por en mos que marchar hoy mismo, y cuen- acabado que hubo de vestir, salieron y descalzo comenzó á marchar al fren- medio de la avanzada, vino á juntarse to con misbuenos y valientes soldados. los tres de la recámara. te de sus valientes. En esta vez los con sus soldados. Inmediamente or- soldados lloraron de ternura y entu- D. Pablo Mendivil, hablando de Ro- —¡Vivanuestro coronel, ¡vívala pa- denó la marcha en hileras, y con un siasmo. sains, dice: "Fué entregado á Luna, tria! interrumpieron los soldados. silencio increíble, y hasta contenien- conducido despues al Departamento El coronel continuó:—Cabo, vaya —Adelante, adelante, mis bravos do la respiración, llegaron al sitio don- de Osorno, y al fin puesto en calidad V. en persona á decirle al mayor que muchachos, esclamó lleno de entusias- de estaba la avanzada. Antes de que de arrestado á disposición del congre- venga al momento. mo; cuando se trata de sufrir por la pudieran dar el grito de alarma, se so. Logró fugarse, obtuvo el indul- El cabo corrió á ejecutar la orden, patria, el soldado y coronel son igua- vieron rodeados de los enemigos, y to por medio del secretario del Arzo- y el coronel arreglando su vestido, e- les. el sub-teniente Ezeta que mandaba el bispado de México, y quedó purifica- chó una mirada de satisfacción á su Los soldados reanimados, grita- piquete, se vió asido del cuello por do haciendo los ejercicios espiritua- reducida tropa, y se retiró. ron:—¡Viva el coronel! ¡Viva la na- una mano robusta, que le hubiera á les que se le impusieron en peniten- El mayor no se hizo aguardar. ción! y siguieron caminando por las poco esfuerzo podido apagar para cia." —Buenos dias, mayor. El mayor rocas y precipicios con la agilidad de siempre la respiración. El hecho de quitar la artillería á los se inclinó. Tenemos que marchar en unos gamos. —Oficial, ¿quiere V. conservar la sitiadores de Cilacayoapan, fué el de este momento áTeotitlán. Alvarez tie- ¡Qué sublime seria ver este puña- vida? un soldado valiente; y el que acaba- ne sitiado ámi hermano, y es preciso j do de hombres! —Perdón, gracia, gracia, prorum- mos de referir anunciaba, que el sol- ausiliar á ese joven que puede hacer , Aunque perdieron en la marcha pió el oficial despavorido. alguna locura. dado reunía el valor, la astucia, el ta- mucha parte de sus fuerzas corpora- —Silencio es lo que quiero, le in- lento, tres cualidades que constituyen —Está bien, mi coronel. les, con el ejemplo de su gefe aumen- ¡I terrumpió Teran. Si V. está quieto á mi modo de ver un gran militar. —Que se dé el primer toque de taron las fuerzas de su espíritu, y en con su tropa, le prometo concederle En efecto, este acontecimiento, lle- marcha. este estado acamparon con mucho si- la vida, y aun le permito que vuelva vado á su fin con toda felicidad, pro- —¿A qué horas se dá el segundo? lencio una noche cerca de las avanza- á roncar como un ganapan, á pesar porcionó á Teran el quedar sin rival —A las once. das del enemigo. de que es contra ordenanza. —¿Y el tercero? en el mando militar, aunque no escen- El coronel dió orden de que todos —Todo lo que V. quiera haré. —Cuando yo lo mande. to de algunos temores, respecto á que se mantuvieran con las armas listas, —Bien. Cabo, dijo, dirigiéndose á —Muy bien. ¿Tiene V. otra cosa Rosains era uno de los favoritos de en espera de la señal de ataque, y to- un soldado robusto, quédate junto al que ordenar? Morelos, de ese grande hombre de la . mando él un par de pistolas que se co- Sr. oficial, y si acaso se mueve un libertad mexicana. —Mucha actividad y mucho sigilo, ' locó en el cinto, se puso en camino soldado ó él chista palabra, lo clavas No habian pasado dos meses del su- mi valiente mayor. para el campo enemigo, ya arrastrán- con la bayoneta. ceso que va referido, cuando una ma- —Con permiso de V., mi coronel. dose por los matorrales como una Teran siguió en silencio su mar- ñana muy temprano, salió Teran de —El lacónico y valiente mayor se re- serpiente, ya deslizándose como una cha, y luego que estuvo en la peque- su habitación con el rostro encendi- tiró. fantasma por los barrancos y desigual- ña loma, mandó hacer fuego sobre el do, los puños cerrados, y gritando fre- Al dia siguiente la pequeña tropa, dades del terreno. Llegó en efecto á campo. la avanzada y encontró á los soldados nético: "que toquen generala; que to- que apenas se compondría de doscien- Lá luz de los fogones alumbró una durmiendo, con la tranquilidad de u- quen botasilla; que toquen asamblea; tos hombres, iba en marcha por unos porcion de bultos informes. Dada la senderos pendientes y escabrosos, por nos canónigos. Bien, dijo él, estos ¡á las armas! corrramos" Los primera descarga, avanzó con sable donde costaría trabajo pasar aun á los soldados son escelentes para mi plan. soldados de la guardia creyeron que en mano y sus soldados tras él con 4 26 EL RIO-BRAVO DEL NORTE. ria de mi pais, no quiero tener una ¡ trevido y mas enérgico para pintar á bayoneta calada. La confusion y gri- que embarazaban las operaciones mi- mancha de sangre que oscurezca mis ¡ las cosas y á los hombres. D. Lorenzo tería fué horrenda; pero quince mi- litares, y que á creer lo que nos dice pequeños sacrificios. Zavala, hablando de este aconteci- un historiador de conocido talento, nutos despues mandó tocar reunion, Por otra parte, esos hombres espo- miento, se espresa así; "D. Manuel causaron la ruina de Morelos. porque los seiscientos enemigos ha- nen también su cabeza por la patria, "Teran se encontró embarazado con bian abandonado el campo á toda Éstas y otras mas consideraciones y no debe ser un mexicano el que la "muchos mandones, despues de ha- priesa. La fortaleza de Teotitlán, que vinieron á la mente del coronel, y separe de su cuello; "ber conseguido libertarse de uno, con estaba á punto de rendirse,- quedó sal- pensó decididamente en hacer con la El mayor se recobró un poco. "el indulto de Rosains. Vió que una vada, y los dos Teranes se dieron un respetable asamblea lo mismo que ha- —Será conveniente quitarlos de "junta de clérigos y abogados, que doble abrazo, porque el amor frater- bía hecho con nuestro buen conocido enmedio, es decir, disolverlos de una "se llamaban diputados de la nación nal y el amor pàtrio eran vínculos Rosains. Esta, idea vino á ratificarse manera pacífica, ponerlos presos por "mexicana, pero que en realidad no que los hacían amarse doblemente. en su cabeza, cuando el superinten- ejemplo unos días, y despues dejarlos "eran mas que unos usurpadores de dente de hacienda, bien conocido hoy En estos tiempos azarosos, de agi- en libertad de que se marchen á sus "este título honorífico, nombrados entre nosotros por sus modales emi- tación y de guerra, los acontecimien- casas ¿Los muchachos están lis- "los mas por sí mismos, sin siquiera nentemente bruscos y magníficamen- tos se succedian unos á otros, de ma- tos? "las cualidades de valor y conoci- nera que para el mes de Noviembre te groseros, trató de ecsigirle cuentas, "mientos que hacen tolerable la usur- —La tropa, respondió el Mayor, ya nuestro coronel, que se hallaba en y como se presumirá, no de la mane- pación, venían á poner obstáculos está á las órdenes del coronel que la Tehuacán, tenia noticia de la prócsi- ra mas atenta. "á sus empresas militares, y á causar ha conducido tantas veces á la vic- ma llegada del congreso, que convo- "en la provincia de Oajaca los males —¡Rayo del cielo! dijo Teran. Es toria. có en Chilpancingo el Sr. Morelos, la cosa mas admirable del mundo que "que ya habían hecho en la de Mé- —Siendo así, Mayor, daré á V. ma- y pensó sèriamente que esta reunion, estos señores vengan desde el otro "xico y Valladolid." ñana mis instrucciones; por ahora ne- perjudicial en aquellas circunstancias, estremo de México á pedirme cuen- cesito descansar un poco y meditar el Que Teran tenia ideas liberales no iba á darle bastante molestia, y á in- tas. Les daré cuentas de las balas que plan que debemos seguir. cabe duda, puesto que sus acciones terrumpir el libre y violento curso de han silbado cerca de mi cabeza; de las lo comprueban; pero conocía que en sus operaciones militares. En efec- La mañana siguiente convocó una lanzas que he visto cerca de mi pe- las circunstancias que guardaba la in- to, el 16 del referido Noviembre tu- junta, y resultó de ella la disolución cho; de las hambres horribles que he surrección del pais, no convenia aún vo que salir á recibir al congreso, y del congreso y el nombramiento de sufrido en las montañas; de los soles el establecimiento de un gobierno de- como nuestro coronel era de maneras un directorio ejecutivo, compuesto de ardientes que han tostado mi rostro; mocrático, bueno solo para cuando finas y afables, no mostró ninguna los Sres. D. Antonio Cumplido, D. de los latidos que por la suerte de los los países están en tranquilidad y los prevención hostil contra los ambulan- Ignacio Alas y D. Manuel de Mier y buenos patriotas ha dado este cora- hombres con el juicio y las virtudes tes diputados; pero sí determinó, para Teran. zon leal, incapaz de mancillarse con necesarias para ocuparse con pacífica mayor seguridad de tan honorables Los miembros del congreso fueron la vil codicia. Mayor, mayor, conti- detención de los intereses domésticos miembros, el trasladarlos á una ha- arrestados, pero á los tres días comen- nuó con mucha agitación, es menes- del pueblo; así es que pensó despues cienda llamada San Francisco. ter á toda costa deshacernos de esta zaron á salir en libertad. Fué así co- mo sin crímenes ni traiciones se vió de la disolución del congreso en es- En cuanto á los gobernantes, go- reunión de locos que se llama congre- tablecer otra nueva forma de gobier- so. ¿Le cabe á V. en el juicio que elevado Teran en poco tiempo desde bernaban donde quiera que estaban, la esfera de subalterno despreciado no, que si bien reuniera la opinion de ya fuese en la ciudad ó en la aldea, mis paisanos, que me han visto espo- los independientes, no tuviera el po- ner mil veces mi cabeza, me traten de por su gefe, al rango de magnate del en el bosque ó en el llano, y cuidaban gobierno provisional de la repúblic^ der de embarazar las operaciones de á pesar de su instabilidad, de ejetcer ladrón? ¡Vive el cielo, Mayor, que una guerra en que era necesario opo- Nuestro respetable historiador y su poder en todas y cada una de las podría á poco que quisiera, tener sus v ner una actividad igual á la de los e- anticuario D. Carlos Bustamante, al oportunidades que se ofrecían, á la cabezas delante de mi ventana! .... nemigos. Sus ideas, buenas ó malas, hablar de este acontecimiento, no maneta que el digno prevoste Tris- Y lo haré, sí señor .... no tuvieron acogida, pues los gefes á puede menos de indignarse contra tan L'Hermite, armado de su garra- quien las comunicó las repelieron, y El Mayor se estremeció, y el coro- Teran, y de considerar este acto co- cha y escalera, administraba en todos sus dos colegas se separaron del pues- nel habiéndolo advertido, prosiguió: mo un borron que empaña su glorio- los lugares la justicia en nombre de to, dirigiéndose al interior, con gran- —Tiene V. razón, Mayor: su silen- sa carrera militar; pero en esta vez, su augusto amo el Sr. Luis XI. des riesgos y peligros personales. cio me da á entender que no es V. de séame lícito separarme, en uso de mi Bien que el congreso no ejerciera I mi dictámen. Un momento de cólera libre albedrío, de su opinion, y aco- Este golpe no desanimó á Teran: actos de crueldad y despotismo, sí da- me ha hecho prorumpir en mil nece- germe á la de otro historiador mas a- reflecsionó que para ser algo en el ba multitud de decretos inoportunos ! dades. Si yo he de vivir en la histo- Teran entonces dijo con indigni- los derechos de la humanidad en ge- —Mucho me alegraría de ello, le mundo, se necesita pasar por una sé- dad al soldado:—Olvida para siempre neral. Esto en tiempos pacíficos y contestó Teran, y desearía con toda rie de peligros y por una cadena de que te has encontrado frente á tu ge- entre sociedades adelantadas en la ci- mi alma que saliese V. purificado, por- • sinsabores y contradicciones, y una fe con un puñal en la mano, y már- vilización, nada tiene de singular; que me ha merecido V. el concepto de vez puesto en este camino áspero que chate, que no quiero saber tu nombre, pero sí lo era en la época de la insur- valiente, y los escesos que ha cometi- conduce á la inmortalidad, aceptó gus- porque en un acto de debilidad po- rección de México, en que tanto los do son propios de un cobarde. toso la muerte que podian darle los dría vengarme. El soldado salió tem- gefes españoles como los caudillos El capitan se puso encendido y res- enemigos, y la ingratitud con que blando. preveíale pagarían sus conciudada- mexicanos, se dejaban guiar muchas pondió: nos. Con el mismo entusiasmo y ar- veces por un espíritu infernal que los —En cuanto al valor que tengo, tal —En cuanto á V. Sr. capitan, la ley dor con que comenzó sus campañas, arrastraba á cometer crueldades y a- vez pronto lo acreditaré á V. E. lo castigará con el suplicio destinado salió á otra nueva por el rumbo de sesinatos, propios mas bien de los re- Teran no entendió el sentido de es- á los cobardes asesinos. Tepegi de las Sedas. Sabiendo que la motos tiempos de Calígula y Nerón, tas palabras, y le respondió:—Sí, hará ' El capitan fué fusilado á pocos dias. plaza de Acatlan, donde mandaba el que de una sociedad del siglo XIX. V. muy bien: si sale libre, debe lavar Despues de este acontecimiento, con hechos gloriosos la tacha que e- Teran tuvo multitud de lances de conde de la Cadena, se hallaba sitia- Conocido ya el carácter de Teran, chó V. á su carrera. guerra, pero ya la fortuna se habia can- da por las fuerzas de Guerrero, se debe creerse que cualquier violencia sado de protegerlo, y sufrió una der- aprocsimó y sostuvo con un cañón y militar lo incomodaba demasiado, y A este tiempo Teran observó en la rota; esperimentó crueles padecimien- alguna infantería, cuatro dias, un fue- una de ellas fué la de la noticia que pared la sombra de un brazo armado tos en la espedicion que intentó á Goa- go vivísimo, hasta que supo que Sa- tuvo del desenfreno é iniquidades del con un puñal, y volviendo la cara, se zacoalcos. maniego se encaminaba á atacar á Te- capitan Fiallo en el pacífico pueblo encontró con que un soldado cruzado pegi. Voló, pues, en ausilio de su her- de Tepegillo. Mandólo arrestar in- de brazos estaba detras de él. Despues de reñidas y desastrosas mano que mandaba allí; pero los ene- mediatamente y formarle causa como —Hola!, y ¿qué haces tú aquí? ¿Có- acciones, capituló en 21 de Enero de migos se habian retirado á la hacien- era debido. Fiallo se mostró sumiso mo te has introducido sin ser sentido? 1817, con Bracho, y éste entró en po- da del Rosario, donde marchó á ata- y resignado; pero aprovechándose de ¿Qué hace este soldado aquí, Sr. ca- sesión de Tehuacán y Cerro-Colorado, carlos, lo que en efecto ejecutó con un los quejosos y descontentos, que nun- pitan? que eran los puntos mas fuertes de los denuedo comparable con el de Alci- ca faltan, formó una conspiración den- El capitan cayó pálido y casi sin insurgentes. Teran, despreciando con biades. La jornada dio por resulta- tro del mismo calabozo, que tenia por sentido en la tarima. Teran com- la dignidad de un héroe, las ofertas do la total dispersión de las tropas es- objeto asesinar á Teran y sus adictos; prendió al momento que habia algún que por parte del gobierno español se pañolas mandadas por un gefe llama- mas como veremos, sus proyectos se enigma en esto, y volviendo con mu- le hicieron para colocarlo á él y á sus do Barradas. Esta escena se habia frustraron. cha cólera á interpelar al soldado, lo hermanos, se retiró á Puebla, donde de repetir catorce años despues en las tomó del brazo. vivió algún tiempo en la oscuridad y riberas del Pánuco. Una mañana entró Teran al cala- en la pobreza, desengañado de que son bozo de Fiallo, con el designio de te- —Por Dios que si no me dices por qué estabas detras de mí y á qué has humo esas ambiciones y sueños que Teran despues de esta feliz espe- ner una conferencia con él, y encon- los hombres apellidan gloria; pero dicion, regresó á Tehuacan, y desde trar acaso algún medio de que la cau- venido, te mando dar cuatro balazos en el acto. nunca arrepentido de haber luchado allí dirigía continuamente guerrillas sa no se pusiera en un mal estado. con tanta constancia, valor y honra- que interceptasen los convoyes ene- Fiallo era valiente, y Teran estaba in- El soldado trémulo, cayó de rodillas dez por la causa de México. migos y hostilizasen las fuerzas rea- clinado á salvarlo. esclamando:—¡perdón! perdón! Como este artículo es solamente un listas; pero ya se ha dicho que Te- —Me acaban de decir, capitan, que —Vamos, levántate, y como digas recuerdo de uno de los militares mas ran no era de esos hombres sangui- y. solicitaba verme, y como justa- la verdad, serás perdonado. valientes, sábios y honrados que ha narios y bárbaros que mezclan sus mente salí con esa intención, el asis- —Señor, yo venia á matar á V., producido México, se me permitirá hazañas con crímenes, y que el furor tente de V. me encontró en la mitad del y al decir esto tiró por el suelo el pu- transportarme hasta la segunda épo- del partido ciega su vista y embota camino. ñal que tenia oculto. ca de su vida, que comienza el año de la sensibilidad de su corazon. Estaba —Quería hablar á V. E., respondió —Hola!, continuó Teran, con calma íntimamente convencido de la justi- y levantando el puñal del suelo, ¿con 1827, en que nombrado comandante el capitan, levantándose de una tari- general de Provincias Internas, salió cia de la causa porque peleaba; pero ma donde estaba sentado, de los asun- que este es el valor que quería V. dar- esto no le hacia olvidar la justicia me á conocer, Sr. capitan? de la capital de la república á llenar tos relativos á mi causa, porque es- la misión impuesta á su talento, ya que tienen los hombres de reclamar pero que oyéndome V. se convence- El capitan, pálido, con los ojos de- de sus enemigos la observancia de las sencajados y la boca entre abierta mur- que habia cumplido la que Dios le se- rá de que muchos de los crímenes que ñaló á su valor en la lucha de la liber- leyes divinas y humanas que señalan se me imputan son falsos. muró unas palabras inintelegibles. tad de la mas hermosa porcion del ma la horribleplaga de los salvages; así ponían la comision de límites, que | Y no se diga que el general Teran mundo de Colon. es que la felicidad y calma de aquellas eran D. Constantino Tarnava, tenien- | vagó sin utilidad y objeto por las Pro- El general Teran, porque ya enton- vastes soledades, venia de vez en cuan- te coronel de ingenieros y escelente vincias Internas. Cada paso que daba ces era general de brigada, partió pues do á ser turbada por el silbido de un pi- matemático; D. Rafael Chowell, her- era una observación. Levantó planos, con el placer de que dejaba tras sí esa to, por los ladridos de los perros, ó por mano de ese héroe joven que fué formó itinerarios, marcó esactamente multitud de partidos, ese palacio de la fuga de la caballada, todo lo cual era mandado decapitar en Granaditas, y el curso de los rios, sondeó las bar- México, donde como en una caldera seguro anuncio de la procsimidad de D. Luis Berlandier, conservador del ras y bahías, indagó las costumbres hiervén los odios y las pasiones polí- esos hombres del desierto que eterna- museo de Ginebra, y que por amor y usos de las numerosas tribus bár- ticas, y que iba á sustituir á las imá- mente se vengan de los ultrages que al general Teran y á esos fértiles cam- baras que viven en Tejas; fundó po- genes sangrientas y horrorosas de la reciben, y del menosprecio con que pos de Tejas, renunció su carrera y blaciones, dictó ciertas reglas para guerra, las dulces contemplaciones de nosotros, hombres de frac y levita, los sus derechos de ciudadano suizo, por el manejo de los colonos que ecsis- los astros del cielo, y de los prodigios miramos. Pero el general Teran pro- tomar los de ciudadano mexicano. tian; concilio los intereses de éstos curó en el acto reorganizar las com- con los de los mexicanos, y prove- de la tierra. No se equivocó. Las Quien hubiera visto á esta reunión pañías presidíales, animar á los veci- yó cuanto era posible en un pais Provincias Internas no habian esperi- de hombres civilizados, vagando por nos, y poner cuantos medios esta- nuevo, á las necesidades y seguridad mentado muchos vaivenes en tiempo los desiertos y entre las tribus bárba- ban á su alcance para restablecer la de los que lo habitaban. El general de la gueera de independencia, asi es ras, les habría tenido compasion. Pe- confianza y asegurar la ecsistencia Teran fué en la estension de la pala- que, en el año de 1827 todavía se en- ro no, estos hombres con sus telesco- de las familias, apartadas en los bos- bra, un sábio como Arago, y un polí- contraban con esa rústica moralidad, pios, con sus teodolitos, con sus sen- ques y desiertos déla frontera. Esto tico como Guillermo Penn.—No me con ese candor primitivo de las colo- tantes, con sus libros y cálculos, eran era obrar como un padre, y no como atrevo á decidir cuál sea la época mas nias, con esa paz interior, con esa cal- felices, y muy felices, descubriendo un comandante militar. gloriosa del general Teran, si la de ma y tranquilidad que tanto simpati- nuevas familias á las plantas, nuevas sus trabajos militares en Oajaca, ó la zaban con un hombre que buscaba ya clases á los peces, y encontrando en Por lo demás, fué una era de feli- de sus trabajos científicos en Tejas. sus ilusiones en la ciencia, y que can- cidad, que recuerdan con ternura los la hora de la salida del sol, en el me- sado de combatir á tantos enemigos, habitantes de Matamoros. La tropa dio dia, en la tarde, en la noche, nue- En Septiembre de 1829, luego que de destruir tantas intrigas y de lidiar que tenia á sus órdenes el general vos atractivos y nuevas ilusiones en supo el desembarco de los españoles con todo género de caprichos y pa- Teran, no era altanera y viciosa, no la naturaleza y en los cielos. en Cabo-Rojo, voló á su encuentro, siones, solo queria la sincera amistad se mezclaba jamas en los asuntos y sin que tuviese aun orden para ello, de los libros y el silencio de las aldeas. Todas las veces que yo he platica- querellas del pueblo, no robaba ni el do con estos señores, los he visto ca- pues comprendió que un soldado no Matamoros entonces no se hallaba oro, ni la castidad de las mugeres, y si llorar con el recuerdo del general necesita de órdenes cuando el enemigo como hoy, con un primoroso edificio cumplía con toda la filosofía de su Teran y de esas academias literarias esterior invade el suelo de su patria. en la plaza (*), con una calle elegante institución. No es ecsageracion lo que y científicas en medio de los bosques Bien que en el capítulo anterior (j), y con una multitud de mejoras y voy á decir, porque hay todavía mu- y desiertos de Tejas; Y en las dife- háyamos visto que la fuerza del ge- reformas; pero en cambio, el comercio chos testigos que pudieran desmen- rentes posiciones que hoy guardan nio y el favor de la fortuna dió al ge- era mas activo, la usura no se cono- tirme.—En Matamoros y en las Vi- en la sociedad, he conocido que cam- neral Santa-Anna el completo triun- cia, y las muchachas frescas, blancas, llas, se dormía con las puertas abier- biarían gustosos su tiempo presente fo, Teran tuvo mucha parte en tan mórbidas, que pueblan las orillas del tas, y ni un solo pañuelo se perdía. por el pasado, y volverian á errar por honrosa y completa victoria. Sus Rio-Bravo, bailaban candorosas, ri- En cuanto á Tejas ¡oh! Tejas era esas vastas y hermosas soledades. En medidas prudentes y enérgicas, su o- sueñas, alegres, casi todas las noches, la adoracion del general Terán. A- efecto, llegar á un pais virgen, ser portuna situación en el paso de Doña en la puerta de sus felices jacales, al quellas vastas y verdes llanuras, aque- el primero que comprende y que ve Cecilia, su denuedo y sangre fria, con- son de una tambora y un violin. Es- llos bosques de nogal y roble, aque- los encantos de una naturaleza her- tribuyeron á dar á conocer al enemi- to era precisamente lo que queria el llos rios, anchos, magestuosos, ár la mosa é ignorada, plantar los cimientos go, que por mas desorganizado y di- general Teran, una poblacion nueva, vez que risueños, eran su encanto y de una choza, sembrar los pequeños vidido que estuviera el pais, habia sol- sencilla, pacífica, á quien crear, pro- embeleso. No hubo rio que no son- arbolitos al derredor, criar, educar, dados valientes, aleccionados ya en teger y engrandecer. Las tierras fron- deara, bosque que no reconociera, flo- por decirlo así, á la tierra salvage, es la guerra, y gefes que con entusias- terizas del Norte, tienen siempre enci- resta ni playa que no hubiera visita- una clase de ocupacion tierna, intere- mo estaban decididos á recoger los do. Lo acompañaban en sus espedi- sante, y que no se puede comprender verdes laureles de una victoria, ó á (*) La casa de la Sra. Doña Juana Gar- ciones el coronel Noriega, que era su mas que por aquellos que ejecutan ecshalar por su patria el postrer alien- za de Perea. secretario, y los individuos que com- estas empresas. to en las solitarias playas del Golfo. (t) La llamada del Comercio. Fué sin duda Dios que se apiadó de "Yo no soy político, ni me gusta de una brisa fresca. Todo respiraba | —Bien, irémos á almorzar, aunque la suerte de México, el que preparó "esta carrera, que no trae sino cuida- vida, todo daba evidentes señales de < no tengo mucho apetito.—Los dos se se reuniesen en Tampico dos gene- "dos y enemistades: mi profesión es la que el aliento de Dios habia llegado j dirigieron á la casa, y el general al- rales que con opuestos elementos y "de soldado, y mis gustos son por las á la naturaleza. Solo dos cosas for- |¡ morzó con tranquilidad. disposiciones para la guerra, afianza- "ciencias que proporcionan una vida maban contraste con esta escena, y e- jj Guardó un rato de silencio, y á po- ron para siempre la independencia de "pacífica, instructiva y agradable. El ran, el pueblo de Padilla, solitario y p co dijo en un tono melancólico:—Es- la república. "tiempo que ha transcurrido desde el apático, con sus casucas destruidas y tamos muy mal: el horizonte político "año de 1828, que me separé definiti- En cuanto al general Teran, grabó sus cenicientos paredones de adobe, se oscurece cada vez mas, y el re- "vamente del torbellino político, ha en esta jornada el penúltimo y mas y la alma del general Teran, agobia- sultado va á ser la pérdida de Tejas, "sido para mí el mas útil y agradable, glorioso capítulo de su vida. Su es- da con el fastidio, y devorada con u- de Tejas, coronel, donde tanto hemos "porque he aprendido mucho y por- pada no habia de desenvainarse ya, na idea fatal, diabólica. trabajado, donde nuestra cabeza se ha "que nadie puede quejarse de mí: sino para herir su propio corazon. encanecido recorriendo sus bosques Salió de la casa donde estaba aloja- "mis enemigos han olvidado sus pre- y florestas. ¡Oh! daria yo mi vida en- Despues de firmada la capitulación do, que era la misma donde habia pa- tendidos agravios, y mis amigos me tera porque en México conocieran y tranquilizada perfectamente aquella sado Iturbide sus últimos instantes, y "han conservado su estimación " cuán hermosa y fértil es esta tierra. parte del pais, regresó á Matamoros, se dirigió á las orillas del rio. Allí Es imposible dejarse de estremecer Pero nadie se acordará de ello, por- y siguió, según entiendo, en sus espe- vió aquella calma de la naturaleza, a- al copiar estas líneas y reproducir es- que con verdad, los hombres por allá diciones á Tejas y en sus indagacio- quella dulce melancolía de la soledad, tos pensamientos. ¿Cómo un hom- tienen bastante en que entretenerse nes y progresos científicos. Juzgo y agitado con su funesta idea, se que- bre que tenia tan íntima conciencia con sus intrigas y su ambición. que los dos años que transcurrieron dó inmóvil como una estatua. A po- de su honrado manejo político, se sui- desde la acción de Tampico hasta su co salió de su meditación y esclamó: —Pero V., Sr. general, contestó cidó en un desierto, sin querer escu- regreso á Padilla fué feliz, si es posi- —Soy un hombre desgraciado, y el secretario, tendrá probablemente char en sus últimos momentos ni la ble que el hombre sea feliz luchando los desgraciados no deben vivir sobre la mayoría de sufragios para la pre- voz de sus amigos, ni las oraciones con- con esta mísera y caprichosa natura- la tierra. Sonrió amargamente, y se sidencia, y entonces podrá remediar soladoras de la religión? Esto no prue- leza humana. Si juzgamos aparen- alejó á pasos lentos de las frescas ori- los males que se temen. ba mas, sino lo incomprensible que es temente, un hombre que lidió como llas del rio. —Es una locura, replicó el gene- la naturaleza del hombre, y que ya sea un valiente por la libertad de su pa- ral: ¿cree V. por ventura que en ese político, ya literato, ya científico, de- tria, que mantuvo constantemente su ¿Por qué era el general desgracia- palacio se puede pensar con la liber- be dejar en su corazon cierta dosis de dignidad y energía, que se conservó do? Quién sabe. Por la misma ra- tad que lo hemos hecho en nuestros ese bálsamo consolador de la religión limpio y puro en medio de la corrup- zón que es desgraciado el magnate desiertos? ¿Cree V. que esa turba cristiana, que lo sostiene y alivia de ción política, que siguió á la indepen- sentado en su silla de terciopelo y oro, de hombres que cerca al gobierno, los dolores que causa en su alma la dencia, y que habia empleado el últi- recibiendo los inciensos y las lison- deja penetrar un rayo de verdad al maldad é inconsecuencia del mundo. mo tercio de su carrera en las sabro- jas de los cortesanos, el rico lleno de salon del presidente? ¿Cree V. que sas ocupaciones de la ciencia, parece Ya que es preciso llegar al fin de lujo y de esplendor, y el joven que la honradez y la buena intención son que debia encontrar grandes motivos mi capítulo, lo haré antes que la pa- gasta su vida entre el vino y las or- bastantes para acallar ese torrente de de satisfacción y de tranquilidad. Pe- ciencia abandone á los lectores. Si gías. En cuanto al general Teran po- ambición y aspirantismo? ¿Juzga V. ro no era así, como verémos. fuera un romance, sin duda alguna no drémos ver algunas de las causas que que la moderación y lenidad serian lo tenian disgustado. A fines del año de 1831, se hallaba mataría á mi héroe; pero como escri- bastantes para destruir el odio de los por las haciendas de los Sres. Quinte- bo con la historia en la mano, y de- Al retirarse del rio, se encontró partidos, y formar de esos bandos que ros, en Tamaulipas, y entretenía una lante de testigos, fuerza es ajustarme / con su secretario el coronel Noriega, se chocan y se asesinan, una nación de correspondencia con algunas de las á la verdad. y con un semblante risueño lo saludó. afectuosos hermanos y de sinceros re- personas mas notables de México. Amaneció en Padilla el dia 2 de Ju- —Juzgué, mi general, que podia publicanos?—Créame V., coronel, he Un trozo de una carta que dirigió al lio de 1832, diáfano, radiante, hermo- V. haber venido por aquí, y me diri- pasado por bastantes alternativas en Dr. D. José María Luis Mora, dá á so. El cielo estaba azul, los árboles gí á encontrarlo. el curso de mi vida militar y política, conocer sus ideas. (*) verdes, los pájaros y urracas alegres y he adquirido una sola ciencia cier- —En efecto, la mañana está her- ta é infalible, y es, la de que un hom- en demasía, el rio cristalino, las flo- mosa, y las orillas del rio bastante res amarillas, haciendo brillar en su bre que gobierna una nación sin edu- (*) Véase la página LXI del tomo pri- frescas. ¿Ha ocurrido algo de nue- cación y sin virtudes, no puede des- mero de las Obras sueltas de D. José Marta cáliz las gotas de rocío, las cañas va- vo? lanceándose suavemente al impulso cender del puesto mas que con el o- ¿A/.is Mora. —Nada, absolutamente. " 5 probio y el desprecio de sus conciu- suspiró profundamente, y ambos se pero va calmándose; el asistente le propósito, y dando algunas vueltas y dadanos. Si cumpleesactamentecon pusieron á arreglar los papeles, ma- trajo un vaso de agua y bebió unos revueltas para no ser visto, se dirigió la ley, lo llaman tirano; si adopta el pas y libros que habia esparcidos por tragos. detras de una pared arruinada que es- partido de la lenidad, lo tachan de la mesa. Cerca de las nueve se acostaron taba frente á la iglesia; allí apoyó el imbécil. Cada partido quiere su triun- Por la tarde el general Teran salió todos. A la media hora un ligero puño de su espada contra una piedra fo esclusivo; cada hombre sus con- á dar un paseo. No quiso ir á la ori- quegido se escuchó; el coronel Norie- y la punta contra el corazon. Hizo veniencias é Ínteres, y el que gobier- lla del rio, y así despues de vagar un ga dijo desde el catre en que estaba un esfuerzo, sus ojos se cubrieron de na no puede saciar tantas ambicio- rato, vino á encontrarse involuntaria- acostado:—¿Sigue V. enfermo, señor? una nube sangrienta, vaciló un mo- nes. En cuanto á esas pobres gen- mente delante del sepulcro de Iturbi- mento, ecshaló el último y doloroso tes, que los modernos publicistas han —No es nada, me siento bueno. de. Se paró, y como una estátua es- quegido, implorando sin duda la mise- bautizado con el nombre de masas, Sin duda estaría soñando. El ge- tuvo clavado con los ojos fijos en la ricordia Divina, y cayó sin vida tras- sufren con paciencia cuantas estor- neral se habia metido entre las costi- piedra que cubría el cadáver del cau- pasado de parte á parte con la espada. siones les infiere desde el primer ma- llas media pulgada de un estoque; pero dillo de la independencia. Al fin pro- gistrado hasta el grotesco alcabalero; temiendo comprometer á los que dor- Por la noche, cuando la única y rumpió en mil esclamaciones:—¡ La in- pero esas masas arrojan maldiciones mían en su cuarto, desistió por enton- triste campana de Padilla daba el to- mortalidad! ¡Dios! ¡El alma! ¿Qué sobre el que manda, y esas maldicio- ces de su idea. que de ánimas, un cadáver lívido, cu- nes, como un veneno, corroen el co- quiere decir todo esto? Pero, bien, A la mañana siguiente salió á las bierto con un lienzo blanco, estaba razon y llenan de hiél todos los ins- todo lo creo, ¿mas por qué el hombre siete, muy en silencio, dió una vuelta tendido con cuatro velas en el salón tantes de la vida .... Este es un pre- no ha de tener derecho de salir de por la plaza, y encontrando en la puer- donde el congreso de Tainaulipas de- sidente; esta suerte se me esperaría á su miseria y de sus dolores? ¿Por ta del cuartel á un cabo de la compa- cretó la muerte de Iturbide. mí, y veria, sin poderlo remediar, qué ha de estar encadenado eterna- ñía presidial de Aguaverde, le dijo: mente con una ecsistencia llena de Era el valiente patriota, el hábil perderse á Tejas, á Tejas que me ha —Si tu general muriera, ¿qué ha- fastidio? Y este espíritu que me ani- político, el profundo matemático, el costado tantos desvelos y tantas fati- rían vds.?—Otro reemplazaría á V. E., ma, quemueve mis miembros, que lle- gas le contestó el cabo con una rústica Escmo. Sr. general de división del na mi cerebro de ¡deas, ¿dónde irá?.... sencillez. ejército mexicano, D. MANUEL DK Iiubo un momento de silencio en Verémos: el espíritu está incómodo, que ni las moscas se atrevieron á vo- él me manda que lo liberte, y es me- —Esta respuesta lo confirmó en su MIER Y TERAN.—YO. lar. nester hacerlo. De repente se con- —En cuanto á estos libros yá» tuvo horrorizado, los cabellos se eri- estos instrumentos, continuó, des- zaron en su cabeza, un horrible calos- viando con desden unos mapas que frió se apoderó de su cuerpo, y un vér- estaban sobre la mesa, digo á V. con tigo fatal le acometió, de suerte, que mi corazon, que no solo nada valen, la pequeña iglesia que tenia delante sino que crian en el alma una ambi- le pareció que crecía corno una fan- ción y un orgullo, comparable solo tasma; que el mezquite que estaba al de Lucifer. Cinco años me ha vis- cerca, giraba en su derredor, y que un to V. estudiar dia y noche.... y hoy espectro libido, ensangrentado, cru- nada sé, nada, porque el hombre giendo sus huesos, le decia con una es muy miserable y muy pequeño; y voz espantosa: "i/e aquí el fin de las .... demos puntos á estas reflecsio- grandezas humanas y el término de nes, que me ponen casi fuera de jui- la ambición." cio Arreglemos estos papeles, porque esta mesa está llena de estor- Cuando Teran entró en su casa, es- bos, y ademas, nada se pierde con taba pálido y algunas gotas de sudor que todo esté en su lugar, porque no helado caían por su frente. sabemos la suerte que correremos en El coronel Noriega le dijo:—Sr. ge- la revolución; porque, no lo dude V., neral, parece que está V. enfermo. la revolución está al estallar, y Te- —Es poca cosa, amigo mió. Un jas se pierde. Al concluir esta frase, ligero desvanecimiento me acometió,