A LA ESTRELLA. Y

EL CAÑON DE LA LIBERTAD.

N. ° 4 - M o m t e v id e o , M i e e r c o l 9 13 (le N o v ie m b r e d e lS39.-Precio G vs*

de sus destinos! Quien estaría seguro.! Quien La Estrella. seria dueño de sus bienes y de sus acciones.! Na­ die: absolutamente nadie: todos estarían á cs- ¿Como pisó Echagüe nuestro tcritorrio, que le pensas de su voluntad: hasta los mismos que trajo, y que le opuso el ilustre Jeneral Rivera ? coopernn á su triunfo: porque Echagüe, ese Co­ Segunda proposición fue e’sta que emitimos en nu­ meta sangriento, es la hechura del impío Rosas: estro numero segundo. Vamos á examinarla. sus máximas son iguales-, y Rosas acostumbró Echagüe pisó nuestro territoro como un con­ siempre recompensar con el puñal ó con el vene- quistador, como un facineroso, como un mal­ neno á los que le sirvieron con mas celo. eado. ¿Que le traje?.... Soldados estranjeros: Entretanto, ¿ que le opuso el ilustre Rivera? .. malevos de profesión: Guaicuruccs feroces: un Un proceder, una política, enteramente opuesta. pabellón estraño: sangre, muerte, venganza, per­ La política, los principios de un hijo, dcun guer­ secución y esterminio. Nos trajo la miseria, el rero de la Libertad j de un Jefe Supremo de una saqueo v el espanto. Una soldadezca inmoral República: de una alma grande y magnánima: y desentrenada hizo diseminar por nuestros cam­ de un hombre y jencroso. El Jeneral pos y poblaciones: peor que un cometa que todo Rivera, ha querido ahorrar sangre, y la Patria la dcstruyey arrasa, asi esos Ceros conquistadores tiene que agradecerle esta noble conservación. se lanzaron á robar y violar los hogares domés­ ¡Bastante derrama Echagüe! Bastante se ha ver­ ticos: á incendiar las casas, y á degollar vecinos tido ya: bastante hacen correrlos traidores! A indefensos. Entraron á los Pueblos, y al ino­ horremos aumentar su efusión!....Parece que asi cente negociante le quitaron todos los efectos que hablüra el esclarecido Jeneral Rivera, y pudien- necesitaron para mudar sus andrajos, ó saciar do acaso acabar con la invasión en una batalla, su hambre y sus necesidades. Impusieron con­ demoróla ialvez, para dar tiempo al desarrollo tribuciones pecuniarias, para saciar su ambición de otros sucesos, á fin de hacer sucumbir ál ene­ de dinero, y sus vicios. Entraron á los estable­ migo de un modo, mas glorioso para la Repúbli­ cimientos de campo: despojaron á nuestros pa­ ca, como para el, sin que hubiese muchas victi­ cimos hacendados de sus caballos, de sus gana­ mas. dos, para transportarlos al territorio Entreria- Rivera opuso al enemigo, su valor, el de su Ejer­ no, ó para destrozarlo aqui á su misma presen­ cito, y su constancia-, y con el ha sobrellevado cia. Sembrando el terror y la maldad, obliga­ con admiración las fatigas y los peligros: con él ron á numerosas familias á abandonar sus chozas ha dado muchas lecciones amargas, y quizá no y salir a peregrinar por la costa de los arroyos, inoportunas á los que combatían ó combaten ó al resguardo de los montes, donde se ocultaban contra la causa de nuestra independencia y socic- á los facinerosos del foróz Echagüe.—Tornaban go. Opuso una moderación sin limites á las prisioneros, y rendidos los asesinaban. He aqui atrocidades de . Respetó sus prisio­ «na I i jera reseña de los que nos trajo Echagüe: neros, indultó á algunos: respetó la opinión de ese vil estranjero á quien nada, ni una simpa- todos los hombres, y sus fortunas. Mientrasaquc- tia debemos |>orque los hombres libres no simpa­ líos barbaros persiguen y aniquilan, el hijo de la tizan jamas con los verdugos, con los tiranos.— victoria, el ilustre Rivera, proteje y ampara. He aqui lo que nos trajo ese imbécil Procónsul Conservó el órden y la disciplina de su Ejerci­ «leí salvaje llosas, á quien por desgracia, acatan to: evitó que sus soldados infiriesen el menor y victorean los traidores, para oprobio eterno de daño ú los vecinos: los con tubo también en la ellos. He aqui por ültimo, el caudillo que se relea, para que no acuchillasen enemigos, que atreve á decir que viene á restaurar en nuestro Íes dejasen la vida: protejió á los Pueblos, y á país el imperio de las leyes y la libertad !!...; Que las familias que mendigaban un asilo en las «cria de nuestra Patria si esc bárbaro dispusiese escabrosidades de los campos, y esperaban piedad «leí Cielo; y opon ícndo esln política tan admi­ bárbarie: nosotros ansiábamos estornin os un bra­ rable y digna solo de-las ■virtudes del Jcneral zo protector y amigo, como vosotros nos lo ten­ Rivera, Lia tenido la gloria, de dejar al enemigo disteis para libertar nuestra tierra del cstranje- en su transito un desierto sombrío y espantoso, ro. Vosotros permanecíais' inmóviles, conteni­ m ientras él llevaba á la retaguardia de su Ejer­ dos por el temor, pero sin duda, no insensibles cito casi Pueblos enteros, que divididos en in­ á los niales de vuestra Patria. Pasaba un año mensidad de familias le seguían voluntariamen­ tras otro: un mes tras otro mes: moría un Sol y te en su campaña, para escapar á la violencia y otro, y vosotros siempre arrastrando cadenas. á la brütalidad de los inicuos invasores.—Asi ¿Que se lian hecho los Argentinos de Mayo? Dó es como Rivera, ha aumentado sus timbres mili­ está su valor, aquel arrojo inmortal con que en tares; asi és como Rivera ha aparecido en todas otro tiempo acabaron con los tiranos? Es posi­ partes como la Estrella de la Libertad y de la ble que un solo verdugo interno, sea capazas de ventura; no como un Cometa asolador como Echa abatir á un Pueblo, á una Nación rutera?.. Esto giieysus bordas; y asi es, en una palabra, co­ nos decíamos, pero vosotros callabais. Mas el mo Rivera se ha granjeado el respeto y el apre­ león que durmió por diez años sobre la dureza cio de todos sus compatriotas, y encontrado una de los fierros, se levantó mas temible que nunca decidida cooperación en todas las clases para re­ de su letargo-, rujió, y el trono del déspota sistir á un Ejercito conquistador, levantar otro tembló, y sus prosélitos vieron cercano el día de mas fuerte como nunca se ha visto organizado su esterminio. en la República, que A la vuelta de poco, ha de Revolucionarios de la Libertad! Habéis confun­ ver humillado y vencido al que osado, se atrevió dido a los que creyeronjq’ no tendríais ánimo pa­ á disputarnos nuestra libertad y soberanía. ra arrojar de sobre vuestros cuellos el yugo de la ¿Y que Oriental habrá que no admire A este tirania: habéis mostrado al Universo entero que campeón como al hijo predilecto de la Repúbli­ no abandonasteis los prineipos de Mayo: ca ? Quien le negará el respeto que se merecen que diez años tle esclavitud, no acabaron vues­ sus virtudes? ¿Quien no lo apellidará con satis­ tro brio, como tres siglos de servidumbre, no facción Libertador y proctertor de los pueblos Li­ contubieron vueslio brazo para levantarlo y bres?... ¿Quien de nuestros compati iotas no dirá quebrantar las cadenas.—A las mismas puertas con orgullo—yo milité bajo sus ordenes en 839 ílel Tigre, habéis provócado la lucha: habéis en la guerra tercera de la independencia?.,. Solo desnudado lasespad.is, y rrxistradole que el Pue­ los traidores, los espúreos, serán los que vomi­ blo que quiere ser libre, no teme los peligros, tando rabia y venganza, podrán negarle el titu­ ni á los despotas. Lo habéis insultado en su lo que le dan sus brillantes virtudes: solo ellos propio trono: y el que fue valiente para asesinar serán los que se atrevan á preferir el yugo de fi­ 3000 argentinos á sangre fria, se ha ocultado co­ erro y de execración de despotas sangrientos barde, sin atreverse á medir su brazo con el vu/-s como Rosas, como Echagiic, por el blando gobi­ tro.—En el recinto mismo de Buenos Aires, ha­ erno del Jeneral Rivera. A esos desnaturalizados, béis dado el ejemplo, la ciudad lia de imitarlo vergüenza y baldón, y el anatema nacional.—A y bastará que un viva la libertad hiera el oido Rivera gloria y admiración: honor á su invenci­ del opreso Pueblo, para conmoverlo y lanzarlo ble Ejercito. sobre el tirano que lo degrada y despedaza. Continuad nobles imitadores de Mayo: solo Vuestro primer paso ha valido cien victorias. Te- Cuan feliz, es la Estrella de la Libertad en neis tres poderes que cooperan á vuestra empre­ este momento ! Dichosa se cuenta, cuando pue­ sa.—El de Corrientes y Lejion Argentina: el ele de contemplar una revolución grande y heroica la República: y el de la Francia. ¿Que podra Lecha por los desendicntes de Mayo, contra el contra estos ése infame verdugo, aborrecido y mas brutal de los tiranos. No queda la menor aislado á la cueva donde se oculta á la ven­ duda que los hijos de la indita Buenos Aires ganza publica?... Nada: nada mas que sucum­ dieron el grito ue Libertad ñ muerte, y encon­ bir. No lo dudéis Argentinos. Vuestro brazo traron eco en lodos los Por teños de honor. Salud lo dirije el Cielo: vuestro brazo lo dirije la justi­ invicto Castcli, digna rama'dcl Casteli de 810! cia celestial y humana: triunfará. Tu heredaste su apellido, y has sabido honrarlo. \ vosotros Argentinos, que espnlsadosde vues­ Salud valientes revolucionarios de Buenos Aires:! tra Patria por ia saña de su verdugo, vinisteis Escuchad. á buscar hospitalidad en la de los Orientales: te­ Un déspota sangriento: un tirano execrable, néis un brazo, podéis llevar un fusil, ¿que os de­ se cebó diez años consecutivos en vuestra Patria tiene que no voláis todos A recojer los laureles en vuestros compatriotas, en vuestros padres, hi­ que la victoria prepara á Diaz-Belis, Casteli á jos y hermanos, en vosotros mismos. Sufristeis Villarino, a Olmos, Costa, y á otros tantos «pie todo este tiempo la opresión y la ignominia: pe­ defienden la Libertad cu este instante? ¿Quéha­ ro la llama voraz de la Libertad no se había es- céis que no voláis á vengar los agravios de vues­ tinguido en vuestros pechos.—El mundo os mira- tra Patria, los vuestros, en la san grade ese sal­ bá abatidos con compasión. La America osveia va je que la asesina?.. Id Argentinos! Id!— los mo­ con dolor uncidos al yugo de la titania y de la mentos son preciosos: no hay que malograrlos. /.a Patria os rscijc un esfuerzo; y esc esfuerzo os ciará al mundo la completa libertad de Buenos va 1 el i ú largos años de libertad de bienes. Aires. Truene una vez, y su fuego activará el Y tu miserable Ecliagüe: digno teniente de Rosas, día último de la tiranía. Truene una vez, y se ¿que liaceis? ¿ qué os resta?.. .Rosas te mandó acabaron los odios, las muertes, las venganzas, la invadir nuestro país y desolarlo: tu le obedecis­ miseria, el sobresalto, y Buenos Aires és feliz.— te: bien tu amo está en laagoniu, y tu ya no tie­ Tienes en tu seno lujos que en otra hora te dieron nes' que obedecer sus mandatos. Estáis perdi­ lustre y gloria, compañeros de triunfóse infortu­ do para tu pais, y eres estranjero y enemigo en nios delinniortul Lavalle, Ülavarria, Vega y otros este: ¿qué os queda?...una vida llena de crime- valientes; truene el Cañón, y todos volarán á las . nes: un asilo entre las fieras: ó un patíbulo —Que­ lilas déla libertad : soldados son de la Patria, no réis salvar aun con esa vida?...Escuchad.—Ren­ del verdugo, no del hombre. Caiga esc hombre did las armas: dad libertad ú ésos infelices Cor­ funesto y todo está concluido : caiga esc monstruo rentines que arrancasteis de sus hogares por la y todos los jiorteños formarán una sola familia: feurza: vuelvan á su pais, á servir a su gobier­ todo pende de ésto, ¿y como creer que un hom­ no: no sacrifiquéis Argentinos inocentes: derri­ bre fiera pueda mas que miles de valientes, que la bado, muerto el tirano, todos son de su Patria. indita Buenos Aires? . .. No és posible: un hom­ No hay rencores; no hay venganzas: Lavalle bre no avasalla aun Pueblo cuando quiere ser li­ lleva y ofrece libertad a lodos: solo los cabezas bre. Y Buenos Aires ha de serlo asi que truene son los criminales.—Corlo tiempo le queda pa­ el Cañón, y en medio déla Plaza se desplegarán ra disponer de tu suerte: tal vez no dé el lumi­ las banderas de Mayo, y se entonarán aquellos nar veinte veces sp vuelta, sin que huyáis paga­ Himnos sagrados de los primeros tiempos de la do con la vidalas atrocidades que debes. Pien­ Revolución Americana. sa en lo que le aguarda. Un pasogero venido de la campaña, asegura Lavalleja Uceó ana hc(iimos á la autoridad, la adopción de medidas Olvidan sus sinrazones. inertes para contener su audacia. Valiáis de ser quien son, Dan soltura a la sinhueso; Variedades. No basta Irán al pescuezo E l collar de la traición: Crisis cerebrdl de los parciales de la invasión. Sino que en el corazón Pues señor, llególa confirmación del movi­ Llevan activo veneno, miento revolucionario de Buenos Aires: circuló Y pior que granizo o trueno la noticia: el Pueblo se puso en una ajitaeion Acometen : santa, se apoderó de él un contento estraordina- Este ardor Fabio templad l io, y aquí empezó la crisis cerebral de los par­ Con agua fría que és muy bueno. ciales de la invasión y el ataque hidrofobieo. Sentir sonar las campanas, tronar el cañón, to­ car la música, era un dolor de cabeza para ellos; AVISO DEL PERIODICO. oir los vivas, ver flameando las banderas de la Este periódico se publica dos veces por semana: libertad, y notar el placer sonriendo en todos admite correspondencia: se ithunciam un din antes los rostros, fue causarles rabia, hacerlos morder, su publicación: se rc/ule en esta imprenta, en la «tacarlos la hidrofobia. Cachaza pobres hom­ librería de Hernández, en el almacén de Herrera bres. Decretado está que los vuestros como es­ ralle del portan, en lo de Varela en tu plaza mayory clavos, sean el juguete de la fortuna. Con el y en el Cordón en lo de C i fuentes. erebro alxjmbado, corrían de casa en casa de los suyos; unos tropezaban con otros: miraban to­ (Imprenta DEL 18 DE JfUO.)