Chapter 1 Are Water Beetles Good
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
Departamento de Ecología e Hidrología Facultad de Biología Universidad de Murcia Use of Iberian water beetles in biodiversity conservation Uso de los coleópteros acuáticos ibéricos en la conservación de la biodiversidad Memoria presentada para optar al grado de doctor en Biología por el licenciado David Sánchez Fernández 2008 "Si Dios es el autor de todas las criaturas, hay que reconocer que siente una extraordinaria simpatía por los escarabajos". John B. S. Haldane A mis padres ÍNDICE Use of Iberian water beetles in biodiversity conservation Uso de los coleópteros acuáticos ibéricos en la conservación de la biodiversidad Resumen general……………………………………………………………………………… 1 General Abstract……………………………………………………………………………… 25 Chapter 1. Are water beetles good indicators of biodiversity in Mediterranean aquatic ecosystems? The case of the Segura river basin (SE Spain)……………….. 49 Chapter 2. Selecting areas to protect the biodiversity of aquatic ecosystems in a semiarid Mediterranean region using water beetles. ………………………… 69 Chapter 3. Bias in freshwater biodiversity sampling: the case of Iberian water beetles … 93 Chapter 4. Assessing models for forecasting species richness of Iberian water beetles… 117 Chapter 5. Are the endemic water beetles of the Iberian Peninsula and the Balearic Islands effectively protected?……………. ……………………………………. 137 Acknowledgements/Agradecimientos……………………………………………………...… 173 Coleópteros acuáticos ibéricos y conservación de la biodiversidad Resumen General 1 Resumen General 2 Coleópteros acuáticos ibéricos y conservación de la biodiversidad Resumen General INTRODUCCIÓN Actualmente, uno de los principales problemas ambientales es la aceleración en la tasa de extinción de especies asociada con actividades humanas, hecho que provoca una pérdida irreversible de información biológica y que puede tener consecuencias impredecibles (Kerr y Currie, 1995; Purvis y Hector, 2000). En este sentido, la conservación de la diversidad biológica ha llegado a convertirse en una preocupación global y un objetivo ineludible. Esta circunstancia se ha visto plasmada en la Convención sobre Diversidad Biológica (United Nations Environment Programme, 2005). Existe un amplio consenso científico en el reconocimiento del alto grado de amenaza al que está sometida la biodiversidad acuática, por encima de otros ecosistemas (Allan y Flecker, 1993; Master et al., 1998; Ricciardi y Rasmussen, 1999). Además, durante las próximas décadas, probablemente aumentaran las presiones humanas sobre los recursos acuáticos, poniendo todavía más especies en peligro (Strayer, 2006). La pérdida de biodiversidad acuática es especialmente preocupante en el caso de la Península Ibérica, un área de alto interés biogeográfico, reconocida como una de las regiones europeas más interesantes en términos de diversidad de especies (Médail y Quézel, 1999; Domínguez-Lozano et al., 1996; Reyjol et al., 2007). Esta región presenta una amplia diversidad de ecosistemas acuáticos, abarcando desde arroyos de cabecera, pasando por pozas, humedales y ramblas hipersalinas, hasta salinas interiores y costeras. Muchos de estos ecosistemas son únicos tanto por la presencia de especies raras y endémicas como por sus características ecológicas (Ribera, 2000; Ribera et al., 2003; Gómez et al., 2005). Por otro lado, el paisaje en esta región ha estado sometido a una fuerte influencia humana durante cientos de años, dando lugar a una progresiva pérdida de especies y hábitats acuáticos. La transformación de los tradicionales paisajes 3 Resumen General agrícolas extensivos a agricultura intensiva se ha acelerado en las últimas décadas, y la actual expansión de tierras irrigadas en esta zona está incrementando las demandas de agua para uso agrícola, dando lugar a la reducción de caudales naturales en ríos y arroyos, sobreexplotación de acuíferos, pérdida de fuentes y la disminución de reservas de agua en embalses (Martínez-Fernández y Esteve, 2005). A pesar de estos evidentes cambios, tan rápidos como destructivos, la biodiversidad acuática goza de una prioridad muy baja en iniciativas de conservación llevadas a cabo por organizaciones gubernamentales, tanto a escala nacional como internacional (Balmford et al., 2002; Saunders et al., 2002). Así, la conservación de los ecosistemas y la biota acuática en la Península Ibérica se ha convertido en una delicada y urgente tarea. En este sentido, se hace necesario identificar aquellas áreas con alta biodiversidad y/o que albergan especies amenazadas con el objetivo de asignar prioridades de conservación (Margules y Pressey 2000; Moore et al., 2003). Para intentar aproximarnos a algo tan complejo como es la medida de la biodiversidad, una de las estrategias más utilizadas es el uso de indicadores o sustitutos de biodiversdidad. Entre estos, se suelen utilizar medidas de biodiversidad a escala amplia (datos climáticos y de tipos de vegetación), características del hábitat (naturalidad o tipismo), rangos taxonómicos altos (géneros o familias) o taxones indicadores (Noss, 1990; Williams, 1996). En este último caso, se utilizan grupos con taxonomía bien conocida que han sido suficientemente estudiados en un área determinada, asumiendo que sus patrones de riqueza, rareza y endemicidad son similares a los del resto de grupos menos conocidos (Reyers y Jaarsveld, 2000). Con frecuencia, los invertebrados acuáticos han sido utilizados como indicadores del estado ecológico o la calidad de los hábitats, sobre todo con relación al enriquecimiento por nutrientes o la presencia de determinados contaminantes (Wright et al., 2000). Sin embargo, se ha prestado poca atención a la identificación de posibles taxones indicadores de biodiversidad acuática (Paszkowski y Tonn 2000; Heino 2002; Briers y Biggs 2003). Para identificar áreas prioritarias de conservación, tradicionalmente se han utilizado plantas y/o vertebrados, especialmente aves, mientras que los artrópodos han sido ignorados sistemáticamente en los estudios (Posadas et al., 2001; Serrano, 2002), a pesar de que representan sobre el 95% de todas las especies de fauna conocidas (Hull et al., 1998; Palmer, 1999; Sluys, 1999). Dentro de los invertebrados acuáticos, los coleópteros son uno de los grupos más ricos. Se estima que podría haber actualmente en la tierra sobre unas 18.000 especies de coleópteros acuáticos (Jäch y Balke, 2008), siendo uno de los grupos más útiles 4 Coleópteros acuáticos ibéricos y conservación de la biodiversidad para clasificar ecosistemas acuáticos en función de su interés de conservación (Jeffries, 1988; Foster et al., 1990). Los coleópteros acuáticos constituyen potencialmente un grupo ideal para ser usado como indicadores de biodiversidad ya que cumplen muchos de los criterios propuestos en la literatura para la selección de este tipo de taxones indicadores (Noss, 1990; Pearson y Cassola, 1992; Pearson, 1994). A pesar de esto, se hace necesario elaborar test formales para evaluar si los potenciales grupos indicadores reflejan el conjunto de la biodiversidad acuática. En este contexto, es imprescindible el uso de taxones indicadores adecuados para seleccionar áreas para la conservación de la biodiversidad acuática, que puedan medir, de esta manera, la efectividad de las áreas protegidas existentes en la conservación de la biodiversidad acuática e identificar vacíos de protección, es decir, áreas que están fuera de los espacios protegidos y que son interesantes para la conservación de la biodiversidad acuática (Scott et al., 1993). Este último objetivo es crucial, ya que la designación de áreas protegidas ha estado basada históricamente en criterios de oportunismo o ad hoc, y por otro lado, los esfuerzos para conservar la biodiversidad acuática han sido escasos, creándose muy pocas áreas para conservarla específicamente (Saunders et al., 2002). Para proporcionar información científica sobre patrones y procesos de biodiversidad basados en estos taxones indicadores que permitan desarrollar estrategias de conservación adecuadas, es necesario disponer de bases de datos de calidad (Prendergast et al., 1993; Soberón y Peterson, 2004; Guralnick et al., 2007; Hortal et al., 2007). Sin embargo, solo determinados países con suficientes recursos y con una larga tradición naturalista son capaces de producir buenos mapas de distribución para varios grupos taxonómicos basados en el desarrollo de muestreos suficientes (Lawton et al., 1994; Griffiths et al., 1999). Este no es el caso de los países mediterráneos, como España, en los que los inventarios para muchos de los grupos faunísticos, especialmente insectos, son incompletos o inexistentes (Ramos et al., 2001), apareciendo vacíos importantes cuando se representa en un mapa toda la información disponible de especies de insectos. Esto es especialmente evidente cuando se representan amplias escalas espaciales. Este inconveniente puede ser solventado empleando métodos de modelado estadístico, que se basan en la información de áreas con inventarios fiables y, a partir de estas, son capaces de predecir determinados atributos de biodiversidad en el resto del territorio, (Hortal et al., 2001; Ferrier, 2002; Lobo y Martín-Piera, 2002; Hortal et al., 2004; Ferrier y Guisan, 2006; Lobo, 2008). Sin embargo, la incompleta cobertura tanto geográfica como ambiental de estas áreas adecuadamente muestreadas puede comprometer la utilidad 5 Resumen General de los modelos predictivos basados en ellas (Hortal y Lobo, 2006). Por lo tanto, se hace necesario incorporar en los estudios de biodiversidad tanto medidas del esfuerzo de muestreo como estimas de los posibles