Instituto Tecnológico del Valle de

DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO E INVESTIGACIÓN

SISTEMATIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO LOCAL DE LOS RECURSOS NATURALES EN LA MICROREGIÓN DE

TESIS QUE PRESENTA:

Aldo Bautista Vargas

COMO REQUISITO PARA OBTENER EL GRADO DE

MAESTRO EN CIENCIAS EN PRODUCTIVIDAD EN AGROECOSISTEMAS

DIRECTOR

Dr. Ernesto Castañeda Hidalgo

Ex-Hacienda de Nazareno, Xoxocotlán, Oaxaca. Agosto de 2019.

Instituto Tecnológico del Valle de Oaxaca

DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO E INVESTIGACIÓN

SISTEMATIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO LOCAL DE LOS RECURSOS NATURALES EN LA MICROREGIÓN DE ABEJONES

TESIS QUE PRESENTA:

Aldo Bautista Vargas

COMO REQUISITO PARA OBTENER EL GRADO DE

MAESTRO EN CIENCIAS EN PRODUCTIVIDAD EN AGROECOSISTEMAS

DIRECTOR

Dr. Ernesto Castañeda Hidalgo

Ex-Hacienda de Nazareno, Xoxocotlán, Oaxaca. Agosto de 2019.

El presente trabajo se llevó acabo con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), a través del número de becario 632246, con el tema de investigación: “Sistematización del conocimiento local de los recursos naturales en la microregión de Abejones”.

ÍNDICE GENERAL

Pág. ÍNDICE DE CUADROS……………………………………………………… iv ÍNDICE DE FIGURAS……………………………………………………...... v RESUMEN…………………………………………………………………...... vi ABSTRACT……………………………………………………………………. vii

CAPÍTULO I. INTRODUCCIÓN GENERAL……………………………… 1 CAPÍTULO II. MARCO TEÓRICO………………………………………… 3 2.1 El conocimiento………………………………………………………... 3 2.1.1 Tipos de conocimiento……………………………………………. 4 2.1.2 Importancia del conocimiento local………………………………. 7 2.2 Los recursos naturales y sus usos.……………………………………... 9 2.3 La etnoecología como estudio del conocimiento local…..….…………. 10 2.4 Los pueblos indígenas y recursos naturales…………………...... 11

CAPÍTULO III. CONOCIMIENTO INDÍGENA DE LOS RECURSOS NATURALES EN UNA MICROREGIÓN DEL ESTADO DE OAXACA, MÉXICO ……………………………………………………………………..... 14 3.1 Resumen…………………………………………………………..…… 14 3.2 Introducción………………………………………………………...... 15 3.3 Materiales y métodos……………………………………………...... 15 3.3.1 Características del lugar…………………………………………... 15 3.3.2 Metodología………………………………………………………. 16 3.3.3 Técnicas de estudio……………………………………………….. 16 3.3.4 Tamaño de la muestra……………………………………………... 16 3.4 Análisis y discusión de resultados……………………………………… 17 3.4.1 Unidades familiares y uso de recursos naturales………………….. 17 3.4.2 Conocimientos geográficos……………………………………….. 18

3.4.2.1 Conocimientos del relieve……………………………...... 18 3.4.2.2 Conocimientos de factores climáticos y astronómicos……………………………………………...... 19 3.4.2.2.1 Conocimientos de la lluvia……………………………... 19 3.4.2.2.2 Conocimiento del viento……………………………….. 20 3.4.2.2.3 Conocimiento de ciclos lunares………………………... 20 3.4.3 Conocimientos físicos……………………………………………. 21 3.4.3.1 Conocimientos del suelo……………………………………. 21 3.4.3.2 Conocimientos del agua…………………………………….. 22 3.4.3.3 Conocimientos de rocas……………………………………... 23 3.4.4 Conocimientos ecogeográficos…………………………………... 24 3.4.5 Conocimientos biológicos………………………………………... 25 3.4.5.1 Conocimientos de plantas……………………………...... 25 3.4.5.2 Conocimientos de animales………………………………….. 27 3.4.5.3 Conocimientos de hongos…………………………………… 29 3.5 Conclusiones…………………………………………………………… 30 3.6 Referencias bibliográficas…………………………………………….... 30

CAPÍTULO IV. PRÁCTICAS DE MANEJO Y APROVECHAMIENTO DE RECURSOS NATURALES EN LA MICROREGIÓN DE ABEJONES, OAXACA…………………………………………………………………..... 37 4.1 Resumen…………………………………………………………...... 37 4.2 Abstract………………………………………………………………… 38 4.3 Introducción……………………………………………………………. 39 4.4 Materiales y métodos…………………………………………………... 40 4.4.1 Ubicación y características generales………………………...... 40 4.4.2 Metodología………………………………………………………. 41 4.4.3 Técnicas de estudio……………………………………………….. 41 4.4.4. Tamaño de la muestra……………………………………...... 42 4.5 Resultados y discusión…………………………………………………. 43 4.5.1 Prácticas de tipo geográfico………………………………...... 43 4.5.1.1 Manejo de la pendiente………………………………………. 43 4.5.2 Prácticas de tipo físico……………………………………………. 45 4.5.2.1 Manejo del suelo…………………………………………….. 45 4.5.2.2 Manejo del agua……………………………………………... 46 4.5.3 Prácticas de tipo biológico………………………………………... 47 4.5.3.1 Recolección de plantas………………………………...... 47 4.5.3.2 La cacería y recolección de animales e insectos…………….. 50 4.5.4 Los rituales………………………………………………...... 51 4.6 Conclusión……………………………………………………………... 53 4.7 Literatura citada……………………………………………………...... 54

ii

CAPITULO V. CONCLUSIONES GENERALES………………………….. 61

CAPÍTULO VI. RECOMENDACIONES Y CONSIDERACIONES……… 63

CAPÍTULO VII. BIBLIOGRAFÍA…………………………………………... 64

iii

ÍNDICE DE CUADROS

Cuadro Pág. 1 Características entre el conocimiento científico y conocimiento local……………………………………………...... 6 2 Diferencias entre ciencia y sabiduría…………………………………. 7 3 Rocas y sus características reconocidas por los habitantes indígenas de comunidades de la Sierra Juárez de Oaxaca…...……………………………………………………...... 23 4 Nombre indígena de las partes externas del venado y aves

identificadas por habitantes de la Sierra Juárez de Oaxaca…..……………………………………………………………. 28

ÍNDICE DE FIGURAS

Figura Pág.

1 Especies biológicas reconocidas en las comunidades de la Sierra Juárez de Oaxaca……………...………………..…………………………….. 25

RESUMEN

Las comunidades indígenas conservan conocimientos, prácticas y creencias sobre su entorno natural, los cuales están en proceso de deterioro. El trabajo se realizó durante el período de 2018-2019, con el objetivo de sistematizar los conocimientos, prácticas y creencias sobre los recursos naturales en la microregión de Abejones, Sierra Juárez de Oaxaca. Se utilizó el método etnoecológico propuesto por Toledo (1991). La información se generó con la entrevista estructurada, a profundidad y recorridos de campo. El análisis de datos fue descriptivo y comparativo, complementado con análisis estadísticos no paramétricos; Chi cuadrado para encontrar diferencias significativas entre las comunidades y correlación de Spearman para encontrar la interacción entre las variables. Se encontró que las tres comunidades conservan conocimientos y prácticas de tipo geográfico (relieve, factores climáticos y astronómicos), físico (suelo, agua, rocas), ecogeográficos (unidades vegetacionales) y biológicos (plantas, animales, hongos), muchos de estos ligados a un sistema de creencias. Existiendo diferencias significativas (p<0.05), resaltando el uso del suelo, agua, rocas, plantas y animales, manejo de la pendiente, suelo, agua, y aprovechamiento de especies. Se concluye que a pesar que las comunidades conservan su conocimiento local, muchos de estos están en deterioro por diversos factores; principalmente la edad y religión de los habitantes.

Palabras clave: Conocimiento indígena, etnoecología, zapotecos.

ABSTRACT

Indigenous communities retain knowledge, practices and beliefs about their natural environment, which are in the process of deterioration. The work was carried out during the 2018-2019 period, with the objective of systematizing knowledge, practices and beliefs about natural resources in the microregión of Abejones, Sierra Juárez de Oaxaca. The ethnoecological method proposed by Toledo (1991) was used. The information was generated with the structured interview, in depth and field trips. The data analysis was descriptive and comparative, complemented with non-parametric statistical analyzes; Chi cuadrado to find significant differences between the communities and Spearman correlation to find the interaction between the variables. It was found that the three communities conserve knowledge and practices of geographical type (relief, climatic and astronomical factors), physical (soil, water, rocks), ecogeographic (vegetative units) and biological (plants, animals, fungi), many of these linked to a belief system. There are significant differences (p <0.05), highlighting the use of land, water, rocks, plants and animals, slope management, soil, water, and use of species. It is concluded that although communities retain their local knowledge, many of these are deteriorating due to various factors; mainly the age and religion of the inhabitants.

Key words: Indigenous knowledge, ethnoecology, zapotecs.

CAPÍTULO I

INTRODUCCIÓN GENERAL

Las comunidades indígenas del mundo, son poseedoras de un conjunto de creencias, conocimientos y prácticas ancestrales, las cuales Toledo (2012) ha denominado como conocimiento local, indígena, tradicional o ancestral. Este como resultado de una relación directa entre el ser humano y la naturaleza, se transmiten de generación en generación de manera oral (Zalles, 2017). Dichos conocimientos son parte de la cultura e identidad y forma de sobrevivencia de las sociedades indígenas.

Por otro lado, dichas comunidades son afectadas por una serie de fenómenos sociales, económicos y ecológicos, como marginación, explotación, pérdida de biodiversidad, despojo, entre otros (Gómez-Baggethun, 2009). Es como resultado del modelo económico actual basado en la hegemonía del mundo (Dabat et al., 2015), lo que provoca la desarticulación del tejido social de las comunidades indígenas y como consecuencia el deterioro del conocimiento local, paralelo a la pérdida de su identidad sociocultural y su entorno natural (Cano et al, 2014). 2

En México, la pluralidad étnica es paralela a una alta diversidad ecológica, lo que permite la conservación de un sistema de conocimiento sobre la naturaleza, el cual es desplazado por fenómenos socioeconómicos como resultado del proceso de modernización (Toledo, 2009). Para el caso de Oaxaca, estado rico en diversidad ecológica y cultural, y que ocupa el primer lugar a nivel nacional, sufre una serie de problemas como pobreza, migración, despojo, contaminación, discriminación, principalmente; lo que genera como resultado el desplazamiento de dichos conocimientos

(Barabas, 2014).

Según el CONEVAL (2015) las comunidades pertenecientes a la microrregión se encuentran en pobreza; Abejones con el 94.98% de la población, San Juan Evangelista

Analco con el 85.96% y con un 89.12%; debido principalmente a la carencia de servicios básicos, falta de empleo, bajos ingresos, etc. Lo que desarticula la vida sociocultural de los habitantes y en consecuencia el deterioro del conocimiento local.

En paralelo, esto conlleva el uso irracional de los recursos naturales, lo que provoca un deterioro de los mismos; en especial el caso de los suelos, afectados intensamente por la erosión, la pérdida de los bosques, la escases de agua por el deterioro de ríos y manantiales, pérdida de flora y fauna, etc.

Por lo que la presente investigación se planteó con el objetivo de sistematizar el conocimiento local de los recursos naturales para contribuir a su conservación en la microrregión de Abejones, Oaxaca. Los objetivos específicos planteados fueron: 1.

Identificar el conocimiento local de los habitantes de los habitantes referente a los recursos naturales. 2. Sistematizar el conocimiento local referente a los mismos.

CAPÍTULO II

MARCO TEÓRICO

2.1 El conocimiento

El conocimiento es un reflejo de la realidad, una copia de lo original. Reside fundamentalmente en el cerebro de las personas, a partir de un proceso mental (Gonzáles,

2011); como producto de años de experiencia, habilidades, destrezas, capacidades, competencias, etc.; además, está condicionado en un determinado contexto (Contreras y

Tito, 2013).

Por su parte, Pérez (2011) lo conceptualiza como un resultado del proceso de desarrollo y evolución de la materia, que, en su forma superior de organización y desarrollo, el cerebro humano, adquiere la propiedad de reflejar consciente y creadoramente la realidad.

Jardon y Gierhake (2017), refieren al conocimiento a lo que saben las personas y pueden llegar por dos canales diferentes y complementarios; la formación y la experiencia.

Carbonelli et al. (2017) de manera general describen algunas características generales del conocimiento; Se considera como una capacidad humana, cuya generación, transmisión y conservación implica un proceso intelectual de enseñanza y aprendizaje; el

4 conocimiento genera conocimiento; es intangible, es decir, no es algo físico que se pueda verse o tocarse; es volátil, refiriéndose a que, sin uso, se pierde con el paso del tiempo; aumenta cuando se comparte, a la vez que se transfiere sin perderse; está siempre adscrito a un contexto y fuera del mismo puede estar exento de significado; para su transmisión es necesario que tanto el emisor como los receptores conozcan dicho contexto; carece de valor si permanece estático.

2.1.1 Tipos de conocimiento

Actualmente resaltan dos tipos de conocimiento, el denominado científico y el tradicional o local, diferentes entre sí y de gran interés para el presente estudio. Por lo que es de suma importancia recalcar sus características y diferencias. El primero se refiere al conocimiento gestado de forma sistemática, ordenada, metódica, racional y crítica (Cerón,

2017; Torre-Bouscoulet, 2016). Generalmente es elaborado por grupos especializados de personas (Pérez-Valdés et al., 2013). Se obtiene mediante el método de la ciencia, puede volver y someterse a prueba, enriquecerse y llegado el caso superarse mediante el mismo método (Augusto, 2017).

Por su parte, el conocimiento local o tradicional es un concepto utilizado en referencia al cúmulo de información que tiene una comunidad sobre los fenómenos naturales y los seres vivientes que caracterizan su territorio. Se caracteriza como un sistema integrado de conocimientos, prácticas y creencias (Clavijo y Pérez, 2014). Producto de una estrecha interacción del hombre y la naturaleza, transmitido y mejorado de generación en generación, habitualmente de manera oral. Ibarra et al. (2011) mencionan que la trasmisión de estos conocimientos son una combinación de procesos verticales

(intergeneracionales) y horizontales (trasmisión entre pares).

5

Valladares y Olive (2015), establecen algunas características generales de estos conocimientos:

1. Dimensión práctica: denota la dimensión mayormente tácita de los conocimientos

tradicionales, mismos que se constatan y manifiestan en la forma de prácticas

sociales y culturales llevadas a cabo por grupos humanos en un espacio-tiempo

determinado.

2. Arraigo territorial: liga el contenido de los conocimientos directamente al contexto,

medio o entorno en que se desenvuelve una comunidad indígena, generalmente

asociada con algún ecosistema particular.

3. Carácter colectivo: que reconoce como agente poseedor, portador y/o generador del

conocimiento a una colectividad, comunidad, pueblo o nacionalidad indígena.

4. Linaje u origen histórico: enfatiza el desarrollo histórico del conocimiento y su

transmisión, retención y preservación intergeneracional.

5. Dinamismo intergeneracional: alude a la posibilidad permanentemente abierta que

han tenido y tienen estos conocimientos de desarrollarse e innovarse

intergeneracionalmente.

6. Carácter oral-lingüístico: subraya la importancia de las lenguas indígenas maternas

como medios de preservación y transmisión intergeneracional de este conocimiento

y, con frecuencia, la ausencia de un soporte material escrito como forma registro y

codificación del conocimiento tradicional.

7. Matriz cultural: que incorpora a los conocimientos tradicionales en el contexto de

una cultura compartida y de una identidad colectiva con la que se autoidentifican

los miembros de una comunidad, pueblo o nacionalidad indígena.

6

8. Expresión de un derecho colectivo: que ubica a estos conocimientos dentro del

marco de derechos colectivos de las comunidades, pueblos y nacionalidades

indígenas.

Otros autores como Stevenson (1996) distinguen otras características de cada tipo de conocimiento, observando que cada uno tiene intereses y objetivos opuestos (Cuadro 1).

Cuadro 1. Características entre el conocimiento científico y conocimiento local. Valor tradicional nativo y orientación Valor científico y orientación

Individual, extensión familiar y relación Individual y relacionado con la familia

grupal

Grupo pequeño Grupo grande

Cooperación Competencia

Visión holística de la naturaleza Visión homocéntrica de la naturaleza

Asociación con la naturaleza Explotación de la naturaleza

Recursos económico renovables Recursos económicos no-renovables

Repartición de tierra y recursos para todos Tierra y recursos con propiedad privada

Repartición y distribución de la riqueza Acumulación de ahorro y riqueza

Atención al presente Atención al futuro

Orientación no materialista Orientación materialista

Mediciones en tiempos de ciclos naturales Mediciones en tiempos pequeños y arbitrarios

Pensamiento práctico Pensamiento teórico

Organización igualitaria Organización jerárquica

Valoración de la edad y la sabiduría Valoración de la juventud y la belleza

Alta estima grupal y baja estima personal Alta estima personal y baja estima grupal

Modestia y reserva Confianza y exageración

7

Paciencia: Los problemas se resuelven en el Impaciencia: los problemas deben resolverse

tiempo con rapidez

Colectivo y publico Personal y privado

Fuente: Stevenson (1996).

Por otra parte, y compartiendo algunos puntos con el autor anterior, Toledo (1991), menciona que existen dos modelos de conocimiento; la ciencia y la sabiduría, cada una con propias características y contrastantes (Cuadro 2). Siendo ambas importantes para el desarrollo humano. Por lo que el interés del presente trabajo es buscar el punto de articulación de ambos tipos de conocimiento.

Cuadro 2. Diferencias entre ciencia y sabiduría. Ciencia Sabiduría

Societal Individual

General Local

Impersonal Personal

Abstracta Concreta

Teórica Practica

Especialización Globalizadora

Fuente: Toledo (1991).

2.1.2 Importancia del conocimiento local

Castro et al. (2012) mencionan que el estudio sobre el conocimiento local aporta valiosa información sobre el entorno natural. Otros autores como Reyes-Gracia (2007) indican que las prácticas ancestrales más que erosionar la biodiversidad local y demás

8 recursos contribuye a la regeneración y conservación de los mismos. Estudios como el de

Ortega-Ortega y Vázquez-García (2014) en los Valles Centrales de Oaxaca, demuestran que la conservación de especies faunísticos que tienen un uso local, no solo depende de las condiciones ecológicas; si no también, del manejo localmente desarrollado durante muchos años. Por lo que, el conocimiento local contribuye a establecer las bases para diseñar propuestas que permitan el aprovechamiento adecuado y conservación de los recursos locales (Ángel et al., 2014).

Así mismo, el estudio sobre el conocimiento local permite generar un análisis entre la naturaleza y la vida social de las comunidades lo que permite establecer programas de desarrollo desde las necesidades de cada comunidad, interrumpiendo la implementación de programas externos que suelen fracasar y desarticular la vida comunal (Castro, 2012).

Otra relevancia del conocimiento local, es su capacidad para hacer frente a los cambios climáticos. Se ha reconocido que las practicas ancestrales han respondido positivamente frente a la variabilidad climática (Nicholls et al., 2015); por lo que la comunidad científica ha buscado la articulación de estas prácticas con conocimientos científicos para ofrecer nuevas alternativas de producción. Respecto a ello, Cetz (2012) menciona que el conocimiento ancestral debe de entenderse y fortalecerse con los enfoques del llamado conocimiento científico. Existen fuertes evidencias de que alcanzar la sustentabilidad de los recursos naturales, se combinan los conocimientos tradicionales con las técnicas modernas. En el aspecto económico, en condiciones económicas desfavorables, las practicas locales permite generar ingresos a la unidad de producción, ingresos que contribuyen a su reproducción social (Sánchez-Olarte et al., 2015).

9

2.2 Los recursos naturales y sus usos

Se denominan recursos naturales a los elementos o materias provenientes de la naturaleza, pueden ser renovables y no renovables. Los primeros se característica con su alta regeneración y son inagotables, como el suelo, plantas animales, roca, viento, luz solar. Los no renovables se consideran recursos limitados o con un ritmo de regeracion muy bajo, como los combustibles de los fósiles (carbón, petróleo, gas natural) y minerales

(Molina, 2016). Estos son de sustento para la sobrevivencia del ser humano y ofrecen alimento, vestimenta, salud, hogar, servicios económicos y una infinidad de servicios ambientales (Orellana y Lalvay, 2018). A continuación, se resaltan algunas de las principales características:

1. La diversidad biológica: es el conjunto de seres vivos del planeta, constituye el

recurso del que dependen familia del mundo. En ella sobresalen principalmente

especies de plantas y animales (Oberhuber et al., 2011). Mismo que componen

otros ecosistemas, como los bosques; lo cuales ofrecen servicios ambientales de

primordial importancia como el aire limpio, agua limpia y la mitigación de los

efectos del cambio climático (Limones-Rubio et al., 2015). Por su parte Borrego

y Hernández (2014) resaltan que en México los recursos forestales casi una tercera

parte de los bosques y selvas son propiedad de comunidades indígenas, que

dependen de estos recursos y los usan para su sustento diario

2. El agua: es un recurso fundamental para los seres vivos, es empleada de diversas

formas en todas las actividades humanas, ya sea para subsistir o producir e

intercambiar bienes y servicios (CONAGUA, 2016). La disponibilidad de agua es

de suma importancia para la vida y el desenvolvimiento económico de regiones

10

del mundo. Los recursos disponibles deben repartirse entre numerosos usuarios

además de tener en cuenta las necesidades del medio ambiente (Fernández, 2012).

3. El suelo: recurso natural finito y no renovable, lo que implica que su pérdida y

degradación no son reversibles en el curso de una vida humana (Burbano-Orjuela,

2016). Este recurso es resultado de la interacción de varios factores del ambiente:

clima, material parental o tipo de roca, vegetación y uso del suelo, relieve y tiempo.

Y es parte fundamental del desarrollo agrícola y la sostenibilidad ecológica, es la

base para la producción de alimentos, combustibles, fibras y para muchos servicios

ecosistémicos esenciales (SEMARNAT, 2010).

2.3 La Etnoecología como estudio del conocimiento local

La Etnoecología es una disciplina para el abordaje y comprensión del conocimiento local. Los antecedentes recalcan que este concepto aparece en 1954 en los trabajos de

Harold Conklin haciendo referencia a los conocimientos de comunidades indígenas sobre animales, hongos y demás componentes de la naturaleza como: agua, suelo, rocas, relieve, clima etc. relacionados con el sistema tradicional de producción; agrícola, ganadera, pesquero, forestal, entre otras (Toledo y Alarcón-Cháires, 2012). Posteriormente toma relevancia en los 70´s con la premisa que en el conocimiento tradicional se encuentran las claves o estrategias para enfrentas problemáticas ambientales, sociales y económicos provocados por un modelo dominante capitalista (Durand, 2000).

Por lo tanto, la Etnoecología, con su enfoque holístico y multidisciplinario, donde recae disciplinas etnográficas como etnozoología, etnobotánica, etnomicología, etnoedafología, entre otras, faculta el estudio integral del sistema de creencias (kosmos), conocimientos

(corpus) y de prácticas (praxis) en torno a la naturaleza. Lo que permite comprender las relaciones entre el humano y la naturaleza, en los pueblos indígenas. Lo que contribuye a

11 entender problemas socioecológicos, como la degradación ecológica o la pérdida de diversidad cultural, desde un punto de vista local (Ruiz-Mallén et al., 2012).

Toledo (2012) agrega que los que hacen estudios etnoecólogicos hacen una interpretación del mundo natural que poseen las culturas tradicionales y al mismo tiempo, generan un modelo científico “externo” sobre el mencionado contexto local. Por lo tanto, buscan integrar, comparar y validar la sabiduría local con el modelo científico para crear directrices que apunten a implementar propuestas de desarrollo local endógeno o sustentable con la plena participación de los actores locales (Moraes et al., 2016).

Son varios trabajos ya documentos referente al estado de Oaxaca. Algunos trabajos etnoecológicos como el de aves en la comunidad de Ixtlán de Juárez realizados por Núñez-

García et al. (2012). De mamíferos en la comunidad de Santiago Comotlán por Contreras-

Díaz y Pérez-Lustre (2008). Especies domesticadas como el estudio etnoecológico de chile de agua (Capsicum annuum L.) en los Valles Centrales de Oaxaca desarrollados por

Montaño-Lugo et al. (2013); entre otros. Los cuales demuestran que el enfoque etnoecológico en sus tres dimensiones se genera un análisis integral sobre el conocimiento indígena. Siendo este el interés de la presente investigación.

2.4 Los pueblos indígenas y recursos naturales

Como se ha comentado en los apartados anteriores, las comunidades indígenas son conservadores de conocimientos locales entorno a la naturaleza, lo que hace necesario saber quiénes son y donde se ubican. Lo indígena significa “originario de un país”.

También se usa el término “indio” para denominar a los indígenas la cual les fue dado a los habitantes originales por los conquistadores españoles en el siglo XVI. Una de las características de mayor relevancia ha sido su lengua, ya que buena parte de las personas indígenas tienen su propia lengua que difiere de la oficial del Estado-nación al que

12 pertenecen (Meneses-Monroy et al., 2014). Otra característica relevante es que pertenecen a una comunidad o una población donde conviven, trabajan junto con sus vecinos, celebran las mismas fiestas, mantienen ideas y costumbres similares.

La población indígena se encuentra en todos los lugares del mundo, siendo México uno de los más relevantes al albergar a 68 lenguas indígenas con 364 variantes lingüísticas

(INALI, 2009). Dentro del país, el estado de Oaxaca es el que sobresale por albergar a 16 grupos etnolingüísticos de los cuales sobresale el zapoteco con alrededor de 14 variantes.

Se divide en cuatro grandes regiones, que a pesar de tener la misma raíz mantienen características específicas que los diferencian unos de otros, no sólo en las variantes lingüísticas, sino en general en su cultura.

Paralelo a la diversidad étnica en México, existe una alta diversidad de ecosistemas, de la cual emergen una diversidad de recursos naturales, como agua, fundamental para los seres vivos, empleada de diversas formas en todas las actividades humanas de cualquier región del mundo (Fernández, 2012). El suelo, parte fundamental del desarrollo agrícola, base para la producción de alimentos, combustibles, fibras y para muchos servicios ecosistémicos esenciales (Burbano-Orjuela, 2016). La diversidad biológica (animales, plantas, hongos) constituye el recurso del que dependen familias, comunidades, naciones y las futuras generaciones. Destaca lo mencionado por Navarrete (2010) que indica que, a lo largo de miles de años, los indígenas han aprendido a vivir en los ecosistemas más variados del territorio, como selvas, desiertos, valles, montañas, que son territorios ancestrales.

La biodiversidad y demás recursos naturales han sido considerada patrimonio de los pueblos locales (Plascencia et al., 2011). A la vez asociados a actividades productivas como la ganadería, pesca, agricultura, entre otras para el sustento indígena. Se agrega lo

13 mencionado por Borrego y Hernández (2014), quienes indican que los recursos naturales están en manos de comunidades locales, que dependen de estos recursos y los usan para su sustento diario. En México casi una tercera parte de los bosques y selvas son propiedad de comunidades o ejidos.

Gallardo (2014) agrega que trabajos arqueológicos, antropológicos, botánicos y otros demuestran que existe conocimientos muy elaborados en las comunidades indígenas sobre su entorno natural. Así como, los estudios como de Vasco-Palacios et al. (2008) sobre conocimiento local de hongos y sobre el uso local de la fauna en comunidades mayas de

Campeche por Dardón y Retana (2017), que demuestran que las comunidades indígenas aún conservan dichos conocimientos.

CAPÍTULO III

CONOCIMIENTO INDÍGENA DE LOS RECURSOS NATURALES EN UNA MICROREGIÓN DEL ESTADO DE OAXACA, MÉXICO

Aldo Bautista Vargas¹, Ernesto Castañeda Hidalgo², Gisela Margarita Santiago Martínez², María Isabel Pérez León², Rubén Langle Campos³

¹Alumno de Maestría en Ciencias en Productividad de Agroecosistemas del Instituto Tecnológico del Valle de Oaxaca. ²Profesor-Investigador del Instituto Tecnológico del Valle de Oaxaca. ³Profesor-Investigador de Centro de Investigador y de Estudios Superiores en Antropología Social, Unidad Pacifico del Sur.

3.1 Resumen El objetivo de la investigación fue estudiar el conocimiento indígena de los recursos naturales en las comunidades de Abejones, Analco y Yareni de la Sierra Juárez de Oaxaca. Se usó el método etnoecológico y la entrevista estructurada y a profundidad como técnicas de investigación, aplicadas a una muestra de 60 familias de las 600 existentes; 22, 13 y 25 para Abejones, Analco y Yareni, respectivamente. La información se analizó desde un enfoque mixto con el uso de estadística no paramétrica (pruebas de Chi cuadrado y coeficiente de correlación de Spearman). Se encontró que las comunidades conservan conocimientos geográficos, físicos, ecogeográficos y biológicos; sin embargo, existen diferencias significativas entre las tres comunidades sobre conocimientos relacionados a temporada de vientos, ciclos lunares, uso del suelo, agua, rocas, plantas y animales. Se encontraron correlaciones; edad/rituales realizados en montañas, religión/conocimientos sobre ciclos lunares, edad/uso de rocas para la elaboración de cal, religión/uso de arbustos en festividades, religión/uso de hiervas en festividades, edad/uso medicinal de animales, edad/creencias sobre animales, religión/uso medicinal de animales, edad/ 15

número de plantas, animales y hongos. Se concluye que, aunque los conocimientos están en deterioro los habitantes los conservan, en especial los adultos.

Palabras clave Conocimiento local, unidad familiar, zapotecos.

3.2 Introducción La relación humano/naturaleza ha generado la sobrevivencia, al obtener recursos para la alimentación, vivienda, vestimenta, etc., mediante el sistema de conocimientos del entorno natural (Zalles, 2017). Este, como principal medio intelectual para la apropiación de la misma, con trasmisión oral generacional (Ortiz-Espejel y Toledo, 2012). Este cúmulo de conocimientos está en deterioro por la modernización, cambios tecnológicos y económicos, manifestándose en fenómenos socioculturales y ecológicos que ocasionan su desplazamiento (Toledo y Barrera- Bassols, 2008). Sin embargo, esta sabiduría está latente en lugares específicos; en especial, en zonas de alta diversidad cultural, biológica y agrobiodiversidad (Toledo, 2013). México es un país megadiverso (Jiménez-Sierra, Sosa-Ramírez, Cortes-Calva, Braceda-Solís, Iñiguez-Dávalos y Ortega-Rubio, 2014), dada su diversidad orográfica, fisiográfica, climática, etc.; lo que permite la conformación de diferentes ecosistemas (Plascencia, Castañón-Barrientos, Raz- Guzmán, 2011) que albergan una alta diversidad biológica, suelos, cuerpos de agua, etc. Paralelamente a la diversidad ecológica en México, existe una gran diversidad cultural con 68 lenguas indígenas y 364 variantes lingüísticas (INALI, 2009); y son dueños de las riquezas naturales mencionadas. En México la relación del humano/naturaleza es significativamente directa, por lo que la sabiduría ecológica está vigente, especialmente en el centro, sur y sureste del país. El estado de Oaxaca posee 16 grupos étnicos con 20 lenguas indígenas y 66 variantes; sobresaliendo los zapotecos, mixtecos, mazatecos, mixes y chinantecos (INEGI, 2013). Además, una alta diversidad biológica, ocupando el primer lugar; por lo que, el conocimiento ecológico local se encuentra latente en las zonas indígenas del estado (Boege, 2008). Sin embargo, están siendo afectados debido a la pobreza, marginación, cambio climático, etc. Con base en ello, el objetivo de la investigación fue estudiar el conocimiento indígena que poseen los habitantes de una microrregión zapoteca de Oaxaca sobre los recursos naturales para contribuir a su conservación, al ser parte de la identidad cultural y medio para la apropiación del espacio natural y base material para la reproducción sociocultural.

3.3 Materiales y métodos 3.3.1 Características del lugar Los municipios en estudio fueron San Miguel Abejones (17°24’-17°35’ LN y 96°34’-96°43’ LO, en un rango altitudinal de 1,100-3,100 m, con 882 habitantes), San Juan (17°23'-

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17°25’ LN y 96°29'-96°35’ LO, en un rango altitudinal de 1,300-3,000 m, con 413 habitantes) y Santa Ana Yareni (17°22’-17°26' de LN y 96°34'-96°41’ LO, en un rango altitudinal de 1,200-2,900 m, con 918 habitantes). Pertenecen a la etnia zapoteca de la , México; conservan la lengua nativa en diferentes proporciones, 97.50, 42.24 y 98.77%; Abejones, Analco y Yareni, respectivamente, para su sustento practican la agricultura, forestaría y ganadería de traspatio. Son comunidades colindantes asentadas en zonas montañosas; con variantes geográficas, climáticas y vegetaciones. Abejones posee bosques (63.90%), selvas (14.99%), pastizales (8.29%), agricultura (12.23%) y zona urbana (0.59%). Analco tiene bosques (28.49%), selvas (27.09%), agricultura (41.44%) y zona urbana (2.98%). Yareni cuenta con boques (39.15%), selvas (17.53%), agricultura (41.55%) y zona urbana (1.77%) (DIGEPO, 2017a, 2017b, 2017c).

3.3.2 Metodología Se utilizó el método etnoecológico de Toledo (1991), enfocado a estudiar las formas de apropiación de la naturaleza por el humano, para articular el saber local con la ciencia para la resolución de problemas ambientales; además, ofrece un marco conceptual para abordar sistemática e integralmente el conocimiento indígena. Dicha metodología consta de cuatro etapas, sin embargo, se ajustó a las necesidades del estudio cubriendo las siguientes: 1) Análisis de la unidad familiar entorno a los recursos naturales. 2) desciframiento del código ecológico campesino: se investiga la visión cognoscitiva campesina de los recursos naturales o revelamiento del corpus ligado al sistema de creencias (kosmos) mediante el diálogo comunitario. Este corpus campesino contiene conocimientos sobre los recursos naturales de cuatro tipos: geográficos, físicos, ecogeográficos y biológicos. Se ubican en cuatro modalidades en una segunda dimensión dentro del sistema cognoscitivo campesino: estructural, dinámico, relacional y utilitario.

3.3.3 Técnicas de estudio Se utilizaron la entrevista estructurada y a profundidad. La primera se conformó por una guía de temas cerrados relacionados al conocimiento local de los recursos naturales y organización familiar, lo que permitió su codificación, complementadas con temas abiertos de manera descriptiva (Díaz-Bravo, Torruco-García, Martínez-Hernández y Varela-Ruiz, 2013). Se aplicó al jefe de familia de las unidades familiares (UF). La entrevista a profundidad permitió complementar la información a partir de objetivos y temas específicos (Robles, 2011).

3.3.4 Tamaño de la muestra Del total de la población de estudio, 600 UF, se tomó una muestra por conveniencia del 10% (60), distribuidas proporcionalmente; 22, 13 y 25, Abejones, Analco y Yareni (Otzen y Manterola, 2017).

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Para determinar la representatividad de la muestra se calculó el margen de error obteniendo como resultado; 0.064 (6.4%) con la fórmula:

푍2. 푝. (1 − 푝) 푍2. 푝. (1 − 푝) n = 푒 = √ 푒2 n

Dónde: e= margen de error, n= 60 (tamaño de la muestra), Z= 1.96 (nivel de confianza 95%), p= 0.933 (probabilidad de ocurrencia: el 93.3% del total de la población usan las hiervas como forraje). El enfoque del estudio fue mixto, la información se analizó descriptivamente y con análisis estadísticos no-paramétricos (pruebas de chi cuadrado y coeficiente de correlación de Spearman) para una mayor explicación de los resultados (Guerrero-Castañeda, Lenise-do-Prado y Ojeda- Vargas, 2016).

3.4 Análisis y discusión de resultados 3.4.1 Unidades familiares y uso de recursos naturales Las UF se estructuran por padre, madre, hijos y abuelos. Estudios realizados en la etnia yaqui, en Sonora, México; demuestran que cada miembro de la UF indígena cumple un papel para la reproducción sociocultural de la misma (Ramírez-García, Sánchez-García y Montes-Rentería, 2015). En Analco, el 100% de las UF, el padre es el jefe de familia, toma las decisiones y es el principal manejador de los recursos naturales; participa en actividades agrícolas, recolecta hongos, frutos, leña, cacería, etc. En Yareni, el 92% cumplen esta condición y en Abejones el 72.7%, por cuestiones de trabajo, obliga la salida temporal del padre. Los abuelos son relevantes en las UF, son la principal fuente y trasmisión de conocimientos (Rivero-Romero y Moreno-Calles, 2016). Estudios con indígenas guaraní, en Jujuy, Argentina, muestran que son los principales transmisores de saberes, lengua, aspectos socioculturales, etc. (Gutiérrez-Guerrero, 2017). Otro estudio en plantas medicinales en Colombia, concluye que abuelos y padres son los principales trasmisores de conocimiento (Garzón-Garzón, 2016). En las tres comunidades existen diferencias en este aspecto; ya que no viven en el 72.7, 68 y 38.5% de la UF de Abejones, Yareni y Analco, respectivamente. Fenómeno que no permite la trasmisión de conocimientos. Donde viven, además, ayudan en el manejo de los recursos naturales y agricultura. Otro miembro fundamental en las UF es la madre, participan en la toma de decisiones, actividades comunitarias, agrícolas y trasmisión de saberes (Román-Montes de Oca y Guzmán-Gómez, 2013). En Analco (100%), son amas de casa, recolectan frutos, semillas, leña y crían animales de traspatio; saberes transmitidos principalmente a las mujeres. En Yareni (84%) y en Abejones (77.3%) cumplen esta condición, en el resto de las familias las madres son jefas de familia, por ausencia del padre, provocando la feminización, lo que debilita la UF, reduce actividades agrícolas y el manejo de los recursos naturales (Arias-Rozas, 2015).

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Los hijos también aportan a la UF. Se encontraron diferencias significativas entre las tres comunidades (p<0.05), en cuanto al rol en la unidad familiar. En Yareni, Abejones y Analco, los hijos no están presentes, pero contribuyen con remesas (en el 88, 50 y 38.46% de las familias, respectivamente). Estudio realizado en La Asunción, Oaxaca, México, demuestra que los hijos a pesar de estar fuera aportan remesas y conservan el vínculo social (Hernández-Lara, 2016). En contraste, este factor puede desarticular a las UF, la organización comunal, agricultura e interrupción de saberes locales (Mercado-Mondragón, 2008). Siendo más notorio en Yareni. En el resto de las UF los hijos ayudan en la agricultura, manejo de recursos naturales y estudian. Este último puede ser un factor que influye en la pérdida del conocimiento, ya que los gestados desde los centros educativos formales en las zonas indígenas desplazan la sabiduría local (Martínez-Novo, 2016). Siendo este más relevante en Analco (30.76%), seguido de Abejones (22.72%) y Yareni (8%). Contrastando, para la conservación de los saberes locales, como Santa María Tlahuitoltepec, Oaxaca (Bautista-Martínez y Juárez-López, 2016), Santa María Tiltepec (Briseño-Roa, 2015) y San Andrés Solaga (Ruiz-López y Quiroz-Lima, 2014), donde establecieron escuelas comunitarias para articular el modelo educativo convencional y la realidad local.

3.4.2 Conocimientos geográficos 3.4.2.1 Conocimientos del relieve Para los zapotecos, el relieve es el espacio donde las familias se reproducen socioculturalmente y es la estructura material que sostiene sus recursos naturales. Vivir en su territorio los ha llevado a distinguir y nombrar estructuras que componen la misma. Estudios con purépechas de Michoacán demuestran que dividen su territorio por estructuras topográficas (Pulido-Secundino y Bocco-Verdinelli, 2016). Similar en las comunidades de estudio, al dividir el relieve en estructuras topográficas. En Abejones, reconocen ocho y en Yareni y Analco siete. Las tres comunidades utilizan la misma terminología para nombrarlos; montaña (i’ya), llano (latsi’), ladera (lita’), pie de montaña (xha i’ya), cima de montaña (iki i’ya), atrás de montaña (kue’ i’ya), costado de montaña (lhita’ i’ya), depresiones (yetti ga’), esta última reconocida únicamente en Abejones. Son parte del sistema de orientación de los habitantes, cazadores y recolectores. También las relacionan al movimiento de materiales (como erosión y deslizamiento de rocas), por lluvias y viento. Como parte de la cosmovisión, sobresalen por su importancia las montañas; donde se refleja el uso espiritual que se les atribuye. Es un medio para desarrollar prácticas espirituales curativas y hacer intercambio con el “dueño de la montaña”, el enfermo lleva ofrendas con fines curativos del cuerpo y espíritu. Prácticas similares ocurren en Tlahuitoltepec (Castillo-Cisneros, 2016) y San José El Paraíso (Osorio-López, Mariaca-Méndez, Santos-Fita, Nazar-Beutelspacher, Huicochea- Gómez, 2017), comunidades mixes de Oaxaca. En la primera realizan rituales en las montañas para hacer peticiones, la segunda realiza rituales de cacería. Esto demuestra que las comunidades estudiadas tienen una percepción integral y sagrada del territorio (Barabas, 2014); se consideran parte de ella e inferiores a la misma (Meza-Salcedo, 2017). Contrario a la

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percepción de las zonas industrializadas, donde se consideran superiores a la naturaleza (Molina- Bedoya, 2015). Las prácticas espirituales les han permitido reconocer montañas, ubicación, altura y nombramiento en su lengua. En Abejones reconocen nueve montañas medianas y grandes; al oeste ubican la montaña i’ya dee, al sur i’ya si’nu, al norte i’ya va’, i’ya yalanha, i’ya kuatda, i’ya esepe, i’ya erhewi, i’ya siuni’ y i’ya lhakuanha. En Yareni reconocen tres montañas medianas; al oriente el cerro i’ya rhenhi, al sur i’ya siw y al oeste lhoo i’ya. En Analco no reconocen montañas. Existe una correlación (r=0.401; p<0.05) edad de los habitantes/rituales realizados en las montañas; indicando que de 33-64 años no practican rituales y los de 65-83 años se ubican los que si practican. En Yareni (16.6%) practican rituales y en Abejones (18.2%). Estudios en Miguel Bikan, Waspam, Nicaragua, concluyen que el deterioro de la cosmovisión indígena en los jóvenes es resultado de la modernización por la concepción material de la naturaleza (Galo-Sacasa y Davis-Rodríguez, 2014).

3.4.2.2 Conocimiento de factores climáticos y astronómicos Los fenómenos naturales tienen incidencias sobre los recursos naturales, el conocimiento de estos permite predecirlos y tomar decisiones sobre su uso (Gascón, 2014). Las tres comunidades tienen conocimiento sobre lluvia, viento y ciclos lunares.

3.4.2.2.1 Conocimiento de la lluvia Existe una fuerte similitud sobre los conocimientos de la temporada de lluvia, el 77.3, 76.9 y 68% para Abejones, Analco y Yareni, respectivamente. Los campesinos reconocen la temporada; señalan que se presentan en primavera, verano e inicios del otoño; observando dos temporadas; del 15 de mayo al 15 de junio y al final del temporal con la llegada de los huracanes en octubre. Las comunidades usan los fenómenos de su entorno como indicadores para predecir el clima mediante la observación e interpretación de los mismos (Ortiz-Espejel y Toledo, 2012). En las tres comunidades reconocen las nubes como indicador de lluvias; predicen de acuerdo a tonalidad, altura y tamaño; nubes grandes, bajas y oscuras se catalogan de lluvia. Las estrellas son otro indicador, cuando no brillan” hay probabilidades de lluvia y ayudan a definir el movimiento de las nubes por el viento. La intensidad de luz solar y el aumento de temperatura a nivel de bochorno (temperatura cálida mezclada con humedad en el ambiente) son indicios de lluvia. Ulloa (2014) indica que en Sant Pol del Mar, Colombia y comunidades indígenas costeras de Goiana, Brasil (Fernandes-da-Silva, Martins-Lopes y Girão, 2018), predicen el clima con indicadores naturales, reconocen incidencias y toman decisiones sobre su apropiación. Consideran que las lluvias son la fuente alimentadora de cuerpos de agua y desarrollo de la vegetación. Sin embargo, el tipo de lluvia tiene incidencias específicas. Para el caso, el primer tipo de lluvia identificada es conocida en el idioma de Abejones y Yareni como iya laa o iya siu en el idioma de Analco, significa lluvias acompañadas con rayos y vientos fuertes que provocan

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daños en suelos y vegetación, suspenden actividades como cacería, recolección y actividades sociales. El término iyaa dilha; utilizado por las tres comunidades, son lluvias de intensidad fuerte y corta duración, se presentan en marzo o abril e indican el inicio del ciclo agrícola, cuando son frecuentes provocan la erosión de suelos, caída de árboles y la suspensión de actividades cotidianas. Iya edani; es una terminología utilizada por Abejones y Analco, es equivalente a iya bedani en el zapoteco de Yareni, relacionado con lluvias de baja intensidad y larga duración, no ocasionan daño y humedecen los suelos agrícolas. Iya esii, en el zapoteco de Abejones y Analco es equivalente a iya besi por Yareni, e indican lluvias de muy baja intensidad, larga duración, sin daños, humedecen suelos agrícolas y permiten las labores cotidianas.

3.4.2.2.2 Conocimiento del viento El viento interviene en las actividades socioculturales en las tres comunidades, al igual que otros pueblos indígenas reconocen temporadas, dirección y velocidad (Katz, Lammel y Goloubinoff, 2008). La dirección se determina por la temporada, observan movimientos de las plantas y la posición de las montañas. La velocidad con la intensidad y daño que ocasiona. Existen diferencias (p<0.05) estadísticas en cuanto a la temporada de viento, en Abejones (55.5%) reconocen su presencia en invierno, con vientos suaves y fuertes; en Yareni (56%) reconoce que los vientos se presentan en otoño, invierno y primavera, en ambas comunidades se consideran vientos suaves y fuertes provenientes del norte y del oriente. En Analco (76.9%) reconoce que los vientos se presentan en invierno, provienen del norte y son fuertes. Los vientos fuertes destruyen casas, caída de árboles, extensión de incendios y destruyen zonas de cultivo. En las personas ocasionan enfermedades respiratorias en temporadas frías. Además, están relacionados con el ciclo de las plantas, al dispersar las semillas. Asimismo, sirve para limpiar granos de las cosechas de la milpa. También es parte de la cosmovisión comunitaria, al ocasionar enfermedades espirituales como el “mal de aire”, originado por seres “sobrenaturales”. Algo similar ocurre en las creencias de los nahuas de Texcoco, Estado de México (Lorente- Fernández, 2015).

3.4.2.2.3 Conocimientos de ciclos lunares Los ciclos lunares se componen de cuatro fases de nueve días. Cada fase se nombra localmente y tiene una incidencia específica. En Abejones, la luna nueva (biu’ kubi), la relacionan con sequía; en Analco (biu’ kui), en este ciclo no se recomienda la cosecha de cultivos al estar propensos a pudrición y plagas, en Yareni (beo rheyu) no tiene relación alguna. La luna creciente denominado biu’ rhe’ne en Abejones y Analco. Para Abejones en ésta fase existen posibilidades de lluvia y se cree que los bebes nacidos en éste ciclo son enfermizos, en Analco no es recomendable la cosecha de la milpa por la susceptibilidad al ataque de polilla (Sitotroga cerealella Olivier) y gorgojo (Sitophilus granarius), en Yareni (beo rhe’ne) no tiene relación alguna.

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La luna llena se denomina en Abejones y Analco biu’ xhenhi y en Yareni beo xhati. La creencia sobre este ciclo es igual en las tres comunidades. En ésta fase es recomendable el corte de árboles, el parto (mujeres y animales), siembra y cosecha de milpa. Algo similar ocurre en Puebla, donde es recomendable el inicio del ciclo agrícola (siembra), ya que los cultivos son resistentes a plagas y tienen mayor producción (Miranda-Trejo, Herrera-Cabrera, Paredes-Sánchez y Delgado-Alvarado, 2009). La luna menguante, para Abejones y Analco (biu’ rheda) y en Yareni beo rheda; solo incide en las creencias de los habitantes de Analco; quienes consideran no recomendable para que las mujeres den a luz. Estudios en la etnia kari’ña de Venezuela, reconocen los ciclos lunares como factor importante para desarrollar actividades, resaltando que la luna menguante y nueva son las fases de mayor incidencia en la siembra y cosecha, corte de árboles, casería, construcción y elaboración de artesanías (Olivares, 2014). Estadísticamente existe diferencia (p<0.05) entre las comunidades sobre estos conocimientos; Abejones (90.9%) conserva más los conocimientos, Yareni (84%) y en menor medida Analco (53.8%). Se encontró correlación (r=0.837; p<0.05) entre religión de los habitantes/conocimientos sobre los ciclos lunares, esto indica que los habitantes católicos los conservan, contrario a los de otra religión. Este factor incide en el desplazamiento del conocimiento sobre los sistemas de creencias, ya que éstas imponen sus formas de entendimiento desplazando la cosmovisión local (García-Medina, 2014). Este fenómeno se aprecia más en Analco (38.5%) al existir familias testigos de Jehová, quienes no comparten la cosmovisión local. En menor medida se aprecia en Yareni (16%), quienes son protestantes.

3.4.3 Conocimientos físicos Son conocimientos del suelo, agua, rocas y recursos pétreos. Las tres comunidades hacen clasificaciones e identifican características propias.

3.4.3.1 Conocimientos del suelo El conocimiento del suelo es resultado de la experiencia directa, trabajo y observación (Álvarez– Solís, Mendoza-Vega y Pool-Novelo, 2015a). Las tres comunidades albergan conocimientos sobre los suelos, hacen una clasificación basada en tonalidad de colores y usan la misma terminología. En Abejones y Yareni reconocen cinco clases por su color, rojo (yuu xhinha), blanco (yuu sitsi), negro (yuu yetde), amarillo (yuu yatsi) y gris (yuu tte). En Analco reconocen seis; además de los mencionados a excepción del gris identifican el morado (yuu edawi) y café (yuu kafe). El color se relaciona directamente con el contenido de materia orgánica, los de mayor contenido son obscuros, los claros de menor contenido. Esta forma de clasificación se aprecia en grupos étnicos como los tseltales de Chiapas (Rodríguez-Moreno, 2014) y con campesinos de Tochimilco, Puebla (Sánchez-Olarte, Argumedo-Macías, Álvarez-Gaxiola, Méndez-Espinoza y Ortiz-Espejel, 2015).

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Una segunda clasificación está basada en la profundidad, suelos delgados (yuu latdi) y profundos (yuu rhi). Las profundidades de los suelos son variables, dependen de la pendiente, vegetación y ubicación. En Abejones, los suelos delgados tienen una profundidad entre 10-20 cm, los gruesos de 20-40 cm. En Analco, los suelos delgados van de 10-25 cm y los gruesos de 26-50 cm. En Yareni, los delgados van de 10-15 cm y los gruesos de 16-30 cm. En Yareni los suelos profundos son menores, contrario a Abejones y Analco, ya que la profundidad se relaciona con la pendiente (lita’). A mayor pendiente existe una mayor erosión lo que ocasiona una baja profundidad, contrario a los suelos gruesos de las planicies (latsi’). Las comunidades reconocen características de los suelos como textura, pedregosidad, materia orgánica, humedad, trabajabilidad y fertilidad. Además, las interrelacionan con el medio que los rodea (Abasolo-Palacio, 2011). En Abejones y Yareni los suelos rojos, blancos, negros y amarillos son arcillosos y abundantes; los suelos grises son relacionados con textura arenosa. En Analco, los suelos blancos, rojos, negros, amarillos y morados se relacionan con texturas arcillosas y son abundantes; los suelos cafés y grises se consideran arenosos. La textura determina la capacidad de retención de humedad y la arabilidad (Álvarez-Solís, Mendoza-Vega y Pool-Novelo, 2015b). Reconocen que los arcillosos y pedregosos retienen humedad y son difíciles de arar y los arenosos y no pedregosos, tienen baja retención y son arables, aun con lluvias. Los indígenas relacionan contenido de materia orgánica con la vegetación y su influencia en la fertilidad (Coral, Coral y Muñoz, 2011). En las comunidades estudiadas relacionan que zonas con vegetación densa son ricas en materia orgánica y pobres las de menor vegetación. Además, está estrechamente relacionado con la fertilidad del suelo, a mayor contenido mayor fertilidad. Los suelos tienen varios usos, agricultura, elaboración de adobe, anteriormente teja, construcción de viviendas y usos espirituales. Para este último se encontraron diferencias (p<0.05) entre las tres comunidades; Abejones (72.7%), el que más usa el suelo en prácticas espirituales, seguido de Analco (38.5%) y ausente en Yareni.

3.4.3.2 Conocimientos del agua El agua es vital para los habitantes y seres vivos del territorio. La relación cotidiana con este recurso ha generado conocimientos sobre su clasificación, uso, manejo y conservación. En las comunidades de estudio clasifican el agua de acuerdo a procedencia y usos. Utilizan la misma tipología para nombrarlas. En algunos tipos de agua reconocen características como sabor, color y nitidez, de ello depende su uso: por ejemplo, el agua de manantial (inda dina’), es limpia, dulce y recomendable para consumo humano, el agua de río (inda yoo) considerada turbia y no potable, pero sí para los animales. En Fakcha Llakta, Ecuador, el agua tiene distintos usos: agrícola, doméstico, turismo y medicinal (Trujillo, Moncada-Rangel, Aranguren-Carrera y Lomas-Tapia, 2018). Se encontraron diferencias significativas (p<0.05) del uso de agua en Abejones y Analco. El 100% consideran que el agua de lluvia (inda iya) es relevante en la agricultura temporalera, para el riego

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de cultivos y las especies perennes. Para ello han desarrollado conocimiento en cuanto al temporal, ya que de ello depende el ciclo agrícola. En Yareni (80%) consideran que el agua es para los cultivos y el 20% restante considera tiene uso doméstico; debido a que en la comunidad se escasea en temporadas, por lo que han desarrollado técnicas de cosecha por canaletas y cisternas. El agua de los nacimientos (ojos de agua o loo inda) y el agua del lago (inda yela) son reconocidas únicamente en Analco (100%) y la destinan para uso humano, animales, ecoturismo y producción de peces. El agua es parte de la cosmovisión de las zonas rurales; para los mayas de Guatemala es parte de creencias, mitos, ritos y festividades (Berghuber, Vogl y Gramajo, 2010). Algo similar se observa en Pirapora, Brasil (Perez-Dictoro y Yuri-Hanai, 2017). En las comunidades se refleja el uso del agua para prácticas espirituales (limpias), siendo Yareni (68%) quien más la usa, Analco (53.8%) y Abejones (31.8%).

3.4.3.3 Conocimientos de rocas Los habitantes reconocen diferentes rocas, características y las nombran en su lengua (Cuadro 3). Las características las relacionan con diferentes factores; para las rocas con textura lisa conciben un proceso de contacto prolongado con el agua. Comunidad Roca Color Textura Consistencia Procedencia/zona Abejones Iya i’yu Blanca Rasposa Frágil Baja Iya yoo Sin color Liza Dura Baja Iya edee Café Rasposa Dura Media Iya chigala Brilloso Rasposa Frágil Media Iya disa Azul Liza Dura Alta Analco Iya sitsi Blanca Rasposa Frágil Media Iya yoo Sin color Liza Dura Baja Iya laaya’ Vidriosa Liza Dura Media Iya panela Café Porosa Frágil Alta/media Cascajo Sin color Liza Dura Media Yareni Iya bilha Blanco Rasposa Dura Media/baja Iya yoo Sin color Liza Dura Baja Iya bee Blanco Rasposa Frágil Baja Iya niyedi Sin color Rasposa Frágil Media CUADRO 3. Rocas y sus características reconocidas por habitantes indígenas de comunidades de la Sierra Juárez de Oaxaca (Fuente: Elaboración propia; Fecha: 2019).

La textura facilita su identificación, ejemplo el iya panela por su textura porosa es fácil de identificar, así mismo, el color y la procedencia es fundamental para su recolección; la consistencia la relacionan con el manejo y uso, principalmente en la construcción; las rocas duras se ocupan para estructuras de soporte de casas, bardas, puentes, pavimento en carreteras,

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construcciones domésticas y hornos por su resistencia al fuego. Las frágiles se ocupan para muros de retención y terrazas, en ocasiones la fragilidad favorece su manejo, por ejemplo, el iya i´yu su fragilidad favorece la calcinación para elaborar cal. El iya chigala su fragilidad facilita su trituración y uso en las losas o techados de casas. Las rocas se ocupan para la construcción, elaboración de herramientas para cacería, ornamentales, etc. (Alvarado, Cárdenes, Alvarado, Murillo y Arias, 2011). Para la microregión se destinan para la construcción, para afilar herramientas y anteriormente para elaborar cal. Existe diferencias significativas (p<0.05) entre comunidades, siendo únicamente en Abejones (100%) quiénes las ocupan para afilar herramientas. Se encontró correlación (r=0.613; p<0.05), entre la edad/elaboración de cal, indicando que, a mayor edad, mayor reconocimiento del potencial para éste uso.

3.4.4 Conocimientos ecogeográficos Están relacionados a la distinción de unidades vegetacionales. Se diferencian de acuerdo a altura, densidad y clima. Se reconocen características de cada unidad (suelo, rocas, especies, recursos hidrológicos). De manera general ayudan a determinar el manejo y uso de cada unidad. Comunidades mayas de Quintana Roo distinguen las mismas por altura, vegetación, cuerpos de agua y los servicios que aportan (Infante-Ramírez y Arce-Ibarra, 2015). Existe similitud entre las tres comunidades sobre estos conocimientos, el 100% de los campesinos reconocen tres tipos: Zona baja: en las tres comunidades se denomina yuba. Las relacionan con zonas de clima cálido y vegetación poca densa de especies arbustivas. Se practica agricultura, extracción de rocas, arena, recolección de plantas y cacería. En Yareni ubican en esta zona a los manantiales para uso doméstico. En Analco, ubican los suelos de color café, relacionados con altos contenidos de materia orgánica y buena fertilidad. En Abejones los suelos amarillos y grises y en Yareni ubican los suelos grises. Zona media: denominada i’yato-yuba. Identifican climas templados con especies arbustivas y arbóreas. Es destinada al cultivo de milpa, maíz (Zea mays L.), frijol (Phaseolus spp.), chícharo (Pisum sativum), trigo (Triticum spp.), calabaza (Cucurbita spp.), haba (Faba vulgaris) chile (Capsicum spp.), tomate (Solanum spp.), cilantro (Coriandrum spp.), aguacate (Persea spp.), durazno (Prunus persica), manzana (Pyrus malus), pera (Pyrus spp.), principalmente. En Abejones ubican a los suelos rojos, blancos y negros, principalmente. En Analco, la relacionan con la presencia de suelos blancos y rojos; y en Yareni ubican a los suelos blancos. Zona alta: en Abejones y Analco (i’yatoo) y Yareni (iyatoo). Se relaciona con climas fríos, vegetación densa, zona de aprovechamiento forestal, recolección de abono, ocote, plantas, semillas, leña, frutos, hongos, cacería, etc. En Abejones y Analco localizan sus principales manantiales. En Abejones, ubican los suelos negros y amarillos para la agricultura; en Yareni, a los suelos amarillos y rojos. En Analco ubican a los suelos amarillos y negros.

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3.4.5 Conocimientos biológicos Los recursos biológicos son parte de la vida sociocultural y económica de las regiones indígenas y se consideran fuente de alimento, medicina, materiales, energéticos, ornamentales, espirituales (Vázquez-Sánchez, 2017). Las comunidades estudiadas conservan conocimientos y reconocen un cierto número de especies biológicas (Figura 1).

Plantas 60 Animales Hongos 50 40 30 20 10

Número de especies 0 Abejones Analco Yareni FIGURA 1. Número de especies biológicas reconocidas en comunidades de la Sierra Juárez de Oaxaca (Fuente: Elaboración propia; Fecha: 2019).

3.4.5.1 Conocimientos de plantas Analco es donde más reconocen plantas (Figura 1). Estos resultados son similares a los arrojados por los estudios realizados en Alta Cima y San José, Gómez Farías, Tamaulipas, quienes reconocen 65 y 42 especies nativas, respectivamente (Medellín-Morales, Barrientos-Lozano, Mora-Olivo, Almaguer-Sierra y Mora-Ravelo, 2018). Contrario en la comunidad maya de Pich, Campeche, reportaron 135 especies silvestres reconocidas con distintos usos (Renata-Guiascón, Aguilar-Nah y Niño-Gómez, 2011). Esto indica que existen factores de modernización que provocan el deterioro de los conocimientos relacionados a las especies, lo que ha impactado de manera especial a la zona estudiada. En las comunidades reconocen características propias de las mismas (floración, hábitos de crecimiento, tamaño, hojas, flores, frutos, reproducción, etc.), lo que les permite su uso y recolección. Esta forma de aprovechamiento favorece la conservación de especies y demás individuos asociadas a las mismas, contrario a actividades de aprovechamientos convencionales de las zonas industrializados, acompañados con una lógica depredadora (Gómez-Pellón, 2018). La clasificación biológica de los grupos indígenas, consiste en la agrupación jerárquica de los organismos y nombramiento en su lengua, lo que demuestra la alta relación histórica entre hombre/naturaleza (Aparicio-Aparicio, Costa-Neto y De Araújo, 2018). Las tres comunidades comparten una clasificación de plantas basada en hábitos de crecimiento y usan la misma tipología para nombrarlos y está relacionada con altura y tamaño del tallo. Esta división se estructura en tres grupos: Arbóreos (yaga): plantas leñosas de gran tamaño. Abejones reconoce 18 especies, Analco 19 y Yareni 14. Se usan para construir casas, cercos, leña, utensilio, comestible, forraje, cura y

26 aspectos espirituales. Las especies más utilizadas son pino (Pinus spp.) y encino (Quercus spp.). Las comestibles son consideradas complementarias a la dieta, y reconocen especies de huajes (Leucaena spp.) y guajilote (Parmentiera spp.). Existen diferencias significativas (p<0.05) en cuanto al uso de plantas forrajeras y espirituales; solo en Yareni (44%) dan uso forrajero a especies de huizache (Acacia spp.) para chivos (Capra spp.) y borregos (Ovis spp.). El uso espiritual lo hacen principalmente en Yareni (56%) y Analco (23.1%), con especies de copal (Bursera spp.) para el incienso dentro de la iglesia católica; y sin uso en Abejones. Arbustivas (yaa xhiti): plantas inferiores al primer grupo en cuanto la altura y tallo. En Abejones identifican 11 especies y ocho en Analco y Yareni. Se considera comestible el maguey (Agave spp.); otras son medicinales como la cola de caballo (Equisetum hyemale L.) y sauco (Sambucus spp.); otras se usan en festividades y elaboración de utensilios. En estas dos últimas se encontraron diferencias significativas (p<0.05), siendo Abejones (100%) quien más hace uso de arbustos en festividades, como el carrizo (Arundo spp.) y la cucharilla (Dasylirion spp.), Yareni (61.5%) y Analco (38.5%). En estas dos comunidades se encontró correlación (r=-0.996; p<0.05) entre la religión/uso de plantas en festividades, indicando que la religión no católica ocasiona el desplazamiento del uso de plantas en festividades, ya que las religiones no católicas no comparten las tradiciones indígenas (Montesi, 2016). En el uso para la elaboración de herramientas, solo Analco y Yareni (100%) lo destinan para este fin, se usan por ejemplo el cacho de venado (Dodonaea viscosa L.) y el chamizo (Baccharis spp.) para elaborar escobas. Herbáceas (ixi’): plantas de menor tamaño respecto a los dos primeros. En Yareni y Analco reconocen 22 especies y en Abejones 17. Se usan como comestibles el berro (Nasturtium officinale), chepiche (Porophyllum spp.), quintonil (Amaranthus hybridus L.) y verdolaga (Portulaca oleracea). Se encontraron diferencias significativas (p<0.05) en el uso para forraje, festividades, medicinal, espiritual y ornamental. Abejones y Yareni (100%), son los que más hacen uso como forraje, usan la malva (Malva spp.) y girasol silvestre (Tithonia spp.); en menor medida Analco (30.8%) resaltando la lengua de vaca (Rumex spp.) y diente de león (Taraxacum spp.). El uso en las festividades, Abejones y Analco (100%) son los que más hacen este uso, con especies de musgo (Clase: Bryopsida) y pastle (Filandria spp.); Yareni (84%). Existe correlación (r=-0.666; p<0.05) entre Religión/uso de hiervas en las festividades, infiriendo que nuevamente la religión no católica es un factor relevante en el deterioro del conocimiento local. En cuanto al uso medicinal, Yareni (84%) es el que más resalta, usan el diente de león (Taraxacum spp.) y árnica (Heterotheca spp.), Analco (69.2%), usan principalmente el chichicaztle (Urtica chamaedryoides Pursh) y Abejones (31.8%). En este aspecto, estas especies sirven de complemento cuando las medicinas convencionales no están disponibles (Valdés-Cabo, 2013). En cuanto al uso espiritual, solo en Abejones (31.8%) conserva este uso, por ejemplo, usan el chicalote (Argemone spp.) para “limpias” del alma. El uso ornamental se da mayormente en

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Yareni (100%), Analco (30.8%), resaltando en las dos comunidades especies de bromelias (Bromelia spp.) y orquídeas (Familia: Orchidaceae), y ausente en Abejones. Las comunidades también hacen un nombramiento en su lengua de las partes externas de las plantas. Esta distinción de alta relación que se tiene con el mundo vegetal y el uso específico que dan a las diferentes partes de las especies, destacando que una sola planta puede tener usos múltiples (Burgos-Herrera, Cruz-León, Uribe-Gómez, Lara-Bueno y Maldonado-Torres, 2016), por ejemplo, en Abejones y Analco usan las hojas (la’) de la hierba de borracho (Satureja spp.) como comestible; asimismo sus ramas (na’yaga) son medicinales. Los frutos (xhilulu) del guajilote (Parmentiera spp.) son comestible, los tallos (ni’llaga) y ramas para leña. En Yareni las flores (iya) del maguey (Agave spp.) son alimento y las piñas para elaborar tepache (bebida alcohólica). Existe correlación (r=0.483; p<0.05) entre la edad de los habitantes/número de plantas, indicando que, a mayor edad, más especies reconocen. Estudios realizados en comunidades indígenas de Venezuela, muestran que el conocimiento local está en deterioro, principalmente en jóvenes, debido a la migración, bajo consumo de especies nativas, abandono del campo, etc. (Sánchez, Muschler, Prins, Solano y Astorga, 2014).

3.4.5.2 Conocimientos de animales Reconocen especialmente a mamíferos, aves, reptiles, anfibios e insectos, siendo Analco el que más especies reconoce (Figura 1). Sin embargo, comparando con otras comunidades es bajo, por ejemplo, en San Vicente de Benítez, Atoyac de Álvarez, Guerrero, México, reportan 85 especies con diferentes usos (Zavala-Sánchez, Segura-Pacheco, Ávila-Nájera, Herrera-Castro, Barrera-Catalán y Sarabia-Ruiz, 2018). Se encontró que los animales con uso comestible, en Abejones son el venado (Odocoileus spp.), ardilla (Sciurus spp.), conejo (Syvilagus spp.), pájaro carpintero (Dryocopus spp.), gorrión (Passer spp.) y correcaminos (Geococcyx spp.). Algunas especies son plagas; en Yareni ubican al zorro (Urocyon spp.), ratón (Ratus spp.), gavilán (Buteogallus spp.) y el cuervo (Corvus spp.). Igualmente son ornamentales, en Analco usan partes de los animales silvestres como cuernos, cola, piel y pata, en especial las del venado, ardilla y cacomiztle (Bassariscus spp.). Además, se consideran medicinales y parte de sus creencias; para estos usos se encontraron diferencias significativas (p<0.05), Yareni (72%) quienes conserva más el uso medicinal de los animales y reconocen de forma especial el coyote (Canis spp.), zorrillo (Conepatus spp.) y víbora de cascabel (Crotalus spp.). En cuanto a las creencias, en Abejones (77.3%) conservan más este uso, siendo las aves las más representativas, en especial el halcón (Falco spp.), tecolote (Glaucidium spp.) y búho (Bubo spp.), estos dos últimos considerados de mala suerte. La edad se correlaciona con el uso medicinal (r=0.752; p<0.05) y las creencias (r=513; p<0.05), indicando que, a mayor edad, más reconocen estos usos en las tres comunidades. Existen correlación (r=-0.530; p<0.05) entre religión/creencia sobre los animales, infiriendo que las personas de otra religión diferentes a la católica ya no conservan este conocimiento. Retomando

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las ideas antes mencionadas que las religiones no católicas no se complementan con la cosmovisión local, impactando a Yareni y Analco. Las tres comunidades nombran las partes externas de los animales, diferenciando características propias de cada animal, ejemplo de ello es la distinción de la anatomía de venado y aves (Cuadro 4). Anatomía externa Abejones Analco Yareni Venado Ave Venado Ave Venado Ave Venado Ave Cabeza Cabeza Iki Iki Iki Iki Iki Iki Ojos Ojos Iyalho Iyalho Iyalo Iyalo Iyalho Iyalho Oreja Oreja Nagha Nagha Nhaga Nhaga Nagha Nagha Mandíbula Pico Roo Sitarho’o Rhua Sitarhoa Rho’o Sitarho’o Cuello Cuello Yanhi Yanhi Yani Yani Yenhii Yenhii Pierna Pierna Xhicha Xhicha Xhicha Xhicha Xhicha Xhicha Pata Pata Ni’i Ni’i Nia Nia Niaa Niaa Cola Cola Xhuanha Xhuanha Xuanha Xuanha Xubanha Xubanha Pezuña Garras Sit ni’i Tduti ------Sita niaa Sita xuabenhi Cuerno Dedos Sitiki Xunhi’i Ixtiquia Xueni Sitiki Xunhia Piel Plumas Yetixho Tubi’ ------Tubi’ Yetixho Tubi Lomo Alas Cue Xhilha Kue’ Xilha Kue’ Xhila CUADRO 4. Nombre indígena de las partes externas del venado y aves identificadas por habitantes de comunidades de la Sierra Juárez de Oaxaca (Fuente: Elaboración propia; Fecha: 2019).

La distinción de las partes de los animales toma más relevancia para Abejones, quienes se organizan a nivel grupal o familiar para la cacería del venado (expedición con perros). Al final, reparten las partes; el cazador que mató el animal recibe las partes representativas (pata, cuernos, cola, piel, cabeza). Esto le otorga el reconocimiento de mejor cazador, por lo que el venado es de alto valor cultural, usos y por fortalecer las relaciones sociales entre los habitantes. Algo similar ocurre en San Francisco Tonalá, Oaxaca, donde consideran al venado el de mayor importancia sociocultural (Flores-Manzanero, González-Pérez, Vázquez-Dávila y Manzanero- Medina, 2013). La edad de los habitantes está correlacionada (r=0.330; p<0.05) con el número de especies reconocidas, lo que indica que los adultos son los que más animales reconocen, debido a la introducción de productos externos en las zonas indígenas provocando la falta de aplicabilidad de los conocimientos locales y contacto con la biodiversidad por los jóvenes (Millán- Rojas, Arteaga-Reyes, Moctezuma-Pérez, Velasco-Orozco, Arzate-Salvador, 2016).

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3.4.5.3 Conocimientos de hongos Son un recurso sociocultural de las regiones indígenas de México. Son fuente comestible, económica; medicinal y espiritual (Domínguez-Romero, Arzaluz-Reyes, Valdés-Valdés y Romero- Popoca, 2015). Respecto a la zona de estudio es únicamente comestible. Siendo Analco y Yareni los que más especies reconocen (Figura 1). Los hongos identificados son nombrados en su lengua materna y en español. Reconocen épocas de reproducción, hábitos de crecimiento, color, tamaño y forma, importantes en la recolección, pues permite ubicarlos y diferenciarlos de especies venenosas. La época de reproducción está relacionada con las lluvias. Indican que los hongos solo nacen en esta temporada y que su presencia varía de acuerdo al tipo, por ejemplo, en Analco, el hongo de ocote o be’ya yerhi (Neolentinus spp.) nace en las primeras lluvias, en Abejones el champiñón (e’ya dete) (Agaricus spp.), se reproduce en junio y julio, el hongo arrugado (e’ya rexhunu’) (Ramaria spp.) se presenta en agosto y el barba (bea luxhubesi) (Hericium spp.) entre septiembre y octubre. En Yareni, el hongo panza de toro (bea tue) (Albatrellus spp.) se presenta en septiembre. Este conocimiento es similar a San Antonio Acahualco, Zinacantepec, Estado de México, donde relacionan el ciclo de vida de los hongos con la temporada de lluvia, demostrando que el conocimiento local se base en la observación y relación de los elementos de la naturaleza (Jasso-Arriaga, Martínez-Campos, Gheno-Heredia y Chávez-Mejía, 2016). Los hábitos de crecimiento lo relacionan con el lugar de brote, en las tres comunidades reconocen que se presentan en zonas boscosas y en suelos agrícolas con altos contenidos de materia muerta y húmedas. Conocimiento similar en Cherán K’eri de Michoacán, ubicando a los hongos en las zonas boscosas, con materia orgánica y humedad (Gonzáles-Rivadeneira y Argueta- Villamar, 2018). El nombre asignado a los hongos demuestra el conocimiento, por ejemplo, el hongo de ocote (Neolentinus spp.), reconocido por Abejones y Analco, nombrado así porque se desarrolla en el tronco de los pinos muertos; el hongo “hongo excremento de caballo” (e’ya ixke’ kuayu) (Agaricus spp.), reconocido en Analco, se desarrolla en el sitio donde excretó el animal, el hongo lechoso (be’ya nisi) (Lactarius spp.) reconocido por contener un líquido lechoso. El hecho de nombrarlos basándose en características propias brinda una rica información sobre cada especie, lo que permite recordar las características y facilita su recolección (Ruan-Soto y Ordaz-Velázquez, 2015). Algo similar pasa con el tamaño y color, por ejemplo, el hongo grande (bea bela) (Amanita spp.), nombrado por su gran tamaño y tonalidad amarilla. Otra forma de nombrar se relaciona con formas de los animales, en Abejones el hongo “hongo pie de pájaro” (be’ya ni’ini) (Laccaria spp.) significa en Analco el “be’ya xhunu” (Ramaria spp.), es nombrado cachito de venado por su parecido a los cuernos de venado y el hongo “hongo de lengua de toro” (be’ya losee) (Albatrellus spp.). Esta nomenclatura se observa en comunidades de Colombia y facilita la enseñanza y trasmisión de conocimiento en la UF (Peña-Cañón y Enao-Mejía, 2014).

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Se encontró que hay correlación (r=0.707; p<0.05) de la edad/identificación de diversidad de especies, indicando que, a mayor edad, más hongos reconocen. Infiriendo que este conocimiento se está debilitando. Estudios realizados en comunidades otomís de San Pedro el Alto, Estado de México, demuestran que el conocimiento sobre los hongos está en deterioro debido a cambios socioculturales; principalmente la migración (Lara-Vázquez, Romero-Contreras y Burrola-Aguilar, 2013).

3.5 Conclusiones En Abejones, Analco y Yareni, comunidades de la Sierra Juárez de Oaxaca, México, conservan conocimientos sobre el relieve, factores climáticos, astronómicos, suelo, agua, rocas, unidades vegetacionales, especies de plantas, animales y hongos. Muchos de ellos son similares entre las tres comunidades. Existen diferencias en cuanto a conocimiento sobre la temporada de viento, el reconocimiento de ciclos lunares, uso del suelo, agua, rocas, plantas, animales y hongos. La religión es un factor relevante en Analco y Yareni en la pérdida de conocimientos sobre los ciclos lunares, uso de arbustos y hiervas en festividades, la creencia sobre animales. En las tres comunidades a mayor edad de los habitantes conservan más rituales en las montañas, reconocen el uso de rocas para la elaboración de cal, uso medicinal de animales, las consideran como parte de sus creencias, identifican mayor número de especies de plantas, animales y hongos. La UF es el núcleo principal para la construcción del manejo de los recursos naturales y el flujo de saberes locales, siendo el padre el principal manejador de los recursos naturales. Factores en torno a la UF pueden afectar el uso de recursos naturales y la trasmisión de dichos conocimientos, existiendo similitud entre las comunidades en cuanto a la feminización, la ausencia de los abuelos, existiendo diferencias significativas en la ausencia de los hijos siendo Yareni el más afectado y la escolaridad de los mismos siendo Analco el más afectado.

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CAPÍTULO IV

PRÁCTICAS DE MANEJO Y APROVECHAMIENTO DE RECURSOS NATURALES EN LA MICROREGIÓN DE ABEJONES, OAXACA

[MANAGEMENT PRACTICES AND USE OF NATURAL RESOURCES IN THE MICROREGION OF ABEJONES, OAXACA]

Aldo Bautista Vargas1, Ernesto Castañeda Hidalgo2, Gisela Margarita Santiago Martínez2, María Isabel Pérez León2, Rubén Langle Campos3

¹Alumno de Maestría en Ciencias en Productividad de Agroecosistemas del Instituto Tecnológico del Valle de Oaxaca. ²Profesor-Investigador del Instituto Tecnológico del Valle de Oaxaca. C. P. 71223. ³Profesor-Investigador de Centro de Investigación y de Estudios Superiores en Antropología Social, Unidad Pacifico Sur. C. P. 68024.

[email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected].

4.1 RESUMEN

Las comunidades indígenas conservan prácticas indígenas entorno a los recursos naturales, muchos de estos favorecen a la conservación de la naturaleza. El objetivo de la investigación fue documentar las prácticas de aprovechamiento y manejo de los recursos naturales en las comunidades de Abejones, Analco y Yareni. Se ocupó el método etnoecológico (Toledo, 1991). La información se generó con la entrevista estructurada y 38 recorridos de campo. Los datos se analizaron de forma cualitativa y cuantitativa (análisis estadísticos con pruebas de Chi cuadrado y coeficientes de correlación de Spearman). Se encontró que las tres comunidades conservan prácticas de tipo geográfico, físico, biológico y espirituales. Se encontró diferencia significativa (p<0.05) entre las tres comunidades en relación al manejo de la pendiente, suelo, agua, aprovechamiento de especies y rituales. Hay correlación entre abonos inorgánicos/uso de lombricomposta y bocashi. Se concluye que las comunidades estudiadas a un conservan prácticas gestados localmente.

Palabras clave: conservación, prácticas locales, zapotecos.

4.2 ABSTRACT

Indigenous communities retain indigenous practices around natural resources, many of these favor the conservation of nature. The objective of the research was to document the practices of exploitation and management of natural resources in the communities of

Abejones, Analco and Yareni. The ethnoecological method was used (Toledo, 1991). The information was generated with the structured interview and field trips. Data were analyzed qualitatively and quantitatively (statistical analysis with Chi cuadrado tests and

Spearman correlation coefficients). It was found that the three communities retain geographical, physical, biological and spiritual practices. A significant difference (p

<0.05) was found between the three communities in relation to the management of the slope, soil, water, use of species and rituals. There is a correlation between inorganic 39 fertilizers / use of vermicompost and bocashi. It is concluded that the communities studied to a conserve practices gestated locally.

Index words: conservation, local practices, zapotec.

4.3 INTRODUCCIÓN

Las comunidades indígenas del mundo conservan prácticas locales para apropiarse de la naturaleza, abastecer necesidades metabólicas y socioculturales (Millán-Rojas, 2016); ligados a un sistema de conocimientos y creencias (Reyes-García y Martí, 2007). Estas prácticas se caracterizan por ser amigables con la naturaleza, a la vez que contribuyen a su conservación (Richeri et al., 2013; Tomás y Cuervo, 2014). Contrario a las prácticas convencionales propuestas por el modelo convencional, las cuales ocasionan el deterioro de la misma. Sin embargo, el proceso de modernización, ha provocado fenómenos, sociales, ambientales y económicos, que desarticulan la vida indígena (Toledo y Barrera-

Bassols, 2008) y ocasionando el deterioro de dichas prácticas. A pesar de ello, aún se encuentran latentes en zonas de alta diversidad, cultural, ecológica y agrodiversidad

(Boege, 2018).

México se ha caracterizado por su alta diversidad cultural, distinguiéndose alrededor de 68 lenguas indígenas y 364 variantes lingüísticas (INALI, 2009). Una diversidad ecológica, al presentar diversos ecosistemas y recursos como agua, suelo, flora, fauna y una gran agrodiversidad debido a la gran diversidad de agroecosistemas y especies domesticadas (Jiménez et al., 2014); lo que demuestra su latencia y presencia en el país.

Estudios realizados en diferentes grupos étnicos como los zapotecos, mayas, nahuas,

40 purépechas, etc., así lo demuestran al encontrarse presentes las prácticas tradicionales para del manejo de sus recursos naturales, muchas de ellas asociadas a los agroecosistemas tradicionales (Moreno-Calles et al., 2013).

A nivel nacional Oaxaca es el estado de mayor diversidad etnocultural (Barabas, 2008), al albergar alrededor de 1.2 millones de habitantes indígenas conformados por 16 grupos

étnico y hablantes de 20 lenguas indígenas y 66 variantes (INEGI ,2013). Es, además, el estado con mayor diversidad ecológica, con diferentes ecosistemas, con más de 12,500 especies de flora y fauna, y uno de los estados con mayor número de agroecosistemas en los que se realizan actividades como agricultura, ganadería, forestaría, pesca, pesca, caza, recolección y funcionan como centros de domesticación (De-Jesús y Rodríguez, 2008).

Lo que indica que en el estado se encuentran latentes estas prácticas. Por lo que el objetivo del presente estudio es documentar las prácticas de uso y manejo de los recursos naturales en Abejones, Analco y Yareni, comunidades zapotecas de la Sierra Juárez de Oaxaca.

4.4 MATERIALES Y MÉTODOS

4.4.1 Ubicación y características generales

La investigación se realizó en tres municipios colindantes de la Sierra Juárez de

Oaxaca; San Miguel Abejones, que se ubica en las coordenadas 17°24’-17°35’ LN y

96°34’-96°43’ LO, en un rango altitudinal de 1,100 a 3,100 m. San Juan Evangelista

Analco, localizado en las coordenadas 17°23’-17°26’ LN y 96°30’-96°35’ LO, en un rango altitudinal entre los 1,200 y 3,000 m; y Santa Ana Yareni, que se ubica en las coordenadas 17°21’-17°26’ LN y 96°34’-96°41’ LO, en un rango altitudinal entre los

1,200 a 2,900 m. Pertenecen a la etnia zapoteca y sus habitantes aún conservan su lengua nativa, aunque en distintas proporciones; 97.50, 42.24 y 98.77% para Abejones, Analco y

41

Yareni, respectivamente. Por sus características geográficas y climáticas presenta diferentes estructuras vegetacionales, Abejones está conformada por bosques (65.88%), selvas (13.51%), pastizal inducido (8.21%) y el resto destinado a la agricultura (11.91%) y zona urbana (0.49%). Analco posee bosques (23.96%), selvas (31.30%), Agricultura

(41.67%) y zona urbana (3.07%). Yareni tiene bosques (39.03%), selvas (17.52%),

Agricultura (41.04%) y zona urbana (2.41%) (INEGI, 2005; INEGI, 2016).

4.4.2 Metodología

Se utilizó el método etnoecológico propuesto por Toledo (1991). Este método permite el estudio de las formas de apropiación de la naturaleza por el humano, para articular el saber local con la ciencia para la resolución de problemas ambientales; además, ofrece un marco conceptual para abordar sistemática e integralmente el conocimiento indígena. De acuerdo a los objetivos planteados se cubren las siguientes etapas para la identificación de prácticas: 1. Visión preliminar de los recursos existentes en el área bajo estudio

(descripción de los tipos de vegetación, suelo, flora, fauna, relieve, etc.). 2. Comprensión de las formas de apropiación de los recursos naturales, referido al entendimiento de la praxis campesina: distinguiendo las prácticas de manejo y aprovechamiento de los recursos naturales. Para ello se propone que estas son de tipo geográficos, físicos, ecogeográficos y biológicos. Ligados al sistema de creencias (rituales).

4.4.3 Técnicas de investigación

Las técnicas de investigación para la generación de la información fueron la entrevista estructurada y los recorridos de campo como complemento a la primera. Para la entrevista estructurada se realizó anticipadamente una guía con temas relacionados a prácticas de manejo y aprovechamiento de los recursos naturales. Se estructuró con temas cerrados y abiertos, lo que permitió su complementación y codificación (García-del Barrio et al.,

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2011). Se aplicó a los jefes de las unidades familiares seleccionados. Los recorridos de campo se hicieron en las zonas de cultivo y bosque de las tres comunidades con la compañía de conocedores locales asignados por las autoridades locales para observar los tipos de manejo que se realizan.

4.4.4 Tamaño de la muestra

Del total de la población de estudio (600), se tomó una muestra del 10% (60 unidades familiares), distribuidas proporcionalmente en las tres comunidades, 22 en Abejones, 13 en Analco y 25 en Yareni. La selección de la muestra se hizo por conveniencia, esta consistió en seleccionar los sujetos de estudio por su disponibilidad para ser entrevistados

(Otzen y Manterola, 2017). Para determinar si la muestra fue representativa se calculó el margen de error obteniendo como resultado 0.064 (6.4%), la cual se calculó con la fórmula de muestreo simple:

푍2. 푝. (1 − 푝) 푍2. 푝. (1 − 푝) n = 푒 = √ 푒2 n

Donde: e= margen de error n= 60 (tamaño de la muestra)

Z= 1.96 (nivel de confianza 95%) p= 0.933 (probabilidad de ocurrencia: el 93.3% aplican fertilizante químico al suelo)

El enfoque del estudio fue mixto y se usó el análisis estadístico para datos cuantitativos analizados con estadística no paramétrica con pruebas de X² y coeficientes de correlación de Spearman); asimismo, mediante el proceso descriptivo de los datos cualitativos, lo que permitió explicar a mayor profundidad los resultados obtenidos (Hamui-Sutton, 2013).

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4.5 RESULTADOS Y DISCUSIÓN

4.5.1 Prácticas de tipo geográfico

4.5.1.1 Manejo de la pendiente

Debido a las altas pendientes existentes en la región de estudio, se implementan diferentes tipos de prácticas orientadas a evitar la erosión del suelo, los escurrimientos de agua y mejorar la retención de la humedad, con el fin de realizar la agricultura. La acción más importante y que se realiza en las tres comunidades es la siembra de cultivos asociados o intercalados en surcos a contorno, conservada por el 100% de los campesinos.

De manera general, consiste en disponer el cultivo de la milpa en surcos en contra de la pendiente siguiendo una curva con la que se permite evitar los escurrimientos de agua y la erosión del suelo.

Otra práctica que se realiza en menor medida es la construcción de muros de retención o bordos; reportados también por Pérez et al. (2017) en comunidades de Tlaxcala y Valle de Toluca. Esta práctica no se realiza por todos los productores, en Yareni el 64% lo conserva, en Abejones el 54.5% y en Analco solo el 30.8%; posiblemente por ser una práctica que requiere de una obra, por lo que se considera de mayor dificultad y costo para su construcción en relación a la anterior. Consiste en la construcción de muros con rocas colocadas en contra de la pendiente y en ocasiones reforzados con vegetación arbórea, arbustiva o herbácea, las cuáles ayudan a mejorar el soporte de los muros y evitan se derrumben. A su vez, las especies son utilizadas como linderos, leña y forraje en las unidades familiares. De manera específica se construyen en las parcelas destinadas al cultivo de frijol, trigo, milpa, y en menor proporción en los huertos o solares, los cuales son espacios cercanos al hogar del campesino permitiendo el cultivo de plantas ornamentales, frutales, hortalizas y cría de animales bajo sistemas de traspatio.

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Otra práctica importante detectada es la construcción de terrazas individuales que se practica solamente en Abejones por el 40% de las personas y para la cual se encontraron diferencias significativas entre comunidades (p<0.05). Se construyen de forma individual dentro de los solares y consiste en la construcción de cajetes de forma circular alrededor de los árboles frutales con el objetivo de captar agua de lluvia, retener la erosión del suelo, formar una zona de acumulación de materia orgánica y mejora la fertilidad del suelo.

Otra práctica común es la construcción de terrazas. Aunque solo se practican en Yareni por el 100% de los productores para los cultivos de milpa, frijol, haba, calabaza, trigo y chícharo, principalmente. Estudios realizados en comunidades del Valle de Toluca, Estado de México, se demuestra que son prácticas prehispánicas y tienen como función principal la retención de humedad y acumulación de tierra para mejorar la fertilidad del suelo y son comunes en zonas montañosas (Pérez-Sánchez y Juan-Pérez, 2013). Lasanta et al. (2013) agregan que tienen una importancia productiva al proporcionar una zona adecuada para la producción de alimentos y valor ambiental al contribuir a la conservación del suelo y aprovechamiento de agua. Lo anterior indica que también tiene una función cultural, ya que en ello se encierran conocimientos ancestrales y una función estética al proporcionar un atractivo al paisaje.

Asimismo, existe una práctica llamada localmente como nivelación, la cual consiste en aplanar zonas con fuertes pendientes destinadas exclusivamente para la construcción de viviendas. Se practica por el 100% de los habitantes de Abejones y Analco, y solo por el

48% de los habitantes de Yareni, al ser una zona de menor pendiente y por preferir zonas planas para la construcción de sus viviendas.

4.5.2 Prácticas de tipo físico

4.5.2.1 Manejo del suelo

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Esta práctica está relacionada directamente con el control de la fertilidad del suelo mediante el uso de estiércoles de animales del traspatio; los que, además, son fuente de alimentación, fuerza de trabajo y fuente de ingreso económico. Se realiza de forma diferenciada en cada comunidad y con diferente frecuencia. En Yareni (56%), utilizan el estiércol de bovinos, equinos, ovinos, caprinos, conejos y aves de corral. En Abejones solo se realiza por el 36.4% de los habitantes y para Analco por el 23.1%. Estas dos comunidades solo utilizan estiércol de bovinos, equinos y aves, especies más comunes en estas comunidades. Se usan cantidades variadas y de forma simple, ya que solo se junta en los traspatios y posteriormente se aplica en el área de cultivo al momento de realizar la labranza del suelo o directamente al pie de la planta en la primera labor sin un proceso de composteo. El resto de las unidades familiares indican que no lo hacen debido a que no poseen animales de traspatio. Formas similares se reportan en Santa María Nepopualco,

Puebla por Huerta-Muños et al. (2019).

Otra práctica es el uso de desechos domésticos como residuos de comida y animales

(plumas, cascara de huevo), ceniza del fogón y residuos de plantas (hojas y ramas) provenientes de la poda de árboles, etc. Se aplica directamente al suelo durante el ciclo agrícola. Se encontró diferencias significativas (p<0.05), ya que el 100% de las unidades familiares de Abejones y Yareni lo practican, mientras que en Analco lo practica de esta manera el 61.5% de los campesinos. El resto de las unidades familiares señalan que han implementado la elaboración y uso de otros tipos de abono; 30.8% mencionó que elaboran lombricomposta y 7.7% bocashi mediante el uso de insumos locales y que fueron aprendidos a través de los programas de capacitación de diversas instituciones gubernamentales.

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Se encontró correlación entre el uso de abonos inorgánicos y la aplicación de lombricomposta (r=0.732, p<0.05) y bocashi (r=0.487, p<0.05), lo que indica que el aprendizaje en la elaboración de abonos orgánicos modernos ha disminuido el uso de fertilizantes químicos. Para el caso de Analco se encontró que en el 69.9% de las unidades familiares usa abono químico y el 100% de los productores de Abejones y Yareni, aunque en muy bajas cantidades, debido a que son parte del apoyo proporcionado por los programas de gobierno.

4.5.2.2 Manejo del agua

Las prácticas de manejo del agua son distintas para cada comunidad y están sujetas a la cultura de cada una de ellas. En las tres comunidades el 100% de los campesinos práctica y reconoce el manejo del agua de riego por gravedad cuya fuente son los pequeños manantiales. De manera general conectan los manantiales a depósitos o tanques de agua para su almacenamiento en pequeñas represas y su distribución mediante pequeños canales de terraplén y su distribución en las parcelas de cultivo operados por gravedad mediante surcos o melgas. Este tipo de obras comunitarias contribuyen a la conservación y disponibilidad del recurso. Estudios en La Guajira, Colombia, reportan el desarrollo de prácticas ancestrales para el aprovechamiento, conservación y disponibilidad de este recurso (Daza-Daza et al., 2018). La etnia tzotzil de Chiapas considera el agua de manantial como principal fuente de abastecimiento, por lo que ha desarrollado prácticas para su aprovechamiento, como son por gravedad y acarreo principalmente, prácticas que han favorecido la conservación de la misma (Soares, 2007).

Una práctica reciente y poco común es la cosecha de agua de lluvia. En Yareni, solo el

20% de los habitantes indica que lo maneja debido a que se percibe y se vive escases en períodos cortos durante la temporada de lluvias y en épocas prolongadas en la de sequía.

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La técnica consiste en la construcción de canaletas en los bordes de los techos de sus casas y de cisternas bajo tierra para su almacenaje. En Abejones, solo se practica por el 13.6% y está ausente en Analco. En una comunidad rural de Colombia se demuestra un manejo similar al agua de lluvia (Arboleda, 2016). En las tres comunidades, el 100% de los productores reconocen el manejo del agua de lluvia cuando se presenta con intensidad ya que se ocasionan daños a las parcelas de cultivo e infraestructura al existir deslaves. Para mitigarlo se construyen canales de desagüe.

Se encontraron diferencias significativas (p<0.05), siendo Analco (30.8%) quien más hace acarreo de agua para consumo doméstico, al considerar que los manantiales están cercanos y facilita su manejo. En Abejones solo el 4.5% y no se realiza en Yareni, al estar distantes los manantiales. El bombeo de agua de manantial solo se practica por el 100% de los habitantes de Yareni debido a que los manantiales se ubican en la parte baja de la comunidad, por lo que es necesario el bombeo. Estudios realizados por Ocampo-Fletes y

Escobedo-Castillo (2006), de campesinos de Puebla, demuestran diferentes formas de manejo del agua, para aumentar la disponibilidad y conservación de la misma.

4.5.3 Prácticas de tipo biológico

4.5.3.1 Recolección de plantas

El aprovechamiento de las plantas se realiza por el 100% de los habitantes de las tres comunidades. Es una práctica común en las zonas indígenas que permite el aprovechamiento de especies sin ocasionar el deterioro y favorece su conservación

(Gómez-Pellón, 2018). La recolección es manual y requiere de un gran conocimiento de las plantas. Se recolectan principalmente frutos, semillas, tallos y hojas. Las especies como el huaje (Leucaena spp.) y el guajilote (Parmentiera spp.) de los que solo extraen vainas y retoños para alimento sin extraer la planta, lo que favorece su conservación. La

48 recolección de algunas plantas requiere del uso de herramientas, como la cola de caballo

(Equisetum hyemale L.) de uso medicinal y el carrizo (Arundo spp.) que se usa para construir casas, utensilios, artesanías y es ceremonial en festividades en Abejones y

Yareni. Estudios realizados en comunidades de Jalisco donde el carrizo (Phragmites australis) permite su aprovechamiento y es fuente principal de ingresos de los habitantes y su retoño favorece su conservación (Gerritsen et al., 2009). Asimismo, estudios realizados en el poleo (Satureja macrostema) en la comunidad de San Miguel Mixtepec,

Oaxaca, es de importancia económica y cultural, y se recolecta de manera manual y con machete, lo que favorece su retoño y permite su conservación (Ortega-Ortega y Vázquez-

García, 2014).

Otras especies como la malva (Malva spp.), huizache (Acacia spp.), diente de león

(Taraxacum spp.) y el acahual (Melampodium spp.), se destinan para forraje mediante pastoreo sin ser extraídos de sus hábitats. Estudios realizados en ganado en España mediante manejo tradicional, demuestran que esta forma de aprovechar especies forrajeras favorece la regeneración y conservación de especies (Tomás y Cuervo, 2014).

Otras plantas silvestres tienen un manejo indirecto antes de su recolección al ser parte de los sistemas de cultivo. En las tres comunidades el 100% mencionó lo conocido biológicamente como tolerancia, que consiste en mantener especies silvestres dentro de los sistemas de cultivo sin ser perjudiciales al mismo o aportando algún beneficio

(Gonzales y Reyes, 2014). Resaltando especies comestibles como el quintonil

(Amaranthus hybridus), berro (Nasturtium officinale), verdolaga (Portulaca oleracea), mostaza (Brassica rapa), chepiche (Porophyllum spp.), tomate verde (Physalis philadelphica Lam.), etc., recolectadas durante el ciclo de lluvias de manera silvestre o dentro del cultivo de milpa. Estudios en comunidades de la chinantla de Oaxaca, reportan

49 especies herbáceas asociadas al cultivo tradicional de milpa y son parte sustancial de los agroecosistemas tradicionales que favorece la conservación de las mismas (Mateos-Maces et al., 2016). Estas plantas en su conjunto son denominadas también quelites, además de ser parte de la dieta y consumo de las familias indígenas y ecológicamente mantienen la diversidad de productos, participan en el control ecológico de plagas, erosión de suelo, fertilidad, humedad del suelo, etc., en los sistemas tradicionales (Altieri, 2016).

Existe localmente otra forma de manejo de especies antes de su recolección y es denominado de fomento o inducción, el cual consiste en aumentar la densidad de especies dentro del ecosistema o agroecosistema (Gual y Rendón, 2018). Esta práctica se realiza para el manejo de especies como el pino (Pinus spp.) y encino (Quercus spp.), utilizados principalmente para leña, construcción, elaboración de muebles y herramientas. Para ello se limpian los desechos orgánicos en el bosque para permitir la caída de semillas, su germinación, crecimiento y reproducción. Se encontraron diferencias significativas

(p<0.05); en Abejones y Analco el 100% de los campesinos reconocen este tipo de manejo, pero está ausente en Yareni

Los hongos son un recurso aprovechado en los bosques mediante la recolección en las tres comunidades. Esta práctica se realiza por los pobladores a partir de los conocimientos complejos que poseen sobre los mismo y su entorno, como son hábitos de crecimiento, temporada de reproducción, tamaño, color, etc., lo que permite no confundirlos con especies venenosas. La recolección es en temporadas de lluvias y se hace de manera especial, cuando andan de cacería en el bosque, recolectando leña o actividades agrícolas.

Por conciencia solo cortan especies comestibles, cortan solo el fruto y dejan el micelio, hongos que están en condiciones de ser consumidos, etc.; hongos pequeños, viejos y no comestibles, no se recolectan para no afectar al sistema. Esta forma de recolección en

50 similar en una comunidad Purépecha, de Michoacán, donde no se ocasiona el deterior de las especies (Servín y Alarcón, 2018). En Analco, la forma de recolección es muy cuidadosa debido a procesos de concientización, conocimientos, capacitación etc. Cortan

únicamente con machete o cuchillo, no con la mano sacudiendo para esparcir las esporas, posteriormente se recolecta solo la cabeza (píleo) y se deja el tronco (estípite), lo que permite su reproducción y conservación.

4.5.3.2 La cacería y recolección de animales e insectos

Una primera forma de aprovechar los animales es la recolección de los mismos, con la finalidad de obtener alimentos y eliminar aquellos que se consideran plagas. Se realiza por el 76, 69.2 y 59.1% en Yareni, Analco y Abejones respectivamente. Sobresalen por su importancia insectos como cucarachas (orden: Blattodea), arañas (orden: Araneae), alacranes (orden: Escorpiones), hormigas (familia: Formicidae) y roedores como ratas

(Ratus spp.). Las especies de reptiles como coralillos (Micrurus spp.) y cascabeles

(Crotalus spp.), son eliminados por ser considerados peligrosos. Algunas especies son comestibles, como las abejas (Apis mellifera) y chapulines (Sphenarium spp). Este último con alto valor cultural y económico para las comunidades Oaxaqueñas (Sosa et al., 2015).

Otra forma de aprovechamiento es la cacería por asecho. En Abejones el 40.9% menciono hacer esta práctica, en Analco el 30.8% y Yareni el 24%. La cacería practicada es individual o grupal y se hace de manera cautelosa y silenciosa. La primera cuando el campesino sale a realizar actividades de campo (siembra, limpia del cultivo, cosecha, cuidado de animales, recolección de plantas). Cazan aves comestibles como el pájaro carpintero (Dryocopus spp.), gorrión (Passer spp.), cenzontle (Mimus spp.), correcaminos

(Geococcyx spp.), chachalacas (Ortalis spp.), etc. y el gavilán (Buteogallus spp.) considerado como plaga del cultivo. También mamíferos como el tlacuache (Didelphis

51 spp.), zorro (Urocyon spp.), jabalí (Pecari spp.), zorrillo (Conepatus spp.), cacomixtle

(Bassariscus spp.), armadillo (Dasypus spp.), coyote (Canis spp.), etc.

La segunda es organizada de manera especial por grupos familiares. Existen diferencias significativas (p<0.05) respecto a esta variable entre comunidades, siendo únicamente

Abejones donde se practica la cacería por expedición con perros, mediante caminatas. Sin embargo, está disminuyendo y actualmente solo el 45% la realiza para la cacería de venado

(Odocoileus spp.), considerado uno de los mamíferos de mayor importancia en comunidades rurales. En Guerrero han desarrollado conocimientos y técnicas de casería para su aprovechamiento (López-González et al., 2018). La cacería por expedición de noche se practica en Analco por el 30.8% de las familias y en Yareni por el 24%, siendo la disminución más notoria en Yareni. Este tipo de cacería se realiza en la comunidad de

Santiago Tlatepusco, región de la chinantla, Oaxaca, donde se maneja de forma tradicional para el manejo de la fauna, refortalezar las relaciones sociales entre los miembros del grupo y de comunalidad, recalcando el valor social de esta actividad (Ibarra et al., 2011).

4.5.4 Los rituales

En las tres comunidades aún se conservan estas prácticas, sin embargo, en diferente medida, se encontraron diferencias significativas (p<0.05) entre las tres comunidades, siendo Abejones (100%) donde más se practica el ritual al suelo, consiste en hacer ofrendas durante el ciclo agrícola, se hacen en inicios del ciclo como acto de pedir permiso, asegurar una buena cosecha libre de plagas y enfermedades, y al final del ciclo

(cosecha) como acto de agradecimiento al suelo. Castillo (2016), sobre la cosmovisión de una comunidad mixe, define los rituales como prácticas de agradecimiento a la naturaleza, ofrendas que incluyen bebida, comida, sacrificios, rezos y otros insumos. Ya que la naturaleza es concebida por los indígenas como “sagrada”, por lo que requieren mantener

52 un equilibrio con la misma mediante un principio de reciprocidad, definida como intercambios como actos de agradecimiento (Maldonado, 2015). Contrario a la lógica depredadora de las zonas industrializadas donde consideran a la naturaleza como un bien material (Molina, 2015).

Se practican de forma diferenciada en las tres comunidades; en Yareni el 84% lo practica y en menor medida Analco (46.2%). En estas dos comunidades la religión (r=-

0.883, p<0.05) afecta la práctica de rituales sobre el suelo, ya que solo los habitantes de la religión católica lo conservan, los que pertenecen a otra religión no comparte la cosmovisión local (García, 2014; Montesi, 2016), lo que provoca su desplazamiento, siendo Analco el más afectado.

El ritual al agua, se práctica en menor medida, existiendo similitud en Abejones

(36.4%), Analco (30.8%) y Yareni (16%). Consiste en hacer ofrendas a los cuerpos de agua (manantiales) como acto de agradecimiento al dueño del agua una vez al año. En la

Provincia de Imbabura, Ecuador, realizan rituales similares al agua como acto de agradecimiento, recalcando el profundo respeto hacia este recurso, lo que permite se crie la conciencia para su cuidado y distribución equitativa (Trujillo et al., 2018). Se encontró correlación de la edad con (r=0.338, p<0.05) en cuanto los rituales al agua, infiriendo que solo las persona entre 65 y 83 años conservan este tipo de ritual. El ritual a las montañas lo practica el 18.2% en Abejones, Yareni (16%) y no se practica en Analco. Consiste en hacer ofrendas en las montañas para pedimento de curación. La edad se correlaciona con

(r=0.401, p<0.05) ritual en las montañas, deduciendo que los de mayor edad son los que la conservan. Estudios en Miguel Bikan, Municipio de Waspam, Nicaragua, concluyen que la cosmovisión indígena en torno a los jóvenes está deteriorándose por un proceso de

53 modernización que provoca la concepción material de la naturaleza (Galo-Sacasa y Davis,

2014).

El ritual a los animales se ha disminuido, existiendo similitud en la conservación de los mismos. Abejones (49%) lo conservan, Analco (30.8%) y Yareni (20%). Lo realizan específicamente los cazadores. Se realiza principalmente cuando se inicia el cazador o en tiempos que reduce la probabilidad de caza, consisten en hacer sacrificio de animales domésticos (pollos o guajolotes) o simplemente hacer rezos vertiendo bebidas (mezcal, refresco, cerveza) en el suelo, para hacer intercambios con el “dueño” de los animales.

Los “dueños” son seres sobrenaturales e intermediarios entre la naturaleza y el hombre, inciden en el uso adecuado de la naturaleza (Campanera, 2018). Estudios realizados en comunidades maya de Yucatán sobre la cacería revela que los “dueños” de los animales, se encarga de cuidar los mismos, afectando a los cazadores en caso de no cumplir con las reglas del aprovechamiento de las especies (Herrera-Flores et al., 2018).

4.6 CONCLUSIÓN

Las comunidades de Abejones, Analco y Yareni aún conservan prácticas para el aprovechamiento y manejo de sus recursos naturales, muchas de estas han favorecido la conservación de los recursos naturales; para el manejo de la pendiente, es relevante la siembra en contorno ya que el 100% de los productores en las tres localidades la practican.

Existiendo diferencias significativas, únicamente Abejones conserva terrazas individuales y Yareni conserva terrazas, siendo Abejones y Analco los que más hacen prácticas de nivelación para la construcción de viviendas.

El manejo de la fertilidad del suelo, resalta el uso de estiércol de animales en las tres comunidades, resaltando que Abejones y Analco el 100% usan otros desechos domésticos

54 y menor medida Analco, siento únicamente en esta comunidad donde usan lombricomposta y bocashi lo que favorecido la disminución de uso de fertilizantes químicos.

El manejo de agua en las tres comunidades es principalmente por gravedad. En menor mediada la construcción de pequeñas represas, cosecha agua de lluvia por canaletas, canales de desagüe y únicamente Yareni hace bombeo de agua.

El aprovechamiento de especies de plantas y hongos es principalmente a través de la recolección, el 100% en las tres comunidades lo práctica, se hacen otro tipo de manejo como la tolerancia y de fomento, esta última lo practica únicamente Abejones y Analco.

El aprovechamiento de animales es principalmente por la cacería, sin embargo, esta es de diferentes tipos; casería manual, por asecho, por expedición con perros practicada

únicamente en Abejones, y la cacería por expedición de noches practicada en Analco y

Yareni.

Los rituales son prácticas que influyen en el aprovechamiento adecuado de los recursos naturales, a un se conservan; Abejones conserva más el ritual al suelo, contrario en Analco y Yareni, esto afectado por la región de los habitantes, el ritual a los animales, al agua y en las montañas se conserva de igual medida en las tres comunidades, las dos últimas son afectados por la edad de los productores.

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CAPÍTULO V

CONCLUSIONES GENERALES

Las comunidades de Abejones, Analco y Yareni, pertenecientes a la Sierra Juárez de

Oaxaca, conservan conocimientos, sobre el relieve, fenómenos climáticos y astronómicos, suelo, agua, rocas, unidades vegetacionales, especies de plantas, animales y hongos. La religión y la edad es un factor relevante en la pérdida de estos conocimientos.

A si mismo conservan prácticas para el manejo de la pendiente, siendo relevante la siembra en contorno en las tres localidades, únicamente Abejones conserva terrazas individuales y Yareni conserva terrazas, siendo Abejones y Analco los que más hacen prácticas de nivelación para la construcción de viviendas. Para el manejo de la fertilidad del suelo, se usa estiércol de animales, desechos domésticos, únicamente en Analco usan lombricomposta y bocashi esto ha favorecido la disminución de uso de fertilizantes químicos. Se hace manejo de agua por gravedad, pequeñas represas, cosecha agua de lluvia por canaletas, canales de desagüe, acarreo de agua, este último siendo Analco el que más lo conserva. El aprovechamiento de especies de plantas y hongos es principalmente a través de la recolección, se hacen otro tipo de manejo como la tolerancia y de fomento, esta última lo practica únicamente abejones y Analco. El aprovechamiento de animales es 62 por la cacería, sin embargo, esta es de diferentes tipos; casería manual, por asecho, por expedición con perros practicada únicamente en Abejones, y la cacería por expedición de noches practicada en Analco y Yareni. Estos conocimientos y prácticas ligados a las creencias, festividades y rituales entorno a los recursos naturales.

La unidad familiar es la base para el manejo, uso de los recursos, y trasmisión de los conocimientos entorno a la misma, siendo el padre el miembro principal en el manejo de recursos y trasmisión de los saberes, fenómenos como la feminización, ausencia de los abuelos y rol del hijo afecta los mismos.

CAPÍTULO VI

RECOMENDACIONES Y CONSIDERACIONES

En base a los resultados obtenidos, es recomendable la realización de un plan estratégico para el rescate de los saberes locales. Dentro de ello incluir medios de concientización de la importancia de dichos saberes, ejecución de prácticas ancestrales en el manejo de los recursos naturales y no prácticas convencionales, la promoción de la conservación de los usos espirituales y rituales entorno a los recursos naturales.

CAPÍTULO VII

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