CONSEJERIA DE EDUCACIÓN Y CULTURA DEL PRINCIPADO INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS (c. s. i. c.)

BOLETIN DEL INSTITUTO

DE ESTUDIOS ASTURIANOS

N.° 130

Abril AÑO XLIII Junio 1989 SUMARIO

Págs.

Un artículo olvidado deClarín sobre María Guerrero, porAngeles Eza- ma Gil ...... 263

Comentarios a la < Carta Novena > de Jovellanos, “sobre el origen y costumbres de los vaqueiros de alzada de ”, desde una pers­ pectiva etnohistórica, porAdolfo García Martínez ...... 275

Jesuitas asturianos en América: Siglos XVI-XVIII. (Apéndices catálo­ gos trienales de la Compañía de Jesús), porJusto García Sánchez ... 309

La población en El Franco, porLaureano Busto López ...... 379

La Orden franciscana en Asturias. Orígenes y primera época, porFran­ cisco Javier Fernández Conde ...... 397

La escultura funeraria bajomedieval asturiana. Los sepulcros de Juan Alonso de Oviedo y Aldonza González. San Francisco de Avilés, por Raquel Alonso Alvarez ...... 449 CONSEJERIA DE EDUCACIÓN Y CULTURA DEL PRINCIPADO INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS (c. s. i. c.)

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N.° 130

Abril AÑO XLIII OVIEDO Junio 1989 Depósito Legal: O. 43-1958 I. S. S. N. 0020-384X

Imprenta “La CRUZ” Hijos de Rogelio Labrador Pedregal Granda- (Oviedo), 1989 BOLETIN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS

A ño x l iii A br il -Ju n io Núm. 130

UN ARTICULO OLVIDADO DE CLARIN SOBRE MARIA GUERRERO

A n g e l e s E zam a G il

El 2 de agosto de 1894 María Guerrero escribía a Galdós: «Reci­ bí una carta de Leopoldo Alas, preciosa. ¿Ha leído usted el artículo que me ha dedicado?» (1). Este artículo queClarín dedicó a la co­ nocida actriz, y que Carmen Menéndez Onrrubia declara no haber localizado en su repaso de la prensa periódica del momento, es el que hoy rescatamos del olvido. El texto en cuestión, con el título de «María Guerrero», aparece publicado en los números 2 y 3 de la revista madrileña Los Apuntes, correspondientes a los días 19 y 26 de julio de 1894, respectivamente. No es ésta la primera vez que Clarín se ocupa de María Guerre­ ro; de hecho, Alas sigue de cerca su labor profesional desde 1890; los días 8, 15 y 22 de noviembre de este año se publican enMadrid Cómico tres Paliques en los que el crítico asturiano «aconseja» sucesivamente a la actriz que reflexione sobre sus defectos para irlos superando, que huya de las influencias de los malos actores y de los malos dramaturgos. Posteriormente, en 1894,Clarín tendrá ocasión de conocer per­ sonalmente a María Guerrero, a raíz de su estancia en Oviedo como miembro de la compañía de Emilio Mario (2), entre el 3 de mayo y el 14 de junio. En su despedida de la actriz ya piensa el escritor en ella como la futura intérprete de su aún hipotética pieza teatral, Teresa ; así lo manifiesta en carta a Adolfo Posada de 22 de julio de 1894:

(1 ) Carmen M e n e n d e z O n r r u b i a , El dramaturgo y los actores. Epistolario de Benito Pérez Galdós, María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza, M a ­ drid, C.S.I.C., 1984, p. 88. (2) Por estas fechas se opera la ruptura de María Guerrero con Emilio Mario, si bien sigue trabajando con él hasta el final de la temporada por pro­ vincias (vid. Carmen M e n e n d e z O n r r u b i a , op. cit., págs. 230-231). El programa 264 ANGELES EZAMA GIL

Aunque me he prometido a mí mismo no decir a nadie nada... se me figura que sería traición ocultarle a usted «mi secreto». Pero absolutamente para usted solo. Cuando estuvieron aquí Galdós y María Guerrero, ambos me metieron en la cabeza que hiciese yo algo para el teatro. Al despedirme de María Guerre­ ro, casi se lo ofrecí... (3).

A partir de esta aproximación Clarín intenta seguir ganándose a María Guerrero para su obra. El artículo que presentamos es un buen ejemplo de esta actitud; redactado paralelamente a la com­ posición de Teresa (4), se constituye en una alabanza sin medida del buen quehacer teatral de la actriz, y termina proponiéndole nuevamente el papel de protagonista de la pieza:

Tal como es, entre las actrices españolas es la que escogería para interpretar un papel, que yo crease, de mujer joven, alen­ tada por una pasión fuerte o una idealidad dulce y noble(Los Apuntes, núm. 3, p. 5).

Este mismo tono domina en la primera de las cartas que Alas escribe a María Guerrero el 8 de octubre de 1894, en la cual el es­ critor revela el temor de que su obra no sea del gusto de la actriz:

Yo estoy seguro de que Vd. ha de estudiar su papel con cariño. Yo he soñado pensando en Vd.Veremos si Vd. encuentra su cara, su voz... Pero basta de fábula de la Lechera. Si el cán­ taro no se rompe, hay tiempo para todo. Lo que les suplico a Vd. y a D. José que no me tengan con la impaciencia de igno­ rar su opinión más tiempo del indispensable (5).

de la tournée incluía obras de Calderón, Tirso de Molina, Moratín, Duque de Rivas, Hartzenbusch, Feliu y Codina, y Galdós, entre otros (vid. AlbertB e n - s o u s s a n , José Yxart : 1852-1895. Théâtre et critique à Barcelone, Université de Lille III, Atelier National de Reproduction des theses, 1982, vol. II, p. 778). (3) A d o lf o P o s a d a , España en crisis. La política, , Caro Raggio. 1923, p á g s . 190-191, en José María M a r t ín e z C a c h e r o , “Noticia del estreno de Teresa (ensayo dramático en un acto y en prosa original de don Leopoldo Alas, 1895) y de algunas críticas periodísticas”, Las palabras y los días de Leopoldo Alas, O v ie d o , IDEA, 1984, p . 268. (4) La redacción de la pieza estaba ya terminada cuando Alas escribe la carta citada a Adolfo Posada: “después de veinte años de no haber escrito escenas, en doce días justos... terminé en absoluto, definitivamente, para po­ der representarla hoy mismo, mi Teresa” (Ibíd., p. 269). (5) Guillermo G u a s t a v in o , “Algo más sobre “Clarín” yTeresa”, Bulletin Hispanique, 1971, LXXIII, p. 141. (6) Ibíd., p. 137. UN ARTICULO OLVIDADO DE «CLARIN» SOBRE MARIA GUERRERO 265

Finalmente María Guerrero acepta el papel, tal vez por deci­ sión propia, o tal vez, sugiere G. Gustavino, a instancias de Eche- garay (6). Y Teresa se estrena en Madrid el 20 de marzo de 1895, resultando un absoluto fracaso (7), fracaso del queClarín culpa, en un primer momento, a la actriz:

A Vd. la encontré casi todo el tiempo no sé cómo decirlo; así... algo distraída; muy atareada con sus muchas cosas. Vi claramente que, o por lo que oía alrededor a lagente menuda del vil oficio de autor y a otros también menudos, o por lo que fuera, Vd. ya no veía enTeresa lo que había visto cuanto tan entusiasmada me escribía. Es más, noté que alrededor nuestro chocaban mis maneras en el ensayo (...) Estoy desorientado ya respecto de lo que es Vd. en el fondo. Como yo me había figurado era una cosa demasiado grande para ser verdad (...) La que hizo la escena de Teresa con Fer­ nando como una tarde que la vimos Echegaray y yo juntos, casi solos (...) bien podía odebía ser como yo me la figuro. Pero la que una mañana me dijo:Adiós, don Leopoldo, de cier­ ta manera, bien puede tener misterios dentro, de que yo no sé una palabra. ¿Vd. creía en el fracaso y se arrojó a él de cabe­ za? Aquella mañana se me figuró eso (8).

Claro está que esta actitud reticente deClarín desaparecerá in­ mediatamente, dado que además la actuación de María Guerrero resulta objeto de elogio unánime por parte de los críticos. El escri­ tor hará pronto partícipe a la actriz de otros proyectos teatrales: Clara fe, Speraindeo, Julieta y La millonaria (9). Pero, más allá de su papel en la obra clariniana, la figura de María Guerrero suscita devociones y enemistades extremadas. Sus detractores, entre los que se cuentan José Martínez Ruiz o Jacinto Benavente, critican el progresivo engreimiento de la actriz que,

(7) Para todo lo concerniente al proceso de escritura, estreno y valoración crítica de Teresa vid. Leonardo R o m e r o T o b a r , “Introducción biográfica y crí­ tica” a Leopoldo Alas “Clarín”,Teresa. Avecilla. El hombre de los estrenos, Madrid, Castalia, 1976, págs. 7-57. Asimismo, encontramos aportación documental a la valoración crítica de la obra en el artículo citado de José María Martínez Cachero, págs. 267-291, mencionado en la edición de Leonardo Romero, y en otro del mismo autor posterior a dicha edición: “Noticia de más críticas periodísticas sobre el es­ treno de Teresa (ensayo dramático en un acto y en prosa, original de don Leopoldo Alas, 1895)”,Las palabras y los días de Leopoldo Alas, ed. cit., págs. 293-317. (8) G . G u a s t a v i n o , art. cit., carta del 29 de marzo de 1894, págs. 176-178. (9) Ibíd., carta del 16 de junio de 1895, p. 156. 266 ANGELES EZAMA GIL tras conseguir el arrendamiento del teatro Español por diez años, llega a «convertirse en una especie de dictadora» (10); esta actitud coincide, además, con su evolución hacia un teatro de élite:

Las obras, pues, de tesis, moralizantes, de temas actuales pro­ blemáticos comienzan a desaparecer del repertorio en favor de obras en las que los actores, en especial, los divos, puedan lucir trajes, decorados deslumbrantes, actuaciones inspiradísi­ mas, todo en favor del espectáculo (11). Entre sus incondicionales devotos habría que contar a Echega- ray (que realiza un teatro a la medida de la actriz) (12), Galdós (que descubre su faceta apasionada y naturalista) (13), Angel Gui- merá (cuya obra María Rosa resulta de la estrecha colaboración entre el dramaturgo y la actriz) (14),Clarín y José Yxart. Este últi­ mo critica el modo de declamación lírica, habitual entre los actores españoles, cuyos máximos exponentes son Rafael Calvo y Antonio Vico (15); por el contrario, se muestra a favor de la dicción «na­ tural» de María Guerrero, absolutamente novedosa en el panorama teatral español:

Lejos de encarnar de nuevo la antigua declamación dramática, se distingue felizmente por todas las cualidades opuestas; si algo resucita en ella, es la eterna y sana tradición de una dic­ ción natural, matizada, detallada y exquisita, que atiende a la intención de las palabras antes que al canto, que perfila y di­ buja y da relieve a la frase sin declamarla. Por otra parte, su cualidad más saliente no es por ciento el nervio dramático, sino la delicadeza y la discreción, la expresión exacta del sen-

(10) Jesús R u b i o J im e n e z , Ideología y teatro en España, Zaragoza, Depar­ tamento de Literatura Española - Libros Pórtico, 1982, págs. 176-178. (11) Carmen M e n e n d e z O n r r u b i a , op. cit., p. 229. (12) Vid. Carmen M e n e n d e z O n r r u b i a y Julián A v il a A r e l l a n o , El neo- rromanticismo español y su época. Espistolario de José Echegaray y María Guerrero, Madrid, C.S.I.C., 1987, págs. 137-170. (13) Vid. Carmen M e n e n d e z O n r r u b i a , El dramaturgo y los actores. Epis­ tolario de Benito Pérez Galdós, María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza, ed. cit., p. 225. (14) Ibíd., págs. 227-228. (15) Vid. Albert B e n s o u s s a n . op. cit., págs. 454-459. Clarín, por el contrario, defiende este modo de declamación lírico; com­ para la recitación de Vico y Calvo, pero reconociendo que este último es superior: “La manera romántica, antigua y moderna; la tendencia lírica, que siempre serán en un teatro genuinamente español elementos principales, tenía el mejor intérprete en Calvo (...) Eso era Calvo, la lira de Calderón y Tirso" (vid. “Rafael Calvo y el teatro español”,Folletos literarios, VI, Madrid, Libre­ ría de Fem ando Fe, 189, p. 65). UN ARTICULO OLVIDADO DE «CLARIN» SOBRE MARIA GUERRERO 267

timiento intenso y vivo, pero no fogoso; un talento claro que penetra literariamente el personaje entero, toda su alma, en lo cual se ayuda quizás de su especial aptitud para otras artes (la música y la pintura) y una conciencia artística que sabe y siente muy bien lo que dice, y ni se desvía ni cede al vulgar deseo de fáciles aplausos. En una palabra: María Guerrero es una artista de verdad, en el múltiple y complejo sentido de la frase. ¡Flor rarísima en el teatro nacional! (16).

Otro aspecto novedoso presenta la figura de María Guerrero frente a los grandes actores del momento; lo más común entre éstos es que el actor principal sea el auténtico rey de la escena y eclipse con su representación la de todos los demás actores, que quedan de este modo en el anonimato. La ruptura con esta actitud, que Yxart valora de manera positiva (17), se opera en la escena española con María Guerrero, que huye de los protagonismos es­ pectaculares y no busca la brillantez de su papel a costa del de los demás. El artículo de Clarín parte en buena medida de este último supuesto (18). De los tres apartados de que consta, el primero constituye una reflexión, a nivel general, sobre los rasgos singula- rizadores del perfecto artista escénico. En el segundo se aplican estos rasgos a la persona de María Guerrero. El tercero, en fin, se centra en la consideración de las cualidades básicas que permiten a la actriz la expresión de los sentimientos en escena. Clarín, en su afán por encomiar la labor teatral de María Gue­ rrero, comienza por plantear en el inicio de su ensayo una curiosa identificación: el arte de la escena es arte femenino, y lo es porque exige cualidades propias de la mujer: «lapasividad apasionada, el sacrificio; no la invención sino laconservación, el cuidado, la asimilación, la simpatía»; es, en definitiva, un arte que exige del actor un cierto carácter proteico: «su estilo debe consistir en saber desfigurarse, en ser un Proteo, enfluir siempre, como diría Hero- doto, en vivir en él, variar, en no serasí o de la otra manera, sino de todas las necesarias y nunca él mismo», y ello porque el come­ tido del actor «no escrear, sino interpretar» Los( Apuntes, núm. 2,

(16) José Y x a r t , “María Guerrero”,La Vanguardia, 7 de julio de 1891, en A. B e n s o u s s a n , op. cit., págs. 459-460. (17) A. B e n s o u s s a n , op. cit., págs. 460-461. (18) No en vano Sergio Beser ha señalado la influencia mutua entre los trabajos críticos de Yxart yClarín: “Imposible de delimitar es la relación con Yxart; la semejanza de muchas de sus apreciaciones sobre el arte dramático nos hace pensar que se trata de una coincidencia junto con una mutua influen­ cia” (Leopoldo Alas, crítico literario, Madrid, Gredos, 1968, págs. 221-222). 268 ANGELES EZAMA GIL p. 4). Por el contrario, el cómico que pretende desempeñar un pa­ pel creador y se considera a sí mismo el centro de atención de la representación, por encima incluso de la obra misma, se identifica con el carácter masculino, y es motejado de vanidoso, ignorante y dictador. Este parece ser el caso de Sarah Bernhardt, actriz a la que Alas, pese a admirar, reprocha: tiene por principal defecto esa superioridad absurda a que aspira; es su genio, sí, pero demasiadomasculino para su arte. Sus caprichos, sus genialidades, sus pretensiones de capitán general, y hasta cesáreas, son, en rigor, prueba de mal gusto, un límite triste de su talento (...) Se puede decir que a la Bernhardt le perjudica todo lo que el arte tiene de hombruno. El segundo momento de la reflexión se erige sobre estos su­ puestos iniciales, sintetizados en el dogma: «lo principal es la obra, no el que la representa» Los ( Apuntes, núm. 3, p. 3). Consecuente­ mente con este principio María Guerrero

empieza por huir de genialidades, amaneramientos, desplantes y pruritos de hechicería. No pretende deslumbrar con trajes de escandaloso lujo, más o menos propios del caso; no entra en la escena con la perniciosa preocupación del aplauso a todo trance, de romper el hielo (...) no aspira acomerse a los de­ más actores; no anda a caza de efectosLos ( Apuntes, núm. 3, págs. 3-4). Amén de esta primera e imponderable cualidad posee otra no menos valiosa para el actor: sabe tener siempre el alma en lo que hace, huyendo, de este modo, de caer en el hábito, en la rutina. Si las cualidades señaladas no permiten albergar duda alguna acerca del talento y la sensibilidad de la actriz para encarnar los más diversos personajes de ficción, otra serie de cualidades de na­ turaleza física prestan vida a la expresión de dicha sensibilidad: son la figura, la voz y el gesto. Coincidencia casual o no, lo cierto es que estas tres virtudes escenográficas aparecen señaladas reite­ radamente en los manuales de declamación decimonónicos; Jesús Rubio (19) aduce dos ejemplos: el de M. M. (20) y el de Sebastián J. Carner; este último apunta:

(19) Jesús R u b i o , “El realismo escénico a la luz de los tratados de decla­ mación de la época”,Realismo y Naturalismo en España en la segunda mitad del siglo XIX, Actas del Congreso internacional celebrado en la Universidad de Toulouse-Le Mirail del 3 al 5 de noviembre de 1987 bajo la presidencia de los profesores Gonzalo Sobejano, Henri Mitterand, Barcelona, Anthropos, 1988, págs. 274-275. (20) Manual de declamación, Barcelona. Imprenta Pons y Cía., 1848. UN ARTICULO OLVIDADO DE «CLARIN» SOBRE MARIA GUERRERO 269

(...) Las cualidades del actor serán de dos especies: las que contribuyen a formar el sentimiento y las que sirven para comunicarlo. Figuran entre las primeras la sensibilidad, la imaginación y el talento que regula las cualidades anteriores, previene sus extravíos y les presta sus auxilios tomados de la observación y del estudio. Entre las segundas cuéntanse la voz, la figura y la fisonomía; la primera ha de ser sensible, vigorosa y flexible; la figura ha de ser conveniente, y la fiso­ nomía agradable y móvil (21).

El gesto es un recurso escénico que no suele valorarse adecua­ damente en el ambiente teatral español, pero cuya funcionalidad al servicio de la representación queda más que demostrada si aten­ demos al trabajo de María Guerrero. A ésta el gesto le permite adelantar lapsicología de su papel en los momentos de silencio y expresar las más diversas y matizadas pasiones (el sentimiento religioso, la dignidad herida, la ira, el recelo, la ternura conte­ nida...) (22). La voz es la cualidad de la actriz que más atrae al espectador: «su carácter está en la voz; es lo que más la distingue»(Los Apun­ tes, núm. 3, p. 5). Además, en la voz reside su mayor encanto, porque sabe modularla para expresar enmociones tan contrarias como la risa o el llanto; en este último empeño logra sus mejores resultados: «sobre todollora con la garganta como pocas mujeres; las lágrimas del sollozo, de la queja logran en la Guerrero un pres­ tigio estético, que es el arma tal vez más poderosa de esta entusias­ ta del teatro». Por lo que respecta a su figura, «es noble, elegante, graciosa, flexible y fácil para las transformaciones y adaptaciones que su arte exige», aunqueClarín la concibe más adecuada para represen­ tar el tipo de la belleza clásica que el de la romántica. La perfecta unidad compositiva del artículo queda puesta de manifiesto en el análisis de estas cualidades: la flexibilidad, la versatilidad, el carácter proteico en definitiva, que se anunciaba como virtud ideal del perfecto cómico, se cumple en el trabajo es­ cénico de la Guerrero a través de la figura, la voz y el gesto. En el final del artículo se insiste sobre las amplias facultades dramáticas de la actriz y sobre la imposibilidad de desarrollarlas

(21) Tratado de arte escénico, Barcelona, Establecimiento Tipográfico de La Hormiga de Oro, 1890, p. 112, en Jesús R u b i o , art. cit., p. 275. (22) El estudio de las pasiones como manifestación de la sensibilidad del actor es otro de los aspectos del arte escénico que suscita el interés de los manuales de declamación (vid. JesúsR u b i o , art. cit., págs. 275-279). 270 ANGELES EZAMA GIL

plenamente en el marco del teatro español del momento, teatro que no favorece el estudio y el progreso; de hecho los escasos actores de valía deben más a su instinto que a su ciencia. Esta afirmación resulta lugar común en la crítica teatral de finales del XIX; para comprobarlo basta con remitirse a las apreciaciones de J. Yxart: «aunque concedamos que España tuvo en este siglo algunos actores y actrices notables, y aun de genio, quizás del género cómico prin­ cipalmente —lo fueron, con muy escasísimas excepciones, por na­ turaleza y no por arte, en virtud de facultades nativas y geniales, no dirigidas ni perfeccionadas, ni formando escuela alguna» (23).

MARIA GUERRERO

I

Es una artista de la manera más segura y sólida que pueden serlo las mu­ jeres: sin dejar de ser hembra. No le conviene al arte el anafrodismo; y por eso, las mujeres podrán distinguir más y mejor en aquellas manifestaciones de la habilidad en que, lejos de violentar la tendencia del sexo, pueden favo­ recerle, secundarle con sus esfuerzos excepcionales en una vocación bien de­ finida. El arte de la escena es muy a propósito para las mujeres, y han dejado de aprovechar grandes fuerzas estéticas los siglos y civilizaciones que, por perjuicios de uno u otro género, no han consentido que las creaciones del poeta fueran representadas en el teatro por mujeres cuando les correspondía. Observando, no hace muchos días, de cerca y con disimulada atención el carácter, las ideas, los propósitos y gustos de María Guerrero he podido con­ firmar esta opinión: de que el arte del cómico se adapta muy bien a la natural tendencia femenina. La Guerrero es toda para su vocación, para su arte; no ve en la escena una industria, ni un palenque de vanidad, ni menos un espejo de coquetería; ve un templo en cuyo culto la mujer tiene funciones bien im­ portantes y bien determinadas. Sabe, más por instinto que por reflexión filo­ sófica, que su cometido no escrear, sino interpretar. El poeta engendra, el artista de la escena concibe (entendiendo) y da a luz, hace ver lo que engen­ dró el poeta. Hágase en mí según tu genio, dice el artista de las tablas. El buen cómico necesita empezar por estas cualidades tan propias de la mujer: la pasividad apasionada, el sacrificio; no la invención sino laconservación, el cuidado, la asimilación, la simpatía. El cómico vanidoso, ignorante, en el fondo, de su oficio, que se cree lo principal, el creador y por lo menosigual al poeta, no será nunca el perfecto intérprete dramático. Y quien dice el cómico dice la cómica. Sara Bernhardt (a quien yo admiro de todo corazón) tiene por principal defecto esa superiori­ dad absurda a que aspira; es su genio, sí, pero demasiadomasculino para su arte. Sus caprichos, sus genialidades, sus pretensiones de capitán general, y hasta cesáreas, son, en rigor, prueba de mal gusto, un límite triste de su ta-

(2 3 ) José Y x a r t , El arte escénico en España, Barcelona, Editorial Alta- fulla, 1987, p. 111. UN ARTICULO OLVIDADO DE «CLARIN» SOBRE MARIA GUERRERO 271

lento. El sprit, la originalidad, las boutades de Sara Bernhardt le rebajan, pues le hace descender de las alturas del verdadero genio artístico a la vul­ garidad del talento gracioso y picaresco de un Richepin, de cualquiera de esos distinguidos snobs de la estética aventurera. Sara, pretendiendo que los dra­ mas sean para ella y no ella para los dramas, desconoce la capital condición de su arte y se hace, en este respecto, inferior a otras artistas másfemeninas, más dóciles, de más conciencia, menosrefractarias, que cumplen mejor con el poeta, aunque no sean tan inspiradas. Se puede decir que a la Bernhardt le perjudica todo lo que en el arte tiene de hombruno. Cuando el cómico se cree umbilicam artis, quicio de la escena, todo se trastorna; no se busca poesía, se buscan papeles; no ve la preocupación ido­ látrica del milagro de la representación que, según la vanidad, puede convertir lo malo en bueno: el cómico cree que él salva las obras, que aunque no val­ gan puede hacerlas valer; le es indiferente el mérito del autor, hace alarde de una mal entendida democracia artística protegiendo a los desconocidos; tiende a demostrar que, como él quiera, el genio se hundirá y se salvará la medianía; por él acierta mejor el poeta un día, cree que le hace un papel que le gusta, que se presta a lucir facultades, que es poeta verdadero, el cual piensa en algo más importante que las particulares ventajas del actor insigne. El cómico vanidoso, absorbente, aspira a tenerun estilo como un poeta lírico o un creador, sin ver que su estilo debe consistir en saber desfigurarse, en ser un Proteo, en fluir siempre, como diría Herodoto, en vivir en él, variar, en no ser así o de la otra manera, sino de todas las necesarias y nunca el mismo. El cómico dictador, el que se creedeus ex machina lleva su probable mal gusto a la vida ordinaria del teatro, hace que se repartan con preferencia las obras de las medianías hábiles, de los mecánicos que le ayudan a lucirse, a estrenar trajes o gritos, desplantes o posturas. Cuando así se invierten los papeles de poeta y actor pasa algo análogo a lo que se expresa al decir que en una familia... la mujer se pone los pantalones... En cambio, cuando el actor comprende el cambio propio de su oficio, dul­ cemente, por amor al arte, la supremacía, la iniciativa se las cede al poeta: harto le queda a él qué hacer, admirar, comprender, sentir para poder asimi­ lar, expresar, interpretar, transparentar: el poeta es la luz, el actor el fanal que la deja pasar abrillantándola. Cuando el cómico es hembra, que no reniega de su sexo, todo va como una seda: miel sobre hojuelas. El arte de la escena es arte femenino. Por eso, desde la época en que a la mujer se la permitió ya subir a las tablas, ha habi­ do tantas actrices célebres, casi más que actores; mientras en la poesía, en la música, en la pintura, en la escultura las artistas eminentes son excepcio­ nes rarísimas.

(Los Apuntes, núm. 2, 19 julio 1894, p. 4.)

TI

María Guerrero empieza por enamorarse de las obras que cree buenas, y cuando ve que éstas se le presentan una y otra vez por determinados autores, a éstos extiende su cariño, su protección de artista que defiende como tesoro que le está encomendado. 272 ANGELES EZAMA GIL

Más es; podrá dudar si admitirá o no un papel, pero una vez admitido, aunque ni el autor ni la obra le parezcan admisibles, se consagrará a su de­ fensa con todo el calor natural, con el noble y simpático entusiasmo con que se ve trabajar siempre a esta artista, que dedica toda la savia rica y adorna de su juventud a las empresas de la escena. Así se la ve luchar ardiente y leal en el papel de Dolores, procurando triunfar de las dificultades que le ofrece el martilleo antiestético del acento aragonés que se le impone, como a una estatua podían plantarle ojos de cera o pelo postizo; y se la ve procurar que los versos hueros y altisonantes tengan un sentido algo más jugoso que el que acertó a darles el poeta. En lo que no cabe vencer no vence; pero su afán de defender la obra no cesa ni un mo­ mento. Compárese esta conducta de la Guerrero con la de algunos actores cabe­ zudos y caprichosos, que salen de la escena renegando del público porque los aplaude en papeles que ellos juzgan insignificantes, embolados, según la jerga de bastidores. Pero es natural, es conveniente que la Guerrero, aunque una vez en la batalla, defiende su causa, buena o mala, prefiera defender la belleza verda­ dera y procurar laurel para los poetas buenos, para los que deben vivir en el teatro. Así, lejos de merecer censuras, merece elogios, por el particular es­ mero con que trabaja por los intereses de autores como Echegaray y Pérez Galdós, que si han hecho no poco por esta actriz, también le deben mucho en el buen éxito de varias de sus comedias. Con este dogma: que lo principal es la obra, no el que la representa, la señorita Guerrero funda todo un plan de la obrita para la escena. Por eso em­ pieza por huir de genialidades, amaneramientos, desplantes y pruritos de hechicería. No pretende deslumbrar con trajes de escandaloso lujo, más o menos propios del caso; no entra en la escena con la perniciosa preocupación del aplauso a todo trance, de romper el hielo (que puede no ser hielo, sino profunda atención); no aspira acomerse a los demás actores; no anda a caza de efectos, como esos oradores que siempreredondean los períodos, porque quieran tener por constante acompañamiento de sus frases los vítores del público. Por todo esto, que es labor concienzuda en pro del arte, empieza la Gue­ rrero a probar en el concepto del espectador una superficial y de menos gusto. No deslumbra, no mete por los ojos y por los oídos la excelencia de su acción, y esto lo traduce en inferioridad de facultades el acostumbrado a los des­ plantes, a los ritos, a las excentricidades y otros recursos poco recomendables. En la Guerrero no hay jamás eso dereservarse, que debiera penarse hasta con multa; ni lo otro de no saber bien el papel y hacerle la rosca al apun­ tador; María sabe su papel, y el de los demás; y cuenta, que el papel no consiste sólo en las palabras, sino en gestos, pasos, posturas, idas y venidas, inflexiones de la voz... cien cosas más, todas importantes. En este punto, la concienzuda actriz va tan allá que raya en el exceso; me explicaré. Cuando se sabe tan bien una obra, después de repetirla muchas veces, a poco que la atención se descuida, se trabaja por máquina; el hábito suple a la reflexión, y el espectador atento nota que, sin poder explicarse el cómo, allí falta el alma a ratos y todo es mecánica. Este inconveniente no es probable que se advierta cuando la representación, o por ser estreno, o por cualquier otra UN ARTICULO OLVIDADO DE «CLARIN» SOBRE MARIA GUERRERO 273 circunstancia, importa a la artista lo suficiente para que no haya el peligro de la distracción. Así como a los estudiantes de filosofía, al profesor que atiende a la edu­ cación de la inteligencia, les obliga a reflexionar de nuevo, cada vez que vuelven sobre un concepto ya estudiado, y no se contenta con que repitan, sin atención, la fórmula que lo expresa, así al que lee en público, al que can­ ta, al que representa, se le ha de exigir que tenga el alma siempre en lo que hace, porque el alma no se suple con los resultados del hábito y del arte.

III

Si la Guerrero no trata de distinguirse ni con adornos ni con singularida­ des, se distingue, sin pensar, por la figura, por la voz, por el gesto. Muchos artistas no tienen gestos más que en los brazos; a lo sumo en los ojos; gestos estéticamente significativos quiero decir. Hay muchos que con­ siguen ponerse muy feos, o muy dignos de lástima estirando o aflojando los músculos del rostro; pero no es ese el gesto de que se trata. Cuando una artista se pinta y alcohola para parecer hermosa y hermosa­ mente expresiva nada consigue, por lo que toca a la expresión, si no cuenta con la naturaleza. El poeta suele mostrar a menudo, en lo mejor particular­ mente, géneros de belleza moral que al público ha de revelarse no sólo en los conceptos, juicios y actos del personaje, sino en la transparencia psíquica del gesto, de la voz, y aun de la figura. En este punto, copia tal para el arte, la Guerrero está dotada de facultades que hemos visto en pocas actrices. Esto, nosotros lo mismo cómicos que público, que críticos y aun autores, suelen dar poca importancia a esta clase de mérito. Prueba de ello, que nadie se cree menos apto para juzgar porque ven al actor muy de lejos, desde donde las variaciones del gesto no pueden apreciarse. Los más de los espectadores no se cuidan de seguir con atención e interés los cambios de la expresión en el rostro y actitudes del personaje. Verdad es que la mayor parte de nuestros artistas del teatro mientras no hablan... descansan, se inhiben; ni siquiera saben escuchar. La Guerrero está todo el tiempo en su papel; sabe cumplir con él hasta cuando calla, hasta cuando los demás personajes, y con ellos el público, se olvidan de ella. Ejemplo: enMuérete y verás, en La loca de la casa, María Guerrero hace adelantar la psicología de su papel con la expre­ sión del gesto, mientras calla y oye a los demás, o medita. El gesto de esta actriz expresa muy felizmente las pasiones cardinales, por decirlo así, y las más complicadas y disueltas en variedad de matices; así, por ejemplo, la dificilísima expresión del sentimiento religioso que toca en místico, asoma noble, poético, ideal a sus ojos, a sus labios, a su frente en el acto segundo de La loca de la casa; la dignidad herida, la ira, el recelo encuentran en aquel rostro flexible y enérgico adecuada manifestación; pero también sabe María mostrar la ternura contenida, el amor receloso, el interés naciente que está pronto a convertirse en simpatía, admiración y hasta amor; ejemplos de todo esto los ofrece enRealidad, en Mariana, en La loca, en Do­ lores, etc., etc. Su voz es la ^risiera que sorprende y atrae al espectador atento e impre­ sionable ; es lo que más se recuerda de ella cuando se la ha visto trabajar algunas veces y después pasa tiempo y tiempo sin oiría en el escenario. Su 274 ANGELES EZAMA GIL carácter está en la voz; es lo que más la distingue... y ahí tiene también el peligro. Si llegara a amanerarse, a caer en la imitación de sí misma (el escollo más temible de los actores españoles) pecaría por parecerse demasiado a sí propia en la voz. Hablo de la media, natural y ordinaria. Es algo varonil, de una graciosa energía cuyo defecto está en la monotonía y cuyo peligro ha de verse en la aspereza. Pero en muchas ocasiones ¡ qué bien sienta esa voz! Por ejemplo, en el último acto deRealidad. Si en la voz ordinaria media tiene María su carácter y el posible peligro para mañana, en la voz tiene también el mayor encanto, la mayor pureza, cuando se trata de sus matices, de sus variaciones; ríe con la voz, canta de alegría con la voz hablada de modo artístico, sugestivo y significativo; sobre todo llora con la garganta como pocas mujeres; las lágrimas del sollozo, de la queja, logran en la Guerrero un prestigio estético, que es el arma tal vez más poderosa de esta entusiasta del teatro. Su figura, sin ofrecer grandes ventajas materiales de perspectiva escénica, es noble, elegante, graciosa, flexible y fácil para las transformaciones y adap­ taciones que su arte exige; no ofrece una de esas singularidades que pueden violentar la natural inspiración del poeta que tenga que encarnar en esta mu­ jer una de sus criaturas. En general, la natural corrección de su cuerpo la hará más a propósito para representar el tipo de la belleza clásica, de la elegancia sencilla, de los románticos extremos que piden otras formas. Trabaja la Guerrero con fe, con entusiasmo, pero más en la obra presente que en la del porvenir; más para interpretar bien lo actual que para ir apren­ diendo, adelantando; esto no es culpa suya, sino de las tristes condiciones del teatro español, que difícilmente consentirían otra cosa. De todas suertes, si el primer peligro está en amanerarse, el segundo está en no progresar. Por ahora, debe mucho más a la naturaleza y a la vocación que al estudio y al trabajo metódico y reflexivo. En ella hay facultades para mucho más de lo que hasta ahora se ha en­ comendado, más a su buen instinto que a su ciencia. Tal como es, entre las actrices españolas es la que escogería para interpre­ tar un papel, que yo crease, de mujer joven, alentada por una pasión fuerte o una idealidad dulce y noble.

(Los Apuntes, núm. 3, 26 julio 1894, págs. 3-5.) COMENTARIOS A LA < CARTA NOVENA> DE JOVELLA­ NOS, «SOBRE EL ORIGEN Y COSTUMBRES DE LOS VAQUEIROS DE ALZADA DE ASTURIAS», DESDE UNA PERSPECTIVA ETNOHISTORICA (*)

A d o l f o G a r c ía M a r t ín e z

Desde mi punto de vista, este escrito, a pesar de su brevedad, de sus imprecisiones conceptuales y metodológicas y de sus con­ tradicciones intrínsecas, supuso el primer paso para el estudio y comprensión del fenómeno «vaqueiro de alzada», lástima que haya sido ignorado durante casi siglo y medio, si bien Acevedo y Huelves lo recoge en su obra (Acevedo Huelves, 1893, Apéndice II). Jovellanos es consciente de que su escrito supone un enfrenta­ miento con la tradición oral y con el silencio de las plumas, lo que podría ser una de las explicaciones de su desconocimiento. El he­ cho es que a lo largo del siglo XIX y principios del siglo XX se publican una serie de trabajos sobre los vaqueiros de alzada y en ninguno de ellos se observa ningún planteamiento del tema en la línea esbozada por el gijonés, más bien la preocupación de dichos trabajos es la de racionalizar o suavizar el tema de los orígenes de dicho grupo social, a partir de los datos aportados por la tra­ dición oral y por esporádicos contactos directos con el fenómeno. Sólo Acevedo y Huelves hace un esfuerzo por recopilar algunos in­ formes manuscritos y otras publicaciones breves (Acevedo y Huelves, 1893, Apéndices), pero el planteamiento general que hace sobre el tema es de carácter apologético y mentalista. Podrían servir de ejemplo de lo que estoy diciendo los escritos de García del Real (1870), de Arias de Miranda (1871), de Canella y Secades (1897), Aramburu y Zuloaga (1899), Somoza García (1908) y un largo etc. Más bien por el contrario, la premonición de Jovellanos parece

(*) Para el texto de esta Carta utilizo la edición de BAE, Madrid, 1952, vol. II, págs. 302-308. 276 ADOLFO GARCIA MARTINEZ cumplirse, es decir la tradición sigue imponiendo su norma tal co­ mo se observa en el material recogido por F. Martínez Marina, hacia finales del siglo XVIII y principios del XIX, donde queda reflejada claramente la concepción viva y bien arraigada que la sociedad asturiana tiene del vaqueiro de alzada. Es decir, se trata de un grupo de gentes con unas peculiaridades económicas, socia­ les y culturales debidas a sus orígenes raciales o a sus singularida­ des sociales distintas, sin que en absoluto se haga ninguna mención a factores ecológicos, demográficos, económicos, históricos, etc.; el factor raza o el factor «etnia» es la causa única y determinante de su identidad y esa identidad genera espontáneamente la margina- ción a que fueron sometidos (cfr. Martínez Marina). El escrito de Jovellanos, a pesar de sus limitaciones, traza por primera vez las grandes líneas para llevar a cabo un planteamiento diametralmente opuesto, o dicho más claramente, el peculiar modo de vida económico, social y cultural del vaqueiro de alzada es el fundamento de su etnicidad y de las diferentes teorías raciales. Lástima que Jovellanos no se haya planteado de modo riguroso la explicación de esa peculiaridad y cuando alude a ella da una res­ puesta que, a mi juicio, es incomprensible, incongruente con el resto del escrito y, además, no explica nada, me refiero al posible origen maragato de los vaqueiros, cayendo en lo que podríamos calificar de difusionismo en el sentido más literal y grosero del término, recurso o fórmula demasiado usual en el campo de la etnografía, de la etnología y de la historia asturianas. En cualquier caso, el escrito representa, desde mi punto de vis­ ta, un valioso proyecto de estudio del fenómeno vaqueiro centrán­ dose en el tema de la identidad económica y social del grupo como eje de todo el problema, al tiempo que califica de ridiculas las teorías que pretenden explicar dicha identidad partiendo del factor raza.

I. VALORACION GENERAL DEL ESCRITO

Mi propósito en estos comentarios es muy preciso: subrayar y hasta desarrollar los aspectos positivos, tratar de matizar las de­ ficiencias e inexactitudes e intentar completar algunas lagunas, sin perder nunca de vista que se trata de un escrito de 7 páginas que, en cualquier caso, repito, representa un proyecto interesante que no se puede olvidar ni tampoco citar acríticamente. Trato sólo, por tanto, de hacer una valoración crítica, como le gusta a todo autor que se haga con su obra, desde una metodología que Jove­ COMENTARIOS A LA < CARTA NOVENA > DE JOVELLANOS 277

llanos no poseía, pues entre otras cosas la Antropología Cultural, como disciplina, todavía no había nacido y sin utilizar fuentes do­ cumentales. A su vez trataré de mostrar que buena parte de las deficiencias del escrito se deben, sobre todo y a mi juicio, a las limitaciones del método utilizado por el autor, es decir la obser­ vación directa y a una observación directa poco sistemática, puesto que el grupo vaqueiro, entre otras cosas, es un grupo histórico y ello nos obliga a utilizar un método más complejo. Esto mismo parece haberles sucedido, de algún modo y en cierto sentido, a otros investigadores del tema como es el caso de M. Cátedra Tomás, par­ ticularmente a la hora de tratar de explicar el fundamento de la identidad socio-cultural del vaqueiro de alzada.

1. NOCION IMPLICITA DE CULTURA Y UNA POSIBLE PERSPECTIVA «ETIC»

Jovellanos no utiliza, como es natural, el término cultural sino el de «modo de vivir» cuando habla del grupo vaqueiro, pero sin embargo ese «modo de vivir» lo conceptúa, lo estructura y lo ana­ liza descriptiva y funcionalmente del mismo modo que hizo la Antropología Cultural casi un siglo después con la cultura. Anali­ cemos esta afirmación más detenidamente. En primer lugar, Jovellanos conceptúa el «modo de vivir» —la cultura, diría Tylor, Radcliffe-Brown, L. White, J. H. Steward o Harris— como la identidad de un grupo y consiste en su modo de adaptación al medio ecológico y social. Pero cuando Jovellanos analiza más detalladamente ese «modo de vivir» del vaqueiro de alzada, entendido como untodo complejo y estructurado, lo hace clasificando los rasgos o variables culturales en torno a tres nive­ les de adaptación, del mismo modo que lo hicieron posteriormente los antropólogos culturales, tales como Rardcliffe-Brown (1974, págs. 17-18), L. White (1964, págs. 339-340), Ph. Bock (1977), Valdés del Toro (1976, II, 30-31), M. Godelier (1976, págs. 279^333), e in­ cluso el propio Marx, etc., es decir un nivel de adaptación econó­ mico que comprende las técnicas y formas económicas (ganadería extensiva y trashumancia), el dominio y aprovechamiento del suelo (el prado cercado y los pastos colectivos), otras formas económi­ cas y aprovechamientos subsidiarios (algunos cultivos, la arriería y el comercio), la vivienda como instrumento productivo y refugio para hombres y animales; un nivel de adaptación social u organi- zacional que incluye la familia y el parentesco (familia extensa patrilocal, endogamia intergrupal), las relaciones entre los diferen­ tes grupos domésticos (bautismos, matrimonios, entierros, diferen­ 278 ADOLFO GARCIA MARTINEZ tes formas de colaboración), relaciones entre las diferentes brañas (inexistentes para Jovellanos), las relaciones entre vaqueiros y al­ deanos, etc.; y por último, el nivel de adaptación ideológico (la marginación, sus ritos, su actitud ante la religión, sus supersticio­ nes, la magia y la brujería, su visión del mundo y sus valores, sus ritos de paso, etc.). Todas estas variables que conforman ese todo que es la cultura o el «modo de vivir» del vaqueiro de alzada, or­ ganizadas en torno a tres niveles de adaptación, constituyen la identidad y peculiaridad de este grupo, identidad que dio origen a las diferentes especulaciones raciales tendentes a explicar dicha identidad o «modo de vivir», planteamiento que Jovellanos descar­ ta y pretende, a mi entender, invertir. Pero se podría aventurar aun algo más leyendo detenidamente el escrito. Jovellanos parece establecer una relación causal entre los diferentes niveles o subsistemas de variables, de tal modo que nos da la impresión que el nivel de adaptación económico parece ser el determinante e independiente, con lo que la perspectiva pa­ rece estar muy cerca de un planteamiento materialista en la línea marxista, o «etic» en la línea harrisiana. Esta hipótesis parece tener sentido si consideramos la definición de vaqueiro de alzada que nos da Jovellanos: criadores de ganado en régimen de trashumancia biestacional, lo que les aisla y margina, al tiempo que genera otros rasgos como la endogamia y potencia el aislamiento y la libertad; la dedicación a otras actividades económicas como el comercio y la arriería origina marginación y malquerencia; la endogamia fomen­ ta marginación, desprecio y sospechas de inmoralidad, etc. Nos encontramos ante una perspectiva holística propia de la Antropo­ logía Cultural y que tantos y tan buenos resultados está dando a la H istoria a partir de los año 1930 (cfr. R. Mandrou, 1974, p. 228; G. Duby, 1975, págs. 111-123). La visión holística de la cultura, logro fundamental de la Antropología Cultural o Social, que acaba defi­ nitivamente con el atomismo reinante, supuso una aportación esen­ cial para articular conceptos tan difícilmente reconciliables como continuidad y cambio, estructura y proceso o estructura y aconte­ cimiento. Algo similar, y permítaseme el símil, a lo que la genética supuso para la biología.

2. DEFINICION DE VAQUEIRO DE ALZADA

A mi entender, la definición de vaqueiro de alzada y las poste­ riores aclaraciones que Jovellanos nos ofrece en este escrito son correctas, si bien después parece ir olvidando matices esenciales, COMENTARIOS A LA < CARTA NOVENA > DE JOVELLANOS 279

y da la impresión que va haciendo extensiva dicha definición a otras formas de vida ganadera diferentes a la del vaqueiro de al­ zada, al tiempo que parece olvidarse o no conocer con exactitud a éste, de modo que a un cierto punto ya no se sabe exactamente de qué o de quiénes está hablando. «Llámansevaqueiros porque viven comúnmente de la cría de ganado vacuno; yalzada, de porque su asiento no es fijo, sino que alzan su morada y residencia, y emigran anualmente con sus familias y ganados a las montañas altas» (Jo­ vellanos, p. 302). Posteriormente aclara que la ocupación primordial del vaqueiro de alzada es la cría de ganado vacuno en régimen de trashumancia biestacional, cultivando prados de guadaña en los que recogen yerba seca para el invierno, hecho que sólo parece darse en las brañas de abajo; asimismo practican algunos cultivos subsidiarios. Al hablar de la trashumancia dice claramente que, llegado el mo­ mento de subir, «alzan y abandonan del todo sus casas y heredades, y cada familia entera, hombres y mujeres, viejos y niños, con sus ganados, sus puercos,'sus gallinas y hasta sus perros y sus ga­ tos, forman una caravana (...)» (p. 303), salvo en algunas zonas con más pastos en las que puede dividirse la familia y el ganado, mitad abajo y mitad arriba, hecho que ocurría en algunas brañas de Ti- neo y de Luarca, por ejemplo, que subían en verano a los puertos de y de Pola de Allande. Hasta aquí la descripción nos parece correcta, pero al analizar otros datos va surgiendo la confusión y es ahí donde pretendo ha­ cer alguna matización. Para Jovellanos las brañas de verano no parecen tener gran importancia, sólo son lugares de pasto subsi­ diario a los que el vaqueiro sube por necesidad. En ellas no se cultiva, no parecen existir prados cercados y, lo que nos parece más incomprensible aún, en ellas el vaqueiro no tiene ni viviendas, afirmación que ya he analizado en otro lugar (García Martínez, 1985, págs. 42-43). Según los datos de que dispongo a partir del trabajo de campo y de la documentación manuscrita relativos a los vaqueiros de alzada de la cuenca del Narcea (Salas, y ) y a muchos de y de Luarca, la braña de verano era un lugar donde el vaqueiro cultivaba todo lo que le permitía el suelo y el clima, tenía prados cercados que producían yerba seca y pación de otoño y, puesto que allí permanecía toda la familia una parte del año —alrededor de 8 meses en las brañas de Somiedo— tenía por supuesto casas-habitación con establo y henil, además de otras construcciones llamadas «casas-establo» y «cabañas de monte». Este tipo de construcciones está perfecta­ 280 ADOLFO GARCIA MARTINEZ mente documentado y detallado en documentos de mediados del siglo XVIII (cfr. Respuestas Particulares, Coto de Gúa-Caunedo, T. I, Caja 18, y T. II, Caja 19, fols. 980 y ss. del T. I., por ejemplo). Por otra parte, si subía toda la familia, con sus animales y enseres, y si recogían yerba seca y otros productos de la tierra es natural que tuviesen cuadras y almacenes. Asimismo, está también amplia­ mente documentada la existencia, a mediados del siglo XVIII e incluso en el XVI ya, de tierras de cultivo (centeno, lentejas, habas negras, patatas, guisantes, etc.) y prados de guadaña (Respuestas Particulares, doc. cit.; Respuestas Generales, Coto de Gúa-Caunedo, Lib. 375, fols. 440 y ss.; Expedientes de Hacienda, Principando de Asturias, Concejo de Somiedo, Leg. 49, 1586). Por otra parte, estas brañas parecen haberse convertido paulatinamente en los lugares principales del vaqueiro de alzada. Bien es cierto que algunas bra­ ñas de verano, situadas fundamentalmente en los puertos de Cangas y Allande, a las que subían vaqueiros de Tineo y de Luarca no te­ nían cerramientos ni tierras de cultivo y sus construcciones eran simples chozos de rozo y árgoma, que debían reconstruirse todos los años y a veces cada mes (Respuestas Generales, Coto de Cangas, Lib. 376, fol. 27), pero a estas brañas sólo subían algunos miembros de la familia con algunos animales y Jovellanos cataloga este fenó­ meno como casos excepcionales. Algunas veces nos da la impresión que el autor está utilizando el término braña para referirse a todos los tipos existentes —las vaqueiras y las no vaqueiras—, al igual que el de trashumancia, cuando además de las brañas y de la trashu- mancia vaqueiras había, y hay, muchos aldeanos no vaqueiros que durante los meses de verano practicaban una trashumancia «de valle» consistente en llevar parte de su ganado a brañas relativa­ mente próximas a la aldea a las que no iba toda la familia, sino que tan sólo subía diariamente un miembro de la misma «a bra- ñar» —a atender el ganado—, es «el brañeiro»; en la mayoría de estas brañas se recogía cierta cantidad de yerba seca que se alma­ cenaba en las «cabañas de monte», para dársela al ganado en otoño, o bien se bajaba para el pueblo. Pero sobre estos temas volveremos más adelante, pues para establecer las diferencias, que de hecho son profundas, entre la trashumancia vaqueira y la trashumancia «de valle», entre vaquei­ ro y «brañeiro» y entre las brañas vaqueiras y las brañas de los aldeanos estantes es preciso conjugar las perspectivas sincrónica y la diacrònica o, si se prefiere y se me permite la expresión, «hacer una historia hacia atrás», diría E. Evans-Pritchard (1978, p. 61), para interpretar los fenómenos presentes, es decir utilizar los da­ COMENTARIOS A LA < CARTA NOVENA > DE JOVELLANOS 281

tos que nos facilita la documentación manuscrita leyéndolos a la luz y para iluminar a su vez el -material de campo. Sólo así pode­ mos entender, desde dentro, la peculiaridad del «modo de vivir» o la cultura de un grupo histórico como es el caso del vaqueiro de alzada, superando ese implícito evolucionismo unilineal subyacen­ te, al comprobar que el proceso es divergente, al tiempo que se pone en evidencia la esterilidad y la no necesidad de recurrir a explicaciones de tipo difusionista.

3. FUNDAMENTOS DE LA IDENTIDAD DEL VAQUEIRO DE ALZADA

Desde mi punto de vista, la formación del vaqueiro de alzada y su peculiar «modo de vivir» son fenómenos que se consolidan a la par que sus técnicas de apropiación y explotación de unos de­ terminados espacios que durante siglos estuvieron controlados por la nobleza eclesiástica y laica. Por esto, sin ánimo de remontarnos demasiado atrás en el tiempo, sí queremos diseñar con rápidas pinceladas la evolución del dominio y de las técnicas de explotación de los espacios vaqueiros durante su última y definitiva fase de formación, la que va desde finales del siglo XV hasta mediados del siglo XVIII, problema que he tratado ampliamente en otros lugares (García Martínez, 1987, págs. 215 y ss., y 1988, págs. 120 y ss.). Con ello pretendo, como ya dije, desvelar desde dentro de la propia so­ ciedad asturiana la formación del «modo de vivir» vaqueiro y la peculiaridad de sus asentamientos o brañas. Parece ser un hecho admitido por muchos geógrafos e histo­ riadores que durante el siglo XVI se originó un fuerte incremento demográfico en España y también en las zonas de montaña de la Cornisa Cantábrica (Ortega Valcárcel, 1974 y 1975; García Fernán­ dez, 1980; Ruiz M artín, 1967; Sangrador y Víctores, 1979). Algunos autores adelantan incluso en Asturias el proceso de recuperación demográfica a la segunda mitad del siglo XV (Barreiro Mallón, 1985, p. 2). Este crecimiento demográfico dio origen a una serie de fenó­ menos de gran interés que, a mi juicio, son decisivos para compren­ der el fenómeno vaqueiro tal como se nos presenta y tal como lo ve Jovellanos en la segunda mitad del siglo XVIII. El factor de mayor relevancia es la lucha por el espacio y, sobre todo, por los espacios baldíos. La expansión demográfica obliga a los agricultores a roturar y a cercar espacios tradicionalmente de­ dicados a pasto, tanto en las zonas altas y medias como bajas (García Fernández, 1980, págs. 130 y ss.). Igualmente, los ganaderos 282 ADOLFO GARCIA MARTINEZ y , a cuyo cuidado estaban los rebaños concejiles, e in­ cluso los vaqueros y pastores que cuidaban los rebaños señoriales, iniciaron también la construcción de cercas sobre los espacios bal­ díos principalmente de montaña, lo que motivó, si bien lentamente y en medio de muchas oposiciones, la aparición del prado de gua­ daña cercado y más tardíamente de tierras de cultivo. Los espacios baldíos, sometidos a una fuerte competencia, se transforman en espacios territoriales y la territorialidad, como señalan acertada­ mente algunos antropólogos (R. Dyson y E. Alden Smith, 1983, págs. 181 y ss.; Martínez Veiga, 1985, págs. 49 y ss.), es un subgrupo de la estrategia de defensa de los recursos y ésta es, a su vez, un aspecto de la estrategia de subsistencia. Laterritorialidad surge en condiciones de alta densidad y predictibilidad de recursos intere­ santes, necesarios y competidos, es decir de la competición interes­ pecífica que provoca una fuerza evolutiva que selecciona formas de adaptación, en este caso brañas con cerramientos, que dan origen a diferencias en el uso de los recursos y que tiene consecuencias importantes para la adaptación a largo plazo, pudiendo un grupo llegar a desplazar a otro, al tiempo que se perfilan diferentes gru­ pos étnicos (Martínez Veiga, 1985, págs. 50-51). Pues bien, dicho esto voy a tratar de seguir algunos de los pa­ sos más representativos de este proceso que se prolonga a lo largo de casi tres siglos. A principios del siglo XVI gran parte de los espacios de mon­ taña en que aparecerán las brañas vaqueiras y no vaqueiras eran aprovechados por ganados de diferente procedencia: los rebaños de los agricultores comarcanos, los rebaños concejiles a cargo de vaqueros que tal vez se regían por el sistema de «veceras», los re­ baños señoriales al cuidado de sus propios criados-vaqueros y los rebaños mesteños que pagaban buenos precios por su utilización como agostaderos. El incremento demográfico desencadenó una competitividad aún mayor, lo que motivó un fenómeno que se po­ dría calificar como «la revolución de las cercas», llevada a cabo principalmente por los ganaderos comarcanos y por los vaqueros concejiles, fenómeno que tiene por objeto defender unos espacios y que, tal como se desprende de la documentación manuscrita, se realiza a espaldas de los grandes ganaderos y en contra de sus inte­ reses, a juzgar por sus reacciones. La «revolución de las cercas» da origen al menos a dos tipos diferentes de braña: las brañas de los ganaderos estantes y las brañas de los vaqueiros que resultan, en ambos casos y en su mayoría, de la transformación de otras ya existentes de las que sólo perviven algunas. COMENTARIOS A LA < CARTA NOVENA > DE JOVELLANOS 283

Veamos algunas muestras de la reacción contra el proceso de los cerramientos. Las Ordenanzas de la Junta General del Principa­ do de 1594 disponen que las cercas construidas sobre los baldíos se derriben pasados 4 años para no perjudicar la cría de ganado y, añaden, «por el bien de los pobres», al tiempo que se ordena a los concejos, villas y lugares que se hagan apeos e inventarios de los baldíos (Ordenanzas de 1594, págs. 6-7). Sin duda alguna estas normas están dictadas bajo la presión de los grandes ganaderos que ven dañados sus intereses, pues las cercas reducen los espacios de pasto para sus rebaños trashumantes. En 1587, y esto sería una prueba de lo que estamos diciendo, Diego de Miranda, por medio de su Alcalde Mayor, ordena derribar numerosas cercas construidas en las zonas altas de Somiedo para reconvertir dichos espacios en pasto común (Archivo de Valdecarzana, Concejo de Somiedo, siglo XVI), zonas en las que se encuentran el mayor número de brañas vaqueiras y no vaqueiras. De todos modos, ni las Ordenanzas del Principado, ni las medidas de fuerza utilizadas por los grandes ga­ naderos que pretendían controlar para sí las zonas de pasto de montaña lograron detener el proceso de los cerramientos pues, en 1659., las Ordenanzas del Principado pretenden frenar con más con­ tundencia aún este proceso. A finales del siglo XVI el proceso de los cerramientos por parte de los habitantes de las brañas vaqueiras, las de arriba y las de So- miedo más concretamente, está en curso aunque poco avanzado aún, tal como se desprende de algunos documentos (Expedientes de Hacienda, Concejo de Somiedo, Cotos de Gúa-Caunedo y de Aguino-Perlunes, Leg. 49), al tiempo que los grandes ganaderos, al ver dañados sus intereses por la reducción de los baldíos, cometen todo tipo de atropellos argumentando que ello es para «favorecer la cría de ganado» o «por el bien de los pobres», hasta tal punto que el Corregidor del Principado se ve obligado a intervenir directa y personalmente en el asunto para salvar a los pequeños ganaderos (Ordenanzas del Concejo de Somiedo de 1581, fols. 27 y ss.). Pero una vez más los grandes ganaderos se resisten y recurren a todo tipo de artimañas e ilegalidades para controlar dichos espacios. Bástenos citar tan sólo la compra de la jurisdicción del Coto de Gúa-Caunedo que, en 1553, hizo Sancho de Miranda a las monjas del Monasterio de Gúa (Archivo Notarial de Belmonte, Concejo de Somiedo, Leg. 1.728-1.734, fol. 96v°), compra según parece ilegal, por la que esta poderosa familia asturiana, cuya riqueza se basaba fun­ damentalmente en la ganadería vacuna trashumante, mantuvo el control de buena parte de los espacios sobre los que se asentaban 284 ADOLFO GARCIA MARTINEZ las brañas somedanas en plena evolución. Prueba de esta evolución a que nos referimos es el hecho de que algunas brañas vaqueiras de Somiedo, tales como La Peral y El Llamardal, a finales del si­ glo XVI, aún no existían. Por estas fechas de finales del XVI también se observa que mu­ chos vaqueiros, con residencia en pueblos altos de Somiedo (Valle del Lago, Villar de Vildas o Saliencia), en invierno cierran sus ca­ sas y se van con sus ganados a zonas más bajas, especialmente a brañas del Coto de Belmonte que arriendan al Monasterio (Libro Tumbo, fols. 72, 315, etc.; Uría Ríu, 1976, págs. 110-111; Prieto Bances, 1976, págs. 76-77 y nota 167, p. 77), por lo que el fenómeno de formación de los vaqueiros de alzada y el de las brañas es real­ mente complejo. El hecho es que el proceso de los cerramientos y de evolución de las primitivas brañas que tiene lugar a lo largo del siglo XVI, a pesar de la dura oposición por parte de los poderosos ganaderos, sigue su curso y, a mediados del siglo XVIII, dicho proceso parece prácticamente acabado y consolidado. Así, las Respuestas Genera­ les y las Respuestas Particulares relativas a las zonas donde se asentaban las brañas vaqueiras de verano y de invierno, para dar sólo algunos datos a modo de ilustración tomados de la documen­ tación más accesible y conocida, no dejan lugar a ninguna duda de que el proceso de evolución de las brañas ha seguido una vía diver­ gente, es decir las brañas vaqueiras son cualitativamente distintas de las no vaqueiras, al tiempo que se observa la pervivencia de al­ gunas brañas, muy pocas, menos evolucionadas y que considero anteriores a la «revolución de las cercas». Así, las brañas vaqueiras de Somiedo, a mediados del siglo XVIII, presentan una organiza­ ción del espacio sustancialmente diferente a la de las brañas no vaqueiras y más aún respecto a la de las primitivas brañas. En ellas, se dice en los documentos, existen tierras de labor cercadas donde se siembran múltiples frutos (centeno, cebada, guisantes, ha­ bas negras, patatas, etc.) y prados de guadaña cercados (Respuestas Generales, Coto de Gúa-Caunedo, Lib. 372, fols. 438 y ss.; Respues­ tas Particulares, Concejo de Somiedo, Parroquias de Gúa-Caunedo y Santa María del Puerto). Lo mismo ha sucedido con las brañas vaqueiras de invierno (cfr., por ejemplo, Respuestas Generales, Co­ to de Belmonte, Lib. 375; Coto de Soto de los Infantes, Lib. 376). Después de esta breve excursión al pasado próximo de Jovella­ nos, se pueden tratar de recoger algunos resultados y elaborar algunas conclusiones: 1.a) Los vaqueiros de alzada, como señalaba acertadamente Jovellanos aunque tal vez sin un verdadero conocí- COMENTARIOS A LA < CARTA NOVENA > DE JOVELLANOS 285 miento de causa, son asturianos como los demás. 2.a) Su «modo de vivir» es el resultado de un proceso de colonización y de explota­ ción de unos espacios que se inicia a finales del siglo XV. De este modo, el fenómeno vaqueiro de alzada es relativamente reciente y surge de la evolución de la trashumancia ganadera y de las bra- ñas, fenómenos éstos que son sin lugar a duda mucho más antiguos que aquél. Este proceso de evolución es divergente y de él surgen al menos dos formas bien distintas de trashumancia y dos tipos distintos de braña y hasta de grupos sociales o étnicos, derivados del modo de ocupar y de las técnicas de explotación de sus res­ pectivos espacios. 3.a) El dispositivo determinante que origina este proceso es la presión demográfica que tuvo lugar a consecuencia del incremento demográfico de finales del siglo XV y del siglo XVI, en connivencia con otros factores de tipo coyuntural. 4.a) El va­ queiro de alzada se constituye como un grupo independiente y, sobre todo, competitivo que, si tenemos en cuenta otras peculiari­ dades de su forma de vida, todo ello podría ayudamos a interpretar las causas de su marginación. 5.a) El vaqueiro de alzada es un fe­ nómeno que resulta de la evolución de los ganaderos trashumantes y de los espacios por ellos explotados, es decir procede y surge del y en el seno mismo de la sociedad asturiana, no se trata de ningún acontecimiento exógeno, si bien se constituye en el contexto de unas relaciones de oposición en el interior de la misma. 6.a) Finalmente, las peculiaridades que definen y constituyen el «modo de vivir» del vaqueiro de alzada constituyen a la vez su identidad y sus propios mecanismos de autoperpetuación. A la luz de los datos que hemos recabado de este planteamiento, estamos en condiciones de hacer una valoración crítica de algunas afirmaciones que Jovellanos pone de manifiesto en su escrito.

4. VALORACION Y MATIZACIONES DE ALGUNOS PLANTEAMIENTOS Y DE ALGUNOS CONCEPTOS FUNDAMENTALES DEL INFORME DE JOVELLANOS

Trataré de desarrollar el esquema implícito que Jovellanos pa­ rece seguir, es decir el de los tres niveles de adaptación, para matizar algunos puntos de vista y criticar otros, basándome en una metodología que podríamos calificar como de «los tres fren­ tes», tal como he venido haciendo hasta aquí: el de la documenta­ ción manuscrita, el de la observación directa sobre el terreno y el de la historia y la etnología comparadas. 286 ADOLFO GARCIA MARTINEZ a) Nivel económico

Jovellanos al describir el «modo de vivir» del vaqueiro de alzada creo que pretende unos objetivos muy concretos, al tiempo que implícitamente suscita algunas perspectivas que vale la pena con­ cretar. En primer lugar, Jovellanos analiza el «modo de vivir» del va­ queiro holísticamente, pero sin una perspectiva histórica, con el fin de mostrar que efectivamente se trata de un modo de vida peculiar y distinto al de los demás agricultores, pero ello no puede servir de base para atribuirle a aquel «remoto ni diferente origen» (p. 302). La apreciación de Jovellanos es bienintencionada, pero al no explicar el proceso de formación y de consolidación de ese mo­ do de vida distinto tal intuición no es más que una declaración voluntarista, pues el orden de los factores en el binomio: origen racial distinto/genera un modo de vida distinto o, por el contrario, modo de vida distinto da pie a atribuir un origen racial diferente, no queda sentado sobre bases sólidas, a pesar, repito, de que Jove­ llanos toma claramente partido por la segunda opción, es decir ese modo de vida distinto del vaqueiro sirve de fundamento para que se le atribuya un origen racial diferente, cuando en realidad, y Jovellanos lo dice explícitamente, son asturianos como los demás. Jovellanos debería, para enfrentarse con éxito a la tradición, que defiende la otra opción, tratar de explicar por qué estos asturianos, los vaqueiros, tienen ese «modo de vivir» diferente. Es cierto que Jovellanos deja entrever algunas razones, tales como los factores ecológicos, pero sin demasiada convicción ni insistencia, razones que, por lo demás, no son suficientes, como ya he señalado, o, lo que es aún más incomprensible, lo hace aludiendo a argumentos que desenfocan totalmente el planteamiento del escrito, como es el de atribuirles origen maragato. De todos modos, a mi entender, Jovellanos centra el problema en su punto justo y ello es de gran importancia. Pero aún hay más. Para el escritor gijonés el modo de vida o cultura vaqueira, a mi juicio, parece girar en torno a las variables económicas que, a su vez, serían las variables determinantes de la identidad del vaqueiro de alzada, al tiempo que trata de explicar dicho «modo de vivir» de modo holístico, todo lo cual centra aún más el tema. Esto nos permite hablar de una perspectiva materialista oetic, aunque no tenemos ánimo de forzar los hechos, si bien cabría decir que en el escrito se mantiene implícita pero creo que operante. Respecto al nivel económico, sólo es preciso hacer algunas matizaciones so­ COMENTARIOS A LA < CARTA NOVENA > DE JOVELLANOS 287

bre ciertos aspectos oscuros e incorrectos, debido todo ello tal vez a que Jovellanos no distingue, no precisa o utiliza de modo inco­ rrecto algunos conceptos básicos, tales como el de vaqueiro de alzada, que parece hacerlo extensivo también al «brañeiro» o pas­ tor de las brañas no vaqueiras, el de braña y el de trashumancia. 1.a) Para muchos vaqueiros de alzada (cuenca del Narcea-Pigüeña- Somiedo) la braña de arriba llegó a ser —en el siglo XVIII ya lo era— su lugar principal económica y socialmente. En ellas perma­ necía 8 e incluso 9 meses al año. En estas brañas sembraba todo aquello que el clima y el suelo le permitía, tenía sus mejores pas­ tos y durante su estancia en las mismas practicaba la arriería con Castilla, la vida social era más intensa y la marginación mucho menor. Por tanto no se trataba de lugares subsidiarios, mientras que las brañas de invierno pasaron a convertirse en lugares obli­ gados de refugio invernal, donde se sembraba poco, los pastos eran escasos y de mala calidad, la marginación muy superior y la vida social menos intensa; se trataba delugares de dispersión. Sólo era de destacar el prado de guadaña donde se recogía yerba seca y se aprovechaban las paciones de otoño y primavera. Por tanto califi­ car las brañas de arriba de lugares subsidiarios sería correcto sólo si nos referimos a las brañas no vaqueiras y a algunas de Can­ gas y de Allande donde subían vaqueiros de Luarca y Tineo, con parte de su ganado al cuidado de algunos miembros de la familia. 2.a) Cuando Jovellanos habla de la vivienda de las brañas de arri­ ba tampoco es acertado lo que dice y la razón, a mi entender, se debe a lo mismo, es decir está utilizando un concepto unívoco de braña que, en consecuencia, resulta equívoco y paradójico. Al afir­ mar que no tienen casas, no se comprende dónde se puede cobijar toda la familia, una familia extensa compuesta por ancianos, niños y adultos, dónde se acomodan los enseres, las cosechas y algunos animales domésticos y si además la estancia se prolonga 8 ó 9 me­ ses al principio y final de la misma tienen que sufrir temporales de agua, frío y hasta de nieve, tal afirmación es aún más incom­ prensible. Jovellanos describe correctamente la trashumancia va- queira, muy próxima al nomadismo, por cierto, y después habla de brañas no vaqueiras, anteriores incluso a la «revolución de las cercas», o en todo caso de brañas vaqueiras excepcionales que, a juzgar por la ausencia de viviendas, no tendrían cerramientos ni cultivos, al no disponer de construcciones para su almacenaje. 3.a) Jovellanos considera la cría de ganado vacuno como la activi­ dad económica central del vaqueiro de alzada, mientras que todas las demás, agricultura, arriería y comercio, son subsidiarias. Tal 288 ADOLFO GARCIA MARTINEZ

vez esto no sea exactamente así. Por lo que respecta a los va- queiros de la cuenca del Narcea-Pigüeña-Somiedo, éstos obtenían tantos recursos, o incluso más, de la agricultura, de la arriería-tra­ jinería y comercio como de la ganadería. Lo que sí es cierto es que la dieta básica del vaqueiro giraba en torno al maíz consumido bajo diferentes formas que, al no poder cultivarlo, el vaqueiro se veía obligado a comprarlo, para lo cual debía producir excedentes ganaderos y, sobre todo, dedicarse a la arriería y al comercio me­ dios por los que obtenía este producto, bien fuese cambiándolo por centeno traído de Castilla, a razón de una medida de centeno por dos de maíz, o comprándolo a los agricultores con las ganancias del comercio.

b) Organización social y funcionamiento del grupo

Sin lugar a dudas el nivel de adaptación o los aspectos más peculiares del «modo de vivir» o de la cultura vaqueira es el de la organización social, desde la familia y el parentesco hasta la cons­ titución y funcionamiento del grupo. Jovellanos subraya claramente las peculiaridades del vaqueiro de alzada a nivel organizacional o social, que denotan una clara conciencia de grupo, que está por encima de los propios grupos domésticos. Así, los matrimonios, los bautizos y los entierros, más que un acontecimiento de la o las familias, parecen fenómenos en los que todos los vecinos de la braña se casan, se regeneran o mue­ ren. Asimismo, dada la marginación y el aislamiento en que vive cada una de las brañas, la endogamia es un hecho obligado para el vaqueiro y el matrimonio entre parientes algo inevitable. Sin embargo, Jovellanos restringe la sociabilidad suprafamiliar «que se advierte entre los individuos de cada braña» a los límites de cada una de ellas, pues «cada pueblo (braña), reducido a sus términos y contento con su sola soledad, vive separado de los demás, sin que entre ellos se advierta relación, inteligencia, trato ni comuni­ cación alguna» (p. 305). Tal vez por esto, continúa diciendo Jove­ llanos, «no han podido hasta ahora vencer la aversión y desprecio con que generalmente son mirados. Nunca se congregan, jamás se confabulan, no conocen la acción ni el interés común (...)» (p. 305). A mi entender, todas estas afirmaciones exigen una serie de ma- tizaciones que, como venimos haciendo desde el princpio, tratan exclusivamente de recuperar lo que creemos es válido y de corre­ gir las ambigüedades y errores, todo ello desde un planteamiento distinto basándonos en la documentación manuscrita, el trabajo COMENTARIOS A LA < CARTA NOVENA > DE JOVELLANOS 289 de campo y en el método comparativo utilizado con la debida cautela. En primer lugar, la familia vaqueira es 'troncal, patrilineal y patrilocal de carácter extenso, similar a la del resto de los agri­ cultores asturianos. Es una institución básica dentro del grupo, si bien por tratarse de un grupo marginado aquélla se enmarca en una dinámica suprafamiliar que articula a todas las brañas, contrariamente a lo que señala Jovellanos. Es decir, la familia va­ queira es una unidad de producción y de consumo, aunque no tan directamente como la aldeana, pues cada familia debía producir algunos excedentes para comprar algunos productos básicos que no producía; cada familia era dueña de una parte de sus medios de producción, si bien aquellos más valiosos, los pastos, eran pro­ piedad colectiva del pueblo o de varios pueblos. Los mecanismos reproductores de la familia estaban controlados, a partir de ciertos límites, por el grupo y no por las familias en juego. Igualmente, los ritmos económicos —el cambio de residencia, el número de ca­ bezas de ganado, la forma de aprovechar los pastos, el pastoreo por el sistema de «vecera», la arriería y el comercio, etc.— se re­ gían por normas suprafamiliares. Finalmente, la marginación y otros fenómenos de la misma índole afectaban al grupo en su totalidad. Todo esto hacía que la familia vaqueira tuviese unas peculiaridades y unas normas de funcionamiento propias. También el papel de sus miembros podía tener matices distintos, tal era el caso de la mujer, que al hacerse cargo de la «casa», junto con los ancianos, durante las constantes ausencias del esposo dedicado a la arriería y al comercio, le confería mayor rango dentro de la fami­ lia, de manera que en algunos censos que se conservan de los siglos XVII, XVIII y XIX relativos a brañas vaqueiras la mujer tiene profesión —cabritera, pastora, etc.— (Censos de Población de La Peral, Llaneces, El Llamardal y El Puerto de Somiedo). En cual­ quier caso, queremos subrayar esa inserción constante de muchas actividades y funciones básicas de la familia en la dinámica gene­ ral de la braña y del grupo en su conjunto. En segundo lugar, quiero detenerme y matizar un aspecto de la vida familiar y social del vaqueiro de alzada que considero de gran importancia y que con mucha frecuencia ha sido mal comprendido, tanto en su funcionamiento como en lo relativo a su funcionali­ dad, incluso por Jovellanos, me refiero al tema de la endogamia intergrupal. En realidad la inmensa mayoría de los escritos o refe­ rencias al vaqueiro de alzada mencionan el dato o el hecho curioso y atípico de que se casan entre ellos, para añadir inmediatamente 290 ADOLFO GARCIA MARTINEZ después que ello es debido a la marginación a que están sometidos por parte del resto de la sociedad, creyendo haber explicado así y de esta manera tan superficial un tema tan profundo y que tantas vías de acceso puede ofrecer para introducirnos en el núcleo de la cultura vaqueira, tal como ya traté de mostrar en otro lugar (García Martínez, 1982, págs. 287-312). También Jovellanos se in­ cluiría en este tipo de orientación. Yo creo que la única forma de romper este planteamiento y aprovechar las vías de comprensión que nos brinda un estudio más serio del fenómeno de la endoga- mia vaqueira sería hacer una interpretación holística de tal hecho, pues buena parte de los antropólogos saben que, en las sociedades rurales preindustriales, la familia y el parentesco asumen en su seno muchas funciones distintas, además de las específicas, articu­ ladas entre sí según una cierta jerarquía causal, pudiendo llegar a convertirse, la familia y el parentesco, en una instancia domi­ nante si asume, entre esas diversas funciones, las de producción, distribución, transmisión y conservación de bienes económicos de producción y de reproducción de la fuerza de trabajo (Godelier, 1976, p. 302; García Martínez, 1988, págs. 181-218). Desde esta pers­ pectiva trataré de interpretar la endogamia vaqueira. Ante todo cabe señalar que a la vista de las 160 certificaciones de matrimonio que se conservan de la parroquia de Santa María del Puerto de Somiedo, desde 1820 a 1970 (Libros de Matrimonio, Santa María del Puerto de Somiedo, Libs. I, II y III), donde todos los vecinos son vaqueiros, se podría deducir lo siguiente: 1.°) Sólo se encuentran un9% de matrimonios entre consanguíneos, entre afines o ambos simultáneamente. 2.°) Hasta principios de los años 1960 no existe ningún matrimonio entre vaqueiros y no vaqueiros. 3.°) A través del matrimonio se establecen relaciones de consan­ guinidad y de afinidad entre los diferentes pueblos de vaqueiros. Estos mismos datos nos los facilita el trabajo directo de campo, a través de la reconstrucción de los árboles genealógicos de las diferentes familias. ¿Cómo se podrían interpretar estas conclusio­ nes? Desde una perspectiva holística y sistemática yo señalaría lo siguiente: a) Para mí la explicación de la endogamia vaqueira, co­ mo resultado de la marginación que sufría el vaqueiro, tal vez cumpla un papel de «mecanismo de refuerzo» de otras funciones determinantes ocultas, algo así como la «sacralidad» de la vaca en la India o la «impureza» del cerdo entre los musulmanes según la interpretación harrisiana, pero en realidad no es más que un velo que oculta la verdadera razón del hecho, b) Esa especie de exogamia intragrupal, es decir el bajo índice de matrimonios en­ COMENTARIOS A LA < CARTA NOVENA > DE JOVELLANOS 291 tre afines y consanguíneos, teniendo en cuenta que se trata de un grupo reducido y endógamo, significa, a mi juicio, una clara volun­ tad de evitar el matrimonio entre parientes consanguíneos y afines, como medio para prevenir la formación de grupos de parientes en el seno del grupo y fomentar de ese modo una amplia red de re­ laciones entre los diferentes grupos domésticos de los distintos pueblos, fortaleciendo así los lazos y la cohesión interna del gru­ po, al tratarse de un grupo marginado, minoritario y competitivo. Esta afirmación está avalada, repito, por las certificaciones de ma­ trimonio y por el trabajo de campo y, a su vez, contradice la afir­ mación de Jovellanos, de Acevedo y Huelves (Acevedo y Huelves, 1893, págs. 54, 55 y ss.), de Uría Ríu (Uría Ríu, 1976, p. 86, nota 11) y Ramón Baragaño (Baragaño, 1977, p. 39), entre otros, c) La en- dogamia intergrupal responde fundamentalmente, a mi entender, a una estrategia de defensa de unos bienes colectivos de gran valor, es decir de los pastos colectivos pro indiviso, tal vez el medio de producción más preciado del vaqueiro. Desde este análisis tridi­ mensional, ideológico, organizacional y económico, se proyecta nue­ va luz para una más profunda comprensión del grupo vaqueiro y de su sistema de parentesco. Desde esta óptica tal vez se podría decir que el vaqueiro no sólo no lucha contra la marginación que sufre, sino que hasta parece cultivarla como un medio más de autodefensa de sus intereses, es decir la cohesión social interna, principal baluarte para conservar unos bienes económicos de gran valor y no excesivamente abundantes y sí muy competidos, los pas­ tos colectivos. De este modo, el fenómeno de la marginación puede ser visto desde una óptica diametralmente opuesta, al igual que su desaparición y la de la endogamia a partir de la década de 1960. Las afirmaciones de Jovellanos al respecto, como las de la mayoría de los autores, no tienen realmente sentido ni fundamento. Los resultados de mi análisis de la familia y del sistema de parentesco vaqueiro pueden ser útiles para comprender otros fe­ nómenos que contradicen, igualmente, la afirmación de Jovellanos relativa al aislamiento de las brañas y, por tanto, añade nuestro autor, a la no superación de la marginación, me refiero a algunas de las muchas formas de comportamiento del vaqueiro de alzada frente al dominio jurisdiccional que pesaba sobre sus brañas, a la actitud frente a la Iglesia o a los respectivos ayuntamientos. Veamos algunos ejemplos. El vaqueiro de alzada no sólo luchó por la propiedad del suelo, sino que desde principios del siglo XVIII existen documentos bien explícitos que nos hablan de la lucha emprendida por una serie de 292 ADOLFO GARCIA MARTINEZ brañas vaqueiras para sacudirse el yugo señorial, es decir preten­ den comprar o redimir la jurisdicción señorial que pesa sobre muchas de ellas, como tal es el caso del Coto de Gúa-Caunedo en Somiedo, que comprendía buena parte de las brañas vaqueiras de Somiedo —La Peral, El Llamardal, Llaneces, El Puerto y Caunedo, pueblo en el que invernaban varios vaqueiros de La Peral y del Llamardal—, coto perteneciente a la casa de Miranda, posterior­ mente del marquesazgo de Valdecarzana. En 1727 los vecinos de este coto iniciaron el proceso de redención. Este primer intento fracasó, pero en 1733 vuelven a la carga, nombrando para ello co­ mo podatarios a una familia importante de Gúa. Los vecinos están dispuestos como sea a pagar el precio de la redención, incluso re­ curriendo a préstamos, censos e incluso al arriendo de sus pastos a los ganaderos mesteños, como así hicieron, pues no quieren seguir sometidos ni pagar jurisdicción y recibir y admitirlas residencias que envía al coto su propietario el marqués de Valdecarzana (Ar­ chivo Notarial de Belmonte, Concejo de Somiedo, Leg. 1.729-1.734, fols. 96-97). Finalmente, terminan de pagar el precio de la reden­ ción jurisdiccional en 1753, tal como se desprende de otro docu­ mento de estas mismas fechas (Respuestas Generales, Concejo de Somiedo, Coto de Gúa-Caunedo, fol. 458). En este mismo sentido cabría citar la actitud de solidardad manifestada por los vaqueiros de alzada de las brañas de Somiedo frente a las presiones del Ayuntamiento para cobrarles los impues­ tos municipales, hecho que se observa reiteradamente en las Actas de Sesiones a lo largo del siglo XIX (cfr. Actas de Sesiones del Ayuntamiento de Somiedo, 1824-1876). Asimismo, en 1844 las bra­ ñas de La Peral, El Llamardal, Llaneces, Caunedo, en que una parte de sus vecinos son vaqueiros, junto con Gúa iniciaron solidaria­ mente un pleito contra el Monasterio de las Huelgas de Avilés por la posesión del Puerto del Trabanco (Documento del Pleito con las Huelgas de Avilés, Casa de Lolo «El Carpintero» de Caunedo, So- miedo). Algo similar sucede en las brañas de invierno, pero considero que basta con los ejemplos citados para mostrar la solidaridad y unidad existente entre las brañas vaqueiras, para mostrar que la afirmación de Jovellanos y de otros escritores posteriores no tie­ ne ningún fundamento. COMENTARIOS A LA < CARTA NOVENA > DE JOVELLANOS 293

4. REVISION DE ALGUNOS CONCEPTOS BASICOS DEL ESCRITO DE JOVELLANOS

Después de lo que llevo dicho hasta aquí pienso que se debe y se pueden matizar algunos conceptos que considero nucleares en el escrito de Jovellanos y para comprender el fenómeno «vaqueiro de alzada». Me limitaré exclusivamente a tres: a) las brañas y sus diversos tipos; b) la trashumancia, y c) la marginación. a) Las brañas y sus diversos tipos

A lo largo de estas reflexiones he ido haciendo constantes refe­ rencias al fenómeno de las brañas, tratando de explicar que no existe un sólo tipo y que no se puede utilizar por tanto este térmi­ no de modo unívoco, sin caer en profundas confusiones, que es lo que parece sucederle a menudo a Jovellanos y, según creo, a la casi totalidad de los autores que de un modo u otro han tratado este tema. Para ser breve y no alargar demasiado estas notas señalaré lo siguiente: 1.° Desde el siglo XVI, según mis hipótesis y conforme a los datos documentales a que he ido haciendo referencia, el fenómeno de las brañas entra en una dinámica evolutiva divergente, de mo­ do que en el siglo XVIII, a la vista de la documentación citada (cfr. Respuestas Generales, Respuestas Particulares, Archivo Nota­ rial de Belmonte, etc.) y en la actualidad, según el material de campo, nos hallamos ante tres tipos bien distintos de braña, ca- talogables merced a la organización técnica del espacio y a las formas de propiedad del mismo, al tipo de construcciones y a la presencia o no de cerramientos y a las consecuencias socio-cultu- rales que su explotación y colonización pueden originar. 2.° Según esto podríamos tratar de identificar los tres tipos de braña y a sus propietarios. Existen brañas, aquellas que yo consi­ dero más antiguas, que se remontan mucho más allá del siglo XV y que son aquellas en las que no existen cerramientos, sus cons­ trucciones son muy primitivas y consisten en simples «chozos», generalmente de planta circular, de falsa bóveda de piedra y cu­ biertas de «tapiñes» o con armazón de madera y cubiertas de «piorno». Sus dimensiones son reducidas y no tienen ni cuadra ni henil, sirven sólo para refugio del pastor o «brañeiro» y, en oca­ siones, para recoger algún animal (ovejas o terneros). Estas brañas son lugares de pasto en abertal a los que, durante los meses de verano, cada vecino de un pueblo de aldeanos estantes o de va- 294 ADOLFO GARCIA MARTINEZ

queiros de alzada sube parte de su ganado al cuidado de un pastor o «brañeiro», el cual puede subir cada ciertos días, diariamente o incluso quedarse allí cierto tiempo. Dichos pueblos no son, por lo general, propietarios del suelo. Existen todavía actualmente algunas muestras de este tipo de braña, tales como Sousas, El Resellar, La Cazcachosa, La Mesa, Murías Llongas, Los Cuartos, etc. (Somiedo), «propiedad» de somedanos o de vaqueiros de alzada, así como otras muchas en Cangas del Narcea, en , en Pola de Allan­ de, etc. Existen otras brañas formadas por algunos prados de guadaña, cabañas-establo o «cabañas de monte», de planta rectangular con cuadra y henil de considerables dimensiones y una zona colindante de pastos en abertal. Estas brañas, según mis hipótesis, surgirían a partir del siglo XVI y son propiedad de ganaderos y agricultores estantes. Existen muchas aún en la actualidad en Belmonte de Mi­ randa, en Somiedo, en Teverga, en Cangas del Narcea, etc. Durante el verano sus propietarios suben a ellas parte de su ganado, reco­ gen hierba seca en los prados cercados que se almacena en las cabañas-establo o la bajan al pueblo; el ganado pasta en la zona abertal y, antes de bajar, pace los prados cercados. Diariamente, por lo general, sube una persona, el «brañeiro», a «brañar», si bien a veces puede permanecer varios días allí. Estas brañas están pró­ ximas a los pueblos y jamás se traslada a ellas toda la familia, lo que genera una trashumancia de corto recorrido o de valle. Por último, existe un tercer tipo de braña, las brañas de los vaqueiros de alzada o pueblos vaqueiros, como yo prefiero llamar­ las, que consisten en espacios cercados destinados a prados de guadaña y a tierras de labor, amplias zonas de pasto en abertal, pro­ piedad «pro indiviso» de los vecinos del pueblo o de la parroquia, casas-habitación-establo-henil, es decir construcciones multifuncio- nales de considerables dimensiones, además de otras cuadras-esta­ blo y «cabañas de monte». Estas construcciones o «casas-bloque» comprenden la casa-habitación formada por la cocina y la sala-dor­ mitorio —en el pasado sólo constaba de una pieza que servía de cocina y de habitación—, la cuadra y el henil. En ellas debe aco­ modarse toda la familia durante más de medio año, los animales, los aperos y las cosechas. La colonización y explotación de estas brañas, distantes varias decenas de kilómetros del otro lugar de residencia, genera lo que llamaríamos una trashumancia de largo recorrido, biestacional y zonal, es decir la trashumancia del va- queiro de alzada, originándose una doble residencia, con su doble vecindad, feligresía, etc., por ló que en poco o nada se parece a la trashumancia de valle que practican algunos pueblos estantes. COMENTARIOS A LA < CARTA NOVENA > DE JOVELLANOS 295 b) La trashumancia

Como ya he señalado repetidas veces a lo largo de estos comen­ tarios, existen dos formas bien distintas de trashumancia que, en realidad, sólo tienen cierto parecido en algunos aspectos más bien superficiales. Efectivamente, en ambos casos existe desplazamien­ to periódico de ganado y de pastores con el fin de explotar por el sistema de pasto «a diente» espacios en abertal situados en zonas de montaña, elemento constitutivo esencial de la trashumancia y de las brañas. De todos modos, las diferencias entre ambos tipos de trashumancia son profundas, tanto a nivel económico como a nivel social y cultural. Pero esta problemática ha quedado despe­ jada en cierto modo al hablar de la formación de los vaqueiros de alzada y de los diferentes tipos de braña. En este momento yo quisiera fijarme en dos aspectos más pro­ fundos y que han generado abundantes confusiones cuando se trata de la trashumancia ganadera y de los vaqueiros de alzada y que Jovellanos incluso, a pesar de describir perfectamente en su escri­ to la trashumancia vaqueira, no parece matizar con precisión, al tiempo que otros autores posteriores no aclaran sino que parecen oscurecer aún más el tema. En primer lugar, la trashumancia que practica el vaqueiro de alzada, a mi entender, se sitúa a mitad de camino entre el nomadismo y la trashumancia, es decir sería una forma de nomadismo por cuanto supone «alzar la morada», lleván­ dose consigo toda la familia y todos sus animales y enseres. Pero, al mismo tiempo, se asemeja a la trashumancia por cuanto el des­ plazamiento se efectúa entre dos lugares bien definidos, originán­ dose un sedentarismo periódico y biestacional. Este esquema no responde exactamente al modelo de trashumancia o de nomadis­ mo descrito por los geógrafos (cfr. M. Derruau, 1974, p. 154 y págs. 145, 149 y 151; L. Dollot, 1971, p. 37) o por los antropólogos (cfr. Evans-Pritchard, 1977, págs. 77 y ss.; Daryll Forde, 1965, p. 149; M. Mauss, 1966, págs. 389-477; Valdés del Toro, 1976, IV/55 y ss.), sino que creo que el modelo de trashumancia vaqueira ar­ ticula elementos del nomadismo y de la trashumancia sin que sea posible reducirla a ninguno de los dos. Sin embargo, esta confu­ sión es habitual en aquellos autores que han tratado el tema de la trashumancia en la zona astur-cántabra (cfr. Ferrer Regales, 1963, p. 20) o de los vaqueiros de alzada (Uría Ríu, 1976, nota 1, págs. 57-58, y nota 1, p. 77). El modo de trashum ancia vaqueira tampoco es idéntico al practicado por otros grupos ganaderos de la Cornisa Cantábrica, muy similares por lo demás á los vaqueiros de alzada, 296 ADOLFO GARCIA MARTINEZ

como sería el caso por ejemplo de los pasiegos de Santander (Or­ tega Valcárcel, 1975, págs. 863-899; Terán, 1947, págs. 493-537). En segundo lugar, es preciso subrayar con contundencia que la trashumancia y el nomadismo son técnicas económicas anterio­ res a los vaqueiros de alzada. Desde la Alta Edad Media, para no retroceder más, se sabe por multitud de fuentes documentales relativas a monasterios y a casas nobles de la existencia de tras­ humancia y de nomadismo como técnicas económicas ganaderas utilizadas por los estamentos nobiliarios pero, según las hipótesis que esbocé anteriormente, todavía no se puede hablar de vaqueiros de alzada, pues éstos aún no se habían constituido como grupo so­ cial diferenciado. Efectivamente, los documentos medievales nos hablan de rebaños en régimen de trashumancia y de nomadismo, así como de la figura del pastor y del , pero éstos son siervos o mano de obra al servicio de la nobleza o vaqueros en régimen de veceras al cuidado de rebaños concejiles. Esto tal vez pueda explicarnos el enigma con que acertadamente se encuentra, a partir de los datos aportados por la documentación, Juan Uría Ríu cuando se pregunta por qué en los documentos del siglo XVI se observa una cada vez mayor marginación del vaqueiro de alzada (Uría Ríu, 1976, p. 113). Lo que ya no puedo compartir con el pro­ fesor ovetense es la explicación que propone de este fenómeno, es decir tal vez «en la Edad Media la posición social (del vaqueiro, se refiere) haya sido otra, y que las circunstancias antropogeográ- ficas y etnográficas de su género de vida no hayan permitido la formación del clima moral en que se desarrolló la oposición de los aldeanos no vaqueiros, por lo menos en el grado que la reflejan los documentos desde fines del siglo XVI» (Uría Ríu, 1976, p. 113). A mi juicio, esta interpretación no es correcta, y la razón estriba en que Uría Ríu supone que en la Edad Media ya existían vaquei­ ros de alzada, mientras que yo por el contrario admito que sí exis­ tía trashumancia y nomadismo, pero los vaqueiros de alzada como grupo social diferenciado se constituye a partir de finales del siglo XV y, sobre todo, a lo largo del siglo XVI y XVII, hipótesis que viene apoyada también por la constatación de Uría Ríu, es decir cuando una serie de vaqueros que cuidan rebaños trashumantes o nómadas se empiezan a convertir en un grupo étnico más o menos diferenciado y competitivo, que se va convirtiendo poco a poco en dueño de sus ganados y de unos espacios por medio de los cerra­ mientos, un grupo étnico con una problemática y unos valores propios, cuyos individuos se identifican a sí mismos al tiempo que son identificados por otros y se autoperpetúan biológicamente. COMENTARIOS A LA < CARTA NOVENA > DE JOVELLANOS 297

Por otra parte, la trashumancia vaqueira, tal corno ya señalé repetidas veces, articula elementos del nomadismo y de la trashu­ mancia, dando lugar a una técnica económica y ganadera cualita­ tivamente distinta y, lo que es más importante aún desde el punto de vista antropológico en que yo me muevo, genera fenómenos sociales y culturales nuevos, motivados por la doble residencia y por las diferentes relaciones que se originan. c) La marginación

El fenómeno de la marginación, como he analizado más dete­ nidamente en otro lugar (García Martínez, 1988, págs. 146 y ss.), es tal vez uno de los aspectos más tratados y más fácilmente ob­ servables en relación con los vaqueiros de alzada. Todos aquellos autores que desde una perspectiva u otra escribieron sobre este grupo asturiano subrayaron, como dato más sobresaliente y hasta natural, la marginación a que fue sometido por el resto de la so­ ciedad asturiana y, efectivamente, hasta no hace aún muchos años los vaqueiros de alzada fueron una etnia marginada. Al mismo tiempo, las interpretaciones tendentes a explicar este fenómeno fue­ ron muchas, hasta se podría decir que cada autor formuló la suya propia, si bien en su mayoría todos coincidían en afirmar que ésta se debía a los orígenes que tenía o se le atribuían al vaqueiro; las únicas excepciones serias, a mi juicio, a este binomio origen/mar- ginación y su sustitución por el de modo de vida/marginación son precisamente Jovellanos, Uria Ríu y María Cátedra, si bien después no me parece que en ningún caso estos autores hayan desarrolla­ do suficientemente su nuevo planteamiento que, desde mi punto de vista, es acertado a condición de que se analice desde diferentes perspectivas y dentro de una dinámica de conjunto, es decir la marginación del vaqueiro de alzada debe interpretarse desde el se­ no mismo del grupo vaqueiro, desde la sociedad asturiana y desde la evolución de la relación entre la sociedad asturiana y el propio grupo vaqueiro, es decir desde dentro, desde fuera y desde la rela­ ción dinámica y diacrònica del «dentro» y del «afuera». Pero volvamos a Jovellanos, que es el caso concreto que aquí nos ocupa. Nuestro autor constata claramente, a partir de la ob­ servación directa, que el vaqueiro de alzada está sometido a una ignominiosa marginación por parte del resto de la sociedad astu­ riana. Jovellanos esboza diferentes razones para explicar el hecho sin definirse por ninguna, ya que en el fondo todas se deben a que el vaqueiro de alzada tiene un «modo de vivir» diferente, si bien 298 ADOLFO GARCIA MARTINEZ y a renglón seguido nuestro autor dice que ello no es razón sufi­ ciente para atribuirle diferente ni remoto origen (p. 302). Jovella­ nos da a entender que los supuestos orígenes que se les atribuyen son la causa principal y él pretende romper este binomio. A conti­ nuación subraya algunos aspectos del «modo de vivir» del vaquei- ro que pueden ser motivo más concretamente de marginación. En primer lugar, el vaqueiro se dedica a ciertas actividades que pro­ vocan entre los demás aldeanos una malquerencia y aborrecimiento, tales como la arriería y el comercio. En segundo lugar, observa en­ tre los vaqueiros una serie de pautas de conducta tan peculiares que pueden motivar en el resto de la población el que les atribuyan orí­ genes infectos, tales como el cambiar de residencia, la endogamia intergrupal, su particular forma de realizar y de participar en los matrimonios, en los bautizos y en los entierros, el aislamiento en que viven en las brañas, su actitud y su relación con la Iglesia, su solidaridad insolidaria, etc. Tanto es así, que la gente aldeana, «acaso para cohonestar su desprecio, ha atribuido a estos vaqueiros un origen infecto, y los malos críticos, menos disculpables en su ig­ norancia, han pretendido autorizar este rumor fijándolo» (p. 305). Creo que el planteamiento de Jovellanos, en líneas generales acertado, es susceptible de algunos comentarios y matizaciones. En primer lugar, creo que es acertado, al menos como marco general, el binomio causal, modo de vida/marginación, que se con­ trapone diametralmente al de raza/modo de vida/marginación, y tal es, aunque implícitamente, el sentir y la intuición de Jovella­ nos. En segundo lugar, el modo de vida del vaqueiro, causa de su marginación y malquerencia, no es juzgado sólo por el hecho de ser distinto, sino sobre todo por una serie de peculiaridades que se contraponen a los intereses de otros sectores de la sociedad asturiana. Los vaqueiros de alzada son un grupo competitivo por el hecho de ocupar unos espacios codiciados también por otros ganaderos, por su voluntad de eximirse de las cargas concejiles, de los eclesiásticos, de las obligaciones y derramas de las comunidades locales en que residían una parte del año, cuando se trataba de pueblos en que parte eran vaqueiros y parte aldeanos estantes como era el caso, para sólo citar dos ejemplos, del Valle del Lago en el siglo XVI o de Saliencia en el XVIII (cfr. Uría Ríu, 1976, p. 89, y Archivo Notarial de Belmonte, Concejo de Somiedo, Leg. 1.728-1.734, fols. 67 y 67v, respectivamente) o, por último, sus trucos para evadirse con maña de otras obligaciones como la con­ tribución a las levas no empadronándose (Archivo de la Diputación COMENTARIOS A LA < CARTA NOVENA > DE JOVELLANOS 299 de Oviedo, Libro 108 de Juntas y Diputaciones del Principado, Diputación del 30-4-1752). Por todo esto yo considero que, desde una perspectiva holística, la marginación que rodeó al vaqueiro de alzada debe interpretarse realizando diferentes calas. Por una parte existen razones de tipo ideológico que, a mi juicio, a pesar de que pueden parecer las más poderosas creo que no es así y que se trata de ideologías justi­ ficativas de una situación cuyo origen es otro, ideologías tal vez difundidas entre el pueblo llano por personas pertenecientes al es­ tamento dominante de la sociedad asturiana, movidas por intereses de carácter económico. Podríamos citar en apoyo de esta hipóte­ sis los informes y cartas de José Fuertes de Sierra, persona influ­ yente de la zona de Navia. A modo de ejemplo detengámonos por unos momentos en un informe del que se conserva copia en la biblioteca de la Universidad de Oviedo (MS 94, fols. 28v y ss.; cfr. comentarios al mismo en García Martínez, 1988, p. 26 y nota 3, págs. 41-42), cuyo autor es con casi toda seguridad el citado Fuertes de Sierra, pues aunque en el documento se menciona al marqués de Santa Cruz ello se debe a que aquél escribe en su nom­ bre y en el de otros nobles asturianos. Después de hacer algunas consideraciones sobre el territorio asturiano, manifiesta que los vaqueiros habitantes de las brañas son descendientes de esclavos capturados cuando la Recoquista, que fueron relegados a las bra­ ñas para apartarlos del resto de la población. Estos ocupantes de las brañas no son sus verdaderos propietarios, lo que parece ser la preocupación y el móvil principal del escrito de Fuertes de Sie­ rra, máxime si tenemos en cuenta que este informe fue redactado entre 1728 y 1730 y a raíz de las pesquisas de Cepeda, realizadas entre 1708 y 1717 y del establecimiento de la Real Audiencia en 1718. Es decir, demostrando y difundiendo la idea de que los va­ queiros son descendientes de esclavos moros se puede comprender su marginación en el pasado y ahora, y en base al mismo motivo se les puede desposeer de sus propiedades. Desde esta perspectiva comparto también la opinión de otros antropólogos cuando afir­ man, refiriéndose a fenómenos de marginación y a antagonismos sociales detectados en diferentes áreas del mundo, que en situacio­ nes socio-culturales en que un grupo compite con otros —en el caso de los vaqueiros es posible que las teorías raciales hayan to­ mado cuerpo formalmente a principios del siglo XVIII, cuando ya se habían constituido perfectamente como grupo— por la posesión de tierras, es muy probable que surjan prejuicios de raza y antago­ nismos sociales (cfr. White, 1964, págs. 40 y ss.). 300 ADOLFO GARCIA MARTINEZ

Si consideramos el fenómeno de la marginación desde dentro del propio grupo vaqueiro cabría, tal vez, hacer algunas conside­ raciones interesantes y curiosas que, desde nuestras coordenadas, tienen sentido y clarifican más la situación, consideraciones que se basan en una serie de comportamientos y de actitudes del va­ queiro y que yo he creído percibir a través del trabajo directo de campo. Primeramente, es un hecho que el vaqueiro sufrió, por una par­ te, la marginación, pero por otra parte me atrevo a afirmar que no hizo absolutamente nada para liberarse de ella, más bien creo que la aceptó y hasta la cultivó con su actitud resignada a veces y altiva otras, tal vez o sin duda como un medio de defensa de su propia unidad grupal, garantía y salvaguarda de sus propios bienes y de su forma de vida. Es decir y matizando un poco más estas afirmaciones, el vaqueiro mantuvo una postura firme y solidaria frente a la Iglesia y a los estamentos nobiliarios, a las autoridades municipales y regionales y frente a los demás aldeanos, postura solidaria en relación al grupo e insolidaria en relación al resto de la sociedad. Su negativa a pagar los diezmos, a contribuir a las cargas e impuestos locales y municipales y a las levas son una clara muestra de esa insolidaridad solidaria. Para ello es indispensable fomentar y cultivar fuertes redes de relaciones internas entre las familias y los pueblos que componen el grupo y nada más eficaz que la endogamia grupal y esa especie de exogamia intragrupal, pues el matrimonio no es sólo un intercambio de mujeres o de hombres, sino que casi siempre va acompañado de mensajes de amistad, de colaboración y de bienes, es un fenómeno social «total» y muy complejo, en el que la cultura y el grupo en su totalidad entran en juego, aspecto que Jovellanos subrayó, si bien en el mar­ co reducido de cada braña; en este momento me vienen a la mente, y hasta me siento muy próximo a ellos, los comentarios que sobre el matrimonio ha hecho Lévi-Strauss en la línea del «Ensayo sobre el don», de M. Mauss (cfr. Lévi-Strauss, 1968, págs. 73-74 y 553 y ss., y M. Mauss, 1966, págs. 145 y ss.), y la razón a mi juicio estri­ ba en que en las sociedades rurales preindustriales la familia y el parentesco constituye una instancia dominante al absorber múlti­ ples papeles, además de los propios, y entre ellos los económicos, planteamiento defendido también por una serie de antropólogos (cfr., por ejemplo, Godelier, 1974, págs. 235-236, y 1980, p. 21). En resumen, el vaqueiro de alzada potencia por todos los medios las relaciones y la solidaridad internas entre todas las familias y pue­ blos que componen el grupo, pretende mantener a toda costa su COMENTARIOS A LA < CARTA NOVENA > DE JOVELLANOS 301 forma de vida y su cultura, como se observa, por ejemplo, en el papel que desempeña la brujería y la magia y los ritos funerarios (cfr. Cátedra Tomás, 1978, págs. 41-48; García Martínez, 1988, págs. 315 y ss.), como medio para garantizar la supervivencia del grupo. En este sentido, la afirmación de Jovellanos de que no existe rela­ ción alguna entre las diferentes brañas y que tal vez por eso el vaqueiro no logró superar la marginación y animadversión que su­ fría, no parece responder en absoluto a la realidad. Primero, porque no es cierto que las brañas se mantuviesen aisladas entre sí, las brañas vaqueiras me refiero, y, segundo, porque el vaqueiro no me parece que haya pretendido luchar contra dicha marginación, sino más bien todo lo contrario, su preocupación ha sido básicamente la de cultivar la solidaridad interna, incluso a costa de ser insoli- dario con el resto de la sociedad, como principal garantía para su supervivencia.

II. ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES

Creo que ya me he extendido demasiado en mis comentarios, pero de todos modos no quisiera terminar sin hacer unas últimas reflexiones sobre algunos presupuestos o directrices que constitu­ yen el transfondo del escrito de Jovellanos, intentando traducirlos a conceptos propios de la Antropología Cultural, señalando asimis­ mo que tales reflexiones las hago igualmente desde el marco de dicha disciplina, sin que con ello yo pretenda criticar a Jovellanos, sino tan sólo comprender mejor algunos de los rasgos del mundo intelectual en que se mueve, a la luz del desarrollo de las teorías antropológicas y de la cultura. En primer lugar este escrito de Jovellanos nos da una visión del fenómeno que trata sincrónica y funcionalista, tal vez por el método utilizado por nuestro autor y por carecer de una mentali­ dad evolucionista, de tal modo que se tiene la impresión que los vaqueiros de alzada aparecieron tal como los observamos o, me­ jor, como los observa Jovellanos, sin posibilidad de pensar que son el resultado de un proceso en el que intervienen una serie de va­ riables que van configurando el sistema o «modo de vivir» de los vaqueiros, desde los factores ecológicos, los demográficos, los eco­ nómicos, hasta los políticos e ideológicos. Para desvelar este fe­ nómeno no basta el método de la observación directa, es preciso recurrir también a la documentación histórica, como el biólogo tiene que recurrir a la Paleontología, permítaseme la comparación, para reconstruir el catálogo de una especie y comprender así sus 302 ADOLFO GARCIA MARTINEZ

peculiaridades y sus semejanzas y diferencias con las demás. Este método que propugnamos, que podríamos calificar como etnohis- tórico, nos muestra el proceso a través del cual se va gestando un determinado acontecimiento, proceso que corrientemente es diver­ gente pero continuo, como de hecho sucedió en el caso de la tras- humancia o de las brañas. Al mismo tiempo podemos valorar con mayor precisión el papel que ha jugado el medio ecológico, sin caer en ese peligroso vaivén que se observa en el escrito de Jove­ llanos entre el posibilismo y el determinismo puros. Por último, se puede desvelar la formación de un determinado fenómeno, los vaqueiros de alzada en este caso, desde el interior mismo de la evolución de fenómenos más generales, como sería aquí la socie­ dad asturiana, al tiempo que se ponen de manifiesto las semejanzas y las diferencias y las relaciones entre el acontecimiento que se trata de estudiar y el marco de su desarrollo. Así, estamos posi­ blemente en condiciones de interpretar las diferentes variables que constituyen el fenómeno de los vaqueiros de alzada desde una vi­ sión holística, tanto desde una perspectiva procesual y sistèmica, como desde una perspectiva relacional, pudiendo de este modo lle­ gar a una interpretación capaz de ofrecersignificaciones densas, según la expresión de C. Geertz (Geertz, 1987, págs. 27 y ss.), de di­ cho fenómeno. En segundo lugar, el escrito de Jovellanos se mueve en el mar­ co de un difusionismo, a mi juicio extremo, que se manifiesta cuando, para explicar el origen del «modo de vivir» del vaqueiro, aventura la hipótesis de que puede tratarse de ramas de la mara- gatería, dadas las semejanzas existentes entre la forma de vida de estos dos grupos. Respecto a este difusionismo extremo cabe ha­ cer, aunque muy brevemente, algunas matizaciones. 1.a—La difu­ sión, entendida como la adopción por parte de un grupo de rasgos aislados o grupos de rasgos propios de otro grupo, es un hecho y ningún investigador lo niega. Sin embargo, el problema radica en cómo interpretar el fenómeno de la difusión y si realmente se trata de un hecho aislado o, si por el contrario, forma parte de un pro­ ceso más amplio. 2.a—El núcleo de la cuestión parece encontrarse en si la difusión es un fenómeno independiente o si constituye un momento de un proceso más complejo como podría ser el de la aculturación. Hay algunos antropólogos, realmente son pocos, que consideran la difusión como un hecho independiente, tal vez in­ fluenciados o al menos se sitúan en la línea de los prehistoriadores y de los arqueólogos (cfr., por ejemplo, el concepto de difusión del arqueólogo V. Gordon Childe, 1960 y 1973), con lo que dan a COMENTARIOS A LA < CARTA NOVENA > DE JOVELLANOS 303 la difusión un tratamiento excesivamente mecanicista. Contra esta concepción de la difusión cultural se alzan las voces, a veces aira­ das, de algunos antropólogos culturales, tal como J. H. Steward, quien resalta que recurrir a la difusión para explicar un rasgo o un grupo de rasgos culturales, considerada aquélla como un fenó­ meno aislado, resulta ser mecanicista e incomprensible y que, en última instancia, no explica nada y nos remite siempre a una peti­ ción de principio (Steward, 1949, p. 4), y con mucha más razón si se trata de explicar de este modo el origen de una cultura. Para la mayoría de los antropólogos el concepto de difusión debe considerarse inscrito en el fenómeno de la aculturación, lo que supone una asimilación para desembocar finalmente en un cambio cultural (Herskovits, 1973, págs. 565-567; Redfield, Linton y Herskovits, 1936, págs. 149-152; Alcina Franch, 1978, p. 85, por citar sólo algunos ejemplos). Yo considero que la difusión no pue­ de entenderse sino como un momento, tal vez el desencadenante, de un proceso más amplio que sería el de la aculturación y que culmina en un cambio cultural. Pero para una interpretación co­ rrecta de todo proceso de aculturación es preciso, además de la difusión, considerar otros factores, tales como la cultura autóctona o nativa, los factores ecológicos, la población y otros muchos as­ pectos constitutivos del proceso. 3.a—Si se considera la difusión como un elemento más de la aculturación, tal vez sería conveniente matizar un poco más el concepto de aculturación y tratar de sacar algunas consecuencias útiles para el estudio de la cultura de un grupo dado y hasta, tal vez, para el estudio de su historia. Acultu­ ración es un concepto muy complejo y hasta ambiguo. Para la mayoría de los antropólogos, como ya se dijo, la aculturación es una transmisión cultural en proceso (Herskovits,op. cit.), se trata de un proceso y no de un evento aislado (Duppront, 1966, p. 39), que hace hincapié sobre las relaciones y la génesis, al tiempo que descarta toda historia de eventos. Así entendido, el concepto de aculturación es la única vía para descubrir el continuo histórico y para comprender continuidad y cabio, es decir su evolución, en la que se conjugan lo que A. Cardín llama la «cultura inercial» y la «cultura positiva» (Cardín, 1988, págs. 234-235), con la particu­ laridad de que la «cultura positiva» se escribe, mientras que la «cultura inercial» ya no se escribe, pero ahí está actuando, conti­ núa diciendo Cardín, como freno, como embrague o como acelera­ dor de la «cultura positiva» (Cardín, id.). 4.a—Entendida así la difusión, la interpretación de un rasgo o de un conjunto de rasgos culturales debe hacerse desde la propia dinámica del sistema en 304 ADOLFO GARCIA MARTINEZ

que se encuentra operando, aunque provengan por difusión de otro sistema cultural, pues el hecho de haberse incorporado a la dinámica funcional del nuevo sistema determina, con toda certeza, el que hayan adquirido nueva significación y hasta nuevas funcio­ nes, aun en el caso de que sigan manteniendo su forma externa originaria. Esto pondría de manifiesto una de las limitaciones fun­ damentales del método comparativo, que con tanta frecuencia ha utilizado y sigue utilizando la Antropología Cultural y otras cien­ cias humanas, lo que obliga a usarlo con mucha cautela, tal como lo han recomendado en repetidas ocasiones algunos antropólogos (cfr. Leach, 1975, págs. 167-178; Eggan, 1975, p. 179-201). 5.a—Final­ mente y para terminar estos comentarios, que yo mismo creí erró­ neamente que iban a ser mucho más ligeros y menos extensos, aplicando estas reflexiones sobre la difusión y la aculturación al tema que nos ocupa, es decir a los vaqueiros de alzada, y dentro del marco y de la estrategia que he trazado y utilizando los con­ ceptos básicos que aquí he elaborado, cabría señalar lo siguiente: El «modo de vivir» o la cultura de los vaqueiros de alzada, tal co­ mo la observa Jovellanos, es para mí la resultante de un proceso divergente que se inicia dos siglos y medio antes. Este proceso se alimenta y tiene lugar en el seno mismo de la sociedad asturiana y en él intervienen una serie de variables exógenas, o cuando me­ nos no exclusivas, a la propia sociedad asturiana, tales como la trashumancia, la arriería y el comercio, la lucha contra la gran pro­ piedad, etc.; variables coyunturales y detonantes, tales como los cambios demográficos o acontecimientos histórico-políticos relati­ vos a la nobleza laica y a los monasterios, etc.; finalmente, otras variables endógenas que han surgido de la propia dinámica del proceso, tales como los cerramientos y la lucha por unos espa­ cios y esa tendencia a pasar de una ganadería extensiva a otra semintensiva, la marginación de un grupo por parte del resto de la sociedad, la endogamia intergrupal y esa especie de exogamia intragrupal, la trashumancia biestacional y zonal y ese desplaza­ miento como centro económico y social de la braña de abajo ha­ cia la de arriba y, en fin, todos esos rasgos adaptativos que van siendo retroalimentados positivamente por el «modo de vivir» o cultura y que configuran la identidad económica, social y cultural del vaqueiro de alzada. Es decir, todos estos rasgos, exógenos y endógenos, conforman el sistema o cultura vaqueira, a la vez que se establece una retroalimentación positiva mutua si son adapta­ tivos, o negativa si no lo son, de tal modo que ya no es posible interpretar ninguna variable independientemente del todo o cultu­ COMENTARIOS A LA < CARTA NOVENA > DE JOVELLANOS 305 ra y al margen del proceso de constitución de la misma. Entendida de este modo la cultura del vaqueiro de alzada, como la cultura de cualquier otro grupo humano, el difusionismo a ultranza y meca- nicista, así como el evolucionismo unilineal y determinista o el funcionalismo más riguroso son estrategias interpretativas que, desde mi punto de vista, deben ser corregidas para poder recupe­ rarlas y, tal vez, la fórmula más eficaz sea lo que hemos calificado como método etnohistórico.

FUENTES Y BIBLIOGRAFIA CITADA

1. FUENTES

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J u s t o G a r c ía S á n c h e z

II

INTRODUCCION

Incorporamos en este número del BIDEA la última parte del trabajo de investigación que en su primera parte fue publicado en el número 128 del mismo Boletín, recogiendo como nota destacada la reproducción de los catálogos trienales en los datos referentes a los asturianos que integrados en la Compañía de Jesús evangelizaron Hispanoamérica durante el período señalado. La extensión de dichos catálogos no nos ha permitido su reproducción facsímil, y a modo de orientación iniciamos el texto con una página que sirve de mo­ delo de cómo debería, en otras circunstancias, venir efectuada la presentación de esta parte. El resto del estudio se presenta con texto seguido, separando con punto y coma cada uno de los apar­ tados, y colocando sin solución de continuidad la parte del catálogo secreto de cada año y de cada uno de los jesuítas inmediatamente después de los datos biográficos del catálogo público. í Con estas páginas hemos querido rendir un homenaje a aquellos misioneros de la Compañía de Jesús nacidos en Asturias, cuya pre­ sencia en el Nuevo Mundo no responde más que al anuncio de la Buena Nueva, sin mixtificaciones, contrastando con las motivacio­ nes enunciadas en el De procuranda Indorum salute: retornar con amplias riquezas a su domicilio de origen y posteriormente llevar una vida de molicie o de sostenimiento familiar; regresar cuanto antes a la Península, considerando la presencia americana como una especie de destierro, o, finalmente, predisponerse a una relación de clara hostilidad frente a los indios nativos, pensando incluso en un enfrentamiento militar. 310 JUSTO GARCIA SANCHEZ JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 311 312 JUSTO GARCIA SANCHEZ

APENDICE I

Reproducción de los Catálogos trienales de las provincias hispa­ noamericanas de la Compañía de Jesús, en los asientos relativos a los jesuítas asturianos cuya naturaleza no se discute.

PROVINCIA MEXICANA

ARSI. Signatura Mex. 4.— Catalogi Triennales, 1580-1653

AÑO 1585: Coll. de México. Fol. 25r. N.° 69: H. Pedro Nieto; £umiedo de Obiedo; 37 años; mediocres; 1583; coadiutor; ayuda en la estancia de Santa Lucía; vota Simpli­ cia año 1585. AÑO 1592: Collegio México. Fol. 55v: Entre los hermanos coadjutores temporales no for­ mados. N.° 168: H. Pedro Nieto; Vegas, diócesis de Oviedo; 47 años; buena salud; 20-VII-1583; acude a las haciendas; votos simples. N.° 178: H. Martín de Rojas; Tineo, diócesis de Oviedo; 36 años; buena salud; 16-X-1587; procurador, comprador y otros oficios; vo­ tos simples. Fol. 56r. N.° 190: H. Juan de Rojas; Tineo, diócesis de Oviedo; 18 años; buena salud; l-VII-1590; rethorico; novicio.

AÑO 1595: Cathalogus lus Provinciae Novae Hispaniae. Fol. 73v. N.° 80: Petrus Nieto; Vegas, diócesis ovetensis; 53 años; fir- mae; 20-VII-1583; rem rusticam curat, unam cum praecedenti (Bar- tholomaeus Sánchez); coadjutor temporalis formatus, l-V-1592. N.° 81: Martinus de Rojas; Tineo, diócesis ovetensis; 39 años; firmae; 16-X-1587; procuratoris et alia; coadjutor temporalis for­ matus, 15-V-1595. Fol. 74r. N.° 93: Joannes Bautista Blanco, Castiello, diócesis ovetensis; 21 años; firmae; 24-IV-1593; sartoris et alia; vota Simplicia. N.° 135: Petrus Ferdinández Ovánez; Ováñez, diócesis oveten­ sis; 56 años; firmae; 22-VI-l586; coadjutor; coadjutor temporalis form atus, 24-11-1595. (En el cat. de 1582, fol. 56r, es el n.° 180, y dice: «De Ováñez, diócesis de Mondoñedo». Hacía de «portero et alia»). JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 313

Fol. 78r. N.° 179: Gundisalvus Salgado; Villaça, diócesis ovetensis; 32 años; firmae; 20-VIII-1592; coquus. docet pueros legere et scribere. Fol. 56r (en el cat. de 1582 era el n.° 176 y figura: «de Villaça, diócesis de Orense» (y así se repite en el catálogo de 1600, fol. 121r, y hacía de «cocinero, despensero y otros oficios de casa»).

AÑO 1600: Catalogus prim us Provinciae Novae Hispaniae. Fol. 118r: Collegium Zepozotlanum. N.° 180: Petrus Nieto; Vegas, diócesis ovetensis; 57 años; fir­ mae; 20-VII-1583; rem rusticam administrât; coadjutor temporalis form atus, l-V-1592. Fol. 119 r: Collegium Guaxaquense. N.° 199: Gabriel de Ontoria; Lianes, diócesis de Oviedo; 22 anni; firmae; 20-VIII-1598; coqui et alia; novitius. Fol. 120v: Collegium Guadalaxarense. N.° 229: Martinus de Rojas; Tineo, diócesis ovetensis; 44 anni; infirmae; 16-XI-1587; procuratoris et alia; coadjutor temporalis form atus, 15-V-1595.

AÑO 1604: Catalogus prim us Provinciae Novae Hispania. Fol. 148r: Domus professorum mexicana. N.° 41: F. Ioannes Blanco; Ovieti; 30 an.; firmae; 11 años; do­ mestica; coad. formatus. Fol. 156r: Collegium Tepotzotlanum. N.° 195: F. Martinus de Rojas; Tineo in Asturiis; 53 an. medio­ cres; 15 años; procuratoris et alia; coad. formatus. N.° 197: F. Petrus Nieto; Vegas in Asturiis; 65 an.; mediocres; 20 años; ruralia et domestica; coad. formatus. Fol. 156v: Collegium Guadalaxarense. N.° 208: F. Gabriel de Ontoria; Lianes in Asturiis; 26 an.; fir­ mae; 5 años; magistri ludi puerorum et alia; vota Simplicia.

AÑO 1607. Fol. 169r: Domus Professa Mexicana. N.° 23: F. Joannes Blanco; Ovieti; 33 años; firmae; 14 anni; domestica; coadjutor formatus. Fol. 173v: Seminarium S. Ildephonsi. N.° 108: F. Petrus Nieto; asturianus; 68 años; mediocres; 23 anni; domestica et ruralis; coadjutor formatus. Fol. 176r: Collegium Guadalaxarense. N.° 162: F. Gabriel de Ontoria, asturianus; 29 an.; firmae; 8 an.; magister ludi puerorum; vota Simplicia. 314 JUSTO GARCIA SANCHEZ

Fol. 176v: Collegium Zepotzotlanum. N.° 173: F. Martinus de Rojas; asturianus; 56 an.; mediocres; 18 an.; domestica ruralia; coadjutor formatus. AÑO 1614. Fol. 192v: Collegium Mexicanum. N.° 96: F. Martinus de Rojas; Tineo in Asturiis; 63 an.; infir- mae; 26 an.; ministeria temporalia; coadj. temp, formatus. Fol. 194r: Seminarium Sti. Ildefonsi. N.° 126: F. Petrus Nieto; Montañas de León; 82 an. Infirmae; 32 an.; ministeria temporalia; coadj. temp, formatus. Fol. 195v: Collegium Angelopolitanum. N.° 149: F. Ioannes Blanco; «Guijón», dióc. de Oviedo; 42 an.; mediocres; 22 an.; temporalia ministeria; coadj. temp, formatus. Fol. 199v: Collegium Guadalaxarense. N.° 226: F. Gabriel de Hontoria; Llanes, dióc. de Oviedo; 36 an.; firmae; 15 an.; officia domestica. Puerorum magister; coadj. temp, formatus. N.° 228: F. Petrus de la Sierra; Cangas de Tineo, dióc. de Ovie­ do; 22 an.; firmae; 5 an.; officia domestica.

AÑO J1620. Fol. 239r: Provincia. N.° 5: Gabriel de Hontoria; Llanensis; 48 an.; firmae; 22; offi­ cia domestica, magister schol. et procurator; coadj. temp, formatus. Fol. 240v: Domus Professa. N.° 31: Petrus de la Sierra; «cangagensis»; 28 an.; validae; 10; officia domestica; coadjutor temporalis. Fol. 249v: Collegium Angelopolitanum (Puebla de los Angeles). N.° 190: F. Ioannes Blancus; xixonensis; 54; mediocres; 20; officia domestica; coadj. temp, formatus. Fol. 253v: Veracruz, Residentia. F. Antonius Serán; asturiensis; 30; validae; 3; officia domes­ tica. Fol. 244v: Petrus Nieto; montanus; 88; débiles; 38; officia do­ mestica; coadj. temp, formatus (El H. Nieto estaba en el Seminario de S. Ildefonso).

AÑO 1626 (25-V). Fol. 270v: Collegium Mexicanum. N.° 98: F. Petrus de Sierra; Cangas; 34; validae; 17; officia do­ mestica; coadj. temporalis formatus. Fol. 27Ir. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 315

N.° 101: Toribio de Soto; Cangas; 30, firmae; 3; officia domes­ tica. N.° 113: F. Petrus Nieto; Montañas de León; 100; débiles; 49; officia domestica. Fol. 274r: Collegium Angelopolitanum Spiritus Sancti. N.° 167: F. Joannes Blanco; Xixón; 52; débiles; 30; officia do- mestiva; coadj. temp. formatus. Fol. 279v: Collegium Pasquarense. N.° 262: F. Alexander Suárez; Montañas de Oviedo; 50; firmae; 17?; officia domestica; coadj. temp. formatus. Fol. 280v: Collegium Guadalaxarense. N.° 278: F. Gabriel de Hontoria; Llanes in Asturiis; 54; validae; 28; officia domestica; coadj. temp. formatus.

AÑO 1632. Fol. 293r: Collegium Mexicanum. Fol. 298r. N.° 92: Petrus de la Sierra; Cangensis in Castellasie (); 45; fir­ mae; 21; coadj. temp. formatus. Collegium S. Ildefonsi Mexicani. Fol. 299r. N.° 111: F. Petrus Nieto; Ex montibus Legionis(sie); 115; iam multum debiles; 54; officia domestica; coadj. temp. formatus. Collegium Angelopolitanum Spiritus Sancti. Fol. 302v. N.° 190: F. Isidorus González; Ex montibus Legionis; 48; fir­ mae; 20; coadj. temp. form. 12 an. Fol. 309r: Collegium Zacatecanum. N.° 316: F. Gabriel de Hontoria; ex civitate Llanes in «Hasturiis»; 56; mediocres; 34; officia domestica et docet pueros legere; coadj. temp. for. 24 an.

AÑO 1638. Fol. 316v: Domus professa. N.° 21: F. Gabriel de Hontoria; asturiensis in Nueva Hispania; 60 ann.; mediocres; 42 anni; semper officia domestica et procura- toris exercuit; coadiutor formatus. N.° 22 (fol. 317r): F. Petrus Serrano; cordubensis; 42 anni; me­ diocres; 25; semper domestica oficia exercuit; coadiutor formatus.

AÑO 1648. Fol. 382r: Collegium Mexicanum. N.° 100: F. Gabriel de Ontoria; ex civitate «lañes» in Asturiis; 316 JUSTO GARCIA SANCHEZ

73; débiles; 50; officia domestica et docuit pueros ligere; coadju­ tor temporalis formatus. N.° 102: F. Petrus de Sierra; Sangensis in Castella; 60; firmae; 38; officia domestica; coadjutor temporalis formatus. Fol. 383r: F. Petrus Martínez; Laredo (in Asturiis); 20; fortes; 3; officia domestica; coadjutor temporalis.

AÑO 1650 (30-VI). Fol. 438r: Collegium Mexicanum. N.°91: Gabriel de Hontoria; ex civitate «Ianes» in Asturiis; 75; multum débiles; 52; officia domestica; coadjutor temporalis for­ matus. N.° 93: Petrus de Sierra; Cangensis in Castella; 62; firmae; 40; officia domestica; coadjutor temporalis formatus. Collegium Pasquarense. N.° 271: Toribius Gutiérrez; asturiensis in Hispania; 30; fir­ mae; 15; officia domestica et docet pueros; coadjutor temporalis nondum formatus.

AÑO 1653. Fol. 479v: Collegium Mexicanum. N.° 86: F. Petrus de Sierra; Cangensis in Castella; 65; firmae; 43; officia domestica, aedituus multis ab hinc annis; coadjutor temporalis formatus. Fol. 489v: Collegium Zacatecanum. N.° 282: Fr. Toribius Gutiérrez, «hasturiensis» in Hispania; 33; firmae; 18; officia domestica; coadjutor temporalis formatus (fol. 496v: a 12-111-1653).

Mex. 4.— Catálogos Secretos (añadidos a los Trienales)

AÑO 1614. Fol. 21 lv: Martinus de Rojas. N.° 96: Super mediocritàtem; bonum; bona; diuturna; cholen­ ca, inclinans ad melancholian; ad officium procuratoris et similia. Fol. 213r: Petrus Nieto. N.° 226: Mediocre; bonum; bona; diuturna; flemática indinans ad melancholian; fere inútiles ob nimiam senectutem. Fol. 214v: F. Ioannes Blanco. N.° 149: Mediocre; mediocre; mediocris; aliqua; flegmatica sanguinea; ad officia domestica. Fol. 218v: F. Gabriel de Hontoria. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 317

N.° 226: Bonum; mediocritatem excedens; mediocri maior; non parva; cholenca sanguínea moderata; ad officium procuratoris et alia coadjutoris. N.° 228: F. Petrus de la Sierra; mediocre; mediocre; mediocris; módica; cholenca ad melancholian vergens; ad officia domestica. AÑO 1638. Fol. 335v, n.° 21 (Gabriel de Hontoria). Bonum; mediocre; prudens mediocriter; expertus in rebus agen- dis; bonae complexionis; ad aliqua coadjutorum munia. N.° 22 (Petrus Serran): Mediocre; mediocre; aliqua; in officio custodis vestium; bonae complexionis; ad officium custodis ves- tium.

AÑO 1648. Fol. 402r. N.° 100 (Hontoria): Impeditus ob infirmam valetudinem et se- nectutem. N.° 102 (Petrus Sierra): Aliquod; aliquod; aliqua; longa; colé­ rica; ad officia domestica precipue editui.

AÑO 1650. Fol. 458r. N.° 91 (Hontoria): Bonum; bonum; bona; longa; colérica; im­ peditus. N.° 93 (Sierra): Mediocre; bonum; aliqua; longa; colérica; ad domestica. N.° 271 (fol. 466v: Toribio Gutiérrez): Mediocre; mediocre; exi­ gua; exigua; melancólica; ad domestica.

AÑO 1653. Fol. 501v. N.° 86 (Petrus de Sierra): Mediocre; bonum; sufficiens; suffi- ciens; colérica; ad officium aedituus. Fol. N.° 282 (Toribio Gutiérrez): Aliquod; sufficiens; aliqua; aliqua; colérica; ad domestica et docendi pueros.

Mex. 5.— Catalogi Triennales, 1659-1687 Catalogas primus seu publicus

AÑO 1659. Fol. 7v: Collegium Mexicanum. N.° 99: Petrus Sierra; Cangensis in Castella; 65; bonae; 49; 318 JUSTO GARCIA SANCHEZ

aedituus multis ab hinc annis; coadjutor temporalis formatus. Fol. 16r: Collegium Sti. Ludovici Potosí. N.° 263: Toribios Gutiérrez; asturiensis; 39; bonae; 24; officia domestica docet pueros legere et scribere; coadjutor temporalis formatus.

AÑO 1662. Fol. 58r: Collegium Sti. Ludovici de Potosí. N.° 229: F. Toribius Gutiérrez; asturianus; 43; bonae; 28; offi­ cia domestica docet pueros legese et scribere; coadjutor temporalis formatus.

AÑO 1667. Fol. 112v: Collegium Mexicanum. N.° 54: Fr. Franciscus de Valdez(sic); «Lianensis in veteri Caste­ lla»; 23; firmae; 9; est in 2.° anno Theologiae; docuit grammaticam annis duobus; scholaris votorum Simplicia. Fol. 121v. N.° 242: Fr. Toribius Gutiérrez; Ex Asturia in Hispania; 48; bo­ nae; 33; officia domestica docet pueros legere et scribere; coadju­ tor temporalis formatus.

AÑO 1669. Fol. 153v: Collegium Mexicanum Ss. Petri et Pauli. N.° 58: Fr. Franciscus Valdés; Llanes villa Hispanie; 24; bonae; 10; est in 3.° anno Theologiae; docuit grammaticam; votorum sim- plicium. Fol. 158r: Domus probationis Collegium Zepotzotlanense. N.° 156: Fr. Toribius Gutiérrez; Llanes in Galleria; 50; firmae; 34; Mexici procurator nunc collegii Tepozotlani; coadjutor tempo­ ralis formatus. Fol. 160v: Collegium Meridanum. N.° 205: P. Petrus Suárez; Cañedo in Gallecia Hispaniae; 35; bonae; 19; absolvit studia; Philosophiam docuit nunc Theologiam; sacerdos votorum simplicium. N.° 37 del Cat. de 1667, fol. lllv . P. Petrus Suárez; Ex Areas ? Gallecia; 34; mediocres; 18; ab­ solvit studia; fuit in mission, docet Philosophiam; sacerdos voto- rum simplicium. Según el cat. de 1662, fol. 61 v, n.° 301, estuvo en la Misión de Tepenana; 32; mediocres; 13; absolvit studia; docuit gram, et in miss.; sacerdos votorum simplicium. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 319

AÑO 1671. Fol. 198v: Collegium Maximum Ss. Petri et Pauli. N.° 100: Fr. Toribius Gutiérrez; Llanes in Gallecia; 53; firmae; 37; fuit procurator nunc socius ruralia curat; coadjutor témpora- lis formatus. Fol. 209v: Missio Tepeguana S. Andrés. N.° 317: P. Fcus. Valdés; Yanes villa Hispaniae; 27; robustae; 13; absolvit studia; Grammaticam docuit nuper missiones adiit; sacerdos votorum simpliciam.

AÑO 1675. Provincia. Fol. 236r, n.° 8: Toribius Gutiérrez; Llanes in Galecia; 56; fir­ mae; 40; curat officinam sacare in Cuatepeq; Coadj. temporalis form atus. Coll. de S. Pedro y S. Pablo. Fol. 238v, n.° 59: P. Joannes Pérez; Olbes in Hispania; 27; fir­ mae; 3; est in 1.° anno Theologiae; sacerdos votorum simplicium. Fol. 252r: Missio Taraumarensis et Parras. N.° 329: P. Francus. Valdés; Yañez villa Hispaniae; 30; robus­ tae; 16; absolvit studia; Grammaticam docuit; et in missionibus; sacerdos votorum simplicium. Collegium Meridanum. Fol. 245v, n.° 207: Fr. Michael de la Fuente; Burgensis; 23; bo- nae; 4; domestica exercet; coadj. temp, non formatus.

AÑO 1681 Fol. 279r: Provincia. N.° 3: Fr. Michael de la Fuente; Asturiae; 32 anni; bonae; 10 anni; domestica curavit nunc socius provincialis; coadj temp, non form atus. Fol. 283v: Collegium Maximum. N.° 104: Fr. Petrus de Noriega; «Carreña» in Hispania; 22; vali- dae; 2 et 1 / 2; logicam studet; votorum simplicium. Fol. 284r. N.° 118: Fr. Toribius Gutiérrez; Llanes in Gallecia; 62; bonae; 46; fuit procurator modo ruralia curat; coadj. temp, formatus. Fol. 286v: Collegium Tepotzotlanense, et Domus probationis. N.° 164: Fr. Miguel de Salas; validae; agit 4 menses; Gramma­ ticam studuit ante ingressum; scholaris novitius. Fol. 294r: Missio nova Chiapensis. 320 JUSTO GARCIA SANCHEZ

N.° 310: P. Francus. Arenas; Asturiae; 33; robustae; 4; ince- pit logicam studere ad cassus transiit; Grammaticam docuit modo ruralia curat; sacerdos votorum simplicium. Fol. 294v: Missio antiqua Taraumarensis. N.° 319: P. Francus. Valdés; Jannes in Hispania; 35; bonae; 22; absolvit studia; Grammaticam docuit, est in missionibus; pro- fessus ab anno 1680, 15 augusti.

AÑO 1684. Domus Professa Mexicana. Fol. 326, n.° 28: Fr. Michael Fuente; Asturiae; 25 (sic); bonae; 13; domestica curavit. Fuit socius provincialis, modo vestium cu- ram agit; coadj. temp, formatus ab anno 1683, 15 augusti. Fol. 328v: Collegium Maximum. N.° 92: Fr. Petrus de Noriega; «Carreña» in Hispania; 25; vali- dae; 5 anni et sex menses; agit lum Theologiae annum; Fr. votorum simplicium. Fol. 329v. N.° 127: Fr. Toribius Gutiérrez; Lianes in Gallecia; 65; bonae; 49; fuit procurator, curam modo agit molendini sacchari Quantepec dicti; coadj. temp, formatus ab anno 1653, 21 martii. Fol. 338v: Residentia Chiapensis. N.° 338: P. Franciscus de Arenas; Asturias; 36; robustae; 7; ca- sibus conscientiae studuit; praedium rurale curat; sacerdos voto­ rum simplicium. Fol. 339r: Missio Taraumarica Antiqua. N.° 347: P. Francus. de Valdés; Jannes in Hispania; 38; bonae; 25; absolvit studia; gram, docuit, est in missionibus per 12 anni; professus ab anno 1680, augusti 15.

AÑO 1687. Fol. 376v: Domus Professa Mexicana. N.° 29: Fr. Michael de la Fuente; Asturias; 38 anni; bonae; 16 anni; domestica curavit. Fui socius provincialis, modo vestium cu­ ram agit; coadj. temp, formatus ab anno 1683, 15 augusti. Fol. 377v: Collegium Maximum. N.° 62: P. Petrus de Noriega; «Carreña» in Hispania; 28 anni; validae; 8 anni; agit 4um Theologiae annum; sacerdos votorum sim­ plicium. Fol. 380r. N.° 116: Fr. Toribius Gutiérrez; Lianes in Gallecia; 68 anni; dé­ biles; 52 anni; fuit procurator, modo curam agit molendini Quan- tepeq dictum; coadj. temp, formatus ab anno 1653, 21 mar. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 321

Fol. 388v: Collegium Guadianense. N.° 316: P. Francus. Valdés (es el Rector); Llanes in Hispania; 41; bonae; 28 anni; absolvit studia; gram. docuit. Fuit in missio- nibus per 15 annos et m° est Rector; professus ab anno 1680, 15 augusti. Fol. 388v: Residentia Chiapensis. N.° 323: P. Francus. de Arenas; Asturiae; 39; robustae; 10; ca- sibus conscientiae studuit; praedium rurale curat; sacerdos voto- rum simplicium.

Mex. 5.— Catalogi Secreti Secundi Triennales, 1659-1687

AÑO 1659. Fol. 27v, n.° 99 (Sierra); mediocre; bonum; sufficiens; bona; flegmática; ad officium aeditui. Fol. 36r, n.° 263 (Gutiérrez); bonum; mediocre; mediocre; ali- qua; colerica; ad officia domestica et ad docendum pueros legere et scribere.

AÑO 1662 (está repetido el manuscrito). Fol. 76r, n.° 229 (Gutiérrez); mediocre; mediocre; aliqua; exi­ gua; melancólica; ad officia domestica.

AÑO 1667. Fol. 132v, n.° 54 (Valdés); bonum; mediocre; exigua; nulla; mediocris; colérica; ad studia litterarum. Fol. 141v (Guitiérrez); bonum; bonum; aliqua; aliqua; colérica melancólica; ad officia domestica et Procur. et ad docendum pueros.

AÑO 1669. Fol. 170v, n.° 58: Feo. Valdés; bonum; mediocre; pauca; aliqua; mediocris; colérica; ad studia aliqua. Fol 175r, n.° 156: Toribius Gutiérrez; bonum; bonum; suffi­ ciens; multa; colérica; ad omnia temporalia. Fol. 177r, n.° 205: Petrus Suárez; optimum; mediocre; pauca; aliqua; optimus; colérica; ad res litterarias.

AÑO 1671. Fol. 215r (Gutiérrez); bonum; bonum; sufficiens; multa; colé­ rica; ad omnia temporalia. Fol. 226v (Valdés); bonum; mediocre; pauca; aliqua; medio- cris; colérica; ad aliqua ministeria. 322 JUSTO GARCIA SANCHEZ

AÑO 1675. Fol. 254r, n.° 8 (Gutiérrez); bonum; bonum; sufficiens; multa; colérica; ad omnia temporalia. Fol. 256v, n.° 59: Juan Pérez; bonum; bonum; sufficiens; ali- qua; bonus; sanguínea; ad studia. Fol. 270r, n.° 329: Feo. Valdés; bonum; mediocre; pauca; ali- que; mediocris; colérica; ad aliqua ministeria. Fol. 263v, n.° 207: Miguel de la Fuente; bonum; mediocre; ali­ qua; exigua; sanguínea; ad domestica.

AÑO 1681. Fol. 300r, n.° 3 (De la Fuente); bonum; bonum; mediocris; ali­ qua; colérica; ad domestica. Fol. 304v, n.° 104 (Noriega); mediocre; bonum; aliqua; nulla; mediocris; flegmática; ad studia. Fol. 305r, n.° 118 (Gutiérrez); bonum; bonum; sufficiens; mul­ ta; colérica; ad omnia temporalia. Fol. 307v, n.° 164 (Salas); bonum; bonum; aliquia; nulla; bo­ nus; colérica; ad studia. Fol. 315r, n.° 310 (Arenas); tardum; bonum; exigua; aliqua; mediocris; temperata; ad aliqua ministeria. Fol. 315v, n.° 319 (Valdés); bonum; mediocre; aliqua; aliqua; mediocris; colérica; ad ministeria.

AÑO 1684. Fol. 350v, n.° 92: Noriega; bonum videtur; mediocre; medio- cris; aliqua; bonus videtur; sanguínea; ad studia ut videtur. Fol. 352r, n.° 127: Gutiérrez; bonum; bonum; non mediocris; multa; temperata; ad omnia munia coadjutorum. Fol. 362r, n.° 338: Arenas; mediocre; bonum; mediocris; ali­ qua; mediocris; sanguínea; ad ruralia curanda. Fol. 362r, n.° 347: Valdés; bonum; bonum; mediocris; aliqua; bonus; sanguínea; ad ministeria, ad missiones. Fol. 348r, n.° 28: Miguel de la Fuente; mediocre; bonum; me­ diocris; aliqua; cholenca sanguinea; ad curanda domestica.

AÑO 1687. N.° 29, fol. 399r: De la Fuente; mediocre; mediocre; mediocris; nulla; melancholica; ad muñera coadjutorum. N.° 62, fol. 400v: Noriega; bonum; bonum; sufficiens nulla; speratur bonus; colérica; ad omnia ministeria. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 323

N.° 116, fol. 402v: Gutiérrez; optimum; bonum; sufficiens; mul­ ta; temperata; ad omnia munia coadjutorum ni senectute impedi- retur. N.° 316, fol. 410v: Valdés; bonum; bonum; sufficiens; nulla; bonus; temperata; ad conciones et ministeria. N.° 323, fol. 41 Ir: Arenas; mediocre; mediocre; sufficiens; nulla; aliqualis; temperata; ad curanda ruralia.

Mex. 6.— Catalogi Primus Triennales, 1690-1723

AÑO 1690. Fol. 5v: Collegium Maximum. N.° 126: Fr. Toribius; Llanes in Hispania; 71; infirmae; 55; cu- rarit molendinum de Quatepec, modo infirmatur in Chicomogelo; coadj. temp, formatus. Fol. 14v: Collegium Queretarense. N.° 343: Fr. Michael de la Fuente; Asturiae; 41; validae; 19; domestica curavit, modo est ludi magister; coadj. temp, formatus ab anno 1683, 15 augusti. Fol. 15r: Residentia Chiapensis. N.° 354: P. Francus. de Arenas; Asturiae; 42; bonae; casibus conscientiae studuit; 13; praedium rurale curat; coadj. spiritualis formatus ab anno 1689, 2 feb. Fol. 16r: Missio Nova Taraumaria Sti. Ioachimi et Stae. Anae. N.° 372: P. Petrus de Noriega; Carreña in Hispania; 39; vali­ dae; absolvit studia; 11; versatur in missionibus per annos 3; sacerdos votorum simplicium.

AÑO 1693. Fol. 51v: Collegium Maximum. N.° 146: Fr. Toribius Gutiérrez; Llanes in Galletia; 73; débiles; 57; fuit Procurator, ruralia curavit, modo licet infirmus curat Chi- comozelo; coadj. temp. form, ab anno 1653, 21 martii. Fol. 58r: Collegium Oaxacense. N.° 309: Fr. Michael de la Fuente; Asturiae; 43; validae; 21; curavit domestica. Fuit socius Provincialis. Ludi magister, modo curat Penu Sacchari; coadj. temp. form, ab anno 1683, 15 aug. Fol. 62r: Residentia Chiapensis. N.° 404: P. Francus. de Arenas; Asturiae; 44; bonae; casibus conscientiae studuit; 15; docuit Grammaticam. Fuit minister, ope- rarius, modo curat rurale praedium; coadj. spirit, formatus ab anno 1689, 2 februarii. 324 JUSTO GARCIA SANCHEZ

Fol. 63r: Missio Nova Taraumatica S. Joachimi et Stae. Anae. N.° 425: P. Petrus de Noriega; Carreña in Hispania; 36; vali- dae; absolvit studia; 13 est in missionibus per annos 5; sacerdos vot. simplicium.

AÑO 1696. Fol. 103r: Convictorium Hispanum Sancti Ildefonsi. N.° 231: Fr. Michael de la Fuente; Asturiae; 46; bonae; 24; curavit domestica. Fui socius provincialis. Ludi magister, modo associatur. Fol. llOr: Residentia Chiapensis. N.° 400: P. Fus. de Arenas; Asturiae; 47; bonae; casibus cons- cientiae studuit; 18; Gram, docuit. Fuit min. operarius, modo curat rurale praedium; coadj. spir. formatus, ab anno 1689, 2 febr. Fol. 11 Ir: Missio Nova Tarauhmarica Sti. Joachimi et Stae. Annae. N.° 425: P. Petrus Noriega; Carreña in Hispania; 39; bonae; absolvit studia; 16; est in missionibus; professus ab anno 1692, februarias.

AÑO 1708. Fol. 164: Collegium Maximum. N.° 67: Fr. Petrus de Tubera; Arnedo in Castella; 24; robustae; agit 4um annum Theologiae; 9; frater votorum simplicium. Fol. 172r: Collegium Angelopolitanum Sti. Ildefonsi. N.° 254: Fr. Antonius García; Ovetum; 30; bonae; phisicam studet; 5; frater votorum simplicium. Fol. 174v: Collegium Chiapense. N.° 314: P. Francus. de Arenas; Asturiae; 60; mediocres; casi- bus conscientiae studuit; 31; Gram, docuit. Fuit minister, et o'pera- rius, modo ruralia curat; coadj. spirit, formatus ab anno 1689, 2 febr. AÑO 1714. Fol. 235r: Domus professa mexicana. N.° 37: Fr. Ioannes Alvarez Velasco; Asturias; 52; firmae; 4; fuit Ianitor. Nunc, elemosinarius; coadj. temp, non formatus. Coll. Máximo. N.° 65, fol. 236v: P. Antonius Garcia; Ovetum; 33; firmae; ab­ solvit studia; 11; Administ. Praedii de Chaleo; sacerdos votorum simplicium. N.° 102, fol. 238r: Fr. Andrea del Balle; Beneros in Asturias; 30; firmae; 4; domestica curat; coadj. temp, non formatus.- •- JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XV1-XVIII 325

N.° 430, fol. 251v. P. Emmanuel de Hordaz (Missio Chinipesis in Cinaloa); Limania in Castella (en el cat. siguiente, 1720, con el nú­ mero 420, fol. 308r, se le titula «Vallisoleti» in Hispania); 55; fir- mae; absolvit studia; 31; fuit operarius. Est in mission.; professus ab anno 1702, 25 mart.

AÑO 1720. Fol. 291r: Provintia. N.° 4: P. Antonius Garcia; Ovetum; 41; validae; 16; absolvit studia; ruralia curavit, nue Provinciae procurator; sacerdos vot. simplicium. Fol. 292r: Domus Professorum Mexicana. N.° 34: Fr. Joannes Alvarez; Asturiae; 59; mediocres; 10; do­ mestica curavit, nue est elemosinarius Domus Professae; coadjutor temp, non formatus.

AÑO 1723 Fol. 342r, n.° 29: Fr. Juan Alvarez; Castella; 62; fractae; 13; exercet domestica; coadj. formatus ab anno 1720. Fol 341r, n.° 4: P. Antonio Garcia; Brigetium(sic); 44; robus- tae; 19; absolvit; administravit praedium, est procurator provin­ ciae; prof. 4 votorum ab anno 1721.

Mex. 6.— Catalogi Secundi (Secreto) Triennales, 1690-1723

AÑO 1690 N.° 126, Gutiérrez, fol. 37v; optimum; bonum; sufficiens; mul­ ta; temperata; ad munia coadjutorum ni senio impediretur. : . N.° 343, De la Fuente, fol. 28v; bonum; mediocre; mediócris; nulla; sanguínea; ad munia coadjutorum. : ' N.° 354, Arenas, fol. 28r; mediocre; bonum; sufficiens; nulla; aliqualis; temperata ad curanda ruralia. N.° 372, Noriega, fol. 27v; bonum; bonum; sufficiens; aliqua; bonus; cholerica; ad ministeria indorum. AÑO 1693 N.° 146, Gutiérrez, fol. 77r; optimum, bonum; sufficiens; mul­ ta; temperata; ad omnia coadjutorum. N.° 309, Fuente, fol. 83v; bonum; bonum; mediocris; aliqua; sanguinea; ad munia coadjutorum. N.° 404, Arenas, fol. 87v; mediocre; bonum; sufficiens; aliqua; aliqualis; temperata; ad munia coadjutorum. N.° 425, Noriega, fol. 88v; bonum; bonum; sufficiens; sufficiens; bonus; cholerica; ad ministeria. 326 JUSTO GARCIA SANCHEZ

AÑO 1696. N.° 231, Fuente, fol. 130v; bonum; bonum; aliqua; aliqua; cho­ lenca; ad munia coadjutorum. N.° 400, Arenas, fol. 137v; mediocre; bonum; mediocris; aliqua; aliqualis; sanguínea; ad confessiones et temporalia. N.° 425, Noriega, fol. 138v; bonum; bonum; aliqua; exigua; bo­ nus; sanguínea; ad ministeria. AÑO 1708. N.° 254, Fr. Antonius García, fol. 197v; bonum; bonum; aliqua; nulla; bonus speratur; melancholica; ad litteras speratur. N.° 314, Arenas, fol. 200r; mediocre; bonum; aliqua; fere nulla; flegmática; ad domestica.

AÑO 1714 (está repetido). N.° 37, Juan Alvarez, fol. 213v; bonum; bonum; aliqua; suffi- ciens; phlegmatica; ad domestica. N.° 65, P. Antonio García, fol. 214v; bonum; bonum; aliqua; aliqua; bonus; phlegmatica; ad ministeria et ruralia. N.° 102, Fr. Andrés del Valle, fol. 216r; bonum; bonum; aliqua; tenuis; cholenca; ad domestica. N.° 430, P. Manuel de Hordaz, fol. 229v; bonum; bonum; aliqua; aliqua; bonus; temperata; ad missiones.

AÑO 1720 N.° 4, P. Antonio García, fol. 313r; bonum; bonum; mediocris; sufficiens; bonus; cholenca; ad procurationem. N.° 34, Fr. Juan Alvarez, fol. 314r; mediocre; bonum; sufficiens; sufficiens; temperata; ad domestica.

AÑO 1723. N.° 4, P. Antonio García, fol. 368r; bonum; mediocre; aliqua; sufficiens; bonus; cholenca; ad ministeria. N.° 29, Fr. Juan Alvarez, fol. 369r; mediocre; bonum; aliqua; aliqua; phlegmatica; ad domestica.

Mex. 7.— Catalogi Primi Triennales, 1726-1748

Fol. 3r, n.° 31: Fr. Ioannes Alvarez; Castella; 65; fractae; 16; exercuit domestica; coadj. formatus ab anno 1720. Fol. 2v, n.° 23: P. Manuel Ordaz (f 22-VI-1738); Castella; 67; fractae; 43; absolvit; versatus est in missionibus ubi visitator egit. Rector et operarius; prof. 4 vot. ab anno 1702. • JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 327

Fol. 3v, P. Andreas Nieto, n.° 40; Castella; 66; fractae; 50; ab- solvit; fuit Praepositus Rector et operarius. Versatus in missinibus. Est Rector. Fol. 5r, Fr. Ioannes Nieto, n.° 93; Castella; 23; débiles; 3; agit 3 annum Philosof.; scholaris non sacerdos. Fol. 7r, P. Andreas García, n.° 127; Castella; 40; robustae; 23; absolvit; est operarius; prof. 4 vot. ab anno 1720. Fol. 8v, Fr. Petrus Blanco, n.° 159; Asturias; 27; robustae; 1; scholaris novitius. Fol. 16, P. Antonius García, n.° 343; Brigelium; 48; robustae; 22; absolvit; administrator praedium. Fuit Procurator Provincialis et est Rector.

AÑO 1737. Fol. 64r: Collegium Angelopolitanum Sti. Ildephonsi. N.° 286: Fr. Antonius Tejeiro; Oviedo; 27; bonae; 3; studet Logicam; schol. nondum sacerdos. Fol. 65r: Collegium Queretarense. N.° 309: P. Petrus Blanco; Asturiae; 38; débiles; 12; studuit casibus conscientiae; Grammaticam docet; coadj. spirit, formatus ab anno 1735. Fol. 66r: Collegium Sti. Ludovici Potosí. N.° 325: P. Antonius García; Ovetum; 58; bonae; 33; absolvit; fuit Minister. Procurator Provincialis. Vice Rector Super. Resid. modo operarius; prof. 4 vot. ab anno 1721.

AÑO 1741. Fol. 139r: Domus probationis Zepotzotlanensis. N.° 165: Fr. Franco. González; Zardon in Asturias; 22; bonae; 2; studet. litt, human.; Bach, in Philos.; scholaris novitius. Fol. 145v: Collegium Queretarense. N.° 316: P. Petrus Blanco; Asturiae; 42; bonae; 16; studuit ca­ sibus conscientiae; iam diu Grammaticam docet; coadj. spirit, for­ matus ab anno 1732. Fol. 148v: Collegium Vallisoletanum. N.° 375: Fr. Antonius Tejeiro; Ovetum; 30; bonae; 6; studuit Philos.; Grammat. docet; scholaris nondum sacerdos. Fol. 152v: Residentia Stae. Mariae Parrensis. N.° 465: P. Antonius García; Ovetum; 62; bonae; 37; absolvit; fuit Minister. Procurator Provinciae. Superior Residential, modo operarius; prof. 4 vot. ab anno 1721. 328 JUSTO GARCIA SANCHEZ

AÑO 1744. Fol. 204r: Collegium Maximum Mexicanum. N.° 80: P. Antonius Texeiro; Ovetum; 34; bonae; 10; studet 3.° anno Theolog.; docet Grammat.; sacerdos scholaris. Fol. 209v: Domus Probationis Tepotzotlanensis. N.° 204: Fr. Martinus Montejano; Cangas in Gallecia; 33; ro- bustae; 2; domestica curat; coadj. non formatus. Fol. 212v: Collegium Angelopolitanum Sancti Ildephonsi. N.° 277: Fr. Francus. González; Zardon in Asturiis; 26; bonae; 5; studet Metaph.; Baech. in Philos. Schol. nondum sacerdos. Fol. 214r: Collegium Queretarense. N.° 307: P. Petrus Blanco; Asturiae; 45; débiles; 19; studuit casibus conscientiae; docuit Gramm.; coadj. spir. formatus ab anno 1732. Fol. 221r: Residentia Stae. Mariae Parrensis. N.° 453: P. Antonius García; Ovetum; 65; bonae; 40; absolvit; fuit Minit. Procur. Provinciae. Superior Residentiae, modo opera- rius; prof. 4 vot. ab anno 1721.

AÑO 1748 (1 de julio). Fol. 276r: Collegium Maximum Mexicanum. N.° 81: Fr. Francus. González; Zardon apud Astures; 30; robus- tae; 10; studet 2.° anno Theol.; docuit Grammaticam; scholaris nondum sacerdos. Fol. 277v, n.° 108: Fr. Martinus Montejano; Cangas in Gallecia; 39; bonae; 6; est socius Procuratoris; coadj. temp, non formatus. Fol. 286v: Collegium Queretarense. N.° 317: P. Petrus Blanco; Asturiae; 50; bonae; 24; studuit ca­ sibus conscientiae; diu iam docet Grammaticam; coadj. spir. for­ matus ab anno 1735. Fol. 293v: Residentia Parrensis. N.° 460: P. Antonius Texeiro; Ovetum; 38; bonae; 14; absolvit; docet Gramm. est operarius; sacerdos scholaris. Fol. 278v: Collegium Mexicanum Sti. Andreae. N.° 133: P. Antonius García; Ovetum; 70; bonae; 45; absolvit; fuit Ministr. Proc. Provinciae. Superior Residentiae. Vice Rector, modo operarius; professus 4 vot. ab anno 1721.

Mex. 7.— Catalogi Secundi seu Secreti Triennales, 1726-1748

AÑO 1726. N.° 31, Juan Alvarez, fol. 29r; aliquale; aliquale; aliqua; suffi- ciens; temperata; ad domestica. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 329

N.° 23, Fr. Manuel Ordaz, fol. 28v; bonum; mediocre; medio- cris; sufficiens; bonus; temperata; ad ministeria. N.° 40, Andrés Nieto, fol. 29v; bonum; bonum; sufficiens; mul­ ta; bonus; cholenca; ad litteras et gubemandum. N.° 93, Juan Nieto, fol. 31v; bonum; bonum; aliqua; nulla; bo­ nus; temperata; ad litteras. N.° 127, Andrés García, fol. 33r; bonum; bonum; sufficientissi­ ma; sufficiens; bonus; cholerica; ad omnia. N.° 159, Petrus Bianco, fol. 34v; mediocre; bonum; sperat. suffic.; nulla; sperat sufficientem; phlegmatica; ad ministeria. N.° 343, P. Antonius Garcia, fol. 42r; sufficiens; mediocre; me- diocris; sufficiens; sufficiens; cholerica; ad ministeria.

AÑO 1737 (l-III). N.° 286, Tejeiro, fol. 97r, bonum; bonum; nar dedit specimen; fere nulla; speratus bonus; melancholica; in spe. bonum ad plura. N.° 309, Bianco, fol. 98r; mediocre; bonum; mediocris; medio- cris; mediocris; temperata; ad docendum facultates minores et mi­ nisteria. N.° 325, P. Antonio García, fol. 99r; mediocre; bonum; medio­ cris; sufficiens; mediocris; cholerica; ad temporalia e ministeria.

AÑO 1741. N.° 165, Feo. González, fol. 172r; bonum; sufficiens; non dedit specimen; nulla; bonus speratus; temperata; speratur ad plura. N.° 316, Petrus Bianco, fol. 178v; exiguum; sufficiens; medio­ cris; sufficiens; exiguus; melancholica; ad docendum facultates minores. N.° 375, Tejeiro, fol. 181 v; bonum; sufficiens; aliqua; aliqua; hactenus bonus; melancholica; speratur ad plura. N.° 465, P. Antonio García, fol. 185v; mediocre; sufficiens; me­ diocris; sufficiens; mediocre; cholerica; ad temporalia et minis­ teria.

AÑO 1744. N.° 80, Tejeiro, fol. 23Ir; sufficiens; bonum; sufficiens; aliqua; hactenus sufficiens; melancólica; speratur ad aliqua. N.° 204, M ontejano, fol. 236v; sufficiens; sufficiens; aliqua; fere nulla; melancólica; speratur ad sui status muñera. N.° 277, Feo. González, fol. 239v; bonum; sufficiens; sufficiens; aliqua; hactenus bonus; cholerica; speratur ad plura. 330 JUSTO GARCIA SANCHEZ

N.° 307, Pedro Blanco, fol. 241r; mediocre; mediocre; sufficiens; aliqua; exiguus; melancólica; ad ministeria. N.° 453, Antonio García, fol. 248r; bonum; mediocre; aliqualis; aliqua; bonus; sanguínea; ad ministeria.

AÑO 1748. N.° 81, Franco. González, fol. 307r; mediocre; mediocre; medio- cris; aliqua; mediocris; sanguínea; speratur ad aliqua. N.° 108, Montejano, fol. 308v; bonum; bonum; sufficiens; suffi­ ciens; temperata; ad omnia sui status muñera. N.° 133, A. García, fol. 310v; mediocre; mediocre; aliqua; ali­ qua; mediocris; cholerica; ad temporalia et ministeria. N.° 317, Pedro Bianco, fol. 317v; bonum; bonum; sufficiens; multa; exiguus; temperata; ad ministeria et Cathedram Gramma- ticae. N.° 460, A. Tejeiro, fol. 324v; bonum; mediocre; mediocris; ali­ qua; bonus; melancólica; ad ministeria et conciones.

Mex. 8.— Catalogi primi Triennales, 1751-1764

AÑO 1751 (1 diciembre). Fol. 6r: Collegium Maximum. N.° 105: Fr. Martinus Montejanus; Cangas in Gallecia; 42; bo- nae; 9; fuit et est socius procuratoris; coadj. temp, non formatus. Fol. 7r: Collegium Mexicanum Santi Andrae. N.° 126: P. Antonius García; Ovetum; 73; bonae; 48; absolvit; fuit Minister. Sup. Resid. Procurator Provinciae nunc operarius; prof. 4 vot. ab anno 1721. Fol. llr: Domus probationis Tepotzotlanensis. N.° 211: Fr. Joannes Antonius Ruidiaz; Liberden. Asturiarum; 33; bonae; 20 menses; coadj. novitius. Fol. 16v: Collegium Queretarense. N.° 345: P. Antonius de Paredes; Lianes; 60; fractae; 44; absol­ vit; docuit Gramm. Phil, et Theol. Fuit Praefect. Congregationis, nunc est Rector; Bacc. in Philosophia; prof. 4 vot. ab anno 1736. Fol. 17r, n.° 351: P. Petrus Blanco; Asturiae; 53; bonae; 27; studuit casibus conscientiae; docuit Gram, et est operarius; coad­ jutor spirit, form, ab anno 1735. Fol. 24v: Residentia Chihuahuensis. N.° 508: P. Antonius Texeiro; Ovetum; 41; bonae; 17; absol­ vit; docuit Gram, est operarius; coadj. spir. form, ab anno 1751. Fol. 29r: Provintia Nayarensis et ejus Missiones. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 331

N.° 604: P. Francus. González; Zardonum apud Astures; 33; bo- nae; 13; absolvit; docuit Gram, est in missionibus; sacerdos scho- laris.

AÑO 1758. Fol. 11 Ir: Collegium Maximum Mexicanum. N.° 144: Fr. Martinus Montejanus; Cangas in Gallaecia; 49; ro- bustae; 16; soeius proeuratoris; eoad. temp. form, ab anno 1752. Fol. 115v: Domus probationis Tepotzotlanensis. N.° 249: Fr. Joannes Antonius Ruidíaz; D. Ovetensis; 40; robus- tae; 9; curat ruralia; coadj. temporalis. Fol. 121v: Collegium Queretarense. N.° 394: P. Petrus Blanco; Asturiae; 59; bonae; 33; studuit ca- sibus conscientiae; docuit Gram, est operarius; coadj. spir. forma- tus ab anno 1735. Fol. 130r: Residentia Chihuahuanensis. N.° 572: P. Antonius Tejeiro; Ovetum; 47; bonae; 23; absolvit 3 an. Theol. et studuit casibus conscientiae; docuit Gram, fuit in missionibus, modo operarius; coadj. spir. form, ab anno 1751. Fol. 134v: Provincia Nayarensis. N.° 663: P. Feo. Javier González; Asturiae; 38; bonae; 19; ab­ solvit; docuit Gram, et missionarius et fuit Superior; prof. 4 vot. ab anno 1756. Fol. 116v, n.° 269: P. Antonius Paredes; Llanossic ( ), Dióec. An- gelopolitanae (reside en el Colegio Angelopolitanum del Espíritu Santo, tiene 67 años y vires fractae) y se repite en el catálogo de 1764, n.° 158: San Juan de los Llanos, y se le atribuyen 73 años.

AÑO 1764 (28 de diciembre). Collegium Maximum Mexicanum. N.° 136, fol. 178v: Fr. Martinus Montejanus; Cangas in Gallaecia; 55; robustae; 22; fuit et est adiutor Proeuratoris; coadj. temp, form, ab anno 1752. Domus probationis Tepotzotlanensis. N.° 193; fol. 18Ir: P. Emmanuel Sotelo; Cangas in Gallaecia; 28; robustae; 12; absolvit; fuit missionarius. Est operarius; scho- laris sacerdos. N.° 235, fol. 183r: Fr. Joannes. Ant. Ruidíaz; Liberden in Astu- ricis; 47; robustae; 15; est administrator praedii; coadj. temp, form, ab anno 1763. Colegium Angelopolitanum Spiritus Sancti. 332 JUSTO GARCIA SANCHEZ

N.° 313, fol. 186r: Fr. Francus. Puisac; Salinas in Hispania; 35; fractae; 10; fuit coquus. Soc. exeunt. ianitor. est infirmus; coadj. temporalis. Nayarensis Provintia. N.° 625, fol. 200v: P. Xaverius González; Asturiae; 44; bonae; 25; absolvit; doeuit Gram. Fuit Visitator, est Superior et missio- narius; prof. 4 vot. ab anno. 1756.

Mex. 8.— Catalogi Secreti Secundi Triennales, 1751-1764

AÑO 1751.

N.° 105, Montejano, fol. 40r; bonum; bonum; sufficiens; suffi- ciens; temperata; ad omnia sui status muñera. N.° 126, Antonius Garcia, fol. 41r; mediocre; mediocre; aliqua; aliqua; mediocris; cholerica; ad temporalia et ministeria. N.° 211, J. A. Ruidiaz, fol. 45r; bonum; sufficiens; aliqua; suffi­ ciens; temperata; speratur ad plura. N.° 345, A. Paredes, fol. 50v; bonum; bonum; bona; sufficiens; bonus; melancholica; ad gubernandum et ministeria. N.° 351, P. Bianco, fol. 51r; mediocre; bonum; sufficiens; ali­ qua; mediocris; temperata; ad ministeria et domestica. N.° 508, Tejeiro, fol. 58v; mediocre; mediocre; sufficiens; ali­ qua; mediocris; cholerica; ad ministeria et domestica. N.° 604, Feo. González, fol. 63r; bonum; sufficiens; aliqualis; mòdica; bonus; melancholica; ad ministeria.

AÑO 1755: Hay catálogo secreto pero falta el catálogo primus o publicus y el índice alfabético, por lo que no sabemos a quién co­ rresponde. Fols. 74 y ss.

AÑO 1758 (12 de junio). N.° 144, Martín Montejano, fol. 174r; multum; magnum; multa; multa; phlegmatica; ad omnia sui status. N.° 249, Juan Antonio Ruidíaz, fol. 151v; sufficiens; bonum; sufficiens; aliqua; temperata; ad ruralia. N.° 394, Petrus Blanco, fol. 157v; mediocre; bonum; sufficiens; aliqua; mediocris; temperata; ad ministeria. N.° 572, Antonio Tejeiro, fol. 166r; mediocre; bonum; suffi­ ciens; magna; mediocris; temperata; ad ministeria. N.° 663, Feo. Javier González, fol. 170v; bonum; bonum; suffi­ ciens; sufficiens; bonus; sanguínea; ad ministeria. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 333

AÑO 1764. N.° 136, M ontejano, fol. 213v; magnum; bonum; bona; bona; cholerica; ad omnia sui status. N.° 193, Sotelo, fol. 216r; bonum; sufficiens; aliqua; aliqua; bonus; sanguínea; ad aliqua. N.° 235, Ruidíaz, fol. 218r; sufficiens; bonum; mediocris; suffi­ ciens; temperata; ad propria sui status. N.° 313, Puisac, fol. 221r; parvum; bonum jam turbatum; ali­ qua; pauca; melancholica; ad domestica habuit. N.° 625, J. González, fol. 235v; bonum; bonum; bona; bona; bonus; sanguínea; ad plura.

NUEVA GRANADA Y QUITO

ARSI. N.R. et Quit. 3.— Catalogi Triennales Nueva Granada, Venezuela y Ecuador, 1610-1688

Publici seu Primi AÑO 1610: Catálogo de la Viceprovincia del Nuevo Reino. Fol. 8r, n.° 9: Residencia de Panamá. Hno. Pedro de Labra; «Ribadesela» junto a Oviedo; 28 años; buenas; 6 años; diz. de 1604; cocinero y otros oficios. Sacristán; coadjutor. AÑO 1616: Catálogo de la Provincia del Nuevo Reino (cita dupli­ cado fol. 37r: Labra, y fol. 37v: Busto). Fol. 22r, n.° 88. Hno. Pedro del Fabra; Ribadesella, obispado de Oviedo; 42 años; buenas; 10 años y m°; coadjutor temporal. Fol. 22v, n.° 92. Hno. Alvaro del Busto; Rales, iurisdiccion de Villaviciosa en las Asturias; 37 años; buenas; un mes; coadjutor. AÑO 1642: Catallogus Collegii Panamensis. Fol. 58v, n.° 198. Fr. Alvarus del Busto; Oppidi Rales in Asturiis; annorum 65; mediocres; 27; nulla; procurator et allia officia; nullus; coadju­ tor temporalis formatus. AÑO 1649: Cat. Provinciae Nov. Reg. et Quiten. Fol. 89r, n.° 149. Hno. Joannes Ruidíaz; Oppidi Posa, dioec. Burgensis in Hispa- nia; annorum 68; débiles; 4, 29 nov. 1607; nulla; ianitor; nullus; coadj. temp. form. 23 maii 1621. 334 JUSTO GARCIA SANCHEZ

AÑO 1651: Catalogus publicus Provincia Novi Regui et Quiti, nin­ gún asturiano.

AÑO 1655: Catalogus publicus Provinciae Novi Regui et Quiti, nin­ gún asturiano.

AÑO 1657: Catalogus publicus Provinciae Novi Regui et Quiti, nin­ gún asturiano.

AÑO 1660: Catalogus publicus Provinciae Novi Regui et Quiti, nin­ gún asturiano.

AÑO 1664. Fol. 220r, n.° 143. Iulianus de Vergara; Alturanus in Hispania; ann. 31; medio­ cres; 9, 20 maii 1655; 3 Phil, et 4 Theol.; nulla; nullus; nullus. (En 1668 está en la misión de Los Llanos por 5 años, n.° 243; en 1671 sigue en la misión, n.° 236).

AÑO 1668 (30-IX). Fol. 246v, n.° 172: Collegium Panamense. Fr. Ildefonsus González; Oppidi de Avilés in Asturia; annorum 31; integrae, 7 junii 1664; nullum; officia domestica; nullus; nullus. Fol. 249v, n.° 221: Residentia Sancti Dominici. Fr. Dominicus Díaz; Asturianus in Hispania; annorum 35; in­ tegrae; 24 februar. 1659; nullum; ianitor et aedituus; nullus; nulls.

AÑO 1671 (20-1). Fol. 280v, n.° 108: Collegium Quítense. Fr. Ildephonsus González Carvajal; Oppidi Avilés in Hispania; annorum 34; integrae; 7 jun. 1664; nullum; officia domestica; nu­ llus; nullus. Fol. 286r, n.° 217: Residentia Sancti Dominici. Fr. Dominicus Díaz; Asturianus in Hispania; annorum 38; in­ tegrae; 24 febr. 1659; nullum; ianitor et aedituus; nullus; nullus.

AÑO 1678. Fol. 318v, n.° 163. Fr. Ildephonsus González Carbajal; Oppidi Avilés in Hispania; annorum 41; integrae; 7 junii 1664; nullum; officia domestica; nullus; nullus. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 335

Fol. 323r, n.° 188: Residentia Sancti Dominici. Fr. Dominicus Díaz; Asturiensis in Hispania; annorum 45; in- tegrae; 24 febr. 1659; nullum; ianitor; nullus; coadj. temp. form. 15 aug. 1675.

AÑO 1684 (15-VII). Fol. 358, n.° 229: Residentia Sancti Dominici. Fr. Dominicus Diez sic( ); Astur; annorum 51; integrae; 24 febr. 1659; nullum; officia domestica; nullus; formatus 15 aug. 1683(sic). Fol. 356r, n.° 191: Collegium Popaianense. Fr. Ildephonsus González Carvajal; Abulensis(sic); annorum 45; integrae; 7 julii 1664 (sic); nullum; agrícola; nullus; formatus 15 aug. 1682.

AÑO 1687 (31-VII). Fol. 381r, n.° 40: Collegium Santae Fidei. Fr. Dominicus Díaz; Asturianus in Hispania; annorum 55; dé­ biles; 21 februar. 1659; officia nunc ianitor; formatus 15 aug. 1683. Fol. 390r, n.° 208: Collegium Lajacungense. Fr. Ferdinandus de Mier; Ex Peña Mellera in Hispania; anno­ rum 28; integrae; 8 januar. 1687; novitius coadjutor.

N.R. et Quit. 3.— Catalogi Secreti Trien nales, 1610-1688

AÑO 1610. Fol. 12v, n.° 9; mediocre et diffile aliquantum; mediocris; co­ lérica sanguínea.

AÑO 1616. Fol 31r, n.° 88: Habra; infra mediocritatem; mediocre; aliqua; exigua; colérica; ad fabricam et res domesticas. Fol 31v, n.° 92: Busto; mediocre; mediocre; mediocris; aliqua; flemática sanguínea; ad ministeria domestica.

AÑO 1642. N.° 198, Busto, fol. 73v; bonum; mediocre; mediocris; bona; nullus; nimis melancólica; ad domestica. AÑO 1649. N.° 149, Ruidíaz, fol. lOlr; mediocre; mediocre; exigua; medio- cris; nullus; melancólica; ad praedia bonus. AÑO 1664. N.° 143, Vergara, fol. 233r; bonum; mediocre; mediocris; nulla; bonus; colérica melancólica; mediocris, profectus in spiritu bonus. 336 JUSTO GARCIA SANCHEZ

AÑO 1668 (30-IX). N.° 172, González, fol. 263v; bonum; mediocre; mediocris; nu- 11a; nullus; colérica sanguínea; bonum ad domestica. N.° 221, Díaz, fol. 266v; mediocre; exiguum; exigua; nulla; nu­ llus; colérica adusta; mediocre ad domestica.

AÑO 1671 (20-1). N.° 108, González, fol. 296v; mediocre; mediocre; mediocris; nulla; nullus; cholerica sanguínea; bonum ad domestica. N.° 217, Díaz, fol. 302r; mediocre; exiguum; exigua; nulla; nu­ llus; cholerica adusta; mediocre ad domestica.

AÑO 1678 (16-VII). Fol. 336v, n.° 163; mediocre; mediocre; mediocris; bona ad do­ mestica; nullus; phlegmatica melancólica; bonum ad domestica. Fol. 338r, n.° 188; bonum; mediocre; mediocris; aliqua; bonus; cholerica sanguínea; mediocre ad omnia.

AÑO 1684 (15-VII). N.° 191, González, fol. 372r; mediocre; exiguum; parva; aliqua; nullus; cholerica sanguínea; plus quam mediocre ad domestica, ni si obstet inaplicatio. N. 229, Díaz, fol. 374r; mediocre; bonum; mediocris; aliqua- li; nullus; temperata; mediocre existimatur ad domestica.

AÑO 1688 (8-IX). N.° 40, Díaz, fol. 397v; Obiit. N.° 208, Mier, fol. 406r; mediocre; mediocre; nulla; nulla; nu­ llus; melancólica; ad domestica bonum.

N.R. et Quit. 11.— Catalogí Primi Tríennales, 1690-1756

AÑO 1690 (30-V). Fol. 8v, n.° 108: Collegium Seminarium. Fr. Joannes de San Martín; Ex Valle de Surieso in Hispania; annorum 33; integrae; 30 julii 1687; officia domestica.

AÑO 1693. Fol. 23v, n.° 36: Collegium Máximum Quítense. Fr. Augustinus Mier; «Peña Melera» in Hispania; annorum 30; integrae; 14 aprilis 1687; officia domestica; vota biennii. Fol. 24r, n.° 41. Fr. Andreas Pedregal; Torazo, in dioec. ovetensi; annorum 26; integrae; 24 maii 1691; officia domestica. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 337

AÑO 1707 (25-XI). Fol. 54v, n.° 58: Collegium Maximum Quitense. Fr. Augustinus Mier; Peñamelerensis in Hispania; annorum 45; integrae; 14 aprii. 1687; aedituus. Agrícola. Offa domest.; formatus 2 febr. 1700. Fol. 59r, n.° 136: Collegium Panamense. P. Ioannes Oviedo, Cartensis in Hispania; annorum 28; medio­ cres; 6 dec. 1696; 3 Phil. 4 Theol.; docet Gram. Concion. Hisp.; vota bienn.

AÑO 1711. Fol 81r, n.° 65: Collegium Quitense. Fr. Augustinus Mier; Peñamelerensis in Hispania; annorum 48; integrae; 14 aprilis 1687 (sic); fuit agricola. Offa domestica; for­ matus 2 febr. 1700. Fol 81r, n.° 68: Fr. Andreas Pedregal; Torazensis in Hispania; annorum 51; débiles; 23 martii 1691; officia domestica; formatus 15 aug. 1701. Fol. 84r, n.° 120: Collegium Panamense. P. Ioannes de Obiedo; Cartensis in Hispania; annorum 31; inte­ grae; 6 sept. 1698; 3 Phil., 4 Theol.; docuit Gram. Concion. Hisp.; vota biennii.

AÑO 1712. Fol. 108v, n.° 57: Collegium Quitense. Fr. Augustinus Mier; Peñameleranus in Hispania; 18 oct. 1653 (sic); débiles; 14 aprii. 1687; agrícola officia; formatus 2 febr. 1700. Fol 11 Ir, n.° 3: Collegium Panamense. P. Ioannes de Oviedo; Cartensis in Hispania; 8 febr. 1679; inte­ grae; 16 sept. 1698; 3 Phil., 4 Theol.; docuit Gram. Concionat. Hisp.

AÑO 1719. Fol. 144, n.° 63: Domus probationis. Fr. Dominicus Gómez Morán; Sta. M.a de Balonga in Hispania; annorum 33; integrae; 14 ian. 1718.

AÑO 1736. Fol. 222v, n.° 65: Collegium Maximum Quitense. Fr. Dominicus Moran; Ballonjensis in Hispania; 4 aug. 1687; integrae; 14 ianuar. 1718; officia dom. Agricola; formatus 4 julii 1728. 338 JUSTO GARCIA SANCHEZ

AÑO 1740. Fol. 257r, n.° 4: Seminarium Sancii Ludovici. Fr. Dominicus Morán; Ballongensis in Hispania; 4 aug. 1687; mediocres; 14 jan. 1718; offa dom. Agrícola; form. 4 julii 1728.

AÑO 1743. Fol. 28lv, n.° 46: Collegium Maximum Quítense. Fr. Dominicus Morán; Ballongensis in Hispania; 4 aug. 1687; mediocres; 14 jan. 1718; offa dom. Agrícola; form. 4 julii 1728.

AÑO 1748. Fol. 310v, n.° 6: Collegium Panamensis. Fr. Dominicus Morán; Volgensis in Gallecia; 2 aug. 1687; inte- grae; 14 jan. 1718; offa dom. Agrícola; form. 2 julii 1728.

AÑO 1756 (20 aug.). Fol. 355v, n.° 263: Extra Provinciam. P. Ioannes Roset; Guimeranus in Hispania; 16 martii 1718; in- tegrae; 24 nov. 1741; 3 Phil. extra, 4 Theol. intra; docuit Gram. Mi­ nister Theologus Illmi. Archiepiscopi Guathemalae; professus 4 vot. 2 febr. 1756.

N.R. et Quit. 11.— Catalogi Secundi Secreti Triennales, 1690-1756

AÑO 1690 (17-IX).

Fol. 14r, n.° 108; sufficiens; plus quam mediocre; nulla; medio- cris; supra mediocrem(sic); praestans; mediocris; sufficiens.

AÑO 1693. N.° 36, Mier, fol. 32v; exiguum; exiguum; exigua; nulla; nullus; temperata; exiguum. N.° 41, Pedregal, fol. 33r; mediocre; mediocre; mediocris; nu­ lla; nullus; temperata; bonum ad temporalia.

AÑO 1707. N.° 58, Mier, fol. 65v; bonum; bonum; mediocris; sufficiens; nullus; cholenca; bonum ad temporalia. N.° 136, Oviedo, fol. 69v; bonum; bonum; bona; exigua; bonus; cholenca; mediocre.

AÑO 1711. N.° 65, Mier, fol. 93r; mediocre; exiguum; nulla; exigua; nullus; colérica nimis; mediocre ad temporalia. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 339

N.° 68, Pedregal, fol. 93r; mediocre; bonum; exigua; nulla; nu- llus; flecmática frígida; mediocre ad temporalia. N.° 120, Oviedo, fol. 95v; bonum; bonum; sufficiens; módica; bonus; flecmática; bonum.

AÑO 1712. N.° 57. (Sólo se da de 29 religiosos de este Colegio). N.° 3, fol. 120r; bonum; bonum; multa; mediocris; bonus; tem- perata; habet ad varia.

AÑO 1719. N.° 63, fol. 152r; mediocre; mediocre; exigua; mediocris; me­ diocris; colérica; bonum ad concionandum.

AÑO 1736. N.° 65, fol. 233v; mediocre; mediocre; exigua; sufficiens; cáli­ da; ad rem rusticam et domesticam.

AÑO 1740. N.° 4, fol. 268r: No se hace valoración más que de los dos prime­ ros religiosos del Seminario de San Luis.

AÑO 1743. N.° 46, fol.: No hay valoración más que de los padres y muy ge­ neral la respuesta.

AÑO 1756. N.° 263, fol. 369v; bonum; bonum; mediocris; nulla; plusquam mediocris; cálida; ad omnia mediocre indicat.

N.R. et Quit. 4.— Catalogi Primi Triennales, 1691-1763

AÑO 1702 (30-1). Fol. 39r, n.° 32: Collegium Máximum Sanctae Fidei (Bogotá). Fr. Ioannes Rodríguez; Austursic (); annorum 30; integrae; 6 oct. 1692; 3 Phil. Deinde studuit casibus conscientiae. Fol. 42r, n.° 86: Collegium Pampelonense. Fr. Petrus Argollanes; Ex Sancto Juliano in Hispania; annorum 48; integrae; 18 jan. 1681; offa domestica agrícola; formatus 2-II- 1695.

AÑO 1711 (8-IX). Fol. 59v, n." 17: Collegium Sanctae Fidei. P. Ioannes Rodríguez; Astur in Hispania; natus 29 aprilis 1671; integrae; ingressus in Societate 6 oct. 1692; studuit Phil. 3 et Theol. 340 JUSTO GARCIA SANCHEZ

1 et casibus conscientiae intra; fuit Procurator dom. nunc agrícola; formatus 15-VII1-1709. Fol. 95r, n.° 4: Collegium Niviense. Fr. Petrus Argollarles; Ex Sancto Juliano in Hispania; natus 1 maii 1655; integrae; admissus 18 januar 1681; officia dom. agríco­ la; form atus 2-II-1695.

AÑO 1713. Collegium Pampelonense. Fol. H8r, n.° 113: Collegium Nivense. Fr. Petrus Argollanes; Ex Sancto Juliano in Hispania; annorum 59; integrae; 18 jan. 1681; offa domestica. Curavit praedia; forma­ tus 2-11-1695. Fol. 113v, n.° 20: Collegium Maximum Sanctae Fidei. P. Joannes Rodríguez; Austur; ann. 41; integrae; 6 oct. 1692; studuit casibus; procurat. Curator praediorum; formatus 15-VIII- 1709.

Fol. 158r, n.° 27: Coll. Sanctae Fidei. Fr. Petrus Argollanes; Ex Sancto Juliano in Hispania; natus 1 maii 1655; mediocres; 18 jan. 1681; off3 domestica. Curavit prae­ dia; formatus 2 febr. 1695. Fol. 159r, n.° 41. Fr. Petrus Estrada; Ex Bimedes in Hispania; ann. 27; integrae; 20 febr. 1713; offa domestica. Fol. 161v, n.° 89: Collegium Hondense. P. Ioannes Rodriguez; Austur; ann. 47; integrae; 6 oct. 1692; studuit casibus conscientiae; Procurator. Curator praediorum; for­ matus 15 aug. 1709.

AÑO 1720. Fol. 200r, n.° 30: Colleg. Stae. Fidei. Fr. Petrus Argollanes; Ex Sancto Juliano in Hispania; natus 1 maii 1655; mediocres; 18 januar. 1681; offa domestica. Curavit praedia; formatus 2 februarii 1695.

AÑO 1736. Fol. 236r, n.° 199: Missiones Planorum. P. Bernardus Rotella; Asturianus; natus 29 aug. 1700; integrae; 28 sept. 1723; studuit Phil, et casibus conscientiae; docuit Gram. Missionarius gentilium. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 341

AÑO 1738. Fol. 270v, n.° 127: Gollegium Meritense. P. Caietanus González; ex Manzaneda in Hispania; nat. 22 sept. 1702; integrae; 16 dec. 1722; 3 Phil., 3 Theol. intra; doc. Gram. Fuit Min. Mission. Gentil. Oper. Hisp. Fol. 273r, n.° 174: Missiones Planorum. P. Bernardus Rotella; «Austrianus»; nat. 29 aug. 1700; integrae; 28 sept. 1723; studuit Phil. et cas. consc.; doc. Gram. et Mis. Gent.; prof. 3 votorum.

AÑO 1750. Fol. 307r, n.° 66: Collegium Máximum Sanctae Fidei. ' Fr. Francus. Peña; Ex Sancto Selonio in Hispania; natus 23 jan. 1716; integrae; 25 oct. 1734; typografus. Curat praedio; formatus 24 maii 1749. Fol. 310r, n.° 124: Collegium Meritense. P. Cayetanus González; Ex Manzaneda in Hisp.; natus 22 sept. 1702; integrae; 16 dec. 1722; 3 Phil., 3 Theol. intra; doc. Gram. Fuit Minister. Mis. Gent. Ve Prov. Op. Hisp.; prof. 4 vot. 23 julii 1743! Fol. 310r, n.° 117: Collegium Pampilonense. Fr. Andreas de Aldea; Roensis in Hisp.; an. 72; débiles; 10 sept. 1700; faber lignarius, curat praed.; formatus 21 maii 1716.

AÑO 1763. Fol. 35 Iv, n.° 51: Collegium Sanctae Fidei. Fr. Joachinus Zubias; Gradensis Hispanius; 7 oct. 1744; inte­ grae; 21 mart. 1760; 2 Phil intra vacat 3.°. (Hay muchos con la patria en latín y el apelativo Hispanus difí­ ciles de identificar).

N.R. et Quit. 4.— Catalogi Secreti Seeundi Triennales, 1691-1763

AÑO 1702. N.° 32, Rodríguez, fol. 47v; mediocre; mediocre; aliqualis; mi­ lla; mediocris; flemmatica; mediocre. N.° 86, Argollanes, fol. 50v; mediocre; infra mediocre; aliqua­ lis; mediocris; nullus; temperata; mediocre.

AÑO 1711. .. . f ~\ N.° 17, Rodríguez, fol. 63v; bonum; bonum; bona; nulla; me­ diocris; temperata; ad res temporales bonum, ad concionandum mediocre. N.° 4, Argollanes, fol. 96; mínimum; parvum; exigua; feré nu­ lla; nullus; flegmática; nullum. ^ 342 JUSTO GARCIA SANCHEZ

AÑO 1713. N.° 20, Rodríguez, fol. 123v; bonum; mediocre; mediocris; me- diocris; mediocris; iracunda; ad res temporales bonum. N.° 113, Argollanes, fol. 128r; infra mediocre; infra mediocre; módica; aliqualis ad domestica; rústica, tímida, cavillosa; ad offi- cia domestica mediocria.

AÑO 1718. (Está retirado el catálogo público pero no el secreto). N.° 27, Argollanes, fol. 167r; mediocre; mediocre; mediocris; aliqua; bona; ad officia domestica aliqua. N.° 41, Estrada, fol. 168r; mediocre; mediocre; mediocris; nu- 11a; ínfima; ad officia domestica aliqua. N.° 89, Rodríguez, 170v; bonum; mediocre; infa mediocritatem; aliqua; mediocris; ínfima; ad concionandum et audiendas Con­ fessiones aliqua, et ad res temporales bona. AÑO 1720. N.° 30, Argollanes, fol. 203r; modicum; modicum; módica; mó­ dica; desidiosa et cholenca; ad aliqua temporalia bonum.

AÑO 1736. N.° 199, Bernardus Rotella, fol. 247v; mediocre; mediocre; me­ diocris; aliqualis; infra mediocritatem; temperata; ad ministeria. AÑO 1738. N.° 127, González, fol. 281r; bonum; bonum; mediocris; módi­ ca; bonus; temperata; mediocre ad ministeria. N.° 174, Rotella, fol. 283v; bonum; bonum; mediocris; medio- cris; infra mediocritatem; aliquantum colérica; ad missiones gen- tilium. AÑO 1750. N.° 66, Peña, fol. 319r; bonum; bonum; mediocris; mediocris; temperata; ad plura bonum. N.° 124, González, fol. 322r; bonum; bonum; mediocris; medio- cris; bonus; melancholica; ad ministeria. N.° 117, Aldea, fol. 321v; bonum; bonum; bona; bona; tempe- rata; ad praedia et domestica. AÑO 1758, fol. 335 y ss., falta el catálogo público, por lo que no se conocen las adscripciones. AÑO 1763. Fol. 363v, n.° 51; bonum; ténue; exigua; nulla; bonus; ignea; ad pauca. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 343

PERUANA

Peruan. 41.— Catalogi Triennales, 1568-1619 Primi Societatís

AÑO 1568. Fol. lv: En la primera expedición figura dentro de la relación de jesuítas que han llegado al Perú y se han recibido (en total 30) el hermano Juan Ruiz, hijo de Juan Ruiz y de Teresa Ruiz, vecinos de la ciudad de Obiedo en Asturias, de edad de 23 años. Tiene oficio de carpintero. A que entró en la Compañía quatro meses, es humil­ de, tiene poquito discurso aunque menos deseos. Vase aprovechando. Fol. 2v: Memoria de los padres y hermanos que al presente es­ tamos en estas partes del Perú. Año 1571: El hermano Juan Ruiz, carpintero. Este se recibió también aquí, es virtuoso y devoto y humilde y hace bien su officio. Es natural de Castilla. Fol. 4r: El hermano Juan Ruiz. El maestro carpintero. Será de edad de 36 años. Memorial. En 1572: El hermano Juan Ruiz. Oficial carpintero. Será de edad de 23 años y a tres que fué aquí recebido. A se apro­ vechado y hace con edificación su officio. Es natural de Avilés en las Asturias.

AÑO 1583: Es en el formulario tradicional de los catálogos triena­ les, aunque los rótulos están en castellano, así como las respuestas. (Falta la patria de algunos). Fol. 12v, n.° 98: Hermanos coadjutores. Hno. Juan Ruiz; de Aviles en Asturias de Oviedo; de treinta y siete años; medianas fuerzas; trece años de Compañía; carpinte­ ro; coadjutor.

AÑO 1595 (14-111). Vive Juan Ruiz, del Puerto de Sta. M.a, que es­ taba en el Colegio de La Paz, y no figura el asturiano de igual nom­ bre y oficio. Fol. 47r, n.° 7: Misión de Chile. Hermanos coadjutores. Hno. Miguel Teleña; de Abim, diócesis de Oviedo en Asturias; treinta y quatro años; buenas; diez años; sotoministro y otros ofi­ cios; coadjutor.

AÑO 1601. Fol. 67v, n.° 6: Colegio de La Paz. Hno. Juan Ruiz; Avilés en las Asturias de' Oviedo; cinqta... y. 344 JUSTO GARCIA SANCHEZ ocho años; flacas; a 1.° de oct. 1568; Procurador y otros officios; coad. temp. formado a 11 de mayo 1586. Fol. 70r, n.° 9: Seminario de San Luis en El Quito. Hermanos coadjutores. Hno. Miguel Teleña; Avin en Asturias de León; quarenta y siete años; medianas; a 14 de abril de 1589; sotoministro y otros ofi­ cios; coadj. temp. formado 25 de abril 1600.

AÑO 1607 (l-III), fols. 92 y ss. Fol. 107v: Colegio de La Paz. Hermanos coadjutores. N.° 229: Hno. Juan Ruiz; Avilés en las Asturias de Oviedo; se­ senta y quatro años; flacas; a 1 de oct. 1568; carpintero, Procura­ dor y otros oficios; coadj. temp. formado a 11 de mayo de 1586. t Fol. 109v: Colegio de Santiago de Chile. Hermanos coadjutores. N.° 265: Hno. Miguel Teleña; Abin en Asturias de León; cin- quenta años; medianas; a 14 de abril de 1582(sic); sotoministro y otros oficios; coadj. temp. formado a 25 de abril de 1600. Fol. 113r: Colegio de El Quito. Hermanos estudiantes. N.° 329: Hno. Pedro de Labra; Ribadegella junto a Oviedo; veinte y seis años; buenas; a 12 de dic. de 1604; cocinero y otros oficios; coadjutor. Hay bastantes catalogi rerum de este período.

AÑO 1613. Fol. 160v: Colegio de Quito. Hermanos. N.° 279: Hno. Pedro de Labra; Ribadesella en Oviedo; 31 años; buenos; 21 diciembre 1604; cocinero y otros oficios; coadj. tem- poralis. Fol. 163r: Colegio de La Plata. Hermanos. N.° 328: Pedro González González; Villabona (en 1619 le titulan de Bilbao, n.° 308); 25 años; buenas; 1607; oficios de casa; coadj. temp.

AÑO 1619. Fol. 209v: Colegio de La Paz. Hermanos coadjutores. N.° 328: Hno. Juan de Velasco; Asturias; 34 años; buenas; 29 set. 1617; oficios de la casa; coadj. temp.

Peruan. 41.— Catalogi Triennales Secreti, 1568-1619 AÑO 1601 (15-111). N.° 6, fol. 85v. Juan Ruiz; mediano; mediano; mediana; alguna; flemático san­ guino; para su arte de carpintero, aunque está ya viejo. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 345

N.° 9, fol. 88r. Miguel Teleña; mediano; mediano; mediana; mediana; coléri­ co sanguino moderado; para hacienda y para todos los officios de coadjutor.

AÑO 1607. N.° 229, Ruiz, fol. 127r; mediano; mediano; mediana; bastan­ te; colérico sanguino; carpintero. N.° 265, Teleña, fol. 129r; bueno; bueno; bueno; buena; coléri­ co sanguino; para cualquier oficio. N.° 329, Labra, fol. 13lv; mediano; bueno; más que mediana; poca; colérico sanguino; para cualquier oficio doméstico.

AÑO 1613. N.° 279, Labra, fol. 178v; muy bueno; mucho; razonable; más que mediana; colérico adusto; para todo. N.° 328, Pedro González, fol. 181r; poco; mediano; poca; nin­ guna; algo melancholico; para oficios de casa.

AÑO 1619 (1-1). N.° 328, fol. Juan de Velasco; bueno; bueno; apacible; officios.

Peruan. 411.— Catalogi Triennales, 1625-1654 Públicos o primi

AÑO 1625. Fol. 271v, n.° 125: Colegio de Lima. Hermanos coadjutores. Hno. Juan de Belasco; Asturias de Oviedo; 40 años; buenas; 29 de set. 1617; oficios de casa; coadj. temporal.

AÑO 1631. Fol. 330r, n.° 62: Colegio de Lima. Hermanos estudiantes. Hno. Francisco López; Castropol, Asturias; 27 años; buenas; 6 henero 1627; 1 Artes; Lector Latín; votos de escolar. Fol. 335r, n.° 159: Casa de Probación. Hnos. estudiantes novicios. Hno. Antonio Muñiz; Villa de Candás, Asturias; 28; buenas; 1 diciemb. 1630; 1 Artes; escolar novicio. Fol. 346v, n.° 363: Colegio de Arequipa. Hermanos coadjutores. Hno. Juan de Velasco; Asturias Obiedo; 46 años; buenas; 29 set. 1617; oficios de casa; coadj. temp. formado 19 mar$o 1629. Fol. 350r, n.° 424: Residencia de Santa Cruz. Hnos. coadjutores. Hno. Domingo Ramos; Obiedo; 46 años; buenas; 19 abril 1629; oficio de casa; coadjutor novicio. 346 JUSTO GARCIA SANCHEZ

AÑO 1637. Fol. 362r, n.° 145: Casa de Probación. Padres de 3.a Probación. P. Feo. López; Castropol, Asturias; 33 años; buenas; 6 enero 1627; 3 Artes, 4 Theol.; Lector de Latín; votos de escolar. Fol. 373r, n.° 342: Colegio de Cuzco. Hermanos estudiantes. Hno. Antonio Muñiz; Candás, Asturias; 34 años; buenas; 1 dic. 1630; 3 Artes, 1 Theol.; votos de escolar. Fol. 374r, n.° 360: Hermanos coadjutores. Hno. Juan Rodríguez; Montañas de Oviedo; 36 años; buenas; 18 dic. 1634; oficios de casa; coadj. temp. Fol. 378r, n.° 427: Colegio de Potosí. Hnos. coadjutores. Hno. Juan de Velasco; Asturias de Oviedo; 52 años; buenas; 29 sept. 1617; oficios de casa; coadj. formad, en 19 marzo 1629.

AÑO 1654. Fol. 449r, n.° 39: Colegio de Lima. P. Franco. López; «Castropule» en Asturias; 50; buenas; 6 enero 1627; 3 Art., 4 Theol.; Lect. de Latín. Obrero de españoles (los ha­ bía de indios). Ministro; prof. 4 vot. 10 agto. 1644. Fol. 460r, n.° 228: Colegio de Pisco. P. Ant° Muñiz; Asturias; 50; buenas; 1 dic. 1630; 3 Art., 4 Theol.; obrero de indios y españoles. Ministro. Superior; prof. 4 vot. 5 ju­ lio 1648.

Peruan. 411.— Catalogi Triennales, 1625-1654 Secreti seu secundi

AÑO 1625 (1-1). N.° 125, fol. 296. Juan Velasco; muy mediano en todo; muy colérico.

AÑO 1637. N.° 145, López, fol. 389v; bueno; bueno; mediana; poca; bue­ no; flemático; obrero. N.° 342, Muñiz, fol. 398v; bueno; bueno; razonable; poca; bue­ no; buena; el tiempo lo dirá. N.° 360, Rodríguez, fol. 399v; corto; mediano; alguna; poca; colérico; officios de casa. N.° 427, Velasco, fol. 402v; mediano en todo; oficios de campo.

AÑO 1642: Tenemos el catálogo secreto, pero nos falta el catálogo público que da los números. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 347

AÑO 1654. N.° 39, López, fol. 475v; bueno; bueno; buena; buena; bueno; flemático; obrero. N.° 228, Muñiz, fol. 485r; bueno; bueno; buena; poca; bueno; melancólico; Ministerios de españoles.

Peruan. 5.— Catalogí Triennales, 1660-1685 Públicos seu primi

AÑO 1660 (15-1).

Fol. 7v, n.° 30: Colegio de Lima. P. Franco. López; «Castropuler» en Asturias; 56; buenas; 6 enero 1627; 3 Art., 4 Teu.; Let. Latín. Obrero de españoles y Ministro; prof. 4 vot. 10 agosto 1644. Fol. 19r, n.° 245: Colegio de Arequipa. P. Ant° Muñiz; Asturias; 56; buenas; 1 dic. 1630; 3 Art., 4 Teu.; obrero de indios y españoles. Ministro; prof. 4 vot. 5 julii 1648. AÑO 1666. Fol. 66v, n.° 34: Colegio de San Pablo (es el principal de Lima). P. Feo. López; Castropuler en Asturias; 62; buenas; 3 enero 1627; 3 Art., 4 Teología; Lector de Latín. Obrero de españoles. Mi­ nistro. Procurador; prof. 4 vot. 10 ag. 1644. Fol. 72v, n.° 149: Hermanos coadjutores. Hno. Lorenzo Gutiérrez; Asturias; 33; buenas; 9 agosto 1661; officios de casa; coadjutor temporal. Fol. 73r, n.° 161: Casa de Probación. P. Antonio Muñiz; Asturias; 65; buenas; 1.° de dic. 1630; 3 Art., 4 Teología; obrero de indios y españoles. Ministro; prof. 4 vot. 5 jul. 1648. AÑO 1672. Fol. 156r, n.° 20: Colegio de San Pablo. P. Feo. López; «Castropuler», Asturias; 1 febr. 1604; buenas; 6 enero 1627; 3 Art., 4 Theol.; Let. Latín. Obr. de indios y españoles. Minist. Procurador; prof. 4 vot. 1 ag. 1644. Fol. 162r, n.° 139: Hermanos coadjutores. Hno. Lorenzo Gutiérrez; Asturias; 8 agost. 1633; buenas; 9 agost. 1661; oficios de casa y campo; coadjutor temporal. Fol. 167r, n.° 232: Colegio de El Callao. P. Ant° Muñiz; Asturias; 13 jun. 1602; buenas; 1 dic. 1630; 3 Art., 4 Theol.; obrero indios y españoles. Procurador; prof. 4 vot. 5 jul. 1648. 348 JUSTO GARCIA SANCHEZ

Fol. 173v, n.° 346: Colegio del Cuzco. Hermanos coadjutores. Hno. Ant° González; Asturias; 2 sept. 1647; buenas; 28 jun. 1666; officios de cassa; coadj. temp.

AÑO 1675 (ÍO I). Fol. 181r, n.° 21: Collegium Limense. P. Ant° Muñiz; Asturias in Hispania; 13 jun. 1602; bonae; 1 dec. 1630; 3 Phil., 4 Theol.; op. ind. et hisp.; nullus; prof. 4 vot. 5 jul. 1648. Fol. 198r, n.° 339: Collegium Orurense. Fratres coadjutores. Fr. Antonius González; Asturias; 2 sept. 1647; bonae; 28 jun. 1666; nulla; off. domestica; nullus; nullus. Fol. 201 r, n.° 390: Collegium Ariquipense. Fr,! Laurentius Gutiérrez; Asturias; 8 aug. 1633; bonae; 9 aug. 1661; nulla; off. dom.; nullus; coadj. temp. form. 15 augusti 1672. Fol. 202r, n.° 406: Collegium Pisquense. P. Francus. López; Castropuler; 1 febr. 1604; bonae; 6 ian. 1627- 3 Phil., 4 Theol.; oper. ind. et hisp.; nullus; prof. 4 vot. 1 aug. 1644.

AÑO 1678 (15-111). „ Fol. 247r, n.° 22: Collegium Limense. .. P. Ant° Muñiz; Asturias in Hispania; 13 jun. 1602; bonae; 1 dec. 1630; 3 Phil., 4 Theol.; oper. ind. et hisp.; nullus; prof. 4 vot. 5 jul. 1648. Fol. 255, n.° ,183: Domus probationis. Fratres coadjutores novitii. Fr. Didacus de Evia; Oppidi Xijon in Asturiis; 31 dec. 1651; bo­ nae; 19 oct. 1676; nulla; nulla; nullus; nullus. , Fol. 261v, n.° 292: Collegium Cuzquense. Fratres coadjutores. . Fi\ Antonius González; Ästuriarum; 2 sept. 1647; bonae; 18 jun. 1666; nulla; officia domestica; nullus; nullus. Fol. 266r, n.° 372: Collegium Arequipense. Fratres coadjutores. Fr. Laurentius Gutiérrez; Asturias; 8 aug. 1633; bonae; 9 aug. 1661; nulla; officia domestica; nullus; coadj. temp. formatus 15 aug. 1672. ' v 1 Fol. 267r, n.° 392: Collegium Pisquense. P. Francus. López; Castropuler; 1 febr. 1604; bonae; 6 jan. 1627; 3 Phil., 4 Theol.; oper. ind. et hispan.; nullus; prof. 4 vot. 1 aug. 1644;*; ’ !

AÑO 1681 (20-VI). > Fol.-316r, n.° 137: Collegium Limense. Fratres coadjutores. » Fr. Didacus de Evia; Xijón in Asturiis; 31 decem. 1651; bonae; 14 oct. 1676; offa domest. Cultor praedii. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 349

Fol. 319r, n.° 193: Domus probationis. Fratres coadjutores no- vitii. Fr. Paulus Larin; Pembes in Asturiis; 24 jan. 1661; bonae; 17 dec. 1680. Fol. 329r, n.° 366: Collegium Arequipense. Fr. Laurentius Gutiérrez; Asturias; 8 aug. 1633; bonae; 9 aug. 1661; offa dom. Cultor vineae; coadj. temp. form. 11 augusti 1672. Fol. 309, n.° 4: Provincia Peruana. P. Francus. López Gallo; Castropuler in Asturiis; 1 febr. 1604; bonae; 6 jan. 1627; 3 Phil., 4 Theol.; oper. ind. et hisp.; prof. 4 vot. 1 aug. 1644.

AÑO 1685. Fol. 374r, n.° 122: Colegio Límense. Fratres coadjutores. Fr. Juan Pérez de la Fuente; Colindres in Hispania; 12 april. 1656; bonae; 14 oct. 1676; offa dom. Socius administratoris. Fol. 374v, n.° 130. Fr. Paulus Larin; Perabes in Asturiis; 24 jan. 1661; bonae; 17 dec. 1680; offa dom. Socius administratoris fructuum. Fol. 381r, n.° 254: Collegium Callaense. Fratres coadjutores. Fr. Antonius de la Villa; Asturiae; 13 jan. 1659; bonae; 16 nov. 1682; offa dom. Custos vestium. Fol. 384r, n.° 305: Collegium Cuzquense. Fratres coadjutores. Fr. Laurentius Gutiérrez; Asturiae; 5 aug. 1633; bonae; 9 aug. 1661; offa dom. Administrator; coadj. form. 15 aug. 1672. Fol. 338v, n.° 383: Collegium Platense. Fratres coadjutores. Fr. Didacus «Devia»; Gixon in Asturiis; 31 dec. 1651; bonae; 14 oct. 1676; offa dom. Administrator.

Peruan. 5.— Catalogi Tríennales, 1660-1685 Secreti seu secundi

AÑO 1660 (15-1). N.° 30, López, fol. 32r; bueno; bueno; buena; buena; bueno; flemático; obrero. N.° 245, Muñiz, fol. 43r; bueno; bueno; buena; poca; bueno; melancólico; Ministerios de españoles.

AÑO 1666. N.° 34, López, fol. 94v; bonum; bonum; bona;-sufficiens; bo- nus; melancholica; ad gubernandum mediocriter, ad procurationem bene. 350 JUSTO GARCIA SANCHEZ

N.° 149, Gutiérrez, fol. lOOr; mediocre; bonum; mediocris; ali- qua; flemática; ad omnia domestica cum satisfactione. N.° 161, Muñiz, fol. lOlr; mediocre; praeceps.; nulla; medio- cris; mediocris; cholerica sanguínea; ad nulla cum satisfactione. AÑO 1672. N.° 20, López, fol. 125v; mediocre; mediocre; mediocris; bona; bonus; bona; ad omnia. N.° 139, Gutiérrez, fol. 13lv; mediocre; mediocre; mediocris; aliaqua; bona; ad omnia ministeria temporalia. N.° 232, Muñiz, fol. 136v; mediocre; mediocre; mediocris; ali- qua; bonus; bona; ad aliqua. N.° 346, González, fol. 142r; mediocre; mediocre; mediocris; nulla; bona; ad aliqua ministeria temporalia.

AÑO 1675 (10-1). N.° 21, Muñiz, fol. 21 Ir; mediocre; fere nullum; nulla; nulla; bonus; colérica adusta; ad concionandum mediocre. N.° 339, González, fol. 228r; bonum; parvum; fere nulla; nulla; nullus; melancólica colérica; ad domestica. N.° 390, Gutiérrez, fol. 231r; mediocre; mediocre; mediocris; aliqua; nullus; flecmática melancólica; ad domestica bonum. N.° 406, López, fol. 232r; bonum; bonum; mediocris; mediocris; bonus; colérica melancólica; ad gubemandum mediocre.

AÑO 1678 (25-111). N.° 22, Muñiz, fol. 272r; mediocre; exiguum; nulla; nulla; bo­ nus; colérica adusta; ad concionandum mediocre. N.° 183, Evia, fol. 280v; mediocre; mediocre; parva; nulla; nu­ llus; flecmática; ad domestica. N.° 292, González, fol. 286v; bonum; parvum; fere nulla; nulla; nullus; colérica melancólica; ad domestica. N.° 372, Gutiérrez, fol. 291r; mediocre; mediocre; mediocris; aliqua; nullus; flecmática colérica; ad domestica bonum. N.° 392, López, fol. 292r; bonum; bonum; mediocris; mediocris; bonus; colérica melancólica; ad gubernandum mediocre.

AÑO 1681 (20-VI). N.° 4, P. López, 335r; bueno; bueno; buena; buena; bueno; flemático; obrero. N.° 137, Evia, fol. 341v; mediano; mediano; mediana; mediana; sanguíneo; oficios de casa y de campo. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 351

N.° 193, Larin, fol. 344v; bueno; bueno; mediana; poca; buena; officios de casa. N.° 366, Gutiérrez, fol. 353r; bueno; bueno; buena; buena; bue­ na; officios de casa y campo.

AÑO 1685 (3-V). N.° 122, Fuente, fol. 401r; mediano; mediano; poca; alguna; colérico; officios de casa. N.° 130, Larin, fol. 401r; muy bueno; bueno; buena; alguna; buena; officios de casa. N.° 254, Villa, fol. 407v; mediano; razonable; mediana; ningu­ na; buena; officios de casa. N.° 305, Gutiérrez, fol. 410r; mediano; muy bueno; buena; bue­ na; flemático; officios de casa y campo. N.° 383, Evia, fol. 414r; bueno; mediano; poca; bastante; colé­ rico; officios de casa y campo.

Per. 6.— Catalogi Triennales, 1687-1716 Primi seu publici

AÑO 1687 (25 julio). Fol. 13r: Colegio Máximo de Lima. Hermanos coadjutores. N.° 138: Hno. Juan Pérez de la Fuente; Colindres en España; 12-IV-1656; buenas; 14-X-1676; offic. domest. Administ. Fol. 20r: Collegio de Pisco. N.° 272: Hno. Lorenzo Alvarez Gutiérrez; Asturias en España; 5 agosto de 1635; buenas; 9 de agosto de 1661; ofic. domest. Administ. Fol. 29r: Colegio de la Plata. Hermanos coadjutores. N.° 437: Hno. Diego de Evia; Xijon en Asturias; 31-XI1-1651; buenas; 14-X-1672; offic. domest. Administ.

AÑO 1690. Fol. 44r: Colegio Máximo de Lima. Hermanos coadjutores. N.° 141: Hno. Juan Pérez de la Fuente; Colindres en España; 12-IV-1656; buenas; 14-X-1676; oficios de casa y campo; coadjutor temp. form. 2-II-1689. Fol. 59v: Colegio de La Plata. Hermanos coadjutores. N.° 421: Hno. Diego de Evia; Xijon en Asturias; 31-XII-1651; buenas; 14-X-1676; oficios de casa y campo; coadj. temp. form. 2-II-1689 (cf. fol. 87r). 352 JUSTO GARCIA SANCHEZ

AÑO 1696 (10-VIII). Fol. 122r: Colegio de Potosí. Hermanos coadjutores. N.° 419: Hno. Diego de Evia; Gixon en España; 31-XII-1651; buenas;« 14-X-1676; oficios de casa y campo; coadj. temp. form. 2-II-1689.

AÑO 1700. Fol. 188v: Colegio de La Plata. N.° 426: Hno. Diego de Evia; Xixón en España; 31-XII-1651; buenas; 14-X-1676; oficios de casa y campo; coadj. temp. form. 2-II-1689.

AÑO 1703 (1-1). Fol. 240r: Qui formati sunt coadjutores temporales. N.° 28: Didacus Evia; Gijón; 31 decem. 1651; bonae; 14 oct. 1676; versatur intra infideles; 2 febr. 1689. N.° 13: Ildephonsus Queto; Boionae; 3 januar. 1635; débiles; 2 dec. 1669; docet pueros; 2 febr. 1682.

AÑO 1706 (1-XII): Qui formati sunt coadjutores temporales. Fol. 309r, n.° 319. Ildephonsus Cueto; Boionae in Hispania; 3 januar. 1635; débi­ les; 2 decem. 1669; domestica; 2 febr. 1682. Fol. 310r, n.° 329. Didacus Evia; Gijón in Hispania; 31 decem. 1651; bonae; 14 oct. 1676; domestica; 2 febr. 1689.

AÑO 1710 (1-VIII): Qui formati sunt coadjutores temporales. Fol. 371v, n.° 349. Didacus de Evia; Gixón in Hispania; annorum 58; mediocres; 14 oct. 1676; curat domestica; 2-II-1689. Fol. 379v, n.° 510: Coadjutores temporales. Alphonsus Pérez; Villae Novae in Asturia; annorum 18; inte- grae; 26 junii 1709. - Fol. 380r, n.° 518: Emmanuel de la Busta; Colunga in Asturiis; annorum 19; integrae; 26 de julii 1710. Castromocho es Asturias? Juan de Arce, 1687-1690, n.° 152, y 1696, n.°136; nace el 24-VI-1657. Empieza en la Compa en 1685; ofi­ cios de casa y campo en 1700, n.° 239 y 1703, ri.° 47; 1706, n.° 345; 1710, n.° 367; en 1713, n.° 371; 1716, n.° 374. Fallece en Lima a 5-X-1707. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XV1-XVIII 353

AÑO 1713, fol. 42Ir. Fol. 445v, n.° 482: Coadjutores temporales qui emiseruut .vota S im p lic ia . Hno. Ildephonsus Pérez; Villanovae in Asturiis; 10-V-1691; bo- nae; 26-VI-1709; socius in praedio; 28-VI-1711. N.° 490, fol. 445v. Emmanuel de Busta; Colungae in Asturiis; l-VI-1671 ; bonae; 26-VII-1710; socius; 6-VIII-1712. N.° 354, fol. 439r: Coadjutor formatus. Didacus de Evia; Xijon in Hispania; 31 decem. 1651; mediocres; 14-X-1676; socius; 2 febr. 1689.

AÑO 1716. N.° 470, fol. 51 lv: Coadjutores votorum simplicium. Ildephonsus Pérez; Villanovae in Asturiis; 10-V-1691; bonae; 26-VI-1709; socius in praedio; 28-VI-1711 (cf. fol. 563v que pone 29-VI-1711). N.° 478, fol. 512r. Emmanuel de la Busta; Colungae in Asturiis; 17-VI-1691; bonae; 26-VII-1710; administ. praedii; 6-VIIT-l712 (cf. fol. 564v que pone 6-VIII-1712).

Peruan. 6.— Catalogi secundi seu secreti, 1687-1716

AÑO 1690 (20-X). N.° 141, fol 70r (De la Fuente); mediano; bueno; mediana; al­ guna; ninguno; colérico; oficios temporales. N.° 421, fol. 84r (Evia); moderado y corto; mediano; mediana; mucha; ninguno; colérico; oficios en lo temporal.

AÑO 1696. N.° 419 (Evia), fol. 150v; alguno; poco; ninguna; bastante; co­ lérico sanguino; oficios de casa y campo.

AÑO 1700 (Fórmulas latinas incluso el encabezamiento). N.° 426 (Evia), fol. 215r; mediocre; exiguum; exigua; sufficiens; nullus; robusta; mediocre ad temporalia.

AÑO 1703. N.° 28 (Evia), fol. 266r; exiguum mediocre; mediocris; suffi­ ciens; pacata; exiguum. N.° 23 (Cueto), fol. 265v; sufficiens; mediocre; mediocris; diu­ turna; pacata; mediocre. 354 JUSTO GARCIA SANCHEZ

AÑO 1706. N.° 319 (Cueto), fol. 328v; mediocre; bonum; mediocris; (ilegi­ ble); (ilegible); infirmae; mediocre. N.° 329 (Evia), fol. 338r; mediocre; bonum; mediocris; (ilegi­ ble); (ilegible); infirmae; mediocre. AÑO 1710. N.° 349, Evia, fol. 400r; bonum; bonum; sufficiens; sufficiens; cholenca; ad temporalia mediocre. N.° 510, Manuel Pérez, fol. 408r; mediocre; bonum; mediocris; nulla; sanguínea; ad plura temporalia bonum. N.° 518, Busta, fol. 408v; mediocre; bonum; sufficiens; nulla; temperata; ad plura temporalia bonum. AÑO 1713. N.° 354, Evia, fol. 471 v; exiguum; mediocre; exigua; exigua; cholenca; exiguum. N.° 482, I. Pérez, fol. 478r; exiguum; mediocre; mediocre; nu­ lla; flemática; mediocre. N.° 490, Busta, fol. 478r; exiguum; mediocre; exigua; nulla; flemática; mediocre.

AÑO 1716.

N.° 470, I. Pérez, fol. 547v; mediocre; mediocre; módica; me­ diocris; temperata; ad rustica. N.° 478, Busta, fol. 548r; mediocre; mediocre; mediocris; mó­ dica; temperata; ad rustica.

Peruan. 7.— Catalogi Primi, 1719

AÑO 1719 (1-V). Fol. 34v: Qui em iseruut vota Simplicia. N.° 215: P. Ildephonsus Argüelles; Oviedi in Hispania; 23 jan. 1682; bonae; 24 mar. 1703; 3 Phil., 4 Theol.; oper. Hispan.; 25 mar. 1705. N.° 461, fol. 47r. Ildephonsus Pérez; Villanovae in Hispania; 10-V-1691 ; bonae; 26-VI-1709; 28-VI-1711. N.° 469, fol. 47v. Emmanuel de Busta; Colungae in Asturiis; 17-VI-1691; bonae; 26-VII-1710; 6-VIII-1712. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 355

Hay bastantes suplementos de catálogos de 1718 a 1724. Hay ca­ tálogos de las Misiones y dos catalogi rerum seu tertii. N.° 465, Feo. de Velasco; patria, Lerín; docet pueros; 1719, fol. 47v.

Peruan. 7.— Catalogi Secundi Secret i, 1719

AÑO 1719. N.° 215, I. Argüelles, fol. 16r; sufficiens; mediocre; módica; módica; sufficiens; colérica; ad minist, soc. medioc. N.° 461, I. Pérez, fol. 22r; bonum; bonum; mediocre; suffic.; colérica; sufic. aecononi et ad rustica. N.° 469, Busta, fol. 22r; bonum; bonum; mediocre; colérica; suffic. ad rustica.

Peruan. 9.— Catalogi Primi Triennales, 1728-1754

AÑO 1728. Fol. 15r, n.° 201: Qui em iserunt vota Simplicia scholares. P. Ildefonsus de Argüelles; Oviedi in Hispania, 23 jan. 1682; in- tegrae; 14 martii 1703; 3 Phil., 4 Theol.; oper. Hisp.; 15 martii 1705. Fol. 23v, n.° 372: Qui form ati sunt coadjutores temporales. Antonius de Villa; Montañas in Hispania; 13 junii 1659; medio­ cres; 16 novemb. 1682; est administer praedii; 2 febr. 1704. Fol. 26r, n.° 426. Emmanuel Busta; Colungae in Hispania; 17 jun. 1691; integrae; 26 iul. 1710; est administer praedii; 15 aug. 1721. Fol. 26v, n.° 436. Franciscus Fernández; Sobe in Hispania; 1 jan. 1684; integrae; 1 sept. 1714; administer praedii; 13 novemb. 1725. Fol. 31r, n.° 518: Qui admissi sunt novitii coadjutores tempo­ rales. Joannes Antonius de Aristi; Salinis in Hispania; 23 aprilis 1700; integrae; 25 januarii 1727. Fol. 26r, n.° 424: Ildefonsus Pérez; Villanovae in Hispania; 10 maii 1691; integrae; 28 jun. 1709; custos vestium in Coll° Maximo; 15 aug. 1721.

AÑO 1732. Fol. 78r, n.° 204 [Professi 4 votorum ninguno]. Coadjutores spi­ rituales formati. P. Ildefonsus Argüelles; Oveti in Hispania; 23 januar. 1682; in­ tegrae; 24 martii 1703; 3 Phil., 4 Theol.; oper. Hisp.; 15 aug. 1729. 356 JUSTO GARCIA SANCHEZ

Fol. 88v, n.° 417: Coadjutores temporales formati. Ildefonsus Pérez; Astur ex oppido Villanueva; 10 maii 1691; in­ tegrae; 26 junii 1709; custos vestium in Coll0 Maximo; 15 aug. 1721. Fol 89r, n.° 418. Emmanuel de la Busta; Astur ex oppido Colunga; 17 jun. 1691; integrae; 26 julii 1710; administer praedii; 15 aug. 1721. Fol. 94v, n.° 534: Coadjutores temporales novitii. Franciscus del Frade; Astur ex oppido Ribadesella; 28 septemb. 1686; integrae; 31 decembris 1731.

AÑO 1735 (31-V). Fol. 117r, n.° 199: Profesos 4 votos, ninguno. De tres votos, nin­ guno. Coadiutores spirituales formati. P. Ildefonsus Argüelles; Oveti in Hispania; 23 jan. 1681; inte­ grae; 24 maii 1703; 3 Phil., 4 Theol.; oper. Hispan. 15 aug. 1729. Fol. 127r, n.° 399: Coadjutores temporales formati. Ildefonsus Pérez; Astur ex opp. Villanueva; 10 maii 1691; inte­ grae; 26 jun. 1709; custos vestium in Coll0 Max0; 15 aug. 1721. Fol. 127r, n.° 400. Emmanuel de la Busta; Astur ex opp. Colunga; 17 junii 1691; integrae; 26 julii 1710; administer praedii; 15 aug. 1721.

AÑO 1741 (30-1). Fol. 184v, n.° 208: Coadjutores spirituales formati. P. Ildefonsus Argüelles; Oveti in Hispan.; 23 jan. 1682; medio­ cres; 24 maii 1703; 3 Phil., 4 Theol.; oper. Hisp.; 15 aug. 1729. N.° 367: Patres scholares. Additus est provinciae. Fol. 192v: Gabriel Díaz; Valdesotensis in dioc. Ovetensi; 3 maii 1721; integrae; 7 novemb. 1737; 1 Phil. Fol. 195r, n.° 407: Coadjutores temporales formati. ¡ Emmanuel Busta; Astur ex oppido Colunga; 17 jun. 1691; in­ tegrae; 26 julii 1710; curat rusticana; 15 aug. 1721. Fol. 199.v, n.° 500: Coadjutores temporales non formati. Ioannes Monteserin; Oveten. in Hispania; 27 dec. 1739; inte­ grae; 23 oct. 1739; docet pueros; 28 october 1736. Fol. 200v, n.° 514. Francus. Cuenya; Quintanae, dioc. Ovetens.; 15 octobris 1703; integrae; 9 januarii 1736; curat rusticana; 10 januarii 1738.

AÑO 1748 (1-XII). Fol. 254i\ n.° 147: Professi 4 votorum. P. Felicianus Gutiérrez; Asturianus; 9 junii 1706; integrae; 11 aug. 1725; 3 PhiL, 4 Theol.; oper. in miss, gent.; 28 martii 1743.1 JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVI1I 357

Fol. 256v, n.° 197: Professi 3 votorum. P. Ildefonsus de Argüelles; Oveti in Hispania; 23 januar. 1682; mediocres; 24 maii 1703; 3 Phil., 4 TheoL; sacellanus in praed. rus- tic. Docet Gramm.; 15 aug. 1729. Fol. 258r, n.° 216: Scholares. P. Iosephus Corros; Asturianus; 10 januar. 1710; integrae; 17 decem. 1727; 3 Phil., 4 TheoL; oper. Hispan.; 12 decem. 1729. Fol. 26Ir, n.° 282. P. Gabriel Díaz; Valdesotensis, dioec. Ovetensis; 3 maii 1721; integrae; 7 novembr. 1737; 3 Phil., 4 TheoL; oper. in miss, gent.; 8 novemb. 1739. Fol. 265v, n.° 363: Coadiutores temporales formati. Emmanuel de la Busta; Astur ex oppido de Colunga; 17 junii 1691; mediocres; 21 jul. 1710; curat rusticana; 15 aug. 1721. Fol. 269r, n.° 434. Francus. Cuenya; Quintanae, dioec. Ovetensis; 15 oct. 1703; in­ tegrae; 9 januar. 1736; administer prade.; 15 aug. 1746. Fol. 269r, n.° 436. Joannes Monteserin; Ovetensis in Hispania; 27 decemb. 1714; in­ tegrae; 27 oct. 1734; curat domestica; 15 aug. 1747. Fol. 270r, n.° 461: Coadiutores temporales non formati. Benedictus Diaz; Astur ex oppido Xixón; 12 aprilis 1716; inte­ grae; 28 aug. 1744; docet pueros; 29 aug. 1746. Fol. 270v, n.° 469. Michael Fernández; ovetensis; 15 aug. 1711; integrae; 11 iulii 1746; ianitor; 12 iulii 1748.

AÑO 1754 (31-XII). Fol. 325r, n.° 107: Professi 4 votorum. P. Felicianus Gutiérrez; Astur in Hispania; 9 junii 1706; inte­ grae; 11 aug. 1725; 3 Phil., 4 Theol.; oper. ind. gentil.; 25 martii 1743. Fol. 328v, n.° 172. P. Iosephus Corros; Astur in Hispania; 9 jan. 1710; integrae; 17 dee. 1727; 3 Phil., 4 Theol.; oper hisp.; 23 aprii 1752. Fol. 330r, n.° 199: Coadiutores spirituales formati. P. Ildefonsus Argüelles; Ovetensis; 25 jan. 1681; débiles; 24 maii 1703; 3 Phil., 4 Theol.; oper. hisp. 15 aug. 1729. Fol. 332r, n.° 236: Scholares. Vota biennii. P. Gabriel Diaz; Valdesoto; 3 maii 1721; integrae; 7 novemb. 1737; 3 Phil., 4 Theol.; oper. ind. gent.; 8 novemb. 1739. 358 JUSTO GARCIA SANCHEZ

Fol. 339r, n.° 376: Coadiutores temporales formati. Emmanuel de la Busta; Astur; 17 junii 1691; integrae; 26 julii 1710; administer praedii; 15 aug. 1721. Fol. 342r, n.° 438: Franciscus Cuenya; Oviedi in Asturiis; 15 octobris 1713; integrae; 9 januar. 1736; administer praedii rust.; 15 aug. 1746. Fol. 343r, n.° 457: Coadjutores temporales non formati. Benedictus Díaz; Xijon; 2 febr. 1716; integrae; 10 oct. 1744; curat. eleem. dom. prof.; 11 oct. 1736.

Peruan. 9.— Catalogi Secundi seu Secreti Triennales, 1728-1754

AÑO 1728. N.° 201, Argüelles, fol. 33v; exiguum; parvum; exigua; nulla; exiguus; cholerica; nullum. N.° 372, Villa, fol. 34r; exiguum; bonum; sufficiens; nulla; nu- llus; melancholica; exiguum. N.° 426, Busta, fol. 51v; exiguum; mediocre; exigua; nulla; nu- llus; cholerica; mediocre. N.° 436, Fernández, fol. 39v; mediocre; mediocre; aliqua; nu­ lla; nullus; phlegmatica; mediocre. N.° 518, Aristi, fol. 34r; mediocre; bonum; sufficiens; nulla; nullus; temperata; sufficiens.

AÑO 1735 (31-V). N.° 199, Argüelles, fol. 144v; exiguum; mediocre; módica; nu­ lla; exiguum; cholerica; mediocre ad Min. Hispan. N.° 399, Pérez, fol. 154r; bonum; sufficiens; sufficiens; suffi­ ciens; temperata; bonum ad domestica. N.° 400, Busta, fol. 154v; exiguum; mediocre; mediocris; suffi­ ciens; cholerica; mediocre ad praedia.

AÑO 1741. N.° 208, Argüelles, fol. 220r; mediocre; ídem; nulla; ídem; nu­ llus; ardens; nullum. N.° 367, Díaz, fol. 228r; mediocre; ídem; mediocris; ídem; for- tis; mediocre. N.° 407, Busta, fol. 230r; mediocre; ídem; nulla; mediocris; ro­ busta; mediocre. N.° 500, Monteserín, fol. 235r; mediocre; ídem; mediocris; ídem; robusta; mediocre. N.° 514, Cuenya, fol. 235v; mediocre; ídem; mediocris; ídem; fortis; mediocre. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVI1I 359

AÑO 1748 (1-XII). N.° 147, Gutiérrez, fol. 285r; sufficiens; sufficiens; mediocris; aliqua; sufficiens; temperata; ad minist. ind. gent. Bonum. N.° 197, Argüelles, fol. 287v; sufficiens; mediocre; nulla; ali­ qua; aliquis; biliosa; ad aliqua ministeria mediocre. N.° 216, Corros, fol. 288v; bonum; mediocre sed audax; módica; aliqua; bonus; sanguínea; ad minist. bonum, sed cum defectu pru- dentiae. N.° 282, Díaz, fol. 292r; sufficiens; bonum; sufficiens; aliqua; sufficiens; temperata; ad minist. ind. gent. bonum. N.° 363, Busta, fol. 296r; modicum; sufficiens; exigua; aliqua; temperata; ad rusticam mediocrem. N.° 434, Cuenya, fol. 299v; sufficiens; sufficiens; sufficiens; su­ fficiens; temperata; ad agrorum cult, bonum. N.° 436, Monteserin, fol. 299v; sufficiens; non satis m aturum ; aliqua; aliqua; temperata; ad res domest. sufficiens. N.° 461, Diaz, fol. 301r; bonum; non maturum et audax; mòdi­ ca; aliqua; biliosa; ad multa si minus audax. N.° 469, Fernández, fol. 301r; mediocre; bonum; aliqua; ali­ qua; phlegmatica; ad domest. bonum. AÑO 1754. N.° 107, Gutiérrez, fol. 353r; sufficiens, bonum; mediocris; ali­ qua; mediocris; flemmatica; ad minist. ind. gent. bonum. N.° 172, Corros, fol. 356v; bonum; bonum; sufficiens; suffi­ ciens; sufficiens; sanguinea; ad minist. et temporal, optimum. N.° 199, Argüelles, fol. 357v; mediocre; mediocre; aliqualis; ali- qualis; aliquis; sanguinea; ad aliqua ministeria sufficiens. N.° 236, Diaz, fol. 359v; sufficiens; bonum; aliqua; aliqua; suffi­ ciens; temperata; ad minist. ind. gent. bonum. Ad litteraria sufic. N.° 376, Busta, fol. 366v; rude; mediocre; mediocris; medio­ cris; flemática; ad collendos agros bonum. N.° 438, Cuenya, fol. 369v; bonum; bonum; sufficiens; suffi­ ciens; flemática; ad omnia bonum, sed ad docendum pueros op­ timum. N.° 457, Diaz, fol. 370v; mediocre; mediocre; aliqua; aliqua; sanguinea; ad domest. et rustie, sufficiens.

Peruan. 10.— Catalogi Pubi ¡ci Triennales, 1758

AÑO 1758. Fol. 5r, n.° 88: Professi 4 votorum. P. Felicianus Gutiérrez; Asturiensis; 9 jun. 1706; integrate; 11 360 JUSTO GARCIA SANCHEZ aug. 1725; 3 Phil., 4 Theol.; operarius missionum gentil; 25-111-1743. Fol. 8r, n.° 128. P. Josephus Corros; Asturiensis; 9 jan. 1710; integrae; 17 dez. 1727; 3 Phil., 4 Theol.; doeuit gramm. Operarius hispanorum; 23-IV-1752. Fol. 9v, n.° 171. P. Gabriel Díaz; Ex oppido Valdesoto in ovetensi episcopatu in Hispania; 5 maii 1721; integrae; 7 nov. 1737; 3 Phil., 4 Theol.; fuit oper. mission. gentil. Rector seminarii; 19 martii 1755. Fol. llr, n.p 200: Coadjutores spirituales formati. P. Ildephonsus Argüelles; Ex Ovetensis Civitate in Hispania; 23 jan. 1681; valetud.; 24 maii 1703; 3 Phil., 4 Theol.; oper. hisp.; 15 aug. 1729. Fol. 18v, n.° 352: Coadjutores temporalis formati. Emmanuel Busta; Asturicensis; 17 jun. 1691; mediocres; 26 jul. 1710; curat vineam; 15 aug. 1721. Fol. 21v, n.° 406. Franciscus Cuenya; Ex Episcopatu Ovetensi in Hispania; 15 october 1713; integrae; 9 jan. 1736; administ. vinae; 15 aug. 1746. Fol. 21v, n.° 408. Joannes Monteserín; Ex Episcop. Ovetensi in Hispania; 17 dee. 1714; integrae; 27 octob. 1734; socius; 15 aug. 1747. Fol. 22v, n.° 430. Benedictus Díaz; Asturicensis; 2 febr. 1716; integrae; 28 aug. 1744; administ. praed.; 15 aug. 1757. Fol. 55: Catálogo de los PP. de la Provincia que podían ser elec­ tos Procuradores de la Provincia para Roma. Es un listado.

Peruan. 10.— Catalogi Secreti Triennales, 1758 AÑO 1758. N.° 88, Gutiérrez, fol. 32r; mediocre; bonum; bona; sufficiens; sufficiens; temperata; ad ministeria et gobernandum. N.° 128, Corros, fol. 34r; mediocre; mediocre; aliquanta; me- diocris; sufficiens; temperata; ad aliqua. N.° 171, Díaz, fol. 36v; mediocre; bonum; circunspecta; suffi­ ciens; sufficiens; temperata; ad ministeria et gubernandum. N.° 200, Argüelles, fol. 38r; existimatum; mediocre; mediocris; sufficiens; mediocris; ardens; ad ministeria. N.° 352, Busta, fol. 45v; mediocre; aliquanta; sufficiens; tem­ perata; ad aliqua. N.° 406, Cuenya, fol. 48v; bonum; mediocris; magna; tempera­ ta; ad plura. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 361

N.° 408, M onteserín, fol. 48v; leve; módica; exigua; varia; ad aliqua. N.° 430, Díaz, fol. 49v; mediocre; aliquanta; sufficiens; ardens; ad plura.

PARAGUAY Y CHILE

Paraq(uaria). 41.— Catalogi Primi Triennales, 1610-1660

AÑO 1614. Fol. 5r, n.° 4: Casa de probación de Córdoba. P. Johan de Salas; de Oviedo; de 32 años; buenas; 1 de nov. 1607; casos de consciencia; ministro obrero de indios y españoles; votos de escolar. Fol 8v, n.° 3: Collegio de Chille. Hno. Miguel Teleña; Abin en Asturias de León; de 56 años; me­ dianas; a 14 abril 1582; sotomin0 y otros oficios; coadj. temporal formado a 29 de marzo de 1594. Se reitera a continuación el catálogo y aportan algunos datos: Fol. 13r, n.° 5: P. Salas; de Oviedo; de 32 años; buenas; 10 de nov. 1607; casos de consciencia; obrero de españoles y ind. Minis­ tro; votos de escolar. Fol. 16v, n.° 7: Teleña reitera lo del catálogo anterior.

AÑO 1620. Fol. 48v, n.° 114: Collegio de Santiago de Chille. Hno. Miguel de Teleña; Avin en Asturias; año de 1552; flacas; año de 1582; sotoministro y otros; coadj. formado temporal. Fol. 51v, n.° 166: Collegio de Santa Fe. P. Juan de Salas Rector; Obiedo; año de 1581; buenas; 23 oct. 1606; cassos; R°r Min° obr. de indios y españoles; coadjutor for­ mado.

AÑO 1623. Fol. 70r, n.° 52. P. Juan de Salas; Oviedo; año de 1581; buenas; oct. 28 1606; cassos; Minis. Ror. obrero de indios y españoles; coadj. formado a 13-X-1619. Fol. 77r, n.° 169. Hno. Miguel de Teleña; Abin en Asturias; año de 1552; flacas; año de 1582; officios de casa; coadjutor formado en 23 de abril de 1600. 362 JUSTO GARCIA SANCHEZ

AÑO 1626. Fol. 96r, n.° 99. P. Juan de Salas; Oviedo; año del 581; medianas; oct. 28 de 1606; casos; Min° Ror. obr. de indios y españoles. Fol. 98r, n.° 148. Hno. Miguel de Teleña; Abin en Asturias; año de 1552; flacas; año de 1582; coadjutor; todos los officios de casa; coadj. form. 23 de abril de 1600.

AÑO 1631. Fol. 121r, n.° 76. P. Juan de Salas; Oviedo; año de 1581; medianas; año de 1606, oct. 28; casos; Min° Ror. obrero de indios y de españoles; coadju­ tor spiritual formado.

AÑO 1637. Fol. 137v, n.° 84. P. Juan de Salas; Oviedo; año 1581; buenas; oct. 28 de 1606; ca­ sos; Min° Ror. obrero de indios y españoles; coadjutor espiritual formado.

AÑO 1644. Fol. 147v, n.° 87. P. Juan de Salas; Oviedo; año 1581; flacas; oct. 28 de 1606; ca­ sos; Ministro Ror. obrero de indios y españoles; coadj. formado es­ piritual octubre 13 de 1619. AÑO 1647. Fol. 158v, n.° 87. Fr. Ildefonsus Nieto; Hispanus; natus est anno 1574; consump- tae; 24 iun. 1643. Fol. 159r, n.° 91. P. Joannes de Salas; Ovetum; natus est anno 1581; fere con- sumptae; 28 oct. 1606; Theol. Moralis; Minister. Ror. operarius in- dorum et hispanorum; coadj. form. 13 oct. 1619. AÑO 1651. Fol. 173v, n.° 83. Fr. Ildefonsus Nieto; Hispanus (es de Algunbillas); natus est anno 1574; consumptae; 24 iun. 1643; coadjutor; vota bienii. Fol. 173v, n.° 86. P. Ioannes Salas; Obetum; natus est anno 1581; fere consump­ tae; 28 oct. 1606; Theol. Mor.; Min. Rect. oper. indor. et hispan.; coadj. formatus 18 oct. 1619. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 363

AÑO 1656. Fol. 197v, n.° 80. P. Ioannes Salas; Obethum; natus 1581; consumptae; 28 oct. 1616 ( sic); Theol. Moral.; Minist. Ror. Supor. oper. ind. et hispan.; coadj. form. 18 oct. 1619.

AÑO 1660. Fol. 218, n.° 90. P. Ioannes de Salas; Obetum; natus anno 1581; consumptae; 28 oct. 1606; casus conscientiae; Min. Ror. oper. ind. et hispan.; coadj. formatus 18 oct. 1619.

Paraq. 41.— Catalogi Secundi Secreti Triennales, 1610-1660

AÑO 1614. Fol. 22 recto: P. Juan de Salas; moderado; buen; buena; ra­ zonable de las cosas; sabe bien casos de conciencia; algo colérico y aprehensivo; para confesar y ministro. Desea que le ocupen con los indios y sabe una lengua moderadamente. Es buen religioso y mortificado. De los demás, que no menciona explícitamente, dice: «Todos proceden bien». Fol. 24r: Es repetición del catálogo anterior, para el P. Juan de Salas, fol. 25v, y tan sólo cambia un poco la redacción del talen- tum: «Talento para confesor y obrero y ser ministro, desea que le ocupen con indios de los cuales sabe una lengua moderadamente. Es religioso mortificado».

AÑO 1620. N.° 114, Teleña, fol. 60v; bonum; bonum; bona; parva; medio- cris; temperata; non ostendit. N.° 166, Salas, fol. 63r; bonum; bonum; bona; mediocris; ultra mediocritatem; colérica; ad gubernandum optimum. Ad conciones mediocris.

AÑO 1623. N.° 52, Salas, fol. 81r; bonum; probatissimum; magna valde; multa; mediocris; melancholicus; Ad gubernandum optimum; ad promovenda temporalia multum. N.° 169, Teleña, fol. 86r; bonum; bonum; bona; nulla; bonus; aliquantum flegmatica; ad gubernandum et concionandum indiis: 364 JUSTO GARCIA SANCHEZ

AÑO 1626. N.° 99, Salas, fol. 105r; bonum; probatissimum; magna valde; multa; mediocris; melancholicus; ad gubernandum optimum et ad temporalia multum. N.° 148, Teleña, fol. 107r; bonum; bonum; bona; multa; colé­ rica; ad omnia coadjutoris. Fol. 113v: En otro informe secreto se dice: P. Juan de Salas: Observante, prudente, trata orro,de sabe mu­ cho de haziendas, es muy eficaz, sabe negociar, tiene corta salud, no a estudiado.

AÑO 1631. Fol. 129r, n.° 76: Salas; mediocre; bonum; bona; multa; medio- cris in moralibus; colericus melancholicus; pro indis et hispanis.

AÑO 1651. N.° 83, Nieto, fol. 184v; bonum; bonum; bona; bona; temperata. N.° 86, Salas, fol. 184v; bonum; bonum; bona; longa; medio- cris in moralibus; colérica; ad indos.

AÑO 1656. Fol. 206v, n.° 80: Salas; Bonum; bonum; bona; longa; bonus; colerica temperata; ad indos et hispan.

AÑO 1660. Fol. 229r, n.° 90: Salas; bonum; bonum; mediocris; longa; me­ diocris in morali; colérica; ad indos et hispan.

Paraq. 411.— Catalogí Primi Triennales, 1669-1700

AÑO 1669.

Fol. 245v, n.° 118: Missiones in Parana et Uruguay. P. Dominicus Rodiles; Solís in Principatu Asturiensi; 3 aug. 1638; integrae; 7 oct. 1662; Phil. 1. Casus consc. Super indor.; operarius indorum; vota biennii.

AÑO 1670. Fol. 258r, n.° 155: Missionibus in Parana et Uruguay. P. Dominicus Rodiles; Sancta María de Solís in Castella; natus 3 aug. 1638; robustae; 7 oct. 1662; dialéctica. Cassus conscientiae; lector gram. Operarius indorum; vota bienii. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 365

AÑO 1673. Fol. 282, n.° 143: Doctrinae Paraquaariae. P. Dominicus Rodiles; Solís in Asturiis; natus (sic)30 aug. 1638; robustae; 7 oct. 1662; Phil. 2. Cas. consc.; lect. gramm. Oper. indor. in mission. 4 ann.; vota biennii. AÑO 1678. Fol. 306v, n.° 158: Doctrinae Paraquariae. Dominicus Rodiles; Solís in Asturiis; natus 3 aug. 1638; robus­ tae; 7 oct. 1662; Phol. 2. Casuum conscientae; lect. gram. Oper. Ind. in mis. 9 an.; formatus 2 febr. 1678.

AÑO 1681. Fol. 336v, n.° 186: Doctrinae Paraquariae. Dominicus Rodiles; Soliz in Asturiis; natus 30 aug. 1638; ro­ bustae; 7 oct. 1662; Phil. 3. Casuum conscientiae; lee. gram. Oper. indor. in miss. 13 ann.; formatus 2 febr. 1678. Fol. 329v, n.° 47: Colegio Cordubense. Fr. Francus. Sánchez; Mestas in Castella; natus 1656; integrae; 10 julii 1679; seminarium; vota biennii. Fol. 337v, n.° 201. P. Petrus de Arze; 12 oct. 1679; casuum conscientiae; oper. ind. in mission.; vota biennii.

AÑO 1687. Fol. 357r, n.° 24: Collegium Cordubense. Fr. Franciscus Sánchez; Mestas in Castella; natus 4 oct. 1656; integrae; 10 jun. 1679; Phil. 3, Theol. 3; vota biennii. Fol. 364v, n.° 159: Doctrinae Paraquariae. P. Petrus Arce; Quintas iuxta Obiedum in Asturiis; natus 18 ju- nii 1640; integrae; 8 oct. 1679; casus conscientiae; oper. ind. in mis. 6 an.; vota biennii. Fol. 366v, n.° 204. P. Dominicus Rodillez; Solís in Asturiis; natus 30 aug. 1630(sic); robustae; 7 oct. 1662; Phil. 3. Cas. conscient.; lector gram. Oper. ind. in miss. 19 an.; formatus 2 febr. 1678.

AÑO 1689. Fol. 393r, n.° 41: Collegium Cordubense. Fr. Gregorius Alvarez; Sta. María de Grado in Asturibus; natus 19 maii 1660; integrae; 31 nov. 1684; Phil. 2; vota biennii. Fol. 399v, n.° 167: Doctrinae Paraquariae. 366 JUSTO GARCIA SANCHEZ

P. Dominicus Rodiles; Soliz in Asturibus; natus 30 aug. 1630; mediocres; 7 oct. 1662; Phil. 2. Casus consc.; lect. gram. Oper. indor. 21 in missionibus; formatus 2 febr. 1678. Fol. 400r, n.° 172. P. Antonius Salgado; Concejo de Franco in Castella; natus 16 oct. 1656; integrae; 16 oct. 1679; Phil. 3, Theol. 4; oper. ind. 1 in mis.; vota biennii. Fol. 400r, n.° 176. P. Petrus de Arce; Quintai in Austuribus; natus 18 junii 1640; integrae; 8 oct. 1679; casus conscientiae; oper. ind. in mis. 8 an.; vota biennii. AÑO 1692. Fol. 421v, n.° 29: Coll. Cordubense. Fr. Gregorius Alvarez; Sta. María de Grados in Austuribus; na­ tus 9 maii 1660; integrae; 30 nov. 1684; Phil. 3, Theol. 2; vota biennii. Fol. 426v, n.° 124: Collegium Tucumanense. Fr. Benedictus Caldevilla; Vegas in Austuribus; natus 21 mart. 1662; integrae; 14 decem. 1683; coadiutor; doméstica, rústica; vo­ ta biennii. Fol. 429r, n.° 171: Doctrinae Paraquariae. P. Dominicus Rodiles; Soliz in Austuribus; natus 30 aug. 1630; mediocres; 7 oct. 1662; Phil. 2. Cas. consc.; lect. gramm. Oper. indor. in miss. 23 an.; formatus 2 febr. 1678. Fol. 430v, n.° 204. P. Franciscus Sánchez; Mestas in Castella; natus 4 oct. 1656; mediocres; 10 junii 1679; Phil. 3, Theol. 4; oper. ind. in miss. 4 an.; vota biennii. Fol. 430v, n.° 207. ' P. Petrus Arce; Quintai in Austuribus; natus 18 junii 1640; in­ tegrae; 8 oct. 1679; cas. consc.; oper. ind. in missi. 11 an.; vota biennii, Fol. 43Ir, n.° 212. P. Antonius Salgado; Concejo de Franco in Castella (sz’c); natus 16 oct. 1656; mediocres; 26 oct. 1679; Phil. 3, Theol. 4; oper. ind. in miss. 4 an.; vota biennii. AÑO 1697. Fol. 454r, n.° 41: Collegium Cordubense. Fr. Benedictus Caldevilla, Procurator Colleg. et Praefect. fabri- cae domus; Vegas in Asturibus; natus 21 martii 1662; integrae; 14 dec. 1683; coadiutor; domest. et rustic.; form. 15 aug. 1695. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 3 6 7

Fol. 458v, 11." 121: Collegium Stae. Fidei. ' P. Antonius Salgado, consult, confr. et Praef. Congreg. Hispan, administer; Concejo de Franco .in Castella; natus 16 oct. 1656; in- tegrae; 26 oct. 1679; Phil. 3, Theol. 4; oper. ind. actio. et hisp. 9 an. ex his in miss. 6; prof. 4 vot. 15 agosto 1696. Fol. 460r, n.° 154: Missio Fluminis Paraná. P. Gregorius Alvarez; Sta. María de Grados in Asturibus; natus 19 m artii 1660; integrae; 30 nov. 1684; Phil. 3, Theol. 2; oper. ind. in mission. 2 an.; vota biennii. Fol. 460v, n.° 165: Doctrinae Fluminis del Uruguay. P. Dominicus Rodiles; Solis in Asturibus; natus 30 aug. 1630; integrae; 7 oct. 1662; Phil. 2. Cassibus consc.; lee. gram. Oper. indor. in mission. 28 an.; form. 2 febr. 1678.

AÑO 1701. Fol. 483v, n.° 11: Collegium Cordubense. P. Antonius Salgado, curam agit in Viliam Jesus María; «Conse­ xo de Fanco» in Castella; natus 18 oct. 1656; robustae; 27 oct. 1679; Phil. 3, Theol. 4; operarius hisp. ind. et aetyop. 12 in missio- nibus 6 ann.; prof. 4 vot. 2 febr. 1697. Fol. 468r, n.° 59. Fr. Benedictus Caldevilla, Procurator Collegii; Vegas in Asturi­ bus; natus 21 mart. 1662; integrae; 15 dec. 1683; coadiutor; do­ mestica, rustica et procurator; formatus 15 augusti 1695. ' Fol. 486r, n.° 63. ■ > . Fr. Emmanuel Navarro; Villaviciosa in Nova Castella; natus 9 junii 1670; integrae; 14 sept. 1688; coadiutor; domestica. Fol. 494v, n.° 217: Doctrinae Fluminis Uruguay. , - P. Dominicus Rodiles; Solis in Asturibus; natus 30 aug. 1630; integrae; 7 oct. 1669; Phil. 2. Casibus consc.; lector gram. Oper. indor. in mission. 31; formatus 2 febr. 1678. Fol. 494v, n.° 224. P. Gregorius Alvarez; Sta. M.a de Grados in Asturibus; natus 19 martii 1660; integrae; 30 nov. 1684; Phil. 3, Theol. 2; oper. indor./. in mission. 6; formatus 3 decem. 1698.

Paraq. 4H.— Catalogi Secundi Secreti Triennales, 1669-1700

AÑO 1670. N.° 155, Rodiles, fol. 270v; mediocre; bonum; bona; sufficient; mediocris in moralibus; temperata; ad indos et hispanos.: • 368 JUSTO GARCIA SANCHEZ

AÑO 1673. N.° 143, Rodiles, fol. 293r; mediocre; sufficiens; mediocris; ali- qua; mediocris in moralibus; temperata; ad indos et hispanos.

AÑO 1678. N.° 158, Rodiles, fol. 315v; mediocre; sufficiens; mediocris; ali- qua; exiguus; temperata; ad indos. AÑO 1681. N.° 186, Rodiles, fol. 349r; bonum; bonum; mediocris; aliqua; bonus; temperata; ad indos et hispanos. N.° 47, F. Sánchez, fol. 342r; mediocre; mediocre; parva; aliqua; parvus; colérica; ad hispanos et indos. N.° 201, Arce, fol. 350; bonum; bonum; mediocris; longa; co­ lérica; ad domestica.

AÑO 1687. N.° 24, Sánchez, fol. 369r; bonum; sufficiens; mediocris; nulla; sufficiens; temperata; ad hispanos. N.° 159, Arce, fol. 376r; mediocre; mediocre; aliqua; sufficiens; mediocris in moralibus; temperata; ad indos. N.° 204, Rodiles, fol. 378r; mediocre; mediocre; aliqua; multa; mediocris in moralibus; colérica; ad indos.

AÑO 1689. N.° 41, Alvarez, fol. 405r; sufficiens; bonum; bona; nulla; suffi­ ciens; temperata; ad hispanos. N.° 167, Rodiles, fol. 412r; mediocre; bonum; bona; sufficiens; in moralibus; melancólica; ad indos et hispanos. N.° 172, Salgado, fol. 412v; bonum; bonum; bona; sufficiens; bonus; colérica; ad indos et hispanos. N.° 176, Arce, fol. 412v; bonum; bonum; bona; sufficiens; in moralibus; temperata; ad indos et hispanos.

AÑO 1692. N.° 29, Alvarez, fol. 435v; mediocre; mediocre; parva; nulla; mediocris; temperata; ad indos. N. 124, Caldevilla, fol. 440r; bonum; bonum; sufficiens; aliqua; colérica; ad domestica et rustica. N.° 171, Rodiles, fol. 442v; mediocre; bonum; bona; sufficiens; in moralibus; temperata; ad indos et hispanos. N.° 204, Sánchez, fol. 444r; bonum; bonum; sufficiens; aliqua; bonus; temperata; ad indos et hispanos. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 369

N.° 207, Arce, fol. 444r; mediocre; bonum; mediocris; suffi- eiens; in moralibus; colérica; ad indos et hispanos. N.° 212, Salgado, fol. 444v; bonum; bonum; bona; aliqua; bo­ nus; melancholica; ad indos et hispanos. AÑO 1697. N.° 41, Caldevilla, fol. 467r; mediocre; mediocre; mediocris; sufficiens; colérica; ad domestica. N.° 121, Salgado, fol. 471r; parvum; mediocre; parva; fere nu­ lla; temperata; ad domestica. N.° 154, Alvarez, fol 472v; bonum; bonum; sufficiens; suffi­ ciens; bonus; colérica; ad indos et hispanos. N.° 165, Rodiles, fol. 473r; bonum; bonum; bona; sufficiens; bonus; temperata; ad indos et hispanos.

AÑO 1700. N.° 11, Salgado, fol. 498v; bonum; bonum; bona; sufficiens; bonus; melancólica; ad indos et hispanos. N.° 59, Caldevilla, fol. 501r; bonum; bonum; bona; sufficiens; colérica; ad domestica, rustica et quaevis alia. N.° 63, Navarro, fol. 501r; bonum; bonum; sufficiens; suffi­ ciens; colérica; ad domestica et rustica. N.° 217, Rodiles, fol. 509r; mediocre; bonum; bona; sufficiens; in moralibus; temperata; ad indos et hispanos. N.° 224, Alvarez, fol. 509r; mediocre; mediocre; sufficiens; ali­ qua; parvus; temperata; ad indos et hispanos.

Parq. 5.— Catalogi Triennales, 1660 (Sólo este año) Publicus seu primus

AÑO 1660. Fol. 7r, n.° 90. P. Ioannes de Salas; Obetum; natus 1581; consumptae; 28 oct. 1606; cassus conscientiae; Minist. R°r Oper. ind. e hispanorum; coadj. formatus 18 octobris 1619.

Parq. 5.— Catalogas Secundus, 1660

AÑO 1660. N.° 90, fol. 17: Salas; bonum; bonum; mediocris; longa; me­ diocris in moralibus; colérica; ad indos et hispanos.

Parq. 6.— Catalogi Primi Triennales, 1703-1762 3 7 0 JUSTO GARCIA SANCHEZ

AÑO 1703. Fol. 6v, n.° 9: Collegium Cordubense. P. Antonius Salgado, lector iuris canonici; Concejo de Franco in Castella; natus 18 oct. 1656; robustae; 27 oct. 1679; Phil. 3, Theol. 4; oper. hisp. 17 ex his in miss. 6; prof. 4 vot. 2 febr. 1697. Fol. 8r, n.° 44. Fr. Benedictus Caldevilla, Procurator Collegii; Vegas in Asturias; natus 21 mart. 1662; integrae; 15 dec. 1683; domestica, rustica et Procurator Collegii; formatus 15 aug. 1695. Fol. 9v, n.° 24: Tirocinium Corduvense. Fr. Emmanuel Navarro; Villaviciosa in regno Castel. Natus 9 jun. 1670; integrae; 14 sept. 1688; domestica et rustica; formatus 20 aug. 1702. Fol. 16v, n.° 199: Doctrinae Fluminis Paraná. P. Gregorius Alvarez; Sta. María de Grados in Asturibus; natus 19 mart. 1657; integrae; 30 nov. 1684; Phil 3, Theol. 2; oper. ind. in miss. 9; formatus 3 dec. 1698.

AÑO 1710. Fol. 38r, n.° 50: Collegium Cordubense. Fr. Benedictus Caldevilla, Proc. Collegii; Vega in Asturias; 21 mart. 1662; integrae; 14 dec. 1683; coadj.; procurator 16 et rusti­ ca; formatus 15 aug. 1695. Fol. 43r, n.° 158: Doctrina Fluminis Paraná. P. Gregorius Alvarez; Sta. María de Gradas in Asturibus(sic); 9 mart. 1657; integrae; 3 dec. 1684; cass. consc.; oper. ind. in miss. 17; form atus 3 dec. 1698. Fol. 43v, n.° 187. Fr. Petrus Fernández, custos vestium; S. Petrus in Asturias; 8 maii 1660; integrae; 6 mar. 1685; domestica et socius procuratoris 12; form atus 24 junii 1695.

AÑO 1715. Fol. 61v, n.° 69: Collegium Cordubense. Fr. Benedictus Caldevilla, Proc. Collegii; Vega in Asturia(sic); 21 mar. 1662; integrae; 14 dec. 1683; coad.; procur. 20; formatus 15 aug. 1695.

AÑO 1724. Fol. 117r, n.° 188: Doctrinae Flum. Paranae. P. Gregorius Alvarez; Sta. Maria; 9 marl. 1657; débiles; 3 dec. 1684; casus conscientiae; oper. in mission. Indor. 31; formatus 3 dec. 1698. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 371

AÑO 1730. Fol. 139v, n.° 85: Collegium Cordubense. . Fr. Ioannes Blanco; Fresnedo in Asturibus; 28 jul. 1699; inte- grae; 4 febr. 1726; coadj.; domestica; vota biennii.

AÑO 1735. Fol. 179v, n.° 136: Collegium Máximum Cordubense. Fr. Franciscus Sama; Ovetum in Castella; 25 maii 1715; inte- grae; 25 mart. 1734; coadj.; tyro. Fol. 183r, n.° 233: Collegium Tarijense. Fr. Joannes Blanco, sartor; Fresnedo in Asturiis; 28 jun. 1699; integrae; 4 febr. 1726; coadj.; domestica; vota biennii.

AÑO 1739.. Fol. 222r, n.° 165: Collegium Sanctae Fidei. Fr. Francus. Sama, ludimagister; Ovetum in Castella, 25 mart. 1715; integrae; 25 mart. 1734; coadj.; ludimagister 3; vota biennii. Fol. 224r, n.° 211: Collegium Tarixense. Fr. Joannes Blanco, sartor; Fresnedo in Asturias; 28 jun. 1699; integrae; 4 febr. 1726; coadj.; domestica; vota biennii. AÑO 1744. Fol. 256 r, n.° 72: Tyrocinium Cordubense. Cosmas Antonius de la Cueva, novitius; Lastres, Castellae; 31 dec. 1725; integrae; 6 aug. 1742. Fol. 258r, n.° 119: Collegium Boniaeris. Fr. Franciscus Sama, ludimagister; Ovetum in Castella; 25 mart. 1715; integrae; 25 mart. 1734; coadjutor; ludimagister 5. Socius secret. 3; vota biennii. Fol. 261v, n.° 195. Fr. Joannes Blanco, dispensator; Fresnedo in Montanis; 28 ju- nii 1699; integrae; 1 febr. 1726; coadjutor; domestica; formatus 3 jan. 1743. Fol. 264r, n.° 251: Doctrinae Fluminis Uruguay. P. Iosephus Guerra; Nóvala, Asturiae; 16 april. 1689; medio­ cres; 18 nov. 1709; Phil. 3, Theol. 4; oper. inter hisp. 2 in mission. ind. 23; prof. 4 vot. 19 mart. 1727.

AÑO 1748. (Está duplicado, aunque varía la numeración). Fol. 290r, n.° 56(55): Collegium Cordubense Máximum. Cormas de la Cueva; Lastres in Asturiis; 31 dec. 1725; integrae; 6 aug. 1742; Phil. 3; vacat lilteris; vota biennii. Fol. 293v, n.° 158: Collegium Boni Aeris. 372 JUSTO GARCIA SANCHEZ

Fr. Franciscus Sama, ludimagister; Obetum; 25 maii 1715; in- tegrae; 25 maii 1734; coadjutor; domestica; formatus 19 dec. 1747. Fol 295r, n.° 191: Collegium Sanctae Fidei. Fr. Joannes Blanco; Fresnedo in mont. Burgensi; 28 junii 1799; integrae; 4 febr. 1726; coadjutor; domestica; formatus 2 febr. 1746. Fol. 299v, n.° 308: Fluminis Uruguensis. P. Josephus Guerra; Novalla de Asturias; 19 aprilis 1689; inte­ grae; 18 nov. 1709; Phil. 3, Theol. 4; oper. inter hispanos 2. Inter indos 27; prof. 4 vot. 19 mart. 1727.

AÑO 1753. Fol. 348r, n.° 55: Collegium Cordubense. Ferdinandus Halles, Sta. Eulalia in Asturias; 9 jun. 1727; inte­ grae; 5 oct. 1747; Phil. 3; vacat lit.; vota biennii. Fol. 349v, n.° 107: Tirocinium. P. Cosmas de la Cueva, tertio probationis; Lastres in Asturias; 31 decem. 1725; integrae; 6 aug. 1742; Phil. 3, Theol. 4; vota biennii. Fol. 355r, n.° 216: Collegium Sanctae Fidei. Fr. Joannes Blanco; Fresnedo in Asturias; 28 jun. 1699; medio­ cres; 4 feb. 1726; coadjutor; domestica; formatus 13 feb. 1743. Fol. 355r, n.° 217. Fr. Franciscus Zama; Obetum; 25 maii 1715; integrae; 25 mart. 1734; coadjutor; ludimagister et domestica; formatus 19 nov. 1747.

AÑO 1763. (Es un catálogo sólo de los padres —faltan los herma­ nos— con la ocupación que tenían). Fol. 368v: Collegio del Paraguay. P. Cosme de la Cueva; 31 dec. 1725; maestro de prima et ope- rarius.

Paraq. 6.— Catalogi Secundi Secreti Triennales, 1703-1762

AÑO 1703. N.° 9, Salgado, fol. 21r; bonum; bonum; sufficiens; sufficiens; bonus; melancólica; ad indos et hispanos. N.° 44, Caldevilla, fol. 23r; bonum; bonum; bona; sufficiens; colérica; ad domestica, rustica et alia. N.° 24, Navarro, fol. 24v; sufficiens; mediocre; aliqua; aliqua; colérica; ad domestica, rustica et alia. N.° 16, Alvarez, fol. 30v; mediocre; mediocre; mediocris; ali­ qua; mediocris; colérica; ad indos et hispanos. JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 373

AÑO 1710. N.° 50, Caldevilla, fol. 47v; bonum; bonum; mediocris; multa; colérica; ad domestica et ad negotia. N.° 158, Alvarez, fol. 51r; mediocre; sufficiens; aliqua; suffi- ciens; in moralibus; temperata; ad indos et hispanos. N.° 187, Fernández, fol. 52r; bonum; bonum; mediocris; suffi­ ciens; temperata; ad domestica et alia.

AÑO 1715. N.° 69, Caldevilla, fol. 71r; bonum; mediocre; sufficiens; suffi­ ciens; nullus; temperata; ad hispanos. AÑO 1724. N.° 188, Alvarez, fol. 13lv; mediocre; nullum; nulla; aliqua; mediocris; sanguínea; modicum.

AÑO 1730. N.° 85, Blanco, fol. 166v; mediocre; sufficiens; mediocris; ali­ qua; colérica; bonum ad domestica. AÑO 1735. N.° 136, Sama, fol. 19.lv; bonum; bonum; aliqua; nulla; tempe­ rata; ad domestica. N.° 233, Blanco, fol. 195v; bonum; bonum; módica; aliqua; co­ lérica; ad domestica et alia. AÑO 1739. N.° 165, Sama, fol. 23Ir; modicum; modicum; nulla; nulla; co­ lérica; ad domestica. N.° 211, Blanco, fol. 235v; mediocre; aliquale; pauca; módica; colérica; ad domestica. AÑO 1744. N.° 72, Cueva, fol. 270r; bonum; sufficiens; aliqua; nulla; tem­ perata; ad indos et hispanos. N.° 119, Sama, fol. 272r; bonum; exiguum; exigua; nulla; tem­ perata; ad domestica et docendos pueros. N.° 195, Blanco, fol. 275r; bonum; sufficiens; sufficiens; aliqua; colérica; ad domestica. N.° 251, Guerra, fol. 277v; bonum; mediocre; mediocris; aliqua; bonus; temperata; ad indos. AÑO 1748. N.° 56(55), Cueva, fol. 323r; bonum; bonum; sufficiens; nulla; colérica; ostendit habiturum. • -- 374 JUSTO GARCIA SANCHEZ

N.° 158, Sama, fol. 326v; bonum; mediocre; mediocris; aliqua; colérica; ad domestica. N.° 191, Blanco, fol. 328r; mediocre; modicum; módica; aliqua; colérica; ad domestica. N.° 308, Blanco, fol. 332v; bonum; modicum; mediocris; aliqua; bonus; colérica; ad hispanos et indos.

AÑO 1763. N.° 40, Cueva, fol. 373; bonum; bonum; bona; nulla; bonus; temperata; caremus experientiae.

Chi(lensis). 2.— Catalogi Primi Triennales, 1640-1726

AÑO 1640. (Hay un Alonso Fernández, natural de España, y Hno. Lucas de Luna y Hno. Juan Sánchez o Juan Villar o Jacobo Gil Del­ gado. A veces dicen: Castellanus sin más). Fol. 5v, n.° 11. Hno. Alonso de Arango; Obiedo de Asturias; 53 años; buenas; 14 años; sastre; Hno. coadjutor. Fol. 6r, n.° 20. Hno. Baltasar Hernández; Badajoz en Asturias; 56 años; bue­ nas; 40 años; coadjutor formado temp.

AÑO 1648: Ninguno. (Hay cat. sec.).

AÑO 1652: Ninguno. (Hay cat. sec.).

AÑO 1657: Ninguno. (Hay cat. sec.).

AÑO 1684: Ninguno. (Hay cat. sec.).

AÑO 1687: Ninguno. (Hay cat. sec. A casi todos los españoles, 95%, se les designa con el término hispanus sin otra matización que es lo excepcional: Cantaber, gaditanus).

AÑO 1688: Ninguno. (Hay cat. sec. A casi todos los españoles, 95%, se les designa con el término hispanus).

AÑO 1690: Ninguno. (Hay cat. sec. Indica la región o la ciudad). . " T X ' —" * » y I AÑO 1692: Ninguno. (Hay cat. sec. Indica la región y la ciudad).

AÑO 1695: Ninguno. (Hay cat. sec. Indica la región). AÑO 1698: Ninguno. (Hay cat. sec. Indica la región). AÑO 1701: Ninguno. (Hay cat. sec. Indica la. región y la ciudad). JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 375

AÑO 1708: Ninguno. (Hay cat. sec. Indica la región y la ciudad).

AÑO 1711: Ninguno. (Hay cat. sec. Indica la región y la ciudad).

AÑO 1712: Ninguno. (Hay cat. sec. Indica la región y la ciudad).

AÑO 1716: Ninguno. (Hay cat. sec. Indica la región y la ciudad).

AÑO 1720: Ninguno. (Hay cat. sec. Indica la región y la ciudad).

AÑO 1724: Ninguno. (Hay cat. sec. Indica la región y la ciudad).

AÑO 1726: Ninguno. (Hay cat. sec. Indica la región y la ciudad). Toribio Robledo: 1711, 1712 y 1716 y 1720, 1724 y 1726; Vielven- sis; natus 7 nov. 1676; mediocris (viver); entró en la Compañía el 16-V-1760.

Chí(lensis). 3.— Catalogi Primi Triennales, 1729-1755

AÑO 1729: Ninguno. (Hay cat. secundus).

AÑO 1737: Ninguno. (Hay cat. secundus).

AÑO 1742. Fol. 47r, n.° 64. Francus. Xavier Cevallos; Castellanus Asturianus; 27 maii 1721; bonae; 3 julii 1738; 3 Phil., studet Theol.; Phil. magister; vota biennii 4 julii 1740. Fol 52v, n.° 227. Toribio Robledo; Vielvensis-Castellanus; es coadjutor formado desde el 15-VIII-1721 (mediocre; medi; aliqua-aliqua; robusta y tal.: ad domestica). En 1746 es el n.° 235, en 1751 es el 277.

AÑO 1746. Fol. 79, n.° 65. P. Franciscus Xavier Zevallos; Castellanus Asturianus; 27 maii 1721; bonae; 3 julii 1738; 3 Phil., 4 Theol.; Minister Domus Proba- tionis; Phil. Magister; vota bien. 4 jul. 1740.

AÑO 1751. Fol. 11 Ir, n.° 86. P. Francus. Xavierus Ceballos; Castellanus Asturianus; 27 maii 1721; bonae; 3 julii 1738; 3 Phil., 4 Theol.; Minister Domus Proba- tionis. Nunc designatus praeceptor Philosophiae; Philoso. Magis­ ter; vota bien. 4 jul. 1740. 376 JUSTO GARCIA SANCHEZ

AÑO 1755. Fol. 146v, n.° 87. P. Francus. Xaverius Zevallos; Castellanus Asturianus; 27 maii 1721; bonae; 3 julii 1738; 3 Phil., 4 Theol.; docuit Phil. fere 2, nunc. docet Theolog.; prof. 4 vot. 15 aug. 1754.

AÑO 1771. Fol. 261v, n.° 40: Professi 4 votorum. f P. Xavier Zeballos; en las Montañas; 19 maii 1721; 3 jul. 1738; prof. 4 vot. 15 aug. 1754. Fol. 270v, sin n.°: Padres sin grado, f P. Franco. Granda; Oviedo; 3 oct. 1738; 23 dec. 1758. Fol. 274r, sin n.°: Hnos. coadjutores, f Ant° Tueros; Montañas; 3 decem. 1739; 27 oct. 1764.

f Habían ya fallecido (probablemente se hizo la lista en 1767 y en 1771, se comprobó y pusieron la f en los fallecidos, pues en el exterior del catálogo pone anno 1767).

Chilensis. 3.— Catalogi Secreti Secundi Triennales, 1729-1755

AÑO 1742. N.° 64, Ceballos, fol. 55v; bonum; bonum; sufficiens; nulla; studet Theologiae; temperata.

AÑO 1746. N.° 65, Ceballos, fol. 89v; bonum; bonum; mediocris; aliqua; multus; robusta; ad hispanos. ■ ■

AÑO 1751. N.° 86, Ceballos, fol. 121 v; bonum; bonum; sufficiens; nulla; bonus; firmae; ad hispanos.

AÑO 1755...... N.° 87, fol. 158v; bonum; bonum; sufficiens; aliqua; bonus; debilis;; sufficiens ad hispanos.

APENDICE II

,, r Listas de jesuítas asturianos en América, tomadas de las obras impresas que se citan y que refieren biografías: JESUITAS ASTURIANOS EN AMERICA: SIGLOS XVI-XVIII 377

1.— PROVINCIA MEXICANA

(Z a m b r a n o , Feo., S.I., Diccionario bio-bibliográjico de la Compa­ ñía de Jesús en México. México, diversos años. Tomos I-IX, Z am ­ b r a n o ; tomos XII-XVI, G u t ie r r e z , separado los siglos XVI, XVII y XVIII). T. II, p. 204: s.v. ROJAS, Juan de. T. IV, págs. 173-177: s.v. BLANCO, Juan Bautista. T. VI, págs. 617-618: s.v. FERNANDEZ, Pedro. T. VII, págs. 96-100: s.v. FUENTE, Miguel de la. T. VII, págs. 484-485: s.v. GUTIERREZ, Toribio. T, VII, págs. 538-545: s.v. FERNANDEZ DE OVALLE, Pedro. T. VII, págs. 559-563: s.v. HONTORIA, Gabriel de. T. X, págs. 503-512: s.v. NIETO, Pedro. T. X, págs. 611-612: s.v. ORMAECHEA, Clemente. T. XII, págs. 697-698: s.v. ROJAS, Martín. T. XIV, p. 39: s.v. SIERRA. T. XIV, págs. 100-101: s.v. SUAREZ, Alejandro. T. XIV, p. 421: s.v. VALLE, Andrés del. T. XIV págs. 392-393: s.v. VALDES, Francisco. T. XIV, págs. 795-805: s.v. VILLANUEVA, Domingo de. T. XV, p. 127: s.v. ALVAREZ VELASCO, Juan. T. XV, págs. 179-180: s.v. ARENAS, Francisco de. T. XV, p. 336: s.v. BLANCO, Pedro. T. XV, p. 658: s.v. GARCIA, Antonio. T. XV, p. 662: s.v. GARCIA TRIGO, José. T. XV, págs. 696-697: s.v. GONZALEZ, Francisco Javier. T. XVI, p. 212: s.v. NORIEGA, Pedro de. T. XVI, p. 481: s.v. RUIDIAZ, Juan Antonio. T. XVI, p. 556: s.v. TABIEL, Fernando. T. XVI, págs. 571-572: s.v. TEXEIRO, Antonio Mariano.

2.—PROVINCIA DE PARAGUAY

(S t o r n i H., S.I., Catálogo de los jesuítas de la provincia del Pa­ raguay (Cuenca del Plata), 1585-1768. Roma, 1980). P. 8: s.v. ALONSO, Francisco. P. 10: s.v. ALVAREZ, Gregorio. P. 19: s.v. ARCE, Pedro. P. 30: s.v. BANZOS, Diego. P. 39: s.v. BLANCO, Juan. P. 48: s.v. CALDEVILLA, Benito. P. 73: s.v. CRESPO, Francisco. P. 75: s.v. CUEVAS, Cosme de. 378 JUSTO GARCIA SANCHEZ

P. 82: s.v. DIAZ, Antonio. P. 83: s.v. DIAZ NIÑO, Nicolás. P. 89: s.v. ENGRAVA, Santos de. P. 97: s.v. FERNANDEZ, Domingo. P. 165: s.v. LOPEZ, Isidro. P. 231: s.v. QUIÑONES, José. P. 243: s.v. RODILES, Domingo. Págs. 255-256: s.v. SALAS, Juan de. P. 258: s.v. SAMA, Francisco. P. 259: s.v. SANCHEZ, Francisco. P. 282: s.v. TELEÑA, Miguel de. En el catálogo de jesuítas por sus lugares de nacimiento: P. 336: s.v. OVIEDO. Avin: TELEÑA, Miguel de. Figueras: FERNANDEZ DOMINGUEZ. Fresnedo: BLANCO, Juan. Grandas: DIAZ NIÑO, Nicolás. Lastres: CUEVAS, Cosme. Lorente: ENGRAVA, Francisco. Mestas: ALONSO, Francisco. » SANCHEZ, Francisco. Oviedo: QUIÑONES, José. » SALAS, Juan de. » SAMA, Francisco. Palacio: DIAZ, Antonio. Quintai: ARCE, Pedro de. Riberas: BANCES, Diego. Santa María de Grado: ALVAREZ, Gregorio. Santa María de Solís: RODILES, Domingo. Sant Janes de : LOPEZ, Isidro. Vega: CALDEVILLA, Benito. Villaviciosa: CRESPO, Francisco.

3.—n u e v o r e in o d e g ran ad a

(D el Rey F aja rdo , S.I., Bio-bibliografía de los jesuítas en la Ve­ nezuela colonial. Caracas, 1974). P. 241: s.v. GONZALEZ, Cayetano (1702-1770). Págs. 485-488: ROTELLA, Bernardo (1700-1748).

4.— c h il e

(H a n is c h , W., S.I., Itinerario y pensamiento de los jesuítas ex­ pulsados de Chile (1767-1815). Santiago de Chile, 1982). P. 287: s.v. GRANDA DIAZ, P. Francisco. LA POBLACION EN EL FRANCO

L a u r e a n o B u s t o L ó p e z

INTRODUCCION

El presente trabajo es un estudio de la población en El Franco; está hecho en base al censo de 1981, con las correcciones hechas en los años siguientes, aproximadamente hasta el año 1984. El pa­ drón municipal correspondiente a los años 1985-86 introduce pocas variaciones para los fines que se propone este trabajo. Se pretende establecer un estudio comparado de la población de este municipio con los de la costa próximos, como Tapia y, en menor medida, Castropol, así como tener en cuenta los datos y estudios de la población asturiana, con su evolución y cambios registrados que puedan tener un resalte con los municipios ante­ riores, además de ciertos comportamientos de la población espa­ ñola, que ayuden a comprender o, en algunos casos, a contradecir dichos comportamientos. Hay que advertir que, en los casos de los municipios de Tapia y Castropol, no es un estudio tan detallado como el que se va a hacer de El Franco, sobre todo en lo referido a determinados índices y cuadros estadísticos, como pueden ser los de masculinidad, nata­ lidad, mortalidad, estudio y composición de familias y hogares, nupcialidad, etc. Por lo que respecta al plan de trabajo al municipio de El Fran­ co, es de destacar que se hará un estudio evolutivo de la población total, comparándola con las de Tapia y Castropol, al que seguirá otro de las variables demográficas, para concluir con los apartados referentes a la emigración y los hogares. En este estudio poblacional sería preciso considerar que las conclusiones y cifras que se extraigan del mismo son relativas; por consiguiente, esto es necesario incluirlo en los movimientos poblacionales en que, a escala regional y nacional, está inmerso, y por supuesto a los vaivenes que les afectan y a sus causas. 380 LAUREANO BUSTO LOPEZ

DATOS EVOLUTIVOS DE LA POBLACION

A través del estudio de los datos de la población de los muni­ cipios, obtenidos del censo citado, más datos aportados por los informes de SADEI, se observan los siguientes aspectos: 1.° Los dos años que se utilizan como apertura y cierre presen­ tan casi la misma población en el caso de Tapia, con una pérdida apenas significativa; no sucede lo mismo en los otros casos: El Franco pierde unos quinientos habitantes, después de haber cono­ cido una serie de fluctuaciones. En cambio, Castropol arroja una pérdida de población considerable, casi un tercio. Todo esto se puede apreciar en el siguiente cuadro:

Municipio Años Habitantes

Tapia 1900 5.213 1986 4.619

El Franco 1900 4.995 1986 4.371

Castropol 19.00 7.731 1986 5.112

2.° Puesta en un diagrama, la población experimenta un cons­ tante aumento hasta el año 1930, en que presenta su máxima infle­ xión la curva demográfica, para iniciar a continuación un constante, aunque ligero, descenso a lo largo de ese período hasta la actua­ lidad. 3.° Comparando estas cifras con las globales de Asturias y Es­ paña, se observa un sentido inverso en las distintas tendencias: en el caso de Asturias y España, aumento constante de la población, mientras que en los municipios considerados hay una disminución de las cantidades correspondientes, excepto el caso reseñado de Tapia. La explicación hay que buscarla en la diferente composición de cada una de las cantidades estudiadas: son tres municipios ru­ rales que, como en todo el país, experimentan una constante pérdi­ da de población por el movimiento migratorio desde estas zonas a las urbanas e industriales, proceso generalizado en toda la Pe­ nínsula. LA POBLACION EN EL FRANCO 381

ESTRUCTURA DE LA POBLACION POR SEXO, EDAD Y ESTADO CIVIL

Para el análisis de la población se recurre a la pirámide de po­ blación, en la que se establece un estudio por sexos, grupos de edades en tramos de cinco años (existen otros modelos, pero aquí utilizaremos el de cinco) y, por último, una división del estado civil. Con esta representación se puede observar una evolución de la po­ blación en el momento concreto estudiado, aunque ya se vio algo en lo referente a las cantidades globales. La pirámide de El Franco perteneciente a 1981 corresponde al tipo de población adulta, con tendencia a un cierto envejecimien­ to, producto de un estadio evolucionado, tal como se observa en la base en disminución constante, sobre todo en el último tramo (hay que hacer la salvedad de que este último tramo sólo tiene registra­ dos cuatro años). Esta forma es muy parecida a la pirámide de Asturias del año 1975, en que comenzaban a aparecer síntomas de malthusianis­ me (1), que también se registran en los municipios de Castropol y Tapia. Lo que más llama la atención en el perfil de la pirámide es la disimetría favorable a las mujeres, especialmente a partir de los 60-65 años. Este aspecto disimétrico es más evidente en la cima, pasados los 70-75 años, pues los efectivos masculinos son dos o tres veces menos numerosos que los femeninos; la mayor morta­ lidad que hay entre los hombres, sobre todo en estas edades, explica esta diferencia. La existencia de viudas y solteras, en estos tramos, tiende a engrosar más esa disimetría; en el caso de las viudas, es llamativa su mayor presencia desde los 45-50 años (no siendo así el caso de los varones) en adelante, producto de la sobremortalidad masculina. También es llamativo en la pirámide, igual que en la de Astu­ rias, de una escotadura a partir de los años 31-35, probablemente efectos de la guerra civil (generaciones deficitarias, como las lla­ ma R. Pressât), con lo que tuvo de repercusión en los índices de nupcialidad y, por consiguiente, en los de natalidad, no recupe­ rándose hasta diez años después, concretamente en la cohorte de 1946-50. En cuanto a los estados civiles, es más elevado el número de célibes entre las mujeres que entre los hombres, sobre todo en el

(1 ) M o r a l e s M a t o s , G.: Evolución reciente de la población en Asturias, BIDEA núm. 103. 382 LAUREANO BUSTO LOPEZ grupo de adultos viejos en adelante; lo dicho es válido para el es­ tado de viudedad (también visible en la pirámide de Asturias). En cuanto a la situación de los casamientos, hay un mayor retraso en el grupo de varones en acceder a ese estado; en el caso de las mu­ jeres, el tramo de 20 a 25 años ofrece ya un tercio de ellas casadas, mientras que en los hombres apenas aparece; la misma evolución se observa en los tramos superiores. Volveremos sobre esto al ha­ blar de la nupcialidad. Por último, la composición de la pirámide, de acuerdo con los activos de población, es ésta:

Distribución por activos: Años

70 75 80 86

Población joven (0-14) 22% 23% 21% 18,9% » adulta (15-64) 65%; 62% 62% 63% » vieja (65 y más) 13% 15% 17% 18,1%

En la distribución de la población por activos observamos en la clasificación que las tasas de dependencia han evolucionado en forma mucho más rápida que en Asturias: en cuestión de 10 a 15 años pasa del 35% (22% la juvenil y 13% la senil) al 38% en el último censo (20% y 17%, respectivamente). De todo ello se des­ prende que las cantidades relativas a población joven y adulta apenas se modifica; tampoco lo es mucho el de población vieja, sin embargo, es preciso subrayar esa circunstancia: la pirámide experimenta un leve, pero constante, envejecimiento. Las consecuencias de todo este proceso son bien visibles y cono­ cidas: aumento de la población adulta, más lo que arrastra consigo: mayor número de personas en edad de inactivos, cargas sociales (subsidios, pensiones, etc.), cargas económicas por lo que afectan a producción y consumo (uno de los sectores donde el envejecimien­ to ejerce mayor presión sobre el consumo y las necesidades es el sector de los servicios médicos); está, además, su débil velocidad de renovación: su natalidad está en retroceso, lo que agrava el proceso de envejecimiento por la influencia directa que tiene en ese proceso. La pirámide de población de Tapia pertenece a los años 1975 a 1981; tiene forma de «hucha» como la anterior, pero el estrecha­ miento en la base es más visible en la del año 1981, sobre todo en el último escalón, que retrocede en relación a los superiores, tanto en hombres como en mujeres. LA POBLACION EN EL FRANCO 383

Como en el ejemplo anterior, también se resalta la disimetría favorable a las mujeres a partir de los 60 años, más acentuada a partir de los 75. La explicación es la misma que veíamos en el caso de El Franco. En cuanto al estado civil, también aquí es más elevado el nú­ mero de célibes entre las mujeres; la viudedad también es patente entre las mujeres: la explicación está en que el comportamiento de esta pirámide es como la anterior. En relación a los casamientos, hay que observar tres hechos: 1.° El matrimonio es más prematuro entre las mujeres que en­ tre los hombres, tal como se observa entre las mujeres de 15 a 20 años. 2.° En el tramo siguiente se presenta más equilibrado. 3.° En este tramo siguiente, la diferencia vuelve a establecerse: mayor porcentaje de mujeres casadas. En consecuencia, en estas pirámides se observa una tendencia a retrasar el matrimonio por parte de los hombres, como más tarde comprobaremos al tratar los índices de nupcialidad.

ALGUNOS INDICES

Indice de masculinidad

96,33 sex ratio algo más elevada que la que existe en Asturias: 92,6.

Relación de masculinidad

0-20 años ...... 123 20-30 » ...... 107

La evolución de este índice es normal, descendiendo a medida que avanzamos en edad, se hace igual en población adulta y ya to­ talmente desequilibrada al llegar a la vejez, en que se ve un claro predominio de mujeres.

VARIABLES DEMOGRAFICAS: NATALIDAD Y MORTALIDAD

La tasa de natalidad experimenta un retroceso bastante acentua­ do a lo largo del período estudiado de 30 años, tal como se puede apreciar en la gráfica. El retroceso es bastante paralelo al que ex­ perimenta la población asturiana, existiendo una coincidencia en las tasas del año 1975: 15,5 para ambos índices. 3 8 4 LAUREANO BUSTO LOPEZ

PIRAMIDE DE TAPIA DE CASARIEGO (1975)

PIRAMIDE DE ELFRANCO ( 1981) LA POBLACION EN EL FRANCO 385

PIRAMIDE DE TAPIA (1981) 386 LAUREANO BUSTO LOPEZ

Las cantidades registradas año a año sufren grandes oscilacio­ nes, pero de hecho se constata una disminución progresiva que va desde un 25% en el año 1951 hasta llegar a la última fase (1980-82) en que se llega a registrar un 9,2%, disminución demasiado drásti­ ca que la sitúa a niveles muy próximos a los de mortalidad, con lo que el crecimiento vegetativo podría resultar negativo. No obstan­ te, hay que resaltar que la media ponderada del período estudiado es de un 18,20 por 1.000. En segundo lugar, es preciso hacer notar que las tasas de na­ talidad femeninas son menores que las masculinas, incluso en medias por año (42,18 frente a 39,84, respectivamente). Esto con­ trasta con el esquema general de la pirámide en que la proporción se invierte. Por último, destacaremos, en líneas generales, que el descenso de la natalidad es evidente, sobre todo en los últimos años, y que obedece al mismo mecanismo de descenso que se registra a escala nacional según los estudios publicados por el INE para el año 1986. En cuanto a la natalidad estacional, destacar que la curva de nacimientos inicia un ascenso rápido en febrero, marzo, abril y ma­ yo (con un máximo en abril) y un descenso rápido en los meses de verano, registrándose los mínimos en octubre y noviembre.

EFMAMJJuASOND 30 41 42 44 43 41 31 32 39 31 29 30 Nacimientos en los meses del año.

El índice de mortalidad registrado es del 9,8 por 1.000 en un pe­ ríodo comprendido de 1950 a 1978. Este índice hay que entenderlo referido a la media de 30 años, pues hay que hacer la salvedad de que el número de muertos al año oscila bastante de unos años a otros: aunque la media de muertes se sitúa en torno al 44,5, sin embargo hay que tener presente que esta media oculta grandes oscilaciones, pues, mientras el año 1959 registra un total de 29 muertos, el año 1961 muestra 61 muertos. Pero es necesario des­ tacar que el número de muertes anuales desciende desde los años 50 a los 70 para aproximarse estos últimos a la media anterior­ mente ponderada. El descenso de la mortalidad se aprecia también en la gráfica, en la que se señala, además de esta característica, las bruscas cres­ tas y bajadas en el perfil de la misma. LA POBLACION EN EL FRANCO 387

En cuanto a la estacionalidad de este índice, el mes de más baja mortalidad se sitúa en el verano, en agosto (1 para hombres y 1,1 para mujeres); en cambio, es mayor el número de muertes regis­ tradas en invierno (enero para las mujeres, 2,5; marzo para los hombres, 2,2). Las razones habría que buscarlas en la influencia de la climatología: a mayor benignidad climática, menor número de muertes, mientras que a mayor crudeza climática, mayor número de muertes por determinados procesos de enfermedad, que pueden agravar ciertos cuadros clínicos más o menos graves. Está muy re­ lacionado con las causas de mortalidad.

Causas de mortalidad

En los fallecimientos (o certificados médicos de defunción) fi­ gura como causa inmediata de muerte una crisis o parada cardíaca en un porcentaje muy elevado (casi un 50%), pero la causa funda­ mental se diversifica; en las causas de fallecimiento debidas a fallos cardíacos, éstas se sitúan en un lugar bastante preferente dentro de un cuadro general de cuatro motivos fundamentales de falleci­ miento:

Enfermedades o crisis cardíacas » respiratorias » de cáncer » de arteriosclerosis

Al hablar de causas fundamentales habría que tener presente que el elevado índice de fallos cardíacos tienen una explicación en relación a la climatología (ya mencionada) y a la alimentación: de­ terminadas enfermedades infecciosas se agravan en invierno (bron­ quitis, asma bronquial, neumonía, tuberculosis...); la gripe, por ejemplo, agrava el proceso de otras enfermedades pulmonares y cardíacas. El cáncer produce una disminución de las defensas, con lo que los procesos invernales tienen más virulencia. Las enfermedades pulmonares muestran una acentuación en in­ vierno y una disminución en verano, observable en los certificados ya mencionados. Con respecto a la alimentación, hay que decir que la arterios­ clerosis se muestra como la 3.a ó 4.a causa de mortalidad según qué años. Funciona como causa fundamental en infarto de miocardio, accidentes cerebrovasculares, embolias cerebrales y pulmonares, etc. Hay que mencionar la muerte por esclerosis senil, que lógicamente 388 LAUREANO BUSTO LOPEZ afecta a personas de edad avanzada, con un ligero predominio de mujeres sobre hombres. Por último, hay que hacer referencia a la mortalidad infantil, que tiene una representación de 5-7 niños en los años cincuen­ ta, algo menos en los sesenta, para desaparecer en los últimos años estudiados, evolución positiva gracias a la actuación y eficacia de los nuevos métodos sanitarios y el control de las enfermedades.

Natalidad y mortalidad en Tapia

En este municipio la natalidad y la mortalidad vamos a conside­ rarlas con una perspectiva histórica mayor que en el caso anterior. — En el decenio 1880-90 el promedio de natalidad se sitúa en 132,8 y la mortalidad en 124,9, lo que arroja un crecimiento vegeta­ tivo de 7,9. — En el decenio de 1910-20 la natalidad es de 121,2 y la morta­ lidad de 107,3, con un crecimiento vegetativo de 13,9. — En el quinquenio 1922-27 la natalidad es de 108,2 y la mor­ talidad de 83,6, con un crecimiento vegetativo de 24,6. — En el decenio 1940-50, promedio de natalidad, 105,7, y de de­ funciones, 74,3; crecimiento vegetativo, 31,4. — En el decenio 1970-80 la natalidad es de 68,2 y la mortalidad de 51,1, con un crecimiento vegativo de 17,1. A través de esta comparación se puede observar que la pobla­ ción evoluciona de un régimen demográfico antiguo a uno más moderno, con tasas de natalidad y mortalidad bajas: en las últimas cantidades la natalidad es de 13,2 por 1.000 y la mortalidad de 9,9 por 1.000, con un crecimiento vegetativo de 3,31 por 1.000, que la sitúa al mismo nivel evolutivo que la población nacional.

TASAS DE FECUNDIDAD

Las tasas de fecundidad registran un descenso continuo en los últimos 30 ó 40 años, en líneas generales. Sin embargo es preciso destacar que, si bien las tasas de natalidad muestran un constante descenso (igual que las de mortalidad), las de fecundidad registran un aumento, en un período de 5 años, pasando de 2,08 en el censo del año 1975, a 2,1 en el año 81: en ambos casos se habla de una población con índice inferior a 2,1 (índice de fecundidad mínima­ mente favorable), en que se califica como población en regresión que no logra cubrir el número de defunciones; en la última cifra se ve una evolución algo favorable.' LA POBLACION EN EL FRANCO 389

En una encuesta realizada entre alumnos del Instituto de Tapia en 1987 en el curso de 3.° (16 años) se obtuvieron estos resultados:

Hermanos ...... 3,1 Padres ...... 4,8 Abuelos ...... 5,5

En estas cantidades se contiene lo siguiente:

1.a Número de hermanos del alumno 2.a » » de los padres 3.a » » de los abuelos

Todo esto viene a subrayar el hecho del descenso de la fecundi­ dad en esta sociedad rural en un espacio de tiempo más amplio que el considerado hasta ahora, aunque entre un poco en contra­ dicción con las cantidades anteriormente consideradas. Este dato descendente corre paralelo a las cifras que se registran en la en­ cuesta de fecundidad del año 77 del INE, acentuándose más a partir de esta fecha, probablemente ligada a la crisis económica. El nú­ mero de matrimonios que tiene un primer hijo apenas se ha modi­ ficado; en cambio, lo que se ha reducido considerablemente es el número de matrimonios que tengan más de un hijo. Si la tasa de fecundidad experimenta lo analizado más arriba, la población per­ manece amenazada en términos absolutos; al mismo tiempo, se rompe el equilibrio existente entre población activa e inactiva: el aumento de ésta acarrea graves problemas a la Seguridad Social (2). En síntesis, el descenso de la fecundidad es palpable en esta zona, que no se desmarca del conjunto nacional; hacer notar que, a pesar de ser un núcleo rural y una influencia religiosa algo mayor que en zonas urbanas, la evolución de estas tasas es como la de los núcleos urbanos; además, como dice A. de Miguel, «en las mujeres casi analfabetas de los núcleos rurales la religiosidad significa un mínimo de información a los planteamientos de control de los nacimientos, aunque sólo sea a través de la paternidad respon­ sable (3). En cuanto a los intervalos genésicos, la media que se obtiene es de 3 años y seis meses entre cada hijo. Sin embargo, hay que hacer constar estas diferencias:

(2) “Datos tomados deLa población española, de J. L. Leal”, El País. 23-V-87. (3) D e M i g u e l , A . : Diez errores sobre la población española, Tecnos, p. 77. 390 LAUREANO BUSTO LOPEZ

1.a Las irregularidades en el plazo entre estos hijos son bastan­ te elevadas, generalmente entre el 2.° y el 3.°, que, en casos excep­ cionales solamente, es superior a 2 años, a veces de 6 y 7 años. 2.a Con referencia a lo anterior, cuando las diferencias son muy acusadas se puede hablar de hijos no deseados: nos referimos a espaciamientos de 10-12 años y, en algún caso, de 15. Por último queremos referirnos a la media de años de la madre cuando nace el primer hijo, que suele ser de 25 años, lo que viene a explicar, en algunos casos, la edad tardía de la madre durante el último hijo si lo relacionamos con lo anterior (caso de algunas ma­ dres de 42 y 47-48 años en el último nacimiento).

NUPCIALIDAD

La media de matrimonios se sitúa en torno a 36,6 por año; esta cifra, no obstante, oculta bastantes altibajos, pues hay que desta­ car que en el año 1960 se encuentra el máximo (55), mientras que, curiosamente, el mínimo se sitúa en el año anterior. Tampoco pue­ de hablarse con claridad de una evolución continua a lo largo del período estudiado, pues, aparte de los ejemplos mencionados, se puede situar otro punto de contraste en los años 64 y 65, con 27 y 47, respectivamente. Se pueden establecer estas conclusiones: 1.a A pesar de los hechos comentados, puede destacarse que hasta el año 65 hay un aumento constante del número de matrimo­ nios, pasando de 31 en el año 50 a los 47 del año 65. 2.a A partir de esta fecha se inicia una lenta disminución hasta los años más recientes (1978), para volver a situarse en torno a las cifras de las que habíamos partido, siendo más destacable esa dis­ minución a partir del inicio de los años setenta, probablemente relacionada con la emigración. En el primer caso es fácil seguir la evolución de las cifras con la marcha tradicional de la economía del país: se resalta el parale­ lismo que hay (no siempre verificable) entre el ascenso de las cifras con los máximos y mínimos en el crucial año 59 (año del reajuste económico, más el desarrollismo de los años 60), para iniciar el des­ censo en los años 70 y conectarlo con la crisis económica de esos años. Este esquema puede funcionar con algunas reservas, siendo preciso conectarlo con el proceso emigratorio. Añadir, además, que su aplicación podría funcionar en una sociedad industrializada, que se sentiría inmediatamente afectada por esta crisis, hecho que no LA POBLACION EN EL FRANCO 391

suele suceder en una sociedad rural, o, en todo caso, sería afectada a más largo plazo. El movimiento estacional de los matrimonios sitúa un máximo en verano-otoño (meses de agosto, septiembre y octubre) y en in­ vierno (meses de diciembre y enero) y un mínimo en el paso del invierno a la primavera (mes de marzo). Sin embargo, este ritmo estacional encierra alguna contradicción: por ejemplo, entre octu­ bre y diciembre, que son meses de matrimonios altos, se sitúa noviembre con el número de matrimonios más bajos; lo mismo sucede con el mes de abril (2.° mes de máxima contracción de ma­ trimonios), entre dos mínimos como son febrero-marzo y mayo. Este comportamiento podría explicarse teniendo en cuenta criterios religiosos, pues coincide con la Cuaresma, al no celebrarse matri­ monios o un porcentaje muy bajo. En cuanto a la edad de los contrayentes, advertir que oscila en los hombres entre los 25 y 30 años y en las mujeres entre los 20 y los 25. Ahora bien, hay que hacer notar estos aspectos: 1.° Que las oscilaciones entre hombres y mujeres, en sus edades respectivas, no siguen una uniformidad determinada, pues en los primeros años se observan unas medias de 28 y 27 años para bajar en 1955 a 26 años y, al año siguiente, registra una media de 30 años, siempre referido al hombre (aunque casi se observa una idéntica regularidad en las mujeres). 2.° Que las medias anuales señaladas, tanto en hombres como en mujeres, ocultan unas oscilaciones bastante considerables: exis­ ten casos de matrimonios de 16 años y otros de 60; también hay que hacer notar que los matrimonios tardíos son relativamente abundantes. En el caso citado de edades extremas, el porcentaje es muy bajo, reduciéndose a casos muy aislados, mientras que en el segundo ejemplo el porcentaje es algo superior. 3.° Que hay una incidencia en la fecundación por la edad baja o elevada de los contrayentes, relacionada con el trabajo. 4.° Es preciso resaltar que en el caso de las mujeres todas fi­ guran como profesión «sus labores» (trabajo en el campo), excepto casos muy restringidos que desempeñan una profesión determi­ nada. Por lo que respecta al origen geográfico de los contrayentes, se extraen las siguientes conclusiones: 1.a Variedad en dicha localización, aunque casi la mitad pro­ cede del municipio. Por su parte, las mujeres son todas oriundas del municipio, excepto un número muy pequeño que procede de diversos lugares (41). 392 LAUREANO BUSTO LOPEZ

2.a Relacionado con lo anterior, hay que destacar que en los prim eros años estudiados (1950-55) la mayoría de los matrimonios, concretamente los hombres, proceden en su mayor parte del muni­ cipio, mientras que en los últimos años (hasta 1978) aumentan, en un porcentaje elevado, los matrimonios con hombres venidos de fuera. 3.a De unos 30 matrimonios consultados existe la coincidencia de ser fuera del municipio con la profesión de agricultor en 10 ca­ sos, lo que arroja un 3% de posibilidades en relación a una «bús­ queda de mujer en caso de mayorazgo». 4.a A través de un estudio constrastado entre los contrayentes de los primeros años y de los últimos, en lo que se refiere a las profesiones, es interesante destacar el predominio del sector prima­ rio en esa fase y su casi desaparición en los últimos años, lo que viene a constatar la agudeza de un fenómeno señalado ya hace años a diferentes escalas: el envejecimiento de la población campesina.

Lugares de procedencia

Franco .... 518 Oviedo ... 43 Avilés ...... 27 Castropol ... 8 Tapia ...... 55 Coaña .... 32 Luarca .... 26 Navia ...... 48 Gijón ..... 28 Boal ...... 18

En el capítulo referente a segundas nupcias es bastante bajo el índice de matrimonios en estas circunstancias, pues sale a un pro­ medio de un matrimonio en segundas nupcias cada dos años (18 matrimonios en total). Los hechos más- destacados son éstos: 1.° Predominio de la fórmula viudo-soltera en la mayoría de los matrimonios celebrados. 2.° La edad media de los hombres no es elevada, entre 30 y 40 años, siendo la de las mujeres un poco más baja. Se establecen, no obstante, tres excepciones a esta regla: dos matrimonios con solte­ ro y viuda y un ejemplo de matrimonio entre viudos.

EMIGRACION

Las pérdidas de población por emigración son bien palpables en el caso de este municipio y en los circundantes, tal como se aprecia en este párrafo: «La corriente migratoria que afecta a las villas (costeras) está compuesta sobre todo por varones jóvenes que se dirigen a otras regiones del país o al extranjero en busca de nuevas condiciones de vida, mientras que las villas reciben una LA POBLACION EN EL FRANCO 393 inmigración de corto alcance, procedente en su mayor parte de sus propias áreas de influencia, y compuesta de mujeres campesinas para el servicio doméstico...» (4). Este hecho arroja un descenso de los índices de masculinidad; también habría que tener en cuenta el constante descenso de natalidad, lo que da un aspecto de enveje­ cimiento a la pirámide, además de cierta disimetría en la cúspide a favor de las mujeres (también perceptible en otros tramos de la pirámide). Respecto a la emigración en El Franco, se han estudiado cuatro lugares bastante significativos (Valdepares, Nenín, S. Juan de Pren- donés y Arancedo) en un período de 40 años (1940-80). El resultado migratorio se ajusta bastante al esquema que se puede establecer en Asturias o España, teniendo en cuenta los lugares de destino: 1.° Hay un contingente importante que emigra a América (Ar­ gentina, Uruguay, ) que, probablemente, enlaza con la tradi­ ción emigratoria del occidente asturiano a ese continente durante las primeras décadas de este siglo. 2.° Destaca, después, un grupo que se dirige a centros industria­ les provinciales y nacionales: Barcelona, Gijón, Avilés..., conectado con la expansión industrial del país en la década de los 60. 3.° Dentro de las migraciones internacionales, también existen personas que se desplazan a Francia, Bélgica, Suiza..., conectadas con la reciente aparición del Mercado Común en 1957 y que se ins­ cribe en el proceso general emigratorio que afectó al país a raíz de ese acontecimiento. 4.° Habría que destacar, por último, la atracción que ejerce, generalmente, la capital provincial, por cuanto ofrece una serie de posibilidades de trabajo en el sector servicios, pero este grupo es más bien reducido, pudiendo, en todo caso, incluirse en el 2.° apar­ tado. Las causas de la emigración son las mismas que existen en cualquier región: búsqueda de trabajo, puesto que la explotación familiar no ofrece ninguna posibilidad de supervivencia, etc. En la mayoría de los casos es mano de obra sin cualificar, y sólo en muy contados casos, cualificada. La mujer también entra a formar parte de este proceso, siendo la mayoría de las veces por matrimonio. En el caso de Castropol, se repiten algunos de los apartados anteriores: un grupo (aproximadamente un tercio) se dirige a Amé-

(4 ) M u r c i a , E . : Las villas costeras en el sistema urbano asturiano, Silve* rio Cañada, 1981, p. 63. 394 LAUREANO BUSTO LOPEZ

rica, coincidiendo con los años de máxima emigración a ese conti­ nente; un segundo grupo (el más numeroso, con algo más de un tercio) lo hace a la capital provincial y centros industriales próxi­ mos (Gijón, Avilés, La Felguera); un último grupo, escaso, que emigra a Europa, sin tener conexión alguna con la expansión del Mercado Común. En resumen, destacar que en los puntos estudiados el proceso migratorio ha sido bastante intenso para la zona, pues existen fa­ milias que emigra la mitad de sus miembros a lo largo de los años, llegando a desaparecer algunas de esas familias en la actualidad.

COMPOSICION DE HOGARES Y FAMILIAS

Según algunos autores, la familia estaría constituida por el pa­ dre, la madre y los hijos (familia biológica) por oposición a la familia en sentido amplio que comprende un conjunto más o me­ nos extenso de personas emparentadas. Para la estadística (5), la familia se compone del matrimonio o del cónyuge superviviente y, eventualmente, de los hijos supervi­ vientes; según esta definión, un viudo o una viuda sin hijos forman una familia. El hogar está formado por el conjunto de personas que viven en una misma vivienda, corrientemente una vivienda normal, pero también una habitación alquilada, etc. El hogar se descompone en núcleos: — Núcleo principal, que comprende el jefe o cabeza del hogar y eventualmente otras personas. — Núcleo secundario, que comprende matrimonios sin hijos, parejas o separados con hijos. De acuerdo con esta clasificación, vamos a efectuar un análisis de los hogares y familias existentes en El Franco, encontrándolos compuestos de la siguiente manera: 1.° El número de hogares de una sola persona (hogares simples de núcleo único) es de 287, de los cuales 171 pertenecen a viudas, 42 a viudos (bien clara la diferencia en la pirámide), 36 a solteras y 28 a solteros. 2.° Los hogares de dos personas suman 323, con un gran pre­ dominio de hogares simples de núcleo único: 227; destacan a con­ tinuación 55 hogares, también simples de núcleo único: madre con

(5) P r e s s a t , R .: Demografía estadística, Ariel, 1979. H e n r y , L .: Manual de demografía histórica, Crítica, 1980. LA POBLACION EN EL FRANCO 395

un hijo o hija; encontramos otros hogares (36) con estructura sim­ ple (otro tipo de relaciones humanas). Es preciso constatar que el ejemplo de hogares simples (227) está formado por parejas viejas, excepto un número reducido (unos 15) que lo está por parejas jó­ venes. 3.° El número de hogares de 3 personas es de 274, con un gran predominio de hogares simples con núcleo único (matrimonio con un hijo): 211; habría que destacar la presencia de 30 hogares for­ mados por viudas con dos hijos, y otros 30, con otro tipo de rela­ ciones. 4.° Los hogares de 4 personas suman 286, siendo el porcentaje de hogares simples con núcleo único (matrimonio con dos hijos) de 243, destacando después el número de hogares de núcleo único (hermanos) y algún hogar múltiple (hijas casadas con un hijo) que es de 35, siguiéndoles 8 formados por viuda-viudo con 3 hijos. 5.° Los hogares formados por 5, 6 y 7 personas observan la misma tendencia que en apartados anteriores: 158, 59 y 42, respec­ tivamente para hogares simples de núcleo único; destaca el grupo de «otras relaciones» con 27, 16 y 10, respectivamente. En este gru­ po destaca la presencia de hogares múúltiples con núcleos secun­ darios. 6.° Por último, los hogares formados por 8, 9, 10 y 11 personas son 14, 4, 1 y 2, respectivamente, siendo predominantes los hogares compuestos por matrimonio más los hijos (hogares simples de nú­ cleo único).

FUENTES

Censo de población de El Franco, 1970, 1981. Censo de población de Tapia, 1981. Padrones municipales de habitantes de 1975. Reseña estadística de los municipios asturianos, 1986. SADEI. c

LA ORDEN FRANCISCANA EN ASTURIAS. ORIGENES Y PRIMERA EPOCA

F r a n c is c o J a v ie r F e r n a n d e z C o n d e

En el ámbito geográfico-jurídico de la Provincia franciscana de Santiago, Asturias contó en la Edad Media con un número notable de casas de hijos del Poverello d'Assisi: de frailes en Oviedo, Avilés, Raíces y Tineo. Y una de Santa Clara, también en Oviedo (1). Actualmente, se echa de menos un estudio sistemático y riguro­ so sobre la fundación y la primera historia de esos cinco conventos franciscanos, aunque no falten referencias incidentales relativas a cada uno de ellos, dentro de monografías de carácter general o cro­ nístico, tan abundantes en la historiografía franciscana, y pequeños trabajos, casi siempre muy breves y escuetos (2).

(1) El colegio misionero de franciscanos de Villaviciosa, denominado S. Juan de Capistrano, se funda ya en la Edad Moderna, concretamente, en 1692: M. Castro, “La Provincia franciscana de Santiago. Ocho siglos de his­ toria”, Liceo Franciscano, 36 (983), 67. Unos años más tarde este convento promueve la fundación de un “beaterio” de terciarias franciscanas (1694-1699), que andando el tiempo, se convertiría en casa de clarisas descalzas:Ibíd., págs. 223-224; F. Perez Rodríguez, Rara y curiosa historia de un convento. Las cla­ risas de Villaviciosa de Asturias, Oviedo, 1935; F. Quecedo, “El convento de San Juan de Capistrano en Villaviciosa y Santa Clara”,Mauritania, 10 (1937); 11 (1938). Cfr. también: J. de C astro,Arbol chronológico de la provincia de Santiago, v. I (Salamanca, 1722), págs. 256 y ss. (2) Aquí utilizaremos con cierta frecuencia el Bullarium Franciscanum (BF). El Bullarium Franciscanum. Nova series (BFNS). L. W a d d i n g , Annales Minorum, v. I-XVI, años: 1208-1540 (AM). F. G o n z a g a , De origine seraphicae religionis franciscanae eiusdem progressibus, Roma, 1587. Crónica de la Pro­ vincia franciscana de Santiago, 1214-1614, por un franciscano anónimo del siglo XVII; con introducción, rectificaciones y notas de M. Castro, Madrid, 1971 (CPFS). Jacabo de C a s t r o , Arbol chronológico de la provincia de Santiago, v. I: Salamanca, 1722; v. II: Santiago, 1727. Entre la bibliografía citada destacan, sobre todo, los trabajos de Atanasio López y M. Castro. En especial de este último: “La Provincia franciscana de 3 9 8 FRANCISCO JAVIER FERNANDEZ CONDE

Los orígenes de los cinco centros monásticos no son claros. La carencia de documentación ha sido suplida, frecuentemente, a base de tradiciones legendarias, en las que resulta muy difícil separar el grano de la paja, es decir, la realidad contrastada de las fantasías o invenciones piadosas. Sabemos con certeza que cuatro de estos cinco conventos estaban consolidados en el siglo XIV. Así, según el Provinciale Ordinis Minorwn Vetustissitímm, redactado en dicha centuria, la provincia jacobea tenía casas en OviedoO vetum( ), Avi- lés (Abelesium) y Tineo (Tinesium) (3). Pero podemos afirmar ya, también con seguridad, que dichas entidades monásticas, y Santa Clara de Oviedo, habían comenzado su andadura histórica en el si­ glo anterior. En este trabajo trataremos de fijar, lo más exactamente que nos sea posible, los orígenes de los cuatro conventos asturianos y las características de su primera historia, enmarcada en los últimos siglos medievales.

SAN FRANCISCO DE OVIEDO

La mayoría de los autores relacionan la fundación de este convento con la tradición de la supuesta peregrinación de San Francisco a Santiago de Compostela en 1214 (4). En el grupo de discípulos y compañeros de peregrinación enviados por Francisco a distintas regiones para abrir casas de frailes menores figura un tal Pedro Compater o Compadre, a quien el Padre de Asís habría encomendado la fundación del convento de Oviedo. El hecho podría ocurrir el 1314. Dos años más tarde el venerable religioso moriría en la ciudad asturiana, donde recibiría también sepultura. Una ins­ cripción conmemorativa recuerda algunos de estos pormenores:

Santiago. Ocho siglos de historia”, publicado en elLiceo Franciscano corres­ pondiente al año 36 (Santiago, 1983), en el que se compendia lo tratado en muchos de los trabajos anteriores de este autor. (3) BF, V, Apendix I, págs. 579 y ss. El autor traduce con interrogante Tinesium por Gijón. (4) Una bula ^e Benedicto XIII, datada en Morella el 17 de agosto de 1414, citando un estatuto confeccionado en Oviedo el año 1409, dice que el convento de San Francisco de Oviedo se fundó en vida de San Francisco, sin más precisiones: BF, VII, n. 1.128. La tradición aparece completa en F. Gon- zaga, De origine ..., III. CPFS, p. 37. AM, a. 1214, n. IX. C astro, Arbol p. 178. Según este autor, San Francisco habría pasado por Oviedo: “Lo que aseguran muchos es que pasó a la ciudad de Oviedo, donde con imponderable devoción de su espíritu adoró las innumerables y preciosas reliquias que se guardan y veneran en su Cámara Santa”, p. 28. Y, además: “visitó aquel muy LA ORDEN FRANCISCANA EN ASTURIAS. ORIGENES Y PRIMERA EPOCA 3 9 9

Frater Petrus ego cognomine Compater ante earnis hie ossa tego me Salvatore vocante annis millens centum his dece sex octobris plenis sanctus obiit frater Petrus gente minorum compater imo pater apellatus misero rum filius atque Dei voce fa vente rei (5). ¿Existen elementos históricos fiables en esta vieja tradición? La respuesta adecuada parece que ha de ser negativa. En principio, no puede justificarse documentalmente ni de otra manera fehaciente ninguno de los extremos de la misma. Ya no aparece documentada la peregrinación a Compostela de San Francisco ni su fundación del convento franciscano en la ciudad del Apóstol, que sólo comien­ za a figurar en los documentos unos años más tarde (6). La figura de Pedro Compadre y su actuación en Oviedo tampoco están con­ trastadas con fuentes fiables. El texto epigráfico es posterior a los acontecimientos y la espléndida fábrica gótica de la iglesia dedi­ cada a San Francisco no comenzará a construirse hasta más tarde, avanzado ya el siglo XIV. De hecho, el texto de la inscripción que reproduce Vigil es de finales del siglo XVI (7). religioso convento y los de Avilés y Tineo, que ya tenía admitidos el Santo Fr. Juan Compater”:Ibíd. Los autores asturianos se mueven en la misma di­ rección: Tirso de Aviles, Armas y linajes de Asturias y antigüedades del Prin­ cipado, págs. 202-203. L. A. de Carvallo, Antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias, págs. 355-356, también tiene como hecho induda­ ble que San Francisco estuvo en Oviedo, antes o después de la fundación del convento. Entre los autores más modernos: A. López,La Provincia de España de los Frailes menores (Santiago, 1915), págs. 110-111. M. C astro, “La Provin­ cia franciscana de Santiago p. 96. (5) Reproducimos el texto del epígrafe de C. M. Vigil, Asturias monu­ mental, epigráfica y diplomática, p. 158. También lo reproducen los autores antiguos con alguna variante. (6) La tradición de la peregrinación de San Francisco a Compostela se fundamenta, de manera especial, en una expresión de Tomás Celano, hecha de manera incidental y recogida por las Florecillas. A partir de ella, los auto­ res suelen afirmar la realidad de esa peregrinación franciscana sin ninguna vacilación. Prescindiendo de los autores “clásicos”, basta citar aquí a los más modernos: A. López, “Viaje de San Francisco a España”,Archivo lbéricoame- ricano (AIA), 1 (1914), 13-45; 257-69. M. Castro, “La Provincia franciscana de Santiago ...”, págs. 13 y ss. Cfr. también: L. Vázquez de P a rg a -J . M. La- carra-J. Uria Riu, Las peregrinaciones a Santiago de Compostela (Madrid, 1949), v. I, págs. 76-77. A. Linage Conde - A. O liver, “Las Ordenes religiosas en la Baja Edad Media: los Mendicantes”, enHistoria de la Iglesia en España (B.A.C.), v. II/2.0, págs. 130 y ss. M. Castro, “Franciscanos”,Gran Enciclope­ dia Gallega, v. XIV, págs. 35 y ss. La supuesta fundación del convento fran­ ciscano de Santiago por el propio San Francisco es aún más débil. (7) La serie de traslados de los restos de Pedro Compadre: J. M.Lana 4 0 0 FRANCISCO JAVIER FERNANDEZ CONDE

En realidad, todo nos hace suponer que los pretendidos oríge­ nes del gran monasterio ovetense, tal como los recoge la tradición que vincula el cenobio a los primeros viajes de San Francisco y a los comienzos del franciscanismo en España, responden, segura­ mente, a una operación-prestigio realizada más tarde por la comu­ nidad franciscana de Oviedo, en perfecta consonancia con otras operaciones de la misma índole, llevadas a cabo por las institucio­ nes eclesiásticas a lo largo de los siglos XII y XIII, una época histórica propia para ello, ya que entonces era necesario o muy conveniente consagrar la prepotencia económica de las mismas con unos orígenes históricos supuestamente brillantes. Tenemos ejem­ plos llamativos de este fenómeno en Asturias (8). Y en España son muchas las casas franciscanas de los primeros tiempos que se arro­ gan el privilegio de haber sido fundadas por el Santo de Asís (9). Con las referencias documentales que poseemos, podríamos es­ tablecer la fecha de la fundación de San Francisco de Oviedo un poco antes de 1240, quizá en la década de 1230 a 1240. En un tras­ lado notarial del siglo XIV se conserva una donación de 1243, según la cual Fernán Alffonso, canónigo de San Pedro de Teverga, en ho­ nor a Dios, a Santa María, a San Francisco y para la salvación de su alma, concede «a la Ordene de los frayres menores, morantes en Oviedo, una fonte con todas sus pertenencias, que está enno mió prado en Oviedo ... por tal condición: que vos frayres por ese mesmo prado aiades de nuestra casa livres entramientos e livres eximientos a todo tienpo para essa fonte por essi prado e toda obra que vos quisierdes fazer enna fonte i ennos canos o ennos aduchos» (10).

D í a z , “Sucesivos traslados de los restos del Beato Compadre, Fundador del antiguo convento franciscano de Oviedo”,Eco Franciscano (EF), 76 (1959), 19-20; 45. AIA, 18 (1958, 470-71. La arquita dorada de madera, con los restos de fray Compadre, que recaló definitivamente en la casa rectoral de la parro­ quia de San Juan de Oviedo, cuando esta iglesia se asienta en su sede defini­ tiva, se conserva actualmente en dicha parroquia y ha sido restaurada hace unos meses. Sobre la historia de la parroquia de San Juan, que algún tiempo utilizó el viejo edificio de San Francisco: F.R u b i o B a r d o n , Parroquia y tem­ plo de San Juan el Real de Oviedo, Oviedo, 1980. (8) Cfr. J. F e r n a n d e z C o n d e , “Orígenes del monasterio de San Pelayo de Oviedo”, Semana de Historia del monacato cántabro-astur-leonés (Oviedo, 1982), págs. 99 y ss. En concreto, págs. 105-106. (9) A. L in a g e C o n d e , “a.c.”, págs. 131-132. (10) Archivo Capitular de Oviedo (A.C.O.), serie A, carp. 15, n. 15: S. G. L a r r a g u e t a , Catálogo de pergaminos de la catedral de Oviedo, n. 3 2 7 . Public. Apéndice documental, n. 1. LA ORDEN FRANCISCANA EN ASTURIAS. ORIGENES Y PRIMERA EPOCA 401

El testimonio documental parece evidenciar que la comunidad franciscana asentada en Oviedo estaba organizando su residencia y necesitaba tener asegurada el agua, un elemento esencial para la subsistencia del convento de los frailes y de su huerta. Esta dona­ ción viene a solucionarles el problema, aunque no definitivamente, porque ese abastecimiento de agua dependía de una fuente situada fuera de los dominios monásticos, lo cual, a la larga tendría que crearles conflictos y problemas, como ocurriría, de hecho, poste­ riorm ente. Por otra parte, la fecha sugerida para San Francisco de Oviedo se aproxima más a los años de la primera gran difusión del fran- ciscanismo en la Península, que tuvo lugar a partir de la venida del primer ministro provincial Juan Parenti hacia el 1219 (11). A mediados del siglo XIII el convento de San Francisco aparece ya como una realidad monástica consolidada. En 1249 el obispo de Oviedo, Rodrigo Díaz, puede reunirse con miembros de la curia diocesana y una nutrida representación de caballeros, escuderos y hombres buenos en las dependencias de la casa de los franciscanos, para otorgar una donación al abad de otro monasterio asturiano: San Salvador de Cornellana (12). Durante toda la centuria y en los primeros años de la siguiente el cenobio de minoritas tiene una actividad económica irrelevante, si nos atenemos a las escasas noticias documentales que sobre él se han conservado. En cualquier caso, dichas referencias parecen bastante significativas: entre 1267 y 1332 San Francisco de Oviedo figura en ocho acciones documentales y en seis de ellas es, única­ mente, mero destinatario de diversas mandas testamentarias, pe­ queñas cantidades de maravedís legadas por testadores con miras piadosas: casi siempre para obtener sufragios de los frailes (13). Semejante comportamiento económico, si respondiera a la reali­ dad, se adapta perfectamente al espíritu de una institución men-

(11) A. L in a g e C o n d e , “a.c.”, págs. 132 y ss. También: M.C a s t r o . “La Provincia franciscana de Santiago págs. 21-22. (12) J. I. F e r n a n d e z d e V ia n a y V i e i t e s , “Pergaminos del monasterio de Cornellana (Asturias) en el archivo de San Payo de Antealtares (Santiago)”, Asturiensia Medievalia, 4 (1981), n. 10, págs. 316-317. (13) Son casi todos testamentos de capitulares ovetenses publicados y es­ tudiados en: F. J. Fernandez Conde, La clerecía ovetense en la Baja Edad Media (Oviedo, 1982), p. 72 (1967); p. 85 (1374); p. 94 (1280); p. 100 (1289); p. 108 (1300). Rodrigo Alvarez de Asturias, en su testamento, datado el año 1331, concede a San Francisco “por su alma” un d. m rs.: G. M. de Jovellanos. Colección de Asturias, v. II, p. 85. En A.C.O., serie B, carp. 6, n. 5 (Roma, 1296, abril 5), se contiene un documento pontificio, del Papa Bonifacio VIII, 4 0 2 FRANCISCO JAVIER FERNANDEZ CONDE

dicante como la franciscana de la primera época, reluctante, por principio, a la posesión de bienes, especialmente fundiarios, y a un despliegue de actividades de naturaleza señorial. Sólo en dos ocasiones, en dos documentos de 1330 y 1332 res­ pectivamente, la comunidad franciscana de Oviedo aparece ocupada en otro tipo de negocios: el conseguir garantías para el libre uso del agua que manaba de la fuente cercana, situada a las afueras de Oviedo. Esta vez la concesión provenía del cabildo de San Pedro de Teverga y del abad del monasterio de Valdediós, dueños ambos de aquella fuente. El documento de 1332 tiene un interés notable porque nos informa de varios pormenores significativos para la historia menuda del monasterio. Así, por él sabemos que la codi­ ciada fuente estaba situada en la localidad de LlamaquiqueLama- ( quique): «sobre las ortas del monesterio», y que se utilizaba fundamentalmente para menesteres de regadío en los huertos de los frailes, al parecer plenamente configurados va. El posible em­ pleo de carretas para transportar el agua, si fuera necesario, puede constituir también un indicio de la importancia adquirida ya por la comunidad aquellos años (14). Este desarrollo de la casa de los minoritas ovetenses a lo largo del siglo XIV tuvo su refrendo visible en la construcción de la nueva iglesia gótica. Parece seguro que el mecenas o patrocinador de la misma fue Gonzalo Martínez de Oviedo, procer asturiano, maestre de Alcántara y buen validor de Alfonso XI, hasta que en 1339/1340 murió trágicamente en Almazán, donde otro noble, Al­ fonso Fernández Coronel, «que estava allí con el rrey, llevolo luego a degollar e quemar por traydor por conplir la sentencia del rrey que había dado contra él» (15). Para este año estaba construido

que alude, según el regesto publicado por Larragueta (S. G. L a r r a g u e t a , Catá­ logo n. 520) a la “pobreza de la iglesia de los frailes menores”. Pero el texto original no dice absolutamente nada de ello. Se trata de una mala lec­ tura de este autor. (14) El doc. de 1330 aparece recogido en el traslado de 1332, cfr. nt. 10. Y el de 1332: A.C.O., serie A, carp. 16, n. 6: S. G. L a r r a g u e t a , Catálogo ..., n. 674; public.: Apénd. documental, n. II: “Por esta razón otorgamos por esta carta quel dicho monesterio de San Francisco e los frayres ende podan meter e traer e carear la agua de la dicha fonte para el dicho prado del dicho mones­ terio Unos años más tarde, en 1352, la huerta de San Francisco se llama ya el Campo: A.C.O., serie A, carp. 20, n. 2 (Catálogo ..., n. 746). (15) Gran Crónica de Alfonso XI, edit. D. Catalán (2 vols., Madrid, 1976), v. II, págs. 293-300. (En el contexto histórico de la invasión de los benime- rines). LA ORDEN FRANCISCANA EN ASTURIAS. ORIGENES Y PRIMERA EPOCA 4 0 3

ya el crucero y quizá también la fábrica del convento (16). La es­ pléndida iglesia franciscana, que sufrirá posteriormente modifica­ ciones, ha sido descrita con bastante detalle por Vigil, que pudo verla todavía en pie:

«Forma esta cruz latina con capillas laterales por el lienzo del Evangelio: su nave espaciosa y elevada, el coro, la puerta prin­ cipal de entrada, la cuadrada y baja torre, y todo el vasto convento sufrieron restauraciones, pero se conserva de época primitiva parte del crucero con la capilla mayor y sus dos de costado. Los arcos torales apoyan sobre machones formados de esbeltas columnas unidas, con capiteles estrechos adorna­ dos de follaje; y cerca de las que sostienen el arco triunfal aparecen esculpidas las armas de la antigua y noble casa de los Quirós, que se repiten en algunos sepulcros repartidos por el templo, juntamente con las no menos hidalgas de Miranda, y otras. La capilla mayor, cuyo presbiterio se eleva sobre siete escalones, tiene proporciones elegantes, y recibe luz por tres ventanas rasgadas en el fondo de su ábside poligonal de siete lados, divididos por bovedillas; y las laterales a la mayor, al nivel del suelo de la iglesia, son muy reducidas. En la pared del crucero del lado de la epístola se descubre una claraboya con lindo rosetón tapiado ... Pero lo más bello del templo lo constituye su testero colocado al E., del gracioso orden gótico que principió a sustituir al románico; cuyo ábside principal, de forma majestuosa y poligonal, dividido en siete lados, tiene en los tres del centro ventanas dobles muy rasgadas, cimadas de un rosetón: le apoyan de arriba abajo seis machones robus­ tos, a los que faltan muchas piezas de cantería, de caliza blanca de poca consistencia; y le ciñe una cornisa con ménsulas sen­ cillas. Los ábsides laterales arriman a los ángulos divisorios del crucero, y son de menor elevación que la mitad del prin­ cipal: constan de tres lados, con dos machones de sostén, y una ventana ojiva en cada hueco, con rosetón calado. Las pa­ redes del brazo izquierdo del crucero lucen dos ventanas muy bellas con pilares ligeros que sustentan otro rosetón de época , aparentemente más modernas que las de los ábsides: la una tapiada, aunque dejando descubiertos sus delicados ner­ vios y aristas, da vista al camino que dirige al campo; la otra en la línea del testero, permite admirar sus graciosos cortes y

(16) La adscripción de este patronazgo arquitectónico se basa en el hecho de que las armas de este procer estuvieran colocadas en las claves del cru­ cero : G. Melchor nn J o v e l l a n o s , Colección ..., v. TV, p. 179; L. A. d e C a r v a l l o , Antigüedades ..., p. 384 (según este autor, Gonzalo Martínez habría edificado el convento, la capilla mayor y el crucero de la iglesia). Cír. también:J . M. Q u a d r a d o , Recuerdos y bellezas de España, págs. 150-152. 4 0 4 FRANCISCO JAVIER FERNANDEZ CONDE

proporciones elegantes; tiene a los extremos de su archivolta un ángel de medio cuerpo en forma de tonante, y la oculta por dentro el retablo de Nuestra Señora de la Concepción» (17). Durante la segunda parte del siglo XIV y la primera del XV San Francisco parece seguir una trayectoria evolutiva de signo ascendente. Las escasas referencias documentales existentes contie­ nen indicios de una estima notable hacia sus frailes, que reciben mandas testamentarias, de cierta importancia, destinadas normal­ mente a exequias para después de la muerte (18). Es cierto que ya en 1332 el guardián del cenobio ovetense y sus frailes aparecen vendiendo una huerta, situada en las cercanías de Oviedo, a varios clérigos de la ciudad. Por el diploma hemos podido averiguar que dicha huerta había llegado a poder del monasterio gracias a la do­ nación de una devota de los frailes, llamada Mayor Pérez y vecina de Oviedo. La mitad de su valor tenía que destinarse a las necesi­ dades de la fábrica de la iglesia, seguramente en construcción, y la otra mitad quedaba a disposición de los miembros de la comu­ nidad. Estos, vendiendo aquella tierra, no hacían más que cumplir con lo dispuesto en la mencionada donación y al mismo tiempo conseguían dinero líquido para sus menesteres (19). Unos años más tarde, en 1378, Enrique II concede a los franciscanos de Oviedo 1.000 maravedís anuales sobre la renta del alfolí de Avilés en con­ cepto de limosna. Y a comienzos del XV los frailes siguen man­ teniendo una política económica similar: el padre guardián y su convento enajenan dos solares en el Rosal, recibidos en una manda testamentaria para sufragios por 800 maravedís (20).

(17) C. M. V igil, Asturias monumental .... págs. 157-158. (18) En un testamento de Gonzalo Suárez de Casielles y de su mujer Ma­ ría Fernández se hacen varias mandas a favor de San Francisco de Oviedo. En una de ellas se dice expresamente : “Item mandamos que busquen para qualquier dennos que morir diez clérigos de missa, dos frayres de San Fran- çisco, si los aver podieren, e que les dían pan e vino e carne o pescado, segunt for el día J. Fernandez Conde - 1. Torrente Fernandez - G.d e la Noval, El monasterio de San Pelayo. Historia y fuentes, v. II, n. 220, págs. 375-380 ; v. III n. 99, págs. 262-63; n. 123, p. 332. También se registran mandas a favor de San Francisco durante el episcopado de D. Gutierre (1377-89): J. Fernan­ d e z Conde, Gutierre de Toledo, obispo de Oviedo, págs. 230-31, nt. 310. (19) A.C.O., serie A, carp. 16, n. 7 (27-XII-1332), public. J. F e r n a n d e z C o n d e -I. T o r r e n t e F e r n a n d e z - G. d e la N o v a l . O.c., n. 54, págs. 103-105. (20) Archivo General de Simancas, R.G.S., f. 4. Confirmaciones de Juan I (15-IX-1379), Enrique III (20-RM391) y RR.CC. ( 16-XI-1485) ; y A.C.O. Cua­ dernillos, carp. 2, n. 6. Confirmación de doña Juana (14-V-1512), public. I. Gon­ z a l e z Garcia - J. I. Ruiz de la P e ñ a Solar, La economía salinera en la Astu- LA ORDEN FRANCISCANA EN ASTURIAS. ORIGENES Y PRIMERA EPOCA 405

Por otra parte, la nueva iglesia conventual de San Francisco se convirtió muy pronto en lugar preferido de enterramiento de fa­ milias notables asturianas como los Quirós, los Argüelles o los Valdés, lo cual le reportaría, sin duda, beneficios de orden material o económico, que permitirían al cenobio tener un desenvolvimiento desahogado, sin los problemas y agobios de los costes de la explo­ tación de un patrimonio fundiario más o menos extenso (21). Todo nos hace pensar que San Francisco de Oviedo después de toda la problemática surgida en la Orden a partir de las disputas sobre la pobreza —la Armutsstreît— a comienzos del XIV, se quiso alinear en el grupo de casas franciscanas partidarias de la observan­ cia y de la sencillez de vida, características de la primera época de la Orden (22). Más todavía, por algunas referencias documenta­ les aisladas parece que en Oviedo también se respiraron los frescos aires de reformismo que agitaban a los franciscanos en todas las partes de la Iglesia, a partir del pontificado aviñonés de Benedicto XII (1334-1342) (23), y en España, de manera especial, durante los últimos años del siglo XIV y en la primera parte de la centuria siguiente (24).

rias medieval (Oviedo, 1972. Tirada aparte deAsturiensia Medievalia, n. 1), Apén. doc., n. 2, págs. 132-133. La venta de comienzos del XV (1428): J.F e r ­ n a n d e z C o n d e - 1. T o r r e n t e F e r n a n d e z - G . de la N o v a l , El monasterio de San Pelayo ..., n. 107, págs. 282-284. (21) Lo pone de relieve C. M. V igil, Asturias monumental ..., p. 157. Y en las págs. 158 y ss. nos ofrece numerosos epígrafes sepulcrales relacionados con esta familia. Alguno es ya del siglo XV. Nada tiene de extraño que el obispo D. Alfonso dé la encomienda de Quirós y de otros concejos episcopales a Gonzalo Bernardo de Quirós el año 1372, desde el propio cenobio franciscano de la ciudad : A.C.O., Regla Colorada, fols. 96v-97v, yLibro de los Privilegios, fols. 55r-56v. El muro del Campo de los franciscanos era una realidad plena­ mente conocida. Así, en un documento de 1352 se habla de cierta casa de Oviedo, situada “enna calella del Campo, acerca la Puerta nova por u se van a San Francisco” : A.C.O., serie A, carp. 20, n. 2 (S. G. Larragueta, Catá­ logo n. 746). Cfr. también otro documento del fondo de San Pelayo, datado en 1379, que hace referencia al “murió de las ortas de San Francisco”: J. Fer­ nandez Conde - 1. Torrente - G. de l a Noval. O.c., v . II, p. 269. (22) Cfr. K. A u g u s t F i n k e , “Die Spiritualen bewegung und der Armutss- treit”, Handbuch der Kirchengeschichte, Bd. III/2 (Freiburg-Basel-Wien, 1968, págs. 453 y ss. (trad. castellana, v. IV, págs. 589 y ss.). (2 3 ) C . S c h m i t t , Un Pape réformateur et un défenseur de l’unité de l’Égli- se : Benoit XII et VOrdre des Frères Mineurs, Firenze, 1959. (24) Sobre la reforma de los mendicantes franciscanos en España, el úl­ timo trabajo extenso y de síntesis: J.G a r c ía O r o , “Conventualismo y Obser­ vancia. La Reforma de las órdenes religiosas en los siglos XV y XVI”,Historia 406 FRANCISCO JAVIER FERNANDEZ CONDE

Así, en el sínodo ovetense de 1411, convocado por Guillermo de Verdemonte —un curial aviñonés que rigió los destinos de la sede de San Salvador de Oviedo desde 1389 a 1412 (25)—, se promulga una especie de constitución singular, en la que para salir al paso de la multiplicación de cuestaciones realizadas en las iglesias, lo cual provocaba cierto malestar en los concejos y comarcas asturia­ nas, porque «los pobladores eran mucho enojados e infestados por tantas demandas», se establece un orden de prelación en la reali­ zación de tales colectas: en primer lugar las destinadas a los la­ zaretos; después, las de la orden franciscana: «... después de aquella elemosina natural que es de los de San Lázaro, que la primer elemosina que en vuestras iglesias pon- gades, que sea la elemosina de los frayres de San Francisco, por quanto estos no han propio ni rentas algunas ni otra cosa donde se puedan mantener, salvo de las dichas nuestras elemo- sinas. Ca estos son de la regla de la pobreza» (26). Parece que el diagnóstico de pobreza institucional se refiere a todos los franciscanos existentes en Asturias, donde por estas fe­ chas funcionaban ya varias casas de tales frailes, como tendremos ocasión de precisar más adelante. Ello nos hace suponer que el ideal pauperístico había prendido también en el convento de Ovie­ do. En una bula de Benedicto XIII, datada el mes de agosto de 1414, tenemos el texto de un estatuto de esta comunidad, firmado en Oviedo el año 1409, según el cual podemos conocer bastante por- menorizadamente las dimensiones de la misma así como el clima religioso de sus componentes: en total, 26 frailes, de los que cinco eran todavía legos o novicios. Todos ellos —afirma el citado esta­ tuto— de común acuerdo, e «imitando la santa y sincera determi­ nación de los padres antiguos, para tratar de evitar la presunción y la ambición, enemigas de todas las virtudes», deciden que nin­ gún hermano del citado cenobio, de cualquier nivel cultural o social que fuere, pudiera acceder a los grados académicos de licenciado o maestro. La tajante decisión incluye, además, la expulsión de la

de la Iglesia en España, v. III/l, págs. 210 y ss. Cfr. también: M. C a s t r o . “La Provincia franciscana de Santiago. Ocho siglos de historia”,Liceo Fran­ ciscano, 36 (1983), 30 y ss. (25) Una monografía moderna sobre este prelado: J.F e r n a n d e z C o n d e , “Guillermo de Verdemonte. Un curial aviñonés en la sede de San Salvador de Oviedo (1389-1412)”, Asturiensia Medievalia, 3 (1979), 217-274. (26) El texto íntegro de dicho sínodo: J.F e r n a n d e z C o n d e , “a.c.”, págs. 273-274, También: Synodicon Hispanum, v. III, págs. 450-52. LA ORDEN FRANCISCANA EN ASTURIAS. ORIGENES Y PRIMERA EPOCA 4 0 7

comunidad para siempre de quien se atreviere a violar lo estable­ cido por unanim idad (27). Semejante renuncia a los grados académicos, confirmada pri­ mero por el obispo de Oviedo y sancionada más tarde por el Papa Luna en el documento citado, con formalización explícita de los objetivos perseguidos: «la observancia regular y el desprecio del mundo», respondía perfectamente a los ideales vividos y fomenta­ dos unos años antes por Pedro de Villacreces y sus discípulos o seguidores (28): que «el estudio intenso con el consiguiente estí­ mulo de los grados y de la actuación universitaria se prestaba a fomentar la ambición de honores y la mitigación de la observancia, a la creación de una clase privilegiada, tan poco en armonía con la sencillez y la humildad del espíritu de San Francisco» (29). Además, el planteamiento rigorístico sobre la cualificación aca­ démica adquiere todavía un relieve mayor, si tenemos en cuenta que seis de los frailes mencionados en primer lugar habían sido lectores de las Sentencias en Salamanca, ocupando también cinco de ellos el cargo de regente de aquel Estudio General. Y algunos, quizá los más destacados, habían desempeñado cargos eclesiásticos y no habían querido recibir titulaciones académicas superiores aun en contra de instancias de personalidades muy influyentes (30). Con todo, se puede afirmar, casi con plena seguridad, que el convento de minoritas de Oviedo, a pesar de sus preocupaciones

(27) El documento es muy conocido y se ha publicado muchas veces. Cfr., e.c. : BF (Romae, 1940, n. 1.128, págs. 388-90. (28) Para un minucioso análisis de la reforma de Villacreces : AIA, 17 (1957), págs. 175 y ss. Una breve síntesis: J. F e r n a n d e z C o n d e , “Decadencia de la Iglesia española bajomedieval y proyectos de reforma”, enH. de la Igle­ sia en España, v. II/2, p. 461. También, J. G a r c ía O r o , “Conventualismo y Observancia” : H. de la Iglesia en España, v. III/l.0, págs. 239 y ss. (29) V. B e l t r a n d e H e r e d ia , Cartulario de la Universidad de Salamanca. La Universidad en el Siglo de Oro, v. V, págs. 92-94. A continuación copia una parte de la Bula de Benedicto XIII y la analiza. (30) “Ludovicus Ovetensis, quem voluit dominus patriarca Hispalensis magistrare, et renuit humilitatis amore”. “Gundissalvus de Langico ... quem voluit dominus Clemens papa in Avinione magistrare et noluit acceptare ob humilitatis amorem”. “Alfonsus Ovetensis ... fuit visitator provinciae Caste- llae et tunc ecclesia Toletana rogavit multis precibus quod legeret ibidem per annum unum et quod ipsam obtineret licentiam a sede apostolica quatenus ibi magistraretur et renuit humilitatis gratia”. “Ioannes de Casu ... potuit ma- gistrari per sanctissimum dominum papam Benedictum ... ac in rego Hispaniae a latere sedis apostolicae delegatus ... et ... renuit”. “Fernnadus Alvari ... qui fuit rogatus per universitatem ac totius civitatis consilium ... noluit ma- gistrari” : p. 389. 408 FRANCISCO JAVIER FERNANDEZ CONDE por fomentar un estilo riguroso y sencillo, como en los primeros tiempos de la Orden, no se integró en ningún grupo o congregación de casas de estricta observancia, que, por entonces, estaban en vías de consolidación. Era un cenobio urbano, al parecer muy aprecia­ do por la burguesía ovetense (31) y debía de darse por satisfecho con unas prácticas de vida religiosa encuadrables en los cauces y pautas de la disciplina de los conventosclaustrales. Los miembros de la comunidad ovetense no tuvieron nada que ver con las expe­ riencias de eremitismo que por aquellos años pululaban en las distintas provincias franciscanas. De hecho, por las mismas fechas se abría cerca de Avilés —en Raíces— uno de esos eremitorios, pero no consta que mantuviera relaciones con el de la capital as­ turiana. Nos referimos a aquel cenobio posteriormente. No podemos determinar con exactitud hasta cuándo San Fran­ cisco de Oviedo pudo mantener ese tono rigorista que le acercaba al estilo de vida de las casas observantes de la época. Nos consta, por ejemplo, que Lope de Mieres, uno de aquellos frailes contrarios a los grados eclesiásticos, según el estatuto de 1409, tenía alguna relación con la observancia de Galicia unos años más tarde (32). Y sabemos, también, que el famoso estatuto de humildad acadé­ mica provoca un conflicto de cierta entidad en 1419, que llegará hasta la Santa Sede. Femando de Oviedo, miembro de la comunidad minoritaria ovetense, recibe el grado de «magister» del Estudio Ge­ neral de Toulouse. Vigente el citado estatuto, sus compañeros se nie­ gan a admitirle en el convento de Oviedo y el fraile maestro acude al Papa de Constanza, Martín V, para conseguir una solución fa­ vorable. La sede romana, que probablemente veía con buenos ojos la actitud reluctante de los franciscanos frente a los grados acadé­ micos, distará bastante de ser radical. Dispensa a fray Fernando de la obligación estipulada diez años antes porque existía un título colorado para ello: el franciscano graduado estaba ya en posesión del título de licenciado cuando fue aprobado por el Papa Luna el

(31) “De quorum vita vulgari populi cum fratribus quasi de sanctissimis personis praedicabant” : p. 389. (32) BF, v. VII, nn. 1.751 y 1.778; A. L ó p e z , “Memorias históricas de la Provincia de Santiago. La Observancia en Asturias”, EF (1917), 42-45. Cfr. tam­ bién J. d e C a s t r o , Arbol ..., págs. 74-75. M. C a s t r o , “La Provincia franciscana de Santiago l.c., págs. 33-34: afirma que en 1414 “el gran convento de Oviedo también se pasó a la observancia”, pero esta aseveración no está fun­ damentada. De hecho, S. Francisco de Oviedo no entrará en la Observancia hasta bien avanzado el s. XVI. LA ORDEN FRANCISCANA EN ASTURIAS. ORIGENES Y PRIMERA EPOCA 4 0 9

documento de Oviedo. Pero110 quiere, en modo alguno, derogar la prohibición (33). Con todo, era difícil que la prohibición se mantuviera de ma­ nera inamovible, al no alinearse explícitamente San Francisco de Oviedo en el sector de la observancia. De hecho, en dos documentos del siglo XV aparecen frailes ovetenses con grados académicos. En el primero, de 1438, Rodrigo de Cimadevilla, que en el estatuto de 1409 figuraba ya como lector, lleva el título de doctor (34). Y en el otro, datado el año 1470, tienen idéntica cualificación el padre guardián fray Rodrigo de Candamo y otros tres miembros más de la comunidad (35). En una donación de comienzos del XVI la pro­ fusión de franciscanos graduados en San Francisco de Oviedo es ya una realidad (36). El comportamiento económico de la comunidad franciscana de Oviedo va cambiando también al avanzar el siglo XV. En vez de convertir sistemáticamente sus bienes muebles o raíces en dinero contante, para hacer frente a las necesidades ordinarias o a gastos de carácter extraordinario, como había hecho hasta entonces, co­ mienza a adaptarse ya a los modelos económicosociales de los res­ tantes dominios monásticos y seculares asturianos: la explotación de su patrimonio de casas situadas en la ciudad. Además esta nueva actitud aparece reflejada en casi todas las acciones documentales de la centuria, en las que toma parte San Francisco, 11 en total (38). El cuadro siguiente puede constituir una prueba clara de ello:

(33) BF, v. VII, n. 1.469 (23-XII-1420). Un comentario analítico sobre este episodio: V. B e l t r a n d e H r e d ia , Cartulario ..., v. V, págs. 94-95. (34) A.C.O., serie A, carp. 29, n. 10 (S. G a r c ía L a r r a g u e t a , Catálogo n. 1.089). (35) A.C.O., serie A, carp. 29, n. 10 (S. G a r c ía L a r r a g u e t a , Catálogo n. 1.160). (36) A.C.O., serie A, carp. 34, n. 13 (S. G a r c ía L a r r a g u e t a , Catálogo ..., n. 1.260: 28-1-1514). (37) La data es la del traslado notarial de la cláusula testamentaria, no la de la fecha del testamento. Y no consta que el contenido sea distinto del de la donación de 1470; la autora es también la misma (A.C.O., serie A, carp. 33, n. 10: S. G a r c ía L a r r a g u e t a , Catálogo ..., n. 1.211). (38) Esta serie de acciones documentales se completan con otras tres, que no hemos reseñado en el cuadro siguiente. Una de ellas está relacionada con un problema de orden disciplinar, al que nos referimos más adelante. La segunda es, sencillamente, la confirmación de la renta de la sal, que hacen los Reyes Católicos en Sevilla el año 1485, que ya se citó anteriormente. Y la última, una limosna de 50 maravedís, otorgada por Elvira Velázquez, en for­ ma de manda testamentaria, para que asistieran a su entierro los franciscanos con otras comunidades: C. M. V igil, Asturias monumental ..., p. 204. 410 FRANCISCO JAVIER FERNANDEZ CONDE

Año Acción documental Efectos Finalidad

1438 S. Franc. (SF) vende 2 ca­ sas en Oviedo Por 50 mr. anuales 1 Anivers.

1470 SF vende 1/2 de los bie­ nes y heredades en Soto de Agües 5.000 mr.

1470 Donación a SF de tierras Imposibilidad de ena­ y hered. en Langreo jenar 1 Anivers.

1477 Donación a SF de una “ca­ sería” en Llanera Para arrendar 2 Anivers.

(I486) Donación testamentaria a SF de prado y casas (37)

1486 Donación a SF 1/2 prado en Riaño (Langreo) 1 Anivers.

1487 Donación a SF de una tie­ Puede enajenarse rra en Vega de Barros

1493 Cesión de una “casería” en Imposibilidad de ena­ Fontanielles (Serín) jenar 1 Anivers.

La causa del crecimiento del patrimonio de los franciscanos, según la documentación conservada, es siempre la misma: la de­ voción de muchas personas que desean tener un lugar de enterra­ miento en la iglesia del monasterio. Con las rentas de las posesiones entregadas a los frailes estos devotos pretendían asegurarse sufra­ gios en forma de aniversarios anuales para después de la muerte o responsos sobre sus tumbas y las de sus parientes, si estaban en­ terrados allí (39). A veces se contentaban con participar en los méritos espirituales de la comunidad minorita (40) Por eso, nada tiene de extraño que la iglesia de San Francisco se llenara de tum­ bas y no sólo de personalidades importantes, como ya se indicó

(39) “María Goneález, muger que fue de Pero Cachero de Herepumare, vezina del con ge jo de Langreo, e muger que fue después de Alfonso Alvarez de Barros ... do e dono e ofrezco ... a la casa e monesterio del sennor Sant Francisco ... para la lanpada que está en el dicho monesterio antel altar ma­ yor ... estas tierras e heredades ... por las almas de mi padre e madre, los quales jazen en Sant Francisco sepultados A.C.O., serie B, carp. 9, n. 14 (S. G a r c ía L a r r a g u e t a , Catálogo n. 1.161). (40) En una donación de Teresa Goneález (30-VI-1487) se expresa así la finalidad: “para que ayamos parte en las oras e misas e sacrificios que en este dicho monesterio se dixeren” : A.C.O., serie A, carp. 33, n. 12 (S.G a r c ía L a r r a g u e t a , Catálogo ..., n. 1.214). LA ORDEN FRANCISCANA EN ASTURIAS. ORIGENES Y PRIMERA EPOCA 411

más arriba, sino también de famiilas de mediano rango social (41). Al parecer, la fábrica del templo franciscano fue renovada por Alonso de Valdecarzana, gobernador de Asturias en el último cuar­ to del siglo XV (42). Sin embargo, no parece que deba sobrevalorarse la magnitud del patrimonio monástico de San Francisco. Habrá que estudiarlo y analizarlo a partir de la documentación moderna que se conserva en papel. En cualquier caso, no creemos que pueda parangonarse, en modo alguno, con el de los cenobios benedictinos y cistercienses asturianos, al menos con el de los más importantes, que ya habían comenzado esta andadura señorial bastantes siglos antes (43). No sabemos si el abandono del rigor primitivo en materia de pobreza comportó para el monasterio de Oviedo una cierta rela­ jación de su disciplina tradicional. En 1475 los Reyes Católicos responden a un recurso al brazo secular del convento de Oviedo, escribiendo a las autoridades del Principado de Asturias y de todos sus reinos, para que procedan contra un franciscano que andaba descarriado: «fray Luys, frayle de la dicha Ordene de Sant Fran­ cisco, non temiendo a Dios nin a peligro de su anima, se salió de la dicha Ordene et que tyene muger pública con que vive; et dize que es casado e velado con ella; et que se puso nonbre Luys Gon­ zález; et que commoquier que ellos le quieren conpelir que buelva a la dicha Ordene et esté en ella segund su Regla et constituciones, dize que así favorez que en la dicha gibdat e Principado de Astu­ rias tyene non lo han podido nin pueden fazer, lo qual es grand desservicio de Dios et nuestro e ynfamia de la dicha su Ordene» (44). Pero, con sólo estas referencias no se puede deducir ninguna con­ clusión significativa. En principio, no parece que pase de ser más que un episodio aislado. Sí nos consta que a San Francisco de Oviedo no llegaron efi­ cazmente los esfuerzos reformísticos del cardenal fray Francisco

(41) Sancha de Valdés tenía allí enterrados a sus padres Diego Menéndez de Valdés y doña Mencía: A.C.O., serie B, carp. 9, n. 20 (S.G a r c ía L a r r a g u e ­ t a , Catálogo ..., n. 1.180). Sancha era viuda de Fernando de Estrada. (42) Cfr. C. M. V i g i l , Asturias monumental ..., p. 157, citando a Posada. (43) En el A.H.N., Madrid, no es muy abundante la documentación mo­ derna de San Francisco. Pueden consultarse en laSección de Clero los libros siguientes: N. 9.235: Libro de misas del convento de Oviedo. Año 1807. N. 9.236: Libro de quentas de la Vo Orden Tercera. (Llegan hasta 1833). N. 9.237: Libro de gasto e recibo del convento de N.P.S. Francisco de Ovie­ do. Año 1815. (44) Arch. Gen. Simancas, R.G.S., £. 309, public.: Apénd., n. IV. 412 FRANCISCO JAVIER FERNANDEZ CONDE

Jiménez de Cisneros, que cristalizaron en la conocida bula de León X, Ite vos (29rV-1517) que colocaba en superioridad de condiciones a los observantes frente a los conventuales (45). El cenobio de la capital asturiana no se incorporó a la Provincia Observante de San­ tiago hasta 1567, por mandato expreso del Papa Pío V y la real provisión de Felipe II (46). En varios pergaminos del XV-XVI re­ lacionados con el monasterio de Oviedo se conserva añadido un pliego de papel en el que puede leerse esta noticia: «Los vienes espresados en el presente estracto, desde el tiempo de la reducción a la regular observansia hizo dejación de ellos este convento al de Santa Clara (de Oviedo)» (47).

SAN FRANCISCO DEL MONTE, AVILES

Sobre los orígenes históricos de este cenobio también existen numerosas oscuridades, reflejadas en las distintas opiniones de los autores antiguos que se han ocupado de ello. Para algunos, como Jacobo de Castro, fray Pedro Compadre, el supuesto compañero de San Francisco en su peregrinación compostelana, fundaría el ceno­ bio avilesino después de haber llevado a cabo la del de Oviedo (48). Otros, como Gonzaga, retrasan la fundación hasta la época de don Gutierre, concretamente hasta 1380 (49), fecha adoptada, asimismo, por Gil González Dávila (50). En la actualidad se puede asegurar, con toda seguridad, que San Francisco de Avilés es una fundación del siglo XIII. no sólo porque aparezca citado ya el guardián de esta casa en un documento papel de Nicolás IV correspondiente al año 1290, como ya había observa-

(45) Sobre la reforma franciscana en el Noroeste peninsular cfr. M.B a n ­ d í n , “La reforma en la Provincia de Santiago”, AI A, 15 (1957), 65 y ss. Sobre la evolución de la reforma observante en general:J . G a r c ía O r o , “Conven- tualismo y Observancia”. Historia de la Iglesia en España, v. III/1.° págs. 211 y ss. (46) M. B a n d í n , “a.c.”, p. 76, nt. 16(B F , n. 1.128). (47) Cfr. e.c.: A.C.O., serie B , carp. 9, n. 14 (S. G a r c ía L a r r a g u e t a , Co­ lección ..., n. 1.161). (48) J. d e C a s t r o , Arbol ..., v. I, págs. 223-224. Afirma lo mismo: P. G a r ­ c ía , “Los franciscanos en Avilés”, EF (1923), 377-78. De esta opinión es el autor del último estudio largo sobre el cenobio avilesino: A.G a r r a l d a G a r ­ c í a , Avilés, su fe y sus obras (Avilés, 1970), págs. 233 y ss., donde hace un análisis de las noticias de los “clásicos” de la historia franciscana. (49) F. G o n z a g a , De origine ..., III, p. 750. En Crónica de la Provincia Franciscana ..., págs. 160-61, no incluye fechas. (50) G . G o n z á l e z D a v il a , Teatro eclesiástico de la Iglesia de Oviedo (Ma­ drid, 1635), p. 30. LA ORDEN FRANCISCANA EN ASTURIAS. ORIGENES Y PRIMERA EPOCA 4 1 3

do Wadding en susAnuales (51), sino porque, además, conocemos una referencia anterior no menos fidedigna: una manda testamen­ taria del arcediano de San Salvador de Oviedo, Fernando Alfonso, destinada a «los frayres de Abillés», en un codicilo datado el año 1274 (52). Y creemos que se podría conseguir una precisión mayor. En julio de 1267, el citado arcediano redactaba su testamento lar­ go, incluyendo en él pequeñas mandas destinadas a los monasterios de la región central asturiana y entre ellos figuran, como es lógico, los «frayres minores» de Oviedo, pero pasa por alto a los de Avilés, que hubiera nombrado, sin lugar a dudas, si estuvieran entonces afincados en la villa, como de hecho lo hace siete años más tar­ de (53). Por ello, podría sugerirse, casi con cerza, que la fundación tuvo lugar en ese período corto de siete años que va entre 1267 a 1274. Intentar llevar la existencia de San Francisco de Avilés hasta los primeros años de la Orden es entrar en el terreno de las simples conjeturas, sin base histórica. La tradición que atribuye su funda­ ción al compadre del Poverello pertenece también a esa tendencia generalizada de magnificar la historia primigenia de las institucio­ nes eclesiásticas o seculares (54). La carencia, casi absoluta, de documentación nos impide deter­ minar las principales etapas históricas de la fundación avilesina a lo largo de la postrera Edad Media, como hicimos con la fundación hermana de Oviedo. Su iglesia, de la que aún se conservan elemen­ tos originales, fue construida en el XIII/XIV según las pautas es­ tilísticas propias de la transición románico-gótica o del protogótico, tan frecuentes en numerosas comarcas asturianas. Por ello, el tem­ plo franciscano de Avilés constituye una muestra más de la influen­ cia de los franciscanos en la implantación del gótico en Asturias, al igual que ocurre en otras regiones cercanas (55). J. M. Quadrado lo describe así:

(51) AM, v. V, an. 1290, n. 31. También tiene en cuenta esta fecha M. Cas­ t r o , “La Provincia franciscana de Santiago ...”, p. 139. Un autor local: David A rias, Memoria histórica de Avilés (Ms., Arch. Ayunt. Avilés), Avilés, 1982, sigue atribuyendo la fundación a Pedro Compadre, cuya muerte sitúa nada menos que en 1260, p. 16: El texto del citado documento pontificio: BF, IV, n. 208. p. 131. (5 2 ) El texto completo del citado codicilo: J.F e r n a n d e z C o n d e , La clere­ cía ovetense en la Baja Edad Media (Oviedo, 1 9 8 2 ), págs. 8 2 -8 4 . La referencia a los frailes de Avilés, p. 83 . (53) El texto completo del largo testamento: Ibíd., págs. 69-77. (54) David Arias, un autor avilesino, sigue atribuyendo la fundación a Pedro Compadre, cuya muerte sitúa gratuitamente en 1260: D. A r i a s , Memo­ ria histórica de Avilés (Avilés, 1892; Ms. Arch. Ayunt. de Avilés), p. 16. (55) M. Soledad Alvarez Martínez, en un estudio reciente sobre el romá- 414 FRANCISCO JAVIER FERNANDEZ CONDE

«Señalábase el convento entre los de la provincia por lo an­ tiguo y suntuoso; y aunque un terremoto en 25 de junio de 1522 derriba mucha parte del edificio, apenas se conoce altera­ ción en su fábrica primitiva. Domina en su portada precedida de más reciente pórtico, el estilo de transición arriba observa­ do, pues el arco ojivo y a los boceles de arista acompañan cuatro columnas cilindricas por lado, con capiteles de follaje, doble más gruesas las más cercanas al ingreso, las que junta­ mente con el espesor del muro y la degradación de los arqui- voltos le comunican cierto aspecto bizantino. Las bóvedas de sus tres naves, aunque apuntadas, carecen de elevación, como los arcos de agudeza, como de ligeros calados las ventanas oji- i vas de la nave principal, cuyo hueco divide una columnita. Al mismo género misto pertenecen los sepulcros, interesantes por su escultura, ya faltos de inscripciones; así, a la derecha del altar mayor tienen bastante aún de bizantino los dichos ojiva­ les que cobijan dos efigies tendidas de varón y de mujer con trajes del siglo XIII al XIV» (56).

En efecto, dichos sepulcros deben de corresponder a Juan Al­ fonso de Oviedo, mercader con el escudo de los Alas, y Aldonza González, su mujer. Un nieto suyo, Nicolás Alfonso, aparece en una piadosa leyenda relacionada con la primera etapa histórica del mo­ nasterio avilesino (57). La vinculación de esta familia de mercade­ res al convento franciscano de la villa, surgida seguramente por nico asturiano reúne un conjunto muy amplio de iglesias, extendidas por toda la región, denominándolo grupo protogótico. En él figura San Francisco de Avilés y de Tineo. La obra: “Arte románico en Asturias”,Arte románico, v. I (Gijón, 1981), págs. 252 y ss. A. G a r r a l d a G a r c ía , Avilés ..., págs. 244 y ss., al referirse al proceso constructivo de la fábrica de la iglesia y del con­ vento, habla de una obra escalonada de siete siglos, comenzando en el XIII o incluso el XII. (56) J. M. Q u a d r a d o , Recuerdos y bellezas de España (Madrid, 1885), págs. 181-182. Cfr. también: F. d e S e l g a s , “Origen, fuero y monumentos de Avilés”, Bol. Soc. Esp. de Ex. (1970); Madrid, 1907, fascículo. (57) Sobre esta familia, cfr.: Crónica de la Provincia franciscana de San­ tiago ..., págs. 160-61. También: A. G a r r a l d a G a r c ía , Avilés págs. 235-245. En el catálogo de documentación medieval del fondo de pergaminos, custo­ diado en el Archivo Municipal, no figura ninguno de los tres nombres: E.B e ­ n i t o R u a n o , “Catálogo de pergaminos del Archivo Municipal de Avilés”, Bol. Ins. Est. Ast. (BIDEA) 29 (1975), 619-650. Quizá una lectura minuciosa de esta documentación ofreciera alguna precisión más, sobre todo de índole cro­ nológica. Los padres de Pedro de Solís, otra familia burguesa importante de la villa avilesina, estaban enterrados también en S. Francisco: E.B e n it o R u a n o * “Catálogo ...”, n. 96 (26-1-1498). En el testamento de Rodrigo Alvárez de las Asturias se recoge una manda para el convento avilesino (Jovellanos, IV, 180). LA ORDEN FRANCISCANA EN ASTURIAS. ORIGENES Y PRIMERA EPOCA 415 motivaciones clevocionales, como ocurría en el convento hermano de Oviedo, nos recuerda la buena predisposición de la Orden fran­ ciscana hacia esa clase social en alza que era la burguesía en la última parte del Medievo y no conviene olvidar que la entidad ur­ bana de Avilés albergaba entonces una colonia de mercaderes y burgueses nada desdeñable, al convertirse en punto de arranque de un animado circuito comercial de alcance internacional. Unos años antes, el catalán Frángese Eximenis (t 1409), también francis­ cano y amigo de los fratricelos, había hecho elogios públicos del estamento de los «honrados mercaderes», contraponiéndolos a la nobleza tradicional, porque «cavallers ne citadans que viven de rendes non curen de grans almoines», mientras que «solament mer- caders son grans almoniers» (58). No consta documentalmente que el movimiento de la Observan­ cia influyera de modo apreciable en esta casa de frailes menores. Durante el siglo XV, sin embargo, y también en la primera mitad del mismo, el movimiento eremítico, que protagonizaron los fran­ ciscanos de la Provincia de Santiago, llega a las cercanías de la villa de Avilés, concretamente a Santa María de Raíces, pero esta comu­ nidad de nuevo estilo no tendrá nada que ver con el monasterio de San Francisco del Monte (59).

(58) Sobre el pensamiento socioeconómico de los franciscanos: J. A. Ma- r a v a l l , “Franciscanismo, burguesía y mentalidad precapitalista: la obra de Eiximenis”, Estudios de Historia del Pensamiento español (Madrid, 1973), págs. 391 y ss. La expresión catalana: p. 412. También puede encontrarse este trabajo en VIII Congreso de Historia de la Corona de Aragón, I I /1.°, Va­ lencia, 1969. (59) A continuación se analizará la historia de esta comunidad de Raíces. Algún autor vincula la casa de Raíces a la de los franciscanos de San Fran­ cisco de Avilés. J. d e C a s t r o , Arbol ..., págs. 223-224. M. Castro, en una nota a la Crónica de la Provincia franciscana de Santiago (Madrid, 1971), p. 160, insinúa que se trata de la misma comunidad franciscana. Sin embargo, en “La Provincia franciscana de Santiago ...” (Santiago, 1983) establece clara­ mente su distinción. Lo mismo había hecho ya A. López. Cfr. e.c.: “Memorias históricas de la Provincia de Santiago”, EF (1917), 43-45. También, del mismo autor, “La provincia ...”, AIA, 3 (1943), 544. Establece la correspondiente di­ ferencia A. G a r r a l d a G a r c ía , Avilés ..., p. 239. En el A.H.N., Madrid, Sección de Clero, se conservan varios libros en papel. Pero son ya modernos: n. 8.733: Cartulario conteniendo diversos documentos del siglo XVI (s. X V I); n. 8.734: Libro de Cuentas (s. X V III); n. 8.734 bis: Libro para anotar Cuentas (s. XVIII); n. 8.736: Libro de acuerdos (s. X V III); n. 8.735: Libro de memorias (s. XIX). 416 FRANCISCO JAVIER FERNANDEZ CONDE

SANTA MARIA DE RAICES Y LA OBSERVANCIA

Por un documento de Benedicto XIII, datado en Tortosa el año 1413, sabemos que para esa fecha ya funcionaba en las afueras de Avilés, en Raíces, al lado del mar, un eremitorio con iglesia dedica­ da a Santa María y una casa para frailes menores. El constructor de la misma había sido el laico avilesino Fernando Gundisalvi, de la familia de los Alas. El Papa de Peñíscola concede indulgencias a los benefactores de aquel eremitorio y a los peregrinos que lo visitaran (60). No resulta difícil situar este centro religioso, sin duda muy pre­ cario en edificios y patrimonio, dentro de la amplia corriente de reformismo observante que entonces animaba la provincia de San­ tiago. Por aquellos años se estaban construyendo centros de esta clase en Galicia y Portugal. El de Raíces era uno más, aunque el único asturiano de este género (61). Parece que este eremitorio de franciscanos nace con la impron­ ta de la precariedad. Su fudador, Fernando Gundisalvi, edifica la fábrica del mismo en un lugar que pertenecía a la Orden de San­ tiago: «la tierra que di^en Castillo de Go^ón», según el texto de un contrato de aforamiento extendido por el maestre de la Orden, el infante Enrique de Aragón, en 1420 a favor del impulsor de la institución franciscana (62). Por dicho documento sabemos que Fernando Gudisalvi pagaba al comendador de la encomienda de Sobrescobio tres florines anuales de renta, la misma cantidad esti­ pulada en concepto de «censo e fuero» en ese documento de 1420. En él se recoge un testimonio del propio comendador de Sobresco­ bio sobre la baja rentabilidad de aquellas tierras:

(60) BF, VII, n. 1.108: Sólo el regesto. El texto manuscrito del documen­ to: Arch. Vat., Reg. Avin., n. 341, f. 417. La relación de Fernando Gundisalvo con los Alas consta por un documento posterior (1528), cuando Raíces era ya casa de Mercedarios: E. B e n it o R u a n o , “La Orden de Santiago en Asturias”, Asturiensia Medievalia, 1 (1972), 199-232. (61) Sobre este movimiento eremítico en la Provincia de Santiago: A. Ló­ p e z , “Memorias históricas ...”, EF, 31 (1914), 13-14; M.B a n d ín , “La reforma en la Provincia de Santiago”, AIA, 17 (1957), 65 y ss.; M.C a s t r o , “La Pro­ vincia franciscana de Santiago ...”, págs. 30 y ss.; J.G a r c ía Or o , “Conven- tualismo y Observancia”,Historia de la Iglesia en España, III/l.0 págs. 232 y ss. (62) El texto del documento: A.H.N., Clero, Pergaminos, carp. 1.567, n. 1; public.: M . G. M a r t í n e z , “Gauzón: Punto oscuro de la Geografía e Historia astures en el Medievo”,Simposium sobre cultura asturiana en la Alta Edad Media (Oviedo, 1964), págs. 251-253; Apénd. documental, n. IV. Sobre el patrimonio de la Orden de Santiago en Asturias: E. B e n it o R u a n o , “La Orden de Santiago en Asturias”, Asturiensia Medievalia, 1 (1972), 199-232 LA ORDEN FRANCISCANA EN ASTURIAS. ORIGENES Y PRIMERA EPOCA 4 1 7

«... en algunos tienpos solía rentar la dicha tierra del dicho Castillo de Go^ón gient maravedís cada anno e en otros annos que non rentava cosa alguna por quanto esta tierra eraarena­ les e juncales juntos con la mar». A pesar de las dificultades naturales del lugar, el fervoroso pro­ motor de la observancia en Raíces estaba dispuesto a conseguir la estabilidad y pervivencia de aquel eremitorio. Después de obtener la protección pontificia, logra que el citado maestre de Santiago le otorgue el aforamiento a perpetuidad y se hace cargo, personal­ mente, del pago del censo de los tres florines de oro anuales. El documento que hemos analizado ofrece muy pocos detalles sobre el modo de vida de los observantes de Raíces. El maestre de Santiago concede en foro a Fernando Gundisalvi aquellas tierras pantanosas para que las «pueda labrar e plantar e faser en ella lo quel entendier que más es su provecho e del dicho ermitorio». No sabemos si se está refiriendo al modo de subsistencia previsto para los hermanos menores o insinuando, sencillamente, el sistema nor­ mal de explotación de la comarca para conseguir unos beneficios que permitieran al protector de los franciscanos pagar el censo anual y sostener económicamente a la pequeña comunidad francis­ cana; posiblemente a ambas cosas. Es muy probable que Fernando Gundisalvi hiciera vida eremítica con los frailes (63). En cualquier caso, unos años más tarde, en 1461, el provincial de Santiago, Al­ varo de Mayal, concede el eremitorio de Raíces a los mercedarios para que se instalaran allí, como así sucederá, de hecho, después de haber obtenido éstos la confirmación papal de tal concesión (64). Pero la impresión de precariedad del nuevo cenobio de Raíces per­ dura en el siglo XVI y se mantiene avanzada ya la Edad Moderna. Un testimonio de Jovellanos resulta expresivo en este aspecto (65).

(63) El fundador del eremitorio se compromete, según expresión textual de la parte dispositiva del contrato de aforamiento, a pagar el censo anual de los tres florines de oro, detrayéndolos de la explotación de aquellas tierras. En el acta de visita a las propiedades de la Orden de Santiago en 1528, los nuevos inquilinos de Raíces, los Mercedarios vivían de limosna y “de gierta parte que se labra en el término de Raíces”: E.B e n it o R u a n o , “a.c.”, p. 217. En ese documento se consigna la siguiente noticia: “Junto con la dicha casa e heremitorio por defuera está una casa pequeña bien labrada que dizen que es aposento de Hernando de Alas e de sus antecessores que diz que hedefica- ron la dicha yglesia y casa”: Ibíd. (64) A. L ó p e z , “Memorias históricas ...”, EF (1917), 43-45. El texto del documento pontificio confirmatorio: BFNS, II, 504-505. (65) “Hallóse que la dicha yglesia no tiene otra renta más de las limos­ nas que se le hazen e de cierta parte que se labra del término de Raíces ...” 418 FRANCISCO JAVIER FERNANDEZ CONDE

SAN FRANCISCO DE TINEO

Sobre los orígenes de esta casa de frailes menores existen dos tradiciones contrapuestas, de las que se hacen eco los cronistas antiguos de la Orden. Castro, por ejemplo, relaciona su erección con las actividades fundacionales de Pedro Compadre, consideran­ do este convento contemporáneo de los de Oviedo y Avilés Í66). La Crónica latina la retrasa hasta el siglo XIV, en concreto, al 1348, la última etapa del reinado de Alfonso XI (67). LaCrónica anónima del siglo XVII adopta la misma fecha, que sigue también el P. Car­ vallo, basándose en testimonios epigráficos funerarios (68). Vigil, examinando algunos elementos materiales de la fábrica de la igle­ sia, sitúa ya su fundación en el siglo XIII (69). Documentalmente, se puede comprobar que San Francisco de Tineo fue, efectivamente, una fundación de la decimotercera cen­ turia. Por cierta manda testamentaria de un codicilo del arcediano de Oviedo Fernán Alfonso, datado el 1273, sabemos que para este año había ya franciscanos en Tineo (70). Y el hecho de no figurar citados en la parte dispositiva del testamento del rico canónigo, que había sido redactado en 1267, nos hace suponer razonablemen­ te que este cenobio de franciscanos fue constituido en ese breve período de siete años, desde 1267 a 1274, como había ocurrido en Avilés (71). C. M. Vigil recoge un epitafio con una inscripción del año 1343, que había estado colocada a la entrada de la iglesia. Pero no es un testimonio seguro porque la data de la misma sólo alude al hecho de la muerte de cierto militar sobre el real de Sevilla que habría sido trasladado posteriormente a Tineo y, además, en la ac­ tualidad no se conserva (72).

(Visita de 1528): E. B e n it o R u a n o , “a.c.”, p. 217. Y el testimonio de Jovella­ nos : “Allí (Raíces), se fundó el convento de Franciscanos, después desampa­ rado. Posteriormente, se establecieron allí los Mercedarios, los cuales venían a la villa con ocasión de entierros, etc. Una noche se quedaron en una barra­ ca, que tenían donde ahora el convento, y a la mañana amaneció en ella campana y capilla”: Diarios. I (Oviedo, 1953), p. 319. (66) J. d e C astro, Arbol p. 238. (67) F. Gonzaga, De origine ..., págs. 759-760. (68) CPFS, p. 158. L. A. d e C a r v a l l o . Antigüedades p. 387. (69) C. M. V igil, Asturias monumental ..., págs. 568-569. (70) El texto de dicha manda testamentaria: F . J. F e r n a n d e z C o n d e , La clerecía p. 83. (71) El texto del testamento de 1267: La clerecía ..., III, págs. 69-77. (72) El texto del epitafio: “Aquí jaz García Pérez que Dios perdone / criado que foe de D. Pedro Ponce que finó en / el Real sobre Xevilla 14 días LA ORDEN FRANCISCANA EN ASTURIAS. ORIGENES Y PRIMERA EPOCA 419

El epigrafista asturiano ofrece también una descripción bastan­ te minuciosa del monasterio franciscano: «De su construcción de fines del siglo XIII conserva algunos restos de arquitectura románica combinada con la gótica en su primer período. Flanquean la portada a los pies del templo tripes columnas, de mayor diámetro las exteriores, sobre ba­ samento elevado, viéndose en los capiteles animales capricho­ sos enlazados entre ramajes; por el frente y debajo de las molduras redondas de sus arcos ojivales hay flores quadrifo- lias y una greca en zig-zag por la archivolta con grandes cabezas de clavos; adorna la imposta greca ajedrezada al costado dies­ tro, y al siniestro clavos prismáticos ... Su única nave es ele­ vada y espaciosa; el arco toral apuntado hacia el cierre con cabezas de clavos en los capiteles, es de forma semejante al de la puerta que conduce a la sacristía. Dos sepulcros góticos, bajo arquillos, adosados a uno y a otro lado de las paredes de la nave, carecen de epitafios ... El edificio se encuentra harto ruinoso, como su claustro reformado, en uno de cuyos lienzos conserva un precioso pórtico que daría entrada a la sala ca­ pitular ...» (73). Desconocemos la historia menuda del cenobio de hermanos me­ nores de la pola de Tineo durante los postreros siglos medievales. Sí sabemos que a comienzos del siglo XVII, cuando el P. Carvallo escribía sus Antigüedades, esta casa religiosa debía de gozar de un reconocido prestigio por su influencia pastoral en la comarca de Tineo y Cangas: «Fue este monasterio —afirma el jesuita historia­ dor— de grandísimo servicio a Nuestro Señor en aquella tierra por la doctrina y exenplo de los religiosos que allí vivían, que algunas vezes avía en esta casa más de doze maestros y predicadores, que empleándose en este sano exercicio, hazían admirable fruto» (74).

andados del / mes de abril, y foe en la era de Mili CCC / ochenta e un annos e mandóse traer aquí / a S. Francisco de Tineo e trójolo suo filio / Fernán García que haya beneción”: C. M.V i g i l . Asturias monumental p . 569. (73) Ibíd., p. 568. (74) L. A. d e C a r v a l l o , Antigüedades ..., p. 387. En la Sección de Clero, del A.H.N., Madrid, se conservan varios libros en papel, relacionados con este monasterio: n. 9.286: Libro de Cuentas (s. XVIII-XIX); n. 9.285: Libro dia­ rio de misas (s. XIX ); n. 9.287: Libro de cuentas del convento (s. XIX); n. 9.288: Libro para el cobro de censos (s. XIX); n. 9.289: Libro ele mortajas (s. XVIII-XIX) ; n. 8.793 : Libro de memorias (s, XVIII). 4 2 0 FRANCISCO JAVIER FERNANDEZ CONDE

SANTA CLARA DE OVIEDO

Tampoco hay claridad a la hora de precisar los orígenes de este monasterio de clarisas. Algunos autores, sin ningún tipo de apoyo documental, retrasan su fundación hasta el siglo XV (75). La ma­ yoría, casi todos los modernos entre ellos, fijan la protohistoria del mismo en el XIII, prácticamente en unas fechas muy próximas a las de la fundación de los otros conventos asturianos de frailes menores (76). La justificación documental de esta cronología es un privilegio de Sancho IV del 1287, citado ya por el P. Carvallo (77). Para ese año había, ciertamente, clarisas en Oviedo, pero se podría precisar aún más el período fundacional. En el testamento (1267) y codicilo (1273) del arcediano Fernando Alfonsi, repetidamente citados, se contienen mandas para los monasterios de la capital asturiana, franciscanos incluidos, y no figura ninguna destinada a las clarisas ovetenses, cosa que ocurrirá unos años más tarde, el 1300, en un testamento del maestrescuela de la catedral llamado Roy Diez (78). Ello nos hace suponer, con garantías de verosimili­ tud, que el convento de Santa Clara comienza su andadura histó­ rica entre 1273 y 1287 (79). Sancho IV en el conocido documento, citado más arriba, recibe bajo su protección y particular encomienda a las «frayras del mo­ nasterio» de Oviedo, «e (defiende) firmemente que ninguno sea osado de matar nin de ferir nin de prender orne ninguno dentro en las sus casas nin en la yglesia nin en el conpaso nin de sacar ende ninguna cosa por fuerza». Además, les confirma los privilegios

(75) F. G o n z a g a , De origine ..., p. 764. AM. a. 1406, n. 111; A. L ó p e z , “Los monasterios de clarisas en España en el siglo XII (1212-1300)”, EF (1912), 185 y ss., no incluye en este siglo al cenobio de Oviedo. (76) L. A. d e C a r v a l l o , Antigüedades ..., págs. 371-372. F. Q u e c e d o , “De tiempos viejos. Notas franciscanas de Asturias”, EF (1935), 25-26; M.C a s t r o , “Los conventos de clarisas de la Provincia franciscana de Santiago”, EF (1970-71), 246 y ss., se limita a recoger las dudas existentes sobre el origen de este cenobio. Acierta también J.U r ia R i u , El privilegio de Sancho IV a las monjas de Santa Clara de Oviedo, Oviedo, 1964; y Notas para la historia de Oviedo. Noticias históricas del monasterio de Santa Clara de Oviedo, Oviedo, 1966. Asimismo: M. C a s t r o , “La Provincia franciscana de Santiago ...”, págs. 207-208. (77) El texto del documento: J.U r ia R i u . El privilegio ..., l.c. (78) Los textos testamentarios de Fernando Alfonsi:F . J. F e r n a n d e z C o n d e , La clerecía .... págs. 69-77 y págs. 82-84. Y el de R o y D í a z : O.c., págs. 108-111. (79) J.U r i a R i u , El privilegio ..., sugiere acertadamente los años 1271-1287 como posible fecha fundacional. LA ORDEN FRANCISCANA EN ASTURIAS. ORIGENES Y PRIMERA EPOCA 421 pontificios concedidos a la Orden, prohibe cualquier violación o atentado contra los cuerpos de los devotos que hubieren escogido esta iglesia para lugar de enterramiento, poniendo en guardia, de manera especial, a todos los clérigos —citando expresamente al obispo— para que no vayan contra ninguno de los derechos del cenobio, y salvaguarda expresamente el que todas las monjas pu­ dieran disponer con libertad de sus heredades al entrar en el mo­ nasterio. Finalmente, les concede la exención del pago de portazgo en todos los reinos, corroborando estas disposiciones favorables con una fuerte sanción espiritual y económica. En realidad, los favores obtenidos por el convento de Santa Clara de Oviedo no constituyen un acontecimiento excepcional. El hecho debe situarse dentro de la política de proteccionismo desple­ gada por Sancho IV en favor de franciscanos y clarisas a finales del siglo XIII. Se conservan muchos testimonios de ella (80). Tenemos descripciones breves de algunos de los elementos de la fábrica monasterial antigua —los restos que se conservan en la actualidad responden a reformas posteriores— transmitidas por varios autores que se ocuparon de las iglesias más notables de la diócesis asturiana: «... erigido en el siglo XIII atendidas sus formas arquitectó­ nicas, pues se ignora la época y el nombre de su benéfico fun­ dador. Restaurado el templo y edificio en varias ocasiones, solamente se ha respetado, de su primitiva construcción romá­ nica, una portada elegante en el centro del lienzo del Evangelio, con tres columnas por lado, de mayor diámetro las primeras, que se apoyan sobre gracioso basamento, y constituyen sus capiteles hojas de talla fina que arrancando rectas desde los collarines forman adornos parecidos a volutas, y algunos paja- rillos, que en conjunto representan doseles; sobre la imposta, salpicada de bolas, levantan arcos lisos semicirculares y decre- centes, luciendo por la archivolta grandes clavos prismáticos. Nueve ménsulas con molduras redondas en los extremos ador­ naban la cornisa de esta portada, destruida en parte con mo­ tivo de enclavar en la pared la techumbre de un pórtico que la resguardaba y se derribó en 1885. Otra puerta, un siglo tal vez posterior, en la planta baja del claustro, conduce al coro por cuatro escalones de bajada; tiene empotrado en las jam-

(80) Cfr. M. R. P a z o s , “Privilegios de Sancho IV a los franciscanos de la Provincia de Santiago (1284) y de Castilla (1285)”, AIA, 36 (1976), 529-552. Los parecidos con el de Oviedo en el aspecto formal y en los contenidos son evidentes. Y lo mismo ocurre entre el privilegio de las monjas ovetenses y el otorgado a otras casas de clarisas por los mismos años : U J.r i a R i u , El pri­ vilegio l.c. 4 2 2 FRANCISCO JAVIER FERNANDEZ CONDE

bas un delicado fuste con capitel de follaje de forma románica, y por la archivolta de su arco ojival algunas cabezas de clavos. La iglesia de una nave, alta y espaciosa, fue ampliada por don Alonso de Quintanilla y doña Aldara de Lodeña, padres del ilustre señor Alonso de Quintanilla, Contador Mayor de los Reyes Católicos, quienes costearon también la muralla de la huerta unida al convento por el S. y N., en la cual colocaron a trechos las armas de sus apellidos, conservadas hasta el año de 1845 en que aquélla fue demolida para ensanche de la po­ blación. Con posterioridad se edificó el pórtico suntuoso del convento de buenas proporciones y de gusto del renacimiento poco generalizado en Asturias ...» (81). Las clarisas de Oviedo debieron de mantener el primitivo rigor de la observancia, en materia de pobreza, durante los dos siglos postreros del Medievo, a juzgar por la documentación que poseemos actualmente (82). Su disciplina monástica se atenía, seguramente, a las disposiciones de la regla escrita por la propia Clara de Asís a mediados del mismo siglo XIII y aceptada por numerosos mo­ nasterios de clarisas o «damas pobres» desde los primeros años de la centuria siguiente (83). En ella sólo se permitía a las casas de religiosas franciscanas tener una huerta junto al monasterio, pero se excluía la posesión de bienes fundiarios, así como su explotación dominical (84). El conocido privilegio de Sancho IV pone de relie­ ve, de manera indirecta, este tipo de impronta disciplinar, al esta­ blecer en la parte dispositiva:

«que si alguna freyra entrar en su monesterio, que sy algunos heredamientos oviere de su patrimonio, de compra o de otra buena parte qualquier, que los aya libres e quitos para vender; los ornes que pechan por ellos segund que deven e que parien­ tes e que herederos que ayan nyn otro orne ninguno que non sea osados de ge los embargar, por rasón que se mete en la horden» (85).

(81) C . M. V i g i l , Asturias monumental ..., págs. 153 y ss. Cfr. también J. M. Q u a d r a d o , Recuerdos y bellezas de España. Asturias y León, p . 150; F. C a n e l l a y S e c a d e s , Oviedo, p . 286. Además: F. Q u e c e d o , “De tiempos vie­ jos. Notas franciscanas de Asturias”, EF (1935), 25-26; 50-51. (82) El monasterio ovetense es citado, con relativa frecuencia, en la do­ cumentación de la época, pero casi siempre de manera incidental y sin figurar como actor de las diversas acciones documentales. (83) Sobre las reglas de las clarisas: I. O maechevarria , Escritos de Santa Clara y documentos suplementarios, Madrid, 1982. (84) El texto de las distintas reglas: I. O maechevarria , O.c., págs. 203-337. (85) J. U r ia R i u , El privilegio ..., l.c. LA ORDEN FRANCISCANA EN ASTURIAS. ORIGENES Y PRIMERA EPOCA 4 2 3

Del texto parece deducirse que la práctica de vender bienes he­ reditarios o adquiridos, al entrar en el monasterio, era habitual. De hecho, desde la concesión de este privilegio del rey don Sancho hasta finales del siglo XV son relativamente frecuentes las refe­ rencias documentales sobre el convento de Santa Clara de Oviedo. Se pueden contabilizar más de veinticinco. Y en ninguna de ellas se alude a una supuesta posesión y explotación de bienes inmuebles o fundiarios. Unicamente, en un diploma datado el año 1404, cuyos protagonistas nada tienen que ver con el cenobio ovetense, se hace mención al «suelo et casas que está al canto de la vaynería que es del monesterio de Santa Clara» y llevaba arrendados la Cofradía del Rey Casto. Unos años más tarde, en 1442, la abadesa de Santa Clara venderá a la de San Pelayo unas casas en la Gascona por 900 maravedís (86). En los restantes documentos aparece citado el ce­ nobio femenino, situado a extramuros de la ciudad, como mera referencia geográfica de la ubicación de otros inmuebles en aquella parte de las cercanías de Oviedo. Y en varias ocasiones, especial­ mente en los documentos del siglo XIV, Santa Clara es objeto de concesiones de dinero, por lo general pequeñas mandas testamen­ tarias, con las que se pretendían las oraciones de sus religiosas franciscanas. Durante el siglo XV continúa la misma tónica, si bien con una diferencia notable: ahora las dotaciones económicas son mucho más cuantiosas y la mayoría de ellas proviene de autoridades pú­ blicas, eclesiásticas o seculares. Entre los favores de los particu­ lares destaca la munificencia de la familia de Alonso de Quintanilla, el gran bienhechor del cenobio a finales de la centuria, como ten­ dremos ocasión de indicar. El cuadro siguiente puede resultar bas­ tante significativo:

(86) A.C.O., s e r ie A, c a r p . 26, n . 6 (S. G. L a r r a g u e t a , Catálogo . .. , n . 1.002). Una casa en la calle Gascona aparece ya enajenada en 1424: J. F e r n a n d e z C o n d e - 1. T o r r e n t e F e r n a n d e z - G. de la N o v a l , El monasterio de San Pe- layo . .. , v . III, n . 94, p . 246. La manda incluida en el testamento de D. G u t ie ­ rre de Toledo (1384) que se concede a varios cenobios asturianos, Santa Clara entre ellos, es una cantidad im portante: 500 m r s . : J. F e r n a n d e z C o n d e , Gu­ tierre de Toledo ..., p . 231 y p . 300. La venta de 1442: J. F e r n a n d e z C o n d e - I. T o r r e n t e F e r n a n d e z - G. d e la N o v a l , O.c., n . 146, p á g s . 410 y ss. 4 2 4 FRANCISCO JAVIER FERNANDEZ CONDE

Año Acción Autores Efectos económicos documental

1433 Privilegio real Juan II de Cas­ 300 mrs. de renta tilla anual

1468 Renuncia de una Alonso de Quin­ 3.336 mrs. de renta renta a favor de tanilla anual Sta. Clara 1476 Albalá real Isabel I de Cas­ 4.000 mrs. de renta tilla anual en las alcaba­ las de Oviedo, con­ cedida ya por Enri­ que IV

1477 Privilegio confir­ Reyes Católicos Confirmación de la matorio renta de los 3.336 mrs.

1480 Albalá real Reyes Católicos 3.000 mrs. de renta anual

1480-81 Concesión papal Sixto IV “Prestimonios” y be­ neficios simples que rentan 20.000 mrs. anuales

Llama la atención esta serie de concesiones de índole económica a favor de Santa Clara en un período tan corto de tiempo. Dos de los documentos citados destacan la situación de pobreza de la co­ munidad religiosa ovetense. Así, el albalá de Isabel I hace referencia a las monjas «que por ser como son encerradas, viven muy pobre­ mente», volviendo a referirse más adelante a su monasterio, que califica, por dos veces, de «muy pobre» (87). El documento ponti­ ficio de Sixto IV recoge la misma idea, afirmando que «los frutos, las rentas y los ingresos de este monasterio eran muy cortos y escasos (tenues et exiles), hasta el extremo de que sus monjas no podían sustentarse y afrontar las cargas del mismo con aquellos medios» (88).

(87) Arch. Gen. Simancas, R.G.S., f. 421, public. Apénd. Doc., n. V. (88) BFNS, v. III, n. 1.284, p. 641 (6-III-1480), y n. 1.429, p. 721 (Confir­ mación de la bula anterior (10-111-1481). El privilegio real de Juan II: Arch. Gen. Simancas, Mercedes y Privilegios, leg. IV, f. 156; citado por J. U r ia R i u , El privilegio ..., nt. 50. La renuncia de Alonso de Quintanilla, el privile­ gio confirmatorio de los RR.CC. y el albalá de éstos: R.F u e r t e s A r i a s , Alfonso de Quintanilla, Contador Mayor de los Reyes Católicos. Estudio crí­ tico acerca de la vida, hechos e influencia en la reforma económica, política y militar de la Monarquía Española, v. II (Madrid, 1909), Apénd. XXV, págs. 105-106. LA ORDEN FRANCISCANA EN ASTURIAS. ORIGENES Y PRIMERA EPOCA 425

Los dos últimos diplomas del siglo XV, relacionados con Santa Clara, ponen de manifiesto la existencia de una nueva realidad econó­ mica del monasterio de las hasta entonces «damas pobres» de Santa Clara. La «abadesa e freras e convento del dicho monesterio» inter­ vienen como actores en un cambio con la Cofradía del Rey Casto (1497), recibiendo de esta poderosa institución ovetense una «llosa» con su viesca en Pumarín y el foro de varias casas en Oviedo, y entregando, por su parte, a la citada Cofradía el foro de varias casas situadas también en Oviedo (89). Un año más tarde la comu­ nidad franciscana de Oviedo figura como titular de un contrato de aforamiento de varios hórreos, cinco en total, en la misma ciu­ dad (90). Todo hace pensar que para estas fechas el cenobio de «minoretas» asume ya comportamientos similares a los de otros señores contemporáneos, laicos o eclesiásticos, alejándose de los proyectos de observancia que estaban triunfando en otras latitu­ des de la Iglesia y que habían tenido en Raíces de Avilés la única realización documentada. Así pues, no consta que Santa Clara de Oviedo hubiera adoptado la disciplina de la Observancia, aunque sí parece que lo intenta (91). Más bien existen indicios de lo con­ trario. De hecho, recibirá varios bienes inmuebles y fundiarios del convento hermano de San Francisco de Oviedo, cuando éste abrace la Observancia, pasada ya la mitad del siglo XVI (92). Santa Clara no poseyó un atractivo tan fuerte como San Fran­ cisco, Santo Domingo o San Vicente de Oviedo a la hora de escoger los nobles lugares de enterramiento para sus familias. El único ape­ llido importante, estrechamente vinculado a Santa Clara, fue el de Alonso de Quintanilla, Contador Mayor y personaje de notable re-

(89) A.C.O., serie B, carp. 10, n. 16 (S. G a r c ía L a r r a g u e t a , Catálogo n. 1.230). (90) La referencia documental aparece glosada en el trabajo de J.U r i a Riu, Notas para la historia de Oviedo t.c., y nt. 36. Allí también se cita la referencia archivística, pero equivocada, la exacta:A r c h . M u n . O v ie d o , Libro de Acuerdos, A. 1, fols. 21v-22r. El municipio condona el pago del foro a las monjas “por ser personas negesytadas”. (91) J. U r i a R i u , Notas para la historia ..., más arriba ofrece algunas noticias sobre ese intento de Santa Clara de Oviedo de formar parte de la disciplina seguida por las casas de observantes. En cualquier caso, no resulta nada fácil determinar la evolución de las casas de franciscanas en este aspec­ to durante la última parte del XV y el siglo XVI. Sobre esta problemática cfr. J. G a r c ía O r o , “Conventualismo y Observancia t.c., págs. 268 y ss. (92) Ya hicimos mención de este fenómeno más arriba. Cfr. nt. 47 de este trabajo. J. U r i a R i u , Notas ..., afirma indebidamente que los franciscanos de Oviedo abrazaron la reforma observante en 1409. 426 FRANCISCO JAVIER FERNANDEZ CONDE

lieve en la corte de los Reyes Católicos (93). Para honrar aquel convento, donde estaban enterrados sus padres, reforma sustancial­ mente la fábrica completa del mismo, como ya indicamos anterior­ mente. En un documento judicial, datado el 1495, los informantes responden afirmativamente a las autoridades judiciales: «sy saben quel aya edeficado e renovado en el monesterio de Santa Clara, que es estramuros de la cibdat de Oviedo, e que ally en el dicho monesterio, en la capilla maor, están sepultados su padre e su ma­ dre e un hermano suyo que se llamava Luys Alvarez e que demás de los hedeficios que ha edeficado en el dicho monesterio dyo renta para que ally les dizen misas e treyntanarios por servicio de Dios e por las almas de sus defuntos» (94). En efecto, sabemos que había dotado aquella comunidad de ma­ nera espléndida, para que celebraran exequias funerarias por sus antepasados. La renta de los 3.336 maravedís renunciados por Alon­ so de Quintanilla a favor de Santa Clara (1468) tenían una finalidad bien precisa: que aquellas monjas rogaran «a Dios por las ánimas de sus defuntos padres» (95). Y, además, para que aquellas cere­ monias litúrgicas resultaran magníficas, pone a disposición del cabildo catedralicio y de la comunidad de clarisas 8.000 maravedís anuales con el objeto de que asistieran todos los años a la iglesia de Santa Clara «el Obispo, sy en dicha cibdat estoviesse, e syino su vicario e logarteniente con todas las degnidades e canónigos e racioneros de la yglesia mayor, revestidos de sobrepellizes e en prosyción con candelas de cera ardiendo en sus manos, segund que en la constitución de la dicha memoria se contiene, el día de Santa Clara de cada año perpetuamente para siempre jamás a desir los oficios e vigilias de finados e las bisperas ... e otro día después de Santa Clara, por aquella misma vía, dis que han de tornar a la yglesia mayor en la misma procesión, en lo qual asy mismo estava constituydo que fuesen los jueses, regidores e personero e escriva- no de la poridad del concejo desa cibdat e les den sus candelas de Cera ...». La aceptación y acuerdo del cabildo sobre esta fundación ofrece infinidad de detalles sobre la organización de la solemnísima

(93) Sobre este personaje poseemos una biografía espléndida, citada ya más arriba: R. F u e r t e s A r i a s , Alfonso de Quintanilla ..., 2 vols., Madrid, 1909. (94) Se trata de una información que manda abrir el alcalde general de la hermandad de “estos reynos”, a requerimiento del propio Alonso de Quinta­ nilla, para establecer el castigo contra el responsable de un ultraje cometido en su persona y honra: R. F u e r t e s A r i a s , O .c ., v . II, apénd. XXXV, p. 137. (95) R. F u e r t e s A r i a s , O.c., v. II, apénd. XXV, p. 105. LA ORDEN FRANCISCANA EN ASTURIAS. ORIGENES Y PRIMERA EPOCA 4 2 7

e impresionante procesión (96). Las autoridades civiles de la ciudad participaban también en aquellas solemnidades, de forma similar a la de los capitulares, recibiendo como compensación un estipen­ dio de 1.000 mr. (97). Nada tiene de extraño que algunas familias ovetenses, celosas de la altísima distinción de la que eran objeto los Quintanilla, pro­ vocaran disturbios callejeros, no exentos de pintoresquismo, y, a la vez, revelador de esas rivalidades que surgían entre las casas más linajudas y poderosas de la ciudad, frecuentes, por lo demás, tanto en Asturias como fuera en aquella época. Así, sabemos, por ejemplo, que Ñuño Gonzalo de Quirós, vincu­ lado por familia al convento de San Francisco de Oviedo, protago­ niza un curioso episodio de injurias contra el nombre, la honra y las armas de los Quintanilla colocadas en la tapia del convento de Santa Clara: «Yten sy saben quel dicho Ñuño Bernaldo en un dya del mes de abril deste año en que estamos de noventa e cinco, syn tener razón nin cabeza contra el dicho Alonso de Quyntanilla nin contra su honra nin contra las dichas armas, de su propyo moto e con anymo dañado que tenía e tyene de injuriar la per­ sona e lynaje del dicho Alonso de Quyntanilla que representa la memoria e honrra de su linaje salvo quel dicho Ñuño Ber­ naldo, veniendo junto con la dicha cerca del dicho monesterio, delante de muchas personas que lo vieron, meó el escudo de las armas del dicho Alonso de Quyntanilla e dixo otras pala­ bras ynjuriosas contra el dicho Alonso de Quyntanilla e contra su honrra e dixo questaba a ánimo de traer una escalera e fazer sus necesidades suziamente en la dicha cruz e harmas del di­ cho Alonso de Quyntanilla» (98).

(96) Arch. Gen. Simancas, R.G.S. (16-1-1488), f. 301; A.C.O., Regla Blanca, fols. 94v-96r. 7.700 maravedís corresponden a un juro de heredad, situado en las alcabalas del concejo de Grado, que le correspondían, y los trescientos mr. restantes se abonarían de la “renta de ciertas heredades”. Public.Apénd. Doc., n. VI, la aceptación y acuerdo del cabildo sobre esta fundación, tomado de la Regla Blanca. Cfr. J. U r i a Riu, Notas ..., l.c., nt. 72 y 73. (97) Según una referencia tardía del Libro de Acuerdos del Ayuntamiento de Oviedo, “acostunbraban a ir la gibdad Justicia y Regimiento de ella .. llevaban ciertas candelas cada uno ... las quales ponían en torno a su sepul­ tura” El Sr. Gobernador mantiene el compromiso en 1566, pero renuncia al estipendio, “porque el premio, atenta la calidad de las personas del Ayunta­ miento y de la que todo él tiene, era poco, como porque se perdía la grandeza e buena obra A r c h . M u n . O v ie d o , Libro de Acuerdos, A -8 , fols. 707r-v: C . M ig u e l V i g i l , Colección histórico-diplomática del Ayuntamiento de Oviedo (Extractos de los libros de acuerdos), págs. 504-505. (98) Es una de las cuestiones incluidas en la información, citada más arri­ ba, nt. 94: R. F u e r t e s A r i a s , O.c., v . II, apén. XXXV, p. 137. 4 2 8 FRANCISCO JAVIER FERNANDEZ CONDE

Y algo parecido ocurrió con Ferrán González de las Alas, escri­ bano, que en una ocasión (1497) trata de interrumpir y alterar la solemne procesión del día de Santa Clara, mofándose de la misma, haciendo chacota de las candelas utilizadas en ella y declarándose ateo y mal cristiano si seguían celebrándose aquel tipo de solemni­ dades por el ilustre magnate de la corte de los Reyes Católicos (99).

APENDICE DOCUMENTAL

I

1332, abril 3.

Traslado notarial, solicitado por fray Juan de , vicario del monasterio de San Francisco de Oviedo, de dos cartas: en la primera (1243), Fernán Alffonso, canónigo de San Pedro de Teverga, concedía a los franciscanos una fuente, situada en un pra­ do suyo; y por la segunda (1330), el cabildo de San Pedro de Te- verga autorizaba al citado monasterio ovetense a meter el agua a través de un prado que le pertenecía.

A.C.O., serie A, carp. 15, n. 15.

S. G a r c ía L a r r a g u e t a , Catálogo de pergaminos de la catedral de Oviedo, n. 327 y 665 (Regestos con errores) (1).

Connosgida cosa sea a quantos esta carta viren commo en pre­ sencia de mi, Diego Martínez, notario público del rey en Oviedo, e de las testemunnas de juso escriptas, frey Johán de las Regueras, vicario que se decía del convento de los frayres del monasterio de San Francisco de Oviedo, mostró e fizo leer por ante Alffonso Ro­ dríguez, juyz deste meysmo logar de Oviedo, una carta escripta en pergamino, fecha en esta manera: In nomine Domini. Amen. Saban todos por este escripto, tan bien los que agora son commo los que despós vernán, que yo don Fernán Alffonso, canónigo de San Pedro de Teverga, a onor de Dios e de Santa María e de San Francisco, en salvamiento de mia alma e por remissión de mios pecados, dy e do e otorgo a la Ordene de los frayres menores, morantes en Oviedo, una fonte con todas sus

(99) Arch. Gen. Simancas, R.G.S., f. 301 (16-1-1488). Una amplia glosa de este documento: J.U r i a R i u , Notas ..., l.c., nt. 76. (1) Falta el regesto correspondiente al acta documental del traslado no­ tarial. LA ORDEN FRANCISCANA EN ASTURIAS. ORIGENES Y PRIMERA EPOCA 429

pertenencias, que está enno mió prado en Oviedo, que foe de mió hermano Johán Romió, por tal condición: que vos frayres por ese mesmo prado aiades de nuestra casa livres entramientos e livres eximientos a todo tienpo para essa fonte por essi prado e toda la obra que vos quisierdes fazer enna fonte, o ennnos canos o ennos aduchos. Todo lo otorgo para jamás a todo tienpo. Et se por aven­ tura elos, que Dios non quiera, ela fonte se mudás en otro logar en el prado, assí commo suele fazer en otras partes, sienpre vos aiades livre entramiento e livre eximiento, assí commo de sus escripto ye. Hye se yo o quien por mí heredás o veniés o vendiés e enpennás o ennjenás sic) ( este prado en alguna parte, yo otorgo que nunqua elas salidas frayres (sic) nin entradas nin canos nin aduchos nin lavores, quantos fezier por aduzer essa misma fonte al vuestro pro­ vecho o a vuestro plazer, nunqua sea demandado nin contrariado, magar se mudás en otro logar en todol prado, nen otrossí non sea nengún omne osado nin poderoso de fazer cava nin pozo [...] en todo el prado por que la fonte se perdiés nin se mudás. Hie si alguno fos que esto quesiés contrariar, tanbién yo commo otro, quienquier que sea, que [...] escomungado de Dios e peche al que [...] cient [...] ye a la parte del Rey otro tanto. Ye esta carta sien­ pre finque firme para iamás. Regnante Rege Fernando en León ye en Castiella ye en Córdova ye en Toledo ye en Badaloz. García Ro­ dríguez Camota, maiorino in voce regis in totis Asturiis. Domino Roderico, electo in sede Oveti. Ramilus Flóriz, tenente villa Oveti. Su manu illius, Martinus Xira. Facta karta in kalendis Madii. Sub era MCC LXXXI. Qui presentes fuerunt in Oveto: Elitis Rosiello. Alfonso Rosiello. Andrés Gimeno (?). Pero Bono, clérigo del electo. Pero Gutiérrez. Johán Peyre, alffayat. Miguel Ferrándiz. Nicolás Ferrándiz. Ruy Goncález, tendero. Tomás Martínez. Bartolomé Johánniz, alffayat. Johán Ninno, cusdurero. Menén Peláiz. Hu [...] testes de Teverga: Fernán López, Goncalvo Ferrándiz, Pero Peláiz, Johán Peláiz, Pele Martínez, Martín Peláiz, Don Marchos, Alvar Alffónsiz: omnes isti sunt canonici. Pele Martínez de Tameza, Johán Moro de San Pedro, laici. Fernán Johánniz et alis plures. Et esta carta leyda, el dicho frey Iohán mostró e fizo leer por antel dicho juyz una carta escripta en papel e seellada con el seello del cabildo de la yglesia de Teverga, según que por ella aparescia, la qual yera fecha en esta manera: Sepan quantos esta carta viren commo nos el cabildo de la ygle­ sia de Teverga, según que por ella aparescia, la qual yera fecha en esta manera: Sepan quantos esta carta viren commo nos el cabildo de la eglesia de San Pedro de Teverga(sic), seyendo ajuntados en 4 3 0 FRANCISCO JAVIER FERNANDEZ CONDE nuestro cabildo por canpana tannida, assí como ye de costume, da­ mos e otorgamos a vos los frayres de la Ordene del monesterio de San Francisco de Oviedo e dámosvos poder por esta carta que po- dades meter ela agua por el nuestro prado, que está cerca del dicho monesterio e carrearla para él, para vuestro monesterio o para otro lugar hu vos conplir; e que podades fazer camino por el dicho pra­ do en par de la dicha agua para la enderezar, quando vos fezier mester; et que la podades cerrar sobre sí, si vos conplir. Et tolle- mos voz e poderío a Alffonso Martínez, dicho Alffonso de Hedrada, e a qualesquier otros o otro, quel dicho prado dennos tienen o tien o tovieren o tovier, en qualquier manera que vos non fagan nin puedan fazer demanda nin enbargo sobre la dicha agua nin sobre el logar por que venier nin sobre el camino que fagades en par ella, en ningunna manera. Et esto vos damos e otrogamos por que nues­ tros antecesores vos lo dieron e otorgaron por sua carta. Et porque esto sea cierto e non venga en dolda, diémosvos ende esta carta seellada con nueastro seello. Que foe fecha quinze días de dezenbre. Era MCC LXVIII. Et estas cartas ley das, el dicho frey Johán pedió al dicho juyz que diesse ottoridat e mandase a mí Diego Martínez, notario sobre­ dicho, que lli diesse el trasllado dellas, signnado de mió signno, por razón que dixo quel dicho conviento lo avía mester para sua garda e para lo mostrar en algunas partes. Et el dicho juyz cortó e engeminó las dichas cartas, e alió que non yeran rasas nin chance­ lladas nin interlinnadas nin en otra parte sospechas, e por esta razón dió ottoridat e mandó a mí Diego Martínez, notario ia dicho, que diesse el trassllado dellas al dicho frey Johán, según que lo pedía e puso so decreto e mandó que saliesse el dicho trasllado e feciesse fet en cada logar que aparesciesse, assí commo los origi­ nales de las dichas cartas. Fecho este trasllado tres días de abril. Era de mille e CCC e setaenta annos. Testigos: Alffonso Pérez de £imadevilla, marido de María Nicolás. Alffonso Pérez, andador. Johán Gabado, criado del dicho juyz. Domingo Johán, pregonero. E otros. Hyo, Diego Martínez, notario dicho, foy presente a esto e por mandado e otoridat del dicho juyz, fiz escrivir este trasllado por las dichas cartas e pasi mió singnno (S).

II

1332, mayo 16. Fray Tomás, abad del monasterio de Santa María de Valdediós, autoriza al convento de San Francisco de Oviedo para que pueda LA ORDEN FRANCISCANA EN ASTURIAS. ORIGENES Y PRIMERA EPOCA 431

utilizar una fuente situada en un prado de este monasterio que compartía también San Pedro de Teverga.

A.C.O., serie A, carp. 16, n. 6.

S. G a r c ía L a r r a g u e t a , Catálogo ..., n. 674 (Regesto).

Sepan quantos esta viren(sic) commo nos don fray Tomás, por la gracia de Dios abbat del monesterio de Santa María de Valde- diós, porque vimos en el dicho monesterio cartas por que los abba- des, que dende foran antes dennos, dieron al monesterio de San Francisco de Oviedo la font del prado, que nos e el cabildo de San Pedro de Teverga avernos, que iaz a sobre las ortas del dicho mo­ nesterio de San Francisco, contra Lamaquique, que troxiessen la agua de la dicha fonte al dicho monesterio de San Francisco por el dicho prado, para mentenengia del dicho monesterio e para aque­ llo que lies conplisse. Por esta razón otorgamos por esta carta quel dicho monesterio de San Francisco e los frayres ende podan meter e traer e carrear la agua de la dicha fonte para el dicho prado del dicho monesterio o ante parte hu ellos quesieren por cárcava o por cano e en qualquier otra manera que lies conplir e que podan fazer camino por el dicho prado para entrar e para salir a enderezar e alinpiar e a fazer e renovar la dicha fonte e la cárcava e canos por que sea acarren la dicha agua e para todo lo al que lies conplir, por quel dicho monesterio aia agua de la dicha fonte, lo más conpli- damiente que lies mester for. Et otrogamos e avernos por firme toda la lavoria que oy día los frades del dicho monesterio tienen fecha en el dicho prado por razón de la dicha agua e toda la que y fezieren daquí adelante, commo dicho ye. Et tollemos voz e poderío que algunnos nin alguno por nuestro nonme nin en otra manera non lies poda fazer nin faga enbargo sobre las cosas sobredichas nin sobre alguna dellas e posto que lo fagan o quieran fazer, que lies non vala nin sean oydos nin rebebidos sobrello en juyzio nin fora de juyzio nin en otra manera alguna. Et porque esto sea fir­ me, diemos ende esta carta al dicho monesterio de San Francisco, seellada con nuestro seello degera pendiente. Et por mayor firme- dume, rogamos a Diego Martínez, notario público del Rey en Ovie­ do, que la feziés escrevir e posiés en ella so sygnno. Que foe fecha XVI días de mayo. Era de mille e CCC e setaenta annos. Testigos: frey Alvaro, prior, e frey Pedro e frey Fernando e frey Johán, freres del dicho monesterio de Valdediós. Henrique Martínez de Oviedo, tendero. Gutier Ferrándiz, notario de Salas. Suer Alfonso, cape­ llán de Santiago de Sariego. Alfonso Sánchiz, beneficiado en Santo 4 3 2 FRANCISCO JAVIER FERNANDEZ CONDE

Romano e otros. Yo, Diego Martínez, notario ia dicho, foy presente a esto e por el dicho rogo fiz escrivir esta carta e posi en ella mió singnno (S).

III 1420, mayo 20. Valladolid. Don Enrique, Infante de Aragón y maestre de Santiago, da en foro a Fernand Gongález, el fundador del eremitorio de Raíces, la tierra del Castillo de Gozón por tres florines anuales de renta.

A.H.N. Madrid, Clero, Pergaminos, carp. 1.567, n. 1.

P ublic.: Marcos G. M a r t í n e z , “Gouzón: Punto oscuro de la Geografía e Historia astures en el Medievo”, enSimposium sobre cultura asturiana en la Alta Edad Media (Oviedo, 1964), págs. 251-253 (con bastantes incorrecciones de lectura, aunque no esenciales).

Don Enrrique, Infante de Aragón e de Segilia, conde de Albur- querque, sennor de Ledesma, conde de Ampurias, por la gracia de Dios maestre de la Orden de la cavallería de Santiago, por razón que vos Fernand Gongales de Oviedo, vezino de la villa de Avillés, nos ovistes suplicado que por servigio de Dios fizierades un hermi- torio de fray res de la Orden de Sant Francisco en un lugar que dizen Santa María de Rayzes, gerca del Castillo de Gogón, que es de nos e de nuestra Orden, que está en término de la dicha villa de Avillés, e nos pediades por merced que vos aforásemos e diése­ mos yn genso el término del dicho Castillo, por que la tierra dello fuese para el dicho ermitorio e los frayres dél estoviessen en mejor reposo, segund conplía a servigio de Dios. Sobre lo qual enbiamos mandar por nuestra carta a Lope Alfonso de León, nuestro comen­ dador de Sobrescovio, a quien pertenesge el dicho lugar que dizen Castillo de Gogón, que se enformase e sopiese la verdat: qué es lo que rendía a la dicha encomienda de Sobrescovio la dicha tierra que dizen del Castillo de Gogón e nos enbiase fazer relagión conpli- da dello, por que sobre la dicha razón proveyesemos segund fallá­ semos que conplía a servigio de Dios e a provecho e bien de la dicha nuestra Orden. E el dicho Lope Alfonso, comendador, nos enbió dezir que oviera la dicha enformagión e fallara que en algu­ nos tienpos solía rentar la dicha tierra del dicho Castillo de Gogón gient maravedís cada anno e en otros annos que non rentava cosa alguna, por quanto esta tierra era arenales e juncales junto con la mar e que después quel dicho Fernand Gongales fiziera el dicho ermitorio que dava en renta por ello cada anno a Lope Rodríguez, LA ORDEN FRANCISCANA EN ASTURIAS. ORIGENES Y PRIMERA EPOCA 4 3 3

comendador de la dicha encomienda de Sobrescovio, su antesge- sor, tres florines de oro cada anno por que otro alguno non lo arrendase que fiziere enojo a los frayres que estadiesen en el dicho hermitorio, por lo qual le paresgía que era más nuestro servigio e de nuestra Orden e provecho de la dicha encomienda darse a fuero e in genso perpetuo al dicho Fernand Gongales la dicha tierra, que pertenesge al dicho Castillo de Gogón, por los dichos tres florines cada anno, que non estar segund fasta aquí avía estado e estava. Por ende, nos, por esta enformagión del dicho comendador, otrosy, por servigio de Dios, damos e otorgamos al dicho Fernand Gonga­ les la dicha nuestra tierra, que pertenesge al dicho Castillo de Go­ gón, donde el dicho ermitorio se edeficó e otras cualesquier cosas que al dicho Castillo pertenesgen e segund quel dicho Fernand Gongales lo tenía arrendado los annos pasados a in genso e fuero para agora e para sienpre jamás que sea del dicho Fernand Gon­ gales libre e esenta, commo cosa suya propia, pagando el dicho Fernand Gongales e sus sucesores de fuero e yn genso en cada un anno para sienpre jamás al comendador, que agora es o fuere por algund tienpo de la dicha encomienda de Sobrescovio o a quien por ellos lo oviere de aver e de recabdar, los dichos tres florines que sean del cunno de Aragón, de buen oro e de justo peso, o mo­ neda que tanto vala. Para lo qual así pagar e conplir en cada un anno, el dicho Fernand Gongales obligó sus bienes, ávidos e por aver, para que pague los dichos tres florines o moneda que tanto vala al dicho comendador que agora es desde el anno que se non pagaron al dicho Lope Rodrigues, comendador que fue de la dicha encomienda, e dende en adelante en cada un anno para sienpre jamás al comendador que agora es della e a los otros comendado­ res susgesores que de la dicha encomienda después dél fueren. Et por esta nuestra carta mandamos e damos ligengia al dicho Lope Alfonso de León, nuestro comendador de la dicha encomienda, que tome e resgiba del dicho Fernand Gongales qualquier contrabento o recabdo, que sobre la dicha razón fuere menester por escrivano público, en que vaya encorporada esta nuestra carta e nos enbie el traslado dello signado escripto en pergamino, por que nos lo man­ demos poner en las cartas de los previllegios de la nuestra cámara de Uclés, para guarda del derecho o de la nuestra Orden. E esto otorgado en la manera, que dicha es, mandamos por esta nuestra carta al dicho Lope Alfonso, nuestro comendador, e a los otros co­ mendadores que después dél fueren, que seyendo pagados de los dichos tres florines o moneda que tanto vala en cada un anno, segund dicho es, que dexen la dicha tierra del dicho Castillo de 4 3 4 FRANCISCO JAVIER FERNANDEZ CONDE

Gogón al dicho Fernand Gongales, libre e desenbargada e que lo defiendan con ella que sea suya para agora e para sienpre jamás, para que la pueda labrar e plantar e fazer en ella lo quel entendier que más es su provecho e del dicho ermitorio. E nos por nos e por nuestra Orden ge lo damos e otorgamos en la manera que dicha es, e prometemos de non yr nin venir nin consentir yr nin venir nin pasar contra ello nin contra parte dello agora nin de aquí adelante en algún tienpo nin por alguna manera, so obligación de los bienes de nuestra Orden, que para ello obligamos. Et desto mandamos dar esta nuestra carta firmada de nuestro nonbre e sellada con nuestro sello de gera pendiente. Dada en Valladolid, veynte días de mayo. Anno del nasgimiento del Nuestro Sennor Jhesu Christo de mili e quatrogientos e veynte annos. Yo Ruy Martínez, escrivano de mi sennor el Infante Maestre de Santiago, la fiz escrivir por su mandado (R.). Nos el Maestre.

IV

1475, marzo 15.

Los reyes don Fernando y doña Isabel ordenan a las autoridades de la ciudad de Oviedo del Principado de Asturias y de todos sus reinos que presten su ayuda al convento de San Francisco de Ovie­ do para reducir a la disciplina religiosa a un fraile que vivía con una mujer.

Arch. Gen. Simancas, R.G.S. (15-IV-75), f. 309.

Don Ferrnando e domna Ysabel, por la gracia de Dios Rey e Reyna de Castilla, de León, de Toledo, de Cegilia, de Galligia, de Sevilla, de Córdova, de Murgia, de Jahén, del Algarbe, de Algesiria, de Gibraltar, príngipes de Aragón, sennores de Vizcaya e de Moli­ na, a todos los corregidores e alcaldes e otras justigias qualesquier, asy de la gibdat de Oviedo como de todas las villas e lugares de nuestro Pringipado de Asturias e de los nuestros regnos e sennoríos e a cada uno de vos, a quien esta nuestra carta fuere mostrada o el traslado della signnado de escrivano público, salud e gracia. Se- pades quel custodio, guardián, frayles e convento del monesterio de Sant Frangisco desa gibdat nos fizieron relagión, por su petición, deziendo que frey Luys, frayle de la dicha Ordene de Sant Frangis­ co, non temiendo a Dios nin a peligro de su anima, se salió de la dicha Ordene et que tyene muger pública con que vive; et dize que es casado e velado con ella; et que se puso nonbre Luys Gon- LA ORDEN FRANCISCANA EN ASTURIAS. ORIGENES Y PRIMERA EPOCA 435 galez; et que eommoquier que ellos le quieren conpelir que buelva a la dicha Ordene et esté en ella segund su Regla et constituygio- nes, dize que así favorez que en la dicha gibdat e Principado de Asturias tyene non lo han podido nin pueden fazer, lo qual es grand deservigio de Dios et nuestro e ynfamia de la dicha su Ordene; et nos soplicaron e pedieron por merget gerca dello con remedio e justigia les proviesemos, mandándoles dar favor e ayuda de nnues- tro brago seglar, para costrenir e apremiar al dicho frey Luys que buelva e esté en la dicha Orden o commo la nuestra merget fuese. Et nos tovímoslo por bien, por que vos mandamos a todos e a cada unos de vos en vuestros lugares e jurisdigiones que cada e quando por el dicho custodio e guardián e frayles e convento del dicho mo- nesterio de San Frangisco de Oviedo o por su parte fuerdes reque­ ridos et vos fuer ynbocado favor e ayuda del abxilio del brago seglar para prender al dicho frey Luys et lo levar al dicho mones- terio et lo corregir e castigar que esté en su orden, ge lo dedes e fagades dar quanto et commo et segund fuere e condenades. Et sy para lo asy fazer e conplir vos las dichas justigias favor e ayuda ovierdes menester, por esta nuestra carta mandamos a todos los congejos e alcaldes, alguaziles e reguidores, cavalleros prinderos e ofigiales e ornes buenos dese dicho nuestro Principado et a otras qualesquier personas, nuestros vasallos e súditos e naturales, de qualquier estado o condigión, preminengia o denidat que sean, et a cada uno dellos que sobrello fueren requeridos que vos la den e fagan dar et que en ello enbargo nin contrario alguno vos non pon­ gan nin consientan poner. Et los unos nin los otros non fagades nin fagan ende por alguna manera, so pena de la nuestra merget et de diezmille maravedís para la nuestra Cámara. Además, manda­ mos al omne que vos esta carta mostrare que vos enplaze que parescades ante nos en la nuestra Corte, dondequier que nos sea­ mos el día que vos enplazare fasta quinze días primeros seguientes, so la dicha penna, so la qual mandamos a qualquier escribano pú­ blico que para esto fuere llamado que de [...] que vos la mostrare testimonio signnado con su signno, por que nos sepamos en commo se cunple nuestro mandado. Dada en la villa de Medina del Campo a quinze días del mes de margo. Anno del nasgimiento del Nues­ tro Sennor Jhesuchristo de mille e quatrocientos e setenta e ginco annos. Yo el Rey. Yo la Reyna. Et yo Alfonso de Avila secretario del Rey e de la Reyna, nuestros sennores, la fize escrivir por su mandado. En las espaldas de la dicha carta estavan escriptos estos nonbres: Garcíaz, dottor; Diego de Ribera; Nunius Díaz; Ferdina- dus, dottor; Ferrnandus, ligenciado. Registra: Diego Suárez (R.). 436 FRANCISCO JAVIER FERNANDEZ CONDE

V

1476, junio 18. La reina Isabel confirma al monasterio de Santa Clara de Ovie­ do un juro de 4.000 maravedís de renta anuales, situado en la renta de las alcabalas de la ciudad de Oviedo, que le había sido otorgado por el rey Enrique IV.

Arch. Gen. Simancas, R.G.S. (18-VI-76), f. 421.

Yo, la Reyna, fago saber a vos los mis contadores mayores que por parte de la abadesa e freylas e convento del monesterio de Santa Clara, de la gibdat de Oviedo, que es en el mi Principado de Asturias de Oviedo, me es fecho relación que por ser commo son encerradas biven muy pobremente. Et porque la tierra es esterile non son asy proveydas de limosnas, por lo qual están en asaz tra­ bajo e diz que Alfonso de Sograndio, vezino de la dicha cibdat, les ovo renunciado dos mille maravedís de moneda vieja, que son qua- tromille maravedís desta moneda que se agora usa, quel tennía en la escrivanía de la dicha cibdat desde el tienpo del Rey don Juan mi sennor e padre que santa gloria aya. Et quel sennor Rey don Enrrique, mi hermano, que Dios aya, dio sobrello su alvalá firma­ do de su nonbre, por donde mandó quel dicho monesterio oviese, de mercet e limosna, los dichos quatromille maravedís, por juro de heredat en cada un anno, en las alcavalas de la dicha cibdat de Oviedo. Et que los maravedís de la dicha escrivanía quedasen para él e se cobrasen asueltos de las rentas e pechos e derechos de la dicha cibdat de Oviedo, segund que maes largamente en el dicho alvalá, que cerca dello les dió, se contiene. El qual dicho alvalá e las otras escripturas, que cerca desto tienen, por ser commo es el dicho monesterio muy pobre no se los han asentado en los libros del dicho sennor Rey don Enrrique, mi hermano. Et pidiéronme por merced que cerca dello les provyese. Et porque mi merced e voluntad es, por ser commo es el dicho monesterio muy pobre (1), et las dichas abadesa e freylas encerradas, et por que tengo cargo de regor a nuestro Sennor en el dicho monesterio por la vida e salud e ensalcamiento del muy ecelente Rey, mi sennor, e mia, ten­ go por bien e es mi mercet que este anno de la fecha deste mi alvalá deste primero día de enero dél et dende en adelante en cada un anno perpetuamente por juro de heredat para sienpre jamás

íl) El párrafo: “no se los han ... muy pobre”, se añade al margen. LA ORDEN FRANCISCANA EN ASTURIAS. ORIGENES Y PRIMERA EPOCA 4 3 7

áyan e tengan de mí por merget quatro mille maravedís/srtuádos e puestos por salvados sennaladamente en las alcavalas de la3 dicha gibdat de Oviedo, en que los ellas maes quisieren áver e ferier é tomar e nonbrar, porque vos mando que mostráridovos solamente el dicho alvalá de dicho sennor Rey don Enrrique, por donde pa- résca que los mandó situar los dichos quatromille maravedís en la forma suso dicha, commoquier que non aya seydo nin sea asenta­ do en los dichos libros, pongades e asentades al dicho monesterio de Santa Clara en los mis libros e nóminas de las mercedes de juro de heredat e en lo salvado dellos, para que ayan e tengan "de mi, por merget e limosna, los dichos quatromille'mafaVedís de juró de heredat, situados e salvados con las facultades e segiíñd é en la manera que en el dicho alvalá del dicho sennor Rey don Enrrique se contiene et declara. El qual yo les aproevo e confirmo e he por bueno, bien asy e a tan conplidamente :commo eil él sé contiene et declara. E commo sy estoviese asentado en los dichos libros del dicho sennor Rey don Enrrique, asy nesgesario es a ma­ yor ahondamiento yo les fago merget e limosna nuevamente dellos, para que les sean situados e salvados en las mismas rentas e segund e en la manera quel dicho sennor Rey don Enrrique mandó por el dicho su alvalá que se los situasen e salvasen. Et dadle e libradle al dicho monesterio sobrello mi carta de privilléjo e las otras mis cartas e sobrecartas que menéster ovieren, para que los arrendar dores e fieles se coguedores e otras quálesquier personas qué han coguido e recabdado e cogüiereri e recabdaren e ovierén de coger e de recabdar en renta Ó en fieldat o en otra manera qüálqülér las dichas rentas de las dichas alcavalas de la dicha, gibdat de Ovie­ do este dicho anno de la fecha deste mi alvalá desde primero día denero del. Et dende en adelante, en cada un anno, para rsienpre jamaes, que los den e paguen de los maravedís que han montado he rendado e montaren e rendieren e valieren las dichas alcavalas de la dicha gibdat de Oviedo por los tercios deste dicho anno. Et dende en adelante por los tergios de cada un anno les recuda- é faga dar e pagar e recudir a las dichas abadesa e freylas e convento del dicho monesterio con los dichos cuatromille maravedís esté presente anno de la fecha deste mi alvalá e dende en adelante, én cada un anno, por sienpre jamaes. Et quel dicho previlégio e las otras mis cartas e sobrecartas mando al mi chageller e notariose a los otros mis ofigiales, que están a la tabla de los mios seellosi que libren e pasen e seellen syn enbargo nin contrario alguno. Lo qual todo que dicho es et cada cosa dello vos mando que'fagádes e cunplades et fagan e cunplan non embargantes quálesquier leys 438 FRANCISCO JAVIER FERNANDEZ CONDE

e hordenangas que en contrario desto sean o ser puedan. Las quales e cada una dellas, en quanto a esto atapnne e toca, yo dispenso con ellas e con cada una dellas e quiero e mando que se non entiendan nin escondan a esta dicha merget e limosna destos dichos quatro- mille maravedís, quedando en su fuerga e vigor para las otras co­ sas. Et sobre lo que dicho es nin sobre parte dello non atentades nin atiendan otro nin alcavala nin mandamiento nin segunda ju- sión, por quanto esta es nuestra yntengión et deliberada voluntad. Et non fagades nin fagan ende al fecho. A diez e ochos días del mes de junio anno del nasgmiento de Nuestro Sennor Jhesuchristo de mille e quatrogientos e setenta e seys annos. Yo la Reyna. Yo Ferrand Alvarez de Toledo e Ferrand vizethesoreros del Rey e de la Reyna, nuestros sennores, regientes el ofigio de la secretaría ma­ yor de los sus previlegios, confirmagiones, la fezimos .escrivir por su mandado. Registra: Diego Suárez (R.).

Vi

1484, octubre 20. Capítulo de San Salvador (Oviedo).

Acuerdo establecido y aceptado por el obispo de Oviedo, Alfon­ so de Palenzuela, y el cabildo de esta Iglesia Catedral, para celebrar anualmente en el monasterio de Sarita Clara las solemnísimas exe­ quias funerarias de la familia de Alonso Quintanilla, correspon­ diendo así a una cuantiosa dotación de éste. Tendrían que realizarse coincidiendo con las fiestas de Santa Clara, el 12 de agosto.

A.C.O., Libro de la Regla Blanca, fols. 96r-100r.

Sepan quantos esta carta vieren como nos don Alfonso de Pa- lenguela, por la gracia de Dios e de la santa iglesia de Roma obispo de Oviedo, del Consejo de Rey e de la Reyna, nuestros sennores, e nos el deán et cabildo de la santa iglesia de Oviedo, estando ayuntados en nuestro capítulo e ayuntamiento, seyendo para ello llamados por son de campana tañida, segund que lo avernos de uso e de costunbre, e estando con nos, en el dicho capítulo e ayunta­ miento el bachiller Diego García de Villavigiosa, vicario del deán de la dicha santa iglesia, e don Alfonso Rodrigues de León, prior de la dicha santa iglesia, e don Gutierre de Vallo, argidiano de Ri- badeo, e don Juan Pérez, argidiano de Villavigiosa, e don Fernán Gongales, abbad de Teverga, dignidades en la dicha iglesia, e el bachiller Juan de Gigón e Juan Fernandes de Villareal e Gongalo Fernandes, abbad de Fuentes, canónigo en la dicha santa iglesia, LA ORDEN FRANCISCANA EN ASTURIAS. ORIGENES Y PRIMERA EPOCA 439 e otros muchos canónigos e racioneros e beneficiados de la dicha iglesia, nos, los dichos deán e cabildo, con licencia e abtoridad e con consentimiento de vos el dicho sennor obispo, la qual, si nece­ sario es, vos pedimos e demandamos para fazer e otorgar todo lo que adelante será contenido. E nos, el dicho obispo, así otorgamos e conocemos que damos e otorgamos a vos los dichos deán e cabil­ do de la dicha nuestra santa iglesia la dicha licencia e abtoridad, que por vos nos es pedida, para fazer e otorgar todo lo que ade>- lante será contenido. Por ende, nos el dicho obispo e nos los dichos deán e cabilldo, por nos e por nuestros sucesores, por virtud de la dicha licencia e abtoridad, sy necesaria es, la qual agebtado e usado della de nuestra propia e libre voluntad e ávido sobre todo lo que adelante será contenido nuestro consejo e deliveración e aviendo prevenido para ello nuestros tratados e acuerdos e ayuntamientos, segund e como de derecho e costunbre se (96v) requieren, todos de un acuerdo en voz e consentimiento e voluntad, nemine discre­ pante, otorgamos e conocemos por esta carta que por quanto el onrado cavallero Alonso de Quintanilla, Contador Mayor de Cuen­ tas del Rey e de la Reyna, nuestros sennores, e del su Consejo, e de la sennora donna Aldara de Luduena, su muger, son muy devo­ tos a la dicha santa iglesia de Oviedo por la santidad e sennorío de la santa iglesia, reliquias e otras vertudes que en la dicha santa iglesia son e están e nos son muy aficionadas e nos tienen filial e e (sic) fraternal amor e así lo an tenido todos sus antecesores fa- ziendo continuadamente sus ayudas e limosnas a la dicha santa iglesia e a la fábrica e mesas episcopal e capitular della e a los vasallos e familiares e servidores nuestros e de las dichas nuestras mesas episcopal et capitular e seyendo continuadamente vienfecho- res de la dicha santa iglesia, los quales dichos sennores Alonso de Quintanilla e donna Aldara de Luduena, su muger, continuando su loable devoción, nos pedieron e rogaron que feziésemos e celebrá­ semos por sus ánimas e por las ánimas de Luys Alvarez de Paderne e Urraca Alvarez, su muger, padre e madre del dicho Alonso de Quintanilla e de Luys Fernándes de Grado e de Sancha Fernándes de Lodenna, su muger, padre e madre de la dicha donna Aldara de Lodena e de los otros sus antecesores e descendientes una memo­ ria en cada un anno, perpetuamente para sienpre jamás en la forma e manera seguiente: primeramente quel día de Santa Clara, que es a doze días del mes de agosto, a las bísperas, e otro día seguiente a las misas, cada un anno perpetuamente para sienpre jamás, se faga e celebre la dicha memoria en el monesterio de Santa Clara, que es en los arravales desta cibdat de Oviedo, en la capilla mayor 440 FRANCISCO JAVIER FERNANDEZ CONDE

del dicho monesterio, donde están sepultados Luys Alvares de Pa- derni e Urraca Alvares, su muger, padre e madre del dicho Alonso de Quintanilla e Luys Fernándes de Grado, padre de la dicha donna Aldara, su muger, defuntos que Dios aya, e donde se a de enterrar Sancha Fernández de Lodenna, muger del dicho Luys Fernándes, madre de la dicha donna Aldara, al tienpo que Dios la levare desta presente vida. Otrosí, en el dicho día de Santa Clara, en que se a de fazer ela dicha memoria, a las bísperas, e el otro día seguiente a las missas fagan e gelebren tenprano los divinales ofigios de los dichos días en la dicha santa iglesia, por manera que quede espagio e tienpo para gelebrar e fazer la dicha memoria a ora convenible. Otrosí, quel dicho reverendo sennor obispo e los otros perlados que después del sugedieren en el dicho obispado, estando residentes e presentes en la dicha su iglesia, o sus provisores e vicarios e los dichos venerables sennores deán e cabildo que agora son e serán de aquí adelante para sienpre jamás, que en la dicha santa iglesia estovieren e residieren, después de gelebrados los ofigios en la di­ cha santa iglesia, commo dicho es, el dicho día de Santa Clara a las bísperas vayan en solepne progegión desde el coro de la dicha santa iglesia fasta el (97r) dicho monesterio de Santa Clara con sus sobrepelligas bestidas; e el preste que otro día seguiente oviere de dezir misa de la dicha memoria con su capa, la más rica que en la dicha iglesia oviere para ofigio de finados, e que todos lleven sus girios engendidos en las manos en esta guisa: quel dicho sennor obispo, si estoviere presente, lleve un girio blanco que pese diez ongas e que vayan pintadas en él, en un escudo, las armas del dicho Alfonso de Quintanilla e de su linaje e solar que son una cruz blan­ ca de veros azules en canpo colorado segund las traen los del solar de Bobes e en otro escudo las armas de la dicha donna Aldara e de su linaje e solar e apellido, que son quinze quarterones dorados e azules, segund las traen los del solar de Lodenna; et quel preste que oviere de dezir missa, si el sennor obispo fuere ausente, lleve en su logar el dicho girio blanco e si fuere presente que lleve un girio verde que pese ocho ongas, en el qual vayan pintadas las di­ chas armas e que las dignidades lleven otros cada sendos girios verdes de las dichas ocho ongas cada uno con las dichas armas; e que los canónigos lleven otros cada sendos girios amarillos los cavos verdes de cada seys ongas e los ragioneros cada sendos girios amarillos de cada ginco ongas, segund e por la forma e manera que todos los dichos girios se llevaron el domingo pasado que fue­ ron veynte e quatro días deste presente mes de otubre a la bíspera e el lunes seguiente a las missas que se comiengó a fazer la dicha LA ORDEN FRANCISCANA EN ASTURIAS. ORIGENES Y PRIMERA EPOCA 441

memoria. Et otrosí, que delante la dicha procesión lleven las tira- cens (sz'c) que en la dicha santa iglesia oviere con seys candeleros de plata e girios, ante la qual vayan seys hachas de gera engendidas en cada cada sic( ) una de las quales vayan pintadas en la misma gera las dichas armas e que las lleven seys mogos de coro de la dicha iglesia delante la dicha cruz e con sus sobrepelligas bestidas de doss en dos ordenadamente, segund e commo se fizo el dicho día. Otrosí, después de llegados al dicho monesterio en la dicha progesión, commo dicho es, se asienten todos los dichos sennores ordenadamente, cada uno segund su dinidad e grado, en los asen­ tamientos que estarán puestos en la dicha capilla mayor del dicho monesterio de Santa Clara e fagan poner las dichas seys hachas e los dichos girios, que así llevaren, todos alderredor de las sepultu­ ras de los dichos Luys Alvares e Urraca Alvares, que están allí en medio de la dicha capilla, en sus asientos de madera o de fierro, que allí estarán fechos para las dichas hachas e girios en torno de las dichas sepolturas, poniendo las tres hachas a la cabegera e las otras tres a los pies de las sepolturas reglada e conpasadamente. Los quales dichos girios se pongan assí ordenados en los dichos asientos, entorno de las dichas sepolturas cada uno en su lugar, segund fueren las dignidades e los benefigiados que los llevaren en la dicha progesión e que allí les digan sus vísperas y vigilias e res­ ponsos de finados con sus ligiones e oragiones e otros ofigios e solepnidades, segund lo suelen e acostunbran dezir a qualquier de las dignidades e canónigos de la dicha santa iglesia al tienpo de sus enterramientos, durante las quales dichas vísperas e vigilias e responsos e ofigios las dichas hachas e girios estén engendidos en torno a las sepolturas fasta ser acabados; e que después de fechos los dichos ofigios, se buelvan en la dicha progesión, segund e por la forma e ma(97v.)nera e con las solenidades que venieron e de suso es dicho e declarado. Otrosí, quel dicho día seguiente, después del dicho día de Santa Clara, a las misas, después de gelebrados los ofigios de aquel día en la dicha santa iglesia, vayan al dicho monesterio de Santa Clara en la dicha progesión solepnemente con las dichas hachas e girios engendidos según e por la forma suso dicha, llevando diácono e subdiácono vestidos para el servigio e misterio de la dicha misa e que pongan la dicha gera e se asienten los dichos sennores según e commo dicho es e que digan su misa de finados en el altar mayor del dicho monesterio, cantada solepne­ mente con los dichos diácono e suiácano e con sus vegilias e res­ ponsos e ligiones e con los otros dichos ofigios e oragiones que se suelen dezir a qualquier de las dichas dignidades e canónigos de 4 4 2 FRANCISCO JAVIER FERNANDEZ CONDE la dicha iglesia al tienpo de sus enterramientos, commo dicho es, e con los más ricos e más honrrados ornamentos que en la dicha iglesia oviere de oficio de finados; e que durante la dicha misa e todo el dicho oficio las dichas hachas e sirios estén encendidos en torno de las dichas sepolturas, commo dicho es; e después de aca­ bado se buelvan en la dicha procesión, como venieron, fasta la dicha santa iglesia e los cirios que cada una de las dichas dignida­ des e canónigos e- racioneros traxeren en la dicha procesión se queden con ellos e sean suyos. Otrosí, quel dicho día, a la media misa, fagan fazer sermón en el dicho monesterio, si podiere ser ávido clérigo o frayle predicador que lo faga, faziendo memoria del dicho Alfonso de Quintanilla e de la dicha dona Aldara de Lo- depnna, su muger, e de los dichos sus padres e madres que en la dicha capilla mayor están sepultados e de sus antecesores e des­ cendientes; e si non podiere ser ávido predicador que faga dicho sermón, que el preste, que dixere la dicha misa, denuncie e publi­ que e manifieste al pueblo commo los dichos oficios en onrras se fazen 'e'celebran por las ánimas de los dichos Alfonso de Quinta­ nilla e donna Aldara, su muger, e de los dichos sus padres e madres e antecesores e descendientes, encomendando al pueblo que los ayude e fagan oración por ellos con sendos Pater nostres e Avema­ rias. E ottrosí, que los dichos sennores deán e cabildo fagan que el mayordomo o cerero e otras personas, que tienen los semejantes cargos por el dicho cabilldo, tengan encargo de fazer la dicha cera e mandar pintar en ella las armas e de la dar e repartir en la ma­ nera que dicho es en cada un anno en el dicho día de Santa Clara a las bísperas e en el día seguiente a las misas, según e commo acostunbran fazer e dar e repartir los cirios e candelas que se dan en la dicha santa iglesia al dicho reverendo sennor obispo e a los señores deán e cabildo el día de Santa María la Candelaria e según que tienen cargo de fazer ela otra cera, que (98r) los otros senno­ res deán e cabilldo tienen a cargo de gastar e destribuyr. Otrosí, que de los mili maravedís que an de ser situados e diputados para el gasto de los dichos cirios o de los quatromill maravedís, que an de ser situados para la dicha memoria, los dichos sennores deán e cabildo tengan contento e salariado al pintor que oviere de pintar las dichas hachas e cirios cada anno, según e commo tiene sala­ riados los otros oficiales de la dicha iglesia. Otrosí que los dichos Cirios que se ovieren de poner en torno de las sepolturas, commo dicho es, non puedan ser menos de cinquenta cirios, aunque en los días de la dicha memoria non se acaescan en la dicha iglesia tantos beneficiados que los lleven en la dicha procesión e que des­ LA ORDEN FRANCISCANA EN ASTURIAS. ORIGENES Y PRIMERA EPOCA 443 pués de llevar la dicha progesión en tal manera que cada dinidad e canónigo e racionero lleve el suyo que los girios que sobraren a cunplimiento de los dichos ginquenta girios faga llevar el sochantre de la dicha iglesia por mandado del dicho cavildo al dicho mones- terio de Santa Clara e los ponga en torno de las dichas sepolturas, según e commo se pusieren los que llevaren los dichos benefigia- dos, los quales dichos girios que así sobraren, e el dicho sochantre levare o figiere lebar por falta de benefigiados, sean suyos e para él, por que tenga el cargo de poner e quitar ordenadamente todos los dichos ginquenta girios de los dichos asientos. Otrosí, el gasto de los dichos girios el dicho Alfonso de Quintanilla de e faga dar a los dichos sennores deán e cabilldo, en cada un anno, para sien- pre jamás, los dichos mili maravedís de juro de heredad situados en qualesquier rentas del Rey e de la Reyna, nuestros sennores, de la dicha gibdad de Oviedo, giertos e bien pagados, donde los dichos sennores deán e cabildo los ayan e cobren llana e segura­ mente e les sean sanos; y que sea a cargo del dicho Alfonso de Quintanilla de les dar fecha e sacado el previllejo dellos e las otras provisiones e recabdos que menester ovieren a su costa e missión; los quales dichos mili maravedís del dicho juro sean señaladamen­ te para el gasto de los dichos girios demás e allende de los otros quatromill maravedís de juro quel dicho Alfonso de Quintanilla dotó al dicho cabildo por razón de la dicha memoria e de las di­ chas hachas que an de levar commo dicho es. El qual dicho ruego a nos fecho por los dichos sennores Alfonso de Quintanilla e donna Aldara su muger de la dicha memoria de suso encorporada e de­ clarada, a la manera que dicha es, a todos juntamente nos fue plazible e aceptable, aviendo respeto e consideragión a la dicha su devogión e por quanto entre las otras limosnas e ayudas por ellos fechas a la dicha santa iglesia, agora de presente dieron e dotaron a vos el dicho deán e cabilldo los dichos quatromill maravedís de juro de heredad cada un anno para sienpre jamás de los maravedís quel dicho Alfonso de Quintanilla tiene situados por previllejo en las rentas de los dichos Rey y Reyna, nuestros sennores (98v), desta gibdad de Oviedo, e más otros mili maravedís que dieron e dotaron de juro cada anno, situados, como dicho es, para el gasto de los dichos girios de la dicha memoria, segund e commo de suso se contiene. Otrosí, an trabajado e procurado e de cada día trabajan e procuran en otras muchas cosas por el bien e pro e utilidad e acregentamiento de la dicha santa iglesia. Por ende, queriendo sa- tisfazer a la dicha su devogión e usar con ellos de caridad en nues­ tros sacrifigios e oragiones, otorgamos e conogemos por esta carta 444 FRANCISCO JAVIER FERNANDEZ CONDE que estatuymos e conestituymos e establecemos por ordenanga e constitución ynrrebocable e valedera para sienpre jamás e por con-., trato e postura fecha entre partes e por aquella via e forma e ma­ nera que mejor puede e deve valer de derecho que nos e nuestros subgesores, en cada un anno, perpetuamente, para sienpre jamás, fazemos e cobramos e farán e celebrarán la dicha memoria e abtos e oficios e en los días e según la forma e manera que de suso es contenida e declarada. E que aquello nin cosa alguna nin parte dello non menguara nin desfallecerá nin se dexara de, fazer e. conplir enteramente, en ningund tienpo nin por alguna manera nin cabsa nin razón que sea o ser pueda. E prometemos e obligáy mosnos los dichos deán e cabildo por nos mismos e por nuestros sLibgesores e por los bienes de nuestra mesa capitular, espirituales e tenporaleSj ávidos e por a ver, de fazer e cobrar e confirmar e tener e cunplir e mantener e guardar e todo lo que dicho es, cada cosa e parte dello e de non yr nin venir contra ello directe nin, yndirecte, general nin particularmente, so pena de caer e que ca- yamos nos e nuestros sucesores para sienpre jamás en las pepas e censuras establecidas contra los que quebrantan los estatutos e conestituciones (sic) e provadas de las iglesias catedrales e cabildos dellas; las quales dichas penas e censuras nos, el dicho, obispo i por nos e por nuestros sucesores, desde agora e por „en­ tonces e de entonces para agora, ponemos sobre vos el dicho deán e cabildo e sobre las personas singulares del e sobre vuestros su­ cesores, para sienpre jamás, que lo suso dicho non tomaren e cun- pliren e contra ello fueren e venieren en estos escriptos e por ellos, e nos los dichos deán e cabildo, por nos e por nuestros sucesores, asy lo recebimos e consentimos. E otrosí, que vayamos en pena de Cien doblas de oro de la vanda castellana, de buen oro e justo peso, para los dichos Alfonso de Quintanilla e donna Aldara su, muger e para sus herederos e sucesores e descendientes, para sien­ pre jamás, por cada vegada (99r.) que lo suso dicho nos fezieremos e cunpliremos enteramente, segund e commo dicho es* La qual di­ cha pena ponemos sobre nos e sobre nuestros bienes por pacto e postura e por nonbre de ynterese convencional avenido e iguala­ do con el dicho Alfonso de Quintanilla e con la dicha donna Aldara, su muger, e con los dichos sus herederos e sucesores. E la dicha pena pagada e non pagada, que todavía e en todo caso e a todo tienpo seamos tenidos e obligados nos e los nuestros sucesores de fazer e celebrar e continuar e cunplir e guardar la dicha memoria cada un anno perpetuamente para sienpre jamás, segund e commo de suso se contiene. E nos, el dicho obispo, por nos e por nuestros LA ORDEN FRANCISCANA EN-ASTURIAS. ORIGENES Y PRIMERA EPOCA 445

sucesores prometemos e otorgamos por nuestra dignidad pontifi­ cal de fazer a los dichos nuestros deán e cabildo e personas, singu­ lares del que fagan e cunplan continuadamente e celebren la dicha memoria cada un ,anno perpetuamente para sienpre jamás e que paguen e guarden todo lo que dicho es e cada cosa e parte dello e que los conpeleremos e apremiaremos a ello por toda censura e remedio e rigor. E para mayor firmeza e corroboración de todo lo suso dicho nos los, dichos deán e cabildo e personas .singulares dél, juramos e prometemos por Dios verdadero e por Santa María, su madre, e por las palabras santos evangelios(sic) e por las órdenes, que cada uno de nos tiene en nuestras ánimas e de nuestros .suce­ sores e de, las otras dinidades e beneficiados de la dicha iglesia, que son absentes, de tener e guardar e cunplir e fazer e celebrar, e consumar la; dicha memoria cada un anno, perpetuamente para sienpre jamás, segund e en la manera que de suso se contiene. E . que cada e quando de nuevo recibiremos qualquier dignidad o ca-. nónigo o beneficiado en la dicha iglesia, le f aremos primeramente jurar e prometer espresamente que guardará e cunplirá lo en esta escriptura contenido e cada cosa e parte dello, so pena que seamos, o sean por ello perjuros e ynfames e fementidos e nos de por ello pena de perjuros e de infames. E otrosy, juramos e prometemos, en la forma suso dicha de non demandar auso imperio ninrrelixa- Ción nin dispensación deste dicho juramento al nuestro muy santo padre nin cardenal nin arzobispo nin obispo nin vicario nin. otro juez nin perlado de Santa Iglesia o qui poder ayan de nos la dar; e sy demandaremos, que nos non sea dada e si nos fuese dada de. su propio motu a nuestra petición o en otra qualquier manera por ~ el mesmo caso la renunciamos e avernos por renunciada, para que non usemos nin podamos della usar; e si della usáremos, que., nos ( non vala nin nos sea oydo nin recebydo en juizio nin fuera del;,. para lo qual pedimos e rogamos e damos poder cunplido a ,quales- quier juezes e justicias, así celestiales commo seglares, a la, juridi- Ción de las quales nos sometemos, renunciando nuestro propio, fuero e juredición e la ley en que dize que el que se, somete a,ju- redición agena -que antes del pleito contestado se puede arrepentirá e declinarla, para que nos lo fagan todo assí tener e guardar , e cun­ plir e guardar e pagar e mantener, según dicho es, procedyendo contra nos e contra nuestros .sucesores las justicias eclesiásticas, por toda censura eclesiástica e las justicias, seglares por , todove-r; medio o rigor de derecho faziendo o mandando fazer entregare, esecución en nos e nuestros bienes e de las personas singulares del dicho cabildo e* los venda e remate sin esperar término nin .orden 446 FRANCISCO JAVIER FERNANDEZ CONDE nin forma de fuero nin de derecho e de los maravedís que salieren fagan pago a los Alfonso de Quintanilla e donna Aldara de Lodepnna, su muger, e a los dichos sus herederos e sucesores la dicha pena de las dichas ginco do(99v)blas, quantas vezes en ella cayéremos, con más la costa e dannos e yntereses e menoscabos, que por esta razón se les recreciere e por a más las juredigiones puedan progeder con­ tra nos e contra nuestros sugesores en un mismo tienpo, sin que enbargue el dicho progeso eclasiástico al seglar nin el seglar al eclesiástico bien así e ata cunplidamente, como si por sentengia de juez conpetente pasada en cosa juzgada e por consentida fuese todo así oydo e juzgado e sentengiado contra nos e contra nuestros sugesores e contra esto que dicho es renungiamos todos e quales- quier decretos o leys e fueros e derechos canónicos e geviles, es- criptos o non escriptos e todas bulas e gragias e letras e rescriptos e cartas e previllejos, así apostólicos commo reales, e de otro qual- quier sennor o sennora, que sea eclesiástico o seglar, ganadas o por ganar, e todas las otras cosas e cada una dellas, así en general como en espegial, que a nos e a nuestros sugesores podrían ayudar e aprovechar para yr o venir contra lo que esta escriptura conte­ nido o contra qualquier cosa o parte o artículo dello. En espegial renungiamos la ley en que dize que general renungiagión non vala. E por que (sic) la presente, si negesario es, para más validagión e corroboragión de lo suso dicho pedimos e suplicamos al nuestro muy Santo Padre que confirme e aprueve todo lo en esta escriptu­ ra contenido e ynterponga a ello su decreto e autoridad apostolical e mande sobrello dar e disgernir sus bulas e letras e las otras pro­ visiones que menester fueren, para que todo lo suso dicho quede e permanesca perpetuamente firme e valedero para sienpre jamás, poniendo qualesquier gensuras e penas e cominagiones contra nos e contra nuestros sugesores. E mándolas asentar en nos e en ellos por manera que todavía e en todo caso e a todo tienpo se faga e cunpla e mantenga e gelebre e continué e permanesca la dicha me­ moria e solenidad e ofigios e todo lo en esta escriptura contenido, segund e como de suso es dicho e declarado. E por que esto sea firme e non venga en duda, otorgamos esta carta ante los notarios públicos de yuso escriptos, a los quales rogamos que la escreviev sen o feziesen escrevir e la synnasen de su signno. Que fue fecha e otorgada en la dicha gibdad de Oviedo; dentro en nuestro cabildo, que es en la calostra de la dicha iglesia, a veynte e siete días del mes de otobre. Anno del nasgimiento de Nuestro Sennor Jhesu Christo de mili e quatrogientos e ochenta e quatro annos. Testigos que fueron presentes a todo lo que dicho es: Juan Gongales de LA ORDEN FRANCISCANA EN ASTURIAS. ORIGENES Y PRIMERA EPOCA 4 4 7 la Vega e Rodrigo Alvares de Vandujo e Alfonso Rodrigues de Guimarán e Gonzalo Péres de Grado, canónigo en la iglesia, e Al­ fonso Alvares de Oviedo, escrivano del Principado de Asturias e Diego Suares de Salamanca, criado del dicho sennor Alfonso de Quin(100r.)nilla. Va escripto entre renglones o diz decreto e sobre raido o diz pro non le enpesca. E yo, Alfonso Gongales de Santo- llano, beneficiado en la dicha iglesia e notario público del dicho cabildo, fui presente a todo lo que dicho es en uno con Luys Cuer­ vo, notario público por la abtoridad apostólica e con los dichos testigos; e, otrosí, fui presente con ellos a los tres tratados, cabillos e ayuntamientos, quel dicho reverendo sennor obispo e los dichos sennores deán e cabillo fizieron, para aver acuerdo e consejo, si otorgarían la dicha escriptura, los quales dichos tres tratados se fizieron en tres días de cabilldo, segund costunbre del dicho cabillo. E por ende, e por ruego e otorgamiento del dicho reverendo sennor obispo e de los dichos sennores deán e cabildo esta escriptura, por mano de otro fielmente, seyendo ocupado de otros negocios, fize escrevir en estas quatro fojas de papel de pliego entero con esta plana, en que va mi signno e va en fin de cada plana mi rúbrica acostunbrada e la del dicho Luys Cuervo, canónigo e notario; e por ende, fize aquí este mi signno e nonbre acostunbrados, rogado e requerido para todo ello. Alfonso de Santollano, notario. E yo, Luys Cuervo, canónigo de la dicha iglesia de Oviedo, notario públi­ co por la abtoridad apostolical, a todo lo que dicho es presente fui en uno con el dicho Alfonso de Santollano, notario del dicho ca­ bildo, e con los dichos testigos; e, otrosí, fui presente con ellos a los dichos tres tratados e cabildos e ayuntamientos, quel dicho sennor obispo e los dichos sennores deán e cabildo fezieron, para otorgar la dicha escriptura, segund dicho es; e por ruego e otor­ gamiento de dicho reverendo sennor obispo e de los dichos senno­ res deán e cabildo esta escriptura por mano de otro fielmente escreví e fize, seyendo ocupado de otros negocios, en estas quatro fojas de papel entero con esta plana, en que va mi signno, e va en fin de cada plana mi rúbrica acostunbrada e la del dicho Alfonso de Santollano, notario del dicho cabildo; e por ende, fize aquí este mi signno acostunbrado, rogado e requerido para todo ello: Lu- dovicus Cuervo, notarius apostolicus. Ludivicus Cuervo notarius apostolicus (sic). LA ESCULTURA FUNERARIA BAJOMEDIEVAL ASTURIANA. LOS SEPULCROS DE JUAN ALONSO DE OVIEDO Y ALDONZA GONZALEZ SAN FRANCISCO DE AVILES (*)

R a q u e l A l o n s o A l v a r e z

Cronología y estilo

El aspecto arcaizante de los sepulcros que estudiamos ha lleva­ do a todos los autores que se han ocupado de ellos a situarlos en los siglos XIII o XIV (1). Sin embargo, apoyándonos en paralelos estilísticos, creemos poder retrasar su cronología hasta la segunda mitad del siglo XV o incluso principios del XVI. Esta modalidad sepulcral, desconocida en Castilla y excepcional en Asturias, es, sin embargo, muy frecuente en Galicia. En las igle­ sias gallegas abundan enterramientos muy similares a éstos, con la ventaja de que muchos tienen una cronología establecida en la que podemos apoyarnos (2). El grupo más directamente relacionado con los enterramientos de Avilés es el de Santo Domingo de Bonaval, en Santiago de Com- postela. Se trata de los sepulcros de Vasco López de Ulloa (Capillá Mayor. Epístola. Según Chamoso, segunda mitad del siglo XV. Nú-

(*) Este trabajo es continuación del publicado en el Boletín, núm. 129. (1) C . M i g u e l V i g i l (Asturias...) los considera del siglo XIII (págs. 274-275); J. M . Q u a d r a d o (España...), del XIII o del XIV (págs. 271-272); J. G a r c ía S a n M i g u e l , del XIV (“Avilés”, págs. 217-218).*: Más recientemente, F . d e C a s o , en “Arte gótico en Asturias” (págs. 277-312), también los fecha en el siglo XIV. (2) Todos los ejemplos a los que vamos a referirnos se encuentran repro­ ducidos e n Escultura. funeraria en Galicia, Orense, 1979, de M.C h a m o s o L a m a s . El autor les da cronologías que a veces corrige o precisa M, Muñiz enLa idea... Nos referiremos a ellos al hablar de cada caso concreto. 450 RAQUEL ALONSO ALVAREZ

ñez precisa, entre 1457 y 1459) (3), su esposa doña Inés de Moscoso (Capilla Mayor. Epístola) (4), doña Juana de Castro (Capilla Mayor. Evangelio. Según Chamoso, de fines del siglo XV o principios del XVI (5) y doña Teresa de Andrade (Capilla Mayor. Evangelio. Se­ gún Chamoso, alrededor de 1500, ya que la dama otorga testamento en esta fecha) (6). Todos ellos desarrollan el mismo tipo con ligeras variaciones, y presentan semejanzas tan acusadas con nuestras piezas de Avilés, que no pueden ser casuales. Pensamos que, sin duda, éstas deben de pertenecer al mismo taller. Núñez relaciona el conjunto de Bonaval con lo que él llama el «grupo itinerante», que habría dejado muestras de su quehacer en Santiago, Pontevedra y Betanzos (7). Así, los sepulcros del ya cita­ do Vasco López de Ulloa, Ares Pardo das Mariñas (capilla absidial de San Francisco de Betanzos. Muerto hacia 1430 ó 1440) (8) y Payo Gómez de Sotomayor (última capilla absidial. Epístola. Santo Do­ mingo de Pontevedra. Chamoso lo fecha a fines del siglo XIV o principios del XV, pero Núñez nos recuerda que en 1457 aún se encuentra a este personaje participando en un acto público) (9) serían ejemplos de la difusión de la tipología en este radio. También conectados, aunque no tan estrechamente, recordamos la obra del maestro Martín para los Andrade en San Francisco de Betanzos (fines del siglo XV) (10) y los enterramientos de López Sánchez de Ulloa (principios del siglo XVI) (11) y Diego de Lemos (que otorga testamento en 1492) (12), ambos en el monasterio de Madres Bernardas de Ferreira de Pantón en Lugo. Las coincidencias del grupo de Bonaval, y en menor medida del resto de los ejemplos, con el de Avilés son asombrosas, no sólo en la concepción general, sino también si descendemos a los detalles: decoración del arcosolio, arquerías de la caja del sarcófago, los án­ geles orantes arrodillados que levantan la túnica para mostrarnos

(3) Chamoso , p. 607. Nuñez , p. 146. (4) C h a m o s o , p. 609. No indica fecha. (5) Chamoso , p. 613. (6) Chamoso, p. 611. (7) N u ñ e z , p. 149. (8) Chamoso , p. 403. (9) Chamoso, p. 165. Nuñez , p. 113. (10) N u ñ e z , p. 124. (11) C h a m o s o lo fecha a principios del siglo XV y lo atribuye a Alonso López de Lemos, conde de Altamira (p.277). Nuñez , p. 124. (12) Según C h a m o s o (p. 279), muerto en 1409. N u ñ e z , p. 125. LA ESCULTURA FUNERARIA BAJOMEDIEVAL ASTURIANA 451 la planta del pie, en un gesto tan característico como delicioso, el plegado de la sábana sobre la que reposa el yacente, el trabajo de las jambas, no pueden ser fruto del azar, sino de un grupo de ta­ llistas con una formación común que se refleja en un repertorio fijo y esclerotizado, caracterizado por una repetición de fórmulas en las que ya no está presente el impulso creador, algo que nos suena a viejo y agotado. En efecto, algunos de los elementos que hacen estas piezas tan características tienen ya tres siglos de antigüedad. Los follajes con los que se decoran los arcosolios van a permitirnos seguirlos hasta su origen. El tipo que estudiamos y al que pertenecen los sepulcros de Avilés es totalmente ajeno a la tradición asturiana. Nace, se des­ arrolla, evoluciona y vuelve sobre sí mismo en Galicia. En Asturias resulta una excepción exótica y difícil de explicar. El origen de esta familia vegetal, inconfundible dondequiera que la veamos, ya era lejano para los tallistas de los sepulcros del siglo XV: el Pórtico de la Gloria. El maestro Mateo hace vivos y carnosos los follajes románicos, insuflándoles un aliento ya muy próximo al gótico. Uno de estos motivos, el de tallos ondulantes con hojas triangulares carnosas, lo encontramos en la moldura exterior de los arcosolios de Avilés. Parece que las hojas de bordes vueltos de la moldura interior proceden del desaparecido arco ex­ terior del Pórtico de la Gloria (13). También encontramos este tipo de vegetación en la portada Norte de San Juan de Portomarín y en la occidental de San Lorenzo de Carboeiro (14).

(13) A este arco se refiere R. Y z q u ie r d o P e r r i n en La arquitectura ro­ mánica en Lugo, La Coruña, 1983, p. 134. No he podido encontrar m ás infor­ mación acerca de él, pero podemos revisar este modelo a través de otros edificios coetáneos o ligeramente posteriores. (14) Las relaciones de estas portadas entre sí y con el Pórtico de la Gloria aparecen bastantes confusas. Caamaño relaciona Carboeiro con Mateo, pro­ poniendo una probable intervención del maestro. I.B a n g o T o r v is o (Arquitec­ tura románica en Pontevedra, La Coruña, 1979, págs. 110 a 117) lo considera improbable por un problema de fechas« Carboeiro se realiza entre 1171 y 1192, época en la que Mateo se encontraba trabajando en Santiago. Bango propone varias opciones para solucionar la cuestión: que ambas obras pertenezcan a un mismo “espíritu de época”, que Carboeiro dependa de un prototipo com- postelano no conservado, coetáneo o anterior al Pórtico, o bien que tenga co­ mo modelo una versión popularizada del Pórtico de la Gloria, San Juan de Portomarín. Sin embargo, R. Y z q u ie r d o P e r r i n (Arquitectura..., págs. 128-140) fecha Portomarín entre fines del XII y principios del XIII, lo cual hace im­ posible la derivación de Carboeiro respecto de la iglesia de San Juan. Para 452 RAQUEL ALONSO ÄLVAREZ

'* Séráfín Mòràlejó estudia la difusión de la corriente materna én Galiciá (15), atribuyendo el dominio que ejerce él estilo del Pórtico de la Gloria a la vitalidad'del monumento en un primer momento y después a un vació que explica las inercias. Así, hasta 1230 puede considerarse que éste estilo se encuentra aún vivo, apareciendo después de esta fecha los primeros síntomas; de agotamiento.1 Du­ rante la primera mitad del siglo XIV el ciclo parece defirtitivamenté cerrado,- y sólo; se localizan emergencias aisladas. • ^ Sin embargo, desde finales del siglo XIV asistimos a un extraño fenómeno qué no puede calificarse más qué ¡de recurrencia. Bien por el vacío cultural o por cualquier otra causa, el arte mátéínó reflorece en Galicia, pero en obras carentes de vitalidad y basadas en la repetición mecánica del- prestigioso pórtico santiaguín. En escultura monumental nos encontrarnos con ejemplos’tan tardíos como la decoración del ábside de San Francisco dé Betanzos (ca. 1487) o lá Portada de San Martín de Noia (templó terminado eri 1434) (16). • - ' « ' En "escultura funeraria, la flora que invade los arcosolios gálle- gós en el siglo :XV y aún a principios del XVI se inscribe perfecta1 mente en esta órbita. Así pues, y en conclusión, vemos cómo se recurre a un modelo de finales del románico que ya parecía definitivamente abandona­ do. Puesto qué todo el proceso se desarrolla en tierras gallegas y los enterramientos que se conservan se datan en la segunda mitad del siglo XV o principios del XVI, por muy sorprendente qué'esto parezca, no podemos situar nuestras dos piezas de Avilés'ántéS dé estas fechas. En Galicia el fenómeno es chocante, pero su aparición en Astu­ rias aún lo es más. Al fin y al cabo allí se inscriben en.una tradición prestigiosa y aparecen en un contexto determinado, pero, nuestros ejemplos de Avilés son, que nosotros sepamos, únicos en la zona. > La cuestión merece unas líneas de reflexión, ya que aPrettasar las fechas de realización de los sepulcros surgen varios ' problemas .

nuestra, investigación^ estos problemas carecen de-'relevancia.'Lo que nos in­ teresa es'la existencia de un grupo de'templos¿gallegos de finales del XII 't> principios del XIII decorados con las llamadas “hojas dé col” (Yzquiérdo Pe- rrín) U “hojas pointevinas” (Gómez Moreno) qúe aparecen dös o tres'siglos más tarde en nuestras tumbas de Aviles; ” • r. (15) Esciilttirü gótica en Galicia (1200-1350), Santiago¡ -1975. « -(16) En estos años las dataArquitectura gótica éh Galicia^-Santiago, 1986, 54-57 y 76-77, respectivamente.' Fig. 2: Sepulcro de doña Teresa de Andrade. Santo Fig. 1 : Sepulcro de Aldonza González. Hojas del ar- Domingo de Bonaval (Santiago de Composte­ cosolio. la). Tomado de Manuel Chamoso Lamas. Fig. 3: Sepulcro de Juan Alonso. Arquerías y escudo (el escudo corresponde a Aldonza González).

Fig. 6: Sepulcro de Juan Alonso. Angel de cabecera. Fig. 5: Sepulcro de Juan Alonso. Salmer. Angel con Fig. 4: Sepulcro de Aldonza González. Salmer. Fraile. filacteria. Fig. 7: Sepulcro de Juan Alonso. Perro a los pies.

Fig. 8: Sepulcro de Martin Alas. Claustro de San Francisco de Avilés. LA ESCULTURA FUNERARIA BAJOMEDIEVAL ASTURIANA 453

El más importante de ellos es su relación con el Martín Alas, que ahora resulta ser coetáneo de éstos. Intentaremos explicar có­ mo es posible la presencia a la vez en el mismo templo de un maestro tan «moderno» y otro tan recurrente. Ninguna de las hi­ pótesis que planteamos aquí puede comprobarse, pero sirven de punto de apoyo para justificar un fenómeno tan llamativo. La solución más sencilla sería retrasar también la fecha del se­ pulcro de Martín Alas. Sin embargo, ello no parece posible. Ciertos detalles decorativos de la caja —un tipo de hojas con nervios marcados y perfil recortado— se vinculan directamente con piezas del desaparecido convento de San Francisco de Oviedo, conserva­ das hoy en el Museo Arqueológico de esta ciudad (17). Si éstas corresponden, como parece, a la remodelación de la fábrica de la iglesia en 1487 (18), el sepulcro no pudo realizarse mucho más tarde (19). Descartada esta posibilidad, nos quedan otras. Una de ellas le da un papel decisivo al cliente, cuyo protagonismo es preciso tener en cuenta cuando hablamos de arte bajomedieval. El sepulcro de Martín Alas pudo haber sido muy bien una elec­ ción del propio interesado, que quizá vio una pieza parecida en Oviedo que le gustó (20). Bien por mayor cultura o por casualidad, nuestro personaje se decantó por lo más «moderno». Juan y Aldon- za, sin embargo, eligen la opción arcaizante. No nos parece dema­ siado arriesgado detectar en esta acción una intervención de los franciscanos. Recordemos que los modelos más directos de estas piezas los encontramos en un convento de Santiago de Compostela, Santo Domingo de Bonaval, y que el convento de Avilés pertenece a la provincia franciscana de Santiago. Otros sepulcros más o me­ nos relacionados con los que nos ocupan se sitúan en varias iglesias franciscanas de Galicia. No parece descabellado suponer que si nuestros cónyuges dejaron en manos de los frailes la selección del maestro, éstos recurrieran a un taller tan activo en Compostela,

(17) Me refiero, concretamente, a un capitel entrego de piedra caliza blan­ ca. E s c o r t e l l , M .: Catálogo..., p. 194, lám. LV. (18) M ig u e l V i g i l . C .: Asturias..., págs. 244-245. (1 9 ) E l sepulcro también presenta otras coincidencias con piezas de Ovie­ do, como el tipo de ángel y el trabajo de los cabellos(E s c o r t e l l , M .: Catá­ logo...), que F. d e C a s o (Arte gótico..., p. 304) relaciona con la segunda generación de maestros flamencos que trabajan en el retablo de las Lamen­ taciones de la Catedral de Oviedo. (20) Hay que tener en cuenta que de la escultura funeraria de San Fran­ cisco de Oviedo sólo nos ha llegado una parte. 454 RAQUEL ALONSO ALVAREZ

quizá a través de los franciscanos de Santiago. Si esto sucedió así nos encontraríamos con un fenómeno particularmente interesante: unos frailes que no sólo costean las obras de su convento a través de sus protectores sino que, además, intervienen en la elección de su sepulcro. Estaríamos ante un ejemplo de lo que hemos llamado «patronato indirecto» no sólo en la realización arquitectónica del templo sino también en algo tan personal como la selección de la sepultura. Por último, no debemos perder de vista que el tipo gallego es arcaizante, pero también, si se nos permite la expresión, «muy aparente». Repetido y vuelto a repetir en Galicia era, sin embar­ go, desconocido en Asturias, donde no existe esa floración de las tradiciones mateínas. Anticuado sí, pero también llamativo y or­ namental, pudo gustar a dos burgueses enriquecidos que desearan mostrar a su villa su poder y su riqueza a través de su monumento funerario. Por otro lado, ¿cómo saber, sin el distanciamiento y la perspec­ tiva que proporcionan los siglos, que es lo más moderno? Insisti­ mos en que ambas opciones eran nuevas en la región y que cuando se está inmerso en una época a menudo se ve ésta con menor cla­ ridad que cuando ya ha concluido. Es difícil analizar lo que se vive. Sean cuales fueran las razones, que nosotros no hacemos más que suponer, no es imposible ni tan incongruente como parece a primera vista que ambos maestros trabajaran a la vez o con pocos años de diferencia.

Tipología y elementos

María Jesús Gómez (21) establece para Burgos una tipología de sepulcros que puede aplicarse también a áreas más extensas y ha­ cerse general: sarcófago exento, aislado o adosado a un muro; edículo o baldaquino; sepulcro sobre peana rectangular, que tam­ bién puede ser exento o adosado, y lucillo (22). El sepulcro de lucillo o bajo arcosolio es una tipología arquitec­ tónica a la que pertenecen los de Juan Alonso y Aldonza González, que según Valentín Cardedera se generaliza desde fines del siglo XIII (23). Este autor la relaciona con los baldaquines paleocristia-

(21) Escultura gótica funeraria en Burgos, Burgos, 1988, págs. 17-19. (22) A estos tipos podría añadirse el de “sepultura baxa”, es decir, el de pavimento. (23) “R eseña...”, págs. 224-258. En la Catedral de San Salvador de Oviedo se conservan tres ejemplares del siglo XIV, en la Sala Capitular, los tres en LA ESCULTURA FUNERARIA BAJOMEDIEVAL ASTURIANA 455 nos para mártires, aunque quizá sea el tipo de edículo el que más directamente pudiera conectarse con éstos (24). La razón por la que se generalizaron debió ser que, al contrario que los sepulcros exentos, no impedían la celebración de la liturgia, ya que al quedar empotrados en el muro no ocupaban espacio alguno. Además, su carácter arquitectónico les da un aspecto monumental muy apro­ piado para la orgullosa nobleza bajomedieval. El yacente aparece en Francia en los últimos años del siglo XII, y hacia 1220 ó 1230 inciso en las tumbas de pavimento (25), adqui­ riendo importancia a partir de esta época. Para España, Valentín Cardedera (26) asegura su existencia, in­ cisa, desde el siglo X, y de bulto, a partir del siglo XII. Parece que estas fechas deben ser retrasadas, si tenemos en cuenta que en Bur­ gos este elemento no se incorpora hasta mediados del siglo XIII, por iniciativa del taller catedralicio (27). El difunto se representa en un principio tendido, en la edad ideal de los treinta años y vivo, tal y como serían al resucitar al final de los tiempos. En el siglo XIV aumenta el interés por desta­ car los rasgos individuales y aparece el realismo. Es inútil que continuemos precisando esta evolución, ya que los bultos de Avilés se encuentran muy deteriorados y son demasiado toscos para in­ tentar adaptarlos a un estadio más o menos evolucionado. Son hasta tal punto provincianos e incorrectos que el delicado cordon­ cillo que cierra los cojines en los que se apoyan los excelentes ejemplos castellanos (28) se convierte en los de Juan y Aldonza en un rígido reticulado que parece superponerse a la tela de la al­ mohada. Pasamos ahora a estudiar por separado los elementos de los en­ terramientos. Algunos tienen una carga simbólica que con el tiempo van perdiendo o que, en ocasiones, mantienen. Casi todos son co-

el muro Norte (C a s o , F . de: La construcción..., págs. 64-66). En León el más antiguo es el del obispo don Rodrigo (muerto en 1232.F r a n c o M a t a , A .: “E&- cultura funeraria en León y su provincia”,Hidalguía, p. 111). En Burgos esta modalidad aparece en la segunda mitad del siglo XIII (G ó m e z , M . J .: Escul­ tura..., p. 19). (24) Como por ejemplo el del pórtico del monasterio de Las Huelgas de Burgos. Para Viollet-le-Duc esta tipología se encontraría más bien en relación con el lit-de-parade, un monumento honorífico(G ó m e z , M . J .: Escultura, p. 1 8 ). (25) M a l e , E .: L’art..., págs. 396 y 399. (26) “R eseña...”, págs. 224-258. (27) G ó m e z , M . J.: Escultura..., págs. 19 y 26. (28) Por ejemplo el de Gonzalo Fernández de Aguilar, del claustro de la Catedral de Burgos. 456 RAQUEL ALONSO ALVAREZ

muñes, con unas u otras formulaciones estilísticas, al arte funerario bajomedieval europeo, en ocasiones manteniendo tradiciones ante­ riores.

Arquerías acastilladas con escudos Ya es tópico, pero no por ello menos exacto, remontarse a época romana y paleocristiana para buscar el origen de este tipo de de­ coración en los frentes de los sarcófagos (29). Parece que la tradición nunca se pierde (30), aunque los ejemplos se hacen menos frecuentes. Son, sin embargo, muy abundantes en otras manifestaciones artísticas. Durante todo el románico encon­ tramos el tema repetido en altares, arcas, pintura mural y escultura

(29) Este es un tema que nunca, que sepamos, se ha revisado en profun­ didad y que podría dar resultados interesantes. En los sarcófagos bajorromanos más cultos los elementos arquitectónicos parecen cumplir simplemente una función de fondo de la escena (Sidamara. Museo Arqueológico de Estambul). El sentido simbólico de las arquerías puede verse con mayor claridad en ejemplos provinciales, no sólo en sarcófagos, sino también en relieves, pilares funerarios y estelas. Así, en la “estela Boglio” del Museo Nacional del Bardo de Túnez un gran arco acoge a las divinidades, mientras que las escenas co­ tidianas se representan en campo abierto. En el pilar funerario de Mansueto (Saint-Germain-en-Laye. Musée des Antiquités Nationales) la situación de los personajes bajo arcos sugiere, al menos, solemnidad, lo mismo que en la este­ la de Aurelius Januarius de Budapest. Muchas veces este carácter dignificador y aislante que confiere la arquitectura al personaje que se desea destacar se acentúa con la frontalidad y el tamaño jerárquico. (Sarcófago de Salone. Mu­ seo Arqueológico de Split). También podemos encontrar precedentes bajoimperiales para las arquerías acastilladas: Sarcófago del Museo del Louvre, o Sarcófago de Flavio Julio Ca- tervo de la Catedral de Tolentino. Particularmente interesante es el llamado “de ciudad” de la basílica de San Ambrosio de Milán, en el que el fondo na­ turalista se adapta a los personajes que se disponen ante él, pasando a cum­ plir una función simbólica respecto de éstos. A la vista de estos ejemplos, la relación con la Jerusalén Celeste que ad­ quieren en la Edad Media las arquitecturas debió ser un paso natural. El tema, y su transición del mundo antiguo al medieval, ha sido estudiado desde el punto de vista formal por H. F o c il l o n en La escultura románica. Investigaciones sobre la historia de las formas, Madrid, 1986. (30) E. P a n o f s k y , en Grabplastik, Colonia, 1946, lám. 182, recoge el caso del abad Petrus de Fonte Salubri (muerto en 1110) en la iglesia de Saint Pierre de Airvault (tomado de J.A r a G i l : Escultura gótica..., p. 15). En España tenemos el magnífico cenotafio de los santos mártires Vicente, Sabina y Cristeta, de San Vicente de Avila, atribuido por Pita al maestro Fruchel, muerto en 1192 (P it a A n d r a d e , J . M .: Los maestros de Oviedo y Avila, Madrid, 1955, p. 16). LA ESCULTURA FUNERARIA BAJOMEDIEVAL ASTURIANA 457 monumental (31), seguramente en una alusión simbólica a la Jeru- salén Celeste. Con el paso del tiempo parece que este simbolismo va perdiéndose para convertirse en un fondo ambiental o un re­ curso ordenador. Así, por ejemplo, en el sepulcro del infante Felipe de Villalcázar de Sirga los arcos ya no cobijan temas religiosos sino las exequias del difunto. En nuestros enterramientos avilesinos las arquerías no son ya más que un medio para organizar la decora­ ción heráldica, de un modo rígido y un tanto arcaizante, pero muy ornamental. La prueba de que por estas fechas el recurso ya debía estar vacío de contenido, es lo rápidamente que se pierde, substi­ tuido por disposiciones más libres aunque también simétricas (32). La aplicación de la decoración heráldica a la escultura funeraria es temprana. Aunque según Valentín Cardedera no aparece hasta principios del siglo XIII, el mismo autor recoge un ejemplo de fi­ nes del siglo XII (33). Angela Franco, en León, también hace refe­ rencia a otras piezas del siglo XII con motivos heráldicos (34). La costumbre va generalizándose con el tiempo, haciéndose ca­ da vez más frecuente a lo largo de los siglos XIII, XIV y XV, hasta el punto que, como dice Julia Ara Gil: «la consideración del linaje había desplazado, en cuanto a la ornamentación del monumento funerario, a la propia de su condición de cristianos» (35).

(31) El problema es complejo y otra interesante línea de investigación sobre la interrelación de las artes en la Edad Media. Encontramos arquerías en las pinturas de los ábsides de Santa María y San Clemente de Taüll (con­ sagradas en 1123), hoy en el Museo de Barcelona, el frontal de Espinelves del Museo de Vic, el de la “Infancia de Jesús” y las portadas de Sangüesa y de Carrión de los Condes, por poner algún ejemplo destacado del área hispá­ nica. En Sangüesa las arquerías nos recuerdan la disposición de un claustro de la época. Otras veces las decoraciones de los sepulcros se vinculan a ejemplos miniados o frontales de altar. M. J. G ó m e z (Escultura..., p. 18) apunta la importancia de este tema en Burgos: “... se realiza una perfecta unión entre la arquitectura y la escultu­ ra, pues todas las novedades introducidas en el sistema arquitectónico se proyectan enseguida en la construcción de las tumbas”. (32) En el sepulcro de Martín Alas los escudos están enmarcados por motivos vegetales y en los de Diego de Miranda y Gonzalo Bernaldo de Qui­ rós. del Museo Arqueológico de Oviedo, sostenidos por ángeles y enmarcados por una moldura a modo de alfiz. respectivamente(E s c o r t e l l P o n s a d a , M.: Catálogo..., láms. LXXX y LXXXI, págs. 25 y 26). (33) Se trata de las tumbas de los Sarmiento, fundadores del monasterio de Benevivere. “R eseña...”, págs. 224-258. (34) “Escultura funeraria en León...”. Dos conservados en el palacio de Gaudí, en Astorga, y uno de un arcediano de Sahagún. Pags. 277-280 y 282 (35) Escultura..., p. 19. 458 RAQUEL ALONSO ALVAREZ

Parece que es posible relacionar la presencia de motivos herál­ dicos en los monumentos funerarios con las ceremonias de exequias y funerales, ya que existía la costumbre de cubrir el catafalco con un paño al que se cosían escudos (36). De todos modos, hay que tener en cuenta que las tumbas avilesinas son receptoras de mode­ los, no creadoras, y que copian literalmente las gallegas. Este tipo de relaciones pueden ser válidas para los centros creadores de ti­ pos, limitándose los núcleos periféricos a recogerlas, a veces sin conocer su significado. . También contribuyen a poner de moda los escudos las Cruzadas, justas y torneos, junto con la fiebre heráldica que vive la Europa medieval. En un principio se reservan para la nobleza antigua, ex­ tendiéndose la costumbre, en el siglo XV, a los plebeyos ennoble­ cidos (37). Es un hecho frecuente que una clase en ascenso pretenda legitimarse imitando costumbres de un grupo consolidado y pres­ tigioso. Parece que éste es el fenómeno que encontramos en Avilés. El éxito de estas decoraciones ha de verse en relación con la importancia que da la sociedad bajomedieval a la idea del linaje y la familia. Un hombre tiene menos importancia en sí mismo que como perteneciente a un grupo unido por lazos de sangre. De ahí la frecuencia con que un templo acaba por convertirse en panteón familiar, se trasladan cadáveres para que reposen al lado de sus allegados (38), y proliferan ostentosos escudos en los monumentos funerarios, hasta desplazar, como hemos visto, escenas religiosas que podrían parecer más apropiadas para obras de esta índole. Una vez más recurrimos a Emile Mâle para comprender la situa­ ción: «Ce sentiment de la famille, ce besoin de n'être pas isolé dans la morte se rencontrent même chez eux qui ont renoncé à la fami-

(36) G ó m e z B a r c e n a . M. J .: Escultura..., p . 39. (37) C a r d e d e r a , V.: “Reseña p . 63. (38) Recogemos, por expresivo, un fragmento del testamento de Luis de Quintanilla: “Yten digo por quanto el dicho Cristóbal de Quintanilla mi hijo murió en la batalla que se dió al rey de Francia, en la qual dicha batalla el rey de Francia fué preso y pues él murió tan honradamente y defendiendo el estandarte del señor infante don Fernando (...) y está enterrado en San Fran­ cisco de Pavía en depósito a donde no habrá quién haga bien por su ánima, mando que se concierten con algún mercader milanés para que trayan su cuerpo a esta villa de medina e sea enterrado en la capilla que yo mando ha­ cer solamente para mí e para doña Catalina de Figueroa de sic ( ) doña Catalina de Balencia mis mugeres y que le pongan otra piedra llana negra detrás de nuestras tres piedras y que ninguna otra persona se entierre en la dicha Ca­ pilla de ahí en adelante”. F u e r t e s A r i a s , R .: Alonso de Quintanilla, contador mayor de los Reyes Católicos, Oviedo, 1909, p. 163. LA ESCULTURA FUNERARIA BAJOMEDIEVAL ASTURIANA 459 lie (...) Jamais plus qu'alors les hommes n'ont cru à la vertu de la sang. L’histoire du moyen âge est celle de quelques grandes fa­ milles et de leurs alliances: le blason raconte cette histoire (...) Ce sorte de culte de la famille féodale trouve son expression dans l'art dés les débuts du XÏIIe siècle» (39).

Motivos en los salmeres de los arcosolios

Este tipo de decoración es frecuente en los arcosolios gallegos. En el resto de España, o bien se componen de molduras lisas, o van totalmente recorridos por figurillas o vegetación al modo de las portadas de la época. En Avilés, como en varios ejemplos ga­ llegos, la figuración humana se limita a los salmeres de la moldura interior del arcosolio (40), mientras que los follajes recorren el res­ to de la estructura. En estos relieves de Avilés parece que asistimos de nuevo a un proceso de descontextualización y pérdida de significados. Mien­ tras que en los ejemplos gallegos estas parejas que se oponen en el arco se relacionan iconográficamente, en Avilés parecen copias sueltas. El ángel con filacteria del salmer de Aldonza debería apa­ recer, según los citados modelos, o bien con otro ángel con libro, como en el sepulcro de una dama de los Andrade en Betanzos, o bien con una Virgen con libro, formando el grupo de la Anuncia­ ción, como ocurre en dos piezas del monasterio de Ferreira de Pantón (41). Aquí, sin embargo, se empareja con un fraile francis-

(39) L’art..., p. 412. (40) Las iconografías de los sepulcros gallegos son las siguientes: — Obispo revestido de pontifical, guerrero (Sepulcro de Rodrigo Esquío. San Martín de Jubia. Ferrol. Fines del siglo XV). —■ Angel con filacteria, ángel con libro (Sepulcro de una dama de la familia de Andrade. San Francisco de Betanzos). — Angel con filacteria, Virgen con libro (Anunciación. Lope Sánchez de Ulloa. Principios del siglo XVI. Diego de Lemos. Ca. 1.492. Monasterio de Madres Bernardas de Ferreira de Pantón. Lugo). — Franciscano con libro, franciscano con aspersorio (ritual de inhumación. Caballero de la familia de Andrade. Fines del siglo XV. San Francisco de Betanzos). C h a m o s o L a m a s , M .: Escultura, págs. 454-455, 393, 277, 279, 391. N u ñ e z , M .: La idea... Diego de Lemos, p. 125. Caballero de la familia de Andrade, p. 124. (41) M. N u ñ e z añade que “María y el ángel entonan un salterio a la ca­ beza y los pies del yacente” (Laidea..., p. 125), por un proceso de asimilación de la Virgen a la abadesa en un ritual de exequias. Pensamos que esta rein­ terpretación es innecesaria ya que, aunque en lugares diferentes, la Anuncia- 4 6 0 RAQUEL ALONSO ALVAREZ cano que muestra un libro abierto hacia el espectador y que en los modelos gallegos se une a otro con aspersorio en una referencia al ritual de inhumación, en el que intervienen los frailes franciscanos y que se recoge en los documentos de últimas voluntades (42). Así, una composición que podría servir para dar unidad temá­ tica a los dos sepulcros, al situarse en posiciones extremas dentro de éstos, pierde gran parte de su sentido. En el otro salmer del sepulcro de Aldonza se ha colocado pos­ teriormente un escudo de los Alas y en el de Juan Alonso una fi­ gura que nunca hemos visto en una posición parecida. Se trata de una cabeza de perro que dirige el hocico hacia arriba. Más adelante revisaremos el simbolismo de este animal en la Edad Media, pero ya adelantamos aquí que no hemos encontrado ninguna explica­ ción convincente.

ción no es un tema extraño a la escultura funeraria. En el sepulcro de doña Berenguela de las Huelgas aparece esta misma escena con el ángel y la Vir­ gen en pie, con filacteria y libro, respectivamente. La representación de María con tocas monjiles es demasiado habitual en la Baja Edad Media como para plantear una referencia concreta a la abadesa de un convento. (42) N ü ñ e z , M .: La idea..., p. 63. También en Asturias queda constancia de este tipo de rituales: “Mando a la confrería de Recasto (...) e canten cada anno missa por mía alma el día que me soterraren, e vayan sobre mi con procissión e con agua beneyta...”. Testamento de Arias Pérez, chantre de San Salvador de Oviedo. 24 de octubre de 1280. Archivo Capitular de Oviedo. Serie B, carp. 5, núm. 18. Fernandez Conde, F. J .: La clerecía ovetense en la Baja Edad Media. Estudio socioeco­ nómico, Oviedo. 1982, p. 96. “... de que me fagan dizer por mía alma cada día para siempre vigilio e missa e todo officio de mortuorum. Et el clérigo que fezier este oficio vaya cada día sobre mía sepultura con agua beneyta e con oración, así como ye custunme...”. Testamento de Roy Gonzáliz, maestrescue­ la de la Catedral de Oviedo. 9 de junio de 1318. A.C.O. Serie B, carp. 6 núm. 19. Fernandez Conde, F. J .: La clerecía..., p. 120. También, ib., p. 149. Sin embargo, y a pesar de que debía ser práctica común en Asturias, en Avilés no se comprendió el modelo gallego. Precedentes tipológicos del “hombre con libro” son frecuentes en el románico gallego y santanderino. También existen en Asturias, aunque aquí son más escasos. (Capitel de la portada Oeste de Santa María de Piedeloro. Madrid, V. de la :Arte románico del Cabo de Peñas, Oviedo, 1988, págs. 37-43). Hasta ahora no se les ha dado una explicación ico­ nográfica satisfactoria, lo cual no debe extrañarnos ya que la mayoría de las piezas son de carácter muy popular. LA ESCULTURA FUNERARIA BAJOMEDIEVAL ASTURIANA 461

Perro

Los encontramos de tres tipos y en tres lugares diferentes: un ejemplar adulto a los pies de Juan Alonso, una cabeza en el salmer del mismo y varios cachorrillos sobre la orla del vestido de Ai- donza. Suele interpretarse como símbolo de la fidelidad y privilegio de la nobleza, por ser atributo de la caza (43), cuando aparece a los pies de un hombre, y resumen de las virtudes domésticas si a los de una mujer (44). Parece que este tema aparece en Francia a fines del siglo XII (45) y se repite en España desde el XIII (46). Su carga simbólica va perdiéndose con el paso del tiempo hasta convertirse en un recurso meramente ornamental (47). Es posible que éste sea el caso del perro que aparece a los pies de Juan Alon­ so, ya que no parece que el yacente tuviera ningún interés en exal­ tar la condición de caballero, al elegir ser representado con ropas civiles y no con arnés. En los cachorrillos de Aldonza creemos que la referencia a las virtudes domésticas de la mujer puede conju­ garse con la idea de la fecundidad, ya que los pequeños animales adoptan el aspecto de una camada. La elevada mortalidad medie­ val hacía que la fertilidad fuera una condición para la conservación de la especie, y por tanto muy apreciada.

Angeles Nuestros ángeles genuflexos de San Francisco de Avilés no se adaptan exactamente a ninguna de las tipologías que M.a Jesús Gómez propone para el caso de Burgos: turiferarios, ceriferarios, portadores de los instrumentos de la Pasión, ángeles músicos, psi- copompos y tenantes de escudos y lápidas (48). Aunque a partir del siglo XV los ángeles de las tumbas tienden a perder su sentido ce­ lestial para convertirse en atareados pajecillos que sirven al señor después de la muerte, o tenantes de escudos y armas (49), no pare­ ce tampoco que éste sea el caso de nuestros serios y concentrados

(43) C a r d e d e r a , V. : “Reseña págs. 224-258. (44) M a l e , E. : L’art..., págs. 426-428. (45) P a n o f s k y , E. : Tomb sculpture. Its changing aspects Ancient Egipt to Bernini, p. 58. Citado por A. F r a n c o M a t a en Escultura gótica... (46) F r a n c o M a t a , A: Escultura funeraria..., p. 113. (47) M a l e , E .: L’art..., p á g s . 426-428. (48) G o m e z B a r c e n a , M . J .: Escultura funeraria..., p. 38. (49) En la tumba de Felipe el Atrevido, dos ángeles le sostienen el yelmo. M a l e , E .: L’art..., p. 46. 462 RAQUEL ALONSO ALVAREZ ejemplos de Avilés (50), que oran, arrodillados, a la cabecera del difunto y que no se ocupan más que de la meditación. Los ángeles aplicados a la escultura funeraria aparecen en Cas­ tilla unidos principalmente a personajes eclesiásticos, aunque tam­ bién hay ejemplos asociados a civiles. Son frecuentes en Inglaterra, Portugal y Francia (51). Manuel Núñez (52) los hace derivar del Ars Moriendi, libro ilustrado con grabados sobre madera basado en una obra de Gerson, que los obispos franceses habían adoptado para la educación de los clérigos. Formaba parte delOpusculum tripartitum, que el canciller debió escribir antes de 1409. El ejem­ plar ilustrado pudo ser ejecutado a principios del siglo XV (53). Varias razones se oponen a la atractiva teoría del profesor Nú­ ñez. En primer lugar, se plantea un insalvable problema de fechas. Las ilustraciones no pudieron realizarse antes del siglo XV, y en escultura funeraria hay sepulcros con ángeles de cabecera anterio­ res a esta fecha (54). Por otro lado, los ángeles delArs Moriendi desarrollan una te­ rrible lucha por el alma del moribundo. Se está librando una batalla definitiva por la salvación del agonizante, oponiéndose a los demo­ nios en una confrontación entre el bien y el mal. Nada más alejado

(50) Ni tampoco de los que flanquean a los caballeros gallegos, muy simi­ lares a éstos, también arrodillados a ambos lados de la cabecera, y leyendo un libro: por ejemplo, los de Rodrigo Esquío (San Martín de Jubia, El Ferrol), Ñuño Freire de Andrade (Santa María de Monfero, La Coruña), Payo Gómez de Sotomayor, María Gómez de Sotomayor (Santo Domingo, Pontevedra); Ares Pardo das Mariñas, caballero de la familia de Andrade y Moscoso, Fer­ nán Pérez de Andrade “O Bóo”, regidor Fernán Reimóndez (San Francisco, Betanzos); Vasco López de Ulloa, doña Teresa de Andrade, doña Juana de Castro, Femando Cao de Cordido (Santo Domingo de Bonaval, Santiago); Pe­ dro Fernández Bolaño, escudero Saavedra (San Francisco, Lugo), etc. (51) N u ñ e z , M .: La idea..., p. 66. (52) Ib. (53) E. M a l e estudia detalladamente las xilografías y reproduce varias: “El moribundo ve sus pecados”, “El moribundo consolado por el ángel”, “El moribundo piensa en los suyos y en su casa”, “El moribundo expulsa a sus herederos”, “La última tentación del moribundo” y “El alma del muerto lle­ vada al cielo”. Se trata de un relato de psicomaquia, en el que el demonio tienta sucesi­ vamente al agonizante. El Señor le envía, tras cada tentación, un ángel para consolarlo y fortalecerlo. Al final, un grupo de ángeles psicopompos conducen su alma al cielo. L’art..., págs. 381-389. (54) El más antiguo que conocemos es del siglo XIII: Sepulcro de Felipe de Francia, hermano de San Luis, en Saint Denis (muerto en 1235). Del XIV, los de Inés de Castro (Alcobaga, Portugal) y Eduardo II (muerto en 1327. Ca­ tedral de Gloucester). LA ESCULTURA FUNERARIA BAJOMEDIEVAL ASTURIANA 463 de la impresión que nos producen nuestros sosegados y recogidos ángeles orantes. La batalla ahora ya no tiene sentido, todo está perdido o ganado. El hombre ha muerto, sólo resta rezar. Es más, pensamos que el proceso es el contrario, es decir, son ciertos aspectos de los grabados los que se inspiran en la icono­ grafía funeraria tradicional. En la ilustración «el alma del muerto llevada al cielo» son evidentes los ecos iconográficos y compositi­ vos de los ángeles psieopompos de los sarcófagos (55). Los ángeles que llevan al cielo el alma del difunto —una figurilla desnuda— se disponen, como en la escultura funeraria, sobre el lecho del mo­ ribundo y en semitondo. Quizá no deba descartarse tan decididamente (56) la relación de estos ángeles orantes con el ritual funerario. Si por la misma época éstos pueden aparecer portando escudos o cimeras, no ve­ mos ninguna razón por la que no puedan unirse, un tanto despo­ jados de su trascendencia, a las oraciones y las aspersiones de los frailes del arcosolio.

La identificación y el problema del patronato

Hasta ahora hemos venido identificando a nuestros yacentes como Juan Alonso de Oviedo y Aldonza González, pero tenemos que advertir que tal atribución no es documental ni epigráfica —las tumbas no tienen inscripciones—, sino tradicional. Sin embargo, creemos que hay motivos suficientes para mantenerla. Por una parte, la creencia en la vinculación del matrimonio al convento avilesino es antigua. La encontramos en dos autores del siglo XVII: Gil González Dávila y un franciscano que escribió una crónica de la provincia de Santiago en este siglo. Dice González Dávila (57): «Sus mayores bienhechores (del convento de San

(55) Este es un tema representad!simo y de larga tradición. Por poner algún ejemplo del área hispánica, sepulcro del obispo Domingo de Arroyuelo, de la capilla del Condestable de la Catedral de Burgos (siglo XIV); sepulcro del obispo Mateo Rynal, del claustro de la Catedral de Burgos (siglo XIII), aquí también sobre el lecho del moribundo, o el sepulcro núm. 4 del monas­ terio de Santa María de Palazuelos, de Valladolid, hoy en la capilla de San Llórente del Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid (ca. 1.300). Sobre los orígenes grecolatinos del tema y sus formulaciones en el romá­ nico hispánico, vid. H e r r e r o , L . : “Notas iconográficas sobre el tránsito del alma en el románico español”, enEstudios de iconografía medieval española, págs. 13-51. (56) N u ñ e z , M .: La idea..., p . 65. (57) “Teatro eclesiástico de la Sta. Iglesia de Oviedo. Vida de sus obispos y cosas memorables de su obispado” (1635), Oviedo, 1864, p. 99. 464 RAQUEL ALONSO ALVAREZ

Francisco de Avilés) fueron Juan Alonso de Oviedo y su consorte Aldonza González». El franciscano inidentificado narra, además, un milagro de San Antonio de Padua en relación con Nicolás Alfonso, nieto de los que el autor llama «los fundadores» (58). Propaganda aparte, varias cosas nos interesan del relato. De él parece despren­ derse, en resumen, que una familia de mercaderes, por iniciativa de los dichos Juan y Aldonza, favorecen al convento avilesino de generación en generación, hasta llegar al nieto, Nicolás. Estos, ade­ más, son llamados fundadores. Es evidente que estos personajes no pudieron fundar el convento (59), que ya llevaba más de un siglo funcionando en el siglo XV, época a la que hemos visto que corresponden sus tumbas. Lo que sí pudieron hacer fue costear re­ formas o ejercer de algún modo el patronato, por ejemplo como se indica en la leyenda, pagando fiestas el día de un patrón, o de cualquier otra manera. Con este tema se relaciona también la im-

(58) “Un mercader, vecino de la ciudad de Oviedo, y llamado Juan Al­ fonso, y su mujer Aldonza González, ambos devotísimos de nuestra seráfica y apostólica orden, y muy en particular de nuestro seráfico padre San Anto­ nio de Padua, y, como tales devotos, amando por su respeto de corazón una imagen del santo que está en el altar de la capilla de la Madre de Dios que tiene este convento, dejaron cierta cantidad de hacienda a sus herederos con gravamen de que en cada año, el día en que se celebra la fiesta del glorioso santo en este convento, dijesen ciertas misas y diesen a los frailes aquel día todo lo necesario para su sustento como se hace hoy en día (...). Andando, pues, los años, cupo la suerte de hacer la fiesta a un nieto de estos dichos fundadores, llamado Nicolás Alfonso, el cual estando en esta villa dos o tres días antes dando orden en cómo se hiciese la dicha fiesta de San Antonio, fuese a la ribera del mar y entró con otros amigos en un barco para recrearse por la mar. Andando navegando con mucho regocijo, cayósele un rico anillo dentro del agua y se hundió, de suerte que no se le pudo dar al­ cance. Muy triste el buen Nicolás Alfonso por la pérdida de su precioso anillo, vínose a su casa, y después de haber encomendado el anillo a su devoto San Antonio, descuidando de su anillo, mandó que los pescadores entrasen aquella noche a pescar en la mar para tener qué dar de comer a los frailes el día de la fiesta del santo. Entraron los pescadores con sus redes en la mar, y al día siguiente, que fue la víspera del santo, vinieron colmados de buenos y diferentes pescados, y aparejando los necesarios para la comida, abrieron una pescada, y dentro del buche hallaron el precioso anillo que ya se tenía por per­ dido (...)”. Crónica de la provincia franciscana de Santiago (1214-1614) por un franciscano anónimo del siglo XVII, págs. 160-161. (59) A pesar de la afirmación de F. deS e l g a s de que contribuyeron “con cuantiosos recursos a la construcción del templo” (“Origen, fuero y monumen­ tos de A vilés”, Madrid, 1907, págs. 33-34), esta opinión puede derivarse de una mala lectura de Gil González Dávila o la Crónica del franciscano anónimo, o referirse a una reedificación. LA ESCULTURA FUNERARIA BAJOMEDIEVAL ASTURIANA 465 presión que nos deja el texto de una vinculación familiar con el convento avilesino. Volveremos sobre el tema más adelante, porque ahora otra cuestión reclama nuestra atención. Un medio común­ mente utilizado para identificar familias o personajes en las tum­ bas anepígrafas es el estudio heráldico. Para lo que a nosotros nos interesa, podemos descartar el escudo de los Alas del arcosolio, claramente añadido al enterramiento en época posterior. Nos que­ dan las series heráldicas de los frentes de las cajas. En ambas se repite el mismo motivo: un árbol en el de Aldonza González y una fuente de dos cuencas en el de Juan Alonso. Pues bien, la fuente es el emblema de los González de Oviedo, como nos indican dos de las tumbas de la Catedral, decoradas con el mismo motivo he­ ráldico y que pertenecen a Lope González, arcediano de Villaviciosa, y a Martín González, chantre (60). El hecho de que en Avilés la fuente se encuentre en el sepulcro de Juan Alonso puede deberse a una reconstrucción equivocada después de ser las tumbas desmon­ tadas para su traslado (61). Sin embargo, poco más sabemos de estos personajes que sus nombres. A finales del siglo XV aparecen en la documentación dos avilesinos con los apellidos del varón: Gonzalo Alonso de Oviedo (1475) y Martín Alonso de Oviedo (1493), ambos vinculados a activi­ dades comerciales (62), pero estos apellidos son demasiado comu­ nes para poder considerarlos familiares del yacente de Avilés.

(60) “... nos resta analizar el sepulcro situado en el tramo más moderno del ala Sur (del claustro), entre los Cts. 90 y 91. El sarcófago es en él de fren­ te liso, mientras que en la tapa se esculpen tres escudos con ocho panelas en la bordura, y en el centro lo que parece ser una fuente; de hecho en la do­ cumentación se alude a este enterramiento como “el monumento que tien fontanos”. El emblema es idéntico al que en la Catedral existe sobre la tumba del arcediano de Villaviciosa, don Lope González, y en nuestro caso el difunto es “don Martín Gongalez, chantre, según se indica en la Regla de Aniversa­ rios y Procesiones”.C a s o , F. de: La construcción..., p. 141. C. M i g u e l V i g i l (Asturias, t. II, láminas, Lám. A XX) reproduce el de Lope González de Oviedo. En él se ven cuatro escudos con la fuente y la si­ guiente inscripción: “Aquí yace el onrado e discreto varón don Lope go(ngca- le)s de oviedo arcediano de villaviciosa por lo qual le dieron esta capilla por algunos bienes e serbicios q(ue) fizo a la dicha igl(es)ia”. (61) A pesar del cambio de las tapas, y para ahorrar confusiones, segui­ remos llamando sepulcro de Juan Alonso al del yacente masculino y de Al­ donza González al del femenino. (62) Gonzalo Alonso de Oviedo aparece en un documento dado en Valla­ dolid por los Reyes Católicos el 20 de abril de 1475.B e n it o R u a n o , E .: “Gómez A rias...”, p. 291. 466 RAQUEL ALONSO ALVAREZ

Sí parece que pudieran ser burgueses enriquecidos. El francis­ cano anónimo los considera mercaderes (63), pero sobre todo lo que nos induce a creerlo es la indumentaria del yacente masculino. Mientras que los ejemplares gallegos se cubren con arnés, al modo del caballero, Juan Alonso elige ropas civiles para perpetuar su memoria en el monumento funerario. Substituye la espada por un libro, y sólo el perro, que quizá no sea aquí ya más que un recurso ornamental, recuerda las representaciones tradicionales de la noble­ za territorial. No puede dejar de llamarnos la atención el contraste de los yacentes avilesinos con los procedentes de San Francisco de Oviedo. Mientras que Juan Alonso y Martín Alas (64) visten holga­ das túnicas, los poderosos Bernaldo de Quirós se hacen representar con todo el aparato guerrero, arnés y cimera (65). La proliferación de motivos heráldicos en los sepulcros avilesinos podría contem­ plarse desde esta perspectiva como una imitación de los ejemplos nobiliarios que, como ya hemos visto, es un hecho común en la Europa del siglo XV. De ser acertado este enfoque, estaríamos ante un caso más de la capacidad de adaptación de los frailes menores a las diferentes condiciones socioeconómicas de los núcleos urbanos en los que se asientan y de su facilidad para captar todos los niveles de la esca­ la social. Más espinoso se nos presenta el problema del patronato. Evi­ dentemente, la diferencia de siglos hace imposible que pueda tra­ tarse de los fundadores del convento, pero no es éste el único sistema de lograr este derecho. Una vez más, las Partidas regulan minuciosamente la situación. Las posibilidades son variadas: he­ rencia, donación, cambio o venta (66). Por otro lado, el patronato

Martín Alonso de Oviedo en una carta al juez de residencia del Principado de Asturias, dada en Valladolid el 22 de agosto de 1493.G o n z á l e z , I., y Ruiz d e l a P e ñ a , J. I.: “La economía...”, p. 151. (63) Vid. nota 58. (64) Los Alas son una poderosa familia noble avilesina, pero también vinculada a actividades mercantiles. La diferencia que nos interesa entre la indumentaria de Martín y Juan Alonso es que el primero lleva espada, atri­ buto de nobleza. (65) Se trata de Diego de Miranda y Gonzalo Bernaldo de Quirós, hoy en el Museo Arqueológico de Oviedo.E s c o r t e l l , M .: Catálogo..., láms. LXXX y LXXXI. Vid. A l o n s o A l v a r e z , M. R.: “La nobleza...”. (66) “En quantas maneras puede pasar el derecho de patronadgo de un orne a otro”. Ley VIII, título XV, Partida I. LA ESCULTURA FUNERARIA BAJOMEDIEVAL ASTURIANA 4 6 7 puede ser compartido (67) y conlleva obligaciones económicas, pero también variados privilegios (68). Las disposiciones de las Partidas se cumplen de hecho en esta ocasión, y no debieron hacer, al menos en parte, más que recoger prácticas ya consagradas (69). Pero, ¿fueron Juan y Aldonza patrones de San Francisco de Avi- lés? La vinculación familiar con el convento que recoge la leyenda de San Antonio, la situación original de las sepulturas en el altar mayor, lugar de enterramiento cotizado y al que resultaba difícil acceder, y la riqueza de los monumentos parecen indicarlo, pero en esta ocasión la escasez de datos se acusa aún más, y es imposi­ ble llegar a conclusiones definitivas.

III. CONCLUSIONES

A pesar de la brevedad de la muestra, varias conclusiones pue­ den extraerse del estudio de los sepulcros de Juan Alonso de Oviedo y Aldonza González en San Francisco de Avilés a la luz de las com­ paraciones que hemos establecido con España y Europa. A lo largo de este trabajo hemos ido exponiéndolas en uno u otro lugar, de modo que aquí nos limitaremos a recopilarlas y hacer una última reflexión sobre ellas. A pesar de que es razonable que los productos de mayor calidad reciban también mayor atención, un historiador del arte nunca pue­ de contemplar un objeto artístico exclusivamente como un hecho aislado, más o menos curioso o bello. Los gustos y las modas cam­ bian con el curso de los tiempos, y lo que ayer parecía feo, mañana puede ser considerado hermoso o expresivo. Pero siempre, en cual­ quier tiempo, la obra será documento insustituible para conocer la época en la que fue hecha, los hombres que la encargaron, los que la realizaron y las circunstancias históricas que hicieron posi­ ble que una vivencia universal fuera interpretada de una forma

(67) “Que el derecho de paíronadgo non se puede partir, mas todos los patrones deuen auer ygualmente, quantos quier que sean”. Ley XII, título XV, Partida I. (68) “Que quier decir Patrón, e Patronadgo, e porque se gana, e que de­ recho ha el Patrón en la Eglesia”. Ley I, título XV, Partida I. (69) En el testamento de Arias Pérez, chantre de San Salvador de Ovie­ do: “Mando el derecho de padronalgo que yo he enna yglesia de Santa María de Barros e en Santiannes de Regla al cabildo de San Salvador (...)”. 24 de octubre de 1280. A.C.O. Serie B, carp. B, núm. 18. F e r n a n d e z C o n d e , F . J . : La clerecía..., p. 95. 4 6 8 RAQUEL ALONSO ALVAREZ

determinada y no de otra. La historia del arte es también la his­ toria de los hombres. Tampoco es legítimo estudiar las manifestaciones artísticas en una región sin tener en cuenta ámbitos culturales vecinos o conec­ tados con ella de una u otra forma. Las corrientes artísticas y los modos de pensar internacionales se expanden y reinterpretan, en­ lazando comunidades lejanas, y a veces aisladas, con otras situadas en centros europeos de poder de los que irradian pautas culturales que serán seguidas, con más o menos variaciones o elementos tra­ dicionales autóctonos, en la gran comunidad cultural que fue la Europa medieval. A lo largo de este trabajo hemos visto llegar a Avilés modelos galaicos que a su vez resucitaban tradiciones románicas uniéndolas a tipologías funerarias generales. Hemos intentado explicar, o al menos suponer, por qué fueron elegidos unos talleres y sus vías de llegada al Principado, y cómo, al lado de la poderosa corriente artís­ tica leonesa y los talleres catedralicios, pueden también verse líneas secundarias que convendría estudiar en profundidad. Sólo así po­ dremos saber si estos dos sepulcros, que ahora se nos antojan exó­ ticos en suelo asturiano, son un caso tan aislado como parece o pueden inscribirse en un contexto más amplio de relaciones inte­ rregionales. Comprobamos que la combinación en un mismo ámbito de ta­ lleres recurrentes y actualizados era vista en la época con una na­ turalidad que a los historiadores de hoy, siempre a la búsqueda de Ja vanguardia, nos sorprende. Intentamos analizar los motivos que llevaron a los hombres de la Edad Media a desear ser enterrados en el interior de los templos y por qué algunos se decidieron por los de los conventos francisca­ nos, que a su vez crecieron apoyados en esa preferencia que los proveyó de tumbas, donaciones y patrones. Patrones de distintas clases sociales que reflejan una sorprendente flexibilidad de la Orden para adaptarse a las circunstancias de cada núcleo urbano, y que es una de las razones de su fulgurante ascensión. Los sepulcros nos hablaron también de qué sentían sus propie­ tarios ante la muerte, de sus temores y esperanzas, y de cómo de un modo de pensar caduco y angustioso, aferrado a los lazos del linaje y el honor colectivo, puede surgir un sentimiento nuevo que busca el recuerdo individual, y de lo difícil que es a veces separar­ los. La religiosidad profunda, el deseo de ostentación, el orgullo de grupo y el miedo a caer en el olvido se unen en la escultura fuñera- LA ESCULTURA FUNERARIA BAJ0MED1EVAL ASTURIANA 469 ria para producir objetos que buscan tanto la piedad divina como desafiar el inexorable paso del tiempo. Y al final, como siempre, nos encontramos con el hombre. Hom­ bres que, ayer como hoy, resistieron el terrible anonimato de la muerte.

* * *

Nota: La planta de la iglesia de San Francisco de Avilés ha sido realizada por Saturnino Noval, María Pía Valdés-Hevia y la autora, para el Inventario del Patrimonio Histórico Artístico Asturiano, ba­ sándose en la proporcionada por don Angel Garralda. INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS

PRESIDENTE : Il t m o . S r . D. M a n u e l F e r n a n d e z d e l a C e r a

d i r e c t o r : D. J e s ú s E v a r i s t o C a s a r i e g o

s e c r e t a r io e n f u n c i o n e s : D. E f r e n G a r c í a F e r n a n d e z

d i r e c t o r d e l b o l e t ín e n f u n c i o n e s : D. M a n u e l F e r n a n d e z A v e l l o

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